Anatomía de La Destructividad Humana - Erich Fromm
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Transcript of Anatomía de La Destructividad Humana - Erich Fromm
pscologa y
pscologa y
etologa
DIRIGIDA POR ARMANDO SUREZ
traduccin de
FLIX BLANCO revisin de IGNACIO MILLN
ANATOMA DE LA DESTRUCTIVIDAD HUMANA por
ERICH FROMM
"o =uno editores
MEXICO ESPANA ARGENTINA COLOMBIA
siglo veintiuno editores, sa
CER PEL AGUA 248, MEXICO 20, D.F.
siglo veintiuno de espaa editores, sa C/P~ 5, MADRID 33. ESPAA siglo veintiuno argentina editores, sa
slilo veintiuno de colombia, ltda
AV. . 17-73 PRIMER PISO. BOGOTA, D.E. COLOMBIA
edicin el cuidado de eugenio huerta portada de mara ascos primera edicin en espaol, 1975 novena edicin en espaol, 1985 @ siglo xxi editores, s.a. de c.v. ISBN
968-23-0667-1 en coedicin con siglo xxi de espaa editores, s.a. primera edicin en ingls, 1974
@ halt, rinehart and winston, inc.
titulo original: the anatomy of human destructiveness derechos reservados
conforme a la ley
impreso y hecho en rnexico/printed and modo in mexico
NDICE
PREFACIO 11
TERMINOLOGA 14
INTRODUCCIN: LOS INSTINTOS Y LAS PASIONES HUMANAS 16 PRIMERA PARTE: INSTINTIVISMO, CONDUCTISMO Y PSICOANLISIS
1. LOS INSTINTIVISTAS 29
Los instintivistas antiguos, 29;
Los neoinstintivistas: Sigmund Freud y
Konrad Lorenz, 30
2. AMBIENTALISTAS Y CONDUCTISTAS 48
Ambientalismo ilustrado, 48;
Conductismo, 48;
El neoconductismo de B. F. Skinner, 49;
Conductismo y agresin, 56;
De los experimentos psicolgicos, 59;
La teora de agresin y frustracin, 80
3. INSTINTIVISMO Y CONDUCTISMO: DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS 83
Un terreno comn, 83;
Opiniones ms recientes, 84;
Antecedentes polticos y sociales de ambas teoras, 87
4. EL MODO PSICOANALTICO DE COMPRENDER LA AGRESIN 90 SEGUNDA PARTE: PRUEBAS CONTRA LA TESIS INSTINTIVISTA
5. LA NEUROFISIOLOGA 101
6. La relacin de la psicologa con la neurofisiologa, 101;
7. El cerebro, base del comportamiento agresivo, 105;
8. La funcin defensiva de la agresin, 107;
9. Depredacin y agresin, 109
6. EL COMPORTAMIENTO ANIMAL 113
7. La agresin en cautividad, 114;
8. La agresin en la selva, 120;
9. Territorialismo y dominancia, 125;
10. La agresividad entre los dems mamferos,
128
7. LA PALEONTOLOGA134 Es el hombre una especie? , 134;
Es el hombre un animal depredador?, 135
171
8
NDICE
S. ANTROPOLOGA
139 ---E] hombre cazador-: el Adn antrpolgico? , 139;
Los cazadores
primitivos, sociedad de afluencia , 153;
La guerra primitiva, 155;
La
revolucin del neoltico, 160;
Las sociedades prehistricas y la --
naturaleza humana", 168: La revolucin urbana, 170;
La agresividad en las
culturas primitivas, 175;
Anlisis de treinta tribus primitivas, 176;
Las
pruebas en favor de la destructividad y la crueldad, 1
85
TERCERA PARTE: LAS VARIEDADES DE AGRESIN Y DESTRUCTIVIDAD Y SUS CONDICIONES RESPECTIVAS
-Y 9. LA AGRESIN BENIGNA 191 Observaciones preliminares, 191;
La seudoagresin, 193;
La agresin defensiva, 200
10. LA AGRESIONMALIGNA:PREMISAS 223 Observaciones preliminares, -123; La naturaleza del hombre, 223;
Las necesidades existenciales del hombre y las diversas pasiones radicadas
en el carcter, 234 Condiciones para el desarrollo de las pasiones radicadas en el carcter, 257
1
11. LA AGRESINIMALIGNA: CRUELDAD Y DESTRUCTIVIDAD 271 Destructividad aparente, 2-11 ; Formas espontneas, 273; Fl carcter destructivo: el sadismo, 282; Ejemplos de s;dinio y masoquismo se-
xuales, 285
12. LA AGRESIN -MALIGNA: NECROFILIA 324 El concepto tiadicional, 324; El carcter necr6filo, 329; lliptesis so-
bre el incesto y el complejo de Edipo, 356; La relacin de los instintos ficudianc),% de vida y muerte con la biofilia y la necrofilia, 362; Mtodos clnicos y metodolgicos, 363
13. LA AGRESIN M.ALIGNA: ADOLF HITI.TR. CASO CLNICO DE NECRO1, ILIA 366 Observaciones preliminares, 366; Los padres y los
primeros aos de
Hitier, 368; Un comentario sobre metodologa, 391 ; La destructividad de llifler, 392; Otros aspectos de la personalidad de Hiller, 401
EPLOGO: DE LA AMBIGUEDAD DE LA ESPERANZA 428 APNDICE: LA TEMA PREUDIANA DE LA AGRESIVIDAD Y LA DESTRUCTIVIDAD
43 2
1. La evoluci6n del concepto freudiano de agresividad y destructividad,
432; 2. Anlisis de las vicisitudes y critica de las teoras freudiaw,s
del instinto de muerte y el Eros, 438; 3. El poder y las limitaciones del
instinto de muerte, 454; 4. Crtica al meollo de esta teora, 460; 5. El
principio de reduccin de la excitacin, base paa
el principio del placer y el instinto de muerte, 46-2 BIBLIOGRAFI,
NDICE ANALTICO
461)
489
A medida que pasan las generaciones se vuelven peores. Vendr un tiempo
en que sern tan malvadas que adorarn el poder; la potencia tendr
raz)n para ellas, y dejarn de reverenciar el bien. Finalmente, cuando
nadie se indigne ante el mal ni se avergence en presencia de un miserable, Zeus los destruir tambin. Pero aun entonces podr
a hacerse algo si la gente del comn se alzara y debelara a los gobernantes que la oprimen.
Mito griego sobre la Edad del llierro
Cuando veo la historia, me vuelvo
pesimista , . . pero cuando veo la pTehistoria, soy
optimista, J. C. SMUTS
Por una parte, el hombre es semejante a muchas especies de animales en
que pelea contra su propia espec-te. Pero poi, otra parte, entre los
millares de especies que pelean, es la nica en que la lucha es destructora ... El hombre es la nica especie que asesina en masa, el.
nico que -no se adapta a su propia sociedad.
N. TINBERGFN
PREFACIO
Este estudio es el primer volumen de una amplia obra sobre teora psicoanaltica. Empec por el estudio de la agresin y la agresividad
porque, aparte de ser uno de los problemas tericos fundamentales del
psicoanliss, la oleada de destructividad que est anegando el mundo
lo convierte tambin prcticamente en uno de los ms important
es.
Al empezar esta obra, hace ms de seis aos, subestim las dificultades
con que tropezara. Pronto comprend que no podra escribir adecuadamente
de la destructividad humana si me encerraba dentro de los lmites del
principal campo de mis conocimientos: el psicoanlisis. Aunque esta
investigacin tiene la intencin de ser ante todo psico
analtica, necesitaba tambin algn pequeo conocimiento de otras materias, en particular la neurofisiologa, la psicologa animal, la
paleontologa y la antropologa para no trabajar dentro de un marco de
referencia demasiado angosto y por ende deformador. Tena que estar en
condiciones al menos de coniparar mis conclusiones con los dato
s ms importantes de otros campos para cerciorarme de que mis hiptesis
no los contradecan y determinar si, como esperaba, ellos confirmaban mis
hiptesis.
Como no haba obra que comunicara e integrara los descubrimientos sobre la
agresin en todos esos campos, ni siquiera que los resumiera en algn
campo especfico, tuve tambin que realizar el intento yo mismo. Este
intento, pensaba, servra tambin a mis lectores al ofrecerles la posibilidad de compartir conmigo un modo de ver globalmente
el problema de la destructividad, y no una opinin partiendo del
punto de
vista de una sola disciplina. Claro est que en tal empresa puede haber muchas
trampas. Era evidente que yo no poda adquirir la competencia en todos esos
canipos, y menos en aquel en que me aventuraba con pocos conocimientos: las
ciencias de los nervios. Pude adquirir a
lgn conocimiento en este campo no slo estudindolo directamente sino
tambin gracias a la amabilidad de los neurocientficos, algunos de los
cuales me orientaron y me resolvieron muchas cuestiones, y otros de ellos que
leyeron la parte del manuscrito relacionada con su especialidad. Aunque los
especialistas comprendan que no tengo nada nuev
o que ofrecerles en su campo particular, tal vez les parezca bienvenida la
oportunidad de tener mejor conocimiento de datos procedentes de otros campos
sobre un asunto de tan central importancia.
Un problema insoluble es el de las repeticiones y traslapes respecto de
otras obras mas. Llevo ms de treinta aos de trabai'ar en Ts problemas
del hombre y en el proceso he enfocado nuevos territorios al inismo
tiempo que aliondaba y ensanchaba ni visin de los antiguos. No podra
escri[111
12
PREFACIO
bir de la destructividad humana sin Presentar ideas que ya he expresado
anteriormente pero que siguen siendo necesarias para entender los nuevos
conceptos de que trata este libro. He tratado de reducir las repeticiones lo
ms posible, y he citado cuanto he podido os estudios ms amplios de
publicaciones anteriores; pero de todos modos las repe
ticiones fueron inevitables. Un problema especial al respecto es The heart
oiman, que contiene en forma principal algunos de mis ltimos descubrimientos de necrofilia y biofilia. Mi presentacin de estos descubrimientos est muy ampliada en a presente obra, tanto en la teora
como en lo tocante a ilustracin clnica, No trat algunas dife rencias entre las opiniones que expreso aqu y las de escritos anteriores
porque eso hubiera requerido mucho espacio y por otra parte no es de gran
inters para la mayora de los lectores.
Slo me queda la agradable tarea de dar las gracias a quienes me ayudaron
a hacer este libro,
Deseo darlas al doctor Jerome Brams, a quien debo mucho por su ayuda en la
aclaracin terica de problemas de conductisi-no, as como por su infatigable bsqueda de literatura relevante al respecto.
Tengo una deuda de gratitud para con el doctor Juan de Dios Hernndez por
su ayuda en mi estudio de la neurofisiologa. En horas de discusin
aciar0 muchos problemas, me orient en la vasta literatura y coment
conmigo aquefias partes de mi original relativas al problema de la neurofisiologa
Estoy agradecido a los siguientes neurlogos que me ayudaron mediante
conversaciones personales y cartas, a veces bastante prolongadas; al
difunto doctor Ral Hernndez Pen, a los doctores Robert B. Livingston,
Robert G. Heath, Hnz von Foerster y Theodore Metnechuck, que tambin
leyeron las secciones ae neurofisiologa del manuscrito. E
stoy tambin en deuda de gratitud con el doctor Francis 0. Selamitt por
concertar para in una entrevista con miembros del Neuroscences Research
Progrant del Instituto Tecnolgico de Massachusetts, en que los miembros
discutieron las cuestiones que yo les haba planteado. Agradezco asimismo a
Albert Speer, que en conversaciones y corresponde
ncia me ayud6 mucho a perfeccionar mi semblanza de Hifler. Tambin agradezco
a Robert M, W Kempner por la informacin que haba recogido en calidad de uno
de los fiscales del juicio de Nuremberg.
A
g
r
a
d
e
z
c
o
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g
u a l m e n t e
a l
d o c t o r
D a v i d
S c h e c t e r ,
a l
d o c t o r
M c h a e l
M a c e o b y
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' , e r i r u d
H u n z i k e r
F r o m m
s u
l e c t u r a
d e l
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y
s u s
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i n d i c a c i o n e s
c r t i c a s
y
c o n s t r u c t i v a s
a l
d o c t o r
I v n
I l l i c h
y
a l
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o c t o r
R a m n
X i r a u
p o r
s u s
v a l i o s a s
s u g e r e n c i a s
e n
m a f
7 a i i
s f i c a , a l d o c t o r W , A , M a s o n p o r s u s c o r n e n t a r i o s a c e r c a d e l a p s i c o l o g a a n i m
a l ; a l d o c t o r H e l m u t h d e T e r r a p o r s u s t i l e s c o m e n t a r i o s s o b r e p a l e o n t o l o g a
, a M a x H u n z i k e r p o r s u s v a l i o s a s s u g e r e n c i a s e n r e l a c i n c o n e l s u r r e a l i s m o y a
H e i n z B r a n d t p o r s u a c l a r a d o r a i n f o r i n a c i o n y s u s s u g e r e n c i a s e n r e l a c i n c o n
l a s p r c t i c a s d e l t e r r o r n a z i . A g r a d e z c o t a m b i n a l d o c t o r K a l i n k o w i t z
P R E
F
A
C
I
O
1
3
por el inters activo y alentador que manifest6 en este trabajo. Agradezco igualmente al doctor Illich y la seorita Valentina Boresman su
ayuda en la utilizaci6n de los medios bibliogrficos del Centro Intercultural de Documentacn de Cuernavaca, Mxico.
Quiero aprovechar esta orasin para expresar mi calurosa gratitud a la
seora Beatrice H. Mayer, que en los ltimos veinte aos no solo ha
mecanografiado y remecanografiado las muchas versiones de cada uno de mis,
originales, inzluso el presente, ,no que tambin los ha preparado para la
imprenta con gran sensibilidad, entendimiento y concie
ncia en materia de lenguaje y me ha hecho muchas y valiosas indicaciones,
En los rneses que estuve fuera, la seora Joan Huglies cuid6 mi original con
gran corripetencia y constructividad, que reconozco lleno de agradecrniento.
Sostuvo en parte esta investigaci6n el Public llealth Service Grant No.
MH 13144-01, MII 3144-02 del National Institute of Mental Health. Reconozco asimismo una contribucin de la Albert and Mary Lasker Foundation, que me permiti6 tomar un ayudante para m labor.
Nueva York, mayo de 1973
TERMINOLOGA
El equvoco empleo que se ha venido haciendo de la palabra "agresin" ha
ocasionado gran confusin en la abundante literatura sobre este tema. Se ha
aplicado al comportamiento combativo del hombre que defiende su vida frente a
un ataque, al asaltante que mata a su vctima para conseguir dinero, al
sdico que tortura a un prisionero. La confus
in an va ms all: se ha empleado la palabra para el impetuoso acercamiento sexual del varn a la hembra, para los dinmicos impulsos
hacia delante de un alpinista o un agente vendedor y para el campesino que
labra briosamente su tierra. Esta confusin se debe tal vez a la influencia
del pensamiento behaviorista o conductista en la psicol
oga y la psiquiatra. Si uno califica de agresin todos los actos "nocivos" -
o sea todos los que tienen por efecto el dafio o la destruccin de un objeto
inanimado, una planta, un animal o una persona humana- , entonces, naturalmente, la cualidad del impulso que mueve al acto nocivo
importa muy
poco. Si los actos destinados a destruir, los ac
tos destinados a
proteger y los actos destinados a construir se designan con la misma palabra, ciertamente no hay esperanza de entender su "causa"; no tienen causa comn porque son fenmenos enteramente diferentes y nos hallamos en una posicin tericamente desesperada si querernos hallar la causa de la "agresin"'.' Tomemos por ejemplo a Lorenz; su concepto de agresin es originalmente el de un impulso biolg1
cirnrite adaptativo, desarrollado por evolucin, que sirve para la supervivencia del individuo y de la especie. Pero como ha aplicado tambin el nombre de "agresin" al vehemente anhelo pasiones de derramar sangre y la crueldad, la conclusin es que todas esas
irracionais son tambin innatas, y dado que se entiende que causa las guerras el placer de matar, la conclusin ulterior es que las guerras se deben a una tendencia destructiva innata de la naturaleza
humana. La palabra
11 agresin- sirve de cmodo puente para comunicar biolgicamente la,agresin adaptativa (que no es mala) con la del-t-ructivi-dad humana, que ciertamente lo es. El meollo de este tipo de "razonamiento- es:
1. Debera observarse sin embargo que Freud no dejaba de darse cuenta de
esas diferencias. (C17. el apndice.) Adems, en el caso de Freud, el
motivo subyacente para su terminologa es difcil de hallar en una orientacin conductista; es ms probable que se contentara con
seguir el
uso establecido y adems prefiriera emplear los vocablos m
s generales con el fin de acomodarlos a sus propias categoras generales,
como la del instinto de muerte.
[141
TERMINOLOGIA
15
Agresin biol6gicamente adaptativa innata Destructividad y crueldad
agresi .on Ergo: De9tnactividad y crueldad innata. Que es lo que se
trataba de demostrar. En esta obra he empleado la palabra( 11 agresin" para la
agresin defen-
siva, reactiva, que he incluido en la "agresion nigna", pero llamoV'descrueldad a la propension especficamente
humana a tructividad" y \cru -
de- oder alsoiit-6- (---agresin maligna---). Siempre que he (defrufii Y allnsia e
S- - 1 --- - - -- - -- - --- --- -
empleado "agresin" por parecerme til,dentro de determinado contexto distinto de] sentido de agresin defensiva,
la he modificado de alguna manera para evitar malos entendimientos.
Otro problema de
semntica
plantea la
palabra -l"
cuando me
refiero a los
seres humanos, porque decir a cada paso "l o ella- resultara
pesado. Creo que las palabras son muy importantes, pero que no se debe convertirlas en fetiche e interesarse ms en ellas que en lo que expresan.
En beneficio de la cuidadosa documentacin, las citas dentro de esta obra
van acompaadas de la mencin del autor y el ao de publicacin, con el
fin de permitir al lector hallar la referencia completa en la bibliografa. Por eso no siempre se dan las fechas, en relacin con los
datos com o en la cita de Spinoza (1927).
!NTRODUCCIN: LOS INSTINTOS Y LAS PASIONES HUMANAS
El aumento de la violencia y la destructividad en escala nacional y mundial
Ira llamado la atencin de los profesionales y del pblico en
general hacia
la averiguacin terica de la tratriraleza y las causas de la agresin.
Este inters no es sorprendente; lo sorprendente es el hecho de que la
preocupacin haya sido tan reciente, sobre todo
dado que un investigador de la imporiente talla de 1,reud, revisando su
teora anterior, que giraba en torno al impulso sexual, haba ya en los
veintes formulado una nueva teora en que la pasin de destruir (--instinto
de nuterte") era considerada de fuerza igual a'-a pasi`ort-de amar (1 -
instinto de vida", ---sexualidad---). Pero el pb
lico sigui consij-er'ado ciTrcli,ino-'irn'cipa'I't la esfera de la pintura, es cosa que no me compete: en cuanto a Ja literatura, es a|go muy complejo para tratarlo brevemente, y pienso dedicarle otro libro.
344
VARIEDADES DE AGRESIN Y DESTRUCTIVIDAD
La fusin de tcnica y destructividad no era todava visible en la primera guerra mundial. Los aviones no destruan mucho, y el tanque fue slo una evolucin de las armas tradicionales. La segunda guerra mundial acarre un cambio decisivo: el empleo del avin para matanzas masivas.19 Los que lanzaban las bombas apenas tenan conciencia de que estaban matando o abrasando vivos a millares de seres humanos en unos cuantos minutos. Las tripulaciones areas formaban un equipo: uno piloteaba, otro gobernaba la nave, otro soltaba las bombas. No les preocupaba el matar y apenas saban que haba un enemigo. Su empeo era manejar debidamente su complicada mquina a lo largo de lneas trazadas en planes meticulosamente organizados. El que a consecuencia de sus actos murieran, fueran quemados o mutilados muchos miles, a veces ms de cien mil personas, lo saban, claro est, cerebralmente, pero apenas lo comprendan afectivamente; era, por paradjico que parezca, una cosa que no les incumba. Es probablemente por ello por lo que -al menos la mayora de ellos- no se sentan culpables de actos que son de lo ms horrible que puede cometer un ser humano.
La guerra area contempornea de destruccin sigue el principio de la produccin tcnica moderna,20 en que tanto el trabajador como el ingeniero estn completamente enajenados respecto del resultado de su trabajo. Realizan tareas tcnicas de acuerdo con el plan general de gestin, pero a menudo ni ven siquiera el producto acabado; y aunque lo vean, no es cosa que les concierna ni va en ello su responsabilidad. No tienen por qu preguntarse si ese resultado es til o daino, porque eso lo decide la administracin. Para sta, "til" significa "remunerativo" y no tiene nada que ver con el verdadero empleo del producto. En la guerra es "remunerativo" todo cuanto sirve para vencer al enemigo, y con frecuencia la decisin acerca de lo que es remunerativo en ese sentido se basa en datos tan vagos como los que condujeron a la construccin del Edsel de Ford. Para el ingeniero como para el piloto, basta saber cul es la decisin de la administracin, y no hay nada que discutir en ella, ni l tiene inters en hacerlo. Ya se trate de matar a cien mil personas en Dresde o Hiroshima o de devastar tierra y poblacin en Vietnam, no debe preocuparle la justificacin militar o moral de las rdenes; su nica misin es servir su mquina debidamente.
19. La Batalla de Inglaterra, al comienzo de la guerra, se libr todava a a antigua; los potos de caza britnicos acometan a sus adversarios alemanes; su avin era su vehculo individual; los motivaba la pasin de salvar a su pas de la invasin alemana. Eran su destreza personal, su valor y su determinacin lo que decida el resultado. En principio, su combate no era diferente del de los hroes de la guerra de Troya.
20. Lews Mumford ha sealado los dos polos de la civilizacin: "el trabajo organizado mecnicamente y la destruccin mecnicamente organizada". (L-Mumford, 1967.)
AGRESIN MALIGNA: NECROFILIA
345
Se podra objetar a esta interpretacin subrayando el hecho de que los soldados siempre han debido obediencia ciega a las rdenes. Es bien cierto, pero con esa objecin no se toma en cuenta la gran diferencia que hay entre los soldados de tierra y el piloto bombardero. El primero est muy cerca de la destruccin que ocasionan sus armas y no causa la destruccin por un solo acto de grandes masas de seres humanos que jams vio. Lo ms que podra decirse es que la disciplina tradicional castrense y los sentimientos de deber patrio intensificarn tambin en el caso de los pilotos la disposicin a ejecutar las rdenes sin discutir; pero no parece ser ste el punto principal, como sin duda lo es para el soldado raso que combate en tierra. Esos pilotos son gente muy bien preparada, de mente tcnica, que no necesita esa motivacin adicional para hacer su trabajo como es debido y sin vacilar"
Incluso el asesinato en masa de los judos por los nazis fue organizado a la manera de un proceso de produccin, aunque la muerte masiva en las cmaras de gas no requiriera un alto grado de conocimientos tcnicos. En un extremo del proceso se seleccionaban las vctimas segn el criterio de su capacidad para realizar un trabajo til. Los que no entraban en esa categora eran llevados a las cmaras y se les deca que con un fin higinico; se soltaba el gas; se quitaba a los cadveres la ropa y otros objetos tiles como el pelo, los dientes de oro, se clasificaban y "reciclaban" y se quemaban los restos. Las vctimas eran "procesadas" metdicamente, eficientemente; los ejecutores no tenan por qu presenciar la agona; participaban en el programa economicopoltico del Fhrer pero estaban apartados un grado del acto de matar directa e inmediatamente con sus propias manos.21 Sin duda, para endurecer el corazn contra el destino de seres humanos que uno ha visto y designado y que sern asesinados tan slo unos cuantos metros ms all dentro de una hora se necesita mucho mayor esfuerzo que en el caso de las tripulaciones areas que dejan caer bombas. Pero a despecho de esta diferencia, el caso es que ambas situaciones tienen en comn un elemento muy importante; la tecnificacin de la destruccin, y con eiJa a supresin del cabal conocimiento afectivo de lo que se est haciendo. Una vez bien asentado el proceso no hay lmites a la destructividad, porque nadie destruye: uno slo sirve a la mquina para fines programados . . . Y por ende aparentemente racionales.
21. Me gustara recordar a quienes podran decir que ese "grado" era demasiado Pequeo para importar, que hay millones de personas por lo dems decantes que no * conmueven cuando las crueldades se hacen a cierta distancia de su estado o su Partido. A qu distancia se hallaban quienes se beneficiaban de las atrocidades cometidas contra los negros en frica por a administracin belga al empezar el siglo? Un Btado es sin duda menos que cinco, pero eso es slo una diferencia cuantitativa.
346
VARIEDADES DE AGRESIN Y DESTRUCTIVIDAD
Si estas consideraciones acerca de la naturaleza tecnicoburocrtica de la destructividad contempornea en gran escala son acertadas, no conducen acaso al repudio de mi hiptesis principal acerca de la ndole necrla del espritu de la tcnica total? No hemos de reconocer que el hombre tcnico contemporneo no est motivado por la pasin de la destruccin, y no sera ms justo describirlo como un hombre totalmente enajenado, cuya orientacin predominante es cerebral, que siente poco amor pero tambin poco deseo de destruir, y que se ha convertido, en sentido caracte-rolgico, en un autmata y no en un destructor?
No es fcil responder. Sin duda en Marinetti, en Hitler, en miles de miembros de la polica secreta nazi o stalinista, guardianes de campos de concentracin y miembros de los comandos de ejecucin, la pasin de aniquilar es la motivacin dominante. Pero no seran tal vez tipos "anacrnicos"? Es justo que interpretemos el espritu de la sociedad "tecno-trnica" como necrfilo?
Para responder a estas cuestiones es necesario aclarar otros problemas que hasta ahora he dejado al margen. El primero de ellos es la relacin entre el carcter anal-acumulativo y la .necrofilia.
Los datos clnicos y los ejemplos de los sueos de necrfilos han ilustrado la presencia notoria de rasgos del carcter anal. La preocupacin por el proceso de eliminacin y las heces fecales es, como vemos, la manifestacin simblica del inters por todo cuanto est podrido o corrompido, lo que no est vivo. Pero si el carcter anal-acumulativo "normal" no tiene animacin, tampoco es necrfilo. Freud y sus colaboradores fueron un paso ms all y descubrieron que el"sa3ismo sola ser consecuencia secundaria del carcter anal. Tal no es siempre el caso, pero se presenta en las personas que son ms hostiles y ms narcisistas que el carcter acumulativo corriente. Pero aun los sdicos estn todava con los dems; quieren mandar, mas no exterminar. Aquellos en quienes falta incluso este modo perverso de relacin, que son an ms narcisistas y ms hostiles, son los necrfilos. Su meta es transformar todo cuanto vive en materia inerte; quieren destruir todo y a todos, con frecuencia incluso a s mismos; su enemigo es la vida misma.
> Esta hiptesis sugiere que la evolucin: carcter ana! normal-* carcter sdico ~> carcter necrfilo es determinada por el aumento del narcisismo, de la ausencia de relacin y de la destructividad (en este continuo hay innumerables matices y gradaciones entre los dos polos) y que la necrofilia puede describirse como la forma maligna del carcter anal.
Si esta nocin de la relacin estrecha entre carcter anal y necrofilia fuera tan sencilla como la he descrito en esta presentacin esquemtica, resultara bastante clara para ser tericamente satisfactoria. Pero las relaciones no son tan claras ni mucho menos. El carcter anal tpico de la clase media decimonnica se ha ido haciendo menos y menos frecuente en ei sector de poblacin integrado del todo en las formas de produccin econ-
AGRESIN MALIGNA: NECROFILIA
347
micamente ms avanzadas.22 Mientras hablando estadsticamente el fenmeno de la enajenacin total es probable que an no exista en la mayora de la poblacin norteamericana, es caracterstico del sector ms indicativo de la direccin en que se mueve la sociedad entera. De hecho, el carcter del nuevo tipo de hombre no parece encajar en ninguna de las categoras antiguas, como los caracteres oral, anal o genital. Yo he tratado de entender este tipo nuevo como un '^arcter mercantil". (E. Fromm, 1947.)
Para el carcter mercantil todo se transforma en artculo de comercio no slo las cosas sinoTa persona misma, su energa fsica, sus destrezas, conocimientos, opiniones, sentimientos y aun sus sonrisas. Este tipo caracterolgco es un fenmeno histricamente nuevo, ya que es el producto de un capitalismo plenamente desarrollado que gira en torno al mercado -el mercado de artculos de comercio, el mercado del trabajo y el mercado de personalidades- y cuyo principio es lograr un beneficio mediante un intercambio favorable,23
El carcter anal, como el oral o el genital, pertenece a un perodo anterior al desarrollo pleno de la enajenacin total. Estos tipos caracterol-gicos son posibles mientras hay una experiencia sensual del propio cuerpo, sus funciones y sus productos. El hombre ciberntico est tan enajenado que siente su cuerpo slo como instrumento del xito. Su cuerpo debe arecer joven y sano, y lo experimenta narcisistamente como un haber ireciossimo en el mercado de las personalidades.
Volvamos ahora a la cuestin que ocasion este rodeo. Es la necrofi-ia verdaderamente caracterstica del hombre en la segunda mitad del siglo XX en los Estados Unidos y en otras sociedades capitalistas o estatales asimismo altamente desarrolladas?
Este nuevo tipo de hombre no se interesa, despus de todo, en las heces fecales ni en los cadveres; en realidad tiene tal fobia de los cadveres que los hace parecer ms vivos que cuando la persona estaba en vida. (No parece esto una formacin reactiva sino ms bien parte de toda la orientacin que niega la realidad natural, no hecha por el hombre.) Pero hace algo mucho ms fuerte. Desva su inters de la vida, las personas, la naturaleza, las ideas ". . en una palabra, de todo cuanto es vivo; transforma toda la vida en cosas, incluso l mismo y las manifestaciones de sus facultades humanas de razonar, ver, or, gustar, amar. La sexualidad se convierte
V
22. Los estudios emprendidos por M. Maccoby sobre el carcter de los gerentes en los Pistados Unidos {en el Harvard Project sobre tecnologa, trabajo y carcter, que aparecer prximamente) y por 1. Milln sobre los gerentes mexicanos (Carcter social y desarrollo. Universidad Nacional Autnoma de Mxico, prxima aparicin) Contribuirn sin duda grandemente a confirmar o desautorizar mis hiptesis.
23. Este mercado no es por completo libre en el capitalismo contemporneo, ti Ulereado del trabajo io determinan en gran parle factores sociales y polticos, y el mercado de los artculos de comercio est enormemente manipulado..
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en destreza tcnica (la "mquina de amar")' 'os sentimientos se achatan y a veces se remplazan por el sentimentalismo; la alegra, expresin de animacin intensa, se remplaza por la "diversin" o la excitacin; y el amor o la ternura que tenga el hombre se dirige hacia las mquinas y los accesorios. El mundo se convierte en una suma de artefactos sin vida; del alimento sinttico a Jos rganos sintticos, el hombre entero se convierte en. parte del mecanismo total que l controla y que simultneamente lo controla a l. No tiene plan ni fin en la vida sino hacer lo que la lgica de la tcnica le impone hacer. Aspira a fabricar robots, que sern una de las mayores hazaas de su mente tcnica, y algunos especialistas nos afirman que el robot apenas se distinguir de los hombres vivientes. Esto no ser una hazaa an asombrosa, ahora que el hombre es difcil de distinguir de un robot.
El mundo de la vida se ha convertido en mundo de "no vida"; las personas son ya "no personas", un mundo de muerte. La muerte ya no se expresa simblicamente por heces ni cadveres malolientes. Sus smbolos son ahora mquinas limpias y brillantes; no atraen a los hombres las deposiciones olorosas sino las estructuras de aluminio y vidrio.24 Pero la realidad que oculta esta fachada antisptica se hace cada vez ms visible. El hombre, en nombre del progreso, est transformando el mundo en un lugar pestilente y envenenado (y esto no es simblico). Corrompe el aire, ei agua, la tierra, los animales ... y a s mismo. Est haciendo esto en un grado tal que parece dudoso que la tierra sea todava habitable dentro de cien aos. Conoce los hechos, pero a pesar de los muchos que protestan, los que llevan las riendas siguen adelante con el "progreso" tcnico y estn dispuestos a sacrificar todo lo que es vida por el culto a su dolo. En tiempos anteriores, los hombres sacrificaban tambin sus hijos o los prisioneros de guerra, pero jams estuvo el hombre en Ja historia dispuesto a sacrificar toda la vida a Moloc: la suya y la de toda su descendencia. Da igual que lo haga intencionalmente o no, Si no tuviera conocimiento del peligro posible, podra descargrsele de esa responsabilidad. Pero es ei elemento necrfilo de su carcter el que le impide aprovechar el conocimiento que posee.
Otro tanto puede decirse de la preparacin de la guerra nuclear. Las dos superpotencias estn aumentando sin cesar su capacidad de aniquilarse mutuamente, y por lo menos grandes porciones del gnero humano al mismo tiempo. Pero no han hecho nada serio para eliminar el peligro ... V lo nico serio sera destruir todas las armas nucleares. De hecho, los que ocupaban el poder estuvieron ya varias veces a punto de emplear esas armas ... y jugaron con el peligro. El razonamiento estratgico -por ejemplo On thermonuclear war [Sobre la guerra termonuclear] (1960), de Hermn Kahn- plantea tranquilamente la cuestin de si cincuenta millo-
24. Cf. el "sueo 7" ms arriba en este captulo.
AGRESIN MALIGNA: NECROFfLA
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nes de muertos seran todava "aceptables". Difcil sera negar que ste es/'-el espritu de la necrofilia.
Los fenmenos que despiertan tanta indignacin - drogadiccin, cri- ] Bn, decadencia cultural y espiritual, desprecio de los valores ticos genui- ^L ios- estn relacionados todos con la creciente atraccin de la muerte y la ' suciedad. Cmo puede uno esperar que los jvenes, los pobres y los que tienen esperanza no se sientan atrados por la decadencia cuando la promueven los que dirigen el curso de la sociedad contempornea?
Debemos concluir que el mundo sin vida de la tecnificacin total es N. jira forma del mundo de la muerte y la podredumbre. Este hecho no es consciente para la mayora, pero empleando una expresin de Freud, lo / reprimido suele retornar, y la fascinacin por la muerte y la podredumbre/ se hace tan visible como en el carcter anal maligno.
Hasta ahora hemos considerado ia refacin entre lo mecnico, lo desprovisto de vida y lo anal. Pero hay otra reiacin que no tiene ms remedio que surgir cuando consideramos el carcter del faqmbie ciberntico, totalmente enajenado: sus aspectos esquizoides o esquizofrnicos..Tal vez sea el rasgo ms notorio en l Ja escisin entre pensamiento, afecto y voluntad. (Fue esta divisin la que hizo a Bleuler "escoger el nombre de "esquizofrenia" -del griego schizo, dividir y phren, psique- para este tipo de enfermedad.) En ia descripcin del hombre ciberntico hemos visto ya algn ejemplo de esta divisin, por ejemplo en la ausencia de afecto del piloto bombardero, combinada con el claro conocimiento de que mata a cien mil personas apretando un botn. Pero no es menester llegar a extremos tales para observar este fenmeno. Lo hemos descrito ya en sus manifestaciones ms generales. El hombre ciberntico^ s de orientacin casi exclusivamente cerebral: es un hombre moncerebraL Su modo de ver el mundo entero en torno suyo -y de verse a s mismo-: es inte textual ^quiere saber lo que son las cosas, cmo funcionan y cmo pueden construirse o manipularse. Este modo de ver lo foment la ciencia y ha ido predominando desde el final de la Edad Media. Es la esencia misma del progreso moderno, la base, de la. dominacin tcnica del mundo y del consumo masivo.
Hay algo de ominoso en esta orientacin? Ciertamente, podra parear que este aspecto del "progreso" no es ominoso, si no fuera por algunos hechos inquietantes. En primer lugar, esta orientacin "monocerebral" no Se haila solamente, ni mucho menos, en los que se dedican a las labores cientficas; es comn a una vasta parte de la poblacin: trabajadores de oficina, agentes vendedores, ingenieros, mdicos, gerentes y en especial intelectuales y artistas;25 de hecho se puede presumir que la
, 25. Es un hecho notable que los cientficos contemporneos ms creadores, mbres como Einstcm, Born, Heisenberg y Schrodirtger, han sido de los individuos
enajenados y monocerebrales. Su inters cientfico no tuvo nada del aspecto ^ide de la mayora. Es caracterstico de ellos que sus intereses filosficos, rales y espirituales impregnaron toda su personalidad. Demostraron que el modo
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mayora de la poblacin urbana. Todos ellos ven el mundo como un conglomerado de cosas a entender para poder usarlas eficazmente. En segundo lugar, y esto no es menos importante, este enfoque cerebral e intelectual va parejo con la ausencia de una reaccin afectiva. Podramos decir que los sentimientos se han marchitado, no que estn reprimidos; en tanto estn vivos, no son cultivados y son relativamente rudimentarios; adoptan la forma de pasiones, como la pasin de ganar, de demostrar superioridad respecto de los dems, de destruir o de excitacin en el sexo, la velocidad, el ruido. Otro factor hay que aadir. El hombre monocerebral se caracteriza por otro rasgo muy significativo: un gnero especial de narcisismo que tiene a s mismo por objeto -su cuerpo y su destreza- en resumen, su propia persona como instrumento para el xito. El hombre monocerebral es a tal punto parte de la maquinaria que ha montado que sus mquinas son tanto como l mismo el objeto de su narcisismo; de hecho, entre ambos hay una suerte de relacin simbitica: "la unin de un ser individual con otro ser (o cualquier otro poder fuera del propio ser) de modo tal que cada uno pierde la integridad de su ser y se hacen mutuamente dependientes". (E. Fromm, 1941.)26 Pn sentido simblico no es ya la naturaleza la madre del hombre sino la "segunda naturaleza" que l ha hecho, las mquinas que lo nutren y protegen.
"Otro rasgo del hombre ciberntico -su tendencia a comportarse de una manera rutinaria, estereotipada y nada espontnea- se encontrar"~n una forma ms drstica en muchos estereotipos esquizofrnicos obsesivos. Las semejanzas entre los pacientes esquizofrnicos y el hombre moncere-bral son notables; tal vez an ms notable sea el cuadro que presenta otra categora no idntica a la esquizofrenia, pero relacionada con ella, la de los "nios auristas" descritos por L. Kanner (1944) y despus, ms elaboradamente, por M. S. Mahler (1968). (Vase tambin el estudio que hace L. Bender de los nios esquizofrnicos [1942].) Segn la descripcin jjye hace Mahler del sndrome autstico, los rasgos ms importantes son: (U)"una prdida de esaT^ferencicin primordial entre materia viva e^ inerte, que von Monakov llamabaprotdiakrisis" (M. S. Mahler, 1968XJ2) un apego a los objetos sin vida, como una silla o un juguete, combinado con la incapacidad de relacionarse con una persona viva, en particular la madre, que suele declarar que "no puede llegar hasta su hijo"^Tp>un impulso obsesivo de observar la semejanza, descrito por Kanner como rasgo clsico de autismo infantil;(^)/el deseo intenso de estar solo ("El rasgo ms notorio del nio autstico es su espectacular Jucha contra toda exigencia de contacto humano o social." [M. S. Mahler, I968])(5pel empleo del lenguaje (si hablan) para fines manipulavos pero no como
de ver cientfico en s no tiene por qu conducir a la enajenacin; es ms bien el clima social ul que deforma e! enfoque cientfico y lo hace esquizoide.
26. Margaret S. Mahler ha aplicado la denominacin de "simbiosis" en su sobresaliente estudio de la relacin simbitica entre madre e hijo. (M. S. Mahler, 1968.)
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niedio de comunicacin interpersonal ("estos nios autsticos, con seales y gestos, mandan al adulto que sirva de prolongacin ejecutiva de tipo semianimado o inanimado, como un contacto o una manivela de una mquina". [M. S. Mahler, 1968]); {6))Mahler menciona otro rasgo que es de especial inters en vista de mis comentarios precedentes acerca de la menor importancia del complejo "anal" en el hombre monocere-bral: "muchos nios auristas tienen una catexia relativamente baja de su superficie corporal, lo que explica su sensibilidad al dolor, a todas luces deficiente. Junto con esta deficiencia catctica del sensorium hay una falta de estratificacin jerrquica, de lbidinizacin y secuencia zonal". (M.S. Mahler, 1968.)27
Innecesario es decir que esos rasgos corresponden perfectamente a los que caracterizan al hombre ciberntico: me refiero especialmente a la falta de diferenciacin entre materia viva e inerte, ausencia de relacin con los dems, empleo del lenguaje para manipular y no para comunicarse, e inters preponderante en lo mecnico y no en lo viviente. Aunque estas semejanzas son notorias, slo estudios ms amplios podran determinar si hay en los adultos una forma de patologa mental correspondiente a la del nio autista.
Tal vez sea menos especulativo pensar en una relacin de funcionamiento del hombre ciberntico con los procesos esquizofrnicos. Pero esto es un problema muy difcil, por varias razones:
1. Las definiciones de a esquizofrenia difieren enormemente segn las escuelas psiquitricas, y van de la definicin tradicional de la esquizofrenia como enfermedad de origen orgnico a las diversas definiciones comunes hasta cierto punto en la escuela de Adolf Meyer (Sullivan, Lidz), a Fromm-Reichmann y a a escuela ms radical de^Xaing; que no define la esquizofrenia como enfermedad sino como proceso psicolgico a entender, enj'uncin n cualquiera: su jefe de prensa, su secretario, sus domsticos y sus viejos camaradas del Partido. (B. F. Smith, 1967.)
.ero nii interpretacin de este hecho difiere de la de Smith. Para ste, la
dacin de Hitler de nio por las novelas de May fue una experiencia
n feli2 que resultaba "satisfactorio y necesario prolongarla hasta un
lodo en que sus primeros ajustes no lograron resolver los problemas de
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la adolescencia". Esto puede ser verdad hasta cierto punto, pero creo que no acierta con lo principal. Las novelas de May deben relacionarse con los juegos blicos de Hitler y son expresin de su vida de fantasa. Aunque harto propias a determinada edad, el que siguieran fascinndolo indica que representaban una fuga de la realidad, manifestacin de una actitud narcisista que giraba en torno a un tema: Hitler dirigente, luchador, vencedor. Claro est que las pruebas con que contamos no son suficientes para convencer. Pero si relacionamos el comportamiento de Hitler en aquellos aos mozos con los datos de su vida posterior vemos una imagen: la de una persona muy narcisista y retrada, para quien la fantasa es ms rea! que la realidad. Cuando vemos a Hitler a los diecisis aos tan entregado a la vida imaginaria surge esta pregunta: Cmo pudo aquel soador retraido hacerse el dueo de Europa . . . siquiera slo por cierto tiempo? La respuesta habr de esperar hasta que hayamos progresado ms en el anlisis de la evolucin subsiguiente de Hitler.
Cualesquiera que fueran las razones de su fracaso en la Realschule, no cabe mucha duda acerca de sus efectos en el joven Hitler. Tenemos un muchacho, admirado por su madre, triunfador en la primaria, \efe de las pandillas juveniles, para quien todos esos xitos inmerecidos haban sido la confirmacin de su conviccin narcisista de que tena dotes excepcionales. Casi sin transicin se halla en una situacin de fracaso; sin modo de ocultarlo al padre o la madre; su narcisismo debe haber sido duramente lastimado, su orgullo herido. Si hubiera podido reconocer que el fracaso se deba a su incapacidad de trabajar intensamente, poda haber superado sus consecuencias, puesto que sin ninguna duda estaba suficientemente capacitado para triunfar en los estudios de secundaria.6 Pero su intocable narcisismo no le permita verse as. Por consiguiente, no pudiendo cambiar la realidad, tena que falseara y rechazarla. La false acusando a sus maestros y a su padre de ser la causa de su fracaso y pretendiendo que ese fracaso era la prueba de su pasin por la libertad y la independencia. Y la rechaz creando el smbolo de! "artista"; el sueo de llegar a ser un gran artista era para l la realidad, y el mismo hecho de que no se empe seriamente en lograr ese objetivo demostraba el carcter fantstico de esa idea. El fracaso en los estudios fue la primera derrota y la primera humillacin de Hitler, seguida por cierto nmero de otras; podemos suponer con bastante certidumbre que debi reforzar mucho su desprecio y resentimiento contra cualquiera que fuera causa y testigo presencial de su derrota; y este resenti-
6. Su maestro, E. Huemer, dijo de su ex alumno lo siguiente, cuando fue testigo de Hitier despus del fallido putsch de Munich: "Decididamente, Hitler tena talento, aunque slo parcial, pero no saba dominarse; poda considerrsele tambin por 1 menos testarudo, voluntarioso, discutidor y enojn, y le resultaba sin duda diffc" adaptarse a la estructura de la organizacin escolar. Tampoco era muy empeoso, porque de otro modo hubiera podido tener ms xitos, teniendo en cuenta ^ innegables talentos." (W. Maset, 1971.)
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miento bien pudiera haber sido el principio de su necrofilia, si no tuviramos razones de creer que sus races se hallaban ya en su incestuosidad maligna.
. La muerte de su padre cuando l tena catorce aos no produjo efecto apreciable en l. Si fuera cierto, como escribi el mismo Hitler, que su fracaso escolar origin el conflicto con su padre, una vez muerto el brutal tirano y rival hubiera debido sonar la hora de la liberacin. Hubiera entonces debido sentirse desembarazado, trazar planes realistas para su futuro, trabajar intensamente para hacerlos realidad ... o quiz hubiera vuelto nuevamente su afecto a la madre. Pero nada de esto sucedi. Sigui viviendo del mismo modo que antes; era, como dice Smith, "poco ms que un compuesto de juegos agradables y sueos", y no hallaba modo de salir de este estado mental.
Podemos echar ahora otra mirada al conflicto de Adolf con su padre desde su entrada en la Realschule. Alois Htler haba decidido que su hijo ira a la secundaria, y aunque Hitler mostr poco inters por el plan, lo acept. El conflicto verdadero, segn dice en Mein Kampf, se plante cuando su padre insisti en que se hiciera burcrata. Este deseo era en s perfectamente natural, ya que el padre estaba imbuido de sus propios triunfos en ese campo y le pareca que sera tambin la mejor carrera para su hijo. Cuando Hitler present una contrapropuesta, la de que quera ser artista, pintor, el padre dijo, segn Hitler: "No en mi vida." Entonces Hitler amenaz con dejar de estudiar de plano y como el padre no cediera, "calladamente transform mi amenaza en realidad". (A. Hitler, 1943.) sta es la explicacin que da Hitler de su fracaso en los estudios, pero es demasiado cmoda para ser cierta.
Coincide exactamente con el cuadro que traza de s mismo Hitler; un hombre duro y decidido que haba logrado llegar iejos para 1924 (cuando escribi Mein Kampf) y seguira adelante hasta la victoria final. A! mismo empo, es la base del retrato del artista frustrado que se meti en la poltica con la resolucin de salvar a Alemania. Lo ms importante es que expica satisfactoriamente sus malas calificaciones en La Realschule y su lenta maduracin, al mismo tiempo que hace parecer heroica su adolescencia: tarea difcil para un autobigrafo con conciencia poltica. De hecho, el relato sirvi para los fines del futuro Fhrer tan perfectamente que podemos preguntarnos si no inventara todo el episodio. (B. F. Smith, 1967.)
Pr
e el padre deseara que su hijo fuera burcrata bien pudo ser cierto;
otra parte, no tom medidas rigurosas para obligar a su hijo. ^ hizo Hitler lo que haba hecho su hermano mayor a los catorce
ans: manifestar su independencia y desafiar a su padre dando el grave Paso de irse de casa. Antes bien, se adapt a la situacin y nicamente se E ms en s mismo.
Para entender el conflico es menester apreciar la posicin del padre.
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VARIEDADES DE AGRESIN Y DESTRUCTIVIDAD
Debe haber observado, como la madre, que su hijo no tena sentido de responsabilidad, que no quera trabajar y que nada le interesaba. Hombre inteligente y bien intencionado, debe haberse preocupado no tanto por que su hijo fuera burcrata como porque fuera alguien. Debe haber notado que el plan de hacerse artista era una excusa para seguir dejndose vivir y una falta de seriedad. Si su hijo hubiera propuesto otra cosa -por ejemplo, que le gustara estudiar arquitectura- y demostrado su seriedad obteniendo buenas calificaciones en la escuela, la reaccin de su padre poda haber sido muy diferente. Pero Hitler no propuso nada para demostrar al padre su seriedad. Ni siquiera pidi que le permitieran tomar lecciones de dibujo si adelantaba en la escuela. El que no fuera un desafo a su padre su mal comportamiento en la escuela lo prueba claramente su respuesta a la madre cuando sta trataba de hacerle comprender la realidad. Despus de muerto el padre y habiendo dejado la Reahchule, decidi quedarse en casa "leyendo, dibujando y soando. Cmodamente instalado en el piso de la Hum-boldtstrasse [a donde su madre se haba trasladado], poda permitirse vivir a su gusto. Toleraba la presencia de la joven Paula [su hermana, a la que llevaba cinco aos] y su madre en aquel santuario porque no poda apartarse de ellas sin tomar la asqueante decisin de dejar el hogar y ponerse a trabajar. De todos modos, no les permita ninguna intervencin, aunque su madre pagaba las cuentas y su hermana le limpiaba el cuarto." (B. F. Smith, 1967.)
Klara se preocupaba evidentemente por i y lo amonestaba para que fuera ms serio. No insista en la carrera de burcrata pero trataba de ayudarlo a interesarse seriamente en algo. Lo envi a una escuela de arte de Munich, Estuvo all unos pocos meses, pero eso fue todo. A Hitler le gustaba vestir elegantemente, y su madre "pagaba las prendas que hacan de l un petimetre, quiz con la esperanza de que eso sirviera de puente para perspectivas sociales ms amplias. Si tal era su plan, fracas totalmente. Aquellas prendas servan tan slo de smbolos de independencia y de aislamiento autosuficiente." (B. F. Smith, 1967.)
Klara hizo otro intento de reanimar el inters de Hitler. Le dio dinero para que visitara Viena por cuatro semanas. l le envi algunas tarjetas llenas de entusiasmo delirante acerca de la "soberana majestad", la "dignidad" y "grandeza" de los edificios. Pero su ortografa y puntuacin eran muy inferiores a lo que poda esperarse de un joven de diecisiete aos que haba hecho cuatro de secundara. Su madre le permiti tomar lecciones de msica (su padre haba indicado unos aos antes que poda tomar lecciones de canto), cosa que hizo Hitler . . . durante unos cuatro meses, y les puso fin al empezar el ao de 1907. Las dej porque le disgustaba hacer escalas, si bien es posible que de todos modos hubiera sido necesario interrumpirlas, porque el inicio de la grave enfermedad de la madre oblig a la familia a reducir ios gastos.
Su reaccin a los intentos nada autoritarios -y casi psicoterapu-
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ticos- de su madre por despertar en l inters por algo real muestra que su reaccin negativa a su padre no haba sido slo desafo ante la exigencia de que se hiciera burcrata sino Ja reaccin de un muchacho retrado y vago contra un hombre que representaba la realidad y la responsabilidad. Tal era e\ meollo del conflicto, y no el mero disgusto por la burocracia y menos an un renacer del sentimiento edpico.
La tendencia de Hitler a la vagancia y a la evitacin del trabajo duro ,v aun el menos duro- requiere una explicacin. Es bueno tener presente la observacin bien establecida de que este tipo de comportamiento se encuentra con frecuencia en nios ligados a su madre. Es su esperanza, a menudo inconsciente, que la madre lo har todo por ellos, como cuando eran pequeitos. Creen que no deben realizar un esfuerzo activo, que no tienen por qu ser ordenados: pueden dejar las cosas tiradas esperando que la madre las recoja. Viven en un a manera de "paraso" donde no tienen nada que hacer y donde se atiende a todo. Creo que esta explicacin se aplica tambin al caso de Hitler. Juzgo que esto no contradice la hiptesis relativa al carcter fro e impersonal de su vinculacin a la madre. sta desempea esa funcin qua madre, aunque no se la cuide ni ame de modo personal.
La descripcin de la pigricia hitleriana en la escuela, su incapacidad de trabajar seriamente y su negativa a continuar sus estudios sugerirn una cuestin a algunos lectores; Qu tiene de extrao? Abundan hoy los fracasados en la secundaria, muchos de los cuales se quejan de la ndole pedante y estril del trabajo escolar y que tienen planes para una vida libre de trabas paternas o de otras autoridades. Pero no son individuos necrfi-los; al contrario, muchos de ellos representan un tipo de personalidad verdaderamente enamorada de la vida, independiente y franca. Algunos de mis lectores tal vez lleguen a preguntarse si mi descripcin del fracaso de Htier no est hecha con una mentalidad muy conservadora.
A tales objeciones querra responder: 1] Naturalmente, hay muchos tipos de desechos o de fracasados (dropouts) y no puede hacerse una declaracin general al respecto, sino que habra que tratar en trminos especficos a cada tipo de dropout. 2] En contraste con la actualidad eran muy raros los dropouts de ese tipo cuando Hitler era adolescente; por lo '^to, no haba modelo a seguir, que hubiera podido hacer fcil el que un mdividuo siguiera ese camino. 3] Mucho ms decisiva que las razones anteantes es la que se aplica concretamente a Hitler: no slo no le interesaban las cosas de la escuela; no le interesaba nada. No trabajaba intensamen-e en nada, ni entonces ni despus. (Veremos esto en su falta de esfuerzo 11 el estudio de la arquitectura.) El que fuera perezoso no se deba a que era Una persona que se contentaba con gozar de la vida sin interesarse igualmente en lograr un objetivo. Por el contrario, estaba posedo de a ardiente ambicin, de poder; dotado de extraordinaria energa, era y nervioso y casi incapaz de ningn goce tranquilo. Esto no coincide
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Ap0LF HITLER, CASO CLNICO DE NECROFILIA
con el cuadro que presentan la mayora de los ropous\ y los que cuadran con esta imagen de Hitler, si al mismo tiempo demuestran tener un ardiente deseo de poder y caba] ausencia de afecto por nadie, constituyen un
problema muy serio ... de hecho un grave peligro^_____--.
En cuanto a la posible objecin de que(soy "conservador" en mis ideas cuando insisto en que la falta de capacidadpaTa^eTtraDajo y la falta de responsabilidad son cualidades negativas, esto nos lleva a considerar un punto de importancia crucial en el radicalismo juvenil actual. Una cosa es que una persona no tenga inters en ciertos temas o prefiera otros o que de plano rechace la escuela. Pero evitar la responsabilidad y el esfuerzo serio constituye un cierto fracaso en el proceso de crecimiento, un hecho que no cambia porque se acuse a la sociedad. Y quienquiera crea que holgazaneando se hace revolucionario est muy equivocado. El esfuerzo, la dedicacin y la concentracin son la esencia de una persona cabalmente desarrollada, incluso los revolucionarios; los jvenes que razonan de otro modo haran bien en pensar en personajes como Nlarx, Engels, Lenin, R^qsaXuxeniburgo y Mao Tse-tung,^ cada uno de los cuales comparte con los dems dos cualidades vitales: la capacidad de trabajar duro y el sentido de responsabilidad.
Viena (1907-1913)
Al empezar 1907, la madre de Hitler hizo econmicamente posible que l se trasladara a Viena para estudiar pintura en la Academia de las Artes, Hitler quedaba as finalmente" independiente; libre de la presin de su padre, ahora ya lo estaba tambin de las amables amonestaciones de su madre; poda planear y obrar como se le antojara. Ni siquiera tena que ocuparse en los problemas econmicos, ya que la herencia de su padre y la pensin que el Estado pagaba a los hurfanos de los funcionarios muertos le permitan vivir cmodamente por algn tiempo.7 Vivi en Viena de 1907 a 1913, desde la ltima parte de la adolescencia hasta el inicio de su virilidad.
Qu hizo en aquel perodo decisivo?
Por principio de cuentas hizo ms fcil la situacin para l en Viena persuadiendo a su compaero de ios ltimos aos en Linz, A. Kubizek, de que fuera con l. Kubizek ansiaba por su parte ir all, pero para convencer a su padre, que estaba firmemente opuesto a los planes artsticos del hijo-fue necesario luchar mucho, y sta fue una de las primeras demostraciones de la capacidad de persuadir que tena Hitler. Era Kubizek como Hitler u" ardiente admirador de la msica de Wagner, y debido a ese entusiasm0
7. Las declaraciones de Hitler en su Mein Kampf acerca de su pobreza esencialmente falsas.
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comn se haban conocido en la pera de Linz y se haban convertido en amigos seguros. Kubizek trabajaba de aprendiz en el taller de tapicera de sli padre, pero tambin tena sueos de grandeza: tambin quera ser un artista, un msico. Era ms responsable y aplicado que Hitler, pero una personalidad de menos peso. Por eso no tard en sufrir la influencia dominante de Hitler, quien practic en l la facultad que tena de influir en la gente; reciba as la cabal admiracin de su amigo y corroboraba constantemente su narcisismo. En muchos respectos, esta amistad proporcion a Hitler un sustituto de la satisfaccin que le haban procurado los juegos con las pandillas de muchachos: ser el jefe y ser admirado.
Poco despus de su llegada a Viena fue Hitler a la Academia de las Artes y se inscribi para el examen anual. Al parecer no dudaba de que lo aceptaran. Pero fracas y lo rechazaron en la segunda parte del examen despus de haber pasado la primera. (W. Maser, 1971.) Como escribi Hiter en Mein Kampf: "Cuando recib el reprobado me pareci que me haba cado un rayo de lo alto." Comunic que uno de los profesores de la academia le haba dicho que pareca ms dotado para la arquitectura que para la pintura. Pero aunque esto sea cierto, Hitler no hizo caso. Poda haber entrado en la escuela de arquitectura si hubiera asistido un ao ms a la Realschule, pero no hay pruebas de que lo pensara seriamente. Lo que dice en Mein Kampf no es sincero. Escribi que como no tena el diploma de la secundaria resultaba "materialmente imposible" el cumplimiento de su deseo de hacerse arquitecto. A continuacin presume: "Quera ser arquitecto, pero los obstculos estn no para humillarse ante ellos sino para vencerlos. Yo estaba decidido a superarlos. .." Los hechos dicen exactamente lo contraro:
Su personalidad y su modo de vivir le impedan reconocer sus errores y aceptar su reprobado como seal de que necesitaba cambiar. Su escapismo se corroboraba con sus afectaciones sociales y su desprecio por el trabajo, cuie consideraba sucio, degradante o fatigoso. Era un joven confundido y snob que durante mucho tiempo se haba concedido a s mismo que no trabajara en nada desagradable ni considerara a nadie sino a s mismo y el modo de vida de que disfrutaba. Su solucin al rechazo de fa academia fue egresar a la Stumpergasse e instalarse como si nada hubiera sucedido. En aciuel santuario volvi a lo que l llamaba grandiosamente sus "estudios", a Pasar el rato garrapateando y leyendo, haciendo excursiones en tomo a la Poblacin o asistiendo a la pera. (B. F. Smith, 1967.)
itaba a todo el mundo que estaba inscrito como estudiante de arte en la ^demia, y en esto minti incluso a Kubizek cuando ste lleg a
,lena. Con el tiempo, Kubizek empez a sospechar porque no entenda ,.Tl su amigo poda dormir hasta muy avanzada la maana y estar estu-
arido, Hitler le dijo la verdad en un violento estallido de rabia contra los esores y la academia y prometi que l es iba a ensear, y que estudia-
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