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    a fe y vida cristianas se nutren dela promesa de Dios, amorosamente

    cercano y digno de confianza ent re los hom bres,con los hombres y para los hombres. La fe

    cristiana confa en que esta cercana se hahecho patent e e insup erable en el contexto dela vida de J es s. Vida, muerte y cons um acinde J es s en la realidad de Dios cons tituyenel contexto fundamental, desde donde loscristianos son enviados para trasmitir eltestimonio de la cercana y de la plenitud devida, de la ent rega y de la reden cin. Su m isinnace de la promesa de Dios.

    En la misin de dar tes timonio el dilogocon las otras convicciones, en las que de formaannima puede aflorar la verdad divina, es unelemento esencial (cf. Hech 17). El VaticanoII ha des crito el dilogo entr e Iglesia y mu ndocomo una conexin clara del aprendizaje

    recproco. LaIglesia ha sidoenviada almundo. Fundadapor Cristo, sepresenta ante

    el mundo como la vanguardia, comprobablehistricamente, de los hombres llamados ala salvacin. De esta forma comparte conlos hombres los gozos y las esperanzas, lastristezas y las angustias (cf. GS 1). Con loshombres y entre los hombres la Iglesia, a laluz del Evangelio, cont ribuye a que el hombresegn su elevada vocacin refleje cada vez msla imagen y sem ejanza de Dios.

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    Sin embargo, estamos viviendoun momento de fuerte secularizacininterna que se manifiesta en la dbiltransmisin de la fe a las generaciones

    jvenes ; la desor ientacin que afec taa un buen nmero de sacerdotes,religiosos y laicos;la disminucin devocaciones para elsacerdocio y paralos institutos de vidacons agrada; la pobrezade la vida litrgicay sacramental de no

    pocas comunidadescristianas ; la aparicinde nuevas formas dedisenso teolgico yeclesial, y la escasapresencia pblicade los catlicos1.Necesitamos no slomaestros, sino sobretodo testigos de la fe.

    No basta con creer enla divinidad de Cristo,hay que testimon iarla.Testigo es aquel queha visto a lgo y aseguralo que ha visto; es elque se compromete personalmentepor lo que ha visto y ha comprendido.El testimonio que debemos dar loscreyentes en Cristo se refiere a su

    1 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAOLA,Plan Pastoral 2006-2010 Madrid 2006, 4

    persona, a su poder, a su vida, a sucapacidad de cons truir una hu man idadnu eva en la que las relaciones han de serde ser vicio, de gratu idad, de amistad, de

    generosidad y disponibilidad. Por eso,antes que de un proyecto o de una idea

    som os testigos de unapersona, la de Cristo,nuestro Salvador. Yeste testimonio lodamos con la fuerzadel Espritu Santo:Nosotros somostestigos de estas

    cosas y tambin elEspritu Santo queDios h a dado a los quele obedecen (Hech5, 32). Ciertamenteanunciamos elmen sa je de sa lvacinapoyados sobreel fundamentodel testimonioapostlico, perotambin sobre lareferencia a las obrasdel Espritu en laIglesia, que son todaactividad eclesial de

    fe, esperanza y caridad que suscita elEspritu.

    El testimonio forma parteesencial de la fe, pues en la medidaen que doy testimonio, participo yo

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    ju zgu e conveniente4, es preciso as um ir

    la responsabilidad de transmitir el donde la fe para h acer llegar a los h ombresel mensaje de salvacin del Evangelio,que les haga sentirse amados por Dios yque les ayude a reconocerse a s mismos,pues es Cristo, el nuevo Adn, quienen la misma revelacin del misteriodel Padre y de su amor, manifiestaplenamente el hom bre al propio hombrey le des cubre la gran deza de s u vocacin

    (GS, 21). Hemos de ponerlo todo alservicio del Evangelio: lo que somosy lo que tenemos, imitando la actituddel aps tol Santiago, testimon io de fe yde obediencia. A la pregun ta del Seor:Sois capaces de beber el cliz que yohe de beber?, los hermanos Santiagoy J uan contestaron: Podemos (Mt20, 21-22). Es difcil de entender ellenguaje de la cruz. Sin embargo, ellos

    estn dispuestos, aunque sea con unaintencin general, a querer todo loque J ess quiera. No pusieron ningnlmite a s u Se or.

    J uan y Santiago piden un p ues tode honor por medio de su madre enel nuevo reino, y J es s les h abla dela redencin. Les pregunta si estndispuestos a padecer con l. Utiliza la

    imagen h ebrea d el cliz, que s imbolizala voluntad de Dios sobre un hombre.El del Seor es un cliz amargusimoque se trocar en cliz de bendicin (cf.Is 5 1, 17-22) para todos los hombres.Beber la copa de otro era la seal deuna profunda amistad y la disposicinde compartir un destino comn. Aesta estrecha participacin invita elSeor a quienes quieran seguirle. Paraparticipar en su Resurreccin gloriosa

    4 Conferencia Episcopal Espaola,Dios es am or, 8.

    tambin del evangelio; en la medida

    en que conduzco a otros a Dios, mecondu zco a m tambin. Slo se conocea Dios en la medida en que se le da aconocer. Confesarla es el mejor modode aumentar la propia fe [] Creeres confesar la fe2. Sin embargo, en laactualidad en que s e trata de reducir lavivencia de la fe al mbito pr ivado, n o seaprecia suficientemente el testimoniode fe, al contrario de lo qu e acaeca en

    otras pocas de la historia de la Iglesia,en las que la palabra confesintena una valoracin positiva. Bastereferirnos a la iglesia confesante o ala palabra confesor, que propiamenteviene a equivaler a mrtir. Hemos demirar a los testigos de la fe cuandoel mundo en que vivimos parece confrecuen cia mu y lejos de lo que la fe nosasegura; las experiencias del mal y del

    sufrimiento, de las injusticias y de lamuerte parecen contradecir la buenanu eva, pu eden est remecer la fe y llegara ser para ella una tentacin3. Laconfesin de fe supone una fuerza dedecisin y resp ons abilidad. El creyente,en su actitud de propuesta y nuncade imposicin, debe tomar la palabray responsabilizarse ante la opininpblica, la neutral y la contraria, la

    cient fica, la social o la poltica.

    En medio de nuestrasincoherencias internas y de unamentalidad que considera que lapalabra Dios es un vocablo vaco, quecada cual puede llenar en todo caso ensu vida privada con el contenido que

    2 M. GELABERT BALLESTER, Creer sloen Dios, Madrid 2007, 36.

    3 CATECISMODELA IGLESIA CATLICA, n.164.

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    es necesario compartir con l la cruz.Es tis dispuest os a padecer conmigo?Podis beber mi cliz conmigo?Podemos, le respon dieron aquellos dosapstoles. Santiago muri pocos aosms tarde, decapitado por orden deH erodes Agripa (Hech 1 2, 2).

    El apstol Santiago cumplidecidida y fielmente la palabra dada alSeor, siguiend o a Crist o en la vocacinde s er vicio y de ent rega de la propia vida.El amor es lo que da valor y dignidadal servicio. Servir la Palabra de Diosen esa preocupacin evangelizadora,

    inherente a nuestra actitud cristiana,realizando este servicio con todahu mildad y si es p reciso ent re lgrimasy en medio de las pruebas (Hech 20,19). Servir a quienes no cuentan ennuestra sociedad, heridos y enfermospor tant as dolencias fsicas , espiritualesy morales, viviendo los valores de lagratuidad y de la generos idad y haciendodel prjimo, de la com un idad y de Dios

    el centro de nu estra existencia. Nues trasensibilidad humana y cristiana nosdebe hacer pensar en los que sufrenla guerra o cualquier tipo de violenciafsica o moral como tambin en quienesla ejercen, sin dejarnos vencer por elmal, antes bien venciendo el mal conel bien y trabajando para que nuestrasociedad se vea marcada por la culturade la vida.

    H ago mas las palabras del PapaBenedicto XVI cuando nos deca:Desde Compostela, corazn espiritualde Galicia, exhorto a todos los fieles deesta querida Archidicesis, y a los dela Iglesia en E sp aa, a vivir iluminadospor la verdad de Cristo, confesando lafe con alegra, coheren cia y sencillez, encasa, en el trabajo y en el compromiso

    como ciudadan os.

    + J ulin Barrio Barrio,

    Arzobispo de Santiago de Com postela

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    ay un comercio, a dos manzanas dedonde vivo, que sirve de refugio a un

    nio de cuatro aos . Se ha criado en la calle,porque sus padres regentan un bar que lesabsorbe tiempo y energas. Los dueos delcomercio hacen que el nio se s ienta queridoy por eso pas a horas all encantado. Pero sonsinceros: Pobres dos mes tres que s e encar-

    guen do rapaz.

    El curso 2012-2013 inicia su andadu-ra. Sospecho que la prediccin maya del findel mundo fracasar y, entonces, habremosde retomar un problema no resuelto: el de laeducacin. No podemos permitirnos la pr-dida de ms generaciones de escolares contalento, ni la costu mbre de recetar bajas a los

    profesores por motivos de estrs.

    Dicen que la autntica rebelin no esla de los alumnos malotes. Ni la de los do-centes que reclaman sueldos dignos y vaca-ciones. Es un secreto a voces que el proble-ma vive en casa: los verdaderos educadores,los padres, suplican que venga Super Nani.Una dictadura? Mayor dilogo? Exigenciagrande, como en Corea?... Nadie encuen tra la

    solucin.

    Sabe -contaba un padre entre lgri-mas- dixranme na escola que se non facia-mos algo, un da o noso fillo subira enribada mesa e mandara el. Onte pegoulle sanai. Sabemos que h acen falta valores, n or-mas, criterios, cario autntico y sin chan-tajes. Los hurfanos deben sufrir horrores

    ignoran do de dn de vienen o qu va a ser deellos. Los cristianos no podemos dejar sinnoticias sobre su Padre Dios a los est udian-tes de los colegios.

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    marco xeral do Plan para es tecurso 2012-2013 parte da si-

    tuacin eclesial e social dascomunidades diocesanas. Por iso nonpode esquecer o tema da crise e a ne-cesidade dun compromiso mis soli-dario. Ademais, recomenda a buscade oasis de paz e oracin, onde des -cansar e beber do propio Deus solu-cins para o mu ndo.

    Un deses lugares ser, sen d-bida, a Palabra de Deus. As accinspastorais que se desenvolvern naDiocese tern un contexto enriquece-dor este curso: O Ano da fe no que

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    imos participar; o 50 aniversario daApertura do Vaticano II; o 20 aniver-sario da publicacin do Catecismo; aconvocatoria da XIII Asemblea XeralOrdinaria do Snodo dos Bispos; oua proclamacin de San Xon de vilacomo Dout or da Igrexa.

    O obxectivo-marco que o PlanPastoral propn este curso 2012-2013, consiste na revitalizacin dascelebracins litrxicas, para que a

    continu a, plena e eficaz exposicin daPalabra de Deus converta o coraznde cada fiel, facendo deles discpulose testemuas do Reino de Xesucris-to.

    A Palabra de Deus est presen tenos sacramentos, de modo particularna E ucarista. Tamn en toda a anima-cin lit rxica. Por iso qures e dest acar

    a relacin profunda entre as palabrase as accins de Deus. Se a Palabra deDeus se proclama n a Uncin de En fer-mos , por exemplo, preciso des cubrir

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    que non se trata de mera poesa. Aproclamacin solemne da Palabra naslecturas ou a mellor calidade dunhahomila, tamn apun tan cara a mesm afinalidade, as coma fomentar a ora-

    cin comunitaria.

    Para plasmar todos es tes obxec-tivos, o P lan Pastoral recolle un ha s e-rie de accins posibles. Como most ra,algunhas propostas: a celebracin daApertura do Ano da Fe, o da 12 deoutu bro na Catedral de Santiago; a re-novacin das celebracins propias darelixiosidade popular; a motivacin

    do da de Critas para deixar claro queas preferentes de Cristo son os n e-cesitados; intens ificar as celebracins

    sacramentais da Penitencia; xornadasde formacin es pecficas, etc., etc.

    No colofn deste traballo quesupn a elaboracin do Plan Pasto-

    ral, aparecen cinco actitudes coas qu eafrontar o novo curso baixo a batutada Palabra de Deus: a responsabilida-de, pois a misin da Palabra na dio-cese vital; a gratitude, por s abernoselixidos para colaborar con Deus; aconfianza, porque anda que somos debarro, Deus mes mo est empeado noben do ser h um ano; a splica, porquea tarefa excede as n osas forzas; e a es-

    peranza, pois a alegra e o nimo sono nos o combust ible.

    Redaccin

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    a Biblia en la Celebracin

    Eucar s t ica

    La Biblia es el libro del pueblode Dios. A lo largo de s us pginas en-contramos abundantes relatos sobrela vida del pueblo creyente. Por otraparte, tambin hallamos en ella testi-monios ejemplares de algunas perso-nas , para que contemplemos s u ejem-plo y lo llevemos a la prctica en lavida.

    Cmo no se va a utilizar la Bi-blia en la liturgia de la Iglesia? En lacelebracin sinagogal, que tiene lugarlos sbados, los judos siguen utili-zando los textos sagrados, de modo

    que sirva de alimento espiritual a loscreyentes. Despu s de un a breve con-fesin de fe, y de las Dieciocho Ben-

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    diciones, con las que alaban a Diospor tan tos m otivos, tiene lugar la pro-clamacin de las lecturas. A stas se-gua un a tradu ccin al arameo, llama-da, precisamente por ser traduccin,Trgum, suficientemente til paraque el pu eblo entendiera lo que qu izsen hebreo no haba comprendido.

    En la Celebracin Eucarsti-ca, los catlicos hemos proclamado

    durante mucho tiempo las lecturasen latn, pues casi toda ella se tenaen esa lengua. A las lecturas seguade ordinario la homila del sacerdo-te, que haca comprensible algo de loque haba s ido ledo. Por otra par te, yamediado el siglo XX aparecieron u nospequeos misales que se podan ad-quirir y cuyo uso pareca ms racionalque simultanear el rezo del Rosario,cosa tan comn antes de existir esosmisales.

    Con la traduccin de la Biblia alas lenguas verncu las, a partir de losaos sesenta del pasado siglo, pode-mos hablar con propiedad del pan dela palabra, como equ ivalente a lo queconsiste la primera parte de la Euca-

    rista. Ahora la gente que participa enla Misa puede or la palabra de Dios,de su erte que le resu lte asequible. Por

    eso, al final de cada una de las dosprimeras lecturas, se dice en alta vozPalabra de Dios, pues de Dios pro-cede, y al final del E vangelio Palabradel Seor, pues, en verdad, lo quelos evangelistas proclaman es lo queJ es s h a ido diciendo y realizando.

    La litu rgia crist iana, pues , tienecomo actividad fundamental la Cele-bracin Eu carstica, que s e realiza da

    tras da en cada lugar, normalmenteen ms de una ocasin. En ella, en

    jornadas litrgicamente no fes tivas , s iel rito es de la feria correspondienteal da de la semana, o bien si es deuna memoria de un santo, o inclusode un a fiesta, las lecturas bblicas sondos, adems del salmo responsorial.En cambio, si la celebracin es domi-nical, o bien en da civilmente labora-ble pero correspondiente a un a s olem-nidad, las lecturas s on tres , y el salmoresponsorial. En lo que respecta a lahomila, cada vez se apoya ms en laslecturas qu e se h an proclamado, aun-que tiende a enmarcarse en el sentidodel da en que s e tiene la celebracin,y en ocasiones , segn la oportunidad eincluso la condicin de los part icipan-

    tes en la reunin de los cristianos.

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    Para elsacramentode la Peni-tencia, seofrecen tex-

    tos en loscuales apa-rece claroque Dios n ohace acep-cin de per-sonas, sinoque es mi-s e r i co rd i o -so y perdo-

    nador contodos loshombres. Se

    aportan a menudo textos en los queJ ess perdona a la pecadora arrepen-tida, no pide cuentas a la mujer adl-tera, perdon a los pecados del paralti-co curado y comunica a sus discpulosque todo lo que ataran o desataran en

    la tierra, quedara respectivamenteatado o desatado en el cielo.

    Dejando ahora la Eucarista,como la celebracin litrgica que m ue-ve ms textos de la Sagrada Escritu-ra, tambin se organizan actos en losque se administre el sacramento de laUncin de los Enfermos . Es clsico eltexto de la Carta de San tiago, en que el

    autor sugiere llamar a los presbterosde la Iglesia cuando uno se encuentreenfermo, para que lo unjan con leoen el nombre del Seor y as cons iganla curacin e incluso el perdn. Seaen un acto que rena a diversas per-sonas aquejadas por la enfermedad oque estn ya en una edad provecta, obien la administracin de este sacra-

    mento a u n s olo cristiano, siempre s ehace utilizando algn texto litrgico,adecuado al caso.

    La Biblia

    en e l r i tua l

    de los sa -

    c ramentos

    P e r ola liturgiacristiana nose limita ala Eucaris-ta, sino queenmarca to-dos los sa-c ramen t os .Por ello,

    otro acto li-t rgico es lacelebracindel Bautismo. Cuando ste tiene lu-gar den tro de la Misa, s i se celebra endas de fiesta, ya estn sealadas laslecturas que p rocede proclamar. Si encambio se tiene fuera de la Misa, serecomiendan algunos textos bblicos

    adecuados al acto en que se part icipa,y que vienen dados normalmente porla necesidad del bautismo, que J e-ss manifiesta ante Nicodemo, y queel 4 Evangelio recoge, o bien por lareflexin de San Pablo sobre el Bau-tismo como muerte del hombre conCristo, para resu citar con l.

    Cuando se celebra en cambio el

    sacramento de la Confirmacin, lostextos su elen trans mitir la ensean zade San Lucas en el libro de los He-chos, en torno al da de Pentecosts,a la imposicin de manos de Pedro yJ uan a los s amaritanos, o a la recep-cin del Espritu Santo por parte deaquellos discpulos de feso, que nohaban odo hablar de la 3 persona

    de la Trinidad, pero que al fin fueronbautizados y recibieron el Es pritu.

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    En elRito de laOrdenacinD i a c o n a l ,Presb i t e ra l

    y Episcopal,si se tieneen un das e a l a d ode un tiem-po litrgi-co fuerte obien en und o m i n g o ,las lecturas

    pueden serlas de aquelda. Si no s etrata de unda de fies-ta, las lecturas bblicas que hablan deseguimiento y del cump limiento d e lavoluntad del Seor, aparecen repeti-damente en los rituales, para que se

    pueda ofrecer alimento espiritual aquienes participan m s o m enos direc-tamente. En cualquier caso, el Ritualde la Ordenacin seala las lecturasms adecuadas para recibir con frutoese sacramento.

    Tambin se utilizan t extos b bli-cos en la Celebracin del Matrimonio.Las palabras del Seor a nu estros p ri-

    meros padres, referentes al cometidoque h aban de llevar a cabo en el mu n-do en que los colocaba; el testimonioejemplar del libro de Tobas sobre elcomportamiento de los esposos, o

    algn otropasaje delA n t i g u oT e s t a m e n -to, van

    o f rec i endola luz des-de Dios, alos hom-bres que sedisponen adar un pasoimportanteen su vida.Los textos

    del Nue-vo Testa-mento, enlos que semuestra la

    importancia de seguir los mandatosdel Seor, o bien la doctrina paulinadel amor como virtud necesaria parael matrimonio, completan esa oferta

    de la Iglesia a los creyentes.

    El hombre necesitado, que sesiente miembro de la Iglesia de Cris-to, recibe en ella la palabra divina yotros auxilios neces arios para realizarcon xito el camino de la vida. Dios, alhablarle al hombre, le revela lo que elhombre no conoca y le abre horizon-tes en el camino de la vida.

    J os Fernndez LagoCannigo de la Catedral

    Director del

    In stituto Teolgico Com postelano

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    No p ued o con l!

    econocemos perfectamente est a

    frase, cada vez ms frecuente.Imaginamos la cara de la madre, suimpotencia, su angus tia, su s intentosde imponer su autoridad y hacer quesu hijo obedezca

    Cmo se ha llegado a esta si-tu acin? Y, sobre todo, cmo se hallegado a es ta s ituacin cuan do el hijoo hija tiene entre 3 y 7 a os?

    La tarea educativa es un con-junto de act itudes y acciones que vandirigidas en una direccin. Muchospadres desconocen la direccin y laimportancia que tienen esas actitudesy acciones para llevarnos a ese lugar.El objetivo de la educacin es cons-truir una persona. En ese itinerario,

    ya desde antes de nacer, los que di-rigen, los que conducen el vehculo,son los padres. El hijo obedece a suspadres.

    Los t res pilares de la educacinson: AMOR, AUTORIDAD y EST-MULO.

    El nio o nia, es e beb preciosoy deseado que tenemos entre los bra-zos, es objeto de num erosas m uestrasde amor, cario, ternura, cuidados,

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    atenciones todo lo que queramosaad ir y que perten ece al primer apar-tado. El error es que es te pr imer pun-t o ocupa h oy todo; parece que el nionecesita ser envuelto en lo afectivo ytodo lo llena este ambiente afectivo.As el nio va

    pidiendo y lospadres vandando lo quepide. Cuan-do tiene unao el nioya pide, sinhablar, sea-la un yogur,un juguete, yenseguida lotiene. A losdos aos elnio ya sabeque en casamanda l. Todos son felices, el niopidiendo y los padres (a los que hayque aadir, abuelos, bisabuelos, tos,padrinos) dando.

    El segund o punto es tan impor-tan te como el primero, pero exige un afortaleza de los padres, que decidenlo que es bueno para su hijo y lo queno es bueno. No se comen chucheras

    por la m aana; s e com e una cantidad

    razonable despus de comer o por la

    tarde o Slo se com en chu cheras losdomingos. Si el hijo obser va que es tanorma se cumple siempre, ya llore,patalee, llegue a casa una visita vacomprendiendo que en casa no man-

    da l. Hay unos lmites, un as n ormasque le son impu estas . Y digo que est oexige una fortaleza grande por partede los padres, pues pudiendo darlealgo rico y agradable al nio, no se lodan por su bien.

    E s t aautoridad delamor, por lacual pido ami hijo algobueno y con-sigo que obe-dezca porqueyo tengo elmando, esla gran defi-ciencia actualy de dondevan surgien-do los daos ;

    daos cada vez mayores, porque elhijo/a pide cada vez ms cosas que da -an s u persona. Resu lta de esta situa-cin un nio caprichoso, malcriado y

    maleducado.

    No hay que olvidar el tercerp u n t o : Qu alimento doy a mi hijo?Qu estmulos proyecto en l? Estotiene que ver con todo el entorno querodea a la familia: convers aciones , co-midas, pelculas, diversiones , trabajo,valoracin de las cosas buenas y des-valorizacin de las malas. Tiene quever con unos criterios que marcan encasa una jerarqua de valores. Todoel mundo repite: Se han perdido los

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    cal, se acerca al odo de s u m am y ledice: O me sacas o grito.

    Bases de par t ida : El nio vaa misa los domingos con toda su fa-

    milia. Lo que se le exige es adecuadoa su edad. Su actitud es desafiante.Amenaza con algo que s abe que no s epuede hacer. Pone a su s padres en unconflicto. Llega a este punto porquequiere conseguir algo: salir de misa.Estamos en guerra.

    Actitud es p osi t ivas q ue t ienen

    que in te r ior iza r los padres : No te-

    ner miedo al hijo, sacar la culpabili-dad del interior, el problema lo tienemi hijo y nos otros le vamos a ayudar,

    valores. Dnde estn los valores?No s e han perdido; sencillamente, s ehan dejado de vivir y sobre todo en lafamilia. Esta dejacin es un estilo deeducar nefasto.

    Terminamos nuestro artculocon un caso prctico, sabiendo queno se trata de recetas, sino de orien-taciones bsicas en u na tarea costosapero fundamental. Educar exige todoel tiempo, todo el sacrificio, todas lasenergas disponibles de los padres.Pero compen sa el resultado.

    Un CASO p r ctico y rea lUn nio de 4 aos y medio, al

    llegar a la homila de la misa domini-

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    no ten er miedo a pasar vergen za antelos dems y que piens en que n o sabe-

    mos educar a nues tro hijo. No buscarcaminos errneos.

    Acti tudes equivocadas queempeoran e l problema: El chantaje:Si no gritas te compro un Otraspromesas para evitar que el nio/acumpla su amenaza. Entrar en dilo-go durant e la misa ( no es el momento,estamos en la fase de determinacio-nes no de dilogo; ste ser en casa ycuando los padres lo decidan n o cuan-do el nio/a quiera).

    Decis iones que nos puedenllevar a encontrar una sa l ida: Te-ner el valor de que el nio cumpla suamenaza. Esperar s in angustia. Cono-cemos a nu estro hijo y sabemos h asta

    dnde puede llegar; si esto forma pa r-te de un proceso o es la primera vezque lo hace. En el caso de que grite yhaya que salir con l, podemos probara dejarlo solo fuera y volver nosotrosal sitio. Si l gana una batalla, no haganado la guerra, y tiene que habersiempre unas consecuencias. Unirselos padres en el problema: a cul deellos manipula y desafa ms? Tenerel objetivo claro es no desanimarse yseguir en la direccin adecu ada.

    Conclusion es finales

    La frase No puedo con l nunca es

    algo puntu al; es algo que se gener enesta edad temprana de 1 a 4 aos. Esla edad de la au toafirmacin del n io,del no, de las rabietas. Es momentode mucho cario y, al mismo tiempo,de determinaciones, normas y lmitesclaros que hacen sen tir al hijo que haycosas tan importantes para los padresque no le queda ms rem edio que obe-decer. Est a actitud produce seguridaden e l hijo.

    La falta de autoridad de los pa-dres es una falta de confianza en elhijo. l es capaz de hacer cosas que lospadres n o creen por cons iderarlo mu ypequeo. De este modo se infantilizaal nio y se va bajando el listn de losretos adecuados a s u edad. Cons egui-

    mos as nios -bebs que hacen s lo loque les apetece, no adqu ieren ningunadisciplina y acaban convirtindos e entiranos de sus padres.

    Si quieres verdaderamente, conun amor que bus ca el bien del amado(tu hijo/a, en este caso), si quierespuedes! claro que puedes !

    Montse GonzlezMadre y m aestra

    Comun idade Can

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    Garca Sou to, RamnAntelo Pena, J essBarrientos Lema,Eduardo Prado Alva-redo, Alejandro Gar-ca Tourian, PabloCarou Barros, Jos

    Snchez Piso, MarioCotelo Felpez.

    Como acto final delAo J ubilar haremosuna Peregrinacin aPars, del 10 al 16 deseptiembre, al lugarde las apariciones dela Milagrosa a Santa

    Catalina Labou r.

    Al terminar este aoJ ubilar quiero con laVirgen Mara dar gra-cias a Dios, y decir

    Proclama a m ia alma a grandeza doSeor, por todas las gracias recibi-das durante el mismo, e invocarte ennombre de cuantos han pasado por tu

    Capilla.

    Salve, Reina y Madre Milagrosa!Acabamos de coronarte como

    Reina y Madre en la emotiva celebra-cin que presidi D. J ulin, el pasadoda 2 de septiembre, como clausuradel Ao J ubilar.

    Te hemos coronado con flores,cantos y el cario de tan tos hijos y de-votos que han colocado en tu cabezauna artstica corona de oro. Sentimosno poder ofrecerte la mejor corona

    uchas pere-grinaciones

    han ocupado este aoen Carballo:La Vigilia de la In-maculada organiza-da por la Delegacin

    Diocesana de la J u-ventud y presididapor el Arzobispo, elFestival de la Can-cin Misionera, laAdoracin Nocturnadiocesana, Hijas dela Caridad y Volunta-rios Vicencianos deGalicia, parroquias

    de Alicante, Len,Luarca, Mondoedo,sacerdotes de los di-versos Arciprestaz-gos de la Dicesis,Cardenal Arzobispode Madrid, Obispos de Galicia y As-torga

    El Ao J ubilar Mariano tam bin

    ha con tribuido a dar a conocer el buennombre de Carballo en toda E spa a atravs de los 5.000.000 de cuponesque la ONCE le dedic el 10 de abril,y a travs de la repercus in en losmedios de comu nicacin s ocial.

    Tambin ha sido especialmentefer vorosa y participada la Novena pre-paratoria para la claus ura. Cada da hapresidido uno de los sacerdotes quepas aron por Carballo a lo largo de es-tos a os: J uan Filgueiras Fernn dez,Manuel Rodrguez Rodrguez, Manuel

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    T no te cansas de esperarEsts a nuestro lado durante la vida ynos acompaas en la hora de la muerte.

    Sabes, Madre, que te hemosabierto nuestros corazones, y nues-tras casas. Queremos acogerte, comoel Apst ol J uan te acogi en la suya.Tomamos nota de tu mensaje: volver-nos a Dios , vivir la fe y rezar en fami-lia, tran sm itirla

    Nos consagramos y consagra-

    mos a Ti, Madre Milagrosa, nues trasfamilias. Aydanos a seguir siendofieles devotos y verdaderos aps tolesde tu devocin para tran sm itir la fey el amor a tu H ijo J esucristo.

    Oh Mara, s in pecado concebida!Rogad por nosotros que recurri-

    mos a vos.D. J os Garca Gondar

    prroco de San Xon Bautis taCarballo

    Fogar D Basilisa para acoger a lasmadres y defender la vida. Confiamoscon tu ayuda hacerlo durante este ao.

    Nos hemos reunido esta maa-na miles de devotos para manifestarpblicamente nuestr a fe y amor agra-decido a tu H ijo J esucristo.

    De manera especial queremosdart e las gracias por el regalo de la fe ypresentarte nu estras familias, a n ues-tros amigos, a los nios y jvenes, a

    los enfermos, a los sacerdotes y feli-greses de nu estras parroquias.

    Hemos rezado por las vocacio-nes sacerdotales y consagradas y porlas familias. De nu evo ponemos en t uregazo de madre ambas intenciones:que no falten en nuestras parroquiassan tos sacerdotes que nos repartan elPan de la Palabra y de la Eucarista.

    Bendice a las familias para que en to-dos los hogares reine la fe, el amor yla vida cristiana.

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    ando entramos na consultadun mdico, nchenos de cer-

    ta tranquilidade comprobar (normal-mente, grazas a un pequeno percorri-do pola parede da sala de espera) quesegue facendo estudios de actualiza-cin de modo frecuente. Temblaria-mos se o nico ttulo pendurado foseo da fin de carreira! Do mesm o xeito,os s acerdotes bu scan a s a formacinpermanente para estar da nas sastarefas past orais e na actividade apos-tlica.

    Hoxe estamos abocados a mi-les de reunins, citas de programa-cin, contactos, etc. Tal vez por isoun Mosteiro logre algo de paz nunha

    nova tentativa de traballo en conxun-to. As delegacins do clero de Galicia,esforzronse para po er sobre a m esacuestins de actualidade. Abof que

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    os participantes nas xornadas de Poiolevaron pa ra a casa, can do men os, fol-gos novos para non se render. E isonon pouco.

    Os bispos das cinco diocesesgalegas estiveron presentes para aocasin. Quen abriu os relatorios foioutro galego de nacemento: o bispode Teruel e Albarracn, Mons. Escri-bano. Nacer en Carballo e empaparsedu rant e toda a vida da tenacidade dosaragoneses, aportoulle un cachsuficiente para captar a benevolencia

    do res pectable. Atreveus e a poer esecascabel ao gato do que todos falamos,pero co que ningun quere enredarse:tran sm itir hoxe a fe.

    O prelado turolense, expertoen temas de familia, foi ilustrando asa exposicin con elementos da ex-periencia e cos criterios maxisteriaisque se mostran mis eficaces para

    continuar o anuncio do Evanxeo naactualidade. A continuacin, o res-ponsable do catecumenado da CEE,Felipe Rodrguez, falou das pos ibilida-

    des de tran sm itir a fe na idade adulta,segmento da poboacin qu e non podemarxinarse no anuncio do Reino. Ce-rrando as sesins, o secretario da Co-

    misin episcopal do clero da CEE , D.Santiago Bohigues, con cretou na figu-ra de San Xon de vila, un modelovlido de planificacin pastoral paraesten der a Boa Nova.

    Diversos obradoiros (Evanxeli-zacin e novas tecnoloxas; Liturxia;Catequese; Transmisin da fe no cr-cere, no rural, entre os enfermos, no

    mun do do ensino, etc.) s erviron paraexpoer inquietudes e atopar respos-tas na m ellora pas toral. A palabra ca-tamarn en Poio, significou ese dade convivencia que se vai consolidan-do nestes encontros. Convrtese envital para os sacerdotes, recordar queforon asociados por Xess a un ha mi-sin de plena confianza.

    Redaccin

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    a fi-n a l i -d a d

    de los ENSes ayudar a

    las parejasa vivir, hu-mana y cris-t i anamente ,el sentidoprofundo delm a t r i m o -nio, el valory riquezade las pe-

    queas co-m u n i d a d e scristianas yel valor dela oracinen medio denuestras vi-das ajetrea-das . Para cons eguir es ta finalidad, los

    ENS ofrecen a las parejas unos me-dios, una pedagoga y una metodolo-ga propia y testada, durante casi 70aos de experiencia de vida, por mi-les de mat rimonios. Al mismo tiempo,los E NS son un estmulo y ayuda paratantas y tantas parejas que en la ac-tualidad buscan algo ms para cami-nar unidos en fidelidad, dndole mssen tido a su matrimon io y en definiti-

    va vivir ms felizmente.

    La consecucin de un fin siem-pre lleva consigo un esfuerzo, fuerzade voluntad (asctica) que nos da laalegra de sentirnos ms personas yms u nidos a J esucristo a travs delespos o/a y del equipo (m stica).

    El Movimiento est estru ctu-rado en equipos. Cada equipo baseest formado por un grupo de 4 a 6

    matrimoniosy un sacer-dote consi-liario que,

    juntos , se

    e s f u e r z a nen formaruna peque-a comuni-dad cristia-na, donde laoracin y laayuda mu-tua entretodos para

    seguir ade-lante es fun-d a m e n t a l .En el Equi-po aprende-mos a orar,a compartirnuestras ex-

    periencias de vida y nos ayudam os en

    todo, respetando siempre la graduali-dad de cada person a y de cada pareja,y todo ello porque el s entido de equi-po as nos lo pide.

    Como conclusin, definimos alos E quipos de Nuestra Seora (ENS)como un Movimiento de esp iritualidadconyugal, que, para vivirla, propone asus miembros una vida de Equipo y

    unos medios concretos para ayudar-les a crecer person almente y a progre-sar en pareja y en familia en el amor aDios y al prjimo. As, las parejas, sevan preparando para saber ser y dartestimonio en la Iglesia y en el mun-do. Testimonio o compromiso queser escogido por cada hogar, tenien-do tambin en cuenta las s ugerencias

    y orientaciones que van emanan do delos Encuentros Internacionales quese celebran cada s eis aos.

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    Uno de estos, el XI En-cuentro Internacional, ha te-nido lugar este ao en Bras ilia,del 21 al 26 de julio pasado.Cada Encuentro Internacional,

    es un signo importante de launidad de espritu que renea miles de personas de todo elmundo, constituyendo un mo-men to fuerte de oracin, de for-macin, de un rico intercambiode experiencias, dada su uni-versalidad, y de bs queda denuevas orientaciones en su ta-rea evangelizadora, de acuerdo con los

    tiempos actuales. El lema motivadorha sido Atreverse a vivir el Evange-lio, basado en la parbola del BuenSamaritano.

    En esta ocasin se reun ieron al-rededor de 4.000 m atrimonios de todoel mun do, ms de 40 0 s acerdotes con-siliarios, 13 Obispos y 2 Cardenales.

    Espaa ha participado con 70 matri-monios y 12 consiliarios. De nuestraArchidicesis de Santiago participun matrimonio de A Corua, aunqueGalicia estuvo representada por 13matr imonios y 3 cons iliarios.

    Desde esta pgina invitamos atodas las parejas que deseen vivir sumatr imonio con ms alegra y pro-

    fun didad crist iana a conocer este Mo-vimiento. Para ello les animam os aponers e en contacto con los coordi-nadores del Movimiento: en A Coru-a, con Olga y Manolo en el Tf 981234 003, y con Elena y Antonio enel Tf 629 942 973. En Santiago, conAna y Antonio en el Tf 981 801 7 94.

    Elen a Vzquez y Ant onio PazCoordinadores Nacionalesde Difusin e Informacin

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    radicin e inno-vacin no son

    dos realidades nu evasen la Iglesia, sino que

    han estado presentessiempre en su historia,porque la Iglesia y lo queella representa significaun don que es necesariotransmitir en cada tiempoconcreto. Esa dialcticaha estado presente tam-bin en el mismo desa-rrollo del Concilio y no

    nos ha de extraar elencontrarla en la actua-lidad, pues pertenece adinmica esencial de lafe. En es te sentido cuen-ta M.D. Chenu uno delos ms famosos chistesconciliares: los cardena-les Ottaviani y Ruffini se suben a un

    taxi y dicen: Al Concilio; el taxistase dirige hacia el norte; Por ah n o,le dicen; Ah -contes ta l- yo crea queustedes queran ir a Trento (M.D.CHENU, Notes qu ot idiennes au Con-cile. Ed. du Cerf, Paris 1 995 , p. 133)

    Es imposible en un corto es-pacio glosar la importancia, el signi-ficado, los contenidos, las claves, la

    recepcin de un Concilio. Por lo cual,nos vamos a centrar solamente endos aspectos, conscientes de que estecurso que comenzamos va a ser oca-sin para otras mltiples reflexiones.Numerosas instituciones acadmi-cas de n uestro s uelo patrio, as comoiniciativas pastorales de las Dicesisya anuncian un amplio programa que

    nos servir para revivir y actualizar elConcilio; pero especialmente en Gali-cia tenemos una deuda especial conl, puesto que aqu se celebr en su

    da un Concilio Pastoral, que preten-

    da aplicar sus Constituciones y De-cretos a las peculiares circunstanciasde nues tra tierra.

    Un aspecto a destacar en el re-cuerdo y la actualizacin del Vatica-no II es el del significado mismo dela palabra Concilio ecumnico y suimportancia en la Iglesia. Siguien-

    do al gran h istoriador Hu bert J edin,los concilios ecumnicos son asam-bleas de obispos y determinadas per-sonas investidas de jurisdiccin que,convocadas y presididas por el Papa,dictan resoluciones que deben serrefrendadas por el Papa mismo- so-bre asuntos concernientes a la fe y ala disciplina eclesistica. Participanen ellos por derecho propio los car-

    denales, aunque no posean el ordenepiscopal, los patriarcas, arzobispos yobispos, incluso obispos titulares, el

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    los miembrosdel Concilio,han de ser con-firmados porel Papa y pro-mulgados pormandato suyo.Un Concilioes, pues, un

    acon tec imien-to central enla Iglesia, puesrepresenta paraella un puntode referenciaf u n d a m e n t a len todos losaspectos de suvida para un

    tiempo deter minado. Si, por lo dicho,todos los Concilios son importantes,destacan por su crucial destino parala historia del dogma los s iete grandesConcilios del primer milenio, que fue-ron celebrados en tiempos de crisismanifiesta, y son considerados por lamayora de los cristianos como divi-nam ente guiados. Por ello tienen gran

    importancia desde el punto de vistadel Movimiento ecum nico actual. Esmateria de libre discusin en la Igle-sia catlica el nmero de Conciliosgenerales o ecumnicos, con lo cualel Vaticano II podr a res ulta r el vigsi-mo primero o segundo de toda la H is-toria. Otro tanto valdra decir para elcalificativo ecumnico o general.

    El segundo aspecto que m ereceser pu esto de relieve, sabiendo que hayotros mu chos, est en los contenidos.

    abad primado ylos abades ge-nerales de lascongregacionesmons ticas, lossuperiores ge-nerales de lasrdenes exen-tas y abades y

    prelados conju ris diccin te-rritorial propia.El derecho dep a r t i c i p a c i nest ligado ala persona; noest excluidala delegacin,pero esta no

    implica derecho a pluralidad de voto.Los participantes tienen derecho, conanuencia de la direccin del concilio,a presen tar ponen cias sobre el progra-ma del mismo. E l concilio ecumnicogoza de la autoridad s uprema s obre laIglesia universal (Breve his toria delos Concilios . H erder, Barcelona 1 960 ,p.9) . El actu al Cdigo de Derecho Ca-

    nnico (cns. 338-341) precisa lospun tos siguientes : slo el Papa puedeconvocar, pres idir, pers onalmen te o atravs de otros, trasladar, su spender odisolver un Con cilio general; l prepa-ra y aprueba los temas y el reglamen-to; slo los obispos tiene el derechoy el deber de participar en l, aunquetambin pueden ser convocados otrospor la suprema au toridad de la Iglesia

    (es decir, el Papa o el Papa y el Conci-lio); los decretos del Concilio requie-ren ap robacin por parte del Papa y de

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    El Vaticano IIfue un Conciliode la Igles ia so-bre la Iglesia.Este hilo rojose debe, sobretodo, al Carde-nal Suenens,Arzobispo de

    Malinas, muycercano al PapaJ uan XXIII. Suinters princi-pal consist a endeterminar eltema central detodos los traba-

    jos conciliares .Por ello propu-

    so un proyecto que tendra xito: elConcilio habra de centrars e totalmen-te en la Iglesia a partir de dos perspec-tivas: Ecclesia ad intra Ecclesia adextra. Segn la primera se debera ex-plicar qu es la Iglesia en s mism a encuan to misterio que hace vivir a Cris-to en sus miembros (Lumen gentiumcum sit Christus) . La segunda pers-

    pectiva pretenda explicar lo que debe-ra hacer la Iglesia para su renovacinpastoral en sus diferentes aspectos ypara s u con tribucin al dilogo con elmu ndo moderno. Las dos cons titucio-nes centrales s eran, por tanto,Lum enGentium y Gaudium et Spes.

    Termino con un texto de un tes-tigo presencial, que corrobora lo que

    hemos manifestado al principio, noslo en cuanto al desarrollo del Con-cilio, sino en cu anto a s u recepcin:

    Cuando elConcilio Vati-cano fue con-vocado porJuan XXIII,era patente enlas viejas cris-tiandades, almenos en algu-

    nas, una ciertacrisis de fatigay de desencan-to. Preveo quela aplicacinde los decretosconciliares ennuestra Igle-sia tan multi-forme, podr

    traer, seguramente traer, cierta ini-cial confusin y aparente desorienta-cin past oral en las s uper ficie de cier-tas ins tituciones eclesiales. Pero en elfondo: en el dogma, en la caridad, enla Eucarista, todos s omos y seremosconsustanciales con la verdad.

    El Seor bendecir, estoy se-

    guro de ello, tanto trabajo, estudios,sacrificios y la inmensa solicitud deevangelizacin del Papa, obispos,sacerdotes y religiosos, y de todo elPueblo de Dios extendido por toda laredon dez del planeta (J . ARGAYA,

    Diario del Concilio. Public. Idatz, SanSebastin 2008 , p. 604 ).

    Benito Mndez

    Profesor del ITC

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    l da 23 de agosto se inaugu-r en la Sala de Ceremoniasdel Palacio de Gelmrez la ex-

    posicin Cdice Calixtino. Ex re sig-

    natur Iacobus liber iste vocatur; unamuestra con la que, desde el Cabildode la Catedral y la Fun dacin Catedralde Santiago, se quiere dar respuesta,por un lado, al deseo expresado por elSr. Arzobispo de hacer visible la obraal gran pblico tras su feliz recupera-cin, al tiempo que se dan a conocery se ponen en valor los contenidos,e s t r u c t u r a ,

    m i n i a t u r a s ,i m p o r t a n c i ay repercusinde este ma-nuscrito delsiglo XII quelos aconteci-mientos delltimo ao

    han puestotan de actuali-dad.

    La ex-posicin semantendr abierta al pblico hastafinal de ao, si bien, en su primerasemana -tras la ampliacin del pla-zo inicialmente previsto de solo tres

    das, debido al gran xito de pblico-ha contado con el atractivo de tenerexpuesta la pieza original, sustituidapor un facsmil durante el resto de lamuestra.La presencia del manuscrito originalpor tiempo limitado responde a la ne-cesidad de llegar a u n n ecesario equi-librio entre las especiales exigencias

    de conservacin y seguridad que su-ponen, adems, un importante costeeconmico para las entidades orga-nizadoras, y el gran inters social ymeditico que se ha generado por la

    pieza. Huyendo de todo morbo o sen-sacionalismo, el robo y recuperacindel Cdice han dado a conocer mun-dialmente esta obra y es ocasin desat isfacer esa cur iosidad, la necesidad

    de recibir un mensaje, una demandade conocimiento por part e de la socie-dad. As mism o, el impacto mediticodel Cdice Calixtino sirve, a modo deabanderado, para dar a conocer elrico patrimon io cultural que cons er vala Catedral compostelana, su Mus eo ysu Archivo, as como los es fuerzos qu ela Iglesia compos telana realiza, des de

    hace ms de

    800 aos, porc o n s e r v a r l o ,i nves t i ga r l o ,difundirlo yponerlo en va-lor.N a t u r a l m e n -te, el puntoprincipal de la

    exposicin esel propio Cdi-ce -y as lo re-marca el mag-nfico mon tajeexpos itivo rea-

    lizado por In slito (Pinal+ Garca Alnproyectos mu seogrficos) - pero ha-berse limitado a la mera exh ibicin dela obra, como s i de un objeto totmico

    se trat ase, habra sido insu ficiente; poreso, ms que un a exposicin del, loes sobre el Cdice Calixtino y, porello, era necesario realizar, en primerlugar, una contextualizacin sobre lapoca, los personajes principales, lastcnicas y procesos para la realizacinde una obra de estas caractersticas,etc. Piezas y documen tos del Mus eo y

    Archivo catedralicios acompaan, deeste m odo, al Calixtino, haciendo mscomprensibles algunos de los conte-nidos de la mues tra.

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    Tambin resulta interesante dejarconstancia de la importancia de laobra, las copias que se fueron reali-zando, tanto ntegras como parciales;as como los abundantes estudios,

    traducciones, versiones, etc. que sehan venido su cediendo, de forma m sacusada, en el ltimo siglo. Algunosejemplos de todo ello, con especialprotagonismo para la edicin gallegaque, impulsada por la Xunta de Gali-cia, se realiz el pasado Ao Sant o conla participacin, en el aspecto plsti-co, de Francisco Leiro, uno de nues-tros artistas m s internacionales.

    Pero, como queda dicho, el ob-jetivo principal de la expos icin es elanlisis del L iber Sanct i Iacobi, conun sentido divulgativo y pedaggico.

    De este modo, una serie de panelesretro iluminados van desmenuzando,con textos e imgenes, varios aspec-tos y los cinco libros que componenla obra, cada un o de ellos con un con-

    tenido m onogrfico y un a inten ciona-lidad evidente: el primero, de carcterlitrgico, dota a Santiago Apstol y asu Catedral de un importante corpus de lecturas, sermones, himnos, ant-fonas, etc.; el segundo glosa la figurade Santiago a travs de la narracinde 22 milagros; el tercero justifica lapresencia en Compostela de los res-tos apostlicos a travs del relato de

    la Traslacin; el cuarto, llamado deTurpn, estuvo, durante siglos, sepa-rado del resto del conjunto. Explicacmo durante siglos estuvo olvidadoel sepulcro Apostlico hasta la apari-

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    cin de Santiago a Carlomagno paramostrarle el Camino a su Tumba. Elquinto libro, el ms conocido de todosellos, es la Gua del Peregrino, en laque s e van d esglosan do las etapas del

    Camino hasta su llegada a Composte-la, con consejos, recomendaciones ycuidadas descripciones, en tre las quecabe dest acar la de la ciudad y la Cate-dral de San tiago. Por ltimo, s e inclu-yen u nos Apndices en los que des ta-ca su parte musical, con el conjuntopolifnico ms an tiguo de E spaa.

    Complementariamente a la ex-

    posicin, se ofrece la posibilidad devisitar el resto del Palacio de Gelm-rez, uno de los principales edificiosciviles medievales de Es paa y dondese concentra la programacin cultural

    del Mus eo de la Catedral. En la Sala deManrique todava se puede ver la ex-posicin Compostela Iconogrfica,una pequea instalacin multimediasobre el Programa Catedral que desa-

    rrolla la Fun dacin Barr i y el Cabildoy, en la Sala de Armas, la exposicinLa Catedral de Santiago, corazn deCompostela, centrada en el Plan Di-rector de la Catedral, que s e incorporacomo ltimo captulo de Cdice Ca-lixtino para dar a conocer y concien-ciar de la necesidad de la aportacinde todos para la conservacin y res-tauracin de nu estra Catedral.

    Ramn YzquierdoDirector T cn ico

    Conservador del Museo

    de la Catedral de Sant iago

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    La Catedral es nuestro corazny el Cdice Calixtino nuestra piel.

    Una pieza que contiene el ADNde nues tra ciudad, de nues tra cultura,

    de nuestro origen, de nosotros mis-mos. De todo lo que significamos. Esun o de los mayores tes oros jams es-critos, que nos define.

    Todos vivimos mu y de cerca, yotambin por mi profesin de mtomeen todo, la desaparicin de nuestrapiel. Nos sentimos desnudos duranteun largo ao, has ta que lleg la buena

    noticia de su recuperacin.

    Ahora tenemos qu e dar las s ufi-cientes garantas -entre todos- de queestar a buen recaudo. Creo que laexposicin en la que el Cdice Calix-tino ha estado al alcance del pblicoen general (peregrinos y san tiagues es,feligreses o ateos) ha sido muy posi-

    tiva. Es un acercamiento de un tesoropatrimonial de incalculable valor a lagente. Gen te qu e s e ha vist o reflejadaen l.

    Creo que esta muestra y la queexpondr en octubre doce Cdicesde toda la Iglesia gallega es un gestomuy honorable, un gesto para unir lahistoria a las personas . El patrimonio

    eclesistico forma parte de nuestrahistoria porque la Iglesia tam bin for-ma parte de nues tra historia. En San-tiago de Compostela la Iglesia ha sidodeterminante para la constru ccin de

    la ciudad ; no s lo cons tru ccin fsica,tambin espiritual.

    As veo a nuestra Iglesia. Unaiglesia que comparte. Todos los quellegan hacen el Camino por algo, unmotivo personal. Y todos, el 100%,encuentran en Santiago de Composte-la una respu esta.

    Veo en nuestra Iglesia muchagente joven, preocupada, activa, fe-liz. Una Iglesia que trabaja para dar aesos jvenes perspectivas vitales conlas que se sientan colmados y espe-ranzados. La P EJ , el Ao Sant o, la vi-sita del Sant o Padre todo ello ha de-mos trado recientemen te que la Iglesiacompostelana es dinmica y est mu y

    viva.

    Santiago de Compostela es unagran ciudad con un a gran Iglesia mon-tada pieza a pieza, piedra a piedra, yque se h a confabulado para que has taaqu nos guen las estrellas.

    Paula PjaroPeriodista

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    or qu estudiar Cien-cias Religiosas? Es lapregunta que lanzamos

    al aire y que cobra actualidad, unaactualidad apasionante por la nueva

    etapa qu e inicia el Ins tituto Su periorCompos telano d e Ciencias Religiosas(ISCCR), con sede en Santiago y ACorua.

    El estudio de los hechos reli-giosos y del crist ianismo s igue s iendomuy importante y actual en nuestrasociedad y en nuestra cultura. Hoyasis timos a un a vuelta de lo religioso

    en medio de la secularizacin. Cadavez se ve ms necesario el estudiode las religiones y del cristianismoen un mundo globalizado donde lascreencias y prcticas religiosas sonfun damentales para comprender e in-terpretar las cu lturas y para articularel sent ido de la vida. El estu dio de lateologa permite, adems, dar razn

    de la fe cristiana para poder dialogarcon las ciencias contemporneas.

    La oferta acadmica del Insti-tu to Superior Compos telano de Cien-cias Religiosas (ISCCR) se componedel Grado en Ciencias Religiosas (4cursos acadmicos) y del Mster enun curso con las especialidades deCiencias de la Religin, as como Es-

    tudios J acobeos. El ISCCR cuentacon u na am plia oferta edu cativa, queincluye, adems del ttulo de Gradoen Ciencias Religiosas, otras activi-dades complementarias como, porejemplo, los Cursos de Biblia, His-toria y Religiones, el Curso sobre elConcilio Vaticano II y distintos cur-sos de verano.

    En nuestro Instituto, vincula-do la Facultad de Teologa de la Uni-versidad Pontificia de Salamanca, se

    encuentra pues un ambiente univer-

    sitario que permite conocer y vivir larelacin en tre la fe y la cultu ra y pre-pararse para desempear la misinen la Iglesia desde el encuentro conel mundo universitario. Adems, serealiza un estudio profundo y actua-lizado de la Tradicin cristiana y delos p rincipios y valores de la TeologaCatlica. Tambin se puede investi-

    gar sobre las formas, modos, mbi-tos, smbolos, textos e institucionesde las diversas tradiciones religiosaspara ofrecer posibilidades de dilogo

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    dimens in p blica de la fe cristiana.Asimismo, los estudios de

    Ciencias Religiosas capacitan con un aformacin de rango y nivel universi-tario para tareas como las de agentede pas toral al ser vicio de la dicesis,de congregaciones religiosas y socie-dades de vida apostlica en camposcomo los de juventud, animacin deltiempo libre, pastoral de la salud,pastoral familiar o medios de comu-nicacin -entre otros mu chos - y para

    y cooperacin entre ellas en nuestrasociedad actu al; sobre la relacin en-tre la Biblia y las tradiciones cultu-rales, sobre los orgenes del cristia-nismo, sobre las grandes tradicionesreligiosas de Oriente y Occidente,sobre las nuevas formas de religiny los nu evos movimientos religiosos,sobre u na t eologa cristian a de las re-ligiones, sobre la Biotica y las tra-diciones religiosas, sobre las relacio-nes entre la ciencia y la fe y sobre la

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    tareas educativas, ya que ofrecemosla capacitacin para ensear Religinen Primaria, Secundaria y Bachillerato.

    En n uestra Inst i tuto hemos en-trado ya desde hace tiempo en el mar-

    co del Es pacio Eu ropeo de EducacinSuperior (Proceso d e Bologna) con laincorporacin de los crditos euro-peos (ECTS), las competencias y elempleo de las nuevas tecnologas dela informacin y de la comu nicacin.Nuestras titulaciones universitariasde Ciencias Religiosas (Grado-Bachi-ller, y Master-Licenciatura) tendrntodos los efectos civiles correspon-dientes a los n iveles acadm icos un i-versitarios de Grado y Mster res pec-tivamente.

    A esta tarea nos anima Bene-dicto XVI:Es verdad que, a veces , las m aterias

    de est udio parecen m uy lejana s d e la

    vida cristiana real y de la atencin

    pas toral. S in em bargo, es un gran

    error plantear de entrada la cuestin

    en clave pragm tica: Me s ervir est o

    para el fu turo? Me ser de u tilid ad

    prct ica, pas toral? Des de lu ego no se

    trata s olament e de aprender las cosas

    m eram ente prcticas, s ino de conocery com pren der la es tru ct ura in terna de

    la fe en su totalidad, de manera que

    se convierta en una respuesta a las

    pregu ntas de los hom bres que, aun-

    que aparentemente cambian en cada

    generacin, en el fondo son las mis-

    mas. Por eso, es importante ir ms

    all de las cuestiones coyunturales

    para captar cu les son precisam en -

    te las verdaderas preguntas y poder

    entender tambin as las respuestas

    com o aut nticas respuest as . (Bene-dicto XVI. Carta a los seminaristas,18 de octubre de 201 0).

    Andrs Fernndez FartoDirect or del IS CCR

    In stituto Superior Com postelano

    de Ciencias Religiosas

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    Despus de unos aosde s acerdocio aqu, en la Ar-chidicesis de Santiago, mesurgi una duda vocacional:Sigo o no sigo?. Un com-paero, misionero en Co-lombia, me dice: Ezequiel,te encuentro un poco triste,qu te ocurre? Le cont.Su recomendacin fue sindudar: Vente con nos otros.Mi respuesta, pu es yo querasalvar mi vocacin, fue alinstante: S. Iba por tresaos y el Seor quiso queme quedase veinticinco. La

    ayuda incondicional de Cris-to no me ha faltado durantetodo ese tiempo. Cuestionesde s alud forzaron mi regreso.

    A mi llegada estuve con loscompaeros en u na parroquia delCauca. Luego en San Lorenzo,tambin en la Cordillera del Caucadurante 1 8 aos. Tras ellos, la co-lumna y las p iernas comenzaron afallar y regres a Es paa. Despu sde un ao volv a Galerazamba(Cartagena de Indias), atendiendo

    5 comunidades. En 2006 retorna la Dicesis Compostelana demodo definitivo. Hoy tengo claroque tambin Espaa es tierra demisin.

    El cario con el que reciben auno en las misiones obliga a en-tregarse a ellos. Que nadie pien-se de u n misionero: Bueno, tuvo

    que h acerlo. No.

    Los lazos de cario que se creanen esas comunidades traspasan tiem-pos y front eras: m iles de correos elec-trnicos colapsan m i ordenador desdemi es tancia en Colombia. Satisfaccin,alegra y agradecimient o eterno a Diosy a quienes me acogieron como ser vi-

    dor del E vangelio.La vida en esos lugares no re-sulta cmoda. De Espaa llegabanalgunos productos y enseres. Huboparroquias de aqu que me ayudaronmucho. Adems de las carencias ma-teriales, me toc hacerle frente a laguer rilla con un a actitud pas toral. Re-cuerdo a un soldado que me encao-n con una metralleta: O se retira o

    disparo. Buscando ayuda para la co-munidad, recib insultos y amenazasde gente influyente y hube de escon-derme. Pero no recuerdo h aberme en-

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    cogido nunca; saba que misfuerzas venan de Dios. Ade-ms, resulta imposible matarla ilusin de un misionero.Como contrapu nt o divertido,

    me viene a la memoria el dade los santos inocentes: na-die se quedaba en casa. Lagente, sacerdote incluido, sa-la por el pueblo con calderosde agua para mojar a todo elmundo.

    Al final, puedo decirque las m isiones s e han con-

    vertido en uno de los mo-mentos ms importantes demi vida. Di una respuesta aCristo, la cual, junto con larespuesta de aquellas comu-nidades , reforz por comple-to mi vocacin al sacerdocio.La disponibilidad que he vi-vido en aquellas tierras, en

    cuerpo y alma, a veces cost a-ba un poco. Pero no hay cosams bella en est e mun do queentregarse sin condiciones.

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    Nac en Celeiro (Lugo).Con 18 meses mis padresemigraron al venezolano es-tado de Falcn, donde huborecientemente un incendioen la refinera de Amuay, enJ ud ivana. Yo fui con ellos. Alos 6 aos regres con misabuelos a Espaa. Creo quemi vocacin nace en el cora-zn de la abuela Concha. Sehaba quedado hurfana mu ypequea y se dedicaba mu choa los nios que venan de laaldea. All en el pueblo habaun comedor un comedor para

    la gente sen cilla, al que acu-dan los n ios que n o tenanpara comer. Cuando u n n iose quedaba sin comer porque

    llegaba tarde, la abuelita lo lleva-ba a la lareira y le daba de comer.Poco a poco, esa generosidad de laabuela, el ejemplo de don Carlos,un maes tro de primaria, y algun osmisioneros que vinieron, me mo-tiv bastan te.

    A los 9 aos le manifest mi

    inquietud al prroco, D. VicenteGradey. Me corresp onda ingresaren Mondoedo. Desde Venezuela,mis padres s e dieron cuenta de quesi yo no regresaba con ellos, cre-cera sin conocerles. A la abuelay a mis tos les pareci razonable.Pero, y mi vocacin? Los buenospadres tienen todo previsto: Porel seminario, tranquilo, hay aqu

    uno cerquita de la casa. Era elcolegio salesiano. Ah conoc aDon Bos co a travs de los s alesia-

    nos. Me entusiasm. Realic all misquince aos de formacin.

    Durante el perodo de forma-cin trabaj mucho en las zonas mar-ginales, barrios de Caracas en la zona

    de la Vega muy inseguros. Los sale-sianos de Venezuela tienen la obra delos nios de la calle, una labor muyinteresante y muy difcil. An recuer-do uno de los nios que encontr enuna farmacia. Tena 12 aos y me pi-di dinero, diciendo: Me duele unamuela. Hablando con l le pregunt:Y qu pas?. Mi pap est en lacrcel. Entonces lo llev a nuestra

    obra de infancia para que la conocie-ra y por s i poda ayudar le. La primeraetapa de trabajo con estos much achoses invitarles y que puedan ducharse,

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    asearse, etc. Luego siguenen la calle. En una segundaetapa, ellos viven en la casa.Y en u na tercera etapa, algu-nos de ellos son adoptados

    por familias. Muchos de es-tos nios de la calle son uti-lizados por las bandas, paratraficar con drogas y otrasexplotaciones.

    En el Alto Orinoco,particip en las misiones sa-lesianas que atendan la Isladel Ratn. Fue u na experien-

    cia m uy bonita. En contrarsecon el inmenso Orinoco via-

    jando en una canota Diosmo! Yo abr a los brazos ydeca, bueno, Seor! Dn-de es toy? La labor de los m i-sioneros de distintas partesdel mundo es, realmente, elfruto de una vida consagra-

    da. E l primer regalo de aqu elambiente, consista en elpaludismo. Los misionerosofrecan su salud y sus pro-pias personas en el serviciode los indgenas .

    Se aprende una generosidadinolvidable. La alegra con la que tereciben es increble; lo mejor no tie-nen nada, pero siempre te pedan labendicin. Tambin aprendes a tener

    mu cha paciencia. Y mu cha esperanza;a pesar de que la gente vive, no ya enla pobreza, sino en la miseria, cuandoorganizamos las actividades de tipocultural, de tipo religioso, de tipo for-mativo, etc., se percibe gran ilusin.Eso ayuda mucho. En las misioneseres consciente, en todo momento, delo que significa el sacramento del Or-den que has recibido: una consagra-

    cin a Dios para siempre, al serviciode un a gente que te necesita.

    A los misioneros nos encantaraver a mu chos jvenes , chicos y chicas,que pudieran tambin consagrarse oformarse para ser misioneros. Ade-ms de la parte econmica, que hacefalta, se precisan muchos obreros

    para que la evangelizacin reciba unimpulso cons tante.

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    En mi caso, la vocacinmisionera surge del propiocarisma de esta congrega-cin. Las ConcepcionistasMisioneras de la ense anzavivimos as; nos sentimosimpulsadas hacia donde seanecesario. Llevamos a cual-quier parte del mundo la ac-cin educativa, adems de lapromocin de los n ios y lasfamilias.

    Durante 30 aos hetrabajado en Venezuela y laRepblica Dominicana, tra-

    tando de darlo todo. Desdefuera pu ede que s e vea comouna tarea difcil aunque, sinduda, el estmulo y la cerca-

    na de la gente dulcifica los in-convenientes. Resulta gratifican-te. Careces de medios, de lo msbsico; haces frente a situacionesdesbordantes (una sola contratodo un contexto social adverso).Pero la gente que est a tu ladose muestra tan receptiva, alegre yagradecida, que no te desanimas

    nunca. He aprendido de ellos aser providente y confiar mucho enDios.

    La vida religiosa hace qu e nos sin-tamos conectadas entre nosotrasen todo momento. La Congrega-cin responde a las necesidadesde ayuda que le pides, pero ade-ms est atenta para que nun ca te

    sientas sola ni en lo espiritual nien lo humano. El trabajo que hacecada u na es valorado y significati-

    vo; lo consideran como algo propio yeso realza la propia dignidad de tu mi-sin. De todos modos, los cristianosno vamos a las misiones para que senos valore; es u na t area que va inclui-da en n uestra propia natu raleza.

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    la a todos:

    Qurovos presentar un fer-mos o rincn da nos a Arquidioce-se, enclavado no interior da pro-vincia de A Corua, na meseta.O meu nom e J uan Gonzlez-

    Redondo, e son o cura de catrofreguesas rurais: Divino Salva-dor de Xanceda, onde vivo, SantaMaria de Albixoi, San Mamedede Lanz (todas elas do Concellode Mesa) e San Xon Bautistade Vitre (Con cello de Frades ).

    As catro parroquias sontotalmente rurais, de poboacin

    dispersa en pequenas aldeas e,por desgraza, moi envellecida een diminucin. Entre as catro steen 8 50 h abitantes. Anda quehoxe moita desta xente vive das a pens in, a xent e activa adca-se fund amentalmente gandera,ou presta servizo nas fbricas detella e cermica que son a outragran riqueza econmica da zona.A paisaxe es t caracterizada polachaira interrompida por suaves

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    outeiros, con grandes praderas corta-das por explotacins forestais e carba-lleiras. Dado que a altitude notable-en torno aos 400 metros-, os inver-nos tenden a ser fros, pero os vernsson marabillosos.

    O carcter da xente tranquiloe reservado, de extrema laboriosida-de, e enormemente acolledor en cantote das a coecer. Son xentes h um ildese sensatas, prudentes no falar e fieisaos seus costumes.

    A mia labor como pastor, ade-mais de atender ao culto, ten un ca-rcter moi persoal e familiar, o que enormemente satisfactorio. A miapreocupacin principal constitur

    comunidades cristins vivas, acolle-doras , nas que s e poida vivir e celebrara fe. Para iso teo que dicir que meencontrei con un grande nmero decolaboradores cheos de xenerosidade,e que se senten chamados a ocupar oseu lugar de responsabilidade dentroda Parroquia. A exist encia destas per-soas algo que h ai que agradecer aosmeus predecesores, D. Pedro Santos e

    D. Mar io Cotelo.

    A outra gran riqueza da mialabor son os compaeiros sacerdotesdas parroquias vecias. Entre todosestam os levando a cabo iniciativas decolaboracin nos diferentes sectoresparroquiais, en diferentes proxectosilusionantes. esta unha labor deequipo que creo que de enorme im-portancia hora de afrontar os gran-des desafos que a nosa Igrexa com-posteln ten n este momento.Quedades convidados a visitarn os.

    Unha apertaJ uan Gonzlez Redondo

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    oy natural de la ciudad de A Corua. Llevo de sacer-dote 7 aos. Mi trabajo, hasta ahora, lo desempeaba

    en el Seminario Menor. All, cuan do me orden, llegu comoformador y, en los ltimos tres a os, he estado como director

    espiritual.Llevo 6 aos trabajando en la Delegacin de Infancia y

    J uventu d como su bdelegado al lado de J avier Porro que ha s idoel delegado has ta ah ora.

    Saba cm o funciona ba la Delegacin

    Por una parte s que era previsible que yo fuera el nuevodelegado porque llevaba s eis a os en la Delegacin; pero no eranecesario, poda no haber sido as, podamos habernos ido los

    dos porqu e formbamos equipo. En es te caso se vio bueno queyo cont inuara porque ya llevaba u n rodaje, ya conoca la dice-sis, cmo funcionaba la delegacin y se vio importante que yocontinuara; pero poda haber sido cualquier otro sacerdote opersona de la dicesis.

    Para es te pues to no hay que es tud iar nad a

    Yo no tengo nin gn t ipo de formacin ni de cu alificacinacerca de p astoral o de ps icologa o de pedagoga. Simplemen te,en la dicesis hay una necesidad y se ve que desde las caracte-

    rsticas que u no tiene se pu ede hacer cargo de ese trabajo. B-sicamente es un pues to de ser vicio. Normalmente los cargos enla Iglesia son cargas, y cuantos ms cargos ms cargas tienes,ms horas de trabajo, ms dedicacin.

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    No t ienes que ser sacerdo te par a ser

    delegado de J uventud

    Los delegados n o tienen que s ernecesariamente sacerdotes, es ms,hay en otras d icesis en Es paa dondeel delegado es un laico o u na religiosao religioso. Los qu e s que es tn los de-legados es al servicio del Obispo paraesta tarea y depende de las necesidadesque h aya en cad a s itio. Aqu, por ejem-plo, han sido sacerdotes desde que se

    cre la delegacin pero tran quilamentese pod ra fun cionar, en el momen to enque el Obis-po lo vieran e c e s a r i o ,de otra ma-nera. Tam-bin seraposible queestuviera al

    frente unlaico y queun sacerdo-te funcio-nara comoconsiliario.

    H ay jvenes b uen os hoy en da?

    S, buenos s qu e hay, pero en la

    delegacin no nos importa conseguirjven es buenos , s in o jven es que co-nozcan a Jesucristo, se entusiasmencon l y sean capaces de vivir su vidacon l.

    Es to n un ca fue fcil. Ya San taTeresa deca que eran tiempos recioslos s uyos, y tambin est os s on tiempos

    recios. No de mayor dificultad pero ses un momento distinto.

    J avier, como p erson a, como sa cer-

    dote , como delegado

    Sueo lo mismo como persona,sacerdote o ahora como delegado. Enmi vida lo import ant e es el Seor y serpara l, vivir para l con un a verdad e-ra entrega. Vivir la santidad. El Seores lo primero.

    J MJ 2 01 3

    Ya h an comenzado los prepara ti-

    vos. Nos hemos reu nido los delegadosde juventud de Galicia, porque la ideaen este mo-mento es irjuntas lascinco dice-sis gallegas .Hemos for-mado unapequea co-

    misin. Enella estnp r e s e n t e sdos repre-s e n t a n t e sde cada di-cesis quevan a traba-

    jar durante tod o el ao el tema del via-je, la logs tica, el it in erario es piritual,

    la forma de difus in

    El viaje lo vamos a h acer del 17de julio al 2 de agosto. Participaremosno slo en la JMJ sino en la Sema-na de Misin, lo que aqu en Espaafueron lo das en las dicesis, y lue-go nos quedaremos unos das ms deconvivencia, para reposar y compartir

    en grupo lo que hemos vivido en esosdas.

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    umplir aos en un convento,siempre resulta un estmulo.

    La vida se ha empapado de celebra-cin: en los recientes Ejercicios Es pi-rituales, han considerado la vocacin

    que Dios les dio; el General de la Or-den les h a facilitado unas cartas circu-lares de la Madre Presidenta (no hayinternet) y han estudiado en profun-didad sus propias Cons tituciones; enel comedor desgranan los escritos deSanta Clara y de San Francisco. Comoellas dicen, la vida de u na clarisa esla persona de J esucristo.

    Uno de sus carismas fuertesconsiste en la Santa Pobreza. La po-breza y la alegra les ayudan a des-prenderse de las cosas materiales y,sobre todo, para unirse ms a Cristo.En el locutorio, nos cuentan con ab-soluta naturalidad que la mayor partedel da transcurre en silenciosa ora-cin. Y que slo cuando se juntan en

    lo que llaman recreacin, mantienenanimadas tertulias.Su llegada a ACorua, tuvolugar en 141 6.A unas Ter-ciarias Fran-ciscanas (nisiquiera eranclarisas por

    aquel entonces), les toc el papel depioneras. La comunidad las tienepor almas muy santas. En 1905empez a tramitarse el paso a la Se-gun da Orden. Tras las calamidades dedos Guerras Mun diales y un a Civil, laemprendedora Sor Mara In maculada,abadesa, parti hacia USA (dicciona-rio en m ano), en bus ca de dinero para

    arreglar las dependencias. Corra elao 1975.

    De laaventura ame-ricana llegpoco dinero,la vocacin deSor CarmenIns y una la-vandera. El

    trabajo que sta hizo posible, permi-ti afrontar los gastos de remodela-cin. Las m ayores saben que, en casa,siempre s e vive con un a dosis extra defe. Sobre todo, aquellos episodios quemezclaban s ue os de futu ro y escas osrecursos.

    En estos m omentos, viven en el

    convento 6 herman as jvenes. 3 de Ke-nia. En su parroquia africana comen-zaron como catequistas. Poco a poco,

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    sin darse cuenta, se vieron comulgan-do en Misa a d iario, y se con sagrarona la Virgen. Su corazn s e hab a hechoadicto a la ternura con que Dios lastrataba.

    Si alguien les pregunta en qucons iste la perfecta alegra, han ap ren-dido bien la leccin con la que un daSan Francisco rompi moldes: cuan-do mis hermanos me ultrajan y nome quieren, he de insistir en esa fra-ternidad; a pesar de todo, soy tu her-mano: Jesucristo en su estado mspuro. Ellas procuran vivirlo, sonrien-

    do siempre a la herman a, sirviendo denimo; procurando qu e las dems pa-sen un rato divertido en el comedor;permaneciendo atent as a lo que otraspuedan n ecesitar; brindando u n m imoy una atencin esmerada a las enfer-mas, etc.

    Oramos para que us tedes oren.

    Y si no oran, rezamos en su lugar.As de apabullantes se muestran es-

    tas Madres. J os Luis Garci quisotransmitir en su pelcula Cancin decuna, el rostro feliz de unas monjas.No era broma. Presenciar las alaban-zas a Dios del grupo de frica, con vo-

    ces, con ritmo, desde el ncleo msntimo del alma, hace difcil contenerel llanto y la emocin; esas sensacio-nes que, dicen, produce la felicidaddel cielo.En la despedida de esta redaccin,un a herm ana pareca triste, preocupa-da. Extraaba un poco su desas osiegoen un rostro tan expresivo. Comentalgo con la Maestra y desapareci r-

    pida. Se haba marchado de la capi-lla, donde es t expues to el Sant simo,para despedirles. Pero slo haba unaseora y pareca que iba a marcharse.La pobre, prometi a J ess no dejar-le mucho tiempo solo. No son muje-res de otra pasta (no se dedican a larepostera, por cierto). Las pierde unAmor gigante.

    Redaccin

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    ai xa vinte anos que esta Urcanavega.

    A primeira pregunta que nos fan

    sempre cand o nos achegamos a falar deUrca, que quere dicir a palabra Urca.

    Urca, que ven do xermano, unha embarcacin, unha barca. Estabarcaza est aberta a todo tipo de rea-lidades que, moitas veces, nas nosasparroquias non atopan un lugar ondemost rarse: concertos, exposicins, me-sas redondas, seminarios, teatro, poe-

    sa, actividades de ONG, etc. Nestabarca nace o encontro con todas estasrealidades, coas persoas en comunida-de e co que nos Trans cende a cada unde ns.

    Urca quere servir e mostrar du-rante dous das tanto a realidade mispequena da nosa comunidade, parro-quia, Diocese como a realidade n acio-nal e internacional. Compartir outrosxeitos de vivir a fe, de com par tir e facerun mundo mis xusto dende a Expre-sin, a Solidariedade e o Encontro.

    Nestes anos celebrouse Urca enmoitos lugares de Galicia: Vigo, Betan-zos, A Corua, Pontevedra, Santiagode Compost ela. Es te ano Urca navegou

    cara dentro e estivemos na R a a , enCabrui.

    O encontro deste ano pretendeuvoltar a raigame de cada un de ns,

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    a pensar en todo o que est aacontecer, a poer Luz en tan-ta escuridade, e achegar novasrealidades que xurden. Foi unencontro que quera facer unha

    gran met fora ent re a vida na al-dea e as primeiras comunidadesque nos narran os Feitos dosApstolos.

    Fxemos o pan e o queixo,compartido no xantar, comparti-mos cantigas t radicionais e p oe-mas que foron capaces de facer-nos sen tir a Vida mis profunda

    e esquecida dos nosos maiorese os nosos lugares.

    Compartimos inquedan-zas sobre o momento que nostoca vivir na mesa redonda depolticos e vida pblica. Tamnvimos novos modelos de au-toxes tin e novas iniciativas s o-ciais.

    Teramos que nomearmoitos nomes de mulleres e ho-mes que comparten o proxectoda Raa, xunto con Vctor, opresbtero, para agradecerlles oque fixeron p or Urca e o que fanda a da na s a comu nidade. Setedes ocasin, non deixedes depasar pola R a a

    Gustaranos dende Urcaagradecer a todos os que s eguena soar e facer a utopa reali-dade. Deixars e levar e Co n-

    fia r .

    O ferm oso do deserto e

    que en calquera lugar agcha-

    se un pozo.

    Bea Prez MosqueraCantautora

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    stamos anteun libro fuer-

    te, amplio, exigent e

    Puede decirse que s etrata de uno de losmejores tratados so-bre la pos icin de loshombres y mujeresde nues tro tiempo enel plano de la fe ca-tlica. Es una obraque en su versinoriginal en francs

    y en ediciones enotros idiomas h a marcado todo un momentoy que es es pecialmen te conocido por muchoscristianos.

    Bernard Sesboe es un telogo jesuitamu y conocido y de un prest igio reconocido anivel internacional. Es profesor de Teologadel Centre-Svres de Paris y fue miembro de

    la Comisin Teolgica Internacional.

    Se ha convertido en u n libro casi icnico paramuchos. No pretende catequizar por la fuer-za o por el encantamiento de grandes y alti-sonantes palabras, sino llevar a la reflexingracias a sus muchos datos y a sus juiciosmu y abiertos.

    Puede ser extraordinariamente til

    para aquellos cristianos que quieran funda-men tar su condicin de seguidores de Crist o.Algo as como aprender a ser cristianos confundamentos histricos, teolgicos, socialesy hasta sociolgicos. Y hasta describir el en-torno de toda esta realidad desde otros pu n-tos de vista.

    Ahora que com enzamos el Ao de la Fe

    es u n m omen to especial para leer este libro.

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    n u na poca vint age y retro comoes la nuestra, paradjicamente,a la Iglesia se le sigue achacan-

    do un empeo por mirar a su pasado,considerado por algunos ms glorio-so que el presente, y por echar mano

    de sus clsicos; y es que, ciertamente,2000 aos de historia dan para mu-cho En es ta ocasin, la gran pantallanos sorprende con una nueva versinde la vida de todo u n clsico de los san -tos de la Iglesia, san Felipe Neri. Estepersonaje ya haba sido inmortalizadoen el celuloide, en la no menos clsicapelcula Sed buenos si podis, cuyottu lo recoga la proverbial expresin d el

    san to. Con un nu evo ttulo, Prefiero elparaso, extrado de la respuesta queel simptico san to daba al Papa cuandole propona ser carden al.

    Este drama histrico refleja lahistoria de San Filippo Neri, desde elmomento en que, siendo an un jovensacerdote, abandona Monte Cassinopara irse a Roma y, desde all, partir

    como misionero jesuita a las In dias. EnRoma y a la espera de poder zarpar, sehos peda en casa de un matrimonio ami-go, el cual le confa la edu cacin de suhijo. Al final, acabar dnd ole clases alchico, a su hermana y, tambin -con laayuda de su confesor, Persiano Rosa- aun grupo de ladronzuelos de las callesde la ciudad. El creciente nmero defieles que s e acerca a l terminar fru s-

    trando su s planes misioneros. En tanto,el santo decide formar con s us indisci-plinados m uchachos u n coro que canteante el Papa que, tras dicha actuacin,

    haba pro-metido con-siderar laaprobacinde la fun-dacin dela congre-gacin qued e s e a b asan Feli-pe.

    E lguin re-coge de

    m a n e r am a g i s -tral la personalidad del pro-tagonista, San Filippo Neri, un sacerdo-te florentino, nacido en 1515 y que vivims de 60 aos en Roma; un hombre op-timista, de carcter vital y espritu alegrey jovial, que mostr que se poda servira Dios con alegra, todo lo cual le mere-ci el nombre de el santo de la alegra;

    pero, sobre todo, se mu estra la exageradabondad del santo, a la cual hace alus in elcarioso apelativo de Pippo el Bueno.

    Por su temtica y su tono amable,positivo y optimista, se trata de una pel-cula que claramente va a contracorrientede las actuales producciones. No obstan-te, sern precisamente estos valores, tanoportunos para una poca como la nues-

    tra caracterizada por la crisis econmica,pero tam bin s ocial, educat iva, etc., y ten -dente al pesimismo, los que la conviertenen una ptima eleccin cinematogrfica.Finalmente, la invitacin que s e nos brin-da en la pelcula a no con formarn os con lopresente y a preferir el paraso como unameta alcanzable para todos, refuerzan to-dava ms su valor. Sin duda, una opcinpara todos los pblicos y que n o defrauda-

    r ni a nios n i a adultos.

    Miguel Lpez Vare la

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