Aventureros del Círculo Polar

8/3/2019 Aventureros del Crculo Polar

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Aventurerosdel Crculo Polar

por el

P. Segundo Llorente S. I.Misionero de Alaska

Ediorial

EL SIGLODELAS MISIONES

1952

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Nihil Obstat:

N. GUENECHEA, S. I.

Censor eccus.

IMPRIMI POTEST:C. MAZON, S. I.

Praepos. Prov. Castell. Occid.

30 Augusti 1951.

IMPRIMATUR

CASIMIRUS

Episc. Dic. Flaviobrigensis

15 Augusti 1951

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NDICE

DOS PALABRAS AL LECTOR...................................................6

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I PARTE.....................................................................10

AVENTUREROS DE LA CRUZ.......................................10

AVENTUREROS DE LA CRUZ.......................................10EL P. DELN, SUPERIOR DE ALASKA....................................11EL PADRE ROBAUT, UNO DE LOS FUNDADORES

DE LA MISION..............................................................................22EL PADRE JUAN SIFTON........................................................30EL HERMANO BARTOLOM KO............................................38

II PARTE....................................................................48

FLORES Y FRUTOS DE LAS NIEVES POLARES...............48

FLORES Y FRUTOS DE LAS NIEVES POLARES...............48

JOS PRINGE, EL PRIMER JESUITA ESKIMAL..........................49EFFY, LA INTERPRETE..........................................................59PEDRO AILOOK, EL HUERFANITO.........................................68

III PARTE...................................................................73

TIPOS DEL NATURAL..................................................73

TIPOS DEL NATURAL..................................................73JAIME, EL BUSCADOR DE ORO.............................................74ABRAHM, EL NARRADOR DE CUENTOS..............................83

JONS, EL CAZADOR DE OSOS............................................91JONS, Y LOS LOBOS NEGROS

DE REVILLAGIGEDO...................................................................101EL ESCOCS, NAUFRAGO EN UN CAMIN..........................111LUIS, EL BALLENERO..........................................................120

JORGE, Y SU FE DE BAUTISMO...........................................127

CONCLUSIN...........................................................135

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CONCLUSIN...........................................................135

EL MISIONERO DE KOTZEBUE............................................136

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DOS PALABRAS AL LECTOR

Forma este volumen como un complemento del anterior, ENLAS LOMAS DEL POLO NORTE, segn lo dicho en el Prlogo delmismo.

Entre uno y otro se recogen todos los artculos escritos por elP. Llorente para EL SIGLO DE LAS MISIONES, durante su

permanencia en Kotzebue, julio 1938-agosto1941, en que sali deall para ser Superior de Akulurak.

Bajo el titulo AVENTUREROS DEL CIRCULO POLAR, seclasifican aquellos artculos, en que la pluma gil y sugestiva delautor, nos ya dejando retratados con mano maestra toda unagalera de personajes: desde el misionero catlico que,abandonndolo todo, se sepulta en aquellas soledadeseternamente heladas, en busca de las almas redimidas por

Jesucristo que las pueblan, hasta el clsico "aventurero", que hacorrido todos los mares y respirado todas las brisas, acuciado porel afn del dinero y del peligro.

Tipos heroicos, para quienes la naturaleza no ofreceobstculos y que no temen, a precio de salvar almas, sucumbirhelados en la tundra desierta, barrida por huracanes de nieve; ytipos arriesgados, que, en la lucha por la vida, se enfrentan condificultades insuperables, que no hubieran acometido en aras de unideal ms elevado.

En estas pginas nos es dado bucear en almas y psicologasdiametralmente opuestas en ideas y aspiraciones, y el contraste deunas y de otras, hace destacar con mayor vigor y energa, acontraluz, la egregia figura del misionero de Cristo.

No busca oro, ni pieles de animales, ni ballenas, ni emocionesen riesgos y peligros. Renuncia a las comodidades, a la vida

tranquila y serena de un hogar formado segn el beneplcito deDios. Da de mano a la civilizacin en que se desarroll su infanciay juventud. Olvida la lengua que aprendi en el regazo de su madre

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y en la que balbuce sus primeras oraciones. Todo el mundo desus primeros aos, y quizs tambin de sus primeras ilusiones, essustituido por un mundo nuevo, en el que brillan entre sombras demuerte, de paganismo y de abyeccin, almas inmortales, que no

han recibido todava la marca roja de la sangre redentora.Llmese Alaska, o llmese de otra manera, en todos esospases de misin, el sacrificio del misionero es el mismo y lavocacin misionera se apoya en las mismas fundamentales basesde amor a Jesucristo y de amor a las almas, hasta la Inmolacin dela propia vida: amor enrgico e indomable, para el que no existenbarreras ni obstculos,

Y, junto e estos "caballeros del ideal", avanzadas del

Cristianismo civilizador, el mundo turbio de los "buscadores de oro";vyanlo a encontrar en su forma natural, cribando las arenas de losyacimientos de Alaska, o bien olisquendolo como sabuesos enexpediciones de pesca, o en caceras de animales de piel fina, enilcitas transacciones con la buena fe e ignorancia le infelicesindgenas.

Del contacto con los primeros vemos brotar esas flores yfrutos de las nieves perpetuas, que se describen en la segunda

parle de este libro, y a las que se hizo alusin al final del segundocaptulo del tomo precedente.

Del roce con los segundos, surgen las lamentables escenasaludidas en los captulos II, III y VI del mismo volumen. Aqutenemos que confesar al lector que la realidad supera a la pintura yque ms de una vez nos hemos visto forzados a actuar con lpizrojo sobre los escritos del P. Llorente, porque quizs nuestrosodos "farisaicos" no soportaran en fro la cruda descripcin del

paganismo al desnudo."El lpiz rojo nos decir, en una carta el P. Lloren-te queda

en libertad absoluta para tachar y borrar todo lo que se le antoje. Aeso nos obligamos el da en que tuvimos el honor de poder ponerla "S. J." detrs de nuestros nombres. Naturalmente. Pero queda elderecho a poder decir que "el espritu est pronto, mas la carne esflaca". La obediencia de juicio es algo a lo cual hay que aspirar. Noes cosa que se nos pone encima como la sotana o el sombrero.Cada vez que el lpiz rojo me tache un prrafo adorado, echar unpar de bufidos y despus me pondr a tararear el Cara al sol o algo

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semejante..."

No ha sido, sin embargo, cosa notable lo suprimido por esteprocedimiento, y casi siempre se ha limitado a pequeos incisos,que en nada perjudicaban al conjunto perfecto del artculo.

Para terminar, debo advertir al lector, a fuer de sincero, quelos captulos I, II, y V de este libro, no pertenecen a este periodo dela vida misionera del Padre Llorente como se har notar en sussitios respectivos.

Los escribi en 1930 y 1931, y fueron los primeros, que, consu firma, empez a publicarEL SIGLO DE LAS MISIONES. Me haparecido deber incluirlos aqu, porque encajaban con el ambientedel libro y para no dejar rezagado, perdido en las pginas de una

revista, no siempre a mano ni fcil de consultar, artculo alguno denuestro celoso colaborador.

P. Segundo Llorente S. J.

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I PARTE

AVENTUREROS DE LA CRUZ

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I

EL P. DELN, SUPERIOR DE ALASKA

Un accidente sensible

Dursima sobre toda ponderacin ha sido la prueba por queacaba de pasar la Misin de Alaska. Como si los hielos eternos y la

soledad espantosa, con otros mil inconvenientes naturales, nobastasen a entorpecer los progresos de esta misin, tan rica enpenalidades y sufrimientos, parece que los progresos de la culturamoderna se han conjurado tambin para llevar el terror a aquelloscampos de desolacin, acelerando a los misioneros una muerteque ya de suyo caminaba a grandes pasos.

Me refiero a la reciente catstrofe de aeroplano que priv a laMisin de dos misioneros y dio a la humanidad una madre con dos

nios hurfanos, que quedaron en el mundo sin el padre que lesdaba de comer.

Conviviendo como estoy, no lejos de Alaska, con algunos desus futuros misioneros, y en ntimo trato con personas que seinteresan mucho por la Misin, he podido enterarme pronto de latrgica noticia que nos envolvi a todos en esa especie deestupefaccin triste y silenciosa que causa todo fatalacontecimiento.

"El P. Deln, S. I., Superior de Alaska, un sacerdote y el pilotoperecieron, vctimas de un accidente, en el aeroplano de la Misin.

Aunque solas estas tres lneas lo dicen todo, no quisiramosque el suceso quedara sin comentarios; tanto ms que las ilustresvctimas, por lo mismo que buscaron sepultarse en vida en lasheladas regiones alaskanas, son acreedoras a que nosotrosperpetuemos su memoria, siquiera sea en esta brevsima resea,

recuerdo perenne de su paso por este mundo en beneficio de loseskimales.

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El P. Deln, misionero

Francs de nacin, y hechos los primeros estudios en unaEscuela Apostlica de Francia, parti el Padre Deln para los EE.UU. en 1591, cuando contaba 15 aos de edad, y al ao siguiente

entr en la Compaa de Jess, en California.Desde 1897 hasta 1903 estuvo enseando Francs y

Matemticas en la Universidad de San Luis Gonzaga, en Spokane,Wash. Terminados los estudios de la Compaa, y ordenado desacerdote, pidi las Misiones con los indios de las MontaasRoqueas.

Seis aos llevaba trabajando primero en De Smet, Idaho, y

luego en Missoula, Montana, cuando en 1914, al ser adjudicada laMisin de Alaska a la provincia de California parti para aquellaMisin, donde le estaba reservada una muerte tan trgica comogloriosa.

Como genuino Misionero francs, era intrpido y arriesgado,sin que le arredrasen obstculos de ningn gnero, y expuso suvida mil veces por la salvacin de las almas, al estilo del clebrepadre Lievens, y como ste, gustaba describir a sus amigos las

peripecias de sus viajes, no en caballos del Indostn, sino entrineos de Alaska. Sus cartas eran muy ledas y hacan muchobien.

Noches sobre el hielo

An perdura en mi corazn el eco de aquellas saludablesimpresiones que recib con la lectura de sus cartas. All, por el

invierno del ao 24 al 25, sali, como de costumbre, a visitar ladocena de pueblos a l confiados, y que, diseminados en un reaconsiderable, distaban entre s 50, 100 y 150 kilmetros.

El espesor de la nieve era de dos metros en la llanura, ydonde los ventisqueros soplaban con ms intensidad, la nieve,barrida de las cumbres y faldas de los cerros, rellenaba los valleshasta levantar su nivel 20 y 30 metros.

Un viento helado haba endurecido de tal modo le corteza de

nieve, que el paso del trineo no dejaba ms huellas que las quedeja un auto sobre el asfalto de las modernas carreteras.

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Preparados los vveres y dems prerrequisitos para unaexcursin de dos meses, nueve perros lobos se lanzaron a lacarrera por aquellos campos helados, arrastrando un trineo de diezpies de largo por tres de ancho. Vaco pesaba sesenta libras y

llevaba una carga de cuatrocientas.Despus de andar todo el da, sin descubrir seres vivos en elhorizonte, el P. Deln y su fiel criado eskimal hicieron alto en unllano, porque las tinieblas de la noche se espesaban y ya lesimpedan distinguir los objetos a dos metros de distancia.

Sueltan los perros del tiro para que descansen, y los atanseparadamente en los cuatro costados del trineo para que, a laproximidad de algn oso blanco olfateado, no se pongan. en fuga,

y, despus de darles dos libras y media de pescado a cada uno, elP. Deln y su compaero toman sendas tazas de t hirviendo queles restituye el calor perdido y a continuacin toman su refeccin depescado helado, en nada superior al de los canes.

Pero era menester dormir, porque le caminata haba sidodura. Entonces, relevndose a pequeos intervalos, con la sartnen que calentaron el t, abrieron una sepultura en el duro hielo yall se metieron envueltos en pieles de reno.

Al poco rato ya estaban helados, y, levantndose, corran,saltaban y hacan gimnasia sueca hasta que el sudor corra por lassienes en abundancia. Vueltos a la sepultura, descansaban otrorato, y vuelta a la gimnasia.

Doce veces se levant el Padre en las ocho horas de aquellanoche memorable. Al fin del viaje escriba que habla tenido tresnoches parecidas: una en otra sepultura, otra detrs de untmpano gigantesco que le defenda del viento, y la tercera fue lams penosa.

No haba tmpanos tras de los cuales pudiera guarecerse; elhiela estaba tan duro que el corte de la sartn se embotaba sinprofundizar y la oscuridad de la noche sin estrellas les cortaba todaesperanza de encontrar el barrio que buscaban.

No hubo ms remedio que resignarse a dormir en campo rasosobre el hielo, y, envueltos en pieles, se acostaron detrs del trineo

y trataron de conciliar el sueo; pero una brisa helada, "el vientoque mata", como le llaman los eskimales se colaba a travs de las

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varillas, los miembros ateridos se entumecan, los conductosnasales, obstruidos por el fro, hacan dificultosa la respiracin(porque respirar por la boca ese aire helado daa los pulmones), y,a pesar de los sorbos de t hirviendo, y de los ejercicios

gimnsticos, cuando amaneci tena el Padre un catarro tanfuertemente agarrado que, tres meses despus, el timbre de su vozera ronco y cavernoso.

Alojamientos eskimales

En los 16 aos que estuvo en Alaska, nunca dej de visitar asus cristianos, y las noches sobre la nieve tampoco escasearon,

como lo muestran sus cartas que a la vista tengo.El alojamiento que le aguardaba, despus de tan dura marchasobre la nieve, no era muy cmodo que digamos.

"Seis casas dice tena el barrio, y las seis eran de hielo.La que ms levantaba, no pasaba de un metro, por lo que, a pesarde mi baja estatura, tuve que decir la misa de rodillas con uninfiernillo al lado para que no se me helase el Sanguis. Mientras ladeca, el hielo del techo derretido goteaba sin cesar sobre los

corporales que quedaron hechos una lstima.Por qu no hacis ms altas las casas? pegunt al jefe

de la choza.

No hace falta que sean ms altas respondi; mientrasms pequeas, ms pronto se calientan."

Y ms fetidez encierran, podramos aadir croabas. El eskimalentra agazapado en su choza, como conejo en su madriguera, y

detrs entra toda la familia. Extienden las pieles por el suelo, ysobre ellas estn tumbados das y ms das sin salir, por lo que sedeja suponer el ambiente del local y el perfume que exhalaranaquellos rincones.

All entra el misionero a catequizar, bautizar y administrar losSacramentos, venga lo que viniere, y, terminada su labor en aquelbarrio, engancha los perros al trineo, orienta al perro delantero enla direccin del prximo barrio y... a correr porque el fro hiela, y el

movimiento es fuente de vida.

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Desorientacin en la tundra

Toda la garanta de buen xito en el viaje radica en laconfianza de que el perro delantero, que al lado del misionero visiten el verano aquellos parajes sin nieve, los vaya ahora

reconstruyendo con su instinto maravilloso y camine sin vacilarsobre la senda cubierta de nieve.

Si no yerra el camino, el misionero est salvado. Pero si falla,entonces... Saben ustedes lo que significa esa frase "entonces"?Entonces el viaje es un ir y venir sin rumbo fijo por aquellassoledades, cuyo silencio eterno ha hecho perder el juicio a ms deun expedicionario. Nadie pasa por all. Hielo, bruma, fro, soledad.

Los vveres escasean; los perros, mal alimentados, notrabajan, y el pobre misionero, solo, que no se resigna a morir a loscuarenta aos, lucha con esfuerzo de gigante contra toda lanaturaleza para prolongar los das de su vida, y de su angustiadopecho brota una plegaria a la Reina de las Misiones, implorandovida para consumirla en la evangelizacin de los eskimales.

La lucha es cruel y sin tregua como todo duelo a muerte. Al finse decide la victoria. Nueve misioneros oblatos de M. I. han

perecido ahogados en el ro Mackencie, porque, ignorando elcamino, pasaron por el hielo frgil que ocultaba rpida corriente.

Otras veces, las ms en estos casos, el misionero salva lavida, pero necesita valor heroico para dejarse amputar un miembrogangrenado, o para no quejarse del reumatismo all cogido, cuyosdolores agudsimos semejan leznazos que se introdujesen a porfahasta la mdula de los huesos.

Otras veces quiere Dios que el perro desorientado se oriente,

y la tragedia que amenazaba no pasa de un susto."Fueron dice el P. Deln muy angustiosas las horas que

pas desorientado, envuelto en los remolinos de nieve quelevantaba el huracn, pero, gracias a la pericia de mi perro, salileso de aquel peligro de muerte y puedo ahora escribirle a ustedesestas lnea

Como ven los lectores, esto se dice bien, y hasta puederesultar interesante orlo al abrigo de una estufa, pero pasarlo hade ser otra cosa.

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Misin difcil

En septiembre de 1923, el P. General de la Compaa lenombr Superior de la misin, que ms bien que cargo honorficoes all carga muy pesada, porque, al trabajo de cuidar de la propia

cristiandad, se suma el de tener que visitar las dems cristiandadesde la misin.

La muerte ha venido a poner fin a su Superiorato que,desempeado por siete aos, es clara seal de lo satisfechos quede su gobierno deban estar sbditos y Superiores,

Mas la misin en el interior es extremadamente difcil. En unaregin como tres veces Espaa pululan 54.900 habitantes

eskimales, indios y mineros blancos, y son pocos para tan enormeterritorio los treinta y tres jesuitas que seran suficientes si loshabitantes estuviesen reunidos en pocas ciudades o en un territorioreducido.

La Misin es una sepultura de Misioneros jvenes, el fruto esrelativamente escaso, y, como en frica, China, la India y el Japnestn sentados en la sombra de la muerte 950 millones depaganos, se pens en dejar la Misin de Alaska.

Despus de algunas tentativas el Papa dijo que, si laCompaa la dejaba, ninguna familia religiosa estara desocupadapara tomarla; que tambin los eskimales eran hijos de Dios,redimidos por Jesucristo, y por consiguiente, con derecho a entraren el cielo; y que el Sagrado Corazn bendecira estos sacrificios,como l sabe hacerlo.

Vista, pues, la voluntad del Papa, no hubo ms remedio quebajar la cabeza y continuar enviando Misioneros jesuitas a sustituir

a los muertos y, planes de Dios!, nunca han faltado en laCompaa vocaciones expresamente para Alaska. No hace antres meses, un Padre de Nueva Zelanda parti para Alaska. Hayall franceses, italianos, canadienses y norteamericanos, y conozcoa un espaol que ir pronto (1). La dificultad de la Misin provenaen gran parte de la alimentacin defectuosa de nuestrosMisioneros, Slo en los meses de verano pueden arribar los barcosnorteamericanos a los puertos de Alaska, y, durante el invierno,

1 Aqu P. Llorente se cita a s mismo. Su apostolado entre los

eskimales es conocido de los lectores. (N. del E.)

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que es de nueve meses, estaban condenados los Padres a comersolamente carne de reno y pescado helado, porque aquellanaturaleza madrastra no produce en el interior legumbres nivegetales algunos.

Con slo carne y pescado, el organismo necesitahidrocarburos, y stos al cabo de algn tiempo son indispensables,so pena de la vida. Los eskimales van a buscarlos en el buche delos renos y se disputan el liquen hecho papilla que all encuentran,y a veces llegan hasta devorarles el excremento; pero esto no esposible para el Misionero, pues tendra que convertirse en cazadorde renos en vez de cazador de almas.

El avin Marquette

Por otra parte, el procedimiento de los perros y trineos,aunque seguro, es muy lento dadas las enormes distancias que sehan de recorrer, y entonces surgi la idea del aeroplano. Mientrasque los perros van a 4 millas por hora cuando ms, el aeroplano vaa 115 cuando menos.

Pocos Misioneros haran mucho, y se poda ir y venir de

Alaska e Seattle o Spokane, lo mismo en verano que en invierno, adespecho de los icebergs y hielos del Estrecho de Bering,proveyendo de frutas, conservas y dems alimentos a losdesterrados Misioneros.

La idea fue tomando cuerpo, y los ideales se vieron prontoplasmados en realidad consoladora. La Asociacin "MARQUETTELEAGUE", de los Estados Unidos, integrada casi exclusivamentepor seglares y cuyo fin es enviar limosnas y objetos tiles a los

Misioneros, compr un aeroplano, le bautiz con el nombre de"MARQUETTE" y se lo entreg al Revdmo. Padre Jos RafaelCrimont, S. J., Vicario Apostlico de Alaska. Un HermanoCoadjutor, Jos Feltes, S. I., sac el carnet de piloto aviador, y todohaca presagiar que nuestro "MARQUETTE" ira y vendra deAlaska rindose de los hielos, montaas y barrancos.

Tiempo haca que se andaba dando vueltas a la idea desustituir en el aeroplano la gasolina por el petrleo bruto, queresulta ms barato, sin que ninguna Compaa se arriesgase ahacer la prueba, hasta que ltimamente se aventur una Compaa

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de NewYork y construy motores en serie tipo "Diesel MotoredBellanca". El "MARQUETTE" fue el primero de le serie que hizo leprueba, y de su resultado dependera el buen o mal xito de laempresa que explotaba el nuevo tipo de motores.

El primer vuelo result bien. Fue un viaje felicsimo desdeNew-York hasta San Francisco de California, en el que el HermanoFeltes demostr cualidades excelentes de piloto aviador.

De California subi sin novedad a Spokane, y de aqu salicon rumbo a Seattle, desde donde debla emprender el viaje paroAlaska siguiendo la costa del Canad; pero, como coincidiese sullegada con la prxima salida del barco para Alaska, se crey msoportuno desarmarle y embarcado llevarle en el barco, como se

hizo hasta Seward (Alaska), y de aqu en tren hasta Fairbanks,centro minero del interior.

La catstrofe de Kombue

Ya est el aeroplano en Alaska. El reputado piloto americanoRalph Wien pidi se le dejase hacer en l algunas pruebas, y,entusiasmado con aquel aeroplano colosal, equipado para ocho

pasajeros, se ofreci a llevar en l a los Misioneros durante todo elmes de octubre.

Con ese fin hizo un vuelo de 500 millas hasta Holy Cross,casa matriz de la Misin y residencia ordinaria del P. Deln, quien,encantado de los buenos resultados en los vuelos precedentes, sedecidi a hacer su primera visita en el "MARQUETTE", y en tres ymedia horas salvaron las 400 millas que separan a Nome de HolyCross.

Visitada lo residencia de Nome, salieron para Kotzebue,pueblecito de 200 almas, situado 150 millas al norte del Estrechode Bering, en la costa del mar glacial.

El Misionero de Kolzebue no era jesuita. En un viaje que hizoa los Estados Unidos el Reverendsimo Padre Crimont, S. J., comohablase de Alaska con el sacerdote William F. Walsh, natural deOakland (California), lleno de celo este buen sacerdote, le pidi ser

admitido como misionero de los eskimales al lado de los Padresjesuitas, y, dados los pasos necesarios, al volver a Alaska el Sr.Obispo, le llev consigo, y desde haca algn tiempo trabajaba

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incansable en la zona noroeste, desde su residencia de Kotzebue.

A esta residencia se dirigieron el P. Deln y su piloto, ypasados uno unos das de grata convivencia se acomodaron lostres en el "MARQUETTE", con intencin de visitar algunos barrios

de aquel distrito,Despeg sin dificultad el aeroplano, y comenz a elevarse

trazando crculos alrededor del pueblo, pero, al emprenderrpidamente el vuelo en lnea recta, se par de pronto el motor, y,sin dar tiempo al piloto para planear, cay al suelo, hacindosepedazos.

Los eskimales de Kotzebue que le seguan con los ojos,corrieron al lugar de la catstrofe, y entre las astillas del artefacto

vieron muertos a los tres expedicionarios, y sus cadvereshorriblemente mutilados.

Era la maana del domingo 12 de octubre de 1930. As semuere en Alaska!

Vctimas de viajes: Hno. Paqun

La Misin jesutica de Alaska ha tenido anteriormente otrastres vctimas por accidentes de viaje. La primera fue el HermanoCoadjutor Pequn. Suceda en enero de 1911. El Hermano habasalido de madrugada con su trineo y sus perros. Lo distancia arecorrer, unos 20 kilmetros escasos, desde Saint Michel, unaaldehuela perdida, en la que se construa una capilla para loseskimales.

Conoca muy bien el camino, y debido a aquella maana tan

clara de invierno, sali sin muchas provisiones ni abrigos. Derepente, sobre la llanura helada se levanta un viento huracanadoque sopla a ms de ciento cuarenta kilmetros por hora. La nievese arremolina tan espesa, que el pobre Hermano, solo en latormenta, pierde muy pronto la direccin.

Durante dos horas enteras yerra a la ventura, transido de fro,el rostro mordido por el cierzo glacial, buscando en vano un abrigosalvador.

Por fin, consumido de fatiga, presa ya del traidoradormecimiento de las regiones rticas, fatal anunciador de la

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muerte, se extiende sobre el trineo, abandonndose en las manosdo la Providencia.

Pasa una semana. La tempestad sigue en todo su furor. Lanieve ha recubierto con su sudario el trineo y a su ocupante. Por

fin, aparece a travs de las rotas nubes un rayo de sol. Dos indiosparten en busca del Misionero; descubren alrededor del trineo y delcadver los seis perros, vivos, que a pesar del ayuno, del fro y dela tormenta, continuaban, despus de ocho das, velando a sudifunto dueo.

Entre las crispadas manos del Hermano aparecanfuertemente apretadas las cuentas del Rosario.

P. Ruppert

Otra vctima. El P. Ruppert (2) ms conocido sin duda por lahermosa fotografa aparecida en el SIGLO DE LAS MISIONES del ao1925. Muri la vspera de Navidad del ao 1923, y la noticia,esparcida por el telgrafo por toda la Amrica del Norte, conmovilos corazones todos. Brevemente la contar, pues los detallesquitaran grandeza al sacrificio del mrtir de la caridad. Haba

prometido a los nios de Noma traerles para Navidad regalos:juguetes y dulces.

Volva contento y alegre por la alegra que causara a suspequeos el cargamento que traa, cuando fue sorprendido por unatempestad de nieve. En vano esperaban los nios la llegada de suquerido capelln y de los apetecidos regalos.

Treinta millas hacia el Sur, sobre la inmensa llanura helada,aparece un trineo dado vuelta, cargado con regalillos de Navidad. Acorta distancia un solo perro queda vigilando el helado cuerpo delPadre Ruppert. Dios le habla pedido el sacrificio de su vida.

P. Treca

Le tercena vctima fue el P. Treca, verdadero apstol deAlaska y uno de los primeros Misioneros de la Misin.

Es un caso parecido el del Hermano Pequn. Haba ido a unos2 Vase ENLASLOMASDEL POLO NORTE, cap. X.

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20 kilmetros de la Misin a bautizar unos nios. Por efecto de lanieve perdi la direccin al volver. Como no estaba preparado paraacampar, sigui adelante, esperando dar con la Misin.

Cansado l y los perros, determin hacer alto. Extendi

algunas malezas por el suelo, puso encima la cubierta del trineo yse ech a descansar. Por la maana not que apenas podamoverse, a causa de un agudo dolor de costado.

Arrastrndose como pudo consigui llegar a la Misin, dondeno haba ningn mdico; el ms cercano estaba a 830 kilmetros.Estuvo ao y medio sufriendo en la Misin.

Por fin, se dej trasladar a Estados Unidos, donde dijeron losmdicos que era necesario amputarle pierna derecha. As lo

hicieron, pero el mal ya no tena remedio: pronto muri, el 15 deseptiembre de 1926, fiesta de los Dolores de Nuestra Seora.Estuvo de Misionero de Alaska durante treinta y siete aos.

Spokane (EE.UU.), 26octubre 1930. Vase En laslomas del Polo Norte, captulo I,donde se alude a este episodio.

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II

EL PADRE ROBAUT, UNO DE LOS FUNDADORESDE LA MISION

Un paseo por la nieve

Aceptada la invitacin que recib de pasar las Navidades en

un Colegio de la Compaa situado veinte kilmetros el Norte deSpokane, en las estribaciones de las heladas y abruptas MontaasRoqueas, me traslad all, bien avanzada ya la Noche Buena, ydurante ocho o nueve das de solaz y de ameno esparcimientopude disfrutar a mi sabor de las dulzuras que en Norteamrica, lomismo que en Espaa, traen consigo las clsicas fiestas deNavidad.

Los das all tratan dos aspectos; dentro de casa rebosaba la

alegra: alegres nacimientos, caras risueas, tonadas tpicas yrepresentaciones que entretenan y deleitaban; fuera de casa losdas estaban tristones: mucha niebla, siempre bruma, oscuridad,mucha nieve y una brisa helada que mortificaba la piel.

Una tarde, cuando lea en mi habitacin, sentado entre laestufa y un calentador elctrico, llam a la puerta un Padre conquien me haba comprometido a dar un paseo. Cmo vena!Chanclos, polainas, dos pellizas, guantes, gorra pasamontaas,que le cubra todo menos los ojos, un recio bastn y un envoltoriodebajo del brazo.

Estoy a sus rdenes me dijo sonriente.

Qu trae usted ah? le dije apuntando al bulto.

Son ropas de campo para que usted se adobe como yo.

Me puse, en efecto, aquellos levitones bien sujetos al cuerpocon cinturones a manera de correajes, y nos echamos al campo

desafiando los fros y nieves, dispuestos a no retroceder ante unagranizada de carmbanos.

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De manera que usted estuvo en Alaska de Misionero? lepregunt cuando nos vimos en pleno aire libre.

Seis aos respondi; all conoc al Padre Deln, el quese mat en el aeroplano. A propsito, sabr usted que est

enterrado en este nuestro cementerio privado; quiere verle?Hombre, s, quiero verle; dnde est?

Dos minutos ms, y estaremos en l.

Mrtires de la fe

Llegamos, en efecto, y pude ver unas sesenta crucecitas depiedra diseminadas ac y all entre la nieve.

Aqu est el Padre Deln me dijo.

Cmo no tienen letrero esas cruces? le interrogu.

Si le tienen me respondi, pero ahora estn velados porla nieve.

Remov con el pie la nieve que circundaba a la cruz, y unosrenglones tallados en la piedra satisficieron mi curiosidad. Alldescansaban los restos mutilados del clebre Superior de la Misin

de Alaska.A su lado estaba el Padre Van der Pol, que pas los ltimos

veinte aos de su vida con los eskimales. Absorto como estaba enla contemplacin de lo que tena delante, apenas prestaba atencina mi compaero, que me deca:

Se le quiso enterrar en Pilgrin Springs (Alaska) pero elPrefecto Apostlico mand que se le sepultase en este cementerio,para que cuando nuestros jvenes pasen por aqu y lean el nombredel Padre Deln, se animen y esfuercen a trabajar por la mayorgloria de Dios a despecho de la propia vida. Cost algn trabajotraerle. La nave Victoriatuvo que abrirse camino entre los muchosbloques de hielo flotante que obstruan el paso. Con l vena elsacerdote seor Walsh, su compaero en la trgica muerte.Cuando llegaron a Seattle (Estados Unidos), se les recibi pom-posamente; se celebr en la Catedral una Misa de Requiem, y elIlustrsimo Sr D. Eduardo O'Sea, Obispo de la Dicesis, en unsermn que entonces predic, les llam mrtires de la Fe. Cuandolleg a Oakland (California) el cadver del Sr. Walsh salieron a

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recibirle el Arzobispo de San Francisco, Sr. Hauna, varios con-discpulos del finado y... sus padres.

Todo esto me deca mi compaero mientras yo volaba con laimaginacin por tierras alaskanas; pero estbamos parados y un

viento fro persistente nos atera los miembros.Si seguimos aqu parados, nos arrecimos le dije de

pronto.

S, vamos adelante.

Y empezamos a subir y bajar una serie de cerros, verdaderosbosques de pinos, cruzados por sendas abiertas con el hacha y latea.

El asesinato de Mons. Seghers

Sabe que acaba de morir el P. Robaut? me pregunt.

No s nada respond. No fue se uno de losfundadores de la Misin de Alaska?

El mismo. Muri a los 76 aos de edad, 58 de Compaa y44 de Misionero en Alaska.

Cuarenta y cuatro aos en Alaska! exclam lleno deenvidia.

El 13 de julio de 1886 continu sin dar importancia a miexclamacin salieron de Victoria (Isla de Vancouver) con rumboa Alaska el seor Arzobispo Seghers y los PP. Tossi y Robaut.Llegaron al ro Yukn, comenzaron en canoas a subirle, diciendomisa en ellas y tomando tierra de vez en cuando para descansar yproveerse de vveres en los poblados eskimales que topaban a lavera. En un rbol que est a 80 kilmetros de la desembocaduradel ro se conserva esta inscripcin: "El Arzobispo de Victoria,seor Seghers, y los Padres Tossi y Robaut, acamparon aqu yofrecieron el santo sacrificio de la Misa el 30 de julio de 1886".Qu viaje aquel! Basta decir que llegaron hasta los mrgenes delStuart, en el interior de Alaska, donde dej el seor Arzobispo a losPP., dirigiendo l sus pasos hacia el Estrecho de Bering, en buscadel poblado de San Miguel, que distaba 1.900 kilmetros y adonde

hubiera llegado si una muerte trgica no le hubiese detenido en sucarrera.

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Cmo muri? pregunt aqu a mi compaero.

Asesinado me respondi. Iban en su compaa dosindios que le servan de guas y un criado yanki, por nombre Fuller,que le serva y le haba acompaado desde los Estados Unidos.

Llevaban varios das de camino y una tarde cuando ya queraoscurecer, divisaron un poblado, a larga distancia.

Fuller, alegando estar cansado propuso acampar aquellanoche al aire libre, y al da siguiente de madrugada partir para elpoblado.

El seor Arzobispo consult a los indios, quienes opinaron quese deba de seguir adelante, y, a pesar de las protestas del blanco,la comitiva reanud su marcha.

En el camino encontraron una casa vaca, y para apaciguar aFuller, se guarecieron en ella; pero este infeliz, que despus secomprob estar loco, no pudo soportar que el seor Arzobispohubiese pospuesto su parecer al de los indios, y, el amanecer, conel fusil en la cara, despert al Arzobispo. Cuando ste abri losojos, una detonacin, que hizo estremecer la choza, llen deespanto a los, indios, y de sangre la faz venerable de aquel .celosoPastor que qued exnime sin poder pronunciar el santo nombrede Jess. La bala entr por la frente y sali por la nuca.

Cuando se enteraron nuestros Padres Tossi y Robaut de loacaecido, se vieron solos como ovejas sin pastor y, consultando elcaso, decidieron que el Padre Tossi volviese a los EE, UU, para dara los Superiores cuenta del triste hecho, allegar algunos Misionerosy fundar en Alaska una Misin en toda regla. Vino, en efecto, a losEstados Unidos el P. Tossi y qued solo en Anvik el Padre Robaut.

Desterrado entre eskimales

Un ao entero estuvo desterrado en aquel pueblecito de 150eskimales. En los 43 aos ms que le dur la vida, nunca se olvidde las escenas de aquel ao memorable. Con qu inters me lascontaba a m cuando muchos aos despus viajbamos los dos ennuestro trineo.

Aunque haba estado tres aos con los indios de las MontaasRoqueas, no pudo menos de impresionarle aquella temperaturacruel: de 40 grados bajo cero, aquel continuo nevar en tanta

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abundancia, aquellos hielos de dos metros de espesor en el roYukn, uno de los ms caudalosos del mundo.

Todo era all original, La respiracin se efectuaba con un ruidoextrao perceptible a cierta distancia, fenmeno que l achac a la

condensacin instantnea del aire caliente que se expiraba.No saba la lengua eskimal y viva entre eskimales. Un pastor

protestante fij su residencia en el mismo pueblo, disputndole lapresa, y para colmo de desgracias le sali un panadizo en el pulgarderecho que le estorb el decir la Misa por espacio de dos meses.

Tuvo das tristsimos, horas amargas, con esa amargura quesiente el alma al verse sola y sin la esperanza prxima de podersedesahogar con algn amigo de esos que por ac nunca faltan entre

los compaeros de estudios.Slo Jesucristo le consolaba, llenndole de paz y suavidad;

pero, como l deca, cuando hay que vivir a pura fe, lleganmomentos en que la carga quiere hacerse insoportable.

Por fin lleg el verano, pero cay sobre la poblacin y suscontornos una plaga de mosquitos en tanta abundancia que, segnel Padre me deca grficamente, se podan cortar en el aire con uncuchillo como se corta la mantequilla sobre el plato (3). Cuando alcabo de diez meses lleg el P. Tossi con un pequeo refuerzo de

3 Sobre los mosquitos del verano alaskeo, el mismo Padre Llorente

nos habla en otro artculo.

Durante el da, en marcha o en canoa, y por la tarde, bajo la tienda, es

asaltado el viajero por innumerables mosquitos, de cuyo nmero nos dar

idea la siguiente leyenda sobre su origen:

En un tiempo vivi sobre la tierra un gigante cuya pasin era beber

sangre humana. Se le tena por invulnerable. Un natural amenaz de

muerte al hijo del gigante; amedrentado ste, le refiri que su padre tena

el corazn en el taln. Lo mismo que Aquiles en la antigedad, el gigante

fue herido por una flecha en el taln, y al morir exclam:

Aunque me has matado y me quemars; sin embargo, te seguir

comiendo.

El eskimal se ri, le quem y arroj sus cenizas a los cuatro vientos;

pero cada partcula de las cenizas se convirti en mosquitos. Y ahora, a

juzgar por las nubes de mosquitos que aparecen durante el verano, deducen

que el gigante debi de gozar de unas proporciones ms que gigantescas.

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Misioneros, que ms tarde se fueron multiplicando, la Misin sefund en toda regla, y el Padre Robaut estuvo siempre en lasavanzadas,

Sepultado en la nieveFue Superior alguna vez? le pregunt, aprovechando un

momento de pausa que aqu hizo mi interlocutor,

Nunca fue Superior me respondi. El carcter no eramuy a propsito para templar gaitas. Era muy austero ysumamente emprendedor. Hablaba poco, casi nada, pero hacamucho. En las excursiones no haba hombre que le pudiese resistir

una semana.Tena una musculatura recia, como he visto pocas, y un

estmago capaz de digerir piedras; pues slo as se explica que enS. viajes no hiciese ms que dos comidas; una despus de Misa yotra al acostarse por la noche, sin que jams se detuviese a tomaruna taza de t durante el da.

Me contaba que yendo una vez de camino con un eskimal,como les sorprendiese la noche en un valle, lejos de todo poblado,

se metieron en sendos sacos de dormir, que les cubran porcompleto, y se acostaron entre unos bloques de hielo que allhaba.

El Padre cogi un sueo tan profundo, que se pas la nochede un tirn, como dicen, sin advertir en la nieve que caa. No as eleskimal, quien la pas entrando y saliendo del saco con frecuenciapara calentarse haciendo gimnasia, Cuando amaneca, comenz allamar al Padre, y como nada oa y nada vea, crey que el Padrese haba ido y comenz a llorar.

En esto vio que un bulto de nieve se mova y pudo ver debajoal Padre Robaut, cubierto de nieve, que despert con el llanto deleskimal, y que, merced al poco aire que se consume durante elsueo, habla pasado gran parte de la noche sepultado bajo lanieve.

Sin haber visto un automvil

Todas estas austeridades resbalaban sobre aquella27


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naturaleza de acero, como el agua resbala sobre la pizarra.nicamente el ao 1924, a los setenta de su edad, comenz asentir fuertes dolores de reumatismo, que dos aos ms tardedegener en parlisis.

Entonces le invit a volver a los EE. UU., pero respondi quequera dejar sus huesos entre sus amados animales. La parlisis leatac fuertemente la lengua, privndole por completo del uso de lapalabra; al poco tiempo perdi casi totalmente la vista. Dej elBreviario a ms no poder, pero no dej la Misa, una de la Virgenque saba de memoria.

Le segunda mitad del ao 29 y todo el ao 30 lo pas invlido,empleando los das en rezar y orar por los eskimales, y hace unos

das nos lleg la noticia de su muerte,Muri sin haber visto jams un automvil. Teniendo en cuenta

esta circunstancia, cuando el malogrado aeroplano "MARQUETTE"aterriz en Holy Cross, mand el P. Superior que se le acomodaseen un asiento y volase cinco minutos, como lo hizo; y cuandoaterriz de nuevo, el P. Robaut estaba tan satisfecho de aquelvuelo, que se resista a que le bajasen, querindoles acompaar enel primer viaje.

Y esto es todo lo que ahora le he podido decir acerca denuestro buensimo P. Robaut. Desde luego salta a la vista quecomo Dios no deja sin recompensa un vaso de agua fresca dadapor su amor al sediento caminante, mucho menos se olvidar degalardonar tantos sufrimientos padecidos por su amor.

Y ms me atrevo a decir; que Dios no aparta sus ojos de esaFrancia prevaricadora, porque Francia es un semillero deMisioneros, y Misioneros al estilo de Lavigerie y de los PP. Deln yRobaut.

De muelle al Colegio

Esto me dijo el Padre, y call. Estbamos en la cumbre de uncerro desde el cual dominbamos profundos valles que dormansilenciosos bajo la nieve y una espesa niebla comenzaba a

descender sobre nosotros.Fui yo quien interrump el silencio para decir a miacompaante;

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Gracias, Padre, por su relato; me ha interesado no poco y alllegar a casa pienso emborronar con l unas cuartillas quemandar a Espaa,

Descendimos despus, camino del Colegio, hablando de las

Misiones del Norte, le promet visitar a los Pieles Rojas de lafrontera canadiense que l cultiva, y apenas me vi solo en mihabitacin, libre ya de chanclos y capotes, tom la pluma y pergeestas lneas.

Spokane (EE. UU.), Julio, 1931.

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III

EL PADRE JUAN SIFTON

Voluntario para las Misiones

El correo de ayer me trajo la noticia temida de que el P. JuanSifton, S. J., se nos ha ido al cielo. No es que el irse el cielo sea

algo tremebundo, ni mucho menos; es que la muerte del P. Siftondeja un vaco muy difcil de llenar en estos tiempos calamitosos.

Ya me haba enterado yo de su muerte por un telegrama queme puso el P. Superior, precisamente cuando me disponla aescribir y felicitar al Padre Sifton por los 69 aos que iba a cumplirdentro de unas semanas. Le trat dos aos en las riberas delYukn, y hoy me creo con derecho y hasta con obligacin detributarle la pequea ofrenda de un artculo a manera de

recordatorio.Naci en Kruth de Alsacia, de una familia alemana, y su

verdadero apellido era Sifferien; pero como ese apellido seprestaba a chistes en ingls, lo cambi por Sifton, ms breve, msingls y completamente inocuo.

Estudi latn y Humanidades en una Escuela Apostlica deInglaterra, y desde all se embarc para Nueva York, jovencito an,pero ya voluntario para las Misiones de las Montaas Roqueas.

Le dot la naturaleza con verdadero derroche de todasaquellas cualidades que hacen a su poseedor querido yreverenciado a la vez. En primer lugar sobrepas en talento a todossus condiscpulos desde las ctedras de latn hasta las aulas deTeologa. Sus compaeros recuerdan que nunca se le vea con unlibro. Pareca cogerlo todo a odo,

En los recreos, paseos y excursiones era el centro de la

conversacin que amenizaba con chistes agudsimos y con unrepertorio inexhausto de historias y cuentos trtaros, que eran ladelicia de los corrillos.

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Al terminar la filosofa en Spokane le enviaron los Superioresa ejercitar el Magisterio en la escuela central de una de lasMisiones entre los indios de las Montaas Roqueas. Slo elCataldo, a fuerza de aos, habla logrado dominar con soltura

aquella lengua jeroglfica. Los dems Misioneros tenan quevalerse de intrpretes.

A los ocho meses de llegar el Hermano Sifton, el pblico viocon pasmo que hablaba con facilidad y expedicin inusitadas.Desde entonces se convirti en intrprete obligado de todos losdiscursos, sermones, arengas, avisos y explicaciones catequsticasde todos los Padres de la Misin por espacio de cinco aos.

El sermn del infierno

Les hizo por entonces la visita de confirmacin el Sr. Obispo.Mientras el prelado echaba un sermn a los indios sobre los donesdel Espritu Santo y sobre los efectos de la gracia santificante en elalma del justo, not que el joven intrprete se acalorabadesmesuradamente y tena al auditorio con el alma en un hilo. Hizoalto el prelado y le pregunt si interpretaba fielmente su sermn.

El Hermano Sifton respondi que no; que aquello no loentenda ni l mismo y que llenaba el tiempo predicando sobre loturrados que se veran eternamente en el infierno, los borrachos,los adlteros, los blasfemos, los embusteros y los salteadores decaminos. El sermn acab all mismo sin ms razonamientos.

El P. Superior tom el episodio tan en serio que se propusometer en pretina al intrprete y hacer de l un modelo deobediencia y manejabilidad. Aquella misma tarde le dio una sotana

tal que al ser herida por los rayos del sol despeda los siete coloresdel arco iris.

Al cuarto ao de uso diario la sotana no conservaba ni un solohilo del pao original. Remiendos hilvanados de prisa sobreremiendos deshilachados formaban una sotana que era la risa detodos.

En una funcin solemne en el saln de actos teno el Hermano

Sifton que salir al escenario al principio de cada escena paraexplicar a los indios adultos el significado de todo aquello. Cuandolleg le hora, el intrprete se escondi debajo del escenario.

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Dnde est? preguntaba a voces el Superior a todos losque entraban y salan.

Pero nadie pudo dar razn de l. Al excusarse por la noche deque era una indecencia y un escarnio aparecer en pblico con

aquellos andrajos oprobiosos, recibi por respuesta breve y secaque no mereca una sotana mejor.

En penitencia se le reglament una dieta que ni le mataba dehambre ni le permita distinguir bien los objetos a las once de lomaana. Dios permiti que aquel Superior, suizo de nacimiento, noentendiera la manera de ser del intrprete v le probase oportuna eimportunamente como se prueba el oro en el crisol.

Contndome cien episodios de este gnero, el Padre Sifton

me hizo un da la confidencia de que ms de una vez y ms de dosestuvo a punto de ensillar un caballo y mandar a paseo todo elnegocio; pero triunf la gracia sobre la naturaleza, y aadi que, asu juicio, Dios exige a todo Jesuita por lo menos un acto heroico enla vida.

Superior do Alaska

Ordenado de sacerdote en San Luis de Missouri, fue enviadode Misionero a una tribu india, cuya lengua no tena perecidoalguno con la que haba aprendido de maestrillo a las rdenes delPadre suizo. Al ao de convivir con los indios aprendi su lengua ycomenz a vivir el periodo de aos que en su vejez le pereci elms feliz de su vida.

Nombrado Superior del distrito, adquiri un carruaje y doscaballos de tiro y caminaba distancias inmensas por despobladossin caminos, atravesando vados de ros que no saban de puentes.

Despus de pasar un par de semanas en un campamentoindio instruyendo a los nefitos y viviendo como ellos, cargaba conlos brtulos en el carro, y se diriga el campamento vecino quedistaba 100 kilmetros por lo menos, tarareando y con la vistaperdida en el horizonte infinito.

Un da al volver a casa se encontr con una carta del P.

Provincial quien le mandaba prepararse sin dilaciones paratrasladarse a Alaska donde ira en calidad de Superior general. Alao de haber pisado tierra Alaskana los eskimales vieron con

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asombro que hablaba su lengua como ellos. Nunca le vio nadietomar apuntes ni sentarse a tomar lecciones.

Metido entre la plebe y escuchando aquellos sonidos horriblescogi al vuelo los sonidos y el significado. Ms tarde le o yo

predicar en eskimal con una despreocupacin como si hubieranacido en una aldea del Yukn.

En cuanto a sus dotes de gobierno, baste decir que fueSuperior general 17 aos seguidos, ms otros cinco aos pocoantes de morir.

Entre los ortodoxos

Hacia 1925 muri sin sucesor el ltimo misionero rusoortodoxo, resto atrasado de las expediciones enviadas por losZares desde que Vito Bering descubri las costas alaskeasopuestas a Siberia. El moribundo sacerdote haba dejado en sulugar un eskimal algo ms despabilado que los dems a quienorden de sacerdote.

Result que el buen preste ruso haba recibido las rdenesepiscopales de joven y nadie en el Yukn lo saba. El recin

ordenado eskimal continu viviendo como sus coterrneos.El P. Sifton entr a saco y fuego en las aldeas ortodoxas y las

convirti casi totalmente al catolicismo gracias a su dominio de lalengua indgena. Escribi en eskimal las oraciones y rezos que anperduran; erigi capillas que llamamos iglesias; se hizo querer, casiidolatrar, de todos sin excepcin.

Visit como Superior todas las Misiones de la pennsula

conduciendo su propio trineo sin guas, desafiando tormentas aqu,durmiendo al raso all, bautizando y administrando losSacramentos par atajos y parajes menos frecuentados, hasta quesu nombre se convirti en una especie de consigna para diferenciarlo catlico de lo que no lo era.

Le llamaban Kanjtlul, o sea, el que habla bien. Los que levean moverse y viajar, sonriente y echando chispas, nosospechaban que se trataba a s mismo con una dureza de solitario

del yermo, madrugando para hacer la meditacin de le maanamuy larga; ayunando; privndose de todo regalo y sufriendo el froy las asperezas de los viajes con una resignacin y paciencia

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verdaderamente cristianas.

Una viejecita conversa

Muri sin haber puesto por obra lo que se propuso hacer milveces, pero nunca lo acometi por falta de tiempo.

En una aldea del Yukn se encontr con una anciana eskimalque desde las primeras instrucciones comenz a dar muestras desantidad. Apenas fue bautizada entr de lleno en el espritucristiano y comenz a purificar la intencin en todas sus obras.

Poco a poco su mera presencia invitaba al vencimiento, alrecogimiento y a la piedad. Hablaba como quien estaba llena del

Espritu Santo, con una uncin que cautivaba y con unconocimiento del estado de la cuestin que no se poda explicarpor solas las instrucciones catequsticas expuestas en comn.

Aquella vieja peda ms. Cuando el P. Sifton estabadisponible, la vieja le acosaba a preguntas tan profundas que lellamaban poderosamente la atencin. Vivi todava unos egos ymuri el fin en olor de santidad. El Padre quiso escribir la biografade su viejecita conversa, pero nunca lo hizo.

Atraco en toda regla

Cuando yo arrib el Yukn era l nuevamente Superiorgeneral, viejo ya y muy gastado. Estaba de paso en la aldea& deMarshal, donde coincidi que tuve yo que cambiar de vapor yaguardar algunas horas, las suficientes para saludarle y charlarampliamente. El muy vivales estaba sin un cntimo y me preguntcomo por casualidad si necesitaba yo dinero. Respond muyinocentemente que no; que lo que me sobraba era dinero-

Cunto tiene? replic.

Cerca de 100 dlares respond y todos las billetespagados.

A ver esos dlares me rog sonriendo con sorna.

Al abrir mi cartera la examin despacio, manose uno tras otro

todos los billetes de banco, meti en el bolso todo el dinero menosdos billetes de a 10 que me alarg diciendo:

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Con eso le basta y le sobra; me ha venido usted como aguade mayo.

Aquello fui un atraco en toda regla. Cundo le cont el atraco ami Superior de Akulurak, despus de rerse hasta que le invadi

una tos cargada de lgrimas, me previno que aqu en Alaska esten vigor la ley del "slvese el que pueda", y que cuando mevolviesen a preguntar si tena dinero, respondiese sin parpadear:

No, ni de dnde secarlo, y que cada uno se las apaecomo pueda.

Qu extrao me empez a parecer entonces el pas de loseternos hielos!

ltimos aos del P. Sifton

En 1936, el P. Sifton comenz a decaer visiblemente. Aquellacabeza que haba manejado siete lenguas y haba sido un depsitoinagotable de prudencia y de saber, ceda ente el peso de tantomatalotaje y se renda hasta que se neg a seguir funcionando.

Los tres ltimos aos fueron aos de reposo. Durante elverano que pas con nosotros en Akulurak hizo la vida comn sintropiezos de ningn gnero, merced a los servicios de un eskimalitoa quien amaestr yo para el caso.

El P. Sifton no saba si era lunes, o marzo, o 1920. Nuncasaba dnde haba puesto la gorra, ni los guantes, ni saba sitocaban al desayuno o a la cena. El eskimal amaestrado le traa altanto de todo, y gracias a ese arbitrio viva feliz con nosotros.

Recuerdo que en les comides era donde su ingenio se

explayaba por las esferas de los chistes, Apenas oa el Deo gratiasnos contaba un episodio originalsimo de sus das de intrpretebajo el famoso Padre suizo. Al terminarlo nos reamos todos amandbula batiente. l se animaba y aada:

Pues se no es nada; oigan este otro y repeta el primero.

Las risas aumentaban. Alentado con tan buen xito, aada arengln seguido:

Pues de se se ren? Ah va otro que les va a partir de risa, y sin aguardar a que reinase silencio repeta por tercera vez elmismsimo episodio.

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Nos era imposible beber. Aquello era un circo de balde. Quinocentemente nos divertamos en Akulurak, en aquella escuela dehurfanos eskimales perdida en el delta inhabitada del Yukn!

A m me llamaba infaliblemente torero, aunque le repet hasta

la saciedad que nunca haba visto una corrida. No importaba. Si nola haba visto, la deb haber visto, y con eso se defenda.

Un da lleg el correo y le trajo paquetes y bultos de todognero que le enviaban bienhechores de varios lustros. Todo me loentreg a m. Pareca una hormiga entrando en mi cuarto ysaliendo hasta que se deshizo de todos los paquetes. El nonecesitaba nada; en cambio a m me vendra bien. No hubomanera de convencerle de lo contrario.

Todo me lo daba, todo me lo contaba, no se apartaba de m,se interesaba ms por mi salud que por la suya y nos llegamos aidentificar como si furamos dos almas en un cuerpo.

Cuando sal de Akulurak para hacer la Tercera Probacin le villorar por la maana al irle a decir que ya era hora de celebrar lasanta Misa. Le encontr de rodillas con el crucifijo en la mano,como el Novicio ms fervoroso. Se olvidaba dnde haba puesto lagorra, pero por lo visto no se olvidaba de hacer de rodillas lameditacin matutina.

Su muerte

No nos volvimos a ver. En la esquela de defuncin que memand el P. Fox, su compaero, me dice que por la noche el Padrese retir a su aposento como de costumbre a leer los puntos parala meditacin del da siguiente y hacer luego examen deconciencia,

El P. Fox cambi el orden de las misas y fue a notificrselo alPadre. El aposento estaba iluminado. Llam a la puerta, pero nooy respuesta. Entr sin ms y hall al P. Sifton arrodillado junto ala cama, con la cabeza inclinada sobre el crucifijo que sostena enlas manos. Le sacudi suavemente y vio que el buen Padre era yacadver.

Fue, como se ve, una muerte plcida si las hay. Difcil serencontrar una posicin ms inspiradora. Aquel alsaciano deentendimiento despejado, que pas por las clases de latn en

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Inglaterra y mision a los indios americanos y a los eskimales deAlaska, muri de rodillas en Hooper Bay, al sur de ladesembocadura del Yukn, mientras haca examen de conciencia;tal vez al terminar aquellas Palabras:

"Os doy gracias, Seor, por todos los beneficios; por mivocacin al estado sacerdotal en la Compaa de Jess y por mivocacin a las Misiones de infieles entre los eskimales."

Dios le vio maduro y le tom para s con la naturalidad conque el jardinero toma con la mano la manzana sonrosada del rbolde su jardn.

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IV

EL HERMANO BARTOLOM KO

Habilidad y destreza

La provincia jesutica de Turn time la gloria de haber enviadoa la Misin de Alaska, luengos aos ha, ms Misioneros que

ninguna otra provincia europea y aun americana; si se excepta,naturalmente, la provincia yanki, de Oregn, que es la queactualmente tiene a su cargo esta Misin polar.

Ya no quedo ningn misionero italiano en el pas de loseternos hielos. Quedaba hasta hace poco el Hermano BartolomChiaudano que arrib el Nuevo Mundo a fines del siglo pasado, yse dirigi inmediatamente a la Misin de Alaska, donde le inici enlos secretos eskimales su coterrneo el Hermano Carmelo

Giordano.Como los indgenas hallasen imposible de pronunciar el

apellido Chiaudano, lo cambi por Ko, nombre corto y fcil por elcual fue conocido los cuarenta aos que vivi en esta Misin.

Gracias a la coincidencia de haber vivido dos aos con elHermano Ko, puedo ahora dedicarle estas lneas de recuerdo ycario envueltas en los pliegues de le ms acendrada veneracin.

El Hermano Ko reuna en grado eminente las dos cualidadesque hacen al Hermano Coadjutor el ideal para el fin de su vocacin:habilidad y piedad, las dos ruedas con que los carsimos Hermanosllevan adelante el carro de la gloria de Dios, y las dos ruedas quelos llevan a ellos al cielo derecha e infaliblemente.

De la habilidad y destreza del Hermano Ko podran escribirsevolmenes enteros.

En primer lugar se las arregl para despacharse mejor o peor

en la lengua eskimal, hasta el punto de poder conversar con losindgenas; y se las arregl como pudo, sin gramtica, sin

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Diccionario, sin tiempo especial destinado el aprendizaje de lalengua, sin maestro y sin estudio.

A fuerza de tratar con ellos cogi al vuelo sonidos y frases quele sacaban de apuros, cuando los indgenas no saban ingls. Eso

s, la pronunciacin dejaba mucho que desear. El anfibio nutria sedice en eskimal emajmiutak; pues bien, no haba modo deconvencerle de que no era maramiut. Pero le entendan.

Que yo sepa, fue el nico de los Hermanos modernos quearremeti con el aprendizaje de la lengua eskimal. Los demshablan ingls, y que el eskimal se las arregle. Hay que hacer notar,sin embargo, que los Hermanos viven nicamente en nuestrasescuelas donde todos hablan ingls; por eso no necesitan

absolutamente el eskimal. No es como en China, donde o se hablael chino, o se ahoga uno.

Por la tundra nevada

De joven le emplearon los Superiores en le conduccin deltrineo, que llevaba al Misionero por los cuatro. Puntos Cardinalesdel distrito.

Como eso requera familiarizarse con las direcciones enllanuras y pampas nevadas, sin rastros ni objetos algunos quepudieran orientar al transente, el buen xito con que desempesu cometido es prueba evidente de su habilidad para orientarsecomo por instinto donde tantos otros fracasaron lastimosamente.

El cuidaba de los perros y de las comidas dejando as libre alP. Misionero para predicar, instruir y administrar los Sacramentos.En tantas marchas y contramarchas tuvo por fuerza que habrselasa veces con circunstancias bien desagradables.

Cuando se rompa el hielo de los lagos y lagunas y se mojabahasta la cintura, tena que encender una fogata a toda prisa, sopena de aterirse y perecer incontinenti. Las ramas de los arbustosestaban verdes y no ardan; pero el buen Hermano las haca arderal punto rocindolas con gasolina que llevaba de repuesto parasemejantes trances.

La brisa comprima los pantalones, mojados, contra laspiernas y stas tiritaban a ms y mejor. Si estaba de cara al fuego,la parte opuesta se helaba; si se volva, se helaba la parte anterior.

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Era preciso dar vueltas de molino y convertirse en trompo viviente afin de secarse en redondo.

El olor asqueroso de las chozas, el dormir en suelosdesnivelados, el fro sempiterno, la escasez de alimentos a

deshora, las rias feroces de los perros, la vida al raso sincomodidades de ningn gnero, todo esto prob la paciencia anuestro hroe y engast en su corona de gloria perlaspreciossimas.

Carpintero, arquitecto, etc.

Ms tarde fue enviado a Nome a dar los ltimos retoques a la

casa e iglesia que acababan de levantar all nuestros Padres. Msque carpintero habra que llamarlo ebanista, y de los finos. Adornlos altares con dibujos artsticos muy alabados y dej la casa encondiciones inmejorables.

Las puertas y ventanas cerraban hermticamente paradefender los recintos contra la nieve en los das de tormenta. Elpiso tena dos subsuelos, con serrn en los vanos para defender lospies contra el fro, que emiten los glaciares sobre los cuales estn

edificadas las casas en Alaska.Las mesas, los bancos, las sillas, el comulgatorio, todo lo hizo

l en loe dos aos que vivi en Nome con el P. Van der Pol.

De Noma fue enviado a Pilot Station, en las mrgenes delYukn, donde en compaa del Padre Rossi levant una casagrande y espaciosa, adosada a la iglesia, en la que caben cerca decien personas que en Alaska son una multitud imponente.

De all fue llamado a Nulato a reparar edificios viejos, y deNulato le enviaron a Mountain Village, donde hizo de cocinero y detodo.

Al servicio de Akulurak

Cuando su paisano, el P. Luchesi, fue nombrado segunda vezSuperior de la Misin, le envi al distrito de Akulurak, donde

floreca y florece an la escuela para nios pobres hurfanos odesamparados.

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All el Hermano Ko fabric nada menos que un vaporcitofluvial con todo lujo de motores adaptado maravillosamente a lasnecesidades del lugar.

Con tres eskimales, que le ayudaban, iba y vena en el verano

desde el Yukn por el Akulurak, con el vaporcito cargado desalmones, que las nias preparaban para el invierno cortndolos,secndolos primero al Sol y ahumndolos luego en un casetnhecho para el efecto.

Como los salmones reyes suben por el ro en el corto espaciode tres semanas, el Hermano las pasaba sin dormir ni apenasreposar, atareadsimo en pescar a redadas y en llevar la pesca a laMisin.

La maquinaria del vapor no tena secretos para l. Cuandoocurra alguna avera, lo arreglaba todo sin vacilar, como quienpisaba en terreno conocido.

Slo Dios sabe el dinero que nos ahorr en jornales ycompras innecesarias. Por espacio de diez aos fue, por asdecirlo, el nico sostn del orfanotrofio.

Aquellas manazas enormes y gordinflonas, al parecer toscas ychabacanas, parecan varillas mgicas a cuyo conjuro se componay ordenaba todo lo descompuesto y desordenado.

Por entonces se quem la iglesia de Akulurak hasta loscimientos. Al ao siguiente se ergua en el mismo sitio una iglesiamuchsimo mejor que la quemada, con altares primorosos labradospor el Hermano Ko, que hizo a la vez de pen y de arquitecto. Elcoro tiene unos balaustres torneados que no hay ms que pedir, ydgase lo mismo de los bancos y de las peanas de las estatuas.

Ms tarde instal un motor elctrico, reforzado por un molinode viento, que daba y da luz elctrica, una verdadera bendicin deDios en el invierno interminable y tenebroso de la pavorosa Alaska.

En aquellas noches fras de invierno, mientras afuera ruga latormenta y arreciaba el vendaval, el Hermano Ko nos diverta conel violn o la flauta, instrumentos que tocaba con verdadero primor.

Algunos domingos se sentaba al rgano y tocaba la Misa conun variado repertorio de motetes. A la vez que tocaba, cantaba conuna voz de bajo riqusima, que l maniobraba con destreza. Aveces nos sala con unos dos que alegraban sencillamente la

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existencia,

La cocina y la habitacin del H. Ko

Pero donde campeaba su habilidad de maestro era en lacocina. Fue cocinero profesional toda su vida, desde el Noviciadohasta que expir.

Hay que hacer notar, para que la luz no carezca de sombras,que la cocina del Hermano Ko no era precisamente lo quepudiramos llamar una tacita de plata. Qu tacitas ni qu platas!Una monja que entraba de repente en la cocina del Hermano Ko,se desmayaba de susto y pavor.

All en la cocina, junto al cuchillo y la sartn, podan verse, porejemplo, un serrote, una caja de clavos y tornillos, el Kempis y unpar de zapatos remendados.

Recuerdo que de los clavos de una pared colgabanapretujados y en amigable compaa el violn, un hacha, dos paresde pantalones, varios calcetines por lavar y roscas de alambres detodos los tamaos.

Siempre fue para m un misterio cmo encontraba la sal, o elpuchero, o el asador, aunque l me aseguraba que lo encontrabatodo con los ojos cerrados. En los ltimos aos engord de suerteque se mova con mucha dificultad; por eso, aunque quisiera, le eraimposible fsicamente el barrer, fregar y quitar el polvo. La cama,que yo sepa, no la hizo en los ltimos diez aos.

Un da que acaeci estar l ausente, entramos en suhabitacin el P. Superior y yo, con intencin de vaciarlo y darle un

par de manos de pintare; pero desistimos, apenas echamos unvistazo y nos hicimos cargo de la situacin. Para llegar desde lapuerta hasta la ventana se necesitaba un gua.

Tena en la cama unas seis u ocho mantas dobladas y tres-dobladas. Al acostarse, levantaba las que juzgaba convenientesconforme a la estacin y se meta sin ms ceremonias. Paralevantarse, sala sencillamente del envoltorio, que dejabaarremolinado de cualquiera manera. Las sillas, el bal, la mesa,

todo estaba repleto de trastos.A decir verdad, aquella habitacin no invitaba a la limpieza.

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Ms bien que habitacin era una covacha en el rincn peor de la.casa, con un ventanuco cara al norte. Para dormir all caliente senecesitaba tres-doblar y cubrirse con todas las mantas fabricadasen Palencia, El Hermano monopoliz aquel dormitorio por pura

mortificacin, sabiendo bien que aquel era el rincn peor de lacasa.

Cocinero inapreciable

Aprovechando un viaje que hizo al Yukn durante el periodode la pesca, tres rapazas de la Misin fregaron la cocina, lalimpiaron y pusieron en orden todos los objetos el cabo de tres das

de un trabajo de romanos. Cuando entr en ella el Hermano sequed estupefacto y asegur que estara desorientado y noencontrara nada, hasta que l lo volviera a poner todo en su sitio.

Y, sin embargo, en aquella cocina desordenada se frieron,guisaron y tostaron los salmones ms sabrosos, los conejos msricos y los patos y gansos silvestres ms apetitosos que yo hegustado.

Recuerdo que una vez nos vendieron una garza, y cuando el

Hermano Ko la puso sobre la mesa, convinimos en que los pocosreyes que quedan en el mundo daran el trono por un bocado deaquel plato peregrino.

En la primavera y en el otoo nos visitan patos, gansos yalguna que otra garza. Tambin vuelan entonces algunos cisnes,que semejan aeroplanos, pero est vedado cazarlos para que nose extinga la especie.

En el verano abundan los salmones. En el invierno puede unoproveerse de renos y conejos. No conocemos aqu las naranjas, nilas uvas, ni los pltanos, ni la leche fresca, ni los huevos frescos, niverduras, en fin, ni frutas de ninguna clase; pero nunca nos hanfaltado carne y pescado en abundancia.

Los das de fiesta nos confeccionaba el Hermano Ko, conpasas y melaza, un brebaje singular que nos haca relamer loslabios; o amasaba un mazapn que, al verlo sobre la mesa,

olvidbamos de que estbamos en Alaska.Un cocinero de este jaez no tiene precio.

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Sus guisos primorosos ayudan al Misionero a caminar con lacruz a cuestas sin desfallecer, ya que entre el cuerpo y el alma,entre el estmago y el espritu existe una afinidad y parentesco tanintangibles como reales.

Si encima de una caminata por la pampa nevada se pone unaindigestin o una comida insulsa y descolorida, la caminata pasainmediatamente a la categora de Calle de la Amargura.

Discusiones de sobremesa

Durante las comidas leamos primero algn libro espiritual yluego conversbamos.

Por espacio de una semana se discuti con acaloramiento sila leche es comida o es bebida, porque un vaso de agua noquebranta el ayuno, y un vaso de leche s.

Asimismo se discuti all, con todo lujo de razones yargumentos, si le est permitido a un prisionero poltico negarse acomer; si constaba con certeza la venida de la Santsima Virgen encarne mortal a Zaragoza; si la casa de Loreto es realmente lamisma en la cual vivi Jesucristo; si los soldados franceses son

mejores o peores que las alemanes; si la infantera espaola, a laluz de la Historia, es mejor o peor que la turca; si es o nocontraproducente tratar con amabilidad a los eskimales en vez demostrarse con ellos enrgicos y severos para que no se le suban auno a las barbas; si los perros siberianos son mejores no peorespara el tiro que los malemutes, etc., etc., etc.

En todas estas discusiones superfluas meta baza el HermanoKo, y nos apabullaba con su vozarrn, y nos haca rascar la frentecon sus agudezas inesperadas. Cuando se rea, y lo haca a cadapaso, se rea con l toda la mole de 116 kilos desde los pies hastala cabeza, con nfasis en el abdomen.

He visto y tratado a muchas personas amables y bondadosas,pero ninguna supera el Hermano Ko en una especie de bondadingnita que nunca se me olvidar. Los pobres del lugar levisitaban incesantemente en la cocina y para todos tena una

rebanadaLos nios pequeos, tan tmidos ante los blancos, se le subanhasta los hombros y l los acariciaba bondadoso sentado en una

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silla hecha especialmente para contenerle a l. Tena entoncessesenta y ocho aos.

Tambin el P. Luchesi le visitaba diariamente y pasaba con lhoras enteras en la cocina. El Padre Luchesi tena 78 arios, y el

nico sitio donde poda calentarse convenientemente era pegaditoal fogn donde cocinaba su con-novicio de Turn.

Hablaban en un italiano que me haca rer a m por lo parecidoque era al espaol; tanto que, a fuerza de escucharlos, llegu apinchar en la conversacin en un italiano que les haca rer a ellos.Cuando discutan en le intimidad sobre la diferencia que hay entrela piedad italiana y la yanki, era para morirse de risa.

Piedad sin escorias

La piedad italiana tendr sus pros y sus contras como encualquiera otra piedad, La piedad del Hermano Ko era de puraraza, sin escorias ni otras mezclas indeseables.

Al levantarse tempranito se echaba un abrigo descomunal depiel de bfalo, que deba pesar una arroba por lo menos, y sediriga a la capilla. Por mucha prisa que me diera yo, le hallaba

siempre en su esquina consabida, junto al altar, envuelto en aquelabrigo pardo que le haca parecer el doble de lo que ya era.

All estaba inmvil un buen rato, hasta que bajaba a la cocinaa encender la lumbre y preparar las ollas. Cuando el fuego arda entoda regla, se arrodillaba en la cocina, donde permanecaarrodillado hasta que daban la seal pera la Misa.

Terminado el desayuno, volva a la cocina y en ella viva todo

el da. All tena las GLORIASDE MARA en el original, el Kempis, variasvidas de Santos, algn libro espiritual y el rosario. Cuando no seocupaba en guisar, lea o rezaba. De vez en cuando suba

jadeando la capilla y se ensimismaba arrodillado en el ltimobanco.

En la cama se dorma echando jaculatorias ya en ingls, ye enitaliano, ya en eskimal. Encima de la cocina est la capilla. Confrecuencia mientras yo rezaba en ella el Breviario, le oa al buen

Hermano jaculatorias fervorossimas, que elevaba al cielo,creyendo que estaba solo y que nadie le oa. Algunas me dejabanmuy pensativo y hasta me enternecan los ojos.

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Tena una devocin a la Santsima Virgen tan fuerte y tantierna que no se poda pedir ms a ningn mortal en este valle delgrimas. Pareca que viva a su lado y que conversabanamistosamente. Dgase lo mismo de su devocin al Santsimo

Sacramento.

Anhelos del cielo

Cuando le hablaba yo en la intimidad sobre Jesucristo, meconfesaba con toda ingenuidad que deseaba morirse ya para ir alcielo, y que estaba haciendo novenas para obtener una muertepronta y en gracia de Dios.

Ya estaba harto de vivir y de creer, y quera ahora morirse yver a Dios cara a cara. Todos los Padres de su tiempo haban yasubido al cielo.

Cuando muri el P. Luchesi se qued solo en este mundo y seconvenci de que su mayor dicha sera morirse pronto y subir aunirse con sus compaeros de armas y fatigas: con el P. Cataldo,el celebrrimo; el P. Van der Pol, de Nome; el Padre Rossi, de losdas del Yuk6n; el P. Treca, muerto en olor de santidad; el P. Julio

Yett, santo y sabio, y por fin el P. Luchesi.Puede decirse que ltimamente el Hermano Ko viva en este

mundo slo con el cuerpo; su corazn y su espritu estaban en elcielo.

Afortunadamente vio cumplidos sus deseos. Una enfermedadque no se pudo nunca diagnosticar con certeza, le postr en cama,donde pas los tres ltimos meses de su vida.

Entonces ya no estaba yo en Akulurak. Me escribi el P.Superior que el moribundo Hermano se pasaba das y nochesechando jaculatorias, hasta el punto de que se asombraron todoslos presentes de ver cmo se las arreglaba para hacer de cadarespiracin una jaculatoria.

La muerte le vino tan apacible que nadie la ech de ver hastaque el Hermano ces de echar jaculatorias. Muri en aquellacovacha azotada por el cierro, y con l se fue el ltimo de los

Misioneros italianos en Alaska.Le hicieron el atad los chicos, que l haba amaestrado en

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los secretos de la ebanistera, y le enterraron en la loma que lallan para cementerio hace muchos aos. Con l son tres los

jesuitas enterrados en aquella loma al aire libre, sin tapias, nisebes, ni alambrados. Muri al pie del can.

* * *En el cielo y con los brazos abiertos le espera su Gran

Capitn, Jess, para condecorarle con la Laureada de Gloria "porsu herosmo en resistir cuarenta aos en Alaska luchando por laimplantacin del Reinado de Jesucristo en puesto tan peligroso".

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II PARTE

FLORES Y FRUTOS DE LAS NIEVES POLARES

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V

JOS PRINGE, EL PRIMER JESUITA ESKIMAL

El orfanato de Holy Cross

Entre las catorce casas que los Padres jesuitas tienen enAlaska Boreal, hay una que, por la solidez de su construccin, por

su talle esbelto y airoso y por su gran nmero de ventanas, nosindica abiertamente que no se levant como las dems para servirde mansin a un solo misionero con sus perros.

Las majestuosas aguas del Yukn la reflejan en su fondo, y asu lado se ven ac y all casas pequeas, propiedad todas ellas dela Misin. Es Holy Cross, casa matriz de la Misin de Alaska, yamparo y refugio de los pobres huerfanitos de aquella regin. A lasazn cobija bajo sus techos 170 hurfanos, de los que 75 son

nios y 95 nias.En la vida ordinaria estn separados en tres grupos que

pudiramos llamar divisiones: desde los tres aos hasta los nueve,viven juntos nios y nias, sin separarse ms que en losdormitorios; y, cuando llegan a esta edad, se separandefinitivamente, formando dos comunidades.

Los pequeos y las nias estn e cargo de las ursulinas deSanta Ana, canadienses de nacin, y al cuidado de los muchachosmayores estn dos Hermanos coadjutores de la Compaa deJess. Todo all tiene aspecto de algo que quiere ser Colegio:clases con bancos y pizarras; estantes rebosando libros y papeles;trnsitos y campos de juego.

Es de notarse que en Alaska, lo mismo que en los EstadosUnidos, se da al juego una importancia que raya en adoracin.Notables son en Holy Cross los partidos de baln a las doce de la

noche, cuando en julio y agosto ronda el sol los cuatro horizontes,sin acabarse nunca de poner. Los Padres y Hermanos patrocinan auno de los equipos y las Madres hacen lo propio con el otro.

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Al vencedor se le concede un da de campo, y aquellosalaskeos se embisten como tigres entre la gritera de loscompaeros que aplauden o vituperan.

Religin y culturaLe parte religiosa tiene, naturalmente, preeminencia sobre

todas les dems, y a la misa diaria y comunin semanal, al rosarioen comn y a las horas de catecismo hay que aadir los EjerciciosEspirituales de San Ignacio acomodados a sus alcances, con todaslas formalidades del silencio y quietud exterior. Desde pequeitosse les inculca el temor de Dios.

Los sbados ofrecen obsequios a la Santsima Virgen y losviernes estn dedicados exclusivamente al culto del SagradoCorazn. Nadie tan apto pata imbuir a los nios en estasdelicadezas de espritu, como las religiosas. Jams se les borran alos hurfanos de Holy Cross las tiernas escenas de sus infantilesaos, pasados en aquel clido nido bajo el amparo de aquellasmedres que les queran y acariciaban.

Cmo, por ejemplo, mientras los preparaban para la primera

comunin, les hacan confesarse con ellas de mentiras para quedespus les fuese fcil practicarlo de verdad. Mucho esdoctamente lo que estas monjas hacen por ellos; inmenso el carioque les profesan.

Ni deja de haber en ello un plan preconcebido. Con sussolicitudes maternales, con ese cario que Dios puso en el coraznde la mujer y que ellas realzaron con su virginidad, atentas a queen los nios no se arraigue la apata, la desconfianza, la frialdad,

hijas todas de la orfandad, procuran por todos los medios depositaren aquellos tiernos corazones semillas de amor, de carioafectuoso, que llene el vaco del de la medre, porque saben quecriar a un nio sin cario es criarle para los presidios.

Fuera de una docena de blancos, hijos de mineros europeos yyankis, que van a educarse al orfanato y pagan una mdicapensin, los dems son todos eskimales hurfanos, tan pobrecitosque ninguna retribucin se les puede exigir a cambio de laeducacin que all reciben.

Las nias aprenden a manejar la aguja, desde el simple

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remiendo hasta las ms finas labores de bordado, y nias y niosse instruyen suficientemente en ingls y geografa, matemticas,ortografa, historia sagrada e historia de Amrica.

No ha faltado quien haya credo excesiva tanta instruccin a

nios que han de vivir de la casa y de pesca o extrayendo mineralen un ambiente tan vaco de cultura y nobles ideales como pictricodel ms crudo y abyecto materialismo.

A esto respondemos, con el insigne publicista uruguayo D.Jos E. Rod, que "dar a sentir lo hermoso es obra de misericordia"y que "el que ha aprendido distinguir lo delicado de lo vulgar, lo feode lo hermoso, lleva media jornada adelantada para distinguir lomalo de lo bueno".

La Iglesia catlica es esencialmente maestra y educadora.Quiere a sus hijos instruidos y doctos, y sus ministros llevanconsigo, al par que la religin verdadera, la cultura y el saberdiluidos en mximas pacificas de armona y orden. Pero volvamosal asunto.

El problema de las subsistencias

Todo el material escolar, que estos ejercicios requieren, loreciben gratis de la Misin, lo mismo que la comida, vestidos ydems. Ahora bien, como el promedio de los hurfanos es de 170,ms diez monjas y seis jesuitas, salta a la vista que o hay unafuente perenne de riquezas cuya corriente va a morir en el or-fanato, o Dios alimenta milagrosamente a aquellos sus hijos comoen otro tiempo lo haca con los Antonios y Pablos del desierto.

En cuanto a lo primero, bien saben los lectores que las talesfuentes son puras leyendas aun para los habitantes de la isla deUtopa. Ya no hay Ponces de Len que se arriesguen a equiparuna carabela, costear las Bahamas y entrar a Dios y ventura porlas selvas de la Florida en busca de la Fuente de la Vida, cuyasaguas, bebidas, daban la inmortalidad, ni se arman expedicionespara descubrir el Vellocino de Oro por las cordilleras de los Andes.

En cuanto a lo segundo, no tenemos noticias de que las aves

marinas del Estrecho de Bering hayan descendido a los tugurios delos eskimales para alimentarles con el tierno bollo de pan que ensus picos llevaran.

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Qu les queda, pues, y cmo viven en aquellas latitudes,dejados como estn a merced de sus alcances? Vamos aresponder con las mismas palabras que omos de labios de un exmisionero de Holy Cross.

Con las limosnas que llegan a la Misin se compran enSeattle, puerto de los Estados Unidos, harina, maz, telas fuertes ymaterial de imprenta. Eso es todo lo que se importa del exterior.

Antes de relatar lo que produce el interior hay que hacer unaobservacin. Cuando los hurfanos llegan a los 15 aos, dejan laescuela y aprenden un oficio. La Misin tiene carpintera, sastreray zapatera. En estas oficinas se proveen de calzado y vestidos ycon los pinos, que en la desembocadura del Yukn abundan,

amueblan la casa y se adiestran en levantar otras nuevas, pobres,pero decentes y duraderas.

Otros se dedican a la caza o pesca con mayor o menorcontingente de focas y pescados. Adems posee la Misin unrebao de renos pastoreados por los jvenes, que los llevan, comoen otro tiempo los pastores de Abraham, por todas las regionescomarcanas sin el embarazo de fronteras municipales.

Los sbados por la tarde se mata un reno que da un bocadode carne a medioda, ms un vestido al que lo necesite con msurgencia.

En los alrededores del orfanatrofio se allanaron y cavaronextensas parcelas de terreno, y despus de varios experimentos yfrustraciones, se vio que en los cuatro meses de verano serecogan patatas, berzas, guisantes y cebollas.

Se cercaron en seguida las parcelas, y todos los aos se

cosechan estas hortalizas cultivadas por los mismos nios. Y esoes todo.

No hay turrones, ni mazapanes, ni siquiera caramelos; pero nofalta una racin diaria de pescado con patatas, ni les faltar a losnios el pedazo de pan mientras sigan recibiendo limosnas para laharina.

A veces hay que sacrificar el pan por el petrleo de los farolesy quinqus, que desde octubre hasta abril lucen catorce horas

diarias.Aun en las dos horas de luz crepuscular, que entonces

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aparece, se est a oscuras dentro de casa, porque, debido a ladiferencia de temperatura que media entre el ambiente y el interiorde las viviendas, se adhiere a los cristales una costra de escarchatan espesa que lo deja todo en tinieblas, dndose el caso gracioso

de que para mirar al campo los nios agujerean la escarcha hastael vidrio y luego miran como si lo hiciesen por un microscopio.

Matrimonios cristianos

Cuando los nios llegan a los 18 aos aproximadamente,instruidos como estn y habituados al trabajo, dejan la Casa-Misiny buscan colocacin bien entre los parientes de sus respectivas

tribus, bien en alguno de los grupos de los buscadores de oro.Lo ordinario es que se casen pronto, y lo ms ordinario quetomen por mujeres a las jvenes del orfanato con quienes seeducaron. As van saliendo matrimonios catlicos, excelente,padres de familia y madres cabales, sin creer en ageros nisupersticiones. Cuando el hechicero les diga:

Yo soy el Dios de la pesca y de la caza; yo llamo a las focasy vienen, conjuro a los renos y se van; y yo me sumerjo hasta el

profundo del Ocano y converso siete das con los peces, sobre losque impero a mi capricho, dame carne y te llenar las redes.

Cuando oigan esto nuestros recin casados les responderncon sonrisa burlona que ellos pican ms alto, que se deje decuentos trtaros, que se convierta y bautice si no quiere sumergirseen los infiernos y conversar eternamente con los demonios.

Estos matrimonios son el sostn de los Misioneros de lastribus, sus catequistas gratuitos, los defensores en pblico de sufama calumniada; son su gozo y su corona.

Son la levadura que en el seno de su pequeez encierra lavirtud maravillosa de hacer fermentar la ingente masa que informela cubre y la rodea.

El huerfanito alegre

Ni han parado aqu los frutos de tan benfica institucin. En elotoo de 1918 lleg al orfanato un nio de 9 aos, hurfano depadre, extenuado por larga caminata en barca Yukn abajo, y con

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las huellas de la indigencia marcadas en el rostro.

Nacido de padres paganos en una choza de hielo sita en SanMiguel y las playas del Estrecho de Bering, y bautizado por uno delos sacerdotes rusos de rito ortodoxo, que por all haban quedado

despus que Rusia vendi la colonia a los EE. UU., fue rebautizadosub conditione por el P. Ruppert, S. J., quien le envi, en calidad dehurfano a Holy Cross.

Hermoso aspecto el que se ofreci a su vista apenas traspusolos umbrales del recinto: nios bulliciosos y juguetones entregadoscon pasin a sus juegos infantiles; madres cariosas que lessonrean, y un ambiente celeste que le confortaba con nuevo vigor.

Pasaron los das.

A la timidez del principio, sucedi una expansin ingenua yatractiva y pronto Jos Prince se hizo amar en la comunidad.Inmensa era su alegra. A desvanecerse en ella tenda como por supropio peso toda desventura.

A veces pasaba la raya segn testimonio del Prefecto yse diverta demasiado a expensas de los ntimos, procurando conmuecas muy expresivas exasperarlos, rindose de sus amenazas ypueriles represalias.

Afortunadamente le entendieron los Superiores, y, atribuyendosus expansiones a la idiosincrasia de su carcter jovial y sindoblez, le perdonaban de buen grado las ms francasexteriorizaciones. El hecho de que el P. Deln le escogiera pararepresentante de la Misin en el Congreso Eucarstico de Chicago(1926), prueba que algo bueno se encerraba en aquel exteriorregocijado.

Despus de haber lucido en Chicago el tpico traje alaskanode piel de reno con guantes y gorro de foca, se ofreci a servir degua al P. Deln en una de sus jiras apostlicas por el distrito,

En los meses que dur la excursin, dio muestras de muchosentido comn y de una resistencia al fro como quien estaba en suelemento. Una noche tuvieron que dormir a la intemperie, y comoera difcil conciliar el sueo se entretenan en amigableconversacin.

Padre dijo Prince, le voy a revelar un secreto.T dirs.

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Y si yo pidiera ser admitido en la Compaa de Jess?

Pues no tendras necesidad de reiterar la peticin.

Entendmonos, Para escolar o para coadjutor?

Para coadjutor.

Pues desde ahora mismo quedas admitido. Y oye una cosa:hace ya ms de un ao que me lo vena dando el corazn. Tu

jovialidad nace de buen fondo y tu intencin es ms derecha queun tiro. Hasta me haba decidido a proponrtelo, si t no tehubieses adelantado. Te acuerdas de aquel da que te pasaste

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