Alucinaciones Verbales en Sordos

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Alucinaciones verbales en pacientes

psicóticos sordosAndrea Lusich1

1 Médica Psiquiatra Hospital Braulio Moyano. Intérprete de Lengua de Señas Argentina. Correo:[email protected]

2 Taducción técnica: Prof. Ivana Magistrali. Correo: [email protected]

Alcmeon, Revista Argentina de ClínicaNeuropsiquiátrica, vol. 16, Nº 4, marzo de 2011,págs. 327 a 351.

Resumen

La psicosis aparece con la misma frecuen-cia en sordos y oyentes y no presenta dife-rencias en cuanto a su sintomatología, conexcepción de las alucinaciones verbales, paralas cuales debe tenerse en cuenta el grado depérdida auditiva y el momento de apariciónde ésta en relación con la adquisición del len-guaje y la conciencia de sonido, además de lamodalidad del lenguaje y pensamiento del pa-ciente.

La lengua de señas es el lenguaje naturalde los sordos profundos prelocutivos y poseelas mismas propiedades que cualquier lenguajeaunque con características especiales comola gramaticalización del espacio y su expre-sión visuo-gestual en la exteriorización de sucarácter verbal.

La localización cerebral del centro del len-guaje es idéntica para sordos y oyentes aun-que su forma de expresión varíe. La modali-dad alucinatoria parece depender de la forma

verbal natural de expresión y pensamiento delpaciente, y puede dejar de ser acústico-ver-bal para convertirse en visuo-verbal.

Palabras clave

Psicóticos sordos. Lengua de señas. Vi-suo-verbal. Alucinación verbal.

Summary2

Psychosis occurs with the same frequen-cy in deaf as well as hearing individuals, anddoes not present differences as regards itssymptoms, with the exception of verbal hallu-cinations. For these, we should take into ac-count the degree of hearing loss and the ageof onset in relation with the patient’s langua-ge acquisition and hearing sensitivity as wellas his or her modality of language and thin-king.

Sign language is the natural language ofthe pre-lingual profound deaf and has the samelinguistic components as any other languagewith special features such as spatial gram-mar and visuo-gestural expression in the ex-ternalisation of verbal representation.

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The localization of the language centre inthe brain is identical to deaf as well as hea-ring people, although its form of expressiondiffers. Accordingly, the haptic hallucinationsseem to depend on the patient’s natural ver-bal expression and thinking, and can stop be-ing verbal-acoustic to become verbal-visual.

Key words

Psychotic deaf. Sign language. Verbal-vi-sual. Verbal hallucinations.

"Hablo de un corazón tan estrujado,

tan pequeñin, tan pobre, tan quien sabe,

que en su torrente casi todo cabe,

sea real o sea imaginado.

Al corazón le faltaba su oreja

y andaba distraído por la calle,

estrangulando con pasión un talle

e incapaz de notar alguna queja.

El corazón de torpe primavera

hizo que le injertaran el oído

y tanta maldición oyó que ha ido

a que le den de nuevo su sordera".

Silvio Rodríguez (Son Desangrado)

Introducción

La sordera y la patología psiquiátrica com-parten a lo largo de su historia muchas simili-tudes, en especial en lo que respecta al trata-miento que la sociedad les ha proporcionado,ambas sufren el aislamiento, la marginacióny la estigmatización.

La clínica psiquiátrica acepta como un sín-toma frecuente y hasta cardinal la presenciade alucinaciones acústico verbales en pacien-tes psicóticos oyentes, pero ¿que ocurre cuan-do el paciente psicótico es sordo?

¿Debemos esperar un síntoma idénticoaunque exista una discapacidad sensorial?

¿Podemos aceptar el relato de la presen-cia de "voces" en una persona que nunca tuvoconciencia de sonido, o debemos esperar quela alucinación verbal se manifieste en la mo-dalidad de comunicación habitual de ese suje-to o incluso en su forma de pensamiento ha-bitual?

El siguiente trabajo intenta estudiar la for-ma de las alucinaciones verbales en pacien-tes psicóticos sordos y su relación con el gra-do de sordera y momento de aparición de ésta,luego de revisar algunas características es-peciales sobre la comunidad sorda y su formade expresión natural.

Consideraciones acerca de lasordera

La hipoacusia o sordera es la perdida dela habilidad para percibir el sonido y puedeclasificarse de diversas maneras de acuerdoal parámetro que usemos.

Por el momento de aparición-Prelocutivas o prelingüística: son aquellas

sorderas que aparecieron previo a cualquierdesarrollo articulatorio mínimo de la palabra ya la adquisición de conciencia de sonido. Seincluye en este grupo a las sorderas congéni-tas.

-Postlocutivas o postlingüísticas: son aque-llas sorderas que aparecieron en sujetos conconciencia de sonido y con desarrollo articu-latorio mínimo de la palabra.

Por el grado de pérdida auditiva: -Leve: el umbral auditivo se sitúa entre

los 20 y los 40 dB -Moderada: de 40 a 70 dB -Severa: de 70 a 90 dB -Profunda o cofosis: mayor de 90 dBEl término sordo o hipoacúsico es tan ge-

neral que impide tener en cuenta que los dis-tintos grados de sordera tienen una significa-

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ción cualitativa y hasta existencial, las sorde-ras o hipoacusias leves y moderadas puedenbeneficiarse del audífono llegando a oír más omenos una conversación con la paciencia desu interlocutor. Pero las sorderas o hipoacu-sias graves (severas y profundas) no tienenninguna posibilidad de oír aunque se sirvan delaudífono, no pueden conversar del modo ha-bitual, deben leer los labios, hablar por señaso ambas cosas para comunicarse mediante lapalabra.

La sordera congénita constituye sólo el0.1% de la población, pero ese pequeño por-centaje plantea reflexiones importantes y pro-fundas(1). Los sordos congénitos no sienten elsilencio, ni se quejan de él, al igual que losciegos congénitos no se quejan de la oscuri-dad, eso son especulaciones sobre su estado.La vibración que los sordos profundos son ca-paces de experimentar puede convertirse enun sentido accesorio, el desarrollo de la per-cepción de las vibraciones como un sentidoauxiliar guarda ciertas similitudes con la "vi-sión facial" de los ciegos que usan el tacto dela cara para reconocer una especie de infor-mación ultrasónica.

Los sordos congénitos viven en un mundode silencio y mutismo continuo y absoluto, susituación y su problemática es única, es infini-tamente más grave nacer sordo que nacerciego, al menos potencialmente(2).

Los sordos prelocutivos que no pueden oíra sus padres corren el riesgo de un retrasomental grave e incluso de una deficiencia per-manente en el dominio del lenguaje a no serque se tomen medidas eficaces tempranas. Yla deficiencia del lenguaje es una de las cala-midades más grandes que puede sufrir un serhumano, pues es a través del lenguaje que nosincorporamos del todo a nuestra cultura y anuestra condición humana, nos comunicamoslibremente con nuestros semejantes, adquiri-

mos y compartimos información. Si no pode-mos hacerlo, estamos incapacitados, a pesarde intentos o capacidades innatas y puederesultarnos tan imposible materializar nuestracapacidad intelectual que llegaremos a pare-cer deficientes mentales.

Por esto precisamente se los ha conside-rado idiotas durante años a los sordos congé-nitos o "sordomudos".

Al estudiar funciones humanas habitualescomo el pensamiento, el habla, la comunica-ción y la cultura en la comunidad sorda, seobserva que no son funciones puramente bio-lógicas sino también funciones sociales e his-tóricas que trasmite el legado de la cultura.Los sordos prelocutivos no tienen ningunaimagen auditiva, ninguna idea de cómo suenaen realidad el habla, de la correspondenciasonido-significado. Lo que es básicamente unfenómeno auditivo, ha de captarse y contro-larse por métodos no auditivos. La cuestiónbásica esta en que los sordos profundos nomuestran ninguna predisposición natural ahablar. Hablar es una técnica que hay queenseñarles y es tarea de años. Por otra partemuestran una tendencia fuerte e inmediata ala seña que les es plenamente accesible portratarse de un lenguaje visual. Esto es muyevidente en los sordos hijos de padres sordosque hablan por señas, que hacen sus prime-ras señas hacia los seis meses de edad y al-canzan a los 15 meses un considerable domi-nio del idioma de señas. Aunque pueda haberun desarrollo anterior de un vocabulario deseñas, el desarrollo de la gramática del len-guaje de señas se produce a la misma edad yde la misma forma que el aprendizaje de lagramática del habla. El niño sordo domina cin-cuenta o sesenta palabras a los cinco o seisaños si no se toman medidas especiales, mien-tras que el niño oyente de esa edad dominatres mil.

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La comunicación en la sordera

Entre los 21 y los 36 meses de edad en losseres humanos neurológicamente normales,tanto sordos como oyentes se revela una ca-pacidad espectacular para el lenguaje, y estees el período crítico para el aprendizaje de unaprimera lengua. La relación del lenguaje conel pensamiento constituye el problema másprofundo cuando consideramos a lo que seenfrentan los que nacen sordos o se quedansordos muy pronto antes de adquirir una es-tructuración del lenguaje. Muchas personassordas que nunca llegan a expresarse bien tam-poco llegaran a pensar bien. La naturaleza delsordo es aprender a expresarse mediante unlenguaje visual, un lenguaje que no sólo sirvea las facultades del pensamiento, sino que per-mite un tipo de percepción que los oyentes nopodemos imaginar completamente.

La existencia de un lenguaje visual, LaSeña, y el asombroso aumento de la percep-ción y la inteligencia visual que aporta suaprendizaje nos revelan que existen en el ce-rebro posibilidades ricas e insólitas, nos mues-tran una flexibilidad casi ilimitada junto a losinmensos recursos del sistema nervioso, delorganismo humano, cuando se enfrenta a unasituación nueva y tiene que adaptarse. Somosignorantes e indiferentes respecto a la sorde-ra.

David Wright, un escritor sordo, expresasu impresión al enfrentarse por primera vez ala visión de otros sordos utilizando la lenguade señas que él no conocía: "la confusión atur-de los ojos, los brazos giran como aspas demolino en un huracán. El silencioso y enérgi-co vocabulario del cuerpo: aire, expresión,porte, forma de mirar; las manos despliegansu mímica, un pandemonio absolutamente fas-cinante, empiezo a darme cuenta de lo quepasa, ese blandir de manos y brazos, coribán-

tico en apariencia no es más que un código,una convención"(2).

Los verdaderos idiomas de señas son enrealidad algo completo en sí: tienen una sin-taxis, una gramática y una semántica com-pletas, aunque con un carácter distinto al decualquier idioma hablado o escrito. No es po-sible, por tanto transliterar un idioma habladoen idioma de señas palabra por palabra o fra-se a frase: hay diferencias básicas en sus es-tructuras. El desarrollo lingüístico se produceasí al mismo ritmo en todos los niños, sordos uoyentes. Si aparecen las señas antes que laspalabras se debe a que son más fáciles dehacer, pues entrañan movimientos de múscu-los más simples y lentos, mientras que el ha-bla exige una coordinación rapidísima de cen-tenares de estructuras distintas y sólo es po-sible en el segundo año de vida. El lenguajede señas es natural para todo aquel que loaprende (como primera lengua) y tiene unabelleza intrínseca y una precisión, que le ha-cen a veces superior al habla.

Una oyente hija de padres sordos queaprendió la lengua de señas como primera len-gua, a pesar de usar el habla en su vida coti-diana comenta que recurre a pensar en señascuando necesita resolver un problema com-plejo, el lenguaje no tiene sólo una función in-telectual, sino también social, la función so-cial corresponde de un modo perfectamentenatural al habla, pero la intelectual aun sigueasignada, al parecer, a la seña(2).

La comunicación mediante conducta mo-tora es una parte importante de la transferen-cia y constituye una glosa al texto verbal.

Oliver Sacks cuenta en su libro "Veo unavoz" que veía una anciana de 90 años quemovía las manos como tejiendo en movimien-tos complejos y continuos, su hija explico queestaba pensando, que pensaba por señas, la

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anciana podía incluso en sueños hablar porseñas, soñaba en señas.

Si una persona ha aprendido a hablar porseñas como primera lengua, su mente lo re-tendrá y lo utilizará el resto de su vida aunquepueda utilizar también el oído y el habla sinproblemas, y es que la seña es un idioma bá-sico del cerebro.

La existencia de sordos aislados habla desordos que no pudieron aprender ningún tipode lenguaje; con deficiencias intelectualesevidentes y trastornos en el desarrollo emoti-vo y social, igual de graves, que podía provo-car la carencia de un auténtico lenguaje y co-municación.

El sordo al que no le han enseñado a ha-blar no dispone de todas las formas de re-flexión que se estructuran mediante el habla.Indica objetos o acciones con un gesto peroes incapaz de elaborar conceptos abstractos,de sistematizar los fenómenos del mundo ex-terno con la ayuda de los signos abstractosque proporciona el lenguaje pero que no sonpropios de la experiencia visual que se ad-quiere con la práctica.

El lenguaje transforma la experiencia, através del lenguaje podemos iniciar al niño enun campo puramente simbólico de pasado yfuturo, de lugares remotos, de relaciones idea-les, de acontecimientos hipotéticos, de litera-tura fantástica, de entidades imaginarias, elaprendizaje de la lengua transforma al mismotiempo al individuo de tal modo que adquierecapacidad para hacer cosas nuevas solo, olas viejas de una manera nueva, el lenguajenos permite abordar las cosas con cierta dis-tancia, influir en ellas sin manejarlas física-mente. Podemos influir en otras personas,podemos manipular símbolos de un modo queno seria posible con las cosas que represen-tan y llegamos así a versiones de la realidadoriginales y hasta creadoras. Podemos reor-

denar verbalmente situaciones que por si so-las no permitirían reordenación, podemos ais-lar características que no pueden aislarse enrealidad, podemos yuxtaponer objetos y acon-tecimientos muy separados en el espacio y enel tiempo, podemos si queremos, darle la vueltaal universo simbólico y también podríamos alu-cinar de manera verbal, a través del lenguaje.

Prácticamente todos los sordos prelocuti-vos aprenderán algún tipo de lenguaje en lainfancia, pero tal vez no posean el instrumen-to lingüístico de las formas interrogativas, noes que no conozcan la respuesta, es que noentienden la pregunta, esta es una carenciade técnicas lingüísticas en la competencia deldominio del lenguaje.

Nadie puede recordar como aprendió ellenguaje, los padres no se ven obligados aenseñarles a sus hijos un lenguaje, simplemen-te se aprende, tenemos un potencial innato,podemos aprender solos habilidades motoras,pero no podemos aprender un lenguaje solos,ese potencial sólo puede activarlo otra perso-na que tenga ya competencia y habilidadeslingüísticas (1).

El lenguaje es siempre y al mismo tiempo,social e intelectual en su función, no debemosolvidar la relación de la inteligencia con elafecto y que toda comunicación, todo pensa-miento es también emotivo y refleja los inte-reses y las necesidades personales, las incli-naciones e impulsos del sujeto.

En los niños sordos puede apreciarse unaorientación visual o hipervisual, casi desde elnacimiento. Los niños sordos muestran desdeel principio una organización diferente, querequiere y pide un tipo diferente de reacción,los padres oyentes sensibles pueden llegar aadquirir también cierta pericia en la comuni-cación visual, pero por mucho que se esfuer-cen, tiene un limite, pues no son por naturale-za seres visuales, sino auditivos. Hace falta

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una comunicación totalmente visual mas pro-funda para que el niño sordo desarrolle suidentidad propia y única y ésta sólo puede apor-tarla otro ser visual, otra persona sorda(3).

Se insta a los niños sordos con halagos apasar de un mundo perceptivo a un mundoconceptual, esto decisivamente depende deldiálogo, y para que este salto dialéctico se lle-ve a cabo no sólo es necesario el diálogo sinoel tipo de diálogo correcto.

Cuando las madres estimulan un mundoconceptual, lejos de empobrecer el mundoperceptivo lo estimulan, lo enriquecen y ele-van continuamente al nivel del símbolo y delsignificado.

Para entender como piensa un sordo de-bemos reorientar nuestro modo de pensar paraconstruir frases visuales.

Dice Vigotsky: "El lenguaje interior es unlenguaje casi sin palabras, no es el aspectointerior del lenguaje externo, es una funciónen sí, mientras en el lenguaje externo el pen-samiento se encarna en palabras, en el inter-no las palabras mueren al formar el pensa-miento (2).

Empezamos con un diálogo, con un len-guaje social externo, pero luego para pensar,para convertirnos en nosotros mismos tene-mos que pasar a un monólogo, un lenguajeinterior; nuestra identidad real reside en el len-guaje interior, en esa generación de sentido ycorriente incesante que constituye la mentedel individuo. El lenguaje interior (o seña inte-rior) de los sordos puede ser muy caracterís-tico, predominan en él pautas mentales visua-les y se piensa de un modo diferente en losobjetos físicos. El lenguaje y el pensamientosiempre son personales, por eso el lenguajesuele parecernos una expresión espontáneadel Yo".

¿Es natural que nuestro lenguaje expresenuestra visión del mundo, como percibimos y

construimos la realidad, pero va aun más allá?¿Determina el lenguaje nuestra visión delmundo?

William Stokoe analizó la estructura de lasseñas en pos de demostrar que éstas no eranimágenes sino símbolos abstractos complejoscon una estructura interior compleja. Cadaseña consta de tres elementos independien-tes como mínimo: posición, contorno de la manoy movimiento; estas partes son análogas a losfonemas del habla y cada elemento disponede un número ilimitado de combinaciones.

El lenguaje de señas es muy expresivo ypuede expresar prácticamente todo lo quepuede expresar el lenguaje hablado, aunqueoperen otros principios adicionales, es que laexpresión en si parece tan inmediata, tan per-sonal, que no parece en principio que conten-ga o exija un sistema riguroso de normas.

Humboldt decía que todo idioma hacía usoinfinito de medios finitos y Chomsky dice queen las lenguas particulares se hace un uso in-finito de esos medios finitos, denomina a es-tas propiedades estructura profunda de la gra-mática y las considera una característica in-nata propia de la especie humana, una carac-terística latente del sistema nervioso hasta queel uso efectivo del lenguaje la activa. Choms-ky imagina a su gramática profunda como unenorme sistema de normas que poseen deter-minada estructura natural fija, que a vecesconsidera análoga a la corteza visual, quecuenta con instrumentos innatos de todo tipopara organizar la percepción visual. Apenastenemos datos sobre un sustrato neural de unagramática de este género, pero que hay una,y su emplazamiento aproximado lo demues-tra el hecho de que haya afasias incluso dellenguaje de señas, en que queda mermada es-pecífica y exclusivamente la competencia gra-matical.

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El rostro también puede tener funcionesespeciales lingüísticas en el lenguaje de se-ñas, expresiones faciales específicas, inclusoconductas que pueden servir para indicarconstrucciones sintácticas como tópicos, cláu-sulas relativas y preguntas o actuar como ad-verbios o cuantificadores. La condensaciónde estas unidades de seña y el hecho de quetodas sus modificaciones sean espaciales sonla razón de que la seña resulte, en el nivelvisible y obvio, completamente distinta de cual-quier lenguaje hablado y son también en partela causa de que no se la considere un idioma.La característica más sobresaliente del len-guaje de señas es su utilización lingüística úni-ca del espacio, esta complejidad del espaciolingüístico es absolutamente abrumadora parala vista normal que no puede percibir y aunmenos entender, la enorme complejidad de suspautas espaciales. Hay una dificultad intelec-tual y casi fisiológica para los oyentes ya queno es fácil concebir una gramática en el es-pacio o una gramaticalización del espacio. Laseña conserva una capacidad directa de re-trato que no tiene analogía alguna en el len-guaje hablado, que no puede traducirse a él,por otra parte usa menos la metáfora. Lasimágenes visuales no son mecánicas o pasi-vas como las fotográficas, son más bien cons-trucciones analíticas.

El lenguaje en el cerebro de lossordos

Se ha creído durante más de un siglo queel hemisferio izquierdo está especializado entareas analíticas, sobre todo en el análisis léxi-co y gramatical que hace posible la compren-sión del lenguaje hablado, y el hemisferio de-recho en funciones complementarias, consi-derándose especializado en totalidades másque en partes, en percepciones sincrónicas

más que en análisis y se le ha relacionado pre-dominantemente con el mundo visual y espa-cial. Los lenguajes de señas desbordan estoslímites tan estrictos, pues su estructura es léxi-ca y gramatical, pero también sincrónica y es-pacial, debido a ello, no se sabía con certezasi el lenguaje de señas se hallaba emplazadoen el cerebro unilateralmente como el habla obilateralmente, en que lado estaría en caso deunilateralidad, si pudiese quedar afectada lasintaxis independientemente del vocabularioen el caso de una afasia de la seña, y lo másintrigante: si los sordos que hablan por señastienen una base neural diferente, debido a queen la seña se hallan entremezcladas las rela-ciones espaciales y gramaticales, un descu-brimiento decisivo fue que el hemisferio iz-quierdo es esencial para la seña, igual que parael habla; que la seña utiliza algunas de las víasneurales necesarias para el habla gramatical,pero también otras normalmente relacionadascon los procesos visuales. En el habla por se-ñas se utiliza predominantemente el hemisfe-rio izquierdo al demostrar que la seña se leecon mayor rapidez y precisión cuando se pre-senta en el campo visual derecho, demostra-do también por el efecto de las lesiones queen ciertas áreas del hemisferio izquierdo pue-den provocar una afasia de la seña, una defi-ciencia en la comprensión o en el uso de laseña análogo a la afasia del habla, estas afa-sias de la seña pueden afectar al vocabularioo a la gramática de forma diferenciada. Peroen los afásicos de la seña no hay deterioro deotras aptitudes espacio visuales no lingüísti-cas, el gesto, los movimientos expresivos nogramaticales que todos hacemos como enco-gernos de hombros o saludar con la mano,etcétera, persisten en la afasia aunque se pier-da la seña, de hecho se puede enseñar a unafásico a usar un código gestual, pero no sepuede servir de la lengua de señas. Por el con-

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trario en las lesiones del hemisferio derechopuede haber desorientación espacial grave,incapacidad para apreciar la perspectiva y aveces el lado izquierdo del espacio, pero noson afásicos y a pesar de otras graves defi-ciencias manejan perfectamente la seña. Así,los que hablan por señas muestran exacta-mente la misma lateralización que los oyen-tes, aunque su lenguaje sea por naturalezaestrictamente visuo espacial y corresponda porello al hemisferio derecho. Este descubrimien-to lleva a dos conclusiones: confirma en el pla-no neurológico que la seña es un lenguaje yque el cerebro la aborda como tal, aunque seamás visual que auditivo y aunque se organiceespacial más que secuencialmente, y corres-ponde por tanto como lenguaje al hemisferioizquierdo del cerebro biológicamente especia-lizado en esa función concreta. El hecho deque la seña dependa del hemisferio izquierdopese a su organización espacial indica que hayuna representación del espacio lingüístico enel cerebro completamente distinta al espaciotopográfico ordinario.

Así pues, quienes hablan por señas desa-rrollan una nueva forma de representar el es-pacio muy perfeccionada, un nuevo tipo deespacio, un espacio convencional, sin ningunaanalogía con el de los que no hablan por se-ñas. Esto revela una tendencia neurológicaabsolutamente original. Es como si en los quehablan por señas el hemisferio izquierdo seapoderase de un campo de percepción espa-cio visual, lo modificase y lo adaptase dándo-le un carácter nuevo analítico y abstracto,haciendo posible así un lenguaje y una con-cepción visual.

La capacidad (base neuronal) para apren-der el lenguaje de señas (y todas las capaci-dades no lingüísticas que acompañan a éste)se hallan presente sin duda, en potencia, entodos nosotros. El crecimiento del sistema

nervioso y sobre todo de la corteza cerebrallo guía, lo moldea y lo esculpe, dentro de suslimitaciones genéticas, la primera experienciadel individuo. Así la capacidad de diferenciarfonemas tiene una gama inmensa en los 6 pri-meros meses de vida pero luego se restringeen función del habla concreta con la que losniños entran en contacto.

El uso lingüístico del rostro es típico dequienes hablan por señas y es muy distinto desu uso normal, afectivo, tiene de hecho unabase neural distinta, los oyentes procesan es-tos datos en el hemisferio derecho, mientrasque los sordos muestran predominio del izquier-do en la decodificación de las expresionesfaciales y lingüísticas. Otra habilidad impor-tante de los que hablan por señas es su mayoraptitud para analizar el movimiento, ¿se pue-de localizar una base cerebral de esta amplia-ción de la cognición espacial?

Neville ha estudiado las correlaciones fi-siológicas de estos cambios perceptivos re-gistrando las variaciones que se producen enlos registros eléctricos del cerebro por poten-ciales evocados a los estímulos visuales, con-cretamente a los movimientos en campo vi-sual periférico. Los mayores fortalecimientosse observaron en sordos que hablaban porseñas, el fortalecimiento en los potencialesevocados se propagaba curiosamente haciadelante, hacia el lóbulo temporal izquierdo, alque suelen atribuirse funciones puramenteauditivas, esto indica que estas áreas pura-mente auditivas se reasignan para funcionesvisuales en los individuos sordos que hablanpor señas, se trata sin duda de una de las prue-bas más asombrosas de lo moldeable que esel sistema nerviosos y su capacidad de adap-tación a una forma sensorial distinta. Esto tam-bién plantea numerosos interrogantes respectoa en que medida el sistema nerviosos o almenos la corteza cerebral se halla rigurosa-

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mente determinado por condiciones genéticasinnatas y en que medida es moldeable. Segúnla opinión clásica los dos hemisferios cere-brales tienen funciones fijas que se excluyenmutuamente: lingüísticas/no lingüísticas, suce-sivas/simultaneas, y analíticas/gestuales. Talpunto de vista choca con dificultades eviden-tes cuando lo confrontamos con un lenguajeespacio-visual.

El hemisferio derecho es decisivo paraenfrentar situaciones nuevas para las que aúnno existe ningún código, y se considera queparticipa en el ensamblaje de éstos. Cuandoun código ha sido ensamblado hay una trans-ferencia de función del hemisferio derecho alizquierdo.

Lennenberg dice que en los sordos congé-nitos se establece la lateralización normal siem-pre que el lenguaje se efectué antes de los 7años, pero a veces, quizás la lateralización nose efectué bien. Parece ser que el aprendiza-je del habla o de la seña a muy temprana edadactiva las facultades lingüísticas del hemisfe-rio izquierdo y la ausencia de lenguaje parcialo absoluta parecen retrasar el desarrollo ycrecimiento del hemisferio izquierdo.

En las personas sordas lingüísticamentedeficientes hay ausencia de la manipulaciónde reglas, la actuación del hemisferio dere-cho queda limitada a la organización de lo quepercibe y no puede pasar a la organizacióncategorial léxica basada en definiciones sinpoder abarcar lo paradigmático. Esta condi-ción suele abarcar lesiones de hemisferio iz-quierdo que aparecen en una etapa tardía dela vida, pero también podría surgir como unpercance del desarrollo al no producirse el pasode la actividad léxica inicial del hemisferioderecho a la actividad lingüística madura sin-tácticamente desarrollada del hemisferio iz-quierdo. Si los niños sordos no tienen un tem-

prano contacto con una comunicación o unlenguaje adecuado, puede producirse un re-traso y hasta un bloqueo de la maduracióncerebral con predominio continuado de losprocesos del hemisferio derecho y retraso enel cambio hemisférico. Si el lenguaje primarioes la seña habrá además varios tipos de re-forzamiento de la capacidad cognoscitivo vi-sual todo ello acompañado de un paso del pre-dominio hemisférico derecho al izquierdo.

Chomsky dice que hay buenas razonespara suponer que la competencia lingüísticase halla determinada genéticamente, pero laforma particular de gramática es un logro epi-genético, que evoluciona mediante la interac-ción de una competencia lingüística generaly las particularidades de la experiencia queen los sordos es característica, verdaderamen-te excepcional, ya que adopta forma visual.El lenguaje se modifica activamente, el pro-pio cerebro se modifica activamente cuandodesarrolla esa capacidad completamente nue-va de lingüística en el espacio y desarrolla si-multáneamente todos los demás formatos cog-noscitivo visuales.

Bellugi y Neville creen que esto generacambios anatómicos, fisiológicos y reorgani-zaciones de la microestructura del cerebro,basándose en el principio de la sobreabundan-cia de neuronas, que por la gran maleabilidaddel cerebro, la experiencia lo "poda" fortale-ciendo o inhibiendo conexiones nerviosas enrespuesta a las distintas corrientes de mensa-jes sensoriales.

Hablar por señas no es manipular signosde acuerdo con normas gramaticales, sino quees irremisiblemente la voz del que hace señasuna voz a la que se asigna una fuerza espe-cial porque se expresa de modo muy inme-diato con el cuerpo. .

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Breves consideraciones sobre lasalucinaciones

Dice Henry Ey que las imágenes surgenen nosotros sin que tengamos nada que ver,que aparecen con la misma exigencia con laque se imponen los objetos exteriores y siguesiendo una imagen dotada de carácter priva-do absoluto y en cierto modo sólo comunica-ble por la expresión del discurso o la dialécti-ca y esto es precisamente lo que plantea ladificultad para evaluar lo percibido por otro.La percepción del otro siempre es ajena anosotros, cuando escuchamos el relato de unsueño, no hacemos más que imaginarnos loque el otro soñó, pero nunca tendremos plenacerteza de que haya sido exactamente así, poreso a través del discurso las imágenes que-dan sometidas a la subjetividad del individuo(8).

Derrida enuncia que todo lo que entra en laorganización consciente del ser pasa por lapalabra y de esto depende como instrumentode expresión de la vida psíquica.

Cuando la imagen se expresa con el diálo-go, escrito, hablado o pintado, se vuelve obje-to, se separa de lo subjetivo y encarna las pro-piedades del mundo físico.

Se percibe la alucinación escuchando eldiscurso del alucinado, la exteriorización delos sentidos toma la forma alucinatoria.

Se atribuye a Esquirol (1772-1840) la de-finición que fijó por primera la fórmula "la alu-cinación es una percepción sin objeto"(5). Fueasí como un término que vagaba por sende-ros de gran labilidad semántica se cristalizóen una significación tan concreta como redu-cida. Gracias a esta acotación fueron surgien-do los primeros estudios semiológicos sobreesta materia.

Existe cierto consenso en considerar queFalret recogió esta definición de la enseñanzaoral de su maestro Esquirol, que expresaba:

«Un hombre que tiene la convicción íntima deuna sensación actualmente percibida, cuandoningún objeto exterior capaz de excitar estasensación ha llegado a sus sentidos, se en-cuentra en un estado de alucinación: es unvisionario».

La misma orientación podrá apreciarseigualmente en sus estudios sobre las ilusio-nes, pues también en ellas predomina la vi-sión.

En el terreno semiológico Esquirol esta-bleció una diferencia clara entre alucinacióne ilusión, apelando para argumentar tal sepa-ración a razones de índole etiopatogénica yanatomopatológica. Siguiendo sus considera-ciones, la alteración propia de la ilusión no seríacentral sino periférica, es decir, afectaría alos órganos de los sentidos; además, el objetoque se percibe tendría una existencia real, sibien el sujeto lo percibiría erróneamente acausa de una disfunción de las terminacionesnerviosas.

Por todo ello se produciría en el enfermoun efecto engañoso: "En las ilusiones, al con-trario, la sensibilidad de las terminaciones ner-viosas está alterada, está exaltada, debilitadao pervertida; los sentidos están activos, lasimpresiones actuales incitan la reacción delcerebro. Al estar los efectos de esta reacciónsometidos a la influencia de las ideas y de laspasiones que dominan la razón de los aliena-dos, estos enfermos se engañan respecto a lanaturaleza y a la causa de sus sensacionesactuales".

La diferencia entre alucinación e ilusiónes, por lo tanto, muy precisa, mientras que enla primera no existe el objeto de la percep-ción, en la segunda sí existe. Además, en laalucinación no se produce una alteración sen-sorial, pero sí en la ilusión. En esta última elobjeto se sitúa en el campo perceptivo del

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sujeto, sólo que una interferencia sensitiva leimpide captarlo en su verdadera dimensión.

Cualquier ilusión que sea sometida al filtrode la razón terminará por desvanecerse, porel contrario, la alucinación resiste a todo tipode reflexión y se mantiene irreductible a cual-quier crítica; en este sentido, bien puede de-cirse que el alienado tiene la firme convicciónde percibir algo que existe realmente: "Laconvicción de los alucinados es tan completa,tan franca, que razonan, juzgan y se determi-nan en concordancia con sus alucinaciones,coordinan con este primer fenómeno psicoló-gico sus pensamientos, sus deseos, su volun-tad, sus acciones".

Baillarger (1809-1890) realizó contribucio-nes al estudio de las alucinaciones y sus cau-sas examinando la naturaleza de las alucina-ciones, viéndose abocado a establecer entreellas una separación taxativa: "Hay, en efec-to, quienes, como ellos mismos dicen, no ex-perimentan nada parecido a una sensaciónauditiva: oyen el pensamiento. El fenómenono tiene para ellos nada de sensorial. La vozque les habla es una voz secreta, interior, ycompletamente diferente de la que se percibecon los oídos. Hay otros alucinados, por elcontrario, que afirman que las voces que lesllegan son fuertes, sonoras, y en todo pareci-das a las voces ordinarias. En algunos casosincluso, el enfermo ha experimentado sucesi-vamente los dos fenómenos de naturaleza di-ferente, que sabe distinguir perfectamente", yagrega: "Se pueden distinguir dos tipos de alu-cinaciones. Las unas completas, compues-tas de dos elementos y que son el resultadode la doble acción de la imaginación y de losórganos de los sentidos: se trata de las aluci-naciones psicosensoriales; las otras, debidasúnicamente al ejercicio involuntario de la me-moria y de la imaginación, son por completoextrañas a los órganos de los sentidos, falta

en ellas el elemento sensorial, y son por esomismo incompletas: se trata de las alucinacio-nes psíquicas".

La orientación general del autor tiende aconsiderar que las alucinaciones psíquicasconciernen esencialmente al oído, mientrasque las psicosensoriales interesan a todos lossentidos.

Baillarger refuerza la unión entre alucina-ción y certeza señalada por Esquirol.

En el caso de las alucinaciones psicosen-soriales la convicción vendría determinada porel elemento sensorial de la percepción, mien-tras en las alucinaciones psíquicas se trataríade la percepción del pensamiento: "Unas vo-ces son intelectuales y se forman dentro delalma; las otras, corpóreas, golpean los oídosexteriores del cuerpo".

La observación de las alucinaciones psí-quicas promovió la primera vinculación deéstas con el registro del lenguaje, desplazan-do así la inicial dimensión visual de Esquirol,esto habría de resultar decisivo, pues en ade-lante el alucinado sería antes que nada unenfermo habitado por un lenguaje que se leimpone automáticamente, al margen inclusode su propia voluntad. Todo su argumento ra-dica en la minuciosa observación de enfer-mos y en sus testimonios: "conversaciones dealma a alma con interlocutores invisibles queescuchan el pensamiento, el lenguaje de lapoesía, voces puramente interiores, conver-sación sin sonido", "el lenguaje del pensamien-to, conversaciones por intuición, por magne-tismo, con interlocutores invisibles, una voz in-terior que la carne y la sangre no compren-den, escuchar el pensamiento a distancia pormedio de un sexto sentido", etcétera.

Cuatro décadas después Séglas enuncia-ría que el alucinado pierde paulatinamente sucarácter de sujeto que padece la alucinaciónpara convertirse en el agente de sus propias

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producciones, tal y como sostiene la siguienteapreciación de Baillarger: "pronuncian ellosmismos las palabras con la boca cerrada comolo hacen los ventrílocuos".

Baillarger advirtió algunas semejanzas en-tre las alucinaciones y los pensamientos auto-máticos asociados a ciertos estados de tran-sición de la vigilia al sueño. Antes que tratarde establecer nexos comunes entre la estruc-tura y el contenido de uno y otro fenómeno selimitó a mostrar algunas experiencias aluci-natorias que sobrevienen a las personas nor-males en el momento de la duermevela. Eneste trance hipnagógico el sujeto pasa pro-gresivamente de un estado en el que controlasus representaciones a otro en el que ese con-trol comienza a fallar, instalándose un funcio-namiento mental progresivamente automáti-co. Baillarger consideró que tal estado estámuy próximo al que acontece en las alucina-ciones.

Lenguaje y alucinaciones

Séglas planteó que las alucinaciones psí-quicas estudiadas por Baillarger no tenían suorigen en el exterior, por el contrario, que erael propio alucinado quien, determinado por ellenguaje, las producía. Estas apreciacionesemanaban de una sutil aprehensión de la fe-nomenología de las alucinaciones y observan-do más de cerca algunos de los enfermos in-gresados en La Salpêtrière, así pudo perca-tarse de que eran ellos mismos quienes musi-taban o bisbiseaban las palabras que decíanoír y atribuían a "las voces".

Denominó a este tipo de síntomas "aluci-naciones psicomotrices verbales", inscribién-dolas de lleno en la función del lenguaje, estaconstatación supuso un sustancial giro en elámbito de la clínica mental.

Propuso separar las alucinaciones verba-les del resto de los fenómenos alucinatorios,formulando una concepción según la cual lasalucinaciones podrían explicarse como el re-verso de las afasias. Tal oposición entre alu-cinación verbal y afasia se apoyaba esencial-mente en el siguiente argumento: en la afasiamotora sensorial el sujeto no percibe palabrasrealmente emitidas, en las alucinaciones ver-bales se oyen palabras que nunca lo fueron.

Para Séglas: "Es el automatismo prestadoa las dos zonas del lenguaje, zona de Wernic-ke, para las alucinaciones psicosensorialesverbales; zona de Broca, para las alucinacio-nes psicomotrices verbales, quien da cuentade las dos variedades de alucinaciones ver-bales".

Séglas separó las alucinaciones sensoria-les, que afectan al oído, vista, olfato y tacto,de aquellas otras que conciernen al lenguaje.

Augusto Tamburini había considerado a laalucinación como el resultado de la excitaciónde los centros corticales. A partir de esto Sé-glas criticó las alucinaciones psíquicas deBaillarger y propuso en su lugar la expresión"alucinaciones psicomotrices verbales"en suopinión las alucinaciones que Baillarger llamapsíquicas sólo son alucinaciones psicomotri-ces que conciernen al centro del lenguaje ar-ticulado (4).

Pero ese núcleo central no se trata delcentro auditivo ni del visual, sino del centromotor, pues es la función psicomotriz del len-guaje, el aparato articulatorio, el que originalas alucinaciones.

Cuando la excitación afecta a la zona deWernicke se producen alucinaciones psicosen-soriales verbales (auditivas), en cambio, cuan-do afecta a los centros motores se producenalucinaciones motrices. Finalmente, sólo enaquellos casos en los que la alteración afectaa la zona de Broca se producen las alucina-

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ciones psicomotrices verbales. Comprendenéstas un amplio abanico fenomenológico queincluye tanto el simple pensamiento escucha-do como la audición de palabras fuertes y so-noras, o la suave sensación de murmullos.

Séglas se centró en que o que caracteriza,en efecto, a la alucinación del oído es queafecta con mayor frecuencia a la forma ver-bal, manifestándose como voces que articu-lan palabras. Esta simple consideración bastapara diferenciar conceptos sobre la nitidez, ladistancia y la sonoridad de lo percibido en re-lación con lo emitido, en las que estaban en-frascados cuantos autores apoyaban la ideade la percepción.

Cada vez que Séglas desveló el carácterverbal de la alucinación, ésta dejó de pertene-cer al capítulo de la patología de la percep-ción para asentarse en un capítulo de la pato-logía del lenguaje interior.

Séglas evocó la elección del nombre "alu-cinaciones psicomotrices verbales" en los si-guientes términos: en lugar de acompañarsede percepciones sensoriales auditivas, lo ha-cen de movimientos automáticos de articula-ción de voz, más o menos evidentes para elobservador y más o menos conscientes parael enfermo, no tratándose ya de palabras es-cuchadas a través del oído, sino de lenguajehablado.

Una vez descartado el carácter de per-cepción exterior, el interés de Séglas por elfenómeno alucinatorio se concentró en su di-mensión de pensamiento verbal automáticodesgajado del yo y el alucinado se convertíaen un sujeto automáticamente alienado por ellenguaje, entendido éste como una funciónmotriz compleja que mantiene estrechas rela-ciones con el pensamiento, pero el automatis-mo no constituye siempre un producto positi-vo, como en el caso de la alucinación verbal,sino que puede presentarse también como un

mecanismo negativo que se manifiesta espe-cialmente en los fenómenos de perplejidad yextrañeza. El sujeto se encuentra allí atrapa-do por el automatismo del lenguaje más quepor cuanto le llega del campo perceptivo, yano se trata de una percepción exterior más omenos deformada, sino de una articulacióninvoluntaria (automática) del propio enfermo.

Sumido en esta experiencia, el alucinadopuede sentirse angustiado en su relación conla palabra, en su búsqueda angustiosa de ella,bien sea por la necesidad que le obliga a pro-nunciarla, por la imposibilidad de dejar de oír-la, de escuchar su pensamiento o de no arti-cularla.

De esta manera, la alucinación verbal ter-minó por ser considerada un fenómeno dellenguaje que escapa al control del sujeto, esdecir, una palabra emitida por el propio sujetoque le retorna pareciéndole ajena, extraña ysin sentido.

Sobre la evaluación del estadomental en sordos

El lenguaje en psiquiatría es un pilar inva-lorable para evaluación del estado mental, ellenguaje anormal y las alteraciones de su cur-so pueden indicar un trastorno del pensamien-to. Con los pacientes sordos esta tarea se tor-na más compleja, especialmente si no tene-mos acceso a su lenguaje natural o si ademásde la sordera existen carencias en su propiaforma de expresarse, sea esta oral o gestual.Muchos pacientes sordos sufren la privacióndel lenguaje debido a la exposición tardía einsuficiente al lenguaje de señas.

Si el paciente es un sordo prelocutivo sinadecuada exposición a la lengua de señas pro-bablemente mostrará una gran desorganiza-ción en su discurso y problemas de lenguajemucho peor en un idioma oral.

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¿Tiene sentido la evaluación del lenguajeen estos pacientes? ¿Puede determinarse siel problema del lenguaje se debe a la enfer-medad mental, a la privación del lenguaje o aambos?

Si el examinador no está familiarizado conel lenguaje de señas, el lenguaje escrito demuchos adultos sordos parecerá fragmenta-do, confuso y primitivo y puede pensarse quela lengua de señas es vagamente integral, con-creta, y sus comunicaciones escritas puedensimular un trastorno grave del pensamiento.

La falta de fluidez del idioma en las perso-nas sordas generalmente se relaciona con laprivación grave del lenguaje, un problema quepuede ser confundido con enfermedad men-tal(9). El conocimiento del vocabulario y la sin-taxis es frecuentemente limitado. La comuni-cación por escrito si es necesaria debe man-tenerse en niveles de dificultad muy básicosevitando modismos y expresiones ya que es-tos son los últimos aspectos del lenguaje enser dominados. Debe haber especial precau-ción en el establecimiento de un juicio acercade la educación, la inteligencia y el pensamien-to sobre la base de la escritura, incluso cuan-do se escribe el lenguaje parece ser muy limi-tado o desorganizado. Esto no es en absolutoinfrecuente y por lo general, aunque no siem-pre, es prueba de la educación o de la expe-riencia o de limitaciones, no de la psicopatolo-gía.

Esencialmente, la alteración de la fluidezen la comunicación en oyentes es indicativade psicosis, afasia, disfasia, trastornos men-tales graves.

La consulta de expertos es necesaria paraidentificar la psicopatología basada en el de-terioro de la comunicación de las personassordas.

Como explica Pollard, trastornos como laesquizofrenia, pueden causar perturbaciones

en el pensamiento, la expresión del lenguaje yla producción del idioma oral, pero en las per-sonas sordas cuya principal vía de comunica-ción es a través de una seña, el idioma nuncadebe ser usado para extraer conclusiones dediagnóstico. Los trastornos psicóticos puedeninterrumpir el pensamiento, pero hay que ob-servar esto de acuerdo al lenguaje nativo delpaciente.

El conocimiento poco desarrollado del idio-ma es una de las causas más frecuentes delerror diagnóstico en sordos. Hacer frente aeste último problema, supone un nivel excep-cionalmente alto de habilidad del lenguaje designos en el médico o el equipo clínico, asícomo un extenso conocimiento de la psicoló-gica y el desarrollo del lenguaje en las perso-nas sordas. Habría entonces, buenas razonespara pensar que un gran número de personassordas que han sido hospitalizados en centrospsiquiátricos no tienen trastornos psicóticos,más bien se trata de personas que exhibenfalta de fluidez del lenguaje, trastornos del de-sarrollo, conductuales, del estado de ánimo ytrastornos de la personalidad.

Aparecen así numerosos interrogantes:¿Cómo son los conceptos que se transmitenen la seña o gesto? ¿Qué tan seguro puedeestar el médico de que el concepto de aluci-nación auditiva es entendido por el paciente?

¿Es posible que los pacientes sordos res-pondan sí para cubrir la falta de entendimien-to o por la confusión acerca de lo que se pre-gunta?

¿Cuál es el grado de pérdida auditiva y enque momento apareció la sordera?

No hay forma estándar para signar el tér-mino "alucinaciones auditivas" en lengua deseñas. No hay una seña para la palabra aluci-nar. Para transmitir el concepto en lengua deseñas, por lo general hay que explicar el actode escuchar una voz que no está allí. La per-

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sona podría signar la voz o hablar y luego uti-lizar un código para demostrar su interven-ción en el campo visual. Pero también tendríaque asumir que tiene una alucinación. El pa-ciente puede agregar el signo de imaginacióno de "gente no hay". Esto tendría que ser re-presentado y descrito varias veces con el con-cepto desarrollado en la interacción con elpaciente sordo. Por eso la interpretación dela alucinación en sordos requiere mucha com-petencia en el manejo de la lengua de señaspara que no sea malinterpretada por el sordo,que ante la pregunta dirigida hacia la escuchade voces puede responder, no en pocas oca-siones: "No, soy sordo".

Sobre las alucinaciones verbales enla sordera

La esquizofrenia se da en la población sor-da probablemente con la misma frecuenciaque en los oyentes, y los síntomas son com-parables, aunque las alucinaciones verbalesmerecen más dedicación.

Las voces de las alucinaciones verbalesde los psicóticos oyentes se describen comoajenas, a menudo acusan, amenazan, ordenan.¿Los sordos psicóticos padecen "visión devoces"? ¿Cómo las ven? ¿Cómo manos ha-ciendo señas al aire? ¿Cómo apariciones vi-suales de cuerpo entero que hacen señas? Esdifícil obtener una respuesta clara, lo mismoque resulta difícil que alguien que ha soñadoexplique como sueña. Puede captar algo enel curso del sueño pero es incapaz de decircomo, si con la vista o con el sonido. Aun haymuy pocos estudios sobre las alucinaciones,el sueño y las fantasías lingüísticas en sordos.

Es muy difícil imaginar las alucinacionesverbales en alguien que nunca ha oído hablaro ha perdido su audición antes de adquirir lahabilidad para entender el lenguaje hablado,

sin embargo hay muchos pacientes sordos queinsisten en que han escuchado voces. Se hanintentado numerosas explicaciones para estefenómeno. David Wright que adquirió su sor-dera a los 7 años habla de "las voces fantas-mas" que le parece oír cuando alguien le ha-bla si puede ver el movimiento de los labios, élmismo cuenta su experiencia diciendo que leresultaba difícil percibir su sordera porque susojos habían empezado a traducir inconscien-temente de movimiento a sonido desde el prin-cipio. Al mirar a sus familiares le parecía es-cuchar su voz, ellos conservaban voces fan-tasmas (como el miembro fantasma luego deuna amputación), son sólo proyecciones delhábito y la memoria.

Hay un consenso de los sentidos: los obje-tos se oyen, se ven, se tocan, se huelen a lavez, de manera simultánea. Su sonido, olor,visión y textura se presentan juntos. La expe-riencia y la asociación son las que establecenesta correspondencia, no es algo de lo quetengamos conciencia, nos sorprendería mu-cho que algo no sonara según su apariencia,pero podemos tomar conciencia de esta co-rrespondencia de los sentidos si se nos quitaun sentido o lo recuperamos de golpe(2).

Hay una descripción de un paciente ciegode nacimiento que luego de una operacióncomenzó a ver y supo leer la hora por su ex-periencia previa palpando las manecillas delreloj, a esto se le llama transferencia trans-modal.

Wright sabe que lo que oye es una ilusiónproyectada por el hábito y la memoria y esmuy frecuente que se presente en sordos pos-tlocutivos, no se trata de imaginar los sonidosde manera ordinaria, sino de una traduccióninstantánea y automática de la experienciavisual a una percepción auditiva correspon-diente basada en la experiencia y en la aso-ciación, pasible de tener una base neurológi-

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ca (conexiones audiovisuales sedimentadaspor la experiencia). Estos fantasmas auditi-vos son espectros sensoriales creados por elcerebro cuando queda desconectado brusca-mente del aflujo sensorial ordinario. Esto nosucede en el caso de los sordos prelocutivoso prelingüísticos que no tienen ni la experien-cia ni imaginación auditiva a la cual recurrir,para ellos la palabra (hablada o escrita) esuna experiencia exclusivamente visual, venpero no oyen la voz.

Es tan difícil para los hablantes oyentesconcebir esa voz visual como para los sordosque nunca han oído concebir una voz auditi-va. Los sordos prelocutivos son una catego-ría que se diferencia cualitativamente de to-das las demás, no tienen asociaciones, ni imá-genes auditivas ni posibles recuerdos de laaudición, no puede haber ni siquiera ilusión desonido.

Cuando leemos o imaginamos a alguienhablando oímos una "voz interior" que puedepersistir en un sordo postlocutivo, pero comoimaginan las voces los sordos prelocutivoscontinua siendo una pregunta sin respuesta.

Aunque muchas personas con sorderaadquirida se quejan de silbido o zumbidos, noes posible pedir a un sordo prelocutivo quedescriba lo que oye, el concepto no puede serexplicado desde términos audiológicos.

Se sabe por observaciones de Basilier(1973), Critchley (1981)(7) que sordos profun-dos prelocutivos que posteriormente manifes-taron esquizofrenia han expresado experien-cias alucinatorias auditivas y que estas expe-riencias serían similares a las alucinacionesdescriptas por oyentes. A pesar del hecho deque Basilier (1973) consideró que "auditivo"significa nada más que "recibir la información",estas experiencias son de interés científico ymerecen una mayor interpretación, porque lasdescripciones utilizadas por los pacientes sor-

dos para describir estos fenómenos deberíanincluir los medios de comunicación de su ex-periencia normal. Es necesario actuar concautela en la aceptación de las experienciascomo auditivas, también es aconsejable nodescartarlas como uso frecuente en su expli-cación.

La frecuencia de las experiencias aluci-natorias entre los sordos profundos prelocuti-vos esquizofrénicos difiere sutilmente de lasde esquizofrénicos oyentes.

Critchley (1981)(7) encontró que la frecuen-cia de las alucinaciones táctiles y delirios amenudo de tipo paranoide fue similar. Las alu-cinaciones visuales, poco frecuentes en oyen-tes se notificaron en la mayoría de los pacien-tes sordos, algunas de las experiencias fue-ron alucinaciones escénicas clásicas, perootras fueron descriptas con más precisióncomo alucinaciones visuo-verbales como si laimagen visual se hubiera sustituido por un "co-mentario verbal". Los modos de comunica-ción no auditivos (no vocales) usados habi-tualmente por los sordos profundos, comodeletreo dactilológico, lectura labial y la len-gua de señas, se describieron dentro de lasexperiencias alucinatorias de los pacientes,pero siempre en asociación con lo verbal.

Reed (1972), Gould (1949), Green & Pres-ton (1981) y otros han demostrado que las alu-cinaciones auditivas en la esquizofrenia sonacompañadas por la activación refleja de losmúsculos de la fonación, en la mayoría de loscasos registrados por actividad electromiográ-fica y en algunos lenguaje subvocal real.

Otro problema principal es aceptar que lanaturaleza de las alucinaciones de los esqui-zofrénicos sordos no sean vocales, pero siverbales. La capacidad de lenguaje vocal dela mayoría de los sordos prelocutivos es limi-tada. El proceso de la educación, incluso conel aprovechamiento de un audífono, en condi-

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ciones ideales, requieren del refuerzo y de larepetición constante. En el pasado la mayoríade las escuelas desalentaba el uso del lengua-je de señas o el alfabeto dactilológico, aunqueesta tendencia se está invirtiendo, la facilidadde comunicación a través de lengua de señases apoyada por el hecho de que la estructuragramatical es totalmente diferente del discur-so de los oyentes, independientemente del idio-ma de que se trate. La comunicación en elsordo prelocutivo adulto puede verse atrofia-da por falta de estimulo y, sobre todo si tieneun problema psiquiátrico que lo lleva al aisla-miento lo cual es difícil establecer un métodomutuo de comunicación.

El hombre ha tenido la capacidad para laaudición y vocalización durante miles de años.

El daño a los órganos periféricos de la au-dición no significa necesariamente, la interrup-ción de las funciones auditivas centrales, delas vías nerviosas. Casi todas las personas consordera profunda conservan un mínimo deaudición residual, la audiometría tonal puedemostrar silabas aisladas oídas de manera in-completa, por eso se dice que por más pro-funda que sea la sordera, el sujeto no estácompletamente privado de experiencias audi-tivas.

Cuando se presionó a los pacientes parauna explicación, sólo uno admitió haber oídovoces y dijo que no sabía como había podidoocurrir, otro dijo que era "hablar extraño, noseñas", y otros insistieron en que habían oídosin leer los labios ni las manos, usando la pa-labra "escuchado" con gran énfasis. Podríaser que de las alucinaciones de la esquizofre-nia, tanto en oyentes como sordos esquizo-frénicos, sean estimuladas químicamente enla región del lóbulo temporal dominante.

Como fue expuesto anteriormente Neville(1977) fue capaz de demostrar que un niñosordo que aprende a comunicarse a través de

gestos muestra una dominancia cerebral nodel todo clara, pero si se aprende la lengua designos, a pesar de que la comunicación seavisual, el hemisferio izquierdo llega a ser do-minante reflejando la naturaleza lingüística dela tarea.

Otro estudio del UCL del año 2007(3), ex-plora las características de percepción de lasalucinaciones auditivas en sordos esquizofré-nicos compilando los datos de 27 participan-tes sordos que experimentaron alucinacionesauditivas, para tratar de determinar que ex-periencia tienen en función de la pérdida deaudición del paciente y conocimiento de la len-gua.

Investigaciones anteriores habían sugeri-do que los sordos profundos de nacimientopodían experimentar verdaderas alucinacio-nes auditivas. Sin embargo, la recopilación,análisis e interpretación de datos no han sidorealizadas por investigadores usuarios del len-guaje de señas, sino con el uso de intérpretesmediante. Esto abre nuevos caminos con eluso de metodología válida para confirmar quelas verdaderas alucinaciones auditivas se li-mitan a las personas sordas postlocutivas. At-kinson, quien también es usuaria de la Len-gua de Signos Británica (BSL), con el fin dedilucidar la variedad de la alucinación vocalpercibida por las personas sordas prestó es-pecial atención a la reconstrucción de con-ceptos que pueden ser malinterpretados comoauditivos para aquellos no familiarizados conlas sutilezas de la lengua de señas y concep-tualizaciones de fenómenos basados en el so-nido.

Las personas sordas utilizan con frecuen-cia los signos de palabras como ‘escuchar’,‘nota’, ‘voz’ y ‘hablar’ sin necesidad de otor-gar cualidades auditivas asumidas para el oyen-te. Conceptos como "fuerte" pueden ser en-tendidos como intenso y difícil de ignorar, más

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que como auditivo de alto volumen. Por lo tan-to, es fundamental que las preguntas sobrefenómenos auditivos se evalúen exhaustiva-mente para crear una imagen exacta de lasposibles alucinaciones y su carácter vocal.

La muestra incluía 27 pacientes con diag-nóstico de esquizofrenia, sordera permanente(congénita o adquirida) y claro recuerdo dehaber padecido alucinaciones auditivas en losúltimos dos años(3).

La hipoacusia de los participantes varió demoderada a profunda.

Se compiló los resultados en cinco gruposde acuerdo a sus percepciones.

1) Los sordos profundos de nacimiento di-jeron no registrar voz clara ni entendible. To-dos estaban seguros de que no escuchar nin-gún sonido, pero conocían el género y la iden-tidad de la alucinación y habían visto una ima-gen signando la voz o labios en movimientoen su mente.

2) Sólo los participantes que tenían algunaexperiencia temprana con la palabra audibledescribieron sus experiencias en términosauditivos.

3) Otros con el conocimiento parcial delsonido no estaban seguros de si realmenteescuchaban el sonido cuando las voces esta-ban presentes.

4) Las personas con privaciones gravesdel lenguaje y la adquisición incompleta depalabra o de lengua de signos, confirmaronno haber percibido características auditivas ola percepción de imágenes visuales de articu-lación de la voz, lo que sugiere que la adquisi-ción del lenguaje dentro de un período críticopuede ser necesaria para que la característi-ca verbal de las alucinaciones que se organi-cen en términos de lo hablado o expresionessignadas sean articuladas.

5) Los dos únicos participantes capacesde hacer atribuciones amplias acerca de las

propiedades auditivas fueron parcialmentesordos y capaces de comunicarse con fluidezen lenguaje hablado.

Atkinson concluyó: "Los resultados apo-yan la noción de que las características depercepción de la voz de las alucinaciones seacercan a las preferencias de la vida real delindividuo en cuanto a su forma de comunica-ción y la experiencia con el lenguaje y el soni-do. La metodología demuestra que la diversi-dad de la experiencia de voz de las alucina-ciones refleja la variedad de la experienciacon el lenguaje y la pérdida de audición entrelas personas sordas. Aunque estos resultadospueden parecer intuitivos, representa un cam-bio significativo de la noción incongruente quelas personas nacidas con sordera profundapodrían escuchar la voz de las alucinacionesauditivas en verdad a pesar de la falta de ex-periencia con el sonido.

Otro estudio propone que a un fracaso enlos procesos de articulación subvocal puedeexplicar la voz de las alucinaciones tanto enoyentes como en sordos pero que la maneradistinta en que las alucinaciones son experi-mentadas puede deberse a diferencias en uncomponente de la retroalimentación senso-rial influido tanto por la privación auditiva comopor la modalidad del lenguaje(8).

Esta teoría sugiere que la voz de las aluci-naciones auditivas responde en el discurso aun locus de control externo y que la forma dela alucinación subvocal son espejos del pen-samiento que en oyentes se basan predomi-nantementes en la voz. Las personas sordasforman una población diferente y la conse-cuencia directa en la diversidad de formas depercepción del lenguaje en pacientes sordosimplica también diversidad en la forma en quepuedan percibir la voz de las alucinaciones,es decir, dependerían de las experiencias pre-vias del paciente, de su experiencia individual

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con la voz, propia y ajena, del interlocutor conel que habla, independientemente de la formade comunicación, del grado y curso de su sor-dera y si tiene audífono que sirva para apro-vechar resto auditivo. Por lo tanto una hipóte-sis factible sería que las alucinaciones acústi-co verbales se limiten a las personas sordasque en alguien momento de su vida han teni-do contacto con el lenguaje oral. Pero los pri-meros relatos de alucinaciones verbales ensordos parecían ser descriptivos y se limita-ron a explicar las voces como un profundodeseo de escuchar o ser oído y en otros casoscomo una interpretación delirante de la per-cepción de vibraciones o corrientes de aire.

Du Feu y McKenna describieron alucina-ciones en 10 sordos profundos congénitos quedijeron haber escuchado voces y concluye-ron que debería haber una base anatómicapara detectar anomalías perceptuales dentrode la corteza auditiva primaria. Esta es unateoría que es poco probable, sin embargo, des-de los estudios de neuroimagen se muestraque los individuos que están escuchando acti-vamente la voz de las alucinaciones muestranactividad en la corteza auditiva de asociación,en vez de en áreas primarias auditivas. Lasdescripciones de la voz de las alucinacionesde los sordos carecen de características au-ditivas. Preguntas sobre propiedades acústi-cas tales como el tono, volumen, o un acentoa menudo encuentran con respuestas desde-ñosas del tipo: "¿Cómo puedo saber? ¡Soy sor-do!"

Incluso cuando los sujetos sordos informa-ron oír una voz, no podían dar descripcionesdetalladas de la calidad auditiva pero por logeneral eran capaces de transmitir el mensa-je recibido y de otorgarle connotaciones afec-tivas. Es posible que la falta de descripciónauditiva refleje la incapacidad de los sordosdedepara describir un marco conceptual de-

bido a la falta de experiencia con el sonido,esto puede dar lugar a errores en la clasifica-ción y el diagnóstico que son construidas enbase a nociones de habla y la probabilidad deque el sonido pueden ser atribuido o inferido.

La conclusión de que es posible para laspersonas con sordera profunda congénita es-cuchar voces es debido a la insuficiencia dela construcción en la noción de voces ya queno se puede suponer que lo que las personassordas describen como una voz sea realmen-te el mismo fenómeno descrito por oyentes.

Es difícil conciliar un relato puramenteauditivo con la gran diversidad de fenómenosreportados por sordos alucinados. Thacker yKinlocke(9) describen una serie de diferentescaracterísticas perceptivas, entre ellos una sen-sación de signado en lengua de señas o dele-treo dactilológico, sensación de vibracionesdentro del cuerpo, y alucinaciones visualesacompañadas por signado. Una sugerenciaesque las "voces" en las personas sordas debenser concebidas como mensaje o comunicaciónalucinatoria que podría ser recibido a travésde un sentido que informe simplemente quees, sin un sentido de percepción clara.

Otra posibilidad es que los sujetos sordoscon alucinaciones podrían experimentar unpolo de percepción motor de la articulaciónde la palabra signada. Esto es posible desdeel lenguaje normal de la transformación en laspersonas sordas, viendo el lenguaje de signoso la lectura labial y consiste en la percepcióndirecta de movimientos articulatorios de la len-gua, las manos y la boca(7).Thacker da ejem-plos de pacientes en que se manifestó la lec-tura labial o una percepción visual difusa perono podían ver claramente una cara, o que sen-tían que les hablaban por señas y sensaciónde ser perseguidos, pero no fueron capacesde ver las manos con claridad.

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Estos hallazgos sugieren que las percep-ciones pueden tener connotaciones interpre-tativas más que un verdadero correlato sen-sorial, aunque se necesitan más investigacio-nes. En teoría puede parecer que hay unamayor incidencia de alucinaciones visuales ensordos que en oyentes, cuando en realidad loque debe ser tenido en cuenta es el carácterverbal que tiene la alucinación en esta disca-pacidad.

La controversia continúa, algunos autoressiguen creyendo que las personas sordas pue-den "escuchar voces", mientras que otros semuestran menos convencidos.

Se debería encuadrar estrictamente la in-vestigación para explorar la heterogeneidadde la forma en que las voces son percibidasdentro de esta población. No ha habido consi-deraciones adecuadas de las diferencias den-tro del grupo ni control de las variables cru-ciales en la sordera tales como el grado y laedad de aparición de la sordera, el uso de laaudición residual, edad de adquisición del len-guaje, diferencias en la exposición a la len-gua, fluidez, nivel de audición de los padres,etcétera.

También se ha obstaculizado por las difi-cultades de acceso de las experiencias subje-tivas de las personas sordas, la dependenciadel intérprete de lengua de señas para comu-nicarse con las personas sordas hace que losubjetivo y prosódico del lenguaje del pacien-te se pierda en la traducción.

La entrevista usada como metodologíadepende en gran medida de la capacidad delos participantes y sus cualidades para expre-sar sus experiencias. Esto puede verse com-prometido por varios factores incluyendo lasdificultades con la introspección de procesosque no pueden estar disponibles a la toma deconciencia, las dificultades de codificación defenómenos extraños en un lenguaje que ten-

ga sentido para aquellos que no tienen expe-riencia con la sordera y/o alucinaciones, y unaadecuada reconstrucción de las nociones delo auditivo durante el proceso de interpreta-ción.

En resumen, a pesar de la homogeneidadaparente de percepción en las alucinacionesauditivas de las personas oyentes, no hay grandiversidad de fenómenos reportados por alu-cinaciones en sordos, poco se sabe acerca delas características precisas de la percepcióny no hay nada concluyente aun.

Otros estudios proponen que las alucina-ciones auditivas en sordos podrían explicarsepor la hipótesis del pensamiento subvocal, queha propuesto para explicar la alucinaciónacústico verbal en oyentes y pacientes condéficit del sistema de percepción. Esta hipó-tesis es la más prometedora, tanto en térmi-nos de identificar el mecanismo subyacentede la alucinación acústico verbal como en pro-porcionar una explicación que también puededar cuenta de la aparición de la voz de lasalucinaciones en pacientes sordos(10). Hay uncreciente consenso en la literatura de que laalucinación auditiva se produce debido a ladeficiencia en el control de los pensamientossubvocales, estas serían alucinaciones inde-bidas a los fallos en el autocontrol, que se tra-ducen en los procesos de pensamiento sub-vocal y pueden ser interpretados como exter-no a sí mismo.

Aquellos que experimentan alucinacionesauditivas dejarán de reconocer que la voz estágenerada por sus propios pensamientos e in-tentaran explicaciones alternativas para sugénesis.

La hipótesis de pensamiento subvocal evo-lucionó a partir de teorías anteriores de latransformación motora, que postulan que co-mandos premotores de señalización monito-rean en el cerebro la intención de movimiento

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antes de cualquier ejecución real, permitien-do que este corrija las respuestas erróneas.Cuando el estímulo exteroceptivo sensorialretenido se requiere control interno de la ac-ción, las personas con esquizofrenia muestranuna reducción de capacidad para corregir es-tos errores motores.

Las interrupciones en la vigilancia premo-tora dan como resultado que el individuo nopueda reconocer su propia intención de ac-tuar, y que las propias sean percibidas comoun control externo explicando las ideas deli-rantes de control en la esquizofrenia. Frithpropuso que este origen podría también me-diar en las acciones que no tienen componen-te motor explícito, tales como el habla inte-rior.

Hay pruebas convincentes, de estudios dela memoria de trabajo y memoria auditivo ver-bal que indican que el habla interna está re-presentada en el cerebro como una articula-ción en lugar de un código auditivo. El discur-so interior consta de representaciones subvo-cales motoras, que se codifican en términosde los gestos articulatorios que serían nece-sarios para explotar un programa de articu-lación premotora.

Sujetos con alucinaciones muestran undéficit específico en el recuerdo de la fuentede las palabras cuando son autogenerados.Son más propensos a creer que las palabrasque leen en silencio se produjeron en voz alta.Por el contrario, no hay evidencias para la in-terpretación errónea de las señales de baseen el exterior o un déficit en la agudeza depercepción.

Estudios de barrido demuestran que tantoel habla subvocal como las alucinacionesacústico verbales y la alucinación acústicoverbal activan circuitos del cerebro implica-dos en el ensayo premotor de la articulaciónverbal, incluyendo el área motora suplemen-

taria frontal izquierda, la corteza prefrontaldorsolateral, y las cortezas de asociación delos lóbulos temporales. Sería posible enton-ces, aprovechar un modelo de articulaciónsubvocal en el fenómeno de alucinación audi-tiva de los sordos profundos usuarios de len-guaje de señas.

Las áreas del cerebro empleadas para elprocesamiento del lenguaje en sordos signan-tes son similares a las usadas por el habla enpersonas oyentes. Los estudios de neuroima-gen han demostrado que la seña en sordospresenta la lateralización y activación del len-guaje en regiones de procesamiento tradicio-nales, incluida la cooperación bilateral las re-giones prefrontal y la circunvolución tempo-ral superior. Las diferencias en la activaciónse pueden atribuir a las diferencias en la mo-dalidad de la entrada sensorial, en los sordosla lengua de señas se muestra una menor ac-tivación en la corteza auditiva primaria y se-cundaria, y una mayor actividad en regionestemporooccipitales.

Curiosamente, el signado interior en las per-sonas sordas activa regiones idénticas al dis-curso interioren oyentes, lo que sugiere queuna vez que el estimulo hizo su entrada, losprocesos subvocales pueden compartir unsustrato común. McGuire y col. realizaronestudios con PET que analizan la articulacióndel habla encubierta en participantsparticipan-tes oyentes y la articulación signo encubier-tas en sordos.

Encontraron que la generación interna defrases del lenguaje de signos por los partici-pantes sordos provocaba activación frontalinferior izquierda que se ha observado en losoyentes que articulaban oraciones en silen-cio. Por lo tanto, la articulación no parece seruna modalidad específica y podría ser usadatanto por la palabra como por la seña. La in-vestigación más amplia del procesamiento

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cognitivo en personas sordas sugiere que, apesar de las diferencias en la modalidad, elprocesamiento del discurso en lenguaje deseñas utiliza un código de articulación en losniveles de procesamiento neuronal habitual.Se ha observado que la lengua de signos sealmacena en la memoria de trabajo sobre labase de su articulación en lugar de ser un ico-no con visual properties.propiedades visuales.

Los sistemas de memoria estimulados porseñas son similares en estructura a los que seestimulan por el discurso en los que puedenoír. La literatura sobre la percepción del ha-bla en las personas oyentes sugiere que seconsideran actos de habla a los términos delos gestos articulatorios para producirla en lu-gar de un análisis puramente acústico y hayevidencia sugerente de que existe para la per-cepción del lenguaje de signos un mecanismosimilar.

De este modo, una teoría subvocal se basaen que el control defectuoso de la articula-ción premotora puede explicar las alucinacio-nes en sordos que signan y los que usan lacomunicación hablada, sin la necesidad de dis-tintos modelos explicativos.

Los oyentes dicen escuchar las alucina-ciones auditivas como una voz vívida, mien-tras que en las personas sordas son nocionesindefinidas acerca de las propiedades auditi-vas y visuales. Es posible que estas diferen-cias puedan determinar diferencias en la per-cepción. Si la subvocalización es principalmen-te una forma de imágenes motoras, las pro-piedades de la percepción pueden variar de-pendiendo de la modalidad de la articulaciónsubvocal. Así, un individuo oyente podría per-cibir un estímulo auditivo subvocalizado de suspensamientos, y el mismo proceso puede darlugar a una percepción visual o kinestésicapara los sordos signantes.

La retroalimentación de la voz

Durante el discurso abierto, el control dela retroalimentación auditiva es necesario paracomparar la expresión producida con lo quese pretende emitir(8)

Ford sugiere que la comunicación entre loslóbulos frontales, donde el habla se genera, ylos lóbulos temporales, donde son percibidos,se produce a través de un mecanismo de apro-bación de la gestión que prepara a los lóbulostemporales para el sonido esperado. Si no sealtera la sincronía entre los previsto y lo pro-ducido hay hay retroalimentación auditiva yse hacen correcciones desde lo motor.

Las pruebas de apoyo para la retroalimen-tación explican que se produce una supresiónen la corteza auditiva para la autoproducción,pero no cuando se escucha el discurso de losdemás, lo que sugiere que el sistema amorti-gua los potenciales eventos relacionados consu propia voz.

Grush sugiere que la representación sen-sorial de los comentarios pone de relieve losprocesos de lenguaje subvocal, posibles en lageneración de imágenes auditivas internas ba-sada en lo predicho por el acto motor subvo-cal.

En las alucinaciones hay un fallo en la fuen-te de vigilancia, de alimentación hacia ade-lante que sustenta el sistema de lenguaje sub-vocal y que lleva a experimentar las imáge-nes auditivas, que pueden ser atribuidas porerror como generadas en el exterior.

Se sabe que la lectura de labios en silencioprovoca la activación del surco temporal su-perior izquierdo, una zona implicada en la in-tegración de la audición y componentes vi-suomotores de la percepción del habla. Sinembargo, no se sabe si las representacionesdel lenguaje interiorizado siempre producerestos auditivos auxiliares(9).

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Hay una necesidad de aclaración de laexacta naturaleza de la percepción de las"voces"’experimentada. Puede ser que el aco-plamiento fuerte de la articulación subvocal(Área de Broca) y el análisis de entrada acús-tica (Área de Wernicke) se intensifique enaquellos con alucinaciones acústico verbalesy que las alucinaciones sean experimentadascomo si tuvieran la misma claridad que el len-guaje exterior.

Las descripciones de la percepción de vo-ces con cualidades auditivas son a menudoconceptos vagos, y hay dificultades para ex-presar características acústicas específicas.

La existencia de sordos que dependen ex-clusivamente de la comunicación oral permi-te examinar el efecto de la ausencia de audi-ción que ocurre durante el habla subvocal,mientras que el estudio de los sordos signan-tes proporciona una ventana de penetraciónen el efecto de la modalidad de lenguaje en elbucle de retroalimentación.

MacSweeney y sus colegas especulan quecuando la audición está ausente en la vida tem-prana, hay una reducción vinculante entre laaudición y articulación, que se sustituye poraumento de la conectividad funcional entre laarticulación de las regiones de procesamientovisual del movimiento.

Por eso es probable que imágenes de se-guimiento de la posición de la palabra con lamusculatura de la articulación, junto con unarepresentación visuomotora del habla produ-cida por otros.Esto podría revelar que sujetossordos con alucinaciones describen una per-cepción visuomotora cuando dicen tener unasensación de lectura de labios durante la per-cepción de la voz de las alucinaciones.

Es posible que algunas personas sordastengan representaciones de la forma auditivade la articulación, aunque a un nivel rudimen-tario.

Es probable que el mecanismo de retroali-mentación sensorial para el lenguaje de sig-nos sea de naturaleza distinta a los presentesen las voces de los oyentes.El modelo de re-troalimentación también puede dar cuenta deimágenes visuo motoras.

La comprensión del lenguaje de señas bi-lateral activa el putamen que parece ser unaregión implicada en la imaginación de los mo-vimientos de la mano, los sordos suelen nom-brar la alucinación como imágenes de otrapersona signando de la misma forma que unapersona que escucha puede ser capaz deimaginar el sonido de alguien que habla. Estosería una explicación para creer que los suje-tos podrían alucinar una vaga percepción delas manos o la boca, y la articulación de la vozde los mensajes recibidos.

Algunos sordos dicen que sus pensamien-tos aparecieron signados simultáneamentefuera de su propia cabeza, como si pudieranverlos.

Puede que hayan experimentando la arti-culación subyacente de su pensamiento sub-vocal, esto lleva a la cuestión de si en estasalucinaciones las imágenes deben ser consi-deradas visuales o representaciones motorasdel lenguaje. Puede ser que los signantes com-binen percepciones visuales y kinestésicas enuna representación central, de manera que seasimilar a las representaciones auditivas kines-tésicas integradas en los oyentes.

Una importante diferencia existe para lossordos usuarios de lengua de señas que cau-sa que la información visual recibida durantela producción de la seña sea sustancialmentediferente de la que se recibe durante la com-prensión. La investigación futura puede reve-lar que las representaciones mentales de lalengua de signos sean principalmente kines-téticas.

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La producción de la lengua de signos im-plica el seguimiento de los brazos en el espa-cio, y las alucinaciones podrían dar lugar ahuellas premotoras kinestésicas que puedenser experimentadas como sensaciones somá-ticas bizarras.

Se necesitan más investigaciones paradesarrollar modelos de lenguaje de señas ylograr la comprensión sobre la forma y moda-lidad de la retroalimentación sensorial percep-tual percibida de la experiencia alucinatoria.

Conclusión

El abordaje del paciente psicótico siempresupone un desafío, si a esto le sumamos ladiscapacidad auditiva se complejiza aun más.

Comprender el discurso del paciente sor-do y su forma de comunicación resulta im-prescindible para obtener una correcta pre-sunción diagnóstica y una impresión sobre lavida, la cultura y el contexto general del pa-ciente.

A la luz de las investigaciones realizadashasta el momento podemos concluir que:

La psicosis en pacientes sordos aparececon la misma prevalencia que en oyentes.

El momento de adquisición de la sordera ysu gravedad definida por la intensidad es fun-damental para entender la modalidad en quelas alucinaciones pueden aparecer.

Mucho se ha especulado acerca de la hi-pótesis subvocal en la génesis de la alucina-ción acústico verbal en sordos, pero los estu-dios indican que a pesar de que la cortezaauditiva esté filogenéticamente preparada parael lenguaje mediante la audición y que el daño

en el órgano periférico no interfiera en sufunción, los sordos profundos prelocutivoscontinúan sin poder definir correctamente lasvoces, y es que aunque la corteza auditivaposea una función innata para comprender loacústico no ha sido estimulada para ello, pue-de citarse como aval el extenso y forzoso tra-tamiento de rehabilitación al que deben so-meterse los sordos prelocutivos con implantecoclear para adquirir conciencia de sonido yllegar a interpretar lo escuchado sin haberaprendido previamente el idioma de manera"accidental".

Podríamos pensar entonces, que la aluci-nación acústico verbal sería posible en suje-tos con sordera leve a moderada, que se sir-ven de algún resto auditivo, independientemen-te del momento de aparición de la sordera,podría incluso haber alucinaciones acústicoverbales en sordos profundos postlocutivos,ya que siempre conservaran una pequeñamemoria intrínseca del registro auditivo en sucorteza temporal.

Sin embargo, hasta el momento resultaimprobable que un sordo profundo congénitotenga noción de sonido vocal. La mayor partede las alucinaciones verbales en estos pacien-tes aparecen bajo la modalidad visual, ven laalucinación verbal, en su propio idioma y ensu forma natural de expresión y pensamiento:la seña.

Cabe aceptar entonces que la alucinaciónsea para estos pacientes visuo verbal y quesu abordaje sea el mismo que en la modalidadacústico verbal.

El tema plantea la necesidad de mayor in-vestigación y análisis de variables específicaspara conclusiones definitivas.

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