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Guía del docente Bimestre: III Semana: 2 Número de clase: 6 Guía del docente 257 La economía colonial La economía se refiere a las formas de trabajo y la organización de las actividades comerciales para garantizar el desarrollo económico y el bienestar de una comunidad. Los factores que influyeron en la organización económica de las colonias españolas fueron: Las necesidades del invasor: En España, los árabes y judíos habían desarrollado las actividades agrícolas y artesanales, financieras y comerciales mientras los peninsulares impulsados por el espíritu religioso fueron guerreros, aventureros, místicos que despreciaron el trabajo manual por considerarlo indigno de caballeros. En las empresas de conquista y colonización, los peninsulares tuvieron el espacio para su desarrollo económico y la solución a sus problemas de pobreza y prestigio. Los recursos naturales y las condiciones de los pueblos invadidos: América ofreció metales preciosos como oro y plata. La presencia de los imperios indígenas favoreció a los españoles en la consecución del oro y la plata y el deseo codicioso de obtenerlo a donde fuera y como fuera. El hecho es que, ante la riqueza que el Nuevo Mundo representó para España, la Corona pudo desarrollar un imperio sin considerar cómo lo hacía. Lo hizo en varias etapas: encontró las nuevas tierras, acabó con la hegemonía de los imperios existentes en estas tierras por medio de la Conquista y saqueó sus riquezas, desconoció la cultura de los pueblos sometidos, controló completamente la política en las colonias, implementó la economía de extracción como fuera, obligó a las colonias a ser auto-sostenibles controlando sus exportaciones e importaciones, y creó organismos para garantizar la tributación y el cobro de impuestos, sobre todo cuando empezaron a acabarse los metales preciosos. En el siglo XV, España no era un país industrial. Su economía se enfocaba en el desarrollo del capitalismo comercial y necesitaba oro y plata para comprar lo que no producía. La principal actividad económica era la minería, que durante los siglos XVI y XVII se impulsó especialmente en México (Zacatecas) y Perú (Potosí). Esa fue su gran motivación. España se encargó de explotar las minas: daba la concesión minera a cambio del famoso quinto real, es decir, la quinta parte del metal precioso extraído era para la Corona. Era enviado a España pero a veces se quedaba en las colonias (se utilizaba por ejemplo para elaborar moneda). El resto se embarcaba para la metrópoli donde era utilizado para pagar deudas adquiridas con otros países europeos o para comprar artículos (por ejemplo especies) producidos en lugares lejanos. La ciudad de Sevilla en España fue la única autorizada para recibir los metales preciosos que venían de América. Los metales preciosos eran embarcados en Cartagena (Colombia), Veracruz (México) y Portobelo (Colón, Panamá) y atravesaban el Atlántico en convoyes, es decir, flotas grandes de galeones que se protegían de ataques piratas. En Colombia también se explotaron minas especialmente en Antioquia, Cartago, Popayán, Pamplona y Chocó. La tierra era propiedad del rey y estaba distribuida en forma gratuita por las autoridades que lo representaban. Quienes la recibían tenían la obligación de trabajarla. Las tierras fueron otorgadas por medio de Merced Real, Cabildos y por usurpaciones. La distribución de la tierra en encomiendas generó problemas entre los encomenderos por la posesión. Las usurpaciones dieron origen a la primera reforma agraria que la dividió y creó a los resguardos (tierras ocupadas por los indios), las tierras baldías (pertenecían al Estado y este las vendía o adjudicaba) y las tierras realengas (pertenecían al rey). La posesión de la tierra se legalizaba a través de la composición. La forma como se distribuyó la tierra dio origen a las estancias ganaderas (valle del Magdalena y Cauca, la costa atlántica), a las haciendas y a las fincas. La venta de tierras reales subastadas dio origen a la propiedad privada. Alrededor de las minas se organizaron las grandes haciendas o latifundios, cuya actividad estaba dirigida a proveer de alimentos y animales de labor a los mineros. Muchas veces, la Corona concedía tierras a los españoles, quienes se adueñaban ilegalmente de ellas. Los criollos o españoles nacidos en América, por su parte, despojaban a los indígenas de sus tierras: todas ellas se volvieron haciendas o estancias. La producción de las haciendas fue autárquica, es decir, la hacienda producía todo lo que necesitaba y a la vez consumía lo que producía. En la Nueva Granada se sembraban especies americanas como el maíz, fríjol, papa y yuca. También se cultivaba el trigo para hacer pan y la caña de azúcar. ANEXOS Lecturas

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Guía del docente 257L ibe rtad y Orden

La economía colonial

La economía se refiere a las formas de trabajo y la organización de las actividades comerciales para garantizar el desarrollo económico y el bienestar de una comunidad.

Los factores que influyeron en la organización económica de las colonias españolas fueron:

Las necesidades del invasor: En España, los árabes y judíos habían desarrollado las actividades agrícolas y artesanales, financieras y comerciales mientras los peninsulares impulsados por el espíritu religioso fueron guerreros, aventureros, místicos que despreciaron el trabajo manual por considerarlo indigno de caballeros. En las empresas de conquista y colonización, los peninsulares tuvieron el espacio para su desarrollo económico y la solución a sus problemas de pobreza y prestigio.

Los recursos naturales y las condiciones de los pueblos invadidos: América ofreció metales preciosos como oro y plata. La presencia de los imperios indígenas favoreció a los españoles en la consecución del oro y la plata y el deseo codicioso de obtenerlo a donde fuera y como fuera.

El hecho es que, ante la riqueza que el Nuevo Mundo representó para España, la Corona pudo desarrollar un imperio sin considerar cómo lo hacía. Lo hizo en varias etapas: encontró las nuevas tierras, acabó con la hegemonía de los imperios existentes en estas tierras por medio de la Conquista y saqueó sus riquezas, desconoció la cultura de los pueblos sometidos, controló completamente la política en las colonias, implementó la economía de extracción como fuera, obligó a las colonias a ser auto-sostenibles controlando sus exportaciones e importaciones, y creó organismos para garantizar la tributación y el cobro de impuestos, sobre todo cuando empezaron a acabarse los metales preciosos.

En el siglo XV, España no era un país industrial. Su economía se enfocaba en el desarrollo del capitalismo comercial y necesitaba oro y plata para comprar lo que no producía. La principal actividad económica era la minería, que durante los siglos XVI y XVII se impulsó especialmente en México (Zacatecas) y Perú (Potosí). Esa fue su gran motivación. España se encargó de explotar las minas: daba la concesión minera a cambio del famoso quinto real, es decir, la quinta parte del metal precioso extraído era para la Corona. Era enviado a España pero a veces se quedaba en las colonias (se utilizaba por ejemplo para elaborar moneda). El resto se embarcaba para la metrópoli donde era utilizado para pagar deudas adquiridas con otros países europeos o para comprar artículos (por ejemplo especies) producidos en lugares lejanos. La ciudad de Sevilla en España fue la única autorizada para recibir los metales preciosos que venían de América. Los metales preciosos eran embarcados en Cartagena (Colombia), Veracruz (México) y Portobelo (Colón, Panamá) y atravesaban el Atlántico en convoyes, es decir, flotas grandes de galeones que se protegían de ataques piratas. En Colombia también se explotaron minas especialmente en Antioquia, Cartago, Popayán, Pamplona y Chocó.

La tierra era propiedad del rey y estaba distribuida en forma gratuita por las autoridades que lo representaban. Quienes la recibían tenían la obligación de trabajarla. Las tierras fueron otorgadas por medio de Merced Real, Cabildos y por usurpaciones. La distribución de la tierra en encomiendas generó problemas entre los encomenderos por la posesión. Las usurpaciones dieron origen a la primera reforma agraria que la dividió y creó a los resguardos (tierras ocupadas por los indios), las tierras baldías (pertenecían al Estado y este las vendía o adjudicaba) y las tierras realengas (pertenecían al rey). La posesión de la tierra se legalizaba a través de la composición. La forma como se distribuyó la tierra dio origen a las estancias ganaderas (valle del Magdalena y Cauca, la costa atlántica), a las haciendas y a las fincas. La venta de tierras reales subastadas dio origen a la propiedad privada.

Alrededor de las minas se organizaron las grandes haciendas o latifundios, cuya actividad estaba dirigida a proveer de alimentos y animales de labor a los mineros. Muchas veces, la Corona concedía tierras a los españoles, quienes se adueñaban ilegalmente de ellas. Los criollos o españoles nacidos en América, por su parte, despojaban a los indígenas de sus tierras: todas ellas se volvieron haciendas o estancias. La producción de las haciendas fue autárquica, es decir, la hacienda producía todo lo que necesitaba y a la vez consumía lo que producía. En la Nueva Granada se sembraban especies americanas como el maíz, fríjol, papa y yuca. También se cultivaba el trigo para hacer pan y la caña de azúcar.

ANEXOS

Lecturas

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258 Guía del docenteL ibe rtad y Orden

Para formar las haciendas, los indígenas fueron despojados de sus tierras y explotada su mano de obra, a través de la encomienda, un mecanismo institucional de sometimiento del indígena ante la invasión avasalladora del español. La encomienda fue una forma como los españoles ejercieron el control y estructuraron una organización sobre los indígenas. La Corona cedió su derecho a los españoles para repartirse la mano de obra indígena. El indígena prestaba servicio personal al español administrador de las tierras llamado encomendero, a quien tenía que pagarle el tributo en forma de trabajo, dinero y especies, pero el encomendero no era dueño del indígena. Ya en la época precolombina, los indígenas pagaban tributo pero era muy diferente pues era indeterminado, a manera de ofrenda o intercambio ritual. Con los españoles, el tributo se convirtió en un impuesto. Se suponía que a cambio, el encomendero lo protegía y lo evangelizaba, aunque en la práctica esto no fue así: el indígena, quien antes era libre en su tierra, se convirtió en un esclavo del blanco y fue explotado y maltratado. En un principio, sólo el encomendero se beneficiaba de los productos y del trabajo en las tierras administradas. Posteriormente, se beneficiaron todos los miembros de la comunidad. Las tierras indígenas pasaron a manos de los criollos, quienes se apropiaron de ellas. La encomienda fue una figura importante en el siglo XVI, pero con la muerte masiva de indígenas, fue perdiendo validez hasta que este sistema fue derogado en el año de 1720: no había indígenas para trabajar en la encomienda. El abuso de poder por parte de los encomenderos y el sistema derivó en muchas ocasiones en formas de trabajo forzoso o no libre.

Otra modalidad de trabajo fue la mita, que funcionó en las actividades agrícolas, oficios obreros, urbanos o domésticos pero sobre todo prevaleció en las minas. Fue un sistema de rotación forzosa de mano de obra indígena con un sistema de leva, vale decir, turnos de trabajo. El corregidor del poblado decidía los turnos que tenían que trabajar los indígenas durante seis meses a cambio de un salario muy bajo. Como el trabajo era forzado (se les obligaba a trabajar más de la cuenta, inclusive hasta la medianoche) y el trato inhumano, muchos mitayos (hombres de la mita) murieron, sobretodo en las minas, por varios motivos: cambios de temperatura, aspiración de gases tóxicos, intoxicación con mercurio (utilizado para sacar la plata), peligro de derrumbes, cargas pesadas, intoxicación con humos de chimeneas y polvo. Estos horrores sucedían cuando el virrey y la real audiencia no ejercían su función de vigilar el trato que se le daba a los indígenas. Algunos indígenas huyeron, otros opusieron resistencia y otros se sometieron. La mita tuvo un impacto devastador sobre la población indígena, no sólo por la cantidad de trabajadores que murieron, sino por la desarticulación de las comunidades ya que exigía de largos desplazamientos.

Los tributos fueron una modalidad de organización social y económica aplicada por España para adueñarse de la riqueza americana y de la producción hecha por indígenas y mestizos. No era un sistema nuevo para los indígenas, quienes lo habían establecido en la época precolombina: el cacique recogía los tributos y los distribuía entre toda la población para beneficio de todos. Los españoles, en cambio, no retribuyeron el tributo pagado sino que se quedaron con él para enriquecerse. El régimen tributario era pagado al estado español para su sostenimiento y para ejecutar obras públicas.

Para proteger su economía, la Corona estableció el monopolio comercial, es decir, el control absoluto sobre todo el comercio, pues quería mantener su hegemonía en Europa. Decidió que las colonias tenían que sostenerse con sus propios recursos además de contribuir a las arcas de la Corona. El papel de las colonias fue producir materias primas y consumir los productos manufacturados en la metrópoli. Para sus colonias, España era la única compradora y vendedora de los productos. Controlaba las rutas, los productos, los comerciantes y los puertos. Al principio, prohibió la elaboración de mercancías que ella producía y vendía, tales como: aceites, vino y trigo. Posteriormente, también envió a América productos industriales como paños, telas, armas, herramientas, libros censurados y papel. América enviaba a la metrópoli productos que favorecían la producción en España como la cochinilla, madera del Brasil, cuero, añil, tintes, drogas naturales y después, tabaco, cacao y azúcar. Este control férreo sobre el comercio la llevó a enfrentarse con otros estados europeos que buscaron los mercados coloniales como consumidores de sus manufacturas. Como respuesta a este proteccionismo económico, surgió el contrabando que fue ejercido especialmente por los piratas. A pesar del monopolio comercial, en 1765 se permitió el “comercio libre” entre las colonias: ya no se tenía que enviar todo a Sevilla o Cádiz.

El comercio interior de la región sufría de muchas limitaciones, sobre todo por la dificultad de transportar la mercancía debido a la complejidad del relieve. También había escasez de vías de comunicación, por lo que era complicado sacar los productos al mercado. En el caso de la Nueva Granada, esta región se subdividió en cinco zonas que se especializaron en un tipo de producción o actividad: la región atlántica se dedicó a la ganadería y el comercio exterior.

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Guía del docente 259L ibe rtad y Orden

La región oriental se centró en la artesanía. La zona antioqueña se dedicó a la minería y al comercio. La zona del Cauca se dedicó a la explotación de grandes haciendas y la minería y por último, la zona central sobresalió por la distribución de la tierra en encomiendas.

España cobraba muchos impuestos como una forma en la que los pobladores retribuían al rey o a la Iglesia, especialmente tras el declive de la producción de oro y plata. Entre los principales impuestos figuran:

• El quinto real: Equivalía a la quinta parte del oro, plata y las esmeraldas extraídos.

• El almojarifazgo: Era el pago por la entrada o salida de productos al territorio.

• La alcabala: Correspondía al 2% sobre ventas de bienes muebles e inmuebles.

• La armada de Barlovento: Se utilizaba para sostener la fuerza naval que luchaba contra los piratas; gravaba los vinos, quesos y jabones.

• Papel sellado: Se usaba para hacer los negocios.

• El tributo indígena: Era pagado en especie, oro, mantas o alimentos. Era obligatorio para los indios entre los 14 y los 60 años.

• El diezmo: Equivalía a la décima parte de los animales y cosechas para la Iglesia, recogido por las autoridades civiles. La Iglesia desempeñó un papel muy importante en la Colonia: era una institución organizada, rica e influyente. Era dueña de muchas tierras y propiedades como monasterios, conventos e iglesias.

Durante el reinado de Carlos III, se aumentaron los impuestos, pues bajó la cantidad de metales preciosos extraídos. El rey tuvo que buscar alternativas para garantizar los ingresos de la Corona. En el año de 1778, la reforma tributaria elevó el precio del tabaco, monopolizó y elevó el precio del aguardiente. Estas reformas provocaron la revolución de los Comuneros de 1781.

¿Cuáles fueron las consecuencias generales del manejo de la economía durante la época de la Colonia?

En Europa: En América:

Los reyes españoles Carlos V y Felipe II (siglo XVI) pudieron costear las guerras que libraron en Europa.

Se dio la expansión económica en ese continente pues se inundó de oro y plata.

En el siglo XVII, bajó la producción europea y sobrevino la decadencia de países como España que no supo aprovechar las riquezas obtenidas de América.

Se diezmó población, se agotaron las minas. La agricultura de exportación y las industrias se desarrollaron tan sólo para el consumo local.

España prohibió el cultivo de olivares y viñas en América.

El monopolio generó contrabando para solucionar importaciones lentas y exportaciones de artículos que Europa no quería.

El contrabando, en complicidad con autoridades locales corruptas, desarrolló un fuerte comercio interior.

Sociedad y clases sociales en las colonias españolas

La población se dividió en varias clases sociales que se formaron teniendo como criterios la raza (la “pureza” de sangre) y la participación en el proceso de producción, pues es en última instancia, era la economía la que determina todo orden social. Este sistema de “castas” obedeció al racismo y clasismo que aquejó a las colonias. Una persona ocupaba un puesto en la sociedad según su color de piel y valía más o menos según su raza. Según este esquema, se determinaban muchos aspectos: dónde vivía, cómo vivía y cómo se debía comportar. Entre más oscuro el color de la piel, más agresiva se creía a la persona. En cambio, el de tez más clara pensaba que era superior a los demás.

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Las clases sociales de la Colonia:

Españoles o peninsulares (blancos): Eran las personas nacidas en España que vivían en las colonias. Constituían la clase dominante y eran un grupo minoritario. Sólo ellos podían ocupar los cargos públicos y eclesiásticos. Eran la clase privilegiada. Eran dueños de tierras dados a ellos por la Corona. Fueron ricos comerciantes, hacendados, miembros del ejército y funcionarios reales.

Criollos (blancos): Eran los hijos de españoles nacidos en América. Gozaban también de privilegios como los peninsulares pero a diferencia de los primeros, no podían desempeñar altos cargos públicos porque la Corona desconfiaba de ellos. Sólo participaban de los cabildos, siendo ésta una de las causas para luchar por su independencia política frente a la metrópoli. Se convirtieron en encomenderos y hacendados, y se beneficiaron con las encomiendas y las concesiones mineras. También podían desempeñar cargos eclesiásticos. No podían tomar decisiones trascendentales. Se consolidaron social y políticamente en el siglo XVIII.

Los siguientes estamentos no gozaban de aceptación social ni grandes recursos:

Mestizos (libres de todos los colores): Eran el producto de la mezcla entre blancos e indígenas. Jurídicamente, se consideraron libres. Eran pequeños propietarios. Desempeñaron los oficios artesanos (albañiles y sastres). Eran considerados como innobles por los peninsulares y algunos podían ingresar al clero bajo. Fueron importantes desde el punto de vista numérico y con el tiempo, se convirtieron en una clase conflictiva, pues reclamaba sus derechos. Ascendieron socialmente en el siglo XVIII.

Indígenas (indios): Los indígenas fueron el grupo mayoritario hasta la llegada de los españoles. Fueron tratados como esclavos y para evitar su exterminio, se les reconoció su racionalidad. Fueron sometidos al pago de tributo y a la obediencia. Para su conservación, la Corona creó los resguardos. Se desempeñaron como peones en las haciendas y las minas y también como artesanos. No podían vivir en pueblos de indios, ni ser encomenderos ni formar parte del ejército.

Negros esclavos: Fueron traídos de África para tener mano de obra. No tenían ningún derecho. Fueron sometidos a la dura explotación de su mano de obra en el trabajo minero y agrícola (caña de azúcar, algodón, tabaco y café). Trabajaban en oficios como herreros, carpinteros, sastres que también fueron desempeñados por mulatos y zambos. Los negros se mezclaron con blancos (mulatos) e indios (zambos) y se consideraron también como esclavos.

¿Cómo era la familia colonial? Los cónyuges debían pertenecer a la misma clase social, pues de lo contrario eran desheredados. La aristocracia buscaba mantener su fortuna intacta y acrecentarla y por eso no se casaban con miembros de otras clases. Toda mujer buscaba un marido que la sostuviera económicamente. Las familias tenían pocos hijos pues muchos morían durante la crianza. Muchas familias podían compartir una sola vivienda. Como había muchas más mujeres que hombres, hubo abundancia de hijos naturales (nacidos por fuera del matrimonio) y muchas concubinas. Las mujeres de la aristocracia, quienes no encontraban marido fácilmente por la escasez del género, entraban como monjas a los conventos, garantizando así su supervivencia.

Cultura

El desarrollo del proceso colonial tuvo grandes implicaciones en el campo de la cultura. Los nuevos territorios sirvieron de espacio para trasladar las costumbres de los europeos y en nuestro caso, España impuso sus valores, usos, costumbres, instituciones que dieron origen a la deculturación, proceso que ignoró los valores de la cultura dominada. La cultura refleja el pensamiento de la época: de ahí la importancia de estudiarla.

La educación fue dirigida y sostenida por las comunidades religiosas (dominicos, agustinos, jesuitas y otros) quienes fundaron colegios y universidades para la educación de españoles y criollos. (Nota: Los jesuitas, quienes llegaron en 1605 para evangelizar a los indígenas y educar a los jóvenes, fueron expulsados de las colonias españolas en 1767 por no jurarle lealtad al rey). Las primeras universidades fueron las de Santo Domingo, México y Lima. La vida intelectual era bastante activa, y pronto empezó a mostrar características propias, distintas de las españolas. La aristocracia fue la clase social que tuvo acceso a la educación. Las universidades reprodujeron los estudios que habían sido impartidos en Europa durante la Edad Media: filosofía, derecho, medicina y teología.

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Es importante recordar que quien imparte la educación está en capacidad de controlar la manera de pensar de los estudiantes. Al estar a cargo de las comunidades religiosas, la fe católica primó sobre cualquier estudio de libre pensamiento. Para evitar todo tipo de cuestionamiento sobre la religión, los españoles establecieron además el Santo Tribunal de la Inquisición, encargado de juzgar a quien cuestionara las creencias católicas. Sin embargo, la cultura aportada por grupos como los indígenas y los africanos logró mezclarse con la cultura católica, dando origen a una fusión de creencias y manifestaciones culturales, por ejemplo, la música y los elementos de la santería.

Se estimularon los estudios de las ciencias naturales y se crearon varias expediciones botánicas como la de la Nueva Granada confiada al sabio José Celestino Mutis y otras se desarrollaron también en México, Perú, Chile, Guatemala y Argentina.

Desde el siglo XVI, hubo imprentas en América (México y Perú) y después también las abrieron en otras ciudades. Se imprimían libros de religión y tratados de medicina, derecho y del ejercicio militar. La imprenta jugaría un papel muy importante para concientizar a la gente de sus derechos como miembros de una sociedad.

En el siglo XVIII durante el reinado de los Borbón, se introdujo el periodismo: llegó a México en 1722, Guatemala en 1729, Lima en 1743, La Habana en 1764 y Bogotá en 1785.

La literatura fue una expresión artística muy importante en la Colonia. Las primeras obras escritas en América por los españoles fueron las crónicas que describieron los procesos de conquista. Sus autores fueron los conquistadores y los religiosos que vivieron la experiencia. Hubo cronistas que defendieron a los indígenas, en especial, Fray Bartolomé de las Casas. Pero hubo otros autores que lamentablemente proyectaron una imagen muy negativa de los indígenas, tildándolos de perezosos y malvados. Esta idea permeó las demás clases sociales y pronto mestizos y afrodescendientes fueron muy mal vistos.

Al mismo tiempo también hubo escritores coloniales que produjeron grandes obras de literatura: Alonso Ercilla con su poema épico La Araucana, la poetisa criolla mexicana Sor Juana Inés de la Cruz y la tunjana madre Josefa del Castillo con su obra Efectos espirituales.

La pintura colonial contó con destacadas figuras como el neogranadino Gregorio Vázquez de Arce y Ceballos autor de cuadros y dibujos religiosos, el quiteño Miguel de Santiago y el panameño Fernando de Rivera. Los temas de la pintura eran de tipo religioso: la Sagrada Familia (ejemplo de la familia perfecta), los santos, los mártires, el Cristo crucificado. Estas obras estaban expuestas en las numerosas iglesias que había en las colonias. La pintura, como cualquier arte, era utilizada para enseñar la fe católica y los valores que quería transmitir la Iglesia.

La arquitectura y la escultura, aunque básicamente barrocas, constituyeron la mejor expresión del arte hispánico, mezclado con aportes indígenas en los elementos decorativos y el material empleado. Se pueden apreciar imágenes en madera y tallas en púlpitos de iglesias coloniales que reflejan las cualidades artísticas de los indígenas, sus autores.

Fuentes:

Montenegro, A. y otros (1991). Civilización 7. Bogotá: Editorial Norma.

Bonnett, D. (2002). Poblaciones 7. Bogotá: Grupo Editorial Norma.

Rodriguez, A.L. y otros (2006). Historia de Colombia. Bogotá: Distribuidora y Editora Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A.