INTRODUCCIÓN

MEDIOS DE COMUNICACIÓN, PODER Y VIOLENCIA EN NUEVO LEÓN

Alma Elena Gutiérrez Leyton

Con la "guerra contra el narcotráfico" iniciada por el presidente Felipe Calderón en 2006, Nuevo León pasó de ser un estado indus­trial, caracterizado por el trabajo y el ahorro, a posicionarse como el quinto estado más violento del país, y Monterrey como la ciu­dad número 47 entre las 150 más violentas del mundo. Durante los años críticos -de 2008 a 2014- los medios de comunicación se convirtieron en un reflejo de la violencia y modificaron sus con­tenidos y sus formas de abordar la noticia; las primeras páginas de­jaron de ser el escaparate de la política y dieron paso a la nota roja, y los reporteros se constituyeron en un blanco más de los ataques del crimen organizado. Este capítulo mantiene la estructura indicada para la edición de este libro al tiempo que integra los resultados de dos investigaciones realizadas por la autora: la primera, relacio­nada con la percepción de la violencia por parte de los ciudadanos, y la segunda, con el impacto de la violencia en las rutinas periodísti­cas de los reporteros de la Zona Metropolitana de Monterrey.

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

EN EL CONTEXTO ESTATAL

El consumo de medios de la Zona Metropolitana de Monterrey mantiene una tendencia tradicionalista y conservadora. A pesar del incremento en la oferta de medios de comunicación impresos, elec­trónicos y a través de internet ocurrida durante las últimas dos décadas, los neoleoneses centran su preferencia en el noticiero

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nocturno del Canal12 del grupo Multimedios y en el periódico El Norte. Con un tiraje de 127 136 ejemplares entre semana y 166 374 los domingos, el periódico El Norte, del Grupo Reforma fue uno de los primeros medios de comunicación en México en manejar una edición en tiempo real, por medio de Infosel. Con una orien­tación de centro-derecha, es el medio de mayor circulación en la Zona Metropolitana de Monterrey, una posición que ocupa desde mediados de la década de los setenta cuando desbancó a El Por­venir, que por más de 60 años se había mantenido como el referente del periodismo local y que sufrió el revés de los empresarios regio­montanos al plantear una línea editorial liberal.

El posicionamiento de El Norte -en la década de los setenta­coincide con la consolidación e internacionalización del Grupo Monterrey (Alfa, Vitro, Nova, Cervecería Cuauhtémoc y Famosa) y con la incorporación de un equipo de jóvenes periodistas egre­sados del Tecnológico de Monterrey, encabezado por Alejandro Junco, nieto del fundador, y por Ramón Alberto Garza . Este últi­mo, actualmente es el director fundador de Reporte Índigo, una publicación creada en 1990, inicialmente como revista electrónica y actualmente como versión impresa enfocada en la cobertura de temas polémicos de política y economía.

En cuanto a los medios electrónicos, de acuerdo con <radiotv­mexico.net> (2014) la propiedad de la televisión en la ZMM se concentra en cinco grupos empresariales, que conviven con las estaciones y canales del gobierno del estado y de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Televisa tiene la mayor presencia cuan­titativa con seis canales (64, 9, 22, 64, 2 y 34), seguido por TV Az­teca con dos (7 y 4), Productora y Comercializadora de TY (PCTV) y Cablevisión con uno respectivamente y Multimedios Estrellas de Oro, que aunque sólo cuenta con los canales 64 y 12 es el grupo de mayor penetración y tradición en la sociedad regiomontana. En

cuanto a fa propiedad en radio, Ia distribución de las 60 estacio­nes que transmiten en FM y AM corresponde a 12 grupos empresa­riales de la manera siguiente: 31.3%09 estaciones) es propiedad de Grupo Multimedios; 18.3% (11 estaciones) del Grupo Radio Ale­gría; 10% (seis estaciones) del Grupo Radio México y el resto con porcentajes menores a 5% los grupos MVS, Imagen, Somer, AS de Tamaulipas, Telesur, Radio&TV Advertising y Ramsa. Del total ( 42

MEDIOS DE COMUNICACIÓN, PODER Y VIOLENCIA EN NUEVO LEÓN 257

estaciones), 70% transmite desde la ciudad de Monterrey y el resto desde diversas poblaciones de la entidad.

A la oferta de comunicación del sector privado se suman los medios institucionales: d Canal 28 de televisión y Radio Nuevo León, del gobierno del estado; y Canal 53, la televisara de la Univer­sidad Autónoma de Nuevo León. En los municipios del sur de la entidad, con una orografía muy accidentada, sólo es posible sin­tonizar el canal 28 y el canal 2 de Televisa México, de tal manera que los municipios más pobres de la entidad, entre ellos Aram­berri, que se ubica en el nivel más bajo según el Índice de Desarro­llo Social, carecen de opciones para consumir televisión abierta y sólo pueden decidir entre ver la programación del canal estatal -programas misceláneos o retransmisiones del Canal 11 del Poli­técnico- o la dieta chatarra del Canal de las Estrellas.

CENTRALIZACIÓN/DESCENTRALIZACIÓN POBLACIONAL

Nuevo León es un estado con población mayoritariamente urbana. Mantiene una estratégica ubicación geográfica al noreste del país, aunque sólo tiene 15 kilómetros de frontera con Estados Unidos en donde se ubica el puente Colombia, el único cruce fronterizo con el que cuenta. Colinda con Tamaulipas, Zacatecas, San Luis Potosí y Coahuila. Su superficie territorial es de 64 220 kilómetros cua­drados y representa 3.3% de la superficie total del país; por su ex­tensión ocupa el décimo tercer lugar entre las 32 entidades de la República .

Nuevo León tiene una población de 4 653 458 habitantes (INEGI,

2010), que representa 4.14% de la población nacional. Está inte­grado por 51 municipios y su población se concentra principalmente en la Zona Metropolitana de Monterrey, integrada por los muni­cipios de San Pedro Garza García, Guadalupe, San Nicolás de los Garza, Apodaca, Cadereyta, Benito Juárez, General Escobedo y Gar­cía, con 2 948 265 habitantes, que representan 63.36% del total de la población del estado. Nuevo León es un estado de grandes contrastes y de desigualdad social. Un ejemplo de ello es el mu­nicipio de San Pedro Garza García, que con poco más de 122 mil habitantes se ubica como el de mayor nivel de bienestar social y

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258 ALMA ELENA GUTIÉRREZ LEYTON

el de mayor concentración de riqueza de América Latina, en don­de también conviven diez colonias irregulares, 400 casas con piso de tierra , casi 200 con techos de lámina, más de 40 sin agua entuba­da, y 11 470 personas viviendo en pobreza moderada. En la ZMM,

y particularmente en San Pedro, se asientan los corporativos de di­versas empresas nacionales y transnacionales, aunque la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) incluyó a Monterrey como benefi­ciaria de la Cruzada contra el Hambre, un programa que pretende atender las necesidades de alimentación de personas en situación de pobreza alimentaria.

ACTIVIDADES ECONÓMICAS EN EL ESTADO

Con un Producto Interno Bruto de 661 077 641 de pesos, esta en­tidad mantiene una tasa de crecimiento anual del PIB e ntre el 6 y 7% en términos reales, superior al PIB nacional. La economía de Nuevo León es la tercera más grande de México detrás del D.F y el Estado de México, y es la sede de 213 grupos industriales, entre los que destacan la Cervecería Cuauhtémoc Moctezurna, Cemex, Femsa, Banorte, Alfa, y una gran cantidad de industrias manufactu­reras de diversos sectores. Durante los últimos años el Tecnoló­gico de Monterrey y la Universidad Autónoma de Nuevo León -dos de las más grandes universidades del país- han dedicado recur­sos a la investigación en áreas como biotecnología, mecatrónica y aeronáutica, lo que ha detonado en nuevos dústers entre los que destaca la presencia de la industria automotriz, electrónica, de tele­fonía celular y de maquinaria pesada. Estas instituciones de edu­cación superior y diversas empresas se agrupan en el Parque de Investigación e Innovación Tecnológica (Pl!T) ubicado en el kiló­metro 10 de la autopista al aeropuerto Mariano Escobedo, en el mu­nicipio de Apodaca.

La zona citricola de Nuevo León, integrada por los municipios de Allende, Montemorelos, General Terán, Hualahuises y Linares, es la tercera en el país, después de Veracruz y Tamaulipas. Con una pro­ducción de 450 mil toneladas de naranja , mandarina y toronja, y ventas por alrededor de 540 millones de pesos anuales y exporta­ciones a Estados Unidos, Canadá, Japón y Argentina (Torres, 2011).

MEDIOS DE COMUNICACIÓN, PODER Y VIOLENCIA EN NUEVO LEÓN 259

PENETRACIÓN/USOS DE INTERNET

Nuevo León se ubica entre los siete estados en los que por lo menos la mitad de la población se declara usuaria de computado­ras, lo cual casi duplica a la media nacional que se ubica en 30%. De acuerdo con el INEGI, sólo el Distrito Federal, Baja California, Sonora, Quintana Roo, Baja California Sur, Colima y Nuevo León se ubican entre el 58 y el 51%. Debido a la relación que guarda el uso de computadoras con el acceso a internet, la entidad se man­tenía en el séptimo lugar en el acceso a la red internacional en 2011, con 46.8% de los hogares conectados a internet, en tanto que la me­dia nacional es de 23%. En 2014, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Internet (AMlPCI) esta posición se ubicó en el quinto lugar con 5.2% de los usuarios de internet en México después del Estado de México, D. F., Jalisco y Veracruz.

Las principales actividades realizadas en internet reportadas en 2013 están vinculadas a la búsqueda de información (58.0%), seguida del uso como un medio de comunicación (40.8%), acceso a redes sociales (34.8%), apoyo a la educación (34.5%) y entrete­nimiento (30.3%). El grupo de población de entre 12 y 34 años es el que más utiliza el servicio de internet, con una participación de 64.5% (lNEGI, 2013).

CRIMEN ORGANIZADO

Desde que inició la guerra contra el narcotráfico en 2006, en Nuevo León surgieron nuevos conceptos en el argot de la nota roja: tope­tones, enfrentamientos, ejecuciones, bloqueos, narcomensajes, levantones, ajustes de cuentas, masacres, colgados, o los malitos, una forma de referirse a los sicarios, narcotraficantes y en general a los miembros del crimen organizado. Nuevo León se ubicó entre los años 2011 y 2012 como la quinta ciudad más violenta del país de acuerdo con la PGR y la número 47 con 1 305 homicidios dolosos en 2012 según datos de El Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (Sánchez, 2013).

La otrora industrial-pujante-trabajadora sociedad regiomontana, conocida en el país y en el mundo por su fama de ahorrativa, me-

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surada y conservadora, se levantaba cada día presa del terror e in­crementaba sistemáticamente su capacidad de sorpresa con hechos insólitos como la masacre de 44 reos en la prisión de Apodaca que disparó a 324 el número de homicidios sólo en el primer bimestre de 2012, un récord histórico en el número de asesinatos violentos que se incrementaban mes con mes, de acuerdo con datos del vo­cero del Consejo de Seguridad Estatal, Jorge Domene (Cedillo, 2012); o el incendio intencional del Casino Royal ocurrido el 25 de agos­to de 2011 y que dejó un saldo de 52 personas muertas. Frente a la violencia derivada de la lucha entre el cártel del Golfo y Los Zetas los delitos comunes se redujeron sustancialmente. Los robos a casa habitación cayeron 12% en el mes de febrero de 2012 y 18% respecto al mismo periodo del año anterior. Las autoridades atri­buyeron este descenso de los delitos comunes a la depuración en las corporaciones policiacas municipales y a que alrededor de 400 ex agentes fueron detenidos por estar vinculados con grupos del crimen organizado (Cedillo, 2012).

De acuerdo con cifras de la Procuraduría General de la Repú­blica, en 2011 los asesinatos violentos relacionados con el crimen organizado en Nuevo León sumaron 2 003: más del doble de los 971 asesinatos que se registraron de diciembre de 2006 a 2010 en la entidad. Sin embargo, la percepción de la situación por parte de la ciudadanía es que los niveles de violencia se han reducido y que la guerra ha terminado o por lo menos la ciudadanía corre menos riesgo aunque esto sea producto de una estrategia de comu­nicación orquestada por parte del gobierno del estado. De acuer­do con la revista Proceso esta situación obedece a que los medios de comunicación han reportado cada vez menos homicidios pese a que el nivel de violencia se ha mantenido desde 2010 a la fecha, y los asesinatos, incluso masivos, se han registrado casi a diario.

Los reporteros de la fuente policiaca fueron los primeros en en­tender el fenómeno. Se percataron de que la Procuraduría General de Justicia de Nuevo León (PGJNL) decidió bloquear la información, entre otras cosas con un cambio en los procedimientos para levantar cadáveres.[ ... ] notaron que ahora el Servicio Médico Forense (Se­mefo) acude a las escenas del crimen en vez de hacerlo la Cruz Ver­de, la tradicional encargada de esa labor.[ ... ] Ahora los reporteros

TABLA 1

INCIDENCIA DELICTIVA DE 2008 A 2014 EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN

Delito 2008 2009 2010 2011 2012

Violencia familiar 10 349 9 369 7 910 8 744 9 979

Robo de vehículo 10 936 12 797 15 493 21 043 11 146

Equiparable a la violencia 709 505 373 437 942

familiar

Homicidio doloso 263 267 828 2 003 1 459

Homicidio culposo 469 437 441 509 530

Violación 329 309 321 476 465

Equiparable a la violación 147 154 184 173 236

Portación prohibida de 269 202 136 113 120 arma de fuego

Disparo de arma de fuego 54 26 36 26 24

Delincuencia organizada y 2 o 3 13 22 pandilla --- --- - -- --L__

FUENTE: elaboración propia con datos de la Procuraduría de Justicia del Estado.

2013

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2014

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262 ALMA ELENA GUTIÉRREZ LEYTON

se reúnen en algunos puntos de Monterrey desde donde salen en caravana, para protegerse mutuamente (Campos, 2013).

De 2008 a 2014, los años más aciagos <.le la guerra contra el nar­cotráfico, el estado de Nuevo León registró incrementos sustancia­les en los índices de delitos. El robo de vehículos aumentó 192%, al pasar de 10 936 robos en 2008 a 21 043 en 2011. Si bien las estadís­ticas publicadas por la Procuraduría <.le jw¡ticia del Estado no espe­cifican cuáles de éstos se cometieron con ' violencia, durante estos años se volvió común que los delincuentes despojaran a los auto­movilistas encañonándolos con armas de alto calibre, con exceso de violencia y en múltiples ocasiones <.lisparán<.loles. En la tabla que aparece a continuación es posible identificar que la violencia fa­miliar es el delito que se mantiene como el <.le mayor incidencia y con un incremento sistemático desde 2008 a la fecha, aunque con algunos periodos de reducción entre 2009 y 2010. De 2008 a 2011, el índice de homicidios se incrementó en 761%, al pasar de 263 homicidios dolosos en 2008, a 2003 en 2011. Este índice se ha re­ducido -de acuerdo con las estadísticas oficiales- a partir de 2012, cuando se registraron 1 459 hasta llegar a 448 homicidios dolo­sos en 2014.

AGRESIONES A PERIODISTAS EN LA ENTIDAD

Desde el inicio de la guerra del narcotráfico cuatro periodistas han sido asesinados, dos desaparecidos y una, detenida dos veces de maner<J violenta. Una forma de atemorizar a los periodistas y a los medios es la agresión violenta y directa. De 2006 a 2014, se han cometido en Nuevo León seis asesinatos a periodistas, y 2011 fue el año más violento. En la mitad de los casos los periodistas ase­sinados además fueron secuestrados, torturados, baleados y mu­tilados. De acuerdo con información recabada y publicada por la página Nuestra Aparente Rendición, un espacio de internet crea­do para registrar crónicas sobre la muerte de pericxlistas y trabajado­res de los medios, cuando se han encontrado los cuerpos de los periodistas han sido tirados en lugares públicos. De los datos pu­blicados por esta página sólo se toman para este reporte los que

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se consideran vinculados a la labor periodística que realizaban, ya que si bien el homicidio de Marlén Valdez ocurrió en este periodo, se trata de un crimen circunstancial no vinculado a su labor como periodista.

A continuación se describen los ataques contra periodistas.

TABLA 2

PERIODISTAS Y TRABAJADORES DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN

AGREDIDOS DURANTE LA GUERRA DEL NARCOTRÁFICO

EN EL ESTADO DE NUEVO LEÓN

Nombre Año Tipo de agresión

Gamalid Lópcz Candanosa 2007 Desaparecido

Gerardo Paredes Pérez 2007 Desaparecido

Marco Aurclio Martíncz Tijerina 2010 Asesinato

José Luis Cerda Meléndcz 2011 Asesinato (animador de Televisa)

Raúl Régulo Garza 2011 Asesinato

Sanjuana Martínez 2012 Detención violenta

Marlén Valdez 2014 Asesinato no vinculado al ejercicio periodístico

Sanjuana Martíncz 2014 Detención violenta

FUENTE: elaboración propia con datos de la página Nuestra Aparente Ren­dición.

El primer atentado contra periodistas en Nuevo León fue por partida doble. En 2007 dos periodistas de TV Azteca del Noroeste fueron levantados por un convoy armado y hasta el momento per­manecen en calidad de desaparecidos: Gamaliel López (reporte­ro) y Gerardo Paredes (camarógrafo), a quienes se les ha acusado de mantener nexos con grupos delictivos.

Lydia Cacho en su libro Esclavas del poder asegura que Gamaliel López, a quien describe como un "joven reportero muy activo y con adicción a la adrenalina", la contactó para informarle que tenía nombres de policías involucrados en la trata de personas en Mon-

ALMA ELENA GUTfÉRREZ LEYTON

terrey, incluso le proporcionó fotos Je centros nocturnos donde se prostituía a niñas. El 4 de mayo la periodista recibió un correo electrónico de Gamaliel diciendo que le enviaría información muy importante sobre el caso. Seis días después López Candanosa y su cámara Gerardo Paredes Pérez, del canal TV Azteca Noreste, se di­rigían del Hospital Universitario a Topo Chico. En ese trayecto fue­ron secuestrados por un convoy (Nuestra aparente rendición, 2015).

Otra de las agresiones contra periodistas se registró en 2010 en la zona citrícola de Montemorelos. Ahí Marco Aurelio Martínez Tije­rina fue interceptado por un grupo de hombres armados a bordo de tres camionetas cuando circulaba por la colonia Gil de Lcyva, con­siderada una de las más tranquilas de Montemorelos, la noche del viernes 9 de julio de 2010, y obligado a subir a uno de Jos vehícu­los, dejando abandonado el auto en el que viajaba, propiedad de su hermano. Marco Aurelio llevaba un mes de laborar en la estación de radio XEDD La Tremenda 800 AM como reportero y locutor de las dos emisiones del noticiario diario Informativo 800, pero en su trayectoria había sido reportero, redactor y fundador ele los periódi­cos locales La Razón y Las Noticias, así como corresponsal de Tele­visión Azteca, de Grupo Multimedios y ele Televisa Radio (W Radio).

En una entrevista que le realizó una alumna de la Universidad de Montemorelos en mayo de 2010, Marco Aurelio declaró su desagra­do hacia "la censura por cuestiones económicas", callar "por inte­reses de grupo, y tener que vender la publicidad de su espacio [ ... ] Los reporteros, comunicadores o editorialistas, que después de todo es lo que hago de manera diaria, nacemos y morimos todos los días, cada día es totalmente diferente porque la noticia es di­ferente" , declaró quien se consideraba a sí mismo como "vocero de la comunidad", refiere Zenizo (2010).

Pese a que sus familiares consideran que en general tenía una buena relación con todos los políticos, antes de morir había denun­ciado en su programa amenazas de parte del entonces alcalde montemorelense y ahora diputado local, Pablo Elizondo García, y su secretario de Seguridad Pública, Salvador Sepúlveda Treja. Una de las líneas que la Agencia Estatal de Investigaciones divulgó ca­si de manera inmediata al asesinato fue que tenía tintes pasionales. Sus compañeros del gremio periodístico consideran inverosímil

MEDIOS DE COML INICAClÓN, PODER Y VIOLENCIA EN NUEVO LEÓN 265

el móvil pasional del asesinato. La asociación Periodistas de Nuevo León José Al varado Santos lamentó la falta de avances en el caso y que esté en la impunidad. A la fecha , no ha habido algún detenido porque la Procuraduría de Justicia Estatal aún mantiene abiertas todas las líneas de investigación, según lo que le ha informado a la familia Martínez Tijerina, que durante los primeros meses después del crimen acudía regularmente y dejó de ir por desánimo.

En 2011, Raúl Régulo Garza, reportero del semanario La Última Palabra de Cadereyta, Nuevo León, fue acribillado cuando al in­tentar escapar de dos vehículos que trataban de interceptarlo, se refugió en un taller propiedad de su familia. Un día antes el perio­dista había comprado un auto Jetta, idéntico al de su vecino, quien fue asesinado al día siguiente. Garza sufrió el atentado al salir de la oficina de desarrollo municipal de Cadereyta, Nuevo León, donde también trabajaba. De acuerdo con las declaraciones del director general del semanario La Última Palabra, Jesús Herrera Rábago, al semanario Zeta de Tijuana, el homicido no tiene que ver con su labor periodística sino que fue una lamentable confusión (He­rrera, en Altamirano, 2011).

El asesinato de José Luis Cerda Meléndez ("La Gata") en 2011 se ha incluido en el listado de agresiones a periodistas, aunque en estricto sentido no sea un profesionista de los medios de comuni­cación, sino un animador de programas cómicos de 'Ielevisa Mon­terrey. Él fue interceptado y secuestrado al salir de la televisara, junto con Juan Gómez Meléndez y con un joven estudiante de periodismo, Luis Ruiz, que había ido a Monterrey para entrevistar a "La Gata" y al cómico Óscar Burgos sobre sus adicciones a las dro­gas y el alcohol. En marzo de 2012, el Procurador de Justicia del estado de Nuevo León, Adrián de la Garza declaró que al detener a una banda del crimen organizado, éstos declararon haber asesi­nado a este grupo de empleados de Televisa "por trabajar en una banda contraria". Este asesinato cobró notoriedad porque al día siguiente del secuestro, cuando los reporteros de la fuente policia­ca cubrían el hallazgo de los cuerpos, un comando armado recu­peró los cadáveres en plena cobertura periodística, pero se dio tiempo de enviar mensajes a las fuerzas policiacas que acordona­ban el área para que instruyeran a los periodistas de que se reti­raran antes de su llegada. Ese día los cuerpos desaparecieron del

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lugar en el que habían sido tirados y aparecieron al día siguiente a bordo de un automóvil marca Mercedes Benz con un narcomensaje.

En 2014 se sumó el asesinato de Marlén Valdez, reportera del semanario La Última Palabra de Cadereyta, asesinada cuando una joven tocó a su puerta pidiendo auxilio para escapar de un agresor; ella abrió la puerta y él las atacó a ambas: la joven que llegó corrien­do sólo sufrió una herida le\ve , mientras que la periodista recibió una herida profunda en el tórax que le causó la muerte. Su falle­cimiento, al parecer, no está vinculado con el crimen organizado, pero sí con el contexto violento de la entidad, según afirmaciones del director del semanario La Última Palabra, en el que Marlén cu­bría la fuente de deportes: "La muerte de la periodista ocurrió por una trágica casualidad: ella es víctima de la violencia que impera en el municipio de Benito Juárez y no había nada en contra de ella por trabajar en el periódico. Aquí hay mucha inseguridad en las calles" (Rodríguez, 2014).

COBERTURA SOBRE VJOLENCIA EN LOS MEDIOS

Una de las principales consecuencias de la violencia generada por la guerra contra el narcotráfico han sido Jos mecanismos de auto­censura que implemenron los periodistas para preservar sus vidas. La Fundación MEPI (2012) cuantificó durante los años 2010 y 2011los vacíos de información luego de que los medios dejaran de escribir historias relacionadas con el crimen organizado, en 14 periódicos regionales de igual número de estados del país. Las notas se divi­dieron en dos categorías: aquellas que mencionaban al crimen or­ganizado, las cuales fueron tituladas "Historias sí narco"; y las que no lo mencionaban, denominadas "Historias no narco". El conte­nido de las historias se clasificó en dos categorías: acciones del gobierno contra el crimen organizado (detenciones, operativos, declaraciones, decomisos) y acciones del crimen organizado (ejecu­ciones, secuestros, ataques contra la policía, balaceras, etc.). Para el caso de Monterrey, la muestra estuvo constituida por el periódico El Norte, y se encontró que a partir de junio de 2011 , el número de notas sobre el crimen con referencia al narcotráfico disminuyó. Entre mayo y junio del mismo año se cubrían más de 100 notas catalo-

MEDIOS DE COMUNICACIÓN, PODER Y VIOLENCIA EN NUEVO LEÓN 267

gadas como "Historias sí narco", mientras que para diciembre se cubrían menos de 80, aunque predominaron las historias relacio­nadas con las acciones del crimen organizado sobre aquellas re­ferentes a las acciones del gobierno. La investigación plantea que éste es uno de los pocos periódicos que continuaron manejando notas relacionadas con la violencia y el crimen organizado. Sin em­bargo, tanto El Norte como Milenio, los dos periódicos de mayor circulación en la entidad, y los noticieros de Televisa, Multimedios, y TV Azteca eliminaron el crédito de sus reporteros y empezaron a utilizar como firma "Redacción", "Staff', o sólo "Multirnedios", co­mo una forma de proteger la identidad de los reporteros que cubrían los hechos, una situación casi cómica, ya q_ue si bien eli­minaban el crédito de quien cubría la nota, la voz en off eviden­ciaba claramente quién era el reportero a cargo de la cobertura . En otros casos, se eliminaba el nombre del periodista, p~ro en los enlaces en vivo el conductor del noticiero se dirigía por su nombre al reportero que cubría el evento.

Los resultados del estudio de la Fundación MEPI (2012) plantean que El Norte ha mantenido el manejo del número más alto en no­tas sohre violencia y crimen organizado, con 68% de las notas de seguridad relacionadas con el narcotráfico. En Tamaulipas -con El Mañana como muestra- el porcentaje es mucho menor, pues sólo corresponde a 4%, además de que se omitieron algunas no­tas sobre ciertos cárteles del crimen organizado. De hecho, se con­cluyó que El Norte en Monterrey y El Informador en Guadalajara fueron los únicos periódicos cuyas notas proveían información sobre el contexto, identificación de las víctimas, además qe dar se­guimiento a las historias relacionadas con estos temas. Para mu­chos, esta difusión está resultando verdaderamente excesiva. Lo que sí es un hecho es esta representación de la realidad en los medios, "es una realidad tan real como la realidad misma, y que es determinante para muchos receptores" (Casas, 2011).

La información sohre violencia y narcotráfico se maneja de for­ma discrecional y de acuerdo con los intereses de cada medio de comunicación, lo que es posible afirmar a partir de la preocupación por conocer la percepción de la audiencia respecto al manejo de la violencia en los medios, según la clase socioeconómica y el género, que planteó el Centro de Investigación en Comunicación

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(Cinco)" del Tecnológico de Monterrey a partir de 2011. El Cinco realizó la investigación "Cultura de la legalidad y medios de comu­nicación regiomontanos y nacionales" como parte de un proyecto integral convocado por la sociedad civil y que pretendía involucrar a todos los sectores sociales en un esfuerzo por implementar la cultura de la legalidad, como un freno al avance de la violencia, la ilegalidad y la delincuencia. La investigación realizada por el Cinco incluyó una fase cuantitativa y una cualitativa; ésta se basó en un análisis de contenido de las noticias sobre violencia y narcotráfi­co publicadas en noticieros y periódicos locales, que tuvo como finalidad identificar cómo percibe y reacciona cada grupo social a las noticias que difunden los medios sobre violencia y narcotrá­fico. Para el estudio -a cargo de esta investigadora- se realizaron diez sesiones de focusgroup, con hombres y mujeres, jóvenes y adul­tos de nivel socioeconómico bajo, medio y alto. Entre los hallazgos destaca que, en general, la audiencia de la ZMM reconoce a los me­dios como elementos de gran influencia en la sociedad, que con sus esquemas noticiosos han generado una psicosis generaliza­da; que sólo presentan las noticias, pero no ofrecen solución ni sugerencias sobre formas para mejorar la situación actual. Los focus group con participantes del nivel alto, medio y bajo coinciden en que si los medios de comunicación modificaran la forma en que presentan las noticias y se comprometieran con la ciudadanía, po­drían cambiar la percepción a una situación de confianza y generar espacios para el desarrollo. En este reporte se presentan las catego­rías correspondientes a los focus group realizados con mujeres de 3S a SO años de clase alta (AMCA); hombres de 3S a SO años de clase alta (AHCA); jóvenes varones de 18 a 2S años de clase alta QHCA)

y jóvenes mujeres de 18 a 2S años de clase alta (JMCA). A continua­ción se describe la percepción de los grupos pe adultos y jóvenes de clase alta respecto de las diversas categorías identificadas.

LA PERCEPCIÓN DE LA VIOLENCIA EN EL ENTORNO ACTUAL

De acuerdo con los resultados obtenidos en dicha investigación, el grupo de adultos de clase alta se caracteriza por no ser consu­midor de programas de notjcjas y periódkos nacionaJes. A excep-

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ción de los segmentos del pronóstico del tiempo en los noticieros locales y algunos segmentos especializados de El Norte, su con­sumo noticioso se centra en información de periódicos extranjeros, principalmente en línea. Su vida ha cambiado a raíz de la escalada de violencia, en especial porque su grupo social se ha visto afectado y porque viven con temor. Reconocen que se han vuelto insensi­bles ante el dolor y que viven presas de la psicosis. Consideran que los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad social que no están cumpliendo por atender sólo intereses mer­cantilistas y que han descuidado su oportunidad de fungir como reguladores sociales o como gestores de las denuncias ciudadanas y que los contenidos de los programas son una motivación para que los telespectadores cometan conductas inspiradas en la violen­cia tanto en los programas de noticias como en los de ficción.

Los cont.enidos de los programas se me hace una cosa así tremen­da del manejo de la violencia y de contenido muchas veces sexual y de muertos, cabezas, piernas, cosas que se me hace, y algunos horarios que no se me hace, que se me hace que es demasiado. Nos están bombardeando y también pienso en nuestras cabezas adultas, pienso en los jóvenes, todo lo que están recibiendo y escuchando, todos los días a todas horas, que sí se me hace que esos contenidos habría que revisarlos como que a muchos les darán ideas a otros (AMCAl).

La televisión no es un medio de comunicación de uso frecuente en este grupo socioeconómico. Se centra en breves espacios ma­tutinos de las amas de casa para conocer la temperatura o el pronós­tico del clima. Reciben diariamente la suscripción del periódico El Norte, pero realizan una lectura selectiva: secciones que reper­cuten en su actividad profesional, como "Negocios" y una revisión superficial de los encabendos. Consideran que el contenido que actualmente maneja en su edición matutina es similar al de los perió­dicos vespertinos.

Oe repente yo lo que veo en los periódicos pues es que de las 38 páginas son puros muertos y pura violencia, no hay mucho que ver ¿me explico?[ ... ] es mucho amarillismo, vamos, pues, de todos y como que ya uno se cansa (AHCA2).

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Este grupo social tiene preferencia por informarse a través de medios de comunicación en línea. Conceden más credibilidad a las noticias sobre México que leen en internet. Consideran que el manejo de las noticias sobre violencia es insensible, falto de pro­fesionalismo y centrado en un amarillismo que sólo busca vender ejemplares, pero no aporta información a la ciudadanía para pro­tegerse del riesgo. Están seguros de que los medios de comuni­cación han recibido órdenes de publicar sólo aquello que ya no se puede ocultar.

De hecho, de hecho se está diciendo ahorita que las autoridades ya le pidieron a los medios, que mejor ya, a menos de que sea muy obvio que aparezca ahí el cuerpo, pues ni modo que no, pero que ya no le anden buscando más o sea, que no publiquen cosas de más. Entonces este [ ... ] eventos que pasan, que mejor no los publi­quen (AHCAl).

Los adultos de clase alta consideran que la escalada de violencia deriva de la falta de sanciones para los delincuentes, que inician con pequeños robos y continúan hasta engrosar las filas del narco­tráfico. Que hasta hace unos años era poco frecuente que alguien de su grupo de amistades hubiera sufrido ataques del crimen or­ganizado y ahora es algo común.

La desconfianza en la capacidad del gobierno es manifiesta. Consideran que las acciones del presidente y de su gabinete de segu­ridad han sido una reacción a las presiones de la sociedad civil y que la corrupción es una característica ele todo el sistema, lo cual dificulta el avance en materia de seguridad. El impacto de las no­ticias sobre violencia que se publican y transmiten en los medios de comunicación ha modificado la conducta de este grupo so­cial. Se ha generado una nueva cultura de la denuncia, que refle­ja la preocupación de los ciudadanos por participar en la mejora de la sociedad. En las actividades sociales, una de las principales consecuencias ha sido que la juventud hJ vuelto a la antigua cos­tumbre de las fiestas en casa o sólo con gente conocida; evita los tumultos y vuelve más temprano a casa.

Otra cosa positiva es que ya los hijos no salen tan tarde, o sea, ya llegan más temprano a la casa, te juntas más, o sea, ya traes miedo (AMCA2) .

MEDIOS DE COMUNICACIÓN. PODEK Y VIOLENCIA EN NUEVO LEÓN 271

Los hombres y mujeres adultos de la clase alta consideran que la violencia y su difusión en los medios de comunicación también han generado conductas negativas. La principal es la insensibi­lidad que ahora caracteriza a la ciudadanía, aunque también iden­tifican que la salud de muchas personas se ha visto afectada por la tensión de vivir en este entorno de violencia.

Lo triste es que ya te acostumbraste [ ... ] Te vuelves insensible (AHCAl)

El consenso del grupo se da en torno a la psicosis generalizada que vive la sociedad y en cómo, al ver las noticias, se juzga al caí­do como alguien que seguramente estaba involucrado en el crimen organizado o estaba en un lugar de riesgo, casi justificando que haya sufrido el atentado.

Y te <.\a mieuu salir de viaje a Mc.hl\en, a Laredo. Y eso~- .. \ no te vas sola como nos íbamos señoras solas o así, ya no. Te da miedo y que estás vienc..lo a qué horas y qué carro, y así [. .. ] (AMCA3).

Por otra parte, en cuanto al grupo de hombres jóvenes de 18 a 30 años, se trata de sujetos multiexpuestos a los medios por inter­net. Su consumo de noticias es mediante las redes sociales como Twitter o Facebook. Manifiestan un claro desprecio e incredulidad hacia los noticieros y periódicos locales. Sin embargo, sus comen­tarios indican que sí conocen los contenidos y a sus conductores pues se refieren a ellos de manera muy familiar. Pese a su escep­ticismo, todos coinciden en que sus conductas se han modifi­cado. Ya no salen de noche. Sólo circulan en la carretera a Reynosa durante el día . Consideran que los medios sólo presentan una mínima parte de la realidad, deformada, alterada y sesgada por Jos intereses económicos. Los culpan de no haber denunciado la co­rrupción en su momento, antes que se enraizara en la sociedad.

Aparte c..le compradas están alteradas y te ponen siempre puras cosas a la mejor y que no son ciertas, y pues tú te las crees, porque es el único medio que te puede informar, hasta que empiezas a creer en otras noticias o empiezas a escuchar la verdad de otras per­sonas (JHCA2).

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Este grupo social identifica la espectacularización de las noticias en televisión y considera que le resta seriedad al manejo de la in­formación y desperdicia el potencial que tiene la televisión como medio de información y de concientización social.

Y desde hace un año y medio no he vuelto a comprar ni una tele­visión y me ayudó bastante a sentirme mucho más tranquilo con mi entorno QHCA4).

Se refieren a los conductores de las televisaras locales con fa­miliaridad, incluso mencionándolos con apodos. Dudan de su seriedad y consideran que utilizan el medio para manipular a los funcionarios públicos y para engañar al público en general. Los jó­venes de clase alta conceden credibilidad a la información de pri­mera mano que reciben de otras personas de su círculo inmediato (familiar o social) y las noticias que obtienen por medio de Twitter y Facebook. Su experiencia les ha mostrado que los medios de comunicación comerciales (periódicos y noticieros televisivos) no publican las noticias de las que ellos se enteran a través de las redes sociales.

Yo malamente creo que mucha de la información que he escu­chado es que son compradas las noticias. Mucha información es comprada lo que le conviene si les llegas al precio de la persona que va a publicar. Entonces le quitas cierto mérito al medio, en­tonces yo, no sé si mal o bien, creo más en las personas, por eso me enfoco más en los nuevos medios como el Facebook o Twitter QHCA4).

Me fui a la casa, y lo primero que chequé fueron las noticias, ob­viamente, las locales, no estaba esperando que la HHC hablara de eso. Pero no había nada. Interesantemente, bien fácil, me metí a Twitter; hay uno que se llama el Tweet Deck, y elije sabes que, voy a buscar "balacera", "Valle Oriente", así, luego, luego, lo ele las perso­nas de ahí empezaron, yo empecé a buscar dos temas, y la gente empezó a decir "hoy hubo una balacera en Valle Oriente, vi esto, vi lo otro, vi lo otro". Y empiezas tú a hacer, como a crear tu escena con toda la información de la gente que sí estuvo. Y lo chistoso -ie esto, jamás salió en El Norte, jamás salió en Milenio, jamás salió en ningún lado, jamás QHCA4).

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Las participaciones de los jóvenes de clase alta reflejan incre­dulidad hacia los medios y en los datos que manejan las noticias sobre violencia. Para ellos, se ha exagerado en los datos y se ha crea­do la cobertura de noticias negativas que desalientan a la gente. Evitan leer esas notas y demandan una mayor difusión de noticias sobre descubrimientos o avances científicos. Respecto al entor­no de violencia, los jóvenes consideran que la pobreza que vive mucha gente propicia la delincuencia. Hasta hace varios años la gente de clase alta era el único público objetivo de la delincuen­cia organizada, pero ahora hasta los trabajadores sufren secuestros y asesinatos. Muestran su preocupación porque alguien mate por poco dinero.

Ahorita hay una guerra y mucha gente no lo asimila. No lo acaba de asimilar. Vas en el carro, lo volteaste a ver mal, no hay secuestro pero te agarraron. Que te toque, que te tocó una camioneta aliado, a cualquier persona le puede tocar eso. Que un taxista que le pita a alguien, van , lo levantan. No necesariamente es que tengas lana, por­que no necesariamente es de que "ah, vamos a cobrar", sí se ha dado más eso (JHCA5).

Desde la perspectiva de los jóvenes de clase alta, el papel del gobierno ha sido desvirtuado por los medios. Se han exagerado los errores y se han satanizado acciones de los gobernantes que no han podido comprobar, o por lo menos no se ha publicado nada que justifique las acusaciones publicadas. En el grupo social de estos jóvenes el entorno de violencia ha modificado conductas. Han transformado su forma de conducir los vehículos: son más respe­tuosos y evitan involucrarse en conflictos de tránsito pues siem­pre temen que el otro conductor sea un miembro de la delincuencia organizada, lo que ha propiciado mejores formas de manejo y me­nos ruido por el uso de las bocinas. Las reuniones sociales son más en grupos pequeños y dentro de la familia . Opinan que la socie­dad ha sufrido un fuerte impacto en sus hábitos. Vive presa de las noticias sobre violencia y cuando leen o ven alguna noticia las reacciones se disparan. Todo esto ha causado un desaliento en la inversión y desánimo en los empleados y trabajadores que se re­fleja en los índices de productividad.

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Aquí en Monterrey estamos acostumbrados, no sé si mal acostum­brados, pero te salías de la oficina a las nueve de la noche muchas veces, a las ocho y media, con la tranquilidad. Ahorita ya la gente no [ ... ] se va a las 6:30 en punto, por lo mismo de la seguridad y el tráfico y todo. Y la verdad es que la productividad baja muchisisi­sisímo QHCA5).

Los jóvenes de clase alta viven en medio de una psicosis de la cual culpan a los medios de comunicación, que les infunden mie­do. Temen ser víctimas del secuestro o de un homicidio porque existen personas en su círculo social a las que ya les ha ocurrido. Las mujeres jóvenes de clase alta perciben a los medios de comuni­cación como elementos de gran poder en la sociedad, pero con­sideran que no cumplen debidamente con su función de informar y por ello todo hecho o noticia lo corroboran a través de comu­nicaciones de sus redes sociales. Piensan que la sociedad debe participar más activamente y que el gobierno debe ejercer el lide­razgo social. Para ellas los medios de comunicación tienen una gran fuerza en la sociedad que deberían utilizar para el bien colectivo. Consideran que se concretan a presentar noticias, pero no a ofrecer alguna solución a la problemática. La televisión no es parte de su consumo cotidiano. Algunas veces recurren a los noti­cieros sólo para obtener datos generales, pero no les conceden gran credibilidad.

El caso de las jóvenes mujeres de clase alta es el único grupo que reporta utilizar el teléfono celular como medio de comunicación, sobre todo para manejar noticias relacionadas con el narcotráfico.

Pues entré al narcoblog, ya por urgencia, y efectivamente ahí es­taba todo, todo el mugrero. Y estamos hablando de que no son las fotitos bonitas de El Norte en que a lo lejos ves un charco de san­gre, estás viendo una persona ahí, literalmente, en close-up, muer­ta, ¿me explico? Y son gente que está metida, tienen la autorización o tienen el permiso o tienen lo que sea para poner ese tipo de información y es muy, muy, muy fuerte, o sea, la información que te ponen, tanto la escrita como la visual, son cosas bien fuertes pero reitera el hecho de que, ¿sabes qué?, los medios evitan también en ciertas situaciones o evitan también este[ ... 1 ¿cómo se dice?, cierta información QMC1).

MEDIOS DF. COM[JNICACIÓN, PO DER Y VIOLENCIA F.N NUEVO LEÓN

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Para estas jóvenes estudiantes, el manejo de las noticias sobre violencia genera desánimo porque se vulnera la dignidad huma­na, incluso cuando se refieren al manejo de las notas sobre de­tenciones de narcotraficantes. Consideran que las notas deberían manejarse con más ética periodística. Estas noticias sólo presen­tan una parte de la realidad del narcotráfico; la opulencia o los operativos, pero nunca cómo es la vida de un narcotraficante para desalentar a los jóvenes a seguir ese camino.

Lo dejé de hacer [ver la teJe] porque me frustraba, realmente salía de mi casa así de que [ ... ] ¡grrr!, de que [ ... ] ¡alguien me va a matar, al­guien me va a asaltar!, no sé, algo. O sea, como que desde un prin­cipio no se veía una noticia: "que la mamá que ahogó a sus hijos en no sé dónde[ ... ]", "que el papá que asesinó a la mujer porque [ ... ]". Y, o sea, como que empiezas tu día con esas noticias y es como que yo dije: ¿sabes qué? , ¡ya!. O sea, ya lo dejé de hacer (JMCAI).

La visión de las jóvenes de clase alta con respecto al gobierno en el problema del narcotráfico es compleja. Visualizan al presiden­te y a las autoridades estatales y municipales como líderes que no pueden hacer solos su trabajo, que requieren del apoyo y la par­ticipación de todos los ciudadanos. Ellas, por su parte, dicen que pueden contribuir razonando mucho mejor su voto en las siguien­tes elecciones.

Y es la verdad, o sea, también te pones a pensar y ahorita no[ ... ] no necesitamos a alguien que vaya y salga, o sea, necesitamos realme nte una unidad. ¡Ah! y me decía eso, otra cosa y es que: "el cambio no empieza por abajo, no empieza en ti, empieza en lo grande, en lo macro, por el presidente" (JMCAS).

El consumo de noticias sobre hechos violentos ha generado nue­vas formas de conducta entre las jóvenes de clase alta. Refieren formas diferentes de conducir sus automóviles. Lo hacen con más atención, centradas en el camino y atentas a cualquier anomalía que pudiera indicar peligro. No voltean a ver a los conductores de otros autos que les parecen sospechosos y manejan a mayor ve­locidad y por rutas seguras.

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Lo único que a mí, a mí personalmente, me afecta es que ahora voy en la calle y si antes andaba despistada que ya no me impor­taba lo que pasaba a mi alrededo r, ahora sí, me fij o , trato de ir escuchando[ ... ) O sea, antes usaba mi iPod así a todo volumen de que iba yo manejando y ahora ya no, aho ra me quito uno (un audífono) o bajo la ventana o algo. Ahora, yo estoy alerta por así decirlo (JMCAl).

La percepción que tiene n los ciudadanos de clase a lta con respecto del manejo de los medios y del trabajo de los periodistas en el manejo de las noticias relacionadas con la violencia y el narco­tráfico es en el sentido de que es de mala calidad; que magnifican los hechos y que le jos de aportar soluciones a la problemática, fomentan una psicosis generalizada que al mismo tiempo inhibe que los ciudadanos sean propositivos frente a este fenómeno so­cial. Este grupo, que tiene los recursos para acceder a internet, prefiere informarse por medio de las cadenas y telcvisoras interna­cionales, incluso las que se transmiten en idioma inglés. Asimismo utilizan preferentemente las redes socia les para comunicarse con otros miembros de su grupo y mantenerse informados de primera mano de las noticias del ento rno. Demuestran , así, su pérdida de confianza en los medios noticiosos y la trasladan a sus pan:s. Fren­te a esta situación, el reto de los medios es el de generar fo rmatos que al mismo tiempo que cumplan con su cometido informativo, mantengan un equilibrio entre el manejo ético de la noticia y la difusión de las escenas de los hechos de violencia.

CAMBIOS EN LAS RUTINAS EN EL INTERIOR,

CONTROL/CENSURA/ AUTOCENSURA/CAPACITACIÓN

A PERIODISTAS

Los periodistas han modificado sus rutinas y han asumido estra­tegias de autocensura como una forma para preservar su vida. De acuerdo con los resultados de la investigación realizada sobre el impacto de la violencia en las rutinas periodísticas de los reporte­ros de Nuevo León, los que han cubierto la fuente policiaca han ex­perimentado diversas agresiones, que van desde invitaciones para

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asistir a reuniones con miembros del crimen organizado hasta amenazas explícitas.

En este apartado se presentan como subtítulos las categorías que emergieron del aná\i!';is de las entrevistas a ocho periodistas que fueron seleccionados bajo el criterio de ser reporteros de la nota roja que han ejercido su labor durante la guerra contra el narco­tráfico y que han vivido experiencias de agresiones o de violencia entre bandas criminales (Gutiérrez et al., 2014). Este trabajo, reali­zado con e l financiamiento del Programa para el Mejoramiento del Profesorado (Promep) de agosto de 2013 a julio de 2014 tuvo como objetivo identificar los mecanismos de censura y autocensu­ra que han generado los reporteros para proteger sus vidas. Para ello se diseñó una guía de entrevista que busca reconstruir sus ru­tinas para la construcción de la noticia, los cambios que han imple­mentado en ellas a consecuencia del clima de violencia generado por la guerra contra el narcotráfico y sus mecanismos de super­vivencia. La muestra estuvo constituida por ocho periodistas de medios locales, cinco de ellos hombres y tres mujeres que han ex­perimentado algún incide nte de violencia en el ejercicio de su profesión. Las citas corresponden a los periodistas hombres (PH

del 1 al 5) y mujeres (PM del 1 al 3) que fueron entrevisLados.

No hay duda: ninguna exclusiva amerita sacrificar la vida

Estos periodistas que se han mantenido inmersos en contextos de violencia por periodos prolongados han experimentado una trans­formación en sus rutinas para la cobertura noticiosa. Ahora se lucha con el dilema de obtener la primicia o salvaguardar la integridad física, considerando que "ninguna nota vale la vida". Quedó para la historia la lucha por cubrir la exclusiva que los posicione como el mejor reportero por sobre los demás colegas; hoy se trata de ir y regresar vivo .

Al inicio de la guerra contra el narcotráfico los reporteros lle­gaban antes que las autoridades al lugar de los hechos y en ocasio­nes armaban la nota:

Antes era: "¡un ejecutado! ¡Vamos!" Tratabas de ganarles; tú ser el primero en llegar, o sea, a pesar de que tú llegabas y a veces ni si-

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quiera había policías y estabas con el cuerpo ahí todavía salién­dole humo, y tú no te detenías a pensar si estaba la persona que lo había matado ahí y ya te estaba cachando, o ya te estaba viendo a ver quién llega. Hubo compañeros que llegaban, por ejemplo, les pasaban el pitazo de que "hay diez bolsas negras de basura con cuerpos en tal parte", y había compañeros que llegaban y abrían las bolsas, ¡y grababan! Cuando no se daban cuenta que -bueno sí se daban cuenta , porque no lo hacían inconsciente­mente- alterabas la escena, llenabas de huellas, todo por sacarlo en televisión (PMl).

Aquellas acciones aventuradas también han quedado como anécdota y han dado lugar a un trabajo colaborativo, en el que se cuidan mutuamente como si fuera un solo equipo, incluyendo a los reporteros de El Norte cuya política les prohíbe fraternizar con los periodistas de otros medios:

Ahora no es así. O sea, ahora hay cosas que te repito ya no se cubren, o sea ya no se expone -al menos en mi canal, no sé cómo estarán los demás, pero en mi canal- no se expone la vida de nin­gún reportero, nada se hace a fuerza, nadie te obliga, y allá era "lle­gas porque llegas", o sea "y quiero que llegues primero", y llegas. Ahora es de que "okey, tenemos este escenario -y estás con los demás compañeros- ¿cómo ven?, ¿vamos?, ¿vamos todos?, ¿será seguro?, ¿vamos con la policía?", "Bueno, yo soy amigo del coman­dante fulano, me dice que me espera en tal lugar y que nos acompa­ña". "Ah, bueno". Y vamos todos en caravana. O sea como que ahora hemos aprendido a ser más [ . .. ] inteligentes , tal vez sería la palabra, y no dejarnos llevar por[ ... ] ¡un muerto' O sea ahorita ya un muerto no[ ... ] a nadie sorprende, ni a los niños (PH2).

Durante más de cuatro años, la muerte fue el tópico común de las noticias. Este constante contacto con la cobertura de personas asesinadas con toda saña, los familiarizó con la sangre. Al princi­pio las escenas los impactaban, pero al mismo tiempo, la utilizaban a su favor: armaban las escenas del crimen. Poco a poco, la capa­cidad de sorpresa se vio rebasada por la cotidianidad. Desde su imaginario, parte de la transformación que perciben es que ahora cuentan con más protección de parte de sus jefes en la redacción.

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Yo creo que en eso sí ya cambió, los reporteros somos un poqui­to más conscientes de que no te debes de exponer por cualquier cosa, y creo que también los jefes se han vuelto conscientes, y se han vuelto también r ... ] se han[. .. ] ha habido empatía, más con los reporteros. Se ponen en sus zapatos y luchan porque sea una in­tegridad y que estés seguro (PM3).

En esta percepción de vulnerabilidad, los reporteros han esta­blecido nuevas estrategias y prácticas entre las que se cuentan omitir sus fuentes, no identificar el cártel o banda causante de los hechos violentos, no transmitir los mensajes del narco colocados en la escena, y dar sólo los elementos fácticos de la noticia, sin edi­torializar ni identificar nada que sea accesorio, ni siquiera datos de contexto.

Por ejemplo, en una escena de un crimen, una toma abierta, don­de hay un mensaje del narco, y donde se ve el cuerpo. Por ejemplo acá en el canal está prohibidísimo, es una toma donde, si quieres, que se vea de lejos, y se pone "blur" aunque esté el muerto con la sábana arriba, se pone borroso. Nunca repetimos mensajes porque no somos voceros. De que "no pues en el mensaje decía que se cui­daran del otro cártel porque iba a haber venganza". Nosotros no somos voceros de la delincuencia. Entonces digo, a veces veo en otros canales que todavía se sigue utilizando ese tipo de comuni­cación. En general, ya los reporteros de cualquier periódico, medio o estación de radio, ya sabemos que la vida no vale el llegar rápi­do, o el irte matando, o el exponerte de más (PHl).

Nuevas rutinas para la construcción de la noticia

Los procesos de censura y de autocensura han sido evidentes y se han generado desde la hase organizacional, más que la indi­vidual, lo que sugiere que el miedo y el ámbito de riesgo no se han limitado al nivel de los reporteros y el trabajo de calle:

La empresa para la cual yo trabajo sí estableció criterios que tienen que ver con el peligro que como reporteros corríamos. Todo fue en consenso, nos juntamos reporteros y jefes, decidimos no decir ciertas palabras como "levantón", "sicario", los nombres de los cárteles, no pasar las narcomantas, ni los narcomensajes, incluso

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ni siquiera decir que había un narcomensaje, que había un homici­dio, no advertir, sin confirmar, las balaceras. Lamentablemente hubo una temporada donde decían, nos están reportando una balacera en San Bernabé,1 tengan mucha precaución, ni siquiera sabían si era verdad, porque nos empezaron a tomar la medida, empezaban a hablar los malitos a las redacciones a decir "oye, hay una balacera en Conuy"2 y decías tú , "una balacera en Contry"; las autoridades se movían, se van para acá y ellos pegaban por allá. Indirectamente nosotros empezamos a ayudarles. Y fue un consenso, porque lo hicimos , porque no íbamos a darles publicidad a ellos (PV4).

Las condiciones del traslado para la cobertura de la nota son al­go que sí se ha modificado, las precauciones que ahora se deben tomar tienen que ver con el acercamiento paulalino del reporte­ro al perímetro y el monitoreo con fuentes confiables y contactos policiacos sobre cómo está la zona y si se considera factible lle­gar para realizar el enlace y cubrir la nota. En la percepción de los periodistas, el nivel de riesgo y peligrosidad en su trabajo se incre­mentó paulatinamente en los últimos cinco años, las probabilidades de ser víctima dti la violencia en la ciudad y en la región se hicieron patehtes. Esto n6 sólo modificó muchas de sus rutinas de trabajo, sino también la forma en que se debe salir a la calle para cubrir la nota. Concretamente, se les solicitó incorporar a su vestimenta, el uso de chalecos blindados como parte de su equipo diario de tra­bajo y mantener una serie de precauciones al momento de redac­tar la nota sobre narcotráfico:

Es muy diferente, porque tienes que escribir en la nota roja tienes que escribir siempre con pinzas. Porque la persona está matada o atropellada, o mataron a alguien en un atropello, en un accidente, pues tienes que escribir siempre con cierta delicadeza, veracidad. Bue­no, no digo que en otras secciones no escriban con veracidad, pero con el narcotráfico puede existir la amenaza -que gracias a Dios no se ha dado en mi persona-, escribir algo que leerá el sicario, el lugarteniente, es algo que incluso a la hora , no tanto de escribir,

1 San Bernabé es una colonia ubicada en la zona norponiente de la ciudad de Monterrey.

2 Contry es un sector ele clase media ubicado en la zona sur ele la ciudad de Monterrey.

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a la hora de decirlo al aire como salimos en televisión, tienes ahora que com;ignar nada más el hecho, así el hecho en sí y se acabó, no decir Zetas, Golfo, Sinaloa. Hace seis años atrás poníamos: "el gru­po de los Zetas asesinó a este; llegó el Cártel del Golfo[ ... )". Nunca, gracias a Dios, nunca nos pasó nada. Pero la nota del narcotráfico es diferente, y más hoy en día (PH5).

En el caso específico de los equipos de seguridad, se consideró como necesario que cada reportero utilizara un chaleco antibalas para salir a cubrir las notas. Esta situación modificó la percepción sobre el riesgo que ahora corrían los reporteros, aunque también al­teró la percepción sobre el respaldo y apoyo que ellos ahora per­cibían de sus jefes, quienes parecían preocuparse genuinamente por la integridad física de cada uno. Visualizarse como una especie de corresponsales de guerra no conmovió a varios de ellos. Fue complicado caracterizar la ciudad en la que nacieron y crecieron co­mo una ciudad en guerra, una ciudad sin ley, como tierra de nadie, en donde todo y cualquier cosa puede ocurrir, donde el Estado y las leyes parecen ser temas de clase para niños en edad escolar, algo del pasado; un pasado que se antoja remoto y lejano.

Eso recrudeció, yo creo, que hace unos cinco años, de cinco años para acá que fue mi última etapa en Multimedios. Los últimos dos años que yo estuve ahí fueron completamente estresantes. ¿Por qué?, porque nos dijeron: "¿Saben qué? Van a tener que reportear con chalecos antihalas". ¿Cómo? O sea ¿qué seguridad le vas a dar a la gente? Si yo salgo en la tele con chaleco antibalas, ¿qué voy a de­cirle al espectador? Yo que estoy en mi casa: a ver ¿quiere decir que si voy a donde está el reportero me voy a poner[. .. )? O sea, ¡por Dios! , no estamos en la guerra mundial , no te estoy hablando de que esté en Kosovo, no te estoy hablando[ . . . ) ¡estoy aquí en la colonia Independencia! Nosotros hablamos con los jefes y a noso­tros nunca nos pusieron chalecos antibalas, pero a los compañeros de Televisa sí. Ellos reporteaban con chalecos antibalas, los traían en el coche, y para bajarse -así fueran a hacer una nota o lo que sea-, tenían que ponerse un chaleco antibalas. Y hay fotos de mis compañeros con <;U chaleco (PMl).

La reflexión y duda de la periodista (PMl) cuando se cuestiona a sí misma "qué va a pensar el público y la audiencia si yo salgo

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en la tele con chaleco antibalas", parece alinearse más a la preocu­pación sobre el mensaje que se emite, desde la figura y apariencia del reportero o periodista que transmite la nota, que a la impor­tancia de la propia nota o a su contenido. La preocupación del periodista se hace presente, cuidando más la forma -la cual emi­te un mensaje particular- antes que el contenido, en su propia percepción.

Hay reporteros o hay compañeros que dependiendo el turno que tengas o la asignación que tengan, por ahí hay compañeros que in­clusive no tienen una agenda muy bien definida , por ejemplo el ámbito policiaco, pues no sabemos en qué momento va a ocurrir un percance; si se va a registrar un homicidio, o va a haber una ex­plosión, nunca sabemos eso, eso nunca se puede agendar, pero hay otros puntos que sí se pueden agendar, por ejemplo el segui­miento de alguna investigación, el curso de un procedimiento, un juicio penal, o algún caso que se maneja también dentro de la nota policiaca, son los seguimientos que se refieren más que nada al aspecto humano, a la situación colateral, que se pueda registrar a raíz de un hecho violento o un hecho lamentable (PH3).

Esta misma visión particular está vinculada al margen o nivel de autonomía e independencia entre él o ella como productor de la noticia, la intencionalidad original a la hora de concebir la forma o diseño en la construcción, y el resultado final, como producto o noticia; tiene que ver incluso con la particular situación de la asignación o la fuente de la cual se hacen cargo. En no pocas oca­siones el riesgo de perder la vida llega de una manera inesperada para un reportero, en el transcurso de un día aparentemente nor­mal y bajo la secuencia de un recorrido de rutina.

Hace unos cinco años o menos, nos desplazábamos hacia Guada­lupe. En aquella parte había una balacera. Nos llevó 30 minutos llegar, eran como las cinco de la tarde, llegamos y al dar en la bo­cacalle, en la esquina observamos un 2mbulancia ele la Cruz Roja , pero los paramédicos estaban arriba de la unidad , no se habían movido. Nos hicieron una señal de "cuatro", de que no nos acerque­mos. La misma gente, los vecinos, nos decían "son federal es, son federales", al parecer se escuchaban detonaciones, al escuchar en mi canal: "son federales", nosotros como que dijimos, "¡ah!, entonces

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no hay tanto problema, son una autoridad la que está ahi hacién­dose presente". Nosotros llegamos y al dar la vuelta a la calle iban unas personas, dos o tres hombres llevando a rastras a un herido, una persona balea da. Estábamos a diez metros de ellos cuando llega­mos, entonces dijimos: ''no, pues es una balacera, con federales, están deteniendo a una persona y lo suben a una camioneta". No sé por qué, como por instinto en busca de la nota, avanzamos atrás de la camioneta en donde llevan a la persona cargada y atrás de nosotros se incorpora un vehículo en medio pero ningún vehículo era ofi­cial, uno los identifica o los identificaba en aquel tiempo. Les digo: "compañeros: ¿saben qué?, estas personas no son federales , ¡son delincuentes y vamos en medio del convoy! , ¿sabes qué?, vamos a movernos de aquí, déjalos que se vayan". Adelante, una patrulla municipal atravesada comple tamente en la calle, pero permi­tió que el convoy saliera y se vuelve a atravesar para que los carros que venían más atrás ya no pasaran. Y se fueron los pelados, y ya después se sabría que a esa persona se le había encontrado eje­cutada (PH3).

La percepción de riesgo asumido y del riesgo controlado en las actividades del reportero son ahora drásticamente diferentes. La sensación de vulnerabilidad está ahora presente en el constructor de la noticia, tal vez, incluso, con una vulnerabilidad mayor a la del ciudadano promedio, ya que por el tipo de actividades y asigna­ciones, el reportero va a buscar la nota, se aproxima al lugar de los hechos .

Cuando cubres o preparas una nota que tiene que ver con el narcotráfico tienes que cuidar mucho la información que vas a dar. Porque no sabes tú con quién te vas a topar ahí adelante. Si es un secuestro, si es un levantón, o sea [ ... ] yo procuro no decir [ . .. ] a lo me jor sí sé yo quié n se lo llevó, por ejemplo, por decir, un cártel de la droga. A mí me dicen: "se lo llevó tal, se lo llevaron los de tal lado. Fueron tantos así y así". Bueno, yo sé, pero yo no te lo 1:xmgo en la nota. O sea, yo no te lo pongo en la nota porque aho­rita el tiempo, los tiempos ahorita, este, porque de un lado o de otra, o uno se va a enojar, el otro también. Entonces, este, yo no me arriesgo, sea, yo no digo quién se lo llevó. Yo nada más digo "fue un plagio, fueron desconocidos". Entonces analizas más la informa­ción. O sea, sí das el hecho, pero no das más detalles (PHl) .

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La forma en que realice su trabajo y el tipo de registro y publi­cación que genere cada reportero, cada periodista , incrementará o disminuirá sustancialmente el nivel de riesgo para él o ella y para su familia, debido precisamente al señalamiento particular como la fuente y el origen de la publicación o de la nota.

Definitivamente el clima de inseguridad y de violencia sí me ha afectado en mi trabajo. Yo creo que eso ha sido lo principal; por ejemplo, yo siempre me veía y soñaba con ejercer esta profesión, me siento bendecido, o sea la verdad yo no he amasado ni mu­cho menos dinero, ni riqueza material , nada , pero me siento de al­guna manera bendecido, pero también nunca me imaginé que con el paso de los años, que los mismos gajes del oficio en algún mo­mento te hicieran inclusive dudar si seguir en esto o no. Yo soy una de las personas que en algún momento ha dudado en seguir y he pensado en buscar otra cosa, ¿por qué? Porque tengo una familia y hay riesgo y todo (PH3).

LAS REDES SOCIALES PARA INFORMAR SOBRE LA VIOLENCIA

Con el incremento de la violencia y el temor de los ciudadanos por circular libremente en las calles o cubrir sus rutinas diarias, las redes sociales se convirtieron en un elemento de protección y de información de primera mano. Usuarios como @CiudaDanaMtySur, @escuadronvial, @multimedios, entre otros, se convirtieron en una consulta obligada para quienes deseaban salir a la calle, a fin de evi­tar las calles en donde se suscitaban balaceras, bloqueos, asaltos y demás hechos de violencia. @CiudaDanaMtySur una de las cuen­tas civiles más activas durante 2010, 2011, 2012 y 2013 redujo su participación durante 2014, en coincidencia con los asesinatos de las tuiteras en Nuevo Laredo y en Reynosa.

REFLEXIONES

Este cambio en el contexto de trabajo para los reporteros de la nota policiaca en la Zona Metropolitana de Monterrey ha generado una modificación en las prácticas y rutinas periodísticas y en con-

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secuencia en la construcción de la noticia. El trabajo -antaño individualista y casi egocéntrico-- hoy se observa con una mayor tendencia a la organización dentro de un colectivo que busca es­trategias asertivas para la preservación de su integridad física, aunque ello represente dejar de lado la otrora presea de ganar una exclusiva. Esto parece estar presente no sólo en los reporteros de calle, sino también en la estructura jerárquica dentro de los cana­les de televisión y los periódicos: mesa de asignaciones, editores, jefes de redacción, etc., lo que lleva a pensar en la transferencia o permeabilidad de un contexto de trabajo percibido como altamente vulnerable, el cual no impide el ejercicio periodístico, pero lo cir­cunscribe en nuevos formatos y esquemas de autoprotección que incluyen la autocensura, como ha sido evidente en el trabajo des­crito anteriormente.

La labor del reportero en nuestros tiempos violentos se conci­be como de gran importancia, aunque se debate en un devaneo entre una figura quimérica que concibe su trabajo como de alta repercusión para un balance final entre el bien y el mal, consideran­do protagónico su rol ante un posible cambio para lograr mejo­res condiciones y restablecer un equilibrio entre las fuerzas -antes entre los gobernantes y sus gobernados-, ahora entre los delin­cuentes y sus víctimas. Lo novedoso es que el reportero, el perio­dista y el editor se han sumado a la lista de víctimas, lo que hace pensar en la necesidad de rescatar nuevamente los lineamientos de objetividad en su actuación y desempeño. Este pensamiento mi­sional y esta postura redentora en los reporteros se genera en la dimensión de lo abstracto, en el discurso que profesa y que le permite establecer en el presente una identidad profesional y man­tenerse dentro del área procurando destacar entre sus competido­res, a pesar de las condiciones. La labor del reportero es concebida en un debate del pensamiento romántico, asumiendo que tiene y mantiene un compromiso social en el que el producto de su tra­bajo irrumpe entre la injusticia y la impunidad, y proporciona res­paldo a la ecuación que busca el equilibrio.

En tanto esta situación prevalezca, el ejercicio de la libertad de expresión se mantiene como rehén de la violencia y del crimen organizado, mientras los reporteros que cubren la nota roja estable­cen formatos de registro anónimo para sus fuentes en sus teléfonos

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celulares, temiendo que llegue a caer en manos de un miembro de la delincuencia organizada y se llegue a pensar que se encuentran coludidos con algún cártel, con el ejército, o con la policía, cuando en otras épocas eso era un galardón para un buen periodista: presumir la agenda con una lista de teléfonos privados y perso­nales de la mayor cantidad de fuentes.

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