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Parroquias Cristo Salvador y San Matías
PASCUA 2017
“DISCIPULOS Y MISIONEROS”
“Si el amor es el fuego, el celo es su llama” S. Vicente
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”CAMINEMOS JUNTOS COMO DISCÍPULOS MISIONEROS” Este Objetivo que nos hemos propuesto en la “Unidad Pastoral” tiene una triple
interpelación y horizonte para todos nosotros que en la cúspide de la celebración Pas-cual hemos de vivirlo con gozo y agradecidos: La comunión, el discipulado y la misión.
Jesús oró por nosotros al Padre: “Que todos sean uno como Tú, Padre y Yo
somos uno”, Jn17,11. Como comunidad parroquial somos casa y escuela de comunión. La comunión y la misión, son el “ser” y el “quehacer” de la iglesia. La comunión es ori-gen, lugar y meta de la misión cristina. Somos un Pueblo plural y diverso que nacimos en las fuentes bautismales y estamos concluyendo la etapa Cuaresmal haciendo pre-sente el Reino de Dios. Esta comunión es tan necesaria y atractiva para la persona de todos los tiempos, que en sí se constituye ya en misión.
Nuestro Dios es Trinidad de amor y comunicación, nuestra fe, esperanza y cari-dad hunde sus raíces en esa comunidad trinitaria y es el Espíritu quien nos proporciona el movimiento de sístole o centrípeto de discípulo, y el movimiento de diástole o centrí-fugo de misionero.
“El Señor nos llamó para estar con Él (discípulos) y ser enviados a la mi-
sión” (misioneros), Mc 3,14. Para esto nos concede el Espíritu. Este binomio, “discípulo-misionero”, Indica que hemos sido alcanzados y a su vez enviados. Requiere en cada uno de nosotros un poco de místico y de profeta; contemplativos en la acción y activos en la oración y en los Sacramentos. Nuestro Arzobispo nos exhorta: estamos ungidos como discípulos con el oleo y el crisma bautismal y como apóstoles estamos urgidos, por la misericordia que hemos experimentado. San Vicente de Paúl nos dice por propia experiencia: “El amor que sentimos como verdaderos discípulos es fuego, y el celo misionero es su llama”. No soy verdadero discípulo, es decir cristiano, si no soy misionero y no puedo ser misionero si no soy discípulo. Nos disponemos a vivir la Pascua en sus dos compases de muerte y resurrección, en íntima unión con Jesucris-to y en unidad con todo el género humano (LG. 1).
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“Id al mundo entero y anunciad el evangelio”, Mc 16,15. Es un imperativo del Resucitado. Una iglesia en salida es lo opuesto a una iglesia narcisista. La misión de la iglesia está fuera de si misma. Lo propio del laico misionero es buscar y anunciar el Reino de Dios, tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios. Podría-mos decir que el carácter secular es la gloria y la cruz del laico cristiano, su ADN. Esto supone pasar de la actitud devocional al compromiso militante.( LG.31; ChfL 15) Pasar de la colaboración con los clérigos a la corresponsabilidad o misión compartida en la iglesia para el mundo.
Misión compartida: “La iglesia no está verdaderamente formada, ni vive plena-mente, ni es representación perfecta de Cristo entre las gentes, mientras no exista y trabaje con la jerarquía un laicado propiamente dicho”, (AG.2l). –
San Vicente de Paúl en su tiempo se lamenta diciendo: “Hace ya alrededor de ochocientos años que las mujeres no tienen ninguna ocupación pública en la iglesia; an-tes existían las que tenían el nombre de diaconisas”(X, 953).
El Sínodo de los laicos ya en 1987 afirmó: “El Espíritu nos lleva a descubrir que hoy la santidad no es posible sin un compromiso con la justicia, sin una solidaridad con los pobres y oprimidos”.
El Papa Francisco afirma, con audacia inusitada, que prefiere "una Iglesia acci-
dentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades" No nos dejemos robar la fuerza misionera. (EG 49).
El misionero por definición está en los caminos del mundo, ahí contempla, testi-
monia, y anuncia; desde ahí El misionero, está pendiente de crear la fraternidad, es so-lidario y sensible con los pobres, respetuoso de todos, promotor de la justicia y de la paz. Aquí estamos, después de recorrer el camino de la Cuaresma dispuestos a celebrar la Gran Fiesta Cristiana: LA PASCUA. En el aquí y ahora, la realidad nos interpela como a Jesús que veía a las muchedumbres extenuadas y abandonadas; una sociedad que se desangra por las guerras y destrozada por las grandes diferencia sociales, sigue siendo para los pobres y para nosotros misión posible, la celebración del Misterio cristiano.
UN JUEVES SANTO, tiempo de celebrar el Amor fraterno, la Fiesta de la Eucaristía, y el servicio y entrega al necesitado que nos representa al mismo Cristo. UN VIERNES SANTO, un tiempo para encontrar sentido a nuestros sufrimientos, solidarizarnos con tantos Cristos que nos rodean, hundidos bajo la cruz.
Sábado Santo, tiempo de desierto, tiempo de esperanza sobre toda esperanza; tiempo de bajar con Él hasta nuestros abismos para que Él renueve y resucite en noso-tros, todo lo que esté muerto.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN, Cristo Resucitado nos quita el miedo y nos abre el camino de la confianza
En estos días tan cruciales para la vida del seguidor del Señor Jesús, vamos a in-tentar descubrir qué es lo que significan en nuestra vida sus últimos momentos, su ma-nera de despedirse, de decirnos y hacernos sentir su Amor, inmenso Amor.“En esto co-nocerán que sois mis discípulos, en el amor que os tenéis unos a otros” Jn 13,35 En esta pascua queremos salir reforzados en nuestra consagración como bautizados, con-vencidos de que somos misioneros de Cristo muerto y resucitado. Necesitamos hacer Pascua para aprender a amar, como lo hizo Jesús; para percibir la vida como don y pro-yectarla como entrega y servicio para los otros; para alimentar los veneros de donde nacen las aguas de la vida. La comunidad cristiana nos disponemos a celebrar el centro del Misterio Cristiano: La entrega de Jesús hasta la muerte por amor y la respuesta del Padre resucitándolo. Somos conscientes de que lo importante de la liturgia católica es la actualización en nuestras vidas de lo que celebramos, por eso podemos decir en verdad con el refrán: dime como celebras y te diré que comunidad eres.
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RITOS INICIALES
Canto de entrada: “Hoy vuelvo de lejos” (272) (103) Saludo del Presidente: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Hermanas y hermanos: sed bienvenidos. Bendito sea Dios, que en su infinito amor nos ha dado a su Hijo Jesucristo. Que su misericordia esté con todos vosotros. Y con tu espíritu Monición ambiental: Durante esta Cuaresma nos venimos preparando para celebrar la Pascua del Señor que significa morir para poder resucitar con Él. Algo así como clavar nuestros pecados en el madero de la cruz, para revestirnos de la vida nueva del Espíritu. En esta celebración queremos mirarnos en el espejo de Cristo, para medir la distancia entre su vida y la nuestra, para sopesar lo que nos sobra y lo que nos falta, para sentir la necesidad de la conversión y abrirnos al Espíritu. Oración del sacerdote: Oremos pidiendo a Dios que nos ilumine para ver con clari-dad el camino de la conversión. (Instantes de silencio) Dios Padre, rico en misericordia, al ponernos en tu presencia y revisar nuestras vidas, descubrimos que estamos lejos de responderte con total generosidad y por ello reco-nocemos tu bondad y nuestro pecado. Danos ánimo para recorrer con entusiasmo el camino de conversión a Ti. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a la primera lectura. (1ª Jn 1,5 – 2,2 ): Dios nos llama a la conversión. Para disponernos a la escucha es bueno que pensemos un momento acerca de nuestra actitud interior. ¿Aceptamos nuestra condición de pecadores sin darle la mayor impor-tancia? ¿Somos conscientes de nuestros fallos, egoísmos, debilidades y envidias? ¿Hay en nosotros una actitud de humildad, de saber reconocer nuestras faltas y pedir per-dón por ellas? ¿Vemos a Dios como quien nos perdona y nos quiere, si nos acercamos a pedirle perdón? Escuchemos al apóstol Juan.
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EXAMEN: ( Dirige este examen un monitor )
Después de escuchar la palabra del Señor, pensemos: Nuestros pensamientos: ¿Suelo juzgar y criticar a los demás? ¿Soy envidioso o avaricioso? ¿Miro al prójimo con actitudes egoístas? ¿Me gusta ser el centro de todos aquellos que me ro-dean? ¿Pienso que los demás son los egoístas, los envidiosos, los que están llenos de de-fectos?
¿Me considero mejor que los demás? Nuestras palabras: ¿Suelo insultar cuando me enfado? ¿Es mi lenguaje de un tono colérico y gro-sero? ¿Soy de los que no dicen nada, pero 'las guardan' para vengarse en el momento más duro?
¿Miento? ¿Levanto falsos testimonios? Nuestras obras: ¿Hago mis obras con generosidad o busco siempre mi propio interés? Mi relación con familiares, amigos y conocidos, ¿está guiada por una actitud de servicio o por una actitud de egoísmo? ¿Busco el dominio, el placer, ... o por el contrario tengo una actitud de servicio
(Instantes de silencio)
Salmo 129: Desde lo hondo a Ti grito, Señor. (52) Cantarlo entero Monición al evangelio. Mc 10, 17-27: El pecado de omisión puede ser conside-rado como el pecado del mundo. Continuamente oímos hablar de hambre, de desem-pleo, de pobreza, de guerras, de inmigrantes, de excluidos. Ahora bien, ¿no formamos nosotros parte de esta sociedad consumista y derrochadora que al mismo tiempo se la-menta de la pobreza y miseria de tantos seres humanos? Escuchemos al Señor en el evangelio. Homilía
EXAMEN. (Dirige este examen un monitor) Después de escuchar la palabra del Señor, pensemos: .¿No hay en mi vida amigos y conocidos a los que podría echar una mano, con los que podría ser más amable y servicial? ¿Busco el bien de los demás, o solamente estoy preocupado por mis propias cosas? En nuestra sociedad hay ancianos abandonados, drogadic-tos, deficientes, excluidos,.... ¿qué hago yo por ellos? ¿soy para los de-más? ¿tengo tiempo para escuchar, para sonreír, para dar una palabra de ánimo,...? ¿transmito optimismo a quienes se encuentran de-primidos y sin ilusión? ¿soy cons-tructor de esperanza? Tal vez mi respuesta es decirme que no puedo hacer nada, que estas cosas me superan y desbordan. ¿De verdad creo que no podría aportar mi granito de arena de alguna for-ma? ¿Me pregunto sinceramente y sin miedos qué es lo que quiere Dios de mí? ¿Hasta qué punto estoy disponible para cambiar y actuar según los proyectos que Dios tiene sobre mi persona? ¿Deseo de todo corazón que el Espíritu de Jesús me muestre en es-ta Cuaresma mi propio camino para ser testigo fiel del Evangelio y así anunciar al mun-do la Buena Noticia pascual?
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Un Cantor entona:
Perdón, Señor, hemos pecado
Perdón, Señor, por nuestros egoísmos, nuestra insolidaridad, por la dureza de nuestros corazones.
Perdón, Señor, por nuestras intolerancias.
Perdón, Señor, por nuestras comodidades riquezas y apegos.
Perdón, Señor, hemos pecado
Perdón, Señor, por nuestros orgullos y por menospreciar a los demás.
Perdón, Señor, por nuestros individualismos.
Perdón, Señor, por no descubrirte en el pobre.
Perdón, Señor, hemos pecado Confesión y absolución Signo: ( Después de la Confesión, cada uno enciende una velita en el Cirio y la pone en una caja con arena.) Sacerdote: Con la oración que Tú mismo nos enseñaste nos dirigimos a tu Pa-dre y nuestro Padre: Padre nuestro… Gesto e la paz: Como signo de reconciliación, daos la paz. Acción de Gracias: “Hoy, Señor, te damos gracias” (169) (101) Oración de Acción de Gracias: Oremos al Dios que nos ha perdonado. Dios, Pa-dre bueno, te damos gracias por el perdón recibido. Aquí nos tienes, dispuestos a ha-cer eficaz la luz recibida, abiertos a tus llamadas. Queremos proclamar que Tú vives, y que tu misericordia es eterna. Bendito seas por los siglos de los siglos. Amén. Bendición final y despedida del Sacerdote:
El Señor esté con vosotros. Y con tu espíritu. Dios Padre os bendiga y os ayude a ser testigos del perdón celebrado. Amén. Y la bendición de Dios todo misericordioso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros. Amén
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SI SUPIERAS
QUIEN VIENE
A TI
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SI SUPIERAS QUIEN VIENE A TI
Nosotros conocemos ahora que aquella entrada triunfal fue, para muchos, muy efímera. Los ramos verdes se marchitaron pronto. El hosanna entusiasta se transformó, cinco días más tarde, en un grito enfurecido: ¡Crucifícale, crucifícale!. Que diferentes son los ramos verdes y la cruz pesada. Las flores y las espinas. A quien antes le ten-dían por alfombra sus propios vestidos, a los pocos días lo desnudan y echan a suertes sus vestidos. Día de palmas y de lágrimas: Nos presenta la liturgia de hoy, como pórti-co de la Semana Santa, estos fuertes contrastes interiores y exteriores que abaten a la persona de Jesús: amor apasionado por su persona y odio recalcitrante que acaba eje-cutándole. Podemos actualizar las fuertes tensiones que agitan la humanidad: Norte-Sur, opulencia y miseria, dominio esclavitud. Los hombres, como Adán, queremos ser dioses y el Hijo de Dios se despoja de su divinidad, y asume conscientemente el riesgo de ser hombre entre los hombres. La utopía de Jesús y la contra-utopía de los opreso-res.” Hoy recordamos todo lo que vamos a vivir en la semana Santa, acompañamos a Jesús desde la entrada en Jerusalén hasta su resurrección. Este recuerdo nos pide a cada uno de nosotros coherencia y perseverancia. Que nuestro grito de júbilo de hoy, no se convierta en el ¨crucifíquenlo¨ del Viernes. Que nuestro ramos de entusiasmo por seguir a Jesús no se marchiten en la manos y se conviertan en ramas secas. Es un día en el que le podemos decir a Jesús que nosotros también queremos seguirlo, aun-que tengamos que sufrir o morir por Él. ¡Caminemos hacia la Pascua con Amor! La Liturgia del Domingo de Ramos, como pórtico de la Semana Santa, nos presen-ta los fuertes contrastes interiores y exteriores que conmocionan a la persona de Jesús: cabalga sobre un asno, animal de carga de los humildes campesinos, no en un corcel brioso y elegante; es día de palmas y de lágrimas, de flores y espinas, de hosanna en-tusiasta y pronto ¡crucifícale!; amor apasionado por su persona y odio recalcitrante que acaba ejecutándole: Bellamente y con profundo sentimiento, expresa Jesús este contraste: ¡Jerusalén, Jerusalén, si tu comprendieras dónde está tu salvación y quién viene a ti!. ¡Cuántas veces he querido cobijarte como cobija una gallina a sus pollue-los!.
Actualmente la liturgia tiene dos partes bien definidas: Una primera consistente en
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una procesión de palmas jubilosa y entusiasta y como segunda parte la Eucaristía, con la abundante Palabra de la Pasión del Señor. La Liturgia cristiana no nos invita a hacer un mero ejercicio de memoria de lo que hizo Jesús; nos invita a actualizar y celebrar en el contexto de nuestra vida y entorno, el misterio cristiano que llevamos dentro, para poder luego ser testigos gozosos en la vida.
Al ser el Domingo de Ramos, sólo un pórtico de la PASCUA, podemos atrever-nos a preguntarle a Jesús con todas las consecuencias, como lo hicieron los discípu-los:
¿Dónde quieres que celebremos la Pascua?.
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1. BENDICIÓN Y PROCESIÓN DE RAMOS
Preparativos: ( Se prepara la Cruz Parroquial adornada con ramos, dos ciriales o dos velas, acetre y megáfono. La bendición, si hace buen tiempo, se celebra en la calle y si llueve, en el pórtico de templo. En el lugar indicado, se reúnen todos los fieles, el Celebrante y los ayudantes. Los asistentes tienen los ramos en la mano antes de la bendición.)
Monición para antes de la bendición:¡Buenos días a todos! La liturgia de hoy nos recuerda dos gritos dirigidos a la misma persona: Jesús. Y los dos en el mismo es-cenario. Jerusalén. El primero es un grito de triunfo: ¡Bendito el que viene en nom-bre del Señor! ¡Hosanna! El otro es un grito de muerte: ¡Que lo crucifiquen! Palmas y ramos, signos populares de victoria, manifiestan que la muerte en la cruz es el camino del triunfo.
SALUDO DEL SACERDOTE: Hermanos, ya desde el principio de la cuaresma nos veni-mos preparando a la Pascua con obras de penitencia y caridad. Hoy cercana ya la noche de la Pascua nos disponemos a inaugurar en comunión con toda la Iglesia, la celebra-ción anual de los misterios de la Pasión y Resurrección de Jesucristo, misterios que co-menzaron con la solemne entrada del Señor en Jerusalén. Por todo ello, recordando con fe y devoción la entrada de Jesucristo en la ciudad santa, le acompañaremos con nues-tros cantos, para que participando ahora de su cruz, merezcamos un día tener parte en su resurrección.
ORACIÓN DEL SACERDOTE PARA BENDECIR LOS RAMOS: (Los fieles levantan sus ramos)
OREMOS. ACRECIENTA, SEÑOR, LA FE DE LOS QUE EN TI ESPERAN Y ESCUCHA LAS PLEGARIAS DE LOS QUE A TI ACUDEN, PARA QUE QUIENES ALZAMOS HOY LOS RAMOS EN HONOR DE CRISTO VICTORIOSO, PERMANEZCAMOS CON ÉL DANDO FRUTO ABUNDANTE. POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR. AMÉN. (El sacerdote en silencio ro-cía con agua bendita los ramos).
MONICIÓN ANTERIOR AL EVANGELIO: Jesús llega a Jerusalén. En él se cumplen las promesas hechas al pueblo de Israel y a toda la humanidad. Entra en la ciudad monta-do en un asno. La gente aclama a Cristo. Su encarnación, su entrada, su humildad, su solidaridad con la persona humana, su amor hasta la muerte y su resurrección nos traen la salvación.
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PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO. ( Mateo 21, 1-11)
BREVÍSIMA HOMILÍA, (SI AL SACERDOTE LE PARECE OPORTUNO.)
MONICIÓN ANTES DE LA PROCESIÓN. Reviviendo la escena de este evangelio, acompañamos también nosotros con júbilo al Señor, como la muchedumbre acompaña-ba a Jesús.
ORDEN DE LA PROCESIÓN. ( Abre la Procesión la cruz entre dos ci-rios encendidos, el sacerdote, monitor y ayudantes y detrás todos los fieles, que van cantando a Cristo con los ramos en la mano.)
CANTOS PROCESIONALES: “Hosanna al Hijo de David” (Pág. 67. Nº 82) “Cristo nos da la libertad” (133)
(Al llegar el sacerdote al altar y cuando estén ya todos reunidos en el templo hace la Oración Colecta )
2– LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA. ( Isaías 50, 1-7 ): Vamos a proclamar uno de los cánticos del profeta Isaías sobre el Siervo de Yavhé. La fuerza del siervo no está en la violencia ni en otro poder destructivo. Su fuerza salvadora radica en la Palabra. Su oído está siempre abierto, mañana tras mañana, a la voz de Dios. RESPUESTA AL SALMO: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” ( Bis ) o también: “Oh Dios ¿por qué me has abandonado? ( Bis) MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA. ( Filipenses 2, 6-11 ): La lec-tura que vamos a proclamar es un texto cristológico que resume toda la inmensa riqueza de los misterios de la Encarnación, la Pasión y la Resu-rrección de Jesucristo. Dios se arrodilló ante el hombre para cargar con él y salvarlo. Nosotros nos arrodillamos hoy ante Él y lo proclamamos "Señor". ACLAMACIÓN.
"Libertador de Nazaret, ven junto a mí, ven junto a mí. Libertador de Nazaret, ¿qué puedo hacer sin ti?"
EUCARISTÍAS SIN BENDICIÓN NI PROCESIÓN DE RAMOS
CANTO DE ENTRADA: "Cristo nos da la libertad" ( Pág. 177 )
MONICIÓN AMBIENTAL: ¡Buenos días! o ¡Buenas tardes! Bienvenidos a esta primera celebración de la
Semana Santa. Empezamos la eucaristía llenos de júbilo por la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén,
pero al mismo tiempo vamos a entrar en el misterio del amor de Dios a la humanidad. Cristo es entrega-
do a la muerte para salvarnos. Este es el gran pensamiento que nos debe ocupar en estos días. Cristo
muere y resucita para salvar a todos.
SALUDO DEL SACERDOTE. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Que la gracia de
Dios nuestro Padre que nos dio a su Hijo como Salvador esté con todos vosotros. Y con tu espíritu
ACTO PENITENCIAL. Pidamos perdón a Dios por las veces que hemos sido infieles a su voluntad.
-Tú que no conociendo el pecado, cargaste con el pecado de todos. Señor, ten piedad.
-Tú que siendo inocente fuiste condenado como pecador. Cristo, ten piedad. -Tú que derramaste tu sangre para el perdón de los pecados. Señor, ten piedad.
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PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO( A poder ser, leen la Pasión tres personas: Dos laicos y el sacerdote. Un laico hace de Cronista ( Letra “C” ), otro ha-ce de pueblo o Sinagoga, ( Letra “S”) y el sacerdote hace de Cristo (+). Elíjanse personas que den sentido a la lectura.)
(Durante la lectura de la Pasión haremos 3 descansos marcados por tres aclamaciones.) (Durante la lectura de la Pasión haremos 3 descansos marcados por tres aclamaciones.)
1ª–Pág. 145. “Y lo mismo decían los demás discípulos”. Pedro te negó tres veces (200)
2ª–Pág. 148.“Haz de profeta. Dinos quién te ha pegado” Perdona a tu pueblo, Señor.
3ª– Pág.151. “entonces les soltó a Barrabás Pueblo mío, ¿qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme.
HOMILÍA BREVE
CREDO
ORACIÓN DE LOS FIELES
Sacerdote: Al recordar los días santos de la Pasión en los que Cristo nos mani-fiesta su amor y su gloria oremos diciendo:
SEÑOR, ATIENDE NUESTRAS SÚPLICAS.
1. Para que todos los pueblos y ciudades sepan reconocer y abrir sus puertas a Cristo Salvador. Oremos
2. Para que la Iglesia, Comunidad de los redimidos, viva intensamente estos días de gracia. Oremos.
3. Para que la paz que Cristo nos ofrece llegue a los pueblos divididos y a los corazo-nes. Oremos.
4. Para que sepamos acercarnos y comulgar con los que sufren actualmente la pa-sión. Oremos
5. Para que comulgando a Cristo sepamos unir nuestros propios sufrimientos a los suyos. Oremos.
Sacerdote: Ayúdanos, Señor, a celebrar dignamente y vivir santamente los misterios de nuestra Redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
3- LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
CANTO DE OFRENDAS: "Yo no soy nada” (93)
SANTO CANTADO
PADRE NUESTRO
CORDERO DE DIOS
CANTO DE COMUNIÓN: "Dios es fiel” (199)
4– RITOS DE DESPEDIDA
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
BENDICIÓN Y DESPEDIDA DEL SACERDOTE
NO HAY CANTO DE DESPEDIDA
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“ El amor
se hace
entrega”
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EL AMOR SE HACE ENTREGA Si seguros estamos, que ni la muerte, ni la vida, ni lo presente, ni lo futuro, ni la altura, ni la profundidad, ni otra criatura alguna nos podrá separar de Dios, del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Lo que tienes no te construye, es algo circunstancial, es la forma que tenemos de organizar nuestro paso físico y eventual por este mundo. en lo concerniente a las cosas del ser: la vida, el amor, la pasión, la alegría, la ilusión...uno empieza a poseer cuando empieza a entregar. El amor nace con su entrega. La persona es en la medida que se da. Solo posees aquello que entregas, (Entregas vida posees vida, entregas alegría po-sees alegría, entregas amor posees amor. Esto lo sabe cualquiera, que por fin cae en la cuenta, de que somos mucho mas que nuestro cuerpo. Cuando nacemos somos vida que nace, somos posibilidad, somos crecimiento. El que no se da cuenta limita su mente al utilitarismo, a pequeños juegos que le permiten seguir subsistiendo. Pero la mente tiene capacidad para grandes aveni-das, para descubrir dimensiones inexploradas, es capaz de matemáticas complejas que son las que conducen al mayor anhelo del ser humano: la libertad. Sentirse libre, ser auténticamente libre: Libre de nuestros complejos y miedos, de nuestras limitaciones e insatisfacciones Los que hemos seguido el camino de Jesús sabemos que así funciona la existen-cia. Es la formula matemática de la vida. Pues la suma de las entregas te hace visible: Eres para los demás. Solo los demás constatan y justifican tu vida. Solo los demás te dan vida. La soledad es una caverna de la que hay que salir a la vida. La vida es darse. En ese acto de la vida es donde Dios actúa. Es el Dios de la vida. En ese contacto con Dios recibes todo su amor. Es el Dios del amor. Y ese amor de Dios te regala la libertad Entonces hay que darse, pero no tenemos que publicitar el darse. Porque hay que darse para sobrevivir. hay que darse como necesidad y al final como costumbre. El que busca recompensa en lo que da ya tiene su paga interesada. El darse tiene que ser co-mo el agua que nace en las montañas. Nadie la ve pero todos deseamos sentir su fres-cura y su pureza. Nadie la ve, salvo aquellos que quieran subir al monte, salir de su co-modidad y subir al monte al encuentro con el Señor. Aquellos, que se desinstalan y suben al monte se encuentran en el camino y for-man la comunidad. Son buenos, malos, ricos, pobres, listos, tontos, feos, guapos, ca-paces, incapaces, que hacen el esfuerzo de subir al monte a la búsqueda de Dios. Allí nace la alegría. Ellos se encuentran y beben de esa alegría y la alegría les inunda.
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Laudes – Jueves Santo
Ambientación y Moniciones
Himno: Creemos en el amor (Pág. 131)
Monición al Salmo 79
Comenzamos un nuevo día, y lo hacemos dando gracias a Dios por el don de la Vida. Nos dis-ponemos con este salmo a ayudarnos a revisar algunas de nuestras pobrezas, y nos unimos al salmista y te pedimos Señor: “ven a visitar tu viña…” que sea este, hoy nuestro grito.
Antífona: Confio en ti, de ti me fie... (pág. 63, nº 25) Modo de hacerlo: Se lee espontáneamente cada estrofa.
Monición al Cántico de Isaías 12, 1-6
En las palabras que componen el cántico de Isaías, nos reconocemos agradecid@s a todo lo que hemos recibido de Ti Señor a lo largo de nuestras historias… Junto al Profeta hemos hecho experiencia de que eres “El Señor, nuestro Dios y Salvador…eres nuestra fuerza…nuestro poder…” agradecid@s te decimos: “Qué grande es en medio de Ti, el Santo de Israel”… Esta nueva jornada nos abre a la alegría de la gratitud.
Antífona: Gritad jubilosos que grande… (Pág. 66, nº 75). Modo de hacerlo: Lo proclama un solista
Monición al Salmo 80
Con este salmo, que oramos ahora, tenemos la oportunidad de percibir lo que Dios desea: “Ojalá me escuchase mi pueblo”… Hoy nos disponemos Señor de la Vida a dejarte hablar, a escucharte en nuestro interior y en las personas que nos rodean…
Antífona: Ojalá escuchemos hoy su voz… (pág. 69, nº 115) Modo de hacerlo: Lo proclamamos a dos coros
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“EL AMOR SE HACE ENTREGA”
Situaciones que esperan nuestra entrega
Los cristianos apostamos por una sociedad que se preocupe de todas las perso-nas, pero especialmente de los más débiles, pues de lo contrario no será verdadera-mente democrática ni ética. Apostamos por una sociedad que se construya desde los derechos y necesidades de los pobres, no solo desde los intereses de los ricos y podero-sos. Es ésta la revolución del “amor que se hace entrega” a la que nos invita Jesús en el Evangelio, la cultura de la ternura que nos pide Francisco (cf. EG 209)
El amor que se hace entrega en la atención a los más pobres es abrir el corazón a cuantos viven y sufren en las periferias existenciales, curar heridas, vendarlas con amor y ternura.
Hemos de abrir los ojos a la realidad, pero ésta se puede mirar y valorar de dife-rentes maneras. Podemos verla desde el beneficio de las grandes empresas o podemos leerla desde el número de los parados, desde los desechados por el sistema, las rentas mínimas, los índices de pobreza, los recortes de los derechos sociales.
Nosotros queremos ver la realidad desde el lado de los pobres. Queremos verla con los ojos de Dios y leerla desde el corazón de Dios. En una cultura del culto a los triunfadores y ganadores, estamos llamados a aportar una espiritualidad de la ternura, de atención y cuidado a los más frágiles de la tierra, que se expresa en la acogida cáli-
-
21
da y fraterna de nuestras comunidades, nuestras Cáritas e instituciones sociales, y so-bre todo, en la salida a las periferias, al encuentro de los que sufren y necesitan ayuda, aunque no vengan a nosotros a pedirla.
Son muchas las situaciones que esperan nuestra entrega; la mayoría de las veces simple-mente esperan a que se les preste atención. Nos lo recuerda nuestro papa Francisco: “cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumen-tos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plena-mente en la sociedad: esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del po-bre y socorrerlo” (EG 187). Y explicita: hemos de tener oídos atentos “al clamor de los pobres”, “al clamor por la justicia” (EG 188) y al “clamor de pueblos enteros” (EG 190). E insiste en la Miseri-cordiae Vultus: “Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos her-manos y hermanas privados de la dignidad, y sin-támonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerqué-moslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fra-ternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y jun-tos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipo-cresía y el egoísmo” (MV15)
Con esta disposición, pues, hemos de obser-var nuestra realidad y estar atentos y prestos a
intervenir en favor de los que lo necesiten, solucionando pequeños problemas, ofrecien-do nuestro apoyo a movimientos o instituciones en su lucha por lograr una sociedad más justa.
En esta búsqueda de una sociedad más justa, de una sociedad según el derecho y la justicia, está demandando la transformación de las estructuras injustas que generan pobreza y exclusión.
En este sentido la Conferencia Episcopal Española en “La Iglesia, servidora de los pobres” (Madrid, 2015, n 3-14) nº 49 propone unos objetivos sociales que marcan unos cauces concretos que nos ayudan en el discernimiento de las situaciones que esperan nuestra entrega:
“…para alcanzar esta ambiciosa meta de eliminar las causas estructurales de la po-breza. Los objetivos han de ser:
Crear empleo. Las empresas han de ser apoyadas para que cumplan una de sus finalidades más valiosas: la creación y el mantenimiento del empleo
Que las Administraciones públicas, en cuanto garantes de los derechos, asuman su responsabilidad de mantener el estado social de bienestar, con recursos suficien-tes.
Que la sociedad civil juegue un papel activo y comprometido en la consecución y defensa del bien común.
Que se llegue a un Pacto Social contra la pobreza aunando los esfuerzos de los po-deres públicos y de la sociedad civil.
Que el mercado cumpla con su responsabilidad social a favor del bien común y no pretenda sólo sacar provecho de esta situación.
Que las personas orientemos nuestras vidas hacia actitudes de vida más austeras y modelos de consumo más sostenibles.
Que, en la medida de nuestras posibilidades, nos impliquemos también en la pro-moción de los más pobres y desarrollemos iniciativas conjuntas, trabajando en “red”, con las empresas y otras instituciones; apoyando, también con los recursos eclesiales, las finanzas éticas, microcréditos y empresas de economía social.
-
22
Que la dificultad del actual momento económico no nos impida escuchar el clamor de los pueblos más pobres de la tierra y extender a ellos nuestra solidaridad y la cooperación internacional y avanzar en su desarrollo integral.
Cultivar con esmero la formación de la conciencia sociopolítica de los cristianos de modo que sean consecuentes con su fe y hagan efectivo su compromiso de cola-borar en la recta ordenación de los asuntos económicos y sociales.”
No se trata de hacer muchas cosas, sino de que aquello que hacemos sea transforma-dor de la sociedad y, también, que las situaciones generales no nos tapen los ojos y nos distraigan de ver y oír las necesidades concretas y particulares de las personas de nuestro entorno y que, en muchos casos, sí está en nuestras manos solucionarlas.
“En el compromiso caritativo y social hemos de estar muy atentos al Espíritu que lo ani-ma y alienta: “El Espíritu es también la fuerza que transforma el corazón de la Comuni-dad eclesial para que sea en el mundo testigo del amor del Padre…”.
“La espiritualidad que anima a los que trabajan en el campo caritativo y social no es una espiritualidad más. Posee unas características particulares que nacen del Evangelio y de la realidad en que se vive y actúa, y que hemos de cultivar: una espiritualidad que hunde sus raíces en la entraña de nuestro Dios, una espiritualidad encarnada y de ojos y oídos abiertos a los pobres, una espiritualidad de la ternura y de la gracia, una espiri-tualidad transformadora, eucarística”.
“La unión con Cristo que se realiza en el sacramento de la Eucaristía es al mismo tiem-po unión con todos los hermanos. Cristo refuerza la comunión y apremia a la reconcilia-ción y al compromiso por la justicia. La vivencia del misterio de la Eucaristía, alimento de la verdad, nos capacita e impulsa a realizar un trabajo audaz y comprometido para la trasformación de las estructuras de este mundo”. (37 y 38 del doc. antes citado)
-
23
Preparativos para la celebración: ( Todos los preparativos de este día se refieren al Lavatorio de los pies y al traslado del Santísimo al Monumento: Jarra con agua, jofaina, dos toallas una para ceñírsela el sacerdote y otra para secar los pies, colonia, lavabo para el sacerdote, un trozo de limón. Para el traslado del Santísimo, preparar el incensario.)
1- RITOS INICIALES
ENTRADA PROCESIONAL DEL SACERDOTE DESDE EL FONDO DEL TEMPLO CANTO DE ENTRADA: “En su mesa hay amor” (140) MONICIÓN AMBIENTAL: ¡Buenas tardes a todos! La víspera de su muerte, al atarde-cer, Jesús tomó su última cena con los apóstoles, instituyó la eucaristía y le dio el man-dato del amor. Acabada la cena les dijo: “Haced esto en memoria mía”. Por eso nos he-mos reunido aquí, para recordar y hacer sacramentalmente presente aquella última ce-na. Esta es la hora de Cristo entregado por nosotros bajo los signos del pan y el vino. Esta celebración es verdaderamente la Santa Cena. Como entonces los apóstoles escu-charemos su palabra, su mandato de amarnos y comeremos su cuerpo. Participemos en esta eucaristía con la misma intensidad que los apóstoles vivieron la Eucaristía del Pri-mer Jueves Santo. SALUDO DEL SACERDOTE. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. El Dios del amor y de la entrega esté con todos vosotros. Y con tu espíritu. ACTO PENITENCIAL. En silencio pensamos en nuestras muchas faltas de amor y le pedimos perdón a Dios.
-Por no comprender lo mucho que nos has amado.
Coro: Ten piedad, Señor, ten piedad soy pecador, ten piedad.
-Por la rutina de nuestras Eucaristías.
Coro: Y de mí, Cristo, apiádate, contra ti yo pequé.
-Por nuestras faltas de amor a los hermanos.
Coro: Ten piedad, Señor, ten piedad, soy pecador, ten piedad.
-
24
GLORIA. ORACIÓN
2-LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA. ( Éxodo 12, 1-8. 11-14 ): La Pascua era la gran fiesta de la liberación del pueblo hebreo, cuando estaba esclavizado en Egipto. Es la fiesta de todas las fiestas para los Israelitas. Día inolvidable, el punto cero de la his-toria del pueblo. Pero lo más importante de este acontecimiento es la presencia y la in-tervención de un Dios liberador. RESPUESTA AL SALMO
“El cáliz que bendecimos es la comunión en la sangre de Cristo”
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA. ( 1ª Corintios 11, 23-26 ): Cristo da nuevo sentido y nuevas dimensiones a la fiesta de la Pascua. La Eucaristía será nuestro ban-quete pascual. Cristo lo llena todo, es nuestro cordero, nuestro pan de vida, nuestro vino de libertad, nuestra presencia liberadora. ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO:
“Os doy un mandato nuevo, (Bis), que os améis, que os améis como yo os he amado. (Bis)
EVANGELIO. ( Juan 13, 1-15 ) HOMILÍA
LAVATORIO DE LOS PIES
MONICIÓN PARA ANTES DEL LAVA-TORIO DE LOS PIES: El Sacerdote va a recordarnos el gesto de Jesús el día de la última cena, cuan-do arrodillado ante sus discípulos, les lavó lo pies. Y va a realizar este signo, lavando los pies a cinco voluntarios, que representan cinco pobrezas actuales: la emigración, el paro, el maltrato, los ancianos y los refugiados. Mientras tanto, nosotros nos vamos a preguntar a quiénes más tendríamos que “lavar los pies”. No tengamos miedo. Jesús nos lo pide: “También vosotros debéis lavaros los pies los unos a los otros”.
LA EMIGRACIÓN. El sacerdote va a lavar ahora los pies al representante de la emi-gración. Traemos en este momento a nuestra celebración a tantos emigrantes como hay en nuestro barrio y a los que no siempre comprendemos, valoramos o tratamos bien. A todos ellos les lavamos los pies con el propósito de mirarlos como verdaderos hermanos. Repetimos todos: Señor, ayúdanos a ser más fraternos y solidarios. Mientras el sacerdote lava los pies, se canta: “Sigue habiendo tantos pies que lavar…
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PARO: Muchos hermanos nuestros pasan graves dificultades para cubrir las necesida-des básicas de la familia por no tener trabajo. Están en paro o tienen un contrato insufi-ciente. A todos ellos les lavamos los pies y le pedimos a Dios que nos ayude a crear la civilización de la solidaridad. Repetimos todos: Señor, ayúdanos a ser más fraternos y solidarios Canto: “Sigue habiendo tantos pies que lavar… MALTRATO: Tenemos la impresión de que se ha puesto de moda el maltrato a las per-sonas: acoso, violencia de género, maltratos psicológicos… Todo esto está a la orden del día. Nosotros mismos en alguna escala llevamos también la violencia en el corazón. Lavamos hoy a todos los que son víctimas del maltrato. Repetimos todos: Señor, ayúdanos a ser más fraternos y solidarios Canto: “Sigue habiendo tantos pies que lavar… ANCIANOS: El progreso en la medicina alarga hoy los años de nuestra vida. Y esto que puede parecer un bien, muchas veces los miramos como un mal. Porque muchas veces tanto a nivel social como a nivel familiar los ancianos son mirados como estorbos. Hay muchos ancianos que no saben qué hacer con sus enfermedades y otros muchos que no saben qué hacer con su soledad. A todos ellos les lavamos los pies. Repetimos todos: Señor, ayúdanos a ser más fraternos y solidarios Canto: “Sigue habiendo tantos pies que lavar… REFUGIADOS. Las guerras, el terrorismo, la into-lerancia religiosa y la pobreza son causa de que millo-nes de hombres busquen otros lugares donde refugiar-se lejos de su patria y se desplazan de un lugar a otro con mil peligros para su vida sin encontrar un refugio digno para vivir. Unos mueren en el camino y otros vi-ven en condiciones infrahumanas sin que nadie les dé una solución solidaria. A todos ellos les lavamos los pies con la vergüenza en la cara y la decisión de ser más solidarios. Repetimos todos: Señor, ayúdanos a ser más fraternos y solidarios Canto: “Sigue habiendo tantos pies que lavar… (Terminado el lavatorio de los pies el sacerdote se quita la toalla, se lava las manos, se vuelve a poner la casulla e introduce la ORACIÓN DE LOS FIELES)
Oración de los fieles: En este día en el que celebramos el gran amor de Dios manifestado en Jesucristo y sacramentalizado en la Eucaristía, pidamos a Dios con oración confiada, diciendo:
QUE AMEMOS A TODOS COMO TÚ NOS AMAS
1. En este día del amor pedimos por todos los que no son amados. OREMOS 2. Pedimos también por todos los egoístas que no son capaces de amar. OREMOS. 3. Por todos los que tiene autoridad, para que hagan del poder un servicio: OREMOS. 4. Pedimos por nuestras parroquias y comunidades, para que se sientan en todo mo-
mento iluminadas y encendidas por el sol de la Eucaristía. OREMOS. 5. Pedimos por todos los sacerdotes para que vivan lo que celebran. OREMOS. 6. Para que las Iglesias divididas, los pueblos divididos, las familias divididas encuen-
tren en la Eucaristía razones para la unidad. OREMOS 7. Para que esta comunidad pueda celebrar la Eucaristía con coherencia y verdad, por-
que la autentifica en una comunidad servidora. OREMOS.
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Sacerdote: Acoge los buenos deseos que te presentamos y las necesidades del mundo como un clamor de nuestra pobreza necesitada de ayuda. Bendíce-nos para ser instrumentos de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
3-LITURGIA DE LA EUCARISTÍA Canto de ofrendas: La colecta de hoy, como todos los años será para que Cáritas pueda ayudar mejor a los pobres de la Parroquia. (Durante la colecta se canta: “Donde hay caridad y amor”.( Pág. 135. 1ª y 3ª estrofa. Terminada la colecta se hacen las ofrendas. ) Pan y vino: En el día de la institución de la eucaristía te ofrecemos Señor los mismos dones que Tú ofreciste, el pan y el vino, para que fueran nuestra vida y nuestra salva-ción. Estola: Tú quisiste regalar a tu Iglesia servidores del pueblo que asumiendo tu misión la extendieran por toda la tierra. Te presentamos esta estola como símbolo del sacerdocio ministerial y te pedimos que nunca nos falten en la Iglesia sacerdotes com-prometidos. Colecta: Te presentamos esta colecta que acabamos de hacer para que nues-tro amor fraterno sea cada día más solidario con nuestros hermanos los necesitados.
4-LITURGIA DE LA EUCARISTÍA Santo cantado Padre nuestro cantado. (Espinosa. Pág. 105) (Con las manos unidas) Rito de la Paz cantado Cordero de Dios Canto de comunión:
“El pan es para compartir” (137) “El Señor Dios nos amó” (138)
TRASLADO DEL SANTÍSIMO AL MONUMENTO
Monición antes del traslado del Santísimo al Monumento. La Santa Cena ha terminado. Después de esta celebración todos deberían reconocernos como cristianos por nuestro amor a los demás. Ahora, vamos a llevar procesionalmente la Eucaristía hasta el Monumento en donde esta tarde y mañana tendremos ocasión de acompañar a Cristo. La Hora Santa será esta noche a las 23 h. y mañana a las 10.00 rezaremos los Laudes, a las 17.15 Viacrucis y a continuación celebraremos la Muerte del Señor. Cánticos para la Procesión: ( ( El sacerdote inciensa el Santísimo que está encima del al-tar. Mientras tanto el pueblo canta solo una estrofa: “Pange lingua” (156) . Durante la procesión se cantan: “Cantemos al Amor de los amores” (125) y “Amaos” (122) Al llegar el sacerdote deja el Santísimo en el altar y vuelve a incensarlo. El pueblo canta: “Tantum ergo y Genitori geni-toque” (156) )
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ORACIÓN ANTE EL MONUMENTO Canto meditativo: “Quedaos conmigo aquí, orad conmigo, velad y orad” Salmo: "El Señor es mi Pastor” (Nico Montero)
DO SOL LAm EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTA FA REm SOL EL SEÑOR ES MI PASTOR. DO SOL LAm EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTA FA SOL DO EL SEÑOR ES MI PASTOR.
DO
En praderas reposa mi alma, LAm MIm en su agua descansa mi sed. FA MIm El me guía por senderos justos REm SOL por amor, por amor de su nombre.
Aunque pase por valles oscuros ningún mal, ningún mal temeré porque se que el Señor va conmigo su cayado sostiene mi fe.
Estribillo
DO Tu preparas por mi una mesa LAm MIm frente a aquellos que buscan mi mal. FA MIm Con aceite me ungiste ,Señor FA MIm y mi copa rebosa de ti.
Gloria a Dios, padre omnipotente y a su hijo Jesús, el Señor y al Espíritu que habita en el mundo por los siglos eternos Amen.
º Estribillo
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Lectura: Jn. 13,33-35; 17,1 lb.20-23. "Hijitos, todavía estaré un poco con vosotros; y, como dije a los judíos, adonde yo voy no podéis venir vosotros. Os lo digo ahora. Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado: amaos así unos a otros. En eso conocerán que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros. ...Padre Santo, guárdalos con tu nombre, el que mediste, para que sean uno como no-sotros...No sólo ruego por ellos, sino también por los que han de creer en mí por medio de sus palabras: Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti; que tam-bién ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les di la gloria que tú me diste para que sean uno como lo somos nosotros. Yo en ellos y tú en mí, para que sean plenamente uno; para que el mundo conozca que tú me enviaste y los amaste como me amaste a mi.". (Palabra de Dios) Canto respuesta: "Donde hay amor".( Ubi Caritas et amor”) Reflexión:
Señor Jesús, aquí tienes a ésta débil comunidad que quiere seguirte y continuar tu misión, la misión de ir reuniendo la familia de hermanos, en la unidad y en el amor.
Tú nos llamas a construir comunidad: lugar privilegia-
do de encuentro, de acogida, de oración, de confianza…. Amor acogido, compartido y entregado a los hermanos, es-pecialmente, a los más necesitados.
Aquí estamos, Señor. Están vivas en nosotros las emociones y las viven-
cias de tu última Cena, celebrada esta tarde con nosotros, donde nos has dado tu cuer-po y tu sangre. Estamos rumiando lo que acabas de decirnos: “amaos como yo os he amado”. Que comulguemos en tu amor, así la fraternidad será una provocación para el mundo…
Aquí estamos, Señor, quisiéramos también acompañarte en esa travesía que va de la mesa compartida a la vida entregada. Acompañarte como Pedro, Santiago y Juan para comprender el misterio de la cruz, la travesía pascual; para aprender que en la muerte está la vida.
Orar contigo para aprender a amar desde la confianza absoluta en el Pa-dre y disponernos a vivir un encuentro apasionado contigo en la Pascua, un tiempo de gracia, que nos atraiga y nos encienda. ("Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo")
Sabemos que la cruz es fuente de salvación, pero con facilidad huimos de ella: nos dormimos, abandonamos el camino cuando arrecia la persecución, la crítica, los sufrimientos, las pruebas, las dificultades... Y, sin embargo, la cruz es el lugar de atracción más fuerte…. Necesitamos permanecer junto a la cruz, como María -tu madre y nuestra madre-, mirarte para poder adentrarnos en el misterio e ir más allá de todas negatividad y aprender a amar de verdad. Aprenderemos en la escuela del servicio a capacitarnos en la entrega a los demás y en especial al más necesitado - sacramento de tu presencia-. Que con San Vicente de Paúl digamos: «No debemos juzgar al pobre por su vestido y por su apariencia exterior, ni por su capacidad… sino a la luz de la fe, entonces se verá que están en lugar del Hijo de Dios, que escogió ser pobre”.
Y quedaremos marcados por el signo de la gratuidad al compartir nuestros do-
nes, nuestro tiempo, nuestra vida, con los necesitados…. Permítenos intimar contigo en esta noche tan especial: ¡que nos dejemos
atraer por tu manera de ser, por tus opciones y prioridades!....
Que el Espíritu realice en nosotros la transformación: de sabernos amigos tuyos y permanecer contigo; de vivirnos como discípulos convencidos de que Tú eres el Vencedor de la muerte; y de sabernos reconocer hermanos de todos los hombres..
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Tú sigues pasando y diciéndonos: "Yo soy la Resurrección y la Vida”. Si nos atre-vemos a creer, arrastrados por la fuerza apasionada de tu atracción, podremos conver-tirnos en discípulos que sólo viven para ti y para los demás….Desbordaremos de alegría y sentiremos un deseo ardiente de darte a conocer, de trasmitir esa buena no-ticia, con un dinamismo que nadie puede retener. Ello nos convertirá en Evangelizado-res con Espíritu., llenos de dinamismo fecundo que nos lleva a "amar y a servir en todo"….
Evangelio: Mc 14,32-42.
“Llegaron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos: «Sentaos aquí mientras voy a orar». Y llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan. Comenzó a lle-narse de temor y angustia, y les dijo: «Siento en mi alma una tristeza de muerte. Que-daos aquí y permaneced despiertos.»
Jesús se adelantó un poco, y cayó en tierra suplicando que, si era posible, no tu-viera que pasar por aquella hora. .Decía: «Abbá, Padre, si para ti todo es posible, aparta de mí esta co-pa. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»
Volvió y los encontró dormidos. Y dijo a Pedro: «Simón, ¿duermes? ¿De modo que no pudiste permanecer despierto una hora?. Estad despiertos y orad para no caer en la tentación; pues el espíritu es animoso, pero la carne, débil.»
Y se alejó de nuevo a orar, repitiendo las mismas palabras. Al volver otra vez, los encontró de nuevo dormidos, pues no podían resistir el sueño y no sabían qué decirle.
Vino por tercera vez, y les dijo: «Ahora ya podéis dormir y descansar. Está hecho, llegó la hora. El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vámonos!, ya viene el que me va a entregar.»
Jesús estaba aún hablando cuando se presentó Judas, uno de los Doce; lo acom-pañaba un buen grupo de gente con espadas y palos, enviados por los jefes de los sa-cerdotes, los maestros de la Ley y los jefes judíos. El traidor les había dado esta señal: «Al que yo dé un beso, ése es; detenedlo y llevadlo bien custodiado.»
Apenas llegó Judas, se acercó a Jesús diciendo: «¡Maestro, Maestro!» y lo besó. Ellos entonces lo tomaron y se lo llevaron arrestado.” Canto respuesta: "Velaré contigo, Señor, mientras yo viva, .mientras yo viva” Silencio. Oración por todos los hombres: "Te rogamos, óyenos".
Padre, tú que nos amas, concédenos amarte a ti y a todos nuestros hermanos. Te confiamos, Señor, a los que sufren; que no les falte el consuelo. Ten presente, Señor, a los que viven sin luz, sin sentido, sin paz; concédeles tu
sabiduría, tu esperanza, la humilde confianza de la fe. Padre de bondad, ven en ayuda de nuestra debilidad; que sepamos orar para no
caer en la tentación. Padre, te pedimos por esta comunidad parroquial; concédele ser un lugar de ex-
periencia de tu Evangelio, ser signo de fraternidad.
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Padre nuestro. Oración conclusiva:
Donde están dos o tres Reunidos en mi nombre, allí en medio de ellos, estoy yo". Estas palabras son nuestra fuerza. Nosotros nos reunimos en tu nombre. Somos comunidad, porque nos has llamado tú. Tú has pronunciado mi nombre y el de todos nosotros, nos has dicho: ven, sígueme. Tú nos has agrupado en una comunidad, y nos has dicho: vosotros sois mis amigos. Tú te has colocado a la cabeza, y nos has dicho: estoy con vosotros día a día. Ahora, en medio de la marcha, te decimos: acaba en nosotros la obra que comenzaste. Haznos tierra buena, simiente de fraternidad, hogar fecundo, morada de comunión, fuente de amor. Acaba, Señor, en nosotros la obra que comenzaste
Cantos para ir acabando la oración: Nada te turbe te turbe”
“Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene nada le falta Nada te turbe, nada te espante, sólo Dios basta”
De noche iremos de noche”
“De noche iremos de noche, que para encontrar la fuente sólo la sed nos alumbra, sólo la sed nos alumbra..”
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EL SILENCIO
NOS HABLA
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EL SILENCIO NOS HABLA:
Este día la Comunidad cristiana no celebra propiamente Eucaristía. Todo está en-vuelto en un silencio elocuente y esperanzador. Los Oficios Litúrgicos de esta tarde se abren con un espacio de silencio y una postración en tierra sumamente elocuente, co-mo esperándolo todo de lo alto. En la primera parte, la Comunidad acoge la abundante Palabra de Dios. La segunda parte, está centrada en la contemplación silenciosa y apa-sionada de la Cruz y del Jesús crucificado. En la tercera parte la Comunidad comulga con lo consagrado el día anterior. Es el primer compás de la Pascua. El Nuevo Testamento identifica al Siervo de Yavé de los cánticos de Isaías con Je-sucristo y desde ahí interpreta el sentido de la pasión y muerte de Jesús. (1 Cor. 3, 4; Rom. 4, 24-25; Hech. 8, 32 – 33; 1 2, 22-24).Es un caminar decidido, no exento de tentaciones y pruebas, comenzado por las que le proponen sus apóstoles más allega-dos, Pedro (Mt. 16, 23). Jesús interpreta su caminar hacia la cruz, hacia su fracaso hu-mano, en clave de fidelidad a la misión encomendada por el Padre. Jesús es consciente de la situación que está viviendo y de su entorno excesivamente violento y decidido a sacrificarle. Así se lo ha hecho saber varias veces a sus discípulos:“Yo entrego mi vida por amor, para dar fruto, nadie me la quita”. El Siervo de Yavé es elegido, enviado, sostenido, es el “go´el” (representante) de la humanidad y responde entregando su vida, para sellar una Alianza Nueva: oído abierto, espaldas anchas, espíritu pronto y entregado para hacer la voluntad del Padre.
La piedad cristiana y la celebración comunitaria en actitud contemplativa y apa-sionada se centra en la cruz y en la persona del crucificado, exclamando admirados:“Me amó y se entregó por mi”. San Vicente de Paúl exclama: “Cuando un hombre se vacía de si mismo Dios lo llena, porque Dios no puede soportar el vacío”
Las celebraciones litúrgicas no ejercitan solo la inteligencia, ni son un mero re-cuerdo, implican una actualización del misterio cristiano, ¿Cómo actualizar tanta entre-ga generosa de Jesús? A su luz recupera importancia las muchas cruces y crucificados que siguen existiendo en nuestros días. Aún no se han acabado ni los verdugos ni las víctimas. Sigue habiendo los Judas traidores que venden a sus hermanos por un puña-do de dinero, por unos gramos de droga. Sigue habiendo condenas injustas con la com-plicidad de los Pilatos que se lavan las manos. Sigue habiendo quienes se reparten la túnica ensangrentada de los condenados a una vida miserablemente inhumana; niños a quienes se les roba la inocencia; sigue habiendo tráfico de personas que denigrándolas hasta convertirlas en objetos despreciables, obtienen sustanciosos beneficios. Sigue ha-
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biendo guerras, refugiados, pateras y un mar que los sepulta. Cristianos que, por serlo, reproducen en sus vidas la misma pasión, cruz y muerte de Jesús
Pero en este mundo en que abundan los crucificados, también hay cirineos que hacen más llevadera la cruz de los injustamente condenados por la vida. También hay verónicas que sienten compasión por crucificados y enjuagan con el paño de su compasión el sudor y sangre de los crucificados por la vida. También hay soldados compasivos que emplean su lanza no para herir y producir más dolor y muerte, sino para clavar en ella una esponja empapada en el vino agridulce de la compasión, e intentan aliviar la sed de justicia de los ajusticiados. Y también hay centuriones que desde su rectitud de conciencia son capaces de reconocer la justicia en un condena-do; de reconocer que hay crucificados que “verdaderamente son hijos de Dios”. Dios calla el Viernes Santo. Quizás para que nosotros hablemos en su lugar y nos pronunciemos a favor de quienes estamos: si del lado de las víctimas o de los verdu-gos. Si somos misericordiosos o indiferentes. Y en su silencio prologado, Dios se re-serva la última palabra hasta el día de Pascua.
La cruz de Jesús es, el cumplimiento de su misión terrena, y la puerta
abierta a la justificación de Dios. Ilumina nuestra existencia cristiana frente a las difi-
cultades, fracasos y cruces que debemos afrontar en nuestro caminar hacia el final
luminoso de la resurrección.
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Laudes – Viernes Santo
Ambientación y Moniciones
Himno:
Si vienes conmigo (pág. 153)
Monición Salmo 50
Con este salmo nos reconocemos necesitados de Ti, y acogid@s en tu Amor de Padre que busca inculcarnos sabiduría… nos disponemos a que nos renueves por dentro con tu Espíritu…
Antífona: Señor, Dios nuestro, restáuranos (pág. 70, nº 132) Modo de hacerlo: Lo proclamamos a dos coros.
Monición al Cántico Ha 3, 2-4 13ª 15-19
Este cántico es una llamada a la intervención de Yahvéh. Une la súplica al poder Divino. Inclu-ye una teofanía que evoca, con diversos rasgos, la marcha triunfal de Yahvéh al frente de su pueblo en el éxodo, tipo de la liberación futura. Desde el Sinaí, Yahvéh se dirige como una nu-be tormentosa
Antífona: Tu Palabra me da vida, confío en Ti, Señor (Pág. 71, nº 149) Modo de hacerlo: Lo proclama un solista
Monición Salmo 147
Como comunidad creyentes oramos con corazón agradecido, llenos de admiración queremos alabarte, porque nos sabemos amad@s por Ti, nos sabemos “único para Dios”
Antífona: “La bondad y el amor del Señor, duran por siempre”…(Pág. 67, nº 90) Modo de hacerlo: Lo proclamamos a dos coros
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36
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