Alfaro Lopez, Guillermo - Estudios epistemologicos de bibliotecologia

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    LLaa pprreesseennttee oobbrraa eesstt bbaajjoo uunnaa ll ii cceenncciiaa ddee::

    http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/de d.es_MXhttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/deeed.es_MX

    Esto es un resumen fcilmente legible del:texto legal (de la licencia completa)

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    http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/deed.es_MXhttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/deed.es_MXhttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/deed.es_MXhttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/deed.es_MXhttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/deed.es_MXhttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/deed.es_MXhttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/legalcodehttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/legalcodehttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/legalcodehttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/deed.es_MXhttp://www.unam.mx/http://cuib.unam.mx/http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/deed.es_MX
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    Estudios epistemolgicos de

    bibliotecologa

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    COLECCIN

    TEORA Y MTODOSCentro Universitario de Investigaciones Bibliotecolgicas

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    Estudios epistemolgicos debibliotecologa

    Hctor Guillermo Alfaro Lpez

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico2010

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    Alfaro Lpez, Hctor GuillermoEstudios epistemolgicos de bibliotecologa /

    Hctor Guillermo Alfaro Lpez. Mxico : UNAM,Centro Universitario de Investigaciones Biblioteco-lgicas, 2010.xxiv, 133 p. (Teora y mtodos)ISBN: 978-607-02-0748-8

    1. Teora de la Bibliotecologa - Investigacin2. Epistemologa - Bibliotecologa - InvestigacinI. ser. II. t.

    Z668A54

    Diseo de portada: Mario Ocampo ChvezImagen de portada: Iman Maleki. Dizzines (Oil on Canvas) 100 X 75 cm. 1998.

    Primera Edicin 2010DR UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICOCiudad Universitaria, 04510, Mxico D.F.Impreso y hecho en MxicoISBN: 978-607-02-0748-8

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    Contenido

    Amanera de introduccin para una epistemologade la bibliotecologa vii

    L A BIBLIOTECA COMO OBSTCULO EPISTEMOLGICO 1

    LA ENCRUCIJADA: RUPTURA EPISTEMOLGICAY CAMPO BIBLIOTECOLGICO 43

    INVESTIGACIN Y EPISTEMOLOGA: HACIA LA CONSTRUCCIN

    DE LA TEORA BIBLIOTECOLGICA 79

    INVESTIGACIN Y DIVULGACIN BIBLIOTECOLGICAS:UNA RELACIN NO RESUELTA 109

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    A manera de introduccin para

    una epistemologa de labibliotecologa

    La situacin actual de la bibliotecologa requiere su fundamen-tacin epistemolgica como una necesidad impostergable. Laconsolidacin del campo bibliotecolgico nos indica que esta

    disciplina ha llegado al lmite de su fase de constitucin, por lo quees un momento crucial y definitorio para perfilar su trayectoria futu-ra; se trata del punto donde el camino se bifurca: ya sea trillar en lasenda conocida para obtener los resultados ya sabidos o elegir unatrayectoria distinta que conducir a la conformacin de la biblioteco-loga como una ciencia fundamentada y poseedora de un campo au-tnomo de conocimiento. La brjula que nos puede orientar en lasenda a seguir es la epistemologa porque a su vez fundamenta la tra-

    yectoria a emprender. Este ejercicio nos permite plantear los interro-gantes de la problemtica a estudiar: por qu y para qu laepistemologa en bibliotecologa? Como prembulo a la bsquedade respuestas a tales preguntas es pertinente hacer algunas aclaracio-nes y precisiones respecto a la propia epistemologa.

    Durante el sigloXXla epistemologa adquiri una especial relevan-cia para el conocimiento cientfico, para los albores del siglo XXI estediscurso es ya imprescindible en el panorama de la ciencia. Este he-cho por s mismo ya justificara la pretensin de emprender una epis-

    temologa de una ciencia como la bibliotecologa. Pero este dato, pors mismo, no explica ni justifica la necesidad de una epistemologa dela bibliotecologa. El problema es ms arduo considerando que cadaciencia tiene una especificidad respecto a las dems, a pesar de losmuchos e innegables elementos comunes.

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    La epistemologa en su origen era una vertiente ms de una de lascolumnas principales de la filosofa: la teora del conocimiento o, denomenclatura perifrica, gnoseologa. Durante mucho tiempo fue una

    simple vertiente, paralelamente al difuso desenvolvimiento del discur-so cientfico. Conforme la ciencia define su perfil y sus lmites, lo quesignifica gradual individualidad respecto de la filosofa, la epistemolo-ga deja su estatus perifrico para adquirir relevancia. Con lo que aca-ba por estatuirse como filosofa de la ciencia. En cuanto tal su objetode conocimiento es la investigacin cientfica y su producto: el conoci-miento cientfico. Esta orientacin se consolida conforme se configu-ran esos orbes cognoscitivos que son los campos de conocimientocientfico, lo que legitima a la propia epistemologa.

    Varios de los campos de conocimiento de las ciencias duras ini-cian su fase de constitucin entre los siglos XVIII yXIX, entre stos seencuentra la fsica, que va a ser considerada el gran modelo a seguirpara los dems campos de conocimiento. Estos eventos obligaron aque la epistemologa tradicional tuviera que radicalizarse para estar ala altura de las nuevas circunstancias que presenta el horizonte inte-grador social histrico de los campos de conocimiento. As la episte-mologa se reconstituye, ya no busca contestar a las tradicionalescuestiones como las que entraa la relacin cognoscitiva entre sujeto

    y objeto, entendido este ltimo como el mundo en sentido general orestringidamente como el objeto cientfico, de donde derivan cues-tiones como el carcter y proyeccin del conocimiento cientfico encontraposicin al conocimiento del sentido comn, el de la clasifica-cin de las ciencias; y el problema de corte positivista, incluso en surstica vertiente emprica: la elaboracin de la ciencia de forma in-ductiva con base en la observacin. Todo esto se trastoca conformese acelera la autonoma de las ciencias lo que va a exigir otro tipo de

    epistemologa para contestar a problemas mayormente complejos.La palabra es exacta: las ciencias dejan en evidencia el entramado desu complejidad, por lo que se requiere una epistemologa que evolu-cione, que se haga a s misma ms compleja paulatinamente para queresponda al reto de la vertiginosa complejidad en puerta.

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

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    Entre las primeras dcadas del siglo XX la epistemologa lleva acabo su transfiguracin plena, que hace que una amplia gama de pro-blemas nunca antes concebidos ocupen el escenario, como axiolgi-

    cos, semnticos, ontolgicos, ticos, etc. Lo que implicaba que ya noslo se enfocaba el proceso cognoscitivo exclusivamente entre el su-jeto y el objeto sino que se consideraba ahora todo aquello que acon-tece en el desenvolvimiento del proceso mismo de investigacin, loque conduce a la reflexin metacientfica. No es gratuita la consonan-cia de procesos, por un lado consolidacin de las ciencias duras, loque implica autonoma como campo de conocimiento cientfico, ypor el otro lado reconfiguracin de la epistemologa para dar raznde ese proceso. Esto puede enunciarse como un acto de toma de

    conciencia. As como la filosofa significa toma de conciencia racio-nal del hombre respecto a s mismo y el mundo, as como de la rela-cin entre ambos, la epistemologa es la toma de conciencia delcientfico (llmese hombre, filsofo de la ciencia o estrictamentecientfico) de la racionalidad cientfica respecto al conocimiento delmundo, como del proceso de conocimiento mismo de la ciencia.Con la epistemologa las distintas ciencias ya no slo se avocan a co-nocer sus particulares objetos sino que se conocen tambin a s mis-mas. Saben quines son y saben cmo conocen, lo que redunda en la

    visin de su potencialidad y proyeccin futura.Por supuesto puede haber quien argumente que no es necesaria la

    epistemologa para que la ciencia siga realizando de la mejor maneraposible, como de hecho lo ha llevado a cabo hasta ahora, lo que sabehacer; pero con ello se priva a la ciencia de claridad, de lucidez para

    ver hacia dnde va y, sobre todo, se priva de ver quin es. Ahora bien,estas especulaciones sobre la significacin epistemolgica de la cien-cia no implican un desvo u olvido de la dimensin concreta de la pro-

    pia epistemologa, puesto que no es un lujo ostentoso, sino que ellasimplcitamente muestran la derivacin concreta y prctica que tienedentro de la ciencia. Mario Bunge ha puntualizado con atingenciaesta dimensin de la epistemologa cuando nos dice; y cito in exten-

    so, que:

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    A manera de introduccin para una epistemologa de la bibliotecologa

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    El filsofo de la ciencia alejado de la problemtica cientfica de sutiempo puede ser til estudiando algunas ideas cientficas del pasa-do. El epistemlogo atento a la ciencia de su tiempo puede ser anms til, ya que puede participar del desarrollo cientfico, aunque

    sea indirectamente, al contribuir a cambiar positivamente el trasfon-do filosfico de la investigacin as como de la poltica de la ciencia.En particular, el epistemlogo casado con la ciencia y con las herra-mientas formales de la filosofa contempornea puede hacer contri-buciones de los tipos siguientes:[ Desterrar los supuestos filosficos (en particular semnticos,

    gnoseolgicos y ontolgicos) de planes, mtodos o resultados deinvestigaciones cientficas de actualidad.

    [ Dilucidar y sistematizar conceptos filosficos que se emplean endiversas ciencias, tales como los de objeto fsico, sistema qumi-

    co, sistema social, tiempo causalidad, azar, prueba, confirmaciny explicacin.[ Ayudar a resolver problemas cientfico-filosficos, tales como el

    de si la vida se distingue por la teleonoma y la psique por la ines-pacialidad.

    [ Reconstruir teoras cientficas de manera axiomtica, aprove-chando la ocasin para poner al descubierto sus supuestos filos-ficos.

    [ Participar en las discusiones sobre la naturaleza y el valor de laciencia pura y aplicada, ayudando a aclarar las ideas al respectoe incluso a elaborar polticas culturales.

    [ Servir de modelo a otras ramas de la filosofa en particular laontologa y la tica que podran beneficiarse de un contacto msestrecho con las tcnicas formales y con las ciencias.1

    En las palabras supracitadas de Bunge queda explicitado que unaepistemologa que verdaderamente cumpla con sus fines es til,aunque sea indirectamente en el desarrollo cientfico y contribuyeal cambio filosfico de la investigacin y a la poltica de la ciencia. Yesto va dirigido contra aquellas epistemologas que son meras elabo-

    raciones abstractas que no tienen nada que ver con la ciencia real, dehecho sus especulaciones parten de un eidolon, esto es, de una idea-lizacin de la ciencia. Agregando puedo decir que todo ello redundatambin en la utilidad de la epistemologa para el contexto inmedia-

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

    1 Mario Bunge. Epistemologa. Mxico, Siglo XXI, 2004, p. 33.

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    to en el que la ciencia se desenvuelve, as como repercute en el con-texto ms amplio de la sociedad.2 Para que la epistemologa alcanceese grado de utilidad, Bunge enuncia lo que bien puede considerar-

    se como un programa epistemolgico que, como puede observarseen cada uno de los tems arriba caracterizados, buscan clarificar yfundamentar los procesos cognoscitivos de la ciencia, que legitima-ran la utilidad de esta nueva epistemologa. Aunque tambin talesitems dejan en evidencia el punto ciego del enfoque del propio Bun-ge, que queda acotado estrictamente al despliegue interno del proce-so cognoscitivo de la ciencia, por consiguiente, el mundo que seencuentra allende del estricto proceso cognoscitivo de la ciencia notiene consistencia, por lo que no es tomado en consideracin. El aco-

    tamiento del enfoque de Bunge se explica por la tradicin y sus res-pectivos supuestos en que apoya su propuesta epistemolgica: ladenominada, en sentido amplio, tradicin analtica. Es la vertientede filosofa de la ciencia desarrollada principalmente en los pasesanglosajones.3 La cual ha sido estimada como contrapuesta a la ver-tiente denominada continental4 por ser sta cultivada en el continen-

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    A manera de introduccin para una epistemologa de la bibliotecologa

    2 Una filosofa de la ciencia no merece el apoyo de la sociedad si no constituye unenriquecimiento de la filosofa ni le es til a la ciencia. Y una epistemologa es

    til si satisface las siguientes condiciones:a) Concierne a la ciencia propiamente dicha, no a la imagen pueril y a veces hastacaricaturesca tomada de libros de texto elementales.b) Se ocupa de problemas filosficos que se presentan de hecho con el curso dela investigacin cientfica o en la reflexin acerca de los problemas, mtodos yteoras de la ciencia, en lugar de problemitas fantasma.c) Propone soluciones claras a tales problemas, en particular soluciones consis-tentes en teoras rigurosas e inteligibles, as como adecuadas a la realidad de lainvestigacin cientfica, en lugar de teoras confusas o inadecuadas a la experien-cia cientfica.d) Es capaz de distinguir la ciencia autntica de la pseudo ciencia; la investiga-

    cin profunda de la superficial; la bsqueda de la verdad, de la bsqueda del pande cada da.3 De hecho ya desde hace algunos aos se han dejado escuchar voces que diag-

    nostican el agotamiento y por consiguiente el estancamiento de la filosofa anal-tica, como por ejemplo Evandro Agazzi en su obra Filosofa de la naturaleza.Ciencia y cosmologa. Mxico, FCE, 2000.

    4 Cfr., Franca DAgostini.Analticos y Continentales. Gua de la filosofa de los l-timos treinta aos. Madrid, Ctedra, 2000.

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    te europeo aunque, para ser precisos, principalmente en Francia yAlemania. La vertiente analtica por sustentarse en un riguroso anda-miaje lgico que adems apela a la filosofa del lenguaje, que est en

    consonancia con una cierta (autolegitimada) elaboracin del discur-so cientfico, se ha estimado a s misma como la autntica epistemo-loga cientfica. Por su parte la tradicin continental funda laepistemologa en los supuestos de las ciencias humanas y sociales.Por los supuestos sobre los que se levantan ambas tradiciones, queimplcitamente representan la oposicin entre ciencias natura-les-exactas y ciencias humanas-sociales, pareciera que estn conde-nadas a la confrontacin, lo que estara significando dos visionescontrapuestas del proceso de conocimiento de las ciencias. Pero ha

    habido intentos con mayor o menor xito por encontrar otras alter-nativas, con ello se est sealizando una tercera va para el desenvol-

    vimiento de la epistemologa, que para el caso de la bibliotecologapuede llegar a ser fructfero. En las que se busca un enfoque que demanera ms amplia muestre la conjuncin tanto de los procesos in-ternos y externos del conocimiento en las ciencias. As en aos re-cientes esta limitacin del enfoque analtico ha sido subsanadaconjuntndole los aportes continentales, con lo que se ha conforma-do todo un vasto conocimiento de frontera que ha renovado las epis-

    temologa tradicional de forma radical, de donde se ha generadoincluso una propuesta alternativa que gradualmente adquiere mayoraceptacin que es la conocida como estudios sobre ciencia, tecnolo-ga y sociedad (CTS). La que ha venido a ser algo as como la puntillaa los rezagos positivistas que an campean en ciertos reductos de lasciencias, uno muy sealado es la bibliotecologa. Todo esto nos lo ex-plica uno de los cultores de CTS:

    Es la frontera de la naturalizacin, de los estudios sociales de la cien-cia, de los estudios de ciencia y gnero, de la reflexin sobre valores

    en ciencia, de la filosofa de la tecnologa, de la dimensin prctica ymaterial de la ciencia, etc. La frontera de los nuevos problemas y losnuevos enfoques que, con la excepcin de algunos reductos recalci-trantes, tiene un peso cada vez mayor en las revistas clsicas de filo-sofa de la ciencia, y un crecimiento exponencial en revistas ycolecciones propias. Muchos problemas tradicionales del enfoquepositivista, como el de la aceptabilidad de hiptesis o la distincin

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

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    terico-observacional, son abordados de modos nuevos, y otros sonsimplemente sustituidos por cuestiones ignoradas o despreciadaspor los positivistas en su momento, como el tema de los valores con-textuales o el de la lealtad instrumental (...) Originales de los aos

    setenta, y deudores en parte de la obra de Kuhn, los estudios CTSconstituyen un enfoque crtico e interdisciplinario centrado en lacomprensin de la dimensin social de la ciencia y la tecnologa.Crtico porque en ellos se presenta una visin del fenmeno cien-tfico-tcnico antagnica con respecto a la tradicin esencialista e in-telectualista, e interdisciplinario porque en ellos concurre unadiversidad de disciplinas como la sociologa del conocimiento cien-tfico, la historia de la ciencia y la tecnologa, la economa del cambiotcnico y, por supuesto, la filosofa de la ciencia.5

    Una epistemologa de amplias miras ha de explicitar los problemasque se presentan en el desenvolvimiento de la investigacin cientfi-ca, as como emprender la reflexin metacientfica. Pero adems hade comprender la irradiacin del proceso de conocimiento cientfi-co en los aledaos inmediatos, que son los campos de conocimiento,as como en la zona ms exterior que es el mbito social. Estos dos l-timos pueden caracterizarse con el concepto de espacio-contex-tual-cognitivo.6 El proceso de conocimiento de la ciencia no sedespliega en el vaco, ni en ter analtico, sino en un espacio que es el

    contexto, con todos los atributos que este conlleva, propicio para ydel conocimiento cientfico. Entre el proceso de conocimiento de lasciencias y el espacio-contextual-cognitivo se da una amplia gama deniveles de imbricacin. Entre el desenvolvimiento de una ciencia y ladinmica organizacional del campo del que sta es su centro y razn

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    A manera de introduccin para una epistemologa de la bibliotecologa

    5 Jos Antonio Lpez Cerezo. El triunfo de la antisepsia. Un ensayo en filosofanaturalista de la ciencia. Mxico, FCE, 2000, pp. 11-12. Para una mayor explica-cin sobre las caractersticas y fundamentos de los estudios de CTS vase: Step-

    hen H. Cutcliffe.Ideas, mquinas y valores. Los estudios de Ciencia, Tecnologay Sociedad. Espaa, Anthropos-UAM, 2003.6 Para mayor precisin conceptual puede especificarse como espacio-contex-

    tual-intracognitivo al campo de conocimiento en cuyo interior se despliega elproceso de conocimiento de la ciencia por lo que en el uno y el otro su imbrica-cin es ms estrecha. Mientras que se define como espacio-contextual-extracog-nitivo al mbito social cuya imbricacin con el proceso de conocimiento es msindirecta, porque mayor es la amplitud de mediaciones entre uno y otro.

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    de ser se da una profunda y estrecha imbricacin. Los integrantes deun campo de conocimiento por mediacin de sus prcticas llevan acabo una determinada forma de conocimiento fundada en supuestos

    epistemolgicos particulares. Ese tipo de conocimiento a su vez in-fluye en la manera en cmo se organizan y orientan las prcticas, loque en conjunto marca con su impronta al campo. De manera anlo-ga el mbito social dentro del cual se encuentra inserto el campo deconocimiento, deja sentir sus requerimientos en el proceso de cono-cimiento, aunque de forma indirecta debido a todas las mediacionespreexistentes entre ellos. A su vez el proceso de conocimiento pasan-do por las instancias del campo hace sentir su presencia en la socie-dad de mltiples maneras. Aunque cabe acotar que este movimiento

    de ida y vuelta se da dialcticamente.7 Una vez hecha esta amplia ex-plicacin de la epistemologa contamos ya con los elementos perti-nentes para abordar de manera especfica las preguntas formuladasal inicio de esta Introduccin: por qu? y para qu? la epistemologaen la bibliotecologa.

    Para dar respuesta a la cuestin indagadora del por qu una episte-mologa de la bibliotecologa ubiqumonos en el contexto histricosocial. Hacia mediados del siglo XIX el capitalismo en su fase indus-trial alcanza su apogeo. Este hecho va a traer aparejado una amplia

    gama de fenmenos, en particular aquellos que se refieren a la infor-macin y el conocimiento sufren un acelerado impulso, lo cual va aser con el correr de las dcadas la base de la transfiguracin de la so-ciedad industrial a la sociedad de la informacin. La expansin in-dustrial va a generar un volumen de informacin nunca antesproducido. Todos los rdenes de actividad social van a ser removidoslo que va a contribuir a la generacin y liberacin de informacin, ascomo al incremento de necesidad y consumo de la misma. En el te-

    rreno concreto de la circulacin de la informacin ello va a dar lugar

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

    7 Este movimiento dialctico entre el campo de conocimiento y el mbito social loexplico detalladamente en el estudio: Esquema para una teora e historia de laconstitucin del Campo Bibliotecolgico Mexicano. En: Martnez Arellano Fili-berto F. y Calva Gonzlez Juan J. (coordinadores). Tpicos de investigacin en

    Bibliotecologa y sobre la informacin. Vol. II. Mxico, UNAM, 2007.

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    al desarrollo de la industria editorial, en sus mltiples soportes, paravehiculizar y dirigir la informacin a los variados estratos sociales.Pero tambin esto redund en la creacin o perfeccionamiento de

    las unidades de informacin. En las que, para decirlo breve, se orga-niza y se hace accesible el torrente de informacin que se producapor doquier. Lo que va a propiciar la fundacin de las bibliotecas p-blicas. Como efecto directamente proporcional a la expansin de lainformacin producida por la sociedad industrial el conocimiento se

    va a desarrollar como nunca antes en todas direcciones. Esto va a serel factor eclosionador de los campos de conocimientos. Algunoscampos ya instaurados previamente como efecto de esa onda expan-siva del conocimiento son impulsados a transitar de su fase de consti-

    tucin al inicio de su fase de autonoma. Otros, por su parte, iniciansu conformacin, esto es, el comienzo de su fase de constitucin.Este doble movimiento, inicio de la fase de autonoma o de constitu-cin, de los campos del conocimiento puede asimismo ser entendi-do como la respuesta que el avance de la civilizacin y con ella de lasciencias lanza en el mundo moderno para transformar la realidad,este reto trae como consecuencia un profundo cambio histrico so-cial. En un sentido ms restringido esto significa la necesidad de la ra-cionalidad de instaurar orbes de conocimiento para sistematizar,

    ampliar, proyectar, la diversidad informativa de los saberes avocadosprecisamente a transformar la realidad; pero es de subrayar que talesorbes hacen del conocimiento un evento profundamente humano ysocial. Cada campo de conocimiento es una configuracin articuladapor seres humanos en disposicin cognoscitiva y en cuanto tal es unpeculiar espacio de la sociedad y para la sociedad.

    Todo el cmulo de informacin producido por la inercia de la in-dustrializacin es procesado en los campos de conocimiento con

    arreglo a una definida orientacin epistemolgica dominante en esemomento: el positivismo. Hacia la mitad del siglo XIXla filosofa queencarna el espritu cientfico es el positivismo, ello debido a que lossupuestos sobre los que se levanta y que pretenden ser los caracters-ticos (o que se cree como lo sustancialmente propio de la ciencia)del desenvolvimiento cientfico son los que responden al conoci-miento de la realidad. De ah que los pilares epistemolgicos del po-

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    sitivismo sean el dato emprico y la observacin de ste. Estaconcepcin inmediatista, emprica de la ciencia fue un factor unifica-dor de los procesos cognoscitivos de la ciencia y contribuy a dar una

    visn efectiva y estable del conjunto de la ciencia socialmente. Aun-que en el fondo los procesos de conocimiento de la ciencia en trmi-nos reales eran ms elaborados y complejos que lo que pretenda laepistemologa positivista. Pero tal sencillez explicativa del procesode conocimiento fue la fuerza motriz para impulsar tambin el de-senvolvimiento de los campos de conocimiento, con lo que consoli-daban su estructura y organicidad. Siendo as la plataforma para eldesarrollo que incluso alcanzaran en el siglo XX.

    Dentro de ese panorama cognoscitivo decimonnico se instaura el

    campo bibliotecolgico; era una necesidad dada precisamente la ex-pansin de la informacin y del conocimiento que en ese momentogenera la sociedad industrial. El campo bibliotecolgico se configuracomo un entorno de la biblioteca pblica, que es fundada en los Esta-dos Unidos y Gran Bretaa. Todo el conjunto de prcticas que se con-forman dentro y alrededor de la biblioteca pblica van a perfilar elpermetro del campo dentro del espacio social. Pero la peculiaridaddel campo bibliotecolgico respecto a la necesidad que empuja a al-gunos campos a la autonoma y a otros a su constitucin es especial:

    ser el receptor, concatenador y articulador de la expansin informati-va. Por lo que su ubicacin y funcin es estratgica dentro del hori-zonte integrador social histrico de los campos de conocimiento; esuna especie de bisagra entre los diversos campos y entre estos y la so-ciedad. Esta posicin no fue comprendida del todo en su profundi-dad y complejidad por los fundadores del campo en los EstadosUnidos. Lo que acab por soslayarse cuando de forma inercial el pro-ceso de conocimiento propio del campo fue ceido a la epistemolo-

    ga positivista reinante. Aparte de ser natural en ese momento laasuncin positivista; por los requerimientos y orientacin que pornecesidad el campo segua en ese momento no poda optarse porotro camino epistemolgico.

    Haba que satisfacer de la forma ms efectiva y expedita posible lascrecientes necesidades de informacin de una poblacin creciente.Esto implicaba hacer uso de procedimientos cognoscitivos sencillos

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

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    y eficientes, cosa que satisfaca de manera inmediata la tcnica peroadems una epistemologa positivista simple, sin complicacin, per-fectamente codificada y que nunca se alejaba del suelo tangible y fir-

    me de la realidad inmediata. Este automatismo en la asuncin delpositivismo se convirti en un reflejo condicionado inconscientepara los integrantes del campo en su prctica cognoscitiva. Lo queimplica que el conjunto de prcticas propias del campo acab por es-tar signada por esa concepcin epistemolgica. Al vivirse como unhecho natural el conocimiento signado positivamente, la decisinepistemolgica para llevar a cabo el proceso de conocimiento tenaque ser por va positivista con lo que el crculo quedaba sellado her-mticamente. Tan natural lleg a ser considerado esto que la refle-

    xin epistemolgica fue casi totalmente dejada de lado, como unhecho o instrumento innecesario para clarificar el fundamento yorientacin cognoscitiva del campo. Adems si se cumple satisfacto-riamente con lo que se cree son los requerimientos informativos dela sociedad, no tiene sentido hundirse en disquisiciones epistemol-gicas. La epistemologa positivista qued integrada en todos los es-tratos del proceso de conocimiento del campo as como en elinconsciente cognoscitivo de sus integrantes y, en cuanto tal, quedsancionado como algo connatural del campo.

    Este cerrar filas en torno al desideratum positivista fue factorprimordial para que el campo bibliotecolgico pudiera consolidarsecognoscitivamente pero sobre todo para que pudiera desarrollar sufase de constitucin, haciendo que sus diversas prcticas, sustenta-das cognoscitivamente en el positivismo, llevaran a cabo su autodefi-nicin y emprendieran sus interacciones. Ms una vez que el campolleg al lmite de su fase de constitucin, ha quedado tambin en evi-dencia el lmite de la epistemologa positivista y, con ello, la incons-

    ciencia epistemolgica privativa a lo largo de la susodicha fase. Loque ya comienza a darnos la respuesta al por qu? de una epistemo-loga de la bibliotecologa: de inicio puede decirse porque la episte-mologa ha de hacernos concientes del propio ocultamiento del queella misma ha sido objeto, evidenciando con ello los procesos cog-noscitivos llevados a cabo en el campo. Lo que, en segundo trmino,por necesidad implica emprender la crtica de los supuestos episte-

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    molgicos imperantes durante la fase de constitucin, lo que, en po-cas palabras, significa crtica a la epistemologa positivista. Porltimo, porque tal crtica ha de abrirnos a las cualidades y posibilida-

    des de otras alternativas epistemolgicas apropiadas para una orien-tacin distinta del campo bibliotecolgico.Pasemos a responder la pregunta prcticapar excellence para qu

    una epistemologa de la bibliotecologa? El apogeo de la sociedad in-dustrial dio nacimiento al campo bibliotecolgico, por lo que estefue la respuesta a los retos que aquella enviaba en el terreno de la in-formacin. De esta manera el campo bibliotecolgico va a desarrollarsu fase de constitucin al comps del declive de la sociedad indus-trial. La configuracin de sus prcticas y objetos de conocimiento du-

    rante tal fase respondan a las necesidades y cambios que sufra lasociedad industrial. El fundamento epistemolgico positivista eraeco de ese largo ocaso, empero, al interior del campo privaba la segu-ridad de estar en el camino correcto, sin contratiempos y sin cuestio-namientos. Pero en las dcadas finales del siglo XX, el panoramahaba cambiado. El mundo establecido por la sociedad industrial sehaba trastocado, tornndose opaco. El universo de la informacin seaceler vertiginosamente al comps del cambio tecnolgico y la ex-pansin globalizadora. La concepcin de la produccin, distribu-

    cin, almacenamiento y consumo de la informacin se hareconfigurado, buscndose nuevas categoras para hacerla legible.Incluso la concepcin del soporte de la informacin se ha transfor-mado con el advenimiento del soporte electrnico, todo lo cual haredundado en que la categora de tiempo sobrepase y derrumbe lacategora de espacio sobre la que se sustentaba la concepcin de lainformacin privativa en el campo bibliotecolgico. La visin de la bi-blioteca como fundamento espacial de la informacin es puesta en

    cuestin por una visin de la informacin inespacial y que es fluirpuro, torrencial e incontenible de tiempo y energa. La sociedad de lainformacin acab as por desplazar a la sociedad industrial.

    Esto acab por repercutir en toda la estructura del campo bibliote-colgico de mltiples formas. El positivismo sobre el que se sustentepistemolgicamente el proceso de conocimiento del campo le per-miti consolidar la autodefinicin de sus mltiples prcticas, as

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

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    como delimitar los diversos objetos de conocimiento: a su base em-prica, con orientacin tcnica, le dio un recubrimiento conceptual,lo que adems posibilit que se iniciara la interaccin entre las diver-

    sas prcticas. Todo lo cual le permiti alcanzar el estatus como cien-cia, aunque en un estadio en trnsito de lo precientfico hacia locientfico. Esto le ayudo al campo a desplegar su fase de constitucin

    y con ello ir incrementando y acumulando un amplio capital de co-nocimiento tanto en lo referente a las prcticas como a los objetospropios de la bibliotecologa y cuyo centro de atraccin es la bibliote-ca. Lo que acabara por convertirse en un obstculo epistemolgico.Pero toda esa orientacin cognoscitiva as como todo ese capital deconocimiento acumulado que respondan a los requerimientos de la

    sociedad industrial comenzaron a mostrar profundas fisuras con elrecambio hacia la sociedad de la informacin.

    Una vez que ha quedado slidamente establecida la organicidadde un campo de conocimiento, su continuo desenvolvimiento se daa partir de la inercia ya codificada en automatismos en las prcticasque da a da emprenden sus integrantes. Lo que hace las veces demecanismo defensivo ante los cambios radicales que acontecen en elespacio social. El recambio de la sociedad industrial a la sociedad dela informacin es filtrada a travs de los automatismos cognoscitivos

    ya establecidos. Lo que propicia particulares respuestas: la ms ende-ble, hacer como si nada pasara, por lo que las prcticas siguen inalte-radas y los objetos de conocimiento siguen siendo concebidos comosiempre, actitud que manifiesta claramente que las grietas son sosla-

    yadas por la inconsciencia epistemolgica. La otra actitud es ms en- jundiosa, busca ajustar las prcticas y los objetos tal como sonconcebidos en el presente a los cambios. Pero es obvio que el proce-der tanto de una como de la otra posicin es equivocado, porque no

    estiman que el problema no est afuera sino adentro, en los propiosfundamentos cognoscitivos sobre los que se ha desenvuelto la faseconstitucin del campo y que resultan inoperantes ante la radicali-dad de los cambios del espacio-contextual-extracognitivo.

    Esa inoperancia de las respuestas pone en evidencia el profundoarraigamiento en el proceso cognoscitivo del positivismo. El cual in-cluso funciona en el campo bibliotecolgico en la ms rstica de sus

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    A manera de introduccin para una epistemologa de la bibliotecologa

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    vertientes, la ms anclada en la inmediatez y, por consiguiente, en lapura espacialidad del objeto de conocimiento. Este simple dato dejaen claro que la epistemologa positivista tal cual acta en el campo

    no puede responder a las transformaciones fundadas en la categorade tiempo de la informacin y el conocimiento, sustancial de la nue-va etapa del capitalismo. Comoquiera que sea las dos respuestas da-das a los cambios buscan la continuidad de la fase de constitucin delcampo bibliotecolgico sin percatarse en la ampliacin del abismoentre tal fase y las aceleradas transformaciones del contexto exterior,situaciones que en el peor de los casos es vivida como desasosiego eincertidumbre con respecto al porvenir del campo. Ante esto se bus-ca cerrar ese abismo asumiendo los aspectos ms externos y superfi-

    ciales de la sociedad de la informacin, como lo es el esplendortecnolgico. En ningn momento se plantea el problema epistemo-lgico de que el campo ha llegado al lmite de su fase de constitucinprimordialmente como resultado, en sntesis, de la conjuncin dedos grandes factores: por un lado la acumulacin y excedente de co-nocimiento disponible sustentado en una epistemologa positivista,por lo que se ha convertido en un obstculo epistemolgico, estodentro del proceso de conocimiento; por el otro lado el recambio dela sociedad industrial a la sociedad de la informacin, esto en el espa-

    cio-contextual-extracognitivo. Todo lo cual ha redundado en que elespacio-contextual-intracognitivo, es decir, el campo en conjunto,quede desfasado respecto a los otros dos rdenes. Y por consiguien-te el campo bibliotecolgico se arriesga a entrar en una inercia den-tro del horizonte integrador social histrico de los campos deconocimiento, para ser una ancila tcnica de las dems ciencias.

    Despus de haber hecho el recorrido anterior estamos en posicinde dar respuesta al para qu una epistemologa de la bibliotecolo-

    ga? Indudablemente en el campo bibliotecolgico no cabe una epis-temologa artificial, esto es, meramente abstracta sin referencia conel proceso de conocimiento real; muy por el contrario para lo quedebe servir es para que clarifique los procesos de conocimiento apartir de variantes cognoscitivas diferentes que abran la senda queconduzca a la autonoma del campo, esto es, a alcanzar la plena cien-tificidad. Lo que implica remover los obstculos epistemolgicos

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

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    existentes a partir de la ruptura epistemolgica, para construir inte-gralmente de manera conceptual prcticas y objetos de conocimien-to, lo que conlleva su plena sustentacin terica. Epistemologa de la

    bibliotecologa que ha de mostrarle al campo su ubicacin comociencia plenamente cientfica dentro del horizonte integrador socialhistrico de los campos de conocimiento, lo que significa en pie deigualdad con las dems ciencias, cumpliendo con ello su funcin es-pecfica y estratgica que la define.

    Este libro es el resultado de la conjuncin de algunos estudiosepistemolgicos que versan sobre distintos temas o aspectos de la bi-bliotecologa. Fueron escritos a lo largo de varios aos. El orden queguardan en esta obra no es cronolgico de acuerdo de su fecha de es-

    critura, sino en consideracin a la amplitud del tema e importanciade los problemas tratados en cada uno de ellos, de ah que inicie conel estudio sobre La biblioteca como obstculo epistemolgico y cie-rre con Investigacin y divulgacin bibliotecolgicas: una relacinno resuelta. Pero lo que resulta de inters es resaltar la motivacinque llev a escribirlos y el factor de fondo que los unifica.

    El motivo de escribir estos estudios fue la necesidad de explorar(reflexionar) desde un enfoque epistemolgico temas poco tratadoso simplemente ignorados de la bibliotecologa. Temas que considero

    sustanciales y en los que est implcito el devenir y porvenir de la dis-ciplina. Conforme se suceda la escritura de cada uno de los estudiosquedaba de manifiesto adems la necesidad de retomar de maneraconstante y sistemtica la reflexin epistemolgica puesto que ellaresponda al carcter determinativo del campo bibliotecolgico, elser fundamentalmente un campo de conocimiento: la epistemologaes la filosofa de la ciencia que estudia los procesos de conocimientoque se llevan a cabo en la ciencia. As la epistemologa comenz a ad-

    quirir una relevancia per se, ya no era slo un medio para acceder alconocimiento de ciertos temas bibliotecolgicos sino que era un finen s misma sobre el que se poda dar un nuevo fundamento a la cien-cia bibliotecolgica.

    Lo anterior explica en parte el factor que unifica estos estudios,pero hay que agregar que al reflexionar en especfico sobre los temasen ellos tratados qued de manifiesto que eran escorzos de una pro-

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    A manera de introduccin para una epistemologa de la bibliotecologa

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    blemtica epistemolgica ms amplia y vertiginosa. La reflexin decada tema conduca a una expansin temtica. Lo que va a implicardepuracin en la visin global de un tema a otro, lo que se va a evi-

    denciar con la mayor solidez conceptual y terica de unos estudiosrespecto a otros. El radio de temas y problemas se dilataba cubriendosectores ms amplios hasta alcanzar una visin integral del campo bi-bliotecolgico, de ah la profunda unidad y continuidad de los temasparticulares. Al llegar a este punto asimismo qued en evidencia laproblemtica de base del campo en su conjunto, y con ello tambinla necesidad de elaborar una teora sustentada y respaldada episte-molgicamente sobre el cambio de direccin del campo para quetransite hacia la autonoma o, en otras palabras, para que se realice

    como ciencia estatuida cientficamente.8

    xxii

    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

    8 Ungiro epistemolgico como el que est implcito tanto en cada uno de estos es-

    tudios como en la propuesta en conjunto que ellos conllevan tal vez pueda cau-sar extraeza, mxime que la construccin discursiva con que son desarrolladosparece ir a contramarcha del formalismo tcnico y concreto del discurso sancio-nado como el connatural de la bibliotecologa. Pero tengamos presente que loque parece lo ms natural es lo menos natural que existe. Y un campo que permi-te la expresin de mltiples posibilidades del discurso, aunque bajo el necesariorequisito de estar bien fundamentadas cognoscitivamente, es un campo en creci-miento y con elasticidad para el cambio.

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    La biblioteca como obstculoepistemolgico

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    Un obstculo epistemolgico se incrus-

    ta en el conocimiento no formulado.

    Costumbres intelectuales que fueron

    tiles y sanas pueden a la larga, trabarla investigacin. Una experiencia cien-

    tfica es, pues, una experiencia que

    contradice a la experiencia comn.

    Gaston Bachelard

    I

    La biblioteca no nos ha dejado pensar a la Biblioteca, seme-

    jante premisa con la que se inicia esta reflexin expresadaas de manera abrupta puede sonar violenta cuando no ex-

    traa a los odos del gremio bibliotecolgico. Por lo que amerita unapronta y precisa explicacin. Si ms que escuchar la frase la vemos es-crita notaremos de inmediato una diferencia en la grafa de la palabra

    biblioteca, en la primera inicia con minscula, mientras que la segun-da comienza con mayscula. Lo que por supuesto no significa un jue-go de ingenio grfico o alegrico, muy por el contrario, con ello sebusca representar dos rdenes cognoscitivos diferentes aunque es-trechamente conectados o, ms exactamente, que deberan ser indi-sociablemente interactuantes. Son el orden de lo concreto, loinmediato, lo fctico y el orden de lo abstracto, lo intelectivo, lo con-ceptual.

    As por un lado tenemos la biblioteca comprendida como una enti-dad concreta; es la biblioteca especfica y particular que tiene funcio-nes y servicios determinados que se ofrecen a la colectividad: es labiblioteca cotidiana de nuestros gozos e indagaciones de informa-cin y conocimiento. Por el otro lado incidimos en la Biblioteca quees una construccin abstracta, construida intelectivamente a partirde conceptos y arquitectura terica; es la Biblioteca que es todas las

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    bibliotecas y a la vez no es ninguna de ellas: es la Biblioteca quedebe-ra dar forma, sentido y funcionalidad a los distintos tipos de biblio-tecas, pero que, sin embargo, ha sido soslayada por y del

    conocimiento bibliotecolgico. Las razones de esto, como mostrara lo largo de esta reflexin, son de orden histrico y cognoscitivo. Deentrada esto deja tambin en evidencia una de las graves insuficien-cias del campo bibliotecolgico en su actual fase de constitucin (an-tecedente a la fase de autonoma determinada sta por haberalcanzado el pleno estatus de cientificidad), que muy bien puede ca-racterizarse como temor (miedo) al pensamiento abstracto, a la siste-mtica elaboracin cognoscitiva abstracta de las mltiples prcticasque conforman el fenmeno bibliotecolgico en conjunto.1

    La elaboracin abstracta, que conlleva construccin conceptual yterica de la diversidad de prcticas y objetos propios y definitoriosdel campo bibliotecolgico, es vista como algo ajeno a la dinmicaque da a da se lleva a cabo a todo lo largo de la actividad biblioteca-ria; debido a que ella se ha estatuido en un quehacer orientado prag-mticamente y cuya sustentacin cognoscitiva, sobre lo que seahondara ms adelante, se funda en la funcionalidad tcnica de rai-gambre empirista o, en su mejor vertiente, positivista. Esto ha dadola seguridad psquica y cognoscitiva a la mayora de los integrantes

    del campo, por lo que la construccin abstracta es rechazada de ml-tiples maneras, incluso apelando a la violencia simblica. De ah laextraeza que puede generar entre el gremio al hablar de Bibliotecacomo una sistemtica construccin abstracta y configurada concep-tualmente de manera integral. Situacin que se torna imperioso sub-sanar para evitar el estancamiento o regresin del campo. Lo que porotra parte da la pauta para comprender el marco en que se desen-

    vuelve esta reflexin que oscila en la interaccin de la Biblioteca y la

    biblioteca, esto es, entre la propuesta abstracta y su contnuum con-

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

    1 Esta cuestin la desarrollo de forma amplia y sistemtica en otro texto, por loque aqu slo se enuncia tal problemtica, aunque por supuesto est inextrica-blemente relacionada con el tema, el problema central que aqu se pretende di-lucidar. As que la cuestin del miedo a la abstraccin en el mbitobibliotecolgico trabaja como un supuesto de lo que se ventila en est reflexin.

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    creto y viceversa de lo concreto a su continuacin en lo abstracto. Porlo que obviamente cuando me refiera a la esfera abstracta del fen-meno bibliotecario se har con mayscula: Biblioteca, y cuando me

    refiera a lo concreto se har con minscula: biblioteca.La biblioteca no nos ha dejado pensar la Biblioteca; asimismo estapremisa inicial significa que la biblioteca concreta, en su manifesta-cin extrema: particular y especfica se ha convertido en una barreraque nos impide la elaboracin abstracta de la Biblioteca. O para de-cirlo de manera ms tcnica: la biblioteca se ha estatuido en un obs-tculo epistemolgico para la construccin terica de la Biblioteca.Lo que deja ms claramente en evidencia el hiato existente en la ac-tual fase de constitucin del campo bibliotecolgico entre lo concre-

    to y lo abstracto, entre lo prctico y lo terico que se presenta en elproceso de conocimiento. Lo que redunda en el ahondamiento de lafisura entre investigacin bsica e investigacin aplicada, dualidadque en s misma es un falso problema. Slo hay investigacin si adje-tivos y es aquella que se desenvuelve como un contnuum bidireccio-nal entre lo terico y lo prctico. Pero al referirme al concepto deobstculo epistemolgico implcitamente estoy dejando entrever laraigambre cognoscitiva que sirve de sustentacin a la reflexin aquemprendida: la epistemologa constructivista de Gaston Bachelard.

    Asimismo como complemento y refuerzo explicativo al concepto deobstculo epistemolgico bachelardiano har uso del concepto derepresentacin social redefinido y desarrollado por Jean-Claude

    Abric y su equipo de investigadores sociales.La hiptesis de partida para continuar esta reflexin puede enun-

    ciarse as: la creacin y desenvolvimiento de la biblioteca pblica es-tableci la orientacin cognoscitiva que habra de seguir el campobibliotecolgico, orientacin signada por una inercia emprica y

    pragmtica, la que se encuentra articulada y tensionada por el desi-deratum tcnico. Lo que ha dado lugar a una acumulacin y exce-dente de conocimiento y con ello a propiciado la conformacin delobstculo epistemolgico, el cual ha conducido al campo al lmite desu fase de constitucin.

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    La biblioteca como obstculo epistemolgico

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    II

    Es de acotarse que el concepto de obstculo epistemolgico, junto

    con el de ruptura epistemolgica, es central y determinante en laconcepcin cognoscitiva del gran epistemlogo francs Gaston Ba-chelard. Por lo que antes de entrar a su explicacin que nos permitircomprender su instrumentalidad en la reflexin bibliotecolgica, espertinente hacer una somera descripcin de la epistemologa bache-lardiana para as comprender su funcin estratgica.

    Para este epistemlogo galo la ciencia en su desenvolvimiento harecorrido varias fases que han conducido en la actualidad hasta lo quedenomina le nouvel esprit scientifique. As la ciencia ha recorrido ellargo y sinuoso camino que va de la fase precientfica, pasando por lafase cientfica hasta llegar al nuevo espritu de la ciencia, que es la fasede completa y plena cientificidad. Cada una de ellas se caracteriza cog-noscitivamente por sus sucesivas aproximaciones a la realidad. Aproxi-maciones que implican mayor elaboracin abstracta, esto es,conceptual y terica. Por lo que cada una de tales aproximaciones seha consumado a partir de llevar a cabo una ruptura epistemolgicarespecto a la precedente aproximacin. Aunque ms exactamente

    cabe subrayar que la ruptura epistemolgica se realiza sobre los ele-mentos empricos, fcticos que an priman y hasta determinan el de-senvolvimiento cognoscitivo de la anterior aproximacin de la cienciahacia la realidad. Ahora bien, la ruptura epistemolgica no es un mo-mento del proceso cognoscitivo que se realice de manera espontnea:imprevisible y automtica, muy por el contrario, es prevista y prepara-da por la gestacin del obstculo epistemolgico. De hecho la rupturaepistemolgica busca superar el obstculo epistemolgico que se pre-senta en el desenvolvimiento cognoscitivo de una ciencia en su trnsi-

    to de una aproximacin hacia otra. De esta forma la racionalidadcientfica rectifica sus propios errores precedentes.

    Por su parte el obstculo epistemolgico tiene una estructura yuna lgica de despliegue que es lo que interesa conocer para llevar acabo su instrumentalidad en la propuesta de reflexin bibliotecol-gica que aqu se pretende emprender. En su libro La formacin del

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

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    espritu cientfico Bachelard como en ningn otro lugar de su obramultiforme fundamenta y desarrolla ampliamente el concepto deobstculo epistemolgico. De hecho el libro es un amplio recorrido

    por las mltiples manifestaciones que ha tenido el concepto a lo lar-go de la historia de la ciencia en la era moderna. Concepto o, mejoran, fase del conocimiento que es caracterizada as desde el iniciodel libro por Bachelard:

    Cuando se investigan las condiciones psicolgicas del progreso de laciencia, se llega muy pronto a la conviccin deque hay que plantearel problema del conocimiento cientfico en trminos de obstculos.No se trata de considerar los obstculos externos, como la compleji-dad o la fugacidad de los fenmenos, ni de incriminar a la debilidadde los sentidos o del espritu humano: es en el acto mismo de cono-cer, ntimamente, donde aparecen, por una especie de necesidadfuncional, los entorpecimientos y las confusiones. Es ah dondemostraremos causas de estancamiento y hasta de retroceso, es ahdonde discerniremos causas de inercia que llamaremos obstculosepistemolgicos. El conocimiento de lo real es una luz que siempreproyecta alguna sombra. Jams inmediata y plena. Las revelacionesde lo real son siempre recurrentes. Lo real no es jams lo que po-dra creerse, sino siempre lo que debiera haberse pensado. El pen-samiento emprico es claro, inmediato, cuando ha sido bienmontado el aparejo de las razones. Al volver sobre un verdadero es-

    tado de arrepentimiento intelectual. En efecto, se conoce en contrade un conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal ad-quiridos o superando aquello que, en el espritu mismo, obstaculizaa la espiritualizacin.2

    Proceder a desmenuzar y explicitar la caracterizacin del concep-to bachelardiano, para luego emprender su crtica. Especificando la

    visin que vertebra esta definicin, puede decirse primeramente queBachelard se orienta por una concepcin psicolgica del conoci-miento cientfico. De ah que el subtitulo del libro en el que vieneplasmada tal definicin sea Contribucin a un psicoanlisis del co-nocimiento objetivo; es de suma importancia sealar esto porque so-

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    La biblioteca como obstculo epistemolgico

    2 Gastn Bachelard, La formacin del espritu cientfico. Contribucin a un psi-coanlisis del conocimiento objetivo, Mxico, Siglo XXI, 2004, p. 15.

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    bre ello emprender principalmente la crtica de la epistemologabachelardiana y en particular del susodicho concepto.

    Sealada la sustentacin psicolgica de tal epistemologa, Bache-

    lard completa su aserto afirmando que por lo mismo se descartan to-dos aquellos factores externos que no forman parte de lainterioridad psicolgica del proceso de conocimiento, aunque mejorcabe decir, de la racionalidad cientfica. As una vez que ha sido aisla-do de adherencias externas el acto de conocer, nuestro epistemlo-go muestra que es precisamente en el despliegue del conocimientoque aparecen los obstculos, esto es, que es generado por el propiodesenvolvimiento cognoscitivo. La racionalidad al avanzar en su co-nocimiento de la realidad, lo cual debe entenderse como lo real que

    viene a ser una construccin pensada, propicia errores de compren-sin que gradualmente se van acumulando y acaban por convertirseen un obstculo que traba el conocimiento tornndolo ms lento yhasta regresivo. Slo superando ese obstculo epistemolgico es quepuede seguir adelante el conocimiento cientfico. Ahora bien, stacaracterizacin que hace Bachelard del concepto deja en la sombraaspectos ms puntuales que son los que permiten una mejor legibili-dad de su organicidad y lgica de despliegue, por lo que es menesterexplicitarlos.

    Antes que cualquier cosa debe quedar claro que obstculo episte-molgico de ninguna manera puede entenderse como simple difi-cultad, bloqueo del sistema de pensamiento o, en el peor de loscasos, como vaco de conocimiento. Muy por el contrario puede co-menzar por decirse que es producto de un exceso de conocimientodisponible, correspondiente a la fase de aproximacin hacia la reali-dad en que se encuentre la ciencia. Por lo que ms que una dificultades una facilidad cognoscitiva. Particularizando: cuando alguna de las

    ciencias inicia su aproximacin cognoscitiva hacia la realidad generaconocimientos que cada vez se incrementan y acumulan. Hasta queacaba por conformarse una estructura de conocimientos que en cier-to modo llega a ser considerada como la necesaria, si no es que defi-nitiva, para responder a los requerimientos cognoscitivos de talciencia. Llegada a este punto su desenvolvimiento se torna ms len-to. Pero a semejanza de un iceberg esto slo es la pequea porcin

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

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    que sobresale del nivel del mar, mientras la mayor parte del proble-ma del obstculo epistemolgico se encuentra oculto.

    Una vez que la racionalidad cientfica ha estatuido un conocimien-

    to orgnico, sistemtico y que responde fcilmente a sus necesidadesya no busca construir nuevos conceptos. Se conforma con los ya an-teriormente establecidos, que incluso le brindan la certeza de queexpresan y dan explicacin a las regularidades de los fenmenos dela realidad que son el objeto de conocimiento de cada ciencia. Regu-laridades que por supuesto no son lo mismo que reglas, puesto questas ltimas son construcciones racionales que tienen que ser re-configurados ante cada nueva disposicin cognoscitiva. Las regulari-dades se acomodan a los estancamientos de la razn, cuando sta ha

    desmantelado su sentido crtico y creativo. Las respuestas se tornaninmediatas y fciles. El pensamiento se acuna en la comodidad, hacemayormente explcita su recurrencia a la opinin. La ciencia entrega-da a la inercia de la comodidad de las respuestas estatuidas puededeslizarse hacia la recurrencia de un pseudoconocimiento fundadoen la opinin. Por lo que para evitarlo se debe mantener un sistemade vigilancia que le permita acabar con semejante enemigo del cono-cimiento cientfico, como lo subraya Bachelard:

    La opinin piensa mal; no piensa; traduce necesidades en conoci-mientos. Al designar a los objetos por su utilidad ella se prohbe co-nocerlos. Nada puede fundarse sobre la opinin; ante todo esnecesario destruirla. Ella es el primer obstculo a superar.3

    Ahora bien, el peligro de fondo que hay en la opinin es que enella se agazapa el pensamiento emprico. Pensamiento que se ali-menta de la experiencia inmediata, fctica. Y en cuanto tal es aquelloen lo que puede creerse, de ah que su canal de expresin sea la opi-nin. El espacio emprico fue el caldo de cultivo donde surgi la

    ciencia, pero sta se constituye como ciencia en la medida que se dis-tancia cada vez ms de la experiencia emprica. Pero la persistenciade lo emprico, que le hace recordar a la ciencia su origen, se hacepresente, se filtra de manera subrepticia cuando la racionalidad cien-

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    La biblioteca como obstculo epistemolgico

    3 Ibd., p. 16.

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    tfica deja de perseverar en el pensamiento abstracto para deslizarseen las facilidades de las respuestas estatuidas. Incluso, argumenta Ba-chelard, no es del todo extrao que en consonancia con el pensa-

    miento emprico hagan acto de presencia en el proceso cognoscitivouna cauda de sentimientos e instintos recubiertos de imgenes:

    Como se ve, no titubeamos en invocar los instintos para sealar lacabal resistencia de ciertos obstculos epistemolgicos (...) Cuandoel conocimiento emprico se racionaliza nunca se est seguro de quelos valores sensibles primitivos no afecten a los raciocinios. De unamanera muy visible puede reconocerse que la idea cientfica dema-siado familiar se carga con un concreto psicolgico demasiado pesa-do, que ella amasa un nmero excesivo de analogas, imgenes,metforas, y que poco a poco pierde su vector de abstraccin, su afi-

    lada punta abstracta.4

    Aunque Bachelard est lejos de elaborar una teora de las repre-sentaciones al interior del proceso de conocimiento cientfico, da p-bulo para discernirla. Al margen de que ms adelante explicar elfundamental papel de las representaciones, puede decirse en estemomento que esa cauda de analogas, imgenes y metforas queplasman una instintualidad puedan caracterizarse como un tejido defactores cognitivo-sensoriales-afectivos que son las representacio-

    nes. Ellas hacen que quienes llevan adelante el proceso de conoci-m i e n t o c o n f o r m e n u n a r e p r e s e n t a c i n d e s u o b j e t o d econocimiento nimbada de elementos sensoriales, sentimentales ycognitivos, lo que determina el accionar de la prctica especfica quese orienta hacia el objeto. La representacin torna ms denso el en-tramado del obstculo epistemolgico.

    Por otra parte cada aproximacin de la ciencia hacia la realidad sedefine por una mayor elaboracin abstracta, que reduce progresiva-mente la presencia de lo emprico, para configurar un conocimiento

    sustentado sistemticamente en conceptos unvocos y teoras cadavez ms precisas y rigurosas. Para llevar a cabo esa completa cons-truccin conceptual y terica del objeto de conocimiento, sin la in-tervencin emprica, la racionalidad cientfica ha de retomar la senda

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

    4 Ibd., p. 17.

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    del planteamiento de problemas, hacer del proceso de conocimientouna trayectoria signada por la problematicidad:

    Ante todo es necesario saber plantear los problemas. Y dgase lo que

    se quiera, en la vida cientfica los problemas no se plantean por smismos. Es precisamente estesentido del problema el que sindica elverdadero espritu cientfico. Para un espritu cientfico todo conoci-miento es una respuesta a una pregunta. Si no hubo pregunta, nopuede haber conocimiento cientfico. Nada es espontneo. Nadaest dado. Todo se construye.5

    El obstculo epistemolgico no es un objeto sino una fase en elproceso de conocimiento y que es producido, en el entender de Ba-chelard, por la propia racionalidad cientfica porque el pensamiento

    es una herramienta necesaria y a la vez fuente de errores. A ella mis-ma corresponde superar el obstculo epistemolgico, cuya acumula-cin de errores6 est indicando la necesidad de llevar a cabo laruptura epistemolgica con la presente aproximacin, para transitara la siguiente aproximacin cognoscitiva hacia la realidad, en la quesean rectificados los anteriores errores. Para ello la racionalidad cien-tfica ha de salir de la facilidad que le ha dado el conocimiento acu-mulado, facilidad que ha redundado en respuestas inmediatas y sincuestionamiento, planteando problemas, haciendo del proceso de

    conocimiento un movimiento problemtico, que permita removerlos conceptos desgastados (que por lo mismo se han vuelto multvo-cos) para elaborar nuevos conceptos y teoras que conduzcan a laconstruccin abstracta del objeto u objetos de conocimiento de cadaciencia, para alcanzar con ello la plena cientificidad definitoria delnuevo espritu cientfico.

    Pero la epistemologa de Bachelard, crtica y propositiva, adolecede claroscuros, por lo que es pertinente evidenciarlo aunque sea bre-

    vemente, para hacer ms viable su instrumentalidad en el campo bi-

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    La biblioteca como obstculo epistemolgico

    5 Ibd., p. 16.6 De ah que Bachelard argumente que el error ms que ser un factor negativo que

    se debe negar o dejar de lado como una falla del conocimiento, es un elementopositivo que forma parte inalienable del conocimiento. Por eso en s mismo esuna entidad que ha de ser un objeto de conocimiento

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    bliotecolgico. La epistemologa bacherladiana es conocida tambincomo racionalismo aplicado; a diferencia del racionalismo clsicoel de Bachelard adquiere un sesgo distintivo al encontrarse tensiona-

    do y dirigido hacia su aplicacin, lo que se traduce en la construccinde lo real por mediacin de los objetos tcnico abstracto-concretos.Objetos cientficos que anan la dimensin intelectiva con la esferaprctica y transformadora en el proceso cognoscitivo de la ciencia.Pero esto no puede soslayar el hecho de que su base de sustentacinsigue siendo el racionalismo. Lo que de una u otra forma implica quetodo el proceso de conocimiento se lleva a cabo en el interior delpensamiento. La realidad por s misma no tiene consistencia, slo ad-quiere sentido en la medida que es una entidad construida por el

    pensamiento: lo real es aquello que debiera haberse pensado. Lascontradicciones que surgen en el desenvolvimiento cognoscitivo dela racionalidad cientfica no son producto de la dinmica y resisten-cias que ofrece la realidad, el objeto de conocimiento per se, sino in-suficiencias que tienen su origen en el propio pensamiento.

    Todo lo cual explica porqu el obstculo epistemolgico es una fasedel desenvolvimiento cognoscitivo de la racionalidad cientfica produ-cido por un exceso de conocimientos, que generan facilidad de res-puestas. Lo que se traduce en, para decirlo fcil, en conformismo

    cognoscitivo. El pensamiento se atiene a los conceptos ya previamenteestablecidos por l mismo. Y es el propio pensamiento el que sale deesa autoinercia cuando restablece la dialctica interna entre el obs-tculo y la ruptura epistemolgica para as rectificar sus errores.

    Si bien es cierto que el racionalismo aplicado en el terreno de lasciencias naturales o exactas puede minimizar esta limitante propia quelo restringe a un mero proceso interno del pensamiento debido a losobjetos de conocimiento caractersticos de tales ciencias, en cambio

    ese agravante se torna ostensiblemente limitativo en el mbito de lasciencias humanas y sociales. En este tipo de ciencias es ms complica-do apelar a un proceso interno de construccin de la realidad porqueel mismo sujeto cognoscente forma parte de esa realidad, de hecho es

    su ms propia y definitoria realidad. De esa realidad social y humanaforma parte y ella lo forma. De ah que sea una realidad que para cono-cerla se la deba de considerar en su plena concrecin por s misma. La

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

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    construccin cognoscitiva de la realidad ha de considerar a sta en su ycon su cabal consistencia concreta. La cual por lo mismo tiene una di-nmica propia de diversa ndole, por ejemplo la dimensin histrica,

    que conforme cambia y evoluciona ofrece mltiples resistencias quepueden pasar a formar parte de los obstculos epistemolgicos enconsonancia con los obstculos que el pensamiento por s mismo pro-picia. Esto significa que la clase de dialctica que se ha de restableceren la epistemologa de Bachelard es entre el pensamiento y la reali-dad, entre la racionalidad cientfica y sus objetos de conocimientoconcretos: en este caso la concrecin humana y social. Esto slo pue-de ser as si queremos hacer viables los aportes positivos de tal episte-mologa en su instrumentalizacin en el campo bibliotecolgico. Lo

    cual se hace doblemente afirmativo si consideramos el hecho de que labibliotecologa es una ciencia que se estatuye como un cruce de cami-nos entre las ciencias humanas y las ciencias sociales. Las seas deidentidad de la bibliotecologa son las de una ciencia que conjuga lasesferas humana y social.

    De esta manera ahora se puede emprender la reflexin que permi-ta hacer legible el problema que aqu se busca discernir: por qu labiblioteca se ha convertido en un obstculo epistemolgico que nonos ha dejado pensar la Biblioteca. En otros trminos: por qu la

    prctica concreta, inmediata, particular ha imposibilitado llevar acabo la construccin conceptual y terica de la Biblioteca; siendoque esta ltima tendra que ser el factor determinativo y de referen-cia sine qua non para realizar los modelos de una tipologa de las di-

    versas bibliotecas, que a su vez convertidas en objetos tcnicosabstracto-concretos encontraran realizacin en cada biblioteca es-pecfica, como por ejemplo las particulares y concretas bibliotecasnacionales, universitarias, pblicas, etctera.

    III

    Jean-Claude Abric y su equipo de investigadores sociales han confor-mado una innovadora teora de las representaciones sociales, quemuy bien puede dar explicacin del problema de la idea de servicio,inalienable y sustancial de la biblioteca pblica. Para lo cual slo har

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    La biblioteca como obstculo epistemolgico

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    una muy breve y esquemtica descripcin de tal teora. Lo innovadorde semejante teora de las representaciones radica en primera instan-cia en que rompe con la distincin clsica entre sujeto y objeto; para

    estos tericos no hay distincin entre los mundos exterior e interiordel individuo o del grupo. As el objeto es prolongacin del compor-tamiento, actividades y normas de los sujetos, el estmulo y la res-puesta son indisociables, forman un conjunto. El objeto slo es yexiste para los individuos y en relacin con ellos. Ante esto se deduceque no existe en cuanto tal la realidad objetiva, puesto que toda reali-dad es representada, la cual se apropian y reestructuran los indivi-duos, por lo que para ellos constituye la realidad misma. As larepresentacin se configura como una visin funcional que posibili-

    ta a los individuos conferir sentido a sus conductas, as como enten-der la realidad por mediacin de su propio sistema de referencias yadaptar y definir de este modo un lugar para s. Por lo mismo resultaque la representacin no es un simple reflejo de la realidad, sino unaorganizacin significante, que concurre a la construccin de una rea-lidad comn para un conjunto social. Este es otro elemento innova-dor de tal teora, la representacin es una gua para la accin; comolo explica Abric:

    La representacin funciona como un sistema de interpretacin de larealidad que rige las relaciones de los individuos con su entorno fsi-co y social, ya que determinar sus comportamientos o sus prcticas.Es una gua para la accin, orienta las acciones y las relaciones so-ciales. Es un sistema de pre-decodificacin de la realidad puesto quedetermina un conjunto de anticipaciones y expectativas.7

    Lo que permite que las representaciones sociales puedan llevar acabo su funcin de gua para la accin es la articulacin de los ele-mentos que la constituyen. Esos elementos son de heterognea n-

    dole, que seccionados pueden parecer contradictorios entre s peroconjuntados tienen un dinamismo que les da constancia y unidad.Tales elementos son informaciones de diversos tipos: creencias de

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

    7 Jean-Claude Abric, Las representaciones sociales: aspectos tericos en Abric, J-C. (direccin). Prcticas sociales y representaciones. Mxico, Ediciones Co-yoacn, 2004, p. 13.

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    amplio espectro, opiniones que van desde lo coherente hasta lo irra-cional y actitudes al propsito de un objeto dado. En suma es la con-

    juncin de elementos cognitivos, sensoriales y afectivos; que en

    definicin sociolgica es una construccin sociocognitiva que tolerae integra contradicciones aparentes y que produce razonamientosque aparecen como ilgicos e incoherentes. Para que este magma deelementos pueda ser funcional se articula en una estructura que los

    jerarquiza estableciendo entre ellos relaciones que conjugan la signi-ficacin y el lugar que ocupan en el sistema de representacin. La for-ma en cmo se estructuran los elementos constitutivos de larepresentacin es: un ncleo central y elementos perifricos. El pri-mero es el centro a partir del cual se organiza la representacin y que

    es definido as por Abric:Toda representacin est organizada alrededor de un ncleo cen-tral. Este es el elemento fundamental de la representacin puestoque a la vez determina la significacin y la organizacin de represen-tacin. El ncleo central o ncleo estructurante de una represen-tacin garantiza dos funciones esenciales:Una funcin generadora: es el elemento mediante el cual se crea, setransforma, la significacin de los otros elementos constitutivos dela representacin. Es por su conducto que esos elementos toman unsentido, un valor.

    Una funcin organizadora: es el ncleo central que determina lanaturaleza de los lazos que unen, entre ellos los elementos de la re-presentacin. Es, en este sentido, el elemento unificador y estabiliza-dor de la representacin.Por otra parte tiene una propiedad. Constituye el elemento msestable de la representacin, el que garantiza la perennidad en con-textos movibles y evolutivos.8

    El ncleo que se configura a partir de la articulacin de las funcio-nes generadora y organizadora, esto es, elemento propiamente cen-

    tral, generador, y que organiza al conjunto de la representacin es laparte ms estable, mientras que los elementos perifricos estn per-manentemente expuestos al cambio y son definidos as:

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    8 Ibd., pp. 20-21.

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    Los elementos perifricos se organizan alrededor del ncleo central.Estn en relacin directa con l, es decir que su presencia, su ponde-racin, su valor y su funcin estn determinados por el ncleo.Constituyen lo esencial del contenido de la representacin, su lado

    ms accesible, pero tambin lo ms vivo y concreto. Abarcan infor-maciones retenidas, seleccionadas e interpretadas, juicios formula-dos al respecto del objeto y su entorno, estereotipos y creencias.Estos elementos estn jerarquizados, es decir que pueden estar mso menos cercanos a los elementos centrales: prximos al ncleo, de-sempean un papel importante en la concrecin del significado dela representacin, ms distantes de l ilustran, aclaran, justifican esta

    justificacin. Si como lo pensamos, los elementos centrales constitu-yen la clave de bveda de la representacin, los elementos perifri-cos desempean tambin un papel esencial en la representacin.9

    La dinmica relacional que establecen el ncleo y la periferia es loque determina la especificidad y el accionar de cada representacin.Esto lleva a sealar que lo que marca la diferencia entre dos repre-sentaciones que tienen el mismo ncleo que son la organizacin queestablecen con sus respectivas periferias. Asimismo pueden cambiarel orden de organizacin de los elementos perifricos lo que no re-dunda en un cambio de la representacin; mientras que un cambioen el ncleo da lugar a una transformacin integral de la representa-

    cin.10 Todo lo cual puede dar razn de cmo se alteran las represen-taciones que se hacen en un campo de conocimiento cuando stepasa de una fase a otra de desenvolvimiento as, por ejemplo, cuandose pasa de la fase de constitucin, an precientfica o ms exactamen-te en transicin, a la fase de autonoma, plenamente cientfica. Esto

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

    9 Ibd., p. 23.10 Ser en la representacin el elemento que ms resistir al cambio. En efecto

    cualquier modificacin del ncleo central ocasiona una trasformacin completa

    de la representacin. Plantearemos as que la identificacin de ese ncleo centralpermite el estudio comparativo de las representaciones. Para que dos represen-taciones sean diferentes, deben estar organizadas alrededor de dos ncleos cen-trales distintos. La simple identificacin del contenido de una representacin espues insuficiente para reconocerla y especificarla. Es la organizacin de ese con-tenido que es esencial: dos representaciones definidas por un mismo contenidopueden ser radicalmente diferentes si la organizacin de ese contenido, y luegola centralidad de ciertos elementos, es distinta. Ibd., p. 21.

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    puede significar que la representacin de la voluntad de servicio delas bibliotecas, predominante en la actual fase de constitucin delcampo bibliotecolgico cambie en cuanto a sus elementos perifri-

    cos en la fase de autonoma, puede dar como resultado otra repre-sentacin de la idea de servicio de la Biblioteca, que pudieradenominarse racionalidad de servicio, esto en consonancia con elestatuto que se define como terico en el campo una vez alcanzadasu conformacin cientfica, autonmica.

    IV

    Si en algn momento de la milenaria historia de la biblioteca puede

    hablarse de revolucin eso aconteci con el surgimiento de las bi-bliotecas pblicas hacia mediados del siglo XIX. Y aunque la figuraretrica de revolucin ha sido desgastada y desvirtuada por su indis-criminado uso al ser aplicada a cualquier cosa o situacin que entra-a un cambio pretendidamente radical, en no pocos casos abrupto yhasta violento, para el objetivo aqu seguido sirve para mejor clarifi-cacin del mismo. Durante ese siglo la biblioteca sigui un desenvol-

    vimiento que un tanto hiperblicamente podra caracterizarse comolineal e inercial, esto es, cansinamente normal, y que slo era so-bresaltado por las peridicas destrucciones de acervos e instalacio-nes bibliotecarias.11 Durante ese multisecular recorrido la bibliotecadepur y precis las funciones que se consideraban sustantivas parasu funcionamiento y continuidad: reunir y preservar los acervos cada

    vez ms ricos, en beneficio de una elite aristocrtica o intelectual.En cuanto a su concepcin y estructuracin funcional no hubo

    cambios radicales de ah su desenvolvimiento lineal; pero adems seconformaban esas bibliotecas segn los vaivenes de la poltica o, en

    su variante, segn los caprichos y necesidades suntuarias de monar-cas, aristcratas o mecenas, de ah que estuvieran entregadas a lainercia de las situaciones personales y contextuales. El conocimiento

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    11 Lucien X. Polastron. Libros en llamas. Historia de la interminable destruccinde bibliotecas. Mxico, FCE-Libraria, 2007.

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    bibliotecario que se desarroll a lo largo de todo ese vasto perodohistrico era de carcter eminentemente tcnico, lo que en este casoimplica fundado en la opinin de que habla Bachelard, esto es, pen-

    samiento emprico que permita la funcionalidad de sus an limita-das prcticas bibliotecarias. En suma era un conocimientoclaramente precientfico. Con eso bastaba para satisfacer su magraconcepcin de servicio; idea de servicio de suyo an difusa y limita-da. Todo este estado de cosas va a sufrir una transformacin profun-da con la revolucin propiciada por la biblioteca pblica.

    Entre el cruce de las centurias XVIII yXIXse gesta ese movimientotelrico que va a desembocar en el sismo revolucionario de la biblio-teca pblica a mediados del sigloXIX. En Inglaterra y los Estados Uni-

    dos se crean lo que es el antecedente directo e inmediato de lasbibliotecas pblicas: las bibliotecas de los mechanics institutes en elprimer pas, y las de las mercantile libraries a lo largo de la uninamericana. A su vez ambas bibliotecas descienden de las bibliotecasparroquiales y de las asociaciones. En la medida que tales bibliotecasestn destinadas para cubrir las necesidades de capas de la poblacinque antes no tenan acceso a la informacin suministrada por las bi-bliotecas, se van a definir sus funciones, pero sobre todo con ellas co-mienza a precisarse el perfil de la idea de servicio como medular de la

    biblioteca pblica.El factor contextual eclosionador del surgimiento de la biblioteca

    pblica, primeramente en los pases anglosajones, fue el desarrollode la sociedad industrial. La expansin social en sus mltiples rde-nes fue instantnea e incontrolable: nuevas oportunidades y nuevospuestos laborales. Lo que va a redundar en el incremento de la de-manda de informacin para la formacin profesional, el ascenso so-cial o la reconfiguracin de comportamientos y mentalidades.

    Adems la industrializacin trajo aparejado el incremento de riquezaeconmica por lo que haba los recursos para aumentar la produc-cin de libros as como su compra, cuyo aumento de tirajes permitiuna reduccin en los costos unitarios. El estmulo de la disponibili-dad de libros va a propiciar la aparicin de nuevos lectores, distintosa los ya tradicionales sectores de lectores: familias aristocrticas, reli-giosas o profesionales de la cultura en sus mltiples modalidades.

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

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    Las clases populares demandaron instruccin, lo que vino aparejadocon un redimensionamiento de la lectura, lo cual tena que ser satis-fecho por un nuevo tipo de biblioteca. Donde se llev de forma ms

    plena este movimiento bibliotecario fue en los Estados Unidos:El establecimiento de las bibliotecas en Estados Unidos supuso uncambio radical en la funcin bibliotecaria. Las bibliotecas, a partir deentonces, ya no fueron consideradas como memorias del pasado yarchivos de la sabidura humana, sino como instituciones educati-

    vas, y como tales influyeron fuertemente en la conformacin de la ci- vilizacin norteamericana primero y en el resto de los pasesdespus, pues ellas, y las universitarias y escolares que se fueron de-sarrollando paralelamente dentro del mismo espritu, elevaron el ni-

    vel cultural del pueblo, favorecieron su formacin poltica y

    ayudaron a los individuos en su trabajo personal y en su lucha por eltriunfo en la vida.12

    Nunca antes la biblioteca haba vivido una gesta de la magnitudque emprendi la biblioteca pblica a partir de la segunda mitad delsigloXIX, llevada hasta sus ltimas consecuencias en los Estados Uni-dos, para satisfacer las crecientes necesidades de informacin parauna poblacin en indetenible expansin, a la que de esa manera sebuscaba redimir. Fue un movimiento bibliotecario como bien lo se-

    ala Hiplito Escolar: (...) que surgi de abajo arriba, con un senti-do verdaderamente democrtico.13 Aqu se encuentra la hondasignificacin de la revolucin que produjo la biblioteca pblica, quea contramarcha de toda la historia precedente de la biblioteca queiba de arriba hacia abajo y que era claramente antidemocrtica estemovimiento surga impulsado por la propia sociedad, cuya fuerzamotriz eran las clases populares. Bajo esa directriz que le dio origen a

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    La biblioteca como obstculo epistemolgico

    12 Hiplito Escolar. Historia de las bibliotecas. Madrid, Fundacin Germn Sn-

    chez Ruiprez, 1990, p 417.13 El movimiento bibliotecario surgi de abajo arriba, con un sentido verdadera-mente democrtico, en parte quiz porque los bibliotecarios norteamericanosestaban libres, a diferencia de los europeos, del peso de una larga tradicin, y, enparte, porque la aventura era posible en la maleable sociedad norteamericanadel sigloXIX, donde hombres decididos y con ideas originales podan crear gran-des imperios, como, por ejemplo, Carnegie en la industria del acero, Morgan enla banca y Rockefeller en el petrleo. Ibdem.

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    la biblioteca pblica ha seguido desenvolvindose hasta nuestrosdas. Tal ha sido la sonoridad de su gloria y el silencio de sus limitan-tes, que acabaron por convertirla en un obstculo epistemolgico.

    En consonancia con la aparicin de la biblioteca pblica en losEstados Unidos se dio la actividad de una generacin de notables bi-bliotecarios, que pusieron las bases de la bibliotecologa como cien-cia. Ellos conformaron el basamento inicial de conocimientos sobreel que se levant la organizacin y funcionamiento de la bibliotecapblica;14 cabe destacar entre tales bibliotecarios por sus aportescognoscitivos a la disciplina bibliotecolgica los nombres de CharlesCoffin Jewett (1816-1868) que redact unos famosos programas decatalogacin; Justin Winsor (1831-1897) se preocup por descubrir

    las necesidades de los lectores y atenderlas; Charles Ammi Cutter(1837-1903) cre un sistema de clasificacin, no desarrollado deltodo, que fue parcialmente utilizado en la Biblioteca del Congreso; yMelvin Dewey (1851-1931) que fue un dinmico organizador y lu-chador de la causa bibliotecaria, pero adems fue el creador del siste-ma de clasificacin ms extendido y empleado conocido comoClasificacin Decimal Dewey, tambin estableci los primeros cursosde enseanza bibliotecaria profesional. Aparte de ser el ms conoci-do de los bibliotecarios de esa notable generacin, la obra de Dewey,

    en sus diversas vertientes se significa por ser la culminacin y sntesisdel conjunto de conocimientos que todos ellos generaron. En laobra mltiple de Dewey se reflejan los alcances y limitaciones del co-nocimiento bibliotecolgico en la fase inicial de su instauracincomo ciencia.

    A diferencia de todo el largo perodo histrico previo de recorridode la biblioteca que se sustent en un conocimiento absolutamentetcnico y emprico, ahora se emprenda el camino hacia la elabora-

    cin conceptual de lo emprico, aunque segua teniendo un fuertepredominio la esfera tcnica. De hecho, lo que llev a cabo la men-

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    Estudios epistemolgicos de bibliotecologa

    14 Una serie de eminentes bibliotecarios unieron a su formacin intelectual supe-rior dotes organizativas, imaginacin y fe en la perfeccin del hombre a travsdel conocimiento, al que se llegaba en una primera etapa por la enseanza y pos-teriormente por el libro. Ibdem.

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    cionada generacin de padres de la biblioteconoma15 fue la conjun-cin entre el entramado conceptual de lo emprico y la tcnica, locual con el paso del tiempo gener ambigedades y contradicciones,

    que contribuyeron a hacer de la biblioteca un obstculo epistemol-gico: pero en ese momento no slo era la ms viable opcin sino lanica ante las necesidades que tena que satisfacer la biblioteca p-blica. Esta institucin nace bajo el signo de lo que defino como la vo-luntad de servicio, como se explica adelante con la cuestin de larepresentacin.

    Para todos aquellos bibliotecarios, la biblioteca pblica encarnabauna nueva era por lo que se le atribuan importantes y variadas fun-ciones, todas ellas conjugadas por la idea de servicio a la sociedad.

    De ah que para que cumpliera de mejor manera esa misin de servi-cio tena que reelaborarse el anterior conocimiento emprico acumu-lado de forma conceptual, el cual a su vez tena que instrumentalizar-se invariable y necesariamente por va de la tcnica para cubrir lacada vez ms amplia necesidad de informacin de una sociedad demasas en expansin. Todo lo cual redund en que la idea de serviciocomo esencia de la biblioteca pblica se definiera plenamente, conlo que a su vez ella cohesion sus funciones orientando as su activi-dad presente y su trayectoria posterior. Por otra parte tal idea de ser-

    vicio por estar sustentada en la inmediata realizacin misional con-creta y emprica se recubri de representaciones, que acabaron poradicionarse a la conformacin de la biblioteca como obstculo epis-temolgico, como se explicar en detalle ms adelante.

    En suma, el gran logro y aporte de los bibliotecarios estadouni-denses fue a nivel cognoscitivo conformar la base inicial de conoci-mientos de la bibliotecologa como ciencia, as como estatuir la

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    La biblioteca como obstculo epistemolgico

    15 Muy pertinentemente tiene que caracterizarse la nomenclatura de la disciplinaen esa fase inicial de la disciplina como Biblioteconoma, puesto que en ese mo-mento se instaura como una ciencia en marcada orientacin administrativa.Incluso aunque en la actualidad se ha extendido la nomenclatura de Biblioteco-loga, an sigue siendo un conocimiento administrativo en gran medida puestoque an no ha alcanzado la plena cientificidad que expresa el trmino biblioteco-loga. Pero este es un tema polmico que requiere de otro espacio propicio paradesarrollarlo.

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    representacin de la biblioteca pblica que guiara su accionar, todolo cual iba a ser determinante para esta institucin hasta nuestrosdas. Pero con ello no terminan los aportes de esa generacin de bi-

    bliotecarios, su notable actividad tambin se despleg en el mbitoorganizativo y fundacional de otras instituciones y prcticas bibliote-carias:

    Todas ellos tuvieron una participacin muy activa en la creacin yfuncionamiento de la American Library Association o ALA, as comoen el de la revista de los bibliotecarios norteamericanos, Library

    Journal, gracias a las cuales surgi, se unific y se difundi el moder-no pensamiento bibliotecario; se adoptaron tcnicas comunes y seestablecieron servicios de cooperacin muy efectivos, que transfor-maron una serie de bibliotecas totalmente independientes y expues-

    tas al aislamiento en una organizacin nacional, ntimamenteentrelazada, que persegua las mismas finalidades, utilizaba igualesmedios y procedimientos, y, gracias a ellos tambin, se cr