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    Viaje apostlico a Madrid con motivo de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud 18-21 de agosto de 2011

    Editado por la Oficina de Informacin del Opus Dei en Espaa, con textos de www.vatican.va Textos: Copyright 2011 - Libreria Editrice Vaticana / Fotos: Ismael Martnez Snchez

    JUEVES

    18AGOSTO

    2011

    Ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Barajas

    Majestades, Seor Cardenal Arzobispo de Madrid, Se-

    ores Cardenales, Venerados hermanos en el Episcopado

    y el Sacerdocio, Distinguidas Autoridades Nacionales,

    Autonmicas y Locales, Querido pueblo de Madrid y deEspaa entera:

    Gracias, Majestad, por su presencia aqu, junto con laReina, y por las palabras tan deferentes y afables que meha dirigido al darme la bienvenida. Palabras que me hacenrevivir las inolvidables muestras de simpata recibidas enmis anteriores visitas apostlicas a Espaa, y muy particu-larmente en mi reciente viaje a Santiago de Compostela yBarcelona. Saludo muy cordialmente a los que estis aqureunidos en Barajas, y a cuantos siguen este acto a travsde la radio y la televisin. Y tambin una mencin muy

    agradecida a los que con tanta entrega y dedicacin, des-de instancias eclesiales y civiles, han contribuido con suesfuerzo y trabajo para que esta Jornada Mundial de laJuventud en Madrid se desarrolle felizmente y obtengafrutos abundantes.

    Deseo tambin agradecer de todo corazn la hospitali-dad de tantas familias, parroquias, colegios y otras institu-ciones que han acogido a los jvenes llegados de todo elmundo, primero en diferentes regiones y ciudades de Es-paa, y ahora en esta gran Villa de Madrid, cosmopolita ysiempre con las puertas abiertas.

    Vengo aqu a encontrarme con millares de jvenes detodo el mundo, catlicos, interesados por Cristo o en buscade la verdad que d sentido genuino a su existencia. Llego

    como Sucesor de Pedro para confirmar a todos en la fe,viviendo unos das de intensa actividad pastoral paraanunciar que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida.

    Para impulsar el compromiso de construir el Reino de Diosen el mundo, entre nosotros. Para exhortar a los jvenes aencontrarse personalmente con Cristo Amigo y as, radica-dos en su Persona, convertirse en sus fieles seguidores yvalerosos testigos.

    Por qu y para qu ha venido esta multitud de jve-nes a Madrid? Aunque la respuesta deberan darla ellosmismos, bien se puede pensar que desean escuchar laPalabra de Dios, como se les ha propuesto en el lema paraesta Jornada Mundial de la Juventud, de manera que,arraigados y edificados en Cristo, manifiesten la firmeza de

    su fe.

    Muchos de ellos han odo la voz de Dios, tal vez solocomo un leve susurro, que los ha impulsado a buscarloms diligentemente y a compartir con otros la experienciade la fuerza que tiene en sus vidas. Este descubrimientodel Dios vivo alienta a los jvenes y abre sus ojos a losdesafos del mundo en que viven, con sus posibilidades ylimitaciones. Ven la superficialidad, el consumismo y elhedonismo imperantes, tanta banalidad a la hora de vivir lasexualidad, tanta insolidaridad, tanta corrupcin. Y sabenque sin Dios sera arduo afrontar esos retos y ser verdade-ramente felices, volcando para ello su entusiasmo en la

    consecucin de una vida autntica. Pero con l a su lado,tendrn luz para caminar y razones para esperar, no dete-nindose ya ante sus ms altos ideales, que motivarn su

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    generoso compromiso por construir una sociedad dondese respete la dignidad humana y la fraternidad real. Aqu,en esta Jornada, tienen una ocasin privilegiada paraponer en comn sus aspiraciones, intercambiar recproca-mente la riqueza de sus culturas y experiencias, animarsemutuamente en un camino de fe y de vida, en el cual algu-nos se creen solos o ignorados en sus ambientes cotidia-nos. Pero no, no estn solos. Muchos coetneos suyoscomparten sus mismos propsitos y, findose por enterode Cristo, saben que tienen realmente un futuro por delan-te y no temen los compromisos decisivos que llenan todala vida. Por eso me causa inmensa alegra escucharlos,rezar juntos y celebrar la Eucarista con ellos. La JornadaMundial de la Juventud nos trae un mensaje de esperanza,como una brisa de aire puro y juvenil, con aromas renova-dores que nos llenan de confianza ante el maana de laIglesia y del mundo.

    Ciertamente, no faltan dificultades. Subsisten tensionesy choques abiertos en tantos lugares del mundo, incluso

    con derramamiento de sangre. La justicia y el altsimovalor de la persona humana se doblegan fcilmente aintereses egostas, materiales e ideolgicos. No siemprese respeta como es debido el medio ambiente y la natura-leza, que Dios ha creado con tanto amor. Muchos jvenes,adems, miran con preocupacin el futuro ante la dificultadde encontrar un empleo digno, o bien por haberlo perdidoo tenerlo muy precario e inseguro. Hay otros que precisande prevencin para no caer en la red de la droga, o deayuda eficaz, si por desgracia ya cayeron en ella. No po-cos, por causa de su fe en Cristo, sufren en s mismos ladiscriminacin, que lleva al desprecio y a la persecucin

    abierta o larvada que padecen en determinadas regiones ypases. Se les acosa queriendo apartarlos de l, privndo-los de los signos de su presencia en la vida pblica, ysilenciando hasta su santo Nombre. Pero yo vuelvo a decira los jvenes, con todas las fuerzas de mi corazn: quenada ni nadie os quite la paz; no os avergoncis del Seor.l no ha tenido reparo en hacerse uno como nosotros y

    experimentar nuestras angustias para llevarlas a Dios, yas nos ha salvado.

    En este contexto, es urgente ayudar a los jvenesdiscpulos de Jess a permanecer firmes en la fe y a asu-mir la bella aventura de anunciarla y testimoniarla abierta-mente con su propia vida. Un testimonio valiente y lleno deamor al hombre hermano, decidido y prudente a la vez, sinocultar su propia identidad cristiana, en un clima de respe-tuosa convivencia con otras legtimas opciones y exigiendoal mismo tiempo el debido respeto a las propias.

    Majestad, al reiterar mi agradecimiento por la deferentebienvenida que me habis dispensado, deseo expresartambin mi aprecio y cercana a todos los pueblos de Es-paa, as como mi admiracin por un Pas tan rico de his-toria y cultura, por la vitalidad de su fe, que ha fructificadoen tantos santos y santas de todas las pocas, en nume-rosos hombres y mujeres que dejando su tierra han llevadoel Evangelio por todos los rincones del orbe, y en personas

    rectas, solidarias y bondadosas en todo su territorio. Es ungran tesoro que ciertamente vale la pena cuidar con actitudconstructiva, para el bien comn de hoy y para ofrecer unhorizonte luminoso al porvenir de las nuevas generacio-nes. Aunque haya actualmente motivos de preocupacin,mayor es el afn de superacin de los espaoles, con esedinamismo que los caracteriza, y al que tanto contribuyensus hondas races cristianas, muy fecundas a lo largo delos siglos.

    Saludo desde aqu muy cordialmente a todos los queri-dos amigos espaoles y madrileos, y a los que han veni-

    do de tantas otras tierras. Durante estos das estar juntoa vosotros, teniendo tambin muy presentes a todos los jvenes del mundo, en particular a los que pasan porpruebas de diversa ndole. Al confiar este encuentro a laSantsima Virgen Mara, y a la intercesin de los santosprotectores de esta Jornada, pido a Dios que bendiga yproteja siempre a los hijos de Espaa. Muchas gracias.

    Fiesta de acogida de los jvenes en la Plaza de Cibeles: saludo

    Queridos jvenes amigos:

    Es una inmensa alegra encontrarme aqu con voso-tros, en el centro de esta bella ciudad de Madrid, cuyasllaves ha tenido la amabilidad de entregarme el SeorAlcalde. Hoy es tambin capital de los jvenes del mun-do y donde toda la Iglesia tiene puestos sus ojos. ElSeor nos ha congregado para vivir en estos das lahermosa experiencia de la Jornada Mundial de la Juven-tud. Con vuestra presencia y la participacin en lascelebraciones, el nombre de Cristo resonar por todoslos rincones de esta ilustre Villa. Y recemos para que sumensaje de esperanza y amor tenga eco tambin en elcorazn de los que no creen o se han alejado de la

    Iglesia. Muchas gracias por la esplndida acogida queme habis dispensado al entrar en la ciudad, signo devuestro amor y cercana al Sucesor de Pedro.

    Saludo al Seor Cardenal Stanislaw Rylko, Presiden-

    te del Pontificio Consejo para los Laicos, y a sus colabo-radores en ese Dicasterio, agradeciendo todo el trabajorealizado. Asimismo, doy las gracias al Seor CardenalAntonio Mara Rouco Varela, Arzobispo de Madrid, porsus amables palabras y el esfuerzo de su archidicesis,

    junto con las dems dicesis de Espaa, en prepararesta Jornada Mundial de la Juventud, para la que se hatrabajado con generosidad tambin en tantas otras Igle-sias particulares del mundo entero. Agradezco a lasautoridades nacionales, autonmicas y locales su ama-ble presencia y su generosa colaboracin para el buendesarrollo de este gran acontecimiento. Gracias a loshermanos en el episcopado, a los sacerdotes, semina-

    ristas, personas consagradas y fieles que estn aqupresentes y han venido acompaando a los jvenespara vivir estos das intensos de peregrinacin al en-cuentro con Cristo. A todos os saludo cordialmente en el

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    Seor y os reitero que es una gran dicha estar aqu contodos vosotros. Que la llama del amor de Cristo nuncase apague en vuestros corazones.

    Saludo en francs

    Queridos jvenes de lengua francesa. Os felicitoporque habis venido en gran nmero a este encuentro

    de Madrid. Sed bienvenidos a las Jornadas Mundialesde la Juventud. Tenis interrogantes y buscis respues-tas. Es bueno buscar siempre. Buscar sobre todo laVerdad que no es una idea, una ideologa o un eslogan,sino una Persona, Cristo, Dios mismo que ha venidoentre los hombres. Tenis razn de querer enraizarvuestra fe en l, y fundar vuestra vida en Cristo. l osama desde siempre y os conoce mejor que nadie. Queestas jornadas llenas de oracin, enseanza y encuen-tros, os ayuden a descubrirlo para amarlo ms. QueCristo os acompae durante este tiempo intenso en elque todos juntos lo celebraremos y le rezaremos.

    Saludo en ingls

    Dirijo un saludo afectuoso a los numerosos jvenesde lengua inglesa que han venido a Madrid. Que estosdas de oracin, amistad y celebracin os acerquenentre vosotros y al Seor Jess. Poned en Cristo elfundamento de vuestras vidas. Arraigados y edificadosen l, firmes en la fe y abiertos al poder del Espritu,encontraris vuestro puesto en el plan de Dios y enri-queceris a la Iglesia con vuestros dones. Recemosunos por otros, para que hoy y siempre seamos testigosgozosos de Cristo. Que Dios os bendiga.

    Saludo en alemnQueridos jvenes de lengua alemana. Os saludo con

    afecto y me alegra que hayis venido en tan gran nme-ro. En estos das, juntos confesaremos, profundizare-mos y transmitiremos nuestra fe en Cristo. Tendremosnuevamente esta experiencia: es l quien da verdadero

    sentido a nuestra vida. Abramos nuestro corazn aCristo. Que aqu en Madrid l nos conceda un tiempocolmado de gozo y bendicin.

    Saludo en italiano

    Queridos jvenes italianos. Os saludo con gran afec-to y me alegro por vuestra participacin tan numerosa,

    animada por el gozo de la fe. Vivid estos das con espri-tu de oracin intensa y de fraternidad, dando testimoniode la vitalidad de la Iglesia en Italia, de las parroquias,asociaciones, movimientos. Compartid con todos estariqueza. Gracias.

    Saludo en portugus

    Queridos jvenes de los diversos pases de lenguaoficial portuguesa, y todos cuantos os acompaan, sedbienvenidos a Madrid. Os saludo con gran amistad y osinvito a subir hasta la fuente eterna de vuestra juventudy conocer al protagonista absoluto de esta JornadaMundial y, espero, de vuestra vida: Cristo Seor. Enestos das, escucharis resonar personalmente su Pala-bra. Dejad que esta Palabra entre y eche races envuestros corazones y, sobre ella, edificad vuestra vida.Firmes en la fe, seris un eslabn en la gran cadena delos fieles. No se puede creer sin estar amparado por lafe de los dems, y con mi fe contribuyo tambin a ayu-dar la fe de los dems. La Iglesia necesita de vosotros yvosotros tenis necesidad de la Iglesia.

    Saludo en polaco

    Saludo a los jvenes procedentes de Polonia, com-

    patriotas del Beato Juan Pablo II, el iniciador de lasJornadas Mundiales de la Juventud. Me alegra queestis aqu en Madrid. Os deseo unos das felices, dasde oracin y de fortalecimiento de vuestros lazos conJess. Que os gue el Espritu de Dios.

    Fiesta de acogida de los jvenes en la Plaza de Cibeles: discurso

    Queridos amigos:

    Agradezco las cariosas palabras que me han dirigi-do los jvenes representantes de los cinco continentes.Y saludo con afecto a todos los que estis aqu congre-gados, jvenes de Oceana, frica, Amrica, Asia yEuropa; y tambin a los que no pudieron venir. Siempreos tengo muy presentes y rezo por vosotros. Dios me haconcedido la gracia de poder veros y oros ms de cer-ca, y de ponernos juntos a la escucha de su Palabra.

    En la lectura que se ha proclamado antes, hemosodo un pasaje del Evangelio en que se habla de acogerlas palabras de Jess y de ponerlas en prctica. Hay

    palabras que solamente sirven para entretener, y pasancomo el viento; otras instruyen la mente en algunosaspectos; las de Jess, en cambio, han de llegar alcorazn, arraigar en l y fraguar toda la vida. Sin esto,

    se quedan vacas y se vuelven efmeras. No nos acer-can a l. Y, de este modo, Cristo sigue siendo lejano,

    como una voz entre otras muchas que nos rodean y alas que estamos tan acostumbrados. El Maestro quehabla, adems, no ensea lo que ha aprendido de otros,sino lo que l mismo es, el nico que conoce de verdadel camino del hombre hacia Dios, porque es l quien loha abierto para nosotros, lo ha creado para que poda-mos alcanzar la vida autntica, la que siempre vale lapena vivir en toda circunstancia y que ni siquiera lamuerte puede destruir. El Evangelio prosigue explicandoestas cosas con la sugestiva imagen de quien construyesobre roca firme, resistente a las embestidas de lasadversidades, contrariamente a quien edifica sobre

    arena, tal vez en un paraje paradisaco, podramos decirhoy, pero que se desmorona con el primer azote de losvientos y se convierte en ruinas.

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    Queridos jvenes, escuchad de verdad las palabrasdel Seor para que sean en vosotros espritu y vida(Jn 6,63), races que alimentan vuestro ser, pautas deconducta que nos asemejen a la persona de Cristo,siendo pobres de espritu, hambrientos de justicia, mise-ricordiosos, limpios de corazn, amantes de la paz.Hacedlo cada da con frecuencia, como se hace con el

    nico Amigo que no defrauda y con el que queremoscompartir el camino de la vida. Bien sabis que, cuandono se camina al lado de Cristo, que nos gua, nos dis-persamos por otras sendas, como la de nuestros pro-pios impulsos ciegos y egostas, la de propuestas hala-gadoras pero interesadas, engaosas y volubles, quedejan el vaco y la frustracin tras de s.

    Aprovechad estos das para conocer mejor a Cristo ycercioraros de que, enraizados en l, vuestro entusias-mo y alegra, vuestros deseos de ir a ms, de llegar a loms alto, hasta Dios, tienen siempre futuro cierto, por-que la vida en plenitud ya se ha aposentado dentro devuestro ser. Hacedla crecer con la gracia divina, genero-samente y sin mediocridad, plantendoos seriamente lameta de la santidad. Y, ante nuestras flaquezas, que aveces nos abruman, contamos tambin con la miseri-cordia del Seor, siempre dispuesto a darnos de nuevola mano y que nos ofrece el perdn en el sacramento dela Penitencia.

    Al edificar sobre la roca firme, no solamente vuestravida ser slida y estable, sino que contribuir a proyec-tar la luz de Cristo sobre vuestros coetneos y sobretoda la humanidad, mostrando una alternativa vlida a

    tantos como se han venido abajo en la vida, porque losfundamentos de su existencia eran inconsistentes. Atantos que se contentan con seguir las corrientes demoda, se cobijan en el inters inmediato, olvidando la

    justicia verdadera, o se refugian en pareceres propiosen vez de buscar la verdad sin adjetivos.

    S, hay muchos que, creyndose dioses, piensan notener necesidad de ms races ni cimientos que ellosmismos. Desearan decidir por s solos lo que es verdado no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidirquin es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras

    de otras preferencias; dar en cada instante un paso al

    azar, sin rumbo fijo, dejndose llevar por el impulso decada momento. Estas tentaciones siempre estn alacecho. Es importante no sucumbir a ellas, porque, enrealidad, conducen a algo tan evanescente como unaexistencia sin horizontes, una libertad sin Dios. Noso-tros, en cambio, sabemos bien que hemos sido creadoslibres, a imagen de Dios, precisamente para que sea-

    mos protagonistas de la bsqueda de la verdad y delbien, responsables de nuestras acciones, y no merosejecutores ciegos, colaboradores creativos en la tareade cultivar y embellecer la obra de la creacin. Diosquiere un interlocutor responsable, alguien que puedadialogar con l y amarle. Por Cristo lo podemos conse-guir verdaderamente y, arraigados en l, damos alas anuestra libertad. No es este el gran motivo de nuestraalegra? No es este un suelo firme para edificar lacivilizacin del amor y de la vida, capaz de humanizar atodo hombre?

    Queridos amigos: sed prudentes y sabios, edificadvuestras vidas sobre el cimiento firme que es Cristo.Esta sabidura y prudencia guiar vuestros pasos, nadaos har temblar y en vuestro corazn reinar la paz.Entonces seris bienaventurados, dichosos, y vuestraalegra contagiar a los dems. Se preguntarn por elsecreto de vuestra vida y descubrirn que la roca quesostiene todo el edificio y sobre la que se asienta todavuestra existencia es la persona misma de Cristo, vues-tro amigo, hermano y Seor, el Hijo de Dios hecho hom-bre, que da consistencia a todo el universo. l muri pornosotros y resucit para que tuviramos vida, y ahora,desde el trono del Padre, sigue vivo y cercano a todos

    los hombres, velando continuamente con amor por cadauno de nosotros.

    Encomiendo los frutos de esta Jornada Mundial de laJuventud a la Santsima Virgen Mara, que supo decirs a la voluntad de Dios, y nos ensea como nadie lafidelidad a su divino Hijo, al que sigui hasta su muerteen la cruz. Meditaremos todo esto ms detenidamenteen las diversas estaciones del Via crucis. Y pidamosque, como Ella, nuestro s de hoy a Cristo sea tam-bin un s incondicional a su amistad, al final de estaJornada y durante toda nuestra vida. Muchas gracias.

    VIERNES

    19AGOSTO

    2011

    Encuentro con religiosas jvenes en El Escorial

    Queridas jvenes religiosas: Dentro de la Jornada Mundial de la Juventud que es-tamos celebrando en Madrid, es un gozo grande poder

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    encontrarme con vosotras, que habis consagradovuestra juventud al Seor, y os doy las gracias por elamable saludo que me habis dirigido. Agradezco alSeor Cardenal Arzobispo de Madrid que haya previstoeste encuentro en un marco tan evocador como es elMonasterio de San Lorenzo de El Escorial. Si su clebreBiblioteca custodia importantes ediciones de la Sagrada

    Escritura y de Reglas monsticas de varias familiasreligiosas, vuestra vida de fidelidad a la llamada recibidaes tambin una preciosa manera de guardar la Palabradel Seor que resuena en vuestras formas de espiritua-lidad.

    Queridas hermanas, cada carisma es una palabraevanglica que el Espritu Santo recuerda a su Iglesia(cf. Jn14, 26). No en vano, la Vida Consagrada nacede la escucha de la Palabra de Dios y acoge el Evange-lio como su norma de vida. En este sentido, el vivir si-guiendo a Cristo casto, pobre y obediente, se convierteen exgesis viva de la Palabra de Dios... De ella habrotado cada carisma y de ella quiere ser expresincada regla, dando origen a itinerarios de vida cristianamarcados por la radicalidad evanglica (Exh. apostli-ca Verbum Domini, 83).

    La radicalidad evanglica es estar arraigados y edi-ficados en Cristo, y firmes en la fe (cf. Col, 2,7), que enla Vida Consagrada significa ir a la raz del amor a Je-sucristo con un corazn indiviso, sin anteponer nada aese amor (cf. San Benito, Regla, IV, 21), con una perte-nencia esponsal como la han vivido los santos, al estilode Rosa de Lima y Rafael Arniz, jvenes patronos de

    esta Jornada Mundial de la Juventud. El encuentro per-sonal con Cristo que nutre vuestra consagracin debetestimoniarse con toda su fuerza transformadora envuestras vidas; y cobra una especial relevancia hoy,cuando se constata una especie de eclipse de Dios,una cierta amnesia, ms an, un verdadero rechazo delcristianismo y una negacin del tesoro de la fe recibida,con el riesgo de perder aquello que ms profundamentenos caracteriza (Mensaje para la XXVI Jornada Mun-dial de la Juventud 2011, 1). Frente al relativismo y lamediocridad, surge la necesidad de esta radicalidad quetestimonia la consagracin como una pertenencia a Dios

    sumamente amado.

    Dicha radicalidad evanglica de la Vida Consagradase expresa en la comunin filial con la Iglesia, hogar delos hijos de Dios que Cristo ha edificado. La comunincon los Pastores, que en nombre del Seor proponen eldepsito de la fe recibido a travs de los Apstoles, del

    Magisterio de la Iglesia y de la tradicin cristiana. Lacomunin con vuestra familia religiosa, custodiando sugenuino patrimonio espiritual con gratitud, y apreciandotambin los otros carismas. La comunin con otrosmiembros de la Iglesia como los laicos, llamados a tes-timoniar desde su vocacin especfica el mismo evange-lio del Seor.

    Finalmente, la radicalidad evanglica se expresa enla misin que Dios ha querido confiaros. Desde la vidacontemplativa que acoge en sus claustros la Palabra deDios en silencio elocuente y adora su belleza en la sole-dad por l habitada, hasta los diversos caminos de vidaapostlica, en cuyos surcos germina la semilla evangli-ca en la educacin de nios y jvenes, el cuidado de losenfermos y ancianos, el acompaamiento de las fami-lias, el compromiso a favor de la vida, el testimonio de laverdad, el anuncio de la paz y la caridad, la labor misio-nera y la nueva evangelizacin, y tantos otros camposdel apostolado eclesial.

    Queridas hermanas, este es el testimonio de la san-tidad a la que Dios os llama, siguiendo muy de cerca ysin condiciones a Jesucristo en la consagracin, la co-munin y la misin. La Iglesia necesita de vuestra fideli-

    dad joven arraigada y edificada en Cristo. Gracias porvuestro s generoso, total y perpetuo a la llamada delAmado. Que la Virgen Mara sostenga y acompaevuestra juventud consagrada, con el vivo deseo de queinterpele, aliente e ilumine a todos los jvenes.

    Con estos sentimientos, pido a Dios que recompen-se copiosamente la generosa contribucin de la VidaConsagrada a esta Jornada Mundial de la Juventud, yen su nombre os bendigo de todo corazn. Muchasgracias.

    Encuentro con profesores universitarios jvenes en El Escorial

    Seor Cardenal Arzobispo de Madrid, Queridos

    Hermanos en el Episcopado, Queridos Padres Agusti-

    nos, Queridos Profesores y Profesoras, Distinguidas

    Autoridades, Amigos todos:

    Esperaba con ilusin este encuentro con vosotros,jvenes profesores de las universidades espaolas, queprestis una esplndida colaboracin en la difusin de la

    verdad, en circunstancias no siempre fciles. Os saludocordialmente y agradezco las amables palabras debienvenida, as como la msica interpretada, que haresonado de forma maravillosa en este monasterio de

    gran belleza artstica, testimonio elocuente durantesiglos de una vida de oracin y estudio. En este em-blemtico lugar, razn y fe se han fundido armnicamen-te en la austera piedra para modelar uno de los monu-mentos ms renombrados de Espaa.

    Saludo tambin con particular afecto a aquellos queen estos das habis participado en vila en el Congre-

    so Mundial de Universidades Catlicas, bajo el lema:Identidad y misin de la Universidad Catlica.

    Al estar entre vosotros, me vienen a la mente mis

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    primeros pasos como profesor en la Universidad deBonn. Cuando todava se apreciaban las heridas de laguerra y eran muchas las carencias materiales, todo losupla la ilusin por una actividad apasionante, el tratocon colegas de las diversas disciplinas y el deseo deresponder a las inquietudes ltimas y fundamentales delos alumnos. Esta universitas que entonces viv, de

    profesores y estudiantes que buscan juntos la verdad entodos los saberes, o como dira Alfonso X el Sabio, eseayuntamiento de maestros y escolares con voluntad yentendimiento de aprender los saberes (Siete Partidas,partida II, tt. XXXI), clarifica el sentido y hasta la defini-cin de la Universidad.

    En el lema de la presente Jornada Mundial de la Ju-ventud: Arraigados y edificados en Cristo, firmes en lafe (cf. Col 2, 7), podis tambin encontrar luz paracomprender mejor vuestro ser y quehacer. En este sen-tido, y como ya escrib en el Mensaje a los jvenescomo preparacin para estos das, los trminos arrai-gados, edificados y firmes apuntan a fundamentosslidos para la vida (cf. n. 2).

    Pero, dnde encontrarn los jvenes esos puntosde referencia en una sociedad quebradiza e inestable? Aveces se piensa que la misin de un profesor universita-rio sea hoy exclusivamente la de formar profesionalescompetentes y eficaces que satisfagan la demandalaboral en cada preciso momento. Tambin se dice quelo nico que se debe privilegiar en la presente coyunturaes la mera capacitacin tcnica. Ciertamente, cunde enla actualidad esa visin utilitarista de la educacin, tam-

    bin la universitaria, difundida especialmente desdembitos extrauniversitarios. Sin embargo, vosotros quehabis vivido como yo la Universidad, y que la vivsahora como docentes, sents sin duda el anhelo de algoms elevado que corresponda a todas las dimensionesque constituyen al hombre. Sabemos que cuando la solautilidad y el pragmatismo inmediato se erigen comocriterio principal, las prdidas pueden ser dramticas:desde los abusos de una ciencia sin lmites, ms all deella misma, hasta el totalitarismo poltico que se avivafcilmente cuando se elimina toda referencia superior almero clculo de poder. En cambio, la genuina idea de

    Universidad es precisamente lo que nos preserva deesa visin reduccionista y sesgada de lo humano.

    En efecto, la Universidad ha sido, y est llamada aser siempre, la casa donde se busca la verdad propia dela persona humana. Por ello, no es casualidad que fuerala Iglesia quien promoviera la institucin universitaria,pues la fe cristiana nos habla de Cristo como el Logospor quien todo fue hecho (cf. Jn1,3), y del ser humanocreado a imagen y semejanza de Dios. Esta buenanoticia descubre una racionalidad en todo lo creado ycontempla al hombre como una criatura que participa ypuede llegar a reconocer esa racionalidad. La Universi-

    dad encarna, pues, un ideal que no debe desvirtuarse nipor ideologas cerradas al dilogo racional, ni por servi-lismos a una lgica utilitarista de simple mercado, que

    ve al hombre como mero consumidor.

    He ah vuestra importante y vital misin. Sois voso-tros quienes tenis el honor y la responsabilidad detransmitir ese ideal universitario: un ideal que habisrecibido de vuestros mayores, muchos de ellos humildesseguidores del Evangelio y que en cuanto tales se han

    convertido en gigantes del espritu. Debemos sentirnossus continuadores en una historia bien distinta de lasuya, pero en la que las cuestiones esenciales del serhumano siguen reclamando nuestra atencin e im-pulsndonos hacia adelante. Con ellos nos sentimosunidos a esa cadena de hombres y mujeres que se hanentregado a proponer y acreditar la fe ante la inteligen-cia de los hombres. Y el modo de hacerlo no solo esensearlo, sino vivirlo, encarnarlo, como tambin elLogos se encarn para poner su morada entre nosotros.En este sentido, los jvenes necesitan autnticos maes-tros; personas abiertas a la verdad total en las diferentesramas del saber, sabiendo escuchar y viviendo en supropio interior ese dilogo interdisciplinar; personasconvencidas, sobre todo, de la capacidad humana deavanzar en el camino hacia la verdad. La juventud estiempo privilegiado para la bsqueda y el encuentro conla verdad. Como ya dijo Platn: Busca la verdad mien-tras eres joven, pues si no lo haces, despus se te es-capar de entre las manos (Parmnides, 135d). Estaalta aspiracin es la ms valiosa que podis transmitirpersonal y vitalmente a vuestros estudiantes, y no sim-plemente unas tcnicas instrumentales y annimas, ounos datos fros, usados slo funcionalmente.

    Por tanto, os animo encarecidamente a no perdernunca dicha sensibilidad e ilusin por la verdad; a noolvidar que la enseanza no es una escueta comunica-cin de contenidos, sino una formacin de jvenes aquienes habis de comprender y querer, en quienesdebis suscitar esa sed de verdad que poseen en loprofundo y ese afn de superacin. Sed para ellos est-mulo y fortaleza.

    Para esto, es preciso tener en cuenta, en primer lu-gar, que el camino hacia la verdad completa comprome-te tambin al ser humano por entero: es un camino de la

    inteligencia y del amor, de la razn y de la fe. No pode-mos avanzar en el conocimiento de algo si no nos mue-ve el amor; ni tampoco amar algo en lo que no vemosracionalidad: pues no existe la inteligencia y despus elamor: existe el amor rico en inteligencia y la inteligenciallena de amor (Caritas in veritate, n. 30). Si verdad ybien estn unidos, tambin lo estn conocimiento yamor. De esta unidad deriva la coherencia de vida ypensamiento, la ejemplaridad que se exige a todo bueneducador.

    En segundo lugar, hay que considerar que la verdadmisma siempre va a estar ms all de nuestro alcance.

    Podemos buscarla y acercarnos a ella, pero no pode-mos poseerla del todo: ms bien, es ella la que nosposee a nosotros y la que nos motiva. En el ejercicio

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    intelectual y docente, la humildad es asimismo unavirtud indispensable, que protege de la vanidad quecierra el acceso a la verdad. No debemos atraer a losestudiantes a nosotros mismos, sino encaminarlos haciaesa verdad que todos buscamos. A esto os ayudar elSeor, que os propone ser sencillos y eficaces como lasal, o como la lmpara, que da luz sin hacer ruido (cf. Mt

    5,13-15).

    Todo esto nos invita a volver siempre la mirada a

    Cristo, en cuyo rostro resplandece la Verdad que nosilumina, pero que tambin es el Camino que lleva a laplenitud perdurable, siendo Caminante junto a nosotrosy sostenindonos con su amor. Arraigados en l, serisbuenos guas de nuestros jvenes. Con esa esperanza,os pongo bajo el amparo de la Virgen Mara, Trono de laSabidura, para que Ella os haga colaboradores de su

    Hijo con una vida colmada de sentido para vosotrosmismos y fecunda en frutos, tanto de conocimiento co-mo de fe, para vuestros alumnos. Muchas gracias.

    Via Cruciscon los jvenes en Cibeles-Recoletos

    Queridos jvenes:

    Con piedad y fervor hemos celebrado este Va Cru-cis, acompaando a Cristo en su Pasin y Muerte. Loscomentarios de las Hermanitas de la Cruz, que sirven a

    los ms pobres y menesterosos, nos han facilitadoadentrarnos en el misterio de la Cruz gloriosa de Cristo,que contiene la verdadera sabidura de Dios, la que

    juzga al mundo y a los que se creen sabios (cf. 1 Co1,17-19). Tambin nos ha ayudado en este itinerariohacia el Calvario la contemplacin de estas extraordina-rias imgenes del patrimonio religioso de las dicesisespaolas. Son imgenes donde la fe y el arte se armo-nizan para llegar al corazn del hombre e invitarle a laconversin. Cuando la mirada de la fe es limpia y autn-tica, la belleza se pone a su servicio y es capaz de re-presentar los misterios de nuestra salvacin hasta con-movernos profundamente y transformar nuestro co-razn, como sucedi a Santa Teresa de Jess al con-templar una imagen de Cristo muy llagado (cf. Libro dela vida, 9,1).

    Mientras avanzbamos con Jess, hasta llegar a lacima de su entrega en el Calvario, nos venan a la men-te las palabras de san Pablo: Cristo me am y se en-treg por m (Gl2,20). Ante un amor tan desinteresa-do, llenos de estupor y gratitud, nos preguntamos ahora:Qu haremos nosotros por l? Qu respuesta ledaremos? San Juan lo dice claramente: En esto hemosconocido el amor: en que l dio su vida por nosotros.

    Tambin nosotros debemos dar nuestra vida por loshermanos (1 Jn3,16). La pasin de Cristo nos impulsaa cargar sobre nuestros hombros el sufrimiento delmundo, con la certeza de que Dios no es alguien distan-te o lejano del hombre y sus vicisitudes. Al contrario, sehizo uno de nosotros para poder compadecer l mismocon el hombre, de modo muy real, en carne y sangrePor eso, en cada pena humana ha entrado uno quecomparte el sufrir y padecer; de ah se difunde en cadasufrimiento la con-solatio, el consuelo del amor partici-pado de Dios y as aparece la estrella de la esperanza(Spe salvi, 39).

    Queridos jvenes, que el amor de Cristo por noso-tros aumente vuestra alegra y os aliente a estar cercade los menos favorecidos. Vosotros, que sois muy sen-sibles a la idea de compartir la vida con los dems, no

    pasis de largo ante el sufrimiento humano, donde Diosos espera para que entreguis lo mejor de vosotrosmismos: vuestra capacidad de amar y de compadecer.Las diversas formas de sufrimiento que, a lo largo delVa Crucis, han desfilado ante nuestros ojos son llama-das del Seor para edificar nuestras vidas siguiendo sushuellas y hacer de nosotros signos de su consuelo ysalvacin. Sufrir con el otro, por los otros, sufrir poramor de la verdad y de la justicia; sufrir a causa delamor y con el fin de convertirse en una persona queama realmente, son elementos fundamentales de lahumanidad, cuya prdida destruira al hombre mismo(ibid.).

    Que sepamos acoger estas lecciones y llevarlas a laprctica. Miremos para ello a Cristo, colgado en el spe-ro madero, y pidmosle que nos ensee esta sabiduramisteriosa de la cruz, gracias a la cual el hombre vive.La cruz no fue el desenlace de un fracaso, sino el modode expresar la entrega amorosa que llega hasta la do-nacin ms inmensa de la propia vida. El Padre quisoamar a los hombres en el abrazo de su Hijo crucificadopor amor. La cruz en su forma y significado representaese amor del Padre y de Cristo a los hombres. En ellareconocemos el icono del amor supremo, en donde

    aprendemos a amar lo que Dios ama y como l lo hace:esta es la Buena Noticia que devuelve la esperanza almundo.

    Volvamos ahora nuestros ojos a la Virgen Mara, queen el Calvario nos fue entregada como Madre, y supli-qumosle que nos sostenga con su amorosa proteccinen el camino de la vida, en particular cuando pasemospor la noche del dolor, para que alcancemos a mante-nernos como Ella firmes al pie de la cruz. Muchas gra-cias.

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    SBADO

    20AGOSTO

    2011

    Santa Misa con los seminaristas en la Catedral de la AlmudenaSeor Cardenal Arzobispo de Madrid, Venerados

    hermanos en el Episcopado, Queridos sacerdotes y

    religiosos, Queridos rectores y formadores, Queridos

    seminaristas, Amigos todos:

    Me alegra profundamente celebrar la Santa Misa contodos vosotros, que aspiris a ser sacerdotes de Cristopara el servicio de la Iglesia y de los hombres, y agra-dezco las amables palabras de saludo con que me hab-is acogido. Esta Santa Iglesia Catedral de Santa Mara

    La Real de la Almudena es hoy como un inmenso cen-culo donde el Seor celebra con deseo ardiente suPascua con quienes un da anhelis presidir en su nom-bre los misterios de la salvacin. Al veros, compruebode nuevo cmo Cristo sigue llamando a jvenes discpu-los para hacerlos apstoles suyos, permaneciendo asviva la misin de la Iglesia y la oferta del evangelio almundo. Como seminaristas, estis en camino hacia unameta santa: ser prolongadores de la misin que Cristorecibi del Padre. Llamados por l, habis seguido suvoz y atrados por su mirada amorosa avanzis hacia elministerio sagrado. Poned vuestros ojos en l, que por

    su encarnacin es el revelador supremo de Dios almundo y por su resurreccin es el cumplidor fiel de supromesa. Dadle gracias por esta muestra de predilec-cin que tiene con cada uno de vosotros.

    La primera lectura que hemos escuchado nos mues-tra a Cristo como el nuevo y definitivo sacerdote, quehizo de su existencia una ofrenda total. La antfona delsalmo se le puede aplicar perfectamente, cuando, alentrar en el mundo, dirigindose a su Padre, dijo: Aquestoy para hacer tu voluntad (cf. Sal39, 8-9). En todobuscaba agradarle: al hablar y al actuar, recorriendo loscaminos o acogiendo a los pecadores. Su vivir fue un

    servicio y su desvivirse una intercesin perenne, po-nindose en nombre de todos ante el Padre como Pri-mognito de muchos hermanos. El autor de la carta alos Hebreos afirma que con esa entrega perfeccionpara siempre a los que estbamos llamados a compartirsu filiacin (cf. Heb10,14).

    La Eucarista, de cuya institucin nos habla el evan-gelio proclamado (cf. Lc22,14-20), es la expresin realde esa entrega incondicional de Jess por todos, tam-bin por los que le traicionaban. Entrega de su cuerpo ysangre para la vida de los hombres y para el perdn de

    sus pecados. La sangre, signo de la vida, nos fue dadapor Dios como alianza, a fin de que podamos poner lafuerza de su vida, all donde reina la muerte a causa denuestro pecado, y as destruirlo. El cuerpo desgarrado y

    la sangre vertida de Cristo, es decir su libertad entrega-da, se han convertido por los signos eucarsticos en lanueva fuente de la libertad redimida de los hombres. Enl tenemos la promesa de una redencin definitiva y laesperanza cierta de los bienes futuros. Por Cristo sabe-mos que no somos caminantes hacia el abismo, hacia elsilencio de la nada o de la muerte, sino viajeros haciauna tierra de promisin, hacia l que es nuestra meta ytambin nuestro principio.

    Queridos amigos, os preparis para ser apstolescon Cristo y como Cristo, para ser compaeros de viajey servidores de los hombres. Cmo vivir estos aos depreparacin? Ante todo, deben ser aos de silenciointerior, de permanente oracin, de constante estudio yde insercin paulatina en las acciones y estructuraspastorales de la Iglesia. Iglesia que es comunidad einstitucin, familia y misin, creacin de Cristo por suSanto Espritu y a la vez resultado de quienes la con-formamos con nuestra santidad y con nuestros pecados.As lo ha querido Dios, que no tiene reparo en hacer depobres y pecadores sus amigos e instrumentos para la

    redencin del gnero humano. La santidad de la Iglesiaes ante todo la santidad objetiva de la misma personade Cristo, de su evangelio y de sus sacramentos, lasantidad de aquella fuerza de lo alto que la anima eimpulsa. Nosotros debemos ser santos para no crearuna contradiccin entre el signo que somos y la realidadque queremos significar.

    Meditad bien este misterio de la Iglesia, viviendo losaos de vuestra formacin con profunda alegra, enactitud de docilidad, de lucidez y de radical fidelidadevanglica, as como en amorosa relacin con el tiempoy las personas en medio de las que vivs. Nadie elige el

    contexto ni a los destinatarios de su misin. Cada pocatiene sus problemas, pero Dios da en cada tiempo lagracia oportuna para asumirlos y superarlos con amor yrealismo. Por eso, en cualquier circunstancia en la quese halle, y por dura que esta sea, el sacerdote ha defructificar en toda clase de obras buenas, guardandopara ello siempre vivas en su interior las palabras delda de su Ordenacin, aquellas con las que se le exhor-taba a configurar su vida con el misterio de la cruz delSeor.

    Configurarse con Cristo comporta, queridos semina-

    ristas, identificarse cada vez ms con Aquel que se hahecho por nosotros siervo, sacerdote y vctima. Configu-rarse con l es, en realidad, la tarea en la que el sacer-dote ha de gastar toda su vida. Ya sabemos que nos

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    sobrepasa y no lograremos cumplirla plenamente, pero,como dice san Pablo, corremos hacia la meta esperan-do alcanzarla (cf. Flp3,12-14).

    Pero Cristo, Sumo Sacerdote, es tambin el BuenPastor, que cuida de sus ovejas hasta dar la vida porellas (cf. Jn10,11). Para imitar tambin en esto al Seor,

    vuestro corazn ha de ir madurando en el Seminario,estando totalmente a disposicin del Maestro. Estadisponibilidad, que es don del Espritu Santo, es la queinspira la decisin de vivir el celibato por el Reino de loscielos, el desprendimiento de los bienes de la tierra, laausteridad de vida y la obediencia sincera y sin disimulo.

    Pedidle, pues, a l, que os conceda imitarlo en sucaridad hasta el extremo para con todos, sin rehuir a losalejados y pecadores, de forma que, con vuestra ayuda,se conviertan y vuelvan al buen camino. Pedidle que osensee a estar muy cerca de los enfermos y de lospobres, con sencillez y generosidad. Afrontad este retosin complejos ni mediocridad, antes bien como una bellaforma de realizar la vida humana en gratuidad y enservicio, siendo testigos de Dios hecho hombre, mensa-

    jeros de la altsima dignidad de la persona humana y,por consiguiente, sus defensores incondicionales. Apo-yados en su amor, no os dejis intimidar por un entornoen el que se pretende excluir a Dios y en el que el po-der, el tener o el placer a menudo son los principales

    criterios por los que se rige la existencia. Puede que osmenosprecien, como se suele hacer con quienes evo-can metas ms altas o desenmascaran los dolos antelos que hoy muchos se postran. Ser entonces cuandouna vida hondamente enraizada en Cristo se muestrerealmente como una novedad y atraiga con fuerza aquienes de veras buscan a Dios, la verdad y la justicia.

    Alentados por vuestros formadores, abrid vuestraalma a la luz del Seor para ver si este camino, querequiere valenta y autenticidad, es el vuestro, avanzan-do hacia el sacerdocio solamente si estis firmementepersuadidos de que Dios os llama a ser sus ministros yplenamente decididos a ejercerlo obedeciendo las dis-posiciones de la Iglesia.

    Con esa confianza, aprended de Aquel que se defi-ni a s mismo como manso y humilde de corazn, des-pojndoos para ello de todo deseo mundano, de maneraque no os busquis a vosotros mismos, sino que convuestro comportamiento edifiquis a vuestros hermanos,como hizo el santo patrono del clero secular espaol,san Juan de vila. Animados por su ejemplo, mirad,sobre todo, a la Virgen Mara, Madre de los sacerdotes.Ella sabr forjar vuestra alma segn el modelo de Cristo,su divino Hijo, y os ensear siempre a custodiar losbienes que l adquiri en el Calvario para la salvacindel mundo. Amn.

    Encuentro con los Comits Organizadores de la JMJ Madrid 2011

    Queridos amigos:

    Me complace recibiros en esta Nunciatura Apostlicapara agradeceros vivamente todo lo que habis llevadoa cabo para la organizacin de esta Jornada Mundial dela Juventud.

    S muy bien que, desde el momento que se hizopblica la noticia de que la Archidicesis de Madridhaba sido elegida como Sede de esta iniciativa, el Se-or Cardenal Antonio Mara Rouco Varela puso en mar-cha los trabajos del Comit Organizador Local, en el

    que, con un profundo sentido eclesial y extraordinarioafecto al Vicario de Cristo, han colaborado los respon-sables de las diversas reas que se hallan implicadasen un acontecimiento de esta magnitud, coordinados porMonseor Csar Augusto Franco Martnez. Solo el amora la Iglesia y el afn por evangelizar a los jvenes expli-can este compromiso tan generoso en tiempo y energ-as, que dar un abundante fruto apostlico. Durantemeses habis entregado lo mejor de vosotros mismos alservicio de la misin de la Iglesia. Dios os lo premiarcon el ciento por uno. No slo a vosotros, sino a vues-tras familias e instituciones, que con abnegacin han

    sostenido vuestra dedicacin y esmero. Si, como diceJess, ni un vaso de agua dado en su nombre quedarsin recompensa, cunto ms la entrega diaria y perma-nente a la organizacin de un hecho eclesial de tanto

    relieve como el que estamos viviendo! Gracias a cadauno de vosotros.

    De igual modo, quiero manifestar mi gratitud a losmiembros de la Comisin Mixta, formada por el Arzobis-pado de Madrid y las Administraciones del Estado, de laComunidad de Madrid y del Ayuntamiento de la Villa,que, tambin desde el inicio de la preparacin de estaJornada Mundial de la Juventud, se constituy con lamirada puesta en los cientos de miles de jvenes pere-grinos que han llegado a Madrid, ciudad abierta, hermo-sa y solidaria. Ciertamente, sin esta colaboracin solci-

    ta, no se habra podido realizar un evento de tanta com-plejidad y trascendencia. A este respecto, s bien quelas diversas entidades se han puesto a disposicin delComit Organizador Local, sin escatimar esfuerzos y enun clima de amable cooperacin, que honra a esta nobleNacin y al reconocido espritu de hospitalidad de losespaoles.

    La eficacia de esta comisin manifiesta que no soloes posible la colaboracin entre la Iglesia y las institu-ciones civiles, sino que, cuando se orientan al serviciode una iniciativa de tan largo alcance, como es la que

    nos ocupa, se hace verdad el principio de que el bienintegra a todos en la unidad. Por ello, quiero expresar alos representantes de las respectivas Administraciones,que han trabajado denodadamente por el xito de esta

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    Jornada Mundial, mi ms sentido y cordial agradeci-miento en nombre de la Iglesia y de los jvenes quedisfrutan en estos das de vuestra acogida y solicitud.

    Para todos vosotros, vuestras familias e institucio-nes, invoco del Seor la abundancia de sus dones.Muchas gracias.

    Visita a la Fundacin Instituto San Jos

    Seor Cardenal Arzobispo de Madrid, Queridos her-

    manos en el Episcopado, Queridos sacerdotes y religio-

    sos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Dis-

    tinguidas Autoridades, Queridos jvenes, familiares y

    voluntarios aqu presentes:

    Gracias de corazn por el amable saludo y la cordialacogida que me habis dispensado.

    Esta noche, antes de la vigilia de oracin con losjvenes de todo el mundo que han venido a Madrid paraparticipar en esta Jornada Mundial de la Juventud, te-

    nemos ocasin de pasar algunos momentos juntos y aspoder manifestaros la cercana y el aprecio del Papa porcada uno de vosotros, por vuestras familias y por todaslas personas que os acompaan y cuidan en esta Fun-dacin del Instituto San Jos.

    La juventud, lo hemos recordado otras veces, es laedad en la que la vida se desvela a la persona con todala riqueza y plenitud de sus potencialidades, impulsandola bsqueda de metas ms altas que den sentido a lamisma. Por eso, cuando el dolor aparece en el horizontede una vida joven, quedamos desconcertados y quiznos preguntemos: Puede seguir siendo grande la vidacuando irrumpe en ella el sufrimiento? A este respecto,en mi encclica sobre la esperanza cristiana, deca: Lagrandeza de la humanidad est determinada esencial-mente por su relacin con el sufrimiento y con el quesufre (). Una sociedad que no logra aceptar a los quesufren y no es capaz de contribuir mediante la compa-sin a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevadotambin interiormente, es una sociedad cruel e inhuma-na (Spe salvi, 38). Estas palabras reflejan una largatradicin de humanidad que brota del ofrecimiento queCristo hace de s mismo en la Cruz por nosotros y pornuestra redencin. Jess y, siguiendo sus huellas, su

    Madre Dolorosa y los santos son los testigos que nosensean a vivir el drama del sufrimiento para nuestrobien y la salvacin del mundo.

    Estos testigos nos hablan, ante todo, de la dignidadde cada vida humana, creada a imagen de Dios. Ningu-na afliccin es capaz de borrar esta impronta divinagrabada en lo ms profundo del hombre. Y no solo:

    desde que el Hijo de Dios quiso abrazar libremente eldolor y la muerte, la imagen de Dios se nos ofrece tam-bin en el rostro de quien padece. Esta especial predi-leccin del Seor por el que sufre nos lleva a mirar alotro con ojos limpios, para darle, adems de las cosasexternas que precisa, la mirada de amor que necesita.Pero esto nicamente es posible realizarlo como frutode un encuentro personal con Cristo. De ello sois muyconscientes vosotros, religiosos, familiares, profesiona-les de la salud y voluntarios que vivs y trabajis cotidia-namente con estos jvenes. Vuestra vida y dedicacinproclaman la grandeza a la que est llamado el hombre:

    compadecerse y acompaar por amor a quien sufre,como ha hecho Dios mismo. Y en vuestra hermosa laborresuenan tambin las palabras evanglicas: Cada vezque lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos mspequeos, conmigo lo hicisteis (Mt25, 40).

    Por otro lado, vosotros sois tambin testigos del bieninmenso que constituye la vida de estos jvenes paraquien est a su lado y para la humanidad entera. Demanera misteriosa pero muy real, su presencia suscitaen nuestros corazones, frecuentemente endurecidos,una ternura que nos abre a la salvacin. Ciertamente, lavida de estos jvenes cambia el corazn de los hombresy, por ello, estamos agradecidos al Seor por haberlosconocido.

    Queridos amigos, nuestra sociedad, en la que de-masiado a menudo se pone en duda la dignidad inesti-mable de la vida, de cada vida, os necesita: vosotroscontribus decididamente a edificar la civilizacin delamor. Ms an, sois protagonistas de esta civilizacin. Ycomo hijos de la Iglesia ofrecis al Seor vuestras vidas,con sus penas y sus alegras, colaborando con l yentrando a formar parte de algn modo del tesoro decompasin que necesita el gnero humano (Spe salvi,

    40).

    Con afecto entraable, y por intercesin de SanJos, de San Juan de Dios y de San Benito Menni, osencomiendo de todo corazn a Dios nuestro Seor: quel sea vuestra fuerza y vuestro premio. De su amor seasigno la Bendicin Apostlica que os imparto a vosotrosy a todos vuestros familiares y amigos. Muchas gracias.

    Vigilia de oracin con los jvenes

    Queridos amigos:

    Os saludo a todos, pero en particular a los jvenes

    que me han formulado sus preguntas, y les agradezco lasinceridad con que han planteado sus inquietudes, queexpresan en cierto modo el anhelo de todos vosotros

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    por alcanzar algo grande en la vida, algo que os dplenitud y felicidad.

    Pero, cmo puede un joven ser fiel a la fe cristianay seguir aspirando a grandes ideales en la sociedadactual? En el evangelio que hemos escuchado, Jessnos da una respuesta a esta importante cuestin: Co-

    mo el Padre me ha amado, as os he amado yo; perma-neced en mi amor (Jn15, 9).

    S, queridos amigos, Dios nos ama. sta es la granverdad de nuestra vida y que da sentido a todo lo de-ms. No somos fruto de la casualidad o la irracionalidad,sino que en el origen de nuestra existencia hay un pro-yecto de amor de Dios. Permanecer en su amor significaentonces vivir arraigados en la fe, porque la fe no es lasimple aceptacin de unas verdades abstractas, sinouna relacin ntima con Cristo que nos lleva a abrirnuestro corazn a este misterio de amor y a vivir comopersonas que se saben amadas por Dios.

    Si permanecis en el amor de Cristo, arraigados enla fe, encontraris, aun en medio de contrariedades ysufrimientos, la raz del gozo y la alegra. La fe no seopone a vuestros ideales ms altos, al contrario, losexalta y perfecciona. Queridos jvenes, no os conform-is con menos que la Verdad y el Amor, no os conform-is con menos que Cristo.

    Precisamente ahora, en que la cultura relativista do-minante renuncia y desprecia la bsqueda de la verdad,que es la aspiracin ms alta del espritu humano, de-

    bemos proponer con coraje y humildad el valor universalde Cristo, como salvador de todos los hombres y fuentede esperanza para nuestra vida. l, que tom sobre snuestras aflicciones, conoce bien el misterio del dolorhumano y muestra su presencia amorosa en todos losque sufren. Estos, a su vez, unidos a la pasin de Cris-to, participan muy de cerca en su obra de redencin.Adems, nuestra atencin desinteresada a los enfermosy postergados, siempre ser un testimonio humilde ycallado del rostro compasivo de Dios.

    Queridos amigos, que ninguna adversidad os parali-

    ce. No tengis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestradebilidad. El Seor os ha otorgado vivir en este momen-to de la historia, para que gracias a vuestra fe siga reso-nando su Nombre en toda la tierra.

    En esta vigilia de oracin, os invito a pedir a Diosque os ayude a descubrir vuestra vocacin en la socie-dad y en la Iglesia y a perseverar en ella con alegra yfidelidad. Vale la pena acoger en nuestro interior la lla-mada de Cristo y seguir con valenta y generosidad elcamino que l nos proponga.

    A muchos, el Seor los llama al matrimonio, en el

    que un hombre y una mujer, formando una sola carne(cf. Gn2, 24), se realizan en una profunda vida de co-munin. Es un horizonte luminoso y exigente a la vez.

    Un proyecto de amor verdadero que se renueva y ahon-da cada da compartiendo alegras y dificultades, y quese caracteriza por una entrega de la totalidad de la per-sona. Por eso, reconocer la belleza y bondad del matri-monio, significa ser conscientes de que solo un mbitode fidelidad e indisolubilidad, as como de apertura aldon divino de la vida, es el adecuado a la grandeza y

    dignidad del amor matrimonial.

    A otros, en cambio, Cristo los llama a seguirlo msde cerca en el sacerdocio o en la vida consagrada. Quhermoso es saber que Jess te busca, se fija en ti y consu voz inconfundible te dice tambin a ti: Sgueme!(cf. Mc2,14).

    Queridos jvenes, para descubrir y seguir fielmentela forma de vida a la que el Seor os llame a cada uno,es indispensable permanecer en su amor como amigos.Y, cmo se mantiene la amistad si no es con el tratofrecuente, la conversacin, el estar juntos y el compartirilusiones o pesares? Santa Teresa de Jess deca quela oracin es tratar de amistad, estando muchas vecestratando a solas con quien sabemos nos ama (cf. Librode la vida, 8).

    Os invito, pues, a permanecer ahora en la adoracina Cristo, realmente presente en la Eucarista. A dialogarcon l, a poner ante l vuestras preguntas y a escuchar-lo. Queridos amigos, yo rezo por vosotros con toda elalma. Os suplico que recis tambin por m. Pidmosleal Seor en esta noche que, atrados por la belleza desu amor, vivamos siempre fielmente como discpulos

    suyos. Amn.

    Queridos amigos: Gracias por vuestra alegra y re-sistencia. Vuestra fuerza es mayor que la lluvia. Gracias.El Seor con la lluvia nos ha mandado muchas bendi-ciones. Tambin con esto sois un ejemplo.

    Saludo en francs

    Queridos jvenes de lengua francesa, estad orgullo-sos por haber recibido el don de la fe, que iluminarvuestra vida en todo momento. Apoyaos en la fe deaquellos que estn cerca de vosotros, en la fe de la

    Iglesia. Gracias a la fe estamos cimentados en Cristo.Encontraros con otros para profundizar en ella, partici-pad en la Eucarista, misterio de la fe por excelencia.Solamente Cristo puede responder a vuestras aspira-ciones. Dejaros conquistar por Dios para que vuestrapresencia d a la Iglesia un impulso nuevo.

    Saludo en ingls

    Queridos jvenes, en estos momentos de silenciodelante del Santsimo Sacramento, elevemos nuestrasmentes y corazones a Jesucristo, el Seor de nuestrasvidas y del futuro. Que l derrame su Espritu sobrenosotros y sobre toda la Iglesia, para que seamos pro-

    motores de libertad, reconciliacin y paz en todo elmundo.

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    Saludo en alemn

    Queridos jvenes de lengua alemana. En el fondo, loque nuestro corazn desea es lo bueno y bello de lavida. No permitis que vuestros deseos y anhelos cai-gan en el vaco, antes bien haced que cobren fuerza enCristo. l es el cimiento firme, el punto de referenciaseguro para una vida plena.

    Saludo en italiano

    Me dirijo ahora a los jvenes de lengua italiana. Que-ridos amigos, esta Vigilia quedar como una experienciainolvidable en vuestra vida. Conservad la llama que Diosha encendido en vuestros corazones en esta noche:procurad que no se apague, alimentadla cada da, com-partidla con vuestros coetneos que viven en la oscuri-dad y buscan una luz para su camino. Gracias. Adis.Hasta maana.

    Saludo en portugus

    Mis queridos amigos, os invito a todos a establecerun dilogo personal con Cristo, exponindole las propiasdudas y sobre todo escuchndolo. El Seor est aqu yos llama. Jvenes amigos, vale la pena escuchar ennuestro interior la Palabra de Jess y caminar siguiendosus pasos. Pedid al Seor que os ayude a descubrirvuestra vocacin en la vida y en la Iglesia, y a perseve-

    rar en ella con alegra y fidelidad, sabiendo que l nuncaos abandonar ni os traicionar. l est con nosotroshasta el fin del mundo.

    Saludo en polaco

    Queridos amigos procedentes de Polonia. Esta vigi-lia de oracin est colmada de la presencia de Cristo.

    Seguros de su amor, acercaos a l con la llama devuestra fe. l os colmar de su vida. Edificad vuestravida sobre Cristo y su Evangelio. Os bendigo de co-razn.

    AL TERMINAR LA VIGILIA

    Queridos jvenes:

    Hemos vivido una aventura juntos. Firmes en la feen Cristo habis resistido la lluvia. Antes de marcharme,deseo daros las buenas noches a todos. Que descans-is bien. Gracias por el sacrificio que estis haciendo yque no dudo ofreceris generosamente al Seor. Nosvemos maana, si Dios quiere, en la celebracin eu-carstica. Os espero a todos. Os doy las gracias por elmaravilloso ejemplo que habis dado. Igual que estanoche, con Cristo podris siempre afrontar las pruebasde la vida. No lo olvidis. Gracias a todos.

    DOMINGO

    21AGOSTO

    2011

    Santa Misa en Cuatro Vientos

    AL INICIO DE LA CELEBRACIN EUCARSTICA

    Queridos jvenes:

    He pensado mucho en vosotros en estas horas queno nos hemos visto. Espero que hayis podido dormirun poco, a pesar de las inclemencias del tiempo. Seguro

    que en esta madrugada habris levantado los ojos alcielo ms de una vez, y no slo los ojos, tambin elcorazn, y esto os habr permitido rezar. Dios sacabienes de todo. Con esta confianza, y sabiendo que elSeor nunca nos abandona, comenzamos nuestra cele-bracin eucarstica llenos de entusiasmo y firmes en lafe.

    HOMILA

    Queridos jvenes:

    Con la celebracin de la Eucarista llegamos al mo-

    mento culminante de esta Jornada Mundial de la Juven-tud. Al veros aqu, venidos en gran nmero de todaspartes, mi corazn se llena de gozo pensando en el

    afecto especial con el que Jess os mira. S, el Seor osquiere y os llama amigos suyos (cf. Jn15,15). l viene avuestro encuentro y desea acompaaros en vuestrocamino, para abriros las puertas de una vida plena, yhaceros partcipes de su relacin ntima con el Padre.Nosotros, por nuestra parte, conscientes de la grandezade su amor, deseamos corresponder con toda generosi-

    dad a esta muestra de predileccin con el propsito decompartir tambin con los dems la alegra que hemosrecibido. Ciertamente, son muchos en la actualidad losque se sienten atrados por la figura de Cristo y deseanconocerlo mejor. Perciben que l es la respuesta a mu-chas de sus inquietudes personales. Pero, quin es lrealmente? Cmo es posible que alguien que ha vividosobre la tierra hace tantos aos tenga algo que verconmigo hoy?

    En el evangelio que hemos escuchado (cf. Mt 16,13-20), vemos representados como dos modos distintosde conocer a Cristo. El primero consistira en un cono-

    cimiento externo, caracterizado por la opinin corriente.A la pregunta de Jess: Quin dice la gente que es elHijo del hombre?, los discpulos responden: Unos que

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    Juan el Bautista, otros que Elas, otros que Jeremas ouno de los profetas. Es decir, se considera a Cristocomo un personaje religioso ms de los ya conocidos.Despus, dirigindose personalmente a los discpulos,Jess les pregunta: Y vosotros, quin decs que soyyo?. Pedro responde con lo que es la primera confe-sin de fe: T eres el Mesas, el Hijo del Dios vivo. La

    fe va ms all de los simples datos empricos o histri-cos, y es capaz de captar el misterio de la persona deCristo en su profundidad.

    Pero la fe no es fruto del esfuerzo humano, de surazn, sino que es un don de Dios: Dichoso t, Simn,hijo de Jons!, porque eso no te lo ha revelado ni lacarne ni la sangre, sino mi Padre que est en los cie-los. Tiene su origen en la iniciativa de Dios, que nosdesvela su intimidad y nos invita a participar de su mis-ma vida divina. La fe no proporciona solo alguna infor-macin sobre la identidad de Cristo, sino que suponeuna relacin personal con l, la adhesin de toda lapersona, con su inteligencia, voluntad y sentimientos, ala manifestacin que Dios hace de s mismo. As, lapregunta de Jess: Y vosotros, quin decs que soyyo?, en el fondo est impulsando a los discpulos atomar una decisin personal en relacin a l. Fe y se-guimiento de Cristo estn estrechamente relacionados.Y, puesto que supone seguir al Maestro, la fe tiene queconsolidarse y crecer, hacerse ms profunda y madura,a medida que se intensifica y fortalece la relacin conJess, la intimidad con l. Tambin Pedro y los demsapstoles tuvieron que avanzar por este camino, hastaque el encuentro con el Seor resucitado les abri los

    ojos a una fe plena.

    Queridos jvenes, tambin hoy Cristo se dirige a vo-sotros con la misma pregunta que hizo a los apstoles:Y vosotros, quin decs que soy yo?. Respondedlecon generosidad y valenta, como corresponde a uncorazn joven como el vuestro. Decidle: Jess, yo sque T eres el Hijo de Dios que has dado tu vida por m.Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tupalabra. T me conoces y me amas. Yo me fo de ti ypongo mi vida entera en tus manos. Quiero que seas lafuerza que me sostenga, la alegra que nunca me aban-

    done.

    En su respuesta a la confesin de Pedro, Jesshabla de la Iglesia: Y yo a mi vez te digo que t eresPedro, y sobre esta piedra edificar mi Iglesia. Qusignifica esto? Jess construye la Iglesia sobre la rocade la fe de Pedro, que confiesa la divinidad de Cristo. S,la Iglesia no es una simple institucin humana, comootra cualquiera, sino que est estrechamente unida aDios. El mismo Cristo se refiere a ella como su Igle-sia. No se puede separar a Cristo de la Iglesia, como nose puede separar la cabeza del cuerpo (cf. 1 Co12,12).La Iglesia no vive de s misma, sino del Seor. l est

    presente en medio de ella, y le da vida, alimento y forta-leza.

    Queridos jvenes, permitidme que, como Sucesor dePedro, os invite a fortalecer esta fe que se nos hatransmitido desde los Apstoles, a poner a Cristo, el Hijode Dios, en el centro de vuestra vida. Pero permitidmetambin que os recuerde que seguir a Jess en la fe escaminar con l en la comunin de la Iglesia. No se pue-

    de seguir a Jess en solitario. Quien cede a la tentacinde ir por su cuenta o de vivir la fe segn la mentalidadindividualista, que predomina en la sociedad, corre elriesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabarsiguiendo una imagen falsa de l.

    Tener fe es apoyarse en la fe de tus hermanos, yque tu fe sirva igualmente de apoyo para la de otros. Ospido, queridos amigos, que amis a la Iglesia, que os haengendrado en la fe, que os ha ayudado a conocermejor a Cristo, que os ha hecho descubrir la belleza desu amor. Para el crecimiento de vuestra amistad conCristo es fundamental reconocer la importancia de vues-tra gozosa insercin en las parroquias, comunidades ymovimientos, as como la participacin en la Eucaristade cada domingo, la recepcin frecuente del sacramentodel perdn, y el cultivo de la oracin y meditacin de laPalabra de Dios.

    De esta amistad con Jess nacer tambin el impul-so que lleva a dar testimonio de la fe en los ms diver-sos ambientes, incluso all donde hay rechazo o indife-rencia. No se puede encontrar a Cristo y no darlo aconocer a los dems. Por tanto, no os guardis a Cristopara vosotros mismos. Comunicad a los dems la alegr-

    a de vuestra fe. El mundo necesita el testimonio devuestra fe, necesita ciertamente a Dios. Pienso quevuestra presencia aqu, jvenes venidos de los cincocontinentes, es una maravillosa prueba de la fecundidaddel mandato de Cristo a la Iglesia: Id al mundo entero yproclamad el Evangelio a toda la creacin (Mc16,15).Tambin a vosotros os incumbe la extraordinaria tareade ser discpulos y misioneros de Cristo en otras tierrasy pases donde hay multitud de jvenes que aspiran acosas ms grandes y, vislumbrando en sus corazones laposibilidad de valores ms autnticos, no se dejan se-ducir por las falsas promesas de un estilo de vida sin

    Dios.

    Queridos jvenes, rezo por vosotros con todo elafecto de mi corazn. Os encomiendo a la Virgen Mara,para que ella os acompae siempre con su intercesinmaternal y os ensee la fidelidad a la Palabra de Dios.Os pido tambin que recis por el Papa, para que, comoSucesor de Pedro, pueda seguir confirmando a sushermanos en la fe. Que todos en la Iglesia, pastores yfieles, nos acerquemos cada da ms al Seor, para quecrezcamos en santidad de vida y demos as un testimo-nio eficaz de que Jesucristo es verdaderamente el Hijode Dios, el Salvador de todos los hombres y la fuente

    viva de su esperanza. Amn.

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    ngelus en Cuatro Vientos

    Queridos amigos:

    Ahora vais a regresar a vuestros lugares de residen-

    cia habitual. Vuestros amigos querrn saber qu es loque ha cambiado en vosotros despus de haber estadoen esta noble Villa con el Papa y cientos de miles de

    jvenes de todo el orbe: Qu vais a decirles? Os invitoa que deis un audaz testimonio de vida cristiana ante losdems. As seris fermento de nuevos cristianos y har-is que la Iglesia despunte con pujanza en el corazn demuchos.

    Cunto he pensado en estos das en aquellos jve-nes que aguardan vuestro regreso! Transmitidles miafecto, en particular a los ms desfavorecidos, y tam-

    bin a vuestras familias y a las comunidades de vidacristiana a las que pertenecis.

    No puedo dejar de confesaros que estoy realmenteimpresionado por el nmero tan significativo de Obisposy sacerdotes presentes en esta Jornada. A todos ellosdoy las gracias muy desde el fondo del alma, animndo-los al mismo tiempo a seguir cultivando la pastoral juve-nil con entusiasmo y dedicacin.

    Encomiendo ahora a todos los jvenes del mundo, yen especial a vosotros, queridos amigos, a la amorosaintercesin de la Santsima Virgen Mara, Estrella de lanueva evangelizacin y Madre de los jvenes, y la salu-damos con las mismas palabras que le dirigi el ngeldel Seor.

    DESPUS DEL NGELUS

    Saludo con afecto al Seor Arzobispo castrense yagradezco vivamente al Ejrcito del Aire el haber cedidocon tanta generosidad la Base Area de Cuatro Vientos,precisamente en el centenario de la creacin de la avia-cin militar espaola. Pongo a todos los que la integran

    y a sus familias bajo el materno amparo de Mara Sant-sima, en su advocacin de Nuestra Seora de Loreto.

    Asimismo, y al conmemorarse ayer el tercer aniver-sario del grave accidente areo ocurrido en el aeropuer-to de Barajas, que ocasion numerosas vctimas y heri-dos, deseo hacer llegar mi cercana espiritual y mi afec-to entraable a todos los afectados por ese lamentablesuceso, as como a los familiares de los fallecidos, cu-yas almas encomendamos a la misericordia de Dios.

    Me complace anunciar ahora que la sede de la

    prxima Jornada Mundial de la Juventud, en el dos miltrece, ser Ro de Janeiro. Pidamos al Seor ya desdeeste instante que asista con su fuerza a cuantos han deponerla en marcha y allane el camino a los jvenes de

    todo el mundo para que puedan reunirse nuevamentecon el Papa en esa bella ciudad brasilea.

    Queridos amigos, antes de despedirnos, y a la vezque los jvenes de Espaa entregan a los de Brasil lacruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud, comoSucesor de Pedro, confo a todos los aqu presenteseste gran cometido: Llevad el conocimiento y el amor deCristo por todo el mundo. l quiere que seis sus aps-toles en el siglo veintiuno y los mensajeros de su alegr-a. No lo defraudis! Muchas gracias.

    Saludo en francs

    Queridos jvenes de lengua francesa, Cristo os pidehoy que estis arraigados en l y construyis con l

    vuestra vida sobre la roca que es l mismo. l os envapara que seis testigos valientes y sin complejos, autn-ticos y crebles. No tengis miedo de ser catlicos, dan-do siempre testimonio de ello a vuestro alrededor, consencillez y sinceridad. Que la Iglesia halle en vosotros yen vuestra juventud a los misioneros gozosos de laBuena Noticia.

    Saludo en ingls

    Saludo a todos los jvenes de lengua inglesa queestn hoy aqu. Al regresar a vuestra casa, llevad convosotros la Buena Noticia del amor de Cristo, que hab-is experimentado en estos das inolvidables. Con losojos fijos en l, profundizad en vuestro conocimiento delEvangelio y dad abundantes frutos. Dios os bendigahasta que nos encontremos nuevamente.

    Saludo en alemn

    Mis queridos amigos. La fe no es una teora. Creersignifica entrar en una relacin personal con Jess yvivir la amistad con l en comunin con los dems, en lacomunidad de la Iglesia. Confiad a Cristo toda vuestravida, y ayudad a vuestros amigos a alcanzar la fuentede la vida: Dios. Que el Seor haga de vosotros testigosgozosos de su amor.

    Saludo en italiano

    Queridos jvenes de lengua italiana. Os saludo a to-dos. La Eucarista que hemos celebrado es Cristo Re-sucitado, presente y vivo en medio de nosotros: Graciasa l, vuestra vida est arraigada y fundada en Dios,firme en la fe. Con esta certeza, marchad de Madrid yanunciad a todos lo que habis visto y odo. Respondedcon gozo a la llamada del Seor, seguidlo y permanecedsiempre unidos a l: daris mucho fruto.

    Saludo en portugus

    Queridos jvenes y amigos de lengua portuguesa,habis encontrado a Jesucristo. Os sentiris yendocontra corriente en medio de una sociedad donde impe-ra la cultura relativista que renuncia a buscar y a poseer

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    la verdad. Pero el Seor os ha enviado en este momen-to de la historia, lleno de grandes desafos y oportunida-des, para que, gracias a vuestra fe, siga resonando portoda la tierra la Buena Nueva de Cristo. Espero poderencontraros dentro de dos aos en la prxima JornadaMundial de la Juventud, en Ro de Janeiro, Brasil. Hastaentonces, recemos unos por otros, dando testimonio de

    la alegra que brota de vivir enraizados y edificados enCristo. Hasta pronto, queridos jvenes. Que Dios os

    bendiga.

    Saludo en polaco

    Queridos jvenes polacos, firmes en la fe, arraiga-dos en Cristo. Los talentos recibidos de Dios en estosdas produzcan en vosotros abundantes frutos. Sed sustestigos. Llevad a los dems el mensaje del Evangelio.

    Con vuestra oracin y con el ejemplo de la vida, ayudada Europa a encontrar sus races cristianas.

    Encuentro con los voluntarios de la JMJ Madrid 2011 en IFEMA

    Queridos voluntarios:

    Al concluir los actos de esta inolvidable JornadaMundial de la Juventud, he querido detenerme aqu,antes de regresar a Roma, para daros las gracias muyvivamente por vuestro inestimable servicio. Es un deber

    de justicia y una necesidad del corazn. Deber de justi-cia, porque, gracias a vuestra colaboracin, los jvenesperegrinos han podido encontrar una amable acogida yuna ayuda en todas sus necesidades. Con vuestro ser-vicio habis dado a la Jornada Mundial el rostro de laamabilidad, la simpata y la entrega a los dems.

    Mi gratitud es tambin una necesidad del corazn,porque no solo habis estado atentos a los peregrinos,sino tambin al Papa, a mi. En todos los actos en losque he participado, all estabais vosotros: unos visible-mente y otros en un segundo plano, haciendo posible elorden requerido para que todo fuera bien. No puedotampoco olvidar el esfuerzo de la preparacin de estosdas. Cuntos sacrificios, cunto cario. Todos, cadauno como saba y poda, puntada a puntada, habis idotejiendo con vuestro trabajo y oracin el maravillo cua-dro multicolor de esta Jornada. Muchas gracias porvuestra dedicacin. Os agradezco este gesto entraablede amor.

    Muchos de vosotros habis debido renunciar a parti-cipar de un modo directo en los actos, al tener que ocu-paros de otras tareas de la organizacin. Sin embargo,esa renuncia ha sido un modo hermoso y evanglico de

    participar en la Jornada: el de la entrega a los dems dela que habla Jess. En cierto sentido, habis hechorealidad las palabras del Seor: Si uno quiere ser elprimero, sea el ltimo de todos y el servidor de todos(Mc 9,35). Tengo la certeza de que esta experienciacomo voluntarios os ha enriquecido a todos en vuestravida cristiana, que es fundamentalmente un servicio de

    amor. El Seor trasformar vuestro cansancio acumula-do, las preocupaciones y el agobio de muchos momen-tos en frutos de virtudes cristianas: paciencia, manse-dumbre, alegra en el darse a los dems, disponibilidadpara cumplir la voluntad de Dios. Amar es servir y elservicio acrecienta el amor. Pienso que es este uno de

    los frutos ms bellos de vuestra contribucin a la Jorna-da Mundial de la Juventud. Pero esta cosecha no larecogis solo vosotros, sino la Iglesia entera que, comomisterio de comunin, se enriquece con la aportacin decada uno de sus miembros.

    Al volver ahora a vuestra vida ordinaria, os animo aque guardis en vuestro corazn esta gozosa experien-cia y a que crezcis cada da ms en la entrega devosotros mismos a Dios y a los hombres. Es posible queen muchos de vosotros se haya despertado tmida opoderosamente una pregunta muy sencilla: Qu quiereDios de m? Cul es su designio sobre mi vida? Mellama Cristo a seguirlo ms de cerca? No podra yogastar mi vida entera en la misin de anunciar al mundola grandeza de su amor a travs del sacerdocio, la vidaconsagrada o el matrimonio? Si ha surgido esa inquie-tud, dejaos llevar por el Seor y ofreceos como volunta-rios al servicio de Aquel que no ha venido a ser servidosino a servir y a dar su vida como rescate por muchos(Mc 10,45). Vuestra vida alcanzar una plenitud insos-pechada. Quizs alguno est pensando: el Papa havenido a darnos las gracias y se va pidiendo. S, as es.sta es la misin del Papa, Sucesor de Pedro. Y noolvidis que Pedro, en su primera carta, recuerda a los

    cristianos el precio con que han sido rescatados: el de lasangre de Cristo (cf. 1 P1, 18-19). Quien valora su vidadesde esta perspectiva sabe que al amor de Cristo solose puede responder con amor, y eso es lo que os pide elPapa en esta despedida: que respondis con amor aquien por amor se ha entregado por vosotros. Graciasde nuevo y que Dios vaya siempre con vosotros.

    Ceremonia de despedida en Barajas

    Majestades, Distinguidas Autoridades nacionales,

    autonmicas y locales, Seor Cardenal Arzobispo de

    Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Espa-

    ola, Seores Cardenales y Hermanos en el Episcopa-

    do, Amigos todos:

    Ha llegado el momento de despedirnos. Estos daspasados en Madrid, con una representacin tan nume-

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    rosa de jvenes de Espaa y todo el mundo, quedarnhondamente grabados en mi memoria y en mi corazn.

    Majestad, el Papa se ha sentido muy bien en Espa-a. Tambin los jvenes protagonistas de esta JornadaMundial de la Juventud han sido muy bien acogidos aquy en tantas ciudades y localidades espaolas, que han

    podido visitar en los das previos a la Jornada.

    Gracias a Vuestra Majestad por sus cordiales pala-bras y por haber querido acompaarme tanto en el reci-bimiento como, ahora, al despedirme. Gracias a lasAutoridades nacionales, autonmicas y locales, que hanmostrado con su cooperacin fina sensibilidad por esteacontecimiento internacional. Gracias a los miles devoluntarios, que han hecho posible el buen desarrollo detodas las actividades de este encuentro: los diversosactos literarios, musicales, culturales y religiosos delFestival joven, las catequesis de los Obispos y losactos centrales celebrados con el Sucesor de Pedro.Gracias a las fuerzas de seguridad y del orden, ascomo a los que han colaborado prestando los ms va-riados servicios: desde el cuidado de la msica y de laliturgia, hasta el transporte, la atencin sanitaria y losavituallamientos.

    Espaa es una gran Nacin que, en una convivenciasanamente abierta, plural y respetuosa, sabe y puedeprogresar sin renunciar a su alma profundamente reli-giosa y catlica. Lo ha manifestado una vez ms enestos das, al desplegar su capacidad tcnica y humanaen una empresa de tanta trascendencia y de tanto futu-

    ro, como es el facilitar que la juventud hunda sus racesen Jesucristo, el Salvador.

    Una palabra de especial gratitud se debe a los orga-nizadores de la Jornada: al Cardenal Presidente delPontificio Consejo para los Laicos y a todo el personalde ese Dicasterio; al Seor Cardenal Arzobispo de Ma-drid, Antonio Mara Rouco Varela, junto con sus Obisposauxiliares y toda la archidicesis; en particular, al Coor-dinador General de la Jornada, Monseor Csar Augus-to Franco Martnez, y a sus colaboradores, tantos y tangenerosos. Los Obispos han trabajado con solicitud y

    abnegacin en sus dicesis para la esmerada prepara-cin de la Jornada, junto con los sacerdotes, personasconsagradas y fieles laicos. A todos, mi reconocimiento,

    junto con mi splica al Seor para que bendiga susafanes apostlicos.

    Y no puedo dejar de dar las gracias de todo corazna los jvenes por haber venido a esta Jornada, por suparticipacin alegre, entusiasta e intensa. A ellos lesdigo: Gracias y enhorabuena por el testimonio que hab-is dado en Madrid y en el resto de ciudades espaolasen las que habis estado. Os invito ahora a difundir portodos los rincones del mundo la gozosa y profunda

    experiencia de fe vivida en este noble Pas. Transmitidvuestra alegra especialmente a los que hubieran queri-do venir y no han podido hacerlo por las ms diversas

    circunstancias, a tantos como han rezado por vosotros ya quienes la celebracin misma de la Jornada les hatocado el corazn. Con vuestra cercana y testimonio,ayudad a vuestros amigos y compaeros a descubrirque amar a Cristo es vivir en plenitud.

    Dejo Espaa contento y agradecido a todos. Pero

    sobre todo a Dios, Nuestro Seor, que me ha permitidocelebrar esta Jornada, tan llena de gracia y emocin, tancargada de dinamismo y esperanza. S, la fiesta de la feque hemos compartido nos permite mirar hacia adelantecon mucha confianza en la providencia, que gua a laIglesia por los mares de la historia. Por eso permanece

    joven y con vitalidad, aun afrontando arduas situaciones.Esto es obra del Espritu Santo, que hace presente aJesucristo en los corazones de los jvenes de cadapoca y les muestra as la grandeza de la vocacindivina de todo ser humano. Hemos podido comprobartambin cmo la gracia de Cristo derrumba los muros yfranquea las fronteras que el pecado levanta entre lospueblos y las generaciones, para hacer de todos loshombres una sola familia que se reconoce unida en elnico Padre comn, y que cultiva con su trabajo y respe-to todo lo que l nos ha dado en la Creacin.

    Los jvenes responden con diligencia cuando se lespropone con sinceridad y verdad el encuentro con Jesu-cristo, nico redentor de la humanidad. Ellos regresanahora a sus casas como misioneros del Evangelio,arraigados y cimentados en Cristo, firmes en la fe, ynecesitarn ayuda en su camino. Encomiendo, pues, demodo particular a los Obispos, sacerdotes, religiosos y

    educadores cristianos, el cuidado de la juventud, quedesea responder con ilusin a la llamada del Seor. Nohay que desanimarse ante las contrariedades que, dediversos modos, se presentan en algunos pases. Msfuerte que todas ellas es el anhelo de Dios, que el Crea-dor ha puesto en el corazn de los jvenes, y el poderde lo alto, que otorga fortaleza divina a los que siguen alMaestro y a los que buscan en l alimento para la vida.No temis presentar a los jvenes el mensaje de Jesu-cristo en toda su integridad e invitarlos a los sacramen-tos, por los cuales nos hace partcipes de su propia vida.

    Majestad, antes de volver a Roma, quisiera asegurara los espaoles que los tengo muy presentes en mioracin, rezando especialmente por los matrimonios ylas familias que afrontan dificultades de diversa natura-leza, por los necesitados y enfermos, por los mayores ylos nios, y tambin por los que no encuentran trabajo.Rezo igualmente por los jvenes de Espaa. Estoyconvencido de que, animados por la fe en Cristo, apor-tarn lo mejor de s mismos, para que este gran Pasafronte los desafos de la hora presente y contineavanzando por los caminos de la concordia, la solidari-dad, la justicia y la libertad. Con estos deseos, confo atodos los hijos de esta noble tierra a la intercesin de la

    Virgen Mara, nuestra Madre del Cielo, y los bendigocon afecto. Que la alegra del Seor colme siemprevuestros corazones. Muchas gracias