America Latina en El Siglo XXI

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América Latina en el siglo XXI Titulo Sader, Emir - Autor/a Autor(es) Política y movimientos sociales en un mundo hegemónico. Lecciones desde África, Asia y América Latina En: Buenos Aires Lugar CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales Editorial/Editor 2006 Fecha Sur-Sur Colección Clase Obrera; Izquierda; Ideologias Politicas; Politica Economica; Politica; Neoliberalismo; Historia; Regimen Politico; America Latina; Brasil; Temas Capítulo de Libro Tipo de documento http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/sur-sur/20100711034952/3_PICdos1.pdf URL Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Genérica http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es Licencia Segui buscando en la Red de Bibliotecas Virtuales de CLACSO http://biblioteca.clacso.edu.ar Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) Conselho Latino-americano de Ciências Sociais (CLACSO) Latin American Council of Social Sciences (CLACSO) www.clacso.edu.ar

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Un texto que nos brinda un panoroma bastante amplio de como se presenta actualmente el problema de estudiar a America Latina

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Amrica Latina en el siglo XXI Titulo Sader, Emir - Autor/a Autor(es)Poltica y movimientos sociales en un mundo hegemnico. Lecciones desde frica,Asia y Amrica LatinaEn:Buenos Aires LugarCLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales Editorial/Editor2006 FechaSur-Sur ColeccinClase Obrera; Izquierda; Ideologias Politicas; Politica Economica; Politica;Neoliberalismo; Historia; Regimen Politico; America Latina; Brasil; TemasCaptulo de Libro Tipo de documentohttp://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/sur-sur/20100711034952/3_PICdos1.pdf URLReconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Genricahttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.esLicenciaSegui buscando en la Red de Bibliotecas Virtuales de CLACSOhttp://biblioteca.clacso.edu.arConsejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO)Conselho Latino-americano de Cincias Sociais (CLACSO)Latin American Council of Social Sciences (CLACSO)www.clacso.edu.arSader, Emir. Amrica Latina en el siglo XXI. En publicacin: Poltica y movimientos sociales en un mundo hegemnico. Lecciones desde frica, Asia y Amrica Latina. !oron, Atilio A." Lechini, #ladys. $LA$%&,$onse'o Latinoamericano de $iencias %ociales, !uenos Aires. Julio 2006. ISBN 987-1183-41-0 Dispoi!le e la "orld "ide "e!# $%%p#&&!i!lio%e'a(ir%ual.'la'so.or).ar&ar&li!ros&sursur&poli%i'a&*I+dos1.pd, ---.'la'so.or)RED DE BIBLIOTECAS VIRTUALES DE CIENCIAS SOCIALES DE AMERICA LATINAEL CARIBE! DE LA RED DE CENTROS MIEMBROS DE CLACSO$%%p#&&---.'la'so.or).ar&!i!lio%e'a!i!lio%e'a.'la'so.edu.ar NUNCA EN SU HISTORIA Amrica Latina estuvo tan poblada por reg-menes polticos democrticos conforme a los cnones liberales como enlos inicios del siglo XXI. Despus de la sustitucin de los gobiernos delPartido Revolucionario Institucional (PRI) por el de Vicente Fox enMxico,ligadoalhastaentoncesopositorPartidoAccinNacional(PAN); la reconversin de los movimientos guerrilleros de Guatemala yde El Salvador hacia la lucha institucional; la reconquista formal de lainstitucionalidad en Hait; la sustitucin del rgimen de Fujimori por elde Alejandro Toledo en Per; la instauracin de un proceso formal dealternancia institucional en Paraguay con el fin del gobierno del generalStroessner; y con la transicin de las dictaduras militares a regmeneselectoralesenArgentina,Chile,Uruguay, BrasilyBolivia,AmricaLatina habra instaurado el reinado de regmenes polticos democrti-cos prcticamente en el conjunto del continente. Slo Cuba mantendraun rgimen que no se corresponde con los criterios liberales de demo-51Emir Sader*Amrica Latina en el siglo XXI*** Director del Laboratorio de Polticas Pblicas (LPP), Universidad del Estado de Rode Janeiro (UERJ), Brasil. **Artculo publicado en Sader, Emir 2004 La venganza de la Historia. Hegemona y contra-hegemona en la construccin de un nuevo mundo posible (Buenos Aires: CLACSO). cracia. Incluso el gobierno de Hugo Chvez, en Venezuela, por ms quesea acusado por la oposicin de dictatorial o autoritario, se instal con-forme a las normas liberales, mediante elecciones y un conjunto de ple-biscitos que aprobaron una nueva Constitucin para el pas.Es como si, despus de haber sido en dcadas anteriores un con-tinente de revoluciones, y de haber pasado a ser un continente de con-trarrevoluciones, se impusiera una especie de sntesis equilibrada delos dos momentos bajo la forma de democracias generalizadas, quellegaron para quedarse. Regmenes apoyados y legitimados por el votopopular que, poniendo en prctica polticas con la aprobacin de lamayora de la poblacin, expresaran la modalidad latinoamericana deinsercinenelmodelodedemocracialiberalvigenteenEstadosUnidos y en Europa. Algunos autores llegaron a formular lo que serael fin de la utopa latinoamericana, como Jorge Castaeda en su libroLa utopa desarmada (Castaeda, 1994), y la rendicin del continenteal liberalismo anglosajn, prenunciando el bao de liberalismo al quefue sometido en las dos dcadas posteriores.Estas dos dcadas presenciaron las mayores transformacionesconcentradas de la historia latinoamericana. Esto exige un balance queposibilite no solamente entender la naturaleza de aquellos regmenes,sino tambin saber en qu medida permitieron el avance hacia la cons-truccin de sociedades democrticas, para as comprender al mismotiempo lo que es Amrica Latina, sus problemas y sus potencialidades.Amrica Latina vive, de forma ms clara desde la mitad de losaos noventa, su peor crisis econmica y social desde los aos treinta.Sus economas revelan una enorme fragilidad externa y su insercininternacional presenta un bajo perfil, tanto econmica como poltica-mente. Qu relacin tuvo la democracia con este cuadro? Una prime-ra y apurada respuesta sera atribuir a esta la responsabilidad, total oparcial, por la crisis de estos regmenes. Coinciden en el tiempo su ins-tauracin o reinstauracin y el surgimiento, de forma cada vez msacentuada, de los factores de crisis. De tal manera que el neoliberalis-mo, como poltica econmica y como ideologa, se torn una expre-sin aparentemente indisociable de tales regmenes democrtico-libe-rales. El peso de la crisis reposa, en realidad, en las polticas econmi-cas y en la ideologa que pas a presidir los nuevos gobiernos, conefectos directos en la poltica.Otra respuesta posible es considerar que estos regmenes nocorresponden a democracias reales. O que tales regmenes, demo-crticos o no, no son compatibles con las condiciones necesariasPolticay movimientos sociales en un mundo hegemnico52para la solucin de la crisis del continente visiones que discutire-mos ms adelante.Resulta significativo que durante los aos de ascenso y apogeodel neoliberalismo en Amrica Latina los presidentes lograron serelectos y reelectos casi automticamente, como aconteci de formallamativa con Menem, Fujimori y Fernando Henrique Cardoso. Comoreflejo de su fase de agotamiento y decadencia, sucedi exactamentelo contrario: los presidentes electos que no rompieron con el neolibe-ralismo perdieron rpidamente legitimidad, como ocurri principal-menteenelcasodeFernandodelaRa,SnchezdeLozadayAlejandro Toledo, y otros como Vicente Fox, Ricardo Lagos y JorgeBattle. La eleccin de Lula, as como la de Lucio Gutirrez, coloca porprimera vez en la presidencia a candidatos que en sus campaas elec-torales proponan romper con las polticas neoliberales y abrir unnuevo perodo histrico en Amrica Latina.AMRICA LATINA ANTES DEL NEOLIBERALISMOAmrica Latina vivi tres perodos claramente diferenciados a lo largodel siglo XX: en el primero, prcticamente una extensin del siglo XIX,predominaron las economas primario-exportadoras, orientadas por lasteoras del comercio internacional basadas en el concepto de ventajascomparativas. A estos modelos de acumulacin correspondan regme-nes polticos oligrquicos, en los cuales las distintas fracciones de las eli-tes econmicas disputaban entre s la apropiacin del estado y, a partirde all, de los recursos de exportacin y del comercio exterior en general.Hasta principios del siglo XX, Amrica Latina no tuvo importan-cia y peso significativo en el plano mundial, salvo como campo deexplotacin de las potencias coloniales. Ningn gran fenmeno, ni nin-gn gran personaje reconocido internacionalmente, tuvieron impactoen la escena internacional, ni siquiera las revoluciones de independen-cia que permanecieron a la sombra de la revolucin norteamericana. La transformacin ms importante del siglo XIX, despus de laindependencia, fue el ingreso de EE.UU. en el campo de las nacionesimperialesconlaincorporacindevastosterritoriosmexicanosincluyendo California, Texas y Florida, la guerra hispanoamericana,y latutelaqueEE.UU.pasaejercerdirectamentesobreCubayPuerto Rico, adems del diseo ya anticipado por Jos Mart de suproyecto hegemnico sobre el conjunto del continente, explicitado enla Doctrina Monroe.53Emir SaderEn compensacin, apenas iniciado el siglo XX, el continenterevel qu tipo de siglo lo aguardaba con la masacre de los minerosen Santa Mara de Iquique, en el norte de Chile, y especialmente conlaRevolucinMexicana,querepresentelingresodefinitivodeAmrica Latina en la agenda de los grandes acontecimientos histri-cos de dimensin mundial. Su imagen se proyect sobre todo el con-tinente, primeramente en la cultura y el imaginario campesino, perotambin en lo relativo a la posibilidad de proyectos polticos confuertepesodelascuestionesnacionalyagraria,quepormuchotiempo determinaran la pauta poltica de los movimientos popula-res en el continente. La revolucin mexicana atrajo la atencin de losrevolucionarios del mundo entero, relativizada solamente por el sur-gimiento de la revolucin sovitica, que plante por primera vez laposibilidad de que un poder obrero y campesino substituyese el capi-talismo por el socialismo.Simultneamente, el continente pas a revelar nuevas dimensio-nes de sus conflictos sociales y de la constitucin de nuevos sujetospolticos, como fruto del proceso de urbanizacin y de los momentosiniciales de los procesos de industrializacin. Ejemplos de ello fueronla reforma universitaria de Crdoba, en Argentina; la fundacin de lospartidos comunistas; los movimientos de rebelda de sectores de clasemedia, como el tenentismo en Brasil, el APRA en Per y el radicalismoen Argentina, que desembocaron en la crisis de 1929 y en las distintasreacciones a la misma, al anunciar el primer gran marco de un nuevoperodo histrico en el continente.En una Amrica Latina afectada profundamente por la crisis de1929, en prcticamente todos sus gobiernos, conservadores o progre-sistas, fueron sustituidos como efecto de los estremecimientos de losmodelos exportadores cuestionados por la recesin internacional.Fenmenos como la rebelin campesina en El Salvador, dirigida porFarabundo Mart, la lucha antiimperialista de Sandino en Nicaragua,la repblica socialista en Chile, la revolucin de 1930 en Brasil, elmovimiento semi-insurreccional que derrib la dictadura de GerardoMachado en Cuba, entre varios otros movimientos anlogos, pertene-cen a este tipo de movilizaciones populares que desembocaron, envarios pases, en gobiernos nacionalistas, siendo Getlio Vargas enBrasil, Lzaro Crdenas en Mxico y Pern en Argentina, sus msconocidas expresiones.En las dcadas posteriores a la crisis de 1929, varios pases delcontinente desarrollaron polticas sobre las que tiempo despus laPolticay movimientos sociales en un mundo hegemnico54Comisin Econmica para Amrica Latina y el Caribe (CEPAL) teori-zara bajo el nombre de industrializaciones sustitutivas de importa-ciones, y que posibilitaron, valindose del vaco dejado por la rece-sin en el centro del capitalismo, el avance de uno de los fenmenoseconmico-socialesmsrelevanteseinnovadoresdelsigloXX:laindustrializacin aunque atrasada y dependiente de pases de laperiferia del capitalismo. Hasta entonces, la divisin entre el centro yla periferia del sistema camuflaba en lo inmediato aquella existenteentreeconomasindustrializadasyprimario-exportadoras,entresociedadesurbanizadasyagrarias,conmecanismosevidentesdeintercambio desigual entre las mismas. Desde aquel momento se for-man nuevos bloques en el poder, hegemonizados por fracciones indus-triales de las burguesas locales, con participacin, aunque subordina-da, de fracciones de las clases subalternas, en general representadaspor sus sectores urbanos sindicalizados.Este proceso de industrializacin permiti el surgimiento y for-talecimiento de las clases trabajadoras en varios pases latinoamerica-nos, modificando el panorama social y poltico en el continente, quesent las bases para la constitucin de las primeras fuerzas polticasde las clases dominadas, centradas en el movimiento sindical, ya seade carcter clasista o con liderazgos populistas. Basados en alianzaspolticas dirigidas por proyectos nacionales, varios pases del conti-nente vivieron significativas experiencias populares, que representa-ron la primera gran aparicin del movimiento de masas. Fue el pero-dodemayorcrecimientoeconmicoenpasescomoArgentina,Mxico, Brasil, Chile y Per, entre otros, que transformara su fisono-ma en pocas dcadas, ms rpidamente que en los siglos anteriores.No por casualidad los pases que tenan el mayor desarrollo econmi-co relativo y que se haban valido de forma ms directa de la crisis de1929paraimplementarsuprocesodeindustrializacinMxico,Brasil y Argentina tendran como fuerza poltica predominante parti-dos o lderes que privilegiaron la cuestin nacional sobre la cuestinde clase, dejando en un segundo plano a los partidos clasistas.Este perodo comienza a agotarse con el fin de la guerra deCorea y de la tregua que los pases imperialistas fueron obligados aconceder por la recesin y, posteriormente, por las economas de gue-rra impuestas con motivo de la deflagracin de la Segunda GuerraMundial (1939-1945). Esto ya se haba prenunciado con el cambio delescenario internacional al iniciarse la Guerra Fra, que coloc a lospartidos comunistas en la ilegalidad, teniendo efectos ms directos en55Emir Saderlos pases en que estos partidos tenan un papel poltico ms impor-tante, como Chile y Brasil, por ejemplo, pero con efectos en todosellos, afectando particularmente las alianzas polticas y los espaciospara el movimiento sindical. El perodo termina finalmente a mediados de los aos sesenta,conforme al proceso de internacionalizacin de las economas, la con-solidacin de las grandes corporaciones multinacionales y el estrecha-miento de los espacios nacionales de acumulacin. El gobierno delFrente Popular en Chile, la revolucin boliviana de 1952, y el movi-miento llamado Bogotazo en Colombia en 1948, como reaccin popu-lar al asesinato del dirigente liberal Jorge Elicer Gaitn, son algunasde las mayores convulsiones del perodo, que tendr en la RevolucinCubana su momento ms importante.El nuevo perodo presenciar una disputa poltica entre tresproyectos diferentes: la alternativa socialista en el continente introdu-cida por la revolucin cubana, el proyecto de nacionalismo militar deVelasco Alvarado en Per, y el de la dictadura militar en Brasil. Lostres disputaban el espacio dejado por el agotamiento del modelo desustitucin de importaciones en el plano econmico y por las crisis delos regmenes democrtico-liberales, con golpes militares en variospases, especialmente en el Cono Sur latinoamericano.Este nuevo perodo fue introducido por los golpes militares enBrasil y Bolivia en 1964, seguidos por otros similares en Argentina en1966 y 1976, en Bolivia nuevamente en 1971, y en Chile y Uruguay en1973. En poco ms de una dcada, los regmenes polticos democrtico-liberales de la subregin fueron todos reducidos a dictaduras militaresorientadas por la doctrina de seguridad nacional. En el caso brasileo semantena todava una poltica de desarrollo industrial, pero con uncarcter ya fuertemente antipopular por la represin de los salarios y lossindicatos y con un rol hegemnico de las corporaciones multinaciona-les por la internacionalizacin de la economa. Sin embargo, a partir delpasaje del capitalismo a su largo ciclo recesivo a mediados de los aossetenta y de la crisis de la deuda de los pases latinoamericanos en 1980-1981, las economas del continente entraron en conjunto en una faserecesiva, en la cual se generaron las condiciones para la adhesin a losmodelos neoliberales, cerrndose definitivamente el perodo desarrollis-ta y generndose consensos en torno al combate contra la inflacin y laestabilidad monetaria, motores del neoliberalismo en Amrica Latina.Latransicinalperodosiguientesedaconlacrisisdeladeuda, desatada en 1980, que engendr dficit en las balanzas dePolticay movimientos sociales en un mundo hegemnico56pagosquetornaroninviableslosproyectosdedesarrolloparalaregin. La dcada del ochenta fue denominada la dcada perdida,bsicamente porque los gobiernos se dedicaron sobre todo a lograrsaldos comerciales que disminuyesen los datos de aquellos dficits.Las hiperinflaciones englobadas en ese proceso seran referencias fun-damentales para que los objetivos de desarrollo fuesen sustituidos porlos de estabilidad monetaria, palanca de enraizamiento del neolibera-lismo en Amrica Latina.EL NUEVO CONSENSO: EL COMBATE A LA INFLACINAmrica Latina fue cuna y laboratorio de experiencias del neoliberalis-mo. Fue en el combate a la hiperinflacin boliviana que Jeffrey Sachspudo testear los modelos de estabilidad monetaria que despus fueronexportados a pases del Este europeo. Fue en el Chile de Pinochet quelos economistas de la Escuela de Chicago, bajo la direccin de MiltonFriedman, encontraron las condiciones polticas propicias para experi-mentar sus propuestas de apertura econmica y desregulacin.El combate a la inflacin fue la piedra angular de la construccindel modelo hegemnico neoliberal. Los diagnsticos que llevaron a laspolticas de desregulacin fueron aquellos que atacaron a la inflacincomo la fuente de los problemas que condujeron a la estagnacin eco-nmica, al deterioro de los servicios sociales y de la infraestructura delestado, y al empobrecimiento generalizado de la poblacin. Los argu-mentos del impuesto inflacionario y del ataque al accionar del estado,cuyo dficit sera la fuente de la inflacin, gozaron de gran aceptacin ydemostraron, en el momento de su aplicacin, su eficacia inmediata.Rpidamente se propag el efecto de tales laboratorios, multi-plicadoporlanuevamodaliberaldifundidaporeldoReagan-Thatcher, reproducida tambin a gran velocidad por los rganos dedivulgacin internacionales y retomada localmente por los medios decomunicacin y por los cuadros econmico-tecnocrticos del grancapital. Chile pasaba por un proceso de modernizacin econmica,Bolivia consegua superar la hiperinflacin los resultados se contra-ponan a los precios que eran pagados por esas amargas medicinas.Chile volva a ser un pas exportador, con su economa basadaen las ventajas comparativas del cobre, las frutas, la madera y lapesca, abandonando su nivel intermediario de desarrollo industrialapoyado en el Pacto Andino, y volviendo a importar masivamente pro-ductos industrializados. En el plano social, habiendo sido uno de los57Emir Saderpases con los mejores ndices, junto con Costa Rica y Uruguay, ahorase aproximaba peligrosamente a los ndices brasileos.Bolivia pag con el desmantelamiento de su economa minera elcontrol de la inflacin, desarticulando sus minas y dejando en el des-empleo a decenas de miles de trabajadores. La exportacin de gas aBrasil y Argentina sustituy esa actividad econmica, al mismo tiem-po que se expandi la economa cocalera. Una parte de los lderesmineros se traslad al campo, transmitiendo la experiencia del movi-miento sindical a la lucha de los cocaleros.Se dio entonces con gran rapidez la proliferacin de lo que ya sehaba convenido en llamar Consenso de Washington, una especie depasaje obligatorio de las economas de todos los pases del mundo,para posicionarse en condiciones de retomar el crecimiento econmi-co. La segunda etapa del neoliberalismo que se articul con la rede-mocratizacin y que cont con la conversin de la socialdemocracia aeste modelo se inici en Europa occidental con el viraje del gobiernode Franois Mitterrand en 1983 y fue reproducida rpidamente enAmrica Latina, siendo su expresin emblemtica la conversin neoli-beraldelperonismo.DespusdelfracasodelgobiernodeRalAlfonsn, Carlos Menem realiz una campaa electoral de acuerdo alos moldes clsicos del peronismo, centrada en un shock productivo.Sin embargo, inmediatamente despus de las elecciones llam a losms frreos adversarios histricos del peronismo para aplicar las pol-ticas liberales de la Escuela de Chicago en Argentina.Si en Europa occidental el carcter hegemnico del neolibera-lismoestabadadoporlaadhesindelasocialdemocracia,enAmrica Latina aquellos que personificaban el estatismo, el regula-cionismoyelredistribucionismofueroncorrientestalescomoelperonismo,elPRImexicanoylaAccinDemocrtica(AD)enVenezuela. Uno tras otro, de modo similar a la sucesin de adhesio-nes europeas que siguieron a Mitterrand y Felipe Gonzlez, esos par-tidosfueronadoptandolosmodelosdeajustefiscal,estabilidadmonetaria, desregulacin, privatizacin y apertura de las economasal mercado internacional, con polticas que reproducan mecnica-mentelosconsensosrecomendadosporelFondoMonetarioInternacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). En Amrica Latina, losgobiernosdeMenemenArgentina,SalinasdeGortariyErnestoZedillo en Mxico, Carlos Andrs Prez en Venezuela, y FernandoHenrique Cardoso en Brasil, reproducan la conversin de fuerzas decentro-izquierda a los modelos neoliberales.Polticay movimientos sociales en un mundo hegemnico58La etapa siguiente fue inaugurada por la crisis mexicana de1994 y definitivamente instaurada por la crisis asitica de 1997, segui-da por la rusa de 1998 y la brasilea de enero de 1999. El pasaje delcapitalismo norteamericano a un nuevo ciclo recesivo desde el ao2001 otorg a esta etapa un acentuado tono de lmite, de extenuacindel potencial hegemnico, con efectos previsiblemente duros sobre laeconoma mexicana caso testigo de la segunda mitad de los aosnoventa y sobre el resto del continente. La crisis argentina puso encuestin la poltica de paridad cambiaria, as como la dolarizacin enEcuador y en El Salvador, evidenciando la necesidad de un nuevohorizonteparaproveernuevooxgenoalneoliberalismo,cuandoincluso la propia tercera va de Ricardo Lagos en Chile, Fernando dela Ra en Argentina, Vicente Fox en Mxico se volvi impotente paraello, imposibilitada de actuar como lo haban hecho los gobiernos deClinton y Blair en EE.UU. e Inglaterra. LosfracasosdeFernandodelaRa,SnchezdeLozadayAlejandro Toledo confirmaron cmo los tiempos haban cambiado enAmrica Latina. El mantenimiento de la poltica econmica de ajustefiscal con las promesas de reconquistar el desarrollo econmico,crear empleos y privilegiar las polticas sociales fracas en todos loscasos. Si anteriormente los candidatos que pusieron en prctica estaspolticas eran electos y reelectos, como fueron los casos de Menem,Fujimori y Fernando Henrique Cardoso, ahora, por el contrario, elmantenimiento de tales polticas condenaba al fracaso, ya que estashaban agotado su efecto estabilizador, eran incapaces de retomar eldesarrollo, y se tornaron fuente de desequilibrio econmico y financie-ro. De aparentes soluciones para la crisis, las polticas de ajuste fiscalse volvieron en s mismas fuentes de crisis, por los desequilibrios enlas balanzas de pagos y la multiplicacin del endeudamiento pblico,en condiciones internacionales que ya no favorecan ms la atraccinde capitales. El continente entraba de lleno en su peor crisis, la msextensa y profunda desde los aos treinta.LA CRISIS LATINOAMERICANAEn estemarco,enquconsistelacrisislatinoamericanaactual?Bsicamente, en que aproximadamente dos dcadas de programas deestabilizacin monetaria, hegemona neoliberal y predominio de laacumulacin financiera no llevaron al continente ni siquiera a algu-nos pases a retomar el desarrollo, recuperar su atraso en la carrera59Emir Sadertecnolgica, estabilizar y extender los regmenes democrticos, dismi-nuir los problemas sociales y proyectar sociedades pujantes y creativastecnolgica y culturalmente.Al contrario, el continente vive la profunda y extensa resaca de losremedios neoliberales, con efectos colaterales generalizados. El cuadroactual nos remite al peor de los escenarios posibles: estados debilitadosen el plano externo y con cada vez menor capacidad de accin en el planointerno;sociedadescadavezmsfragmentadasydesiguales,conamplios sectores excluidos de sus derechos bsicos, comenzando por elderecho al empleo formal; economas que perdieron dinamismo y volvie-ron a depender masivamente de la exportacin de materias primas,ingresando en un cuadro de creciente financiarizacin del cual no logransalir. Culturalmente, el continente, bajo la fuerte presin de la prensainternacional, revela su incapacidad para retomar los ciclos de creativi-dad y originalidad que lo caracterizaron en las dcadas anteriores. Dos dcadas de aplicacin de polticas neoliberales corroyeron lasbases de las relaciones sociales sobre las cuales se haba edificado elestado latinoamericano: los conceptos de nacin y soberana. Estos searticulaban en torno al objetivo del desarrollo econmico con la indus-trializacin como motor de la integracin social alrededor de un mer-cado interno nacionalmente estructurado, con relaciones formales detrabajo en expansin y la independencia externa identificada con laexpansin del comercio exterior. Estos tres objetivos desarrollo econ-mico, y mercado interno y externo fueron las ideas fuerza que impulsa-ron la remodelacin del estado latinoamericano, especialmente en lasegunda mitad del siglo XX. La actual crisis latinoamericana es el resultado de la aplicacinde las polticas de desregulacin a lo largo de ms de una dcada. Losefectos negativos mencionados anteriormente son la expresin de unacrisis de acumulacin fuertemente afectada por la financiarizacin dela economa, resultado de la aplicacin de polticas de estabilizacinesencialmente recesivas. El agotamiento de los modelos de industriali-zacin se dio de forma brusca entre los aos 1960 y 1970. Brasil fue laexcepcin, postergando este agotamiento para fines de la dcada delsetenta, debido a que la dictadura militar supo aprovechar el perodoexpansivo del capitalismo internacional para dar un nuevo empuje aese ciclo. Sin embargo, la crisis de la deuda, en el pasaje de la dcadadel setenta a la del ochenta, fue general en el continente, provocandoel viraje de Amrica Latina hacia un largo ciclo recesivo del que toda-va no ha logrado salir.Polticay movimientos sociales en un mundo hegemnico60El estallido del endeudamiento, sumado al pasaje del modelohegemnico del capitalismo al neoliberalismo, favoreci la hegemonadel capital financiero sobre las economas del continente. La aperturaal mercado internacional, la privatizacin de empresas estatales, ladesregulacin econmica y la flexibilizacin laboral fueron instru-mentos que condujeron a dicha hegemona, que perme el conjuntode las economas en detrimento del capital productivo. Las tasas degananciaobtenidasporlasinversionesfinancieras,sumadasasuliquidez, se convirtieron en el gran polo de atraccin que transfirirecursos a la esfera especulativa. Este mecanismo fue particularmentefuerte en Amrica Latina, presionada por el endeudamiento y por losdficits pblicos reflejados en el descontrol inflacionario. Frente a unaAmrica Latina debilitada, los diferentes horizontes de solucin pue-den ser resumidos en las dos propuestas de reinsercin internacionalplanteadas: el rea de Libre Comercio de las Amricas (ALCA) y elMercadoComndelSur(MERCOSUR),renovado,fortalecidoyampliado conforme la propuesta del gobierno de Lula.LA CRISIS Y LA IZQUIERDA LATINOAMERICANAEs imposible comprender los rumbos actuales de Amrica Latina, susvirajes histricos recientes, su crisis presente y sus posibles alternati-vas, sin considerar la trayectoria de la izquierda latinoamericana. Siinicialmentelaizquierdadelcontinentefuetributariadirectadelmovimiento obrero europeo, generando movimientos con un fuertecomponente ideolgico y poco enraizamiento en cada pas, en el trans-curso del siglo XX la izquierda latinoamericana fue ganando en forta-leza y races, pasando a protagonizar de forma central los grandesacontecimientos vividos por el continente, especialmente despus delas tres primeras dcadas del siglo pasado.Durante el primer perodo de su historia, la izquierda latinoa-mericana fue marcada por el surgimiento del movimiento obrero enEuropa, con formas de organizacin sindical elementales y las prime-ras expresiones partidarias socialistas y comunistas en conjunto conel fuerte fenmeno inmigratorio, que trajo al continente las experien-cias europeas, especialmente de Espaa, Italia y Portugal. Pases comoArgentina, por su mayor desarrollo econmico relativo, y Chile, por elcarcter de su economa minera, fueron protagonistas de las primerasgrandes experiencias de masas del movimiento sindical, base socialoriginal de la izquierda en el continente. 61Emir SaderEl impacto de la victoria bolchevique tuvo sus primeros efectospolticos inmediatos en la fundacin de los partidos y en la virtual des-aparicin del anarquismo. El impacto tambin se tradujo en el surgi-miento de dirigentes polticos que, al estilo de los lderes bolcheviques,simultneamente posean capacidad de elaboracin terica. El chile-no Luis Emilio Recabarren, fundador de los partidos comunistas chi-leno y argentino, puede ser incluido en este caso; el fenmeno se repe-tira ms tarde con el peruano Jos Carlos Maritegui y el cubanoJulio Antonio Mella. Estos tres dirigentes comunistas latinoamerica-nos correspondieron al perfil tanto terico como poltico. Aunque la mayor parte de las economas del continente era agr-cola, las dificultades de organizacin de los trabajadores del campo,dada la brutalidad de la dominacin que mantena extensamente for-mas de explotacin precapitalistas, motivaron que la izquierda latino-americana surgiese ligada a los primeros momentos del proceso deindustrializacin y de la clase obrera urbana, o vinculada a la produc-cin minera. Argentina y Chile son ejemplos claros de tales procesos.Argentina tuvo una clase obrera que se desarroll temprana-mente durante el siglo XIX, as como formas directamente vinculadascon la industrializacin, la urbanizacin y la inmigracin de los traba-jadores europeos, tales como un partido socialista. El caso chileno esdiferente: caracterizado por una economa minera, produjo enclavesconcentrados de trabajadores, donde se desarrollaron las exploracio-nes mineras de salitre y ms tarde de cobre, produciendo polos obre-ros con organizacin e ideologa clasistas, que detentaban al mismotiempo la llave de la economa exportadora del pas, propiedad decapitales extranjeros ingleses en el salitre hasta los aos veinte, norte-americanos en el cobre desde los aos treinta. Esa fuerte tensin expli-ca en parte el carcter violento de las luchas obreras en Chile, consucesin de grandes movimientos obreros que constantemente desem-bocaban en masacres.Las polticas implementadas a partir de los aos treinta, que pri-vilegiaron la industrializacin y dejaron en un segundo plano la refor-ma agraria, excepto en Mxico como resultado de las conquistas de larevolucin, fueron separando el destino de los trabajadores urbanosdel de los trabajadores rurales. Esto aconteci paradigmticamentecon la introduccin de los derechos sindicales por parte de GetlioVargas en Brasil, restringidos a los trabajadores urbanos, cuando lagran masa de trabajadores brasileos se situaba en el campo, definien-do as un destino diferenciado para ambos y aadiendo una raznPolticay movimientos sociales en un mundo hegemnico62ms, adems de la ausencia de la reforma agraria, para el xodo de lamasa trabajadora del campo a la ciudad. En Chile, un fenmeno an-logo se dio con la anuencia explcita de los partidos socialista y comu-nista,ydelacentraldetrabajadoresdirigidaporestos,queenelgobierno del Frente Popular se comprometieron a no llevar a cabo lasindicalizacin rural en favor de un frente antifascista que congrega-ra a los propietarios rurales. Los dos acontecimientos mencionados como una introduccina AmricaLatinaenelsigloXXlamasacredeSantaMaradeIquique y la revolucin mexicana apuntan a las dos trayectorias mssignificativas en la constitucin de la izquierda latinoamericana comofuerza poltica. La primera involucr a la naciente izquierda chilenacon partidos polticos clasistas, mientras que la segunda mostr elcamino para experiencias centradas en las cuestiones nacionales ypopulares. Chile y Uruguay fueron los ejemplos ms claros de movi-mientos de izquierda en los que los partidos socialista y comunistatuvieron el papel principal, mientras Mxico y Argentina, con el PRI yel peronismo, son ejemplos de predominancia de experiencias nacio-nales y populares. En un caso, la fuerza del movimiento sindical seexpres polticamente en los partidos socialista y comunista, con suideologa clasista y su programa anticapitalista. En el otro, esa fuerzadesemboc en movimientos nacionales populares. Como fue mencio-nado anteriormente, este fenmeno tiene que ver directamente con lafuerza de las burguesas nativas, por el mayor desarrollo del procesode industrializacin que, en estos dos pases, junto con Brasil, produjoliderazgos populares centrados predominantemente en la cuestinnacional por sobre la cuestin social, privilegiada por los partidoscomunista y socialista. Los casos de Argentina y Brasil se diferencian, originando enlas dcadas siguientes distintos destinos para sus izquierdas, lo queen parte explica las grandes diferencias en las situaciones en que lasmismas se encuentran en la actualidad. Getlio Vargas asumi elgobierno provisorio de Brasil en 1930 como reaccin a las polticasprimario-exportadoras del bloque en el poder, profundamente afecta-do por la crisis de 1929. A lo largo de sus aos como mandatario,impuso una poltica de industrializacin en cuyo marco reconoci elderecho a la sindicalizacin de los obreros urbanos, aunque subordi-nados al Ministerio de Trabajo. Su gobierno estaba ligado a una claseobrera incipiente, producto del bajo nivel de desarrollo industrial delpas, acentuado por la crisis econmica de 1929 que elev an ms63Emir SaderlosndicesdedesempleoenBrasil.Porende,nofuedifcilparaGetlio imponer su hegemona al movimiento obrero, sobre todo por-que el Partido Comunista (PC) haba criticado y tambin se habamantenido distante de la revolucin de 1930 un movimiento antioli-grquico dirigido por militares de bajo y mediano rango en nombretodava de la lnea del tercer perodo de la Internacional Comunista,que predicaba la lucha por el poder basada en alianzas obrero-cam-pesinas. Esta orientacin aisl todava ms a los comunistas, facili-tando la hegemona getulista sobre el an incipiente movimiento delos trabajadores urbanos. La reaccin diferenciada de los pases latinoamericanos a la cri-sis de 1929 fue determinante para que estas fuerzas se constituyesen yse enraizasen en sus respectivos pases. De la misma forma en que lacrisis fue un desafo para cada pas, lo fue tambin para las respectivasizquierdas. La fisonoma de cada pas y de sus izquierdas sali trans-formada de la crisis y, de alguna manera, condicion la trayectoriapoltica de estos pases en las dcadas siguientes. La crisis de 1929, ydcadas ms tarde el advenimiento de las polticas neoliberales, fue-ron las pruebas ms significativas y determinantes para las fuerzas deizquierda en el continente; funcionaron como filtros que selecciona-ron aquellas fuerzas en condiciones de captar los mecanismos histri-cos que enfrentaban y de presentarse como alternativas.La segunda etapa histrica transcurre desde 1930 hasta los aosochenta. Es, al da de hoy, el perodo ms importante en la historia dela izquierda y, al mismo tiempo, en la historia de la propia AmricaLatina. En esta etapa los partidos socialista y comunista se constitu-yencomofuerzasdemasas(logronotorioenChileyUruguay, y,secundariamente, en Brasil y Colombia, entre otros). Tambin se cons-tituyen en fuerzas de masas el PRI mexicano, con foco en el gobiernode Lzaro Crdenas en la segunda mitad de los aos treinta, el getulis-mo en Brasil, el peronismo en Argentina y el APRA en Per, as comosindicatos y centrales sindicales por casi todo el continente.Este perodo es introducido por las reacciones a la crisis de1929, especialmente por la revolucin de 1930 en Brasil, la repblicasocialistaenChileyelmovimientoquederribladictaduradeGerardo Machado en Cuba, entre otros. Contina en la dcada de1930 con movimientos insurreccionales en El Salvador y Nicaragua,dirigidosrespectivamenteporFarabundoMartyAugustoCsarSandino, el gobierno del Frente Popular en Chile en 1938, y el gobier-no de Lzaro Crdenas en Mxico. Polticay movimientos sociales en un mundo hegemnico64Estos fenmenos se insertaban en el inestable marco internacio-nal de entreguerras, con regmenes polticos desestabilizados por lostemblores provocados por la crisis de 1929, que permitieron a variospases valerse de ella para impulsar procesos de industrializacin, yas fortalecer sus clases trabajadoras y expandir los frentes democrti-cos de lucha contra el fascismo. Dichos frentes, a pesar de haberse tra-ducido en una frmula gubernamental slo en el Frente Popular enChile, tuvieron influencia en el cuadro poltico de varios pases, intro-duciendo,juntoalatemticaclasistadelospartidossocialistaycomunista, la cuestin democrtica y, al mismo tiempo, la complejacuestinsobrelanaturalezadelosregmenesylosmovimientosnacionalistas latinoamericanos como el getulismo y el peronismo, per-mitiendo as falsas asimilaciones a los fascismos europeos.Ensusegundocicloenlaposguerraconfluyenmovimientoscomo el peronismo y el getulismo, y revoluciones como la boliviana de1952 y la cubana de 1959, constituyendo el momento de mayor fuerzade la izquierda latinoamericana por los hechos que desencadenara. Eltriunfo de la revolucin cubana, como dijimos, tuvo ms influencias enAmrica Latina que la victoria de la revolucin rusa en Europa. Se gene-raliz el modelo de guerra de guerrillas en un gran nmero de pases:Mxico, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Colombia,Bolivia, Per, Argentina, Brasil y Uruguay. Si la extensin del camposocialista fortaleca a los partidos comunistas en el continente, suhegemonaenelcampodelaizquierdasufridosdurosreveses.Primero, la escisin entre China y la Unin Sovitica, tanto por lasdenuncias del camino adoptado por esta, como por la prdida del pasms populoso del mundo y el surgimiento de divisiones maostas den-tro de los partidos comunistas que, aunque en general poco expresi-vas, debilitaban ese campo. En segundo lugar, la victoria de la revolu-cin cubana, revelando que el primer triunfo estratgico en el conti-nente se daba fuera del PC y como alternativa al mismo. El socialismoy la va insurreccional parecan tornarse el objetivo y la forma delucha dominantes desde aquel momento.La victoria de la revolucin cubana se transform rpidamente,pasando del derrocamiento de una dictadura a un rgimen que asu-ma, por primera vez en el continente y en el hemisferio occidental, elsocialismo. Esto represent una novedad radical para Amrica Latina.De una distante realidad sovitica o china, el socialismo pas a ser unarealidad histrica palpable, pas a representar una actualidad posibleen el momento mismo en que el capitalismo daba muestras de agota-65Emir Sadermiento de su ciclo expansivo de industrializacin sustitutiva de impor-taciones en el continente, y las dictaduras militares reemplazaban alas democracias liberales. Aunque la tentativa de Chile de transicin pacfica al socialismoocurriese ms tarde, el triunfo cubano sell la suerte de los partidoscomunistas en el continente, y el desenlace chileno vino a confirmartal situacin. La izquierda latinoamericana cerraba as su primeragran etapa histrica, en el marco del pasaje de un capitalismo latinoa-mericano de expansin a uno con sntomas de agotamiento en sucapacidad de seguir creciendo segn los moldes del proyecto indus-trializador original, que tambin permiti la alianza entre la burguesaindustrial, las camadas medias y el movimiento sindical, el inicio delciclo de dictaduras militares en el Cono Sur del continente, y la victo-ria de la revolucin cubana, as como las influencias que el modeloinsurreccional cubano produjo en el conjunto del continente. Este fue el tercer perodo de la historia de la izquierda latinoa-mericana, marcado fuertemente por la influencia del triunfo de larevolucin en Cuba. En el marco internacional, tal influencia era for-talecida por una equilibrada relacin de fuerzas entre el campo capita-lista, liderado por EE.UU., y el campo socialista, liderado por la URSS,en un marco de aparente fortalecimiento de este por lo menos consi-derando su expansin y de debilitamiento de aquel. La guerra deVietnam,coneldesgastenorteamericanoylaextensasolidaridadmundial con los vietnamitas; la revolucin cultural china o, por lomenos, la versin difundida a gran parte del mundo de lo que sera esefenmeno; el triunfo argelino en la lucha anticolonial contra Francia;las movilizaciones de la segunda mitad de los aos sesenta, particular-mente en Francia, Alemania, Italia y Mxico, pero tambin otras enJapn y Brasil; y la propia muerte del Che Guevara, un duro golpepara los movimientos revolucionarios de Amrica Latina y del mundo,todo esto sirvi de inmediato como elemento fortalecedor del nimorevolucionario. Al mismo tiempo, los preanuncios de agotamiento delciclo de mayor crecimiento del capitalismo apuntaban hacia un hori-zonte de crisis de acumulacin. Fue en este marco que se dieron varios ciclos cortos de luchaarmadaenelcontinente,siempreteniendocomoreferencialaRevolucinCubanacomomodelovencedor.ElprimeroincluaaCuba, Nicaragua, Venezuela, Per y Guatemala, bsicamente, con unmodelo de guerrilla rural bastante similar al cubano, por lo menos ensucodificacinsegnlostextosdelCheyRgisDebray. EstefuePolticay movimientos sociales en un mundo hegemnico66derrotado,peroretomadoenseguida,segnmoldessimilares,enGuatemala, Per y Venezuela, sumndose nuevamente modalidadesde guerrillaurbanaenUruguay,ArgentinayBrasil,ademsdeColombia, con formas urbana y rural, y en Mxico, en el campo. Los dos ciclos fueron duramente derrotados, en plazos relativa-mente cortos, a lo largo de las dcadas del sesenta y setenta, en granmedida porque perdieron el factor sorpresa, que haba sido importan-te en el caso cubano, y tambin por la reiteracin mecnica de la expe-riencia de Cuba en los casos de guerrillas rurales. En la otra modali-dad, la derrota se produjo por la incapacidad de resolver los impassesde la guerrilla urbana, al trasladar a los centros de dominacin polti-co-militar formas de acumulacin de fuerza tpicas de la guerrillarural, acelerando as enfrentamientos en condiciones desfavorables,aun cuando se lograron niveles importantes de acumulacin de fuer-zas en Uruguay y Argentina. Aun as, en los pases con una estructura econmico-social eincluso formas de dominacin poltica ms similares a las cubanasaquellos de Amrica Central, se dio un tercer ciclo de lucha armada alolargodelosaossetenta,enparticularenlasegundamitadenNicaragua, cuya victoria en 1979 alent la extensin de procesos simi-lares en Guatemala y El Salvador. La victoria sandinista estuvo estre-chamente articulada a la derrota norteamericana en Vietnam y a la cri-sis interna del gobierno de Nixon, que acabaron generando la incapaci-dad de EE.UU. para emprender una nueva intervencin externa, factorque sustituy la sorpresa del caso cubano. La derrota de Jimmy Carter,que representaba la asimilacin de los golpes sufridos por EE.UU., y lareconquista de la ofensiva poltico-militar norteamericana con la victo-ria de Ronald Reagan en 1980, alteraron ese cuadro, lo que acabarasiendo decisivo para el fracaso sandinista y la inviabilidad de nuevasvictorias de la guerrilla en Guatemala y El Salvador, determinando elreciclaje de los movimientos guerrilleros de los dos pases en la luchainstitucional (sobre todo despus de la desaparicin de la URSS), ycerrando as los ciclos de lucha insurreccional en Amrica Latina.Colombia tiene una trayectoria propia, anterior a los ciclos menciona-dos, desde la guerra civil desatada por el Bogotazo de 1948, que se des-arrolla a lo largo de los aos cincuenta, como una continuacin porparte la izquierda las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia(FARC) del acuerdo de unin nacional de los dos partidos tradiciona-les, el liberal y el conservador, protagonistas de la guerra civil, quedesde entonces pasaron a cogobernar juntos el pas.67Emir SaderLa experiencia chilena de tentativa de transicin institucional alsocialismo es un caso particular, que se da a contramano de las ten-dencias y la correlacin de fuerzas en el continente y en especial en laregin del Cono Sur, lo que acabara constituyndose en uno de losfactores de su fracaso su aislamiento y cerco regional. Chile fue unaespecie de laboratorio de experiencias polticas en Amrica Latina,adaptandoalcontinentelaexpresindeFriedrichEngelsparaFrancia. Su movimiento obrero comenz relativamente temprano por-que,siendounaeconomaprimario-exportadoraqueproducayexportaba minerales, desarroll al mismo tiempo una clase obrera yaa fines del siglo XIX, que protagoniz grandes luchas obreras a lolargo de todo el siglo XX.Fue as que Chile tuvo una clase obrera antes que una burguesaindustrial. Tuvo centrales sindicales y partidos socialista y comunistaparticipando directamente en el gobierno del Frente Popular ya en losaos treinta. Fue el pas que protagoniz la tentativa de experienciaalternativa a la revolucin cubana promovida por EE.UU. por mediode la Alianza para el Progreso el gobierno demcrata cristiano deEduardo Frei en los aos sesenta. Y finalmente y, por consiguiente,no por casualidad fue escenario de la nica experiencia poltica detransicin institucional al socialismo en el mundo, con el gobierno dela Unidad Popular, entre 1970 y 1973.Fue un desarrollo nico en el continente, quiz solamente com-parablealdeUruguay, conelquecompartiunalargatradicindemocrtica. Uruguay adopt la jornada de 8 horas de trabajo un aoantesqueEE.UU.,tuvolaleydedivorciosetentaaosantesqueEspaa y el voto femenino catorce aos antes que Francia, y abolilos castigos corporales ciento veinte aos antes que Gran Bretaa(Galeano, 2002).Chile eligi a travs de elecciones todos a sus presidentes entre1830 y 1970, con excepcin de 1891 y del perodo 1924-1931. Se desarro-ll en ese pas un Congreso antes que en los pases europeos, salvoInglaterra y Noruega. La participacin electoral en Chile hacia media-dos del siglo XIX era equivalente a la existente en la misma poca enHolanda, lo que Inglaterra haba conseguido apenas veinte aos antesy que Italia slo tendra veinte aos despus. Chile implant el votosecreto en 1874, antes de que eso ocurriese en Blgica, Dinamarca,NoruegayFrancia.YtuvopartidosqueparticiparonenlastresInternacionales obreras. Y fue el nico pas, adems de Francia yEspaa, que tuvo un gobierno de frente popular.Polticay movimientos sociales en un mundo hegemnico68Chileviviesatradicindemocrticadealternancia.Tuvogobiernosdefrentepopular,conlospartidosradical,socialistaycomunista, a fines de los aos treinta; un gobierno populista militarliderado por el general Carlos Ibez, apoyado por Pern, en los aoscincuenta; un gobierno conservador, otro demcrata cristiano, y final-mente un gobierno socialista-comunista.No fue por azar, por tanto, que Chile se transform en el escena-rio de una tentativa de transicin del capitalismo al socialismo por lava institucional. Tal era la confianza en la democracia del pas, en elderecho a la alternancia en el gobierno: en dcadas anteriores, cuatrogobiernos con principios ideolgicos diferenciados se haban sucedidoen el gobierno sin rupturas institucionales. La izquierda chilena fuetributaria de esa visin y apost fuertemente a una transicin institu-cional, incluso con una victoria electoral en la que obtuvo poco ms deun tercio de los votos, faltando medir el carcter profundo de la tran-sicin propuesta que implicaba la estatificacin de los ciento cincuen-ta mayores monopolios del pas, as como la nacionalizacin de lasminasdecobre,lafuentefundamentaldedivisasparaelpas,enmanos de capitales norteamericanos. Su derrota cerr la trayectoria de los partidos comunistas en elcontinente, que por dcadas haban predicado, en grados variados, elcamino que la izquierda chilena intent poner en prctica. En losaos setenta, la izquierda latinoamericana vio a sus principales esce-narios trasladarse del Cono Sur a Amrica Central, avanzando sin unbalance que permitiese incorporar experiencias y readaptar caminosy formas de lucha.La imagen de la izquierda en el continente era, en 1990, la demayor fragilidad desde que esta surgi en el escenario poltico latino-americano en las primeras dcadas del siglo XX. Los movimientosarmados haban sido duramente derrotados en prcticamente todoslos pases donde se haban desarrollado, vencidos por duras ofensivasrepresivas y regmenes dictatoriales, desapareciendo de la escena pol-tica. El rgimen sandinista se haba agotado y haba sido derrotado enlas urnas en 1990. Los partidos comunistas incluso aquellos quehaban sido tradicionalmente ms fuertes, salvo el cubano y los parti-dos comunistas de Chile y Uruguay fueron reducidos a la impotencia,debilitndose igualmente las centrales sindicales dirigidas o hegemo-nizadas por estos. Algunos llegaron al punto de cambiar su nombre yperder su carcter, como en el caso del PC brasileo. Todo sucedi deforma bastante paralela a lo ocurrido con los partidos comunistas de69Emir SaderEuropa occidental, demostrando cmo el fin de la URSS haba sido unfactordecisivoparasudecadencia.Lasorganizacionessindicalescomo un todo se debilitaron bajo el impacto de las polticas recesivasde ajuste fiscal y flexibilizacin laboral, que en su conjunto promovie-ron la precariedad de las relaciones de trabajo para la mayora de lostrabajadores del continente.Los partidos socialistas y socialdemcratas, as como los movi-mientos y partidos conocidos como populistas y nacionalistas, se reci-claron, tambin de forma paralela al fenmeno europeo, hacia polti-cas neoliberales. El peronismo, el PRI mexicano, el Partido SocialistaChileno, el Partido de la Social Democracia Brasilea (PSDB), la ADen Venezuela, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) deBolivia, son claros ejemplos de tal proceso. Con esto ayudaron a aislartodava ms a los partidos comunistas y otras fuerzas de izquierdams radicales, desecharon sus tradicionales polticas de regulacinestatal de distribucin de renta, y se tornaron responsables por laextensin del neoliberalismo en el conjunto del continente, abando-nando el ya debilitado campo de la izquierda.Un movimiento especfico, tpico del perodo de derrota de laizquierda, fue la tentativa de creacin de un eje para una tercera valatinoamericana,atravsdelllamadoConsensodeBuenosAires.Mediante un documento redactado por el cientista poltico brasileoRoberto Mangabeira Unger, radicado en EE.UU., y por quien fueraministro de Relaciones Exteriores de Mxico, Jorge Castaeda, se pre-tenda constituir una alternativa entre la izquierda tradicional consi-derada estatista y las fuerzas neoliberales. El movimiento correspon-da al segundo flujo del neoliberalismo, liderado por los gobiernos deTony Blair y Bill Clinton desde el centro del capitalismo. El documen-to final fue firmado por dirigentes que luego asumieron los gobiernosde sus pases, como el chileno Ricardo Lagos, el mexicano Vicente Foxy el argentino Fernando de la Ra, y por el candidato a la presidenciade Brasil, Ciro Gomes, que no fue elegido. El movimiento pareca aslanzando al xito, frente la crisis de la izquierda, las seales de agota-miento del primer ciclo neoliberal, y el protagonismo de Clinton yBlair a escala mundial. Cuba, sucesivamente, una referencia central para la izquierdadel continente, fue particularmente afectada por la desaparicin delcampo socialista. El rgimen cubano logr sobrevivir, a diferencia delos regmenes del Este europeo y de la propia URSS, demostrandocmo la legitimidad conseguida por las conquistas de la revolucinPolticay movimientos sociales en un mundo hegemnico70cubana era de una calidad diferente a la de aquellas de los regmenesdel Este europeo, resultantes de la llegada de las tropas soviticas quederrotaron la ocupacin nazi. Sin embargo, el precio pagado por elrgimen cubano fue alto, al quedarse fuera de la integracin interna-cional a la planificacin del campo socialista, que le permita obtenerpetrleo, entre otros bienes estratgicos, a cambio de azcar, ctricos ynquel. Los golpes fueron muy duros e hicieron que el rgimen cubanopasara por sus peores momentos entre los aos 1989 y 1994. Parasuperar relativamente la crisis, el gobierno cubano produjo un drsti-co viraje en su poltica econmica permitiendo la actividad privada enreas hasta ese momento reservadas al sector estatal, a excepcin de laeducacin y la salud, as como tolerando un rea de circulacin deldlar y expandiendo los contratos con empresas extranjeras en el pas.Como resultado de la nueva poltica, en la cual Cuba se propo-neelobjetivodenoretrocederniavanzarenlaconstruccindelsocialismo, debido al cambio negativo en la correlacin de fuerzasinternacional con su efecto directo sobre la economa del pas, la isladej de ser un referente alternativo para la izquierda del continente.Se mantiene la solidaridad con Cuba frente al bloqueo norteamerica-no, pero la experiencia deja de ser un horizonte para el movimientopopular latinoamericano, ya sea como sistema poltico o como mode-lo socioeconmico.El campo de la izquierda qued compuesto por remanentes delas fuerzas que sobrevivieron al perodo anterior (particularmente par-tidos comunistas debilitados), por movimientos sociales, incluso cen-trales sindicales que resistieron al neoliberalismo, y por algunas fuer-zas sui generis que protagonizaron las principales luchas polticas enel plano institucional el Partido de la Revolucin Democrtica (PRD)enMxico,elFrenteFarabundoMartdeLiberacinNacional(FMLN) en El Salvador, el Frente Amplio (FA) en Uruguay y el Partidode los Trabajadores (PT) en Brasil, adems del caso particular del PCde Cuba. Todas estas son fuerzas de diversas procedencias: el PRD esresultado de la fusin entre una escisin del PRI y otras fuerzas deizquierda, incluido el PC; el FMLN es el frente reconvertido de la luchaarmada a la lucha institucional; el FA es la continuacin del frente delos grupos de la izquierda uruguaya que desde los aos sesenta prota-goniza la lucha institucional en el pas; y el PT es originario de losmovimientos sociales en Brasil, que se organizaron como partido pol-tico en 1980. Aunque con orgenes distintos, estas cuatro fuerzas tie-nen varios elementos en comn, herederas como son de las luchas de71Emir Saderla izquierda institucional en el continente, ya sea en su programa deluchas democrticas de reforma o en las formas organizativas. Todasforman parte, junto a las otras fuerzas de la izquierda en el continen-te, del Foro de So Paulo, espacio de encuentro, intercambio de expe-riencias y debates, que se rene peridicamente, desde mediados delos aos ochenta, en varios pases del continente. Lleva ese nombreporque su primera reunin fue en So Paulo.AMRICA LATINA EN LA HORA DE LULABrasil se haba transformado en el eslabn ms frgil de AmricaLatina, por combinar factores econmico-sociales explosivos con unaacumulacin de fuerzas del movimiento popular en los planos social ypoltico superior a la de los otros pases del continente desde los aosochenta. Comparativamente, era el pas ms atrasado de la regin enel desarrollo socioeconmico y en la construccin de fuerzas polticas.Brasil fue favorecido por el privilegio del atraso categora uti-lizada por Trotski al revertir las condiciones que lo desfavorecan.Entre el golpe militar de 1964 y el final de la dictadura se estructuraronuna nueva izquierda y un nuevo movimiento social, mientras que otrospases con izquierdas y movimientos populares ms fuertes comoChile, Argentina y Uruguay experimentaron golpes relativamente mstarde dada esa mayor fuerza, pero tambin, por eso mismo, fueron vc-timas de represiones ms duras. Como resultado, Brasil se desarroll ms en trminos industria-les durante la dictadura militar, sin resolver la cuestin agraria y sinsuperar su significativamente peor distribucin de la renta. La izquier-da se fortaleci en un marco social que mantena sus fragilidades. ElPT, la Central nica de Trabajadores (CUT) y el Movimiento de losTrabajadores Rurales Sin Tierra (MST) son productos directos de esacombinacin, que termin agudizando ms las contradicciones enBrasil que en los otros pases de la regin.La eleccin de Lula como l mismo constat en su discursode toma de posesin es el resultado de un largo proceso histricoque desemboca en el primer presidente de izquierda elegido en elpas. Su victoria abre un nuevo perodo en Amrica Latina, cualquie-ra que sea el destino de su gobierno, porque representa la eleccin deun candidato y de un partido que proponen, por primera vez en elcontinente, la ruptura con el modelo neoliberal puesto en prctica enBrasil en la dcada anterior.Polticay movimientos sociales en un mundo hegemnico72Amrica Latina ingres al siglo XXI viviendo su peor crisis ensetenta aos como resultado de las polticas neoliberales que fragiliza-ron sus economas, debilitaron sus estados y disminuyeron su pesoeconmico y poltico en el mundo. El proyecto norteamericano delALCA y los acuerdos bilaterales de libre comercio entre EE.UU. yvarios pases del continente Chile, Guatemala, El Salvador significa-ron una todava mayor expansin de la capacidad hegemnica nortea-mericana sobre el continente, debilitando sus mrgenes de soberana. La crisis del continente, el pasaje de la economa norteamerica-na a la recesin y el cambio de discurso de EE.UU., privilegiando lamilitarizacin de los conflictos mundiales, produjeron un espacio deliderazgo regional que se haba estrechado considerablemente en elperodo anterior, por la adhesin de prcticamente todos los gobiernosdel continente a las polticas de libre comercio y desregulacin econ-mica. La crisis argentina fue el caso lmite en trminos de retrocesoeconmico y social y, al mismo tiempo, de ausencia del discurso deEE.UU. Fue la primera aplicacin de la nueva poltica que el gobiernode Bush adopt y logr que el FMI hiciese suya: los pases deberanquebrar, as como las empresas, sin que el organismo internacionalasumiera ninguna responsabilidad en relacin con la crisis. Tal actitudcondujo a la Argentina, despus de haber aplicado de la forma msrigurosa las polticas del FMI, a entrar en la peor crisis econmica ysocial que un pas haya vivido en el perodo histrico reciente del capi-talismo, sin ningn socorro de los organismos internacionales.La combinacin entre estas condiciones internacionales y elagotamiento del modelo neoliberal, ms clara en Amrica Latina debi-do a la aplicacin ms profunda y generalizada de tales polticas en elcontinente, engendr una crisis hegemnica, de la cual las victoriaselectoralesdeHugoChvezenVenezuela,LulaenBrasilyLucioGutirrez en Ecuador adems del favoritismo del Frente Amplio enlas elecciones generales de Uruguay en 2004 son una expresin.Los datos son claros: hubo un aumento de nueve puntos porcen-tuales en la tasa de pobreza de la regin, de 35% en 1982 a 44% en2002, y de cinco puntos en la tasa de indigencia, de 15% a 20%, en esemismo perodo, justamente aquel marcado por la aplicacin generali-zada de las polticas de ajuste fiscal y desregulacin econmica. Elcontinente pas a vivir la peor crisis de desempleo, iniciada en 1995,ao de la crisis mexicana, llegando a cerca de 10%, implicando a untotal de 18 millones de personas. En Argentina, por ejemplo, el desem-pleo pas de 7,5 en 1990 a 21,5% a inicios de 2002. Un 45% de la73Emir Saderpoblacin de la regin 45 millones de personas careca de un empleodecente en 1990, porcentaje que ascendi a 50,5%, esto es, 53 millonesde habitantes. De cada diez empleos creados en este perodo, sieteintegrabanelsectorinformal,enelcualapenasdosdecadadiezempleados tienen acceso a beneficios sociales.En su primer gobierno, el ex presidente norteamericano BillClinton ni siquiera cruz el Ro Grande para constatar cmo estabafuncionandoelTratadodeLibreComerciodeAmricadelNorte(TLCAN) en Mxico. El continente pareca adecuarse plcidamente alas propuestas neoliberales, mientras el gobierno de Clinton disfruta-ba la luna de miel producto de la combinacin de la desaparicin de laURSS, la victoria liberal en los pases del Este europeo y la reconquis-ta del crecimiento en la economa norteamericana.Durante su segundo mandato, en la segunda mitad de los aosnoventa, Clinton tuvo que convivir con una transicin a crisis genera-les en el continente, an manifestadas a nivel nacional: la crisis brasi-lea de 1999; la degradacin general de Argentina; las crisis institucio-nales en Ecuador, Bolivia y Paraguay; y la eleccin de Hugo Chvez enVenezuela. La herencia que l deja a su sucesor es un mapa del conti-nente como un mar de crisis, por donde sea que se lo mire: desde Haithasta Uruguay, desde Guatemala hasta Per.La crisis latinoamericana, con sus especificidades nacionales,slo puede ser entendida en el marco de la aplicacin generalizada delas polticas neoliberales en las dos dcadas anteriores. De otra mane-ra, nada explicara la concomitancia de las crisis. La explosividadsocial de los distintos pases y la propia debilidad de las formacionespolticas para enfrentar la crisis son productos tpicos de la aplicacinde aquellas polticas. Sus modalidades especficas de aplicacin per-miten entender sus formas y temporalidad particulares.Los principales epicentros actuales de la crisis son Colombia,Venezuela, Argentina y los pases andinos, Ecuador, Bolivia y Per.Colombia arrastra una crisis profunda desde hace varias dcadas. Elfin de la guerra civil desatada a fines de los aos cincuenta por unacuerdo poltico entre los dos principales partidos el liberal y el con-servadorsignificlapacificacinentrelosmismos,peronuncaalcanz al conjunto del pas, especialmente en el campo, escenario pri-vilegiado de los conflictos armados. El pas pas a vivir esquizofrni-camente entre un sistema poltico institucionalizado, que conviva conndices del 70% de abstencin, y guerrillas rurales originarias de aque-lla guerra, como las FARC, u otras surgidas posteriormente, como elPolticay movimientos sociales en un mundo hegemnico74Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN). Ms adelante se introdujo otroelemento, el narcotrfico, que desde el comienzo organiz fuerzasparamilitares para combatir a los grupos guerrilleros con la conniven-cia de las fuerzas armadas.Cuando el narcotrfico gan proyeccin nacional mostrandocmo haba penetrado profundamente en el aparato de estado, ydebido a la presin de los sucesivos gobiernos de EE.UU., los presi-dentes colombianos pasaron a actuar en contra de este y de la guerri-lla al mismo tiempo. La poltica norteamericana de exportar sus pro-blemas busca, en la erradicacin de las plantaciones de hojas de cocay en el combate a los narcotraficantes, la solucin para una dificultadinterna, el consumo de drogas por parte del mercado ms rico delmundo. Al hacer esto, EE.UU. desva la atencin de su escenariointerno y, al mismo tiempo, encuentra pretextos para situar fuerzasmilitares en una zona estratgica para sus planes expansionistas, lazona andino-amaznica.La nueva doctrina de EE.UU. privilegia a Colombia como unodelosepicentrosdelaguerracontraelterrorismo,juntoconPalestina. Son pases en los que el gobierno de Bush cree encontraren estado puro al terrorismo, un terrorismo ante el cual no debe-ra ceder aceptando negociaciones, pues ello representara un triunfoy un incentivo para este. De esta forma, la modalidad de guerra queEE.UU. pone en prctica, junto con el gobierno colombiano, es laguerra de exterminio, de destruccin de las fuerzas insurgentes, talcomo ocurre con los palestinos. Se trata, por tanto, de un foco de gue-rra deflagrado, abierto, cuyo desenvolvimiento depende del triunfo dela estrategia norteamericana a escala internacional, del suceso de pol-ticas alternativas de integracin continental, y de la capacidad local delas fuerzas opositoras para ganar amplios sectores populares que seopongan a la solucin violenta de la crisis.La crisis venezolana tiene otro origen y otro carcter. Venezuela,por varias razones, nunca tuvo un programa neoliberal efectivamentepuesto en prctica. Cuando Carlos Andrs Prez, del entonces partidosocialdemcrata AD, fue electo por segunda vez, en 1989, hizo algoanlogo a Carlos Menem en Argentina, anunciando al da siguiente desu toma de posesin del cargo un programa neoliberal, en oposicin ala tradicin de su partido y a su propia campaa electoral. El resulta-do fue una enorme manifestacin popular conocida como Caracazo,que fue reprimida violentamente, con el balance oficial de cuatrocien-tos muertos. El gobierno estaba condenado al fracaso desde su inicio,75Emir Saderhecho que fue capitalizado por el levantamiento militar liderado porHugoChvez.Condenadopocodespusporcorrupcin,CarlosAndrsPrezviointerrumpidosuprograma,deformasimilaraFernando Collor en Brasil.Fue sucedido por otro ex presidente, del otro partido tradicio-nal, el COPEI, de origen demcrata-cristiano, Rafael Caldera, queintent frmulas heterodoxas de ajuste fiscal, apoyado en un ex gue-rrillero,TeodoroPetkoff,quepretenda,dealgunaforma,serelFernando Henrique Cardoso de un gobierno que podra ser compara-do con el de Itamar Franco en Brasil. La nueva tentativa tambin fra-cas, y Hugo Chvez capitaliz el descontento por el desempeo de laselites venezolanas en dcadas anteriores que protagonizaron la farradel petrleo, desperdiciando los altos precios del combustible endetrimento de lo que habra podido ser un incentivo para la industria-lizacin y el bienestar del pas. Contrariamente, en gran medida, lacorrupcin explica el hecho de que Venezuela haya continuado siendoun pas petrolero, con las oscilaciones que tal circunstancia produceen la economa del pas.Hugo Chvez triunf con el voto de los marginados sociales y loscrticos a los partidos tradicionales, logr aprobar por plebiscito unanueva Constitucin, reform los rganos de Justicia y obtuvo mayoraparlamentaria.SupolticasebasenlareorganizacindelaOrganizacin de Pases Exportadores de Petrleo (OPEP), favorecidapor el aumento de los precios del petrleo, con lo que promovi polti-cas sociales dirigidas a las clases populares, sin alterar, no obstante, laestructura de poder interna del pas, tanto el poder autonomizado dela empresa estatal de petrleo como los grandes monopolios privados,comenzando por el de los medios de comunicacin. Su poltica econ-mica se bas en el ajuste fiscal, pero, mientras los precios del petrleolo favorecieron, sus polticas sociales tuvieron un papel redistributivorelativamente eficaz.No pas mucho tiempo hasta que las polticas de sabotaje exter-no e interno surtieron efecto, entre ellas la tentativa de golpe de abrilde 2002, la fuga sistemtica de capitales, el desabastecimiento y el lockout de diciembre de 2002 hasta febrero de 2003, incluyendo la inte-rrupcin de la produccin de petrleo. El golpe fue evitado no por elapoyo de la alta oficialidad que haba acompaado a Chvez en su lle-gada al gobierno, sino por la baja oficialidad, y sobre todo por la movi-lizacin de un emergente movimiento popular que se daba cuenta deque sera la principal vctima del golpe.Polticay movimientos sociales en un mundo hegemnico76La corrida pas a ser contra el tiempo. La oposicin buscabaderribar a Chvez antes de que la situacin latinoamericana se le tor-nara favorable, antes de que la nueva ley del petrleo recuperara parael gobierno buena parte del 80% de los royalties que se llevaba la tec-nocracia de la empresa, y antes de que la nueva ley de tierras contra laespeculacin urbana y el latifundio rural entrara en vigor. Y, adems,antes de que el nuevo movimiento de masas pudiera constituirse enuna fuerza orgnica suficiente para contrabalancear el poder de losmedios de comunicacin y la opinin pblica formada por estos. Estacorrida es la que deja abierto el proceso venezolano, dependiendo dela evolucin poltica del proceso de integracin sudamericana delMERCOSUR, liderado por Brasil y Argentina, del destino de la polti-ca guerrera de la administracin Bush y de la situacin de disputapoltica y social interna.La Argentina fue un pas que vivi situaciones extremas dealguna forma sucedi a Chile como laboratorio de experiencias polti-cas latinoamericanas desde el fracaso de la dictadura militar surgidadel golpe de 1966 y la transicin de retorno a la democracia liberal,conlaesperadavictoriaelectoraldelperonismo.Estaltima,sinembargo, se mezcl con otro fenmeno en ascenso en aquel momentoen el continente y, en particular, en el Cono Sur: las guerrillas urbanas,tambin presentes en Uruguay y Brasil.El peronismo triunf incorporando tanto sectores de extremaderecha, que siempre haban estado presentes en su seno, esta vez arti-culadosconsectoresdelasFuerzasArmadas,representadosporLpezRegaylaTripleA,comogruposguerrilleros,deloscualesMontoneros fue la expresin ms fuerte, incluyendo gran parte delempresariado nacional y, particularmente, el entonces fuerte movi-miento sindical organizado.El golpe militar que en 1976 termin con el fracasado retorno delperonismo fue el modelo ms acabado de un rgimen de terror contrael movimiento popular y contra cualquier resquicio democrtico sobre-viviente, golpeando profundamente la capacidad de organizacin y deexpresin social y poltica. La tambin frustrada transicin democrti-ca dirigida por los radicales, que incluy dos crisis de hiperinflacin,desemboc en el retorno de los peronistas, esta vez como agentes depolticas neoliberales, con Carlos Menem. Despus de haber prometi-do un shock productivo, apenas Menem asumi el poder entreg lasriendas de la economa a los economistas liberales ms tradicionales,adversarios histricos del peronismo, hasta llegar al esquema de la77Emir Saderparidad cambiaria puesto en prctica por Domingo Cavallo, formaextrema alcanzada por la prioridad dada a la estabilidad monetaria, enun pas traumatizado por el rgimen del terror poltico y las hiperinfla-ciones. Fue entonces, en manos de la fuerza partidaria tradicionalrepresentativa del movimiento obrero, que se implant el neoliberalis-mo en Argentina, en una modalidad tambin pionera.La crisis actual que enfrenta el pas es una consecuencia de laextensin de la crisis desencadenada por la solucin artificial que laparidad cambiaria adoptada represent para Argentina. Nunca antes un pas retrocedi tanto fuera de tiempos de guerra.Lo que haba sido un paradigma para el FMI y el BM se transform ensu opuesto, como una consecuencia inevitable de haber adoptado deforma tan ortodoxa las polticas de los organismos internacionales.Lospasesandinos,enparticularEcuador,BoliviayPer,representaron, a lo largo de los ltimos aos, los mejores ejemplosde crisis estructural en pases para los cuales el mercado internacio-nal, reorganizado segn los moldes de las polticas neoliberales, nodeja lugar, relegndolos a la situacin de sus pares centroamerica-nos, con economas primario-exportadoras totalmente dependientesdel mercado de EE.UU. La particularidad de estos pases es la pre-sencia de un movimiento de masas de origen rural cuyo eje es elmovimiento indgena.La ineficacia de las polticas neoliberales puestas en prctica a lolargo de las dos ltimas dcadas profundiz la crisis social existente,sin haber conseguido retomar el desarrollo ni conquistar la estabilidadpoltica, y generando adems una serie de crisis institucionales quemarcan la historia poltica reciente de estos pases como reflejo de unaprofunda crisis hegemnica. Ecuador, que no pudo contar con unaexperiencia relativamente prolongada como aquella de Fujimori con-solidado en el poder por la estabilidad monetaria, pero tambin por elxito en el combate a las guerrillas, ni con una cierta estructura parti-dariasobrevivientecomoladeBoliviaMovimientoNacionalistaRevolucionario (MNR), MIR ni la direccin poltica de Hugo Banzer,reflej de forma ms directa esta inestabilidad econmica, social ypoltica, con la sucesin de presidentes electos y depuestos, la dolari-zacin, y la eleccin de Lucio Gutirrez como presidente con el apoyodel movimiento indgena, que por primera vez en la historia del pastuvo participacin directa en el gobierno.El siglo XXI encuentra a Amrica Latina frente a alternativascontradictorias en un cuadro internacional complejo. Por un lado, unPolticay movimientos sociales en un mundo hegemnico78marco mundial de fuerte hegemona norteamericana, aunque no basa-da en su capacidad de expansin econmica: por el contrario, agota-do, el ciclo expansivo de la economa de EE.UU. fue sustituido por unciclo recesivo, con la consecuente restriccin del comercio internacio-nal y de las demandas provenientes de los mercados centrales del capi-talismo. EE.UU. busca protegerse, extendiendo su hegemona en elcontinente a travs de la propuesta del ALCA, lo que le posibilitaraexpandir el podero econmico de sus corporaciones sin contrapesos,como ya ocurre en Amrica del Norte con el TLCAN.Los dilemas internos de cada pas de Amrica Latina prolongar elmodelo de ajuste fiscal o romper con el neoliberalismo y buscar unmodelo alternativo se expresan en el plano regional por la disyuntivaentre el ALCA y el MERCOSUR. El primero es la secuencia lgica de laaplicacin de las polticas de apertura de las economas nacionales enesta regin del mundo, en un momento en que grandes zonas de integra-cin de las mayores economas del planeta estn siendo articuladas y enque pocas monedas podrn resistir a escala internacional. La propuestadeintegracincontinentalbajolagidadelamayoreconomadelmundo, en el marco de su propia moneda, parece el complemento natu-ral para las polticas practicadas en las dos ltimas dcadas en el conti-nente, de las que el TLCANes una expresin regional. Amrica Latina enla hora de Lula significa el arreglo de cuentas de la izquierda latinoame-ricana con su propia trayectoria a lo largo de los ltimos aos. Por eso elao 2003 es tan importante para la izquierda y para el continente comolo fue el ao 1973, tres dcadas atrs. En ese momento, con los golpesmilitares en Chile y Uruguay, se termin un ciclo histrico de avances ytentativas polticas de construir alternativas al capitalismo dependienteen crisis, cerrando el cerco sobre lo que sera el nuevo gobierno peronis-ta en la Argentina, hasta que el golpe de 1976 dej definitivamente con-solidado el nuevo perodo contrarrevolucionario en la regin.El ao 2003 puede constituir el inicio de un nuevo perodo his-trico para el continente o del agotamiento de un modelo y, con l, delas fuerzas que, en oposicin al mismo, no supieron cmo o no fueroncapaces de superarlo. Los primeros indicios no son auspiciosos: la faseinicial de los gobiernos de Lula y Lucio Gutirrez da ms la impresinde continuidad que de ruptura. Los violentos acontecimientos quemarcan el inicio del gobierno de Snchez de Lozada en Bolivia revelancmo sociedades extremadamente agotadas por la elevacin brutal delos niveles de explotacin y expropiacin de derechos ya no soportanun nuevo ciclo de ajustes recesivos.79Emir SaderPolticay movimientos sociales en un mundo hegemnico80Y, sin embargo, parece que justamente es esto lo que los nuevosgobiernos, ahora con apoyo de los movimientos sociales y en nombrede la izquierda, sealan como una transicin para la salida del mode-lo o para su renovacin. Cuando Lula fue electo, el semanario britni-coTheEconomisttitulsueditorialWillhefinishthejob?(Terminar l el trabajo?), refirindose a la complementacin delas reformas llevadas a cabo por Fernando Henrique Cardoso, de lamisma manera en que Tony Blair, tambin electo contra el modeloneoliberal, hizo con Margaret Thatcher. En poco tiempo, esta espe-ranza de la derecha y los temores de la izquierda parecen encontrarrespaldo, cuando miembros del nuevo gobierno brasileo presentanreformas a los regmenes jubilatorio y tributario como sus primerospasos, como formas de conquistar ndices de mercado favorables yas, al disminuir el denominado riesgo Brasil, conseguir bajar lastasas de inters y pasar del actual crculo vicioso heredado del neoli-beralismo a un crculo virtuoso. Adems, miembros de ese gobiernoreivindicanparaselcorajedecumplirlasreformasqueFernando Henrique Cardoso fue incapaz de realizar, como confir-mando que el paquete de reformas est realmente convirtindose enla denominada segunda generacin de reformas propuestas por elBanco Mundial.Todo confirma que el ao 2003 se ha convertido en un ao deci-sivo para Amrica Latina y su izquierda. La direccin que asumir lahistoria latinoamericana en el nuevo siglo empieza a ser decididadesde este momento.BIBLIOGRAFACastaeda, Jorge 1994 Utopia desarmada (So Paulo: Companhia das Letras). Galeano, Eduardo 2002 O teatro do bem e do mal (Porto Alegre: L&PM).