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La poca del soft power

La era del soft power

y la filosofa de la motivacin interior

Discurso del Presidente Daisaku Ikeda pronunciado en la Universidad de Harvard, Boston, el 26 de setiembre de 1991.

Es un inmenso honor para m encontrarme hoy junto a ustedes; pero es un privilegio especial que se me permita hablar en momentos en que la Universidad de Harvard, la ms antigua de los Estados Unidos, celebra sus trescientos cincuenta aos de ilustre historia. Deseo valerme de la ocasin para agradecer particularmente al profesor John Montgomery, quien tuvo la gran gentileza de presentarme ante ustedes, a los profesores Joseph Nye y Ashton Carter, quienes comentarn mi discurso al trmino de mis palabras, y a las muchas personas que me han recibido con tanta amabilidad en este lugar.

Los recientes cambios polticos vividos por la Unin Sovitica han conmovido al mundo, y le han mostrado, inequvocamente, una tendencia impetuosa e imposible de frenar. Muchos la han querido definir como un auge del soft power (poder moderado).

En el pasado, la fuerza motriz de la historia dependi en gran medida del hard power (poder duro), representado por la fuerza militar, la autoridad poltica y la riqueza. Sin embargo, en aos recientes comenz a disminuir la importancia relativa del hard power, para dar paso, gradualmente, a una mayor incidencia de la informacin, el conocimiento, la cultura, las ideas y los sistemas de pensamiento: las herramientas del soft power.

Aunque la conducta exhibida en 1991, durante la Guerra del Golfo, pareci ser un clsico ejemplo de aplicacin del hard power militar, en realidad las armas y las tcticas de las fuerzas de coalicin primero necesitaron el soft power representado por el apoyo de las Naciones Unidas y de la opinin pblica internacional. Creo que tenemos el deber histrico de alentar una firme reduccin en el uso del poder duro y de fomentar en forma irreversible el empleo sustitutivo del poder moderado.

En tal sentido, sostengo que la motivacin interna ser la clave ms importante para abrir la senda hacia una era de soft power. A lo largo de los tiempos, los sistemas de hard power han utilizado con xito distintas herramientas de coercin para movilizar a los pueblos hacia determinadas metas. Sin embargo, el xito del soft power se basa en la voluntad, y apela a una energa nacida en el interior del hombre, creada mediante el consenso y la comprensin entre los semejantes. Arraigada en la espiritualidad y en la naturaleza religiosa del hombre, esta clase de energa fue considerada, tradicionalmente, slo desde una perspectiva filosfica. Pero sin el sostn de un firme cimiento filosfico que fortalezca y movilice los recursos espirituales del ser humano, el uso del soft power bien puede terminar siendo un "fascismo sonriente". En una sociedad as, la informacin y el conocimiento, a pesar de abundar, quedaran sujetos a la hbil manipulacin de quienes ejercen el poder. Y un pueblo carente de sabidura es fcil presa de los abusos de autoridad. Por este motivo, el factor esencial para mantener y acelerar la tendencia hacia el soft power reside en la filosofa.

La religin y la conciencia individual

Me gustara brindar un ejemplo, con nimo de ilustrar lo que entiendo por "motivacin interna". En sus clebres Les Provinciales (Cartas provinciales), Blaise Pascal ataca el complejo sistema de "precedentes de la conciencia", que haban establecido los jesuitas para facilitar la labor misionera. La naturaleza de sus crticas permite ver con notable claridad la diferencia fundamental entre la motivacin de origen interno y la que es impuesta desde afuera. Los jesuitas haban desarrollado un elaborado sistema de fe y de propagacin. Donde resultaba conveniente hacerlo, incluso permitan a los creyentes reverenciar deidades no cristianas. Como jansenista, Pascal subrayaba la importancia de conciencia individual. Por eso, denunciaba el uso de la autoridad eclesistica para establecer e imponer en la conciencia normas y preceptos predeterminados. El pensador describe esta prctica con las siguientes palabras:

Tal era el plan que seguan en las Indias [orientales] y en la China, donde permitan que los cristianos practicaran la idolatra, con ayuda de este ingenioso ardid: hacan que sus conversos ocultaran bajo las ropas una imagen de Jesucristo, a la cual les enseaban a transferir mentalmente las adoraciones que ofrecan, ostensiblemente, al dolo (de Shakyamuni o de Confucio).

Pascal no necesariamente condena la prctica en s; reconoce que hay ocasiones en las que, tal vez, haya sido necesaria. Sin embargo, slo puede llegarse a la decisin de engaar luego de un proceso de contemplacin, introspeccin, y cuestionamiento interno, lo cual equivale, en s, a la funcin de la conciencia individual. Si se fija desde afuera una norma o precedente para la decisin de engaar, se evita este penoso proceso. Y la conciencia, en lugar de desarrollarse, se atrofia y declina. Para Pascal, aquello que los jesuitas denominaban "precedentes de la conciencia", no era ms que una servil rendicin a la bsqueda de respuestas fciles. Para l, esta prctica era un suicidio de la conciencia y de la orientacin moral interior. Las crticas de Pascal van ms all del contexto histrico de su poca, y abordan la pregunta universal sobre la naturaleza de la conciencia humana.

Los Estados Unidos del siglo XIX, aunque no hayan alcanzado el nivel de pureza que hubiese querido ver Pascal, proveen uno de los raros casos histricos en que el clima de toda una sociedad se vio nutrido por el nfasis en la funcin interior del alma. Cuando Tocqueville visit los Estados Unidos, medio siglo despus de su fundacin, se sinti impresionado por la simplicidad de la prctica religiosa que llevaban los norteamericanos y, a la vez, por la sinceridad y el vigor de sus sentimientos. Con gran agudeza analtica, as lo describe en La democracia en los Estados Unidos, donde hallamos el siguiente pasaje:

Mi objeto pas a ser [...] inquirir cmo fue que la verdadera autoridad de la religin se vio incrementada por aquel estado de cosas que precisamente disminua su fuerza aparente...La Iglesia Catlica que Tocqueville conoca en Francia se caracterizaba por su impacto artstico y visual, por su formalidad y sus complejos rituales. A menudo, todo esto serva para restringir y oprimir el espritu. Tocqueville haba supuesto que toda reduccin en la "fuerza aparente" de la Iglesia --sus rituales y formalidadesliberara a los hombres de su control externo y, en consecuencia, provocara un debilitamiento en el espritu de su fe. Sin embargo, las condiciones que encontr en los Estados Unidos fueron completamente opuestas. Para citarlo una vez ms:

No he visto otro pas donde el Cristianismo se vistiese con formas, figuras y observancias menos notorias que en los Estados Unidos, ni en el cual presentara ideas tan simples, ntidas o comnmente aceptables al espritu humano.

A primera vista, parecera que Tocqueville est comparando el formalismo del Catolicismo francs con el espritu floreciente del Puritanismo en los Estados Unidos. Pero, desde un punto de vista ms profundo, creo que est ensalzando una religiosidad intensamente personal. Sublimada en su forma ms pura y generada en la dimensin ms ntima del hombre, haba llegado a constituir el tono espiritual caracterstico de este pas.

Todas las religiones que dejan una impronta perdurable en el ser humano y en la sociedad deben actuar tanto en el nivel personal como en el institucional. Todas las grandes religiones se basan en una verdad o entidad absoluta y trascienden las diferencias de raza, clase o posicin social. Ensean, adems, el respeto al individuo. No obstante, a medida que la conviccin evoluciona, da lugar a movimientos religiosos, y estos hacen que surjan las demandas organizativas. Desde mi punto de vista, los aspectos institucionales de la religin deben adaptarse constantemente a las condiciones fluctuantes de la sociedad. Es ms, deben sustentar y dar prioridad a los aspectos personales e individuales de la fe. Con todo e infortunadamente, lo cierto es que pocos movimientos religiosos han podido evitar el riesgo de la osificacin organizativa. El desarrollo de los aspectos institucionales termina por sofocar y restringir a los seres humanos, cuando, en principio, el propsito de la religin haba sido brindar asistencia al hombre. Los poderes coercitivos externos de las instituciones religiosas, y los rituales que de ellos se derivan, asfixian los poderes internos y espontneos de la fe y, como resultado, lo que acaba perdindose es la pureza inicial de la creencia. Ya que esto es tan comn, tendemos a olvidar que representa lo opuesto a la autntica funcin de las religiones.

Tocqueville destacaba el hecho de que la comunidad religiosa norteamericana hubiese eludido esta clase de desviaciones. En su opinin, el pueblo estadounidense haba logrado mantener la pureza esencial de la fe. En 1838, en el Divinity College de Cambridge, Ralph Waldo Emerson comenta esa pureza y deja traslucir su parecer de que la fe es una funcin de la vida interior. Citamos un fragmento:

Lo que me muestra a Dios dentro de m me fortalece. Lo que me muestra a Dios fuera de m me vuelve insignificante como una verruga o un grano.

Hay quienes sugieren que la visin religiosa amplia y optimista proclamada por Emerson y sus contemporneos fue slo un respiro feliz y fugaz, en la declive espiritual de los tiempos modernos. Antes que eso, hubo una era de connivencia entre la religin establecida y la autoridad poltica. Lo que vino despus fue una poca de secularizacin, que redujo las cuestiones espirituales al nivel de una mera preocupacin privada, sin mayores consecuencias. As y todo, no pienso que se justifique relegar ntegramente al pasado este perodo especial ni tampoco sus frutos. Creo que la espiritualidad de motivacin interna sigue viva, en las profundidades de la experiencia y de la conciencia histrica de los Estados Unidos.

El bushido y el autocontrol

Si volvemos la mirada al Japn moderno, nos costar bastante hallar ejemplos significativos de una espiritualidad de motivacin interna. Una vez que el Japn se abri al resto del mundo, a mediados del siglo XIX, se lanz de lleno al cumplimiento de polticas que tenan por fin equiparar y superar a las naciones industrializadas de Occidente. El gran escritor japons Soseki Natsume llega a la raz de la cuestin, cuando define este perodo como un proceso de civilizacin externamente impuesto. Sin duda, todos los modelos y las metas de la modernizacin provinieron desde afuera. Los japoneses de dicha poca, en su prisa por ponerse al da, no podan tomarse el tiempo necesario para elaborar por s mismos las ideas relacionadas con la modernidad.

Aqu deseara dar a conocer un episodio de la vida de Inazo Nitobe, educador del perodo Meiji que contribuy al mejoramiento de las relaciones entre el Japn y Norteamrica. En una oportunidad, Nitobe estaba conversando sobre religin con un conocido belga, y ste le pregunt si el sistema japons brindaba educacin espiritual. Tras pensarlo detenidamente, Nitobe respondi que, entre los siglos XVII y XIX, lo que haba configurado la espiritualidad del pueblo japons no haba sido tanto la religin, como el bushido o "camino del samurai". En 1899, Nitobe escribi un libro en ingls titulado Bushido: The Soul of Japan. An Exposition of Japanese Thought (El bushido, alma del Japn. Un anlisis del pensamiento japons).

Hay varios puntos en comn entre la espiritualidad del bushido y la filosofa del Protestantismo y el Puritanismo. Esto explica, en parte, el entusiasmo con que fueron acogidos en el Japn los escritos de Benjamin Franklin durante el perodo Meiji. Sin embargo, hay algo ms importante aqu: la formacin espiritual que inspir el bushido en el pueblo japons fue, en gran medida, motivada en el interior del ser humano. La motivacin interna siempre va de la mano del autocontrol; uno acta de un modo correcto y responsable, no porque alguien lo obligue a hacerlo, sino por propia voluntad y en forma espontnea. Durante el perodo Edo, hubo una incidencia relativamente baja del delito y de la corrupcin. Esto me mueve a pensar que la espiritualidad de motivacin interna ejerci una influencia concreta en el funcionamiento de la sociedad japonesa. Es interesante hacer notar que Tocqueville observ algo muy semejante en Norteamrica: "No hay pas donde la justicia criminal se administre con tan poco rigor como en los Estados Unidos".

Como el pueblo japons de dicho perodo supo encontrar una fuente de motivacin interna, pudo alcanzar un admirable grado de autocontrol y de dominio propio. Estas cualidades se cuentan entre los rasgos esenciales del humanismo, en la medida en que ayudan a establecer relaciones humanas ms fluidas y menos conflictivas. El autocontrol y la motivacin interna, como ideales sociales en el Japn, dieron origen a una cultura nica de belleza singular. Esto fue comentado por muchos observadores, entre ellos, Edward S. Morse, graduado de Harvard y pionero de la exploracin arqueolgica en el Japn. Morse escribi abundantes crnicas sobre la sorprendente belleza que encontr en la vida y en las costumbres de los japoneses. Walt Whitman tambin se admir al ver el aire de dignidad de los emisarios japoneses que vea caminar por las avenidas de Manhattan.

A partir del crecimiento econmico relativo que alcanz el Japn, las relaciones actuales entre los Estados Unidos y este pas, si bien continan siendo bsicamente amistosas, se han visto teidas, en aos recientes, por una desarmona que va en aumento. Esta tensin qued expuesta de raz en 1990, durante las gestiones de la Iniciativa sobre Impedimentos Estructurales. Estas negociaciones revelaron fricciones de naturaleza ms cultural que econmica. Las culturas no siempre reaccionan amistosamente cuando se ponen en contacto. Cuando el encuentro cuestiona las costumbres culturales ms hondamente arraigadas en la vida cotidiana de los pueblos, es muy fcil que surjan reacciones de aversin o inclusive de hostilidad. Nunca se exige de un pueblo tanto autocontrol y tanta disciplina de motivacin interna, como cuando ste se enfrenta con la confusin y las tensiones que genera el choque cultural. Es imposible lograr una asociacin verdadera, si el esfuerzo por construir la fraternidad no se basa en el autocontrol recproco, y si ste no se asienta en el plano de la motivacin interior.

Puede decirse que el Japn moderno adolece de una notoria falta de autocontrol interno. Como resultado, el Japn ha tendido a fluctuar, pendularmente, entre el exceso de confianza en s mismo y el sentimiento de inferioridad. A veces, el pas se ha mostrado innecesariamente obsequioso en sus relaciones con los pases extranjeros, en especial con Occidente, Pero en otras ocasiones, como ahora, muestra un gratuito rebrote de arrogancia, sin otro fundamento que las ltimas estadsticas del producto bruto nacional. Pronto se cumplirn cincuenta aos del ataque japons a Pearl Harbor. Que esto sea un recordatorio de la destruccin horrorosa que puede provocar la falta de autocontrol de un pas.

Dicho sea de paso, el Bushido de Nitobe desempe un grato papel en la "Conferencia de Portsmouth", donde se negoci el fin de la guerra ruso-japonesa. Poco despus de que se iniciaran las hostilidades, el gobierno japons envi a los Estados Unidos a Kentaro Kaneko, miembro de la Cmara de los Lores. Su misin era conseguir los buenos oficios del presidente Theodore Roosevelt, para negociar un arreglo al conflicto. Kaneko haba sido compaero de Roosevelt en Harvard, y los dos haban mantenido y fortalecido su vnculo en los aos siguientes. Cuando el Presidente le solicit un libro que le ayudara a comprender la fuerza motriz de la personalidad japonesa y la educacin espiritual de este pueblo, Kaneko le ofreci un ejemplar de Bushido. Meses despus, durante una reunin, el presidente Roosevelt dijo a Kaneko que la lectura del libro le haba proporcionado una clara comprensin de la personalidad japonesa. Provisto de tal conocimiento, emprendi de buen grado la tarea de mediar en las negociaciones de paz. En la historia de las relaciones modernas entre los Estados Unidos y el Japn --que distan de ser pacficas--, el episodio resplandece con la luz vivificante del entendimiento mutuo.

La tarea que hoy tenemos por delante es revivir las fuentes innatas de la energa humana, en un mundo finisecular marcado por el resecamiento espiritual. No es una empresa fcil, ni para el Japn ni para los Estados Unidos. Mucho depender de las actitudes que adoptemos. En tal sentido, siento que la doctrina budista del origen dependiente puede efectuar un aporte valioso, en la medida en que explica la relacin profunda e inextricable que entrelaza nuestros destinos.

Activar la voluntad de armonizar

El origen dependiente es uno de los conceptos budistas ms importantes. Sostiene que todos los seres y fenmenos existen u ocurren en relacin con otros seres o fenmenos. Todo se halla entrelazado en una intrincada red de causas y conexiones. Nada puede existir u ocurrir --ni en el mundo de los asuntos humanos ni en el de los fenmenos naturales-- slo por su propio antojo. Este enfoque concede mayor importancia a las relaciones interdependientes entre los individuos que a cada sujeto en forma aislada. Sin embargo, ciertos sagaces observadores de Occidente, como Henri Bergson y Alfred Whitehead, notaron que el nfasis excesivo en la interdependencia puede llevar a diluir la esfera de lo individual y a disminuir la capacidad de compromiso activo en el mundo circundante. De hecho, esta suerte de pasividad ha sido una pronunciada tendencia histrica en las culturas influidas por el pensamiento budista. Con todo, la esencia profunda del Budismo trasciende este nivel y ofrece una idea de la interrelacin planteada en trminos singularmente dinmicos, holsticos y basados en la motivacin interna.Hemos dicho que los encuentros entre las culturas no siempre son amigables. Hay que reconocer la existencia real de intereses opuestos y hasta de cierta hostilidad. Qu hacer para alentar y promover las relaciones armoniosas? Puede sernos de ayuda citar un episodio de la vida de Shakyamuni. Una vez, a Shakyamuni le formularon la siguiente pregunta: "Se dice que la vida es preciosa. Pero toda la gente vive matando y consumiendo otros seres vivientes. A cules seres vivos debemos matar y a cules no?". A esta sencilla expresin de duda, Shakyamuni respondi: "Es suficiente con aniquilar el deseo de matar".

La respuesta de Shakyamuni no constituye una evasin ni un engao. Se basa en el concepto del origen dependiente que mencion antes. Lo que nos dice es que, para buscar la relacin armoniosa implcita en la idea del respeto a la dignidad de la vida, no debemos limitarnos al nivel fenomnico, donde, indudablemente, el conflicto y la hostilidad son algo de existencia real. El conflicto, en este caso, era saber cules seres vivos se poda matar y cules no. En cambio, debemos buscar la armona en un plano ms profundo, donde realmente se vuelve posible "aniquilar el deseo de matar". Ms que apuntar a la conciencia objetiva, debemos lograr una solidaridad profundamente humana, que trascienda las distinciones entre el yo y el otro. Necesitamos sentir esa energa magnnima y benevolente, que palpita en las profundidades de la subjetividad humana. Es aqu donde se fusionan la vida individual y la del universo. No se trata de una negacin simplista ni de buscar la extincin del yo individual, como criticaron Bergson y Whitehead, sino de la fusin del yo y del otro, en el nivel ms profundo. A la vez, esto implica expandir el yo limitado por el egoismo, y hacer surgir un yo mucho ms esencial, de magnitud infinita e ilimitada como el universo.

Las enseanzas budistas de Nichiren contienen este fragmento: "Sin la vida, no puede existir el ambiente...". En otras palabras, el Budismo considera la vida y su ambiente como dos aspectos integrales de una misma entidad. El mundo subjetivo del yo y el mundo objetivo del entorno no son vistos como trminos opuestos ni como una dualidad. Ambos mantienen una relacin de inseparabilidad o, si se quiere, de indivisibilidad. Esta unidad entre el sujeto y su ambiente no es de naturaleza esttica, como ocurrira si ambos elementos, una vez objetivados, pasaran a fusionarse en forma cristalizada. El medio, que abarca todos los fenmenos universales, no puede existir si no es en relacin dinmica con la actividad de la vida, que nace de la motivacin interna. Para nosotros, en trminos prcticos, la pregunta ms importante es cmo activar esta fuente interna de energa y de sabidura que existe en el seno de nuestra vida.Permtanme dar un ejemplo referido a nuestro anterior anlisis sobre la conciencia. A menudo se me pide que ofrezca orientacin a parejas que consideran la opcin del divorcio. Desde luego, sta es una cuestin de ndole privada, que slo puede ser decidida por las partes en juego. Yo aliento a las parejas en esta situacin a recordar que, segn la perspectiva budista, es imposible construir la felicidad personal a costa del sufrimiento de los dems, y les pido que tengan esto en cuenta al tomar su decisin. Estas circunstancias exigen una dolorosa reflexin y una buena cuota de paciencia. Pero es a lo largo de este proceso donde uno puede fortalecer y disciplinar las funciones interiores de la conciencia, algo que Pascal comprendi muy bien. En ltima instancia, las personas involucradas en la crisis podrn minimizar la destruccin y la ruptura de las relaciones humanas que todo divorcio corre el riesgo de producir.

La sociedad contempornea necesita con urgencia una espiritualidad de motivacin interna, que fortalezca su autocontrol y su sentido de la autodisciplina. Estos valores alentaran un mayor respeto por la dignidad de la vida. Pero, adems, ayudaran a restaurar y rejuvenecer cualidades tan jaqueadas como la amistad, la confianza y el amor, esenciales para forjar lazos gratificantes y significativos entre los hombres, en un mundo donde las relaciones humanas se tornan cada vez ms inspidas.

Mi deseo y mi conviccin es que pronto veamos un renacimiento de la filosofa, en el sentido ms amplio y socrtico de la palabra. La poca del soft power podr dar su fruto ms rico y genuino si se basa en una filosofa de esta naturaleza. En este mundo "sin fronteras", la filosofa de la motivacin interna ser uno de los requisitos esenciales para todo el que aspire a la ciudadana mundial. S que los grandes abanderados del pensamiento norteamericano, como Emerson, Thoreau y Whitman, fueron, todos, ciudadanos del mundo.

Por ltimo, quisiera compartir con ustedes esta estrofa del poema "Amistad", de Emerson, una de mis lecturas ms asiduas durante mis aos de juventud.

Oh, amigo, dijo mi pecho,slo por ti el cielo se enarca,por ti se encarna la rosa,por ti adoptan todas las cosassu forma ms excelsay miran allende la Tierra,y nuestra suerte, molino que gira,se ve en tu vala como la senda del Sol.Tambin a m me has enseado,con tu nobleza,a dominar la desazn;y por gracia de tu amistad,cunto ms bellas se vuelvenlas fuentes recnditas de mi vida...!Copyright 2004, Soka Gakkai Internacional.

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