Cambio climatico: amenaza u oportunidad

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CAMBIO CLIMATICO: amenaza u oportunidad El cambio climático es uno de los grandes retos del siglo XXI, debido a sus causas y consecuencias globales. En ese contexto, América Latina y el Caribe tiene aún, una contribución histórica menor al cambio climático, por lo que se refiere a sus niveles de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), pero reciben los mayores impactos negativos haciéndola particularmente vulnerable a las consecuencias negativas de dicho cambio y, sin duda, se verá afectada por cualquier tipo de acuerdo internacional en la materia. El reto del cambio climático se asocia a la presencia de patrones productivos y de consumo insostenible, dependiente del uso de energías fósiles con altas emisiones de carbono. En consecuencia, el cambio climático impone límites y restricciones y obliga a reorientar el paradigma productivo y los patrones de consumo. El reto simultáneo es adaptarse a las nuevas condiciones climáticas e instrumentar procesos de mitigación. El cambio climático, originado fundamentalmente por las emisiones de origen antropogénico, produce modificaciones ya discernibles en el clima, tales como un aumento de la temperatura media global, cambios de los patrones de precipitación, el alza del nivel del mar, la reducción de la criósfera y los cambios en los patrones de los fenómenos climáticos extremos (IPCC, 2013a). Por ejemplo, existe evidencia de un aumento de la temperatura media global de 0,85 °C durante el período 1880-2012 y las proyecciones climáticas medias para este siglo sugieren un aumento de temperatura de entre 1 y 3,7 °C, con un incremento de entre 1 y 2 °C para mediados de siglo y escenarios extremos de hasta 4,8 °C de incremento para finales de siglo. Los avances en los procesos de mitigación de los gases de efecto invernadero son aún insuficientes para estabilizar las condiciones climáticas, por lo que parece inevitable que ocurran esos cambios durante este siglo. Solo un acuerdo global en que todos los países participen con acciones inmediatas sería congruente con la solución al cambio climático. Es imperativo abordar en común acuerdo, Gobiernos, sectores privados y financieros implementar acciones en cinco áreas clave: construir ciudades resilientes y con bajo nivel de emisiones de carbono; impulsar la agricultura inteligente en relación con el clima; acelerar la eficiencia energética y las inversiones en energías renovables, incluida la energía hidroeléctri ca; eliminar los subsidios a los combustibles fósiles, implementar mecanismos de fijación del precio del carbono para aumentar el costo de las emisiones. Un esquema así, impone deslindarse de un antiguo esquema de crecimiento basado en fuentes de energía fósiles y las emisiones de carbono. Tenemos que mantener el crecimiento de las economías para lograr que la prosperidad sea compartida por todos, pero también necesitamos disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Estamos presenciando cambios como en África y Centro América: los países están reemplazando los combustibles fósiles por energías renovables, haciendo grandes inversiones en eficiencia energéticas.

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CAMBIO CLIMATICO: amenaza u oportunidad

El cambio climático es uno de los grandes retos del siglo XXI, debido a sus causas y consecuencias

globales. En ese contexto, América Latina y el Caribe tiene aún, una contribución histórica menor

al cambio climático, por lo que se refiere a sus niveles de emisiones de gases de efecto

invernadero (GEI), pero reciben los mayores impactos negativos haciéndola particularmente

vulnerable a las consecuencias negativas de dicho cambio y, sin duda, se verá afectada por

cualquier tipo de acuerdo internacional en la materia. El reto del cambio climático se asocia a la

presencia de patrones productivos y de consumo insostenible, dependiente del uso de energías

fósiles con altas emisiones de carbono. En consecuencia, el cambio climático impone límites y

restricciones y obliga a reorientar el paradigma productivo y los patrones de consumo. El reto

simultáneo es adaptarse a las nuevas condiciones climáticas e instrumentar procesos de

mitigación.

El cambio climático, originado fundamentalmente por las emisiones de origen antropogénico,

produce modificaciones ya discernibles en el clima, tales como un aumento de la temperatura

media global, cambios de los patrones de precipitación, el alza del nivel del mar, la reducción de la

criósfera y los cambios en los patrones de los fenómenos climáticos extremos (IPCC, 2013a). Por

ejemplo, existe evidencia de un aumento de la temperatura media global de 0,85 °C durante el

período 1880-2012 y las proyecciones climáticas medias para este siglo sugieren un aumento de

temperatura de entre 1 y 3,7 °C, con un incremento de entre 1 y 2 °C para mediados de siglo y

escenarios extremos de hasta 4,8 °C de incremento para finales de siglo. Los avances en los

procesos de mitigación de los gases de efecto invernadero son aún insuficientes para estabilizar

las condiciones climáticas, por lo que parece inevitable que ocurran esos cambios durante este

siglo. Solo un acuerdo global en que todos los países participen con acciones inmediatas sería

congruente con la solución al cambio climático.

Es imperativo abordar en común acuerdo, Gobiernos, sectores privados y financieros implementar

acciones en cinco áreas clave: construir ciudades resilientes y con bajo nivel de emisiones de

carbono; impulsar la agricultura inteligente en relación con el clima; acelerar la eficiencia

energética y las inversiones en energías renovables, incluida la energía hidroeléctri ca; eliminar los

subsidios a los combustibles fósiles, implementar mecanismos de fijación del precio del carbono

para aumentar el costo de las emisiones. Un esquema así, impone deslindarse de un antiguo

esquema de crecimiento basado en fuentes de energía fósiles y las emisiones de carbono.

Tenemos que mantener el crecimiento de las economías para lograr que la prosperidad sea

compartida por todos, pero también necesitamos disminuir las emisiones de gases de efecto

invernadero. Estamos presenciando cambios como en África y Centro América: los países están

reemplazando los combustibles fósiles por energías renovables, haciendo grandes inversiones en

eficiencia energéticas.

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Sin embargo, Más de 1100 millones de habitantes en el mundo carecen de electricidad hoy en día,

lo cual los priva de una amplia gama de oportunidades que van desde la simple iluminación de su

hogar, acceso a información, crear y manejar una empresa, disponer luz eléctrica para que sus

hijos puedan estudiar, cocinar con facilidad.

Para poner fin a la pobreza se requiere enfrentar el cambio climático, que afecta a todos los

países y a todas las personas. Los que tienen menos capacidad para adaptarse —o sea, los más

pobres — serán los más vulnerables, haciendo retroceder décadas de trabajo en materia de

desarrollo.

¿Cómo logramos aumentar la producción energética para aquellos menos privilegiados y reducir

sustancialmente las emisiones?

Una combinación de programas y políticas sustentados tecnológicamente, y respaldados

financiera y políticamente pueden ayudar a las poblaciones pobres a conseguir la energía que

necesitan, al tiempo que se acelera la transición hacia un futuro con cero emisiones netas de

carbono en todo el mundo.

Implementación de políticas, estrategias y planes nacionales

Los ODS reconocen a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático

(CMNUCC) como el principal foro intergubernamental internacional para negociar la respuesta

mundial al cambio climático. En este sentido, es necesario que en el acuerdo de la COP21 de Paris

se cumplan unos mínimos, que podemos resumir en tres:

1. Objetivos consistentes con el último informe del IPCC para no sobrepasar los 2ºC. Esto

implica acordar un objetivo cuantitativo de reducir un 40-70% los gases de efecto invernadero

(GEI) a 2050 respecto a 2010. Y alcanzar un nivel próximo a cero emisiones en 2100.

2. Implementar los planes de reducción de emisiones publicados por casi 150 países (INDCs,

por sus siglas en inglés). Lamentablemente, con las contribuciones anunciadas, la temperatura del

planeta aumentará por encima de los 2ºC . Por lo tanto, es necesario un mecanismo que permita

revisar regularmente las contribuciones nacionales con el fin de adaptarlas para asegurar el

cumplimiento de los objetivos globales acordados.

3. Una recomendación que impulse de manera explícita el uso de herramientas que faciliten

el cumplimiento del objetivo global, como el uso de mecanismos de mercado, por ejemplo: los

sistemas de comercio de emisiones (Carbon Markets) o un impuesto al carbono.

Sensibilización y educación sobre la capacidad humana para mitigar el cambio climático

Respecto al cambio climático, el último informe del IPCC cuenta con un consenso de la comunidad

científica superior al 97% y, siendo el documento más relevante en estas materias.

Tanto gobiernos, ONGs, como empresas y sociedad civil, tienen una gran responsabilidad en la

sensibilización de la opinión pública respecto a la necesidad de cambiar no sólo el modelo de

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producción sino también nuestros modelos y hábitos de consumo. Uno de los numerosos informes

sobre la des carbonización de la economía, el Low Carbon Economy Index de PwC, muestra que,

de persistir el actual modelo de producción y consumo, en el año 2100 tendríamos un

incremento de la temperatura de 4ºC.

Financiación para atender las necesidades de los países en desarrollo

Poniendo en práctica el compromiso de los países desarrollados, hasta el año 2020, la CMNUCC

tiene por objetivo movilizar 100.000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo para

que puedan afrontar sus necesidades frente el cambio climático. En este sentido, el Fondo Verde

marca un antes y un después en la forma de actuar de Naciones Unidas y quiere cambiar el

paradigma de desarrollo global hacía una economía baja en carbono. Esta inversión (con tipos de

interés inferiores al mercado) estaría dirigida a proyectos en países en desarrollo.

Los países desarrollados tienen la responsabilidad de facilitar inversión a aquellos en desarrollo.

Necesitan aumentar la eficiencia de sus economías y sus sistemas energéticos y desechar las

prácticas del pasado. Al mismo tiempo,facilitar acceso a energía para las poblaciones más pobres

del mundo y hacerlo de la manera más limpia posible. Este apartado se entiende como uno de los

aspectos clave de las negociaciones de la COP21: Common But Differentiated Responsibility

(Responsabilidad común pero diferenciada ante el cambio climático).

Este momento representa una oportunidad para el mundo en desarrollo. El reto es lograr que las

economías sean más competitivas sin generar emisiones de carbono.

Pablo Gioveni V.

CI V-7008818

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PD

el artículo forma parte de la 2ª edición del FUNICONCURSO “Publicación Solidaria”

http://www.estudiarenfuniber.com/bases-funiconcurso-publicacion-solidaria-

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