Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

250

Click here to load reader

Transcript of Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

Page 1: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

TICÜLOS FÜBLaiiuuj POR "EL PAlS.''

UTACIÓN DEL LIBRO

DE

flNCISGO BULLESNTITU LADO

M

MÉXICO ,

Tip, de la Compañía Editorial Católica, 2a, de San Loren^

A Católica. 2a 9^ de San Lorenzo, núm. 10.

M E X I C O^'

Page 2: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma
Page 3: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

COLEaiON DE artículos PUBLICADOS POR "EL PAÍS'

EL XjIBK.0'\\

DE

DON FRIIIIGIÜGO BDLIIEINTÍTUL.ADO

i\JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES

DE AYUTLA Y DE REFORMA"

&ijr^

1906Tip. de la Compañía Editorial Católica. 2a Calle de San Lorenzo, núm. 19.

MÉXICO

Page 4: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

3^-|ír/^ CkP'

Page 5: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

C®j)(C@))((®))(©))((®))(((^):(C®)^

'Juárez y las Rct. ;*, v^v^is^, o, •«*- de Refor¿na"

NTRODUCGiON

/Hemos esperacío largamente queiblícó todos los documentos respectí-

brotase del partido juarista alguna re- j vos, inclu&ive el referente á haber ne-

futacicn, siquiera fuese de mero apa- 1 gado el Senado americano su aproba-rato, al libro del señor D. Francisco ! éión, debido á lo cual no se ílevó á ca-

BuJnes, intitulado "Juá»*ez y las Re-,

voluciones de Ayutla -y de Reform.a;''libro en que D. Benito Juárez aparececomo un sujeto no sólo desnudo d'e ios

méritos con que se ha pretendido gío-

rif icario, sinío reo de las más gravesresponsabilidades ante la Patria.

No se ha movido la hoja de un ár-

bol. V > -"

>

bó e! desmembramiento.Los periód+cos reformistas hicieron

esfuerzos inauditos de injuria y decla-

mación para rechazar carga tan gra-

ve; pero no lograrórv ni siquiera sem-brar la duda. Entonces, ante la convic-

ción que evidentemente se produjo en!a conciencia pública, la secta refor-

mis|p,\a ^alta de una argumentaciónDesde hací? veinte años,, el partido i histórrea, á falta de elementos cienti-

juarista- adoptó una .re3or»r.i<>n herofi-íflcos^para una cpntroversia en que es-

ca y eminentemente práctica, en travj taba afrDrnada, inventó la demostra-tánriose de convencer á un -pueblo

jción del 18 de Julio, com.o una cence-

analfsbeta é impresionable: oponer á rrada'á ja Histeria, como quien hace!a Historia, al tribuna! de la crítica,,

constituido por la razón y los docu-mentos, es decir/ á. la verdad, las de-

mostraciones bombásticas y-atrohado-ras, esto es, !a déciaimacióh sugeridapor el orgullo impotente de !a secta,

y llevada hasta el miás exasperado _des-

pecho de la derrota. ;

'

Años y añco pasaban; después de la

muerte del señor Juárez, sin que hu-biera demiostración del 18 de Julio, ni

se pensara^ al menos, en tal cosa. Juá-rez caía rápidamente en olvido faraó-nico; pero sucedió que ' *EI Tiempo,"en el curso de una requisitoria contrael partido liberal, inculpó á Juárez dehaber vendido la Baja California. Pu-

estajüar una música militar junto á la

tribuna para qué no %q oiga la voz del

qué está hablando.No obstante, "El Tiempo" continuó

^At e'fTpresa crítica de" la vida pública

de D. Benito, y entonces sus redacto-

res frieron' encerrados en la'Cárceí,

Cor»- tales procedimientos, quedó li-

bre, pero sin gloria, en poder de la

secta reformista el campo de una.dei-

ficacícíi estridente, pero vanal, forza-

da, sin grandeza, sin fe por parte de!cs miemos sacerdotes, impuesta concencerros y con cerrojos...

En^el curso de esa deificación, quenc ha tenido por objeto ni glorificar

5 -n patricio, ni inmortalizar á un hé-

Page 6: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

4 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES

roe, ni siquiera dar prestigio á un paP-^'

tido, sino exclusivamente ultrajar la

fe cristiana, agredir al pensamientocatólico después de amordazado y ma-niatado, hubo quien, no advirtiendoese fin, ese único fin, tomó seriamen-te el asunto en su aspecto histórico,

y al examinar el ídolo con sus manos,se le deshizo entre sus dedos. Y escri-

bió "El Verdadero Juárez."El sólo título de ese libro, firmado

por persona que estaba á la cabeza dela oratoria, la controversia y el extre-

mismo liberal ultrarreformista, fué co-

mo la explosión de la caldera en los

tranquilos, pero sonoros talleres de la

deificación.

La circulación de los primeros ejem-plares puso en 42 Fahrenheit á los cen-

cerristas y cerrojistas, que andabancon los ojos de fuera, y difícilmentehabrán reflejado jamás los cristales

de Plateros rostros más cariaconteci-

dos que en aquel entonces.Los conatos de refutación que se in-

tentaron, pocos y enteramente infeli-

ces, persuadieron á los reformistas deque no debían abandonar el programadel cencerro, antes reforzarlo con al-

gazara lo más estupenda posible; y nonecesitamos describir aquell^ pruebacolosal de impotencia, aquel estrépitoinsufrible, como si hubiera un pronun-ciamiento de duendes en una fábricade tamboras, como si se desbocaran ála vez todos los carretones de Méjicosobre los empedrados de San Lázaro;estrépito en que estallaban las pro-

testas de ayuntamientos, de flautistas

y expendedores de leche.

El cerrojo no pudo funcionar, pormás que sobrara apetito para elilo. Setrataba de un diputado que no podríaentrar á la cárcel sin previo desafue-ro, el cual exigiría una discusión for-

mal del libro en la Cámara, y Jos te-

rroristas formidaror. sir.fc una contro-versia científica, al arma blanca, queno podrían sostener. Pero si el cerro-

jo no funcionó para abrirse la puertade la cárcel como á los redactores de*

'El Tiempo," en cambio funcionó pa-

ra cerrar la puerta de la Cámara al au-tor del libro, quien no volvió á pisarla.

Así es cómo Jos proclamadores dela libertad del pensamiento supieronresponder á un trabajo de crítica hisr

tórica. Y sin embargo^ "El VerdaderoJuárez" exigía una contestación cir-

cunspecta. Pero en vez de trabajarla,

no se pensó sino en llevar adelante el

programa elegido hace veinte años, enexagerar hasta lo febril las fiestas cen-

tenarias para substituir la dialéctica

con el estruendo, y enardecer con és-

te el oído popular, abierto ansiosamen-te para escuchar á la Historia.

Seguramente que ningún libro hacostado tanto dinero á la nación, co-

mo "El Verdadero Juárez," porquepara refutarlo conforme á la retórica

del cencerro, se ha extorsionado á las

poblaciones con tributos no impuestospor la ley, sino por el cacicazgo, á fin

de levantar en cada pueblo una esta-

tua de D. Benito.

Cuando más afanadas se hallabanlas comisiones en esos proyectos, quecomo habrá de verse, resultarán irri-

sorios, vino el segundo libro de DonFrancisco Bulnes, mucho más grave,

documentado y argumentado que el

primero, y el sable de la ciencia re-

formista se quedó frío y tranquilo ensu vaina. A él pueden aplicarse gráfi-

i

camente aquellos versos del poeta: j

* 'La espada, que era de Astorga, i

No dijo, * 'esta boca es mía.'

'

Nada, ni una frase. Los reformistasno han tenido contra ese libro ni unapalabra, ni lo que puede expresar porseñas un mudo.'Ahora bien; ¿podrá imaginarse sar-

casmo comparable al de Invitar á unpueblo á la deificación de un hombre, !

sobre quien pesa una requisitoria te-

rrible, apoyada en documentos de supuño y letra, y á la cual no se haopuesto la más leve impugnación?Por dignidad de secta, á lo menos,!

debió intentarse la refutación de tal

requisitoria, antes que pensar en cual

quiera apoteosis. Pues, ¿de qué servi-

rán esos cente-nares de estatuas (cuya.

Page 7: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

DE AYUTLA Y DE REFORMA

parte artística habrá de seguro ¿|ue

encomendarse á la indulgencia de los

transeúntes), esas fiestas, cantares,medallas, si frente á todo eso, domi-nándolo y avergonzándolo se levantauna acusación terrible, con todas las

formalidades de la Historia; una acu-

sación que permanece intacta hace va-

rios meses» sin que ninguno se hayaatrevido á acercársele, ni decirle"mientes," ni menos probarlo?

Posible es que los agitadores del

centenario pretendan justificarse conel argumento del silencio, para impe-dir el reclamo; pero ciertamente quenada habrá tan infeliz como ese argu-mento, en el caso que nos ocupa. El

silencio es bueno para contestar al

proletariado del periodismo, al idiota,

al granuja; pero el silencio ante unaacusación histórica rigurosamente do-cumentada y además presentada antela República, por quien oficialmenteha tenido la representación del Con-greso Federal, y de la parte más seria

y elevada de s'a partido para hablar

de asuntos históricos y políticos en la

tribuna, el silencio de los juaristas an-

te el "Juárez y las Revoluciones deAyutla y de Reforma," después de ha-

ber intentado la refutación de "ElVerdadero Juárez," no puede ser tác-

tica de editor antagonista, sino prue-

ba de terror á la verdad, de impoten-cia para combatir, de segura concien-

cia de la derrota.

Pues bien; ya que ni un solo escri-

tor liberal ha osado atacar esa obra,

que es imposible destruir con fiestas

y cencerros, por estruendosos que

sean, nosotros, después de hacer cons-

tar ese silencio, nos proponemos ana-

lizarla, en una serie de artículos. Di-

remos y probaremos lo que tiene de

falso y \o que tiene de verdadero, yprestaremos así á la ciencia histórica

de nuestra patria, un servicio que no

han podido ó no han querido tributar-

le, los que para una deificación ruido-

sísima han comenzado por suprimir la

Historia.

Page 8: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

X

TESIS DEL SR. BULNES CONTRA, LA TEOLOGÍA: SU FALSEDAD.—LIBERTAD DE INVESTIGAC!ÓN>S!C0L0GIA: EN COSR/IOGONSAEN LA TEOLOGSA=—DEMUÉSTRALA LA HISTORIA DE LA FILO-SOFÍA.—LA ESCUELA ALEJANDFJNA.—LA FILOSOFÍA CRISTIA-fs|>3^ COMO ORGANISMO CIENTÍFICO: FíLOPON,^SAN GREGORIODE NIZA: SU TEODICEA: SU DOCTRINA, CRÍTICA Y DICCIÓNVISLUMBRA EL SISTEMA ^ETE-LAPLACE, NEM ESlO, FUNDADORDE LA PSICOLOGÍA CRISTIANA: SU LIBRO ''DE NATURA HOMI-NIS:" SUS DOCTRINAS FíSlOLOGSCAS Y FRENOLÓGICAS.

La primera condición d<, .a

es la integridad. Juzgar á un libro porun capítulo, es tan JrrRc'ional^ comopretender juzgar á un posta por unaestrofa, ó á un. rhédico por el trata-

mientóí de un solo enfernTC. Bien cq^m-

prendemos que para niuchos lectores^

e' rnterés princija^de la labor que nosheraos impuesto, estribará en e! estu-

dio dé la parte do la obra, en que eí

señor Bu!n&s se.ocaspa directarrie'níé

en la personalidad histoiSca del señorJuárez. Sin embar¿fo, tenemos que exa-minar tod,p el libro, para piímpi^r conesa ley dé la integridad de la crítica;"

y así procede,n30& á haeei^q.Comienza el señor Buifnes su iibro

(tras una breve advertencia') con unarevista de los historiadores más nota-,bles, en medio de la cual .apenas hayalgo suyo, pues casi todo lo tocante álos antiguos <es, ó extracto, ó copia lite-

ral ^e algunos críticos é histoViógra-

fos, prir>eipalmente de Marius Fonta-ne. Líeg^ así hasta Gregorio de Toursy Froissart;:^ entoFfcesr apartándoisede la fácil erudición de las primeraspáginas, se pone á escribir por sucuenta; -pero, cosa digna de notarse,

apsnas se abandona á sus propios pen-

samientos, cuando empiezan á apare-cer en su libro errores y sofismas.

^ 'Deepués de Froissart. dice, y entoda Europa, la historia se desenvuel-ve diseminada, obscura, casi clandes-tina, en' crónicas sagradas, vidas desantos, oratoria religiosa, biografías

fúaebres, memorias, apuntes, recuer-

dos. ...''; como ^¡ ignorara que entreFroissart y Mariana no hay soLamen-te que tomar en cuenta libros de his-

toria reiigiósa, sino también de histo-

ria profana. No entramos en. la expo-

sición de lo que á ese respecto pudie-

ra decirse, porque no nos proponemosen modo alguno la ímproba y !al:iorio-

Page 9: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

DE AYUTLA Y DE REFORMA

sa tarea de examinar detalles secun-darios en la obra de! señor Bulr.es.

Pero á él le pareció que debía dete-

nerse ahí, fijándose s6lo en los traba-

jos de historia religiosa, para lanzarsobre la Teoíogta las piedras del fana-tismo racionalista y positivi&ta, puesagrega: "La Teología'era una atmós-fera imposible para toda ciencia quereclamase libertad de investigación,

de doctrina, de crítica, de dicpíon.'

'

Págs. 14 y *15.

, De tal afirmación no da prueba nin-

: :guna el señor Bulnes: ni la indica si-

quiera. SWnta su tesis con acento doc-

tcrai y tiene mucho de despectivo pa-

ra sus lectores; pero con esa tesis el

señor Bulnes muestra ün lamentabley completo desdínoc i miento de lo quefueron y han sido en todos tiempos los

teólogos católicos; en cuyas obras, así

tratándose de los*al|^iguos,^ JcíT>mo delos modernos, se encuentra en más ó

menos grado, pero se encuentra siem-pre, esa libertad de investigación y dedoctrina, de crítica y de dicción que ei

señor Bulnes cree imposible dentro del

ambiente teológico.

En ese punto, puede afirmarse sin

temor de que la verdadera historia nosdesmienta, que la última frase de fa

- célebre fórmula agustiniana "In dubilis

libertas,'' pudiera ser e! mejor título

ílel libro que se escribiera sobre las

investigaciones y doctrinas de los teó-

logos caíólicOiS, no sólo desde que, conPedro Lombardo en el siglo XH y conSanto Tomás en e'l subsecuente siglo

XMi, la Teología quedó organizada ysistemada corno verdadera ciencia, s¡-

f^ no dende los primeras s¡j3lo3 de la

Af Jglesia, en que los sabios cristianos,

|, instruidos profundamente en las filo-

l'Sofías entonces dominantes, llevaron"cada uno de ellos al terreno teológico

_ sus ideas, de que no tuvieron necesi-dad de renegar, sino que se esforzaronerv poner de acuerdo, hasta donde er£Lposible, con ¡a doctrina cristiana y ¡

' apostólica, i

Si algo se ven en la necesidad de i

notar los que estudian de veras (y^no{

sólo en diccionarios enciclopédicos), i

la historia del ' espíritu humano, esprecisamente laTibertad amplísima deinvestigación y de doctrina, y por lo

mismo, de crítica y de dicción quehan ostentado largamente los cultiva-

dores de la teología; y sólo la ignoran-cia de esa historia y las preocupacio-nes antiteoiógicas de. los racionalistas

y positivistas modernos, pueden inspi-

rar tesis como la sentada por el señorBulnes.Que Ia*iií3^^tad de • Investigación y

de crítica existió siempre en las es-

cuelas teológicas, acaso no puedaaprenderse en los diccionarios enciclo-

pédicos; pero, eso no obstante, es co-

sa demostrada Tibien demostrada porla historia de la filosofía, que en el

mundo occidental camina y se desen-vuelve unida á la de la Teología enmuchas de sus épocas, pero principal'

mente en las más brillantes.'

Así, sin entrar en cuanto pudieradecirse y es bien sabido, acerca de la

escuela de Alejandría, cuyas doctrinas

y vicisitudes han sido expuestas mu-chas veces y en la cuál descuellanhombres tan notables en la historiadel pensamiento humano como Cle-mente de Alejandría y su discípuloOrígenes, nos fijaremos, por lo que to-

ca á la edad antigua, en algunos teó-

logos cuyas obras, verdaderamentemonumentales, nos revelan el espíri-

tu filosófico y la libertad con que in-

vestigaban, discernían y depuraban to-

das las doctrinas, sin apartarse por esode las enseñanzas dogmáticas del Cris-

tianismo.La escueila alejandrina había h^ho

entrar ei platonismo en la Teología yen la FüQgofía cristianas, y algunos delos grandes escritores de los siglos IVy V hicieron entrar en esa Filosofía yesa Teología el elemento aristotélico;

y de tal suerte, que desde entonces la

Filosofía cristiana, que tiene siempremucho de teológica, quedó constituidacomo verdadero organismo científico.

Debióse tan grande obra al célebre Fí-

íopórt, que si á causa de algunos exce-sos de libertad incurrió en errores con-trarios al dogma cristiano, porque na-

Page 10: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

8 JUÁREZ Y I^S REVOLUCIONES

da hay perfecto sobre la tierra, encambio prestó al Cristianismo el in-

comparable servicio de haber asentadolas bases de su filosofía; y debe ad-vertirse que ya en las obras de esteilustre escritor aparece la necesidaddel método de observación y de expe-rimentación, con que tanto ruido hahecho ell positivismo por el mundo, yaparecen también doctrinas físicas,

cosmogónicas y astronómicas, que aúnduran en la ciencia moderna. Así, porejemplo, refutó el error sostenido en-tonces por algunos filósofos de la

"substancialidad" de las tinieblas; en-eeñó que los astros, al contrario de lo

que se afirmaba aún por algunos sa-

bios, no son movidos por ángeles ni

por espíritus, sino por la "fuerza"vi de que fueron dotados por el

Creador; y contra la escue'la antioque-na, sostuvo la esferoicidad de la tie-

rra; todo lo cual demuestra que esascuestiones, como muchísimas otras,eran libremente resueltas en sentidocontradictorio por cada escuela, porcada escritor, por cada filósofo, en me-dio del ambiente teológico, sin que ála libertad de investigación, de críti-

ca, de doctrina y de dicción, ofrecieraobstáculo alguno la Teología.

Por ©I IV siglo floreció San Gregoriode Niza, en cuyas obras hay amplísi-ma discusión sobre todos los puntosfundamentales de la Teodicea y de la

Psicología; siendo digno de notarse,por lo que toca á la primera, que diri-

ge sus principales ataques, como eramuy natural, supuesta la difusión dela idolatría, todavía entonces muy ex-tendida en el mundo occidentail, con-tra el antropomorfismo; y por lo quetoca á la segunda, que es el punto devista dominante en las obras del mitra-do filósofo, es el que hoy podríamosllamar de "psicofisiología;" de ma-nera que muchos de sus razonamien-tos, hoy mismo se podrían aplicar á la

refutación de las teorías alemanas yfrancesas, aparecidas en nuestro na-ciente siglo, y que la "unicidad" delalma humana, como principio de todas

i

las operaciones así psíquicas como or-

'

gánicas del hombre (término á que ne-

cesariamente han de llegar todas las

observaciones y estudios, siempre quese hagan con buena fe científica con-forme á ios métodos modernos), es unade las tesis capitales en la filosofía dei

nisseno. Esas doctrinas están expues-tas allí con la más completa libertad,

hasta el grado de que en puntos psi-

cológicos se le ve muchas veces vaci-

lar y aun contradecirse sin mengua al-

guna de su ortodoxia.No omitiremos notar que» como lo

afirma uno de los grandes historiado-

res de la filosofía, se encuentra en untexto del Obispo filósofo "una especiede intuición y como una preformaciónrudimental, pero bastante ^explícita dela teoría de Laplace,»"' pues afirma queel sol y los astros se formaron poruna reunión^ y condensación de la luz

creada de alitemano y difundida en el

espacio: "Solis natura facta non est,

sed cum in universitate rerum difuseaesset, simul coacta est et conjuncta."¿No demuestra todo eso libre inves-

tigación, libre doctrina, libre dicción yespíritu crítico de altos vuelos?Como prueba viva de que fué esa

siempre la tradición de libertad, de in-

vestigación y de crítica en las escue-las teológicas, podemos presentar tam-bién el célebre libro "De natura homi-nis,' ' obra del teólogo Nemesio, que,

con ser tan digna de estudio, ha pasa-

do inadvertida para muchos de los quehan pretendido historiar la filosofía,

yendo á los diccionarios enciclopédi-cos; pero que no es desconocido porningún investigador serio y profundode la historia del pensamiento huma-no.

¿Cómo olvidar, en efecto, al que enla serie de los siglos cristianos, fecun-dos en tantas y luminosas glorias, po-

demos ver como el verdadero funda-dor y organizador de la psicología?Porque su psicología no es apriorís<ti-

ca; carácter que sólo podrían atribuir-

le los que no saben tomarse el traba-jo de recurrir á las fuentes donde se

debe aprender la historia de las cien-

cias y de las ¡deas., sino una psicolo-

Page 11: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

DE AYUTLA Y DH REFORMA 9

gía, que tanto atiende á los principios

fundamentales de la razón, como á los

documentos de la observación y la ex-

periencia.Porque el sabio Obispo de Emesa

nos da en su libro una verdadera des-cripción del universo, corv objeto defijar el puesto que corresponde al hom-bre en el grandioso cuadro de la crea-ción. Los primeros capítulos son pá-

ginas verdaderamente inspiradas:campea en ellas el más elevado crite-

rio; se ve una soberana síntesis, enque aparece como coronamiento la fi-

gura nobilísima del hombre. Hace des-

pués di análisis lento, paciente, decuanto al hombre constituye,' pasa enrevista las teorías filosóficas que has-ta entonces habían apar/»c¡do sobre la

naturaleza del alma, y es cosa de ad-mirar la firmeza de ¡deas y la podero-sa clave con que de todas juzga, con-cluyendo con afirmaciones soberanas:con la de la espiritualidad del alma,que no han podido destruir los esfuer-zos de la ciencia materialista, y á la

que, por el contrario, han tenido querendir homenajes, algunos verdadera-mente gloriosos, los que en estos úl-

timos años han consagrado sus estu-dios al principio vital; la de la liber-

tad de contradicción y de la libertad

de albedrío, que respilandeciendo conluz inextinguible en el fondo de la hu-mana conciencia y siendo, como son,consecuencias necesarias de la inteli-

gencia (afirmación poco apreciadahoy, pero en que hace mucho hincapiéel filósofo de Emesa), son negadas porlos deterministas, para quedar subs-tituidas con falsas hipótesis que vie-

nen á reducir aquellas libertades áuna pura ilusión; y la de la unidad delcompuesto humano, esto es, de la for-

r mación de un solo ser en él por la

^ unión del espíritu y de la materia; dedonde pasa á afirmar la tesis de lasescuelas espiritualistas de nuestrostiempos sobre ser los diversos órganosinstrumentos de las distintas funcio-nes de nuestra alma; entrando en indi-

caciones de verdadera fisiología y

avanzando hasta llegar á algunos con-ceptos frenológicos, pero manteniéndo-se, sin embargo, dentro del más puroesplritualismo.Valdrán esas doctrinas fisiológicas

y frenológicas de Nemesio lo que sequiera; tendrán ó no su origen en la

biología aristotélica, á cuyo conoci-miento tanto han contribuido Mr. Bar-thelemy Saint Hilaire y G. Pouchetcon sus estudios de hace treinta años;habrá errores á ese respecto en el li-

bro de Nemesio, pero la idea funda-mental expuesta por él no ha pasado,y muchas de sus observaciones sonhoy perfectamente sostenibles en el

terreno científico.

No dejaremos de notar que sobre to-

da grandiosidad de ideas, por encimadel espíritu filosófico y científico queen ese libro domina, sobre los porme-nores y el conjunto de toda aquellaciencia, se levanta coronándola y ba-ñándola de divinos fulgores, comoblanca llama en una lámpara de oro,el principio de que el hombre está des-tinado por su naturaleza á un ordensobrenatural; sin que esa idea dogmá-tica y teológica empezca para nada,en el filosófico obispo, y antes, por el

contrario, aliente y vigorice la liber-

tad de investigación, patente en susafirmaciones frenológicas y fisioiógi-

cas; la libertad de crítica, resplande-ciente en el análisis que hace con todajusticia de las doctrinas de los filóso-

fos paganos sobre la naturaleza del al-

ma; ni la de doctrina y dicción, sinlas cuales no habría podido fundar,realizando una obra de sano y depura-dor eclecticismo, la psicología; porquetodos los desenvolvimientos de estaciencia en las escuelas cristianas y es-

piritualistas, no son sino continuaciónmás amplia, sí, más vasta y más lumi-nosa, como lo requieren los progresosde la ciencia y las necesidades del es-píritu humano, de la gran obra delilustre Obispo de Emesa.Con que ya lo ven nuestros lectores:

cuando el señor Bulnes afirma que la

Teología es una atmósfera Imposible

Page 12: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

10 JITAREZ Y LAS REVOLUCIONÉIS

para toda ciencia que reclame libertadde investigación, de doctrina, de jctí-

tica, de dicción, lanza una afirmacióndesmentida por las más sencillas, las

más elementales noticias de la histo-

ria de la filosofía que desde que Cristo

apareció en el mundo, está , indisolu-

blemente unida con la historia de la

Teología.

Ya veremos nuevas pruebas en nues-tro siguiente artículo.

^^

Page 13: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

It

LA filosofía V«?E0PAGIT!CA.—san AGUSTÍN: SU PSICOLOGÍA:FUNDA LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA.—DE SAN AGUSTÍN AMR. DE RAViGNAN.—ALGUNOS NOMBRES ILUSTRES.—LA FILO-SOFÍA ESCOLÁSTICA.

Al considerar la historia de la teo-

logía desde el punto de vista de la li-

bertad de investigación, crítica y doc-trina e-n que debemos coíocarncs; pa-

ra combatir ¡a falsa afirmación del se-

ñor Bu'lnes, es imposible olvidar la

'•filosofía Areopagita,' ' ó sea la con-

tenida en los libros atribuidos á SanDionisio Areopagita, principalmenteen el* 'De Divinis Nominibus.''

Sea quien fuere el autor de esos li-

bres, su antigüedad es'incíiscutible, así

como su carácter neoplatónico^ por e!

que cuantos de historia de la filosofía

han escrito, sabiamente juzgan la -fi-

losofía areopagítica como "la intro-

ducción ó enc"arn3ción de la idea neo-platónica en la idea cristiana, en cuan-to !a primera es compatible con la se-

gunda.' ' Contiénese en esos libros unaverdadera teodicea, que ha ejercidOj

trascendental y decisiva influencia enlas escuelas místicas cristianas, lo mis-m.o de la edad media que de ia mo-derna, y precisamente, por ese carác-

ter neoplatónico, porque en sus pági-nas la doctrina del filósofo de Atenasaparece purificada y fundida en el cri-

sol de la idea cristiana, es evidenteprueba de que el teólogo, quien quie-ra fuese, que trazó esas páginas admi-rabies, no "encontró la atmósfera de la

«teología imposible, como' dice el señorBulnes, para la libertad de investiga-ción, ni de doctrina, ni de crítica, ni

do dicción; y antes, por el contrario,colocado en ambiente propicio, hizo^rxXvdiX' para siempre las platónicas doc-trinas en el mundo intelectual cristia-

no.

Pero pasemos adelante.

Cííando es bien conocida la, filoso-

fía de San Agustín, fan elevada y tanlibre, ¿será necesario que también la

citemos para demostrar que la liber-

tad de investigación y doctrina nomuere en la atmósfera teológica?

Dejando aparte la teodicea agusti-niana, convertiremos por algunos mo-mentos nuestros ojos á las doctrinas

Page 14: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

lá JUÁREZ Y LAS 'REVOLUCIONES

psicológicas del admirable Obispo de

Hipona. No le fué estorbo la teología

para hacer dos grandes cosas: prime-

ra, plantear el problema de la certeza,

sentando así las bases de la "crítica,"

ó sea, de lo que los escolásticos llama-

ron "lógica mayor," y los modernosdesignan con los nombres de ' 'crite-

riología,' ' de ' 'problema crítico,' ' ó

con ailgún otro análogo; y segunda,

que afirmó de una manera categó-ica,

acaso por primera vez dentro de la fi-

losofía cristiana, la relatividad de

nuestros conocimientos.Lea el señor Bulnes el libro "De

Trinitate;" estudie el "De Vera Re-

ligione,' ' y encontrará dentro de unaatmósfera enteramente teológica, la

discusión libre de muchos de los pro-

blemas fundamentales de la filosofía;

lo cual sería imposible, si la teología

sofocara toda investigación y crítica.

Si alguno, entre los grandes filóso-

fos que son honra del pensamiento hu-

mano, ha sostenido, fijado y defendido

los derechos de la razón; si alguno ha

mostrado los ilimitados horizontes de

su actividad; si aUguno ha tratado más6 menos extensamente, pero siempre

con vivos toques y luminosos destellos,

los problemas psicológicos, es SanAgustín. Útil y deleitoso trabajo sería

el de ir señalando, por medio de un

estudio comparativo de sus obras yde lais teorías comprobadas de los psi-

cologistas de los últimos siglos, las

semejanzas que hay entre eJ pensa-

miento filosófico de San Agustín y la

filosofía moderna. No injustamente se

le ha llamado el "águila de Hipona,"porque, remontándose á las alturas,

vio de hito en hito con los ojos de la

consideración el sol de la Divinidad y. divisó todos los horizontes de la ra-

zón humana, sin que le fueran estor-

bo, y antes sirviéndole de ayuda yprestándole vigor paVa tan altos vue-

los, las alas de la teología.

Pero qué mas? La humanidad inte-

lectual, ¿acaso no debe á San Agustínnada menos que la fundación de todauna ciencia: la filosofía de la histo-

ria? La vislumbraron apenas Paulo

Orosio en su "Maesta Mundi," y Sil-

viano en su tratado "De GubernationeDei,' ' pero fué desconocida del todopara el paganismo, porque esa cienciano tuvo su nido sino en las excelsasalturas del dogma cristiano, ni bajó ála tierra sino hasta que San A^justín

la trajo sobre sus alas de águila y le-

vantó á los ojos atónitos de las gen-tes el veílo del impenetrable misterioque cubría los destinos del mundo.Una vez fundada esa ciencia, torna á

brillar, doce siglos después, tambiéndentro de una atmósfera teológica, enlas páginas inmortales del ''Discurso

sobre la Historia Universal," de Bos-

suet, y después de haberse desnatura-lizado un tanto en la "Scienza Nuovade Vico," mucho en las teorías sobreel progreso indefinido, sustentadaspor Condorcet, en el "armonismo" deKrause, en el hegelianismo y en las

teorías alemanas engendradas por él,

resplandeció con los vivos fulgores desu nobilísimo origen sobre el mundomoderno, en el gran día en que el ilus-

tre jesuíta Mr. de Ravignan, desde la

altura del pulpito de Muestra Señorade París y ante escogido é inteligen-

tísimc auditorio, del que formabanjsarte un Mr. Dupin, un Mr. Guizot, unLamartine, asentó la tesis, que no tar-

dó en demostrar con torrentes de ava-salladora elocuencia, que "un dog-

ma católico, el dogma del pecado ori-

ginal, es la base de la filosofía de la

hiistoria." Ciencia tal de cierto, queno habría nacido, como nació, en am-biente teológico, si ese ambiente fue-

ra irrespirable para la libertad de \j\-

\;estigación, de doctrina y de crítica.

Y téngase en cuenta que, además detodo eso, la psicología agustinianaplanteó y aun resolvió problemas quetodavía son hoy ardientemente discu-

tidos y no tienen otra solución (pues

no han podido alcanzarla, ni la máslibres entre las escuelas disidentes)

que la que les dio San Agustín: la so-

lución cristiana.

Los límites á que tenemos que ce-

ñirnos en esta refutación del libro del

señor Bulne«, no nos permiten ir re-

Page 15: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

DE AYUTLA Y DE REFORMA 13

corriendo, ni siquiera con la brevedadcon que lo hemos hecho hasta aquí,

una por una, todas las páginas de la

historia de la filosofía, unida indiso-

lublemente á la de la teología, no sólo

en la edad media, en que nació la es-

colática y se levantó hasta las alturas

á que no ha llegado sistema ningunoen los anailes del pensamiento huma-no, sino antes, desde que el Cristianis-

bo apareció en el mundo y después entoda la edad moderna hasta nuestros

días; y así sólo podemos en esta re-

futación pronunciar agunos nombres,siquiera los más ilustres, y hacer indi-

caciones brevísimas, suficientes, eso

sí, para demostrar la libertad ds in-

vestigación, de doctrina y de crítica,

que no sólo vive y respira, sino quese engrandece y sublima en la atmós-fera teológica . . . .

Así Boecio, en su libro "De Trini-

tate,' ' que mereció, como el * 'De Di-

vinis Nominibus," del Areopagita,que le comentara Santo Tomás, lanzó

breves, pero vivos destellos sobre el

poder cognoscitivo de la razón huma-na; San Isidoro de Sevilla hizo unverdadero resumen de la filosofía; for-

mó en sus "Etimologías" una verdade-ra enciclopedia, reveladora del estadode la ciencia en aquellos tiempos, yengendró un gran movimiento, que fué

á la vez filosófico y ri&ligioso, literario

y jurídico, como lo demuestran los li-

bros de San Julián; los "SententiarumLibri quinqué,' ' de Tajón, que es él

primer tratado de teología escolásti-

ca; el* 'Forum Judicum,'* que fué el

primer ensayo de legislación filosófi-

ca después del derecho romano; Al-

cuino, que escribió "De animae ratio-

ne" y que tanto influya sobre Carlo-magno; y otros muchos, en fin, cuyosnombres llenarían muchas columnas.

La historia de sola la filQsofía esco-

lástica en sus cuatro períodos, desdesu nacimiento en Tajón y en EscotoErigena hasta su decadencia que, em-pezando en Occan se consuma, casi al

mismo tiempo que cae Constantinoplaen poder de los turcos en el siglo de-

cimoquinto, después de haber alcanza-

do SU" más elevada perfección en los

gloriosos días de Albertc/ el Grande

y de Santo Tomás, es la demostraciónmás completa de cómo en un ambien-te teológico se puede disfrutar y se hadisfrutado de toda libertad para inves-

tigar; para formular doctrinas, ha-

ciendo recto uso de la razón; para ha-

cer crítica, analizando y depurando el

valor de todas las doctrinas, sin quepuedan ser obstáculo para todo eso los

dogmas, ni la revelación.

Cierto que todo esa filosofía pare-

ce inintelegiWe á ciertos grupos quehacen profesión* de ilustrados y filosó-

ficos, pero que no la estudian, y, nece-

sariamente, no la entienden, porquenada se puede entender sin estudiar;

pero frente á esa ignorancia que con-'

dena lo que no entiende, se levanta

otro grupo formado de sabios investi-

gadores y de críticos eminentes, no só-

lo cat.. lieos, sino protestantes algunos

y racionalistas otros, que después de

revolver á la luz de la lámpara de la

sabiduría los infolios de la escolásti-

ca; después de recorrer los numero-sos volúmenes de las "patrologías," yde las "bibliotecas filosóficas," hanhecho justicia á la escolástica que, na-

cida en el regazo de la teología, ama-mantada á sus fecundos pechos y vi-

gorizada con su inmortal espíritu, lo

analizó todo y, ¿por qué no hemos de

decirlo? tuvo verdaderos instintos de

adivinación de todos estos grandesprogresos que se van desenvolviendo

á los ojos de las generaciones en el

mundo moderno; progresos cuyas ba-

ses sentó y fundó de una manera ine-

luctable esa gran filosofía que, no por-

que hoy la desconocen los ciegos del

espíritu, deja de brillar en la historia

como un sol, de la misma manera que

no deja de brillar el rey de¡^ día desde

las alturas del cielo, porque aquí en

la tierra hay ojos incapaces de reci-

bir su luz.

Page 16: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

lít

LOS TEÓLOGOS DE NUESTROS DÍAS: . SUS TRABAJOS FffOSOFI-COS.—MERCIER, ARNAtZ, MR, DE FARGÉS Y MR. BARB^DETTE^—LA SERIE DE OBRAS DE FARGES SOBRE ARISTOtELES YSANTO TOMAS, MI ELLE, HEDDE.—TRABAJOS RíCENTlSiMOS.—PASAJE DE RENÁN SOBRE LA LIBERTAD DE INVESTIGACIÓNDE LOS místicos Y TEÓLOGOS ESPAÑOLES.

Mas ni siquiera hay necesidad deremontarnos, para demostrar la false-

dad de la tesis del señor Bulnes, á los

pasados tiempos. En nuestro mismo si-

glo, en nuestros días, ¿no sabe el se-

ñor Bulnes las bataUlas que en^l mun-do del pensamiento están librando teó-

logos polemistas que figuran en prime-ra línea y á quienes el ambiente teo-

Icgicp en que viven y respiran no es

obstáculo para que analicen y discutanlas nuevas doctrinas y las nuevas hi-

pótesis, algunas muy dignas de aten-

^ción y de alabanza, pero otras, nacidasen espíritus ajenos á toda filosofía,

destinadas á pasar, como los ' 'deter-

minismos' ' y' 'materialüsmos' ' de los

últimos años, á la triste y lamentablehistoria de las estupideces humanas?,¿No cono&e el señor Bulnes á Mr. deMercier y al Padre Arnáiz, empeñados

«en discutir serena, sabia é imparcial-micnte todos los problemas que haplanteado la psicología contemporá-nea? ¿No tiene noticia de los estudios

en que Mr. de Farges y Mr. Barbedette

i

se han esforzado por unir*, en una sola

i y soberana aíritesis, el penEamiento de

j

Aristóteles y de Santo Tomás CQ.n to-

j

do puanto tiene de spiido y verdaderoi el pensamiento moderno? ¿^N o tiene

noticia ds la serie de obras en queNel! primero de los mencionados éscrito-

I

res, Alberto Farges, discute desde, la

i

teoría del acto y dé' la potencia, pun-

I

tos fundamentales de toda psicología,

I

hasta la libertad y el dell^ir, que son' los dos polos sobre que girlí||ct mundoj

mcrai? Ignora que ese" insigne, sabio' francés demuestra, pof medio de la

; investigación y de la cfítica más libre,

i el atuerdo en que con las ciencias mo-¡dernas-y sus descubrimientos, estg la

¡antigua filosofía cristiana? ¿No cono-Ice al ilustre Mieüe, ni su notóle libro

''La tTsatiere premiere et l'etendue?"Y eso que' no citamos^ sino poco, muypoco de lo que conocemos, porque novamos á hacer un católogo de escrito-

res ni de obras de verdadera discusión

y polémica, concebidas y formuladasdentro de la atmósfera teológica; pe-

Page 17: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

DE AYUTLA-Y DE REFORMA 15

ro no por eso menos fiiosóficás quelas oliras mismas que se escriben In-

depencfientemente de toda teología.Pero ¿qué más? Trabajos recentí-

simos sobre la Termodinámica, ciebi-

dos á la pluma del, Padre Hedde; otrossobre la cosmología, de Alberto el

Grande, y sobre la psicofisiología, del

mismo Alberto y de Santo Tomás, es-

tán demostrando que el espíritu de crí-

tica y dp investigación, el que ha he-

cho las grandes depuraciones de los

sistemias, el que ha formulado en vas-tas síntesis las concepciones de dóndehan salido organizadas verdaderasciencias, dura ert las escuelas teológi-

cas hoy, con el mismo vigor con queasomaba ya en los tiempos de SanGregorio de Niza y de Nemesio.

Esta exposición, qué -no puede as-

pirar á más que á brevísima é incom-pleta serie de notas forníuiladas al aca-so, basta, sin efríbargo, para demos-trar la completa falsedad de la tesis

del señor Bulnes contra la Teología,cuando la declara atmósfera imposi^ble para toda llb'ertad de investiga^ción, de doctrina, de crítica y de dic-

ción; y eso que (hay que' rcpetirlo)-

sólo damos notas tomadas al acaso,pues si nos abandonáramos á todo lo

que acude á nuestra memoria y quisié-

ramos espigar en eTcampo de les in-

folios de !a -escolástica y en e! inmen-so flamero de produccione^s i^nodernas

salidas del campa téológrcc, tendría-mos que escribir una obra intermina-ble, porque para trazar la historia dela Teología no.es bástante una vida,

si ha de abrazar*, como sería debido,todas las múltiples series de ¡deas, to-

dos los cauces por donde han corridolas dcCirinas escolásticas,- todos los

principios científicos que los teólogoshan afirmado, demostrado y examina-do bajo sus múltiples aspectos; por-

que la historia de la Teología, insepa-rable, como ya lo hemos dicho, de la

de la filosofía, desde que la idea cris-

tiana comenzó á brillar sobre la tierra,

abarca toda ía historia del pensamien-to humano, y esr lín relato de libre in-

vestigación, de libre crítica y de libre

doctrina, que ha dado- ser á las másvariadas escuelas dentro,del campomismo de la teología.No concluiremos sin presentar ai

señor Bulnes un pasaje, no poco des-pectivo para los que hacen alarde depensadores en los tiempos modernos;pasaje, no ciertamente de un teólogo,ni siquiera de un filósofo, sino de Re-nán, que no era ni lo uno ni lo otro, yque, por lo mismo, debe ser perfecta-mente aceptable para el señor Bulnes.Despojando ese pasaje de cierto sa-

bor heterodoxo, viene á afirmar la t^sis que contra el señor Bulnes soste-nemos, esto es, que dentro de la teo-logía cabe y se desenvuelve, enérgicay vigorosa, la libertad de investiga-ción, de doctrina, de crítica y de dic-

ción: "Nunca se ha pensado, dice Re-nán en ''L'avenir de la science,' ' conmenos*origiha!idad que cuando ha ha-bido completa libertad' para hacerlo.Las ideas verdaderas y originales nopiden permiso á nadie para salir á luz,

y se cuidan poco de que se les reco-nozca ó no este derecho...." "Ved áEspaña. ¿Creéis que esta nación, TANLIBRE^Y TAN FILOSÓFICA EN ELFONDO COMO CUALQUIERA OTRA,ha. sentido nunca la necesidad de unaemancipación externa? ¿creéis que, si

la hubiese querido formalmente, no la

hubiera conquistado? Su libertad esenteramente interior.... Esos místi-cos, Santa Teresa, Juan de Avila, Gra-nada; esos infatigables teólogos. Soto,Báñez, Suárez, eran en el fondo PEN-SADORES TAN ATREVIDOS COMODESCARTES O DIDEROT. Preocupé-monos, pues, en pensar un poco mássabiamente EL HOMBRE 'QUETIENE RAZÓN ES SIEMPRE BAS-TANTE LIBRE."¿Qué dice el señor Bulnes? El pasa-

je que acabamos de transci;ibir pare-ce mandado hacer para ofrecérsele co-mo una respuesta á la sinrazón de sutesis. Sin duda que, cuándo Renán le

escribió, tuvo presentes á muchos queson pensadores á lo Bulnes: nada po-dría servirnos mejor para cerrar en es-te punto nuestra refutación.

Page 18: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

xv^

EL JUICIO DEL SR. BULNES ACERCA DEL PADRE MARIANA.—LEN-GUAJE DE LA TEOLOGÍA, ININTELIGIBLE PARA EL SR. BULNES.—NO OBSTANTE ESO, SE PERMITE CALIFICAR DE ESTRICTA-MENTE TEOLÓGICA UNA DOCTRINA QUE ATRIBUYE A WY-CLIFFE: QUIEN ERA ESTE HEREJE. — AFIRMACIONES FALSA-MENTE ATRIBUIDAS POR EL SR. BULNES A LA TEOLOGÍA.—LAteoría DEL NÚCLEO RECONSTRUCTOR ESHFISIOLOGICA.—LASAFIRMACIONES RELATIVAS A LAS COSTILLAS DEL HOMBRE YA LOS COMETAS, SPN VULGA RIDADES.—EL SR. BULNES NO PO-DRA DEMOSTRAR QUE SON TESIS TEOLÓGICAS.—VICIOS PRO-FUNDOS DE LA ARGUMENTACIÓN DEL SR. BULNES.

En nuestros artículos anteriores hi-

cimos ver la enorme falsedad asenta-da ÍDor el señor Buines contra ia his-

toria de la Filosofía y de la Teología,cuando afirma que ésta es atmósferairrespirable para la libertad de inves-tigación, doctrina, crítica y dicción.Tan injusto aserto bastaría para re-

velar, aunque nadie lo dijera, que el

señor Eulnes fio conoce ni la Teologíani la historia de esa gran ciencia quecuenta entre sus cultiva.dores á los ge-

nios más grandes de la tierra; y nohacemos cargo al señor Buines de suIgnorancia en materias teológicas; pe-

ro sí, y con mucha justicia, de que di-

serte sobre ellas, ignorándolas; cargoincontestable, porque sí cada cuar es-

tá en su derecho para estudiar lo quemás le plazca ("trahit sua quemque

voluptas"), nadie debe hablar de lo

quo no entiende. Continuamos, pues,examinando los primeros capítulos dela obra que nos ocupa.

Al juzgar al célebre historiador Pa-dre Mariana, le califica como "un es-

píritu vigoroso lacerado por un enjam-bre de visiones metafísicas y teológi-

cas." Tales parecieron al señor Bui-

nes algunas exposiciones doctrinales,

diseminadas por la obra del Tito Li-

vio talaverano, como ha llamado al

ilustre jesuíta un gran crítico. Sin du-

da el señor Buines halllará fundamen-to á esa comparación, en que Tito Li-

vio está lleno, según *Quintiliano, áquien el señor Buines cita, de afirma-ciones dudosas, que tales deben haber-le parecido los distintos pasajes enque el historiador providencialista y

Page 19: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

UAJÍEZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLxi Y DE REPOIIMA 1'

teólogo, hablando de io que entendía,expone, aunque brevemente, ya éstasG aqueüas. herejías, ya consideracio-nes enunciadas en breves, pero magjs-traiec frases, que pueden servir demodelo, como aquella de que "en la

benevoienoia de los vasallos consistela seguridad de los señores y del Es-

tado, en e! miedo el peligro y en el

odio su perdición.'' Libro XXH, capí-

tulo primero, párrsfo primero, ^ fin.

Pero no hemos de entrar en más por-

me.nores: conocido e! prurito del se-

ñor Bulnes de atacar todo lo ortodoxo,ya podemos apreciar lo que vale la

frase que aplica á fv'íarlana; en quiennada hay, por cierto, que se pueda ca-

lificaí' de visiones, aunque- sí apareceen muchas partes de su obra histórica5'j ciencia teológica y metafísica, por-

que !a metafísica y la teología andansier^pre unidas; lo cual explica, ^engran parte, el odio con que los Incré-

dulos y los positivistas ven á la me-tafísica ... '

Eso supuesto, no debe causarjics ex-

Irañeza que el señor Bulnes, al hablardel lenguaje sencilio y natural en la

página 31 de su libro, diga con tododesenfado que "para un teólogo, ei

Jenguajfc natura! es lo ininteligible;''

frase que sería exacta, si el señor Bul-

nes hubiera agregado: "para mí.''

Perqué, en efecto, la teología; cienciac^ue un grande escritor caüficaba co-

mo propia de les entendimientos pri-

vilegiados, de las águilas del pensa-miento, es para el señor Bulnes de to-

do punto ignorada, y, según él mismo,Ininteligible. No lo ha sido así paragrandes sabios 'ni para los ingeniosvertíaderarnenís elevados, siquier nohayan hecho úéja teoíogía el asuntode sus estudios, ni el objeto de susdesvelos.

Pero sí causa extrañezg que, cuandoen la página 31 hace tat dechsraoicn,equivalente ala de oue no entiende deteología; al hablar de VVycliffe, afirmeque la doctrina de aquel hereje relati-

va á la autoridad del Papa, sea estric-

tamente teológica. ' 'Negó, dice, ai Pa-pa hasta el poder espiritual que, se-

Qún su doctrina (de Wycliffe) estric-

tamente teológica, debe residir 'en la

Icristiandad." Pág. 44.

j

Sólo al señor Quines le podría ocu-

1rrir calificar de "estrictamente teoló-

ígica" un9 doctrina que niega al Papai su poder espiritual y se atribuye á la

¡

cristiandad, es decir, a! pueblo cris-

íiano, al coní>ii-to de los fieles; ha-

I

ciendo así» de la Iglesia una es-

i

pecle de democracia y no por la

igualdad de los derechos, sino por-

¡

qtíe el peder resida en la comu-j

nidad, No entraremos aquí en la

j

discusión de sí eL señor Bulnes ó ef¡diccionario enciclopédico á que ha de

I

haber ocurrido para hablar de Wy-I tJÜffe, han interpretado bien su pensa-' miento. Mos parece que no; pero sea:de eso lo que fuere, es de todo punto

' cierto que tal falsa doctrina, más se-

1 n>ejante que-á las que conocemos deI V/ycMffe, á la de Juan Huss y de los

I

que niegan^a visibilidad de la Iglesia,

¡ y consecuentemente, la necesidad dejun jefe visible en ella, lejcs d§ ser es-.

i trlctámente teológica, es completamei?'' íe heterodoxa; porque la autoridad de!

Jf,Pkp3., la de los obispos, la de los pres-

I

bíteros, y, en suma, cuanto hay de fun-

¡

damental en la jerarquía de orden, así

j

como en la de jurisdicción, son de de-

! rocho divino, de divina institución.

jPor lo demás, bien sentada está en

I

los anales áe la Iglesia la reputaciónde Wycliffe como hereje: fué uno de

I ¡os precursores de la herejía protes-

¡

íante. "Tod.os los elementos conteni-

Idos en la falsa filosofía y teología de

I

los Walden'ses "^ Apocalípticos, de Gui-¡Jlermo Occam, de Marsüio y .otros eru-

ditos, dice un escritor, aparecen reuni-

: dos en e! sistema de doctrina del He-

I

resiarsca inglés. . . . que forma el trán-

;

sito de los antiguos errores religiosos

Lá una nueva tendencia herética de ca-

j

rácter universal, ó sea, al prote&tan-

1

tismo." Hereje así fíene que ser un

i

teólogo y gran teólogo, para el secta-1 rismo del señor Bulnes.i Vista esa ignorancia, no es extraño

Icaiga en la vulgaridad de atribuir á

I Juárez.—2.

Page 20: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

18 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

ia teología vulgaridades ridiculas, como las tras que aparecen en los si-

guientes párrafos.

Refiriéndose á Vésale, dice: * 'Desus constantes estudios se desprendenconocimientos heterodoxos. Vésale noencuentra el hueso "imponderable, in-

combustible, incorruptible, indestruc-

tible,' ' que la teología asegura exjstlr

en el cuerpo humano y cuya utilidad

es servir de núcleo reconstructor el

día del Juicio Final; en cambio, el

gran anatomista encuentra en el hom-bre las costillas completas, descubri-

miento contrario á la afirmación teo-

lógica de que á todo hombre le falta

una costilla como á Adán, por habersido empleada la costilla ausente enformar á Eva.' ' Pág. 6v^. * 'La teología

triunfa en las masas, dice en otro lu-

gar, pues aun en Méjico hay en t905,

quien crea en los funestos presagioáde los cometas; pero después que as-

trónomos como Pierí'e Petit, TychoBrahe, Kepier y Bayle, explicaron los

cometas á las clases pensadoras, és-

tas desde el siglo XVII continuaronperdiendo su fe en la teología y pre-

parando su pensamiento para una lu-

cha tremenda por el triunfo de la ver-

dad." (Pág. 71.)

Todas éstas son falsedades del se-

ñor Bulnes, ó tomadas de su propia

cosecha, pues desde muy antiguo tie-

ne almacenados muchos errores con-

tra ía religión, ó copiadas de algunode los diccionarios enciclopédicos.

Para que una tesis pueda atribuirse

á la teología, es necesario que esté

contenida en la Santa Escritura ó enla Tradición, y, además, definida co-

mo dogma por la Iglesia, ó que seaconsecuencia de una afirmación quereúna esos caracteres; ó, finalmente,

que á lo menos esté sostenida ó ense-

ñada por la universidad de los teólo-

gos. Tesis que no pueda colocarse enuna de esas categorías no puede de-

cirse afirmación teológica: no puedeatribuirse á la teología.

Y de cierto que el £ieñor Bulnes nopodría demostrarnos que las tres afir-

maciones transcritas están contenidas

ni en la Escritura, ni en la Tradición,ni, por tanto, en lo que constituye ía

revelación; ni que se deducen, por ló-

gica consecuencia, de las verdades re-

veladas; ni siquiera que las profesentodos ó la mayor parte de los teólo-

gos.

Así, haya poco, mucho ó nada deverdad en esas tres afirmaciones, nin-

guna de ellas es teológica. La relativa

al núcleo reccnstructor ó sea, de queen el cuerpo del hombre hay una por-ción de materia que no sea muda, encuyo derredor se cambian y transfor-man los átomo® y las moléculas queforman nuestra materia orgánica, hasido teoría de algunos fisiólogos; pe-

ro (óigalo bien el señor Bulnes) noha sido enseñanza teológica; y si no,

recorra á los teólogos, á los grandesy verdaderos teólogos, y verá cómo,al explicar el dogma de la resurrec-ción, para nada toman en cuenta la

que él llama teoría del núcleo recons-tructor, que no hace falta en maneraalguna ni para la claridad ni para la

credibilidad de ese dogma. La afirma-ción relativa al número de las costi-

llas en el hombre, no pasa de una vul-

garidad, lo mismo que la tocante á los

cometas; y si muchos los han visto

como presagios funestos, eso no quie-

re decir que lo hayan aprendido de la

teología. La creencia en los presagioscometarios, ha sido común á todos los

pueblos en cierto nivel bajo de civili-

zación, aun cuando esos pueblos, comoel azteca, tuvieran conocimientos as-

tronómicos, algunos muy exactos. Esospueblos no conocieron ia teología. Lomismo debe decirse de la influencia delos eclipses en la conformación de los

niños que nacen durante ellos. Toda-vía, á pesar de las líices de la época,está arraigada en el pueblo la preocu-

j

pación de que el labio leporino (ó[ ' 'tencua' ') es el resultado de que 'Jse' lo comió el eclipse.'

'

I

¿Y es posible que un escritor serio

I atribuya semejantes desatinos á la teo-

logía? Parece increíble, y sin embar-,go, no hay más que abrir el libro del

[señor Bulnes para convencerse de ello.

Page 21: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 19

El señor Buln&s no podrá citarnos,para probar que esas son tesis teoló-

gicas, textos demostrativos. Podrá en-

contrar que esas ú otras vulgaridadesfueron dichas ó escritas por ta! cualsacerdote ó escritor, porque las preo-cupaciones y ios errores vulgares al-

canzan á todas las clases, como se en-

cuentran vulgaridades mil y mil enpoetas, en historiadores y hasta en fi-

lósofos; mas así como, no por eso,

esas vulgaridades pueden atribuirse á

la filosofía, ni á la historia, ni á !a

poesía, así tampoco sería recto ni jus-

to atribuir á la teología las que pue-

dan hallarse en alguno de los libros

salidos ds la pluma de sus cultivado-

res.

Trabajo cuesta tomar á lo serio afir-

maciones como esas del señor BuJnescontra !a Teología. No las considera-ríamos en modo alguno, si una trisie

experiencia no hubiera mostrado que

uno de los ardides de los sectarios pa-ra combatir á la Religión, de que la

teología es baluarte, es precisamentedesfigurar las doctrinas teológicas yconvertir á los ojos de los hombresesa divina ciencia en un conjunto deembrollos y vulgaridades indignos deespíritus ilustrados. Así han procedí-do en todo ei mundo. Así han proce-dida) también ios incréduios mejicanos.Así procede eí señor Bulnes; porquede esas desfiguraciones, de esas men-tiras, de las ideas erróneas que espar-cen acerca de la Religión y de la Teo-logía, queda siempre algo favorablepara los intereses de la irreligión y dela incredulidad, que' no' triunfaríannunca sobre la tierra ni cubrirían derriales ai género humano, si sus minis-tros y sus siervos tuvieran siempre la

sinceridad de los espíritus rectos yprofesaran el cuito desinteresado de

\ la verdad.

Page 22: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

V

ENUMERACIÓN DEL SR. BÜLNES.—ORIGEN DE ESOS PRIVILEGIOSEN LAS ÉPOCAS DE FE: SON LÓGICOS DENTRO DE UNA LEGISLA-CIÓN CRISTIANA.—CONFUSIO N QUE HACE EL SR. BÜLNES DE''PRIVILEGIOS^' CON DERECH OS."—PRIMER PRiViLEGIO: "SU-PREMACIA DEL PODER DEL PAPA SOBRE EL DE TODOS LOSREYES, CON FACULTAD DE DEPONERLOS O CASTIGARLOS Y.

REVELAR A SUS SUBDITOS DEL JURAMENTA- DE FIDELIDAD.''ORIGEN Y NATURALEZA DE ESA SUPRET^ACIA.

Si, cerno decísmos en nuestro ar-

tículo anterior, para explicar qué esla Reforma y !a historia de sus ante-

cedentes y desenvolvimientos, sería

necesario escribir un libro, qMe*abar-cara la historia del mundo, para tra^

tar dignamente de los privilegios dela Iglesia, enumerados con tanta rapi-

dez y brevedad, como inexactitud por

el señor Bulnes en las páginas 33 y39 de su libro, tendríamos necesidadde escribir ó reproducir aquí una•'Historia del poder político de los

Papas' ' y un ' 'Tratado de derecho ca-

nónico en relación con el derecho pú-

blico y civil de las naciones."El señor Bulnes ha escrito las dos

páginas á que nos referimos, descono-ciendo, por completo, la verdaderadoctrina católica, y la verdadera doc-

trina canónica sobre los privilegios dela Iglesia, y con un desconocimientomás grande todavía, imperdonable en

quien hace profesión de publicista dela historia de la Iglesia.

Señala el señor Bulnes como de la

Iglesia ''veinte'' privilegios; y parafijar bien las ide€s en tan importantemateria, nos es neceparip ir recorrien-

do uno por uno, con el objeto de fijar,

aunque sea breve y someramente, la

naturaleza de cada uno de ssos privi-

legios, desconocida por el señor Bul-

nes.' 'Los privilegios más grandes, afir-

ma, y en esto sí dice verdad, los pri-

vilegios más grandes han sido en to-

das partes ios de la Iglesia, creadosen las épocas de fe.'' (Página 38).

fíay que repetirlo: esa es la ver-

dad. Dentro de una legialación cris-

tiana, una vez reconocida !a autoridaddoctrinal y moral de la iglesia y con-

secuentemente reconocido su derechopara gobernar las simas y regir el or-

den espiritual y moral, los privilegios

en favor de la Iglesia, para hatcer másfácil y más poderoso el ejercicio de

su autoridad, son unaconsecuencia ló-

gica. ,

Page 23: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ. Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y I>É REFORMA 21

Per otra parte, la influencia de la

Iglesia sobre las costumbres y sobrela sociedad, una vez establecido el im-perio de su fe sobre las almas y desu moral sobre las conciencias, ha te-

nido que desenvolverse, poderosa ydominadora, con más ó menos exten-sión, según las circunstancias, el ca-

rácter, las tendencias y necesidadesde los pueblos que, variando con los

tiempos, han hecho esa influencia

(conveniente siempre) absolutamentenecesaria en mil y mil ocasiones. Deahí han naóido los privilegios de la

Iglesia, no buscados, no solicitados,

no pretendidos, no impuestos por am-bicien de peder y de mando, sino só-

lo, y en lo general, aceptados parabiefi de los pueblos, para la paz in-

ternacional, para la tranquilidad delas conciencias, para alcanzar y con-solidar, en fin, ios grandes bienes so-

ciales.

Tal es la tesis que se desprende del

estudio sereno 6 imparcial de la his-

toria de la iglesia; pero es necesario.?vdvertir que el señor Bulnes, al enu-merar en las citadas páginas 38 y 39

loD privilegios de la iglesia, confundebajo esa expresión ios privilegios, ó

sean las preeminencias establecidasen favor suyo por las leyes humanas,en ios pueblos cristianos, con los de-

rechos naturaies que» la Iglesia tiene

cordo sociedad perfecta (concepto queexpondremos detenidamente) y con los

que tiene por su misión divina, por sucarácter sobrenatural, por la consti-

tución de que la dotó su divino Au-tor; y aun incluye ajgo que nunca hatenido, ni pretendido la Iglesia, comolo veremos en el curso de esta refu-

tación.

Viniendo ahora á examinar de cer-

ca uno-- por jUno los que el- señorBulnes llama ''privilegios de- la Igle-

sia,' ' fijémonos en el primero.Consiste, según el señor Bulnes, en

la ' ''Supremacía del poder del Papasobre el de todos los reyes, con facul-

tad de deponerlos, castigarlos y rele-

var á sus subditos del juramento de

Tidelidad;" lo cual expresa tambiénbajo otra forma, cuando señala, como

uno de esos privilegios, el de ''ser (la

Iglesia) tribunal supremo, infalible é

inapelable en el Derecho Internacio-nal."

Pero el señor Bulnes calla por el to-

do acerca del origen y la naturalezade esa supremacía, conformándose consólo señalarla como uno de los prin-

cipios arrasados por el espíritu de la

Reforma en el mundo, y iDueno seráhacer constar aquí que la Iglesia ni

pretendió,- ni impuso esa supremacía,sino que le fué otorgada en aquellasedades de fe y bajo la influencia de la

necesidad, por los gobiernos y los pue-

blos.

La Iglesia Católica, en efecto, trajo

á la tierra la doctrina fundamental enmoral, en política, en sociología, enfilosofía, deja distinción de los dosgrandes poderes que rigen el mundo:el^ espiritual y el temporal. La Iglesia

recogió de los labios de su Divino Fun-dador aquellas palabras, pronunciadasen ocasión solemne y constantes en el

relato evangélico: ' 'Dad «al César lo

que es del César, y á Dios lo que es deDios;'' y es cesa que complace yexalta á los pensadores de buena fe

y á los amigos sinceros de la verdade-ra libertad, -ver cómo brotó de esaspalabras la doctrina de la distinción,

de la diversidad y de la independen-cia recíprocas del poder religioso ydel poder civil, cómo un raudal cris-

talino y vivificante que se derramó so-

bre la conciencia humana y se refleja

con clarísimos fulgores en las pági-

nas de los Padres de la Iglesia, en las

epístolas de los Pontífices, en los es-

critos de los apologistas, como una ver-

dad salvadora de la conciencia, ba-

luarte de la libertad y valladar contra-

todos los despotismos.Supuesta esa doctrina, la Iglesia no

sólo no invadió, sino que no podía inva-

dir, la esfera en que gira por su pro-

pia naturaleza el poder temporal, ymantuvo siempre, aun á costa de gran-

des sacrificios y en medio de formi-

dables luchas, como aquella sobre la

j

célebre cuestión de las investiduras,

i su derecho á regir las almas y á ejer-' cer autoridad en la esfera espiritual;

Page 24: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

22 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

y así, cuando los pontífices ejercieron

potestad, sobre los poderes civiles enmaterias temporaíes, ta! potestad no!a afirmaron ni !á ejercieron comopropia de su autoridad espiritual,

sino como recibida de mano deios reyes* mismos y de los mismospuebios. ''E! derecho divino dela iglesia, de intervenir directa ó in-

directamente en lo temporal de los

príncipes, dice á este propósito Dono-so Cortés, NO HA SIDO MUNCA UNADOCTRINA CATÓLICA; e! origen deesta doctrina no está más allá deí si-

gio Xl\; y aun en eise siglo y ios si-

guientes, LA IGLESIA NO LA HA RE-CONOCIDO COMO SUYA, si bien fuéaceptada y sostenida por eminentesvarones.'

'

Que la hayan sostenido varones emi-nentes, nada tiene de extraño; peroconste que esa doctrina no fué católi-

ca, no io es, no tiene en favor suyo ni

el sello de las doctrinas teológjcas, ni

la sanción soberana del dogma.Cierto que esa supremacía existió

de hecho, aunque nunca alcanzó ni el

desenvolvimiento ni la fuerza, que aca-so habría podido esperarse de aquellasedades de fe, pero no existió sino por-

que lo quisieron los pueblos; lo cua!iegitima esa supremacía en el espíritu

de los demócratas, si lo son de veras;no existió, sino porque la quisieron,la bug^aron, la otorgaron los mismosgobiernos temporales, los príncipes ylos reyes; lo cual tiene que legitimar-

la á los ojos de los que, como los le-

gistas heterodoxos, afirman la supre-macía del Estado. ''Ni se diga (agregaDonoso Cortés á continuación de las

palabras suyas arriba copiadas) ni se.diga que Tos pontífices romanos ejer-

cieron ese derecho en la edad media,como quiera aue ESE EJERCICIO SEDEBJO PRiNGIPALMENTE A LA LI-

BRE Y ESPONTANEA VOLUNTADDE LOS PRINCIPES Y DE LOS PUE-BLOS, LOS CUÁLES CREYERONCONVENIRLES SUJETAR SUS DI-

FERENCIAS AL FALLO DE LOSPONTÍFICES ROMANOS O DE LOS

SANTOS CONCILIOS, representantesaugustos de la virtud y de la sabidu-ría en la tierra.'

'

' 'Durante la edad media, dice otroescritor, era tal la confusión de pre-

tensiones y luchas entre los príncipes,tanta ¡a opresión de los pueblos porparte del despotismo, tan furioso el

desbordarhiento de las pasiones, quetodos buscaban una autoridad que los

pudiese salvar del naufragio que ame-nazaba á la sociedad entera. Vieronesa autoridad salvadora en el tronopontificio; pueblos y príncipes invoca-ron su patrocinio y le definieron suscausas; por manera que SE CREOPOR "DERECHO PUBLICO" EN LASILLA DE SAN PEDRO UN TRrSU-NAL UNIVEftSAL, DIRECTIVO YREGULADOR DE LOS DESTINOS DELAS NACIONES."

Tal fué el verdadero origen del po-der supremo (nunca llevado al exceso)ejercido por los pontífices durante unperíodo de la edad media sobre go-biernos y pueblos. La exposición por-

menorizada de la situación en que seencontraban pueblos y príncipes; delas circunstancias distintas, pero aná-logas, que hacían necesario un podersuperior; de la manera con que fue-

ron unificándose sus tendencias y uni-

formándose sus miras, llenaría mu-chas páginas, sobre todo si hubiéra-mos de presentar, no el resultado deinvestigaciones hechas por escritores

de la edad moderna, sino los textosmismos de los escritores coetáneos,que es lo que hay que hacer en buenacrítica histórica, para juzgar y apre-ciar ios sucesos, asi en su naturaleza

y en sus mutuas relaciones, como enlas consecuencias producidas por ellos.

Pero ahí está la historia entera del

derecho público europeo, discutida nosólo por escritores ortodoxos, sino aunpor protestantes y racionalistas; y to-

dos de Consuno, aun al través del es-

píritu de secta que á no pocos de ellos

inspira, están 'concordes en afirmarque la potestad de los pontífices, enlos asuntos temporales de los pueblos

Page 25: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 2Í

y de los reyes, procedió de ia volun-tad de los unos y de los otros, así co-

mo también los escritores católicos,

los teólogos, los canonistas en sus tra-

tados "De Papa" ó "De MonarchiaPontificia' ' están contestes en afir-

mar que el pontificado no tiene, porvirtud de su misión divina, derechosobre los asuntos puramente tempora-les de los gobiernos y de los pueblos;

y que si le ejerció durante la edad

media, fué porque así los quisieronunos y otros.

¿Cómo le ejerció? Gloriosamente,por cierto, (y lo veremos en nuestropróximo artículo) hasta el grado deque filósofos y escritores heterxjdoxosabogan (como lo veremos también)por que se erija el pontificado, comoen aquellos tiempos, en una institu-

ción encargada de resolver las diferen-

cias internacionales.

Page 26: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

Vi

ERRORES DEL SR. BULNES SOBRE LA SüPREiVlACiA DEL PODERPONTIFICAL.—JUSTICIA HECHA POR- ESCRITORES HETERO-DlOXOS AL PONTIFICADO.—TRABAJO CELEBRE D^ DONOSOCORTES.—TEXTOS DE LOS PROTESTANTES LTeIBNIZ, ANCI-LLON COQUEREL, SISMOND!, PEDRO DE TOUX Y ROBERTSON,CITADOS POR DONOSO CORTES.—PASAJE DE MR. GUIZOT.—TEXTO DE IVIULLER.—RESUMEN HECHO POR VOLTAÍRE,

En nuestro artículo publicado el día

20 d€ Marzo, ofrecimos expo-,ner de qué manera el Pontificado ejer-

ció, durante la. Edad Media, Ia''pol:es-

tad que sobre pueblos y gobiernos,unos y otros pusieron en sus manos;y nos propusimos trazar esa páginaglorio^, no con nuestra pluma, aun-que humilde, católica? sino tomandoprestadas las que han servido á escri-

tores heterodoxos, racionalistas -y has-ta odiadores del Cristianismo, parahacer justicia (en páginas que han lle-

cjado á ser inmortales^- al PontificadoRomano y ásu gloriosa obra política

y religiosa, á su acción tutelar en fa-

vor de! derecho y de la libertad, du-

rante las turbaciones de la Edad Me-,día.

Acerca de esa materia y en ei mo-do especia! con que hemos querido tra-

tarla, nada ó casi nada tenemos quehacer por nuestra propia cuenta, puesnos encontramos con un trabajo hecho

^ (y ¡cómo sabía hacerlo!) por un granorador y filósofo, ornamento de la tri-

buna española y gloria del Catolicis-m©: el Marqués de Vaidegamas, DonJuan Donoso Cortés, cuyas citas de es-

critores heterodoxos, hechas por p\ enun escrito célebre, vamos á transcribír en el orden que nos parece másadecuado para nuestro objeto y enca-jando algunas m.ás, que no. hace el

ilustre escritor.

Citándole^ en nuestro artículo ante-rior, hicimos notar que la "suprema-cía del peder de! Papa (usemos. la fra-

se del señor Bulnes) sobre el de to-

dos los reyes," no ha sido nunca unadoctrina catódica, ni la Iglesia la hareconocido como suya, es decir, queese poder no tiene su origen en ei de-

recho divino, d,e donde procede la au-toridad doctrinal, espiritual y moralde la Iglesia; sino del derecho huma-no, esto es, de ía voluntad de los go-

biernos y de los pueblos que, en la ne-

Page 27: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES I>E AYUTLA Y DE REFORMA 25

cesidad de un poder.superior, le cons-tituyerort por su ubre y espontáneavoluntad en la soberanía pontifical.

Relativamente al origen de ese poder

y entrando en los dominios de la his-

toria, Leibnii. decía: ''Poco importaque la primacía del Papa sobre ios re-

yes haya tenido su origen er^ el dere-

cho divino, ó en el humano, si és unacosa puesta fuera de duda que los pon-tífices han ejercido esrta autoridad du-

rante .muchos siglos con asentimiento..universal y con universal aplauso.'

'

¿Cómo se explica ese aplauso ^uni-

versal? Ancillón, protestante comoLeibniz, podemos decir que nos da la

clave en estas palabras de su ' 'Cua-dro de las revoluciones del sistema po-lítico de Europa:" ''Durante la EdadMedia, dice, en cuyo tiempo habíancomo desaparecido las. nociones ele-

mentales del orden social, EU PONTI-FICADO SOLAMENTE FUE QUIZAEL QUE SALVO A LA EUROPA DEUNA BARBARIE COMPLETA. Ei pon-tificado puso vínculos 'entre las nacio-nes más apartadas, y fué el CENTROCOMÚN DE TODAS ELLAS. El {Don-

tificado fué á la manera de un tribu-

nal supremo,. LEVACslTADO EN ME-DIO DE LA ANARQUÍA UNIVERSALY CUYOS FALLOS FUÍ^ON ALGU-NAS VECES TAN DIGrNOS DE RES-PETO COMO** RESPETADOS. ELPONTIFICADO PREVIN'O. Y REPRI-MIÓ EL DESPOTISMO DE LOS EM-PERADORES, Y DISMINUYO i-OS1NC0NVENIENT|S DEL RÉGIMEN;FEUDAL, restaSTeciendo el equilibrio

.perdido.''' 'Ei gran poderío de ios papas (dice

CoquersI en su ''Ensayo sobre la his-

toria del Cristianismo' ') en aquellostiempos en que disponían de has coro-nas á su antojo, DESPOJO AL DES-POTISMO DE SUS PROPIEDADESMAS ATROCES. Esto explica por qué i

en aquellos tiempos tenebrosos no i

nos ofrece la historia ejemplo ninguno'

i

de tiranía com.parable ccn la de Do-

¡

miciano en Roma. UN TIBERIO ERA !

A LA SAZÓN DE TODO PUNTO IM-;POSIBLE. LOS PONTÍFICES LE HU-

i

BIERÁN PULVERIZADO. Los grandesdespotismos- aparecen, cuando los re-

yes llegan á persuafdirse de que no haypoder que iguale ai suyo y que limitesu voluntad soberana; entonces escuando ia embriaguez de un poder sinlímites engendra los crímenes másatroces.' ' '

Sismondi, después de reseñar las lu-

chas de los señores feudales entre sí,

escribe estas paíabra^s, en su ''Histo-ria de las repúblicas iíaUanas:'' ''Enmedio de este conflicto de jurisdiccio-

nes entre los señores feudales, el Pa-pá era^ el único que se mostraba der

fensor del pueblo y el único pacifica-dor de las turbulencias de fos grandes.La conducta de los pontífices explicala reverencia con que eran considera-dos y SUS BENEFICIOS SIRVEN PA-RA EXPLICAR EL AGRADECIMIEN-TO DE LAS NACIONES."

''El gran poderío que alcanzó la

Iglesia, dice el publicista protestantePedro de Toux, salvó ala Europa dela barbarie; LA IGLESIA FUE ELGRAN CENTRO OE UNION DE TO-DAS LAS NACIONES, condenadas en-

tonces á un aislamiento absoluto.ELLA SE PUSO ENTRE EL TIRANOY LA VICTIMA; y fprmando entre los

pueblos enemistados entre sí relacio-

nes de interés, de alianza y de bene-volencia, ¡legó á ser L-A SALVAGÜAR-DlJk DE yKS FAMILIAS, DE LOS IN-

DIVIDUOS Y DE LOS PUEBLOS."' 'La monarquía pontificia,' dice Ro-

bertson^ enseñó á las naciones y á los

reyes á considwar&e mutuamente co-

mo ligados por los vínculos del patrio-

tismo y como, igualmente sujetos al

biantío yugo de la religión.''^ ''Estecentro de unidad religiosa, dice tam-bién, -HA SIDO POR^ ESPACIO DEMUCHOS SIGLOS UN BENEFICIO1N^'ÍENS0 PARA LA HUMANIDAD.' '

Bajo ese centro de unión, bajo esaautoridad tuteíjar de la libertad y ei-

derecho, se asentaron, podemos decir,

en «ííSdio de las deshechas borrascasde la Edad^ Media, los principios del

derecho, internacional, sostenidos -ydefendidos por ef Pontificado,

Page 28: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

2G JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

Así ío reconoce Mr. Guizot en unode sus escritos, ''La Iglesia y las so-

ciedades cristianas en 1851,'' que no

pudo conocer Donoso Cortés, muertoecho años antes, en 3 de Mayo de

1853.

-Refiriéndose á los pontífices en la

Edad Media, dice Mr. Guizot que "so-

lo ellos fueron los que en nombre de

la religión, de la moral, de los dere-

chos naturales de la humanidad ó delos derechos generales de la cristian-

dad, intervinieron entre los diversos

Estados, entre los príncipes y los pue-

blos, entre los fuertes y los débiles,

para recordar y recomendar !a jusTí-

cia, la paz, el respeto de los cofivenios,

de los deberes y de los mutuos ofreci-

mientos, SENTANDO D£ ESTE MO-DO, CONTRA LAS PRETENSIONESY LOS DESARREGLOS DE LAFUERZA. LOS PRINCIPIOS DEL DE-RECHO INTERNACIONAL." Ob. ci-

tada, capítulo 14.

Por eso, el historiador protestanteJuan de Mulier pudo decir en su obra' 'Viajes de los Papas,' ' citada porDonoso Cortés, estas palabras: ''Gre-

gorio, Alejandro, Inocencio pusieronun dique al torrente que amenazabacon una invasión universal á toda la

tierra: SUS MANOS PATERNALESLEVANTARON Y FORTIFICARONLA JERARQUÍA Y CON ELLA LALIBERTAD DE TODOS LOS PUE-BLOS-"Por estos testimonios, de toda sos-

pecha exentos, se ve la gran obra delibertad y de justicia que los papasrealizaron durante la Edad Media, pormedio del poder que tenían sobre los

reyes; y la historia de toda esa obrapuede decirse que está resumida, noya por protestantes, de más ó menosbuena fe, ó por incrédulos más ó me-nos disculpables, sino por el gran pa-

triarca de la irripiedad revolucionariaen la Francia del siglo décimooctavo;nada menos que por Voltaire, e^ untexto del capítulo 50 de su * 'Essai surles moeurs." ''El interés ddl génerohumano, dice, exige que haya un fre-

no que contenga á los soberanos y pon-

I ga á cubierto la vida de los pueblos. .

.

I

LOS PAPAS HAN ENFRENADO ALOS SOBERANOS, PROTEGIDO A

I

LOS PUEBLOS, TERMINADO QUE-RELLAS TEMPORALES CON SU SA-BIA INTERVENCIÓN, ADVERTIDOA LOS UNOS Y A LOS OTROSACERCA DE SUS DEBERES Y LAN-ZADO ANATEMAS CONTRA LOSGRANDES ATENTADOS QUE NOHABÍAN PODIDO PREVENIR"En esa obra, si fueron muchas ve-

ces severos, jamás fueron injustos; demanera que el jurisconsulto protestan-te Senkenber, citado por Donoso Cor-

tés, dice con verdad: ''Puede asegu-rarse, sin temor de ser desmentido porlos hechos, que NO HAY EN LA HIS-TORIA UN SOLO EJEMPLO DE UNPAPA QUE HAYA PROCEDIDO CON-TRA AQUELLOS PRINCIPES QUE,CONTENTÁNDOSE CON SUS LEGÍ-TIMOS DERECHOS, NO HAYANACOMETIDO LA CRIMINAL EMPRE-SA DE CONVERTIR SU POTESTADEN tiranía."Tal fué la obra gloriosa de los Pa-

pas en la esfera política y social du-

rante la Edad Media; y con muy po-

co trabajo podríamos agregar á esostestimonios generailes respecto de to-

da ella, algunos en favor de determi-nados pontífices en particular, 'proce-

dentes, por supuesto, de escritores he-

terodoxos.Entre otros podrían citarse en ho-

nor de Gregorio Vil, pasajes altamentesignificativos del historiador protes-

tante Voigt, que afirmaba ser ''cosa

dificilísima rayar en la exageración,cuando se elogia á Gregorio Vil, por-

que en todos sus actos supo echar los

fundamentos de una sólida gloria;"en honor de Alejandro III, de quien di-

ce Voltaire que ''fué quizá el hombreque mejor mereció del género huma-no en la Edad Media, y que si los hom-bres han vuelto á entrar en el goce desus derechos, es el Papa Alejandro áquien lo deben, del mismo modo quemuchas ciudades su esplendor;" y enhonor de Inocencio III, textos de Hur-ter, á quien se debe una de las mejo-

Page 29: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 27

res historias de la vida de este pontí-

fice, y que, con motivo de los estudiosque emprendió para escribirla y le re-

velaron cómo la Iglesia Católica es,

según la frase de San Pablo, columnay firmamento de la verdad, acabó porconvertirse al Catolicismo. Podríamostambién citar aún trabajos recentísi-

mos, de alguno de los cuales, no hacemucho tiempo, dábase cuenta en las

columnas de EL PAiS, así como otros,

aún más recientes, que en libros in-

tonsos todavía tenemos sobre nuestramesa de trabajo.

Porque si hay verdad histórica bienestudiada y bien demostrada por ti-

rios y troyanos, es que los pontífices

no ejercieron potestad sobre los reyes

y los pueblos, sino para el común biende los unos y de los otros; y si, comoel señor Bulnes dice, uno de los privi-

legios de la Iglesia fué el de * :ser tri-

bunal supremo, infalible é inapelableen el derecho iriternacional,' ' tal pri-

vilegio dio por resultado asentar, yasentar para siempre, los principiosde ese derecho que, como la filosofía

de la Historia, como la Crítica, c6mo¡a Filosofía cristiana, como la Psico-

logía, como muchos otros ramos de la

ciencia humana, no nació, no se con-solidó, no floreció sino en las escuelasteológicas; punto sobre e! que hare-mos importantísimas indicaciones enuno de nuestros siguientes capítulos a!

tratar de otro de los que el señor Bul-

nes enumera como privilegios de la

Iglesia; porque no hay uno, ¡ni unosolo! de los que ella ha gozado, queno se haya convertido en fuente de be-

neficios para el género humano, queno redunde en gloria muy legítima dela hija del cielo.

Page 30: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

^P^TX

CiNCO PPJVILEG!OS ATRiBUíDOS A, LA IGLESIA POR EL SR. BUL^NES, PERO QUE NUNCA HAN EXISTIDO.—JURíSDICCSON - SOBRELOS TRIBUNALES.—DERECHO PARA REGIR EL ESTADO CIVIL

" DE LAS PERSONAS.—Si^^POSICÍON ILIMITADA DE CONTRIBUCIO-NES A LOS FIELES.—S^^POSICION DE SERVICIOS SACRAMENTA-LES.—DERECHO DE EXIGIR SERVICIOS K^ATERIALES SIN RE-

> CO!\^íPENSA.-—REMINiSCENCIA DE UN ESCRITOR SATÍRICO.—I1V1P0S1BIL1DAD DE TOMAR A LO SERIO MUCHAS AFIRMACIO-NES DEL ^R. BULNES CONTRA LA GLESIA.

En su odio "á la Iglesia, ei "señor

Buinss suele dejarse guiar por adoce-

nados pubücistas y por historiógrafos

úi pacotilla; y como es natura!, va á

caer con eüos en la cenagosa zanja

ds la mentira.

Asív entre los privilegios de la Igle-

sia; enumera algunos que no han exis-

tido nunca, que no han pedido existir

por su abominable injusticia^ Tales

son los que enumera eh ' 'segundo,

quinto, sexto, séptimo y décimo' ' lu-

gar, y como formap un verdadero haz

de monstruosidades, vamos á tratar

de ellos en un solo capítulo, porque

breves palabras serán bastantes para

refutar los cargos que contienen.

Entre esos privilegios, el señor Bui-

nes pone en segurrdo lugar la que lla-

ma ' 'Jurisdicción' suprema de la Igle-

sia en materia civi! y penal sobre to-

dos ios tribunales de todas las nacio-

nes." .

""

Ese privilegio jamás ha existijdo. La

Iglesia nunca fué ni pretendió ser la

señora, ni la superiora de todos los

tribunales del mundo. Lo es, sin du-

da, de los tribunales eclesiásticos, quede ella reciben su jurisdicción y su in-

vestidura, que son creaciones suyas,que están dentto de ella y por cuyomedio ella misma ejerce su autori-'

dad; pero no lo pretendió nunca ni enpoco ni en mucho, respecto de los tri-

bunales civiles; y por tanto, esa su-

premacía en la historia es uno de los

mil falsos sueños con que han alimen-tado su odio pensadores á lo Draper yLaurent.En la mism.a categoría hay que co-

locar el. privilegio enumerado por el

señor Bulnes en quinto tugar, y queconsistía, según él, en el ''Derecho deestablecer y regir el estado civil de¡as personas;'' pues, en ese punto, ío

único que la Igiesia pretendió siem-pre, lo que pretende ahora, es estable-

cer y regir, no el estado '-'civil,'' sino

Page 31: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ y íiAS REVOLUCIONES Í>E AYUTLA Y DE REFORMA 29

el estado ' 'moral' ' de todos y cadauno de sus fieles^

Así, á elila toca señalar los debe-res y los derechos que de éstos nacenen el estado del celibato, en el del ma-trimonio, en el religioso, en el sacer-

dotal; lo cual es muy natural que pre-

terida y haya pretendido siempre, co-

mo quiera que la autoridad de la Igle-j

sia no ha de ser ilusoria, sino efecti-|

va, eficaz, firmemente reguladora dei

los actos de sus fieles, es decir, de losj

sometidos á su autoridad.I

Sin duda alguna, que colocados losi

fieles dentro de la sociedad civil, y co- i

mo miembros de ella, sujetos á las au- !

tcridades temporales, el régimen delos distintos estados de los hombres,fijado por la Iglesia; tiene que trascen-der, y aun trasciende hoy mismo al

orden civil; siendo digno de notarseque la sabiduría de la Iglesia es tangrande que, aun hoy día, las leyes civi-

-les, bajo las instituciones en que do-

mina el espíritu de ia Reforma, vie-

nen á coincidir en no pocos de susestatutos con los de las leyes de la

Iglesia; en lo que podrían servirnosde ejemplo algunas prohibiciones, co-

mo la de ejercer ciertos encargos pú-

blicos, la de heredar á determinadaspersonas, etc., etc.; pero conste, y nopodrá ciertamente desmentírsenos con

• la cita de ningún estatuto canónico ni

con una doctrina teológica ó canónicaen contrario, que la Iglesia jamás pre-

t'endió regular el estado civil de las

personas.Reguló y regu^la todavía, regulará

siempre, el estado de todos sus fieles

en relación con ella misma, con los'

deberes morales, con el mánrimonio,con las instituciones eclesiásticas; pe-

ro los efectos meramente civiles deuno ú otro estado, los del matrimo-nio, por ejemplo, ecos no pretende re-

gularlos eíia, no lo pretendió j;^uncaí

y si alguna voz fueron regidos por es-

tatutos canónicos, debióse á precep-tos expresos da la legislación civil

que, no prescindiendo del Cristianis-

mo, sino antes bien inspirániíose ensu espíritu y en sus Instituciones, te-

nía que resolver en muchos casos las

cuestiones jurídicas del orden profanoen reíación y conformidad con las le-

yes é instituciones de la iglesia.

A la misma categoría de sueños in-

sensatos pertenece el que, como sex-

to privilegio, coloca el señor Bulnes,

haciéndole consistir en el ' 'Derechode imponer contribuciones á los fie-

les sin limitación y de reclamar ia

fuerza militar del Estado para hacer-las efectivas.'' Ni uno ni otro sonciertos. Precisam.ente la doctrina mo-ral, la enseñada en las escuelas teoló-

gicas (pasada de allí á las jurídicas)

en- materia de impuestos de todo gé-

nero, es que una contribución, cual-

quiera que sea la autoridad que la im-

ponga, es necesario que para que seajusta, sea también propcrcioilal y equi-

tativa. Doctrina que afirmara el dere-

cho de una autoridad cualquiera, pa-

ra imponer contribuciones sin limita-

ción, sólo sería propia del más mons-truosa de los despotismos; y si algu-

nos pudieran sostenerla, serían publi-

tíJstas venidos de las filas de los sos-

tenedores de la ' 'supremacía del Es-

tado,' ' que hoy va ganando campo en-

tre nuestros liberales y que le dan au-

toridad hasta sobre la conciencia; por-

que para elloSj el Estado es todo, el

individuo nada. En cuanto al preten-

dido derecho de ' 'recl'arñar la fuerzamilitar del Estado para hacer efecti-

¡

vas aquellas contribuciones,'' es otra1 imputación más insensata todavía. ¿A.

qué acervo de errores, formulados porescritores sin ciencia ni conciencia,

ocurrirá el señcr Bulnes para instruir-

se en historia de "la Iglesia? ¿Québurlario más falso que las Falsas De-

cretales será su libr© de consulta?¿Qué '

'c.orpus Juris csnonici'' será la

fuente á donde va á tomar sus noti-

cias sobre los privilegios de la Igle-

sia?AÜí, sin duda, en fantásticos códi-

gos, hijoG de una Imaginación calen-

íurier^ta, excitada por el odio á la

Iglesia, debe haber aprendido tambiénque uno de los privilegies de ésta era

el ' 'Derecho de Im.poner servicios sa-

Page 32: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

3o JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

cramentales bajo penas terribles y decobrar por ellos lo que considerabanconveniente;'' falso privilegio que el

señor Btílnes coloca en séptimo lu-

gar. Desconoce sin duda que los sa-

cramentos no se administran sino al

que quiere recibirlos y que es absur-do, por tanto, imponer servicios sacra-mentales; con lo que cae, por el pesode su propia falsedad, el que, comoadyacente á ese privilegio, afirma de' 'cobrar lo que se considerara conve-niente,' ' por esos servicios.

Después de afirmaciones tan mons-truosas y por eso mismo tan increí-

bles, no nos extraña casi que coloqueen décimo lugar, como privilegio dela Iglesia, otro absurdo, de todo pun-to inconcebible: el que llama "Dere-cho de imponer toda clase de servi-

cios materiales á los fieles sin recom-pensa." ¿En qué precepto de la Igle-

sia, en qué estatuto de su derecho haencontrado el señor Bulnes esa facul-tad?

Parece que el heterodoxo escritor sepropuso atribuir á la Iglesia y colocarentre sus privilegios las facultadesmás monstruosas y atentatorias contrala libertad y la justicia, que no hantenido sobre el mundo defensora ni

más desinteresada ni más enérgicaque la Iglesia; y lo ha hecho de ma-nera tal, que parece increíble que yacorriendo el segundo lustro del sigloXX, aún haya en Méjico quien tengatan baja idea de "la intelectualidadmejicana" (frase del señor Bulnes),para atreverse á estampar en un li-

bro como el que estamos examinan-do, especies tan calumniosas, tan re-

pugnantemente increíbles y que co-rren parejas, si no exceden á las quecierto satírico escritor atribuía á unenemigo de los jesuítas, que para pin-

tar á éstos como autores de cuantomalo sucede en la tierra, llegaba áafirmar que si Adán y Eva pecaronen el Paraíso, fué porque los jesuítasles aconsejaron que violaran el pre-

cepto de Dios, para que fueran hechosdioses; y que si Caín mató á Abel,fué también por consejos de los je-

suítas, que se dieron maña bastantepara sugerir á Caín la muerte de suhermano, á fin de quedarse ellos conlos rebaños de éste.

Como el enemigo de los jesuítas,

pintado por ese satírico escritor, es el

señor Bulnes cuando trata de la Igle-

sia. Todo lo malo se debe á ella. Cuan-to han hecho los liberales, cuanto hi-

cieron los encomenderos, cuanto rea-

lizaron los conquistadores, cuantosabusos y monstruosos privilegios to-

maron para sí los señores feudales,

cuantos tributos han impuesto sobrelos pueblos los déspotas, odiadores desacerdotes; cuantas violaciones de la

libertad se han cometido por el mun-do; todo, absolutamente todo es de la

responsabilidad de la Iglesia,^ segúnei| criterio del señor Bulnes.

Siguiendo esa manera de discurrir,

nada extraño sería que mañana apa-reciese un escritor enemigo del autor

de "El verdadero Juárez'' é hiciese

cargos á la Iglesia por la existencia

del señor Bulnes; porque no lo man-dó quemar públicamente en un solem-ne auto de fe, en que los juaristas hu-

bieran atizado gustosos la hoguera ycongregado gente para que asistiera

al espectáculo.

Es casi imposible tomar á lo serio

muchas de lais afirmaciones del señorBulnes contra la Iglesia.

Muy espesa venda de odio hacia ella

tiene ese escritor sobre sus ojos.

Page 33: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

Viíi

EL capítulo DEDiCADO POR EL SR. BULNES A LOS ASTRÓNOMOSCOMO AUTORES DE LA REFORMA.— ESTUPENDA FALSEDADSOBRE LA HETERODOXIA DE LOS ASTRÓNOMOS.—PTOLOMEO.—SU DOCTRINA NO FUE CONDENADA.—LA ESCUELA DE PTOLO-MEO DESDE EL SIGLO II DE LA IGLESIA.—LOS MAS NOTA^BLES ASTRÓNOMOS DESDE PTOLOMEO HASTA REGIOMONTA-NO.—LA ASTRONOMÍA CIENT IFICA.—COPERNICO.—SUS PRIN-CIPIOS RELIGIOSOS, SU DOCTRINA, SUS DISCÍPULOS.

Como dedicó el señor Buines un ca-

pítulo á la influencia de los médicospara apagar la fe del pueblo y prepa-rar la Reforma, dedica otro á los as-

trónomos, el cual comienza así:

*'AI mismo tiempo que los médicos

y poco después, apareció otro grupode hombres ' 'heterodoxos por excelen-

cia" temibles contra la conservaciónde la fe en las clases pensadoras; esoshombres, que tenían que producir gra-

ves crisis en las conciencias religiosas

más firmes, fueron los astrónomos.''Vamos á destruir palabra por pala-

bra y letra por letra, !o anterior.

Los astrónomos fueron hombres he-

terodoxos por excelencia.

Ser ''algo'' por excelencia, signifi-

ca, que e'se algo es lo dominante, lo

supino, el ' 'alma mater,' ' en el modode ser, y aun en el ser de una perso-

na. Por esto se hace incomprensibleque en un libro lanzado inevitablemen-te á la controversia, se haya estampa-.

do esa frase, falsa de toda falsedad,falsa hasta la médula de los huesos, enuna palabra, falsa por excelencia.Vamos á demostrarlo, advirtiendo,

una vez más, que nuestros datos noprocede^n de diccionarios enciclopédi-cos, que son como las nodrizas de la

charlatanería moderna, causa de tan-

to y tan infatuado error, sino del es-

tudio formal de la Hiistoria, en obrasespecíficas y documentos bien depura-dos.

En la Era cristiana, el primer astró-

nomo de renombre que apareció, fuéPtolomeo. Floreció en e\ segundo si-

glo de la Iglesia. Lo que se ha llama-do el ' 'Sistema de Ptolomeo,' ' no esmás que la recapitulación de doctrinasde la antigüedad, especialmente deHipparco. Tal recapitulación está he-

cha en ia célebre obra de Claudio Pto-lomeo, llamada Almagesta. Pues bien,no hay una sola doctrina, una sola hi-

pótesis, una sola palabra heterodoxa

.... Jl.:2i^

Page 34: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JLAREZ Y LAS REVOLUCIONES ayutla y de reforma

en ese famoso libro, que dominó hastala aparición delude Copernico, es de-

cir, cerca de rtíi! trescientos años.

Lejos de cofisiderarse como obra hete-

rodoxa, la Iglesia lo consultaba paraestablecer las fiestas .movibles, y fuéun príncipe de la Iglesia, el CardenalBessarión, á quien se debió que no se

perdiera el original en griego de Ptc-

lomeo. Ese cardenal lo conservó pre-

ciosamente, lo regaló después á ia bi-

blioteca de Nuremberg, donde lo co-

pió Grynacus para impri/nirlo en 1538.

De modo que si la, posteridad conocióalgo más que ¡as traducciones árabes,muchas de ellas alteradísimas, sJ los

sabios han podido juzgar, mediante untexto exacto y orig^nal, Ja argumenta-ción de Ptolom.eo. en pro del sistem.a

aparente, te debió á la DOiicitud de uncardenal. Es, por lo tanto, falso * 'por

excelencia'' queja doctrina del céle-

bre astrónomo fuera heterodoxa.

Para .desbaratar hasta el átomo la

monstruosa impostura expuesta por el

señor Bulnes en el concepto que refu,-

tamos, tenemos qu'b proceder al exa-

men individual de cada uno de los as-

trónomos notables que sucedieixjn 4Claudio Ptolomeo. Así 'destruirem.os

con la prueba personal, afirmada enlos hechos, una declaración imipersonal

y de todo, punto arbitraria.

Desde luego aparece, que casi todosesos*^ notables astrónomos de Occiden-te, desde Ptolomeo hasta" Copernico,fueron monjes, muchos de ellos abadesy muertos en oler de santidad. La As-tronomía, así como las demás cien-

cias, se había refugiado en los claus-

tros, donde, al amparo de la Cruz, yprotegidas por AquSI que había dicho:''Yo coy ia tuz del mundo,'' se salva-

ron de ía barbarie y de la, ruina.He aquí la serie de los notables as-

trónomos cuyos nombres ha conserva-do la Historia:

Hemealdc. G30, autor del célebre 11-

brcf ' 'De rebus SV.athematicis,' ' y ob-

servador de edipsesu'Beda, autor de la obra ' *De ratTone

quadrantis anni et bissexto."

I Ahdhelm, abad de Malmesbury, au-

tor del "Cyclo Paschali.'''

', Alcuin, 735 y 804, maestro de Carlo-

j

magno, autor de multitud de obras de

;

Astronomía y Matemáticas, en otras;i ' 'De cur^su et sáltu Lunae,' '

' 'De repe-

rienda Luna per X!X annos.'''

Abbon, abad del monasterio de Fleu-

xy, autor de varios tratados de Mate-máticas y Astronomía.

Gerberto, que fué ' Pontífice de la

Iglesia Católica, con el nombre de Sil-

vestre íl, insigne matemático, inven-

tor del reloj,""y según Ditmar, autordel primier telescopio. Muchos lo ase-

guran ací; apoyándose en el siguientepasaje de !a ''Crónica'' escrita por el

Obispo Me?sebo|jrg. "G in 'Magtiebur-go horoloóium fecit, illud recte cons-tiíuens, considérala per ' 'fistu la suquamdarn" stella nautarum duce."Hermán Contractus, abad de Reiche-

nau, famoso astrónomo que escribió

dos obras acerca del 'astfolabio; unaintitulada "De mensura astrolabií," yctra,

' 'De utilitatibus astrolabii.'

'

Guillermo, abad de Hirschau.Roberto Lorrain, Obispo de Here-

ford, ambos autores de escritos jsobre

Astronomía y Matemáticas.Juan de Sevilla, traductor de los^

"Elementas Arstronómicos" -

- Rodolfo de Bruges, que estudió pro-

fundamente la astronomía de los ára-

bes, y tradujo del árabe al latín, el

Planisferio de Ptolomeo.. Platón de Tivoli, propagador incan-

sable de la astronomía arábiga, quetradujo del árai)e al latín multitud detratado?. , '. .

Gerardo de CrernoTíe, otro propa'ga-

dcr y traductor insigne de las obrasastronómicas de los árabes, entre^otras, el * 'Tratado de Astronomía,'

'

per -Giaberben-Afflah, que tanta famaalcanzó dccde él siglo XII.

En el siglo XI 11, Alberto el Grande,teólogo' y astrónom.o insigne, que conGerardo de\Sabbiünetta y D. Alfor^so

el Sabio, impulsó poderosamente . los

est'jdios astronómicos.Bacon, que según Hoefer err su His-

Page 35: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 38

toria de (a Astronomía, fué incontesta-

blemente el espíritu más luminoso desu siglo,' ' y á quien se atribuye la in-

vención de las lentes de aproximación,fué sacerdote, y escribió infinidad decomentarios científicos de la SagradaEscritura.

Marcos de Benevento, que escribió

un tratado sobre el astrolabio.

Juan de Sajonia, fraile de la Ordende San Agustín, autor de un tratadode los eclipses, y de las Tablas Alfon-

sinas. Enrique de Hesse, que escribió

la ' 'Teoría de los planetas '.'

Entramos al siglo XV, en que la As-tronomía, al sentir la proximidad deíRenacimiento, hizo esfuerzos colosalespara su prosperidad. Al frente de la

falange de astrónomos de ese siglo, sehallan Gorge Purbach y Regiomonta-no. El primero, protegido del CardenalBesisarión, escribió las ' 'Teorías delos planetas'' y las "Tablas de los

eclipses;'' inventó algunos instrumen-tos astronómicos y reformó otros an-

tiguos.

Regiomontano, cuyo verdadero nom-;

bre era Juan Miller, Protegido tam-bién, como su maestro Purbach, por el

Cardenal Bessarión, prestó á la cien-

cia astronómica eminentes servicios.

Estudió profundamente el griego an-tiguo, para rehacer las traduccionesimperfectas de Theon, de Arquímedes,de Apolonio, de Sereuns, de Teodosioy otros célebres autores. Emprendió,por iniciativa de la Iglesia, la reformadel calendario Juliano, y escribió y pu-blicó el primer Kalendarium, ó alma-naque, que re conoció en Europa.Pedro de Alliaco, Cardenal, propuso

en vn escrito técnico al Papa JuanXXIII, la reforma del calendario, y es-

i

cribió un tratado, ' 'De correctione ca-

lendariis.''

Nicolás de Cusa, Cardenal también,j

que proclamó en el siglo XV la teoríadel .movimiento de rotación de la tie-

rra.I

Todavía hay que mencionar á Wermer, Schoner, Stoeflerino, Juan Bian-chini. Angelo, Maria Novara, maestro !

de Copérnico; Fernando de Córdova, i

. I

Bernardo Granolachi, Cristóbal Co-lón y Vasco de Gama, con los cuales

¡

se cierra la serie de notables astróno-;mos y geógrafos de Occidente, desde

i Ptoiomeo hasta Copérnico.Pues bien, ninguno de ellos fué he-

;terodoxo. Muchos de ellos fueron mon-jes, otros cardenales, alguno, como

I

Gerberto, ocupó con gloria el trono' pontificio; los demás fueron católicos: intachables. Después de la pacienteenumeración que hemos hecho para

I

presentar una prueba palpable, tene-

j

mos el derecho de concluir, que la afir-

mación del señor Bulnes es absoluta^,mente falsa, es falsa por excelencia e*i

j

lo referente á toda la trece veces se-

i

cular época «n que dominó la doctri-I na de Ptoiomeo.

Veamos ahora la época moderna, la

I

dominada por la doctrina de Copérni-

I

co.

Desde luego, Copérnico fué un pia-

i doso católico, y no sólo católico, sinosacerdote y canónigo de la catedral

í

de Franenberg.Su madre, Barbel Wasselrod, fué

hermana del Obispo de Warmie, quieneducó á Copérnico en los principiosmás puros del catolicismo, y quien le

procuró la educación científica, que flo-

reciendo en su genio admirable, inmor-talizó su nombre. Nicolás Copérnicoescribió su imperecedero libro quecontiene el sictema del movimiento te-

rrestre y que re intitula ''De revolu-tionibus orbit'm coelestium.' ' y lo

guardó ''treinta y seis años'' sin que-rer publicarlo. Al fin lo publicó á ins-

tancias de dos grandes prelados, el

Cardenal Schomberg y Jidemann G¡-

sius. Obispo de Kulm. La inmortalcbra f?e publicó bajo los auspicios delPontífice Paulo MI.

De modo que Copérnico, el padre dela Astronomía científica, fué educadopor un Obispo, debido al cual estudióen Padua la Astronomía, bajo el ma-gisterio de Novara; se hizo sacerdo-te; y publicó su libro á instancias deun cardenal y un obispo y bajo la pro-tección de un Papa. . .

Juá'ez 3.

Page 36: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

34 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

Se ve, pues, cuan falso es el asertodel señor Buines, que supone rivalidadentre la Astronomía y el dogma cató-lico, y que por sí y ante sí ha decla-rado á los astrónomos, ' 'heterodoxospor excelencia."Una de las especialidades del jaco-

binismo consiste en renovar periódica-mente, en teñir las canas y los earri-llos á sus embustes sensacionales. Poreso, de cuando en cuando vuelve á lamentira de que el sistema de Copérni-co fué condenado. No hay tal. La sen-tencia de la Congregación del índice,que suspendió la circulación del libro,dice textualmente: ''Doñee corriga-tur,' ' ' 'hasta que se corrija.'

'

Kepler mismo reconoció esa necesi-dad, y dice que la sentencia habría si-

do más clara, si hubiera dicho: "Do-ñee explicetur," "hasta que se expli-que." Pero ¿qué más? Copérnico mis-mo, en el prefacio da su libro, diceque lo guardó tanto tiempo, "temien-do que la novedad y absurdidad (apa-rente) de mis ¡deas, me expusieran ála risa." (Contemptus qui mihi prop-ter novitatem et absurditatem opinio-nis metuendus.)

Pero &i Copérnico detuvo por tantotiempo la publicación de su libro, nopor eso ocuitaba su doctrina sobre larotación de la tierra, ni sobre su sis-tema todo, en sus cátedras y en susdiscursos. Lo enseñó en Roma mismo;ahj; frente al Papa y la Congregacióndel índice, siendo profesor de Mate-máticas, ante auditorios numerosísi-mos que se deleitaban con su palabra,pues e! gran astrónomo fué tambiéngrande orador. Todo Roma escuchó susdoctrinas, y jamás fué molestado. ElPontífice leyó el original de su libro,que Copérnico le dedicó, y protegió supublicación. Sólo que teorías tan sor-prendentes como las de la "Perspecti-va celeste," necesitaban, para ser lan-zadas en vulgo, pues ya existía la im-prenta, ser suficientemente explicadas.Realizado esto, el sistema de Copér-nico, que nunca fué prohibido por laIglesia, ha sido enseñado por ella en

I

sus institutos, universidades y semina-j

rios.

I

Pero no divaguemos; Copérnico fuésiempre un católico enteramente su-

;miso y fiel. Luego es falsa la aserción

I

del señor Buines.I Cuando el libro de Copérnico comen-

I

zó á circular, habíase verificado la

iprofunda división religiosa que tantas

I

desdichas causó en el continente euro-

I

peo. Varios pueblos, con Inglaterra y\Alemania á la cabeza, se hicieron pro-

I

testantes; otros, como Francia, Italia,

! España, etc„ permanecieron católicos.

I

La Astronomía se estudiaba en todas

j

partes. El sistema de Copérnico atra-

jo vivamente la atención de los sa-

j

bios, de todos los países, y natural-

!mente, unos astrónomos eran católi-

cos y otros protestantes, entre los dis-

cípulos de Copérnico. Pero este hechoresultante, no de la naturaleza ó índo-le de la Astronomía, sino de la divi-

sión religiosa de Europa, si bien acre-

dita que algunos astrónomos desde el

siglo XVI al presente, han sido y sonprotestantes, prueba con evidencia la

absurda afirmación de que "todos"los astrónomos han sido heterodoxos,

y no como quiera, sino "por excelen-

cia.''

I No sabemos con qué fondo de igno-

I

rancia por parte del publico habrá de

icontarse cuando se estampa una fal-

i sedad así en un libro serio, distinto

¡del "Hijo del Ahuizote," ó de "ElFandango.'

'

No sabemos cómo puede afirmarseque !a Iglesia ha sido enemiga de la

Astronomía, sabiéndose que obra tanimportante para ésta como la correc-

ción del calendario, se le debió á unPontífice, á Gregorio Xlll.

Antes de que expirase el siglo XVII,

las bases de la Geología fueron pues-

tas por el famoso Nicolás Stenson,oriundo de Dinamarca, y cuyo nombrees célebre en los descubrimientos ana-

tómicos.Stenson, que fué convertido cuando

escribía su libro sobre Geología, llegó

á ser sacerdote y al poco tiempo Obis-

Page 37: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 35

po del Norte, donde trabajó bastantepara volver al redil á infinidad de al-

mas, pervertidas por el Luteranismo.En alta estimación se tienen hoy sus

recuerdos, y su obra se ve con respe-

to y admiración. Hace unos veinteaños, el Congreso Internacional deGeólogos, reunido en Bolonia, acordóreunirse también en Florencia, paracelebrar el descubrimiento de una^es-tatua que allí conmemora al señorObispo Stenson, como fundador de la

Geología moderna.Casi al fin del siglo XVIII, el Padre

Piazzi enriqueció el campo de la cien-

cia con uno de los descubrimientos másimportantes en astronomía. La nochedel 31 de Diciembre de 1800, descu-brió el pequeño planeta Ceres. Estefué el primero de los asteroides y mu-chos más estaban por ser revelados á

los estudios astronómicos, durante la

mitad del siglo que empezaba. El des-

cubrimiento del Padre Piazzi no fué

hecho por accidente, sino el resultado

del estudio y de la observación.

Siguió incansable en el estudio de

los cielos, y todos sus trabajos han

servido para nuevos progresos en tiem-

pos ulteriores.

Nadie ignora los inmensos servicios

que la Compañía de Jesús ha prestado

á esa' ciencia, sabiéndose que el másgrande de todos los astrónomos del si-

glo XIX, el inmortal Angelo Sechi, fué

un jesuíta. Y de todo esto el señor

Bulnes dedujo y afirmó dogmáticamen-

te que los astrónomos han sido "hete-

rodoxos per excelencia.'

'

¡Hay para no volver del asombro!

Page 38: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

X

VERDADES TEOLOGALES INVENTADAS POR EL SR. EULNES.—LAFORMA PLANA DE LA TIERRA.—LA CUESTIÓN DE LOS ANTÍPO-DAS.—VERDADERO CARÁCTER DE ESA DISCUSIÓN.—LOS CO-METAS.—SU CARÁCTER PROFETíCO.-LA TEORÍA DE NEWTONSOBRE LAS CONSECUENCIAS TERRESTRES DE LOS COMETAS.LOS ECLIPSES Y SU INFLUENCIA FUNESTA.—EL AUTOR DELLIBRO QUE CONDENA LA DEIFICACIÓN DE JUÁREZ, SE PERMI-TE CREAR HOMBRES DIVINOSY ESTRELLAS QUE ANUNCIENSU NACIMIENTO.

En la página 68, y en el capítulosobre influencia de los astrónomosen ía Reforma, que venimos comen-tando, se lee lo siguiente:

' 'Grandes verdades teologales erangeográficas y astronómicas. La cien-cia sagrada aseguraba como verda-des reveladas, !a forma plana de la

tierra limitada por la circunferenciaintersectora de la cúpula celeste;aseguraba la imposibiüdad de la exis-

tencia de los antípodas; asegurabala inmovilidad de la tierra, y el mo-vimiento á su alrededor de todos los

cuerpos celestes; la inmovilidad com-pleta del col; la luz propia de la lu-

na, la facultad profética de los come-tas para anunciar desgracias; la sig-

nificación funesta de los eclipses; Ía

aparición de nuevas estrellas al na-

cer determinados hombres humanosó divinos."

La primera* convicción que produ-ce la lectura de las líneas anteriores,

es que el autor del ''Verdadero Juá-rez,' no ha sabido jamás el sentidode estas palabras: ''verdad teolo-

c^al,' ' ni ha tenido nunca en sus ma-nos un libro de ciencia sagrada. Ja-

más escritor alguno procedió con tangrande, aÍDsoluto desconocimiento dela materia en que se haya ocupado,como el señor Bulnes al escribir el

párrafo que acabamos de copiar. To-do él, letra por letra, es no sólo fal-

so y falsísimo, sino saturado de ig-

norancia del asunto, arbitrario y ab-surdo. Fuera de que nunca han exis-

tido verdades teologales geográficas,ni teologales esíronómicas, como no£ea la de que el universo es obra deDios, es fa¡£0 hasta lo irrisorio, quela Teología haya declarado verdadrevelada la forma plana de la tierra.

El señor Bulnes ha dicho eso conel mismo derecho y la misma veraci-

dad que si hubiera escrito: ''La Cons-titución pc'ítics de 1857 ordena que

Page 39: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA ;J7

todos los caballos que se importen ála República han de tener las orejasazules y las patas verdes.'

'

Exactamente.No bastaría, por lo tanto, negar

una falsedad tan arbitraria, tan sinpretexto, tan sin sombra de apoyo al-

guno en la doctrina teológica; perono obstante lo gratuito de ella, que-remos, no sólo negarla, sino refutarlapara que se perciba cuan absurda é

insostenible es serhejante imputa-ción.

Toda la antigüedad remota profe-só la creencia de que la tierra eraplana, rodeada como por un anillodel océano. Vino después la teoríade la forma cónica, con el vértice iia-

cia abajo. El primer pueblo antiguodel Oriente de Asia, en que aparecela doctrina de la forma esférica, esla India, que aseguró también hallar-

se el globo libre en el espacio. Cuan-do Ptolomeo resumió en su ''Alma-gesta" las doctrinas más avanzadasde la astronomía, la forma esféricade la tierra era ya una conquista de-finitiva de la ciencia. Ei error dePtolomeo consistió en suponer nues-tro planeta inmóvil y en el centro de!mundo, pero su esferoicidad era yaindiscutible. Ahora bien: la Teología,la ciencia sagrada del cristianismo,fué posterior áf ia doctrina de la es-

feroicidad de la tierra. Ningún con-cilio, ningún Pontífice, ninguna es-

cuela teológica, más aún, ningún teó-

logo, combatió esa doctrina.La Biblia no es un tratado de as-

tronomía, ni tuvo por objeto enseñará los hombres el pian del Universo.De todos los libres sagrados, la Bi-

blia es el que menos s^e ocupa en as-

tronomía. No obstante la proximidadde caldeos y hebreos, éstos no qui-

sieron asimilarse la ciencia de susvecinos, porque estaba mezclada conia astrología, tan odiada de los pro-fetas.

La Biblia, pues, se limitó á fijar los

días de la semana, y en materia deconstelaciones, el Antiguo Testamen-to no menciona más que las siguien-tes:

¡

Asch (la Osa Mayor); Kimah (las¡Pléyades); Kesil (Orion); NakhaschI

(el dragón), y las constelaciones del

I

Zodiaco, llamadas en conjunto, P/la-

jsaroth. He ahí todo lo que se hatla

! de astronomía, en el Levítico, ei Li-

!

bro de Job, y en el de los Reyes. Por\

io demás, en !a Biblia se halla, comoI

e¡i todos los libros, exceptuando los dl-

i

tíácticos de astronomía, el lenguaje;

de ia aparencia. Todavía, después deque la ciencia ha definido el verdade-ro sistema del mundo, los escritoresmás cultos, los sabios, los poetas, losmismos astrónomos en sus relatos,utan ese lenguaje. Todos eüos dicen:''Cuando se puso e! sol," "cuando

I

salió el sol" ''Brotaron los estrellas.Se metió la luna.' ' etc., etc. Y nadie,sin embargo, tendría el derecho dedecir, que ese sabio, ese literato, ó

' ese astrónomo, profesan la teoría deque es el sol quien se mueve al de-

I

rrsdor de la tierra. Trátase tan sólo: de ia costumbre inveterada, autori-

i

zada y natural de usar el lenguaje

j

que corresponde al movimiento apa-' rente, y no al real, de los astros. Portanto, cualquier argumento contra la

Biblia, que se apoye en ese lengtraje

;sería irrisorio, y aplicable á todoslos sabios antiguos y modernos, á losmismos tratados de nuestros días.Para no dejar sin un ejemplo, al me-nos este punto, citaremos á Hoefer,ardiente panegirista y expositor deCopérnico, de Kepler y Newton, quien

i en su "Historia de la Astronomía,"dice: '

'Ail ver al so! "levantarse ydescender," para procurarnos el díay ¡a noche, ¿quién hubiera sido tantemerario, etc., etc.," (pág. 13); fra-

f se que en el curso de su obra repite

I

infinidad de veces.Por tanto, no puede ser argumen-

to de falsedad el mismo lenguaje enia Biblia, con un libro que si bien hi-

zo ia historia de la creación, jamás

I

tuvo por objeto enseñar ia ciencia deI

los astros. Bástale para su inmensísi-ma gloria y para la prueba de su ori-

gen sobrehumano, contener una cos-imogonia admirable, escrita cuandola verdadera ciencia del cosmos no

Page 40: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

'¿8 JUÁREZ y LA.S REVOLUCIONAOS DE AYUTLA Y DE REFORMA

estaba ni en su aurora siquiera; cos-

mogonía que cada vez confirman conmás exactitud las ciencias naturales,

al grado de haber arrancado al granCuvier esta declaración solemne:' 'Moisés nos ha legado una cosmo-gonía cuya exactitud se compruebacada día de una manera admirable.

Las observaciones geológicas re-

cientemente verificadas están perfec-

tamente de acuerdo con el Génesis,respecto del orden con que han sidocreados sucesivamente todos los se-

res organizados.'

'

Mas independientemente de esasreflexiones, el hecho incuestionablees que nunca se ha tenido en la Igle-

sia como verdad teologal !a formaplana de la tierra, como ahora tam-poco es verdad teologal su forma es-

férica. La teología no ha legislado so-^

bre esas materias. Si alguna vez, al-

gunos teólogos, que siempre han sidofilósofos, discutieron t^l ó cual teo-

ría geográfica, eso no significa q^ie

ella fuese una verdad teologal. Ha-blar así, es desconocer la acepciónde las palabras.También los positivistas han discu-

tido la vida de Juárez; luego proce-

de que el señor Bulnes haga esta de-

ducción: "El merecimiento, la glo-

ria de Juárez, es una verdad del po-

sitivismo.' '

Y como es falso que la Teologíasostuviera, ni menos en calidad deverdad revelada, la forma plana dela tierra, es falso, es coVnpieta im*

postura, que asegurase ' Ma imposibi-

lidad de la existencia de los antípo-

das." Los sabios la discutían, nodesde eil punto de vista teológico, si-

no del físico. Desconocida aún la ley

de la gravedad, 'no podía explicarsecómo se sostendrían sobre la super-

ficie terrestre, los cuerpos en el otro

lado del globo. Los hombres tendríanque estar con la cabeza para abajo, y,por lo tanto, caerían en el vacío. Poreso, suponían que toda la parte del

globo que correspondía aí opuestohabitaíio, estaba constituida por el

océano.

Sin embargo, tal sistema no eradominante entre los teólogos, de lo

cuál es prueba evidente la discusiónde Salamanca, con motivo del pro-

yecto de Cristóbal Colón. Tuvo oposi-

tores, pero defensores también, y tanfué mayor el poder de éstos, que el

viaje fué decidido, y costeado por los

reyes católicos.

Pero dpnde el señor Bulnes sobre-

pasa los límites de lo injusto, de la

impostura, de lo absurdo, es al afir-

mar que, según la Teología, es * 'ver-

dad revelada la facultad profética delos cometas, la significación funesta

de los eclipses, la aparición de nue-

vas estrelilas al nacer determinadoshombres humanos ó divinos.''

Un escritor que afirma tales cosas,

no manifiesta tener el menor respe-

to á la verdad.La creencia de que los cometas

anuncian calamidades, ha sido comúná todos los pueblos, ha sido apoyadapor los libros sagrados y por los sa-

cerdotes de todas las religiones,

excepto por la Biblia y por e\ cris-

tianismo.Al contrario: la Biblia condenó

esas supersticiones.

Isaías, ardiendo en el celo de la

verdad, clamaba ante el pueblo he-

breo, en peligro de ser contagiado porla astrología caldea:''Escuchad lo que dice el Señor,

en Israel: No os hagáis discípulos

de los errores de los gentiles; NOCREÁIS EN LOS SIGNOS DELCIELO COMO LO HACEN LOS PA-GANOS." (Isaías, Xil!. 10).

La iglesia ha perseguido tenaz, du-

ra, incansablemente la astrología.

Uno de los grandes beneficios deque le es deudora la civilización,

fué haber exterminado en las nacio-

nes latinas, sobre todo, las larvas desuperstición astrológica, que en unaparte los griegos, en otras los feni-

cios, en otras los árabes habían de-

Jado, aun pasada la Edad Media. Im-posible sería reproducir, como no fue-

ra en grandes volúmenes, todos los

autos, decretos, etc., etc., con que la

Page 41: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 39

Iglesia ha perseguido la astrología,

Bástenos, para que no falte la pruebaconcreta, la constitución * 'Pastor Bo-

nihs," de Benedicto XIV, en la cual

prohibe que los confesores den la

absolución á las personas, sean de la

calidad que fuesen, y que practiquen

la astrología 5 la consulten, para ha-

cer predicciones. En general, todos

los sistemas de superstición, han si-

do condenados por los Pontífices

León X, en su constitución "' Super-

nae;" Sixto V, Cons. ''Coeli et Te-rrea;" Gregorio XV, Cons. "Omni-potentis Deis;'' Urbano VHI. Cons.' Mncrutabilis," y otros muchos.De modo, que en vez de haber si-

do declaradas por la Teología verda-des ' reveladas esas supercherías, co-

mo asegura frenéticamente e! señorBulnes, han -sido formalmente conde-nadas.Es preciso, no obstante reconocer,

que si bien ei carácter profetice de¡os comeias propalado por los astró-

logos, especialmente los asiáticos, hasido una de tantas negruras de la ig-

norancia, e! terror de los pueblos porles cometss, no ha carecido de fun-

damento, por lo menos recionalmen-te hipotético.

El gran Nev/ton admite que 'Masexhalaciones de que se forman las

caudas de ¡os cometas pueden caeren la atmósfera de la tierra conden-sarse en ella y producir toda clase dereacciones químicas, ' reacciones quenaturalmente pueden ser perjudicia-

les á la especie animal. Arago y otrcs-Kstr^cnomos prom.inentes modernos,

juzgan esa hipótesis, no ^ólo posible^

sino realizada, y á ese fenómeno atri^

huyen esas emanaciones gélidas yfosforescentes que han coincidido coit

ios cometas, así como las erupciones

volcánicas y las lluvias de aerolitos.

Qregory, Sydenham, Lubinietski,

Foster y otros astrónomos, aseguran

que en la Era cristiana, los períodos

más insalubres han sido aquellos que

han coincidido con la aparición de

grandes cometas, y que ella ha sido

acompañada de terremotos, erupcio-

nes volcánicas y conmociones atmos-

féricas.

Si conforme á la teoría de Newtontal hipótesis es posible, si en efecto

se ha realizado, y si en tal caso los

pueblos han tenido que observar

aquellas coincidencias, se explica per-

fectamente ese terror de los cometas

que ha dominado á través de la his-

toria. Un solo caso recordamos en es-

te momento. Durante el reinado del

Papa Calixto III, apareció un gran

cometa, y sobrevino una epidemia,

por lo cual ese Pontífice decre-

tó (1452) el toque y rezo de! "Ánge-

lus," que hasta hoy se acostumbra.

En cuanto á la "verdad teologal"

de que "aparece una estrella nueva

cada vez que nacen determinados

hombres humanos ó divinos,' ' conce-

derá el lector, que eso no merece ni

tenerse en cuenta. Nadie que dé al-

gún valor á una gota de tinta, escri-

biría tal cosa. Quien se atreve á de-

cir que según el Cristianismo, ha ha-

bido otros hombres divinos,- además

de Jesucristo, no merece otra con-

testación que la receta de un médico.

Page 42: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

ix:

CONTINUA LA CUESTIÓN DE LAS VERDADES GEOGRÁFICAS REVE-LADAS.—ARTÍCULOS DE FE, DECRETADOS POR EL SR. BUL-NES.—LA CONTROVERSIA ENTRE LOS DOCTORES CRISTIANOSSOBRE LA FORMA DE LA TIERRA.—SAN JUAN CRISOSTOMO YSUS discípulos.—SAN CLEMENTE, CITADO POR SAN JERÓNI-MO —LACTANCIO Y LOS PERIPATÉTICOS.—LA BIBLIA Y LA RE-

DONDEZ DE LA TIERRA.—DOCTRINA DE SANTO TOMAS.—LACUESTIÓN DE LOS ANTÍPODAS.

El señor Bulnes dice que, según la

Teología, eran verdades reveladas (y

por lo tanto, artículo de fe) la formaplana de la tierra y ia Imposibilidad

de la existencia de ios antípodas. Por

consiguiente, al dar Magallanes la

vuelta ai mundo por el estrecho que

lleva su nombre, la fe católica reci-

bió un golpe terrible.

Aun cuando no fuera por interés re-

ligioso, por simple defensa del presati-

gio nacional, debe refutarse tan cruda

blasfemia iiistórica; pues de pasar

aquí impunemente, nuestra intelectua-

lidad quedaría, en concepto de los ex-

tranjeros, no ya con las plumas en la

cabeza, sJno en los pies, como las ga-

llinas de Angola.Ya dijimos que la forma de la Tie-

rra fué muy discutida per la sabidu-

ría antigua. Otro tanto acaeció con la

cuestión de los antípodas.

Entre los filósofos paganos y los

cristianos, hubo defensores y contra-

dictores de la redondez de nuestro pla-

neta. Lactancio, uno de los más vehe-

mentes opositores á esa teoría, se bur-

laba alegremente de los peripatéticos

y los académicos, que la profesaban.''¿No es cosa de risa, exclama, decir

que está la Tierra suspendida en el

aire, sola, sin apoyo ni basamento al-

guno?'' El Crisóstomo, Teodoreto,Teofilacto y otros muchos, fueron de!a misma opinión, y otros, tanto gen-

tiles, á cuya cabeza estuvo Aristóte-

les, como cristianos, entre otros, SanClemente, sostuvieron lo contrario, es

decir, la forma esférica. Es mentirade color, olor y sabor netamente jaco-

biho, que San Agustín haya proclama-do la forma plana. Lo que el gran Doc-tor asegura (psal. 135) con sobra dejusticia, es que los peripatéticos nohabían presentado argumentos cientí-

ficos para demostrar la esferoicidad,

sino meras conjeturas. En otra parte,

y para acentuar que su tesis única es

el origen divino ó genesiaco de la

creación, dice: "No me preocupa queel cielo, como una esfera, encierre ensí ia tierra de todas partes, estando

Page 43: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORIVLA 41

eüa en medio del mundo, ó que no seaasí; sino que cubre el cielo á la tie-

rra como un plato grande que está en-cima. (Lib. 2 de Genes., cap. 29).

Se ve, pues, cuan falso resulta queSan Agustín haya sostenido !a doctri-

na de la forma plana, y cuan irrisoria

es la aserción del señor Eulnes, segúnel cual, la Teología declaró verdadrevelada, aquella misma falsa teoría.

El hecho de que los doctores crisí*

tianos discutan, aprobando unos y re-

chazando otros ta! ó cual doctrina, nosignifica que sus opinicne£ sean ''ver-

dades teologales.'

'

Por el contrario, si la iglesia hubie-ra querido dogmatizar en esa disputa,mucho más fundam.ento habría halla-

do en las sagradas letras para incli-

narse de parte de la forma esféricaque de la plana. En efecto: antes queAristóteles y que cualquiera otro es-

critor, la Biblia hablo de la esferoici-

dad del planeta. Es muy frecuente enla Sagrada Escritura esia frase: ''LAREDONDEZ DE LA TIERRA." Desdeluego citaremos el libro de ''Esther,''el de la "Sabiduría," el de los Sal-

mos, el de Job, el del Eclesiastés, enque tal frase abunda.

Por esto Io3 grandes expositores,San Gregorio Nacianceno, San Jeróni-mo, San Basilio, San Ambrosio, conce-dieron la redondez de la tierra, y de-

clararon que el cieio la circunda portodas partes. (San Jerónimo. Cap. 3,

comentario á la epístola á les Efe-rics,—San Basilio, Hcn^üía K—SanAmbrosio, Lie. 1. Hexamenon.)

Pero hay algo más admirable toda-vía. Cuando la ley de la atracción uni-

versal estaba aun á millones de le-

guas de la ciencia deJ hombre; cuan-do ia razón principal de los que pega-ban la redondez de la tierra y el tornodel cieio por todas partes, ccnsistíaen que creían estar ía misma Tierrasustentada sobre algo, pues ni conce-bían siquiera la posibilidad de su ais-

lamiento en el vacío, la Biblia, á supropia luz, consignaba ya la verdadcientífica sobre ese punto. El Señorpregunta á Job: ''¿Quién echó los cor-

deles para la fábrica de la Tierra, di-

me si lo has pensado, ó en qué ci-

miento' están aseguradas sus bases?"Y dice Job: ''Extiende el aquilón so-

bre el vacío y TIENE COLGADA LATIERRA SOBRE LA NADA." (Job,caps. 26 y 38).

David, en el saimo 1C3. canta: ''Túque fundaste la Tierra SOBRE SUMISMA ESTABILIDAD Y FIRMEZA,sin que bambalee ni se trastorne ja-

;más.'

'

Por último, el gran Doctor de la

;

ciencia teológica, Santo Tomás, con-siderando como verdad científica la

redondez de la Tierra, ia pone comoejemplo en ei asunto de que trata, di-

• ciendo:' 'Ad secundum dicendum quod di-

versa ratio cognoscibiiis (el diversomodo del conocimiento) diversitatemscientiarum inducit. Eamdem enimconclusionem ' 'demonstrat" astrolo-

gus et naturalis; "puta quod TERRAEST ROTUNDA." Sed astrologus permédium ' 'mathematicum," id est, ámateria abstracturn; naturalis autemper médium circa materiam considera-tum.'

'

(A lo segundo debe decirse que el

I

diverso modo de conocimiento, ccndu-

i

ce á la div3rsidad de las ciencias. Asíel astrónomo y e! físico DEMUES-TRAN que la TIERRA ES REDONDA;sólo que el astrónomo lo hace por el

medio matemático, es decir- con abs-tracción de la materia, mientras queel físico lo hace por el medip que serelaciona con ésta.)

De suerte que si alguna doctrina ha-

I

lió fundamento en la Escritura, esjustamente ¡a de la esferoicidad de la

[Tierra, la continuidad del cielo, es de-

cir la doctrina contraria á la que, se-

: gún el señor Bulnes, fué declarada porla Teología verdad de fe, ó sea verdadrevelada.

El hecho de que los doctores cris-

i tianos discutan, aprobando unos, y re-

:chazando otrcs ta! ó cual hipótesis ó

;

teoría, no significa que sus opiniones

i

sean ''verdades teológicas."

I

Actualmente dos sistemas médicos¡se disputan la posesión de la verdady de !a ciencia: la Alopatía y fa Ho-

Page 44: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

42 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

meopatía. No hay homeópata que noarguya presentando como prueba ungrupo de curaciones notables y hastamaraviliosas, que no pueden explicar-

se sino por !a acción de las dosis infi-

nitesimaies. No hay alópata que no se

ría de tales ejemplos, que explica poría obra de ¡as reacciones espontáneasdel organismo, y que no enseñe !a úl-

tima muela, cuando oye hablar de los

globuütcs. Como es natura!, hay sa-

bios cristianos adictos á uno de esossistemas, y los hay adictos al contra-

rio.

Unos y otros suelen argumentarhasta con el mismo hecho: la vacuna,por ejemplo. Esta, que ha pasado ya áía esfera de las conquistas definitivas

é indiscutibles de la ciencia, participa

de los dos sistemas. Por la ley (similis

similibus curantur), es homeopática;

y por el método, por la posesión, porla clínica, por la historia, es alopática.

El porvenir reserva sin duda el

triunfo definitivo de uno de los dossistemas. Acaso los descubrimientosde Pasteur, marcando rumbo entera-mente distinto á la medicina, destru-

yan los dos métodos que hoy se dispu-tan el imperio de la verdad y de la

clientela. Entonces brotará un señorBulnes, quien, considerando que hubosabios católicos adictos á la Homeopa-tía, ó á la Alopatía, según lo que pe-

rezca, ó á las des, si ambas perecen,exclame: ''He aquí un terrible golpeá la fe, porque, ''según la Teología,el método de Hahnnemann (ó de Hipó-crates) era una verdad revelada.'

'

Y que brotará ese escritor, no debeponerse en duda. Hay dinastías inter-

minables.

Vengamos ahora á la cuestión deios antípodas, cuya no existencia, fué,

según el delirio del señor Bulnes, de-

clarada artículo de fe.

Lactancio escribió lo siguiente:* '¿Qué camino lleva lo que dicen al-

gunos, que hay antípodas que ponenlos pies contrarios á los nuestros? Por

i ventura, ¿habrá hombre tan tonto queI

crea haber gentes que andan los pies; arriba y la cabeza abajo, y que las

I

cosas que acá están asentadas, estánjalla trastornadas colgando; y que los

! árboles y las mieses crecen allá ha-

j

cia abajo, y que las lluvias y la nieve

I

y el granizo suben á ía tierra haciaarriba? El imaginar el cielo redondo

!fué causa de Inventar estos hombres

I

antípodas colgados dei aire. Así es que!de tales filósofos puede decirse que

! en errando una vez, sostienen unos' disparates con otros.'

'

I

Esas ideas de Lactencio eran las detodos los filósofos que desechaban la

teoría de los antípodas. San Agustírrcombatió esa argumentación ridicula,

diciendo que, dada la esferoicidad dela tierra, y la continuidad del cielo,

en el espacio no hay abajo ni arriba.San Agustín no combatió la doctrinade los antípodas en sí misma; lo quecombatió fueron las razones en que los

partidarios de ella pretendían apoyar-la, y además puso en conflicto sus di-

!versas teorías geográficas.

I

El argumento de San Agustín, que¡

aparece en el libro 16, cap. 9 de la

!

Ciudad de Dios, es éste. Según los

i geógrafos, después de las columnasj

de Hércules, sigue al Occidente unocéano, que por su inmensa magnitud

j

es innavegable. Si pues los hombresno han podido pasar por él al otro la-

do del m.undo, y según la Escritura,todo el género humano procede de unsolo hombre y una sola mujer, ¿cómoexplicar la presencia de los antípodas,

I

es decir, de seres humanos en las tie-

I

rras separadas por un orbe de aguaque no han podido navegar?En efecto: Epícuro había enseñado

que ' *en la otra parte de ía tierra no1 hay más que un caos y abisme infini-

to. Píndaro dijo que, ''después de Cá-

¡diz, está la mar innavegable por los

I

hombres.' ' Los historiadores, ios cos-

mógrafos, los grandes poetas que tan-.

I

to influyeron en la opinión antigua,

1aseguraban que después de Gibraltar

ise extendía el ' 'mar tenebroso infran-

! queabie.'

'

Page 45: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 43

San Agustín, pues, presentó el con-flicto entre esa doctrina y la de tie-

rras habitadas á través de ese océa-no. Es decir, que San Agustín comba-tió, tanto la argumentación de los de-

fensores como !a de los impugnadoresde la doctrina de los antípodas. Fuéuna labor de lógica, un trabajo dialéc-

tico, no una tesis teológica; la suya.Pero suponiendo lo contrario, aun-

que San Agustín hubiera opinado teo-

lógicamente contra la existencia delos antípodas, no por eso habría títu-

lo alguno para afirmar que según la

Teología, la no existencia de habitan-tes en ,1a parte occidental del mundofué una verdad revelada; porque SanAgustín no es la Teología, ni la Igle-

sia, ni el concilio, ni el Papa excáte-dra.

Un error en ese punto, no habríaamenguado la inmensa grandeza deaquel pensador admirable.

La inteligencia más elevada de la

antigüedad, y acaso de toda la Histo-ria, después de Santo Tomás, fué sin

duda, Aristóteles.

Sin embargo, Aristóteles incurrió enun error estupendo al tratar la

cuestión de los antípodas. Declaró quetoda la región intsrt'-opicai cié este

hemisferio tenía que ser inhabitable á

causa del excesivo caior que no per-

mitiría la vida de! hombre ni aun delos vegetales. Por más que el hechosea contrario á esa doctrina, tal errorhonra á Aristóteles, porque fijó la

verdad de la elevación de temperatu-ra á medida que se avanza de los po-

los al Ecuador.Cuando el Barón de Humboldt, re-

solvió que el metal del cerro del Mer-cado, en Durango, es de origen meteo-rice, incurrió en error; pero error quelo enalteció, en vez de deprimirlo;porque sucedió, que al enviársele deMéjico á Europa, el trozo de metal pa-

ra que lo analizara, s^ cometió unzequivocación, y en vez de enviárseleun fragmento del Cerro del Mercado,se le remitió un pedazo de aerolito.

Ese error probó la gran seguridad yexactitud de! ^nñÜEís h*cho por el sé-

bio; no obstante, la abrumadora inve-rosimilitud de que tan enorn»e masametálica hubiera caído de la inmensaaltura sin producir una catástrofe.

Así fué la argumentación de SanAgustín.

I Aun después üe descubierto el estre-cho de Behring; después de haber es-tudiado tanto, en todos los aspectos,el étnico, el histórico, e¡ arqueológico,el religioso, etc., etc., estas razas in-

¡

dígenas y su civilización; deooués de' que sabios insignes de América y Eu-

I

ropa, y los congresos de americanistas,

se han devanado el cerebro, todavía nosabemos con exactitud histórica, por

! dónde pasaron, ó cómo vinieron los

:primeros haoitantes de América. Por

imucho que hallan avanzado los ¡nves-

I

tigadores, los datos, las conjeturas, las

¡

hipótesis, las opiniones, todavía la

cuestión está en pie, sobre todo, des-: pues del naufragio de la teoría platóni-Ica de la Atlántida.

!

Por manera que la argumentación

I

de San Agustín, aun dirigida á pro-' bar la no existencia de antípodas, le

honra, desde el momento en que ápesar de tantas luces y de tantos re-

cursos científicos, el problema que en-:traña, no ha pedido aún resolverse conei rigor científico.

En suma: ni la horizontalidad de la

Tierra, ni la no existencia de antípo-

:

das fueron nunca doctrinas de la Igle-

sia, ni menos artículos de fe, es decir,¡verdades reveladas. Unos sabios cató-

I

lieos, los menos, las defendieron, otros,i ¡os más, las atacaron, como meras opi-

Iniones científioas.

i Así es que al descubrir Magallanes;e! estrecho austral, por donde dio la

i vuelta al mundo, el golpe á la fe de

I

que habla e! señor Bulnes no ha es-

Itado más que en su imaginación, y en

¡ su áspera y hurona aversión, en un

I

odio fenomenal á todo lo que tiene el

i

sello de Cristo.

I

Cristóbal Colón fué e! verdadero

I

descubridor de los antípodas, y la

iIglesia ha tratado de canonizarlo, de

I

elevarlo al más alto honor que puedeI reservar á un hombre; luego la Iglesia

Page 46: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

44 JUÁREZ Y I^AS REVOLUCIONES DE AYUTLA .Y DE REFORMA

no se sintió lastimada por ta! descubri-

miento.Provoca á risa leer ios conceptos ca-

taclísticos del señor Bulnes, cuandoa! fin del capítulo que nos ocupa dice

que el Génesis se hundió al confirmar-se la doctrina ' 'indudabiemente' ' dePitágcras sobre el movimiento de rota-

ción de la Tierra.

En primer lugar, no es cierto que tal

doctrina liaya sido "indudablemente"de Pitágoras. La m.anía de atribuir á

ese filósofo todas las grandes ideas.de

3U tiempo y aun posteriores, respon-

de á su vulgaridad, como la de atri-

buir á Quevedo todos los versos inde-

centes, ó al Negrito poeta todas las

improvisaciones.La teoría de !a rotación, se le ha

atribuido á Tilolao, á Aristarco, á H¡-

cetas, y á otros muchos. La verdad es

que se ignora su origen.

Pitágoras nunca reclamó'ia paterni-

dad de tal doctrina. La teoría de la

excéntrica fuá de Geminus, la sostuvoPtclomec, y se miantuvo hasta los des-

cubrimientos de Kepler,Ahora bien: antes que Copérnico,

quien resucitó y proclamó nuevamen-te la doctrina de la rotación, fué el

Cardenal Cusa. La Iglesia cuenta esagloria. La Congregación del índice nohizo objeción á la doctrina del Cárde-na!, que siguieron después Copérnicoy Gaüleo. Este fué condenado, no poria doctrina, que, como decimos, yahabía proclamado aquel príncipe dela Iglesia, sino por su oposición á la

Escritura, cosa que está demostradohasta el fastidio; por más que en las

manos de la disputa (que no contro-versia) jacobina, estén siempre listos

el bote de tintura del Rayo, y el papelde colorete para rejuvenecer sus vie-

jas mentiras.¡No podrá negarse que en ese capí-

tulo astronómico, el señor Bulnes car-

gó bien la mano!

Page 47: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

©)a(®))((©))((©^^ ((©)((@)((@)X(©]^

xix

LOS FALSOS PRIVILEGIOS DE LA00 DE QUE HABLA EL PAÍS DEL SR. BULNES ATRIBUYE AFALSOS TAMBIÉN.—FALSO DGIOSA.—FRASE DEL P. OLMENOSO TEXTO DEL P. LECORDTIANOS: DOCTRINA DE LA IGherejía.—LA INTOLERANCIAESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.—LOS PROTESTANTES RANKECARÁCTER DE ESTA.

IGLESIA.—ADEMAS DE LOS CIN-EL DÍA VEINTITRÉS DE MARZO,LA IGLESIA OTROS CUATRO,ERECHO DE PERSECUCIÓN RELI-DO A HERNÁN CORTES.—LUMI-AIRE, ECO DE LOS SIGLOS CRIS-LESIA.—LEYES PUNITIVAS DE LARELIGIOSA, CONSECUENCIA DELLA INQUISICIÓN.— TEvXTOS DEY GUIZOT SOBRE EL VERDADERO

Mucho de espíritu de calumnia, yno poco de empeño de secta, hay en la

enumeración que de los privilegios dela Iglesia hace el señor Bulnes; puesle atribuye unos completamente absur-

dos, como el de la jurisdicción supre-

ma en materia civil y penal, sobre to-

dos los tribunales de todas las nació-"

nes, y otros tan odiosos, como los deimponer ilimitadas contribuciones á

los fieles y exigir de ellos servicios

materiales sin recompensa; imputacio-

nes de que ya tratamos en nuestro ar-

tículo "Fakos Privilegios de la Igle-

sia," publicado el día 23, del cual el

presente es una continuación; puesvamos á tratar de otros cuatro privi-

legios falsamente atribuidos por el se-

ñor Bulnes á la Iglesia.

Uno de ellos es el que enumera enoctavo lugar, y formula así: "Derechode peraeguir, castigar y reclamar el

apoyo del Estado contra todo indivi-

duo considerado enemigo de la reli-

gión por sus actos y opiniones;" dere-

cho que (óigalo bien el señor Bulnes)

nunca ha reclamado la Iglesia ni enlos pmees más verdadera y profunda-

mente cristianos; porque si hay doc-

trina teológica firmemente asentadapor la Iglesia, es la de que la religión

no ha de imponerse por la fuerza ja-

más.¿Sería nncessrio citar, para demos-

trarle, los numerosos textos que á ese

respecto pudieran aducirse, tomadosaun de los libros de loz primeros teó-

logos, es decir, de los que trataron del

deber de aceptar la religicn verdade-

ra, desde ios tiempos primitivos de la

Iglesia?

¿Sería necesario recordar al señor

Bulnes aquella célebre frase del PadreOlmedo, dirictida á Hernán Cortés:

'^LA RELiGION NO SE liVlPONE; LARELIGIÓN SE PERSUADE?"No lo creerr.OG neceisrlo; pero £Í

nos parece muy conveniente repeiir

Iaquí algunos acentos d3 la gran voz

i de uno de los más sabios y elocuentes

Page 48: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

46 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

oradores del pasado siglo, que fué á lai

vez profundo pensador, y en el púlpl-¡

to de Nuestra Señora de París expuso i

luminosamente esa doctrina, haciéndo-se eco de los siglos cristianos.

''Cierto es, decía Lacordaire, que la

Iglesia no tiene el derecho de la espa-

da material. Jesucristo se volvió conviveza á sus discípulos un día en quequerían hacer bajar fuego del cielo

sobre una población que los había re-

chazado, y les dijo en tono severo:

"No sabéis de qué espíritu sois; el Hi-

jo del hombre no ha venido á perderlasJfalmas, sino á salvarlas." Este es-

píritu, señores, se ha perpetuado enla Iglesia, no sólo mientras estaba per-

seguida, sino también en la época desu triunfo. No os citaré las palabrasde Tertuliano, de Orígenes, de San Ci-

priano, de Lactancio, de San Atanasio,

de San Hilario de Poitiers, de SanJuan Crisóstomo: dirá más que todoeso un hecho muy notable. Cuando á

fines del siglo IV, denunciaron dosobispos españoles ante los magistra-

dos á los priscilianistas, siendo causade que muchos perdieran la vida porsentencia judicial, el Papa Cirisio, quegobernaba entonces la Iglesia univer-

sal, se levantó contra ellos. San Am-brosio los separó de su comunión, SanMartín se arrepintió toda su vida dehaber comunicado con ellos una so-

la vez; por último, fueron condenadosen up concilio de Milán en 390 y enun concilio de Turín en 401. Dos si-

glos después, San Gregorio el Grandeescribía á un patriarca de Constanti-

nopla, á propósito de algunos herejes,

que habían sido maltratados en unasedición: "Es una predicación nuevaé inaudita exigir la fe por medio del

suplicio." Un concilio de Toledo, ce-

lebrado en 633, mandó que nadie fue-

se obligado á profesar la fe, la cual

debe ser abrazada por persuasión yvoluntariamente, y este canon se hainsertado en el cuerpo del derecho ca-

nónico. Es, pues, cierto que la iglesia,

como tal iglesia, no posee el derechode la espada material; que está fun-

dada sobre la persuasión, y que la fe

no debe arrancarse por la violencia."Tal fué y ha sido siempre; tal es

hoy también la doctrina de la. Iglesia,

incompatible de todo punto con el ab-surdo privilegio que el señor Eulnesle atribuye; y si en los Estados cris-

tianos hubo leyes punitivas del deli-

to de herejía; si ésta encontró muchasveces un lugar en el catálogo de las

ofensas á la sociedad y al derecho;si unos ú otros Estados han creído, enépocas distintas, que debían imponercastigos á los heterodoxos; que res-

pondan ellos de tal conducta, como tie-

nen que responder ante Dios, ante la

razón y ante la historia, de las leyes

y de las instituciones de que han do-tado á los pueblos. Porque debe adver-tirse que la intolerancia religiosa eneil orden político y civil, fué obra yconsecuencia del espíritu de los tiem-pos; y que si puede hacerse cargo porella á naciones católicas como Espa-ña, como Francia, como Italia, no sepuede hacer menor á las naciones pro-testantes, cuya intolerancia fué tanferoz y tan sangrienta, como la quehace estremecer de horror en las pá-ginas de la historia de Inglaterra. LaInquisición misma no fué una institu-

ción religiosa, sino una institución po-lítica; y si en sus tribunales figura-ron sacerdotes, frailes y obispos, estodebióse no á espíritu de Intolerancia,per parte de la Iglesia, ni á la preten-sión de privilegio ninguno, sino á la

necesidad en que estaba, como ha es-

tado siempre, de servir á los poderestemporales, cuando ellos demandan suconcurso en las instituciones que man-tienen el orden social; y sólo porque,en virtud de la naturaleza mixta quecaracteriza á la Inquisición, la apre-ciación de 103 actos que constituían el

deliio de herejía, demandaban periciateológica, que como era natural, teníaque buscarse en los que, por razón desu ministerio, habían de tenerla.

^ Punto es ese muy bien estudiado ydilucidado, así bajo el aspecto doctri-

nal, como bajo el histórico; y dejan-

do á un lado cuestiones secundarias,como las discutidas por el sabio ale-

Page 49: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 47

man Hefele y por ei sabio español Or-ti y Lara, io que no admite duda es el

carácter político que la Inquisición te-

nía como institución pública, y su ca-

rácter mixto por la naturaleza de suobjeto.

El protestante Ranke, sabio alemánque ha refutado, en gran parte, la obrade Llórente, dice estas palabras: "Omucho me engaño, ó de los hechos ale-

gados por el mismo Llórente, resulta

que la Inquisición no era otra cosa,£'lno un tribunal real, pero revestidode armas espirituales." ''PRINCIPESY PUEBLOS," tomo primero.

Mr.Guizot ha dicho á su vez: "LaInquisición fué desde luego una ins-

titución más bien política que religio-

sa, destinada á mantener el orden an-tes que á defender la fe."

De esa manera, las que podrían pa-recer formidables demostraciones del

falso privilegio atribuido á la iglesiapor el señor Bulnes, vienen á desha-cerse como sucede siempre, ante la

verdad de la historia, imparcial y se-

renamente estudiada, como tenue nu-be al soplo de los vientos.Y concluido ese punto, bien pocas

palabras tenemos que decir sobre el

privilegio que en noveno lugar atribu-ye á la Iglesia el señor Bulnes, y quedice consistir en el "derecho de con-fiscar los bienes de los culpables," esdecir, de los considerados como ene-migos de la religión por sus actos yopiniones.

Tal privilegio tampoco ha existido.

Jamás la Iglesia ha establecido la pe-na de /Confiscación; y si para delitos

en el orden de la religión ó con eseorden conexos, la establecieron las le-

yes civiles, que de! establecimiento deesa pena respondan los poderes tem-porales. ¿Por qué ha de responder la

Iglesia de lo que hicieron ellos?

Pocas palabras también nos basta-rán acerca de! privilegio señalado porel señor Bulnes en duodécimo lugar,

y que llama: "Derecho de revisión,

censura y reprobación sobre la legis-

lación d2: Estado;" privilegio que,enunciado así, pedemos afirmar no ha

existido jamás, ni le ha pretendido la

iglesia. Suya fué siempre la doctrinade la independencia entre ella, comoautoridad espiritual, y el Estado, co-mo autoridad temporal. Suyas fueronlas afirmaciones de la soberanía decada uno de los dos poderes dentro dela esfera que á cada cual correspon-de por su naturaleza y por su objeto.Jamás pretendió asumir sobre el Es-tado poder ninguno, ni mucho menosla supremacía respecto de las cosastemporales, que dejó siempre á cargode los poderes civiles y sobre las queles reconoció exclusiva autoridad.Pero el Estado, por su naturaleza

misma, por la subordinación naturalen que deben estar los intereses tem-porales y terrenos respecto de los eter-

nos y espirituales, al legislar, no debeprescindir ni del dogma, ni de la mo-ral, ni de la disciplina eclesiástica; yen este sentido sí corresponde á la

iglesia, aunque se lo niegue el Estadoliberal, aunque se lo rehuse el Estadoateo, "derecho de revisión, censura yaprobación" acerca de las leyes, en lo

que puedan afectar á la disciplina, ála moral y al dogma; porque el Esta-do, cuanto más ateo sea y más liberal

se declare, menos puede preten>der au-toridad ninguna, menos puede arro-

garse ningún derecho respecto del or-

den espiritual, entiéndase, siempre quesea lógico, siempre que los que ejer-

cen la potestad pública no caigan enla monstruosa inconsecuencia, en quecaen de ordinario el Estado ateo y el

Estado liberal, de arrogarse una su-

premacía que de ninguna manera les

compete, y, sin embargo, pretenden lle-

var muy más allá de los límites del

objeto de su instituto, pretendiendo nosólo dominar sobre los pueblos, sinodominar también para envilecer las

almas, para profanar las conciencias,para corromper la moral, para erigirse

en autoridad omnipotente y arrogarseel poder de gobernar lo m.ismo los cuer-

pos que los espíritus y fundar así unaespecie de religión laica tan monstruo-sa y absurda como abominable, en quese quiere substituir (como ya lo ha

Page 50: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

48 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONE S DE AYUCLA Y DE REFORMA.)

pretendido entre nosotros nada menos I

que el Ministro de instrucción PObii-j

ca y Bellas Artes) el cuito de Dios1

por el cuito de la Patria y levantar al-¡

tares en que, en lugar de los santos i

del catolicismo, se coloca á los hom-¡

bres de la libertad y de la Reforma,haciendo de ellos una especie de semi-dioses, ó como diría Eulnes, de Juá-rez, un Bhuda zapoteca; de D. MiguelLerdo, una especie de Hércules vera-

cruzano; y de D. Melchor Ocampo, unMahoma tarasco, porque si el Mahomaasiático hizo monstruosa amalgama detradiciones orientales y verdades cris-

tianas, y tendencias politeístas é ins-

tituciones semíticas, Ocampo hizo al-

go análogo, secularizando instituciones

cristianas y vaciando, verbi gracia, enlos moldes del derecho canónico los

estatutos del matrimonio cJvil, llegan-

do hasta á repetir literales casi, enlas formalidades para ese matrimonioinstituidas, expresivos pasajes de las

Epístolas de San Pablo; con ¡o cualmostró que tratándose de las institu-

ciones fundamentales de la sociedadnada puede encontrarse mejor que las

ideas cristianas, nada más excelenteque la moral católica.

El dogma, la moral, la disciplina dela Iglesia son intangibles para el Es-

tado, y tienen que serlo mucho máspara el que afirma el principio de la

libertad religiosa, so pena de caer enuna repugnante inconsecuencia.Mas, no porque el Estado deba respstar

el orden espiritual, la Iglesia preten- i

de ni ha pretendido nunca derecho I

de revisión ni de censura, ni de repro-

bación de las leyes civiles: lejos tí^

eso, uno de los principios capitales desu moral es que los católicos debe-mos obedecer las leyes del Estado,no precisamente por temor, sino porconciencia ''propter conscientiam," se-

gún la frase de San Pablo.Otro de los privilegios falsamente

atribuidos por el señor Bulnes a ¡a

Iglesia, es el que formula en séptimolugar con la frase: "Derecho de pro-

piedad sobre el mar y todas las tie-

rras y bienes y personas de los infie-

les;" y con esta afirmación nos da el

mejor broche para cerrar en este ar-

tículo la sarta de absurdos y calum-niosos privilegits, con que pretendedesprestigiar la santa causa de la Igle-

sia frente al liberalismo y la Reforma.Es inconcebible lleguen hasta tal

punto la ignorancia ó la mala fe y la

audacia del señor Bulnes.¡Qué! ¿Puede ignorar el señor Eul-

nes que, lo mismo en la plenitud dela existencia del derecho internacio-

nal, cuanto en sus primeros albores,

unánime doctrina fué la de que nopuede haber propiedad sobre todasaquellas cosas que los elementaristasdel derecho ha llamado "de U£0 inapu-rable" y, por lo mismo, no puede pre-

tenderle ni un individuo ni tampoconinguna institución? ¡La propiedad so-

bre el mar, privilegio de la Iglesia! El

mismo Xerjes que, según la leyenda ó

la historia, mandó azotarle, no habríaatribuido á nadie semejante insensa-

tez; pero el señor Bulnes es un titán

para acumular montañas sobre monta-ñas de calumnias, de absurdos, de ver-

daderos disparates, cuando se trata dela Iglesia. Toda insensatez le parecepequeña para atribuírsela como privi-

legio.

No; la Iglesia no ha tenido jamáspretensiones insensatas; y si algunaespecie semejante puede encontrarseen escritores como Alvaro. Pelagio yaun en la célebre Bula de Alejandro V,por !a que cortó en su principio las re-

cientes diferencias entre ¡as corona-de Portugal y de Castilla, con motivode los descubrimientos en e! NuevoMundo, no por eso puede afirmarseque la Iglesia haya pretendido el fal-

so derecho que el señor Bulnes !e atri-

buye. Por el contrario, los que hoy lla-

maríamos "derechos del hombre" fue-

ron proclamados, sostenidos y demos-trados por los grandes teólogos de la

gloriosa escuela española, es decir,

por la escuela teológica de la naciónmisma que fué la, primera y más ilus-

tre en los anales de los descubrimien-tos.

El teólogo Domingo de Soto condenó

Page 51: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 49

la trata de negros en páginas inmor-tales, que e! célebre Mackintosh seña-la ccn^.o 'Ma cuna de! dsrecho público."

Ese teólogo colosal, rayano en las altu-

ras del genio, colocó, como una de las

bases de la jurisprudencia universal,el principio cs?DÍtaiísimo de que (óiqaiobien el señor Eulnes ''EL DERECHODE GENTES ES EL IVÜST^O PARATODOS LOS HOMBRES, SIN DISTIN-CIÓN DE CRISTIANOS E INFIELES."'SNeque discrepantia (utreor) est inter

chrittianos et iínfideies, quoniam jusgentium cunctisgentibus oequale est."

El celebérrimo Francisco de Vitoria,

(á quien Giorgi justamente llamó"verdadero padre de! derecho interna-cional," y de quien puede dar noticias

al señor Eulnes, en un libro que de-

biera serle familiar, el historiadordel derecho de gentes, Wheaton), fuétambién de aquella escuela y condenóla esclavitud de los indios, en virtuddel mismo principio de igualdad dederechos entre todos los hombres.En esa escuela fué, finalmente,

nuestro gran las Casas (nuestro ple-

nísimo derecho le podemos llamar''nuestro") á quien la historia ha acor-

dado el glorioso título de "PADRE YDEFENSOR DE LOS ÍND!0S" y encuyas obras abundan textos que se-

rían la mejor respuesta á !a falsa te-

sis del señor Buines.¿No recuerda que, casi en las pri-

meras páginas de su "Historia de las

indias," censura á los españoles, nosólo porque no respetaron en los in-

dios ios derechos hum.ancs, sino tam-bién porque no respetaron en ellos

sus der-echcs politices? ¿No recuerdacom.o censura á los conquistadores"no haber tenido escrúpulo ni temorde despojar y derribar ios naturalesreyes y señores de sus señoríos,

Estados y dignidades, que Dios y la

naturaleza y el derecho común de las

ceníes hizo señores y reyes?" ¿No re-

cuerda cómo decía que respecto de los

indios "ninguna cosa tenemos que ha-

cer, sino sólo en cuanto los debemosamorosa, pacífica y cristiana que es

earitativam.ente como quisiéramosnosotros, ser atraídos, traer ó atraerá ia santa fe por !a dulzura, suave yhumilde y evangélica predicación,según ¡a forma que para predicar el

Evangelio, Cristo, nuestro Maestro ySeñor dejó en su Iglesia estableciday mandada?"Y nótese bien que, si nos fijamos

en ese gigante de la teología, que sellamaba Domingo Soto, muchas decuyas observaciones y exposiciones serobó Spencer, como largamente lodem.ostraremos, si fuere necesario;si mencionamos á Vitoria, verdaderay luminosa estrella de primera mag-nitud en la historia de las cienciasteológicas y jurídicas; si menciona-mos ai sublime apóstol de los indios,las Casas, en quien para ellos pare-cía ha||erse encarnado la doctrina deamor de Jesucristo; si sólo de esostres hacemos mención, es porque, enmateria de afirmación y consagraciónde los humanos derechos, trátese decristianos ó de infieles, de respeto á

;

su propiedad, y, en suma, de todo io

que hoy llamamos, inviolabilidadpersonal y real, hay tanta copiade doctrina en cualquiera teólo-

go, que fácil nos sería sin más queligerísímo trabajo, presentar una se-

rie interminable de textos.

Porque el señor Bu!nes tiene el

triste y singular acierto de calumniary denostar á la Iglesia precisamente

! en puntes en que la respuesta se la

pueden dar, no ya los m.aestros deteología, ni siquiera I03 aventajadoscTisc-ípulos que en las aulas de la sa-

cra doctrina obtuvieron los primerospremios, sino hasta los estudiantesramplones, con tal de que hayan pre-

parado su lección media hora antesde irá sentarse en los bancos de la

í cátedra.I Con que ya !o ven nuestros lecto-

res; el privilegio atribuido por el se-

: ñor Buines á la Iglesia en décimo-séptimo lugar, es una de tantas afir-

maciones que no resisten la crítica

ni el análisis; y si en la enumeraciónJuárez 4.

Page 52: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

50 JUAR] Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

de esos privilegios hay muclio de es-

píritu de calumnia y no poco de em-peño de secta, corno, decíamos ai

princiipio de este capítulo, hay tam-

bién ó no poca ignorancia ó muchamaia fe, pues sóio por la una ó poría otra se pueden explicar tan mons-truoras enormidades.

Page 53: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

:x:xi

AFÁN DEL PARTIDO LIBERAL PORTICO.—CUESTIÓN SOBRE Si

CHO DIVINO: NO LA DISCUTÍPRIMIR LOS PRIVILEGIOS DEOBRA ANTICRISTIANA Y TAMIVIUY CLARAMENTE EN LA STICO.—DOCTRINA DEL PARTÍCION DEL FUERO ECLESIASTSOSTIENE EL DERECHO PUBBLICISTA.

SUPRIMIR EL FUERO ECLESIAS-ESE FUERO ES O NO DE DERE-REMOS.—LA REFORMA, AL SU-LA IGLESIA, CONSUMO UNABIEN ANTISOCIAL.—SE VE ESTOUPRESION DEL FUERO ECLESIAS-DO MEDIO.—FIN DE LA ABOLI-iCO: CARÁCTER DE ESTE.—LELICO: TEXTO DE UN SABIO PU-

Entre los privilegios de la Iglesia,

coloca el señor Buines en tercer lugar(del que coloca en segundo, co-

mo dijimos en el capítulo ante-rior) el "derecho de juzgarexclusivamente á los eclesiásticos y deresolver en sus tribunales los conflictosentre eclesiásticos y laicos;" derechoque, efectivamente, estaba reconocidoy consagrado por la legislación civil

antes de la Reforma, y sobre cuyo^ori-gen, esto es, sobre si procede de dere-cho divino ó sólo del derecho huma-no, la Iglesia no tiene resuelto nada,por más que el Pontificado y los Con-cilios hayan afirmado siempre la exis-

tencia de ese derecho y sostenídolecon todo esfuerzo y vigoroso empeñoal que ha correspondido, por parte dela escuela racionalista y del partidoliberal, en ella engendrado, el afán desuprimir el fuero eclesiástico; con lo

cual se llega, como á último resulta-do, á colocar en una misma línea, de-

lante de la ley, en las sociedades cris-

i

tianas, á los eclesiásticos y á los se-

glares.

No entraremos á discutir aquí la

gravísima cuestión de si el fuero eclie-

' siástico es ó no de derecho divino. Por

I

la resolución afirmativa, están escri-

tores de altísimo valer científico, co-

mo Fagnano y Barbosa; y por la ne-

gativa, hombres también eminentísi-mos como Covarrubias y Schanbogen; yno la discutiremos, porque eso nos lle-

varía muy lejos de nuestro objeto, queno es otro al tratar de los privilegios

de la Iglesia suprimidos por la Refor-ma, sino m.ostrar que esos privilegios,

por una parte, han sido y son la con-secuencia lógica y necesaria de unapolítica cristiana, es decir, de un sis-

tema de gobierno que descansa, comosobre una de sus bases fundamentales,sobre el reconocimiento de la autori-

dad de la Iglesia; y que, por otra, hansido y son altamente benéficos parala sociedad civil; doble carácter queviene á poner en claro cómo la Refor-

Page 54: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

2 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

ma, al suprimir esos privilegios, ade-

más de haber consumado una obra an-

ticristiana, lievó á cabo también unaobra antisocial.

Se ve esto muy claramente en la

supresión dei fuero eciesiástico; sobrecuyo origen entre la opinión que le

afirma como de derecho divino y la

que le afirma como de derecho huma-no, hay una tercera, que se ha llama-

do del "partido medio," sostenida tam-bién por varones clarírii'nos, al frentede los cuales hay que colocar al in-

signe jesuíta Beüarrnino. Consista esaopinión en afirmar que ''el fuero pro-

cede "inmediatamente" del derechohumano, pero que, "originaria é ¡ni-

cialmente," precede del divino," y unode sus principales fundamentos estáen la afirmación del Concilio Triden-tino, de que la inmunidad consistenteen el fuero ''ha sido constituida por or-

denación de Dios y por canónicas san-

ciones:" "Constituta Dei ordinationeet canonicis sanctionibus." Esta últi-

ma frase, canónicas sanciones, no ne-

cesita explicación ninguna. Es bienclaro que denota los estatutos canóni-cos expresos, ó sea, las constitucionesde la Iglesia y los cánones disciplina-

res de los Concilios; mas la primerafrase ORDENACIÓN DE DIOS, comoescribimos aun para personas no ver-

sadas en este linaje de estudios, sí de-

manda una explicación; y la daremos,diciendo con Bellarmino que "por OR-DENACIÓN DIVINA no debe enten-derse un divino precepto propiamentedicho, que conste de un modo expresoen la Santa Escritura, z\no sólo quede los ejemplos ó testimonios del An-tiguo y de! Nuevo Testamento, se pue-de colegir, por razones de semejanza,que es voluntad de Dios estén libres

de la jurisdicción 'sica los clérigos ylas cosas eclesiásticas."

Muy conforme es, en efecto, con el

origen divino del sacerdocio, con e'I

carácter natural de su misión, así co-

mo con el respeto debido á las perso-nas que el sacerdocio ejercen, que és-tas sean exentas de la potestad secu-lar; y precisamente por eso, porqueesa exención es muy debida y muy ra-

ciona!, el partido reformista, del queD. Benito Juárez fué instrumento, seem.peñc tanto en ia abolición del fue-

ro eclesiástico.

¿Cómo no habría de empeñarse enesa abolición, si por medio de ella se

pasaba un rasero, en medio de unasociedad cristiana como la de Méjico,sobre los sacerdotes y los simples le-

gos, para despojar así á los primeros,en ei orden exterior y judicial, de! res-

peto de que, por su carácter, eran me-recedores? ¿Cómo no se habría de em-peñar ese partido en tai abolición, si

de esa manera el sacerdote, constituí-

do en la alta autoridad religiosa, re-

sultaba sometido ai seglar, sólo porel hecho de estar éste investido de I?

autoridad civil?

"No es justo, dice un escritor, quelos sacerdotes, que tienen á su cargola misión de juzgar á los fieles, seanjuzgados por ésics en desprestigio desu autoridad." Muchos años ha el Con-cilio de Macón había afirmado "sería

indecoroso que los sacerdotes fuesensometidos al juicio de !os seculares, áquienes administran ia Eucaristía ylos; demás sacramentos."Tan racional, tan conveniente al

elevado carácter sacerdotal en mediode la sociedad, sobre todo cuando és-

ta es cristiana; tan útil, á los fines dela religión y á ia pública moralidad,es el fuero eclesiástico que su conve-niencia, ó, para mejor decirlo, su ne-

cesidad ha £-,ido reconocida aun porescritores heterodoxos, cuyos testimo-

nios traeríamos aquí, si ios muchísi-inol puntos que necesariamente he-

mos de tocar en esta refutación del

übro del señor Bulnes, nos permitie-

ran extendernos más. Prescindimos,por lo mismo, de citar esos testimo-

nios, que tenemos delante de los ojos;

y pasando adelante, haremos notar

que, proceda ó no del derecho divino

el fuero eclesiástico, ora tenga su

origen en el derecho humano; ora (lo

que nos parece más fundado) exista,

según la afirmación del partido me-dio, por ordenación de Dios; lo cier-

to es que puede sostenerse con razo-

nes profundamente radicales en el de-

Page 55: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 58

recho público. Uno de los más ¡lus-

tres, de ¡os más sabios, de ios que hanempleado, al estudiar el derecho fun-damental en las sociedades humanas,el que los positivistas llaman ''métodocientífico," uno, en fin, de los másdistinguidos publicistas del último si-

glo, ha escrito estas palabras: "si esnecesario admitir diferentes órdenesde asociaciones públicas, en razón del

diverso fin á que cada una se enca-mina, es también evidente que se de-

ben admitir diferentes jurisdicciones

y varias clases de jueces. Si cada unade las sociedades públicas se formade la diversa variedad de sociedadessecundarios con derechos inviolables,

existiendo en ést?.s tribunales espe-

ciales, la autoridad superior no po-

drá, sin notoria injusticia, abolir aque-llos derechos que son sagrados sólo

en atención á la perfecta ipualdad delos ciudadanos ante la ley;" igualdad,debemos agregar nosotros, que es casi

siempre una utopia.

Chocar con ese principio del dere-

cho público fué lo que hizo la Refor-

ma al suprimir el fuero eclesiástico;

porque uno de los grandes males dela Reforma, esto es, de las leyes he-

terodoxas que la constituyen, es queesas leyes pugnan con los principios

de la ciencia jurídica; en cuyo lugar

se han substituido el interés del sec-

tarismo y el odio á la religión y al sa-

cerdocio.Triste gloria de Juárez fué suprimir,

contra ei derecho canónico, el fueroeclesiástico en materia civil y, con-

tra e! mism.o derecho canónico, decla-

rarle renuncisble en lo criminal, co-

mo se hizo en los artículos 42 y 44 de

la ley de 22 de Noviembre de 1S55,

expedida por el Presidente D. JuanAlvarez, siendo su Ministro de Justi-

cia D. Benito Juárez; y digno de no-

tarse es (como ya lo hemos dicho enotro lugar) que en Méjico se llegó áesa supresión, aun antes de haberseproclamado y llevado á efecto la se-

paración de !a Iglesia y el Estado; ycomo después de expedida la m.encio-

nada ley, la Constitución, en su ar-

tículo 13, vino á suprimir los fueros,

en odio principalmente del eclesiásti-

co, más que por espíritu de igualdad,

y cuando no había sido establecida to-

davía la separación de la Iglesia y el

Estado, de la cual la supresión del

fuero eclesiástico es consecuencia, la

lógica del partido liberal reformistacolocó en las icyes antes que la con-

clusión la premisa. La lógica nada le

importaba; le que importaba era des-

I

cargar sobre los derechos de la Igle-

i sia cuanto goipe fuera posibie, des-

!pojarla de su prestigio y vilipendiar

! su autoridad.

i

Roto el fuero eclesiástico, puestos¡ante los tribunales en la misma línea' el sacerdote y el seglar, la autoridad

I

de la Iglesia tenía que sufrir un gran

!

quebranto, y consecuentemente, el in-

flujo que sobre la sociedad ejercía.

I Nada importaba que el privilegio

idel fuero fuese conforme á la razón,

I

nada que con él se robusteciera la

¡autoridad sacerdotal, tan benéfica pa-

i

ra el pueblo. Lo que se buscaba era

leí fin de la secta: substituir una le-

' gisiación cristiana con otra heterodo-

|xa; y para conseguirlo, no importa-

1

ba arrasar instituciones seculares, si-

quier al destruirlas se bambolearanI en su caída los cimientos de la socie-

'datí.

Page 56: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XI

LOS PRIVSLEGiOS DE LA IGLESIA.—DERECHO^ DE ASiLO EN LOSTEMPLOS Y LUGARES SAGRADOS.—DERECHOS SOBRE LOS CE-METNlTERIOb =

Entre ¡os privilegios de la iglesia,

que lógicamente emergen de la adop-ción radical de la política cristiana,esto es, de la que atienta como unode sus principios fundamentales, el re-

conocimiento de la autoridad de ¡a

iglesia, consecuencia indeclinable dela necesidad de admitir una revela-ción; entre esos privilegios, decimos,no hay uno solo que no tenga sus raí-

ces en los dictados mismos de la na-turaleza y no sea, además, altamenteprovechoso para la sociedad, no sólopor el prestigio de que rodea á la au-toridad espiritual y religiosa, sino deuna manera directa, porque lleva ensí bienes para la sociedad misma ypara los diversos órdenes de la vidapública, política y civil; por donde la

supresión de esos privilegios, en queel señor Bulnes hace consistir con to-

da verdad la obra de la Reforma, vie-

ne á ser un daño social, un m.al másó menos grave para el orden público

y político.

Tales son los privilegios que la igFe-

sia tenía respecto de los lugares sa-grados; y de ios dos, que relativos áesos lugares enumera el señor Buines,

vamos á hablar en el presente ca-pítulo.

Menciona este escritor el '^'Derecho

de asilo en ¡os templos y lugares sa-

grados."Consistía ese derecho en el que la

Iglesia tenía para que, si algún delin-

cuente se refugiaba en templo ó lugarsagrado, de ios señalados por el dere-

cho canónico, no pudiera ser extraído

de allí sino con ciertas formalidadesy bajo determinadas condiciones.

Es de advertirse que el derecho derefugiarse en los templos y lugaressagrados no sólo era de los católicos,

que estuviesen en comunión con la

Iglesia, sino también de los entredi-

chos, de los excomulgados y aun delos herejes; porque, como dice un ilus-

tre canonista, "los textos jurídicos ánadie excluyen, y por otra parte, este

privilegio, siendo loca!., no se concedeá las personas, sino al lugar;" insti-

tución con que la iglesia daba, comole dio con oirás muchas, ejem>pío dealta y laudable to¡erancia.

No entra en el plan de estos artícu-

los hacer la historia del derecho deasilo, ni exponer la amplitud que lo^

Page 57: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 55

gró en determinadas épocas, ni la li-

mitación á que vino á quedar reduci-

da en otras.

Como el defecto del derecho de asi-

lo era que a! reo refugiado no se pu-

diera imponer pena capital, ni otragrave, las necesidades de los tiemposy de las sociedades hicieron se dismi-nuyera mucho el número de delitos enque su autor tuviera derecho de asilo;

porque la conducta de la iglesia en to-

das sus instituciones, cuya acción esmás directa sobre el orden social,

se inspira siempre en la justicia y enla conveniencia de la sociedad, y las

amplía ó limita, según los interesesde la sociedad lo aconsejan.

La Reformia, al suprimir por comple-to el derecho de asilo, por más que yaen esa época apenas quedase una som-bra de aquella institución, no hizo másque deducir aun las últimas consecuencias, que muestran su verdadero espí-

ritu, del desconocimiento de !a auto-

ridad de la Iglesia; pero al desapare-cer el derecho de asilo de las institu-

ciones públicas, dejó, como todas ¡as

que ¡levan el sello de la acción ecle-

siástica, una historia digna de estudio

y que muestra ei afán de la iglesia

por suavizar las costumbres, por ha-

cer la legislación más humana, sin

mengua de la justicia, y por inspirar

á los delincuentes sentimientos de hu-

mildad y de piedad que les conduzcanal arrepentimiento.Pasemos á otro punto: al '"derecho

sobre los cementerios" que, como pri-

vilegio de ia Iglesia, enumera el señorBulnes en décimooctavo lugar; y de-

claremos, ante todo, que la Iglesia noha pretendido nunca tener derecho so-

bre los lugares en que se inhuman los

cadáveres, por el solo hecho de queesos lugares se destinan para ese ob-

jeto, como podría entenderse por ía

frase, tan ccncic-a pero tan inexacta,

empleada per el señor Bulnes. No; !a

iglesia pretendió y pretende (óigalo

bien el señor Bulnes) no el derechosobre los cementerios, como él dice;

no sobre el cementerio profano, en quese entierran los restos de cualquiera.El dercch-T que la Iglesia ha pretendi-

do y pretende es sobre los cemente-i ríos consagrados por ella, para que

I

allí repesen los restos de sus subdi-tos, es decir, sobre los "'cementerios

j

cristianos, sobre los cementerios sa-

¡

grados." Por eso, cuando existía la

I

unidad religiosa; cuando la legislación

i

era cristiana; cuando una de las ba-

ses sobre que esa legislación descan-saba y ¡03 gobiernos, fieles á la fe po-

pular, desarrollaban su política, era el

!

reconocimiento de ia autoridad de la

Iglesia, y los cementerios, á conse-cuencia de ¡a unidad de fe, eran parauna sociedad cristiana, para un pue-blo católico, subdito de la iglesia, los

cementerios tenían, como benditos por¡autoridad episcopal, esto es, por la de!

que había sido puesto por. el EspírituSanto para regir aquella porción de

;

la iglesia de Dics, carácter da lugares

I

sagrados. Eran los asilos, destinados

!

por la Iglesia para que sus fieles dur-

j

mieran en ellos el sueño de la muertei y sobre sus restos se levantaran has-

i

ta el cielo las plegarias de sus herma-nos, por el eterno descanso de las al-

I

mai;. Eran recintos santificados, don-

j

o.e á la dulce tristeza del reí\uerdo se

\unía la esperanza, más dulce todavía,

de encontrar á los que se habían ido' da aquí abajo, en las regiones de ia in-

;

m.crtalidad. Porque, como muy bien di-

, ce Chateaubriand, "la tumba del idó-

[latra sólo nos habla de lo pasado, pe-

I

ro la del cristiano nos hace vislumbrarel porvenir," por ío que, com¡o agregael .mismo escritor, benemérito de \?j

iglesia Católica, "el cristianismo hahecho siempre, en todo, lo mejor; ynunca ha tenido les conceptos mediosy truncos, tan frecuentes en otros cul-

tos, sino que eliminando las ideas in-

termedias relativas á determinadoslugares y circunstancias, se Oistingu:de las demás religiones Dcr la costum-bre sublime de colocar ¡a? cei-Tízas delos fieJes á las sombras de los tem-plos del Señor y de depositar á los

miuertos en el seno del Dios vivo."

Por eso, porque los cementerios cris-

tianos son lugares sagrados, la igle-

sia pretendió y pretende derechos so-bre ellos, como sobre todo lo cue re-

Page 58: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

OÚ JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUCLA Y DE REFORMA.

cibe su bendición, como sobre todo lo

que ella consagra.Mas no pretendió nunca, en virtud

de ta! derecho, negar el de! poder ci-

vil, para intervenir en !c relativo ála policía en sus relaciones con la pú-

blica salubridad; y como se consigna-ba en un documento de legislación

cristiana, "no por eso se privaba á la

administración civil, de ¡a justa inter-

vención que debe tener en los cemen-terios, en todo lo que se refiere á supolicía y régimen, en cuanto tiene re-

lación con la salud;" derecho que fuéconsignado siempre lo mismo en los

estatutos civiles que en los canónicos.Ni pretendió tampoco derecho nin-

guno respecto de las sepulturas delos que no habían sido subditos: sola-

mente exigió que sus cadáveres nofueran colocados en los lugares sagra-dos, es decir, y según la frase que tras-

cendió hasta al lenguaje popular, les

negó la ''sepultura eclesiástica" o quefueran enterrados "en lugar sagrado;"derecho indiscut^le desde e¡ momen-to en que se reconoce tal carácter al

cementerio cristiano. Porque si esecesr:enterio estaba destinado sólo pa-ra 'os que morían en la comunión dela [gíesia, ¿por qué habrían de tenerlugar en é! los que fuera de esa co-

munión mcrían?Lo que hizo la Reforma, al arreba-

tar á la Ig'asia los cementerios cris-

tianos, fué pura y simplemente consu-mar^ un despejo. Los cementerios erande la Iglesia y se los arrebató el Es-

tado; los violó así; los profanó, lle-

vando á lugar sagrado cadáveres delos que morían fuera de! seno de la

Iglesia; los secularizó, cediendo á suem.peñc de eliminar de cuanto más pu-diera, todo elemento religioso; y cuan-do pudo, dejando á ia Iglesia el domi-nio de los lugares sagrados, fundar ce-

menterios de carácter laico, para queen elios se enterraran los que no qui-

sieran dormir el sueño de la muertebajo la sombra sagrada de \a cruz, pre-

firió, en la vioíencia de aquella granlucha de pasiones y de odios, que nofué otra cosa la revolución de la Re-

forma, despojar á la Iglesia de su de-

recho sobre los cemeníe^'ios, como la

despojó de otros muchos. Lo que el

Estado liberal y reformista perseguíaera igualar todas las tumbas, las de los

cristianos y las de los que no lo son; ypor eso, arrebató á la Iglesia su inter-

vención en los cementerios; pero las

costumbres pueden más que las leyes;

y hoy día, después de la Reforma co-

mo antes de ella, todavía nuestros ce-

menterios, aunque profanados por la

inhumación de cadáveres de muchosque han muerto fuera del seno de la

Iglesia, presentan todavía el aspectocristiano. Nadie que los visite se ima-

gina que son cementerios, sino de unpueblo católico. La cruz corona hoy,

como ayer, después de la Reforma, co-

mo antes de ella, la mayor parte de

las tumbas, demostrando así que la

Reforma, no obstante sus m.uchos añosde exis'tencia, es todavía para este

puebio institución exótica, destinadaá desaparecer á medida que la socie-

dad vaya entrando en m.ás perfecto

equilibrio y la justicia y ia democra-cia vayan ganando terreno en el espí-

ritu popular, lo mismo que en las cla-

ses directoras; porque en Méjico la

Iglesia Católica será siempre, digá-

moslo con la frass de un gran orador,

"la cuna en que se mecen nuestros hi-

jos, ia tumba en que reposan los hue-

sos de nuestros padres, el refugio de

las conciencias de nuestras familias

y el ideal bajo cuyas invocaciones se

convierten nuestros hogares en tem-

plos."

Page 59: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

:xi"v

LOS PRIVILEGIOS DE LA IGLESIA.—EL DERECHO DE PROHIBIR LAESCR!TURA, PUBLíCAGION Y CIRCULACIÓN DE LIBROS IMPRESOSY MANUSCRITOS.—EL DERECHO DE ESCRIBIR ENTRE LOS CATÓ-LICOS: NI LO FALSO, NI LO MALO.—IMPRESIÓN Y CIRCULACIÓNDE LIBROS^-LIBROS EXTRAÑOS A MATERIAS RELIGIOSAS.-LAPREVIA CENSURA.

Entre los privilegios de la Iglesia,

pone el señor Bulnes en undécimo lu-

gar el '"derecho de prohibir la escri-

tura, publicación y circulación de li-

bros impresos ó manuscritos;" y al

empiear esta formula el señor Bulnes,no sabemos si por ignorancia, por li-

gereza ó i-jr mala fe, da al derechoque la iglesia tiene oara prohij!r á

sus subditos que escriban, imprimanó publiquen cualquiera clase de libros

contraríes a! dogma ó á !a mora! ca-

tólica ó que, aunque no se ataquen enellos directamente los dogrr.as de la

fe ó los preceptos de la moral en sí

m.ismos, sean, sin embargo, inmora-les;—da, decimos—á ese derecho dela Iglesia una extensicn que no tiene,

ni ha tenido nunca, ni por otra parteha pretendido la Iglesia jamás; por-

que, en efecto, nunca ha prohibido la

Iglesia que se escriban, ni se impri-man, ni circulen libros.

En c'janto á escribir, les caícliccsno tenemos, no hemos tenido nuncanrchibición. Nos ligan, sí, las leyesmoralet, que prohiben escribir lo quesea fa!5;o, ¡o awí sea malo; ó sea, lo

que cada cual en su conciencia tieneque estimar como tal; y esto, en vir-

tud de los preceptos generales de la

moral. No es lícito, '^s decir, está pro-hibido, moralmente hablando, escribirlo falso, porque eso es m.entir. No eslícito escribir lo maió, porque eso esmalo evidentemente; pero una y otraprohibición son de la moral., y por eso,!a Iglesia ¡as tiene como obligatoriaspara sus hijos.

En cuanto á la impresión de los li-

bros y á su circuiación, la Iglesia noha establecido la previa censura, si-

no por lo tocante á ios libros religio-

sos y morales; esto es, á aquellos enque se tratan doctrinas en que ella,

per su m.!2icn divina, tiene autoridad;

y teniéndola, es eviHente que disfrutacié! derecho de que los subditos suyos

}tió propaguen ni reciban doctrinaserróneas contra la fe ó contra la mo-ral que ella debe conservar incólumespara los fines de su divina institución.

En otros términos: e! derecho de la

[glesis sobrs la manifestación de las

ideas por medio de la escritura, no esz\no consecuencia de su autoridad

Page 60: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

dogmática y doctrinal, cuya acción se

ha limitado siempre, bajo el aspectopráctico, á sólo la esfera en que esa

autoridad dogmática y doctrinal exis-!

te, y tai acción no se ha ejercido cier- i

tamente, sino para bien social, parai

reprimir 6 prevenir abusos.i

Pero ia Iglesia no pretendió nuncaderecho sobre los libros extraños á

|

materias religiosas ó puramente cien-

tíficas y literarias. Si alguna vez las

leyes civiles y las leyes canónicas hi-

cieron más extensas la censura, notenía otro objeto, que evitar se difun-

dieran bajo pretextos literarios ó cien-

ííficcs, doctrinas contrarias á ^a mo-ral ó a¡ dogma ó se cometieran algu-

na otra ciase de abusos, como los queya señalaba el Sumo Pontífice LeónX en e! quinto Concilio de Letrán,

cuando apenas habían corrido tres

cuartos de siglo después de la inven-

ción de ia imprenta, y que consistían

en pubücaciones contrarias á los dog-

mas de !a Religión y en ataques con-

tra personas aun constituidas en alta

dignidad; ^'resultando de ahí, decíael Pontífice, grandes errores en la fe

y en la vida y costumbres; originán-

dose repetidos escándalos, cuya gra-

vedad enseñaba ya ia experiencia; ytemiiéndcse otros mayores para ío su-

cesivo."

Para impedir esos daños de tan la-

mentable trascendencia social, ejer-

cía la Iglesia sú derecho de prohibir

!a impresión y circulación de maloslibros; con io cual, mientras el podercivii la ayudó en esa obra de moraii-

zadora prevención, pudo evitar caye-ran sobre la sociedad los inmensosmales que ha originado la desenfre-nada libertad de la prensa que, á pre-

texto de un derecho humano (comosi pudiera existir derecho para el má!)se permite todas ias negaciones en la

esfera de ias doctrinas, llegando á ne-

gar desd:^ !a existencia de ía m.ateria

hasta la existencia de Dios; y pasan-do de! orden teórico ó meramente doc-trina!, al práctico en que la aplicaciónde ¡as doctrinas se hace sentir en la

conducta y trasciende necesariamente

al orden social, llega á negar con el

positivismo toda moral y con e¡ anar-quismo toda autoridad, para erigir así

en norma de conducta contra las au-

toridades públicas e! atentado san-griento y salvaje y en la esfera de las

co&tum.bres el más desenfrenado ygrosero de los epicureismos.

Si el derecho de prohibir la impre-sión y circulación de libros contrariosal dogma y á la mora! católica, es

consecuencia lógica de ía autoridadespiritual de la Iglesia, el ejercicio detal derecho fué siempre un bien in-

menso para ia sociedad, porque la pre-

servó de las doctrinas disolventes ysubversivas que, al abrigo de la om-nímoda libertad de la prensa, traídapor !a Reforma, se difunden hoy díaper doquiera, haciendo crujir más deuna vez el edificio social; pues, co-

mo ya ¡o hemos dicho y repetido, nohay un solo privilegio de la Iglesia,

I

que no haya sido fuente de bienes pa-

Ira la sociedad, y debemos añadir: unvalladar que, mientras existió, la tuvo

i

exenta de gravísimos males.

I

Pasemos al señalado por el señorI

Bulnes en decimoquinto lugar, y queformula así: ''Derecho de usar de to-

j

dos los medios para sostener el privi-

I

¡egio de !a religión ünic?., perpetua yI universal."

I

Sucede con la manera con quQ e! se-

i

ñor Bulnes formula ese privilegio, lo

I

que con otros varios: siempre los for-

j

muía con inexactitud, buscando no la

frase mejor y más adecuada; sino la

1 que puede hacer el privilegio io másodioso posible, falseando su verdade-ro concepto y al ¿erando su naturaleza.

I

Que la iglesia pretendiera sostener

¡

para sí el privilegio de que sólo la

¡

Religión que ella enseña fuera la del

\

pueblo, ia de todos los pueblos, es la

I

cosa más racional, por una parte, ypor otra, más natural. Si la Iglesia

cree que es ella y sólo eiia la deposi-tarla de la única religión verdadera:si tiene conciencia de su misión y de

' su destino, ¿cómo no aspirar á que¡sola la religión que ella enseña, es de-

cir, la cristiana, la católica, sea la pro-

Page 61: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 59

fesada perpetua y universalmente, esdecir, se extienda sobre todos los pue-blos y por todas las edades como ia

única religión verdadera?Pero nótense bien dos cosas: la pri-

mera, que ¡a frase del señor Bulnes"usar de todos los medios," es calum-niosa contra la Iglesia, que jamás, pa-

ra ningún fin, autoriza "todos" los me-dios, sin distinción de lícitos é ilíci-

tos, ni menos para perpetuar su im-perio universal sobre las almas, queante todo descansa, como sobre suprimera base, sobre la aceptación ra-

cional y voluntaria de su divina auto-ridad; y segunda, que no descono-ciendo, porque la Igíesia se ha colo-

cado siempre, aun antes de que apa-recieran sobre la tierra los pretensio-sos filósofos pcsitivisitas, en el terre-no de los heciios; no desconociendo,decimos, la variedad de opiniones yde errores que en materias religiosasse dividen el mundo, afirmó como lí-

cita la tolerancia civil de las religio-

nes falsas, como consecuencia de la

necesidad inevitable de la coexisten-cia de distintas religiones, siempreque ha habido esa variedad en el se-

no de un mismo pueblo; y supuestotodo eso, el derecho que ia iglesia afir-

ma de sí para predicar la religión ver-dadera, para conservaría, para mante-nerla cor.io única en e! seno de la so-

ciedad, no es el derecho de la violen-cia, ni de la persecución, ni del usode toda clase de medios para difundirla religión, sino sólo de aquellos quecaben dentro de la verdad, de la ca-ridad, del respeto al derecho de todos,que nadie ha mantenido, como la Igle-

sia Católioa, sobre la tierra.

Hay que decirlo una vez por todas:la Iglesia no quiere hipócritas; sólobusca creyentes; y la primera condi-ción de ia fe es qus sea aceptada porla rasen de una manera racional. Bienconocid-- es aquel célebre texto deSan Pablo en que, hablando de la fe,

decía: "'Rationabile sit obsequiumvestrum." "Vuestro obsequio sea ra-

cional."

Por eso, la Iglesia en sus misiones

I

entre los infieles, en sus predicacio-nes entre ios fieles, no prescinde nun-ca de la razón; se dirige siempre áeüa como guía dei hombre; busca enella los elementos demostrativos lo

mismo del origen de su autoridad, que;

¿2 la credulidad de sus dogmas, has-ta el punto de que puede decirse converdad que la Teología no "s otra co-

,

sa, sino la ciencia en quo resplande-cen ia alianza de la fe con la razón,la armonía entre la ciencia y el dog-

i

ma, la unión entre los destinos natu-rales y ios destinos sobrenaturales de!

I

hombre; y á partir desde los escritosde los primeros apciogistas cristianoshasta los Padres del siglo V, reco-

I

rriendo luego desde los orígenes has-ta la decadencia de la escoláctica, pa-

I

ra llegar después á los teólogos de!

1Renacimiento y pasar desde ellas has-ta ios teólogos de nuestros días, seríaabundantísimo el catálogo de librosen que el señor Bulnes podría ver cuangrande es lo que, en uno de esos li-

bros (dei que el señor Bulnes no de-biera prescindir), llamaba Di Bartolo:

I

''e! valor de la razón en el cristianis-mo." Lea el señor Bulnes, si no igno-ra el latín, el tratado "De Locis Theo-íogicis," de Melchor Cano, que anda,

¡

adem.ái, traducido a! castellano en al-

guna "Biblioteca;" lea, cuesto que noignora francés, 'Les Critéres Théolo-

:

giques" del mencionado Di Bartolo;

y aunque no reduzca sino á sólo esosu instrucción en disciplinas religio-

! sas, atrévase después á hacer á la

!Iglesia imputaciones tan absurdas, tan

1gratuitas, tan concrarias á la razón,

i tan desmentidas por la historia, como' las que, convirtiéndose en eco de dic-

cionarios enciclopédicos y de pensa-i dores á lo Draper, suele escampar ccr-;tra ¡a iglesia.

Cuando se examinan ios escritos delos heterodoxos, se percibe muy biencon cuánta razón había dicho Bacon:"Poca filosofía aparta de la religión;mucha filosofía conduce á ella."

Page 62: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XVLOS PRIVILEGIOS DE LA IGLESIA—EL DERECHO DE LA IGLESIA

CATÓLICA SOBRE LA INSTRUCCIÓN PUBLICA Y PRIVADA.—CA-RACTERES DE LOS PRIVILEGIOS DE LA IGLESIA.—ALGUNOS DEELLOS SE FUNDAN EN LA NATURALEZA,—DE ESTOS ES ELDERECHO DE LA IGLESIA SOBRE LA INSTRUCCIÓN.—LAS ES-CUELAS NEUTRAS SON UNA UTOPIA.—EL HOMBRE POR SUNATURALEZA ESTA DESTINADO A UN FIN SOBRENATURAL.

, En e! curso de estos capítulos he-

mos hecho notar más de una vez quede todos y cada une de !os privilegios

de ¡a iglesia, que han existido real-

mente y no sólo en ia fecunda y exal-

tada imaginación de sus irritables ad-versarios, se pueden afirmar dos co-

sas con toda verdad:La una, que esos privilegios nacen,

por necesidad lógica, del reconoci-miento de la autoridad de la Iglesia

como base de !a ieglsió'.ción y de la

política cristianas;

La otra, que han sido y son siempreperenne é inagotable fuente de altos

y trascendentales beneficies para las

sociedades humanas.Pero hay que añadir algo más en es-

ta materia gravísima, gravísima, sí,

porque, no obstante ser la Reformaun hecho consumado, ni ios católicos,ni los que no !o son, pueden hacerpunto omiso, para sostenerlos los

unos, para impugnarlos los otros, delos privilegios de la Iglesia; y esto,

por ia profundidad de ios interesesque tales privilegios comprenden, porla cantidad de su objeto y la incon-mensurable altura de sus fines subli-

me s^

Y lo que hay que añadir es que nopocos de esos privilegios tienen suraíz en la naturaleza de las cosas, esdecir, en la de la sociedad y del hom-bre, y por tanto, en e\ derecho natu-ral y para los que ese derecho nieganó de él prescinden, en algo que no pue-

den negar; en algunos hechos funda-mentales de !a naturaleza humana, orase la considere en el individuo, oraen la sociedad; por donde puede afir-

marse que muchos de los privilegios

de la Iglesia tienen un doble origen:la naturaleza y la revelación y quesus efectos correspondan á la altezade esos orígenes per cuanto derramanen la sociedad los más fecundos bie-

nes, s'

Esto se ve muy claramente en el

priviilegio que el señor Buines señalaen décimo tercero lugar como "Dere-cho de intervenir, vigilar, dirigir yproveer á la instrucción pública y pri-

vada;" privilegio que, si por una par-

te, es un bien para !a sociedad, y porotra, consecuencia lógica del recono-cimiento de !a autoridad de la Igle-

sia, se radica, antes que todo y sobretcdo, en U naturaleza mism.a de la so-

ciedad y de! hombre.

Page 63: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE HEFOR^L 01

Así es, en efecto; en la instrucción,ora la de el Estado en las escuelaspúblicas, ora ia dé ía farriilia en las

escuelas privadas, no es posible pres-

cindir de la religión. En ia instruc-

ción ó se enseña c se ataca ia religión.

Las escuelas neutras, en el terreno delos hechos, sobre todo en los paíseslatinos, son una utopia: íbarrics á de-

cir, una insensatez; y es de ello bue-

na prueba que el liberalismo en todaslas naciones latinas, proclamando la

escuela neutra y laica, ha convertidorealmente los establecimientos de ins-

trucción pública en centros de propa-

S¿inda antirreligiosa. En la enseñan-za, es imposible prescindir de la re-

ligión; y de ahí qu-a al poder espiri-

tual competa siempre el derecho deproveer y dirigir la instrucción públi-

ca y privada, en todo lo relativo á la

religión y de vigilar é intervenir enlas enseñanzas científicas, literarias,

artísticas, industriales y de todo gé-

nero, para evitar que en ellas se des-

licen doctrinas contrarias á ia reli-

gión.

Tal derecho en la Iglesia Católica,

que es la que tiene el poder espiri-

tual en los puebles católicos, es unanecesidad, atendida la naturaleza delas cosas.

Bien examinado el hombre, apre-

ciadas en todo su grandor las faculta-

des de que se halla dotado y bien co-

nocidas las excelsas aspiraciones de

su alma, el último y más evidente re-

sultado de una antropología verdade-

ra y completa, que estudia todo e!

compiexo ser humano, así su natura-

leza corpórea y sensible como su vi-

da suprasensible, es la afirmación de

que el hombre, por su naturaleza, es-

tá destinado á otros bienes, á otra vi-

da, á otro mundo, que están más allá

de los bienes y la vida de' aquí abajo;

6 para decirio con una fórmula que,

en nuestro concepto, resume bien !a

verdad cristiana en tan grave puntodoctrinal, que el hombre, por su natu-

raleza, está destinado á un fin sobre-

natural; porque esa naturaleza no se

perfecciona, ni el destino del hombre

es cumplido sino en un orden supe-rior al puramente natural.

Taies son las conclusiones á que lle-

ga, no direm.03 ya la ciencia cristia-

na, sino aún ia puramente racionalis-

ta, cuando, no encenagándose en ver-

gonzoso y degradante materialismo,puede sacudir de sus alas el polvo dela tierra; y aunque algunas veces lle-

ga, como en las páginas de la mar-quesa de Florenz!, de error en errorá la divinización del hombre; y otras,

al humanismo menos crudo, pero siem-pre erróneo, del célebre Herder, ofre-

ce, sin embargo, vivos reflejos de ¡as

esperanzas inmortales. Asi, v. g., es-

te último escritor, en su notable libro

"Ideas sobre la filosofía de la histo-

ria de ia humanidad," escribió estaspalabras: "Esta tierra no existirá ya,

cuando tú existirás todavía y gozarásde Dios y de su creación, en otras re-

giones de muy diverso modo organi-

zadas del universo actual."

Siendo así el hombre, al entrar en '

sociedad, lleva consigo su naturalezadestinada á un fin superior, y no des-

aparecen en él, ni pueden desaparecersus tendencias indeclinables hacia suseternos destinos, su necesidad de lo

infinito, su sed de inmortalidad. En el

seno de la sociedad le atormenta esased; siente esa necesidad; le impul-

san esas tendencias; y por lo mismo,el Estado no es sino órgano del dere-

cho, ni tiene otra misión que hacercumplir la justicia y desenvolver la

libertad en la esfera civil; no debe, ai

j

cumplir con sus deberes y a! llenar

i su objete, ponerse en contradicción

j oon los intereses espirituales que el

hombre tiene por su naturaleza, so-

I bre todo, en ios pueblos cristianos, enI que e! destino sobrenatural del hom-

I

bro y la existencia de la revelación' cristiana son afirmados por la fe po-

puiaí*. ^Desde ese punto de vista hay que

considerar el privilegio de la Iglesia

sobre la instrucción pública; y lo mis-

mo se debe decir de otros privilegios.

Cierto que el liberalismo no se colo-

ca en ese punto de vista; prescinde

Page 64: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

Ü2 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

de él ó le niega; pero en eso precisa-

i

mente está £U faita; en eso está su I

crimen, doble crimen: de lesa huma-

i

nidad, porque desconoce la naturale-|

2a, y de lesa divinidad, porque ofende i

la infinita soberanía de Dios, y por lo|

uno y por lo otro de lesa civilización,j

porque ésta no puede existir, si no tie-

ne en su base el verdadero concepto

de la naturaleza humana y la noción

verdadera de la divinidad,

''La religión, dice W. James, es un

hecho psicológico y universal."

Ese hecho se revela como un sen-

timiento y no sólo como un conjunto

de ideas; y por eso, bajo el aspecto

social, la ciencia política no puede

prescindir de la religión. Ese aspec-

to, según el citado autor, ''tiene una

grande importancia, porque es la ra-

zón de ser de las instituciones reli-

giosas exteriores y lo que les da su

verdadero valor," Es un hecho funda-

mental en la naturaleza humana, y de

tal suerte, que no ha habido pueblo,

no le habrá jamás, que no profese unareligión,

Y bien: ¿cómo entonces prescindir

del poder espiritual en la instrucción

pública y privada, si sólo él tiene au-

toridad en el orden religioso; y en

consecuencia, suyo es el derecho so-

bre la instrucción, en todo lo que se

relaciona con el orden religioso?

¿Qómo negar en los pueblos cristia-

nos el derecho de la Iglesia para so-

brevigílar é intervenir en la instruc-

ción pública, á fin de que en ella no

se falseen las nociones religiosas, yen vez de darse al pueblo una religión

verdadera, se la inculque una falsa,

ó se le cree, por el contrario, espíri-

tu de incredulidad é irreligión?

Cuando la Reforma en Méjico subs-

trajo la instrucción pública de toda so-

brevigilancia por parte de la ¡glesia;

cuando ha negado á ésta de una ma-nera absoluta su ihtervención en la

enseñanza, ha desconocido la natura-

leza del hombre y la necesidad quetiene de ser religioso. Más todavía:

al fundar la escuela laica y hacerla

se convierta, como se ha convertlao,en centro de activa propaganda irre-

ligiosa, se ha puesto en contradiccióncon ia naturaleza humana; y si la su-

presión de otros privilegios de la

Iglesia ha sido heterodoxa, anticris-

tiana y antisocial, la eliminación dela Iglesia en la enseñanza ha sido,

además, un atentado contra la natu-

raleza del hombre.El fin perseguido por la secta libe-

ral es visible: el sueño del liberalis-

mo ha sido, rotos los antiguos mol-

des de la sociedad, formarla, no se-

gún los dictados de la naturaleza, si-

no según los perniciosos consejos dela irreligión. No ha buscado una polí-

tica sin Dios, sino para llegar á unasociedad sin Dios; á esa monstruosi-dad tan funesta como dolorosa que tan

bien analizó el ilustre cardenal Gon-zález en ocasión solemnísima, cuandoal tomar asiento en la Academia deCiencias Morales y Políticas de Ma-drid, dejaba caer su sabia palabra de

filósofo sobre la doctrina de la socie-

dad sin Dios, que es la raíz de todoslos males en la sociedad contempo-ránea.

No tiende á otro fin la abolición de

los privilegios de la Iglesia sobre la

enseñanza pública. Desgraciadamente,los gobiernos liberales no compren-den que, al negar á la Iglesia ese pri-

vilegio, al desconocerlo, al conculcar-

lo, arrojan á todos los vientos los gér-

menes más funestos de la disolución

y barrenan, á la vez que los funda-

mentos de la sociedad, las bases so-

bre que toda autoridad descansa."Eliminado Dios, el orden social no

tiene razón de ser," decía nuestro

ilustre García Aguirre. A esa elimi-

nación tiende la abolición de los pri-

vilegios de la Iglesia sobre la ense-

ñanza.Esa ha sido la obra de la Reforma

en punto de tanta gravedad: al ata-

car los privilegios de la Iglesia sobre

la enseñanza ha minado, y muy pro-

fundamente, los cimientos del ordensocial.

Page 65: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XVI

LOS PRIVILEGIOS Dt lA IGLESIA.—DERECHO DE POSEER TODACLASE DE BIENES,—EL DERECHO DE POSEER BIENES RAICESY MUEBLtS NO ES PRIVILEGIO DE LA IGLESIA: ES DERECHOQUE CORRESPONDE A TODA SOCIEDAD PERFECTA.—RESPEC-TO DE BIENES TEMPORALES, LA IGLESIA NO HA EXIGIDO PRI-VILEGIOS.—SU DERECHO DE PROPIEDAD-, CERCENADO, DISCU-TIDO Y NEGADO POR EL LIBERALISMO: SE FUNDA EN LA NA-TURALEZA.

Enumera el señor Bulnes, en deci-

mocuarto lugar, como uno de los pri-

vilegios de la iglesia, el "Derecho deposeer bienes raíces y muebles en can-tidad ilimitada, exentos de pago decontribuciones al Estado;" y comosiempre, halla la manera de hacerodioso tal derecho, como lo procuracon los otros, dándole una extensióny un carácter que no tiene.

Al tratar de este punto, conmenza-remos por hacer notar que el dere-cho de poseer bienes, tanto raíces co-

mo muebles, no es privilegio de la

Iglesia. No es un derecho especial dedlla; es un derecho igual al que co-

rresponde á todas las sociedades per-

fectas, que, en virtud del derecho quetienen de existir y de conservarse, tie-

nen también, como lógica consecuen-cia, el de poseer los bienes necesa-rios para su conservación y para el

logro de sus fines. El privilegio, pues,por lo que toca á los bienes de la

Iglesia, sólo habría podido consistiren que estuvieran exentos del pago de

contribuciones al Estaq|[p; y eso no lo

pretendió la Iglesia jamás.En punto á bienes temporales, no

ha exigido privilegios ni pretendidoderechos que las otras asociacionesno tuvieran, ni querido ¡r más alláque los propietarios puramente civi-les. Ha aceptado, sí, las exencionesque le han otorgado las leyes en lospueblos cristianos; pero nada más.

Tal derecho de propiedad ó, segúnlos términos jurídicos, de adquirir, po-seer y administrar toda clase de bie-nes, es muy cercenado, discutido ynegado á la Iglesia Católica por el li-

beralismo, empeñado en considerarla,no como lo que ella es, sociedad inde-pendiente del Estado, con su libertad

y su soberanía propias, sino como unainstitución dentro del Estado y some-tida á é!, de tal manera que en las le-

yes civiles y sólo en ellas haya de bus-carse la fuente de sus derechos en el

orden exterior y civil.

La Iglesia tiene, no el privilegio (nó-tese bien), sino el derecho de poseer

Page 66: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

64. JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

toda clase de bienes; y le tiene, por-

que es una sociedad perfecta é inde-

pendiente del Estado, y tiene derechoá existir.

"Ninguno puede negar á !a Iglesia-

dice un escritor, este sagrado dere-

cho, ya se la considere como sociedadpurament-i humana, ya como sociedadreligio&a. El derecho de propiedad in-

herente á la naturaleza pertenece átoda sociedad legal, io misrno que álos individuos particulares; porque las

condiciones de la existencia y las ne-

cesidades á que se aplica la propie-

dad, no varían del individuo al entemoral ó colectivo."

Si, pues, la Iglesia es una sociedadperfecta, tiene derecho de adquirir to-

da ciase de bienes temporales. Tancierto es eso, que hasta la legisloición

liberal y reformista reconoce á la Igle-

sia el derecho de poseer esos bienes,.

aunque mutilándole y cercenándoleen cuanto le es posible. •

No entraremos aquí en la exposi-ción de los límites puestos por las le-

yes actuales al ejercicio de ese .dere-

cho; pero £Í haremos notar que la

misma razón ^ay para que la Iglesia

posea bienes muebles que para que los

posea raíces, porque unos y otros sonnecesarios para su objeto, para el lo-

gro de su£ fines y para el desarrollode su acción.

^ai facultad ds !a Iglesia se fundaen el derecho natural, esto es, en e!

misr;^o en que se funda la facultadde! individuo para adquirir bienes.'•'Per derecho natura!, dice el escritorque hemos citado arriba, toda socie-

dad ha de vivir y desarrollarse á ex-

pensa:i: da sus miembros; y para cum-plir sus fines propios, ha de tenerasegurada una subsistencia indepen-diente. Pero la sociedad religiosa quetiene fines más altos y necesidadeümayores y que ha de durar hasta la

consumación de los siglos, posee conmejores títulos este derecho; y cual-quiera que lo niegue ó limite, le im-pide el cumplimiento de su divina mi-sión. Elía necesita sostener su culto,

mantener sus ministros, conservar

sus templos, fundar sus estabiecimáen-tos de beneficencia y candad, educará ios clérigos, dotar sus escuelas, or-

ganizar sus misiones para propagarel Evangelio y estñr siempre dispues-ta para aliviar y remediar todas las

calamidades públicas y privadas."Y ¿cómo podría satisfacer todas

esas necesidades, sin la facultad deposeer bienes y de disponer libremen-

: te de ellos?

Negar á la Iglesia ese derecho ó li-

mitárselo es, ante todo, ir contra el

derecho natura!. Cuando el Estado li-

beral y reformista niega á la Iglesia

I tal facultad ó le limita esa libertad,

I

viola un derecho que ella tiene por su

I

naturaleza, esto es, por su naturale-za de sociedad, aun prescindiendo de

!su misión divina.

I"No ha existido jamás, decía el ilus-

I

tre Mgr. Affre, asociación permanen-te entre los hombres, que nó haya te-

nido algunos bienes en comunidad. Lasociedad que produce la unidad decreencia y de culto, más que otra cual-

quiera, ha sido conducida por la na-

! turaleza misma de su destino y su

I

carácter de perpetuidad, á poseer pro-' piedades. No se citará un pueblo queno haya tenido posesiones así; y la

I

Iglesia de Cristo no puede ser en esta

iparte una excepción."

I

Tesis indiscutibles son todas éstas.

j

Fundamento ineluctable de la facul-

j

tad de la Iglesia para poseer bienesds todo género, aún raíces, es el de-

I

recho natura!; y cuantío la manía

I

"desamortizadora" surgió en los pue-

jblos; cuando la doctrina, que lleva el

i

germen de! comunismo, de que el Eá-

tado tiene facultad para negar á la

iglesia el derecho de poseer bienes raí-

ces, apareció entre las doctrinas polí-

ticas del nuevo régimen; cuando se

proclamo por heterodoxos francos ó

por políticos hipócritas, pues dicién-

dose cristianos y católicos, maquina-ban contra el poder de la Iglesia ©I de-

! recho del Estado, primero para obligar

I

á la iglesia á que enajenara sus bienes

iy después para despojarla de ellos, no

; obstante los esfuerzos que se hicieror»

Page 67: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA t\r,

para cubrir el atentado del despojo, nopudieron los sectarios privar á la Igle-

sia del apoyo que á su facultad de po-

seer toda ciase de bienes prestaba el

derecho natural; y por eso, en todo lo

que tendía á menoscabar el derechode la Iglesia sobre sus bienes, y siem-pre que se ponía la mano profana del

^

estado sobre ellos, veía todo el mun-'co un despojo, un atentado contra la

propiedad.Tal juicio no era otra cosa, sino

consecuencia del concepto que todoslos siglos cristianos tuvieron del dere-cho de la propiedad de la Iglesia; to-

dos los siglos cristianos, decimos, por-

que desde los primeros fieles, al tra-

vés de las primeras persecuciones, enlos primeros desenvolvimientos de la

fe cristiana, la Iglesia, que sin bienesno podía atender al desempeño de sumisión, comenzó á adquirirlos; y las

instituciones de los "gazophylacios."de que nos hablan en los primeros si-

glos los apologistas San Justino y Ter-tuliano; de los "sportulantes," de quehace mención San Cipriano; de los

"Ecónomos" á que alude el Conciliode Gangres, son demostraciones con-cluyentes del reconocimiento secular,de la consagración histórica del dere-cho de la Iglesia, no negado, sino, yamuy entrados los tiempos, por Marsi-lio de Padua, predecesor en este puntode los liberales modernos que, comofautores del más oprobioso despotis-mo, proclaman la supremacía del Es-tado y su facultad omnímoda para le-

gislar sobre todo, hasta contra el de-

recho natural y para modificar hastalas instituciones fundamentales sobreque la sociedad se levanta. Como con-secuencia de esa supremacía, los libe-

rales reconocen al Estado facultad pa-

ra limitar los derechos de la Iglesia,

y entre ellos, el de adquirir y poseertoda clase de bienes y el de disponerlibremente de ellos.

La negación de tal derecho y suviolación por el Estado han corridoparejas con la universal difusión dela incredulidad, que trae en pos de sí

el desconocimiento y la mutación delderecho; y en Méjico alcanzó éxitostan grandes como tristes.

La desamortización primero, la na-cionalización después y la elevacióná constitucionales de los principios dela Reforma, dieron al derecho de pro-piedad de la Iglesia un golpe, que ha-bría sido suficiente para matarle, si

el derecho pudiera morir.

Y nótese que, al tratar este punto,hemos prescindido por completo de los

inmensos beneficios que derramaba la

Iglesia sobre las clases pobres; de las

instituciones de enseñanza, caridad ybeneficencia, á que daba ser y quemantenía con el fruto de sus bienes;

y para decirlo en una frase, de la his-

toria de la propiedad de la Iglesia que,si puede presentar, como todo lo queestá en manos de los hombres, algu-

nos lunares, no por eso deja de serglorioso relato de larga, munífica yvivificadora caridad.

Porque éste que el señor Bulnes lla-

ma privilegio de la Iglesia y no es,

como ya lo hemos dicho, sino un dere-cho de sociedad perfecta, fundado enel mismo derecho natural, reguladorde las sociedades y de los hombres,no fué, en lo benéfico y provechosopara la sociedad, una excepción entretodos los derechos de la Iglesia que,privilegios ó no, eran otras tantasfuentes de beneficios para el pueblo.Aún no desaparece del todo la gene-ración que de esos beneficios puededar testimonio; y en la sucesión de los

siglos le irá dando á la posteridad la

histeria de la Iglesia, que. como en to-

das partes, tiene también en Méjicopáginas qu.3 vierten raudales de luz.

Juárez, 5.

Page 68: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

^^^^^^4^fS^r^f^?S^

XVli

EL DERECHO DE LA IGLESIA PARA TET-^ER ORDES^ES MONÁSTI-CAS EXENTAS DE PRESTAR SERVICiOS AL ESTADO Y LIBRESDE TODA OBEDIENCIA A LAS AUTORIDADES CIVILES.—LA PRO-HIBICIÓN DE SU ESTAELECÍMIENTO POR LA REFORMA ESUNA DE LAS MUCHAS VIOLACIONES QUE LA REFORMA CON-TIENE DEL DERECHO NATU RAL.—TEXTO DEL LIBERAL VÍC-

TOR HUGO.-VARIOS PASAJES DEL PCSITIVÍSTA SPENCER.

En la enuíT?eracicn que elEenor Bu!-

nes hace de los privilegios de la igle-

sia, pone en decimosexto lugar e! "De-

recho para crear órdenes monásticas,

exentas de prestar servicios ai Esta-

do y libres de toda obediencia á «as

autoridades civiles; " derecho que, en

efecto, tiene la Iglesia; y tai exención

de servicios al Estado y tai indepen-

dencia de las órdenes monásticas res-

pecto de él, caracteres y derechos de

esas órdenes, nada tienen de extraño

y antes son necesarias, supuesta su

naturaleza.

Que !a Iglesia tiene derecho de

crearlas, como dice el señor Buines,j

ó para decirlo mejor, de aprobarlas y '

consagrar su existencia, pues ellas, ?n

lo genera!, son frutos espontáneos de

la actividad religiosa, no puede poner-

se en duda; y ia prohibición del esta-

blecimiento de órdenes monásticas,

consignada en ¡a iegísiacion de la Re-

forma (arts. 5o. de las Adiciones y Re-

formas Constitucionales de 25 de Sep-

tiembre de 1S73 y 13 y 20 de la Or-

gánica de esas Adiciones y Reformas,'

promulagada en 14 de Diciembre de

1874), no es sino una de las m.uchaE

violaciones, que en !a Reforma se con-

tienen, del Derecho Natura!; uno de

ios ataq;.ies contra la libertad, comieti-

dos por el liberaiismo; uno de los con-

traprincipios más visibíes y reproba-

bles, mantenidos por el partido libe-

ral y reformista en IVléjico.

Ante el mismo criterio liberal, la

prohibición de las órdenes monásti-

cas no pyede ser apreciada de otra

manera.Víctor Hugovha dicho á ese respec-

to: ''Unos cuantos hombres se reúnen''para vivir en comunidad. ¿En virtud

"de qué derecho? En virtud del dere-

"cho de asociación."Viven encerrados. ¿En virtud de

"qué derecho? En virtud del derecho"que tiene todo hombre para abrir ó"cerrar su puerta.

''No salen nunca. ¿En virtud de qué"derecho? En virtud del derecho que"tiene el hombre para ir y venir libre-

"mente, lo que implica e¡ derecho de"quedarle en su casa...."Donde hay comunidad hay asocia-

"ción: donde hay asociación hay de-

"recho."—Víctor Hugo, "Los Conven-tos."

Si esto es así, prohibir las órdenesmonásticas es contra derecho, contra

el de ir y venir libremente ó de que-

darse en su casa: contra el derecho

Page 69: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 67.

de asociación que, según ias teorías li-

berales, es uno de ios fundamentalesdel liombre.Ante el criterio positivista (y el po-

sitivismo es peor que e¡ iiberaiismo),la prohibición de ias órdenes monásti-cas tiene que aparecer también comocontraria á derecho, siquier de éste el

positivismo no tenga sino una nociónmuy miserable, que no es ocasión deliscutir aquí; pero con ser tan misera-ble ia noción que de! derecho tiene ia

escuela positiva, no puede menos de re-

conocer el carácter antijurídico de esaprohibición.Muchos pasajes podríamos citar á

ese respecto; pero baste uno de Spen-cer.

"Es casi innecesario, dice, especifi-

"car á título de deducciones directas"de la fórmula de la justicia el dere-"cho de todo hombre á usar libremen-"te de sus miembros, Y EL DE TRAS-"LADARSE SEGÚN LE PLAZCA."Percibe el pensamiento estos dere-

"chos como corolarios de la fórmula"quizá mejor que todos los demás. Sal-

"ta á ia vista que quien ata con cuer-

"das á otro hombre, ó le encadena á"un poste, ó le encierra en una cár-

"cel, se arroga una libertad de acción"superior á la del cautivo; y no es me-"nos claro que CUANDO POR AiVIE-

"NAZAS LE SMPIDE SITUARSE SE-"GUN QUIERA, COMETE UNA VIO-"LACION DE LA NATURALEZA MIS-"MA. DE LA LEY Y DE LA LIEER-"TAD.'- "La Justicia," cap. X, párra-

fo 44.

Refiriéndose en otro lugar de esamism.a obra á las limitaciones tiráni-

cas de ia libertad individua! en socie-

dades poco civilizadas, vuelve á afir-

mar ese derecho, aunque olvidándosede que hasta en los tiempos modernosel liberalismo ha reproducido el es-

pectáculo de esas limitaciones tiráni-

cas, propias solamente de sociedadessalvajes, escribe estas palabras: "Lostiempos modernos no conocen ya esos"atentados á la libertad individual (ex-

."cepción hecha, debió agregar, ds al-

"gunas leyes dadas por liberales), y

i "admítese implícitamente EL DERE-"CHO DE CADA CUAL PARA ADOP-"TAR LA MANERA DE VIVIR QUE

i"MAS LE CONVENGA." Ob. cit., cap.XIX, párrafo 84.

i

Tal derecho, inherente al hombreI

por su propia naturaleza, es el que la

Iglesia consagra de la manera más so-

i

lernne, al fomentar y aprobar las ór-

idenes religiosas; de todas las cuales

\puede afirmarse que no han surgido

[sino como la satisfacción más cum-

iplida y benéfica de las necesidades dela nación y del tiempo en que han apa-

!

recido, como sería fácil demostrarlo' recorriendo los anales de ia civiliza-

:ción y io han dem.ostrado algunos apo-

¡legistas católicos (Baimes entre ellos)

que, con ese motivo, han escrito lumi-nosos capítulos de filosofía de la his-

toria, y como lo han reconocido final-

mente, aun escritores heterodoxos, cu-

yos testimonios, si fuéramos á presen-tarlos aquí, darían á este capítulo des-

mesurada extensión.Por lo demás, creadas las órdenes

i monásticas para alcanzar la perfec-

!cien evangélica, dentro de los votos

y las reglas que constituyen su esen-cia, y para el objeto especial del ins-

tituto de cada una, exentas deben es-

tar, para el logro de esos fines, deprestar al Estado servicios incompa-

\tibies con los especiales deberes de ca-

I

da orden, según su naturaleza; y li-

i bres están igualmente, pero sólo enese sentido limitativo de la obedien-

I

cia á las autoridades civiles; pues las

¡órdenes monásticas, como tales, no de-

ipenden del Estado ni están sujetas al

i Estado, como tampoco depende de él

ini le está sujeta la Iglesia; lo cual no

I

impide que las católicos y á su vez

Ilos individuos de las órdenes . monás-

I

ticas, como tales individuos, estén so-

I

metidos á la potestad pública en los

asuntes temporales del resorte de esapotestad.

I

En esta materia. !a doctrina católi-

i ca es muy clara, muy raciona!, muybenéfica para la verdadera libertad deconciencia: la Iglesia ejerce autori-

dad en las cosas espirituales y en to-

Page 70: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

68 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

"I

das las que con ella se relacionan de i

una manera inmediata; el Estado la I

ejerce sobre todo lo tocante al ordenI

temporal; y ni el uno ni la otra pue-

1

den intervenir en lo que está fuera de|

sus respectivos dominios; y como las i

órdenes monásticas no son para el Es-

1

tado, ni para fines del Estado, éste no\

tiene autoridad ninguna respecto dei

ellas.I

La Reforma ha negado ese princi-

pio; el artículo 5o. de la Constitución,'

en su texto actual, en que está refun-

dido el 5o. de las Adiciones y Refor-i

mas Constitucionailes, al prohibir el

establecimiento de órdenes monásti-

;

cas, comete una invasión y se arrogaun poder que no tiene; poniéndose,por otra parte, en pugna con el dere-

cho natural, como tiene que recono-

cerlo todo liberal lógico y todo el quetenga una noción clara de los dere-

chos humanos. Víctor Hugo y Spen-cer lo han mostrado así y sus pala-

bras, arriba transcritas, serían el me-jor comentario que podríamos ponerai artículo 5o. de nuestra Constitu-

ción.

Enumera el señor Bulnes en deci-

monoveno lugar, como privilegio de la

Iglesia, el "Derecho de rescatar las

almas de los fieles recibiendo limos-

nas y donativos;" derecho que, en-

trando por completo dentro de ios lin-

deros de la fe y de la piedad cristia-

nas, no hemos de defender aquí y me-nos á propósito de un libro como el

del señor Bulnes. Hay materias dema-siado altas para ser tratadas en ar-

tículos de periódico y con ocasión deun libro que es monumento de igno-

rancia en materias religiosas; y co-

me por otra parte, es un punto que en

nada se roza con la esfera política ni

con el ordsn exterior, nos limitamosá la confesión de nuestra fe en el po-

der de las plegarias y en la virtud delas indulgencias, que forman los víncu-

los que nos unen con las almas denuestros hermanos llegados al térmi-no de su peregrinación.Pone el señor Buines en vigésimo

y úitimo lugar, cerno privilegio de ia

iglesia, el "Derecho de eximir del

cumplimiento de las leyes del Estadoá sus subditos, siempre que esto seconsiderase contrario á ia religión."

Lo defectuoso de la redacción de es-

ta fórmula la hace un tanto ambigua;pero dando por sentado que el señorBulnes quiso decir que, en caso de opo-sición entre las leyes eclesiásticas ylas leyes civiles, la Iglesia no tiene

por obligatorias las segundas, esto es,

que no juzga á sus subditos ligados

por leyes civiles contradictorias de las

eclesiásticas, nada más racional; na-

da más digno de una conciencia ver-

daderamente libre.

"PRIIVIERO ES OBEDECER A DIOSQUE A LOS HOMBRES," dijjeron los

apóstoles á las autoridades civiles queles imponían silencio en medio de supredicación; y diecinueve siglos des-

pués, el Sumo Pontífice Pío IX, con-

denaba en el "Syllabus Errorum" la

proposición cuarenta y dos, que dice:

"En caso de conflicto entre las leyes

de las dos potestades, prevalece el de-

recho civil."

¿Qué derecho prevalece en ese con-

flicto? El que, según las doctrinas dela moral católica y el derecho canóni-co, se tenga como preferente. Esto, entérminos generales; pues la cuestiónes muy complexa, y en los casos con-

cretos, las autoridades eclesiásticas,

partiendo de principios fijos, de los

preceptos fundamentales de la moralrevelada y considerando de la mane-ra más sabia y profunda el verdaderoalcance de uno y otro poder, van re-

solviendo en las épocas de las perse-

cuciones y de las luchas, cada cues-

tión ocurrente con el más elevado ymás justo de los criterios, sin preocu-

parse de intereses ningunos que pue-

dan pugnar con la ley natural ó con la

ley revelada. Imposible exponer aquíni á grandes rasgos la historia de esosconflictos. Su simple enumeración lle-

naría un tomo; y baste decir que entoda la historia de las relaciones en-

tre la Iglesia y el Estado, se ve, por

parte de la Iglesia, ia prudencia másalta, la generosidad más inagotable y

Page 71: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 69.

el espíritu de justicia más excesivo;resultando de toda esa historia, comoverdad capital, que la Iglesia es la de-

fensora de la verdadera libertad deconciencia y con ella, de la dignidadhumana y de la inviolabilidad de los

humanoF derechos.Y aquí damos punto á nuestros ar-

tículos EObre los privilegios de la Igle-

sia, presentados siempre por el señorBulnes, aunque en breves frases, mu-chas veces con inexactitud. Siempre,con el empeño de hacerlos odiosos,

arroja sobre ellos sombras que los des-

figuran y les atribuye caracteres quelos desnaturalizan; pero, no obstantelo imperfecto de nuestro análisis y lo

rápido de nuestra exposición, los hom-

bres pensadores, los espíritus impar-ciales, ante cuyos ojos no pongan obs-

cura venda el espíritu de secta ni el

odio de partido, habrán podido verque algunos de esos privilegios se fun-

dan en el derecho natural; otros enla naturaleza de la misión de la Igle-

sia y de su constitución; y todos, sin

exceptuar uno solo, han sido altamen-te benéficos para la sociedad, para los

mismos poderes civiles, y que no selos ha arrebatado la Reforma, en lo

que le ha sido posible, (pues algunosde ellos, no hay poder debajo del cie-

lo que pueda arrebatárselos), sino ha-

ciendo pedazos la justicia y conculcan-do los derechos dados al hombre porla naturaleza.

Page 72: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XVIII

LA OBRA DEL LIBERALISMO EN MÉJICO HA SIDO IGNORANCIA YMENTIRA.— ANÉCDOTA RELATIVA A UN POLÍTICO OAJAQUENO.—TESTIMONIO DEL SR. BULNES CONTRA LOS DEMÓCRATAS YLOS JACOBINOS.—UNA MENTíRA QUE DEBE CAER DE SU PE-DESTAL.—LO QUE EL SR. BULNES NO DICE: LAS LIBERTA-DES QUE DISFRUTAN LAS NACIONES CIVILIZADAS, EN LO QUEAQUELLAS TIENEN DE LEGITI MO, SE DEBEN AL CRISTIANISMO.

La obra del liberalismo en Méjicoha sido siempre de ignorancia y dementira^ A! abrigo de !a ignorancia delas masas y por e! poderoso influjo debriiíantes nientiras, han podido asen-tarse, !o mismo en ¡as bajas clases so- i

ciaíes que en las altas regiones dei I

poder y de la política, crasos y lamen-!tabíes errores, cuyas funestas conse-cuencias son cada cUa. más palpables.Muchos de nuestros notables políticoslo han sido tanto por su audacia ó sumala fe, cuanto por su ignorancia. Dealguno, que figura en las "Memorias''del Sr„ Gral, Díaz, die que un psicólogocur&i nos ha dado muchos textos en unlibro anónimo, se cuenta que, siendoya persona prominente en el Institu-

to ds Oajaca, como oyese á un alum-no hablarle de Netzahualcóyotl, diri-

gió al alumno esta pregunta: "¿Es al-

gún poeta alemán, señor?-' Tanta era

feu ignorancia en historia patria.

Cuando tan grande ignorancia hahabido, nada difícil era por cierto es-

tablecer el predominio de la mentira,sin el que el partido liberal no hubie-ra pedido ensancharse, ni congregar

gente en torno de sus banderas, ni lle-

gar adonde ha ¡legado, n, erigir tan-tas falsas reputaciones, como la deJuárez en política, que ha echado árodar el señor Bulnes, con éxito bas-tante feliz; y como la del ''Nigroman-te" en la esfera de las letras, reputa-ción que aun dura en las páginas del

libro del señor Bulnes, si muy compe-tente para juzgar á los políticos, por-

que no es mal. sastre el que conoce el

paño, incompetente en materias lite-

rarias y científicas; pero sobre todo,

en las de estética é historia literaria.

De que la mentira ha sido una delas bases sobre que el poder del par-

tido liberal se levanta, nos da el se-

ñor Bulnes un testimonio muy bridan-te. Dice y dice muy bien: "A los me-jicanos se nos ha hecho creer que las

libertades que disfrutan las nacionescivilizadas, son la obra de los demó-cratas, especialmente de los de la fu-

nesta especie jacobina. He aquí unamentira que ya debe caer del lujoso

pedestal, en donde nuestra ignoranciala ha colccaio." Pág. 4:í.

Nuestro sincero aplauso ai señor

Page 73: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS PuEVOLUCIOXES DE AYUTLA Y DE REFORMA 71.

Bulnes por ese rasgo que encierra tan-

ta verdad. Pero lo que no dijo, lo que ;

no puede esperarse nunca que diga, \

porque le ciega el espíritu de secta li-

beral, espíritu de odio centra la Igle-

sia y contra el catolicismo, es que las

libertades de que disfrutan ¡as nacio-

nes civilizadas se deben, en lo quetienen de legítimo, al cristianismo. Loque no dijo es que, hasta los mismosanticatólicos, hasta los anticristianosmismos, cuando abogan por ¡a verda-dera causa de ía libertad, de la igual-

dad y de la democracia, no hacen otracesa que repetir las enseñanzas cris-

tianas sobre la dignidad del hombre,sobre la igualdad fundamenta! de to-

dos los hombres por razón de natura^leza, y sobre !a fraternidad predicadapor el Divino Fundador de la Iglesia

Católica. La misma revolución france-sa con su "Acta de los Derechos del

hombre;" las mismas constitucionesliberales y reformistas con su procla-

mación de ''Garantías individuales," i

¿qué otra cosa hacen sino sentar enel fondo principios cristianos, aunquedesnaturalizándoles por Nevar al ex-'

ceso los de la libertad? Cuanto en los

"derechos del hombre" y en las "ga-rantías individuales" y en las "liber-

tades mcdernas," hay de verdadero yde bueno; cuanto entrañan de recto

y justo, todo eso es cristiano.

Por eso, la táctica del liberalismo'en Méjico, como en otras naciones, pa- •

ra atacar á la Iglesia, hacer tabla ra-

sa de sus privilegios y def-rpedaíiar su,

poderío, fué siempre una táctica hi-

pccrita. Los liberales pretendieron ba-

tir á ¡a Iglesia en nombre ds Cristo,

hacer del cristiani^imo y del cavoli-

cismo des entidades distintas, y vol-

ver contra la Iglecia los principiosmismos de iguaidad, fraternidad y li-

bertad que habían recibido de ella;

en lo que no hicieren más que seguiruna vieja táctica: !a que el protestan-tismo había seguido, pretendiendovolver contra la Iglesia la Biblia rri)s-

m.a que había recibido de sus manos.Las verdaderas libertades, así pu-

blicas como personales; la consagra-

ción del derecho personal y real, sonobra de la civilización, y la civiliza-

ción, á su vez, obra del Cristianismo;obra lenta, porque no ha podido rea-

lizarse ninguna gran obra en un día;difícil, porque ha sido siempre de lu-

cha, de lucha contra la barbarie, con-tra el mal, que, ocultes primero ba-jo el paganismo, fueron después enei vario curso de ta historia tomandoya unas, ya otras formas; refugián-dose unas veces bajo las institucio-

nes, otras veces bajo las doctrinas, yengendrando, frente al poder civiliza-

dor, toda serie de herejías, de sis*

temas heterodoxos y antisociales, quellenan la historia y en que el señorBulnes ve, no sin justicia, los natu-rales antecedentes de la Reforma.Aquí debemos detenernos algún

tanto para hacer notar el justo empe-ño que e! señor Bulnes despliega porsacar á los "nrbelungos" mejicanosdel error, altamente demostrativo dela ignorancia reinante entre los jua-

ristas, de haber sido Juárez el verda-dero autor de la Reforma en Méjico.En ese punto asiste al señor Bulnesia más completa razón. No fué Juárezciertamente el hombre de tan triste

gloria: no habría podido serio.

Juárez que, aunque con sus desfa-

llecimientos y sus caídas, era un ca-

rácter (punto en que disentiremossiempre del señor Bulnes) ,^ no era, ba-

jo ningún aspecto, ni de la talla deios grandes reformadores, ni de la

madera de los grandes revoluciona-rios, ni de! espíritu expansivo y ru-

tilante de los grandes propagandis-tas. No. En el señor Juárez nada deeso había. Su palabra era difícil yfría; su estilo, en lo roco que escri-

bió, tranquilo, sin brillo, sin sonori-

dad alguna. Si hubiera tenido que vi-

vir, de periodista, ge hubiera muertode hambre. No hubiera podido figurarcomo escritor, mucho menos aún entre^los grandes escritores. No habría po-

dido ser entr^ los heterodoxos meji-

canos lo que entre los heterodoxo*alemanes fué Ljtero, en cuyos escri-

tos, según la «xpresicn de Federico

Page 74: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

72 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

Schiegel, hay "una elocuencia deenergía ta!, que son pocos los ejem-plos parecidos que se encuentran enaquel siglo entre todas las naciones'

y tienen "las calidades y los defectosque se hallarán siempre en toda elo-

cuencia revolucionaria." Juárez tam-poco habría podido ser un Voltaire.Su inteligencia, ai decir de muchosque le trataron íntimamente, apenassí era algo más que mediana. Su cien-

cia se reducía á conocimientos jurídi-

cos de cierta importancia, como ad-quiridos en una carrera bien discipli-

nada y dirigida por sabios. En litera-

tura -e\ señor Juárez era nulo. Tenía,en cambio, una constancia á todaprueba y una amclcion a que iodo lo

£-acrificaba; ambición de que nuestrahistoria política presenta no pocosejemplares y que, para sus triunfos,cuenta, en gran parte, con la indife-

rencia general, con la poca importan-cia que entre nosotros, se da á los

ascensos políticas, que generalmentemuestran una gran desproporción en-tre el puesto ocupado y las cualida-des personales del que le ocupa; has-ta el punto de que en muchas circuns-tancias se ha visto á políticos de va-ler intelectual y distinguidas cuali-

dades, rehusar puestos de importanciaá que asciende alguno casi analfabe-ta, conformándose aquéllos con unpuesto meramente secundario.Siendo tan modestas las proporcio-

nes de la personalidad del señor Juá-rez, á él no podía deberse la Reformaen Méjico. Carecía de la talla y cuali-

dades necesarias para ser un reformia-dor; y si presidió en Veracruz á la

expedición de las Leyes de Reforma;si allí se vio cbllgado á aceptar unasituación,—que no había buscado, la

obra fué dei partido liberal, al queJuárez no hizo otra cosa que cec-er

80 pena de haber tenido que abando-nar la presidencia.

El señor Juárez, en la obra de la

Reforma, no fué otra cosa que instru-mento de £U parf'do, el cual le llevómucho más allá de donde aquél hu-

biera querido ir.

Siendo todo eso así, é independien-temente de toda apreciación sobre la

Reforma, puede tenerse como de todopunto cierto, no sólo que Juárez nofué su autor ni su inventor, ni su vul-

garizador; sino más todavía: queninguna de esas tres cosas habría po-dido ser.

¿Qué fué, entonces? Fué su coautor,juntamente con el grupo de liberales,

que le rodeaban en Veracruz en 1859,

y con los otros jefes de ere mismopartido que, como Degollado, queríanla Reforma y exigían que se hiciera;

lo fué, en su calidad de Presidentede la República, es decir, como el queejercía una autoridad, por cierto muydiscutida, antes que todo, porque,frente á frente de su gobierno, habíaotro en la capital de la República, tanimperfectamente organizado comoaquél, pero en lucha ambos y dispu-tándose palmo á palmo el ejercicio

del poder. Puesto el señor Juárez al

frente de! gobierno liberal, se encon-traba en esta disyuntiva: ó decretabala Reforma exigida por el partido li-

beral, ó tenía que dejar la presiden-cia; y optó por expedir las leyes deReforma para seguir en la presiden-cia, aunque destinado á ser muchotiempo un Presidente viajero de Ve-racruz á Méjico, de Méjico á San LuisPotosí, de San Luis Potosí al Saltillo,

del Saltillc á Chihuahua y por fin, áPaso del Norte, donde, por decretode 3 de Noviembre de 1865, declaróque "debían prorrogarse y se prorro-gaban las funciones del Presidentede la República, por todo el tiemponecesario fuera del período ordinarioconstitucional, hasta que pudiera en-

tregar e! gobierno al nuevo presidenteque fuera elegido, tan luego como la

condición de la guerra permitiera quese hiciese constitucionalmente la

elección;" prórroga que, según un li-

beral y además de liberal, juarista,

D. GuiJIermo Prieto, fué una nube queatravesó por el gobierno legítimo. Heaquí sus palabras: "La prórroga de!

peder del señor Juárez y el rompi-miento de la Constitución, fué la sola

Page 75: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIOXES pE AYUTLA Y DE REFORMA 73.

nube que atravesó por el gobierno le-

gítimo. Muchos opinan porque el gol-

pe de Estado fué necesario y salva-

dor; otros creen lo contrario, y lo se-

ñalan como la interrupción del régi-

men legal y origen de la mala políti-

ca que produjo la convocatoria y otrasmedidas arbitrarias cubiertas.... conlas conveniencias patrióticas, peroque encerraban gérmenes funestísi-

mos de corrupción." Don Guillermo

Prieto. '•LECCIONES DE HISTORIAPATRIA." Edición de 1896, pág. 407.

Sentado que e! señor Juárez no fuéni pudo ser el autor único de la Re-forma, ni su propagador ni su inven-tor en subsecuentes capítulos exami-naremos los que el señor Bulnes tie-

ne como antecedentes de la Reformaen el mundo, y. especialmente, enMéjico.

Page 76: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XÍX

¿QUE E3 LA REFORMA?—LA REFORMA SEGüN EL SEÑOR BULNES.MOCIONES INEXACTAS. VERDADERA NOCIÓN DE LA REFOR-MA: DESTRUCCIÓN DE LOS PRiVlLEGIOS DE LA 5GLESIA,—LOQUE IMPLICA ESA IDEA: SEPARACIÓN DE LA iGLESíA Y ELESTADO.— DIFERENCIA ENTRE LA POLÍTICA CATÓLICA Y LALIBERAL.—VERDADERO FIN DE LAS TENTATIVAS DE REFORMA.LA REFORMA NO ES UNA EVOLUCIÓN HACIA LA JUSTICIA.—ESOBRA DE SECTA, OBRA HETERODOXA, OBRA ANTICATÓLICA.

En el capítulo primero de la segun-da parte de su obra, pretende el señorBuines elevarse á la altura de los

principios, desde la cual se domina !a

historia de la humanidad y darnosidea de lá Reforma, pero con el pris-

ma de ía secta liberal ante los ojos.

¿Qué es la Reforma? pregunta; ydespués de asentar que todo régimende gobierno se deterrriina ó por la

''protección'' ó por la ''libertad''

(punto que hoy por hoy no discutire-

mos) afirma que el régimen antiguose caracteriza por la protección,, hast^representar ' 'el apogeo de les privi-

legios,' ' mientras que ''el régimenmoderno tiende á la igualdad, á la

equidad, á la justicia;'' y supuesto ese

antecedente, afirma (página 37, párra-

fo primero) que ''la Reforma en el

mundo es el paso del antiguo régimenal moderno, expresado por la destruc-ción de los privilegios reconocidos porlas leyes ó las costumbres.'

'

Entra después el señor Buines enla enumeración de los que, según él,

fueron ios privilegios de la Iglesia Ca-tólica sostenidos por el Pontificado,

¡legando á señalar hasta ''veinte''

(páginas 3S y 39), Enumera despuéslos de! Estado (pág. 39), ios feudales,

ios de !a burguesía ó clase industrial

enriquecida (pág. 40); y después detoda esa enumeración y de afirmarque * 'al tomar los pueblos posesiónde sus derechos, ía inmediata é inde-

clinable concecuencia debía ser la rul-

ra de todos los privilegios; de la igle-

sia, del Estado^ del feudalismo, de ¡as

ciares industriales, comerciales, profe-

sionales;" concluye que ''la Reformaen el mundo significa la guerra contra¡os privilegios y la victoria que coro-

na el principio de igualdad política, ci-

vi!,. entre los individuos que formanla sociedad,'' y luego asienta esta con-clusión: "La Reforma es, pues, la evo-

lución de las leyes, del poder, de las

costumbres, de la riqueza y de las rpa-

sas hacia la justicia." (Pág. 41).

Tal es: la ¡dea que de la Reformada e! señor Buines; pero, ciertamente,dista m-ucho de ser exacta.Un libro sería necesario para expli-

car y dilucidar en todos sus pormeno-res cuestión tan complexa, tratada tan

Page 77: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

á la ligera por el señor Bulnes en el

capítulo mencionado y resuelta en to-

no tan magistral, pero que no basta-

rá ciertamente para preocupar á nin-

guno que estudie á fondo fenómeno tancomplicado y de tan varios aspectos,

como el tránsito del antiguo régim.en

al moderno; pero en la imposibilidad

de escribir libro así, que abarcaríala historia del mundo, nos limitaremosen estos capítulos á exponer el verda-

dero concepto de la Reforma, desde el

punto más culminante de tan impor-tante cuestión; y tom.ando cerno pun-to de partida !a ¡dea, bastante clara

en la exposición del señor Bulnes, deque la 'Reforma es !a guerra centralos priviíegios .pág 41), la destrucciónde los privilegios (pág. 37) y la victo-

ria del principio de la igualdad polí-

tica y civil, veamos qué es lo que, enrealidad, implican ecas afirmaciones.Hay que tener en cuenta, ante to-

do, que dentro de las ideas del auto\%

la Reforma es la ' 'destrucción de los

privilegios de la Iglesia/'

E! señor Buines. para ser más since-

ro y más exacto, debió dscir (y enton-ces estaríamios de acuerdo con él), quela Refcrm>a (dejando aparte lo relati-

vo al Estado y á los priviJegios feuda-les, industriales, com.erciales y profe-

sionales) es la negación de la autori-

dad de la iglesia, en relación con el

orden público y civil; en otros térmi-nos: la Reforma es !a adopción de.l li-

beralismo en las leyes y en Tas insti-

tuciones públicas c, ¡G que es lo mis-mo, de un régimen libera!.

No consiste en otra cosa (a Refor-:Y!a, por lo que toca á !a religión y ála Iglesia.

Parte del principio de !a separaciónde los dos poderes, negando así á la

Iglesia toda autoridad moral respectodel Estado y proclamando, como los

''legistas'' heterodoxos, (á quienestanto cariño y respeto profesa el se-

ñor Bulnes) la suprem.acía del Estado,llevándola hasta el crden espiritual,si no de una manera expresa, sí deuna manera implícita y, por decirloasí, negativa, por e! expreso descono-

cimiíento de la autoridad de la Iglesia;

de la cual el Estado liberal prescindesistemática y cuidadosamente.

jEüe es y ha sido siempre el ultimo

término de la negación de ios privile-

I

gios de la Iglesia. No se !e han ido ne-

;

gando uno por uno, sino para llegar

I

á la negación radical de su autoridad.En asentar esa negación, como basede las leyes y de las instituciones pú-

biicas en toda su vasta amplitud, con-siste el liberalismo y en eso tambiénconsiste la Reform.a.

Pe ahí que el punto fundamenta!, á

I

que los reformistas mejicanos dirigían

I

sus tendencias, era la separación de;la Iglesia y el Estado, aunque no tu-

: vieron la franqueza de enunciarla así,

I

con su propio nombre, sino que vela-

ron hipccritamiCnte esas tendencias1 con una formula ortodoxa, unánime-mente fijada, enseñada y proclamadaen todas las escuelas católicas, como

' constitutiva que es de une de los prin-

i

(a moral de! catolicismo: la ''indepen-

dencia entre la Iglesia y el Estado.",

ca; si un día se la obligaba á la ena-

I

En ese punto consiste precisamente1 la diferencia entre ía p-oiítica católica

¡y la política liberal: en el reconoci-

I

mJentc ó en la negación de la autori-

dad de la Iglesia, y en la consiguien-te necesidad de aceptar ó no en el or-

! den en que su autoridad gira, que es

¡

el esp:.Mtu mora!. !a intervención dela Iglesia en la sociedad y en las !e-

[

yes civl-es^

La política caíóiica afirma que enI el gobierno de los pueblos (católicos,

. por supuesto) hay que aceptar comouna de las bases de la legislacrón y

Ide la m.oral públicaj la autoridad doc-

' trina! y moral de la Iglesia católica

;

con ¡ac consecuencias que necesaria-

mente se deducen de ese reconocimien-to.

! La política liberal, por el contrario,

Iasienta que en el gobierno de los pue-

! blos se debe prescindir de toda otra

autoridad que no sea la del Estado, vi-

niendo á quedar así bajo la acción deéste, no sólo las instituciones públi-

cas y civiles, sino cuanto en ellas tie-

Page 78: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

76 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

ne relacrcn con la moral. La Reformano es otra cosa que la adopción de la

política liberal, en abierta contradic-

ción con la católica; y si las primerastentativas de la Reforma no sólo enMéjico, sino en los distintos pueblos,

no comenzaron por atacar directamen-te la autoridad de la Iglesia; si en vezde eso, y bajo las protestas más hipó-

¡

critas de respeto á esa autoridad(protestas de que están llenos, para;ignominia del liberalismo en Mé-

I

jico, los documentos oficiales y los'

no oficiales de los reformistas)

se atacaban ya unos, ya otros;

derechos de la Iglesia; si primero se

la privaba, aunque dentro de ciertos

límites, del derecho de adquirir ó dedisponer de sus bienes, * 'ocupando sus

|

temporalidades,'' según frase de aque-

'

lias épocas; si un día se substraía de ^

su acción ya institución social de tanprofunda trascendencia como el matri-

monio, ya servicios de tanta importan- i

cia como los de la beneficencia públi-¡

cipios fundamentales del dogma y de ',

genación de sus bienes bajo el nom-bre de desamortización y otro se in-

vocaba al dominio eminente del Esta-

1

do para declarar los bienes de la Igle-

sia bienes nacionales; si en una oca-'

sión se suprimían las instituciones uní¡

versitarias sometidas al régimen ca-

tólico y se fundaban, por otra parte,

establecimientos de enseñanza públi-;

ca en que asomaba el laicismo, inci-

piente entonces y reinante hoy dia;

todos esos ataques al ejercicio de la

autoridad de la Iglesia, toda esa eli-i

minación de su autoridad y de su in-

tervención en las instituciones, noeran sino pasos más ó menos avanza-

i

dos en la senda que conducía á lase-j

paración de la Iglesia y el Estado, quejno viene á ser otra cosa sino la nega-ición de la autoridad de la Iglesia y la

afirmación de que el Estado no tiene,que reconocer esa autoridad ni en el

orden que le corresponde, esto es, enel espiritual y elmoral

; y para hablar;especialmente de nuestra historia, ni;

las leyes de 33, ni los intentados des-:

pojos de 47, ni la desamortización da|

1856, ni las leyes sobre matrimonio ci-

vil, sobre cementerios, sobre procesio-

nes, etc., etc., de 1859, conducían real-

mente á otra cosa que á la ley llama-

da de "libertad religiosa," en cuyoprimer artículo se declaraba la inde-

pendencia entre la Iglesia y el Esta-

do; y tan cierto es eso, que por enton-

ces no llegaron á ser esos principios

constitucionales; categoría á que ta-

les Instituciones no fueron elevadas,

sino bajo el gobierno, de muy triste

memoria, ciertamente, de Don Sebas-

tián Lerdo de Tejada.Que todo ese movimiento que era

la Reforma, su preparación primerosu consumación después, no es unaevolución hacia la justicia, es indiscu-

tible para todo pensador; porque noes comipatible con la justicia el des-

conocimiento de una autori-dad moral

y doctrinal en el orden religioso, cuando todo un pueblo, á lo menos, la ma-yoría de él, profesaba la religión, enque se afirma y reconoce la autoridadde la Iglesia y ss la pone como unade las bases de las instituciones pú-

blicas.

No; la Reforma no es obra de justi-

cia; es obra de secta; es obra hetero-

doxa; es obra anticatólica.

Como obra de secta, tiene por basenumerosas proposiciones, condenadaspor la autoriidad ae la Iglesia; comoobra heterodoxa, muchas de esas pro-

posiciones, que son verdaderas here-

jías, están cubiertas con el manto sa-

grado de las leyes; como obra antica-

tólica, muchos de sus preceptos, comoel artículo 27 de !a Constitución, comola prohibición de la existencia de ór-

denes monásticas, de procesiones, de

uso de traje talar y d¡e actos de culto

en las calles y en los lugares púb'icos,

han sido dictadas en odio del catoli-

cismo.Ese es el punto capital y radical de

divergencia entre los mejicanos, pun-

to que no desaparecerá sino ó por unavergonzosa apostasía por parte de los

católicos, ó por una transacción hon-

rosa por parte de los liberales.

Los católicos no aceptaremos nun-

Page 79: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 77.

ca la negación de la autoridad de la

Iglesia en el orden espiritual y moral,ni la del deber que el Estado tiene enun pueblo católico de aceptar esa au-

toridad, de reconocerla y respetarla,

colocando ese recono-cimiento y eserespeto como una de las bases de las

leyes y de las instituciones civiles.

Los católicos no aceptaremos nun-ca, porque dejaríamos die serlo, la

oprobiosa doctrina de la suipremacíadel Estado, envilecedora de concien-cias y matadora de libertades.

Los católicos no aceptaremos nuncala tesis die que el Estado tenga dere-cho de ejercer autoridad sobre la Igle-

sia.

No aceptaremos nunca, como buenopara la sociedad, el régimen liberal,

I

por las mismas razones, porque no:aceptaríamos tampoco el régimen rea-

¡

lista ni el cesarista, que con el liberal

:vienen á confundirse en la afirmaciónde la supremacía del Estado.

I Y siendo la Reforma obra de secta,

obra heterodoxa, obra anticatólica, noes una evolución de las leyes y de las

costumbres hacia la justicia. Es por

I

el contrario, una desviación contraria

I

á la justicia, contraria á la verdad ca-

jtólica y mutiladora del derecho.

Tal es el verdadero concepto de la

I

Reforma.

Page 80: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XX

EMPEÑO DEL SR. BULNES POR SEÑALAR LOS ANTECEDENTES DELA REFORMA.— OLVIDA UNO: EL '^ERITIS SICUT Olí," GERMENDE LOS PRINCIPIOS DE LA REFORMA.-- LOS ANTECEDENTES DEESTA SE HALLAN EN LA RESISTENCIA A LA AUTORIDAD.

Ei señor Bulnes, para despojar áDon Benito de la ^'aureola" de Reforma-dor, se esfuerza por señalar, primeroen la historia del mundo y después enla de Méjico, los antecedentes de la

Reforma; pero no desempeña su ta-

rea sino á medias: apenas si su ex-

posición es algo más que serie desimples apuntamientos, un índice ca-

si, y éste muy imperfecto. Incurre enmuchas omisiones; tifene muchos ol-

vidos; comete muchas inexactitudes.

No hemos de completar a! señorBuines su trabajo; pero sí nos es in-

dispé*nsable hacer algunas observacio-

nes, rectificar algunas especies y am-pliar un tanto siquiera algunas de susnoticias, para que pueda Juzgarse dela Reforma con recto criterio, en aten-

ción á sus antecedentes en la his-

toria.

El señor Buines, á la vez que desco-

noce el verdadero carácter de esosantecedentes, por consecuencia nece-

saria de !a falsa noción que da de la

Reforma y de la que ya nos hemos ocu-

pado en otro capítulo (el intitulado

"¿Qué es la Reforma?") olvida el pri-

mero y capital de aquellos antece-

dentes.

En efecto: consistiendo radicalmen-

I te la Reforma en el desconocimiento'de la autoridad doctrina! y moral dela Iglesia, y como consecuencia, ensu separación del Estado, aunque ba-

jo la fórmula, usureada á la cienciacr!)stiana, de INDEPENDENCIA EN-TRE LA IGLESIA Y EL ESTADO,fórmula sacada de su natural y legí-

timo sentido por el liberalismo, la Re-forma tiene sus antecedentes en todocuanto de una manera directa ó indi-

recta ha sido en la historia -contrario

a! poder espiritual; y como la autori-

dad de la Iglesia es de origen divino,

descansa en la revelación y la obedien-cia que se la debe, procede de la de-

bida á ia autoridad de Dios, todo sis-

tema de desobediencia á la ley divi-

na, toda rebelión contra Dios, es an-tecedente de i a Reforma.

Porque la Reforma es el mal; es el

error; es el combate que el maj y el

error sostienen centra e! bien y la

verdad.La lucha entre la "ciudad del bien"

y la ^'ciudad del mal," que se vienedesenvoliviencjo desde el día de la

creación y que no acabará sino cuan-do el tiempo se repliegue en el senode la inmortalidad, tiene como uno desus episodios la Reforma, cuya histo-

ria podría tejerse con ei maravilloso

Page 81: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 79

lenguaje de San Agustín en sus libros'

"De Civitate Dei," porque es la his-i

toria perpetiia del mundo, la de la !ur i

cha de las sombras contra la luz, del

mal contra el bien, del error contrala verdad: Ja lucha que, en toda la

extensión de la tierra y en toda la

prolongación de ios tiempos ha soste-

nido el enemigo del género humanocontra e! imperio de la verdad y del

bien, que es el reinado de Dios, !

Esa lucha que se libra en e! indivi-

duo, líbrase también en la sociedad;

y por eso, dejando aparte la prevari-cación angélica, en la que hay, sin

embargo, que buscar la primera apa-rición del mal sobre el universo, esalucha existe desde que existe el gé-

nero humano.¡

£1 primer antecedente de la Refor-

ma hay que buscarlo en la historia

paradisiaca, que es la historia de la

primera de las rebeliones humanas.Dios había mandado á nuestros pri-

meros padres que no comieran del fru-

to del árbol que estaba en medio del

paraíso, para que no muriesen; perola serpiente, en la que se habla intro-

ducido e! espíritu del mal para per-

derles, les aseguró, contra la divinapalabra, que de ninguna manera mo-rirían y que desde luego que comie-sen del fruto del árbol prohibido, se-

rían como dioses, sabiendo el bien yel mal.

**De ninguna manera moriréis, les

"dijo. Porque sabe Dios que en cual-

"quier día en que cerniereis del fruto de"ese árbcl se abrirán vuestros ojos;"y seréis como dioses sabiendo e! bien"y el mal." "Nequáquam mcrto morie-mini. Scit enim deus quod in qucqum-que die comederitis ex eo, aperienturoculi vestri: et eritis sicut dii scien-

tes bonum et malum."Ese es e¡\ primer antecedente de la

Reforma en el mundo. Todos sus prin-

cipios están ahí como en fecundo ger-

men. En la falaz promesa, hecha porla serpiente á nuestros primeros pa-

dres, de que serían como dioses, ecodel "Non Serviam.," pronunciado porel ángel rebelde, está e! principio que \

ha inspirado á la soberbia humana to-

das sus rebeliones, para cuya justifi-

cación ha inventado esas filosofías de-

generadas que bajo los nombres de'humanismo,, panteísmo humanista, fi-

losofía de la identidad," etc., etc., nohacen o'.ra cosa que difundir por el

mundo, en nombre de la filosofía, des-

de cátedras pestilentes, la voz de la

serpiente del paraíso.

En la falaz promesa, hecha á los

hombres,- de que serían como dioses,está el principio "de esa igualdad aso-ladora que, como decía Selgas, haceigualmente bajos á todos los hom-bres," suprimiendo ia autoridad espi-

ritual, para arrastrar á todos comoviles esclavos, corrompidos y abyec-tos, á, los pies de los poderes tempo-rales, cuya supremacía se proclamasin embozo, como lo hicieron, no hamuchos días, los oradores juaristas,

incluso entre ellos nada menos queel señor Ministro de Instrucción Pú-blica; que en ia idealización que dela figura de Juárez quiso hacer en sfU

discurso del centenario, nos le presen-taba como un rebelde, manifestaciónpatentísima de lo que es el espíritu

de la Reforma. Cuando el señor Sie-

rra, en su discurso en hoi^or de Juá-rez y tejiendo su elogio, decía "queera un hombre, que era una voluntad,que era UN REBELDE," no hacía otracosa que repetir el eco del "sieréis co-mió dioses," de la serpiente del pa-

raísc.

No hay, pues, que buscar, como em-pieza buscando el señor Bulnes, los

antecedentes de la Reforma en la re-

sistencia á los absolutismos; hay quebuscarlos en la resistencia á la auto-ridad, principalmente, en la resisten-

cia á la autoridad espiritual.

Pero si el señor Bulnes ha erradoen eso y al buscar los antecedentesde la Reforma no llegando más allá

de! siglo X¡, se quedó muy atrás enel camino que hay que recorrer; encambio, acertó a! buscar esos ante-cedentes en la historia de las here-

jías. "En e! siglo X¡, dice, (pág. 42),

los pueblos europeos estaban hundidos

Page 82: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

80 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

en la fe, bajo un océano de poder di-

vino, y, sin embargo, las sectas sur-

gen esparciendo la herejía."

En eso sí ha estado muy acertadoel señor Buines. Los antecedentes his-

tóricos de la Reforma hay que buscar-los en las herejías, la. Reforma mismaes herejía: herejía complexa, religioso-política, antihumana á la par que an-tisocial. Ni estuvo menos acertado ai

buscar esos antecedentes en reyes, le-

gistas y leguleyos (muy semejantespor cierto á los de nuestros días, aunen Méjico), partidarios de la supre-macía del poder civil; y en lais agre-siones de los poderes temporales con-tra el poder religioso y espiritual, quellenan ciertamente muchas páginas dela historia.

Recojamos, ante todo, una confesiónque, acerca de la lucha entre uno yotro poder, hace el señor Buines. Se-

gún él, ©I poder agresor ha sido el

poder temporal. "La lucha, dice, la

abrió el Estado contra la Iglesia, in-

mediatamente después da la caída delimperio romano." Esa es la verdad yno entramos en los pormenores deaquellas primeras luchas, en cuyo re-

lato habría que recoger muy alta glo-

ria para la Iglesia, porque el señorBulneíS deja intacta esa historia has-ta el siglo XII, á mediados del cualempezó la lucha de los Hohenstaufencontra el Pontificado. *'La soberaníadel Estado, representante de la socie-

dad civil scbre el poder de la Iglesia,

representando la sociedad eclesiástica,

dice e! señor Buines (pág. 43), fué la

causa de los Hohenstaufen, perdida al

fin por ellos en el cadalso de Conra-dino, pero ganada para siempre en la

humanidad imperecedera por la inde-pendencia de su pensamiento."Dejando aparte la vacuidad de las

frases finales, la afirmación del señorBuines es verdadera. La lucha de los

Hohenstaufen contra el Pontificadofué, en efecto, en favor de la supre-macía del Estado. El ideal de ios Ho-henstaufen era el mismo de la Refor-ma: la supremacía del poder civil.

Pero lo que calla el señcr Buines es

que ia lucha contra el Papado cr»: tam-bién contra la libertad de loe pueblos,lo cual se ve con toda claridad, cuan-do se estudia en sus pormenores la

historia de los pontífices. Aparece así

aun en el simple título de la obra deZimmermann: "Los Hohenstaufen ólucha de la monarquía contra el Pa-pa y la libertad republicana." El pro-

testante Juan de Mulier lo hace veren su obra "Viajes de los Papas."

Calila también el señor Buines queel cadalso de Conradino, como él dice,

no fué levantado por los Pontífices,sino por Carlos de Anjou; porque des-

contentos los sicilianos con el Gobier-no tiránico de Carlos, que, según la

frase de un historiador, llegó á ha-cérseles más intolerable que el de los

mismos Hohenstaufen," llamaron áConradino, quien, no obstante las amo-nestaciones y las amenazas y hastala excomunión del Pontífice, acudióá ese llamamiento y fué vencido enTagliacozzo, á orillas del lago Celano,

y después decapitado, juntamente conFederico de Austria, no obstante el

vivo empeño que por salvarlo desple-

gó el Pontífice Clemente, unido al

rey de Francia, San Luis.

Dice después el señor Buines: "Des-de el siglo XI al XIV, no son los fi-

lósofos, ni los demócratas los queatacan el absolutismo de la Iglesia,

que cuenta con el corazón de todoslos fieles perdidos en el infinito de la

fe." Esa afirmación es falsa, pues,como veremos, el filósofo Occam,muerto á mediados de! siglo XIV, fuéuno de los que más combatieron á la

Iglesia; como es falsa también la es-

pecie del "absolutismo," si hemos dedar á la palabra "absolutismo" supropio y natural sentido; pero tene-

mos que desentendernos de todas esasinexactitudes para ir á puntos culmi-nantes, porque de esta manera no aca-baríamos esta refutación.

Dejándolas, pues, á un lado, pase-mos adelante:"En el siglo XII, dice el señor Rui-

nes, Arnaldo de Brescia, teólogo pro-

fundo, severo en sus creencias, evan-

Page 83: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REF0R:MA. 81

gelista en su doctrina, ataca rudamente eí poder tempera!, aboga p^ la

independencia de ¡a Iglesia y ' -es-

tajo y adquiere el tituio ds "¡la-risr-

ca de los herejes políticos."

Con toda justicia puedo colocarse

á tan célebre como funesto agitadorentre ios an^.ecesores y padres de la

Reforma en Méjico. No eca, cierta-

mente, ó á io menos, no se ouede afir-

mar, que fuese un "teólogo profundo;"pero sí que era un radical revolucio-

nario. Lo de "severo en sus creen-cias," que io explique ei señor Buinas,

pues tal frase nos parece un logorjrifo;

y lo de ''evangelista en su doctrina"es un eilogio muy valioso, porque lo

hace cualquier incrédulo en honor decualquier hereje. Por !o demás, biensabido es, que el espíritu demagógicode Arnaldo, unido á la vivacidad yai caler de su paíabra, lo hacían untemible perturbador de la paz públi-

ca. La perturbe centra el Papa; y des-

pués de muchas vicisitudes, causadasper su espíritu inquieto, llegó á ha-

cerse dueño de Roma, abandonándoseá los mayores exceses. En uno de los

motines suscitados por él, fué atacadoei Capitolio y el Pontífice Lucio II he-

rido da una pedrada, que le mató enel acto. Hizo substituir el Gobierno

temporal del Papa con un Senado,presidido por un Prefecto. En suma,Arnaido de Brescia fué una especie deMazzini; y profanaba, además, el

Santo Evangelio, repitiendo con in-

dignos labios las palabras del JivincMaestro.Muy difícil sería fijar con exactitud

las verdaderas ideas de este semi-anarquisía del siglo duodécimo; perono cabe duda de que en ella se ence-

rraba el germen de las herejías políti-

cas que han aparecido en los siglos

posteriores hasta nuestros días. Por&20 Baronio le llamó el "Patriarca yel Príncipe de los herejes políticos."

En quien mereció semejante título yfué ^an funesto para la Italia y parala Iglesia, la Reforma tiene derechode encontrar á un distinguido proge-

nitor. Le reconocemos gustosos esagloria, que no podía faltarle en su

abolengo herético.

En pos de Arnaldo de Erescia, cita

el señor Bulnes á Occam, á Marcelode Padua y á Wyclife; pero estos cé-

lebres herejes bien merecen capítulo

aparte, como ramas muy floridas del

árbol genealógico de la Reforma.

.Juárez, 6.

Page 84: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XX í

LA FiEFORMA NO SE HA DEBIDO A JUÁREZ.— LAS CAUSAS QUE LAPRODUJERON, LA DETERMiNARON Y LA ÍMPUSIERON HAN SIDOANTERIORES, SUPERIORES^ Y EXTRAÑAS A DON BENITO. UNADE ESAS CAUSAS FUE EL GOLPE DADO POR LOS MÉDICOS A LAIGLESIA, HACIENDO CURAR DESDE LA ÉPOCA DE CARLOS V,

LAS ENFERMEDADES CON MEDICINAS, Y DESTRUYENDO ASI LAFE DEL PUEBLO EN LOS MILAGROS. (TESIS DEL SEÑOR BUL-NES EN SU LIBRO ^'JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLAY DE REFORMA.")

En las páginas 64, 65 y 66 del libro

q:í3 analizamos, ei señor Bulnes pre-

scrita uno de sus argumentos más for-

midables contra la Iglesia.

''La iglesia, dice, poseía el monopo-lio de las epidemias para castigar na-

ciones, y e! monopolio de ía curaciónde las enfermedades. La terapéutica

era., siempre ei milagro realizado porun santo especial. Pero los árabes ha-

bían difundido preciosas secretos demedicina, y los médicos, apoderadosde ellos, dieron un golpe mortal á la

fe de! pueblo, curando las enfermeda-des con substancias químicas, en vezde reliquias de los santos.

El pueblo vio que las enfermedadesse curaban con medicinas, y el mila-

gro y con él la Iglesia, perdió su pres-

tigio. La medicina y la Iglesia fueronenemigos. Hé ahí una gestación de la

Reforma.'

'

Tal es el colosal argumento á que hoydebemos aplicar nuestra atención. Pa-

ra ello, vamos á mostrar lo que era la

Terapéutica, no ya en la época atrasa-

da de Carlos V, en que e! señor Bul-

nes actualiza los primeros golpes deJa Medicina á la fe, por mano del mé-dico Andrés Vésale, sino mucho mástarde, después de la Reforma protes-

tante, mucho después de la Invenciónde la imprenta, que tanto ha servidoá la Medicina, en pleno siglo XVIII,

en pleno siglo de Voltaire, en plenosiglo de la Enciclopedia, en pleno si-

glo gestor de la Revolución francesa,

y por lo tanto, de la Reforma liberal.

Vamos á decir, copiándolo de trata-

distas ilustres, acreditadísimos en esaépoca, cómo se curaban las dolenciashumanas.De esa manera podrá medirse la pi-

ramidal altura del argumento del se-

ñor Bulnes, al cual, sin embargo, opo-

nemos este dilema:O con esa terapéutica se curaban

las enfermedades, y entonces la ac-

tual es un absurdo, un reírcceso á la

primitiva ignorancia, un mamarrachopedantesco, extraviado, insufrible ase-

sino; ó no curaba, y entonces ei

Page 85: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

rUAREZ Y LAS REVOLÜGIOXES ElE AYUTLA Y DE REFORMA. S3

señor Bulnes no pasa de deiirio, ypor !o tanto, e! gclpa imaginado porsu argumento no pasa de absurdo.

Pero antes debemos hacer una bre-ve salvedad. Como lo demostraremosdetenidamente en capítuio especiaí,

es falso que la Iglesia haya sido ene-miga de la Medicina; es falso y falsí-

simo, que según la Iglesia, el m.edioúnico ds extirpar ia enfermedad fue-ra e! milagro. Todo esto es insoporta-ble en un libro escrito seriamente.

La Iglesia ha protegido todas ¡as

ciencias, sin exceptuar una sola, y las

ha protegido esforzada é insignemente.De entre los católicos, muchos de

ellos sacerdotes, han salido en todoslos tiempos, antes y ahora, en el ex-

tranjero y en nuestra patria, les másilustres cultivadores de !a Medicina.Gim.enes, Lucio, Carmena, Lavlcta (pa-

ra no hablar más que de los muertos,aunque hoy sbundan ios ejemclos en-

tre los vivos) lo fueron aquí; mien-tras que en ©I extranjero, el más gran-de de los descubridores modernos, el

que más eminentes servicios ha pres-

tado á la Medicina, hasta señalarlenuevos y definitivos rumbos, e! inmor-tal Pasteur, fué piadosísimo católico.

Jamás la Iglesia, ni en su doctrina,ni en sus oraciones ha consideradoel milagro como el medio normal, ni

menos exclusivo contra e! dcior.

El creyente invoca al Ser Supremo,porque es el Señor de !a naturaleza

j

Cuando el creyente recurre al médico,recurre también á Dios, no precisa-

mente para que suspenda las leyes dela naturaleza, sino para que el sabiolas aplique directamente. Mas en esto,

repetimos, nos ocuparemos con dete-

nimiiento.

Por ahora volvamos á la famicsa te-

rapéutica, que, según el señor Bulnes,arruinó el prestigio del milagro.

Para dar de ventaja, reina y torres

á su tesis, elegiremos, como teatro áEspaña, por ser la tierra en que domi-naron más ampliamente y durantemás tiempo los árabes, y de consi-

guiente, aquella en que difundieronmás sus * 'preciosos secretos'' de Me-

I

dicina; per ser, además, el país de las

I

famosac universidades en tal época,

I

y, finalmente, per ser la nación, enj

que él señor Bulnes, cerno se ha dicho,¡actualiza el primer golpe dado por la

I

Medicina, á !a fe católica.

j

Sólo que el lector nos va á permiiiirque demos á este capítulo extensióninusitada. Es absolutaínente necesa-

I

rio, com.o habrá de verse, y además,í

es tan curioso lo que vamos á presentar

I

ante sus ojos, que, sin duda, no lo pa-sará mal.

PRIMER GOLPE DE HERCULESSOBR/E LA FRENTE DEL MILA-GRO.—EL FAMOSO UNGÜENTODE PARACELSO PARA CURARLAS HEMORRAGIAS, LAS ULCE-RAS, LAS FRACTURAS Y LAS HE-RIDAS. EXCEPTO LAS CAUSADASPOR ESCOPETA.

El señor Bulnes, en la página 65 desu obra, dice: ' 'Paracelso, médico, ha-bla de leyes que rigen á la naturaleza;aconsejó el empleo de las substanciasquímicas contra las enfermedades envez de las reiiiqicsas de los santos."Ahora bien, la lógica dispone que

examinemos desde luego, la terapéuti-ca de Paracelso, es decir, su proce-dim.iento científico para curar las en-fermedades.

Paracelso fué el autor del "Ungüen-to Armario," que él y las eminenciasmédicas de mediados del siglo XVMI,usaban para curar las úlceras, hemo-rragias, fracturas de huesos, y heri-

das, aunque, como se verá más ade-lante, se hacía la excepción de las he-ridas causadas por disparo de esco-peta.

Paracelso, en su "Archidoxia Má-gica," Libro i, expone así la fórmuladel ''Ungüento Armario;'' y adverti-mos, que no habiendo en la imprentamoderna los signos con que entoncesse expresaban las cantidades de las

Page 86: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

84 JUARE^ Y LAS REVOLUCIONES DE AYÜTLA Y DE REFORMA.

substancias que componían una rece-

ta, medidas por ''ana laten,'' peso deceno habas de ' 'Alatonero,' ' cada unade las cuales pesa aproximadamentedragma y medio, ¡os supliremos connúmeros arábigos.

Hé aquí la fórmula:

R.—Usnea 3

Numia 4Unto de hombre 4

Sangre humana 4Aceite de linaza 3

Rosas 3

Eaio armenico 2

I

Saturno, peso de dos avellanas, y se-

gún arte con los untos se haga un-

güento, que se guardará en vidrio bien

cerrado; previendo que si acaso conel tiempo se sécate el ungüento, pue-

de humedecérsele, y ablandar de nue-

ivo con los mismos untos, ó mi&l vir-

gen.' '

Tal fué para no citar más fórmulas,

la célebre terapéutica de Paracelso,

I

quien con ella, aconsejando su aplica-

: ción, dio, según el señor Bulnes, tan

I

formidable golpe á la fe católica, po-

I

niendo en Vuga al milagro.

TOLíCA.—EL ÁRBOL DE LA RA-BIA.—EL MAL DE 0J0S.--0TR03ACHAQUiES.—LOS EFLUVIOS D£LA MIRADA.—LA VIRTUD ! DELAS YERBAS, SEGÚN QUE SECORTEN PARA ABAJO O PARAARRIBA.-CURACIÓN DE LA ERi-SIPíELA.

A mediados del siglo XVM!, cuandoVcltaire ya había cuajado-, se pi:blicó

uno de los libros más famosos de aque-lla época: las ''Amenidades de ¡a Ma-gia quirúrgica y me::i¡C3, natural,

Las eminencias médicas, in capite¡SEGUNDO FORMIDABLE GOLPE DE

Usualdo Crplio, perfeccionaron esai

LA TERAPÉUTICA A LA FE CA-fórmuia, agregándole:

Unto de puerco montes y deofo 6

Lombrices de tierra pulveriza-

das 7

St-sos de Jabalí, secos 7

Piedra hematites 7

Mézclese, según arte, y hágase un-

güento.' '

El médico Crolio, (Basil Chim., pá-

gina 353), dispone así la preparacióncficinaí del ungüento:

''Mientras rrás vivos son el jabalí yel oso, tanto mejor el unto. Primerocuelan en vino tinto á fuego lento perespacio de media hora; después seechan en agua fría, y solamente se co-

gerá el pingustío que sobrenada, arro-

jando por inútil, lo que queda en el

fondo: las lombrices £6 lavarán en vi-

no, ó en agua, y en una olla bien ce-

rrada se secarán en un horno, de mo-do que no se quemen y se puedan re-

ducir en polvo. Todo se reducirá enpolvos lutiíes, mezclándoles de la us-

nea, que es el musco (piojo) que naceen el cráneo del hombre, que hu!;íere

muerto violentamente, y expuesto a!

aire, y raído de dicho cráneo en el

creciente de la luna, existiendo éstaen buena casa; verbigracia, de Venuú,si fuera posible, y no de Marte ó de

por el doctor Don Francisco Suárez deRivera, médico de Cámara de Su Ma-jestad Católica, del Gremio y Claustro

i

de la Universidad de Salamanca; so-

I

ció de la Regia Sociedad Médico-Quí-mica de Sevilla, etc., etc." Por este

libro sabemos las fórmulas que cons-

\

tituían, según las celebridades médi-

I

cas del siglo, algo así como la artiüe-

Iría de gran calinre, en e¡ arsenal de la

Terapéutica. Sabemos por el mismoilustre médico, las doctrinas vigentes

j

en las escuelas, respecto de la patoge-

I

nia de algunas enfermedades.i

Advertiremos de paco, que !a pala-

bra ''Magia'' en el tífcuíc de la obra,

no está tomada en el sentido que aho-ra se le da, sino en el suyo genuino.

Page 87: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIOXES

Magia es una palabra pérsica, qw sig-

nifica sabiduría de las cosas natura-les.

Pues bien, de esas páginas recoge-mos ios siguientes datos: Un árbc!que existe en la Abana, y en Quere-tano ("ic), provincia de la Nueva Es-

paña, y qu? se Mama Guao, tiene la

' propiedad de producir la rabia en unapersona que haya sido mordida i^ace

dieciocho años.El mal de ojo, es una enfermedad

producida en los ojos de los niños porla simple mirada de una mujer que se

halle en cinta.

Las enfermedades de los ojos sencontagiosas, por sólo el efluvio de la

mirada.r^édicos cirujanos, que re precian

de muy doctos (habla el doctor Suá-rez de Rivera) afirman que la raíz de!

saúco, arrancada hacia arriba, purgapor vómito, y arrancada hacia abajo,purga por vientre. Lo mismo dicendel eléboro y otras muchas plantas.

Para curar la erisipela, afirma el

mismo sabio, (página 58), los referidos

médicos cirujanos, ponen hojas de ru-

da verde sobre la parte afectada; las

retiran después y las ponen a! sol, á

medida que las hojas se van secando,la erisipela va desapareciendo.

El doctor Suárez em.iíe la opiniónpersona! suya, de que no es necesarioponer al so! las hojas de ruda, des-

pués, de aplicadas al enfermo; peropresenta cerno infalible y de inmedia-to éxito para la curación de la erisi-

pela la siguiente fórmula:

Cogollos verdes de ruda 2Cogollos de saúco 1

Yemas 3

Para curar la más grave de las en-

fermedades de la sangre, aquellos mé-dicos cirujanos recetaban agua her-

vida con un pedazo de solimán. Se to-

maba un?, sola vez, y la curación erainstantánea, probablemente dentro deuna hora.La fórrriula quedó canonizada por el

célebre médicc y tratadista Ciprianc

DE AYUTLA Y DE REFORMA. 85

de IVlaroja, en sus ''Observaciones.'Libro I. Obra 13.

EL TERCER GOLPE NO MENOSFORMIDABLE.—LOS POLVOS SIMPÁTICOS.— GRAN CELEBRIDADDE ESTA MEDICINA A MEDIADOSDEL SIGLO XVIII.—SU FORMULA,SU PREPARACIÓN OFICINAL,

SUS VIRTUDES TERAPÉUTICAS.

Lss eminencias médicas de la épo-ca en que según el señor Bulnes, los

médicos hicieron al milagro temblarde terror, usaban los ' 'polvos simpá-i:icos,' ' como medicina verdaderamen-te maravillosa, para curar también,como el ungüento de Paracelso, las

hemorragias, úlceras, quebraduras dehueso y heridas.

Los tales polvos, no eran más quecaparrosa, sujetada al siguiente proce-so, que copiamos hasta donde es po-:ib'«^ nteraimente:

' 'La caparrosa ó vitriolo, después deseco póngase á calcinar á los rayosde! £c!; pero ha ds ser precisamentecuando e;íe padre del fuego se halleen el signo de León, que es su casapor quince días. La expcsición ha dehacerse, no el primer día de estar el

sol en el signo de León, sino pasadoscuatro ó cir-co días: de otra manera la

medicina pierde su virtud. La exposi-ción durará necesariamente trescien-tas se7.enta horas. Después de esa cal-

cinación, se molerá la caparrosa, se-

-jún arte.''

Pero la eficacia curativa de los ce-

lebérrimos polvos, no consistía sólo enru preparación, sino en el modo deaplicarlos. Para curar, por ejemplo,una ulceración, por antigua que fuere,debía mojarse un lienzo en sangre del

enfermo, y poner sobre él los polvos.Después de esto, el paño se ha decolgar de alguna pared, ó bien ente-rrarse bajo tierra miojada, ó, por últi-

^^c. guardarse en una caja de boj, se-

jún que !a parte enferma incurriese

Page 88: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

86 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA-

en intemperie cálida ó en desíen^pian-

za fría. Por último, se aplicaba el lien-

zo, ' 'mediste.- '

Si se trataba de una hsrida, ei pañodebía n^.ojarse en sangre de! lugar he-

rido; si de una llaga, el lienzo debía

empaparse en ella, previamente, para

lo cua!, no siendo necesario, se sangra-

rán las ulceras y llagas^ lo cua! justifi-

caban con la siguiente doctrina de Ga-

leno: ''Et que inveterata sunt uilcera,

efficere prodest ut sanguinis crebro

fluaí, tum ab ipsis ulceribus tuum á

partibüs ulceri circumpositis.'

'

No cabe duda de que la aplicación

era admirable.Los ' 'polvos simpáticos' ' eran de

tan poderosa virtud terapéutica, quecuraban, aun interponiendo lienzos,

entre la ulcera, y el paño preparadocon tales polvos.

Los ''polvos simpáticos,'' tuvieron

un rival temible en la ''yerba de la

Habana/' muy preferida á aquéllos

por los médicos franceses. Para expo-

ner con exactitud sus virtudes, copia-

mos lo siguiente, de la obra citada.

"solamente referiré lo que su-

cede con cierta yerba que se cría en

la Abana, y es que tomando un lien-

zo empapado en la sangre (de la per-

sona que oadece hemorragia) y pon^ien-

do las hojas de tal yerba sobre la mis-

ma sangre,, al punto se detiene la he-

morragia, y esto aunque el paciente

esté distante dos 6 fres leguas. Ahorame acuerdo, que entre muclnos natura-

les del referido país, me lo testificó el

Lie. Don Antonio Paiacián, quien !o vio

ejecutar á un médico francés, en unahemorragia que con mucho desordenafligía á una persona que vivía

á una legua distante de la Aba-na, y que habiendo puesto la yerba so-

bre el paño con sangre, sanó e! enfer-

mo.' ' Ob. cit, pág. 93.

El doctor Suáres de Rivera, el m.ás

grande y acreditado médico de la Cor-

te, reconoce y elogia la virtud curati-

va de !oG ''polvos Síim.páticos," y pa-

ra que obren mejor en los cases de he-

morragia, da la fórmula siguiente:

Telas de araña cocidas en vina- /

gre hasta que queden espe-

isas Ana 3

! Polvos simpáticos 4

i Polvos de corcho sin quemar. 3

I Harina de trigo sin cerner. . . 5

I

Ciara da huevo.

Se hará cataplasma, según arte, yi

se aplicará en la frente del que tenga

I

hemorragia por la nariz.

IInfalible para curar las rupturas de

I

huesos:

I

Harina de cebada 3

I

Polvos simpáticos 4

i

Pez griega . 3

i

Sumo de cogollos de clmo. . . 3

LA MARQUESA DE CAIZEDO TERA-PEUTICA, DESTRUCTORA DE LAFE, PUESTA AL SERVICIO DELAS ENFERMIEDADES INCURA-BLES.—UN ÉXITO ASOMBROSO.—LA ARISTOCRACIA TESTIFICÁN-DOLO, COLABORO EN EL DES-CRÉDITO DEL MILAGRO.

£\ 7 de Febrero ds 1733, (no oívidanlo,

siglo XVni), una celebridad médica, el

doctor Don Manuel Fernández, médi-: co de ia ciudad de Granada, la tierra

I

predilecta de los árabes, poseedores: de ''preciosos secretos medicinales,''escribió al Liéaqa de Madrid, enton-

I

ceci, el doctor Suárez de Rivera, unai carta consultándole caso gravísimo.

!La señora Marquesa de Caizedc, se

hallaba terriblemente enferma de es-

crófulas, ó ''principio de lamparones.''Y no era eso lo peor, sino que aque-lla belleza de veinticinco años, perla ysultana ds la paradisiaca región de Ab-dul-Hamid, resistía heroicamente cual-

quier remedio que se le aplicara. ''Lasglándulas pescuezales, ó principio delamparones,' ' seguían su curso á pasode cosaco, á pesar de los esfuerzosde una terapéutica, muy capaz de po-

ner asombro ai mismo Lázaro. El doc-

Page 89: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

tor Fernández estaba páliáo con tal

coia. Describe ios síntomas con susmenores detaües, enuir.era les libros

que ha consultado, sin omitir las tera-

péuticas de IVíontispesulano, Guido,Zocuto, etc., etc.; puntualiza les reme-tli02 recetados; conforme á la alta cien-

cia inclusive los caracoles en vino(página 103), la legía de garbanzos ymanteca de puerco; hacs especial men-cicn de haber usado el ungüento deAí'íerete. . . . y.... nada. Cada día

peer. Los tumores gandúlicos, ó

''principio de lamparones,'' parecenya, oocos de América. Todavía hay al-

go peor. La boca se inflama, y'

'ss

costrsa' ' cual mciiejas hervidas, á pe-

sar de la raíz de brionia, de la tre-

mentina, del aceite de comer, y de la

cera sin blanquear. ¿Qué hacer conesta Marquesa y con íu médico?

Postdata, (literal) "'Se advierte que(a señara estuvo deshauciada de opi-

íación que tuvo á los doce años, y demuchacha siempre padeció mucho fue-

go en ia cabeza.'

'

De Granada, á 7 de Febrero.

C0ÍV7ESTACI0N.—La causa de las

escrófulas, es^ que en Granada se to-

ma agua de deshielo, la cual fcrmalos arrc/os que riegan á eea ciudad.

Quizá esas aguas pasen por algún ya-

cirrientc ó mina ds mercurio, y eso

reagrave la causa ds la impureza de la

sanare. (Doctores de 10G-3: cid esa doc-

trina sohre e! mercurio). Nó calumnia-mos, hé aquí el texto sabio: "Hinc \i

plerumqi:e struma ¡aborant, qui admentes habitant ac mercuriales, et

frígidas, m.ercuriumque ad luentes

hauriunt aquas." Pág. 113).

Tratamiento. (Textusl).

Rpe.Nitro 3 X.

Carne de víbora recién seca. 5

Tuccino preparado y anti-

héctico de Foterio 7

Raíces de cingiosa y de

¡verbaco, cogidas en el

menguante de la Luna.. 9

Serpentina virginiana y pa-

paner 8

Pie de gato, y yerba asclep-

sades 8' Ojcs de cangrejo calcinados,

ceniza de topo y espon-

;

ja quemada 8

Mandíbula de pez lucio yun diente de caballo. . . 9

Ciavos aromáticos 8

Todo, fegún arte, será reducido ásutilísimo polvo.

Aplicación: Se aplicará dssde el

cuarto creciente hasta el plenilunio, ydesde ei rrenguante hasta el novilunio.

Y en el Ínterin, por las tardes, se le

admiinistrará, á mi señora la iVIarque-

sa, una dragma de dichos polvos di-

suelta en seis onzas del siguiente sue-

ro:

Suero de leche de cabra. . . 23

Piedra pómez 8

Víbora recién muerta 15

Tumuria, celidonia mayor ypinpinela verde 8

Amapolas, torongil y hiedraterrestres, verdes 14

Colsaria verde 8

Todo, seaún arte, se ponga á desti-

lar en baño de María con toda pron-

titud, sin dar lugar á que se fermente,

y sea en alarnbique de vidrio, ó de ba-

rro vidriado.

Para pildoras se Rqrego una fórmu-

la, con aceite de Junípero, viíriclo ytrczcs de alhondal.

Desgraciadamente, el pueblo no pu-

do ver los prodigios del rival de la

fe, porque la señora Marquesa ' 'fene-

ció el diecisiete de Marzo d2 mil sete-

cientos treinta y seis." ennegrecidacomo hebra de tejer calcetas, "efectu

evacuacione alba," con que se nos fué

su señoría, por más leche de burra conpolvos de asclepiades que le ingeri-

mos."

Page 90: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REí^^ORMA.

UN COLMO DE LA SABIDURÍA RE-FORMISTA.—EL GAÑÓN DE 814MILÍMETROS,— LA TERAPÉUTI-CA DE OTRA GRAN CELEBRIDAD.-IMPOSIBILIDAD POR PARTE DELA FE, DE RESISTIR A ESE EM-BATE A LA TOGO.

Se comprenderá la imposibilidad devaciar en un solo capítulo todos los

datos que tenemos delante. Además,sabemos tener piedad de les lectores.Aunque en este caso, antójasenos quemás desearían, por curiosidad !a lar-

gueza, que la tacañería en e¡ reci-

tado.No obstante, sería omisión pecamino-

sa, que repugna á conciencia tan rec-ta como es la de un gacetero, suprimiren nuestro alegato una razcn de or-

den supino, en terapéutica, de otro ce-lebérrimo tratadista que formó escue-la, y que es maravilla que se haya es-

capado del paquete de autores que atóel señor Bulnes. Nos referirnos a! doc-tor Cisrvc, que en ia edad florida deVoltaire, era en materia de remediosacreditados, cerno quien dice, la cuar-ta plana del siglo XVIII.

¡Que decimos la cuarta plana! Lasveinticuatro planas que saca el "He-rald" de Nueva York, esas tortas depaoel con que se puede techar una ca-tedr<^l.

Conque el doctor Curvo se preocupó,y con razón, por el mal del bazo. Estaentraña misteriosa, cuyo oficio en el

organismo, parece que no está aúnindiscutiblemente definido, experimen-ta dolores en las afecciones palúdicas.Así es que cuantos regresaban ya delas ciénegas palúdicas de América, yadel África, se quejaban amargamentede dolores en el bazo. El doctor Cur-vo, uno de ios muchos que han tra-bajado afanosamente en ese cuartoobscuro de la medicina, se propuso ha-llar ei rem.etíio.

Ya había privado uno cuya fórmulaera la siguiente:

' 'El que padezca ds! bazo, ponga el /

pie izquierdo cerca de !a raíz de un I

nogal, y teniéndose firme, señale alre-

dedor para sacar de! miír.mo nogal,como una zueia de la corteza, la queatada con un cordel se pone al hume-ro, para que al paso que se va secan-do el pedazo de nogal se vaya consu-miendo el bazo.'

'

El doctor Curvo, desencantado deese remedio, inventó el siguiente, íuehizo fortuna:

/

Se amarra una vaca; se mata, s¿ le

saca el bazo; se pone caliente sobreel bazo del enfermo escirro-o. Pasadas seis horas se le quita, y se cuel-

ga de una chimenea. A medida qtíe seva secando, el enfermo irá sanando.

Lo? antagonistas del doctor Curvo,decían: Sí; pero no es necesaria todala chimenea. *

'Si quince ó veinte díascontinúes, dos veces al día se aplicanuevo bazo caliente, acabado dé sacarde ¡a vaca, experimentará el fMiz su-

ceso que se deseare.'

'

Otro, sí. Para curar el Icjbanülo,

''cójase el Insecto que se llanca cana-leja, se pasa por ella viva uíTa agujaenebrada. Después pásese (ion ella

el tumor. Se pene un paño, fse cuel-

ga ía hebra con el abadejo al humo óal so!, y al paso que se va setando el

animal se consume el lobanillo.'' (pá-gina 104),

Tal es, pacientes, renegantes, ó

agradecidos lecfcores, no lo pabsmcs,el golpe de ciencia, el alaz<) de hu-

racán devastador, con que desde el

siglc de Carlos V, los médicps pusie-ron en fuga á la fe católica,, á lia fe pre-

dicada por Cristo, expuesta per SantoTomás y los otro? inmortales rioctores,

y profesada por Estados en que no seponía, ni se ha puesto el sol.

Con polvo de lombrices, unto dehombre y telas de araña, se refutó,

se destruyó, se aniquiló- ¡oh Jesúsnuestro! ¡oh adorado Padre de todainmortalidad, tu sermón de la monta-ña, capaz de redim.ir con el oro de la

justicia, y la luz tibia de la paz, á to-

dos los mundos del infinito!

¡El reptil despreciado por la víbo-

Page 91: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA. 89

ra, la excrecencia dei insecto que vive del Mundo!'' Pues ¡hasta para cuándoen lo inmundo, e! lomo gordo del ^ul- has reservado e! nacimiento del senti-

ouero de la esquina, han echado al do común, el natalicio de eso cue nosuelo la obra infinita por excelencia! ha nacido todavía: el respeto á la ra-

¡Y esto se escribe en el siglo XX, mil zón,, el respeto ai alma, el miedo al

novecientos seis años después de que mayor de lo¡: crímenes, engañar al ig-

naciste, ¡oh Señor, que te üamas ' 'Luz norante !

Page 92: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

(Í)JP))(P)'v::r>^ x:r:í/ x^rr."^

XXII

AiSiTECEDENTES DE LA REFORMA.—EL PODER POL¡T!CO DE LOS PA-

PAS DURANTE LA EDAD MEDIA.— PUNTO DILUCIDADO: LASOBRAS DEL HISTORIADOR ALEMÁN LUIS PASTOR.—EL PODERTEMPORAL Y POLÍTICO DE LOS PAPAS FUERON UNA SATISFAC-CIÓN DE LAS NECESIDADES DE LOS TIEIVIPOS; NO SE DEBIERONA LA AMBICSON IMPERí ALIS-TA, FALSAMENTE ATRIBUIDA POREL SR. BULNES AL PAPADO.

Al hacer el señor Bulnes !a lista delos antecedentes de !a Reforma, men-ciona á Occam y á Marceio de Pa-

dua por lo que hicieron contra la au-

toridad política ejercida por los Pon-tíficss en !a época medioeval; y esonos obüga á fijar, hasta donde es po-

siDle, dentro de^ la brevedad á que te-

nemos que ceñirnos, el carácter deaquella autoridad como necesario pre-

cedente para apreciar la obra deaqueliosi dos heréticos escritores.

E! poder político tíe iois Papas du-

rante la Edad fVIeidia, ha sido piedra

de escánda'o para los incréduÉos yprotestantes de ios nuevos tiempos;

y to ha sido más para aquellos cuyaignorancia de la histeria ha sido ma-yor. Cuando veáis á alguno que ha-

ce prcfesión de historiógrafo, escan-

dalizarse de ese poder, bien podéisesiar ciertos de que el entendimien-to tíe ese hombre está cubierto porespesas tinieblas.

Eso preciEamente &ucede a! señorBuines. Sólo por el desconocimientode lo que aquel poder fué, de los orí-

genes ds donde procedió, de los prin-

cipios que tuvo, de la mianera conque fuá ejercido, de los beneficios quederramó sobre !a Europa; sólo por el

desconocimiento de todo eso, puedeexplicarse que el señor Bulnes noshab!e de la ''ambición imperialista del

Papaido," y ésto, cuando ya ese pun-

to, como otros muchos de la historia

de lc£ Pontífices, ha sido muy bien

estudiado; cuando (para no hablar,

sino de trabajos recentísimos) hanvis'to ya la pública luz, con aplausouniversal, los célebres estudios sobreel Pontificado debidos al ilustre his-

toriador alemán Luis Pastor, Profe-

sor de Histeria de la Universidad deinnsbruck y director del Instituto Aus-triaco de estudios históricos en Ro-

ma, y que en sus trabajos compren-sivos, el primero, de Martino V á Ca-

lixto llí; el segundo, de Pío !i á Six-

to ¡V; y el tercero, de Inocencio Vil!

á Julio ti (á los que acaba de añadir

un volumen que comprende la histo-

ria de León X); ha arrojado sobre el

Pontificado viva luz de gloria, de esa

gíoria indiíCutiblie é inmarcesible, quebrota no de hueras declamaciones .ni

Page 93: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA. 91

caprichosos fantaseos, sino de los ar-

chivos, de los documentos, de los da-

tos bien depurados, esto es, de las

verdaderas fiíentes de la historia, queno se encuentran, por cierto, ni enlos '"diccionarios encicicpédicos," ni

en ¡as ''histerias de ia humanidad;"únicos arsenales en que los escrito-

res á lo Bulnes van á buscar armasde coirfcate contra la Iglesia.

En ¡os estudies de! ilustre sabioaiemán, como en los de otros mucho;que le han precedido en ¡a meritoriatarea (m.uy gusto&os entraríamos entina exposición extensa si la índolede estos capítulos lo permitiera^) se

ve que ¡a formación del poder tempo-ral tíe ios Papa2, que les dio el prin-

cipado civil, así como ia Constituciónde 'ju poder político, que erigió a!

Pontific-do en verdadera autoridaden ¡a sociedad de las naciones, fue-

ron ar/ce ledo y cobre todo, satisfac-

ción de ías necesidades de los tiem-pos, y como tal, un Píen para !a Eu-

ropa, para ios pueblos en vía de for-

mación, para ¡as nacientes monar-quíar, para ios intereses sagrados dei

orden scciai, de ia libertad de 'os

puebics y de la dignidad de los hom-bres; y de ninguna manera se debie-ron á ia ''ambición imperialista," quee! señor Bulnes, convirtiéndose eneco de historiógrafos sin la autoridadque da ia ciencia, atribuye ai Papado."En e! trastorno general en que se

hallaron sumidas todas las sociedadeseuropeas con !a irriv^ción de ios bár-

baros (dice un ilustre filósofo á quiendebió ia ciencia en e! nasido siglo

algunas briiíantss páginas de filoso-

fía de ía historia), en la informe ymonstruosa am.algama que se hizo derazar, leyes, ccstumbres y tradiciones,

no quedó ninguna base sobre que pu-

diera labrarse la civilización y cultu-

ra; ningún punto luminoso que ilumi-

tiara aquel caos; ningún elemento bas-

tante á fecundar de nuevo las semi-llas de regeneración que yacían sepul-

tadas en miedio de escombros y desangre, sino el Cristianismo.... Bár-

baros como eran los puebics conquis-

I

tadoras, y engreídos con sus triunfos,

I

doblegan, sin embargo, su cerviz bajo

j

el cayado de los pastores del rebañode Jesucristo; y estos hombres tannuevos para ellos que les hablan unlenguaje superior y divino, adquierensobre ios feroces caudillos de aquellashordas un ascendiente tan eficaz yduradero, que no fué bastante á des-

truirle e! transcurso de ios siglos.

He aquí la raíz del poder temporal;

. y bien se alcanza que, elevado el Pa-

pa sobre todos los demás Pastores enel edificio de la Iglesia, como ia sc-

I

berbia cúpula sobre las demás partesI de un magnífico templo, su poder de-

j

bía también levantarse sobre el po-

der temporal de los simples obispos,i echsndo, además, raíces más prcfun-

I

das, más robustas, más trabadas y ex-

tendidas. . . . Siempre que hay un grandesorden en U sociedai, se presentaun principio fuerte para contrarres-

! tarie. Empiézase ia lucha, se repite,

i

se avivan, se multiplican ios choques;pero al fin cecie el principio de des-

i

orden al principio de orden, y queda

I

dominante por largo tiempo en ia so-

I

ciedad eí Que ha obtenido el ir\ur\-

jfo.... r'Khora bien, en los siglos me-dios este principio era la Iglesia cris-

i tiana: y ella era !a única que podía, serlo, porque en sus dogmas tenía la

verdad; en sus leyes la Justicia; en sugobierno la regularidad y la pruden-cia. Ella era á ia sazón el único ele-

mento de vida, la depositarla del gran; pensamiento que debía reorganizar la

\

sociedad; y e-£te pensamiento no eraab-tracto y vago, y sí |5ositivo, prác-

tico, aplicable, como descendido de la

;boca de Aquél cuya paJabra fecundala nada y hace brotar la luz en medio

I

de las tinieblas. Asi debía sucederque, habiendo penetrado hasta el co-

razón de ¡a sociedad sus dogmas su-' blim.es, se apoderase también de las' costumbres su moral pura, fraternal

y consoladora; y que ¡as form.as de• gobierno, los sistemas de legislación,

participasen más ó menos de su po-

;derosa y suave influencia. Estos son

i hechos, nada más que hechos, y en-

Page 94: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

92 JuAREZ Y LAS REVOLUCIONlíS DE AYUTLA Y DE REFORMA.

lazándocg con eücs otro, cus! es, queel centro de esta religión, que con tanlegítimos títulos iba extendiendo suprovechoso predominio, estaba en ma-nos del Pontífice Romano, bien claroes que muy naturalmente debía encon-trarse elevado su poder sobre todoslos otros de la tierra."

Constituido así e! poder político delos Papas, era natyral que le sostuvie-

ran en tanto durara su necesidad yque cuando no solamente se Íes des-

conocía el poder político, sino tambiénel e&pirttual, defendieran uno y otro;

supuesto que si ejercían el espiritual

por derecho divino, ejercían e! políti-

co por derecho humano; y no era unoni otro rey quien pedía arrebatar con•derecho, de las manos de los Pontífi-

ces, el poder que en la esfera política

le habían dado los reyes y los pue-blo!:,

De qué manera ejercieron ese poder,lo hemos visto y en textos de escrito-

res heterodoxos, en nuestro capi-

tulo VI. Vimos allí que, según Leib-

niz, "el Pontificado salvó á ¡a Euro-pa de una barbarie completa," y se-

gún Coquerel, que ''despojó al despo-tismo de sus propiedades más atro-

ces:" y según Robertson, la monar-quía pontificia fué, durante los siglos

medios, " un beneficio inmenso para!a humanidad;" todo lo cual revelaque, cuando los reyes se rebelaban porunos^ c por otros motivos contra la

acción ó autoridad de ios Pontífices,

no er^n otra cosa, en realidad, sino re-

beldes.

Por lo mismo, no tiene razón el se-

ñor Buinss cuando dice: "En e! si-

glo XIV y en Francia, se resolvió fun-damentalmente la cuestión de las na-

cionalidades. Si el Papa era el rey delos reyes, era imposible la existenciade las naciones. El célebre Ockhamoo'Stiivo ia causa de las naciones en•París contra la ambición imperialistadel Papado. Ockham era un religioso

franciscano de origen inglés. Marce-lo de Padua, eclesiástico y rector dela Universidad Je París, sosiuvo las

doctrinas de Ockham por medio de la

r

teología. El Parlamento de Franciase dedicó á las meditaciones teológi-

cas y atacó el poder temporal ds la

Iglesia, apoyando á Felipe el Hermo-

I

so contra Bonifacio Vlü."

I

Si es cierto ó no que la cuestión de

I

las nacionalidaides se resolvió en el

i

siglo XIV, es punto que no creemos

I

necesario tratar aquí. Por otra parte,

! tal discusión, meramente de historia

I

pclítica, está fuera de nuestro asun-:to; pero lo que dejamos expuesto res-

pecto del poder publico de los Papas! y que, capitalmente, se reduce al he-

¡

che de que el Pontificado presidió á la

: formación de las naciones y de las

:monarquías, baista para desmentir la

i tesis afirmada por ei señor Eulnee,

\de la incompatibilidad del poder po-

lítico de los Papas con la existencia

de las naciones. ¿Cómo ha de haber

iesa incompatibilidaid, cuando e! Pon-tificado, bajo ei aspecto político, nofué ni habría sido después otra co-

^

£a sino una autoridad internacional?

¿No es acaso el desiderátum de los

tratadistas y elementarisiias de dere-

; cho internacional, la existencia deuna autoridad en la eccicdad de las

I

nacionez, á la manera que existe otra' en meidio de la sociedad civil? ¿Noabogaba por ella Leibniz en su céle-

bre carta á Grimarest?"Yo sería de parecer, decía el ilustre

filósofo de Leipzig, que se establecie-

se en Roma un tribuna! para fallar

los pleitos de los príncipes y queFUERA SU PRESIDENTE EL PON-

' TiFICE ROMANO. RECOBRANDOAQUELLA POTESTAD JUDICIALQUE EJERCIÓ EN OTRO TIEMPOSOBRE LOS REYES."

¿No abogaba por la creación de unaautoridad internacional en la personadeil Pontífice Romano, y eso, ca&i ennuestros días, el sabio protestante Da-

¡

vid Urqhuart en un rollete, ó más bien

I

en un libro olvidado hoy> pero muy¡

digno de atención y meditación?Una autoridad así en ia sociedad

j

de las naciones, lejos de hacer impo-sible la existencia de éstas, sería una

Page 95: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA. 93

garantía de justicia, un escudo deprotección en favor de las débiles, unvalladar contra los injustos avancesde los fuertes; y si á la alta autori-

dad doctrinal y moral del Pontificado,se añadiera la autoridad política, si

se le constituyera en un tribunal dejusticia entre todas las naciones, la

imperfección de la scciedad interna-cional quedaría remediada por la exis-

tencia de una autoridad moderadoray roguiadora, que m.antendría eí equi-

librio y sería el órgano de la razónsoberana para resolver esa complexamultitud de cuestiones, que hoy sólo

se resuelven ó por las amenazas ó porlos desastres de la fuerza.

V vista en este capítulo la falsedad

de esa tesis, nos encargaremos en el

subsecuenfie de examinar cuál fué la

obra de Occam y de IVIarcelo de Pa-dua, en relación con el poder tempo-ral y político de les Papas.

Page 96: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XXIII

ANTECEDENTES DE LA REFORMA.— EL SIGLO DECIMOCUARTO:LUCHAS DE FELIPE EL HERMOSO CONTRA BONIFACIO VIH Y DELUIS DE BAVIERA CONTRA JUAN XXI!.—GUILLERMO OCCAM: LECUENTA ENTRE SUS PRECURSORES LA ESCUELA RACIONA-LISTA: BULNES COLOCA SUS DOCTRINAS ENTRE LOS ANTE-CEDENTES DE LA REFORMA: SOLO FALTA ALGÚN HISTORIÓ-GRAFO DEL POSITIVISMO QUE LE COLOQUE ENTRE LOS PRE-DECESORES DE COMTE LITTRE.

Era ei siglo decimocuarto.Se halia-

ba á !a sazón en su apogeo ei poderpolítico de los Papas; las monarquías

;

habían quedado constituidas ya á la|

sombra de la Iglesia y con ei apoyoi

del Pontificado; el cual era, á la vez,¡

obstáculo insuperable para la erec-'

ción de esos despotÍ£mos monstruo- \

sos, que han sido la mancha y e! es-

cándalo de la historia. Contra un po-

der así, los reyes, para cuyas tenden-cias despóticas era infrangibie freno,

solían rebelarse contra él, bajo formasmáá^ ó menos violentas y con más ó

menos especiosos pretextos; y veníanentonces esas luchas lamentables, concuya narración se üenan muchas pá-

ginas de !a historia de la Iglesia; en-

tre las que serán de remembranza per-

petua las que suscitaron Felipe el Her-

moso contra Bonifacio VIII y Luis deBaviera contra Juan XXM.A una y oíra contribuyó el célebre

filósofo Guillermo Occam, que ha te-

nido, primero, la triste gloria de quele reclame por suyo y le cuente en el

número de sus precursores la escuelaracionalista, y después, la de que el

reformista mejicano D. Francisco Bul-

nes coloque las doctrinas sustentadas

por él entre los antecedentes de la

Reforma. Sólo le falta que algún his-

toriógrafo del positivismo ie coloquetambién entre los predecesores deComte y de Littré; y á fe que lo ha-

ría con mucho derecho, supuestas al-

gunas de las doctrinas fundamentalesdel restaurador d^l nominalismo, co-

mo, por ejemplo, sus tesis acerca dela indemostrabilidad de la libertad é

inmiortalidad del alma, de la existen-

cia y unidad de Dios, así como de sucausalidad; teorías que tienden á mi-

nar por su base los fundamentos de la

Psicología y la Teodicea. •A filósofo así, cuyo nombre puede

rodear&e de esa triple funesta gloria,

¿qué mucho pueda contársele entrelos predecesores de la Reforma?

El señor Bulnes le coloca entreellos, porque afirma que ''sostuvo la

causa de las naciones en París," con-

tra io que llama "¡a ambición impe-rialista del Papado; pero en esa afir-

mación, que resulta falsa, el señorBulnes pretende confundir con la cau-

sa de las naciones. !a del cesarismo,

la de la supremacía del poder civil

respecto del poder religioso, que hasido y es ia del despotismo, á que sir-

Page 97: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA. 05

ven con toda consagración todos los

herejec políticos, ora hayan formadoparte de la corte de ios emperadoresque sostenían e! derecho de las inves-tiduras, ora se afilien en la secta delos reformistas mejicancs.No; la causa de la supremacía del

poder civil no era, no ha sido, no pue-de ser nunca, ia de las naciones, cu-

[

yos intereses se confunden con- los dela libertad, incompatible con el cesa-rismc, con el que viene á confundirsela supremacía del poder civil, A estacausa, no á la de las naciones, sirvió

Guülerr-o Occam; y ia mejor pruebade esto es que, en sus escritos contrales Pontífices (óigalo bien ei señorBuínes), no se encuentra ni siquieramención de lo que ei mismo señor Bul-

tes llama ''causa de las naciones." Ensu escrito contra Bonifacio Vil!, se

propuso demostrar que, en lo témpo-ra!, los príncipes no dependían del

Pontífice; y si á ese solo punto se hu-

biese limitado, sus ideas nada hubie-ran tenido de censurables bajo el as-

pecto dogmático: de cierto que, poreüas, no habría reportado ningunacondenación. La corte romana se li-

mitó á imponerle siiencio; pero, porentonces, no fulminó contra él ningu-

na censura, como algún tiempo antestampoco la fulminó contra el célebre£)ante que había expuesto las mis-

mas ideas en su libro de ''Monar-

chia."

Pero, desgraciadamente, Occam, queantes había sido expulsado de su Or-

den como uno de los partidarios de

Miguel de Cesena, fué m.ucho másallá. Muerto Bonifacio VI!!, se pusodurante la lucha entre Luis de Bavie-

ra y el Pontífice Juan XXII, del lado

del emperador, y publicó su célebre

libro "Super potestate Summi Ponti-

ficis octo quaestionum decissiones,"

que puede verse como un catecismoreformista; y si los autores de nues-

tras leyes de Reforma, y muy espe-

cialmente de la celebérrima orgánicade las Adiciones y Reformas expedi-

da en 14 de Diciembre de 1874, hubie-

ran sido un poco más leídos, podría-

mos creer que se habían inspirado enlas doctrinas del discípulo degenera-do de Escoto.No se limitó en ése ni en sus otros

escritas (ilenos todos de gravísimoserrores teológicos y de ataques per-

sonales al Pontífice Juan XXÜ). á com-batir los derechos que el Papa ejer-

cía en materias temporales y políti-

cas conforme al derecho público deaquella época; no se contentó con de-

mostrar que ei Papa sólo tiene auto-

ridad en materias espirituales; no secontentó con afirmar la independen-cia de ¡os dos poderes, reconocidasiempre por el Pontificado, que noejercía autoridad política y temporalsino en virtud de! derecho humano ypolítico; sino que, pasando más allá,

desconocía la autoridad del Pontífice,

csrcenár.doseia de tal manera, limi-

tándcla de modo tan subversivo y des-

conociendo &u naturaleza, hasta el

punto de que venía á erigir á cadasubdito en juez del Pontífice y en ar-

bitro de su obediencia.Occam fué, en realidad, espíritu

muy fecundo para el error. Funestopara la Filosofía Escolástica, porquela desvió del cauce en que la habíancolocado los genios de! siglo XIII; ini-

cio su decadencia y la empujó por las

vías de la degeneración. Restauradordel nominalismo, que tantas afinida-

des tiene con el positivismo de nues-tros días, preparó ei camino á esta

füoscfía materialista y corruptora,

impugnador de la autoridad pontificia

y ferviente partidario del predominiodel poder civil, puso las bases del

regalismo moderno; y proclaman-do la supremacía del poder real,

dio el apoyo de su autoridad y' de su nom.bre á ese espíritu ce-

sarista que se ha venido á entro-

nizar en las nuevas legislaciones de¡os pueblos. Su doctrina sobre el po-

der político, en oposición con la doc-

! trina política cristiana, no viene á ser,

I en resumen, otra cosa que la de la

i omnipotencia del Estado, proclamada

I

de una manera increíble en los últi-

'• mos tiempos, unas veces con el cinis-

Page 98: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

96 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

me más audaz, como ía hacía Bis-

marck, de quien á la postre resultaneco ios liberales franceses de ios días

que corren; y otras, bajo las liipócri-

tas formas de !a libertad, como suelenhacerlo nuestros reformistas mejica-nos. En escritor así, hay que encon-trar visibles antecedentes para ia Re-

forma. No podía ser de otro modo,porque ia doctrina de Occam '^repre-

senta y entraña (dice un sabio escri-

tor) no solamente la degeneración yel falseamiento de la filosofía esco-lástica, sino el origen primero, los an-

tecedentes lógicos más ó menos laten-

tes de la moderna filosofía anticris-

tiana, considerada en sus tendenciascrítico-escépticas, en sus conclusionespositivistas y ateístas, en su moralutilitaria y variable, y hasta en su po-

lítica secularizadora y cesarista."

Lo hemos dicho ya: Occam fué unarama muy florida del árbol genealógi-co de la Reforma.

En torno suyo ss agrupan Marcelods Padua, Juan de Gaud, Hubertinode Casal, Hangoener de Ausburgo yalgunos^ otros, que no hicieron másque colaborar en la obra de resisten-

cia á ia autoridad del Pontífice, enfavor de Felipe el Hermoso. De éstos,

sólo merecen especial mención los dosprimeros: Marcelo de Padua, de quiendice el señor Bulnes ''que sostuvo las

doctrinas de Occam por medio de la

Teo<lo*^ía;" y Juan de Gaud que, conMarcelo de Padua, había escrito la

obra intitulada "Defensor Pacis," enque se sostenía ¡a extravagante doc-

trina de que al pueblo pertenecía to-

da autoridad, lo mismo la espiritual

que la temporal; de que el pueblo la

delegaba al soberano, esto es, al reyó emperador, y de éste se derivaba la

CEpiritual al Papa y á los obispos;doctrina radicalmente cesarista, quehacía del Pontificado no solamenteuna institución humana, sino una de-

pendencia del poder civil; doctrinaabsurda que, destruyendo radicalmen-te la autoridad religiosa, ponía las ba-

ses del más monstruoso de les absolu-tismos y que provocó una solemne

condenación fulminada por Juan XXIIen su célebre bula expedida en Octu-bre de 1327. Tal fué la obra de Mar-celo de Padua; y no nos explicamospor qué el señor Bulnes le atribuye'haber sostenido las doctrinas deOccam por medio de la Teología,''

pues tanto el uno como el otro se ha-"

bían colocado en el mismo terrenoteológico, aunque de una maneraerrónea, y sobre errónea, perversa.Pero el señor Bulnes tiene algunasfrases que, según entendemios, ni él

mismo acertaría á explicar.No cerraremos este capítulo sin re-

conocer gustosos en el heresiarca in-

glés Wyciiffe, á otro de los anteceso-res de la Reforma, quien, profanandocon sus imitaciones el lenguaje del

Apocalipsis, profetizaba la caída de ia

Iglesia; quien por sus ataques á la

Santa Sede mereció (digno premio áun sabio cortesano) una cátedra enOxford; quien afirmaba que los sa-"

cerdctes no tienen derecho á ningúnbien temporal; quien en filosofía lle-

gó ai panteísmo, asentando de una ma-nera categórica la blasfemia que "unasno es Dios;" quien afirmaba que"todas las religiones indiferentementehabían sido introducidas en el mun-do por el diablo," ¿no tiene derechoá ser considerado como un distinguí- •

do antecesor de ia Reforma?Eses, esos son sus más conspicuos

precursores.Donde quiera que encontréis doctri-

nas teológicas falsificadas ó enseñan-zas perversas de filosofía degenera-da; donde escuchéis al servilismo,

aunque cubierto con oropeles de li-

bertad, abogando por el cesarismo, esdecir, por la supremacía del poder ci-

vil; donde veáis á un hombre ó á ungrupo levantándose a! impulso de la

soberbia y del odio, contra la autori-

dad del Pontífice ó contra el poder dela Iglesia; donde halléis, en fin, espí-

ritu de rebelión ú oigáis palabras deblasfemia; allí, no temáis afirmarlo,

allí hay sin duda alguna un antece-dente de la Reforma.

Page 99: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

(@))((©))((©^^ (M) ((^(^(M^(M^(M^ (M

XXIV

ANTECEDENTES DE LA REFORMA.—CONFUSIÓN QUE HACE EL SE-ÑOR EULNES.—TITULO ABSURDO.—EL DESPOJO AL CLERO DESUS BIENES.—LA IDEA DE ESE DESPOJO APARECE AUN EN LASÉPOCAS DE FE.—EXPLICASE ESE FENÓMENO.-FEDERICO II: SUASPIRACIÓN A LA SUPREMACÍA DEL PODER CIVIL.— MUÉS-TRALA "LA COLECCIÓN DE LAS LEYES DE SICILIA."

Al enumerar el señor Eulnes los an-

tecedentes de la Reforma (enumerar,decimos, porque es lo único que enrealidad hace, como quiera que no los

estudia ni analiza, sino que solamen-te los acumula), todo lo mezcla en re-

vuelta confusión: lo grande y lo pe-

queño, lo bueno y lo malo; y preten-

de encontrar esos antecedentes hastaen santos como el ilustre Abad deClairvaux, celebérrimo, quién sabe si

más por su arrebatadora elocuencia,

por su piedad insigne ó su saber altí-

simo; y como Luis IX de Francia,

puesto en el catálogo de los santosnada menos que por Bonifacio VI IJ,

aún en medio del estruendo y las tur-

baciones de sus luchas con Felipe el

Hermoso, indigno nieto de aque'l pia-

doso rey.

Así, con esa mezcla absurda de di-

símbolos elementos, pudo poner el se-

ñor Bulnes al capítulo II de la segun-da parte de su libro el título, ridículo

á la par que blasfemo, de "Teólogos,santos y reyes reformistas;" en el

que hace la enumeración, aunque in-

completa no poco dilatada, de los an-

tecedentes de la Reforma, desde "lasecularización, que dice, de los bienesdel clero," hasta las abominablescuanto insensatas farsas del culto ála razón en los días de la revoluciónfrancesa.

Después de los párrafos de que yahemos hablado en anteriores capítu-los, va recorriendo los antecedentesde la Reforma en distintas materias.Siéndonos imposible tratar con la ex-tensión debida todos los puntos toca-dos en ese capítulo de la obra,—cadauno de los cuales exigiría un libro,

nos limitaremos á una breve revista,bastante, sin embargo, para poderapreciar en justicia y verdad las aser-ciones del señor Bulnes.

Habitando del despojo al clero desus bienes, que designa con el eufe-mismo "secularización de los bienesdel clero," dice: "La idea de la secu-larización de los bienes del clero, tanruinosa para el poder de la Iglesia, nose debe á los protestantes, ni á losfilósofos, ni mucho menos á los jaco-binos; se remonta á una época en que

Juárez, 7,

Page 100: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

98 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

la fe cristiana era la ley suprema delmundo espiritual y temporal. ""Fede-rico !1, emperador apostólico, expre-só claramente su proyecto de colocará la Iglesia en su pobreza primitiva,quitándole las riquezas que la habíanalterado. Juan Huss, el más ortodoxcde los reformadores, decía: ^'que eninterés de la religión debían los prin-cipéis quitar á la iglesia las riquezas-que la corrompían." Un ministro de-

Segismundo publicó un proyecto dereforma que tendía nada menos que-á "secularizar todos los bienes de la

Igilesia." San Bernardo afirma que ei'

clero en otro tiempo pescaba almas.'

en las redes de la fe, mientras queen su tiempo, lo que pescaba era oro'ó plata." Pág. 44. '

Pero no advierte el señor Bulnes?que, así como en e'l mismo Paraíso'hubo una serpiente, en cuyas palabras*encontramos el primer principio de la'

Reforma, así también en las épocas-de fe, en que esa fe era la supremaky del mundo, se levantaba contraella el mismo espíritu que en el Pa-raíso habló por la boca de la serpien-te; y por eso, en esas épocas, no obs-tante el imperio de la fe, padeció la

Iglesia grandes turbaciones, no porios jacobinos, que aún no existían;'ni per los filosofes, si esta palabra hade referirse al "filosofismo" del sigloXVIII; ni por ios protestantes, queno "habían aparecido todavía; pero sípor los que, bajo otros nombres, te-

nían el miismo espíritu á que debie-ron su ser el protestantismo, el "filo-

sofismo" y ei| moderno jacobinismo:el de rebelión contra la Iglesia, e>n

que vienen á confundirse todas lasherejías, todas las filosofías raciona-listas, todos los cismas; y por tanto,todos los herejes, los falsos filósofos,los cismáticos y los partidarios de la

supremacía del poder civil.

A esa supremacía aspiraba Federi-co 11, bastante hipócrita para incli-

narse por sus intereses meramentetemporales, primero, ante Honorio III

y después ante Gregorio IX, no sinrebelarse repetidas veces contra ellos,

I cometiendo contra los obispos y con-

I

tra los pontífices mismos, una larga

I

serie de abominables atentados, quesería muy largo referir y de que noiüé sino continuación su conductacontra Inocencio ÍV.

j

De que Federico i I aspiraba á esasupremacía da testimonio toda su his-

j

toria. El mismo señor Bulnes nos ha-

I

bía dicho en la página 43 de su obra:

i

"La sobsranía del Estado, represen-

i

tante de la sociedad civil, sobre el

I

poder de la iglesia, representando la

¡sociedad eclesiástica, fué ia causa de' los Hohenstauffen."

I

Ahora bien: ¿no fué HohenstauffeniFederico li, y no fué su reinado aca-

j

so el período rnás crítico y más tem-

j

pestuoso de la lucha de ios Hohens-

I

tauffen contra el Pontificado?

I

Mas si alguna duda hubiera (que¡

nD es posible, atendida toda su his-

j

toria) de su aspiración á la suprema-!

cía del poder civi!, hay un monumen-I to ineluctable, que demuestra aquella¡aspiración: la COLECCIÓN DE LASLEYES DE SICILIA, que, por ordensuya, escribió Pedro de Vignes, y en

I

que de ia manera más terminante ycategórica aparecen las ¡deas cesaris-

' tas de Federico I!, en pugna á la parque con el derecho natural, con las

ideas dominantes en aquella época.:En esa "Colección" hay muchas tesis

! que figurarían dignamente en el "Sy-; iiabus Errorum," acompañado por PíoIX á la célebre encíclica "Quanta Cu-ra" promulgada en 8 de Diciembre de1864; siendo digno de notarse quealgunos de los documentos pontifi-

cios en que fueron coi-iüenados varios^•e iO'D errores señaiados en ei "Sy-llabuE," se referían de una manera ex-

presa y singular á los atentados dela Reforma contra la iglesia en Mé-jico.

Así," al través de siete sigios, las

mismas ideas cesaristas consignadasen la colección de las leyes de Sici-

lia, bajo un Hohenstauffen, vinieron• á constituir el fondo de las leyes deReforma en Méjico bajo la Repúbli-ca. Si Platón pudo decir en un pasa-

Page 101: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 99

je mil veces citado que ''Hay cierta

generación en !o bello," al estudiarlos antecedentes de la Reforma en el

mundo podemos decir también quehay cierta generación en lo malo.Supuestas las ideas cesaristas de

Federico II, nada extraño es **su pro-

yecto, como dice el señor Builnes, decolocar á ¡a ¡glecla en su pobrezaprimitiva, quitándole las riquezas quela habían alterado." Tal proyecto es

muy digno de un antecesor de la Re-forma.Que Juan Huss, á quien el señor

Bulnes, copiando á Laurent, llama conabsurda frase ''el más ortodoxo delos reformadores," opinara tambiénque "se debían quitar á la Iglesia susbienes," nada tiene de extraño. IVla-

yoreis cesas había dicho en su abomi-nable libro "De Ecclesia."

Ni tampoco es de extrañarse queen todo empeño de despojar a! clero

de sus bienes, se invoque siempre el

pretexto de volver á la Iglesia á susprimeros tiempos, de privarla de ele-

mentos de corrupción y desorden,porque muchas veces con el cinismose junta la hipocresía y el afán dedespojar de sus riquezas al que las

tiene pretende cohonestarse aún conlas más estupendas sinrazones.En la afirmación de que "un mi-

nistro de Segismundo publicó un pro-

yecto de Reforma que tendía naida

menos que S secularizar todos los bie-

nes de la iglesia," no tenemos que de-

tenernos: 3 nada conduciría aquilatarlo que tal proyecto podría valer histó-

ricamente, después de lo que hemosvicto que había pretendido Federi-

íco II.

Pero sí nos detendremos algún tan-

to en lo relativo á la afirmación deque San Bernardo dijo, que "SI enotro tiempo el clero pescaba almas,en su tiempo io que pescaba era oro

y plata." El pasaje á que el señorBuir.es alude es muy conocido; se le

encuentra en la célebre epístola queel ilustre Abad de Clairvaux dirigió

al Papa Eugenio Mi. Mucho más queeiso dice en su célebre libro sobre la

"Consideración," dirigido al mismoPontífice; pero no debe olvidarse queestudiando bien aquella época de tan-

tas turbaciones y mirándola con todaserenidad, se percibe en los libros del

gran canto cierta exageración, perfec-

tamente explicable en quien como él

estaba dominado por el deseo de queflorecieran en ¡a Iglesia todas las vir-

tudes cristianas.

Pero sea de eso lo que fuere, hay queadvertir que en los nobilísimos an-

helos y sentidas lamentaciones deSan Bernardo, no puede verse en ma-nera alguna antecedente de la Refor-

ma, como tampoco en las lamentacio-nes ó anhelos análogos ó semejantesde otros hombres ilustres, prez y or-

namento del Catolicismo, que, al con-

templar los abusos introducidos, la

corrupción de las costumbres y la

consiguiente necesidad, no de unaReforma opuesta al espíritu deil Ca-

tolicismo, sino de otra que descansa-ra sobre el restablecimiento de la dis-

ciplina y la fiel observancia de los

mandamientos de la ley de Dios y dela Iglesia, abogaban por esa reformarealizada en parte, á lo menos, por el

Concilio de Trente, muchos de cuyosdecretos llevan precisamente ese títu-

lo: "De reformatione."Un gran apologista del Catoücism.o

en e! pasado siglo, ha dicho á ese pro-

pósito estas palabras: "Que en los/

siglos medios se habían introducido

abusos deplorables; que la corrupción

de costumbres era mucha, y que, por

consiguiente, era necesaria iJna Re-

forma, es cierto, indudable. Por lo

que toca á los siglos X! y XII, tene-

mos de esta triste verdad testigos tan

intachables como San Pedro Damián,San Gregorio Vil y San Bernardo. Al-

gunos siglos después, si bien se ha-

bían corregido mucho los abusos, to-

davía eran de consideración, bastan-

do para convencernos de esta verdadJos lamentos de los varones respeta^

bles que anhelaban por la Reforma;distinguiéndose muy particularmenteel Cardenal Julián en las terribles pa-

labras con que se dirigía al Papa Eu-

Page 102: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

100. JUÁREZ Y LAS P»,EVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

genio !V, representándole los desór-denes del clero, principalmente del deAlemania.... ¿Quién tenía la culpade que se hubieísen introducido tama-ños desórdenes? ¿Era la corte de Ro-ma? ¿Eran los obispos? Creo que só-

lo se la debe achacar á la calamidadde los tiempos. Para un hombre sen-

sato bastará recordar que en Europase habían consumado los hechos si-

guientes: la disolución del viejo y co-

rrompido imperio romano; la irrup-

ción é inundación de los bárbaros del

Norte; la fluctuación de las guerrasde éstos entre sí y con los demás pue-

blos por espacio de largos siglos; el

establecimiento y e! predominio del

feudaijismo con todos sus inconvenien-tes y males, con todas sus turbulen-cias y desastres; la invasión de los

sarracenos, y su ocupación de una par-

te considerable de Europa. La igno-

rancia, la corrupción, la relajación dela disciplina, ¿no debían ser el resul-

tado natural, necesario, de tanto tras-

torno? ¿La sociedad eclesiástica po-

día menos de resentirse profundamen-te de esa disoiiución, de ese aniquila-miento de la sociedad civil? ¿Podía noparticipar de los males de ese horro-

roso caos en que se hallaba envueltala Europa?"Pero si todos esos males, cuyas cau-

sas tan claramente señala con escru-

tadora mirada el escritor filósofo queacabamos de citar, exigían una refor-

ma, ésa era dentro de la Iglesia y den-tro de su espíritu. No en otro sentidopueden tomarse los deseos que de Re-forma abrigaban y manifestaban los

hombres más notables por su ciencia

y por su virtud en aquellos difíciles

tiempos; y no hay que confundir suspalabras inspiradas por la fe y por la

caridad cristianas, anhelosas de quela gracia y eil amor de Jesucristo res-

plandecieran en la iglesia y envolvie-ran al mundo, con aquellas otras ten-

dencias al desconocimiento de la auto-ridad y del poder de la Iglesia y al

predominio deil cesarismo, que perse-guían más ó menos conscientementelos partidarios de la supremacía del

poder civil que, lejos de inspirarse enJa fe y el amor de Jesucristo, se ins-

piraban en la soberbia y en la rebe-

lión que, después de haber despeña-do de la altura de la gracia á núes-'

tros primeros padres, han derramadopor el mundo tantos gérmenes de ma-les y desventuras.

Page 103: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

:©)(©)(©) (®)(®)(^^^

XXIV BIS

ANTECEDENTES DE LA REFORMRO ECLESIÁSTICO.—FALSA A—ENRIQUE II DE INGLATERCA DE SU REINADO, NO FUETUTOS DE CLARENiDON."—SUPORTUGAL: NO FUE UN REYSANTO.—ANÉCDOTA QUE ELLAURENT.—SAN LUIS REY DCON LAS AUTORIDADES ECLFALSA DEL SEÑOR BULNES.— EL PROTESTANTISMO ABU

A.—CUATRO RELATIVOS AL FUE-FIRMACION DEL SEÑOR BULNES.RA DURANTE LA PRIMERA EPO-UN REY PIADOSO.— LOS '^ESTA-CONVERSION.— DON PEDRO DEPIADOSO NI MUCHO MENOSSENUR BULNES TRANSCRIBE DEE FRANCIA.—SUS DIFICULTADESESIASTICAS.—OTRA AFIRMACIÓN—LA REFORMA DEL SIGLO XVI.ELO MATERNO DE LA REFORMA.

En la revista que de los antecedsn-tes de !a Reforma hace el señor Bul-

nes, no podían faltar los relativos al

fuero eclesiástico tan odiado por re-

formistas y liberales.

He aquí las palabras del señor Bul-nes (págs. 44 y 45), copiadas casi porél todo del gran monumento de erro-

res y fa'sedades, muchas verdadera-mente incaücable de Laurent.

"El fuero eclesiástico, dice el señorBulnes, fué constantemente combati-do por los reyes piadosos y aun poríes santos, "Desde el principio de su'' reinado, Luis I^X de Francia (San" Luis) publicó un decreto que eman-"cipaba á sus vasallos de la jurisdic-** clon de la Iglesia y sometía á los'* prelados al juicio del rey en mate-" ria civil (Laurent. Tomo VI, pági-" na 3S2)." Enrique II de Inglaterraexpidió los Estatutos de Clarendón,"que sostienen !a prerrogativa real de

.hacer justicia á clérigos y á laicos y

¡

escribía al Papa "que no consentiría

I

" que la Iglesia usurpara los derechos

I

" de los reyes de Inglaterra." (Lau-

I

rent. Tomo VIII. pág. 245). "Bajo e!

I

" reinado de Pedro de Portugal, un sa-" cerdote cometió un asesinato; por"todo castigo su tribunal lo degradó"del sacerdocio. Don Pedro hizo que"un albañi! m.atara al culpable y por'•toda pena degradó al matador de su''oficio de albañil." (Laurent. To-mo VIII, pág. 241). "Jamás el Gobier-" no veneciano prescindió del derecho"de hacer juzgar á los eclesiásticos" por tribunales seculares, por todos" les delitos que no fueser. puramente

¡"espirituales." (Daru. Histoire de Ve-!nise, tomo V, pág. 192).

i Como te ve, en lo tocante al fuero

I

eclesiástico, el Sr. Eulnes se limita á

iseñalar cuatro antecedentes de la Re-

: forma; pero los hace preceder de una

Page 104: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

102 a. JUARE2 Y LAS PulíVOLUCIO -NIí^S DE AYUTLA Y DE REFORMA

afirrriacicn que mucho dista de serexscta. ''Eí fuero eclesiástico, dice, fuéconstantemente coir.batjdo por los re-

yes piadCEOs y aun por ios santos."Eeo no es verdad, ni podría demos-trarlo el señor Bulnes.

Si st hubiera ¡imitado á decir quepara e! establecimiento de ese fuerohubo resistencia aún per parte demonarcas catóiicos y una vez estable-cido, sufrió también muchas contra-dicciones, habría dicho verdad; perono lo es que reyes piadosos y aun san-tos hayan combatido CONSTANTE-MENTE el fuero eclesiástico; y bue-na prueba de que no fué así, es quede ios cuatro antecedentes señaladosen ese punto á la Reforma por el se-

ñor Bulnes, sólo uno se refiere á unrey santo, Luis IX de Francia; y los

otros tres, son relativo?, uno á Enri-

que il de Inglaterra, que de piadosonada tuvo durante la primera épocade su reinado; el otro á Don Pedro dePortugal, que nada tuvo de santo; yel otro, finalmente, á la República Ve-neciana, que de cierto no ha de sertenida como '"rey piadoso y santo,"ni por el mismo señor Bulnes, á noser que, andando los tiempos, lleguencr anormales procedimientos al cul-

men hacia donde parece dirigirse enalgunas de sus absurdas paradojas.

Lejos de que á Enrique tí de Ingla-

terra se ie pueda tener com.o un pia-

\0£0 rey, su historia (en una gran par-

"•s, Vsada tiene de edificante, á lo me-nos en relación con la üesia:) es his-

toria de resistencias respecto de los

Obispes y del Pontífice; y sobre todo,tr.u conducta respecte de Santo TomásBecket, á quien él mismo había pues-to en la silla arzobispal de Cantor-bery. haciéndole elegir por el clero

y los Obispos de la provincia, demues-tra de una manera muy amplia sustendencias cesarlstas y el poco res-

peto con que veía los derechos de la

autoridad espiritual. Precisamente los

que el señor Euines con Laurent ''Es-

tatutos de Glarendón" son un monu-mento demostrativo de las pretensio-nes hostiles y dominadoras que Enrl-

: que !l abrigaba contra la Iglesia y de!empeño que tenía en limitar la auto-

,ridad de! Papa respecto de los fisles.

I

No sólo pretendía que se juzgara áles clérigos y laicos por los tribunales

!civiles, tino también ejercer él auto-

1

ridad en muchas materias netamenteespirituales y poner taxativas al ejer-

cicio de la autoridad episcopal, lo mis-mo que ai de la pontificia.

! Hay que ver en los "Estatutos deiClarendcn," para usar de la frase em-

j

pleada por el señor Bulnes, un ante-cedente de la Reforma. ¿Como no ha

I

de £.erlo un conjunto de preceptos, enique dominaba la idea de la domina-

' cien del poder temporal sobre el cle-

I

ro y la Iglesia? Si bien es m¡uy justo!reconocer que, en la segunda época de

! su vida, Enrique 11 volvió sobre sus

I

pacos, se somietió á la autoridad dei

la Iglesia y aun hizo penitencia pú-' biica por lus antiguas faltas, no pue-

I

de menos de observarse que el Enri-

j

que I!, orando sobre el sepulcro deISanto Tomás Eecket, no es el mismio

I

de los "Estatutos de Clarendón,'' si-

j

no el converso después de pasadosj

I

extravíos. En estos hay que buscar e\;

antecedente de la Reforma, no en In

i

piedad, aunque sincera, tardía, con

!

que, después de haber causado no po-

j

eos males á la Iglesia en Inglaterra^

Ivolvía contrito y sumiso á ponerse

I

bajo la autoridad centra la que antesI

había levantado banderas de rebelión..

¡

Ciertamente que no puede correrparejas con la historia de Enrique II

Ila de Don Pedro de Portugal; mas

j

tampoco m:ereció éste que pueda tc-

j

nérse.le como rey piadoso, ni muchomenos como santo. Si gobernó su rei-

no con más ó menos acierto y ha-:ta

con espíritu de justicia (llegó á dár-sele el dictado de "Justiciero"), man-chó las primeras págnas de la histo-

ria de su reinado con la sangrientacuanto Inútil venganza que ejerció so-

bre Pedro Coello y Alvr-ro González,que habían sido ó ejecutores ó ccm.pli-

ces de la muerte de Doña Inés de Cas-tro por orden del rey Don Alfonso;

y eso supuesto, no tenemos que dis-

Page 105: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE iA.YUTLA Y DE REFORMA 103 a

cutir la exactitud de la anécdota quede Laurent transcribe ei señor Eulnesy consiste, como arriba hemos visto,

en que al sacerdote que cometió un

San Luis haya publicado decreto al-

guno que emancipara á sus vasallosde la jurisdicción de la Iglesia. La cé-

lebre ''Pragmática Sanción" publica-

asesinato y por todo castigo fué de- Ida, no ai principio de su reinado, sino

gradado del sacerdocio, Don Pedro le|

en 1269 (murió San Luis en 1270), nonizo matar por medio de un albañi!,

|

consagró tal emancipación; prohibióimponiéndole á éste por única pena i

solamente las que se llamaban impo-la degradación de su oficio. siciones de la Santa Sede sobYe las

Tratándose de aquella época, en iglesias de Francia, es decir, que se

que las legislaciones eran tan defi- ¡

m.inistraran al Pontífice recursos tem-cientes, el derecho tan vago y tan dis-

j

perales, pero exceptuaba el caso decutido, lv,s tribunales tan defectuosa- !

necesidad urgente para el cual la mí-

mente organizados y la administra-¡

nistrac/ón de aquellos recursos quedóción pública tan imperfecta, no es fá- i permitida.

fil apreciar con toda exactitud el va-I

En cuanto á la sujeción del clero

ior jurídico de determinados hechos,"! V a"" de los prelados^á los Tribunales

mas cualquiera que pueda tener el Reales, hay que tener en cuenta que,

atribuido á Don Pedro, no le discutí- ;

como ya lo hicimos notar en uno de

remos el carácter de antecedente de nuestros capítulos anteriores, la Igle-

ia Reforma, que el señor Bulnes le i

sia nada tiene definido sobre ei ori-

atribuye.j

gen del fuero eclesiástico; á lo queEn cuanto á la República de Vene- :

debe agregarse que, en el tereno decia, es materia de que trataremos i

'os hechos, el establecimiento de eseen otro artículo.

i

fuero ha sido siempre resultado de la

Si en los "Estatutos de Clarendón"y en el hecho atribuido á Don Pedrode Portugal, el señor Eulnes puede

concordia de ambos poderes. Ni podíaser tíe otro modo, como quiera que el

estatuto del fuero no se concibe si

encontrar antecedentes de la Refor- no se le incrusta dentro de la leglsla-

ma, no sucede ciertamente lo mismoI

ción civil.

con el ilustre rey Luis IX de Francia,|

En lo que sí anduvo muy acertadoelevado al honor de los altares; y que

|

ei señor Eulnes, fué en s.'íñalar comosí tuvo dificultades más ó menos gra-

,antecedente de la Reforma lo que lla-

ves con algunos de los prelados de su :

man él y todos los de su escuela *Mareino, y si puede discutirse su conduc-

!gran revolución de Reforma del si-

ta en tales asuntos, dio siempre|

gio XVi;" y fuerza es decirlo: en me-muestras de que no le dominaban ten-

;

dio de las falsas apreciaciones que,dencias anticristianas, r\ cesaristas. :

aunque en breves líneas, hace de ella,

Las dificultades de los tiempos le co-i

enuncia una gran verdad, reconoci-Iccarcn más de una vez en posicic- ^ da y demostrada por los apologistasnes críticas; pero su espíritu de pie-

,

catóíiccG desde Eossuet hasta Balmesdad, su amor á la justicia y su adhe- y Augusto Nicolás.sión á la iglesia, le proporcionaron Pero copiemos y comentemos las

siempre soluciones dignas de un rey palabras del señor Bulnes.cristiano. En las dificultades que tu- "La gran revolución de Reforma delvo aun con el Pontífice mismo (Cle-

mente iX), "demostró, dice un sabioteólogo, que el respeto á la Iglesia noestá reñido con defender los intere-

-ses dei reino y las regalías justas dela corona."

Pero hay que rectificar la afirma-ción del señor Bulnes. Es falso que

siglo XVI, dice, verificada por intole-

rantes, levantó en sus principios el

estandarte de la libertad religiosa."

Es verdad, si bien á continuación la

más brutal intolerancia fué tambiénel más chocante contraprincipio, opues-to en el terreno de la práctica al prin-

cipio proclamado en la teoría. En ese

li

Page 106: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

104a JUARE2/ í LAS REVOLUCIONES DE AVUTLA Y DE REFORMAI

punto se parecen mucho los liberalesmejicanos y Ioü de todo el mundo, enel Siglo XIX y en el siglo XX, á los

protestantes del siglo XVI. Proclamanla libertad, pero á continuación la con-culcan.

I

8igue diciendo el señor Bulnes:"De&de el momento en que los protes- I

tantes aceptaron como dogma que la|

interpretación de las Santas Escritu- i

ras no corresponde exclusivamenteal clero, sino á todos los fieles, tal li-

;

bertad tuvo que conducir á que algu-;

nos fieles lo primero que rer.olvían,i

deepués de examinar la Biblia, eraque dicho texto no es obra divina. La

\

libertad de examen en el protestan-'

tismo hace imposible la herejía y sini

herejía no es posible la intolerancia."¡

¡Bien, muy bien, señor Bulnes! Que;e! principio de libre examen ó de la !

interpretación de la Biblia por el es-píritu privado conduce á la increduli-dad, ha sido precisamente la mejordemostración de la falsedad del pro-testantismo, bajo el aspecto religio-

so; porque su principio fundamentalencierra en sí ios gérmenes de todaimpiedad. Por eso, el protestantismo

es el padre de la incredulidad, madreá su ver de la Pieform.a; por donde el

protestantismo viene á ser abuelo ma-terno do la Reforma. No hay duda deque hay cierta generación en lo malo.

Faltó al señor Buines agregar, queel p'*otestanti':rr>o, nef-jando la autori-

dad de la Ipiesia para interpretar yfijar el sentido de las santas escritu-

ráis y los dogmas de la religión, eri-

gió en vez de una autoridad muchasautoridades y proclamando la toleran-

cia, ofreció al mundo el espectáculode la intolerancia m.ác grosera y máscriminal. Es el espectáculo de la in-

consecuencia eterna de los hetero-

doxos: se levantan contra la autoridadde la Iglesia para reemplazarla conla suya ó para imponer como está su-

cediendo entre nosotros la incraduli-

dad, es decir, la negación de toda re-

ligión; obra funesta de la escuela lai-

ca, que en el orden de las institucio-

nes, es la última consecuencia de la

gran revolución de Reforma del si-

glo XVI...El señor Bulnes hace de esa revolu-

ción algunas otras apreciaciones, delas cuales trataremos en el capítulo

siguiente.

Page 107: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

®))(@))((©a(©^^ (@)X(®)X@)X(©)(^^

s::x:"V"

EL PROTESTANTISMO, ANTECEDENTE»' DE LA REFORMA.—ADMI RA-CIÓN Y APLAUSOS DEL SR. BULNES AL PROTESTANTISMO.—ESTE NO FUE SINO LA REPETICIÓN PE UN FENÓMENO OCURRI-DO MUCHAS VECES EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA.— EL CA-TALOGO DE LOS HEREJES.—AUN EN LA EDAD MEDIA, EDADDE FE. HUBO HEREJÍAS Y REBELIONES CONTRA LA IGLESIAY LOS PONTÍFICES.

La admiración y el homenaje deaplausos tributados al protestantismopor el señor Bulnes, que evita hastadesignarle con su verdadero nombre,al cual substituye la perífrasis ''gran

Revolución de Reforma;" esa admira-ción y esos aplausos del señor Bul-

nes, nos dan la medida de lo exiguo

y torcido de su criterio en historia

religiosa. Nada hay ahí que nos cau-

se extrañeza. Achaque vulgar en los

escritores que, prescindiendo de la

realidad y ateniéndose á clasificacio-

nes artificiales, se ponen á hacer ar-

bitrariamente grandes síntesis de la

historia, es ver el protestantismo co-

mo "el primer paso, dicen ellos,

hacia la conquista de la libertad del

pensamiento" cuando, en realidad, no

fué sino una rebelión que nada tenía

de nuevo en la historia, contra la au-

toridad de la Iglesia. Fué el protes-

tantiismo una de tantas herejías, la

repetición de un fenómeno muchasveces ocurrido en la historia del Ca-

tolicismo, y lo que tuvo de "especial"

(no de "singular," pues otras herejías

también fueron así), haber sido ger-

I

men de muchas y haberse difundido

i

por una gran parte del mundo, se de-

! bió á la disposición de los espíritus

excitados por el Renacimiento, por el

descubrimiento del Nuevo Mundo ypor otras concausas; gracias á las

cuales, el fenómeno de la herejía, ocu-

rrido en todos ios siglos de la histo-

ria de la Iglesia, tomó en el décimo-sexto proporciones mucho más gran-

des que en otros y sóío comparablesacaso con las que alcanzó en un si-

glo, lleno también de grandes turba-

ciones para la Iglesia, aquel en queel arrianismo se propagó con tanta

rapidez y extensión que. según el di-

cho de San Jerónimo, "gimió el orbeentero y asombróse de verse arria-

no." (1)

(1) Tomamos esta cita de Balnes,

El Protestantismo comparado con el

Catolicismo en sus relaciones con la

civilización europea." Cap. II. Acercade las causas del protestantismo, pocose ha escrito tan profundo y tan cla-

i ro como ese capítulo del ilustre filó-

j sofo catalán.

Page 108: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

102 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

El protestantismo nada nuevo fuéen ¡a historia de la Iglesia: al escri-

birla hay que poner y se ha puesto,desde el primer sigilo, junto al catáio-

go de los Pontífices, de les Padres defia Iglesia, de los escritores eclesiás-

ticos, de los obispos insignes, de los

soberanos temporales, el de los sec-tarios, es decir, de los herejeS; de los

que logran arrancar al árbol siem.prefrondoso y siempre florido y cargadode frutos de la Iglesia Católica, "á

cuya sombra, según la expresión de!

protestante Muller, se ha conserva-do la verdad," alguna da sus ramas,para arrojarla sin vida y sin jugo so-

bre la candente arena del error. Lamisma Edad Media, que según la co-rriente opinión aun de sabios escrito-res, fué la de mayor piedad y mayorfe, ¿no vio acaso surgir en medio dela Iglesia herejías tan numerosas yradicales que las teorías de la incre-duHidad en los tiempos modernos nohan ¡do ciertamente más allá? Y esoque una gran escritora, la que conDoña Concepción Arenal comparte el

cetro de las letras castellanas en el

próximo pasado siglo, pudo decir es-

tas notables palabras: "En la moder-na acepción del vocablo, no eran re-

volucionarios los adeptos de Cristo;pero no erraba Roma a! tenerles poralgo especial y distinto de lo existen-te: sus asambleas subterráneas con-tenían el germen de otra sociedad.Cuando los espectadores de! Coliseomiraban tendidos sobre la arena los

despedazados cuerpos de los primerosmártires, quizá presintieron confusa-mente lo que en dulces estrofas ha-bía cantado el príncipe de la poesíailatina: que, próxima á bajar del cie-

lo una progenie nueva, había de mar-car una nueva era, reintegrar el gran-de y primer período de los siglos yabrir camino á un nuevo reinado dela edad de oro. La eflorescencia ca-bal de este reinado áureo ó de la so-beranía de Cristo sobre el orbe, fuésin disputa la Edad Media."Con haber sido así (afirmación á

que da muchos visos de verdadera el

hecho del gran desarrollo del podertemporal y político de los Papas enaquella época), no por eso faltaronen elia ni atentados, acaso los másgraves de toda ¡a historia, contra los

Pontífices Romanos; ni desacatos con-tra la autoridad episcopal; ni violen-

tísimas resistencias á la autoridadespiritual de los Pontífices; ni negacio-nes lais más osadas del dogma y deía mera! de! Catolicismo; todo lo cualno sorprende, no puede sorprender álos que sabemos que la vida de la

Iglesia Católica sobre la tierra ha deser siempre vida de angustias por la

persecución; de luchas, por las resis-

tencias que han de oponérsela; de su-

frimientos, por fa opresión en que hade ser puesta; y que en la historia detodas esas amarguras vemos el cum-plimiento de aquellas proféticas pala-

bras dei adorable Fundador de la

Iglesia: "En el mundo tendréis gran-de aprieto. . .

." "In mundo praessuramhabsbitis "

La gran Revolución de Reforma, esdecir, esa herejía grosera, ó conjun-to de herejías, que se llama protes-

tantismo, nada tuvo de nuevo; ni si-

quiera los pretextos que sus fundado-res y propagadores invocaron; pretex-tos de que el señor Bulnes viene áhacerse, ya bien entrado el siglo XX,eco tan vulgar como tardío. "La granRevolución de Reforma, dice, conce-bida por teólogos (sí, heréticos, es de-

cir, falsos teólogos), sostenida por las

Santas Escrituras (teoría protestan-te, que el señor Bulnes repite proba-blemente sin entenderla y seguramen-te sin poder demostrarla) y sin másaspiración que purificar la Iglesia yde pagana en su corrupción conver-tiríla en evangélica (vamos á ver ácontinuación lo que valen estas pala-

bras), fué el golpe más rudo que ennombre de la fe cristiana IFevó en susentrañas el Catolicismo." Página 45.

Que los fundadores y principalespropagadores del protestantismo eranteólogos, es verdad; pero aparte deuno ó dos de ellos, como Lutero, álos que no puede negarse alguna pro-

Page 109: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA. lOli

fundidad y vastedad de conocimien-tos, todos los otros eran muy atrasa- i

dos. Apenas si en las hodiernas cate-;

dras de Teología hubieran podido ob-

tener ia última calificación; pero so-

bre todo (y eso no lo dice el señorBullnes) eran falsos teólogos; porque i

entre los cultivadores de la gran cien- I

cia, como entre los de todas las cien-¡

cias, hay bueno, mediano y malo; co-

,

sa que sucede hasta con ciertos ma-

1

temáticos é ingenieros que. no obstan-j

te su título profesional, incurren en I

gravísimos errores dentro de la cien-i

cia que profesan, y con ciertos aboga-dos, que no son otra cosa que tinte-

rillos con título; especie cuyos ejem-plares abundan por los tribunales yjuzgados. Tales fueron, en su género,dejando aparte los vicios que los man-charon, los teólogos que hicieron fa

"gran Revolución de Reforma."

Y dejamos aparte los defectos mo-rales que los mancharon, porque haycosas que no son para escritas, cuan-do se respeta á la sociedad en que se

vive; y entre los fundadores del pro-

testantismo, hubo frailes corrompidosque se robaban monjas y hombres de-

generados que tenían la miarca de ia

flor de lis y que en nuestros tiemposy en el Distrito Federal, hubieran ob-

tenido honroso pase para las insalu-

bres costas yucatecas. Tan bellas eranlas cualidades morales de algunos deaquellos hombres que hicieron la

"gran Revolución de Reforma.''Y ¡esos eran ¡os que, según el se-

ñor Bulnes, eco de histcricyrafos pro-

testantes é incrédulos, querían purifi-

car la Iglesia! ¡Eiios. ios que de pa-

gana en su corrupción, querían con-

vertirla en evangélica! Muy propios

para reformadores de costumbres eranquienes las tenían tan vergonzosas,

y para justificarlas, profesaban doc-

trinas tan inmorales como la profun-

damente corruptora y al^lamente blas-

fema, enseñada por Lutero, de que*Ma sola fe sin las obras salva." "Sépecador y cree fuertemente," era una

de sus máximas. "Estote peccator et

crede fortiter."

¿Puede ignorar acaso el señor Bul-

nes los inmorales consejos de Lutero.

reiativos á la vida conyugal, y queparecen salidos, no de los labios deun hombre serio, sino de los de unebrio calavera que, sin otra moral q'>e

la aprendida en la escuela laica, se

propone apurar los placeres sin res-

peto ninguno, ya no diremos á la mo-ral, sino al más elemental decoro yhasta á la material limpieza? ¿Igno-ra el señor Bulnes cómo Lutero, ro-

deado de su pléyade de "teólogos,"permitió tener dos mujeres al célebreLandgrave de Hesse Cassel?¿Ignora los procesos á que Calvino

se vio sometido? ¿No sabe los desór-

denes de Zwincjiio y Hetzer, decapi-

tado en Constanza en castigo de susvergonzosos delitos? ¿No sabe las fla-

quezas de Teodoro de Beze? Puescualquier diccionario enciclopédicopuede enseñárselo.Que el protestantismo fué un rudo

golpe para el Catolicismo, no hemosde negarlo. Toda herejía lo es. Lo estoda doctrina corruptora, toda pro-

ducción sofística en que se hace trai-

ción á la verdad; toda obra en que Ha

verdad se desfigura, todo libro secta-

rio escrito ccn la pluma del odio mo-jada en la tinta corrosiva de la difa-

mación y la calumnia. Todo todo esoes golpe para el Catolicismo; y deahí la inmensa responsabilidad de los

que le combaten, más ó menos á sa-

biendas de que la causa del Catolicis-

mo es la causa del bien.

Pero si el protestantismo fué ungolpe, y gol'pe rudo, para la Iglesia

Católica, lo fué más, mucho más para ^las dos grandes causas, que son las

más sagradas después de la causa dela religión, á la cual se adunan y que,

cuando se separan de ella, sufrengrandes y dolorosos quebrantos: la dela civilización del mundo y la de la

'.libertad de ¡os pueblos.Asmo veremos en el capítulo si-

guiente.

Page 110: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

®)X(©)X(®))(^X(@))((^^ í(@))(m)(m^^

XXVI

EL PROTESTANTISMO, ANTECEDENTE DE LA REFORMA.—DESVIOEL CURSO DE LA CIVILIZACIÓN, FRUSTRANDO GRANDiES BIE-NES.—PUSO OBSTÁCULOS AL DESENVOLVIMIENTO DEL ESPIRI-TU HUMANO.—IMPIDIÓ LOS PROGRESOS QUE EN FILOSOFÍA YCIENCIAS NATURALES SE HABRÍAN HECHO.—LA ESCUELA FÍSI-

CO-NATURALISTA: COPERNICO, GALILEO GALILEI.—IGNORANCIAEN MATERIAS FILOSÓFICAS.

Decíamos ten nuestro capítulo ante-

rior, que si el protestantismo fué ungolpe, y golpe rudo para el Catolicis-

mo, lo fué aún m.ucho más para la ci-

vilización del mundo y la libertad delos pueblos.

Tesis es ésta que no puede negarsesino desconociendo la historia.

En efecto: el protestantismo, des-

viando el curso que á la civilización

había dado el espíritu católico domi-nante en la Edad Media, hizo retroce-

der á la Europa y frustró los grandesbienes que, siguiendo los cauces pordonde corría la civilización, muy pres-

to se habrían alcanzado. Puso obs-

táculos al desenvolvimiento del espí-

ritu humano, que encarrilado sobre la

vía de la fe, seguro de la solución detodos los problemas fundamentales,si hubiera seguido rectamente su mar-cha, de cierto habría obtenido los

más avanzados progresos, aun en Fi-

losofía y Ciencias naturales, por unracional método de observación (óiga-

lo bien el señor Bulnes: por un' racio-

nal método de observación), cuyosgérmenes se encontraban (vuelva á

ponar oído atento el señor Bulnes)en la Filosofía Escolástica y habríanlogrado desenvolverse mucho más enlibros de tan alta importancia filosó-

fica como los de Luis Vives y otrosescritores pertenecientes, ya no á la

Escolástica, mas tampoco reñidos conella, en lo que tenía de bueno y ele-

vado, sino á escuelas independientesdel escolasticismo, pero dentro de la

ortodoxia católica.

Baste,' por vía de muestra, hacermención aquí de la escuela físico-na-

turalista, una de cuyas más excelsasglorias es el célebre Copérnico y unode cuyos monumentos es el libro "DeRevoluíionibus Orbium Coelestium,"publicado á instancias del CardenalSchomberg y por diligencia de Gyp-sio, obispo de Cuiim y dedicado al Su-mo Pontífice Paulo III, reinante á la

sazón; y otra de cuyas glorias fué na-

da menos que Galileo Gal'ilei, de cu-

yo nombre los ignorantes y los ma-lévolos han hecho bandera de comba-te contra la Iglesia, con punible in-

justicia puesta en claro, no sólo pordatos ya antiguos, como los que pre-

Page 111: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA. 10b

senta Mr. Nicolás en su interesanteobra "El protestantismo y las here-jías en sus reiJaciones con ei socialis-

mo," sino por otras nuevos y hasta no-vísimos, que sugieren importantes ob-servaciones demostrativas, por unaparte, de la alianza que hay entre la

ciencia y la fe; y por otra, de cómoha sido alterada la verdad de la his-

toria por el espíritu sectario, para ve-

nir luego á ser restablecida aun porincrédulos y protestantes obligadospor su propia conciencia de investi-

gadores de buena fe á hacer justicia

en favor del Catolicismo y del Ponti-

!

ficado, cuando sólo tienen por guía el'

amor desinteresado, culto libre y des-

j

interesado de la verdad. No dejarerhos de mencionar el nombre del mé-dico Laguna, cuya vida y escritos, al

decir de un historiador de la filoso-

fía, "son un modelo de acendrado ca- !

tolicismo, á pesar de haberse halladoen contacto frecuente é inmediato conel protestantismo, con motivo de sus

,

viajes y excursiones por Alemania,j

Italia, Francia y otros países."

Y lo que decirnos de la filosofía y|

de las ciencias naturales, hay que de- i

cirio, más ó menos, de otras: el pro-

1

testantismo detuvo su progreso: él i

extravió é hizo retroceder el espíritu!

científico; á él se debe, como á causa ^

inicial desenvuelta y agravada natu-

ralmente con los nuevos desórdenesy extravíos C]ue le han seguido en e!

curso de tres siglos, el fenómeno, muy|

digno de notarse, de la ignoranciaj

asombrosa, verdaderamente monumen-tal en que están, de la filosofía, la ma-

1

yor parte de los grupos que hoy ha-i

cen profesión de filosóficos y han al-

canzado nombradía en el próximo pa-

sado siglo y en lo que va corrido, del

presente; ignorancia que deja estupe-

factos unas veces y otras hace esta-

llar en homéricas carcajadas á los queson más ó menos detención han exa-minado las doctrinas filosóficas de los

pasados siglos, principalmente las quehoy son repudiadas, porque se las in-

dica de "empíricas," "atrasadas" y"convencionales" por quienes no se

han tomado el trabajo de leer, ni mu-cho menos de meditar los libros enque esas doctrinas andan expuestas.Y lo que hizo el protestantismo en

el' terreno científico lo hizo tambiénen eil sociai: detuvo los progresos mo-rales; corrompió las costumbres, sem-bró Jos gérmenes de esa corrupciónque hoy nos pasma y que ha llegadoá los más escandalosos extremos,gracias á la incredulidad engendradaen el seno del protestantismo.La libertacj de los pueblos fué otra

de las grandes causas á que dio rudí-simo golpe la "gran Revolución de Re-forma." Lejos de que, según ei señorBulnes dice, haya producido "en po-lítica la existencia de naciones com-pletamente libres, soberanas é inde-

pendientes, organizando iglesias na-cionales, único medio de salir del

conflicto entre las ambiciones socia-

les de nacionalidad y el yugo de unpoder espiritual que no puede evitarobrar en lo temporal," (pág. 46), per-

judicó gravísimamente á la hbertadde los pueblos. Ante todo, no fué el

protestantismo el que creó las nacic-iidades; á la aparición del protestan-tismo, existían ya: habían venido for-

mándose, precisamente bajo la sombrade la Iglesia. Es cierto que el protes-tantismo arrebató grandes grupos al

Catolicismo y emancipó á pueblos en-

teros de la autoridad espiritual delPontífice: pero puso esos grupos yesos pueblos bajo regímenes despóti-cos y cesaristas, en que el poder ci-

vil era á la vez poder espiritual, redu-ciendo á una sola institución, repre-sentada por una misma persona, co-

mo en los pueblos bárbaros, la auto-ridad religiosa y la autoridad tempo-ral, creando así esos abominables des-potismos que en las edades cristia-

nas han ofrecido al mundo el espec-táculo dado antes por el paganismosalvaje. La organización de iglesiasnacionales es un retroceso á ese paga-nismo y el yugo de un poder espiri-

tual, per más que obre en lo tempo-ral, sin poder evitarlo, no pugna deninguna manera con la soberanía ni

Page 112: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

106 JUÁREZ Y LAS REVOLUClONi^iS DE AYUTLA Y DE REFORMA

con la independencia política de las

naciones, que sin mengua ningunapueden subsistir y subsisten dentro

de la iglesia Católica, hecho de queda testimonio toda la historia moder-na, para que sea necesario entrar enuna exposición pormenorizada de suexistencia. Lo que hizo el protestan-

tismo con esa organización de iglesias

nacionaies, aplaudida por el señor Buí-

nes, fué traer de nuevo la confusión

de los dos poderes que rigen el mura-

do, qustar»do así todo freno al despo-

tismo p«^'J»tlco y levantando un solo

poder monstruoso y brutal sobre los

cuerpos y sobre las almas. ''El pro-

testantismo (dice un sabio escritor,

que más de una vez hemos citado enestos capítulos), atacando la potestad

espiritual de los F'apas y pintando sin

cesar con negros colores los peligros

de la temporal, aumentó hasta un gra-

do desconocido las pretensiones de

los reyes; mayormente estableciendo

la funesta doctrina de que la supre-

ma potestad civil tenía enteramentebajo su dirección todos los asuntoseclesiásticos." De esa manera, el pro-

testantismo no sólo comprometió la

causa de la libertad de los pueblos,

sino que puso esa libertad bajo las

plantas de los désipotas", y la verda-

dera historia, no la que se teje confantaseos democrátrcos y repeticiones

serviles de escritores líricos, de los

gobiernos protestantes, es la mejordemostración de que si el protestan-

tismo fué, como e! señor Bulnes dice

muy bien, un rudo goipe al Catolicis-

mo, lo fué más para la libertad y pa-

ra la civilización del mundo.Concluye el señor Bulnes su párra-

fo relativo á la reforma protestante

del siglo decimosexto con estas pala-

bras: "A la Reforma del siglo XV!se debe el principio de la educaciónobligatoria del pueblo por e! Estado.

Lulero, fraile y supersticioso, fué ei

primero que consideró deber del Es-

tado hacer la instrucción pública pri-

maria obligatoria en materias civiles."

"^Aun cuando no hubiera, dice, cielo

ni infierno, todavía sería necesaria

una enseñanza para !a sociedad civil."

(Pág. 46.)

¡Linda gloria la que e? señor Bul-

nes atribuye á Lutero! Si profundizá-ramos un poco las palabras del fun-

dador del protestantismo, acaso re-

sultaría calumnia la afirmación del se-

ñor Bulnes; pero no tenemos empe-ño, si esa es una gloria, de negárse-la á Lutero; y si es un oprobio, de li-

brarle de éi. Tiene tantos sobre su in-

fausta memoria, que otro más apenas¡a haría un poco más negra.Pero no omitiremos hacer notar, que

la instrucción primaria obligatoria es

una tiranía, á lo menos en la formaen que la tienen establecida en algu-

nos pueblos los gobiernos liberales.

Deber del Estado es proporcionar al

pueblo medios de instrucción y deeducación; pero no tiene facultad pa-

ra establecer como obligatoria la con-

currencia á las escuelas oficiales. Im-

ponerla es contra el derecho natural!,

contra el que tienen los padres de fa-

milia para educar á sus hijos, segúnsu propia conciencia. Por eso, la ins-

trucción primaria obügatoiía es con-

traria á la libertad de conciencia ysólo la inconsecuencia del liberalis-

mo, que impone por la fuerza sus ins-

tituciones y sus leyes, puede explicar

el estatuto de la instrucción primariaobligatoria; con la que lo que se bus-

ca, no lia ilustración, no la instrucción

de las masas populares, sino la entro-

nización del liberalismo, la difusión

de las ideas de secta, el afianzamientodel predom.inio del partido que sostie-

ne la separación de la Iglesia y del

Estado, y que en el gobierno de los

pueblos quiere prescindir y prescinde

de toda revelación y de toda autori-

dad espiritual.

Bien examinadas las palabras de Lu-

tero, citadas por el señor Bulnes, nocontienen la doctrina liberal de la ins-

trucción primaria obligatoria; no im-

portan más que la afirmación de la

necesidad de una enseñanza pública

para la sociedad civil; pero no nos pa-

recería el protestantismo del siglo

XVI fuente indigna de tal estatuto.

Page 113: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 10'

Sea lo que fuere de este punto es-

pecial, no necesitan los partidarios dela Reforma, para demostrar el abo-lengo de ésta con el protestantismo,hacer proceder de Lutero el falso

principio de la instrucción primariaobligatoria. No lo necesitan: ese abo-lengo está patente en el carácter queal protestantismo indiscutiblementecorresponde, de progenitor de la in-

credulidad, en sus tendencias cesaris-

tas, en sus adulaciones y lisonjas a!

poder temporal y á ios que le ejercen,

y principalmente, en su odio á la au-

toridad de la Iglesia; punto céntrico

en que vienen á confundirse todas las

herejías y todas l?s incredulidades,que helgadamente caben dentro de las

negaciones radicales de la Reforma.Si en algo ha tenido acierto el se-

ñor Bulnes, ha sido en buscar en el

protestantismo uno de los anteceden-tes m.ás visibles y más innegables dela Reforma. Un mismo espíritu dio

ser al uno y á la otra: el de rebeliónque, por boca de la serpiente del pa-raíso, ofrecí í nuestros primeros pa-

dres que, si quebrantaban el manda-miento de Dios, serían como dioses,

sabedores del bien y del mal.

Page 114: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

(®>)((®))((®)y(^^^ ((©))(©)a(®))((©))((®)

XXVII

ANTECEDENTES DE LA REFORMA.—EL GOBIERNO DE LA REPUBL!CA VENECIANA.—SU AVERSIÓN A LA IGLESIA.-LA HISTORIADE ESE GOBIERNO ES ANTECEDENTE DE LA REFORMA.—NE-VERO JUICIO ACERCA DE ESA HISTORIA.—INTERESANTE PASA-JE DE SISMONDI.—LA IGLESIA PROTECTORA DE LA LIBERTADPOPULAR, SEGÚN SISMONDI.

¡Con cuánta complacencia e! señorEulnss habla de la Repübiica Vene-ciana y de sus relaciones con la Igle-

sia! ó para decirlo mejor, ¡con quéamorosa delectación se detiene sobrealgunas páginas de la ''Histoire deVenisse'' de Mr. Daru! cbra que nosdaría sobreabundante materia parauna extensa refutación sobre muchospormenores; pero que no hemos de aco-

meter, porque, en conjunto, es ver-

dad que la historia de las relacionesdeft Gobierno veneciano con la Iglesia

Católica y con la Cátedra de San Pe-

dro, centro de la unidad y deposita-

rla de la fe, es una historia de ante-

cedentes de la Reforma, sin que pue-

da caber en eso ningún género deduda.Siempre el Gobierno veneciano se

distinguió por su espíritu de aversióná \>a Silla Romana; y en la época tur-

bulentísima en que la Italia estabadesgarrada por las facciones, azota-

da por la anarquía, Venecia ofreciótristes y dolorosos espectáculos. Na-da extraño es, por lo mismo, para los

conocedores de la histeria de las Re-

públicas Italianas, aun cuando no se

hayan instruido sino en la obra de

Sismondi, que tradujo, por cierto, al

castellano, Don Francisco Fació, CIU-DADANO MEJICANO, como se inti-

tulaba él, y es de verse en la edición

de París, 1837), encontrar en los ana-

les venecianos una como histeria an-

ticipada de los atentados de la Refor-

ma contra los derechos, las inmuni-dades y el honor de la Iglesia. Alguienha hecho notar que el autor del famo-so "Discurso aristocrático sobre el

Gobierno de los señores venecianos,'

'

revelaba el temor de que los sacerdo-

tes se distinguieran por sus virtudes,

lo que así les haría más respetados yqueridos de las masas populares. Enla política veneciana, bajo la Repú-blica, dominó siempre el espíritu derebelión y de anarquía, que fué preci-

samente el que precipitó á aquella

nación á su decadencia; y con unapolítica y un Gobierno así, tenía quevivir en íntima alianza el espíritu

de la Reforma.Muy severo juicio ha merecido e&a

historia, no ya á escritores católicos

ni á los que ven en el respeto debidoá la autoridad religiosa una garantía

del orden y de la moral' social, y en

los privilegios de la Iglesia grandes

Page 115: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA lüB

bienes para esa moralidad y ese or-

den, sino aun á escritores que cual-

quier racionalista calificaría como li-

bres de toda preocupación religiosa.

De los muchos que podríamos citar,

(tenemos más de seis textos á la vis-

ta), nos limitaremos á uno de Sis-

mondi, cuyo espíritu heterodoxo yodio sectario á ?a Iglesia y á sus Pon-tífices, aparecen con bastante clari-

dad en su ''Historia de las Repúblicasde Italia;'' y sin embargo, hace deVenecia en los últimos años del si-

glo XVII esta terribie pintura: ''El

poder supremo, dice, estaba reconcen-trado en una oligarquía que cada día

se veía más angustiada. La n-itad dela nobleza, admitida en ei gran Con-sejo, estaba reducida á la pobrezamás extrema, y vivía por la generosi-

dad de los ricos á quienes vendía sussufragios. Las familias entre las cua-les se elegía el Consejo de los Diez,

hacían temblar y obedecer á todas las

otras. Consideraban el Estado comouna presa que debía dividirse entreellas. La justicia era vena": las ren-

tas se hallaban dilapidadas; las for

tificaciones cayéndose: la fuerza efec-

tiva del ejército no subía á una mitadde la que aparecía en los Estados: to-

do era para el noble veneciano un ob-

jeto de apropiación y de robo. Laopresión de las provincias distantesera tan grande que. los cristianos del

Oriente, sujetos á la República, echa-ban de menos la dominación de los

otomanos. El Sultán Achmet III, in-

formado de esta desorganización uni-

versal, envió su ejército á la Moreael día 20 de Junio de 1714, y en unmes conquistó aquella península cu-

bierta de fortalezas, de ia que ni una so-

la ofreció resistencia. El día 27 de Ju-

nio de 1718, la República abandonótodas sus pretension59 á la Morea, I

por la paz de Pasarov/iíz, y desde en-|

tonces ya no tuvo más guerras con- i

tra los turcos. La República se abstu-

i

vo con la misma timidez <Je tomarninguna parte en la guerra de suce-

!

sión en España ni en Austria, ni en la[

de la cuádruple alianza, ni en la dela elección de Polonia, que inquieta-

ron la Italia durante la primera mi-

tad del siglo décimooctavo. Ni aun si-

quiera pudo hacer respetar su neu-

tralidad. Su territorio, siempre abier-

to á tocios los poderes beligerantes,

frecuentem.ente fué el teatro de la

guerra más obstinada.Venecia, con 3.000,000 de subditos,

14,000 soldados de línea (cuya mitadera de excelentes esclavones), docebuques de guerra y con medios paraarmar 50,000 hombres, no podía ha-

cerse respetar, ni proteger á sus sub-

ditos por tierra ó por mar. Su deudaiba siempre en aumento, aun en el

seno dé la paz, y sus manufacturasen decadencia; su territorio estaba in-

festado de ladrones, y todas las ciu-

dades divididas en facciones QUE ELSENADO FOMENTABA CON EL FINDE DEBILITAR SUS SUBDITOS.Un Gobierno suspicaz y cruel, que semantenía solamente por la vigilancia

de sus espías. QUE HABÍA PROMO-VIDO LA INMORALIDAD PARAENERVAR AL PUEBLO, que hacíadel más profundo secreto su sola sal-

vaguardia, QUE NO TOLERABA N!AUN EL DISCURRIR DE LOS NE-GOCIOS PÚBLICOS, QUE PRIVABAA LOS ACUSADOS DE TODA PRO-TECCIÓN ANTE LOS TRIBUNALES,que no reconocía otro límite en el

derecho de castigar con el puñal, el

veneno ó el hacha del verdugo, queel terror de sus gobernantes; un•'Gobierno tal Mego á ser excecradopor sus subditos," y MANCHABACON LA tiranía MAS ODIOSA ELNOMBRE MISMO DE REPÚBLICA."Ob. cit., tomo II, págs. de 339 á 341.

¿Qué le parecerá al señor Bialnes

esa pintura, verdaderamente maestra,

y hecha no por un fanático, sino porSibmondi, es decir, por uno de los es-

critores más enemigos sin duda de

ios priviUcgios de la Iglesia y de la

autoridad de los Pontífices?Diga de ese texto el señor Bulnes

lo que quiera, á nosotros nos parece

Page 116: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

lio JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

que un sistema de Gobierno que í\ ta-

les excesos lilegó tiene que ser ante-cedente de la Reforma.

El empeño del Gobierno de Vene-cia en separar al clero de toda parti-

cipación en los negocios púbíicos," la

opresión ejercida sobre los católicos

y sobre los jesuítas; la limitación de!número de igiesias; ia prohibición detoda ciase de donacionets á favor deloa establecimientos eclesiásticos, es-tatutos liberticidas todos ellos, se con-ciertan muy bien, no diremos con las

tendencias al despotismo, sino con la

tiranía ejercida sin freno sobre todaslas clases sociales, tiranía que pasa-ba de las unas á las otras como uninstrumento funesto para todas y quehoy se encontraba en las manos decóccs, mañana en lia de aquéllos ysiempre conducía á la República áese estado de ruina y de postraciónen que su soberanía é independenciaeran ludibrio de ios combatientes enmedio de luchas sangrientas y unairrisión para el poder de la MediaLuna.De cierto que si la República vene-

ciana hubiera contado más con ia au-toridad de ios Pontífices, no hab'íallegado á los escandalosos extremosde tiranía, porque ésta habría encon-trado su freno en la acción ds la Igle-sia y de los Pontífices.Sismondi miamo l'o ha dicho, en la

obra y tomo que acabamos de citar.He aquí sus palabras: "LA IGLESIAERA CONSIDERADA COMO LA PRO-TECTORA DE LA LIBERTAD POPU-LAR; y cyantdo una ciudad volvía áponerse bajo su soberanía, siemprese mirf-ta COMO S? HUBIERA RE-COBRADO SU LIBERTAD.'? Pági-na 118.

Pero lejos de contar con el poderpüntificai, de someterse á éi, el Go-bierno de Venecia había adoptadopor sistema el menosprecio y la resis-

tencia hacia ¡os Sumos Pontífices; ypor eso ha tenido razón ci señor Bui-nes al colocar la política dej Gobier-no veneciano respecto de la Iglesiaentre fes antecedentes de la Reforma.

Mas agrega el señor Bulnes: ' 'Ensus conflictos con el Papado, el Go-bierno de Venecia nunca fué sosteni-

do por periodistas ó publicistas libre-

pensadores, sino por teólogos refina-

dos, siendo el más notable de ellos el

fraile Pablo Sarpi. La República deVenecia siempre se proclamó católi-

ca, apostólica, romana, y fundada enintrincada teología emancipó al Esta-

do, á la sociedad y á los individuosdel yugo de los más importantes pri-

vilegios de la Iglesia." Pág. 48.

Cierto que no fueron los libre-

pensadores los que ayudaran al Go-bierno de Venecia en sus ataques ála Iglesia y a! Pontificado; mas tam-poco eran verdaderos teólogos: eranteólogos heterodoxos; y si no todassus tesis podían ser consideradas co-

mo heréticas, muchas sí lo eran y es

de verse en las de Pablo Sarpi, á quiene|í señor Bulnes escoge acertadamen-te como el tipo de los cómplices queentre los teólogos y los sacerdotes tu-

vo el Gobierno veneciano.Haríamos muy iargo este capítulo,

si nos propusiéramos dibujar con al

guna extensión la figura de este tur-

bulento y heterodoxo político y escri-

tor. La delinearemos, sin embargo,brevemente.Como político, sus teorías y su con-

ducta no le honran por cierto. Era unadulador del poder civil, en lo que mu-cho se asemejaba á- ciertos escrito-

res liberares de nuestra nación ytiempo; abogaba por la tiranía. Erapartidario del tormento; aconsejabaque á los que descollaren ó pudiesendescollar como jefes de partido, se los

exterminase, y no precisantente bajounos ú otros pretextos y por mediode la justicia, sino sólo valiéndose de!

veneno que, según sus propias pala-

bras, *

'es menos odioso y más útil

que e! verdugo/

'

Respecto de los griegos, de quienese! ceñor Bulnes, copiando á Mr. Daru,nos dice que conservaban en Veneciasu culto, sus Obispos y sus sacerdo-tes, Pablo Sarpi aconsejaba se los

tratase como á bestias salvajes, que

Page 117: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 111

se les diera pan y palos, se les dismi-;

píritu de odio contra la Iglesia, ha-

nuyerars con una lima los dientes y\ bría arrastrado á la apostasía, en vir-

ias uñas. ¡Tan irrisorio era el respe- tud de las secretas alianzas que le li-

to que á la humanidad profesaba aquel gabán con Duplé-ísis Mornay y con

enemigo de la autoridad pontificia! | Bedell, á muchos miles de venecianos,

Respecto de fas provincias de Italia, en quienes, según sus propias paia-

aconsejaba que ze íes arrebatarais sus bras, veía ' 'restes de los antiguos

privilegios y se empobreciera á susjvaldenses." Sobre ese oriio á la Igle-

habitantes para que se vieran obliga-i sia ponía Sarpi su adulación á los po-

des á vender sus bienes á ios vene- ; derei^ tem.pcrales y £U devoción al ab-

cianos y así pudieran éstos predomi-nar en Italia. En esas materias era

una verdadera caricatura de Maquia-velo; otra semejanza que hay que se-

ñalar entre Pablo Sarpi y algunos li-

berales que mucho conocemos.En materia criminal quería que se

condenara hasta sin oir al acusado;

y por eso pretendía que esa clase de

Golutismo cesáreo, hasta el punto de

que el prc^:estante Ranke ha podido

decir con íoda verdad, que "los prín-

cipes deben estar m.uy agradecidos á

Sarpi, porque consolide su poder ab-

soluto.''

Tal era, prescindiendo de cuanto

pudiéramos decir sobre Sarpi comoéccrltcr, y especialmente acerca de

negocios se sometiera siempre al fa- ¡ su "HISTORIA DEL CONCILIO DEmoso Consejo de ¡os Diez, donde no I

TRENTC ' y de !a correspondenci¿i

había lugar á debate.Y no se diga que hacemos imputa-

ciones calumniosas á aquel desventu-rado heterodoxo. Ahí está su famosoescrito intitulado: ''Opinión de FrayPablo, acerca del m.odo de gobernarla República para tener un perpetuodominio,'' cuyos pasajes literales do-

demos citar para que se vea que ennada alteramos suc ideas.

No omitiremos, para gozo del señor ¡testante determinada, favorecía

suya que se conserva, tal era el par-

tidario y amigo del Gobierno vene-

ciano y £U cómplice en la lucha con-

tra la autoridad y los derechos de la

;Iglesia y para que más título tenga á

;

figurar er/cr^ los antecesores de la

Reforma, es necesario hacer notar que,

aunque no parece haber sido creyen-

I

te, celebraba la m.isa; y aunque nun-

I ca hizo crofesión de una fórmula pro-

al

Bulnes y de los liberales mejicanos,recordar que entre las medidas polí-

ticas aconsejadas por Pablo Sarpi,había un proyecto contra la libertad ''

de imprenta, que habría sido muy üíi!\

para que el señor Bui'ines no publica-'ra los libros que tan gran brecha hr:5n

j

abierto en el pedestal de la reputa-

1

ción levantado por el liberalismo paracolocar encima la figura de Don Be-nito Juárez.Y sobre todo eso, tan contrarío á

!

la libertad y hasta á la humanidad,ponía Sarpi su odio á la Iglesia Cató-lica y á la Siüa Rcn-ana, á las queatacaba en público y contra quienes,además, maquinaba en secreto unasveces, sin dejar de hacerlo tambiénotros en público. Si de él hubiera de-pendido, ó si las circunstancias hu-

bieran sido más favorables á su es-

protestantismo, abogaba por él y an-

daba en inteligencias con los calvi-

nistas franceses, y se compDacía en

preparar el terreno p?.ra que esa gran

plaga de la historia cayera sobre Ve-

necia para poner el colm.o á los des-

ordenes y desorganización de aquel

pueblo; y sin declararse racionrJista,

profesaba radicales principios de in-

credulidad; y, finalmente, sentó los

principios que vn poco más tarde des-

arrollaron Febronio y Enge! y produ-

Ton los absolutismos fcesáreos en los

tiem.pos mcaern; y muyfr.eníe

'

el Josefisnio, del que, entre

otras materias, trataremos en nuestro

próximo capítulo.

Entretanto quede consignado que,

en efecto, gran antecedente de la Re-

forma fué la ccnducLi del Gobierno

Page 118: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

112 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

de la República veneciana contra la

Iglesia, y que en la galería de ios he-terodoxos predecesores de la Reforma,hay que colocar entre los frailes sa-crilegos y entre los apóstatas adula-

dores de los poderes temporales áPablo Sarpi, cuya triste gloria, porfortuna, apenas si ha tenido tal cualconato de imitación en la historia dela Reforma en Méjico.

^

Page 119: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XXViíl

ANTECEDENTES DE LA REFORMA.—LA DECLARACIÓN DEL CLE-RO GALICANO EN 1682.—SU VERDADERO ORIGEN..-PALABRAS.DEL HISTORIADOR ALZOG.—TEXTO DE FENELON.--FUNESTASCONSECUENCIAS DE LA DECLARACIÓN GALICANA.- FUE UNESFUERZO DE ABSOLUTISMO PARA PONER LA BASE DE UNAIGLESIA NACIONAL.

Pone e\ señor Bulnes entre los an-

tecedentes de la Reforma, la célebredeclaración galicana de 1682; pero si

es cierto que esa ''declaración" acercade la potestad eclesiástica (''Cleri

Gafücani Declaratio De EclessiasticaPotestate," es su título), tendía á li-

mitar la acción de la Silla Apostóli-

ca, por otra parte, es fuerza recono-cer que distaba mucho de los límites

donde se llega á la rebelión y la here-

jía; pues entonces aún no se habíadeclarado dogma de fe la infalibilidad

del Papa, y aún se discutía la célebrecuestión acerca de la superioridad defConcilio Ecuménico respecto del Pon-tífice, qu^ los cánones del Concilio deConstanza no resolvieron, sino tan só-

lo para los casos de cisma, en que pu-

diera ser dudosa ante el criterio ca-

nónico la legitimidad de la elecciónpontifical y, por eso se pudiese tam-bién poner en duda la existencia rea!

y verdadera de un Pontífice.

Los cuatro artículos que formanaquell'a declaración habían sido detiempo atrás la enseñanza de los teó-

logos franceses, aunque con muy nu-

merosas é ilustres excepciones; pero

sobre todo, había sido doctrina de laFacultad de Teología de París duran-te mucho tiempo; contradicha, sinembargo, muy luminosamente, porprelados y teólogos de la más altanombradía.Aquella declaración debió, en rea-

lidad, su origen al vivo empeño deLuis XIV, de aquel soberano que, conhaber sido el GRAN REY, fijó la fór-mula del despotismo con aquella céle-bre frase: '"EL ESTADO SOY YO."Con motivo de sjs diferencias con e!

Sumo Pontífice Inocencio XI, quisorobustecer la autoridad real, disminu-yendo, ;n cuanto era posible sin unaruptura con la Siíla Remana, la auto-ridad del Papa.

''Viendo debilitado el poder ponti-ficio (dice Alzog, á quien ciertamen-te no puede tacharse de parcial de losPontífices) creyó (Luis XIV) no po-der hacer mejor ostentación de¡ suyopropio, sino obrando de la maneramás arbitraria contra el Papa.' '

' 'Losprelados franceses, agrega después,advirtieron bien pronto, que si bien la

iglesia galicana tenía libertades conJuárez. 8.

Page 120: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

114 JUAHEZ Y LAS REVOLUCIONES DS AYUTLA Y DE REFORMA.

respecto ai Papa, se hallaba en unaservil dependencia del poder tempo-ral, que le costó después muy cara,

y de que só!o ¡a libró el Papa.''"NO ES DE ROMA, dice Feneión,DE DONDE VIENEN LAS INTRU-SIONES Y LAS USURPACIONES;EL REY ES EN REALIDAD, MASSEÑOR DE LA IGLESIA GALICANAQUE EL PAPA; LA AUTORIDADDEL REY SOBRE LA IGLESIA HAPASADO A iVIANOS DE LOS JUECESSECULARES Y LOS LEGOS DOMI-NAN SOBRE LOS OBISPOS"....Cuando se considera con imparciali-

dad *el «urso de estos sucesos, se

asombra uno de ver precisamente quelos Prelados que, en el asunto de la

regalía, sacrificaron al Rey los privi-

legios, derechos y libertades de cier-

tas iglesias de Francia, quisieron po-

ner límites ál poder del Papa, defen-

sor nato y perpetuo de estas liberta-

des galicanas. ¿Cómo, por ctra parte,

una asamblea que ni siquiera tenía el

carácter de un Concilio, se atrevía áhacer declaraciones que debían serobligatorias para la Iglesia de Fran-cia y para la Iglesia universal? ¿Noera esto olvidar los antecedentes dela historia, que prueba bien clara-

mente que toda la Iglesia se arruinapor necesidad, separándose del Jefeespiritual de la jerarquía?

Mi'y largo sería entrar en la expo-sición de los manejos del rey y de susministros para que el episcopado fran-

cés formulara aquella declaración.Nos creemos dispensados de dar unlugar en estos capítulos á tales por-

menores, que fácilmente pueden en-

contrarse er, la obra monumental del

Cardenal' De Bausset, intitulada:

"HISTOIRE DE BOSSUET, évequede Meaux, composée sur les manus-crits originaux." (Versailles, 1819).Tomo II, lib. VI.

Hoy, los cuatro famosos artículosde la declaración no serían subscrip-tos por el episcopado ni el clero fran-cés, que muy presto pudieron apre-ciar, según el texto de Feneión (cita-

do por Alzog y que arriba dejamos

transcrito), las funestas consecuen-cias de haberse prestado á limitar,

p(f^ la adopción, como tesis teológi-

cas, de opiniones muy discutibles en-

tonces y muy discutidas, ía autoridad

I

de los Pontífices; lo cual condujo al

clero á una conducta que no era, por¡ cierto, ni la más digna ni la más cris-

I

tiana, á c^ue aludía siglos después, enel primer Congreso Católico de Mali-nas, el Conde de Monta.i'embert, cuan-do decía: 'MNo quiera Dios que vol-

vamos áíver á los católicos y al clero

;correr de un polb á otro del servilis-

¡mo, aplaudir con beatífica confianzalos golpes de la fortuna ó los triunfosde la fuerza, y derramar una vez más

:sobre los poderes que se suceden esos

!torrentes de elogios que hacían rubo-

j

rizar á Feneión!'

'

iLa declaración de 1628, lo que hizo

I

fuá- poner á los católicos y al clero álos pies de los reyes absolutistas; y

I

por eso, realmente, hay que verla, noprecisamente como la formación * 'de

I

una Iglesia netamente francesa colo-

¡

cada bajo la autoridad de la monar-

I

quía absoluta,'' como afirma el señorBulnes; pero sí come un esfuerzo pa-

ra poner la base de una Iglesia nacio-

j

nal, sueño dorado de poderes despóti-

¡

eos y de gobiernos absolutistas y re-

;

galistas.

I

Bajo este aspecto, sí puede verseen aquella declaración un anteceden-te de la Reforma; pero hay que sal-

I

var el' espíritu y las intenciones de los

prelados que firmaron aquella decla-

i

ración.

A ese propósito, el historiador Al-

i zog, á quien hemos citado, dice con ver-

I

dad, después de sus palabras trans-

: critas: ''Sin embargo, es preciso nollevar el ataque demasiado adelante

I

y no acriminar bajo este aspecto las

i

intenciones del autor de la declaración

y de sus compañeros.'' En efecto: e!

gran Bossuet, que formuló los cuatroI artícuilos de l'a declaración, no solo

j

era un prelado ortodoxo, sino que fué

y siguió siendo una de las más altas

glorias de la Iglesia francesa.

Es una de las glorias más altas

Page 121: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 115

de la Iglesia Católica, Su since-

ra adhesión á la Cátedra de SanPedro; su amor á la unidad de ia fe

y de la moral; su aitísima ciencia,

porque ese sí era profundo y verda-dero sabio; su elocuencia avasaüado-ra, cuyas corrientes eran de cristali-

nas y substanciosas aguas de sabidu-ría; su ortcdcxia indiscutible, su amorá !a v-srdad, hacían de él uno de los

tipos del verdadero teólogo; y si for-

muló aquella declaración, hay que te-

ner en cuenta que, en ios puntos enque contraría la autoridad de los Pon-tífices, si bien no se conformaba conia tradición general y ia general doc-

trina profesada en las escuelas teoló-

gicas, tampoco chocaba de una mane-ra categórica y directa con los dog-mas hasta entonces definidos. El ga-

licanismo, que en aquella tí*claración

encentró su fórmula, era una doctri-

na particular de lia Iglesia francesaque, aun dentro de ella misma, tenía

mucnos y esforzados contradictores;pero no era precisamente una herejía.

En lo que sí hay que ver un ante-

cedente de !a Reforma, es en el JOSE-FISMO, ó sea, en el sistema ds des-

pojo, opresión y menosprecio de la

Iglesia y de sus derechos, que 'arma-ron la regla de! gobierno del Empera-dor José il, de quien fué principa! ycasi tiránico consejero el Príncipe deKaunitz, filósofo de la escuela de Fe-

derico II y de Voitaire.

Como muy bien refiere el señorBulnes, ' *el jcssfismo fué la tsntati-

va de la nacionalización de la reü-

gión en Austria.'' No aquilataremosaquí, baj©- el aspecto verdaderamentel^istórico, el valor de todas y cadauna de las afirmaciones del señor Bul-

nes; sólo sí diremos que podrían h^.-

cerse otras muchas análogas, y que 'a

obra de José II y de su ?^in¡scro Kau-nitz fué, en realidad, ''estupendaobra revolucionaria, fundada en las

doctrinas de Febronio y Egbel, após-

toles de los derechos divinos de ios

soberanos superiores é independien-tes de la autoridad de la Iglesia," se-

gún las frases del señor Bulnes.

!

Largo es, muy largo, el memorialde agravios cometidos por José II

contra la Iglesia Católica. Separó desus cátedras de Teo'c^ía á muchosprofesores para substituirlos con otrospoco ortodoxos; arrebató á los Obis-pos la dirección de los seminarios;prohibió á los regulares reconocer la

autoridad de sus suoenores extranje-ros; en algunos convenros suprimióios noviciados; suprimió también co-

fradías; prohibió muchas procesio-nes; se mezclaba hasta en arreglarlas ceremonias y fijar qué número develas debían arder en los altares;

usurpó la autoridad episcopal en los

procesos por heterodoxias contra al-

íjgunos profesores; y cuando el SumoPontífice Pío VI creyó que su presen-cia en Viena y sus conferencias per-

sonales con el Emperador podríanapartar á éste de la vía de las usur-

,paciones y atentados antieclesiásti-

cos en que había entrado, y fué á Vie-na con objeto de vor si ponía términoá tan graves dificultades, José !i

prohibió á los Obispos que se presen-taran en Viena sin su permiso. El

viaje de Pío VI resultó inútil, porquedespués de él José 11 continuó conmás osadía en su sistema de usurpa-ción: suprimió algunos Obispado=;cambió los límites jurisdiccionales de.

otros; expidió decretos de verdadero: iconoclasta; legisló sobre los '.mpedi-

mentois dirimentes del matrimonio y,hasta llegó á establecer para ciertos

. casos el divorcio. Sus pretensionesí encontraron apoyo en algunos prela-

dos cortesanos y seryiles; fueron1 adoptados por la asamblea de Ems,en que los Arzobispos de Colonia, deTreveris, de Maguncia y de Salzbur-

;

fio (el primero de los cuales era her-

mano de José I!), formularon velnti-

i

tres artículos que tendían á e^san-l'char ia autoridad de los Obispos,

¡

usurpando !a de! Pontífice. Felizmen-te, dos de los mismos que las habían

I adoptado, los de Treveris y Magun-i

cia, volvieron sobre sus pasos y la

m.aycr parte de los Obispos los des-echaron, quedando así frustrada y en

Page 122: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

118, JUÁREZ y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

ridículo la tentativa cismática

Ems.En todos estos actos y en otrcs mu-

chos, aparece con claridad el espíri-

tu de cisma, rebelión y herejía; y por

tanto, con plena justicia coloca el se-

deI

sión para los católicos; una invasión

I

del poder civil en los derechos de la

Iglesia, allí tenéis que reconocer deuna manera necesaria un innegableantecedente de la Reforma.

El josefismo lo fué, como lo hanñor Bulnes aí JOSEFISiVIO entre los sido todas las legislaciones y todosantecedentes de la Reform.a. los sistemas de gobierno que desco-

sí, donde veáis una usurpac'ón de nocen ó atacan los derechos y la au-

los derechos eclesiásticos; una opre- jtoridad de la Iglesia.

Page 123: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XXiX

ANTECEDENTES DE LA REFORMA.—LO QUE HUBO EN ESPAÑA:AFIRMACIÓN DE L SEÑOR BULNES.-DiEZ Y SEIS HECHOS QUESqÑALA.—PUNTO DE VISTA GENERAL PARA EXPLICARLOS.—TENDENCIA ABUSIVA DE LOS PODERES TEMPORALES.—ESPÍ-RITU REFORMISTA DE LA CORTE DE FELIPE V.—MACANAZ.—EL REGALISMO EN ESPAÑA.—LOS BIENES DE LA IGLESIA.—CAMPOMANES.--- EL VOLTERIANISMO EN LA CORTE DE CAR-LOS m.—CARLOS IV.—VERDADERA MISIÓN DE LA IGLESIA.

"Aún España, dice el señor Euines,nación de teólogos, de reyes devotos,de pobfación fanática, de tradicionesprofundamente sagradas, de ideales

místiccs caballerescos, luchó enérgi-

camente contra los privilegios apiaí-tantes de la Iglesia.'' Pág. 50.

Después de afirmación tan an^plia

y comprensiva, parecía que debíamosesperar una demostración que abarca-ra todas las m.aterias que, como privi-

legios de ia Iglesia, había señalado el

señor Bulnes en el capítulo p^^imero

de la segunda parte de su libro; peronada de eso. Para demostrar esa te-

sis, se limita á recordar, sin nin-

guna crítica y con algunas inexactitu-

des, muchas de las leyes relativas á

monasterios, á bienes temporales dela Iglesia, á limitaciones de su derechode adquirir y á algunos otros pun-

tos secundarios; en todcs los cualesel señor Bulnes ve antecedentes dela Reform.a; resultando así su enume-ración un extracto mal hecho, tomadode algún diccionario enciclopédico ó

de algún Laurent, y ni siquiera de li-

bros de alguna seriedad y doctrina,como los de Campomanes, que fueronla fórmula, texto y flor del regalismoespañol.Muchas páginas llenaríamos, si

pretendiéramos ir aquilatando uno poruno los diez y seis hechos que á esepropósito enumera el señor Bul-

nes en las páginas 50, 51 y 52 de suobra; pero tal e&tudio, Interesante, sin

duda, para fijar el verdadero carác-

ter de cada uno de esos hechos, no.

demostraría sino que algunos de ellos

no son ni pueden verse como ante-

cedentes de la Reforma; pero otros sí,

lo cual es de importancia muy secun-daria en esta serie de capítulos.

Colocándonos, pues, en un punto devista general sobre todos esos he-

ches, veremos que los que, entre ellos,

importan realmente una invasión del

poder civil sobre los derechos de la

iglesia, son muy explicables, si se re-

flexiona en la tendencia abusiva detodos les poderes temporales y en quesi hubo épocas (las mejores, sin duda,para la monarquía española), en que la

Page 124: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

118 JUÁREZ Y Li^S REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

verdadera adhesión al Catolicismo yuna religiosidad tan sincera como'profunda, fueron caracteres que !a en-

;

ncbiecíeron y engrandecieron, hubo í

en cambio otras, en que, ya por ¡as¡

turbufencias de los tiempos, ya por la;

infiltración de ideas subversivas, el'

poder civil se arrogaba facultades queno tenía, especialm.ente sobre . los

i

bienes de la lg!esia.|

Prescindiendo de los tiempos en que i

la monarquía española no había ¡le-'

gado á su unidad, así cerno de los g!o-

1

riosos días en que, lograda esa unidad,!

descubierta América, conquistada su '

mayor parte para la corona de Espa-

:

ña, llegaron los tiempos en que noj

se ponía el sol en sus dorriinics; épo- i

cas en todas las cuales la Iglesia noj

tuvo poco que lamentar aún de los ca-

,

tólicos monarcas españoles, no puede I

desconocerse el espíritu reformistaI

de ¡a Corte de Felipe V, en que tan I

gran papel hizo el célebre Don Mel-jchor lYlacanaz, especie de^ Cam.poma- :

nes de aquella época y qu'e, según supropia confesión, confirmada por he-;chos independientes de ella, era "un

|

mal gramático y un corto filósofo aris-i

totélico," y que, en concepto muyexacto de un historiador español, te-;

nía "un talento muy obscuro, estudios i

indigestos y poco sólidos:" por lo que, !

como á ciertos escritores muy conocí-

j

dos del señor Bulnes y que van á ar-

marse de erudición á diccionarios en-ciclopé/dicos y á "historias de la hu-manidad," le aquejaba "la facilidadcon que de un antecedente verdadero !

deducía una suposición faka ó gratui-

¡

ta."I

Tampoco puede desconocerse el ¡m.-j

perio que el funesto regaüsmo alean-

1

zó en la corte de España durante mu-

!

cho tiempo. Si los reyes, por una par-

i

te, llegaron á expedir dentro de la es«|

fera de su autoridad leyes indiscuti-blemente encaminadas al públicobien, el espíritu regalista los. impulsóá salir de!; límite de sus facultades,para inmiscuirse en asuntos netamen-te eclesiásticos en que, ni por la na-turaleza de su autoridad, ni por

virtud de las concesiones hechas porla autoridad pontificia, tenían jurisdic-

ción alguna. Los bienes eclesiásticosfueron siempre, de parte de los go-

biernos más ó menos abierta ó disí-

m^uladamente adversos á la Iglesia

Católica, tema que procuró á los ofi-

ciosos reformadores de las costum-bres y á los políticos celosos de quecumplieran con su deber los que deellos dependían, aunque ellos no cum-plieran con el suyo. "Es muy común,dice á ese respecto un escritor, enlos que no tienen ojos para ver las al-

hajas regaladas á sus mancebas, te-

nerlos muy ávidos para contemplar las

que adornan ¡os altares del Señcr."Los bienes eclesiásticos tenían que ser

y fueron objeto de los ataques de los

reformistas, de los legistas, de ¡os re-

galisias, en todas aquellas épocas: ypor eso, no es raro encontrar, ora dis-

posiciones relativas á esos bienes, pe-

ro que no salen de la esfera de las fa-

cultades del poder civil; ora otras queimportan ya desconocimiento ó nega-ción de [los derechos de lá Jglesia yconstituyen, por lo mismo, otros tan-

tos ataques á esos derechos. De dis-

posiciones así ofrecen larga muestratodas las legislaciones inspiradas por

el regalismo. La española no es cier-

tamente una excepción, porque Espa-

ña fué, á lo menos, durante algunasépocas de su historia, la tierra clási-

ca de! regalismo.Llegó á su apogeo, quizá en los

tiempos de Campomanes, cuyo estudio

sobre la "regaPía de amortización''

fué su obra favorita; y aunque muyelogiada como monurnento de erudi-

ción y de ciencia, parécencs quedista mucho de serlo en realidad.

Ni puede desconocerse tampoco el

volterianismo que reinaba en la Cor-

te de Carlos 11!, con hombres como el

famoso Conde de Aranda. Bajo el in-

flujo de semejante espíritu, se dicta-

ron muchas leyes adversas á los inte-

resesí y á los derechos de la Iglesia;

y esa serie continuó más tarde bajo

Carlos IV. de quien se ha dicho converdad, que "no podía con la corona

Page 125: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLul Y DE REFORMA ll'J

y quería ponerse la tiara." La histj-

ria de vergüenzas de aquel reinadoestá manchada también con la deatentados, que serían ridículos, si nofueran irritantes y con disposicionesque contrastaban con el título de "Ma-jestad Católica,'' dado á los reyes deEspaña. La monarquía española, co-

mo todas ó casi todas, con pocas ex-

cepciones, hicieren sufrir no poco ála Iglesia, que muchas veces tiene quelamentar, hasta de ros que se dicensuyos, dolorosos agravios y hasta es-

pantables afrentas; pero ella no olvi-

da que su misión aquí sobre la tierra

está rodeada de azares y dolores, yque la copa de sus amarguras rebosamuchas veces bajo la acción de los

mismos á quienes ella llama sus hijos.

Eso no la detiene en su camino, ni la

hace o!r</idar oue el encargo que harecibido de Dios ha sido el de levantarhasta El las almas por el amor; y á

condición de que se la deje cumplircon ese encargo celestial, sufre todaslas humillaciones, abraza todas las

afrentas y bebe el cáliz de todas las

amarguras, ocupada tar. sólo en con-

servar incorruptas é incólumes la fe

y la moral de Jesucristo.De España pasa el señor Bulnes á

Francia, para hacer notar cuanto !a

Constituyente hizo contra los diez-

mos, contra las corporaciones religio-

sas, contra los bienes de la Iglesia,

y pinta en breve cuadro imperfectoé incoloro, los sacrilegos desmanesde la Convención, señaPándolos conmucha justicia como antecedentes dela Reforma. Lo son y muy genuinosj

y es digno dé notarse cómo de !a revo-lución francesa tomó la Reforma enMéxico la última esencia, con nopoco de sus fórmulas y su fraseología.Los ditirambos á la libertad, á la ra-

zón, y á vuelta de ellos, los contra-principios opresores y las intoleran-

cias jacobinas, son entre nosotros unreflejo, á veces sangriento, ridículo

á veces, de lo que hicieron los revo-lucionarios franceses.En el estudio de la genealogía de

la Reforma hay que dar un lugar muyprincipal á esa revolución. El señorBulnss se la ha dado, y con muchaiucticia.

Page 126: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XXX

ANTECEDENTES DE LA REFORiVÍA—EMPEÑO DE LA ESCUELA LlBERAL EN CONFUNDIR LO MALO QUE HABÍA EN EL ANTIGUORÉGIMEN CON LO BUENO.— LO MALO DEL ANTIGUO RÉGI-MEN,— ESTATUTOS MODERNOS TAN MALOS COMO ALGUNOSANTIGUOS.

Bajo el rubro "Juárez y la Reformaen Méjico," consagra al señor Buinsslos capítulos í v y V de su obra (págs.de 75 á 105) á referir lo que tiene él

como antecedentes de la Reforma ennuestra Patria; pero así en la enume-ración de los antecedentes como ensu exposición, hechas naturalmentecon criterio -liberal, incurre en muchasconfusiones, habituales en todos los.

hombres de su escuela, empeñadosen confundir con la justa causa de las

libertarfes y de los derechos humanos,la de la Reforma.

El Sr. Bulnes es fiel á ese empeñode su escuela en confundir, para hacertriunfar los errores de la Reforma ypara revestirlos con el esplendor del

bien, lo que en el antiguo régimen ha-

bía de malo con lo que en él había debueno.

Sin duda que había mucho, comomucho hay también en el nuevo ré-

gimen, que reformar, es decir, que pu-rificar. En las instituciones antiguas,sobre todo en las legales, en lo con-cerniente á los humanos dereófios yal orden económico, había mucho ma-io. Engendradas aquellas institucionesen tiempos muy diversos y algunasen tiempos muy remotos, claro es que

muchas no tenían razón de ser. Otraseran radicalmente defectuosas: ha-

bían nacido de la ignorancia del des-

conocimiento de la dignidad humana,del falseamiento de algunas nocionesfundamentales, como ahora mismo su-

cede entre nosotros bajo el régimenliberal; y esas instituciones era nece-sario que desapareciesen. Algunas,desaparecidas legalmente hace mu-cho tiempo, sibsisten todavía. Sirvande ejemplo nuestras cárceles. ¿No esverdad que demandan aún una radical

transformación? Sirvan también deejemplo nuestro procedimiento penalaun en este Distrito Federal, dondeparecería que debiera estar ya másajustado á la natural justicia, y don-de, sin embargo, tiene consagradasverdaderas y monstruosas iniqujida-

des, que pasan inadvertidas solamen-te porque ya estamos acostumbradosá ellas; pero no tiene que desapa-recer el día en que disminuya el graneclipse, que todavía sufre la justicia

sobre lá tierra. Ahí están, si no, esta-

tutos tan atentatorios, á la libertad

como ese famoso auto de formal pri-

sión, que se pretende cohonestar conlas necesidades sociales, y sólo correparejas con la institución del tormén-

Page 127: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 121

to; y mientras contra éste que, ees-graciadamente, en el terreno de los

hechos, no desaparece del todo, aunse clama el auto de formal prisión, se

tributan todos los honores debidos áuna salvaguardia social. En materiade justicia legal, estamos muy atra-

sados todavía; las instituciones actua-

les demandan profundísimas reformaspara llegar al reinado de la verdaderajusticia.

Ahí esta el estatuto, introducido re-

cientemente bajo pretextos científicos

el odioso "bertülonage," que si pudie-ra justificarse, aplicado á los condena-dos por sentencia ejecutoria, no es

justo, no, sino altamente humillante,depresivo é inicuo, aplicado, como seapiica hoy, á los simplemente proce-sados; contra los cuales, dígase lo

que se quiera, el derecho natural nojustifica, no puede justificar ningunamedida que importe en realidad unadisminuc ón perjudicial en sus dere-

chos humanos.Corno 6! auto de formal prisión, co-

mo el "bertülonage," podía señalarsemuchas iniquidades en nuestra legis-

lación, cuyos progresos se cacarean,sin embargo, aunque todavía está muydistante ya no de realizar el ideal dela justicia, sino siquiera de quedarcerca de él, en cuanto es posible á las

humanas miserias. '

Si esto es así en les nuevos tiem-pos, ¿qué no sería en los pasados,cuando no se habían alcanzado mu-chos de los progresos políticos que él

Cristianism.o venía preparando y cuyofruto, no siempre bien maduro ni sa-

zonado, se ha venido á recoger, sin

embargo, aun por manos anticristia-

nas?El señor Buines, como todos los

hombres de su escuela, pretendenunir indisolublemente con el princi-

pio ¡rreiigicso de la Reforma, con su

desconocimento de la autoridad dela iglesia, los principios jurídicos le-

gales, sociales y económicos que ase-

guran los derechos humanos y el bienpúblico, sin que por eso se pongan

contradicción con e! Catolicismo;

y por eso coloca entre los anteceden-tes de la Reforma, la proclamación dealgunos de cías principios, así comoalgunos hechos, que no son ni puedenser, en realidad, tales antecedentes.La abolición ciu la esclavitud, de !a

tortura, de las alcabalas, de los estan-

cos y de los tributos de los indios; el

sufragio popular; la población comobase de la representación nacional; la

división de los tres poderes (cuyosgérmenes doctrinales se encuentranen Santo Tomás); la igualdad ante la

ley; y en fin, otros muchos principies

de la Constitución de Apatzingan, noson ni pueden verse como anteceden-tes de la Reforma. Mucho menos aún,todos aquellos estatutos que asegura-ban los sacratísimos derechos de ia

seguridad personal y real, para nadiemas sagrados como para la teología^

para la conciencia católica, para la

doctrina cristiana, que no mira los

bienes de la tierra solamente bajo el

aspecto de lo material, sino antes quetodo y sobre todo como frutos del de-

recho y objeto de la justicia."

Por lo mismo, en todos los princi-

pies que tienden á garantir el ejerci-

cio legítimo de la libertad humana,tanto en la esfera individual, comoen el orden social, no pueden verse,

en la realioaü de las cosas, anteceden-tes de la Reforma, sino consecuenciasmás ó menos lejanas, pero lógicas, del

dogma y de la moral de! Catolicismo;

y algunos de ellos son consecuenciasinmediatas, no lejanas, poco ni muchode esa moral y de ese dogma; y (óigan-

lo bien el señor Buines y los de suescuela), esa tesis es perfectamentedemostrable. Nos comprometemos encaso dado, á hacerla resplandecer contoda evidencia, señalando con preci-

sión, uno por uno, ilos orígenes cris-

tiancs de todos esos principios; expo-

niendo su desenvolvimiento, sus irra-

diaciones, sus alternativos eclipses entodo el curso de la historia de diez ynueve siglos; exposición en que semostraría con teda claridad como enlos que podríamos llamar anteceden-tes de la Reforma ha sido donde esos

Page 128: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

122 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

principios encontraron obstáculos pa-ra su expansión, remoras para su pro-greso, dificultades para su arraigo, ymuchas veces huracanas y tempesta-des que los habrían hecho desapare-cep para siempre de la humana con-ciencia, si lia Iglesia ño hubiera esta-do ahí, para recogerlos, conservarlos,ma,ntener!os y hacerlos brillar á !apostre, en tiempos mejores en que seposegaran los tempestuosos vientos ypudieran seguir brillando las lámpa-ras sagradas del santuario.

A| abrigo de esa confusión, el se-

ñor Bulnes teje una larga serie deantecedentes de la Reforma y colocaentre ellos muchos principios perfec-tamente compatibles con la autoridadde la iglesia.

Algo de lo dicho se le alcanzósin embargo, cuando refiriéndose ánuestra primera Constitución política(después de la de Apatzingan), dice:"Los liberai;es de 1824 no omitieronesfuerzo para obtener todas las refor-

¡

mas destructoras de los privilegios;del Estado compatibles con la inviola-bilidad del poder espiritual y político

¡

de la Iglesia." Pág. 83.

En lo que sí anduvo acertado casi'•

del todo, fué en la enumeración quehace de los hombres más ó menos no-tables que iniciaron y propagaron lasideas reformistas. Decimos que casidel todo, porque á algunos (Moreiospor -ejemplo) no se les puede, en jus-ticia, calificar de "reformistas."

i

Fernández Lizardi, Gómez Parías,'Gómez Pe;draza, D. Lorenzo Zavala,

I

el Dr. ¡Vlora, Quintana Roo, Ocampo,Ramírez y otros, sí fueron verdaderospredecesores de la Reforma. Su histo-|ría constituye, con la de algunos otrosmenos conocidos, pero tan culpablescomo ellos y aun acaso más, la histo-ria de la heterodoxia mejicana. Dosde nuestros escritores preparan, se-

gún sabemos, cada uno con distinto,

plan y sin concierto alguno entre sí,

la historia de esos heterodoxos.No creemos necesario entrar en la

discusión de los pormenores de las

especies vertidas á ese resipecto por

el señor Bulnes; que en su empeñosectario de poner las ideas y los hom-bres de la Reforma sobre los cuernosde la luna, hace de algunos de el ios

hiperbólicos elogios. Aquilatarlos se-

ría empresa muy larga. Baste decir

que en esas hipérboles habla por bocadel Sr. Bulnes, el espíritu de secta

y nada más. La gárrula ciencia de Ra-mírez; ¡a erudición trasnochada del

Dr. IVíora, que en la disertación sobrebienes eclesiásticos tan aplaudida por

el señor Builnes no es otra cosa sino

un pobre plagiario (escrita casi del

todo, la demostración la tenemos sobronuestra mesa), los medianos talentos

de algunos otros, pues no revelan másque ni los menores de sus trabajosque nos quedan, son para el señor Buí-

nes cosas maravillosas; lo cual nosda la medida de su criterio científico

y literario. Cierto es (lo teníamos yamuy bien entendido), que e! señorBulnes, no obstante sus arrebatos ysus audacias én materias científicas

y literarias, es e! hombre más fácil decontentar. En una gran parte de doscapítulos, que consagra á los antece-dentes de la Reforma en Méjico, pre-

domina un verdadero "panfijiismo "

pues liega hasta aplaudir algunos ver-

sos cursis de Don Justo Sierra; cosanada nuevo en este señor, tan malpoeta como mal Ministro, y algunospárrafos de otros escritores mexica-nos en que hay contradicciones conlas afirmaciones mismias que trata deprobar.

Lo que sí demuestra el señor Sue-

nes es que Juárez no hizo en la Re-

forma sino un papel secundario; quelejos de ser su autor,, fué (nosotrosantes de ahora lo hemos dicho muchasveces) el istrumento de su partido ynada más, y al concluir e! capítulo

asienta estas verdades: "Con el ca-

rácter se obra, con la inteligencia ss

piensa, y á Juárez le faltaba lo quetenían Moreios, Quintana Roo, GómezParías, Mora, Zavala, Fernández Li-

zardi. Ignacio Ramírez- Ocampo yDeaoiíado: la gran inteligencia. La deJuárez era mediana y su instrucción

Page 129: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 126 *

insignificante; en consecuencia, en I de la tempestad."vez de adelantarse á su época, debía

j

En esto tiene razón el señor Bulnes,ser uno de sus más caracterizados como la tiene tam.bién en muchos demoluscos. -'Juárez sólo podía avanzar i sus juicios acerca de Juárez; pero decomo los grandes pedernales asenta-

1 esos juicios hablaremos con la exten-dos en los lechos de los ríos, por !a ' sión que nos sea posible, en nuestrosfuerza de las grandes avenidas. Súb-

i capítulos siguientes,dito del aluvión, no podía ser el autor

Page 130: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XXXI

DON BENITO JUÁREZ JUZGADO POR DON FRANCISCO BULNES.—LA REFORMA, EPISODIO DEL MAL CONTRA EL BIEN.—LAS LE-YES ANTERIORES A ELLA A LAS QUE JUÁREZ FUE EXTRAÑO.—HISTORIA POLÍTICA DE JUÁREZ REFERIDA POR BULNES:PUESTOS PÚBLICOS QUE DESEMPEÑO.— OBSERVACiONES DEBULNES CONTRA ZERECERO.—JUÁREZ Y SANTA-ANNA.—PRO-PORCIONES MODESTAS DE D. BENITO JUÁREZ COMO POLITI-^CO Y COMO LIBERAL.

Por la extensa revista que de los

antecedentes de ia Reforma no sóioen ei mundo, sino especialmente enMéjico, hace el señor Bulnes, resul-ta patentísimo que no fué, que no pu-

do ser Juárez el autor de la Reforma...En la serie de los siglos, la Re-

forma es uno de tantos episodios dela lucha del mal contra el bien, por ,

lo q'tie toca á la Iglesia; lucha empe-!

nada muchas veces en nombre deprincipios por la Iglesia enseñados ydifundidos y de que se han apoderado,desnaturiaí! izándonos para convertir-los en armas de combate contra ¡a

Iglesia misma, los enemigos de esa.

hija del cielo.|

Considerada así la Reforma, Juárez

no podía ser su autor. Considerada,

especialmente la lucha contra la Igle- :

sia en Méjico, tampoco lo fué, no la

inventó: tuvo predecesores, más há-;

biles que él, más instruidos, intelec-j

tual y moralmente mucho más capa-

ces; de modo que el lugar ocupadopor Juárez en la historia de la Refor-ma sólo se explica porque las cir-

cunstancias ie llevaren á la primeramagistratura de la República.La Reforma misma, considerada

como conjunto de estatutos legales,

no fué cosa inesperada. Siendo la Re-forma un hecho legal (hemos dicho

en uno de nuestros escritos), en la

historia de nuestra legislación hayque buscar sus antecedentes; y allí

están, en efecto. Desde la ley expedidaen 4 de Julio de 1822, cuando ni unaño todavía había transcurrido de la

consumación de la independencia,

que mandó se ocupasen por el gobier-

no las fincas destinadas para las mi-

isijones de Filipinas y los capitales deobras pías que no hubieran de cum-plirse en el territorio mejicano, has-

ta la ley de 23 de Noviembre de 1855,

que, en su artículo 42 suprimió e| fue-

ro eclesiástico en materia civil, hayuna serie de leyes, ya del Congresode la Unión, ya de las legislaturas

de los Estados, que van marcandocómo las ¡deas de la Reforma fuerondifundiéndose, levantándose, aunquelentamente, con los hombres que las

Page 131: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFOMA 125

provesafaan, á las regiones oficiales;

invadiendo poco á poco las alturas,

como las olas del diluvio, hasta lle-

gar, como ellas también, á las más al-

tas cimas y cubrirlas tedas debajodel cielo. "Opertique sunt omnesmontes excelsi sub universo coelo."

A todas esas leyes, con excepción he-

cha de la última, fué extraño, ó puntomenos, Den Benito Juárez; y en la

difusión de las ideas liberales, porm.ás que haya contribuido en su es-

fera de acción, ya como catedrático,

ya como director del instituto de Oa-jaca, ya como político en los círculos

en que figuró, es innegable que nopuede com.parárseíe con Ramírez; quesu gobierno en Oajaca tampoco pue-

de compararse con el de Ccampo en

Michoacán; y que su acción, comopreparadora de la Reforma, dista in-

mensamente de la de Gómez Parías.

Esa es la verdad.Poca importancia, pu^s, tienen los

antecedentes del señor Juárez, comoreformista; y no anda fuera de lo jus-

to el señor Bulnes cuando, refiriéndo-

se á la historia política de Juárez, dice,

ent.-e otras cosas, lo que sigue, quevamos á copiar suprimiendo algunasfrases, que no podríamos dejar sin co-

rrectivo.

"En el "caramelo" de Zerecero (B'o-

grafía de Juárez), aparece el biogra-

fiado "comenzando al entrar en las

cátedras de Derecho por comprender-

se á sí mismo y por formar sus con-

vicciones en política: de tal manera,que ni sus convicciones lo han aban-

donado nunca, "ni él ha abandonadojamás los principios liberales. (1).

"Juárez, según su biógrafo, desdeque cursó Derecho en el Instituto deOajaca, se declaró liberal y fué in-

quebrantable en sus principios. Esta

afirmadión de Zsrecero la han copia-

do los caramelistas Baz y Sosa."Zerecero nos describe el período

Juvenil y adulto de la vida política deJuárez, sin que podamos encontrar

(1) Zerecero. Biografía, edición de

A. Pola. Pág. 26.

I

en tal descripción, algo que no sea fría-' mente vulgar. En efecto, Juárez to-mó parte en la participación que tu-vo el Instituto en las elecciones de1828, declarándose á favor de Guerre-fo (1); en 1831 fué electo popu;iaf>mente regidor del Ayuntamiento dela ciudad de Oajaca (2), (á la edadde 25 años). En 1832 fué electo di-

putado á la Legislatura. En 1835, su-frió una prisión de algunos meses,porque se le creyó complicado en larevolución que fracasó aquel año pa-ra derrocar al partido conservador,

:triunfante desde 1831 (3). En 1842(á la edad de 36 años) fué nombradojuez de lo civil y de hacienda siéndolohasta 1845, "en que el General Leóncomo transacción con el partido libe-

ral" triunfante á medias en la revolu-

i

ción de 6 de Diciembre (de 1844), lo

I

llamó para su Secretario de gobier-

¡

no. "Pocos meses estuvo en ese pues-to, porque era imposible que estu-

Iviesen de acuerdo, las ideas y hechosdespóticos de León con los princi-

pios lihieraíes de Juárez." (4). Énton-Iees fué nombrado Ministro Fiscal del

Tribunal Superior de Justicia, en cu-

yo puesto estuvo hasta fines de 1845,

en que triunfó el plan absolutista pro-clamado por el General Paredes. Otrarevolución triunfa en Agosto de 1846;el Estado de Oajaca declara que re-

sume su soberanía y una junta depersonas notables que se llamó juntalegislativa, pone el Peder Ejecutivodal Estado en manos de un triunvira-

to compuesto de Fernández del Cam-po, Arteaga y Juárez." (5)

I

"Com>o se ve, hasta 1846, la carrera

de Juárez es muy vulgar, llega á los' cuarenta años á formar parte del po-

der Ejecutivo de Oajaca. después dehaber sido regidor, diputado á la Le.

igislatura, juez de lo civil. Secretario

(1) La misma obra, pág, 27.

<2) La misma obra. pág. 27.

(ó) Zerecero, Biografía de Juárez.

Edición Pola, pao. 28.

(4) La misma obra, pág. 29.

i (5) La misma obra, pág. 30.

Page 132: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

[26 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

del Gobierno del GensraS León y Ma-gistrado del Tribunal. El señor Poianos hace conocer como un mérito deJuárez haber leído un libro de Ben-jamín Constant (1), que contribuyó áformar su espíritu. E! señor Lie. Fé-lix Romero certifica solemnementeotro prodigio de Juárez: leyó y medi-tó á Róselo. Afortunadamente el mis-mo señor Romero se encarga de decir-nos quién era Roscio, pues sin su ex-

plicación hubiéramos creído que Rós-elo era algún coplero rodante ita-

liano. La obra de Roscio se titu-

la "E! triunfo de la libertad sobre el

despotismxO, en la confesión de un pe-cador arrepentido de sus errores po-iticos, y dedicado á desagraviar enesta parte á la religión ofendida conel sistema de la tiranía. Su autor S.

G. RosciO; ciudadano de Vienezuela enla Am.érica del Sur. Tercera Im.pre-sión. Oajaca. Imprenta de York á car-go de Juan Oletío, 1828."

Al correr Zerecero el espeso velode caldeos misterios y presentamoslos primeros cuarenta años de vidade Juárez, creyó probar que su bio-

grafiado había sido ardiente, intran-

sigente, inquebrantable libera!; sin unmomento de debilidad, sin el menorsacudimiento cte vacilación, sin el malpensamiento de una concesión al par-

tidov contrario. Zerecero ha tenidoéxito para les crédulos incondloiona-les vaciados en pasión ó en analfabe-

t'israo; pero analizando su expo&ición,se descubre que está llena de omisio-

nes incondicionales y de torpes men-tiras.

El ineludible deber de todo escri-

tor que se declara amigo, admirador,apologjsta de un hombre, es probarla realidad de los méritos que le atri-

buye; de otra manera su apoloqía nopasa más que de trabajo necio de adu-lación, zerecero se dispensa á sí mis-

n-iO de probar en la descripción de la

(1) Pola.—Juárez. Nota de la pág.

26.

vida de Juárez, les actos meritoriosque son -insignificantes, haber to-

mado parte en las elecciones á favorde Guerrero siendo alumno del Insti-

tuto; haber sido reducicSo en 1836á prisión porque ''se le creyó com-plicado" en un proyecto de revolu-ción, y haber renunciado eí puesto deSecretario del General León, porquesus opiniones liberales no le permi-tían permanecer dividiendo las res-

ponsabilidades políticas con un dés-ppta como el Genera! León.

El segundo cargo que debo hacerá Zerecero, es por sus omisiones,¿Qué hizo Juárez desde la abolicióndel federalismo en 1834, hasta 1842en que según el biógrafo, fué nom-brado juez civil de Oajaca? ¿Qué hi-

zo Juárez desde Junio de 1845 en quedejó de ser Ministro de! Tribunal Su-perior hasta que con motivo del triun-

fo de la revolución de Agosto de 1845,contra Paredes, el Estado de Oajacadeclaró que reasumía su soberanía?¿Cómo explicar esas omisiones de!

biógrafo cuando la Diografía aparecióen vida del biografiado y ambos sos-

tuvieron correspondencia cordial conmotivo de la biografía? La crítica

tiene que decir: si un apologista des-

enfrenado omite intencionalmente ex-

poner la conducta de un hombre pú-

blico durante dos períodos de intere-

santes acontecimientos políticos, quie-

re deoir que es casi seguro que la

condiucta de tal hombre público fuébien censurable.Voy ahora á probar las grandes

mentiras con que Zerecero intoxica

su "caramelo."Juárez fué electo diputado á la Le-

gislatura de Oajaca en 1832, decla-

rándose partidario y admirador del

General Santa Anna é indignándosecontra el General Don Anastasio Bus-tamante por su tiranía, ''porque qui-

so que sus compatriotas arrastrasen

cadenas ignominiosas." En efecto,

Juárez, en el discurso que pronunciócomo Presidente de la Legislatura de

Oajaca el 30 d'e Junio de 1833, decía:

"El Congreso no se equivocó al su-

fragar á favor del vencedor de los es-

Page 133: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIÓNEá DE AYUTLA Y DE REFORMA 127

pañoles en Tampico. Este ''militar

ilustre ha correspondido fieln^ente ála confianza que de él g8 ha hecho yí"antes que ver á sus compatriotas^arrastrar cadenas ignominiosas, hasufrido mil vejaciones. La nación las

ha presenciado, la nación agradecidalas cabrá vengar satisfactoriamen-te/' (1).

''EJ documento citado prueba queel inquebrantable iibcrrJ Don BenitoJuárez, se identificó con la revolu-

ción qme derrocó á Don AnastasioBustamante por tirano, y el mis-mo Juárez declara que Santa Annalibró á sus compatriotas de "arras-

trar cadenas ignomiiniosas." No he po-

dido averiguar qué hizo Juárez cuan-do el ilustre Santa Anna proclamó el

centralismo; pero sí aparece Juárezservidor como Juez civil del centra-

lismo santanista continuado por ese

mismo Don Anastasio Bustamante,que hacía "arrastrar cadenas ignomi-

niosas á sus compatriotas," y despuésde aceptar ó pedir Juárez al tirano

clerical Bustamante un empleo en su

ignominiosa tinanía, se pronunciacontra él, llegando así al pretorianis-

mo de redingote," hermano carnal ygemelo de! "pretopianismo de charre-

teras."

"En el manifiesto á la nación delo ocurrido e! 17 de Septiembre(1841) en la ciudad de Oajaca" se l^e:

"Desde que llegaron á esta ciudadlas plausibles noticias del pronuncia-miento del señor General MarianoParedes, un golpe eiéctrico reanim.ó

les corazones- de todos sus habitan-

tes".... Este es el encabezado de la

adtjesión a! pronunciamiento de Pa-

redes, instrumento de Santa Annacontra Bustam.ante. El Genera! Santa

(1) Lio. Benito Juárez. Discursopronunciado en la clausura de sesio-

nes de la Legislatura de Oajaca, co-

*-mo su Presidente, el 30 de Junio de1833. Se encuentra reproducido en el

libro del Sr. A. Pola, intitulado "Dis-

cursos V Manifiestos de Benito Juá-rez." Pág. 2.

Anna en 1841, ya no podía engañar áningún liberal, su conducta en 1834había sido criminal, asquerosa, venal,

despreciable, y en 1833, en Tejas, se

había portado como traidor y cobarde.Sin embargo, vemos á Juárez adhi-

riéndose al condotiero Santa Annacontra el pretoriano Bustamante, ácuya administración servía, despuésde haber declarado en 1833, que Bus-

tamante hacía arrastrar á sus com-patriotas ignominiosas cadenas. Micargo es terrible, pero está comproba-do con la firma de Don Benito Juárez,

juez de lo civil, al pie del Manifiesto^

de adhesión al pronunciarniento, puesdicho Manifiesto lo firman el 17 deSeptiembre de 1841: "Magistrado del

Supremo Tribunal y catedrático decánones, José María Moreno.—ídemJosé Arteaga.—Abogado de pobres,

José Inés Sandoval.—Profesor de Ci-

rugía, José Francisco Carriedo.—Pri-

mer ayudante de auxiliares del ejér-

cito, Ignacio Castañeda.—Dr. Deme-trio Garmendia.—Juez de lo Civil dela capital, Lie. Don Benito Juárez."

(1) Siguen más firmas.

"Se ve, pues, que Juárez apareceJuez Civil de la capital de Oajaca,

sirviendo :al centralismo de Busta-

mante, y pronunciándose contra su

gobierno ©i 17 de Septiembre de 1341;

pero para salvar á Juárez de un car-

go que nadie le puede quitar, porqueconsta en documento que tiene fuerza

legal, moral é histórica, de escritu.'-a

pública, Zerecero decide lanzar la

mentira de que Juárez fué nombradoJ'jez civil de ia c:!pit;a! en 1842 con lo

cual ya no aparece sirviendo "á Bus-tamante.

"Zerecero, en su caramelo (Biogra-

fía de Juárez) nos dice: "En 1842

(Juárez, fué nombrado Juez de lo ci-

vil y de hacienda, "siéndolo hasta

(1). Este documento oficial se ha-

lía reproducido en la obra del Sr. Po-

ja "Discursos y Manifiestos de Juá-rez," pág. 182 y fué tomado de los do-

cumentos oficiales que obran en la Bi-

blioteca Nacional.

Page 134: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

128 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

1845." Esta es otra cínica mentira.Ya probé que Juárez fué Juez civil

bajo la administración de Bustaman-te, contra quien se pronunció," voy áprobar que no fué Juez de ¡o civil du-

rante el período de la administracióndel General Santa Anna, de 1842 á1845. I

"En el "Diario del Gobierno de la

República Mejicana," cuya colecciónse encuentra en la Biblioteca Nacio-nal, en el Archivo Nacional y len la

biblioteca de uno de mis amigos, eneí número corresp-ondiente al 2 deAgosto de 1844, cuarta pilana, columnasegunda, se encuentra el Decreto del

Departamento de Oajaca, bajo la féru-

la del procónsul santanista General D.Antonio León, que dice:

''Artículo 1o. El 11 de Septiembrevenidero, se co¡locará en "testimoniode gratitud," el retrato del Exmo. Sr.

Presidente Constitucional, General dedivisión y benemérito de la patriaDen Antoinio López de Santa Anna,en los salones» de sesiones de los

Ayuntamientos del Departamento. Oa-jaca, Jujlio 22 de 1844. Una rubrica.Antonio de León.—Otra rúbrica. Be-nito Juárez, Secretario."

"Este documento prueba plenamen--te que Juárez, en Julio 22 de 1844, eraSecretario del procónsul santanistaLeón y que con él dividió la responsa-bilidad moral é histórica de dar testi-

monio de gratitud á Ssnía Anna. cuan-do !a nación ya no lo aguantaba. Zere-

cero nos afirma: "En 1842, (Juárez)

fué nombrado Juez de Ic civil y dehacienda, "siéndolo hasta 1845." Estáprobada ¡a mentira de Zerecero; ydiigo m.entira, porque Zerecero era unhombre de talento, había nacido en

el siglo XVI I í, habíia sido actor en to-

da nu.'ístra historia política y era unverdadero diccionario por su erudi-

ción en historia patria. Zerecero nopadecía errores tan magnos." Páginasde 125 á 132.

El señor Bulnes, en las páginastranscritas, nos parece que fija bien

las proporciones modestas de Juárezcomo político y como liberal, antes desubir al gobierno de Oajaca.

Aún pudiera decirse mucho más, de

lo que el señor Bulnes dice; pero no

lo haremos, porque no nos hemos pro-

puesto compiletar su obra; solo he-

mos querido juzgarla.

Page 135: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

©a(©))(©)(<©)X©a©) u®)) (M)(M)(M)(^(^(P

XXXi!

EL CESARÍSMO

Continuando el señor Bulnes su co-

mentario al famoso decreto, expedidoen Oajaca, firmado por Juárez, y enel cual se manido colocar el retratodel General Santa Anna, en los salo-

nes de sesiones de los Ayuntamien-tos, todo esto en testimonio de grati-

tud, dice lo siguiente:"Todavía más, el periódico órgano

del procónsu^l León en Oajaca, se in-

titulaba "El Regenerador" y es biensabido que el Secretario del Gobier-no de un procónsul ó de un goberna-dor constitucional, es el director, cen-sor y aun redactor de la prensa ofi-

cial, semiofioial y subvencionada go-biernista. Ahora bien, "El Regenera-dor" bajo la inspiración ó con la ple-

na aprobación del Secretario de Go-bierno, Juárez, comentaba el Decretode gratitud á Santa Anna, en los si-

guientes términos: "Los distinguidos

y relevantes servicios del "héroe zem-poalteco," demandaban imperiosa-mente esa señal de reconocimientocon que los oajaqueños manifiestancuánto saben apreciar el mérito y vir-

tudes del muy digno y supremo ma-gistrado de la nación, cuyo retratoserá visto por la generación presente

y futura con el respeto y amor que in-

funden las grandes y heroicas accio-nes del hombre ilustre á quien re-presenta; y muy justo será que ungrato recuerdo haga brillar en la his-toria el patriotismo, valor y periciadel benemérito ciudadano, que des-pués de libertar á su patria mil y milveces de peiiigros inminentes de per-der su independencia, lleva con acier-to las riendas del gobierno, muy ásatisfacción y contento de los meji-canos que le han proclamado y pro-claman el padre y libertador de lapatria." (1).

Tan bellas así son las, palabras que elperiódico oajaqueño "El Regenera-dor," colocado bajo la alta direcciónpolítica de Juárez, como Secretariodel Gobierno del Genesaí León, dedi-caba al padre y libertador de la pa-

(1). Este comentario se encuentraal calce del decreto de 22 de Julio de1844, y fué también reproducido por©I "Diario del Gobierno'' de la Repú-blica en el número del 2 de Agosto de1844, en el que se habla con elogio ygratitud de los autores del decretooajaqueño.

Juárez. 9.

Page 136: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

130 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIO NES DE AYUTLA Y DE REFORMA

tria con amor y respeto. ¿Era Juárez

sincero al iiundirse en este océano de

exaltada veneración por Santa Anna,en compañía deij procónsul León, ó

tomaba parte en e! cwlto al ídolo del

día, odiándolo en el fondo de su al-

ma? Si era sincero, cómo yo lo creo,

entonces no es cierto que Juárez fue-

se ese liberal! formado en el Instituto

por Constant y que había meditado á

Roscio, inquebrantable en sus princi-

pios. Y si no era sincero, entonces

hay que calificar á Juárez de gastró-

latra, de lucrófiio, ó dejándome de he-

lenismo y apelando á mi rica lengua,

de vulgar pancista empuñando el in-

censario impúdico cargado con la in-

mundicia de la orgía imperial.

No se me puede decir que en Julio

de 1844 Santa Anna era 6\ ideal de

los liberales mejicanos, ó por lo me-

nos una figura soportable. Escuche-

mos á Zamacois que tanto simpatiza

con los conservadores y moderados,cómo pinta la situación política del

país, en los momentos en que Le(ón,

Juárez y comiparsa ofrecen homenajesde gratitud á Santa Anna..."Por este decreto (de 27 de Enerodie 1844) dado para poner un valladar

al poder sultánico que trataba deejercer Santa Anna, fué poco respe-

tado por el hombre que se trataba decontener"... "Para evitar (SantaAnna) que recayese en person'a queno fuese de su agrado la presidencia

interina, se interesó de una maneramarcada, en que se nombrase al Ge-

neral Don Valentín Canalizo, llegan-

do su osadía hasta el grado de escri-

bir "que si el Senado no lo nombra-ba, él, por sí lo nombraría ó usaría

del veto"... "El país que había an-

helado que Santa Anna desapareciesedel poder, quedó profundamente dis-

gustado de que hubiese recaído en él

la presidencia. Ningún remedio se es-

peraba á los males que pesaban sobrela sociedad mientras se hallase ri-

giendo los destinos de la patria."...

Mientras los pueblos sufrían y clama-ban contra los actos arbitrarios deque eran víctimas, Santa Anna, ro-

deado de pompa y de grandeza veíaconvertida su nueva hacienda, deno-minada el Encero, en un paraíso deadulación y de delicias á donde acu-dían todos los palaciegos y aspiran-tes...." (1)

"Atacados los diputados por el mis-mo "Diario del Gobierno," tuvieronuna sesión secreta el lo. de Agosto(die 1844) en que se leyó el dictamende la comisión de Gobernación conrespecto á los artículos injuriosos al

Congreso por aquel periódico"... "Lanación sabía que los cuatro millonesde duros que se le habían exigido úl-

timamente, habían desaparecido antesde haber sido recaudados, con utili-

dad de algunos hombres que comer-cian con las necesidades de los go-

biernos. Veía el desbarajuste introdu-

cido en las oficinas jubilando á em-pleados aptos, para colocar á otrosque no tenían mérito alguno reconoci-

do; presenciaba prodigar grados mi-

litares á los menos acreedores... re-

lajada la hacienda pública; á la na-

ción en bancarrota; rodeado el teso-

ro de acreedores inexorables, de insa-

ciables agiotistas; derrochados los

caudales públ'icos; gastados más desetenta millones de duros; agobiadoel clero con exorbitantes y frecuen-

tes préstamos; amenazada la propie-

dad particular con otros diez millo-

nes de duros que pretendía imponer-le; atropellada la Constitución, ymuertos el comercio y la industria."

(2). Tal era el estado del país en

Julio de 1844, cuando Juárez firmabadecretos de gratitud al ilustre SantaAnna, por los beneficios que derra-

maba sobre 1a nación de la cual era

"padre y libertador."

¿Dónde estaban en aquel momentolos liberales? Frente á Santa Anna,indignados, valientes, resueltos, au-

(1) Zamaooiis. Historia de Méjico.

Tomo Xn, pág. 328 y 329.

(2) Zamacois. Historia de Méjico.

Tomo XH, págs. 334 y 339.

Page 137: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 131

daces, amenazantes; acusándolo, im-precándolo, agobiándolo con repro-ches, descargando sobre su corrupcióny tiranía todas las frases que el do-lor, la ley, la esperanza y la justiciatienen de más expresivas, santas,conmovedoras, solemnes, terribles.

Los liberales se hallaban en las Cá-maras, en la prensa, y en el campode la insurrección con los fragmentosde la Constitución envolviendo sen-tencias, balas, escupitajos. ¿Dóndeestaba Juárez? Del lado del tirano desu patria, venerándolo y declarandosu amor, respeto y adhesión, en el

decreto de 22 de Julio de 1844 y enel hermoso comentario del "Regene-rador." ¿Y así se quiere hacernoscreer que Juárez fué en Oajaca azo-te de los tiranos, la marmita hirvien-

te de las virtudes republicanac y el

sombrío arcángel de la ley, del de-

recho, de la patria? ¡Qué horriblees la ignorancia de un pueblo! Enella cabe la destrucción de toda sucivilización dictada por el primer im-

postor que descarga sobre sus espal-

das como látigo el golpe de un entor-chado de mentiras."

Lo anterior que expone el señorBulmes, y que sostuvieron siemprieen distinta forma los escritores cató-

licos, es incontestable, Santa Anna,el primer instrumento de que ss va-

lieron los enemigos del Estado cató-

lico, para derrocar á Iturbide, nopuede considerarse como un persona-je del partido conservador, entre el

cual tuvo innumerables y esforzadísi-

mos adversarios; pero fué, sin em-bargo, el más terrible enemigo del

partido liberal, en su época; no porlo que ese partido tuviera de irreligio-

so, sino por lo que anunciaba tenerde demócrata. De los tres autócratasque ha tenido Méjico, Santa Anna fuéel primero, á la vez que el menos dis-

frazado. Por manera, que la admira-ción de Juárez por aquel dictador,

que habiendo tenido en sus manos la

felicidad de Méjico, no supo hacermás que su desgracia, prueba queDon Benito, ya en la edad en que

existe la plenitud de las conviccionesy su solidez, lejos de ser un demócra-ta, era un adorador de la autocraciaejercida por Santa Anna. Todo estolo habríamos expuesto amplísimamen-te hace veinte años, si se nos hubierapermitido, si no se hubiera calificadode ultrajes á la nación, el juicio do-cumentado sobre un hombre histó-

rico."

Continúa el señor Bulnes en el ca-pítulo IV:

"Lo expuesto nos hace conocer la

carrera política de Juárez, desde quesalió del Colegio hasta 1846, en queformó parte del Ejecutivo del Estadode Oajaca.

1831. Administración del Vicepresi-dente Don Anastasio Bustamante;Juárez fué eJiecto popularmente regi-

dor de la ciudad de Oajaca.1833 y parte de 1834.—Régimen fe-

deralista, liberal radical: Juárez des-empeñó el cargo de diputado á la

Legislatura de Oajaca.Parte de 1834 en adelante hasta

1841. Administraciones conservado-ras. Los biógrafos de Juárez no quie-

ren decir qué hizo en ese período.1841. Administración centralista,

militarista y clerical de Don Anasta-sio Bustamante: Juárez aparece sir-

viendo como Juez de lo C'vü de Oa-jaca, y pronunciándose contra Busta-mante en Septiembre de 1841,1842 hasta T«44. Administración

centralista, militarista, desquiciadoray funesta de Santa Anna. Juárez apa-rece en el importante puesto político,

de Secretario del Gobierno del arbi-

trario procónsul de Santa Anna, DonAntonio León.

1845. Administración Federalista.Triunfo del partido moderado. Juárezaparece sirviendo el cargo de Magis-trado del Tribunal del Estado de Oa-jaca.

De fines de 1845 á Agosto de 1846.Administración centralista, inclinadaá la monarquía, del Generail Paredes

Page 138: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

132 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIO NES DE AYUTLA Y DE REFORMA

y ArrMIaga. Los biógrafos de Juárez!

3o. Que el partido rojo luchó con-ocultan ia conducta del biografiado, tra la liga y la venció, pues "\a ley

1846. Vuelta del federalismo. Juá- salió al fin."—Falso..

rez forma parte del triunvirato ejecu-j

4o. Que Juárez fué uno de los lea-

tivo de Oajaca. ders del partido rojo, que sostuvo la

Conclusión: Juárez desde que sa- discusión.—Falso,

lió del Instituto hasta 1846, sirvió á 5o. Que Juárez perteneció al partido

todos los partidos y abrazó todas las rojo en 1S47.—Falso,

causas; en consecuencia no se nota Voy á probar las tres falsedadessu intransigencia como liberal. que hay en Iss cinco afirmaciones de

Zerecero, sin seguir el crden en quehe colocado dichas afirmaciones.

! Desde uego, y como primera prue-Juárez en Enero de 1847, se en- ba de la multitud que expondré e»!

contraba en la ciudad de Méjico y este libro, de que Juárez no era rojo

asistía á la Cámara de Diputadcs en en 1847, presento el siguiente docu-

calidad de representante por uno de mnto escrito en 1b49.

los distritos . del Estado de Oajaca. "Gobierno eclesiástico de Oajaca.

¿Cuál fué el papel del "celoso" en Excmo. Sr.—Cuando la experienciaaquellos días de crisis política coló- no nos hubiera acreditado satisfacto-

sal? riamente el pulso y acierto con queZerecero en su caramelo, como Baz la mano de V. £. ha manejado las

en el suyo, copiando de aquél, han riendaá del Gobierno, bastaría paralogrado engañar al país con mentiras inspirarnos la debida confianza, !a

escandalosas. Zerecero obra, como ya uniformidad con que los individuos

lo hice notar, con \a mala fe de un del cuerpo legislativo sufragaron poradulador marrullero, pues fué testigo ia reelección de V. E., el universal

ocular de los hechos, estaba intere- aplauso con que ha sido celebrada susado en apreciarlos y tenía inteligen- posesión, el patriótico, juicioso y "lí-

ela bastante para hacerlo con exac- scnjero" programa de V. E. ha ofre-

titud. Busquemos á Juárez hasta en- cido continuar en el nuevo periódico»

contrario á través de la cerrada vege- y el vínculo sagrado del juramentotación de mentiras patrióticas. con que se han afianzado las promesas

"Si bien es cierto, dice Zerecero y que estrechan más y más Tas relacic-

sus copistas, que el partido conserva- nes de su Gobierno con los pueblos,

dor estaba en el Congreso (de 1847) "Y si éstos necesitan para alentar-

en hninoría, agregósele el partido mo- se, para rnorigerarse y obedecer, te-

derado, que estaba allí, bien y fuer- ner siempre a la vrsta lá unión, con-

temente representado ,y entreambos formíóao y armonía' de sus autorida-

lucharon contra el "partido rojo que des, yo mje prometo y lo espero deapoyaba á Farías, Rejón, Ramírez y V. E., que enire ese Gobierno y estaJuárez y otros sostienen que la ley y íVlitra, así como entre las demás auto-

Otero y sus prosélitos la atacan. La ridades, la han de ver de tal natura-ley salió al fin leza, que dé por sí misma un testimo-Zerecero tiene en estas líneas cinco nio irrefragable de que uniformemen-

afirmaciones: te partimos de unos mismos princi-

1o. Que el partido conservador es- pios, adoptamos respetuosamente unostaba en el Congreso en minoría.— mismos medios, y tendemos á un mis-

Cierto, jmo fin.

2o. Que el partido moderado, fuertej

"Marcado será el gobierno de V. E.

y bien representado se le agregó, es en las fojas de la historia oajaqueñadecir, que se formó una liga de mo-'con los signos de la paz, "del amorderados y conservadores.—Cierto. á la religión," de la sabia dirección-

Page 139: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 133

de los negocios, de la recta adminis-tración de justicia, de la ilustraciónde los pueblos, y de su prosperidad yengrandecimiento, y dejará recuerdosvivos de gratitud que alcanzarán álas futuras generaciones.

"Con esta persuasión tengo el par-ticular placer de presentar "nueva-mente" á V. E. "mis felicitaciones'por su continuación en el Gobiernodel Estado, y de protestarle las segu-ridades de mi consideración y dignoaprecio.

"Dios guarde á V. E. muchos años.—Oajaca, Agosto 16 de 1849.—Anto-nio, Obispo de Oajaca.—Excmo. Sr.

Gobernador de este Estado." (1)

Para que el Obispo de Oajaca felici-

tara á Juárez por su reelección, erapreciso que no fuera rojo.

En cuanto á que Juárez haya sos-

tenido en la tribuna la ley de 11 dsEnero de 1847, que gravaba al clerocon una contribución de quince mi-llones tomados sobre los bienes, estan cierto como cualesquiera de los

cuentos de "Las mil y una noches."Juárez no tenía dotes para hablar enpúblico y siempre tuvo la habilidadde reconocerlo. No se encuen-tra enlas "Actas del soberano Congreso,"correspondientes á las sesiones de 7

y 8 de Enero de 1847, en que tuvo lu-

gar el debate á que me refiero, qusJuárez haya ocupado la tribuna. De-safío á que se presente un documen-to que tal cosa afirme, aun cuandosea una carta particular ó una noti-

cia de periódico, "siempre que sea dela época."

Registrando yo las "Actas de las

sesiones del Congreso de 1847," sólo

encontré que Juárez había ocupadovina vez la tribuna, para reclamar á

la Mesa, en diez palabras, por quéen el acta de la sesión anterior no

(1) De .a obra "Miscelánea" queforma el tercer tomo de las obras deDon Benito Juárez. Para detalles véa-

se la misma obra, que contiene másdocumentos curiosos.

figuraba una petición que había en-

viado a! Congreso de la Unión la Le-gislatura de Oajaca y que había leí-

do la Secretaría. El señor Pola, noobstante ser panegirista de Juárez,

¡

llama la atención del lector ocn unanota, chocando con la estupenda men-tira de Zerecero, y dicha nota dice:

"A la verdad, Juárez parecía una es-

finge. Si desplegaba los labios (en el

Congreso) era para decir no ó sí, entanto que sus coterráneos y condis-cípulos Francisco Banuet y TiburcioCañas entraban en las discusiones."

(1).

Es cierto que Juárez votó la ley de11 de tinero de 1847 que el clero de-

claraba contraria á los intereses dela religión; pero la votó, como la vo-

taron todos los santanistas, algunosmoderados y aun conservadores, por-

que su ilustración y los notables dis-

cursos de Rejón y Ramírez les hicie-

ron ver que nada tenía que ver la

religión con los derechos del Estadode imponer una contribución de gue-rra á los cuantiosos bienes del clero,

en líos momentos en que la patria

angustiada, no tenía ya elementos pe-

cuniarios para resistir al victorioso

invasor extranjero. Juárez voté la ley,

porque en 1847 pertenecía al grupode los amigos fieles, indiscutiblemen-te leales, dispuestos á todo sacrificio,

por su ídolo el General Santa Anna.Y esta afirmación la prueba Juárezcon su propia firma, en un documen-to que fué publicado en el "Diarioá¿\ Gobierno de la República," y queentre otras cosas, contiene un pá-

rrafo demostrativo de que los sig-

natarios de dicho documento se ha-

bían constituido en los "Monteros deEspinosa" que velaban el sueñe ó los

insomnios y el honor ó el presticjio yel poder del General Don Antonio Ló-

pez de Santa Anna.

¡

Dice así el curioso párrafo á queme refiero:

(1) A. Pola. Juárez. Nota de la pá-

gina 31.

Page 140: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

134 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIO NES DE AYUTLA Y DE REFORMA

"Foco á poco los hemos seguido ensus manejos (á los moderados), he-

mos logrado desconcertarlos, y al úl-

timo arbitrio que les ha quedado deacudir al llamamiento del Beneméri-to de la patria, Presidente actual dela República, Don Antonio López deSanta Anna, opondremos la lealtad

con que hemos sostenido al soldadodel puebo (General Santa Anna) "ele-

vándolo" á la alta dignidad de quese halla investido, "salvándolo" del

artificio con que se le trató de privar

de las inmunidades de Presidente, a\

darle el permiso para mandar en per-

sona el ejército del Norte, "conserván-dole" eij puesto de que querían privarlelos más de los que hoy invocan su

nombre, cuando solicitaban la obser-

vancia de la Constitución del año de1824 en todas sus partes, dando conesto lugar á la rebelión que hoy afli-

ge á la capital Méjico, 11 deMarzo de 1847.—Jesús Camarena.

Francisco Banuet.—Vicente Romero.—Miguel Lazo.—Pedro José Lanuza.—Eligió Romero.—Ambrosio Moreno.—José María Sánchez Espinosa.—-Miguel García Vargas.—Manuel Ma-ría de Villada.—José María del Río.

Manuel Crescendo Rejón.— AgustínBuenrostro.—Pedro Zubieta.—Fernan-do María Ortega.—Juan Othón.—Do-mingo Arrióla.—BENITO JUÁREZ.—Tiburcio Cañas.—Feliciano González.—Joaquín Ramírez España.— MiguelG. Rojas.—Longinos Banda." (1)

El General Santa Anna tenía másempeño que Gómez Farías en que se

votase la ley de 11 de Enro de 1847,

no por privar al clero de sus rique-

zas, sino para salvar al ejército queorganizaba en San Luis de su disolu-

ción por ja indigencia. "El 13 de Ene-ro (1847) el General Santa Anna de-

cía contestando al Ministro de la

Guerra: "Con el oficio de V. E. fecha

10 del corriente, he recibido el

I

decreto del soberano Congreso consti-

tuyente, facultando al poder Ejecu-Itivo para proporcionarse hasta quincemillones de pesos, hipotecando ó ven-

I

diendo bienes de manos muertas al

Iefecto indicado, con el objeto de acu-

I

dir á los ga'^tos de la guerra que tíos

I

hacen los Estados Unidos. Fácil esconocer que el augusto cong''eso haapelado á ese recurso, como único

I

que existía en las circunstancias ac-

tuales para salvar la independencia; nacional, combatida por todas partes^

y en esto precisamente ha comproba-do su patriotismo la representaciónnacional." (1)

Y á su muy distinguido amigo DenI

Manuel Cnescencio Rejón decía el Ge-

[neral Santa Anna: "El decreto que

I

ustedes acaban de exoedir es salvadory eminentemente pa^riófi'c-j. Los dig-

nos representantes que lo han votado^han merecido bien de la patria. Esteprecioso documento ha sido recibido

[

por estas beneméritas tropas con las

más vivas muestras de entusiasmo.

I

Pero es preciso que se lleve á cabocon toda puntualidad y prontitud. Em-plee, usted, pues, todo su influjo, pa-

ra que de luego á luego e! gobiernome mande las sumas necesarias paracubrir los presupuestos de este ejér-

cito." En la misma fecha escribió aT

diputado Don Crescencio Gorüoa. "Efejército, le decía, está muy reconocidoal apoyo que le ha prestado la repre-

sentación nacional, y ésta debe con-tar con él en reciprocidad para el

cumplimiento de sus determinacio-nes." Ail abogado Don Miguel Lazole escribía el mismo día 14 estas pa-

.labras: "Mi muy estimado amigo: La

I

muy grata de usted de nueve del co-

j

rriente me deja impuesto con la ma-! yor satisfacción, de ios esfuerzos que

I

usted y todos los amigos han hecho¡

en el seno de la representación na-

(i) Discursos y Manifiestos de Be-nito Juárez. Recopilación de ÁngelPola. Págs. 189 y 190.

(1) Zamacois. Historia de Méjico.

Tomo XII. Págs. 561 y 562.

Page 141: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 13.^

cional, para que se faculte a! poderejecutivo para proporcionarse quincemillones de pesos, con objeto de acu-dir con ellos á los gastos de la gue-rra... Las facultades que se han ce-dido al gobierno en las actuales cir-

cunstancias, salvarán á !a Repúblicadel abismo en que está orililada." (1)

(1) Zamaccis. Historia de Méjico.

Tomo XII. Págs. 562 y 563.

Page 142: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

[®))(<m((Mi(®))['m[(mÁ^^

XXXIII

JUÁREZ CATÓLICO

Desde que ei señor Juárez, por unaserie de chiripas, que más adelanteexpone el señor Bulnes con notableexactitud, ocupó la presidencia de la

República, todos los políticos serios

de uno y otro partido, comprendie-ron que era un hombre sin valer al-

guno, ni como estadista, ni como per-

sona de principios, ni siquiera comoabogado. Esa convicción ha perdura-do 'hasta hoy entre cuantos conocenla historia moderna de nuestra pa-tria. ¿Cómo explicarse entonces eseafán rabioso de los jacobinos por glo-

rificar á Juárez, como á un gran in-

crédulo, reformista, destructor del

régimen católico, enemigo feroz del

clero y del santuario? ¿Cómo expli-

carse que teniendo en su partido ver-

daderos radicales, ateos esforzados, yapóstatas de corazón, positivos orga-nizadores de la Reforma, los hayanpospuesto á un hombre que no fuémás que dócil instrumento de agenasSniciativas, de ágenos principios, deagenas revoluciones? Algunas veceshemos creído que el pensamiento dela secta jacobina ha sido la glorifica-

ción de un hombre perteneciente áotra raza distinta de la que implantóaquí ei cristianismo; pero esta hipó-

tesis se desvanece ante el hecho dehaber figurado en las filas ateas, in-

dios de raza pura, como Ramírez, Al-

tamirano y otros muchos.Sea cual fuere el misterio, que aca-

so se r»duzca á la actual preponde-rancia de la colonia oajaqueña, lo

cierto es que la elección del ídolo hasido todo lo infeliz que pueda imagi-narse.

Desde luego, Juárez dio constantespruebas de ser Católico, Apostólico,Romano, hasta que la presión ejer-

cida sobre él por Ocampo, MiguelLerdo, Gutiérrez Zamora y otros, hi-

zo suspender esas demostraciones, ylo obligó á figurar entre los refor-

mistas.

Don Francisco Bulnes, demuestrade la manera siguiente la catolicidadde Juárez, hasta e¡ momento en quela ambición del poder, incompatiíjleéste con su fe, lo estrechó á pospo-nerla:

"No hay datos para juzgar del go-

bierno de Juárez en Oajaca (1S47 á1852) que satisfagan completamenteá la crítica aún cuando ésta se ma-nifieste desbordante de indulgencia.El juarismo nos ha presentado dosclases de documentos: las biografías

Page 143: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 137

ó "caramelas" y la recopilación deexposiciones, discursos y manifiestosoficiales de Juárez expedidos ó pro-

nunciados en ejercicio de sus funcio-

nes.

Todas las biografías de Juárez re-

conocen como cantera de materialadulatorio la de Zerecero, hecha co-

mo he dicho bajo el riguroso sistemade las crónicas de los reyes absolutospor los escribas de Casa y Corte, conplato luculario en la regia cocina. Heprobado que el trabajo de Zereceroestá saturado de mentiras y comple-tamente calvo de documentación. Noes posible aceptar las biografías deJuárez com.o lum.inarias en el estu-

dio del célebre cacique, siendo su va-

lor técnico el de todas las adulacio-

nes.

La recopilación de las exposicio-

nes, discursos y manifiestos oficiales I

de Juárez relativos á Oajaca, publi-j

cada por el señor Pola tiene indiscu-l

tibie y alto valor histórico de lo más|

apreciado por la crítica; pero no el !

que ha pretendido darle el señor Po-la. Estos documentos contienen bri-

,

liantes programas de gobierno en la

esfera puramente administrativa, nadaen la política y mucho menos en lapo-

'

lítica reformista; contiene informes so-:

bre la obra administrativa del go-

bierno y, por último, apreciacionesMenas de unción y moralidad conde-nando los vicios siempre administra-tivos de los gobiernos anteriores. De

\

todo esto no se deduce, que Juárezj

fuese un coloso, como cuando nos di-|

ce el señor Pola: "¡Así hablaba aquelCatón!..." el Catón oajaqueño.

|

Nunca ha habido gobernadores fe-

derales que al dirigirse á las Legis-

!

laturas de sus Estados, en cumpü-imiento de un precepto constitucional, '

les digan: "Señores diputados: Me i

propongo abrumar al pueblo con im-|

puestos hasta confiscar la propiedadparticular, consumir esos caudales en '

pública pompa y secreta orgía; mepropongo distribuir los mejores em-

[

pieos entre mi parentela; me propon-'go entregar á mis amigos y cortesa-

nos la vida, bienes y honor del Es-tado, en recompensa de su admiraciónhacia mi persona; me propongo envi-

lecer la justicia; asesinar á mis ene-migos; calcinar en hornos metalúrgi-cos á los periodistas; enriquecermehasta deslumhrar; rodar desde la me-sa hasta la cama y de la cama al

tapete birjánico; nada hacer más quemal, pues mi desprecio por los hom-bres y en particular por mis gober-nados supera al que tuvo mi modeloCalígula con los pobres romanos. Hedicho."Todos los gobernantes, aún los más

atroces, presentan en los medios don-de la hipocresía es indispensable, pro-

gramas espléndidos de gobierno; cu-

bren las esperanzas indefinidas de susgobernados con flores; derramanpromesas como cascadas de arm.onio-

sas frases musicales; conmueven álos incautos con las tiernas notas del

deber, del patriotismo, ds la virtud,

nodriza única de su personalidad. Losprogramas de gobierno en todas par-

tes están muy desprestigiados, nadieles hace caso, excepto en los paísesen que el pueblo manda, porque en-

tonces el programa del gobierno esel del pueblo y éste sabe exigir la

responsabilidad á su mandatario ycastigarlo.

Los programas de gobierno en si-

tuación de ser impunemente charla-tanes sólo sirven para conocer quéera lo que halagaba á la sociedad enla época de ese gobierno.A un gobierno se le debe juzgar

por "lo que hace" y solamente apro-vechándose de le "que dice" cuandoes en su contra ó en contra de la

figura que intentan darle sus admira-dores.

Respecto á los documentos presen-tados por el señor Pola que contie-

nen el informe de la obra administra-tiva de Juárez en Oajaca, son noto-riamente incompletos y hacen imposi-ble fallos justificados. Debo preguntaral señor Pola: ¿En esos informes es-

tán todas las medidas acertadas ysus éxitos, y se encuentran también

Page 144: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

138 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYüTLA Y,DE REFORMA

las medidas desacertadas y sus fraca-sos, ó no las hubo? El papel de las

opiniones públicas ó privadas es se-

ñalar los desaciertos y fracasos delos gobiernos, casi siempre olvidadosen sus informes. ¿Qué decían de! go-

bierno de Juárez en Oajaca sus opo-sitores de buena fe, ó sus enemigos demala fe, pues los enemigos suelendecir verdades amargas como los

amigos suelen decir verdades favora-bles? Para juzgar á un gobernante espreciso escucharlo directamente á él

ó á sus parciales y á sus gobernados.¿Quién ha lleivado la voz de los go-

bernados en Oajaca haciendo la crí-

tica verdadera, científica, profunda,inexorable de la administración deJuárez? Los oajaqueños son muy ppo-

vincialistas, muy unidos, practicanhasta asombrar el bello precepto deJesucristo: "Amaos los unos á los

otros." Debo decir en honor de la ver-

dad, que con Juárez fueron severa-mente justicieros hace 34 años.No obstante que en 1871 se habíandistribuido profusamente en el paístodas esas pamemas escandalosas deque Juárez era el autor de la Refor-ma, die la segunda Independencia, dela civilización y diel medio físico deMéjico, los oajaqueños en las eleccio-nes presidenciales apreciaron comodebían la cuestión y Juárez no obtuvosiquiera un sólo voto para Presidentede líí República en su Estado nata!.

Ahora las cosas han cambiado comovolverán á cambiar y entre tanto la

colonia oajaqueña ha sostenido el

principio de que sólo es lícita la li-

bertad de la prensa reposada, enten-diendo por reposado halagar los sen-timientos ó intereses de dicha colo-nia. Si la libertad de la prensa con-sistiera en criticar á gusto de los cri-

ticados, sería una cosa bien despre-ciable.

Aceptando lo dicho hasta ahora,aun cuando sea sospechoso, que la ad-ministración de Juárez en Oajaca fuéexcelente, se presenta una duda. Side algo dio pruebas Juárez en su lar-

go período de poder, fué de ser pé-

simo aidministrador, no obstante suevidente acrisolada honradez, y la

prueba más palpable de la incapaci-

dad administrativa de Juárez, fué el

despilfarro escandaloso é innecesario

de los bienes del clero al verificarse

su nacionalización. La contradicciónse explica, ¿porque no es lo mismoadministrar bien miles de pesos enMéjico, que millones en Oajaca? Talvez.

Hay que tomar en consideraciónque Juárez tuvo á su lado en el go-

bierno de Oajaca á un hombre emi-nente por su probidad, instrucción, ta-

lento, actividad y esmero por servir

á su Estado, y cst« admirable Secre-

tario de Gobierno de Juárez fué el

Lie. Don Manuel Ruiz. ¿Nada le debeel Estado á Ruiz? ¿Para nada debecontarse con sus labores ó notuvo labores y fué simplemen-te un parásito? Habiéndose in-

cluido entre los deberes más sagra-

dos del patriotismo en Méjico, privar

á todos los mejicanos de mérito desu justo renombre y hasta del honordie ser mencionados al pueblo, paraatribuir á Juárez todo lo que no hahecho, debo temar en cuenta al Lie.

Ruiz como una de las víctimas de la

polifagia juarista y poner en dudaque la recomendable obra administra-tiva d« Juárez en Oajaca, sea obrasuya exclusiva ó principal.

Zerecero con su ruin criterio decortesano apergaminado, para nadamenciona á Ruiz, en su caramelo, al

referirse a/l gobierno de Juárez en Oa-jaca.

Provisionalment« acepto la descrip-

ción de la obra administrativa deJuárez en Oajaca como exclusiva desu personalidad, mientras aparecendatos para hacer justicia á Don Ma-nuel Ruiz.

Dando como aceptada la versión deque la obra administrativa de Juárezfué excelente, ya no hay para quéanalizarla, y debo fijarme en la obrapolítica. El señor Pola, anhelante por

Page 145: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUAJIEZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 139

presentarnos á Juárez como un Re-

nán gobernante, nos dice: "Entre|_eón (el General) y Juárez había unabismo. Baste citar como ratificación,

que el primero, (León) con todo sucarácter oficial, como gobernador, ha-

bía hecho saber que se procederíapor los jueces y demás tribunales del

Estado contra los que rehusasen sa-

tisfacer eil diezmo, porque decía:"constituye una parte esencial denuestra religión adorable, de nuestramadre la Iglesia." (1). No había tal

abismo entre León y Juárez, porqueio que decía León sobre el pago dediezmos en 1844, lo decía Juárez en1849. Juárez afirmaba en ocasión so-

lemne: "Ella (la relajación de la

obediencia) ha producido esa tenden-cia que generalmente se observa enlos puébleos, de substraerse á las obli-

gaciones que las leyes les imponen,de contribuir para los gastos públicos

y "para la manutención de los minis-tros de la religión que profesamos."(2). Y en la circular dirigida por el

Lie. Don Manuel Ruiz en nombre deJuárez, Gobernador de Oajaca, á los

Gobernadores de los departamentosdel Estado, dice Ruiz: "S. E. el Go-bernador del Estado, quiere que V. S.

inculque estas verdades á todos los

pueblos del departamento de su car-

go, por medio de las autoridades quele están subordinadas; que les hagaentender que están obligados al pagode las "obvenciones y derechos" quecada parroquia tenga señalados en surespectivo aranceil, .persuadiéndolosdel desagrado con que este gobiernove su resistencia y su demora; "enconcepto que para destruir una yotra," V. S. dictará á su vez las pro-

videncias prudentes y eficaces queconvengan al remedio de este abuso,dando cuenta con el resultado para

acordar las más que sean indispensa-

bles." (1)

Juárez era más que católico, pro-

fundamente piadoso desde que tuvouso de razón hasta 1853, mejor dicho,

hasta que estuvo en contacto con DonMelchor Ocampo, quien indudable-

mente modificó algo sus creencias

reiligiosas. Juárez no perdía de vista

durante su gobierno en Oajaca, queera la Divina Providencia la que di-

rigía sus pasos, la que fortificaba su

espíritu, la que conducía su mano va-

cilante, la que purificaba su corazón.

En su discurso de 1848, Juárez dice:

"Quiera la Providencia Divina prote-

ger nuestros trabajos (2). Y en 1849:

"Demos gracias al Todopoderoso que

nos ha concedido el beneficio de co-

nocer nuestros pasados extravíos." (3)

Y en 1850: "Pero gracias á la Provi-

dencia Divina esos días de vergüenzay de baldón han desaparecido." (4)

Ya había expresado en el acta de pro-

nunciamiento que firmó en 1841 á

favor del General Santa Anna:"... declarándose nulo hasta ahora

todo lo que fuere contrario á la reli-

gión." (5) Y al ordenar á los pueblos

del Estado fuesen cumplidos en pa-.

gar las obvenciones parroquiales ytodo lo que corresponde á la Iglesia,

ratificaba su fe diciendo en 1849:" y para la manutención de loa

ministros de la religión "que profesa-

(1) A. Pola. Juárez. Así se gobier-

na. Pág. 29.

(2) Juárez. Exposición á la Legisla-

tura de Oajaca. Julio 2 de 1849.

(1) Circular de 24 de Enero de1849. Véase á Pola. Benito Juárez. Asíse gobierna. Nota de la pág. 420.

(2) Juárez. Exposición á la* Legisla-

tura de Oajaca. Julio 2 de 1848.

(3) Juárez. Exposición á la Legisla-

tura de Oajaca. Julio 2 de 1849.

(4) Juárez. Exposición á la Legisla-

tura de Oajaca. Julio 2 1850.

(5) Pola. Discursos y Manifiestos

de Benito Juárez. Pág. 184.

Page 146: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

140 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

mos." (1) Y en su Circular de 24 deenero de 1849, Juárez toma el estilo

sencillo y suave de un apóstol im-pregnado en la frescura de la tradi-ción bíblica. "Ellos (los curas) tienenun derecho legítimo á percibirlas

(las observancias y ofrendas), por el

cuidado espiritual de que están en-cargados, por su residencia formal enaquéllas, por la eficaz puntualidad enla administración de los sacramentos,porque como cultivadores de la viñadeben alimentarse con sus frutos; enuna palabra, porque como operariosen lo espiritual, son dignos del sus-tento temporal." (¿i) Así hablaba en1849, el pretendido "rojo" de! men-tiroso Zerecero.En 1849, Juárez acepta el derecho

divino en el magistrado del pueblocomo en el rey ungido por el Papa,pues dice á la Legislatura de Oajaca:"'Dios y la sociedad nos han coloca-do en estos puestos "para hacer la

felicidad de los pueblos y para evi-

tar el mal que les pueda sobrevenir."(3) Esto miismo había dicho Moisésalgunos años antes y todos los dicta-

dores teócratas hebreos hasta el ad-venimiento del rey Saúl. En 1852,

anuncia 'á los oajaqueños: "Graciasá la Providencia Divina la paz seconsolida." (4) A les pocos días esta-

lló la revolución que proclamó la dic-

tadura de Santa Anna, contrariandola resolución de la Providencia Divi-na adivinada por Juárez.En Agosto de 1S50, el cólera mor-

bo invade el Estado de Oajaca, y enSeptiembre derrama su soplo demuerte en la capital. El pánico seapodera de los habitantes y á la epi-

(1) Juárez. Exposición á la Legis-latura de Oajaca. Julio 2 de 1849.

(2) Circular del gobierno de Oaja-ca á los gobernadores de los depar-tamentos. Enero 24 de 1849.

(3) Juárez. Exposición á la Le-gislatura de Oajaca. Julio 2 de 1849.

(4) Juárez. Exposición á la Legis-Jatura de Oajaca. Febrero lo, de 1352.

demia del cólera se agrega la epide-mia de supersticiones, de terrorescrispantes, de locuras sombrías. Pa-ra las graves circunstancias se hanhecho los grandets hombres. Juáriez

así lo comprende, é inmediatamente,con tanta ilustración como patriotis-

mo, se pone á la altura de Carlos II

el Hechizado, de España. Combinacon el obispo la celebración de unsolemne triduo al Todopodieroso, or-

dena á los empleados que practiquenescrupuilosaimente los sacramentos,espeicial mente los que conducen al

estado de gracia como la confesión yla Eucaristía; y él da. el ejemplo. El

periódico oficial de Oajaca del mes deSeptiembre de 1850 (1), hace unamagistral pintura de la procesión conque finaliza el Triduo. Las imágenesson minuciosamente descritas así co-

mo la profunda impresión quie causansus ojos de esmalte y sus ropajes re-

¡

lucientes de oro y pedrerías. El Obis-

po lleva en sus manos el pan eucarís-tico, Juárez detrás lo completa conla expresión aterrada de un eremitade la Tebaida. El periódico oficial go-

za en el corazón del Cristo, exponien-do la actitud profundamente místicadel piadoso Gobernador que recorrealgunos tramos en cruz para imitaral Divino Salvador. Juárez murmuraplegarias tras de plegarias y envueltoen los humos de seis incensarios caede rodillas ante el Tabernáculo don-

ide se mantiene en éxtasis mientraslas voces robustas y trémulas de los

sacerdotes entonan el trágico "Mise-rere mei Deus..."Por supuesto que el gobierno de

Juárez no dictó disposiciones higié-

nicas, tanto para la salu'l corporalcomo para la espiritual de los gober-nados. La epidemia lenía que sercombatida puramente con agua bendi-

(1) Véase la obra del señor Pola;

"Miscelánea" para detalles aun másinteresantes, sobre tan bella páginade la historia del Telémaco oaja-

queño.

Page 147: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 141

ta, sonidos de campanas sagradas,procesiones, preces solemnes, misas,sermones, prácticas sacramentale-s.Zerecero omite en su "carmelo" dar-nos cuenta de !a actitud . del rojoJuárez de 1847, que inventó para la

delectación de los jacobinoides meji-canos. Juárez, en 1850, dio pruebasde todo lo que valía su espíritu co-

mo gran Reformador en esos días yá la edad de cuarenta y cuatro años'valía ese colosal espíritu regeneradortanto como el de cualquier monja es-

crupulosa é irreprochable de cual-quier convento.

Desde que Juárez recibió órdenesdel partido moderado que ocupaba el

poder en Octubre de 1847, se dedicóá llenar fielmente los nuevos debe-res que le imponía la nueva banderapolítica que iba á servir. ''La Cocar-da," periódico oajaqueño juarista, pos-tuló el 22 de Agosto de 1850 al Ge-neral Don Mariano Arista para Presi-

dente de la República. Lo mismo hi-

zo "La Crónica" algunos días des-

pués, periódico casi semi-oficial, puesera el encargado de defender la admi-nistración de Juárez contra los ata-

ques que le dirigían en la capital "ElUniversal" y el "Clamor Progresista."El "Monitor Republicano," jefe dela prensa favorable á Arista, llama-ba "almas hermanas" á los trece Go-bernadores de los Estados, partida-

rios decididos del candidato de los

moderados. El Estado de Oajaca votócon entusiasmo la candidatura deArista, y su diputación hizo lo mis-mo en el Congreso de la Unión (1).

Juárez, con gran habilidad y de unsólo brinco se había transbordadodesde 1847, de la nave náufraga deSanta Anna á la fragata empavesadadel General Arista, favorecida viento

en popa por la caprichosa fortuna.

Juárez de "Montero de Espinosa" deí

General Santa Anna en 1847, se ha-

bía transformado en "alma hermana"de la del General Arista y de las delos demás moderados sus enemigosirreconciliables en 1847. La solidez

de los principios de Juárez es dignade que la posteridad los recoja parahacer proyectiles eficaces contra las

planchas de les grandes acorazadosde la marina ds las grandes poten-cias.

Al encargarse del gobierno del Es-

tado en 1857, Juárez pone por testigo

al Ser Supremo de su juramento pa-ra cumplir la Constitución local (1),

habiendo ya dicho al instailarse la

Legislatura: "Dios proteje la causade la libertad." (2) Y algunos días

después para tranquilizar á la Legis-

latura consternada por las vaces dereprobación á la Constitución federal

que se levantaban en todo el país^

vuelve á decirle con acento de inspi-

ración: "Dios proteje la santa causade la libertad." (3) En Enero de

1858, dirigiéndose á la nación le dice,

censurando la conducta hipócrita de:los reaccionarios: "Han invocado el

I

nombre sagrado "de nuestra religión"

I

haciéndola servir de instrumento á! sus ambiciones ¡legítimas." Y exhor-

I

ta al pueblo á que confíe con él en que

I

la Providencia Divina continuará pro-tegiéndolos como hasta aquí." (4)

En su segundo manifiesto asegura al

país que el "amor á Dios y al próji-

! mo" devolverán la paz á la Repúbli-ca. (5) Y así hablaba el "rojo" de

(1) Véase el acta del SoberanoCongreso de la Unión de 8 de Enerode 1851.

(1) Juárez á la Legislatura deOajaca. Junio 30 de 1857.

i

(2) Juárez á la Legislatura de Oa-' jaca. Junio 21 de 1857.

¡

(3) Juárez á la Legislatura. Sep-

tiembre 15 de 1857.

(4) Manifiesto de Juárez á la Na-ción. Enero 19 de 1858.

(5) Manifiesto de Juárez á la ciu-

dad de Guadalajara y á la Nación.Marzo 16 de 1858.

Page 148: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

142 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

1847, forjado por ia adulación de Ze-

recero.

La Constitución del Estado de Oa-

jaca promulgada en 1857, como la Fe-

deral, hizo punto omiso de ia cues-

tión religiosa. La religión de Estadono existía conforme á dereclio ni al

hecho; sin embargo, Juárez, guia'do

solamente por su piedad sincera queconstituía el más fuerte de sus sen-

timientos como hombre político, diri-

gió al Prelado de Gajaca el siguiente:

"Gobierno del Estado de Gajaca.

limo. Sr. Debien-do ser jurada la Cons-titución política de la RepCiblica Me-jicana á las doce del día veintitrés

del corriente, que por una ley ha sido

declaraida nacional, tengo el honorde participarlo á V. S. I., suplicándo-

le se sirva mandar disponer lo con-

veniente para el solemne Te Deumque á la expresada hora debe cantar-

se en la Santa Iglesia Catedral, yparticiparme las cantidades que endicha solemnidad deban invertirse,

para que la tesorería general las abo-

ne á quien corresponda."Protesto á V. S. I. con este mo-

tivo, las seguridades d« mi más dis-

tinguido aprecio. Dios y Libertad.—Gajaca.—Marzo 21 de 1857.—BENITO

El Obispo contestó:''Gobierno eclesiástico de Gaxaca.

Excmo. Sr.—Ha sido en mi poder la

atenta comunicación de V. E. de 21

del corriente, relativa á que se dis-

ponga lo conveniente en la Santa Igle-

sia Catedral para el so^lemne Ties

Deum que V. E. quiere que se canteel 23 del corriente, con motivo del

juramento de la Constitución política

de la República Mejicana."Aunque este gobierno eclesiástico

ha hecho protestas ante el Supremode la Reipública, por conducto dei

Ministerio respectivo, contra algunasmaterias comprendidas en los artícu-

los de la misma Constitución y queahora reproduce y extiende á cuantose oponga á los sagrados cánones, su-

puesto que V. E. desea que se solem-nice el juramento que van á prestarlas autoridades, desde luego dictaré

las providiencias convenientes paraque en la Santa Iglesia Catedral sedisponga lo necesario al efecto. Diosguarde á V. E. muchos años. Gajaca,Marzo 22 de 1857. José Agustín. Obis-po de Gajaca." (1)

Uno de los más ardientes é inspira-

dos apologistas de Juárez, el señorÁngel Pola, presenta con mano firme

y corazón conmovido la piedad pro-

funda del repúbiico oajaqueño: "Juá-rez, dice el señor Pola, rendía cultoá la Providencia, la patria y la ley.

Su culto á la Providencia tal como lo

concibe la Iglesia, lo externó hastacierto punto: de juez, de Magistrado,de Director del Instituto de Ciencias

y Artes, de Secretario de Gobiernoy de Gobernador de Gajaca, "revelaser un católico á la antigua." En es-

te alto empleo concurría á las funcio-nes de la Iglesia de gran solemnidady tomaba asiento al lado del Evange-lio, bajo el presbiterio, sobre tarimaalfombrada, con reclinatorio y cojines

y un capellán le rezaba la confesión

y ©I credo y le daba la paz"... fun-cionaba die Rector del Colegio deAbogados que estaba bajo la protec-ción de la Santísima Virgen María,eliecta Patrona con el título de Inma-culada Concepción; concurría, el pri-

mero, el 8 de Diciembre á la fiestareligiosa dedicarda á ella..." (2) Asíobraba el "puro" que Zerecero nospresenta en 1847.

Es insensato afirmar que el Juárezde Gajaca es una gloria del jacobinis-mo y de las ridiculas logias masónü-cas mejicanas burocratizadas y vistascon desdén por los más atrevidos li-

bre pensadores, porque ni piensan ni

respetan la libertad. El Juárez deGajaca es una de las glorias más pu-

ras del catolicismo; se reconoce en

(1) Miscelánea. Discursos, dictá-

menes, coimunicacionee, respuestas,cartas, etc., por Benito Juárez.—Edi-

ción de Ángel Pola.

(2) Pola. Benito Juárez.—Discursos

y Manifiestos, págs. 23 y 24.

Page 149: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONE S DE AYUTLA Y DE REFORMA 143

él ai Telémaco de Fenelón ya adulto;

es, sin duda alguna, el príncipe cató-

lico entrevisto por De Maistre, Bo-

nald y Chateaubriand. Los católicos

mejicanos tienen el derecho y aun el

deber de reclamar á Juárez, goberna-dor de Oajaca, como una de las figu-

ras que con más colorido piadoso ycorrección ortodoxa honran la histo-

ria de su partido.* * *

Se me puede objetar que Juárezdesde que fué Gobernador de Oajaca,reveló culto al sufragio popular, queera demócrata de corazón y que la

lib/ertad lo atraía tanto como la reli-

gión, y que sus discursos, exposicio-

nes y manifiestos rebosan de frasescariñosas á esos tres cultos, sufragio,

catolicismo y libertad. Es cierto, pe-

ro eso no contradice mi apreciación:Juárez fué un Telémaco católico za-

poteca.Juárez venieraba el dogma de la

soberanía del pueblo en Oajaca; sevanagloriaba con justicia de nada de-

ber á las facciones, ni al escándalodel motín, ni a*l cieno de un cuartela-

zo; pero nada de esto se opon« á la

pureza de su fe católica. Santo To-

más, el potente doctor angélico, haescrito: "Si pertenece al pueblo nom-brar su jefe, también le correspon-

de deponerlo ó refrenar su podercuando abusa tiránicamente de la au-

toridad suprema." (1) El gran teó-

logo jesuíta Ba(llarmino dice: "De-

pende de la voluntad del pueblo, nom-brar un rey, cónsules ú otrots magis-

trados. Esto es evidente. Y aunel pueblo puede cambiar la monar-quía en aristocracia y Vice versa."

(2) Pero el más contundente es el

inmenso teólogo Suárez: "El podier ci-

vil considerado en sí mismo ha sido

dado por Dios á los hombres reunidos

en cuerpo de nación y en comunidad

(1) Santo Tomás. De Regimina

principum. Lib. I. cap. VI.

(2) Beliarino. De L aicis. Lib. III,

cap. VI. . L.

política. En virtud de esta constitu-

ción, el poder político no reside endeterminada persona, ni en determi-

nada asamblea, sino en el conjuntodel pueblo entero. Este poder es dederecho divino. El derecho divino noha sido dado especialmente á unhombre, sino al pueblo. Dios no hadado á hombre alguno directamenteel poder político; e« necesario queeste poder político sea conferido porinstitución ó elección humana." (1)

Venerar la soberanía del pueblo, le

es reconocido ail católico por la Igle-

sia como acto perfectamente lícito.

¡Juárez amaba la democracia! Ybien, esto no es anticatólico; Monse-ñor Affre en 1848 ha dicho en el pul-

pito: "No olviidlemos que Jesucristo

al declarar "que su reino no es deeste mundo," ha declarado que noindicaba ni prescribía forma algunade gobiierno. San Pablo se ha limitado

á decir á los que gobiernan, que eran

los ministros de Dios para el bien delos pueblos." (2) "La Iglesia deja al

libre albedrío de los pueblos y de los

soberanos las formas de gobierno ylas leyes que rigen los intereses tem-porales." (3)

¡Juárez amaba en Oajaca la liber-

tad! No hay duda, pero la Iglesia re-

conoce la libertad, únicamente la li-

mita y ese límite lo respetaba Juá-

rez como lo veremos más adelante.

El gran predicador jesuíta Ravignan,

ha exclamado: "El católico es 2I queconoce y posee mejor las condiciones

de la verdadera libertad." (4) Juárez

hacía bien en mencionar frecuente-

mente la intervención de la Providen-

cia Divina en el gobierno de Oajaca,

dada su resplandeciente y vigorosa fe.

~(T) Suárez.—Defensío fidei. Lib.

III, cap. III.

(2) Monseñor Affre. Mar^dement

de Caréme: 1848.

(3) Monseñor Guiber. Mandementde Carém«: 1878.

(4) P. Ravignan. íConférenees

prechés á Notre Dame d? París. To-

mo II, pág. 550.

Page 150: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

M)((^((M)((m((^((m ((^ (^)((^[(^((^{(^\^

XXXIV

JUÁREZ Y LA REFORMA

La cuarta parte del libro del señor

Bulnes es la que tiene mayor Interés,

precisamente porque presenta al ído-

lo de los jacobinos, en la faz que éstos

han procurado alterar y desfigurar

más, hasta hacer de ella el tipo dela mentira histórica, la faz de refor-

mado;.En eil curso de este primer capítu-

lo, no tendremos que objetar más,que el criterio de privilegio liberal

con que el señor Bulnes juzga la con-

ducta del olero en la época de la lu-

cha armada, á quien atribuye moti-

nes y conspiraciones en el interior

de la República. Mas, á fin de no es-

tar interrumpiendo el texto con notasque hacen torturar su lectura, reser-

vamos nuestras objeciones á ese res-

pecto para el comentario que hare-

mos á todo el capítulo primero deesta cuarta parte. Por ahora vamosá sieguir al sieñor Bulnes en su dicta-

men sobre el Juárez reformador. Diceasí:

El pueblo mejicano lleva treinta

años de indig/estión que nulifica su ce-

rebro, con el pesado revoltijo de san-deces y mentiras que la oratoria pa-

triótica le sirve en dos mil tribunas

cada año. Se ha querido y se ha logra-

do hacer de Juáriez en la guerra de la

Reforma, un Mahoma casto, que conel estandarte verde de la media lunaen la mano izquierda y el alfange enla diíestria destruye imperios, arrafeai reí"*

nos, traga pueblos, degüella genera-ciones, incendia continentes, recorreel mundo con la ti^a alimentada convapor de sangre y logra al fin impo-ner el credo revelado á su genio p-or

la Divinidad, resuelta á salvar por la

cuarta ó la quinta vez al género hu-mano. Nunca ha existido un Juárezsemejante.Comenzaré por corregir una creen-

cia pública muy viciosa sobre el gol-

pe de Estado, atribuido al partido mo-derado. El golpe de Estado nunca tu-

vo por objeto entregar á los reaccio-

narios la situación. El golpe de Estadofué aconsejado á Comonfort, por unmodterado, Don Manuel Payno, y porun exaltado, Don Juan José Baz. Enla prensa, el consejero del golpe deEstado fué "El Monitor Republicano,"dirigido por el exaltado Don VicenteGarcía Torres. A Comonfort le impre*

Page 151: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUAÜEZ Y LAS REVOLUCIONE S DE AYÜTLA Y DE REFORMA 14:

gobierno .de .Comonfcrt, secundadopor los gobernadores de los Estadosde Méjico, Tlaxcala, Puebla y SanLuis Potosí, ¿Qué hubisra vaüdo la

coalición sin los gobernadores mode-rados de los Estados de Veracruz, Ja-lisco, Guanajuato y Zacatecas? ¿Quésuerte hubiera corrido la Reforma sinei ''despronunciamiento" de Veracruz?Al golpe de Estado dado por elemen-tos moderados y algunos exaltados,pues fué ai fin secundado por todosios batallones d.e guardia nacional,lo han resistido y combatido desde el

primer momento los grandes elemen-

primer orden asentar que el golpe deEstado lo dio ei partido moderado yque fué resistido y ccmbatído por el

sionó que exaltado® como Don JuanJosé Baz, que era el "leader' de losexaltados, considerara necesario por depronto una política conciliadora.Comonfort aceptó el golpe de Esta-

do con la desaprobación de sus minis-tros, D. Juan Antonio de la Fuente, D.Bernardo Flores y Juárez, que era mo-.derado, o así se hizo pasar, pues Co-monfort, como se lo manifestó á Baz,(1), no aguantaba ministros que noestuviesen identificados con su polí-

tica. Verificado el golpe de Estado,e! moderado Don Mariano Riva Pa-lacio manifestó á Comonfort que na-da de lo hecho aprobaba. Comonfort

j

tos de los moderados y algunos de losquiso que ei moderado Don José Ma- ! exaltados. Es, pues, u\-\3i falsedad dería Lacunza formara un Ministerio yéste nehusó; hizo la misma súplicaal moderado Don Mariano Yáñez, ytambién rehusó. Fueron los modera-

j

partido exaltado,dots Don José María Iglesias, Don Joa-quín Cardoso y Don Mariano í?¡va Pa-lacio, los que desaprobaron la conduc-ta de Comonfort, lo indujeron á que Juárez, en Enero de 1858 era siem-volviese sobne sus pasos y se pusiera

j

pre el moderado católico sencillo d^decididamente al frente de los consti-

tucionalistas, que lo eran los exalta-

dos y la mayoría de los moderados.La coalición de gobernadores de Es-

tados contra la situación creada porel golpe de Estado, fué propuesta, or-

ganizada y encabezada por un mo-derado, el general Don Anastasio Pa-rrodi, activamente secundado por otro

moderado, Don Manuel .Doblado, .á

quien seguía ciegamente el gobiernomoderado de Zacatecas. El moderadoGobernador de" Veracruz Don ManuelGutiérrez Zamora y el General Igna-

cio de la Llave, secundaron el golpede Estado, y se '"despronunciaron" envirtud de las insistencias de Don JoséEmparan. ' otro moderado. La coa-

lición se formó al principio de los Es-

tados de Jalisco, Guanajuato, Zacate-^cas, Querétaro, Michoacán, Colima,Aguascal lentes y Veracruz, contra el

Oajaca. Comonfort, antes de dar el

golpe de Estado, quiso abandonar laPresidencia de la República y entre-gar la situación á Juárez. "Me pare-cía, dice Comonfort, que retirándomede la escena en aquellos momentos, ydejando al "funcionario que debíasubstituirme (que era Juárez, Presi-dente de la Suprema Corte), evidente-m,ente expuesto á ser desconocido; ra-zón tal vez que lo obligo á no aceptarel cargo, cuando me decidí á resíg-narlo en su persona.". (1) ¿Popqué no aceptó Juárez el poder supre-mo cuando Comonfort se lo ofreció?Por modestia, porque no se creyó confuerzas para conducir una situacióndifícil. Esto prueba que Juárez no te-

nía temple dte reformador revolucio-nario.

(1) General Ignacio Comonfort. Ma-nifiesto publicado en la ciudad de Mé-jio, el 19 de Diciembre de 1857, dos

(1). Véase folleto de Payno relati- I días después de! golpe de Estado,vo al golpe de Esítado. I Juárez, 10.

Page 152: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

146 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

Ei reformador revolucionario es

siempre un hombre de fe, y un hom-bre de fe revolunionaria es siempre

un hombre de audacia. Ei reformadorrevoluclonjirio tiene contra él siem-

pre eí prestigio, les intereses, ía co-

rriente serena, pero poderosa de! pa-

sado. Con !a pequeña hacha en sus

manes y el pensamiento rjue posee en

su espíritu tiene que convertir en

escombros las obras sólidas oue ama-saron centenares ó millares dte si-

glos: tiene cjue amontonar desgracias

sobre sufrimientos; catástrofes sobre

desolaciones; polvo de creencias, deriquezas, de costumbres, sobre frag-

mentos de ídolos amados, sobre giro-

nes de .sentimientos, sobre toda cla-

se de manifestaciones de ira, de orgu-

llo, de locura, de desesperación, dedolor. Tiene que cer creído cuandp to-

dos le odian; tiene que marchar cuan-

do todos los poderes ffc ponen á su

frente murallas; tiene que convencercuando nadie le quiere escuchar; tie-

ne que maldecir lo que todos aman;y tiene que mostrarse amante de lo

que todos aborrecen. Esta tarea in-

mensa, lúgubre, inexplicable, hace quelos primeros apóstoles de una refor-

ma revolucionaria, porque es rechaza-

da en la paz. no sean más que un pre-

cursor, un obrero de! porvenir, que al

inclinarse á arrojar semilla, es mata-do como el Siegfrid invulnerable deWagner, cuando se inclina á tomaragcia en la fuente regeneradora.Todos los reformadores revolucio-

narios son audaces, porque toda re-

volución al lanzarse como barco fan-

tástico á tempestades desconocidas,sólo tiene un palo y una vela: el palo

se llama el carácter y la vela la au-

dacia. No conozco un reformador re-

volucionario en la historia que hayasido modesto; el revolucionario ja-

más desconfía de la potencia de sumisión; porque es un instrumento deDios, de su propio destino, lo guíasiempre una estrella, lo dirige una vozsiempre imponente, lo deslumhra unaluz que resiste á todos los soplos, lo

I sostiene un volcán que le hará pere-

i

cer, pero que arrasará también contoda la tradición enemiga de su cau-

I

sa.

' Lo repito, el simple hecho de no; aceptar Juárez el poder cuando se lo

ofrecía Comonfort, en los mom.ento3en que la tierra temblaba, el firma-mento se obscurecía y la catástrofe

I se anunciaba, prueba que- Juárez nctenía temple de revolucionario de gran

1

talla. Para el verdadero revoluciona-

i

rio su esperanza está escrita en el ca-' taclismo, y a! verlo aproximar, siente

\

la voluptuoáidad de un sibaritismo dei

tragedia. ^

La leyenda juarista refiere que al

dejar caer Comonfort, convulso porla traición, la bandera de la Reforma,Juárez, con mano de héroe y soplo degladiador irritado, !a levantó y condu-jo á la lucha á valientes desmoraliza-dos, é hizo entrar al deber á los deser-tores de la buena causa. La verdad esque Juáriez no tenía ni podía tenerpreistigio entre los coaligados. La his-

tor^ia de la administración honrada,apacible y justiciera en Oajaca, eradesconocida en el resto del país, quepoco gustaba de literatura oficial yde las bellezas políticas en los Esta-dos. Juárez era conocido por la ley

que á medias abolió los fueros ecle-

siásticos como un abogado laborioso

y liberal. Su elección de Presidentede la Suprema Corte, debida al parti-

do moderado, lo hacía conocer comoun íntimo amigo de Comonfort, y suconducta en eíl golpe de Estado, nopodía darle prestigio, desde el mo-mento en que nada hizo para evitarlo,

ni para denunciarlo, ni para com-batirlo,

Parrodi, por el contrario, habíaprestado grandes servicios á la cau-

sa liberal como político y como solda-

do. Parrodi había mandado en jefe

la primera división en la batalla deOcotlán, y la había decidido por su

Page 153: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONE S DE AYÜTLA Y DE REFORMA 147

valor y habilidad profesional. Parro-

di se había lanzado centra ios pronun-ciados de San Luis, que aparecierontemibles, los había dispersado, perse-

guido. Se había mostrado hábil en la

"Magdalena," había vencido al temi-ble Oscilo y lo había hecho prisione-

ro. En el gobierno de Jalisco, comopolítico, había dejado terminada sa-

tisfactoriamente la cuestión local, ymostrado talento administrativo ygran honrad'ez. Había sido el prime-ro en oponerse á la política de Co-monfort, había organizado la coali-

ción, había levantado fuerzas conside-rables y encontrado recursos, y era el

jefe reconocido de los coaligados, congran prestigio de soldado ante los

reaccionarios, el ejército liberal y la

guardia nacional.

Doblado había ayudado leal y po-derosamente á la causa liberal, repri-

miendo con mano enérgica las cons-piraciones y motines que el cl^er'o

promovía, apoyándose en la fanáticapoblación de Guanajuato. Había per-

seguido al jefe reaccionario Don To-más Mejía, lo había batido y lo habíaarrojado de Querétaro. Entre Parro-di y Doblado habían dominado loa

prodigiosos esfuerzos que había hechoel clero á favor de su causa en la

gran región del país habitada por los

pueblos más adictos á los interesesreaccionarios. En Enero de 1858, el

prestigio de Parrodí y Doblado era in-

menso, en el interior, y eil de Juárez,insignificante ó nulo.

Ya he dicho que el gobierno de Za-catecas seguía ciegamente los pasosde Doblado. En Michoacán, Juárez eraun desconocido, y el prestigio de DonSantos Degollado el de una divinidadentre todos los constitucionallistas, yaun entre la clase popular. Durantela guerra de Tres Años, el Estado d©Michoacán fué el principal proveedorde armas, hombres, sacrificios, sim-

patías, energías y aplausos para De-

gollado. Su honradez era quijotesca,

su actividad asombrosa y su desinte-

rés lo hacía ver con verdadero culto.

En Enero de 1858, y en Michoacán,Juárez no era perceptible junto á De-gollado. Huerta había dicho en "El

Eco Nacional:" " Nos dan ganas dehacernos matar por Don Santos, sólo

porque sepa que nos hemos hecho ma-tar de él." (1). Esto es fanatismo ad-

mirable de gran revolución.

Otro de los coaiigados, 'tal vez el

más importante, Don Manuel Gutié-

rrez Zam.ora, Gobernador de Veracruz,

y el General de la Llave con gustohabrían visto en 1858 que Juárez no

se hubiera hecho cargo de la situa-

ción. ''Resuelto á expatriarse (Comon-fort), pasó al puerto de Veracruz,donde fué -acibido con demostracio-nes de distinguida deferencia por el

Gobernaldor, Don Manuel Gutiérrez

Zaniora, y por el General Don Ignacio

de la Llave, que le hicieron varias

instancias para que se quedara. Pero

!Comonfort les manifestó las ju&tas

I

razones que tenía para no permane-

I

cer en el país, y pocos días después,

©I 7 de Febrero, se embarcó para los

IEstados Unidos." (2). Hay que adver-

I

tir que cuando Gutiérrez Zamoí-a y el

Genera! de la Llave hicieron instan-

cia á Comonfort para que se quedase,

ya se habían despronunciado y for-

maban parte de la coalición.

Cuando Juárez llegó á Veracruz pa-

ra establecer un gobierno, después de

dejar casi aniquilada la causa iiberaJ

en el Occidente de la República, el

Gobernador Gutiérrez Zamora le hizo

entender muy claramente que no cre-

yera que con su presencia iba á alen-

tar á los defensores de la plaza, ni á

moralizarlos, ni á servirles de cosa al-

guna, pues contaban con bastantes

elementos m.orales y materiales par^

llenar debidamente sus deberes. Sonnotables las palabras de Gutiérrez Za-

mora: "El Estado de Veracruz feli-

(1). Eco Nacional.—Moreilia, Pebre»

ro 2 de 1S5S.

(2). Zamacois. Historia de Méjico.

Tomo XIV. Págs. 722 y 723.

Page 154: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

148 JUÁREZ Y LAS REVQLUCIONES DE AYüTLA Y DE REFORMA.

cita á V. E. por su llegada en unión

de los distinguidos ciudadanos queforman su Gabinete. Yo no podía de-

cir, sin agravio de los defensores de

esta plaza, ''que la presencia del pri-

mer magistrado de la nación reani-

mará su valor." Están entre ellos los

que en Oajaca y Sos que en Cruz Blan-

ca hicieron temblar al enemigo, y nin-

guno de los permanentes y guardias

nacionales que lo esperan en estos

muros, "'han neíietsitado otro eistímu-lo" para resolverse á no transigir con

la reacción que el deber y el amor á

la libertad. Pero siendo V. E. el testi-

go de su conducta, será mayor el pla-

cer de todos en el combate que se

anuncia." (4) El papel del testigo, no

de caudillo ni de Tirteo, ni de jefe,

fué asignado á Juárez por ios defen-

sores de Veracruz, lo que prueba quepara ellos, poco ó nada significaba la

presencia de Juárez en la plaza ó en

cualquiera otro lugar.

La actual generación mejicana no

tiene Idea del orgullo de los liberales

de aquella época, profundamente in-

disciplinados porque confundían la

disciplina política con la abyección ypor su horror á divinizar hombres ydarles un valor excesivo que deipri-

miera su dignidad. E! "antropomor-fismo" juárista jacobino és moderno,Don Meílchor Ocampo escribía coji. su

humor altivo como un ateniense dela epopeya helénica: "Pero yo digo ámi turno que los liberales no gusta-

mos de jefes (de partido) ; que cuales-

quiera de nosotros, en la ocasión dada,

pueide ser el representante de una ó

muchas de nuestras Ideas de progre-

so, y que la cita misma del periódico,

sí fuera exacta, probaría que pospo-nemos toda persona á la idea." (2)

A los coaligados les importaba un

(1). Discurso del Gobernador Gutié-

rrez Zamora, a! recibir al PresidenteJuárez en Veracruz, el 4 de IViayo de1858.

(2). Melchor Ocampo. Obras com-pletas. A. Pola. Tomo II, pág. 376.

bledo que Juárez se pusiese al frente^

de la situación, ó que se fuera á sucasa. Gutiérrez Zamora, Doblado, Pa-

rrodi ó Degollado, tenían más re-

presentación miJitar, política, finan-

ciera, por la importancia de los Esta-

dos que gobernaban y por sus cuali-

dades personales; que Juárez, sin

más prestigio qae el que le daba la

ley.. Los coaligados veían en Juárezal Presidente de la Corte de Justicia,

y les era indiferente que su nombr©fuera Juárez, Veiázquez ó Aguado.

"Los demás Estados, con sus ele-

mentos formarían otra coalición, quese uniría á la primera, establecién-

dose como base esencial, que en cual-

quier punto de la República que se

presentara el Presidente de la Supre-ma Corte, Don Benito Juárez, se le

reconocería obedeciéndolo todos los

Estados coaiigados como Presidenteinterino de la República, y que cadauno de ¡os mismos Estados, habíade nombrar un representante que vi-

niese á la capital de Jalisco, á fin deque, reunidos todos, ejercieran facul-

tades propias del Congreso de la

Unión, mientras éste podía ejercer-

las; y por último, que dichos repre-

sentantes debían venir autorizadospara nombrar un Presidente provisio-

nal de la República, ínterin quedaba enlibertad e! Presidente de la SupremaCorte de Justicia, Lie. Benito Juá-rez." (1).

Se vé, pues, que antes que Juárezhubiera sido puesto en libertad porComonfort, ya la coalición se habíaorganizado, bajo las bases siguien-

tes:

Primera.-^—Reconocer á Juárez comoPresidente de la República, pero nocomo caudiHo, no como dictador, sino

sujeto y limitado á una Asamblea,formada por un representante de cadaEstado coaligado, que funcionaría co-

mo Congreso de la Unión, entre tan-

to éste podía reunirse. La coalición

(1). M. Cambre. La Guerra de tres

años, pág. 12.

Page 155: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 119

TÍO daba facultades extraordinarias deninguna clase á Juáre'z; y, como segúnla Constitución de 1857, el Congreso esomnipotente, Juárez, para ios Estadoscoaligados, no debía ser más que unsirviente incondicional de su volun-tad, posición muy distinta de la de uncaudillo ó jefe reformista.

Segunda.—Los representantes delos Estados coaligados deberían estarautorizados para nombrar un Presi-

dente de la República provisional,mientras Juárez quedaba en libertad;

lo que prueba que en concepto delos coaligadcs, la personalidad de Juá-rez no les era indispensable, y queestaban resueltos á obrar y á tenerPresidente aun cuando Juárez no fue-

ra pL'2'Sto en libertad, ó no quisieraaceptar su cargo en la nueva admi-nistración,

La ''bandera" que dejó caer Comon-fort, convulso por la traición, la re-

cogieron les Estados; Juárbz p>ar<a!

ellos no era necesario, y sólo debíaser su muy humilde servidor, papelque conforme á la Constitución, «co-

rresponde al Presidente de la Repú-blica,

La versión jacobina que aseguraque Juárez, respirando efluvios demo-cráticos y traspirando ideales, se lan-

zó á la lucha, como profeta cargadode visiones epocailípticas para esta-

blecer la Reforma, es pura novela pa-

ra cigarreras. Juárez, con m.ucha cal-

ma y sensatez aceptó tedas las basesde la coalición, que en realidad lo

nulificaban. Tenía la convicción deque duraría muy poco en el puestode Presidente; en consecuencia, nadaserio ni trascendariíe pudo proyec-tar. El mismo nos dice el 19 de Ene-ro de 1858: "Llamado á este difícil

puesto por un precepto constitucio-

nal y no por el favor de las facciones,

"procuraré el corto período de mj ad-ministración. ..." (1). Entre tanto

se reúne ei Congreso de la Unión—di-

ce Juárez—á continuar sus importan-ítes tareas, dictaré las medidas que las

I

circunstancias demanden para expedi-tar la marcha de la administración,

i en sus distintos ramos y para resta-

j

blecer la paz." (1). Estas palabras

i

prueban plenamente que Juárez no

i

pensaba en dictar la Reforma.

I

Un mes después, el 21 de Enero de' 1858, "participó oficialmente al Pre-i sidente Juárez al gobierno del Esta-

! do (Jalisco), que había resuelto el

' Supremo Gobierno permanecer enI Guadalajara, mientras se recobraba la

caj, tal, y qu*' se convocara á los re-

presentantes al Congreso de la Unión,

I

á fin de que se integrara el poder le-

gislativo, y reunido en la ciudad deCuadalajara, "dictara las leyes orgá-

i

nicas que demandaba la Constitu-

I

ción," y convocara á elecciones dePre=:idente de la República, siendo és-

te úliimc el üeseo más ardiente del

depositario interinamente del poders-r remó, que no quería prorrogar ni

un só'.n día su permanencia ti! fren-

te^de él, anhelando el momento de en-

tregarlo á la persona que designase¡el voto potpular." (2).

I

Estas palabras solemnes y oficiales

de 'uárez prueban:Primero,—Que Juárez consideraba

ce D-^c* importancia la revolución,

puesto que había resuelto permane-¡

cer en Guadalajara mientras se reco-• braba la capital, y puesto que creía

I

que podían efectuarse en la Repúblicael'-cciones de Presidente.

Segundo.—Que Juárez para nada

I

pensaba" en la Reforma y que su de-

, seo era que el Congreso de la Unión

I

«^e ocupara desde luego, y de prefe-

j

rencia en expedir las leyes orgánicas

I

de \o<¿ preceptos constitucionales que

i

las '«^iicasen.

I

Tercero.^Que el mayor anhelo deJuárez no era reformar, sino entregar

(i). Juárez. Manifiesto á la naciónde 19 de Enero de 1858.

^ (1)'. Juárez. El mismo manifiesto.

(2). M. Cambre. La guerra de tres

años, págs. 37 y 38.

Page 156: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

150 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REi ORMA.

lo más 'pronto posible la situación al

nuevo Presidente de la Rtspúblicai,

porque «c quería prorrogar "ni unsolo día" su permanencia en el po-

derPor lo expuesto, se notará lo ridícu-

lo del cuadro de los apologistas de

Juárez, pintándolo en 1858 como el

Mahoma americano del siglo XIX, de-

cidido á revolucionar, á trastornar, á

reformar hasta vencer ó morir, y aúnmuriendo seguir reformando por me-dio de sus epístolas apostólicas á sus

discípu'Ios. Lo que menos tenía Juá-

rez era temple reformador y revolu-

cionario, como lo prueba el hecho deque cuándo tuvo delante yna buenarevolución y materiales ya inflamados

para producir el incendio de su épo-

ca, como sol del porvenir, lo que an-

helaba su conciencia modesta y su

índole de magistrado, era soltar cuan-to antes la pesada carga en su cabe-

za exenta de ambición, de sombríosideales, de ensueños terrificantes, dedeseos de sacudimientos sociales pro-

fundos y desquiciadores del pasadonacional,

Después de la derrota de Parrodien Salamanca y del pronunciamientode Landa en Guadalajara, Juárez noencontraba tan fácil vencer á la reac-

ción; pero tenía fe, no en el estable-

cimiento de una Reforma, sino en ven-cer á los enemigos del puebio y en es-

tablecer la paz. En sus frases se en-

cuentra el espíritu religioso de Oaja-ca: ''Las personas—dice—á quienesDios ha impuesto por hoy el deber derepresentar vuestra voluntad en el

sendero de la ley". . . (1). "Dios es

el caudillo de las conquistas de la ci-

vilización". .. . "Levantemos nuestro®votos de gratitud por su triunfo ennuestras sinceras bendiciones á la

Providlsncia." (1),

Cuando Juárez se embarca en Man-zanillo para ir á Veracruz por la vía

de Panamá y deja á Degollado el pe-

so de la situación en el Occidente deia República, este Genera!, en su pro-

clama, no anuncia que su estandartees ó será el de la Reforma, sino el deun demócrata leal que hará lo que el

pueblo quiera, aun cuando sea que de-

ponga las armas. "El ejército federal

—dice Degollarlo—no impone sus opi-

niones políticas á los pueblos, siguela senda que le traza su deber, y pro-

testa por mi boca, acatar en todotiempo la voluntad de la mayoría de¡os mejicanos; "si ella le manda ren-

dir sus armas, las entregará resigna-do y sumiso." (2).

Cuando Juárez, en Mayo de 1858,

ajoareció en Veracruz, no anunció que^

su misión era establecer una Refor-

m.a. Sus palabras fueron: "Agradez-co la feiicitación que V. E. dirige al

primer magistrado de ia Repúblicapor su arribo á esta heroica ciudad,,

donde se defiende la Constitución del

país y los derechos de! pueblo." (3).

El programa de los enemigos deí

pian de Tacubaya era constitucionallista, no pensaba en 1858 en procla-

mar nuevas reformas.

(1). Juárez. Manifiesto á la nación

ción y á la ciudad de Guadalajara.Marzo 16 de 1858.

(1). Juárez, Manifiesto á la Na-ción. Marzo 17 de 1858.

(2). M. Cambre. La Guerra de tre&

años, pág. 78.

(3) Véase Pola. Benito Juérez.

Discursos y Manifiestos,, pág. 303.

Page 157: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

©)a(®)a(©)((©X(®)j((®)K(©) ((m((M((m}(<M)((M('M

XXXV

JUÁREZ IMAGINARIO

Una de las más abultadas falseda-

des con que el budhismo mejicanoadorna á ese ser imaginario que nun-ca existió, ni existirá en lo porvenir,

por más demostraciones, fiestas, es-

tatuas, folletos y cencerradas que se

prodiguen; el Juárez de los jacobinos,consiste en el gran carácter, la ener-

gía ciclópea, la dureza de hierro, ¡a

imperturbable resistencia de pirámi-de egipcia que le atribuyen.

Todo es novela, y no por cierto deMiguel de Cervantes, sino torpe y sin

ingenio, hecha para un pueblo deanalfabetas; para Gobernadores queaparte de ignorar la Historia, accedená oficiar en el altar del ídolo, por te-

mor de que los tilden de mochos; pa-

ra periodistas del Doctor Terrés, ora-

dores de pueblo, y biógrafos que cuen-tan con el premio antes del certa-

men.Juárez jamás mostró ese gran ca-

rácter, ni siquiera el vulgar entre

los hombres de lucha. E! único es-

fuerzo que se le conoció en largos

años, fué el de su adherencia á la

silla presidencial, adherencia morbo-sa, como el de la babilla que crían

ios huesos dislocados. Dvespués dei

susto colosal que llevo en Guadalaja-

ra, y cuando fué salvado por D. Gui-llermo Prieto, Juárez abandonó la si-

tuación á Degollado y otros jefes, yhuyó á Veracruz. donde estaría am-parado por el mar contra ¡as asediosde un partido sin marina.

iVi ¡ramón, esto ha sido probado yamuchas veces, cometió un grandeerror al empeñarse en ocupar Vera-crtfe; error grande, porque ni conta-ba con ejército aclimatado ó inmune,ni suficiente para ello, ni apoderán-dose de Juárez lograría nada, puestoque éste ni representaba un gobiernolegal, ni jefe, ni la fuerza del partidocontrario. Con Juárez ó sin Juárez la

revolución habría seguido su curso;porque eran otros quienes la hacían,¡a sostenían y la acaudillaban. La re-

volución, inspirada por la m.asonería,espeoiain-íente la noríeam.ericana, iba

á implantar la Reforma; tenían porideal ia descatolización del país, no la

personalidad de Juárez, que nada in-

fluía en ese ¡dea!.

pero e! hecho es que ¡Vi ¡ramón lle-

vó adelante su programa y asedió áVeracruz. El £,enor Bulnes aprovecha,ese notable epÍ£Od¡o para demostrarla pusilanimidad de Juárez, que dio

por inmediato efecto la destrucción

Page 158: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

152 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

del ejército de Degollado en Tacú-baya:He aquí sus palabras:"En Enero de 1859, el puerto de

Veracruz era la plaza más fuerte ynrsejor fortificada de la República.

Hay cuatro modos de tomar unaplaza fuerte: por hambre, por inti-

midación, por sitio, por el ataque áviva fuerza sin preparación de obrasde aproximación y destrucción de las

fortificaciones.

En 1859 era imposible tomiar la

plaza de Veracruz por hambre, porque siendo marítima y careciendo demarina el gobierno reaccionario, la

plaza podía recibir indefinidamentevíveres y municiones y todo lo quenecesitase para una raíJstencia vi-

gorosa.

Tampoco era posible que fuese to-

mada por intimidación, método querequiere un bombardeo teirrible hastahacer polvo la ciudad y que eí pánicode la población sin abrigo obHgue á

la guarnición á salir ó capitular. El

General T-Züramón carecía de los mi-

llares de bembas necesarios, y porfalta de dinero y tiempo no podíaconstruirlas.

El tercer método, es de sitio, tam-poco era aplicable por falta de ma-terial de sitio, por la acción mortíferadeJ clima, por la calidad de los méda-nos que rodean á Veracruz impro-pios para las obras de aproximación,á menos del sacrificio de grandes cau-

dales y de mucho tiempo.Sólo era posibie intentar un ataque

müitarmiente reprobado, porque tiene

el éxito como rarísima excepción. El

asalto ó les asaltos sin preparaciónde ciase alguna. Aun tratándose detropas ofensoras, admirables y en nú-

"mero suficiente y de tropas m.edianasdefensoras, semejante operación, se

considera técnicamente como una delas aventuras miás peligrosas.En la campaña de 1859, el General

Miram.ón cometió un erí'or imperdo-nable en un m.ilitar, anunció pública

' y solemnemente el 2 de Febrero de1859, en un manifiesto al tomar pose-

sión de la presidencia, que iba á ha-

cer la campaña de Veracrítz. Seme-jante anuncio, cuando aún no tenía

dinero, ni ejército organizado, y so-

bre todo, cuando no debía prevenirá los defensores de Veracruz ni á los

caudillos liberales para evitar que se

le reunieran y marchasen á su reta-

guardia ó amagaran á la capital, nocorrespondía á un soldado.Miramón decretó cinco dí^s des-

pués de su indiscreto manifiesto unacontribución extraordinaria y logró

que el clero le entregase trescientos

mil pesos, con la condición de quefuesen empleados e;n la campaña deVeracruz...El General Miramón contaba parala campaña con la división de Orien-te que se haUaba en Orizaba, y conotra división que organizó en la ca-

pital; total "siete mil hombres" concuarenta piezas de artillería y consein mcrteroí:.

La capital de la República, queda-ba con dos mil hombres mal conta-

dos; dos mil estaban en Toluca yotras poblaciones cercanas á la capi-

tal; cerca de cuatro mil en San Luis

y dos mil setecientos en Guadalajara.Con semejantes elementos no se po-

día conservar San Luis, Guadalajara,Toluca, la capital y tomar Veracruz.Miramón creyó que los liberales es-

taban deshechos ó que no harían la

maniobra estratégica indicada y sin

preocuparse más que de organizar suejército para tomar Veracruz, conclu-

yó de hacerlo y el día 14 de Febrerosalió de la ciudad de Méjico rumbo áVeracruz.Don Santos Degcllado recibió la im-

pruden-fce noticia de Miramón relativa

á su decisión de abrir inmediatamen-te la campaña de Veracruz; con suadmirable actividad dictó las órdenesrespectivas para la concentración delas fuerzas liberales y como era res-

petado fué puntualmente obedecido

y pudo reunir poco más de seis mil

hombres y veinte piezas de artillería

en el Bajío, en la primera quincena deMarzo.

Page 159: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONE S DE AYUTLA Y DE REFORMA 153

El trece de Marzo de 1849, el Gene-ra! Degollado al frente de sus seismil honnbres se encontraba en Queré-taro. Ogazón en el Sur de Jalisco se

|

hallaba en vía de terminar la organi-zación de su división de tres mil hom-

1

bres, que terminó á fines del citadoj

mes de Marzo. En esa fecha, 13 deMarzo, el General Márquez se hallabaaún en Guadalajara y los Generalesreaccionarios Don Tomás Mejía, DonGregorio Callejo y Don Manuel Calvo,con tres mil hombres se hallaban áuna jornada de Querétaro. En la ciu-

dad de Méjico, los reaccionarios te-

nían el mismo día, 13 de Marzo, dosm¡¡ hombres y dos mil en Toluca. De-gollado estaba muy bien servido ennoticias por la masonería de la ca-

pital á la que pertenecían todos los

liberales ''rojos."

Militarmente, ¿qué debió haber he-

cho Degollado, después de su manió-!bra tan rápida de concentración y mo-vilización que fué excelente?

Para responder á esta pregunta yfijar responsabilidades en momentos i

en que pudo ser vencida la reacción, :

es preciso examinar el aspecto téc-

i

nico de la campaña de Veracruz ya|

emprendida per Miramón.i

Un jefe de Artillería, liberal, peri-

to en aruntos de ataque y defensade plazas fuertes, inteligente y muyhonrado para escribir, nos explica encalidad de defensor de Veracruz en1859, con mando importante, cuál

era el estado de la plaza en los mo-mentos en que el general Miramón se

dicponía á atacar (Febrero de 1859).

Habla el Coronel de Artillería Bai-

bontín:

"El General Traconis creía aue el

gobierno nos recibiría con entusias-

mo, pero no fué así, sino por el con-

trario, nos riecibió más bien con frial-

dad.

1^ "Don Benito Juárez y Don Melchori Ocampo, principalmente este 'jltimo,

eran encarnizados enemigos de los

militares, aun cuando fueran de supartido, y si bien aceptaban sus ser-

vicios, no por eso les guardaban las

debidas consideraciones."Esta política, ó por mejor decir,

las pasiones de aquielios hombres fue-

ron la causa de la mayor duración yencarnizamiento de la guerra, y dolos desastres consiguientes.

"Pocos días después de nuestra lle-

gada, que ^v.é el 20 ds Enero de 185'1,

se supo que Miram.ón había llegado á

Méjico y que en momento comenróá organizar una expedición sobre Ve-racruz.

"La plaza se hallaba apercibida. Sehabían construido obras exterioresque cubrían las débiles murallas deladrillo. La artillería que era nume-rosa y bien tenida, estaba colocadaconvenientem.ente y asistía un buenacopio de m.uniciones.

"La guarnición, compuesta de tro-

pas de línea y de guardias nacionales,

"tenían buena instrucción y excelen-te moral.""La fortaleza de Ulúa se hallaba en

buen estado y se contaba además conuna fíotüla, compuesta del vapor"Demócrata" de catorce cañones y deocho á diez lanchas cañoneras, arma-das con cañones bomberos de á 68.

"Con semejantes elementos de de-

fensa, difícil había de ser que Mira-

món pudiera expugnar la plaza; pe-

ro se temía alguna tra'ición, "pues deotro modo no se podía comprendercómiO Miramón se atrevía á acometersemejante empresa con los elementosccn que contaba." (1).

íHay que fijarse bien en las palabrasde! Coronel Balbontín, "se temía unatraición," no porque se tuviera noticia

del compromiso de jefes y tropas paradefeccionar; sino porque no se com-prendía que sin traición, el GeneralMiramón se hubiera atrevido á aco-

meter la empresa de tomar Veracruzcon los eilementos que había organi-

zado.

(1) Balbontín. Memorias, pág. 143.

Page 160: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

154 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

En efecto, una plaza muy bien for-

tificada, con numerosa artillería desitio y de batalla alcanzando á "cien-

to seisenta piezas," con abundantesmunciones, con una guarnición de tro-

pas de línea y guardias nacionalesque ya habían dado pruebas de ba-

tirse con gran denuedo, y ascendien-do esta guarnición á 4,000 hombrescon buena instrucción y excelente mo-ral, "no era posible," juzgado militar-

mente, que fuese tomada por asaltobrusco, sin preparación, por seis milhombres que era lo más que podía ha-

cer obrar M ¡ramón, pues necesitabapor lo bajo mil para sostener sus co-

municaciones con Orizaba y quitarsede encima la hostilidad de fuerzasregulares é irregulares exteriores queascendían á más de cuatro mil hom-bres, entre ellas algunas tan buenascomo las que mandaba el GeneralAmpudia.

''El estado de defensa en que sehallaba Veracruz era debido á la bue-na disposición del Gobernador de Ve-racruz Don Manuel Gutiérrez Zamo-ra y al saber la actividad de los jefesdel ejército que había allí, especial-

\ mente de los ingenieros y artillería,

entre los cuales se hallaban D. Fran-cisco Paz y Don Francisco Zérega,pertenecientes á esta arma y que tra-

bajátoan con el m.ayor ahinco. La p!a-' za la mandaba el Genera! de brigada

Den Ramón Iglesias.

"Cuando se supo que Miramón ha-

bía salido de Méjico, se comenzaroná hacer los últimos trabajos para la

defenca y á despejar los aproches dela plaza hasta más aUá .de tiro decañón. En consecuencia, se tuvieronque demoler los barrios de extramu-ros.

"Yo fui comisionado para derribarla estación del ferrocarril, operaciónque ejecuté con pena. . ." (1)

La empresa de Miramón sobre Ve-racruz era

Ataque de una plaza fuerte.

General Miramón, 6,000 hombres, 46piezas de arti-llería.

Guarnición de Veracruz, 4,000 hom-bres, 160 piezas de artillería.

E¡ profesor militar Ratheau, opor-tunamente citado por Balbontín, en-

seña: "Se admite que el ejército desitio sea ocho ó diez veces más fuer-

te que la guarnición" (1) y el célebre

Vauban y el práctico Ccrmointagne,aseguran: "cuando es menester ata-

car en regla una plaza, por pequeñaque sea, pero situada en una fuerteposición no teniendo más que cuatro-cientos hombres de guarnición, no sepodrían emplear menos de diez ó do-

ce mil hombres y varios regimientostíe caballería.

"Una plaza mediana que se necesita

á tres mil hombres de guarnición, exi-

ge que el ejército sitiador sea deveinte á veinticinco mil hombres. Lasplazas más considerables que tengantres ó cuatro mil hombres de guarni-

ción, deben ser atacadas por ejérci-

tos seis ü ocho veces mayores." (2).

Por estas citas es fácil comprenderque la expedición de Mirarnón á Ve-

racruz, era insensata desde el puntode vista militar, que es como se debever, y que su resultado debía ser unfracaso espantoso.

Se ha visto en las conclusiones del

capítulo anterior que Miramón era el

"invencible" de la reacción y que de-

rrocando á Miramón quedaba vencidoel enemigo. La gran oportunidad dec'.5rrotar al brillante caudillo, se pre-

sentaba á los liberales por una ver-

dadera "c«afu«liel«d," llamando así l«

locura producida por el efecto de las

victorias que había obtenido Miramóny que ¡o llevaban á la "megalomaníaheroica aguda."Don Manuel Romero Rubio escribía

en aqueiilos días al Genera! liberal

Don José Justo Alvarez, que tenía unmando im^scrtante en el ejército deDon Santos Degollado:

(1). Balbontín. Memorias. Pág. 1^.(1) Balbontín. Memorias. Páq. 228.

(2) Balbontín. Memorias. Pág 228

Page 161: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 155

"Febrero 11 de 1859... ''Estará Ud.impuesto de las últimas noticias deVeracruz, adonde diré lo que ustedme recomienda. Allí, están muy en-

tusiasmados, deseando la llegada del

Macabeo (Miramón), y si ataca comodice, "no dude usted de nuestro triun-

fo."'

Don Santos Degollado el 10 de Fe-

brero de 1859, dio orden á sus subor-

dinados para una rápida concentra-ción en el Bajío; apremiándoles queera prsci&c reunirse para impedir querViiramón atacara á Veracruz. cuyapérdida sería vn golpe mortal parala causa libera!. Es casi seguro queDegollado alarmaba á sus subordina-dos para estimularlos á que obrasenrápidamente; pero que no creía queVeracruz pudiera ser tomada por iVIi-

ramón, cues e! Genera! segundo enjefe de Degollado, Don José Justo AI-

varez, había escrito en 19 de Enero de1859 al General D. Epitacio Huerta el

jefe más querido y distinguido por el

General Degollado.^

El General Aívarez escribía desdeMéjico: "... tanto más cuanto que!a ambición de Miramón es 1^ de m.ar-

char á atacar á Veracruz y esto, ami-go mío, creo que "'será el triunfo

completo de nuestra causa," pues se-

gún cartas que he visto de aquella

plaza, "está en un estado de verdade-ra defensa" y reina un gran entusias-

mo en sus defensores en sostén de ¡a

Constitución.Suplico á usted ponga ai tanto de

ésta ai ExmOo Sr. Don Santos Dego-llado, á quien procuraré escribir." (1)

de Marzo de 1859, y ambos habían re-

cibido la carta del señor Romero Ru-bio, relativa al entusiasmo en Vera-cruz y á la convicción de sus defen-sores de derrotar á Miramón. AmbosGenerales sabían el 13 de Marzo queVeracruz estaba en verdadero estadode defensa y (fUe e| ataque de Mira-món, daría por resultado el triunfocompleto de la causa liberal, puestoque así lo había escrito e| mismo Ge-neral Don Jcsé Jurto Alvarez el 19

de Enero anterior al General Bf)ita-

cio Huerta para que se lo comunica-ra á Degollado.Podemos volver con Degollado que

se encentraba en Querétaro y que notenía motivo de alarma por el ataquede Miramón á Veracruz; al contrario,

dicho ataque tenía que dar por resul-

tado la ruina del ejército de Mira-m.ón y la del prestigio del brillante

caudillo reaccionario. Lo que intere-

saba enormemente á !a causa überalen Febrero de 1859, era precisamen-te que Miramón cayera en el abismoabierto por su fatuidad, atacando la

plaza de Veracruz á viva fuerza ó porsitio, el resultado desde el pumo devista estrictamente miilitar, tenía queser el gran desastre para la reacción.

Recapitulemos para' sólidam.entecontinuar:

D!A 13 DE MARZO DE 1S59

Posición de las fuerzas beligerantes.

1 Reaccionarios.

El general Don José Justo Alva-

General Miramón cerca de V'2-

racruz, con hombres. . . .

rez, ya se hallaba reunido en Queré- Ciudad de Méjico, hombres,

taro con el General Degollado el 13

(1) Esta carta y la anterior están

6,000

2,000

2,000Ciudad de Toluca, hombresGenerales Calvo y Mejía á unajornada de Querétaro, hom-bres 3,000

en poder del señor Melchor Alvarez, ,

General Márquez en Guadala-

hijo del General Don José Justo, y¡ Ja^a, hombres 2,700

debo á su bondad el que me haya en-!

tregado las copias. ' Total de hombres 15,700

Page 162: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

156 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

Constitucional istas.

General Degollado, Querétaro,hombres 6,200

General Ogazón, Sur de Jalis-

co, terminando su organiza-ción para fines de Marzo,hombres 3,000

Fuerzas del Estado f|e Pueblay Veracruz, al mando de Am-pudia, Cairbaja;!, Aiiatriste,

'

Méndiez, regulares é irregu-

lares, hombres. 4,000

Guarnición de la capital, hom-bres 2,000

Procedentes de Toluca, hom-bres 2,000

Total de hombres. . . 4,000

Total 13,200

Militarmente, lo que debió hacerDegollado el 13 de Marzo de 1859, fuéarrojarse contra los tres mil hombresde Mejía y Csiíilejo, que estaban áuna jornada de distancia de Queréta-ro y una vez ,derrotados aproximar-se m\j.y lentamente á la ciudad deMéjico, observando la conducta deMárquez en Guadialajara, esperandoá Ogazón, y el resultado funesto delataque de Miramón á Veracruz.A principios de Abril^ Ogazón s3

habría reunido con Degollado, y unavez aniquilado en Veracruz íVliramón,era la oportunidad de acercarse á la

ciudad de Méjico conFuerzas de Degollado y Oga-

zón, hombres . 9,000Aumento de ellas al ser de;rro-

taidos Mejía y Ccrilejo, hom-bres. . 1,000

De A.mpudia, Carbajai, Alatris-te, Méndez, etc., etc., del Es-tado de Puebla, hombres. . . 4,000

Procedentes de la plaza de Ve- .

racruz, una vez derrotadoMiramón, hombres 2,500

Total de hombres. 16,500

A esas fuerzas liberales, no hubíe^ran Ipodido oponer los reaccionariosmás que

i

Admirablenusntie deamoral izados,

I

Márquez no se hubiera movido de

¡

Guadalajara, y peor para él' si lo hu-

biera hecho después de la derrota deMejja y Callejo. La reacción hubie-

ra quedado vencida y e| país se ha-

bría ahorrado dos años de lucha tre-

I

menda y sanguinaria excepcional.

j

Pero Juárez intervino y la gloriosai y victoriosa campaña casi segura pa-

ra los liberales se convirtió en de-

rrota y en los asesinatos del 11 deAbril en Tacubaya; pues dio la or-

den á Degollado para que asediara yatacara á la ciudad de Méjico, conel objeto de obligar á Miramón áabandonc^r la empresa de Veracruz,aun cuando Degollado tuviera quesacrificar todo su ejército para salvar

á Veracruz de un peligro que sóloexistía en la aterrada imaginación deJuárez, porque ei ^o.q corría verda-dero peligro de ser aniquilado bajolos muros de Veracruz, era Mira-món.

iE1 documento que comprueba lo que

acabo de afirmar, es lel siguiente:

I

**E! que subscribe, Secretario quefué del señor Don Santos Degollado,'Ministro de la Guerra en Marzo de1 1859, durante ¡a época de la Reforma,certifica y le consta que e! General

i Don José Alvarez fué nombrado Jefede la División del interior, recibien-

I

do órdenes terminantes de vencer los

¡obstáculos que se le presentaron pa-

!

ra asediar la capital de Ja República;que, con motivo del triunfo obtenido

!por los reformistas en Calamanda el

14 de Marzo del año referido de 1859,

I

pudo llegarse hasta las igoteras deI Méjico, " habiéndolo ejecutado así en

I

cumplimiento del compromiso pacta-

j

do con el Gobierno general" de

Page 163: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONE S DE AYUTLA Y DE REFORMA 157

continuar las hostilidades sobre la ca-

pital aun cuando fuesen derrotados,á fin de íograr que Miramón levanta-

ra el sitio que tenía emprendido so-

bre Veracruz. Que en virtud de estas

órdenes, el 2 de Abril de 1353 inten-

tó con sus reducidas fuerzas un ata-

que sobre la garita de San Co^me, el

cual no tuvo éxito. . . Y á pedimen-to defl interesado y en virtud de quelos hechos anteriores me constan por

el carácter de Secretario del C. Ge-

neral Don Santos Degollado, expido

el presente en Méjico, á sie^te de Di-

ciembre de mil ochocientos noventa

y seis.—B. Gómez Parías.—Rúbrica.

A! margen una estampilla de á cin-

cuenta centavos cancelada.'' (1)

Ante tan funesta orden del gobier-

no de Juárez, Degollado salió de Que-

rétaro el 14 de Marzo de 1859, dandoel mando ,de la División al General

Don José Justo Alvarez. Los Genera-

les reaccionarios Mejía, Callejo, Cal-

vo y Licéaga, afcanzaron á la reta-

guardia de los consti^ucionalistas en

la hacienda de Calamanda. La reta-

guardia liberal estaba formada por la

brigada Arteaga y un cuerpo de rifle-

ros del Norte. Arteaga aceptó e| com-

bate que duró todo el día, rechazan-

do á los reaccionarios. En la noche,

éstos ,se retiraron á una jornada de

distancia del campo de batalla y De-

gollado no pudo perseguirlos para

renovar el ataque y consumar una

victoria completa y segura. La orden

de Juárez terminante, lo impedía.

"Continuó l^a marcha ^Degollado

desatendiéndose de que iba se-

guido á una jornada por el Ge-

neral Callejo; "pues lo que |e im.por-

taba era llamar la atención de Mira-

món,' ' que operaba en Veracruz, ata-

cando la capital, y poco después lle-

gaba al Vaííe de Méjico el ejército

(1) Este documento me lo enseñóel señor Don Melchor Alvarez, hijo

del señor General" Don José Justo ytuvo la bondad ^,de permitirme lo co-

piara.

constitucionalista y tomaba posesiónfrente á la ciudad de Méjico." (1)

El día 22 de Marzo de 1859, Dego-llado ocupó ,á Tacubaya y dos díasdespués, ¡es generales reaccionariosque lo seguían desde Querétaro, en-traron á la ciudad de Méjico, á dondetambién habían llegado los dos milhombres de Toluca.

Eh General Don Leonardo Márquezhabía salido de Guadalajara en auxi-lio de la plaza de Méjico, el 15 deMarzo de 1859, ccn mil doscientoshombres y nueve piezas de artillería.

La posición de Degollado, notable-mente ventajosa, Juárez |a había con-vertido en desastrosa. La ciudad deMéjico tenía más de nueve mil hom-bres, noventa piezas de artillería yun jefe, soldado instruido como Már-quez. Para atacar ó asediar á una ciu-

dad de la importancia de Méjico, de-fendida por una guarnición numero-sa, disciplinada, bien mandada y bienmunicionada. Degollado sólo teníaseis mil hombres, la mayor parte re-

clutas, y veinte piezas de artillería.

¿Qué pasaba entretanto en Vera-cruz?. . , los Generales constitucio-nalistas Pedro Ampudia é Ignacio defa Llave, situaron fuerzas desdé las

cercanías de Córdoba, hasta el puer-to, en las gargantas y desfiladeros def

camino, .obstruyeron algunos puntosde la vía, volaron puentes y desola-ron el país con el otíjeto de detenerla marcha del enemigo, de que gas-tara siis recursos, y la deserción y los

rigores del clima debilitaran sus fuer-

zas y de que a! fin, cuando pudieraponer sitio á la plaza, ya hubiera en-

trado la estación en que el vómito yias! enfermedades palúdicas tan fu-

nestas á todos ios que descienden áaquellas comarcas, diezmaran al ejér-

cito de Miramón.

(1). Cambre. La guerra de tres

años. Página 231.

Page 164: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

158 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA.

"Los jefes constitucionalistas lo-

graron su objeto, "nuiificando" la

estrategia de iVlIramón, pues el ene.migo apenas pudo, tras enorme traba-jo y no pocas pérdidas, salvar aque-llos obstáculos en ''veinticuatro''días que dilató en vencer la corta dis-

tancia que hay entr^ Orizaba y Vera-cruz, llegando ai puerto cuando Umortífera estación había empezado,habíanse consumido los recursos, ladeserción y ía muerte aclaraba lasfilas, y, además, no podía recibir deMéjico elementos de ninguna cla-se. .. . (1)

El señor Cambra omite relatar e|

descalabro que sufrió la brigada deCobos del ejército de Miramón: "Du-rante esta marcha, el General Mira-món creyó necesario desalojar deHuatusco á las fuerzas liberales quelo ocupaban en posición ventajosa. Alefecto, dispuso que |a brigada de Or-noz atacase al enemigo por la dere-cha, atravesando el río de los Micos,mientras el General Cobos lo ataca-ría por la izquierda y él personalmen-te atacaría el centro.

' 'Ornoz ejecutó puntualmente lasórdenes que había recibido del cuar-tel general. Habiendo atravesado elrío de los Micos á nado atacó el aladerecha deF enemigo. Pero Cobos pre-cipitó su ataque contra las tropas deMillán, Díaz Ordaz y Llave, que de-bía tener lugar simultáneamente conel que Miramón debía hacer sobre elcentrp del enemigo; esta impruden-cia le costó ser rechazado con pérdi-da de doscientos hombres y cuatrocañones." (2)

Refiriéndose á las operaciones so-bre Veracruz en Marzo de 1859, diceel Coronel Balbontín defensor de la pla-za: ".

. .yo fui nombrado Coman-dante de la artillería de la segundalínea, que comprendía desde la espaJ-

(1). Cambne. La guerra d!e tresaños. Página 232.

(2) V. Darán. Le General Miramón.Página 69.

tía de los cuarteles, hasta ei baluartede San Javier con las obras exterio-

j

res de la Novia y líos Gemelos.

I

"Al amanecer el diez y ocho de

I

Marzo, apareció sobre los médanos yj

carcana á la plaza fuerte, frente á la

1segunda línea una fuerza enemiga

I

que avanzaba rápidamente. MandéI

disparar un cañonazo desde los Ge-! melüs, para dar la alarma y en el ac-

í ío comenzaron á disparar de todos los

I

baluartes de la línea...

j

"El enemigo tenía su cuartel ge-

I

neral en íVledellín, "no emprendía na-

I

da formal sobre !a plaza." Solamentepor la noche éramos molestados por

Ifalisas alarmas. Una expedición al

I

mando de Casanova, que Miramón ha-

I

bía mandado á ocupar á Alvarado, ha-

bía tenido que retroceder batida enla playa por algunas lanchas cañone-ras.

*'Por fin, el día 29 (Marzo de 1859)convencido Miramón de la imposibili-

dad en que se hallaba de tomar Ve-racruz, y de que en la plaza ss efec-

tuase algún movimiento en su favor,resolvió retirarse como lo efectuó, (1)

Para el Coronel Balbontín, Miramónpresci nidio de atacar á Veracruz,'convencido de lia imposibilidad ds

I

tomar la plaza." No puede aceptarse¡que se haya retirado porque Degolla-jdo amagó á Méjico por orden de Juá-

!rez. En efecto, Miramón, ante-s de

I salir de la ciudad de Méjico sabíaI que dejaba en ella dos mil hombresi y que disponía en Toluca de otros

I

dos mil, que en veinticuatro horas po-

idían llegar á la capital. Por de pron-|to, cuatro mil hombres pueden defen-¡der muy bien una una plaza contra¡el ataque de seis mil, esté ó no forti-

jficada tal plaza.

IMiramón tuvo noticia el 17 de Mar-

¡zo de 1859, un día antes de presen-jtarse frente á Veracruz, de la mar-cha de Degollado hacia la capital y desu llegada á Querétaro; es decir, su-

(1) Balbontín. Memorias. Páginas144 y 145.

Page 165: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONE S DE AYUTLA Y DE REFORMA 159

po que Degollado estaba á cuatro jor-j

nadas de la ciudad de Méjico, míen-;

tras que él &e encontraba á siete jor-!

nadas de esa misma ciudad. Si hubie-

!

ra temido el ataque de Degollado á!la capital, era el momento de abanr

\

donar la empresa dé Veracruz y acu-|

dir al auxilio de la ciudad de Méjico.¡

En vez de hacerüo así, marchó sobre!

Veracruz, llegando á la plaza el 18

á la madrugada.

El combate de Caiamanda tuvo lu-

gar el 14 de Marzo de 1859, y Mira-món tuvo noticia de su resultado in-

deciso y de la marcha de Callejo ha-' cia la ciudad de Méjico, el 21 de Mar-zo de 1859. Por consiguiente, sabíaque la capital estaba en vía de reunirpronto, antes de que él pudiese auxi-

liarla, una poderosa guarnición. Lostres mil hombres de auxilio al mandode Callejo, se presentaron sin nove-dad frente á la capital el 23 de Mar-zo de 1859 y Miramón debe haberíosabido á más tardar cuatro días des-

pués, efi 27 de Marzo. Ese día sabíaya que la plaza de Méjico contabacon ocho mil hombres contra los seis

mil de Degollado. Miramón determi-nó prescindir de atacar á Veracruz el

29 de Marzo de 1859; luego es impo-sible que haya tomado tal resolución

porque le inquietase la suerte de la

ciudad de Méjico.

D« nada influyó, ni podía influir la

orden de Juárez á Degollado de ame-nazar á Méjico para que Miramón se

retirase de Veracruz. El deber de Juá-

rez era que Miramón atacase la pla-

za de Veracruz, puesto que conformeá la ciencia militar y así lo sabía la

guarnición de Veracruz, si Miramónatacaba debía sufrir un desastre. Pe-

ro Juárez estaba aterrado, loco, ner-

vioso, histérico, le parecía imposible

que Miramón fuese derrotado, le pa-

recía evidente que el Macabeo debía

temar á Veracruz en dos minutos ycon sólo el silbido de su fuete, y en

tal concepto Juárez determinó el sa-

crificio del ejército de Degollado.

Los hombres de fé se caracterizan

por creer en lo imposible, Juárez no

tenía fe ni para creer no sólo en lo

posible, sino en lo evidente, en lo se-

guro; hasta los perros de Veracruzcreían segura la derrota de Miramónsi atacaba, sólo había vn incrédulo

I

con pánico: ¡Juárez! el hombre quei se pretende pintarnos con~ la fe del

!Nazareno al marchar sobre las aguas,

' creyó que los defensores de Veracruznada valdrían contra esa especie deGengis-Khan llamado Miramón.

Page 166: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XXXVI

JUÁREZ NO FUE REFORMISTA

E| famoso ídolo de ios Jacobinos solicitando la alianza del clero,

después de expedidas las Leyes de Reforma

La deificación de Juárez no puede|

tener más que una explicación racio-

nal: la ley ineludible, en cuya virtud

el liberalismo incide en la mentiracomo en un centro de gravedad. Poreso en el liberalismo todo es mentira:política, instituciones, pueblo, liber-

tad, derechos, historia, y hasta los

mismos nombres con que se apellida,

fingiendo diferencias y clasificacion^es,

tales, como jacobinismo, radicalismo,

masonería, positivismo, etc., etc. To-

do no es más que una cosa, una sola,

y las diferencias no pasan de imagi-

narias; en las cuales, por supuesto,

no cree ningún liberal. El "científi-

co" sabe que es tan jacobino comoaquel á quien designa con ese nom-bre; el radical sabe muy bien que es

idéntico al moderado, al masón ó al

científico. Y precisamente por ser

mentira las pretendidas diferencias,

es por lo único que las proclaman.No es, pues, extraño, que teniendo

los liberales mejicanos verdaderospartidarios eminentes, se entiende queeminentes como jacobinos, hayan ele-

gido para la deificación á Juárez, queno fué, como estaba ya demostrado, ylo hemos venido repitiendo, sino el

arquetipo de la nulidad, en todas las

acepciones del vocablo. En camWo,á esos partidarios eminentes, los re-

legaron á una especie de cuartel deinválidos, y se han necesitado los san-

grientos regaños de Don FranciscoBulnes, para que declaren Beneméri-to á Don Melchor Ocampo.

Esa es la verdadera y única expli-

cación psicológica del fenómeno, áprimera vista inexplicable; esto es la

deificación de Juárez. Basta que el

Juárez reformador sea una fábula, pa-

ra que por ese solo hecho se le eli-

ja ídolo. Elegir á un reformador ver-

dadero, habría sido tributar culto ála verdad, y esto es incompatible conla naturaleza orgánica del liberalis-

mo.En el curso del análisis que del li-

bro último del señor Bulnes hemoshecho, se ha demostrado plenamente,como ya lo habían hecho los escrito-

res conservadores, que el señor Juá-

Page 167: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DEAYUTLAYDE REFORMA 161

rez nada tuvo de reformista, más quela firma que fué obligado á trazaral pie de algunos decretos; que nofueron ni dictados por é!, ni soste-nidos, ni aceptados de corazón porél.

Y como si eso no bastara, vamoshoy á reproducir un documento im-

portantísimo que prueba hasta lo pal-

pable la idiosincracia antirreformistade Juárez.

Dice la obra que comentamos, enla página 369:

''Juárez nunca fué rojo y despuésque firm.ó las leyes de Reforma yla separación de la Iglesia y el Esta-

do en concepto de los hombres deVeracruz, quiso tener un arreglo clan-

destino y extraoficial con el clero ba-

jo de la República. El documento quelo prueba fué extendido el 25 de Oc-tubre de 1859, tres meses después deexpedidas las primeras leyes de Re-forma. Dice así: "Secretaría de Es-tado y del Despacho de Gobernación.—El Excmo. señor Presidente, que de-

sea no sólo que nadie sea perseguidoni molestado, ''ni mucho menos el cle-

ro dé la República," cuya misión pue-de volverse benéfica para los pueblos,

sino que además quiere que personaque conozca su buena voluntad y rec-

tas intenciones, y que tenga al misimotiempo facilidad de ponerse en con-tacto con las personas que componendicho clero, se ocupe de esto, "nom-bra á usted su agente general."

"Si como el patriotismo de usted,

su sano juicio y buenos deseos porel bien público, lo espera el Excmo. se-

ñor Presidente, usted se digna acep-tar tal carácter, ha acordado el mis-mo Excmo. señor que se autorice á us-

ted plenamente para que acercándoseá los demás señores sus compañeros,se digne asegurarles de las ya dichasintenciones del Excmo. señor Presiden-te, y de la firme decisión que tienede Harles toda la "protección espe-cial" que está en su mano.

" Como es un elemento tan podero-

I

so para la paz pública que los direc-

I

teres de las conciencias no las extra-

j

vien y como no puede negarse el he-

I

cho evidente de que merced á tales

extravíos la guerra actual se ha en-

sangrentado tanto, será el primer cui-

dado mostrar á los pastores la ningu-na oposición que existe entre la cons-titución y los dogmas dei cristianismo,

entre las leyes nuevas y las primiti-

vas doctrinas de ia Igiesia.

"Dígnese Usted hacerles compren-der que es interés de todos y másespecialmente del clero, que éste rec-

tifique las conciencias, calme las malaspasiones que sus superiones han en-

cendido hoy, que contribuya poderosa-

mente á la pacificación de ¡a Repú-blica, porque una buena parte de ella

puede hasta abandonar una religión

que ya no le deja ia paz interna yconsuelo y tranquilidad del espíritu,

que son los principales bienes que de-

sean obtener de toda religión.

"Otra parte y por cierto no oeque-ña, comienza á considerar al clero co-

mo el enemigo jurado de todo adelan-

to civil y político y de todo gobiernomorigerado y estable. Nada de esto se

oculta á las superiores luces de us-

ted, y su recto juicio hará sentir álos señores sus compañeros toda la

ventaja que el clero puede sacar dela benevolencia de mi gobierno."Convencido además, como está és-

te, de que son los altos dignatarios

los revoltosos, con el deseo principal

de satisfacer su desmesurado orgullo

y facilitar su intolerable despotismosobre sus inferiores, los que propa-gan las Ideas más que ultramontanas,si así pueido decirlo, contra ellos seráprincipalmente contra quienes se ejer-

za la más severa policía del gobierno,mientras que á los que realmente se

ocupien de la cura de almas y del

cultivo de la viña del Señor, comoellos mismos dicen, el gobierno les

impartirá una protección poderosa yeficaz para defenderlos contra los des-

manes y demasías de esos mismosJuárez. 11.

Page 168: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

162 JUÁREZ Y LAS RBVOiLUCIO NiES DE AYUTLA Y DE REFORMA

superiores, hasta hoy irresponsables

en la práctica,

"Asegúreles, pues, usted, que serán

bien acogidos y aun pecuniariamente

socorridos si lo necesitan, en todos

los puntos ocupados por las fuerzas

constitucionales, todos los que dóciles

á los preceptos del Divino Maestro,

den al César, sin interpretaciones vio-

lentas é interesantes, lo aue es del

César. A fin de que sea posible queeste gobierno distinga quiénes son

los que realmente se sujetan á las

leyes c'iviles y se hacen ánimo de vi-

vir en paz con la sociedad, usted se

servirá darles un documento en que

acrediten por sus buenos antecedentes

ó por su buena conducta, distinguién-

dolo así, que merecen la confianza del

Excmo, señor Presidente y les adver-

tirá que hagan llegar á noticias de

este Excmo. señor, sus necesidades ysituación cerno le hará usted llegar

las noticias de esas personas.

''El trabajo es grande, pero no su-

perior á la capacidad de usted; la

República es extensa, pero por unahábil y bien conducida corresponden-cia, puede usted hacer que sea exten-

sa la esfera de su acción.

"El gobierno cuidará de recompen-sar los trabajos de usted en propor-

ción de la utilidad que de ella sacarála República y el gobierno cuidaráigualmente de procurar la recompen-sa de todos los buenos sacerdotes,que creyendo en su misión de paz, sedediquen á darla á la República.

''Aunque ío que se llama buenos ofi-

cios sea lo único que el gobierno pue-da hacer en favor del clero, despuésde la declaración que ha hecho dela Independencia de la Iglesia y el

Estado", pues que sinceramente deseaque esta independencia llegue á serefectiva, usted sabe los muchos me-dios de influencia de que un gobier-

no puede disponer, y en esta sola vez

y por mostearse agradecido á los quecooperen á un bien tan grande, comoes el de la pacificación de la Repúbli-ca, empleará todos sus medios lícitos

i de acción en beneficio de ellos, siem-

Ipre que se hace ei ánimo de emplear-

I

los y los empleará en la conservaición

de las garantías individuales die «useclesiásticos, tan frecuentemente ho-

lladas por sus arbitrarios superiores.' "Para personas de miras tan eleva-

das como las de usted, no creo quedeba ofrecerse mejor recompensa quela satisfacción de la propia concien-

cia, la consideración y apoyo de las

i

personas sensatas, y el buen nombrei

dejado á una posteridad que le ben-

I

decirá por el beneficio que en esto ha-

ga á la desgraciada Méjico. Se cuida-

¡rá, sin embargo, de auxiliar los traba-

I

los de usted y cubrir los demás gastosá medida que con los avisos de usted

i

la ocasión se presente.

I

"Acepte usted las consideraciones de

i

mi aprecio y atenta consideración.

I

"Dios y Libertad. H. Veracruz, Oc-

I

tubre 25 de 1859.—Ocampo.—Sr. Pres-

bítero Don Rafael Díaz Martínez.

Presente." (1)

"El lenguaje de este documento no es

I

el de un rojo, es conciliador; más! que eso, corruptor. El proyecto deJuárez era corromper al clero bajo

i

con promesas de dinero y de protec-

! ción poderosa, especial y eficaz paraque se pusiera en pugna con sus supe-

¡

rieres. El clero bajo no puede poner-se en pugna abierta con sus superio-

j

res sin rebelarse, sin dejar de ser ca-

1tólico, apostólico, romano; luego e!

proyecto de Juárez era provocar el

cisma en la iglesia Mejicana.

"Las leyes de Reforma y la Constitu-ción, dan á todos los mejicanos igual

protección sean laicos ó eclesiásticos

Ide cualquiera religión; no era esa la

I protección que ofrecía Juárez, porqueI no necesitaba ofrecerla para que de

I

ella disfrutaran los clérigos. Juárezles ofrecía la protección para consu-mar un cisma y esto no era respetar,

(1) Blas José Gutiérrez. Código dei la Reforma. Tomo 2. Parte II, págs.I291, 292 y 293.

Page 169: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUAHEZ Y LAS REVOLUCIONES DEAYUTLA Y DE REFORMA 16;

como lo pretendía, el gran principiode la separación de la iglesia y el Es-

tado. El Estado no debe protección álos sacerdotes de culto alguno, cuan-do los agravios Inferidos á éstos noson calificados por las leyes como de-

litos. Mientras que lais disposicionesde wn prelado no caen bajo la jurisdic-

ción penal; el Estado no tiene porqué meterse con los jefes de las reli-

giones, cuya única protección debeser la libertad. La conducta de Juá-rez era desleal y violaba las leyes deReforma. Por un lado ofrecía al cato-

licismo libertad y oara nada metersecon él, en virtud de la separación dela Iglesia y el Estado, y por otro nom-braba y pagaba secretamente (1) áun presbítero agente, para obtenerun cisma en el catolicismo. Juárezproclamaba la separación de la Igle-

sia y el Estado y hacía que el Estadoconspirara contra la Iglesia.

Juárez quiso formar una Iglesia ca-

tólica reformista, como los revolucio-

narios franceses en 1791 crearon unaiglesia católica coristitucionalista;

pero esos revolucionarios no habíanproclamado la separación de la Iglesia

y el Estado. El proyecto de Juárez co-

menzó á tener un principio de ejecu-ción ridículo, pues en 1868, aparecióuna 'Mglesia Mejicana" dirigida por un

(1) El documento que acabo de co-

piar fué conocido del público hasta1868.

comité laico, formado por el Lie. Ma-riano Zavala, Magistrado de la Supre-ma Corte de Justicia, Presidente.

Primer vocal, Dr. Don Marcelino Gue-rrero.—Tesorero, Don José María Igle-

sias. (1)—Secretario, Don Manuel Ri-

vera y Río.

"Semejante proyecto de Juárez, deobtener la pacificación por medio deun cisma, prueba que no creía en el

entusiasmo, en el clamor irresistible

del pueblo mejicano por la Constitu-ción y la Reform.a y que considerabanecesario para obtener el apoyo del

pueblo, obtener primero el del clerobajo que lo dominaba. Igualmenteprueba que Juárez nunca tuvo esa fe

profunda, inalterable, inconmovible,de inspirado en el triunfo de las ar-

mas. Para que Juárez y sobre todoOcampo, se hayan lanzado de cabezaal ridículo, es preciso que sus inteli-

gencias hayan sufrido las perturba-ciones propias de la meningitis tuber-culosa.

''Y cosa notable, Ocampo era deísta

y Juárez católico nereje, porque noes de los liberales católicos, ni de li-

bre-pensadores proyectar cismas. Laheregía juarista de 1359, como actopolítico traza la caricatura de un es-

tadista de mediana calidad."

(1) )EI señor José María Iglesias

que se cita, no era el señor Licenciadodel mismo nombre que fué Ministrode Juárez.

Page 170: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

®))((®)a(®))((®))((@))(@)) (@)) ((M(^((^((M((M(@}

xxxvu

EL PREMIO GORDO DE LA LOIERÍA

Probado como está evidentemente,en nuestra historia, que Juárez noinició, no excogitó ninguna de las re-

formas de que tanto se jacta el ja-

cobinismo mejicano, quedaba todavíae! recurso de atribuirle el mérito die

ia asimilación y de la lucha.

Un hombre puede ser llamado re-

formador, ó porque inicie un progra-ma, ó porque lo realice. Para lo pri-

mero, neiaesíta poderosa fuerza inte-

lectual, de que el señor Juárez care-

ció por completo; para lo segundo,requiere un temperamento y condi-ciones die carácter, de que carecióigualmente.Es por lo tanto superior á todo es-

fuerzo de refutación la siguiente sín-

tesis que aparece en la obra del señorBulneis:

En todo lo que se ha publicado ba-

jo la firma de Juárez desíde que na-ció hasta 1859, no hay una palabraque pruebe que su pensamiento pro-yectaba grandes transformaciones so-ciales, siniestros terremotos en las

conciencias, corrientes volcánicas so-

bre la vida tradicionalista de sus com-patriotas, explosivos utópicos contralas costumbres. No hay nada que

pruebe en éf ideas de revolucionario,temperamento de reformador, filoso-

fía de misionero de alguna gran cau-sa que debiera imponerse á su país

por medio de rayos y centellas. Menosse ve en los escritos de Juárez la am-bición de destruir religiones, derrocardioses, pulverizar altares, exprimircorazones con la verdad escéptica,

desengañar á los náufragos flotantes

en un océano de infortunios, graciasá un fragmento de esperanzas en la

vida futura y á un sentimiento ardien-te de su inmortalidad.

Por el contrario, siempre que se si-

gue e! desarrollo del pensamiento deJuárez en sus escritos efe Oajaca, si

es que son suyos, (1) pues siemprefué muy poco rutilante, se siente el

movimiento apacible de sus ideas ofi-

ciales, la apatía de su conciencia,exenta de rencores contra el pasado,contra sus monumentos, contra susinstituciones. En sus escritos, exposi-

(1) Los escritos que se conocen deJuárez son documentos oficiales, es-

critos generalmente por los secreta-rios ó consejeros de los gobernantes.

I

Page 171: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DEAYUTLA Y DE REFORMA 165

cienes, discursos y manifiestos, se ve

que sólo ambiciona para su país, la

paz con el trabajo, el desenvolvi-miento de las riquezas inagotables

del Estado de Oajaca, qu-^ cree mara-villosas,' el reinado de la justicia per-

fecta, el respeto de todos por el dere-

cho de todos y asegura que todo eso

se conseguirá fácilmente, con el amorde todos á su religión, á su patria, á

sus paternales gobernantes y á la so-

beranía de las leyes. Pero Juárez noasegura que esas leyes deben ser nue-

vas, resultado de jexcelsas y audacesreformas y que las leyes fundamen-tales vigentes son malas yque es preciso desorganizar, des-

copuntar, desquiciar, remoler; 'pa-

ra después amasar, aglutinar, formary construir edificios enteramente nue-

vos con el estilo especial del porvenir.

Para Juárez no hacen falta reformasá la Constitución del Estado, ni al fe-

dleralismo y mucho menos á la reli-

gión ó á la unión perfecta del Estadoy de la Iglesia. Todas las cosas exis-

tentes en su momento histórico sonbuenas para é!; todo lo que en ellas

se levanta es digno de respeto; y áJos oajaqueñcs para ser felices, sólo

les falta cesar en sus divisiones,

amarse los unos á los otros, fusionar-

se tiernamente dentro de lo bueno ybello existente, conocer su deber sen-

cillo y fácil que indica no turbar la

paz jamás ni por motivo alguno yestar dií&puestos á sacrificar su vidacuando la patria esté en peligro porla codicia de invasor extranjero. Enel Juárez de Oajaca se ve al barónpiadoso de otros tiempos, bendecidopor la religión de su& padres; al hom-bre justo y sencillo, tranquilo por el

triunfo definitivo de la virtud por me-dio de la paz, el trabajo, el amor á

Dios, al prójimo y al gobernante leal

con las leyes, con los subditos, consu época; que no aspira más que ir

paso á paso, y siempre con la inter-

vención de la Providencia Divina, ála perfección del estado de cosas exis-

tentes, bien satisfactorio en Oajaca, y

sin que en ningún caso falte para el

progreso del Estado la protección del

Todopoderoso.Es más fácil distinguir desde un

barco un cabello á ocho mil metrosde profundidad en el mar, que un re-

formador revolucionario, inspirado ó

calculador en el Juárez de Oaxaca,Como lo dice muy bien el señor Pola,

no es posible dejar de ver en Juárezhasta 1859 su culto por la religión,

probado por el gemido inalterable desu raza esclava; no cabe en él ser

revolucionario, más que contra el ti-

rano que viole las leyes; pero contraellas jamás^ porque la ley, según él,

debe corregirse y progresar por me-dio de la ley, Juárez en su gobierno deOajaca aparece como modelo de caci-

que patriarcal, adorando al Ser Su-premo que le confía sus ovejas paraengordarlas en las sementeras de la

virtud. En aquella política de frescu-

ras primaveraie®, y de sacros y con-tinuos ósculos entre la iglesia y el

Estado, sólo sonaban el "Ángelus*^ yI

el rabel. jAsí era el león reformista

I

de Oajaca que los jacobinos nos pin-

tan erizando su melena de sacrilegios

¡

y blasfemias, crispando sus garras deacero para peinar el porvenir, rugien-do por la brama estéril de la impie-

[dad y causando el insomnio ríe la Re-

I pública y la parálisis religiosa del

mundo!*"'* * *

Pues siendo así, (tal vez habrá quier»

pregunte) ¿cómo es que careciendoel señor Juárez de las dotes que los

j

propagandistas de su adoración le

jatribuyen, pudo llegar a! puesto dePriesidente de la República?En un p?.ís en que el pueblo jamás

ha elegido; en un país que respiródía por día, hasta ha poco, el hum.o delas revoluciones, que tienen como el

torbellino la propiedad de elevar, precisamente á los cuerpos menos densos y pesados, la pregunta es infantil

Don Juan Alvarez, entró á la presidencia queriéndose meter por los espejos; según el eipigrama popu^iiar;

Page 172: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

166 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTDA Y DE REFORIMA

Don Guadalupe Victoria, el primerPresidente, fué también un analfabe-

ta, y no por cierto ei único, ni el ma-yor de la serie.

Pero en el señor Juárez hubo coin-

cidencias, chiripas especiales que ex-

plican satisfactoriamente su elevacióná un puesto que no merecía, y al quela fortuna lo llevó como lleva la bola

á la casilla en un globo de lotería.

Por eso ei señor Buines llama al ca-

pítulo en que expone esas chiripas,

"E! Premio Gordo de la Lotería/' ydice así:

"Es menester aceptar con resigna-

ción una triste verdad. Los mejicanosservimos para todo menos para libe-

rales. El überaliismo es tan propio

para vivificarnos como un baño deácido sulfúrico. En nuestra obseciónde lujo, de aparato, de exquisita fan-

farronada. Hemos nacido para ser ti-

ranuelos ó esclavos ó ambas cosas ála vez, según el caso. Zerecero, des-

pués de jactarse de liberal, llega álos ochenta y cinco años y escribe:

*'CL?ando Santa Anna .acababa .de

abandonar el mando dei ejército quetan mal había dirigido, cuando dejabade hecho abandonado el puesto dePresidente, cuando toda la ÍNJación lo

acusaba cuando menos de incapaci-

dad, el Estado (de Oajaca) "no podíadejfír de declarar que se debía da prohi-

birle la entra&a en su territorio " (1),

¡Y esta heregía ha sido leída y apro-

bada por el gran partido liberal! De-cididamente ei [iberaiismo nos vienecomo corona de mirtos en cabeza deasno.

En Noviembre de 1847, el Estado deOajaca no estaba en estado de sitio;

era un mi-^mbro de la federación re-

gido por la Constitución de 1324 quereconocía entre les "'derechos indivi-

duales/' les de circular libremente enel territorio mejicano y de residir encualquier punto del país con el dere-cho de ser protegido por sus autori-

(1) Zerecero, Biografía de Juárez.Edición A. Pola, pág. 36.

dades en los términos prescritos por

la ley. Santa Anna no había cometi-

do delito alguno en el Estado de Oa-jaca, y si lo hubiera cometido, el de-

recho del Estado se limitaba á juzgar-

lo conforme á sus leyes y por juez

competente. Si Santa Anna había co-

¡

metido uno ó varios delitos federales,

; correspondía á las leyes y tribunales

I

federales juzgarlo. Pero Santa Anna¡

aun cuando hubiera dirigido mal el

j

ejército y cometido los más horrendosI crímenes contra la Nación, era unI hombre libre y en el goce perfecto de

¡

todos sus derechos individuales, mien-

!tras la autoridad competente no dic-

tar.e contra él onden de formal pri-

I

sión, y en ese caso lo que tocaba ha-

cer al Estado de Oajaca era aprehen-der á Santa Anna si se encontraba ensu territorio, previo exhorto federaíl,

y entregarlo á la federación. El Esta-

do de Oajaca cometió con Santa Annaun atentado, aplaudido por los libera-

les mejicanos, porque la libertad pa-

ra nosotros consiste en primero y úl-

timo lugar, en envilecer la justicia

confundiéndola con el favoritismo ó

las más ruines venganzas. Juárez ex-

plica el atentado cometido contraSanta Anna y en el que tomó parte,

con el candor de un magistrado queignora las leyes y sus más elementa-les deberes. En su rectificación á Ze-

recero, Juárez expone que prohibió la

entrada á Santa Anna en la ciudad deOajaca á petición del Ayuntamiento

y por excitativa (no por decreto) dela Legislatura, pues ambas corpora-ciones creían que el orden político pe-

ligraba con la entrada de Santa Annaen la capital, llamado en correspon-dencia por los enemigos de la admi-nistración. Precisamente á lo que hi-

zo Juárez se llama tiranía, porque ni

el Ayuntamiento de Oajaca ni ia Le-

gislatura podían atentar contra los

derechos individuales de Santa Annani de nadi-e, aun cuando supiese quesu plan era volar con dinamita toda

la ciudad. Si había pruebas de queSanta Anna iba á Oajaca con el obje-

Page 173: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONE S DE AYUTLA Y DE REFORMA 16V

to de turbar el orden público, tocaba

á las autoridades del Estado aprehen-

der al delincuente, juzgarlo y conde-

narlo. Las tiranías se caracterizan por

su especialidad de castigar á ios ''sos-

pechosos,*' y el régimen liberal tie-

ne por objeto echar abajo la penali-

dad de los "sospechosos." Juárez obrócomo cacique, como legislador con el

espíritu de Guelatao, no como Gober-

nador constitucional.

Juárez cometió una mala acción

contra Santa Anna, quien á su vez

saldó su cuenta desterrando á Juárezen 1853, !o que fué el premio gordo

de la lotería para el cacique destro-

nado de Oajaca. Esa orden de destie-

rro fué lo que hizo la gran fortuna

política de Juárez; sin ella, Juárezhabría muerto desconocido en la His-

toria Patria y solo conocido y apre-

ciado en la tierra natal.

Juárez desterrado se radicó en Nue-va Orleans donde conoció á Don Mel-

chor Ocam.po. Los dos desterrados se

ligaron por la amistad y Ocampo ilus-

tró á Juárez hasta donde pudo, sién-

dole más útil que Roicio, y lo temóbajo su protección. Cuando estalló la

revolución de Ayutla, Ocampo dejó

Nueva Orleans para dirigirse á la

Frontera de! Norte y encender !a re-

volución en los Estados ds NuevoLeón, Coahuiia y Tamaulipas. Juárezpermaneció en Nuisva Orleans, sir-

viendo á !a gran causa con su fe ysu admirable constancia para esperarel triunfo de las revoluciones en los

puntos sin peligro. Cuando el triunfo

de Ayutla eítuvo asegurado, Juárezcon el dinero que le había enviadoOcampo, emprendió un largo viaje-,

para aparecer en ei Estado de Gue-rrero, centro luminoso de la revolu-

ción victoriosa.

., Los admiradores de Juárez asegu-ran que en consideración á su renom-bre, el Presidente O. Juan Alvarez lo

nombró su Ministro. Es falsa tai afir-

mación; Ocampo dice: "... el señorComonfort y yo debatimos muy lar-

gamente; primero, mi repulso de en-

trar al gobierno fundada en mi igno-

' rancia casi absoluta de la situación,

¡

de las personas y de ias cosas; se-

Igundo, de la admisión de él para el

I Ministerio de la Guerra, punto que! discutimos y porfiamos mucho, lo-

!grande yo, según entiendo, "conven-cerlo de esa conveniencia; tercero,

de los nombramientos de los señores: Juárez y Prieto, "propuestos y apoya-

j

dos por mí," y que fueron desde luego

I

admitidos por el señor Comon-fort." (1)

I

De lo afirmado por Ocampo, se de-

duce que él fué quien se empeñó has-

I

ta lograrlo, que Comcnfort formaseparte de! Ministerio y que Juárez fue-

se nomibrado Ministro por su influen-

cia y aceptado desde luego por Co-

, monfort, que era en realidad el hom-

\

bre de !a situación, siendo Don Juan;Alvarez una especie de estafermo.No es cierto tampoco que Ocampo

quería la formación de vn Gabineteenteramente "puro,'' pues para Ocam-

;

po no existían "puros" ni admitía la

; diDtinción entre los moderados y pro-

¡

grssistas, porque afirma: "... creía y,creo que entre nosotros no debía aten-

derse ni aún manteners.e "tal distin-

ción," y que debía componerse el ga-

binete de personas que^ pudieran ca-

miinar de acuerdo sin burear los ante-

cedentes de filiación." (2) Ocampoj

declara terminantemente en 1855:

I

"Mis amistades políticas, sin embar-

\

go, "habían sido siempre ias de los

I

llamados m.oderadcs," y mi conducta

I

pública y privada, sin habérmelos pro-

! puesto nunca por modeío, más pare-

cida á la de éstos.'' (3)

i Don Juan Alvarez, ó más bien di-

I

cho, Con-.onfort, de acuerdo con Ocam-po, nombró el Ministerio, reservánf.

se para sí ia cartera de guerra, ace

I

! (1) Melchor Ocampo. Mis 15 días C

j

Ministerio, p-ág. SO. Edición A. Pol.

! (2) Ocampo. El mismo documeiní

I

pág. 81.

I

(3) Ocampo. El mismo documento.pág. 84.

Page 174: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

168 JUÁREZ Y LAS REVOLUCÍO NiES DiE AYUTLA Y DE REFORMA

tando Ocampo la de Gobernación yRelaciones y dando á Juárez y á Prie-

to, respectivamente, las de Justicia yHacienda. Quedó considerado Ocampocomo Jefe del Gabinete.Comonfort en una reunión que tu-

vo con sus compañeros de Gabinete,ú\ó lectura á un programa de gobiier-

^

no que disgustó profundamente áOcampo, porque, entre otros puntos,Comonfort pretendía el establecimien-to de una guardia nacional dividida enmóvil y sedentaria; la móvil debíaformarse de proletarios y la sedenta-ria de propietarios. Ocampo tuvo ra-

zón de impugnar esta parte del pro-

yecto, porque era declaradamentearistocrática la organización que Co-monfort quería dar á la guardia na-

cional. Comonfort proponía tambiénque para garantía del clero hubierados ©cliesiásticos en el Consejo de Go-bierno. Ocqmpo manifestó con su-

ma exactitud, que el Consejo debíaformarse con representantes de las

entidades políticas llamadas Departa-mentos y no con representantes delas clases privilegiadas para garanti-zar sus interesas contrarios a! pensa-miento de !a revolución. Ocampo ase-

j

gura que había otras proposiciones i

en e! programa de gobierno de Co-

1

monfcrt, enteramente opuestas á sus !

principios.

S6¡o Ocampo impugnó el programade gobierno de Comonfort y como és-

te no se dio por vencido con la im-pugnación, sino que al contrario lo

sostuvo con decidido vigor, Ocampo5resolvió presentar su renuncia, "fun-dada en que la Revolución tomaba el

camino de las transacciones." Ocam-po sie retiró de! Fvlinisterio y Juárez yPrieto perman'ecieron en é!.

Estos hechos prueban que los prin-cipios de Juárez y Prieto, "no eran losde Ocampo," sino les de Comonfort,y que Juárez aceptaba la política delas transacciones.

Zerecero, fuente de descaradas men-tiras, lanzadas con el objeto de adu-jar á Juárez y de engañar á la nación,

para que vea en su ídolo lo que nun-ca existió, dice: "Desde la formaciónde este Gabinete ae comprendió queera imposible su subsistencia por mu-cho tiempo, pues que estaba formadode elementos demasiado hetérogé-

nieosp y á la avanzada edad deil bene-mérito General Alvarez era imposibleque tuviera la suficiente energía pa-

ra decidirse entre las poderosas yopuestas influencias de Comonfort yJuárez, de Ocampo y Lafragua." Co-

monfort quería conservar el ejército

con modificaciones á su manera, Juá-

rez y Ocampo no querían ejército.

Bien se conoce que Zerecero adulaá la edad de ochenta y cinco años,bajo la influencia del reblandecimien-to senil. Nunca fué Lafragua Minis-

tro de Don Juan Alvarez y nunca Juá-

rez se le opuso en a!qo á Comonfort;e! miismo Juárez bajo su firma des-

miente y aniquiia la fábula de Zere-

cero de que Juárez dio la ley sobreabolición de fueros, aprovechando unaausencia de Comonfort, que se opo-nía á su promulgación, pues Juárezafirma: 'En este concepto formé el

proyecto de ley de administración dejusticia, quQ prejrnté al señor Presi-

dente para que se tomase en conside-ración. El s^ñor Comonfort cuando le

habié de este negocio, me r.'tanifestó

que estando sumamente recargado dequehacer en su Ministerio no podíaasistir á la lectura y examen die! pro-

yecto, "pero que se podría despacharsin su presencia " en el concepto deque estaba conforme con lo que seacordarle."

Juárez jamás disintió con Comon-fort y la mejor prueba de ello es queéste en Enero de 1856 nombró á Juá-rez gobernador de Oajaca y fué quienlo designó á su partido para la vice-

presidencia die la Suprema Corte de,Justicia. Si Juárez hubiera tenido los

principios de Ocampo, se hubiera re-

tirado del Ministerio cuando este gran-de hombre lo hizo, por dos motivos:primero, por identidad de conviccio-nes; segundo, por ser Ocampo quien

Page 175: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUAHEZ Y LAS REVOLUCIONES DEAYUTLAYDE REFORMA 169

lo había llevado al Ministerio. Era nosólo deber político de Prieto y Juá-rez separarse del Gabinete al renun-ciar Ocampo, sino de delicadeza, ysi no lo hicieron hay que admitir quie,

aun cuando Ocampo les dio las car-

teras, no estaban de acuerdo con él

sino con Don Ignacio Comonfort. Ladisyuntiva es inflexible: O Juárezno era "exaltado," ó si lo era su pa-

pel fué el de un vulgar gastpólatra.

La Ley-Juárez no pudo representarexaltación, porque como lo afirma el

mismo Ji'árez, Comonfort la aprobó,

y si no la hubiera aprobado, ni la Leysale ni Juárez renuncia su puesto. Enel gobierno de Don Juan Alvarez, el

Gemera! Comonfort "hacía y desha-cía," no encontrando más que apoyo

y sumisión incondicional en Alvarez

y en sus compañeros de Gabinete.

Juárez en el gobierno de Alvarez

fué un amigo y servidor lieal de Co-

monfort. Juárez no fué entonces unapersonalidad, sino el satélite casi

opaco de la gran personalidad domi-

nante.

Una vez presentado Juárez al en-

trar en la qran escena política nacio-

nal, ccn si;3 verdaderos antecedentespolíticos, la leyenda del estupendo

! reformista oajp.queño, prodigioso co-

mo Bcudha, abnegado como Huss,

pers.everante como Lutero y heroico

como Sizkí?, na quedado completa-

mente aniquiíaaa y sus autores en el

ridículo por el que tanto se han sa-

crificado.

Page 176: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

í\

C®))(C®))(C®})(C®))((®))((®))

XXXVIII

DON BENITO JUÁREZ

Una de las más bellas páginas de su vida pública. == El Tratado

Mac=Lane=Ocampo.

Sin comentario alguno de nuestraparte, y scío insertando las opinionesde escritores liberales, entre ellos el

actual Ministro de Instrucción Públi-

ca y Bellas Artes, reproducimos enseguida el famoso texto del tratadoMac-Lsne-Ocampo, tal como lo ratifi-

có Don Benito Juárez.Por este documento el pueblo juz-

gará ál hombre á quiíen tributa hastahoy la secta jacobina MEJICANAuna grande ovación:

TRATADO IVIAC-LANE-OCAMPO

TAL COMD LO RATIFICO EL PRE-

SIDENTE JUÁREZ

Artículo 1o. Por vía die ampliaciónal artículo 8o. del tratado de 30 deDiciembre de 1853, cede la Repú-blica Mejicana á los Estados Uni-dos y sus conciudadanos y bienes, enperpetuidad, el derecho de tránsitopor el istm.o de Tehuantepec, de unoá otro mar por cualquier camino queactualmente exista ó que existiese en

I

iw ^u^^wc..v«, sirviéndose de él ambasRepúblicas y sus ciudadanos.Artículo 2c. Convienen ambas Re-

públicas en proteger todas las rutasexistentes hoy ó que existieren en lo

sucesivo al través de dicho istmo, yen garantizar !a neutralidad del mis-mc.

Artículo 3o. Al usarse por primeravez, "bona flde," cualquiera ruta al

través de dicho itsmo, para transitarpor ella, establecerá la República Me-jicana dos puertos de depósito, unoal Este y otro al Qieste del itsmo. El

gobierno de Méjico no impondrá de-

rechos á los efectos ó mercancías quie

pasen *'bona fide'' por dicho istmo, yque no estén destinados al consumode la República Mejicana. No se im-pondrá á los extranjeros y sus propie-dades que pasen por ese camino, con-tribuciones n< derechos mayores quelos que se impongan á las per-

sonas y los bienes de los

mejicanos. La República de Méji-co continuará permitiendo el tránsitoubre y desembarazado de las malas

Page 177: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONE S DE AYUTLA Y DE REFORMA 171

de los Estados Unidos, con tal quepasen en baiijas cerradas y que nohayan de distribuirse en el camino.En ningún caso podrán ser aplicables

á dichas malas ninguna de las car-

gas impuestas ó que en lo sucesivose impusieren.

Artículo 4o. Conviene la R'spúblicaMejicana en establecer por cada unode los puertos de depósito—uno al Es-

te y otro al Oeste del itsmo—regla-

mentos que permitan que los efectos

y mercancías pertenecientes á los

ciudadanos y subditos de los EstadosUnidos ó de cualquier país extranjero,se depositen en los almacenes que a!

efecto se construirán, libres de dere-

chos de tonelaje y almacenaje, cuyosefectos y mercancías podrán ser re-

tirados subsecuentemente para transi-

tar al través de dicho istmo y paraser embarcados en cualquiera de di-

chos puertos de deposito para cual-

quier puerto extranjero, libres de to-

do derecho de tonelaje y otras clases,

y se les podrá sacar también de di-

chos almacenes para la venta y el

consumo dentro del territorio de la

República iVlejicana, m.ediante el pagode les derechos hoy puestos ó que di-

cho gobierno mejicano tuviese á bien

cobrar.

Artículo 5o. Conviene la RepúblicarViejicana en que si en algún tiempose hiciese necesario emplear fuerzasmilitares para la seguridad y protec-

ción de las personas y los bienes quepasen por algunas de las precitadasrutas, empleará la fuerza necesariaal efecto; pero si, por cualquier cau-

sa dejare de hacerlo, el gobierno delos Estados Uniídos, con el consenti-

miento ó á petición del gobierno deMéjico, ó de su Ministro en Washing-ton, ó de las competentes y legales

autoridades locales, civiles ó milita-

res, podrá emplear tal fuerza con és-

te y no con otro objeto; y cuando, enla opinión del gobierno de Méjico, ce-

se la necesidad, inmediatamente seretirará dicha fuerza.

Sin embargo, en el caso excepcio-

nal de peligro imprevisto ó inminen-te para la vida ó las propiedades deciudadanos de les Estados Unidos>quedan autorizadas las fuerzas de di-

cha República para obrar en protec-

ción de aquéllos, sin haber obtenidoprevio consentimiento, y se retirarándichas fuerzas cuando cese la necesi-dad de emplearlas.

Artículo 6o. La República de Méji-co concede á los Estados Unidos el

simple tránsito de sus tropas, abastosmilitares y pertrechos de guerra perel istmo de Tehuantepec, y por el

tránsito ó ruta de comunicación áque se alude en este convenio, desdela ciudad de Guaymas, en el Goifo deCalifornia, hasta el rancho de Noga-les, ó algún otro punto convenientede la línea fronteriza entre la Repú-blica de Méjico y los Estados Unidoscerca del 111 grados de longitud deQreenwich, dándose Inmediatamenteaviso de ello á las autoridadss loca-

líis de la República de Méjico. Y asi-

mism.o convienen las dos Repúblicasen que se estipulará expresamente conlas compañías ó empresas á quienesse conceda en lo sucesivo el acarreoó transporte, por cualesquiera ferro-

carril ú otras vías de comunicación,en los precitados tránsitos, que el pre-

cio de transporte de las tropas, efec-

tos militares y pertrechos de guerrade las dos Repúblicas, será á lo sumola mitad del precio ordinario que pa-

guen los pasajeros ó Jas mercancíasque pasen por dichos caminos detránsito; quedando entendido, que si

los concesionarios de privilegios con-cedidos ya, ó que en lo sucesivo seconcedieren, sobre ferrocarriles úCiras vías de comunicación por dichostránsitos rehusaren recibir por la mi-tad del precio de transporte las tro-

pas, armas, abastos militares y muni-ciones de los Estados Unidos, el go-

bierno de éstos no les dispensará la

protección de que hablan los artículos2o. y 5o., ni ninguna otra protección.

Artículo 7o. La República Mejicanacede por el presenta á los Estados

Page 178: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

172 JUÁREZ Y LAS REVOLUOIO NiES DE AYUTLA Y DE REFORMA

Unidos, á perpetuidad, y á sus ciuda-danos y propiedadeis, el derecho devía ó tránsito al través del territorio

de la República de Méjico, dlesde las

ciudades de Camargo y Matamoros, ócualquiera punto conveniíente del RíoGrande, en el Estado die Tamaulipas,por la vía de Monterrey, hasta el puer-to de Mazatlán, á la entrada del Gol-

fo de California, en el Estado de Si-

naloa y desde el rancho de Nogalesó cualquier punto conveniente de ía

línea fronteriza entre la Repúblicade Méjico y ¡os Estados Unidos cer-

ca del 111 grados de longitud Oestede Greenwich, por la vía de Magdale-na y Hermosiillo, hasta la ciudad deGuaymas en el Golfo de California,en el Estado de Sonora, por cualquierferrocarril ó ruta de comunicación,natura! ó artificial, que exista actual-mente ó existiese ó fuere construidoen lo sucesivo, del cual usarán y seservirán en la misma manera y coniguales condiciones ambas RepúbMcasy sus respectivos ciudadanos, reser-

vándose siempre para sí la RepúblicaMejicana el derecho de soberanía quea! presente tiene sobre todos los trán-sitos mencionados en este tratado. To-das las estipulaciones y reglamentosde todas ciases aplicables al derecho devía ó tránsito al través del istmo de Te-huantepec. en que han convenido am-bas Repúblicas, se hacen por el pre-sente, extensivos y aplicables álos precitados tránsitos 6 derechosde vía, exceptuando el derecho de pa-sar tropas, provisiones ó pertrechosde guerra desde el Río Grande hastael Golfo de California.

.Artículo 8o. Convienen .asimismo

las dos Repúblicas en que, de la ad-junta lista de mercancías, elija el

Congreso de los Estados Unidos, la%que, siendo producciones naturales,industriales ó fabricadas en una delas dos Repúblicas, puedan admitirsepara la venta y consumo en uno delos dos países, bajo cond'iciones deperfecta reciprocidad, bien se las re-

ciba libres de derecho, bien con el

derecho que fije el Congreso de los

Estados Unidos; proponiéndose la Re-

pública Mejicana admitir los artículos

d.e que se trata al más módico tipode derecho y hasta completamenteexento del mismo, si el Congreso delos Estados Unidos conviene en ello.

Su introducción de una á otra de las

dos Repúblicas tendrá efecto por los

puntos que los gobiernos de ambasdesignen, en los límites ó fronteras delas mismas, cedidos y concedidos pa-

ra los tránsitos y ,á perpetuidad, poreste convenio, a! través del istmo deTehuantepec ó desde el Golfo de Ca-lifornia hasta la frontera interior en-

tre Méjico y los Estados Unidos. Si

Méjico concediere privilegios seme-jantes á cualquiera otra nación en los

extremos de los precitados tránsitossobre los Golfos de Méjico, y Califor-

nia y sobre el mar Pacífico, lo haráteniendo en cuenta las mismas con-diciones y estipulaciones de recipro-

cidad que se imponen á los EstadosUnidos por los términos de este con-venio.

LISTA DE LAS MERCANCÍAS, AD-JUNTA AL ARTICULO 8o.

Animales de todas clases.

Arados y barrotes de hierro sueltos.Arroz.

Cacería y huevos frescos.Azogue.Carbón de piedra.

Carnes frescas, saladas y ahuma-das.

Caisas de madera y de hierro.

Cueros al pelo.

Cuernos.Chile, ó pimiento colorado.Dibujos y modelos de máquinas

grandes, edificios, monumentos y bo-tes.

Botes de todas clases y tamaños pa-ra la navegación de los ríos de la

frontera.

Escobas y materiales para hacerlas.Bocados para caballos (Bridle Bits)

Frutas frescas, secas y azucaradas.

Page 179: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 17Í

Tipos, espacios, planchas para im-primir ó grabar, reglas viñetas y tin-

ta de imprimir.Libros impresos de todas clases á

la rústica.

Arces.Madera en bruto y leña.

Manteca y queso.Mapas geográficos y náuticos y pla-

nos topográficos.

Mármol en bruto y labrado.

Máquinas é instrumentos de agri-

cultura, y para el laboreo de minas,

y para el desarrollo de las artes y las

ciencias, con todas sus piezas sueltasó para ser compuestas.

Palos de tinte.

Pescado, alquitrán, trementina yceniza.

Plantas, árboles y Arbustos.Pizarras para techos.Sai común.Sillas de montar.Sombreros de palma.Estuco (gypsum).Vegetales.

Pieles de carnero.

Toda clase de granos para hacerpan.

Harina.Le na.

Tocino.Sebo.Cuero y efectos de cuero.

Toda clase de tejidos de algodón,excepto la llamada "manta trigueña."

Artículo 9o. En aplicación de los ar-

tículos 14 y 15 del tratado de 5 deAbril de 1831, en el cual se estipuló

lo relativo al ejercicio de su religión

á los ciudadanos de Méjico, se per-

mitirá á los ciudadanos de los EstadosUnidos ejercer libremente su religión

en Méjico, en público ó en privado,en sus casas ó en las iglesias y sitios

(places) que se destinen al culto, co-

mo consecuencia de la perfecta igual-

dad y reciprocidad que, según dice el

segundo artículo de dicho tratado,

sirvió de base al mismo. Podrán com-prarse las capillas ó sitios para el cul-

1 to público, serán considerados como¡

propiedad de los que las compren, co-

1 mo se compra y se conserva cualquie-

j

ra otra propiedad, exceptuando de ello,

I

sin embargo, á las comunidades y cor-

poraciones religiosas, á las cuales las

actuales leyes de Méjico han prohi-

bido para siempre el obtener y con-

I

servar toda clase de propiedades. Enningún caso estarán sujetos los ciu-^

dadanos de los Estados Unidos, resi-

[tíentes en Méjico al pago de emprésti-

I tos forzosos.

j

Art. 10. En consideración á las pre-

!cedentes estipulaciones y por vía de

I

compensación á las rentas á que re-

í

nuncia Méjico permitiendo el trans-! porte de mercancías libres de dere-

I

chos por el territorio de la Repúbli-

I

ca, conviene el gobierno de los Esta-Unidos en pagar al gobierno de Méji-co la su^na de 4.000,0000 deduros, dos de los cuales se pagaráninmediatamente después de cangeadaslas ratificaciones d.e este tratado, ylos otros dos millones quedarán enpeder del gobierno de los Estados Uni-dos, para pagar las reclamaciones deciudadanos de los Estados Unidos con-tra el gobierno de la República Meji-

cana, por daños y perjuicios sufridosya, después de probada la justicia deesas reclamaciones según la ley y elt

uso de las naciones y los principios

de equidad, y se pagarán las mismasá ''prorata," hasta donde lo permita la

citada suma de dos millones, en cum-plimiento de una ley que expedirá el

Congreso de los Estados Unidos, pa-

ra la adjudicación de la misma, y lo

restante de esta sumí se devolverá áMéjico por los Estados Unidos en ca-

so de que sobrase algo después del

pago de las reclamaciones reconoci-das como justas.

Artículo 11. Este tratado será rati-

ficado por el Presidente de los Esta-

dos Unidos, con el consentimiento yconsejo del Senado de los EstadosUnidos, y por el Presidente de Méjicoen virtud de sus facultades extraor-dinarias y ejecutivas, y las respectivas

I

Page 180: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

174 JUÁREZ Y LAS PoBVOiLUCIO NiES DE AYUTLA Y DE REFORMA

I

ratificaciones serán cangeadas en la

ciudad de Washington, dentro de! pre-

ciso término de seis meses á contar

desde la fecha de su firma, 6 antes

si fuere posible, ó en el asiento del

gobierno constitucional, si el Presi-

dente y el Senado de les Estados Uni-

tíolB hiciere algunas alteraciones 6

enmiendas que fuesen aceptadas por

el Presidente de la República de Mé-jico.

artículos convencionales

Por cuanto, á causa de la actual

guerra civil en Méjico, y particular-

mente en consideración de! estado de

desorden en que se halla la frontera

interior de Méjico y los Estados Uni-

dos, pueden presentarse ocasiones en

que sea necesario para las fuerzas de

las dos Repúblicas obrar de concierto

y en cooperación para hacer cumplirestipulaciones de tratadas, y conser-

var el prdsn y la seguridad en el te^

rritorio de una de las dos Repúblicas;per tanto se ha celebrado el siguiente

convenio:Artículo 1o. Si se violaren algunas

de las estipulaciones de los tratadosexistentes entre Méjico y los EstadosUnidos, ó si peligrare la seguridad delos ciudadanos de una de las dos Re-

públicas dentro del territorio de la

otra, y el gobierno legítimo y recono-

cido (¡ie aquélla no pudiere, por cual-

quier motivo, hacer cumplir dichas es-

tipulaciones ó proveer á esa seguridadserá obligado paira ese gobierno el

recurrir al otro para que le ayude á

hacer ejecutar lo pactado, y á conser-

var él orden y la seguridad en el te-

rritorio de la dicha República dondeocurra tal desorden y discordia, y ensemejantes casos especiales pagarálos gastos la nación dentro de cuyo te-

rritorio se haga necesaria tal inter-

vención; y si ocurriere algún desor-

den en la frontera de las dos Repú-blicas, las autoridades de ambas, másinmeidiatas al punto donde existe el

desorden, obrarán de concierto y j?n

cooperación para arrestar y castigar

á los criminales que hayan perturba-

do ©1 orden público y la seguridad deuna de las dos Repúblicas, y con este

objeto podrá arrestarse á los culpa-

bles en cualquiera de las dos Reipúbli*

cas y entregárseles á las autoricfades

de la República en cuyo territorio se

haya cometido el crimen; la naturale-

za y carácter de esta intervención, lo

relativo á los gastos que ocasione yla manera de arrestar y castigar ádichos criminales, serán determinadas

y reglamentadas por un convenio en-

tre el departamento ejecutivo de los

dos gobiernos.

Artículo 2o. Este convenio será ra-

tificado por e! Presidente de los Es-

tados Unidos y por el Presidente deMéjico, en virtud de sus facultadesextraordinarias y ejecutivas, y las

respectivas ratificaciones serán can-geadas en !a ciudad de Washington,dentro del preciso término de seis me-ses, á contar desde la fecha de sufirma, 5 antes, si fuere posible, ó enel asiento del gobierno constitucional,

si e! Presidente y el Senado de los Es-

tados Unidos, hicieren algunas alte-

raciones ó enmiendas que fueren acep-tadas por el Presidente de la Repúbli-ca Mejicana."

He aquí ahora las opiniones de es-

critores liberales, emitidas antes deque se inventara lo de la deificación.

Tomamos las citas del libro del señorBulnes, que venimos comentando:Impugnando la concesión al Ejecu-

tivo de facultades extraordinarias, el

diputado liberal exaltado, Don JoséMaría Aguirre, diecía en la tribuna del

Congreso de la Unión: "¿Cómo se tra-

ta, añadió, de dar facultades omnímo-das al Gobierno que allá, en Vera-cruz, puso á los piíes de los norteame-ricanos la dignidad y el decoro nacio-

nal con el tratado Mac-Lane, por el

cual se concedía á aquellos el deriecho

de atravesar armados por nuestra Re-

Page 181: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA YOE REFORMA 175

pública, y que en Washington se arre-glaran los derechos que debían pagarlos efectos que se introdujeran por la

frontera? Para el gobierno traidorque ha hecho esto, no merece ningunaconfianza." (1)

Don Joaquín Villalobos, demagogoinsigne, escribía: " y sólo consi-guió Juárez poner en evidencia el tra-

tado Mac-Lane, sin que saliesen deese tratado los recursos deseados yque surgiera de él todo el ridículoque nos echó por este negocio la reac-ción/' (2).

*'EI Constitucional" periódico libe-

ral rojo, afirmó que "después d.e la

acusación de traición formulada porel Diputado Don José María Aguirrecontra Juárez, quedaba éste imposi-bilitado para figurar como candidatoá la presidencia de la República enlas próximas elecciones." (3)

El señor Lie. Eduardo Ruiz, escri-

tor liberal exaltado, autor de la bio-

grafía de Don Melchor Ocampo y suadmirador apasionado, ha escrito fue-

ra de! calor y las pasiones del mo-mento, en el año de 1S93, treinta ycuatro años después de firm.ado el tra-

tado Mac-Lane: "En medio de estascircunstancias, dice Ruiz, y cuandolos hombres del partido liberal debe-rían haber m.ostrado más fe y deci-

sión, hubo un momento en que am-bas cosas faltaron á los gobernantesde Veracruz y se firmó el tratadoMac-Lane, que, aparte de ser indeco-roso para la dignidad ael gobierno,comprometía seriamente los interesesnacionales." (4)

(1) Congreso de la Unión. Sesióndel 29 die Mayo de 1851.

(2) Guillermo Tell.—13 cié Mayo de1861.^—Biblioteca Nacional.

(3) Constitucional, Junio 3 de 1861.

(4) Lie. Eduardo Ruiz. Biografíadel C. Melchor Ocampo, pág. 66.

El señor Víctor Darán, escritor li-

beral ha afirmado: "Si Juárez se hamostrado enérgico en la lucha queha sostenido á la cabeza de su parti-

do, debemos señalar el hecho de An-tón Lizardo y el tratado Mac-Lane co-

mo dos manchas antipatrióticas sobre! la reputación de este hombre histó-rico." (1)

Don Manuel Rivera Cambas, escri-

I

tor liberal, dice: "Hubo un momentoen que faltó la fe á los gobernantes

j

de Veracruz y al fin se firmó ahí un

i

tratado entre Juárez y el Ministroamericano Mac-Lane." (2) "El

I

tratado Mac-Lane-Ocampo, cortaba el

territorio de Méjico en pedazos, facili-

tando el acceso por varias partes,: confería á los Estados Unidos la fa-

;

cuitad de imponernos el gobierno de

I

Juárez y quitaba á Méjico el denecho

I

de arreglar sus divisiones intestinas

¡sin intervención extranjiera. Los ar-

¡tículos adicionales eran altamente de-

presivos para nuestro paí«, teniendoque pagar hasta los gastos de guerrael día que los Estados Unidos nosintervinieran: daban á Juárez la fa-

cultad de ratificar el tratado, lo quetan sólo competía al Congreso se-

gún la Constitución, y humillante pa-

ra nuestro patriotismo el que se re-

curriera al auxilio del gobierno veci-

no, para conservar e! orden en el te-

rritorio mejicano.^' (3)

E! Lie. D. Blas José Gutiérrez FloresAiatorre, liberal rojo, profesor que fué

' de la Escuela de Derecho de la ciu-

,dad de Méjico, dice: "Verdad es que

I

el tratado que en 1859 celebró el C.

i

Melchor Ocampo por el C. Benito Juá-^ rez con Mr, Mac-Lane ministro diel

Norte, era gravísimo y seriamentepeligroso para Méjico, por la cesióná perpetuidad del derecho de tránsitoI

(1) Le General Miramón. pág. 107.

(2) Rivera Cambas. Historia de Ja-

lapa. Tomo V. pág. 269.

(3) Rivera Cambas. Historia de Ja-

lapa. Tomo V. pág. 272,

Page 182: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

176 JUAHEZ Y LAS REVOLUCIO NiES DE AYÜTLA Y DE REFORMA

por e! istmo de Tehuantepec, por la

excención de toda clase de derechos áefectos y mercancías que pasasenpor dicho istmo; por la autorizaciónpara introducir fuerzas del Norte paraseguridad de personas y bienes quepasason por las rutas del propio ist-

mo; por el derecho de tránsito de tro-

pas, abastos míi litares y pertrechos degujerra desde Guaymas hasta el ran-cho de Nogales ú otro punto de la

frontera cerca del 111 grado Oestede la longitud die Greenwich, sin pa-

gar más que la mitad de los derechoscomunes; por la cesión á perpetuidad(con iguales exencion;es) del derechode vía y tránsito (excepto por tropas

y pertrechos) al través del territoriomejicano desdle Camargo y Matamo-ros hasta otro punto del Río Grandeen Tamaulipas, por vía de Monterrey,hasta el punto de Mazatlán, y desdelos iexpresados Rancho de Nogales ógrado 111 por la vía de Magdalena yHermosillo en Sonora hasta Guaymas,etc.; no recibiendo en recompensa detan asombrosas y amenazadoras con-cesiones para Méjico, sino cuatro mi-llones de pesos, dos en efectivo y dosaplicables á reclamaciones de los

norteamericanos por perjuicios y da-ños sufridos, siendo uno de los peli-

gros mayores para nosotros la auto-rización acordada al Norte, en casode que por la guerra civlil no se pu-dieran cumplir las estipulaciones deltratado, pues entonces podía aquél in-

tervenir con fuerza armada para ayu-dar al gobierno á sofocar la discor-dia, pagando éste los gastos de la in-

tervención en nuestras contiendas defamilia; pero por fortuna, no sólo la

prensa reaccionaria por esjpíHtu deoposición sino la liberal por patrio-tismo, y los hombres más prominen-tes tfel progreso, atacaron el desco-munal convenio, con cuyos autores nose mancomunaron, y por otra mayorfortuna las Cámaras de Washingtontampoco concedieron su aprobaciónal referido tratado, que quedó sólocomo pianto de la historia de los erro-

¡res sin consecuiencia." (1)

I

El señor Lie. Justo Sierra ha afír-

;mado: ''El gobierno constitucional ce-

I

lebró otro contrato terrible: el trata-

do Mac-Lane. Los Estados Unidos sedisponían á intervenir en Méjico, y

I

con motivo de la inseguridad de¡ nuestro territorio el Presidente Bu-

I

chañan en su mensaje había consul-

I

tado al Congreso la intervención ar-

I

mada para ayudar al gobierno consti-

I

tucional (de Juárez).i "Con objeto sin duda de impedirlo,

I

el gobierno que había estado hacíai

tiempo procurando encontrar recursos

¡

pecuniarios en los Estados Unidos,

j

pero resuelto á evitar la intervención,

I

negoció por cuatro millones de piesos,

que en efectivo se reducían á dos, unconvenio que cedía á la Unión norte-

americana tales franquicias en Te-huantepec y en una zona ds la fron-tera diel Norte, que equivalía al con-

j

dominio, á la cesión de una parte dela soberanía de la República sobre el

territorio nacional.

"Que un pacto semejante haya pa-recido hacedero á hombres del templepatriótico de Juárez y Ocampo, es unhecho pasmoso y nadiíe vacilará encalificarlo de crimen político, si la

alucinación producida por la fiebre

política en su período álgido no ate-

nuara la responsabilidad." (2)

Don Guillermo Prieto sie lava las

manos en la agua que dejó Pilatosal hacer la misma operación, pues di-

ce: "El año de 1859 se firmaron píos

trataidos con el extranjero, que feliz-

mente quedaron sin efecto y cuya res-

ponsabilidad recae sobre los dos par-tidos beligerantes. El llamado Mon-Almonte, celebrado con España y el

Mac-Lane-Ocampo." (3)

(1) Blas Gutiérrez. Nuevo Código dela Reforma. Tomo 2. Parte II, págs<127 y 128.

(2) México. Su evolución social. To-mo I, págs. 265 y 266.

(3) Guillerm.o Prieto. Lecciones deHistoria Patria, pág. 585.

Page 183: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JLAKEZ Y LAS Rl^VOLUClOXES DE AYUTLA Y DE RE. ORMA 177

El Lie. Don Luís Pérez Verdía, afir-

ma: ''En e! año de 1859 se firmarondos tratados vergonzosos para la Na-ción, que £clo se explican por e! in-

terés cue tenían los dos partidos enrecibir ayuda para obtener la victo-ria: uno fué acordado en P?rís, e! 27de Septiembre, entre el Ministro es-

pañol Don Alejandro Mon y el micji-

cano Don Juan N. Almonte. aprobadopor el gobierno de Miramón, en cuyavirtud se arreglaban las diferenciascon España, concediéndole más de lo

que en justicia le pertenecía; y el

otro se pactó en Veracruz entre el

Ministro americano Mr. Mac-Lane yel mejicano Don Melchor Ocampo, porel cual se concedía á los Estados Uni-dos facultad para atravesar el territo-

rio nacional por diversas zonas y pa-ra dar garantías á sus nacionales queresidían en Méjico. Por fortuna ningu-no de estos tratados se llevó á efec-to, pues el Mon-Almonte lejos de serreconocido por Juárez, lo declaró nu-lo, y traidor al General Alm.onte, y el

Mac-Lane-Ocampo no fué aprobadopor el Congreso Americano." (1)

Los autores liberales de compen-dios de historia, los señores ManuelPayno, Julio Zarate, Javier Santa Ma-ría y otros, no se ocupan en sus obri-

tas del negocio más importante porlas razones siguientes:

1o. El tratado Mac-Lane-Ocampo,implica las más graves resp-onsabili-

dades del gobierno inmortal de Vera-cruz.

2o. Pone en evidencia que la nacio-

nalidad mejicana estuvo á punto dedesaparecer para siempre en el pri-

mer semestre de 1860.

(1) Pérez Verdía. Compendio de la

Historia de Méjico, págs. 371 y 372.

3o. Fija la similitud de procedi-mientos de las facciones en los paí-ses donde el pueblo es sólo su víc-tima.

4^. Da á conocer !a falta de fe deios hombres de Veracruz, en el triun-fo de su causa solamente por medioshonrosos, patrióticos, perfectamentelícitos.

5o. Establece las verdaderas cuali-dades y los verdaderos errores, faltas

y delitos de los gobernantes liberalesde 1859.

6o. Sirve para decidir con justiciasobre el valor moral de las dos fac-ciones beligerantes, liberal y conser-vadora.

Del estudio del tratado Mac-Lane,d;e su formación y de su fracaso, sepueden deducir consecuencias tras-cendentes y fundamentales para juz-gai- de aquella época en toda la ex-tensión filosófica, política, militar, enuna palabra, sociológica.No me sorprende nada encontrar

respecto del tratado Mac-Lane en la

Biografía de Juárez oor Zerecero. EnMéjico no se conciben biografías si-

no apólogos desenfrenadcs. El biógra-fo suprime de la vida del biografiadotodos los errores, omisiones, faltas,crímenes, vacilaciones, debilidades,enfermedades intelectuales y moralesy nos presenta á un héroe, en el ca-rro azul celeste de la virtud, tiradopor los querubines y serafines de la

adulación, bañado en "pat-chou-lí" yrepartiendo desde la cuna hasta el

sepulcro, ramitos y "confetti" sobre!a humanidad doliente, haciéndola fe-

liz con sus sonrisas. El caramelistaZerecero comprendió que el mayorbien que podía hacer á su hombre-Dios, era no hablar del Calvario-Mac-Lane, por conducir á un sepulcro delque no se resucita.

Juárez 12.

Page 184: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

^(^(^(^(M)íM) (M) ((^í(M'C©)('©')(©)(©

XXXIX

EL TRATADO MC LANE=0CA1V1P0

En ei capitulo anterior publicamos

el texto del célebre tratado, así comoel juicio de varios distinguidos escri-

tores iiberaies, citados por el señor

Bulnes.

Ahora bien; los jacobinos que algu-

na vez hicieron fuerza de vela, me-

jor se diría de descaro, para defender

á Juárez con motivo de aquel ignomi-

nioso tratado, decían'. "Si este era tan

ventajoso para los Estados Unidos,

le agrada más y rechaza ratificar ei

tratado Mac-Lane-Ocampo."El señor Bulnes ¡o explica de la

manera más clara y veraz en el si-

guiente capítulo:

En 1904, aigunos de mis impugnado-res han hecho uso del infiel iz argu-

mento de Zarco, en mejores términos,

pues me han dicho; La prueba de queel tratado Mac-Lane-Ocampo, no era

tan ventajoso á los Estados Unidos,

es que lo reprobaron; luego no era

un tratado inconveniente para Méji-

co,

La prueba plena de iniquidad con-

tra Méjico del tratado Mac-Lane se

encuentra en el texto del tratado. Si

en un tratado se lee que un gobiernoae compromete á vender la mitad del

territorio nacional á un gobierno ex-

tranjero, la prueba se encuentra ab-soluta en las palabras del documento,siempre que el autor lo reconozca co-

mo suyo. Cuando en un tribunal el

que otorga un "pagaré" á favor de unusurero reconoce su firma como bue-na é irreprochable, no hay juez quepida otra prueba para proceder contrael signatario del pagaré si no paga,á menos que se pruebe que dicho sig-

natario está incapacitado legalmentepor locura ó falta de edad.Supongamos que un rico lujurioso

envía á un lenón á corromper á unajoven para quie sea su querida. Supon-gamos que la joven acepta y entre ella

y el lenón extienden un documento enque queda confirmada la resoluciónde la joven, de prostituirse por deter-

minada cantidad de dinero. Suponga-mos que mientras esto sucede, el rico

lujurioso encuentra á otra joven quele agrada más y rechaza ratificar el

contrato con la primera joven. ¿Sepuede afirmar que no obstante el do-

cumento que prueba la promesa deprostitución, la joven no ha dejado deser irreprochablemente virtuosa por-

que el rico rechazó ratificar el contra-to de amasiato?

El contrato Mac-Lane-Ocampo está

Page 185: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

J UAREZ Y LAS REVOLUCIONES D E AYÜTLA Y DE REFORMA 179

firmado por Mac-Lane y Ocampo, ycomo lo probaré plenamente, despuésfué ratificado por Juárez bajo su fir-

ma. Este tratado tiene vaior de es-

critura pública intachable, y toda es-

critura pública causa prueba plena,sin que se admita solicitud de máspruebas.Cuando se obra de buena fe, como

yo lo hago, preocupándome solamen-te por haüar la verdad, y se encuentrauno con que un convenio muy venta-joso para una de las partes no es ra-

tificado por la parte á cuyo favor es- !

tan las ventajas, lo que s>e hace es in-'

quirir por qué no tuvo lugar la ratifi-'

cación.Por otra parte, puede haber un con-

venio muy ventajobo para una de ias

partes contratantes, y que aunquemuy ventajosa para la otra, le ofrez-

ca peligros en relación con un terce-

ro. Por ejemplo: un seductor de mu-jeres consigue que una joven conven-

ga en ser su amasia, y al ir á tomarpose ion de la joven, sabe que ésta

tiene un padre ó hermano terrible yresuelto á matar al que dshonre á su

hija ó hermana. El seductor reflexiona

que no le conviene dar ó exponer la

vida por un placer y en consecuenciano ratifica el convenio; tal negativa

de ratificación no prueba que dicho

convenio era honroso para la jovendispuesta á prostituirse.

Es ya tiempo de que los mejicanosque buscan la verdad siepan por quéel Senado americano reprobó el trata-

do Mac-Lane.En el año de 1819, los sudistas pi-

;

dieron la incorporación del territorio

de Missouri en la Unión como Estadoesclavista, al mismo tiempo que los

''nordistas" pedían igualmente la in-

corporación del territorio de Mainecomo Estado libre. Los nordistas esta-

ban decididos, no á abolir la esclavi-

tud, pero sí á restringirla, y para ello|

se proponían, no admitir en la Uniónmás Estados esclavistas. El choqueparlamentario en la prensa y en la

opinión fué tremendo. Los sudistas

hablaran de la separación y los nor-

distas de impedirla. Los acontec.mien-tes amenazaban seguir una marchatrágica, cuando Clay propuso unatransacción: Maine sería admitido co-mo Estado libre y Missouri como es-

clavista; pero quedaba para siempreprohibida la esclavitud en los Esta-dos que se establecieran en el Nortedel paralelo treinta y seis grados,treinta minutos. La transección fuéaceptada con indignación por los su-distas y se le llamó desde entoncesel ''compromiso de 1820,'' y Clay reci-

bió el título de "pacificador."La exclavocracia sudista compren-

dió que el "compromiso de 1820" noera más que el primer golpe de unaserie que debía terminar con el últi-

mo compromiso, destruir la esclavi-tud. Intentar inmediatamente la se-

paración de la Unión era lo indicado;tardar en ejecutarlo era cada día máspeligroso, porque el Norte se desa-rrollaba en población, en riqueza, encultura, mucho más rápidamente queel Sur. Pero la naturaleza de la es-

clavitud hacía peligroso el triunfo ob-teniendo la separación, pues una vezconsumada ésta, los Estados libresque rodeaban á los esclavistas cons-tituidos en nación independiante, nohabían de devolver á sus propietariospara que los castigasen á los escla-vos fugitivos del Sur y la esclavitudquedaba amenazada de lenta, pero se-

gura destrucción. La separación sólodebía intentarse com.o Ciltimo, supre-mo y desesperado ¡^ecurso.

Para conservar la situación indefi-

nidamente había un medio. El Norteen ningún caso había de proceder áabolir la esclavitud por medios revo-lucionarios propios de la raza latina,

promoviendo una repentina insurrec-ción de esclavos, que con las armasy el apoyo de los anti-esciavistas con-siguieran su emancipación. El carác-ter yankee se oponía á semejante pro-cedimiento, y, además, no era necesa-rio apelar á la revolución para conse-guir lo que fácilmente podía obtener-se por disposiciones legislativas, des-

Page 186: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

1X0 JUÁREZ Y LAS REVO(LU€IONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

de el momento en que el Norte, con-

tando cada día con más elementos de

población y civilización, llegara á do-

minar á su rival en las dos Cámarasque constituyen el Congreso federal

de los Estados Unidos.

Mantener indefinidamente una ma-yoría sudista en la Cámara de repre-

sentantes era imposible desde el mo-

mento en que el número de ellos está

en razón directa de la población; pe-

ro no sucedía lo mismo con él Sena-

do, donid'e todos los Estados poblados

ó despoblados tienen igual voto. Paramantener el equilibrio en el Senado,

era preciso mantener en la Unión, el

mismo número de Estados esclavistas

que libres, y para ello el Sur dispo-

nía del número de hombres suficien-

tes, pues la Constitución federal sólo

exige cincuenta mil almas de pobla-

ción para constituir un Estado.

pero si bien el Sur contaba con po-

blación para constituí'' en 1830 ochen-

ta Estados federales, el compromisode 1820 lo privaba del territorio para

recibir el elemento humano y consti-

tuir Estaidos, como he dicho, con el

importante objeto de tener en el Se-

nado igual número de votos que los

de! Norte, y hacer imposible cualquie-

ra disposición legislativa contraria á

los intereses de la esclavitud. No era,

pues, una ambición agraria la que do-

minaba em el Sur la necesidad denuevos territorios; sino la ambiciónde conservar sus cultivos, sus rique-

zas, su poder, en una palabra, su vi-

da opulenta basada en la inmoral ins-

titución esclavista.

Esta necesidad de equilibrio de

fuerzas políticas con el Norte, deter-

minó á los sudistas á procurar la in-

dependencia die Tejas, su anexión á

los Estados Unidos y la guerra conMéjico, pues sólo la absorción gradual

de la República Mejicana podía pro-

porcionarles suficiente territorio pa-

ra fabricar Estados y hacer durar por

lo menos un siglo la esclavitud, basede su existencia, según el criterio quesostenía, que sin esclavitud no era

I

posible la agricultura que los enri-

quecía.

Una vez firmado el tratado de Gua-dalupe Hidalgo, que terminó nuestra

guerra con los Estados Unidos, los

;

esclavistas creyeron que todos nues-

tros despojos que quedaban al Sur del

paralelo de treinta y seis grades trein-

ta minutos, iban á ser dedicados á

I la esclavitud. El primer fracaso que

I

tuvieron fué perder la elección presi-

I

dencial, que reqayó en el General

ITaylor, quien nos ganó la batalla de

I

la Angostura, y que pertenecía al par-

! tido whig. El segundo golpe fué aún1más decisivo: En el otoño de 1848, se

descubrieron en la Alta California los

;

famosos placeres de oro, aconteoiimiento que atrajo una gran afluencia

de aventureros de todas razas, peroresueltos por el trabajo libre, los queen un año formaron una poblaciónbastante numerosa para llenar las

¡condiciones constitucionales necesa-

j

rias á un Estado, org3;TÍzaron un go-

!bierno, hicieron una Constitución que

j

prohibía terminantemente la esclaví-

¡

tud y pidieron al Congreso de los

Estados Unidos ser admitidos en la

Unión como Estado libre.

Calhoun, al frente del partido su-

dista, emprendió una oposición queduró diez meses, y que amenazabaterminar con la temible guerra sepa-ratista. Clay, el autor del compromisode 1820, reunió la fracción moderadade cada partido para realizar lo quese llamó el compromiso de 1850, queconsistía: 1o.—En que se admitiera

I

California (la Alta) como Estado li-

i

bre. 2o.—en que quedara á voluntad

j

de los habitantes de los territorios de

¡

Nuevo Méjico y Utah, si habían deadmitir la esclavitud. 3o.—Estableci-

j

miento de los límites de Tejas. 4o.—

'

! Abolición del comercio de esclavos enel distrito de Colombia, y 5o.—Ha-cer más eficaces las leyes sobre escla-

vos fugitivos, Para ambos partidos, "de-

mócrata" y "whig," esta transacción! debía tomarse como la salvación defi-

' nitiva de la cuestión de la esclavitud.

Page 187: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUARÍ5Z Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 181

El Presidente Taylor murió en Ju-

lio de 1850, y su sucesor, el Vicepre-sidente Fiimore, se esmeró en el cum-plimiento del compromiso de 1850,

salvador de la Unión en el conceptode la mayoría del pueblo. En 18'j2,

fué electo Fran;<iin Pierce, deniócra-ta del Norte, adicto á los interesesesclavistas, pero siendo sobre todo unpartidario de la conservación de la

Unión, declaró al Congreso que supolítica consistiría en resistir á todoesfuerzo que tuviera por objeto reno-

var la agitación sobre la cuestión de

la esclavitud, que en su concepto, co-

mo en el del puebic, había quedadoresuelta con el "compromiso de 185C.'*

(1).

Los resultados de la guerra con Mé-jico habían desconcertado profunda-mente á los esclavistas. (2). "The re-

sult of the mexican war had deeplydisappointed them." En realidad, los

Estados Unidos habían ganado mu-cho terreno, pero la esclavitud, pocacosa, un solo Estado! Tejas, que aúncuando fuese más grande que Fran-

cia y se pudiesen sacar de él más de

veinte Estados, su población, aunqueesclavista, había resuelto no dejar

desmembrar su territorio, cualquiera

que fuese su población, ni siquiera

ser privada de una milla cuadrada.

(3).

En 1853, estaba incluido en NuevoMéjico todo el territorio de Arizona,

y en Utah todo el de Nevada, pero

con excepción de Nevada, que podíaser Estado mucho más tarde. Arizona,

Utah y Nuevo Méjico no ofr^ecTan

perspectiva per su extremada ari-

dez, para llegar á ser Estados. Enefecto, Nevada fué declarado Esta-

do hasta 1864; Utah hasta 1896 yNuevo Méjico y Arizona son aún te-

(1). F. Pierce. Mensaje al Congre-

so de lo. de Diciembre de 1853.

(2). F. Blaine. Twenty Years of

Congress, pág. 111.

(3). Blaine. Obra citada, pág. 111.

rritorios. Por último. California había¡sido declarada estado libre. En suma,la guerra con Méjico había producidoal Norte un Estado, California, y otro

al Sur, Tejas. Pero como e| equilibrio

en el Senado de Estados libres y es-

clavistas se había restablecido con la

anexión de Tejas como Estado escla-

vista, la admisión de California co-

mo Estado libre lo había roto, lo quedesesperaba á los sudistas que habíanlogrado conservar dicho equilibrio des-

de 1812.

El porvenir para el Sur era amena-zante, no contaba con territorio parahacer Estados esclavistas, miientras

que el Norte disponía para hacer Es-

tados libres extensísimo territoriio.

Entonces fué necesario volver á fijar-

se en Méjico, enredar la cuestión delímites entre Nuevo Méjico y Nues-tro Estado de Chihuahua, é invadir

con tropas federales la Mesilla.

Efectuada la adquisición de la Me-! sjillaj, la inmigración sudista indis-

pensable para fabricar un Estado no

'[quiso acudir, pues el terreno había

I

sido estudiado y reconocido como im-

i productivo. La situación para la es-

clavocracia dominante en los Esta-

dos Unidos era en 1854, extraordina-

¡

riamente crítica, pero contaba conhombres audaces, hábiles, de gran va-

j

lor, sin escrúpulos y sólida y admirable-i mente organizados. Concibieron dar

un golpe extremadamente audaz,

atendiendo á que por meidios ingenio-

sos y morales tenía aún mayoría en

ambas Cámaras, mayoría en la Su-

prema Corte de Justicia y que el Pre-

sidente Pierce era enteramente suyo

y capaz de faltar á su palabra empe-ñada con el Congreso, "resistir á toda

tentativa para renovar la agitación

por el asunto de la esclavitud, re-

suelto definitivamente por el Com-promiso de 1850."

El golpe audaz era echar abajo el

compromiso de 1820, respetado trein-

ta y cuatro años y visto como sagra-

i

do por la nación, tan sagrado en el

concepto público como la ley cons-

Page 188: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

182 JUÁREZ Y LAS REVOLUiCIOXBS DE AYUTLA Y DS REFORMA

titucionai. ''The acting generation hadgrown to rnanhood with profoundrespect an.d even refsrence for the

Missouri compromise, and had comete regard it almost as sacredly as

though it were pcrt of the organic lawcf the Repubüc/' (1).

"

El compromiso de 1820 prohibía la

esclavitud para siempre ai Norte del

paralelo de treinta ,y .seis .gradostreinta minutos, precisamente en unarica zona extendida desde la línea

septentrional de Arksnsas hasta el

límite de la América inglesa, midien-do á lo largo doce y medio grados delatitud y hacia el Oeste tocando á los

territorios de Utah y Oregón. Estagran región, ocupada aún por indios

bárbaros y atrevidamente recorridapor intrépidos cazadores, podía pro-

porcionar veinte Estados. El partido

esclavista decidió apoderarse de ella

rompiendo los lazos que hacían posi-

bis aún la existencia de la Unión.El golpe sorprendió al pueblo en-

tero, como si se hubiera propuesto de-

rogar la Constitución. El "bilí'' se de-

nominó de "Kansas-Nebraska," y pro-

ponía dejar á los habitantes de los

expresados territorios la elección libre

de admitir ó rehusar !a esclavitud.

El "bil!" fué sostenido por el Presi-

dente, por toda la administraaión,por todo el partido, con excepción dealgunos prohombres, que veían de le-

jos una catástrofe. Se opusieron al

"bilí" los viejos demócratas Eenton,Bell y Houston, el vencedor de SantaAnna y Expresidente de Tejas y los

partidarios francos y exaltados de! sue-lo libre (free soil), Chase, Wade, Eve-rett, Summer y Seward. La discusiónfué muy violenta. Summer pronuncióun famoso discurso, llamando al "bilí"

"El Crimen contra Kansas," y e! Se-

nador esclavista Brooks, no pudiendocontener su ira. contestó el discursoá golpes de bastón sobre Summer, al

(1). Blaine Twenty years of Con-gress. Pág. 114.

¡

grado de dejarlo mortalmente lasti-

¡

mado. El "bilí" atentatorio fué vota-

1

do en las dos Cámaras, y promulgado

j

como ley en 1854.

j

El partido whig, siempre tibio yi vacilante, quedó completamente des-

I

hecho. Una de sus fracciones se cons-

'tituyó «n nuevo partido, anodino, pues

I

su programa era hacer severas las le-

I yes de naturalización para restringir

I

la acción de los extranjeros en la po-

lítica. La ruptura del ccmpromiso de1820 sirvió para colocar frente á fren-

te dos partidos radicales: el escla-

vista y el anti-esclavista, que tomó el

nombre de republicano.

A primera vista, el partido escla-

vista había obtenido un triunfo in-

menso y decisivo, haciendo desapare-cer la prohibició:! á perpetuidad del

establecimiento de esclavitud en el

inm.enso territorio de Kansas y Ne-

braska. Com.o Kansas estaba pegadoá ios Estados esclavistas, su población

futura debía serlo. Pero los Estadoslibres formaron sociedades para en-

viar colonos, y no obstante las gran-

des distancias que tenían que recorrer

en regiones deshabitadas, tuvieron

bastante población para oponerla álos esclavistas. La lucha comenzó en

j

el terreno legal y pronto pasó al de la

guerra civil. Cuando ésta fué reprlmi-

I

da, quedaron frente á frente los dos

!partidos. El anti-esclavista celebró la

f

Convención en Topeka, votó una Cons-

j

titución prohibiendo la esclavituid, ypidió entrar como Estado libre en

jla Unión.

ILa mayoría democrática en las dos

ICámaras desecha en 1856, la petición

Idel partido anti-esclavista de Kansas,

! negándose á reconocer la legalidad de

I

la Convención, El partido esclavista

I tuvo su Convención en Lecompton;i hizo una Constitución y no la presen-

I

tó al voto del pueblo, sino únicamen-

I

te la condición si debía ó no recono-¡ cer la Constitución la esclavitud. El

i partido anti-esclavista rehusó votar,

Page 189: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUAKEZ Y LAíS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y ^-^ REFORMA 18Í

y apareció triunfante por un escanda-loso fraude, ¡a voluntad pública del

territorio á favor de la esclavitud. El'

Congreso de 1857 rechazó, después de i

una lucha terrible, la admisión deKansas como Estado bajo la Consti- '

tución votada en Lecompton.En 1858, ei Presidente Buchanan

anunciaba a! Congreso que el partidoanti-esclavista en Kansas dominabala situación, y que el poder se en-

contraba en sus manos: "The antis-

lavery party wers thus placed in theascendant, and the political power of

the State was ¡n their own har.ds.*'

(1).

El triunfo esclavista por la rupturadel compromiso de 1820, quedaba nu-

lificado por la actitud resuelta de ia

mayoría de la población de Kansascontra ia esclavitud. No quedaba al

Sur antes de apelar al tremendo ymortal recurso de la guerra civil, másque imponer \xn nuevo despojo de te-

rritorio á la débil nación mejicana.Mr. Buchanan, que nada desfavora-

ble para nosotros había dicho en su

mensaje de Diciembre de 1857, re-

veía a! Congreso de 1358 que Méjicoha causado mucho daño en sus perso-

nas y propiedades á los ciudadanosnorteamericanos residentes en nues-

tro territorio, y que sólo las recla-

maciones pecuniarias correspondien-

tes ascendían á más de "diez millo-

nes de dollars." Anuncia, además, que

su ministro en Méjico había recono-

cido al gobierno "de hecho" emanadodel plan de Tacubaya.Mr. Buchanan pidió al Congreso au-

torización para posesionarse de la

porción suficiente de territorio meji-

cano en calidad de prenda, y guardar-

lo hasta que las injurias fuesen repa-

radas y satisfechas las reclamaciones,

montando, como he dicho, á más de

diez millones de doilars: "I should at

once have reccommended to Congress,

to grant the necessary power to the

president to take possession of a

(1). Second annual message. Di

ciembre 6 de 1858.

sufficient of the remote and unsettiedterritory of México to be held ¡n

pledge until our injuries shal! be re-

dressed and -our just demand be sa-

tisfied,"

No se conforma Mr. Buchanan contan poca cosa: Se quejaba de que los

indios bárbaros habitantes de la fron-

tera de Méjico y Estados Unidos co-

metían frecuentes depradacicnes enterritorio de la Unión, que no casti-

gaba e! gobierno mejicano cuando le

correspondía, y en consecuencia, pe-

dia al Congreso autorización para es-

tablecer en el Norte de nuestros Esta-

dos de Chihuahua y Señora un pro-

tectorado, que duraría hasta que á jui-

cio del gobierno norteamericano los

gobiernos de Sonora y Chihuahua es-

tuviesen en aptitud de ofrecer serias

garantías á los Estados Unidos. Ensuma, Mr. Buchanan nos sentenciaba á

perder los Estados de Chihuahua ySonora, y los que servirían de "pren-

da" para responder ds más de diez mi-

llones de doilars, que importaban las

reclamaciones. Tal era !a revanchaque el partido esclavista había pensa-

do tomar por el fracaso de la esclavi-

tud en Kansas y Nebraska.Bajo estos amistosos auspicios, se

presentó Mr. Mac-Lane, Ministro Ple-

nipotenciario cerca dei gobierno deJuárez, nombrado y suficientementeinstruido por Mr. Buchanan.

Al saber en Méjico el gobierno reac-

cionario que Mr, Mac-Lane había re-

conocido en nombre de los EstadosUnidos al llamado gobierno consti-

tucional establecido en Veracruz, pu-

blicó una protesta, firmada por DonManuel Diez de Bonilla, Ministro deRelaciones Exteriores, que contiene

cuatro interesantes declai^aciones:

Primera.—Que Mr. Fo<y/\'n, Minis

tro de Méjico en los Estados Unidoscuando ocurrió el golpe f;e Estado df

1857 y el pronunciamiento reaccioné

rio de 11 de Enero de 1358, reconocí*

al gobierno emanado del plan de Tacubaya y procuró iniciair una nCgo

ciación para la compra de una porción

considerable de territorio mejicano.

Page 190: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

184 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

Segunda.—Que no habiendo conse-guiído su objeto, buscó ocasiones dedisputa y mala inteligencia, y exitó áles ciudadanos americanos á la deso-bediencia, cuyos procedimientos ter-

minaron con la suspensión de las re-

laciones políticas entre ambos gobier-nos.

Tercera.

Qve el gohieriD re^ccx-nario toleró esa mala conducta, sola-mente para hacérsela conocer al go-bierno de los Estados Unidos, el que,en vez de censurar el comportamien-to de su Ministro y para hacer mani-fiesta su docilidad y patentizar sudeslealtaid al gobierno reaccionairio,reconoció a! liberal establecido enVeracruz, y "al cual había reconoci-do con el objeto de revestirlo de la

legitimidad y autoridad necesarias pa-ra que enajenase á los Estados Unidosparte del territorio mejicano.Cuarta.—-Declara nulos todos les

convenios y tratados entre el gobiernode !os Estados Unidos y el estable-cido en Veracruz.

Mr. Mac-Lane, ai conocer la protes-ta del gobierno reaccionario, procuróimpugnarla y lo hizo bastante mai.No niega lo de las proposiciones al

gobierno taci;bayense de comprar te-

rrenos mejicanos, sino que vagamen-te lo atribuye á otra época, pues dice:

"Esta es ia exposición de los he-chos que tienen conexión con el re-

conocimiento del gobierno central deSa ciudad de Méjico por Mr. Forsyth,hábilmente combinada con otros he-chos é incidentes, ocurridos en unaépoca diferente y bajo circunstanciastotalmente distintas." (1)Todos los pr^esidentes esclavistas

de los Estados Unidos, habían dadopruebas de perfidia, mala fe, cinismo,inconsecuencia, deslealtad, incorrec-ción y desprecio compieto de ios usosy leyes internacionales en su conduc-ta respecto de Méjico, muy especial-mente el genera! Jackson y el adve-

(1). Nota de Mac-Lane á Don Mel-

chor Ocampo. Ministro de Relaciones.Abril 20 de 1859.

i

nedizo Polk, y con excepción de John

I

Quincy Adams y Ven Euren. La po-

I

íítica esclavista no había sido más

I

que una política de mentiras, intri-

!

gas y atentados muy censurables, al-

gunos de ellos de carácter pirático. .

La táctica de la diplomacia de los

sudistas americanos para la obra denuestro despejo, había sido: primero,

¡ hacernos proposiciones de compra deI territorio, y como eran rechazadas és-

j

tas por el gobierno mejicano, busca-! ban, como dice Ecnüla en su protes-'] ta, ocasiones de disgusto y mala in-

i

teligencia, y excitaban á los nortea-i mericanos residentes en Méjico para

I

que resistieran á las leyes y para que¡hicieran teda clase de reclamaciones,la mayor parte de ellas falsas é ¡ni-

j

cuas. Las reclamaciones á Méjico lle-

!

garon á constituir una especie dei oprobiosa industria. Todo americanosabía que podía robar al pobre teso-

ro mejicano, acudiendo á un presiden-te -sudista para que apoyase cualquierfraude. Nada de imposible ni de im-probable, sinc lo contrario, de seguroera, que Mr. Forsyth, que había sido

uno de los más actives agentes escla-

vistas para despojar á Méjico de Te-jas,, hiciera en 1858, con el gobiernoreaccionario, lo que había hecho conel gobierno de Guerrero el MinistroPoinsett, propietario de negros, el Mi-

nistro Butíer, igualm.ente negro; lo

que había hecho Mr. EMis en 1837, yen genera!, todos los esclavistas; queera traza de forzar la voluntad del

gobierno mejicano por todos los me-dies posibles y por inmorales que fue-

ran, para despojar gradualmente desu territorio á una nación débil, des-

graciada, pero que tuvo siempre á sulado la razón y la justicia.

¿Cómo era posible no creer que el

presidente Buchanan no apetecía te-

rritorio mejicano en 1858, cuando yaentonces el partido esclavista cono-cía la resolución del territorio deKansas para rechazar la esclavitud?

Sin el recurso de la esclavitud deKansas, no quedaba al Sur más queel recurso de procurarse á todo tran-

Page 191: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUíLA Y DE REFORMA 185

ce territorio mejicano, ó apelar al me-dio último, terrible, desesperado, dejugar el todo por el todo en una gue-

rra civil.

La política del Sur había sido van-

dálica para Méjico y el último acto

de vandalismo franco y cínico habíatenido lugar en Septiembre de 1853.

(1) "Cuando un cuerpo tíe t'^opas

norteamericanas ocupó !a Mesilla, e!

gibierno mejicano dio reservadamen-te órdenes al general Trías, coman-dante general de Chihuahua, para quese retirara sin hacer resistencia algu-

na, porque no había fuerzas suficien-

tes que oponer á los invasores. El ge-

neral Trías, que estaba dispuesto á

rechazarlas, cumplió aquella orden,

formulando una protecta enérgica

contra la invasión, según también se

le había mandado, y casi al mismotiempo el gobierno abrió negociacio-

nes con la legación americana, de las

cuales resultó e! tratado que se firm.ó

dos ó tres meses más tarde, e! 30 deDiciembre de 1853," que fué el de la

venta de la Mesilla.

Si á Santa Anna, el m.oderado pre-

sidente esclavista Frankiin Pierce, le

imipuso con las armas el tratado dela Mesilla, no es increíble que el pre-

sidente Buchanan, que se hallaba an-

gustiosamente urgido por conseguirterrenos á ios esclavistas, al grado

de exponer á su patria á una colosal

guerra civil, se hubiera abstenido dehacer simples proposiciones de com-pra de territorio mejicano al gobiernotacubayense, como oficialmente !o

aseguraba en la "Protesta del Su-premo Gobierno/' el Ministro Diez deBonilla.

Por las razones expresadas, h!ay

que dar fe completa á la'S afirmacio-nes de Bonilla, tanto más cuanto queindirecta, pero eficazmente, están sos-

tenidas por uno de los prohombresdel partido clerical, el Presbítero DonMucio Valdovinos.

(1). Revolución de Méjico contra !a

dictadura del general Santa Anna, pá-

gina 101.

iLa política del presidente Buchanan

ante el conflicto civil mejicano de

f 1857 á 1860, fué tan hábil como inmo-

j

ral. Reccnccía al gobierno de Zuloaga

!porque por un gobierno conservador

¡

se había hecho la forzada venta de' la Mesilla, y si Zuloaga hubiera ce-

|dido territorio mejicano en cambio

I

del apoyo de los Estados Unidos, Bu-

I

chañan hubiera arrojado á Juárez ái cañonazos de Veracruz, y habría en-

; tregado ¡a plaza á los reaccionarios.

El gobierno conservador rehusó la

afrenta y el crimen; Buchanan enton-

ees ofreció su valiosa protección al

gobierno de Veracruz, quien habíaconseguido ser reconocido, dando es-

peranzas al gobierno de los EstadosUnidos, de que sería escuchado, simi-

plemente escuchado sin comprometerse á conceder. Publicaciones nortea-

mericanas y conservadoras aseguranque ofreció desde entonces hacer con-

cSsicnes. Desgraciadam.ente el gobier-

no mejicano no ha publicado su co-

rrespondencia en 1859 con la Lega-

ción Mejicana en Washington, comoi

ha publicado toda la posterior.

I

Es sensible que Don José MaríaMata, enviado extraordinario y ple-

inipctenciario del gobierno de Vera-cruz cerca del de Washington, haya

' dejado en su patria todas sus dotescomo dipiornático y las simples de

simple mortal, como los ojcs. El señoríMata no pudo saber en los EstadosUnidos en 1859, que ocupaba e| poder

I

el partido esclavista, que no tenía

;más salvación como partido político

iy como clase opulenta social, que des-

;

pojar á Méjico de su territorio. Ental concepto su reconocimiento y sus

ífavores los tenía que cobrar muy ca-

ro, haciéndolos pagar á Méjico consu territorio, soberanía y humillacio-

i nes. La diplomacia patriótica de! se-

ñor Mata, debió ser apoyarse decidi-

I

damente en el partido anti-esclavista,

¡

ó sea el republicano, para salvar á su' patria de las combinaciones piráticas

del elemento esclavista, á quien le

I

debíamos la pérdida de más de !a mi-' tad de nuestro territorio."

Page 192: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

®)¥(®)(®))((©))(<®)) ((®))(@))í(®)) ((©) :®)j(C®))((®)

xxxx

JUÁREZ RATiFICA EL TRATADOMc=Lane=Ocaíiipo.

Continuamos insertando una de las

más brillantes páginas de la vida pu-

blica de Don Benito Juárez, expues-

ta por Don Francisco Bulnes, la ra-

tificación del Tratado IVlac-Lane-Ocasrs-

po.

Dice e! señor Bulnes:En la elección presidencial nor-

teamericana de 1855, las cosas habíancambiado en contra de ios intereses

esclavistas. En vez del partido

"whig" dislocado y casi disuelto, apa-

reció formidable el partido republi-

cano sirviéndole de base los partida-

rios del suelo libre (free-soilers). Envez del programa moderado y tranqui-

lizador para el Sur, de 1852, aceptadopor los whig, se presentaba el pro-

grama que sostenía: lo. El Congresotiene derecho para prohibir !a escla-

vitud en los territorios de la Unión

y para no admitir más que Estadoslibres.—2o. El Congreso debe elimi-

nar de los territorios los dos restos

de la barbarie: la poligamia y la es-

clavitud.

En las elecciones presidenciales de1852, habían figurado como candida-tos: Frankiin Pierce por los esclavis-

tas; Winfield Scctt por los whigs;

Hale por los free-soilers ó sea los an-

tiesciavistas declarados. El resultadode la elección fué:Por Pierce.. 1.601,000 votos popularesPor Scott.. 1.386,000 votos popularesPor Hale 155,000 votos popularesEn las elecciones de 1856, figuraban

como candidatos: Buchanan con el

programa de que el Congreso no te-

nía facultades para legislar sobre es-

ciavitud en los territorios, asunto dela competencia exclusiva de la pobla-

ción local; Filmore, con el programavacilante de los moderados que de-

seaban no se agitase la cuestión,

y Fremont con el programa que sos-

tenía el derecho del Congreso paralegislar en los territorios sobre ex-

clavitud y el deber de dicho Congre-so de extirpar los dos restos de bar-

barie en los territorios, la poligamia

y la exclavitud. para que el suelo delos futuros Estados fuese enteramen-te libre. El resultado de las elecciones

fué:Por Buchanan, 1.838,169 votos popu-

lares; por Filmore, 874.534 votos po-

pulares; por Fremont, 1.341,264 votospopulares.

El candidato esclavista había triun-

Page 193: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LiAS REVOLüGICNES DE AYUTLA Y DE REFORMA 187

fado, pero la estadística electoral se-

ñalaba ¡a gran pérdida sufrida por el

esclavismo y su futura é irrevocabiederrota en el sufragio próximo. Enefecto

:

Obtenido en las elecciones 1852,

Candidato esclavista, 1.601,000 votos.

Candidato anti-esclavista, 155,000.

Obtenido en las elecciones 1856,

Candidato esclavista, 1.838,169, votos.

Candidato antiesclavista, 1.341,264 votos.

Era evidente !a derrota del candida-to esclavista para ISoO, como en efec-

to lo fué y como lo pronosticó la al-

ta prensa europea y la norteamerica-na antiesclavista. Igual cosa compren-dió el partido esclavista y lleno de te-

rror apeló á un recurso que causó granindignación hasta entre los vacilan-

tes.

En el caso del negro Dred Scott ysin que tuviera relación con él, la

Suprema corte de Justicia Federal,

cuya mayoría era esclavista, como de-

bía suponerse, puesto que siendo ios

magistrados nom.bradcs por el Presi-

dente con aprobación del Senado, tan-

to el uno como el otro habían sidoconstantemente esclavistas desde 1820,

con excepción de las cortas adminis-traciones de Harrison y Taylor.

La Suprema Corte Federal declarópor cinco votos contra tres:

lo. Que el Compromiso de 1820, pro-

hibiendo la esclavitud al Norte del

paralelo treinta y seis grados treinta

minutos, había sido inconstitucional

y nulo (unconstitutional and vcid).

La Suprema Corte se había esperadotreinta y siete años para hacer esadeclaración!

2o. Que no solamente el Congresohabía hecho bien en derogar el Com-promiso de 1820, sino que le estaba"prohibido renovarlo."

3o. Que los esclavos siendo una pro-

piedad privada, era esta tan respeta-

ble como cualquiera otra clase depropiedad en los dominios de la Unióny en consecuencia no podía decretarseel "suelo libre" en los territorios fede-

rales.

El fallo escandaloso de !a Supre-

ma Corte fué profundamente oscure-

cido por el "voto particular" del Ma-gistrado Curtiñ, que causó gran sensa-

ción y fué como el astabandera del

partido republicano. .Mr. .Buchanananunció enfáticamente en su mensajede toma de posesión de la presiden-

cia (4 de Marzo de 1857) "que !a cues-

tión de la esclavitud quedaría definiti-

vamente resuelta por la SupremaCorte." Afirmación muy imprudente,

pues el Presidente no debía conocer

un fallo de !a Corte antes de que és-

ta deliberase y lo pronunciase. Comolo afirma Mr, Elaine, la conducta de

la Corte arrojó combustible sobre unasunto que estaba ya en el período del

fuego blanco. (1)

Los esclavistas habían perdido !a

mayoría en la Cámara de Represen-

tantes y no podían tardar mucho en

perder la del Senado, La prensa de

ambos partidos arrojaba insultos, ame-nazas, lumbre y frases explosivas co-

mo ¡a pólvora. En esos momentos(Diciembre de 1853) Mr. Buchananpidió autorización para invadir á Mé-

jico con el pretexto de castigar los

ultrajes del Gobierno de Miramón, yel Congreso no quiso dársela. Para

una expedición contra Méjico, no te-

nía mayoría en ninguna de las Cáma-ras y el partido republicano entrega-

do con pasión, con patriotismo, coninteligencia, con verdadero furor, á

resolver cuanto antes y á favor de la

libertad el negocio de la esclavitud;

no estaba dispuesto á obsequiar los

deseos de Mr. Buchanan, pérfidos, pe-

ro admirablemente comprendidos. El

partido moderado de Filmore no se

prestaba tampoco á apoyar una nuevaguerra; las plegarias de Mr. Buchanansobre los inmensos agravios que Mé-

jico había hecho á los ciudadanos deios Estados Unidos, fueron escucha-

das con indiferencia por los modera-dos, con indignación por los republi-

(1) Blaine. Twenty Year« of Con-

gress. Pág. 151.

Page 194: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

188 JUAKlBZ Y LaS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

canos que comprendían perfectamen-te que el civismo de Mr. Buchanan,no era más que pura é inmoral intri-

ga esclavista.

En 1859, año en que se firmó en Ve-racruz el tratado Mac-Lane, la excita-

ción de los Estados Unidos á causade la esclavitud había llegado al puntoen que sólo la guerra civil ofreciendoun resultado trágico pero idiecisivo,

podía calmar los ánimos. En el otoñode ese año dos hombres graves degran posición é influencia, incendia-

dos por la política candente consumanun duelo á muerte: el senador Brcde-rick de California y el juez Terry sebaten y el primero cae muerto al pri-

mer disparo de su adversario. Esteduelo llamó más la atención, per con-

siderarse como el símbolo del próxi-

mo choque entre el Sur y e! Norte,que los duelos memorables y trágicosentre Hamilton y Burr en 1804 y en-

tre Graves y Cilley en 1838. En Octu-bre del mismo año de 1859, JohnErown anti-esclavista levantó unabanda armada, asaltó el arsenal deHarper's Ferry (Virginia, centro del

esciavismo) y lo tomó. El programade Brown fué ni más ni menos queinsurreccionar á todos los e&davos dela Unión. Brown fué atacado, vencido,hecho prisionero y ejecutado. El Nor-te vio en él un héroe. En esos mo-mentos Juárez y Ocampo acababan deestipular el tratado Mac-Lane.¿ignoraban Juárez y Ocampo el es-

tado de la política de los ^EstadosUnidos, no obstante que tenían acredi-tado como Ministro en Washingtop áun libera! inteligente, observador, la-

borioso, incorruptible, dedicado á lle-

nar su deber como el distinguido libe-

ral Don José María Mata? ¿IgnorabanJuárez y Ocampo que Mr. Buchananhabía pedido en Diciembre de 1858autorización al Congreso para inva-dir á Méjico, establecer un protecto-rado en Chihuahua y Sonora y tomaren prenda el territorio necesario pararesponder del pago de más de diezmillones de dollars, que aumentadocon los gastos de la invasión hacía

que fuera imposible á Méjico pagarle,quedándose por consiguiente sin el te-

rritorio invadido? ¿Ignoraban que el

Congreso no había hecho caso de la

recomendachón y quejas de Mr. Bu-chanan? ¿Ignoraban que el partido re-

publicano se m.anifestaba opuesto re-

sueltamente á la guerra con Méjicofavorable á los Estados esclavistas?¿Ignoraban que ese partido contrarioá los intereses del Sur y decidido ácombatirlo hasta vencerlo, tenía ma-yoría en la Cám.ara de Representan-tes y el triunfo presidencia! seguropara dentro de diez meses? ¿Ignora-ban que el choque entre el Norte ySur era ya inminente, como lo proba-ban bien los hechos y como lo prepa-raban los sensacionales acontecimien-tos que obscurecían la atmósfera de l.i

¡

Unión, cruzada por siniestros relám-pagos delatores de ¡a futura guerracivil? ¿Ignoraban por úitimo que todaslas exigencias de Mr. Buchanan po-

dían desecharse impunemente porqueno estaban en situación de cumplirsus inmorales amenazas contra Méjico, para intimidarlo y despojarle? Si

ignoraban todo esto, ignoraban quehabía sol, agua en el mar, nubes enla atmósfera, calor en Veracruz, habi-

tantes en Europa, y clero en Méjicooponiéndose á la Reforma; pues estos

i fenómenos no eran más visibles quelos que hacían bambolear el edificio

contrahecho de la Unión Americana.

La decisión de Buchanan de apode-rarse de nuestros Estados fronterizosera evidente en 1859, y lo ccnfirm.a el

,siguiente documento:

¡

"Tuve la honra hace algunos añosde arreglar las bases para la adquisi-

I

ción de Sonora, pero los que tenían!en su poder este asunto en aquel Es-

j

tado, se opusieron redondamente á

j

aceptar el carácter territorial. La ex-

periencia de sus compatriotas de Ca-

j

lifornia sobre este punto, era conclu-1 yente; como Estado estaban anuen-tes y dispuestos para ello. No creo

Page 195: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JLAKEZ Y LAS REVOLUCIONÉIS DE AYUTLA Y DE REFORMA 189

revelar ahora ningún secreto de Es-

tado al decir que la falta de cumpli-miento en sus compromisos por partedel señor Buchanan, impidió la adqui-sición de Sonora en 1859. No deseode ninguna manera ser injusto con e!

Sr. Buchansn; pero es de sentirsemucho que la razón que dio y fué la

de que "era demasiado anticonstitu-cional y temía ser encau^ado/^ no sele hubiera ocurrido antes de que susamigos llegasen á semejante extremo,invirtiendo fuertes sumas de dinero,

después de haber asegurado al condede Sartiges, que era entonces e! Em-bajador de Francia, que esta era suintención expresándose de la manerasiguiente: "Pienso tomar posesión delas provincias del Norte de Méjico,de tal modo que ninguna poten-

cia europea podrá oponerse á ello.''

Yo estaba presente y oí esas palabras.Fueron provocadas debido al encargoque me hizo el señor de Sartiges deque le invirtiera yo algunas sumas enSeñora; y añadió dirigiéndose 2I se-

ñor Buchanan: "Creo, señor Presiden-te, que Sonora tendrá entonces ungobierno mejor que el que ha tenidohasta la fecha.

''Las expresiones del señor Bucha-nan fueron transmitidas á las Cortesde Europa por los diversos represen-tantes que se hallaban presentes ysus proyectos aprobados con anterio-

ridad por una mayoría del Senado yuna gran parte de la Cámara, "eranconsiderados como un hecho consu-mado.'' (1)

Como muy justamente decía Mr.Blaine, la política en los Estados Uni-dos en 1859, había iieciado ai "rojoblanco" y sólo podía apagarla la sar.-

gre de la guerra civil. Buci'anan bus-

(1) Correspondencia de !a Legaciónde Washingtor. Tomo VM, págs. 1035

y 10SS. Tornado del Worití de NuevaYcrk, de Marzo de 1866.

caba la solución extendiendo la escla-

vitud hacia Méjico, despojándolo pre-

viamente de sus Estados fronterizos.

El partido repifbiicano estaba resuel-

to á contrariar la poi'tica de Bucha-nan y en consecuencia á no permitir

la guerra con Méjico, ni su invasión,

ni intervenciones armadas, ni cesa al-

guna que favoreciera I03 proyectosdel Sur.

¿Cuál debió ser la eolítica de Juá-

rez? ¿secundar á lo que parecía in-

conscientemente la política de! enemi-go declarado de su patria, Jefe de unpartido que basaba su existencia enla absorción continua del territo-

rio mejicano, ó apoyarse enel partido republicano para oponerseenérgicamente á los proyectos de "bu-

chanan? No creo que Juárez. Ocampo.Lerdo y Mata sabían lo que hacían,

pero su programa probado por el tra-

tado Mac-Lane, fué convertirse en 'os

más fieles agentes y entusiastas par-

tidarios de los proyectos de Bucha-nan, tan terribles, y pérfidos contra '-a

soberanía é integridad de Méjico. Portal motivo Don Matías Romero ::scri-

bía después á Juárez, que las simpa-tías de Mr. Seward estaban del laao

de los reaccionarios por oponerse álos proyectos de Buchanan, mientrasque en su concepto los liberaies que-rían vender á su patria y ese mismoconcepto tuvieron de los liberales deVeracruz, los estadistas europeos.

Desde el momento en que el trata-

do Mac-Lane significaba ia adquisi-

ción mal disimulada de gran parte de!

territorio mejicano por los esclavis-

tas, el partido republicano tenía queoponerse con todas sus fuerzas á la

aprobación de! tratado.

Conocido e! motivo fundamenta! dela oposición que ei partido republica-

no había de hacsr á todo lo que sig-

nificara expansión territorial esclavis-

ta ó guerra con Méjico, veremos la

marcha qi:e siguió el tratado Mac-Lane en los Estados Unidos, para cue

Page 196: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

190 JUÁREZ Y I.AS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

se entienda bien cómo y por qué fuéreprobado por el Senado norteameri-cano.

insisto en afirmarlo: el vulgo ilus-

trado e&tá creyendo que el tratadoMac-Lane, debía servir, solamente pa-

ra que el gobierno de Veracruz reci-

biera dos rnülones de pesos. Es impo-sible que con esa suma el partido li-

bera! lograra !a pacificación del país;

podía lograr un triunfo, hasta arrojar

á los reaccionarios de la capital; perola pacificación nunca tuvo lugar an-

tes de 1868. E! Ministro Mata del go-

bierno de Veracruz, ai referirse á la

pacificación salvadora tenía que re-

ferirse á la intervención del ejército

de los Estados Unidos para imponerá Juárez conforme á la pactado en el

artículo primero adicional del tratadoMac-Lane, cuyo considerando princi-

pal es el estado de guerra civil enque se encontraba Méjico.

Don José María Mata decía á Juárez: "La administración cree queel tratado será aprobado, no obstanteque, como ya he manifestado á V. E.,

aunque tiene mayoría en aquella cor-

poración, ella no llega á los dos ter-

cios que la Constitución de los Esta-

dos Unidos exigen para este caso. Yepor mi parte he dado y estoy danidocuantos pasos creo convenientes áconseguir el muy importante objeto

de la aprobación del tratado, porqueen mi concepto, de ello depende la

pacificación y el engrandecimiento fu-

turo de mi patria." (1) ¡Eclipse total

en el encéfalo del señor Mata!E! señor Mata, agobiado por la ob-

sesión de engrandecer á su patria conel dominio en ella de la esclavitud rei-

nante en el Sur de ios Estados Uni-

dos, determinó engañar miserable-mente al senador por la Luisiana, JohnSlidell, impresionado por la oportunaprotesta del ministro reaiccionario Mu-

(1) José María Mata á PresidenteJuárez. Enero 21 de 1860. Correspon-dencia de la Legación Mejicana enWashington. Tomo I, pág. 27.

ñoz Ledo, en la que aprobaba unagran verdad: que Juárez no tenía fa-

cultades emanadas de la Constitu-

ción para firmar tratados, ratificarlos

y ponerlos en vigor. El activo señorMata, comprendió el perjuicio que la

protesta reaccionaria podía causar ásus saludables designios y ape!ó á unadesvergonzada mentira para salvar la

situación.

Don José M. Mata escribía al Sena-dor Slidell:

''Washington, Febrero 3 de 1860.—Muy señor mío: Como en la protesta

hecha en la ciudad de Méjico, el día

17 de Diciembre de 1859, firmada por

Don Octaviano Muñoz Ledo, con el

carácter de Secretario de Estado deDon Miguel Miramón, representantede la parte de! clero y del ejército re-

belde contra las autoridades legíti-

mas de la República y el representan-te del gobierno de los Estados Uni-

dos, la circunstancia de que el artícu-

lo 72 die !a Constitución de 1857, dela* cual deriva e! presidente Juárez el

peder que ejerce, establece que sólo

al Congreso pertenece el poder deaprobar tratados, convenios ó conven-ciones diplomáticas, juzgo de mi de-

ber dirigir á usted la presente carta,

manifestándole las razones que exis-

ten para considerar de ningún valor

lo alegado por los rebeldes de la ciu-

dad de Méjico en contra del referido

tratado, para que se sirva hacerlo

presente al tratarse de esta cuestión

en el seno de la comisión de relacio-

nes exteriores de! Senado, á que us-

ted dignamente pertenece." Aquí en-

tra el señor Mata en consideracionessobre que los reaccionarios no tienen

derecho a invocar una Constituciónque no reconocen, y después agregalo inconcebible: "El Congreso Consti-

tucional que se reunió en la ciudadde Méjico, e! mes de Octubre de 1857,

concedió al Ejecutivo á petición suya

y en virtud de los preceptos del ar-

tículo 72 de la Constitución, la facul-

tad de suspender las garantías indi-

viduales que la misma Constitución^ otorga, así como la de dictar las me-

Page 197: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS RBVOLUiOIOXBS DE AYUTL.A Y DS REFORMA 191

didas extraordinarias que importasen|

actos legislativos y que tuviesen porobjeto proporcionarse recursos paraestablecer la paz alterada en varios

puntos de la República, quedando el

Ejecutivo obligado á dar cuenta del

uso que hubiese hecho de semejanteautorización el día que el Congreso se

reuniese para celebrar el segundo pe-

ríodo de sesiones ordinarias." (1)

En efecto, si las facultades extra-

ordinarias concedidas a! Ejecutivo enNoviembre de 1857, debían durar, co-

mo lo aseguraba el señor Mata, hastael día en que el Congreso inaugurasesu segundo período de sesiones ordi-

narias, era evidente que mientras nollegara ese día, el Ejecutivo disfruta-

i

ría de las facultades extraordinarias.En esta afirmación está la mentira del

señor Mata, pues no es admisible queno conociese las 'Meyes de facultadesextraordinarias" que citaba, y si nolas conocía, no era honorable que las

citara, porque con esto engañaba tam-bién ai senador Slidell.

Las leyes de facultades extraordina-rias concedidas al Presidente Comon-fort, las únicas que podía invocar Juá-

rez, fueron dos: La primera pro-

mulgada el 5 de Noviembre de1870 sobre ''suspensión de ga-

rantías individuales" y la segundapromulgada el mismo día 5 de No-viembre de 1857, concediendo "autori-

zación al Eje->utivo para la conserva-ción del orden publico."

La ley suspendiendo las garantíasindividuales dice en su artículo úni-

co: "Para proveer al restablecimien-to del orden público, á la defensa dela independencia y de las instituciones

se suspenden desde la publicación dela presente ley, "hasta el 30 de Abril

próximo venidero" las garantías con-signadas en los artículos..." Y en la

segunda ley de facultades se lee sin

(1) Carte de Mata á Slidell. Corres-

pondencia de la Legación Mejicana enWashington. Tomo I. pág. 29.

dificultad: "Artículo 4o. Estas auto-

rizaciones durarán desde la publica-

ción de la presente ley "hasta el 30

de Abril próximo venidero." El año de1860, en que escribía el señor Mataal senador Slidell, Juárez no tenía fa-

cultad alguna extraordinaria, ni si-

quiera podía ser Presidente, porque la

Constitución no le reconocía existen-

cia.

Hay todavía otra fea responsabili-

dad en la conducta del señor Mata.En la ley de facultades para que el

Ejecutivo se hiciera de recursos, la

ley fija al Ejecutivo la garantía única

que está obligado á ofrecer para con-seguir esos recursos.

Dice la ley de 5 de Noviembre de1857:

Se autoriza al Ejecutivo: "I. Paraproporcionarse recursos con el menorgravamen posible, hasta la cantldacs

de seis millones de pesos, "afectancfo

á su pago la parte libre del productode las rentas federales." El Ejecutivo,

pues, no tenía facultad para obtenerrecursos más que afectando la partelibre de las rentas federales. Auncuando la autorización caducara entreinta de Abril de 1858, hubiese du-

rado hasta 1860, Juárez no podía ob-

tener recursos, imponiendo á su pa-

tria otro gravamen que no fuera el

señalado por la ley.

Hay más todavía, según el contratoMac-Lane, Juárez debía reéibir cuatromillones de pesos: dos en efectivo ydos que se aplicarían al pago de re-

clamaciones de ciudadanos america-nos, no examinadas, ni liquidadas, ni

reconocidas por Méjico. Ni las leyes

j

de facultades extraordinarias, ni al-

I

guna otra, autorizaban á Juárez á In-

1 vertir millones en pago de deudas noreconocidas p-or la Nación.Por último: la ley de facultades di-

; ce que los recursos que se autoriza á

i

buscar al Ejecutivo, servirán para la

! defensa de la independencia nacional,

entre otros objetos; y en el tratado! Mac-Lane se sacrifica la independen-' cia nacional para adquirir recursos;

Page 198: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

19: jAr-ez y las revolucioxes ds a yutea y de reforma

se hacía lo contrario de lo que orde-

naban las leyes de facultades. La con-

ducta de Don José María Mata fuémuy censurable.Lo mismo se debe decir respecto de

Juárez. El señor Cambre y otras r^^r-

sonas están creyendo que e! CongresoMejicano debía ratificar el tratadoMac-Lane. El artículo 11o. de! tantasveces citado convenio dice: '^Este

tratado será ratificado por e! Presi-

dente de los Estados Unidos, con el

consentimiento y consejo del Senadode los Estados Unidos y por el P»'e-

Sfdente de Méjico en virtud de susfacultades extraordinarias y ejeci'ti-

vas."

Esas facultades extraordinarias noexistían y lo sabía muy bien Juárez,porque él firmó la ley de 5 de No-viembre de 1857, como Ministro deGobernación de Comonfort, y en la

ley consta:,

10. Las facultades deberán durarhasta el treinta de Abril de 1858.

2o. El Ejecutivo tiene facultad:I. Para proporcionarse recursos,

afectando al pago, la parte libre delas rentas federales.

11. Para arreglar la deuda flotanteprocedente de contratos ya estipula-dos.

111. Para disponer hasta de 20,000)

hombres de las guardias nacionaiesde los Estados.

IV. Para situar las fuerzas necesa-rias en las poblaciones que el Ejecu-

tivo estimare conveniente.V. Para que el Presidente pu-

diere separarse del lugar en que resi-

den los poderes federales.En esto consistían todas las facul-

tades extraordinarias otorgadas al

Ejecutivo en Noviembre de 1857, fue-

ra de la autorización para suspenderno todas sino determinadas garantíasindividuales. Y como lo repito, el lo.

de Diciembre de 1859 habían termi-

nado las facultades concedidas hastael 30 de Abril de 1858.

No reflexionaban los autores del

tratado Mac-Lane, que éste no podíaobligar á la Nación Mejicana, ni auntriunfando el partido liberal. ¿Por quéasegurar falsamente que tenía facul-

tad para contratar? ¿Se trataba deestafar al " gobierno de los EstadosUnidos para que éste vengara la

afrenta en la Nación, castigándola se-

veramente por un delito de que noera autora? El pánico debe haber llie-

gado hasta el grado de acabar conla razón de los hombres de Veracruzpara que hayan apelado á procedi-

mientos como los que acabo de dar áconocer.

Page 199: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

^(^(^(^(^(^ (^ (M)^W)(^^^(^W>

XLI

JUÁREZ RATIFICA

EL TRATADO MC LANE=OCAi\lPO

Continuando la prueba de que Juá-

rez ratificó el tratado Mac-Lane-Ocampo, dice el señor Bulnes:En su mensaje ai Congreso de 19

de Diciembre de 185S, decía el Pre-

sidente Buchanan: ''Espero que el

Presidente, escribía en Agosto últimonuestro actual ministro se sentirá conautorización para pedir al Congreso la

facultad de invadir á Méjico confuerzas militares de los, Estados Uni-

dos, al llamamiento de las autorida-

des constitucionales "para proteger álos ciudadanos y derechos de los Es-

tados Unidos emanados de los trata-

dos." "í hope the President, ''wrote

our present minister in August last,"

vvili feíej autorized to ask from Ccn-gress the power to enter México withthe military forces of the United Sta-

tes at the cali of the constitutional au-

thorities, in order to protect the;, citi-

zens and the treatry riahts of theUnited States.'' (1)

Para que Mr. Buchanan pidiese al

Congreso de les Estados Unidos la

autorización para invadir á Méjico al

üamamiento de Juárez, era porque

(1) Third annual message. Diciem-bre 19 de 1859.

tenía la seguridad de que ese llama-miento tendría lugar. Es imposibleadmitir que el Ejecutivo pida autori-zación para preparar un ejército deinvasión, hacer grandes gastos y pro-mover cuestiones más ó menos deli-

cadas con otras potencias y con lospartidarios políticos nacional.es, ha-biendo recibido una negativa termi-nante de Juárez á la preposición delMinistro Mac-Lane, de acudir confuerzas á proteger á los ciudadanosnorteamericanos en el territorio deMéjico. Es imposible también admitiraue Juárez no fué interrogado porMac-Lane, antes de escribir á Bu-chanan que pidiera la autorización deinvadir á Méjico a! llamamiento deJuáreii.

Por otra parte, el Presidente Bu-chanan declara, que Msc-Lane escri-bió en Agosto de 1859, que el Presi-dente debía pedir la autorización deinvasión á Méjico, y en Octubre de1859, el "Guillermo Tell," periódicooficioso del gobierno de Veracruz (1)

(1) El "Guillermo Teü" era redac-tado por Ocampo (ministro), por Zar-co, por Masson, por Alfredo Babíot yotras personas ds menor importancia.

Juárez.—13.

Page 200: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

194 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

sostenía te tesis de que "un pueblotiranizado tenía el derecho indiscuti-

ble de apelar á las armas extranjeras,

caso de sentirse impotente para ven-cer á las de su tirano/*

Mr. Buchanan para enardecer al

Congreso de los Estados Unidos yobligarlo á dar la autorización de in-

vadir á Méjico, después de relatar la

conducta bárbara del gobierno reac-

cionario en !a que se destacaban so-

bre todo ios asesinatos de Tacubayacometidos el 11 de Abril de 1859, porDon Leonardo Márquez de orden del

General Miramón, aseguraba lo quelos mejicanos nunca hemos sabido, yes que fueron asesinados tres médicosnorteamericanos entre los mártiresmejicanos. (''Some of these were only

worthy of a barbarous age, and if

they had not been clearly provenwouid have seemed imposible in acountry which claims to be civilized.

Of this description was the brutal

massacre in April last, by order of

General Márquez, of three americanphysicians who were seized in thehospital at Tacubaya, while attendingupon the sick and the dying of bothparties.") (1.)

Tres veces insiste Mr. Buchananen su mensaje de 19 de Diciembre de1859, sobre la imperiosa necesidad deinvadir inmediatamente á Méjico, ma-nifestando que cree poder obtener el

consentimiento y la ayuda del gobier-

no de Juárez para hacer más fácil la

invasión. ''The most acceptable andieast difficult made of accomplishingthe object will be to act in concertViith that Governement. Their consetand theis aid might, I believe, be ob-

tained; but [f not, our obligations toprotect our own citizens in their justright secured by treaty vvould not beless imperative. (2)

Por las últimas palabras se ve queMr. Buchanan estaba resuelto á lle-

var á cabo !a invasión aun sin el con-sentimiento de Juárez.

(1) Thrid anual message. December(2) E! mismo documento.

El acuerdo de Juárez para la inmedia-ta invasión de Méjico por el ejército

norteamericano es un hecho innegableque se encuentra en el mismo trata-

do Mac-Lane-Ocampo. El artículo 1o.

adicional dice:

''Artículo lo. Si se violaren algu-

nas de las estipulaciones de los tra-

tados existentes entre Méjico y los

Estados Unidos, ó si peligrare la se-

cjuridad de ios ciudadanos de una de¡as dos Repúblicas dentro del terri-

torio de ia otra, y el gobierno legíti-

Imo y reconocido de aquélla no pudie-

' re por cualquier motivo hacer cum-

I

plir dichas estipulaciones ó proveer

¡

á esa seguridad, "será obligatorio

para ese gobierno" el recurrir al otro

!

para que le ayude á hacer ejecutar lo

:pactado y á conservar el orden y la

seguridad en el territorio de la dicha

i

República donde ocurra tal desorden

I

y discordia."

I ¿Había desorden y discordia en el

I territorio mejicano en 1859, duranteI la terrible guerra de Reforma? Sí,

I

indudablemente. ¿Peligraba la seguri-

I

dad de los ciudadanos norteamerica-

I

nos en el territorio mejicano? Se-

gún Mr. Buchanan, no sólo peligrabasino que Don Leonardo Márquez ha-

bía asesinado á tres médicos norte-

I

americanos el 11 de Abril en Tacu-

i

baya, y además, el Presidente Bucha-

I

nan ocupa muchas líneas en su ci-

tado mensaje, exponiendo al Congre-so, los numerosos, graves, inauditos

y bárbaros ultrajes contra la vida ypropiedades de los ciudadanos de los

Estados Unidos, cometidos por los

nvejicanos. Luego, conforme á los he-

chos, y á lo que le imponía el tratadoMac-Lane, el Presidente Juárez estaba

i obligado á recurrir al gobierno de los

¡

Estados Unidos, para que con sus ar-

!mas invadiese á Méjico, desde el mo-mento de la ratificación del tratado.

El Presidente Buchanan después d,e

pintar con colores muy sombríos éj

infeliz estado que guardaban los nor-

teamericanos en Méjico, donde erandiariamente estropeados, diescuartiza-

dos, martirizados, despojados de sus

Page 201: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REBX)RMA 19o

grandes riquezas, expoliados en sutrabajo, pedían con urgencia se les

autorizase para invadir inmediata-mente á Méjico.

El Ministro mejicano Mata, trans-

cribió á Juárez el amenazante, agre-

sivo é injurioso mensaje de Bucha-nan, sin conmoverle, como quien no-

ticia que irá á Méjico una Compañíade Circo y Fieras. Juárez por su par-

te contestó de enterado á su Münisj

tro sin darle instrucciones de que i

protestara, pidiese explicaciones, in-j

fluyese con la prensa para restable-|

cer la verdad y sobre todo que recti-¡

ficase la colosal mentira de que entre i

las víctimas de Tacubaya aparecíantres médicos norteamericanos. Esta

j

diplomacia se explica: pactada la ¡n-

|

tervención norteamericana en Méjico,|

en el tratado Mac-Lane, el mensajede Buchanan pretendiendo intervenir

desde luego tenía que ser satisfactorioj

para los autores del tratado de inter-|

vención. Buchanan se adelantaba á ;

£ua deseos.

La afirmación de que el tratadoMac-Lane solo fué propalado yde que Juárez firmó el trata-

do por quitarse de encima á Bucha-nan y con la intención de jamás cum-plirlo, son ridiculas, desde luego,

porque las bayonetas norteamerica-nas io hubieran obligado á cumplirlo,

y después por lo que reza el siguientedocumento:"Palacio ^4acionaI. H. Veracruz, Fe-

brero 8 de 1860. Autorización para ne-

gociar un préstamo de $400,000.

Exorno, señor:''El Excmo. Sr. Presidente ha te-

nido á bien acordar que por este Mi-

nisterio se autorice á V. E. suficien-

temente para negociar en los EstadosUnidos la "anticipación'' de algunassumas por cuenta del tratado última-mente celebrado por este Ministeriocon el Excmo. Sr. Ministro de los

Estados Unidos y cuya ratificación

está pendiente de la aprobación del

Congreso de esa Unión.

"En consecuencia queda autoriza-do V. E. para negociar con uno ó másbanqueros de ese país hasta la canti-dad de medio millón de pesos, con el

menor gravamen posible procurandola inmediata remisión de libramien-tos al Ministerio de Hacienda paraque pueda éste atender oportunamen-te á las necesidades de la guerra."Acompaño á V. E. un pliego de

instrucciones, para su inteligencia ycumplimiento.""Reitero á V. E. las seguridades de

mi más distinguida consideración.

Firmado.—Degollado."Excmo. Sr. Don José María Mata.

Enviado Extraordinario y Minist''oPlenipotenciario de la República Me-jicana en Washington." (1)

Este documento prueba que Juárezestaba como nunca, resuelto á ratifi.

car el tratado y que tenía la convic-ción de que e! Senado de los EstadosUnidos lo ratificaría.

En Febrero 14 de 1860, el señor Ma-ta escribía oficialmente al presiden-te Juárez:

"El aspecto que hasta ahora pre-senta aquella Corooración (Senado delos Estados Unidos) es el siguiente:Todos los miembros demócratas deella, trabajan empeñosamente, deacuerdo con la administración, por-que se apruebe el tratado,' pero susesfuerzos aitiarfcts no bastnrian paraconseguir ^s'i objeto, pues aunquetienen mayoría en el Senado, ella nollega á los dos tercios que se necesi-tan en el presente caso, según ten-

I

go manifestado á V. E. en mis notas! anteriores sobre este asunto. Se ne-

I

cesitan además los votos de cinco óseis Senadores republicanos."De éstos se teme que por espíritu

]

de oposición al gobierno del señorj

Buchanan, más que por aiguna otrai causa, hagan oposición al tratado. La;

exaltación en que se encuentran aquí

(1) Correspondencia de la Lega-ción Mejicana en Washington. TomoI. pág. 193.

Page 202: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

198 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIÓN i:.S DE AYUTLA Y DE REFORMA.

ambos partíaos hace temer muchoesa opcsición. Sin embargo, es de es-

perarse que algunos de ellos que ssanmás patriotas que partidarios y que

no desconocerán ¡os verdaderos in-

tereses de su propio país, se unirán

á los demócratas y con el auxilio deellos, se tendrá el número de vot^s

suficiente para que el tratado se

apruebe.''A este fin se dirigen todos los es-

fuerzos de la administración, que está

haciendo cuanto puede, y los de es-

ta misma Legación, que persuadida

de que la salvación de Méjico depen-

de de la aprobación del tratado, noperderá esfuerzo ni sacrificio ningunopara conseguir tal objeto, valiéndole

de cuantos medios están á su alcance,

ya teniendo frecuentes conferencias

con varios de los senadores, ya ha-

ciendo publicar artículos favorables

en ¡os periódiicos de esta capital yen los de Nueva York." (1)

El empeño del gobierno de Vera-

cruz por la aprobación del tratado era

grande, pues decía oficialmente en

comunicación reservada al señor Ma-ta: "... ya se tiene dada la orden ai

IVIinisterio de Hacienda para propor-

cionar recursos á esa Legación, á fin

de que pueda expensar escritores pú-

blicos que con sus producciones sos-

tengan la ratificación del tratado, es-

perando entretanto que V. E. pongaademás otros medios que estén á su

alcance, para lograr el mismo obje-

to." (2)

El señor Mata obrando con activi-

dad participaba á Juárez:

"Teniendo en cuenta todas estas

circunstancias, á la vez que los ami-

gos del tratado me repetían diaria-

mente que sin influir en la prensa ysin la cooperación de algunos agente^í

(1) Correspondencia de la LegaciónMejicana en Washington. Tomo I.

páginas 35 y 35.

(2) Degollado á Mata. Carrespondencia de la Legación Mejicana enWashington. Tomo 1. pág. 256.

I

que contrabalancearan .los -trabajosde los contrarios, habría que resig-

narse á ver rechazar el tratado; re-

I suelto por mi parte á no perdonar sa-

¡orificio ni esfuerzo que pudiera con-

¡

ducir á asegurar el éxito en asun-to tan importante, determiné (á pe-sar de la falta de autori.-íac'ói é ins-

trucciones en que me ha dejado eí

ISupremo Gobierno), ir á la ciudad

;de Nuieva York para procurar obte-

ner algunos fondos que sirviesen ácubrir los gastos más indispensables.Hice propuestas para obtener la sumade diez mil pesos, en los términos queexpresa el documento que acompaño;pero no habiendo logrado mi objeto^

me limité por último á otorgar unai

obligación por tres mil pesos, á seis

meses plazo, á favor del S**. EdwardDumbar, comprometiendo para su pa-go la responsabilidad del Gobierno yen su defecto la mía persona!."El producto de esta obligación ser-

\

vira para cubrir los gastos del iris-

mo señor Dumbar y de ot^as dos per-

sonas que vendrán á esta ciiida.i átrabajar por la ratificación del traía-

do." (1)

El gobierno de Juárez contestaba áMata:

i

"Contesto la nota reservada de

i

V. E. número 2, fecha 27 de Eneroúltimo, relativa á los trabajos em-prendidos para la aprobación de! tra-

tado pendiente con los EstadosUnidos, y la adquisición de tres mii

pesos que V. E. tomó en calidad de!préstamo, manifestándole que el Ex-celentísimo Sr. Presidentie, á quisn

;di cuenta de dicha nota, ha dispuestose pague aquella suma por el tesoropúblico a! señor Dumbar de NuevaYork, con e! plazo de seis meses queV. E. indica y que se servirá decir

' desde qué día comenzará á contarse,en la inteligencia de que hoy mismose libran las órdenies al Ministerio

M) Correspondencia de la Lega-ción Mejicana en Washington. TomoI, página 171.

Page 203: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVO-LUOIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 197

de Hacienda para los efectos expre-sados." (1)

Hay que fijarse mucho en lo quecomunica el señor Mata á Juárez ensu nota de 16 de Marzo de 1860, por-

que prueba que Mata obraba, lo mis-mo que el Gobierno de Veracruz, conplena conciencia de que en el trata-

do Mac-Lane había pactado Juárez la

intervención del gobierno de los Es-

tados Unidos en los negocios domés-ticos de Méjico. Dice Mata:

"El Senado de los Estados Unidasdiscutió ayer y no aprobó el tratadoque este país había celebrado conNicaragua, fundando su repulsa enque la estipulación relativa á la pro-

tección de la vía de comunicación en-

tre los Océanos Atlántico y Pacífico

obligaban á los Estados Unidos á in-

tervenir en los negocios domésticosde aquella nación, lo cual es contra-rio á la política tra<licional del país-'

... "Como la expresada estipulación(lo dice Mata) es exactamente la

misma que se halla comprendida enel artículo 5o. del tratado de 15 deDiciembre último (tratado Mac-Lanc)es muy natural suponer que cuandoéste se discuta en la Cámara encon-

; trará las mismas objeciones y las

i mismas resistencias." (1)

I

En la .mismo neta, el señor Mata;

pone en conocimiento de Juárez algo, más grave en contra de la aprobado»!jdel tratado, pues dice: "Es convenien-

I

te considerar además que el tratado

I

con Méjico está en una condición me-

I

nos favorable que lo estaba el cele-' brado con Nicaragua, porque en esta\ Nación hay sólo un gobierno estable-

cido y reconocido por todos, mientras! que en Méjico aparecen dos, y aun-

que el Constitucional es el único que

;merece tal nombre, la facción reac-

I

clonarla ha trabajado bastante por-

¡que se la considere aquí entre los se-

I

nadores republicanos como Gobierno

i

de la República.

(1) Correspondencia de la Legación i (1) Correspondencia de la LegaciónMejicana en Washington. Tomo I, pá-

iMejicana en Washington. Tomo I. pá-

ginas 258 y 259.;gina 60. i ^j

Page 204: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

^)(^)(^(^x^X(©):(^) ((^)((^)((^^

XLII

JUÁREZ RATIFICA EL TRATADOMc=Lane=Ocampo.

Véase de qué manera continúa el

señor Bulnes exponiendo la ratifica-

ción del tratado Mac-Lane-Ocampo,por Don Benito Juárez:Llegamos al asunto de las "modifi-

caciones" de que habla Don Fran-cisco Zarco, en defensa de la conduc-ta de Juárez.|

"Entre otras cosas, escribe á JuárezDon José María Mata, tuve una con-

ferencia con el Hon. F. F. Simmons,senador por el Estado de Rhode Is-

land, que pertenece al partido republi-

cano, y este señor me manifestó queestaba formulando unas modificacio-

nes que en su concepto es necesariohacer á los artículos 8o. y 10o. del

tratado para conseguir su aprobación.Las modificaciones se refieren á los

cuatro puntos siguientes:"1o. "Reducir á un plazo de diez

años las estipulaciones del tratado en

la parte que se refiere á la recipro-

cidad de importación libre de las mer-cancías especificadas en el artículo

octavo."2o. ÍHacer dos listas diferentes de

dichas mercancías, poniendo en unalas que los Estados Unidos pueden im-

portar libremente á Méjico y en la

otra las que Méjico puede im-portar libremente en los Estados Uni-dos.

"3o. Extender el derecho de impor-tación libre á todos los puertos deMéjico y los Estados Unidos, habili-

tados al comercio de altura; y"4o. Expresar claramente que Méji-

co sólo concede á los Estados Unidosese privilegio en virtud de la indemni-zación que se le ha dado y que noserá extendida á ninguna otra nación,sino en el caso de que ésta p^gue áMéjico una suma proporcional á la

que pagan los Estados Unidos, y queserá determinada por el monto to-

tal del comercio que dicha nación ten-

ga en Méjico." , (1)

Se ve que estas modificaciones de-

jan en pie las tres servidumbres depaso á perpetuidad y la encomiendavergonzosa de que el gobierno de los

Estados Unidos se encargue de la

conservación de la paz en Mélico áperpetuidad; mas también se ve que

(1) corresponidencia de la LegaciónMejicana en Washington. Tomo I., pá-

ginas 66 y 67.

Page 205: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 199

estas modificaciones, con excepciónde la "tercera," son favorables al co-

mercio de Méjico, y el conjunto es fa-

vorable porque el sacrificio que hagaMéjico en asunto de derechos de im-

portación, se reduzca de la perpetui-

dad, á diez años.Zarco, pues, ignoraba que las modi-

;

ficaciones en vez de ser desfavoraolesá Méjico, is eran favorables, sin ha- i

cer por eso el tratado aceptable. Ma-ta informó al gobierno de los Esta-

;

dos Unidos que apoyaba las modifica- i

clones por creerlas favorables y pidió'

instrucciones sobre el particular. El ;

gobierno de Juárez con fecha 10 deMayo de 1860, autorizó al señor Matapara aceptar las modificaciones, siem-pre que éstas no importaran conce-siones mayores para los Estados Uni-

i

dos, que las que en el tratado se le i

habían concedido. (1) En tal virtud

el señor Mata avisó á Simmons queaceptaba el gobierno mejicano las mo-dificaciones, i

Deseando el gobierno de Juárez,que el tratado no fracasara por cum-

|

plirse el plazo de su ratificación an-¡

tes de que lo aprobara el Senado de|

los Estados Unidos dirigió la si-i

guíente á su Ministro el señor Mata:

•'Número 65.

"Ministerio de Relaciones Exterio-

res.

"Palacio Nacional. H. Ver:icruz. Wa-

i

yo 9 de 1860.|

"Prorroga el plazo para ratificar '

el tratado."Excmo. señor.

"Estando próxima á cumplirse el

plazo que se fijó en el tratado pen-

diente entre Méjico y los Estados|

Unidos para su ratificación, el Excmo.;señor Presidente se ha servido dis-

poner quede usted autorizado, comoen efecto se le autoriza por la pre- i

senté, para que de acuerdo con el

Supremo Gobierno de Washington

(1) Correspondencia de la Legación' (1) Correspondencia de ía Legación

Mejicana en Washington. Tomo L,|

Mejicana en Washington, Toir.o L,

página 215. : páginas 214 y 215.

se amplíe el término fijado en dichotratado por otros "seis meses" conta-dos desde el día en que expira el quese estipuló, ó por !o menos, si en la

prudencia y tacto de V. E., así comoen el giro que ¡leve este negocio, io

juzga más conveniente,"Al efecto, y siendo tan angustiados

los términos, V. E. procederá á in-

dicarlo así, ü\ gobierno ce los Esta-

dos Unidos y se servirá por el

conducto más inmediato transfitir á

á esta Secretaría el resultado de este

negocio.

Al decirlo á V. E. de orden del

Excmo. Sr. Presidente, me es grato re-

novarle las seguridades de mi aprecio

y consideración.— Firmado, Empá-ran." (1)

Número 74.

"Ministerio de Relaciones Exterio-

res.

"Palacio Nacional» H. Veracruz,Mayo 15 de 1860.

"Autorización al señor Mata pararatificar el tratado.

"Excmo. señor:

"El Excmo. señor Presidente ha te-

nido á bien disponer se faculte á V. E.

como en efecto se le faculta, para quepueda en normbre del gobierno cons-

titucional de la República "ratificar"

el tratado pendiente entre Méjico ylos Estados Unidos, puesto que espe-

ra de su patriotismo que no lo haráen el caso que sufra variación ó va-

riaciones que importen un nuevo gra-

vamen para la República .Mejicana,

arreglándose en todo evento á las ins-

trucciones que se ¡s tienen dadas pa-

rs la aceptación de las modificaciones.

"Al efecto tengo la honra de remi-

tir con la presente el pler>o poder res-

pectivo y la de removerle con tal mo-tivo mi aprecio y consideración.— Fir-

mado. Emparan."El pleno poder á que se refiere la

nota anterior, dice:

Page 206: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

200 JUÁREZ Y LAS REVOL/UCION ES DE AYITTLA Y DE REFORMA

"Benito Juárez, Presidente Constitu-cqnal interino de ios Estados UnidosMejicanos, á todos los que el pre-sente vieren, sabed: Que en uso deias facultades de que me hallo inves-tido y teniendo plena .confianza enei patriotismo, probidad y luces delExcmo. señor Don José María Mata,he tenido á bien facultarlo ampüamente, para que en su carácter deEnviado Extraordinario y MinistroPlenipotenciario de la RepúblicaMejicana en los Estados Uni-dos, pueda en nombre de! gobiernoconstitucional de Méjico "ratificar"' el

tratado de tránsitos y comercio pen-liente entre ambos países, aprobadasque sean por e! Excmo. señor Mata,las modificaciones ó variaciones quemejor convengan al interés de las dosRepúblicas.

''Dado en el Palacio Nacional en la

H. Veracruz, firmado de mi mano, re-

frendado por el Ministro de Relacio-nes Exteriores y sellado con el gransello de !a Nación á los quince díasdel mes de Mayo dei año del Señor,mil ochocientoe sesenta, cuadragési-mo de la ino&pendencia y trigésimonono de la Libertad.—Firmaido. Beni-to Juárez.—Firmado. José de Empa-nan." (1)

Los dos documentos que acabo decopiar prueban, que Juárez ratificabadefinitivamente el tratado Mac-Laneen el caso de que no sufriera modifi-caciones, ó en caso de que lasmodificaciones no importaran unnuevo gravamen para la República,dejando al señor Mata en libertad deapreciar esas modificaciones. Yo pre-sento e&tudiado el tratado sin modifi-caciones, en consecuencia tal. comolo "ratificaba" Juárez definitivamen-te.

Lais instrucciones á Mata sobre mo-¡

cificaciones, dicen:

"Excmo. señor:

! "Dada cuenta al Excmo. señor Pre-

j

sidente de la nota de V. E. número58, fecha 17 de Abril último relativa

i al estado en que se hallaba el tratado

!

pendiente con los Estados Unidos, S.

I

E. ha tenido á bien disponer se autori-

ce á V. E. como en efecto se le auto-

j

riza por la presente de la manerai

más amplia, para que desid'e luego

j

pueda aceptar las modificaciones que

I

se hagan al referido tratado con el ob-

]

jeto de facilitar su aprobación, en la

i inteligencia de que dichas modifica-

tcienes no importen concesionos ma-

I

yores para los Estados Unidos queI las que en él se le tienen hechas, de-

jando por lo demás al buen sentidode V. E., á su patriotismo y tacto cal-

¡

cular las conveniencias de decoro pa-

¡ra el Supremo Gobierno y sobre los

I

medios de que este negocio tenga

I

el éxito breve y feliz que se desea,I sin menoscabo de los intereses y digI nidad de la Nación." (1)

I

Confunde hasta el estupor que e!

j

gobierno dé orden á Mata que al acep-

j

tar ias modificaciones cuide de que

¡

éstas no menoscaben el interés y dig-

nidad de la nación, cuantío el tratadodesde su primer artículo hasta el úl-

timo es un modelo de crimen político,

de indignidad y de desprecio para el

decoro de la nación é integridad desu territorio. Mata no debió tenermás que una instrucción: "en ningúncaso ratifique V. E. tan ominoso trata-

do, porque cuando se firmó, se habíaperdido la razón y el patriotismo yotras cosas y jamás lo ratificaré." Juá-rez en el poder que envió á Mata co-

metió de nuevo el delito de asegurarque tenían facultades para obligar á la

nación á perder su soberanía, cuando

(1) Correspondencia de la Lega-ción Mejicana en Washington. Tomo1., páginas 218 y 219.

(1) Correspondencia de la Legación

Mejicana en Washington. Tomo I.,

página 216,

Page 207: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 201

para nada la tenía, ni para nombrarun escribiente. Ante la Constituciónde 57, era tan usurpador y tan revo-

j

lucionario como Miramón.¡

El señor Mata, autorizado por Juá-i

rez, aceptó las modificaciones que en;

nada cambiaban el tratado en cuanto'

á la pérdida de la soberanía de Méji-¡

co y á encomendar al gobierno de los¡

Estados Unidos á perpetuidad la con-servación de la paz en la República.

;

pagando por supuesto Méjico con te- '.

rritorio cada favor. Aceptadas dichasmodificaciones por Mata, el Senador i

Simmons las presentó ai Senado de;

los Estados Unidos y fueron desecha-j

das; se presentó entonces el tratadoMac-Lane, sin modificaciones y fuéreprobado. Sobre este inesperado i

acontecimiento decía el señor Mataoficialmente á Juárez:

''Abierta ayer en el Senado la dis-'

cusión de las modificaciones de Mr.Simmons, desde luego manifestaron !

su oposición á ellas algunos senadoresdemócratas, y sometidas á votaciónfueron desechadas, no solamente porel voto de les senadores de dicho par-

tido, sino aún por el de algunos delos republicanos. En seguida se so-

metió á votación el tratado en su for-

ma primitiva sin modificación algu-

na y fué rechazado no sólo por los

senadores republicanos sino por algu-

nos de los mismos demócratas." {^)

Veamos cómo explica el señor Mataá Juárez la reprobación del tratadoMac-Lane."Hoy tuve otra conferencia con

S. E. el General Cass (Secretario deEstado) y con algunos senadores in-

fluentes del partido democrático ypor lo que todos me dijeron juzgo que

es muy difícil que llegue á aprobarseel tratado con ó sin modificaciones. Ladivisión que hay en el Senado y la

excitación en que están las pasiones

de sus miembros es tal, que no es po-

sible esperar por ahora que " los deur\ partido se pongan de acuerdo conlos de otro, ni aun para conseguir unobjeto de reconocida conveniencia yutilidad pública. Basta que un partidohaya iniciado una medida, para queéste encuentre desde luego la oposi-ción del partido contrario, oposiciónque es mucho más formidable cuandola medida procede de la administra-ción que re ha enagenado las volun-tades no SGÍo de los del partido opues-to, sino aun de algunos de ios mis-mos demócratas y como ninguno delos partidos tiene suficiente númerode votos para vencer al otro, nada sepuede adelantar. (1)

El señor Mata no consideró oportu-

1

no reproducir las razones aducidaspor la oposición para reprobar el tra-

; tado: "Mr. Finghall, de Tejas, demó-crata, fué el primero que atacó el

tratado diciendo que él se opondría ái la ratificación hasta que no hubiese enMéjico un gobierno bastante fuertepara hacerse obedecer en todo el país,

y bastante respetable para quepudiera tratar con él, sin expo-nerse á que la nación rechaza-

I se el tratado; que entre tanto que' esto no sucediera era hasta indigno

;

que el Senado se ocupase de él y lo

discutiera. (2)

La opinión del Presidente de los Estados Unidos James Buchanan, sobrela reprobación del tratado es intere-

santísima, para fijar las responsabili-

dades de los inmortales de Veracruz:: ''S. E. el Presidente (Buchanan) con-testó á ésto que sus deseos eran y han

j

sido siempre los de contribuir al res-

tablecimiento de! orden en Méjico,

que á su juicio no puede ser de otro

modo que con el triunfo del gobiernoconstitucional y los de oponerse á la

I

intervención europea; pero que el Se-

nado había manifestado con el hecho

(1) Correspondencia de la Legación

Tomo I.., página 91.

(1) Correspondencia de la Legaciónde Washington. Tomo I., página 92.

(2) A. Villaseñor, estudios históri-

eos, pág. 215.

Page 208: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

202 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

de no aprobar el tratado de 14 de Di-

ciembre (iVIac-Lane), "su deseo de de-

jar los negocios de Méjico arreglarsepor sí solos" (1); luego Buchananconfesaba que el tratado Mac-Lane-campo, tenía por objeto que el go

bierno de los Estados Unidos inter-

viniera en los asuntos interiores de la

República Mejicana, y los arreglara

por supuesto á beneficio del partidoesclavista, nombrando á Juárez pre-

fecto político del gran territorio ane-

xado, bajo la dependencia directa deMr. Buchanan.Luego ef tratado no fué reprobado

porque no concedió Juárez á los Es-tados Unidos todo lo que pedían (ar-

gumento Zarco y sucesores), sino por-

que el Senado no quiso la intervenciónde los Estados Unidos en Méjico, ómás bien dicho, porque rechazó el

protectorado de los Estados Unidos enMéjico, estipulado entre Juárez y Bu-chanan por conducto de sus minis-troa.

Pero, á quién más debemos agrade-cer los mejicanos la reprobación del

tratado MacLane, que nos entregabaá la codicia y tiranía de la esclavo-cracia norteamericana, es á Mr. Se-

ward, el gran leader del partido re-

publicano: "The Timies," de NuevaYork, órgano de Mr. Seward, decía:"El partido llamado liberal en Méji-co hizo en el tratado f/iac-Lane-Ocam-

po, concesiones vergonzosas á los in-

tereses esclavistas del Sur, intimida-

do ó comprado por los hombres de la

esclavitud.'' (2).

Don Matías Romero explica bastan-te bien á Juárez en nota oficial reser-

vada, por qué fué reprobado el trata-

do Mac-Lane: "Por esta razón, pre-

cisamente el partido republicano (delos Estados Unidos), no creyendo enla sinceridad de las intenciones de la

(1). Correspondencia de la Lega-ción Mejicana en Washington. TomoI., pág. 175.

(2) "Times" 13 de Diciembre de1860.

administración (de Buchanan), ó lo

que parece más probable, por hacerleuna oposición sistemática, ha apare-cido como abrazando la causa de la

reacción (en Méjico). Los recciona-rios no se han descuidado en sacarpartido de esta emergencia: eligieron

agente suyo en esta ciudad al señorBarón Don Federico von Gerott, En-viado Extraordinario y Ministro Ple-

nipotenciario de S. M. el Rey de Pru-sia, y decano del cuerpo diplomáticoresidente en esta capital, persona queestuvo muchos años en Méjico, y quepor su edad, por su educación, por suposición social, y por la nación á quepertenece y el gobierno á quien sirve,

es eminentemente conservador. Esteseñor se acercó al senador WilliamH. Seward, hombre de gran saber,que es la cabeza y el jefe generalmen-te reconocido del partido republica-

no, y le dio tales informes y lo pre-

dispuso de tal manera contra noso-tros, que dicho señor, al discutirse

en el Senado el tratado de 14 de Di-

ciembre último (Mac-Lane), si no to-

mó abiertamente la defensa del llam.a-

do gobierno reaccionario, sí censurómuy severamente que ía administra-ción hubiera reconocido al constitu-

cionaP, m.aniflestando hostilidad ha-

cia él y considerándolo como una delas facciones que dividen al país> y no

( como gobierno nacional." (1) Tenía!razón Mr. Seward, pues como lo he

Irepetido y probado, Juárez era en

I 1859, como Miramón, simple jefe de

j

facción.

I

Se observa un des-equilibrio senti-

j

mental en el señor Romero, porque¡la misma nota, emite frases que de-

I

hieran ser elogios para Mr. Seward,por su conducta respecto ai tratadoMac-Lane. "Los miembros más promi-nentes del partido republicano, JohnQuincy Adams, á quien Mr. Sewardconsidera ahora como el fundador de

(1) Correspondencia de la LegaciónMejicana en Washington. Tomo I,

pág. 178.

Page 209: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 203

la escuela de Massachusetts, que esla del republicano neto, y AbrahamLincoln, candidato de este partido pa-

ra la presidencia, se opusieron abier-tamente, el primero á la incorporaciónde Tejas á la Unión Americana, yel segundo á la guerra, que por con-secuencia de tal incorporación hicie-

ron los Estados Unidos á Méjico, enlos años de 1846 y 1847, y Adams enen el Congreso y Lincoln por mediode la prensa manifestaron sin embozosu reprobación á la política de aque-llas administraciones. Los demócra-tas al contrario, son los que iniciaron

y ejecutaron talas medidas, y en sucredo político entra como uno de los

artículos cardinales que han de pro-

curar en cuanto de ellos dependa en-sanchar los límites de la Unión y pro-

pagar la institución de la esclavitud."Y como ya no les era posible ensan-charlos en los Estados Unidos, el ar-

tículo cardinal era absorber á Méjicoen la ignominia de la esclavitud.No se comprende cómo el señor Ro-

mero deplora que el partido republi-

cano, á cuyo frente se encontrabanSeward y Lincoln, se hubiera opues-to á la política negrera de Buchanan ysecunde con los inmortales de Vera-cruz la continuación del programa quenos arrancó primero Tejas y des-

pués California, Nuevo Méjico y la

Mesilla.

Más tarde, decía Don Matías Rome-ro á Juárez: ''Por los antecedentesque tengo, creo que la nota de Mr.Dayton ha hecho mala impresión con-tra nosotros en este gobierno. DonJuan N. Almonte es un hombre favo-rablemente conocido en este país, enel que, como V. E. sabe, ha estadovarias veces con el carácter de Mi-

nistro de Méjico. Además, las simpa-tías de Mr. Seward estuvieron siem-pre del lado de! gobierno reacciona-rio." (1) "En otra ocasión ha maní-

(1) Romero á Juárez. Correspon-

dencia de la Legación. Tomo !, pág.485.

festado á ese ministerio que Mr. Se-

ward, por hacer una oposición siste-

mática al gobierno de Mr. Buchanan,quien se declaró en favor de la cauasconstitucional de Méjico, ó procedien-

do de buena fe, era el apoyo princi-

pal de la reacción (en Méjico), en el

Senado de los Estaidos Unidos, y el

censor más austero y más amargo dela política que Mr. Buchanan sigue

respecto de Méjico." (1)

Consta en los mensajes oficiales

enviados por Mr. Buchanan al Con-greso de los Estados Unidos, al inau-

gurar sus sesiones en Diciembre de1858, 1859 y 1860, que pidió con in-

sistencia, con perfidia, con inquina,

con datos falsos calumniando á Méji-

co, autorización para invadirnos, pa-

ra establecer un protectorado en Chi-

huahua y Sonora, y p-ara embargarnuestros Estados fronterizos, mientrasno le pagáramos lo que no le debía-

mos, ¿y á eso le llama Don MatíasRomero, ponerse Buchanan del lado

de la causa constitucional de Méji-

co? Eso equivale á afirmar que la

causa constitucional en Méjico era la

causa de la traición á la patria, tal

como la presentaban al mundo los

inmortales de Veracruz, aunque hu-

bieran creído lo contrario.

Es el mismo señor Romero quien

escribió oficialmente á su gobierno:

"El señor de Saligny, dijo (en Oc-

tubre de 1860) que el Emperador Na-

poleón III, nunca ha tenido mala dis-

posición contra el gobierno constitu-

cional; pero que cuando supo que ha-:

bía negociado con los Estados Uni-

dos el tratado de 14 de Diciembre

último (Mac-Lane), le pareció máspatriótica y nacional la causa del go-

bierno de la reacción." (2)

No es posible dudar que el tratado

Mac-Lane desacreditó al partido li-

beral en Europa y en los Estados Uni-

dos, ante todos los partidos. Si los

(1) Correspondencia de la Legación

Mejicana. Tomo I., páq. 266,

(2) Obra citada, pág. 18

Page 210: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

204 JUÁREZ Y LAS REVQiLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

inmortales de Veracruz estaban cié- ; clamándose liberal y patriota, secun-

gos é inconscientes, no lo estaba el ;daba la política descarada de Bucha-

mundo civilizado, que observaba su nan y tradicional de su partido: ab-

conducta y era imposible que hubiera sorber á Méjico para establecer la es-

simpatía para un partido que, pro- clavitud!

Page 211: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

XLIII

EL TRATADO MC LAÑE Y EL TRATADODE MIRAiTiAR

Continua el señor Buhies descri

biendo !as monstruosidades del trata-

do Mac-Lane-Ocampo, de la manerasiguiente:

En muy pocas palabras voy á pre-

sentar las atrocidades pactadas en el

tratado iVIac-Lane-Ocampo.Tres serviidumbres de paso á perpe-

tuidad:Primera. Servidumbre de paso á

perpetuidad, concedida por la Repú-blica Mejicana á los Estados Unidos,sus ciudadanos y bienes por el istmode Tehuantepec, de uno á otro mar,por cualquier camino que actualmen-te exista ó que existiere en lo sucesi-

vo. (1).

Segunda. Servidumbre de paso áperpetuidad, de las tropas, abastos mi-

litares y pertrechos de guerra por e!

istmo de Tehuantepec y por el trán-

sito ó ruta de comunicación á que se

alude en este convenio, desde !a ciu-

ded de Guaymas en el Golfo de Caji-

fornia, hasta el ra^ncho de Nogales, ó

s a!gún otro punto conveniente de la

línea fronteriza entre la Repúblicíí de

¡Víéjico y los Estados Unidos, cercadei 111 grados de longitud Oeste deGreenwich. (1)

Tercera. La República Mejicana ce-

de por el presente á los Estados Uni-dos, á perpetuidad, y á sus ciudada-nos y propiedades, el derecho de vía

y tránsito á través del territorio de la

República de Méjico, desde las ciuda-des de Camargo y Matamoros 6 cual-

quier pUnto conveniente del Río Gran-de, en el Estado de Tamaulipas, porla vía de Monterrey hasta el puer-

to de Mazatlán, á la entradadel golfo de California en el Estadode Sinaloa; y desde e! rancho de No-gales ó cualquier punto convenientede la línea fronteriza entre la Repú-blica de Méjico y ios Estados Unidos,cerca de! 111 grados de longitud

Oeste de Greenwich, por la vía deMagdalena y Hermosillo, hasta la ciu-

dad de Guaymas en el golfo de Caü-fornia, en el Estado de Sonora, porcualquier ferrocarril ó ruta de comu-nicación, natura! ó artificial, que exis-

ta actualmente c r-j? existiere, ó fue-

(1) Are. lo.

OcaiEpo.(]el tratado Mac-Lane- (1) Art. 6o. del tratado Mac-Lane.

Ocampo.

Page 212: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

206 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

se construida en lo sucefivo. (1)

¿Qué significaoión tienen, según el

Derecho Internacional, las servidum-bres, sobre todo, las otorgadas á per-

petuidad? **Las servidumbres interna-

cionales, dice un autor del DerechoInternacional, producen él efecto derestringir la soberanía plena de un Es-

tado, ya sea impidiéndole obrar li-

bremente en cierto sentido, ya seaobligándolo á tolerar que un Estadoextranjero ejerza en su territorio ac-

tos, que sin la existencia de ia servi-

dumbre, tendría derecho de prohibir."

(2). Otro autor añade: ''Por lo menos,aunque restrinjan el libre ejercicio de

los derechos soberanos, la dejaránsubsistir como nación semi-soberana."

(3).

Las tres servidumbres de paso á

perpetuidaid estipuladas por el gobier-

no de Juárez en el tratado Mac-Lane,hacían descender á Méjico del rangri

de nación soberana al de nación semi-

soberana, conforme a! Derecho in-

ternacional.

El artículo quinto del tratado Mac-Lane, es humillante hasta tocar el

límite de lo posible, pues dice: /'Con-

viene la República Mejicana, en quesi en algún tiempo se hiciere necesa-

rio emplear fuerzas militares para la

seguridad y protección de las perso-

nas y los bienes que pasen por algu-

nas de las precitadas rutas, emplea-

rá ¡a fuerza necesaria al efecto; pe-

ro si, por cualquiera causa dejare de

hacerlo, el gobierno de los EstadosUnidos, con el consentimiento ó la pe-

tición de! gobierno de Méjico.

''Sin embargo, en el caso excepcio-

nal de peligro imprevisto ó inminen-

te para la vida ó las propiedades de

los ciudadanos de los Estados Uni-

dos, quedan autorizadas las fuerzas

de dicha República paira obrar en

protección de aquéllos, SIN HABER

(1) Art. 7o. del tratado Mac-Lane.Ocampo.

(2) Heffter. Der'echo Internacional.

(3) Villaseñor, Estudios Históricos

Tomo I, pág. 226.

OBTENIDO PREVIO CONSENTI-MíENTO, y se retirarán dichas fuer-zas cuando cese la necesidad de em-pearlas."

Este artículo concedía á los Esta-dos Unidos la facultad de invadirnoscada vez que, con ó sin fundamento,manifestasen creer que sus subditos

ó sus intereses estaban en peligro in-

minente ó grave, y el mismo artículoautorizaba á los Estados Unidos ámantener sus tropas en territorio me-jicano hasta que cesase el peligro, ycomo dependía del gobierno de los

Estados Unidos creer que nunca ce-

saba el peligro, las fuerzas de los

Estados Uniiitíós podían permanecerindefinidam.ente en Méjico.

Si conform.í al Derecho internacio-nal, las servidumbres de paso á per-

petuidad, hacían descender á Méji-co, al rango de nación semi-sober.i-

na, el artículo que acabo de copiar la

nacía descender ai rango de nación,á la cuarta parte de soberanía.Las concesiones de carácter eco-

nómico eran tan ruinosas como ver-

gonzosas; decían así:

Primera. Ai usarse por primera vezbona-fide, cualquiera ruta al travésde dicho Istmo (Tehuantepec), paratransitar por ella, establecerá 4a Re-

pública Mejicana dos puertos de de-

pósito, uno al Este y otro al Oeste del

istmo." (1)

Los puertos que actualmente estáestableciendo el gobierno m.ejicano,

al Este y al Oeste del istmo de Te-huantepec, le costarán por lo menosveinte millones de pesos; pero en1859 nadie sabía cuánto costaría esta-

blecerlos; de manera que el gobier-no de Juárez se comprometía, no conuna empresa particular, sino con el

gobierno de los Estados , Unidos, á

establecer puertos que podían costarveinte, cuarenta, cien ó más millonesde pesos. E! gobierno de Juárez firma- \ba en blanco un compromiso de mi-

llones, que si no cumplía, como era

evidente que no hubiera podido cum-

(6) Art. 3o. del tratado Mac-Lane.

Page 213: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONiES DE AYUTLA Y DE REFORMA 207

p!ir, tenía que pagar con territorio

las reclamaciones inmensas, por da-

ños y perjuicios, tan graves, como se-

rían las que resentiría una empresaferrocarrilera que, una vez terminadasu vía, no pudiera funcionar por fal-

ta de puertos. Este artículo preparabala pérdida del istmo para Méjico.•"Segunda. El gobierno de Méjico noimpondrá derechos á los efectos ó

mercancías que pasen bona-fide, pordicho istmo, y que no estén destina-

dos al consumo de ia República Meji-cana." (1).

Esta concesión nulificaba el mayorbeneficio del establecimiento de la

comunicación interoceánica para la

nación mejicana; no podía cobrar nin-

gún derecho por el paso de las mer-cancías extranjeras que atravesasensu territorio, y esa terrible prohibi-

ción debía ser á perpetuidad. Se cal-

culaba por comisiones técnicas ' com-petentes, antes de que se pensara enabrir el istmo de Suez, y en 1859 nose pensaba en el canal de Suez, quepor lo menos el tráfico anual á tra-

vés del istmo de Tehuantepec sería en¡os primeros años de ocho millonesde toneladas y que gradualmente iría

aumentando, en relación con el desa-rrollo del comercio internacional. Si

por io muy bajo aceptamos un tér-

mino medio de doce millones de tone-ladas al año, en cien años, quieredecir, que por la concesión á los Esta-dos Unidos, á perpetuidad, el indi-

gente gobierno mejicano sacrificaba

seis millones de p-esos anuales, quedebía pagarle, no el comercio extran-jero en Méjico, sino el del resto 'del

mundo. He fijado seis millones de pe-

sos, porque en las concesiones que hahecho el actual gobierno, se ha esti-

pulado, y no á perpetuidad, que porderecho de tránsito á través del ist-

mo pagarían las mercancías no des-

tinadas á nuestro consumo, cincuen-ta centavos por tonelada, y si el tér-

mino medio era de doce millones detoneladas por año, durante los prime-

ros cien años el importe de la contri-

bución perdida para Méjico era seis

millones de pesos al año, por cienaños y más, porque la exención de im-

puestos era á perpetuidad.I Ahora bien, conforme á un buen

i

cálculo financiero, el valor actual de

I

una perpetuidad de seis millones de

I

pesos anuales, calculada á razón deI seis por ciento anual, es cien millones

de pesos. A esto equivalió lo que el

gobierno de Juárez regalaba á los Es-

tados Unidos, porque le quitaran á

i

Méjico su soberanía."Tercera. Todas las estipulaciones

y reglamentos de todas clases apii-

cables al derecho de vía ó tránsito al

través del istmo de Tehuantepec, yen que han convenido ambas Repúbli-

cas, se hacen por el presente exten-

sivos y aplicables á los precitados

tránsitos ó derecho de vía, exceptuan-

do el derecho de pasar tropas, provi-

siones ó pertrechos de guerra desde

el Río Grande hasta el Golfo de Cali-

fornia." (1)

Conforme á esa estipulación, las

mercancías y pasajeros que pasasenpor ias rutas de Nogales á Guaymasy de Matamoros á cualquiera otro

punto de la orilla del Río Grande en

Tamaulipas, hasta Mazatlán, pasando

por Monterrey, estaban libres á per-

petuidad de toda clase de contribu-

ciones, y í'nuy especialmente de la ds

tránsito. Esto quería decir que todo

el gran comercio de los Estados dei

Norte, Sur. Este, Noroeste y Sudoeste

de los Estados Unidos con los Estados

y territorios del Pacífico, debía pasar

I á perpetuidad libre de todo impuesto

;

por el territorio mejicano. Se puede

I

calcular, por lo muy bajo, que Méjico'' perdía con tal concesión un millón

de pesos por año.

I

"Cuarta. Y asimismo convienen las

dos Repúblicas expresamente con las

compañías ó empresas á quienes se

conceda el acarreo ó trasporte, por

cualquiera ferrocarril ú otras vías de

(1) Art. 3o. de! tratado Mac-Lane-i (1) Art. 7o. del tratado Mac-Lane.

Page 214: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

208 JUÁREZ Y AS REVOLUCIÓN ES DE AYUTLA Y DE REFORMA

n

comunicación, en los precitados trán-sitos, que el precio de transporte delas tropas, efectos militares y psrtrechos de guerra de las dos Repübiicas, será á lo sumo la mitad delprecio ordinario que paguen los pasa-jeros ó las mercancías que pasan pordichos caminos de tránsito." (1)

Es evidente que las empresas ferro-carrileras le habían de cargar á la na-ción mejicana, el importe de la rebajade los fletes á la mitad, qus deberíanhacerle al gobierno norteamericanopor paso de tropas, pertrechos de gue-rra y abastos militares. No puedo cal-

cular ni aproximadamente el importede este gravamen.Además de las concesiones enormes

ya expuestas, el gobierno mejicanodejaría de cobrar á perpetuidad de-rechos de tonelaje y almacenaje, deoulto ó tíe cualquiera otra clase, enlos dos puertos al Este ó al Oeste delistmo, en Matamoros, en Mazatlán yen la aduana fronteriza de Nogales.No le era permitido cobrar más quesimplemente gastos de almacenaje.(2). Este gravamen, tratándose so-

bre todo de los dos puertos de! istmo,por donde debía pasar la mayor partedel comercio marítimo del mundo, im-ponía á Méjico el sacrificio, por lo menos de otro millón de pesos al año.

Quinta. De la siguiente lista de mer-cancías, el Congreso de los Estado?,

jünidos debía escoger las que gustasepara "que entrasen libres de derechosen ambas Repúblicas, ó para que en-

trasen en ambos países con -el dere-cho que fijase el Congreso de losEstados Unidos:

Animales de todas ciases.

Arados y barrotes de hierro nuel-

tcs.

Arroz.Cacería y huevos frescos.Azogue.Carbón de piedra.

(1) Art. 6c. del tratado Mac-Lane.Ocampo.

(2) Art. 4o. del tratado Mac-Lane

Carnes frescas, saladas y ahumadas.Cases de madera y hierro.

Cueros a! pelo.

Cuernos.Chile ó pimiento colorado.Dibujos y modelos de máquinas.Pieles de carnero.Toda clase de granos para hacer

pan. ^Harina.Cuero y efectos de cuero. (1)Tocino.Botes de todas clases.Escobas.Bocados para caballos.Palos de tinte.

Pescado, alquitrán.

Trementina y cenizas.Plantas, árboles.

Pizarras para techos.Sal común.Sillas de montar.Sombreros de palma.Yeso.Vegetales.Lana.Sebo.Toda clase de tejidos de algodón,

excepto la llamada manta trigueña.De esta lista, el Congreso de los

Estados Unidos, sin escuchar ni de-^

jar intervenir para nada á Méjico,elegiría los artículos que ambas Re-públicas debían dejar entrar libres dederechos, ó con los que le fijase el

Congreso de los Estados Unidos, yesto había de suceder á perpetuidad."

Era claro que de esa lista escogeríael Congreso de ios Estados Unidos las

mercancías que esa nación produjera

y que no produjera Méjico, para queentraran libres de derechos á nuestropaís, quedando la reciprocidad conver-tida en burla, puesto que Méjico noproducía los mismos artículos. Comoal Congreso de los Estados Unidosle correspondía también escoger de!a í'sta anterior los artículos que de-

bisran pagar derechos y decretar és-

(1) Art. Sk). del tratado Mac-Lane.Ocamüo.

Page 215: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 209

tos para las dos naciones, era eviden-te que á los efectos mejicanos quepudiesen ser importados á los Esta-dos Unidos, para hacer competenciaá los similares de esa nación, les de-

cretarían derechos muy subidos, pa-

ra que no pudieran entrar al territo-

rio norteamericano..En suma, el artículo octavo del tra-

tado Mac-Lane quiere decir: que d^la lista de mercancías que he copie-

do de procedencia norteamericana, to-

das ellas debían entrar á perpetuidad,libres de derechos de importación áMéjico, y que las mercancías mejica-nas anotadas en la lista, ninguna ha-

bía de entrar jamás á hacer compe-tencia en los Estados Unidos á susmercancías similares.

En la lista, como se ha visto, figu-

ra toda clase de tejidos de algodón,excepto mantas trigueñas, que era lo

que producía Méjico. Los derechos deimportación de los tejidos de algo-

dón rendían al erario mejicano decuatro á cinco millones de pesos anuir-

ías, debiendo aumentar este rendi-

miento con el desarrollo del comerciodel país. Mas por de pronto, Juárezconvenía en sacrificar á perpetuidadparte de cuatro ó cinco millones depesos, de los ingresos fiscales de Mé-jico, para que los tejidos de algodónde los Estados Unidos entraran áperpetuidad libres de derechos.La principal causa de la guerra ci-

vil en Méjico, era !a miseria del era-

rio público, la falta de recursos paraatender á las más urgentes necesida-

des del Estado. Rebajando de los tre-

ce ó catorce millones de pesos anua-

les, total de las rentas federales, cua-

tro ó cinco millones, la guerra civil

tenía que enardecerse, aumentar la

anarquía y la pasión bestia! de los

mejicanos por exterminarse los unosá los otros.

Había otro gravamen para el go-

bierno: tenía que garantizar la neu-

tralidad diel istmo de Tehuantepec,en sociedad humillante con el

gobierno de los Estados Uni-

dos. Comprometerse á guardarla neutralidad, equivalía á com-

prometerse á hacer gastos par.i le-

vantar fortalezas, artülarUis, muni-cionarlas, comprar marina, pagarguarniciones permanentes, etc., etc.

I

Véase cómo concluye el señor Bu!-' nes expresando las monstruosidadesidel Tratado Mac-Lane-Ocampc:

j

Llegamos á lo peor, aun cuando pa-!

rezca imposible que después de lo

iexpuesto haya peor.

I

El artículo 1o. adicional de! tratado

I

Mac-Lane, dice:

I

"Artículo 1o. Si se violaren algunas

I

de las estipulaciones de los tratadosiexistentes entre Méjico y los Estados

I

Unidos, ó si peligrase la seguridad dei los ciudadanos de una de las dos Re-públicas dentro del territorio de la

j

otra y el gobierno legítimo y recono-

¡

cido de aquélla no pudiere por cual-

j

quier motivo hacer cumplir dichasí

estipulaciones ó proveer á esa seguri-Idad, será obligatorio para ese gobier-

I

no el recurrir al otro para que le ayu-

j

de á hacer ejecutar .lo pactado .y á

I

conservar el orden y la seguridad en¡el territorio de la dicha Rep-ública

\donde ocurra tal desorden y discor-

i dia, y en semejantes casos especialespagará los gastos la nación dentro decuyo territorio se haga necesaria tal

intervención. .

.''

En este artículo la traición apare-ce en caricatura, la reciprocidad ex-presa la más sangrienta burla con-tra la debilidad del pueble mejicano.¿Con que si se turbaba la paz en losEstados Unidos y se lanzaban más deun millón de hombres armados é in-

flamados de inextinguible odio, comosucedió en 1861 en los Estados Uni-dos, se comprometía Juárez á meterlosa! orden con quince mil reclutasdesnudos y hambrientos? ¡Qué con-ciencia para admitir semejante com-promiso! En cambio, si estallaba unaguerra civil en Méjico, el gobierno le-

gítim.o estaba obligado á pedir la ayu-da del ejército de los Estados Unidos

Juárez, 14.

Page 216: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

210 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIÓN ES DE AYUTLA Y DE REFORMA

para que restableciese la paz y paraconservar el ardien y la seguridad, pa-

gando Méjico con territorio, porqueno podía hacerlo con dinero, los gas-

tos de la pacificación. ¿Y quién eraese gobierno legítimo que estaba obli-

gado á encomendar el restablecimiento

y la conservación de la paz interior

*en Méjico á lar armas de los Esta-

dos Unidos? El artículo adicional lo

dice en las palabras: "para que lo ayu-de á ejecutar lo pactado." es decir, el

tratado Mac-Lane pactado por Juárez,luego Juárez era el obligado á llamaral ejército de los Estados Unidos pa-

ra que exterminase á Miramón y á

los reaccionarios paganido al contadoel servicio con territorio de la na-ción.

No es cierto que en el contrato Mac-Lane les Estados Unidos se obligasensolamente á dar á Juárez cuatro mi-llones de pesos, dos en efectivo, y dosabonados á cuenta de reclamacionesen su mayoría falsas y fraudulentas;sino que además se comprometíandesde luego, según el texto del artícu-

lo lo. adicional, á restablecer á Juá-rez en la ciudad de Méjico como Pre-

sidente, no constitucional, porque la

Constitución á nadie reconoce el dere-

cho de traficar con la independencianacional, sino como Presidente tira-

no impuesto por el extranjero. Y enesto no puede caber la menor duda,porqués el considerando del artículo

1o. adiciona!, comienza: "Por cuantoá causa de la actual guerra civil

de Méjico...,'' luego el artículo fuéhecho expresamente para terminarcon la "actual guerra civil de Méji-

co." E! historiador Rivera Cambas haleído bien e! artículo 1o. y su conside-rando; en ©¡ tratado Mac-Lane, Juárezpactó obligarse á llamar en su ayudaá los Estados Unidos para que le en-

treguen la ciudad de Méjico y paraque con sus armas somietan al país ála autoridad de Juárez. Me llama la

atención que el señor Justo Sierra,

afirme quie el gobierno de Veracruzquería evitar la intervención, cuandoestá pactada en dos artículos del tra-

taido, el lo. adicional y en el 5o. quevuelvo á copiar. "Sin embargo, en el

caso excepcional de peligro imprevis-to ó inminente para la vida ó las pro-

piedades de ciudadanos de los Esta-dos Unidos, quedan autorizadas las

¡

fuerzas de dicha República para obrar! en protección de aquéllos, sin haberobtenido previo consentimiento, y seretirarán dichas fuerzas cuando cese

I

la necesidad de empliearlas." Y si

1nunca cesaba esta necesidad, es ¡n-

j

negable que jamás se retirarían.

Por de pronto comparemos el pro-

j

grama teórico de la intervención nor-I íeamericana pactada en el tratado

IMac-Lane, con la intervención fran-

' cesa pactada por Almonte y socios.

j

En el programa teórico de la inter-

i vención francesa hay una idea levan-I tada, un proyecto noble, un ideal ge-

;neroso. Se le ha hecho creer al Em-

I

perador Napoleón III, que en una her-

mosa y rica región de la América del

Norte existe un pueblo latino

demacrado' por la anarquía, entriste-

cido por el infortunio, agonizante al

pie de sus montañas de oro y plata,

con la vista clavada en su propia san-gre que se derrama hace cuarentaaños y con el espíritu escéptico del

¡

que contempla la muerte como su

i

única bienhechora posible. Este pue-blo puede aún salvarse, hay tiempo

I

de que llegue un bote á sacarlo del

naufragio, y sólo es necesario des-: truir á la demagogia bestial que jue-

ga á la democracia en las entrañas so-

I cíales como parásito ponzoñoso yj

turbulento. Las armas de Francia son¡ dignas de redimir á este pueblo ydevolverlo á la vida, al honor, al tra-

bajo, á la humanidad.En la intervención proyectada nor-

teamericana de 1859, vemos á un es-

clavista, Buchanan, jefe de una escla-

vocracia arrogante que explota ungran crimen social desde hace siglos,

de donde ha sacado su opulencia,su poder, su ambición y de dondepretende sacar la perpetuidad de suti rancia. PaWá subir' á la prete^ideincia haofrecido Buchanan al partido negrero

Page 217: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUGIOXES DE AYUTLA Y DE REFORMA 211

robar á los mejicanos más territorio

para la esclavitud. "Hay que extenderla población negra de los EstadosUnidos y exterminar la indígena deMéjico que para nada sirve." (1)

Buchanan decidió poner en venta superfidia al mejor postor. Triunfa la

reacción y sube al poder el generalZuioaga é inmediatamente se le ofre-

ce el apoyo en la lucha, si vende te-

rritorio barato á la negrería aristó-

crata. El gobierno reaccionario re-

husa, el Ministro norteamericano !o

hostiliza entonces y acaba por reti-

rarse á su país para recibir nuevas ins-

trucciones. Buchanan entonces deter-

hiina proponer á Juárez la destruc-ción de la Independencia die Méjico ycomo Napoleón III, quien les corrió la

caravana de finjir consultar su vo-

luntad; Juárez pueda hacerlo, lo re-

conoce como gobierno legítimo, cons-

titucional, intachable, después de ha-

ber desconocido á su rival.

Buchanan no trató á los mejicanoscomo Napoleón III, quien les corrióla caravana de consultar su voluntad,quien les hizo la galantería de supo-nerlos nación, quien les hizo justicia

de reconocerles dignidad y cierto pa-

triotismo, Buchanan, resuelto á tra-

tar á los mejicanos como á negros,no. se mete en esas honduras. Ordenaqi;e se reconozca á Juárez gobiernolegítimo y una vez reconocido hayque imponérselo al pueblo mejicano,sin importarle si realmente Juárez esel gobierno aceptado por ese pueblo,perqué el pueblo mejicano á quien eli-

gió espontáneamente fué á Comon-fort, á un hombre que deseaba aca-tar su voluntad contraria á las refor-

mas y por tal motiyo lo eligió y paraque lo gobernara constitucionaimen-te. En lugar de Comonfort, apareceJuárez dictador por su propia volun-tad; debió entonces Buchanan decir:

(1) Palabras del Atlántico de Bos-

ton, atribuidas á Buchanan. Bibliote-

ca Nacional. 1a. Serie de documentospara la historia de Méjico.

' los Estados Unidos restablecerán en

I

Méjico la paz y dejando en libertad' á su pueblo reconocerán al gobiernoque éste elija.

i El programa teórico de la interven-ción francesa fué, libertar á un pue-

iblo fuertemente oprimido para que se

constituyese conforme á su voluntad;' el programa teórico de Buchanan, fuéimponer al pueblo un hombre que no

I

era su gobierno legítimo, para queIéste cumpliese lo pactado, como lo

I

expresa el artículo 1o. adicional, y lo

;

pactado era la inmolación de la sobe-

¡

ranía mejicana y el desmembramien-I

to territorial. El programa teórico de' Napoleón III, fué el de un César; el

de Buchanan, el de un negrero calcu-lador, ' _ ^j

Comparemos el tratado Mac-Lane¡con el de Miramar, primero en sus

' condiciones teóricas, después en suscondiciones reales, prácticas é irrevo-

\cables.

. Admitam.os sin conceder que el ob-

jeto teórico de ambos tratados fuese: e! mismo: restauración de la paz enMéjico, su conservación indefinida, el

irestablecimiento de un gobier-no estable, respetado, capaz dadar serias garantías á los derechosciviles de nacionales y extranjeros. El

procedimiento para alcanzar estos fi-

nes debía ser la intervención de las

armas extranjeras á costa del pueblomejicano. Como acabo de señalarlo,en el programa francés, el pueblo en•libertad debía elegir libremente á sugobierno; en el sistema americano el

pueblo debía someterse incondicional-mente al gobernante designado por los

Estados Unidos y al sistema que és-

¡

te quisiera dictarle. Buchanan nunca

I

dijo que sostendría en Méjico la

I

Constitución de 1857, sino al gobierno!de Juárez, y el gobierno de Juárez enVeracruz era un gobierno revolucio-nario y personal, desde el momento

! en que no emanaba de la Constitu-

Jción.

Page 218: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

212 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

Para comparar correctamente los

tratados Mac-Lane y de Miramar, voyá apelar al pensamiento de sus auto-

res, pues no creo que Juárez ni Al-

monte, hayan querido vender su pa-tria a! extranjero.

Supongo que los autores de ambostratados tenían la convicción:

1o. De que Euchanan y NapoleónIII, obraban de buena fe y de que ni

por un momento pensaban ambos per-

sonajes en privar á Méjico de su in-

dependencia ni de una pulgada de suterritorio.

2o. Los autores de ambos tratadoscreían que la pacificación del país,

era posible en poco tiempo, por la po-

tencia extranjera que debía ayudar-los.

3o. Los autores de ambos tratadoscreían que la riqueza de Méjico bas-

taba para que los mejicanos pudiesenpagar los gastos de su pacificación,

sin que fuera necesario pagar con pe-

dazos de territorio.

4o. Los autores de ambos tratadoscreían que la pacificación lograda se-

ría definitiva, y el progreso sólido éindefinido de Méjico un hecho.

Supongamos que en ambos casosse hubiera realizado la pacificación yen igual tiempo; el costo hubiera si-

do: '

Cobrado á Maximilianopor Napoleón por gas-tos totales de la expe-dición, desde su prin-cipio hasta 30 de Juniode 1864 fr.

De 30 de Junio de 1864^á 30 de Junio de 1865,treinta y dos mil sol-

dados á razón de 1,000francos por año y porsoldado según tratadode MiramarGastos de campaña eneste año ..,.•..

Total gastos de expedi-ción fr. 324.000,000Gastos de evacuación, f r. 7.000,000

fr. 331.000,000

La intervención francesa debióhaber costado ajustándose al tratadode Miramar y supuesta terminada la

pacificación:

Abono á reclamaciones ^francesas fr. 12.000,00a

Fallado por la comisiónde reclamaciones fran-

cesas 31.000,00GDos empréstitos para la

instalación del gobier-

no estable, del valortotal de 500 millonesde francos al 60 OJO

emisión, 6 OliO interés

anual, pérdida de 40por ciento 200.000,000

Gastos de pacificación . 331.000,000

270.000,000 m

32.000,000¡

22.000,000 I

fr. 574.000,000En pesos mejicanos en1855 .'

. $ 114.800,000

Pagando Méjico esa cantidad, hu-biera quedado como nación soberana»libre, independiente, y con su territo-

rio íntegro según el tratado de Mi-ramar. Se me dirá que Napoleón III

nos imponía la forma monárquica yá Maximiliano como Emperador, escierto en la práctica, porque teórica-mente Maximiliano emanaba de la vo-

luntad del pueblo mejicano lo mismoque la monarquía. Pero Napoleón nosmponía monarquía y monarca, sola-

ente mientras duraran en Méjicosus tropas y una vez retiradas éstasal consumarse la pacificación, no ha-bían de volver y los mejicanos que-daban libres de cambiar su forma degobierno y expulsar ó fusilar á Ma-ximiliano.

* * *

Veamos el costo de la intervención

Page 219: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 213

norteamericana pactada por Juárezconforme al tratado Mac-Lane.

Desde luego haré observar que se-

gún el historiador norteamericanoHoracio Greeley, en su historia de los

Estados Uniidos con Méjico, el costode la guerra de los Estados Unidoscon Méjico en 1847 ascendió á . . .

150.000,000 de dollars, habiendo em-pleado casi el mismo número de sol-

dados que Francia en su expedición.La guerra entre los Estados Unidosy Méjico comenzó el lo. de Abril de

1846, al preparar el General Tayiorsu invasión por Matamoros y termi-nó con la desocupación de Veracruzel 30 de Junio de 1848. Duró, pues, la

guerra veintisiete meses y habiendocontado en totalidad 150,000,000 dedóllars, resulta un gasto mensual encifras redondas de 5.500,000 dollars.

El ejército francés gastó en cifras

redondas 331.000,000 de francos ó seaen pesos mejicanos en 1865 la sumade 66.000,000, en cuarenta y dos me-ses, de donde resulta un gasto pormes, cifras redondas de 1.500,000 pe-

sos. El costo de la pacificación porsoldados norteamericanos era 3.6 ve-

ces mayor que el costo de pacificaciónpor el mismo número de soldadosfranceses en el mismo tiempo. Demanera que tenemos:Costo de pacificaciónpor franceses. ... $ 66.000,000

Por norteamericanos ." 237.000,000

Tenemos para el costo de la pacifi-

cación de Méjico, conforme al tratadoMac-Lane:Por reclamaciones Bu-chanan pedía 10 millo-

nes, que sometidos al

fallo de comisión mix-ta se hubieran reduci-

do á cuatro $ 4.000,000

Valor de los derechosde tránsito por el ist-

mo de Tehuantepec,6.000,000 al año, perdi-

do para siempre. . . 100.000,000Valor de los derechosde tránsito perdidos

para siempre en las

otras dos rutas . . .

Costo de la pacificación

Costo de la instalacióndel nuevo gobierno, el

misimo precio que enla intervención france-sa

33.000,000

237.000,000

40.000,000

Total.. $ 410.000,000

I

No llevo en cuenta el desfalco de

¡cuatro ó cinco millones de pesos

Ianuales en las rentas del .gobierno

í por la importación libre de los tejidos

;de algodón de estas clases, .porque

I

esa contribución debían pagarla los

¡mejicanos. No cuento la excención de

1impuestos de tonelaje, almacenaje,

I bultos, por no recargar mi lista con

j

pequeñas partidas y fatigar inútil-

\mente á los lectores.

I

Tenemos, pues:

i Costo de la ejecución

I

del tratado de Mira-nnar, en sus condicio-

i

nes teóricas $ 114.000,000

Costo en sus condicio-nes teóricas de! trata-

do Mac-Lane 410.000,000

Además la nación no quedaba libre,

soberana é ¡ndepfendiente, sino mediosoberana por las servidumbres de pa-

so á perpetuidad y se reducía su so-

beranía á mucho menos por la hu-

millante estipulación de que el Con-greso de los Estados Unidos, eligiera

lor artículos libres de derechos quehabíamas de recibir y prohibiera la

entrada de los mejicanos á los Es-

tatdos Unidos á perpetuidad y comole conviniera. Mientras duraba la pa-

cificación quien había de mandar des-

pótica y militarmente tenía que serun General norteamericano.

Veamos ahora ambos tratados ensus condiciones reales, prácticas, evi-

dentes, eran:

Page 220: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

214 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

Napoleón Mi ambicionaba quedarsecon Sonora y manifestó quie se dabapor pagado de todos sus créditos si

se le entregaba ese Estado; peroBuchanan, como se lo manifestó al

Congreso de los Estados Unidos en sumensaje de 1858, quería quedarse conla Baja California, Sonora, Sinaloa yChihuahua.

La pacificación no hubiera tenido lu-

gar y la guerra con los esclavistasde los Estados Unidos hubiera sidomás cruel y encarnizada por el viejoodio que les tenía á los mejicanos.Buchanan no hubiera encontrado enMéjico un gran partido auxiliar ni la

adhesión de casi toda la nación, queencontró al principio Napoleón lil,

|

cuando la sociedad tuvo fe en suspromesas. Si el Senado de los Esta-

1

d0s Unidos hubiera ratificado el tra- i

tad'o, pues Juárez lo ratificó, se hu.hiera quedado Juárez sólo en compa-ñía de dos ó tres amigos, pues todoslos caudillos liberales se hubieranlanzado á combatir á los norteameri-canos cOn tanto ardor como los reac-cionarios, y la nación habría dado áambos todo su apoyo.

Es claro que el ejército de los Es-tados Unidos habría vencido al fin,

y Méjico habría perdido por lo me-nos, como lo indicaba Buchanan, los

Estados de Nuevo León, Coahuila,parte de Tamaulipas, Chihuahua, So-nora, Sinaloa, Baja California é itsmode Tehuantepec; pero Juárez no hu-biera podido ser í^ residente del restoque nos hubieran dejado, ni vivir unminuto en territorio mejicano, unavez retirado el ejército invasor.Con el tratado de Miramar, en sus

condiciones prácticas hubiéramos per-

dido Sonora; con el tratado Mac-LaneOcampo, también en sus condicionesprácticas, habríamos perdido más dela mitad de nuestro territorio y á la

primera guerra civil el resto, pues enel tratado Mac-Lane, Juárez no sólo

pactó una intervención sino á cadaguerra civil su correspondiente inter-

vención.

El tratado Mac-Lane es ante todoun pacto intervencionista, de inter-

venciones continuas, desde el momen-to en que se encomienda al gobiernode los estados Unidos cuidar á per-

petuidad de la conservación de !a pazen Méjico, con !o que Méjico quedabasin soberanía, sin honor y sin una pll-

*trafa de vergüenza.

Page 221: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

M)(W)(@^ ((^X(®))(©)j((®) ((®))((®)a(©)((@))(#)v(©)

XLIV

JUÁREZ BAJO LA ALTA PROTECCIÓNOe IVlr. Buchanan

Véase cómo juzga Don FranciscoBulnes el ''chicaneo" de Don BenitoJuárez cuando dleclaró piratas á dosbuques de Miramón, protegido por las

armas de los Estados Unidos:Entre los liberales se acepta como

dogma que Juárez declaró con justi-

cia piratas á los dos buques del Gene-ral Miramón, capturados por fuerzasnavales norteamericanas en el fon-

deadero de Antón Lizardo la nochedel 6 de Marzo de 1860.

En los dos hemisferios dsl planetaterrestre, se entiende que un gobier-

no obra con justicia cuando sus actosaparecen ajustados á las leyes.

En todos los decretos, manifiestos,

comunicaciones y discursos oficiales,

emanados del gobierno de Veracruz,consta que Juárez se intitulaba: ''Pre-

sidente Constitucional interino de la

República Mejicana." Los liberales

creían que en efecto lo era y Jamásentre ellos hubo quien impugnase tal

título.

La piratería siendo un delito con-

tra todas las naciones, todas tienen

el derecho de reprimirlo y severamen-te castigarlo, por consiguiente está

comprendido en la penalidad del dere-

cho de gentes. Pero también cada Es-

tado, en virtud de su soberanía tienederecho á hacer leyes esipeciales so-

bre piratería y á declarar piratas álos que no lo son conforme á la sig-

nificación que da al delito de pirate-

ría el idierecho de gentes. Un Estadopuede declarar piratas aun á las per-

sonas honradas que jamás se han em-barcado y que viven desempeñandoprofesiones ó industrias lícitas. El Es-tado puede declarar piratas á todoslos notarios y farmacéuticos del país;

pero tales leyes sólo son aplicables álos subditos del Estado que las pro-mulga.

El error de los que aseguran queJuárez declaró con justicia piratas álos buques de Mirairión, consiste enque creen que Juárez era el Estado.El Estado tiene, como he dichc, plenoderecho para hacer leyes especialessobre piratería aplicables exclusiva-mente á sus subditos; p-e-o Juárez nolas tenía porque no era el Estado. Enefecto, un presidente constitucional,como se intitulaba Juáres, puede te-

ner facultades ordinarias constitu-cionales y facultades exíracrdinariastambién constitucionales por emanard« la Constitución. En Marzo de 1860,

Juárez no tenía facultades e^ítraordina-

Page 222: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

216 JUÁREZ Y LAiS REVOLUCIÓN ES DE AYUTLA Y DE REFORMA

rías por haber terminado éstas el 30de Abril de 1358, y aun cuando no hu-

biesen terrriinado, por esas facultadesel Ejecutivo no tenía (derecho de ha-

cer leyes sobre piratería. Por otraparte, mijiy sabido es que conforme ásus facultades ordinarias constitucio-

nales el Ejecutivo Federal no puedehacer leyes.

Es cierto que existían len 1860 le-

yes sobre piratería aparentementeaplicables al caso: el artículo nove-no del título primero de la Ordenan-za de la Armada de 1793, previene,sin tíeciararios piratas, quie sean captu-rados los barcos que naveguen conbandera supuesta. ''El Art, 27, así co-

mo el 29 de la Ordenanza de corso de1801, que es la ley 4, tit. 8, lib. 6 de!a Nov. RecO'p., considera como "pira-

ta" al buque que lleva patente falsa,

que no lleva ninguna, que pelea conbandera que no es suya, que se armaen corso sin licencia de su gobierno yaun en favor de otro Estado que seaaliado de aquél,"

Los creyentes en la justicia de Juá-rez al declarar piratas á los buquesde Miramón pueden decir: "La ley

mejicana vigente declaraba piratas álos barcos que llevaran patente falsa.

Sólo el gobierno constitucional legíti-

mo tenía facultad de dar patentes le-

gítimas y no se las había dado á los

barcos de Miramón; luego esos bar-cos eran piratas."

Este silogismo es muy correcto ytiene por contestación que para seraplicable y aplicado, á quien tocabahacer la tíecíaración penal era al Juezde Distrito en Veracruz y no á Juárez.He repetido hasta la saciedad quie

Juárez no tenía facultades extraordi-narias y en las facultades ordinariasconstituciionales del Ejecutivo fec5(a-

ral, no existe la de hacer declaracio-nes que son de la exclusiva competen-cia de los tribunales. El Presidentede la República Mejicana en uso desus facultades ordinarias, á nadiie pue-de declarar pirata, ni asesino, ni la-

drón, ni ratero, ni cosa alguna; áquien correstponde hacer tales decla-

raciones y aplicar las penas es exclu-

sivamente á las autoridades judicia-

les, nunca el Ejecutivo federal armadosólo de facultades ordinarias consti-

tucionales.

En 1860, existía en la legislación

j

del gobierno liberal de Veracruz, vi-

;

gente, la ley de 6 de Diciembre de

I

1856, que comprende el delito de pi-

\ratería, conforme á la cual debieronser juzgados los responsables de ese

delito, denunciados por el Ejecutivofederal. A Juárez sólo le correspon-día capturar á los supuestos reos depiratería y cpnsignarlos á su Juezcompetente para los efectos de la ley.

En vez de obrar así, comienzo por sen-

tenciar á los barcos de Miramón envirtud de una noticia que había reci-

bido el Presidente constitucional Talvez por no ser mi profesión la dedoctor en leyes, no puedo calificar de

justa la declaración de Juárez relativa

á los barcos de Miramón.Juárez entendía el derecho siempre

que creía que podía ampararlo contrael atentado. Cuando el Capitán de na-

vio de la armada española Don JoséRodríguez de Arias dirigió á Juárez'desdé la fragata "Berengueia" unanota tan injuriosa como amenazante,apremiándole para que devolviese la

barca española "María Concepción"capturada infraganti por el dielito decontrabando de guerra, el Ministro

de Relaciones de Juárez, Don Joséde Emparan contestó al jefe español:que no puede acceder á la petición

que se le hace "fundado en que el go-

bierno constitucional (de Juárez) con-

signó esto (el caso) al PODER JU-DICIAL en el concepto de que dichobuque (María Concepción) fué apre-

sado en el mar territorial de la na-

ción mejicana y aún en el de que ha-

cía aquel viaje por cuenta del marinomejicano revolucionario Don TomásMarín (ya no era pirata)"... "comoen aquella consignación (del caso al

;

Juez de Distrito) en que el gobierno

i

del señor Juárez tiene la obligación

de guardar y hacer guardar las leyes

á que debe su existencia y en que és-

Page 223: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUdONiES DE AYUTLA Y DE REFORMA 217

tas consagran !a ¡ndeipendencia del

poder mencionado (el judicial), lo

único que puede hacer el Ejecutivo,

es excitar á los tribunales á que. ad-

ministren pronta y debida justicia yesto lo ha hecho resp-ecto diel juicio deque se trata, recomendando fuertemen-te que ss active su conclusión.'' (1)

Hay que recordar que el caso dela barca "María Concepción*' es idén-

tico al del "Marqués de la Habana,"pues quedó aprobado por ¡as cons-

tancias procesales del juicio seguidoen los Estados Unidos, que era toda-

^ vía español, no armado en guerra yconduciendo solamente contrabando.Pero aun cuando así no fuera, la ley

vigente sobre piratería ordenaba queel caso se consignase al Juez de Dis-

trito. De manera que cuando Juárezvio apuntados sobre su gobierno los

cañones de la fragata española y nocontaba en ese momento con la ver-

gonzosa protección de la armadaamericana, entonces existe el derecho,entonces sus ministros hablan comoadmirables profesores de derechoconstitucional; entonces él afirmaque debiendo su existencia á las le-

yes, que están sobre él, tiene que aca-tarlas para no perder sus títulos legí-

timos; entonces se acuerda de que haydivisión de poderes, de que el Judicial

es independiente y de que sólo á él

le corresponde hacer declaraciones dedelincuentes ó absolverlos. Pero cuan-do Juárez cuenta con la piratería deBuchanan y las armas de los Esta-

dos Unidos para sostener sus aten-

tados, entonces no existe el derecho,ni los tribunales, ni las leyes; ni él

debe su existencia al respeto por la

constitución; sino que lo que existe essu ira, su despotismo, su odio al ad-versario, su arbíitrariedad ciega; yfundado en tan bellas cosas, declarapiratas á los buques que se dice son

(1) Ministro de Relaciones Empañanal Comandante de la fragata "Beren-guela." Correspondencia de la Lega-ción de Washington. Tomo I, pág. 263

de Miramón, sin que haya prueba enjuicio, pena legal y sentencia por tri-

bunal competente, como lo imponenesas leyes que hipócritamente invocafrente á las mechas encendidas de

I los artilleros de la armada esipañola.

i La moral no me autoriza á llamar

ijusticia á un "chicaneo" con el deber,

con la razón, con la dignidad de ungobierno.

He juzgado, y creo que con acierto, la

declaración que hizo Juárez respectode los barcos de Miramón, para los

efectos de la soberanía nacional in-

terior. Hay que juzgarla en sus rela-

ciones con la soberanía exterior.

La declaración de piratería hechapor Juárez y que tanto estoy justa-

mente censurando, dice á la letra:

'•Teniendo noticia el Excmo. señorPresidente constitucional ¡nterin<) (noun autócrata) de que el ex-jefe de la

escuadra Don Tomás Marín, está ar-

mando en el puerto de la Habana una,escuadrilla, con el objeto de hostili-

zar los puertos que la nación tieneen el seno mejicano y conducir auxi-

lios al bando rebelde, cooperando deeste modo á destruir las instituciones

de la República; teniendo ademáspresente que tanto el expresado Ma-rín como los otros que en calidad deoficiales tripulan aquélla, han conser-vado ilegalmente patentes de sus em-pleos, por haber sido dados de bajaen la Armada Nacional, con arreglo

á las leyes vigentes como desertoresá países extranjeros, y considerando,por último, que los buques que for-

man la escuadrilla de que se trata,

{

cualquiera que sea la bandera con' que pretendan cubrirse, no pueden ni

\deben ser reconocidos como legal-

I

mente autorizados para la navega-ción; S. £. se ha se.rvÍ!do declarar que

I

dichos buques "deben" ser considera-; dos y tratados como piratas por los

I

buques de las naciones amigas, sal-

vando desde ahora y para siempre ála nación mejicana de toda responsa-

Page 224: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

218 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

bilidad por los daños que causenaqueldos que traen ¡el pabellón de ia

República. Dios y Libertad. HeroicaVeracruz, Febrero 23 de 1860.—Parte-arroyo."

La piratería es un delito contra iCl

derecho de gentes y, por consiguien-te todas las naciones tienen el dere-cho de castigar á los piratas cualquie-ra que sea su nacionalidad; pero nin-guna está obligada á castigar la pi-

ratería en virtud de declaración de go-bierno extranjero. Es, pues, un errorgrave de la declaración de Juárez,dieolr que los buques de las nacionesamigas, "deben" considerar y tratará los buques de Mi ramón como pira-tas. No estanidio sujetas las nacionesamigas á la soberanía de Juárez, la

declaración de piratería no debe ex-presar obligación para ellas de acatarlar; declaraciones de Juárez.Para los efectos de la soberanía ex-

terior, ninguna nación puede dictarleyes imponiendo definiciones de "pi-ratería" ó calificando como piráticoshechos que no lo son. La soberaníaexterior de las naciones está iümitadapor el derecho de gentes y todlas lasnaciones están obligadas para los efec-tos de £U soberanía exterior á sólo con-siderar como piratas á los que asíconsidera el derecho de gentes. Nin-guna nación civilizada podía conside-rar ni tratar como piratas á los bar-cos de IVIiramón, por la razón de queno lo eran n¡ podrían serlo.En el Derecho Internacional preva-

lece la definición de piratería deWheaton: "Son piratas los individuosque cruzan los mares, en virtud de supropia autoridad, con el objeto de co-meter actos de depredación saqueandocon violencia, en tiempo de paz óde guerra, los buques de todas las na-ciones," Difícil sería hasta para un lo-

co afirmar que los barcos de la es-cuadrilla de Marín estaban destinadosá saquear á los buques de todas lasnaciones.

Calvo, apoyado en gran número deautoridades en derechos de gente, di- i

ce: "Los delincuentes que hacen ar- !

I

mas contra el gobierno establecidopara substraerse á la pena de sus de-litos y vivir del pillaje, toman el nom-

I

bre de bandidos ó facinerosos. El

¡

círculo de acción de estos criminales

I

es generalmente limitado, no exten-

j

diéndose más allá de los confines deuna nación, pero si ie salvan, las ex-

I

tranjeras no les deben asilo y sus

I

naves pueden ser tratadas como pira-

ticas por cualquier buque de guerraó corsario que las encuentre.

"No deben confundirse con estos de-

lincuentes los que toman las armiaspara defender opiniones políticas.'

(1.)

"Cuando una rebelión—dice tam-bién Calvo—adquiere grandes propor-ciones y se organiza y constituye, el

gobierno establecido debe reconoceren los sublevados los derechos corres-

dientes á los beligerantes por máscircunstancias excepcionales. Lossublevados en este caso no deberánser tratados como piratas" (2) (porel gobierno establecido.)

Hay que tomar en cuenta que todaslas potencias marítimas europeas ha-bían reconocido al gobierno de Mira-món y tenían cerca de él acreditadossus representantes. Corresponde á la

soberanía del pueblo reconocer un go-

bierno legítimo y crearlo; pero la

soberanía exterior sólo la adquiere unanación por el reconocimiento que deella hagan las demás potencias. Juá-rez sólo tenía en 1860, una nación quelo reconocía, los Estados Unidos, y solo

ante ella disfrutaba de soberanía ex-

tarior.

Pero los Estados Unidos habían re-

conocido en 1858, como gobierno al

reaccionario y acreditado cerca del

Presidíente Zuloaga, á Mr. Forsyth,personaje que había tomado partemuy activa en el despojo de Tejas.Mr. R. Mac-Lane, dirigiéndose ofi-

(1) Calvo. Derecho Internacional.Tomo I., pág. 323.

(2) Calvo. Obra citada. Tomo I,

pág. 320.

Page 225: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUiCIONES D E AYUTLA Y DE -REFORMA 219

cialmente al Ministro de Relacioriies

de Juárez, Don Melchor Ocampo, enAbril de 1859, le decía respecto del

gobierno de Miramón: "En el recono-

cimiento ctel gobierno constitucional

(de Juánez) por el de los Estados Uni-

dos, nada hay que pueda significar ni

propiamente considerarse como sepa-

ración de la imparcia! neutralidad queha dirigido siempre la política de los

Estados Unidos con relación á la Re-

pública de Méjico, en aquellas gue-

rras y disputas civiles por la sobera-

nía de la República, que han afligido

al país hasta aquí, porque, sin embar-go, de que estrictamente hablando, es

derecho de la nación determinar enquién resida la autoridad Ilegítima del

país, los Estados extranjeros p-ueden

todavía en caso dle necesidad juzgarpor sí mismos cuál de los dos parti-

dos contendientes reconocerán..."''En relación al caso particular

que consideramos, nada se ha hechotodavía por el gobierno de los Esta-

dos Unidos ó sus representantes enMéjico que nieguen al gobierno de la

ciudad de Méjico, de que el Presiden-te Miramón es jefe del Ejecutivo, "to-

dos sus derechos de gobierno*' dondeexiste, "ya sean derechos de guerra"contra su enemigo (como armar los

barcos de Don Tomás Marín) ó dere-

chos políticos sobre todos aquellos

propiamente sujetos á su autoridadactual en donde quiera que ésta puedahaber sido establecida.".

En esta nota, el Ministro de ios Es-

tados Unidos, Mac-Lane, asegura áJuárez que el reconocimiento que los

Estados Unidos le hacen como gobier-

no, no quiere decir que esa nacióntrate de abandonar la coniducta neu-tral que siempre ha observado antelas guerras civiles de Méjico, y queel gobierno de Washington nada hahecho para negar al gobierno de Mi-

ramón sus derechos como gobiernode hecho sobre el territorio que está

bajo su jurisdicción, ya sea que es-

tos derechos sean de paz ó de guerracontra su enemigo. En suma, los Es-

tados Unidos se colocaron en la situa-

ción de reconocer dos gobiernos dehecho en Méjico: el de Juárez y el

de Miramón. Miramón era considera-

do por declaración de los EstadosUnidos más que beligerante, como go-

bierno de hecho.Cuando un Estado reconoce como

beligerante á un rebelde contra el go-

bierno establecido, no puede retirar

ese reconocimiento sin previa y públi-

ca declaración y sin el correspondien-

te aviso al beligerante. Los E£«tados

Unidos nunca retiraron á Miramón su

reconocimiento como gobierno de he-

cho, y se notará que durante el juicio

seguido en Nueva Orleans contra los

buques de Marín, nunca apa^rece enlas declaraciones que ¡a aprehensiónfué debida á que los buques de Mira-

món debían considerarse como pira-

tas en virtud de la declaración de

Juárez. El Capitán Turner sostiene

que tenía noticia de que eses barcosse habían armado para ejercer depre-

daciones contra el comercio norte-

americano,' que según esa noticia de-

cidió ejercer sobre ellos el derecho deregistro y visita y que habiendo resis-

tido el "Miramón," se trabó la lucha

y la captura fué la consecuencia. Tur-

ner no podía calificar de falsa, su-

puesta ó nula la patente otorgada porel gobierno de Miramón, puesto quecomo gobierno de hecho ó aun comobeligerante tenía pleno derecho paraexpsdir patentes de armada, comer-ciales y de corso.

En el caso que trato , vuelve Juá-

rez á mostrar el mismo criterio arbi-

trario y la misma conducta desleal co-

mo gobierno y como beligerante.

Cuando el Capitán del vapor de gue-

rra "Doña Isabel la , Católica," DonCarlos del Camino, dirigió Juárezdesde el fondeadero de Sacrificios, la

grosera y amenazante nota de 3 deAgosto de 1860, intimándole la de-

volución de la barca "María Concep-ción" con carga y tripulantes, masindemnización, mas satisfacción al

Page 226: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

220 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA!

pabellón español, en el improrrogable en una nación, ambos, deben conside-plazo de 24 horas; el Ministro de Juá- rarse por las demás naciones, comorez Don José de Emparán se manifies- dos Estados libres, soberanos é inde-

ta habilísimo en derecho internacio- pendientes que luchan, y es deber denal, pues responde entrie otras cosas: dichas naciones guardar ante la lucha

''Estoy firmemente persuadido, dicaiestricta neutralidad; y en virtud de

el señor Empsran al irritado jefe es- esos principios que según Juárez-Em-pañol, que V. E. no necesita de ex- paran "son (elementales de toda evi-

plicaciones mías para saber no sólo dencia, Juárez-Partearroyo declarala existencia sino la notoriedad de la á los barcos de Miramón piratas yguerra que hace tres años sostiene el recomienda á la neutralidad estricta

gobierno constituoional de la Repúbli- ds las demás naciones que los destru-ca Mejicana, contra las facciones ene- yan y ahorquen á sus tripulantes, je-

migas de las leyes de ésta. Como debo fes, oficiales y soldados. En virtudhablar á V. E. en un lenguaje de todo de esos principios santos del derechopunto conforme con los principios del que Juárez-Emparan arroja sobre la

derecho de gentes, "omitiré conside- cólera del jefe español, Juárez arro-rar á aquellos como rebejdies," bas- ja las armas de los Estados Unidos entando para mi propósito reputarlos Antón Lizardo para que exterminen ácomo un gobierno de hecho, ó legíti- mejicanos subditos de un belige-

mo si se quiere, para España y en rante acreedor á todos los derechosfrente de otro gobierno de hecho con de la guerra.el cual ha guardado en todo el tiem- Al escuchar á Juárez-Empáran, unpo referido (tres años) un estado de jurisperito diría que hablaba Orto-guerra abierta y perfectamente cono- lán, Webster ó Cavour. Calvo está en-

cida de todas las naciontes de Europa teramente de acuerdo con las doctri-

y América. "En estas contiendas civi- ñas de Juárez-Empáran: ''En ciertoles, cada uno de los gobiernos que modo puede decirse que todas (las

existen," se considera por las otras na- -guerras) de insurrección y revoluciónclones "como representante de una participan de este carácter (de gue-potencia que está en guerra con la rras civiles). En las que lo son real-

otra" y ambos en su calidad de bel i- mente (y lo era la nuestra de Refor-gerantes tienen los mismos derechos ma) cada partiido tiene los títulos ñe-que los demás gobiernos cuando se cesarlos á los derechos de la guerraencuentran en estado de guerra. '*Es- no sólo con respecto al otro conten-tos son principios elementales" que diente sino también con relación á los

no necesitan confirmarse con argu- Estados neutrales." (1) Es evidente,mentes ni citas de autoridades. De dice además Calvo, apoyado por dis-

la misma evidencia es que los go- tinguidos tratadistas, que un Estadobiernos extraños á la guerra que se combatido por la guerra civil ó mixta,hacen dos partidos en una nación, como la llamaba Grotius, no puede ser"deben guardar respecto de ambos considerado como formando dos dis-

la ley estricta de neutralidad," tintos, á no ser por la persistenciaamén que prefieran ligarse expresa- de la lucha, la igualdad de los ele-mente con alguno de ellos." (1) De mentes en ella empeñados y la im-manera que Juárez por boca deí se- posible determinación por tanto delñor Emparan afirma que cuando dos resultado, justifiquen cumplidamentepartidos se hacen una larga guerra i esta consideración." (2)

(1) Ministro Emparan á Capitán de' (1) Calvo. Derecho InternacionaLnavio Carlos del Camino. Correspon- Tomo I., pág. 456.dencia de la Legación Mejicana en (2) Calvo. Derecho Internacional.Washington. Tomo I, pág. 266. 'Tomo I, pág. 119.

Page 227: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS RíEVOLUCIO^NES DE AYUTLA Y DE REFORMA 221

De esta manera termina el señorBulnes, haciendo cargos al gobiernoJuárez, sobre !a protección que le

otorgaran los Estados Unidos:

"Nuestra guerra de Reforma no era

rnás que la continuación de una luchaentre la facción conservadora y la li-

beral, comenzada antes de nuestra in-

dependencia, desarrollada durante la

guerra de Insurrección y sostenidadespués de treinta y seis años con másó menos actividad y terminada hasta1867. La lucha de conservadores y li-

berales á través de verdaderas revolu-

ciones ó del pretorianismo, ha sido el

choque de dos grandes clases socia-

lies; la media encabezada por la pro-

fesional, y la territorial ligada al cle-

ro y al ejército. Esa lucha ha expresa-do el conflicto entre el pasado colo-

nial y tradicionalista contra el porve-nir liberal y científico, desenvuelto entoda nuestra historia, de desorden,miseria y desmembración. Y en unalucha continua y gigantesca en que se

ha jugado la vida económica, moral é

independiente de la patria, es insensa-to pretender que el pasado, es decir,

la tradicción, no es el beligerante ne-

cesario, útil, resp-etable contra las im-

paciencias tiránicas del porvenir.La historia tiene que juzgar los

acontecimientos desde lo alto de unafilosofía amplia, profunda y fenon^.e-

nal hasta distinguir las grandes leyes

que rigen la evolución humana y nopuede someterse á la bajeza de muti-lar sus conceptos con los odios asque-rosos y mezquinas sandeces del almaturbia y pequeña de la secta. Eso dsque Juárez representaba al gobiernoconstitucional, sagrado, expresión del

genio liberal del pueblo mejicano yde su exquisita civilización y que Mi-ramón Eóic repretentaba á un desa-

rrapado jefe de facinerosos de caver-na, está bueno para que quede consig-nado en las biografías ó caramelosjuaristas destinados al uso de las cla-

ses populares á quienes se pretendeembrutecer con la mentira social po-lítica é hitórica. En Méjico existe ya

i

clase ¡lustrada que desdeña "ese ran-

I

cho de majaderías,'' que en la carma-ñola del sectarismo se sirve con ofen-

]

siva profusión á la alta sociedad inte-

lectual digna de los mismos respetosque la europea ó norteamericana.

¿Qué motivo tuvo Juárez en Julio

de 1860 para invocar con magisteriode grave sacerdote caldeo el Derechointernacional, asegurado en su nom-bre a! jefe de marina español, que tan-

to el gobierno de Veracruz como Mi-

ramón debían ser considerados comorepresentando dos Estados en guerra

y que su Tribunal de Presas de Vera-

cruz, siendo tan digno de respeto co-

mo los de España, merecía que Espa-

ña esperaste el fallo judicial sobre la

barca "María Concepción," en vez deapelar á los cañones representantes

de la ignominia del atentado? ¿Porqué no sostuvo Juárez la doctrina quelo hizo dictar la declaración de pirate-

ría de la escuadrilla de Marín, que lo

condujo al acto justiciero de llamar á

las fuerzas de los Estados Unidos pa-

ra que en el territorio nacional ejer-

cieren actos de escándalo é iniquidad?

La respuesta es bien sencilla: yano podía contarse con los proyectiles

de la "Saratoga" ni con los tenientes

norteamericanos Bryson y Kennarddel ejército de los Estados Unidos pa-

ra que armasen y mandasen los bar-

cos al servicio de Juárez "Intíianoia''

y ''Wave-'. El Señor Mata, Ministro

del gobierno de Veracruz en Was-hington, había participado á Juárez,

en su ''Reseña. Política" correspon-

diente al mes de Junio de 1860: "El

dia 14 (de Junio) —^escribía Mata

la Cámara de Representantes (de los

Estados Unidos) decretó un voto de

censura contra el Presidente y Minis-

tro de marina, por haber favorecido

á personas particulares, en contratoscelebrados á nombre del gobierno,

con perjuicio de los intereses del país,

y por haber confiado algunos puestospúblicos á personas ineptas para de-

Page 228: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

222 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIÓN ES DE AYUTLA Y DE REFORMA

sempieñarlos.'* (1) La oposición al pre-

sidente Buchanan en la Cámara deRepresentantes, ''tiraba ya con gran-des piedras al Ejecutivo"; el Senadohabía tomado una actitud inponente;la situación del ministro de Marinaera muy delicada y era evidente queno se había de exponer á los resulta-

dos de un nuevo atentado en aguasmejicanas.

* * *

La nota de Juárez-Emparan diri-

gida al capitán de navio Don Carlosdel Camino, es el documento históri-

co por excelencia condenatorio de la

circular Juárez-Partearroyo decla-

rando piratas á los barcos de guerrade Miramón; porque si como lo afir-

maba Juárez-Emparan los dos par-

tidos que luchaban en Méjico, debíanser considerados por lo largo de la

lucha reconocida como verdaderaguerra civil de aspecto interminable,no solo como beligerantes sino comoEstados en guerra, Juárez debía estar convencido de que un beligeran-te y mucho menos un Estado no tie-

nen derecho para declarar piratas álos buques de guerra del otro belige-

gerante ó Estado enemigo. Y si el

carácter que fijaba Juárez-Emparan á la lucha, exigía la neutralidadde las demás naciones, no es posi-

ble entender por qué Juárez-Partea-rroyo pretendía imponer á las nacio-nes neutrales Ja obligación de des-truir los barcos de Miramón.

Es sensible que los más ilustradosliberales mejicanos por hallarse im-pregnados de esencia de secta, creande buena fe que la declaración deJuárez, respecto á los buques de Mi-ramón, fué justa, cuando en realidades un modelo maestro para enseñarhasta dónde llegan los odios de fac-ción.

Pero admitamos que hubiera sidojusta la declaración de piratería ¿au-torizaba eso á llamar 6 á estipular

(1) Correspondencia de la LegaciónMejicana en Washington. Tomo I,

pág. 96.

! con los norteamericanos la violación

del territorio nacional ?EI barco pira-

: ta sólo puede ser capturado en terri-

:torio mejicano por fuerzas navales

í mejicanas. El delito de traición á la

patria castigado por las leyes con pe-

na de muerte se convertiría en Dere-cho en una guerra civil, si fuese de-

recho de un beligerante declarar pi-

ráticas las fuerzas navales de su con-

trario y llamar tropas extranjeras pa-

ra que las persiguiesen dentro del te-

rritorio nacional. En Méjico, no hallegado aún el politiqueo ó el espíritu

de secta, hasta sostener semejantemonstruosidad; se han adoptado dossistemas con pudor; el silencio comolo hacen los caramelistas, y omitirque la captura de la escuadrilla deMarín tuvo lugar dentro del territo-

rio mejicano. Es claro que si la cap-tura hubiera tenido lugar en alta

mar, el gobierno de Veracruz sería

completamente irresponsable ante las

leyes mejicanas y ante el patriotis-

,

mo de la sociedad. Con excepción delos escritores liberales Vigil, RiveraCambas y el mayor de infanteríaCampos, quienes aseguran que la cap-tura fué en el fondeadero de Antón

j

Lizardo, los demás omiten consignarhecho tan abrumador para el gobier-no de Veracruz. No he encontradoescritor mejicano que se haya atrevi-

do á negar que la captura de ios bar-

cos de Marín, tuvo lugar en el fon-

deadero de Antón Lizardo.

El mayor de infantería Don Sebas-tián J. Campos, de la guarnición dela plaza de Veracruz en Marzo de1S60, liberal exaltado, da cuenta delos sucesos relativos á la escuadrillade Marín, en los siguientes términos:"La llegada de esta escuadrilla no

era, pues, ni un misterio, ni un secre-to para el gobierno liberal; agentesparticulares le habían hecho saberdesde la Habana los criminales tra-

bajos emprendidos sobre éste parti-

cular entre el capitán general Serra-no y el ex-jefe de la escuadra reac-cionaria Don Tomás Marín; pero es-

to no era óbice para proceder como

Page 229: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUAiREZ Y LAS RSVOLUiCIONiES DE AYüTLA Y DE REFORMA 223

el caso lo requería. Así, pues, luegoque el Gabinete dictó el acuerdo res-

pectivo, el Ministro de la Guerra, Ge-ral Don José Gil Partearroyo, convo-có una junta de guerra á la que asis-

tieron los jefes de Marina, el coman-dante de la "Saratcga", (el capitán

Turner) y el asesor del ejército donÁngel del Campo..."A las seis de la tarde, una orden

extraordinaria del cuartel general, pi-

dió al Coronel del batallón de infan-

tería Guardia Nacional de Veracruzcien hombres escogidos con su dota-

ción de oficiales, y á las ocho de !a

noche recibía en el muelle esa fuerza

el Comandante Don Daniel Traconis,

á cuyo rnando se encomendó. Lasguarniciones de la "Gola" y de la

"Noria" y las reservas cubrieron el

contingente. El general Don Ignacio

de la Llave tomó el mando superior

embarcándose á bordo del vapor nacional "Indianola* y á las nueveaprovechando un ligero viento del

Norte, que auxilió la marcha de la ca-

ñonera, salió nuestra escuadrilla

acompañada de la "Saratoga" cuyocomandante se creyó en el deber detomar parte en la expedición." (1)

No puede haber duda de que la in-

vasión del territorio nacional verifica-

da el 6 de Marzo de 1860 para ejer-

cer actos de guerra contra mejicanosy españoles que ocupaban el barcomejicano "Miguel Miramón" y espa-

ñol "Marqués de la Habana," fué|

obra de Juárez como lo prueban docu-mentos intachables é inexpugnables.

El 4 de Marzo de 1860, dos días

antes de la invasión norteamericanaque tuvo lugar la noche del 6, el Mi-

I

nistro de la Guerra de Juárez, decía,

al Secretario de la Legación de los

Estados Unidos, en nota oficial;

Número 10. Excmo. Señor: Con fe-

cha 31 de Octubre del año próximopasado, se contrató por el Excmo. Se-

ñor Ministro de Hacienda el vaporamericano "Wave" que se puso á

disposición del de mi cargo, y desdeque llegó á éste puerto hasta el dia

29 del mes próximo pasado ha sido

empleado en el transporte de tropas,

artillería,remolque de lanchas de gue-

rra y otros servicios semejantes,

siendo uno de esos haberme conduci-

do al puerto de Alvarado cuando fui

á practicar en él un reconocimiento,acompañado de algunos generales yjefes de mi estado mayor, sin que enningún caso se hubiera presentadoobstáculo alguno ni por parte de la

Legación de los Estados Unidos de

América, ni por la de los comandan-tes de la estación de la marina de

guerra del mismo país, fondeada en

esta bahía. Posteriormente, y con el

propio objeto, se contrató el vaporamericano "Indianola" que así mismofué puesto á disposición de este Mi-

nisterio el 27 del mismo Febrero(1860)." (1)

Este documento inatacable pruebaque Juárez contrató para el servicio

del gobierno de Veracruz en el ramode guerra á los dos vapores mercan-tes norteamericanos "Wave" é "In-

dianola," el primero fué contratadoel 31 de Octubre de 1859 y el segundoel 27 de Febrero de 1860, ocho días

antes del atentado de Antón Lizardocontra la soberanía de Méjico. Es,

pues, falso que el "Indianola" fuera

barco nacional, como lo han asegura-

do algunos escritores sin duda malinformados, y también es falso que el

"indianola" hubiera sido bondadosa-mente prestado al gobierno de Juárezpor los Señores Santacilia y Goicuría,

como lo asegura Don Guillermo Prie-

to en sus lecciones de historia patria.

El mismo día 6 de Marzo de 1860,

en que tuvo lugar la invasión del terri-

(1) Correspondencia de la Lega-

(1) Sebastián J. Campos. Recuerdos ción Mejicana en Washington. TomoHistóricos de la ciudad de Veracruz. I I, página 200.

Page 230: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

224 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

torio nacional por las fuerzas navalesde los Estados Unidos, el Ministro deRelaciones de Juárez, decía en nota i

oficial á S. E. el Señor Roberto Mac-Lane, Enviado Extraordinario y Mi-nistro Plenipotenciario de los EstadosUnidos de América: "Por la .simple!lectura de dicha copia (contratos de

|

los vapores ."¡ndianola". y "Wave") !

S. E. el Señor Mac-Lane podrá ver|

desde luego que la contrata .particu-.lar de los vapores "Wave" é "Indiano-la" hecha por e! gobierno de Méjicocon el objeto de servirse de esos ve-hículos de comunicación para traspor-

¡

tar indiferentemente su correspon- i

dencia, sus empleados civiles y mili-;

tares, así como efectos de todas cía-|

ses, fuesen ó no de guerra, es una:

contrata legítima, puesto que el go-

1

bierno supremo obraba en el terreno de !

su propia jurisdicción." (1)j

Queda probada como la existencia

'

del sol, que el 6 de Marzo de 1860,día del triunfo del capitán americano

;

Turner sobre los reaccionarios en el

fondeadero de Antón Lizardo, territo- i

rio nacional, los dos vapores norte-americanos mercantes "Indianola" y'"Wave" estaban al servicio del go-

\

bierno de Juárez en el ramo de Gue-rra y Marina.Consta en autos de la causa segui-

da por el 'Tribunal de Presas" deNueva Orleans. contra los buques cap-turadofe en el territorio mejicano, fon-

deadero de Antón Lizardo, que: "Ade-

j

más de la dotación ordinaria de hom-bres pertenecientes á la "Saratoga,"

'

había á las órdenes del comandante '

Turner destacamentos de las corbe-ltas de guerra (norteamericanas) "Sa-vanah" y "Preble" á bordo de los va-pores "Indianola" y "Wave," respec-

1

tivamente mandadas por los tenien-jtes Bryson y Kennard "(oficiales de;

la marina de guerra de' los EstadosUnidos)." (1)

Queda correctamente probado quelos vapores mercantes norteamerica-nos "Indianola" y "Wave," que esta-

ban al servicio del ministerio de la

guerra de Juárez el 6 de Marzo de

1860, fueron armados, ocupados, pordestacamentos de marinos norteame-ricanos de las corbetas de guerra "Sa-vanah" y "Preble" y puestos bajo el

mando de los tenientes Bryson y Ken-nard, oficiales de la marina de gue-

rra de los Estados Unidos. Nadie conlas pruebas que he rendido puede du-

dar de que la invasión del territorio

nacional por fuerzas de los EstadosUnidos para ejercer actos de violen-

cia y guerra contra mejicanos reac-

cionarios, fué obra del gobierno deJuárez.

Pero si hubiera aún quien dudasedel cargo que la historia justamentetiene que hacer á los inmortales deVeracruz, hay dos documentos terri-

bles contra su patriotismo. Don To-más Marín ateniéndose al conveniocelebrado en 1868, entre el gobiernode los Estados Unidos y el de Méjico,para la liquidación, compensación ypago de las reclamaciones de los ciu-

dadanos de ambos países, ante una"Comisión Mixta" formada de repre-

sentantes de las dos naciones presen-tó su reclamación por el atentado deque fué víctima la noche del 6 de Mar-zo de 1860, en el fondeadero de AntónLizardo, por las fuerzas navales nor-

teamericanas.El comisionado por Méjico, Licen-

ciado Don Manuel María de Zamaco-na, al rechazar la reclamación de Ma-rín, censura la conducta ce Juárez yla expone al juicio severo del mundocivilizado, pues dice en su voto: "Laprueba demuestra y es de notoriedad

(1) Ministro Degollado á Ministro! (1) Véanse considerandos y sen-

Mac-Lane. Correspondencia de la tencia del TrüDimal de Presas de Nue-Legación de Méjico en Washington.Tonjo I, página 206.

va Orleans (jiie aparece copiada en el

capítulo anterior.

I

Page 231: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUAKEZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 22S

histórica que aunque un buque de la

Armada americana tomó parte en la

irregularidad de estos actos (no dice

en la legitimidad de estos actos) la

parte principal "fué obra del gobiernode Méjico, que preparó la captura delos buques en cuestión é instigó los

procedimientos'' contra los que los

habían traído." (1)

"EL Gobierno, continúa diciendo el

comisionado mejicano Zamacona, queocupaba á Veracruz en 1860, es consi-

derado en la jurisprudencia de estacomisión, como el Gobierno legítimode Méjico, y puesto que ese poder to-

mó mucha mayor parte y responsabilidad que los oficiales de la Armadaamericana en los actos á que se re-

fiere esta reclamación, ningún gobier-no de Méjico tomará esta reclama-ción bajo su protección." (2)

El comisionado de los Estados Uni-dos, Mr. Wadsworth, dijo fundandosu voto:

Miramón fué fusilado por el gobier-no de Méjico, pero el contraalmi-rante de Miramón vive y el gobiernode Méjico presenta aquí una reclama-ción contra los Estados Unidos de$300,000 pesos, por el arresto y pri-

sión de dicho contraalmirante.""Cuando se refiecciona que el pre-

sidente Juárez que iba á ser sitiadoen Veracruz por el general Miramónpor tierra y por el contraalmiranteMarín por mar, "urgió al capitán Jar-vis" del buque de los Estados Unidos"Savannah" que capturase á Marín,que se esperaba diariamente (véase

(1) Citado por Villaseñor. EstudiosHistóricos. Tomo I, página 63.

(2) Citado por Villaseñor, EstudiosHistóricos. Tomo I, página 63.

carta del capitán Jarvis de Marzo 3de 1S60) y que lo había declarado pi-

rata por su decreto, no podemos me-nos de sorprendernos con la preten-sión de esta reclamación en este lu-

gar por el Gobierno."Continúa el comisionado americano

Wadsworth: "Esta captura de la ex-pedición naval, "hecha por instiga-ción del gobierno de Juárez y desa-probada por el gobierno de los Esta-dos Unidos," fué en el lenguaje expre-sivo del viejo CromweII una "corona-da merced" á Juárez y debilitó al go-bierno de Miramón. El reclamar aho-ra por la prisión y arresto de Marín,no es equitativo y no puede permitir-se. Decido que el gobierno mejicanoestá detenido por sus propios actos.El gobierno no puede negar que Ma-rín fué un pirata después de decretar-lo así. No se puede quejar contra losEstados Unidos después de haber ins-

tigado "ilegalmente" á sus oficialespara arrestar á Marín mandando sus"altos funcionarios" para ayudar al

arresto y tal vez proporcionar el "In-dianola" y el "Wave" para la consu-mación del hecho." (1)Una "coronada merced" á Juárez,

según el lenguaje de CromweII, quie-re decir en español bien inteligiblepara los mejicanos, "una espléndidavaledura" á Juárez; el comisionadonorteamericano confiesa que Bucha-nan no tuvo más objeto que protegerdescaradamente á Juárez, intervinien-do en los asuntos interiores de Méji-co para imponer al país á su protegi-do y explotar su protección á benefi-cio de su partido.

(1) Documento citado por Villase-

í ñor.

Juárez, 1.5

Page 232: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

®)X(^)(C®))(C®)X(®))(i®)) ((m(m¡(m)(m) ((M)j((®))((®)

XLV

DON BENITO JUÁREZ Y LA APOTEOSIS

En el resumen de su libro, presentael señor Bulnes ios siguientes concep-tos, que nos proponemos examinar:

*'EI frenesí juarista actual no puedeser sincero, porque es contra la natu-

raleza humana y especialmente contra

la mejicana. Se ha desarrollado por

Juárez, no la admiración por un gran-

de hombre, sino por un ser sobrenatu-

ral que nos ha dado Patria, Libertad,

Reforma, Democracia. Para toda per-

sona tenuemente ilustrada, semejanteafirmación es de un bufo que repugna,es una mentira extracínica, es un gol-

pe de "^descrédito para nuestro progre-

so mental. Tal juicio sobre Juárez ha

tenido por consecuencia despojar de su

mérito á los mejicanos á quienes de-

bemos ía Patria y^^la Reforma religio-

sa; porque las reformas políticas aun-

que decretadas, nuestro mérito comopueblo no las puede sostener. Es unhecho palpable que jamás hem.os te-

nido Democracia y que probablementeni dentro de cien años la tendremos.Es otro hecho que el más grande ene-

migo que tuvo ¡a democracia mejica-na fué Juárez, de 1867 á 1872.

No ha habido, ni hay, ni habrá hom.-

bre que pueda dar á un pueblo Patria,

Libertad, Reforma, Democracia; es co-

mo si se asegura que Inglaterra debe

los mares que han hecho su grandezaá uno de sus reyes; como si se dijera

que los Estados Unidos deben la ca-

tarata del Niágara á un catarro deWashington; como si se afirmara quelos japoneses deben sus islas á su tra-

bajo de despuntar el continente asiá-

tico con machetes. Las plebes de le-

vita creen fácilmente todas las pame-mas que les arrojan del cesto del po-

litiqueo. Pero las de los prodigios deJuárez, es difícil que las acepten, ámenos de encontrarse bajo el nivel dela civilización de ¡as tribus zoólatras.

Todos los cultos de las sociedadesprimitivas salvajes ó bárbaras son for-

zosamente, sin excepción, politeístas.

Un pueblo zoólatra jamás adora un so-

lo animal, un pueblo idólatra repartesu veneración entre muchos ídolos, unpueblo antropólatra es imposible querinda culto á un solo hombre. La an-

tropolatría sincera primitiva se mues-tra por la reverencia y adoración por¡03 ' 'manes' ' ó sombras de los ante-

pasados; es un culto á los jefes de fa-

milia, y cada familia tiene sus ante-

cesores, s^us penates, sus dioses lares,

íntimos, favoritos, únicos para ella.

En la evolución del pensamiento re-

ligioso hay dos grandes períodos. Enel primero se adora á los hombres, á

Page 233: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 227

los que se dan cualidades sobrenatura-les, y es la antropolatría. En el segun-do período se adora á los seres sobre-

naturales llamados dioses y á los quese les da forma y cualidades humanas;lo que constituye el antropomorfismoy la antropatía. Pero la ley es absolu-

ta: todo pueblo organizado en tribu ó

nación bárbara es inexorablementepoliteísta, sin excepción.

El monoteísmo corresponde á un es-

tado más elevado de civilización, auncuando siempre sea antropom.órfico ó

antropático; pero ese grado de civili-

zación necesario al monoteísmo noconsiente en ningún caso que el Diosúnico y eterno haya sido primitiva-

mente un hombre. Jesucristo repre-

senta la encarnación de Dios en unhombre, no un hombre ascendido áDios. Las m.asas mejicanas, si se les

supone salvajes, no pueden tener el

culto único de Juárez, porque serían

politeístas, y si se les supone capacesdel monoteísmo, no pueden admitir áun hombre convertido en Dios.

Examj^nemos ahora el culto patrio

ántropolátrico. Hay este culto cuandoun pueblo supone que debe su evolu-

ción centenaria ó sus revolucionestransformistas á un hombre. Mientrasmás inculto es un pueblo, menos ac-

ción progresista tiene y más debe susprogresos á una clase superior sujetaá la influencia inevitable de su mediofísico. Pero nunca se ha dado el caso,

ni se puede dar, que un pueblo debauna revolución que lo hace avanzarconsiderablemente, á un solo hombre.En la gran batalla de! estrecho de Co-rea, parte del éxito se debe á Togo,pero la mayor parte se debe al valorde los marinos, á la superioridad encalidad de los barcos, á la excelenciade cañones y proyectiles, á la prácti-

ca é instrucción de los artilleros, ai

estado del mar, á la deficiencia de la

escuadra rusa, al admirable concursode la administración japonesa y áotras causas que aún son desconoci-das. Puede decirse que Togo ha sidouno de los más distinguidos colabora-dores de esa gran obra guerrera; mas

hay que asegurar también que no só-

lo esa batalla naval, sino toda la ad-

mirable campaña, se debe á las cua-lidades preciosas del pueblo japonés yaun á algunas de sus deficiencias, porejemplo, á la falta de individualismo;el japonés no se considera hombre, si-

no una partícula de la Patria, sin másvoluntad que la de los representantesde su Patria. Ese pueblo ha mostradoelevación de espíritu, dando un granlugar en su gratitud á Togo, Oyama,el Mikado; pero ha dicho por aclama-ción unánime de su prensa: nuestrasvictorias las debemos á la continuaprotección de las sombras sagradas

I de nuestros antecesores, que han

I

acompañado á nuestros ejércitos; haI dicho lo que el viejo Emperador Gui-

¡

Mermo de Prusia después de la cam-paña con Francia: nuestros triunfoslos debemos á Dios. Los japoneses no

i han tenido la abyección de decir quetodas sus victorias las deben al Mika-do. El espíritu religioso es siempre eie-

j

vado, el espíritu servil es siempre as-

queroso.

I

Los suizos, cuando supieron que los

críticos habían afirmado y probadoique su única é inmensa gloria patria,

Guillermo Tell, era un ser fantástico,' el Tocco de la leyenda danesa, en vez

j

de querer rnatar á sus críticos, dijo

por medio de su prensa: ' *La únicagran gloria patria de Suiza es su pro-

pio pueblo.' ' Y así debe ser en todopueblo civilizado; debe reconocerse,premiar y estimar á los grandes hom-bres, pero siempre procurar que la pri-

mera de ias glorias patrias sea el pu»blo. Este es e! gran dogma del culto

patrio en los Estados Unidc's, ínglate-' rra, Francia y en otros grandes pue-

blos.

Sólo los pueblos muy infelices re-

nuncian todas sus cualidades, todossus sufrimientos, todos sus esfuerzos,

I

toda su cooperación, im.portante, do-

j

minante, decisiva para que se cumpla

i

en ellos una colosal revolución pro-

i

gresista. Aun esos pueblos muy infe-

¡

lices tienen la conciencia de que no

Isólo poseen uno, sino varios hombres-

Page 234: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

228 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA

dioses y de que cada gran fenómenosocial se debe á diferente hombre ú

hombres. España, que ha tenido ©1

culto patrio, de los grandes hombres,no atribuye la reconquista á Pelayo,

sino á muchos reyes y reinas y céle-

bres guerreros, y si sus plebes estánformadas de hidaiigos, es por la par-

ticipación que tuvieron en la grandeobra nacional. España ha tenido y le

ha dañado el desprecio por su valor

social y ha exajerado el mér*to de sus

grandes hombres, pero jamás ha con-

centrado su admiración en uno; su

culto antropolátrico patriótico ha sido

politeísta, como es posible que lo sea.

En las demás naciones latinoameri-

canas, el pueblo es como en Méjico,

bastante inculto para jactarse de re-

nunciar á sus méritos reales y á la

posesión de clases superiores ameri-

tadas, para tener la vanidad de decla-

rarse siervo de algunos ídolos. Siguequitando, como en 1821, bestias de las

carretelas triunfantes para ocupar tan

vil lugar. Pero si algo es notable en

esas sociedades, es la abundancia ex-

cesiva de glorias patrias; todos los

poetastros son el Dante ó Víctor Hu-

go; todos sus dramaturgos, Shakes-

peare ó Schiller; todos sus generales,

Alejandro el Grande, Napoleón I, iVíoit-

ke; todos sus políticos, Jiménez de

Cisneros ó Cavour; todos sus míserosbanqueros, los Rotschi'ld; todos los

autores 'de cuartelazos, Bolívar: se

siente una pesada atmósfera de me-galomanía y al mismo tiempo un fu-

ror por despreciarse y ser desprecia-

do como pueblo. Pero, en fin, existe

la característica de la sinceridad en

el culto patrio antropolátrico, el po-

liteísmo, y un politeísmo exagerado.En Méjico, así hemos sido siempre;

hemos tenido bastante ignorancia pa-

ra despreciarnos como pueblo, al gra-

do de considerarnos con menos poten-

cia que una sociedad de hormigas, ynos hemos entregado ^1 culto patrio

antropolátrico, exagerado, exageradísi-

mo; tenemos libros de llamada histo-

ria, en que en cada nombre hay un Jú-

piter, en cada palabra una hazaña, en

ícada letra un himno; nuestro vicio hasido fabricar héroes, y en general,

I

glorias patrias, con la misma profu-

j

sión con que en los Estados Unidosise fabrican clavos para zapatos ó pas-

i

tillas de chicle.

! Repentinamente se produce el gran! fenómeno: todos nuestros verdaderosgrandes hombres y toda la p^lebe rui-

dosa de nuestras falsas glorias nacio-

nales, se hunden como por un terre-

moto en nuestra historia, en nuestra

;

poesía, en nuestra literatura, en nues-tra prensa, en nuestros calendarios,para hacer surgir á una figura á quien' 'debemos' ' todo lo bueno que tene-

mos, y todo lo que no tenemos; y esafigura, no necesito nombrarla, es la

de Juárez. En esto no puede haberbarbarie nacional, porque la caracte-

rística implacable de la barbarie en to-

do culto religioso ó patrio, es el poli-

teísmo. Tampoco puede ser efecto decivilización, porque ningún hombre

I puede ser autor de un pueblo, de suvida, de su muerte, de sus revolucio-

i nes, de su historia, de su gran Refor-

I

ma.

I

Si hay algo deplorable en Méjico, esel provincialismo vanidoso, intransi-

gente, ampuloso, invasor en nuestra

i

historia como el aire en ntiestros pul-

mones. Los Estados siempre nos han! agobiado con la gloria de sus hijos

I

justamente grandes y con la baraun-

I

da de una comparsa numerosísima de! enanos con cascabeles atronadores,

I

reclamando la veneración nacional yextranjera por su imprevista grandeza.

j

En los Estados hay hombres tan ins-

j

truídos y estudiosos como en la ciu-

¡

dad de Méjico, y que, por consiguien-

te, saben que las grandes revoluciones

I

y las centenarias transformaciones na-

! clónales siempre las hacen los pue-

I

blos ó las clases sociales, jamás un! solo hombre; saben también que la

: Reforma en la historia universal como¡en la patria, no ha sido la obra de una

j

familia, de una corporación, de un par-

I tido político, de una generación, de

¡

una época, de un solo estado uniforme1 de conciencia ' *en la nación mejicana

Page 235: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 229

sensible," viva, progresista, sino unverdadero desenvolvimiento lento ó

sofocante de ideas, de pasiones, inte-

reses, de acciones superorgánicas ex-

teriores y físicas interiores; de los

trabajes del pensamiento; de los ape-

titos de la ambición; del fanatismoprofesional; de grandes virtudes ín-

timas y de horribles vicios públicos.

Por último, saben lo que es muy no-

table: nadie puede precisar en quéconsisten los méritos de Juárez: se

cree convencer cuando para admirará Juárez gritan: "Es preciso venerar-lo, porque fué el hombre de la fe in-

quebrantable y de la constancia subli-

me."Para que un hombre de fe merezca

la admiración, es preciso que esa fe

lo impulse á cumplir actos grandio-

sos, heroicos, trascendentales. Cristó-

bal Colón fué un hombre de fe, y porlo mismo buscó los recursos para su

expedición, sufriendo privaciones, en-

fermedades, desaires, burlas, y cuan-do alistó sus barcos, fué él quien se

lanzó á la cabeza de sus tripulantes,

arrojándose á un abismo insondablede peligros y espantoso misterio. Ma-gallanes 'hizo lo mismo, fué él quiense puso al frente de su expedición, dio

él la vuelta al mundo, probó la esfe-

ricidad de la Tierra, descubrió el es-

trecho al fin de la América del Sur yvolvió á su hogar demacrado por los

padecimientos y los insomnios, perocubierto de gloria. Napoleón I fué

corso, es decir, supersticioso, tuvo fe

en su destino como Alejandro; pero es

él quien ordena las batallas, quienanima á sus soldados, quien inspira

terror á los enemigos; quien cuandosus batallones en la pelea vacilan ó

se retardan, se pone al frente de ellos

como un coronel y da el último y su-

premo empuje.No tienen nada de admirable los

hombres de fe cuyos actos se resumenen una inacción de monolito, como fué

la fe de Juárez en lo que tuvo de fe;

esa clase de fe la tienen todas las coci-

neras que han dado cinco centavospor un billete de Jotería y esperan sin

fatiga la entrada del premio gordo ensu bolsillo; es la fe de los hojalaterosen política; la fe de que "no lloveráesta tarde,' ' del vulgo, para que nofracase la corrida de toros; la fe delagricultor en la precipitación oportu-na de algunas nubes. Pero á Juárez le

faltó hasta esa fe, cuando sacrificó enTacubaya, por terror á M ¡ramón, el

ejército de Degollado; le faltó esa fe

cuando ya expedidas por él las leyesde Reforma contra el clero, buscó unarreglo ó un apoyo del clero bajo, esdecir, una unión de amasiato adúlte-ro entre la Iglesia y el Estado; le fal-

tó la fe cuando autorizó el tratadoMac-Lane, cuando lo ratificó, cuandoseis meses gestionó su despacho, lo

que prueba que no le faltó la fe unmomento; le faltó la fe cuando Insti-

gó y logró que las armas norteameri-canas invadiesen las aguas patrias enAntón Lizardo, aterrado por una es-

cuadrilla ridicula, que según cantabael pueblo veracruzano, era la ' 'escua-dra de Papachín, dos guitarras y unviolín;' ' por último, le faltó la fe cuan-do prepone transar con Miramón, sa-

crificando desde luego la Reforma ydespjjés la Constitución.

Nadie puede ignorar que la constan-cia para ser sublime exige ser la cons-tancia en el deber, en el dolor, en el

sacrificio, en el esfuerzo penoso; pe-

ro la constancia en el bienestar, en la

tranquilidad, en la vida regalada, nun-ca ha sido heroica ni meritoria. El

hombre huye de! dolor y aspira á la

constancia eterna en la felicidad. Laexistencia de Juárez en Veracruz fuéenvidiable: habitaba un palacio, supersona estaba custodiada por edeca-nes, estaba rodeado de amigos, lo adu-laba incesantemente una cortesana bu-rocracia; asistía á una excelente mesaatractiva por la cocina francesa y lo-

cal; lo obsequiaban con vinos exquksitos; disfrutaba á sus anchas de la

hospitalidad veracruzana, franca, am-plia, agradable, civilizada; recibía tresmil pesos mensuales, cuando el ham-bre entre todos los liberales era aso-ladora, especialmente entre los com-

Page 236: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

230 JUARiEZ Y LAS RiEVOLUCION EIS DE AYUTLA Y DE REFORMA

batientes; disponía de un castillo in-

vulnerable para evitar bombas y pro-

yectiles, caso de que la plaza fueraatacada; á la puerta del castillo ancla-ban tres ó cuatro buques de guerraamericanos prontos á tomar á su bor-

do á la ''legalidad'' y conducirla álos Estados Unidos, para ser arrulla-

da en los poderosos brazos del amis-toiso Buchanan. Juárez no tenía máspreocupación que el temor de que otroú otros, queriendo ser tan sublimes co-

mo él por medio de las dulzuras del

poder y de los goces mundanos inefa-

bles, lo arrojasen de la silla presiden-cial. El vómito fué galante como unQuijote, pues no quiso tocar ni á unoSGÍo de los personajes que se refugia-ron en Veracruz, tal vez porque sabíaque eran * 'inmorté^les.'

'

Mis impugnadores, señores Carriedoé Iglesias Calderón, considerando im-posible probar que la constancia en la

buena vida es el heroísmo sublime, ysiendo la especialidad de Juárez imi-

tar á los hombres de Plutarco por me-dio de las excelencias sibaríticas, dis-

currieron probarme !o sublime de la

constancia presentándome sufrimien-tos morales, ó mejor dicho, suponién-dolos en Juárez muy intensos. Desgra-ciadamente el drama, la novela, la

poesía, la carcaroia con laúd, cítaraó guitarra, se ocupan esencialmentede ios sufrimientos morales, pero la

historia'^no los toma en cuenta paracalificar á sus héroes, ni tampoco los

pueblos para premiar con su gratitud,ni mucho menos los gobiernos. Nuncaun soberano ha ascendido á genera!á un coronel por los sufrimientos mo-rales que tuvo al asistir á una batalla,por haber dejado á su prometida ácincuenta centímetros de un rival, ósin pan á sus amorosos hijos; nuncaun pueblo se ha mostrado agradecidoporque un ciudadano haya adquií^idouna afección cardíaca por los sufri-

mientos morales que le causaban losodios de los partidos políticos; nuncaun* pueblo ha erigido una estatua á unMinistro de Hacienda, que sin reme-diar la bancarrota del Estado, adquie-

ra fuerte anemia cerebral por inven-jcible insomnio causado por el revolo-

I

teo de fatídicas cifras. Nunca la his-

¡toria ha ungido á persona alguna con

! la grandeza por sus sufrimientos mo-I rales, &i éstos no responden por algún' gran acto. Los sufrimientos morales,Isin dar lugar á actos como el de Guz-

I

man el Bueno, ó como el del general

iRegules en Tacámbaro, ordenando que

\continúe el asalto cuando los asaltan-

I

tes han visto sobre la trinchera del

;enemigo á la esposa é hijos de su ge-

neral, no valen más que para Dios yla familia, los amigos, el Arte. Lossimples sufrimientos morales sin ac-

tos útiles, no pueden tomarse en con-sideración. Una madre que ve morirá su hijo de hambre y de frío, es la

expresión del sufrimiento moral másintenso que puede atorm.entar á unacriatura humana; todos los días apa-recen en la humanidad de estas he-

roínas por montones, y sin embargo,' la historia no les dedica monumentoscomo al gran Pasteur, que tuvo sufri-

mientos vulgares é insignificantes.

Pasteur fué un gran bienhechor de la

humanidad, y es lo que la especie pre-

;

mia á los que la sirven con eficacia.

Por otra parte, hay una desigualdaden los hombres frente al sufrimienton^ora'I; hay señoritas que lloran, pier-

den el sueño y la mitad de su pesopor ver morir á su canario favoritp,

mientras que Napoleón I no se con-' movió causando la muerte de más deun millón de hombres por la metralla

y el sablee. No es posible quitar las es-

jtatúas de Napoleón I de sus pedesta-les, para colocar en ellos á las niñas

:

que sufren por la muerte de sus cana-ríos. Por último, Juárez pertenecía áuna raza que no conoce e! sufrimientom.oral.

Hay otro gran fenómeno en aparien-cia inexplicable. El catolicismo haprogresado en Méjico como en todo el

mundo; la Iglesia, dogmáticamente, noacepta la libertad de pensar, pero la

Page 237: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS RBVOLUCIOXEc? DB AYUTLA Y DE REFORMA 231

reconoce como un hecho indestructi-

ble, universal, sociológicamente nece-

sario, políticamente tolerable, huma-namente soberano. No hay periódico

clerical que a! defender el catolicismoniegue á sus adversarios el derechode no ser católicos; no hay un órganoen ia prensa clerical ni católico auto-

rizado por el Papa ó sus prelados pa-

ra insultar á los no católicos; la Igle-

sia sólo autoriza á sus escritores áque la defiendan con razones. ¿Cómose explica que precisamente entre los

liberales mejicanos, se halla instituí-

do el insulto para combatir á los queno ven en Juárez el hombre que el

jacobinismo presenta? ¿El liberalismoenemigo del clericalismo se está con-

virtiendo en religión de Edad Media,para ser intolerable? El fenómeno tie-

ne esta explicación: En la civilización

moderna no son posibles los hombresgrandes con grandeza impuesta porverdugo, ya sea éste el Estado, la Igle-

sia ó la opinión pública. El hombregrande moderno sale fundido de las

fraguas de la crítica implacable libre-

mente encendidas con pasiones ó .ra-

ciocinios duros, blandos, puros ó im-

puros. Substraer á Juárez de la liber-

tad de ¡a crítica implacable y preten-der protegerlo con ía ' 'crítica reposa-da,' ' crítica de familia para que no lo

hiera el mencr cambio brusco atmos-férico, prueba aue el juarismo cree entodo menos en la real grandeza de suídolo. El procedimiento en Méjico eraútil hace cincuenta años, hoy es ri-

dículo. Ni el Estado, ni la nación, ni

la humanidad tienen poder ni derechopara consagrar grande á un hombre.Ese poder y ese derecho correspondená^un solo soberano que se llam.a: ''El

lí¥re examen.'' ''La crítica reposada"es la industria que forra á los pigmeoscon oropeles.

El culto actual por Juárez es pasa-jero, por lo mismo que es contrarioal verdadero estado de civilización

que ha alcanzado Méjico. Juárez, en la

Reforma, ocupa un lugar importantedecorativo, puesto que con el título dePresidente de ia República expidió al-

gunas leyes, y para los pueblos latinos

no puede haber rey que firme unagran ley sin que sea un gran rey; cri-

terio que no tienen los pueblos anglo-

sajones y que tampoco debían tener

los latinos, porque la historia enseñaque son numerosos los reyes insignifi-

cantes en el concepto de los latinos

que han sancionado con su firma le-

yes muy importantes.Puede, pues, decirse, siempre si-

guiendo el criterio latino, que Juárez

fué gran Reformador porque la casua-

lidad lo hizo presidente de la Repú-blica en 1858 y se halló casualmenteen ur, país en donde todo el que firma

ley importante es grande. Mas el crite-

i rio latino de Zarco, Zamaccna, Artea-' ga. Prieto, Gutiérrez Zamora, y otros

célebres liberales de la época, no ad-

mitían que Juárez gran Reformador,fuera el más grande de los reformado-

res y mucho menos el único, ni que tu-

viera más méritos que los caudillos

que con sus victorias djeron vida á las

leyes de Reforma, decretadas la ma-yor parte de ellas por ellos, antes que

lo hiciera Juárez,

Como mi criterio no es latino, yo

veo en Juárez un reformador de me-diana taüa con motivo de su iey so-

bre fueros, de Noviembre tíe 1855, yestoy enteramente de acuerdo con D.

Miguel Lerdo de Tejada, con el "ClubVeracruzano,' ' órgano de Gutiérrez

Zamora, y con las apreciaciones deVidaurri, González Ortega, Ogaücn yotros liberales, que consideraron la

obra reformista de Juárez en Veracruzcomo la propia de una nulidad, pot nohaber sido el autor de las leyes, ni el

iniciador de su promulgación, ni el

primero que promulgó la mayor par-

te de eUas, ni haber manifestado en-

tusiasmo por SI! expedición, s^ino resis-

;tencia tenaz, vencida por la actitud

amenazante del partido rojo, resuelto

á deponerlo del cargo de Presidente.

i

Respecto á actcs tan censurables ydelictuosos como el tratado Mac-Laney la invasión norteam.ericana en AntónLizardo, Juárez fuá menos culpable

que sus ministros, que autorizaron

Page 238: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

232 JUÁREZ Y LAS REVOLUCIÓN BS DE AYÜTLA Y DE REFORMA

esos actos. Juárez jamás iniciaba le-

yes, ni actos buenos ni malos. Su fal-

ta de iniciativa era completa, exceptocuando se trataba de la conservaciónde su presidencia. La política invaria-ble de Juárez fué:

Primero. Jamás iniciar.

Segundo. Dejar hacer á sus minis-tros lo que no consideraba grave.

Tercero. Resistir toda medida gra-ve de cualquiera naturaleza que fue-ra, y ceder sólo, cuando en su concep-to su resistencia comprometía su per-manencia en el poder.

Juárez, pues, resistió á la promulga-ción de las leyes de Reforma, como re-

sistió á ios actos culpables Mac-Laney Antón Lizardo: por consiguiente, si

se le toma en cuenta como mérito ha-ber resistido á la comisión de actos al-

tamente censurables, debe tomarsetambién en cuenta para disminuir sumérito la resistencia á la expediciónde las leyes de Reforma.

Juárez, por su papel de tranca atra-vesada en las ruedas del carro guber-namental, prestó el importante servi-cio de rebajar los males que acostum-bran prodigar á las revoluciones lasJuntas de gobierno civil, compuestasde civiles, cuando no existe poblaciónque gobernar. Sin Juárez, estoy seguroque el gobernador Gutiérrez Zamorase hubiera visto precisado á dar ungolpe de Estado y arrojar al mar álos inmortales civiles; y también sinJuárez, que sabía mostrar la admira-ble prudencia de lo inanimado, eT ge-neralísimo Degollado no hubiera podi-do impedir la ruptura definitiva entrelos caudillos del interior y el gobier-no civil de Veracruz.La firmeza loable de Juárez, no con-

sistió en sostener la guerra, sino enevitar una guerra intestina en el mis-mo Veracruz y fuera de Veracruz."No fué centro de acción ni de unión,porque no lo hubo;'' pero impidió,ayudando con su extremada pruden-cia y humildad, la cbra de Degollado,que la anarquía existente no tomaraproporciones más desastrosas que lasque tuvo.

IEl papal de Juárez en la Reforma

de 1858 á 1860, fué insignificante; pe-' ro su papel en la guerra de Reformafué altamente benéfico, desde el mo-mento en que se consideraba indis-

j

pensable un imaginario gobierno c¡-

jvil, cuyas funciones eran teóricamen-te inútiles y prácticamente abomina-bles.

I

Aun cuando Juárez hubiera desem-

I

peñado en la guerra le Reforma el

I

gran papel de Degollado como caudi-

1

lio y reformador; aun cuando hubie-

I

ra hecho la obra intelectual reformls-

! ta de Ocampo y Lerdo de Tejada; auni

cuando los gobernadores Vidaurri,

I

Ogazón y González Ortega no se hu-

¡ hieran anticipado á promulgar la ma-yor parte de las leyes expedidas por

;Juárez en Veracruz, ni aun así se de-

j

bería la Reforma en Méjico á Juárez;

I

sino que siempre se le debería á ge-

I

neraciones de hombres, de épocas, deesfuerzos inauditos; siempre se le de-

I

bería á nuestra historia de sangre, vi-

jcios, aspiraciones, degradaciones, gue-

¡

rras tremendas. El pretorianismo y el

ifamelismo constituyendo la bochor-! nosa gaetrolatría nacional, desfigura-

¡

ron, envilecieron, deshonraron la lu-

! cha fratricida de sesenta años; pero

!dentro de esa lucha se desenvolvían

i los principios y se verificaba e|_cho-

I

que entre el pasado y las necesidlldesI del presente.

I

Es profundamente ofensivo para la

I

intelectualidad mejicana de 1905, pro-

clamar que á un hombre llamado Juá-

rez, debemos !o que sólo se dan á sí

mismos los pueblos cuando han llega-

do á un alto grado de cultura y riqtíe-

|za: Libertad y Democracia. La De-

I mocracia y la Libertad son obras ex-

¡

elusivas del pueblo; ó el pueblo las

¡realiza ó no existen más que borro-

ineadac en algún papel. En cuanto áque Juárez nos ha dado patria, es tam-

I bien otra mentira; y respecto á la Re-

! forma; ya he dicho hasta el cansan-

J cío que una revolución profunda y

Page 239: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

JUÁREZ Y LAS REVOLUCIONES DE AYUTLA Y DE REFORMA 233

trascendental de sesenta años, no pue-

de ser obra de un solo hombre, y mu-cho menos de un hombre que aparecióen escena en los últimos tres años delucha, sin pensamiento ni acción, pa-

ra contemplarla como espectáculo decirco yankee.

Para prosternar mi conciencia ante]a deformidad de un ídolo, se me hagritado que "¡Juárez es la Patria!"Yo no tengo concepto tan mezquino dela Patria, que sería rechazado con có-

lera hasta por los salvajes que tienen

la dignidad del politeísmo. Yo tengola dignidad del hombre libre, soy demi siglo, de mi raza, del medio Inte-

lectual mejicano en que siempre he vi-

vido; yo he crecido al lado de liberales

de alto porte, y si * 'Juárez es la Pa-tria," declaro "que no quiero" serpatriota.'

'

Cualquier amigo fanático del se-

ñor Juárez, no quitaría ni agregaríapalabra á lo anterior, porque habien-

do sido la Reforma un atentado con-

tra la justicia, contra la democracia,contra el derecho natural, contra las

garantías de !a sociedad civil, nadamás favorable á D. Benito que apare-

cer, como de hecho fué, psicológica-

mente nulo en la obra de la Reforma.Entre tanto, es indiscutible por lo

menos esta proposición del señor Bul-

nes: "El culto á Juárez es un frene-

sí...." sólo que le faltó agregar: * *no

de admiración á un hombre á quieninsultaron soezmente los escritores deentonces que hoy lo deifican, sino deodio á una Iglesia, que ha civilizado

al mundo y fundado la Democracia."

i^insr

Page 240: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma
Page 241: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

!^W{{®M©mi@m

índice

Títulos. Pái^ínas. Títulos

Juárez y las Revoluciones deAyutla y de Reforma.— in-

troducciónCAPITULO i.—Tesis de! se-

ñor Buines contra la Teolo-gía: su falsedad.— Libertadde investigación, psicología:

en Cosmogonía, en la Teolo-gía.—Demuéstrala la histo-

ria d« la Filosofía.—La Es-

cuela Alejandrina.—La Filo-

sofía cristiana como orga-nismo científico: Filopón S.

Gregorio de Niza: su Teodi-cea: su doctrina, crítica ydicción vislumbra el sistemade Laplace, Nemesio, funda-dor de !a psicología cristia-

na: su libro ''De Natura Ho-minis:" sus doctrinas fisio-

lógicas y frenológicas

CAPITULO 11.— La Filosofía

Aerecpagítica.— San Agus-tín: su psicología: funda la

Filosofía de la Historia.—DeSan Agustín á Mr. de Ravig-nan.—Algunos nombres ilus-

tres.—La Filosofía escolásti-

caCAPITULO Jll.—Los tec(!o-i

gos de nuestros días: sustrabajos fiiosóicos.— Mer-

Pá 2,111as.

cier, Arnaiz, Mr. de Fargesy Mr. Barbedette.—La serie

de obras de Farges sobre! Aristóteles y Santo Tomás,

I

Mielle, Hedde.^-Trabajos re^

centísimos.—Pasaje de Re-

I

nán sobre la libertad de in-

jvsstigación de los místicos

I

y te9logos españoles 14

I

CAPITULO !V.-Ei juicio de! Sr.

I

Bu'nes acerca del P. Maria-na.—Lenguaje de la Teolo-

I

gía, ininteligible para el se-

¡

ñor Bulnes.-No obstante eso¡ —se permite calificar de es-' trictamente teoTcIgica una

doctrina que atribuye á Wy-

I

cliffe': quién era este hereje.

i

Afirmaciones falsamente atri-

! buidas por el señor Buines^

j

á la Teología.-La teoría del

Inúcleo reconstructor es fi-

I

sioiógica.-- Las afirmacionesrelativas á las costillas d%thombres y á los cometas,

i

son vulgaridades.— El señor' Buines no podrá demostrar

que son tes'S teológicas.~Vi-11

: cios profundos de la argu-mentación del señor Bulne. 16

¡CAPITULO V.— Enumeración.1 de! señor Buines.— Origen

Page 242: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

índice

Títulos. Paginas.,

Títulos. Páginas.

de esos ^privilegios eri las

épocas die fe: son lógicosdentro de una legislacióncristiana.-'Confusión que ha-ce ,el señor Bulnes de "Pri-vilegios" con "Derechos."—Primer privilegio: "Supre-macía del poder del Papasobre el de todos los reyes,con facultad de deponerlosó castigarlos y revelar á sussubditos del juramento de fi-

delidad."—Origen y natura-leza de esa supremacía ... 20

CAPITULO Vl.-Errores del se-

ñor Bulnes sobre la supre-macía del poder pontifical.

Juaiticia )hQ(cha ipor escrito^res heterodoxos al Pontifica-"

do.—Trabajo célebre de Do-noso Cortés.—Texto de losprotestantes Leibniz, Anci-Hón Coquerel. ' SJsmondi,Pedro de Toux y Robert-son, citados por Donoso Cor-tés.—Pasaje de Mr. Guizot.—Texto de .Miiller.— Resu-men hecho por Voltaire ... 24

CAPITULO Vil.—Cinco privi-

legios atribuidos é la Igle-

sia por el señor Bulnes,pero G^ue nunca han existi-

do.— Jurisdicción sobre los

tribunales.— Derecho pararegir el Estado Civil de las

personas.— Imposición ili-

imitada de contribuciones álos fieles.-lmposición de ser-

vicios sacramentales.— De^recho de exigir serviciosmateriales sin recomipensa.—Reminiscenc' a de un escri-tor satírico.— Imposibilidadde tomar á lo serio muchasde las afirmaciones deil señorBulnes contra la Iglesia 28

CAPITULO VIII.— El caipítulodedicado por ©I señor Bulnesá los astrónomos como auto-

res de la Reforma.—Estupen-da faisedad sabré la hetero-

doxia de los astrónomos.^Pto-lomeo.—Su doctriina no fuécondenada.— La escuela dePtolomeo desde el siglo II ¡de

la Iglesia.—^Los más notablesa&trónomos desde Ptoilomeo

hasta Regiomontano.—La As-tronomía Científica.-Copérni-co.— Sus pnincipios religio-

sos, Su doctrina, sus discípu-

los. . . . 31

CAPITULO IX.—Verdades teo-

logales inventadas por el se-

ñor Bulnes.— La forma pia-

ña de la Tierra.—La cues-tión de los antípodas.— Ver-dadero carácter de esa dis-

cusión.—^Los Cometas.— Sucarácter profético.-iLa teoría

de Newton sobre las conse-

cuencias terreaibreis de los

cometas.— Los eclipses y suinfluencia funesta.— El au-

tor del ilibro que condena la

de ficación de Juárez, se per-

mite crear hombres divinos yestrellas que anuncien su na-*

cimiiento 36

CAPITULO X.— Continúa la

cuestión de lasverdades geo-

gráficas reveladas.— Artícu-

los de fe, decretados por el

señor Bulnes.—La controver-

sia entre los doctores cris-

tianos sobre Ja forma de la

ti erra.-San Juan Crisóstomoy sus discípulos.— San Cle-

mente citado por San Jeró-nimo.—Lactancio y ios peri-

patéticos.—^La Bibliia y la re-

dondez de la tierra.— Doctri-«

na de Santo Tomás.--La cues-

tión de los antípodas 40,

CAPITULO XI.— iLos falsas

privilegias de la Iglesia.

Además de los cinco de quehablamos en capítulo ante-

Page 243: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

índice

Títulos. Pág'nas. Títulos. Páginas.

rior.— El señor Bulnes atri-

buye á la Iglesia otros cua-

tro, falsos también.Falso de-

recho de persecución reügiio-

sa.—Frase del P. Olmedo áHernán Cortés.— Luminosotexto del P. Lecordaire, ecode los siglos cristianos: doc-trina de la Iglesia.—Leyespunitivas de la heregía.—LaIntolerancia religiosa, conse-cuencia del espíritu de les

tiempos.— La inquisición.

Textos de los protestantesRanke y Guizot sobre el ver,

dadero carácter de ésta .... 45

CAPITULO Xil.-Afán del par-

tido liberal por supM mir el fue-

ro eclesiástico.'Cuestión sobresi ese fuero es ó no de dere-cho divino: No ja discutire-

mos.— La Reforma al supri-

mir los pri.vilegios de la

Iglesia, consumó una obraanticristiana y también anti-

social.—Se ve esto muy cía-»

ramente en ^a supresión del

fuero eclesiá*£it,ico.—Doctrinadel partido medio.—^Fin de la

abolición del fuero eclesiás-^

tico: carácter de éste.— Lesostiene el derecho público:texto de un sabio publicista . 51

CAPITULO XIM.—Los privile'

gios de la Iglesia.—Derechosde asilo en ios templos y lu-

gares sagrados.-Derechós so-

bre los cementerios 54CAPITULO XIV.—Los privile-

gios de la Iglesia. -"El deerchode prohibir la escr/tura, pu-

blicacicn y circulación de li-

bros impresos y manuscritos.—El derecho de escribir en-

tre los católicos: n lo falso,

ni lo malo.—impresión y cir-

culación de libros.-Libros ex-

traños á materias religiosas.

—La previa censura 57

CAPITULO XV.— Los privile-

gios de la Iglesia.— El dere-cho de la Iglesia católica

sobre la instrucción pública

y privdda.—Caracteres de los

prlivilegios de la Iglesia.

Alguncs de ellos se fundanen la naturaleza.— De estoses el derecho de la Iglesiasobre la instrucción.-Las es-

cuelas neutras son una uto-

pía.— El hombre por su na-turaleza está destinado á unfin sobrenatural 60

CAPITULO XVI.— Los privile-

gios de la Iglesia.—^Derechode poseer toda clase de bie-

nes.— El derecho de (poseerbienes raíces y muebles, noes pif<vilegio de la Iglesia: esderecho que corresponde átoda sociedad perfecta.—Res-pecto de bienes temporales,la Iglesia no ha exigido pri-

vilegios.—Su derecho de pro-

ipiedad cercenado, discuti-

do y negado por el liberalis-

mo: se funda en la natura-leza 63

CAPITULO XVII.— E! derechode la Igiesi.a para tener ór-

denes monásticas exentasde prestar servicios al Esta-do y libres de toda obedien-cia á las autoridades civiles.

—La prohibición de su esta-b!ecim,fento por la Reforma,es una de las muchas viola-

ciones que la Reforma con-tiene del derecho natural.

Texto del liberal Víctor Hu-go.—Varios pasajes del posi,

tivista Sipencer 66CAPITULO XVIII.-La obra del

liberalismo en Méjico ha si-^

do ignorancia y mentira.

Anécdota relativa á un polí-

tico oajaqueño.— Testimoniodel señor Bulnes contra los

Page 244: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

índice

Títulos. Páginas. Títulos

demócratas y los jacobinos,-Una mentira que debe caerde su pedestal.-^Lo que el se-

ñar Bulnes no dice: las Jiber-

tades que disfrutan las nacio-

nes civilizadas, en lo queaquellas teñen de legítimo,

se deben al cristianismo.. .. 70

CAPITULO XIX.—¿Qué es la

Reforma?— La Reforma se-

gún el señor Bulnes.—Nocio-nes inexactas. Verdadera no-

ción de la Reforma: destruc-ción de los privilegios de la

Iglesia.—^Lo que implica esaidea: separación de la Igle-

sia y .el Estado—.Diferenciaentre la política católica y la

liberal.- Verdadero fin de las

tentativas de Reforma.— LaReforma no es una evoluciónhacia !a justicia.—Es obra desecta, obra heterodoxa, obraanticatól'fca 74

CAPITULO XX.— Empeño del

señor Bulnes por ceñaiar ios

antecedentes de la Reforma.—Olvida uno: el '^Eritis si-

cut dii,"' germen de los

principios de la Reforma.

Los antecedentes de ésta sehal'an en la resistencia á ¡a

autoridad 78CAPíTUto XX!.— La Refor-ma no se ha deb»<do á Juárez.—Las causas que Ja produje-ron, la determinaron y la im-

pusieron, han sido anterio-res, superiores y extrañas áO. Benito.—Una de esas csu.

sas fué el golpe dado por los

médicos á la Iglesia, hacien-do curar desde la época deCarlos V, !as enfermedadesccn medicinas y d,estruyen-do así !a fe dsl pueblo en los

milagros. (Tesis del señorBulnes en su libro "Juárez ylas Revoluciones de Ayut!ayde Reforma. 82

Páginas.

CAPITULO XXII.- Anteceden-tes de la Reforma.—El poderpolítico de los Papas duran-te la Edad Media.—Punto di-

lucidado: Las obras del his-

toriador alemán Luis Pastor.

— EJ poder temporal y políti-

co de los Papas, fué una sa-

tisfaccííón de las necesidadesde los tiempos: no ^e debie-ron á la ambición imperialis-

ta, falsamente atribu da porel señor Bulnes a! Papado . . 90

¡CAPITULO XXML— Antece-dentes de la Reforma.— El

siglo decimocuarto: luchas die

FeMipe el Hermoso contra Bo-

nifacio VIII y de Luis de Ba-viera contra Juan XXIl.-*-Gu¡-

llermo Occam: ¡e cuenta en-

tre sus precursores, la escue-

la racionalista: Bulnes colo-

ca sus doctrinas entre los an-

tecedentes de .la Reforma:solo falta algún historiógrafo

del posit vismo que le colo-

que entre ios predecesoresde Comte Litre 94

CAPITULO XXIV.- Anteoe'"

dentes de la Reforma.—Con-fusión que hace el señor Bul-nes.—Título absurdo.->-EI des-

pojo ai clero de sus bienes.

-La idea de ese despojo apa-rece aún en las épocas de fe.

—Explícase ese fenómeno.

Federico II: su aspiración

á la supremacía del ipoder ci-

vil.-Muéstrala '^La Colecciónde las Leyes de Scüia.".. .. 97

CAPITULO XXIV BIS.—Ante-cedentes de la Reforma.-Cua-tro relativos al fuero ecle-

siás'tico.— Falsa, afirmacióndel señor Bulnes.— EnriqueII de Inglaterra durante la

primera época de su ra^ na-

do, no fué un rey piadoso.

Los "Estatutos de Claren-dón."—Su conversión.— Don

Page 245: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

índice

Títulos. Páginas. ¡Títulos. Páginas.

Pedro de Portugal: no fuéun rey piadoso ni mucho me-nos santo.—Anécdota que el

señor Bulnes transcribe deLaurent.— San Luis Rey deiFrancia.— Sus dificultades

con las autoridades eclesiás-

ticas.—Otra afirmación falsa

del señor Bulnes.—La Refor-

ma del siglo XVI.—El protes-tantismo, abuelo materno dela Reforma 101 a i

CAPITULÓ XXV.-EI protestan-|

tismo, antecedente de la Re-forma.—Admiración y aplau-

sos del señor Bulnes al pro-testantismo.—Este no fué si-

no la repetición de un fenó-

^meno ocurrido muchas vecesen ¡a historia de la Iglesia.

—El catálogo de los herejes.

-Aún en la edad media, edadde fe jhubo herejías y rebe-

liones contra la iglesia y los

Pontífices 101

CAPITULO XXVI.— El protes-tantismo, antecedente de la

Reforma.-Desvió el curso dela civilización, fru(t<|t¡rando

grandes bienes.—Puso obstá-

culos al des-envolvimientodel espíritu humanc^lmpi--d ;ó ios progresos que en Fi-

losofía y ciencias naturalesse habrían hecho.—La escue-la físico-naturalista: Copér-nico, Galileo GaMlei.— Igno-

rancia en materias filosóficas 104CAPITULO XXVII.— Antece-dentes de la Reforma.-El Go-bierno de !a Repúbhca veneciana.—Su aversión á la Igle-

sia.—La histeria de ese go-

bierno es antecedente de la

Reforma.-Severo juicio acer-

ca de esa historia.—Intere-

sante pasaje de Sismondi.

La !g!es a, protectora de la li-

bertad poipular, según Sis-

mondi. 108

CAPITULO XXVI 11.^ Antece-dentes de la Reforma.— Ladeclaración del clero galica-

no en 1682.—Su verdaderoorigen.— Palabras del histo-

riador Alzog.—Texto de Fe-nelón.—^Funestas consecuen-cias de la declaración galica-

na.—Fué un esfuerzo de ab-solutismo para poner la basede una iglesia natítonal .. .. 113

CAPITULO XXIX.-Anteceden-tes de la Reforma.—Lo quehubo en España: afirmacióndel señor Bulnes.-Diez y seis

hechos que señala.— Puntode vista general para expli-

carlos.— Tendencia abusivade los poderes temporales.^-Espíritu reformista de ia cor-

te de Felipe V.—Macanaz.

El regaüsmo en España.

Los bienes de la Iglesia.

Campomanes.— El volterfa-

nismo en la corte de CarlosMI.— Carlos IV.— Verdaderamisión de la Iglesia 117

CAPÍTULO XXX.- Anteceden-tes de la Reforma.—Emipeño.de la escuela liberal en con-

fundir io malo que había enel antiguo régimen con lo

bueno.—Lo malo del ant guorégimen.— lÉstatutos moder-nos tan malos como algunosantiguos 120

CAPITULO XXXI.—Don Beni-

to Juárez juzgado por DonFrancisco Sulnes.—La Refor-

ma .episodio del mal contrael bien.—Las leyes anterio-

res á ella, á las que Juárezfué extraño.—Historia políti-

ca de Juárez referida porBulnes: puestos púbKcos quedesempeñó.— Observacionesde Bulnes contra Zerecero.

Juárez y Santa-Anna.— Pro-porciones modestas de DonBenito Juárez como político

Page 246: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

índice

Títulos Páginas I Títulos Páginas

y Jomo liberal ... .. 124CAPITULa XXXIi.-^E! Cesa-

risn -) 129CAPITULO XXXIII.— Juárez

Católico . . 136CAPITULO XXXIV.— Juárez y

la Rerofma 144CAPITULA XXXV.— Juárez

Imaginario 151CAPITULO XXXVI.— Juárez

no fue reformista.—El famo-so ído'o de los jacobinos so-loitando la > alianza de! cle-ro, después de expedidas las

Leyes de Reforma 160CAPITULO XXXVI!.—El pre-

mio gordo de la Lotería .... 164CAPITULO XXXVIII.--Don Be^

nito Juárez.-Una de las másbellas páginas de su vida pú-blica.-—El Tratado Mac Lañe

Ocampo 170CAPITULO XXXIX.—El Tra-

tado Mac Lañe 'Ocampo .... 178CAPITULO XL.—Juárez rat',f¡-

ca el Tratado Me Lane-Ocam-ipo 186

CAPITULO XLI.— Juárez rati-

fica el Tratado Mac Lañe- ;

Ocampo 193CAPITULO XLIiI.—Juiárez ra-

'tífica el Tratado Mac Lane-Ocampo 103

CAPITULO XLIII.-Ei TratadoMac Lañe y el Tratado deMiramar 2i

CAPITULO XLIV.—Juárez ba-

jo la alta protección de Mr.Buchanan 215

CAPITULO XLV.—Don BenitoJuárez y la Apoteosis 22

Page 247: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma
Page 248: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma
Page 249: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma

--•^^íA i»'^ u

llSillllISpv^m^' í -'í•

í-'^Wi

mm'r, .,

i*.-

Page 250: Bulnes, Francisco - Juarez y Las Revoluciones de Ayutla y de Reforma