BLUES DE AMOR Y ODIO PARA CANTAR ALGÚN DÍA (Juan Carlos Castrillón, 2008)

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BLUES DE AMOR Y ODIO PARA CANTAR ALGÙN DÌA POR Juan Carlos Castrillón Dedicado a mí maestro el poeta mexicano Saúl Ibargoyen. Y para todas aquellas mujeres que amé algún día, y cuyos nombres he olvidado.

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BLUES DE AMOR Y ODIO PARA CANTAR ALGÙN DÌA

POR

Juan Carlos Castrillón Dedicado a mí maestro el poeta mexicano Saúl Ibargoyen. Y para todas aquellas mujeres que amé algún día, y cuyos nombres he olvidado.

Me cansé de rogarle me cansé de decirle que yo sin ella, de pena muero ya no quiso escucharme si sus labios se abrieron fue pa' decirme, ya no te quiero yo sentí que mi vida se perdía en un abismo profundo y negro como mi suerte quise hallar el olvido al estilo Jalisco pero aquellos mariachis y aquel Tequila me hicieron llorar... José Alfredo Jiménez ¿O es que nada más viajamos Por las entrañas de una mujer -salpicadura de semen nudo de sangre carne coagulada- para reunir blasfemias y esperanzas torpes riquezas débiles floraciones y un trago de vino silencioso? Saúl Ibargoyen Ahora, tal vez exista un Dios allá arriba, pero todo lo que me ha enseñado el amor es como asesinar a alguien que te abandonó, y esta no es una queja lo que escuchas esta noche, y no soy un peregrino que ha visto la luz, es solo un frio y solitario Aleluya. Leonard Cohen Ya no te siento, Ni siquiera puedo tocar los libros que has leído, Cada vez que me arrastro por tu puerta Desearía ser otra persona. Por las carreteras, por las vías, Por el camino de el éxtasis Te he seguido bajo las estrellas, Acosado por tu recuerdo, Y por tu gloria andrajosa. Bob Dylan

ARTE POÉTICA ¿Quién es el ignorante que sostiene que la poesía no es necesaria a los pueblos?José Martí Luchar por la vida y combatir por tus sueños Encontrarte a ti mismo escarbando en lo profundo de tu corazón La vida es el elixir existencial del universo El dolor es solo un medio de conocimiento La soledad el nutriente principal de los más fuertes El arte es siempre una lucha por la liberación de la mente Una mente liberada puede pensar puede transformar el mundo La poesía es siempre una lucha por la libertad La vida de cada poeta debe ser una flama que incendie al cosmos Amar sin condiciones es la principal tarea del nuevo guerrero DEBEMOS CAMBIAR EL CURSO DE LA HISTORIA.

INTRODUCCION BLUES NUPCIAL Entre las piernas de mi mujer Late la humedad Originaria De la tierra. Su boca Es Un solsticio profano En las estepas. El manantial retorcido De sus cabellos Revienta religioso En la totalidad de mi espalda. En el esqueleto de mi mujer Abrevan Los límites del viento En su hígado La rabia Corre Eficazmente. Tiene una esfinge Encallecida en plena frente, Y un puñetazo Noctámbulo En cada beso. En su paladar

La pólvora de la lujuria Anida Y estalla Jubilosa. Los dedos contraídos De sus pies Son el inicio del asco en todo el mundo. La espada de su voz, adversaria del odio en los espejos, Decapita la saliva del silencio. El vientre de mi mujer Es la frontera enarbolada Entre la carne y los sueños. Quiero Empuñar gemidos sobre sus caderas En las tinieblas blindadas. Quiero amurallar mis ansias en el azote espeso de sus hombros dorados. Quiero diluir mi bestia lamentable Entre el hachazo desorbitado De su sexo. Quiero escudriñar sus entrañas Con mi estilete de piel exasperada. Zozobrar sus rencores Violentar la desdicha infantil de sus rodillas Con mi lengua acorralada. Quiero saquear la espiga encendida entre sus ingles. Saciar la madrugada animal Sanear la tuerca-cerradura En la punta entumecida de mi glande. Mi mujer Con araña a la espalda De sangre filarmónica

De lengua acuchillada. Mi mujer Desmadejada Hambrienta Entre los tercos bosques de la aurora. Mi mujer Sin glándulas resecas Sin caos en las esquinas Sin límite frecuente. Esta mujer inadaptada Acechante en la venganza A la que yo ingenuamente aún llamo mía aunque solo ella se posea a sí misma aunque sea bien sabido que el hombre no puede poseer nada, ni la vida ni la tierra ni el oro ni el amor, ni la propia muerte. Quiero sembrarme en el tierno arrozal de tu útero perfecto Incendiarte El perfume genital Hartarte hasta que los adjetivos Te goteen por el ombligo Desputarte el menstruar acidulado. Solo tú podrás Mitigar El alcohol enloquecido De mi corazón.

1 ¿Cómo anular este dolor Que te revienta en el rostro por la mañana? Abres los ojos, aún está oscura La ciudad moribunda. La ausencia se pega a tu costado Mordiéndote los sesos. Te revuelcas en la helada loza de tus obsesiones. ¿Dónde estará? ¿Con quién pasará el tiempo? ¿Qué estará haciendo? ¿Volverá alguna vez? El vacío se enrosca entre tus vísceras Vociferantes volviéndolas una vasta carnicería vergonzante. Sabes buen hombre Que debes pelear. No te destruyas Vencerás. Porque el amor hasta el final es noble Te puede herir profundamente Pero nunca jamás aniquila a su adversario.

2 La llanura de tu espalda se agolpa entre mis córneas, en estos ojos que revientan detrás de mis propios ojos. Poesía, hermana incestuosa del desamparado, ven, arrásame, evapora este maldito dolor que salpica todo el cuarto en que naufrago. El espacio sagrado de su frente me obsesiona, si me concentro, aún puedo sentir el chispazo alucinante de mis besos enteros. Poesía, arma ardiente, ven en plenitud, despedaza la sucia tristeza de su ausencia. Quiero olvidar la violenta ternura de sus cabellos que lamian tersamente mis manos ridículas. Quiero desaprender aquella piel cuyo sudor lubricaba cada uno de mis sueños. Esos labios que bebía con la devoción del gran adicto a la grandeza humana. Las manos orgullosas de su poder antiguo que siempre consolaron cualquier angustia. Los hombros que mordía enardecido con el fulgor de mis sentidos. Los pies que siempre me respondían con una gran sonrisa cuando los acariciaba. Poesía, a ti te invoco, son tantos detalles que acallar ahora(esa voz, aquella forma de mirar, la acorazonada palabra, la inmensidad de la pequeña cama, la oscuridad interrumpida, el perfume sobrenatural de su desnudez, la nuca luminosa en la mañana…) que para lograrlo debo de inventarme nuevamente a mí mismo. Renacer en el abismo. Dame fuerzas, poesía, no me abandones. Sólo tú podrás desafiar con tu nobleza el sádico recuerdo de mi mujer. Harto estoy de éstas lágrimas que todavía pisotean a la alborada.

3 Y la mosca vuela, y huye, y se esconde luchando por su vida. Y casi te parece inteligente su último movimiento. Y la cucaracha, y las pulgas pican tratando de sobrevivir. Y todas las alimañas de la tierra tampoco quieren morir. Y el hombre lucha por su vida, y se cae muchas veces, y muchas veces se levanta. Y se arrastra llorando. Y la inmundicia le mancha las sienes. Y es pisoteado por escuadrones de la muerte. Y se trata de enflaquecer su espíritu por todos los medios. Y se le insulta y se le echa a patadas a la calle. Y se le golpea, se le espanta fácilmente con gases lacrimógenos, y se le roba y se le encarcela, y se le traiciona y se le engaña. Y el hombre a veces se rebela y con la llama de su turbia sangre incendia al mundo buscando la justicia. Te hablo a ti hombre, vil cobarde. Si te dices hombre, combate. No permitas que la máquina que controla todo inunde de conformismo tu escarnio corazón.

4 Dios, otórgame el favor de producir algunos versos buenos, que a mí mismo me demuestren que no soy el último de los hombres, que no soy inferior a los que desprecio.Charles Baudelaire El músculo cardiaco rebota en las costillasemponzoñado por la ancestral costumbre del rencor. Los amantes se escupen su inseparable fastidio en los rostros deslavados por la madrugada. El insulto es siempre el mismo entre los labios humedecidos por infinitas variaciones. Solo la bestialidad despierta al hombre. Solo la muerte le calma los nervios. Alguien solloza en la inmensidad del anonimato. Se estremece este coágulo de sangre en medio de los ojos. La herida se hace aullido en la vastedad de la epidermis. La molécula de la ternura lentamente se apaga para siempre. Su aliento putrefacto nos carcome hasta los huesos.

5 He dicho ya que no, no voy a someterme. No me voy a acostumbrar a lo inhumano. No voy a sonreír, ni estrecharé la mano discordante del verdugo. No podrán convencerme, porque he visto y he mirado en este largo viaje, todos los colores de la sangre. He supurado ira por los desorbitados conductos de la historia, y la vergüenza desgañita mis ojos diariamente. No podrán acallarme, porque mis vísceras arden al fuego lento de los acontecimientos, y no hay huella, ni imagen, ni refugio, ni eco, ni soborno, ni amenaza, o grave estulticia que puedan conmover mi recia dignidad. He dicho y lo repito azorado en la penumbra, no voy a someterme. No me espanta la muerte. No temo adensarme en la espesura de la negra cesación. Conozco que soy hombre por esta multitud de bestias acanalladas por un mísero sueldo.

6 Solamente la palabra que ponga en peligro el poder de los tiranos y de los dioses es digna de ser pronunciada o escrita. Eduardo Gómez Poeta Colombiano I Y el noble pueblo nuevamente se volvió a rebelar contra los poderosos. Pasaron otros cien años donde la sangre se había ya estancado en un charco putrefacto que goteaba espeluznante en las necias oficinas del partido en el poder. Y las mujeres con cabellos humeantes de indignación por la cínica ceguera de los gobernantes Y nosotros los hombres doloridos por el pesado tiempo viendo como nuestros derechos eran pisoteados cotidianamente Y también los niños cuyas primeras palabras eran un sollozo balbuceante de precoz vergüenza Todos salíamos de nuestras casas sabiendo valerosos que nunca como ahora debíamos hacer nuestras las calles y protestar con todo lo que estuviera a nuestro alcance. II La dignidad, esa trinchera espesa ganada a duras penas por la batalla diaria, nos daba fuerzas para no sentir temor frente a nuestros enemigos Esos que se empeñaban en perpetuar, a cualquier costo, su ridículo sistema de injusticias.

7 Quise tanto a esa mujer Que a pesar del peso abusivo del tiempo El eco aguardentoso del amor Aún retumba en este cuarto Desvencijado Por la desesperación acumulada. Y aún podría, incluso hoy que la mañana ilumina resignada tanta miseria humana, aún podría llorar con lágrimas enturbiadas por el estupor de haber perdido para siempre para siempre al único ser que algún día pudo todavía completar la sed que se arrastra obnubilante entre mi sangre. Hoy, Precisamente hoy Cuando el desamor me anida En el rincón más remoto de mis genes Como un vicioso cáncer homicida.

8 Se extinguen en el hombre los sentimientos de amor con la repetición de tristes experiencias. Amaru Tu crueldad fuel el veneno Y también el antídoto. Intoxicada de furor Sobrepasaste por mucho los límites soportables para la dignidad de cualquier hombre. Pasamos del amor al odio vertiginosamente Como un relámpago que impacta incendiando el templo. Y todos esos largos años de aplicarme a aprenderte Se fueron al demonio. El vacio ocupó tu lugar erradicando de un solo tajo toda la ternura. Y marido y mujer se volvieron extraños. Tu crueldad fue el antídoto Y también el veneno.

9 Cada día que pasa, es un día que deseo no haber vivido sin ti Me repudiaste aquella noche encenegada por el rencor. Me echaste de tu casa de la forma más vil. Amenazaste con llamar a la policía, esos viejos enemigos de la humanidad. Al salir a la calle, el dolor me anonadó con la conciencia de lo irremediable. La noche, negada de luna y de estrellas abrió resignada su nueva oscuridad Para arropar con gran indiferencia mi desesperación. Cada madrugada que se extingue es un coágulo acumulado en mi encéfalo. Cada mañana que pasa es una partícula de olvido más en mi memoria.

10 Si, Le rogué Con lágrimas desventrando mis ojos Le rogué que no me dejara. La miré profundo Me hundí en su mirada Enfurecida Me aterré al ver que al fin Realmente mi existencia se había separado De ese ser cruel que tanto había amado, esa maldita mujer que me traicionó. El pinche recuerdo será La brusca quemadura Que aún ayer escupía cenizas En los vientres apagados.

11 Su ser más íntimo quedaba al descubierto como el corazón de una fruta partida. No solo había perdido a su amada, sino que se había perdido a sí mismo. Nizami Cuando te fuiste El anonadamiento del dolor Hizo vibrar por tanto tiempo Los cimientos de nuestro viejo hotel. Yo Me aferraba Desesperadamente A no aceptar que nuestro amor Se hubiera muerto de esa artera forma ¿Cómo algo tan grande Podía desaparecer Así Tan de repente? La bacanal del abismo Me angustiaba Y la asfixia Comenzaba a invadir el cuarto. Dentro, Solo un hombre ridículo Espiando Entre las rendijas de su propio corazón.

12 Esos ojos con los que nos mirábamos Y nos decíamos todo Esos labios que intercambiaban Complicadas fórmulas químicas en el líquido amniótico De nuestras salivas. Esos olores de putrefacta ciudad Que llegan a ceñirse a mi cuerpo Como el aroma muerto De rosas y jazmines. Deja que el blues Inunde el sótano más oculto De tus propias venas Deja que anide generoso En los desvanes matemáticos De tu código genético. Algún día este blues salvará tu vida. Oye el viento aullar Oye quejarse al blues Si es que no lloras Es que no vas en este mismo autobús. Los poros de mi piel Sollozan con un débil gemido Siento que saben biológicamente Que tu cuerpo y el mío

Nunca volverán a juntarse amorosamente Siento su dolor punzocortante Invadiendo el espacio vacío de mi ADN. Pero acuérdate de la luna de Octubre En el nuevo milenio Iluminas pero no confortas Te ves grande pero no llegas Luna Luna ¡Ven aquí!

13 Harto de tu tremenda displicencia. Decidí alejarme para siempre No volver a llamarte, ni a escribirte No pensar nunca más En tu persona En verdad me enferma tu trato prepotente ¿En qué momento Te has convertido En mi enemiga mortal? ¿Qué proceso Oscuro Ha alejado A años luz de distancia Nuestras recias anatomías? Despojado de todo Desamparado Desposeído aún De mi fuerza antigua Desahuciado De manos y de labios Dolido íntimamente por tu traición injusta Demacrado por la dosis de desamor Duramente designada. ¿Hacía donde debemos dirigir nuestros destinos?

14 Nuestra separación Es como este sacacorchos Perforando la intimidad de mi aorta. La obsesión Es una gota Repicando neciamente Sobre mi cráneo exhausto. Busco una posible explicación Que justifique tu abandono Después de tanto tiempo De compartir nuestra existencia Cuantas batallas juntos Cuantos placeres Cuantos dolores ¿Y los proyectos que soñamos? ¿Y la historia que nos une? ¿Y la amistad que profesábamos? ¿Y la carnalidad existencial de nuestros sexos? Nada liga al hombre con su amada. La soledad siempre termina Por imponer Su reglamento inhumano.

15 Nuestro amor Se perdió para siempre en la vorágine viscosa De tu indiferencia Me botaste de tu vida con bastante prontitud Como a un incomodo bulto Que simplemente se abandona en el espacio desolado Del terreno baldío. Nuestros cuerpos Cumplen eficaces Con la constante cosmológica del gran alejamiento. Y nunca más Nuestros labios Se rozarán uno al otro Humedecidos tersamente Por el placer de conocerse.

INTERLUDIO Blues de la Separación Libérame, Dios mío, de este arrebato vano. Ten piedad de mí. Dame amparo. Llévate mi locura. Y condúceme de nuevo al camino recto. Nizami I Te suplico me liberes del mal de este amor mío Sabes que ya no lo soporto más mi Señor Estoy de rodillas frente a ti. Mi Dios, ayúdame. Alimentamos por años A los enfermos ácaros- Bichos insaciables Del impuro sudor humano- Que habitaban aquella cama quebrantada Por todas las pobrezas En el maligno hotel Del barrio más vicioso. Yo Fui tan solo una antiquísima esfera De una sola carne íntimamente con la última bendita hembra de mi propia especie A esta desgraciada altura de la dolorosísima historia del depredador humano. El amor es hoy Un asqueado sentimiento Descrito hasta la monstruosidad Por tantos locos genios

Desde Shakespeare-ese terco inglesito recurrente Entre tantas libres obsesiones- Pero de repente Como una embolia previsible y sorpresiva Sobreviene el hartazgo Sobre nuestros cuerpos Abotagados por la dura autodestrucción. Y otra vez Solo nos queda La enorme tristeza de existir. ¡Hombre! ¡Ponte de pie y pelea! ¡Ejercita tu vieja audacia! II Me odio tanto por amarte tanto, Y que hayas pisoteado mi pobre dignidad. Odio todo lo que nos idiotiza Odio mi cruel debilidad. Odio la poca esperanza En este mundo pendejo, Desfalleciente y en disolución. Odio tanta fantochada Tanta mediocridad

De aquel que se dice humano. Odio la guerra desalmada Que siempre sojuzga A base de terror y sangre Al los pueblos más atrasados de la tierra. Odio la sangre alucinada Que siempre derrama El más inocente. Me odio tanto por amarte tanto. Y que hayas pisoteado mi pobre dignidad. Odio al enfermo asesino Que se regodea asquerosamente con el dolor ajeno. Odio esta mafia malsana Que todavía nos gobierna. Odio a todo aquel cobarde que abusa del débil. Odio la testarudamente suicida inmunda codicia Del mal llamado hombre. Odio la diaria opresión De vuestro sucio dinero. Me odio tanto por amarte tanto. Y que hayas pisoteado mi pobre dignidad. Te suplico me liberes del mal de este amor mío Sabes que ya no lo soporto más mi Señor. Estoy de rodillas frente a ti Mi Dios, ayúdame.

16 La furia trastoca el sentimiento. La confusión galopa desbocada en nuestras sienes. El odio se agolpa con su molécula cruel en nuestras lenguas. Se inaugura la competencia de la destrucción Solo somos éste abismo que se angosta rítmicamente En la superficie entumecida del amanecer.

17 Amor, amor, tu ciega pesadumbre, Tu fulgurante gloria me destruye. Vicente Alexandre Le grité en su cara repugnante A la tristeza Basta tristeza Basta, basta, basta Y como un hombre abatido por la niebla En las alturas De la enorme montaña Me puse de pie Frente a la tremenda adversidad De nuestro amor perdido Cercenado de golpe. Por fin Fui saliendo del adolorido letargo Me fue abandonando La ardiente resaca Del desamor Ese gélido infierno Que puede durar años Hasta enloquecernos Y dejarnos secos.

18 Te maldigo a ti Vieja ingrata Me tomo el derecho de maldecirte después de haberte amado tanto A ti y a tu cuerpo Me hiciste lo peor lo peor Que se puede cometer contra la dignidad De un loco hombre como yo. Me abandonaste al provocar una pelea Con un vil pretexto Y solo para darte entera A la torpe mediocridad Claro, la tradición familiar. Te suplico que no divulgues Que fuiste mi señora Me duele la vergüenza De este amor Que se disuelve en el espacio corroído por el asco.

19 Dios las maldiga! ¡Yo he visto el pecho horrible como un cáncer animado! José Martí Debo dejar de maldecirte Pues mientras más te odio Más te amo. Solo quiero olvidar Superar lo irremediable Abandonarme A la violenta corriente de los acontecimientos El Eterno Fluir Universal a la Chingada Dejaré de bendecir tu vida Pues mientras más te sigo amando Más te detesto. Y ahora, En las profundidades de la espesa madrugada Sorprendo a mi mente clandestina (ésta torpe madeja enmarañada por tantos vicios) pensando nuevamente en ti a escondidas.

20 Las mujeres son el elemento vital de la naturaleza. También el dolor pasa Y deja huella En este blues Hay amor ardiente Y terco odio al por mayor Por una mujer traidora. Sin embargo, Aún puedo En este momento Cerrar los ojos Y sentir El aroma físico Expandiéndose implacable En el espacio De aquella otra hembra Que vendrá pronto A curar Todas mis heridas Bendita seas hermana Se bienvenida Amada mía.

21 Que triste es ver morir a un hombre libre Que triste que un hombre Tenga que pelear toda su vida para ser libre. La arena nos enceguece con su fulgor punzante. En la tarde en el campo de refugiados. Otra vez ha caído un ser enclenque Que con un arma entre las manos a desafiado puntualmente al imperio más inhumano De todos los tiempos. Hoy, ahora. ¿Cuántos combates más tendremos que librar En este mundo acanallado Por la codicia de esas mugrientas criaturas Que se dicen hombres? ¿Hasta cuando podremos llorar nuevamente, nosotros, Los que luchamos con humana cólera Para ser verdaderamente hombres? Nosotros, Los herederos trasnochados De esta tierra envilecida.

22 Y a pesar de todo De la crueldad que emponzoñó al viento De que hayas despojado a mi amor De todo valor humano. A pesar del desgarramiento interno Con la palabra inmunda que explotaba En pleno rostro vacilante Me odio tanto por amarte. Puto me siento Pues como dejó escrito Quevedo: Puto es el hombre que de putas se fía. Y aquí quiero aclarar Que la palabra puto no tiene ninguna Connotación sexual Puto es simplemente aquel Que prostituye todo En lo que alguna vez creyó.

23 ¿Entonces ya no me amas? Le pregunté a la mujer Mirando aterrado la furia que manaba lenta acerando sus ojos Tomó una cruel distancia existencial –el abismo entre nosotros Enloqueció-antes de responder -¡Ya no quiero amarte! La odié profundamente cuando me hizo sentir Que mi amor no valía nada. Hoy me tranquilizo Al pensar Que en verdad el amor no existe. El amor es solo noche de borrachera En la ciudad maloliente. Hoy solo nos queda Tratar de hacer poesía Con esta tristeza sucia.

24 Escribir es arder vivo, pero también renacer de las propias cenizas. Blaise Cendras La espuma malhumorada de tu vientre Gotea A fuego lento Sobre el inútil cobijo de mi cráneo. Mi cráneo astillado. El eco de tu aliento Me apuñala encarnecido A cielo lento Taladra rencoroso Entre mis sanguíneos nervios Mis nervios burbujeantes. La mordida venenosa De tu voz Despelleja A hierro lento Al tallo espeso de mis costillas. Mis costillas sulfurosas. El aroma erizado de tus labios Ensordece A ritmo lento Las escamas terráqueas de mis puños Mis puños desclasados.

El escarabajo de tu sombra Socava A salto lento Al amasijo amoratado de mis arterias Mis arterias humeantes. ¿Dónde estás mujer-terrorista, hermana sádica sepulturera del ensueño? ¿Por qué has dinamitado mis tendones con la atroz tonelada de tu ausencia?

25 Llega la madrugada con su ensaña a cuestas. Y los centavos cancerígenos Nos queman los muslos. Yo me exprimo la cerveza tremenda Sobre el piano azorado del amanecer. Me abandonaste con un blues encostillado. Te fuiste con el sol y con la hambruna. Me acorralaste en el callejón luminoso de tu propio sexo. Me despreñaste en el tramposo borde de la histeria Como la eterna expansión de las hormigas. Al fin recordé las palabras del viejo maestro. En sus días en la montaña Y como tuvo que hacerse uno con el frío Para ya no sufrir el frío. Hoy, yo me haré uno Con este dolor De no volver a tenerte nunca.

26 Un hachazo en la maleza benévola de tu femineidad, Los pájaros huyen, pero no despiertas, Los lagartos se demoran entre tus rodillas húmedas, Una manada de venados escurre su tierna lascivia Junto a tus caderas milenarias. Los delfines se aparean en convexos remolinos Al desplante nervioso de tus tobillos: Danzan tus manos en espiral sagrada Danzan con el estruendo de la sorpresa. El eclipse de mis muslos revienta escrupuloso Entre el crujido tutelar de tu espalda. Pureza, pureza ensangrentada ¿Cómo estrujar tu vientre de espuma sulfurosa? ¿Cómo amortiguar la serpiente entre el lupanar de mis labios? ¿Cómo no aferrarme de tus garras?

27 Te escribo a ti Mujer ingrata. A ti que en el fondo de tu sagrada entraña Sabes que tampoco puedes subsistir sin ese torpe ser Al que tu tanto combates (y también tanto imitas) Ese tipo mal llamado hombre Ése mediocre producto De la entusiasta eutanasia En masa de el siglo XX. Ese al que has perdido todo tipo de respeto Ese que te ha explotado Y prostituido -si, a ti misma Aquí de carne y hueso- Por tantísimos años. Ese enfermo depredador de su propia raza maldita. Ese soberbio imbécil obsesionado obscenamente por el sucio dinero. Ese asesino que por ti cometería el más perverso crimen. Ese al que con tu falso amor provocas la locura más maligna. El que ha inventado la cruel poesía para cantar tu belleza. Este que hoy te escribe, el hombre, el ser que aún puede convertirse En el verdadero creador de nuestro propio futuro juntos. El hombre, ese acontecimiento revolucionario por naturaleza.

28 Por último Solo quiero reiterarte todo esto (SI, NUEVAMENTE, YA CONOCES MI MENTE OBSCESIVA) -que te quise con un amor desquiciado y enfermizo. -que tu abandono me provocó un sufrimiento sobrehumano. -que ya me quedó claro que no quieres nada conmigo (las cenizas de tus cartas abonan las flores del jardín público, He borrado de mi memoria todos tus números y formas, Las fotografías donde apareces ya no flotan siquiera en el canal del desagüe) Te prometo solemnemente que ya no te molestaré. No volveremos a vernos nunca más. Creo que aún podré tener una doceava oportunidad en esta vida. Yo curaré mis heridas con la trágica fuerza del espíritu. Solo me queda luchar Combatir Hasta que este sufrimiento indigno Se convierta en ruidosa poesía El consuelo más humano.

29 ¿Cómo desgañitado podría decirte Que el mundo no es todo negro Y que no hay un devorador Esperando por ti En cada esquina, niña inútil? ¿Cómo carajos decirte Que no estás muerta Que nunca has estado muerta, Que no hay pinche basura Que humedezca Tu víscera más tierna? ¿Cómo ocultarte Esta eterna Noche de walpurgis? ¿Cómo maldita niña Debo explicarte Tu propia inocencia Enceguecida por el tozudo acero del vicio? Idiota niña, ¿Como decirte Que los seres como tú Son siempre la sangre En cada espíritu? ¿Qué darte

Adelantada mujer Para hacerte vivir? ¿Por qué me duele tanto Tu estúpido dolor, Necia infame? ¿Cómo demostrarte Que es anormal esta jaula de puercos en el pecho?

30 ¡Deténganse! ¡Deténganse Terrícolas-transeúntes Devuélvanme la risa y sus alquimias! Temo tu nariz Podría destrozarme algún cartílago Y tus labios Predicen la fugacidad del hierro. La bóveda celesta ha enfermado En las mugrientas nubes Se descarapelan los rayos del sol. Vísceras ardientes de diferentes animales Rechinan su blancor en marejadas de grasa. Cuadrillas de perros Se agolpan expectantes Alrededor de un foco temeroso. Se retuercen las tripas Exhalando un vapor De tumores flamígeros. Sobre el piso sudoroso de rencor y alcantarilla Un tipo se escarba los cabellos Recita de memoria el antiguo evangelio de los piojos. Algún ropavejero Regatea erudito Por un par de zapatos demacrados. Tres mendigos reparten sus escombros

Equitativamente. Los niños cuentan amargos centavos Hay un rumor hambriento En el ambiente Hay un viento en harapos Mordiendo las esquinas. Los perros Mastican El duro pellejo de las ilusiones. Una silla desmayada Enloquece la cotidianidad De las polillas. Una mosca tirita Extraviada entre el terreno orinado por la hora. Y es la muerte La que se sienta a mi lado En mi petate Y me aconseja al oído: Estoy segura que alguien me sigue. Por eso lleno de púas las avenidas Y encuentro este mismo rostro aburrido En todas las salidas. Mi enemiga me mira Desde la claridad De mi propia sombra. Afila el brillo experto De su puñal enloquecido. Yo solo persigo la multitud de mis dudas Y desgarro mis clavículas Como un signo de guerra.

Pero llegará un día De salamandras muertas Cuando nos contemplemos los rostros En medio del sol inmaculado. Hasta que un flamazo Te reduzca a tu única costilla. Hasta que el ojo de la lumbre Lata ennegrecido Sobre tus músculos. Porque en la sangre se suman Agua y fuego Y la sangre Es el lodo necio De los hombres. Y hay sangre crepitando en los tapancos De cada vela Sangre que se expande En la gota contenida de la médula. Sangre derrumbada Por los puentes Sangre milimétrica En este cosmos De tantas hembras Con órganos dispersos. Ellas no lo saben Pero la salmuera extingue

Cada partícula promiscua En sus escamas. No lo saben Pero la estrofa se diluye En sus arterias. Todavía lo ignoran Pero el tiempo Conspira En sus sonrisas. ¿Para que inmortalizar La desmesurada pestilencia De nuestro viejo amor?

CODA El Último Blues A todos les canté el mismo viejo blues Que explica por qué me abandonaste. Bajé hasta lo más hondo Del insaciable barranco Donde la ignominia se nutre Con el germen despótico De los sueños masacrados. Miré los rostros humanoides hartarse de violencia entontecida Vi tambalearse al imperio Sacrificando hormigas de carne y hueso Apiñadas sádicamente A la única esperanza. Escuché el lento letargo De todas las criaturas Por la ausencia de Dios. Olfateé el sudor ennegrecido De mis semejantes Exhaustos por la depredación De nuestra especie.

Bebí la rabia Y la vergüenza aplastante De estar vivo Entre los escombros cósmicos. Manoteé inútil Entre tantas multitudes Uniformadas por la costumbre Del hartazgo. Recorrí cantinas, hoteles Burdeles y antros sonámbulos. Fui echado a patadas De todas las pocilgas Me levanté con los labios reventados Entre el desorden infame De las avenidas. A todos les canté el mismo viejo blues de por qué me abandonaste. Aterricé en las callejuelas Asfaltadas sin falta Por la exacta indiferencia. Viajé en ascensores Atiborrados de pulcra desconfianza. Crucé aterrado Por océanos De seres descompuestos.

Escupí en el viento Que oxida Las gargantas del rebaño. Y me subí en autobuses Que me llevaron A alturas tales Donde el despeñadero Bramaba de gula A nuestro paso. Y le canté otra vez al fiel teporocho Adormilado Con la conciencia aún tibia El mismo viejo blues de por qué me abandonaste. Y la enfermera se carcajeó de mi cinismo. Y el policía gesticuló sin comprender. Y la contorsionista repitió su pregunta. Y el traficante me palmeo la espalda lastimeramente. Y el músico callejero me dio su veredicto: Lo mejor es ser sensible. Y aquel tipo anónimo entre la masa Me dijo comprensivo: Al principio sientes cierto miedo, pero luego te echas a volar, ves todo desde la ESTRATÓSFERA, y al fin eres libre. Y el anciano sentenció entre el humo desventrado: En todo siempre hay más de lo que uno cree. Todo es desatino.

Solo eres un fanático, adicto a la grandeza femenina. Amas la enorme entrega de la mujer, ese misterioso representante de la humanidad que siempre ha obnubilado con su desmesurada belleza al pobre triste hombre. La más alta floración de la materia. Debes esforzarte, fluye, suda, resuella. Actúa, solo tienes vida que vivir. Solo se lo que serás. Y todos escucharon el mismo viejo blues que cuenta por qué me abandonaste.

FIN