Alvar, M. Bilingüísmo y Diglosia en Español
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Alvar, Manuel. Cuestiones de bilingüismo y diglosia en el español. En: biblioteca virtualCervantes. www.cervantesvirtual.com
http://www.cervantesvirtual.com/obravisordin/cuestionesdebilingismoydiglosiaenelespaol!/html/!!e""b#a$%b%&&d"acc'!!%&$(ce)!)*+&&.html-+!+
"echa: %* de "ebrero de %!&(
Viejas y nuevas ideas
Muchas cosas han pasado desde ue la Academia inclua la palabra bilingüismo en
su Diccionario. 0antas ue hasta las de"iniciones se nos han uedado imprecisas en las
propias columnas del repertorio1 en la edici2n de &3$* se nos dice del bilingüe 4ue hablados lenguas5 y del bilingüismo ue es el 4uso habitual de dos lenguas en una misma
regi2n5. 6esulta ue no hay una coherencia total entre ambas de"iniciones, pues al hablante
no se le e7ige otra cosa ue el conocimiento de esos dos instrumentos, sin mayores
precisiones, mientras ue el uso se condiciona 4en una misma regi2n5. 82gicamente
el DRAE no es ese diccionario lingüstico en el ue los problemas de un determinado
metalengua9e deban ser solucionados de acuerdo con unos conocimientos tcnicos, sino la
obra ue recoge el acuerdo de la mayora, y, sin embargo, algo hay ue sobra en la segunda
de las de"iniciones1 hubiera bastado con decir 4uso habitual de dos lenguas5. Elañadido 4en una misma regi2n5 tal ve; se ha puesto pensando en una realidad, la nuestra,
en la ue tiene virtualidad. <ero en un determinado momento, las palabras pueden no decir
auello ue siempre han dicho, y bilingüe nos lleva a un mundo mucho m=s comple9o ue
el simple de hablar dos lenguas y bilingüismo e7ige una serie de mati;aciones ue
trascienden lo ue se considera uso habitual de dos lenguas. El Diccionario acadmico nos
ha hecho pensar en motivos ue son triviales en cualuier pas del mundo, pero nos e7ige
a"inar el valor de una terminologa y, sin embargo, los diccionarios de lingüstica tambin
nos sit>an ante aporas tcnicas, ue deberemos aclarar con hechos de nuestra historiacient"ica. <orue nosotros nos encontramos hoy con el gran repertorio ue es el DRAE y,
sin embargo, hay muchos caminos ue han llevado hasta l, y ue habitualmente no
conocemos. ?i es sta una incitaci2n a nuestra le7icogra"a general, presenta no pocos
atractivos para la particular de cada tcnica. <ienso, en el primer caso, en tareas como las
ue llev2 a cabo @regorio ?alvador para "i9ar la introducci2n de trminos en el siglo --- &,
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y, en el segundo, en monogra"as como la de Bngel ?an icente, ue aclar2 campos
habitualmente olvidados%, y ue mereceran ser bien conocidos en nuestros estudios.
?i partimos de estos planteamientos muy generales y descendemos a los traba9os
hechos por lingüistas pro"esionales, encontraramos no pocos motivos de consideraci2n,ue no de9aran a la Academia muy sola en sus dudas y vacilaciones. Marou;eau, en una
obra cl=sica, haba de"inido el bilingüismo como la
4ualit dDun su9et ou dDune population ui se sert couramment
de deu7 langues, sans aptitude marue pour lDune plutt ue
pour lDautre5#.
Fe"inici2n de la ue e7traeremos esa paridad en ue el hablante puede e7presarse en
una u otra lengua. Ga au ese postulado ue dar= un poco ue hablar: HE7iste realmente la
posibilidad de e7presarse del mismo modo en una u otra lenguaI G, si e7iste, Hes condici2n
de una comunidad o e7clusivamente de los individuos ue la poseenI <orue Jernando
8=;aro, al "ilo de sus propias necesidades terminol2gicas, haba añadido K&3(#L la
importancia del bilingüismo en los "en2menos de sustrato y de superestrato, con lo ue
apuntaba a la notoria di"icultad de hablar la segunda lengua sin resabios tomados de la
primera*. As pues, en una visi2n, llamemos tradicional, el bilingüismo puede darse en
individuos o en comunidades y, para ue sea real, e7ige un conocimiento per"ecto de ambas
lenguas, pues de otro modo condiciona unos "en2menos ue, si importantes, acreditan el
empleo incorrecto de una o de las dos lenguas(.
tros diccionarios posteriores presentan los problemas desde perspectivas totalmente
distintas. oy a considerar unos cuantos repertorios, sin pretender otra cosa ue buscar un
poco lu;. El diccionario de Fucrot0odorov) habla de mezcla de lenguas y de plurilingüismo, lo ue en el primer caso le permite descender a casos concretos como
el sabir 4lengua sin gram=tica bien de"inida, utili;ada en relaciones epis2dicas Kcomercio,
por e9emploL5, el pigdin 4lengua gramaticalmente coherente, creada para subvenir a las
necesidades de los usuarios, y hasta poderse convertir en instrumento literario5 y las
lenguas criollas 4el pigdin convertido en lengua principal o >nica de una comunidad5. En
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el segundo caso, el bilingüismo no es sino un aspecto parcial de la cuesti2n
del plurilingüismo, ue crea numerosos problemas te2ricos. <or su parte, el diccionario
dirigido por Nernard <ottier ', aun hacindose cargo de de"iniciones anteriores, uiere
restringir la idea de bilingüismo a la 4capacidad de comprender una lengua distinta de la
materna y de hacerse comprender en ella51 se considera el empleo concurrente Ko
indiscriminadoL de una lengua y el preferencial Kselecci2n de acuerdo con las circunstancias
y o con el asunto sobre el ue se hablaL. 82gicamente, esos sistemas ue coe7isten en la
conciencia de los hablantes suelen crear problemas de contacto en los niveles "2nico,
mor"osint=ctico y l7ico. <or >ltimo, 0. 8ewandowsOi$, entre cosas sabidas, incluye algo
ue puede servirnos para ulteriores comentarios: 4En sentido m=s amplio, el bilingüismo
incluira tambin la coe7istencia y contigüidad entre el dialecto, la norma y los distintos
sociolectos Kbilingüismo socialL5.
Con estas muestras vemos c2mo el bilingüismo no es s2lo el problema del uso
alternativo de dos lenguas, seg>n ueran los vie9os tratadistas, sino ue es, adem=s,
creaci2n y condicionamientos en diversos niveles, amn de ocuparse de los problemas
inherentes al contacto lingüstico con sus secuelas de inter"erencia. <ero esto, seg>n hemos
visto ya, no es otra cosa ue la idea tradicional de las acciones de sustrato, adstrato y
superestrato, bien conocidas desde antiguo y "ormuladas a partir de &$'#, cuando Ascoli
public2 sus memorables estudios, pero hemos de añadir adem=s esa valoraci2n de la
contigüidad entre las diversas variedades diat2picas y diastr=ticas de una misma lengua.Ahora bien, esta simple consideraci2n de hechos ue tenemos a nuestro alcance nos indica
ue si el concepto primitivo se ha enriuecido con nuevas aduisiciones, no es menos cierto
ue la sistem=tica de nuestros estudios tambin nos va a e7igir una vuelta al antiguo rigor
para poder estudiar lo ue necesita un orden: la causa ue 8ewandowsOi añade, y
apresurmonos a decir ue no la ha inventado 3, es un problema de contacto lingüstico, pero
muy diverso de los ue se haban considerado tradicionalmente1 m=s a>n, la me;cla
resultante poco tendr= ue ver con los problemas del sabir o las lenguas criollas, aunue de
alg>n modo pueda ilustrarlos. <or tanto, se impone una di"erenciaci2n metodol2gica muyclara, seg>n sea ue el contacto se produ;ca entre estructuras lingüsticas muy di"erentes o
en el seno de un sistema. En el primer caso, sustrato y superestrato de una parte, posible
criolli;aci2n de otra, ser=n los motivos "undamentales ue debemos considerar1 mientras
ue un segundo motivo estudiar= los intercambios ue se produ;can dentro de una mutua
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comprensi2n y ue por tanto mal podr= llegar a situaciones e7tremas, ni siuiera en
motivos de gran comple9idad, seg>n tendr ocasi2n de mostrar.
Es necesario decir en este momento ue entre las de"iniciones digamos tradicionales
del bilingüismo y estas notoriamente enriuecidas, se ha interpuesto un espectro, ue ya haaparecido con sus señas de identidad: las lenguas en contacto, de P. Qeinreich, ue
signi"icaron una nueva concepci2n de estos vie9os problemas&!.
La nueva terminología
<ara Qeinreich KR &.&L bilingüismo es el uso alternativo de dos lenguas, pero el
investigador de inmediato hace entrar en 9uego un trmino "undamental interferencia ue,en los bilingües, es 4la desviaci2n de una norma lingüstica como resultado del contacto
entre dos sistemas5. G au se nos plantean nuevos problemas, porue si es cierto ue,
te2ricamente, es lo mismo ue los sistemas encontrados sean lenguas di"erentes, dialectos
de una misma lengua o variedades de un mismo dialecto, no son idnticos los resultados,
porue una lengua podr= modi"icar la estructura "2nica de otra, pero ese cambio ser= mucho
menos perceptible en dialectos de una misma lengua y, mucho menos, entre variedades de
un mismo dialecto. <or otra parte, un prstamo l7ico entre lenguas di"erentes suscita con
"recuencia consideraciones sociales ue trascienden a la propia condici2n del prstamoKnormalmente se adapta "onticamente, pero el signi"icado habla de las condiciones sociales
harto di"erentes ue han motivado el paso de una a otra lenguaL. Claro ue los prstamos se
producen lentamente y por captaci2n de adeptos, no como el estridor de un clarina;o, y
siempre habr= e7istido ese individuo singular ue haya necesitado el intercambio sea por
inseguridad personal, sea por incapacidad del sistema. Estos motivos nos colocan ante una
nueva situaci2n, porue, si el hablante es bilingüe, l, y s2lo l, dar= motivos a la
inter"erencia, pero, si su condici2n Kprestigio del tipo ue seaL hace ue el cambio prospere,
u duda cabe ue el motivo se di"undir=, y lo ue era una situaci2n producto del bilingüismo individual se habr= convertido en un testimonio de la colectividad hablante,
o diglosia como suele decirse. Claro ue los "actores ue determinan el prstamo son
numerosos y comple9os, y por ello no se puede pensar sino en acciones psicol2gicas o
socioculturales KQeinreich, R &.#L1 a ellas dedicar mi inters teniendo en cuenta la
situaci2n del español y los problemas ue le a"ectan. <orue hemos de tener presente un
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hecho: los modelos ue se estudian en estos problemas se calcan de lo ue ocurre en otras
partes KEstados Pnidos, sobre todoL, pero los problemas nuestros son de ndole bastante
di"erente y a ellos atañe mi competencia1 entonces tendremos ue hablar de situaciones
anteriores o derivadas de la 6econuista, de e7pansi2n dentro y "uera del territorio
peninsular, de inter"erencias entre lenguas di"erentes o de dialectos internos de la lengua, de
la creaci2n de hablas de transici2n o de hbridos lingüsticos, etc. G, como "ondo en el ue
se proyecta todo esto, una historia ue ha condicionado los hechos y en la ue, de alg>n
modo, a>n estamos viviendo, si es ue no creamos motivos nuevos.
<ero cualuiera ue sea el punto de vista ue tomemos en nuestras consideraciones, la
interacci2n de los sistemas es un hecho social del ue la lingüstica no puede ;a"arse,
proyectemos nuestra mirada al microcosmos del hablante aislado o al macrocosmos de una
lengua hist2rica. <orue no podemos soslayar los problemas sociolingüsticos ue el bilingüismo lleva en s mismo, pues, cualuiera ue sea el resultado al ue podamos llegar,
la lengua se nos mani"estar= como la;arillo ue nos orienta en el mundo comple9o de una
di"usi2n de hechos ue la ciencia actual suele llamar antropologa. Entonces el bilingüismo
se nos mani"iesta como el camino para estudiar las migraciones culturales ue podemos
aprehender ba9o la "orma de prstamos gramaticales o l7icos, sin perder de vista ue la
lengua ue, en el intercambio, pierda algunos de sus elementos patrimoniales, se ver=
obligada a reestructurar el con9unto de sus pertenencias. <orue un bilingüismo totalmente
puro, en el ue dos campos deslindan sus posesiones sin permitir intrusiones, de nada nosservira. Pn hablante ideal ue conociera a la per"ecci2n dos lenguas, sin ue en ninguna de
ellas hubiera desli;amientos de la otra, sera un ser escindido sin comunicaci2n posible
entre esas dos mitades, algo as como los medios seres de @2me; de la ?erna, pero el
hombre bilingüe tiende puentes de comunicaci2n de una a la otra orilla1 digamos ue un
rasgo de pronunciaci2n, un uso sint=ctico, un elemento de vocabulario, denuncian su
mnima inseguridad, y entonces podemos rastrear las inter"erencias ue obedecen a unas
causas psicol2gicas, o sociales, o de cualuier tipo. En ese momento asoma una
pre"erencia, un calco, un hbrido, y es cuando podemos hablar ciertamente de bilingüismo.As, pues, es necesaria una idea de desvo de la norma habitual para ue podamos intentar
la e7plicaci2n y comprensi2n de los hechos. G este desvo puede ser, tambin, una
per"ecci2n ine7istente en la reali;aci2n del habla: porue la lengua es vida, con todas las
taras ue el vivir impone. G s2lo ueda per"ecto el cuerpo inservible de la estatua.
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6esulta ue, visto as, el bilingüismo es el principio activo de la lengua. En un plano
general de contacto lingüstico, el bilingüismo determina las inter"erencias ue impiden ue
se agoste la vida de la lengua, pues gracias a ese estado de interacci2n se llega al mesti;a9e
ue, como en biologa, hace ue los seres sean resistentes a la debilitaci2n progresiva ue
produce la repetici2n de unos determinados genes. <rincipio "undamental de la evoluci2n
lingüstica ue impide el estancamiento estril. G bilingüismo es lo ue signi"ican las
gra"as medievales en ue se re"le9an la tradici2n latina, pero ue acreditan coe7istencia de
c2digos lingüsticos di"erentes, y es bilingüismo la innovaci2n lingüstica, y bilingüismo
son los hechos polim2r"icos tal y como estudiamos en los dialectos de hoy &&. ?on, acaso,
dos 2rdenes de reali;aciones di"erentes, pero con una misma motivaci2n y con los mismos
resultados te2ricos, con independencia del alcance al ue en cada caso se pueda llegar. G es
ue, en este sentido, las lenguas en contacto determinan una suerte de oposiciones ue el
hablante valora desde su capacidad para recomponer un sistema, sea desde su voluntad de
romper con una tradici2n ue no le parece respetable, o sea desde el convencimiento de
haber creado algo ue le es propio&%. <ero no cabe duda ue estas posibilidades signi"ican
una valoraci2n del hecho lingüstico ue mucho tiene ue ver lo ue es psicologa
individual o comportamiento colectivo, pero no menos cierto ue todo ello no es otra cosa
ue el resultado de la necesidad social ue tiene el hablante de identi"icarse con unas
conductas inmediatas, tales como puedan ser el acercamiento de su instrumento lingüstico
a una realidad en la ue se vive y ue pretende sustituir a otra ue a"ecta mucho menos a la
reali;aci2n personal&#. Entonces la lucha ue signi"ica esta actuaci2n lingüstica Kentreestudios di"erentes de evoluci2n, entre modalidades geogr="icas discrepantesL conducir= a
la pre"erencia por ese algo en el ue los hombres se encuentran re"le9ados y crear=n una
norma estable, motivada, precisamente, sobre unos criterios de inestabilidad. ?e habr=
cristali;ado en una situaci2n monolingüe, tras partir del bilingüismo, pero tal situaci2n no
es eterna, sino transitoria, y nuevos elementos venidos de "uera o gestados en el seno de la
propia lengua crear=n una nueva dualidad y, en ella, la lengua seguir= viviendo. Claro ue
no se trata de un "actor aislado, es el con9unto de motivos heterogneos lo ue permitir= ue
el cambio se produ;ca, y, en determinados momentos, se produ;ca con virulenta actividad.
0enemos, pues, ue el bilingüismo es un crisol donde se "unden multitud de
reali;aciones lingüsticas, todas ellas como resultado de unas inter"erencias ue son activas
y ue, l2gicamente, no e7istiran si s2lo se diera en individuos ue hablan corrientemente
dos lenguas, sin la menor tacha en ninguna de ellas. Este tipo de bilingüismo poco puede o
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podra aportar a nuestros estudios1 si acaso valdra para estudios de psicolingüstica, de
sociolingüstica Kcapacidad de adaptaci2n, causas de esa capacidadL, de lingüstica
aplicada, etc. 8o ue au uiero tomar en consideraci2n son hechos lingüsticos ue se
aclaran por la lingüstica, aunue hayan tenido muy otras motivaciones. Me atrevera a
decir ue lo ue me interesa es un bilingüismo productivo, "rente a un bilingüismo estril.
6epito: el total dominio de dos lenguas no permite conocer los problemas de inter"erencia
ue son los ue valen en nuestros estudios1 en cierto modo, lo ue interesan son las 4"altas5
ue a"ectan a cada uno de esos sistemas, porue tales "altas, si se generali;an, acceder=n a
la norma y se convertir=n en elementos del sistema o, en el m=s modesto de los casos, nos
har=n ver la debilidad de alg>n punto del sistema para ue por l se introdu;can las
reali;aciones m=s "uertes del otro. Fe ah ue apare;can distintos grados y niveles de
bilingüismo dentro de ese "ro 4hablar dos lenguas5. <or eso, el trmino abarcador
de lenguas en contacto ampara muy diversas reali;aciones de esas posibilidades vivas ue
voy a considerar, y los "en2menos de interferencia ser=n los ue tenga en cuenta en las
p=ginas ue siguen.
El bilingüismo más claro
En otro valioso estudio, Priel Qeinreich haba señalado las diversas posibilidades ue pueden darse para ue el bilingüismo se realice: abandono de una lengua en "avor de otra
K sustituciónL, uso alternativo de una u otra KconmutaciónL, "usi2n de los dos sistemas ue se
ponen en contacto&*.
8os problemas de sustituci2n uedan "uera de mi ob9eto, porue siendo el reempla;o
de un sistema por otro, por tanto, cabr= estudiar en tal caso la acci2n del sustrato y nada
m=s. Su duda cabe ue el sustrato ha e7igido un proceso de bilingüismo1 ah est= la acci2n
de las lenguas prelatinas sobre el latn, por citar un solo testimonio. <ero sustrato es un
trmino polivalente ue podr= reempla;ar a otros o ser reempla;ados por ellos: pensemos si
alguna de las acepciones de adstrato no puede ocupar sus veces. El sustrato lo vemos hoy
como un "2sil hist2rico, pero un da vivi2 9unto a la lengua ue se impuso. Entonces los
estudios sobre el adstrato son los primeros con los ue nos encontramos: hay individuos
ue usan una u otra lengua, seg>n sean las circunstancias1 es decir, conmutan o cambian el
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registro de acuerdo con sus necesidades ocasionales. Ahora bien, no suele darse una
distribuci2n euiparada de los empleos habituales y ello determina ue una lengua act>e
m=s activamente ue la otra. oy a prescindir de las inter"erencias en lmites muy antiguos
ue no permiten clasi"icar claramente ciertas hablas, como las de la "rontera catalano
aragonesa&( o el gallegoasturiano de transici2n&), al menos hasta ue la 6econuista
impuso unas delimitaciones en las ue iban unidas lengua y monarua. <ero, en Arag2n, al
sur de 0amarite, la "rontera del catal=n y el aragons ya no mani"iesta ese car=cter
entreverado ue llega hasta Nenabarre, <urroy y Calasan;: rasgos vacilantes ue, incluso,
crean un dialecto independiente: el benasus&'. <ero lo ue ahora nos interesa es ver c2mo
una lengua, el catal=n, estaba condicionada por el castellano y por el aragons. <ensaramos
ue el dialecto limtro"e podra ser un elemento activo en estos procesos de erosi2n, y lo es
cuando l mismo no ha sido suplantado por la lengua nacional. Tace años hice unos
inventarios numricos basados en el Atlas lingüístic de Catalunya y mostr c2mo 4las
localidades catalanas de 6ibagor;a y la 8itera o"rece un caudal abundante de
aragonesismos, superior al de los catalanismos en los pueblos ue hablan aragons5 &$1
conmutaci2n, pues, en gentes ue van siendo atradas hacia la norma castellana. Naste
considerar, por resistentes, los rasgos "onticos y al comparar el sistema del catal=n, tal y
como lo ordena Nada, con el ribagor;ano vemos la enorme simpli"icaci2n ue ha
e7perimentado, y su mani"iesta proclividad hacia el castellano:
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8as relaciones de gallego Ko portugusL con las hablas leonesas ha motivado no pocos
traba9os a"ines al ue acabo de señalar para la "rontera catalanoaragonesa: se ha hablado degallegoasturiano&3, de me;clas de dialectos en Uamora%!, de dialectos "ronteri;os%&, etc.,
pero en stos, como en el caso anterior, se trata de observaciones reali;adas sobre
unidades macroscópicas Ktoda una colectividadL y uisiera e9empli"icar ahora, para buscar
una cierta diversidad, con unidades microscópicas1 es decir, c2mo un hablante bilingüe se
mani"iesta al utili;ar esos dos c2digos tan di"erentes. Consideremos un caso de español y
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portugus. En la Ama;ona colombiana estudi diversos aspectos de inter"erencia entre
lenguas1 uno de ellos nos interesa ahora: en mis encuestas en 8eticia, trat de observar la
persistencia de elementos "2nicos de la otra lengua sobre hablantes monolingües de español
o de portugus, los intercambios lingüsticos en hablantes bilingües y los procesos ue
condicionan la inter"erencia%%. 8os resultados de estos an=lisis son pertinentes ahora: los
hablantes monolingües mantenan sus propios sistemas sin apenas contaminaciones, pero
un hombre bilingüe, con el portugus como lengua "amiliar y el español como lengua de la
escuela y de la vida de relaci2n, o"reca un español cuidado y sin contaminaciones, mientras
ue el portugus, per"ectamente sabido, presentaba alg>n rasgo "ontico alterado y alg>n
prstamo l7ico. Es decir, este hombre, ue mane9aba con soltura una y otra lengua, estaba
escindido en dos unidades o, si se pre"iere, a travs de ellas posea dos culturas y dos
visiones del mundo. <ero este problema lleva a otro: Hu actitud adopta el hombre bilingüe
ante esa dualidad ue poseeI Cuesti2n enrevesada si las hay y ue aboca en mil motivos de
actitudes lingüsticas, ue permiten nuevos an=lisis gracias a la actitud ue adoptan los
hablantes "rente a los instrumentos ue mane9an. G es ue este colombiano, cuya lengua
materna era el portugus, se identi"icaba con la sociedad a la ue perteneca y pensaba ue
era pre"erible el español, pues con un con9unto de ideas superiores Kpatria, iglesia, escuelaL
se haba aduirido una identi"icaci2n con los m2viles ue condicionan las pre"erencias, y es
la idea de prestigio: nada hay me9or ue la propia patria. Entonces auel hablante escindido,
desde las consideraciones lingüsticas ha venido a solidari;arse con uno de los grupos al
ue pertenece Kel hispano hablanteL y ha abandonado el otro Kel luso hablanteL. G he auotro hecho ue no se puede olvidar cuando disertamos sobre bilingüismo: en un tipo de
pre"erencias idiom=ticas se ha re"le9ado no s2lo la historia de un pueblo, sino la historia
espec"ica de cada hombre, pues el ser social como escribi2 Mar7 con"igura la conciencia
del individuo.
La situación del barranqueño y del aguavivano
Como es sabido, enclaves leoneses hay en tierras de <ortugal Kdialecto mirandsL%# y
portugueses en E7tremadura Kliven;aL%*: su historia o su situaci2n lingüstica son bien
conocidas. <ero en el siglo ---, hubo establecimientos leoneses ue "ueron absorbidos, no
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sin ue antes de9aran el esplndido testimonio de los "ueros de Castelo 6odrigo%(1
9urdicamente, el propio "uero de ?alamanca con"igur2 losconcelhos perfeitos ue
motivaron los grandes municipios de la Neira central y de Alemdouro%). Pna situaci2n
seme9ante a la de estos establecimientos ue, en tierra de <ortugal, despus "ueron
absorbidos, podemos seguirla en el dialecto barranueño1 habla singular no poco conocida
en <ortugal, gracias a los traba9os de 8eite de asconcelos%', pero de la ue no se hacen
cargo nuestros dialect2logos. Merece la pena ue nos detengamos.
Narrancos KNai7o Alemte9oL es una cuña portuguesa inserta dentro de un crculo
"ormado por alencia de Mombuey y liva de Vere; KNada9o;L y Encinasola y 6osal de la
Jrontera KTuelvaL. ?us relaciones son muy estrechas con 6osal, de donde s2lo dista
&& Om. 8a vie9a documentaci2n señala ue en &(%', Narrancos era una aldea de W2udar
poblada por mayora castellana y todava a "inales del siglo -, mdico, maestro,veterinario y tenderos eran e7clusivamente españoles, y españoles haba como barberos,
;apateros, carpinteros y negociantes. Esto ha hecho ue los barranueños no se hayan
considerado ni españoles ni portugueses, sino simplemente barranueños, aunue las cosas
parecan irse decantando hacia el portugus en los años en ue 8eite de asconcelos hi;o
sus encuestas, y no hemos de e7cluir la cantidad de patriotismo ue el gran investigador
pona en sus 9uicios. 8o m=s digno de menci2n es ue el dialecto local est= in"luido por las
hablas meridionales y occidentales de España, tanto en los rasgos generales Kigualaci2n
de b y vL como en los dialectales Kcierre de -een -i, prdida de l y r "inales y suneutrali;aci2n como implosivas, aspiraci2n de s implosivasL. En mor"ologa, los plurales
pierden la -s, como en andalu;1 los superlativos se "orman con ponderativos del tipo muy,
"alta el in"initivo personal, no se conoce vosotros. 8a sinta7is y la estilstica del habla
parecen tener un car=cter marcadamente español. Wo merece la pena reiterar lo ue en otra
parte he dicho y aclarado%$. El barranueño se presentaba como una lengua mita cuya
historia estuvo vinculada a la dialectologa castellana, pero se ha mutado hacia el
portugus: al parecer, "ontica y mor"ologa se inclinan ya hacia la norma lusitana e incluso
reali;aciones concretas de alg>n sonido han abandonado su antiguo car=cter para aduirir elde la lengua o"icial1 tal sera el caso de la s ue, seg>n la descripci2n de 8eite de
asconcelos, es predorsal, mientras ue la de 6osal es coronal plana y la de Encinasola,
apical castellana. 0ambin hay ue señalar la desoclusivi;aci2n de la ch, tal y como ocurre
en portugus, "rente al mantenimiento de esa oclusi2n en los pueblos españoles Kcon
reali;aciones distintas de la castellanaL.
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Te au c2mo determinados hechos hist2ricos sirvieron para crear una lengua mi7ta,
por m=s ue la gente tenga conciencia de esa realidad ue conoce o utili;a. 6esultado de un
bilingüismo ue viene actuando desde el siglo - y ue hoy permite levantar varios
estratos en la descripci2n "uncional ue poseemos, pues si hay rasgos castellanos ue
hablan del antiguo bilingüismo, otros, en su modernidad, nos hacen pensar en lenguas en
contacto, cuyas caractersticas proceden de los dialectos españoles m=s pr27imos
Ke7tremeño y andalu;L. Esta imagen podemos completarla con lo ue pasa auende las
"ronteras.
En &3(' hice encuestas en los pueblos onubenses de Encinasola K A!EA, T &!!L y de
6osal de la Jrontera K A!EA, T &!&L, tras señalar las discrepancias "onticas y gramaticales
a las ue he hecho r=pida re"erencia, y ue acreditan en el barranueño su car=cter de
4lengua mi7ta5, ue a>n no ha perdido la condici2n de su origen o su vinculaci2n con lasmodalidades meridionales de España, llev a cabo una larga investigaci2n l7ica. 8eite de
asconcelos, al "inal de su libro incluye una "eara vocabular ue pregunt ntegramente en
las dos localidades andalu;as tan vinculadas con el barranueño. <ues bien, los resultados
obtenidos "ueron de valor muy heterogneo, como caba esperar de una encuesta
le7icogr="ica, pues la estructura del vocabulario no es tan cerrada como la "ontica o la
mor"ol2gica. ?i, digamos, abanic# es el trmino barranueño ue se corresponde con da
aire o echase aire no podemos pensar ue abanicar sea testimonio ignorado por el español
com>n, y ah est= el testimonio del Diccionario acadmico ue recoge la vo; sin tilde delocalismo1 otro tanto diramos del barranueño herpil "rente a barcina o
de chamarreta "rente a cha$ueta%3. <ero, evidentemente, hay hispanismos ue duran en
barranueño Kcomo a%o&u
4becerro5, arr'mpu#(bar$uian)u 4porra;o5, bi*rnu 4bochorno5, camilha, cucaracha, cu
rrentilha, etc.L, o dialectalismos del occidente español
Kandancio 4epidemia5, avío 4preparativos para la matan;a5, chispa 4borrachera ligera5L1
en contrapartida, se oyen lusismos en 6osal de la Jrontera
Kbichoco 4"or>nculo5, esmorecido 4traspuesto5, engoyip# 4atragantar5, fonil 4embudo paraembutir5, goropeya 4;orra5, etc.L y en Encinasola Kbagazo 4señal del grani;o en un
"ruto5, cachola, 4calmudo5, cotolía 4alondra5, entort# 4torcer5, fastío 4sin apetito5 etc.L
0odos estos testimonios sirven para mostrar c2mo una lengua originariamente española va
siendo captada por el portugus, si es cierto ue han desaparecido la s y la ch castellanas,
pero sigue siendo leons el cierre de -e "inal en -i y, digamos ampliamente meridional, la
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prdida de las consonantes "inales, la aspiraci2n de s implosiva, la neutrali;aci2n de l+r , el
yesmo, etc. Pnido todo ello al tratamiento del vocabulario, podemos pensar en el
nacimiento de una lengua mi7ta producto del bilingüismo: de una parte la tradici2n y
ciertas ra;ones geogr="icas abonan por el car=cter español del barranueño, mientras ue el
portuguesismo resulta de otros motivos geogr="icos y de la 4natural evoluXYo do sentimento
patri2tico e poltico, acompanhada da intervenXYo de @overno central5#!. ?e est= llegando
si no se ha llegado ya a un bilingüismo ue necesariamente lastimar= a una de las dos
lenguas, con independencia de esos trminos ue se intercambian a ambos lados de la
"rontera, como resultado de las relaciones ue en lingüstica llamamos de adstrato.
Wo podemos limitar nuestras observaciones a lo ue ocurre en la "rontera de <ortugal y
España1 situaciones harto parecidas se dan en las regiones limtro"es de Cataluña y Arag2n.
<ensemos, por e9emplo, en el chapurriau del nordeste de 0eruel. ?e trata de unos dialectosde transici2n ue, sin estar nivelados, sirven de paso entre el catal=nvalenciano y el
aragonscastellano. Acaso nada tan singular como el habla de Aguaviva ue por la
comple9idad de sus rasgos ha motivado diversas y encontradas apreciaciones: para
Tadwiger era 4valenciano penetrado de castellanismos51 para Mennde; <idal, aragons1
para ?anchs @uarner, catal=n con rasgos aragoneses#&1 para m, supervivencia de un
dialecto mo;=rabe en el ue se incrustan rasgos catalanes y aragoneses, como resultado de
la reconuista#%. 8os establecimientos de catalanes o aragoneses, no pueden e7plicar este
mesti;a9e lingüstico ue hoy se nos denuncia, sino ue hemos de pensar en un contactosecular ue ha producido numerosos intercambios y cuyos resultados tenemos ba9o nuestros
o9os con la designaci2n de bilingüismo.
Cualesuiera ue sean nuestros e9emplos, y creo ue los mos no han sido escasos, nos
encontramos ue todos ellos son resultado del bilingüismo. Fos sistemas distintos,
en"rentados pero comprendidos, e7igen una estabili;aci2n, ya ue es di"cil mantener el
euilibrio inestable de un sistema a"ectado por otro de manera espor=dica o, si se pre"iere,
con aparente anarua. Wo es posible ue cualuier "en2meno ocurra unas veces s y otras
no, ue los rasgos caprichosamente se intercambien o de9en de hacerlo, ue todo est regido
por una in"inidad de "ortuitos a;ares. 8a situaci2n del bilingüe tiende a la nivelaci2n, ue
no es m=s ue una serie de procesos de estabilidad. Evidentemente, hay motivos ue en una
comunidad hablante est=n m=s desarrollados ue en la otra, y se convierten en vas de
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penetraci2n, pero hasta un momento y en unas circunstancias muy precisas, pues seg>n sea
la sociedad en ue se produ;can as ser=n los resultados.
Me he "i9ado en el barranueño y el aguavivano, productos de determinadas "ormas de
bilingüismo, pero, observemos, son el resultado de dos 2rdenes de aislamiento. Cuando lanecesidad social de comunicaci2n con estructuras m=s amplias lleva a intercambios
lingüsticos menos minoritarios, no es "=cil ue na;can estructuras de este tipo.
-nteresantes, s, para conocer el desarrollo de unos hechos y montar sobre ellos teoras, pero
ue se pierden en su aislamiento. Tablar de algo m=s ue de limitada a"ectividad o de
menudo mercadeo, no se puede hacer con reliuias de un tiempo pasado o con "ragmentos
de lenguas. ?e ha dicho de mil modos: hablar una lengua es aduirir una cultura. Wi el
barranueño, ni el aguavivano poseen grandes culturas ue transmitir1 lo har=n en
portugus, español o en catal=n. <oseer la lengua e7ige apoderarse de todos estos recursosue la hacen v=lida en el mundo de los hombres, pero esto no es inventar teoras, sino
cobrar realidades. Wecesitamos de las teoras para hacer adelantar nuestros conocimientos,
pero no debemos perder de vista ue el hablante es mucho m=s ue un ob9eto de
e7perimentaci2n. ?i las cosas se redu9eran a lo ue estoy considerando, las llamadas
lenguas criollas seran los modelos ue tendramos continuamente ante nuestros o9os, y, sin
embargo, las tales lenguas, salvo casos de e7cepci2n, desaparecen cuando el aprendi;a9e se
logra. ?urgen entonces dos principios ue no pueden desaprovecharse cuando hablamos de
bilingüismo: el conocimiento y el prestigio. <orue conocimiento es el resultado de practicar una lengua hasta hacernos dueños de ella, pero Hpor u esa voluntad de
apropi=rnoslaI ?implemente por necesidad pr=ctica, por convicci2n cultural, por esperan;a
religiosa o por cualuier otro motivo. Es decir, prestigio. El usuario intenta poseer auello
ue admira y la lengua supera el mesti;a9e para ser, simplemente, una lengua. Fespus
vendr= la necesidad del hablante de poseer dos o m=s lenguas, ser= y tal ve; lo logre el
bilingüe per"ecto1 auel ser ue se desenvuelve lo mismo en un campo ue en otro, ue
indiscriminadamente puede decir Dios( amor( patria, cargando la misma emoci2n cuando
utili;a uno u otro instrumento Ky ya es decirL, pero s2lo si re;a en una lengua y ama en otrasu personalidad podr= estar escindida en dos estructuras insolidarias1 lo normal es ue haya
aprendido esos sentimientos en una lengua y la otra le sirva, no para emocionarse, sino para
transmitir realidades ob9etivas. Me;clar indiscriminadamente no parece l2gico1 cuando
haya aprendido la segunda lengua, la primera seguir= siendo la lengua materna ue s2lo en
situaciones e7tremas desaparecer=, pero, entonces, ya no habr= segunda lengua, sino ue
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sta se habr= convertido en materna. ?in embargo, antes de ue este hecho culmine, hay
pasos ue deben cumplirse: las lenguas mi7tas ue no sirven y reitero las e7cepciones
para comunicar grandes culturas o las lenguas criollas ue, tantas veces en la historia, s2lo
valen para el mantenimiento de guetos marginados, no para acertar con creaciones
perdurables. <orue es necesario saber cu=ndo estos c2digos inestables logran la su"iciente
estabilidad y se convierten en lenguas nuevas1 he procurado "i9arme en algo m=s ue las
relaciones ocasionales y todo cuanto diga m=s adelante participar= del mismo criterio. 8a
repetici2n de ciertos tipos de incapacidad llevar= a ue se hagan sistem=ticas las
aberraciones de un hablante particular y entonces la variante incorrecta se habr= convertido
en un elemento de ese sistema1 si la reiteraci2n de di"erencias es muy grande, se podr=
llegar al nacimiento de una nueva lengua, pero entonces ser= necesario ue se cumplan
unos reuisitos ue ya he señalado en otro sitio: la "uerte di"erenciaci2n Ken nuestro caso
ue no sea comprensible por los hablantes de cualuiera de los sistemas previosL, la
capacidad para crear una literatura Klo ue garanti;a su estabilidad, al menos en la lengua
escritaL, la conciencia de los hablantes##. Con estos "actores desaparece la vacilaci2n de las
improvisaciones y el hbrido as surgido pierde su car=cter ocasional para convertirse en un
instrumento en el ue se pueden e7presar variados sentimientos. 82gicamente, al
distanciarse de los puntos de partida, la lengua ue ha surgido resulta incomprensible para
los hablantes de las lenguas previas y, a su ve;, el hablante de la lengua mi7ta tampoco
comprende a las primitivas. El hablante ha perdido su condici2n de bilingüe por m=s ue el
sistema ue ha surgido necesariamente lo sea.
Lenguas criollas
8as lenguas criollas nacen de una necesidad inmediata. 8a comunicaci2n entre seres
ue, en principio, poco tienen de com>n: uno manda y otro obedece. Wo mucho m=s.
Entonces uien est= sometido busca entender y hacerse entender por su amo. Es una
situaci2n especial del bilingüismo. Su duda cabe ue se podr= mantener la marginaci2n,
pero, u duda cabe, ue no todos desean permanecer en el abandono. <ienso en nuestra
tradici2n cultural. 8a lengua de Castilla se trasplant2 y se impuso1 uienes la necesitaron, la
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aprendieron y, l2gicamente, no la aprendieron de un golpe, sino de muchas tentativas
reiteradas. Era el prestigio del europeo uien actuaba como señuelo. En Nogot=, sesenta
años despus de la "undaci2n, 4se estaba "ormando Zun dialecto[ de me;cla castellana y
chibcha, ue llamaban los españoles lengua de gitanos Z...[ y del cual conservarlos algunos
e9emplos como caína, gallina, obisa, ove9a, zebos, mancebo, hicabai, caballo5#*. <ero en
Nogot= el castellano penetr2 en todas las capas sociales, ayud2 a estructurar una nueva vida
y "ue el instrumento ue uni2 a mil elementos dispersos1 la lengua de gitanos desapareci2 y
ocup2 su lugar un terso castellano. Esto ocurri2 en cuantos sitios las gentes de9aron de estar
marginadas: hablaban chibcha o uechua, o maya o n=huatl1 despus mal aprendan español
y nacieron, o pudieron nacer, lenguas criollas. Au hubieran podido uedar las cosas, pero
esos hombres, bilingües, se transculturali;aron y la lengua indgena muchas veces se
perdi2, pero lo ue haban aduirido no eran un instrumento de poca cuenta, sino la lengua
prestigiada por todos, por el poder, por la -glesia, por los coloni;adores, y la incipiente
lengua criolla de92 de servir porue era instrumento de marginaci2n y no de integraci2n.
Tablaron en español. G as debi2 ser en todas partes: hace unos años se public2 un libro
emocionante, la autobiogra"a de Esteban Monte9o, transcrita por Miguel Narnet#(. El vie9o
cimarr2n evoca su pasado de esclavo, de rebelde, de soldado, de obrero, hasta llegar a ese
&3)# en ue sus espaldas arrimaban ya los ciento cuatro años. ?in embargo, Esteban
Monte9o no hablaba una lengua marginada, sino español, con las peculiaridades ue se
uiera, pero español nada a9eno a la realidad de Cuba. ?2lo all donde los grupos se
marginaron, y mantuvieron el aislamiento, es donde pudieron nacer lenguas criollas, comoen ?an Nasilio de <alenue Kcerca de Cartagena de -ndiasL, ue ha sobrevivido #): el
palenuero se debi2 "ormar en Angola, se transplant2 a Cartagena de -ndias y por &(33
ued2 aislado en ?an Nasilio, hasta hoy. 8a me;cla de OiOongo Kvariedad del bant>
occidentalL con rasgos portugueses y, luego, españoles cre2 este caso sorprendente de
conservaci2n de una lengua criolla en el dominio lingüstico de la nuestra. <orue el
palenuero es mucho m=s ue los restos conservados en Cuba o en otras partes.
?2lo el aislamiento y la "alta de un elevado desarrollo cultural han permitido estos"rutos del bilingüismo. Nastara pensar c2mo el español, ue nunca se impuso en Jilipinas
como en Amrica, pudo constituir esa lengua ue es el chabacano#', hablado en las islas de
8u;2n y Mindanao y con "uerte in"luencia del visayo, del iloco y del moro. 82gicamente,
tal lengua Kconocida tambin por espa%ol de tienda( espa%ol de pari#n Z4mercado5[
o espa%ol de trapoL no tiene uni"ormidad, aunue hay intentos de "i9arla#$1 recprocamente,
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la penetraci2n del español en las lenguas de los nativos es abrumadora: baste recordar los
diccionarios de ?errano 8aOtaur, Diccionario hispano-tagalog y tagalog-hispano KMadrid,
&3)(L, los ,ispanismos en el tagalo, de la "icina de Educaci2n -beroamericana KMadrid,
&3'%L, y el valioso estudio de Antonio Suilis, ,ispanismos en cebuano KMadrid, &3')L.
<ero Jilipinas no ued2 sola en riente y 9unto al chabacano, el español vio nacer otra
lengua criolla, el chamorro de las islas de @uam, 6ota y ?aip=n, cuyo hispanismo es mucho
mayor ue el señalado por F. 0opping, <edro go y Nernadita Fungca en su Chamorro-
English Dictionary KTonolul>, &3'( y &3$!L#3.
G a>n tendramos ue señalar ese mesti;a9e lingüstico ue se produ9o en @uinea,
donde el broen-english o pichinglis es una 9erga elemental, ue sirve de lengua intertribal,
y en la ue se han incrustado numerosos cubanismos agrcolas, llevados por los negros
antillanos ue "ueron deportados a Jernando <oo en &$)) y &$)3*!.
0ambin ahora bastan estas muestras. All donde los nativos no alcan;aron el nivel de
los coloni;adores por las causas ue "ueran Kpocos europeos, aislamiento, encuentro con
otras lenguas vehiculares, etc.L, pudieron surgir lenguas criollas1 su duraci2n dependi2 de
todas esas heterogneas circunstancias y de la imposibilidad de crear una sociedad
coherente, incluso con di"erencias, y, a veces, enormes di"erencias. <ero el español no pudo
penetrar en las otras estructuras sino de un modo super"icial o, al menos, sin destruir las ue
se le en"rentaban o reempla;=ndolas por las suyas propias. ?urgieron estas me;clas ue
escasamente sobreviven, pero ue son testimonios de una realidad y motivos para la
investigaci2n lingüstica. <or eso unas veces desaparecen al activarse los recursos de
coacci2n ue tienen las naciones modernas o cuando desaparece la potencia descubridora.
<ero ah han uedado multitud de problemas ue van desde el bilingüismo a la total
integraci2n. Es algo ue para nosotros resulta "undamental, pues, en buena parte, no otra
cosa es la historia del español en Amrica. G ste es otro nuevo aspecto de la cuesti2n: la
convivencia del español 9unto a las lenguas indgenas crea procesos de bilingüismo ue son
un primer paso hacia la integraci2n de los aborgenes en las culturas nacionales1 con este
"in se elaboran programas de al"abeti;aci2n ue "aciliten el caminar de los indios hacia la
vida del pas*& y, en consecuencia, su plena reali;aci2n como hombres libres*%. <ero
llegamos as a otras cuestiones ue, si nacidas en el bilingüismo, tienen ya ue ver con
proyectos muy amplios de sociologa, de economa, de patriotismo1 en de"initiva, de
constituir una sociedad en la ue la lengua haya sido el vehculo para "ormarla haciendo
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realidad la aspiraci2n de lograr la igualdad de todos, porue nadie habr= uedado
marginado. G habremos vuelto, otra ve;, a esa idea de prestigio ue dan el poder y las
posibilidades econ2micas y ue, por ello, s2lo poseen uienes asientan la nueva lengua. Fe
nuevo, otra ve;, el bilingüismo se convierte en una actitud personal ue pasa a ser criterio
lingüstico, por cuanto a travs de la lengua se aduieren esos bienes ue brinda la nueva
sociedad. ?i la asimilaci2n es total, las lenguas criollas desaparecen, pero si hay un
distanciamiento completo de los integrantes del bilingüismo, la lengua criolla aduiere
prestigio y se convertir= en instrumento de la nueva sociedad: pensemos en el cr.ole de
Tait o en el papiamento de CuraXao, Aruba y Nonaire, "rente a las costas vene;olanas*#.
<ero estas situaciones, sobre e7cepcionales, no de9an de tener geogra"a muy limitada.
Un caso aparte: el ladino
Wo es di"cil pensar ue en todos los casos anteriores, el encuentro de dos lenguas ha
dado unos "rutos deliberadamente no buscados. Es decir, el en"rentamiento de dos sistemas
lingüsticos se ha resuelto con unas "2rmulas de compromiso ue nadie ha inventado y
nadie tena previstas. <ero, en nuestra historia cultural, el en"rentamiento de dos lenguas
Khebreo y castellanoL ha hecho nacer una criatura nueva, el ladino, cuyas caractersticas
est=n motivadas por unos precisos deseos de bilingüismo sacrali;ado. Esto nos lleva a laintrincada cuesti2n del arte de traducir, pero enmarañada con la necesidad de crear una
lengua religiosa, distante de unos "ieles ue no la entienden, pero con unos elementos
constitutivos ue son identi"icables. <rescindiendo de toda la historia ue las versiones de
una lengua a otra ha suscitado a travs de los siglos, los 9udos españoles sintieron la
necesidad de trasladar los te7tos sagrados. <ensamos ue no haba otra posibilidad ue la
de verter palabra por palabra para no deturpar el espritu de los te7tos con interpretaciones
pro"anas ue no eran otra cosa ue imposiciones de los conocimientos del traductor.
<ara m, el comien;o de esta lengua est= en las traducciones al"onses ue se hacen
directamente desde el hebreo1 contin>a en el siglo - Kpor e9emplo, la /iblia editada por
el padre 8lamasL1 alcan;a el con la maravilla ue es la versi2n del rab Mos Arragel de
@uadala9ara y logra su plenitud en el siglo -, con las versiones del 0entateuco de
Constantinopla K&(*'L**, el !ibro de oraciones K&((%L*(y la /iblia de Jerrara K&((#L*). A
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partir sta, la di"usi2n ue logra el ladino es de singular "ortuna y llega hasta las ,agadot
de 0esah, ue todava se re;an*'.
Evidentemente se trata de un bilingüismo muy claro: dos lenguas se encuentran y una,
prestigiada por su car=cter religioso, condiciona a la otra. M=s a>n, la crea con sus propiosmedios, aunue alcance resultados nunca conocidos. <ienso por e9emplo en palabras ue
mani"iestan todos los rasgos del español, pero ue en español nunca han e7istido, tal sera
el caso de aveviguar 4de9ar con vida5 K\ v i v i " i c a r
eL, fruchiguar 4"ructi"icar5, ermollo 4brote5 K\ g e r m e nL, serper 4di"undirse, e7tenderse5
K\ s e r p n sL, barb1s 4carnero5 K\ v e r v e 7L, etc. <or otra parte "iguran los calcos
sint=cticos tomados del hebreo, sean participios activos K4sacri"icio perdonante errores5L,
repetici2n pleon=stica del artculo K4el tu "i9o, el tu amo5L o "raseologa literalmente
transmitida K4"artarse ha de ellos la mi alma5L.
Esta lengua 9am=s se habl2 y estaba muy le9os del espritu popular. <or eso, ya en el
siglo --, hubo sabios ue se opusieron al uehacer "errarense y otros ue, en el siglo
---, trataron de actuali;ar lo ue era imposible. Wo puedo detenerme en hacer una
historia ue ya he contado*$. Naste recordar las hostilidades de Goseph Jranco ?errano,
pro"esor de lengua hebrea K&)3(L*3, y el 2rden de las oraciones $ue Ros-ashanah y 3ipur ,
ue public2 -saac Wieto K8ondres, &'*!L1 sin embargo, una lengua religiosa se contin>a y se
repite como un "2sil incapa; de evolucionar, y as ese ladino super2 todas las pruebas a las
ue "ue sometido, dura, y aun se tradicionali;2 en las versiones orales de ciertos romances.
<ienso, por e9emplo, en esta endecha de Alca;aruivir (!, plagada de elementos ue
pertenecen a la lengua religiosa:
Esta es la endicha
ue uema el cora;2n,
el galut de Gerusalaim
y el 9orb=n de ?i2n.
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0odo se perdonaba
con los corbanot
y el corb=n del tamid
como era la ra;2n.
]Wo llores, 6a9el,
no llores, hi9a ma,
ue por amor de ti
os sacaron a la orilla,
oyendo el Fio
de tantos abonot
habod= sar=
y el 9orb=n de ?i2n^(&
Naste con un bot2n de muestra(%. Esa lengua hbrida ue inventaron los sabios 9udos
no era s2lo un producto hebreoespañol, sino ue se enriueci2 con mil trminos cultos ue
vinieron a unirse a esos populares ue, en ocasiones, 9am=s haban e7istido(#. G añadamos
los problemas de respetar su "e al hacer traslados a la lengua de gentes ue posean otra
verdad revelada. 0odo eran montañas de dudas y maravilla "ue salvar tantas y tantas
di"icultades, y aun poder escribir alg>n libro tan hermoso como el 2rden de
bendiciones ue la industria y despensa de Favid Abenatar Melo hi;o imprimir en &)&'.
rimera recapitulación
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A la lu; de la tradici2n lingüstica y con los datos de la investigaci2n m=s
reciente, bilingüismo ha pasado a ser, simplemente, el 4uso habitual de dos lenguas5 a un
mundo muy comple9o derivado del contacto entre dos sistemas. Entonces las posibilidades
del an=lisis se enriuecen considerablemente al estudiar los "en2menos de inter"erencias
lingüsticas. Cuesti2n ue viene a plantear un nuevo problema: u cruces debemos
considerar. Fe9ando para unas conclusiones >ltimas los resultados ue se deriven de nuestra
investigaci2n, hemos limitado nuestro an=lisis al tipo de bilingüismo terminol2gicamente
m=s claro, aunue tengamos ue caer en una aparente tautologa: el bilingüismo liso y
llano1 es decir, el ue se produce entre dos lenguas. En tal sentido, el estudio del español
presenta un variado panorama a lo largo de su historia y su geogra"a: dialectos de
transici2n al en"rentarse el castellano, o lo ue hoy son variedades suyas, con las otras
lenguas rom=nicas peninsulares Kcatal=n y gallegoportugusL. <ero hay acciones
macrosc2picas, en las ue se estudia el en"rentamiento total de dos lenguas, y otras
microsc2picas, en las ue un hablante reacciona cuando tiene ue usar dos c2digos
di"erentes. En este caso surge de inmediato la valide; de cada uno de esos c2digos para
cada momento y, consecuencia de ella, un problema ue muchas veces es de psicologa
lingüstica: la actitud de los hablantes ante su propia lengua, cuesti2n ue rebasa ya los
lmites de nuestra consideraci2n actual, pero ntimamente ligada con ella(*.
El en"rentamiento lingüstico he uerido estudiarlo en casos muy precisos de nuestra
lingüstica1 uno, el barranueño en tierras de <ortugal1 otro, el chapurriau de la "ronteracatalanoaragonesa del nordeste de 0eruel, situaciones ue en su origen "ueron di"erentes,
pero ue han abocado a una misma situaci2n: el proceso de creaci2n de lenguas mi7tas, por
m=s ue sean di"erentes los grados de reali;aci2n de una y otra, pues el barranueño
conserva su impronta originaria, mientras ue el chapurriau ha alcan;ado la "usi2n.
82gicamente, el origen de estos hbridos est= "avorecido por una marginaci2n
geogr="ica y social o, lo m=s probable, consecuencia de ambas. <ero si, evidentemente en
las tierras peninsulares, los datos geogr="icos, unidos a otras ra;ones hist2ricas, han
permitido ese aislamiento, en otras ocasiones, la marginaci2n social ha sido la causa de ue
naciera otro tipo de lenguas, las criollas. Wo es necesario reiterarlo, una lengua como el
español, di"undida por todo el mundo, habr= dado ocasi2n de esos mesti;a9es en muy
dispersa geogra"a: hablas de negros, como la de ?an Nasilio de <alenue en Colombia1
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lenguas mi7tas, como el chabacano de Jilipinas, o el chamorro de @uam, o ese hbrido de
español, portugus y holands ue es el papiamento de CuraXao.
<ero no acaban au los problemas: la historia social de España ha repercutido sobre su
historia lingüstica. G surge au una lengua sacrali;ada, el ladino, traducci2n palabra por palabra de los te7tos hebreos ue hace nacer a un español de e7traña "isonoma y
restringido a usos religiosos. G, sin embargo, capa; de crear una esplendente literatura y de
suscitar numerosas cuestiones ue nos atañen porue se cumplen tambin en otros sitios,
sin ue por ello podamos considerar cerrado el proceso, pues esta lengua puede
tradicionali;arse en la poesa oral y vivir una e7traña e7periencia con la ue no se pens2.
Tasta au ese bilingüismo claro: encuentro de dos lenguas. <ero Hsi el choue se
produce en el interior de una misma lengua, con variedades de dialectos hist2ricos o con lassuyas propiasI Es de lo ue voy a ocuparme.
!tra ve" la nomenclatura
Te señalado c2mo algunos autores estiman el contacto lingüstico con indi"erencia de
ue se d entre lenguas distintas o entre dialectos o variedades de una misma lengua.
<orue, en e"ecto, unos planteamientos generales son v=lidos para cualuiera de estos
casos, pero la permeabilidad es m=s "=cil cuando los dos sistemas en"rentados presentan
modalidades m=s pr27imas. <ara no inter"erir en los casos ya comentados, podramos
hablar de diglosia, trmino ue "alta en muchsimos diccionarios de lingüstica, pero ue
puede resultar >til. @eorges Mounin de"ine este concepto como 4bilingüismo generali;ado
en una comunidad lingüstica5 o, de manera m=s rigurosa, una situaci2n 4en la cual el uso
de cada una de las lenguas coe7istentes se limita a determinada circunstancia particular de
la vida: por e9emplo, uso o"icial del "rancs en las grandes ciudades de B"rica, opuesto al
uso "amiliar y corriente ue los mismos hablantes hacen de su lengua materna5((. Fesde la
perspectiva del español, considerar bilingüismo al conocimiento del castellano y otra
lengua, y a sus mutuas inter"erencias, mientras ue la utili;aci2n simult=nea de la lengua
nacional y de un dialecto Kleons, aragons, andalu;, etc.L lo considerar como diglosia,
porue si es cierto ue apenas hay españoles hablantes de gallego, de vasco o de catal=n
ue no sean bilingües, m=s raro es ue la lengua del Estado no llegue a todas las ;onas
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dialectales, sea a travs de la escuela, de los medios de comunicaci2n o de las mil maneras
en ue puede e9ercerse una acci2n niveladora. Entonces estudiar como diglosia la
inter"erencia ue se produce con unos dialectos cada ve; menos di"erenciados, sin olvidar
ue el español escrito, por car=cter secundario ue hubiera podido tener en otros perodos
hist2ricos, hoy no es ignorado por nadie ue tenga, al menos, una enseñan;a elemental.
6esulta natural ue inter"erencias entre ambos sistemas Kcastellano y dialectalL sean
abundantsimas y reiteradas a lo largo de nuestra historia lingüstica. M=s a>n, el estudio de
la literatura regional me ha con"irmado la "uerte nivelaci2n de nuestra lengua, si nos
atenemos a los hechos documentados y no a pretendidas di"erencias ocasionales. Wo es
necesario repetir la pobre;a dialectal de nuestros escritos dialectales, salvo en el caso,
tantas veces "or;ado, de Asturias: con "recuencia no es otra cosa ue castellano vulgar en el
ue sobrenadan rasgos dialectales, habitualmente l7icos(). <or otra parte habra ue pensar
ue la 4dialecto"obia5 no es el resultado de una plani"icaci2n lingüstica, sino de una
conveniencia sentida y e7presada1 lo ue ueda bastante le9os de b=rbaras imposiciones,
porue por desgracia la barbarie en estos pagos la cultivan esmeradamente los tirios y los
troyanos. G si la dialectologa pudo e7istir al margen del utilitarismo, bien claramente
e7presado por escritores de alencia o de Arag2n, no es menos cierto ue la aceptaci2n
e7presa estaba "ormulada por auellos escritores catalanes, vascos o gallegos ue usaron
para mani"estarse la lengua de todos. Suienes no uieran saber eso "ormali;an unos guetos
lingüsticos ue deben inventar, porue la inter"erencia se viene practicando desde
siempre('. oy a prescindir de valoraciones debidas a la estratigra"a social poco estudiadasentre nosotros y me "i9ar en los resultados de diglosias geogr="icas y aun considerar un
caso e7tremo: el de una nueva lengua nacida por el pluralismo dialectal antes de ue
hubiera surgido la idea de Estado uni"icador. Empe;ar por este caso, ue enla;a con el
apartado ue me sirvi2 de "inal en las consideraciones de la primera parte.
La sorpresa del judeo#español
Te señalado c2mo el hebreo puesto en contacto con el español da lugar a lo ue
?ephiha ha llamado 4una lengua calco5($: el ladino. Wo es ocasi2n de anali;ar u puede
entenderse por lengua calco y c2mo el ladino no s2lo dispone de unos elementos españoles
ue usa "ramente, sino ue los adapta y los reelabora. Algo m=s ue una copia, para
insu"lar h=litos de vida en la materia utili;ada para los "ines de sacrali;ar una lengua. <ero,
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no lo olvidemos, el ladino no es una lengua hablada1 m=s a>n, decir ladino al 9udeoespañol
es abusivo y, adem=s, reciente(3.
Cualuier estudiante de "ilologa o cualuier persona medianamente instruida sabe ue
los se"ardes hablan en español. Techo cierto. <ero al estudiar esa "alsa unidad llamada 9udeoespañol, hay m>ltiples variedades ue, si coinciden en unos rasgos, presentan
heterogeneidad en otros muchos tratamientos. 0omemos unos pocos, y bien caracteri;ados
estudios: Ma7 8eopold Qagner haba señalado ue
las antiguas di"erencias regionales, de las cuales hay todava
huellas en antiguos libros se"ardes impresos en riente, "ueron
desapareciendo con el andar de los tiempos. ?e "orm2, por
decirlo as, una oin1 se"ard en la cual los 9udos españoles de
todas las comunidades se entienden per"ectamente1 sta es la
lengua de los libros y de los peri2dicos, y tambin de la
conversaci2n de los 9udos entre s)!.
8a e7posici2n no llega a e7plicaci2n. 8a oin1 se "orm2 y es comprensible por todos,
pero no se aclara por u se eligieron unos trminos y no otros y, sobre todo, por u
prevalecieron soluciones heterogneas para un mismo "en2meno, pues decir ue en un sitio
la f- se conserva, se aspira o se pierde, le9os de haber aclarado las cosas, no hace sino
complicarlas. <orue Cinthia Crews al comentar sus te7tos de ?al2nica
transcribe avlar , izo, azer y dice ue son trminos generales, pero tomados del 4ladino5
Kpara ella espa%ol , p. &)L, de los otros dialectos 9udeoespañoles y rara ve; del español
literario. En ?ara9evo dice la misma autora la pierden los ue uieren hablar de manera
4distinguida5 o ue han su"rido la in"luencia del ladino sacrali;ado )&1 m=s complicado es loue cuenta Ma7 A. 8uria de Monastir y aun enreda las e7plicaciones ue da para
?al2nica)% y aduce e9emplos con la h- inicial conservada Kp. &&$L. ?i o9eamos la situaci2n de
Marruecos, sobre una capa original de f- hay casos de prdida y aun de aparici2n del
castellanismo Z [)#. 0odo esto e7ige alguna e7plicaci2n, pues abundan las observaciones y
a>n se vislumbran atisbos.
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<ara m el 9udeoespañol es "ruto de esa diglosia de ue he hablado. Antes de la
e7pulsi2n, y salvo los inevitables prstamos l7icos, los se"ardes hablaban como sus
vecinos los cristianos1 es decir, un leons, como leons, un burgals como burgals, un
sevillano como sevillano1 por tanto, uno tendra f-, otro cero "ontico y otro h-. En la
<ennsula esas geogra"as no se podan poner en comunicaci2n, pero, al producirse la
di=spora, se rompieron los vie9os encasillados y se 9untaron gentes ue haban emigrado
con modalidades lingüsticas. Es harto sabido ue se procur2 mantener la di"erencia
regional con nuevas ordenaciones Kcada grupo iba a sinagoga propiaL, pero la vida en
com>n, los tratos con otras comunidades, las relaciones con otras lenguas, el contacto con
España, hi;o ue se "ueran "undiendo las "amilias y naci2 esa oin1 de ue se ha hablado.
<ero ahora intervienen los "actores del n>mero y del prestigio: donde haba m=s castellanos
vie9os predominara la prdida1 donde hubiera m=s andaluces, la h-, y donde m=s leoneses o
aragoneses, la f-1 pero, 9unto a esto, habra prstamos l7icos procedentes del e9ercicio de
determinadas actividades, y un ;apatero leons, si estaba solo en comunidades
predominantemente castellanas, impondra su f- en los trminos de su o"icio, y el panadero
andalu; su h- y el platero castellano, su cero "ontico. Con todos estos elementos se cre2 un
a lengua mi7ta basada en dialectos españoles, pero ue ahora presenta una notable
heterogeneidad porue responde a estadios de evoluci2n lingüstica di"erentes en cada una
de las hablas ue se integraron en el con9unto. G aun habra ue pensar en el apoyo ue, por
e9emplo, las aspiradas pudieron encontrar en lenguas como el =rabe, el hebreo o el turco.
$nter%erencias internas
Es verdad ue las inter"erencias no son siempre tan complicadas, sino ue se limitan al
encuentro de dos modalidades: lenguadialecto o dialectodialecto. Wo tratar de prstamos
l7icos ue han entrado en el castellano desde el leons, el aragons o el andalu;, sino en
las modi"icaciones ue el sistema dialectal ha podido su"rir por la presencia de la lengua
general. El problema no es s2lo nuestro, sino ue se da en todas partes. M=s a>n, nacionestan complicadas como -talia y con una nivelaci2n lingüstica tan problem=tica, por la
e7istencia de tantos y tantos dialectos internos, bien puede servirnos de comparaci2n y
contraste. En un libro importante)*, se recogieron estos largos procesos en ue se en"rentan
los dialectos con la lengua y, aunue la ponderaci2n no siempre poda atestiguarse, mucho
"ruto podemos obtener de otros estudios. Manlio Cortela;;o señala c2mo los rasgos
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arcaicos del dialecto vneto van siendo diseminados por la acci2n de la oin1 vneto
9uliana, de una parte, y de otra, por el italiano Kp. &&%L)( y Jlavia Prsini aduce ra;ones ue
muestran tambin c2mo la lengua nacional, instrumento de cultura y de progreso
econ2mico, se impone incluso sobre dialectos de cierto prestigio como el vneto)). Claro
ue no se puede e7agerar: decir ue todos los italianos son 4bilingües o diglottas5)' no es
nada nuevo si ueremos atenernos a ra;ones ob9etivas. 0odos, en todas las lenguas, somos
diglotas o poliglotas, porue tambin se ha dicho el hombre es un sistema de sistemas o
un suprasistema, pero se atomi;an las cosas cuando se habla de la coe7istencia en un
individuo del dialecto local, el dialecto 4pi_ o meno regionale5, el italiano regional y el
diasistema italiano, y tal ve; no se hayan agotado las posibilidades.
oy a "i9arme en unos cuantos motivos de nuestra lengua ue pueden servir para
aclarar los problemas de diglosia ue ahora uiero estudiar. En la dialectologa asturiana seha señalado reiteradamente una coe7istencia de variedades heter2clitas dentro de un mismo
bable)$. <ara no producir hasto me limitar a unos cuantos testimonios: Vos Weira señal2
en El habla de !ena Kviedo, &3((L, la penetraci2n de rasgos occidentales Kts vaueira,
diptongos decrecientes, etc.L en esta modalidad del asturiano central, pero se siente tambin
la presi2n ovetense y la castellana.
<or su parte, Vose"ina Blvare;, al estudiar el yesmo en el Conse9o de viedo, de9a
constancia del rasgo leons ll K pegollo, gorollo,ballarte, etc.L como una supervivencia
"rente al castellanismo yesta de las ciudades y, atinadamente señala, ue el prestigio yesta
o la enseñan;a escolar han determinado la ruina de la palatal lateral. Como en todas partes,
la capital ha actuado de inducci2n igualatoria y el castellanismo ha penetrado en el bable
por la coe7istencia de los dos sistemas)3, del mismo modo ue he señalado en las islas
Canarias'!. <ero lo ue interesa para nuestra e7posici2n sobre los hechos de diglosia es el
proceso ue ha conducido a esas inter"erencias ue han creado un 4bable castellani;ado y
un castellano asturiani;ado5.
M=s importantes son los resultados a los ue llega Vos 8uis @arca Arias en El habla
de 4eberga Kviedo, &3'*L, pues demuestra la coe7istencia de dos sistemas "onol2gicos
di"erentes, ue muy esuem=ticamente podran uedar determinados por una variedad
conservadora en la ue ts se opone a ch Ktotsu 4hondonada5 "rente a tochu 4palo5L y otra
innovadora en la ue ll se en"renta a ch Ktollu 4hondonada5 y tochu4palo5L. El
castellanismo ha penetrado r=pidamente en el dialecto, pero no ha ido solo: hay una
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in"luencia de los bables centrales ue han hecho aparecer una Z y[ como variante
combinatoria de los "onemas /ch/ e / y/ en esta ;ona del centro de Asturias limtro"e con la
provincia de 8e2n.
8a retirada de los sonidos dialectales se cumple en todas partes, se ha señalado en pirenaico'& y en chinato'%, en 9udeoespañol'# y en canario'*1 en todas partes resultado de
una diglosia entre el castellano y los dialectos patrimoniales. <ero se da tambin al coe7istir
variedades de un mismo dialecto en ;onas contiguas: si repasamos las cartas del Atlas de
Andalucía podemos ver c2mo las inter"erencias se producen dentro del mismo dialecto.
6epasando los mapas elaborados del tomo - nos damos cuenta de ue la distinci2n s/ce, el
seseo y el ceceo Kmapa &'!(L tienen sus =reas bien caracteri;adas, pero se dan alternancias
de uso en los pueblos "ronteri;os1 del mismo modo, la penetraci2n de la s=picocoronal
planoc2ncava Kmapa &'!'L en el dominio de la s =picoalveolar c2ncava es resultado de lacoe7istencia de variantes y, a su ve;, la =picocoronal se e7tiende en una amplia ;ona entre
la apical y la predorsal1 tambin las reali;aciones de la &ota o"recen situaciones intermedias
entre las ;onas de velar "ricativa sorda y de aspirada Kmapa &'&)L, resultado una ve; m=s
de la coe7istencia de sistemas o, como trato de caracteri;ar, diglosia en el interior de un
dialecto. <odramos ampliar los in"ormes, pero creo ue con esto es su"iciente. 8a situaci2n
de estas hablas meridionales muestra c2mo los subdialectos o variedades de un sistema
regional proceden tambin como procesos graduales, tal y como se da entre c2digos
"uertemente di"erenciados Kcaso del gallegoasturiano o del catal=naragonsL. G aun podramos añadir ue los lmites "i9os son resultado de hechos paralingüsticos. <ensemos,
por e9emplo, ue los <irineos no "ueron "rontera clara durante siglos, seg>n han probado
ge2gra"os y etn2logos: en el siglo - hay una primera y ntida separaci2n y en el ---
los lmites aduieren ya "orma de"initiva. Entre tanto, como mostr2 T. Cavaills '( los
tratados entre pastores constituyeron una especie de con"ederaci2n pirenaica, cuyos
resultados repercuten en la lingüstica: hay un "ondo com>n, pero, tambin, elementos ue
han pasado los pastores de un lado al otro de la "rontera'), inter"erencia de lenguas ue hoy
se ven distintas, pero ue posiblemente no lo "ueron tanto en otro tiempo''
.
Fe este bilingüismo interno no se puede ;a"ar la in"luencia de unos dialectos sociales
sobre otros o el intercambio de las modalidades rurales con las urbanas. Es un campo de
traba9o no muy estudiado entre nosotros, pero ue ya ha dado sus "rutos. 8a modalidad
lingüstica de ?evilla opone gentes de cultura a gentes incultas'$1 la de 8as <almas de @ran
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Canaria, a ciudadanos y campesinos'3, por no aducir sino un testimonio. Su duda cabe, y
lo he probado, ue las inter"erencias de variados idiolectos produce la nivelaci2n de las
hablas encontradas. M=s a>n, creo ue la ciudad, a pesar de lo ue aparenta, no es un
principio desintegrador de la lengua porue tiene capacidad para absorber las modalidades
e7trañas ue a ella llegan: el inmigrante trata de aceptar unos determinados modelos ue
pugnan con los suyos, pero en los ue cree encontrar un principio liberador de sus penurias.
En el peueño mundo al ue nos asomamos, los resultados son los mismos ue se pueden
encontrar en la comparaci2n de los grandes y di"erenciados sistemas llamados portugus y
español, español y "rancs: primero yu7taposici2n de variedades1 luego, inserci2n de
elementos de una en la otra1 por >ltimo, eliminaci2n de la variante menos prestigiosa. Pna
ve; m=s, consecuencias de la diglosia1 ahora social, si antes era geogr="ica.
8a tesis doctoral de Vulio Norrego Wieto$! es una buena muestra de sociolingüsticarural, ue con"irma una ve; m=s la realidad de lo ue vengo llamando diglosia: las
inter"erencias lingüsticas se producen en ese microcosmos ue es illadepera y all la
progresi2n o la diluci2n de variedades sociales en los hechos de habla.
?on los motivos de todos los sitios. Wo hace muchos años se estudiaron los problemas
de bilingüismo en -talia$& y encontramos all como un eco de lo ue ahora comentamos. El
griego va perdiendo su l7ico$% de "orma bastante parecida a lo ue ocurre en 9udeo
español: desaparecen los trminos concretos Kmanzano, &ilgueroL y son reempla;ados por
los generales K#rbol , pa&aritoL1 el albans se rinde ante el prestigio social y cultural ue
signi"ica el italiano1 con valide; general, . alente e7plica as los hechos:
4-n verit`, se nella "ase attuale il possesso e lDuso dei
dialetti, specialmente nellD-talia meridionale, e in genere nelle
;one pi_ depresse economicamente, socialmente, culturalmente
rappresenta nella coscien;a dei parlanti come il contrassegno e
uasi il marchio di una situa;ione di in"eriorit` sociale, lacondi;ione di parlanti alloglotti sancisce in aggiunta una
situa;ione di isolamento e di estraneit` proprio nel momento di
maggiore ricerca e necessit` di integra;ione sociale$#.5
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olvamos a mi e7posici2n. Te elegido los e9emplos anteriores porue est=n
"undamentados sobre cuestiones ue a"ectan a los tres romances peninsulares y porue,
todos ellos toman en consideraci2n a la lengua como un con9unto homogneo, pero el
bilingüismo puede presentar otros aspectos, sea de relaciones m=s di"usas o de parcelas
muy limitadas de la cantera lingüstica. e=moslo.
&egunda recapitulación
En la segunda parte de mi estudio he tratado de considerar las inter"erencias ue se
producen dentro del c2digo de una misma lengua. 8os problemas ue se plantean son
seme9antes a los del m=s claro bilingüismo, pero muchas veces no se tienen en
consideraci2n por la pro7imidad entre los sistemas en"rentados, pero, vemos, ladialectologa española da pie para no pocas consideraciones. Fe9ando para el "inal los
problemas de nomenclatura, y aceptando por buena la terminologa ue propongo,
tendramos ue en los hechos de diglosia se presentan los mismos problemas ue en los de
bilingüismo. <or eso repetimos unos ciertos enunciados porue considero los idnticos
motivos, aunue ahora podemos descender a menudas realidades. Nien entendido ue esto
no uiere establecer ninguna valoraci2n, sino, simplemente, caracteri;ar unos hechos,
porue la proyecci2n ulterior puede ser tan grande, y aun mayor, ue la de motivos
trascendentales en su apariencia. Ah est=, si no, el 9udeoespañol, cuyo origen y desarrollono ha sido otra cosa ue la "usi2n de dialectos de una misma lengua, cuando se modi"icaron
las condiciones geogr="icas y sociales ue haba tenido en la <ennsula.
?i este encuentro de diversas modalidades pudo generar otra nueva, el en"rentamiento
de la lengua o"icial con el dialecto regional o de ste con variedades locales menos
prestigiosas, son hechos ue señalan la decadencia de los sistemas minoritarios. ?i
e9empli"ico con el caso del asturiano es por la riue;a lingüstica de la ;ona y por el
ahincado es"uer;o ue para su estudio han puesto los dialect2logos de la regi2n, pero lo ueellos han señalado no es s2lo una meditaci2n asturiana, se da tambin en Canarias y en
otros muchos sitios. Fe otro tipo son las consideraciones ue hago a prop2sito de
Andaluca, porue all el atlas regional y los mapas elaborados ue se redactaron como
apndice, nos permiten ver la inestabilidad de las "ronteras internas y c2mo la materia
lingüstica es un continuo ue no procede por rupturas y uiebras. Algo ue ya haba
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señalado la dialectologa pirenaica en las sonori;aciones tras nasal y luida o en la
conservaci2n de las oclusivas sordas intervoc=licas. Suedan, por >ltimo, los casos de
diglosia vertical o diastrata ue interesan, y no poco, como nuevo camino ue ayudar= a
renovar los estudios dialectales.
Con estas modernas consideraciones, se pueden considerar hechos totalmente distintos
de los ue se estudiaban en un simple bilingüismo, porue, al mati;ar m=s la in"ormaci2n,
trasladamos nuestro an=lisis a problemas de gran comple9idad, como puedan ser el
en"rentamiento de la lengua con los dialectos y la estima ue de l tienen los hablantes1 su
vitalidad por cuanto es capa; de reaccionar o no a los estmulos ue le vienen de "uera1 la
escisi2n ue e7iste dentro de los dialectos regionales1 el papel de estos con respecto a la
lengua com>n y a variantes m=s restringidas. Es decir, los problemas de inter"erencia,
independientes de ue se produ;can en bilingüismo o en diglosia, presentan unascaractersticas bien de"inidas, pero de enorme variedad1 es lo ue he tratado de señalar en
los apuntes ue son estas cuartillas.
Como "ondo, unos procesos de evoluci2n lingüstica ue señalan la vitalidad de los
hechos lingüsticos y la seguridad de ue el camino no es anuilosamiento, sino desarrollo,
e7pectativa de nuevos procesos a los ue nosotros s2lo podemos testimoniar, pero ue
muestran cu=nto se repiten los motivos hist2ricos y cu=n paralelos son los hechos ue se
cumplen en =mbitos di"erentes.
'onclusiones
8os estudios de sociolingüstica han puesto sobre el tapete los problemas del
bilingüismo1 no se trata s2lo de cuestiones te2ricas ue interesan al peueño mundo de los
lingüistas, sino mil problemas vitales ue a"ectan a muchos pueblos y a no pocas lenguas.
6esulta entonces ue, al hacer abstracci2n de una terminologa demasiado estrecha Ku es
lengua, u es dialecto, seg>n el sentido tradicionalL, se llega a unas consideraciones
"ilos2"icas en las ue el conocimiento se mani"iesta en un plano abstracto o general y, por
tanto, de valide; mucho m=s amplia. Entonces tenemos ue partir del sustento mismo de
cualuier teora: la precisi2n del campo ue se estudia. Al partir
de bilingüe ybilingüismo encontramos a las primeras discordancias porue en
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el Diccionario acadmico no hay total correspondencia entre ambos trminos, pues
mientras bilingüe se de"ine en un nivel de valide; omnmoda, bilingüismo introduce la
restricci2n geogr="ica ue, a mi modo de ver, es innecesaria. <or supuesto, innecesaria en
una de"inici2n, aunue no en el nivel de las reali;aciones, pero encontramos otra anomala
en el criterio acadmico: v=lganos inicialmente ue bilingüe sea 4el ue habla dos
lenguas5, entonces bilingüismo debera de"inirse como 4acci2n y e"ecto de ser bilingüe5.
<orue 4uso habitual de dos lenguas5 no es su"iciente: uno puede no usar habitualmente las
dos lenguas y seguir siendo bilingüe. <or otra parte, la intrusi2n del sintagma 4en una
misma regi2n5 si da valide; al primer miembro del enunciado, no resulta aclarado, porue
el bilingüismo puede ser practicado por un hablante "uera de cualuier geogra"a precisa,
con lo ue deberemos considerar dos "actores distintos: el del individuo y el de los pueblos.
Con esto la de"inici2n se habr= enriuecido e incluso podr= haberse escapado de lo
e7clusivamente lingüstico para ser psicolingüstico y sociolingüstico. En el primer caso,
la posici2n del hablante ante esas dos lenguas ue mane9a lleva a cuestiones ue son de
actitudes lingüsticas1 en el segundo, de comportamiento colectivo. <roblemas ue s2lo
puedo aducir muy de pasada, pues, sobre llevarme hacia ob9etivos muy distantes de los ue
hoy me ocupan, han atrado mi inters en otras ocasiones y evito reiterarme.
<orue la perspectiva actual de la ciencia del lengua9e es otra ue la del simple
nominalismo Ky aun ste vemos cu=n inciertamente se mane9aL, por ello el escueto
enunciado ue comento se enriuece con otras valoraciones. <or e9emplo, lo deuso indiferente de esas lenguas borra cualuier tipo de pre"erencia o de limitaci2n en el
empleo de tales lenguas, lo ue tampoco suele ser indiscutible, pues los hablantes bilingües
pueden utili;ar esos instrumentos ue poseen seg>n necesidades, capacidades e7presivas o
servicios ue de las lenguas se e7igen, ue no son indi"erentes, sino ue est=n otra ve;
m=s teñidos de individualismo o de colectivismo. <ienso en mis propias e7periencias: los
indgenas del Ama;onas podran mercadear en español por comodidad K"acilidad de hacer
cuentasL o por tenerlo como lengua vehicular Km=s o menos bien la entienden todosL para
esos menesteres, mientras ue pre"eran una lengua indgena Khabitualmente el huitotoL porue la consideraban m=s "=cil o e7tendida. Te au c2mo hechos de valoraci2n sub9etiva
podan in"erir sobre la sociolingüstica o hechos sociales Kmatrimonios con mu9eres
huitotasL llevaban a la valoraci2n de la lengua como instrumento utili;able por gentes de
lenguas muy di"erentes$*.
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El empleo indi"erente de dos lenguas supone mane9arlas con idntica soltura. En este
sentido, Mario <ei K&3))L añadi2 la coletilla de la 4igual "acilidad5 para hablar una u otra
lengua y 4con acento de hablante nativo5. Creo ue es innecesario hilar de este modo: si un
hablante utili;a con la misma "acilidad esos dos c2digos es bastante, porue se encuentra
c2modamente en uno u otro sistema Kproblema personalL, mientras ue lo del 4acento del
hablante nativo5, ya es harina de otro costal, pues a"ecta a cierta reacci2n de psicologa
colectiva: Hu es acento nativoI <orue en una lengua no hay un solo acento nativo y mal
puede aplicarse a los dem=s, lo ue uno no posee. Cuando m=s, tendramos ue decir 4con
"=cil comprensi2n5. Mi e7periencia va contra <ei: un da, en 0a7co, Ma7ime Chevalier y yo
habl=bamos con un rapa; muy avispado1 Chevalier pregunt2 al chiuillo: 4HSuin de los
dos es españolI5. Waturalmente, l. Al parecer yo hablo medianamente. tro caso: pas un
mes en Cuba. Tablaba con el portero de mi residencia y un da, cuando ya haba cierta
con"ian;a aventur2 la pregunta ue le recoma: 4HPsted es sovitico, verdadI5 Khace
muchsimos años en 6othenburg, al escuchar mi alem=n, tambin me preguntaron si era
rusoL. En Estados Pnidos tuve una alumna dominicana, vena a consultarme, español era lo
ue ella hablaba, el mo no, aunue me recomend2 sin mucho es"uer;o podra aduirirlo.
M=s e9emplos son innecesarios. 4Acento del hablante nativo51 cada hablante nativo cree
ue no hay m=s acento ue el suyo, y no es cuesti2n de buscar a un pro"esor de lingüstica
para dirimir las contiendas$(. El bilingüismo se produce cuando el hablante posee dos
lenguas con dominio de sus niveles "onol2gicos y mor"osint=cticos, y sin ue en su
vocabulario se produ;can inter"erencias de signi"icado. <ara m esto es su"iciente y nomerece la pena buscar m=s de tres pies al gato. <orue si se producen acciones de una
lengua sobre otra tendramos ue relacionar nuestra cuesti2n con los problemas
de sustrato, adstrato y superestrato, ue, e"ectivamente, tienen ue ver con el bilingüismo1
m=s a>n, no podran producirse sin el bilingüismo, pero tambin son cuestiones ue
merecen estudios independientes del ue ahora hago.
8a aparici2n de planteamientos te2ricos distintos de estos muy simples hi;o pensar en
el problema de lenguas en contacto, pero no pudo separarse este enunciado de problemasue, si hoy resueltos, un da estuvieron sin solucionar, y acaso vivamos a>n de
controversias. <orue el concepto de lengua parece bastante claro1 menos, el de dialecto.
<ues dialectos hay del mismo origen ue la lengua, y entonces las di"erencias de unos y
otra no son lingüsticas, sino paralingüsticas, pero hay dialectos surgidos de una lengua
a>n viva. Entonces, Hse di"erencian leons y aragons del andalu; porue los primeros
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procedan como el castellano del latn y el tercero no Kes castellanoLI 8as causas hist2ricas
no parecen su"icientes para perturbar lo ue es un problema estrictamente lingüstico $)1
aplicado esto a lo ue ahora nos ocupa, resulta ue el 4bilingüismo5 podr= darse entre
lenguas distintas, entre dialectos di"erentes, entre una lengua y sus dialectos. Te de"inido en
estas p=ginas el encuentro de dos lenguas como el caso de 4bilingüismo m=s claro51 el de
lengua y dialectos o de varios dialectos, como menos perceptible o m=s di"uso. <ara ue los
conceptos no se nos enmarañen propongo deslindar los campos con sendas etiuetas
nominativas: bilingüismo4encuentro o acci2n entre dos lenguas51 diglosia 4encuentro o
acci2n entre lengua y dialecto o entre dialectos5. Creo ue el problema lingüstico no
resulta balad por cuanto en el mundo hisp=nico encontramos problemas muy diversos ue
conviene tener claros desde el principio. K<ienso ue no es una cuesti2n distinta de la ue se
ha resuelto con las lenguas criollas y el pigdinL.
Fe ser satis"actorios todos los resultados anteriores, tendramos dispuesto el campo de
traba9o para descender a la reali;aci2n pr=ctica de los principios ue he ido e7poniendo.
Pna segunda parte de mi estudio es el an=lisis de los problemas inmediatos ue tenemos
planteados en lingüstica.
El bilingüismo suscita la interacci2n de dos c2digos lingüsticos. Te dicho ya ue, para
m, resulta "undamental la idea de desvío: sin salirse de los c=nones de una norma
lingüstica, el bilingüismo no podra estudiarse en lingüstica. ?i nosotros lo anali;amos es
porue dos sistemas, el A y el /, ue generan acciones recprocas de inter"erencia por no
importa u causas Kdesconocimiento, pre"erencia, descuido,etc.L. Es
decir, A / y A /.
0enemos unos problemas de interferencia ue podr=n alcan;ar resultados muy
di"erentes: el simple prstamo l7ico$' o la modi"icaci2n de un sistema "onol2gico. En este
sentido he tratado de considerar ese tipo de conmutación con lo ue sabemos de nuestra
historia lingüstica1 ah est=n las diversas variedades "ronteri;as desde el gallegoasturiano
al chapurriau, pasando por muchas hablas de transici2n, sobre todo en la "rontera hispano
portuguesa, y ue no son distintas de lo ue sabemos en otras partes, por e9emplo
el serrano de Pruguay$$. Claro ue estas acciones pueden tener un doble car=cter, seg>n su
acci2n sea macroscópica o microscópica, es decir, ue toda una colectividad uede a"ectada
por los procesos o los estudiemos en un individuo aislado. 0ambin en estos casos los
problemas e7clusivamente lingüsticos pueden evadirse hacia cuestiones de actitudes
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lingüsticas, tanto desde un punto de vista psicol2gico como sociolingüstico. Te tratado de
aclarar con dos casos distantes, el barranueño y el aguavivano, no s si su"icientemente
conocidos, por m=s ue pertene;can ya a la bibliogra"a de nuestra dialectologa1 adem=s,
los materiales ue poseo de Encinasola y de 6osal de la Jrontera me han servido de piedra
de toue para apuntar la situaci2n del barranueño y entonces vemos c2mo el intercambio
lingüstico e7iste y est= vivo, pero la acci2n de diversos "actores e7ternos lleva a la
lusitani;aci2n del barranueño, por m=s ue conserve su estructura española, no de otro
modo a lo ue ocurre en mirands y, en sentido contrario, en liven;a$3.
<ero volviendo a esas lenguas A y / su relaci2n puede tener car=cter muy distinto1 es
decir, ue A y / de9en de ser A y /, y sur9a una lengua distinta C : A /C . G au nuestro
propio devenir hist2rico tambin puede servirnos de estmulo para el estudio. Fe una parte
tenemos las lenguas criollas, suscitadas por la "usi2n de A y / en un tercer elemento C , ueno es inteligible para los hablantes de A o de /. 8a historia ha debido devorar no pocas de
estas muestras, algunas rastreables, otras no1 escassimas como supervivencias bien
trabadas pero, no obstante, con una "isonoma u otra, ah est=n el papiamento, el
palenuero, el chabacano, el chamorro, estabili;adas en su estructura porue la marginaci2n
social, el aislamiento geogr="ico o las causas hist2ricas hicieron imposible ue el
sistema A o el / eliminara al otro tras un aprendi;a9e apropiado y la aceptaci2n como
propia de la lengua de los coloni;adores. ?ituaci2n ue, evidentemente, es muy otra de la
ue se dio en otras partes y ue en M9ico o <er> conocemos en sus largos procesos de bilingüismo e integraci2n. Es decir, la coe7istencia cre2 el bilingüismo y, a travs del
bilingüismo se impuso la lengua conuistadora. Entonces esas comunidades no se
marginaron, sino ue se integraron1 despus se hi;o imposible la creaci2n de lenguas
criollas porue lo ue se intent2 salvar "ue la marginaci2n, impuesta por el
desconocimiento de la lengua nacional3!, mientras ue, en ;onas ue poco contaron en el
desarrollo del nuevo comercio o en la de"ensa de los intereses coloniales, se pudo mantener
la lengua mi7ta y aun alcan;ar la cima de lengua nacional Kcomo el cr.ole en TaitL, seg>n
ocurre con el papiamento.
<ero puede suceder ue la lengua mi7ta no na;ca por la coe7istencia obligada de dos
lenguas Kcomercio, e7plotaciones agrarias, etc.L, sino por la creaci2n voluntaria desde algo
ue pudiera ser plani"icaci2n lingüstica. 8os sabios hebreos uisieron comunicar la verdad
bblica a unos 9udos ue s2lo hablaban español1 se produ9o entonces una sorprendente
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situaci2n: naci2 una lengua religiosa, de "orma española, pero de estructura Ky contenidoL
hebreo. 8engua sacrali;ada ue nunca se habl2, ue el pueblo no entendi2, pero ue sin
embargo vivi2 y vive. Como en tantas religiones, los sacerdotes aceptaron el valor m=gico
de la palabra, por lo ue "2nicamente deca y sem=nticamente evocaba, aunue no "uera
comprendida y el conte7to siguiera a9eno a uienes no conocan la verdad hebrea. <ero esta
lengua, tan a9ena a la vida, tuvo una e7istencia marginal y una persistencia en los usos
reiterados: hasta se trasvas2, dio prstamos l7icos y se tradicionali;23&. 6aya casi en el
prodigio, pensar ue esta lengua arti"icial se re"ugiara en las mani"estaciones m=s ntimas
de la religiosidad y pudiera tender puentes hacia la lengua cotidiana e incrustar en ella
prstamos ue, muchas veces, han perdido su car=cter sacrali;ado para ser elementos ue se
repiten en la tradici2n oral Kabin5, barbe&, meldar , etc.L ?e trata, pues, de prstamos de una
lengua a9ena a otra colouial, no de otro modo a como 6odrigo de Cota haca en el siglo
cuando en un poema incrustaba multitud de elementos sacados de la lengua religiosa de
los 9udos3%.
<ero los se"ardes no s2lo crean esta lengua sacrali;ada, ue pertenecera a lo ue
llamo bilingüismo, sino ue generaron otra, totalmente distinta de sta, ue pertenecera a
lo ue designo como diglosia. Causas hist2ricas a9enas a la propia lengua repercutieron
sobre ella o hicieron ue, a partir de &*3%, se "uera creando una oin1 española con
elementos procedentes de muchas de las provincias peninsulares. Te e7plicado con cierta
minuciosidad c2mo y por u se gener2 ese dialecto llamado 9udeoespañol. <ero sta s2loes una de las muchas cuestiones ue plantea dentro de los problemas ue llamamos de
bilingüismo Ky, para ser ahora m=s e7actos, de multilingüismoL: la lengua resultante, sea
del &udezmo de riente3# o la haitía de Marruecos3*, padeci2 nuevas acciones de
bilingüismo ba9o la "orma de prstamos Kturcos y griegos, principalmente, en los pases
balc=nicos1 =rabes y españoles modernos3(, en B"ricaL, ue debo apuntar, pero no
detenerme en ellas3). bsrvese ue el "en2meno lingüstico es en todo paralelo al ue
ocurri2 en la poesa tradicional: los 9udos mantuvieron in"inidad de arcasmos, pero, en los
nuevos empla;amientos, se encontraron con rasgos ue podan moderni;ar su arcasmo o lanueva geogra"a pudo crear sorprendentes relaciones. alga un breve e9emplo: en
Marruecos hay una versi2n del romance de 6erineldo con rasgos arcaicos ue la ligan a
otras versiones arcai;antes de la <ennsula KCataluña, AsturiasL, pero hay otras versiones
K6erineldo !a boda estorbadaL ue proceden del sudeste peninsular y, adem=s, son
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modernas. Es decir, el te7to vie9o denuncia el car=cter de la tradici2n se"ard1 el nuevo, un
prstamo aduirido por esa nueva geogra"a ue gener2 la di=spora.
Nilingüismo claro o di"uso, entre lenguas o en el interior de la misma lengua, antiguo o
moderno. ?on "ormas de esas inter"erencias ue se producen al ponerse en contacto doslenguas. Te e9empli"icado con muy diversos motivos: 6econuista, repoblaciones,
establecimientos, sacrali;aci2n, di=spora, presi2n o"icial, todo caminos ue llevan al
entendimiento de cosas ue no siempre se ven con claridad, pero ue ah est=n como
llamadas para nuestra atenci2n. Ta sido necesario poner orden en las de"iniciones en los
lmites del campo de nuestro estudio. <ara m una sola palabra resumira tantas
palabras: desvío3'. El bilingüismo es el resultado de un en"rentamiento, no de una
indi"erencia1 por eso he dicho ue no se da entre seres ue posean dos lenguas con absoluta
y desamorada per"ecci2n, sino en hombres ue las poseen, pero ue necesitan unirlas enalg>n momento. Entonces se produce el desvo de una norma y la intrusi2n de otra. Es en
ese momento cuando entran en li;a los estudios lingüsticos1 la diversidad de resultados ue
descubre nuestra disciplina es lo ue he uerido rastrear en estas p=ginas.
tra ed. : Manuel Alvar .. Zet al.[, El castellano actual en las comunidades bilingües de
Espa%a( Zalladolid[, Madrid, Vunta de Castilla y 8e2n, &3$), pp. &&*$. Edici2n digital dela Niblioteca irtual Miguel de Cervantes por cortesa de los herederos del autor.