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    IV CONGRESO ANUAL

    “El desafío del desarrollo para la Argentina en uncontexto mundial incierto” 

    15, 16 y 17 de agosto 2012

    Trabajo: Sistema de salud en Argentina: evidencias recientes de sufragmentación y vigencia de asimetrías

    Autores: Agustina Briner (Miembro de AEDA. Miembro del Departamento deTrabajo y Empleo de la Sociedad Internacional para el Desarrollo,Capítulo Buenos Aires (SID-Baires). Coordinadora académica de laCarrera de Especialización en Administración Bancaria de la Universidad

     Nacional de La Matanza. Docente auxiliar de la Facultad de CienciasEconómicas de la Universidad de Buenos Aires).

    Carolina Aloia (Miembro del Departamento de Trabajo y Empleo dela Sociedad Internacional para el Desarrollo, Capítulo Buenos Aires SID-Baires).

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    Sistema de salud en Argentina:

    evidencias recientes de su f ragmentacióny vigencia de asimetrías

    Por Agustina Briner 1 y Carolina Aloia2 

    La Organización Mundial para la Salud (OMS) reconoce a la salud como un derechohumano, en tanto establece que “el goce del grado máximo de salud que se pueda

    lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza,

    religión, ideología política o condición económica o social ” (Constitución de la OMS). 

    Para ello señala que “ El derecho a la salud obliga a los Estados a generar condiciones

    en las cuales todos puedan vivir lo más saludablemente posible. Esas condiciones

    comprenden disponibilidades garantizadas de servicios de salud, condiciones de

    trabajo saludables y seguras, vivienda adecuada y alimentos nutritivos. El derecho a la

     salud no se limita al derecho a estar sano” (OMS, Nota descriptiva N°323). 

    Sin embargo, la discusión sobre la forma en que se garantiza este derecho es bastantecontrovertida, especialmente en un continente como América Latina, en el cual gran

     parte de la población encuentra dificultades para acceder a la cobertura de los serviciossanitarios3. En este sentido, el acceso a dichos servicios se constituye como un requisitofundamental, aunque no único, para garantizar el derecho a la salud.

    Por su parte, Argentina fue uno de los países pioneros en Latinoamérica en desarrollarsu sistema de salud hacia mediados de la década del ´40 y generalizar el acceso almismo de las mayorías populares, obteniendo tempranamente aumentos sostenidos en laesperanza de vida al nacer (CEPAL, 2010). Estos logros fueron posibles de la mano deun modelo que tenía en la industrialización y en el mercado interno sus pilaresfundamentales, sumado a una importante expansión de la cobertura del sistema de salud,que permitió la masificación del acceso al mismo.

    Esta expansión se logró a partir de dos estrategias diferentes: la primera se origina en ladécada del ´40, bajo la impronta del Dr. Ramón Carrillo como secretario y luegoministro de salud, quien promovió un plan de diagnóstico y un programa de asistencia

    sanitaria, a partir del cual el sector público comenzó a ocupar un papel central como prestador y rector del diseño y el desarrollo de políticas específicas para la salud.

    La segunda estrategia consistió en el fortalecimiento del sistema de seguros, para lo cualse fomentó la creación de entidades de la seguridad social, específicamente, las obras

    1 E- mail: [email protected]

    2 E- mail: [email protected]

    3  A lo largo del presente trabajo, se hará referencia a la cobertura de servicios de salud en tanto la

    posibilidad de acceder a un seguro de salud, sea con recursos públicos o privados, entendiendo la misma

    como una garantía de acceso, aunque no se hará distinción de las diferentes calidades prestacionales alas que hace referencia dicha cobertura, que en efecto, existen y merecen un estudio pormenorizado de

    la cuestión.

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    sociales. Siendo estas las que asegurarían la cobertura de salud a los asalariados, con la particularidad que inicialmente la afiliación era voluntaria.

    Hacia 1970 y por medio de la Ley 18.610, se sancionó la obligatoriedad de la coberturade salud a todos los trabajadores en relación de dependencia. Se estipuló un régimen deobras sociales organizadas por actividades laborales, con formas de conducción

    heterogéneas y una financiación basada en los aportes y contribuciones a cargo de los beneficiarios y de los empleadores.

    De esta manera, las obras sociales se fueron constituyendo como entidades de singulartrascendencia, pues a través de ellas los trabajadores en relación de dependencia y los

     jubilados, pensionados y beneficiarios de pensiones no contributivas, así como susrespectivos grupos familiares, fueron accediendo a las prestaciones médico-asistencialesy otras de carácter social.

    Por su parte, la Ley 19.032 creó una institución especial, el Instituto Nacional deServicios Sociales para Jubilados y Pensionados, con el fin de brindar prestaciones desalud y otros servicios sociales a la porción de la población de mayor edad. Eximiendo alas obras sociales de dar cobertura a esta población que, por las característicasepidemiológicas que presenta, es la que insume mayores recursos. Esta institución tuvoun importante desarrollo y se constituyó en rectora de las políticas orientadas a latercera edad.

    Estas estrategias de ampliación de la cobertura sanitaria, ya no a través de la red estatal,sino a partir de instituciones de la seguridad social se encontraba en línea con una de lascaracterísticas fundamentales de las sociedades de la época: la organización de la

     protección social a partir de la integración al mundo del trabajo. Durante el apogeo del“Estado de Bienestar”, la participación en el mercado de trabajo garantizaba la

    integración de la población a las distintas “seguridades” que socialmente se desplegaban

    a efectos de otorgar protección frente a las distintas contingencias de la vida, entre ellasla enfermedad.

    En nuestro país, este modelo de cobertura tuvo un alto grado de efectividad en vigenciadel modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI). Sin embargo, en1976 con la irrupción de la dictadura militar, este proceso se interrumpe abruptamente,dando inicio a un período de políticas neoliberales que producen profundastransformaciones en la economía argentina, entre ellas se observan caída del poderadquisitivo, destrucción del empleo industrial y retroceso en la participación de losasalariados en el producto.

    A partir de entonces, se produce una gran transformación del mercado de trabajo, que

     perdió los atributos que hacían efectiva la configuración del sistema de salud en base alas contribuciones a la seguridad social. Dicha situación, se vio agravada por laintroducción de reformas de corte neoliberal durante la década del ´90, en vigencia delmodelo de la convertibilidad, que conjugaron medidas desreguladoras del mercado detrabajo, propendiendo a una creciente flexibilización y dieron lugar a un aumento deldesempleo, de la subocupación y del empleo no registrado, así como niveles de pobrezae indigencia inéditos en nuestra sociedad.

    El abandono de la noción del salario como componente dinamizador del cicloeconómico y su creciente tratamiento como un costo, dio lugar a una paulatina perosostenida transformación en la relación entre capital y trabajo. La caída del salario real

    sumado a la mayor informalidad laboral impactó negativamente en el financiamiento de

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    la seguridad social, en tanto el mismo dependía en gran medida de recursos de basecontributiva, que surgen como porcentaje del salario registrado.

    De la mano de esta transformación en el mercado de trabajo, la concepción de laseguridad social como un mecanismo redistributivo y solidario entró en crisis, así comotambién su esquema de regulación y financiamiento. Los criterios contributivos

    adquirieron centralidad en la configuración de las prestaciones sociales y, por causa dela creciente heterogeneidad del mercado de trabajo y de las regulaciones más flexibles,la cobertura en salud se segmentó aún más.

    La cobertura de las obras sociales pasó a reproducir la problemática del empleoexistente, excluyendo a los trabajadores desocupados y no registrados del sistema,quienes debieron acudir a un devaluado sistema público de salud, desfinanciado por lassucesivas crisis.4  O bien costear en forma voluntaria seguros de salud que el sistema

     privado empieza a ofrecer directamente. Asimismo, la evolución dispar de las diferentesactividades productivas, y en consecuencia, sus niveles de empleo y salarios, agudizólas diferencias de prestaciones entre las obras sociales, según la rama de actividad a las

    cuales estuvieran asociadas.

    Pero este fue sólo uno de los mecanismos a partir de los cuales el sistema de salud pasóa reproducir las desigualdades del mercado de trabajo. Dado que, sin dudas, la medidamás significativa ha sido la desregulación de las obras sociales, que ha permitido la libreelección de la obra social a la cual afiliarse, redireccionando el aporte contributivo haciadicha obra social. 5 

    Así, el proceso de desregulación planteó un escenario propicio para la mayorconcentración de los afiliados en un conjunto de pocas obras sociales, correspondientesa los sindicatos con afiliados de mayor salario medio. Al tiempo que incorporó en elsector de la seguridad social a las principales empresas privadas de medicina prepaga,

    que pasaron a ofrecer sus servicios de manera indirecta, mediante contratos celebradoscon las obras sociales que tercerizan sus servicios de salud. Incluso permitió que losempleados puedan optar directamente por la contratación de sus servicios en aquellasramas de actividad donde los sindicatos no han planteado una afiliación solidaria. Por lotanto, las prepagas entraron a competir de manera indirecta en el mercado de laseguridad social que a simple vista continuó “cerrado”.6 

    4 La atención pública estatal debió afrontar dificultades presupuestarias para hacer frente a una demanda

    creciente, tras los procesos de ajuste fiscal de las décadas del ochenta y noventa, y la descentralización delos servicios desde la Nación a las provincias sin el traspaso de recursos, todo lo cual propició una caída

    sistemática del gasto público consolidado en salud como proporción del producto.

    5  Tras una instancia de desregulación incompleta entre 1997 y 2001, este régimen se habilitó para la

    nómina a las obras sociales nacionales -sindicales y de dirección-, y las obras sociales provinciales. Seexceptuaron las empresas privadas de medicina prepaga privadas, al INSSJP y las obras sociales del

     personal civil y militar de las Fuerzas Armadas, de seguridad, Policía Federal Argentina, ServicioPenitenciario Federal y los retirados, jubilados y pensionados del mismo ámbito. Con esta medida, cadaafiliado pasa a tener el derecho de opción y cambio de obra social una vez por año, debiendo cumplircomo mínimo de permanencia también un año.

    6  Resulta importante señalar que, si bien la reforma posibilitó que las empresas privadas de medicina prepaga sean oferentes indirectos de los servicios de salud financiados por medio de las contribuciones dela seguridad social, recién hacia el año 2011 se determinó una ley que regule el alcance de sus

     prestaciones sanitarias y la cobertura de patologías preexistentes, en niveles de prestación similares a lasobras sociales. 

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    Así, bajo la vigencia del paradigma neoliberal, se fue configurando un esquemacomplejo y fragmentado del sistema de salud, tanto en lo referente a las fuentes definanciamiento como a cuestiones funcionales (tales como la desarticulación de losactores y la normativa involucrada, la constitución de los fondos utilizados por cada

     prestador, su gerenciamiento y sus mecanismos de provisión de servicios).

    La crisis de la convertibilidad terminó con una aguda devaluación en 2002, que profundizó los problemas del mercado de trabajo. La recuperación económica vividacon intensidad desde 2003 permitió que nuestro país experimentase un proceso virtuosocon una significativa reducción de la desocupación y la recomposición del salariologrando una mejor distribución del ingreso.

    En efecto, la tasa de desocupación (sin considerar a los beneficiarios de los planessociales como ocupados) pasó de 26,6% en el primer trimestre de 2003 a 7,1% en el

     primer trimestre de 2012. Al tiempo que la informalidad laboral se redujo del 48,3% delos asalariados en 2004 al 34,3% en 2011.

    Aún a pesar de la recuperación económica que comenzó a transitarse desde 2003, lastransformaciones en el mercado de trabajo preexistentes, como resultado de las medidasimplementadas de corte neoliberal, y los mecanismos de desregulación en el ámbito dela oferta de servicios de salud configuraron un sistema de salud sumamente inequitativoy desarticulado, cuyos principales efectos son la superposición prestacional,desarticulación territorial, asimetría regulatoria, hiper concentración de recursos en lossubsistemas más desregulados, y la falta de criterios comunes para el tratamiento de las

     patologías de la población atendida. Estas asimetrías imposibilitan, en la actualidad,lograr una adecuada cobertura en salud para el conjunto de la población.

    El presente trabajo tiene como propósito revisar algunos indicadores que revelan lavigencia de estas asimetrías en la actualidad, considerando información estadística

    recientemente disponible del Banco Mundial, el Censo Nacional 2010 e indicadoreselaborados por el Ministerio de Salud y la Superintendencia de Servicios de Salud.Finalmente, se abordaran lineamientos que permitan avanzar en una reorganización delsistema, para que el acceso a los servicios de salud sea equitativo y solidario.

    1.  Comparativa regional del gasto en salud

    Un estudio reciente revela que los países de mayor PIB per cápita tienden a gastar másen salud que los demás (OCDE, 2009). El análisis de indicadores similares en los

     principales países latinoamericanos permite afirmar que, efectivamente, esta relación esmuy estrecha. En aquellos países cuyo PIB per cápita es superior a la media regional — tales como Argentina, Chile, México y Uruguay — , los egresos totales por concepto desalud son más elevados que en los más pobres  — Guatemala, Honduras, entre otros — .Esta relación, no obstante, nada dice respecto a la equidad de los sistemas de salud. Laexcepción es Cuba, cuyo régimen de acumulación no capitalista ha planteado como

     prioritaria, y exitosamente, la prestación de un servicio de salud universal de altacalidad prestacional, con los mejores indicadores en la región en términos de esperanzade vida y mortalidad infantil.

    En el Cuadro N°1 se observa que el gasto en los servicios de salud como porcentaje del

    PIB de Argentina se ubica entre los más altos de la región (detrás de Cuba y Brasil),aunque por debajo del gasto de países de altos ingresos de Estados Unidos y Europa.

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    Sin embargo, la brecha es mayor cuando se tiene en cuenta el gasto en salud porhabitante. Resulta notable que esta brecha es sustantivamente mayor a la brecha

     poblacional con dichos países. A su vez, se observan asimetrías significativas en cuantoa indicadores sanitarios. Por ejemplo, la tasa de mortalidad infantil por cada mil nacidosvivos es cuatro veces mayor que la de Italia, Portugal y Alemania, a pesar de la menor

    distancia relativa con la expectativa de vida al nacer respecto de dichos países.

    Cuadro N°1: I ndicadores de salud comparados para el año 2010  

    País

    PIB per

    cápita (en

    US$)

    Brecha PIB

    per capita

    (en

    relación a

    Argentina)

    Gasto en

    salud, total

    (% del

    PIB)

    Brecha

    Gasto en

    salud (en

    relación a

    Argentina)

    Gasto en

    salud, per

    cápita (en

    US$)

    Brecha

    Gasto per

    cápita (en

    relación a

    Argentina)

    Tasa de

    mortalidad

    infantil

    (por cada

    1.000

    nacidos

    vivos)

    Esperanza

    de vida al

    nacer,

    total

    (años) Población

    Brecha

    Población

    (en relación

    a

    Argentina)

    EE.UU 46.702 38,2 17,9 1,2 8.360 10,3 7 78 309.349.689 6,7

    España 30.026 2,8 9,5 0,2 2.853 2,9 4 82 46.070.971 0,1

    Italia 33.788 4,5 9,5 0,2 3.210 3,3 3 82 60.483.385 0,5

    Portugal 21.358 -0,4 11 0,4 2.349 2,2 3 79 10.637.346 -0,7Alemania 39.852 7,8 11,6 0,4 4.623 5,3 3 80 81.776.930 1,0

    Cuba 5.397 -0,8 10,8 0,3 583 -0,2 5 79 11.266.905 -0,7

    México 9.133 1,8 6,3 -0,2 575 -0,2 14 77 113.423.047 1,8

    Brasil 10.993 4,8 9 0,1 989 0,3 17 73 194.946.470 3,8

    Argentina 9.124 0,0 8,1 0,0 739 0,0 12 76 40.412.376 0,0

    Chile   10.496 4,8 8 0,0 840 0,1 8 79 17.113.688 -0,6

    Colombia 5.282 -0,3 7,6 -0,1 401 -0,5 18 73 46.294.841 0,1

    Uruguay 11.742 -0,9 8,4 0,0 986 0,3 9 76 3.356.584 -0,9

    Guatemala 2.873 -0,9 6,9 -0,1 198 -0,7 25 71 14.388.929 -0,6

    Honduras 2.019 -1,0 6,8 -0,2 137 -0,8 20 72 7.600.524 -0,8

     Nicaragua 1.139 -1,0 9,1 0,1 104 -0,9 23 73 5.788.163 -0,9  

    *Los datos de Cuba corresponden al año 2008

    Fuente: Elaboración propia en base a los datos del Banco Mundial

    Por otro lado, desde fines de la década pasada, estudios de la OrganizaciónInternacional del Trabajo y la Organización Panamericana de Salud daban cuenta de quelos sistemas de salud tienden a ser equitativos en la medida que presentan un fuertecomponente de gasto público  — superior al 60% —   y un bajo aporte de bolsillo(OIT/OPS, 1999). En los países desarrollados el aporte familiar representa cerca del20% del gasto total en salud, mientras que en los países de Latinoamérica esta cifra

     promedio el 37%, en tanto supera el 50% en varios países (CEPAL, 2006). Es decir, un porcentaje significativo del gasto en salud de la región (que en general es inferior entérminos per cápita y por producto que el de los países desarrollados), es financiado porlas propias familias, a través del gasto de bolsillo, lo que, a priori, plantea una menorequidad de los sistemas. Así, se deduce que aún existe amplio margen para aumentar la

     participación del sector público en este ámbito y mejorar el acceso de las prestaciones,lo que en algunos casos exigiría una redistribución de recursos mas que una nuevaasignación de los mismos.

    Si bien esta afirmación debe someterse a un diagnóstico detallado por país y tener enconsideración también otras variables epidemiológicas y de calidad asistencial, asícomo la distribución del ingreso de cada población, los guarismos analizados ponen derelieve que el nivel de gasto en salud también depende en gran medida de las decisiones

     políticas relacionadas con el monto de inversión que cada gobierno considera posible, oviable, realizar, sea por medio de la asignación fiscal, como a través de la seguridad

    social. En la medida que una gran parte de la población latinoamericana, mientras puede, opta por darle un mayor grado de relevancia al gasto adicional en salud respecto

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    de otros bienes y servicios en comparación con otras sociedades de países desarrollados, parece evidente que el gasto en salud actual no es el adecuado para garantizar el accesoa los servicios de salud – ni la calidad de los mismos-.

    2.  Configuración actual del sistema de salud en Argentina: asimetríasregulatorias y de financiamiento vigentes

    La configuración del sistema de salud argentino es sumamente compleja y se caracteriza por su excesiva fragmentación. Se observan falta de integración funcional de lossectores públicos y privados, como también al interior de cada uno de ellos porasimetrías en la regulación y los mecanismos de financiamiento vigentes, a pesar de lasmejoras acontecidas en los últimos seis años. La vigencia de estas asimetrías sonalgunas de las causas que imposibilitan lograr una adecuada cobertura en salud para elconjunto de la población, tanto en términos etarios como territoriales, tal comoanalizaremos en detalle en la siguiente sección.

    En el Esquema N°1 se conceptualiza la actual configuración del sistema de salud que secaracteriza por la coexistencia de dos sectores: el público y el privado. Dentro del sector

     público se encuentran el subsector Estatal y el de la Seguridad Social. El subsectorestatal presta asistencia universal, independientemente de si los usuarios del mismotienen acceso a otros servicios por medio de la seguridad social o el sector privado.

    A pesar de la mayor vinculación que produjo la desregulación (mediante la libreelección, entre otras cosas) entre las obras sociales y las empresas del sector privado,

     persisten distintos organismos regulatorios que poseen asimetrías en los criterios decobertura de las prestaciones, que por lo general, exceden lo contemplado en elPrograma Médico Obligatorio (como el caso de la asistencia de alta complejidad ymedicación para algunas patologías, cobertura odontológica, oftalmológica, saludmental, entre las más significativas).

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    Esquema N°1: Estructura funcional vigente del sistema de salud argentino

    Fuente: Elaboración propia en base a revisión de las normas vigentes en el sistema

    Por otro lado, los mecanismos de financiamiento del sistema son, básicamente, lossiguientes:

      los impuestos sobre el salario que se orientan al subsistema de la seguridadsocial; que se financia con el 9% de la masa salarial de los empleados enrelación de dependencia (el 3% correspondiente a los aportes personales y el 6%a las contribuciones patronales de los mismos).7  De estos importes, una

     proporción (el 10% de los aportes y contribuciones de las obras socialessindicales y el 15% en el caso de las obras sociales de personal de dirección yaquellas de asociaciones de profesionales y empresarios) se retiene y depositadirectamente en la Superintendencia de Seguridad Social (SSS), para constituir

    7

     En el caso de los trabajadores autónomos y del régimen simplificado de monotributo, el ratio vigente esdel 8% de los aportes contributivos. Estos fondos son recaudados por AFIP y transferidos a cada obrasocial en virtud de la nómina de afiliados. 

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    el Fondo Solidario de Redistribución8, que también puede recibir aportes delTesoro Nacional para cubrir eventuales insuficiencia de recursos.

      el aporte fiscal, que fundamentalmente financia la atención pública estatal,aunque también se orientan recursos para financiar las prestaciones de las obrassociales;

      el pago directo por parte de los afiliados a los seguros de salud privados.

    Algunos autores prefieren referirse a tres subsistemas: el público, el de la seguridadsocial y el privado, excluyendo a las obras sociales del sector o subsistema público(Cetrángolo et al, 2011). En nuestra opinión, corresponde considerar a la seguridadsocial como el componente no estatal del sector público, en tanto reciben recursos quesurgen de aportes y contribuciones de carácter obligatorios para empleadores ytrabajadores, lo que define una estrategia pública de financiamiento de la cobertura desalud y la seguridad social. De otro modo, no es posible explicar la obligatoriedad deafiliación a las mismas, ello independientemente de que la prestación sea brindada pororganizaciones no estatales como las obras sociales nacionales.

    Esta diferencia de conceptualización en torno al carácter de la cobertura brindada porinstituciones de la seguridad social puede parecer, en algún punto, menor, sin embargoel corolario de la misma no lo es. Si las obras sociales son parte del sector público laresponsabilidad de las autoridades sanitarias sobre su regulación es mucho mayor que silas mismas se ubicaran a medio camino entre el subsistema público y el privado.

    Bajo esta concepción, las obras sociales en su conjunto son parte integrante  – y debenserlo- de la gestión pública en salud, no sólo por el esquema de financiamiento basadoen contribuciones obligatorias, sino porque su regulación es una función central de la

     política pública en la materia.En el Esquema Nº2, extraído de Cetrángolo et al (2011) se observa cómo lafragmentación regulatoria tiene su correlato en la distribución del financiamiento delsistema, dado que las transferencias cruzadas de recursos atentan contra su coherenciadistributiva.

    8  Este fondo se creó en 1988, por medio de la Ley 23.061 en el ámbito de la ex ANSSAL(Administración Nacional de Seguro de Salud), y se reformuló vía Ley 1.503 del año 2000. con destino ados usos principales: 1) Hacer frente al tratamiento de las patologías de alta complejidad, baja incidenciay alto costo, y discapacidades  –  Administración de Programas Especiales-; y 2) balancear el sistema através de subsidios, garantizando a las Obras Sociales que disponen de menos recursos un ingreso mínimo

     por cada afiliado para cubrir el Programa Médico Obligatorio (PMO). Los valores de referencia delFondo Solidario de Redistribución se han definido por medio de Decretos 1901-2006, 330-2010 y 488-2011, estipulando una cápita diferenciada mínima según edad, sexo y nivel de ingresos de los titularescon menores contribuciones relativas, por grupo familiar. Mediante el Decreto 1.901 de 2006, se creó elSubsidio Automático Nominativo de Obras Sociales (SANO), que regula las condiciones para satisfacerla segunda función del Fondo. El objetivo del subsidio es mejorar la redistribución solidaria a lasentidades beneficiarias del sistema, garantizando un valor mínimo de aportes por afiliado destinado acubrir las prestaciones medico asistenciales. Esta asignación tendría en cuenta la estimación del gastosegún grupos demográficos con características epidemiológicas similares, evitando la selección de riesgo,ya que la fijación de valores relacionados con el gasto prestacional desalienta la discriminación ygarantiza la accesibilidad al sistema.

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    Esquema N°2Tipo y nivel de cobertur a en salud en función de los ingresos

    Población sin

    seguridad social

    de altos ingresos

    Población sin

    seguridad social

    de ingresos bajos

    PMO

    INSSJP

    OSP

    OSN

    ATENCION PUBLICA ESTATAL

    Población con cobertura de la seguridad social

    Nivel de

    cobertura

    (Gasto per

    cápita 2008)

    $ 224

    $ 116

    $ 80 $ 43

    $ 47

     

     Nota: el tipo de cobertura refiere a la afiliación a servicios privados, seguridad social o atención estatal,en tanto el nivel de cobertura se relaciona con el gasto per cápita promedio mensual estimado para el año2008.

    Fuente: Cetrángolo et al (2011).

    Aunque la atención estatal es universal, es la población de bajos ingresos la que más

    depende de la misma, en tanto no dispone de ningún otro tipo de cobertura, ni desde laseguridad social ni desde el sector privado. A pesar de ello, el nivel de gasto per cápitaen salud asignado a ese segmento es el menor, lo que hace al sistema en su conjuntoregresivo. En el extremo opuesto, se encuentran los sectores de mayores ingresos,generalmente asociados con personal superior en relación de dependencia fuera deconvenio, o las categorías análogas de profesionales autónomos, socios gerenciales,altos funcionarios del sector público. Por lo general, los grupos familiares de estossectores, apelan a la contratación de seguros de salud privados, cuyos planes

     prestacionales presentan costos crecientes a medida que se ofrecen mayores niveles decobertura, que requieren mayores ingresos de sus afiliados. Finalmente, al interior delfragmento de población que dispone de cobertura de la seguridad social, se presenta una

    heterogeneidad significativa en el gasto  per cápita  promedio de cada segmento deoferentes (obras sociales nacionales, provinciales, INSSJP). Con excepción del INSSJP,se observa una vinculación directa, entre el nivel de cobertura alcanzado y la capacidadcontributiva de los afiliados al sistema, mostrando una distribución regresiva del gasto

     per cápita en salud.

    A pesar de no disponerse de cifras actualizadas, es posible estimar que las seis empresaslíderes en prestación de seguros privados abarcan al 76% de los asociados a la medicina

     privada prepaga, de acuerdo a datos difundidos de afiliados para el 2010. A su vez,tuvieron un incremento de la facturación anual promedio de 55% entre 2008 y 2010, entanto sus ingresos por afiliado promediaron en 2010 los $ 356 mensuales. Esta cifra

    representa $ 213 más por afiliado, por mes, en promedio, que lo que perciben las obrassociales que prestan servicios en forma directa. Este escenario, en alguna medida,

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     permite entender la dimensión económica de las asimetrías de las prestaciones potencialmente asignables a cada afiliado, entre las obras sociales y las empresas privadas de servicios de salud. Por su parte, las prestadoras privadas reciben $ 132adicionales por afiliado (138% más en promedio) que lo que percibe el INSSJP-PAMI,

     prestando servicios por encima del PMO para un segmento de población con mayor

     prevalencia de enfermedades crónicas y alto costo, por la franja etaria de sus afiliados.Esta gran dispersión en los salarios promedios de los aportantes y en los aportes medios

     por afiliados se observa en los cuadros N°2 y N°3. Las obras sociales que hanconcentrado más afiliados, entre los cuales aparecen los trabajadores con mayorcapacidad contributiva (los de mayor salario relativo) de las principales ramas deactividad, son las que tercerizan sus prestaciones y desvían dichos recursos haciaaseguradoras privadas. Los aportantes a las obras sociales que no tercerizan la atencióntienen un salario promedio de $ 1.951, en tanto que los que se encuentran afiliados a lasobras sociales que tercerizan con prepagas perciben un salario promedio de un 200%más alto ($ 5.875 mensuales). Lógicamente, esto tiene su correlato con los recursos porafiliado que recibe cada obra social: $145 en promedio aquellas que prestandirectamente sus servicios sanitarios y $ 283 para las que los tercerizan (un 95% másalto).

    Cuadros N°2 y N°3:Nómina de principales obras sociales de acuerdo a la canti dad de afi l iados.

    Datos de diciembre 2010

    Afiliados

    Cotizantes

    $ por

    cotizante $ por afil iado

    Salario m edio

    del cotizante

    Personas Dic´2010 Dic´2010 Dic´2010

    OSECAC

    Empleados de comercio y

    actividades civiles No 1.078.744 208,1 156,6 1.948,00

    OSPECON Personal de la construcción No 361.477 200,5 156,3 1.793,00

    OSPRERA

    Personal rural y estibadores de la

    R.A. No 351.283 166,5 107,9 1.571,00

    OSUTHGRA Personal gastronómico No 187.229 187,9 149,4 1.666,00

    OSPACP Pers. auxiliar casas particulares No 178.967 58,6 58 sin dato

    OSPLAD Actividad docente No 127.694 222,9 178,7 2.818,00

    OSDOP Docentes particulares No 122.389 188,4 156,9 2.035,00

    OSPSA Personal de la sanidad argentina No 105.848 270,1 184,3 3.145,00

    OSDE

    Organización de servicios directos

    empresarios Es prestadora privada 287.670 551,3 346 7.737,00

    UPCN Personal civil de la nación Accord Salud 216.728 362,4 233,8 4.282,00

    OSUMRA Unión obrera metalúrgica de la R.A. Health Medical S.A. 149.901 288,8 176,6 3.422,00OSOCNA Comisarios navales OSDE 149.539 564,2 369,9 7.408,00

    OSPOCE

    Personal organismos de control

    externo Swiss medical 139.918 405,7 269 5.204,00

     ASE Acción social de em presarios Swiss medical 125.347 566,2 319,5 7.836,00

    OSPACA Pers onal Automóvil Club Argentino Galeno 106.140 321,1 217,8 3.959,00

    Obras sociales que no

    tercerizan (a)

    Obras sociales

    que ter cerizan vía

    prepagas (b)

    Diferencia

    (b/a)

    Salario promedio del aportante 1.951,08  5.875,41  201%

    Aporte promedio por afiliado 145,09  283,56  95%

    Obras Social

    Terceriza s ervicios vía

    empresas de

    me dicina prepaga

    Fuente: Elaboración propia en base a datos de Boletín de Seguridad Social de AFIP.

     

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    12

    Cabe aclarar, que en el cálculo precedente, no se incluyen los pagos adicionales de bolsillo que realizan aquellos afiliados a las obras sociales que tercerizan servicios, ycuyos aportes y contribuciones no fueran suficientes para cubrir el valor fijado por laempresa de medicina prepaga, tanto para acceder a la cobertura de su grupo familiarcomo a diferentes tipos de planes prestacionales. La falta de información sobre los

    recursos que las empresas privadas de medicina prepaga reciben en forma directa porestos afiliados, complementariamente a sus aportes, es parte de las dificultades que

     presenta la asimetría de regulación.

    En la medicina prepaga (tanto a partir de la tercerización por obra social como porafiliación directa) también se observa un importante grado de concentración, ya que, a

     pesar de no disponerse de cifras actualizadas, es posible estimar que las seis empresaslíderes de salud privada abarcan al 76% de los asociados a seguros de salud de medicina

     privada.

    A su vez, tuvieron un incremento de la facturación anual promedio de 55% entre 2008 y2010, en tanto sus ingresos por afiliado promediaron en 2010 los $ 356 mensuales. Un

    valor notablemente mayor al que reciben en promedio las obras sociales que notercerizan servicios.

    Este valor también es superior al que percibió el INSSJP, en igual periodo, para brindarservicios a una población afiliada que, por su franja etaria, presenta mayores niveles dedemanda de servicios de salud y cuyo costo de atención es más alto, por la mayor

     prevalencia de enfermedades crónicas y alto costo.

    Esta situación permite, en alguna medida, entender la dimensión económica de lasasimetrías de las prestaciones potencialmente asignables, a cada afiliado, entre las obrassociales y las empresas privadas de servicios de salud. Al respecto, la recienteregulación de los servicios privados de medicina prepaga podría avanzar en disminuir

    las asimetrías prestacionales. No obstante, aún resta observar, el avance efectivo de lasnormas implementadas, cuya aplicación tiene vigencia a partir del año 2012 y en quémedida se promueve una readecuación de los recursos disponibles en el sector de laseguridad social vinculados con estas prestaciones. Al mismo tiempo que sea posiblereadecuar los criterios del Fondo Solidario de Redistribución, a una normativa menosheterogénea para los efectivos prestadores de los servicios.

    3.  Las asimetrías en la cobertura del sistema

    a.  Asimetría por franja etaria

    Cuando se analiza al conjunto de la población según el tipo de cobertura sanitaria al queaccedía en el año 2010, se detecta una esperada mejora en los niveles de coberturarespecto a las cifras de 2001, tanto en términos totales como en todas las franjas deedades. La población con seguros se incrementó de 51,95% en 2001 a 63,92% en 2010.También se verifica una mayor incidencia de las prestaciones de empresas privadas, queevidencia el efecto de la desregulación de las obras sociales explicado anteriormente. Enefecto, el 15,69% de la población dispone de este tipo de cobertura, sea a partir de lacontratación directa de seguros privados (5,12%) o bien a partir de las obras sociales

    que tercerizan sus prestaciones con ellas (10,57%). Las obras sociales ofrecen cobertura

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    a un 35,97% de la población, en tanto el INSSJP presta servicios al 10,44% de losargentinos (Gráfico N°1).

    Cuadro N°4: Distr ibución de la población con cobertura en salud según fr anja etaria

    Población con Seguros

    2001 2010Diferencia en

    puntosporcentuales

    Total 51,95% 63,92% 11,97

    0-4 41,34% 55,48% 14,14

    5-9 44,35% 56,80% 12,45

    10-14 47,43% 56,10% 8,67

    15-19 46,50% 54,75% 8,25

    20-24 39,93% 50,78% 10,84

    25-29 45,72% 57,22% 11,50

    30-34 51,65% 62,98% 11,34

    35-39 54,28% 65,24% 10,96

    40-44 54,38% 66,16% 11,78

    45-49 54,42% 67,19% 12,77

    50-54 55,34% 67,32% 11,98

    55-59 58,20% 68,76% 10,56

    60-64 63,06% 78,03% 14,97

    65-69 72,86% 92,24% 19,38

    70-74 81,77% 95,84% 14,07

    75-79 86,64% 96,13% 9,49

    80 y más 88,09% 96,96% 8,87

    Menores de 14 44,40% 56,13% 11,73

    65 y más 81,33% 95,01% 13,68

    Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, datos censales 2001 y 2010.

    Gráfico N°1: Distr ibución porcentual de la población según tipo de cobertura ensalud

    Sólo atención públicaestatal, 36,08%

    Obra Social (No incluyePAMI) , 35,97%

    INSSJP-PAMI, 10,44%

    Prepaga a través deobra social, 10,57%

    Prepaga sólo porcontratación voluntaria,

    5,12%

    Programas y planesestatales de salud,

    1,82%

    0,00% 5,00% 10,00% 15,00% 20,00% 25,00% 30,00% 35,00% 40,00% 45,00% 50,00%

       T   i  p  o   d  e   C  o   b  e  r   t  u  r  a

    Población concobertura através de algúntipo de seguro:

    63,92%

     Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC, Censo Nacional de Población y Viviendas 2010.

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    14

    El Gráfico N°2 revela que la mayor cobertura está en las franjas de la población mayora 65 años, fundamentalmente adultos pasivos, cuya cobertura está garantizada en granmedida por la presencia del INSSJP, que cristaliza la existencia de un criterioredistributivo y solidario exclusivo para la atención sanitaria de este segmento. Encontrario, resulta alarmante que la menor cobertura se verifique en los adultos jóvenes y

    en los niños, lo que demuestra la falta de un abordaje de la seguridad social que hagaénfasis en el grupo familiar de los aportantes al subsistema. A pesar de la recomposicióndel crecimiento económico de los últimos años y las mejoras en el empleo, la mayorregistración y la mejora en la distribución del ingreso, el hecho de que el financiamientode la salud se base fundamentalmente en la contributividad sigue sesgando la equidaddel sistema.

    En efecto, los jóvenes de 20 a 24 años son el segmento con menor tasa de coberturarelativa, poco menos de la mitad de los mismos no tiene seguro de salud y dependeexclusivamente de la asistencia pública estatal. La segunda franja etaria que tiene unmenor nivel relativo de cobertura por seguros es la de jóvenes de 25 a 29 años. Esto seexplica por el hecho de que a esa edad opera el vencimiento para ser cubierto comogrupo familiar en los seguros de salud (tanto obras sociales como prepagas). En estesentido, la tasa de desempleo de los menores de 24 años para el 2010 era de 19% (contra7,1% promedio) y la de no registración alcanzaba 57% (contra un 34% promedio), loque revela mayores dificultades para el acceso al mercado de trabajo formal de estesegmento.

    Las empresas privadas de medicina prepaga y las obras sociales concentran un porcentaje de afiliación por encima de la media en las franjas de adultos de 25 a 59años, donde son mayoritarios los aportantes activos al subsector de la seguridad social.

    Por su parte, las prepagas concentran casi el 19% de la población en el segmento de 25 a

    59 años, tanto por intermedio de las obras sociales que tercerizan como por lacontratación voluntaria, siendo extremo el segmento de 30 a 40 años (Gráfico N°2).Otra cuestión importante de destacar es que a medida que la población envejece, esdecir que los requerimientos de atención en servicios de salud se vuelven mayores, la

     población cubierta por la medicina prepaga se reduce drásticamente, abarcando a apenasun 8,5% del total de los mayores de 65 años. Este es otro indicador, que revela que elefecto “descreme”  vinculado a la desregulación de las obras sociales, se ha agudizadocon la inclusión de las empresas privadas en la asistencia financiada por medio de laseguridad social, hacia todo el sistema de salud. Dicha situación genera mayoresdistorsiones para avanzar en un criterio solidario y redistributivo, y, nuevamente, forjaun sesgo hacia la asistencia en salud acorde a la contributividad.

    La menor regulación de estos prestadores vigente hasta 2011 para prestar cobertura aalgunos segmentos poblacionales ha permitido que sus servicios  – y su gasto- sefocalicen en los sectores de población con mayor capacidad contributiva y salubridad, yse desentiendan de los adultos con enfermedades preexistentes, mayores y niños, cuyaasistencia en salud requiere mayores costos prestacionales.

    Aunque las obras sociales ofrecen mayor cobertura relativa en los niños de 5 a 14 años,es evidente que la seguridad social no ha alcanzado para estipular un sistema que tengaen cuenta la cobertura del grupo familiar por sobre el criterio contributivo individual delos aportantes al mismo. Los programas y planes estatales de salud tienen mayorinfluencia relativa en los niños, pero su incidencia apenas supera el 3% de la población

    total en esos segmentos, quedando un 43,87% de los menores de 14 años sin coberturaen salud, requiriendo exclusivamente la atención pública estatal.

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    15

    Gráfico N°2: Distr ibución porcentual de la población por grupo etáreo según tipo decobertur a en salud

    0,3%

    0,7%

    1,4%

    2,5%

    0,7%

    0,4%

    0,5%

    0,7%

    1,3%

    2,7%

    3,9%

    8,2%

    30,8%

    66,5%

    78,6%

    81,6%

    88,5%

    36,8%

    39,1%

    39,2%

    37,6%

    34,3%

    37,6%

    41,5%

    43,0%

    44,0%

    44,0%

    42,5%

    39,7%

    30,0%

    14,6%

    8,2%

    6,0%

    10,9%

    10,8%

    9,7%

    9,1%

    9,7%

    12,3%

    13,9%

    13,9%

    13,0%

    12,3%

    11,8%

    11,2%

    8,6%

    5,2%

    4,2%

    3,9%

    3,6%

    4,3%

    4,1%

    3,7%

    3,7%

    4,6%

    5,6%

    5,8%

    6,1%

    6,1%

    6,3%

    7,0%

    7,5%

    6,8%

    4,8%

    4,0%

    3,6%

    3,8%

    3,2%

    2,2%

    2,0%

    1,8%

    1,4%

    1,4%

    1,4%

    1,5%

    1,7%

    1,9%

    2,1%

    2,2%

    1,8%

    1,1%

    0,9%

    1,0%

    1,0%

    0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%

    0-4

    5-9

    10-14

    15-19

    20-24

    25-29

    30-34

    35-39

    40-44

    45-49

    50-54

    55-59

    60-64

    65-69

    70-74

    75-79

    80 y más

    INSSJP-PAMI

    Obra Social (No incluye PAMI)

    Prepaga a través de obra social

    Prepaga sólo por contratación voluntaria

    Programas y planes estatales de salud

     Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC, Censo Nacional de Población y Viviendas 2010.

    Gráfico N°3: I nci denci a de la cobertur a de empresas privadas de medicina prepagaen la población por grupo etáreo  

    4,31%

    4,07%

    3,71%

    3,69%

    4,64%

    5,58%

    5,76%

    6,05%

    6,08%

    6,29%

    7,00%

    7,54%

    6,78%

    4,82%

    3,99%

    3,58%

    3,83%

    10,87%

    10,76%

    9,75%

    9,09%

    9,65%

    12,34%

    13,86%

    13,92%

    12,99%

    12,29%

    11,80%

    11,15%

    8,63%

    5,24%

    4,25%

    3,91%

    3,64%

    0,00% 2,00% 4,00% 6,00% 8,00% 10,00% 12,00% 14,00% 16,00% 18,00% 20,00%

    0-4

    5-9

    10-14

    15-19

    20-24

    25-29

    30-34

    35-39

    40-44

    45-49

    50-54

    55-59

    60-64

    65-69

    70-74

    75-79

    80 y más

    Prepaga sólo por contratación voluntaria

    Prepaga a través de obra social

    Poblaciónentre 25 y59 años,

    coberturapor prepaga:18,95%

     Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC, Censo Nacional de Población y Viviendas 2010.

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    16

    b.  La vigencia de la fragmentación territorial

    La descentralización de los servicios de salud no sólo careció de las transferencias de

    los recursos vinculados desde el Gobierno Nacional a las jurisdicciones provinciales,sino que tampoco se previeron mecanismos que permitieran compensar las diferenciasregionales existentes en la materia. En efecto, estas circunstancias determinaron que elsector estatal tuviera indicadores de oferta de prestaciones muy dispares, según la

     jurisdicción de la que se tratase, y que ésta estuviera sobre determinada por lascondiciones financieras de cada gobierno provincial. A esto debe sumarse el hecho deque la distribución de recursos públicos al interior de las provincias no siempreestuviera acorde a las necesidades sanitarias de la población residente.

    En el Cuadro N°5 se muestran los datos del Censo 2001 respecto a la distribuciónterritorial de la población sin cobertura de salud y de la distribución de las camas

     públicas que surge del Censo Hospitalario del 2000 (último dato disponible), así comola relación existente entre ambas.

    Esta comparación pone de relieve que no sólo los recursos totales de salud en el año2001 eran escasos, sino que los recursos públicos se encontraban desigualmentedistribuidos. En este sentido, es paradigmático el caso de la Ciudad de Buenos Aires,ya que mientras en ella sólo habitaba el 4% de la población sin cobertura, concentrabamás del 12% de las camas públicas. Por el contrario, en la Provincia de Buenos Aires,donde se concentraban casi el 39% de la población sin seguros de salud, se ubicaban el34% de las camas públicas disponibles.

    Si se analiza territorialmente, se observa que el crecimiento de la población asegurada

    fue general para todas las provincias. Sin embargo, su crecimiento no fue no uniforme,ni tampoco se observó que las provincias que tenían menores niveles de cobertura hayantenido una tasa de crecimiento mayor en la cobertura que el promedio nacional, lo querevela que la asimetría regional se agudizó en el tiempo.

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    17

    Menos de 3

    Entre 3 y 5

    Entre 5,1 y 7

    Más de 7

    3,7

    5,8

    3,3

    3,7

    CABA7,9

    4,43,4

    3,5

    2,6

    3,9

    5,2

    3,63,2

    5,8

    3,5

    4,6

    3,5

    3,8

    3,5

    4,32,8

    3,8

    5,3

    2,8

    Buenos Aires 38,1% 38,7% 34,1% 0,88 

    Córdoba 8,5% 8,1% 10,0% 1,24 

    Santa Fe 8,3% 7,2% 6,7% 0,93 

    Mendoza 4,4% 4,6% 2,8% 0,60 

    CABA 7,7% 4,2% 12,6% 3,03 

    Salta 3,0% 3,7% 3,0% 0,81 

    Tucumán 3,7% 3,7% 2,9% 0,78 

    Chaco 2,7% 3,7% 2,2% 0,61 

    Corrientes 2,6% 3,3% 2,8% 0,85 

    Entre Ríos 3,2% 3,2% 5,1% 1,59 

    Misiones 2,7% 3,2% 1,9% 0,60 

    Santiago del Estero 2,2% 2,9% 2,1% 0,70 

    Jujuy 1,7% 1,9% 2,2% 1,13 

    San Juan 1,7% 1,9% 1,4% 0,73 

    Formosa 1,3% 1,8% 1,2% 0,67 

    Río Negro 1,5% 1,6% 1,5% 0,96 

    Neuquén 1,3% 1,3% 1,3% 0,99 

    San Luis 1,0% 1,1% 0,9% 0,82 

    Chubut 1,1% 0,9% 1,2% 1,28 

    Catamarca 0,9% 0,9% 1,1% 1,23 

    La Pampa 0,8% 0,8% 1,0% 1,25 

    La Rioja 0,8% 0,7% 0,9% 1,35 

    Santa Cruz 0,5% 0,3% 0,8% 2,45 

    Tierra del Fuego 0,3% 0,2% 0,3% 1,52 

    Equidad en laDistribución

    (b/a)

    Distribución de la

    Población

    Distribución dela Población sin

    seguros (a)

    Distribución deCamas Públicas

    (b)

     

    Cuadro N°5 y Mapa N°1: Distribución porcentual de la población (año 2001) y las camas

    públicas disponibles (año 2000) por provincia

    Fuente: elaboración propia en base a datos del Censo 2001 y Censo Hospitalario año 2000, DirecciónEstadísticas e Información (DEIS) - Ministerio de Salud de la Nación.

    El cuadro N°6 muestra que aquellas provincias que partían de bajos niveles de coberturacomo Chaco, Formosa y Santiago del Estero en el año 2001, manifestaron unincremento menor a la media nacional hacia el año 2010 (menos de 9 puntos

     porcentuales respecto de 12 puntos porcentuales, respectivamente). En contraposición,las Provincias de Buenos Aires y Córdoba, que concentran una gran cantidad de

     población pero también disponen de mejores ingresos per cápita, tuvieron tasas de

    crecimiento que rondaron los 13 puntos porcentuales, por encima de la media.

    Camas disponibles

    por habitante (2000)

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    18

    Cuadro N°6: Comparación de tasa de cobertura por provincia en censos 2001 y 2010

    2001 2010

     Diferencia en

    puntos

    porcentuales

    Total del país 51,9% 63,9% 12,0 

    Buenos Aires 51,2% 64,6% 13,4 

    Ciudad Autónoma de Buenos Aires 73,8% 82,3% 8,5 

    Catamarca 55,0% 60,9% 5,9 

    Chaco 34,5% 42,1% 7,6 

    Chubut 60,5% 72,7% 12,3 

    Córdoba 54,2% 67,1% 12,9 

    Corrientes 37,9% 51,6% 13,7 

    Entre Ríos 51,3% 64,3% 12,9 

    Formosa 34,2% 43,1% 8,9 

    Jujuy 45,8% 54,8% 8,9 

    La Pampa 54,5% 67,7% 13,2 

    La Rioja 59,2% 61,9% 2,7 

    Mendoza 49,4% 63,0% 13,6 

    Misiones 42,2% 56,4% 14,2 

    Neuquén 51,3% 65,3% 14,0 

    Río Negro 50,1% 65,6% 15,5 

    Salta 39,6% 52,4% 12,8 

    San Juan 47,0% 56,0% 9,0 

    San Luis 48,4% 60,4% 12,0 

    Santa Cruz 70,8% 83,1% 12,3 

    Santa Fe 58,0% 68,3% 10,3 

    Santiago del Estero 36,3% 44,1% 7,7 

    Tierra del Fuego 69,9% 78,5% 8,6 

    Tucumán 51,8% 63,5% 11,8 

    Población con Seguros

    Provincia / Jurisdicción

     Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, datos censales 2001 y 2010.

    Por otro lado, analizando el tipo de cobertura por provincia (Gráfico N°4), se constataque la incidencia de la medicina prepaga es mayor en la región central del país (Ciudadde Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, y la Provincia de Buenos Aires).

    En tanto, las provincias de la región norte del país, caracterizadas por presentar losmenores niveles de desarrollo socioeconómico y productivo relativo, son las que menos

     presencia del sector privado presentan, en coincidencia con una menor proporciónrelativa de población que dispone de cobertura de la seguridad social y un menor gasto

     publico relativo (Cuadro N°7). Del mismo modo, la tasa de mortalidad ajustada poredad en dicha región se encuentra por encima de la media nacional y es superior a las

     provincias del centro del país (Mapa N°3). A pesar de ello, tal como se observara en elMapa N°1, la atención estatal en dichas provincias disponía de menor infraestructurahacia el año 2000 que aquellas provincias con mayor cobertura por seguros (de acuerdoa las cifras de camas públicas cada 1.000 habitantes, ante la falta de informaciónactualizada). Y del Cuadro N°7 se desprende que tampoco están entre las provincias del

     país con mayor gasto público provincial abocado a la salud, siendo superadas por laCiudad de Buenos Aires y las provincias patagónicas. Aún así, los egresos hospitalarios

     por cada 1.000 habitantes del año 2008 revelan la mayor demanda relativa de la población de la región norte hacia la atención estatal (Mapa N° 2).

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    Más de 80

    Entre 65 y 79

    Entre 50 y 64

    Menos de 50

    44,7

    36,4

    55,0

    41,4

    CABA53,6

    70,956,4

    73,4

    54,1

    66,6

    59,2

    80,758,7

    45,4

    72,2

    80,0

    93,7 83,1

    63,451,2

    84,2

    97,2

    54,1

     

    Más de 7

    Entre 6 y 7

    Entre 5 y 5,99

    Menos de 5

    6,95

    6,50

    6,85

    7,04

    CABA

    5,75

    6,666,83

    6,03

    6,41

    6,37

    7,13

    8,65 7,55

    6,86

    6,51

    6,89

    7,24

    6,89

    7,74

    7,276,87

    7,29

    7,47

    5,79

     Fuente: Elaboración propia en base a Anuario 2010 y Egresos Hospitalarios 2008 del Ministerio de Salud.

    Gráfico N°4

    Distribución porcentual de tipo de cobertura por provincia (Año 2010)

    0,0% 10,0% 20,0% 30,0% 40,0% 50,0% 60,0% 70,0% 80,0% 90,0%

    Chaco

    Formosa

    Santiago del Estero

    Corrientes

    Salta

    Jujuy

    San Juan

    Misiones

    San Luis

    Catamarca

    La Rioja

    MendozaTucumán

    Entre Ríos

    Provincia de Buenos Aires

    Neuquen

    Río Negro

    Córdoba

    La Pampa

    Santa Fe

    Chubut

    Tierra del Fuego

    Cdad. De Buenos Aires

    Santa Cruz

    Obra Social (incluye PAMI)

    Prepaga a través de obra social

    Prepaga sólo por contrataciónvoluntaria

    Programas y planes estatales desalud

     Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC, Censo Nacional de Población y Viviendas 2010.

    Mapa N°2: Tasa de mortalidad

    ajustada por edad, a nivel

    provincial (Año 2008)

    Mapa N°3: Egresos hospitalarios

    por cada 1.000 habitantes, a nivel

    provincial (Año 2008)

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    Cuadro N°7: Indicadores del gasto público en salud de cada jurisdicción provincial

    Provincia En $ millonesEn % PBG

    provincial

    % Gasto en

    salud Total

    provincias

    Gasto per

    cápita (en $

    porhabitante)

    Buenos Aires 295 0,1% 1,7% 20

    Córdoba 297 0,5% 1,8% 90

    Santa Fe 364 0,6% 2,2% 113

    Ciudad de Buenos Aires 901 0,5% 5,3% 297

    Mendoza 401 1,0% 2,4% 235

    Tucumán 489 3,2% 2,9% 336

    Entre Ríos 512 3,0% 3,0% 412

    Salta 429 3,2% 2,5% 357

    Misiones 256 2,3% 1,5% 241

    Chaco 575 6,2% 3,4% 551

    Corrientes 303 2,9% 1,8% 302

    Santiago del Estero 473 8,1% 2,8% 552

    San Juan 523 5,9% 3,1% 763

    Jujuy 533 6,7% 3,2% 795

    Río Negro 697 5,9% 4,1% 1.173

    Neuquén 1.325 5,1% 7,8% 2.458

    Formosa 485 9,5% 2,9% 912

    Chubut 914 6,4% 5,4% 2.005

    San Luis 528 6,0% 3,1% 1.233

    Catamarca 814 21,8% 4,8% 2.138

    La Rioja 660 17,0% 3,9% 1.974

    La Pampa 772 10,4% 4,6% 2.341Santa Cruz 2.316 15,4% 13,7% 10.439

    Tierra del Fuego 2.032 33,3% 12,0% 16.582

    Gasto público provincial en salud. Año 2007

     Fuente: Elaboración propia en base a datos del Centro de Estudios para la Producción del Ministerio deIndustria (fichas provinciales, última información disponible), ex Dirección de Gastos SocialesConsolidados y Dirección Nacional de Coordinación Fiscal con las Provincias, Ministerio de Economía yFinanzas Públicas.

    Reflexiones finales y algunos lineamientos para mejorar la equidad del

    sistema

    El repaso realizado de las transformaciones recientes del sistema de salud en nuestro país a la luz de los cambios acontecidos en el mercado de trabajo y el ciclo económico,así como el análisis de los guarismos recientes en términos de gasto en salud,financiamiento, principales cambios normativos, y dinamismo de la coberturaevidenciado entre 2001 y 2010, tanto a nivel nacional como en cada jurisdicción, revelaque los avances acontecidos en los niveles de acceso a la cobertura en salud de la

     población han estado mayormente asociados con el proceso de crecimiento económico,la mejora en el empleo y políticas específicas de ingresos. En este sentido, se destacanla reconstitución de las negociaciones salariales paritarias del mercado de trabajo

    registrado, la elevación sistemática del salario mínimo vital y móvil, y las medidasdispuestas para recomponer el acceso a la seguridad social de algunos sectores de la

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     población, como ser los jubilados. Sin embargo, estos procesos han sido pocosignificativos para mejorar la equidad territorial del sistema de salud argentino yextender la cobertura al grupo familiar, o a segmentos de la población que no tienen unacontribución directa al sistema. Ya que persisten los efectos de la desregulación de lasobras sociales y la descentralización de la atención estatal de la salud, en cuanto a las

    asimetrías regionales y poblacionales, así como el carácter regresivo de la distribucióndel gasto en cada subsistema.

    Revisando las condiciones vigentes, el sistema de salud sigue cristalizando lasfragmentaciones del mercado de trabajo y del nivel territorial. A pesar de lamultiplicidad de fuentes de financiamiento existentes, el origen principal de los recursossigue siendo la base contributiva del trabajo formalizado. Esto ocurre en un contextodonde el desempleo se ha reducido significativamente, pero el mercado de trabajo

     presenta aún un alto grado de informalidad (a pesar de haberse reducido en los últimosocho años, aún involucra al 33,4% de los asalariados de acuerdo a cifras del tercertrimestre de 2011).

    A su vez, esta situación se ha agravado a partir de la desregulación de las obras socialesy el creciente acceso de la población a servicios de salud privados por intermedio de lasmismas. Planteando una reducción de los mecanismos redistributivos del sistema de laseguridad social, con el denominado efecto “descreme” de las obras sociales. En otrostérminos, esto favorece la ineficiencia de los recursos destinados para la mejora de lascondiciones sanitarias y de salubridad de la población. Al tiempo que rebate los efectos

     positivos del crecimiento económico y las medidas implementadas en la última décadaen pos de paliar las asimetrías del sistema (Fondo Solidario de redistribución,ampliación de la cobertura de la seguridad social a adultos mayores antes excluidos).

    Incluso a pesar de que nuestro país, en términos comparados con otras naciones

    latinoamericanas, presenta uno de los mayores gastos per cápita en servicios de salud, yteniendo en cuenta que se observa una mejora significativa en la cantidad de losrecursos abocados a los mismos en los últimos años, las asimetrías en cuanto aindicadores sanitarios y niveles de cobertura en términos demográficos y regionalessubsisten.

    El sistema de salud actual, con alta participación del subsector privado que presentaba – hasta 2011- asimetrías regulatorias respecto del resto de los prestadores del sistema,implica, entre otras cosas, que se ha incrementado el componente de financiamiento de

     bolsillo de los habitantes, provocando una inequidad aún mayor que el sesgo yaexistente de una cobertura vinculada con la contributividad. Como los planes

     prestacionales de las empresas privadas de medicina prepaga son más caros que los

    vinculados a las obras sociales y como muchas veces el valor del plan sobrepasa lacapacidad de las contribuciones individuales de los aportantes para financiar lacobertura de todo su grupo familiar, suele suceder que los trabajadores deban incurrir engastos complementarios de su bolsillo para integrar al grupo familiar, o bien excluir alos demás integrantes de la familia de la cobertura. Esto se revela en la menor

     proporción vigente de cobertura en niños y adultos jóvenes.

    Mejorar la equidad y cobertura del sistema no necesariamente implica un mayor gastoagregado que el actual, en tanto se podría avanzar con una redistribución de los recursosque actualmente financian a cada uno de los subsistemas. Esto quizás requiere de unreplanteo de los mecanismos de financiamiento del sistema en su conjunto, en forma

    análoga a lo que se implementó recientemente con el régimen previsional, en pos deavanzar hacia un esquema de reparto redistributivo y solidario.

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    En gran medida, los avances recientes en materia normativa podrían ser la base paraavanzar hacia un abordaje normativo homogéneo de la salud, desde la concepción de losderechos de la población a la igualdad de acceso a los servicios de salud, en lugar de lavigente concepción de organización del acceso y las prestaciones según la capacidadcontributiva de cada individuo al sistema, lo que resulta, en esencia, la base de la

    inequidad vigente, derivando en las fragmentaciones mencionadas.En esta línea, se podría avanzar hacia la reorganización de los recursos de losmecanismos de redistribución creados al interior de la seguridad social para poder

     brindar un seguro de salud especialmente orientado a los niños y jóvenes que podríacomplementarse a la actual Asignación Universal por hijo, con la reorganización de lainfraestructura de la prestación pública y de las obras sociales actualmente enfocada conexclusividad a este segmento. Así como en algún momento de nuestra historia se tuvoen cuenta la necesidad de generar instituciones como el INSJJP que pueda asistir a losadultos mayores y propender a un sistema solidario y menos regresivo, quizás nosencontramos frente a la oportunidad histórica de avanzar en la equidad del sistema conla integración de los niños, para que los mismos puedan acceder a la garantía decobertura de un servicio tan esencial como la salud.

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