Boletin "Habla, tu siervo oye" Nº5

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RECUPERAR LA ESPERANZA Mientras la mayoría está expectante de acuerdo a los resultados de las elecciones, muchos esperan con ansias el día de la final de la Champion y otros permanecen atentos a las decisiones de la Unión, hay unas palabras en la Escritura que mantienen la esperanza viva en el creyente, "El Señor viene". Fueron dichas por él mismo antes de partir a la cruz, enseñadas a los oyentes como parte esencial del evangelio, repetidas en diversas ocasiones por los hombres de Dios, usados e inspirados para completar la revelación divina; y sobre todo, es el día que más anhelan los creyentes. Ese anhelo se convierte en acción, puesto que no consiste únicamente en desearlo, sino en vivirlo. Es imprimirle a cada minuto que pasa, el estado de feliz reencuentro con alguien súper especial, en el mejor lugar. Será ese momento en que veremos cara a cara al Autor de nuestra salvación, al Consolador, quien agrada al Padre. ¿Dónde?, en la esfera celestial, el reposo eterno, es decir, el lugar perfecto, ausente de pecado, tribulación e injusticia; más bien lleno de la gloria de Dios, de adoración, de cántico, de servicio perfecto y sublime a Aquel que lo merece todo, y para siempre. Por eso, hablar de la venida del Señor, trae paz al alma, consuela y reafirma el corazón. No olvidemos, hermanos, en medio de la tribulación que nos aflige, las pruebas que nos presionan, la tristeza que nos produce ver gente querida persistir en su incredulidad, negándose a aceptar la verdad de la salvación, en medio de problemas económicos, sentimentales, familiares, en medio de nuestra debilidad, está la confortante noticia del regreso del Amado. Recordar que esto sucederá en breve calma nuestra intranquilidad, menguan las preocupaciones, nos devuelve el gozo. Levantamos la cabeza siguiendo nuestro camino hacia arriba, afirmando la mirada a lo verdadero, recuperamos la fe. Pablo escribe una carta a los creyentes en Corinto enseñándoles acerca de la resurrección de los muertos en la venida del Señor, para confirmar sus corazones (1Co.15). Escribe otra a los de Tesalónica y habla del advenimiento para quitar de ellos la tristeza (1Ts. 4). El apóstol Pedro también menciona estas palabras para exhortar el limpio entendimiento de los hijos de Dios, es decir, que nadie os confunda, dice Pedro, lo que Cristo ha prometido sucederá, aunque parezca retrasarse (2P.3). Santiago nos recuerda lo cerca que está ese día (Stg. 5:8) y Juan clama porque llegue (Ap. 22:20). Todos los hijos de Dios hemos recobrado ánimo y recuperado fuerzas, hemos reorientado nuestros pasos y anunciamos más fervientemente la buenas nuevas de paz cuando miramos la venida del Señor como lo que es, un acontecimiento cercano, seguro, que traerá reposo y recompensa al redimido, "Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida" (2Ti. 4.8). Nº 5, Mayo 2015 [email protected] ANA RUIZ

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Boletín Cristiano

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  • RECUPERAR LA ESPERANZA

    Mientras la mayora est expectante de

    acuerdo a los resultados de las

    elecciones, muchos esperan con ansias

    el da de la final de la Champion y otros

    permanecen atentos a las decisiones de

    la Unin, hay unas palabras en la

    Escritura que mantienen la esperanza

    viva en el creyente, "El Seor viene".

    Fueron dichas por l mismo antes de

    partir a la cruz, enseadas a los oyentes

    como parte esencial del evangelio,

    repetidas en diversas ocasiones por los

    hombres de Dios, usados e inspirados

    para completar la revelacin divina; y

    sobre todo, es el da que ms anhelan los

    creyentes.

    Ese anhelo se convierte en accin,

    puesto que no consiste nicamente en

    desearlo, sino en vivirlo. Es imprimirle a

    cada minuto que pasa, el estado de feliz

    reencuentro con alguien sper especial,

    en el mejor lugar. Ser ese momento en

    que veremos cara a cara al Autor de

    nuestra salvacin, al Consolador, quien

    agrada al Padre. Dnde?, en la esfera

    celestial, el reposo eterno, es decir, el

    lugar perfecto, ausente de pecado,

    tribulacin e injusticia; ms bien lleno de

    la gloria de Dios, de adoracin, de

    cntico, de servicio perfecto y sublime a

    Aquel que lo merece todo, y para

    siempre.

    Por eso, hablar de la venida del Seor,

    trae paz al alma, consuela y reafirma el

    corazn.

    No olvidemos, hermanos, en medio de la

    tribulacin que nos aflige, las pruebas

    que nos presionan, la tristeza que nos

    produce ver gente querida persistir en su

    incredulidad, negndose a aceptar la

    verdad de la salvacin, en medio de

    problemas econmicos, sentimentales,

    familiares, en medio de nuestra

    debilidad, est la confortante noticia del

    regreso del Amado. Recordar que esto

    suceder en breve calma nuestra

    i n t r a n q u i l i d a d , m e n g u a n l a s

    preocupaciones, nos devuelve el gozo.

    Levantamos la cabeza siguiendo nuestro

    camino hacia arriba, afirmando la mirada

    a lo verdadero, recuperamos la fe.

    Pablo escribe una carta a los creyentes

    en Corinto ensendoles acerca de la

    resurreccin de los muertos en la venida

    del Seor, para confirmar sus corazones

    (1Co.15). Escribe otra a los de

    Tesalnica y habla del advenimiento para

    quitar de ellos la tristeza (1Ts. 4). El

    apstol Pedro tambin menciona estas

    palabras para exhortar el limpio

    entendimiento de los hijos de Dios, es

    decir, que nadie os confunda, dice Pedro,

    lo que Cristo ha prometido suceder,

    aunque parezca retrasarse (2P.3).

    Santiago nos recuerda lo cerca que est

    ese da (Stg. 5:8) y Juan clama porque

    llegue (Ap. 22:20).

    Todos los hijos de Dios hemos recobrado

    nimo y recuperado fuerzas, hemos

    reo r i en tado nues t ros pasos y

    anunciamos ms fervientemente la

    buenas nuevas de paz cuando miramos

    la venida del Seor como lo que es, un

    acontecimiento cercano, seguro, que

    traer reposo y recompensa al redimido,

    "Por lo dems, me est guardada la

    corona de justicia, la cual me dar el

    Seor, juez justo, en aquel da; y no slo

    a m, sino tambin a todos los que aman

    su venida" (2Ti. 4.8).

    N 5, Mayo 2015

    [email protected]

    ANA RUIZ

  • Pg. 2

    "Y uno de los malhechores que estaban

    colgados le injuriaba, diciendo: Si t eres

    el Cristo, slvate a ti mismo y a nosotros.

    Respondiendo el otro, le reprendi,

    diciendo: Ni aun temes t a Dios,

    estando en la misma condenacin?

    Nosotros, a la verdad, justamente

    padecemos, porque recibimos lo que

    merecieron nuestros hechos; mas ste

    ningn mal hizo. Y dijo a Jess:

    Acurdate de m cuando vengas en tu

    reino. Entonces Jess le dijo: De cierto

    te digo que hoy estars conmigo en el

    paraso." Lucas 23: 39-43.

    Consideremos estas dos personas que

    fueron crucificadas junto a Jess. Por un

    lado tenemos a un malhechor injuriando

    al Seor sin ningn tipo de reparo ni

    temor, no sabiendo, por su propia

    ignorancia, que estaba insultando y

    despreciando al Autor de la vida, al

    Creador del universo, al Salvador del

    mundo; an, en las pocas horas de vida

    que le quedaban. Este hombre estaba

    pagando por todos su crmenes

    cometidos. En su actitud no vemos

    ningn tipo de arrepentimiento por todo

    el mal que hizo (los que eran crucificados

    haban sido homicidas). Tuvo la

    oportunidad de conocer en persona al

    mismo Hijo de Dios, pero le desprecio y

    perdi su ltima oportunidad de ser

    salvo. l muere como consecuencia de

    todo su pecado.

    En el lado contrario est el otro

    malhechor, que seguramente cometi

    todo tipo de maldad, pues tambin

    estaba all pagando por sus actos.

    Aunque al principio tambin injuriaba

    contra Jess, su actitud cambia, porque

    enseguida le reprende y reconoce que

    ellos a la final estn pagando por sus

    delitos, pero reconoce que Jess estaba

    all padeciendo injustamente; entiende

    su propia condicin de pecado y habla

    del temor a Dios. Seguidamente, se

    dirige a Jess y pronuncia esas palabras

    "acurdate de m cuando vengas en tu

    reino", al decir esto, ve en Jess esa

    esperanza de la cual asirse sin dudar.

    Es maravillosa la respuesta inmediata

    del Seor, la promesa estar hoy mismo

    con l en el paraso.

    Una de las cosas que podemos aprender

    de estos versculos es que estos dos

    hombres son claramente el reflejo de

    toda la humanidad, y la manera como

    somos consumidos por nuestros

    pecados. En un lado estn todos

    aquellos que han tenido la oportunidad

    de escuchar el evangelio, pero que en su

    necedad han rechazado, expresando

    abiertamente que no creen en Dios ni en

    Su Hijo Jesucristo. O bien piensan que

    siendo buenos o haciendo buenas obras

    irn al cielo, pero sabemos cul es el

    triste final para todos ellos. Por otra parte,

    tenemos a todos aquellos que reconocen

    su pecado, su necesidad de salvacin y

    creen en Dios y Su justicia, ven en Cristo

    la esperanza, le ven a l como Salvador.

    Para todos ellos, el Seor tiene grandes y

    fieles promesas que sin dudar se harn

    realidad.

    O t r a c o s a i m p o r t a n t e e s l o

    imprescindible y beneficiosa que resulta

    la muerte y resurreccin del Seor

    Jesucristo para nosotros, es un hecho

    que ha marcado el destino de toda la

    humanidad, Dios en su gran misericordia

    y amor hizo de esa muerte un triunfo para

    todo aquel que quiera cambiar su destino

    para la eternidad. ALEXA CASTRO

    UNOS Y OTROS

    www.hablatusiervooye.blogspot.com.es

  • Pg. 3

    se registra el nombre de dos grupos, los

    epicreos y los estoicos. Los epicreos

    pensaban en darle todo el placer al

    cuerpo mientras se estaba vivo y los

    es to i cos ms b ien enseaban

    abstenerse de todo placer de la carne.

    Aquel era un lugar donde todo vala, sin

    importar cun contradictorio fuese una

    corriente u otra.

    Autoridades. Los grandes pensadores,

    segn su propia opinin, reunidos en el

    arepago para disertar acerca de temas

    nuevos. A stos se dirige Pablo

    aprovechando la invitacin que le hacen,

    queriendo ellos saber ms sobre esta

    nueva enseanza que les refera el

    apstol (Hechos 17: 19-34). El mucho

    conocimiento les tena envanecido, por

    el lo, cuando escucharon de la

    resurreccin de los muertos, se burlaron,

    no creyendo el mensaje.

    A los habitantes de Atenas, an estando

    sumidos en la idolatra, lleg el mensaje

    del evangelio, porque as es Dios,

    misericordioso, pues no quiere la muerte

    del que muere. El Seor Jesucristo fue

    anunciado a esos corazones perdidos y

    slo algunos creyeron, mientras otros

    muchos rechazaron el mensaje.

    Qu te impide conocer al Seor, tus

    tradiciones, tu religiosidad, tus buenas

    obras, t propio conocimiento,? Desecha

    todas stas cosas y abre tu corazn al

    nico Dios vivo y verdadero, Pero Dios,

    habiendo pasado por alto los tiempos de

    esta ignorancia, ahora manda a todos los

    hombres en todo lugar, que se

    arrepientan; por cuanto ha establecido

    un da en el cual juzgar al mundo con

    justicia, por aquel varn Jesucristo a

    quin design, dando fe a todos con

    haberle levantado de los muertos.

    Hechos 17:30-31

    [email protected]

    Mientras Pablo les esperaba en Atenas,

    su espritu se enardeca viendo a la

    ciudad entregada a la idolatra. Hechos

    17:16.

    En su segundo viaje misionero, para

    anunciar las buenas nuevas de

    salvacin, Pablo tuvo que salir de Berea

    porque los judos de Tesalnica

    alborotaron a la multitud tambin all. Los

    hermanos le envan por mar hasta

    Atenas, y estando en aquella ciudad,

    dice que su espritu se conmova al

    verles sumida en la Idolatra.

    Muy variado era su pblico y el inters de

    ellos era decir y or algo nuevo.

    Judos. Tenan sus ritos y tradiciones,

    por encima de Dios. El apstol se diriga

    a ellos dicindoles que Jess era el

    Cristo, el Mesas esperado para

    l ibertarles principalmente de la

    esclavitud del pecado. Pero se negaban

    a creer, eran duros de cerviz, por lo tanto

    no eran salvos.

    Piadosos. Estos hacan buenas obras,

    eran compasivos, ayudaban a los

    dems, dejando a un lado lo ms

    importante, conocer a Dios. Las muchas

    obras no les haca salvos de la

    condenacin eterna, sentencia que pesa

    sobre todo aquel que no ha confesado a

    Cristo como Salvador, pues se es salvo

    por gracia (Efesios 2:8). Tenemos el

    ejemplo de Cornelio, varn piadoso,

    temeroso y justo, que an siendo todo

    esto no era salvo (Hechos 10).

    Filsofos. Estos eran sabios en sus

    propios pensamientos, entendidos en

    sus razonamientos y no se preocupaban

    en buscar la sabidura de Dios

    (Proverbios 2:6). Estos son algunos

    versculos de la Escritura en cuanto a la

    sabidura humana: 1Corintios 3:20,

    Romanos 12:16b. Entre estas corrientes

    IDOLATRA

    DIANA ZAMBRANO

  • nuevo rey, a la vez del alto listn que

    tena por delante. Su peticin fue sincera,

    siendo joven, no saba cmo salir ni

    entrar (v.7).

    En el Salmo 37:3,4, David nos dice:

    Confa en Jehov, y haz el bien; y

    habitars en la tierra, y te apacentars de

    la verdad. Delitate asimismo en Jehov,

    y l te conceder las peticiones de tu

    corazn. Entonces, aquel que se deleita

    en Jehov recibir aquello que est en su

    corazn.

    He aqu la preciosa peticin de Salomn:

    dale a tu siervo un corazn entendido,

    para juzgar y discernir. Seguramente

    cualquiera de nosotros, ante el

    ofrecimiento de Dios, no pediramos

    como conviene; por eso, sta

    experiencia es una tremenda leccin que

    ha quedado registrada en la Palabra,

    para que aprendamos a pedir sabiendo,

    lo que realmente agrada a Dios, y esto se

    consigue nicamente estando cerca de

    l.

    El Espritu Santo, que tiene su morada en

    el creyente, nos ayuda en nuestra

    debilidad, pues nos ensea a pedir como

    conviene; l intercede por nosotros con

    gemidos indecibles (Romanos 8:26).

    Ciertamente la mayora de las veces no

    sabemos qu pedir ni como hacerlo, pero

    no olvidemos que nuestra relacin con

    Dios y el dejarnos guiar por Su Espritu

    nos ayudar a hacerlo de la manera que

    agrada y glorifica a Dios. Recordemos

    que muchas veces no recibimos aquello

    que pedimos porque pedimos mal, para

    gastar en deleites (Santiago 4:3).

    Como dice el titulo de ste texto, Dios

    concedi la peticin de Salomn, porque

    ella era muestra de su amor a Jehov. El

    recibi ms abundantemente, riquezas y

    gloria.

    Antes que David siguiera el camino de

    todos en la tierra, como bien expreso l

    refirindose a la muerte, dijo a Salomn

    sus ltimos consejos, los cuales le haran

    el rey que mereca Israel, pero sobre

    todo, el que agradaba a Dios. Son tres las

    cosas que dice: que se esfuerce, que sea

    hombre y por ltimo, pero lo mas

    importante, que guarde los preceptos de

    Jehov, conducindose en Su camino y

    observando cada uno de Sus estatutos y

    mandamientos para que todo lo que se

    disponga hacer sea prosperado.

    Por qu hablar del consejo de David a

    Salomn si el titulo que encabeza este

    escrito es peticin concedida?, muy

    sencillo, el xito y la acertada peticin de

    Salomn se debe a que atendi el

    consejo que su padre le haba dado.

    Qu precioso es leer: Mas Salomn am

    a Jehov, andando en los estatutos de su

    padre David (1R.3:1). Estos estatutos

    no eran ms que los dichos por Jehov, y

    que con todo el corazn David acept y

    mantuvo.

    Cun importante es la obediencia y la

    comunin con Dios, porque el hecho de

    que Salomn amara a Jehov y se

    sometiera a sus mandamientos, le hace

    actuar en consecuencia, queriendo

    agradarle. Como conocedor de sus

    deb i l idades y an te la enorme

    responsabilidad que tendra al ser

    designado rey de un pueblo tan grande,

    que no se puede contar ni numerar por su

    multitud (v.8), Salomn pide sabidura.

    Cuando Jehov le pregunta "Qu

    quieres que yo te de" (v.5), Salomn

    comienza a resaltar la misericordia de

    Dios con David su padre, porque haba

    andado delante de l en verdad, en

    justicia y con rectitud de corazn (v.6). No

    hay duda que esto impact el corazn del

    PETICIN CONCEDIDA

    Pg. 4

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    JOAB CERVINI

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