Apuntes sobre el pensamiento económico y su historia

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Lo científico, social y económico Página 1

Apuntes sobre el pensamiento económico y su historia.

Mariano Arana, septiembre de 2010

Contenido

Introducción ....................................................................................................................................................... 1

Los clásicos ................................................................................................................................................. 2

Carlos Marx .................................................................................................................................................... 5

Los marginalistas ........................................................................................................................................... 6

John Maynard Keynes ................................................................................................................................... 7

La Escuela de Chicago o Monetarismo ....................................................................................................... 9

Los Post-keynesianos.................................................................................................................................. 10

Notas finales .................................................................................................................................................... 10

Bibliografía........................................................................................................................................................ 11

Introducción

A partir de la observación de fenómenos intentamos separar, clasificar, entender regularidades,

abstraernos de factores que consideramos poco relevantes, especular con sus soluciones, comprender y documentar el contexto en que los observamos. Todos estos procesos nacen del objeto de estudio y hacen al

método científico. La economía tiene su historia y la hace a cada paso. Dicha historia determina su existencia y sus formas actuales. Cada aporte realiza su trabajo teniendo presente su pasado, observándolo

críticamente, pero mira desde su presente, es decir, en su propio contexto histórico.

Maurice Dobb afirma que la economía es fundamentalmente una ciencia deductiva y como tal el desarrollo

mismo de los conceptos y categorías forma el alcance de los límites de estudio, el alcance de los conceptos y

que su formación depende de los problemas que se quiera estudiar. También concluye que para encontrar solución a este problema hay que reducir los conceptos a una unidad cualitativamente común (Dobb, 1961:

5), por lo que es menester encarar la tarea de estudiar cada escuela en particular y revisar sus categorías, preguntas y respuestas a distintos fenómenos.

Ideas opuestas a la concepción de Dobb son las de Mark Blaug que piensa que la historia de la economía

muestra que los economistas se inclinan a

“tomar la paja por el trigo y a pretender la posesión de la verdad cuando sólo poseen una

serie intrincada de definiciones o juicios de valor disfrazados de reglas científicas. Sólo mediante el estudio de la economía moderna resulta posible darse cuenta de esta tendencia.”

(Blaug, 2001: 784).

El párrafo anterior permite dejar al menos dos imporantes posiciones respecto de lo que la historia del

pensamiento económico significa para nuestra ciencia. La primera muestra el grado de discrepancia sobre temas económicos que existió durante todo el desarrollo de la ciencia. La divergencia de posiciones no es

nueva en economía y existe desde su propio nacimiento. Cada escuela pretende acercarse a “su verdad”. En

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segundo término vemos que más allá del sitio en que colocan a la historia del pensamiento económico, cada

autor da una imporancia mayor a su estudio1.

La economía no es sino por la historia de su ciencia. Se remonta desde un tiempo antes que la antigua Grecia

de Aristóteles y Platón, pasando por la Roma de Cicerón y la Edad Media con Santo Tomás de Aquino, hasta los inicios del “capitalismo comercial” hacia fines del siglo XV. Se llamó Mercantilismo a un período que va

desde fines del siglo XV hasta los inicios del liberalismo en Europa en el siglo XVIII, donde se desarrollaron

una serie de políticas desde el poder económico destinadas a incrementar su riqueza y la de los Estados-Nación (poder político) emergentes. La riqueza consistía principalmente en metales preciosos como el oro, la

plata, es decir, dinero de aquellas épocas2; y los medios para hacerse de él se encontraban en el comercio exterior, es decir, la forma de conseguir oro era extrayéndolo de las minas o importándolo de otros países a

cambio de mercancías. Los metales preciosos no podían reproducirse, formaban parte de una riqueza estática, es por ello que si esa riqueza la poseía un Estado, era porque necesariamente otro no la tenía. Lo

que derivó en la interpretación del comercio exterior como un juego de suma cero, donde lo que gana uno es

exactamente lo que pierde otro.

Antes de estudiar a los clásicos hacia los fines del siglo XVIII debemos nombrar otra escuela que provocó la

segunda crítica de Adam Smith3: los Fisiócratas. Conducidos por François Quesnay dieron uno de los primeros pasos de la economía liberal frente al proteccionismo y nacionalismo proveniente del Mercantilismo. Sus

principales aportes se centraron en pensar los procesos económicos como un sistema integrado de relaciones

de producción y distribución de riqueza y de sus ideas del significado de riqueza. Producción era creación de excedente, y el excedente venía de aquel sector que produce más de lo que consume, para los Fisiócratas: la

agricultura. Dice Roll:

"Llevaron a la esfera de la producción el poder de creación de la riqueza y del excedente

susceptible de acumulación. El punto central de su análisis era la búsqueda de ese excedente, o sea, el célebre Produit Net" (Roll, 1994: 120)

Aquí, el cambio que el análisis económico tuvo desde sus comienzos fue el traslado de la generación del excedente económico de la esfera del intercambio, o mejor dicho de la apropiación de eso que tenía valor

económico y que no fue generado sino que existía de antemano (metales preciosos) a algo que se tenía que producir o generar.

Los clásicos

El título de “padre fundador” de la economía política se aplica muchas veces a Adam Smith4. Su

concepción del sistema parte de la naturaleza del mismo pero en un aspecto distinto al de los Fisiócratas. El sistema económico era natural, no porque la tierra tenga poder creador, sino porque la propia naturaleza del

hombre en sus acciones y sentimientos hacia el intercambio, la búsqueda de riquezas, el egoísmo moderado,

1 El libro de Blaug se titula “Teoría económica en retrospección” donde “una justificación del estudio de la economía,…, es que provee un

“laboratorio” más extenso para la adquisición de una humildad metodológica acerca de los logros efectivos de la economía” (Blaug,

2001: 784)

2 Las razones de esta creencia son varias, basta comentar que la riqueza del sistema imperante anterior, el Feudalismo, estaba vista en la

extensión de las tierras y la cantidad de vasallos que poseía un señor feudal. En el nacimiento de los Estados-Nación la forma de

extender territorios se daba principalmente a través de guerras financiadas con dinero.

3 La primera fue dirigida al “sistema mercantil”, es decir, al Mercantilismo. La segunda fue dirigida hacia los “sistemas agrícolas”, es decir,

hacia la Fisiocracia. Para un detalle de las críticas de Adam Smith a ambas escuelas véase el libro cuarto de la “Investigación sobre la

naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”.

4 Escocés, nacido en Kirkcaldy en 1723, ocupó la cátedra de filosofía moral hacia 1752 y en 1759 publicó su “Teoría de los sentimientos

morales” donde se ocupaba de la naturaleza de la conducta humana. Ya en 1763 tenía un esbozo de su único libro de economía que se

publicaría en 1776 con el nombre de “Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”. Smith combina una teoría

de la naturaleza humana con la historia, el análisis empírico y una forma particular de teología natural con aplicaciones de su teoría en

forma práctica.

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estaban en el mismo origen del ser humano. Dado esto, Smith centró su atención en encontrar la fuente de

riqueza y las posibilidades de lograr mejoras continuas de la misma.

En el plan de su obra encontramos la preocupación por “las causas de este progreso en las facultades

productivas del trabajo, y el orden según el cual su producto se distribuye” (Smith, 1958 [1999]: 4). Se asienta de esta manera el estudio de la producción y la distribución, donde el trabajo y su productividad son

los centros de atención respecto de la naturaleza de la acumulación y empleo del capital5. Su interés por el

origen de la política económica y los diferentes progresos de la opulencia de las naciones se refleja cuando Smith estudia “la política de unas naciones ha fomentado extraordinariamente las actividades económicas

rurales, y la de otras urbanas” (Smith, 1958 [1999]: 5). Por último, el relato de la historia del pensamiento económico (o los sistemas de economía política):

“Aun cuando, acaso esos diversos planes fuesen primordialmente promovidos por los intereses privados [sistema mercantil], o por los perjuicios de determinados estamentos

sociales [Sistema mercantil y fisiocracia], sin tener en cuenta o prever sus consecuencias en

el bienestar general de la sociedad, han dado ocasión a diferentes teorías de Economía política” (Smith, 1958 [1999]: 5)

Todo un programa de estudio de la economía está expresado en las primeras páginas de La Riqueza de las Naciones. Smith publica su obra en 1776, año de la independencia norteamericana y en un período donde

aún no se había conocido la era de las revoluciones6. Continúa la máxima del “laissez faire, laissez passer” pronunciada por los Fisiócratas, donde la libre interacción de los individuos llevaba a la nación a obtener

producto mayor. La producción es un medio para lograr un fin, el consumo, donde cada hombre que trabaja para sí mismo está trabajando para la sociedad en su conjunto, en palabras de Smtih:

“No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero, la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés. No invocamos sus sentimientos

humanitarios sino su egoísmo; ni les hablamos de sus necesidades sino de sus ventajas”

(Smith, 1958 [1999]: 17)

Muestra que su primera preocupación - el crecimiento económico - está determinado principalmente por el grado de división del trabajo que trae consigo las ventajas del empleo de maquinaria, el ahorro del tiempo y

el aumento de la destreza; pero también del grado de aplicación del trabajo útil dentro de una nación7. El

factor productivo aquí es el trabajo, única fuente de riqueza, y la fórmula para potenciar ese poder creador es dejar que “la mano invisible” del mercado maneje las decisiones de la única clase que tiene esa posibilidad de

poner en marcha ese factor: la clase capitalista.

Transfiere la teoría del valor8 desde el ámbito del cambio y la circulación al de la producción, y no sólo en

productos de la tierra como los Fisiócratas, sino en términos de manufacturas también. Tiene una teoría del

valor trabajo, donde el trabajo es el fundamento, la causa del valor, es decir, las cosas valen porque son producidas por el trabajo y la cantidad de ese trabajo determina la medida de intercambio. Pero luego

abandona ese concepto como explicativo de la medida del valor, ya que según Smtih esa explicación sólo

5 “El número de obreros útiles y productivos, como veremos más adelante, se halla siempre en proporción a la cantidad de capital

empleada en darles ocupación” (Smith, 1958 [1999]: 4)

6 La revolución industrial en Gran Bretaña asoma casi en simultáneo con la revolución política en Francia a fines del siglo XVII. La

productividad del trabajo se potenciaba en todos los ámbitos de la actividad económica. El crecimiento de la producción en el sector

agrícola permitió crear alimentos para una clase trabajadora cada vez más numerosa debido al crecimiento natural de la población y las

migraciones.

7 “esta proporción [de productos] se regula en toda nación por dos circunstancias diferentes: la primera, por la aptitud, destreza y

sensatez con que generalmente se ejercita el trabajo, y la segunda, por la proporción entre el número de los empleados en una labor útil

y aquellos que no lo están.” [el subrayado es mío] (Smith, 1958 [1999]: 3)

8 Las teorías del valor se preguntan ¿Por qué valen las cosas? ¿En qué condiciones tienen la propiedad de “valer”? ¿Qué hace que esa

cosa valga más o menos que otra?

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sirve para las formaciones precapitalistas donde el trabajador era propietario de los medios de producción y

no existía beneficio del capital ni renta de la tierra9.

David Ricardo10, por su parte, comienza su interés por la Economía Política a partir de la lectura de los escritos de Smtih, pero su tipo de análisis fue racionalista y centró sus estudios en la distribución del producto

nacional más que por su crecimiento. Tal vez por su visión pesimista sobre el crecimiento, pero seguramente

por su posición (que comparte con Smith) acerca de la clase desea “cosechar donde nunca sembraron”, es decir, los terratenientes. Ricardo siempre estuvo interesado en la distribución del excedente. Le preocupaba la

imposibilidad de la acumulación de capital y la tendencia a la caída de los beneficios, la cual podría contrarrestarse con la apertura del comercio exterior.

El problema era que en el sector agrícola existían rendimientos decrecientes del trabajo aplicado a la tierra, con lo cual cada unidad adicional de trabajo, tierra y capital destinada a producir bienes-salario11 arrojaba una

cantidad cada vez menor. Dicho de otra forma, mismas unidades de trabajo / capital aplicadas a las tierras

menos fértiles o peor ubicadas, producían cada vez menos cantidades de bienes-salario. Por lo que mantener a la clase trabajadora cada vez costaba más trabajo, al mismo tiempo que arrendar nuevas tierras generaba

una demanda que hacía subir el precio de ese alquiler, es decir, la renta. Como consecuencia del movimiento de los salarios y rentas se veían caer los beneficios (ganancias, utilidades, etc.) tanto en el sector agrícola

como en el sector industrial ya que las ganancias tenderían a ser similares, a través de la competencia entre

capitales que las igualaba. Si un sector rinde menos ganancias que otro, los capitales se trasladan al sector que arroja la más alta, pero a medida que se encarecen los productos derivados de la tierra porque cuestan

más trabajo producirlos, se incrementa el valor del trabajo (lo que mide el salario de subsistencia) por lo tanto, los salarios aumentan en el sector agrícola e industrial y por esa razón caerían los beneficios totales.

Ricardo propuso como solución eliminar las trabas que existían a la importación de granos para que no suceda el mecanismo de incremento del costo salarial, incremento de la renta y la caída de beneficios de los

dos sectores. De allí que se deduce su teoría sobre las ventajas comparativas, donde comparativamente a

Inglaterra le convenía producir bienes del sector industrial e importar los del sector agrícola.

El pesimismo de Ricardo con respecto al aumento de la población se debe principalmente a que no concebía

que el progreso técnico pudiera incrementar la producción total de manera constante y de esta manera asegurar que los nuevos trabajadores encontraran una cantidad suficiente de bienes que permitiera

incrementar su clase a medida que la población aumentara. Utilizaba el principio de la población de Malthus

donde el aumento de la población se daría más rápidamente que el aumento de los bienes que pueden asegurar la subsistencia de la misma. Si los salarios aumentaban por encima de la subsistencia del trabajador

y su clase, entonces la población tendería a aumentar. Pero este aumento no podría ser compensado con la producción proporcional de bienes. Esta era la base por la cual no podrían mantenerse salarios por encima de

los que permitan la subsistencia a los trabajadores por un largo tiempo.

Si la productividad se incrementase como consecuencia del progreso técnico, no haría falta el incremento de los precios de los productos agrícolas, tampoco aumentaría el costo del trabajo y por lo tanto no deberían

caer los beneficios en las dos ramas de producción, debido a que producir nuevos bienes-salarios llevaría igual o menor esfuerzo que antes.

A diferencia de Smith, Ricardo mantiene su teoría del valor en origen y medida determinados por el trabajo del hombre y su cantidad respectivamente. Hace un análisis del valor de las mercancías reproducibles por la

9 Para un detalle de esta problemática de las determinaciones del valor planteadas por Smith véase el capítulo 2 de “teorías del valor y de

la distribución desde Adam Smith” de Maurice Dobb.

10Ricardo Nace en Londres en 1772 dedicado a los negocios de pequeño, logró un éxito económico y excelente reputación trabajando en

la bolsa de Londres. A diferencia de Smith, Ricardo tuvo escasa educación formal y siempre se vio atraído por las mentes intelectuales

que lo rodeaban, en particular por James Mill (Padre de John Stuart Mill) quien le insistió para que, luego de estudiar la Riqueza de las

Naciones publicara sus ideas en los “Principios de economía política y tributación” en 1817.

11 Se denomina bienes-salario a los bienes que generalmente consume la clase trabajadora, Ricardo expresó su sistema en términos de

granos pero el esquema puede ampliarse a productos de consumo asalariado que se produzcan en rendimientos decrecientes del trabajo

aplicado a la tierra.

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mano del hombre, que luego retomará Marx para encontrar la génesis del dinero, el fetichismo de la

mercancía y el origen de la ganancia.

Carlos Marx

Carlos Marx12 comenzó por sus críticas a Adam Smith y Juan Bautista Say principalmente en los

“manuscritos económico-filosóficos” de 1844. En esta época aún no se había separado de los problemas

reales del valor que planteaban las teorías clásicas; sin embargo, con 24 años, había esbozado el problema del sistema capitalista: la alienación de las relaciones entre hombres por la generalización de las relaciones

capitalistas de producción, distribución, cambio y consumo de mercancías13.

Pero su principal crítica no es contra Smith sino retomando a David Ricardo, encuentra en el concepto de

“valor” dos preocupaciones. La primera es que el trabajo es el único factor de producción, es decir, lo único capaz de generar valores de cambio es el trabajo humano. Hasta aquí no hay nada distinto de los clásicos.

Los capitalistas y terratenientes no trabajan, pero como reciben una remuneración, necesariamente ésta debe

salir del trabajo aplicado por los que trabajan y generan esos valores (los obreros asalariados). Este razonamiento se encuentra en algunos pasajes de las obras de Smith y Ricardo pero claramente no tuvieron

una teoría de la explotación ya que cualquier teoría del valor-trabajo que suponga división de clases y remuneraciones de algún tipo, no es consistente sin una teoría de la explotación partiendo de la base que lo

que se pretende explicar es la esencia, el origen, la causa de esas remuneraciones y no su justificación. La

segunda preocupación y más relevante es un análisis de la forma del valor que revela la forma en que se dan las relaciones sociales en la producción capitalista, formas que no muestran la esencia por su naturaleza:

“Un hombre listo dio una vez en pensar que los hombres se hundían en el agua y se ahogaban simplemente porque se dejaban llevar de la idea de la gravedad. Tan pronto como

se quitasen esta idea de la cabeza considerándola por ejemplo como una idea nacida de la superstición, como una idea religiosa, quedarían sustraídos al peligro de ahogarse.” (Marx,

1982: 11)

El problema no está en ser consciente de la sola apariencia de las relaciones entre cosas, no es tal (la idea, lo

que oculta). Aun si estuviéramos conscientes de ambas cosas - las leyes de la gravedad en el agua y que la mercancía oculta las verdaderas relaciones entre los hombres-, nos ahogaríamos precisamente por no saber

nadar, es decir, no poder superar el medio material.

Marx distingue dos procesos de transformaciones de la mercancía. El primero es el movimiento M-D-M. Esta es una representación del intercambio con fines de consumo donde una persona produce la mercancía A

(primera M) para intercambiarla por dinero (D) y luego con ese dinero adquirirá la mercancía B (segunda M). Aquí el cambio es cualitativo, interesa el uso y el consumo principalmente. El intercambio tiene como finalidad

el consumo14, sin embargo Marx advierte que no hay razones para que se dé el segundo intercambio de

mercancías ya que la persona que produce y vende A puede retener el dinero lo suficiente para que no exista la transacción posterior.

Para explicar el capital y su movimiento, Marx debió observar otro tipo de transformación: aquella que no tiene como finalidad el consumo o las cualidades materiales de una determinada mercancía, es decir, su valor

de uso, sino que tiene como finalidad el incremento del valor de cambio. La forma de intercambio es ahora D-M- (D + d) donde no existe cambio cualitativo sino cuantitativo, ya que la primera D es igual a la última

12 Carlos Marx nace en Tréveris, Alemania en 1818 sus primeros estudios fueron cercanos a la jurisprudencia y la filosofía, llegando a

1844 comienza a delinear su crítica de la economía política, objeto que llevaría el trabajo del resto de su vida. Muere en 1883, año de

nacimiento de Keynes y Schumpeter. Federico Engles, discípulo de Marx señalaba que “la concepción materialista de la historia y la

revelación del secreto de la producción capitalista, mediante la plusvalía, se lo debemos a Marx. Gracias a ellos, el socialismo se convierte

en una ciencia, que sólo queda por desarrollar en todos sus detalles y concatenaciones.” (ENGELS, 1971)

13 Para Adam Smith la “mano invisible” era una virtud del sistema. Para Marx el sistema formaba esas leyes que operaban a espaldas de

los productores y por lo tanto creaban un problema, es decir, la alienación de las relaciones de producción. Cada uno se imprime en el

marco de su propia preocupación.

14 Podría asemejarse a la finalidad que le asigna Smith a la producción de mercancías en general.

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(dinero: oro) adicionando un plus. En este intercambio surge la ganancia, expresado por d. Pero la ganancia

no puede surgir del mero intercambio. Existe algo en esta transformación de la mercancía que hace que D se incremente en d unidades. ¿Qué es eso? Un capitalista invierte una cantidad de capital dinerario (D) con el

sólo objetivo de sacar de la producción y comercialización de esos bienes un volumen de dinero mayor (D + d), pero el dinero no se multiplica por sí mismo. En la compra de mercancías (M) existe una mercancía

particular que en el uso por parte del capitalista, arroja más valor del que costó producirla. Esa mercancía es

la “fuerza de trabajo” y el movimiento de su valor no difiere del de otras mercancías, sino que viene determinado por la cantidad de trabajo que costo producirla, es decir los medios de subsistencia del

trabajador y su clase.

El movimiento M-D-M está dirigido por la venta para la compra, en cambio el proceso D-M- (D + d) está

determinado por la compra para la venta, la valorización misma del capital adelantado. El consumo de la fuerza de trabajo es el fundamento de la generación de ese valor adicional que aparece al final de este

intercambio. Marx llamó a ese excedente: plusvalía, donde su magnitud viene determinada por la diferencia

entre las horas de trabajo que en promedio lleva producir los bienes de consumo asalariado y la cantidad de trabajo que el trabajador agrega a las mercancías en su misma jornada de trabajo. Si se extiende la jornada

de trabajo manteniéndose igual la remuneración al trabajador se dice que hubo un aumento de la plusvalía absoluta. En cambio si ese trabajador incrementa su productividad y ahora se paga su salario en menos horas

de su jornada de trabajo, se dice que hubo un incremento de plusvalía relativa. El capitalista usa la fuerza de

trabajo, al consumirla, ésta genera valores de cambio adicionales.

Marx ha hecho una crítica de la economía clásica15, partiendo de sus métodos, su filosofía, hasta el objeto y

herramientas de análisis. Al mismo tiempo pretendió dar una explicación acerca de los movimientos del sistema capitalista imperante a mediados del siglo XIX por lo que se ocupó principalmente del desarrollo del

sistema poniendo su mirada en las fuerzas productivas, sus crisis recurrentes, su mirada sobre la historia, las clases y los movimientos del valor de la fuerza de trabajo y el excedente o plusvalía (en cualquier forma que

adopte: ganancia del capital, renta de la tierra o interés del capital financiero).

Los marginalistas

El marginalismo cobra fuerza a partir de 1870 en tres países casi simultáneamente. Inglaterra (Manchester) con William Stanley Jevons, Austria (Viena) con Carl Menger y en Suiza (Lausana) con Leon

Walras. Los tres comparten el uso de la utilidad marginal, los cambios al objeto de estudio de la economía

política y a sus métodos e instrumentos respecto a los autores cásicos y Marx.

La economía política se había ocupado principalmente de los procesos de producción y distribución y

en menor medida del cambio y el consumo. La nueva economía centrará sus análisis en el proceso de cambio, demanda, utilidad y consumo, y las teorías de la producción y distribución serán consecuencia de las

primeras. La atención no se ponía en el costo de producción (horas de trabajo) como determinante del valor

de cambio, sino en la capacidad de cualquier bien en dar satisfacción a algún consumidor. Ya no era el trabajo como fundamento de valor de cambio y su cantidad como medida de valor sino la utilidad y la escasez

la que determinará el valor. El principio de utilidad marginal decreciente común a los tres autores, según el cual la satisfacción que a un individuo le procura el consumo de distintas unidades del mismo bien es cada

vez menor hasta que llega a la saciedad, fue formulado por Hermann Heinrich Gossen unas décadas atrás. El principio equimarginal es otra característica común y se refiere a una regla de optimización de los

consumidores:

“Para obtener la cantidad máxima de goce, un individuo que puede elegir entre muchos pero no disponer de tiempo suficiente para procurárselos todos plenamente, está obligado por

mucho que difiera la cantidad absoluta de los goces individuales, a procurárselos todos parcialmente…La relación entre ellos tiene que ser tal que, en el momento en que son

discontinuados, las cantidades de todos los goces son iguales”16 (H.H. Gossen citado en Roll,

1994: 342)

15 El subtítulo de “El Capital” es “Crítica de la Economía Política”.

16 El principio de utilidad marginal decreciente y el principio equimarginal fueron denominados primera y segunda ley de Gossen

respectivamente.

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Nótese cómo el objeto de la economía se traduce en el estudio de la sucesión de situaciones óptimas, la maximización de goces, placeres o utilidades sujetos a ciertas restricciones en sus cantidades iniciales. La

asignación óptima de recursos escasos, o el estudio de la asignación entre fines dados y medios escasos que tienen usos alternativos para su logro. Si las necesidades son ilimitadas surge un problema por disponer de

materiales limitados, entonces la escasez regula el comportamiento donde los precios son sus índices, es

decir, miden la escasez y de ahí la preocupación por entender los precios en situaciones de equilibrio17.

El centro donde gravitaba la Economía Política Clásica cambia de la teoría del valor trabajo a la teoría del

valor determinado por la utilidad. El problema económico ya no es el crecimiento o la distribución como en Smith y en Ricardo respectivamente, sino la maximización de los placeres (utilidades) y la disminución de las

dolores (desutilidades). En palabras de Jevons:

“El placer y el dolor son sin duda los objetos últimos del cálculo de la economía. Para

satisfacer nuestras necesidades lo más posible con el esfuerzo –procurar la mayor cantidad de

lo que es deseable con el mínimo gasto indeseable- en otros términos, maximizar el placer es el problema de la economía” (W.S.Jevons citado en Fernández López, 1998: 356)

La ontología trata de describir o proponer las categorías y relaciones básicas del ser o la existencia para

definir entidades y de qué tipo son éstas. Los cásicos habían basado sus teorías de la distribución en el

concepto de clase, es decir, capitalistas, asalariados y terratenientes. El marginalismo construye desde el individuo a la sociedad sin categorías intermedias. Los agentes son representativos. Las preferencias

individuales sumadas son iguales a las preferencias sociales. Las instituciones no hacen más que enmascarar las preferencias individuales, de aquí que las clases tienen menos importancia. El mercado de factores se

compone de propietarios de “cosas productivas”. La tierra, el capital y el trabajo son factores, es decir multiplicadores de algo existente, en otras palabras, la base material de los tres componentes del valor de la

mercancía son ahora productivos, cada uno de ellos agrega valores de cambio al producto final. De aquí que

el problema de la distribución se traduce como un problema más del intercambio. Cada uno de los factores pertenece a un mercado donde oferentes y demandantes interactúan, con la escasez como regulador de sus

precios (renta, ganancia y salario) y cantidades (extensión de tierra, cantidad de capital, cantidad de trabajo).

John Maynard Keynes

Keynes18, graduado en matemáticas, comienza a estudiar economía de la mano de Alfred Marshall, un marginalista (neoclásico) de segunda generación y uno de los más influyentes economistas de la historia de

nuestra ciencia. Tiene un camino construido desde su afiliación a la escuela en la que se formó y ayudó a difundir enseñándola, hasta su separación completa en 1936 con la publicación de “Teoría General de la

17 Alfred Marshall no atribuyó el carácter ilimitado a las necesidades, y es notorio que la economía moderna se haya construido sobre sus

aportes dejando de lado el hecho que “las necesidades y los deseos humanos son numerosos y variados, pero, generalmente son

limitados y susceptibles de ser satisfechos” [El subrayado es mío] (MARSHALL, 1948: 76) y en relación a la relevancia del estudio de las

necesidades por el lado de la demanda o de las actividades por el lado de la oferta: “…aunque son las necesidades del hombre las que en

las etapas primitivas de su desarrollo dan origen a sus actividades, más tarde, cada nuevo paso hacia adelante debe considerarse como

el desarrollo de nuevas necesidades que crean nuevas actividades(…) Ambas teorías [demanda y oferta] se complementan mutuamente;

una es incompleta sin la otra; pero si una de ellas puede pretender ser intérprete de la historia del hombre…esta teoría es,

indudablemente, la de las actividades y no la de las necesidades.” (MARSHALL, 1948: 79)

18 Keynes nace en 1883 en Cambridge, Inglaterra y al igual que Ricardo, le fue bien especulando con valores y en otros aspectos de su

vida ocupó funciones públicas importantes. En sus primeros escritos se ocupó, también como Ricardo, de cuestiones monetarias que

nunca abandonó. Sus obras van desde lo teórico hasta lo político, pasando por los principales hechos que marcaron su estadía en este

mundo como fueron la primera y segunda guerra mundial, la revolución rusa, los acuerdos de Bretton Woods donde nacieron el FMI y el

Banco Mundial, aunque con ideas distintas a la de los ingleses en general y Keynes en particular.

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Ocupación, el Interés y el Dinero” obra en la que realiza una crítica a lo que Keynes llama economía clásica19,

que se formaba de la tradición inglesa de la economía desde Ricardo hasta el profesor Pigou.

La crítica de Keynes tenía un fundamento empírico muy importante: la existencia de desempleo masivo y

subutilización de capacidad de la economía después de los efectos de la “Gran Depresión” de 1929. La teoría clásica identificada por Keynes no podría dar respuesta al tipo de desempleo que reinaba en aquella época, es

decir, al desempleo involuntario y llegaba a la conclusión directa o indirecta, de que la ley de Say operaba

durante todo el proceso económico. Ambas nociones daban como resultado la imposibilidad de un equilibrio sub-óptimo, es decir, no contemplaban que la economía opere en equilibrio pero con desempleo de capital y

trabajo, por mucho tiempo. Keynes afirma que en el sistema capitalista el funcionamiento de pleno empleo que proponían sus clásicos era la excepción y no la regla. En sus palabras:

“Puede suceder muy bien que la teoría clásica represente el camino que nuestra economía debería seguir; pero suponer que en realidad lo hace así es eliminar graciosamente nuestras

dificultades. Tal optimismo es el causante de que se mire a los economistas como Cándidos

que, habiéndose apartado de este mundo para cultivar sus jardines, predican que todo pasa del mejor modo en el más perfecto posible de los mundos, a condición de que dejemos las

cosas en libertad” (Keynes, 1965 [1992]: 40)

La cita anterior refleja tres cuestiones centrales en Keynes, la primera es su alto acercamiento con la realidad.

Keynes mira y luego escribe, realiza el proceso de abstracción a partir de su realidad. Ésta fue una característica que la escuela anterior fue perdiendo a lo largo de su propio desarrollo. La segunda se refiere a

un punto en el que muchas veces se lo ha mal interpretado, su condición de intervencionista le ha valido de adjetivos que él mismo rechazaba. Keynes identifica un sistema con fallas, que aparentan ser crónicas. “El

final del Laissez Faire” fue un hecho pronunciado antes del derrumbe del capitalismo de oro en la gran depresión. Keynes no intentaba formar un nuevo orden capitalista mundial, éste ya se había formado. Él

intentó interpretarlo y buscar la forma de subsistencia de aquel sistema que creía el mejor de los malos. De

aquí que se haya pronunciado a la intervención pública como herramienta de estabilización y aseguradora de cierta capacidad de uso de las fuerzas productivas. La tercera característica en la cita es que Keynes entendió

su teoría incluyendo a la teoría clásica, por eso llamo a su libro La Teoría General y no una teoría particular. Se le dio carácter de general precisamente porque podía suceder que la teoría clásica representase el camino

que la economía debería seguir. Keynes hizo esfuerzos en incluir a la teoría clásica como un caso particular de

su propia teoría.

El mercado de trabajo, dinero y bienes que estudiaban los clásicos fallaba. No mostraba condiciones de pleno

empleo. Los determinantes del empleo deben encontrarse en la relación entre el mercado de trabajo y variables agregadas en la economía, por caso, la demanda efectiva compuesta por el consumo, la inversión y

el gasto publico principalmente. Entonces el empleo depende más de factores agregados que de la propia

oferta de trabajo, y una insuficiencia de consumo, inversión o gasto público, puede provocar desempleo involuntario como de hecho había sucedido en los años 30.

Entre los componentes de la demanda agregada, el consumo es una variable que se supone aproximadamente estable en el tiempo, y que es poco influenciable desde el punto de vista de la política

económica en “circunstancias ordinarias”. La inversión depende principalmente de las expectativas futuras de venta y rentabilidad, lo que Keynes llamó eficiencia marginal del capital, y al mismo tiempo de los niveles de

tasa de interés. Precisamente en los años 30 era la deficiencia de la inversión privada la que había generado y

sostenía la crisis. La forma de cambiar esa tendencia era mejorando los “animals spirits” de los inversores, es decir, lograr reactivar la producción de manera que cambien las expectativas de aquellos que la deberían

llevar adelante. Esto presentaba evidentemente un dilema. La válvula de escape de Keynes fue el gasto público. Si de aquellos componentes que formaban la demanda agregada y determinaban el empleo, el

consumo caía por la caída de la producción y la inversión caía por las expectativas cada vez más

desfavorables, no quedaban muchas variables agregadas que pudieran producir un cambio en las deprimidas tendencias. Esa fue su propuesta de política económica. Sin embargo nunca más se fue de la mente de

Keynes la posibilidad reales de que el sistema sea crónicamente y endógenamente inestable.

19 Nótese que el término clásico utilizado por Keynes es distinto al que se detalló previamente y que es convención en la historia del

pensamiento económico. Formaban parte de “sus” clásicos: David Ricardo, James Mill, John Stuart Mill, Alfred Marshall, Francis Ysidro

Edgeworth y Arthur Cecil Pigou.

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La Escuela de Chicago o Monetarismo

La crisis de 1929 había dado un duro golpe a la escuela neoclásica y en particular a la interpretación

de la eficacia de la política monetaria para controlar las caídas de la actividad económica. Los monetaristas rechazaban el uso de la política fiscal por dos razones: creían que si el gobierno se financiaba con emisión

provocaría inflación ya que no era en realidad política fiscal sino monetaria y en segundo lugar, aunque el

gasto público se financiara pidiendo deudas a los agentes económicos éstos dejarían de consumir para prestar, por lo que el efecto podría esterilizarse y en la concepción monetarista

“el libre juego de las fuerzas del mercado, sin interferencia alguna en un régimen de plena competencia, lleva a la mejor asignación de los factores productivos y a la remuneración de

estos factores según su aportación al proceso productivo” (PREBISCH, 1982: 15)

En lugar de ello se proponía que las autoridades monetarias adoptaran reglas automáticas de crecimiento de

la cantidad de dinero debido a que las variaciones significativas de esta cantidad son causas

desestabilizadoras, es decir, son rechazados los cambios discrecionales en la política monetaria. La desestabilización del sistema era por causas exógenas. En palabras de Milton Friedman20:

“Una tasa de crecimiento monetario estable a un nivel moderado puede proveer el marco dentro del cual un país puede tener poca inflación y mucho crecimiento. No producirá la

estabilidad perfecta…pero puede hacer una contribución importante para una sociedad

económica estable.” (FRIEDMAN, 1999: 33)

Algunos autores han denominado a este resurgimiento de los principios del “laissez faire” como la contrarevolución dirigida contra Keynes. Esta contrarevolución mantenía el núcleo de una teoría que había

sido concebida desde mediados del siglo XVI21 pero que tomó fuerza de la mano de Irvin Fisher a principios del siglo XX con herencia neoclásica y que formó parte de las discusiones sobre política económica entre 1960

y1970.

La teoría cuantitativa en su versión más simple, dice que la cantidad de dinero (M) multiplicada por su velocidad de circulación (V) es igual a la suma de los precios (P) multiplicado por el volumen de transacciones

(T), es decir MV=PT. Si suponemos que la velocidad de circulación del dinero y la cantidad de transacciones no sufren de grandes cambios, se deduce que todo incremento en la cantidad de dinero necesariamente se

trasnfiere a un incremento de los precios. De esta forma, un incremento constante de la producción y por lo

tanto de las transacciones, acompañada de reglas de crecimiento de la cantidad de dinero evitaría las perturbaciones monetarias sobre los precios. Sin embargo las proposiciones sobre el grado de

proporcionalidad y ajuste de la cantidad de dinero en los precios es materia de discrepancias. Lo común entre los monetaristas es el planteo de que la inflación es siempre un fenómeno monetario y lo que afecta a la

producción está sujeto a diversos cambios no monetarios (Estructura industrial, tecnología, comercio, etc.).

En resumen, la contrarevolución tiene su desarrollo a mediados de la década del 60 y pertenece a la línea teórica neoclásica retomando algunos aspectos que habían sido formulados con anterioridad. A diferencia de

lo que puede sugerir la expresión “monetarismo”, sus conclusiones de que el dinero tarde o temprano es neutral y por lo tanto los cambios virtuosos en el sistema no pueden venir de las modificaciones en la

cantidad de dinero y las tasas de interés. Ésta y otras razones sobre la naturaleza estable del sistema hizo que mantuvieran la tradición liberal en cuanto a la prescripción de políticas económicas.

20 Milton Friedman fue un economista nacido en Nueva York en 1912, profesor de la universidad de Chicago dedicado a estudiar

problemas monetarios pero que incursionó en la microeconomía y en los problemas del método y la estadística. Recibió en 1976 el

premio del banco de Suecia en memoria de Alfred Nobel (mal conocido como premio Nobel de economía) por sus resultados en los

campos del análisis del consumo, historia y teoría monetaria y por su demostración de la complejidad de la política de estabilización

(Málaga).

21 Algunos autores como Jean Bodin (1530-1596) señalaban que la acumulacion de metales produciría incrementos de precios que

contrarrestaría los efectos acumulativos.

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Los Post-keynesianos

Los economistas Post-keynesianos22 tendieron a identificarse como críticos tanto de la economía neoclásica y monetarista como de las versiones que interpretaban a Keynes desde el neoclasicismo. Las

diferencias teóricas se habían trasladado rápidamente al ámbito político, así King señala que

“Si el triunfo del monetarismo significaba la victoria del capital financiero sobre el industrial

(Bhaduri y Steindl, 1983) o la venganza de los rentistas (Smithin, 1996b) o la derrota de la

clase trabajadora organizada por una clase capitalista unida y militante, es una cuestión que permanece sin resolverse; quizá fue un poco de todo eso.” (KING, 2009: 167)

La principal diferencia entre la macroeconomía post-keynesiana y la neoclásica es la función que le asigna a la

demanda agregada a través del principio de la demanda efectiva donde es la producción la que se ajusta a los patrones de demanda y no al revés. Realizan una distinción entre el tiempo histórico y el tiempo lógico23,

donde el primero hace hincapié en la realidad de los supuestos debido a que algunos hechos económicos no

son analizables en cualquier contexto, es decir, no son atemporales y las decisiones tomadas en el pasado tienen un peso significativo sobre las previsiones futuras. En referencia a la incertidumbre, Paul Davidson

decía que “más vale aproximarse a lo cierto que incurrir en la falsedad con precisión”. Las decisiones (invertir, consumir, etc.) que toman los agentes, las hacen en contextos de incertidumbre24, de ahí que corto plazo

cobre relevancia. Ante la incertidumbre, cuanto más cambios, menores decisiones, por ello y a diferencia de

la escuela neoclásica, los efectos de la flexibilidad de precios pueden empeorar una determinada situación.

El tiempo histórico y las múltiples formas de la realidad justifican el uso de teorías diversas. Es una

característica singular de los economistas post-keynesianos el pluralismo de teorías y métodos. Ya en 1933 algunos comenzaron a realizar críticas a las nociones de Marshall sobre la teoría de la empresa desde una

visión más cercana a los procesos reales que se conoció como la teoría de la competencia imperfecta.

A modo de resumen, los problemas que se les presentan a los post-keynesianos son las crisis endógenas que

se generan por insuficiencia de demanda efectiva, la formación de expectativas e incertidumbre donde las

instituciones contribuyen a estabilizar en el corto plazo esas expectativas y cobra importancia la relación de pujas distributivas entre salarios y beneficios. En este sentido el post-keynesianismo formó tanto la

“generalización de la teoría general” de Keynes como la revolución de la contrarrevolución dirigida al monetarismo25.

Notas finales

Este esbozo es precisamente eso, la elaboración inicial de una serie de obras escritas sobre la historia fascinante de la ciencia social económica, los párrafos citados son sólo una pequeña parte rescatada para

lograr el interés del lector en estos temas. Keynes decía que un economista

“debe ser matemático, historiador, estadista y filósofo (en cierto grado). Debe comprender los

símbolos y hablar con palabras corrientes. Debe contemplar lo particular en términos de lo

general y tocar lo abstracto y lo concreto con el mismo vuelo de pensamiento. Debe estudiar

22 La clasificación de distintas corrientes dentro del Postkeynesianismo es variada, en una publicación reciente George Harcourt ha

planteado además de J. M. Keynes, tanto Richard Kahn como Richard Goodwin, Nicholas Kaldor, Luigi Pasinetti, Joan Robinson y Piero

Sraffa fueron los que construyeron una alternativa naciendo desde el mismo “mainstream”, el único de los “pioneros” que provino de un

paradigma distinto fue el de Michal Kalecki. (HARCOURT G. C., 2006)

23 El tiempo lógico fue utilizado por el neoclasicismo y hace referencia al tiempo en que se alcanzan los equilibrios, donde las tendencias

de largo plazo son la sucesión de los cortos plazos donde el tiempo carece de espesor.

24 La incertidumbre es algo distinto que la probabilidad. Ésta es una distinción de mayor importancia ya que la probabilidad de un hecho

supone la valuación de la misma. Con incertidumbre no existe valuación “simplemente no sabemos”.

25 Nicholas Kaldor “consideraba que las ideas monetaristas eran un desastre en términos teóricos y de política económica (…) Era el azote del azote [la revolución de la contrarrevolución]. Muchos postkeynesianos estarían de acuerdo en que tenía razón…” (KING, 2009: 167)

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el presente a la luz del pasado y con vista al futuro. Ninguna parte de la naturaleza del

hombre o de sus instituciones debe quedar por completo fuera de su consideración. Debe ser simultáneamente desinteresado y utilitario; tan fuera de la realidad y tan incorruptible como

un artista, y sin embargo, en algunas ocasiones, tan cerca de la tierra como el político.” (Introducción de Keynes en MARSHALL, 1949 [1978]: XXII)

Y para pretender ser todo ello nunca puede desconocer la historia de su propio pensamiento.

Bibliografía

Bibliografía

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HARCOURT G. C. The Structure of Post-Keynesian Economics. New York : Cambridge University Press, 2006.

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KING, J. E. UNA HISTORIA DE LA ECONOMÍA POSTKEYNESIANA DESDE 1936. Madrid : Akal, 2009.

Málaga, Grupo de investigación eumednet (SEJ-309) de la Universidad de. http://www.eumed.net.

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PREBISCH, Raúl. Contra el monetarismo. Buenos Aires : El Cid Editor, 1982.

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