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Un líder conforme

al corazón de

Dios.

Lección cuatro: SIN NINGUNA OTRA CLASE DE IMPERFECCIÓN

Liderazgo cristiano 1

SIN NINGUNA OTRA CLASE DE IMPERFECCIÓN

INTRODUCCIÓN:

Vencer el mal con el bien es la parte más sublime e importante de nuestro crecimiento en el

conocimiento de Dios.

Vivir vidas dignas del Señor agradándole en TODO. Lograr este nivel de vida nos permite disfrutar de la buena vida que Dios tiene a disposición de todos los que creen en Jesucristo. Esta buena vida está asociada con una hermosa aventura de fe.

Alcanzar este sublime nivel está asociado con crecer en el conocimiento de Dios. En la medida en que maduramos en nuestra relación con Dios descubrimos que él es Bueno y su voluntad para con nosotros es buena, agradable y perfecta.

Crecer en el conocimiento de Dios nos permite vencer el mal con el bien. Este es el «pináculo» de la revelación

divina. El «bien» no es un espejismo que se persigue sino una realidad tangible que podemos alcanzar.

Disfrutar de esta aventura de fe nos permite como cristianos alcanzar lo extraordinario.

Un líder conforme al corazón de Dios - Lecc. 4:


UN LÍDER CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS:

Es una persona dispuesta vencer el mal con el bien. Jesucristo nos limpia pero nos toca a nosotros mantenernos

limpio. Limpieza esta asociada con reflejar la luz de Cristo.

La madurez espiritual nos permite alcanzar el máximo

resplandor. La luz no proviene de nosotros sino que la

reflejamos.

En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios

«cosechamos la santidad». Esta cosecha requiere de dos

«partes» para que sea efectiva (Romanos 6:22).

Primera parte:

Segunda parte:

Librarnos del pecado.

Ponernos al servicio de Dios.



Vencer el mal con el bien requiere cuatro atributos. La Biblia lo resume como brillante, sin mancha, sin arrugas y sin ninguna otra imperfección. Estas cualidades las desarrollamos en la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios.

Uno: Brillante. Refleja la luz de Cristo. Frutos del Espíritu.

a. Bondadoso.

b. Justicia.

c. Verdad.

Dos: Sin mancha. Es igual a Creer.La mancha esta asociad a pecado. El pecado está asociado con desobedecer la Palabra de Dios.

Tres: Sin arrugas. Es igual a Confiar. Estamos hablando de una persona dispuesta a confiar en Dios. Las arrugas espirituales están asociadas con la desconfianza.

Cuatro: Sin ninguna otra clase de imperfección. Es igual a obedecer. Estamos hablando de una persona

dispuesta a obedecer a Dios en TODO.



¿Ser bueno o activar el poder de Dios? No hacemos el bien para que nos llamen bueno sino para activar el glorioso e infinito poder de Dios. El poder proviene de Dios pero se manifiesta a través de nosotros. De la misma manera que un espejo refleja la luz nosotros reflejamos a Jesucristo. Somos como un espejo biológico que refleja la luz que procede de Dios. La Biblia nos dice ¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! (Isaías 6:1). Reflejar la gloria de Dios es reflejar su poder.

Hacer lo bueno, nos identifica con la luz y hacer lo malo, con las tinieblas. «Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz. El fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad» (ver Efesios 5:8-10).

Nuestro Señor y Dios es el padre celestial de donde todo lo bueno y perfecto desciende a nosotros. «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación» (Santiago 1:17).

. De Dios

proviene el bien y el mal es ausencia de bien



Una iglesia sin ninguna otra clase de imperfección. En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios, un cambio ocurre, en nuestro ser interior. Nuestra naturaleza carnal comienza a menguar y nuestra naturaleza espiritual comienza a brillar. En la medida en que nos mantenemos limpio reflejamos en nuestra vida la bondad, justicia y verdad de nuestro Creador. El concepto de mantenernos limpio espiritualmente implica obedecer a Dios sin cuestionar. Una iglesia que obedece a Dios en todo es una iglesia sin ninguna otra clase de imperfección.

El mal es ausencia del bien. Logramos vivir vidas dignas del Señor, agradándole en TODO, cuando logramos vencer el mal con el bien. Las batallas más sangrientas entre el bien y el mal ocurre en nuestra mente. No estamos hablando de un encuentro esporádico

sino una batalla constante contra el mal. Nuestro compromiso, de no darnos por vencido en hacer el bien, nos permite vencer el mal con el bien. Esta victoria nos conecta con el poder transformador de Dios. La Biblia nos dice: «Porque el reino de Dios no es cuestión de

palabras sino de poder» (1Corintios 4:20).



El bien consiste en hacer la voluntad de Dios. No te dejes engañar, tú no defines el bien, ese derecho solo le pertenece a Dios. Él ha declarado que hacer el bien consiste de tres cosas: Practicar la justicia, amar la misericordia y humillarnos ante Dios (Miqueas 6:8). Conocer el bien e ignorarlo nos es perjudicial. La Biblia nos dice: «Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado» (Santiago 4:17). La Biblia nos prepara y capacita para toda buena obra (ver Timoteo 3:17).

La obediencia a Dios, combinada con la bondad, justicia y verdad: hacen de todo «hijo de la luz», un serio peligro para los planes del infierno. Alcanzar el nivel de «hijo de luz» nos cualifica para ser creyente sin ninguna otra clase de imperfección.

Bondadoso. Una persona bondadosa ama la justicia.

Justicia. Una persona justa practica la justicia.

Verdad. Una persona que dice la verdad vive en justicia. «Pues el Señor es justo y ama la justicia; los íntegros verán su rostro» (Salmos 11:7). Nos conviene vivir en justicia. «Pues el Señor ama la justicia y nunca abandonará a los justos. Los mantendrá a salvo

para siempre, pero los hijos de los perversos morirán» (Salmos 37:28).

Resumen: Las tres características de un «hijo de luz».

Primer atributo:

Segundo atributo:

Tercer atributo:



¿Qué define a una persona madura en la fe? No la define los años que tenga en la iglesia sino el compromiso de crecer en el conocimiento de Dios. Este crecimiento está relacionado con nuestra integridad y rectitud. Un cristiano íntegro y recto, vencer con facilidad, el mal con el bien.

La rectitud y la justicia» son el cimiento del trono de Dios. El amor inagotable de Dios y Su verdad van como séquito delante de Él (ver Salmos 89:14). La rectitud define a todo hijo de la luz. En él converge la justicia, el amor inagotable (bondad) y la verdad. Sin «integridad y rectitud», no podemos agradar a Dios. «Sean mi protección la integridad y la rectitud, porque en ti he puesto mi esperanza» (Salmos 25:21).

Dios se complace con los íntegros y rectos. Ellos están comprometidos, con hacer las buenas obras, que Dios dispuso de antemano. Dispuesto a vencer el mal con el bien. Capacitado para demostrar que en Jesucristo son

más que vencedores. Preparados para vivir como hijo de luz. La combinación de estos cuatro criterios producen cristianos íntegros y rectos.



Crecer en el conocimiento de Dios. No es tarea fácil pero tampoco es imposible. Este crecimiento es un proceso que requiere tiempo, esfuerzo, paciencia y determinación. No estamos hablando de religiosidad sino una relación personal con nuestro creador a través de Su hijo Jesucristo. La meta de todo líder conforme con el corazón de Dios, es ser encontrado «irreprochable», para cuando Jesucristo regrese a nuestro planeta Tierra.

El apóstol Pablo nos lo confirma: «Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel, y así lo hará»

(1 Tesalonicenses 5:23-24).

En la medida, en que nos acercamos a la meta en la carrera de la fe, maduramos espiritualmente. El acercarnos a la meta nos permite agradarle en TODO.

Pablo nos da, diez consejos que nos ayudan, a ser cristianos irreprochable ante Dios.



Diez consejos:

Ocho:

Respeten a los líderes de la iglesia. (5:12-13).

Amonesten a los perezosos. Estimulen a los desanimados, ayuden a los débiles y sean pacientes con todos (5:14).

Motive hacer el bien. Esfuércense siempre por hacer el bien (5:15).

Muestre el gozo del Señor. Estén siempre alegres (5:16).

Oren en TODO momento. Oren sin cesar (5:17).

Ser agradecido en toda situación y circunstancia (5:18)

No apaguen el espiritu (No lo entristescan al E.S.) (5:19)

Valoricen la profesias (5:20).

Sometan todo a prueba, aferrense a lo bueno (5:21).

Alejense de toda clase de mal (5:21)

Que nos ayudan, a ser cristianos irreprochable ante Dios (1 Tes. 5:12-4122).

Uno:

Dos:

Tres:

Cuatro:

Cinco:

Seis:

Siete:

Nueve:

Diez:



EL CRISTIANO IRREPROCHABLE ES ÍNTEGRO Y RECTO

Nuestra realidad.

¡No te dejes engañar!

Tienes que combinar el cheque con el banco para que asumas tu identidad

de millonario.

En Jesucristo, todos nosotros los que hemos creído en Él, somos más que vencedores. El tiene toda autoridad en la tierra y el cielo. «Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra» (Mateo 28:18). Ante el nombre de Jesucristo, se han de postrar (arrodillar) toda la creación, tanto en el plano físico como espiritual. «Para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra» (Filipense 2:10). No hay duda que la autoridad y poder de Jesucristo, preocupa a Satanás pero lo que le hace temblar, es el potencia que existe en cada cristiano de «activar» el glorioso poder de Dios. Jesucristo nos dijo: «Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre» (Juan 14:12).

El gran problema de hoy día, es que muchos cristianos engañados por Satanás, se conforman con creer en Jesucristo. Conformarte con creer en Jesus es como tener un cheque por un millón de dólares y nunca ir al banco para cambiarlo. En teoría eres millonario

pero en realidad solo tienes el potencia de ser millonario.



Más que vencedor. En nuestro ejemplo el cheque representa «creer» en Jesucristo. El banco está representado por confiar en Dios y obedecerle. Me refiero a confiar sin dudar y obedecerle sin cuestionar. Cuando un creyente en Jesucristo combina creer, confiar y obedecer, se transforma en un multimillonario espiritual. En las cosas espirituales, todo cristiano tiene el potencial, de ser más que vencedor si se atreve a creer, confiar y obedecer a Dios.

No importa cuántas personas usted lleve a los caminos de Dios, No importa cuán grande sea su fe, si no hay integridad y rectitud en su vida, es imposible agradar a Dios en TODO. Los que son íntegros y recto confían en Dios y le obedecen. Los que asi lo hacen pueden perseverar con paciencia en toda situación dando gracias con alegría al Padre (ver Colosenses 1:11b-12a).

Hemos sido creados por Dios en Jesucristo para buenas obras (ver Efesios 2:10). Vivir de manera digna del Señor, agradándole en TODO, requiere de nosotros que seamos íntegros y recto delante de Dios. Ahora

bien si además de creer, confiar y obedecer asume su no tan solo hará lo que Cristo hizo, sino que lo hará

más grande.

Sin integridad y rectitud no se puede agradar a Dios.

«Nueva naturaleza»



Los cuatro criterios, que componen la, de todo

cristiano irreprochable.

NUEVA NATURALEZA



Uno:

Dos:

Tres:

Cuatro:

Su identidad como cristiano está bien definida.

Su propósito como cristiano está fundamentado en la Palabra.

No se amoldan al mundo actual, sino que son transformados mediante la renovación de su

mente.

Comprometido a mostrar, los frutos propios, de todo hijo de luz.



UNO: Asumir nuestra identidad como cristiano. Todo creyente que asume su identidad como cristiano tiene el potencial de alcanzar lo extraordinario. Su identidad está relacionada con el bien. Todos nosotros los seres humanos somos de Dios porque somos parte de la creación pero un selecto grupo se identifica como de Dios (hijos). Somos criaturas porque ahora somos hijos. Este selecto grupo, no es producto de la casualidad sino es parte de un maravilloso plan, diseñado desde la eternidad.

Toda buena obra se compone de dos elementos. Número uno las obras en sí y numero dos los que ejecutan las obras. La lógica nos dice que primero debemos crear, a los que ejecutan las buenas obras (cristianos), para luego a través de ellos hacer las buenas obras. Es aquí donde Dios se diferencia de nosotros los seres humanos. Él

en su infinita e inagotable sabiduría dispuso de antemano las buenas obras, para luego de que seamos creados en Jesucristo, las pongamos en prácticas. La Biblia nos dice: «Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús

para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica» (Efesios 2:10).

creaturas

criaturas

Nuestra identidad como cristiano es hacer el bien.



DOS: Asumir nuestro propósito como cristiano. Consiste vencer el mal con el bien. El libro de Gálatas lo resume: No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. « El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe» (Galatas 6:7-10).

El libro de Romanos define nuestro propósito como cristiano. Pablo nos dice: «No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien« (Romanos 12:21). Nuestro propósito en

la vida es vencer el mal con el bien. La Biblia nos dice: «Busquen el bien y no el mal, y vivirán; y así estará con ustedes el Señor Dios Todopoderoso, tal como ustedes lo afirman» (Amós 5:14).

Nuestro proposito como cristiano es vencer el mal con el bien.



TRES: No amoldarnos al mundo actual (Romanos 12:2a). Seamos transformados mediante la renovación de nuestra mente. Es en nuestra mente donde Satanás efectua sus mas volentos ataques. La Biblia nos invita llevar cautivo todo pensamiento a Jesucristo. «Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo» (2Corintios 10:5).La renovación de nuestra mente requiere que crecemos en el conocimiento de Dios. Requisito indispensable si en verdad deseamos descubrir que la voluntad de Dios para con nosotros es buena, agradable y perfecta.

La locura de la cruz. Sobre ella la Biblia nos dice: «Me explico: El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el

poder de Dios» (1 Corintios 1:18). La locura de la cruz nos permite un cambio de actitud. Este cambio nos permite alcanzar nuevas altitudes en nuestra relación con Dios. No nos amoldemos al mundo actual porque en realidad la

locura de Dios es mas sabia que la sabiduría humana y la debilidad de Dios es mas fuerte que la fuerza humana (ver 1Corintios 1:25).



CUATRO: Comprometido a mostrar, los frutos propios, de todo hijo de luz. Gracias a Jesucristo, todo cristiano recibe automáticamente, el regalo de la salvación. Alcanzar la vida extraordinaria, que Dios nos ofrece, requiere nuestro esfuerzo. Un proceso relacionado con asumir nuestra responsabilidad como hijo de luz.

Exhibir los frutos, de hijo de luz, está asociado con la crecer en el conocimiento de Dios. Alcanzar la vida extraordinaria, que Dios nos ofrece, requiere convinar la perseverancia con la paciencia. En cierta manera, todos los cristianos perseveran, pero no todos lo hacen con paciencia. La paciencia está relacionada con la meta y la vida extraordinaria.

Lo importante en la carrera de la fe no es como empezamos sino como la terminamos. «Vale más el fin de algo que su

principio. Vale más la paciencia que la arrogancia» (Eclesiastés 7:8). Sin paciencia es imposible acercarnos a la meta, porque la falta de ella, nos hace dar por vencido. Perseverar con paciencia en toda situación nos

permite ser bondadoso, actuar con justicia y caminar en la verdad.



DIFERENCIA ENTRE CREYENTE Y DISCÍPULO.

Primer principio: .

Si en verdad queremos vivir vidas dignas del Señor agradándole en TODO debemos perseverar con paciencia en nuestro compromiso de «crecer en el conocimiento de Dios. No estoy hablando de religiosidad sino de una relación personal con Jesucristo».

Todo cristiano persevera pero no todos perseveran con paciencia, agradecimiento y alegría. En esto consiste la gran diferencia entre un creyente y un discípulo. El creyente persevera pero el discípulo lo hace con paciencia. No tan solo persevera con paciencia en toda situación sino que lo hace con agradecimiento

y alegría. Cinco principios que nos permiten alcanzar la vida extraordinaria que Dios nos ofrece. Estamos hablando de perseverar, paciencia, determinación, agradecimiento y alegría.

Es la fuerza interior, que nos motiva a no darnos por vencido, en nuestro compromiso de alcanzar la meta.

La Perseverancia



Segundo principio: Paciencia.

La gran mayoría de las veces, la bendición asociada con la obediencia, no se manifiesta de inmediato.

Ella nos protege de perder nuestra confianza que tiene gran «premio». La paciencia es necesaria. La Biblia nos dice: «No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa» (Hebreos 10:35-36 RVR60). En las cosas de Dios, hacer las cosas por fe, tiene más valor que hacerla por la lógica. Hacer la voluntad de Dios requiere confiar plenamente en Él.

Es aquí donde es importante no perder nuestra confianza en el Señor. La paciencia nos ayuda a mantener nuestra confianza en Dios. Hacer lo correcto

delante de Dios nos garantiza la recompensa en el cielo, pero nuestra paciencia nos asegura el acceso, a nuestra recompensa

aquí en la Tierra. La paciencia nos permite perseverar, y los que así lo hacen, no se dan por vencido con facilidad.

¡Ánimo! «No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por

vencidos» (Gálatas 6:9).



Tercer principio:

Cuarto principio: .

Qinto principio: .

Determinación.

Agradecimiento

Alegría

Es un compromiso de nuestra parte que nos impulsa a continuar hacia la meta. Este compromiso está asociada con nuestra fe. La determinación, es la osadía de apoderarnos de la promesa divina, a pesar de lo que diga nuestra lógica.

Un distintivo clave en la vida de todo cristiano, comprometido con alcanzar, lo extraordinario. «Debemos dar gracias a Dios en toda situación, porque esta es Su voluntad para ustedes en Cristo Jesús» (ver 1 Tesalonicenses 5:18). Ser agradecido nos permite recordar que Dios está en TODO y actúa mediante Todo (ver Efesio 4:5-6).

Un poderoso atributo presente en todo los que creer en Jesucristo, confían en Él sin dudar y le

obedecen sin cuestionar. La Biblia nos invita a estar siempre alegres (ver 1 Tes. 5:16). Tanto el agradecimiento como la alegría no la determina nuestra circunstancia, sino el

conocimiento, de saber que Dios es bueno. Él no va a permitir que nada malo venga a nuestra vida que Él no

esté dispuesto s duplicar en bendición (ver Job 2:10).



CAMBIO DE ACTITUD. Nuestra bendiciones en el cielo están garantizada por Jesucristo pero nuestras bendiciones en la tierra están condicionadas por nuestras actitudes. Muchos psicólogos identifican las actitudes como «inclinaciones o tendencias» que nos impulsan a actuar de cierta manera. Estas actitudes, afectan nuestra manera de pensar, y estas a su vez nuestra conducta.

Una actitud negativa produces conducta negativa, mientras que una actitud positiva, produce conducta positiva. «Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él» (Proverbios 23:7a RVR60). Nuestros pensamientos nos identifican. Una persona convencida de que Dios es bueno se apodera de Su Paz. ¡Cancela las angustia! En medio de la

dificultad es agradecido y muestra alegría porque en Dios persevera. «Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo

pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado» (Isaías 26:3).

Un cambio de en nuestra relación con Dios nos permite alcanzar nuevas en nuestro caminar con el Señor.

actitudaltitudes



Cambio en nuestra manera de pensar. Nuestras «actitudes» son adquiridas durante nuestro desarrollo y son difíciles de cambiar. La Biblia nos recomienda ser renovados en la actitud de nuestra mente (ver Gálatas 4:23). Gracias a Jesucristo, estamos libre, de nuestra naturaleza pecaminosa. Éramos esclavo de ella y no podíamos hacer nada para escapar de sus garras. Cambiar de actitudes requiere violencia mental y la manera mas segura de lograrlo es sometiendonos a Jesucristo (ver Santiago 4:7a). ¡Él manda y nosotros obedecemos!

Nueva naturaleza. Somos libres para despojarnos de la vieja naturaleza y ponernos el ropaje de la nueva naturaleza que nos permite vivir vidas dignas del Señor, agradándole en TODO. La

Biblia nos dice: «Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja

naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y

en verdadera justicia y santidad» (Efesios 4:22-24).

ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios,



Nuestras actitudes están asociadas con nuestra conducta. Una persona ante la presencia reiterada de determinados «estímulos» aprende a responder a ella. Esta respuesta la llamamos conducta.

«Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo:—Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos» (Juan 8:31). El mantenernos fieles a Jesucristo requiere un cambio de actitud y conducta.

Ahora que conocemos a Cristo todo cambia. La búsqueda de nuestra felicidad, está relacionada con obedecer a

Dios y no, a nuestra carne. Todo cambio de conducta, de nuestra parte, comienza en nuestra mente. La Biblia nos dice: «Y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo» (ver 2 Corintios 10:5B).

Ante de conocer a Cristo, nuestra conducta la determinaba la circunstancia ahora que tenemos a Cristo nuestra conducta debe estar modificada con la Palabra.

Muchas veces debemos recurrir a la violencia espiritual para

someter nuestros pensamientos a Cristo.

Cambio de actitud:



Ser hijo de luz requiere un cambio de actitud y conducta. Este cambio, está relacionado con el proceso de crecer en el conocimiento de Dios. La Biblia compara este proceso con cambiar de ropa. Pablo habla de desvestirnos de la vieja naturaleza y vestirnos de la nueva. Este cambio de conducta requiere «someter» nuestros pensamientos a Jesucristo y esto requiere violencia espiritual.

(Mateo 11:12).

Actitud y conducta. Sin ese cambio nuestra bondad será fingida, nuestra justicia comprometida y nuestra verdad a media. Ahora como hijos de luz debemos caminar en la esperanza. No podemos vivir con pensamientos frívolos como los que conocen a Dios. La Biblia nos dice: «Así que les digo esto y les insisto en el Señor: no vivan más con pensamientos frívolos como los paganos. A causa de la ignorancia

que los domina y por la dureza de su corazón, éstos tienen oscurecido el entendimiento y están alejados de la vida que proviene de Dios» (Efesios 4:17-18). Disfrutar de los beneficios, de ser hijos de la luz, requiere «conectarnos» a nuestro Creador«. Esto se logra, en la medida en que

«crecemos en el conocimiento de nuestro Dios».

«Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan»

Este crecimiento nos permite ponernos el ropaje de la nueva naturaleza que proviene de Dios.

NO



Verdadera justicia y santidad. La Biblia nos dice: No olvides, somos creados a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad. La Biblia nos invita, a ponernos el ropaje, de la nueva naturaleza,

en . El ponernos ese ropaje requiere que dejemos la mentira y

hablemos cada uno a nuestro prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo. (ver Efesios 4:24-25).

La verdad absoluta está fundamentada en la Palabra de Dios. Tanto la justicia como la santidad, tienen en común, la «verdad». La Palabra de Dios es el fundamento de la justicia y la santidad. Ella establece la ley y desobedecerla da

entrada, al pecado. El no cumplir con lo que la Palabra nos pide (pecado) nos separa de Dios. Mientras más violamos la ley, mas pecamos, y más alejado de Dios nos encontramos. Antes de Cristo, el cumplir los mandamientos de la Palabra, nos justificaba ante Dios. Todo cambio con Jesucristo, ahora la fe en Él, nos justifica ante Dios. Somos salvos

gracias a la locura del evangelio (ver 1Corintios 1:18).

creada a imagen de Dios, verdadera justicia y santidad



La Palabra vs. Nuestra naturaleza pecaminosa.

Sacrificio por nuestros pecados.

La Biblia nos dice que no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús. Gracias a Él, la ley del Espíritu que da vida nos liberó de la ley que trae pecado y muerte. La Palabra de Dios es poderosa. Dios uso la Palabra para crear todo lo que se ve y no se ve.

(Ver Romanos 8:1).

Lo que la ley (La Palabra) no pudo hacer contra nuestra naturaleza humana, lo hizo Jesucristo. Él envió a su Hijo, en condición semejante a nuestra condición de pecadores. Nuestro Señor y Salvador, vivió con la misma vida,

con la que todo ser humano peca pero Él no pecó. Dios envió a su propio Hijo. en un cuerpo como el que nosotros. los pecadores tenemos. Dios declaró el fin del dominio que el pecado tenía sobre nosotros mediante la entrega de su Hijo como sacrificio por nuestros

pecados (Ver Romanos 8:2-3).

El enorme poder de la Palabra, fue anulado, por nuestra naturaleza pecaminosa

Es Dios quien nos justifica por medio de Jesucristo.



Las justas demanda de la ley se cumplen en Jesucristo. Todo esto, lo hizo Dios para que pudiéramos vivir, aprobados tal como exige la ley. Desobedecer la Palabra de Dios es sinónimo de pecado. Antes estábamos esclavizado al pecado. Este nos hacia desobedecer la Palabra. Gracias a Jesucristo ya no estamos esclavizado al pecado. ¡Somos libres! Aunque muchos siendo libres de su naturaleza pecaminosa se dejan controlar por ella. Ellos «están» en Cristo pero no «son» de Cristo. En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios hay una transformación en nuestro ser interior. Dejamos de ser creyentes para transformarnos en disípulos. Esto implica que nos hemos despojado de nuestra vieja naturaleza y nos hemos vestido de la nueva. A hora

«Somos» de Cristo. Con su ayuda hemos crucificado nuestra naturaleza pecaminosa con sus paciones y deseos (Gálatas 5:24).

Todo esto lo hizo Dios para que pudiéramos vivir aprobados tal como exige la ley. Ya no vivimos de acuerdo a la naturaleza humana, sino que vivimos de acuerdo al Espíritu (Ver Romanos 8:4). Ya no vivimos como

los que «Están» en Cristo sino como los que «Son» de Cristo.



Dios tiene un maravilloso plan. Ese plan se nos revela a través de Su Palabra.

La Biblia condenza la sabiduria de Dios. En este sorprendente libro se encuentra guardada el pasado, el presente y el futuro de toda la humanidad.

La ley (Palabra) de Dios fue entregada para que toda la gente se diera cuenta de la magnitud de su pecado. El propósito de la ley no está orientado al castigo sino a la bendición. «En lo que atañe a la ley, ésta intervino para que aumentara la transgresión. Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia» (Romanos 5:20). Entonces, así como el pecado reinó sobre todos y los llevó a la muerte, ahora reina en cambio la gracia maravillosa de Dios. Un

favor inmerecido, el cual nos pone en la relación correcta con Dios y nos da como resultado la vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor (ver Romanos 5:21). La Biblia

nos dice: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios» (Efesios 2:8).

Seguir el plan de Dios nos lleva por camino seguro.



La Palabra de Dios es algo maravilloso. El abecedario que compone la Biblia Hebrea es dado por Dios. Cada letra del abecedario hebreo tiene un significado gráfico, imagen textual y un valor numérico. Todos estos elementos interactúan entre si revelando la sabiduría de Dios. Ella contiene parte de la «absoluta» sabiduría de Dios pero el «TODO» de la sabiduría se encuentra en Jesucristo. Dios tiene un maravilloso plan para toda la humanidad. El plan se revela a través de la Palabra pero se confirma a través de Jesucristo.

En Jesucristo están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento de Dios. La Biblia nos dice: «Quiero que lo sepan para que

cobren ánimo, permanezcan unidos por amor, y tengan toda la riqueza que proviene de la convicción y del entendimiento.

» (Colosense 2:2-3).

La sabiduría de Dios.

Así conocerán el misterio de Dios, es decir, a Cristo, en quien están escondidos

todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento



SOMETER NUESTROS PENSAMIENTOS A CRISTO. Antes de Cristo, la «carne» dominaba, nuestras actitudes y conductas. Todo cambio con Cristo. Aunque la carne sigue influyendo en nuestra vida no la controla. Nosotros con la ayuda de Jesucristo podemos dominar la carne. Nuestra vieja naturaleza está asociada con la carne. La nueva naturaleza está asociada al Espíritu de Dios.

Al aceptar a Jesucristo nos transformamos en creyente. En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios pasamos de creyente a discípulo. Antes de Cristo nuestra vieja naturaleza nos esclaviza pero ahora somos libres. En Cristo tenemos la autoridad para

rechazar la influencia de la vieja naturaleza. Es un proceso que requiere tiempo, esfuerzo, paciencia y determinación. Los que no se dan por vencido en hacer el bien se deshacen por

completo, de su vieja naturaleza.



Nuestra vieja naturaleza: Está corrompida por los deseos engañosos de la carne. Ante de conocer a Jesucristo éramos esclavos de esta naturaleza pecaminosa. Ahora que estamos en Cristo tenemos la opción de quitarnos el ropaje de la vieja naturaleza y ponernos el ropaje de la

nueva naturaleza.

Las actitudes y conductas controladas por la carne busca hacer nuestra voluntad. Hacer «nuestra voluntad» nos aleja de la voluntad de

Dios. El bien se encuentra en Dios, si nos alejamos de Él, nos alejamos del bien. Alejados de Dios el mal nos controla.



Nueva naturaleza: Está asociada al Espíritu de Dios. El aceptar a Cristo nos permite recibir el regalo de la salvación. El crecer en el conocimiento de Dios nos permite asumir nuestra compromiso como hijo de luz. La obediencia a Dios, es un factor clave, para disminuir como creyente y crecer como discípulo.

Nuestra mente constantemente es bombardeada con filosofías huecas y disparates elocuentes. Estos pensamientos infectados por la lógica humana y manipulados por los poderes espirituales de este mundo, tiene la intención de confundirnos.El proposito es intimidarnos para que no asumamos nuestro compromiso como hijo de luz.

El mejor antídoto contra estos ataque es la obediencia a Jesucristo. Todo lo que Dios es, habita corporalmente, en Cristo. La Biblia nos dice: «Cuídense de que nadie los cautive con la vana y engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas, la que va de acuerdo con los principios

(rudimentos o poderes) de este mundo y no conforme a Cristo. »

(Colosenses 2:9-10).

Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo



CINCO SUGERENCIA:

Cinco recomendaciones para no entristecer al Espíritu de Dios:

Para alcanzar la vida la vida extraordinaria que Dios nos ofrece. Antes eramos oscuridad, pero ahora somos luz en el Señor. Como cristiano, tenemos el compromiso de vivir como hijos de luz. Estas cinco sugerencias nos permite comportarnos como hijo de luz (ver Efesios 4:25-32).

No mientas. Hablemos siempre con la verdad.

Si te enojas no peques.

El que robaba no robe más.

Eviten toda conversación obscena.

No hagan que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios.

1. Dejen de estar triste y enojados.

2. No griten ni insulten a los demás.

3. Abandone toda forma de malicia.

4. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros.

5. Perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo.

Número uno:

Número dos:

Número tres:

Número cuatro:

Número cinco:



LA OBEDIENCIA NOS BENEFICIA. Un cristiano lleno de

imperfección es un cristiano desobediente. Muchos por obedecer a medias se encuentran alejados de la vida extraordinaria que Dios ofrece.

La obediencia a Dios, nos permite destruir todo pensamiento, que nos impide apoderarnos de la vida extraordinaria que Él nos ofrece. No te dejes confundir, tanto la desobediencia cono la obediencia a media, nos aleja de Dios.

Al en Jesucristo tenemos derecho a activar su glorioso poder. Tener el derecho de activar

dicho poder y activarlo son dos cosas diferentes. Al en Jesucristo sin dudar activamos dicho poder. Muchos lo activan pero por no perseverar en obedecer no son testigo de los resultados. Los que sin

cuestionar no tan solo son testigo del poder en acción sino que lo disfrutan. Ellos logran vivir la vida extraordinaria que Dios ofrece.

La obesiencia es el DNA de todo milagro.

creer

confiar

obedecen

Creer, confiar y obedecer.



LA OBEDIENCIA LIBERA

Uno: La obediencia nos permite someter nuestros pensamientos a Cristo. La Biblia nos dice: «Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo» (2Corintios 10:5).

Dos: La obediencia nos permite apoderarnos de la herencia de los santificados, «Para que se les abran los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios. A fin de que, por la fe en Jesucristo, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados« (ver Hechos 26:17-18).

Tres: La obediencia nos permite apoderarnos de la recompensa. «Miren, el Señor omnipotente llega con poder, y con su brazo gobierna. Su galardón lo

acompaña; su recompensa lo precede» (Isaías 40:10).

Cuatro: La obediencia nos cambia el «estatus» espiritual. En la medida en que crece en el conocimiento de Dios aprende a confiar en Él. La

confianza en Dios y la obediencia son hermanas gemelas. En la medida en que aprendemos a confiar en Dios y le obedecer, dejamos de ser

creyentes para transformarnos en discipulos.



SIN NINGUNA OTRA IMPERFECCIÓNLa obediencia a Dios nos permite estar sin ninguna otra IMPERFECCIÓN. La obediencia plena nos capacita para vencer el mal con el bien. La Biblia nos recomienda ser «ser sagaces para el bien e inocentes para el mal». Dios quiere que sean sabios para hacer lo que está bien y nos esforcemos en hacer lo bueno en TODO tiempo y no lo malo. La Biblia nos dice: «Es cierto que ustedes viven en obediencia, lo que es bien conocido de todos y me alegra mucho; pero quiero que sean sagaces para el bien e inocentes para el mal» (Romanos 16:19).

Inspirado en la «obediencia» Pablo nos invita a imitar a Dios. Si en verdad queremos imitar a Dios debemos reflejar Su amor en nuestras vidas. La Biblia nos dice: «Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy

amados, y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios» (Efesios 5:1). El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor (1 juan 4:8). Si usted en verdad desea agradar a Dios debe llevar una vida de amor y esto lo

logras en la medida en que creces en el conocimiento de Dios.



SER IMITADORES DE DIOS. Asumir nuestro compromiso, como hijos de luz, nos permite creer sin ver, confiar sin dudar y obedecer a Dios sin cuestionar. En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios maduramos espiritualmente. La meta suprema al imitar a Cristo es asumir nuestro compromiso como hijo de luz. La Biblia nos dice: «Por lo tanto, imiten a Dios en todo lo que hagan porque ustedes son sus hijos queridos. Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios» (Efesios 5:1-2).

Un creyente sin ninguna imperfección, es un creyente dispuesto, a obedecer a Dios en TODO. En el libro de Efesio el apóstol Pablo da once recomendaciones que nos permite asumir nuestro compromiso como hijo de luz. La recomendación requiere que nos ofrezcamos como ofenda y

sacrificio fragante para Dios. En la medida en que así lo hacemos logramos vivir vidas dignas del Señor, agradándole en TODO.



Once recomendaciones para todo hijo de luz:

Uno:

Dos:

Tres:

Cuatro:

Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de avaricia, porque eso no es propio del pueblo santo de Dios (ver Efesios 5:3).

Tampoco debe haber palabras indecentes, conversaciones necias ni chistes groseros, todo lo cual está fuera de lugar; haya más bien acción de gracias (ver Efesios 5:4).

No sean avaro (es decir, idólatra), inmoral o impuro. Los que así son NO tendrá herencia en el reino de Cristo y

de Dios (ver Efesios 5:5).

No sean desobedientes. Que nadie los engañe con argumentaciones vanas, porque por

esto viene el castigo de Dios sobre los que viven en la desobediencia. Así que no se hagan

cómplices de ellos (ver Efesios 5:6-7).



Cinco:

Seis:

Siete:

Reflejen la luz de Cristo. Antes ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) y comprueben lo que agrada al Señor (ver Efesios 5:8-10).

No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto (ver Efesios 5:11-12).

No te apartes del bien. El mal y el bien serán exhibidos por la luz de Dios. Todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible, porque la luz es lo que hace que todo sea visible.

Cuando la luz brilla, todo queda al descubierto y puede verse cómo es en realidad» (ver Efesios 5:13). Dios sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y

pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la

alabanza que le corresponda (1 Corintios 4:5).



Ocho: ¡

Nueve:

Diez.

Once:

Tengan cuidado de su manera de vivir! No vivan como necios sino como sabios. Aprovechando al máximo cada momento oportuno, para hacer el bien, porque los días son malos (ver Efesios 5:15-16). Los necios no tienen temor de Dios mientras que los sabios si lo tienen. Nada les falta a los que tiene temor de Dios. La Biblia nos dice: «Temed a Jehová, vosotros sus santos, Pues nada falta a los que le temen» (Salmos 34:9).

¡Hagan el bien! Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. (ver Efesios 5:17). No sean tontos, sino traten de averiguar qué es lo que Dios quiere que hagan y háganlo. Ya Dios te ha dicho lo que es bueno (Miqueas 6:8): Practica la justicia, ama la misericordia y humíllate ante Dios.

Sean llenos del Espíritu Santo. No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu. El vino nos lleva a perder el control de nuestros actos pero si nos llenamos del Espíritu Santo, Él nos controla.

(ver Efesios 5:18).

Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón, dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Digan siempre cosas buenas que ayuden a los demás a crecer

espiritualmente. Dios se agrada con los que así lo hacen (ver Efesios 5:19-20).



La Iglesia triunfante. En esencia, el curso «Un líder conforme al corazón de Dios», está relacionado con los tiempos finales, cuando Jesucristo venga, por Su Iglesia. Él viene por una iglesia triunfante. Lamentablemente hoy día, la iglesia no luce triunfante pero se avecina el tiempo donde lo establecido por Dios se cumplirá. Hay por lo menos cuatro factores importantes, relacionadas con la iglesia, que han de ocurrir al final de los tiempos.

En los postreros tiempos, la iglesia va a crecer, en el conocimiento de Dios. En la medida que el creyente crece en el conocimiento de Dios:

A. Asume su identidad: hacer el bien.

B. Alcanza su propósito: vencer el mal con el bien.

C. Renueva su mente. Cambio de actitud y comportamiento.

D. Cumple con su compromiso como hijo de luz (Dios). Da frutos de bondad, justicia y verdad.

Estos cuatro factores, nos dan acceso a la «llave», que nos permite entrar a la dimensión de los milagros.

(ver Colosenses 1:11b-12a).

La llave, tiene que ver, con perseverar con paciencia en toda situación, agradeciendo con alegría al Padre



RESUMEN DE LOS VEINTE PRINCIPIOS DEL CURSO. Cada uno de ellos encierra una verdad espiritual, que nos ayudan a tener acceso a la llave que abre la dimension de los milagros. Esta llave se compone de cinco palabras. Perseverar, Paciencia, determinacion, agradecimiento y alegria (ver Colosenses 11b-12a). Solo los lideres conforme al corazon de Dios tiene acceso a esta maravillosa llave. El curso se dividio en 20 principios relacionados con cuatro categoria; radiante, sin mancha, sin arrugas y ninguna otra imperfeccion.

Todo comienza cuando aceptamos a Jesucristo como Señor y Salvador de nuestra

vida. La madurez espiritual es un proceso que requiere tiempo, esfuerzo, paciencia y determinación.

Comenzamos como creyente y si no nos desanimamos ni nos damos por vencido,

alcanzamos el nivel de discípulo.

RADIANTES:Uno: Madurez espiritual.

La madurez espiritual está relacionada con la carrera

de la fe.



DOS: Nuestra identidad como CRISTIANO.

TRES: Ser ESPIRTUAL

Esta identidad está asociada con hacer el bien. Todo creyente comprometido con crucificar su naturaleza pecaminosa debe tener como meta hacer el bien. Un creyente que «Esta» en Cristo, tiene la tendencia de hacer su voluntad, y por esta razón se le hace difícil vencer el mal con el bien. En cambio, los que «Son» de Cristo, se le hace fácil vencer el mal con el bien, porque no le es «gravoso» hacer la voluntad de Dios.

. En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios disminuimos como

hombres carnales y aumentamos como hombres espirituales. La meta en este proceso, es que nuestra voluntad se someta incondicionalmente, a la de Dios.

.

Asumir nuestra identidad como cristiano nos permite mantenernos limpios.

Cuando la voluntad de Dios prevalece en nuestra vida nos permite

reflejar su luz con mayor intensidad



CUATRO: RENDIRNOS a Dios.

CINCO: Alcanzar la madurez espiritual.

Rendirnos a Dios, es algo más que obedecerle, implica someternos a Él. Una persona que obedece a Dios, de vez en cuando puede desobedecer pero un cristiano que se somete a Dios, no desobedece.

Los que así lo hacer reflejan la luz de Dios con intensidad.

La madurez espiritual es un proceso relacionado con confiar en Dios. En la medida en que avanzamos en la carrera de la fe, maduramos espiritualmente. Este proceso de «madurar» está íntimamente relacionado con crecer en el conocimiento de Dios. Nuestra madurez espiritual la alcanzamos en la medida en que nos

acercamos a meta en la carrera de la fe. Alcanzar la madurez espiritual está relacionado con asumir nuestra identidad como cristiano que implica hacer el bien. También está relacionado con asumir el

compromiso de vivir como hijos de luz.

Rendirnos a Dios implica vivir vidas dignas de Él agradandole en todo.

Tenemos la capacidad de dar frutos de bondad, justicia y verdad.



SEIS: Crear consciencia del poder de Dios, su amor y su justicia.

A.

B.

C.

En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios descubrimos sus tres atributos que constantemente actúan a nuestro favor. Su PODER no tiene límites. Su GRAN AMOR es más grande que su Poder. Su Justicia pone límites a su AMOR. En la medida en que nuestro nivel de consciencia en relación de Dios aumenta, podemos reflejar en toda su plenitud, la luz de Cristo. Nuestra meta es activar el poder de Dios en nuestra vida. Esto lo logramos, al acercarnos a la meta, en la carrera de la fe. En la medida en que nos acercamos a la meta podemos...

Asumir nuestra identidad como cristiano; .

Alcanzar nuestro propósito en la vida; .

Renovar nuestra mente; .

Cumplir con nuestro compromiso como hijo de luz.

1.

2.

3.

hacer el bien

de vencer el mal con el bien

cambiar de actitud y comportamiento

Dar frutos de:

Bondad

Justicia

Verdad

D.



SIETE: Evitar ser inútiles e improductivo. Dios nos ha elegido para formar parte de Su Pueblo. En la medida en que crecemos en el conocimiento de Dios nos mantenemos limpio. Los que así lo hacen no caerán jamás. La Biblia nos dice: « Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás» (2 de Pedro 1:10).

Mas que una llave, es una clave, compuesta de cinco palabras. Todos los que activan la clave jamás serán inútiles e improductivos. La clave de cinco palabras:

1.

2.

3. .

4. .

5. .

La Biblia nos dice:

(Colosenses 1:11b-12a).

Este

crecimiento nos permite combinar la fe con la llave que abre las puertas a la dimensión de los milagros.

Asegurarnos del llamado de Dios tiene que ver con crecer en el conocimiento de Dios.

Perseverar.

Paciencia.

Constancia (En toda situación)

Agradecido

Alegre

«Así perseveraras con paciencia en toda situación, dando gracias con alegría al Padre»



OCHO: Acercarnos a la meta. La meta la alcanzamos en el cielo. Es importante acercarnos a la meta en la carrera de la fe. Este acercamiento implica crecer en el conocimiento de Dios. No nos acercamos a la meta para ser bueno ni tan poco perfecto. Nos acercamos a la meta, para activar, el enorme y glorioso poder de Dios. Acercarnos a Dios implica obedecer la Palabra de Dios. Un cristiano sin mancha es un cristiano que obedece la Biblia. La esencia del pecado es la desobediencia a la Palabra de Dios.

El mayor placer de Dios, NO es castigar, sino recompensar. Dios ha dicho establecido lo que es bueno. Saber lo

que es bueno y no hacerlo nos es perjudicial. Hacer lo bueno es más sencillo de lo que parece, solo requiere tres cosas. Numero uno: practicar la justicia. Número dos: Amar la misericordia. Número tres: humillarte ante Dios. La Biblia nos dice: «¡Ya se

te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios» (Miqueas 6:8).

Acercarnos a la meta implica crecer en el conocimiento de Dios.

NUEVE: Hacen lo bueno.

SIN MANCHA (pecado)



DIEZ: Sin mancha.

ONCE: La carrera de la fe.

Entienda por mancha pecado. La

desobediencia a la Palabra de Dios nos mancha. La Biblia nos dice:

«Si alguien se mantiene limpio, llegará a ser un vaso noble,

santificado, útil para el Señor y preparado para toda obra buena.

Huye de las malas pasiones de la juventud, y esmérate en seguir la

justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor

con un corazón limpio» (ver 2 Timoteo 2:22): Los que aplican a sus

vidas estos cinco consejos no tiene problemas con las «manchas

espirituales».

Ella nos permite alcanzar la vida

extraordinaria que Dios nos ofrece. Entrar a la dimensión

de lo «extraordinario» tiene que ver con «perseverar con

paciencia en toda situación, dando gracias con alegría

al Padre (Colosenses 1:11b-12a).

Huye de las malas pasiones de la juventud.

Esmérate en seguir la justicia, la fe, amor y la paz.



DOCE: Conocer la voluntad de Dios. La voluntad de Dios para con nosotros es buena, agradable y perfecta. Conocer la voluntad de Dios nos permite confiar en Él. Este conocimiento nos permite perseverar en nuestro compromiso de vivir vidas dignas del Señor, agradándole en TODO. La perseverancia es la fuerza que nos impulsa a levantarnos cada vez que caemos. La confianza nos anima a continuar hacia la meta sabiendo que nuestro premio está garantizado sino nos damos por vencido. Dios desea lo mejor para nosotros pero nosotros somos libres para hacer nuestra

voluntad. Esta libertad complica el plan de Dios. Muchas veces el desea que doblemos a la derecha pero nosotros doblamos a la izquierda. Aun así Dios nos continúa usando. Lo hizo con Pablo también lo hará contigo (ver Hechos 22:17-21 )

SIN ARRUGA (desconfianza)

TRECE: Librarnos de la vieja naturaleza. Nuestros cinco sentido están asociado con ambas naturalezas y distorsionan la verdadera realidad. La desconfianza es una de las características de nuestra vieja naturaleza. La aparente realidad está relacionada con lo que percibimos a través de nuestros cinco sentidos mientras que la verdadera realidad se percibe a través del Espíritu Santo.

En el mundo físico, lo que hoy existe mañana dejara de existir, mientras que el mundo espiritual todo continuará existiendo eternamente. Jesucristo nos libera de la esclavitud de la vieja naturaleza. Muchos creyentes que

«Están» en cristo, siendo libres de la esclavitud de la vieja naturaleza se dejan dominar por ella.

Los que «Son» de Cristo logran dominar su vieja naturaleza. Ellos confían en Dios sin dudar.

página 49Un líder conforme al corazón de Dios - Lecc. 4:




CATORCE: Confiar sin dudar.

QUINCE: Sin arrugas espirituales.

Dios actúa en favor, de los que en Él, confíen. Dios no defrauda a los que ponen su confianza en Él. Tal vez no actué, en el momento en que nosotros entendemos que debe actuar, pero siempre actúa, en Su tiempo perfecto. La fe en Dios nos permite usar la llave o clave que abre la puerta a la dimensión de los milagros. Ahora bien, la confianza en Dios, nos permite vivir la vida abundante que Dios nos ofrece. Confiar que Dios es bueno y nos permite mirar el futuro con optimismo. La confianza en Dios, nos capacita para enfrentar el presente, con paz y gozo. Las dudas nos cancelan las bendiciones de Dios pero la confianza en Dios nos la garantiza.

.

La confianza plena en Dios elimina las arrugas espirituales. En la medida en que crecemos en el

conocimiento de Dios logramos coherencia entre nuestros pensamientos y conducta. La Biblia nos revela que Dios nos creó

para que vivamos haciendo el bien. «Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica» (Efesios 2:10).

La fe, nos acerca al milagro pero la confianza, en Dios lo activa

Hacer el bien, no tiene el propósito, de que la gente nos llama sino de

el glorioso de Dios.«bueno»

«activar» PODER



DIECISÉIS: «Ser» de Cristo: implica obediencia.

DIECISIETE: Buscar el bien.

Los que «Están» en Cristo viven dominados por su naturaleza pecaminosa. Los que «Son» de Cristo dominan su naturaleza pecaminosa. Los que «Están» en Cristo se empeñan es en hacer su voluntad y no la de Dios. Los que «Son» de Cristo vencen con facilidad el mal con el bien.

La Vida abundante que Dios nos ofrece está relacionada con la obediencia a Dios. Estar cerca de Dios es estar cerca del bien. Hacer la voluntad de Dios nos acerca al bien pero hacer nuestra voluntad nos aleja del bien. Alejados del bien el mal toma control. Si en realidad deseas buscar el bien, el apóstol Pablo, nos invita a hacer cinco cosas (ver 2 Corintios 13:11):

Buscar nuestra restauración.

Hacer caso a la Palabra de Dios.

Ser de un mismo sentir con los que aman a Cristo.

Vivir en paz.

Uno:

Dos:

Tres:

Cuatro:

Cinco:

Mantenernos alegres.

SIN NINGUNA OTRA IMPERFECCION ( )desobediencia



DIECIOCHO: OBEDECE a Dios. La obediencia nos acerca a Dios mientras que la desobediencia nos alejas de Él. El bien está en Dios. El bien consiste en hacer la voluntad de Dios mientras que el mal consiste en hacer nuestra voluntad. En la medida en que nos acercamos a la voluntad de dios nos acercamos al bien y en la medida que nos alejamos de la voluntad de Dios nos alejamos del bien y nos acercamos al mal.

DIECINUEVE: Agradar a Dios en TODO. Requiere obediencia. Cuando «creemos» en Dios tenemos acceso a su glorioso PODER. Cuando «confiamos»

activamos el poder pero cuando obedecemos somos parte del milagro. Además de creer, confiar y obedecer a Dios debe haber un cambio de actitud hacia el bien. No hacemos el bien

para que nos llamen «bueno» sino para poner en acción el glorioso PODER de

Dios.



VEINTE: Hace realidad las peticiones de nuestro corazón. Crecer en el conocimiento de Dios nos permite conectarnos con nuestro Creador. Esta conexión activar su glorioso poder. Además crea una coherencia entre nuestros pensamientos y nuestra conducta. Dios es su infinito poder hace que las peticiones de nuestro corazón se hagan una realidad.

¡Persevera en hacer el bien, confiar en Dios, mantenernos fiel y deleitarnos en Su Palabra! Buenas noticias. La Biblia nos garantiza; «Que el que busca encuentra, el que pide recibe y al que llama se le abrirá (ver Mateo 7:7-8). Dios tiene el poder, para hacer realidad, las peticiones de nuestro corazón.

Todo tiene que ver con la obediencia.

Uno: Confiar en el señor.

Dos: Haz el bien.

Tres: Establecerte en la tierra y mantenerte fiel,

Cuarto: Deléitate en el Señor y concederá las peticiones de tu corazón.

. Cuando estos cuatro criterios convergen el ocurre

milagro

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