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    Carlos Arturo Reina Rodríguez

    Colaborador Externo

    HISTORIA Y JÓVENES:

     APROXIMACIONES Y PERSPECTIVAS TEÓRICAS*

    Carlos Arturo Reina Rodríguez**Universidad Distrital Francisco José de Caldas

    RESUMEN

    Los jóvenes han sido generalmente vistosdesde la óptica de campos disciplinares comola sociología y la antropología, y responden

    al interés despertado por temáticas recientesdesde distintos sectores de la sociedad en tor-no a las manifestaciones culturales, como tam- bién a las problemáticas derivadas o paralelasa estas, e igualmente de sus formas de parti-cipación ciudadana, en particular durante losúltimos 20 años. No obstante, son escasos lostrabajos que desde la historia, se aproximanal análisis de los sectores más jóvenes de lasociedad, así como a las perspectivas teóricasy metodológicas que puedan dar cuenta delas distintas manifestaciones simbólicas, de lasrepresentaciones y de las emergencias políti-cas y culturales que en otros momentos de lahistoria, han protagonizado los jóvenes, de- jándolos de manera involuntaria, alejados delacontecer histórico. Este documento planteala necesidad de responder a una premisa quese centra sobre la ausencia de estudios histó-ricos relacionados con la historia de los jóve-nes en Colombia y sobre las dificultades parala definición de la categoría en el campo delos estudios históricos.

    Palabras clave: historia, jóvenes, cultura,educación, política.

    Revista RepublicanaISSN: 1909 - 4450 • núm. 9

    ABSTRACT

    Young people have been generally viewedfrom the standpoint of disciplinary fieldssuch as sociology and anthropology, in the

    interest aroused by recent topics fromdifferent sectors of society about the cultu-ral events, as well as the problems arisingfrom or parallel to these, and their forms of citizen participation, particularly during thelast 20 years. However, little work from thehistory, approach to the analysis of theyounger sectors of society, as well as theo-retical and methodological perspectives,which may account for the differentmanifestations of symbolic representationsand political and cultural emergencies atother times in history have starred theyoung, leaving them inadvertently, awayfrom the historical events. This paper raisesthe need to respond to a premise that focuseson the lack of historical studies concerningthe history of young people in Colombia andthe difficulties in defining the category in thefield of historical Studies

    Key words: history, joungs, culture, edu-cation, politics.

    Fecha de recepción: 28 de septiembre de 2010. Fecha de aceptación: 15 de octubre de 2010.

    * Artículo producto de la investigación  Historia de los Jóvenes en Colombia en el siglo XX: Política,Ejércitos, Trabajo, Educación y cultura, sintetiza los desarrollos teóricos alcanzados en el marco de latesis de doctorado en Historia de la Universidad Nacional de Colombia.

    ** Docente Universidad Distrital “Francisco José de Caldas”. Candidato a Doctor en Historia, Univer-sidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: [email protected]

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    PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

    Existe una ausencia de trabajos historio-gráficos relacionados con la juventud a lo lar-

    go de la historia colombiana en particular delsiglo XX. Inicialmente se trata de indagar porel concepto así como por las formas de repre-sentación a tener en cuenta para leer a los jó-venes desde una perspectiva histórica, todavez que el concepto ha sido restringido sobretodo a la segunda mitad del siglo XX.

    METODOLOGÍA

    Desde una perspectiva que utilizó el método

    analítico se avanzó en la estructuración de laparte teórica para dar forma al avance poste-rior de la investigación. Para el caso, se estu-dian algunos avances realizados en el campopropiamente de la historia, su relación conotros campos como la antropología, la socio-logía y la sicología, en perspectiva de identi-ficar y resolver las formas como se hanentendido los jóvenes en esos campos y susaportes al campo disciplinar de la historia.

    PREÁMBULO: JÓVENES EN LAHISTORIA

    Los estudios históricos en torno a los segmen-tos de las poblaciones más jóvenes de la so-ciedad colombiana, han sido escasos, siendoestudiados más como parte de análisis másamplios, como en el caso de los movimientosestudiantiles, sin definir en muchos casos,quienes eran los estudiantes, y cuántos deellos eran jóvenes. A finales de los años 80 ycomienzos de la década de los años 90 del

    siglo XX, disciplinas como la sociología y laantropología en Colombia, centraron sus cam-pos de observación en ellos, motivados entreotros, por manifestaciones ligadas a expre-siones de la cultura urbana, de la violencia ode la prevención de comportamiento sexualy de consumo de sustancias alucinógenas.

    Para la historia, temas como la cotidianidad,las mujeres, los imaginarios y las represen-

    taciones sociales, han privilegiado los estu-dios históricos culturales en América Latinay España, sin que se dediquen en concreto aeste sector. Una de las razones está en la di-

    ficultad de definir el sector poblacional jo-ven de una sociedad, que para los estudiossociológicos urbanos por ejemplo, puedenresultar mucho más cercanos en la medidaen que el tiempo y el contexto se definen concierto grado de inmediatez. Para el historia-dor, no solo basta el tener elementos teóri-cos que provienen de otras disciplinas comola biología, la psicología, la sociología, laantropología, incluso la política y el derecho,sino que además debe indagar por la perti-nencia de la lectura de un concepto para ana-

    lizar el pasado de las poblaciones más jóvenesde una sociedad, o si existe la necesidad deutilizar otras categorías más adecuadas a suscontextos y tiempos.

    Es relativamente más fácil hacer historia deun país o de una clase social, porque se tratade conceptos con límites definidos y con cier-ta homogeneidad, pero la historia de gruposque no se basa en territorio, lengua o posi-ción social sino en otros caracteres, resultamucho más compleja, y escribirla es como

    avanzar por un terreno inestable. Por otrolado, la posibilidad de generar un proceso através del cual los nuevos campos investiga-tivos sean pensados en términos de su pasa-do, en perspectiva del desarrollo de suscondiciones temporales y de género, así comoa la misma redefinición de los conceptos apo-yados en marcos contextuales y temporales,contribuye a la redefinición de nuestra reali-dad, de entender que el problema de la ju-ventud no es nuevo y que en la comparacióncon otros momentos, es posible responder a

    problemas actuales, además de enriquecer elcuerpo historiográfico en nuestro país.

    RESULTADOS

    Hacia una historia de los jóvenes

    En 1996, dos historiadores, Giovanni Levi y Jean Claude Schimtt, publicaron una serie de

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    trabajos en dos tomos titulado “ Historia delos jóvenes”1, los cuales contienen ensayos deotros autores, que bajo su dirección, explo-raron a través de la historia, distintas for-

    mas de participación de los sectores más jóvenes de la sociedad occidental. 20 añosantes, en 1975, el español, Víctor Alba2, his-toriador marxista, y profesor de la Univer-sidad de Kent Ohio, había publicado un textotitulado “ Historia Social de la Juventud” don-de elaboró una serie de fases ligadas a losproceso socio históricos de la humanidad,vinculando a través de una organizada cro-nología, las distintas formas de manifesta-ción de la juventud, vista como un procesoligado a las formas y las estructuras sociales

    y a sus transformaciones.

    Alba se refiere a los jóvenes a partir de lareferencia generacional dada por la condi-ción de juventud. Así reconoce a través dela historia, desde la antigüedad hasta la dé-cada de los años 70 en el siglo XX, a variostipos de juventud caracterizados por enla-ces o espectros generacionales. Aparece porejemplo, la juventud sin revolución en larevolución industrial; la juventud idólatraen la primera mitad del siglo XIX, manifies-

    ta sobre todo, en las juventudes juvenilesalemanas y en la revolución de 1848; la ju-ventud ideologizada en la segunda mitaddel siglo XIX, relacionado con los movimien-tos obreros, los anarquistas, el socialismo,los sindicatos y las organizaciones cristia-nas; la juventud desesperada en vísperas dela primera guerra mundial, enfocada con los jóvenes alemanes, los nihilistas rusos; las ju-ventudes regeneradoras y la generación do-rada de los Estados Unidos; la juventudutilizada, en los periodos entre las dos gue-

    rras, enfocado en la revolución rusa, el mo-vimiento juvenil comunista internacional, elfascismo, el nazismo y la dictadura españo-la de 1923; la juventud desapartada, duran-te la segunda guerra mundial, manifiesta en

    la juventud de resistencia; la juventud ate-rrada, durante la guerra fría, donde losexistencialistas y los beat nicks son puentepara la juventud frustrada, en el tercer mun-

    do, derivado del subdesarrollo colonial, lalucha por la independencia, sobre todo enÁfrica, los países árabes y Asia o la mani-festación de la juventud comunitaria de Ja-pón, Israel y China, o la juventud exasperada,en el caso de América Latina en donde lalucha contra la oligarquía, el imperialismo,se manifiesta a través de movimientos es-tudiantiles y revolucionarios; la juventudcontestataria, sobre todo en los EstadosUnidos y Francia y espesa en mayo de 1968y la juventud inédita, relacionada con los

     jóvenes obreros, también desde 1960, en unapostura muy cercana a la de Marcuse y la juventud integrada o la subcultura juvenilexpresa en la literatura y la música sobretodo. Subraya la juventud independizada,relacionada con los modos de vida juveni-les leídos principalmente desde las encues-tas, las descripciones sociológicas y lageneralización.

    Estas definiciones parten de afirmar que la juventud no forma un grupo aislado sino

    que existe dentro de sociedades específicas,determinados períodos. Se es joven siem-pre en un contexto concreto, no en abstrac-to. Esto no quiere decir, desde luego que loque cada edad y sociedad consideran como joven, será, para esta historia, la juventud.“Pero significa más que esto, puesto que im-pone al historiador una manera de tratar eltema que resulta ineludible: no puede ha-cerse una historia de la juventud hablando,por ejemplo, de los personajes que desco-llaron antes de un determinado número de

    años (fijado forzosamente de modo arbitra-rio). Del mismo modo que una serie de bio-grafías de mujeres célebres no sería unahistoria de la mujer, una lista de niños pre-coces no sería una historia de la juventud”3.

    1 LEVI, Giovanni. Schmitt, Jean Claude. La Historia de los Jóvenes. Barcelona. Taurus 1996. 2 tomos.2 ALBA, Víctor. Historia social de los jóvenes. Plaza & Janes editores. Barcelona. 1975.3 Ibíd, pág. 7.

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    Alba realiza un recorrido histórico que en-riquece el discurso y alimenta los referen-tes teóricos del tema en donde además ubicaa Latinoamérica.

    Al ubicar a la juventud en coyunturas espe-cíficas, se ofrece posibilidades de lectura einterpretación mucho más amplias y de paso,se pueden establecer categorías definidas,donde la relación principalmente política dacuenta de la forma como se manifestaron lossectores de población más jóvenes. En Co-lombia, la historia da cuenta de la participa-ción de la juventud en espacios políticos,subrayando esa naturaleza desde los docu-mentos del siglo XIX.

    A mitad de este siglo, asociaciones como laEscuela Republicana y la Sociedad Filoté-mica4, se apoyaron en la juventud para di-vulgar sus posiciones políticas, llegandoincluso a publicar un periódico que se llamóprecisamente “La Juventud”. Igualmente lospartidos políticos crearon sus “juventudes”tanto liberales como conservadoras. Lo mis-mo hicieron posteriormente tanto el Partidocomunista5 (1931) como la iglesia con sus “Ju-ventudes católicas”. En todas ellas, así como

    en los recurrentes “llamados” a la juventudpara cerrar filas en torno a las instituciones,hechos por distintos medios y actores, des-de el siglo XIX hasta mediados del siglo XX,tuvieron el carácter político, sobre todo entiempos de crisis. Aspectos como el culturale incluso el económico, rara vez eran men-cionados, por lo que también al mismo tiem-po se configuró una idea primaria en torno aque la palabra “juventud”, tuvo un carácterpolítico que no involucraba a todos los jóve-nes, sino solo a aquellos que de una u otra

    forma pudieron participar en este campo.Muchos quedaron excluidos, de acuerdo a

    las posibilidades de participación en cadamomento histórico.

    Por su parte, aunque Levi y Schmitt no men-

    cionan el trabajo de Víctor Alba, su obramanifiesta en dos tomos, recoge 21 ensayosde igual número de autores. En la introduc-ción teórica, Levi y Schmitt establecen losproblemas de la definición de la categoríade joven para la historia. Se desprende desus afirmaciones que por ejemplo, cuando sehabla de mujeres en la historia, se tiene cla-ro de quiénes se está hablando pues inde-pendientemente de que hayan sido o novistas de tal o cual forma, siguieron siendomujeres jóvenes o viejas pero mujeres al fin

    y al cabo. La juventud como condición, esuna construcción que se relaciona con el con-texto, que además lo reconoce como pasaje-ro, como un estado de habitar temporalmenteen una sociedad particular siendo hombre omujer, si bien “la diferencia entre muchachosy muchachas, ya bien acentuada en la socia-lización infantil, encuentra en la juventud lasformas de su institucionalización”6.

    Otra elemento resulta de la prevención so-cial, política y cultural de los sectores más

    adultos. “No solo los límites de la juventudplantean problemas al historiador sino queotro tanto, puede decirse de los modelos pro-puestos a los jóvenes en cada época. Así comola publicidad exalta los valores de la juven-tud (belleza, fuerza, rapidez, energía, liber-tad, etc.), la vida social cotidiana siente más bien, cierto temor hacia los jóvenes debido alos disturbios que podrían causar en opiniónde los defensores de los convenciona-lismos”7. Esto llevó a que los referentes utili-zados en muchos casos, sean aquellos

    condenatorios frente a un sector poblacionalcuestionado y tenido bajo sospecha de manera

    4 Ver una descripción de la época en: La juventud: Su posición en la Nueva Granada. Bogotá. ElNeogranadino. Número 129. 15 de noviembre 1829.

    5 MEDINA, Medófilo.  Historia del partido comunista colombiano. Centro de Estudios e InvestigacionesSociales, 1980. 624 páginas.

    6 LEVI, G. Schmitt, Jean Claude. Op. cit., pág. 14.7 Ibíd., pág. 9.

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    constante en la historia de buena parte de lasociedad con influencia occidental8.

    Raúl Olmedo9 separa la brecha conceptual

    entre lo joven y la juventud, pues desligateóricamente a la clase de la categoría, dife-renciándolas por sus intereses y necesidades:“juventud es una categoría política que de-signa un lugar dentro de la jerarquía de lasociedad... el joven es el soporte biológicode la categoría juventud, es un individuo queestá sometido, está sujeto a las determina-ciones que conforman la categoría de juven-tud. El joven es un sujeto social que esproducido como un sujeto jerárquico. La “cla-se” sintetiza el conjunto de determinaciones

    denominadas económicas; la categoría sin-tetiza el conjunto de determinaciones deno-minadas políticas; la política es el conjuntode relaciones que organizan el propio siste-ma de jerarquía de la sociedad. En el Movi-miento juvenil, los intereses de clase de losindividuos participantes predominan sobresus intereses de clase”10.

    Por demás, Levi y Schmitt señalan que es-cribir una historia de los jóvenes “implicapor consiguiente, una pluralidad de pers-pectivas: en la medida en que es el término

    de una fase de socialización previa a la edadadulta, la juventud reúne en sí, numerososaspectos del momento “liminal” de los ri-tos de paso…. Con toda lógica, en el senode cada sector de la vida social y cultural,los ritos de liminidad juvenil constituyen ensu desarrollo progresivo, un objeto privile-giado de estudio”11.

    En este sentido, hacer referencia a los jóve-nes desde la historia, implica necesariamen-te aproximarse también a otros campos

    disciplinares, como la antropología, la socio-logía y la psicología. El sociólogo mexicanoLorenzo Encinas12 expone estas tres tenden-cias y señala que por un lado, hay una pers-pectiva psicobiológica en donde se reconocela adolescencia como un momento en la his-toria del individuo en el que ocurren unaserie de cambios a nivel biológico, que a su

    8 No era rara esta visión debido a que desde décadas anteriores ya se estigmatizaba al joven, enten-diéndose este como un sospechoso y reservándose su futuro para aquellos “bien educados”. Es la

    observancia de la buena conducta de quienes resultaban “favorecidos”, por un sistema educativo,frente a quienes quedaban por fuera o relegados a niveles inferiores. Así por ejemplo, titulares comolos del diario El  Tiempo  en los tempranos años 60 no resultan sorpresivos: “Los bandidos mástemidos hoy en Colombia son Adolescentes: la adolescencia es un periodo sumamente turbador acausa del conflicto entre la personalidad básicamente egoísta del niño y las crecientes exigenciasque le merece la sociedad”. Agrega que: “para dar ejemplo de las terribles consecuencias que puedellegar a tener el odio en la adolescencia, Villareal se refirió a varios casos de delincuencia llevadaa cabo por adolescentes que habiendo llegado a la conclusión de que ser agresivos era el únicocamino que se abría ante ellos, decidieron dedicarse a actividades destructivas: un adolescente enestas condiciones ve ante sí como única solución el imponerse sobre el medio ambiente por mediodel odio, la destrucción, ya que siente que si se aparta de ellos sucumbirá”. El Tiempo sábado 2 de

     julio de 1960, página 23. La referencia data de la realización de un ciclo de conferencias sobre odiodictada por el Doctor Jaime Villareal en el Museo Nacional, en donde titula. Allí se indica ademásque “varios de los bandoleros más temidos que azotan el país en la actualidad son adolescentes

    cuya edad oscila entre 14 y 20”. De hecho, lo llevan a un lugar de carácter global: “Un problemamundial. La Delincuencia Juvenil”. También se señala a los jóvenes como “semipesados”, un“término familiar para los jóvenes que se rebelan contra las disciplinas sociales”. Un escritorHamburgués ha dicho de ellos ¿Por qué esos sinvergüenzas con tanta cosa buena que hacer hoydía, no piensan en lo mejor sino en lo peor, y han ido en su brutal desenfreno más allá de susantecesores”. El  Tiempo. sábado 12 de marzo. 1960.

    9 Profesor de la Facultad de Ciencias políticas y Sociales de la UNAM.10 OLMEDO, Raul. s/f. “Juventud y Política”. En: Revista de estudios sobre la Juventud, CREA año 2

    número 3, págs. 1-6.11 LEVI, Schmitt. Op. cit., pág. 11.12 ENCINAS, José L. Bandas Juveniles. Perspectivas Teóricas. Editorial Trillas. México, 1993.

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    vez producen diversos cambios sicológicosque constituyen la base de la personalidad.Por tanto, el desarrollo psicológico es unode los mecanismos activados en la madura-

    ción biológica durante la pubertad13.  Sinembargo, esta posición es considerada comomuy general, desconociendo los contextos yculturas. El enfoque antropológico, critica ydebate esta posición desde los estudios deMargareth Mead14 quien desde sus estudiossobre adolescencia en la isla de Samoa des-cubre, que esta no estaba caracterizada porconflictos o tensiones; la etapa adolescenteera un estado de vida placentero, con pocarepresión sexual, lo cual la llevó a la conclu-sión de que los comportamientos humanos

    están íntimamente relacionados con las exi-gencias de cada cultura, en particular y porextensión a los procesos históricos, que pue-den ser leídos en términos de corta, media ylarga duración.

    De esta manera, buscar la rebeldía propiade la adolescencia en los jóvenes del sigloXIX, sería no solo difícil, sino que talvez esarebeldía se pudo haber expresado en for-mas más conservadora y no tan liberalcomo se observa hoy día. Por ejemplo, lo

    que buscaron los jóvenes de la Escuela Re-publicana era transformar las instituciones bajo un interés conservador de clase, mani-festando un inconformismo político, que bien se hubiera podido dar en otros secto-res de la sociedad, pero no expresar unarebeldía que correspondiera necesariamen-te a su edad.

    Es importante aclarar que la juventud es unconcepto íntimamente ligado a los tiemposmodernos y asociado a estos, pero no exclu-

    sivo de los mismos; si bien, ya no es la fase

    intermedia entre el periodo adulto y la niñez,tampoco refiere al rango de edad conside-rado solamente en los censos poblacionalesy que, además de ocupar un espacio geográ-

    fico, habitualmente tenía como especial la- bor la de ser el eslabón natural de la especiehumana. La juventud se caracterizaba por seruna fase preparativa (aunque hoy todavía loes con otras motivaciones) y cuya prepara-ción dependía de unidades sociales peque-ñas como la familia o el clan. Dicha situaciónha cambiado pues la preparación se halla es-trechamente ligada a otra unidad social, es-tructural incierta, una realidad social en lacual los jóvenes se encuentran limitados porel no reconocimiento.

    A su vez, también se puede hacer extensa larelación de una condición temporal de la vidadel ser humano, con una que transfiere cam-pos simbólicos y que se manifiesta en la “ju-ventud” de las naciones, de los partidos, delos movimientos. Expresa la historiadoraLaura Malvano, que por ejemplo, en el casodel fascismo italiano, “el discurso se forma- ba con especial ductibilidad y flexibilidad ala multiforme y toda comprensiva noción de juventud, hasta el punto de convertirse en

    elemento constitutivo. Gracias a una hábilmanipulación de discurso se le privó al con-cepto de juventud de toda connotación his-tórica o sociológica para adquirir unadimensión exclusivamente simbólica, ejer-ciendo la fusión de distintos significadosimplícitos en la noción misma”15. De estaforma, el Estado fascista como otros, era vis-to como un Estado joven, vigoroso, innova-dor “en plena posesión de todas susenergías” según el Duce, las mismas que porlo que sabemos, él no tenía en el momento

    de su ascenso al poder.

    13 Entendemos como pubertad el periodo en el que se manifiestan transformaciones de tipo biológicoen el que empieza a manifestarse la madurez sexual. La pubertad es un mecanismo que desembocaen los procesos sicológicos correspondientes a la edad adulta de la personalidad. El término ado-lescencia proviene del latin adolecere (crecer).

    14 MEAD, Margareth.  Adolescencia y cultura en Samoa, Paidós, Buenos Aires, 1980.15 MALVANO, Laura. El mito de la juventud a través de la imagen: el fascismo italiano. En:  Historia de los

     Jóvenes. J. C. Schmitt y G. Levi. Op. cit., pág. 314.

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    Para la sociología, en particular, para losplanteamientos teóricos de la escuela estruc-tural funcionalista, expuesto por Fred Mhalerparte de la inmadurez del sector juvenil se

    debe a la comparación con los adultos y con-fiere un estatus de marginación fundamen-tado en la edad para los jóvenes respecto alos adultos. Para este autor, la tarea de la juventud es prepararse para participar acti-vamente en la vida y en el trabajo. Esta po-sición remite a los jóvenes como un resultadode la reproducción social de la fuerza de tra- bajo, así como una fuerza de cambio social.Otra característica para Mahler, es que lacategoría de joven puede ser consideradacomo un grupo social, cuya posición originauna colectividad inerme que, a causa de suscondiciones de vida, la sitúa por debajo deotros grupos en la sociedad. La Sociólogamexicana Citloai Rovirosa sostiene que la juventud no puede “entenderse como unasimple categoría o fracción de las clases de-terminadas económicamente”, sino que debeubicarse como una fuerza política de proyec-ción histórica y considera que al reducir lacuestión juvenil a un simple conflictogeneracional, ésta no tendría importancia,igual que si se relacionara con un plantea-miento emparentado con la lucha de clases;

    Encinas señala que tales proposiciones no bastan para explicar la cuestión juvenil y ofre-cen para conceptualizar la acción juvenil so-lamente dos preceptos analíticos: el bloquegeneracional y la estructura generacional.

    Rovirosa según Encinas, afirma que la rup-tura generacional es un conflicto manifesta-do primordialmente en el aspecto cultural, yque el enfoque clasista (luchas de clases) obe-dece a una manifestación esencialmente eco-nómica y social; así, señala que es preciso

    analizar la cuestión juvenil sin separar la di-visión clasista de la división generacional.

    Quizás convenga diferenciar la cuestión ju-venil de la cuestión generacional, en un in-tento por destacar el problema histórico delproblema social. Así, la cuestión juvenil se

    referirá a la manifestación sociocultural delgrupo demográfico de los jóvenes, y la cues-tión generacional se referirá a la perspecti-va histórica de las generaciones”16. Deacuerdo a Rovirosa, el bloque generacionalpuede compararse con una fuerza política conposibilidades hegemónicas: “un conglome-rado juvenil es potencialmente movilizadoalrededor de una causa política. La masa ju-venil se adhiere a un proyecto específico yse despliega organizadamente: El bloquegeneracional es en sí mismo, un proyecto

    histórico”. “La juventud, como causa políti-ca, no es otra cosa que la condición de posi- bi lidad de cont inuidad de la historia ,entendida como continuidad de la especie”17.

    Dada su condición, los jóvenes sienten la ne-cesidad de ser ellos mismos, no lo que otrosquieren que sean. Además, influye en ello, elcontexto, el espacio y la cultura misma. El otroconcepto que resulta importante es el de Gene-ración. El movimiento de las generaciones fueobjeto de estudio y análisis por parte de va-

    rios intelectuales motivados, en gran medida,por la existencia de diferentes grupos socialescon dos denominadores comunes: la edad yun determinado (específico) comportamientosocial. William Dilthey fue uno de los prime-ros en utilizar el término generación para re-ferirse a un número de individuos que formanuna unidad homogénea por haber experimen-tado los mismos hechos y cambios en el perio-do susceptible de sus vidas. De la mismamanera, August Comte inició los estudios sis-temáticos sobre las generaciones, y señalaba

    que la sociedad era un marco de generacionesexistentes. Julián Marías18, las describe como

    16 ROVIROSA, Citlali. Bloque generacional: elementos para el análisis de la cuestión juvenil. En: Revista deestudios sobre la Juventud. CREA, Nueva época, núm 5, México,1985, págs. 51-64.

    17 Ibíd., pág. 62.18 MARIAS, Julián: fue doctor en Filosofía y discípulo de Ortega y Gassete. Autor de  Juventud en el

    mundo antiguo. Crucero universitario por el Mediterráneo, Espasa Calpe, Madrid, 1934, 309 págs. y Elmétodo histórico de las generaciones, Revista de Occidente, Madrid, 1949, 192 págs.

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    una larga serie de sucesiones y etapas acumu-ladas a lo largo de la historia human. Nerina Jansen19, al estudiar las generaciones y su re-lación con el cambio social, enumeró tres as-

    pectos importantes para la existencia de unageneración: una dimensión temporal, un determi-nado contexto histórico y un estilo de vida.

    Así los miembros de una generación vivenal mismo tiempo y se relacionan, distinguién-dose de otra por el rasgo específico de laedad; consecuentemente, jóvenes y viejos nocomparten la misma generación, e incluso porla edad, el concepto de generación ocupa elprimer lugar; en otras palabras, por el com-portamiento colectivo de las diferentes eda-

    des. La dimensión espacial de la generaciónesta determinada por el sitio y las circuns-tancias que le rodean. En cada época de lahistoria ocurren cambios; el cambio en sí, eshistoria no estática, toda vez que los indivi-duos tienen diferentes significaciones e in-terpretaciones del mundo, que lleva a cadageneración a replantearse y redefinir sumundo y su relación frente al mismo. “Estapugna generacional despierta la tendencianatural de los jóvenes a reunirse con sus con-géneres con el objeto de presentar frentes

    comunes y con mayor capacidad de enfren-tamiento contra las organizaciones represen-tativas de la generación adulta. Por lo tanto,la dinámica generacional, representa un fac-tor que estimula la organización juvenil”20.

    El estilo de vida generacional engloba dosaspectos de su existencia: la idea de un des-tino común y un espacio vital, los que al unir-se ponen de manifiesto un estilo vital. Es laexpresión o encarnación de las perspectivascolectivas que los coetáneos han desarrolla-

    do sobre su mundo. Las relaciones entregeneraciones existentes habitualmente sehallan en estado de tensión, en vista de que

    la naturaleza y relaciones entre generacio-nes se reflejan en el ejercicio autoritario: losadultos, al poseer el saber y detentar el po-der, controlan, y ejercen autoridad sobre las

    generaciones jóvenes. Señala Fischer “Con elresquebrajamiento del sistema corporativomedieval comienza la lucha de generacionesy cuanto más rápido avanza la sociedad,merced a la técnica, la industria y el modode vida, tanto más manifiesta es la diferen-cia entre las generaciones. La Insurrecciónde los hijos contra las formas de vida, lospensamientos y los prejuicios anticuados seentretejen a tuertas y a derechas con la luchade clases”21.

    No obstante, esta brecha no necesariamentees una constante. Hobsbawm, indica que exis-te un abismo histórico que separa a las gene-raciones, donde los jóvenes viven divorciadosde su pasado, “ya fuesen transformadas porla revolución, como China, Yugoslavia o Egip-to; por la conquista y la ocupación, como Ale-mania y Japón; o por la liberación delcolonialismo. No se acordaban de la épocade antes del diluvio, con la posible y únicaexcepción de la experiencia compartida de unagran guerra nacional, como la que unió du-

    rante algún tiempo a jóvenes y mayores enRusia y Gran Bretaña, no tenían forma algu-na de entender lo que sus mayores habíanexperimentado o sentido, ni siquiera cuandoestos estaban dispuestos a hablar del pasado,algo que no acostumbraba hacer la mayoríade alemanes, japoneses y franceses”22.

    A partir de esta afirmación podemos pensarque esta brecha en Colombia ha sido conteni-da por los partidos políticos, la Iglesia y otrasinstituciones, haciendo uso de la violencia

    como constante que une a las generacionesque vivieron uno u otro evento, generandono solo percepciones de la misma, sino de la

    19 JANSEN, Nerina. La teoría de las generaciones y el cambio social. Madrid Espasa Calpe, 1977.20 BRITO, Roberto. s/f. Las organizaciones y el movimiento estudiantil durante el cardenalismo, CREA

    mimeo, México, pág 28. Citado por Encinas.21 FISCHER, Ernest. Problemas de la generación Joven. Ayuso, Madrid, 1975, pág. 15-16.22 HOBSBAWM, Eric.  Historia del siglo XX . Ed. Crítica. Buenos Aires, 1998, pág. 330.

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    sociedad así como de las formas de actuar enella, donde se incluye la agresividad y la ven-ganza. Esta a su vez se convierte en una nue-va hipótesis. La violencia ha impedido que la

     brecha generacional sea mayor que la expre-sada en otras latitudes, producto de lamemoria recogida en las experienciasgeneracionales vividas a través de los hechosligados a persecuciones, desapariciones, se-cuestros, venganzas, guerras internas y de-más, que han caracterizado la historiacolombiana del siglo XX. Por esto no sorpren-de que en los estudios sobre el tema, sea re-currente el tema de la violencia vivida,recordada o emulada a través de terceroscomo una constante de la historia colombia-

    na y de la memoria de los eventos vividos encada una de nuestras generaciones23.

    En 1974, Abel Naranjo publicó en un peque-ño texto titulado Generaciones Colombianas24. Enél esgrimió una estructura de organizaciónapoyada en la perspectiva generacional don-de se construyen referentes de análisis apo-yados en el análisis del periodo de nacimientodel personaje político y el periodo de influen-cia en la vida política del país. Su tesis propo-ne unas generaciones históricas que actúan de

    1780 a 1830. Desde 1830 a 1860. Desde 1860hasta 1880. Desde 1880 a 1905. Desde 1905hasta 1920. Desde 1920 hasta 1980. En todasellas señala algunos aspectos importantes porejemplo, “La Generación clásica (1880-1905),impone una vigencia social de autoritarismo, unaideología dogmática, con una vuelta de aproxima-ción a España, intelectual y sentimental con senti-do individualista y el tema nacional que asumió

     fue el de la reforma política, traspaso de la educa-ción nacional a las comunidades religiosas. La Ge-

    neración republicana, que le sucede y que actúa,más o menos hasta 1920, desde 1905, impone unavigencia social de esteticismo integral, un estilo vitalhedonístico, caracterizado, en cierto modo por un

    sentido individualista. Su tema nacional fue el dela incomunicación regional. Con ella empieza el

     país a integrarse en una red de vías. La de 1920 a1950 es la que impone vigencias sociales que he lla-mado modernista, empeñada en imponer el incon-

     formismo. Su estilo vital es una bohemia rebelde, el preciosismo, la erudición. Desde 1950 y, sospechohasta 1980 prevalece la generación que he llamadosocializadora, consciente o inconscientemente, comoactitud profunda de todos los estratos sociales, cuyavigencia social es el anti-burguesismo. Su estilo vi-tal es el reformismo social, la secularización filosó-

     fica, la densidad intelectual y reacción contra laretórica. El problema nacional, que encaran es eldesequilibrio económico, la agitación de masas, ladesintegración de partidos, la planificación admi-nistrativa, la educación popular. Su sentido es elexistencial”25. La tesis de Naranjo, en la deli-mitación de las generaciones colombianas secompagina con otras realizadas anteriormen-te por Antonio García y Jorge Eliécer Gaitán26.

    Cuadro 1.

    Generación Características y vigencia social

    1780-1830 Generación Heroica de losCaudillos

    1830-1860 Generación Fundadora1860-1880 Generación Costumbrista1880-1905 Generación Clásica1905-1920 Generación Republicana1920-1950 Generación Modernista1950-1980 Generación Socializadora

    Fuente: Abel Naranjo27.

    23 REINA, Carlos Arturo. Generaciones, Memorias y Conflictos. Apuntes para la Historia. En:  Memoria yConflicto. Adrián Serna. Compilador. Universidad Distrital “Francisco José de Caldas”. Bogotá,2008. págs. 223-236.

    24 NARANJO, Abel. Generaciones Colombianas. Brevarios Colombianos. Banco de la República. Bogotá,1974.

    25 NARANJO, VILLEGAS, Abel. Generaciones Colombianas. Banco de la República. Medellín 1974.26 GARCÍA, Antonio. Gaitán y el problema de la revolución colombiana. Movimiento socialista co-

    lombiano. Bogotá, 1955.27 Los rangos incluyen periodos de nacimiento y de vigencia social, aunque estos son demostrados de

    manera más clara en el texto de Naranjo, con cuadros completos y descriptivos.

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    En todo caso, referirse a las generaciones,no implica necesariamente referirse a los jó-venes como tal. De hecho, la llamada gene-ración del centenario, fue una de aquellas

    que celebró los primeros 100 años del Gritode Independencia, pero si bien en ella par-ticipó el grueso de la población, esta gene-ración tuvo como actores principales aquienes se encontraban en el poder. Algu-nos personajes de esta generación fueronquienes nacieron en el siglo XIX entre 1865y 1880 y que tuvieron influencia entre 1905y 1920 y en ella se encontraron los ex presi-dentes Carlos E. Restrepo, José VicenteConcha, Miguel Abadía Méndez, RafaelReyes, Aquilino Villegas. Naranjo denomi-

    nó a esta generación como Republicana ode Reconciliación. “Su Función fue de reajus-te institucional en lo político y de cierto escepti-cismo en lo filosófico y literario”. Estageneración actuó desde 1905 en adelante yse levantó y creció bajo instituciones inca-paces de liquidar el fenómeno recurrentede las guerras civiles.

    Otra fue la que se dio entre quienes nacie-ron entre 1880 y 1910 y tuvieron influenciaentre 1920 y 1950. Esta generación tuvo como

    objetivo, superar los anacronismos del paísen todas sus manifestaciones, desmontandola maquinaria social e imprimiendo un estilonuevo de existencia en todos los órdenes,encontrando entre otros, a Enrique OlayaHerrera, Alfonso López Pumarejo, MarianoOspina Pérez, Darío Echandía.

    Una más, quienes nacieron entre 1910 y 1940y tuvieron influencia entre 1950 y 1980. La

    que Naranjo denominó Generación Sociali-zadora, y que se caracteriza de la siguienteforma “Cualquiera que sea su ubicación ideológi-ca aparece una rebelión en todos contra el

    esteticismo de la generación anterior en el que pre-tenden ver un disfrazado conformismo. El impac-to de la revolución rusa, gravita sobre estas dos

     generaciones y el éxito del sistema socialista paraalcanzar niveles técnicos y económicos, las im-

     pulsa a propagar una revisión de las estructurastradicionales y a buscar en las estructuras socia-listas una respuesta más conforme con las necesi-dades del país”28.

    Teniendo en cuenta la clasificación de Na-ranjo, y sin dejar de lado otras posibles29,

    y en función de este trabajo, se identifica-ron cinco periodos generacionales en don-de se sobrepone a los aspectos anterioresenunciados por este autor, la edad de ran-go entre 15 y 20 años, correspondiente alos momentos en que se terminan los estu-dios secundarios y se inician los universi-tarios en términos generales. Así, el primermomento es el que subyace a las dos últi-mas décadas del siglo XIX y que se marcópor la constitución de 1886 y la guerra delos mil días, que los encuentra a una edad

    promedio entre 15 a 20 años al despuntarel siglo. Es la generación de los mil días, laque se debate en los campos de batalla, enlos enfrentamientos entre liberales yconservadores30.

    Una segunda generación que correspondióal centenario y que ubica a los nacidos en laúltima década del siglo XIX. Son los estu-diantes y jóvenes que participan de las cele-

    28 NARANJO. Op. cit., pág. 77.29 La tesis de Doctorado de Maria Teresa Álvarez Hoyos titulada Elites intelectuales en el sur de Colom-

    bia Pasto 1904-1930. Una generación Decisiva, da cuenta de las posibilidades teóricas del términogeneración, mientras explora el caso de la ciudad de Pasto. En: Colección de tesis Doctorales.Rudecolombia. Universidad de Nariño, 2007.

    30 De acuerdo a los tipos de trabajo se pueden reclasificar los referentes generacionales. Por ejemplo Javier Ocampo López, en El Imaginario en Boyacá, clasifica las generaciones para su departamentoen tres grupos: La generación de “Los Nuevos”, de “La violencia” y la generación del “medio sigloo social”. Ocampo Javier. El Imaginario en Boyacá. Volumen 2. Fondo de Publicaciones Universi-dad Distrital. Bogotá, 2001.

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     braciones de los 100 años31, pero que ade-más viven la Unión Republicana y se resien-ten aún de la pérdida de Panamá.

    La tercera, que es conocida como la de LosNuevos o de la Serpentina y que se manifiestaabiertamente durante la década de los años20. Son los encargados de recibir el poderen los años 30 y algunos de ellos, quienesasistirán a la agudización de la violencia has-ta el desenlace de 1948 en Bogotá. Allí sedestacaron importantes personajes con algu-nas diferencias de edades, Alberto y CarlosLleras, Gabriel Turbay, Jorge Eliécer Gaitán,Carlos y Juan Lozano, “los leopardos” SilvioVillegas, José Camacho Carreño, Augusto

    Ramírez Moreno, Eliseo Arango, y GermánArciniegas, entre otros. Anota Arturo Abellaque: “sin embargo, entre Los Nuevos y La Ser-

     pentina cabría una distinción: los primeros ha-cían más literatura y política en el café –el Windsor,

     por ejemplo- y los segundos más vida de sociedad.Pero combatían en dos frentes. Como Carlos Al-berto Lleras y Germán Zea”32.

    La generación política e intelectual de LosNuevos, o de la Serpentina, o de los penúlti-mos se reunía en determinados cafés con unviejo Sawindsky33 a aprender comunismo.

    Dice zea, que: “a mi me tocó hacer huelgas estu-diantiles contra los gobiernos conservadores, espe-cialmente contra el de Abadía. Estuve en el 8 de

     junio con Gaitán y “Los Leopardos” y los que en-traron en el movimiento. Después formé parte devarios centros estudiantiles, al lado de GonzaloEsguerra, Abel Botero, Evaristo Sourdis, ArcadioDulcey, Ramón Atalaya, José Lacouture, Luís

     Herrán Vanegas, Hernando Matallana y tantosotros que han desaparecido de la escena, `por lamuerte o porque se pierden. Ese ambiente estu-diantil era de mi preferencia. Por ello no fui al

    Windsor como aprendiz de comunista. Iba más bienal café de la Paz, donde hacían mejor lasempandadas”34.

    Incluso los consabidos carnavales, permitenreconocer la penetración de lo político en suorganización y desarrollo: “El primer carna-val se hizo, si mal no recuerdo en 1921. La reina

    31 No obstante las celebraciones del centenario, cabe señalar que como también tuvo un carácter

    político, el pueblo en cierta forma quedó excluido de ella, tal y como lo señala El Nuevo Tiempo: “LaComisión Organizadora de los festejos patrios ha olvidado muchas cosas. Se olvidaron de que eranecesario organizar números apropiados para el pueblo y especialmente para el pueblo forastero.Ya sabemos de la cantidad asombrosa de gentes que han concurrido al Centenario. Por todos loscaminos han afluido vecinos y no vecinos. De todas partes han llegado visitantes á la capital. Secalcula datos estadísticos, en 40.000 el número de personas que ha asistido a las fiestas. De esenúmero, la mayor parte la forman gentes del pueblo que buscaban espectáculos sencillos popula-res, al alcance de su bolsillo y de su entendimiento y no discursos académicos ni complicaciones dela laya. A esa personas, a los calentanos, bien poco les va que alguien divague sobre la importanciafilosófica de tal proceso histórico. El pueblo no ha visto nada que esté de acuerdo con su espíritu.Mejor dicho: sí ha visto lo que hemos visto todos: gente y banderas [...] Allá van. Dejaron suseconomías en hoteles, fondas, almacenes, cantinas. Y no vieron un espectáculo popular, ni oyeronuna música familiar, ni sintieron una emoción nueva al través de Bogotá. La Comisión los olvidó.

    Quizá en el próximo Centenario se acuerden de ellos... Tic Tac”. “Lo que se olvidó”, en El NuevoTiempo, Bogotá, 23 de julio de 1910.32 ZEA HERNÁNDEZ, Germán. Selección de discursos y escritos varios. Escala Sociedad Fiduciaria.

    Bogotá, 1987, pág. 420.33 Hacer referencia a un ciudadano ruso con este apellido. Señala Mauricio Archila que “en

    efecto, en 1925, el gobierno expulsó del país a un ruso llamado, Silvestre Sawindsky cuya“fechoría” fue ser simpatizante de la URSS”. ARCHILA, Mauricio. ¿De la revolución social a lareconciliación? Algunas hipótesis sobre la transformación obrera en Colombia. (1919-1935).En:  Anuario Colombiano de Histor ia Soc ial y de la Cultura. Universidad Nacional de Colombianúm. 12. Bogotá, 1984.

    34 ZEA. Op. cit., pág. 422.

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    Historia y jóvenes:Aproximaciones y perspectivas teóricas

    inicial fue Maruja Vega Jaramillo, luego señorade Carlos Arango Vélez. En el segundo fue elegidami hermana Elvira. Ese reinado tuvo un carácternetamente político, porque los estudiantes libera-

    les apoyaban a Elvira y los conservadores a HelenaOspina, hija de Pedro Nel Ospina, entonces Pre-sidente de la República. Nuestra casa en esa épo-ca, quedaba en la esquina de la séptima con séptimaes decir, a pocos pasos de “palacio”. “Los marzos ylas manifestaciones de estudiantes en favor deElvira al pie de mi casa; y las de estudiantes con-servadores al pie de “palacio”. Helenita Ospina,entonces novia del doctor Mariano Ospina Pérez,salía al balcón a saludar a sus partidarios que eranademás sus copartidarios, pero Elvira la derrotó.Eran íntimas amigas. Al Año siguiente fue reina

     Helena Ospina”35.

    Agrega el Ex canciller que todos los minis-tros de las reinas de esa época fueron des-pués ministros de Estado, y que a ellos sedebe en buena parte, la transformación delpaís. Estos y otros elementos marcarongeneracionalmente a muchos, sobre todo enlas ciudades y sirve como ejemplo para vercomo múltiples aspectos se convierten enreferentes situacionales para la definición deun grupo social en el tiempo. Todos los an-

    teriores ubicados dentro del momento polí-tico de la República Conservadora. Erantambién los tiempos donde los jóvenes acos-tumbraban asistir a las barras del Congresode la República, afirma Medofilo Medina“para seguir con emoción los torneos de ora-toria encendida que allí se escenificaban. Esaes una modalidad de entretenimiento muygrato para los jóvenes con ambición políticaen un periodo que algunos quieren ver como“la edad de oro” del parlamento colombia-no. En todo caso la institución del Rede-

    Parlament estaba en todo su apogeo”36

    .La cuarta generación tiene que ver con losaños 40, el periodo de la muerte de Gaitán yla violencia de los años 50. Allí están los na-

    cidos en la década de los años 20 y 30. Asis-ten a la expresión de violencia manifiestaluego del Bogotazo. Algunos asisten a la pri-mera participación del país en una guerra

    extranjera como el caso de Corea, así como ala “reconciliación generacional partidista”que se conoce como Frente Nacional. En ésta,como en todas las generaciones, se apreciauna reivindicación particular de la propia,frente a la anterior. Gaitán lo expone demanera clara al señalar en una entrevista rea-lizada por B. Moreno Torralba y publicadaen el Siglo, julio de 1943: “El problema de las

     generaciones, no es un fenómeno arbitrario sinoque constituye un producto lógico dentro de laevolución de toda entidad social. No se trata, en

    verdad, de una adjetiva cuestión de edades, que por sí misma ninguna importancia tendría. Es quecada generación recoge en sí las características dela cultura y el progreso que le son coetáneas, yaque en la elaboración de estos, si bien el nombre es

     factor decisivo, no lo es total. En todo fenómenosocial hay un no sé, que de síntesis, que no puedeconocerse con el simple criterio aritmético de agre-

     gar los sumandos integrantes, sino de mezcla quí-mica, cuyo resultado, si bien es cierto estáconstituido por los elementos que han entrado ensu composición, es sin embargo, diferente a ellos

    mismos, y adquiere propiedades que, pertenecien-do a todos, no es propio de ninguno de ellos. Poreso que no aparezca como singular el hecho de quelas generaciones colombianas hayan dejado para lahistoria las características que les son propias den-tro del relativismo, claro está, que todo fenómenosocial se adquiere en los países en formación comolos nuestros. Piénsese lo que se quería de la llama-da generación del centenario para citar la inme-diatamente anterior a la nuestra; ella tiene suslineamientos propios inconfundibles, aceptables odiscutibles, pero reales. La historia colombiana al

    referirse a ella podrá localizarla y particularizarla.La generación a que pertenezco, y, a pesar de quedejo dicho, lleva ahora dolorosamente trazas de seruna excepción a esta el normal de desarrollo histó-rico. Posiblemente no haya una generación que le

    35 Ibíd., pág. 424.36 MEDINA, Medófilo. Juegos de rebeldía. La trayectoria política de Saúl Charris de la Hoz . CINDEC

    UN 1997, pág. 64.

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    supere en calidad intelectual y, sin embargo, na-die podría señalar la unidad de su orientación so-bre el fenómeno nacional. Son hombres dispersos,

     y por dispersos, carentes de potencialidad, de uni-

    dad de perspectiva, característica de toda una ge-neración. Alguna causa debe tener este fenómeno.

     Hay un mucho temor a la lucha autónoma en frentea la vida, un pánico a caminar sin andaderas, quele ha robado su individualidad y personería, res-tándole al país un eslabón de su natural escalaevolutiva. Probablemente la llegada intempestivaal poder, cuando aún no estaban desarrollados to-dos los recursos de la voluntad, elevó una fronteraentre la brillante riqueza intelectual, precozmentela adolescencia. Es un caso paradójico. En los des-tinos del país, la generación a que pertenezco diri-

     ge, pero no orienta; conduce pero no dispone. Diriáseque como una generación, como las bridas de loscaballos, que sirven para dirigir, pero siempre queotros la manejen”37.

    La quinta generación que se apreció entrelos años 60 y 70 y que correspondió a la ge-neración nacida entre los años 40 y 50 y quedio cuenta de la reforma constitucional de

    1957, el surgimiento de las guerrillas comu-nistas y los movimientos estudiantiles, asícomo las expresiones contraculturales comoel hipismo.

    Por último, la generación nacida en los 60 y70 y que se manifestó en la promulgación dela séptima papeleta y el advenimiento de laconstitución de 1991. Aún cuando se puedanhacer clasificaciones generacionales como lasanteriores, otra cosa es lo que sus actorestejieron acerca de ellas, y de las propias, en

    particular frente al campo político.

    Desde aquí aparecen posibilidades de tomarla categoría y los conceptos para abordar

    MARCAS GENERACIONALES GENERACIONESDESDE LA POLÍTICA SOCIO CULTURALES PERÍODO

    Fin de la Guerra de los Mil días. Generación del Centenario 1910Separación de Panamá hasta el finalde la República. Generación de los Nuevos 1920-1930

    Conservadora en 1930

    República Liberal hasta 1945. Generación de las Reformas JurídicoPolíticas, Económicas y Educativas 1930-1945

    Violencia Política de los años 50 iniciada Generación del Gaitanismo, el Bogotazo 1946-1958antes de 1948, pero acentuada con el y la Dictadura.asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.

    Frente Nacional Generación de la Modernización, las 1958-1978Revoluciones y los cambios influenciadospor movimientos externos no solo políticossino también culturales y económicos.

    Transición constitucional Movimientos culturales urbanos ymanifestación de violencias de distintoorden en ciudades y campos. 1978-1991

    37 GAITÁN ante sí mismo. Entrevista realizada por B. Moreno Torralba. El Siglo, Julio 1943. En:Documentos para una Biografía. Registro Municipal. Imprenta Municipal. 1949.

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    Historia y jóvenes:Aproximaciones y perspectivas teóricas

    nuevas posibilidades teóricas e investigativasen el país. La construcción del concepto de joven en Colombia teniendo en cuenta refe-rentes espacio temporal y contextual, pue-

    den permitir la lectura de la historiacolombiana a partir de un actor o actoresdistintos que confluyen en momentos críti-cos e identificables de la historia nacional.Dentro del marco de desarrollo histórico delsiglo XX por ejemplo, las poblaciones másreferenciadas por la historiografía colombia-na suelen ser aquellos que dan cuenta de lavida de prominentes hombres y en algunoscasos, mujeres cuyas edades oscilan entre los16 y los 24 años, aunque en algunos se ex-tienden un poco más. Los documentos con-

    tienen reseñas sobre sus vidas públicas, susaficiones, sus temperamentos y se aproximana su pensamiento, que además en ocasionesnarran tanto las andanzas de estos persona- jes como las descripciones de las regiones yde algunas de sus costumbres, en una abier-ta relación de la palabra “Juventud” y“joven”, con una expresión de clase general-mente media y alta, jóvenes “buenos” a losque hay que defender de los otros, de los jóvenes “malos”.

    Hasta los años 80 del siglo XX, resultan es-casos los referentes hacia el reconocimientodel ser joven desde una perspectiva cultu-ral, que vaya más allá de los intereses de clasesocial. Cuando hay referencias sobre los jó-venes “de abajo”, se les suele denominarcomo “mozuelos” “muchachos”, “chinos”.Cosa similar ocurrió a mediados del sigloXIX. Apunta Cortes38 que “la juventud fue laforma de representar en ciertas personas

    todos los ideales patrióticos, que se creíadebía tener cualquier proyecto de república;sin embargo cabe resaltar que no todo jovenhacía parte de la juventud, ya que la misma

    parecía tener un carácter de organización deélite, en el caso de las clases menos favoreci-das los apelativos podrían ser más despecti-vos: como el de patán, mozo o cachifo, en laélite existían otra formas de designacióncomo las que señala Cordovez Moure como:Cachaco, pepito o el pedante afrancesado”39.

    La posibilidad de construir históricamentenuevas perspectivas para estas categorías,contribuyen a establecer diferencias frentea posturas como la de Rosana Reguillo40 que

    hablan de “emergencias juveniles”, como si es-tas fueran nuevas y novedosas, descono-ciendo a la historia y a los jóvenes en ella.Por el contrario como Daniel Fabre señala,han existido momentos a través de la histo-ria en donde estas emergencias se hicierontan visibles como hoy en sus propios con-textos particulares. El caso de las fiestas enla Francia anterior al siglo XIX, expresabanesto: “con esa ocasión ambos sexos desem-peñan sus metidos, claramente diversos, ysobre todo, se conviene en que ahí es don-

    de la juventud se forja. Una delegación for-mal o implícita, les atribuye a los jóvenes eldeber y el derecho de actuar en público yde organizar la fiesta de todos, manifestan-do en ella la singularidad de su estatuto….Que la fiesta sea el reinado temporal de los jóvenes, es cosa que se sabe peor que nosiempre se dice; en efecto, sucede como situvieran que seguir conquistando lo que seles atribuye de hecho”41.

    38 CORTÉS, Luisa Fernanda. Club Político Liberal Escuela republicana: La juventud como fuerza políti-ca 1849-1854. Tesis de Grado Licenciatura en Ciencias Sociales. Universidad Distrital Francisco

     José de Caldas. Bogotá, 2010.39 Con respecto a lo anterior, es posible encontrar alusiones más completas en el libro “Reminiscen-

    cias de Santafé y Bogotá” de José María Cordovez Moure, en el capítulo titulado: “Los colegios yEstudiantes”. O en los señalamientos de José María Samper con respecto a la instrucción pública ylos tipos de estudiantes en la Nueva Granada.

    40 REGUILLO, Rossana. Emergencia de Culturas Juveniles. Estrategias del desencanto. Ed. Norma. Bo-gotá, 2000.

    41 FABRE, Daniel. “Forjar al juventud” en el pueblo. En: Schmitt y Levi. Ob. cit.

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    Es posible que hoy se reconozca mucho mása los sectores jóvenes, en la medida en queexisten muchos canales de difusión y acce-so para ellos, cosa que en otros tiempos no

    existían, pero también, y es lo que vale lapena investigar para el campo histórico, sicomo afirman muchos, la diferencia es quehoy existe un auto reconocimiento de los jóvenes por el hecho de ser jóvenes y no enfunción de una institución, partido políticoo confesión religiosa. Ya a mitad del sigloXIX los miembros de la Escuela Republica-na escribieron en torno a la juventud y sugeneración: “La juventud no era entonces loque es hoy, sino todo lo contrario. Entonces erauna cosa, cuya existencia no notaba la sociedad

     porque ella, como la mayor parte de las cosas nohablaba, no pensaba ni se movia i todo esto te-niendo la facultad de hablar, de pensar i de mo-verse”42. Afirma Hensel que la juventud es la“metáfora más poderosa de la primera mitad delsiglo XIX. Rebosa de vida, es un océano de pasio-nes que tienden a exacerbarse. La tarea será pre-cisamente su contención”43.

    En este punto, el papel del lenguaje tomaforma a partir de preguntarse por lahistoricidad de la palabra “juventud”, mis-

    ma que aparece reseñada en los diccionariosdesde el siglo XVII. Afirma Miguel ÁngelCabrera Cabrera44 que para la historia cultu-ral, el lenguaje es una instancia histórica es-pecífica cuya mediación es la que genera tantola objetividad como la subjetividad y la quedefine la relación que ambas entablan. Nose trata de volver al subjetivismo sino en laadopción de un modelo teórico nuevo. Di-cho discurso, al proyectarse en la práctica,contribuye activamente a la configuración delos acontecimientos, proceso, relaciones e

    instituciones sociales, entonces el objetivo

    prioritario de la investigación histórica ha deser el de identificar, especificar y desentra-ñar el patrón de significados operativos encada caso, analizar los términos exactos de

    su mediación entre los individuos y sus con-diciones sociales y materiales de existenciay evaluar sus efectos sobre la configuraciónde las relaciones sociales.

    Conviene entonces como sugiere Cabrera ytambién Joan W Scout45 interrogantes capi-tales como los siguientes: ¿de qué manerahan alcanzado su condición de fundamentosde la representación y el análisis de catego-rías como clase, raza, género, relaciones deproducción, Biología, identidad, subjetivi-

    dad, experiencia, incluso cultura?¿cuáles hansido los efectos de sus articulaciones? ¿Quésupone para los historiadores estudiar elpasado en términos de esas categorías y paralos individuos concebirse a sí mismos en ta-les términos?

    CONCLUSIONES

    Existe un problema claramente definido a lahora de indagar acerca del concepto de ju-

    ventud, dado que se puede leer en distintostérminos, uno como político y otro, que hacereferencia a una condición vital del ser hu-mano. En ese mismo sentido, desde el planopolítico los jóvenes han tenido mucha máspresencia sobre todo si tenemos en cuenta laeducación, el contexto, la clase social y elpapel de los partidos políticos y también elgénero, siendo predominante la presenciamasculina.

    El otro elemento es el papel de las genera-

    ciones, que aplican la historicidad al sujeto

    42 ¿Ha hecho algo la Escuela Republicana por el progreso de la Nueva Granada?, ¿Cuál es su obra?,La Reforma núm. 2, domingo 27 de julio de 1851. Sección Crónica de la Escuela.

    43 HENSEL RIVEROS, Franz D. Vicios. Virtudes y educación Moral en la construcción de la república 1821-1852. Uniandes – Ceso Bogotá, 2006, pág. 87.

    44 CABRERA, Miguel Ángel.  Historia, Lenguaje y teoría de la Sociedad. Universidad de Valencia. Ma-drid, 2001.

    45 Citado por Cabrera. Op cit.

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    Revista Republicana

    Historia y jóvenes:Aproximaciones y perspectivas teóricas

     joven para darle sentido a sus acciones. Adiferencia de las lecturas antropológicas ysociológicas, si bien los jóvenes no se autoreconocen plenamente como tales de mane-

    ra masiva hasta después de la década delos años 50 del siglo XX, en Colombia seencuentran procesos de un auto reconoci-miento que se tipificó sobre todo en el pla-no político donde precursores como los jóvenes integrantes de la Escuela Republi-cana o la Filotémica en el siglo XIX, sirvie-ron de inspiración a las generacionesposteriores sobre todo a aquellas que fue-ron teniendo mayor espacio y mayor aproxi-mación a los medios de comunicación lo quelos fue haciendo más visibles. Las manifes-

    taciones culturales de los años 20 e inclusode los mismos años 60, generalmente tuvie-ron un carácter de clase que para la mayo-ría no resultó ser tan significante como lofue para los sectores medios y académicosde la sociedad. Así, generaciones como lasde los años 60, pasaron inadvertidas para buena parte de la población que apenas lo-gró entender que el mundo cambiaba a par-tir de la moda que se popularizó no en los60 sino en los 70.

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    Carlos Arturo Reina Rodríguez

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