Bolivia Ahora Es Cuando Carajo

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“¡AHORA ES CUÁNDO, CARAJO!”Del asalto a la transformación del Estado en Bolivia

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  • IGO ERREJN / ALFREDO SERRANO

    (COORDS.)

    Ahora es cundo, carajo!

  • IGO ERREJN / ALFREDO SERRANO(COORDS.)

    AHORA ES CUNDO,CARAJO!

    Del asalto a la transformacin del Estado en Bolivia

    PRLOGO DE EMIR SADER

    Helena Argirakis

    Manuel Canelas

    igo Errejn

    Rubn Martnez

    Alberto Montero

    Albert Noguera

    Ral Prada

    Juan Ramn Quintana

    Silvia Rivera

    Elizabeth Salguero

    Alfredo Serrano

    Ximena Soruco

    Pablo Stefanoni

    Francisco J. Verdes-Montenegro

    EL VI E J O TO P O

  • De cada texto su autor

    Edicin propiedad de Ediciones de Intervencin Cultural/El Viejo Topo

    Diseo: Miguel R. Cabot

    ISBN: 978-84-15216-24-7

    Dposito Legal: SE-7011-2011

    Imprime: Publidisa

    Impreso en Espaa

  • PrlogoBolivia en Amrica Latina. Retos de la emancipacin 9Emir Sader

    IntroduccinDe las turbulencias a la construccin estatal 13igo Errejn y Alfredo Serrano

    I. La refundacin del estado: Proceso constituyente y la NCPE 35

    El proceso constituyente: la activacin de la Soberana 37Rubn Martnez La ruptura constitucional: rasgos novedosos de la nueva Constitucin 63Albert Noguera

    II. El asalto del Estado: crisis orgnica y construccin del poder poltico 85

    El evismo y la ambivalencia de la emergencia plebeya 87Pablo Stefanoni

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    Sumario

  • Evo Pueblo. La hegemona del MAS 111igo Errejn

    III. Estado, Descolonizacin y patrn econmico 143

    Horizontes del cambio: Estado plurinacionaly socialismo comunitario 145Ral PradaEntre el Buen Vivir y el Desarrollo: una perspectiva indianista 169Silvia RiveraEl modelo econmico del cambio 181Alfredo Serrano y Alberto Montero

    IV. Identidades Territoriales y Conflicto Regional 197

    Ser crucea en el gobierno de Evo 199Helena ArgirakisSin por-venir? Conquista y autonoma en el Oriente boliviano 209Ximena Soruco

    V. El cambio desde los ngulos muertos 237

    La nueva poltica exterior boliviana (2005-2010):ms autonoma y nuevos desafos 239Manuel Canelas y Francisco J. Verdes-MontenegroLas Fuerzas Armadas y el nuevo Estado Plurinacional 267Juan Ramn QuintanaMujeres en el proceso de cambio: Miradas desde el feminismo comunitario 285Elizabeth Salguero

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  • PrlogoBolivia en Amrica Latina Retos de la emancipacin

    Emir Sader

    En un corto espacio de tiempo Amrica Latina ha pasado de ser la regin pri-vilegiada de hegemona neoliberal, el continente donde ha habido ms go-biernos neoliberales y de corte ms radical, a ser la nica regin en el mundocon gobiernos que, en la prctica, pretenden desarrollar polticas que supereneste rgimen poltico y patrn de acumulacin capitalista. Es como si el con-tinente, saturado de tanta apologa del mercado y del libre comercio, vivierauna resaca neoliberal y se lanzara a las aventuras posneoliberales.

    El imagen de los cinco presidentes latinoamericanos en el Forum SocialMundial de Belem, en enero del 2009, todos oustiders de las lites tradiciona-les un arzobispo paraguayo vinculado al movimiento campesino, un militarmoreno nacionalista venezolano, un intelectual crtico ecuatoriano, un ldersindical brasileo y un lder indgena y cocalero boliviano era un perfectoreflejo del terremoto poltico que ha sacudido la regin en los ltimos aos.Tambin mostraba un cierto aislamiento del continente respecto al resto delmundo: en Europa, Estados Unidos y Japn se consolida un polo conservadorde los pases del centro del sistema capitalista, los vencedores de la globaliza-cin globalizadores, opuesto a cualquier cambio; mientras que en Amrica

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  • Latina los perdedores de la globalizacin los globalizados votan hacia la iz-quierda buscando cambios tanto en las polticas al interior de los pases comoen el sistema interestatal regional e internacional.

    Las crisis especficamente generadas por las polticas ortodoxas de ajusteestructural la mexicana de 1994, la brasilea de 1999, la argentina de 2001-2002 fueron revelando el agotamiento del modelo neoliberal sin que se hu-biesen cumplido ninguna de sus promesas, ni tan siquiera el controlinflacionario, la ms esgrimida y simblica de los paquetes de reforma. Eneste proceso se fue decantando una verdadera crisis de hegemona en el con-tinente, por la cual el viejo bloque en el poder, cuya faccin dominante era elcapital financiero, vea crecientemente erosionada su capacidad de gobierno,al tiempo que tena cada vez ms difcil la generacin de alianzas para la re-composicin interna del bloque. De ah las situaciones de inestabilidad queviven la mayor parte de pases del continente, en las que lo viejo derrochatodas sus debilitadas energas para intentar prolongar su agona mientras lonuevo busca sus formas de nacimiento y desarrollo.

    Bolivia representa un caso ejemplar en este proceso regional. El paso delfracasado segundo gobierno de Gonzalo Snchez de Lozada, Goni, a la con-solidacin del gobierno de Evo, con un apoyo popular indito en el pas, esquizs uno de los episodios ms destacados de esa transicin hegemnica re-gional. Para que surgiera un nuevo bloque social que disputara la hegemonay empezara a construir una nueva etapa en la historia del pas, fue necesarioun protagonismo extraordinario del movimiento indgena, especialmente entre2000 y 2005, que impidi inicialmente la privatizacin del suministro de aguay lider enseguida la lucha por la nacionalizacin de los hidrocarburos, orga-nizando la plataforma de luchas sociales que llevara a Evo Morales al gobierno.Despus de tumbar sucesivamente a cinco gobiernos, los movimientos ind-genas y campesinos dieron el salto determinante, pasando de la resistencia ala lucha hegemnica a travs del partido del Movimiento Al Socialismo, MAS.

    Pero, a la vez, fue indispensable un movimiento terico, que hizo la crticadel economicismo tradicional de la izquierda boliviana, anclada en la Revolu-cin de 1952, incapaz de descubrir al indgena detrs del campesino. Su dis-curso interpelaba al indio, por la tradicional pregunta En qu trabajas? que,al recibir la respuesta inmediata correspondiente en la tierra reciba el clichde campesino. Y, como era caracterstico en la izquierda eurocntrica, aquellaque nunca ha ledo a Maritegui, tildaba a ese campesino al estilo de la ima -gen de Marx en El XVIII de Brumario, de las papas en un saco de papas, de

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  • aliado vacilante de la clase obrera, porque aunque pequeo, era propietario,por lo tanto no exactamente proletario. Ese campesino debiera esperar laorientacin y la direccin poltica del obrero en el caso boliviano, del mi-nero para que se configurara la alianza obrero-campesina. El indgena debaas olvidarse de su identidad secular de aymara, quchua o guaran, para asu-mirse simplemente como campesino, dentro de unos parmetros importadosde Europa.

    Fue el grupo Comuna, en el que destaca el actual vicepresidente del pas,lvaro Garca Linera, el que emprendi la labor de deconstruccin de ese eco-nomicismo de la izquierda tradicional, para permitir el surgimiento del nuevosujeto histrico boliviano el movimiento indgena boliviano. La teorizacinde este sujeto acompa su emergencia, mientras lideraba las resistencias an-tineoliberales apoyndose en sus formas de vida y produccin comunitaria,hasta conseguir elegir, en un pas con ms de dos tercios de autoidentificacinindgena, a un lder indgena campesino como presidente del pas.

    La primera victoria electoral de Evo Morales dio inicio al largo y conflictivoproceso de superacin de la crisis hegemnica. Tras las sublevaciones popularesy la llegada del MAS al gobierno, se abri la tarea titnica de transformacindel Estado, de su refundacin a travs de un proceso constituyente que cons-truyese un nuevo orden estatal dirigido por el bloque social emergente.

    El boliviano es un proceso poltico paradigmtico en Amrica Latina, lo cualhace ya de este libro una contribucin indispensable para entender por qu elcontinente se ha convertido en el centro de las luchas por la superacin del neo -liberalismo. Paradigmtico por la estrategia de resistencia a los gobiernos neoli-berales, por la construccin de un partido de los movimientos sociales, por laeleccin de un lder indgena y cocalero como presidente del pas, por la na-cionalizacin de los recursos naturales, por la convocatoria de una AsambleaNacional Constituyente, por la realizacin de la reforma agraria, por dar inicioa un profundo proceso de refundacin y descolonizacin estatal.

    Adems, el libro coordinado por Alfredo Serrano e igo Errejn acerca alos lectores espaoles las reflexiones contemporneas sobre la direccin, el sen-tido y el alcance de las transformaciones en curso en Bolivia, en el momentodecisivo, y sorprendentemente an poco analizado, del paso de la contrahe-gemona a la construccin de poder poltico y su institucionalizacin. En eseesfuerzo, convergen analistas y acadmicos del Estado espaol con tericos eintelectuales bolivianos, entre los que destacan Juan Ramn Quintana, PabloStefanoni (argentino en vas de bolivianizacin), Silvia Rivera o Rosana Ba-

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  • rragn. En este esfuerzo conjunto participan as algunas de las voces que conms vigor ayudan a descifrar los dilemas del tiempo histrico que vive Bolivia,con un pensamiento crtico, radical, creativo.

    Una vez ms Bolivia se vuelve el ojo del huracn en Amrica Latina. Lofue ya con la conquista y las rebeliones anticoloniales. Despus en la Revolu-cion Nacionalista de 1952; la siguiente, durante la gesta del Che. Esta ltimaest representada por el gobierno de Evo Morales, con todo lo que significa ycontribuye para el combate fundamental en la Amrica Latina contempornea:la construccin de proyectos y sociedades posneoliberales y, ojal, anticapita-listas.

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  • Introduccin

    De las turbulencias a la construccin estatal

    igo Errejn y Alfredo Serrano1

    SUMARIO: 1. Por qu Bolivia. 2. Objetivos y miradas de este libro: la re -

    flexin pendiente, cuando los resistentes llegan al gobierno. 3. Autores, cap-

    tulos y organizacin del libro. 4. Bibliografa.

    Por qu Bolivia

    Amrica Latina se ha convertido en el continente ms poltico en el sentidoms profundo del trmino. Es la regin ms activa y dispuesta a transformarlos significados instituidos, la distribucin de los bienes comunes econmi-cos, sociales, simblico-culturales, institucionales, las reglas de convivenciay los horizontes de futuro.

    Vivimos un momento histrico caracterizado por la incertidumbre, por labrecha entre la constatacin de un cierto agotamiento sistmico y el desarrolloan insuficiente, incipiente en el mejor de los casos, de las propuestas alter-nativas. En ese impasse, las experiencias de transformacin social en marchaen Amrica Latina son, con todas sus contradicciones y lmites, verdaderos

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    1. igo Errejn es doctor en Ciencia Poltica e investigador en la Universidad Complutensede Madrid y Alfredo Serrano es doctor en Economa y profesor en la Universidad Pablo de Ola-vide de Sevilla. Ambos son miembros del Consejo Directivo de la Fundacin CEPS (Centro deEstudios Polticos y Sociales).

  • laboratorios polticos, de obligado estudio y discusin por tanto para lasciencias sociales y el pensamiento crtico.

    Bolivia, en particular, concentra con mayor densidad la mayora de los in-gredientes que hacen interesante a Amrica Latina. Por citar slo los ms des-tacados: los retos de la emergencia de una identidad tnica sobre cuyasubalternizacin se construyeron los Estados de la regin, la problemtica deun rgimen de acumulacin concentrador de riqueza, los procesos de periferiacomo lmites histricos a la soberana nacional y la cohesin social, la fragilidaddel estatus de ciudadana y su desbordamiento por prcticas pblicas no es -tatales, la conflictividad regional y la territorializacin de las identidadespol ticas, o la irrupcin en el gobierno de una fuerza poltica de carctermo vimentista-sindical.

    Todos estos elementos han atravesado la crisis orgnica que ha protagoni -zado el pasado inmediato de Bolivia: la incapacidad del bloque histrico diri-gente de conseguir una aceptacin siquiera sea pasiva de su funcin rectora, eincluso de imponerla con los instrumentos de coaccin pblica, que agravabanas la crnica debilidad estatal y la insuficiencia de los mecanismos de inclusine institucionalizacin poltica que han hecho del pas andino un record deines tabilidad, polarizacin de la estructura social, revueltas y golpes de Estado.

    Las reformas neoliberales fueron un ambicioso intento de refundacin esta -tal, basada en el debilitamiento de lo pblico, en la inversin privada extranjeray en un boboaperturismo como motor de desarrollo y el fortalecimiento delsistema poltico a travs de la inclusin individualizada de la poblacin en unaciudadana mercantil en la que los derechos se convertan en posibilidadesde competencia, y la mediacin corporativa y sindical en los canales verticalesentre los partidos y sus representados.

    Ese modelo, en lo econmico, fall en todo; se produjo un proceso notablede desindustrializacin siguiendo el patrn primario exportador sin generarningn valor agregado, concretado en una menor democratizacin de los me-dios de produccin, y en una distribucin primaria del ingreso cada vez msdesigual, y en pauprrimas condiciones sociales y econmicas para la mayorade la poblacin boliviana. En su vertiente ms poltica, el modelo de Estadoneoliberal permiti disponer de sus propios nortes en el sur e incrementlas expectativas generales de inclusin y ascenso social, aumentando as las de-mandas dirigidas al Estado y al gobierno. Estas demandas, es cierto, empezarona vehicularse por canales hasta entonces no convencionales, como los muni-cipios creados por la Ley de Participacin Popular de 1994 o las redes de

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  • las organizaciones no gubernamentales de la cooperacin extranjera. No obs-tante, iban en ltima instancia dirigidas a un Estado al que las desregulacionesfinancieras y comerciales, los ajustes fiscales y las sucesivas privatizaciones ha-ban desposedo de la mayor parte de sus instrumentos de regulacin social, ypor tanto era incapaz de satisfacer la mayora de las demandas recibidas. Enadicin, en el sistema de partidos las lneas divisorias entre opciones polticasfueron desgastndose paulatinamente por una poltica promiscua de pactos,coaliciones de gobierno e intercambio de cargos pblicos, saludada oficial einternacionalmente como consociativa y consensual. Sin embargo, la go-bernabilidad basada en todas las combinaciones del pacto intra-lites no fuecapaz de integrar las expresiones de descontento, de gestionar el antagonismosocial, y sufri un acelerado desprestigio que contagi a todo el sistema polticode lo que se conoci como la democracia pactada o el pactismo.

    Se produjo entonces lo que Ernesto Laclau llama una ruptura populista(Laclau, 2005) que dicotomiz la sociedad boliviana en dos campos polticosconstitudos en el antagonismo: de un lado el pueblo, identificado con losintereses siempre postergados de las mayoras empobrecidas y racializadascomo indios, del otro lado las lites blancas y propietarias, rectoras del Es-tado desde su fundacin, y responsabilizadas del subdesarrollo, el racismo yla miseria. Es sobre esta construccin discursiva que el Movimiento Al Socia-lismo (MAS) pudo llegar al gobierno tras muchos aos de protestas y revueltassociales contra las reformas neoliberales. El partido de Evo Morales (el MAS)se present exitosamente como la cristalizacin de un plebiscito entre las ma-yoras sociales y el rgimen decadente, y por ello su victoria estuvo cargada devoluntad refundacionalista: la apertura de un proceso constituyente, la nacio-nalizacin de los hidrocarburos, la descolonizacin del Estado o la reformaagraria, figuraban como los ejes centrales del mandato popular que llevo aMorales a ser el primer presidente indgena de Amrica Latina2.

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    2. Aunque ha habido en Amrica Latina otros jefes de Estado que por sus rasgos fsicos y cultu-rales podan ser denominados como de origen indgena, todos ellos se han autoidentificado comomestizos o han diluido su identidad indgena en marcos de referencia nacionales ms amplios. EvoMorales es el primer presidente en llegar a serlo en tanto que indgena, reivindicando su origen ind-gena y postulndolo como bandera poltica para la creacin de amplias solidaridades. Para el anlisispoltico que realizamos en este libro, la objetividad de los elementos antropolgicos con los que seconstruye la etnicidad nos importa menos que la autopercepcin y asuncin de lo indgena comoidentidad desde la que comprender e interactuar con el mundo. Por esa misma razn, las discusionessobre la veracidad de la pertenencia aymara de Evo Morales o su dominio de esta lengua nos parecen

  • Objetivos y miradas de este libro: la reflexin pendiente, cuando los resistentes llegan al gobierno

    El trnsito histrico descrito, por s solo, hace merecedor al proceso polticoboliviano de la atencin del lector. No obstante, existen ya anlisis de calidadsobre la acumulacin de fuerza en las capas sociales subalternas bolivianas ysus estrategias de movilizacin y cerco al poder constituido, finalmente exito-sas. La mayor parte de ellos han sido publicados en Bolivia, pero algunos hanconseguido cruzar el charco editorial y estn disponibles en el Estado espaol.

    Son muy pocos los ttulos de referencia sobre el proceso poltico bolivianodisponibles en el mbito editorial espaol. De entre ellos, destaca la obra co-lectiva sobre los movimientos sociales bolivianos y el Ciclo Rebelde 2000-2005, coordinada por Jess Espasandn y Pablo Iglesias (2007) publicada enel Estado espaol por El Viejo Topo. Este, Bolivia en movimiento, es un ttulode referencia obligada para los estudiosos de los movimientos sociales y los in-teresados en el ciclo de accin colectiva disruptiva en la crisis del modelo neo -liberal en Bolivia. Sin embargo, por razones temporales y de enfoque, el librode Espasandn e Iglesias deja fuera de su mirada la etapa que se inaugura conel gobierno de Evo Morales, que es precisamente el objeto de estudio de la pre-sente obra. Tambin en el 2007, se public en el Estado espaol Evo. Despertarindgena, de Elizabeth Subercaseaux y Mal Sierra (2007), que a partir de labiografa poltica y las entrevistas con el presidente boliviano pretende ofreceruna visin panormica del proceso poltico boliviano, interesante para quienesse acerquen a l por primera vez pero insuficiente para quienes busquen un an-lisis con cierta profundidad. Podra decirse que es una versin similar, aunquede menor impacto, que el libro de Stefanoni y Do Alto Evo Morales. De la cocaal Palacio (2006).

    En lengua inglesa, se han publicado paradjicamente ms ttulos sobre elcambio poltico y social en Bolivia. Es obligado destacar al historiador HerbertKlein (1970, 1992, 2003) cuyos trabajos siguen siendo reeditados por su rigory su pertinencia para aportar una perspectiva temporal amplia a los anlisisms actuales. En es misma lnea se ubica el ingls James Dunkerley, cuya obraRebellion in the veins (1984) es el mejor estudio sobre la historia del siglo XX

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    menos relevantes que el hecho radicalmente poltico e innovador de la llegada al Palacio Quemadode alguien que se denomina y le denomina indio.

  • boliviano, imprescindible para la comprensin de las races polticas del pro-ceso actual. Dunkerley tambin ha incurrido recientemente en la investigacinde los cambios en marcha, con un resultado igualmente destacable en Bolivia:Revolution and the power of history in the present (2007). Especficamente cen-trados en el perodo de reformas neoliberales y la contestacin social es el librode Benjamin Kohl y Linda Farthing Impasse in Bolivia. Neoliberal Hegemony& Popular Resistance (2006) que por su meticuloso trabajo de revisin biblio-grfica y de Fuentes primarias supone una investigacin de lectura prioritariapara la comprensin del proyecto neoliberal y de su crisis y superacin encurso en Bolivia. En el mismo sentido, aunque ms centrado en la composi-cin y los repertorios de intervencin de los movimientos sociales indgenas,est Revolutionary Horizons. Past and Present in Bolivian Politics (2007) de Fo -rrest Hylton y Sinclair Thomson.

    Obviamente, en Bolivia y Amrica Latina hay muchas ms publicacionessobre el proceso poltico boliviano. Excede con mucho el objetivo de este pa-rntesis glosarlas todas, siquiera una lista de las mnimas imprescindibles. Perono nos resistimos a citar tres referencias que juzgamos de importancia central:En primer lugar la compilacin de textos de lvaro Garca Linera La potenciaplebeya. Vicepresidente de Bolivia y uno de los intelectuales crticos ms lci-dos de Amrica Latina, ofrece una slida base de anlisis sociolgico e histricopara la comprensin de las fuerzas sociales subalternas que precipitaron la crisisdel Estado neoliberal. (Linera, 2009) Si bien esta obra no est disponible enel Estado espaol, puede conseguirse a travs de Clacso; su publicacin ennuestro espacio editorial es en todo caso ms que recomendable para los inte-resados en Bolivia y en los movimientos sociales en general. En segundo lugar,destacan los escritos de Pablo Stefanoni, uno de los ms lcidos estudiosos delgobierno del MAS, que contribuye tambin en esta obra. La obra conjuntacon Svampa y Fornillo Debatir Bolivia Los contornos de un proyecto de descolo-nizacin (2010) es una investigacin actual y rigurosa sobre el proceso de cam-bio poltico en Bolivia. Con los mismos autores, Balance y perspectivas.In telectuales en el primer gobierno de Evo Morales (2010) ofrece una interesantepanormica del papel y anlisis de los intelectuales ms destacados del campooficialista. En tercer lugar, Marta Harnecker y Federico Fuentes desarrollaronen MAS-IPSP. Instrumento Poltico que surge de los movimientos sociales (2008)un trabajo de entrevistas con dirigentes polticos que, aunque en alguna me-dida han visto sus tesis afectadas por el paso del tiempo, provee de mucha in-formacin sobre la autopercepcin del gobierno y los movimientos sociales

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  • afines. En cuarto lugar, los libros del grupo Comuna constituyen una apor-tacin regular de reflexin audaz y crtica (Prada 2004), (Vega, 2006), (Ta pia,2008), (Garca Linera et al. 2010). En ltimo lugar, y desde una perspectivaeclctica que incluye aportaciones de intelectuales opositores, la obra colectivaTensiones Irresueltas Bolivia, pasado y presente (Crabtree, Gray Molina, y White-head, 2009) supone una evaluacin de los retos polticos y sociales que afrontala reforma estatal boliviana.

    Este breve recorrido bibliogrfico, realizado con ms pretensin ilustrativaque exhaustiva, revela en todo caso a la vez el inters creciente sobre los cam-bios polticos y sociales que ocurren en Bolivia, y la necesidad de trabajos quese ocupen en profundidad de las transformaciones del Estado, como conjuntode dispositivos institucionales y campo poltico de relaciones de fuerza y ne-gociacin. Este libro pretende cubrir parte de ese espacio de reflexin, sor-prendentemente descuidado: el de las transformaciones en el Estado bolivianotras la llegada al gobierno del Movimiento Al Socialismo. Nos parece que ladiscusin sobre la reforma/refundacin/construccin del Estado en Bolivia esuna contribucin central a la discusin global sobre el cambio social.

    As, este libro se ubica en un momento concreto, crucial y poco discutido,del proceso poltico: cuando la mayor parte de las cmaras de televisin seapagan, cuando la pica se disipa en gran medida, y cuando llega el momentodecisivo de la transformacin de la vida colectiva. Este suele ser un momentocrtico para los procesos de transformacin social con su carga de ilusin y eu-foria colectiva. En Bolivia, la llegada al poder de un gobierno de los movi-mientos sociales ha despertado una atencin mundial, especialmente entrelos sectores de izquierda entre los que la adhesin ha sido generalizada, aun sia menudo la distancia cultural y la rapidez y profundidad de las transforma-ciones en marcha han dificultado el anlisis.

    La experiencia boliviana constituye uno de los ms ricos ejemplos de losretos de la transformacin social y la construccin de poder poltico demo-crtico para el beneficio de los sectores subalternos. Ms all de las etiquetas,el proceso de transformaciones en marcha en Bolivia supone un ambiciosoproyecto de refundacin estatal que enfrenta cuestiones centrales para las cien-cias sociales y el pensamiento crtico. La virulencia de la crisis orgnica quesufri el viejo estado liberal y colonial ha otorgado al proceso poltico en mar-cha una profundidad que lo hace histrico. En Bolivia se estn enfrentandolas promesas incumplidas de la modernidad la igualdad ante la ley, el uni-versalismo de la razn y la cultura de cuo europeo, el desarrollo econmico

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  • de un pas perifrico, la produccin de una esfera pblica no patriarcal, el re-parto de la riqueza compatible con la armona con la naturaleza, etc., en unitinerario sin mapas, que demuestra que en el corazn de la poltica estn siem-pre la irrupcin y la creacin.

    El proceso de reconstruccin estatal convoca y atraviesa todas las forma-ciones sociales que conviven superpuestas en Bolivia, en una composicin queRen Zavaleta definiera como sociedad abigarrada, refirindose a la acumu-lacin de matrices civilizatorias, modos de produccin y distribucin y patro-nes culturales, fruto en gran medida del desarrollo desigual y combinado yla geografa fragmentada producida por la colonizacin y los procesos de pe-riferia3.

    Ms que como un conjunto de procedimientos y aparatos institucionales,en este libro hemos preferido pensar el Estado como un campo de disputa, enel que diferentes actores polticos se encuentran en pugna y negociacin per-manente por la distribucin de los recursos comunes de una sociedad. El con-flicto, que est en el origen de la poltica, es tambin la razn de ser del Estado,que se mueve en la paradoja siguiente: nace para mitigar y regular el conflicto,que es no obstante su razn de ser ltima, sin la cual no existira.

    Los cdigos jurdicos y las instituciones seran as el resultado de pactoentre diferentes actores, que congela un determinado equilibrio de fuerzas,subordinando a unos y privilegiando a otros, pero integrando a todos en unsistema comn que asegure que sus diferencias no atentan contra la comuni-dad poltica y sus perspectivas de vida en comn hacia el futuro. Se trata siem-

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    3. Nos referimos aqu a la produccin espacial provocada en Bolivia por la conquista y co-lonizacin y, a continuacin, por la insercin subalterna del pas en la economa-mundo, domi-nada por los procesos de periferia que, Peter Taylor y Collin Flyn caracterizan como aquellos querigen en las zonas nuevas no se incorporaron a la economa-mundo en calidad de socios de pleno de-recho, sino que se incorporaron en condiciones desfavorables respecto a los antiguos miembros(2002:21) como una combinacin de salarios bajos, tecnologa ms rudimentaria y un tipo de pro-duccin simple (2002:22). Taylor y Flin realizan una aplicacin del anlisis de los sistemas-mundoa la geografa poltica. En general, sobre la divisin internacional del trabajo y el anlisis de sis-temas-mundo, ver: The Rise and Future Demise of the World Capitalist System (Wallerstein, 1974[2004]). Del mismo autor, consultar tambin: 1974 [1979].

    Ren Zavaleta Mercado es el intelectual boliviano que primero y de forma ms lcida pusoen relacin la fragmentacin espacial y la desarticulacin del territorio nacional con la debilidaddel Estado y la clase dirigente boliviana, en Lo nacional-popular en Bolivia (1985). Una conti-nuacin de esta frtil lnea de reflexin puede encontrarse en Regalsky (2003), Romero (2006),Garca Linera (2007) y Errejn (2010).

  • pre de un arreglo temporal puesto que, construido por porciones siempre cam-biantes de consenso y capacidad de imposicin, puede variar cuando los sec-tores ms beneficiados pierdan capacidad de direccin o los subalternos ganenen unidad y poder para subvertirlo. La estabilidad, entonces, lejos de ser el re-sultado de la inmovilidad, lo es de las continuas negociaciones y rearticula-ciones de los sectores dirigentes para reacomodar su poder, desarticular el deladversario, y ampliar o reforzar los pactos constituyentes con la integracinde potenciales desafiadores.

    Es por tanto a travs del examen de las modificaciones, subterrneas enprimer lugar, en la correlacin de fuerzas polticas en una sociedad, como sepueden explicar no slo los cambios polticos, sino tambin la estabilidad, lagobernabilidad y las polticas y normas pblicas. Estas ltimas, cuyo diseo,ejecucin, evaluacin y reformulacin suelen representarse como asuntos emi-nentemente tcnicos, estn atravesadas igualmente por el conflicto y por losarreglos institucionales temporales para armonizar diferentes opciones y pre-ferencias en competencia. Si bien la aplicacin concreta s puede estar sometidaa criterios de eficacia, la adopcin de una u otra poltica o norma en uno uotro momento no puede sino ser el resultado de una decisin poltica, pueselige entre atender unas u otras demandas. Adems, lo hace dentro de unmarco de sentido, de opciones razonables posibles, que no tiene nada denatural, sino que es el resultado de narrativas determinadas que explican losdatos sociales en uno u otro sentido. Ya sabemos que ste es el terreno de lalucha discursiva, y en ese sentido las instituciones pueden ser entendidas tam-bin como sentido histricamente sedimentado, conjunto de procedimientosque cristalizan significados polticos compartidos y asumidos como sentidocomn que marca lo esperable de las administraciones pblicas.

    Es precisamente sta la perspectiva del libro, una mirada que, al privilegiarel proceso, las dinmicas de cambio, articulacin, negociacin y conflicto,puede aprehender mejor cules son las transformaciones en los equilibriosentre actores que estn detrs de determinadas modificaciones institucionales.Los estudios sobre la accin colectiva y los movimientos sociales, ya lo hemosdicho, han sido muy tiles para comprender cules han sido las fuerzas quecristalizaron en la crisis orgnica de comienzos de siglo y abrieron un nuevociclo poltico. El reto ahora es pensar las formas de sedimentacin institucionaldel nuevo bloque social dirigente, indgena y popular. Para ello no bastan lasherramientas del institucionalismo, ni tampoco los indicadores de polticaspblicas. Evidentemente no sobran pero, si ya sera discutible que por s solas

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  • sean capaces de dar cuenta de los escenarios polticos fundamentalmente es-tables, son ciertamente estrechas para explicar un proceso marcado por elconflicto y la irrupcin de masas de un nuevo actor poltico en la esfera pblicay los espacios de representacin y decisin.

    Un enfoque que se acerque al conflicto no como anomala sino como com-ponente nuclear de la poltica, adems, nos permite descartar los planteamien-tos monolticos para examinar las contradicciones del proceso. Gracias a ellopodemos, por ejemplo, analizar las fricciones al interior del propio campo po-ltico del oficialismo (y aledaos) no necesariamente como grietas, sino comolas dificultades de articulacin de sectores sociales tan heterogneos as comola difcil compatibilidad de ciertos elementos que convergieron sin problemasen el imaginario oficialista hasta tener que convertirse en polticas pblicas co -mo el desarrollismo a travs de los recursos naturales y el comunitarismodes colonizador cercano a planteamientos decrecentistas, por ejemplo.

    En el curso de la edicin de esta obra se produjeron, a finales del ao 2010,las protestas contra el gobierno de sectores populares ms importantes desdela llegada de Morales al Palacio Quemado. El gobierno, con la intencin defrenar la fuga de subvenciones pblicas a travs del contrabando de carburan-tes, elimin la mayor parte de las ayudas pblicas, medida que intent com-pensar unos das despus con una subida de sueldos en el pequeo sectorpblico. Inmediatamente se desataron protestas contra lo que se dio en llamargasolinazo. La oposicin quiso ver en ellas el principio del fin de la hege-mona oficialista, mientras que los ms acrrimos partidarios de la nunca ex-plicada como proyecto de poder autonoma de los movimientos socialescreyeron ver el resurgir de una potencia dormida. El tiempo ha demostradoque aquellas protestas no fueron ni una cosa ni la otra, gracias quizs a la ca-pacidad de reaccin del Presidente Morales quien, interpelado por sus bases,anul el decreto escuchando al pueblo. ste no es un gesto menor que puedaser pasado por alto, tras dcadas de quiebras entre la legitimidad institucionaly la legitimidad social.

    Ya haba habido antes, y hubo otras protestas sociales localizadas tras la de-rogacin del polmico decreto sobre los carburantes. Lo cierto es que ningunade ellas ha expresado contenidos destituyentes ni mucho menos propuestasde poder alternativo. Ninguna de las demandas ha sido planteada en una in-terpelacin con pretensiones de universalidad: de articularse en un horizontenuevo con otras reivindicaciones. Esto podra ser un sntoma de la pervivenciade la hegemona del MAS en Bolivia, en la medida en que incluso las reivin-

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  • dicaciones o protestas contra su gobierno se expresan en sus marcos de culturapoltica, en su lenguaje. La tensin corporativista de los movimientos sociales,cara B de su celosa autonoma, puede funcionar de contrapoder y mecanismode rendicin vertical de cuentas y control de lo gobernantes, pero tambincomo obstculo para la formulacin de polticas pblicas incluyentes y redis-tributivas. No hay solucin mgica: negociacin y articulacin de intereses,el libre juego de la democracia participativa.

    Los procesos de apertura democrtica y constituyente, de convocatoria a lapoblacin para redefinir las reglas de convivencia de la comunidad poltica parala regulacin de los bienes comunes, siempre aumentan las tensiones sociales, yno hay nada de malo en ello. Adems, el empoderamiento simblico de los sec-tores subalternos en Bolivia, unido a su tradicional combatividad y a la todavaescasa existencia de canales de mediacin institucional, hacen que toda demandatenga muchas posibilidades de expresarse como protesta pblica. Nuestro enfo-que, en lugar de detectar una crisis en cada protesta, las entiende como episodiosde un proceso amplio, atravesado por antagonismos y que no tiene nada de ne-cesario. Al mismo tiempo, les presta una importante atencin como posibilida-des, siquiera sea embrionarias, de ligeros desplazamientos en la correlacin defuerzas que tendran un reflejo en la estructura institucional. No son turbulen-cias, es una anmala e intensa normalidad democrtica, de una sociedad en tran-sicin, los mecanismos de reajuste de las instituciones colectivas.

    El ejercicio de pensar los cambios en marcha en Bolivia exige toda la am-plitud desde los diferentes campos de las ciencias sociales. Como ocurre siem-pre en los momentos de aceleracin histrica, el pas ofrece transformacionesen muy diversos mbitos, que corremos el riesgo de considerar aisladamentesi no realizamos el necesario esfuerzo de interdisciplinariedad y discusin quepermita ampliar los marcos de cada disciplina.

    Sin embargo, este esfuerzo no puede agotarse en la mera conjuncin deanlisis sobre Bolivia que parten de enfoques tericos diferentes. Este libroest guiado por la conviccin de la necesidad de poner esas miradas a discutirdesde las mismas premisas: en Bolivia la crisis orgnica del viejo rgimen haabierto un proceso poltico de refundacin estatal de resultados an inciertos;y por el mismo objetivo: analizar la direccin, los lmites y los recorridos fu-turos posibles de este proceso abierto y frtil, desde el estudio de algunos desus ejes principales de desarrollo y con especial atencin a las contradiccionesa las que debe hacer frente.

    El resultado perseguido es as un anlisis de conjunto sobre el proceso po-

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  • ltico abierto en Bolivia, con el Estado en el centro de la reflexin: entendidocomo correlacin de fuerzas, aparatos institucionales y procedimientos, y pro-yecto para una comunidad poltica territorializada.

    Autores, captulos y organizacin del libro

    De acuerdo con estas premisas compartidas, con esta voluntad inter y trans-disciplinar y con la situacin del Estado en el centro del anlisis, este libro hareunido a diferentes autores vinculados poltica y/o intelectualmente al procesopoltico boliviano.

    A los autores de esta obra colectiva nos pareca que el tiempo histricoabierto en Bolivia abata de alguna forma las fronteras entre la reflexin inte-lectual, el trabajo acadmico y el compromiso poltico. El reto principal delproceso de cambio es el de imaginar, concretar y desarrollar nuevos horizontespara una reforma estatal inclusiva que transita sendas no establecidas. Esteproblema intelectual, lejos de ser exclusivamente terico, se est resolviendo,en gran medida, en las comunidades indgenas, los barrios populares urbanos,los sindicatos, la prensa y los centros de pensamiento poltico del pas. Se tratapor tanto de un movimiento acelerado de discusin y transformacin que vul-nera y difumina las fronteras no slo entre disciplinas, sino tambin entre re-flexin y prctica.

    Adems, hemos buscado deliberadamente intercalar miradas atendiendoa la procedencia geogrfica de los autores. Lejos de cualquier patente decorso esencialista, pero tambin de los riesgos de la exportacin de teoras yrepresentaciones, este libro afirma su pretensin descolonial. Son las y los bo-livianos los que estn en mejores condiciones para describir los cambios quesuceden en su pas, y los nicos capaces de hablar en primera persona delplural de los sujetos polticos cuya emergencia caracteriza el momento hist-rico. No obstante, esto es cierto a condicin de afirmar a continuacin queninguna caracterstica heredada constituye por s sola una identidad o lugarprivilegiado de enunciacin. Como proceso poltico extremadamente vivo ycomplejo, el boliviano puede y debe ser estudiado desde diferentes enfoquesy perspectivas. Este libro reivindica la pluralidad de miradas que rene comoun valor especfico para la discusin y comprensin de la apertura histricaen Bolivia.

    El ejemplo boliviano se nutre, como no poda ser de otra forma, de expe-

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  • riencias, colaboraciones, crticas y solidaridades de muchas mujeres y hombresde dentro y de fuera de sus fronteras. As, en este libro, los autores tienen di-ferentes procedencias pero comparten lo fundamental para la reflexin: unconocimiento terico testado, refutado y reformulado sobre el terreno de lastransformaciones polticas y sociales sobre las que reflexionan. Hemos preten-dido de esta forma poner a discutir a expertos de muy diferentes condicionesy orgenes, en un dilogo que permita abrir las perspectivas de acercamientoa la problemtica estudiada. Creemos que este esquema favorecer la com-prensin crtica del/la lector/a, que podr encontrar miradas cruzadas: narra-ciones en primera persona del plural y exmenes desde realidades polticas quele sern ms familiares. Habremos hecho un buen trabajo si la lectura del librofacilita un conocimiento riguroso, abierto, crtico y comprometido con lasmultitudes bolivianas, su ruptura del orden tradicional y su escritura colectivade un nuevo tiempo.

    El prlogo de Emir Sader abre el libro, contextualizando el proceso boli-viano en el marco geopoltico regional latinoamericano, y sealando tanto susproblemticas comunes como sus rasgos diferenciales. En su introduccin,Sader entronca con su reflexin de largo alcance sobre los retos de las fuerzasde izquierda latinoamericanas, en el difcil trnsito de las resistencias al neoli-beralismo a la transformacin estatal en un sentido socialista (Sader, 2009).Esta apertura sirve para situar los cambios en Bolivia en la perspectiva latino-americana y global, lo que ayuda a entender sus potencialidades y dificultades,as como la riqueza y el impacto del proceso analizado, que traspasa conmucho la escala estatal-nacional. A continuacin las colaboraciones de los au-tores se estructuran en cinco bloques.

    El primero de ellos, La refundacin del Estado: Proceso constituyente yNueva Constitucin Poltica del Estado se ocupa de la quiebra del marco po-ltico y jurdico existente en Bolivia y del diseo colectivo y posterior adopcinde uno nuevo a travs de un proceso constituyente. Dos constitucionalistascon amplia experiencia prctica y terica en el proceso constituyente bolivianorealizan este recorrido: Rubn Martnez Dalmau, profesor de Derecho Cons-titucional en la Universitat de Valncia y miembro del Consejo Directivo dela Fundacin CEPS, examina los acontecimientos sociales y polticos que, entorno a las protestas contra las reformas neoliberales, precipitaron la crisis delviejo sistema poltico y produjeron la activacin de soberana que est enorigen de la nueva Constitucin Poltica del Estado boliviano. Adems, Mar-tnez repasa con detenimiento los avatares de un proceso constituyente que

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  • conoce al detalle y en primera persona por su trabajo como asesor de la Asam-blea Constituyente, explicando a partir de sus potencialidades y de sus lmitesy deficiencias tanto las virtudes como los dficits del actual texto constitucio-nal. A continuacin, Albert Noguera, profesor de Derecho Constitucional enla Universidad de Extremadura y miembro de la Fundacin CEPS con la quetrabaj tambin en la Asamblea Constituyente boliviana, caracteriza la nuevaconstitucin por medio de su comparacin con las anteriores cartas magnasdel pas. Con ese mtodo, Noguera ilustra las innovaciones radicales de la ac-tual constitucin. Se trata de una contribucin que sita al lector, no necesa-riamente familiarizado con el derecho constitucional ni con la historiaconstitucional de Bolivia, en una perspectiva histrica que le permite apreciarel significado del texto aprobado por los bolivianos en enero de 2009. En con-junto, ambas contribuciones ofrecen una lcida y bien documentada inter-pretacin de los cambios constitucionales ocurridos y las perspectivas queofrecen como marco jurdico para el presente y el futuro poltico y econmicode las y los bolivianos.

    El segundo bloque, titulado El asalto del estado, crisis orgnica y cons-truccin de poder poltico desplaza la visin al terreno ideolgico y de la po-ltica entendida como relacin siempre conflictiva de fuerzas sociales. PabloStefanoni, economista y periodista argentino residente en Bolivia, apunta eltrmino evismo para entender la particular identidad poltica que representael oficialismo en Bolivia, y que explica las sucesivas y abultadas victorias elec-torales de un partido-movimiento, el Movimiento Al Socialismo, articuladoen torno al liderazgo carismtico del Presidente Evo Morales. Junto con HervDo Alto, Stefanoni escribi el libro La Revolucin de Evo Morales. De la cocaal Palacio (2007), una obra primeriza sobre una fuerza poltica y un lder engran medida desconocidos hasta su llegada al gobierno. Desde entonces, Stefa -noni ha consolidado y profundizado esta lnea convirtindose en un intelectualde referencia para la comprensin del campo poltico oficialista en Bolivia,que conoce con minuciosidad. En su texto para este libro, Stefanoni realizauna crtica amistosa pero severa de las contradicciones del proyecto guberna-mental, que pueden tomarse como puntos de luz de los retos del proceso po-ltico en marcha. Stefanoni ofrece as al lector conocedor de Bolivia un ensayoriguroso para el debate poltico honesto, tan necesario en la coyuntura nacio-nal, y al lector no iniciado una caracterizacin resumida y amena del gobiernode Evo Morales.

    igo Errejn, investigador en la Universidad Complutense de Madrid,

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  • afirma en su captulo que el indito liderazgo del Movimiento Al Socialismova ms all de las abultadas victorias electorales o el control de espacios de de-cisin y dispositivos institucionales, e implica hoy la capacidad de ordenar elescenario poltico boliviano, imponiendo incluso el lenguaje y los parmetrosen los que se mueve la batalla poltica. Errejn defiende que este tipo de ejer-cicio del poder poltico slo puede comprenderse como hegemona, y dedicasu captulo a estudiar los antecedentes, los mecanismos y las caractersticas delproceso de construccin hegemnica en Bolivia, tema sobre el que realiz suTesis Doctoral. A travs del anlisis de discurso, enriquecido por su trabajocomo asesor con la Fundacin CEPS en la Asamblea Constituyente bolivianay despus en diversos programas de formacin poltica en el pas, Errejnexpli ca las articulaciones que estn detrs de la identidad nacional-popularindgena, por la que los grupos subalternos se han constituido en mayorapoltica y han encarnado con xito el inters general de la nacin. Este es unproceso contingente y conflictivo, surgido de la ruptura del sistema polticoneoliberal y que se ha desplegado durante la primera legislatura de Evo Morales(2006-2009), fundamentalmente en pugna con las fuerzas opositoras regio-nalizadas y su relato de la Media Luna. Finalmente, el captulo ofrece algunasclaves para pensar las tensiones presentes y futuras a las que hace y posible-mente har frente el gobierno de Evo Morales Los dos captulos que confor-man este bloque abordan la construccin del nuevo poder poltico en Bolivia,con especial atencin a las prcticas discursivas, y aportan as herramientaspara conocer las razones del xito de Morales y el MAS, as como sus dificul-tades y carencias.

    El tercer bloque se ocupa de una problemtica central en el proceso decambio: la tensin entre las exigencias de un nuevo rgimen de acumulacinque supere la pobreza y las desigualdades y las exigencias de la sostenibilidadecolgica y la armona con la Madre Tierra, en lnea con las cosmovisionesindgenas hoy incorporadas al frontispicio del Estado Plurinacional. Este blo-que trata de abrir nuevas ventanas en la dialctica entre la Equidad y el VivirBien, procurando descifrar algunas claves en el proceso de transicin de loscambios coyunturales a las transformaciones estructurales. Con el ttulo Es-tado, descolonizacin y patrn econmico, tres captulos abordan una cues-tin en la que las respuestas ideolgicas son tan tranquilizadoras como intiles.La problemtica del desarrollo, el neodesarrollo, el postdesarrollio y la desco-lonizacin el abandono de los parmetros occidentales del productivismo yla historia lineal es as discutida en una apasionante combinacin de miradas

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  • econmicas, antropolgicas y filosfico-polticas. Puestos en comn, y nocompartimentados en captulos estanco, los anlisis de los economistas crticosy de los tericos indianistas pueden probar mutuamente su alcance, interro-garse y presentar, cuanto menos, una muestra de un debate abierto y funda-mental, a travs de especialistas destacados.

    En el primer captulo, Horizontes del Estado Plurinacional, Ral Pradaexpone las lneas fundamentales que, a su juicio, caracterizan el nuevo Estadoen construccin, haciendo nfasis en la descolonizacin y la institucionaliza-cin de cosmovisiones, culturas, lenguas, formas de hacer y conocer, propiasde los diferentes mundos indgenas andinos y amaznicos. Ral Prada, inte-lectual radical y orgnico del Grupo Comuna, exconstituyente indepen-diente por el Movimiento Al Socialismo y exViceministro de PlanificacinEstratgica ofrece una audaz interpretacin del sentido de los cambios en elEstado, que entiende como presididos por el impacto poltico del movimientoindgena campesino y las demandas de descolonizacin. Adems, Prada seatreve con el concepto de socialismo comunitario, adoptado por el gobiernoboliviano y los movimientos sociales afines para denominar el horizonte deemancipacin social que dominara el proyecto oficialista, y lo describe a partirde sus similitudes y sus diferencias con los proyectos socialistas de la moder-nidad europea.

    A continuacin, Silvia Rivera, activista y una de las estudiosas sobre losmovimientos campesinos aymaras y quechuas ms reconocidas a nivel inter-nacional, ofrece una perspectiva indianista confrontando los mitos desarro-llistas con la visin del Vivir Bien propia de la cultura comunitaria indgena.Rivera, que ha mantenido siempre una marcada distancia crtica con el MAS,y que se ha convertido por ello en referente del indianismo y el katarismo nointegrado en el gobierno, aporta a este libro una perspectiva autnoma quedesafa los plazos del estado y el capital desde la temporalidad desde abajode las formaciones sociales andinas. Sin idealizaciones, el artculo de Riveramuestra las mayores potencialidades de la autoorganizacin indgena y apuestapor el Vivir Bien como senda propia de los pueblos originarios, no impor-tada de las utopas eurocentradas.

    Por ltimo, en su captulo El patrn econmico del cambio, Alfredo Se-rrano y Alberto Montero, profesores de economa en las universidades Pablode Olavide de Sevilla y de Mlaga respectivamente, y ambos miembros delconsejo ejecutivo de CEPS y participantes en tareas de asesora en la AsambleaConstituyente, presentan las caractersticas fundamentales de la nueva poltica

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  • econmica del gobierno boliviano. Conocedores ambos de la problemtica delos procesos de periferia y el subdesarrollo en Amrica Latina, y especfica-mente en Bolivia, donde ambos han trabajado como economistas, su estudiopermite comprobar hasta qu punto las promesas de transformacin se hancumplido o han chocado con limitaciones que las han mellado. Se trata portanto de un captulo que, inserto en las discusiones sobre el (post)desarrollo yla descolonizacin, analiza el desempeo macroeconmico del gobierno deEvo Morales, descubriendo las razones de sus buenas cifras alabadas, en ungesto sorprendente y para muchos inquietante, por el FMI pero sealando,tambin sin reparos, las distancias a salvar para hacer de las reformas empren-didas una verdadera ruptura con el modelo neoliberal y por la adopcin deun patrn econmico diferente, en beneficio de las mayoras sociales del pas.

    El cuarto bloque, Identidades territoriales y conflicto regional, trata delas tensiones que han presidido la agenda poltica durante los ltimos aos enBolivia: la pugna entre el gobierno y los movimientos sociales, especialmentefuertes en el altiplano y los valles del pas, y la oposicin regionalista del Orienteamaznico. Este conflicto, que amenaz con hacer descarrilar el proceso cons-tituyente en 2007 y en agosto-septiembre de 2008 puso al pas al borde de laguerra civil, responde a razones de orden coyuntural, pero tiene a la vez racesms profundas. Por decirlo en forma simple: aunque es evidente que ha habidoun movimiento defensivo de las lites polticas y econmicas tradicionaleshacia los departamentos orientales, y que la demanda de autonoma debeleerse en esos trminos, no es menos cierto que las identidades regionales pe-rifricas en Bolivia han tenido un proceso de desarrollo y crecimiento progre-sivo, en gran medida debido al centralismo del Estado radicado en La Paz. Setrata por tanto de un eje que verdaderamente atraviesa el proceso de transfor-maciones polticas y sociales en el pas orientando gran parte de las actitudesy movilizaciones polticas, y que merece por tanto una atencin destacada.

    En el primer captulo de este bloque, Ser crucea en el gobierno de Evo,Helena Argirakis, politloga y antigua trabajadora de la Prefectura en SantaCruz de la Sierra hasta su distanciamiento del autonomismo conservador, rea -liza una lectura esclarecedora desde el terreno sobre la naturaleza del movi-miento regionalista de la Media Luna cuyo epicentro es Santa Cruz de laSierra. Argirakis desgrana el proceso de politizacin creciente de la identidadterritorial camba y crucea, y describe con conocimiento emprico losacto res que dirigen este proceso de estmulo y movilizacin de la identidadregional con finalidad opositora: las prefecturas regionales y, sobre todo, los

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  • Comits Cvicos, verdaderos organismos de articulacin de la sociedad civilde las regiones orientales. Su texto es un testimonio tambin de las dificultadesde la militancia oficialista en las regiones opositoras, y una explicacin de loscontenidos ideolgicos vehiculados por la demanda autonomista o, en oca-siones, independentista, as como de las razones de la virulencia de sus ata-ques contra indgenas, sindicalistas y militantes del MAS.

    En Sin Por-venir? Conquista y autonoma en el Oriente Boliviano, la so -ciloga Ximena Soruco, especializada desde hace aos en el estudio de la com-posicin poltica de las lites regionales orientales, ofrece al lector unanarracin histrica apasionante que conduce una reflexin profunda sobre laconstitucin de la subjetividad poltica de las clases dominantes en el Orientedel pas. Soruco pone en relacin la historia y la geografa de la conquista delOriente amaznico con la forma de las lites locales de verse a s mismas, alEstado, a sus indgenas y a los migrantes del occidente. Su texto es capaz,por su ritmo narrativo y el rigor de sus referencias historiogrficas, de situaral lector en las remotas regiones del Oriente boliviano dominado por los lati-fundistas. As, al exponer sus formas de ver el mundo, se facilita la compren-sin del movimiento poltico regionalista que dirigen.

    El ltimo bloque se dedica al anlisis de problemticas que, siendo impor-tantes en los procesos de transformacin poltica, y en el boliviano en parti-cular, han recibido hasta ahora una atencin menor. Bajo el ttulo El cambiodesde los ngulos muertos, en esta seccin se agrupan anlisis sobre tres cues-tiones que hemos querido incluir en esta obra colectiva.

    Manuel Canelas y Fran Verdes-Montenegro dedican su captulo a la eva-luacin de los cambios que se han producido en la poltica exterior boliviana.Bajo el ttulo La nueva poltica exterior de Bolivia (2005-2010): ms auto-noma y nuevos desafos, reflexionan sobre la dinmica de recuperacin desoberana nacional que es una de las seas de identidad del gobierno de EvoMorales, ponindola en relacin con las tendencias de integracin regional ycon el nuevo escenario geopoltico en el continente latinoamericano. Canelasy Verdes-Montenegro, ambos licenciados en ciencias polticas e investigadoresen la Universidad Complutense de Madrid, abordan un terreno fundamentalpara la consolidacin y el xito de las transformaciones en marcha en Bolivia:el de sus nuevas relaciones exteriores y sus socios de referencia regionales yglobales. Canelas es boliviano y profundo conocedor de la historia poltica desu pas, conocimientos que ha aportado al captulo, mientras que Verdes-Montenegro, especialista en relaciones internacionales de Amrica Latina, ha

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  • contribuido a situar las modificaciones en la poltica exterior boliviana en unaperspectiva regional. Se trata de un captulo que el lector interesado en el con-tinente agradecer, y en general todo aquel consciente del peso creciente delas integraciones supranacionales tanto para el tablero poltico mundial comopara las propias esferas domsticas. En ambos sentidos, el pequeo pas estu-diado decide gran parte de su suerte en mbitos que superan sus fronteras.Los parmetros, posibilidades y contradicciones en esas decisiones son abor-dados en este captulo.

    En su captulo Las mujeres en el proceso de cambio: Miradas desde el fe-minismo comunitario, Elizabeth Salguero aborda una lnea transversal querecorre el proceso de cambio boliviano, en una relacin compleja con el ofi-cialismo. Salguero, exdiputada por el MAS y presidenta de la Comisin deDerechos Humanos en el Congreso boliviano, es periodista y reconocida ac-tivista, compromiso que llev a su labor legislativa durante la legislatura 2006-2009. Su captulo aporta una mirada crtica, que reconoce los avances frentea la dominacin patriarcal aunque seala la postergacin general de los obje-tivos feministas en la formulacin de polticas pblicas. De especial inters re-sulta su anlisis del feminismo comunitario, como desarrollo propio delmundo indgena y mestizo de la lucha por la emancipacin de las mujeresdentro de los cdigos culturales y las estructuras sociales y familiares propiasdel mundo andino. Si, como afirmaban las feministas europeas en los convul-sos aos setenta del pasado siglo, la revolucin ser feminista o no ser, elcaptulo de Salguero interpela a un proceso de cambio en el que ella mismamilita. Pero lo hace desde la voluntad de entrecruzarse con la lnea de fracturade la plurinacionalidad, para afirmar un feminismo descolonial y descoloni-zado que aproveche, revolucione y fortalezca la coyuntura histrica privilegiadapara la democratizacin de las relaciones sociales en el pas.

    Por ltimo, Juan Ramn Quintana, socilogo, ministro de la Presidenciaen el primer gobierno de Evo Morales, y conocedor en primera persona de lasFuerzas Armadas bolivianas, dedica su captulo a un tema que suscita tantasdudas como desconocimiento. Es muy comn, y hay razones histricas so-bradas para ello, el miedo a las fuerzas armadas como amenazas potenciales atodos los procesos democrticos de transformacin social en Amrica Latina.En ese sentido, una pregunta recurrente en gran parte de la gente que se acercaa los procesos de transformacin en Amrica Latina es cul es el papel de losejrcitos en cada escenario nacional, entendiendo que ste puede ser y lo hasido en episodios tan recientes como Venezuela en 2002, Bolivia en 2008 y

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  • Ecuador en 2010 definitivo por accin u omisin. Bajo el ttulo Las FuerzasArmadas en el nuevo Estado Plurinacional, Quintana, conocedor exhaustivode la institucin militar boliviana, su historia y sus relaciones con el Estado y lapoltica, aporta su visin sobre el nuevo papel que debera desarrollar el ejrcitoy las reformas necesarias para ello. Su captulo reviste un peso mayor an en lamedida en que el texto es una adaptacin de una conferencia pronunciada porel propio Quintana ante el Estado Mayor boliviano. Nos pareca que la aporta-cin de alguien perteneciente a la carrera militar, que ha ocupado y ocupa res-ponsabilidades de gobierno al ms alto nivel en el gobierno del Movimiento AlSocialismo poda cubrir con brillantez y autoridad este flanco descubierto en lamayor parte de los anlisis existentes sobre el proceso poltico boliviano.

    Este libro se presenta, entonces, como una conjuncin de diferentes mira-das y anlisis que parten de diferentes enfoques pero comparten la preocupa-cin central sobre las transformaciones que atraviesan y redefinen el Estadoboliviano, entendiendo que ste es un tiempo histrico presidido por la emer-gencia de los grupos subalternos como mayora poltica en el pas. Se trata deun proceso apasionante, acelerado, complejo y ambivalente; un momento his-trico constituyente en un sentido poltico y social que excede su formalizacinjurdica en el que se prueban la mayor parte de los conceptos y herramientas,pero tambin anhelos y sueos, que informan la poltica dentro y fuera del pas.Una experiencia en la que los siempre gobernados se hacen gobierno y declaransu voluntad de que nunca ms haya una Bolivia sin ellos. Este libro quiere con-tribuir a la discusin, difusin y comprensin de esta experiencia.

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  • El proceso constituyente: la activacin de la Soberana

    Rubn Martnez Dalmau*

    SUMARIO: Introduccin. 1. Gnesis y desarrollo del proceso constituyente

    boliviano: la incidencia de la Ley Especial de Convocatoria. 2. Dificultades

    polticas en el desarrollo de la Asamblea Constituyente: el papel de la oposi-

    cin. 3. La aprobacin en grande, en detalle y en revisin del proyecto de

    Constitucin. 4. Heterodoxia y resolucin en el proceso constituyente bo-

    liviano: del proyecto de Oruro al consenso del Congreso. Conclusin. Bi -

    bliografa.

    Introduccin

    Los procesos constituyentes del nuevo constitucionalismo latinoamericano1

    no han sido, en general, procesos fciles. Uno de sus rasgos es haber buscadola emancipacin a travs de la ruptura con los sistemas anteriores, controladospor lites entre ellas, con un peso especfico propio las lites partidistas y

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    * Profesor de Derecho Constitucional en el Departamento de Derecho Constitucional yCiencia Poltica y de la Administracin de la Universitat de Valncia. [email protected]

    1. Denominamos nuevo constitucionalismo latinoamericano a los procesos jurdico polticos lati-noamericanos surgidos a raz de movimientos populares y consolidados a travs de la activacin directay desarrollo democrtico de procesos constituyentes. En este sentido, el nuevo constitucionalismo la-tinoamericano, aun con sus precedentes, se inicia con el proceso constituyente colombiano en 1990.El objetivo de estos procesos es la aprobacin de una Constitucin de nuevo tipo, cuyas caractersticasprincipales derivan de ser el resultado de la bsqueda democrtica de elementos emancipadores atravs de la activacin rupturista del poder constituyente, lo que define tanto material como formal-mente a los nuevos textos constitucionales latinoamericanos. En general, cfr. Viciano Pastor, Robertoy Martnez Dalmau, Rubn, El proceso constituyente venezolano en el marco del nuevo constitu-cionalismo latinoamericano. gora-Revista de Ciencias Sociales, n 13, 2005, pgs. 55- 68.

  • producto de gobiernos caracterizados por su desinters en construir una ver-dadera democracia y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. La explosinpopular que supusieron las asambleas constituyentes del nuevo constitucio-nalismo provocaron por lo tanto la ruptura con un sistema jurdico y, cuandofue posible, tambin poltico del pasado, depositando las esperanzas de laciudadana en la transformacin social a travs del cambio constitucional2.

    Ahora bien; pocos procesos constituyentes en el mundo se han caracteri-zado por las dificultades en su desarrollo y resolucin como el caso bolivianode 2006-2009, incluso dentro de las de por s complejas corrientes sociopol-ticas, fundadas en el elemento de necesidad, dentro del nuevo constituciona-lismo latinoamericano3. A pesar de que el proceso boliviano tena por objetivoplantear el primer proyecto de Constitucin votada en la historia poltica delpas, tendramos que remontarnos a las revoluciones liberales de finales delXVIII, cuando tuvieron lugar los partos constituyentes del primer liberalismo(revolucionario), para encontrar tanta resistencia al desarrollo de la democraciacomo la ha habido en Bolivia en pleno siglo XXI. El porqu hay que buscarlo

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    2. Sobre los procesos constituyentes del nuevo constitucionalismo latinoamericano cfr., engeneral, Martnez Dalmau, Rubn, Asembleas constituntes e novo constitucionalismo en Am-rica Latina. Tempo Exterior n 17 (segunda poca), julio/diciembre 2008, pgs. 5-15.

    3. La crtica conservadora hacia el nuevo constitucionalismo latinoamericano y los procesosconstituyentes que constituyen su centro provienen, fundamentalmente, de dos mbitos com-plementarios: la positivista, que defiende la limitacin del poder constituyente a travs de la cons-titucin y la imposibilidad democrtica de que ste se superponga a las clusulas ptreasincorporadas en aqulla un procedimiento ampliamente utilizado por el nuevo constituciona-lismo desde el proceso colombiano de 1990, y la neoconservadora, que concibe el nuevo cons-titucionalismo como la faceta jurdica del neopopulismo latinoamericano. Sobre la primera, puedeverse cualquiera de los innumerables textos de Brewer-Caras, para quien puede decirse que porla propia autolimitacin constitucionalmente establecida, una vez regulado el poder constituyenteen la Constitucin, entra en un estado latente pero teniendo siempre la posibilidad de manifes-tarse cuando sea requerido, conforme al procedimiento que el mismo pueblo ha instituido en eltexto constitucional (Brewer-Caras, Allan R., Reforma constitucional, Asamblea constituyente ycontrol judicial: Honduras (2009), Ecuador (2007) y Venezuela (1999). Universidad Externadode Colombia, Bogot, 2009, pg. 17). Como ejemplo de la segunda crtica, cfr. Edwards, quienplantea que los neo-populistas no solo han alcanzado el poder a travs de las elecciones, sinoque tambin han usado el sistema legal, incluyendo la redaccin de constituciones para promoversu causa. Durante la ltima dcada se han aprobado nuevas constituciones en Venezuela, Ecuadory Bolivia, y en Nicaragua fueron aprobados los primeros pasos hacia la reforma de la Constitu-cin (Edwards, Sebastin, Populismo o mercados. El dilema de Amrica Latina. Norma, Bogot,2009, pg. 232).

  • en que no se trata de cualquier proceso constituyente, como los varios que haexperimentado el pas: el ltimo proceso constituyente boliviano es herederode los procesos de cambio latinoamericanos, tanto en su forma y como sufondo, lo que explica en buena medida las resistencias que pueda causar4. Eneste sentido, el proceso boliviano responde a una accin social y no a unadecisin de lites que plantea la transformacin medular del ordenamientojurdico, fundamentando su decisin en la regeneracin del pas a travs de laparticipacin directa del soberano.

    En este sentido, de entre las ltimas experiencias latinoamericanas el pro-ceso constituyente boliviano ha sido, hasta el momento, quizs el de ms arduoentendimiento en toda la extensin de su complejidad. Responde esta situa-cin a numerosas circunstancias, entre ellas varias directamente vinculadas ala calidad de la reaccin contra el proceso, fundamentada en el conocimientoque ya posean las clases dominantes de experiencias anteriores y/o paralelasy, por lo tanto, al aprendizaje lgico en cualquier sujeto social ante una si-tuacin que potencialmente afectar de forma sensible a sus intereses, y queprodujeron una estrategia definida desde un principio sobre el objetivo dehacer fracasar el proceso constituyente boliviano. Cabe remarcar que buenaparte de estas clases estn asentadas territorialmente en la serie de departa-mentos de tierras bajas conocida como generalmente como Media Luna5, ha-ciendo alusin a su forma geogrfica. Pero la complejidad del ltimo procesoconstituyente boliviano obedece tambin a las caractersticas polticas, insti-

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    4. Las siguientes pginas siguen, en general, los argumentos desarrollados en Martnez Dal-mau, Rubn, El proceso constituyente boliviano (2006-2008) en el marco del nuevo constituciona-lismo latinoamericano. Enlace, La Paz, 2008; y Martnez Dalmau, Rubn, Heterodoxia ydificultades en el proceso constituyente boliviano (2006-2009), en Ortiz Jimnez, William, yOviedo Arvalo, Ricardo, Refundacin del Estado nacional, procesos constituyentes y populares enAmrica Latina. Universidad Nacional de Colombia-Sede Medelln, Medelln, 2009.

    5. El concepto de Media Luna ha sido objeto tambin de tratamiento acadmico, en parti-cular a partir de la denominada agenda de enero de 2005, que planteaba la creacin de un marcode demanda organizada de autonoma por parte de los departamentos de tierras bajas, entre otrasreivindicaciones. Como afirma Assies, esta agenda se centra en el rechazo al centralismo de LaPaz y las tierras altas. En el fondo, es una agenda propuesta por los departamentos de las tierrasbajas: primordialmente Santa Cruz, junto con Tarija en el Sur y Beni y Pando en el Norte. Estegrupo de departamentos orientales ha recibido el apodo de la Media Luna y persigue su auto-noma como departamento con un alto grado de militancia. Santa Cruz se encuentra en el centrode este movimiento regionalista. (Assies, Willem, La Media Luna sobre Bolivia: nacin, regin,etnia y clase social. Amrica Latina Hoy n 43, 2006, pg. 88).

  • tucionales y sociales del pas; y a determinados errores cometidos en el trans-curso del proceso por parte de sus impulsores, debidos no slo a la idiosincrasiade la accin revolucionaria, sino a las condiciones en que sta ha debido darse.Estas circunstancias, en su comprensin global, no slo conducen a la evolu-cin hacia el presente, sino que establecen un valioso bagaje que puede legarsepara aprendizajes futuros, tanto en el contexto sociopoltico general como enel resultado jurdico. De hecho, el fruto del proceso constituyente, la Consti-tucin boliviana de 2009, es un texto que se arraiga en los procesos de cambioconstitucionales experimentados en Amrica Latina desde la dcada de los no-venta y que, a pesar de haber sido aprobada con posterioridad a alguno deellos, ha servido para la alimentacin de procesos contemporneos6.

    Teniendo en cuenta la complejidad del periodo tratado, el presente textotratar de caracterizar al proceso constituyente boliviano y apuntar algunasrazones que explican las dificultades por las que ha atravesado, y que lo hanhecho peligrar en varias ocasiones. Sus frutos, tanto el proyecto de Constitu-cin non nata de Bolivia aprobado por la Asamblea Constituyente como, enalguna medida, tambin el que finalmente fue votado por la mayora de losbolivianos en enero de 2009, despus de la bsqueda de consensos en el Legis-lativo, son dos buenos ejemplo de la corriente que se ha denominado nuevoconstitucionalismo latinoamericano.

    Gnesis y desarrollo del proceso constituyente boliviano: la incidencia de la Ley Especial de Convocatoria

    El nuevo constitucionalismo latinoamericano ha planteado la idea de necesidaddesde su inicio. Las condiciones polticas y sociales que experimentaba Co-lombia a finales de la dcada de los ochenta, el caracazo venezolano o la cadade sucesivos gobiernos en Ecuador a finales del siglo XX y durante los primeros

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    6. Como el ecuatoriano de 2007-2008; un proceso constituyente que comenz una vez ini-ciado el boliviano, y que finaliz casi cuatro meses antes, con la aprobacin del proyecto de Cons-titucin en el referndum del 28 de septiembre de 2008. Para un estudio comparativo generalcfr. Martnez Dalmau, Rubn, Los nuevos paradigmas constitucionales de Ecuador y Bolivia.La Tendencia n 9, octubre 2009, pgs. 37-41. En este referendo constitucional para la aprobacinde la nueva Constitucin ecuatoriana, el 63,93% de los electores apoy el texto propuesto, quefue rechazado por el 36,14% de los votantes.

  • aos del siglo XXI, sealan claramente el origen esencialmente social de lasreivindicaciones constituyentes. Bolivia no fue la excepcin. Lo que se deno-min la democracia pactada7, frmula de gobierno partidocrtico experimen-tada en Bolivia durante prcticamente la totalidad de su vida republicana, sefundamentaba en la exclusin de la mayor parte de la poblacin y la toma dedecisiones en el marco del acuerdo interpartidista; unos partidos polticos convisos an ms de clase que otros ejemplos latinoamericanos, como el puntofi-jismo venezolano8. Si algo ha demostrado la historia constitucional bolivianaes, como afirma Salamanca, que la fundacin del Estado boliviano y su poste-rior desarrollo y la aprobacin de la primera Constitucin de la Repblica comolas siguientes, no significaron un cambio sustancial en el patrn de las relacionesexistentes, a pesar de que en el fondo Bolivia recorri su camino trabajosa-mente9. Muchas de las contradicciones y las exclusiones que ya se manifestarondurante la creacin de Bolivia, en 1825, como afirma Sandval, siguen vigentesen la actualidad: la exclusin social permitida por un Estado que, desde su crea -cin, ha representado a una lite en el poder; las controversias entre regiones yEstado, fundamentadas en un Estado centralista desde su creacin y el desequi-librio entre el poder econmico y el ejercicio del poder poltico; la exclusin delos pueblos indgenas, con su origen en el Estado colonial y la divisin de loshabitantes segn las razas; y la exclusin de gnero, que atraviesa transversal-mente la problemtica de la sociedad patriarcal excluyente10.

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    7. Cuyos participantes se redujeron aun ms a partir de las elecciones de 1985, a partir delas cuales tres partidos polticos apoyaron cuatro gobiernos de coalicin. Cfr. Lazarte Rojas, Jorge,Bolivia: certezas e incertidumbres de la democracia. Ildis, La Paz, 1993, pgs., 9 y ss. El acuerdoentre partidos era importante en especial cuando la Constitucin boliviana no prevea la segundavuelta en las elecciones presidenciales, sino que la decisin sobre la Presidencia recaa en el Con-greso, que elega entre los candidatos ms votados. De esta forma, Evo Morales, que consiguiel segundo lugar en las elecciones de 2002, a menos de dos puntos de diferencia del ganador,Snchez de Lozada, no pudo competir en la segunda vuelta. En general, cfr. Stefanoni, Pablo yDo Alto, Herv, Evo Morales, de la Coca al Palacio. Una oportunidad para la izquierda indgena.Malatesta, La Paz, 2006.

    8. En general, cfr. Viciano Pastor, Roberto y Martnez Dalmau, Rubn, Cambio poltico yproceso constituyente en Venezuela (1998-2000). Tirant, Valencia, 2001 (edicin venezolana deVadell Hermanos, Caracas, 2001).

    9. Salamanca T., Daniel, La entecada arquitectura de las dieciocho constituciones de Bolivia.Jireh, La Paz, 2005, pg. 687.

    10. Sandval, Carmen Dunia, Realidad social y cultural en Bolivia: exclusin y migracin,en AA. VV., Construyendo Bolivia del siglo XXI. FUNDAPPAC, La Paz, 2006, pgs. 38-41.

  • Los movimientos sociales bolivianos, en particular los indgenas, haban soli-citado particularmente desde una dcada y media atrs la superacin de laConstitucin en su momento vigente, de 1967, hacia un nuevo tipo de de-mocracia, integradora, y conformada como un elemento de solucin para losgraves problemas del pas. La marcha de los indgenas, en 1990, la denomi-nada guerra del agua, en 2000 y 2001, y la cada del gobierno de GonzaloSnchez de Lozada la accin frente a la masacre de febrero de 2003 fueronpasos importantes hacia la activacin directa de la soberana del pueblo11. Esteperiodo que Cabezas ha denominado ciclo rebelde12 estuvo conformado poracciones que, como defienden Iglesias y Espasandn, se enmarcaron en uncontexto global en transicin donde intervienen un buen nmero de factoresexternos13 y, fundamentalmente, a nivel interno, el principio del fin del sistematripartito (Movimiento Nacionalista Revolucionario-MNR, Movimiento dela Izquierda Revolucionaria Nueva Mayora-MIR-NM, y Accin DemocrticaNacionalista-ADN), en crisis tras la nueva hegemona de participacin no par-tidaria, as como la partidaria (principalmente el Movimiento al Socialismo-MAS)14.

    En efecto, esta situacin ha servido de elemento para lo que Garca Lineraha destacado como estructura institucional en crisis, y una de las razones es que

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    11. En general, cfr. Romero Bonifaz, Carlos, El proceso constituyente boliviano. El hito de lacuarta marcha de tierras bajas. Centro de Estudios Jurdicos e Investigacin Social (CEJIS), SantaCruz de la Sierra, 2005. A estas luchas populares hace referencia el Prembulo de la Constitucinde Bolivia de 2009, cuando seala que el pueblo boliviano, de composicin plural, desde laprofundidad de la historia, inspirado en las luchas del pasado, en la sublevacin indgena anti-colonial, en la independencia, en las luchas populares de liberacin, en las marchas indgenas,sociales y sindicales, en las guerras del agua y de octubre, en las luchas por la tierra y territorio,y con la memoria de nuestros mrtires, construimos un nuevo Estado.

    12. Cabezas, Marta, La globalizacin y los movimientos sociales bolivianos, en Espasandne Iglesias, Bolivia en movimiento. Accin colectiva y poder poltico. El Viejo Topo, Barcelona, 2007,pgs. 189 y ss.

    13. Entre ellos, la quiebra de la hegemona estadounidense surgida de la Segunda Guerra Mun-dial, los dudosos resultados del denominado Consenso de Washington, el colapso sovitico, el conflictopor la hegemona y las posibilidades que implic para Amrica Latina, la alianza de proyectos po-lticos contrahegemnicos latinoamericanos y europeos, y el proyecto global antineoliberal. Cfr. Igle-sias Turrin, Pablo y Espasandn Lpez, Jess, La globalizacin y los movimientos socialesbolivianos, en Espasandn e Iglesias, Bolivia en movimiento... cit. pgs. 30 y 31.

    14. Cfr. Costa, Jimena, Partidos y sistema de partidos en Bolivia, en AA.VV., La polticapor dentro. Cambios y continuidades en las organizaciones polticas de los pases andinos. IDEA In-ternacional, Lima, 2007, pgs. 75 y ss.

  • los partidos polticos no hayan cumplido el papel de intermediarios entre lasociedad civil y el Estado. La sociedad ha comenzado a construir otros me-canismos de mediacin poltica, otros vehculos de canalizacin de sus expec-tativas y demandas, sindicatos, gremios, juntas de vecinos, asociacionesproductivas que se han convertido en los mecanismos extrainstitucionales dela canalizacin de expectativas sociales, esto ha generado un proceso de dua-lizacin (...). Hoy en da (...) se hace poltica en el Parlamento, pero tambinse hace poltica en los sindicatos, se hace poltica en los gremios, se hace pol-tica en las comunidades15. Para culminar con xito la idea constituyente tuvoque producirse la catarsis en este modelo de partidos; esto es, lo que Pachanoha denominado terminacin de la poltica de acuerdos o, en general, de lademocracia pactada16. Segn el autor, se dio esta situacin por el agotamientode los factores que en un inicio constituyeron la fortaleza del sistema, esto es,su impulso a la conformacin de un sistema de partidos de pluralismo mode-rado y la compulsin a la conformacin de coaliciones tanto para la eleccincomo para la administracin gubernamental. Esto es as porque la estructu-racin de un sistema de esa naturaleza tiene como contrapartida inevitable laexclusin de un amplio conjunto de organizaciones, especialmente de las fuer-zas nuevas que son portadoras de demandas diferentes a las que son canalizadaspor los partidos del sistema17.

    El debate sobre el mecanismo, entre asamblea constituyente o reformaconstitucional, se cerr en un primer momento a favor de la segunda, pero lasolucin institucional similar a la que ocurri en otros pases de Amrica La-tina, cuando los poderes reaccionaron a favor de la va reformista para evitarla refundadora no fue, en general, una solucin satisfactoria18, y huy de loscambios sustanciales. De hecho, los ejes prioritarios de gestin del gobiernodel Vicepresidente Carlos Mesa tras la cada de Snchez de Lozada giraban al-rededor de la convocatoria de un referndum nacional vinculante para decidirla poltica de hidrocarburos y, posteriormente, la de una asamblea constitu-

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    15. Garca Linera, lvaro, De febrero negro a la insurreccin de octubre, en Kafka Z.,Jorge (coord.), Asamblea Constituyente. Hacia un nuevo Estado boliviano. Colegio de politlogos,La Paz, 2004, pgs. 21 y 22.

    16. Pachano, Simn, El peso de lo institucional: auge y cada del modelo boliviano. AmricaLatina Hoy n 43, 2006, pg. 26.

    17. Ibid. pgs. 26 y 27.18. Cfr. AA.VV., Asamblea constituyente y reforma constitucional. Kipus, Cochabamba, 2004.

  • yente. El primero tuvo lugar en julio de 2004, mientras que la propuesta cons-tituyente no avanz ante la dificultad de concertar una ley de convocatoria conel Legislativo, rgano que estuvo en permanente confrontacin con el gobiernode Mesa19. La segunda sucesin constitucional fruto principalmente de la mo-vilizacin en las calles, en junio de 2005, recay en el Presidente de la CorteSuprema de Justicia, Eduardo Rodrguez Veltz, y provoc el acuerdo polticoque habilit el adelanto de las elecciones generales. En este marco, Evo Morales,apoyado por un grupo de partidos aliados encabezados con las siglas del Movi-miento al Socialismo (MAS), alcanz una cifra histrica de apoyo electoral enlas elecciones del 18 de diciembre de 200520; su programa de cambios en el pasestaba sostenido en la convocatoria a la asamblea constituyente, cuya convoca-toria se mostr necesaria ante la mayor parte de la poblacin.

    No obstante, aunque de acuerdo con lo sealado est clara la necesidad delproceso constituyente boliviano una necesidad que, cabe insistir, forma partede la dinmica constituyente del nuevo constitucionalismo latinoamericano,esta necesidad no ha sido entendida por posturas de oposicin, por un lado, yotras posiciones extraas a los procesos constituyentes latinoamericanos, porotro. V. gr., Gutirrez Alonso, quien afirmaba con rotundidad el riesgo de abriren Bolivia un proceso de esta naturaleza, fundamentado segn el autor en lainexistencia de acuerdos previos sobre temas fundamentales entre las fuerzas po-lticas del pas; el notable maximalismo en el planteamiento del partido del go-bierno respecto a este proceso, crendose unas expectativas absolutamenteirreales; las dudas sobre que el partido del gobierno alcanzara unos resultadosen las elecciones a miembros de la Asamblea Constituyente que le permitieraredactar una Constitucin a medida; cierta actitud obstruccionista por partede la oposicin; problemas internos en el partido del gobierno; las presiones au-tonomistas desde las regiones de la Media Luna; y el nfimo conocimiento tc-nico y jurdico de los potenciales representantes en la asamblea21.

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    19. Cfr. Herrero, Francisco, Sistemas de partidos y desarrollo: el caso de Bolivia, enAA.VV., La poltica y la pobreza en los pases andinos. IDEA Internacional, Lima, 2007, pgs. 92y ss.

    20. El 53,74% de los votos, frente al 28,595 obtenido por su principal contrincante, el con-servador Jorge Quiroga.

    21. Gutirrez Alonso, Juan J., Sobre el proceso constituyente boliviano y su reglamento ge-neral de funcionamiento. Revista de la Red de Expertos Iberoamericanos en Parlamentos n 1,2007, pgs. 11-16.

  • Con todo, el primero de los errores cometidos contra la hiptesis consti-tuyente es que la asamblea constituyente se convocara desde dentro de la ins-titucionalidad del poder constituido. A la postre, en vez de optar por laconvocatoria directa del poder constituyente del pueblo, a travs de referendocomo fue el caso venezolano de 1999, el ecuatoriano de 2007 y, en ciertamedida, el colombiano de 1991, se opt por realizar la convocatoria consti-tuyente desde el seno del poder constituido sede del acuerdo poltico alu-dido, esto es, el Legislativo. La Ley Especial de Convocatoria n 3364 encuyo debate y aprobacin particip de forma decisiva el MAS no fue, ni enla forma ni en el fondo, como a continuacin se analizar, una opcin a laaltu ra de las largas reivindicaciones del pueblo boliviano. Hay que tener encuenta, no obstante, que para muchos de los protagonistas era suficiente elhe cho habilitante de que la convocatoria de la asamblea constituyente estuvieraincluida tanto en las ltimas reformas de la Constitucin viabilidad jurdicacomo en el acuerdo poltico que adelant las elecciones a diciembre de 2005,despus del gobierno de Eduardo Rodrguez Veltz viabilidad poltica.

    Al realizarse de tal forma la convocatoria, con la participacin decisiva delpoder constituido, se debilit la percepcin del carcter originario, esencial-mente transformador, de la asamblea constituyente, que defenda la mayorparte de la poblacin que apoy la necesidad de regenerar el pas por mediode un proceso constituyente; la aprobacin de esta ley de convocatoria, cons-ciente o inconscientemente, ensombreci el carcter originario de la Asambleadesde un principio22. Es cierto que, tericamente, el poder de la Asambleaconstituyente era originario, como no puede ser de otra manera respecto alpoder constituyente y as, de hecho, se consagraba en el primer artculo delpropio Reglamento de la Asamblea; pero, desde la esencia del poder polticofctico, disminuyeron los apoyos acerca de su carcter originario y se confun-dieron las razones tericas a favor de ste en lo que fue un amplio debate me-ditico y, en menor medida, doctrinal. Con todo, finalmente, la Asambleaconstituyente no hara uso de este carcter originario cuando existieron con-diciones reales para su aplicacin, lo que demuestra cierto formalismo en ladecisin que no cont con traduccin alguna en la realidad.23

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    22. Lo que generaba dudas especialmente sobre la capacidad de accin de la Asamblea Cons-tituyente en el marco del derecho internacional, en materias tan sensibles como las inversionesextranjeras o el control de drogas. En general, cfr. El Hage, Javier, Lmites de derecho internacionalpara la asamblea constituyente. FUNDAPPAC, Santa Cruz, 2006.

    23. En trminos de Mayorga, la polmica se vincula al primer artculo del reglamento que

  • Esta situacin fue agravada por la convocatoria, aprovechando las eleccio-nes de los asamblestas el 2 de julio de 2006, del referendo vinculante sobreautonomas24 que, adems, obtuvo resultados dismiles en el pas, y dej vercon ms facilidad la pronunciada diferencia entre las tierras altas y las bajas25.El referndum sobre autonomas no slo no aport claridad al proceso, sinoque lo mancill por cuanto, para una parte importante de los ciudadanos queseguan la literalidad de los acuerdos y la denominacin formal, su resultadoera en efecto vinculante para la Asamblea Constituyente26, lo que relegaba aun estado quasimarginal el carcter originario de sta, salvo que se entendieraque se trataba de una decisin constituyente. El debate terico al respecto, noobstante, apenas se produjo27.

    En definitiva, la Asamblea constituyente surgi con los lastres tericos yprcticos de los acuerdos polticos de 2005 y las elecciones del ao siguiente,

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    define a la Asamblea como originaria. Esto provoc un spero debate por sus posibles conse-cuencias jurdicas. En efecto