ANTONIO GRAMSCI Y EL MARXISMO Otra forma de concebir la...

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EN TORNO AL MARXISMO ANTONIO GRAMSCI Y EL MARXISMO Otra forma de concebir la política TOMAS VALDIVIA del consenso y de un consenso obtenido libre- mente, no por la fuerza. Consecuencia de este cambio fundamental es la importancia que se atribuye a la cultura, el nuevo rostro que to- ma la lucha política, el mayor rol de las masas en relación a la directiva de partido. El aporte práctico de Gramsci es que su pensamiento ha sido muy seriamente asumido por el Partido Comunista Italiano y, en una medida que está todavía por verse, en el resto del eurocomu- nismo. Finalmente su influjo empieza a hacer- se sentir en grupos marxistas de América la- tina. En el enfoque de Gramsci el camino es tan importante como la meta: el consenso en la meta es el fruto del consenso elaborado en el camino. Nos encontramos frente a una no- vedad teórica que nos remite a sus frutos prácticos y no a los lejanos, sino a los que pueden ir viéndose desde ya. Gramsci es más cercano en algunos pun- tos al pensamiento cristiano, pero sigue sien- do un autor marxista. En la evaluación de su pensamiento, los cristianos acudirán a la doc- trina social de la Iglesia, Pero no podrán hacer- lo en forma mecánica; ella también evolucio- na y está dispuesta a renovarse frente a preguntas nuevas que le vengan de un marxis- mo realmente renovado. Es un deber de los intelectuales y de los políticos cristianos tener algún conocimiento de las evoluciones significativas del pensa- miento marxista. Esto permitirá, en un mo- mento ulterior, una necesaria evaluación des- de la doctrina social de la Iglesia, que también evoluciona. Retomando la línea iniciada en MENSAJE, en septiembre pasado, ahora pre- sentamos a Antonio Gramsci. Este pensador introduce importantes modifi- caciones teóricas y práctica-, en el marxismo- leninismo. El principal aporte teórico es la ampliación del concepto marxista de Estado, que es concebido como la dictadura de una clase. La tradición marxista-leninista enfatiza sobre todo el elemento fuerza. La novedad de Gramsci está en que subraya el rol esencial El presente artículo se propone presentar a An- tonio Gramsci a los lectores de Mensaje. La tarca es compleja. Inevitablemente al pretender respon- der a la pregunta ¿quién es Gramsci? cuarenta y dos años después de su muerte y a miles de kiló- metros de distancia y de historia de su Italia na- tal, se está respondiendo a través de un prisma que nos descompone su figura y su pensamiento en función de preguntas más próximas: ¿por qué Gramsci? ¿qué sentido tiene preocuparse de él hoy en América latina? La tarea es compleja también por las caracte- rísticas de su personalidad y de su obra literaria. Gramsci no fue un intelectual típico. Fue un hom- bre de acción, un dirigente político. Si todo hom- bre es hijo de su tierra, de su tiempo y se define en el seno de las relaciones sociales que confor- man su ambiente, esta afirmación adquiere en el caso de Gramsci carácter de explicación de su obra intelectual compuesta fundamentalmente de artículos periodísticos o de notas cortas que él no alcanzó a sistematizar. Aun las reflexiones es- critas en el aislamiento de la cárcel sólo se entien- den en plenitud en referencia y como prolonga- ción de su militancia anterior. Son una mirada retrospectiva de toda la bullente experiencia obre- ra y revolucionaria de la primera post-guerra y una mirada prospectiva que busca en las cenizas 140 MENSAJE N? 277 MARZO - ABRIL 1979

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EN TORNO AL MARXISMO

ANTONIO GRAMSCIY EL MARXISMOOtra formade concebirla política

TOMAS VALDIVIA

del consenso y de un consenso obtenido libre-mente, no por la fuerza. Consecuencia de estecambio fundamental es la importancia que seatribuye a la cultura, el nuevo rostro que to-ma la lucha política, el mayor rol de las masasen relación a la directiva de partido. El aportepráctico de Gramsci es que su pensamiento hasido muy seriamente asumido por el PartidoComunista Italiano y, en una medida que estátodavía por verse, en el resto del eurocomu-nismo. Finalmente su influjo empieza a hacer-se sentir en grupos marxistas de América la-tina. En el enfoque de Gramsci el camino estan importante como la meta: el consenso enla meta es el fruto del consenso elaborado enel camino. Nos encontramos frente a una no-vedad teórica que nos remite a sus frutosprácticos y no a los lejanos, sino a los quepueden ir viéndose desde ya.

Gramsci es más cercano en algunos pun-tos al pensamiento cristiano, pero sigue sien-do un autor marxista. En la evaluación de supensamiento, los cristianos acudirán a la doc-trina social de la Iglesia, Pero no podrán hacer-lo en forma mecánica; ella también evolucio-na y está dispuesta a renovarse frente apreguntas nuevas que le vengan de un marxis-mo realmente renovado.

Es un deber de los intelectuales y de lospolíticos cristianos tener algún conocimientode las evoluciones significativas del pensa-miento marxista. Esto permitirá, en un mo-mento ulterior, una necesaria evaluación des-de la doctrina social de la Iglesia, que tambiénevoluciona. Retomando la línea iniciada enMENSAJE, en septiembre pasado, ahora pre-sentamos a Antonio Gramsci.Este pensador introduce importantes modifi-caciones teóricas y práctica-, en el marxismo-leninismo. El principal aporte teórico es laampliación del concepto marxista de Estado,que es concebido como la dictadura de unaclase. La tradición marxista-leninista enfatizasobre todo el elemento fuerza. La novedad deGramsci está en que subraya el rol esencial

El presente artículo se propone presentar a An-tonio Gramsci a los lectores de Mensaje. La tarcaes compleja. Inevitablemente al pretender respon-der a la pregunta ¿quién es Gramsci? cuarenta ydos años después de su muerte y a miles de kiló-metros de distancia y de historia de su Italia na-tal, se está respondiendo a través de un prismaque nos descompone su figura y su pensamientoen función de preguntas más próximas: ¿por quéGramsci? ¿qué sentido tiene preocuparse de élhoy en América latina?

La tarea es compleja también por las caracte-rísticas de su personalidad y de su obra literaria.Gramsci no fue un intelectual típico. Fue un hom-bre de acción, un dirigente político. Si todo hom-bre es hijo de su tierra, de su tiempo y se defineen el seno de las relaciones sociales que confor-man su ambiente, esta afirmación adquiere en elcaso de Gramsci carácter de explicación de suobra intelectual compuesta fundamentalmente deartículos periodísticos o de notas cortas que élno alcanzó a sistematizar. Aun las reflexiones es-critas en el aislamiento de la cárcel sólo se entien-den en plenitud en referencia y como prolonga-ción de su militancia anterior. Son una miradaretrospectiva de toda la bullente experiencia obre-ra y revolucionaria de la primera post-guerra yuna mirada prospectiva que busca en las cenizas

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de la derrota frente al fascismo una nueva llamacapaz de alumbrar al movimiento popular1.

Ante esta complejidad mi opción ha sido des-cartar un tratamiento histórico y un tratamientocrítico del pensamiento gramsciano, ya que estasalternativas me llevaban a un trabajo necesaria-mente más largo que este. He procurado sólo bos-quejar la inspiración básica de Gramsci, la que senos presenta como la proposición de una nuevaforma de concebir la política y de hacer política,la que se entronca fecundamente con una búsque-da muy actual del movimiento popular latinoame-ricano por redefinir su práctica y superar viejosimpasses teóricos 2. He acentuado deliberadamentealgunos puntos que trizan el monolitismo de cier-to marxismo-leninismo vulgarizado, frente a locual hay que recordar que Gramsci no sólo se ins-cribe en la tradición marxista-leninista sino quefue uno de los fundadores y Secretario Generaldel Partido Comunista Italiano (PCI).

Ampliación del concepto de Estado

Nos detendremos en primer lugar en el con-cepto de Estado. Este nos parece el aporte teóri-co básico de Gramsci. El implica una relecturaprofunda de la realidad política en relación a lacual se hacen más claras las otras orientacionesgramscianas que nos proponemos destacar.

Gramsci anuncia que el estudio que ha efec-tuado en la cárcel sobre los intelectuales lo ha

1 Si bien no es posible ofrecer acá una presentación históricade Gramsci, parece oportuno entregar algunos dalos biográficos:— 1891: Antonio Gramsci nace en Ales, Cagliari (Cerdeña). Esel cuarto de siete hijos de un funcionarlo estatal. Es enfermizo,su infancia es pobre.— 1916-1918: Italia ha entrado en la guerra. Gramsci ha deja-do la universidad para dedicarse de lleno al periodismo revolu-cionarlo y a su actividad, militante en el Partido Socialista.— 1919-1920: El 19 es un año importante. El fin de la guerrave surgir con fuerza un movimiento popular y una activa luchaobrera en toda Europa. Fn Italia el partido socialista crece, pe-ro se funda también el Movimiento fascista. Para Gramsci estosaños están dedicados al movimiento de los consejos obreros, elcual es inspirado por su grupo a partir del semanario L'OrdincNuovo. Pese al éxito en los consejos de Turín, éstos no logranextenderse y el Movimiento fracasa. En este momento la preocu-pación de Gramsci SE dirige a una renovación del partido.— 1921-1922: En enero del 21 el Partido Socialista se divide y na-ce el Partido Comunista de Italia; Gramsci forma parte de suComité Central. En mayo del 22 Gramsci parte a Moscú comodelegado frente a la l.C. Allí conoce a Guilia Schucht, quienserá su mujer. La partida de Gramsci de Italia coincide con laescalada fascista. Mussolini obtiene plenos poderes y la repre-sión crece.— 1923-1924: Gramsci no puede entrar a Italia y se traslada aViena, desde donde comienza a asumir un rol Importante en ladirección del partido. En 1924 es elegido diputado, lo que lepermite ingresar a Italia y ser elegido también Secretario Gene-ral del Partido.— 1925-1926: Son anus de intensa actividad política, pese a larepresión el P.C. crece (llega a 27.0Ü0 efectivos). En relacióna la línea política: en 1926 se efectúa en Lyon (Francia) el IIICongreso del punido, en ei cual triunfa definitivamente la po-lítica de la l.C. promovida por Gramsci.— 1926-1937: El 8 de noviembre de 1926 Gramsci cae en pri-sión. Allí, a partir de 1929, pese a un estado de salud lamenta-ble y cada vez más grave, escribe sus Cuadernos de Cárcel. Mue-re el 27 de abril de 1937.

llevado a determinar mejor el concepto de Esta-do. Esta clarificación implica una ampliación delconcepto marxista-leninista tradicional que iden-tifica el Estado con una dictadura de clase.

La ampliación es efectuada tomando pie en lareflexión marxista clásica, la cual sale al paso ala tendencia casi unánime del pensamiento políti-co moderno que considera al Estado como el mo-mento supremo de un proceso de racionalizaciónde los instintos. Con Marx y Engels el Estado de-ja de representar lo racional, la superación delreino de la fuerza y pasa a develarse como "vio-lencia concentrada y organizada de la sociedad"2,como dominación de una clase social. Gramsci noniega el carácter clasista del Estado, pero pe-netrando en él advierte que la supremacía de laclase dominante no se explica sólo por la fuerza4.Esta clase es dominante, pero es también dirigen-te; actúa por la fuerza, pero busca y crea tam-bién el consenso. La burguesía occidental logra—en numerosas sociedades— ser hegemónica en elplano político, y, también, en el plano cultural,intelectual y moral, haciendo prevalecer su con-cepción del mundo y de la sociedad y una moralconforme a ella. Así, Gramsci llega a la siguientedefinición de Estado:

"Estado es todo el complejo de actividades prác-ticas y teóricas con las cuales la clase dirigenteno sólo justifica y mantiene su dominio, sino tam-bién logra obtener el consenso activo de los go-bernados"5:

A partir de aquí Gramsci pide considerar elconjunto de las superestructuras, la vida políticay, también, el Estado desde una doble perspecti-va: la de la fuerza (o dictadura, dominio, coer-ción) y la del consenso (o hegemonía, dirección,persuasión). Doble consideración que remite a dosfunciones políticas y también a un doble plano:superestructural y estatal. La sociedad política,

2 La presencia de Gramsci en la literatura latinoamericana escreciente. De hechos desde los años 50 se comienzan a traducirsus obras, pero en los últimos aflos no sólo se traducen conprontitud los libros de y sobre Gramsci aparecidos en otras len-guas, sino que aumentan los trabajos de autores latinoamerica-nos sobre Gramsci así como las referencias a él. Para citar untrabajo reciente, puede verse: Poriiintiero, luán C , "Loa usos deGramsci" en Cuadernos de Pasado y Presente, n. 53, Siglo XXI.México, 1977 pp. 1-84, quien ofrece una muy buena presentaciónde Gramsci desde América latina. En Chile puede verse e! su-gerentc trabajo de T. Mouletto. "Democracia, socialismo y pro-yecto nacional popular", quien junto con subrayar algunos de losproblemas teóricos de la izquierda, alienta una línea de reflexiónmuy inspirada en Gramsci (en Aristo, R. y otros, Futura insti-tucionalldad de la paz en Chile, CISEC, Santiago 1977, pp. 17-37. Reseñado en Mensaje, n. 265, diciembre 1977, pp. 761-63).

3 El Capital, 1, p. 638 (La versión española de W. Roces noutiliza el término "violencia" sino que traduce por "fuerza").

4 La reducción del Estado a su aspecto coercitivo ha sido di-vulgada principalmente a partir de El Estado y la revolución deLcitin. Por ej.: "El Estado es una urbanización especial de lafuerza, es una organización de la violencia para la represión deuna clase cualquiera". (Fd. Lenguas extranjeras. Pekín, 1968.p. 29).

5 Nole sul Machiavelli, sulla política c sullo Stato moderno,F.inandi, Torino, 1966 (en adelante: M) p. 79.

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que corresponde a la organización político-jurídicaen sentido estricto y a sus aparatos: gubernativo,militar y policial, jurídico-estatal, etc. Y la socie-dad civil correspondiente al ambiente social engeneral, el cual es conformado mediante una or-ganización cultural de aparatos de hegemonía: laescuela (o la organización escolar, en general), lasasociaciones políticas, sindicales, la Iglesia, losmedios de comunicación, etc.6.

El conjunto de organizaciones que forman lasociedad política depende jerárquicamente de losresponsables del gobierno (Gramsci hablará de un"gobierno de los funcionarios" para referirse aél7) y, desde el punto de vista de la función, sucarácter es preponderantemente coercitivo8.

El aparato hegemónico, como su nombre lo in-sinúa, actúa persuasivamente; quiere lograr el"autogobierno", vale decir, una correspondenciaespontánea o libremente asumida entre los actosde cada individuo y los fines que la clase domi-

6 Hay que advertir que el concepto gramsciano de sociedad ci-vil es diverso al de Marx y de Hcgel. Sobre el punto ver Bohblo,N.. '"Gramsci e la concezianes della societa civlle", en Gramscie la cultura contemporánea, Ed. Riunlti, Roma, 1970, vo! I.pp. 75-100.

7 Passato e presente, Einaudl, Torlno, 1966 (en adelante PP),p. 165.

í Se traía del "Estado en sentido estricto" y su caracteri-zación se corresponde de cerca con el concepto marxista-lcnlnls-ta del Estado.

nante se pone como necesarios9. En cuanto insti-tuciones, la creación y organización de los apara-tos hegemónicos puede ser frecuentemente dejadaa la iniciativa privada de la clase dirigente y ope-ran en el terreno dejado libre por el derecho, es-to es en el dominio de lo "jurídicamente indife-rente", en la formación de las costumbres, lasmaneras de pensar y obrar.

Respecto a esta doble consideración: sociedadcivil-sociedad política; consenso y fuerza, se hacennecesarias algunas precisiones.

Gramsci utiliza la distinción anterior para ex-presar su concepto ampliado de Estado. Así seenunciará que el Estado es "el equilibrio entrela sociedad política y la sociedad civil" o aun que"Estado = sociedad política + sociedad civil, va-le decir, hegemonía revestida de coerción" l0.

Sin embargo es preciso advertir que si bien lasociedad política es homogéneamente estatal, elplano superestructural llamado sociedad civil noes enteramente ocupado por el Estado. En efecto,siendo la sociedad civil el terreno de las costum-bres, de la moralidad, actuándose en este campomediante la persuasión que busca el consenti-miento, no podrá ser ella exclusivamente estatal.Es claro que la clase dominante tiene las mejores

9 PP., p. 165 y 66.10 Ver M, p. 1212 y Lettere dal carcere, Einaudl, Torlno, 1965,p. 481.

ANTONIO GRAMSCI(1891 - 1937)

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oportunidades para lograr un consenso social (lle-gando frecuentemente a dominar con la colabora-ción de los dominados), pero también es claro quesiempre habrá lugar en la sociedad civil para eldisenso y para la disputa por la hegemonía de par-te de las clases que aparecen como antagonistasde aquella que posee el Estado.

¿Qué fuerza se le da entonces a la distinciónentre sociedad civil y sociedad política? ¿Son rea-lidades impermeables entre sí? Los términos quehemos usado para referirnos a ella: doble pers-pectiva, doble consideración; y otros que Gramsci

"Esta clarificación implica unaampliación del concepto marxista-leninista tradicional, que identifica elEstado con una dictadura de clase".

usa: momento de la fuerza y momento del consen-so, aspectos, etc., indican que la distinción repo-sa no tanto en realidades distintas, sino en dosformas de considerar la realidad. Si bien es claroque el lugar normal del ejercicio de la fuerza esla sociedad política, y el de la dirección intelec-tual y moral es el conjunto de los aparatos hc.ie-mónicos, se puede afirmar también que normal-mente fuerza y consenso son dos aspectos de todarealidad política. Así son muchas las situacionesen las que el Estado en sentido estricto (sociedadpolítica) aparece cumpliendo funciones de tipo he-gemónico y no dictatorial y, de otra parte, el do-minio de la sociedad civil no excluye una ciertacoacción que se ejerce a través de la opinión pú-blica, del ambiente moral, etc. Para resumir en jer-ga gramsciana: la distinción entre la sociedad po-lítica y la sociedad civil es una "distinción meto-dológica" y es un "error teórico" transformarla enuna "distinción orgánica". Inversamente: existeuna "identidad orgánica" que consiste en que enuna situación política consolidada las actividadesy aparatos hcgeniónicos en la sociedad civil son,preponderantemente, iniciativas de la misma cla-se que es dominante y dictatorial en la sociedadpolítica. La identificación se da en la clase domi-nante, la cual de una parte actúa a través del Es-tado en sentido estricto (dominio directo), de otraa través de los aparatos hegemónicos; y la dis-tinción radica precisamente en el hecho de quesu actuar es doble.

Novedad de la perspectiva gramsciana

A esta altura es posible recalcar que la insis-tencia original de Gramsci, en el terreno del mar-xismo, es la valoración de la sociedad civil, consus aparatos hegemónicos y de la hegemonía queallí se construye. En sus palabras, se trata de unavaloración.

".. .del momento de la hegemonía como esen-cial a la concepción estatal (del marxismo) y deuna 'valorización' del hecho cultural, de la activi-dad cultural, de un frente cultural necesario jun-to a aquellos meramente económicos y meramentepolíticos". Se trata de tener en cuenta el "aspectoético-político de lo político o teoría de la hegemo-mía y del consenso, además del aspecto de la fuer-za y de la dictadura" ll.

Tomando pie en estas fórmulas nos detendre-mos en dos aspectos del pensamiento gramscianoque nos parecen particularmente relevantes. Enprimer lugar insistiremos todavía en su concep-ción de la política, en seguida, en el párrafo si-guiente, mostraremos algunas consecuencias quese siguen, según Gramsci, para la lucha políticadesde la perspectiva del movimiento popular.

Las breves citas anteriores dan ocasión de pe-netrar más en la concepción de Gramsci, la cuales presentada por él, acá, no como suya sino co-mo un aspecto esencial de la concepción marxista.Lo resaltado es la hegemonía ("momento de la he-gemonía" o la "teoría de la hegemonía"), la cualcorresponde a un "aspecto ético-político" de la po-lítica que destaca la revalorización de lo culturaly se contrapone al aspecto de la fuerza (o dicta-dura) y a lo "meramente económico" y "meramen-te político".

Es imposible abordar acá la problemática de loeconómico en Gramsci. Señalaremos sólo dos afir-maciones suyas que sirven de parámetros al pro-blema. De una parte Gramsci, después de señalarque la hegemonía es "etico-política", recalca queno puede no ser también económica; vale decir queesta basada en la función que la clase dirigenteejerce en el seno de la actividad económica y queeste carácter económico (y de clase) de la hegemo-nía pone exigencias a su contenido, en el sentidode que la racionalidad de la superestructura estádada por la estructura. De otra parte, oponién-dose a lo que llama la "superstición economicis-ta" difundida a través de versiones vulgarizadasdel marxismo, es enfático en afirmar que las exi-gencias que surgen en el terreno económico debenencontrar "su expresión eficiente" en la voluntadcolectiva, en la acción, en la iniciativa política eintelectual. Esta lucha antieconomicista se da pre-cisamente a través del concepto de hegemonía.

Además esta superación de lo meramente eco-nómico y de lo meramente político permite desta-car lo propio de la hegemonía. La hegemonía sejuega en el seno de la sociedad civil, en el terre-no de lo voluntario, de lo libre, de lo opinable...Es por esto que ella es ético-política o —de acuer-do a otras expresiones— "intelectual y moral", es-to es cultural. La hegemonía debe crear una con-cepción del mundo y de la sociedad que haga sen-tido en el proyecto económico y político. Ahora

11 II materialismo Storlco e IB filosofía di Bcnedello Croce, El-naudl, Torino, iy72, en adelante M.S.) pp. 189 y 240.

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bien, esta creación cultural supone una relaciónespecial entre dirigentes y dirigidos que es acla-rada por Gramsci recurriendo a una analogía conla relación pedagógica. "La relación entre el maes-tro y el alumno —entendida en sentido moderno—es una relación activa recíproca y, por consiguien-te, todo maestro es siempre alumno y todo alum-no es maestro". Ahora bien, "toda relación de 'he-gemonía' es necesariamente una relación pedagó-gica" la cual se da "en toda sociedad" l2: tanto en-tre dirigentes y dirigidos, entre intelectuales y ma-sas, como entre el partido y la clase, el partido yla masa, entre la clase hegemónica y las clasesaliadas o dirigidas.

Aplicado lo anterior al problema específico delEstado se constata que estamos en presencia deuna concepción de la política en la cual el pro-blema del poder no se agota en la fuerza, sino queestá atravesado por una exigencia de unidad y deunificación, que hace que una determinada cla-se en el poder (un Estado) se agote como clasegobernante en el momento en que, hechas pa-tentes sus contradicciones con las clases restan-tes, se torne incapaz de seguir sumando volunta-des a su proyecto. O, dicho de otro modo, en elmomento en que sus intereses de clase le impidanser educada por el disenso de los gobernadosu.En contraposición: una completa hegemonía sólopodrá ser obra de una clase que pueda estar dis-puesta a dejarse educar hasta morir como clase.Por esta vía, el concepto de hegemonía presentauna doble faz, según se tírate de la hegemonía lo-grada por el Estado burgués o de la hegemonía acuya construcción podría aspirar el proletariado.

En este último sentido los calificativos más po-sitivos que Gramsci da al Estado: ético, educador,democrático, tiene un carácter de meta a conquis-tar mediante la transformación radical de las re-laciones de clase. Se llega así a una relectura dela tesis clásica de la supresión del Estado enten-dida no en forma mecánica, sino como un progre-so problemático y tal vez nunca definitivo de lahegemonía en el seno de una sociedad sin clases,en la cual el consenso, la unificación y el autogo-bierno de la sociedad puedan ser posibles. Se tra-ta de la "reabsorción de la sociedad política en lasociedad civil" l4.

cebida ya como mero acceso o toma, de parte delas clases subalternas, del aparato estatal en sen-tido estricto. No es que este aspecto se niegue nique se ignore su importancia, pero se está frentea una concepción más amplia del poder, según!a cual el poder se conquista y se construye en me-dio de las masas, con ellas y no para ellas.

El problema político fundamental es, entonces,para Gramsci el de la formación de una nueva vo-luntad colectiva, lo que supone un problema deconciencia, él habla de "revolución cultural" o de"reforma intelectual y moral", y un problema deorganización. Como trasfondo de este énfasis hayun doble presupuesto. Primero: la voluntad colec-tiva es el sujeto de la historia, la política se jue-ga en el seno de las masas. Segundo: esta volun-tad colectiva no surge mecánica ni espontáneamen-te, su creación es obra política, hay que suscitarlay organizaría. Sin poder analizar aquí estas afir-maciones nos contentaremos con apuntar algo so-bre la estrategia propuesta por Gramsci al movi-miento popular y sobre su reconceptualización delpartido.

Gramsci vivió la exaltación obrera de la prime-ra post-guerra en la cual se creyó que la revolu-ción era inminente y vivió también la derrota. Des-de ella mira el poder burgués. Al respecto es in-dicativa la observación que Gramsci hace al co-mité central del PCI inmediatamente antes de suarresto (agosto 1926):

"En los países desarrollados, la clase dominan-te posee reservas políticas y organizativas que noposeían en Rusia, por ejemplo. Esto significa quelas crisis económicas no tienen repercusiones in-mediatas en el campo político. La política estásiempre en retardo, muy en retardo, con respectoa la economía. El aparato de Estado es mucho másresistente que lo que se pudiese creer y logra, enlos períodos de crisis, organizar mucho más fuer-zas fieles al régimen que lo que la crisis dejabasuponer" 15. (Nosotros subrayamos).

". . .se está frente a una concepción másamplia del poder, según la cual el poderse conquista y se construye en medio delas masas, con ellas y no para ellas".

La lucha política

En relación a lo dicho, la concepción de la lu-cha política cambia. La meta no puede ser con-

12 M.S., p. 2b,

B En esta óptica puede observarse que el uso de la fuerza enpolítica es manifestación de debilidad, la que puede darse, paraGramsci, o en un Estado en formación y todavía primitivo o enun período de crisis de la clase dominante que recurre a unasolución dictatorial, dando pie u una forma extrema de sociedadpolítica.

M M., pp. <)4 y 130.

Son estas "reservas" las que Gramsci ha saca-do a luz en todo el desarrollo sobre el Estado yes esta constatación lo que lo hace proponer unnuevo modo de lucha política acorde con su aná-lisis de la sociedad civil y de la hegemonía.

Usando el lenguaje de los estrategas de la gue-rra del 14, Gramsci propicia una nueva estrategiapolítica: el cambio de la guerra de movimiento ydel choque frontal por una de guerra de posición

1S La construzlone del Partido Comunista (1923-1926), Einaudi.Torino, 1971, p. 121.

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y de trincheras. El aparato estatal (sociedad polí-tica) es sólo la trinchera más avanzada del poderdominante, detrás de él existe una robusta cade-na de fortalezas. Será preciso estudiar con profun-didad cuáles son los elementos culturales y losaparatos de la sociedad civil que corresponden alos sistemas de defensa de la clase dominante ydisputar allí la hegemonía. La clase obrera debe-rá entrar en una lucha política de largo alientoque dispute el poder en todo el tejido social. Sin

"Existe así en Gramsci un acentodiferente al del leninismo".

esto podrá haber crisis, pero "la clase dirigentetradicional, que tiene un numeroso personal adies-trado (...) reasumirá el control que se le estabaescapando con una celeridad mayor de cuantoocurre en las clases subalternas" lé. Estas últimasdarán nacimiento a un nuevo Estado sólo si estánunificadas cultural y políticamente en torno a unnuevo proyecto hegemónico. Según una fórmulagramsciana:

"Un grupo social puede y hasta tiene que serdirigente ya antes de conquistar el poder guberna-tivo (y ésta es una de las condiciones principalespara la conquista del poder); luego, cuando ejerceel poder y aunque lo tenga firmemente en las ma-nos, se hace dominante, pero tiene que seguirsiendo también 'dirigente' " l7.

Cabe anotar que apoyándose en esta concepciónde la política, Gramsci trastoca también una con-cepción del partido político que él llama burocrá-tica. Para él, el partido obrero no es externo a laclase, es parte de ella. Surge en su seno comosu expresión activa y operante, como comienzo deuna voluntad colectiva que tiende a ampliarse ya organizar la clase. Busca conquistar la hegemo-nía desde el interior del movimiento popular. Eneste sentido van muchos textos del período 1921-26, años en los que la mayor preocupación deGramsci recae en la construcción del Partido Co-munista Italiano. Así nos dice en un artículo(1925):

"El Partido Comunista no pretende 'imponer'su punto de vista a la clase obrera; simplemente

L5 M., p. 51.

17 II Rlsorglmcnto, Einaudi, Tocino, 1972, p. 70.

lo 'propone' y llama a otras fracciones de trabaja-dores (...) a pronunciarse acerca de él y a discu-tirlo en común, para que de esta discusión salgael 'programa efectivo', definido y aceptado en co-mún" i».

Existe así en Gramsci un acento diferente aldel leninismo l*. Hay junto a la afirmación de quela espontaneidad popular debe ser educada, otraque cree en un buen sentido de esas masas. Laconcepción popularizada según la cual la concien-cia socialista llega a la clase obrera desde fuerase complica y da lugar a un proceso deliberativoy creativo, interno al partido y de éste con las ma-sas, del cual debe surgir una respuesta original:nacional y popular.

Recapitulando los acentos de Gramsci que he-mos querido subrayar se puede señalar que en supensamiento:

© La visión del poder, ya sea el dominante ya elalternativo que se quiere conquistar, se profundi-za. No se trata sólo del poder de la fuerza ni deuna institución que debe ser tomada y revertida.El poder es una realidad compleja, dictadura yhegemonía, fuerza y concepción del mundo, quepenetra todo el tejido de las relaciones socialesy se modifica con la modificación de esas rela-ciones;

• la alternativa política propuesta no es un so-cialismo y un partido externos a las clases subal-ternas, sino realidades que deben surgir de ellas,construirse en su seno, respondiendo a su culturay a sus instituciones como auto-gobierno del pue-blo-nación.

La respuesta a la pregunta ¿por qué Gramsci?ha quedado sólo insinuada. Dar cuenta de ellasupondría retomar el pensamiento gramsciano des-de la historia del movimiento popular chileno ylatinoamericano. Sin embargo, creemos que lo di-cho en estas páginas permite afirmar —al menos—que dicho estudio podría ser fecundo, y que eldoble aporte gramsciano, recién señalado desafíaa quienes pretendan analizar el carácter actual dela dominación en América latina y a quienes pre-tendan repensar el proyecto y la práctica políticade la izquierda.

18 Scrlttl politld, E. Riuniti, Roma. 1967-1973, p. 648-479.

19 Recordemos la conocida afirmación de Lenin: "Los obrerosno podían tener todavía conciencia social-demócrata. Esta nopodía venirles sino de fuera", (¿QUÉ falrc? Ed. Súdales. París,1966, p. 40). La ella es clara y hu sido repelida numerosas ve-ces, sin embargo hay que dejar constancia que el pensamientode Lenin es más complejo.

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