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137Malin Pino de Casanova.Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004 -137-180
Mirando la Muerte en los NuevosParadigmas Mdicos
(o Aprendiendo y Ayudando a Morir)
Malin Pino de Casanova*
Resumen
La medicina pareciera estar reelaborando su propio modelo concep-
tual. Nuevas ctedras y departamentos, cursos y seminarios se crean en sus
facultades y cada vez ms un nmero mayor de mdicos se abre a novedosas
prcticas y miradas. Se va desdibujando la visin dieciochesca de la medicina
que haba desterrado las cuestiones filosficas y existenciales vinculadas a la
enfermedad y a la muerte. Los mdicos comienzan a interpretar aspectos
psicolgicos, emocionales y espirituales, aceptando que estar totalmente libre
de enfermedad y de lucha, de lo dismil y de lo complejo, es incompatible con
los procesos de la vida. El modelo bio-mdico, anclado al paradigma modernocartesiano y newtoniano, se desdibuja dando paso a un nuevo modelo, holstico,
ecolgico, complejo e integrador. Se comienza, desde la propia ciencia mdica,
a reinterpretar la enfermedad y la muerte dndoles novedosas significaciones
al aceptarlas como elementos constitutivos e inherentes al ciclo vital. Se trata,
en estas representaciones y prcticas, de aprender y de ayudar a morir. En
*Jurista especializada en Sociologa y Filosofa. Profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Jurdicas y Polticas y en el
Centro de Investigaciones en Ciencias Humanas (HUMANIC) de la Universidad de los Andes. Mrida-Venezuela. E-mail:
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este artculo miraremos puntualmente las novedosas percepciones e
interpretaciones de la enfermedad y de la muerte en estas visiones que, desde
el interior de la medicina cientfica, desacralizan la ciencia y abigarran las
formas redimensionando el mal que la modernidad positivista habadesterrado bajo sus formas de naturaleza, intuicin y emociones la
enfermedad y la muerte como formas extremas de ese temido mal para
darles otras significaciones y sentidos. En consecuencia, expondremos algunas
visiones concretas que ilustran la emergencia de estas nuevas interpretaciones.
Nos referiremos a la Psiconeuroinmunologa y a los Cuidados Paliativos
recorriendo estos caminos con sus creadores, con sus pioneros en Venezuela
y en el mundo: Elisabeth Kbler-Ross, Marianela Casts, los esposos Simonton,
Cicely Saunders, Louise Annette Botta, entre otros. Con estas ilustraciones, y
sirvindonos de relatos de terapeutas y de pacientes, privilegiando el discurso,
colocndole al centro de la escena, con historias de vida y entrevistas noestructuradas, con biografas personales como herramientas fundamentales,
presentaremos, desarrollaremos e ilustraremos nuestras intuiciones
fundamentales.
Palabras claves: Muerte, enfermedad, paradigmas, modelos mdicos,cuidados paliativos, psiconeuroinmunologa
Abstract
LOOKING AT DEATH IN THE NEW MEDICAL PARADIGMS
(OR LEARNING AND HELPING TO DIE)
It seems that medicine is rethinking its own conceptual model. New
subjects, departments, courses and seminaries are setting up in its faculties.
More and more physicians are open minded to new practices and views. The
18th
century medicine vision that had been banished the philosophical and ex-
istential matters linked to sickness and death, becomes blurred. Physicians
are beginning to explain the psychological, emotional and spiritual aspects
accepting that being totally free from sickness and fight, from dissimilarity andcomplexity, is incompatible with life process. The biomedical model, anchored
in the modern Cartesian and Newtonian paradigm, is blotted giving the way to
a new one which is now holistic, ecologic, complex and integrator. Since the
medicine itself begins the interpretation of sickness and death, giving them
new meanings because they are accepted as constituted elements and inher-
ent to vital cycle. It is a question of learning and helping to die in these percep-
tions and practices. In this article we are going to see precisely the newly
perceptions and interpretations of sickness and death, visions that, from the
scientific medical insight, desacralize the science and mottle the forms resizing
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the evil that was banished by the positive modernity under its natural, intu-
itional and emotional forms the sickness and death as a extreme forms of
that feared evil to give them other significances and explanations. In conse-
quence, we are going to expose some specific visions that picture the emer-gence of this new interpretations. We will refer to Psychoneuroimmunology
and Palliative Cares going through the way with its creators and pioneers in
Venezuela and worldwide: Elisabeth Kbler-Ross, Marianela Casts, the
Simontons, Cicely Saunders, Louise Annette Botta, among others. With this
pictures and based on therapists and patients stories, privileging the discourse
and placing it in the centre of the stage, with non-structure interviews, with
personal biographies as fundamental tools, we are going to present, develop
and illustrate our meaningful intuitions.
Key words: death, sickness, paradigms, medical models,palliative cares, psychoneuroimmunology.
Para los que tienen la fortaleza y el amor suficientes para sentarse junto a un
paciente moribundo en el silencio que va ms all de las palabras sabrn que ese
momento no es espantoso ni doloroso, sino el pacfico cese del funcionamiento del
cuerpo. Observar la muerte pacfica de un ser humano nos recuerda la cada de una
estrella: en un cielo inmenso, una de entre un milln de luces brilla slo unos momentos y
desaparece para siempre en la noche perpetua. Ser terapeuta de un paciente moribundo
nos hace conscientes de la calidad de nico que posee cada individuo en este vasto mar
de la humanidad. Nos hace conscientes de nuestra finitud, de la limitacin de nuestra vida.
Pocos de nosotros viven ms de setenta aos, y no obstante, en ese breve tiempo, la
mayora creamos y vivimos una biografa nica, y nos urdimos en la trama de la historia
humana...
Elisabeth Kbler Ross
De la muerte y los moribundos
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I. A manera de introduccin: el viaje definitivo (oabriendo una estrella)
No imaginaba an disertar o reflexionar conceptualmente sobre la
muerte cuando mi hijo de dos aos comenz a interesarse por el tema.
Me preguntaba con insistencia si nos bamos a morir y se angustiaba
ante la idea de perderme. A veces me sorprenda dicindome que no
quera que yo fuese viejita pues los viejitos terminaban por morir y l no
quera que yo muriera. Ante su angustia record dos hermosos cuentos,
El Principitoy Apoutsiak, y a travs de su lectura comenzamos ambos
a desdramatizar la muerte. Y es que en ambos relatos las
representaciones de la muerte no son para nada aterradoras. Como
imgenes poticas tranquilizan, ms bien. En cuanto al primero, deAntoine de Saint-Exupry
1, es bastante conocido y tal vez todos lo hayan
ledo. Quisiera entonces solamente comentar el hermoso captulo donde
el Principito encuentra a la serpiente: Tema ya haberse equivocado
de planeta, cuando un anillo de color de luna se revolvi en la arena.
(...) El Principito la mir largamente. Eres un animal muy raro le dijo
al fin. Delgado como un dedo... Pero soy ms poderoso que el dedo
de un rey dijo la serpiente. El Principito sonri: No eres poderoso...
ni siquiera tienes patas... ni siquiera puedes viajar... Puedo llevarte
ms lejos que un navo... A quien toco, lo vuelvo a la tierra de dondesali... Pero t eres puro y vienes de una estrella... Siento piedad por ti,
tan frgil sobre esta Tierra de granito. Puedo ayudarte si algn da
extraas demasiado a tu planeta. (...) Te he comprendido muy bien
dijo el Principito, pero porqu hablas siempre con enigmas? Yo
los resuelvo todos dijo la serpiente... (Saint-Exupry, 1946:60-62)
Este es el primer encuentro del Principito con la serpiente y tambin
con su consciencia de mortalidad y finitud. Ms adelante, cuando ya
haba cumplido su aventura en esta Tierra de granito, tomado de la
mano de su amigo el aviador, le dice:Parecer que he muerto y no
ser verdad... Comprende... Es demasiado lejos. No puedo llevar mi
cuerpo all. Pesa demasiado. (...) Pero ser como una vieja corteza
abandonada. No son tristes las viejas cortezas. (...) Sabes? Ser
agradable. Yo tambin mirar las estrellas... Todas las estrellas me darn
de beber... (...) No hubo nada ms que un relmpago amarillo cerca de
1Antoine de Saint Exupry (1946). El Principito. Paris: Gallimard.
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su tobillo. Qued inmvil un instante. No grit. Cay suavemente como
cae un rbol...S que regres a su planeta expresa ms adelante
el aviador pues al levantar el da no consegu su cuerpo. Realmenteno era tan pesado...Y por la noche me encanta or las estrellas. Son
millones de cascabelitos que saben rer. (Saint-Exupry, 1946:89-91)
En este hermoso cuento la muerte es algo voluntario, consciente
y aceptado. Adems, las imgenes utilizadas en el cuento remiten a la
muerte como algo fulgurante pero al mismo tiempo suave y liberador.
Incluso la serpiente, portadora de la muerte, no es un personaje malo.
Por el contrario, ayuda al Principito a volver a la estrella de donde sali...
En cuanto al segundo cuento2, menos conocido pero igualmentehermoso, del escritor francs Paul-Emile Victor, relata la historia de
Apoutsiak, un esquimal que vive y envejece, y un da, dormido sobre su
piel de oso abandona su cascarn y emprende el viaje final hacia su
estrella. Muere suavemente y toma camino al paraso para encontrarse
con todos aquellos que am y tambin, dice con mucho humor el escritor,
para encontrarse con todos aquellos que am menos pero que tambin
formaron parte de su vida: A los cincuenta aos, Copito de Nieve3
era
un seor muy viejo. Ya no cazaba, pero sus hijos y sus nueras, sus hijas
y sus yernos se ingeniaban para hacerle la vida ms amable. (...) Unanoche se durmi sonriendo...Y en la noche oscura nadie se dio cuenta
de lo contento que estaba de dejar all, y seguramente por largo tiempo,
su corteza ya tan desgastada... Con sus hoyitos y su sonrisa, y lleno de
estrellas en la mirada, parti al paraso, al paraso de los esquimales,
naturalmente. Y cuando lleg al paraso all encontr a los suyos, a
todos aquellos que haba amado y tambin a aquellos que no amaba
tanto. En fin, a todos aquellos que le esperaban desde haca mucho
tiempo, incluso a aquellos que ya haban tenido tiempo de olvidarlo...
(Paul-Emile Victor, 1948:28-31)
En este segundo relato, tan hermoso como el anterior, la muerte
es una etapa ms en el ciclo de la vida. Su representacin no es triste,
por el contrario, remite a una imagen de alegra y tranquilidad. El viaje
2Paul-Emile Victor (1948). Apoutsiak. Petit Flocon de Neige. Paris: Pre Castor. Flammarion.
3Apoutsiak en lengua esquimal significa copito de nieve
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final es emprendido por Apoutsiak alegre y serenamente, y con la
expectativa de prolongar, en cierta forma, la vida misma.
A travs de la lectura comentada de estas dos bellsimas historias,
pude desdramatizar la muerte ante mi hijo quien espera algn da,
cuando viaje a su estrella, encontrar, como Apoutsiak y El Principito,
sus animales familiares, sus ancestros y su jardn.
Pero la literatura es siempre ms avezada que la ciencia, marcha
adelante, mira ms lejos. La aventura cientfica moderna se ha
fundamentado en el consenso, en la uniformidad racional, moral, poltica,
econmica, sin comprender la simetra, el polmos, la diferencia, el
duelo, como granos de la cotidianidad, sin reconocerse en el centroextremo de la inevitabilidad del conflicto, del perspectivismo, de la
polidimensionalidad (sic).4
La medicina, el acto mdico, la salud, la
curacin, el cuerpo, la vida y la muerte misma, no han escapado a esta
lgica implacable del consenso y la reconciliacin de todas las formas.
El mal, entendido como desequilibrio puntual, como equilibrio
conflictual que reposa, no en una solucin dialctica de los problemas,
sino ms bien sobre la tensin de los elementos que conforman la diversa
trama de la complejidad, ha sido desterrado.5
Y la enfermedad y la
muerte, como formas radicales de ese temido mal, fuerondesterrndose tambin de los modelos conceptuales, junto con lo
subjetivo, lo intuitivo, lo afectivo y lo emocional.
Sin embargo, emergen nuevas maneras de interpretar el mundo.
El cimiento social cambia de naturaleza y parece tejerse una novedosa
socialidad. Un movimiento social generalizado desacraliza el dogma
cientfico y asistimos a una segunda secularizacin (Mires, 1996). La
razn vuelve a la vida y lo arcaico, lo mtico, lo intuitivo, lo sensible, lo
natural, lo subjetivo, retoman la escena para, abigarrndose a formas dealtsimo desarrollo tecnolgico, conformar una nueva alianza: aquella del
materialismo y la espiritualidad; aquella de la naturaleza y la cultura; aquella
del vientre y del intelecto (Maffesoli, 2000). Dyonisos, el ms ambiguo y
femenino de los dioses, regresa para reintroducir naturaleza (phusis) en el
4Esta referencia fue tomada de la invitacin enviada por los organizadores del IV Simposio Internacional de Esttica. Centro de
Investigaciones Estticas (CIE). Universidad de los Andes. Mrida-Venezuela, noviembre 2001.
5He desarrollado esta idea en trabajos anteriores (Pino, 2000, 2001, 2002, 2001-B y 2002-B).
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seno de la ley (nomos). La medicina no escapa a este extraordinario
movimiento fundante y matricial. En consecuencia, el modelo bio-mdico,
anclado al paradigma moderno cartesiano y newtoniano, se desdibuja dandopaso a un nuevo modelo, holstico, ecolgico, complejo e integrador. Dentro
de estas novedosas miradas emergentes las emociones, los afectos, lo
intuitivo, lo misterioso y lo sagrado vuelven a encontrar cabida al lado de lo
estrictamente cientfico e instrumental. De esta forma se comienza, desde
la propia ciencia mdica, a reinterpretar la enfermedad y la muerte dndoles
novedosas significaciones al aceptarlas como elementos constitutivos
e inherentes al ciclo vital. Comenzamos a mirar la muerte pues se trata,
en estas representaciones y prcticas, en estas novedosas miradas, de
aprender y de ayudar a morir.
II. Navegando con nuestros autores preferidos (opresentando un contexto terico)
Hemos querido situar nuestras reflexiones sobre la muerte dentro
de un movimiento social generalizado que se expresa en un
deslizamiento paradigmtico que supone la emergencia de una
novedosa sensibilidad social, la constitucin de un nuevo ethos o
cimiento social, caracterizado por la conjuncin y el abigarramiento delas formas: un paradigma complejo va construyndose y, sin que
desaparezcan totalmente los rasgos del modelo que se desdibuja, va
incorporando rasgos y miradas novedosas. Dentro de esta dinmica
social, dentro de esta sensibilidad emergente, dentro de esta revolucin
que nadie so, dentro de esta nueva alianza, dentro de este
paradigma complejo, vamos a navegar tericamente. (Michel
Maffesoli, 2000; Fritjof Capra, 1992,1996; Fernando Mires, 1996;
Georges Balandier, 1999)6
A partir de este fermentum conceptual, pensamos que el modelo
bio-mdico, anclado al paradigma occidental, cartesiano, reduccionista
y newtoniano, ha entrado en crisis. Un nmero cada vez mayor de
personas recurre a formas de medicina distintas a aquellas del sistema
mdico oficial, generalizndose as una serie de representaciones,
recursos e itinerarios teraputicos que parecieran dar al acto mdico, a
6Este fermentum terico lo he presentado en trabajos anteriores (Pino, 2000, 2001-A, 2001-B, 2002-A 2002-B).
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la enfermedad, a la curacin, al cuerpo, a la vida y a la muerte misma
novedosos significados y sentidos. Y estas formas de medicina, que
generalmente se haban inscrito dentro de sistemas conceptualesdistintos a aquellos de la medicina cientfica occidental, vinculndose a
estructuras mgico-religiosas o a formas de medicina populares y
tradicionales, emergen ahora del terreno de la propia ciencia mdica
sugiriendo as la conformacin de otro modelo conceptual, donde lo
afectual y lo emocional, lo sensible y lo intuitivo, junto con lo cientfico,
lo racional y lo instrumental, tienen igualmente cabida.
La crisis es entonces aquella del modelo conceptual que ha servido
de base a la medicina cientfica as como del paradigma cartesiano-
newtoniano que le ha articulado y nutrido. Creemos que una nuevacosmovisin emerge, aun cuando los elementos de la anterior no
desaparezcan, simplemente ciertos elementos, habiendo participado
en la constitucin de un mundo, se saturan. En adelante, van a
metamorfosearse permitiendo as la emergencia de otras formas
sociales. (Maffesoli, 2000:175) La extraordinaria aventura cientfica
se enriquece. Un salto epistmico de proporciones insospechadas tiene
lugar y la medicina no escapa a esta efervescencia societal.
As, esas otras interpretaciones del acto mdico y del sufrimiento;de la enfermedad y del desorden biolgico; de la curacin, de la sanacin
y de la muerte, nos hablan de otra cosmovisin en proceso donde, de
nuevo, ser con los dems en un sentimiento de comunin o eucarista
social constituye el cimiento social. (Maffesoli, 2000)
Dentro de este contexto presentaremos, en una primera parte de
este ensayo, los rasgos fundamentales del modelo que se desdibuja,
del paradigma que se desvanece, para luego presentar aquellos rasgos
del paradigma que emerge: recorreremos brevemente desde el destierrode Dyonisos hasta la segunda secularizacin, o desacralizacin de
la ciencia (Mires, 1996), movimiento que se expresa en la constitucin
de un paradigma holstico, complejo e integrador. Luego miraremos
puntualmente las novedosas percepciones e interpretaciones de la
muerte en estas visiones que, desde el interior de la medicina cientfica,
desacralizan la ciencia y abigarran las formas redimensionando el mal
lo natural, la tristeza, la enfermedad y la muerte para darles otras
significaciones y sentidos. En consecuencia, expondremos algunas
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visiones concretas que ilustran la emergencia de estas nuevas
interpretaciones en la ciencia mdica. Nos referiremos entonces a la
Psiconeuroinmunologa y los Cuidados Paliativos recorriendo estoscaminos con sus creadores, con sus pioneros en Venezuela y en el
mundo: Elisabeth Kbler-Ross, Marianela Casts, los esposos Simonton,
Cicely Saunders, Louise Annette Botta, entre otros.
Con estas ilustraciones y sirvindonos de relatos de terapeutas y
de pacientes, privilegiando el discurso, colocndole al centro de la
escena, con historias de vida y entrevistas no estructuradas, con
biografas personales como herramientas fundamentales,
presentaremos, desarrollaremos e ilustraremos nuestras intuiciones
fundamentales.
III. Del Destierro de Dionisos a la SegundaSecularizacin (o desacralizando la ciencia)
Negando la Muerte:El modelo bio-mdico con su racionalidad
cartesiana, mecanicista y newtoniana imperante durante todo el perodo
moderno que parece desdibujarse desaparece la vista, el odo, el tactoy el olfato y junto con ellos (...) tambin la esttica y el sentido tico, los
valores, la calidad y la forma, esto es, todos los sentimientos, los motivos,
el alma, la conciencia y el espritu.(Laing, citado por Capra, 1992:57)
La medicina ha exorcizado el mal, haciendo suya una de las
caractersticas fundamentales de la aventura cientfica: aquella de la
objetividad. El polmosno tiene cabida en este modelo conceptual donde
cualquier imperfeccin, cualquier forma dismil, cualquier virus, incluso
aquel de la tristeza, debe ser vencido, exterminado o exiliado. La ltima
cuestin existencial es, sin lugar a dudas, la de la muerte, forma extremadel mal. Y como todos los problemas filosficos y existenciales, el tema
de la muerte se evita en la medida de lo posible. La falta de espiritualidad
que se ha hecho caracterstica de la sociedad tecnolgica se refleja en
el hecho de que la profesin mdica niegue la existencia de la muerte y
no le d cabida dentro de su esquema mecanicista. En nuestra cultura
ya no se practica el antiqusimo arte de morir y no se acepta el hecho de
que es posible morir sin estar enfermo. As, la muerte es vista por los
mdicos como un fracaso de su tcnica y los cadveres se sacan de los
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hospitales a altas horas de la noche, en secreto, y los mdicos perecen
tenerle ms miedo a la muerte que las dems personas. (Capra,
1992:162) Han triunfado nomosy el reino de la uniformidad y el juegoordenado de las diferencias se ha impuesto sobre las formas que ordenan
los juegos de la vida. La medicina, por supuesto, est inmersa en todos
estos procesos. A tal punto, que dichos procesos estn en la base de la
constitucin de un modelo conceptual que conocemos como modelo
bio-mdico, resultado del paradigma cartesiano en el pensamiento y en
la prctica de la medicina. Una vez afianzadas las ideas modernas a
las que nos hemos referido, los mdicos y la medicina conceptualizaron
el cuerpo del hombre como una mquina y la enfermedad como lo que
provocaba su alteracin. La tarea mdica se constituy en una prctica
reparadora del dao con el objeto de prolongar la vida del mecanismobiolgico. Las dimensiones de lo humano fueron perdindose al
desterrarse de la mirada mdica lo afectivo y lo emocional
desplazndose la atencin, en este paradigma, de las personas enfermas
al tratamiento de las enfermedades y desterrndose asimismo la
enfermedad como un proceso vital, al igual que se destierra la muerte,
ese fenmeno misterioso e inevitable, a la vez tan familiar y tan extrao
al hombre.(Clarac, 1991:125)De esta manera, la muerte, hecho vital
donde confluyen al mismo tiempo lo secreto y lo sagrado, va
desterrndose en la visin moderna. Tal como lo expresa Ivan Illich(1975:181), en los siglos XV y XVI el mdico tena dos deberes sagrados:
ayudar a curar o ayudar a morir, colaborando estrechamente con la
naturaleza. La muerte y el sufrimiento se integraban a los procesos
vitales adquiriendo as un significado. Con la cultura moderna estos
procesos cambian de dimensin. La medicalizacin de la vida transforma
radicalmente estas experiencias. Se retira al sufrimiento su significacin
ntima y personal, transformndose el dolor en un problema tcnico. El
sufrimiento deja entonces de aceptarse como contrapartida de cada
triunfo del hombre en su adaptacin al medio, convirtindose en unasimple seal de alarma que llama una intervencin exterior para acallarlo.
Esta medicalizacin del dolor reduce la capacidad que posee todo
hombre de afirmarse frente al medio o de asumir la responsabilidad de
su transformacin, capacidad en la cual consistira precisamente la salud.
(Illich, 1975:136)
Mirando la Muerte: Pero Dyonisos, travieso y maligno, vuelve
para reintroducir naturaleza (phusis) en el seno de la ley (nomos) y es
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as como ciertas corrientes dentro de la medicina cientfica comienzan
a mirar la muerte, el sufrimiento y el dolor recuperando de tal suerte el
mal y las dimensiones de lo trgico, de lo diverso, de lo mltiple y delo plural. La enfermedad y la muerte comienzan en estas novedosas
miradas a readquirir sentido al considerarse procesos vitales con un
profundo significado existencial. La enfermedad deja de serun sin
sentido, un accidente fortuito que irrumpe en la vida de la persona
implicando la participacin de la persona como totalidad compleja en su
proceso de salud o de enfermedad, planteando nuevamente la
participacin individual y colectiva para la autodeterminacin de la vida
y de la salud, vistas como hechos con un profundo significado
existencial. (Casts, 1999:7) De tal suerte, la medicina pareciera
reencontrar dimensiones perdidas en algn momento y en algn lugarde la aventura cientfica, cartesiana, racionalista y newtoniana. Se va
desdibujando la visin dieciochesca de la medicina que haba desterrado
las cuestiones filosficas y existenciales vinculadas a la enfermedad y
a la muerte, permitiendo, en consecuencia, a ciertas corrientes de la
medicina ver los aspectos positivos y el significado potencial de la muerte
y de la enfermedad. As, los mdicos comienzan a interpretar aspectos
psicolgicos y espirituales, aceptando que estar totalmente libre de
enfermedad y de lucha, de lo dismil y de lo complejo, es incompatible
con los procesos de la vida. La enfermedad y la muerte, las dos comoformas radicales y temidas del mal, vuelven a articularse con las
dimensiones simblicas de lo secreto y de lo sagrado desterradas por
el cartesianismo racionalista.
No se trata de desterrar la enfermedad, sino de aprehender su
significado entendiendo que ella forma parte de los procesos vitales. La
muerte se integra en estas miradas, pudiendo el enfermo tomar la
decisin de emprender su curacin o de asumir el proceso de su muerte,
la cual es aceptada como un proceso vital, an cuando sea el ltimo. LaPsiconeuroinmunologa, los Cuidados Paliativos, la atencin a los
enfermos terminales, la conjuncin de las posiciones cientficas con los
caminos msticos, las terapias de los esposos Simonton frente al cncer,
son algunas ilustraciones que dan fe de la emergencia de nuevas
visiones e interpretaciones dentro de la propia ciencia mdica.
Un Paradigma Complejo (o la Conjuncin de las Formas):
Creemos que desde el interior de las concepciones cientficas, y desde
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el interior de la misma ciencia mdica, se va conformado un nuevo
modelo conceptual. Ya no se trata del recurso a formas teraputicas
alternativas o complementarias sino ms bien de que la propiamedicina cientfica reelabora sus bases conceptuales e integra
dimensiones emocionales y espirituales a sus miradas y concepciones
estrictamente cientficas, tcnicas e instrumentales. Lo cientfico cambia
de dimensin y comienza a mirarse y a entenderse diferentemente,
enriquecido, abigarrado, complejizado.7
Se trata del pensamiento
sistmico-ecolgico que se refiere a un enfoque modular, estructural,
interdisciplinario, donde todo afecta e interacta con todo, donde cada
elemento no slo se define por lo que es o representa en s mismo,
sino, y especialmente, por su red de relaciones con todos los dems. Y
no estamos en presencia de imaginaciones de visionarios, o dehipotticas elucubraciones tericas, sino de conclusiones de cientficos
de primer plano que demuestran sus teoras con centenares de pginas
de slidos argumentos y hasta de complejos clculos matemticos.
(Martnez Migulez, 1999:14) Vivimos un cambio de paradigma donde
tienen cabida, ubicacin y sistematizacin, todos los conocimientos bien
establecidos, ya sea que provengan de la fsica cuntica, de la teora
de sistemas, de la neurociencia, de la parapsicologa, del estudio de las
estructuras disipativas, o de la holografa. (Martnez Migulez, 1999;
Capra 1992, 1996) Desde la biologa nos viene la comprensin delfuncionamiento de los sistemas vivientes como unidades y con las
interacciones que stos tienen con su entorno. La propia teora de la
seleccin natural cambia de dimensin pues las especies que parecieran
tener mas oportunidades son justamente aquellas que mejor cooperan
con ellas mismas, con el resto de especies y con su propio entorno. El
mundo de los sistemas no-lineales al cual pertenecen todos los
organismos vivos puede ser impredecible, violento y dramtico: un
pequeo cambio en un parmetro puede hacer variar una solucin poco
a poco, y, de golpe, variar a un tipo completamente nuevo de solucin,como cuando en la fsica se dan los saltos cunticos, que son sucesos
impredecibles que no responden a las leyes de la causalidad sino a
aquellas de la probabilidad. Estos sistemas desafan la lgica tradicional,
reemplazando el concepto de energa por el de informacin, y el de
causa-efecto por el de estructura y retroalimentacin. La ciencia mdica,
dentro de estas novedosas perspectivas va cambiando de dimensin.
7El paradigma cientfico va adquiriendo sentidos novedosos desde 1920 aproximadamente con las nuevas miradas de la fsica, la
qumica, la biologa y las matemticas. Esta idea la hemos desarrollado en trabajos anteriores (Pino, 2001-B; 2002-A; 2002-B).
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Reestructura su visin reduccionista de la salud y de la enfermedad y
construye un novedoso sistema conceptual que incluye dimensiones
individuales, emocionales, espirituales, sociales y ecolgicas. Se aceptaen estos nuevos modelos que las enfermedades son una reaccin a un
ambiente psquico o emocionalmente perturbado. La
Psiconeuroinmunologa, como disciplina novedosa, y las heterodoxas
terapias de los esposos Simonton en el tratamiento del cncer, son una
buena ilustracin de estas reflexiones.8
La conjuncin de lo afectivo, lo emocional y lo afectual junto a lo
estrictamente cientfico se evidencia en estas revolucionarias
interpretaciones de la medicina y del acto mdico: Se trata de rescatar
al hombre y sus realizaciones en todos sus espacios de expresin, sinprescindir del tubo de ensayo que nos pone en contacto con unidades
de anlisis a un nivel molecular, pero distinguiendo que un alto nivel de
adrenalina o cualquier neurotransmisor en sangre nunca ser equivalente
a la profunda conmocin que experimenta una madre ante la muerte de
un hijo. (Canelones y Casts, 1999:8)
La enfermedad dentro de estas perspectivas se reinterpreta y, tal
como lo expresa Capra (1992,1996), se considera parte integral del
proceso vital constituido por etapas de salud y enfermedad. Dentro deeste proceso, lo afectual y lo emocional van a regresar a escena y
articulndose con la mirada cientfica moderna, harn que el mdico
comience a prestar atencin al sufrimiento, a las emociones y a las
intuiciones del paciente, as como a considerar la posibilidad de la
autocuracin y la autorregeneracin del organismo del enfermo, lo cual
constituye una verdadera revolucin conceptual dentro de la medicina.
Esta idea se apoya en los recientes descubrimientos del fenmeno del
biofeedback o bioretraccin, con el que se demostr que una gran
variedad de procesos fsicos pueden verse influidos por los esfuerzosmentales de la persona. En estos novedosos enfoques, articulados y
nutridos por un paradigma holstico y ecolgico, se reconocen las
posibilidades que tenemos las personas de sanar (ms que de curarnos)
cultivando y desarrollando los procesos naturales fisiolgicos y
psicolgicos. Y es que los organismos vivos son capaces de procesos
de autorrenovacin. El pncreas, por ejemplo, reemplaza la mayora
8Ver infra pp. 14 y sig.
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de sus clulas cada veinticuatro horas; la mucosa del estmago, cada
tres das; los glbulos blancos de la sangre se renuevan cada diez das;
el 98% de las protenas del cerebro lo hacen en menos de un mes.Todos estos procesos se regulan de tal manera que conservan la
estructura general del organismo, el cual seguir funcionando en un
ambiente cambiante, mantenindose en condiciones y reparndose a
travs de la curacin y de la autorregeneracin. Las clulas
cancergenas, por ejemplo, pueden producirse en un organismo sano,
el cual las detectar, y en condiciones normales las podr destruir de
forma natural y oportuna, evitando su proliferacin. Ahora bien, aun en
el caso extremo pero absolutamente natural de que el proceso
mrbido sea irreversible, y se tenga que enfrentar el proceso del morir,
la misma muerte tendr un significado y el enfermo aprender a morircon un mdico que le ayudar a comprender este ltimo acto vital.
Estamos aludiendo a la rama de los Cuidados Paliativos a la cual nos
referiremos ms adelante.9
El amor y la tristeza en estas representaciones de la medicina y
del acto mdico ni se destierran ni se niegan, sino que se traducen en
clulas, funciones y disfunciones biolgicas, respuestas del sistema
inmunolgico, del sistema endocrino, del sistema nervioso central, para
mostrarnos cmo biologa, historia, cultura, afectos y emociones estnimbricados en una urdimbre espesa y compleja.
IV Reconsiderando al Enfermo: otro significadopara la enfermedad - otro significado para lamuerte
Todo lo que hemos expresado se sintetiza en la emergencia de
visiones novedosas, como lo hemos expresado anteriormente, entre lascuales quisiramos destacar la Psiconeuroinmunologa
10, la rama de los
Cuidados Paliativos y las terapias para tratar el cncer desplegadas
fundamentalmente por los esposos Simonton, al igual que al acercamiento
a los enfermos terminales cuyas pioneras han sido la Doctora Elisabeth
9Ver infra, pp. 11 y sig.
10A la Psiconeuroinmunologa no nos referiremos detalladamente en este artculo por haber presentado nuestras reflexiones e
ilustraciones al respecto en anteriores investigaciones (Pino, 2001:90-97 y 2002:379 y sig.)
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151Malin Pino de Casanova.Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004 -137-180
Kbler-Ross en Suiza y los Estados Unidos y Cicely Saunders en
Inglaterra. En Venezuela el trabajo de las Doctoras Isabel Franco y Louise
Annette Botta no pueden dejar de mencionarse. Todas esta significacionesnovedosas aluden a la combinacin de esfuerzos mdicos, cientficos y
humanitarios para abrir camino hacia el avance de una sociedad
respetuosa del derecho y de la necesidad que tiene cada ser humano
enfermo de terminar su vida con una asistencia individual llena de ternura,
compasin y respeto. (Botta en Canelones y Casts, 1999:122).11
Se presentan, dentro de esta perspectiva, nuevas e interesantes
oportunidades de reconsiderar al enfermo como ser humano, de hacerlo
participar en dilogos, y aprender de l lo bueno y lo malo. El paciente
se convierte en un maestro, como lo expresa Elisabeth Kbler-Ross(1975:12), para que podamos aprender ms sobre las etapas finales de
la vida, con todas sus angustias, temores y esperanzas. Estas nuevas
visiones y prcticas constitutivas de los paradigmas mdicos emergentes
pueden animar a otros a no apartarse de los enfermos sin esperanza,
sino a acercarse ms a ellos, ya que pueden ayudarles mucho durante
sus ltimas horas. Los que se sientan capaces de esto descubrirn (...)
que es una experiencia mutuamente compensatoria; aprendern mucho
sobre el funcionamiento de la mente humana (...) y saldrn enriquecidos
y quizs con menos ansiedades sobre su propio final. (Ibdem)
Esto supone volver al ser humano individual y comenzar desde el
principio: intentar concebir nuestra propia muerte y aprender a afrontar
este acontecimiento trgico pero inevitable, con menos irracionalidad y
menos miedo. As, si pudiramos ensear a los estudiantes el valor de
la ciencia y de la tecnologa al mismo tiempo que el arte y la ciencia de
las relaciones interhumanas, del cuidado humano y total del paciente,
ste sera un verdadero progreso. Usar la ciencia y la tecnologa, no
para fomentar la destruccin o para prolongar la vida sin ninguna dignidadsino para hacerla ms humana. Si nos enfrentramos a la realidad de
la muerte y la aceptramos seguramente alcanzaramos mayor paz
interior y colectiva. (Kbler-Ross, 1975) La disciplina de los Cuidados
Paliativos as como los interesantes postulados conceptuales de la
Psiconeuroinmunologa ofrecen una valiosa ayuda al personal mdico
11En estos aspectos coincide Botta con Kbler-Ross a quien hemos seguido muy de cerca en nuestras reflexiones.
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que muchas veces se encuentra desconcertado y temeroso de acercarse
a los pacientes moribundos por cuanto en el imaginario colectivo de la
modernidad la muerte ha significado un rotundo fracaso profesional.
Al respecto es bastante ilustrativo lo que nos dice Margarita Prez
de Gonzlez, paciente de la Doctora Casts y miembro del equipo de
Fundasinein:12
El descubrimiento ms importante fue que durante todo
el tiempo yo haba credo que poda vivir con cncer, y tena 19 aos
haciendo eso, pero ni en mis ms queridos sueos pens nunca que
poda atacar los tumores y enfrentar la enfermedad en una forma ms
activa. (...) Crea que a la persona que abren y cierran le queda poco
tiempo de vida, as que en la cama de la clnica pensaba qu deba
hacer, si seguir luchando o morir. Luego del susto inicial decid continuarviviendo... (...) Lo que tanto haba temido haba ocurrido, el cncer haba
salido de la cavidad abdominal y se haba escapado al pulmn. Mientras
estaba slo en el abdomen pensaba que tena algn control sobre la
enfermedad. Tem morir y realmente me cost tomar la decisin de
luchar tambin con esto y continuar viviendo. (...) Haba soado que
estaba parada frente a una carretera negra, muy nueva, que haba sido
hecha solo para m y en la cual se poda circular slo hacia delante. (...)
Poco a poco fui entendiendo ese concepto que nos dicen a los pacientes
quelo importante es sanar la vida, porque les aseguro que mi ideaera curarme del cncer y eso lo ubicaba en mi cuerpo, nunca pens que
mi vida necesitaba revisin. (...) Un da (otro) paciente me pregunt
porqu vivir? Y realmente toc un rea en la cual no haba profundizado.
Mi vida haba sido una carrera constante para no morir, en algunos
momentos me sent como un caballo de carreras para el cual su nica
meta era la victoria, no vea a los lados, solo corra con toda mi fuerza, en
ese tiempo no haba sitio para la reflexin; slo saba que quera vivir. En
el momento de la pregunta y al dedicarme a pensar en esto, comenc a
encontrar respuestas que de una u otra forma tenan que ver con elpropsito en la vida. (...) Comenc a ponerme en contacto con ese
propsito y me di cuenta de cosas como mi capacidad de ayuda y el
aprendizaje que he realizado por medio de la enfermedad y que quiero
compartir con otras personas. Especialmente el descubrimiento de que
12Fundasinein (Fundacin para el desarrollo de la Psiconeuroinmunologa) es una institucin que funciona en Caracas como
programa de apoyo psicosocial y holstico para pacientes con cncer. La Doctora Marianella Casts ha sido uno de los pilares
fundamentales para el desarrollo de este programa y se desempea como directora del Departamento de Psiconeuroinmunologa
de la Escuela Vargas de la Facultad de Medicina de la Universidad Central.
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uno no es cautivo de su situacin, que cada uno de nosotros tiene recursos
que puede usar para salir adelante... (...) La razn ms importante de
porqu vivir es la ms simple: porque me fascina la vida, me encantasentir, pensar, aprender, rer; disfruto de la vida y de la naturaleza en una
forma intensa, mi contacto con la visin de un amanecer pasa por mi
espiritualidad, llenndome de energa, me regresa a mi lucha, me da
razones para continuar.(en Casts y Canelones, 1999: 133-137)13
El testimonio del Doctor Carlos Vives, paciente con coriocarcinoma
puro extragonadal, es tambin esclarecedor: (...) Mis anteriores
profesores eran ahora mis mdicos. Si antes era levemente escuchado,
ahora no. Las salas amplias de techos altos, luz amarilla y gente de
toda clase aumentaban la sensacin de soledad. Cuando se ha sentidoel poder de decisin y la movilidad del mdico, ser enfermo genera
restricciones duras de soportar. (...) Mientras estaba en el Vargas fue a
visitarme la Doctora Marianella Casts, quien haba sido mi profesora
de Inmunologa. Me explic ciertas cosas y record otras, dejndome
un cassette y material bibliogrfico (...) El cassette era una induccin de
relajacin y visualizacin, y en el material bibliogrfico estaba un libro
titulado Porqu a m (un nio con tumor cerebral curado a travs de
visualizaciones), el libro Sanar es un viaje de Carl Simonton y Reid
Henson, donde Henson expone su enfermedad y cmo la control, ySimonton expone las bases de la Psiconeuroinmunologa para la curacin
del cncer. (...) Sobre la base de esto, comenc a hacer visualizaciones
del sistema inmune para activarlo, relajndome y, sobre todo, en el
momento de la quimioterapia para hacerla ms eficaz sobre las clulas
tumorales. (...) Teniendo cncer, entend la angustia por encontrar la
salud con lo que sea. Tom muchas cosas. Recib opiniones de mucha
gente. Le mucho sobre el tema. Revis desde la parte espiritual y su
relacin con la enfermedad hasta las bases de la
Psiconeuroendocrinoinmunologa. (...) Yo mismo la haba generado (laenfermedad) con mi emocin negativa, la depresin, as que yo tengo
el derecho y el deber (si quiero vivir) de erradicarla. Le di alimento con
depresin y tristeza. Puedo hacerla desaparecer con alegra, amor y
cario. Esta es la enseanza que saqu de todo esto, y para qu?
Para ser ms gente, para aprender a vivir, para ser mejor esposo, padre,
amigo, mdico. Mucha gente me critic mi forma de actuar y lo siguen
13El subrayado es mo.
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haciendo. Para ellos el cncer es tan importante que el miedo a padecer
esta enfermedad hace de ella un tab y la escriben con mayscula.
Esto pasa a nivel mdico, donde los esquemas permanecen irresistibleso lentos al cambio, pensando que van a tratar un rgano y no una
persona. Estos entes se niegan a verificar lo que muchas personas
estn comprobando: la influencia de la esfera psicolgica fundamentada
experimentalmente por instituciones y personajes respetables. ( en
Casts y Canelones, 1999: 137-141)
V. Rescatando la Tristeza y aceptando la Muerte
Hemos querido en esta parte de nuestro ensayo referirnos a algunascorrientes que, a nuestro entender, ilustran muy pertinentemente nuestra
idea central: ya no se trata de recursos a terapias alternativas o
complementarias frente a la medicina cientfica occidental. Se trata mas
bien de un hecho esencial ya que desde el seno de la propia ciencia
mdica moderna se reelabora el modelo conceptual. De forma lenta y
progresiva, tal vez, pero irreversible y contundentemente. El paradigmacientfico, tambin desde la medicina, se sacude y se renueva. Unaverdadera revolucin pareciera tener lugar. Una serie de prcticas y
significaciones novedosas, de recorridos e itinerarios teraputicos, asparecieran demostrarlo. La Psiconeuroinmunologa y la disciplina delos Cuidados Paliativos son excelentes ilustraciones de lo que aquafirmamos. En este ensayo nos referiremos a los Cuidados Paliativospuesto que en trabajos anteriores ya hemos abundado en laPsiconeuroinmunologa. (Pino, 2001 y 2002)
14Igualmente hemos querido
referirnos al trabajo terico y prctico desempeado por la DoctoraElisabeth Kbler-Ross, cuyas reflexiones han contribuido enormementeal cambio de visin en el campo de la medicina, as como en laconformacin de las disciplinas a las que hemos aludido. En cuanto al
trabajo que los esposos Simonton han desarrollado en los Estados Unidosy Fundasinein en Venezuela, para tratar el cncer, tambin ha sidopresentado por nosotros en investigaciones precedentes. (Pino, 2001,2001-b, 2002 y 2002-b) Quisiramos sin embargo puntualizar aqu sobre
el hecho que dichas terapias holsticas nos ilustran muy pertinentemente
la idea de la constitucin de una nueva base conceptual en el campo de
la medicina cientfica.
14Sin perder de vista que en todas estas disciplinas emergentes las terapias que les acompaan estn en estrecha articulacin
con los fundamentos conceptuales de la Psiconeuroinmunologa.
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1. Los Cuidados Paliativos
HistoriaEl origen de esta disciplina lo encontramos en Cicely Saunders,
enfermera britnica quien posteriormente concluy estudios de medicina.
Desarroll una extraordinaria sensibilidad al estar en contacto con
enfermos desahuciados pues trabajaba en un servicio de oncologa.
All comprendi que cuando ya no hay nada que hacer, siempre hay
algo por hacer.
En 1967 Saunders cre el Hospicio de Saint Christopher en Londres
para pacientes sin posibilidades de curacin. Comenz sus
investigaciones sobre el tratamiento del dolor e introdujo la idea de queste poda ser controlado mediante la administracin de morfina por
va oral, en forma permanente y preventiva, en vez de atacarlo despus
de su instalacin. Observ que los pacientes as tratados se mantenan
conscientes y libres de dolor con deseo y capacidad de expresar sus
emociones.
En 1973 una primera unidad de Cuidados Paliativos se abre en un
hospital general canadiense, el Royal Victoria de Montreal, a cargo del
Doctor Balfour Mount. Este modelo ha sido el punto de partida de uncrecimiento y desarrollo constante de los cuidados paliativos. A partir
de 1980 esta disciplina se ha extendido a los Estados Unidos, Europa,
Australia, Nueva Zelandia y Taiwan y actualmente estos servicios se
prestan en 60 pases del mundo.
Filosofa y Objetivos
Los cuidados paliativos son cuidados activos especficos orientados
hacia la atencin integral de una persona durante la fase terminal de su
enfermedad, cuando ya no son posibles los tratamientos curativos, ycuya finalidad es ayudarla a vivir mejor la ltima parte de su vida.15
El
enfermo en esta novedosa interpretacin adquiere distintas
significaciones y los postulados bsicos del paradigma moderno parecen
desdibujarse. El enfermo es considerado como un ser pluridimensional,
donde su cuerpo, su mente, sus emociones y su espritu son inseparables
e inseparables a su vez de su propia historia existencial y de su red de
15Hemos seguido muy de cerca las investigaciones de Louise- Annette Botta. (1999)
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relaciones. Tiene nombre y estatus hasta el ltimo momento de su vida
y no se le desprovee de nombre, de rol y de historia. No se le reduce a
un rgano enfermo, a un cuerpo doliente y debilitado expuesto en lamayora de los casos a una medicina hipertecnificada. No se le arranca
de su propia existencia para sumirlo en la angustia y en el aislamiento
del cuarto de una clnica o de un hospital puesto que la medicina paliativa
se propone aliviar el dolor fsico y otros sntomas as como el dolor y el
sufrimiento psquico, social y espiritual a travs de tres aspectos bsicos:
el mdico, el tico y el socio-relacional.
a) Desde el punto de vista mdico, se sita el tratamiento del dolor
y el alivio del cuerpo enfermo. La finalidad no es curativa pues de lo
que se trata es de contribuir a la comodidad inmediata del paciente. Enefecto, el sufrimiento del enfermo terminal no est limitado al dolor
fsico. El dolor total es una experiencia violenta que integra elementos
fsicos, psicolgicos, sociales y espirituales. El alivio del dolor se logra
entonces mediante el acompaamiento que se expresa estableciendo
una relacin de ayuda con la persona que llega al final de su vida.
Gracias a la presencia de una persona atenta y cariosa, a sus cuidados,
a su disposicin para escuchar, a su atencin, el enfermo reafirma su
propio valor el cual sigue existiendo a pesar del deterioro biolgico.
Es cierto que la medicina actual dispone de numerosos recursos
teraputicos analgsicos. No se prescinde de ellos sino que se hace
una buena evaluacin de los mecanismos fisiopatolgicos del dolor para
saber en qu momento estos medicamentos pueden ser administrados
en las mejores condiciones. Una evaluacin correcta y una buena
eleccin del analgsico permiten un control eficaz del dolor en la mayora
de los casos. En la medida de lo posible estos recursos sern utilizados
evitando alterar el juicio y el estado de consciencia del enfermo.
Lo fsico y lo emocional se articulan ya que el enfermo, al sentirse
acompaado y aliviado del sufrimiento, puede tolerar mejor este trance
y dar un sentido a aquello que se est viviendo, en un ambiente de
verdad compartida y aceptacin. (Botta, 1999: 122 y sig.)
b) Desde el punto de vista tico, los Cuidados Paliativos se
proponen darle a persona enferma una mejor calidad de vida hasta el
final mediante el alivio de su sufrimiento, sin precipitar la muerte, es
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cierto, pero tambin desechando tratamientos irracionales contrarios a
la dignidad de la persona humana. Desde esta perspectiva los Cuidados
Paliativos se oponen al encarnecimiento teraputico y a la eutanasia.En efecto, no se trata de continuar una terapia agresiva con fines
curativos tomando en cuenta la prolongacin y el mantenimiento de la
vida sin tener en cuenta la calidad de la misma y su condicin ser
humano, que por tener la condicin de enfermo no pierde esta cualidad
y que, mientras vive, merece el respeto de su dignidad. Tampoco se
integra la significacin de la eutanasia cuya finalidad es provocar
intencionalmente la muerte del enfermo o la privacin de su consciencia
y/o su lucidez. No se trata de negar la muerte percibindola como un
fracaso, lo que genera una serie de prcticas cuya utilidad es muy
discutible, pues aun cuando no sean dolorosas ni agresivas para elpaciente, pudieran sugerirle que no va a morir, negando as la muerte
porque en realidad es el propio mdico quien la teme. Los Cuidados
Paliativos integran y aceptan la muerte como una etapa natural del
ciclo vital y, en consecuencia, proponen aquellas terapias que aporten
al paciente una comodidad inmediata, manteniendo una calidad de vida
apreciable, aliviando los dolores y otros sntomas y, sobretodo, prestando
atencin a las angustias, interrogantes y otros deseos morales y
espirituales del paciente. Liberado de sus sntomas incmodos, el
enfermo puede expresar sus emociones y evocar conflictos familiaresy personales. Puede ser un tiempo de reconciliacin consigo mismo,
con los dems y con la vida que vivi. (Botta, 1999:125)
c) Desde el punto de vista social, la prctica paliativa reactualiza
el concepto de acompaamiento y servicio voluntario, destaca el valor
de la comunicacin y predica la necesaria participacin de un equipo
interdisciplinario formado por mdicos, enfermeros, nutricionistas,
fisioteraputas, psiquiatras y psiclogos sin olvidar la intervencin de
representantes religiosos siendo esencial en este caso respetar de lasopciones filosficas y religiosas de cada persona enferma.
El diagnstico de la enfermedad pasa a segundo plano
destacndose ms bien dos elementos de importancia: la atencin del
mdico al alivio de sntomas y molestias que, a medida que el paciente
se acerca ms al final de su vida, se hacen cada vez ms intolerables
y la atencin a la crisis total que revuelve el nimo del paciente, crisis
que se conoce como la crisis del moriry cuyos componentes ms
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importantes son el desapego progresivo de todos los intereses de la de
la vida personal y el fuerte deseo de reforzar vnculos afectivos con los
seres queridos. De esta manera, los cuidados paliativos tratan de precisarel conjunto de perturbaciones somticas, psicoafectivas, sociales,
religiosas y filosficas, enfocndolas globalmente, para intentar
reducirlas a un nivel tolerable. Los resultados pueden ser muy positivos.
Al respecto un estudio realizado en el Hospicio Saint Christopher de
Londres ha demostrado que, contando con la atencin integral adecuada,
el 98% de los enfermos puede tener una muerte pacfica y serena.
(Botta, 1999:125)
Los Cuidados Paliativos miran al enfermo terminal, no como un
paciente al cual se debe curar a toda costa, sino como un ser humanoque vive el ltimo captulo de su vida, como una persona que est ms
o menos conscientemente comprometida en librar una ltima batalla y a
quien vamos a esforzarnos en ayudar. (Ibdem)
El Arte del Acompaamiento (Antes del Viaje)
Acompaar es estar siempre consciente de que se est al lado de
una persona cuya autonoma es extremadamente reducida y necesita
sentirse valorada a pesar de su deterioro. El deterioro biolgico es un
elemento irremediable pero un enfermo no puede ser reducido a sudimensin biolgica. Necesita mantenerse conectado con todo lo que
ha sido y con todo lo que am; necesita evocar sus alegras y expresar
sus penas y as darle significacin a su vida. Permitrselo es el mayor
apoyo que podemos ofrecerle para que pueda liberarse y dejarse ir.
(Botta, 1999:127)
Escuchar, comunicar, confortar y respetar son los fundamentos
del acompaamiento. Su calidad depende mucho de la manera como
escuchamos los sentimientos de miedo, dolor, rabia, resentimiento yculpa y de or lo que dice (o no dice) el enfermo. Hay que saber incluso
interpretar el silencio pues ese silencio y el respeto del mismo pueden
tener muchsimo sentido para la persona enferma. Nuestra presencia,
a veces callada pero solidaria, le confirma que estaremos a su lado
hasta el final aunque ya no pueda o no quiera hablar. Una presin de
mano, una mirada, una sonrisa, transmiten mucho en esos momentos
pues la persona moribunda pide tres cosas: que la escuchen, que la
comprendan y que no la abandonen. Sabe que va a morir y sabe cundo
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y lo expresa mediante el lenguaje simblico verbal y no verbal. Mdicos
y allegados pueden pensar que decir la verdad es intolerable para el
enfermo sin imaginar que l ya conoce su verdad y lleva solo toda esacarga de ansiedad. Si se le da la oportunidad de compartir esta realidad
puede asumir mejor su muerte y prepararse para afrontarla.
No hay una manera buena o mala de morir. Lo importante es que
cada quien tenga la posibilidad de experimentar ese momento a su
manera, expresando incluso la rabia y el dolor, pero teniendo la certeza
de ser amado y respetado en cualquier circunstancia, sin verse obligado
a aceptar un estereotipo de la muerte y del proceso de morir.
El trabajo de acompaamiento exige disponibilidad afectiva,humildad, flexibilidad, autenticidad y espontaneidad, as como la
capacidad de digerir el silencio. Se trata de brindar una presencia eficaz
con quien compartir esa ltima experiencia relacional. Acompaar es
entonces un acto de entrega, de compromiso, de amor. En sntesis,
una accin profundamente humana. Cuando las dimensiones fsicas e
intelectuales se deterioran pueden entonces crecer las dimensiones
emocionales y espirituales. La persona enferma, cerca ya de nuevos
lmites y con nuevas percepciones, segura del afecto de quienes le
rodean, puede aprender a comunicarse desde lo ms profundo de ellamisma, crendose un contacto ntimo como ltima experiencia de
relacin humana. La proximidad de la muerte es una escuela de vida y
el acompaamiento una ocasin para enriquecer la propia vida y
transformarla.
Los Cuidados Paliativos, como lo afirma Louise Annette Botta,
permiten proporcionar un trato ms humano a los pacientes en etapa
terminal cuando el tratamiento activo y la prolongacin de la vida ya no
son posibles, o siendo posibles se revelan como nuevas fuentes desufrimiento para quien se acerca a su fin. En estas unidades de servicio
se respeta la dignidad de la persona enferma, brindndole el apoyo
necesario para realizar su transicin, su ltimo viaje, con el mnimo de
angustia y sufrimiento fsico. Y es que debemos tener siempre presente
que el que se est yendo an se encuentra vivo y ha de ser tratado
como un ser nico para que pueda encontrar su muerte con paz y quietud.
(Botta,1999:130)
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2. Las terapias de los Simonton
Se trata de un mtodo relativamente nuevo para tratar el cncercuya estructura conceptual y terapia respectiva han sido desarrolladas
por el onclogo-radilogo Carl Simonton y su esposa, la psico-terapeuta
Stephanie Matthews en los Estados Unidos, que ha tenido repercusiones
trascendentales para muchos campos de la salud y de la curacin. Los
Simonton consideran sus investigaciones como un estudio experimental.
Escogen con mucha atencin a sus pacientes pues quieren llegar, con
un reducido numero de personas, altamente motivadas, a la comprensin
de la dinmica bsica del cncer. Hasta ahora, el tiempo medio de
supervivencia de sus pacientes es el doble con respecto al de los
pacientes de los mejores institutos oncolgicos y tres veces mayor conrespecto al promedio nacional en los Estados Unidos.
Dichas terapias se basan en la nocin de equilibrio dinmico,
considerando a la salud como una experiencia de bienestar provocada
por un equilibrio dinmico que comprende los aspectos fsicos y
psicolgicos del organismo, adems de las interacciones con su entorno
natural y social. (Capra, 1987:378) Estar en equilibrio dinmico significa
entonces pasar por fases pasajeras de enfermedad que pueden servir
para aprender y crecer.
La imagen generalizada del cncer ha estado condicionada por la
visin moderna del mundo lo cual orienta la medicina hacia respuestas
esencialmente tecnolgicas. El cncer se ve como un invasor fuerte y
potente que ataca al cuerpo desde afuera. Para la mayora de personas
es sinnimo de muerte y las esperanzas de revertirlo son prcticamente
inexistentes. El tratamiento mdico, por medio de radiaciones,
quimioterapia, ciruga, o una combinacin de esas tcnicas, es drstico,
negativo y perjudica al cuerpo por los efectos secundarios que dichasterapias pueden provocar.
El enfoque de Simonton, considerado como una de las terapias
holsticas por excelencia, trata de invertir la imagen generalizada del
cncer, que no corresponde a los resultados de las ms recientes
investigaciones, presentndolo, en consecuencia, no como un ataque
desde afuera, sino como un derrumbamiento interior. Se trata de saber
cules son las causas de la formacin de las clulas cancerosas y del
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161Malin Pino de Casanova.Mirando la Muerte en los Nuevos Paradigmas Mdicos.FERMENTUM Mrida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AO 14 - N 39 - ENERO - ABRIL - 2004 -137-180
debilitamiento del sistema inmunolgico del cuerpo, considerando en
las explicaciones una compleja red de factores genticos, bioqumicos,
ambientales y psicolgicos interdependientes. Y es que la biologa celularha demostrado que las clulas cancerosas no son fuertes y potentes,
sino dbiles y confusas. Estas clulas no invaden, ni tampoco atacan o
destruyen, sino que se limitan simplemente a reproducirse en cantidades
anormales. Un cncer comienza con una clula que contiene una
informacin gentica equivocada por haber sido daada por ciertas
sustancias y por otras influencias ambientales, o simplemente porque
de vez en cuando el organismo produce una clula imperfecta. Mientras
las clulas normales se comunican eficazmente con su entorno para
determinar as sus dimensiones ptimas y su ritmo de reproduccin, las
clulas malignas no pueden autoorganizarse a causa de los daos quehan sufrido. Como consecuencia, crecen mucho ms que una clula
normal sana y su ritmo de reproduccin es desenfrenado. Adems, la
cohesin normal de las clulas puede debilitarse y algunas clulas
malignas pueden desprenderse de la masa original y trasladarse a otras
partes del cuerpo donde formarn nuevos tumores, para hacer
metstasis. En un organismo sano el sistema inmunolgico reconocer
las clulas anormales y las destruir, o al menos las aislar, para evitar
su difusin. Ahora bien, si por algn motivo el sistema inmunolgico no
es lo suficientemente fuerte, la masa de clulas defectuosas seguircreciendo. De all que se parta del principio, en estos novedosos
enfoques, de que el cncer no es un ataque desde afuera, sino un
derrumbamiento interior. (Capra, 1992: 414 y sig.)
Los mecanismos biolgicos del crecimiento del cncer demuestran
que las investigaciones han de seguir dos caminos. Por una parte, se
trata de saber qu es lo que causa la formacin de clulas cancerosas;
por otra, tenemos que entender cul es la causa del debilitamiento del
sistema inmunolgico del cuerpo. Con los aos muchos investigadoreshan acabado por darse cuenta de que las respuestas a estas dos
preguntas se traducen en una compleja red de factores genticos,
bioqumicos, ambientales y psicolgicos interdependientes.
Los Simonton admiten totalmente la funcin de las sustancias y
de las influencias carcingenas ambientales en la formacin de las
clulas cancerosas e introducen la dimensin poltica en el problema
mdico: abogan con firmeza por la necesidad de tomar medidas pblicas,
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ambientales y sanitarias, para evitar estos riesgos para la salud. Adems,
se han dado cuenta de que ni las sustancias cancergenas, ni las
radiaciones, ni la predisposicin gentica pueden por s solas dar unaexplicacin integral del cncer. Nunca se llegar a entender
completamente el cncer, expresan, si no se plantea la pregunta crucial:
Qu es lo que, en cierto momento, le impide al sistema inmunolgico
de un organismo reconocer y destruir las clulas anormales y por
consiguiente hace que las mismas puedan crecer y convertirse en un
tumor que amenaza la vida misma? Esta es pues la pregunta de la cual
parten los Simonton para desarrollar sus investigaciones y sus prcticas
teraputicas, descubriendo que slo se puede responder a ella
examinando atentamente los aspectos mentales y emocionales de la
salud y de la enfermedad.
En el cncer, de acuerdo con estas interpretaciones, el estrs crucial
parece ser el que amenaza cualquier funcin o relacin que sea central
para la identidad de la persona, o el que establece una situacin de la
que aparentemente no se puede escapar. Varios estudios han sugerido
que estos niveles crticos de estrs suelen alcanzarse de seis a dieciocho
meses antes de que el cncer se diagnostique. Es probable que la
situacin genere sentimientos de desesperacin, de impotencia o de
prdida de toda esperanza. A causa de estos sentimientos, unaenfermedad grave, o incluso la muerte, pueden resultar aceptables,
consciente o inconscientemente, como posibles soluciones. Hoy
tenemos gran cantidad de datos relativos a la relacin entre el cncer y
los estados emocionales. Estados emocionales que a su vez se articulan
a un cierto tipo de vida que parece tpica de los enfermos de cncer.
Varios investigadores han trazado un perfil psicolgico de estos pacientes
identificando los siguientes componentes significativos en su historia:
sentimientos de aislamiento, de abandono y de desesperacin en su
juventud, y ausencia de relaciones interpersonales intensas, que sevean como difciles o peligrosas; una relacin intensa con otra persona
o una gran satisfaccin con su propio papel en los primeros aos de la
edad adulta, que se convierte en el centro de la vida del individuo y que
posteriormente se pierden, con el consiguiente estado de desesperacin;
interiorizacin de la desesperacin hasta el punto de que la persona no
logra expresar sus sentimientos cuando se siente herido, irritado o
agresivo.
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La terapia de los Simonton se fundamenta en que el desarrollo del
cncer implica cierto nmero de procesos psicolgicos y biolgicos
interdependientes; que estos procesos pueden ser reconocidos ycomprendidos; y que la secuencia de acontecimientos que llevan a la
enfermedad se puede invertir para hacer que el organismo recupere la
salud. Como en todas las terapias holsticas, el primer paso hacia el
comienzo del ciclo de curacin consiste en hacer que el paciente tome
conciencia del amplio contexto de su enfermedad. La determinacin
del contexto del cncer comienza pidindole a los pacientes que
identifiquen las principales situaciones de estrs en las que se
encontraban de seis a dieciocho meses antes del diagnstico. La lista
de estas situaciones se usar luego como base para discutir en qu
manera ha participado el paciente en el comienzo de su enfermedad.Esto por supuesto no busca crear un sentimiento de culpa, sino crear
los fundamentos y las condiciones para invertir el ciclo de procesos
psicosomticos que han llevado al estado de deterioro biolgico.
La filosofa en la cual descansa este enfoque afirma que el
desarrollo del cncer implica cierto nmero de procesos psicolgicos y
biolgicos interdependientes; que estos procesos pueden ser
reconocidos y comprendidos; y que la secuencia de acontecimientos
que llevan a la enfermedad se puede invertir para hacer que el organismorecupere la salud... Mientras determinan el contexto de la enfermedad
de un paciente, los Simonton tratan de reforzar su fe en la eficacia del
tratamiento y en la fuerza de las defensas del cuerpo... Una vez
suscitados los sentimientos de esperanza y de expectacin, el organismo
los traduce en procesos biolgicos que comienzan a restaurar el equilibrio
y a revitalizar el sistema inmunitario. (Capra,1992:420)
Es el ser humano el que est en juego y no simplemente una
enfermedad, un rgano o funcin, centrndose estas terapias en losproblemas emocionales del paciente, sin separarlos de los modelos
ms generales de sus vidas, incluyendo as aspectos sociales, culturales,
filosficos y espirituales: Hubo un momento, nos dice Lutecia Adam,
en que tom conciencia que formaba parte de este universo. Yo no
estaba sola, aislada, dentro de este cuerpo mortal. Mis dudas acerca de
si estos cambios profundos que estaba realizando desde que haba
perdido la salud, eran el camino adecuado para seguir viviendo, se
esfumaron en las rutas del agua y de la arcilla, de los rayos de sol y del
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aire que respiro, y de la brisa que baa mi rostro cada amanecer.
(Casts y Canelones, 1999:153)
En Venezuela, las experiencias de la Fundacin para el desarrollo
de la Psiconeuroinmunologia (Fundasinein), se inscriben dentro de esta
sensibilidad que emerge en los nuevos paradigmas mdicos,
articulndose teraputica y conceptualmente con el modelo de los
Simonton. Mara Cristina Requiz, psicloga y miembra fundadora de
dicha institucin, nos define a Fundasinein como un programa de apoyo
psicosocial y holstico para pacientes con cncer. Nace, dice ella, de
la inquietud de un grupo de profesionales preocupados por ofrecer
alternativas globales y espacios para la bsqueda de nuevas formas de
conquistar la salud y alcanzar mejor calidad de vida, para aquellaspersonas que viven una enfermedad que coloca en riesgo su vida. Es el
producto de un sueo colectivo, impulsado por la Dra. Marianella Casts,
y hoy hecho realidad por un equipo interdisciplinario formado por
especialistas en psiquiatra, psicologa, medicina, inmunologa, nutricin
y terapia corporal. (Casts y Canelones, 1999:64) El programa, segn
los responsables, consiste en un proceso de experiencia de vida en
donde se asume que la persona es un ser humano responsable de su
salud y de su vida, por lo tanto, no es un paciente que deba acatar las
decisiones de otros en cuanto a su enfermedad y a su tratamiento. Eles el protagonista de su propio proceso de sanacin. La individualidad
es digna de respeto y la generalizacin no tiene cabida en estos espacios
de encuentro donde lo importante es sanar la vida, ms all de curar
una enfermedad. Se privilegia entonces la bsqueda de alternativas
que generen una mejor calidad de vida, una mayor profundidad en la
experiencia de estar vivos y no nicamente la bsqueda de una mayor
sobrevida. Se trata de concepciones y experiencias que integran la
complejidad al enfatizar el respeto hacia las alternativas teraputicas
escogidas por la persona enferma, considerando a los seres humanosen su pluridimensionalidad. De tal suerte, se crean espacios para la
expresin, la reflexin, y el compartir las inquietudes, preocupaciones y
angustias de quienes experimentan una enfermedad que coloca en
peligro su vida. Se brindan terapias de apoyo y acompaamiento con
nfasis en la sanacin de la vida, tratando la interconexin cuerpo,
mente y espritu como un mecanismo fundamental para obtener la
sanacin. Se ayuda al paciente a contactarse con su sabidura interior y
a utilizarla en la eleccin de su tratamiento y, lo que es esencial, se
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trata de que el enfermo descubra un significado en la experiencia de su
enfermedad, ayudando a cada persona a encontrar su propsito en la
vida. Se trata y trabaja igualmente el miedo y recurrencia a la muertecomo factor de interferencia en el proceso de sanacin. Esto supone
enfocar la muerte como un proceso ms de la vida, pues como deca
Jules Romain, lamuerte es otro nombre para la vida.
Y lo que nos parece fundamental, pues es aqu donde centramos
esta reflexin, la muerte se integra como un proceso vital, aun cuando
sea el ltimo. As, enfrentarse con la muerte es parte integrante de
este enfoque. A los pacientes se les hace tomar conciencia de la
posibilidad de que, en algn momento, pueden llegar a decidir que ya
es hora de encaminarse hacia la muerte. Se les asegura que tienentodo el derecho a tomar esta decisin y se les promete que los terapeutas
les prestarn los mismos cuidados y el mismo apoyo que en su lucha
para recuperar la salud... La confrontacin con la muerte ...toca un
problema existencial fundamental que caracteriza a toda la condicin
humana. Por este motivo, a los pacientes se les induce con toda
naturalidad a considerar su objetivo en la vida, sus razones para vivir y
su relacin con la totalidad del cosmos (Capra, 1992:420). Las
dimensiones de lo humano estn nuevamente all, donde la medicina
de la modernidad las haba totalmente desterrado.
3. Elisabeth Kubler-Ross y la Rueda de la Vida
No hemos querido pasar por alto en nuestro ejercicio de ilustrar
las corrientes que desde el mismo seno de la ciencia mdica nos hablan
de la emergencia de un nuevo modelo conceptual, de una nueva alianza,
de una revolucin no soada, sin hacer referencia al pensamiento y a la
prctica de una extraordinaria mujer, Elisabeth Kbler-Ross, pioneraen estas nuevas interpretaciones de la salud y de la enfermedad, del
enfermo y de su curacin, de la sanacin y de la muerte. A ella
dedicaremos este espacio de nuestro ensayo.
Elisabeth Kbler-Ross es mdica psiquiatra graduada en Zurich.
En 1959 se traslad a Estados Unidos donde ha ejercido como Profesora
de Psiquiatra en la Universidad de Chicago.Segn la idea de mis
padres, nos dice ella, yo tendra que haber sido una simptica y devota
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ama de casa suiza. Pero acab siendo una tozuda psiquiatra, escritora
y conferencista del suroeste de Estados Unidos... Creo que la medicina
moderna se ha convertido en una especie de profeta que ofrece unavida sin dolor. Eso es una tontera. Lo nico que a mi juicio sana
verdaderamente es el amor incondicional.(1997:16)
Supo desde muy joven que su misin era aliviar el sufrimiento
humano y ese compromiso la llev al cuidado de enfermos terminales.
Mucho fue lo que aprendi de esa experiencia: vio que los nios dejaban
este mundo confiados y serenos; observ que algunos adultos partan,
despus de superar la negacin y el miedo, sintindose liberados,
mientras que otros se aferraban a la vida porque an les quedaba una
tarea que concluir, pero todos hallaban consuelo en la expresin de sussentimientos y en el amor incondicional de quien les prestaba odo. No
le quedaron entonces dudas: morir es tan natural como nacer y crecer.
As lo dice un nio enfermo de cncer, citado en uno de sus libros:
Cuando hemos realizado la tarea que hemos venido a hacer en la
tierra, se nos permite abandonar nuestro cuerpo, que aprisiona nuestra
alma, al igual que el capullo de seda encierra a la futura mariposa. Llegado
el momento, podemos marcharnos y vernos libres del dolor, de los
temores y preocupaciones; libres como una bellsima mariposa, y
regresamos a nuestro hogar, a Dios.(1997:11)
Adentrarse en la obra y pensamiento de Kbler-Ross ameritaran
muchas ms pginas de las que aqu dispongo. Sin embargo voy a
referirme en este ensayo a sus reflexiones relativas a la muerte y los
moribundos pues considero que ellas estn en la base, o por lo menos
han contribuido enormemente, al desarrollo y afianzamiento de los nuevos
modelos conceptuales en la medicina. Su pensamiento y su prctica son
un excelente ejemplo de la emergencia de estos nuevos paradigmas donde
lo afectivo y lo emocional vuelven para articularse con lo estrictamenteracional e instrumental. Es el regreso de la razn a la vida, es la alianza del
materialismo y la espiritualidad, del vientre y del intelecto; es el regreso de
Dionisos pero esta vez articulado a nomos. Es el enriquecimiento de la
aventura cientfica moderna y, porqu no?, su salto cualitativo en un
proceso de profundas implicaciones epistemolgicas.
El hombre, de acuerdo a Kbler-Ross, no ha cambiado
bsicamente. La muerte sigue siendo un acontecimiento terrible y
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aterrador, y el miedo a la muerte es un miedo universal aun cuando se
crea que lo hemos dominado en muchos niveles. Lo que evidentemente
s ha cambiado es nuestra manera de hacer frente a la muerte, al hechode morir y a nuestros pacientes moribundos. Relata la autora un recuerdo
de nia referente a la muerte de un granjero vecino: se cay de un
rbol y se vio que no durara mucho. El pidi morir en casa... que entrasen
sus hijas en el dormitorio y habl con cada una de ellas... Arregl sus
asuntos tranquilamente, aunque sufra mucho, y distribuy sus
pertenencias y sus tierras... Pidi que le fueran a ver sus amigos, para
decirles adis. Aunque entonces yo era una nia pequea, no me excluy
a m ni a mis hermanos. Nos permitieron participar en los preparativos
de la familia y acompaarles hasta que muri. Cuando esto ocurri lo
dejaron en casa, en su propia casa, entre sus amigos y vecinos quefueron a verle por ltima vez, yaciendo en medio de flores en el lugar
donde haba vivido y querido tanto... Para Kbler-Ross este ejemplo
ilustra la aceptacin frente al desenlace fatal. Si a un paciente se le
permite acabar su vida en el ambiente familiar y querido, no necesita
tanta adaptacin. Su familia le conoce lo suficiente como para sustituir
un sedante por un vaso de su vino favorito; o el olor de una sopa casera
que pueda despertarle el apetito puede ser ms agradable que una
infusin... S que la paciencia y las caras y alimentos conocidos pueden
reemplazar muchas veces a una botella de lquidos intravenosos...Adems, nos dice esta mdica, de acuerdo a su experiencia, el hecho
de que se permita a los nios permanecer en la casa donde ha habido
una muerte, y se les incluya en las conversaciones, discusiones y
temores, les da la sensacin de que no estn solos con su dolor y les da
el consuelo del duelo y la responsabilidad compartidos. Les prepara
gradualmente y les ayuda a ver la muerte como parte de la vida. Es una
experiencia que ayuda a crecer y a madurar. Esto contrasta mucho con
la medicalizacin y la negacin de la muerte propia de la prctica mdica
moderna que pareciera considerarla como un tab. Sera lgico pensarque nuestro conocimiento cientfico ha dado mejores sistemas y medios
para prepararnos para este acontecimiento inevitable. Pero el destierro
del mal y la negacin de la naturaleza, o el intento de dominarla y
someterla, propio de la aventura cientfica positivista, trajo consigo
aquellas prcticas que impiden a los moribundos terminar en casa y
morir con dignidad. Utilizamos eufemismos, hacemos que el muerto
parezca dormido, alejamos a los nios... En fin, no se afronta la muerte
con naturalidad. Morir se convierte en algo solitario, mecnico y
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deshumanizado. Nuestra concentracin en el equipo mdico, en la
presin sangunea, se pregunta Kbler-Ross, no es un intento
desesperado de negar la muerte inminente y por eso trasladamos todonuestro conocimiento a las mquinas, porque nos son menos prximas
que la cara de sufrimiento de otro ser humano que nos recuerda nuestros
propios lmites y nuestros propios fracasos, y, por ltimo, nuestra propia
mortalidad? Los que se quedan parecieran estar tan concentrados en
sus propios temores que esto les impide percatarse de la absoluta
desolacin del que se va. Esta idea queda muy bien recogida en un
hermoso poema de Mario Benedetti, titulado Ultima nocin de Laura
Avellaneda: (...) martn, martn cmo era/ los nombres se me caen/ yo
misma estoy cayendo/ usted de todos modos/ no sabe ni imagina /qu
sola va a quedar/ mi muerte/ sin su vida.16
La emergencia de una nueva sensibilidad social, el cambio de
visiones en el terreno cientfico, la constitucin de nuevos paradigmas,
el regreso de lo arcaico, del mal, de Dyonisos reintroduciendo phusis
en el seno de nomos, nos hacen mirar de cara a la muerte, aceptarla
como parte integrante de los ciclos vitales, resignificarla y, por ende,
aprender y ayudar a morir, en tanto que mdicos y terapeutas, en ese
difcil pero ineludible trnsito. Es as como Elisabeth Kbler-Ross nos
aporta su largusima y fecunda experiencia con pacientes terminales ynos reconstruye las cinco fases por las que ellos pasan antes de morir.
Es un intento, nos dice ella, de resumir lo que hemos aprendido de
nuestros pacientes moribundos sobre los mecanismos de reaccin que
entran en funcionamiento durante una enfermedad mortal (1975:58)
Primera fase: negacin y aislamiento. La mayora de los
pacientes, al enterarse que tienen una enfermedad mortal, reaccionan
diciendo no, yo no, no puede ser verdad... Pensaba en lo irnico de
la vida, nos cuenta el Doctor Carlos Vivas (enfermo de un cncer quelogr revertir apoyado en los fundamentos de la Psiconeuroinmunologa),
en el porqu yo?, porqu no le pasa esto a un malandro o a un
asesino?, qu he hecho yo para merecer esto?... La negacin por
lo menos la negacin parcial, es habitual en casi todos los pacientes,
no slo durante las primeras fases de la enfermedad, sino tambin ms
adelante, de vez en cuando. Los pacientes pueden as considerar la
16En Poemas de Otros
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posibilidad de su propia muerte durante un tiempo, pero tambin es
lgico que desechen estos pensamientos para proseguir la vida mientras
an la tengan. La negacin funciona como un amortiguador despus dela noticia inesperada e impresionante y permite al paciente recobrarse
para, con el tiempo, movilizar otras defensas. La negacin es entonces
una defensa provisional y pronto ser sustituida por una aceptacin
parcial. Puede incluso el enfermo, ms adelante, estar dispuesto, e
incluso contento y aliviado al sentarse a hablar con alguien de su muerte
inminente. Dilogo que deber tener lugar slo cuando el enfermo as
lo desee y est dispuesto a afrontarlo. Nos dice Kbler-Ross que es
partidaria de hablar de la muerte y del morir antes de que llegue la
hora si el paciente indica que quiere hacerlo. Algunos pacientes persisten
en su actitud negatoria, pero son excepciones. La mayora de lospacientes no lleva la negacin hasta all. Pueden hablar brevemente de
la realidad de su situacin, y de repente, manifestar su incapacidad
para seguir vindola de modo realista. Cmo saber entonces, nos dice
Kbler-Ross, cuando un paciente no desea seguir afrontndola? Puede
hablar de temas referentes a su vida, puede compartir algunas fantasas
importantes sobre la muerte misma o la vida despus de la muerte (en
s misma, una negacin), y cambiar de tema a los pocos minutos,
diciendo tal vez lo contrario de lo que ha dicho an