BIBLIOTECA BERNARDO KLIKSBERG

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Suplemento especial de P ágina I 12 XIII El voluntariado. Ciento cuarenta millones ayudando a los demás ¿ Cómo enfrentar la pobreza y la desigualdad ? BIBLIOTECA BERNARDO KLIKSBERG Colección declarada por unanimidad de “Interés económico y cultural de la ciudad” por el Poder Legislativo de la Ciudad de Buenos Aires. La Biblioteca Bernardo Kliksberg tiene el auspicio especial de la

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Suplemento especial de PáginaI12

XIII El voluntariado. Ciento cuarenta millones ayudando a los demás

¿Cómo enfrentarla pobreza

y la desigualdad?BIBLIOTECA BERNARDO KLIKSBERG

Colección declarada por unanimidad de “Interés económico y cultural de la ciudad” por el Poder Legislativo de la Ciudad de Buenos Aires.

La Biblioteca Bernardo Kliksberg tiene el auspicio especial de la

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1 Suenan voces de solidaridad y protesta

Cuando se desplomaban masivamente lascasas de los pobres en Haití, bajo el terre-moto, y el gobierno había dejado de fun-cionar, ya estaba llegando Médicos sin

Fronteras.La voz de Save The Children se alzó muy dura en su

informe anual 2010 sobre la situación de los niños en elmundo, mostrando que la cuarta tasa de mortalidad ma-terna más alta de todo el planeta está en las aldeas indí-genas del Perú. A pesar de los progresos macroeconómi-cos del país, allí es un riesgo grave ser madre indígena.

Amnesty International, Premio Nobel de la Paz, de-nunció sin ambages en los peores años el genocidioque estaba perpetrando la dictadura militar en la Ar-gentina. Hoy termina de incidir en que no se ejecute apedradas a una joven en Irán.

Junto con Human Right Watch hacen temblar a lasdictaduras. No dejaron respirar a Videla, Pinochet, lasdictaduras brasileña y uruguaya, Fujimori, el régimen de

Maymar, el sátrapa de GuineaEcuatorial, y otras semejantes.

Las rigurosas estadísticas so-ciales, y denuncias de OxfamInternacional sobre el hambreen el mundo, y la especulaciónen el mercado de alimentos, yel trabajo continuo de AcciónInternacional contra el Ham-bre, son claves en la lucha porel derecho a la alimentación.

Diversas ONG defiendencon medios heterodoxos el me-dio ambiente en riesgo grave.

Estas y otras organizacionessimilares suelen ser los adversa-rios más temidos por los grandespoderes económicos y financie-ros. Son insobornables, no se laspuede comprar, ni hacer callar,movilizan amplios sectores de laopinión pública mundial. Sontotalmente autónomas, noaceptan presiones. No hay ma-nera de hacer lobby sobre ellas.

Son todas organizaciones ba-sadas en trabajo voluntario. Lasfinancian, apoyan, llevan a ca-bo sus actividades miles y milesde voluntarios del orbe, de mu-chísimos países.

Se han convertido en un sím-bolo de lucha por las mejorescausas del género humano ennuestro tiempo. No pueden so-

las cambiar el mundo, pero “hacen ruido”, presionan du-ro y perturban el accionar del 1 por ciento más rico quehoy controla casi la mitad de los activos del mundo.

Lo dejan sin impunidad. Macro, ni micro.Es una de las tareas claves que hoy cumplen los vo-

luntarios en el mundo. Hay otras de aporte diario a lavida de los “condenados de la tierra”, los grandes nú-cleos de pobres y excluidos.

2 El debate sobre el voluntariado

El voluntariado es un enigma para muchos latinoa-mericanos. Su percepción del mismo es incidida porfuerzas contradictorias.

Por una parte, el pensamiento neoliberal ortodoxo lohace ver como un actor secundario y marginal que po-co puede influir en la realidad. Los economistas con-vencionales no entienden qué impacto puede tener unsector que se mueve totalmente fuera del mercado, ycuyas unidades de producción no razonan en términosde maximizar sus ingresos, ni siquiera con frecuencia enlos de costo/beneficio, sino que utilizan continuamentecategorías éticas, y son movidas por estímulos morales.

La ortodoxia económica se pregunta qué clase de“homus economicus” es ése.

¿Dónde están los incentivos que guían a todo pro-ductor de bienes? Y si no tiene incentivos económi-cos, ni actúa en el mercado, qué se puede esperar deél. Será, según ellos, marginal y además ineficiente ca-si por definición.

Hay otros sectores diferentes, con preocupación so-cial, pero con una mirada que desvaloriza todo aquelloque no sean cambios de fondo, que suelen percibir alvoluntariado como una actividad de caridad, sin ma-yor impacto en la realidad. Si bien no reprochable hu-manamente, casi una pérdida de tiempo.

Sin embargo, los hechos van en dirección contraria aestas formas de percibirlo. Pocos años atrás, un promi-nente cientista social brasileño, Betinho, con una en-fermedad mortal, creó un gran frente voluntario contrael hambre. Sesenta millones de brasileños acudieron asu llamado. Se conformó el mayor movimiento de lu-cha contra el hambre de la historia de ese país. Lula ha-bría de profundizarlo con su programa Fome Zero.

En la Argentina, las políticas ortodoxas de los ‘90 lle-varon a que a fines del 2002 el 58 por ciento de la po-blación, y el 70 por ciento de los jóvenes quedaran de-bajo de la línea de la pobreza. Amplios sectores de laclase media se convirtieron en pocos años en “nuevospobres”. El voluntariado se movilizó activamente. Elnúmero de voluntarios se triplicó de 1998 a 2002, lle-gando a significar la tercera parte de la población. Entreotras, una organización como Cáritas protegió a tresmillones de personas en base a 150.000 voluntarios. LaAMIA, institución central de la comunidad judía, cu-brió con una red social a miles de familias de nuevospobres apoyándose en varios miles de voluntarios. Semultiplicaron los comedores solidarios como el de Mar-garita Barrientos, habitante de una villa miseria, LosPiletones, que daba de comer a 3000 personas por día.

El mismo tipo de ejemplos puede citarse para lagran mayoría de los países de la región. Cabe pregun-tarse, entonces, ¿es realmente marginal, ineficiente,una pérdida de tiempo, el voluntariado? ¿Cómo se ex-plica su gran poder de convocatoria, particularmenteentre los jóvenes, y sus altísimos niveles de credibili-dad en las encuestas?

¿No será hora de revisar la visión convencional so-bre el voluntariado y pasar a una visión realista quepermita explorar sus potencialidades y movilizar estafuerza latente, que se ha manifestado con frecuenciacon tanto vigor y masividad?

Es hora de llevar a cabo un debate serio sobre el te-ma. Se ha postergado demasiado tiempo.

3 El voluntariado es la séptimaeconomía del mundo

El Informe sobre el Estado del Voluntariado en elMundo (PNUD, UNV 2011), da cuenta de que se es-tá subestimando la incidencia del voluntariado.

La encuesta mundial Gallup 2010 detectó que el16 por ciento de los adultos del mundo dedican vo-luntariamente tiempo a una organización. Según susestimaciones, hay 140 millones de personas hacien-

do trabajo voluntario.La Universidad Johns Hopkins midió en una mues-

tra de 35 países el peso de las actividades de las ONGen la economía entre 1995 y 1998.

Las ONG, apoyadas en una enorme fuerza voluntariade 190 millones de personas, que significan el 20 porciento de su población, generaban anualmente el 5 porciento del Producto Bruto total. Si se sumara todo loque producen las ONG de estos 35 países, serían la sép-tima economía del mundo. El Producto Bruto que ge-neran, combinado, sólo era superado por los deEE.UU., Japón, China, Alemania, Inglaterra y Francia.Era mayor que el de Italia, Rusia, España y Canadá.

Estudios en diferentes países muestran una gran po-blación voluntaria que hace cuantiosos aportes enbienes y servicios sociales.

En Canadá dedican anualmente 2100 millones dehoras (2007). En Australia, 5,2 millones de personasdedicaron 713 millones de horas en 2007 a trabajosvoluntarios. En EE.UU. (2004) 62.8 millones de per-sonas colaboraron en forma voluntaria con una orga-nización en los doce meses anteriores.

Israel tiene cifras record en trabajo voluntario. El 25por ciento de su población, desde adolescentes hastajubilados, lo practica. Producen el 8 por ciento del

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producto bruto nacional en bienes como atención adiscapacitados, a edades mayores, integración social delos más relegados, integración de inmigrantes, servi-cios de salud paramédicos, apoyo en educación de ni-ños especiales y otros.

No solo es importante el volumen del voluntariado ysu rol en la economía, sino su especial perfil cualitati-vo. Los voluntarios están concentrados con frecuenciaen las áreas más pobres de la sociedad y en comunida-des en situaciones de urgencia. Su llegada rápida per-mite salvar vidas, capacidades de trabajo, prevenir en-fermedades difícilmente tratables a posteriori. Son re-conocidos, como dice la Universidad Johns Hopkins:

“Por identificar y encarar necesidades no cubiertas, porinnovar, por entregar servicios de excepcional calidad y porservir a los que tienen mayores necesidades”.

La Unicef estima que en el 2000, diez millones devoluntarios vacunaron en el mundo a 550 millones dechicos. El producto que generaron puede estimarse en10.000 millones de dólares.

Son un factor clave de opinión. La campaña mun-dial “Levántate y habla” (realizada en octubre de2008), que exigió a los líderes mundiales cumplir conlos compromisos que asumieron respecto de las metas

del milenio y mejorar urgentemente la pobreza y ladesigualdad, movilizó a 43 millones de personas en127 países.

Bono, un excepcional movilizador de voluntarios,refiere (2009) que las campañas por la condonación dela deuda en los países más pobres de Africa han logra-do que 34 millones más de niños estén ahora en la es-cuela, financiados por los gobiernos a través de deudaliberada. La movilización de los voluntarios del mundofue crucial para lograr las condonaciones.

Son elocuentes respecto del potencial del volunta-riado experiencias como la de la renombrada Enseñarpor América, una ONG que propone a los egresadosde las universidades líderes de EE.UU. trabajar dosaños enseñando en escuelas pobres por salarios míni-mos. Supera en capacidad de reclutamiento en Yale,Harvard, Georgetown y otros campus, a las ofertas detrabajo de las principales empresas privadas. Recibió(2008) 24.700 candidaturas para 3700 puestos. Los en-vió a trabajar a áreas pobres de las ciudades, zonas ru-rales y reservas indígenas.

En América latina hay una intensa y creciente ac-tividad de la sociedad civil apoyada en voluntariado.Se estima que existen un millón de organizaciones enactividad. Los campos principales en que actúan sondesarrollo comunitario, educación y capacitación,participación cívica, salud, necesidades básicas, me-dio ambiente, derechos humanos, procesos de paz yservicios de emergencia. Recorren un continuo queva desde contribuir a la acción contra la pobreza,hasta ayudar a construir ciudadanía.

Según los cálculos de Johns Hopkins, el aporte delas organizaciones de la sociedad civil apoyadas en vo-luntariado supera el 2 por ciento del producto brutoen países como la Argentina y el Brasil.

4 Una experiencia educativa muyespecial

Un Techo para mi País es actualmente una de lasmayores ONG de América latina. Está integrada total-mente por jóvenes menores de 30 años. Construye, endos días, viviendas transitorias para la población enextrema pobreza.

Nació en Chile hace diez años y está actualmente en19 países. Ha construido ya más de 80.000 viviendas.

Identifican áreas en pobreza extrema, donde se viveen la precariedad más absoluta. En viviendas que estánsobre el barro, sin pisos, con techos y paredes con la-tas, cartones, que se caen cuando llueve con algunaintensidad, donde se convive con los desechos.

Van a la comunidad, hablan con ella, planifican enconjunto dónde van a construir. Entrenan a las fami-lias de las viviendas para construir juntos.

Levantan con ellas su vivienda tipo apoyada en pi-lotes de madera, hecha con maderas de buena calidad,con ventanas, con techos impermeabilizados.

Hacen su trabajo como muchas ONG de la nuevageneración de modo totalmente horizontal. Cuando setermina, ellos y las familias humildes que apoyaronson nuevos amigos.

Como consecuencia inmediata, miembros de dichasfamilias se ofrecen para ser voluntarios en la construc-ción de viviendas similares para sus vecinos.

Las experiencias son imborrables para los jóvenes,en su gran mayoría universitarios, que participan enUn Techo para mi País.

Uno de ellos refiere en Panamá: “Las viviendas de lavilla estaban al lado de un basural. La gente vivía so-bre basura. Era intolerable. O huíamos o seguíamosadelante. Seguimos. Nos marcó para siempre”.

Otro cuenta en una villa miseria en el interior de laArgentina: “Cuando terminamos de construir, la ma-dre de la familia se largó a llorar. Le preguntamos:‘¿Hicimos mal algo?’. ‘No, lo que pasa es que nunca tu-ve una ventana en mi vida’”.

Un joven de 18 años de una villa les escribe: “Tuveque dejar de estudiar e ir a trabajar para ganarme la vi-da. Malo, pero mucho peor era lo que me pasaba cadavez que llovía por la noche. Como el agua penetraba através del techo, mi madre comenzaba a toser y toser.Yo me moría de bronca. Ustedes han cambiado mi vi-da. No entra más”.

Experiencias de este orden son irremplazables y per-miten que muchos jóvenes de las clases medias y altasentiendan de verdad la pobreza, y vean la injusticia so-cial a flor de piel.

Un Techo... crece aceleradamente y hoy tiene enAmérica latina casi 400.000 voluntarios.

La experiencia voluntaria es un fortalecedor neto ycasi insustituible de los valores éticos positivos y del ci-vismo. En un agudo trabajo, Thompson y Toro (2000)mencionan los estudios de Schervish, Gates y Hodg-kinson (1995) que muestran enEstados Unidos cómo cuandolos niños y jóvenes participanen actividades voluntarias o tie-nen padres que lo hacen, au-mentan considerablemente lasposibilidades de que se convier-tan en adultos socialmente res-ponsables.

Howard y Gilbert (2008)analizaron grupos de volunta-rios más activos de asociacionesy voluntarios menos activos.Concluyeron que “los más in-tensamente involucrados enasociaciones voluntarias teníanmás participación política, ma-yor satisfacción de la vida, yeran más confiables que los máspasivos”.

Según menciona el PrimerInforme Mundial del Volunta-riado 2011 en Australia, un es-tudio evidenció que el 83 porciento de los que hacen trabajovoluntario afirman que el vo-luntariado aumentó su senti-miento de pertenencia a la co-munidad. El estudio concluyóque “el voluntariado puede ayu-dar a amortiguar los sentimien-tos de aislamiento personal, in-crementar la autoestima y cues-tionar los estereotipos existen-tes sobre diferentes grupos”.

Resultados en similar dirección se hallaron en Brasilcomo consecuencia del Programa de UniversidadesSolidarias. Por otra parte, las evaluaciones de las rele-vantes experiencias de programas de aprendizaje-servi-cio en marcha en escuelas primarias y secundarias dela Argentina indican sus fuertes efectos positivos.

El Premio Presidencial Escuelas Solidarias distingueanualmente en la Argentina actual a escuelas que in-tegran el trabajo solidario en la formación. La partici-pación de escuelas se supera cada año.

El voluntariado es un desencadenante de círculosvirtuosos en valores éticos, educación ciudadana yconductas de asociatividad. Es un constructor neto decapital social.

En el presente trabajo, el padre de la Gerencia Social examina mitos y enfoques estrechos sobre el voluntariado.Analiza asimismo sus realidades y sus potencialidades para contribuir a modelos inclusivos.

Por designación de la ONU, Bernardo Kliksberg integró el consejo de alto nivel conformado por nueve personalidadesmundiales en el tema, encargado de orientar la preparación del Primer Informe Mundial de Voluntariado, que United

Nations Volunteers termina de presentar (diciembre de 2011).

La figura del2011El héroe del 2011 es,según Time, “losindignados”. Ocupa sutapa reciente una jovennorteamericana de 26años, integrante deOcupa Wall Street. Losindignados, que sonvoluntarios, hanlogrado cambiar eldebate americano ymundial sobre laeconomía, con su“somos el 99 porciento”, y losexpoliadores son “el 1por ciento”. Titula elNew York Times en suprimera página(1/12/11): “Las plazasfueron desocupadas,pero el 99 por cientoocupó el lenguajecultural y político”.

Un gestovoluntarioWesley Aubrey, unhumilde obreronorteamericano de laconstrucción, de color,estaba esperando elmetro en Nueva York,con sus dos hijas de 4 y6 años. Vio cerca de éla un joven que setambaleaba en unataque de epilepsia. Eljoven cayó a la vía yvenía el tren. No dudó.Dejó a sus hijas y searrojó sobre elepiléptico,aplastándolo, y el trenpasó sobre ambos.Le otorgaron la máximadistinción de la ciudad.Su mensaje a todos fue el de la solidaridady la responsabilidad por el otro.

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5 Es una falacia oponer Estadoy voluntariado

Se suele decir que el Estado es el que debe hacersecargo de la cobertura social de la población y si hayun voluntariado activo eso sería una señal de un Es-tado débil. O se plantea que el voluntariado no pue-de por sí cambiar las causas estructurales que gene-ran pobreza y que por lo tanto su tarea es un paliati-vo, que no tiene mayor sentido.

La realidad desmiente estas falacias. Los países lí-deres a nivel internacional en trabajo voluntario sonpaíses con Estados fuertes y reconocidos por su exce-lente labor, como Suecia, Holanda y Noruega. Porotra parte, aunque la tarea voluntaria no cambie losproblemas de fondo, está claro que salva vidas a dia-rio. No hay ninguna manera de alegar que cada unade ellas no tiene la máxima importancia. Ya la anti-gua sabiduría del Talmud, interpretación abierta dela Biblia, de miles de años, lo atestigua. Señala:“Aquel que ayuda a salvar una sola vida es como sisalvara a todo el género humano”.

Para enfrentar la pobreza persistente que caracteri-za a América latina, que “mata” y “enferma” a millo-nes diariamente, se necesita la acción combinada detodos los actores sociales. El Estado es, en una socie-dad democrática, el responsable principal de garanti-zar a todos los ciudadanos sus legítimos derechos anutrición, salud, educación, vivienda y trabajo. Peroello no exime a los otros actores sociales. El volunta-riado, que es sociedad civil en acción, puede comple-

mentar y enriquecer las políti-cas sociales.

La política pública puedeaportar proyectos de largo pla-zo, financiamiento, continui-dad institucional. El volunta-riado puede complementarlacon su contacto fresco con lacomunidad, su flexibilidad or-ganizacional, su capacidad dellegar rápidamente a cualquierlugar del territorio. Se imponela coordinación de ambos, paralo que será necesario en la re-gión superar la cultura de falsasoposiciones y prejuicios mu-tuos circulante.

6 ¿Qué moviliza alos voluntarios?

Estudiantes de medicina do-minicanos dieron ayuda médi-ca en inundaciones en añosrecientes a poblaciones pobresaisladas. Para llegar a ellos tu-vieron que atravesar ríos. Sehabían caído los puentes. Lohicieron, según describieroncuando el autor les preguntó,con las mochilas en la espalda,

“con sogas, atándonos los unos a los otros”.Luna, una joven médica indígena (25 años) guate-

malteca, creó un programa voluntario para atender aembarazadas indígenas en aldeas donde no llega asis-tencia médica alguna. Solo se puede llegar a las fa-milias caminando horas en las montañas. Los cuatrojóvenes médicos se calzan las mochilas con el mate-rial médico en la espalda y parten. Han entrenado a“vigilantes nativos” que recorren las familias, y pro-porcionan orientación y medicinas básicas a las co-madronas para monitorear el embarazo. En Guate-mala mueren 153 madres por cada 100.000 naci-mientos (en Canadá solo 6).

¿Qué mueve a jóvenes como ellos, los de Un Te-cho para mi País, los de Cascos Blancos en la Argen-tina, y muchos otros en el continente y el mundo?

Existen enormes posibilidades de desarrollar el vo-luntariado porque su fuerza impulsora se halla en la

misma naturaleza del ser humano: es el sentimientoprofundo de que la solidaridad activa, la trascenden-cia, el hacerse responsable es, más que una obliga-ción, un privilegio.

Thompson y Toro (2000) plantean que “la acciónpolítica y la religiosa son hoy quizá los motores másimportantes para el desarrollo del voluntariado so-cial en América latina”. Ambas implican en el fon-do este compromiso ético con el otro.

En Perú, las encuestas indican que el 47 por cientode los jóvenes que hacen trabajo voluntario refierenque forma parte de sus creencias religiosas (Portoca-rrero, Loveday y Millán, 2001). Por otra parte, lamotivación política, en el sentido más noble y am-plio de ayudar a construir una sociedad mejor, es unimpulsor poderoso en jóvenes de toda la región.

En una región como América latina, que siemprese ha caracterizado por estar bullente en ideales, lachispa del voluntariado puede encenderse con am-plitud porque el ambiente de fondo es propicio.

Es encender algo que está latente en los seres huma-nos y destinado a darles beneficios múltiples, desde sucrecimiento como personas hasta una mejor salud.

La sabiduría bíblica señala que “el que ayuda aotro en realidad está ayudándose a sí mismo”. Laciencia ha llegado por diversos caminos a conclusio-nes similares. Rojas Marcos (2001) encontró en susestudios en los Servicios Sanitarios de la Ciudad deNueva York que aquellos que hacen trabajo volunta-rio tienen un mejor estado de salud general que quie-nes no lo hacen. Las gratificaciones espirituales, psi-cológicas y afectivas implicadas contribuyen fuerte-mente a ello. Estudios en la Universidad Hebrea deJerusalén (Brinn, 2005) encontraron que “las perso-nas que demuestran una conducta prosocial tienenmás éxito en la vida. Los voluntarios tienen una ac-titud mas positiva hacia la vida”.

Análisis de programas recientes en EE.UU. conadultos mayores haciendo trabajo voluntario organi-zado en escuelas, como Experience Corps. encontra-ron resultados impactantes. Weiss (2006) señala quese halló “mayor movilidad, menos fallas, reducciónde medicaciones y decrecimiento de las depresiones”.

En su provocativa obra La vida que Ud. puede sal-var (2009), el filósofo Peter Singer menciona dos es-tudios recientes. Harbaugh, Burghart y Mayr hicie-ron un experimento entregando dinero a jóvenes es-tudiantes. Podían donarlo a un banco de alimentospara pobres o quedárselo. Se midió con resonanciasmagnéticas cómo reaccionaban los centros del cere-bro que producen gratificaciones. Se activaban mu-cho más cuando donaban.

En otro estudio de la Universidad de Michigan, en30.000 hogares norteamericanos, se encontró queaquellos que donaban tenían un 43 por ciento más deprobabilidad de considerar que eran “muy felices consus vidas” que quienes no lo hacían, y un 68 por cien-to menos de posibilidades de caer en desesperanza.

7 El nuevo interés por elvoluntariado

Los jóvenes muestran un gran interés en las activi-dades voluntarias. El llamado a aportar solidaridadestá hoy en la letra y la música de los principalesconjuntos musicales en muchos países. Un estudiointernacional encontró que el 73 por ciento de losjóvenes españoles y el 66 por ciento de los canadien-ses y norteamericanos les dan mucha más importan-cia a estos temas que “a hacer mucho dinero”. Unaencuesta en EE.UU. entre jóvenes de 13 a 25 añoshalló que el 61 por ciento estaba preocupado por elestado del mundo y se sentía personalmente respon-sable de hacer una diferencia. Según el Informe Ju-ventud en España (2008), la institución más valora-da por los jóvenes eran las ONG. Trabajan en ellascomo voluntarios un millón de personas. En la Ar-gentina, en una encuesta Gallup (2008), el 80 porciento de los jóvenes encuestados de 10 a 24 años di-jo que ayudar a los otros era una de sus metas princi-

pales. Esa opinión era más fuerte entre las mujeresque entre los hombres, y en el interior que en la Ca-pital, donde bajaba al 57 por ciento.

El voluntariado tiene, según recientes estudios,fuertes bases biológicas. Wilson, resumiendo diversasinvestigaciones recientes sobre la biología del ser hu-mano, señala: “Los estudios revelan una profunda ca-pacidad para la empatía, el deseo de confiar en otrosy convertirse en buenos amigos instantáneos, y tam-bién de ejercer revancha contra aquellos que dejande lado las reglas de grupo por ganancias privadas”.

El impulso al voluntariado se halla en las principalescreencias espirituales del mundo. La Biblia tiene 3000referencias a “aliviar la pobreza”. La palabra hebrea pa-ra “solidaridad” es “Tzedaka”. que quiere decir “hacerjusticia”. La idea es que ayudar al pobre significa resta-blecer la justicia, que está siendo violada por la exis-tencia misma de la pobreza. La “Tzedaka” es considera-da igual en importancia a todos los otros mandamien-tos justos. Jesús de Nazaret proclamó que el modo enque “tratamos al último de nuestros hermanos es loque va a determinar si heredaremos el Reino de la Di-vinidad o iremos al infierno eterno”. El islamismo re-quiere de sus adherentes ayudar a los necesitados.

Los graves problemas sociales que crean tanta mise-ria y pobreza en América latina, un continente poten-cialmente tan rico, que desestabilizan continuamentela gobernabilidad, que minan la confianza, que creangeneraciones de jóvenes desalentados, y que tienenuna de sus bases principales en la aguda desigualdadde la región requieren una respuesta colectiva.

Corresponde a la política pública asumir responsa-bilidades centrales al respecto, garantizando junto ala ciudadanía política, una ciudadanía económica ysocial.

Pero todos los actores sociales deben tomar sus res-ponsabilidades y colaborar con las políticas públicas.

El voluntariado latinoamericano, con su vigor, sucapacidad creativa, su genuinidad, puede hacer apor-tes trascendentes. Es necesario crear políticas públicasque tengan calidad de políticas de Estado para respal-darlo, jerarquizarlo, dictar leyes promotoras, educarsistemáticamente, ponerlo en la gran agenda pública.

En el nuevo modelo económico en construcciónen el Mercosur y otros países, se observan avancessignificativos al respecto. En Uruguay, el presidenteMujica ha convocado a una gran acción voluntariaen vivienda y otros campos. En Argentina, el más al-to nivel presidencial ha apoyado vigorosamente laenseñanza en valores solidarios en todas las instan-cias de la educación y hay programas de vanguardiacomo Cascos Blancos, iniciativa gubernamental devoluntariado que hoy presta ayuda a numerosos paí-ses. En Brasil son estrechas las interrelaciones entrela política pública y las organizaciones voluntarias.

Una convocatoria en escala al voluntariado puededar resultados muy importantes para la región. Por elaporte economicosocial directo que puede generar,pero además por el mensaje moral que pueden enviaresas caras jóvenes o adultas llenas de deseos de ayu-dar al prójimo, ese trabajo silencioso y de perfil bajo,esa emoción cuando se logran avances.

¿Es utópico creer en el voluntariado? De ningúnmodo. Está en las raíces de las convicciones éticas yespirituales de los latinoamericanos.

Los aymaras, una de las civilizaciones más antiguasdel continente, distinguen entre “bienestar”, que sig-nifica tener bienes materiales, y “bienvivir”, que sig-nifica sentirse conforme con uno mismo por optarsiempre por el bien, sentirse una buena persona, ypercibir que los demás lo ven así. Plantean que el“bienestar” no garantiza el “bienvivir” y que éste esun estado humano muy superior.

Los jóvenes latinoamericanos y muchos otros sec-tores de la población se hallan en búsqueda del idealaymara del bienvivir. El voluntariado en todas susexpresiones, el compromiso solidario, el civismo y laparticipación política son una muy buena vía paraacercarse a él.

IV SABADO 24 DE DICIEMBRE DE 2011

AltapopularidadEl Latinobarómetro esuna encuesta que sehace anualmente entodos los países deAmérica latina. Cuandose le preguntó a la genteen qué institucionestenía más confianza,sorpresivamente un 82por ciento dijo que enlos bomberos.No es casual. Son elarquetipo del trabajovoluntario. No tieneninterés económico,significan compromisocon la comunidad, searriesgan a diario porlos demás, no buscanrecompensa alguna,son anónimos.