Boletín Cultural y Bibliográfico · 2018. 2. 28. · habla de cocina china, francesa, ita liana,...

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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. COCINA est os núcleos de presión se devela , a su vez, la inexistencia de diferencias de fo ndo en las conce pc iones formu- ladas por los partidos tradicionales y plasmadas en las medidas educativas durante los distintos gobiernos. Así, las diferencias perfiladas entre libera- les y conse rvad ores desde el siglo XIX - en lo que atañe a la educa- ción - van evolucio nando hacia la similitud, incluso con anterioridad al período del Frente Nacional, tesis que amerita amplia discusión en un medio en el que tradicionalmente el análisis sobre la orientación de la política educativa ha sid o manejado de manera maniquea de acuerdo con los in ter eses partidistas. . < ---. .. . ... ·-- Por último destacamos tres intere- santes aspectos señalados por Helg que le dan identidad a la educación contemporánea en el país. Por un lado , la autora pone de manifiesto la debilidad del Estado central en el proceso de la modernización educa- tiva , ocasionada por la fragmenta- ción regional y los intereses locales de las elites. Simultáneamente subraya el pap el de la Igl esia católica en el de s arrollo de la educación, así como en la co hesión ideológica de la nación, sin cu ya comprensión no es posible explicar ciertos as pectos de la histo- ria de la c ultura en el país. Así mismo se ñala la inexistencia de una clara voluntad política de las elites para co nfig urar una cultura nacional , a cuya difu s ión c ontribuiría la escuela. Ella s, por el co ntrar io, acentúan la s ub o rdina c ión a modelos educativos 142 y cultu rales extra njeros, fundamen- tada en las relaciones de d epe nd encia económica y política con potencias mundiales. MAR T HA CECILIA HERRERA C. Dos regiones, dos sazones La cocina vallecaucana Carlos Ordóñez Caicedo Itaca Producciones Ltda . Editográficas Ltda ., Cali,l986 , 127 págs. La cocina paisa Carl os Ordóñez Caic edo Itaca Pr oducciones Ltda . Editográficas Ltda., Cali, 1986, 128 págs. La presenc1a de un tema como la cocina en esta sección de reseñas del Boi et ín Cultural y Bibliográfico ha sido escasa, pero no omitida. En anterior ocasión (vol. XXII, núm. 3, 1985) reconocíamos cómo la cocina se convirtió en los últimos tres lustros en especie de panacea de la industria editorial del mundo , debid o, tal vez, a la riqueza vis ual que permite su "materia prima " así co mo al mensaje particular de sus textos, por lo cual llega a ser producto sui géneris den - tro de la gran oferta del mercado del libro. No en vano el especialista Xavier Domingo comenta al ''La literatura cu li naria es abundan- tísima y comprende textos de todo tipo , generales o especializados, inter- nacionales , nac i onales , r egio nale s, didácticos , especulativos, inteligen- tes, clasistas , de der echas, de izquier- das, de centro , caros, baratos y, por supuesto, buenos y malos. Lo s li bros de cocina son - o mejor dicho , d ebe- rían se r- un material de primer orden para hi storiado res, soció logo s, psicólogos, filósofos y hasta, si se ter- cia, coci neros. Estos últimos, aveza- dos ya a dar gato por liebre, escrib en también con cierta frecuencia y con notable mitomanía ególa tra " 1 RESEÑAS Infortunadamente , si en Co lombia la producción de libros de "cocina vernácula" tuvo vigencia en de cenios pasados , actualmente es exigua , y en este campo todo se res ume en la transcripción, traducción y "f usila- mie nto" de obras cuyo éxito de mer- cado ha sido co mprobado en otra s latitud es. Hace do s años, Carlos Ordóñez. Caicedo se aventuró en la edición de dos libros (Cocina valle- caucana y Cocina paisa) que mot iva n esta reseña. Ante todo formulemos algunas precisiones. El autor fue el asesor culinario de El gran libro de la cocina colombi ana (vol. 1) , co mentado en este boletín , al que, reconociéndole numero sas bondades, tambi én le se- ñalábamos algunos desaciertos, el s importante de los cuales era el rápido y s uperficial "tratamiento cul- tural" a la regionalización cu linaria . Pues bien: Ordóñez. se entregó a la tarea de editar do s libros de cocina regional (mejor llamados re ceta rios regionales) , y en ellos encontramos nuevamente aspectos positivos y ne- gativos. Aun c uando comúnmente se habla de coc ina china, francesa, ita- liana , mexi cana, griega, etc., las coci- nas no son nacionales. En cocina, como en otros tantos aspectos de la cultura, no se llega al concepto de "lo nacional" por la simple y mecánica suma toria de " lo regional ". No. La cocina regional (y esto lo hemos escrito en diversas ocasiones) son técnicas de conservación y de cocción dond e desempeñan papel importante los utensilios y recipientes que para estas do s acciones se ut ilicen. De la cocina regional también forman parte las creencias y las supersticiones alre- dedor de lo s alimentos, los horarios, las representaciones simbólicas, las dietas méd icas, religiosas y afrodi- , s1acas. Por todo lo anterior, la cocina regional consti tu ye uno de los cam- pos en que el chovinismo se mani- fiesta de manera s acentuada. Es una constante universal el que todo individuo alejado de su tierra de J Xavier Domingo , Cuando sólo no s queda la co mida. Bar celona , Tusquets Editores, 1980. brought to you by CORE View metadata, citation and similar papers at core.ac.uk provided by Banco de la República

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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

COCINA

estos núcleos de presión se devela, a su vez, la inexistencia de diferencias de fondo en las concepciones formu­ladas por los partidos tradicionales y plasmadas en las medidas educativas durante los distintos gobiernos. Así, las diferencias perfiladas entre libera­les y conservadores desde el siglo XIX - en lo que atañe a la educa­ción - van evolucionando hacia la similitud, incluso con anterioridad al período del Frente Nacional, tesis que amerita amplia discusión en un medio en el que tradicionalmente el análisis sobre la orientación de la política educativa ha sid o manejado de manera maniquea de acuerdo con los in tereses partidistas.

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Por último destacamos tres intere­santes aspectos señalados por Helg que le dan identidad a la educación contemporánea en el país. Por un lado, la autora pone de manifiesto la debilidad del Estado central en el proceso de la modernización educa­tiva , ocasionada por la fragmenta­ción regional y los intereses locales de las elites. Simultáneamente subraya el papel de la Iglesia católica en el desarrollo de la educación, así como en la cohesión ideológica de la nación, sin cuya comprensión no es posible explicar cie rtos aspectos de la histo­ria de la c ultura en el país. Así mismo señala la inexistencia de una clara voluntad política de las elites para configurar una cultura nacional , a cuya difusión contribuiría la escuela. Ellas, por el contrario , acentúan la subordinación a modelos educativos

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y culturales extranjeros, fundamen­tada en las relaciones de dependencia económica y política con potencias mundiales.

MART HA CECILIA HERRERA C.

Dos regiones, dos sazones

La cocina vallecaucana Carlos Ordóñez Caicedo Itaca Producciones Ltda. Editográficas Ltda., Cali,l986 , 127 págs.

La cocina paisa Carlos Ordóñez Caicedo Itaca Producciones Ltda. Editográficas Ltd a., Cali , 1986, 128 págs.

La presenc1a de un tema como la cocina en esta sección de reseñas del Boietín Cultural y Bibliográfico ha sido escasa, pero no omitida. En anterior ocasión (vol. XXII, núm. 3, 1985) reconocíamos cómo la cocina se convirtió en los últimos tres lustros en especie de panacea de la industria editorial del mundo, debido, tal vez, a la riqueza visual que permite su "materia prima" así como al mensaje particular de sus textos, por lo cual llega a ser producto sui géneris den­tro de la gran oferta del mercado del libro. No en vano el especialista Xavier Domingo comenta al resp~cto :

' 'La literatura culinaria es abundan­tísima y comprende textos de todo tipo, generales o especializados, inter­nacionales , nacionales, regionales, didácticos , especulativos, inteligen­tes, clasistas, de derechas, de izquier­das, de centro, caros, baratos y, por supuesto, buenos y malos. Los libros de cocina son - o mejor dicho, debe­rían ser- un material de primer orden para historiadores, sociólogos, psicólogos, filósofos y hasta, si se ter­cia, cocineros. Estos últimos, aveza­dos ya a dar gato por liebre, escriben también con cierta frecuencia y con notable mitomanía ególatra" 1•

RESEÑAS

Infortunadamente, si en Colombia la producción de libros de "cocina vernácula" tuvo vigencia en decenios pasados, actualmente es exigua, y en este campo todo se resume en la transcripción, traducción y "fusila­miento" de obras cuyo éxito de mer­cado ha sido comprobado en otras latitudes. Hace dos años, Carlos Ordóñez. Caicedo se aventuró en la edición de dos libros (Cocina valle­caucana y Cocina paisa) que motivan esta reseña.

Ante todo formulemos algunas precisiones. El autor fue el asesor culinario de El gran libro de la cocina colombiana (vol. 1), comentado en este boletín, al que, reconociéndole numerosas bondades, también le se­ñalábamos algunos desaciertos, el más importante de los cuales era el rápido y superficial "tratamiento cul­tural" a la regionalización culinaria. Pues bien: Ordóñez. se entregó a la tarea de editar dos libros de cocina regional (mejor llamados recetarios regionales), y en ellos encontramos nuevamente aspectos positivos y ne­gativos. Aun cuando comúnmente se habla de cocina china, francesa, ita­liana, mexicana, griega, etc., las coci­nas no son nacionales. En cocina, como en otros tantos aspectos de la cultura, no se llega al concepto de "lo nacional" por la simple y mecánica sumatoria de " lo regional". No. La cocina regional (y esto lo hemos escrito en diversas ocasiones) son técnicas de conservación y de cocción donde desempeñan papel importante los utensilios y recipientes que para estas dos acciones se utilicen. De la cocina regional también forman parte las creencias y las supersticiones alre­dedor de los alimentos, los horarios, las representaciones simbólicas, las dietas méd icas, religiosas y afrodi-

, s1acas.

Por todo lo anterior, la cocina regional constituye uno de los cam­pos en que el chovinismo se mani­fiesta de manera más acentuada. Es una constante universal el que todo individuo alejado de su tierra de

J Xavier Domingo , Cuando sólo nos queda la comida. Barcelona, Tusquets Editores, 1980.

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RESEÑAS

crianza manifieste una sentida año­ranza por su alimentación aborigen. En este orden de ideas, los recetarios de Carlos Ordóñez motivan a cual­quier valluno o paisa a identificarse con su "cocina del terruño", pues

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ante todo una recopilación exhaus­tiva (233 recetas en Cocina vallecau­cana y más de 300 en Cocina paisa) en donde se mencionan desde la más sencilla preparación (ej .: "tragos de aguapanela") hasta la más elaborada. Sin embargo, el autor, en su afán de incluir hasta la última receta de cada región, cae en el error (propio de las señoras de la alta sociedad valluna y a nt ioq ueña) de considerar como autóctonas algunas recetas totél.lmen­te foráneas, subestimando así una necesaria explicación del proceso de formación de cada cocina. U na breve pero atinada referencia de los facto­res históricos, geográficos, étnicos, lingüísticos y, obviamente, económi­cos hubiese permitido entender el resultado actual de cada una de esas cocmas.

Ahora bien: el trabajo de Carlos Ordóñez con estos dos recetarios también posee sus méritos, entre los cuales merece destacarse la inclusión de aquellas recetas con animales que hoy denominamos carne de monte, pero que en su momento fueron la fuente principal de proteínas del habi­tante aborigen en estas dos regiones. Nos referimos a su relación de sucu­lentos asados y estofados a base de guagua, armadillo, conejo y torcaza, como también a las recetas que se preparan con un animal doméstico aportado a nuestra alimentación durante el proceso de colonización y cuyas carnes, en concepto de muchos gastrónomos, super~n en saber a las del cerdo y la vaca. Nos referimos al chivo o cabrito. Por otra parte, debe­mos reconocer que Ordóñez tampoco olvida la llamada cocina de las menu­dencias y presenta en los dos receta­ríos variadas recetas con ubre, len­gua, criadillas, hígado, riñones y pezuñas, partes de los mamíferos subestimadas en su sabor y variadas posibilidades de transformación cu­linaria. Finalmente, la amplia gama que presenta en cuanto a bebidas, sopas, acompañamientos, amasijos, platos fuertes, postres y repostería

correctamente denominados en un lenguaje popular, otorga méritos a su trabajo.

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En síntesis, dos recetarios con una acertada división capitular (lamen­tablemente, La cocina va/lecaucana no tiene índice), de diagramación impecable, correcta sintaxis en la exposición de las recetas y con un detalle gráfico y de humor maravillo­samente logrado en las caricaturas de Consuelo Lago para La cocina valle­caucana y de Elkin Obregón para La cocina paisa. Esperarnos que Carlos Ordóñez continúe su labor con otros recetarios regionales merecedores de su trabajo, no sin antes tener en cuenta nuestras observaciones acer­ca de la necesidad de enriquecer el tema de "lo culinario" con una "condimentada" investigación so­cial. Insistimos: ¡la cocina regional no son sólo recetas!

, JUUAN ESTRADA O.

Cocina para manteles de encaje

La cocina colombiana Guía práctica y recetario, vol. 2 Círculo de Lectores, Bogotá, 1987

Néstor Luján, reconocido comenta­rista gastronómico español, decidió,

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en su sabiduría sobre mesas y fogo­nes , escribir un libro titulado Viaje por las cocinas del mundo 1, logrando comprimir en doscientas páginas la culinaria de treinta y cuatro países, en riguroso o rden alfabético , desde Alemania hasta Yugoslavia. Obvia­mente, un trabajo con tales preten­siones, realizado tan sucintamente. no logra certeramente su objetivo, debido a la amplitud de la muestra. Sin embargo, debemos reconocer que el autor, antes que pretender una detallada descripción de recetas, in­tenta más bien comentar acerca del inventario de productos alimenticios que constituyen dichas cocinas y de sus repercusiones en las relaciones socioculturales de los pueblos que las practican. Por tal motivo, sacrifica el tradicional "glosario de recetas", característico de este tipo de trabajo, relacionando únicamente dos o tres fórmulas, supuestamente las más re­presentativas en la cocina de cada país. Pues bien: Néstor Luján incluyó en aquel grupo de países a Colombia, advirtiendo de antemano la existen­cia de una cocina original, heterogé­nea y claramente diferenciada de

. , . , . regwn a regwn, como -consecuencia de una variada topografía. Comenta don Néstor Luján que los productos

, . mas Importantes son papa, yuca y plátano. Describe la existencia de originales preparaciones envueltas en hojas llamadas por él "hallacas" y reconoce en el sancocho una prepa­ración con múltiples versiones -según la región- y de gran acepta­ción popular. En su capitulo sobre las carnes, presupone como la más popular la sobrebarriga e, igual­mente, elogia la ternera a la llanera, La que describe como ''carne de ma­mona que se asa al aire libre, sobre un fuego de leña, y se come acompañada por yuca, topochos - que son los plátanos- chilí, ajo. cebolla y pata­tas chorreadas" (sic) . Po r otra parte , menciona la arepa, el aguacate y la frecuente utilización de la leche de coco en la cocina costeña. Final­mente presenta como recetas de la cocina colombiana las papas cho-

• Néstor Luján . Viaj e por las co cinas del mundo . Navarra, S a lva! Editores , 197 1.

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