Apología de Raimundo Sabunde

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 Comentario a la Apología de Raimundo Sabunde, de Michel de Montaigne Adóptese por una vez el punto de partida escéptico: puesto que no hubiera ningún otro mundo, metafísico, y que todas las explicaciones del único mundo conocido por nosotros extraídas de la metafísica nos fueran inservibles, ¿con qué ojos miraríamos entonces a hombres y cosas? Nietzsche, Humano, demasiado humano. Como si nunca estuvieran seguros de su fe, los pensadores cristianos siempre han necesitado reforzarse en ésta por medio de argumentos producto de la razón. El maestro Sabunde pretendió ingenuamente con su obra convencer a los posibles ateos y defender la doctrina católica ante la posible influencia de Lutero. Montaigne, en su apología, en principio tenía el mismo objetivo (de hecho, como él mismo explica, era una simple traducción de la obra del español) sólo que después ésta deriva en una exposición sobre el escepticismo. De hecho, no sólo su obra sino los Esbozos Pirrónicos de Sexto Empírico, al cual Montaigne hace mención entre la gran cantidad de citas de otros autores que introduce, fueron de influencia determinante para el pensamiento moderno. montaigne portrait El pensador posmoderno, recapitulando la historia del pensamiento occidental, ha configurado una línea que comienza con Platón, una línea metafísica en la que subyace un dualismo que, como podría decir Heidegger, es una filosofía de la representación, hasta llegar al acabamiento de la metafísica, con Nietzsche y su nihilismo. Así, muchos de estos posmodernos han podido decir con la boca llena que la filosofía (entendida como metafísica) ha muerto. Sin embargo, considerar la historia de la filosofía como una metafísica que presenta una verdad tras otra (alegando además, que es la Verdad y que, además, es la última verdad, eterna y universal) es caer en un reduccionismo fatal, pues parecen haber olvidado la otra tradición: la escéptica 1. De todas formas, no es preciso contraponer ambas tradiciones y considerarlas como tan distintas, el propio Montaigne hace referencia continua en su Apología a autores que han sido encasillados como “platónicos” posteriormente. Pirrón era contemporáneo a Aristóteles, Gorgias convivió con Platón... Quiero decir que no es que Descartes iluminara a los círculos académicos más que Gassendi o Locke, sino que han sido avatares y circunstancias históricas ajenas a estos filósofos las que han hecho recordar a unos más que a otros. Montaigne comienza dando una lección de humildad a los cristianos de su cultura; ¿no es acaso que, contemplando la actitud de los así llamados cristianos, lo último que se desprende de ésta es que, precisamente, sean cristianos? ¿no es acaso que, a lo largo de la historia occidental, han sido utilizados los preceptos religiosos para justificar los más abyectos actos? ¿no debería brillar la virtud en un pueblo que ha sido iluminado por la verdad divina, pues, siendo ésta harto difícil de alcanzar, es la que más indica la cercanía a la verdad? Este pueblo de Dios, ¿no cambia de parecer a la mínima conveniencia o interés, arguyendo además que cada parecer es verdad absoluta e imperecedera (aunque sólo sea en ese momento)?

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Comentario a la Apologa de Raimundo Sabunde, de Michel de Montaigne

Adptese por una vez el punto de partida escptico: puesto que no hubiera ningn otro mundo, metafsico, y que todas las explicaciones del nico mundo conocido por nosotros extradas de la metafsica nos fueran inservibles, con qu ojos miraramos entonces a hombres y cosas? Nietzsche, Humano, demasiado humano.

Como si nunca estuvieran seguros de su fe, los pensadores cristianos siempre han necesitado reforzarse en sta por medio de argumentos producto de la razn. El maestro Sabunde pretendi ingenuamente con su obra convencer a los posibles ateos y defender la doctrina catlica ante la posible influencia de Lutero. Montaigne, en su apologa, en principio tena el mismo objetivo (de hecho, como l mismo explica, era una simple traduccin de la obra del espaol) slo que despus sta deriva en una exposicin sobre el escepticismo. De hecho, no slo su obra sino los Esbozos Pirrnicos de Sexto Emprico, al cual Montaigne hace mencin entre la gran cantidad de citas de otros autores que introduce, fueron de influencia determinante para el pensamiento moderno.

montaigne portrait

El pensador posmoderno, recapitulando la historia del pensamiento occidental, ha configurado una lnea que comienza con Platn, una lnea metafsica en la que subyace un dualismo que, como podra decir Heidegger, es una filosofa de la representacin, hasta llegar al acabamiento de la metafsica, con Nietzsche y su nihilismo. As, muchos de estos posmodernos han podido decir con la boca llena que la filosofa (entendida como metafsica) ha muerto. Sin embargo, considerar la historia de la filosofa como una metafsica que presenta una verdad tras otra (alegando adems, que es la Verdad y que, adems, es la ltima verdad, eterna y universal) es caer en un reduccionismo fatal, pues parecen haber olvidado la otra tradicin: la escptica 1. De todas formas, no es preciso contraponer ambas tradiciones y considerarlas como tan distintas, el propio Montaigne hace referencia continua en su Apologa a autores que han sido encasillados como platnicos posteriormente. Pirrn era contemporneo a Aristteles, Gorgias convivi con Platn... Quiero decir que no es que Descartes iluminara a los crculos acadmicos ms que Gassendi o Locke, sino que han sido avatares y circunstancias histricas ajenas a estos filsofos las que han hecho recordar a unos ms que a otros.

Montaigne comienza dando una leccin de humildad a los cristianos de su cultura; no es acaso que, contemplando la actitud de los as llamados cristianos, lo ltimo que se desprende de sta es que, precisamente, sean cristianos? no es acaso que, a lo largo de la historia occidental, han sido utilizados los preceptos religiosos para justificar los ms abyectos actos? no debera brillar la virtud en un pueblo que ha sido iluminado por la verdad divina, pues, siendo sta harto difcil de alcanzar, es la que ms indica la cercana a la verdad? Este pueblo de Dios, no cambia de parecer a la mnima conveniencia o inters, arguyendo adems que cada parecer es verdad absoluta e imperecedera (aunque slo sea en ese momento)?

As, como parece la evidencia conceder, los hombres abandonan rpido los preceptos de la senda que lleva a Dios, a cambio de una vida disipada y, como siempre, pecaminosa. Y, sin embargo, cuando se ofrecen argumentos para indicar cul es el camino de la Verdad imperecedera y absoluta, el que ilumina Dios en su eterna beatitud, estos hombres no los aceptan de la mano de la fe, sino que deben ser armas de su propio calibre, piden razones que vengan de la razn misma, piden ser azotados por sus mismos ltigos. Sea. Montaigne, en su Apologa, la emprende con la misma especie humana situndola desnuda en un mundo donde no ni ms ni menos que el resto de los seres creados y mostrando la vanidad y el orgullo que ostenta.

Dejada de la mano de su creador, la especie humana ha olvidado que su conocimiento de las cosas no es un conocimiento absoluto, sino parcial, pues el conocimiento absoluto de todas las cosas tan slo est en Dios y en los que han abrazado su fe y no va, desde luego, precedida por la razn (o al menos no por esa limitada razn humana). Deja claro entonces Montaigne su propsito: restringir el mbito del conocimiento humano en tanto que racional y separado de la sabidura de Dios. Pues bien claro deja esto. La sabidura humana es locura ante Dios, slo que el hombre no se ha percatado de esto y considera a la razn y a lo conocido por los hombres como lo que es realmente, sin pararse a pensar que su conocimiento de las cosas no es ni ms profundo ni ms certero que el que puedan tener los animales. As, lo no conocido por el hombre suele ser condenado por ste. Tal ocurre con los animales, con los que compartimos la tierra. Al no poder acceder a sus motivos, el hombre los relega a un nivel inferior al suyo, pues, entre otras cosas, no tienen capacidad de comunicacin ni parecen tener creencias religiosas, afirma el hombre orgulloso. Sin embargo, pregunta Montaigne, el hecho de que no podamos comunicarnos con los animales ni sepamos reconocer en ellos atisbo de religin, es defecto suyo o nuestro?

As pues, nos introduce Montaigne en el camino del relativismo, situando a la especie humana no ya en una posicin de superioridad, donde podramos sentirnos de alguna manera elegidos por los Hados, pues, como demuestra Montaigne, no existe mucha diferencia entre la forma de actuar del hombre y la del resto de los animales, sino que la sita en una posicin igualitaria con el resto de seres vivos. Dada esa posicin, es normal que ponga en tela de juicio todo dogma posible, y que si bien afirme cierta validez para la ciencia- es slo gracias a Dios que tenemos cierto conocimiento de las cosas. Pero parece ser prerrogativa del hombre abandonar a Dios y caer en la adoracin de dolos como la razn y la inteligencia. Cuando stas bien pudieran ser no ms que el instrumento de supervivencia que Dios ha concedido al hombre, al igual que concedi cuernos o caparazn a otros animales 2 . Es ms, si esto es as, qu hace entonces que el hombre se alce por encima de todos? La libertad; parece ser sta una de las diferencias del ser humano con el resto de los seres vivos, pues parecen los dems estar controlados por la naturaleza y las pasiones instintivas. Pero vana es esa libertad en la que el hombre se escuda, pues valindose de antiguas autoridades Montaigne pretende demostrar que todo est controlado por las estrellas, es decir, que todo est determinado de antemano por los Hados y que, por lo tanto, esa distincin no es tal. Como un animal ms, el hombre se ve movido por fuerzas mayores que l, tan slo que se cree dueo de su propio destino. E incluso se enorgullece de haber sido el constructor de su mundo, cuando ste (al igual que el hecho de que se recuerde ms a Descartes que a Gassendi) es ajeno a l totalmente.

Y, para no caer en ese orgullo vano y en esa idolatra, qu es lo que propone Montaigne? El escepticismo. Como antes dije, Montaigne indica la fugacidad con que las verdades cambian de chaqueta, mostrando su inconsistencia. Por lo tanto, la respuesta ms acertada es la suspensin de juicio. La afirmacin socrtica, la toma de conciencia de que el hombre no puede alcanzar a saber nada ms de lo que sabe, no es en s misma una proposicin verdadera al uso de las que le han llevado a afirmar eso, sino una toma de partido, una posicin respecto al saber. S, podemos, merced a un buen uso de la razn, alcanzar a conocer la causa de alguno de los efectos observados en la naturaleza, pero, podemos remitirnos a la causa de las causas, a la causa primera, a Dios mismo, al conocimiento absoluto, por medio de la razn? Montaigne es bastante explcito en esto. La razn no es la llave del Cielo. Por medio de la razn no podemos alcanzar la esencia de las cosas mismas. En todo caso alcanzaremos a descubrir la utilidad de las cosas, y la inteligencia y la razn nos permitirn discutir y argumentar, pero nunca nos llevarn al conocimiento certero. En ese sentido podra mencionar una ancdota a la que hacen referencia tanto el obispo Bramhall como Hobbes respecto a una polmica sobre el libre albedro y la determinacin. Cierto siervo de Zenn, habiendo cometido una negligencia, estaba siendo castigado por su amo. El esclavo se justificaba afirmando que, ya que tanto deca su amo que todo estaba determinado, por qu le castigaba, si a l no le haba quedado ms remedio que actuar como actu? Zenn, sin embargo, reforz su castigo, valindose del mismo argumento: Si le azotaba no era ms que porque estaba determinado a aquello. Un escptico, ante su postura de suspensin del juicio, de no afirmar proposicin alguna de forma categrica podra aplaudir la actuacin de Zenn, pues ste no hace ms que valerse de la palabra para castigar (y convencer a los reticentes ante su doctrina, si leemos la ancdota como si de una parbola se tratase), y no para sentar verdad ninguna 3 .

La ignorancia, propuesta del cristianismo, es aconsejada por Montaigne, pues el exceso de ciencia lleva a caer en un crculo vicioso, donde siempre se quieren respuestas cada vez ms rigurosas, ya que las ms simples no convencen. Pero, qu ocurre con esta innecesaria y excesiva profundizacin en las cosas? Dado que la razn no parece servir para otra cosa que para sopesar la utilidad de las cosas y para nada ms, utilizarla para aprehender la esencia de stas resulta casi dira peligroso, pues aleja de la simpleza del hombre de Dios, aleja del verdadero conocimiento de las cosas y sita en esa posicin de idolatra y de superioridad ilusoria.

Cul es la postura del escptico ante ese mundo del que nada seguro puede decirse entonces? La bsqueda de la ataraxia, la anulacin del deseo (del deseo intelectual), que conlleva a la anulacin simultnea de esa necesidad que suscita (de respuestas rigurosas y estrictas). La suspensin del juicio, ante un mundo donde verdades y mentiras caminan tan mezcladas y confundidas que fcilmente se toman unas por otras. Dado que en el mundo el hombre parece tener tanta avidez de verdad que toma cualquier proposicin mnimamente convincente como verdadera, situndola en el altar de la universalidad a-temporal, cayendo este dolo con el menor embate de los cambios histricos, el escptico, poniendo en duda las verdades de su poca, presenta una a-temporalidad ms convincente, pues es consciente que ese dolo caer, siendo sustituido por otro de base igualmente inconsistente. Los hombres orgullosos de su intelecto han edificado templos a su razn y a su ciencia en lodazales y arenas movedizas; el escptico, en cambio, se retira a la montaa y desde all contempla cmo se sacralizan y se desacralizan proposiciones continuamente, como si verdad se le llamase ahora a la opinin.

Incluso, podemos desde el punto de vista escptico hablar de las cosas, con el convencimiento de que hemos aprehendido la esencia de stas por medio de la palabra? No. El lenguaje es con mucho insuficiente para esta tarea, no slo porque es un lenguaje humano, sino porque la palabra, al ser grafa no cambia, mientras del mundo del que en principio habla fluye constantemente, quedando sin referente la palabra, vaca de contenido o con el recuerdo de un contenido que ya no es tal. Por lo tanto, qu es afirmar o negar, si estamos haciendo uso de un instrumento (la palabra) que no habla ms que de cosas muertas? Por eso el escptico ni afirma ni niega, permanece en suspenso, es la actitud ms honesta. La palabra es el mediador entre el hombre y las cosas, o eso dicen. Sin embargo, el mismo Montaigne no slo acepta que no es la nica forma de comunicacin, sino que los animales mismos, que parecen no tener lenguaje, llegan a una existencia ms feliz y (si bien esto no puede afirmarse con total legitimidad) haciendo uso de otro tipo de comunicacin, quiz ms perfecta, quiz ms acorde con este mundo cambiante.

En tanto que finitos y mortales los hombres viven con un carcter de urgencia resultado de la cercana de la muerte. Cual chispazos en el infinito, las existencias humanas dan luz a Dios para reflejarse en ellas. Siempre, claro est, que el hombre asimile su condicin mortal y no se aferre a bienes temporales e instaure verdades como eternas que lo hagan olvidar su mortalidad y le impidan, en cierta manera, captar esa forma de estar en el mundo como slo lo estn los mortales, esa forma de estar en el mundo que es la manipulacin directa con los objetos y no la reflexin sobre ellas. El conocimiento verdades absolutas tan slo es accesible para alguien absoluto. Tan slo Dios, eterno como el universo mismo, puede conocer las cosas en su constante fluir y es slo por el acercamiento a l por el que los mortales conocen as mismo las cosas. Es por esto por lo que poetas, filsofos y religiosos han resaltado esa transitoriedad de los bienes terrenos y de la razn humana, que nos son dados de forma determinada, sin que podamos hacer nada (ni vanagloriarnos, ni quejarnos) y el triunfo de la Muerte, que nos restituye al mismo estado al que estbamos antes de nacer, al estado de conocimiento absoluto de las cosas mismas, pues parte de ellas somos: La inconsciencia, el Ser, Dios o la Nada.

* * * * * * *

Hasta ahora me he limitado a un sucinto comentario y resumen de la obra de Montaigne; aqu me gustara cederme lugar para criticar su obra. Aunque, por supuesto, me gustara subrayar la siguiente idea: No soy, ni lo pretendo ser, un erudito ni un pedante que llena sus escritos de ampulosas palabras hinchadas de aire caliente; por tanto, ms que por el conocimiento, estas letras estn regidas por un uso ms o menos legtimo del sentido comn.

Durante la redaccin del comentario he estado tentado de introducir una idea que me surgi al comprobar qu cosa poda llegar a ser el escepticismo, y es que he hallado una gran similitud entre ste y una corriente religiosa oriental, el budismo zen. La idea de ataraxia es casi similar, punto por punto, con la iluminacin budista o satori, la suspensin del juicio, la anulacin del deseo, para anular as el sufrimiento, ese conocimiento absoluto de las cosas en Dios, rayano en el panteismo... pero, quiz son las distinciones ms sobresalientes que las similitudes, y es slo un conocimiento escaso de la corriente escptica la que me los hacen parecer semejantes. Ignoro la influencia intelectual que pudo tener en Grecia el contacto con las culturas del subcontinente hind, pero no cabe duda que, igual que de ah surgi el budismo, perfectamente el germen del escepticismo poda verse ah...

Pero, al margen de hiptesis quiz arriesgadas, el escepticismo tiene quiz en nuestra poca cierta actualidad, en el seno del debate intelectual. No es en vano que la lectura de Montaigne (no slo sta, sino las mismas clases tericas acerca del pensamiento moderno) me han llevado a concluir que no hay ideas originales, sino formas originales de expresar las ideas. Incluso puede que esta idea ya ha haya sido planteada de otra forma, a lo largo de la historia del pensamiento. De hecho, la profundizacin en textos de autores de otras pocas han sido reveladores para m. La nietzschiana idea de la muerte de Dios, como prdida de un fundamento para el conocimiento, para el establecimiento de verdades absolutas, ya haba sido planteada por estos pensadores escpticos a lo largo de la historia de occidente, y quiz tan slo ahora es tenida ms en cuenta por las condiciones histrico-culturales. Quiz tuvo que surgir un movimiento de protesta como el del mayo del 68, donde consignas como la de imaginacin al poder hicieron ver a los profesores que la suscribieron (vase por ejemplo Foucault) que la realidad misma no era unvoca sino ms bien multvoca y que, si bien podra haber una sola cosa en s, haba tantos objetos como sujetos la percibiesen, de forma que es ahora cuando se ha subvertido la mxima, y es el error uno y la verdad mltiple.

De momento, en los textos cientficos, que se rigen por un mtodo estricto, riguroso y racional, tan slo cabe una interpretacin, pero quiz llegar el momento en que se pierda el referente (porque ste cambie, como cambia todo en este mundo) y se tengan stos por textos religiosos, que predican la verdad de las cosas, nica y universal. O mejor an, quiz con la prdida de este referente se llegue a abrir la puerta para la multivocidad de sentidos en el texto cientfico (los cuales, dada su psima calidad literaria, quiz sern tenidos menos en cuenta que una poesa)... La razn, ms que algo totalmente contrario al mito, puede considerarse otro constructo religioso ms, donde todo sentido que pueda hallrsele es interno y terico (igual que una novela tiene su propio sentido interno; incluso el Ulises de Joyce lo tiene). La lluvia era explicada hace siglos como el resultado de los martillazos de un furioso dios nrdico, ahora es explicado por la condensacin de unas molculas de agua. Actualmente, nuestra episteme, nuestro paradigma, as nos lo hace creer, pero tanta evidencia tenemos los ciudadanos de a pie de una molcula de agua como del dios Thor.

En fin, no quera tanto desprestigiar la ciencia como el resaltar el papel del escepticismo como la postura ms, si no honrada, al menos cauta, en lo que se refiere a una toma de partido respecto al conocimiento y el establecimiento de verdades. Pues, como ya indiqu en el comentario, las verdades del escepticismo no lo son al uso, pues ms que una doctrina meramente intelectual, pueden tomarse sus enseanzas como una propuesta ante la vida misma. Ah se encuentra la ltima similitud con el budismo zen: La ataraxia no es algo que deba ser pensado, conceptualizado, es algo que debe ser vivido. Pero, claro, todo lo dicho hasta ahora ha sido dicho con palabras y, por tanto, no estn exentas stas de ser interpretadas con una mirada distinta a la que pretenda al escribirlo. Quiz Scrates y Jesucristo tuvieron razn en no haber dejado nada escrito...

1. Quiz no olvidada. Quiz, aunque esto es discutible, son hijos de sta otra tradicin. Volver

2. Y, de todas formas, demuestra que los animales tambin actan segn razonamientos tpicamente humanos y que, por lo tanto, la razn tampoco es exclusivamente humana. Volver

3. Podemos ver aqu un honroso precedente del pragmatismo de los filsofos analistas contemporneos, a los que no interesa ya tanto la verdad de las proposiciones como la utilidad de stas para desenvolverse y manipular la realidad? Volver

Michel de Montaigne: Apologa de Raimundo Sabunde:

Comunicacin con el Ser no tenemos ninguna, porque cualquier naturaleza humana est constantemente en un punto medio, entre el nacer y el morir; y no da de s misma sino una apariencia oscura y sombra y una idea dbilmente incierta As pues, la Razn, que en ella busca una esencia real, se ve decepcionada, no pudiendo alcanzar nada subistente y permanente porque todo comienza a recibir forma o principia a morir antes de que ha nacido. Platn deca que los cuerpos jams tenan existencia y s nacimiento, considerando que Homero hizo al Ocano padre de los dioses y a Tetis la madre por estar en fluxin, transformacin y variacin permanentes. Herclito deca que nunca un hombre haba entrado dos veces en el mismo ro; Epicarmo que quien pidi dinero prestado no lo debe ya despus, en atencin a que ya no es la misma persona: cambi ya; y que una sustancia mortal no poda encontrarse dos veces en estado idntico, pues, a causa de la rapidez y la ligereza del cambio, ya se disipa, ya se une, viene o va; de forma que lo que comienza a nacer no logra nunca la perfeccin del Ser, en atencin a que ese mismo nacer nunca acaba y nunca se detiene Tristemente, tenemos slo una especie de muerte, puesto que hemos pasado y estamos pasando por tantas otras; pues no solamente, como Herclito deca, la muerte del fuego engendra el aire y la del aire engendra el agua, sino que ms evidentemente podemos verlo en nosotros mismos; la flor de la edad muere y pasa cuando la vejez sobreviene, y la juventud acaba en lo mejor de la edad del hombre hecho; la infancia en la juventud y la primera edad muere en la infancia, y el da de ayer y el de hoy morir en el maana, y nada hay que permanezca ni que sea siempre lo mismo; y aquello que experimenta cambio no permanece uno mismo; y, no siendo uno mismo, cambia nuestra esencia, saltando de un estado a otro:(Pues el tiempo cambia todo en el mundo; un estado nace de otro y debe acogerlo todo; todo se transforma; la Naturaleza modifica todo y obliga a todo a cambiar).-

Resumen de: "Apologa a Raymundo Sabunde"

MICHEL DE MONTAIGNE

Francia ( 1533-1592 )

Escritor francs que introdujo por primera vez el ensayo como forma literaria. Sus ensayos, que abarcan un amplio abanico de temas, se caracterizan por un estilo discursivo, un tono coloquial y el uso de numerosas citas de autores clsicos. Montaigne naci el 28 de febrero de 1533, en el Chteau de Montaigne (cerca de Libourne). Su familia gozaba de una buena posicin y Montaigne estudi en Guyenne. Posteriormente curs estudios de leyes probablemente en Toulouse. Su primera empresa literaria fue una traduccin, publicada en 1569, de la Theologia Naturalis, obra del telogo espaol Raimundo de Sabunde.

En 1571 Montaigne hered las propiedades de la familia, entre las que figuraba el Chteau de Montaigne. All pas el resto de su vida, entregado a las actividades propias de un hacendado, estudiando a sus autores clsicos favoritos y escribiendo los ensayos que constituyen su gran coleccin de ensayos. Los dos primeros tomos de esta obra vieron la luz en 1580. Posteriormente Montaigne viaj a Alemania, Italia y Suiza. A su regreso fue alcalde de Burdeos (1581-1585).

Escribi un tercer tomo de ensayos que se incluy en la quinta edicin de sus ensayos en 1588. Los ltimos aos de su vida los pas recluido en su propiedad, con la excepcin de algn viaje ocasional a Pars y Run. La nica obra que escribi adems de sus Ensayos es un relato de sus viajes publicado en 1774. Como pensador, Montaigne destaca por su anlisis de las instituciones, opiniones y costumbres, as como por su oposicin a cualquier forma de dogmatismo carente de una base racional. Montaigne observaba la vida con escepticismo filosfico y puso de relieve las contradicciones e incoherencias inherentes a la naturaleza y la conducta humana. Sin embargo, su moral tenda bsicamente hacia el epicuresmo, revelando las actitudes propias de un humanista que rechazaba la esclavitud de las pasiones y los deseos. El ms extenso de sus ensayos, Apologa de Raimundo de Sabunde, es un estudio de la capacidad racional y las aspiraciones religiosas del ser humano. En algunos momentos su visin del mundo es conservadora. En literatura y filosofa admiraba a los clsicos y en poltica defenda la monarqua como forma de gobierno ms adecuada para garantizar la paz y el orden. En educacin se interes por la formacin del aristcrata y sostuvo la necesidad de ensear a los alumnos el arte de vivir, y el desarrollo de la capacidad de observacin y conversacin donde la lectura.

Apologa a Raymundo Sabunde

En esta obra Montaigne pretende defender las tesis de Sabunde Pero en realidad las termina por criticar. Raymundo sabunde era un telogo Cataln siendo autor de la Teologa Natural que Montaigne , por peticin de su padre haba traducido al francs en 1568. Considerando la preeminencia del hombre por medio de su razn y las jerarquas de las criaturas Sabunde pretenda demostrar en esta obra que Dios puede ser conocido, sin ayuda de la fe. Por lo cual era muy criticado por todos lados especialmente por los cristianos, que lo acusaban de querer fundar la fe en la razn.

Montaigne leyendo y releyendo la obra de Sabunde empieza a cuestionarla pues declara que la razn humana es limitada e incapaz de acceder al conocimiento de las esencias. Y criticar a sabunde quien haba argumentado que los animales son criaturas inferiores. Montaigne aade que los animales superan a menudo al hombre en habilidades e ingenio.

Citando Montaigne:Si en justicia debe de otorgarse a cada uno lo que es debido, diremos que los animales sirven, aman y defienden a sus bienhechores, al persiguen y ultrajan a los extraos y a los que le ofenden, al practicar una justicia bastante semejante a la nuestra, vindose tambin que proceden con igualdad equitativa en el cuidado de sus cras. Respecto a la amistad, los animales la practican, sin ningn gnero de duda, ms constante y ms vivamente que los hombres. Algunos ejemplos

v. Hircano, el perro del rey Lismaco, no quiso abandonar el lecho de su amo cuando ste muri, ni tampoco comer ni beber, y el da que quemaron su cuerpo se arroj al fuego y se abras.

v. Parecida accin ejecut tambin el perro de un individuo llamado Pirro, que no quiso moverse del lecho de su amo desde el instante en que muri; y cuando se llevaron el cadver, se dej conducir por l, lanzndose tambin en la hoguera donde el cuerpo de su amo fue incinerado. Nacen a veces en el hombre ciertas inclinaciones al afecto sin que la reflexin intervenga para nada. Las causas derivan de otra fortuita a la que algunas personas llaman simpata; los animales son tan capaces como los hombres de tenerlas; teniendo cario reciproco.

v. Hay pueblos en que las mujeres son regalo de varios hombres y otros en que cada individuo tiene la suya; esto mismo ocurre con los animales, quienes guardan una fidelidad marital superior a la de los humanos. En cuanto a la unin que mantienen entre s para socorrerse y auxiliarse, se ven bueyes, cerdos y otras especies en que el grito del ofendido toda la familia acude en su ayuda y se une con el fin de defenderlo. As cuan do el escarro traga el anzuelo del pescador, sus compaeros se renen en gran numero a su alrededor y roen y parten la caa; cuando alguno cae en la red, los otros le presenta la cola por fuera; el prisionero la estrecha cuanto puede y as le arrastran hacia fuera a dentelladas hasta que consiguen librarlo.

v . Cuentan que la ballena nunca va sola, sino que la precede un pececillo semejante al gobio de mar, al que suele llamrsele gua; la ballena permite que la guen en lnea recta o en redondo con la misma facilidad con que el timn hace girar al navo. En recompensa de tal servicio, el cetceo no produce ningn dao al pececillo, que duerme en su boca.

v. Plutarco cuenta de haber visto algo semejante en la isla de Antcira. Parecida relacin existe entre pajarillo llamado reyezuelo y el cocodrilo; el primero sirve al segundo de centinela, y cuando su enemigo, el icneumn , se acerca para combatirle, el pajarillo, temiendo que le sorprenda dormido, le despierta con su canto y con el pico para advertirle del peligro que le acecha; vive de los restos de las comidas del cocodrilo, que le da asilo familiarmente en su boca, y le permite picotear en sus mandbulas y en sus dientes para que recoja los pedacitos de carne restantes, cuando el cocodrilo trata de cerrar la boca, el pajarillo lo advierte porque lo va cerrando poco a poco para no causarle dao.

. No son pues la razn, la reflexin ni el alma lo que nos hace superiores a los animales, es, por el contrario, nuestra bella disposicin orgnica, nuestra inteligencia, nuestra prudencia y todo el resto de nuestras cualidades.

. La naturaleza atiende universalmente por igual a todas sus criaturas y ninguna hay a quien no haya provisto suficientemente de todos lo recursos necesarios para su conservacin, pues las egocntricas pretensiones de los hombres hacen creer que la naturaleza esta a nuestro servicio creando jerarquizacin donde el hombre destruye sin medida. Sin considerar que nosotros somos el nico animal abandonado sobre la tierra desnuda, no teniendo nada con que cubrirse , sino los despojos de otros seres, y de que a todas las dems especies la naturaleza las revisti de conchas , corteza, pelo, lana, cuero, borra, pluma, escamas o seda, segn sus necesidades de cada una, o las arm de garras, dientes y cuernos para defenderse , nadar correr, volar y cantar, mientras que el hombre no sabe ni hablar, ni comer sin aprendizaje previo, porque solo sabe llorar:

. A dems el hombre es el nico animal cuyos defectos ofenden a sus semejantes . y el nico que se oculta de sus semejantes cuando practica sus actos sexuales.

. Montaigne a definido la naturaleza humana, con su grandeza y sus debilidades, con su sus temores y sus ilusiones. Donde cada hombre lleva en s la forma entera de la humana condicin; donde deber afrontar solo las vicisitudes de la vida, sin certezas, teniendo por respaldo su razn dbil y unos sentidos engaosos.

. El subjetivismo y humanismo renacentista del siglo XVI, unidos a un escepticismo que, aunque procedente, del escepticismo antiguo, tiene por origen una muy diferente experiencia. La experiencia de Montaigne se da sobre todo en el descubrimiento de la insignificancia del hombre que, al estimarse equivocadamente superior al resto, olvida los vnculos que lo unen a la Naturaleza. El vivir conforme a la Naturaleza, que toma de los estoicos y de los epicreos, pero que siente una necesidad individual y no slo como una verdad doctrinal, de un modo constante dentro de ese pesimismo que no es, en el fondo, sino una preparacin para conseguir, mediante la eliminacin de toda actitud presuntuosa, la tranquilidad de nimo y la prudencia en todas las cosas. Vida conforme a la Naturaleza, eliminacin de la inquietud producida por la ambicin y el egosmo, consideracin de todas las cosas como transitorias, discrecin en la ciencia y en el comportamiento humano, cumplimiento de las leyes y usos vigentes para evitar los mayores males que produce la rebelin contra ellos, todas esas normas no tienen otro sentido que el de contribuir a la felicidad individual, que es la nica felicidad efectiva y concreta frente a las pretendidas grandezas y a las engaosas abstracciones.

. Montaigne leyendo a sexto emprico, atraviesa una verdadera crisis escptica, donde los herederos de Pirrn de Elis negaban la posibilidad para el hombre de alcanzar una verdad cualquiera. As no pudiendo afirmar siquiera yo no s nada porque esto ya es afirmar.

Sexto Emprico se contentaba con la cuestin Qu s yo?, que es menos presuntuosa, y es esta ltima la Montaigne tomar.

Tambin podra decirse que Montaigne presupone el concepto existenciales. Al declarar que todo hombre lleva en s el peso de la humana condicin, el hombre no es, sino que se hace, al igual que sastre, pero ste en pleno siglo XVI habla de proyectarnos hacia el futuro para realizarnos a nosotros y ser, seres en proyectos".

Michel de Montaigne (1984). "Apologa a Raymundo Sabunde". Sarpe, Madrid.

LIDIA BARRIAL RAMOS.