Ambientación - Secretariado JMV testigos y... · nueva forma de entender y de vivir la fe, en la...

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    Objetivos:

    Conocer en qué consiste el martirio y, en concreto, en el

    siglo XX, acercándose al testimonio de los mártires de la

    Familia Vicenciana.

    Confrontar nuestra coherencia de vida cristiana y

    opción, consagrada o laical, a la luz de la entrega de estos

    testigos cercanos, miembros de nuestra misma familia,

    en la Iglesia de Jesucristo.

    Descubrir la llamada a la santidad que está grabada en

    el corazón de todo hombre, sin importar la edad, y

    reconocer el camino de la santidad en lo cotidiano y

    simple de la vida.

    Entender el significado del logotipo de la beatificación

    de los mártires vicencianos.

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    Ambientación:

    “¡Eso es ser cristiano! Ése es el coraje que tenemos que tener

    para sufrir y para morir, si es preciso, por Jesucristo” (SVP

    XI, 215).

    Seguro que cada uno de nosotros hemos escuchado más de

    una vez la palabra mártir en situaciones y de boca de

    diferentes personas, pero ¿sabemos que significan las

    palabras mártir y martirio? (Se realizará una tormenta de

    ideas que quedará recogida en la pizarra, un papel continuo,

    etc… Cuando estén todas las ideas se buscará, entre todos

    los miembros del grupo, la definición de estos dos conceptos;

    tras esto el catequista presentará las siguientes

    definiciones).

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    - Según la R.A.E.:

    Del latín tardío martyr, -y̆ris, y este del griego μάρτυς, -υρος

    mártys, -yros; propiamente 'testigo'.

    1. Persona que padece muerte en defensa de su religión.

    2. Persona que muere o sufre grandes padecimientos en

    defensa de sus creencias o convicciones.

    Según el Youcat:

    MÁRTIR (del griego martyria = testimonio): Un mártir cristiano es

    una persona que está dispuesta a sufrir violencia e incluso dejarse

    matar por Cristo, que es la verdad, o por una decisión de conciencia

    que procede de la fe.

    - Según la R.A.E.:

    Del latín tardío martyrĭum, y este del griego μαρτύριον martýr.

    1. Muerte o tormentos padecidos por causa de una religión,

    unos ideales, etc.

    Según el Catecismo de la Iglesia Católica:

    El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa

    un testimonio que llega hasta la muerte. El mártir da testimonio de

    Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad. Da

    testimonio de la verdad de la fe y de la doctrina cristiana. Soporta

    la muerte mediante un acto de fortaleza. “Dejadme ser pasto de

    las fieras. Por ellas me será dado llegar a Dios” (S. Ignacio de

    Antioquía).

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    El martirio es una realidad que impregna la vida de la Iglesia

    desde sus mismos orígenes, de hecho, la fundación misma de

    nuestra Fe se produce por el martirio: Jesucristo es el

    primer mártir del cristianismo.

    Cristo, en el Sermón de Montaña, establece las bases de una

    nueva forma de entender y de vivir la fe, en la que queda

    patente, de forma muy especial en su última parte, las

    consecuencias a que nos puede llevar esta nueva forma de

    materializar el Amor que Dios nos tiene en medio del mundo:

    “Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y

    digan con mentira toda clase de mal

    contra vosotros por mi causa.

    Alegraos y regocijaos, porque

    vuestra recompensa será grande

    en los cielos; pues de la misma

    manera persiguieron a los

    profetas anteriores a vosotros”

    (Mt. 5, 11-12).

    Esta forma de entender la

    existencia ha marcado la vida de

    los cristianos, desde los albores

    del siglo I hasta nuestros días,

    Para profundizar:

    Pero la realidad del martirio es

    muy anterior a los dos mil años

    de existencia del cristianismo. A

    lo largo de la Historia de la

    Salvación tenemos ejemplos de

    personas que entregaron su vida

    a aquellos que se la reclamaban

    por el odio a sus creencias:

    Segundo libro de los Macabeos,

    capítulo 7

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    sufriendo, en muchos periodos de la historia, la

    incomprensión de sus contemporáneos.

    Ejemplo de ello es San Esteban, denominado en la hagiografía

    cristiana como Protomartir, por ser el primer hombre en

    morir por seguir a Jesucristo (Proto del griego πρωτο-

    prōto- “primero”).

    “Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba entre el pueblo grandes prodigios y señales. Se levantaron unos de la sinagoga

    llamada de los Libertos, cirenenses y alejandrinos, y otros de Cilicia

    y Asia, y se pusieron a disputar con Esteban; pero no podían resistir

    a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Entonces sobornaron a

    unos hombres para que dijeran: «Nosotros hemos oído a éste

    pronunciar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.» De esta

    forma amotinaron al pueblo, a los ancianos y escribas; vinieron de

    improviso, le prendieron y le condujeron al Sanedrín. Presentaron

    entonces testigos falsos que declararon: «Este hombre no para de

    hablar en contra del Lugar Santo y de la Ley; pues le hemos oído

    decir que Jesús, ese Nazareno, destruiría este Lugar y cambiaría las

    costumbres que Moisés nos ha transmitido.» El Sumo Sacerdote

    preguntó: «¿Es así?» Él respondió: «Hermanos y padres, escuchad

    (…). ¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron

    a los que anunciaban de antemano la venida del Justo, de aquel a

    quien vosotros ahora habéis traicionado y asesinado; vosotros que

    recibisteis la Ley por mediación de ángeles y no la habéis

    guardado.» Al oír esto, sus corazones se consumían de rabia y

    rechinaban sus dientes contra él (…). Entonces, gritando fuertemente,

    se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él; le

    echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos

    pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo. Mientras

    le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe

    mi espíritu.» Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor,

    no les tengas en cuenta este pecado.» Y diciendo esto, se durmió.”

    (Hc 6, 8-14; 7, 1-2 52 54-60)

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    Muchos otros siguieron a Esteban

    en el camino del martirio, como

    los Apóstoles en los primeros

    años, o los Papas, obispos,

    sacerdotes, diáconos y fieles

    laicos de todos los estamentos

    sociales, que sufrieron alguna de

    las persecuciones que se llevaron

    contra la nueva fe en el Imperio

    Romano.

    A lo largo de los siglos se han sucedido

    diferentes persecuciones, más

    o menos numerosas en

    función del periodo, ligadas

    principalmente a la expansión

    de la fe cristiana por todos

    los rincones del mundo.

    Prueba de ellos son los

    múltiples misioneros de la

    Familia Vicenciana que

    dieron su vida en pos de la

    evangelización de todos los

    hombres.

    Continuadores de esta

    historia son los 60 miembros

    de la Familia Vicenciana

    Para profundizar:

    Actas martiriales de San

    Fructuoso, San Augurio y San

    Eulogio, primeros mártires

    conocidos en suelo hispano:

    http://ajubilar.arquebisbattar

    ragona.cat/ftp/actes_martiri/

    ActasPasion.esp.pdf

    Para profundizar:

    François-Regis Clet:

    http://congregaciondelamision.blogsp

    ot.com.es/2013/11/4-francisco-

    regis-clet-cm.html

    Jean Gabriel Perboyre:

    http://congregaciondelamision.blogsp

    ot.com.es/2013/11/3-juan-gabriel-

    perboyre-cm.html

    Justino de Jacobis:

    http://congregaciondelamision.blogsp

    ot.com.es/2013/11/2-san-justino-de-

    jacobis.html

    http://ajubilar.arquebisbattarragona.cat/ftp/actes_martiri/ActasPasion.esp.pdfhttp://ajubilar.arquebisbattarragona.cat/ftp/actes_martiri/ActasPasion.esp.pdfhttp://ajubilar.arquebisbattarragona.cat/ftp/actes_martiri/ActasPasion.esp.pdfhttp://congregaciondelamision.blogspot.com.es/2013/11/4-francisco-regis-clet-cm.htmlhttp://congregaciondelamision.blogspot.com.es/2013/11/4-francisco-regis-clet-cm.htmlhttp://congregaciondelamision.blogspot.com.es/2013/11/4-francisco-regis-clet-cm.htmlhttp://congregaciondelamision.blogspot.com.es/2013/11/3-juan-gabriel-perboyre-cm.htmlhttp://congregaciondelamision.blogspot.com.es/2013/11/3-juan-gabriel-perboyre-cm.htmlhttp://congregaciondelamision.blogspot.com.es/2013/11/3-juan-gabriel-perboyre-cm.htmlhttp://congregaciondelamision.blogspot.com.es/2013/11/2-san-justino-de-jacobis.htmlhttp://congregaciondelamision.blogspot.com.es/2013/11/2-san-justino-de-jacobis.htmlhttp://congregaciondelamision.blogspot.com.es/2013/11/2-san-justino-de-jacobis.html

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    (Congregación de la Misión, Hijas de la Caridad, Clero

    Diocesano, Hijos de María y Asociación de la Medalla

    Milagrosa) que serán beatificados el próximo 11 de

    Noviembre de 2017 en Madrid, por su fidelidad a Cristo

    hasta las últimas consecuencias, en un clima cargado de odio

    antirreligioso. Sus muertes, en medio de la persecución

    religiosa desatada en la España de los años 30, “son un signo

    elocuente y grandioso que se nos pide contemplar e imitar.

    Ellos muestran la vitalidad de la Iglesia; son para ella y la

    humanidad, como una luz, porque han hecho resplandecer en

    las tinieblas la luz de Cristo” tal y como nos recuerda el San

    Juan Pablo II. Pero no todos los caídos, víctimas del odio

    irracional de unas ideologías fratricidas, son considerados

    mártires, sino que para ello han de darse tres circunstancias

    fundamentales:

    1. Confesar abiertamente su fe en Jesucristo, verdadero

    y único motivo de su muerte, por ello en el momento de su

    ejecución gritan: ¡Viva Cristo Rey!

    2. Morir perdonando a sus perseguidores, acto de amor

    supremo, que produce tal impacto en aquellos que les

    reclaman la vida, que son ellos mismos los que dan

    testimonio de esta circunstancia.

    3. Poner la vida en manos de Dios, como hizo Jesús en la

    cruz: ¡Padre a tus manos encomiendo mi espíritu!, por ello

    piden confesar y comulgar antes de la ejecución de las

    sentencias.

    El logo de esta gran fiesta es un compendio de la forma de

    vida y la adhesión incondicional a Jesucristo de estos sesenta

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    hermanos nuestros, pero ¿sabemos cómo es y lo que

    significa? (Se reparten las diferentes partes del logo

    recortadas para se monte entre todos los miembros del

    grupo e intenten explicar el porqué de cada una de las partes

    que lo forman. Tras esto se repartirán las explicaciones de

    cada una de las partes para que sean leídas por los

    asistentes).

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    El elemento central del logotipo es la CRUZ, expresión del

    “amor más grande” de Cristo, primer Mártir, y también de la

    entrega de los mártires al afrontar la muerte, uniéndola a

    Jesucristo.

    El COLOR ROJO de la cruz simboliza la sangre derramada por

    Cristo y por los Mártires de Cristo. Ellos “vencieron en virtud

    de la sangre del Cordero, y por la palabra del testimonio que

    dieron, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte” (Ap.

    12,11).

    La M en la que se apoya la Cruz nos recuerda el reverso de la

    “Medalla Milagrosa”, a María de Nazaret de la que nace el

    Salvador, a la Virgen Madre “al pie de la Cruz”, uniéndose a su

    Hijo en el “Calvario” (Jn. 19,25). Los Mártires de la Familia

    Vicenciana destacan por su devoción a la Virgen Inmaculada de

    la Medalla Milagrosa, que les fortaleció en el momento del

    testimonio, hasta derramar su sangre por la Fe en Cristo.

    La PALMA que acompaña a la cruz, con forma de primeros

    cristianos, al que se han unido los Mártires del s. XX en España

    y de la victoria final de la “fe que vence al mundo” (Cf. 1 Jn

    5,4).

    Las LLAMAS DE FUEGO representan también el fuego del

    Espíritu que descendió sobre los Apóstoles en Pentecostés

    (Hch. 2,3) y les dio valentía para dar testimonio, y la misión de

    los creyentes de ser la “luz del mundo” (Mt. 5,14).

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    El ROSTRO DE SAN VICENTE DE PAÚL, tomado del logo

    del 400 aniversario del Carisma Vicenciano, nos recuerda que

    los mártires de la Familia Vicenciana del s. XX en España son

    también testigos de la caridad y evangelización, testamento

    de San Vicente para sus seguidores. Los mártires fueron

    testigos de caridad para con los hermanos más débiles, y ello

    les llevó a dar testimonio supremo de caridad en el martirio.

    El círculo alrededor de la cruz, “MARTIRES DEL S. XX –

    FAMILIA VICENCIANA”, es expresión de la plenitud de vida

    a la que Dios nos llama y que los Mártires disfrutan.

    2 Hijas de la Caridad, 40 miembros de la Congregación de la

    Misión (24 sacerdotes y 16 hermanos), 5 Sacerdote de la

    Diócesis de Cartagena-Murcia, 7 miembros seglares de la

    Asociación de Hijos de María y 6 caballeros seglares de la

    Medalla Milagrosa.

    (Se leerá en el grupo la reseña biográfica de uno de los

    mártires. Aquí se propone la de Modesto Allepuz Vera,

    pudiendo elegirse otra de la web e incluso, si el grupo es

    numeroso, pueden seleccionarse varias y repartirlas en

    pequeños equipos de trabajo que las leerán y las presentarán

    al resto).

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    Modesto Allepuz Vera

    FORMACIÓN Y APOSTOLADO:

    Como sus hermanas, asistió desde niño a la escuela cuando

    se fundó la asociación de Hijos de María de la Medalla

    Milagrosa. Modesto empezó como aspirante con

    entusiasmo y permaneció hasta la muerte unido a la

    Asociación, que es como decir a la Santísima Virgen.

    A los 18 años fue elegido secretario general. A sus escritos

    le debemos escenas preciosas de la historia de la Asociación. En 1931

    contrajo matrimonio y pasó a de la sección de caballeros. Era contable de

    una buena empresa y persona conocida en Cartagena que ejercía un cierto

    liderazgo.

    Fue un decidido propagandista de la sindicación cristiana. Cuando España se

    desangraba en una lucha política enconada, él desde el periódico y desde

    la tribuna, predicó siempre la doctrina del amor de Jesucristo. La horda

    comunista necesariamente había de cebarse en él.

    MARTIRIO:

    Lo prendieron el 18 de agosto de 1936 en el pueblo de canteras y lo

    condujeron a la cárcel de San Antón. Lo juzgaron y condenaron junto a sus

    compañeros de asociación Gonzálbez y Ardil en el primer juicio de jurados

    celebrado en el arsenal de Cartagena conforme al decreto de Azaña de 25

    de agosto que es una auténtica burla a la justicia y al derecho. El juicio tuvo

    lugar del 16 al 19 de septiembre. Ellos confirmaron su pertenencia a la

    Asociación. Los catorce jueces populares, los testigos, y los acusadores,

    pertenecían al frente popular, los mismos que el 25 de julio habían quemado

    las iglesias de Cartagena. El sábado 19 sobre las 12 de la noche se dictó la

    sentencia condenándolos a muerte. Les mataron de madrugada el 22 de

    septiembre de 1936 en el cementerio, sin más delito que haberse mantenido

    fieles a Dios y a la Asociación de la Medalla Milagrosa.

    Son impresionantes los detalles de la última noche que pasaron los tres

    congregantes preparándose para el sacrificio. Se confesaron, perdonaron a

    los causantes de su muerte y animaron a sus familiares. Recuerda un cuñado

    de Modesto: “con mucha entereza y sin ninguna lágrima le dijo a su esposa:

    Teresita no estés triste. No llores, porque a mí me llama Dios y me voy con él.

    No tomes represalias ni odios contra nadie. Terminó su visita tranquilizándonos

    a todos, diciéndonos que se iba con Dios, y que desde allí nos cuidaría a

    todos”. Otro testigo añade: “entre lloros y abrazos a los suyos, vivas a la

    milagrosa, canto del himno de la asociación y rezo del santo rosario, les

    animaban con gran entereza, siendo ellos los que deberían haber sido

    animados”. Se complementa este relato en las biografías de Gonzálbez y de

    Ardil que puedes consultar en:

    http://www.beatificacionmartiresvicencianos.org/biografia-martires

    http://www.beatificacionmartiresvicencianos.org/biografia-martires

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    Reflexión:

    (Tras la lectura de la reseña biográfica el catequista

    plantea un momento de reflexión personal, guiada con las

    siguientes preguntas. Una vez terminado el tiempo de

    silencio se compartirán las reflexiones en gran grupo).

    ¿Qué opinas sobre la situación que describe el texto?

    ¿Qué piensas sobre como actuaron los mártires

    (Modesto Allepuz Vera)?

    ¿Cómo hubieras actuado tú en esta situación?

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    El 4 de marzo de 2009, por primera vez en la historia, la

    oficina para las Instituciones Democráticas y los Derechos

    Humanos (ODIHR) de la Organización para la Seguridad y la

    Cooperación en Europa (OSCE), organizó una mesa redonda

    en Viena dedicada especialmente a los riesgos que hoy

    experimenta el derecho a la libertad religiosa de los

    cristianos.

    Según Mario Mauro, representante contra la discriminación

    de los cristianos de esta institución, de cada 100 personas

    que mueren en el mundo por persecución religiosa 75 serían

    cristianos.

    Estas cifras, según Monseñor Mario Toso, Secretario del

    Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, convierten a los

    cristianos en el grupo religioso más perseguido del mundo.

    Según la entidad cristiana Puertas Abiertas, fundada en

    Holanda por el Hermano Andrés en 1955, y con sede en

    Madrid desde 1998, el número de cristianos sometidos a un

    alto nivel de persecución en todo el mundo durante el pasado

    año 2016, asciende a 215 millones.

    http://www.osce.org/es/

    https://www.puertasabiertas.org/persecucion/listamundial/

    https://www.puertasabiertas.org/persecucion/listamundial/

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    Pero la persecución a los cristianos no es algo exclusivo de

    los países en vías de desarrollo, según Janez Lenarcic,

    Director de la oficina para las Instituciones Democráticas y

    los Derechos Humanos (ODIHR), "se ha puesto claramente

    de manifiesto, que la intolerancia y la discriminación contra

    los cristianos se manifiestan de varias formas en el área de

    la OSCE". Esta discriminación viene producida

    principalmente por "casos en que se producen imágenes

    inadecuadas de la identidad y de los valores cristianos por

    parte de los medios de comunicación y de la política, que

    llevan a malentendidos y prejuicios".

    Reflexión:

    Como vemos en los informes, la persecución a los cristianos no es

    algo del pasado. Si bien es verdad que en el mundo occidental-

    desarrollado hoy en día la gente no muere por profesar una

    determinada religión, los cristianos estamos expuesto a otros

    tipos de martirios que no acaban con nuestra vida física, pero si

    con nuestra vida laboral, social, personal, etc… (Al igual que en la

    reflexión anterior, el catequista dejará un tiempo de silencio que

    irá guiando a través de las siguientes preguntas, para después

    compartir en el grupo. Es bueno que dejemos que los jóvenes se

    confronten entre ellos mismos, sobre su comportamiento y sobre

    su compromiso cristiano).

    ¿Te has sentido rechazado o discriminado por ser cristiano?

    Ante estas situaciones… ¿Cómo actúas? ¿Con violencia, con

    rebeldía?

    ¿Serías capaz de actuar como los mártires que has visto a lo

    largo de esta catequesis? ¿Por qué? (Ponle palabras a aquello

    que te frena a actuar de ese modo).

    Cuando has visto que otro es atacado o tratado injustamente

    por su fe, ¿cómo has actuado?

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    Como dice un refrán popular “Es muy fácil ver los toros desde

    la barrera”, pero a nosotros se nos pide que vayamos más allá,

    que dejemos las seguridades que construimos a nuestro

    alrededor y que salgamos fuera… El Papa Francisco dice

    especialmente a los jóvenes “quiero que se salga afuera,

    quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos

    defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea

    instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea

    clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros

    mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones son para

    salir…”, aunque sabemos que muchas veces, ese salir, supone

    que nos cierren las puertas en las narices, que no nos dejen

    entrar, que nos señalen con el dedo… Pero es el mismo Papa

    el que nos da la clave de lo que, como cristianos debemos

    hacer: “los jóvenes tienen que salir, tienen que hacerse valer,

    los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar

    por esos valores, y los viejos abran la boca, los ancianos abran

    la boca y enséñennos, transmítannos la sabiduría de los

    pueblos”.

    Pero sabemos que la tarea no es fácil, y que el hombre, en

    soledad, no llega lejos. Por ello el propio Jesús envió a sus

    discípulos a predicar “de dos en dos”. Y nosotros, siguiendo

    el ejemplo del Maestro, nos vamos a comprometer como

    grupo, de forma que donde uno no llegue lleguen los demás y

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    que cuando uno caiga, los demás le ayuden a levantarse, y que

    cuando uno se extravíe el resto le devuelva al camino. (Ahora

    el grupo piensa un compromiso, alcanzable según su edad y

    nivel de maduración en la fe, que desean asumir para ser

    testimonio del Amor de Dios en medio del mundo. Es un

    compromiso asumido por todos y que entre todos han de

    llevar a cabo, de forma que se deberá evaluar con cierta

    periodicidad, puesto que es algo que pertenece al grupo en su

    conjunto).

    Para finalizar este tiempo que hemos dedicado a reflexionar

    sobre los mártires, su vida, su ejemplo… queremos acercar

    nuestro corazón de hombres al corazón de Dios, de donde

    brota el único Amor que merece la pena seguir. Para ello

    escuchemos atentamente la palabra de Dios, fuente y

    alimento de nuestra Fe, que ha de crecer y fortalecerse cada

    día, hasta ser capaces de dar la vida.

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    Evangelio: Jn. 17, 11b-19.

    Peticiones: (Cada uno de los miembros del grupo formulará

    en alto la petición que considere necesaria al Señor para

    poder dar razón de su Fe en las situaciones de martirio que

    ha descubierto en su propia realidad).

    Sabemos que nuestras fuerzas son limitadas, y que muchas

    veces nuestra humanidad (vergüenza, pudor, necesidad de

    aceptación, promoción personal…) pesa más que nuestro

    anhelo de seguir a Jesucristo, por ello pidámosle a Dios su

    ayuda en cada una de las situaciones de nuestro día a día,

    orando de esta manera:

    Dios que comenzó en ti la obra buena, el mismo las lleve

    a término.

    En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo:

    “Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado,

    para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo

    guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y

    ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se

    cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo

    para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he

    dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del

    mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires

    del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como

    tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu

    palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío

    yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que

    también se consagren ellos en la verdad”.

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    Señor, Padre Misericordioso,

    que suscitaste en San Vicente de Paúl

    una gran inquietud

    por la evangelización de los pobres,

    infunde tu Espíritu

    en los corazones de sus seguidores.

    Que, al escuchar hoy

    el clamor de tus hijos abandonados,

    acudamos diligentes en su ayuda

    “como quien corre a apagar un fuego”.

    Aviva en nosotros la llama del carisma

    que desde hace 400 años

    anima nuestra vida misionera.

    Te lo pedimos por tu Hijo,

    “el Evangelizador de los pobres “,

    Jesucristo nuestro Señor. Amén.

    Oración conjunta: Padre nuestro

    Oración final: Oración para el 400 aniversario del Carisma

    Vicenciano