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CE5EDEN. AL MARGEN DE LOS CLASICOS (1) Í!THN Primera y segunda lecturas - Por ID. José DELGADO LOSADA, General de Brigada de Inge nieros (DEN). Noviembre 1985. BOLETIN DE INFORMACION n°187-1V.

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CE5EDEN.

AL MARGEN DE LOS CLASICOS (1)

Í!THN

Primera y segunda lecturas

- Por ID. José DELGADO LOSADA,General de Brigada de Ingenieros (DEN).

Noviembre 1985. BOLETIN DE INFORMACION n°187-1V.

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MAH2N, Alfredo Thayer.

VIDA.

Contralmirante de la Marina norteamericana nació enWest Point en 1840 * y murió en Washington en 1914. Ingresó en —

el servicio en 1854 corno guardiamarina, tomó parte en la guerrade Secesión, ** ascendio a capitán de navío en 1885 y el mismo -

año dió comienzo en la Escuela de Guerra Naval en Newport RhodeIsland de reciente creación a un curso de historia y de táctica.Hizo la campaña hispanoamericana y en 1899 asistió como delegadode su país a la segunda conferencia de La Haya. Su reputación esdebida a sus obras sobre historia naval. Su obra maestra preparada inicialmente como conferencia a sus alumnos y traducida a muchos idiomas es: Influencia del Poder Naval en la Historia, 1660-1783. La filosofía del poderío marítimo no ha tenido defensor -

más brillante, en sus páginas se entona constantemente un cantoal poder de Inglaterra y a sus glorias marítimas. En dicha obray en toda las demás defendió siempre la supremacía marítima comobase del poderío de un país y están dedicadas a la demostraciónde esta teoría.

I1AH1N presenta a España como el triste ejemplo de ——

una nación que sucumbe (1890) al marchar obstinadamente en con-tra de los dictados de la estrategia.

* “son of an instructor of military and civil engineering”.** “but saw no cornbat

The Influence of Sea Power üpon History. 1660—1783. E’ CaptainAlfred Thayer líahan.- American Century Series.

ill and WangNew York. Seventh printing march 1967.Introducción pág. V y VI de Louis M. Macker. Columbia Univers

ty.

T.1

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OB RA.

Títulos de las principales obras de Mahan.

The gulf and Inland Waters. 1883

Influence of sea-power upan history 1660—1783. 1890

Life of Farragut. 1892

Influence of sea—power upon the French Revolution; 1793—1812.1893

Life of Nelson, the Embodiment of the Sea Power of Great Britain.1897

The Interest of America in sea—power, present and future. 1897

Lessons of the War wíth Spain. 1899

The problern: of Asia. 1900

From saíl to Stream’

The War in the South Africa. 1900

Types of British Officers Drawn from the English Navy. 1901

Retrospect and prospect, studies in international relations.1902

Sea Power in its relation to the War of 1812. 1905

El interés de la América en las condiciones internacionales. 1910

Estrategia naval. 1911

Armamentos y arbitraje. 1912

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Leí a Mahan, en una primera lectura, hace mucho tiempo. Había encontrado su libro “La Influencia del Poder Naval enla Historia” en una estantería de la casa que en AlgeciráS teníanmis abuelos, descendientes de Don Juan de la Carrera y Acuña, Gobernador de Gibraltar en 1675 (1) y luego uno de los que como regidor entreg6 la plaza (2) cuando los quinientos catalanes que -

acompañaban a los partidarios del archiduque Carlos fueron enviados a. Barcelona y los ingleses izaron su bandera en el Peñ6n — —

“Por el buen juicio y falta de miedo a la responsabilidad de Rooke” (3). —

A duras penas terminé de leer el libro, pues a losdiecisiete años se tiene la sangre demasiado caliente para que—darse impasible cuando se leen cosas tan fuertes de los españoles (4)

NOTAS:

(1) LOPEZ de Ayala, Ignacio. Historia de Gibraltar. ed. Antoniode Sancha. Madrid 1782. pg. 273.

(2) Op. cit. pág. XXXVI y 287.(3) MAHAN. A.T. Influencia del Poder Naval en la Historia (1660—

—1783) p.g. 261.(4) MAHAN. op. cit. pg. 51. Las Indias Occidentales son el est6

mago de España. Pg. 62 desmedida avaricia. Pág. 63 ridículaineptitud mostrada en la cubierta de sus barcos de guerra.—Pág. 67 Orgullo, gran repugnancia al trabajo.

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Sin embargo, no me olvidg del libro y an teniendootras cosas ms agradables, sentía una curiosa y morbosa inquletud por aquellos marinos, entre ellos mi tío abuelo a quien perteneció el ejemplar, para los cuales había sido declarado oficialmente de texto en las conferencias y lecturas, segin el reglamento de 1905, el año en que Mac Kinder da a luz su teoría inicial,y me los imaginaba leyendo a Mahan mordiendose los labios y conel consabido trauma reverencial ante lo inglés.

Mis comentarios posteriores con los que habían tenido la ocasión de leer a Mahan terminaban siempre con elevación —

de tono y falta de.conclusiones i1tiles pero no había ain llegado el momento de una segunda lectura.

El pensamiento de Mahan al exponer sus casos prcti—cos de guerra naval es correcto y adecuado y sus alumnos de la -

entonces joven marina estadounidense se sentirían completamenteidentificados con las exposiciones y hasta con sus juicios de vabr sobre los distintos actores de las tragedias descritas, no -

expuestos en vérdad, con gran diferencia a como lo fueron por --

Fernández Duro en fecha análogas (5).

Nosotros no tenemos ms que asentir tambín a muchasde sus conclusiones y comprender cómo los aciertos de algunos sonsimplemente la consecuencia de los errores de los contrarios, msque las virtudes y cualidades de los propios. Enseñanza ésta vital y necesaria en un pueblo como el nuestro que se autoabastecede elogios o de insultos segi5n la época, el momento y el vientoque sopla sobre las submesetas, las depresiones adyacentes y susislas.

Sin barruntar lo de la discutible tierra corazón, nila joven vieja idea de la aproximación indirecta o las campañasprolongadas, despreciando las afirmaciones de los estrategas pero sin fallar en la lógica de la situación, se leen entre líneasde sus descripciones de batallas, las previsiones de políticos yalmirantes, la voluntad de vencer de los estadistas con la ideadel bienestar de su pueblo y la forma en cómo aprovechaban losmedios que tenían en sus manos, cada uno en su esfera, emplendo

(5) FEpJAIfljE DURO, Cesáreo (n. 1830 ± en 1908) Armada Españoladesde la unión de los reinos de Castilla y León. Ed. MuseoNaval. 1972.

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los en aquellos puntos en que habían de causar al enemigo el daño esperado, fin y objeto dela estrategia como conjunto de co—nocimientos geogr.ficos,’ hit6ricos,’ •óc’iales’ y tcni’cÓs que ‘nosenseñan qu hacer y c6mo hacerlo para’ vencer a los que se’n’ósoponen.. ‘

Esta ‘es la cajsa ‘fundamental ‘queme llevó a repetircon la calma precisa una léctura de sus numerosos casos prcti—‘cos dé’enfrentamiefltO, ‘que’nono’s’intéresafl éndetalle para’ nuestro objeto, sino en lo ‘que de éllós ‘puede deducirse de falta ‘depreparación de la fuerza, falta de planteamientos’ lógicos y consecuentes con una circunstancia histórica, actividad olvidada ——

an hoy en la que todos parecen tener unos planes adecuados perode cuya idoneidad se puede ‘dudar, corno ahora pensamos podría du—darse en aquellas fechas en las que se acababa en desastres conscientes de que’ se iba ellos, eso sí, con la arrogancia del que —

nada puede hacer por remediarlo.

Para los que no somos marinos, lo que nos sugiereMahan no son aplicaciónes prctica de los errores cometidos en -

‘los combates y menos, si los navios enfrentados ‘se colocaban con‘presteza a barlovento o dejaban de colocárse, sino el amargor quese destila de sus descripciones tácticas, gotas dela negligenteimprovisación o de arteras disposiciones promulga’dás a sabiendasde su fatal desenlace en ese invetérado engaño de siglos de ineacias (6).. r ‘ ‘

Hoy con’ sesenta’añoS a la espalda y una lárga expe’——riencia en él intento dé fórmar hombres hé releido ‘a Mahan con lasérenidad que aportan las canas y’ la flexibilidad’ qúe’ dan las horas de’ponencias, semíñarios, exposiciones y conférencias sobrelos ‘rig.s’ diversos temas. Aunque ‘el libro me ‘acompañó en mis des-plazarniéntos, siempre había ‘póspuesto su segunda lectura.

He tenido la precaución de no hacer mi relectura ——

frénte’ala Roca, énel lugar en que parecía que’ cada palabra semaldecía sin querer”cOfl la’ brisa del Levante. Elegí un punto f’rente’al mar abiertodél’saCO d’e Huelva y desde el que lejano, perovisibleaifl para’miS .ójos cansados de haber visto los duelos detodas’ “mis”edádés (7), se vislumbran’a1 Este la ‘columna blanca —

del monumento de la R.bida y mg.s imaginado que cierto el gigantónde la señora HutingtOfl de la Punta del Sebo.

(6) Circular de 1805 Ministerio de Marina(7) JIMENEZ Juan Rámón..

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En el margen de sus paginas, al “margen” del clásico,fui garrapateando una palabra, uha frase que se me ocurría en elmomento de la lectura que. hoy trato de hilvanar como acicate alos que de alguna manera contribuyen a las singladuras españolas.Las palabras escritas eran casi siempre las mismas:falt6 previ—si6n, ¡f.lt6 planeamiento, ¡falt6 idea de futuro, ¡no teníainformaci6n, ¡no quiso estar informado,lo esperado de los in—glesesl, ¡lo esperado de los franceses ¿Qué hacía mientras tanto?, ¡Hubiera dado tiempo para preparar la fuerza oportuna y --

así, otras parecidas.

Junto a la traduccj6n de. los tenientes de navios Cervera y Sobrini coloqué una de las numerosas ediciones en inglésla de 1967, en la que podía confrontar, no sin sorpresa, que nada de lo dicho por el autor fue suavizado por los traductores yninguno de los malintencionado juicios de Mahan fue edulcorado —

en la versi6n española, lo que honra a los traductores, aunquenadie volvi6 a publicar el libro.

Cerca,.a la mano, algunos textos fundamentales de lospensadores del 98 en los que no halla indicios de haber hecho alguna lectura de Mahan, lo que, de haber sucedido, habría sido degran utilidad para el posterior planteamiento de sus percepcioneshist6rico-políticas y de todo lo que arrastramos después, que nofue poco. Andujar el prologuista de la edici6n española nos recomienda no dejarnos extraviar por la lectura de este libro que -—

tiene a su juicio abundantes enseñanzas y que por pedag6gico queresulte, no debemos perder nuestro camino, nuestro puesto, antesal contrario, debe ser como brjula hipnotizante para estudiososy estadistas, palabras casi hom6fonas pero no necesariamente religadas. El texto señala claramente c5mo iba a llegar la patriadel autor, los Estados Unidos de América del Norte, al engrandecimiento (8), que a la vista esta.

Nos dice tambign que no tiene porqué ser motivo de —

desamor hacia la nuestra ni de pesimismo, en verdad, que dados —

los poquísimos lectores que tuvo, no influiría mucho en el pesimismo evidente que en 1904 no debía ser cosa anormal (9). Sin ——

quitarle la raz6n y sin perder el optimismo, no por ello es menos

(8) NAHAN. op. — cit pág. 414. 415.

(9) VICENS VIVES, J. Historia econ6mica de España ed. Vicens. -

Vives 5a reed. 1979. pág. 634, 635, 652 y 657.

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conveniente la consideración de los motivos por los que quienes,estuvieron en posesi6fl de la herramienta y el timón no maniobra.ron con la eficacia procedente para obtener algo del engrandecmiento al que los demás arribaban.

Un vago sentimiento de desdan al pasado, que infundadamente se supone no es de aplicación, contribuye con la indolencia natural, a que se cierren los ojos para las enseñanzas de laestrategia, la única ciencia que tiene las mínimas variaciones,por estar sus bases enraizadas en lo que de permanente tiene lageografía y en lo inca.mbiable de la historia flO de la que interesadamente redactan algunos “historiadores”. Ciencia que muchostratan de confundir con el emplo abusivo de la palabra que degenera sin freno hacía acepciones secundarias mal llamandoSe es—trategia a los procedimientos, líneas o formas de acción o de —

actuación, tomando una parte por el todo y privando de las rai—ces más objetivas a la auténtica reflexión estratégiCa.

La tendencia a inducir en los demás la idea de queno se saca ventaja alguna con el estudio de los hechos históricos considerando perdido el tiempo que se emplea en ello, tieneuna explicación sibil:Lna que consiste en hacer creer a la opi—nióri pCiblica si se tropieza otra vez en un mismo lugar que se -

ha borrado de la mente aquel obstáculo, porque decir que se conocía es confesar que nuestra caida o nuestro fallo es debido a -—

nuestra incompetencia para eludirlo o superarlo y no a la acciónde los contrarios. Así quedará flotando la duda entre ignoranciafingida y verdadera.. Si nuestras muchas desgracias a lo largo dela historia pueden justificarSe de alguna manera, no es menos —

cierto que gran parte de los sucesos señalados por Mahan (10) —

fueron debidos a no prepararse convenientemente para afrontarloS,no utilizar los recursos con arreglo a unos intereses verdaderamente generales y comunes y derrochar alegremente energías en -

empresas que se sabían perdidas de antemano (11) o lo que es peor,partidistas y si la ignorancia no debe eximir del cumplimiento -

de las leyes tan poco debe hacerlo de los estadistaS cuando caenen errores análogos a los cometidos en el pasado.

El que estudia cuidadosamente las causas de los xi—tos y fracasos no sólo asimilará gradualmente los principiOS deestrategia sino que aumentará su aptitud para aplicarlos convenientemente.

(10) MAH3.’.1 op.cit. pág. 516.

(11) MAHN op. cit. pág. 13.

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En los planteamientos estratégicos suele encontrar—se mgs de ignorancia que de un mal entendido amor propio, cuando se desprecian hechos incuestionables de situación, posicióno circunstancias que no cambian aunque lo hagan las armas que —

han de esgrímirse y para las cuales generalmente los tácticos—-técnicos que han de elaborar las normas de empleo encuentran —

resistencias pasivas en su propio esíitu y son reacios a lasinnovaciones en los procedimientos y a las reformas y avances.

Se muestra Mahan clarividente en analizar a Españay sus circunstancias, su ventajosa situación, la buena característica de sus puertos y el haber sido la primera en ocupar lamayor parte de los nuevos países, sin competidores, puesto quelas naciones europeas hasta un siglo después del descubrimientono actuaron por sí y no se explica (ni l ni nadie) como no conservó España el puesto preferente que parecía corresponderle -—

después de tanto esfuerzo. Critica el modo de buscar las riquezas por los españoles y sus hermanos potugueses y llega a llamar “mancha” indeleble al supuesto deseo de ganancia que convierte caprírchosamente en “desmedida avaricia” y hasta duda del “espíritu” aventurero de nuestra juventud de entonces para explorarlas tierras recientemente descubiertas que piensa lo hicieron mucho mejor los demás europeos. Mahan no es sociólogo y no ahondaen el espíritu que infundía a nuestra sociedad en tales años, esposible que si se hubiese detenido un poco ms en sus apreciaciones tal vez hubiese modificado sus juicios.

Mahan nombra directa o indirectamente a España, encasi todas sus paginas de una u otra manera, ms bien de “una”(12) que de otra y casi podía pensarse que es una obra dedicadaa la abatida España, que no sirve ya para gran cosa en la épocaque considera (1660-1783) aunque todavía podría ser poderosa, sino rica y que los muchos reproches que le dedica son inspiradospor una bien intencionada amargura premonitoria del 98; pero nostenía “demasiado cerca” para entendernos bien y privaba la estrategia ante cualquier consideración histórica.

El “nec ocio” español en todas sus idas y venida durante el periodo histórico que trata no es presentido por Mahanquien solo tiene ojos para el “comercio” y el “negocio”.

(12) MAMAN. op. cit. pág. 679.

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Para contrarrestar sus conclusiones, no ya deprimentes sino insultantes sobre los españoles, nos llama arrojados, —

sobrios, sufridos, entusiasta y dotado de intenso patriotismo --

(13)pasandoSe un poco en alabanzas como se pasa en sus vituperios.

Los resultados no pueden atribuirse tan solo a una —

caüsa, si el gobierno de entonces rompía y esterilizaba el librey sano desarrollo de lás empresas privadas es casi seguro que siel carácter del pueblo hubiese sido otro se habría impuesto al —

modo de ser de tal gobierno. ‘Por otra parte la lejanía de los centros de poder que ya de por sí estorbaban al crecimiento de España dejaban aisladas las actuaciones de miles de españoles que Salían del país y que sólo enviaban a la patria, si es que envia”ban alguna cosa, dinero o mercancias de poco volumen que no in-—fluía en el crecimiento de una corriente comercialT que pudiera —

prosperar y acrecentarse pues la metr6poli apenas producía algom.s que hierro, lana y frutas. Eran casi inexistente la manufacturas y su industria languidecía en una población que decrecía —

constantemente Ç14).

España y sus colonias dependían por entonces de losholandeses para tantos artículos de los necesarios para la vidaque el producto de’ su escasa industria no bastaba para pagarlos.De este modo, los mercaderes holandeses llevaban el dinero a lamayor parte de los4 países para comprar productos y este dinero losacaban del .nico país de Europa que entonces se lo daba en pagode las mercancías adquiridas. Tal era el modo como se iba r.pidmente de manos de los españoles el dinero que trabajosamente buscaban.

No se cansa de decir lo mal que lo hizo España y alabar el éxito maravilloso y nico’de Inglaterra en su forma colo—nizadora (15) . ‘Mucho se ha escrito y an queda mucho por decir —

de las formas de colonización de los distintos países pero no podemos pasar por alto el juicio de Mahan. Portugueses y españolestienen patente y efeot.iva la prueba de lo hecho sobre la superfcie del ‘planeta Tierra, ni Francia ni Inglaterra ni por supuesto

(13) MAH2N. op. cit. pág. 62—63—64.(14) NADAL. Jorge. La población española. XVI a XX ed. Ariel. Bar

celona, 1965.(15) MAHIN op. cit. pág, 72.

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holandeses o alemanes, ofrendaron a sus hombres para la creaciónde naciones que si no son todavía lo que podrían ser, el motivohay que buscarlo precisamente en la acción de esas otras nacio—nes que a Mahan le resultan modelo insuperable.

Desechada España como modelo y teniendo como espejoa Inglaterra Mahan se pregunta hasta que punto su país puede tener un carácter a propósito para desarrollar el mayor poder posible (16). Hoy este pensamiento o hipótesis ha sido confirmadoy por circunstancia de todos conocidas en mucho tiempo dicho poder ha de prevalecer contra cualquier otro.

En el frontispicio de la leyenda antiespañola leemos“las desdichas que causó el poderío de España” (17) y que traduciríamos más bien por: se achacaron todas las desdichas de aquelmundo al poderío de España, como hoy se está decantando y hastalos estadounidenses en sus investigaciones (18) vislumbran la -

tendencia actual a la formación sobre su país de una nueva leyenda más o menos como la qué fue levantada contra España en el siglo XVI aunque por otros motivos y esperemos que con otros resultados. De nuestro poderío surgió Inglaterra, del de ellos no queremos saber quien habría de recoger los desperdicios.

Aunque no es de la época englobada en su análisis, —

en unas páginas de su libro hay un vaticinio muy claro cuando -

tras la descripción de una de nuestras demasiado numerosas des—gracíadas ocasiones, en 1639, Oquendo contra Tronp en el Canal —

de la Mancha, dice: “cuando una marina se somete a seguir esta —

línea de conducta, necesita haber perdido por completo todo suespíritu” pero la marina no hacia más que participar en la decadencia general del país, desde entonces no ha hecho otra cosa —

España que perder influencia y peso en la política europea (19).Estábamos a cuatro años de Rocroi aunque sólo habían pasado tresdesde que en Paris se aplaudía a Corneille por su Cid.

Proporciona un cierto regocijo mental leer transcrito de la Obra de Campbell “The lives of the Admiral”, España es

(16) i•1AH op. cit. pág. 71.(17) IIIUIAT op. cit. pág. 79.(18) MALBHIT. La leyenda negra en Inglaterra. Fondo de cultura -

Económica, México 1982 pág. 173.(19) MAllAN op. cit. pág. 117.

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precisamente la potencia contra la cual puede siempre Inglaterraluchar con mayores probabilidades de .xito, ventajas y honores.Esta inmensa monarquía esté. aniquilada en su corazón. Sus recursos est.n a grandes distancias y cualquier potencia que dornineel mar podr ser dueña de la riqueza y comercio de España. Los -

dominios de donde saca sus recursos están a inmensa distancia -

de la metrópoli lo cual hace para ella ms precisO que para ningún otro estado contemporizar hasta tanto puedva infiltrar viday actividad a todas las partes constituyentes de su enorme y desunido imperio” (20).

Esta esperada inyección no supimos administrarla dejando tan sólo una fecunda semilla pero en circunstancias precarías de vida y esperanzas.

Dos tesis contrapuesta se presenta al estudiar en —.

esta época los planteamientos estrategicos que España mantenía,si es que sostenía alguno con la firmeza necesaria. Unos dicenque fueron nuestros propioS gobernantes los que carecían de la —

suficiente idoneidad para un cometido complicado y díficil comoel que se le presentabai cada vez con ms enemigos, si es que -

los que no eran declarados se consideraban amigos. La otra es —

que todos era obra de los de fuera y que los de dentro sólo coadyuvaban. Lo cierto es que con objeto de llevar a cabo con mayorfacilidad su engrafldecimientoi Francia separó de España a todoslos posibles aliados valiéndose de h.bileS intrigas diplom±icasy cuyo estudio nos proporcionaría notables lecciones de estrategias en el campo de la acción exterior. De Portugal, quehacía —

poCOS años había estado unida a España, unión a la que aún no sehabía renunciado y a la que es el mismo Luis XIV el que. se opone,curiosamente, cuando había previsto el fin de la casa de Austriay parecía natural que hubiese tratado de favorecer la unión de lásdos naciones peninsulares. Temiendo que España fuera así demasido poderosa y para conseguir con facilidad sus deseos hegemónicos en tierra, entre otros medios, hizo que Carlos II de Inglaterra se casara con la Infanta de portugal que como dote lleva a —

Bombay de la India y Tánger del Estrecho, una constante ms en elafán francS de tener las manos libres para sus conquistas terrestres introduciendo a :tnglaterra en el Mediterrfle0 y fomentandola alianza de ésta con Portugal. El resultado fue que Portugalse convirtió en una dependencia avanzada de Inglaterra, tendencia pseudo_hiStórica y antigeogrfica, eso sí de la más precisa

(20) MAHN op. cit. pág. 415.

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estrategia desde el feudo pap’al conseguido por el Cardenal Guido, que le ha permitido desembarcar tropas en la Península, como en la época de Napole6n y mantenerse siempre con la posibilidad de hacerlo o intervenir en la cabeza de playa creada (21),hoy transferida pero no con ménos fci1 actjvaci5n.

A dec1rverdad Portugal independiente de España erademasiado débil para oponerse, a Inglaterra quien con su dominiodel mar contaba con: acceso libre y expe6i€o para dirigirse sobresus territorios. El apoyo de Luis Xlv a Portugal asegur6 su independencia, y no cóntento intervino también obligando a los holandeses a devolver el Brasil. Cuando años después en 1717 Albe—roni parecía tener por lo menos planes y aunque estuviese mediatizado por los deseás reales, trataba de poner un poco de ordenen el ya extendido desbarajuste nacional y había levantado en —

muy poco tiempo unas fuerzas •de tierra y naval proporcionadas,—una extraña fatalidad con causas vivas y conocidas, lo que presuponía no tanta fatalidad, hacían frácasar uno tras otro sus —

proyectos. Por presi6n de la Cuádruple se destituye al hombre -

que en año y medio parecía haber dado la vuelta a todo. Una invasi6n francesa por el Norte de España y no precisamente la de costumbre cultural permanente, sino militar como otras que hemos sufrido a lo largo dela historia y con arréglo a los compromisoscontrajdos con terceros, destruye arsenales, quema buques, que —

estaban en gradas y el material para otros que habrían de cons-truirse a instigaciones del asesor inglés que acompañaba al ejrcito francés. De esta manera se complet6 una vez ms la destruc—ci6n de la marina española atribuida a los recelos que Inglaterrasentía por su posible resurgimiento. Ante el Parlamento inglésel gobierno pudo decir: no se ha perdonado nada para aniquilara la marina española (22).

El tratadista que nos ocupa, estratega de fama porderns no se puede leer con agrado ni an en una segunda lectura.Resulta díficil evtar la tentacj6n de cerrar el libro en mediode una frase porque muchas de ellas tiene la virtud de ser tan —

ubicuas que podemos situarlas en otros muchos periodos de nuestrahistoria algunos muy recientes y no solo en ese encuadre de nuestra decadencia que va desde 1660 a 1783, con lo que el hecho relatado aparece a nuestros ojos siempre presente aunque los nombres escritos con mayscu1as no sean los mismos.

(21) NAAN op. cit. pg. 128—129.(22) NAHAN op. cit. •pg, 296—297.

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Mahan empezó su libro como una serie de conferenciaspara sus alumnos en la entonces recientemente creada escuela deguerra naval deNewport..

Escribió la obra comentada antes de nuestro 98, y esindudable que nos enseña cosas que nunca aprenderíamos en los libros de uso general deHistoria de España, en los que la causa -

de nuestra decadencia tienen casi siempre una motivación funda——mentada en los sistemas político o religioso o en la incompetencia de válidos, ministros y secretarios. Cuando Mahan nos descubre que sólo el haber conculáado aquellos principios básicos dela ms rudimentaria estrategia, es precisamente lo que nOS, llevaa ese estado de postración1 tan bien descrito por mucho de los —

nuestros pero nunca lección comprendida y asumida para tener siempre presente, es cuando adquiere un relieve inusitado esa ciencia, con mucho de arte, que es la creación, sostenimiento y au-—mento del poder de un país tanto en paz como en guerra, cienciaque han de conocer y a la que han de conceder especial interés eimportancia todos los ciudadanos de un país libre y ms los encargados de gobernarlo (23)

Suena a tópico cuando nos dice “las animosidades existentes hicieron que España fuese arrastrada a luchar por una Francia enemiga de Inglaterra pero temerosa de que un hundimiento total de Inglaterra hiciese resucitar a la moribunda España”.

Y así nunca recuperamos Gibraltar a pesar de sitiosy negociaciones presiones o arrumacos por una razón simétrica ala que Napoleón planteaba sobre pondichery cuando nos decía quesu reconquista no se hacía en la India sino en el Vístula. Si sehubiera podido dominar el Canal de la Mancha, como la flota aliado lo hizo en 1779, se hubiera conquistado Gibraltar en las costas de Inglaterra (2.4)

Las palabras de Mahan son vigentes en el contexto msactualizado tan sólo hay que desplazar los talones de Aquiles delos contendientes. Refiriendome a lo que fue Gibraltar, los mismos principios de estrategia dictan ahora que ya no hay valor ——

que recuperar porque ya no es ms que un sobrevalor complementario de prestigio y ni siquiera de interés sentimental para los —

que aspirasemos a un minúsculO recuerdo de un lejano abuelo.

(23) MAHAN op. cit. pág. 27.

(24) MAllAN op. cit. p.g. 14—15—69O691

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Page 15: AL MARGEN DE LOS CLASICOS (1) Í!THN Primera y segunda lecturas Por … · 2014. 9. 30. · la de 1967, en la que podía confrontar, no sin sorpresa, que na da de lo dicho por el

El prologuista de la edici6n nos brinda una magnífica COflCluSj6n sorprendentemente escrita en 1904 cuando nos diceque solo cierto linaje de gente candorosa puede creer que la guerra ha desaparecido del territorio europeo y de sus mares y queen un ultimo resultando la raz6n y el derecho son gar&ntías deintegridad nacional, porque la raz6n y el derecho son transformabies, es€n como todo en perpetua evolucj6n y la fuerza como ——

siempre los destruye y los crea pasando de la rutina al progre—so. El que se para retrocede y es absolutamente preciso mirar —

al porvenir para seguir adelantando (25). Estos seres ingenuosignoran ademas que en las relaciones internacionales, en eJ. mu——tuo cambio de trabajos y producto, hoy amplificado por otros vectores, existen mercados cuya persistencia garantizan y fomentanla fuerza. Los caminos del mundo hacen falta para estar en los -

puntos precisas y con la fuerza suficiente, cuando se pierden loscaminos y su control, uno se convierte en un vasallo del señor —

de los caminos y hay que pagar peaje.

Hoy, que los caminos de las ideas son igualmente importantes no basta dominar los caminos que traen y llevan las riquezas y hay que dominar también los caminos de las ideas porque lasideas son las que mueven a los hombres por lo menos a algunos --

hombres aunque esto no lo entendiera del todo Mahan, y otros noquieran entenderlos.

(25 MAHAN op. cit. pág. Xx y XXI

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