Benedicto XVI-La Economía Necesita Normas Éticas

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Benedicto XVI: La economía necesita normas éticas Discurso a los miembros de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales CIUDAD DEL VATICANO, viernes 30 de abril de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa dirigió hoy a los participantes en la XVI Sesión Plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales sobre el tema "La crisis en una economía global. Volver a proyectar nuestro camino" (Crisis in a Global Economy. Re- planning the Journey), que se celebra hasta el próximo 4 de mayo en el Vaticano. * * * Queridos Miembros de la Academia, Me complace daros la bienvenida al comienzo de vuestra decimosexta sesión plenaria, que está dedicada a un análisis de la crisis económica mundial a la luz de los principios éticos consagrados por la doctrina social de la Iglesia. Agradezco a su presidenta, la profesora Mary Ann Glendon, por su amables palabras de saludo, y os ofrezco mis fervientes buenos deseos para que vuestras deliberaciones sean fructíferas. El colapso financiero en todo el mundo ha demostrado, como sabemos, la fragilidad del sistema económico actual y de las instituciones relacionadas con él. También ha demostrado el error de la hipótesis de que el mercado es capaz de autorregularse, independientemente de la intervención pública y del apoyo de las normas morales. Esta hipótesis se basa en una noción empobrecida de la vida económica, como una especie de mecanismo de auto- calibración impulsado por el interés propio y la búsqueda de ganancias. Como tal, pasa por alto el carácter esencialmente ético de la economía, como una actividad de y para los seres humanos. Más allá de la espiral de producción y consumo en función de unas necesidades humanas

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Economía y ética

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Benedicto XVI: La economa necesita normas ticas

Benedicto XVI: La economa necesita normas ticas

Discurso a los miembros de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales

CIUDAD DEL VATICANO, viernes 30 de abril de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuacin el discurso que el Papa dirigi hoy a los participantes en la XVI Sesin Plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales sobre el tema "La crisis en una economa global. Volver a proyectar nuestro camino" (Crisis in a Global Economy. Re-planning the Journey), que se celebra hasta el prximo 4 de mayo en el Vaticano.

* * *

Queridos Miembros de la Academia,

Me complace daros la bienvenida al comienzo de vuestra decimosexta sesin plenaria, que est dedicada a un anlisis de la crisis econmica mundial a la luz de los principios ticos consagrados por la doctrina social de la Iglesia. Agradezco a su presidenta, la profesora Mary Ann Glendon, por su amables palabras de saludo, y os ofrezco mis fervientes buenos deseos para que vuestras deliberaciones sean fructferas.

El colapso financiero en todo el mundo ha demostrado, como sabemos, la fragilidad del sistema econmico actual y de las instituciones relacionadas con l. Tambin ha demostrado el error de la hiptesis de que el mercado es capaz de autorregularse, independientemente de la intervencin pblica y del apoyo de las normas morales. Esta hiptesis se basa en una nocin empobrecida de la vida econmica, como una especie de mecanismo de auto-calibracin impulsado por el inters propio y la bsqueda de ganancias. Como tal, pasa por alto el carcter esencialmente tico de la economa, como una actividad de y para los seres humanos. Ms all de la espiral de produccin y consumo en funcin de unas necesidades humanas estrictamente definidas, la vida econmica debera ser un ejercicio de responsabilidad humana, intrnsecamente orientada hacia la promocin de la dignidad de la persona, la bsqueda del bien comn y el desarrollo integral - poltico, cultural y espiritual - de individuos, familias y sociedades. Una apreciacin de esta dimensin ms plenamente humana exige, a su vez, precisamente la investigacin interdisciplinar y la reflexin que el actual perodo de sesiones de la Academia llevar ahora a cabo.

En la Encclica Caritas in Veritate, observ que "la crisis actual nos obliga a revisar nuestro camino, a darnos nuevas reglas y a encontrar nuevas formas de compromiso" (n. 21). Volver a planificar el camino, por supuesto, supone tambin buscar normas exhaustivas y objetivas con las que juzgar las estructuras de las instituciones y las decisiones concretas que orientan y dirigen la vida econmica. La Iglesia, basndose en su fe en Dios Creador, afirma la existencia de una ley natural universal que es la fuente ltima de estos criterios (cf. ib., 59). Sin embargo, tambin tiene la conviccin de que los principios de este orden tico, inscrito en la creacin misma, son accesibles a la razn humana y, como tal, deben ser adoptados como la base para las decisiones prcticas. Como parte de la gran herencia de la sabidura humana, la ley moral natural, que la Iglesia ha asumido, purificado y desarrollado a la luz de la revelacin cristiana, sirve como faro que orienta los esfuerzos de individuos y comunidades para perseguir el bien y evitar el mal, a la vez que dirige su compromiso de construir una sociedad autnticamente justa y humana.

Entre los principios indispensables para proporcionar un enfoque tico integral a la vida econmica debe encontrarse la promocin del bien comn, basado en el respeto de la dignidad del ser humano y principal objetivo de los sistemas de produccin y del comercio, de las instituciones polticas y bienestar social. En nuestros das, la preocupacin por el bien comn ha adquirido una dimensin ms marcadamente global. Tambin es cada vez ms evidente que el bien comn abarca la responsabilidad hacia las futuras generaciones; la solidaridad entre generaciones a partir de ahora debe ser reconocida como un criterio tico fundamental para juzgar cualquier sistema social. Estas realidades apuntan a la urgencia de fortalecer los procedimientos de gobierno de la economa mundial, aunque con el debido respeto al principio de la subsidiariedad. Al final, sin embargo, todas las decisiones econmicas y polticas deben estar encaminadas a "la caridad en la verdad", ya que la verdad preserva y canaliza la fuerza liberadora de la caridad en medio de las vicisitudes y las estructuras humanas, cada vez ms contingentes. Pues "sin verdad, sin confianza y amor por lo que es verdadero, no hay conciencia social y responsabilidad, y la accin social termina sirviendo a los intereses privados y a las lgicas de poder, dando lugar a la fragmentacin social" (Caritas in Veritate, 5).

Con estas consideraciones, queridos amigos, una vez ms expreso mi confianza en que esta Sesin Plenaria contribuir a un discernimiento ms profundo sobre los serios desafos sociales y econmicos que afronta nuestro mundo, y ayude a sealar el camino para afrontar estos desafos con espritu de sabidura, justicia y autntica humanidad. Os aseguro una vez ms mis oraciones por vuestro importante trabajo e invoco, sobre vosotros y sobre vuestros seres queridos, las bendiciones de Dios de la alegra y de la paz.

[Traduccin del original en ingls por Inma lvarez

Libreria Editrice Vaticana]