Alcalá Artículo INVI

download Alcalá Artículo INVI

of 35

description

desarrollo urbano

Transcript of Alcalá Artículo INVI

  • Revista INVIUniversidad de [email protected] ISSN (Versin impresa): 0718-1299CHILE

    2007 Laura Alcal Pallini

    DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA

    Revista INVI, mayo, ao/vol. 22, nmero 059 Universidad de Chile

    Santiago, Chile pp. 35-68

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y Portugal

    Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    http://redalyc.uaemex.mx

  • 35Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    Dimensiones urbanas del problema habitacional. El casode la ciudad de Resistencia, Argentina

    Urban dimensions of the housing problem. The case of thecity of Resistance, Argentina

    Laura Alcal Pallini 1Fecha recepcin: 04/12/06

    Fecha aceptacin: 19/01/07

    REVISTA INVI N 59 / MAYO 2007 / VOLUMEN 22: 35 A 68

    El trabajo que se presenta tiene el objeto de aportar argumentos ms consistentes a la hiptesis por la cual seconsidera que el problema habitacional tiene dimensiones urbanas, cuyas variables no forman parte de las polticasfrecuentes de vivienda, y que si lo fueran permitiran mejorar las condiciones habitacionales de amplias reasresidenciales de la ciudad.A partir del anlisis de un caso, en este artculo se ensayan algunas pautas metodolgicas para abordar estasdimensiones y para comprender el modo en que determinadas cuestiones urbanas inciden de manera directa en lassituaciones habitacionales.En la ltima parte se ponen a consideracin algunas propuestas metodolgicas para mejorar las polticashabitacionales vigentes que ignoran estas dimensiones del problema, y se exponen algunos ejes de actuacin.Palabras clave: urbanizaciones residenciales - problema habitacional - polticas urbanas.

    This work has the purpose to contribute arguments to the hypothesis by which is considered that the housing problem hasurban dimensions, whose variables do not form part of the frequent housing politic and if they were it they would permit toimprove the housing conditions of extensive residential areas of the city.From the analysis of a case, in this article some methodological guidelines are practiced to tackle these dimensions and forunderstand the way in which determined urban questions impact in a direct way in the housing situations.In the last part they are put to consideration some methodological proposals to improve the housing politics in force thatignore these dimensions of the problem and some axes of action are exposed.Keywords: residential urbanizations- housing problem- urban politics.

    1 Arquitecta y doctoraargentina, especialista en

    Urbanismo y Ordenacin del

    Territorio.

    Acadmica del Instituto de

    Investigacin y Desarrollo en

    Vivienda -IIDVI- Facultad de

    Arquitectura y Urbanismo de

    la Universidad Nacional del

    Nordeste UNNE.

    [email protected]

  • 36Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    1. INTRODUCCIN

    El trabajo que se presenta tiene el objeto de

    aportar argumentos ms consistentes a la hiptesis

    por la cual se considera que el problema habitacional

    tiene dimensiones urbanas, cuyas variables no for-

    man parte de las polticas frecuentes de vivienda y

    que sin embargo si lo fueran permitiran mejorar las

    condiciones habitacionales de amplios sectores resi-

    denciales de la ciudad.

    En la ciudad, la situacin habitacional de un ho-

    gar est definida por muchos ms aspectos que el

    que puede inferirse del tipo y condiciones de disponi-

    bilidad de una vivienda. La situacin habitacional se

    define tanto por aspectos que hacen a la vivienda

    propiamente dicha (calidad tecnolgico-constructiva;

    relacin superficie / n habitantes/ n de cuartos; insta-

    laciones; servicios domiciliarios), cuanto por su em-

    plazamiento y situacin fsica y urbana (saneamien-

    to, vulnerabilidad, accesibilidad, infraestructura, dispo-

    nibilidad de equipamientos y servicios pblicos, trans-

    porte, etc.), cuanto por la situacin socioeconmica de

    los habitantes (disponibilidad econmica para ma-

    nutencin y transformacin progresiva de la vivien-

    da, para el pago de los servicios, etc.), cuanto por la

    situacin jurdica de la tenencia.

    Sin embargo, se asiste en general a dos tipos

    de situaciones. Por un lado, desde el punto de vista

    habitacional, los diagnsticos que sirven de base

    para la formulacin de las polticas habitacionales

    parten frecuentemente de indicadores extremada-

    mente generales que soslayan varios de los aspec-

    tos sealados y que pasan por alto a su vez, las

    peculiaridades que se derivan de la singularidad de

    cada estructura urbana, del soporte natural de cada

    territorio y de las condiciones particulares socio-

    econmicas y culturales de la poblacin a las que

    estn dirigidas. Por otro lado, desde el punto de

    vista urbano, al interpretar los problemas de la ciu-

    dad, pocas veces se repara en la incidencia que so-

    bre ellos tienen el emplazamiento y el tipo de reas

    residenciales que configuran la mancha urbana.

    Ello da lugar a dos tipos genricos de respuestas.

    Unas, que apuntan focalizadamente a la vivienda y cuan-

    to ms al barrio (programas dirigidos a la construccin

    de viviendas nuevas, a la mejora o ampliacin de las

    viviendas existentes, programas dirigidos al mejora-

    miento de barrios, regularizacin dominial, etc.). Otras,

    que apuntan al soporte infraestructural de la ciudad y

    cuanto ms a la cualificacin del espacio pblico, pero

    siempre corriendo detrs de un proceso de crecimiento

    que las excede, y desde una perspectiva autnoma como

    si los problemas de la ciudad y de su crecimiento nada

    tuvieran que ver con las polticas habitacionales y vice-

    versa. La desarticulacin de estas polticas se hace ms

    evidente en municipios que no tienen ninguna inje-

    rencia sobre las decisiones habitacionales y sobre la

    gestin de las infraestructuras bsicas que dependen

    de otras esferas y organismos del Estado.

    Es por lo menos curioso, por no decir altamente

    preocupante, que esta disociacin del problema se

    produzca en ciudades en las que la actividad resi-

    dencial supone el mayor factor de ocupacin de sue-

    lo. Ciudades en permanente expansin, con sosteni-

    do crecimiento poblacional y sin desarrollo socio-

  • 37Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    econmico simultneo. Ciudades en las que la cada

    vez mayor distancia entre los parmetros de creci-

    miento y los de desarrollo urbano, se manifiesta en

    la extensin descontrolada y sin urbanizacin previa

    de la mancha urbana y en la fragmentacin y segre-

    gacin socio-espacial de las distintas reas residen-

    ciales que se yuxtaponen en el plano de la ciudad.

    Para referirnos a estas dimensiones urbanas

    del problema, no nos explayaremos en aquellas

    que forman parte del bagaje comn de los

    diagnsticos habitacionales por considerarlo

    innecesario y porque justamente, es nuestro pro-

    psito demostrar cmo es posible identificar

    un nmero importante de problemas que hacen

    a la caracterizacin de las situaciones habitacionales

    sin meternos especficamente en la consideracin

    de la vivienda o el lote individual. Problemas

    que en el presente no estn siendo objeto de res-

    puesta alguna ni por parte de los programas

    habitacionales en vigencia, ni por parte de las pol-

    ticas llammosles "urbanas". Si bien en particular

    nos referiremos al caso de la ciudad de Resistencia,

    creemos que las consideraciones son extensivas a

    la mayor parte de las ciudades argentinas y vlidas

    tambin para otras ciudades latinoamericanas.

    2. BREVE HISTORIA URBANA DE LA CIUDAD

    DE RESISTENCIA EN RELACIN A LA TOPOGRAFA Y

    AL MODELO INICIAL DE SUBDIVISIN DEL SUELO

    Resistencia, capital de la Provincia del Chaco

    en el NE de la Repblica Argentina, es una ciudad

    de fundacin relativamente reciente (1878) que con-

    forma, junto con los Municipios de Barranqueras, Puer-

    to Vilelas y Fontana, el rea Metropolitana del Gran

    Resistencia (en adelante AMGR) de alrededor de 400.000

    habitantes. La ciudad de Resistencia mantiene una re-

    lacin interurbana de tipo laboral, comercial, educati-

    va y recreativa tan fuerte con los municipios de su

    rea metropolitana como con la ciudad de Corrientes,

    distante a poco ms de 20 km y separada

    geogrficamente por el Ro Paran, pero unida

    funcionalmente a partir de la finalizacin de un puen-

    te interprovincial que permiti vincularlas en 1974.

    Para poder llegar posteriormente a la parte cen-

    tral del anlisis consideramos necesario extender-

    nos brevemente en el modelo de urbanizacin de

    partida de esta ciudad.

    El AMGR se fue mensurando siguiendo un siste-

    ma de subdivisin del suelo muy regular, con una

    orientacin a medio rumbo NE /SO a partir de dos ejes

    cartesianos, cuya interseccin constituye el centro sim-

    blico fundacional de la ciudad de Resistencia.

    Estos dos ejes organizan el mapa funcional y

    mental de la ciudad. Su interseccin simboliza -en el

    referente colectivo y en la convencin urbana- la

    ordenada "0, 0" a partir de la cual adoptan la deno-

    minacin y la numeracin ascendente los dos ejes

    convertidos as en cuatro avenidas, que en este tra-

    bajo denominaremos avenidas madres, (Av. Sar-

    miento y Av. Alberdi en el eje NE/SO y Av. 25 de Mayo

    y 9 de Julio en el eje NO/SE). Estos ejes a su vez orga-

    nizan la numeracin y denominacin del conjunto

    de las dems calles.

  • 38Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    Las cuatro avenidas madres son de doble mano y

    tienen en promedio 30 m de ancho entre lnea municipal

    y lnea municipal. Siguiendo las directrices de estos ejes

    el suelo urbano general se divide en chacras (de 1 km

    de lado), rodeadas perimetralmente por avenidas de 40

    m de ancho, tambin de doble mano. Las chacras

    originales estn atravesadas interiormente a su vez, por

    dos avenidas de 30 m de ancho y estn subdivididas en

    16 manzanas regulares de 100m x 100m, separadas entre

    s por vas de 20 m de ancho.

    En la interseccin de las avenidas madres se

    encuentra la plaza central de la ciudad, abarcando cuatro

    manzanas que constituyen los vrtices de las cuatro

    chacras centrales. Cada una de estas chacras cuenta a su

    vez con una plaza central de

    1 ha., ubicada, excepto un

    caso ligeramente desfasado,

    en la interseccin de sus

    avenidas interiores.

    Teniendo en cuenta

    la subdivisin regular de

    cada chacra y las caracte-

    rsticas y la posicin de las

    avenidas as como la equi-

    distancia de los cruces, po-

    dramos decir que se trata

    de un modelo que garan-

    tiza buenas condiciones de

    irrigacin y accesibilidad al

    conjunto de manzanas. La

    ubicacin central dentro de

    cada chacra de una plaza

    ofrece una relacin de "re-

    sidencia / espacio verde li-

    bre", altamente aceptable: tanto en trminos de su-

    perficie (equivalente al 6% de la superficie edificable),

    como de distancia, dado que toda parcela se encuen-

    tra a 400 m como mximo de "su" plaza. Es destacable

    por su parte que, sumando la superficie de la plaza a

    la de las calles, el espacio libre pblico representa el

    36% de la superficie total de cada chacra.

    Pero la reproduccin de este modelo en el

    territorio tuvo dos tipos de perversiones: 1- la

    reproduccin irreflexiva sobre suelos donde la

    topografa y las condiciones naturales del sitio no eran

    las apropiadas y 2- la reproduccin parcializada o

    incompleta de este y de otros modelos de urbanizacin

    en suelos aptos para ser urbanizados.

    Esquema de la ciudad de Resistencia. Alcal, L., 2006.

  • 39Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    Esquema interpretativo de las chacras originales de la ciudad. Alcal, L., 2006.

    2.1. Reproduccin de la trama urbana en terrenos

    topogrficamente no aptos para ser urbanizados (al

    menos siguiendo los procesos de urbanizacin tra-

    dicional)

    La ciudad de Resistencia y los municipios veci-

    nos estn asentados en el valle de inundacin del Ro

    Paran y en el de sus afluentes, el Ro Negro y el Ro

    Araz (entubado ya este ltimo en la mayor parte de

    su curso). La plaza central dista 8 km del primero y 3, 5

    km aproximadamente del Ro Negro. El Ro Negro cor-

    ta el eje de desarrollo NE /SO siguiendo un curso NO/

    SE casi paralelo al eje de desarrollo histrico de la

    ciudad, formando una serie de meandros y de lagu-

    nas, accidentes caractersticos de ros de llanuras con

    mnima pendiente (en el rea urbana la pendiente

    promedio es de 0,03%, entre 10 y 30 cm por cada 120m).

    El ro Paran tiene peridicamente crecidas por

    precipitaciones que se producen fuera del rea ur-

    bana considerada, variando en la latitud correspon-

    diente al AMGR su caudal promedio de 17.202 m3/s

    (en el perodo 1904-1997) a caudales que llegaron

    por ejemplo a 60.215 m3/s en 1983. Ms del 80 % de

    la superficie urbanizada se encuentra a una cota

    inferior a la alcanzada por el ro en las crecientes

    histricas (Pilar, Jorge, 2003).

    En los ltimos aos se ha finalizado un siste-

    ma de defensas. Hasta su conclusin, las inundacio-

    nes peridicas fueron combatidas o evitadas me-

    diante defensas provisorias. El sistema actual con-

    siste en un terrapln que corre casi paralelo al Ro

    Negro al norte de la ruta Nicols Avellaneda (eje

    que vincula Resistencia con la ciudad de Corrientes),

    otro terrapln que corre paralelo al Riacho

    Barranqueras (brazo del Paran frente al AMGR), y

    de un sistema de compuertas y de bombas en la

    desembocadura del Ro Negro, que permiten ex-

    traer el agua del interior del recinto cuando el nivel

    del Ro Paran es superior al de aquel.

    Las variaciones de caudal del Ro Negro y

    sus afectaciones sobre el AMGR cambiaron con el

    tiempo. Antiguamente su altitud dependa de las

    precipitaciones producidas a lo largo de su curso

    y de la altitud del Paran. Actualmente en cambio,

    en el tramo del AMGR, el ro se encuentra total-

    mente regulado, existiendo un dique regulador

    antes de que el ro inicie su curso por el rea

    urbana (Dique Laguna Blanca), y el dique con sis-

    temas de bombeos complementarios ya descrito

    en su desembocadura.

  • 40Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    Las posibilidades naturales de escurrimiento

    y de absorcin del agua de lluvia (en un clima donde

    las lluvias intensas registran por ejemplo 122 mm

    en cuatro horas) se han visto afectadas

    significativamente por la accin humana tanto por

    las formas de urbanizacin que contribuyeron a au-

    mentar progresivamente la impermeabilizacin del

    suelo como por la reduccin sistemtica de los espe-

    jos de agua que contribuan originalmente al drena-

    je natural de este territorio (Pilar, J. y Depettris, C., 2003).

    En esta delicada topografa, la cuadrcula y su

    correlativa subdivisin catastral, fue dibujada

    indiscriminadamente sobre los espejos de agua y

    sobre sus respectivas reas de inundacin. Hoy es

    posible observar por ejemplo, planos catastrales

    donde no aparecen registradas lagunas existentes

    y donde hasta el Ro Negro aparece en determina-

    dos tramos, parcelado.

    Cuando en 1980 se aprob el Cdigo de

    Planeamiento Urbano y Ambiental del AMGR, esta

    desconsideracin por los reservorios de agua se

    mantuvo dado que este Cdigo estableci una cla-

    sificacin de dos tipos de lagunas: las "transitorias"

    (pasibles de ser rellenadas y urbanizadas) y las de

    "reservorio" (aquellas que deban preservarse) (C-

    digo de Planeamiento Urbano y Ambiental del

    AMGR, 1980).

    En los hechos, los rellenos efectuados se limita-

    ron a eliminar los espejos de agua y no supusieron la

    nivelacin completa de la cuenca real de cada laguna.

    De este modo, cada laguna rellenada, los das de lluvia

    "sigue existiendo" en la medida que los escurrimientos

    naturales del territorio las recrean en calles y aceras

    momentneamente inundadas mientras los sistemas

    artificiales de alcantarillado son desbordados.

    La urbanizacin de estos territorios ha seguido

    caminos diversos: la urbanizacin con respaldo legal o

    formal, apareciendo por ejemplo, barrios financiados

    por el mismo Estado en reas vulnerables, la urbaniza-

    cin progresiva por iniciativa privada (relleno de la

    parcela propia) y otras, las ms, a partir de procesos

    ilegales o informales de asentamientos espontneos.

    2.2. Reproduccin parcializada, desvirtuada o incom-

    pleta de la trama en suelos aptos para la urbanizacin

    La subdivisin regular del suelo ha ido sufrien-

    do en terrenos aptos dos grandes tipos de variacio-

    nes. Por un lado, aquella trama primigenia, con las

    cualidades previamente descriptas, fue reducida a

    la subdivisin de manzanas de 100 m de lado y a las

    avenidas de circunvalacin de chacras. Fuera de la

    prolongacin de los ejes originales, se perdieron las

    avenidas interiores de chacra y en todos los casos

    se perdi la reserva de la plaza central.

    En las versiones ms actuales de los procesos

    de urbanizacin, en muchos casos se desvirtu ade-

    ms el amanzanamiento tradicional, modificndose

    el tamao de las manzanas y de las vas interiores,

    reducindose significativamente la calidad del espa-

    cio pblico. En los peores casos se perdi la lgica del

    damero siguiendo un ordenamiento particular.

    A estas formas de subdivisin regular o legal

    del suelo, debe aadirse la subdivisin informal ope-

  • 41Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    rada a partir de asentamientos informales que si

    bien en muchos casos tienden a imitar y reproducir

    la trama primigenia, por la misma precariedad del

    proceso de subdivisin se caracteriza por la discon-

    tinuidad de las vas, sus anchos insuficientes, los

    amanzanamientos y loteos irregulares, de difcil

    adecuacin a los estndares urbanos mnimos aun

    en los casos en que posteriormente existen proce-

    sos de regularizacin urbana y dominial.

    3. PRINCIPALES FORMAS DE URBANIZACIN

    RESIDENCIAL EN EL REA METROPOLITANA DE

    RESISTENCIA

    3.1. Extensin de la urbanizacin por contigidad

    A partir de las cuatro chacras centrales, la ciudad

    se extendi a lo largo de las cuatro avenidas madres

    fundacionales, fundamentalmente a lo largo de las

    Av. 9 de Julio y 25 de Mayo, que constituan por en-

    tonces los accesos principales de la ciudad y que

    permitan la intercomunicacin del Municipio de Re-

    sistencia con los municipios vecinos (Barranqueras,

    Puerto Vilelas y Fontana).

    Hacia el norte, el crecimiento estuvo original-

    mente (y an sigue estndolo) muy condicionado

    por la topografa, avanzndose slo en la medida

    que la presencia del sistema de lagunas y de mean-

    dros del Ro Negro lo permitan. Hacia el sur el creci-

    miento se apoy fundamentalmente en la Av.

    Alberdi, las Av. Belgrano y San Martn, siguiendo el

    modelo original de subdivisin de chacras.

    Este tipo de procesos de urbanizacin implica

    la extensin de la ciudad mediante la urbanizacin

    progresiva de sectores contiguos a las reas ya ur-

    banizadas. Sigue determinada secuencia bsica en

    lo que atae a la subdivisin del suelo, dotacin de

    infraestructuras y edificacin. A partir de la subdivi-

    sin del suelo y de la extensin de determinadas

    infraestructuras bsicas como la red de energa elc-

    trica y la red de agua potable, se produce la ocupa-

    cin progresiva aunque no secuencial de los lotes.

    Con cada nueva construccin u ocupacin de lote

    se realizan las conexiones domiciliarias.

    Los estndares urbansticos van mejorando y

    consolidndose con el tiempo: de calles de tierra a

    pavimentadas, de desages pluviales a cielo abier-

    to a desages pluviales y cloacales normalizados,

    etc. Estas mejoras se producen en buena medida

    como parte de un proceso paulatino de reclamo y

    presin de los mismos vecinos sobre los organis-

    mos pblicos, a medida que se van consolidando

    sus propias construcciones.

    En este tipo de urbanizaciones la construccin

    de las viviendas es, fundamentalmente, un proceso

    individual y de inversin privada. Las tipologas y

    calidades de las unidades habitacionales dependen

    bsicamente de la disponibilidad de recursos y/o

    de acceso a fuentes crediticias de los propietarios

    de los lotes. Si bien existe un importante predomi-

    nio de viviendas individuales de una y dos plantas

    por lote, se registran con el tiempo procesos de

    densificacin (ms de una vivienda por lote), as

    como la aparicin de edificios de renta. En los lti-

    mos tiempos, fundamentalmente en el rea central,

  • 42Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    se registra tambin la construccin de viviendas en

    torres.

    Las transformaciones dentro de los lotes, admi-

    sibles por sus dimensiones generosas (en general de

    10 y 12 m de ancho y de 20, 25 y hasta 50m de profun-

    didad), se producen sin que se afecten las reglas ge-

    nerales del espacio pblico. La regularidad y dimen-

    siones de la trama de base permite ir agregando

    nuevas infraestructuras y densificando sin que se

    afecten en general las condiciones de habitabilidad.

    La gran variedad de tipologas y de situacio-

    nes individuales, mezcladas entre s, reproduce a

    nivel urbano, una importante diversidad. La ocupa-

    cin y densificacin progresiva de los lotes, as como

    la mejora de las unidades habitacionales y la con-

    solidacin progresiva del espacio pblico da lugar

    con el tiempo a barrios o reas residenciales que

    van construyendo su propia identidad.

    3.2. Urbanizacin por paquetes

    En los aos 70, la implementacin de una pol-

    tica habitacional basada en la construccin masiva

    de viviendas por empresas a travs de procesos de

    licitacin pblica y mediante el sistema de adjudi-

    cacin llave en mano, dispar la construccin de

    conjuntos que incluan desde cero la urbanizacin

    completa de un sector y la construccin de un n-

    mero importante de unidades habitacionales com-

    pletas y terminadas.

    Para la implementacin de esta poltica el Es-

    tado no contaba con terrenos, ello deriv paulati-

    namente en procesos de licitacin que abarcaban

    adems del proyecto y la construccin, la oferta del

    terreno por parte de los mismos oferentes.

    Esta poltica habitacional, sumada a un tipo de

    regulacin municipal que haba intentado poner

    freno a un proceso especulativo de venta de terre-

    nos sin urbanizacin previa, dieron lugar

    concatenadamente a que esta modalidad de cons-

    truccin de barrios de vivienda constituya la forma

    ms extendida de urbanizacin2.

    Surge as una modalidad de urbanizacin que

    ya no necesita de la proximidad de reas consolida-

    das para extender y prolongar vas e infraestructuras

    sino del vnculo a un nexo (en general va de alta capa-

    cidad) a travs de la cual se garantice la conexin al

    conjunto de redes de infraestructura y la comunica-

    cin bsica con el resto de la ciudad.

    La denominacin que damos de "paquetes"

    obedece a una serie de caractersticas derivadas de

    su modalidad de ejecucin, de sus rasgos formales

    y de ordenacin, de su tipo de emplazamiento y del

    tipo de relacin con su entorno inmediato.

    En relacin a la modalidad de ejecucin se tra-

    ta de un conjunto de obras desarrolladas simult-

    neamente, terminadas y puestas en uso en bloque,

    es decir, en un mismo momento y en un plazo breve

    de tiempo.

    En relacin a sus caractersticas formales, se

    trata de una unidad formal dada por: la similitud

    del ordenamiento parcelario, la similitud de la ubi-

    2Hacia el ao 1985, sehaba aprobado la

    Ordenanza Municipal N

    1530 "por la que se exiga la

    urbanizacin previa de los

    terrenos a cargo de los

    propietarios antes de ser

    loteados", ello gener el

    congelamiento de los loteos

    privados. La iniciativa

    privada opt por vender al

    Estado los terrenos ms

    alejados, a bajo precio, a

    travs de la construccin de

    conjuntos habitacionales

    (Barreto 1995), dejando en

    manos del Estado la

    financiacin de la

    infraestructura del sector,

    como la extensin de las

    redes troncales, a travs de

    tierra an no urbanizada en

    poder del sector privado"

    (Alcal, Pelli, 1998).

  • 43Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    cacin de la vivienda en el lote, la similitud de las

    viviendas y de los rasgos urbanos (calles y aceras de

    ancho uniforme y con el mismo tratamiento).

    En determinado momento, coincidente con un

    perodo en el que cualquier alternativa a la cuadrcu-

    la era considerada un gesto de modernidad y pro-

    greso, los conjuntos se resolvieron adems con una

    lgica de ordenacin propia, diferente respecto de la

    lgica tradicional de la ciudad (variando por ejemplo,

    la orientacin respecto de la de la ciudad, la relacin

    pblico-privado, los mbitos de circulacin peatonal

    y vehicular). Si bien a partir de la verificacin de los

    resultados sociales negativos de este tipo de

    ordenaciones se volvi al amanzanamiento regular,

    en los ltimos aos se registra una tendencia a sus-

    tituir las manzanas tradicionales de 100 x100 y los

    anchos de va de 20m por manzanas en banda de 50

    x 100 o menos y calles de menor ancho. Esta forma

    de subdivisin del suelo permite sacar una mayor

    rentabilidad pero supone una degradacin plausi-

    ble del espacio pblico.

    En un primer momento, en relacin al empla-

    zamiento y al modo de ejecucin, los oferentes ofre-

    can los terrenos ms alejados y no necesariamente

    rodeados de urbanizacin. Es as como estos "pa-

    quetes" de viviendas constituyeron verdaderas is-

    las de urbanizacin en reas an vacas.

    La condicin de paquetes, como conjunto iden-

    tificable y distinguible de su entorno, se produce

    as desde su mismo origen y se mantiene en la ma-

    yor parte de los casos a travs del tiempo, ya que el

    barrio surge como un todo homogneo, "todo de

    una vez" en el paisaje urbano y con los aos la

    degradacin o vetustez tambin afecta en bloque

    al conjunto. Slo determinados barrios donde las

    tipologas, el nivel socioeconmico de los residen-

    tes y la ordenacin y calidad urbana lo permiten o

    facilitan, con el tiempo se registran procesos de trans-

    formacin que por su diversidad y riqueza van pro-

    duciendo una mimetizacin o integracin a la ciu-

    dad tradicional.

    En cuanto a las tipologas de vivienda y a su

    calidad constructiva, los primeros barrios ofrecie-

    ron viviendas completas de relativa buena calidad.

    Algunos sin embargo, resueltos en bloques colecti-

    vos de hasta 3 plantas presentaron no slo el pro-

    blema de la socializacin, el mantenimiento y el cui-

    dado de los espacios comunes, sino tambin la dif-

    cil apropiacin por parte de las familias cuyo refe-

    rente cultural es la vivienda individual en terreno

    propio. Estos conjuntos demostraron tambin se-

    rias limitaciones para admitir transformaciones na-

    turales en cualquier vivienda y para resolver el

    problema de los estacionamientos, no previstos en

    los proyectos.

    A partir de los aos 90, con el ajuste estructural

    del Estado, con el fin de disminuir costos, se reduje-

    ron significativamente los estndares habitacionales

    en cuanto a superficie, calidad de materiales y ter-

    minaciones, as como tambin los estndares urba-

    nsticos; si bien la mayor parte de los conjuntos ofre-

    ce viviendas individuales en lote propio, ha dismi-

    nuido ostensiblemente la calidad del equipamiento

    urbano, la calidad de las conexiones a las redes de

    infraestructuras, etc. (Barreto, 2005).

  • 44Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    3.3. Urbanizacin marginal o asentamientos espon-

    tneos en parcelas no urbanizadas

    Desde los aos 70, se registra en esta ciudad

    un proceso progresivo e ininterrumpido de ocupa-

    ciones ilegales tanto en terrenos fiscales como pri-

    vados. Estos asentamientos se caracterizan por ini-

    ciar el proceso de urbanizacin con la construccin

    precaria de una vivienda mnima y la subdivisin

    irregular del suelo ocupado.

    La dotacin de infraestructuras forma parte

    de un proceso progresivo de aprovisionamiento que

    en la mayora de los casos primero es clandestino.

    Con el tiempo, estos asentamientos registran con-

    solidaciones de la mano de la evolucin y mejora

    de las construcciones domiciliarias y del beneplci-

    to encubierto de algunas de las empresas pblicas

    que van dotando formalmente de servicios domici-

    liarios. La regularizacin de estos servicios es un

    paso a favor para los procesos de regularizacin

    dominial posterior (Alcal, Gir, Pelli, 1997).

    En general estas urbanizaciones penden de

    alguna va importante que permite, cual cordn

    umbilical, su vinculacin y abastecimiento con el

    resto de la ciudad o bien estn pegadas a algunas

    de las formas de urbanizacin anterior y desde ellas

    se realiza la extensin de las primeras

    infraestructuras. En los peores casos, se encuentran

    enclavados en reas muy vulnerables a las inunda-

    ciones, junto a las lagunas o los bordes del ro, o en

    reas de alta contaminacin ambiental (bordes de

    lagunas de tratamiento de efluentes cloacales, de

    basurales).

    Algunos de estos asentamientos con el tiem-

    po inician un proceso de regularizacin dominial y

    mejora urbana, por lo general muy lento y que en la

    mayor parte de los casos queda indefinidamente

    inconcluso. Se inicia en el caso de propiedades pri-

    vadas con el proceso de expropiacin de la tierra a

    sus dueos originales con la finalidad de vendrse-

    la o donrsela a los ocupantes, o bien, mediante un

    proceso legal, haciendo valer el derecho veinteaal

    (los ocupantes pueden acceder a la propiedad del

    inmueble que estuvieron ocupando ininterrumpi-

    damente durante ms de 20 aos). En ambos casos

    se trata de un proceso extremadamente largo que

    exige un proyecto de urbanizacin, un trabajo de

    mensura, de escrituracin, etc., que no siempre se

    cumple. Estos procesos, sobre todo el primero, est

    teido por actuaciones polticas proselitistas que

    en general nunca prevn su solucin definitiva. En

    Resistencia, por ejemplo, existen numerosas leyes

    de expropiacin -normalmente aprobadas en pe-

    rodos electorales-, que no llegan a concretarse por

    la carencia de recursos para efectivizarse (Magnano,

    Cristina, 2005).

    En lo que atae al proyecto de urbanizacin en

    los casos en que se produce esta instancia, dadas las

    condiciones precarias en las que se produce la subdivi-

    sin y ocupacin del suelo, en general existen serias

    dificultades para respetar la trama urbana tradicional y

    las dimensiones mnimas reglamentarias tanto de vas

    pblicas como de anchos de parcelas. Aun cuando exis-

    te una tendencia a respetar la trama urbana general de

    la ciudad por una necesidad de mimetizacin (existe el

    inters de reproducir la ciudad a la que se aspira como

    un mecanismo de integracin a sta) y por el recono-

  • 45Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    cimiento de que ste es un mecanismo de facilitacin

    de la regularizacin posterior, estas caractersticas en

    general se reproducen slo perimetralmente. Hacia el

    interior de estos asentamientos una serie de factores

    como: la no disponibilidad de instrumentos y tcnicas

    idneas para la demarcacin de los lotes; la

    redistribucin de superficies sujeta a cuestiones de

    hegemona y de potestades asumidas informalmente

    por los primeros ocupantes en detrimento de los pos-

    teriores; la densificacin paulatina del barrio; as como

    el inters de respetar y salvar las construcciones que

    son fruto de varios aos de inversin familiar en el

    lugar, etc., hacen que resulte extremadamente difcil

    alcanzar una subdivisin regular y/o racional de las

    parcelas y evitar determinadas inequidades y situa-

    ciones domiciliarias y urbanas no deseadas.

    De este modo la mayor parte de los procesos de

    regularizacin urbana y dominial son aprobados a ni-

    vel municipal por vas de excepcin y con ellos se lega-

    lizan vas con anchos insuficientes tanto para la exten-

    sin futura de determinadas infraestructuras como para

    el ingreso de vehculos, lotes con anchos y superficies

    menores a la reglamentaria, lotes sin salida directa a

    calle pblica, etc. Es por ello que estos procesos, si bien

    suponen una mejora significativa fundamentalmente

    en lo que respecta a la seguridad jurdica, difcilmente

    garanticen que con el tiempo estos barrios puedan

    alcanzar niveles urbanos y residenciales deseables.

    3.4. Urbanizacin tradicional en enclaves topogrficos

    En este caso se trata de urbanizaciones que re-

    producen la trama primigenia de la ciudad all don-

    de el suelo -altamente condicionado- lo permite, in-

    terrumpindose frente a las lagunas o el ro, sin res-

    petar necesariamente las lneas de ribera, lmite a partir

    del cual se considera mbito de dominio pblico.

    Esta reproduccin indiscriminada de la malla,

    niega la vocacin natural del relieve, no slo con-

    traviniendo el que sera su sistema genuino de dre-

    naje sino tambin perdiendo la oportunidad de su

    aprovechamiento paisajstico. En estas urbanizacio-

    nes se produce una tensin (innecesaria y evitable

    si se adoptara otro tipo de trama) entre la necesi-

    dad de completar la cuadrcula tal como lo reclama

    esta lgica de comunicacin y la necesidad de pre-

    servar el reservorio de agua como lo reclama la na-

    turaleza del sitio, siendo muy difcil lograr una solu-

    cin integral ya que cualquier solucin supone siem-

    pre la afectacin a alguno de estos dos trminos: o

    a la comunicacin o al territorio.

    La idea de enclave entonces, est dada funda-

    mentalmente por la presencia de los lmites fsicos.

    El condicionamiento topogrfico determina la es-

    casa accesibilidad y la seria dificultad que en gene-

    ral tienen estas urbanizaciones para dotarlas de

    infraestructuras y servicios.

    Existen sin embargo reas topogrficamente

    aptas para la urbanizacin y dirase aptas tambin

    para la cuadrcula pero que hasta el presente cons-

    tituyen "enclaves" en la medida que se encuentran

    separadas del resto de la urbanizacin, emplazadas

    ms all de las que hasta ahora constituyen las gran-

    des barreras fsicas de este territorio. Estas reas,

    ubicadas al norte del Ro Negro y del sistema de

    lagunas, dependen de una nica va importante de

  • 46Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    comunicacin con el resto del rea metropolitana

    (como se ver ms adelante, el caso de la Av. Nicols

    Avellaneda o Ruta Nacional N 16 y la Av. Sarmiento).

    Este tipo de enclaves, su desconexin con el

    resto del rea metropolitana, forma parte de un tipo

    especfico de oferta que surgi en los ltimos aos.

    La desconexin asegura una accesibilidad condi-

    cionada a la disponibilidad de movilidad privada,

    un requerimiento del nuevo programa residencial

    que garantiza de alguna manera la selectividad de

    un determinado perfil social de ingresos medios-

    altos. El "enclave natural" es aprovechado para crear

    un nuevo "ambiente de vida", que si bien supone

    sacrificios o costos adicionales por falta de

    infraestructuras, ofrece a cambio, la no contamina-

    cin "urbana". El aislamiento formal (dado que

    funcionalmente estas familias, al disponer de me-

    dios, cuentan con el vnculo funcional que necesi-

    tan a la ciudad) constituye una intencionalidad es-

    pecfica del emplazamiento, que se sustenta en al-

    gunos tpicos como la bsqueda de tranquilidad,

    la vuelta a la vida prxima a la naturaleza, etc.

    Hechos que corroboran que este aislamiento

    y que la eleccin de un estilo de vida anti-urbano es

    meramente formal y selectivo radica en que estas

    urbanizaciones bregan por la accesibilidad a deter-

    minadas infraestructuras y servicios (se ejercen pre-

    siones, por ejemplo, para que se modifique la califi-

    cacin original de suelo rural a urbano para poder

    exigir la provisin de agua por parte del Estado3)mientras simultneamente se pide que esta

    recalificacin no permita loteos con parcelas de

    menor superficie a las existentes (es decir, que la

    recalificacin no modifique los rasgos esenciales

    formales, directamente relacionados con el precio

    de las parcelas y la tipologa de viviendas).

    En estas urbanizaciones las viviendas son de

    alta calidad y de superficie superior a la media. La

    inexistencia de determinadas infraestructuras como

    la red de agua potable, es resuelta con perforacio-

    nes y equipos propios.

    3.5. Urbanizacin intersticial

    Se trata de las urbanizaciones que se realizan

    en reas libres pero que ya se encuentran rodeadas

    total o parcialmente por urbanizaciones. Las formas

    de urbanizacin de estos terrenos intermedios son

    diversas. En algunos casos se trata de la prolonga-

    cin de la ciudad tradicional (manzanas de 100 x

    100) en otros, de la construccin de barrios de vi-

    vienda basados en el modelo de subdivisin del

    suelo en manzanas de menor superficie, con vivien-

    das apareadas, ya descrito, mientras en otros, de

    nuevas ocupaciones informales.

    Esta forma de urbanizacin supone un proce-

    so paulatino de densificacin del suelo y -al menos

    en teora- permite aprovechar los espacios ociosos

    de la ciudad, hacer un uso ms racional y rentable

    de las infraestructuras subutilizadas. Pero en gene-

    ral la urbanizacin de estos intersticios est caracte-

    rizada ms por un aprovechamiento especulativo de

    las condiciones de dotacin infraestructural previa

    que de una preocupacin por un completamiento

    cualificado del entretejido urbano. Raramente se tie-

    ne conciencia de que, de la manera en que se re-

    3 Debe tenerse en cuentaque segn la Constitucin

    de la Provincia del Chaco, la

    provisin del servicio de

    agua es competencia del

    Estado y tiene inters

    pblico, la empresa

    provincial que lo administra

    est obligada a garantizar su

    provisin en las reas

    urbanas residenciales. Estas

    urbanizaciones se realizaron

    bajo una calificacin del

    suelo como rural y de reas

    quinta sin infraestructura

    previa, de all el inters por la

    recalificacin del suelo.

  • 47Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    suelven estas reas intermedias, depende en gran

    medida la acentuacin o no de la dificultad de irri-

    gar y servir racional y equilibradamente posterior-

    mente los barrios vecinos.

    Dicho de otro modo, al ocupar los intersticios -

    aun cuando se trata de proyectos financiados por

    el Estado-, no existe la preocupacin por ir

    vertebrando la ciudad; se trata en muchos casos de

    nuevos paquetes, tan "autistas" como los anterio-

    res, que se yuxtaponen a los existentes, sin otro

    propsito que la ocupacin y el aprovechamiento

    de las infraestructuras existentes; el vnculo con el

    resto del rea metropolitana sigue siendo la co-

    nexin con una va principal y muchas veces la rela-

    cin es ms con el centro urbano que con los ba-

    rrios vecinos.

    4. EL PAPEL DE DETERMINADAS

    INFRAESTRUCTURAS VIALES EN LOS PROCESOS DE

    CRECIMIENTO Y DE URBANIZACIN RESIDENCIAL

    Las formas de urbanizacin residencial descri-

    tas refieren a tipos genricos descritos en funcin

    de los rasgos esenciales derivados de sus respecti-

    vos procesos de subdivisin del suelo, de urbaniza-

    cin y de construccin de las viviendas. En los he-

    chos, las formas de urbanizacin que se registran

    no admiten taxonomas tan categricas y genri-

    cas. Frecuentemente es posible encontrar sectores

    residenciales que suman caractersticas de dos o

    tres de ellos, dndose casos de por ejemplo paque-

    tes que se encuentran en enclaves topogrficos.

    Estas combinaciones no hacen ms que advertir

    sobre las singularidades que presentan las distin-

    tas reas residenciales de la ciudad y el modo parti-

    cular en que deben ser interpretados y tratados sus

    respectivos dficits.

    A su vez, las distintas formas de urbanizacin

    residencial se han producido y se producen de un

    modo estrechamente vinculado a la existencia de

    algunas vas singulares. La identificacin de estas

    relaciones resulta de utilidad tanto para compren-

    der el origen del emplazamiento de estas urbaniza-

    ciones como para completar la descripcin de las

    situaciones urbanas en que se encuentran las dife-

    rentes reas residenciales de la ciudad.

    4.1. Los ejes fundacionales y la extensin de la trama

    regular por contigidad

    Los ejes fundacionales (como las Av. 25 de

    Mayo, 9 de Julio) tuvieron un papel fundamental en

    los primeros procesos de extensin de la ciudad.

    Apoyndose en stos la ciudad se extendi en sen-

    tido NO/SE y creci progresivamente por contigi-

    dad, de manera transversal a ellos.

    Con el tiempo y por su importancia, sobre es-

    tos ejes se desarroll una significativa actividad

    comercial que se diluye transversalmente, dando

    lugar al uso residencial.

    Actualmente, en estas avenidas madres, como

    resultado del mismo crecimiento de la ciudad, de la

    diversificacin y del aumento del parque automo-

    tor, se complejiz el trnsito, aumentando con ello

  • 48Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    la des-urbanizacin a nivel peatonal. Por ejemplo,

    estas avenidas se han convertido en los principales

    canales de circulacin del transporte pblico, cons-

    tituyendo los ejes naturales de irrigacin de los

    barrios ubicados a ambos lados de ellas, pero a ni-

    vel peatonal han pasado a constituir en algunos

    tramos barreras importantes.

    Los ejes fundacionales y la extensin de la urbanizacin por contigidad. La

    ciudad se expande y densifica paulatinamente respetando la trama urbana

    primigenia. Fotografa area. Municipalidad de Resistencia, 1999.

    4.2. Las vas principales de acceso y la urbanizacin

    por paquetes

    La urbanizacin por paquetes se apoy en

    general en el caso de Resistencia en unas pocas vas

    que fueron siendo abiertas y urbanizadas progresi-

    vamente para mejorar la accesibilidad a la ciudad.

    El eje Av. Alvear / Av. Castelli, y posteriormen-

    te el eje Av. Islas Malvinas/ Soberana Nacional

    constituyeron a partir de su apertura y del mejo-

    ramiento de sus estndares urbansticos, vas al-

    ternativas de penetracin desde la Ruta Nacio-

    nal N 11 y ejes de vinculacin entre los Munici-

    pios de Fontana, Resistencia, Barranqueras y Puer-

    to Vilelas.

    Por las caractersticas de su seccin, estos ejes

    ofrecen una gran capacidad y garantizan una do-

    ble funcin: la de conexin rpida y la de irriga-

    cin. Estas caractersticas, en concomitancia con

    el tipo de poltica oficial de vivienda

    implementada, fueron aprovechadas para el pau-

    latino emplazamiento de barrios de vivienda a lo

    largo de ellas. Cada nuevo barrio o "paquete",

    penda o colgaba de uno de estos ejes de manera

    directa o a travs de alguna va secundaria, que-

    dando garantizada as su vinculacin a la red pri-

    maria y a travs de ella al resto de la ciudad. Con

    esta modalidad de urbanizacin, se pasa del cre-

    cimiento progresivo por contigidad al crecimien-

    to "por saltos".

    A lo largo de estos ejes, la urbanizacin

    intersticial se produce en una etapa posterior,

    como consecuencia casi natural del crecimiento

    por saltos de la forma anterior. En este caso ya no

    se trata de la extensin de la infraestructura ma-

    dre sino de la distribucin de sta al terreno a

    urbanizar.

  • 49Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    La urbanizacin por paquetes. Las nuevas reas residenciales aparecen como islas de

    urbanizacin ligadas a algn eje que asegura una mnima conexin a la ciudad. Aun

    cuando la ciudad ocupa posteriormente los intersticios, estas urbanizaciones siguen

    identificndose como urbanizaciones singulares por el tipo diferente de ordenacin y

    de edificacin. Fotografas areas. Municipalidad de Resistencia, 1999.

    4.3. Ruta y ciudad, la dialctica entre la urbanizacin

    y la fractura urbana

    Situaciones diferentes a las anteriores son las

    que se presentan a lo largo de la Ruta Nacional N 11.

    Como su nombre lo expresa, esta va fue diseada y

    construida como carretera, la urbanizacin de sus

    mrgenes lleg posteriormente.

    Durante muchos aos, esta ruta fue la va

    principal de comunicacin del rea metropolita-

    na con el interior provincial y el resto de la Argen-

    tina, dado que no exista en esta latitud un puen-

    te que permitiera la comunicacin con la

    Mesopotamia sorteando la gran barrera del Ro

    Paran.

    Esta ruta tiene la particularidad de cruzar

    transversalmente al eje de crecimiento SE-NO, y

    su trazado sigue topogrficamente las cotas ms

    altas.

    Con el tiempo, la misma ruta se transform

    en un eje de colonizacin y urbanizacin del terri-

    torio. Este hecho, que reproduce un efecto exten-

    samente verificado en distintas rutas en todo el

    mundo (Herce, Manuel, 1995) cobra en este territo-

    rio una especial significacin dado que se encuen-

    tra emplazada all donde tcnicamente sera reco-

    mendable alentar la urbanizacin puesto que se

    trata de las zonas ms altas y menos vulnerables a

    inundaciones.

    A lo largo de esta ruta han ido apareciendo

    barrios de vivienda (urbanizaciones por paque-

  • 50Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    tes) a los que la misma ruta garantizaba una acce-

    sibilidad mnima. En el presente, la gran cantidad

    de barrios dependientes de ella hacen que la ruta

    constituya el eje umbilical a travs del cual se esta-

    blece la comunicacin de estos barrios con el resto

    del AMGR.

    Pero antes an de este crecimiento residen-

    cial, la ruta atrajo el emplazamiento de comer-

    cios de gran superficie y de reas de apoyo y

    servicio como gasolineras, talleres mecnicos,

    depsitos de mquinas viales, etc. El emplaza-

    miento de actividades de este tipo -que tampo-

    co constituye un fenmeno singular respecto de

    otras rutas- refuerza a nivel urbano el carcter

    de barrera de la propia ruta en la medida que la

    presencia de largos permetros vallados operan

    como "recintos" (Busquets, J. y Parcerisa, J , 1983)

    que taponan y dificultan la comunicacin trans-

    versal a ellos, entorpeciendo o imposibilitando

    por ejemplo, la posibilidad de cruces peatonales

    y vehiculares con la frecuencia requerida por la

    actividad residencial de los barrios colgados a la

    ruta.

    La ruta, por el tipo de diseo con que fuera

    concebida, no puede dar respuesta a las nuevas soli-

    citaciones que se plantean sobre ella: la de permitir

    cruces transversales a su eje y la de irrigar a lo largo

    de ste (Alcal, L., 2004). Hoy, al quedar subsumida

    dentro del rea urbana y debido a que fuera conce-

    bida exclusivamente como canal de transito rpido,

    no puede cumplir satisfactoriamente su papel de eje

    urbano, como tampoco puede ya cumplir satisfacto-

    riamente su funcin original de canal de paso.

    Los efectos se hacen plausibles en el trnsito:

    por un lado, en las deseconomas que produce en

    tanto canal de acceso a la ciudad caracterizado por

    retenciones, demoras, dificultades operativas para

    el movimiento de vehculos de gran porte. Y por

    otro, en el peligro permanente (causas diarias de

    accidentes) para la movilidad residencial: peatonal

    y ciclista4.

    4.4. Ejes promotores de "urbanizaciones de enclave"

    La prolongacin y urbanizacin de algunos

    ejes que permitieron superar las barreras fsicas

    del territorio constituyeron un factor decisivo

    en la promocin de urbanizaciones de enclave,

    tal es el caso por ejemplo de la Av. Sarmiento y

    su prolongacin en la Ruta N 16. Esta avenida es

    el nico eje continuo que permite superar me-

    diante puentes la barrera del Ro Negro y las

    lagunas en el tramo central de la ciudad (hasta

    antes de ella, slo existan la Av. Sabn en el ex-

    tremo occidental y la Av. Gral. San Martn en el

    Municipio de Barranqueras). Su apertura propi-

    ci la urbanizacin de porciones de suelo urba-

    no hasta entonces desvinculados de la trama

    central por la presencia de las lagunas, al volver-

    los accesibles.

    Un efecto semejante producir posterior-

    mente la prolongacin de la Av Italia, aunque en

    este caso, la avenida termina antes de la lnea de

    defensas y no cruza el ro. En ambos casos, se

    trata de procesos fundamentalmente de urbani-

    zacin privada. Desde estas avenidas se completa

    poco a poco, y donde el relieve lo permite, la tra-

    4Muchas veces, estosproblemas de trnsito se

    describen en trminos

    estrictamente viales,

    olvidando las causas que

    producen la sobrecarga de la

    va, y las propuestas van

    desde la inclusin de

    paliativos como semforos,

    lomos de burro, puentes de

    cruce peatonal, a la

    propuesta lejana a largo

    plazo de construccin de

    una variante que traslade el

    trnsito de paso a un rea no

    urbanizada, desconociendo

    que con la construccin de

    una variante se trasladar a

    largo plazo el mismo

    fenmeno a otro entorno

    ms alejado (Herce, M, 1995).

  • 51Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    ma ortogonal original, pero dada la presencia de

    los espejos de agua, las extensiones de la trama

    son discontinuas. Un fenmeno que refuerza la

    idea de enclaves es el hecho de que para muchas

    de estas urbanizaciones, los das de lluvias, cuan-

    do muchas calles estn inundadas, la misma l-

    nea de defensa del Ro Negro se convirti en una

    va alternativa de acceso a la vivienda.

    El caso de la Av. Nicols Avellaneda (Ruta N

    16), presenta semejanzas pero tambin diferencias

    con los procesos de urbanizacin registrados a lo

    largo de la Ruta N 11, dado que su emplazamiento

    es paisajstica y topogrficamente distinto. Est em-

    plazada ms all de lo que hasta hace pocos aos

    constitua el lmite natural de la urbanizacin (ms

    all del curso y del valle del Ro Negro). Tuvo un pro-

    ceso mucho ms reciente de urbanizacin, in

    crescendo en los ltimos aos a partir de la inten-

    sa comunicacin con la ciudad de Corrientes, as

    como de la reciente conclusin del sistema de de-

    fensas que volvi zona protegida de inundacio-

    nes ambas mrgenes de dicha ruta, lo cual permite

    suponer que el proceso de urbanizacin de sus

    bordes se intensificar en los aos venideros.

    En sus bordes no se registra el emplazamiento

    de servicios y comercios que la ciudad brinda a la

    actividad productiva del campo y de la misma ciu-

    dad, como en el caso de la Ruta N 11, sino funda-

    mentalmente servicios a la vida urbana moderna

    tales como clubes, hipermercado, un cementerio

    privado, locales bailables, etc. y en los ltimos aos,

    las nuevas formas de enclaves residenciales descri-

    tas en el punto 3.4.

    Las nuevas urbanizaciones que penden de

    ella como Villa Fabiana, Villa Camila, Ro Manso,

    tienen una o cuanto ms, dos salidas a la ruta,

    constituyendo sta y su continuidad en la Av.

    Sarmiento, el medio fundamental de comunica-

    cin con la ciudad.

    Si bien al tratarse de urbanizaciones recien-

    tes an no se ha desarrollado una fuerte ten-

    dencia a la comunicacin transversal al eje de la

    ruta, s se hace cada vez ms evidente su incapa-

    cidad para sostener un flujo constante de circu-

    lacin interprovincial, interurbana y a la vez lo-

    cal, de irrigacin a los nuevos barrios residencia-

    les y usos comerciales en sus mrgenes. Lo mis-

    mo ocurre con la Av. Sarmiento que se encuentra

    cada vez ms colapsada debido a la sobrecarga

    de solicitaciones.

    Estos ejes, al disparar la urbanizacin en reas

    sin continuidad fsica con el territorio urbano pre-

    existente, han supuesto para el AMGR, serios pro-

    blemas tcnicos y financieros en relacin a la exten-

    sin de infraestructuras como por ejemplo la de

    agua potable.

    Antes de haber sido densificada la mancha ur-

    bana que ya exista y aun cuando existen grandes

    espacios intersticiales de suelo vacante o subutilizado,

    estas vas dispararon un nuevo proceso de coloniza-

    cin del suelo sobre el que pesa no slo la dificultad

    de extensin de infraestructuras sino de comunica-

    cin con el conjunto de equipamientos y servicios

    urbanos.

  • 52Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    Urbanizaciones de enclave ocupando reas fuertemente condicionadas por la

    orografa y de difcil accesibilidad. Fotografas areas. Municipalidad de

    Resistencia, 1999.

    4.5. Vas de borde convertidas en principales moto-

    res de expansin de la ciudad

    La urbanizacin de las avenidas Malvinas Ar-

    gentinas / Soberana Nacional junto a lo que se

    conoce como Canal 16 (infraestructura que canaliza

    los efluentes pluviales de la mitad sur de la ciudad

    hasta su deposicin final en el Riacho Antequeras)

    constituy en su momento el lmite sur de la ciu-

    dad. Esta idea de lmite, apareca reforzada con la

    instalacin en las chacras lindantes de "lagunas de

    oxidacin", es decir lagunas de pre-tratamiento de

    los efluentes cloacales de los barrios del sur. Estas

    lagunas no recomiendan el asentamiento humano

    en un radio de 500 m.

    La no urbanizacin previa de las dems aveni-

    das perimetrales de chacras, contribuyeron a que

    esta va "pavimentada" en toda su extensin, cons-

    tituyese un canal importantsimo para la irrigacin

    de los mltiples barrios ya construidos al sur y la va

    de acceso de referencia sobre la que se apoyara la

    construccin de muchos barrios ms.

    La idea original de va de acceso y de lmite

    sur de la ciudad hizo que su urbanizacin no in-

    cluyera ningn tipo de diseo urbano, sino ms

    bien fuera resuelta con caractersticas de "ruta", la

    mayor parte de los ingresos transversales hasta

    hace muy poco tiempo fueron de tierra y funda-

    mentalmente coincidan con las vas de acceso a

    los barrios.

    Pero lejos de actuar de lmite, poco a poco, la

    misma presencia de esta va indujo la progresiva

  • 53Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    urbanizacin de nuevas chacras al sur (ms al sur

    del lmite sur). Hoy, lejos de ser una va de borde,

    constituye un eje viario entre reas urbanas

    escindidas entre s por la misma va, por la presen-

    cia del Canal 16 a cielo abierto y por la existencia

    de remanentes de suelo urbano sin ningn tipo

    de tratamiento. La ciudad avanz incluso sobre las

    reas con restricciones de usos que bordean las

    lagunas de pre tratamiento de los efluentes

    cloacales antes sealadas.

    4.6. El completamiento de la macro-malla y la urba-

    nizacin intersticial

    La gran explosin de la ocupacin del terri-

    torio no tuvo un proceso paralelo de urbaniza-

    cin general de la ciudad, se registr fundamen-

    talmente a partir del crecimiento por saltos pro-

    movido por la aparicin de paquetes de urbani-

    zacin residencial alejados, ligados como se ex-

    puso a algn eje vial. Sobre estos mismos ejes

    tuvo lugar posteriormente la ocupacin

    intersticial que, con el mismo proceso de

    colmatacin de sus bordes, contribuy a sobre-

    cargarlos funcionalmente. De este modo, nuevos

    barrios residenciales fueron agregndose como

    apndices inconexos entre s, recreando un mo-

    saico cada vez lleno pero no por eso menos dis-

    continuo y desigual. Como consecuencia natural

    de este proceso se hizo cada vez ms evidente y

    acuciante la necesidad de mejorar las condicio-

    nes de comunicacin y accesibilidad a ellos.

    Actualmente existe una tendencia a resolver

    la malla bsica metropolitana. En los ltimos aos

    se ha avanzado con fuerza en la urbanizacin de

    los dems grandes ejes o bordes de chacra (tales

    como: la Av. Chaco, la Av. MacLean, el eje Edison/

    Marconi, la Av. Espaa, la reciente pavimentacin

    en doble mano de la Av. Las Heras). El efecto "ur-

    banizador" de estos ejes se verifica fundamen-

    talmente en este tipo de territorios inacabados

    de la periferia. El completamiento de la macro-

    malla de chacras mejora ostensiblemente las con-

    diciones de comunicacin al interior de stas y

    con ello se verifica tambin un efecto inductor de

    mejoras espontneas en las edificaciones cuyos

    frentes dan hacia estas avenidas, as como una

    tendencia a la ocupacin de los remanentes de

    suelo. Estos efectos se constatan tambin en el

    proceso paulatino de pavimentacin de las calles

    internas de las chacras. En el caso de las urbaniza-

    ciones tradicionales, donde esta pavimentacin

    de las calles se co-financia entre vecinos y Muni-

    cipio, se registra un idntico proceso progresivo

    de ocupacin del suelo y transformacin y mejo-

    ra edilicia.

    Debe puntualizarse sin embargo que estos efec-

    tos se verifican en la zona sur, donde la continuidad

    fsica del territorio permita suponer, slo como una

    "cuestin de tiempo", la mejora de la articulacin

    metropolitana (que de hecho ya se est producien-

    do) y la consolidacin urbana. No as en la zona

    norte, donde las nuevas urbanizaciones de enclave

    y por paquetes, aisladas por los espacios de agua,

    no slo no lo permiten sino que plantean un desa-

    fo mucho mayor debido a que se trata de un terri-

    torio totalmente separado desde el punto de vista

    fsico, del rea ya consolidada.

  • 54Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    5. EL VACIAMIENTO DE LA TRAMA URBANA Y LAS

    CONSECUENCIAS A NIVEL HABITACIONAL

    Una de las consecuencias de los procesos de

    urbanizacin residencial descritos es el vaciamiento

    de la trama urbana en tanto construccin integral y

    suma de elementos que representan la "idea de ciu-

    dad": (continuidad, permeabilidad, condiciones ho-

    mogneas de transitabilidad para los distintos me-

    dios de movilidad, dotacin uniforme de

    infraestructuras, de servicios y de mobiliario urbano,

    distribucin equitativa de equipamientos, de espa-

    cios verdes, etc.). La trama queda reducida a la delimi-

    tacin de las chacras y a unas pocas vas interiores.

    En muchos casos, las vas perimetrales de cha-

    cras constituyen los nicos ejes que representan la

    continuidad formal de la ciudad. Pero se trata de

    una continuidad precaria e incompleta, que adole-

    ce de numerosos otros elementos que hacen al te-

    jido primigenio. Ya no est la plaza, ya no estn los

    equipamientos, ya no existe la continuidad del ar-

    bolado y mucho menos an, no existe patrimonio

    simblico cultural.

    No slo se trata de un vaciamiento fsico sino

    tambin funcional. La densidad y diversidad fun-

    cional lograda en las cuatro chacras centrales, se

    pierde hacia la periferia. Aquel rasgo esencial de la

    vida urbana que describe Oriol Bohigas y que de-

    nomina "compacidad", la superposicin positiva de

    las actividades (Bohigas, 2004), queda reducido a la

    monofuncionalidad de extensas reas exclusiva-

    mente residenciales y aun estas, al mero carcter de

    reas dormitorio. reas cada vez ms extensas y sin

    embargo vacas o subutilizadas la mayor parte de

    las horas del da, cada vez ms alejadas del centro

    urbano e irnicamente ms fuertemente dependien-

    tes de ste.

    La otra gran veta de este tipo de crecimientos

    es la de la fragmentacin social. El crecimiento por

    paquetes, las urbanizaciones de enclave, los

    asentamientos marginales, implican la distribucin

    sectorizada de los distintos perfiles socio-econmi-

    cos en el territorio y la trama fsica de la ciudad ya

    no contribuye en nada a la mixtura social. La propia

    residencia, emplazada en alguna de estas urbaniza-

    ciones, constituye un factor decisivo de identifica-

    cin social, en la medida que denota una posicin

    en el territorio, condiciones de integracin o

    marginacin en relacin a la ciudad, determinadas

    facilidades u obstculos de conexin y comunica-

    cin, determinadas cualidades del espacio pblico,

    determinadas condiciones de accesibilidad a los

    equipamientos y a los espacios verdes.

    Estos fenmenos tienen distintas causas entre

    las que nos interesa resaltar el proceso por el cual las

    soluciones habitacionales fueron concibindose cada

    vez ms desvinculadamente a los distintos elemen-

    tos que configuran integralmente la vida urbana.

    5.1. La omisin de relaciones funcionales estrechas.

    Las desavenencias entre la residencia y el sistema

    viario como ejemplo

    Desde la modernidad, la idea de poder reducir

    las actividades humanas a cuatro grandes funcio-

  • 55Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    nes ("habitar", "circular", "trabajar", "recrearse"), ha im-

    pregnado fuertemente todas las instancias de diag-

    nstico, de proyecto y de actuacin sobre la ciudad, y

    ha respaldado de un modo general, la manera de

    delimitar los universos de abordaje. Aunque la discu-

    sin de este punto dara lugar a otro trabajo, nos

    parece pertinente aqu observar cmo esta idea cal

    mucho ms hondo de lo que se percibe habitual-

    mente, en la medida que supuso entre otras cosas,

    que se consolidara progresivamente la idea de po-

    der tratar y actuar sobre estos mbitos de manera

    autnoma, como si de problemas de distinta ndole

    se tratase. La organizacin misma del Estado respec-

    to del quehacer sobre las reas urbanas reproduce

    an en el presente vestigios de esta concepcin al

    mantener reas administrativas estancas, con com-

    petencias especficas sobre un mismo territorio, con

    polticas y programas propios y muy frecuentemen-

    te contradictorios entre ellos.

    Hoy no slo la ciudad queda bajo competen-

    cias yuxtapuestas y superpuestas entre s, sino que el

    modo de definir los diagnsticos sobre los que se

    apoyan las intervenciones reproducen las mismas

    parcialidades. Las polticas habitacionales por ejem-

    plo, en ningn caso reparan sobre su incidencia en la

    trama urbana; los organismos encargados de la in-

    fraestructura viaria reducen la formulacin de pro-

    yectos a la modelizacin matemtica de las vas en

    funcin de capacidades y velocidades estimadas de

    proyecto sin considerar por ejemplo el impacto de

    toda nueva infraestructura en la promocin de la

    urbanizacin de sus mrgenes5. En Resistencia,como en muchas otras ciudades, el "habitar" se re-

    suelve por vas completamente ajenas al "circular",

    de la misma manera que las polticas de vivienda no

    se cruzan con las polticas de transporte, de agua, la

    poltica energtica, de espacios pblicos, etc.

    Estas omisiones contrastan fuertemente con la

    estrecha relacin que se verifica en los hechos. Como

    se ha podido constatar en el punto 4, las vas tienen

    en general dos tipos de impactos bsicos sobre los

    procesos de produccin del suelo residencial: por un

    lado, actan como promotoras de la "colonizacin"

    del territorio y por el otro, como generadoras de "ur-

    banidad". En el primer caso disparando la urbaniza-

    cin de nuevas reas residenciales, en el segundo,

    produciendo un efecto "urbanizador" sobre suelos

    ya ocupados pero sub-urbanizados.

    Sin embargo, estos efectos bsicos se soslayan

    permanentemente: no se advierte que con la apertu-

    ra y urbanizacin de determinadas vas (fundamen-

    talmente las de gran capacidad), se estn definiendo

    nuevos ejes de crecimiento para la ciudad y que con

    sus diseos, se estn promoviendo implcitamente

    determinados tipos de urbanizacin residencial y

    problemas de articulacin entre ellos a futuro.

    De la misma manera, pero en sentido inverso,

    frente a proyectos y promociones de nuevos ba-

    rrios residenciales no se estudia el impacto sobre

    las vas preexistentes, los cambios previsibles en el

    tipo y magnitud de las solicitaciones. No se repara

    en la incidencia que cada nueva urbanizacin su-

    pone en el funcionamiento de la estructura urbana.

    Estas omisiones repercuten inexorablemente

    en las condiciones habitacionales, mientras la llega-

    5Dos ejemplos significativosal respecto son: el

    megaproyecto de un nuevo

    puente ferroautomotor sobre

    el Ro Paran que vincular las

    reas metropolitanas de

    Resistencia y del Gran

    Corrientes. Dicho proyecto en

    fase de obtencin de

    financiacin, no ha incluido

    nada respecto de

    prolongacin en el eje urbano

    ( Av. Soberana Nacional ) que

    lo vincular a la Ruta Nacional

    N11, cuando evidentemente

    tendr un fuerte impacto

    sobre toda el rea sur de la

    ciudad de Resistencia. Y el

    proyecto de autova para la

    actual Ruta Nacional N 16 en

    el tramo entre Resistencia y

    Corrientes. En este proyecto la

    solicitacin urbana queda

    reducida a la inclusin de vas

    colectoras a los costados de la

    carretera pero nada se prev

    sobre la futura necesidad de

    articular la ciudad en sentido

    transversal a este eje cuando,

    sin embargo, desde las

    actuaciones municipales se

    est induciendo el crecimiento

    urbano hacia el norte de la

    ciudad, es decir hacia el otro

    lado de la futura autova.

  • 56Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    da diaria a la vivienda supone una serie de dificulta-

    des, sea por la distancia, por las condiciones del reco-

    rrido, por las escasas alternativas de comunicacin

    con las reas de trabajo, de estudio, de abastecimien-

    to, por ms calidad y buenas condiciones que tenga

    la vivenda, la situacin habitacional ser deficitaria.

    5.2. Los lmites del "asfalto" o la distancia entre el

    concepto amplio de urbanizacin y el de

    pavimentacin

    Con demasiada frecuencia se olvida que la ur-

    banizacin de las calles debe tender al uso univer-

    sal de las distintas formas de desplazamiento y dar

    prioridad a los medios de movilidad ms vulnera-

    bles, as como propender a la socializacin de la

    ciudad en tanto constituyen el espacio pblico por

    excelencia (Alcal, L. 2006).

    En general la pavimentacin de calles es vista

    como "progreso", cualidad en parte cierta teniendo

    en cuenta las enormes dificultades de comunica-

    cin para muchos de los barrios residenciales. La

    existencia de calzadas urbanizadas permite mejorar

    la accesibilidad, as como ampliar los recorridos del

    transporte pblico. En el caso de Resistencia, la

    pavimentacin de calles supone adems la solu-

    cin definitiva de los desages pluviales y la exten-

    sin del sistema cloacal.

    Pero basta analizar las secciones de estos ejes

    para verificar sus limitaciones: este tipo de actuacio-

    nes no incluye mejoras en las aceras, no resuelve

    adecuadamente las reas de cruce, no propone una

    mejor gestin de las calzadas.

    No se repara, por ejemplo, en la importante di-

    mensin social y pblica de las aceras (o veredas). En

    el AMGR, salvo en las urbanizaciones residenciales

    financiadas por el Estado que incluyen una acera

    mnima, la urbanizacin de stas recae en los propie-

    tarios de los lotes, con lo cual su ejecucin depende

    de la disponibilidad de recursos de stos. De este

    modo, no queda garantizada la continuidad de las

    mismas en el permetro de las manzanas como tam-

    poco, en los casos en que ste se completa, queda

    garantizada la continuidad de su desarrollo: cada

    propietario materializa su vereda a una cota y con

    los materiales que l decide. A pesar de la existencia

    de normas que lo regulan, su cumplimiento no es

    controlado. La sumatoria de veredas individuales -

    que actan en los hechos como prolongacin de las

    distintas propiedades privadas- se transforma en una

    sucesin de desniveles y obstculos fsicos, as como

    en un muestrario de los niveles socioeconmicos de

    los habitantes de cada vivienda.

    Dada esta situacin de discontinuidad fsica

    para personas con movilidad disminuida, ancianos,

    madres con carros de bebs, etc., las calzadas termi-

    nan cumpliendo el rol espacial de las aceras, con el

    peligro que ello conlleva para el peatn y con las

    limitaciones de las condiciones climticas cuando

    se trata de calles de tierra (Alcal, 2006).

    En el caso de las urbanizaciones por paquetes,

    el modo de resolucin de las aceras y calzadas se

    convierte en un elemento ms de diferenciacin

    respecto del resto de la ciudad. An cuando los pri-

    meros barrios financiados por el Estado en algunos

    casos incluyeron el asfalto en su urbanizacin, su

  • 57Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    alcance no excedi los lmites del propio barrio, cons-

    tituyendo a nivel urbano slo un rasgo ms que

    acentuaba la idea de islas de urbanizacin frente a

    un entorno an no urbanizado. Actualmente, los

    proyectos cada vez ms restringidos, incluyen ace-

    ras mnimas de 1,20 m que si bien ofrecen una solu-

    cin de continuidad peatonal no presentan ningu-

    no de los rasgos de urbanidad de las reas centra-

    les, donde la acera tipo es de 6 metros de ancho. Se

    trata de "sendas", donde no existe otra posibilidad

    que la de circular, perdindose tradiciones cultura-

    les de permanencia y conversacin.

    La desconexin urbana de este tipo de barrios,

    sealadas en apartados anteriores, se vivencia con

    ms fuerza a nivel peatonal. Las distancias a las que

    se encuentran respecto de las reas de abasteci-

    miento, de trabajo, de recreacin, hacen que la circu-

    lacin peatonal sea la ms afectada y prcticamen-

    te deje de existir. Dadas las distancias, los serios d-

    ficits de transporte pblico y su costo, los habitan-

    tes de estos barrios dependen de vehculos priva-

    dos, motocicletas o bicicletas, para comunicarse con

    el resto de la ciudad. Sin embargo, la ciudad y las

    calles no estn preparadas para la circulacin segu-

    ra de motocicletas y las bicicletas, justamente los

    principales medios de movilidad de la poblacin

    ms humilde y tambin la ms numerosa.

    Aunque en los ltimos aos las bici-sendas se

    han ido agregando a los programas de urbaniza-

    cin de las avenidas (en los parterres centrales) no

    existe un diseo y planificacin coherente al res-

    pecto. Las bici-sendas tienen anchos insuficientes,

    no tienen resueltos los sistemas de cruce, los dife-

    rentes tramos no tienen continuidad entre s. A es-

    tas caractersticas se suma el agravante de que, como

    consecuencia de la discontinuidad de las aceras

    antes descritas, las bici-sendas son utilizadas espon-

    tneamente por los transentes que encuentran en

    ellas una cinta uniforme, libre de barreras arquitec-

    tnicas. Este uso peatonal desalienta definitivamente

    el uso por parte de los ciclistas que continan as

    utilizando las calzadas para su desplazamiento dia-

    rio de la residencia al trabajo, aun en vas de intenso

    trnsito y trfico pesado, como por ejemplo las vas

    de acceso a la ciudad.

    Algunas "pavimentaciones", incluso las de las

    avenidas ms importantes, no incluyen justamente

    la solucin adecuada de las intersecciones ms con-

    flictivas con vas de trnsito rpido y pesado. Tal es

    el caso por ejemplo de los encuentros de las princi-

    pales avenidas con la Ruta N 11. La ausencia de

    cruces peatonales y de giros regulados suponen un

    fuerte obstculo para la accesibilidad y su improvi-

    sacin en los hechos convierten cada interseccin

    en un punto de peligro potencial diario.

    De la misma manera, slo en el caso de las

    avenidas la urbanizacin incluye el mejoramiento

    del alumbrado pblico. La insuficiente iluminacin

    del resto de las calles agrega inseguridad a la acce-

    sibilidad a la residencia.

    Fuera del rea central, las calles constituyen

    espacios residuales sin vegetacin, sin mobiliarios

    urbanos, sin elementos patrimoniales que ayuden

    a crear identidad6. La presencia de desages acielo abierto sin el debido mantenimiento, los refu-

    6Es ilustrativo el hecho deque Resistencia es

    denominada "La ciudad de

    las esculturas" por el

    extraordinario patrimonio

    de esculturas emplazadas en

    sus calles y dems espacios

    pblicos, sin embargo, este

    patrimonio est

    concentrado slo en sus

    cuatro chacras centrales,

    cuando la mancha urbana

    alcanza una superficie 11

    veces mayor.

  • 58Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    gios de transporte pblico en mal estado cuando

    existen, suman aspectos que dibujan un estado de

    sub-urbanizacin que repercuten negativamente en

    las condiciones habitacionales generales.

    El espacio pblico resultante de este tipo de

    urbanizaciones en lugar de contribuir a la cohesin,

    agrega diferenciaciones nocivas entre las distintas

    reas residenciales de la ciudad. El problema no slo

    radica en que existan calles sub-urbanizadas, sin

    mobiliario urbano y sin elementos patrimoniales,

    sino que exista el contraste con calles que presen-

    tan un nivel alto de urbanizacin y de cualificacin

    patrimonial; calles servidas por numerosas lneas

    de autobuses urbanos y otras desprovistas de ser-

    vicio alguno.

    La marginalidad en la que se encuentran de-

    terminados barrios residenciales es correlativa con

    la marginacin que viven sus habitantes en el

    uso diario de la ciudad. Los residentes

    involuntarios de los barrios ms alejados y ms

    desprovistos de equipamientos, con menos alter-

    nativas en cuanto a formas de movilidad, son tam-

    bin los ms ignorados en el resto del espacio

    pblico de la ciudad.

    5.3. La reduccin de las reas verdes y de los espa-

    cios pblicos

    La urbanizacin de las calles slo es completa-

    da con forestacin cuando se trata de avenidas, pero

    sin que esta forestacin de los parterres centrales

    forme parte realmente de un proyecto hidrotrmico

    y del paisaje urbano.

    La ausencia de rboles -que por el contrario

    son comunes en las calles ms antiguas de la ciu-

    dad- agrega a la desolacin de las nuevas reas

    residenciales, la carencia de proteccin climtica y la

    prdida de un recurso fundamental para el manejo

    hdrico de estos territorios urbanos.

    Estudios desarrollados en esta rea urbana de-

    muestran cmo las nuevas urbanizaciones produ-

    cen un notable incremento de la impermeabilizacin

    del suelo, un dato altamente preocupante frente a

    un contexto natural donde, como se describiera al

    principio, existe una frgil relacin con la naturaleza,

    la presencia del verde no slo es necesaria para miti-

    gar los efectos del sol y de las altas temperaturas en

    el uso del espacio pblico sino que favorece la ges-

    tin del agua frente a las lluvias torrenciales (Parini, P.

    y Clemente, M., 2004).

    El volumen de la masa verde en relacin a la

    masa edificada, no slo se ha reducido por la confi-

    guracin que adoptan las nuevas calles, sino tam-

    bin por las transformaciones que ha sufrido la

    manzana. Al perderse la manzana de 100 x 100, las

    dimensiones de los lotes han variado y tambin las

    posibilidades de preservar los corazones libres de

    manzana con superficies idneas para que realmen-

    te puedan tener una incidencia hidrotrmica sobre

    las viviendas que la rodean.

    La trama primigenia de la ciudad perdi ade-

    ms la "plaza" por chacra. Prdida que impacta tan-

    to en trminos de superficie libre, bsicamente ver-

    de, como en trminos simblicos de espacio pbli-

    co y referencial. Las plazas del rea central ganaron

  • 59Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    a lo largo del tiempo una serie de valores simbli-

    cos, acogen habitualmente todo tipo de manifesta-

    ciones cvicas y culturales. Con el proceso progresi-

    vo de densificacin de la ciudad alrededor de estos

    pulmones verdes se fueron emplazando institucio-

    nes significativas educativas, religiosas, etc. y se han

    ido superponiendo actividades comerciales, de ser-

    vicios. Con su prdida en las dems chacras urbani-

    zadas no slo desaparece aquel espacio libre prxi-

    mo al conjunto de manzanas residenciales, que aco-

    ge indistintamente a los distintos grupos etreos y

    sociales y que sirve como rea de esparcimiento, de

    juego, de deporte, de manifestacin ciudadana, sino

    la posibilidad de recrear puntos de fuerte identidad

    y simbolismo.

    Aun cuando a toda nueva urbanizacin la nor-

    ma vigente hasta mediados de 2006 exiga la reser-

    va del 12% de la superficie a ser urbanizada para

    futura rea verde o equipamiento, su alcance ha

    sido sustantivamente inferior. Al quedar definidos

    en funcin del proyecto especfico de cada barrio la

    superficie y el emplazamiento de estos espacios,

    prcticamente tienen una incidencia nula sobre la

    ciudad, por no estar claros su rol y significacin ur-

    banos. Estos remanentes de suelo no siempre al-

    canzan ni una superficie ni una forma idnea para

    recrear un espacio verde pblico con la misma po-

    tencia, centralidad y simbolismo de las plazas del

    rea central de la ciudad.

    A ello se agrega el hecho de que la urbaniza-

    cin de estos espacios nunca es contempornea a

    la construccin de los barrios sino relegada a futu-

    ro. Ante la escasez de suelo pblico, la ausencia de

    una poltica y de una normativa clara al respecto,

    estos espacios libres muchas veces son adminis-

    trados electoralmente y su destino final queda

    sujeto a las presiones e intereses circunstanciales,

    no a una planificacin urbana. Muchos de estos

    espacios, apropiados informalmente en el trans-

    curso del tiempo, como canchas improvisadas de

    ftbol y en otros casos como barrios informales,

    son definitivamente convertidos en suelo residen-

    cial, al regularizar la situacin dominial de quienes

    lo ocuparon. Sin cuestionar en estos casos la nece-

    sidad de solucionar el problema del acceso a la

    vivienda de la poblacin, sealamos en cambio que

    las vas de solucin seguidas resuelven slo par-

    cialmente el problema al densificar chacras ente-

    ras sin prever los necesarios equipamientos y es-

    pacios verdes a futuro.

    Por otra parte cuando en estos predios se edi-

    fican equipamientos no siempre se tiene en cuenta

    en sus diseos el importante papel que podran

    cumplir como aglutinadores o referentes barriales.

    5.4. La ciudad resultante y las consecuencias a nivel

    habitacional

    El crecimiento del AMGR puede ser caracteriza-

    do como un crecimiento bsicamente residencial y

    sin urbanizacin. Residencial porque el incremento

    de la actividad industrial y productiva en el uso del

    suelo urbano es prcticamente irrelevante en rela-

    cin al incremento de la superficie destinada a la

    actividad residencial. Sin urbanizacin, porque se tra-

    ta de extensiones parcial y sectorizadamente provis-

    tas de infraestructuras, equipamientos y servicios.

  • 60Revista INVI N 59

    Vol. 22/ Mayo

    ARTCULO /DIMENSIONES URBANAS DEL PROBLEMA HABITACIONAL. EL CASO DE LA CIUDAD DE RESISTENCIA, ARGENTINA/ LAURA ALCAL PALLINI

    El resultado es un territorio disgregado y frag-

    mentario donde las distintas reas residenciales

    aparecen dbilmente cosidas entre s y mal articula-

    das al resto de las actividades urbanas. Una ciudad

    donde el "entre medio", el territorio "entre barrios",

    no est resuelto, es un espacio ms bien residual, in-

    acabado, deficitariamente urbanizado.

    La "sub-urbanizacin" intersticial as como la

    sub-utilizacin de los suelos vacantes intermedios

    condiciona la integracin real y efectiva de gran

    parte de los barrios residenciales a la ciudad, acen-

    tuando los dficits especficos que ya de por s pre-

    sentan algunos de ellos.

    La vivienda y el barrio como objetos de dise-

    o, siempre implicaron explcita o implcitamente

    modelos de ciudad. Llegados a este punto quisira-

    mos hacer referencia no tanto el desacierto de al-

    gunos de ellos sino al hecho de que esos modelos

    quedan reducidos a los lmites barriales. Ni siquiera

    estos lmites o escalas barriales estn definidos

    como antiguamente, intentando dar respuesta a una

    unidad colectiva considerada "idealmente" como la

    mejor, sino que sus dimensiones son definidas en

    funcin de la disponibilidad presupuestaria y en

    funcin de los remanentes de suelo. En consecuen-

    cia, el espacio intermedio entre barrios no responde

    a ningn modelo, simplemente es el resto, lo que

    queda entre piezas acabadas en s mismas o entre

    piezas sub-urbanizadas pero resueltas de manera

    igualmente autnoma y autista.

    El problema mayor radica en que, sea cual sea

    la calidad o los estndares urbansticos de las reas

    residenciales, la idea de pertenencia e integracin a

    la ciudad no estar nunca dentro de los lmites de un

    barrio sino en cmo es el espacio que separa y liga a

    aquel barrio de la ciudad hegemnica, en cmo son

    aquellas condiciones de uso y de acceso al resto de

    las funciones, equipamientos y servicios que ofrece

    la vida urbana.

    El hbitat en sentido integral es el espacio con-

    tinuo en el que nos movemos y vivimos diariamen-

    te; desde el punto de vista habitacional, la ciudad

    interesa tanto en la medida que las actividades dia-

    rias de las personas se realizan -por lo menos en

    nuestro medio- la mayor parte del tiempo fuera de

    la vivienda, en los otros espacios libres y edificados

    de la ciudad. La situacin habitacional por tanto no

    se circunscribe al espacio y al tiempo en la vivienda

    sino al espacio y al tiempo de interrelacin con el

    resto de la ciudad.

    En ciudades como la descrita, la disponibilidad

    de una vivienda de buena calidad, de superficie y

    nmero de cuartos apropiado al nmero de inte-

    grantes del hogar, no garantiza en modo alguno

    una situacin habitacional no deficitaria en la me-

    dida que es