Botín -Joe Orton

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“Botin” De Joe Orton Versión en castellano de Pablo Rey e-mail: [email protected] móvil: ! "!#$-%$%&

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Obra Botin de Joe Orton un policial con tono tragicomico

Transcript of Botín -Joe Orton

BotinDe Joe Orton

Versin en castellano de Pablo Reye-mail: [email protected]: 15 4539-0907

PERSONAJES:

MCLEAVYFAYHALDENNISTRUSCOTTMEADOWS

PRIMER ACTO

Una habitacin en casa de McLeavy. Es de tardeA la izquierda, una puerta con paneles de vidrio. Otra puerta a la derecha. Un atad apoyado sobre caballetes. McLeavy, de luto, est sentado junto a un ventilador elctrico.Fay, en uniforme de enfermera, entra desde la izquierda.

FAY: Arriba. Deje de soar. Los coches van a llegar en cualquier momento. (Se sienta.) Le traje una flor.

MCLEAVY: Es una buena idea. (Recibe la flor.)

FAY: Porque soy una buena persona. Una en un milln. (Se quita las pantuflas y se pone un par de zapatos.)

MCLEAVY: Esas son las pantuflas de la Seora McLeavy?

FAY: S. No le importara que yo las use.

MCLEAVY: La piel es autntica?

FAY: Es lanilla. No es piel.

MCLEAVY: Parece piel.

FAY: (Ponindose de pie.) No. Es un tipo de lanilla. La fabrican en Leeds. (Fay recoge las pantuflas y las lleva hacia el armario. Trata de abrirlo pero est cerrado. Deja las pantuflas en el suelo.) Se da cuenta, por supuesto, que el fallecimiento del paciente da por terminado mi contrato?

MCLEAVY: S.

FAY: Cundo quiere que me vaya?

MCLEAVY: Qudese un par de horas ms. Termin por acostumbrarme a su compaa.

FAY: Imposible. Me necesitan junto a la cama de otros enfermos. Si no est de acuerdo con las reglas, presente una queja a la asociacin. (Recoge su abrigo y se lo entrega a McLeavy para que le ayude a ponrselo.) Hace tres das que es viudo. Ya ha considerado la posibilidad de un segundo matrimonio?

MCLEAVY: (Luchando contra su propio abrigo.) No.

FAY: Por qu no?

MCLEAVY: He estado muy ocupado con el funeral.

FAY: Tiene que encontrar a alguien que ocupe el lugar de la Seora McLeavy. No era perfecta.

MCLEAVY: Una segunda esposa sera una imposibilidad fsica.

FAY: No pienso escucharlo. Mi ltimo marido, a los sesenta aos, atraves la situacin de una manera colorida. Tres das despus de casarnos estaba realizando hazaas extraordinarias. (Lleva la percha en la que estaba el abrigo hacia el armario. Trata de abrir la puerta, frunce el ceo y deja la percha junto a las pantuflas.) Tiene que casarse con una chica joven y vital. Alguien con una actitud consistente hacia la religin. Eso es lo ms importante. Con su ltimo aliento, la Seora McLeavy manifest dudas acerca de la autenticidad de los evangelios. Qu clase de esposa es esa para usted? Para el lder laico catlico dentro de un radio de cuarenta millas. Dnde conoci semejante mujer? (le quita la flor de la mano y se la coloca en el ojal de su abrigo.)

FAY: Se llamaba a s misma catlica?

MCLEAVY: S.

FAY: Su naturaleza era decepcionante. Est claro. No debemos dejar que vuelva a suceder. Voy a encontrar una mujer joven y bien intencionada. Voy a traerla aqu. Presentrsela. Puedo imaginarla, de mediana estatura, delgada, cabello rubio. Visitante regular de algn lugar de culto. Y ex miembro de la compaa de Mara.

MCLEAVY: Alguien como usted?

FAY: Exactamente. (Toma un cepillo para ropa y lo cepilla.) No desaproveche su potencial. Csese inmediatamente.

MCLEAVY: St. Kilda se escandalizara.

FAY: La fraternidad de las Pequeas Hermanas est de mi lado. La Madre Mary Agnes siente que usted es un desafo. Lo trata como un problema especficamente catlico.

MCLEAVY: Hasta su bao de pies lo toma como un problema catlico.

FAY: Tiene todo el derecho de hacerlo.

MCLEAVY: Entonces, los protestantes no tienen pies?

FAY: el santo Padre no ha dado una regla al respecto y, hasta donde me concierne, ellos tampoco. Realmente, a veces me pregunto si la vida junto a esta mujer no ha hecho de usted un libre pensador. Tiene que casarse con alguien despus de un intervalo de duelo decente.

MCLEAVY. Qu es un intervalo decente?

FAY: Quince das seran suficiente para manifestar su pena. Hay que ser corriente con los tiempos que corren. (Va hacia el armario con el cepillo y trata de abrirlo. Se vuelve con el ceo fruncido.) Quin tiene la llave de este armario?

MCLEAVY: Harold.

FAY: Por qu est cerrado?

MCLEAVY: Se neg a dar una razn. (Sacude la puerta del armario.)

FAY: Su hijo es una espina en mi carne. El contenido de su habitacin es un indicador de su modo de vida. No solo armas de fuego, hasta equipamiento de planificacin familiar. Para limpiar esa habitacin hace falta una dispensa papal.

Fay sale hacia la izquierda. McLeavy la sigue. Se puede escuchar la voz de ella:

FAY: (Off.) Harold! (Ms lejos.) Harold!

Hal entra por la derecha. Va hacia el armario, abre con la llave, mira dentro y vuelve a cerrarlo. Se para junto al atad y se persigna. Fay y McLeavy regresan.

FAY: (pausa, con una sonrisa.) Por qu est cerrado el armario?

HAL: Tengo efectos personales dentro.

MCLEAVY: Abr esa puerta. Ya hay suficientes misterios en el universo como para agregar uno ms.

HAL: No puedo. No querras verlo. Es un regalo para tu aniversario.

MCLEAVY: Qu aniversario?

HAL: De cuando te hicieron caballero de la Orden de San Gregorio.

MCLEAVY: No estoy seguro. Abr el armario.

HAL: No.

FAY: (A McLeavy.) Acaba de llegar otra corona.

MCLEAVY: Rosas?

FAY: Rosas y helecho.

MCLEAVY: tengo que verlo. (Sale por la izquierda.)

FAY: A veces pienso que su padre tiene un apego sentimental por las rosas.

HAL: Sabe cul fue su nico comentario sobre la muerte de mi madre?

Fay retira el cobertor del colchn y lo dobla.

HAL: Dijo que se alegraba de que hubiera muerto en poca de rosas. Se pas la mitad de la noche despierto catalogando las variedades de los cruzamientos. Tendra que haberlo visto cuando lleg ese harpa. Oliendo los ptalos, revisando, discutiendo con el hombre que la haba trado. Casi no se les entenda una palabra. (Fay cuelga la cubierta del colchn doblada sobre un biombo.) Si hubiese jugado sus cartas correctamente, mi madre hubiese podido ser citada como corresponsal de la Reunin Anual de Cultivadores de Rosas.

FAY: El Vaticano nunca concedera una anulacin. No a menos que hubiese producido un hbrido.

HAL: (Mirando el atad.) Por qu fue embalsamada?

FAY: Despus de su ltimo ataque pidi ser preservada cientficamente. (Hal se queda mirando dentro del atad, perdido en sus pensamientos. Ella se une a l.) No hubiese deseado su vida. Estuvo en agona desde Pascua.

HAL: Es cierto. El huevo que le regal todava est intacto.

FAY: Ordenes del doctor. Puedo decirlo confidencialmente. (Pausa.) Sintese, Harold. Quiero hablar con usted. No se puede esperar que su padre sea de ayuda en este momento. (Hal se sienta, Fay lo hace frente a l y coloca las manos sobre su falda.) El cura de Saint Kilda me pidi que hable con usted. Est muy preocupado. Dice que pasa el tiempo robando las mquinas tragamonedas y desflorando a las hijas de hombres mejores que usted. Esto es as?

HAL: S.

FAY: Y que ni siquiera el sexo bajo el cual naci est a salvo de sus incursiones. Como sabe, el Padre Mac es famoso por la remisin de los pecados. Pero ocuparse de usted es un trabajo de tiempo completo. No puede, simplemente, pasarse las veinticuatro horas del da en el confesionario. Es razonable, no? Entiende cul es su punto?

HAL: S.

FAY: Qu es lo que va a hacer con este deplorable estado de situacin?

HAL: Me voy a ir lejos.

FAY: Eso va a alegrar a los padres. Con quin se vas?

HAL: Con un amigo. Dennis. Un tipo muy lujurioso. Actualmente empleado por un empresario de pompas fnebres. Y le va muy bien en la profesin.

FAY: Hace mucho que lo conoce?

HAL: Compartimos la cuna.

FAY: Por cuestiones econmicas o de mala praxis?

HAL: ramos muy jvenes en ese entonces para la prctica, y la economa sigue derrotndonos.

FAY: Acaba de confirmar el peor de mis temores. No tiene trabajo. No tiene proyectos. Y ahora est a punto de fugarse al continente con un amante casual sin siquiera tener un beb como justificacin. Dnde va a ir a parar? Sin ser respetado por el mundo, igual que tu padre. La mayor parte de la gente con algo de influencia va a ignorarlo. Se ver obligado a asociarse con jvenes como usted. Le agrada una perspectiva como esa?

HAL: No estoy seguro.

FAY: Bueno, la duda es algo con lo que hay que vivir. Sobre eso se puede construir. Qu va a hacer cuando sea viejo?

HAL: Voy a morir.

FAY: Veo que est decidido a recorrer una amplia gama de experiencias. Eso solo le traer infelicidad. Tuvo todas las oportunidades de llevar una vida decente y las rechaz. Ya no tengo ningn inters en su carrera. (Se pone de pie.) Llame a su padre. Seguramente, ya ha tenido suficiente de la compaa de las plantas.

HAL: (Va hacia la puerta de la izquierda y llama.) Eh, pap!

FAY: Shhh! La casa est de duelo. (Hal regresa y se sienta.) El sacerdote que vino a presentar sus condolencias tena unos tonos tan tranquilos al principio. Pens que nos haban mandado un mudo.

Entra McLeavy trayendo una corona que en la banda tiene impresa una cuadrcula con nmeros.

MCLEAVY: Los amigos del bingo mandaron una corona. Las flores son impresionantes.

McLeavy deja la corona. Se sienta. Toma un diario. Fay, de pie junto al atad, mirando dentro de l, mueve los labios en una plegaria con el rosario entre las manos.

MCLEAVY: (Con una ruidosa exclamacin.) Otra catstrofe ha golpeado al distrito! Ladrones de banco se alzaron con una fortuna.

FAY: (Levantando la vista.) Cul banco?

MCLEAVY: El que est junto a la pompa fnebre. Perforaron la pared. Llenaron como veinte atades con escombros.

FAY: Con escombros?

MCLEAVY: De la pared. Demolieron la pared.

FAY: La gente est tan desequilibrada en estos das. El hombre que se sienta junto a uno en el colectivo podra ser un insano.

MCLEAVY: La polica est ocupada en encontrar el dinero. Es un golpe de una gran banda, parece.

HAL: Y qu sabs vos de las grandes bandas? Es una pequea banda. Momentito.

FAY: Conoce a los involucrados?

HAY: Si tuviese ese dinero, No estara aqu. Me hubiese ido.

FAY: Va a irse.

HAL: Me hubiese ido ms rpido.

FAY: Y dnde ira?

HAL: A Espaa. El lugar preferido del crimen internacional.

FAY: Y dnde va a ir?

HAL: A Portugal. (Pausa.) Tendra que levantarse muy temprano a la maana para atraparme. (Suena el timbre. Hal va a la ventana, corre las cortinas y mira hacia fuera.) Es Dennis con los coches.

FAY: Est manejando?

HAL: S. Se ve impresionante. La proximidad de la muerte le sienta bien, obviamente. (Sale por la izquierda.)

MCLEAVY: (Deja el diario.) Cul es el plan para la tarde?

FAY: El funeral lo va a tener ocupado durante una hora, ms o menos. Despus, un paseo por la casa de un hombre de Dios, unas breves palabras de sabidura y un vistazo a la ms reciente publicacin de la Sociedad de la Verdad Catlica, que har fluir su adrenalina. Despus, un descanso. No quiero sobrecargarlo.

MCLEAVY: Cundo dijo que se iba? No quiero causarle inconvenientes.

FAY: Voy a decidirlo cuando me haya causado suficientes inconvenientes.

MCLEAVY: Es muy buena conmigo.

FAY: En tanto y en cuanto aprecie mi deseo de ayudar. Mi propia vida ha sido infeliz. Quiero que la suya sea diferente.

MCLEAVY: Ha tenido una vida infeliz?

FAY: S. Mis esposos murieron. Tuve siete en total. Un promedio de uno por ao desde que tena diecisis. Como puede ver, soy extravagante. Y entonces viv bajo presin cerca de Penzance durante un tiempo. Tuve problemas con las instituciones. Falta de fondos. Un caso ante la corte con mi peluquero. Fui reducida a pedir dinero a las personas hasta ahora.

MCLEAVY: Y se lo daban?

FAY: No voluntariamente. Haba que persuadirlos. (Con una brillante sonrisa.) Lo voy a acompaar al estudio del abogado. Puede ser que necesite atencin mdica calificada luego de la lectura del testamento de su esposa.

MACLEAVY: (Riendo.) No creo que haya sorpresas. Sin contar algunos legados menores, el grueso de la fortuna de la Seora McLeavy queda para m.

FAY: Tambin hice los arreglos para que el doctor est a su lado. Su corazn es dbil.

DENNIS: (Entra desde la izquierda.) Buenas tardes. No quiero ser demasiado formal en esta ocasin tan triste, pero querran ver a la difunta por ltima vez? (Fay saca un pauelo. Entra Hal. A Hal.) Danos una mano para llevar los tributos florales al coche. (Hal re coge varias coronas, Dennis hace lo mismo con el resto. A Fay.) Vamos a necesitar ayuda con al atad. (Asiente hacia McLeavy.) El mismo est demasiado cerca de la tumba para andar levantando cosas pesadas.

FAY: Harold puede llevar a su madre hasta el auto.

DENNIS: Encantadora sugestin. (A McLeavy.) Si quieren dar el ltimo adis mientras yo les doy una mano

Dennis lleva las coronas hacia la puerta. Hal entra por la izquierda.

DENNIS: (Cuando se cruza con Hal frente a la puerta.) Quiero hablar con vos.

Dennis sale hacia la izquierda. Hal est a punto de seguirlo.

FAY: (Llamando.) Venga a ver a su madre, Harold. Nunca ms va a volver a verla. (McLeavy , Hal y Fay estn de pie junto al atad, mirando dentro.) Parece una moza con su uniforme de la Vigilancia de los Valores Mundiales. Aunque no querra, personalmente, pasar el resto de la eternidad dentro de l.

HAL: Le faltan sus rganos vitales, cierto?

FAY: Es parte necesaria del proceso.

MCLEAVY: Dnde estn?

FAY: En ese pequeo cofre que est en el hall. Qu tranquila se la ve. Parece que estuviese a punto de hablar.

MCLEAVY: (Saca un pauelo y se limpia la nariz.) Que Dios la tenga en la gloria. La voy a extraar.

FAY: La muerte puede ser muy trgica para los que quedan.

Todos inclinan la cabeza en silencio.

HAL: Eh, los ojos son azules. Los de mam eran marrones. No es un poco extrao?

FAY: Supongo que deben estar cortos de materiales.

MCLEAVY: Entonces, sus ojos no son naturales?

FAY: No. (Con una sonrisa, a Hal.) Es tan inocente, no? No est familiarizado con las formas.

MCLEAVY: Pens que eran los de ella. Me sorprende que no lo sean.

DENNIS: (Entra con un destornillador.) El arpa enorme la colocamos sobre el motor. Sobre el atad, solo pensamos esparcir el brezo de su tierra natal.

MCLEAVY: Me va a tomar mucho tiempo aceptar que est muerta. Era una persona tan activa.

FAY: (A Dennis.) Escuch que se marcha al exterior?

DENNIS: S.

FAY: Cmo consigui el dinero?

DENNIS: Me lo ha proporcionado mi seguro de vida.

MCLEAVY: Trgico lo que sucedi en el establecimiento en donde trabaja. Los daos fueron importantes?

DENNIS: Los gastos de reparacin han sido elevados. Pero estamos asegurados, por supuesto.

MACLEAVY: Su capilla de descanso fue alcanzada?

DENNIS: No.

MACLEAVY: Y los restos humanos no fueron profanados?

DENNIS: No.

MCLEAVY: Gracias a Dios. Algunas cosas detienen incluso a los criminales.

DENNIS: Estoy preocupado por los daos reales de la decoracin, quiero decir, el interior del atad promedio es una obra de arte. El tiempo, el trabajo da ganas de llorar.

MCLEAVY: Los cuerpos expuestos esperando sepultura. Son terribles los pensamientos que eso me genera.

DENNIS: Me rompe el corazn. Polvo y escombros.

MCLEAVY: Qu espectculo terrible. Hombres jvenes, pensando solo en el dinero, excavando desde la pompa fnebre hacia el banco. El perfume de la corrupcin y los instrumentos de la muerte detrs de ellos, los ricos por delante. Haran cualquier cosa por dinero. Por l se arriesgan a ser condenados en este mundo y en el otro. Y yo, un buen hombre bajo cualquier luz, movindome entre gente como esa. An cuando no los atrapen, van a sufrir.

DENNIS: En qu forma?

MCLEAVY: No lo s. Pero la gente como esa nunca obtiene beneficio de sus crmenes. La gente que puede tener una vida tranquila es la gente como yo. Los que podemos dormir de noche. Aunque las apariencias indiquen lo contrario, los criminales no duermen bien.

FAY: Usted cmo duerme, Harold?

HAL: Solo.

DENNIS: en un momento nos vamos, Seor McLeavy. Me gustara tener la satisfaccin de saber que todo est como es debido. Estamos orgullosos de nuestro servicio.

MCLEAVY: Qu ropa supone que usaron? El polvo es fcilmente identificable. No habrn trabajado desnudos, sin duda? Dios tenga piedad de ellos si lo hicieron. An para evitar al verdugo no hubiese tomado precauciones de esa naturaleza.

FAY: Usaron ropa vieja. Luego la quemaron.

MCLEAVY: Si alguien pudiese echar un vistazo entre los dedos de sus pies, encontrara la evidencia. Pero ordenarle a un hombre que se quite la ropa no est dentro de las atribuciones de la polica. Lo que, me permito decir, es una lstima. Me gustara verlos dotados de mayores facultades. Se ven obstaculizados por la cinta roja. Son un notable cuerpo de hombres. Hacen su trabajo bajo condiciones imposibles.

HAL: Los policas son una manga de payazos holgazanes, pap. Lo sabs muy bien.

MCLEAVY: Si alguna vez tuvieses su bondad, su cortesa y su devocin hacia el trabajo, me sacara el sombrero delante de ti.

DENNIS: Voy a cerrar las escotillas.

MCLEAVY: (Mirando hacia el atad.) Trtela con delicadeza. Fue muy preciada para m. (Sale hacia la izquierda.)

FAY: (Siguiendo a McLeavy, se vuelve en el umbral de la puerta.) Si me necesita, voy a estar consolando a su padre. Tenga cuidado con lo que habla frente a la difunta.

Fay sale por la izquierda. Dennis abre un paquete de chicles, se pone uno en la boca y se quita el sombrero.

DENNIS: Cerr la puerta.

HAL: No cierra.

DENNIS: Trabala con una silla bajo el picaporte. Estamos en problemas. (Hal coloca una silla bajo el picaporte.) Tuvimos a la ley rondando la casa.

HAL: Cundo?

DENNIS: Esta maana. Nos volvieron locos. Dieron vuelta todo.

HAL: Se mencion mi nombre?

DENNIS: Me preguntaron quin era mi cmplice. Les jur que no tena idea de lo que hablaban. Obviamente, es solo cuestin de tiempo hasta que lleguen hasta ac.

HAL: cunto tiempo?

DENNIS: Tal vez estn en camino ahora mismo. (Comienza a atornillar la tapa del atad.) Quers verla por ltima vez? No? Dnde est la plata? (Hal golpea sobre el armario.) Ah? Todo? Hay que ponerla en otro lado. Si nos pescan otra vez voy a perder la fe en nosotros. Cundo fue la ltima vez?

HAL: Abrigos de seora.

DENNIS: Ves? Lamentable. Totalmente lamentable. Somos el hazme rer en los crculos criminales. Nos prohibieron la entrada en aquel cabaret de la bailarina de la espada.

HAL. No sigas, beb. Recuerdo las circunstancias humillantes de aquel fracaso.

DENNIS: No nos hubiesen agarrado si hubieses sabido cerrar la boca. Nos pusiste en ridculo diciendo la verdad. Por qu no pods mentir como un hombre normal?

HAL. No puedo, beb. Es contrario a mi naturaleza. (Se queda mirando el atad mientras Dennis atornilla la tapa.) Alguien escondi dinero en un atad alguna vez?

DENNIS: (Levanta la vista. Pausa.) No cuando est en uso.

HAL: Por qu no?

DENNIS: A nadie se le cruz por la cabeza.

HAL: Se cruz por la ma. (Le saca el destornillador de las manos a Dennis y comienza a desatornillar.) Son las historietas que leo, seguro.

DENNIS: (Secndose la frente con el dorso de la mano.) Pens en tu madre. Tu vieja y querida madre. La que te dio el ser.

HAL: Debera agradecrselo a alguien?

DENNIS: Te cuid. Te cambi los paales. De no haber sido as, seras un monstruo.

HAL: (Retirando la tapa del atad.) Pens en lo que est en juego. (Va hacia el armario y abre con la llave.) Plata.

Hal saca el dinero. Dennis recoge un puado de billetes y mira dentro del atad.

DENNIS: No va a terminar por pudrirse todo? Con los fluidos corporales, digo?

HAL: Est embalsamada. Va a durar siglos.

Dennis mete un puado de billetes dentro del atad. Pausa. Mira a Hal.

DENNIS: No hay lugar.

HAL: (levanta uno de los brazos del cadver. Pausa. Frunce el ceo.) Saquemos el cuerpo. As, tenemos todo el lugar.

DENNIS: Realmente, es una lstima. Los embalsamadores hicieron un trabajo estupendo. (bajan el atad de los caballetes.) No hay un nombre para esto, cierto?

HAL: Estamos creando un precedente. Al armario. Vamos.

Cargan el atad por los extremos y vuelcan el contenido dentro del armario. Dejan el atad en el suelo, cierran el armario y comienzan a poner el dinero dentro del atad.

DENNIS: Qu vamos a hacer con el cuerpo?

HAL: Enterrarlo. En el pozo de una mina. O en el campo. O en los pantanos. Le atamos una piedra.

DENNIS: Tenemos que sacarle ese uniforme.

HAL: (Pausa.) Sacarle la ropa?

DENNIS: Para no dejar pistas en caso de que el cuerpo sea encontrado.

HAL: Enterrarla desnuda? A mi propia madre? (Va hasta el espejo y se peina.) Es una pesadilla freudiana.

DENNIS: (Colocando la tapa sobre el atad.) No me animara a contradecirte.

HAL: No estaremos cometiendo alguna clase de pecado imperdonable?

DENNIS: Solo si sos catlico.

HAL: (Deja de mirarse al espejo.) Soy catlico. (deja su peine.) No puedo desnudarla. Hay un parentesco. Podra ir al infierno por eso.

DENNIS: entonces, la desnudo yo. No creo en el infierno.

HAL: Tpico en vos, fuiste profusamente educado en toda clase de lujurias atesmo, amamantamiento, circuncisin. Tuve que hacer mi propio camino.

DENNIS: Lo haremos despus del funeral. Tu pap estar con el sacerdote.

HAL: Ok. Y despus no vamos a un burdel alucinante que acabo de descubrir. Lo maneja una mujer que, en una poca, estaba conectada con la familia real. Una mina muy fea. Medio polaca. Sus ojos le dan ese aspecto. Y tiene un plantel interesante. (Se sienta a caballo del atad.)

DENNIS: No puedo ir a un burdel.

HAL: por qu no?

DENNIS: Paso por un perodo de abstinencia. Trato de juntar suficiente energa para llegar con plenitud al matrimonio.

HAL: Tens a alguien en mente?

DENNIS: La enfermera de tu madre.

HAL: Es mayor que vos.

DENNIS: Lo mejor que puede sucederle a un hombre es una mujer experimentada. Mi padre lo jura.

HAL: Es setenta y cinco por ciento nuncio apostlico. Solo lo hace en ocasiones preestablecidas.

DENNIS: No, seor. Lo hace en cualquier momento. Es un tpico miembro de la profesin mdica.

HAL: ya la tuviste? (Dennis sonre.) Le diste? En serio?

DENNIS: Debajo de ese cuadro del Sagrado Corazn. Lo viste?

HAL: En su habitacin. A menudo.

DENNIS: Los mircoles a la noche, mientras vos entrens en el gimnasio de San Edmundo. (Vuelven a colocar el atad sobre los caballetes.) Me gustara casarme. Es lo nico que no he probado.

HAL: No me gusta verte viviendo de joda. Sacate estas ideas neurticas de la cabeza y concentrate en los problemas de la vida cotidiana. Este cuerpo tiene que estar enterrado antes de esta noche. De otra forma, estaremos en problemas. Una contrariedad ms sera la muerte de mis ambiciones. No puedo terminar de sentar cabeza porque no hacen ms que meterme en instituciones correccionales. Si esto fracasa voy a quedar permanentemente arruinado. No es una perspectiva agradable, no es as? (El atad est nuevamente sobre los caballetes. Dennis se quita el chicle de la boca y lo pega debajo del atad. Se pone su sombrero. Hal se sienta.) Fue Truscott el que revis tu casa?

DENNIS: S. Y me llevo a la comisara para interrogarme. Me dio unan trompada en el hgado. No, miento. Cerca del hgado. Despus, me dobl y me agarr de las pelotas. No sabs cmo duele.

HAL. S, tiene una gran experiencia en castigo corporal. La ltima vez que estuvo ac le dio una patada a mi gato de seora mayor con una sonrisa a flor de labios. Cmo se meti en tu casa?

DENNIS: Mi pap lo dej entrar porque dijo que vena de Sanidad. Lo reconoc inmediatamente, por supuesto.

HAL: Se lo dijiste?

DENNIS: S.

HAL: Y qu dijo?

DENNIS: Nada. El segua probando el suministro de agua. Le pregunt si tena alguna autorizacin. Dijo que la empresa de aguas no emite autorizaciones.

HAL: Tendras que haber llamado a la polica para pedir proteccin.

DENNIS: Eso fue lo que hice.

HAL. Y qu dijeron?

DENNIS: Dijeron que uno de sus hombres, de apellido Truscott, estaba en nuestra casa. Que presentsemos nuestras quejas con l.

HAL: Y Truscott qu dijo?

DENNIS: Dijo que era de la Empresa de Aguas. Termin con los nervios deshechos.

Fay se acerca a la puerta de la izquierda. Su sombra se percibe a travs del panel de vidrio.

FAY: (Off.) Qu est haciendo, Harold?

HAL: (Se acerca al atad y se acerca en actitud de oracin.) Ese burdel del que te hablaba tiene puertas giratorias. (Inclina la cabeza.) No es algo que se vea muy seguido, no?

Dennis retira la silla de debajo del picaporte y abre la puerta sigilosamente.

DENNIS: Estamos listos.

Fay entra de luto, con un velo que le cubre el rostro. Trae un texto bordado. Su vestido tiene bajo el cierre en la espalda. Va hacia el armario y trata de abrir la puerta. Ve por el espejo que tiene bajo el cierre del vestido, se acerca al atad e inclina la cabeza sobre l. Hal, an de rodillas, le levanta el cierre. McLeavy entra sonndose la nariz, con una expresin de pena en el rostro.

MCLEAVY: (A Dennis.) Perdneme por estar tan nervioso, pero es mi primera prdida.

DENNIS: La partida de un ser amado es siempre una experiencia dolorosa.

Fay, con el vestido abrochado, se endereza.

FAY: Bueno (Coloca el texto bordado sobre el atad.) Los Diez Mandamientos. Crea mucho en algunos de ellos.

Hal y Dennis levantan el cajn.

MCLEAVY: (Muy conmovido, apoya una mano sobre el atad.) Adis, querida. Sufriste demasiado. Voy a extraarte.

Hal y Dennis salen con el atad. Fay levanta su velo.

FAY: Se ha ido. Pude sentir como nos dejaba. Es graciosa la forma en que uno lo percibe, no?

MCLEAVY: Muy atractivo ese vestido. Le queda bien. Negro.

FAY: Es otra prenda de su difunta esposa. Algunas personas me censuraran por usarlo. (Le pone una mano sobre el brazo, sonre.) Est ms tranquilo ahora?

MCLEAVY: S. Soy naturalmente capaz de reponerme, pero la muerte me perturba. Prefiero ser testigo de un nacimiento que de una muerte. Aunque los riesgos son mayores.

Truscott entra por la derecha.

TRUSCOTT: Buenas tardes.

FAY: Buenas tardes. Quin es usted?

TRUSCOTT: Trabajo para la Empresa Metropolitana de Aguas. Estoy haciendo una recorrida del rea y me gustara inspeccionar el suministro principal.

MCLEAVY: Est fuera.

TRUSCOTT: En serio? Me pregunto cmo pudo ser instalado fuera. Muy ingenioso. Est seguro que no hay una llave de paso dentro de este armario? (Intenta abrir la puerta del armario y sonre.)

MCLEAVY: Est en el jardn.

TRUSCOTT: Dnde?

MCLEAVY: No lo s.

TRUSCOTT: Entonces, Seor, sugiero que la encuentre. Toda propiedad del Consejo debe estar disponible ante cualquier demanda. La ley es clara en ese punto.

MCLEAVY: Voy a buscarla inmediatamente, Seor. No quisiera verme fuera de la ley. (Sale hacia la derecha.)

TRUSCOTT: (Se vuelve hacia Fay.) Quin tiene la llave de este armario?

FAY: El hijo del caballero que acaba de salir.

TRUSCOTT: Tendr la buena voluntad de abrirlo? Podra convencerlo de la conveniencia de hacerlo.

FAY: Ya le he pedido que lo abra. Se neg rotundamente.

TRUSCOTT: Ya veo. (Se muerde el labio.) Muy significativo. Dgame, esta tarde estar fuera de la casa durante una cantidad de tiempo considerable?

FAY: S. Voy a asistir al funeral de mi difunta empleadora.

TRUSCOTT: Gracias, Seorita. Ha sido de gran ayuda. (Sonre, va hacia la ventana.) Quin envi esa corona enorme que est decorando el vehculo?

FAY: El concesionario del Rey de Dinamarca. No creo que el tributo de un patrn de bar merezca un lugar de honor.

TRUSCOTT: Por supuesto, Seorita. Usted tuvo una educacin estricta.

FAY: Cmo lo sabe?

TRUSCOTT: Lleva un crucifijo. (la mano de Fay va hacia el crucifijo que cuelga sobre su pecho.) Est abollado de un lado y, en la parte posterior, tiene grabadas las palabras: Convento de St. Mary. Solo Gentiles. No es difcil adivinar sus antecedentes con evidencia semejante.

FAY: tiene razn. Es un premio por mi buena conducta. Se aboll accidentalmente.

TRUSCOTT: Se la hizo su primer marido.

FAY: Durante una pelea.

TRUSCOTT: Que termin cuando usted lo mat de un tiro.

FAY: (Tomada por sorpresa.) Debe tener acceso a informacin confidencial.

TRUSCOTT: En absoluto. Son, ms bien, conjeturas. No voy a aburrirla con los detalles. El incidente sucedi en el Hotel Hermitage. Correcto?

FAY: (Algo preocupada.) Esto es muy raro.

TRUSCOTT: Mis mtodos de deduccin pueden ser aprendidos cualquiera que tenga un ojo agudo y un cerebro rpido. Cuando le estrech la mano sent la aspereza en uno de sus anillos de matrimonio. Aspereza que asocio con quemaduras de plvora y sal. Ambas sugieren la presencia de armas en ambiente martimo. Cuando se encuentra semejante evidencia sobre un anillo de matrimonio solo puede llegarse a una conclusin.

FAY: Cmo supo que sucedi en el Hotel Hermitage?

TRUSCOTT: Ese hotel es particularmente notorio a causa de tragedias de esta ndole. Arriesgu una hiptesis que result ser cierta. (Saca su pipa y muerde la boquilla.) Nunca se le ocurri preguntarse por qu todos sus maridos encontraron la muerte de manera violenta?

FAY: Eso no es cierto!

TRUSCOTT: El primero muri de un disparo. El segundo sufri un infarto durante la celebracin del aniversario de la Batalla de Mons. El tercero cay de un vehculo en movimiento. En cuarto muri de una sobre dosis en la vspera de su retiro del cuerpo de baile del teatro Sadlers Wells. El quinto y el sexto desaparecieron. Se presumen muertos. Su ltimo compaero fue secuestrado tres noches despus de casarse con usted. Por qu motivo?

FAY: (Con frialdad.) Me niego a discutir mi vida privada con usted.

TRUSCOTT: Durante diez aos la muerte ha estado persistentemente asociada a su nombre.

FAY: Podra decir lo mismo de un empresario de pompas fnebres moderadamente exitoso.

TRUSCOTT: Ellos deben mezclarse con la muerte. Es su trabajo. Usted no tiene esa excusa. Siete maridos en menos de una dcada. Hay algo que est seriamente mal en su aproximacin al matrimonio. Me asusta pensar que, si dejarse intimidar por experiencias anteriores, est considerando la posibilidad de un octavo compromiso.

FAY: Cmo lo sabe?

TRUSCOTT: Est usando el vestido de otro mujer como si hubiese nacido con l.

FAY: (Abriendo los ojos de par en par ante la sorpresa.) Me sorprende. Este vestido perteneci a la Sra. McLeavy.

TRUSCOTT: Una deduccin elemental. El cierre es del tipo que usan las mujeres mayores.

FAY: Debera ser detective.

TRUSCOTT: A menudo me confunden con uno. Es bastante incmodo. Mi mujer es acosada con frecuencia por gente que tiene la impresin de que es la mujer de un polica. Y ella me reprende por hacerla pasar por tales situaciones. (Se re.) Usted conoce, sin duda, el pan de todos los das de la vida marital. (mastica su pipa durante un momento.) Cuando piensa hacerle la propuesta al Seor McLeavy?

FAY: Inmediatamente. La demora sera fatal.

TRUSCOTT: Cualquier cosa que se combina con usted termina en una muerte.

FAY: Cmo se atreve a hablarme as! Quin es usted?

TRUSCOTT: (Saca su libreta y su lapicera. Agradable.) Un empleado del Consejo que deja volar su imaginacin. Por favor, perdneme si se sinti incmoda. (Arranca una pgina de la libreta y se la entrega a Fay.) Firme esta nota.

FAY: (Mirndola.) Est en blanco.

TRUSCOTT: As es. Quiero que me ayude ciegamente, sin hacer preguntas.

FAY: No puedo firmar una hoja de papel en blanco. Alguien podra fraguar mi nombre sobre un cheque.

TRUSCOTT: Firme con mi nombre, entonces.

FAY: No conozco su nombre.

TRUSCOTT: Por el amor de Dios, qu desconfiada que es. Firme como la reina Victoria. Nadie se atrevera a manosear su nombre. (Fay firma sobre el papel y se lo devuelve a Truscott.) Creo que esto es todo lo que quiero de usted, seorita.

FAY: Hara algo por m?

TRUSCOTT: Qu?

FAY: Djeme verlo sin su sombrero.

TRUSCOTT: (Alarmado.) No. Imposible. Nunca me quito el sombrero frente a una dama. Sera una falta de cortesa. (McLeavy entra por la derecha.) Tuvo xito en la bsqueda, seor?

MCLEAVY: S. Cerca del invernadero encontrar una placa de hierro. Debajo de ella hay una llave.

TRUSCOTT: Gracias, seor. Voy a mencionar su cooperacin en mi informe. (Se toca el sombrero.) Buenas tardes. (Sale por la derecha.)

MCLEAVY: Espero que encuentre lo que est buscando. Me gusta ser til a la autoridad.

FAY: Debemos evitar el abuso de confianza. No mostr credenciales.

MCLEAVY: Podemos confiar en la conducta de los servidores pblicos. Debemos dar a este hombre todas las oportunidades de cumplir con su tarea. Ignoro, como buen ciudadano que soy, los chismes que tratan de hacer caer a los funcionarios pblicos en el descrdito.

HAL: (entra por la izquierda.) Tenemos una demora. Un neumtico pinchado. (Quitndose el abrigo.) Estamos cambiando la rueda.

MCLEAVY: No me parece adecuado que un deudo tenga que ocuparse de cambiar un neumtico. Tu madre est en un lugar seguro?

HAL: Dennis est custodiando el atad.

MCLEAVY: Apurate. A tu madre no le gustaba llegar tarde.

HAL: Lo que ese atad contiene es muy preciado para m. Voy a asegurarme que llegue al cementerio sin contratiempos. (Sale por la izquierda.)

MCLEAVY: (Con una sonrisa, sacude la cabeza.) Es infrecuente que muestre afecto. ME conmueve.

FAY: La Sra. McLeavy era una buena madre. Tiene derecho a ser respetada.

MCLEAVY: As es. Orden cuatrocientos rosales para ayudar a mantener vivo su recuerdo. Intento fundar, en un lugar muy cerca de la iglesia, el Rosedal consagrado a la memoria de la Seora Mary McLeavy. El Paraso sentir vergenza.

FAY: Vio el paraso alguna vez?

MCLEAVY: Solo en fotografas.

FAY: Quin las tom?

MCLEAVY: El Padre Jellicoe. Es un hombre muy viajado.

FAY: No debe endeudarse.

MCLEAVY: La propia Seora McLeavy pagar ese rosedal. El testamento proveer.

Fay se sienta junto a l. Le toma la mano.

FAY: No s si puedo confiarle un secreto, pero sera malo de parte seguir mantenindolo en la ignorancia. Su esposa modific el testamento poco antes de morir. Me dej todo su dinero.

MCLEAVY: Qu? (Al borde del desmayo.)Es legal?

FAY: Perfectamente.

MCLEAVY: debe haber estado ebria. Y mi hijo y yo?

FAY: Me sorprende que tome esa actitud. No tiene sentido de la decencia?

MCLEAVY: Es el juicio divino que cae sobre m por haberme casado con una protestante. Cunto le ha dejado?

FAY: Diecinueve mil libras, incluyendo sus depsitos y sus joyas.

MCLEAVY: Sus joyas tambin?

FAY: Excepto su anillo de diamantes. Est pasado de moda y es demasiado grande para que lo use una mujer. Se lo dej a Harold.

MCLEAVY: Contratarla me ha costado una fortuna. Debe ser la enfermera ms cara de la historia.

FAY: No estar pensando que quiero el dinero para m, verdad?

MCLEAVY: S.

FAY: No es digno de usted. La generosidad de la Sra. McLeavy me ha puesto en una situacin incmoda.

MCLEAVY: destruir el testamento?

FAY: Ojal pudiera.

MCLEAVY: Por qu no puede?

FAY: Es un documento legal. Podra ser demandada.

MCLEAVY: Por quin?

FAY: Por el beneficiario.

MACLEAVY: Usted es el beneficiario. Nunca se demandara a s misma.

FAY: Podra si las cosas llegasen demasiado lejos. Debemos encontrar alguna forma de que el dinero pase a su cuenta bancaria.

MCLEAVY: No podra, simplemente, darme el dinero.

FAY: Piense en el escndalo.

MCLEAVY: Qu sugiere, entonces?

FAY: Debemos tener una cuenta bancaria conjunta.

MCLEAVY: Eso no provocara un escndalo an mayor?

FAY: No si estuvisemos casados.

MCLEAVY: casados? Pero, entonces, siendo la Seora McLeavy, tendra mi dinero de todas formas.

FAY: Esa es una forma de verlo.

MCLEAVY: No, soy demasiado viejo. Mi salud no soportara una esposa joven.

FAY: Soy una enfermera calificada.

MCLEAVY: tendra que abandonar su carrera.

FAY: Lo hara por usted.

MCLEAVY: No puedo darle nada a cambio.

FAY: No pido nada. Soy una mujer. Solo la mitad de la raza humana puede decirlo sin temor a contradecirse. (Lo besa.) Adelante. Pdame que me case con usted. No tengo intencin de negarme. De rodillas. Creo mucho en las posiciones tradicionales.

MCLEAVY: Me duelen las piernas.

FAY: El ejercicio le va a hacer bien. (McLeavy se arrodilla.) Use cualquier frmula que le guste, pero trate de no usar sustantivos abstractos.

HAL: (Entra desde la izquierda.) Estamos listos. La Presidenta de la Unin de Madres ya dio la seal para que empiecen a llorar. (Recoge su abrigo.) Tenemos que remontar la cresta de la ola de la emocin mientras dure.

FAY: Tendrn que esperar. Su padre est a punto de proponerme matrimonio. Creo que puede quedarse.

MCLEAVY: (Luchando para ponerse de pie.) No pienso dar una exhibicin. No delante de mi hijo.

HAL: Me sorprende que quiera volver a casarse. No hara justicia con su ltima esposa.

Suena una bocina. Dennis entra por la izquierda.

DENNIS: Querran subir todos al coche? El cura va a echar espuma por la boca si llegamos tarde.

MCLEAVY: (A Fay.) Esto es tan indigno. Mi esposa ni siquiera est en su tumba.

FAY: Y nunca lo estar si insiste en prolongar los procedimientos ms all de su duracin natural.

MCLEAVY: Voy a proponerle matrimonio camino al cementerio, enfermera McMahon. Eso ser suficiente?

DENNIS: (A Fay.) No pods casarte con l. Sabs lo que siento por vos.

FAY: No podra casarme con vos. No sos catlico.

DENNIS. Podras convertirme.

FAY: No estoy preparada para ambas cosas: esposa y apstol.

HAL: (Colocando un brazo sobre el hombro de Dennis.) Es ms rico que mi pap, sabe.

FAY: Trae el saldo de su cuenta bancaria con l?

DENNIS: No, no lo traje.

Suena la bocina.

MCLEAVY: La Sra. McLeavy est haciendo esperar al Creador. Voy a seguir cortejndola despus del entierro. (Sonido prolongado de la bocina.) Vamos, a habr que comprarle una bocina nueva!

FAY: He decidido no asistir. Presentar mis respetos y la despedir con la mano desde lejos.

MCLEAVY: La cantidad de gente que se despedir de lejos de esta pobre mujer me rompe el corazn. Y pensar que alquil autos de lujo porque tienen ms lugar. Podra haberme ahorrado semejante gasto. (Sale hacia la izquierda.)

DENNIS: (A Fay.) Ser tu esclavo.

FAY: (Ponindose los guantes.) No puedo casarme con un beb.

HAL: Podra dejarse el bigote.

FAY: La verdad, no me preocupa. Podra dejarse dos bigotes si le gusta.

HAL: Pero, le gustara a usted? El punto es ese.

FAY: El producto de la renta podra interesarme. De otra manera, un hombre con dos no sera ms fascinante que un hombre con uno.

DENNIS: Una vida plenamente productiva no es posible con un hombre de la edad del Seor McLeavy.

FAY: Vamos a probar que ests equivocado. El iniciar una segunda familia bajo mi gua.

HAL: Pierde su tiempo. Ya no puede criar ni una hilera de plantas de tomate.

Suena la bocina.

FAY: (A Dennis.) Al auto! No tengo intencin de casarme con vos.

DENNIS: (A Hal, en lgrimas.) Me rechaz. Me est rompiendo el corazn.

HAL: No sabe lo que se est perdiendo, beb.

DENNIS: S que lo sabe! Eso es lo humillante! (Se seca las lgrimas con el dorso de la mano.) Bueno, en lo que m concierne, el entierro se acab.

HAL: Sos el que conduce el coche. La gente va a notar tu ausencia.

Fay est junto al armario.

FAY: (Pausa.) De dnde sacaste el dinero?

DENNIS: me lo dej mi ta.

FAY: Eso es cierto, Harold?

HAL: (Luego de una lucha interna.) No.

DENNIS: Mi to, quise decir.

FAY: (A Hal.) Es cierto?

HAL: (desesperado, mirando a Dennis.) No.

DENNIS: Ests haciendo de nuestra vida juntos algo imposible. No pods mentir?

HAL: No puedo, beb. As me criaron.

Suena la bocina.

DENNIS: Trat de controlarte. Si vuelvo y descubro que te pasaste toda la tarde diciendo la verdad se acab!

Dennis sale por la izquierda. Fay saca de la cartera dos pauelos con el ribete negro, los despliega sacudindolos y le entrega uno a Hal.

FAY: Lmpiese la nariz. La gente espera sus lgrimas. (Fay vuelve a bajar su velo y ambos se acercan a la ventana. Saludan con la mano. Sonido del coche que se aleja. Pausa. Fay se vuelve y va hacia el armario. Se quita el velo.) Venga. Abra este armario. (Hal coloca el pauelo en su bolsillo.) No dude en obedecerme. Abra este armario.

HAL: Por qu est tan interesada?

FAY: Dej una campera dentro.

HAL: En serio?

FAY: La compr hace tres das. Tengo que cambiarme. El luto se ensucia demasiado cuando se lo usa durante mucho tiempo. (Mira a Hal en silencio.) Tengo una llave. Podra ver dentro. Mucho ms fcil.

HAL: tengo algo ah dentro.

FAY: Qu?

HAL: Un cadver.

FAY: No me diga que ha agregado el homicidio a la pila de indignidades que viene acumulando sobre su familia?

HAL: No es necesario asesinar a alguien para tener un cadver.

FAY: Est gerenciando su propia funeraria, entonces? (Pausa.) Dnde est escondiendo el dinero?

HAL: en el atad de mi madre.

FAY: Ese sera un escondite infrecuente. (Pausa.) Dnde est ahora? Conteste inmediatamente. No voy a repetir la pregunta.

HAL: El dinero est a resguardo de la corrupcin. La carne espera.

FAY: Dnde espera?

HAL: En ese armario?

FAY: bralo.

HAL: Usted tiene una llave.

FAY: No la tengo.

HAL: Estaba mintiendo?

FAY: S. (Hal le da la llave. Fay abre el armario, mira dentro, cierra la puerta y grita.) Esto es imperdonable. Voy a hablar con su padre. (Pausa.) Est parada de cabeza.

HAL: A usted no le he ocultado nada.

FAY: Su explicacin tuvo aristas de verdad. Naturalmente, no le cre una sola palabra.

HAL: Quiero enterrarla. Est dispuesta a ayudarme?

FAY: No! No podra. Este caso es para las autoridades.

HAL: Nunca llegar al altar sin mi ayuda.

FAY: No necesito su ayuda para llevar un hombre a la cama.

HAL: Mi padre cree profundamente que una puta no es la compaa adecuada para un hombre.

FAY: Una gran verdad.

HAL: Mi amigo Dennis se ha acostado con usted. Lo cuenta con mucho deleite.

FAY: Los jvenes suelen condimentar su conversacin con historias de violaciones para crear una buena impresin.

HAL: Usted no ha disfrutado la bendicin de una violacin. La nica vez que viol a alguien, yo estaba con l. Una tal Pauline Ching. Le rompi un diente tratando de resistirse. Con usted, todo fue legal. Mientras Jess sealaba su sagrado Corazn, usted sealaba el propio.

FAY: Nunca lo hara. Es una grosera.

HAL: Si se lo cuento a mi padre, nunca se casar con usted.

FAY: No he decidido si quiero casarme con su padre. Su amigo es una propuesta ms interesante.

HAL: No lo ser si habla con la polica.

FAY: (Pausa.) Chantaje? Apenas empieza el juego.

Hal saca un peine y se acerca al espejo. Se peina.

HAL: Quiero el cuerpo desnudo. No es posible que lo haga alguien del sexo opuesto. Adems, tengo un parentesco, lo que complica el asunto todava ms.

FAY: Piensa enterrarla en el campo?

HAL: S.

FAY: Y si un perro la descubre? Durante una cacera de zorros. No pens en los sabuesos de caza?

HAL: Es un cuerpo de mujer perfectamente preservado. No huele a nada. Quemaremos el uniforme. Puede quedarse con la ropa interior.

FAY: La ropa interior de su madre?

HAL: todo de primera calidad.

FAY: No podra. No es mi talle.

HAL: A la hoguera, entonces. Sus dientes podemos arrojarlos al ro.

FAY: No estamos cerca de un ro.

HAL: Podemos usar su auto.

FAY: Si me paga la nafta.

HAL: Muy bien.

FAY: Y a ella, dnde la pondremos?

HAL: En el asiento trasero. (Guarda el peine.) Siempre fue un pasajero del asiento trasero.

Hal abre la puerta del armario y arrastra la cama junto a l.

FAY: Y cunto piensa pagarme?

HAL: Veinte por ciento.

FAY: Treinta y tres y un tercio.

HAL: Puede quedarse con el anillo de bodas.

FAY: Es valioso?

HAL: Mucho.

FAY: Ser parte de mi coleccin. Ya tengo siete ganados por derecho propio. (Hal coloca al biombo alrededor de la cama.) Treinta y tres y un tercio y el anillo de bodas.

HAL: Veinte por ciento, el anillo de bodas y yo pago la nafta?

FAY: Treinta y tres y un tercio, el anillo de bodas y usted paga la nafta.

HAL: Es dura para negociar.

FAY: Nunca negocio.

HAL: Hecho. (Le arroja el cobertor del colchn.) Cbrala con esto.

FAY: (Va detrs del biombo.) Necesito ayuda para sacarla del armario. (Hal va detrs del biombo.) No voy a levantar el lado de la cabeza.

HAL: No va a morderla. Tiene sus guantes puestos.

Sacan el cuerpo del armario entre los dos y lo acuestan en la cama. Algo cae del cuerpo al suelo y rueda.

FAY: Qu es eso?

HAL: (Apareciendo desde detrs del biombo, busca.) Nada, nada.

FAY: (Asomando su cabeza por uno de los extremos del biombo.) Un tornillo del atad, tal vez?

HAL: Fue el anillo de matrimonio.?

FAY: (Mirando.) No, nada importante.

HAL: Me inclino a creer que as es.

Fay va detrs del biombo. Hal toma una sbana de detrs del biombo y la despliega sobre el suelo.

FAY: (Desde detrs del biombo.) Hermosos pies tena su madre. Para una mujer de su edad (Le alcanza un par de zapatos por sobre el biombo. Hal los coloca en el centro de la sbana.) Qu va a hacer con el dinero? (Le alcanza un par de medias sobre el biombo.)

HAL: Me gustara poner un burdel. (coloca las medias dentro de los zapatos.) Tendra un burdel de dos estrellas. Y, progresando un poco, podra pasar a uno de tres estrellas. Y lo promocionara solo con reserva. Jamn del medio. (Fay le pasa el uniforme. Hal lo dobla y lo coloca sobre la sbana.) Tendra una chica negra. No me gustan los lugares que discriminan. Y una finlandesa. Las hara trabajar juntas. Para resaltar el contraste. (Fay le pasa una combinacin. Hal la coloca en el montn.) Tendra dos irlandesas. Una catlica, y una protestante. Hara que la catlica atienda a los protestantes. Y, la protestante, a los catlicos. Para ensearles como vive la otra mitad. Tendra una rubia con el pelo teido de ngro, y una negra con el pelo teido de rubio. Tendra una enana. Y una bien alta con las tetas muy grandes.

Fay va pasando por sobre el biombo, en una rpida sucesin, un corset, un corpio y una bombacha. Hal los coloca sobre el montn.

FAY: Sigue con la intencin de quitarle los dientes?

HAL: S. (Pausa.) tendra una francesa, una alemana, una belga, una italiana (Fay le pasa una dentadura postiza por sobre el biombo.) y una que hable el espaol con fluidez y que interprete las danzas nativas de su pas a la perfeccin. (Hace chasquear la dentadura cual castauelas.) Lo llamara el Consummatum est. Y sera la casa de mala reputacin ms famosa de toda Inglaterra. (Fay sale de detrs del biombo. Hal sostiene los dientes.) Son unos buenos dientes. Se los dio la obra social?

FAY: No. Los pag ella misma con sus ganancias. El ao pasado tuvo algunas noches afortunadas en la mesa de bingo.

Fay pliega el biombo. El cuerpo yace sobre la cama, envuelto en la colcha y atado con sogas.

HAL: (Acercndose a la cama con la cabeza inclinada.) Fue una gran seora. Nada era suficientemente bueno para ella. Por eso es que debe irse.

FAY: (Saca una llave de su cartera y se la entrega a Hal.) Vaya a buscar el coche. Pague en efectivo. No quiero cargos a mi cuenta.

Truscott se acerca a la puerta de la izquierda. Su sombra se proyecta sobre el panel de vidrio. Hal recoge la sbana con las prendas dentro. Mira buscando algn lugar dnde dejarlas. Fay abre la puerta. Truscott est de pie fuera, sonriente.

TRUSCOTT: (Tocndose el sombrero.) Soy yo nuevamente, seorita. (Fay cierra de un portazo. Hal hace un bollo con la sbana y la coloca en el inodoro de la silla de ruedas. Fay coloca el biombo alrededor de la cama.) Puedo hablar dos palabras con usted? (Hal baja el asiento que cubre el inodoro, escondiendo las prendas de su madre.)

FAY: (Contestndole a Truscott.) S.

TRUSCOTT: Permtame pasar, entonces. No puedo sostener una conversacin a travs del ojo de la cerradura. Soy un funcionario pblico, podra perder mi pensin. (Hal se sienta en la silla de ruedas. Fay abre la puerta. Truscott entra.) Qu es lo que est pasando en esta casa?

HAL: Nada.

TRUSCOTT: Lo admite? Debe estar muy seguro de usted mismo. Por qu no estn ambos en el funeral? Pens que eran deudos.

FAY: Decidimos no asistir. Tuvimos miedo de quebrarnos.

TRUSCOTT: Esa es una actitud egosta. Los muertos no pueden enterrarse solos. (Saca su pipa del bolsillo y la llena con tabaco.)

FAY: Qu est haciendo aqu?

TRUSCOTT: (Sonriente.) estuve echando un vistazo en los alrededores de esta encantadora casa. Hurgando y curioseando.

HAL: Tiene una orden de registro?

TRUSCOTT: Para qu?

HAL: Para revisar la casa.

TRUSCOTT: Ya revis la casa. No quiero hacerlo nuevamente.

FAY: El procedimiento policial es de pblico conocimiento. Tienen que tener una orden de registro.

TRUSCOTT: Estoy seguro que esa es la obligacin de la polica pero, como ya le inform, soy funcionario de la Empresa de Aguas. Y nuestro procedimiento es diferente. (Se coloca la pipa en la boca y la enciende. Fuma y la mastica.) Ahora bien, hace un momento fui enviado como el tonto de los mandados. A menos que me equivoque, lo que busco est dentro de ese armario. (Pausa.) Abralo.

HAL: No est cerrado.

TRUSCOTT: No puedo confiar en su palabra, muchacho. (Hal abre la puerta del armario. Truscott se coloca un par de lentes y mira dentro. Sacude la cabeza, se quita los anteojos.) Esto le da al asunto un tinte completamente diferente.

FAY: Est vaco.

TRUSCOTT: Exactamente. Puedo ver que an queda un montn de trabajo de rutina por llevar a cabo. Le importara esperar fuera, seorita? Necesito hablar a solas con el joven. En cuanto su presencia sea requerida, se lo har saber. (Fay y Hal intercambian miradas de desconcierto. Truscott re complacido.) Siempre tengo dificultades con las damas. No pueden aceptar un fait accompli. (Pausa. Se quita la pipa de la boca y mira a Hal.) Qu sabe de un tipo llamado Dennis?

HAL: Es un amigo.

TRUSCOTT: Usted no quiere perder el tiempo con un joven como l. No es de su tipo. Tiene cinco embarazos sobre sus hombros.

HAL: Todos cometemos errores.

TRUSCOTT: Puede ser. Pero l tiene, obviamente, el hbito de cometer errores. Dnde engendra estos nios no deseados? No hay espacios abiertos. La polica patrulla regularmente. Estara cerca de lo imposible cometer el ms mnimo acto de indecencia, ni hablar de engendrar un nio. Dnde lo hace?

HAL: En las pistas de baile, cuando se llenan en el momento de la rumba.

Fay entra desde la izquierda.

TRUSCOTT: (removiendo su pipa, paciente.) Soy un hombre ocupado, seorita. Haga lo que le ped y espere fuera.

FAY: Cul es su nombre?

TRUSCOTT: Prefiero permanecer en el anonimato por el momento.

FAY: Su nombre cristiano.

TRUSCOTT: No profeso el cristianismo.

FAY: Es Jim?

TRUSCOTT: No.

FAY: Un hombre que est en la puerta dice que s.

TRUSCOTT: Me gustara poder ayudarlo pero, no estoy listo para admitir ningn nombre que no sea el mo propio.

FAY: Dice que su nombre es Meadows.

TRUSCOTT: (Pausa. Mueve su cabeza con prudencia.) Uno de mis nombres es Jim. Queda claro que este buen hombre conoce el dato y desea mostrar su conocimiento. (Voy a hablar con l. (Sale por la izquierda.)

FAY: (Cerrando la puerta, en voz baja.) hay un polica uniformado en la puerta! Estn sobre nosotros.

HAL: Estn fanfarroneando.

FAY: No. Dios trabaja para ellos. Lo tienen en los bolsillos, tal como siempre nos ensearon.

HAL: Tenemos que deshacernos de ellos. Si no, van a encontrar el cuerpo. (Abre la puerta del armario y guarda dentro los. Cierra rpidamente la puerta y se vuelve hacia Fay.) Se acuerda cuando la estbamos envolviendo?

FAY: No es algo que est deseosa de recordar.

HAL: Algo cay al suelo y no podamos encontrarlo?

FAY: S.

HAL: S lo que era.

FAY: Qu?

HAL: Uno de los ojos!

Ambos caen de rodillas y comienzan a buscar. Entra Truscott. Se ponen de pie.

TRUSCOTT: (Sonriente.) Solo un polica haciendo de s mismo una molestia. (Se acerca al biombo y mira detrs de l. Pausa. Se quita la pipa de la boca.) El robo de un faran es algo que no se me haba cruzado por la cabeza. (Pliega el biombo dejando ver el cadver envuelto en la colcha y atado con sogas.) De quin es la momia?

HAL: Ma.

TRUSCOTT: Quin fue antes?

HAL: Soy solo un nio.

TRUSCOTT: Un consejo. No me busque. Me va a hacer enojar. (Sonre.) OK?

FAY: No es una momia. Es un maniqu. Lo usaba para coser mis vestidos sobre l.

TRUSCOTT: De qu sexo es?

FAY: Le digo ella por mi costura. Las prendas eran femeninas y, como tengo una mente literal, elijo creer que las haca sobre una dama.

TRUSCOTT: Esplndido. Extraordinario argumento.

HAL: No puede ofrecerse evidencia real del sexo. Es contrario a la ley inglesa.

TRUSCOTT: S, un maniqu de sastre que provee evidencia de su sexo solo alimentara la mente de un juez mediocre con desconfianza. Por qu est envuelto?

HAL: Lo llevbamos al coche.

FAY: A una feria. Es parte de la exhibicin.

TRUSCOTT: Qu parte?

FAY: Una clase sobre costura. Indumentaria de preguerra. Para mostrar las diferencias en la tcnica.

TRUSCOTT: Y este maniqu es visitante frecuente de exhibiciones?

FAY: S.

TRUSCOTT: Y cundo tendr lugar el traslado del objeto?

FAY: No ser ahora.

TRUSCOTT: El acuerdo ha sido cancelado?

FAY: S.

TRUSCOTT: Por qu?

HAL. Mi amigo Dennis deba conseguir el transporte. Pero nos fall.

TRUSCOTT: le creo. De acuerdo con todo lo que escuch acerca de su amigo, dira que es perfectamente capaz de fallarle a un maniqu de sastre. (Se coloca la pipa en la comisura del labio. Saca su libreta y toma notas.) Dicen que este objeto espera ser transportado a una feria en donde ser utilizado para demostrar la continuidad en la tcnica de confeccin de ropa en gran Bretaa?

FAY: S.

TRUSCOTT: Suena como una explicacin razonable. Muy razonable. (Deja la libreta y mastica su pipa. Observa fijamente a Hal.) Qu estaba haciendo el sbado a la noche?

Larga pausa mientras Hal trata de evitar decir la verdad. Mira a Fay en agona.

HAL: (Finalmente.) Estaba en la cama.

Fay suspira aliviada.

TRUSCOTT: Puede confirmarlo, seorita.

FAY: Ciertamente no.

TRUSCOTT: (A Hal.) Qu estaba haciendo en la cama?

HAL: Estaba durmiendo.

TRUSCOTT: Espera, seriamente, que crea eso? Un hombre de su edad comportndose como un nio? Qu haca su amigo el sbado a la noche?

HAL: El tambin estaba en la cama.

TRUSCOTT: Y ahora me va a decir que l tambin estaba durmiendo.

HAL: Eso espero.

TRUSCOTT: (A Fay.) Qu coincidencia, seorita. No le parece? Dos hombres jvenes que se conocen mutuamente muy bien, pasan la noche en camas separadas. Dormidos. Me suena altamente improbable. (A Hal.) Cul es su excusa para conocerlo?

HAL: El es inteligente. Yo soy estpido, sabe.

TRUSCOTT: Por qu hace observaciones tan estpidas?

HAL: Soy una persona estpida. Es lo que trato de decirle.

TRUSCOTT: Qu prueba tengo de que es estpido? Deme un ejemplo de su estupidez.

HAL: No puedo.

TRUSCOTT: Por qu? No creo que sea en absoluto estpido?

HAL: Lo soy. Estoy involucrado en el robo al banco.

Fay emite un suspiro agudo. Hal se sienta, petrificado. Truscott se quita la pipa de la boca.

HAL: (Con una risa nerviosa.) Ah tiene, no me diga que eso no es estpido? Contarle eso.

TRUSCOTT: (Re tambin.) Debe ser estpido si espera que lo crea. Por qu, si estuviera involucrado en el robo al banco, no me lo dira.

FAY: No a menos que fuera estpido.

TRUSCOTT: pero es estpido. Acaba de admitirlo. Debe ser el criminal ms estpido en toda Inglaterra. A menos que (Mira a Hal con creciente sospecha.) a menos que sea el ms inteligente de todos. Cul fue su motivo para confesar lo del robo al banco?

HAL: probar que soy estpido.

TRUCOTT: pero ha probado lo contrario.

HAL: S.

TRUSCOTT: (Se muerde el labio, desconcertado.) Aqu hay ms de lo que se puede ver a simple vista. Estoy tentado a creer que estuvo involucrado en el robo al banco. S. Voy a informar a mi superior inmediato. El dir cuales son los pasos indicados a seguir. Puedo ser requerido para llevar a cabo un arresto.

FAY: La Empresa de Aguas puede arrestar gente.

TRUSCOTT: Puede hacerlo en determinadas circunstancias?

FAY: Qu circunstancias?

TRUSCOTT: No estoy preparado para revelar secretos del funcionamiento interno de la Empresa de Aguas a un miembro del pblico usuario. (A Hal.) Dnde est el dinero?

HAL: (Cierra los ojos, respira profundo.) Est siendo enterrado.

TRUSCOTT: Quin lo est enterrando?

HAL: El Padre Jellicoe, de la Compaa de Jess.

TRUSCOTT: Venga para ac! Venga para ac! (Hal va, le tiemblan las manos mientras se abrocha el abrigo.) Voy a hacerle una o dos preguntas. Quiero respuestas sensatas. Nada de pavadas. Comprendido? He sido claro? Hablo su mismo idioma. Me entiende?

HAL: S.

TRUSCOTT. Muy bien, entonces. Nos estamos entendiendo. (Pausa, se queda estudiando a Hal.) Ahora, sea sensato. Dnde est el dinero.

HAL: (Mirando su reloj.) En este momento, dira que a mitad del recorrido de la nave de la Iglesia de San Bernab y San Judas.

Hal se vuelve a medias. Truscott le da un puetazo en la parte posterior del cuello. Hal grita de dolor y se desploma men el suelo, frotndose el hombro.

FAY: (Indignada.) Cmo se atreve? Es solo un chico.

TRUSCOTT: No me impresiona su sexo, seorita. (A Hal.) Quiero la verdad.

HAL: Estoy diciendo la verdad.

TRUSCOTT: Entienda esto, muchacho. No puede salirse con la suya con esa impertinencia. Los jvenes de hoy en da tratan cualquier clase de autoridad como un desafo. Nosotros vamos a desafiarlo. Si se opone a mi mientras cumplo con mi deber, le voy a patear los dientes hasta que le salgan por la nuca. Est claro?

HAL: S.

Suena el timbre.

FAY. Me disculpara, Inspector?

TRUSCOTT: (Limpindose la frente.) Est en libertad de responder a su propio tiembre, seorita. Aas es como decimos si vivimos o no en un pas libre.

Fay sale hacia la izquierda.

TRUSCOTT: (Parndose sobre Hal.) Dnde est el dinero?

HAL: En la Iglesia.

Truscott lo patea violentamente. Hal grita de dolor y de pnico.

TRUSCOTT: No me mienta!

HAL: No estoy mintiendo! Est en la Iglesia!

TRUSCOTT: (Gritando, golpeando a Hal contra el piso.) Bajo cualquier otro sistema policial lo tendra llorando en el piso.

HAL: (Llorando.) Ya me tiene llorando en el piso.

TRUSCOTT: Dnde est el dinero?

HAL: Ya se lo dije. Est en la iglesia. Estn citando a San Pablo sobre l.

TRUSCOTT: No me importa si estn citando el cdigo de trnsito sobre l. ltima oportunidad. Dnde est?

HAL: (Desesperado, tratando de protegerse.) En la Iglesia! En la Iglesia! Mi padre est dando el ltimo adis a un milln cuatrocientas mil libras!

Truscott levanta a Hal del suelo a los tirones, golpendolo y patendolo. Hal grita asustado.

TRUSCOTT: Te voy a ahorcar con esa manguera que est fuera. Te voy a hacer mierda.! (Hal trata de defenderse, le sangra la nariz.) Te vas a tener que rer con la parte de atrs de esa cara.

Fay entra sosteniendo a McLeavy, que est profusamente vendado.

FAY: Tuvieron un accidente!

Truscott suelta a Hal, arrastra la cama hasta separarla de la pared y se la ofrece a McLeavy, que se desploma sobre ella, junto al cadver. Hal retira el cadver de la cama y lo arroja detrs del biombo.

TRUSCOTT: (A McLeavy.) Report el accidente?

McLeavy abre la boca pero la emocin lo excede y no puede emitir palabra.

FAY: Es el shock. No puede hablar.

TRUSCOTT: Le ha sucedido antes?

FAY: S. Seis o siete veces.

TRUSCOTT: Si tiene pensado hacerlo un hbito, debera aprender a hablar por seas. (A McLeavy.) Me entiende, Seor? (McLeavy cierra los ojos, se estremece. Truscott se incorpora.) Conozco gente que le toma la mitad de tiempo comunicarse con los muertos.

MCLEAVY: (Gimiendo.) Ah Ah

TRUSCOTT: Qu pas, Seor?

MCLEAVY: Tuve un accidente.

TRUSCOTT: Debo hacer un reporte completo. (Saca su libreta de notas.)

MCLEAVY: Est calificado?

TRUSCOTT: Eso, en este momento, no le concierne, seor? A su debido tiempo se lo har saber. Ahora, deme una declaracin completa.

MCLEAVY: (Se pasa la mano por la frente y se aclara la garganta.) Salimos con mucho nimo. El clima estaba hmedo y una neblina clida cubra el cielo. El camino hacia el cementerio suba por la colina. Era una ocasin triste para m. A pesar de esto, mantuve el control sobre mis emociones, negndome a mostrar cun grande era mi prdida. A lo largo del camino, perfectos desconocidos tenan la cortesa de quitarse el sombrero. Recibimos algunas miradas de admiracin por las flores y otras de compasin hacia m. (Pausa.) La dignidad del evento era incomparable. (Inclina la cabeza. Todos esperan. Truscott da pequeos golpes de impaciencia con su lpiz sobre la cabecera de la cama.) Entonces, cuando la solemne procesin estaba a mitad de la cuesta, un camin, claramente fuera de control, se precipit sobre nosotros estrellndose contra el coche que transportaba los restos, matando intantneamente al conductor

HAL: Dennis, no!

MCLEAVY: No. El Seor Walter Tracey. La carroza qued destrozada en segundos. Mientras tanto, la segunda parte del cortejo se estrell contra los restos humeantes. Fui despedido hacia un costado y me golpe la cabeza contra la carrocera del vehculo. La siguiente cosa que recuerdo es que estaba siendo auxiliado por gente que pasaba por el lugar. El camino pareca un campo de batalla. Cubierto de heridos y moribundos. Sangre, vidrios. (Se ahoga. Pausa.) Se iniciaron varios focos de incendio.

HAL: El atad sufri algn dao?

MCLEAVY: No. Tu madre est a salvo.

HAL: No se aboll. No se agujere?

MCLEAVY: No. La gente destac la extrema durabilidad de la tapa. Estaba a punto de darle una recomendacin al funebrero. Entonces, record que no estaba en condiciones de recibirla.

TRUSCOTT: Cuando decidi dedicarse a esto, sin duda debe haber entendido que no podra hacer dinero con su propia muerte.

FAY: Dnde est el atad?

MCLEAVY: Afuera.

FAY: (A Truscott.) Podemos traerlo?

TRUSCOTT: Por supuesto. No debemos dejar esperando a una dama. (Hal sale. Truscott se vuelve hacia McLeavy.) Por qu las bendas? Son producto del accidente?

MCLEAVY: Indirectamente. Mis heridas fueron provocadas por un sabueso afgano enloquecido que estaba siendo entrenado en el lugar. Me mordi cerca de la cara y en las manos. En el estado en que estaba era un blanco fcil.

TRUSCOTT: Tom nota de nombre del propietario?

MCLEAVY: No.

TRUSCOTT: Todo parece altamente irregular. El perro debe ser eliminado.

MCLEAVY: No lo hago responsable de sus acciones. Estaba asustado.

TRUSCOTT: He estado asustado en algunas ocasiones y no he mordido a nadie. Esta gente debera aprender a controlar a sus mascotas.

MCLEAVY: La duea del perro se haba desmayado.

TRUSCOTT: Me parece una persona sumamente inestable.

Hal y Dennis entran con el atad. Est chamuscado, ennegrecido y humeante.

FAY: Quin hubiera dicho que estara de regreso tan pronto.

MCLEAVY: Nunca fue buena para tomar decisiones. La muerte no la ha cambiado.

DENNIS: Las coronas han sido brutalmente daadas, Seor McLeavy. Debemos hacer un trabajo de reparacin en ese harpa

HAL: Y qu vamos a hacer para volver a ponerla en condiciones?

MCLEAVY: Comprar flores frescas, supongo. Siempre hay algo ms en que gastar.

Apoyan el atad. Uno de los costados se cae, dejando ver los billetes dentro. Dennis se para frente al atad, escondiendo el contenido de Truscott y McLeavy. McLeavy tiende la mano para estrechar la de Dennis.

MCLEAVY: (A Truscott.) Debe felicitar a este muchacho. Rescat el atad del auto en llamas corriendo un considerable riesgo personal..

TRUSCOTT: (Seco.) Si se comporta con semejante consideracin hacia una mujer muerta, qu no podramos esperar con una viva.

HAL: Necesitamos un toque final. Saben qu? Una imagen santa. En el centro. En medio de las velas.

FAY: Tengo una vrgen.

HAL: Qu podra ser mejor? Es todo un gesto. Ella saba lo que era la decepcin, no? Igual que nosotros. Un poco de imaginacin hace maravillas.

DENNIS: Es cierto. En nuestra profesin hemos descubierto que grandes impresiones pueden ser creadas con materiales sencillos: una vela, medio metro de terciopelo, un ramo de anmonas y parece que siguieran con nosotros.

MCLEAVY: Mi foto de Su Santidad realzara la escena, lstima que ya hubo otros tres papas despus de l.

FAY: A la Seora McLeavy no le importara. No era mujer e seguir la moda. Vaya a traerla.

McLeavy se dirige a la puerta pero Truscott le corta el paso.

TRUSCOTT: Debo pedirle que se quede en donde est. Nadie puede salir sin mi permiso

MCLEAVY: Por qu?

TRUSCOTT: Si desobedece mis rdenes, Seor, hace mi trabajo doblemente difcil.

MCLEAVY: Con qu autoridad imparte rdenes?

TRUSCOTT: Estara considerablemente ms contento si me permitiera hacer mi trabajo sin hacer preguntas.

MCLEAVY: Quin es usted?

TRUSCOTT: Soy un oficial de la Empresa Metropolitana de Aguas, seor, como ya se lo he dicho.

MCLEAVY: Pero la Empresa de Aguas no tiene poder para confinar a sus habitaciones a ciudadanos respetuosos de la ley.

TRUSCOTT: No si los ciudadanos son respetuosos de la ley.

MCLEAVY: Sean o no respetuosos de la ley, la Empresa de Aguas no tiene poder.

TRUSCOTT: No me propongo discutir casos hipotticos con usted, seor. Permanezca en donde est hasta nuevo aviso.

MCLEAVY: Pienso asesorarme legalmente.

TRUSCOTT: Como usted quiera. No tengo autoridad para impedrselo.

MCLEAVY: Quiero llamar a mi abogado.

TRUSCOTT: No puedo permitrselo. Sera contrario a las normas en vigencia. No tenemos un caso en su contra.

Truscott mastica su pipa. McLeavy lo mira furioso.

FAY: No puede ir a buscar la foto del Papa?

TRUSCOTT: Solo una persona responsable lo acompaa.

HAL: Usted es una persona responsable. Podra acompaarlo.

TRUSCOTT: Qu prueba hay de que soy una persona responsable?

DENNIS: Si no lo fuese, no se le hubiera otorgado el poder de comportarse como lo hace.

TRUSCOTT: (Lo considera mientras remueve su pipa.) Eso es perfectamente correcto. En ese caso, lo acompao, seor. Venga conmigo.

Truscott y McLeavy salen por la izquierda.

HAL: (Cerrando la puerta.) Tenemos que volver a poner el cuerpo en el atad y el dinero en el armario.

DENIIS: Por qu?

FAY: el Seor McLeavy puede pedir que vuelvan a abrir el atad. El formaldehido y tres embalsamadores le han dado a su esposa nuevos encantos.

DENNIS: Pero, un cadver solo es atractivo para otro cadver.

HAL: No podemos confiar en que sea de la misma opinin.

Dennis comienza a desatornillar la tapa del atad. Fay y Hal traen el cadver desde detrs del biombo.

DENNIS: (Al levantar la vista.) Eh! Qu es esto?

FAY: La Sra. McLeavy.

DENNIS: (A Hal.) Cunto le contaste?

HAL: Todo.

DENNIS: Nunca antes habamos involucrado a una mujer en algo de tan mal gusto. (Dennis retira la tapa del atad. Hal y Fay se llenan los brazos de billetes.) La mitad de este dinero es mo. Te casaras conmigo?

HAL: A partir de ahora estamos repartiendo entre tres, beb. Te toca un treinta y cuatro por ciento.

DENNIS: (A Fay.) Es suficiente?

FAY: En este momento tens una ligera ventaja sobre el Seor McLeavy.

Fay lo besa. Dennis tiembla y deja caer el dinero nuevamente en el atad.

HAL: (Enojado.) Rpido! Qu te pasa?

DENNIS: Me tiemblan las manos. Es la excitacin frente a la posibilidad del compromiso.

HAL: Te emocions con demasiada facilidad. Ese es tu problema.

La sombra de McLeavy aparece detrs del panel de vidrio. Dennis deja caer el dinero dentro del atad.

MCLEAVY: (Off.) Voy a quejarme ante la autoridad competente. Lo voy a reportar. (Hal coloca la tapa sobre el atad. McLeavy entra.) Cort el agua. Yo solo trataba de usar el bao

FAY: (De pie frente a McLeavy, tratando de evitar que vea el cadver.) Por favor! Las explicaciones no son necesarias.

Hal trata de arrastrar el cuerpo. Dennis abre el armario.

MCLEAVY: No creo que tenga nada que ver con la Empresa de Aguas. Fui esposado ah fuera. Lo saba? Esposado. (Ve el cadver. Pega un grito de espanto.) Qu es eso, por amor de Dios?

FAY: Parte de mis herramientas de trabajo.

MCLEAVY: Nunca antes lo haba visto.

FAY: Lo tena en mi cuarto. Era personal.

MCLEAVY: Y qu hace aqu?

FAY: Estoy trabajando para un evento de caridad.

MCLEAVY: Qu clase de trabajo?

FAY: Hago los trajes para el festival de Nuestra Seora. Me lo encargaron. La ropa que hice para el altar en Pascuas atrajo la atencin comit.

MCLEAVY: La felicito. Debe necesitar mucho espacio para trabajar. (A Dennis.) Lleve la herramienta de la enfermera McMahon a mi estudio.

FAY: (Ansiosa, con una sonrisa.) Es muy gentil de su parte, Seor McLeavy, pero preferira trabajar aqu. La presencia de la Seora McLeavy me inspira.

MCLEAVY: Muy bien, tiene mi permiso para trabajar ac. Espero ver los resultados finales.

Entra Truscott.

TRUSCOTT: (A McLeavy.) Todava quiere su foto del Santo Padre, Seor?

MCLEAVY: S

TRUSCOTT: Afuera encontrar un polica. l lo va a acompaar. Vaya.

MCLEAVY: No me gusta la forma en que me habla. Soy el dueo de casa. No puedo estar recibiendo rdenes de esta manera.

TRUSCOTT: (Acompandolo a la puerta.) No haga mi trabajo ms cansador de lo que es, seor. Busque la fotografa en cuestin y espere fuera hasta que lo llame. (McLeavy sale por la izquierda. A Dennis.) Quiero hablar dos palabras con usted. (A Hal y Fay.) El resto, afuera!

HAL: Puedo quedarme con l? Es un tipo nervioso.

TRUSCOTT: Yo tambin lo soy. Puedo hacerle compaa

FAY: Sera mejor si yo estuviera presente. En compaa de mujeres se relaja ms.

TRUSCOTT: Tendr que ponerse de acuerdo con su peculiaridad sicolgica. Ustedes, fuera! (Fay y Hal salen. Truscott enfrenta a Dennis, el cadver queda en medio de ambos.) Bien, voy a hacerle algunas preguntas. Quiero respuestas sensatas. Ya he tenido suficientes tonteras por el da de hoy. (Lo observa.) Ha estado alguna vez en prisin?

DENNIS: S.

TRUSCOTT: Por?

DENNIS: Robar abrigos y morder a un polica.

TRUSCOTT: El robo de un artculo de indumentaria es excusable. Pero los policas, al igual que las ardillas rojas, deben ser protegidos. Estuvo correctamente condenado. Qu sabe de los reclamos de paternidad?

DENNIS: Es cuando las chicas dicen que uno las hizo socias del club?

TRUSCOTT: No trate de evadir el tema. Ha cuntas mujeres ha embarazado?

DENNIS: A cinco.

TRUSCOTT: Usted esparce su semilla a lo largo del pavimento sin reparar en sexo o edad. (Golpea el cadver.) Qu est haciendo con esto? Se ha dedicado a la costura?

DENNIS: Lo estaba poniendo dentro del armario.

TRUSCOTT: Por qu?

DENNIS: para mantenerlo escondido.

TRUSCOTT: No trate de engaarme. Ya me han contado toda la pattica historia. Debe estar avergonzado de s mismo.

DENNIS: (Pausa, con resignacin.) Estoy arrestado, entonces?

TRUSCOTT: Ojal lo estuviera. Desafortunadamente, lo que ha hecho no es ilegal.

DENNIS: (Pausa, sorprendido.9 Cundo cambiaron la ley?

TRUSCOTT: Nunca hubo ley alguna.

DENNIS: Entonces, fue todo una tomada de pelo? A mi to le dieron dos aos.

TRUSCOTT: Por qu?

DENNIS: Robo a mano armada.

TRUSCOTT: Eso es contra la ley.

DENNIS: Sola serlo.

TRUSCOTT: Sigue sindolo.

DENNIS: Pens que la ley haba sido cambiada.

TRUSCOTT: Quin se lo dijo?

DENNIS: Usted.

TRUSCOTT: Cundo?

DENNIS: Ahora mismo. Pens que haba una nueva apreciacin de las responsabilidades de la sociedad hacia el criminal.

TRUSCOTT: habla como un juez.

DENNIS: He conocido varios.

TRUSCOTT: No me impresionan sus amigos importantes. (Masca su pipa y mira a Dennis de cerca.) Dnde est el dinero del trabajo del banco?

DENNIS: Qu trabajo del banco?

TRUSCOTT: Dnde est enterrado?

DENNIS: Enterrado?

TRUSCOTT: Su amigo dice que fue enterrado.

DENNIS: (Indignado.) Es un mentiroso!

TRUSCOTT: Una respuesta muy inteligente. Usted es un muchacho honesto. (Sonre y coloca un brazo sobre el hombro de Dennis.) Est preparado para cooperar conmigo? Me encanrgar de que no le pase nada. (Dennis se aleja.) Voy a declarar en su favor.

DENNIS: (Nervioso. Se re tratando de esconder su incomodidad.) No podemos alejarnos de la ventana? No quiero que alguien me vea hablando con un polica.

TRUSCOTT: No soy polica.

DENNIS: No?

TRUSCOTT: No. Soy de la Empresa Metropolitana de Aguas.

DENNIS. Usted es la ley! Me dio una patada en la comisara.

TRUSCOTT: No recuerdo haber hecho algo semejante.

DENNIS: Bueno, para usted es parte del trabajo de todo los das, no?

TRUSCOTT: Qu estaba haciendo en la comisara?

DENNIS: Me llevaron como sospechoso.

TRUSCOTT: Sospechoso de qu?

DENNIS: de lo del banco.

TRUSCOTT: Y se queja de haber sido golpeado?

DENNIS: S.

TRUSCOTT: Se lo dijo a alguien?

DENNIS: S.

TRUSCOTT: A quin?

DENNIS: Al oficial a cargo.

TRUSCOTT: Y l qu dijo?

DENNIS: Nada.

TRUSCOTT: Por qu no?

DENNIS: le faltaba el aliento de tanto pegar patadas.

TRUSCOTT: Espero, joven, que est preparado para sustanciar esta acusacin. Qu evidencias tiene?

DENNIS: Mis moretones.

TRUSCOTT: Y cul es la versin oficial?

DENNIS: Resistencia al arresto.

TRUSCOTT: No veo nada falto de razn en esto. Si trata de protegerse haciendo acusaciones infundadas se va a meter en serios problemas. (Toma a Dennis del cuello y lo sacude.) Si vuelvo a escucharlo alguna vez acusar a un polica de ejercer violencia sobre un prisionero, lo voy a llevar a la comisara y lo voy a golpear hasta que los ojos se le salgan de la cabeza. (Lo suelta violentamente.) Y ahora, fuera! (Dennis est por salir dejando el cadver en donde est.) Y llvese esa cosa con usted. No quiero volver a verlo ac.

Dennis sale hacia la izquierda con el cadver.Truscott cierra la puerta y, mientras lo hace, ve algo en el suelo. Se pone la pipa en un costado de la boca y recoge el ojo de vidrio. Lo sostiene a la luz para observarlo mejor. Se ve confundido. Lo huele. Lo sostiene cerca de su odo. Saca del bolsillo una lupa y lo observa con ella. Profiere una breve exclamacin de horror y sorpresa.

Teln

SEGUNDO ACTO

Truscott, junto a la ventana, examina el ojo bajo la lupa. McLeavy entra con una foto del Papa Po XII. Fay lo sigue.

MCLEAVY: Es posible usar el bao, Seor?

TRUSCOTT: (Guardando el ojo en el bolsillo.) El agua est cortada.

FAY: Quin la cort?

TRUSCOTT: Mis hombres lo hicieron.

MCLEAVY: (Entregndole la fotografa a Fay.) Voy a hablar por telfono. Tengo que reportar esto a sus superiores.

TRUSCOTT: Desconect el telfono.

MCLEAVY: Por qu?

TRUSCOTT: Siempre empieza sus frases con por qu? Eso es lo que ensearon en el colegio?

MCLEAVY: Mire, tengo derecho a saber es usted de los servicios sanitarios? Jams supe que tuvieran autoridad sobre la empresa de comunicaciones. No son entidades separadas? (A Fay.) La Empresa de Aguas y la Empresa de Comunicaciones? O se fusionaron? (A Truscott.) Nunca ha sido conectada la empresa de aguas con la de Comunicaciones, verdad?

TRUSCOTT: No estoy en posicin de decirlo, Seor.

MCLEAVY: Mustreme su orden de allanamiento y estar justificado. Si no, salga de mi casa. An los entes gubernamentales deben mostrar respeto ante la muerte.

TRUSCOT: No me venga con eso. Respete mi investidura, por favor.

MCLEAVY: (A Fay.) Es un sacerdote?

FAY: Si lo es, es uno que ha perdido sus hbitos.

MCLEAVY: (Mira a Truscott, se acerca a l, con curiosidad.) Quin es usted?

TRUSCOTT: Mi nombre es Truscott.

MCLEAVY: Qu clase de nombre es ese? Es un anagrama? Usted no es humano, no cabe duda. Estamos siendo vctimas de alguna clase de complot interplanetario. (A Fay.) Es probable que brille en la oscuridad. (A Truscott.) Vamos, no me importa qu clase de poder infernal representa. Quiero una respuesta directa. (Truscott lo mira con tranquilidad y en silencio.) Voy a ir a buscar a mis vecinos, que son de Dublin. Si usted es el ngel del Seor en persona, ellos podrn reconocerlo.

TRUSCOTT: ya ha sido advertido acerca de abandonar esta habitacin. Haga lo que le digo o atngase a las consecuencias.

MCLEAVY: Me atendr a las consecuencias.

TRUSCOTT: No puedo permitir que lo haga.

MCLEAVY: No tiene poder para detenerme.

TRUSCOTT: No estoy de acuerdo. Procedo segn mis rdenes.

MCLEAVY: De quin?

TRUSCOTT: De mi oficial superior.

MCLEAVY: No creo que exista!

TRUSCOTT: Si no se controla, tendr que amonestarlo!

MCLEAVY: S que vivimos en un pas cuyo respeto por la ley es proverbial: se dara poder de arresto a los semforos si tres juezas y un liberal miembro del parlamento lo sugiriesen, pero nunca haba escuchado que un funcionario de la Empresa de Aguas golpeara a un nio por robar manzanas o a poner en duda que un hombre adulto tenga derecho a estar en este planeta.

Silencio. Truscott se quita la pipa lentamente de la boca, midiendo sus palabras antes de hablar.

TRUSCOTT: Si me presta un momento de su atencin, le aseguro que todo este asunto quedar debidamente aclarado. No estamos jugando. Es mi deber y debo cumplir al mximo de mis posibilidades. (La puerta de la derecha se abre repentinamente, Dennis y Hal irrumpen con el cadver. Truscott los mira con atencin. Seala el cadver con su pipa.) Qu estn haciendo con eso?

DENNIS: Estbamos llevndolo fuera.

TRUSCOTT: Por qu? Necesitaba aire?

HAL: Estbamos por ponerlo en el garaje.

TRUSCOTT: Esto no es el garaje. Por qu lo traen nuevamente a esta habitacin?

HAL: En el garaje hay un sargento de polica.

TRUSCOTT: No creo que tenga inconveniente alguno en compartir el garaje con un maniqu de sastre.

HAL: Quera desvestirlo.

TRUSCOTT: Y cul sera el problema si un oficial desviste un maniqu?

DENNIS: No es decente.

HAL: Es catlico.

TRUSCOTT: (Con desprecio.) Qu cosas tan ridculas dice, muchacho. (Re amargamente.) Ho, ho, ho. Llvenlo al garaje. El oficial no se meter con l. Es casado y tiene hijos. (Nadie se mueve. Truscott masca su pipa, se la quita de la boca.) Vamos! Hagan lo que digo.

FAY: No! Prefiero que se quede aqu.

TRUSCOTT: Por qu?

FAY: Es valioso.

TRUSCOTT: Su valor ha aumentado durante los ltimos minutos?

FAY: No.

TRUSCOTT: Si su costumbre habitual es incitar a los jvenes a que anden corriendo por los jardines con un maniqu de sastre, usted debe cesar en el ejercicio de ese poder arbitrario.

FAY: Quera que estuviera en el garaje pero, despus de lo que acabo de escuchar, no puedo permitir que quede fuera de mi vigilancia.

TRUSCOTT: Realmente, seorita, su relacin con ese objeto tiene visos de criminalidad. Nadie en esta casa tiene sentimientos normales? Jams me haba cruzado con gente semejante. Si siguen as, los voy a arrestar a todos.

MCLEAVY: Cmo hace la Empresa de Aguas para realizar un arresto?

TRUSCOTT: Ya debe haberse dado cuenta, seor, que no soy de la empresa de aguas, verdad?

MCLEAVY: As es. Su comportamiento me estuvo causando una gran preocupacin.

TRUSCOTT: Cualquiera de las mentiras que he dicho nunca tuvo por objetivo engaarlo a usted, seor. Usted es si me permite decirlo- un hombre inteligente. (Re para s.) Pudo ver a travs de mi disfraz inmediatamente. Era simplemente un recurso para darme tiempo a revisar la situacin. Aceitar mis engranajes en una misin muy complicada. O dos misiones complicadas. Como pronto podr notar. (Hace una reverencia a McLeavy.) Tiene frente a usted a un hombre que, en lo suyo, es todo un personaje: Truscott, de Scotland Yard. Nunca escuch hablar de Truscott? El hombre que resolvi el asesinato de la chica sin extremidades? O fue antes de que usted naciera?

HAL: Quin asesinara una chica sin extremidades?

TRUSCOTT: Ella era la asesina.

HAL: Y cmo pudo hacerlo si no tena extremidades?

TRUSCOTT: No estoy dispuesto a responder preguntas de alguien fuera de la profesin. No queremos que un imitador del asesino nos caiga en las manos. (A McLeavy.) Se da cuenta de lo que hago ac?

MCLEAVY: No. Cada una de sus acciones han sido un misterio para m.

TRUSCOTT: As es como debe ser. El proceso mediante el que la polica llega a la resolucin de un misterio es, en s mismo, un misterio. Tenemos razones para creer que una cantidad de crmenes han sido cometidos bajo su techo. No haba excusa legal para una orden. No tenamos pruebas. Sin embargo, la Empresa de Aguas no necesita una orden para entrar a una vivienda privada. Y saqu provecho de ese vaco legal. Es por su propio bien que la autoridad se conduce de este modo aparentemente alarmante. (Con una sonrisa.) Lo deja satisfecho mi explicacin?

MCLEAVY: Claro que s, Inspector. Tiene un deber que cumplir. Mi libertad individual debe ser sacrificada. No tengo ms preguntas.

TRUSCOTT: Bien. Procedo, entonces, a sacar estos crmenes a la luz. Empezando por el menos importante.

HAL: Cul es?

TRUSCOTT: Homicidio.

FAY: (Ansiosa.) Homicidio?

TRUSCOTT. S, homicidio. (A McLeavy.) Su esposa falleci hace tres das? De qu muri?

FAY: El certificado es perfectamente legible.

TRUSCOTT: La lectura no es una actividad que estimulemos entre los oficiales de polica. Tratamos de mantener el papeleo al mnimo posible. (A McLeavy.) No tiene ningn comentario que hacer acerca de la forma en que muri su mujer?

MCLEAVY: Ninguno.

TRUSCOTT: Puedo ver que se conforma con poco. Yo no.

FAY: El mdico de la Seora McLeavy firm el certificado de defuncin.

TRUSCOTT: Eso tengo entendido. Pero acaba de diagnosticar un embarazo por dems extraordinario. Su mente estaba tan ocupada por la naturaleza del caso que omiti considerar todos los factores y firm el certificado en una nube de incredulidad cientfica. Alguien ha visto a la Seora McLeavy desde que muri?

HAL: Cmo podramos?

TRUSCOTT: Pueden todos ustedes jurar que no han tenido contacto alguno con la difunta?

DENNIS: No somos mdiums.

TRUSCOTT. Es una lstima. De haber sido as, hubiese simplificado considerablemente mi tarea.

FAY: No iba a mencionarlo, pero anoche tuve una experiencia psquica. Tres partes de la Seora McLeavy se materializaron ante m mientras me cepillaba el pelo.

TRUSCOTT: Su destino fue objeto de discusin?

FAY: S, con gran detalle.

MCLEAVY: No saba que tena visiones.

TRUSCOTT: (A Fay.) Tal vez la Sra. McLeavy y yo seamos las dos personas ms interesadas en su muerte. Me interesara escucharla acerca del tema.

FAY: Acus a su esposo de homicidio.

Sensacin.

MCLEAVY: Yo? Est segura que me acus a m?

FAY: S.

MCLEAVY: Ni siquiera la muerte ha sido capaz de silenciar su lengua viperina.

TRUSCOTT: Alguien estuvo con ella en el final? (A Hal.) Usted?

HAL: S.

TRUSCOTT: Estaba incmoda? Dej un ltimo mensaje?

HAL: No.

TRUSCOTT: Era su costumbre habitual?

HAL: Nunca antes haba muerto.

TRUSCOTT: Hasta donde usted sabe. Sin embargo, no me cabe duda de que nuestra informacin no es tan completa como supusimos. No murmur unas ltimas palabras? Mientras usted se inclinaba para besar su mejilla antes de que expirase?

HAL: Habl de un libro.

TRUSCOTT: Cul?

HAL: Hablaba recurrentemente de una encuadernacin rota.

TRUSCOTT: Era una metfora?

HAL: Eso pens.

Truscott se acerca a la biblioteca y toma un libro de un estante.

TRUSCOTT: Adems de las Biblias, que siempre tienen daada la encuadernacin, est este El Proceso de Phillis McMahon. Una enfermera acusada de asesinar a su paciente. (Enfrenta a Fay con una mira penetrante. Ella palidece.) Uno de mis casos. (Da vuelta las pginas hasta que encuentra una fotografa.) Mire esta fotografa.

HAL: es usted.

TRUSCOTT: S, pero no me favorece, verdad? Siempre eligen la peor. No pude conseguir que publiquen una foto decente. (Arranca la pgina de la fotografa, la hace un bollo y la guarda en su bolsillo.)

DENNIS: Hay alguna foto de la enfermera?

TRUSCOTT. Desafortunadamente, no. Alguien arranc todas sus fotos del libro. (Una vez ms mira inquisitivamente a Fay, ella se muestra incmoda.) De todas formas, tenemos algo igualmente condenatorio la escritura manual de la acusada. (Abre el libro en una pgina manuscrita.) Y aqu (Saca triunfante una hoja de su bolsillo.) la evidencia de aquello que me propongo condenar: un ejemplo reciente de la escritura de la enfermera de su difunta esposa. Idntica por donde se la mire.

MCLEAVY: (Mirando la hoja de papel.) Pero esto est firmado por la Reina Victoria.

TRUSCOTT: Uno de sus muchos alias.

McLeavy mira la evidencia sorprendido.

HAL: Por qu ella no lo reconoce si trabaj en el caso?

TRUSCOTT: Dos simples razones. No utilizo mi propia voz y soy un maestro del disfraz. (Se quita el sombrero.) Ve? Una completa transformacin. (A McLeavy.) Se ha salvado por pura suerte, seor. Hubiese sido vctima de homicidio dentro de un mes. Hace aos que estamos detrs de ella. Trece accidentes fatales. Dos casos de supuesto envenenamiento por pescado. Una desaparicin inexplicable. Ha practicado su propia forma de genocidio durante una dcada y la llama enfermera.

FAY: (Lo mira, agitada.) Nunca he matado a nadie.

TRUSCOTT: en el hospital George V de Hollyhead murieron ochenta y siete personas en una semana. Cmo lo explica?

FAY: Estaban en el pabelln geritrico, eran viejos.

TRUSCOTT. Tenan tanto derecho a vivir como cualquiera.

FAY: Yo estaba en el pabelln infantil.

TRUSCOTT: Cuntos inocentes masacr Phyllis?

FAY: Ninguno.

TRUSCOTT: No entiendo porque pretende dejar ese episodio bajo un manto de misterio. No puede escapar.

FAY: La Seora McLeavy acus a su esposo.

TRUSCOTT: No podemos aceptar el testimonio de un fantasma como evidencia. Se plantearan problemas imposibles de superar.

FAY: debe probar mi culpabilidad. Esa es la ley.

TRUSCOTT: Usted no sabe nada acerca de la ley. Yo no s nada acerca de la ley. Eso nos iguala ante los ojos de la ley.

FAY: Soy inocente hasta que se pruebe lo contrario. Este es un pas libre. La ley es imparcial.

TRUSCOTT: Quin le estuvo llenando la cabeza con esa basura?

FAY: No tiene nada en mi contra. No hay pruebas.

TRUSCOTT: Cuando haga mi informe voy a decir que usted misma me lo confes todo. Si tengo que forjar un caso en su contra, algo as podra perjudicarla.

FAY: Voy a negar esa confesin.

TRUSCOTT: El perjurio es un crimen muy serio.

FAY: Usted no tiene respeto por la verdad?

TRUSCOTT: Hay un dicho que tenemos en la sala de interrogatorios: Pierde el tiempo con la verdad y recorrers la misma calle hasta que te jubiles.

FAY: (Quebrndose.) La fuerza policial britnica sola ser conducida por hombres ntegros.

TRUSCOTT: Un error que ha sido rectificado. Y ahora, vamos. No tengo todo el da.

FAY: (Secndose los ojos.) Mi nombre es Phyllis Jane McMahon, alias Fay Jane McMahon. Tengo veintiocho aos y soy enfermera de profesin. El pasado tres de diciembre puse un aviso clasificado en el diario ofreciendo mis servicios. El Seor McLeavy respondi a mi solicitud. Quera que cuidase de su esposa hasta que recuperara su salud: tarea que encontr imposible llevar adelante. La Seora McLeavy estaba muriendo. Si la eutanasia no fuese contraria a mi religin la hubiese practicado. En su lugar, decid asesinarla. Le administr veneno durante la noche del veintids de junio. LA encontr muerta por la maana y notifiqu a las autoridades. No he sentido ms que pena desde entonces. Me arrepiento de mi espantoso crimen. (Llora.)

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