Aguirre Rojas La Historiografia en El Siglo XX

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, .. , ; .:., .... '",. Carlos Antonio Aguirre Rojas LA HISTORIOGRAFIA EN EL SIGLO XX HISTORIA E HISTORIADORES ENTRE 1848 y,,2025? MONTESINOS ENSAYO

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, .. , ; .:., .... '",.

Carlos Antonio Aguirre Rojas

LA HISTORIOGRAFIA

EN EL SIGLO XXHISTORIA E HISTORIADORES

ENTRE 1848y,,2025?

M ONTESINOS

ENSAYO

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T LUL I U IV \ LC ., J. rnunIOIU/\.)U yt:nln v n:.rnUUU..\.IU, IVnL v I ' -UI \"U' ''_ . .. ._ . .

F IN ES D E L U CR O , A L Q U E IN FR IN IA E S T A O lS P O S I0 6 N S E L E A P l IC AR AN ~

S AN Q O N E S P RE V IS TA S E N L OS A R T IC U L O S 367 368 815, 368 T E R Y D E ~

A PU C A B L ES D E L C 6 0 lG O P EN A l P A R A E l O I S T R I T O F E O E 1 W E N W , TE R IA C O M U N ;

• Y P AR A T O O A L A R E P UB L I C A E N M A T ER IA F E DE P .A L

© Carlos Antonio Aguirre Rojas, 2004

Edici6n propiedad de Edicioncs de Intervenci6n Cultural

Dlsefio: Elisa N. Cabot

ISDN: 84-96356-03-5

Dep6sito legal: D-30701-2004

Imprime Novagraf ik, S. A.

Impreso en Espana

Printed in Spain

': .. v ie ja b ajo la f or ma e mb rio na ria d el r ela to , p or m uc ho tie mp o

sa turada de ficciones. y por mucbo mds tiempo atada a losa co nt ec im ie nt os m d s i nm e di at am e nt e a pr eh en si bl es , [ la b is to ri a]

sigue siendo m uy joven com o em presa razonada de andlisis.

P or que ella se e sfuerza pa ra se r ca pa z d e p en etrar m ds a IM d e lo s

b e cb o s s u pe r fi ci al es , y p a ra r e cb a za r l as s ed u cc io n es d e ia lcycnda

y d e la re tdrica , j unto a lo s uen eno s, h oy to da vla m ds pe lig roso s.

de la ru tina erudita y del empirismo disfrazado de sentido

co mtln. Y ella n o ha sup era do attn. r es p ec to d e a lg tt no s d e l os p r o-

b lemas csmciales d e su p rop io m etoda , la etap a d e lo s p rim crosintentos. "

Ma rc B lo ch . A po lo gI a p ar a la H is to ri a 11 O ji ci o d e Historindor,

(1941-1913)

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INTRODUCCION

A bordar el com plejo tern a de la historia de la historiografla del

sig lo XX , vista como una unidad global, y analizada desde un

pu nto d e v ista gen uin am en te crltico, irnplica asum ir con plena

conciencia tanto los desaflos irnportantes qu e esta empresa

c on lle va , c omo tarnbien l os n ec es ar io s lfrnires a los que deberd

s om ete rs e d ic ho abordaje enrico. Porque si de 10 q ue se trata esde intentar rnirar de manera totalizante y abarcadora 1 0 q ue ha

s id o e l p er ip lo completo de csta h is to rio gra fla d el sig lo XX , estd

clare que dicha m irada y andlisis s610 serdn posibles a partir de

esc ernplazam iento determ inado que, hace ya casi m edio siglo ,

fue definido por Fernand Braudel com o la perspectiva analltica

de la larga durac ion b istdrica.

Es decir que para ser capaces de aprehender real mente 10 que

han sido los i ti nerari es e senci al es d e esta cu rv a g en era l recorrid a

por los estudios hist6ricos del sig lo XX , habra que m irar estos

procesos de una rnanera vasta y am plia , que sea capaz de ubicar,

en primer lugar, 10 que esta historiografla del siglo XX ha

reprcscntado, en relacion a la curva m as general de 10 que ha sido

la propia historia de la disciplina historica, e incluso del cam po

del saber que ha sido ' ocupado por las m uy diuersas f lrm as de

conocimiento que, a 10 largo de los siglos y m ilenios se han de-

sig na do co n ese m ism o terrn in o d e "h isto ria n. Y en co nsecu en cia ,

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que sea capaz de explicarnos el salto especffico y la modalidad

singular que representa la historiograffa mas conternporanea

respecto de esas formas anteriores de ejercicio de la propia prdcti-

ca historica,

Porque en contra de la idea simplista de muchos manuales al

uso, 10 que ho y entendernos por historia es algo muy dist in to de 10

que Herodoto, Tuddides, San Agustin 0 aiin Vico c~mprend{an

bajo este mismo terrnino, E igualmente ha carnbiado de unmodo radical, tanto el estatuto de nuestra disciplina dentro del

universo global de los saberes human os actuales, 0 la definicion

misma del objeto general de estudio de nuestra ciencia, como los

modelos globales de explicacion, las teorfas, los conceptos, los

metodos, los paradigmas, y hasta las tecnicas y herramientas mas

elementales de nuestro oficio. Lo que enronces nos rernitc

justamente a esa explicacion del rol particular que esra misma

historiograffa del siglo XX ha jugado y juega, dentro dc dicha

historia global de esc saber humano que desde tiempos lejanos

fue bautizado con el nombre de "historia",Pero tarnbien, si hablamos de la historia de la historiografla del

"siglo XX" tenemos que comenzar por asumir muy c1ar.amente

que dicho siglo XX no coinc ide ni mucho menos con e I simple y

elemental siglo XX cronolOgico,que corre desde 1901 hasta cl afio

2000, sino que se refiere al verdadcro siglo XX historico, cs decir

a ese siglo que, como todos los siglos de los historiadorcs, define

su temporalidad espedfica a partir de los procesos escnciales que

dentro de su sene se han desplegado. Lo que, para cI caso

particular de dicha historia de la hisroriograffa, nos entrega

claramente una temporalidad que cornienza aproximadarncntchacia 1848, con el nacimiento del proyecro crltico del marxisrno

original y con los profundos efectos revolucionarios que dicho

proyecto implica para el entero universo de los cstudios

hisroricos de aquella epoca, para cerrarse solo en una fccha que

aiin n o h a a co ntec id o, en virtud de que el conjunto de llncas

evolutivas y de procesos esenciales que comenzaron con esc

10

mismo vuelco radical provocado por el marxismo dentro de la

historiograffa, siguen todavla desplegando, hasta el mismo dfa de

hoy, sus diferentes efectos y expresiones de vigencia fundamen-

tales.

Abarcando entonces un lapso temporal que ahora cubre ya mas

de 150 afios, esa historiograffa del siglo XX que aquf pretende-

mos investigar , quiza concluya hacia el afio 2025 0 hasta el 2050,

constituyendose claramente como un evidente la rg o sig lo X X

historiogrdfico, cuyas estructuras y perfiles esenciales son los. que

definen ahora mismo el paisaje general de 10 que es I a his to-

riograffa mundial mas actual. Razon adicional por la :ual rcsulta

importante acometer este esfuerzo de rcconstruccion de esa

misma historia general de la historiograffa de dicho largo siglo

XX historiografico,

Lo que nos introduce de lIeno dentro de esa ra~a f~ndament~1

de los estudios historicos que es la rama de la bistoria de la IJls-

toriografla. Una rarna que, a 10 largo y ancho del plancta se

cultiva de una manera muy dcsigual y con tambicn mlly

diferentes resultados. Pues micntras que hay parses como Italia,

que cucntan con una ya larga tradicion de trabaj~s y d? rc-

flexiones irnportantcs en torno a cstc campo de estudios, cxisten

tam bien otros en los que dicha historia de la historiografla, si

bien prcscnte, ocupa no obstante un rol mucho mas secundario 0

marginal, junto a nacioncs que simplcrncnre ignoran en general

la existencia de csra area de la historia, y otras que han dcsarro-

lIado versiones muy limitadarncnrc dcscriptivas y solo monogrd-

ficas de csra rarna de los cstudios historicos actualcs.

Porque no es extrafio cncontrar a veces, .en Mexico, en Espa~a,

en America Latina 0 en Francia, trabajos que pretenden 111-

sertarse dcntro de csta rama de la historia de la historiografCa, y

que en vcrdad constituycn solamcnte simples enumcraciones

puramen te des cr ip ti ua s de autores, de trabajos, de artCculos 0 de

supuestas corrientes, grupos, 0 tcndcncias his~oriogdficas que se

limiran a darnos unos cuantos magros datos biogrdficos del autor

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s up ue stam en te e stu di ad o , 0 ta mb ien alg un as fech as d e la ed ici6 n

de un libro 0 d e u n en sa yo im po rta nte, 0 una supuesta lista de

l o s " r epresen tan te s " 0 m iem bro s d e d ich a co rrien te 0 tendencia

histo riografica, pero sin reconstruir para nosotros, de m anera

c re ativ a e in te lig en te , lo s m ultip le s contextos e spe df ic o s, s o ci a le s,

culturales, politicos, econ6m icos y generales que enm arcan la

prod ucci6n de esas obras 0 ensayos, 1 0 m ism o qu e los diversos

i ti ne ra ri os i nte le ctu ale s d e e so s a uto r es a na li za do s.

Lo que quiere decir que tambien en el seno de esta ram a de los

estudios hist6ricos que es la historia de la histo riograHa, se ha

d es arr olla do amp lia me nte u na v ers io n posi ti vi st a de la m ism a, que

tem ero sa d e in terp reta r au da zm en te su p ro pio o bjeto d e estu dio ,

se lim ita en cam bio a solo inv en tariarlo y describirlo de m anera

m onografica y em pobrecida. Y con ello , a darnos esos recuentos

aburridos de autores, obras 0 tendencias, que ademas de no

agregar absolutam ente nada a nuestro prev io conocim iento de

ese fundamental acervo de la h istoriograHa que nos ha ante-

cedido, banalizan frecuen temente la caracterizaci6n de los

d istintos auto res y de sus obras m as im portantes, al reducirlas a

etiqu etas desgastad as y p oco explicativas, y a clasificaciones

sim plistas y esquem dticas de los en verdad com plejos periplos

h is to rio gr dfic os re co rrid os p or la s d is tin ra s h is to ri og ra fla s n ac io -

nales de todo el m undo .

M uy lejos de esta version positiv ism , este libro in tenta en'

cambio partir de una concepcion mucho mas compleja y ela-

borada de 1 0 que d eb e ser esa historia de la historiog raH a, agre-

g an do n o s ola rn en te s u n ec es aria d im en sio n crltica, s ino t ar nb ie n

los diversos aportes que la m ism a histo riog raHa del sig lo X X ha

desarrollado respecto del m odo de estudiar e interp rerar cual-quier libro u obra im presa, junto a la sofisticaci6n y teorizaci6n

en torno al genero de la b iograHa en general y de la biograHa

in telectual en particular, pero tam bien a partir de las contribu-

cion es d e la h istoria literaria respecto a, por ejem plo , la m ism a

no ci6n de "autor". Pero igualm ente, a partir de los desarrollos de

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la lingufsrlca respecto a los distintos niveles de m ensaje conte-

nid os en cada estrato 0 e le rn en to d el h ab la , 0 lo s d e la h isto ria

cu ltural en torno a la relaci6n de las cu lturas hegem 6nicas y las

c u lt ur as s uba lt er na s , 0 lo s d e la filo so fla rela tiv os a la s "ep iste-

m es" subyacentes a la producci6n cu ltural de toda una epoca, 0

los de la sociologfa de los grupos y de las redes de sociabilidad

intelectual, 0 los de la h istoria de las ciencias y de lo s saberes en

general, con su enfasis en los problemas de la transm isi6n

in te le ctu al y la g en er aci 6n d e lo s n ue vo s p ar ad ig ma s, d esd e el seno

m ismo de las tradiciones a las que niegan 0 su bv ierten , p or

m encionar solo alguno s pocos ejernplos posibles, de cste vasto

universo de coo rdenadas que sobredeterm inan y definen ahora a

esta em presa de los estud ios actuales de la historia de la histo-

r iograHa. Es d ec ir , a p artir d e to da s la s h erra m ie nta s in tele ctu alc s

que el m ismo siglo XX ha desarrollado, no solo dcntro de la

h istoria , sino tarnbien de tod as las ciencias sociales en g en eral.

Una concepcion de la h istoria de la h isroriografln, que bien

podrfa partir de la defin icion que hace ya casi cien afios fue dada

por B enedetto C roce. al afirm ar que esta historia de la histo ric- r

g rafla era precisamente el andlisis crltico de la euolucion de l

p ensamien to h is to ri co , e s d ec ir cl escudio com prehensivo d e Ia

m anera en que se van transfo rm ando las concepciones, los ho-

rizo ntes, la s p ersp ectiv as, lo s m eto do s y ta m b ien lo s resu lta do s

h isto rio gr dfi co s d e lo s p ro pio s h is to ri ad orc s. D efin ic io n a cc rra da

aunque parcial, a la que ahora pod em os agregar que dicha

investigacion de esos cam bios y pcrm ancncias que ha sufrido el

pensam iento y la obra de lo s seguidores de la M usa CH o. dcbcrfa

tarn bien ir acornpafiada de un estudio m as detcnido que ubi que

dichas obras y aportes de los h isroriadores en sus diferentcs ycorrespondientes contextos h i st or io g rd fi co s, i n tc lc ct ua lc s, s oc ia le s,

p olltic os y g en era le s, c on el o bje ti vo d e e st ab le cc r periodizaciones

referenciales de la curva de la historiograffa que se cstud ia, a la

ve z q ue d ererrn in a u na clasificacidn c omp re he ns iv a q ue e sr ab lc zc a

de modo claro y co heren te la s d iv ersa s ten den cies, escu elas y

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corrientes de esa historiograHa, junto a aquellos autores originales e

inclasif icables que componen ese universo historiografico bajo

examen. Y que tam bien sea capaz de reconstruir, cuidadosa y

pacientemente, las principales lfneas de encuentro, las filiaciones,

las influencias, los prestamos, y las redes de circulaci6n y de fun-

cionamiento que caracterizan y determinan a las diversas

dinamicas de los sucesivos periplos recorridos por esa historio-

graHa analizada.

Una historia de la historiograHa diferente, que lejos de limitarse

a la simple enunciaci6n y mal resumen de autores y de obras, in- .

tente en cambio proponer audaces y novedosas periodizaciones de

las curvas particulares de 'cada historiografia, a la vez que aco-

mete la tarea de establecer c las if icaciones comprebensiuas, que nos

expliquen de manera adecuada y convincente las filiaciones

intelectuales de los diversos auto res dentro de una deterrninada

tendencia 0 corriente, junto a las rakes internas y extern as de sus

diferentes obras, adernas de los procesos de intercambio, acli-

matacion 0 transferencia culturales de perspectivas y horizontes

que irnpactan a estas rnismas filiaciones y adscripciones diversas.Tratando enro nces de explicar, como propo nia Walter

, Benjamin, la epoca a traves de la obra y del individuo autor de

esa obra, pero tarnbien a ese individuo y su obra como ex-

presiones complejas y mediadas de su epoca, esta idea de 10 que

debe ser una verdadera historia crft ica de la historiografla trata de

reconstruir las sucesivas coyunturas intelectuales que atraviesa la

biograHa de cada historiador 0 autor, y tambien el destine a 10

largo del tiempo de la recepcion cultural de cada obra, los que

naturalmente carnbian de sentido, a veces incluso radicalrnente, a

partir de un giro importante que nos lleva de una coyunturainrelectual determinada a la subsecuente. Y es por eso que obras

que han podido pasar inadvertidas en un cierto momenta 0

clima cultural, van en cambio a tener un irnpacto profundo

veinte, 0 treinta, 0 cien afios despues, como 10 ilustran por

ejemplo los trabajos juveniles escritos por Carlos Marx, 0 tam-

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bien el bello libro de Norbert Elias sobre E / pro eeso de la civili-

zacidn.

Una historia entonces que, ademas de ser capaz de situar de

manera creativa y sistematica a esras obras, a estos auto res, y a es-

tas corrientes 0 tendencias de historiadores, dentro de los mul-

tiples y complejos contextos en que ell~s. s e despliegan, pU:da

igualmente establecer con cuidado y precision los vlnculos sutiles

de mediacion que conectan a estos varios elementos. Y que

tarnbien tenga la capacidad de identificar y discernir a aquellos

auto res inclasificables 0 excepcionales de esta historiografla, como

por ejemplo Michel Foucault, auto res que si bien han recibido

una multiplicidad enorme de influencias y de irnpactos cul-

turales especfficos, resultan imposibles de cncuadrar dentro de

las "escuelas" 0 corrientes mas generales del pcnsarniento his-

toriogdfico de su tiempo. Autores que sepadndose entonces de

los paradigmas dominances 0 de las grandcs lfneas de fuerza de la

evolucion cultural del momenta en el que viven y escriben, se

convierten as f en los verdaderos fundadores de un nuevo

sistema de pensamiento y de una cosrnovision que siendo al

principio toralmente pcrsonalcs, pueden en ocasiones transfer-

marse despues en un horizonte 0 perspect iva mas sociales y co-

lectivas.

Lo que quiere decir que es todavfa amplio el camino por re-

correr, dentro de cstc sendero particular de la consrruccion de

una historia rcalrncntc crftica de la historiografla, de una historia

que sea csa r econs trucc idn c rl ti ca , c omprebens iua y. clasijicatorla .de

los varios y complejos itincrarios que han scguido los cstudios

historicos en el mundo, 0 en China, 0 en Francia, Mexico, Espa-

Iia 0 Argentina, por mcncionar algunos cjcmplos posibles. Una

renovada historia de la historiografla, ni positivista ni puramente

enunciativa y monogrdfica, que sea capaz de claborar los diversos

modelos exp li cat iuos que requiere el abordajc de estc complejo

campo de investigacion de 10 que ha sido la historiografta de las

distintas partes del mundo en los difercntcs periodos a considerar.

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Una historiograffa novedosa y diferente de los itinerarios del

pensamiento de los historiadores y de sus principales obras,

durante ellargo siglo veinte historiografico todavla en curso, que

enmarcada desde la perspectiva braudeliana de la larga duracion

historica, y sostenida en todos los aportes mencionados de los

desarrollos de las ciencias sociales de los ulrirnos 150 afios

transcurridos, intenta proponer un diagnostico realmente crltico

de la contribucion que ha sido generada en estas ultimas quincedecadas por aquellos que, en el esfuerzo de entender el presente,

para poder participar en la consrruccion de un futuro mejor y

diferente, han decidido acudir tarnbien al estudio del pasado,

autobautizandose precisamente con el noble termino de bistoria-

dores.

1

EL ROL DE LAHISTORIOGRAFfA CONTEMPoRANEA

DENTRO DE LOS DISCURSOS HIST6RICOS Y LOS

SABERES SOCIALES DE LAMODERNIDAD

"Hace falta ver las cosas en grande, porque si no,

,para que sirve entonees la historia?"

F ER N AN D BR AU DEL, Ca rt a e nu ia d a d es de fa c iu d ad d e M agun ci a,

15de febrcro de 1941.

Antes de abordar, cl complejo tema de la caracterizacion de las

curvas esenciales de la hisroriograffa del siglo XX, parece

pertinente hacer el esfuerzo de situar a esra ultima dentro de un

horizonte mas vasto, que es el de la evolucion y el cardcter que

han tenido los discursos bistdricos dentro de la mas arnplia lineaevolutiva de 1 0 que ha sido la modernidad capiralisra todavla

vigente. Y clio, no para confortarse de manera autocornplaciente

con los "enormes progresos" que habrfa hecho nuestra disciplina

historica en el ultimo siglo y medio transcurrido, como suelcn

plantear muchos autores, sino mas bien para situar dicho periplo

y dichos desarrollos de csa historiografla del siglo XX, tanto

desde la actual crisis radical que hoy atraviesan las ciencias

sociales e incluso todos los saberes hurnanos en general, como

para ubicar con mas densidad temporal y de una rnancra

realmente crltica esos dcsarrollos y esc periplo en general.

Porque es claro que despues de 1968 y hasra la actualidad,

resulta evidente el hecho de que e I entero "sistema de los sabcrcs"

sobre los distintos ternas de 1 0 social, que tuvo su periodo de

desarrollo y vigencia entre aproxirnadamente 1870 y csa misma

fecha de 1968, ha entrado en una crisis total c irreversible. Ya

que luego de haberse constituido en el ultimo tercio del siglo

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1. AI respecto , cfr . de Immanuel Wal lers tein y otros, Abrir las ciencias sociales ,

Ed. S iglo XXI, Mexico, 1996, y rarnbien Carlos Antonio Aguirre Rojas, Immanuel

Wallmuin: Cr it ica de] s i st ema-mundo cap it a li sm , Ed. Era, Mexico, 2003.

2. Como e jemplos representatives de esras brisquedas vease Boaventura De

Sousa Santos, l nt ro du sa o a l im a c ii nc ia p os m od er na , Ed. Afrontamcnto, Porto ,

1990, Um discurso sabre as c i enc ia s , Ed. Afrontamento, Porto , 1990 y T ow ar d a

n ew c om m on s en se , Ed. Rout ledge, Nueva York. 1995, Pauline Rosenau, "Modern

and post-modern sc ience : some contrasts" enReuiao,

vol. XV, num. 1, Winter

1992, Isabelle Stengers, L 'i nu en ti on d e» s ci en c es m o de rn es , Ed. La Decouverte,

Paris, 1993 y "Les 'nouvel les sciences ', modeles ou defi?", en Review, vol . XV,

num. 1, winter 1992, Immanuel Waller ste in, Im pe ns a r l as c ie nc ia s s oc ia le s, Ed.

Siglo XXI, Mexico, 1998, "The Annales school: the war on two fronts" en

Annales o f Schola rsh ip , I, 3, summer 1980, "The challenge of maturity: whiter

social science?" en Reuieui; vol. XV, num. 1, Winter 1992 y "History in search of

science" en Review, vol. XIX, num. 1, Winter 1996, y Carlos Antonio Aguirre

Busquedas y debates que, por 1 0 demas, desbordan amplia-

mente el ambito de ese "sistema de los saberes" sobre 1 0 social,

, para a~a~car tambien el ~om~nio entero del sistema global de los

conocirnrenros y de las ciencias en general, las que tambien des-

de hace ya tres decadas han comenzado a revisar tanto las es-

trategias generales de aproximaci6n hacia el mundo, la natu-

ra~eza 0 la sociedad que las constituyeron, como la organizaci6n

rrusma de sus diferenciaciones y especificaciones sucesivas bajo

el regimen de 1 0 que se ha Ilamado las "des" y luego las "tres"

culturas diversas ',

Cri~is entonces. gl?bal de .1 0 que podrfamos Hamar la "epis-

teme del conocirmento vigente durante los ulrirnos ciento

treinra afios, que abre entonces el espacio para el debate en ramo

a.la ?ecesaria y urgente reorganizaci6n general de nuestras

ciencras y de nuestros conocimientos actuales, debate que en el

campo de las ciencias sociales se presenta entonces como la rc-

vi~i6n radic:U de ese fundamenro que se construy6 en la segunda

rnitad del siglo XIX, y que cuadriculando y autonornizando las

distinras esferas, actividades 0 espacios de 10 social-humane, fue

atr ibuyendo esas distintas partes de la cuadricula a las cntonces

ernergentes 0 renovadas ciencias de la historia, la psicologfa, la

econornfa, la ~ntropolog(a, la ciencia polftica, la geografla, el

derecho, la sociologfa 0 la lingiHstica, entre varias otras.

XIX, y de haber desplegado su vigencia durante toda la primera

mitad del siglo XX, esa "episteme" particular sobre 1 0 social -que

concibi6 este ultimo como una suma 0 agregado de espacios

segmentados, distintos y hasta autonornos entre sf, espacios que a

su vez correspondlan a las distintas e igualmente autonornas

ciencias 0 disciplinas sociales-, comenz6 a ser cuestionado

progresivamente y a mostrar sus lfrnites epistemologicos generales,

para precipitarse definitivamente en una crisis insuperable bajo losimpactos fundamentales de la revolucion cultural de 19681

Una crisis general del sistema de los saberes sobre 1 0 social que

se ha expresado, en los ultimos treinta afios, tanto en la pro-

liferaci6n y multiplicacion de los limitados proyectos de defender

y promover una "multi", "pluri", "trans" 0 "inter" disciplinarie-

dad -donde, sin embargo, se deja intocado el fundamento

mismo de la division del conocimiento social en "disciplinas",

fundamento que es el que realmente habrfa que impugnar y

desconstruir radicalmente-, como en las incesantes busquedas

y debates metodol6gicos que intentan preguntarse ace rca de las

rakes y la genesis historica de este peculiar sistema de saberes so-

ciales hoy todavla dominante',

Rojas, "~ larga durac!6n: in iIIo tempore er nunc" en el libro S~gttndas [omadas

Braudelianas, Ed. Institute Mora , Mexico, 1995.

3. Sobre e.ste punto vease e1. libro ya cldsico de Ilya Prigogine e Isabelle Stengers,

La nll~va alianza. M~tamor fos l s d~ la ciencia, Ed. Alianza editorial , Madrid, 1997.

Tarnbien ~ueden verse, Ilya Prigogine, E l fi n d~ las cert idumbres , Ed. Andres

Bel lo ,. Sant iago de Chi le , 199~, T~mps d deuenir. Iip rop o s d ~ l'histoire d u U mp s,

E? Fides, Quebec, 1994, y The laws of chaos" en Review, vol. XIX, mirn. I,

wmte~ 1996, Isabelle Stengers, L'inuention des sciences modernes, op. cir ., Wolf

Lepenies, L a s rr.~sculturas, Ed. Fondo de Cultura Econ6mica, Mexico, 1994 y

Georges Balandier, E l desorden , la teoria del caos y las ciencias soclales, Ed. Gedisa,

Barcelona, 1993.

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Revisi6n que por 10 demas no s610 se interroga ace rca de las

rakes y del proceso mismo de esa progresiva segmentaci6n de 10

social-humano en distintos "objetos" autonornos, correspondientes

a las diversas ciencias sociales conremporaneas, sino tambien y mas

alia, acerca de las condiciones generales y las causas mas profundas

que explican el surgimiento de esta estrategia segmentada y cua-

driculada de aproximaci6n a 10 social, dentro de la cual aiin se

encuentra aprisionada nuestra reflexi6n actual.

Debate y revisi6n radicales de las "premisas no explicitadas" de

nuestros modos de construcci6n de esas mismas ciencias sociales,

que para ser adecuados se yen entonces obligados a rernontarse al

examen de la relaci6n mas general que ha existido y existe entre

dichas ciencias sociales y su fundamento general ultimo, es decir,

el proyecto mismo de la modernidad burguesa capitalista, de esa

modernidad que se despliega desde hace cinco siglos como el

marco mas general y determinante de esa misma actividad de la

ciencia social cuyas modalidades hist6ricas sucesivas intentamos

comprender y explicar.

En esta linea, parece pertinente la idea de tratar de revisar co-

mo es que se han constituido y evolucionado los distintos dis-

cursos historicos fundamentales que ha conocido esta misma mo-

dernidad, discursos dentro de la historia que al acornpafiar y

expresar en alguna medida la curva vital misma de esa moderni-

dad burguesa nos proporcionan tambien claves mas generales

para comprender las correspondientes curvas evolutivas tanto del

sistema de los saberes sobre 10 social, como del sistema de las

ciencias y los conocimientos en general. Con 10 cual, tendremos

tarnbien algunos nuevos elementos para repensar las ciencias

sociales actuales y las posibles alternativas de su inmediara futurareorganizaci6n.

que debe ser ubicado el nacimiento mismo de la modernidad",

En nuestra opini6n, y siguiendo en esre punto la concepci6n de

Marx al respecro, podemos datar su origen en el siglo XVI,

aunque concibiendo esre ultimo, como explicara Braudel, como

un "largo siglo XVI" que se prolonga aproximadamente desde

1450 hasra 1650 5• Pues es justamenre a partir de la amplia di-

fusi6n del sistema rnanufacturero capitalista que se da en Europa

durante este largo siglo XVI, que comienza a afirmarse tam bien

en los varios pianos del tejido social general, tanto las primeras

formas caracrerfsticas del modo de producci6n capitalism como

las distintas expresiones de la moderna sociedad burguesa en los

campos de la sociedad civil, de la polftica y de la cultura en

general.

Y con todo ello, tam bien en el plano de la construcci6n de los

distinros discursos hist6ricos. Ya que si analizarnos, desde una

perspectiva mas vasta de larga duraci6n, la evoluci6n de estos

discursos historiogdficos, no nos sed dif£Cil reconocer la pro-

funda mutaci6n que ellos han sufrido precisamcnte dcspucs de

esre largo siglo XVI, y que constituye, frente a los discursos

hist6ricos medievales antcriores, la doble vertiente de indagaci6n

* * *

4. A l re spe cto M arx cs m uy c laro a l afirrna r e n su o bra EI Cap it al . qu e "la e ra

d el c apita l da ta de l sig lo X VI ". C oinc idim os c on e s ra po si c ion , qu e e s r a rnb i en

la de Im manuel W allerstein en su libro El moderno sistema mundlal, Torno I.

E d. S ig lo X XI . M exic o. 1979. Sobre esre debate. vease ta m b ie n d e I mm an ue l

W allerstein . "The W est. the Capita lism and the M odern W orld-System " en

Reuieio, v ol. X V. nurn. 4. fall 1992. P ara una po st ur e d is ri nr a, cfr. Fernand

Braudel, Ciuilizacidn material, rconomla y capitalismo, Siglos XV-XVIII. Ed .

Alianza e di to ri al . M a dr id . 1984. Her no s t ra ra do de e xp li ci ra r e st a p os tu ra

braudeliana e n C arlo s A nto nio A guirre R oja s. Braudel y las ciencias bumanas,

Ed . Montesinos, Barcelona. 1996 y en "La visio n braudelienne du capiralisme

anterieur ~ la Revolution Indusrrielle" en Reuieu/, v ol X XI . num. I.winter1999.

5. Sobre esre punto efr. Fernand Braudel, "Expansion europeenne et

capiralisme (1450-1650)" en e I libro La ecrits de F e rn a nd B r au de l. L es ambi ti on s

tk l 'histolre, E di ti on s d e Fallois, Paris, 1997.s sabido que existe un amplio debate en torno al momento en

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de la historia y de elaboraci6n de los resultados historiograficos

que va a caracterizar a la modernidad durante toda su primera

etapa de vida, desplegada desde el siglo XVII y hasta la primera

mitad del siglo XIX.

Asl, es al comenzar a afirmarse la nueva sociedad y la nueva

cultura burguesas cuando se afirman las dos modalidades princi-

pales del discurso hisroriograflco moderno burgues: en primer

lugar la vertiente de las diversas fi lo so fl as d e l a h is to ri a, que

desde Vico y hasta Hegel, y pasando por Condorcet, Herder 0

Kant entre otros, se constituira en una de las formas recurrentes

de aproximaci6n discursiva a los hechos hisroricos, Y en

segundo terrnino, la FIgura de las diferentes h is tor ias empir is ta s y

objetivistas, que desde Mabillon y hasta el positivismo de

Leopold von Ranke, va a desplegarse tarnbien de modo cons-

tante como esquema organizador de los resultados historiogrd-

ficos.

Dos variantes del discurso hist6rico, caracterfsticas de esta

primera larga etapa de la modernidad, que expresan a su vez

dos de los trazos centrales que singularizan la moderna sociedad

burguesa capitalista, distingulendola de todas las etapas histo-

ricas anteriores de la larga cadena de mundos y sociedades pre-

capitalistas. Pues es bien sabido que, frenre a todas esras "socie-

dades que preceden la existencia de la era capitalista" y que se

caracterizan por el predominio de proyectos, historias e itine-

rarios siempre locales, espectficos y particulares, el capitalismo ha

afirmado, por primera vez en la historia humana, un uniuersa-

l ismo abstrac to y homogeneizador, que corresponde en el plano

general al universalismo tambien nivelador y generico que en la

6rbita econ6mica se afirrna con la vigencia general del principiodel valor y de su autoreproduccion.

Ya que es justamente el hecho de que la moderna sociedad

capitalista se construye en torno al objetivo de la incesanre va-

lorizaci6n del valor, a traves del proceso de acumulaci6n de ca-

pital, el que hace posible y hasta necesaria la ilirnitada expan-

si6n geografica planetaria de esra sociedad capitalista". Porque

dado q~e el valor es siempre compatible con cualquier valor de

uso posible, entonces su afirmaci6n concreta no conoce lfrnites

y la misma puede extenderse a todo 1 0 largo y ancho del mun-

do, englo~ando bajo su logica abstracta y homogeneizante

todos los bienes y valores de uso producidos en las mas diversas

circunstancias, y por ende, a todas las civilizaciones, a todos los

pueblos y a todos los grupos y sociedades humanas imagina-'bles,

Con 1 0 cual, es sin duda una conquista historica de ese capi-

talisrno la construcci6n de la verdadera red del mercado mun-

?i~l. mod~rno, ~ con ella de la base material de una genuina c

inicial uniuersalizacidn organica de la propia historia hurnana,

Una universal.izaci6~ necesariamcnte antitetica y desgarrada,

que en ~a prdctica se Impone como cl inrento de nivclacion y

subsun71?~ de ~o~os los pueblos a un unico y particular pro-

y~Cto civilizatorio . -que es sin duda el proyecto europeo oc-

cidental en. su van ante n6rdica-, que sin embargo se afirrnaco~o un grgantesco paso adelanto frcnte al localisrno y limi-

tacion de todas las historias precapiralisras antecedentes, historias

~arcadas por los particularismos rcligiosos, de sangre, tcrrito-

rt.ales, de vlnculos de dcpcndcncia personal 0 de jcrarqufasdiversas.

6 . •A lg o ~ ue M a~ h a e xp li ca do clararnenre e n v ar ie s d e su s tc xto s, p or c jc mp lo

en EI Capital Crttica d( fa rconomla politica, 8 to mo s, E d. S ig lo X XI, M ex ico,

197~-1981 0 e~ sus Elementos [undamentales para /a crltica de /a rconomla

polttica. Grundrisse, 3 volurnenes, E d. S ig lo X XI M exico 1971-1976 v (bi ( . ' , . e:tser am I .c n cl I ib ro d e I mman ue l \ Va ll cr st ei n, E / cap it a li smo h i st dri co, E d. S ig lo XX I,

M a dr id , 1 98 8 y E l m o d emo s is tem a mun di al , tomo I. r c ci cn c i tado .

7 . C ardc rc r a ntiterico y lir_ nit:td o qu e h a sido m lly a gu da men re ca pra do p or

l os a uto res de la Escuela de Frankfurt. A m odo de sim ples ejem plos, cfr. el

en ~a yo d e T heo do r A do rn o, "P ro greso " ell e l lib ro Consienas, Ed . Amo rr o rr u

e d~ to re ~, B ue n.o s " :ir ~s , s.d . y e l l ib ro d e T hc od or A do rn o y M ax H or kh eim er ,

Dia lt c ti c a de l i lum in ismo , E d. S ud am e ri ca no , B u en os A ir es , 1 96 9.

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De este modo y apoyados en este cosmopolitismo y universa-

lidad abstractos propios de la modernidad capitalista, es que

van a edificarse esas distintas filosoflas de la historia antes re-

feridas, las que intentando englobar en un solo panorama a to-

do ese conjunto de historias locales previas, van a concebir por

vez primera a la historia humana como unidad, y por 10 tanto,

como organica y verdadera h is to ri a u n iv e rs al . Historia de la

humanidad que sera vista tarnbien como un proceso, y por 10tanto como un conjunto de lfneas, de desarrollos y de esfuer-

zos que aun siendo locales y diversos se encuentran sin em-

bargo, des de esta vision mencionada, como procesos interco-

nectados de una manera teleologica, procesos que marchando

de una forma que es quizd inconsciente se despliegan sin

embargo, de una manera casi obligada, hacia figuras cad a vez

mas complejas, bajo una 16gica que los ubica siempre como

partes especfficas de ese mismo proceso global del devenir hu-

mana universal.

Filosoflas de la historia igualmente universalistas, y recu-rrentemente abstractas, que en el inrenro de construir sis-

temas glob ales y coherentes para la explicaci6n de ese periplo

universal, van a establecer diferentes esquemas, esbozos 0

frescos generales del itinerario global del genero humano.

Esquemas que siempre se organizan en rorno de uno 0 de

unos cuantos principios globales integradores -lalucha entre

la raz6n y el oscurantismo, 1 a enajenaci6n y reconciliaci6n

progresiva de la idea absoluta, la lucha constante entre los

principios eternos de la libertad y del autoritarismo, la com-

binaci6n siempre cambianre de los principios religioso, mo-

narquico 0 liberal, la recurrencia repetida de los ciclos ya vi-

vidos, etc.- cuyo objetivo es el de dar sentido a esas hisrorias

precapitalistas anteriores, en funci6n de una idea particular

del progreso, que es concebido como algo lineal, siempre

ascendente, general e irrefrenable, progreso que culmina en

rodos los casos con el advenimiento y afirmaci6n de esa

misma sociedad burguesa moderna",

Y del mismo modo que el valor engloba bajo su dominio todo

el complejo y diverso mundo de los valores de uso, y que la his-

tori~ universal capitalista se construye entrecruzando y sub-

sumiendo a su logica a todas esas historias de pueblos, imperios,

razas, grupos y sociedades locales precapitalistas, as! las distintas

filosoffas de la historia de los siglos XVII, XVIII Y XIX se

presentan tambien como otros tantos esfuerzos de ordenar todas

las historias humanas previamente vividas, en funci6n de ese

celebrado y confesarnenre admirado proyecto hisrorico espedfico

de la modernidad.

Entonces, si el fundamento ultimo de los discursos hisrorio-

graficos desplegados bajo esas filosoffas de 1 a historia es el cardc-

t:r ~m iv e rs a l a b st ra c to de la 16gica del valor-capital en mo-

vim iento, el fundamento ultimo de 1 a segunda variantc de las

estrategias historico discursivas modern as 10consrituye, en cam-

bio,. una de las principales consecuencias de la propia ac -

tualizacion concreta de ese rnovirnicnto y acci6n del mismo

capital: la del dominio limitado de la naturaleza a traves del de-

sarrollo y explotaci6n productiva de la nueva c ienc ia experimen-

tal. Porque si bien el valor puede combinarse con cualquier valor

de uso, para converrir lo en su propio portador, esa potcncialidad

s610 se acrualiza si se logra romper y superar la herencia de 1 a

terrible marca de la es casez na tura l que caractcriza a todas las

sociedades precapitalistas" Pues la sociedad del capital, ccntrada

en la progresiva valorizaci6n del valor, presupone neccsariarncnte

que los producrorcs y las sociedades en su conjunro hayan

8 . U na crftica ra dica l a csa id ea sirnp lisra d el p ro gre so pu cd e v erse en W alter

B en ja min , " Tc si s d e .f il.o so fla d e la h is to ria n, e n c l lib ro Discursos ill trrrumpidos,

E d. P la ne ra D e A g os ti ni , B a rc el on a, 1 99 4.

9. Q uien m ejor lia e sr ud ia do c stc p ro bl em a Y SIIS impl ic a ci o ne s c s J ean -P au l

Sam e, en su Crltica c U l a razdn d i ll / Ie / iea , E d. L os ad a, B ue no s A ir es, 1 97 0. V c ase

r ar nb ic n C a rl os A n to ni o A g ui rr e R o ja s, " Ec on or nl a, c sc as ez y sesgo productiv is ta",

en cl Bolaln de An t ropo log t a Amer icana , r uim . 2 1, M ex ic o, 1 99 0.

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rebasado ya ampliamente el nivel de la autosubsistencia y el au-

toconsumo elemental, 10 que s610 es posible sobre la base de un

cierto desarrollo importante de la productividad del trabajo so-

cial.

Por su parte, dicha productividad s610 ha podido alcanzarse a

partir de que el hombre ha invertido la milenaria y transecular

dominaci6n de la naturaleza sobre la sociedad, domesticando a

las principales fuerzas naturales y obligdndolas a servir como

fuerzas productivas del propio capital. Y dicha domesticaci6n tie-ne precisamente como su estrategia fundamental y palanca de

apoyo esencial a la nueva ciencia experimental, que se desarrolla

tambien de modo paralelo con el crecimiento y afirmaci6n

progresivas de la modernidad.

Ciencia experimental que aproximdndose a la naturaleza de un

modo claramente instrumental", va a desarrollar el tipo de cono-

cimiento fuertemente orientado por fines esencialrnente prdcticos

que las ciencias naturales han conocido durante los iiltirnos

cuatro 0 cinco siglos de su existencia, conocimiento que intenta

construir verdades basadas en la experiencia previa y la expe-rimentaci6n, y que sometiendo siempre a la prueba de los hechos

dichas verdades, construye esa noci6n espedfica del saber como

algo objetivo, empfr ico , verificable, instrumental y util en ter-

minos pragmdticos y productivos.

Noci6n nueva del conocimiento cientlfico que no s610 ha

hecho posible conocer y dominar una porci6n cada dla crecicnte

de la naturaleza, sino tarnbien y sobre todo emancipar al mundo

de 10social de su sometimiento y subsunci6n dentro de 10 natu-

ral. Pues una vez mas, como explica Marx, la sociedad burguesa

es la primera, en toda la historia humana, en la que el elerncnrosocia l e b i sto rico es dominante sobre el elernento natural, 10 que sc

manifiesta en el hecho de que la ciudad domina por primera vez

al campo y la industria a la agricultura, pero tarnbien en el

proceso radical de desacralizaci6n del mundo, en la invenci6n de

un marco temporal de caracter basicamente social, en la ruptura

total de los lfrnites antropocentr icos de los procesos de trabajo, 0

en I~ prog~esi:a .domesticaci6n y regulaci6n de los compor-

tarruentos mstintrvos y de la expresi6n directa y brutal de las

emociones y pasiones inmediatas, entre tantos otros", Promo-

cion del elemento social-historic» al rol de elemento dominante

qu~ explica tambien la posibilidad de pensar separadamente a I~

SO~lalrc:s~~cto de 10 natural, estableciendo el espacio para la ul-

tenor division entre las dos "culturas", la del ambito de las cien-

." "" I" "d " Ira s exactas , 0 natura es , 0 uras, y a de las ciencias sociales

o humanas.

Estrategia de la ciencia experimental que, con sus diversas

consecuencias, tarnbien va a reflejarse en el plano de la historiogra-

ffa. Con 10cual, la segunda variante de los discursos historicos que

se afirman a 10 l argo de esa primera etapa de la modernidad, va a

ser la de una historia empirista y objetiuista, que intentando

re~roduci.r en. el ambito de 10 social a esc modelo propio de las

rmsrnas crcncias naturales experirnentalcs, va a tratar de elaborar

un~ hisroria tarnblen util e instrumental, que apoyada en la

crltica de las Fuentes y en la criba rigurosa de los documentos

escritos y los testimonios diversos, vaya estableciendo las verda-

des incontestables del acontecer historico, verdades datadas fina-

mente y ordenadas cronol6gicamente, que sornetidas a la prueba

10. Cfr. e I libra de Ilya Prigogine e Isabelle Srengers, La nueva alianza, antes

rnencionado.

.11: Son pocos los autores que han reorizado sobre esras consccuencias

principales de esa mutacion de larga duraci6n. Al respecto cf r. Norber t EICas.EI

promo d( : a ciuilizacidn, Ed. Fondo de Cultura Econdrnica, Mexico, 1989. y

Sobre a tumpo, Ed. Fondo de Culture Econornica, Madrid, 1989, Lewis

M.umford, T lc ni ca y c iu il iz a ci dn , Ed. Alianza edi tor ia l. Madr id. 1982, Mircea

~bade. L~ sag r ad o y 1 0 profono, Ed. Labor, Barcelona, 1992. Bolivar Echeverria,

Modernidad y capitalisrno: quince tesis" en Reoino, vol . XIV, mirn. 4, fal l. 1991,

y Car.los - :n ton i,? Aguirre Rojas, "Between Marx and Brandel: making history.

knowing history en R(vi(UJ, vol . XV. num. 2, spr ing. 1992.

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de la crftica interna y externa de los documentos, puedan ser uti-

lizadas para la reafirrnacion de los valores y la identidad nacionales,

para la forrnacion dvica de los ciudadanos y tam bien para la

justificacion y legitimacion de los poderes dominantes existentes.

Una historia objetiva y ernpirista que aproxima el trabajo del

historiador a las tareas del juez -en la medida en que ambos, a

partir de la confrontacion, de la crfrica y del trabajo sobre los

testimonios, intentan establecer la verdad objetiva e irrefutable

de los hechos-12 y que va a desembocar en la progresiva di-

solucian de las antiguas historias legendarias, rnfticas y religiosas,

historias que poco a poco van a ser cornpletamente abandonadas

en beneficio de esa historia "real", basada en verdades firmemen-

te comprobadas y empfricarnente establecidas.

Historia que al discriminar y separar las fuenres 0 los elementos

literarios 0 de ficcion, frente a las fuentes 0 elementos estricta-

mente historicos y "objetivos", va tambien a intentar superar el

anacronismo historico, prohibiendo la mixtura de elementos de

diversas epocas y afirmando la vigencia absoluta, tarnbicn dentro

de la historia, de la nueva nocion newtoniana del tiempo moderno

burgues, tiernpo de un solo senrido, unico, irreversible, continuo y

progresivo que establece la precisa cronologla, el orden, la sucesion

y la progresion de los distintos acontecimientos, fenomenos,

epocas y realidades historicas diversas",

Dos modelos entonces de elaboracion de los discursos historio-

graficos correspondientes a esta primera etapa de vida de la mo-

dernidad, -que por 1 0 dernas, muy probablemente se repro-

ducen en otros campos y dominios de la reflexion sobre 1 0 social

de estos mismos siglos XVII, XVIII y XIX-, que correspon-

diendo a su vez a dos de los fundamentos esenciales del proyecto

mismo de la modernidad, van a acompafiaria a 1 0 largo de estos

tres siglos que constituyen la rama ascendente de su espedfica

curva de vida global.

***

12. Esta interesanre linea de cornparacion ha sido desarrollada por Carlo

Ginzburg, en va ries de sus traba jos, por e jemplo en £1 [uez y r l his toriador, Ed.

Anaya-Muchnik, Barcelona, 1993, "Provas e possibilidades 11margem de 'I Iritorno de Martin Guerre' de Natalie Zemon Davis", y "0 inquisidor como

antropologo: uma ana logia e as suas implicacoes", ambos en el I ibro A Micro-

bistdria r outros rmayos, Ed. DIFEL, Lisboa, 1991 y "Ar isrore le , la stor ia, la

prova", en QUl1drrni Storici, mim, 85, afio 29, fa sdculo I, abril de 1994.

13. Para un interesante desarro llo de esros problemas , cfr . Reinhar t Kosel leck ,

F u tu ro P as ad o. P ar a u na s em d nt ic a d e l os ti em p os b is td ric os , Ed. Paidos, Barcelona,

1993.

Si analizamos ahora, desde este mismo punto de vista, la suerte

de estas dos variantes modernas del discurso sobre la historia,

podemos observar que el siglo XIX representa para arnbas,

dentro del ambito de la cultura ettropea, una clara suerte de mo-

mento de maximo auge y de culminat ion. Porque es bien sabido

que con la filosofla hegeliana de la hisroria, el pensarnienro

rnoderno-burgues llega a la mas alta, compleja y sutil elaboracion

de la que es capaz dentro de este mismo camino de cdificacion de

modclos globales y omnicomprensiuos del conjunto diverso de lamasa enorme de hechos y procesos humanos hisroricos, Con 1 0

cual, las celebres Leccio nes sobre la F ilo so fla d e la H istoria

Universal" van a representar c I mas logrado y el mas rico de esos

model os de filosofla de la historia, que concebidos siempre como

construcciones a p rior i, fruto de la gcnialidad de un gran

pensador, van a "utilizar" los hechos historicos como simple base

factual de legirimacion de su validez, y como simple "ilustracion"

de la vigencia de los principios generales que organizan dichas

filosofias, principios siempre supucstamellte univcrsales, etcrnos

y arernporales sobre los que sc organiza el correspondiente

sistema de explicacion universal.

14. Cfr. de G. W. F. Hegel, las Lecciones sabre fa j il o so f la de fa his toria universal ,

Ed. Revis ta de Occidenre, Madrid, 1974.

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FilosoHa hegeliana de la historia que estara sin duda m~y por

encima de los posteriores y ya muy limitados intentos realizados

por auto res como Oswald Spengler 0 AI:nold Toy~bee. Porque

es claro que a partir de la segunda rnirad ~el siglo XIX, l.a

filosofla de la historia entre en un proceso creciente de descredi-

to y de evidente decadencia en tanto modalid~d de explicacion

de las realidades historicas, refugidndose a parur de estas fechas,

sea como linea marginal y muy poco frecuentada del pr?p.io

campo mas vasto de la filosoHa en general, sea .c?mo remm~s-

cencia sobreviviente, con cierta extrafia perdurabilidad en algun

ambito cultural nacional especffico, como por ejemplo el am-

bito ingles,

Por otra parte, y de modo paralelo a esta maxima expansion y

luego decadencia del discurso filosofico-?istorico ~od:rno,

acontecida en el siglo XIX, se ha dado tambien la culrninacion y

luego estancamiento del genero de la historia objetivista ~ em-

pirisra antes referida. Y aqul, el rol fundamental 1 0 ha tenido la

Revolucion Francesa. Pues es justamente esta ultima la que, al

eliminar el poder real y monarquico del antiguo regimen, ha

provocado tarnbien una verdadera revol.ucio.n en cuant? al

acceso de la informacion por parte de los historiadores eruditos,

al convertir los antiguos archivos de la realeza y de las monar-

qufas en toda Europa, en archivos publicos y no privados, de.mo-

cratizando el acceso a los documentos y proveyendo a los histo-

riadores objetivistas y ernpiristas de una masa realrncnrc

monumental de nuevas Fuentes primarias disponibles para su

consulta y utilizacion, .. .

Con 1 0 cual, no es una casualidad que esta hisroria erudira

promueva, a 1 0 largo de esc siglo XIX, proyectos como el de

Agustin Thierry de cornpilar absol.utamente tod?s los ~~cu-

mentos sobre los orfgenes, la forrnacion y la evolucion del Ter-

cer esrado", 0 tam bien como el proyecto de los Monumentae

German ia e H i st or ic a e, a la vez que codifica tambien la forma

mas acabada y lograda de esta historia objetiva, rigurosa, em-

pirista y erudita con el proyecto del positivismo rankeano que se

convertira en ampliamente dominante a nivel del conjunto de

las universidades europeas justamente durante el ultimo tercio

de ese rnisrno siglo XIX.

Un proceso que, desplegado en ese siglo XIX que no ca-

sualmente fue llamado "el siglo de la historia' IS , puede consi-

derarse tarnbien para esra historia erudita y objetivista, como una

verdadera culminacion de su curva de desarrollo general. Pues es

claro que si bien esta historia erudita y positivista ha sobrevividohasta el presente, atravesando todo el siglo XX, tam bien es facil

com pro bar que durante los ultimos cien afios no ha conocido

prdcticamenre n i u n s ol o p ro gr es o c ua li ta ti uo digno de mencion,

reproduciendose casi sin cam bios bajo el mismo modelo y bajo

los mismos canones que alcanzo con ese proyecto del positivismo

germano de la segunda rnitad del siglo XIX.

Doble culrninacion, tanto del discurso fllosofico como del

discurso erudito sobre la historia, curnplida en el siglo XIX,

que a su vez expresa tam bien de modo mediado y complejo pe-

ro igualmcnre claro y sintorndtico, el subyaccnte movimientotam bien de llcgada a su punto historico de climax de la propia

modernidad capitalism, dentro de los Ilmires del pcquefio con-

tincnre europeo. Ya que recorriendo una vez mas con las botas

de siete leguas de la larga duracion la hisroria de esta moder-

nidad es posible registrar el hecho de que, d en tr o d e E u ro pa -pero

solo dentro de este espacio europeo, y no a nivel planetar io-, dicha

modernidad ha alcanzado igualmente su punto de culrninacion

y de mas alto desarrollo precisarnenre durante esc rico y com-

plejo siglo XIX de su historia.

1 5 . V ca se s ob re e stc p un to cl c :n sa yo d e H en ri P irc nn c, " Wh at a re h is to ria ns

trying to do?" en el libro M e tb od s i n S oc ia l S ci en ce , E d. U niv er sity o f C hic ag o

P re s s, C h ic a go , 1937, y rambicn C arlo s A nto nio A gu ir re R oja s, "Tesis sobre cl

itin er ar io d e la h is ro rio gr af la d el s ig lo XX . U na v is io n d cs dc la la rg a d ura cio n" , e n

E l C o rr eo (It! Maestro , num, 22, Mexico, rnarzo de 1998.

31

30

 

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Culminaci6n que abarca tanto el plano geografico, cuando el

mercado mundial capitalista logra envolver en su red al planeta

entero, como el plano cultural, cuando con la Enciclopedia y el

iluminismo, el sistema entero de los conocimientos, de los saberes

y de las ciencias en general, es recodif icado segun los parametres y

la logica de la raz6n burguesa moderna", y pasando sin duda por

el plano econ6mico, que consolida el modo de producci6n

capitalista con la revoluci6n industrial, por el plano social que

constituye a la estructura definitiva de las clases de la sociedadmoderna, y al mundo diverso y multifacetico de la moderna

sociedad civil, y por el plano politico, que con la Revoluci6n

Francesa crea final mente la figura acabada del Estado moderno y

el espacio global de las relaciones polfricas que le correspond en. Y

todo ello, justamente, durante ese siglo XIX, que tarnbien y no

por casualidad, sed. a su vez el siglo del nacimiento y afirmaci6n

inicial del pensamiento crft ico y de la concepcion global de Karl

Marx.

Nacimiento del marxismo en la segunda mirad del siglo XIX, y

con el de todo el horizonte de la vasra familia de expresiones delp en sam ie nt o c rl ti co c on tempo rd ne o, que como bien ha apuntado

ya Friedrich Engels 17, s610 podia surgir en el mornento en que la

modernidad burguesa y capitalists hubiese agotado su ciclo

ascendente, desplegando todo el conjunto de aportes, elementos y

contribuciones que constituycn su herencia historico-civilizatoria.

Y dicho agotamicnto se ha cumplido, con los aportes rapidarnenre

enunciados mas arriba, jusrarnenre hacia esa primera rnitad del

1 6. C fr. eI brillante ensayo de Carlo Ginzburg , "Indicios. R akes de un

p ar ad ig ma d e in fe re nc ia s in dic ia le s" e n eI libro Mi to s , em bl em a s, i nd ic io s , Ed .

G ed isa , B arcelon a, 19 94, el libro de T heodor A dorno y M ax H orkheim er,

Dlalectica de! iluminismo, antes cirado y d e M ic he l F ou ca ult. " (Q u6 es la crlrica]

Cririca y Aufkliirung" en Da imo n. R t vi st a d t F i lo so fl a, num , I I, 1995.

1 7. E n su texto celeb re Socialism» utopica y Socialismo cimtlf ieo, Ed . P r og re so ,

M o sc u, 1 97 0.

32

siglo XIX que constituye entonces el punto de climax de la curva

vital general de esa misma modernidad.

Marxismo q,ue entonces va a constituirse en la expresi6n

intelectual principal del lado "malo" 0 negativo de esa misma

modernidad, en la expresi6n de la negaci6n intdnseca y mas

profunda que esa modernidad Ileva dentro de sus propias

entrafias, y que esta llamada a desconstruirla y a disolverla desde

su propio interior, para luego superarla y trascenderla radical-

mente.Con 10 cual, y puesto que el marxismo es necesariarnente esa

crfrica desconstructora de todos los discursos positives de la

mod er nid ad b ur gu cs a, es logico que en el campo de la historia se

haya constituido tambien como una doble crftica y descons-

trucci6n frontal y radical tanto del discurso modcrno erudito

como del discurso filos6fico moderno sobre la historia que Ie han

antecedido", Doble crftica que sc cxpl ic ir a ya dcsde el temprano

texto de La Ideologla Alemana, para reivindicar frcnre a esa

h is to ri a c ru di ra y objctivista que es "s610 una colccci6n de hechos

muertos", una historia ncccsariarncnre interpretatiua y explicatiuade los complejos hcchos hurnanos, historia que se pregunta por

las causas de los hcchos historicos y por cl sent ido general mismo

del largo periplo de la historia de los hombres. Pero tarnbicn y

frente a la filosofla hegcliana de la hisroria, 0 freme a cualquicr

posible filosofla de la historia, que se constituycn como cons-

trucciones siempre a priori , y que s610 "dan ricnda suelta al potro

de la espcculacion", Marx va a defender en cambio un anal i sis

crftico y riguroso de los "hcchos empCricos cornprobablcs", andlisis

que mediante un proceso complejo de cornparacion, de gene-

ralizaci6n cpisrcmologica y de sfntcsis dialcctica vaya claborando

lB. Sobre este punro vcanse los rrabajos d e Bo li va r E c he ve rr ia , "Discurso de la

r evo luc i6n , d i scu r so crlrico" en Cuadernos Poli ticos, ruim. 1 0, M ex ic o, 1 97 6, La s

i lu s i one t d t fa modemidad, C ocd icion U NA M - E I E qu ilib rista , M ex ico , 1 995 y

V al or d e U so y Utopia, E d. S ig lo XX I, M e xi co , 199B .

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justarnente esas "absteaccion~s general.es" 0 r:nod:los gl.obales de

explicaci6n y de interpretacion de dicha historia social de los

hombres.

Y mientras que este discurso marxista sobre la ~istoria se ha ~e-

sarrollado, reciclado, profundizado, debarido y tam bien

deformado, vulgarizado y simplificado durante los ultimos ciento

cincuenta afios, pero manteniendose siempre vivo y presente den-

teo de los mas diversos y heterogeneos paisajes de las hisrorio-

graffas nacionales de todo el planeta hasta el dfa .de hoy, los ~ostipos de discursos hisroriogrdficos que la .modermdad creo e. im-

puls6 a partir del siglo XVII y hasta el siglo XIX, en cambio, 0

han entrado en un claro proceso de decadencia y marginaci6n,

como en el caso del discurso filos6fico, 0 simplemente se han es -

tancado, limitdndose a reproducirse sin ninguna innovaci6n 0

modificaci6n esencial, como en la variante erudita y positivista

de ese mismo discurso".

* * *

Porque 1 0 que las diversas filosoffas de la historia expresaron,

fue justamente el lado "universalista-absrracto" de la moderni-

dad, lado que apoyado en la logica y naturaleza igualmente

universales y abstractas del valor, se hizo valer como progreso

hisrorico-civilizatorio frente al localismo, particularidad y

aislamiento de las distinras hlstorias de los pueblos y sociedades

precapitalistas. Pero con el siglo XIX, la colonizaci6n y con-

quista de todo el planeta por parte del capital, cuya resultanre

principal es la creaci6n del mercado mundial capitalism lleg6 a

su fin. Y con elias, tam bien ese proceso historico-progrcsivo de

universalizaci6n hist6rica cumplido por la modernidad.

Por eso, a partir del ultimo tercio del siglo XIX ya no exisrcn

mas "Americas por descubrir" para el capital, y entonces 1 0 unico

que queda es una lucha puramente material y hasta dcscarnada

por Ia redistribucion de los cspacios ya conocidos de esc mismo y

ahora tcrriblernenre finito plancra tierra. Y es aquf donde se

acaba la "funci6n historico progresiva" de la modernidad,

cerrando el ciclo de su curva ascendente de desarrollo y abricndo

la rama descendente de su decadencia, en la cual hem os vivido

durante los ultimos ciento c in cu cn ta a fi os ,

Pero entonces, si se acaba el proceso de un iv c rs al iz ac io n h is to -

rica y fa t a rea c ivi li zato ri a de la rn od ern id ad a lc an za su punto de

culminaci6n, entonccs la burgucsfa deja de poder rcivindicar esc

"univcrsalisrno" -aun bajo su figura abstracta y anrirctica que

fue vigente durante varies siglos- que la caracrcrizo en Sll ctapa

ascendente de desarrollo, univcrsalisrno que a partir de esc mo-

mcnto se traslada, ncccsariamcntc, al campo del pcnsamicnto

negativo 0pcnsamicnto crltico de csa misrna modernidad.

Yes eso jusramente 1 0 que cxplica el nacimiento y desarrollo de

las cicncias sociales contempordncas, cicncias que rclegando a un

plano siempre secundario y a veces hasta incxistenrc ese uni-

versalisrno antiguarnentc rcivindicado, van a construirse ahora

como el simple cultivo virtuoso de la (specialization del objero de

estudio claramente acorado, de los merodos exclusivos e in-

Este proceso que hemos regisrrado claramente en el.am.bito de

los discursos historicos modernos, y que para su explicacion nos

ha remitido a la curva mas general de la propia modernidad, se

ha proyectado rambien en todo el ambito de la "cultura" 0 del

sistema de los saberes sobre 1 0 social del cual forman parte esos

mismos discursos hisroriograficos. Y es dicho proceso mas ge-

neral, el que en nuestra opinion, a bre el esp ac io ~ara la con-

figuraci6n de la "episterne" segmentada y autonoml7 ada de las

ciencias sociales conternpordneas, desarrollada a partir de la se-

gunda mitad del siglo XIX.

1 9. S ob re e st e p un to , v ea se C ar lo s A nto nio A gu ir re R oja s, " Be tw ee n M a rx a nd

B ra ud e! : m a ki ng h is to ry , k no w in g h is to ry ", y a c ir ad o, y t ar nb ie n Los Annal e s y la

h i st o ri ogra fl a f ranc esa , Ed. Quinto Sol, Mexico, 1996 y B ra ud el a D eb nte ,

C oe di ci6 n F on do E dit or ia l T ro py ko s - F on do E dito ria l B ur fa , C ar ac as . 1 99 8.

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transferibles, de las tecnicas iinicas y particulares, y hasta del

lenguaje, los terminos, los conceptos y las teorlas solo corres-

pondientes a tal 0 cual ambito bien delimitado de 1 0 social.

Proceso de segmentacion, especializacion, particularizacion y

autonornizacion de las diferentes ciencias sociales, que al mismo

tiempo que vuelve la espalda a las visiones mas universalistas,

vastas y globales sobre 1 0 social, continua cultivando y repro-

duciendo el segundo trazo que caracteriza la modernidad y que

antes hemos evocado como el fundamento general del proyecto

de la ciencia experimental. Porque a diferencia del "universalis-

mo burgues" que se vincula a la tarea progresista de la mo-

dernidad, el proyecto de dominio y explotacion de la naturaleza

a traves de los resultados de la aproximacion cientffico-expe-

rim ental se conecta mas bien con la necesidad reiterada y

creciente de su propia y mas elemental autoreproduccion, Lo

que significa que este proyecto no puede ser abandonado por la

modernidad, ni siquiera durante la fase descendente de su ciclo

vital, la cual por el contrario 1 0 acennia y rcactualiza perman en-

temente.

Y entonces, es tal vez esta reactualizacion pcrrnanenre de esa

aproximacion experimental a la naturaleza y al mundo, 1 0 que

explica el hecho de que todas las "nuevas" ciencias sociales de los

ultimos ciento treinta afios hayan "sofiado", en algun memento,

con ser tan "rigurosas", "objetivas", "exactas" y "prccisas", es decir

tan "cientfficas" como las propias ciencias naturales, 0 duras, 0

exactas, cuyo modelo constituye el paradigrna mas 0 menos

confeso de todo el conjunto de nuevas disciplinas 0 ciencias

sociales hoy existcntes. Un paradigrna que nunca fue alcanzado,

ni podia serlo, y que ahora se revel a como completamenre ilu-sorio, sobre la base del replanteamiento mismo de esas ciencias

equfvocarnente llamadas "exactas":".

20. Sobre este problema veanse los trabajos de IIya Prigogine y de Isabelle

Stengers citados anreriormente,

Reordenacion entonces de la reflexion sobre 1 0 social, des a-

rrollada durante la segunda mitad del siglo XIX, que ala vez que

marginaba y reduda cada vez mas el universalismo abstracto

antes cultivado, y que acentuaba el cardcter mas "experimental" y

ernpfrico-erudito ya conocido tambien anteriorrnente, iba edi-

f icando entonces esa "episterne" segmentada y autonomizada que

fue la linea dominants dentro de las ciencias sociales de los ulti-

mos ciento treinta afios.

Linea dominante que como sabemos, coexistio sin embargo

todo el tiempo con varias y muy diversas expresiones de resis-

tencia 0 de abierta crltica y rechazo a su senti do mas general. Por

ejemplo, y en primer lugar, en los multiples auto res y en las

multiples corrientes intelectuales que, mas alld de esa "episterne

disciplinar" fragmenrada y especiallzada, defendieron, promo-

vieron e incluso implementaron visiones siempre mas globules,

mas abarcativas y mas "unidisciplinarias" de 1 0 social. Asi , desde

Freud hasta Carlo Ginzburg y desde Wittgenstein hasta Im-

manuel Wallerstein, y pasando por Claude Levi-Strauss, Norbert

Elias, Marc Bloch, Walter Benjamin, Fernand Braudel 0 Michel

Foucault, entre tantos y tantos otros pcnsadores, siempre existie-

ron autorcs -y con elIo, a veces, hasta cnteras corrientes intelec-

tuales- que no han respetado dicha episterne, transitando libre y

crft icarncnre por las diversas disciplinas de 1 0 social-historico

humane.

o tarnbien, en el doble movimiento que desplegaron esas

distintas ciencias sociales "scctorializadas", las que scgun la na-

turaleza de su particular "objcto de esrudio" configuraron acti-

tudes, 0 "imperialistas", 0 en otro caso "deterministas", respecto

de las rcstantcs cicncias sociales. A s C , las cicncias sociales sccto-

rializadas, que a pesar de csta cspccializacion y fragrnenraclon

generales se vcfan obligadas a invesrigar objetos mas "vastos"

-como la historia, la ' s ociologla 0 Ia antropologla, ocupadas

respectivamente del estudio del pasado humane, de las socic-

dades 0 del propio hombre- desplegaron siempre vocaciones

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"imperialisras" que intentaban englobar bajo su dominio 0 cam-

po el conjunro de las ciencias sociales, pero siempre sin renunciar

a su "espacio" definido de 10 social y a su 6prica "especializada'

singular, que en rodos los casos era reivindicada como articulado-

ra del conjunto y como dorninanre de rodas las dernas ciencias

sociales, concebidas necesariamente, dentro de este esquema, co-

mo simples ciencias "auxiliares".

Por otra parte, las ciencias sociales segmentadas y ocupadas de

objetos mas acorados -como la econornfa, la psicologia, el de-

recho, la ciencia polftica 0 la lingiilsrica, entre orras-, reivin-

dicaron siempre diversos y multiples "dererminismos", donde el

facror dominante, 0 moror, 0 dererminante, 0 esencial de los

procesos humanos era siempre su particular objero de esrudio. Y

asi, expresando por esras dos vias una inconsciente y muy defer-

mada vocaci6n de "globalidad" -sea imperialisra, sea deter-

minisra-, las ciencias sociales parceladas mantuvieron sin em-

bargo un mlnimo resabio de la antigua y ahora casi eliminada

vocaci6n universalisra.

Finalmente y como una rercera forma de rebeli6n contra estaepisreme parcel ada se desarrollaron las multiples y muy hetero-

geneas versiones de 10 que podrfamos llamar los varios y varia-

dos marxismos del siglo XX. Y aunque algunos de estos "marxis-

tas" 0 "marxismos" sucumbieron a la vigencia de esa episreme,

aurocali ficandose de "sociologos" 0 "hisroriadores", 0 "filoso-C"" ." "6 c" .I. " •lOS , 0 econormsras , 0 ge graws , 0 etcetera marxistas",

tam bien muchos de ellos, y desde las mas distintas posiciones,

reivindicaron la perspecriva profundamente globalizante,

uniuersalista y crltica que caracteriz6 al pensamiento y a la he-

rencia mas genuina del marxismo original .De este modo esa linea dorninante de la episteme fragmentada-

especial izada del saber sobre 10social, s610 se afirm6 en medio de

todas estas lfneas convergentes de oposici6n, a las que sin duda

logr6 subordinar y controlar, pero sin poder nunca eliminarlas

completamente. Lo que define entonces una permanente tension

dentro de este desarrollo de las ciencias sociales de las ultimas

trece decadas, tension que aflorara y se liberard con rodas sus

consecuencias, a rafz de la revoluci6n cultural de 196821•

* * *

Esramos ahora, y des de hace treinta afios, en un complejo

proceso de reorganizaci6n del entero sistema de los saberes y de

los conocimientos cientfficos, tanto de las llamadas cienciasnaturales como de las ciencias sociales y de las humanidades.

Para llevar adelante dicho proceso, ral vez sea uti! tratar de

recuperar y al mismo tiernpo de trascender en una nueva sfnresis,

y dentro de una inedira configuraci6n, tanto los aspecros posi-

tivos del universalismo abstracto como los del particularismo

experimental, realizando una verdadcra superacidn 0 aufhebungde ambas aproximaciones en el sentido hegcliano. ~Sed posible

intentar esa sfntesis, que recogiendo las visiones vasras, globales y

universalistas de los ultirnos cuatro 0 cinco siglos, tratc a la vez

de dotarlas del fundamcnro derivado de la cxperiencia concretade ese reconocimiento detail ado y minucioso de 10 multiple, de

la diferencia y la singularidad, y de la coexistencia posible de rnu-

chas 16gicas y de la diversidad, para avanzar entonces en la

construcci6n de una nueva un iuer sa li dad conc re ta de un tam bien

necesariarnentc distinro y rcnovado sistema de los sabcrcs y de

los conocimientos human os?

21. Cfr. Immanuel Wallerstein "19G8: Revolucion en e I sisrcma-rnundo. Tcsis

e inrerroganres", en Es t ud i os Soc io l dg i cos , nurn, 20, Mexico, 1989, FcrnandBraudel, "Renacirnienro, Reforma, 1968: rcvoluciones culturalcs de largo

duracion" en La [ om a da S em a na l, nurn, 226, Mexico, octubre de 1993, Francois

Dosse , "Mai 68: lcs el fe ts de l 'hisroi re sur l 'Hisroire" en Cah ie r s d r I 1 I1 TP ruirn

II, Paris, 1989 y Car los Ant~nio Aguirre Rojas, "19G8: la gran ruptura" ' en i z[ornada Semanal, nurn, 225, octubre de 1993 y "Los efccros de 1%8 sobre la

historiografla occidental" en rcvista La Vasija, num, 3, Mexico , 1998.

3 839

 

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En nuestra opinion es justamente esta linea de una original y

hasta ahora desconocida perspectiva de una c ie n ci a un iv e rs al

concreta la que se dibuja y esboza claramente en el acto mismo

del propio nacimiento del pensamiento crf tico conternporaneo,

en el surgimiento del marxismo original, que es al mismo tiempo

y a traves de la figura de Karl Marx, un proyecto que representa

el "ultimo de los enciclopedismos universales", pero a la vez el

mas riguroso y erudito de los esfuerzos intelectuales, para una

comprensi6n real mente matizada y concreta de la realidad.Proyecto marxista crftico que, tras la muerte de su propio ar-

tesano fundador, va a recorrer multiples y complejos caminos,

agazapado siempre en los intersticios de las lIneas no dom inant es

del pensamiento social de los iiltimos ciento cincuenta afios, y

sobreviviendo dentro de esas obras ricas, innovadoras y hereticas

de los autores genuinamente crfticos que antes hemos rnencio-

nado.

Se trata en to do caso, en nuestra opinion, de una linea de

exploracion intelectual que, mas alld de sus fiIiaciones cultu-

rales espedficas, valdrfa la pena que fuese desarrollada y pro-fundizada por aquellos investigadores y cientfflcos sociales quc,

cad a vez mas insatisfechos y descontentos con el actual sistema

de los saberes y de los conocimientos en general que cs todavfa

dominante, tratan de buscar la transformaci6n radical de

nuestra actual "episterne" del saber, para edificar en su lugar

una distinta y novedosa manera de aprehender, saber y conocer

nuestro complejo mundo humano y nuestro inmenso universo

natural.

Y es precisamente dentro de este marco general, de agota-

miento del universalismo abstracto del pensamiento burgues yde reafirmaci6n de su l6gica practica empirista y experimental,

junto al nacimiento del horizonte global todavfa vigente del

p en sam ie nt o c ri ti co actual, representado por el proyecto crftico

de Marx, eI marco dentro del cual van a desplegarse los diver-

sos periplos esenciales de la curva general de la historiografla

del siglo veinte historico, curva cuyas etapas principales vale la

pena revisar ahora con mas detenimiento.

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2atencion sobre todo en las gran des transformaciones, en las mo-

dificaciones verdaderamente profundas que han ido redefiniendo

de manera radical el quehacer hisroriografico en este mismo

perfodo de dicho siglo veinte historico.

Para introducirnos en este problema, resulta entonces perti-

nente preguntarnos que es 1 0 que ha acontecido con la historio-

graffa mundial en los ultimos ciento cincuenta afios. Y si ellapso

temporal considerado es el de un periodo de ciento cincuenta

afios y no de cien, es porque asumimos, como ya 1 0 hemos men-cionado antes, que es completamente valida la perspectiva de la

historiograffa francesa, que afirma que los siglos bistdricos no

coinciden nunca con los simples siglos cronologicos", Y asl, en

nuestra opinion, la historiograffa actual no parecerla haber

comenzado a definir sus perfiles en 1968, ni en 1945, ni tam-

poco en 1900. Mas bien, y cuando miramos con atencion ese

periplo complejo que constituye las rakes ultirnas del actual

panorama vigente de los esrudios historicos mundiales, se di-

bujan un conjunto de curvas que nos llevarlan a afirmar el hecho

de que esta historiograffa mas contemporanea cornenzo enrealidad a definir sus perfiles fundamentales, justamente en esa

coyuntura crft ica privilegiada de la historia europea que es la co-

yuntura de 1848 a 1870.

LA PERIODIZACI6N DEL ITINERARIO DE LA

HISTORIOGRAFfA CONTEMPoRANEA EN EL "LARGO

SIGLO XX HISTORIOGRAFICO":

1848-~2025?

"EI do de los t iempos corre sin interrupcion,Sin embargo, tarnbien aquf es necesario que

nuestro analisis establezca ciertos cortes ( .. . )

(c6mo fijar, dentro de esa Ilnea larga del

tiernpo, las etapas de la historia?"

MARC BLOCH, Apo log ia para fa H is to ri a u O fi ci o

de His tor iador , 1941-1943

Si intentamos explicar el enorme problema de los perfiles que

ha tenido la historia de la propia historiograffa del siglo veinte,

desde una perspectiva de larga duracion, deberemos entoncesatender, como propone Fernand Brandel", a las grandes curvas

evolutivas, a las gran des lIneas que dibujan el conjunto de los

progresos que los estudios historicos han ido concretando a 1 0

largo de esta vigesima centuria no cronologica sino estrictamente

historica. Lo cual, nos lleva tambien al hecho de centrar la

22. Sobre esta perspectiva braudel iana de la larga duraci6n his t6rica, cfr .

Fernand Braudel, "Historia y ciencias sociales. La larga duracion" en e I libro

Escritos sobre Historia, Ed. Fondo de Cultura Econ6mica , Mexico, 1991.

Tambien pueden verse nuestros ensayos y Iibros, Carlos Antonio Aguirre Rojas,

"Die 'longue duree' im Spiegel"en la revista Comparatio, afio6, num. 1,Leipzig,

erie-feb 1996, "A longa duracao: in illo tempore et nunc" en Reuista de Histdria

d a s Ideias, nurn, 18, Coimbra, 1996, y eI libro F em an d B ra ud e! y l a s c i enc i as

bumanas, Ed. Montesinos, Barcelona, 1996, capltulo 2 (hay una edici6n

alemana de esta misma obra, con bibliografla acrualizada, bajo el tftulo Femand

B r au de ! u nd d ie M o de m en S oz ia lw is se ns cb af ie n, Ed. LeipzigerUniversitaetsverlag,Leipzig, 1999). -

23. Solo algunos ejemplos de esta posrura de los historiadores franceses:

Fernand Braudel va a hablar de un "largo siglo XVI" que ida desde 1450 hasta

1650, en variosde sus textos, por ejemplo en su ensayo"European expansion and

capitalism. 1450-1650", en eIlibro C h ap te rs i n W m er n C iv il iz at io n , Columbia

University Press, Nueva York, 1961, mientras Emmanuel Le Roy Ladurle habla

de un "largo siglo XIII" en su l ibro Mon ta il la u , a ld e a o c ci ta n a de 1294 a 1 32 4.Ed. Taurus, Madrid, 1988. En esta misma perspectiva, los autores modernos han

discutido sobre la posible existenciade un "breve siglo XX", como en eIcaso de

Eric Hobsbawm, 0 de un "largo siglo XX", como en la postura de Immanuel

Wallerstein. Sobre este debate, cfr. nuestro ensayo, CarlosAntonio Aguirre Rojas,

"Balance ctitico del sigloveinte blstdrico: (breve, largo0muy largo siglo XX?"en

la revista Sociologla, ndm, 26, Medellln, Colombia, 2003.

4243

 

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Y no se trata, como es evidente, de fechas inocentes, ya que

1848 ha sido la fecha simb61ica representativa de toda la irnpor-

tante epoca de las grandes revoluciones europeas, mientras que

1870 es la fecha fundamental del experimento de la Com una de

Pads. Es decir, al inicio, una fecha que tarnbien simbolicamente

representa el momenta en el que el proyecto de la modernidad

burguesa capitalista alcanza su punto de climax dentro del

terri to r io de la "pequefia Europa", y al final, esa fecha de 1870

que acarrea consigo tantos reacomodos esenciales, econ6micos,geopolfticos, nacionales, culturales y por ende tarnbien histo-

riograficos, dentro del rol espedfico que cumplen cada una de las

naciones europeas dentro del concierto global de esa misma

Europa.

De modo que si nos preguntamos mas precisamente, cudndo

empez6 a construirse 1 0 que hoy podrlamos calificar, con todo

rigor, como la historiografta contempordnea, la respuesta mas

pertinente serfa a partir de ese mismo afio crucial de 1848. Por-

que es a partir de esta ultima fecha que, como ya hemos afirrna-

do, los elementos que todavfa h oy e std n u ig en te s d en tro d el paisajehistoriogrdfico, han comenzado a definirse", Entonces, obser-

vando con mas detalle la historiograffa de estos iilrimos ciento

cincuenta afios, de 1848 a la fecha, podrlamos reconocer dentro

de la linea que dibuja su itinerario global cuatro gran des mo-

mentos 0 etapas, que en su conjunto parecerfan estar claramente

asociados a los diversos elementos que hoy componen el

complejo mapa de las piezas constitutivas esenciales de 1 0 que

ahora son los estudios hist6ricos mundiales contemporaneos.

Cuatro etapas distintas que la historiograffa conternpordnea

habrla ido recorriendo a 1 0 largo de su complejo periplo reciente,y que nos darfan, vistas en su conjunto, la totalidad de las "he-

rencias", y de las tradiciones y formas de ejercer el oficio de

historiador que hoy es posible encontrar dentro de los diferentes

dmbltos de las historiograflas nacionales de todo el planeta. Es

decir, el conjunto de perspectivas, auto res, corrientes y ternas

centrales que hoy habiran todavfa dentro de los difercnres es-

paclos que la disci p i ina de la historia ocupa, a 1 0 largo y ancho

de las historiograflas de todo el mundo.

De este modo, y recorriendo con "betas de sicte leguas" ese

itinerario de la hisroriografla conrernpordnea, resulta claro quedicho recorrido ha corncnzado con una coyuntura 0 rnomento

de rupturafimdacional, la coyuntura que va de 1848 a 1870, y

que siendo una etapa tambien muy irnportanre de la propia

historia general de Europa, ha dado nacimiento al primer esbozo

o intento sistcmdtico y orgdnico de fundar, a travcs del proyecto

crftico del marx ismo o ri gi na l, una u er da de ra c ie nc ia d e l a b is to ri a.

Una prirncra crapa 0 ciclo de la historiografla contempordnea,

que sed seguido por un segundo morncnto, el que abarcando

desde 1870 hasta 1929 aproximadarnente, ha sido el momenta

de la constituci6n de una pr imera hegemonla hi storlogrd fi ca , que

24. Existen hasta d mornenro muy pocos estudios de conjunto de 1 0 que ha

sido esta compleja y muy interesante curva de la evolucion de la histor iografla del

siglo veinre, a pesar de la enorrne relevancia del tema, Sobre esta historiografra cfr .

Georg G. Iggers , Neto d ir ec ti on s i n E u r op e an h is to r io g ra phy , (version revlsada),

Wesleyan University Press, Hanover, 1984 e H isto rio gr ap hy in th r Ttoentirth

Century, Wesleyan University Press, Hanover, 1997, Francisco Vazquez Garda,

Estudios dr tearta y m ttod olo gla d r/ saber histdrica, Ed. Universidad de Cadiz,

Cadiz, 1989, Josep Fontana , H is to ria . A nd li si s d r/ pasado y p ro yr ct o s oc ia l, Ed.

Crfrica, Barcelona, 1982, Jurandir Malerba (coord.), A v r/ h a b is to r ia , Ed. Papirus,Sao Paulo, 1996, Guy Borde & Herve Martin, La leoks historiques, Ed. du Seuil,

Paris, 1997, Elizabeth Fonseca, Historia. Teoria y metodos, Ed. Educa , Costa Rica ,

1989, Elena Hernandez Sandoica, Lo s caminos dr fa historia, Ed. Sfnresis, Madrid,

1995, Varies autores, La historia y el oficio de historiador, Ed. Imagen

Conrempordnea, La Habana, 1996 y Car los Antonio Aguirre Rojas, La Escuela dr

los Annale. A yr r, H o y, M a R an a, Ed. Montesinos, Barcelona, 1999 (hay edici6n en

f rances, con bibl iograf la actualizada, bajo el ti tulo L 'bistoire conquerante. Un

r rg a rd S II r l'bistoriographi« jra'nraisr, Ed. L'Harrnarran, Paris, 2000), Itinerarios dr

fa historiografla del siglo XX, Ed. Centro Juan Marinello, La Habana, 1999, y

A ntl ma nu al d rl m a l h is to ri ad or , Ediciones desde Abajo, Bogota, 2003.

44 45

 

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va a ubicar su centro de irradiaci6n fundamental en el espacio

germano parlante de la Europa occidental, para llegar a funcio-

nar como una suerte de "modele" general para el conjunto de las

restantes historiograffas de Europa y del mundo de aquellos

tiempos.

Pero con la crisis terrible desatada dentro de la cultura germana

por el rragico ascenso del nazismo, va a finalizar este segundo ci-

do 0 momenta de la historiografia reciente, dando paso a una

tercera etapa, que estard caracterizada por la emergencia de unas egunda hegemonf a b is to ri og rd fi ca , ahora ubicada, en terrninos

generales, dentro del espacio del hexdgono frances. Una segunda

hegernonfa 0 segundo modelo general historiogrdfico, que ha

servido de inspiraci6n y de referente obligado para todos los

ambitos historiograficos de aquella epoca, para terminarse a su

vez con esa profunda reuolucidn cultural, de alcance planetario y

de consecuencias civilizatorias mayores, que ha sido la revoluci6n

de 1968.

Finalmente, y coronando todo este complejo recorrido de los

estudios hist6ricos conrernporaneos, se ha desplegado una cuartay ultima etapa, hija directa de las grandes y profundus transfer-

maciones que 1968 ha trafdo en todos los mecanismos de la re -

produc ci dn c ul tu ra l de fa v ida socia l moderna y en la cual no existc

mas ninguna hegernonla historiogdfica, sino por el contrario,

una nueva e inedlta situacion de policentrismo en la innovaci6n

y en el descubrimiento de las nuevas llneas de progreso de la his-

toriografia, situacion que se prolonga hasta nuestros dfas,

Porque si definimos muy brevemente los rasgos que carne-

terizan estas cuatro etapas principales, veremos que se trata a la

vez de la definici6n de aquellos elementos[undamentales que per-

miten entender los distintos tipos de historia que hoy com partcn

el panorama historiogrdfico, los distintos tipos de hisroria que

actual mente se desarrollan no solamente en Alcmania, Italia 0

Francia, sino tarnbien y claramente en toda Europa, pero igual-

mente en Mexico, en Peru 0 en toda America Latina, e induso

tarnbien en Rusia, China 0 India, es decir en el mundo entero.

Distintos modos de ejercitar el cada vez mas complejo aunque

tarnbien cada vez mas apasionante oficio de historiador, que en

sus confrontaciones diversas pero tambien en sus complejas

imbricaciones 0 espacios de coincidencia, se disputan ~erma- •

nentemente las preferencias de todos aquellos que nos dedicarnos

a l a d if lc il empresa de la musa CHo. Intentemos entonces acer-

carnos con mas cuidado, a estos cuatro momentos funda-

mentales del itinerario contempodneo de la historiografta re-

ciente".

* * *

El punto de partida de la historiogr .aHa que genuinamente

podemos Hamar contempordnea, se ubica cntonces en esa co-

yuntura de 1848 a 1870, q~e es la coyun~ura del nacimiento y

primera afirmaci6n del marxismo. EI marxismo nace entre 1848

y 1870 Y se define, como alguna vez dijo un imporranre

marxism frances de la cpoca del auge del estructuralisrno, comoel memento del nacimiento del contincntc "Historia' dentro del,

espectro de las ciencias humanas, como el inicio d~1 m~derno

proyccto de fundaci6n y apertura de una verdadcra cicncia de la

historla". Lo que significa, respccro al problema que aquf

25. Somos concientes de que se t rata solarncntc de: una. pr imcra

csquemarizac ion mlly genera l, pero que, a pes:l r. de SlI gener~lllb.d. mtcnta no

obstante atcnder a las principalcs lfneas de evolucion de csta lustonograf la de los

ultimos cicnro cincuenra alios. considerada en su conjunto y de manera global. Para

una fimdamenracion mayor de esra periodizacion, que se id [usti ficando a 1 0 largo

de los caplrulos siguienres, cI lector puede rernitirse tam~)i~n ~ nuestros ensayos,Carlos Antonio Aguirre Rojas, "Rethinking Curr~n: SOCIalSCIences: , the Case of

Historical Discourses in the History of Modcrniry en [ournal of \ ' (/or ld-Sy!um

Research, vol. VI. num. 3. f.1U-winter2000, en cl sitio: h!!p:Ilc.~f.colorado.edl1/J\~sr,

"II 1968 c la storiografia occidentale" en Storiografia, mim. 2, Roma, 1998, y L1

sroriografia occidentale nel Ducmila" en Storiografla, nurn. 4, Rorna, 2000~ .

26. Sobrc csta idea. cfr . Luis Ahhusser, La r ro o lu c io n t ed r ic a t /r Ma r x. Ed. Slglo

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abordamos, en torno a los orfgenes de los perfiles actuales de los

estudios hist6ricos del siglo veinte, que el proyecto critico de

Marx: y Engels es en verdad el momenta en el cual la historia sale

de esa largufsirna etapa dentro de la cual habfa vivido durante si-

glos y hasta milenios, y en la cual se confundfa sin demasiado con-

flicto con el mito, la leyenda y el mundo de la ficci6n y de la li-

teratura, para pasar por fin al esfuerzo de intentar constituirse en

una verdadera "empresa razonada de andlisis?".

Es decir que es de esta fecha simb6lica de 1848, y del conco-

mitante desarrollo del proyecto crftico de Marx, que data rarnbien

la constitucion de una real c ie nc ia de fa historia, cuyo objeto de

estudio sera entonces el de la reconstrucci6n crftica de las distintas

curvas evolutivas recorridas por las sociedades humanas, dentro del

vastfsimo arco temporal en el que las mismas se han desplegado.

Un momenta de fundaci6n de una nueva ciencia, 0 de apertura de

un nuevo espacio dentro del sistema de los saberes cientfficos con-

temporaneos, que inaugura al mismo tiempo esra historia parti-

cular de 1 0 que es la hisroriografla en ese "largo siglo veinte

historiografico" que corre desde 1848 hasta hoy, es decir de la his-toriograHa que de manera mas precisa y rigurosa podemos Hamar

realmente la historiograHa contempordnea",

Y no hay duda de que sin la consideraci6n del marxismo, difl-

cilmente podrfamos comprender 1 0 que son los estudios histori-

cos del siglo XX y de la actualidad. Pues a pesar de las visiones

desencantadas postmodernas, y a pesar del viraje de la sensi-

bilidad de la opinion publica, e incluso, del viraje de la sen-

sibilidad de amplios sectores de la intelectualidad antafio crftica

en todo el mundo, viraje desde las posiciones de izquierda que

tuvieron tanta fuerza y arraigo en los afios sesenta y setenta,

hacia las posiciones mas bien conservadoras y de renuncia que

fueron caracterfsticas de los afios ochenta y noventa, resulta claro

que es imposible entender los estudios hist6ricos hoy, si no

tomamos en cuenta la influencia y los ecos que tuvo el marxismo

en toda la historia de la historiograHa desde 1848 y hasta la

fecha"

Lo cual resulta evidente si pensamos, por ejemplo, en todas las

corrientes historiograficas declaradamente marxistas, que son hoy

fundamentales en los estudios hist6ricos, como la corriente de la

revista P ast a nd P re sen t de Eric Hobsbawm y todo su grupo de

marxistas tradicionales, 0 tam bien en la obra de E. P . Thompson

y de Perry Anderson, y en las contribuciones de su revista NewL tj i R e vi ew , 1 0 mismo que en la historiografla socialista y crltica

de Raphael Samuel y de su Hi st or y Work shop. Y sucede 1 0 mismo

con autores como Pierre Vilar 0 Immanuel W.'lllerstein30, que son

declaradarnente rnarxistas aunque al mismo ticmpo scan capaces

X XI , M ex ico , 1 97 5. T arnb ien el ensa yo d e R ein ha rt K oselleck , "L e con cep t

d 'h isto ir c" i nc lu id o e n s u lib ro L (xptr imer dt l'histoire, Co cd ic io n Ga ll ima r d-L e

Seuil, P ar is. 1 99 7, y "Uma historia dos concc i ro s : p roblemas rcoricos e prdticos" en

Estudos Histdricos, v ol . 5 , mim. 10 , 1 992 .

27. T al y com o la d ef in e M ar c B lo ch . e n su be llo l i bro inconc luso Apolog ia para

fa bistoria 0 e l o f ic i o dt bistoriador, C ocdicion Fondo de C ultura Econom ica _I ns ti ru to N a ci on al d e A nr ro po lo gi a e H is to ri c, M e xi co , 1 99 6.

28 . S ob rc la v ig encia d el m arx ism o a ctua lm cn rc, y so bre su hisroria d ura nte el

sig lo v ein te cfr. I mm anu el W allerstein, "E I m arxism o d esp ucs de la cafda de l

corn un ism o", en La [ornada Semanal, nurn, 294, M exico , enero de 1995 y

Bo ll va r E c he ve rr ia , Las ilusiones dt la modernidad, C oedicion U NA M-EI

E qui li br is ta , Mex ic o , 1 995 .

2 9. S ob re e sta ir np or ta nc ia d el m ar xism o p ara la h is ro ria c fr . C ar lo s A nto nio

A gu ir re R oja s, " EI p ro ble ma d e l a historia en la c on ce pc io n d e M ar x y E ng els" e n

R evis ta M ex ic an a d ( Sociologla, v ol . X LV, nurn. 4 . M ex ic o, 1 98 3. " Ec on or nla ,

escasez y se sg o productivista" en Bolt/In dt Antropologla Americana, num. 21.

M exico , 19 91, ,"F eu da lism us" en el libro Historisch-Kritisches W'orttrbllch dr sMarxismus, Band 4, Ed. Argument, 1999 y "Marx e a Hisroria" en el libro

Granda Nomes do Historia Intelectual , E d. C on te xte , S ao P au lo . 2 00 3.

30. R esulta inreresante cornprobar de que m odo ciertos autores, com o los

m e nc io na do s P ie rr e V il ar 0 I mm an ue l W llle rst ein . h an l og ra do c or nb in ar d e u na

m anera m uy creativa y singular los aportes de esta perspecriva cririca del

m a rx is rn o, c on l as c on tr ib uc io ne s e se nc ia le s d e, p or e je rn pl o, l a c or ri cn re f ra nc es a

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de incorporar, dentro de sus distintas contribuciones hist6ricas e

historiograficas, los mas interesantes aportes y desarrollos de

otras perspectivas u horizontes intelectuales. 0 tambien, es el

caso complejo pero muy interesante de ciertos historiadores que

en el origen de su formaci6n tuvieron una fuerte impronta

marxista, que despues pudo evolucionar y mezclarse con otros

elementos para producir obras y resultados historiograficos tan

originales e interesantes como en el caso de los trabajos hist6ricos

y los ensayos metodol6gicos de los principales representantes de

Ia hoy celebre microstoria italiana, es decir de los agudos e

innovadores textos de Carlo Ginzburg 0 de Giovanni Levi, entre

otros".

Y es tambien el caso de toda esa vasta gama de historias y de

corrientes hisroriograficas que alguna vez pretendieron desarro-

llarse bajo el nombre del marxismo, como fue el caso de las his-

toriograffas sovietica, 0 polaca, 0 hungara, 0 rumana, pero tam-

bien china, 0 albanesa, 0 cubana, y vietnamita, es decir de todo

ese conjunto diverso y multifacetico de las distintas historic-

graffas de todos los pafses delllamado mundo "socialista", que se

afirmaron y desplegaron a 10largo de todo ese "breve 0 pequefio

siglo veinte" hist6rico, que corre desde 1914-17 hasta 1989.

Finalmente, hay que considerar rambien dentro de este vasto

espectro de herencias y presencias del marxismo en el sen? de

la historiograffa conremporanea, los resultados que produJo.el

enorme impacto que la cosmovisi6n marxista tuvo en la his-

toriograffa de Mexico y de America Latina en los ano s setenta yochenta, y que viene a sumarse a todos los distintos micleos

que, a 10 largo y ancho del mundo capitalisra y durante todos

los periodos que hemos mencionado anteriormente, mantuvo

distintos proyectos y esfuerzos hisroriograficos igualmente

alumbrados por la perspectiva de Marx y de sus diferentes

eplgonos. Pues aunque despues de 1989 este irnpacto pareci6

debilitarse y hacerse un poco mas lejano, para comenza~ a re-

surgir de nuevo durante el ultimo lustro recien transcurrido, es

claro que hoy, en este afio de 2004, la presencia de Marx y del

marxismo dentro de los estudios hist6ricos mas con tempo-rdneos sigue siendo un cornponente fundamental e impres-

cindible del paisa]e mundial global de csta misma historiograHa

actual 32.

EI marxismo impregn6 entonces, profunda y radical mente

rambicn, toda la historiografla latinoamericana posterior a

de los Annales. Hasta el punto de que pod em os hablar de todo un grupo de

"marxistas -annal is tas" que, despues del g iro radical que vivieron dichos Annales

franceses como consecuencia de la revoluci6n de 1968, fueron los que realmente

mantuvieron viva la herencia crfrica fundamenta l de Marc Bloch, Luc ien Febvre y

Fernand Braudel . Sobre este punto , cfr . nuest ros l ibros, Carlos Antonio Aguirre

Rojas, O s A nn ale s ~ a H is to rio gr afia F ra nc es a. T ra dic oe s c ritic as d f M a rc B lo ch a

M i ch f/ F o u cau lt , Editora de la Univers idade Estadual de Maringd, Maringd, 2000,

y La E scuela de lo s Annales. A Yfr . H oy . M a na na , antes citado y nuest ro arr lculo

"Annalii i Marksism. Diesir Tesisov a metodologuicheskij paradigma]" en ellibro

Sp orii a g la vn om . D isk usii a nactoyasbiem u budusb i em i s to r ic h rsko i nauk] vokmg

f ra n ts u sk o i s h ko li i " A nna lo u ", Ed. Nauka, Moscii , 1993.

31. Esta fuerte vinculacion inrelecrual de la microhistoria italiana con el

marxismo nos recuerda de inmediato la interesante tes is defend ida por Jean-Paul

Same , quien ha def inido al marxismo como "el hor izonte insupe rable de nuestra

propia epoca" en su ensayo de "Cuestiones de Merodo", in cluido en su C r lt ic a d e

La ra zd n d ia le c ti ca , Ed. Losada , Buenos Aires, 1970. Sob re ese fundamental

v inculo de la microhis toria i ta li ana con el marxismo, cfr . nuest ro ensayo, Carlos

Antonio Aguirre Rojas, "Cont ribuci6n a la his toria de la microhistor ia i ta li ana" ,

en la revista Contrahistorias, mirn, I, Mexico, 2003.

32. Vale la pena insistir en el hecho de que varias de la corrie.ntes

histor iogrdficas mas impor rante s hoy en dla son, 0 declaradarnente marxistas,

como es el caso de los his toriadores marxistas bridnicos tanto de P a st a nd P re se nt

como de la NfW L if t R e v iew , 0 de un claro origen marxista, como en cl caso de la

microhistoria italiana 0 de la his toria radical norteamericana. Y es tambien cl caso

de perspectivas que, provenientes de otras disciplinas ~oci~les, como la s?ciologla,

t ienen una presencia e irnpacto centrales dentro de la historiografla mundial actual,

como es el caso de la perspecriva del "world-system analysis" de Immanuel

Wal lers tein . Sobre esra ult ima, cfr . nuestro l ibro , Carlos Antonio Aguirre Rojas ,

I mmanu el Wa lk rs u in . Critica del s i s tema-mundo cnpitalista, Ed. Era, Mexico, 2003.

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196833 , Y es por ello que sin una consideraci6n de ese componente

rnarxista y de las multiples tradiciones y escuelas que el mismo

ayudo a crear, y que derivan codas de ese momen ta fondac iona l del

moderno proyecto de construcci6n de una ciencia en la historia,

no es posible entender adecuadamente el rostro complejo del

panorama historiografico mas conternporaneo.

Por 1 0 demas, es claro que la fecha de este arranque del

moderno proyecto de constituci6n de una ciencia hist6rica, y en

consecuencia de los perfiles de la historiografla hoy vigente, fechaasociada a las revoluciones europeas de 1848 y al nacimiento del

marxismo no tiene nada de casual. Porque, como ya hemos

referido anteriormente, 1848 es la fecha que simboliza ese punto

bistdrico crucial en el que c am bia e l s en tid o de la curva global y

secular de la modernidad, el momenta en que se agota la larga fase

ascendente de esa modernidad, comenzada en el siglo XVI, para dar

paso a la rama descendente de esa misma modernidad, que se

despliega desde esa coyuntura de 1848/70 hasta hoy. Lo que

significa, entonces, que toda la hlsroriografla conternpordnea se ha

desarrollado en sus distintos momentos dentro del horizonte deesa rama descendente de la modernidad, y en consecuencia, dentro

de un espacio marcado por la posibilidad de avanzar en un sentido

critico, en una direcci6n opuesta a la concepci6n tradicional que

fue dorninante durante la fase ascendente de esa misma mode-

rnidad burguesa y capitalista",

Y es precisamente este viraje fundamental del largo ciclo vital

de la modernidad, que alcanza su punto de climax en esa coyun-

tura de 1848-1870, el que va explicar doblemente, tanto ese pro-

ceso complejo del nacimiento del marxismo -a expresi6n

negativo-crltica de esa misma modernidad-, como tarnbien el

proyecto de superaci6n cdtica de los discursos hist6ricos

anteriorrnente dominantes, que ya hemos caracterizado antes,

junto a las correspondientes formas de concebir la historia que a

esos discursos acompafian. Y a partir de todo esto, el esfuerzo de

la edificaci6n inicial y simultdnea de ese proyecto hoy todavfa

vigente y todavla en curso de construcci6n de una verdaderaperspectiva cientljica para los estudios hist6ricos.

Y es en esre exacto sentido que debe entenderse la crftica siste-

matica de las principales variantes del antiguo modo de abordaje

sobre la historia; es decir, tanto de toda posible filosoffa de la

historia, crfrica que encontro su primer exponente sisterndtico, y

no casualmente, en el propio marxismo, como de todos los dis-

cursos hist6ricos antes ampliarnenre difundidos, sea como

discursos narratives y ernpiristas, 0 tambien como discursos ml-

ticos 0 legendarios sobre la historia, igualmente desconstruidos y

trascendidos por esc mismo marxisrno. Porque es justarnentedesde este punto de vista, que el marxismo pone los cimientos de

t od os l os u lte ri or es p ro ye ct os modernos de construcci6n de una

ciencia de la historia.

Lo que explica, en nuestra opini6n, eI hecho claro pero que no

se subraya siempre suficientemente, de que rnuchas de las

contribuciones esenciales de esc marxismo original de la segunda

mitad del siglo XIX se hayan convertido hoy en una suertc de

"lugares comunes" arnpliarnente aceprados por casi redo cI gre-

mio de los seguidores y cultores de Clio, pasando a formar parte

de una especie de consenso impltcito asumido por la inmensamayorla de las corr ientes historiogrdficas actualcs, con la iinica

excepci6n, quizd, de la vieja y atrasada historia posit iuista. Porque

afirmar que la historia es una ciencia y no solo un simple arte, y

distinguir netamcnte su estatuto como ciencia social frente a las

muy diversas ciencias naturales, son dos contribuciones mayo res

33. Sobre este punto cfr. nuestro ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas, "EI

'largo siglo XX' de la historiografla latinoamericana conternpordnea: 1870 _(2025?" en nuestro Iibro A m /r ic a L at in a: H is to ri a y Presente, Ed. jitanjdfora,Morelia, 2001.

34. Hemos desarrollado mas ampliamente esta idea en nuestro ensayo, Carlos

Antonio Aguirre Rojas, "Convergencies y divergenciesentre losAnnales de 1929

a 1968 y el Marxismo. Ensayo de balance global" en la revista His to r ia Soc ia l ,

num. 16, Valencia, 1993.

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que nos remiten directamente a esos aportes de Karl Marx.

Como tambien la idea de que la historia debe dar primada a

los hechos reales sobre las concepciones y fantasfas de sus actores

y protagonistas, es decir que debe ser una historia materialista,

junto a la tesis de que la historia la hacen los grandes grupos y

clases sociales, y no los grandes caudillos y "heroes" por impor-

tantes que estos ultimos sean, es decir que la historia es siempre

una historia profundamente social, son dos horizontes que

igualmente derivan de esa contribuci6n original del marxismofundador 0 inicial.

Pero tarnbien la idea de que la historia debe ser un ejercicio

permanente de la conciencia crltica, 0 la centralidad que en la

vida social en general tienen los distintos hechos y dimensiones

economicos, junto a la reivindicaci6n de la historia como hisroria

total 0 global, vista adernas como un proceso generado a partir de

las contradicciones del proceso humano, y en consecuencia

tam bien de una manera dialectica, son todas perspectivas que

han sido original mente desarrolladas y postuladas por Marx hace

mas de cien afios, y que ahora son ampliamente aceptadas,aplicadas, asumidas y hasta reivindicadas por las mas diferentes y

hasta heterogeneas posturas y corr ientes de la historiografla mas

conrernporanea,

Y del mismo modo que el marxismo en general, como cos-

movisi6n del mundo y como doctrina que ha alumbrado

diversos movimientos politicos y sociales, pero tarnbien distintas

corrientes y tendencias intelectuales en todo el vasto campo de

las ciencias sociales, ha sufrido un complejo proceso de plura-

l izacion y de readaptacion a las mas heterogeneas y disfrniles

experiencias y circunstancias ----que van desde su conversi6n enideologla dominante y su reducci6n a un conjunto de apotegmas

sirnplificados, hasta su real recuperaci6n crftica y su profundi-

zaci6n creativa e innovadora, as! tambien las historiograflas que

se han reclamado como "rnarxistas" a 1 0 largo de este periplo de

la historiograHa del siglo veinte, han cubierto igualmente un

muy variado y diversificado abanico de posibilidades, que cubren

desde ejercicios muy sofisticados e intelectualrnente muy ela-

borados (como por ejemplo en el caso de la Escuela de Frank-

furt) 0 esfuerzos de muy buen nivel que alimentan siempre las

lfneas y las perspectivas crft icas y marginales de la hisroriografla

(como en los trabajos ya mencionados de Immanuel Wallers-

tein), hasta muy elementales aplicaciones de un marxismo m~

bien simplificado y hasta "vulgar", que reduciend? la cO~'pleJa

visi6n del marxismo a un conjunto de f6rmulas de manual han

producido mas bien trabajos muy esquerndticos y poco origi-

nales".

Pasemos ahora al segundo momento, a ese momenta que se

constituye despues de 1870, en torno a la progresiva afirmaci6n

de una prirnera hegemon!a historiografica, la h.ege~on!a del

universo germano parlante. Una hegemon!a que sintetizando en

una propuesta hisroriogdfica coherente todos los progresos ~ue

los estudios hist6ricos hablan realizado, entre la revol ucion

francesa de 1789 y esa coyuntura de 1848-1870, va a representar ,

en una cierta medida, una especie de clara regmiOn rcspecto del

momento fundador explicado hasta ahora.

* * *

Con la derrota de la Cornuna de Pads, en 1871, se ha cerrado

esa coyuntura revolucionaria que habra dado nacimiento al

marxismo inicidndose dentro de la historia europca una nueva, .etapa que estard marcada P?r la exace~baci~,n de los na~IO,~

nalismos y por la emergencia de una cierra contraofensiva

35. Sobre cstos multiples rnarxismos del siglo veintc efr:, Imma~ud .Walle,rstein.

"Braudel, los Annales y la historiografla conrempordnea en Historias, num ..3 .

Mexico. 1983. y Carlos Antonio Aguirre Rojas. "Marxismo.Jiberalismo y expansion

de la econornfa-rnundo europea", en el l ibro P ar a r om pr en de r e l m un do a ct ua l U na

gramdtica ck l arga durac idn , Ed. Centro Juan Marinelo, La Habana, 2003.

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36. Una buena sCntesis de los rasgos de este modelo germano de hisroriograf ia

puede verse en el libro de Francisco Vazquez Garda, E stu dio s d e T eo rla y

M( to dol og la d ([ s ab er b is td ri co , antes citado, Vease tambien Julian Casanova, La

h i st ori a soci a l y los his toriadores , Ed. Crftica, Barcelona, 1997, Gonzalo Pasamar,

La historia contempordnea, Aspectos tedricos e his toriogrdf icos , Ed. SCntesis, Madrid,

2000, y Carlos Antonio Aguirre Rojas, I ti ne ra ri es d e fa H is to ri og ra fl a d el s ig lo X X ,

antes citado.

considerar como la historiografla de van guardia, durante estas

ultirnas decadas del siglo XIX cronol6gico y los comienzos del

siglo XX. Ya que es en el seno de estas culturas alemana 0 aus-

trfaca de estas mismas epocas mencionadas, que van a formarse,

a desarrollarse, y a producir sus aportes principales aquellos que

seran los auto res mas importantes de la hisroriografla mundial en

vlsperas de la primera guerra mundial, e inmediatamente des-

pues de el la.Por eso, es completamente 16gico que sea en el interior de esta

historiografia germano parlante, que va a detentar la hegemonia

o dominio historiogdficos dentro de los estudios hist6ricos entre

1870 y 1930, donde va a desarrollarse Ia conocida e irnportante

polemica sobre la Methodenstreit y en la cual se va a escenificar

tambicn toda la discusi6n sobre las diferencias entre las ciencias

naturales y las ciencias del cspfritu. Y es tambien en este universo

cultural de matriz germana en donde va a prosperar el proyecto

de la Kulturgescbichte y de otras diversas lineas de la entonces

innovadora hisroria social alernana y austrlaca". Pero tambien es

en el seno de esta historiografia de Alemania y de Austria donde

va a afirmarse y a convertirse en el m ode le h is to riog rdfic o d o-

minante la historiografla que ha sido caractcrizada con cl terrnino

de historia positiuista, historia que dcsplcgdndose como la forma

entonces mas difundida de ejercer los mencstercs de Clio, va a

imponerse progresivarnenrc desde esc universo germano, primero

hacia toda Europa y despues hacia todo el mundo.

Y aunque rcsulra ahora claro que este termino de hisroriografla

posit ivisra no es completamente adecuado, en virtud del arnplio

abuso que se ha hecho del mismo, y dada la muy diversa

cantidad de heterogcneas signif icaciones que se han hecho pasar

bajo esra denominaci6n, es sin embargo cierto que dicha conno-

intelectual en contra de los movimientos crfticos y de las postu-

ras intelectuales de impugnaci6n. Y a tono con todo esto, la

nueva hegernonfa historiografica que va a constituirse dentro del

espacio de la cultura germana, va a alimentar una ;.isi~n .d~ I?,s

hechos historicos que pretende ser exageradamente objetivista",

a la vez que se vuelca hacia funciones de educaci6n dvica y na-

cionalista, y se olvida un poco de los aportes principales que

habfan sido descubierros y conquistados durante la coyuntura

anterior". Y ello, junto al hecho de que el marxismo, durante

estas epocas, no ha penetrado jarnds dentro de la academia ni

dentro de los ambitos universitarios, permaneciendo mas bien

vinculado a los movimientos sociales y politicos revolucionarios

de la Europa de aquellos tiempos.

Y entonces, y dentro de este clima intelectual, de signa inverso

al de la coyuntura anterior de 1848-1870, es que va a prosperar

ese segundo cicIo de la historiografla conrernpordnea, ahora

marcado por la emergencia de un sistema en e I que una naci6n, 0

un espacio, 0 un area intelectual funciona como centro principal

de la innovaci6n historiografica, y el resto de las historiograffas 10

imitan 0 10siguen de mas cerca 0 de mas lejos, para constituirse

como distintas periferias 0 semiperiferias de ese mismo centro, Ya

que cuando observamos desde una perspectiva mas arnplia,

resulta claro que entre 1870 y 1930, aproximadarnente, ha sido

casi siempre e I mundo germano parlante e I que ha jugado ese rol

de dominio hegem6nico dentro de la historiograffa europea y

mundial. Porque es claro que es este espacio intelectual de habla

alemana el que nueve de cada diez veces va a generar las investi-

37. Sobre este punto cf r. cl artfculo de Gerhard Oestreich, "Lc origini della storia

sociale in Germanic" en Anali da lstituto Storlco-trdesco di Trento, mirn. 1, 1977.

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taci6n de historiograHa positivista ha adquirido en rodo el mun:

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do un senti do importante que podemos y debemos conservar, SI

asumimos claramente que ese sentido alude a ese tipo de his-

toriograHa originalmente alemana que se convirtio ~n la forma

dominante de fa prdctica bistorica dentro de las Universidades

europeas y de to do el planeta del periodo ya referido de 1870

a 1930 aproximadamente. Forma dominante que, ignorando

los avances y aportes que habfa representado el marxismo para

la posible construcci6n de u~a verdad~ra ~iencia his~6ri:a,

volvi6 a la absurda idea de eqUlparar la historia con las crencias

naturales, para buscar una imposible "objetividad" absoluta de

sus resultados cognoscitivos, mediante la reducci6n de su

practica a la simple dimensi6n erudita del trabajo del historia-

dor",Esta historiograHa germana dominante, que bien podemos

denominar entonces como rankeana 0 positivisra -aunque

reconociendo que el mismo Ranke, que formul6 su "lema de ba-

calla' de "narrar las cosas tal y como han acontecido", no se

ajusta totalmente en su obra a 1 0 que esta denominaci6n im-

plica-, y que se despliega esencialrnente entre 1870 y 1929, era

de alguna manera el resultado condensado 0 la slntesis de ciertos

procesos irnportantes que acontecieron en la hisroriografla

europea entre 1789 y 1870. Porque es bien sabido que fue por

primera vez en 1789 cuando la revoluci6n francesa democratize

de una manera sorprendente el acceso a una enorme cantidad de

informaci6n que antes era considerada como "secretes de

Estado', y que en cambio a partir de esta fecha, va a constituirse

en una de las Fuentes principales y habituales de los historia-

dores, en una de las materias primas bdsicas en las que se apoya

una parte de los trabajos de la historiograHa conternporanea,

Pues si antes de 1789, los Archivos de rodos los Estados euro-

peos son practicamenre inaccesibles a los historiadores y a todos

los ciudadanos, despues de esta misma fecha los practicantes de

la historia tienen a su disposici6n casi todo 1 0 que tiene que ver

con la evoluci6n y la informacion relativa a esos Estados, y

tambien con los departamentos y hasta con las parroquias. La

revoluci6n francesa de 1789, entre sus muchas y beneficas

consecuencias, implic6 tarnbien la apertura inmensa de uncaudal realmente importante de nueva informaci6n, ahora

accesible a la mirada y sobre todo al trabajo de los historiadores,

hecho que explica que sea precisamente en el siglo XIX cuando

se desarrolla, en ese mundo germano parlante que antes hemos

referido, el interesante proyecto de las Monumenta Germaniae

Historicae, a la vez que en Francia prospera una empresa histo-

riogrdfica como la de Augustin Thierry, quien dedic6 su vida

entera a com pilar los documentos y a hacer la historia del Tercer

Estado,

La historiografla positivista, que va a caracterizarse como esbien sabido, entre otros de sus rasgos importantes, por un cuIto

fetichista y exagerado respecto al texro", es una historia empo-

38. Para una caracterizaclon de los l imites enormes de esta histo ria posit ivisra

a lernana y de las confrontac iones que tuvo con el proyecto de la Kulturgrschichu.

cfr. el interesante articulo de Henri Pirenne, "Una polernica historica en

Alernania", en Ia revisra Contrabistorias, mim. 2. Mexico. 2004.

39. Como bien ha serialado Lucien Febvre en sus C omba ts p o ur l 'h is to ir r, Ed.

Armand Colin. Paris. 1992. Y por ello, no es una casualidad que todas las

corrienres importanres de la hisroriografla de los ultirnos cien alios hayan

cri ricado, desde muy diversos dngulos y hor izonres, a esta l irni rada historic

positivisra, y tarnbien a su variante especfficamente historicisra, crltica que

tambien encontrarnos en Walter Benjamin . Norbert El ias 0 Michel Foucault. en

los diversos representantes de la corriente de los Annales, en las multiplesversiones del marxismo crfrico, 0 en las perspectives rnds recientes de la

microhistoria iraliana, el "andlisis de los sistemas-rnundo" 0 la historia de los

conceptos alernana, entre muchos orros, Sobre esra crlrica de esos diversos autores

y cor rientes , cf r. nuestro l ibro, Car los Antonio Aguirre Rojas. Co r ri en ta , t em a s y

a ut or es d r fa h is ro ri og ra fl a d e! s ig lo X X . Ed. Universidad Juarez Aut6noma de

Tabasco, Villaherrnosa, 2002.

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brecida y que reduce el trabajo del historiador a la simple labor

del erudito 0 del anticuario, al considerar dichos documentos

escritos como la unica y exclusiva Fuente legltima del trabajo

hist6rico, proyectando de este modo como definici6n y concep-

ci6n de 1 0 que es y de 1 0 que debe ser la disciplina hist6rica, esa

visi6n resultante, efectivarnente, de un siglo entero de com-

pilaci6n de documentos, de un siglo de clasificaci6n, verificaci6n

de la autenticidad, y puesta al df a de esa informaci6n que antes

no era accesible para los historiadores.Yes claro que esta historiograHa positivista, que condensa a la

vez los grandes progresos que la e rud ic ion b is to r ica alcanz6 en ese

siglo XIX posterior a la revoluci6n francesa, pero que retrocede

respecto de la enorme revoluci6n que habla implicado el

marxismo dentro del campo de la historia, va a poseer ciertas

virtudes importantes, vinculadas al hecho de que insiste en la

importancia de aprender el trabajo paciente de la busqueda de

fuentes, y la distinci6n entre Fuente hist6rica y Fuente literaria,

ensefiandonos tambien los procedimientos habituales de la

crftica externa y la crltica interna de los documentos y de los rex-tos, y rnostrandonos c6mo distinguir un documento verdadero

de uno falso. Alecciondndonos, en suma, en torno a todo 10 que

tiene que ver con la dimensi6n erudita de la historia, esta historia

positivista rankeana ha alimentado tambien, a veces en exceso y

con una fuerza y tenacidad sorprendentes, el conjunto de los

ambitos historiogdficos y de las hisroriograflas nacionales de las

mas diversas partes del mundo"

40. EI manual que va a condensar estos aportes, dentro del hor izonte frances,

sera el l ibro de C. V. Langlo is y C. Seignobos, l nt ro d uc c io n a l as e s tu d io s b is td r ic o s,Ed. La Pleyade , Buenos Aires, 1972. Sin duda alguna, una de las razones i rnpor-

tantes de la larga sobrevivencia y de la tenaz difusi6n mediante los aparatos

escolares de todo el mundo, de este tipo de historia positivista decimononica ,

estriba en su claro cardcter inofensivo y acrfrico frenre a los poderes dominantes,

que la ha hecho funcionar sicmpre como la gcneradora princ ipal de las histor ias

afidalts, siempre gloriosas y siernpre mentirosas y falsas . Un ejemplo de cr ft ica de

Pero, como ha sido sefialado ya por multiples auto res, el lfrn ite ,

de esta historiografla positivista, que fue dominante en terminos

generales en el periodo de 1870-1930, estriba en el hecho de que

es una historiograHa que se basa en un solo tipo de Fuente. Y

tarnbien, en el hecho de que, en el fondo, ella es mas una expre-

si6n resumida de los principales progresos que la historia logro

conquistar durante ese siglo XIX que fue llamado el "siglo de la

historia", yen consecuencia, que es mas un tipo de historiograHa

es tr ic tamen te dec imondnica, que sin embargo se ha sobrevivido as! misma para integrarse como un componente absolutarnenre

anacr6nico pero aun presente dentro de la historiograHa del siglo

veinte.

Y as! como el rnarxisrno, desarrollado en cl siglo XIX crono-

16gico, es en verdad una anticipacidn clara de much os de los ras-

gos mas profundos de csra historiografla del siglo veinte, as! la

historia positivista va a funcionar como esa especie de "anacro-

nismo" aiin viviente a 10 largo de toda esta ultima centuria cro-

nol6gica de vida de los estudios hisroricos contcmpordncos. Lo

cual explica tam bien que esa historia positivism, en su afanosabusqucda de una muy estricta y finalmente imposible "objcti-

vidad" absoluta frente a los hechos hist6ricos, haya descmbocado

en una clara renuncia a toda la dimensi6n interpresatiua y

explicatiua de la ciencia hist6rica, dimensi6n que en cambio

habra sido subrayada como central por cl proyecto rnarxista de la

coyuntura anterior ya analizada, para convertirse despues en uno

de los trazos mas caracterfsticos de todas las diversas corrientes

hisroriograficas del ultimo siglo vivido.

Y fueron esras, entre muchas otras, las limiraciones que ya

dentro de la misma erapa de 1870-1930 suscitaron las mas ra-

los mites fa lsos y de los "olvidos estraregicos" que construyc y alimenm esra

historia positivista, luego transfigurada en hisroria oficial, puede verse en nuestro

libro, Carlos Antonio Aguirre Rojas, Mitos y o l u idos d t fa b is to r ia o fi ci al d t M l xi ca ,

Ed. Quinto Sol , Mexico, 2004.

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plantearse seriamente la cuesti6n de saber que va a pasar cuando

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dicales crlticas a esa version positivista de la historia, tanto dentro

del mismo universo germano parlante, como fuera de el . Pues es

bien conocida, por ejemplo, la dura crftica que Lucien Febvre, y

con el todo el grupo de los "primeros Annales", van a realizar en

contra de la celebre afirmaci6n que aparece dentro del tan

difundido manual frances de Langlois y Seignobos, publicado en

1898 y titulado In tro du ccio n a lo s E stu dio s Histdricos, cuando

enuncia lapidariamente: "La historia se hace s610 con textos, y un

historiador serio jamas se atreverfa a afirmar aquello que nopueda respaldar con un documento escrito". Y esta sentencia, y la

Idea que ella resume, y que hoy nos parece bastante infundada y

absurda, fue sin embargo tomada tan seriamente durante la

segunda mitad del siglo XIX, que la misma se encuentra en el

origen de una distincion que hoy cualquiera puede reconocer

como compleramente obsoleta, pero que continua aiin siendo

vigente y aplicada dentro de nuestras habituales concepciones y

ensefianzas historicas, y que es la tradicional distincion entre la

historia y la prebistoria.

Porque es bien sabido que el hecho que distingue a la historiade la prehistoria, y que marca el inicio de la primera, es justa-

mente el de la invenci6n de la escritura. Lo que implica que, al

carecer de la escritura, y por ende de esos textos y documentos

escritos que segun esta atrasada concepcion positivista son la

materia imprescindible del historiador, entonces esas sociedades

anteriores a dicha invenci6n de 10 escrito no pruden ser inves-

tigadas solidarnente por estos seguidores de CICo, quedando

reservado su estudio para los antropologos, los arqueologos 0 los

etnologos. Y por ello, esas sociedades no sedan parte de la

verdadera historia, sino solo de esa etapa previa y aun poco desa-rrollada que de manera despreciativa y condescendiente se ha

calificado entonces como la de la "prehistoria" humana.

Y nuestros autores franceses positivistas antes men cion ados

asumen tan radicalmente el valor de esta afirmaci6n de que la

historia se hace exclusivamente con textos, que han llegado a

los historiadores hayan agotado e interpretado todos los do-

cumentos escritos que hay disponibles, para responder enfa-

ticamente y sin titubeos que entonces se deberia acabar por

completo el oficio del historiador. Aunque para tranquilizar

inmediatamente a sus lectores y a los historiadores, afirmando

que, felizmente, aiin quedan todavla miles de documentos y de

textos y rnateriales en los archivos de todo el mundo, como para

sosrener durante algunos cienros de afios mas ese trabajo

historico paciente y meticuloso en torno a dichos documentos.

E igualmente, sed esta historia positivism la que consagrard esa

absurda y ridfcula idea, t od avf a a rnp li amen te difundida dentro

de la corporacion de historiadores, de que el objeto de estudio de

nuestra disciplina es "el estudio del pasado humano". Una idea

que hoy nos parece completamente carente de sentido, pero que

en su mornento fue tenazmente defendida por esos historiadores

posit ivisras, que en la busqucda de una supuesta objctividad

absoluta del conocimiento hisrorico rechazaban total mente el

estudio del "presente", dado que por su ineludible cercanfa con

todos nosotros, impedirCa a dichos historiadores una vision serena,

reposada, alejada, neutral, y en consecuencia "frCay objetiva' de

los hechos sociales y humanos bajo cstudio, Vision que ya el

mismo Marx habfa criticado, y que criticardn tambien prdc-

ticamente rodas las corrientes irnporrantcs de la historiografCa del

siglo veinte, y que sin embargo todavfa sigue siendo en ocasiones

defendida por algunos de los modernos cultores de nuestro oficio

de historiadores.

Esta historiografCa positivista es cntonccs la historia que, basdn-

dose en una sola fuente, va tam bien a concentrarse, lirnitada-

mente, en el estudio y examen de solo cicrtas dimensiones del

tejido social, en los hechos biogdficos, politicos, diplomdticos y

milirares del aconrecer hisrorico humane. Y tam bien va a scr, co-

mo ha sido varias veces sefialado, una historia que va a tener una

funci6n muy rncrnorfstica, muy nacionalista y hasta chovinista,

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compleja dialectica entre realidad e interpretacion, entre el tra-vinculandose muy de cerca con los intereses del Estado y con su s

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41. Es decir , esa his toria pos it iv is ra , luego converr ida en la his roria oficial , que

es siempre "gloriosa" Y autocelebratorla, y que ha sido criticada por todos los

autores importances que se inscriben denrro de las multiples tradiciones de la

historiografla genuinarnenre crltica del siglo XX. Mencionemos en esre senr ido , a

tftulo de s imples ejemplos pos ib les, la crftica de Miche l Foucault a esta hisroria

falsarnente heroica, grandiosa y monumental, a la que el Ie opondrd la "con-

trahisroria" y la "contramernoria" crlricas, derivadas de su enfoque arqueol6gico-

genea logico, por e jemplo en su libro GmMlogia d e! Ra cl smo , Ediciones de La

Piquera, Madrid , 1992, 0 la crlt ica radical de Wal ter Benjamin a este pos itivi smo

e historicisrno historiogrdficos contenida en su brillanres "Tesis sobre la Filosofla

de la Hisroria", en su libro La d ia ll ct ic a e n S II spm so . F r a gmmt os s o br e fa bistoria,

Ed. LOM-Univer sidad Arcis, Santiago de Chile , 1996 0 r arnb ien la c rltica de

Norbert Elfas, en su "Introduccion" a su libro La Soc iedad Cor te sana , Ed. Fondo

de Cul tura Econornica, Mexico, 1982.

bajo de establecimiento de los hechos reales y verdaderos y la

imprescindible necesidad de su explicacion coherente y razonada

a partir de s6lidos modelos interpretativos de esos mismos

hechos.

Lo que sin embargo no elimina el hecho de que serfa imposible

entender el paisaje de los estudios historicos actuales, sin tornar

rarnbien en cuenta el pequefio pero decisivo aporte de csta

historiografla positivista, Porque es claro que no puede haberhistoria sin erudicion, aunque tarnbien sea evidente que la his-

toria no Sf reduce nunca a su sola condici6n erudira, y que para

acceder a ella es necesario trascender la sim ple condici6n de

"anticuario" 0 de amante y coleccionista de las "curiosidades del

pasado", tal y como nos 10 han sefialado reiteradamentc rodos

los historiadores crlricos y mas avanzados que han exisrido des-

de principios del siglo XX cronol6gico y hasta hoy",

Pero debe quedar claro que al caractcrizar esta hisroria positi-

vista nos referimos cxclusivamcntc a 10 que ha sido la linen do -

minante dentro de esta historiogrnffn germano parlante. Porque

es tarnbicn bien conocido cl hecho de que, entre 1870 y 1930, se

dcsplcgo igualmente dcntro de cstc mismo universo de marriz

cultural gerrnana, todo un conjunro complejo y diverse de otras

posturas hisroriogrdficas y de otras rradicioncs intclcctualcs

dentro de la hisroria, como es cl caso de la historiografia marxism

de auto res como Karl Kautsky, Heinrich Cunow, Otto Bauer,

etc., 0 en otra vcrticntc, cl caso de la hiscoriograffa acadcmica crl-

rica de Max Weber, de Alfred Weber, 0 de Karl Lamprecht, entre

otros,

Y tarnbicn cl caso de esos intercsanrcs debates y agudas pole-

micas sobre cuestiones tan ccntrales como la de la "cornprcnsion"

visiones y objetivos generales, para apuntalar la funci6n de las

historias oficiales de preparar "buenos ciudadanos" y de reforzar

en elios la conciencia nacional y patriotica.

Finalmente, esta misma historia que ha dominado la ensefianza

de la disciplina hisrorica en las principales Universidades

europeas y del mundo entero, durante esas ultimas decadas del

siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX, ha sido tambien una

historia muy descriptiva, narrativa, erudita, y encerrada dentro

de sus propias y limitadas visiones de los problemas sociales e

historicos". Un hecho que explica las s610 aparentemente extra-

f ias transiciones que, en los ultirnos tiempos, hemos presenciado

dentro del gremio de los historiadores, y en las que ciertos

defensores a ultranza de esta historiografla positivista pasan, en

una suerte de transite brutal y radical, hacia la defensa de los

puntos de vista del posmodernismo en historia. Pero en el fondo

se trata de una transici6n bastante logica, pues tanto el ernpi-

rismo y objetivismo desmesurados de los positivistas, como el 10-

gocentrismo absurdo de los posmodernos en torno a la dimension

discursiva del trabajo historico, se apoyan ambos en la misma

incapacidad de reconocer y reconstruir de manera equilibrada la

42. Cfr. Henri Pirenne, "(Que es 1 0 que los his toriadorcs estamos t rarando de

hacer!" , en la revis ta Eslabones, nurn. 7 , Mexico , 1994 y t ambicn Henri Bcrr, La

s l nt r sl s e n b i st o ri a , Ed. UTEHA, Mexico, 1961.

6 4 65

 

en historia (e l tema de la Verstehen), 0 sobre la especificidad y intelectualmente 1 0 que represento ese fen6meno del nazismo

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estatuto especial de las "ciencias de la cultura" de W. Dilthey, de

G. Simmel, de Rickert, etc. Y aunque en todos estos casos se tra-

ta siempre de lIneas marginates frenre a la tendencia dominante y

hegem6nica, frente a esta variante positivista de matriz justamen-

te rankeana, es claro que no es posible comprender adecuada-

mente esa misma hegemonfa germano parlante, sin considerar

tambien estas ricas y estimulantes contribuciones historiografi-

cas, provenientes de esas lfneas marginales y crfricas del universoaleman y austrfaco de aquellas epocas",

Sin embargo, y a pesar de haber logrado afirmar durante

aproximadamente seis decadas esta hegemonfa historiografica

sobre Europa y sobre Occidente, entre 1870 y 1930, Alernania

va a perder la guerra de 1914-1918, para despues padecer la mas

diffcil tragedia de su historia, que fue el duro y terrible proceso

del ascenso y del gobierno nazis. Y este tdgico capitulo de la

historia reciente de Alernania, nos muestra de mancra evidence

todo 1 0 que las d ic ta dur as po lf ti ca s de l a d er ec ha en eI poder son

capaces de hacer por ejemplo con el ambito de l a cu lt u ra , Pues

esta historiograffa hegem6nica del mundo germano parlante se

acab6 derrumbando y disolviendo bajo los golpes sucesivos de la

derrota alemana en l a p ri rn c ra guerra mundial, pero sobre todo

bajo el clima racista, anti-intelcctual e irracional creado por e I

ascenso del nazismo al poder.

Despues, con el rernate de la s eg un da guerra rnundial, la

cultura alemana sufri6 un golpe del cual no se ha rcpucsto del to-

do ni siquiera en la actualidad. Pues los historiadores y los

cientfficos sociales alernanes todavfa no logran procesar y asirnilar

dentro de la historia global de la nacion y del pueblo alemanes,

discutiendo hasta el momento presente si dicho fen6meno es

simplemente una "anornalfa" 0 "excepcion perversa" de su

desarrollo hist6rico, 0 si se conecta de alguna manera con los ele-

mentos mas durables 0 definitorios de ese mismo grupo humano

que ha habitado durante siglos 1 0 que hoy conocemos como di-

cha Alemania.

Y vale la pena sefialar que esta hegemonla que el mundogermano parlanre ejerci6 durante lustros en el ambito de la

historia parece ser mucho mas amplia, para proycctarse mas en

general hacia todo e I universo de l as c ic nc ia s s o ci al es e incluso de

las humanidades y de la artes de aquellos mismos tiempos. Una

hcgernonfa dentro de la cntera cultura del estudio de 1 0 social

humano, que cxplicarla cntonces e I hecho del surgirnicnro e

i rr ad ia c io n f ue rr es , siempre dentro de estc mundo de l a c ul tu ra

germana, del complejo proyccto del psicoandlisis impulsado por

Sigmund Freud, pero tarnbicn de los desarrollos y descubrimien-

tos del Cfrculo de Viena y de la o bra de Ludwig Wittgenstein,

junto a todos los aportes contenidos en los trabajos de ln irn -

portante Escuela de Frankfurt, y a los dcsarrollos de l a socio log fa

crftica que incluyc un abanico tan vasto como e I que abarca a

Ferdinand Tunnies, Max Weber, Georg Simmel, Karl Mannhcirn

o Norbert Elias, entre t an ro s o tr os . Y ello a l la do de l a l ir c ra t ur a

de Robert Musil y de Thomas Mann, 0 tarnbicn del tcatro de

Bertold Brecht, es decir de tcda cs a riqueza enorme de l a cu lt u ra

alcmana y austrlaca que todavla nos sorprende hasta eI db de

hoy.

. .. . .. .. .

43 . P ien sese, p or rn encio na r so lo un ejernp lo q ue y a h em os rcferid o a ntes, en

l os i nr er es an te s t ra ba jo s d e N o rb er t E li as , E l promo d( fa civiliZllcion y La socirdad

cortesana, A I respecto, cfr. nuestro ensayo, C arlos A ntonio A guirre R ojas,

" No rb er t E lia s, h isto ri ad or y c rlr ic o d e la m od er ni da d" e n e l li br o Aproximaciones

a fa modernidad, E d. UAM X oc him ilc o, M ex ic o, 1 99 7.

Una terccra etapa clara. dcntro de cstc pcriplo global de la histo-

riografia del siglo XX va a dcrivar dirccramcntc de la mcncionada

crisis del segundo momento de cstc itincrario. Ya que despues de

66 67

 

ye como el c o nt ra pu n to p e rf ec to de la historiografla positivistaesos golpes sucesivos que han sufrido la cultura y la historiografCa

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4 4. S ob re la h isro ria d e esta co rrien te d e lo s A nn ales, cfr. F ra nco is D osse, La

bistoria en migajas, Edicions Alfons el Magn an im , V a le nc ia , 1988, P et er B u rk e,

La reuoluc idn historiogrdf icafanma, Ed . Ge di sa , B a rc e lo n a, 1993, Ge ra r d Ma i re t,

Le d l scours (tl 'historique, E d. M a rn e, 1974, Ma tt hi as M i dd el l y S te ff en S amm l er ,

A lle s G eu /o rd en e h at G esch ich te. D ie S cb ule d er A nn ale s in ih ren T ex ten , Ed .

Rec larn , Le ipz ig, 1994, Herve Cou tau-Begar i e, Le p h b l om f nr n o uv el le h is to l re , Ed .

E co nom ic a, P a ri s, 1989, Ro sa n R a uz de l, S o ci ol og ie b is to r iq u e d r s A nna le s , Ed .

L ettr es d u M en de , P ar is , 1998, Ph i li ppe Car r ard , P o ni es o [' hr N no H is to ry . F r en ch

H is to ri ca l D is co ur se fo m B r au de l t o C h ar ti er , E d. Jo hn H op kin s U niv er si ry P re ss ,

Balt imore , 1995, Mas simo Mas tr o gr eg o ri , I I gm io d e ll a s to r ic o . L e c o ns id e ra z lo n i

s ulla s to ria d i M ar c B lo ch r L ucie n Febur« r fa t radl z ione me todo log ic a francn«,

Ed iz io n e S c ie n ti fi ch e I ta li a ne , Nap ol es , 1987, Lu tz Rap ah e l, D ie E rb en v on B lo ch

lind Febvre. Annales-Geschicbtsscbreibung l in d n ou ve ll e b is to ir e i n F r an kr ei cb 1 9 45 -

1980, E d. K l et t- Co tt a, S tu tt ga rt , 1994, T r ai a n S to i an o vi ch , French H i s to r ic a l

Me t bo d ; Th e An n a le s Pa rad igm , Ed . Co rn e ll Un iv e rs ir y P r es s, I th a ca -Lo ndr es , 1976,

F r an c is co V az qu e z Ga r da , E s tu d io s d e t eo rl a y metodol og l a de l saber h i st dr ico , antes

c ir ad o y C ar lo s A nt on io A gu ir re R oja s, a s A n na le s e a H is fo ri og ra jl a f an m a, y

L 'h is t o ire conqueran te . Un rrga rd su r l 'bi s to r i og raphi«fan ra i s r, r a rnb i en ya re fe r ido s .

dominante antes referida. Y no s610 porque los Annales van a

criticar frontalmente esa historia rankeana, sino tarnbien porque

frente a esa historia concentrada solo en 10 milirar , 10 biografico,

10 politico y 10 diplornatico, la nueva perspectiva annalista va a

proponer la construcci6n de una historia rotalizante que abarque

claramente a todo el tejido social en s u c o nj un to . Y entonces, en

vez de estudiar solo a los grandes hombres y las grandes batallas y

tratados que constituyen los hechos "resonantes" de la historia,los historiadores annalistas van a comenzar a estudiar las civi-

lizaciones, las estructuras econ6micas y las clases sociales, las

creencias colectivas populares 0 el moderno capitalismo, y to do

ello desde varios nuevos emplazamientos anallticos y epis-

temol6gicos, radicalmente distintos a los l imitados horizontes

de esa historia tradicional, positivista y oficial.

Porque frente a la historia posirivista, que afirma que cl objcto

de estudio de los seguidores de Cllo es solo el pasado, y adernds,

solo el pasado rcgistrado en fuentes escriras, los autores de la

corrienteannalista

van a reivindicarla

celebre definici6n de que

el objeto del historiador es "roda huella humana cxistcnte en

cualquier r iernpo", y por 10 tanto, que la h isto ria e s una historia

global, cuyas dimensiones abarcan desdc la mas l e jana p r ch i sto ri a

hasta el mas actual presenre, adernds de incluir en sus vastos

dominios todas las distintas manifestaciones de 10humane social y

de 10humano en toda la compleja gama de r cal idades gcogrd fi cas ,

t er ri to ri al es , e rn ic a s, antropol6gicas, tecnol6gicas, econ6micas,

soc ia l es , po l ft ic as , cu lt u ra l cs , r e lig io sas, a r tf s ti c as , e tc . , etc.

Es decir, una historia que no puede verse cnronccs limirada a

las solas Fuentes cscritas para construirse, sino que tienc nccesa-

r iarncnte que proponer como su punto de apoyo una muy vasta

y diversificada rnultiplicidad de fucntcs, que incluye tambien las

especCficas tecnicas de la dendrocronologCa 0 cl uso crftico de

todas las formas y figuras de la iconografCa, cl andlisis del polen 0

a la tecnica del Carbo no 14, entre tanras otras, Una historia

de matriz germana, se va a constituir una s eg un da h eg em o n/ a h is -

t o riogrd ft ca fu er t e dentro del espacio europeo y occidental. Y si

tratamos de determinar cual es la naci6n 0 espacio inrelectual que

domina el paisaje historiografico en 1950, entonces veremos que,

una vez mas, nueve de cada diez veces, los auto res mas innovadores

y mas relevantes de la historiografCa de estos tiempos son ahora

historiadores francoparlantes. Pues es justamente Francia la que

ahora se ha vuelto hegemonica en terrninos de la cultura de las cien-cias sociales, y con ello tarnbien de la historia que se escribe y

ensefia mayoritariamente en las Universidades de Europa y de gran

parte del mundo.

Y esa nueva hegemonCa historiografica va a constituirse a traves

del complejo proyecto de una verdadera "revoluci6n en la teo rCay

en la pracrica de la historia" llevado a cabo por la entonces todavCa

joven corriente de los Annales. Porque son los Annales franceses

los que van a dominar el paisaje historiografico entre 1929 y 1968

aproximadamente", Yello, a partir de un proyecto que se constitu-

68 69

 

entonces audaz en cuanto al uso de sus posibles fuentes, que incluso a veces hasta de revision total y radical.

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tambien intenta proponer otra lectura y otra mirada de los

mismos documentos y textos escritos, que "lee" e "inrerprera" a

contrapelo de sf mismos, rornandolos como testimonios

involuntarios de los hechos que investiga, y leyendolos de manera

densa, exhaustiva e intensiva, para "forzarlos" a "decir" mucho

mas de 1 0 que ellos pretenden contarnos.

Y frente a esta historia predominantemente narrativa, mono-

grafica y descriptiva a la que estd confrontando el proyecto de losA nnales d 'H istoire E conom ique et Sociale, va a proponer en

cambio una historia fundamental mente interpretativa, problema-

tica, comparatista y crftica. Es decir, una historia que jugando

sistematicamente con los beneficios de la aplicacion del metoda

comparativo dentro de la historia, sea capaz de establecer perma-

nentemente, tanto la singularidad y especif icidad de los fcnorne-

nos que estudia como sus elementos comunes y universales,

entretejiendo as f la dialectica compleja de 1 0 particular y 1 0

general dentro de las grandes curvas evolutivas de los procesos

humanos analizados.Y tarnbien, una historia que esforzdndose conscientemente en

la construccion de modclos generales de explicacion, y en la forja

de conceptos, teorfas e hipotesis igualmente generales, renuncie

al mismo tiernpo a la ingenua c imposible biisqueda de una

objetividad "absoluta" por parte del hisroriador, Pues en lugar de

esta empresa ilusoria, los Annales van a explicitar el paradigrna

de la h is to r ia p rob lema , que por el contrario afirrna que toda

investigacion historica seria cornienza justarnentc por la dclimi-

tacion del "cuestionario" 0 de la encuesta a resolver, la cual

determina en alguna medida el propio trabajo de erudicion. Pues

dado que "solo se encuentra 1 0 que se busca" y dado que "los

textos hablan segun se los inrerroga", entonces tcda verdad

historica es forzosa y necesariamente una verdad relatiua, 1 0 que

implica entonces que tambicn todo resultado historiogdfico es

siempre susceptible de profundizacion, de enriquecimiento e

E igualrnenre, una historia que asume de manera crltica la tern-

poralidad lineal y simplista de la anterior historia positivista para

proponer en su lugar una d e scompo si ci on a rt ic u la da d e l os d is ti nt os

t iempos y du ra c io n es h is to r ic o s, rcivindicado la pcrspcctiva del

andlisis de los problemas historicos desde el punto de vista de la

larga duracion, y desde la explfcita clasificacion de su duracion y

ternporalidad correspondientes. Pero tarnbien una historia que

desconHa por principio de las versiones oficiales impcrantcs, yque construycndose siempre "a contracorricnrc" de esas misrnas

visiones dominantes, scgun el decir del mismo Fcrnand Braudel,

accede entonces a los espacios de la genuina hisroria crltica,

siempre dcslocalizada y diferente, y siempre capaz de rcscatar

esos pasados vencidos 0 subtcrrancos, pero igualmcntc prcscnrcs,

que siempre ignora y dcsdciia dicha historia oficial".

Renovando cntonccs la historiografla de csas dccadas de los

afios trcinra, cuarcnta, cincucnra y scscnta del siglo XX, la co-

rricntc frnnccsa de los Annales va a modificar, como hem os

mcncionado, tanto la definicion rnisma del objcro de cstudio dedicha ciencia de la hisroria, como la idea de sus fucnrcs per-

tincntcs, pero rambicn la de los paradigrnas mctodologicos en

que debe apoyarse el trabajo del historiador, la de las tccnicas

y mctodos que constituyen sus hcrrarnicntas mas habitualcs, y

hasta los tcmas 0 campos de estudio susceptibles de investiga-

cion por parte de cstos mismos pracricantes del oficio de histo-

riador,

Yes a partir de estes horizontcs espedficos que va a desarrollarse

en Francia, entre 1929 y 1968, esc claro rclevo de la hegemonfa

hisroriogrdfica germano parlanrc, y la constitucion de una segundahcgcmonta dcntro de los csrudios historicos europeos y mundiales,

45 . H cm os d csa rro llad o m as a mplia mcn rc c stc arg um cnto en nu estro c nS 3Y O,

C 3r1 0S A nto nio A guirre R Oj3S , " Betw een M arx and B raude]: m ak ing h isto ry,

k no win g h is to ry " e n Rt'IJit'Il1, vo l, X V, m im , 2, B ing ham to n, 1992.

70 71

 

precisamente en torno de ese proyecto de los Anna le s d e H i st or ia promovida por la tercera generaci6n de esos mismos Annales, hoy

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Economica y Social y luego de los Annales . Economlas. Soc iedades.

Civilizaciones, que seran dirigidos e impulsados durante estos

afios, sucesiva 0 combinadamente y segun los diversos mornen-

tos, por Marc Bloch, Lucien Febvre y Fernand Braudel.

Un interesante y radical proyecto de revoluci6n de los estudios

hist6ricos entonces vigentes, que al mismo tiempo que establecfa

y difundfa la historiograHa francesa como la historiograHa domi-

nante dentro de Europa y dentro de Occidente, iba tambienabriendo y/ o revolucionando los nuevos campos de la historia

cuantitativa y serial, de la historia de las creencias colectivas y de

la sensibilidad popular, de la historia econornica de los precios,

de la tecnologla 0 de las formas del paisaje rural, de la historia

demografica 0 de la antropologfa historica, 10 mismo que la

historia de la civilizaci6n material, de la geograffa historica y

hasta de la "geohistoria", 0 de la historia de la vida cotidiana 0 de

la entera estructura social, entre otras,

Y entonces, desarrollando tanto esos nuevos paradigmas de la

historia com parada, global, problerndtica y de larga duracion quehemos referido brevemente como su s originales modclos de

interpretacion sobre la sociedad feudal, el siglo XVI, las Rcforrnas ,

o el capitalismo, esta historiografla de matriz francesa y me-

diterdnea pudo dererrninar, entre 1929 y 1968, las linens

principales de la innovacion historiogrdfica, as! como los grandes

debates, temas, desarrollos y campos principales de los historia-

dores de Europa y del mundo occidental.

Por 10 cual, en nuestra opinion resulta evidenre el hecho de que

tampoco serfa posible en tender los perfiles actualcs de los

estudios historicos contempodneos sin considerar todo cste con-

junto vasto de aportes de esta corriente francesa de los Annalcs

durante sus dos primeras etapas de vida, durante los afios de la

direcci6n colectiva de Marc Bloch y Lucien Febvre, y lucgo bajo

la conducci6n de Fernand Brandel, aportes que, a diferencia de

la ambigua y hoy ya superada "historia de las mentalidadcs"

son moneda corriente de toda historiografia seria y a la altura de

nuestros propios tiernpos",

Finalmente, la cuarta etapa del mas amplio periplo de la his-

toriograHa del siglo XX va a abarcar el periodo que corre desde la

revoluci6n cultural de 1968 hasta la actualidad. Porque los

efectos profundos de esta fundamental revoluci6n cultural

planetaria de 1968 seran tan fuertes que van a transforrnar ra-

dicalmente todas las forrnas y los modos de generacion y de re-producci6n de la pro pia cultura en todas las sociedades con-

46 . Lo que exp li c a, de sde nuestro punto de vista, e I hecho irnportante de que, a

pesar del t iempo y conforme pasan los a lios, se acrec iente cada vel mas e I interes

de los historiadores de todo e I mundo por obras como la de Marc Bloch 0 la de

Fernand Brandel, que conr inuan traduciendose a los rnds divcrsos id iornas, y que

siguen arraycndo y manteniendo la arencion de todo d gremio mundial de los

histor iadores, Lo que se i lust ra, por ejernplo, en el hecho de que existe desde haec

mas de diez al ios una "Asociac ion Marc Bloch" que cuenta con miernbros en rnds

de diez parses, y que csrd por lamar muy pronto una p:lgina en Internet. 0

tam bien, en el hecho de que la figura de Fernand Brandel ha suscirado en los

ul timos 15 alios var ies Coloquios Intcrnacionalcs, entre los cuales destacan las

cinco rcunioncs de las varias jornadas Braudelianas, celebradas en la c iudad de

Mexico, Mexico (Primeras jornadas Brnudelianas), Pads, Francia (Segundas

jornadas Braudclianas), Savona, Iralia (Tcrccras Jornadas Braudelianas),

Waassenar , Holanda (Cuarras jornadas Braudel ianas) y Binghamton, Estados

Unidos (Quintus [ornadas Braudelianas), Cfr. sobre la Asociac ion Marc Bloch, la

serie de la revisra C ah ir rs M a rc B lo ch , Paris, Ed. La Boutique de l 'Hisro ire, que

public65 mimeros entre 1993 y 1997, Y tarnhien las aetas publicadas de esas

jornadas Braudelianas: Primeras [ornadas Braudrlianas, Ed. lnstituro Mora,

Mexico, 1993, SrgllnrlltS [ornadas Braudrlianas, Ed. Insti tuto Mora , Mexico,

1 9 9 5, Me di te rr dn eo e c ap lt al ism o. [ o ur n er s B r a ud r li rn n rs I II , Ed. Societ~ Savoncse

di Sroria Parr ia, Savona, 1997 y "Braude! and the U.S. : Intrrlocutrurs mlllbl,s? 5thjournces Braudeliennes", en Rrvirw, vol. XXIV, nurn. I, 2001. Vease rambien

nuestro ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas, "Synchronisation et desynchro-

n isarlon des mouvements histor iques: un essai d'expl ica tion braudelienne de la

rupture historique de 1989" in S oc ia l S cie nc e In fo rm atio n/ In fo rm atio n s ur Irs

Scimces Socia les , vol. 35, num. 4, Paris, 1996, y cl libro Ensayos Braudel ianos, Ed.

Manuel Sudrez Editor, Rosario, 2000.

72 73

 

ternpordneas del orbe. Y al cambiar de rafz todas las configura- del oficio de historiador y de la practica historica que 1 0 acom-

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ciones culturales van a modificarse igualmente todas las estruc-

turas de los saberes y de las ciencias modernas, tanto naturales

como sociales, 1 0 mismo que el entero sistema de las artes y de

las humanidades hasta entonces vigente. Y con rodo esto, logi-

camente, va a modificarse tambien toda la disciplina 0 ciencia de

la historia, dan do fin a esa hegemonla francesa de la corriente de

los Annales, e inaugurando una nueva situacion para la historia y

la hisroriografla que se ha desplegado entonces durante los ulti-mos siete lustros recien vividos.

* * *

pafia. Pues lejos de haber sido una simple y recurrente rebel ion 0

movimiento estudiantil eflmero, 0 una reedici6n mas del eterno

conflicto generacional, 1968 se constituye como una verdadera

reuolucion cultural y hasta civilizatoria de los principales meca-

nismos y estructuras de la reproducci6n cultural de toda la mo-

dernidad actual, tal y como 1 0 han diagnosticado hace ya un

buen tiempo, autores como Fernand Braudel 0 Immanuel Wa-

llerstein".Enronces, despues de este "acontccirniento-ruptura' de 1968,

se ha creado una nueva e inedita situacion, en la que lejos de

constituirse una nueva hegemonia historiogrdfica planetaria, va

mas bien a desarrollarse un modo nuevo de articulaci6n y de

interrelacion entre las diversas historiograflas nacionales de todo

el mundo. Un modo nuevo que ya no reproduce el esquema de

un centro hegem6nico y de multiples sarclites que irniran 0

siguen, con mas 0menos independencia pero claramcnte a dicho

centro, sino que ahora se conforma como un esquema poli-

centrico mucho menos jerarquizado y mucho mas plural ydivcrsificado en cuanto a los espacios de generaci6n y de de-

sarrollo de las innovaciones historiograficas en curso. Un es-

quema 0 situacion multiccntrica radical mente diferente a las

etapas antcriores de esra hlstoriografla del siglo veinte, que im-

plica que ya no cxistc una sola historiografla dorninante en el

mundo, sino mas bien toda una serie de po los fuer tes de esa

Despues de 1968 se cierra entonces el capitulo de la hegemo-

nf a historiografica francesa, y la corriente francesa de los Annales

entra en una regresi6n importante, abandonando los campos de

la historia econornica y social. para sumergirse en la confesa-

mente ambigua y muy limitada "historia de las mcnralidades". Y

aunque durante un breve lapso, esa historia de las mcnralidadcsse convertira en una eflmera moda historiogrdfica que alcanzard

cierto exito y difusi6n fuera de Francia y de Europa. rdpidamcnrc

cornenzard tam bien a ser criticada y supcrada por la inmensa

mayorfa de los historiadores serios y crfticos de todo c 1 rnundo,

para dejar de ser practicada en la misma Francia ya desde finales

de los ail os ochenta y claramente durante los afios novcnta del

siglo XX cronol6gico.

Adcmds, es precisamente esta fecha de 1968 la que va gestar de

manera directa la situacion que hoy domina el paisaje historic-

grafico actual. Porquc es durante los ultimos sictc lustros que va

a conformarse el rostro que hoy. en 2004, presentan esos mismos

estudios historicos mundiales. Ya que 1968 es cfectivamcnrc una

fractura definitiva en todas las formas de la reproduction cultural

de fa v id a moderna , y con clio una transformaci6n de largo al-

cance tarnbien de 1 0 que es y debe ser todo el universo complejo

47. Sobre la profunda signif icac lon de esra rcvoluci6n cultura l de 1968, cf r.

Immanue l Waller stcin, "1968 : Tesis e Inre rroganres", en Estudios Socioldgicos,

mim. 20, Mexico, 1989, Fernand Braude], "Renacirnienro, Reforrna, 1968:

revoluciones culru rale s de la rge duraci6n" en La [ornada Semanal, num. 226,

Mexico, ocrubre de 1993, Francois Dosse, "Mai 68: les effets de I'hisroire sur

l 'Histoirc" en Cahirrsdr I1H!P, num, I I, Par is , 1989, y Carlos Antonio Aguirre

Rojas, "1968: la gran ruprura" en La [ornadn Semanal, nurn. 225, Mexico,

oc rubre de 1993 y "Repensando los movirnientos de 1968", en ell ibro Corrientes,

Temas y Alllom dr fa Hisforiografia de l siglo XX , antes citado,

74 75

 

misma historiografla mundial, junto a varios polos emergente s. Y como a la nueva historia social y conceptual alemanas y a la his-

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todo ello dentro de un contexto general en el que las mas impor-

tantes obras de historia de esta epoca, 0 los nuevos paradigmas

metodologicos de nuestra disciplina, 0 los nuevos campos, tee-

nicas, rnetodos, conceptos 0 teorfas de la historia se descubren,

inventan, generan y reproducen un poco a todo 1 0 largo y ancho

del vasto espacio de esa misma historiografla mundial actual.

As! , en estos comienzos cronologicos del siglo XXI, no existe ya

una sola historiografla hegernonica, y dentro de ese panorama delos estudios historicos mas conrernporaneos, resulta ser tan

importante la creativa e innovadora tendencia de la microstoria

italiana -con sus diversas variantes en el campo de la historia

cultural desarrollada por Carlo Ginzburg, 0 en sus vertientes

como historia social, dernogrdfica, econornica 0 de la familia

promovidas por Edoardo Grendi 0 por Giovanni Levi-, como el

proyecto esbozado de una cuarta generacion de la corriente de los

Annales, junto a los varios desarrollos de las tres subramas 0 llneas

que comprende la historiograffa socialista brirdnica -nucleadas en

torno a las tres revistas que son Past and Pr es en t,New Lef t Re vi ew yHis tory Workshop-, 0 a los trabajos de Immanuel Wallerstein y

mas en general en torno a la perspectiva del "world-system ana-

lysis", por mencionar solamente los cuatro "poles fuertes" de la

historiografla mundial antes evocados.

Pero igualmente irnportanrcs son ahora, dentro del mapa

general de la historiografla planetaria, los proyectos de varies

posibles "poles ernergentes" de esra misma historiografla, que si

bien no tienen aun una presencia tan difundida y tan fuerre

como los polos fuertes antes mencionados, sCparecen contener

una riqueza potencial y una dimension de validez mas generalque, en el futuro, podr ia llegar a convertirlos, posiblemente, en

los eventuales sucesores de esos actuales polos fuertes de los

estudios historicos actuales. Polos emergenres 0 potenciales de la

historiograffa mundial que incluyen tanto a la antropologCa

historica rusa y a los Ilamados "estudios subalternos" hindiies

toria regionallatinoamericana48• Y todo esto, en un contexto mas

global en donde estan tambien presentes proyectos como el de

la psicohistoria anglosajona, la historia institucional portugue-

sa, la nueva historiograffa china, etc., etc.

De modo que a partir de 1968 se acaba el regimen que tuvo

vigen cia entre 1870 y 1968 aproximadamente, de conforrnacion

con una cierta hegemon!a historiogdfica dentro de un deterrni-

nado espacio cultural 0 nacional, para crearse esta nueva y mu-

cho mas igualitaria modalidad de funcionamiento de la historio-

graHa, a cuyo despliegue asistimos dentro de la situacion actual.

Y dado que hoy nadie es ya exclusivamente hcgernonico dentro

de la historiograffa contempodnea, eso nos convoca a todos por

igual a participar en la construcci6n y afirrnacion de las distintas

formas y figuras de la innovacion historiogrdfica. Lo que, ade-

mas, se ve facilitado por el hecho de que este policentrismo den-

tro de la historiograHa parcce, sin duda, estar acompafiado y

apoyado en un mucho mas vasto e igualmente irnportante

proceso de policentrismo que se dada tarnbien dcntro de todo elambito de la innovacion cultural en general. Uno de cuyos rene-

jos indirectos actuales es la fuerza que ha ganado en los ultimos

tiempos todo el discurso y todas las discusiones en torno al Ila-

mado multiculturalismo, en todas sus expresiones posiblcs.

Por 1 0 dernds, este policenrrisrno historiogdfico y tarnbicn

cultural, parece ser solo la proycccion, dentro del ambito de los

espacios de la cultura contcmpordnen, de un proceso todavla mas

amplio y general, que parcce remitirnos a otra mas de las

significaciones profundas de esc corte sirnbolico represcnrado por

los afios de 1968 y 1972-73. Porque despues de 1968-1973, sc

48. Sobre esta histor iograf la la tinoa rner icana reciente , ef r. nuestro ens:lYo,

Carlos Antonio Aguirre Rojas, "M~rier d'Hisrorien en Amerique Larine.

Ass imilar ion er rerenti ssernent d 'un texte majeur" en C a bi en M a rc B lo ch , mirn , 5 ,Paris, 1997.

7677

 

acabo tambien casi t od o t ip o d e c en tr al id ad e xc lu si va y dominante mientos sociales de contestacion antisisternica.

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en e l seno de las sociedades contemporaneas actuales. Y se acabo

de una manera global, que puso en crisis tambien a muchas de

las estructuras y las formas de funcionar de la economfa, la polf-

t ica, y la sociedad de las ul timas tres decades.

Pues no es por casualidad que si antes de 1968 era una suerre de

consenso incuestionado la idea de que el sujeto social revolucio-

nario por excelencia era la clase obrera, despues de 1968, en cam-

bio, florezcan ampliamente los debates acerca del rol de los nuevosmovimientos sociales y de los nuevos sujetos y actores sociales, que

hoy para nada aceptarfan el papel de simples "aliados subor-

dinados" de esa clase obrera, y que incluso reclaman muchas veces

un protagonismo y un papel de vanguardia que hubiese sido

inimaginable antes de esa ruptura radical de 1968. Y si hace to-

davfa cuarenta afios, rodo el mundo pensaba que era esa clase

obrera la que "iba al parafso", ahora rodos los nuevos movimientos

antisisternicos 1 0 que discuten es como organizar de una rnancra

unificada y coherente el vastfsimo abanico de grupos, sujetos y

movimientos que se orientan clararncnte en un senti do antica-pitalista y revolucionario del orden actual.

Ya que tarnbien es claro que antes de 1968 las demandas de

tipo econornico 0 politico eran predominantes para la organi-

zacion de las protesras y las luchas diversas enarboladas por los

movimientos sociales contestatarios, mientras que ahora esas

demandas se han diversificado enormemente, para abarcar

tarnbien cuestiones de genero, de la ecologfa, de la discrimin-

acion etnica y racial, de la paz y de la guerra, de la situacion

estudiantil y de la educacion, 1 0 mismo que de la diversidad

sexual0

cultural, de los derechos humanos, de los problemasurbanos 0 territoriales 0 de las cuestiones de la autonornfa y

del autogobierno, entre much as otras. Pues hoy todos los

niveles de la vida social y de las relaciones humanas han sido

revisados y criticados, y todos se han politizado para convertir-

se en demandas y exigencias de los mas diferentes movi-

Tambierr antes de 1968 sabfamos que habfa una economfa que

era dominante en el seno de la economfa occidental y en parte

mundial, que era la economfa norteamericana, pero despues de

la crucial crisis econornica mundial de 1972-73 y de la derrota

de Esrados Unidos en Vietnam, dicha dorninacion norteame-

ricana ha comenzado a decl inar, lcnra pero irrefrenablemente,

para pasar tambien en este ambito a una nueva situacion mas

policenrrica de feroz cornpetcncia entre Japan, Europa occidentaly Estados Unidos, por los mercados de todo cl mundo y por cl

dominio geopolftico mundial. Lo que, despucs del 11 de

sepriembre de 200 1, sc ha exaccrbado de una mancra drarndtica

y evidente para todos.

Parecerfamos entonces, a partir de todos estos elementos

setialados, cstar entrando a una situacion policentrica en todos los

dmbitos. Lo que Immanuel Wallerstein ha caracterizado como

una situacion de crisis terminal del actual sistema hisrorico

capitalista, como una clara situacion de "bifurcacion historica?"

que la humanidad cntera cstarfa ahora atravcsando y que scrfa laanresala de un cambio social e hisrorico tan monumental que

esrarla provocando por 1 0 tanto la forrnacion de multiples nueuos

patrones de [uncionamiento, que cvidentcrncnre no se darfan solo

en ln historiograffa, y ni siquicra cxclusivarnenrc en to d o e l

cspacio de la cultura, sino en e I del funcionamiento social en su

totalidad,

Situacion de bifurcacion hisrorica 0 de fin historico global del

actual capiralismo rnundial, que sed cntonccs e I contexte general

en cI que habrdn de desarrollarse en e I inrncdiato futuro los

estudios hisroricos contcrnpor.incos. Y ello a partir de lashcrcncias todavla vigentes del rnarxisrno original y de las Ifneas

4 9. S ob re e sr e p un to c fr . I mm an ue l W a lle rste in , D fs P li tS d el l ibrralismo, Ed .

S iglo X XI , M exico , 1 99 6 y tambien C arlo s A nto nio A gu ir re R oja s, Immanuel

Wal/muin. Crlticadel s l st ema-mundo cap it a li s ta , antes referido,

78 79

 

del marxismo genuinamente crltico, de los aportes de la primera 3

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y de la segunda generaciones de la corriente frances a de los

Annales, en la confronracion radical y todavfa necesaria en

contra de la limitada y empobrecida historia positivista, pero

tambien a partir de los descubrimientos e invenciones cientfficas

intelectuales que, ahora mismo, y en todos los rincones de

nuestro cada vez mas pequefio planeta, estan desarrollando y

gestando los mas serios, creativos y audaces historiadores criticos

que, por verdadera vocaci6n y de una manera cornpletamentelibre y desinteresada, han decidido consagrar parte de sus coti-

dianos esfuerzos a l cultivo y al enriquecimiento de esa inmensa y

cada vez mas compleja casa gobernada por la Musa CHo.

LOS APORTES DEL MARXISMO A LA HISTORIOGRAFfA

CRfTICA DEL SIGLO XX

"Por primera vez se er igfa la historia sobre su verdadera base; cI

hecho palpable, pero rotalmente desapercibido hasta entonces, de queel hombre necesita en primer terrnino comer, beber, tener un techo y

vestirse, y por 1 0 tanto, rrabajar ..."

F R IE D RI CH EN GELS , "Karl Marx", 1877

Mas alld de los reiterados discursos, siempre renovados y

siempre falsos, sobre la muerte del marxismo, 0 sobre la crisis del

pensamiento crfrico, 0 en torno al fin del socialismo y de las

utopias, que han vuelto a ser relanzados con cicrta fuerza dcspuesde la cafda del Muro del Berlin en 1989, sigue sicndo un hecho

incontestable la neccsaria y cad a vez mas urgente presencia,

actualizacion y desarrollo de perspect ivas cr lt icas , en cl plano de la

teorfa y de los diversos anal isis sobre las socicdadcs contcrn-

pordneas de todo e I mundo, que scan capaces de abrir carninos y

de proponer salidas alternatiuas a cstc mundo capitalism que

continua aun desarrollandosc, y que cada dla que pasa se

presenta mas y mas evidentcmcntc como un mundo cxplorador,

opresivo, injusto y discriminador en una cscala cada vez mas

insoporrable e intolerable para toda la genre,Adernds, y al rcvisar eI paisaje general de las cicncias sociales

mas conternpordneas, siempre resulta claro que, mas alia de csras

repetidas declaraciones sobre d fin del marxismo -que ha sido

enterrado decenas de veces para reaparecer y rcsucitar con mas

fuerza otras tantas ocasiones-, dicho paisaje sc cncucntra

80 81

 

totalrnente influenciado, en 1 0 que se refiere a estas manifesta- Porque cuando rechazamos tambien abiertamente volver a

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novadoras y de vanguardia en todos los campos de este analisis

multiple de 1 0 social, por dicha herencia e impronta del marxis-

mo original, y despues de las diversas tradiciones de los multiples

marxismos del siglo XX50•

Algo que siendo evidente en todas las ciencias sociales actuales,

se halla igualmente presente dentro del campo de la historiogra-

ffa contemporanea, es decir de la historiograffa que, en sus muydiversas modalidades, se practica hoy en df a a 1 0 largo y ancho de

todo el planeta. Porque cuando intentamos, de una manera

consciente, l levar a cabo un analisis historico que sea realmente

cientljico y verdaderamente e x pl ic at iu o y c ompr eh e ns iv o de las rea-

lidades que investigamos, nos vemos entonces obligados a ins-

cribirnos dentro del horizonte global del pensamiento crfrico

actual, y con ello denrro de una lfnea de filiacion intelectual que

es simplemente incomprensible sin esa rafz fundadora y es-

tructurante que es la perspectiva crft ica del marxismo original.

hacer la historia aburrida, complaciente, cornoda y esteril que

todavfa hoy practican los historiadores positivistas de todo el

planeta, entonces se nos impone de inmediato la necesidad de

intentar construir y elaborar una historia nueva y diferente, que

sed tambien sin duda una historiografla crltica. Una historia

genuinamente crltica, que, en consecuencia, nos remite direc-

tamente a esos fundamentos mismos de la historia conternpordnea

que antes hemos referido, fundamentos que como hablamosestablecido antes, se ubican claramente en esas versiones primeras

del marxismo original, las cuales al romper con los discursos

historiogdficos que fueron dominantes durante los tres primeros

siglos de la historia de la modernidad c a pi ra li sr a s en ra ro n las

bases de toda h is to ri a c rf ri ca posible en la acrual idad.

Ya que la historia crfrica no es un proyecto reciente, ni una

preocupacion que h ay a a p ar cc id o solo en los iilrirnos tiempos,

sino que es, en las mo da li da de s e sp ec ifi ca s q ue h oy p re se nt a, un

proyecto que p rd cti ca rn cn rc a co rn pa fi a, desde su propio naci-

miento, a los discursos y las formas de hacer historia que hoy

podemos Hamar cstrictamcnte contempordneas. Forrnas que

habiendo comenzado su desarrollo singular, como ya hemos

apunrado, desdc la segunda rnitad del siglo XIX cronologico, se

han dcsarrollado y complejizado de diferentes rnaneras, para

manrenersc hasta eI dla de hoy como las espectficas formas

vigentes de ha cc r h is to r ia en la actualidad.

Pues cuando remontamos hacia atras eI hilo del tiempo, a la

busqucda de los origcnes historicos de los tipos de historia que hoy

son todavla vigentes en eI mundo entero, resulta claro que dichos

odgenes sc encucnrran en csa segunda rnitad del siglo XIX cro-

nologico. Ya que es en esras ultimas dccadas de ese siglo XIX

cuando se afirrna, como ya 1 0 hcmos scfialado, por un lado eI

modclo de la historia positivism que antes rncncionamos, y que

intenra "copiar" la "exactirud" de las ciencias naturales, promo-

viendo una historia puramente descripriva, facrica, ernpirisra,

50. Una corriente que ha subrayado con especial cnfasis esta dimension del

marxisrno como hor izonte general del pensarnienro crfrico conrernpordneo,

t ra tando de apl icar lo adernds de una rnanera muy creativa y muy rad ical . ha sido

la importan te Escuela de Frankfurt . De ahf la extraordinaria actualidad y vigmcil1

de muchos de sus planteamienros princ ipales . AI respecto. y por rnencionar solo

algunos de los texros mas importanres, cfr . Theodor Adorno. Minima Moralia,

Ed. Taurus. Madrid. 1987. y Dia lec ti cn negat iua , Ed. Taurus. Madrid. 1975.

Tarnbien eI texto de Theodor Adorno y Max Horkheirner, Dialectica del

iluminismo, Ed. Sudarnericana, Buenos Aires. 1969. y de Max Horkheirner,

Critica de fa razdn instrumental, Ed. Sur. Buenos Aires. 1969 . Teoria crltica, Ed.

Arnor ror tu , Buenos Aires. 1974. Historia, M(faflsiea y esceptisimo, Ed. Alianza

editorial, Madrid. 1982. Ocaso, Ed. Anthropos, Barcelona. 1986. y T(orla

traditional y teoria crltica, Ed. Paidos, Barcelona. 2000. Finalrnen te , tam bien los

brillantes trabajos de Walter Benjamin. EI eonupto d( crltica de arte en el

Romanticismo alemdn, Ed. Peninsula, Barcelona. 1988, EI origen de! drama

barroco alemdn, Ed. Taurus. Madrid. 1990, La dialletiea en suspmso. Fragmentos

sobre la historia, Ed. LOM-Universidad Arcis, Santiago de Chile, 1996 e

Iluminaciones, vols. I. II, I II , IV, Ed. Taurus, Madrid. 1998.

82 83

 

especializada y reducida a "narrar los hechos tal y como han lftico, y en 1 0 cultural, para intentar edificar sociedades no ca-

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acontecido", mientras que del otro lado se va configurando y di-

fundiendo, tam bien progresivamente, la primera versi6n de la

historia crltica contempordnea, que es justamente la historia que se

encuentra incluida dentro del complejo y mas vasto proyecto

crftico de Karl Marx.

Asl, es claro que ha sido Marx el que ha sentado los funda-

mentos de la historia crltica, tal y como ahora es posible con-

cebirla, y tal y como ella se ha ido desarrollando a 1 0 largo de losultimos ciento cincuenta afios, Ya que no existe duda respecto al

hecho de que, despues de Marx y apoyandose en mayor 0menor

medida en el tipo de historia crftica y cientffica que el ha

promovido y establecido, se han ido afirmando, a 1 0 largo de

todo el siglo XX y hasta hoy, distintas corrientes, auto res y tra-

bajos que, reclarnandose abiertamente "marxistas", han

alimentado de manera considerable el acervo de los progresos y

de los desarrollos de toda la historiograffa del siglo XX . Y en-

tonces, 1 0 mismo los auto res de la Escuela de Frankfurt que los

del llarnado austromarxismo, y hasta los autores de la actualhistoria socialista britanica 0 de la historiograffa crltica neo-

marxista del "world-system analysis" (del anal isis de los sistemas-

rnundo), y pasando por los trabajos hist6ricos de las escuelas

marxistas polaca, 0 alemana, 0 italiana, 0 latinoarnericana, entre

muchas otras, son todas distintas manifestaciones y proyectos

intelectuales que es necesario inscribir, como ya 1 0 hablarnos

anotado antes, dentro de esa vasta presencia global y dentro de

esa herencia todavfa viva y poderosa, de esa primera version de la

historiografla crftica, que ha sido la historia defendida y propues-

ta por el propio Marx.

Y si bien la cafda del Muro de Berlin en 1989 ha significado sin

duda la muerte de todos esos proyectos de construir mundos

"socialistas" dentro de sociedades esencialmente escasas-esdecir, de sociedades que carecfan de las condiciones y del grade

de desarrollo necesarios, en 10econ6mico, en 10 social, en 10 po-

pitalistas-, tambien es claro que eso no significa, para nada, el

fin del discurso crftico y de la historiograffa tambien crftica

marxista, que encuentran en cambio su fundamento, no en

esas sociedades del socialismo realrnente existente que hoy

estan en proceso de cambios profundos, sino en las contra-

dicciones esenciales mismas del capitalismo, hoy mas vivas y

apremiantes que nunca, as! como en la necesidad todavfa vi-

gente y urgente de la necesaria superaci6n hist6rica de esemismo capitalismo".

Puesto que si es claro que en donde hay exploracion habra

lucha en contra de esa misma explotaci6n y donde hay opre-

si6n habra siempre resistencia, y si es una experiencia reiterada

de la historia que la injusticia y la discriminaci6n sociales

engendran tarnbien ineludiblemente la rebeldia y la subleva-

ci6n contra dicha discriminaci6n e injust icia, cntonces tarnbicn

es evidente que rnientras exista capiralisrno habra un pmsa-

miento crltico, destin ad o a ex plica r su naturaleza destructiva y

desp6tica, y a orienrar la reflexi6n que ilumine la lucha contraesc capitalismo y la busqueda de las vias concreras de su supera-

ci6n real. Por eso, y en contra de las visiones sirnplistas y siem-

pre aprcsuradas de cicrros periodisras y de ciertos politologos

actuales, el pensamiento crltico sigue mds vigmte que nunca,

junto a I a necesidad y posibilidad de una hisroria igualmcnre

crftica.

(Cuales son, cntonccs, las lecciones rodavla vigentes para una

historia min crltica, derivadas de su versi6n marxism fundadora y

51. Sobre esta natura leza espec lfica del fundamenro de l discur so de Marx. cf r.

el l ibro de Bolivar Echeverrla, EI discurso crltico d~Marx. Ed. Era. Mexico. 1986 y

rarnbien D~finicion d~ la eultura, Ed. ltaca.UNAM. Mexico. 2001. Sobre la

vigencia del rnarxisrno en el pensamienro actual. cfr. nuestro libro, Carlos

Antonio Aguirre Rojas. Para comprrnder~Imundo actual Unagramdtica d~ larga

duracidn, Ed. Centro Juan Marinello. La Habana, 2003.

84 85

 

originaria? La primera de ellas, en nuestra opinion, se refiere al

estatuto mismo de la hisroria, es decir, a la necesidad de concebir

nes postmodernas, que quieren reducir la historia a la condi-

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que toda la actividad que desarrollamos, y todos los resultados

que vamos concretando, estan claramente encaminados hacia la

consolidaci6n de un proyecto de construcci6n de una c ienc ia de

fa h istoria . Una ciencia de la historia que, de acuerdo con la

noci6n del mismo Marx, deberia abarcar absolutamente todos los

territorios que hoy estan ocupados por las llamadas "ciencias

sociales", y que en la medida en que hacen referencia a los dis-tintos aspectos, actividades, manifestaciones 0 relaciones sociales

construidas por los hombres, en el pasado 0 en el presente, se

engloban igualmente dentro de esa "historia de los hombres"

cuyo estudio corresponde justamente a dicha ciencia hist6rica.

Ciencia de la historia que entonces, y concebida en esta vasta

dimension, es para Marx una historia necesariamente global, una

historia que posee la amplitud misma de 10 s ocial-humane en el

tiempo, considerado en todas sus expresiones y manifestaciones

posibles".

Estatuto cientifico de nuestra disciplina, concebida en esta

vasta y englobante definicion, que se haec necesario rcitcrar

ahora de nueva cuenta, tanto frenre a las minoritarias posicio-

discursivo, como tambien frente a las posiciones que preten-

diendo "defender" una fantasmal "identidad" dura de la

historia, distinta de las "identidades" de la sociologla, la antro-

pologfa, la econornfa, la psicologfa, etc. , terrninan reduciendola

tambien al simple trabajo del coleccionista de antiguedades y

del anticuario, del arnante de las "cos as del pasado", erudito y

positivista,Pero si, como Marc Bloch ha repetido, la historia es la ciencia

que cstudia "la obra de los hombres en el tiernpo", s610 puede

hacerlo dentro de esta declarada vocaci6n de constituirse en un

dctcrrninado y claro proyecto cientlfico. Y por 10 tanto, asu-

miendo todo 10 que este concepto de "ciencia" implica. Porque

una simple descripci6n 0 relato no es todavia ciencia, como no

10 es tam poco cualquier tipo de discurso, 0 cualquier actividad

de mcra recolecci6n y clasificaci6n de documentos, de datos y.

de fechas. En carnbio, la idea de ciencia conlleva ncccsariamcn-

tc la de la cxistcncia de todo un aparato carcgorial y conceptualcspcclfico, organizado de una deterrninada mancra, a traves de

modclos y de tcorfas de orden general, y que busca y rccolccra

dichos hechos y acontccimicnros historicos, para cnsarnblarlos

e inscrtarlos dentro de cxplicacioncs cientlficas cornprchcnsi-

vas, y dcntro de modclos de distinto orden de gcncralidad, que

definen tcndcncias de comportarnicnro de los procesos socialcs,

y regularidades de las llncas cvolutivas de las socicdadcs, a la

vez que doran de scntido y de significaci6n esos mismos succ-

sos y fen6menos hist6ricos particulares.

Noci6n fucrrc de la historia como vcrdadcra cicncia, que im-

plica cntonces que la historia, como cualquicr ciencia, se haya

ido configurando a partir de diferentes y complejas tradiciones

inrclcctualcs, csrando: atravesada por debates te6ricos, cpistc-

mol6gicos y metodol6gicos, y apcyada en un amplio conjunto

de tcorfas, de paradigrnas, de modelos te6ricos y de arrnazones

52. Marx sera muy enfdrlco en afirmar que no c ono c e mas que "una sola cien-

cia" y que esa c ienc ia unica es la c iencia de la h isroria. Cfr. su libro La Idro l og l a

Alemana, Ed. Pueblos Unidos, Buenos Aires, 1973. De ahf, e I irnportantlsimo

papel que ocupa en su formaci6n el esrudio de la historia y de las obras de los

historiadores, que hemos trarado de desarrollar en nuestro ensayo, Carlos

Antonio Aguirre Rojas, "EI problema de la historic en la concepcion de marx y

Engels" en R e ui st a M e xi ca na d e S oc io lo gt a, vol. 45, num. 3, 1983. Y no es por

casualidad que, por ejemplo Marc Bloch, coincide en este punto con Marx, al

definir la historia como "la ciencia que esrudia la obra de los hombres en el

r iernpo", en su celebre l ibro Apol og Ia p a ra fa Historia 0 e l O fl ci o d ( H i st or ia d or ,

Ed. Fondo de Cultura Econ6mica , Mexico, 1996. Sobre estas coinc idenc ia s,

puede verse tambien nuestro ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas, "Entre

Marx y Braudel: hacer la historia , saber la historian en la revista C ua de rn os P o-

liticos, mim, 48, Mexico, 1986 .

8 6 87

 

conceptuales diversas". Lo que desmiente entonces la repetida

Frase de que "el buen historiador se hace en los archivos". Porque

ni a discurso, ni tampoco a la practica del erudito en los archi-

vos, entonces la investigaci6n hist6rica misma deberfa tarnbien

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nunca sera dentro de los archivos en donde el historiador se

pondra al tanto de esas tradiciones, debates y teorfas que

conforman el verdadero edificio de su ciencia. Y del mismo modo

que el fisico va allaboratorio, 0 el biologo a la practica de campo,

solo despues de haber aprendido 1 0 que es, 1 0 que investiga, 1 0 que

quiere comprender y resolver la ffsica 0 la biologfa, asf el buen

historiador solo va al archivo d e s p u e : de que ha asimilado 1 0 que esy 1 0 que debe ser la historia, y tras haber definido con claridad una

problernatica historiografica determinada, desde y con las teorfas,

la metodologfa y los conceptos y categodas de su propio oficio.

Y tambien es claro que, aunque la historia incluye sin duda una

cierta dimensi6n artfstica y otra dimensi6n narrativo-discursiva,

dimensiones que cuando son conocidas y bien manejadas

enriquecen enormemente el trabajo y los resultados del histo-

riador, sin embargo la historia no se reduce a ninguna de esas dos

dimensiones, que si bien estdn siempre presentes, no son nunca

el elemento 0mornento determinante de la disci piina 0ciencia de

la historia en su conjunto", Y si la historia no se reduce ni a artc,

ajusrarse a su condici6n de verdadera ciencia, rernontdndose

mas alia de la mera busqueda y del establecirniento de cro-

nologfas y de series de datos, y superando su condici6n de

simple cr6nica de fechas, lugares y sucesos, que es a 1 0 que la han

reducido sisterndticamente esas visiones de la historia positivista

que rodavfa hace falta criticar y superar.

Una segunda lecci6n importance de esta historia cientffica

promovida por Marx, y que sigue manteniendo toda su

vigencia hasta e I dfa de hoy, es la de concebir la historia, en

todas sus dimensiones, terndticas y problemas abordados, como

una historia profundamente social. Es decir, que adcrnds de

estudiar a los individuos, a los grandes personajes de todo tipo

y a las elites y clascs dominantcs, la hisroria debe invcstigar

tambien a los grandes grupos sociales, a las masas populares, a

las c1ases sociales mayorirarias y a todo el conjunto de los pro-

tagonisras hasta haec muy poco "anonimos", proragonistas y

clascs y grupos que sin embargo son las vcrdaderas [uerzas

sociales, los vcrdadcros actores co lec tivos, que haccn y construyen

la mayor parte del cntrarnado de 1 0 que const ituye precisa-

mente la hisroria".

53. Y vale la pena insisrir en cl hecho de que una de las tarcas csencialcs de la

rama de la historia que es la h is to r ia d f In blstoriografla, es prec is:unente la de

estudiar, anal izar y reconstrui r esas multiples rradiciones intelecrualcs, junto a

esos debates, teorfas, conceptos, parad igmas y modelos utilizados por los distinros

historiadores en el e jerc icio cot id iano de Sll oficio. Taren que frecuentcmentc

olvidan quienes solo conciben a esta hisroriografla como simple recuenro de

aurores y de obras, Sobre este punto cfr. Massimo Masrrogregor i, "II prob lerni

della storia della storiografia", en R i ui st a d i s to r ia d e ll a s to r lo g ra fi a mod ema , afio 8,

num, 2 -3, 1987, "Storiografia e rradizione storica" en Passaro f Presente, afio 12,

nurn. 32. 1994, "S ro r iog r af ia , A .D. 2062" en Br/firgor, afio 54, mlm. 323, 1999 Y

"Libera tion f rom the Past" , en T / J rE uropean Lrgary, vol. 6, ruim. l , 200 I.

54. Sobre esra dimension narratiua del rraba]o del hisroriador vale la pen a

rev isar el rrabajo de Paul Riceeur, Tiempo y narracidn, 3 tomes, Ed. Siglo XXI,

Mexico, 1995-1996. Sin embargo, es clare que estarnos en contra de las

derivaciones e interpreraciones posmodernas de este libro, y mas en general de la

exagerac ion desmesurada y de la hiposratizacion de esa dimension nar rat ive del

t ra ba jo h is ro ri co l le v ad a :t cabo por esas r n ismas posturas del posmodcrn ismo en

historic. Para una crftica muy a[juda de estos puntos de vista posmodernos, cf r. la

obra de Carlo Ginzburg, por ejernplo Tentativas, Ed. Unlversidad Michoacana,

Morella, 2003, II microhlstdria t outros ensalos, Ed. Difel, Lisboa, 1989, Ningllna

Isla es u na Isla, Ed. Uni ve rs id ad [ ud re z Au ro nom a de Tabasco, V i ll ah ermosa, 2003

y R a pp or ri t li J o rz a. S to rl a, r et or lc a tprao«, Ed. Fe lr rine ll i, Mi la n, 2000. Vease

ta rub ien d en sa yo de Immanuel \Vlllerstein, "La cscrirura de l a h i st o ri a " en larevista Contrabistorias, num. 2, Mexico, 2004.

55. Vale la pen a insistir en d hecho de que prdcticarncnre todas las corrienres

hisroricgraficas imporrantcs ad siglo XX cronologico, con la unica excepcion del

anacronico posirivisrno y de su varianre hisroricisra, podrlan muy bien scr

clasificadas como diversas verticntcs 0 caminos de exploracion de este vasto

8889

 

Ya que es justamente a Marx, a quien debemos la incorporacion

sistemdtica de las clases populares como verdaderos protagonistas

los gran des rnovimientos sociales, las expresiones de la lucha de

clases 0 los gran des intereses econornicos colectivos, 1 0 mismo

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de la historia, a l habernos ilustrado como han sido los esclavos y

las comunidades arcaicas, 1 0 mismo que los siervos, los obreros,

los campesinos y los grupos sociales explotados y sometidos, los

que en gran medida "han hecho la historia", Clases sociales

sometidas, que involucradas dentro de un conflicto social 0 lucha

de clases que atraviesa una gran parte de la historia humana, -y

en particular, aquella que ha comenzado tras los multiples pro-

cesos de disolucion de las muy diversas y variadas formas de la

comunidad, que esran en el punto de partida de todas las so-

ciedades humanas's=-, han ido tejiendo con su trabajo cotidiano

y con su acrividad social permanente, pero rambien con sus

luchas y con sus acciones de resistencia y de rransforrnacion, el

especffico tejido de 1 0 que en terrninos concretos ha sido y es

justamente la historia humana.

Yes claro que no hay historia ciendfica 0 crftica posible, que no

tome en cuenta, por ejemplo, las formas de la cultura popular, 0

que a las gran des corrientes de las creencias colectivas 0 a los

diversos contextos y condicionamientos sociales generales de

cualquier proceso, fenorneno 0 hecho historico analizado.

Lo que no implica, ni mucho menos, que dejemos de estudiar

a los individuos, a los grandes personajes, 0 a las elites, pero sf en

cambio modifica de rafz el enfoque tradicional desde el cual han

sido, y son atin a veces abordados, estos grupos 0 clases

minoritarias y estos individuos. Porque todo individuo es fruto

de sus condiciones sociales, y son estas ultirnas las que detcrmi-

nan siempre los llmites generales de sus accioncs diversas. Y si

bien su propia accion es un vector que puede influir en el

cambio de cstas mismas circunstancias, 1 0 es solo dentro de los

mdrgenes que fijan las tendencies, una vez mas socialcs, de la

evolucion espedfica que vive esa sociedad determinada en esa

epoca 0momenta tarnbien particular".

Con 1 0 cual, I a historia crftica es social en un doble senti do:

en primer lugar en tanto que, para I a cxplicacion de cualquier

hecho 0 fcnorncno historico, ticnc que involucrar y hacer in-

tervenir a los grandes acto res colcctivos que antes eran omi-

tidos c ignorados, y que son siempre cl cnrorno inmediato

obligado, tanto de la forrnacion como de las acciones de cual-

quier personaje individual. Y en segundo lugar, en cI scntido en

que rarnbicn cualquier suceso 0 situacion hisrorica, se de-

senvuclve dcntro de un determinado y multiple contexte social

u ni ve rs o d e l a h is to ria social. H is ro ri a s oc ia l q ue s c h a p lu ra li za do y divcrsificado

ta nto e n lo s u ltim os c ie n afios, que e l t erm ino m is mo ha re rrn in ado p or pc rdc r un

sentido mfnimamente p re ci so . C on 10 c ua l, e l p ro bl em a n o e st d en saber que tal

c or rie nr e p rom ue ve 0 d efie nd e la h is ro ria s oc ia l -1 0 q ue h ac cn 10 m ism o lo s

An na le s , q u e l a h is ro ri og r af la s o ci al is ta britdnica, q ue l a m i cr oh is to r ia i ta li an a , 0 casi

c ua lq uie r h is to rio gra fla s er ia d el p la ne ta -, s in o e n s ab er como concibe c a da a u to r 0

corrienre 0 tendencia dicho rerm ino de esa histarla social. A rftulo de m ero s

e je mp lo s d e e sta p ro ble rn dric a, e fr . R ap ah el S am ue l, ( Ed ito r) Hi st ori n popul ar yt e or ia soc ia l ism , E d. C ritica , B arc elo na, 1984, L uc ien F ebv rc , Combates po r la

historia, E d. A rie l, B arc elo na , E du ard o G re nd i, " Mic ro an alis i c s ro ria s oc ia le " e n

Qua tkm i Storici, num . 35, 1975 Y to do el m im ero especial de la rcvista Historia

Social, n um . 1 0, V a le nc ia , 1 99 1, r ir ul ad o " Do s d ec ad as d e h is to ri a s oc ia l" .

56. So bre e ste pro blem a efr. el te xro de K arl M arx , Formns qu e prccrdcn a la

produc c idn cap it a li s ta , E d. P as ad o y P re se nte , M ex ic o, 1 97 6 y £1 poruenir de fa

c om un a r ur al r os a, Ed . P a sa do y P re se nt e, M e xi co , 1 98 0. T am bi en C ar lo s A nt on io

A g ui rr e R o ja s, "La com una rural de tipo germ dnico" en Boletln de Antropologla

Americana, n um . 1 7, M ex ic o, 1 98 8.

5 7. L o q ue n os r cr nite a l c o mp le jo p ro ble ma d e la b io gr af la h is to ric a y d e l p a pc l

d e lo s in div id uo s d en tr o d e la h is to ria . S ob re e ste p ro ble ma , c fr. J or ge P le ja no v,E l p ape l fir! in diu id uo e n fa bistoria, E d. R oc a, M ex ic o, 1 97 8, M ax im ilie n R ub el,

K ar l M a rx . E ns ay o r ic b io gr afla i nt el rc tu al , E d. P aido s, B ueno s A ire s, 19 70, y

C arlo s A nto nio A gu ir re R oja s, "La b io gra fla c om o g en ero h is to rio grd fic o" , e n e l

libro I ti ne ra ri os d e l a h is to ri og ra fl a d el s ~' 1, loX X , E d. C en tro J ua n M arin ello , La

H ab an a, 1 99 9.

909 1

 

general, que 1 0 condiciona y envuelve, fijandole tanto sus

lfrnites como sus posibilidades de repercusi6n determinada. Y

nes materiales de producci6n y de efectivizaci6n, sea un pro-

blema abierto y por establecer , y que puede abarcar desde la forma

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parece estar claro que una de las tendencias mas marcadas de

practicamente todas las corrientes hisroriograficas que se han

desarrollado durante el siglo XX, con la unica y obvia excepci6n

de la tendencia positivista de los malos historiadores, ha sido

esta de incorporar a los grandes grupos sociales, a las sensibili-

dades colectivas, a las masas populares, a las formas de con-

ciencia mayoritarias, y a las clases y movimientos sociales en

todas sus expresiones, dentro de los terrenos y de las perspecti-

vas habituales de la historia. Lo que, necesariamente, ha sido

acompafiado tambien de esa introducci6n sistematica de los di-

versos contextos sociales -poHticos, intelectuales, econ6micos,

civilizatorios, etc.- dentro de las explicaciones hist6ricas coti-

dianas.

Otra lecci6n importante de la historia que Marx ha construido,

la tercera, es su dimension como historia materialista. Y no en el

senti do vulgar, aunque muchas veces repetido, de que 1 0 "espiri-

tual" sea un simple "reflejo" directo 0 dependiente de 10material,

sino mas bien e~ la linea de que, en general, resulra imposible ex-

plicar adecuadarnente los procesos culturales, las formas de con-

ciencia, los elementos del irnaginario social , las f iguras de la sen-

sibilidad colectiva, etc., sin considerar tarnbien las condiciones

materiales en que se desenvuelven y apoyan todos esos productos,

y rodas esas rnanifestaciones diversas de los fen6menos inrelcc-

tuales, y de la sensibilidad hurnana en general.

Porque las ideas no Horan en el airc, separadas de los hombres y

de los grupos sociales que las producen, y los productos de la

cultura, de la conciencia 0 de la sensibilidad, solo se haccn vi-

gentes en la rnedida en que se encarnan y "rnarerializan" endeterrninadas prdcticas, en instituciones, en comporramientos y

en realidades totalrnente rnateriales. Lo que, sin embargo, no

elimina el hecho de que el tipo de relacion espccffica y concrera

que se establece, entre esa dimension intelectual y sus condicio-

de la condensaci6n 0 la transposici6n sublimada que a veces se

expresa en el arte, hasta la forma del "re£lejo invertido" que en

ocasiones descubrimos en la religion, y pasando por diversas y

complejas variantes como la de la "traduccion", la negaci6n, la

simbolizaci6n, la construccion de fetiches 0 las multiples figuras

de una cierta reconstrucci6n diferente de ese mundo material en

el nivel cultural".

Por 1 0 tanto, afirmar que la buena historia crftica debe ser

rambien materialista, solo implica que no es posible hacer una

historia, por ejcrnplo, de las Bamadas "mentalidades", sin consi-

derar los contextos sociales, politicos, econ6micos y generales de

esas mismas "menralidadcs", Es decir , que deb emos cvitar una his-

toria ideal ista de los fen6menos culturales e intelectuales, como la

que ha escrito por ejemplo Philippe Aries. 0 tarnbicn una historia

puramente logoccntrica, y puramcnte ocupada del plano dis-

cursivo 0 conceptual, como la que proponel1 Hyden White y los

dernds auto res que deficnden el posmodernismo dentro de los

cstudios hist6ricos actualcs,

En carnbio, la buena hisroria debe estar siemprc atenta, cuando

se ocupa de esos hechos, fen6menos y procesos del llamado "es-

pfritu humane" -y que nosotros llarnarfamos mas bien fen6-

58 . Esrd clare que csta re lacion que cxiste entre los productos y los fen6menos

culrurales y las condiciones materiales en que dichos fen6menos 0 producros se

gesran, se encuentra en el centro mismo de redo posible proyecro de una hisror ia

cultural seria y genuinamente crfrica. Lo que explica los llmites y la pobreza

enorme de la hisroria francesa de las menralidades, la cual nunca fue capaz de

resolver adecuadamente este problema crucial . Prente a esto, vease en carnbio c Iinreresanre proyecto de una hisroria cultural, natural mente marerialista y rarnbien

crftica, desarrol lado en genera l por Carlo Ginzburg en obras como E I '111(SO y los

gusanos 0 H i st or ia N o ct um a , ~ntre otras , Sobre este punto, cf r. Car los Antonio

Aguirre Rojas, "EI queso y los gusanos: un modele de hisroria crftica para el

analisis de las culturas subalrcrnas" en Prohistoria, num. G , Rosario, 2002.

92 93

 

menos de la conciencia y de la sensibilidad sociales-, de las con-

diciones materiales que acompaiian y se imbrican con dichos

condido de todo 1 0 social, sino simplemente -jsimplemente!-

que, en la historia que los hombres han recorrido y construido

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fenomenos intelectuales, conscientes de que el tipo de relacion que

se establece entre ambas esferas, la material y la "espiritual", es un

problema abierto y por investigar y redefinir en cada caso concreto,

pero seguros a la VeL de que sin esas condiciones materiales, no es

real mente comprehensible la naturaleza profunda y e l sentido

esencial de todos esos fenornenos de la mente y de la econornfa

psfquica de los individuos y de las sociedades.

Yes precisamente este error, el de ignorar la importancia de esa

base material y de ese conjunto de condiciones reales, el que

reencontramos no solo en muchas de las versiones de la historia

de las "mentalidades" antes referida, sino tam bien en multiples

historias de la religion, del arte, de la literatura, de la cultura y de

las ideas, que prosperan dentro del gremio de los seguidores de

CHo. E incluso, y muy frecuentemente, en muchas de las histo-

rias predominantemente polfticas que han escrito los historia-

dores positivistas de America Latina y de Europa, historias donde

tarnbien ese nivel de 1 0 politico parece "cerrarse sobre sf mismo"

y ser toralmente autosuficiente, y en donde se ignoran por com-pleto tarnbien las condiciones sociales reales y las condiciones

materiales de esos procesos politicos que se esrudian.

La cuarta posible leccion derivada de los trabajos de Karl Marx,

para una historia genuinamente crftica, es la relevancia fun-

damental que tienen, dentro de los procesos sociales globales, los

hecbo s economico s. Una leccion rnarxista que quizd sea la mas

vulgarizada y la mas mal interpretada de todas, por parte tanto

de los historiadores, como incluso de una gran mayorla de los

cientfficos sociales. Y clio, debido a la arnplia difusion c in-

fluencia importante del marxismo vulgar en prdcticamente todoel mundo, y a 1 0 largo de casi todo el siglo XX cronologico, Por-

que esta leccion no implica, ni mucho menos, que todos los fe-

nornenos sociales deb an "reducirse" a la base econornica, ni que

la econornfa sea la "esencia' oculta 0 el "esplriru profundo" es-

desde su origen como especie y hasta el dfa de hoy, los hecbos y las

e st ruc tu ras e condm icas han ocupado y ocupan todavfa un rol que

posee una centralidad y una relevancia fundamentales innegables.

Lo que significa que dichos procesos sociales g lobales son incom-

prensibles sin la consideracion de las evoluciones y la naturaleza

determinada de esa dimension econornica, pero no significa, en

cambio, que deb amos buscar cual es, por ejemplo, "la base

econornica de la pintura de Picasso", 0 la "estructura econornica en

que se apoya esa 'superestructura' que ha sido el arte surrealista", 1 0

que es a todas luces una empresa ridfcula y sin senti do, a pesar

de haber sido alguna vez planteada por los rnarxistas vulgares

de Francia en la primera rnitad del siglo XX59•

Reconociendo entonces esta centralidad de 1 0 econornico para

la interpretacion de los procesos sociales historicos globales, cl

buen historiador crltico sabe tarnbien que la relacion espedfica

que esos fenornenos cconornicos pueden tener, 0 pueden 110

tener con otros hechos y realidades sociales, es igualmente un

problema abierto y por definir en cada caso concreto, y cuyo

59. Felizmenre, y en contra de esas sirnplificaciones de esre apone imporranre

de Marx, siernpre ha habido autores inreligenres que, rnanrenicndo su perspectiva

marxism crl rica , han desar rol lado muy inrercsantes anal is is de los muy diversos

problemas de la culrura humans y del arre, del fencrneno de la ciudad, del

estudio de la vida cot idiana , de l papel de la t radiciones 0 del rol de la rel igion,

entre muchos orros, Nos referimos, por ejemplo, y solo para aludir a aqucllos

marxisras pererenecienres a las tradiciones del rnejor marxismo crltico del siglo XX

que han abordado estes ternas enl is tados, a las obras y rrabajos de Georg Lukacs

en el campo de la esretica y de fa historic literaria, de Henri Lefebvre sabre 1 0

rura l y 1 0 urbane 0 sobre fa coridianeidad, 0 de Edward Palmer Thompson , sobrela formacicn de la clase obrera inglesa. Un ensayo de rcconsrruccion de la

complejo vision de Marx sobre, por e jcrnplo, la socicdad europe:t medieval, que

esrd lejos de reducir todo a esas visiones cconomicisras mcncionadas, 1 0 hemos

in tentado en nuestro artfculo, Carlos Antonio Aguirre Rojas, "EI modo de

produccion feudal" en Revisra Mexicans dr Sodologla, vol. 48, mim. I, 1986.

94 95

 

abanico de respuestas abarca, 10mismo la opci6n de que no e x is te

ningun vinculo, 0 de que no existe un vinculo directo, y por 10

das del marxismo vulgar 0 del marxismo reducido a ideologfa

oficial , en muchos Manuales de la anrigua Union Sovietica 0 de

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tanto la conexi6n se da s610 a traves de complejas e indirectas

mediaciones de otros niveles y relaciones, hasta la posibilidad de

relaciones c1aras y evidentes de determinacion directa de ese

mismo nivel econornico, y pasando nuevamente por vlnculos de

dependencia, 0 de condicionamiento s610 general, de encua-

dramiento, de limitacion indirecta, 0 de muy diversos matices de

influencias de mayor 0 de menor peso espedfico.

Y puesto que ha sido Marx el primero en rescatar de manera

sistematica esta centralidad de 10 econ6mico dentro del proceso

hist6rico global, es logico que sea tarnbien cl el fondador de la

rama de los estudios de h is to ri a e conomi ca dentro del tronco

mayor de la h isto rio gr afia c on te rn po rd ne a, R arn a que, desde el

autor de E l c ap it al y hasta hoy, ha tenido una buena parte de su s

mas irnportantes representantes, precisamente dentro de las

distintas corrientes y expresiones de los multiples "rnarxismos"

que lIenan la historia y tarnbien la hisroriografla del siglo XX, y

que una vez mas, abarcan desde las finas y elaboradas versiones

del marxismo de Marx y de algunos de los rnarxismos crfricos

posteriores -como es el caso de algunos de los rrabajos que, con

cierta flexibilidad, pod dam os calificar de obras de "historia

econornica", escritos por Lenin, por Rosa Luxemburg 0 por

Henry Grossman, enrre otros's=-, hasra las variantcs simplifica-

60. Nos referimos a los trabajos de Vladimir Ilich Lenin. E I desarro ll o tid

capitalismo en Rusia, Ed. Estudio, Buenos Aires. 1973. Rosa Luxemburg,

lntroduccidn a fa historia econdmica, Ed. Pasado y Presenre, Mexico. 1976. y

Henryk Grossman, La fry dr fa acumulacidn y d e l d e rr umbe d e ! s is tema c api ta li st a,

Ed. Siglo XXI, Mexico. 1979 . Pa ra un planteamiento adecuado de em cornplejarelacion ent re los hechos economicos y orras dirnensiones de fa vida social. cfr.

Boliva r Echeve rria . "La forma na tural de la reproducc ion soc ia l" en Cuadernos

Politicos. num, 41. 1984. Y Carlos Antonio Aguirre Rojas. "Econornfa, escasez y

sesgo product iv ista. Desde los epigramas de Marx has ta los aporegmas rnarxis tas"

en Bolettn d r A n tr o po lo g la Ame ri ca na, mim, 21. Mexico, 1990. Para un desarro llo

96

los pafses deillamado " bl oque s oc ia li sm" .

Una quinta leccion irnportante para el buen historiador es la

exigencia de Marx de ser capaces de observar , y luego de explicar,

todos los fen6menos invesrigados "desde el punto de vista de la

totalidad", Lo que qui ere decir que debemos cultivar y desarro-

liar la capacidad de detectar y de descubrir, sisterndticamente y

en todo examen de los problemas historicos que abordamos, los

diversos vfnculos y conexiones que existen entre dicho problema

y las sucesivas "totalidades" que 10enmarcan, y que de diferenres

modos 1 0 condicionan y has ta sobrede re r rn inan .

Porque no existe problema social 0 historico que este aislado y

encerrado entre ciertos muros infranqueables, sino que, por el

contrario, todo problema historico y social csni siempre inserto

en determinadas coordenadas cspaciales, tcrnporalcs y contex-

tuales, que influyen sobre el en disrintos grades y mcdidas, pero

siernpre de modo cficaz y fundamental. Y cnronces, al buen

hisroriador Ie corresponde ir rcconstruyendo, cuidadosamente y

de modo articulado, csa inscrcion de su terna de estudio dentro

de las sucesivas roralidadcs cspaciales, tcmporales y contcxtuales

que 10 envuclven y que 10 sobrcdetcrminan. Ya que cs siempre

una prcgunta pcrtincntc y csclarccedora, la que plantca por que

tal fenomcno ocurri6 en cl lugar y en cl ticrnpo espedfico en cl

que aconrecio y no en ningun otro, d csa rr olld nd ose a dc rn ds

dentro de las particularcs circunstancias en que ha acontccido, y

en ningunas orras, 10 que nos abrc jusrarncntc al andlisis de las

diversas influcncias y de las conexiones cspcctficas que se csta-

mas amplio del punto de l papel de Karl Marx como f imdador de fa rnoderna ram ade los estudios de historia econornica, cfr. nuestro ensayo, Carlos Antonio

Aguirre Rojas. "L a corricnre de los Annales y s u c on rrib uc io n a l desarrollo de la

historic econornica en Francia", en cl libro Co r ri en te s , t rm a t y a uto re s d r la

hisroriograjla contempordnra, Ed. U niv cr sid ad ju dre z A uto no ma de Tabasco,

Villaherrnosa, 2002.

97

 

blecen entre esas dimensiones del espacio, del contexto y de la

epoca sobre el singular fen6meno del cual tratamos de dar cuen-crftica de Marx se instala entonces dentro del terreno de una

historia global 0 globalizante, tal y como la han defendido y

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tao

Pues aunque parezca y quiza sea una obviedad, -que frecuen-

temente olvidan no obstante los historiadores positivisras=-, es

claro que no es 1 0 mismo una sociedad capitalista del siglo XX

que una del siglo XVI, 0 que la sociedad china del siglo XIII y la

sociedad europea de esa misma epoca, como tam poco es 1 0

mismo un hecho historico acontecido en America Latina que

otro que sucede en Europa, 0 en Rusia, 0 en el sur de Africa, por

mencionar solo algunos ejemplos posibles.

Y si estas coordenadas 0 "totalidades" mas generales que son las

del tiempo y el espacio correspondientes a un cierro hecho

historico cualquiera, son siempre relevantes y fundamentales para

su adecuada comprensi6n, tarnbien 1 0 son las "roralidades" diver-

sas que constituyen los difcrentes contextos que cnrnarcan e in-

fluyen sobre ese hecho hist6rico. Pues es claro que dichos con-

textos geograficos, econornicos, tecnol6gicos, etnicos, sociales,

politicos, culturales, artfsticos, psicol6gicos, ctc., adernds de

especificar y volver mas coneretas esas totalidades 0 coordenadas

espaciales y temporales -acotando el espacio como area, regi6n,

lugar, pals 0 entorno geografico determinado, y al ticmpo como

una epoca, momento, coyuntura, era 0 pcriodo igualmente

particularizado- van rambien a csrablccer de manera igualmente

concreta todo el nudo de espedficas conexiones que tendrd esc

hecho 0 fen6meno hist6rico invcstigado con esos difercntcs y su-

cesivos medios contextuales en los que cl se dcsplicga,

Por 1 0 cual, como 1 0 ha explicado Jean-Paul Sartre, se impone

siempre un proceso de "rotalizacion progresiva" del problema

que abordamos, proceso que reconstruye esa inserci6n dada deltern a en esas multiples y diversas rotalidades, que son las que le

otorgan su significaci6n y su sentido globales. Reconstruyendo

asi, una historia "desde el punto de vista de la totalidad'', el his-

toriador que adopta esta lecci6n central de la historiograffa

promovido tambien, despues del propio Marx, los autores de la

primera y la segunda generaci6n de la mal Hamada "Escuela delos Annales?",

La sexta lecci6n que es posible extraer del pensamiento

historico de Marx es la necesidad de enfocar los problemas de la

historia desde una perspectiva dialectica. Una perspectiva que los

historiadores del siglo XX han cultivado muy poco en general, apesar de las ricas y profundas contribuciones que podrfa implicar

el desarrollo, el ejercicio sistematico y la aplicacion creativa de

este pcnsamienro y de esra vision dialecticas de la historia, Vision

dialecrica que nos invita a dejar de ver los hechos hist6ricos co-

mo "cosas", y a la historia misrna como un conjunto de rea-

lidades muertas, rcrrninadas y disecadas, realidades que adcmds,

estarfan determinadas en tin solo scntido, siempre claro y siern-

pre bien cstablccido. En lugar de esra ultima vision, tan exten-

dida entre los historiadores positivistas y tradicionales, csta pers-

pcctiva dialecrizante afirma, por el contrario, que rodos los

hechos hist6ricos son realidades uiuas y e n d eu en ir , a la vez que

elementos de procesos dindmicos y dialecticos en los que el rc-

sulrado csrd siempre abierto y en redifinici6n constante, a partir

de las contradicciones inhcrcnrcs y cscncialcs que se cncucntran

61. jean Paul Sar tr e ha definido csra estr ategia como un proccso de "toraliza -

cion progrcsiva" en su libro Crlticad~ la razdn diallclicIl, Ed. Losada, Buenos

Aires, 1 96 3. L a tcsis que:posrula scr capaz de analizar los dis tinros problemas que

abordamos "dcsde cl punto de vista de la roralidad" fue dcsarrollada por Karl

Marx en su celebre: texto de la lntroduccidn gm~rala la crltlca d~ la economta

polttira. 1851, Ed. Pasado y Prescnte, Mexico, 1980. Para un desarro llo agudo de

las implicaciones de csta tcsis, cfr. Georg Lukacs, Historin y conciencla d~ c 1 1 t J ~ ,Ed.

Grijalbo, 1969. Y para Ia concxi6n entre: csta hisroria asumida desde c I punto de

vista de la totalidad y l a pcrspccriva de la his roria global de: la escucla de Annab,

cfr . nuest ros l ibros, Carlos Antonio Aguirre Rojas , L a e sc ue l« d ~ l os Annnles. Aya,

Hoy, Manana , Ed. Monrcsinos, Barcelona, 1999 y Femand B r a ll rl tl y l a s c i enc i ns

bumanas, Ed. Monresinos, Barcelona, 1996.

9899

 

tanto en esos mismos procesos como en el conjunto de los he-

chos antes mencionados62•

la que es la madre del triunfo, yes la guerra la que engendra la

paz y a la inversa, y es por eso que "el triunfo de una idea crea

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As! , junto a la positividad de cualquier situacion 0 f:n6meno

de la historia, es necesario rambien captar su correlauva neg~-

t ividad, mostrando, por ejemplo, junto al cardcter hoy domi-

nante del capitalismo, su naturaleza irremediablemente eff-

mera, y junto a la modernidad burguesa que hoy se ens~norea

rodavla en el planeta entero, a las multiples moderntdades

al ternat ivas que la cornbaten y que se le resisten, negdndola per-

manentemente. Porque para este enfoque dialectico la realidad

hist6rica es como una manzana que s610 existe si lleva adentro

el gusano que la corroe, 0 como un. dulce que al c.huparlo tu-

viese tarnbien un sabor amargo y agno. Lo que explica entonces

que, para este punto de vista, todo progreso es al rnismo tiempo

un cierto retroceso hist6rico, y todo "documento de cultura es al

mismo tiempo un documento de barbaric", com.o 10.h:3afirm~do

y explicado tan brillantemente Walter Benjamin '. Y Sl la

historia es una ciencia que se interesa de manera especial en el

estudio del cambio historico no puede captar adecuadamente a

este ultimo si no 10 "atrapa" y 10 percibe desde su misma cuna,

des de las contradicciones y tensiones esenciales que caracterizan

cualquier sociedad historica de las que han existido hasta hoy,

rensiones y contradicciones que se reproducen y .proye.ctan de

distintas maneras en los diferentes hechos, srruaciories y

acontecimientos que se suceden en esas mismas sociedades.

Por eso, en la historia humana que hasta hoy conocemos, los

hechos n o son nunca de un solo sentido, y entonces es la derrota

62. Sobre este punto. cfr. el ensayo de Leo Kofler. Hist~ria y dia!k~ira. Ed.

Amorror tu , Buenos Aires . 1974 y K arl Korsch, La concepcion materiali sm dt fa

historia y otros ensayos, Ed. Ariel. Barcelona. 1980. por mencionar solo dos

ejemplos de entre muchos otros posibles. ., " ., .

63. En su agudo ensayo, "Sobre el concepto de historia mclUld? e~ el 1.lbro.

Walter Benjamin. La d la lt ct ic a e n s us pm so . F r ag mm to s s ob re It t hlStona. citado

anteriormente.

100

esra la raz6n que explica que las sociedades perezcan no por no

haber tenido exito, sino mas bien por haberlo tenido en dernasla.

Por ello, sin ninguna duda, frenre a la explotaci6n, la opresi6n, el

despotismo y la discriminaci6n, que han estado siempre tan

presentes dentro de los procesos de la historia de las sociedades

humanas, han existido rambien, con la misma persistencia y

regularidad, la rebeldla, la insubordinaci6n, la resistencia y la

lucha de las clases y de los grupos sometidos y explotados, en un

acontecer que nos demuestra, con la fuerza de casi una ley, que

los vencedores de hoy son sin fallo los derrotados del manana.

Lo que por 10dernds es una leccion importanre, y tarnbien muy

util para alirnentar las esperanzas de carnbio que hoy se afianzan

y difunden con tanta fuerza en todo el planeta. Porque es solo al

mas genuino pensamiento dialectico al que se le revelan, de

rnanera clara y necesaria, la obligada caducidad de todo 10 exis-

rente y los lfrnitcs y la naturaleza siempre eflmera de cualquier

realidad por el analizada,

Finalrncntc, una septirna leccion del marxismo para la his-

roriografta contcmpordnca es la de la necesidad de construir

siemprc una historia profundamcnte c r lt ica " • . Una historia que,

como 10 ha desarrollado tambien Walter Benjamin, se construye

siempre "a contrapclo" de los discursos dominantes, a contra-

corriente de los lugarcs comuncs aceptados y de las interpre-

tacioncs sirnplisras, inrcrprctaciones consagradas s610 a fuerza de

rcpctirsc y rnachacarse rcnazrncntc en todos los niveles de la

enscfianza escolar , y por todas las vias de la difusi6n de la historia

hoy existcntc,Una "contrahistoria" y una "contramcrnoria", como las llarno

64. Sobre cste punto cfr. el ensayo de Bolivar Echeverria, "Definicion del

discurso crfrico" en c:Ilibro E I d is cu r so c rl ti co d t Ma r x. antes cirado,

101

 

Michel Foucault, que descolocdndose de los emplazamientos ha-

bituales de la mala historia y de la historia positivista, rescate todo elpara hacer saltar siempre e l cardcter contradictorio y dialectico delos problemas que aborda.

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haz de los pasados vencidos y silenciados de la historia, d~ec~ando

las explicaciones lineales y simplistas, y elaborando ~na hlst?na que

sea realmente una historia profunda, compleja y sutil. Una

perspectiva crfrico-historica, que sea tambien capaz de dar c~enta

de todos esos fen6menos hist6ricos desde explicaciones multicau-

sales y combinadas, que sumando y articulando l~s varios ele-

mentos y dimensiones de dichos fen6menos, terrrunen por dar

cuenta de eUos en toda su espedfica complej idad".

Historia real mente crftica que, por 10 dernas, s610 puede

construirse desde los criterios que antes hemos enumerado y

esbozado. Ya que s610 des de una noci6n fuerte de ciencia de la

historia y de sus implicaciones, es que puede constituirse este

discurso crltico historiogrdfico, el cual tam poco podrd ser mas

que la ya referida historia social, en la doble ~cepci6n t~nto de

historia de los fen6menos y procesos colectivos y sociales en

sentido estricto, como tarnbien de historia siempre contextuada

socialmente, aun cuando se ocupe de la elites, los individuos 0 los

personajes singulares. Adernds, sed tambien,. n.ecesariamen.te, una

historia materialista, que reconozca las condiciones mareriales de

todo fen6meno intelectual, de conciencia 0 de la sensibilidad, y a

la que no escapara nunca la central!d~d general. de los h.ech~s

econ6micos de la historia. Y sed por ultimo, tambien una historia

vista desde el punto de vista de la toralidad, y con perspectiva

dialectica, que recorrerd agilmente los niveles de la toralizacion su-

cesiva del tema investigado, a la vez que disuclve toda positividad 0

afirmaci6n hist6rica en su caducidad negativa y en su "lado malo",

65. Hemos intentado desarrol lar el modo en que esta tradicion de la hisror ia

genuinarnente crltica se hace presence en va rie s autores de.la historiografla

francesa del siglo XX, como Marc Bloch, Fernand Braude! y MIchel Foucault, en

los ensayos inclu idos en nuest ro l ibro , Carlos Antonio Aguirre Rojas, Los Annales

y fa hisroriografla francesa, Ed. Quinto Sol, Mexico , 1996.

10 2

Una historia cuyos resultados habrdn de oponerse, necesaria-

~ent~, a los de la historia oficial y positivista hoy dominante,

historia ~ue promovid~ y divulgada desde el poder, se regodea

tod~ el nernpo colecclOnando falsos orfgenes gloriosos de las

nacrories, y construyendo gestas heroicas que son siempre

deformadoras y hasra falsificadoras de la verdad hist6rica, cuando

no son de plano totalrnenre mentirosas e inexistentes. Historiaoficial y positivista que, en la medida en que "normaliza", de-

forma y elimina todos aquellos hechos hist6ricos diflciles

inexplicables, 0 abiertamcnre subversivos, que por su propia

naturaleza van en Contra de sus versiones tersas, lineales, siempre

ascendentes y £1talmente legitimadoras del s ta tu s quo actual, se

encucnrra claramcnte en las verdaderas antfpodas de fa hisroria

crlti:a ~as recicnrc, esa h~storia cuya rafz ultima y csencial nos

remlt.e sin d~da,. en las circunstancins mas contempodneas, a

esos irnprescindtbl-, aporres contenidos originalmente en elproyecro te6rico de Karl Marx.

* * *

Est~s son los rasgos que, dcscubicrros y rcorizados por Marx,

constltuyen prcmisas todavla hoy indi spensables de toda historia

critica posible, mas alia de las deformaciones y de los excesos de

los much os marxismos vulgares del siglo XX, y mas aiM de f a

crisis irreversible de los proycctos del "socialismo real", colapsn-

dos dcspucs de la cafda del Muro de Berlln y de fa reconvcrsi6n de

la Uni6n Sovictica en f a angusriadn y complicada Rusin de la

~ltim~ decada, Lccci~nes aiin vigcnrcs del marxismo original, del

.ma rx r smo de Marx, para los cstudios hist6ricos acrualcs, que

Junto a las otras diversas contribucioncs que para csa misma histo-

riografin crltica han desarrollado otras tradiciones intclcctualcs del

siglo XX -como I a corriente francesa de los Annales 0 la

10 3

 

moderna microhistoria italiana, entre otras varias-. ' co.nfig~ran el

moderno paisaje global de 1 0 que son hoy los estudios historicos en

4

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todo el planeta. .. .Un paisaje cuyos perfiles mas inrnediatos se han d.efimdo cla-

ramente a partir de esa revoluci6n cultural m~ndlal d7 larga

duraci6n que fue la revoluci6n de 19_68,revOI~C16? que impac-

tando entre muchas otras cosas, tarnbien a la hlSt~nograf{a mun-

dial de aquellos tiempos, desencaden6 toda una sene de ~ro.fundas

mutaciones que vale la pena revisar ahora con mas derenimiento ycuidado.

104

OCCIDENTAL

Treinta y cinco afios despues de ese gran "acontecimiento-

ruptura" que ha sido el simb6lico afio de 1968, resulta mucho

mas facil tratar de medir y de comprender adecuadarnente su

verdadera y profunda significaci6n. Porque con la distancia de

estos siete lustros transcurridos, es ahora mas claro que 1968 es

solarnenre el punto de conccntracion, y el reRejo mas evidente y

cspcctacular, de un momenta mas arnplio de profundos carnbios

revolucionarios, que recorren prdcticarnente todo e I planeta y

que abarcan 1 0 mismo a la gran revoluci6n cultural china

desatada en 1966 que al otofio caliente italiano de 1969, pa-

sando obviamcnte por el celebre mayo frances, la primavera de

Praga chccoslovaca, la tdgica masacre de los cstudiantes y de la

poblaci6n mexicana en octubre de 1968, el breve ensayo de

insurrecci6n del "cordobazo" argentino 0 los distintos movirnien-

tos de ocupaci6n de instalacioncs en Nueva York 0Berkley en los

Estados Unidos, entre tantos y tantos otros".

6 6. S ob re la c ar ac te riz ac io n gmrral de esre m ov im iento cfr. I mm anuel

Wallerstein, M 1 96 8: r ev olu ci6 n e n e l s is te ma -rn un do , T es is e in re rr og an te s" , e n

revisra Euudlos Socio lOg icos, num . 20 , M exic o, 1 989 y t ar nb ie n G i ov a nn i A r ri g hi ,

T ere nc e H opk in s e I mm anu el W alle rstein , "19 89, the c ontin ua tio n o f 1 968 " en

105

 

Porque hoy resulta claro que el parteaguas fundamental de

1968 se ha desplegado en escala mundial . Y tambien es claro

ahora que mas alla de sus multiples y muy diversas formas de

mente, a las peculiaridades de los contextos de los parses del

tercer mundo y subdesarrollados, como la experiencia del mo-

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manifestaci6n en los distintos puntos del globo, asociadas ob-

viamente a las particularidades hist6ricas de cada region, na-

cion 0 espacio respectivo, el movimiento de 1968 es, en el fon-

do, una verdadera reuolucidn cultural. Y asl, 1 0 mismo es sus

epicentros mas representativos y caracterfsticos que en to do el

conjunto de los lugares y espacios de su multiple irrupcion, la

fractura hist6rica de 1968 se manifiesta siempre doblemente,

como un proceso cuya explicaci6n nunca se agota solamente a

partir de los datos de la situaci6n local correspondiente -re-

mitiendonos entonces a su dimension universal y planetaria-,

y tam bien como una transformaci6n que, sea cual sea la

suerte poHtica 0 el destino inmediato y mediate de sus prota-

gonistas directos, tanto individuales como colectivos, termina

siempre por trastocar radicalmente y sin vuelra atrds posible

los modos de funcionamiento y de reproducci6n de las

estructuras culturales principales a las que impugna y cuestio-

na"

Readaptdndose entonces a las condiciones del mundo capi-

talista desarrollado, como en el movimiento del mayo frances,

o a las encrucijadas principales de los distintos proyectos de las

sociedades del socialismo real, como en el caso de la revoluci6n

cultural china y luego de la trdgica prirnavera de Praga, 0 final-

Reuieu); vol . XV, ruim. 2 , Binghamton, 1992.

67. AI respec to c fr . Immanue l Walle rstein, "1968: rcvoluc ion en el sistema-

mundo. Tes is e interrogantes" recien citado, Fcmand Brandel, "Rcnacimicnro ,

Reforms, 1968: revoluciones cul turales de larga duracion" en La fomada Semnnal,

num. 226, Mexico, 10 de ocrubre de 1993, y"La troi sieme partie de l 'identi re de

la France: La France dans sa plus haute e t plus br illanre histolre " en La ecrl ts de

F em an d B rau del. L es ambitions de l 'hl s to l re , Editions de Fallois, Pads, 1997, y

Carlos Antonio Aguir re Rojas, "1968: la gran ruptura" en ellibro Breves ( nsayos

criticos, Ed. Universidad Michoacana, Morelia, 2000.

"recorre verdaderamente el mundo", para anticipar la crisis

econ6mica mundial desatada en 1972-1973, para generar el

nacimiento 0 el relanzamiento de los nuevos movimientos so-

dales desplegados en los ultimos treinra afios, para construir

las condiciones de emergencia de las "nuevas izquierdas" re-

volucionarias y para hacer posible, finalmente, la renovaci6n

total y cornplera de la esfera cultural de las sociedades moder-nas del mundo entero.

Ya que si nos preguntarnos acerca de los trazos comunes que

com patten todos esos movimientos y revueltas que en todo

el planera han proragonizado y represcntado el espfritu de la

prorcsra y de la oposici6n al sistema durante los afios de

1966 a 1969, scrd facil reconocer que en todos ellos, y mas

alia de la diversidad de sus circunstancias concretas, 1 0 que

se pone en cuesti6n y se inrcnra carnbiar es sobre todo la

logica del funcionamicnto y el modo mismo de cxpresion de

las fo rm as dom inantes de fa culrura entonccs vigcntc. Con 1 0

cual, parece haber una cspecie de trarna unica y secreta que

vincula y co necta a traves de sus multiples hilos la irn-

pugnaci6n radical de la cultura antidcmocrdrica, auroritaria,

jerdrquica y sorda a los rcclamos de la sociedad civil de todos

los parses del llarnado "tercer mundo", y a la cdtica tarnbien

demolcdora y total dc la cultura consurnista, alienante,

estandarizada, superficial y tarnbien exrremadamenre rlgida

del mundo capiralista dcsarrollado, con la cdtica vigorosa y

energica dc la "falsa cultura socialista" 0 de la cultura oficial

anquilosada del cntonces llamado mundo socialism. Unatriple vertiente de esta rcvoluci6n cultural dc 1968, que si

bien se ha focalizado 'en los cpicentros evidentes de la ciudad

de Mexico, dc Pads, de Pekin y de Praga, se ha manifestado

igualmente a 1 0 largo y ancho de los distintos pafses y de los

106 107

 

distintos continentes de todo el globe".Y en todos ellos, poniendo en el centro de su impugnaci6n ese

plano ya mencionado de la cultura contemporanea. Pues si 1968

tambien todos los efectos, a veces mas sutiles e indirectos pero

no menos efectivos, de la difusi6n del psicoanalisis y de la antip-siquiatrfa conternpordneas.

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no es un simple cambio menor 0 una simple mutacion, sino una

uerdadera reoolucidn, y si dicha revoluci6n es sobre todo de orden

cultural, entonces es 16gico que 10que ha cambiado despues de

1968 sea sobre todo la naturaleza y la funci6n esencial de las tres

instituciones principales dentro de las cuales se produce, genera,

mantiene y reproduce dicha cultura moderna, es decir las

instituciones de la familia, de la escuela y de los medios de

comunicaci6n. Y es justamente aqul, en el seno de estos tres

aparatos de la reproducci6n cultural contempordnea, en donde la

huella del paso de la revoluci6n de 1968 se ha impreso de

manera definitiva, marcando en la historia de estos tres espacios

un claro antes y un despues,

Pues viendo una vez mas el problema desde una perspectiva

mundial y de largo aliento temporal, es claro que la familia que

existi6 en todo el mundo hasta los afios cincuenta del siglo

veinte tiene poco que ver con la familia que hoy conocemos. Y

no solo porque con la revoluci6n creada por la invenci6n de laplldora anticonceptiva se descubri6 un metodo de control y de

planificaci6n del tamafio de la familia y del momenta deseado de

su construcci6n, sino tarnbien por el hecho de que entre la familia

de hace treinta y cinco afiosy la actual, estdn de por medio todas

las conquistas y los avances del moderno movimiento feminism, y

Progresos radicales de la celula familiar, desencadenados por el

auge de esosmovimientos sociales post-68 que son el feminismo

Y.la antipsiquiatrla, .que se han expresado tanto en las explora-

Clones de la generacion de los afios setenta de nuevas formas de

organizaci6n de la familia -desde las celebres "cornunas" de los

movirnientos hippies hasra los experirnentos ferninisras de 1.1maternidad exclusiva sin padres varones-, como en el aurncnto

espectacular de 1.1rasa de divorcios en todo el mundo, igual que

en la ahora cotidiana evocaci6n de 1.1"crisis de 1.1pareja", pero

tambien en el desarrollo generalizado de los "derechos y deberes de

los nifios", en el cambio total del rol socialy familiar de las rnuje-

res, y hasta en f a distinta percepci6n y papel de las generacionesmas viejasdentro de csemismo cspacio familiar"

AI mismo tiernpo, y secundando esra revoluci6n total del modo

de funcionamiento del ruiclco familiar, tambien van a mutar

completamentc las cstrucruras intcrnas del aparato escolar, Pues

los estudianres que escriblan sobre los muros 1.1consigna:

:'Profesorcs, usredes son viejos... y su cultura tarnbicn" 10que

irnpugnabnn central mente era un claro e sq uem a d e t ra ns m is io n

68. Sobre esta difusi6n y solo para eI caso de Francia vease eI mapa repro-

ducido en eI num. 264 de los Dossiers tt Documents de L e M o nd «; de abril de

1998, pag. 5. Tambien eI capitulo primero de l libro de Christine Faure, M ai

68. Jour et nuit, Ed. Gallimard, Paris, 1998. Aunque los mejores trabajosrecientes sobre el 68 comienzan haciendo casi siempre eI repaso de los

princ ipa le s puntos de l e sr allido del movimiento en eI mundo, muy pocos se

preguntan acerca de las causas profundas de esa simultaneidad planetaria. Y es

esa la idea que aqul inrentarnos subraya r, y que ha sido especial mente abordada

por Immanuel Wallerstein en sus ensayos ya citados.

69. Sobre este punto c fr. Eric Hobsbawrn, Historin drl siglo XX , Ed. Crftica,

Barcelona, 1996. Sin embargo. aunque Hobshawm refiere varies de estes

cam bios , su evaluaci6n del movi rn ienro de 1968 es cornplerarnenre disr in ta de la

que aqui desarrollamos. En cua lquier caso, en nuesr ra opinion, la "revolucion

cultural" ~ue el intenta explicar como un proceso mas lento y gradual,

correspondienre a redo eI pcrlodo 19·15-1990, proceso que serla para le lo a la

" revolucion social" de estes mismos alios, dndiblljrt final mente el senrido radical

de la nI,rtura de 19G8, la cual en este andlisis es reducida casi al r:lIlgo de algo

anecdorico 0 poco relevanre, Para otr a evaluacion de esre mismo periodo 1945-

1990, que al conrrar io , subraya especialmenre y con fuerza esc punro de quiebre

funda.mental de los alios 1967-1973, cfr. el libro coordinado por Terence

Hopkins e Immanuel Wallerstein, T il t A gl ! o f tr an sit io n. T ra jr rto ry o f th e w or ld -

system 1945-2025, Ed. Zed Books, Londres , 1996.

10810 9

 

d el s ab er , esquema de relaciones jerarquicas y completamente

verticales en donde el maestro se asume como el unico depo-

dad. Porque despues de 1968, es evidente que dichos medios de

cornunicacion van a pasar de una situacion de presencia mas

bien marginal y limirada a las clases altas y medias de la sociedad,

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sitario del saber, recreando la supuesta verdad de la sentencia

Mag is te r d ix i t, mientras que los esrudiantes son considerados

solo receptores pasivos, que escuchan, reciben y aprenden, sin

reaccionar 0 Interactuar de manera mas act iva con dichos

maestros. Una escuela que funciona entonces reproduciendo un

esquema disciplinario mucho mas extendido dentro de todo el

cuerpo social, y desde las Iogicas mas tradicionales de ejerciciodel saber-poder, cuyo modelo no sobrevivira al choque brutal de

19687°. Porque no es casual que despues de 1968 Horezcan en

todo el mundo los grandes debates pedagogicos. que intentan

crear nueuos modelos de transrnision del saber, que scan capaces

[ustamente de incorporar, de rnanera activa, participativa, crftica

y creativa a los alumnos,haciendo mas horizontal su relacion

con los profesores y renovando las forrnas tanto de generacion

como de rransmision de los nuevos conocimientos.

Una revolucion de la insdrucion escolar que es simultdnca-

mente un cambio de la "escucla capitalism" y que en los parses

"socialistas" va a expresarse tanto a traves de la impugnaclcn

espedfica de la vieja division entre trabajo manual y trabajo

intelecrual, y tam bien como crltica y rcdiscusion del rol social

y de la funcion particular del estrato de los "inteleetuales" den-

tro de la sociedad, como en cl doble movimiento de acercar el

taller a la escuela y la escuela a la fabrica y al campo.

Modificaciones esenciales en la funcion y cardctcr de la escucla

y de la familia, que se aeompafian final mente tarnbicn de un

cambio significative en cl papel que a partir de esta feeha van a

jugar los medios de cornunicacion de masas dentro de la socic-

a una condicion en la cual van a convertirse en artlculos de con-

sumo ampliamente popular, cornenzando a jugar el rol de verda-

deros fo rm a do re s d e o pi nio n p ub lic a, y desarrollando nuevas

funciones informativas, educativas y generativas de una cultura

que eran cornpletamenre inexistentes antes del fin de esos afios

sesenta.

Multiplicando de manera significativa el tiraje de los perio-

dicos y de las revistas de gran circulacion, as f como la audiencia

y capacidad de dlfusion de la radio, la television y eI cine, estos

medios de cornunicacion empiezan a competir con la escuela y

con la familia en el proceso de transmision y circulacion de

todo tipo de informacion, pero tarnbien y mas alia en el pro-

ceso mismo de formacion de las conciencias, de difusion de

ciertos modelos de vida y de comportamiento y de definicion y

estnblecimiento de complejos patrones culturales de reciente

creacion y elaboracion".

Incidiendo de csta manera en esos tres cspacios privilegiados

de gestacion y de reproducclon de la cultura que son las es-

cuelas y universidades, los medios de comunicacion rnasiva y

la familia, la revolucion de 1968 dcscstructuro al eonjunto de

las formas vigcntes de esa misma cultura conrcmpordnca, ce-

rrando un capitulo irnportanre de dicha hisroria cultural e

inaugurando las formas de organizacion y de crcacion de la

cultura que se han desarrollado durante los ultimos trcinra afios y

hasta la actualidad".

70. Quien mejor ha desmontado, crtt icamente, esta esrructura discipl inar ia de

la escuela -presente igualmente en la fdbrica, los hospi rales, las pri siones, el

ejercito, etc.- es sin duda Michel Foucault, en su libro Vigilar y casrigar, Ed.

Siglo XXI, Mexico 1993.

71. Con 1 .0 cual, so lo van a desplegar has ta cl f inal muchas de las funciones que

ya hablan sido agudamenre analizadas, pa ra los medics de comunicac ion de su

~poc~, por Walter Benjamin, de quicn vale la pena consulrar var ies de sus cnsayos

incluidos en sus Oeuorcs, 3 tornos, Ed. Gallirnard, Paris, 2000.

72. Solo para cl caso fr ances, y a nivc l puramenre descr iptive, c fr. d libro de

jean-Pierre Le Goff, Ma i 68. L '!J rr i ragt ' imposib le , Ed. La Decouverte, Paris,

110III

 

Y a tono con estos cambios esenciales, se han modificado tanto

la configuraci6n de todo el conjunto de los saberes modernos y la

totalidad de los distinros paisajes culturales del orbe, como tam-

pectiva, resulta claro que es a raiz de esta revoluci6n cultural

del segundo lustro de los afios sesenta, que elpresente va a ma-

nifestarse con mucha mas fuerza dentro de la hisroriografla,

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bien los procesos de conformaci6n de nuevos sujetos, de nuevos

movimientos sociales y de una nueva izquierda. Y todo ello,

obviamente, ha terminado por impactar de una manera pro-

funda a los propios perfiles generales de la historiograHa contem-

poranea posterior a 1968, de un modo que vale la pena intentar

reconstruir con mas detenimiento y atenci6n.

* * *

rompiendo con la rigida division entre presente y pasado que

antes era aiin dominante, e instalando de pleno derecho y en

multiples formas la actualidad dentro de los objetos y ternas

pertinentes y habituales de estudio de la investigaci6n historio-

grdfica. Porque en contra de una vision tradicional y reductora

de la historia, que hab!a sobrevivido hasta 1968, y que afir-maba que la historia era solo la ciencia "del pasado", los ulti-

mos treinta y cinco afios van a presenciar en cambio la afirrna-

ci6n de una postura que, cada vez mas difundida y aceptada,

afirma que la historia es la ciencia "de los hombres en eI tiern-

po", y por 1 0 tanto. ciencia del mas absoluto y candente pre-

sente, 1 0 mismo que de los muchos y muy diversos pasados yaacontecidos" .

Una vision que va a reivindicar tambien al presente como

objero de estudio de la historia, que no ha sido inventada

despues de 1968. sino que remonta sus filiaciones mas antiguas a

toda una tradici6n cr!tica y marginal que arranca desde Marx y

que se prolonga hasta el d!a de hoy. pasando por autorcs como

Marc Bloch. Walter Benjamin. Norbert Elias 0 Fcrnand Braude],

entre rantos otros. Tradici6n que ha sido y continua siendo

minoritaria, y que sin embargo va a ganar una batalla importante

en torno a esre punto. como fruto de los efectos de 1968: pues si

ya Marx. 0 la corrienre francesa de los Annales 0 la irnportanre

Escuela de Frankfurt, entre muchos otros, hab!an "reivindicado"

al presente como historia, 1968 va en cambio a legitimarlo de

maner a de fi ni ti va dentro de la actividad historiogrdfica, vol-

viendolo uno de los campos ineludibles de investigaci6n de esamisma actividad,

Dado el enorme anhelo de cambio que se expres6 en 1968. y

dada la radicalidad de sus formas de manifestaci6n a 1 0 largo y

ancho del mundo, no hay duda alguna de que este mismo

movimiento signific6, para todas las sociedades de aquellos

tiempos, una definitiva irrupcidn de l presente y d e s u v ig en cia t ot al ,

en el conjunto de las conciencias que 1 0 protagonizaron y que 1 0

presenciaron de cerca. Y dado que en todos los cases, 1 0 que los

movimientos del 68 quer!an transformar era su propio presente,

subvirtiendo la realidad alienada 0 falsificada0 autoritaria en que

vivian. entonces su despliegue desernboco, nccesariamente, en eI

hecho de poner en el centro de la atencion a la experiencia v iv ida

inmediata, a los hechos candentes y esenciales de la mas viva

actualidad,

"Vivir sin tiernpo muerto y gozar sin trabas" es otra de las

consignas del 68, consigna que expresa de modo enfdtico esa

reasunci6n y actualizacion radical del presente, que es propia de

todo tiempo de revoluci6n, y que de manera significativa va a

impactar a los estudios hist6ricos post-68. Pues desde esta pers-

1998. Tambien los art lculos de Michelle Zancarini -Fournel, "Changer lavie . Une

histoire sociale des annees 68" y el de Francois Dosse "Lcs mots pour Ie dire",

ambos incluidos en la revista Pag( des l ib rai re s , num, 50, Paris, feb-rnzo. de 1998.

73. Sobre este punto cfr . F rancois Dosse, "Mal 68: les effers de l 'His to ire sur

l'hisroire" en Cab ie r s d e / 'lHTP , num. II, Par is , abr il de 1989.

112 11 3

 

Legitimaci6n e incorporaci6n irreversible del presente en la

historiografla que va ha manifestarse de multiples formas, en los

distintos espacios historiograficos nacionales. Por ejemplo, y en

difundido en gran escala, luego de la ruptura de 196875•

Pero tambien, esta "presentificacion" de la historia va a rna-

nifestarse dentro de los ambientes academicos de las ciencias

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primer lugar, en el enorme auge que desde hace siete lustros va a

tener la rama y el metodo de l a h is to r ia o r al, de esta historia

apoyada en los testimonios directos de los hombres todavla

vivos, que es por fuerza una historia del pasado mas inmediato y

del presente, y en consecuencia de hechos y procesos todavla

frescos, recientes, cercanos y muchas veces todavfa actuantes y

vigentes".

Una historia oral que ademas, no se reduce simplemente a

recabar y utilizar el testimonio directo de los testigos 0 protago-

nistas todavla vivos de una cierta realidad hist6rica cercana 0

inmediata, sino que rambien incluye, en sus versiones mas ra-

dicales, a la intenci6n expllcita de "darle voz" a los propios

agentes hist6ricos, incorporandolos ahora rarnbien como crea-

dores de la propia historia escrita de sus experiencias y acciones

hist6ricas diversas. Pues dado que, segun estas posturas radica-

les, son las masas y las clases populares las que realmcntc hacen

las historia, es entonces logico y necesario que sean ellastarnbien los que escriban su propia historia, participando

activamente en la investigaci6n historiografica de sus propias

experiencias y construyendo directamente, junto a los historia-

dores, las obras y los resultados principales del quehacer his-

toriografico. Historia radical del presente y del pasado in-

mediato, que incorpora y reivindica entonces a una hisroria

oral que va mucho mas alla de la simple entrcvista 0del cldsico

relato de vida, tecnicas que igualmente se han popularizado y

sociales, provocando una importante "migraci6n" de los espe-

cialistas del presente hacia la historia. Yasl, despues de 1968,

sera cormin que los sociologos y los cientistas politicos, 1 0

mismo que los economistas comiencen a incursionar en la

historia, aportando una vez mas sus enfoques a la disciplina

hist6rica y ocupandose sobre todo de esos mismos periodos del

pasado reciente y del presente, que ahora son legitimados e

incorporados por la historiograffa de manera mas vasra y

popular. Igualmente y en esta misma lfnea, es que se explica la

multiplicaci6n de nuevas instituciones acadernicas que ahora

van a ocuparse de esa historia inrnediata, instituciones como el

I ns titu t d 'H is to ir e d u T em p s P r es en t en Francia, que relanzaran

de rnanera irnportanre el rol de la historia mas conternporanea

dentro de los estudios hist6ricos, y que se dedicaran de rnanera

irnporranrc al roseate de archivos y a la recolecci6n de res-

timonios y documentos de todos los proragonisras y personajes

del propio siglo XX.

* * *

1968 es sobretodo una profunda y estructural revoluci6n

cultural. Entonces, al irrumpir con fuerza en el plano de la

"cultura" conternpordnea y de sus principales mecanisrnos de

reproducci6n, el movirniento del 68 desestructuro a esta esfera

de la totalidad social, movilizando todos los reflectores del drama

historico hacia dichas dimensiones culturales, y abriendo e l

74. Nos referimos a los t rabajos cldsicos y bien conocidos de Paul Thompson y

de Phi lippe Joutard. En Mexico, esta l inea se ha desar rol lado por par te del equipo

de Historia Oral del Institute Mora, coordinado por Graciela de Garay. Exisre

tambien ya una Asociaci6n Internacional de Histor ia Oral , con su propia revista

particular.

75. Cfr. por cirar solo un ejemplo, los trabajos del Grupo de la revista History

Workshop, por ejemplo los libros colecrivos Vi ll ag ( l if t and Labour. Ed. Routledge

and Kcgan Paul, Londres, 1975 e His tor ia papi llar y t eoria soc ia l ism, Ed. Crltica

Grijalbo, Barcelona, 1984.

1 14 liS

 

espacio para el auge evidente que el estudio de la historia de to-

dos estos temas va a tener durante los ultimos treinta y cinco

afios transcurridos.

to y del mito del Aquelarre 0 de la evolucion de las costumbres,

de la historia de las mujeres y de la imagen del nifio en el anti guo

regimen, de la cultura popular en la edad moderna y de la cos-

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Con 1 0 cual, no es una casualidad que pracricamente todas las

historiograflas del mundo occidental -y posiblemente mas

alIa- comiencen, despues de 1968, a ocuparse de todo el con-

junto de nueuos temas cuyo denominador cormin es el de ser

te ma s d e h is to ria c ultu ra l, los que adernas van a provocar para su

estudio, tambien una multiplicaci6n importante de nuevos en-

foques, conceptos y aproximaciones. Pues es claro que es siempreel espfritu del 68 y de sus multiples efectos, el que se hace

presente tanto en los estudios de la psicobistory inglesa como en

los multiples y hererogeneos modelos de la confesamente

ambigua b is to ir e d es men ta li te s francesa, pero tambien e igual-

mente en la n ew i nt el le ct ua l h is to ry norteamericana, en la rama de

historia cultural de la microstoria italiana, en la historia britdnica

de la p op ul ar c ul tu re , 0 en la Altagsgeschichte alemana, entre tantas

otras expresiones".

Creando entonces un movimiento internacional que aflora

simultaneamente en los afios setenta en multiples puntos delplaneta, es que los historiadores post-68, se han puesto a in-

vestigar los nuevos y hasta entonces casi inexplorados temas de la

historia de la familia y de la sexualidad, de la historia de las ac-

titudes ante la muerte 0 ante la locura, del desciframiento del ri-

76. Nos refer imos a todo ese conjunto de obras y de aproximaciones que, desde

1968, han intentado problernat izar desde muy diversos angulos el rengl6n de la

cultura. A tftulo solo de rnuesrra, veanse por ejemplo las reflexiones metodol6gicas

que este movimiento ha sucitado en los rexros de Jacques Le Goff, "Las

mentalidades: una historia ambigua" en ellibro Hacer fa historia, vol . 3, Ed. Laia,

Barcelona, 1980, Carlo Ginzburg, Mitos, emblemas, indicios, Ed. Gedisa,Barcelona, 1994, Peter Gay, F r eu d f or h is to ri an s, Oxford Universi ty Press,

Oxford, 1985, Edward P. Thompson, T ht p ov my o ft ht or y, Ed. Merlin, Londres,

1978, Robert Darnton, T he k is s o f L am ou re tt e. R tf tt et io ns i n c ul tu ra l h is to ry , Ed.

W. W. Norton & Company, Nueva York, 1990, 0 Alf LUdtke, Histoire du

quotidien, Ed. Maison des Sciences de !'Homme, Par is , 1994.

movisi6n de los oprimidos en el siglo XVI, de las tradiciones y el

folklore de una clase obrera en formaci6n 0 de los imaginarios

populares en el antiguo regimen frances, entre tantos y tantos de

los temas de historia cultural que desde entonces han sido abor-

dados.

AI mismo tiempo, y junto a esta apertura de temas antes poco

tratados 0 simplemente ignorados por la historiografla", va a de-

sarrollarse paralelamente un intenso y rarnbien plurifacerico

trabajo de re jlex iOn metodolOgica , que 1 0 mismo intcnta construir

las categorfas mas adecuadas para el estudio y explicaci6n de esas

realidades culturales, que crear ambiciosos modelos globales para

la interpretacion de estos mismos fen6menos del orden cultural. Y

entonces, criticando 1 0 mismo las insuficiencias y ambigiiedades

del concepto frances de las "rnentalidades" que c I rfgido esquema

de difuminaci6n siempre en un solo scntido desde la cultura de la

elite hacia la cultura popular, que adentrdndose en el debate de las

complejas relaciones entre folklore, tradici6n y cultura, 0 en las po-sibilidades del merodo isom6rfico en la rcconstruccion de afi-

nidades hist6ricas culturales, los practicantes de Clfo han pasado,

despues de 1968, desde la anacr6nica y limirada historia de las

ideas hacia una nueva y mas elaborada historia social de las dis-

tintas prdcticas culturales, 0 hacia las mas recientes versiones de csa

nueva historia de la cultura".

77. La que resal ta e l valor del rraba]o p ionero de Norber t El ias , en sus obras E I

p ro ce so d e fa civilizacion 0 La sociedad cartrsana. Sobre csre punto, cfr. Carlos

Antonio Aguirre Rojas, "Norbert Elias, historiador y crlrico de la modernidad" en ellibro Apr ox ima ci on e s a fa modernldad, Ed. UAM Xochimilco, Mexico, 1997.

78. Dentro del panorama gl~bal y mas contempodneo de esra nueva hisror ia

cul tural destacan por su agudeza y por su audaz cardcter innovador las obras de

Carlo Ginzburg, por ejemplo, E I q ur so y los gusanos, Ed. Oceano, Mexico, 1998,

H is to ri a n o ct ur na , Ed. Muchnick, Barcelona, 1991, R ap po rt; d i fo rz a. S to rla ,

1 16 117

 

Sirnultaneamente, y como un complemento casi espontaneo de

esta renovaci6n de la agenda de temas de los historiadores, que

ahora incorpora de pleno derecho a estos ternas culturales, y

***

Tarnbien despues de 1968 se ha colapsado el "sistema de

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gracias al desarrollo ya mencionado de esos nuevos enfoques y

modelos para su tratamiento y abordaje, seha dado tambien una

profunda renouacion en el modo de acercarse a los viejos temas

historiograficos, los que desde estas perspectivas post-68, van a

ser aprehendidos de una manera radicalmente distinta. Por

ejemplo, las viejas y tradicionales historias del movimiento obre-

ro, que concentraban siempre su atenci6n en la historia de los

Hderesy de las elites obreras, y en el destino politico de los mo-

vimientos estudiados, y que desde hace tres decadas van a

abordar mas bien la transformaciones de las costumbres y de la

vida cotidiana de las masas obreras a rafz de esos mismos movi-

mientos, preguntandose adernas sobre los efectos de dichos

movimientos sobre la conciencia obrera y sobre sus formas de

organizaci6n y de trabajo mas cotidianas y elementales. 0

tambien, en el caso del estudio de los procesos econ6micos y

sociales, como por ejemplo el de la formaci6n de un mercado

interno 0 el del transire del mundo feudal al mundo modernocapitalista, procesos que van a dejar de estudiarse como si fuesen

solo grandes movimientos impersonales y an6nimos, para ser

ahora investigados en sus efectos y consecuencias reales sobre las

poblaciones campesinas y sobre los estratos urbanos, vistos

ademas en sus singularidades concretas y en el complejo entra-

mado de cambios de valores, actitudes, percepciones y cosmo-

visiones de todo orden que ellos entrafian",

saberes" que se fue construyendo durante la segunda mitad del

siglo XIX, y que al ir multiplicando constanternente y afianzan-

do progresivamente a nuevas y nuevas "disciplinas" 0 ciencias

sociales, termin6 por establecer como estrategia de aprehensi6n

epistemol6gica de "1 0 social", a ese curnulo de dmbitos es-

pecializados entre sf y supuestamente autonornos, que fueron

las diversas ciencias sociales del siglo XX. Distintas ciencias

sociales que recortaban a esa compleja unidad de 1 0 social,

postulando que dicho recorte correspondla eftctivamente a la

propia realidad, la que entonces nos daba, segun esta vision, un

objeto econ6mico junto a un campo psicol6gico, una esfera

puramente polfrica y una dimensi6n exclusivamente social, un

ambito solo gcogrdfico y un espacio reservado para la antro-

pologla, y en consecuencia el fundamenro necesario para que

cada una de cstas "ciencias" 0 "disciplinas" elaborase y reivindi-

case para sf su propio objeto de estudio, sus recnicas espedficas,

sus conceptos particulares y sus metodos completamente sin-gulares".

Sin embargo, ya pesar de haberse afirmado como la "episrerne"

dorninante dcntro del conocimiento sobre 1 0 social durante el

ultimo tercio del siglo XIX y los dos primeros tercios del siglo XX,

estc sistema de sabcrcs parcclado, auronomizado y basado en la

retorica.proua, Ed. Felt rinel li, Milan . 2000. O ja zo s d e M a de ra , Ed. Peninsula.

Barcelona. 2000. Tentatiuas, Ed Unive rsidad Michoacana , Morella, 2003. yNinguna Is la es una Isla. Ed. Universidad Juarez Aut6noma de Tabasco,

Villaherrnosa, 2003 .

79. En esta linea. son interesanres todos los trabajos producidos por los

distintos representante s de la mlcrostoria ita liana, A titulo solo de e jemplo c fr.

Giovanni Levi. La berencia inmaterlal, Ed. Nerea, Barce lona. 1990 . Maurizio

Gribaudi, I ti ne ra ir a o u vr ir rs . E s p nc e« (I grollp(S soclaux a T ur in a u dlbllt d u X X( m(

s i i c l « ; Ed. EHESS, Pari s, 1987. S imona Cerutt i. La v i l l e (I Ir s metiers, Ed. EHESS.

P~ris. 1990. Carl~ Ginzburg. £1 q"(SO Y l osgusanos . recien citado, y Pesquisa sabre

Pirro, Ed. Muchnick. Barcelona, 1984 y Carlo Ginzburg y Adriano Prosperi, Giocbi

di Pazienza, Ed. Einaudi , Turin . 1975. Para contextuar adccuadarnente a toda csta

corrienre de la microhistoria italiana, cfr. Carlos Antonio Aguirre Rojas.

C ont ri bu c id n a la bistoria dr la microbis toria i taliana, Ed. Prohisroria, Rosario, 2003.

80. Cfr, al rcspecto Immanuel Wallerstein y otros, Abrir la s ciencias sociales , Ed.

Siglo XXI. Mexico. 1996.

118 11 9

 

espedfico ambito de la historiograffa a redefinido la relacion de

alianzas y de vfnculos de esta ultima con todas las restantes

ciencias sociales. Asi, en los ultirnos siete lustros, hemos pasado

especializaci6n mostro rdpidarnente sus lfrnites episternologicos,

siendo criticado y cuestionado practicamente por todas las co-

rrientes innovadoras y por todos los pensadores crlticos de estos

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81. Cfr. por citar solo un ejernplo, el caso de la corriente de los Annales y su

defensa permanente del paradigma de la his tor ia global. Al respecro vease Carlos

Antonio Aguirr e Rojas, Los Anna le s y /4 his toriografla franwa, Ed. Quinto Sol,

Mexico, 1996, Fernand Braudel y la s ciencias humanns, Ed. Monresinos,

Barce lona , 1996 y B ra ud e! a d eb ate , Coedici6n Fondo Editorial Tropykos/Fondo

Editorial Buria, Caracas, 1998.

82. La obra que sin duda expresa mejor esta c risis del sistema de los sabcres,

derivando incluso en algunos de sus aplicaciones hacia la hisroria es la obra de

Michel Foucault, de quien puedc ver se Las pa l abras y l as c a sa s , Ed. Siglo XXI ,

Mexico, 1986 y L a a rq ll to la g la d e l s a be r, Ed. Siglo XXI, Mexico, 1985.

83. Sobre este problema cfr . los t rabajos de Immanuel Wal lers tein , Boavenrura

de Sousa Santos, Pauline Rosenau e Isabelle S tengcrs, as f como la bibliografCa de

Richard Lee, incluidos en el mimero especial de Review, vol XV, num, 1,

Binghamton, 1992.

claramente de una situacion de vfnculos acotados y ge-

neralrnente biunivocos que la historia iba estableciendo en sus

diferentes momentos, con la econornfa, la sociologfa, la geogra-

ffa 0 la demograffa, a una nueva situacion en que la historia se

abre permanentemente y sin excepcion a todas las restanres

ciencias sociales, con las que se mezcla y fecunda redproca-

mente, en un dialogo multiple que legitima y concretiza el

viejo paradigma de la historia global. Paradigma defendido por

Marx y por los marxistas, igual que por los Annales y por toda

corriente historiogdfica innovadora, que en el fondo apunta,

en su sentido ultimo y mas radical, hacia la supresi6n de esas

barreras disciplinarias y hacia la constitucion de la nueva

epistcme 0 sistema de los saberes ya aludida.

Nuevo concierto de rnuchas voces, de la historia con todas

las disciplinas sociales, que se ejemplifica paradigrndticamenre

con la apertura hacia la antropologta, respecto de la cual la

historia va a recuperar , dcspues de 1968, practicarnente el con-junto global de sus aporracioncs. Pues 1 0 mismo los tcmas

cldsicos de la antropologfa, ocupada tradicionalmente en cl es-

tudio de las costumbres, de la vida cotidiana, de las relaciones

de parentesco 0 de los mitos, que sus tecnicas mas caracte-

rfsticas como la cncuesta y la observacion participanre, van a

ser retornadas por la historia, la que en los tiltimos trcinta y

cinco afios se ha convertido 1 0 mismo en historia de la vida

cotidiana, que en historia de la familia y de I a sexualidad, pero

tarnbien en historia de la civilizaci6n material y de los arqueti-

pos culturales, anexando a sus territories de investigaci6n atodas esas dimensiones y problemas antes reservadas al examen

de los anrropologos, L o - que igualrncnrc se rcpite en el caso de

las tecnicas anrropologicas antes mencionadas, las que desde el

lado de la historia van a reproducirse, como ya hemos referido,

cien afios que corren entre 1870 y 1968, aproximadarnente".

Una crfrica reiterada a las limitaciones de este modo de aproxi-

maci6n hacia 1 0 social, que estara tarnbien en el centro de las im-

pugnaciones de 1968, ejerciendo sus efectos, sobre todo el

conjunto de esas disciplinas sociales y tambien sobre la propia

hisroriografia".

Pues no es simplemente por azar que despues de 1968, van a

prosperar y a ponerse de moda en el mundo entero, los pro-

yectos, institutos, perspectivas, centros y enfoques, multi/plu-

riltrans/intersdisciplinarios, los que en su conjunto solo ex-

presan, aun de modo incipiente y l imitado el verdadero proceso

desencadenado desde hace mas de tres decadas, proceso que en

el fondo marcha hacia la construccion de una nueva confi-

guraci6n del sistema de saberes, hacia una nueva "episteme"

dominante para el estudio y aprehensi6n de la realidad, tanto

social como en general",

Nueva situacion del saber sobre 1 0 social en proceso de ges-tacion y maduracion, que en terrninos inrnediatos y para el

120 121

 

so en cuesti6n la validez absoluta de los gran des modelos ge-

nerales que habfan sido elaborados muchos afios atras, y cuya

vigencia total habla sido considerada como Iegftima e incues-

tionable durante un largo periodo de decadas,

bajo las formas de la historia oral y de la historia construida

con las mismas clases populares, desde la inrnersion absoluta en

sus luchas y en su practica cotidiana y regular.

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* * *

Pero al colocar en to do el mundo, en el centro de los movi-

mientos del 68, a ese nuevo sujeto estudiantil, 1968 ponla a

prueba los viejos esquemas del cambio social, desencadenando la

crisis universal de las viejas izquierdas, y abriendo el desarrollo

multiple y plural de todos los movimientos sociales y de todas las

nuevas izquierdas que llenan el paisaje del mundo de la oposi-cion y de la resistencia anticapitalista de los ultirnos treinta y

cinco afios.

De este modo, 1968 es tambien una ruptura con esos modelos

generales, abstractos, rlgidos y casi siempre uaclos que eran

defendidos por esa vieja izquierda y que proclamaban que solo la

cIase obrera era revolucionaria, que solo las demandas eco-

n6micas y pollticas eran legftimas, y que la historia marchaba de

manera forzosa y casi automdtica hacia el social ismo. Pero los

distintos movimientos de finales de los sesenta 1 0 que jusramente

demostraban era que no hay automatismo alguno en la historia yque esta ultima la haem los hombres, 1 0 que implica que con la

complejizaci6n del capitallsmo tarnbien se hacen mas complejos

y diversos los frentes de cornbate anticapiralisra, y que con la

expansion y difusi6n tanto extensivas como intensivas de la

explotacion y la opresi6n capiralistas, deben tarnbien multipli-

carsc y diversif icarse los movimientos y los acto res de oposici6n

al mismo.

Entonces, con la crisis de la vieja izquierda vino la crisis de

esos modelos generales incapaces de aprchender la realidad", a

antropologfa al intenrar copiar sus rnetodos principales,

inreresandose en el analisis directo y minucioso de las expe-

riencias vividas por los distintos personajes historicos y en un

acercamiento mas estrecho a la dimension concreta de sus ob-

jetos analizados, 1 0 mismo que en la aprehensi6n de las pers-

pectivas y de las "miradas" espedficas que hacen posible cap tar

esos problemas del folklore, de la tradicion, de las creencias y

de las cosomovisiones, a las que esrd habituada esa misma an-

tropologla. Finalmente, readaptando dentro de la historia con-

ceptos y model os desarrollados dentro de la antropologla, co-

mo el de la dialectica macro/micro, el del andlisis de las redes

sociales, el del estudio de los fen6menos "en siruacion", 0 el de

la reconstruccion global de una "descri pci6n densa", los prac-

ticantes de Clio Ie han dado vida a esa historia antropologica 0

antropologla historica que tanto exito y desarrollo han tenido

en las ultimas decadas recien vividas".

AI apoyarse de manera central en un nuevo sujeto social con-

testatar io, en el sector de los estudiantes, hasta entonces poco

protag6nico, y que desde la fecha de 1968 se ha manifestado

como un sujeto particularmente activo dentro de los movi-

mientos antisistemicos, el movimiento de hace tres decadas pu-

84. Dos claros ejemplos de esre acercamiento intenso de la historic con laantropologfa se rf an tanto el de la h isroria rnarxista de E. P. Thompson, como el

de la mayoria de los auto res de la microhistor ia ita liana. Sobre el punto c fr. E. P.

Thompson, His to ri a s oc ia l y antropologla, Ed. Instituto Mora, Mexico, 1994 y

Jacques Revel, (editor), [ eu x d 'e cb e ll es . La micro-analyse a [(xptrimer, Coedici6n

Gallimard/Le Seuil , Paris, 1996.

85. Una crftica pioncra y anticiparoria de este rrazo post-68 de las ciencias

socialcs, es la crftica a los model os vados y rfgidos dcfendidos por la varianre

corr espondiente a l rna rxismo vulga r, rnanuale sco y simplificado que ha sido

cul tivado por la mayorta de los partidos cornunistas en el mundo, y que esd

122 123

 

1a vez que una exigencia explfcita de reintroducir en el andlisis el

elemento vivo de la historia, 1a dimension rea1mente vivida por

los acto res, y mas en general la reivindicaci6n de la necesidad de

rescatar, en las ciencias socia1es, todo el conjunto de esos elemen-

lidades econ6micas y sociales a 1a historia de 1a subjetividad y de

las percepciones culturales, de 1ahistoria del poder a 1ahistoria de

las resistencias y de la insubordinaci6n, de las historias generales

a las historias locales y regionales, de los procesos rnacrohis-

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tos histdrico-concretos que poco a poco habfan sido progresiva-

mente evacuados por los analistas sociales, y que habfan term i-

nado por convertir dichos modelos en simples ensamblajes de

estructuras abstractas, rfgidas y compleramente vadas de con-

tenido.

La que en el campo de la historiografla fue asumido de dos rna-

neras diametralmente opuestas. De un lado, y siguiendo la linea

mas c6moda pero tam bien mas esteril, a traves de la posicion

posmoderna, que frente a esa crisis real de los modelos generales,

simplernente opt6 por negar todo modelo general, af irmando que

habfa llegado la epoca del fin de los "metarrelatos" y de las

"gran des construcciones" y desembocando en posturas relativistas

y logocenrricas que de plano niegan el cardcter cientffico de la

historia, que la reducen a su sola condici6n discursiva y que re-

presentan en el fondo un callej6n sin salida para esta misma his-

toriografla",Del otro lado y en una vision mucho mas compleja y diflcil,

pero tambien mas frucdfera, esta crisis de los modelos generales y

la concornirante demanda de restituir sus derechos a las di-

mensiones historico-concretas, dio nacimiento a todos esos mul-

tiples esfuerzos que, despues de 1968, pasaron de la historia de las

estructuras a la historia de los acto res, de la historia de las rea-

t6ricos a los universos microhistoricos, de la historia de las leyes y

las normas a la historia de los casos individuales atlpicos y de las

desviaciones, y de la historia de los grupos establecidos y centra-

les a la historia de las minorlas, de los marginales y de los pe-

quefios grupos.

Un movimiento plurifacetico y complejo de muchas y muy

distintas aristas cuyo senti do general no es el de renunciar a los

modelos generales y a la macrohistoria, sino mas bien el de volver

a nivelar la balanza del andlisis hist6rico, reintroduciendo junto a

estas coordenadas estructurales y mas universales de la historia,

tambien a todo ese conjunto de dimensiones historico-concretas, y

de niveles y realidades complementarias de dichas coordenadas,

fuf, restituyendo las distintas dialecticas de 1 0 general/particular,

macro/ micro, estructuras/actores, economla/ cultura, poder/ rcsis-

tencias, global/regional-local, normas/casos y centros/rndrgcnes,

los historiadores post-68 han recornplcjizado una vcz mas el oficiode historiador, reintroduciendo de nueva cucnta cl rol activo y

creador de los sujetos historicos en 1.1construcci6n de su propia

historia. Con 1 0 cual se hacen eco y dan otra vez senrido a esa con-

signa del 68, aparcntemcnte paradojica, pero completarncnre

realizable que recornendaba sabiamente: "seamos realistas, exiga-

mos 1 0 irnposiblc".

* * *contenida en la ohra de Jean-Paul Same, C r lt ie a d e fa razdn dialletiea, Ed. Losada,

Buenos Aires, 1963.

86. Es el caso de obras que, mas ali i de una rebuscada y art if ic ial complejidad

argurnenral, asurnen finalmente esta pos icion posmoderna en his toria como en cI

trabajo de Paul Veyne, C o mm en t o n lerit l 'histoire, Edi tions du Seuil , Par is . 1978 y

de Michel de Cerrau , La escr it u ra de fa historia, Ed. Universidad Iberoamericana,

Mexico, 1985.

Junto a estos cam bios mencionados y de una manera masgeneral, 1968 ha carnbiado tambien el m od o m ism o d e j un cio na r

y d e i nt er co ne ct ar se e nt re sl del conjunto de las historiograffas

nacionales, incorporadas mas global mente denrro del cosmos de

1 0 que podrlamos Hamar la historiografla occidental. Pues si

124 125

 

analizamos desde una perspectiva de larga duraci6n el entero

periplo de la curva de la hisroriografla contemporanea, de esa

historiograffa que arranca claramente con Marx en la segunda

mitad del siglo XIX y que se despliega hasta el dla de hoy, nos

e invenci6n de los nuevos paradigmas, conceptos, problemas, y

desarrollos de la historiograffa de esas cuatro decadas intermedias

del siglo XX cronol6gico. Modo asirnetrico de funcionar del

conjunto de las historiograffas nacionales del mundo occidental,

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llamara de inmediato la atencion el cambio producido una vez

mas por la ruptura profunda de 196887•

Porque antes de 1968, los estudios historicos han funcionado

claramente bajo el esquema de constituir siempre un centro

hegemonico histor iogrdfico, un espacio nacional 0 regional en el

que nueve de cada diez veces se generan y se producen las masirnporrantes innovaciones hisrorlograflcas en curso, escenifi-

candose los grandes debates historicos de la epoca y escribiendose

las que mas adelante serdn las obras "clasicas" de la historiografla

en ese mismo periodo. Yasl, es claro que entre 1870 y 1930 ha

sido la historiograffa germanoparlante, alemana y austdaca, la

que ha jugado ese rol de lfder dentro del paisaje hisroriografico

del mundo occidental, construyendo el "modelo dorninante a

imitar" por parte de las restantes historiograHas de Europa y del

mundo, e instituyendo el entonces celebre "viaje a Alemania"

como una actividad obligada en la formaci6n de todo historiadorque pretendiera estar a la altura real de las exigencias del oficio en

esos afios de fines del siglo XIX y principios del siglo XX.

Un claro modelo de funcionamiento de un centro hegem6nico

en la historiografIa, rodeado de multiples espacios histo-

riograficos que giran en torno a el, y que legitiman y reproducen

dicha hegemon!a al reconstruir a su manera las propuestas

merodologicas, los modelos de investigaci6n y los nuevos campos

problematicos que ese centro genera. Un modelo que entre 1930

y 1968 ha ubicado dicha dominaci6n dentro del hexagono

frances, ddndole a Francia el cuasimonopolio en el descubrimiento

87. Cfr . sobre este punto Carlos Antonio Aguirre Rojas. "Tesis sobre el

itinerario dela historiografla del sigloXX. Una vision desde la larga duracion", en

E l C o rr ea d e l Mae st ro , mirn. 22. Mexico. mana de 1998.

126

que se rompe igualmente a consecuencia de los profundos cambios

aportados por la revoluci6n cultural de 1968.

Pues si, siguiendo ese recorrido de la curva entera de histo-

riograffa conternporanea, nos preguntamos quien ha sucedido a

Francia, despues de 1968, en ese puesto de comando y de

dominaci6n de los estudios historicos occidentales, nos daremoscuenta de que no existe dicho sucesor, pues tambien ha cambiado

en estos iilrimos treinta y cinco afios el modo de interconectarse

de las historiograffas nacionales. Y entonces ahora, n o e xiste m ds

u n c en tr o h eg em o ni co dentro del panorama occidental y mundial,

pues la innovaci6n historiogrdfica se genera y se procesa hoy en

dfa, y desde haec ya seis lustros, a todo 1 0 largo y ancho del tejido

de esa misma historiograffa planetaria. Con 1 0 cual, en las mas de

tres decades posteriores a 1968, van a ser tan importanres los

terceros y los cuartos Annales franceses 0 las varias ramas de la

microhistoria iraliana, como los representantes de la nueva histo-ria radical nortearncricana 0 la nueva historia social alemana, pa-

sando entre muchas otras, por la reciente historia institucional

portuguesa, la renovada historia regional latinoamericana, la an-

tropologfa historica rusa 0 las varias corrientes de la historia marxis-

ta brirdnica.

Multiples expresiones de la renovaci6n historiogdfica post-68,

ahora presente en todas partes, que solo atestiguan ace rca de la

constitucion de una novedosa e inedita si tuacion, caractcrizada

por cl po li ce nt ri smo en fa innouacion his tor iogrdfica y por la plu-

r al idad de a lt er na ti ua s de des ar ro ll o de la investigaci6n hist6rica,

trazos ambos que definen centralmente a la nueva modalidad de

funcionamiento y al nuevo modo de interconexi6n entre las

historiograflas locales y nacionales del mundo entero.

Situacion policenrrica y plural que, por 1 0 dernds, no parece ser

127

 

exclusiva de la historiograffa, y ni siquiera de las ciencias sociales

o incluso de la cultura en general de los ultirnos treinta afios, si-

no que parecerfa exrenderse mucho mas alld, para presentarse

como uno de los trazos tal vez generales de la situaci6n global del

primidas que afloran a la palestra de las luchas sociales despues

de 1968. 0 tarnbien en el claro movimiento del conjunto de la

esfera cultural, en donde la antigua situacion de dominaci6n

de ciertos patrones culturales 0 de ciertas culturas dorninantes,

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capitalismo mundial poster ior a 1968.

Pues si abrimos nuevamente nuestra perspectiva de analisis, y

desde la historiograffa nos remontamos hacia la cultura en ge-

neral, y mas alia a la sociedad en su conjunto, observaremos que

esa crisis del modelo construido en torno a una clara centralidad

de uno de sus elementos es una crisis mucho mas extend ida yuniversal, que abarca 1 0 mismo a los movimientos sociales que a

sus demandas mas tradicionales y consagradas, pero tambien al

modo de articulaci6n de las relaciones econ6micas internacio-

nales 0 a las formas de reproducci6n sociales en su conjunto. Y

as!, despues de los cambios fundamentales de 1968-1972/73 Es-

tados Unidos ha dejado de ser el centro hegem6nico de la

econornfa y de la geopolltica mundiales, perdiendo su antigua

centralidad para dar paso a una nueva situacion mas bien poli-

centrica, en la que ahora se enfrentan y combaten por el dominio

los distintos bloques econ6micos transnacionales en proceso deconstrucci6n. 0 tambien el caso de la clase obrera, que ha dejado

de ser el tinico agente revolucionario y centro indisputado de los

movimientos sociales antisistemicos, para ser sustituido por una

nueva y compleja constelacion de nuevos sujetos y movimientos

sociales anticapitalistas, tan policentrica y plural como la

multiplicaci6n de los frentes y los espacios de la explotacion y de

la opresi6n capitalistas.

Un proceso de paso desde una situaci6n concentrica hasta

una nueva situacion de pluralidad policentrica que se registra

tam bien en el nivel de las demandas de esos nuevos movi-mientos sociales, demandas que han dejado de ser central mente

econ6micas 0 polfticas para diversificarse y pluralizarse en las

distintas demandas feministas, pacifistas, ecologistas, urbanas,

antirracistas, etnicas, comunitarias 0 de las muchas minorfas re-

por ejemplo, en el ambito ardstico, ha terminado para dar

paso al florecimiento de expresiones culturales diversas, que

coexisten y dialogan por todo el mundo sin claras jerarqulas

establecidas y sin ningun tipo de exclusion. Y entonces, Eu-

ropa deja de ser el centro irradiador de la cultura dominante

en todo el mundo occidental, en el mismo momenta en que larmisica, la escultura, la pinrura y las artcs de rodas las regiones

del mundo se universalizan y difunden por doquicr, afirrndn-

dose como otras tantas cosmovisiones culrurales, altcrnarivas y

posibles, dentro de la nueva situacion de policentrismo cultu-

ral y social.

Movimiento donde los centros dccacn, y donde eI rol mis-

mo de la centralidad como mecanisme global de funciona-

rniento social es deslcgitirnado en sus propios fundamentos,

que tal vez estd cxpresando en cI fondo la apcrrura de una

nueva y r adica lm en re d istin ta s itu ac io n del ca piralisr no m un -dial, que despues de 1968-73 habrla corncnzado a cntrar en

una clara siruacion de bifurcaci6n historica", Situacion de

bifurcaci6n en la que dejarfan de funcionar los mccanismos

de esrabilizacion y reproducci6n del sistema c ap ira lis ra m un-

dial en su c on ju nr o, a nu nc ia nd o tanto su inevitable fin como

la im perio sa n cc cs id ad de su muracion y transforrnacicn pro-

fundas,

Con 1 0 cual, y siguiendo csra aguda hiporcsis de Immanuel

Wallerstein, podrfamos prcgunrarnos si 1968 no tcndrla en ton-

88 . Es esta la h ip 6te sis p la nte ad a p or I mm an ue l W a lle rst~ in e n a lg un os d e s us

en sa yo s rn ds recien tes. A dem ~s de lo s rcxro s a ntes m en cion ado s d cnrro de esre

capfrulo, efr. rambien s u l ib ro Drspl ii s de l l ib r ral ismo , E d. S ig lo X X I. M ex ic o,

1996.

128 129

 

ces, ademas de su profundo caracter como revoluci6n cultural de

alcance planetario y de consecuencias civilizatorias, todavfa una

nueva y adicional significaci6n suplementaria: es decir, la de

haber inaugurado con su propia irrupci6n esa fase claramente

delinear varios de los elementos esenciales del mapa global de los

estudios hist6ricos mundiales mas contemporaneos,

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terminal de la vida del capitalismo moderno iniciada hace mas 0

menos cinco siglos.

Pero como bien nos 1 0 ha recordado la generaci6n "soixante-

huitard" en el mundo entero, la historia no es un proceso auto-

matico y de un solo sentido ineluctable, sino que es un proceso

que hacemos los propios hombres, quienes con nuestra acci6ncolectiva y nuestras reflexiones ayudamos a decidir sus posibles

destinos, de acuerdo a las condiciones de posibilidad de cada

momento historico espedfico.

Entonces, depende justamente de esas acciones colectivas y de

ese trabajo de comprensi6n intelectual, el que 1968 pueda ser

recordado, tal vez en el afio de 2068, cien afios despues de su

saludable y benefica irrupcion, como ese momento de umbral

que inaugur6 con su desarrollo, la etapa final del sistema

hist6rico capitalista mundial, y la clara transici6n hacia un

mundo no capitalists en el que la explotacion econ6mica, laopresi6n politica, y toda forma de discriminaci6n social pa-

saron a ser solo malos recuerdos de un pasado finalrnente su-

perado. Y tal vez ni siquiera haya que esperar hasta ese afio

2068 para que esta ultima y mas profunda significaci6n de

1968 pueda ser reconocida por tcdos. En cualquier caso, 1968

sigue ah f con sus lecciones y efectos principales, para continuar

incitandonos, dia a dia, a que trabajemos activarnente para que

este sea el caso.

Mientras tanto, es en este contexte de dicha situacion excep-

cional de una bifurcaci6n hist6rica en curso, en el que se handesplegado yafirmado las mas importantes corrienres de la his-

toriografla mundial que hoy tienen presencia y vigencia dentro

de la vasta y universal corporaci6n de los historiadores. Corrien-

tes historiograficas actuales, que en su conjunto nos permiten

130131

 

5

L A H IS TO RI OG RA FfA O CC ID EN TA L H OY .

E LE ME NT OS P AR A U N B AL AN CE G LO BA L

n6stico y analisis del presente, coherente con su definici6n de

"ciencia de los hombres en el tiempo'?", es claro que un balance

del estado general que guarda esta herramienta, en la situaci6n

actual, deberfa formar parte de la necesaria y obligada revisi6n

del arsenal cultural con el que cuentan las sociedades actuales

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" . . .los intelectuales socialistas deben ocupar un terri torio que sea,

sin condiciones, suyo: sus propias revistas, sus propios centros

teoricos y practices; lugares donde nadie trabaje para que Ie

concedan dtulos 0 cdtedras, sino para la transformaci6n de la

sociedad."

EDWARD P . THOMPSON, "Entrevista", 1976.

Situados en estos inicios del tercer milenio cronol6gico, y

dentro del cambiante y conflictivo panorama que presenta la

situacion global del mundo hoy, puede resultar oportuno pre-

guntarse cual podrfa ser la pertinencia y la utilidad general de

realizar un intento de balance global de 1 0 que hoy, en el afio

2004, son los estudios hisroricos dentro del vasto espacio del

mundo occidental.Una pregunta compleja que, como toda interrogaci6n com-

plicada, convoca inmediatarnente para su soluci6n un conjunto

diverso de posibles y multiples respuestas. Asl, en primer lugar,

resulta importante reivindicar de nueva cuenta que la historia

no es ya, ni sera nunca mas, la "ciencia que estudia el pasado",

alejada y hasta atemorizada preventivamente frente a los hechos

y procesos del prescnte, sino que, por el contrario, csa ciencia

hist6rica se encuentra siempre totalrnente atravesada y sub-

sumida en dicho presente, que le dicta tanto sus problemas a

investigar y los modos y enfoques para hacerlo, como tambieny de manera esencial, la rcclama para que ella 1 0 ayude a au-

tocomprenderse y a autodiagnosticarse con una perspectiva de

una mayor y una mas rica densidad temporal.

Entonces, si la historia es tam bien una herrarnienta de diag-

132

para su propia autocomprensi6n y explicaci6n.

Tambien, en segundo lugar, es pertinente recordar y retomar

sobre nuevas bases, radicalmente diferentes, la vieja senten cia de

que la historia es "maestra de la vida" ( hi st or ia ma gi st ra v it ae ), 1 0

que conectado al punto antes sefialado, que intenta reconstruir y

asumir integralmente la conexi6n profunda e indisociable entre

pasado y presente, nos conduce a considerar el p un to e sp ec lf ic o en

el que actualrnente se encuentra este ejercicio pract ice del oficio

de historiador, oficio que habicndo mutado cornplcramcnre en

los ultimos ciento cincuenta afios, ha llegado a constituirse hoy

en una actividad que da lugar a los mas divcrsos y cncontrados

89 . En estc punta, r cs ul ra o b li ga do r cc o rd ar las profundos rcflexioncs de M arc

Bloch, no solo respecto a cstc objcto de la cicncia hisrorica, sino rarnbicn sus

a g ud as c rf ri ca s a es a imposible disrincion entre el presente y cI pasado, qu e

intenran cortar b rutalrncnte la conexion cscncial entre am bo s, :I la vet: q ue a le ja r,

falsa y fallidamenre, a los historiadores, de e sa s m ul ti pl es c on cx io nc s co n su

p re se nt e, f re nt e a l c ua l d cb cn d ef in ir sc , y al qu e d cb cn i nv c st ig a r y examiner can

los m ismos ojos can los que cstudian cI "pasado", rcconocicndo ademds la total

inrnersion y determinacion de sus prdcticas, por parte de c sa m i sm a r ca li da d social

que los circunda, Sabre este PUrHO cfr, M arc B lo ch , A po lo gIa p ara la b is to rla a e l

ojicio dt historiador, Ed. Fonda de C ulrura Econom ica, M exico, 1996 (sc trara de

la nueva version d e la Apolog it pO l lr l 'h i st o ir e , publicada par Etienne Bloch en

1993 y que cs mas expltcita en 10 que toea al tratarnicnto de estes puntas que la

antigun version publicada por Lucien Fcbvre en 19~9). Cfr. tambicu Massimo

Mastrogrcgori , EI manuscrlto intrrrumpido dt M a rc B lo ch , Ed. Pando de Culrura

Econornica, Mexico, 1998 y t am b ie n cI nurn. 26 de la rcvisra Argumentot,

Mexico, 1 99 7, de dic ad o a l anal isis de divcrsos aspectos de la obra de M arc 13I 0ch.

Veanse rarnbien los libros de Etienne Bloch, M arc B loc h /886-/944. Un e

b i ographi t impos s ib l e, Ed . Culture & Patrirnoinc en L im o us in , L im o us in , 1 99 7 y

M ar c B lo ch . £/ historiador (II !II l ab o rn to r io . T es ti m on io s t i nt rr p re ta c io n cs , Ed .

U niv ersid ad J uare z A uto no rn a d e T ab asc o, V illa hcrrn os a, 2003.

133

 

u sos social e s, cumpliendo por 1 0 tanto las mas contradictorias

funciones y roles sociales posibles".

Entonces, si la historia se ha usado para criticar el poder 0 para

legitimarlo, y si la memoria se ha recuperado tanto para fines

mas bien en el sentido de la caducidad evidente de toda una epis-

feme organizadora del completo sistema de los saberes humanos,

caducidad que al imponer la tarea de la necesaria reorganizaci6n

y reestructuracion total de una nueva episreme para los modos

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conservadores como para afirmar y apoyar la transformaci6n

social, tambien resulta uti! tratar de preguntarse sobre las lee-

ciones que esta misma ciencia historica ha obtenido de estas

contradictorias y diferentes experiencias, haciendo entonces el

balance de cuales de elIas son las que realmente corresponden a

su naturaleza mas esencial como proyecto global realmentecientifico. Y por 1 0 tanto, cuales de esos "usos" y funciones deben

continuar practicandose hoy, y defendiendose y cultivdndose

tarnbien en el futuro por venir.

En tercer lugar, parece claro que tanto la ciencia historica,

como mas en general el conjunto de las ciencias sociales actuales,

se encuentran en un claro proceso de redefinici6n radical. Y e llo

no en el senti do de la tantas veces convocada, pero nunca bien

i!ustrada ni fundamentada "crisis de la di sc ipl ina h i sro ri c a" , sino

9 0. A sC , la hisroria se ha usado en el s ig lo X X ta nto p ar a ju stif ic ar lo s n ac io -nalisrnos m ds im perialism s, belicosos y reaccionarios, com o para criricar y

denuncia r los horrores del holocausto y de la exrerrninacion de los judCos,

pasando po r l a l egi ti rn ac icn de los p ode rc s d o rn in a nr cs 0 po r la [ust if icacion

id eolog ica de ta l 0 cual sector social, pero tarnbien sirv icndo com o arrna de

crea cion d e la iden tid ad d e movirnienros obreros, indigenas 0 populates, 0 como

i ns tr ur ne nr o i nr el ec tu al d e d es le gi ti ma ci 6n c rf ti ca d e l a c ul tu ra d or ni na nt c, d e l as

clases exploradoras, 0 de las distintas elites politicas, militates. intclcctunles,

e tc ete ra . D e la a bu nd an te b ib lio gr af la so bre e ste te ma , r ela ti ve a l as f un cio nc s y

u so s d iv er so s d e l a h i sr o ri a , mencionemos s o lam cn tc , R e in ha rt K o s el lc c k, Futuro

p a s a d o , Ed . Paidos, B ar ce lo na , 1 99 3; P ie rr e Vidal-Naquer, Lo s jud los, fa memoria

y e] pr(smu, Ed. Fondo de C ulrura Econornica, Buenos A ires, 1996; Carlo

G inzburg , "S610 un resrigo", en Historins, nurn. 32, M exico, 1994; Jean

Chesneaux, (H aC (m os ta bla ra sa del pasado?, Ed. S ig lo X XI , M exico , 1985;

Mass imo Masrrogregori, "Sroriografia e t r ad i zi one storica", en Pas sa ro r praent«,

afio 1 2, n ur n. 3 2, 1 99 4; Y l os d os m ate ria le s c olc ct iv os H is to ri a ( pa ra q ll l? , Ed .

Sig lo X XI , M exico, 1986, yel m im . 32 de la revista Ayrr , "M emo ri a e h is to ri an ,

E d. M ar cia l P on s, M ad rid , 1 99 8.

134

del conocimiento humano, imp a cta tambi en de modo central al

campo tradicionalmente asociado a nuestra propia disciplina 0

ciencia de la historia",

Redefinici6n global de los saberes, de las ciencias, de las ciencias

sociales y de la historia cienrffica que, en consecuencia, nos

conduce tambien a la necesidad de esre balance general de lasiruacion actual y de las tendencias evolutivas principales de dicha

c ie nc ia h is to ri ca , la c ua l de man era obvia se e ncue nt ra i gu a lmcn tc

dererrninada por este contexte de la actual rcnovacion en curso.

En cuarto lugar , esre balance del csrado de los estudios histori-

cos hoy cs pcrtinentc porque, lejos de ceder a las f.1ciles rcnta-

ciones de los balances "finiscculares" y "finimilcnarios" hoy tan a

la m od a, p crrn itc mas bien r civ in dic ar la n cc esa ria p rd ctic a de

c st os e st ud io s de autoexarncn de ln historia como una prdctica

cotidiana y permanente, prdcrica que siendo una de las tarcas

cscncialcs de la ra rn a d cn orn in ad a " his to ria de la historiograffn"ha sido muy poco y muy dcsigualmcnre cultivada dcntro de las

hisroriografias latinoamcricanas y europeas, dcsarrolldndosc de

mancra solo marginal a cpisodica, y casi sicmprc solo par al-

9 1. S ob rc c sta c ad uc id ad y r cn ov ac io n d el sis te ma d e l os sa bc rc s c fr . I mm an ue l

Wallerstein, Ab ri r l as c ie n ci as s o ci al cs , E d. S ig le X XI , M ex ic o, 1 99 6; [mpe n sa r I ,r s

ciencias sociales , Ed . Siglo XXI , Mexico, 1998 y T/J r r nd o f thr ioo rld a s w r k no w

it. Social sc ience for th r t ll ' rn t y -j ir s t ( (m IlT ,] , E d. U niv er sity o f M in es so ra P re ss ,

Mineapolis, 1999. T am bicn v ea sc cI libro de Hoavcntura d e S ou sa S an to s,

T ow ar d a n eto c om m on sr nse , E d. R ou tle dg e, N ue va Y or k, 1 99 5, y C ar lo s A nto nio

A g ui rr e R o ja s, "L a l a rga du rac ion : i n i ll o t em p or e ct n un c", en c l l ib ro Ensayosbraudclianos, M an uel S ua rez Ed itor, R osa rio , 2000, cI capitulo IV del libro

Fernand Braudel y l as c ie nc ia s h um a na s, Ed. M ontesinos, Barcelona, 1996 y

"Rcpensando la s cicncias socialcs actualcs: el caso d e los discursos hisroricos en la

historia de l a rnodcrnidad" en e I lihro I ti ne r ar io s r /r l a h is to r io g ra J la r /r ! s ig lo KY ,

E d. C en tr o J ua n M a ri ne ll o, La Habana, 2000.

13 5

 

gunos notables personajes, que hacen figura de claras excepciones

dentro de los diversos paisajes culturales e historiograficos de

Europa y de America Latina.

Enfatizando entonces la importancia de instaurar, como

dentro del cual se desarrolla hoy esa realidad compleja que es la

historiograffa occidental, nos tendremos que remitir de inmediato

a los impactos profundos que, en todo el espacio de la dimension

cultural, ha provocado la revolucion cultural mundial de 1968. Y

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ejercicio cotidiano y reiterado, este cultivo sistematico de la

historia de la evolucion y los contextos espedficos del propio

decurso del pensamiento historico, este balance intenta tambien

Hamar la atencion de los historiadores europeos y latinoame-

ricanos sobre la necesidad de colmar esta laguna persistente de

nuestros estudios historicos, que es el vado que hemos padecido,

de la ausencia de una seria lfnea de reflexion de historia crltica de

la propia historiograffa mundial mas contemporanea".

Concibiendo entonces este balance sobre la historiograffa

actual como una simultanea reivindicacion de la historia como

herramienta de andlisis del presente, como revision y toma de

partido respecto de los distintos us os y funciones que le han si-

do asignados a la ciencia historica, como esfuerzo de ubicacion

de su posible contribucion a la redefinicion en curso del entero

sistema de saberes, y tarnbien como clara reivindicacion y

ejemplificacion de la importancia del campo de la historia de lahistoriograffa, es posible proponer algunas hipotesis sobre la con-

figuracion espedfica actual que presenta ese vasto y complejo

universo que son los estudios historicos occidentales, en estos

primeros afios del tercer milenio cronologico que estamos vi-

viendo hoy.

* * *

Si queremos comprender adecuadamente el contexto general

92. Sobre este problema de la his toria de la his toriografla cfr . Benedetto Croce,

Theone e t b is to ir e d e l 'h is to ri og raphi e, Ed. Librair ie Droz, Genova, 1968 y rarnbien

el l ibro de Arnaldo Mornigliano, Ensayo s de h is to ri og r af ta an ti gua y moderna, Ed.

Fondo de Cul tura Econornica, Mexico, 1993.

136

clio no solo porque los principales protagonistas y acrores de esta

historiograffa actual son en su rnayorfa hijos de la coyuntura in-

telectual creada justamente por esa revolucion de finales de los

afios sescnta, sino tambien y sobre todo porque es en ese nuevo

espacio cultural e hisroriografico desplegado en los iilrimos treinra

y cinco afios donde se han ido conformando y definiendo las ca-

racterfsticas necesarias que hoy presenta esta historiograHa en el

mundo occidental. Caracrerfsticas generales que, expresando en

el plano de la hisroriografla esas muraciones profundus que son

el rnicleo de la revolucion cultural del 68, van a determinar el

conjunto de los proyectos y de las corrientes historiograficas que

hoy se encuentran a la vanguardia de los estudios historicos mas

contern pordneos",

Asl, resulta claro que todas las historiograffas de uanguardia que

hoy existen en el mundo occidental van a reproducir ciertos tra-

zos comunes, trazos que, mas alia de sus obligadas espccificidadesy matizacioncs nacionalcs, regionales 0 de ciertos cspacios ci-

vilizarorios, podran ser claramcnrc dctcctados en todas las co-

rrientes y autorcs principales de csta rnisrna historiograffa actual.

Trazos cornpartidos que, dentro del.horizonrc de los cfccros

que la revolucion cultural de 1968 tuvo sobre todas las hiscorio-

93. Sobre csre punto c fr . Carlos Antonio Aguirre Rojas, "Los cfccros de 1968

sobre la his toriografla occidental" , en el l ibro [ ti ne ra ri os d e I II h is ro ri og ra fl a d el

s ig lo XX , cit ., y tarnbien Francois Dossc "Mayo 68: los cfecros de la his roria sobre

la his toric" , en la revis ta Sociolo..rr,ica,afio 13, mirn. 38, Mexico, 1998. Sobre losefectos y la caracterizacion mds general de la revolucidn de 1968 como revolucion

cultural cfr . Immanuel Wallerstein , "1968: revolucion en cl s is rema-mundo", en

la revisra Estudios socio lOgicol , ruirn. 20, 1989, Y tam bien el texro de Fcrnand

Brandel "Rcnacimicnro, Reforma, 1968: rcvoluciones culrurales de larga

duracion" en La f or n ada S emannl , nurn. 226, Mexico, octubre de 1993.

137

 

grafias del planeta, y que hemos analizado ya antes, especifican

todavfa mas algunas de las caracterfsticas y de los contornos que

singularizan 1a que hoy es la historiograffa mas avanzada en el

mundo occidental, frente a los espacios de las meras supervi-

trazos que solo corresponden a la historiografla realrnente viva,

concretizada en los multiples proyectos que hoy desarrollan la

innovaci6n historiograflca en el mundo occidental, y que son

siempre crfticos y opuestos a ese "rnuerto en vida" que es la

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vencias 0 inercias historiograficas, hoy todavfa vivas pero ya

vaciadas de todo contenido 0 posibilidad de innovaci6n historio-

grafica hacia el futuro.

Pues hoy, en este afio 2004, es ya muy claro que la vieja his-

toriograffa positivista decimon6nica, no es otra cosa que un ca -

ddver viviente, que si bien sigue estando presente en muchas

universidades y centros de investigaci6n de redo el mundo, 10

hace s610 porque sigue siendo alimentada y promovida desde las

esferas de los poderes politicos aun dominantes. Pues dado que

esta historia positivista puramente erudita y descriptiva se ha

vuelto consciente y perezosamente neutra, acrftica y compla-

ciente con los poderes y las jerarqufas dominantes en todo el pla-

neta, proveyendo adernas a estos ultimos de las necesarias ver-

siones legitimadoras de la historia oficial, ella sigue siendo

promovida y sostenida en todo el mundo, segura de su supervi-

vencia y persistencia, a pesar de su cada vez mas escandaloso y

evidente anacronismo y vacuidad",

Pero es claro que, si bien aiin presente, esta historiograffa esta

muerta desde hace ya muchas decadas, habiendo sido incapaz en

todo el siglo XX de aportar ni una sola innovaci6n historio-

grafica, ningun rnetodo 0 teorfa nueva, y ni siquiera alguna

nueva tecnica 0 procedimiento importante para el analisis his-

roriografico contemporaneo.

Entonces, es claro que los trazos comunes antes referidos son

94. Para la cr frica de esta historiogra fCa positivista y de su papel como

legitimadora del s ta tu s q uo imperante, efr. nuestros libros, Carlos Antonio Aguirre

Rojas, A n tl ma nu al d el m a l h is to ri ad or , Ediciones Desde Abajo , Bogota, 2003 y

Corri en te s , T emas y A ut or es d e la h i st ori ogra f la de l s i gl oXX , Ed. Universidad J u a r e zAut6noma de Tabaseo, Villahermosa, 2002.

138

historiograffa positivista.

Un primer trazo cormin, ya mencionado anteriorrnente, es el

que se refiere a la incorporaci6n total, por multiples vias, del pre-

sente dentro de la historia, Incorporaci6n que avanza tanto en el

senti do de establecer la legitimaci6n definitiva del presente como

objeto de estudio pleno de la ciencia hist6rica, como en el sen-

tido de afirmar tarnbien la historia como ciencia de anal isis de

ese mismo presente. Disolviendo entonccs esa ya insostenible di-

vision entre el "pasado" y el "prcsenre", y haciendo de este ultimo

objeto de pleno derecho del examcn historico, los historiadores

conternpordneos mas avanzados c1iminan a la vez la artificial

barrera epistemol6gica que el siglo XIX cstablccio entre la historia

y las restantes ciencias sociales. Con clio, y de manera sencilla y

direcra, abren simplcmente ln puerta al movimicnto libre y al

trdnsiro cornpleramcnte fluido de toda la corporaci6n gobernada

por CICo, dentro y a craves de los vastos cspacios de todas las dis-ciplinas que hoy se ocupan de invcstigar 10 social humano en c I

tiempo.

Por eso no es una casualidad que todas las principalcs corricn-

tes hisroriogrdficas actuales postcriores a 1968 recupercn con

toda libertad y reivindiquen con plena legitimidad mctodos,

conceptos, teorlas, tccnicas y problemas que antes cran habi-

tualmente asociados s610 a la geografla, a la antropologta, a la

econornfa 0 a la sociologfa, 10 mismo que a otras tantas diferen-

tes "ciencias sociales",

Y asl, tanto cuando los microhistoriadores iralianos recuperanla escuela de Frankfurt 0 la antropologCa anglosajona como

cuando la cuarta generacion de Annales se vuelve hacia la socio-

10gCade la acci6n 0 hacia la economCa de las convenciones, e

igualmente cuando la pcrspectiva del "world-system analysis" se

13 9

 

aproxima a la teorfa del caos y a los estudios de la complejidad y

cuando la historia socialista britanica trata de reelaborar 0 de

proponer los conceptos de "conciencia de clase" 0 de "economfa

moral", en todos estos casos vuelve a hacerse presente esa migra-

resultados. Y entonces, y congruentes con esta asunci6n radical,

veremos que todas las corrientes historiograficas de van guardia

van a declarar explfcitarnente y sin problema que intentan hacer,

por ejemplo, una historia cultural "desde el punto de vista de las

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ci6n sin trabas a traves de las ciencias sociales, a la vez que esa

plena conciencia de la ineludible interacci6n entre la historia y el

presente.

Un segundo trazo repetido en las nuevas corrientes y auto res de

la historiograffa de hoy, es el de la asunci6n radical de las tam-

bien multiples implicaciones que conlleva la naturaleza de lahistoria como ciencia que es susceptible de i fe c to s so cial es fun-

damentales. Yello no solo en el sentido mas obvio de que ha de-

jado de ser la cr6nica y el relato de las vidas y peripecias de

heroes, reyes, caudillos, Estados, elites y hombres ilustres, para

convertirse en el estudio y explicaci6n de los procesos sociales,

colectivos, de las masas, de las clases sociales, de la cultura po-

pular y de los grandes grupos sociales, sino tarnbien en el sentido

de asumir integralmente la responsabilidad social de la historia,

siempre cargada de profundos significados ideol6gicos, y siempre

sujeta a las exigencias de sus posibles usos sociales y politicos. Poreso, no es casual que sea una vez mas despues de 1968, que va a

debatirse intensamente sobre las significaciones y los sesgos

ideol6gicos que conlleva necesariamente la practica del his-

toriador, colo cando en el centro de esa discusi6n el tern a de las

responsabilidades sociales de la historia, junto a la evidenciaci6n

de los distintos usos tarnbien sociales que se han hecho siempre

de los diferentes discursos hist6ricos.

Lo que, como consecuencia inmediata, ha provocado que

nunca mas sera posible pretender la supuesta "neutralidad" 0

"imparcialidad" absoluta de los resultados historiograficos, asu-miendo, por el contrario, que todo ejercicio del oficio de histo-

riador es a la vez una necesaria toma de posici6n ideol6gica 0

social, toma de posici6n que en buena medida deterrnina el

margen de los posibles usos y funciones sociales de esos mismos

vfctimas", 0 que defienden una historia abiertamente crftica, 0

que se sinian en posiciones declaradamente antiposmodernas y

racionalistas, 0 tambien que construyen discursos hist6ricos que

intentan ser discursos para la liberaci6n, 1 0 mismo que reivin-

dican la concepci6n de la historia como contramemoria, como

discurso construido a contracorriente 0 como ejercicio intelec-tual que marcha a contrapelo de las ideas dominantes y esta-

blecidas".

Declaraciones expllcitas que atestiguan que no es posible ya

construir una historia que se pretenda inocente 0 aseptica res-

pecto a su funci6n social, y que corroboran tam bien el hecho

de que, en practicamenre el conjunto total de sus diferentes

versiones, esta historiograffa occidental contempordnea se halla

siempre ubicada en posiciones progresistas y de izquierda,

marchando a contracorriente de la historia oficial, tradicional,

positivista y legitimadora del poder, a la vez que se distancia talvez de las faciles aunque esterilcs posturas posmodernas e irra-

95. Por el lo, no es una casualidad que varias de estas cor ricntcs hayan recupe-

rado y reivindiquen a autores como Marc Bloch, Walter Benjamin, Fernand

Braudel 0 Norber t El ias , cuyo potencia l crfrico y desconstruc to r de nucstras

nociones habituales de, por ejemplo, la noci6n de documento y de hecho

hist6rico, de la noci6n de progreso, de nuestra concepcion del tiernpo, 0 del tema

de la econornfa psfquica de los individuos, entre tantos otros :tportcs conrcnidos

en sus obras, esta lejos de haber sido agorado. Nos referimos, obviarncnte, a los

trabajos de Marc Bloch, Apol og ia p a ra fa bistoria 0 e l o fi ci o d e b is to r ia d or , cit.,

Walter Benjamin, "Sobre e I concepto de historia" en el libro L a d ia le ctic a e nsuspmso. Fragmentos s ab re l a h is to ri a, Coedici6n Univcrsidad Arcis y LOM

Ediciones, Santiago de Chile, .1996, Fernand Brandel "Historic y cicncias sociales.

La larga duracion" en el libro E s cr it os s a br e b is to r la , Ed. Fondo de Culrura

Econ6mica, Mexico , 1991 y Norber t EICasE I prom o dt fa ciuilizacidn, Ed. Fondo

de Cultura Econ6mica, Mexico, 1987.

14 0 14 1

 

cionalistas que existen en algunos reducidos ambiros historiogra-

ficos del panorama global de la historiograffa mundial.

Y si la historia ha sido tanto un arma 0 instrumento de domina-

cion, como de resistenciay rebeldfa, y sila memoria seha utilizado

Pero en 1968, y como otro de los tantos efectos de la revolu-

ci6n cultural de estas fechas, comenz6 a disolverse rdpidamente

el fundamento y la legitimidad de esta episteme parcelada, a la

vez que se iniciaba un claro proceso de reorganizaci6n de todo el

sistema de las ciencias sociales, e incluso del entero sistema de las

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abrumadora mayorfa de los autores importantes y genuinamente

innovadores de la historiografia actual en el mundo occidental se

encuentran sin duda dellado de una historia crltica, emancipadora

y progresista, y por un uso abierto de la memoria como contrame-

moria igualmente liberadora y radical.Algo que, en nuestra opinion, deriva del hecho claro de que

estamos viviendo hoy en una evidente situaci6n de transici6n

hist6rica en escala planetaria, transici6n determinada por el fin

de la era capitalista de la evoluci6n humana y por la hoy

urgente y acuciante busqueda de un nuevo modelo para la

reorganizaci6n global de las sociedades de todo el planeta, mo-

delo basado en una sociedad sin explotacion econ6mica, sin

dominio y despotismo politico y sin las multiples formas de la

desigualdad y la discriminaci6n sociales hoy imperantes. Y

entonces, y a tono con esta situaci6n de magno trans ito hist6-rico, la inmensa mayorfa de los auto res y de las corrientes his-

toriograficas principales se ha ubicado hoy en claras posiciones

de izquierda, progresistas 0 dentro del pensamiento crfrico

contemporaneo.

Un tercer trazo importante, que se encuentra presente en

todas las corrientes de la historiograffa actual, es el de asumir

cada vez con mas plena conciencia la evidente crisis y cadu-

cidad de la episteme parcelada para el conocimiento de 1 0

social, episteme que se constituyo solo en el ultimo tercio del

siglo XIX y que habiendo parcelado y autonomizado distintosespacios de 1 0 social-humano en el tiempo, termin6 por cons-

tituir el espectro de las diferentes ciencias sociales que tuvo su

desarrollo y vigencia a 1 0 largo de una buena parte del siglo XX

cronologico.

diferentes "culturas" y de todo el sistema de los saberes humanos,

proceso dentro del cual estamos rodavla inmersos".

Y a tono con esta reorganizaci6n total del sistema de las "cien-

cias" y de los saberes humanos, que ha revalorado I a importancia

y centralidad de la historia al reintroducir las implicacionesesenciales de la variable del tiempo, tanto en la ffsica y la termo-

dindmica 0en la estetica conternpordnea, como en la sociologfa, la

economfa, la ciencia polftica 0 los estudios de la cultura y la lite-

ratura mas actuales, I a historiografia contempodnea ha comen-

zado a moverse cada vez mas en la linea de superar las limiradas

visiones de defender 0 promover las tan rnencionadas "inter-

disciplinariedad", "rnultidisciplinaricdad", "transdisciplinariedad"

o "pluridisciplinnriedad" -todas elias simples parches que no

atacan el fundamento real a superar, al respetar terncrosamcnrc la

existencia rnisma de las diferentes "disciplinas"-, para acccder a Iareivindicaci6n de la necesidad de una nueva vision, otra vez

unidisciplinaria, de 1 0 social-historico, vision que se rccnlaza

directarnenre con las perspectivas de autores como Fcrnand

Braudel 0aun mas atrds con elhorizontc del propio Marx".

96. Adernds de algunos de los tcxtos rclarivos a cste prob lema, c itados en una

nota anterior de csre mismo capi tulo, puedcn verse rambien sobre cste punto, los

trabajos de Wolf Lepenies, Las tres culturas. La sociologla entre la literatura y III

ciencia, Ed. Fondo de Cultura Economica, Mexico, 1994, Isabelle Stcngers,

L'invention drs sciences modernes, Ed. La Decouverte, Pads, 1993, e Ilya

Prigogine c Isabelle Srengcrs, La nueua alianza. Metamorfosis dr la c iencia, Ed.

Alianza Editor ial , Madr id, 1997 e l ira Prigogine , Elfin dr las certidumbres, Ed.

Andres Bello, Sant iago de Chi le, 1996.

97. Sobre d punto m a s especffico de la conexi6n con d tern a de la historia global,

cfr. Carlos Antonio Aguirre Rojas, L 'histoire conquerante. Un regard sur

142 143

 

Por ultimo, un cuarto trazo tambien cormin a los diversos pro-

yectos historiograficos hoy vivos y actuantes en el panorama glo-

bal de la historiograHa occidental es el del claro florecimiento y

expansion en su seno de la espedfica rama de la historia de la his-

toriograHa. Retomando entonces una tradici6n que ha tenido, en

tuguesa His to ri a d as i de ia s, la revista norteamericana Review, 0

las revistas inglesas de la N ew L eft R ev ie w y la Histor y Workshop .

Prol iferaci6n y mult iplicaci6n de las presencias de la historia de

la historiograHa dentro de los estudios historicos conternporaneos

que, adernas de haber permitido ya la elaboraci6n de los primeros

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este siglo, su primer desarrollo fuerte en Italia, aunque tambien

se ha hecho presente en los Annales de Marc Bloch, de Lucien

Febvre y de Fernand Braudel, todas las corrientes y los espacios

de la historiograHa actual han comenzado a otorgar, en los ul-

timos cinco 0 seis lustros, mucha mas importancia a este ejerciciode la historia historiografica, fundando revistas consagradas a este

campo, incrementando las secciones a el destinadas, 0 tambien

organizando coloquios, encuentros y mesas redondas claramente

ubicables dentro de esta rama mencionada.

Asi, y frente a esra situacion de transicion historica, algunos de

cuyos rasgos hemos evocado antes, la historia parece verse obli-

gada a mirarse al espejo, aplicando para su propio autoexamen y

estudio todas las herramientas que ha ido desarrollando y perfec-

cionando en los ultimos ciento treinta afios. Y entonces, y abo-

cdndose mas seriamente en el cultivo de esta historia de la histo-riograHa, es que prosperan revistas que, total 0 parcial mente,

acogen los resultados de dicho trabajo historiografico, como es el

caso de las revistas Espaces'Iemps 0 los C ah ie rs M a rc B lo ch , en

Francia, las revistas italianas Stor ia de lla s tor iograf ia 0 la Riuista

d i storia della storiog rafia m ode rn a (hoy rebautizada sirn-

plemente con el titulo de Storiografia), la revista Manuscrits de

Barcelona 0 la valenciana Histor ia soc ia l. Y es tarnbicn c I caso

de las revistas Entrepasados y Probistoria de Argentina, Didlogos

de Brasil, Nueva s ln te si s en el Peru, 0 Deba tes amer icanos en Cu-

ba, 10 mismo que de las revistas mexicanas Contrah is tor ias , Es la -bones 0 Secuencia, la revista alemana Comparatiu , la revista por-

mapas generales de 10 que ha sido la curva de vida de la histo-

riograffa del siglo XX98, ha promovido yapoyado tambien la mas

clara autoconciencia de 10 que hoy significa ser historiador y

dedi carse a la practica de la historia, autoconciencia desplegada

justamente, entre otras lfneas, dentro de las tres vias 0 los tresrasgos antes resumidos aqul.

Una autoconciencia clara de la propia historia, que no es s610

su perdida definitiva de la "inocencia", sino y sobre todo la base

para que ella pueda ahora proyectarse tarnbien con plena con-

ciencia, en los campos antes marginados de la vasta y masiva

divulgaci6n hist6rica, en cl terreno de la ensefianza y la pedago-

gia de la historia, en e I trabajo de construcci6n rnuseografica y de

rescate y conservaci6n de los vestigios del pasado, y en el espacio

de la tarea de transmisi6n y conservaci6n de los recuerdos, de

construcci6n de la memoria historica y de restitucion del nexovivo entre los multiples "pasados" con nuestro presente.

Cuatro trazos que, si bien son compartidos por todas las co-

rrientes de la historiografla actual, van a especificarse y a mati-

zarse diferencialmente en cada uno de los muchos espacios del

complejo mapa de la historiograffa occidental. Mapa cuya con-

l 'historiographie francaisf, Ed. L'Harmarran, ParCs,2000 y tambien "Making history,

knowing history: between Marx and Braudel" en Revieto, vol. 15, mim. 2,1992.

98. No existen demasiados trabajos sobre este mapa gmmrl de 1 0 que ha sido en

su conjunro la hisror iografla del siglo XX, un terna que ameri tar la desarrol los y

rrabajos mucho mas sisterndticos y de mayor envergadura . Sobre este punto vease

de Georg G. Iggers, LA c ie n ci a histdrica e n e l s ig lo x x . LAs t rndenc ias ac t ua l e s, Ed.

Idea Books, Barcelona, 1998 y tambien Nao d ir e ct io n s i n ( II ro p ra n h is to r io g ra ph y,

Ed. Wesleyan Universiry Press, Hannover , 1984; vease tarnbien de Francisco

Vazquez Garda, E stud ios dr teorla y metadologta del saba bist drico, Ed.

Universidad de Cadiz, Cadiz, 1989 y de Car los Antonio Aguirre Rojas, ltinerarios

de fa h is to n og r af la d r l s ig lo X X , antes citado,

144 145

 

figuraci6n general es pertinente abordar ahora con un poco mas

de detalle.

* * *

damento material y social de la existencia de ese modelo de un

centro y multiples satelites, modelo que en los estudios histori-

cos otorg6 al mundo germano parlante la hegemonfa histo-

riografica en el mundo occidental entre 1870 y 1930, para luego

crear la sucesiva hegemonfa francesa en este mismo campo

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historiografico, entre aproximadamente 1930 y 1968. Afloja-

miento y perdida de legitimidad que se explican, en nuestra

opinion, por la entrada del capitalismo mundial en una situacion

de transici6n historica que es a la vez el momento final de su lar-

ga vida hist6rica y la etapa de gestacion del nuevo sistema his-t6rico que habra de sustituirlo", Con 10 cual, y sobre la diso-

lucien de dicho fundamento, es que se hace cada vez mas posible

y mas real una situaci6n en donde, eliminando to do colo-

nialismo inrelecrual y toda acrirud de "rninorfa de edad" respecto

de las culturas antes hegem6nicas, comienzan a crearse las bases

reales de un verdadero intercambio cultural mas plural, equi-

tativo y simetrico, en donde no s610 Europa considera que puede

aportar elementos 0 perspectivas culturales interesantes y vdlidas,

sino en donde todas las culturas del planeta son interlocutores

legltimos e igualmente capaces de contribuir a la construcci6n deesa nueva cultura universal, mas dernocratica, mas rica y

plurifacetica, mas diversa e igualitaria hacia la que apunran todas

las tendencias mas profundos de la transformaci6n hoy en curso.

Transformaci6n cultural que cs exprcsion de la transici6n

historica que vivimos, y que en cl plano de la historiograffa se ha

AI intentar delimitar con mas precision cual es la configuraci6n

espedfica que hoy presentan los estudios historicos occidentales,

debemos nuevamente remitirnos al cambio provocado en este

sentido por la gran revoluci6n cultural de 1968. Yello porque es

cada vez mas claro que, despues de esta fecha sirnbolica de finalesde los afios sesenra, hemos entrado a una nueva situacion,

radicalmente inedita, en 10 que respecta al modo de intcrrelacio-

narse y de retroalimentarse, del conjunto de las diferentes his-

toriograffas nacionales de este mismo occidente, y quid del pla-

neta en su conjumo.

Porque si entre 1870 y 1968 aproximadamente, la histo-

riograffa en el mundo occidental se configur6 claramente bajo el

modelo de conformar un centro hegem6nico historiografico, ge-

neralmente coincidente con un espacio nacional 0 con una zona

lingufstica hornogenea, rodeado de multiples satelites historio-graficos que imitaban, reprodudan 0 copiaban en mayor 0 me-

nor medida dicho centro, despues de 1968 hemos entrado, en

cambio, en una nueva situacion multipolar 0 policentrica en 10

que corresponde a la generaci6n de la innovaci6n historiogrdfica,

situacion que configura un nuevo paisajc en la historiograffa, en

el que ahora compiten abiertamente varios polos fucrtes, e incluso

algunos polos emergentes importantes, en la rarea de esccnif icar

los grandes debates, escribir las obras mas imporrantcs, 0 abrir los

nuevos campos problematicos y las nuevas [Incas de investigaci6n

de la mas actual y vanguardista historiografa.Con 10 cual ha cambiado tambien la propia dindmica general

de funcionamiento de esta historiograffa, e incluso de la cultura

occidental misma, Porque hoy es claro que hace mas de tres de -

cadas que ha comenzado a aflojarse y a perder vigencia el fun-

99. S obre este punto cfr. cl libro de Im ma nuel W allerstein y T erence K .

Hopkins . T h~ a g~ of t ra n si ti o n. T r aj ec to r y o / t" ~ wo r ld - sy s tem /915-2025, E d. Z ed

Books, Londres, 1996. T am bien de Im manuel W allerstein. Utoptstica 0 la s

o pc io ne s b is td ri ca s d el s ig lo X X I, Ed. Sig lo X XI . M exico . 1998. de BolivarEcheverria, Va lo r d ~ IISO Y u to p la , E d. S ig lo X XI . M ex ico , 1 99 8 y La mod er n id a d

de 1 0 barroco, Ed. Era. M exico, 1998 y de C arlos A ntonio A guirre R ojas.

Immanuel W a l/ as uin . C rlt lc a del sistema-mundo capltalista, E d. E ra , M ex ic o.

2003 y P ar a c om pr en de r e l m un do a ctu al . U na g ra md tic a d ~ la rg a d ur ac id n, Ed .

Centro juan Marinello . La Habana , 2003.

146 147

 

proyectado como ese nuevo policentrismo 0multicentralidad ya

referidos. Lo que implica que hoy, en la historiografia rnundial, es

perfectamente posible que en c ua lq uie r e sp ac io n ac io na l h is to -

riogrdjico surjan las nuevas lfneas de investigaci6n innovadoras, a la

vez que autores de cualquier punto del planeta pueden estar hoy

occidental, como por otra serie de polos emergentes, que co-

menzando a consolidarse como posibles alternativas hisroriogra-

ficas futuras se hallan todavfa sin embargo en una etapa mas bien

inicial de su desarrollo general. .Una configuraci6n de polos fuertes y polos emergentes de la

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escribiendo 1 0 que en algunos lustros 0 decadas seran consideradas

las obras "clasicas"de la historiograffa de este inicio del milenio

cronol6gico que ahora vivimos. Una situacion que convoca a todos

los historiadores del mundo por igual, a participar en esta reno-

vaci6n historiografica en curso, y que se hace ya evidente si pa-samos revista rapidamente a 1 0 que hoy es el paisaje historiogrdfico

actual.

Yaque bajo los saludables efecros de 1 0 que ha sido llamada la

defensa de perspectivas y posiciones "rnulticulturalisras", es cada

vez mas cornun ver tanto en coloquios de historia como de cual-

quier otra ciencia social, colegas latinoamericanos, africanos, chi-

nos, hindues, etc., que debaten en condiciones de igualdad con

sus hornologos europeos, al mismo tiempo que asistimos a un

notable incremento de la cantidad de trabajos que, habiendo sido

escritos en Asia, Africa 0 America Latina, son traducidos y co-menrados cada vez mas ampliamente dentro de las ciencias

sociales y la historiograffa en cualquier otra parte del mundo. Un

movimiento fuerte e indetenible, que en nuestra opini6n avanza,

lenta pero firmernente, hacia esa conformaci6n de un verdadero

dialogo multicultural, igualitario, respetuoso y multiplemente

enriquecedor.

Pero si la situaci6n de la historiograffa occidental, y muy posible-

mente de toda la historiograffa mundial, presenta ya esta situaci6n

estructural policentrica, y esta posibilidad que abre el espacio

potencial para la generaci6n de la innovaci6n historiografica encualquier parte del mundo, no deja sin embargo de tener una cier-

ta configuraci6n bien determinada, constituida tanto por un claro

conjunto de "polos fuertes" que hoy se afirman como los prora-

gonistas principales ubicados en la vanguardia de esahistoriograffa

historiograffa occidental, que en el marco ya descrito de la multi-

centralidad historiogrdfica actual, y en las cambiantes condiciones

de la transici6n hist6rica que hoy vivimos, podrfa modificarse,

alterarse, complementarse 0 enriquecerse de manera sustancial en

solo unos pocos lustros. Configuraci6n sujeta pues a posiblesmutaciones profundas, a la que no obstante vale la pena rratar de

aproximarse con mas cuidado ahora.

* * *

Cuando observamos el conjunto de 1 0 que actualrnenre

constituye el paisaje global de los estudios historicos en el rnun-

do occidental, nos es facil ubicar casi inmediatamente a aquellas

corrientes hisroriograficas y a aquellos autores a elias vinculados,

que en la actualidad se han convertido en los referentes ineludi-bles mas importantes dentro de este mismo campo de la historio-

graffa presente.Un conjunto de auto res y corrientes cuya proyecci6n se ha

vuelto cada vez mas de escala internacional, y que al ser los

constructores de las perspectivas historiogdficas mas difundidas

y mas debatidas en toda la gcograffa del mundo occidental y

muchas veces incluso en la geograffa de redo el planeta, nos

ofrecen entonces losdiversosmodclos, procedimientos, conceptos,

paradigmas y prdcticas que hoy es indispensable conocer y manejar

para ser capaces de ejercer e l oficio de historiador en su s modali-

dades mas desarrolladas.Corricntes y auto res que, en todos los casos, han vinculado sus

proyectos intelectuales e historiogdficos a la publicaci6n regular

de una revista, que entonces ha funcionado 0 aiin funciona

148149

 

como claro espacio de concentraci6n y como estructura orga-

nizativa visible de esas mismas perspectivas 0 tendencias historio-

graficas.

Afirmando entonces, mediante esas revistas de publicacion

periodica, una visibilidad internacional y una presencia regular

Un primer polo fuerte historiografico, asociado a la celebre

revista que hoy se titula Ann al es . H is to ir e, s ci en ce s s oc ia le s, que

se ha definido en primer lugar como claro inrento de supera-

cion y de trascendencia frenre a la hoy ya anacr6nica historia

de las mentalidades, que habfa sido el tema estructurador del

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dentro del campo, esas corrientes y perspectivas se han constituido

en los "poles fuertes" de la historiografla actual, en los protagonis-

tas que es imposible ignorar si se desea ser un historiador bien for-

mado y a la altura de las exigencias de la corporacion en esta epoca

actual.Dado que, como sabemos bien, no es posible hacer tabla rasa del

pasado, va a resultar claro que todos esos "polos fuerres" de la his-

toriograffa mas conternpordnea se han construido entonces en

directa conexi6n con diversas tradiciones historiogrdficas ante-

cedentes, frente a las cuales se han definido de multiples maneras,

sea criticandolas y estableciendose en situacion de abierta ruptura

frente a elIas, sea recuperdndolas y actualizdndolas de modo crfrico

y creativo, pero tarnbien a veces mezclando perspectivas 0

elementos antes separados, 0 inventando y replanreando de otra

forma viejos paradigmas 0 antiguos procedimientos analfticos.De este modo, un primer "polo fuerte" de la historiograffa

occidental 1 0 constituye la marta generaci6n de la mal lIamada

"Escuela de los Annales", cuarta generaci6n que habiendo co-

menzado desde 1985 los esfuerzos de elaboraci6n de un nuevo

proyec to in te lec tua l annalista, se ha afirmado mas cxplfcitamcnre

a partir de 1989, en especial con la publicaci6n del mimero-

manifiesto de noviernbre-diciembre de 1989, y luego con todas

las modificaciones tanto organizativas e institucionales como

sobre todo intelectuales que se han ido sucediendo en su scno

desde esa misma fecha'?",

100. Lamentablemente, existen muy pocos csrudios sisrerndticos sobre esta cuarta

generaci6n de los Annales. AI respecto puede verse por ejemplo el artlculo de

Christian Delacroix, "La falaise et le rivage, Histoire du ' tournant critique" en la

150

amorfo y ambiguo proyecto de los Annales del periodo de

1969 a 1989. Ambigua historia de las mentalidades, frente a la

cual estos cuartos Annales van a oponer Y a defender la historia

social de las practicas culturales, en una lfnea que ha estado

siendo desarrollada hasta hoy por auto res como Roger Char-tier!".

AI mismo tiempo, y tarnbien en abicrta ruptura con la tercera

gcneraci6n annalista, estos Annales de la ultima decada han in-

tentado renovar profundamcntc los campos de la historia eco-

nornica y de la historia social. Recupcrando y rcdiscutiendo en-

tonces los problemas que hoy cnfrcnran las mas nuevas vcrticnrcs

de la historia econornica, de la hisroria cuantitativa y de la his-

rcvisra Espaca'Temps, rulm, 59/60161, P a rf s, 1 99 5 . Tambicn en c l l ib r o de Christian

Dclacroix, Francois Dosse y Patrick Garda, L es c ou ra nt s b is to ri qu rs e n F r an a. 1 9 (-2 0 r s ii cl e, Ed. Armand Colin, Par is , 1999, en especial e I capitulo 6. Tambien e I

debate entre Youry Bessmerrny, Bernard Lepetit y Jean-Yves Grenier "A proposiro

del le nuove 'Annales '" en la R i vi st a d i s to r ia d e ll a s to r io g ra ji a mod ( r na , mirn. 1-3,

1995. Tarnbien puede verse nuestro libro, Carlos Antonio Aguirre Rojas, La e scuel a

dr l os A nna le s. A ) ·f r. h o y. m a ii an a ., Ed. Montcsinos, Barcelona, 1999, en especial el

capitulo 7, en donde desarrollamos mucho mas ampliamente la caracterizacion de

csros "cuarros Annales" que aquf solo rcsurnimos muy brevernenre. (Exisre ahora

version en frances de este mismo libro, bajo cI titulo L 'bistoire conquerante. Un

rrgard SIIr l'hi storiographir fancaiS( , que ya hemos cirado antes.)

101 . Para la crfrica de esta historia de las menral idades cf r. G. E. R . Lloyd, Las

mcntal idadrs y !II desmmascararniento, Ed. Siglo XXI, Madrid. 1996, 0 r ar nb ie n e l

prcfacio del libro de Carlo Ginzburg, £ 1 qrlrSo y 1 0 1gwanol , Ed. Muchnik Edirores,

Barcelona, 1981. Vease tarnbicn Carlos Antonio Aguirre Rojas, "(Que es la historia

de las mental idadcs] Auge y declinacion de un tcrna historiogrdfico" en el l ibro

Itinerarios d( fa historiograjla drl s~'?,!oX, ya citado, Sobre la nueva historic social de

las prdcticas culturales, cfr . de Roger Chartier, EI mundo como repre sen t ac i dn , Ed.

Gcdisa , Barcelona, 1992 y Au bord d( fa [alais«, Ed. Albin Michel, Paris, 1998.

151

 

toria serial, 0 incursionando en una nueva versi6n de la antro-

pologfa hist6rica, estos cuartos Annales actuales van tambien a

abrir el dialogo con la sociologfa de la acci6n y con la econornfa

de las convenciones, para incorporar sus aportes a la historia, y

para redefinir desde allf nuevas y muy diferentes formas de la

Asociado entonces a la revista Anna le s. H is to ir e, s ci en ce s s oc ia le s,

que sigue siendo hoy la revista especializada de historia mds d i fon -

dida en todo el mundo occidental -10 que no forzosamente irn-

plica que sea ni la mas innovadora ni la mas importante-, este

polo frances fuerte de la historiograffa occidental se encuentra hoy

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historia social. E intentando integrar explfcirarnente en sus

investigaciones y debates cotidianos tarnbien todos los complejos

resultados y lecciones derivadas del procedimiento de "cambio de

escala" y de las propuestas especfficas de la microhistoria ita-

liana'", estos historiadores de la cuarta generaci6n annalista van adefinir otro de los trazos importantes de su proyecto intelectual.

Trabajando entonces en todas estas lIneas de renovaci6n de la

historia social, antropo16gica y econ6mica, a la vez que reivin-

dican esa "asimilaci6n francesa" del aporte italiano de la mi-

crohistoria, esos Annales post 89 han relanzado tambien el debate

metodologico fuerte que los terceros Annales habfan abandonado,

defendiendo tanto una interdisciplinariedad "dura", como una

transferencia regulada de conceptos, modelos y problemas de una

disciplina a otra, a la vez que rediscuten la pertinencia actual de la

larga duraci6n 0 de la historia global, en un claro y conscienteretorno a los horizontes braudelianos'",

102. En esta llnea, las obras principales a considerar son las de Bernard Leperir ,

Les o il le s d a ns fa F ra nc e mo de rn s 1 7 40 -1 8 40 . Ed. Albin Michel. Pads. 1988. La s

c iu d ad es e n fa F ra nc ia m o dema, Ed. Institute Mora. Mexico. 1996. y ellibro por

el coordinado y titulado L es f or m~ s d e l 'e xp er ie nc e. U n e a ut re b is to ir e s oc ia le , Ed.

Albin Michel. Pads. 1995. Tambien de Jean-Yves Grenier. L 'economic d'anclen

regime, Ed. Albin Michel. Pads. 1996. Jocelyne Dakhl la, L~d iv an d es rois, Ed.

Aubier, Pads. 1998 y Jacques Revel (coordinador ) [eux d'ecbelles, coedici6n

EHESS-Gallimard-Le Seuil, Pads. 1996.

103.Sobre este punto cfr. Bernard Lepetit "Propuestas para un ejercicio

limitado de la interdisc ipl ina" , en revista Iztapalapa, mim, 26. Mexico , 1992,

"La larga duraci6n en el presenre", en el libro S~gundas Jo rnadas Braude l iana s,

Ed. Institute Mora. Mexico. 1995 y "Les Annales aujourd'hui", en Reuieto, vol.

XVIII. mirn, 2. 1995. Tambien de Bernard Leperit y Jean-Yves Grenier el

articulo "L'experience hisrorique a propos de C.E.Labrousse" en Annales.

152

en una verdadera encrucijada, de cuya salida puede depender, en

parte, no s610 el futuro de toda la corriente de los Annales que se

inici6 en 1929, sino rambien el papel que la historiograffa francesa

puede jugar en el panorama mundial de los estudios hist6ricos de

las pr6ximas decadas por venir.Un segundo polo fuerte en la historiograffa actual 10constituye el

conjunto de perspectivas 0 lfneas de investigaci6n que sc agrupan

genericamenre bajo el nombre de la hisroriografia socialista bri-

tdnica. Conjunto de perspectivas que, sucediendose en el ricmpo en

cuanto al momenta de su origen, y coexistiendo despues hasta el

momento actual, com parten en su conjunto el hecho de defender

una historia profimdarnenrc social, concenrrada en revalorar y res-

tablecer el papel de las clases populares y de los oprimidos dentro

de la historia, siempre desde posiciones de izquicrda, sea abierta-

mente deudoras de diferentes versiones e interpretaciones delmarxismo, sea declaradamenre socialistas 0 ferninisras'",

Econom ie s. Soci e te s . C i v il isa ti ons . afio 44 . mlrn. 6. 1989. Tambien de jean-Yves

Grenier el articulo "L'histoire quantitative est-elle encore necessaire]", en el

libro Passls Recomposes, Ed. Aurrernenr, Parts, 1995. Tambien puede verse la

compilaci6n de artfculos metodol6gicos de Bernard Lepetir , Camet d~ Croquis,

S ti r f a c o nn a is sa n ce h is to ri qu e, Ed. Albin Michel . Paris. 1999. Bernard Leperi r

muri6 de manera absurda y tdgica en rnarzo de 1996. Esra rnuerre ha sido una

perdida fundamental par3 esre proyecto inrelectual de los posibles cuarros

Annales, un proyecto (Ille todavla no logra consolidarse definitivarnenre hasra el

dfa de hoy.

104. Para tener una prirnera visi6n general de esra historiografCa socialista

britdnica, aunque a vcces con algunas lagunas que son en ocasiones irnportanres,

cfr . H. J . Kaye, Los historiadores marxlstas britdnicos, Ed. PrenS3S Universitarias de

Z~ragoza. Zaragoza, 1989 y T be e du ca tio n o f d es ir e. M ar xis t a nd th e w ritin g o f

history, Ed. Rout ledge. Nueva York . 1992 (vcasc nuest ro cornenrar io crCt ico de

este segundo libro en la revista Anna le s . H i s to i rr , sc imce s soc ia l es , rnirn. 2, 1998).

153

 

Remontando entonces sus ongenes, en alguna de sus vertien-

tes, al periodo posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial, es-

te polo britanico de la historiografla conternpordnea se ha ido

construyendo sucesivamente en torno a la edificaci6n, lanza-

miento y luego publicaci6n regular de tres revistas que hoy son

Revoluci6n Inglesa, de la Revoluci6n Industrial 0 de la etapa final

del feudalismo. Una historia social marxista, plasmada en los

trabajos de auto res como Eric Hobsbawm, Christopher Hill,

Rodney Hilton, erc., que apoyada en los conceptos mas habituales

del marxismo, trato de utilizarlos para hacer avanzar en Inglaterra

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importantes en los estudios historicos del mundo occidental, y

que son las revistas de P ast a nd P re se nt, N ew L eft R ev ie w y History

Workshop. Tres revistas britdnicas que hoy figuran entre las mas

importantes publicaciones peri6dicas del gremio de los his-

toriadores, y que en sus especificidades y diferencias definen tam-bien las tres tendencias principales que conforman este segundo

polo fuerte de la innovaci6n historiogdfica. Y aunque esras

diversas tendencias 0 ramas de la historia socialista brirdnica se

han consolidado y afirrnado en tres mementos sucesivos y dife-

rentes, rodas elIas sobreviven hasta hoy, compartiendo los es-

pacios de la historiograffa inglesa actual, y aportando todavla ca-

da una su peculiar contribuci6n a la renovaci6n historiogrdfica

en curso.

Asf, el grupo de la revista P as t a nd P re se nt , revista que ha sido

fundada ya en 1952, es el mas antiguo de estas tres rarnas, nu-

cleando a su alrededor a los que podrfamos considerar los rnarxis-

tas mas tradicionales de todo cste polo brirdnico. Un marxisrno

mas cortado de acuerdo a los patrones de 1 0 que fueron muchos de

los marxismos anteriores a la revoluci6n cul tural de 1968, que tuvo

el inmenso meriro de abrir, dentro del ambiente inrclcctual de la

Gran Bretafia de los afios cincucnta y scsenra, todo cl cspacio de

una verdadera historia social, atcnta al andlisis de las clascs sociales

y de sus luchas, estudiosa de los carnpesinos y los obreros,

preocupada de invesrigar Ia historia de los movimientos socialcs y

tarnbien interesada en el examen de los procesos econ6micos de Ia

Tambicn p ued en v erse lo s mlrneros de la revista Hi st ori a soci al , consagrados a

E.P . T hom pson, nurn. 18, 1994 Y el consagrado a la obra de E . J . Hobsbawrn,

mim. 2 5, 1 99 6.

154

una historia antipositivista, que se concentr6 sobre todo en los

gran des temas de la historia econ6mica y social. Pero que sin

embargo, y mas alld de esos indudables meritos, no problematizo a

fondo la enorme densidad y complejidad de las categorlas

marxistas que utilizaba, ni inrento tampoco rescatar conceptos

presentes en la obra de Marx muy poco rescatados por la mayorfa

de los marxismos de esta epoca, abordando mas bien escasamcnre,

por ejemplo, ciertos temas de la historia cultural, y desplegando

un marxismo que, si frente a la historia positivista era un enorme

paso adclanre, frente a la renovacion cultural provocada por Ia

revoluci6n de 1968, comenz6 a resulrar un marxismo mucho mas

problcmdtico y limirado para encarar los desaflos hisroriogrdficos

post 68.

Sin embargo, y dada csa funci6n pionera en Inglaterra, de

apertura cstricta de la historia social, y gracias al prestigio acurnu-

lado por varios de sus representantes mas imporrantcs, csta primcra

rama de la hisroria socialista britdnica sigue siendo aun hoy un

rcfcrcnte importantc de la hlstoriografia occidental actual!".

1 05 . S ob re lo s o ri ge ne s y so bre el p ap el q ue e n la s p rim era s e ta p as ju g6 cstc

p rim er su bg ru po d e l a h i sr o ri og ra f la b r ir dni ca y sobre su s vlnculos c on l os Annalrs

d i ri gi do s p o r F er na nd B ra nd el , c f r. l os artfculos y [ a cn t rev i sr a d e E ric Hobsbawm

" EI g ru po d e h is ro ri ad or es d el p ar ti do c omu ni sr a" y l a e nt rc vi sr a " C or np re nd er l a

roralidad de l a e v o lu c io n h is to r ic a . C onv e rs a ci o n c on E ri c Hobsbawrn", a m bo s e n

la r cv is t a Hi st ori a soci a l, n um . 2 5, V ale nc ia . 1 99 6. D e] rn ism o H ob sb aw rn vease

r am bie n s u a rt ic ul o " Co mm en ts" in clu id o e n Revia», v ol. I , n urn . 3 -4 , 1 97 8. P or

otro lado, cI c a rd c te r r nd s r ra di ci on a l y pre-68 d e l m a rx ism o de cste g rup o de la

rcvista P as t a nd P re se nt s e r cf lc ja p or e je m pl o, indirccra perc claramenre, en la

c v al ua c io n n e ga t iv e y h as ta u n p oc o d cs pr cc ia tiv a q ue e l p ro pio H ob sb aw rn h ae c

de la revolucion cultural de 19G 8. Para cl. no sc trata de tal rcvolucion, que cl

reduce y m in im iza co rn ple ta men te, su bsu rn ien do la e n u n pro ceso m uc ho rn ds

155

 

Y del mismo modo que esta revoluci6n cultural de 1968 ha

provocado la escisi6n entre las viejas izquierdas mas tradicionales

y las nuevas izquierdas sesentayocheras, tambien los importantes

y agitados afios sesenta en Inglaterra han creado una segunda

tendencia de este polo britanico que ha fundado justamente una

Intentando entonces actualizar sus referentes teoricos yempa-

tar a la historia socialista britdnica con el debate europeo, esre

segundo grupo ha lIegado incluso a coquetear, por ejemplo, con

las posiciones althusserianas, a las que ha promovido y ha ayuda-

do a difundirse dentro del espacio intelectual de la Gran Bretafia.

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revista titulada la revista de la nueva izquierda, la New Left Re-

view. Nueva tendencia historiografica, que agrupando a gentes

como Perry Anderson, Robin Blackburn 0 Benedict Anderson,

junto a gentes de avanzada como Edward P . Thompson -que

pasan del grupo de Past and Present a este nuevo grupo, hijo de

esa ruptura profunda de finales de los afios sesenta-, va a tratar

de impulsar una renovada forma de historia, a la vez deudora pe-

ro tarnbien diferente de la promovida por el primer grupo 0 llnea

antes mencionados.

Una historia que manteniendo el horizonte de ser una historia

social, econ6mica y atenta al andlisis de clases sociales, va sin em-

bargo a tratar de incursionar en algunos temas nuevos, como el de

la caracterizacion de los Estados absolutistas, e I de las transiciones

de la antigiiedad al feudalismo, 0 incluso el de Ia propia historia

del marxismo occidental. As! y en un movimiento de bascula-

miento curio so pero muy evidente, esta corriente de la nueva iz-

quierda va a defender, sobre nuevas bases y con argumentos mas

elaborados, viejas tesis defendidas hace mucho tiempo por la

historiograffa sovierica oficial, tesis que habfan sido criticadas por

los marxistas del grupo de Past and Present, y que algunos

protagonistas de la New Left Review van a rehabilirar de nuevo en

los afios setenra y ochenta recien vividos'",

vasto y menos prec iso que serla una revolucion socia l, demogrdf lca y cultura l,

desplegada desde 1945 has ta 1990. Cfr . su I ibro H i st or ia d r l s ig lo xx . 1914 - 1991 ,

Ed. CrCtica, Barcelona, 1995. Para una evaluacion diferente de esra mismarevolucion cultura l veanse los tr aba jos re latives a este terna, citados en una nota

anterior de este mismo capitulo.

106. Nos referimos, obviarnenre, a varias de las tesis defendidas por Perry

Anderson, tanto en su libro £1 Es tado ab so lu ti st a, Ed. Siglo XXI , Madrid, 1979,

15 6

Lo que, mas alla de las implicaciones que tiene respecto a la

caracterizacion de las posturas te6ricas de esta segunda rama, ha

generado un debate muy interesante que ha mostrado 1 0 que era

la riqueza y vitali dad de este polo britanico en los afios setenta y

ochenta del siglo XX cronologico'".

Nacida al calor de las gran des transformaciones de los afios

sesenta, y afirmandose precisarnente a 1 0 largo de toda esta de-

cada, esra segunda tendencia de Ia New Left Review, ha repetido

en alguna medida la curva vivida por esa propia generaci6n del

68 en el mundo, habiendo tenido un brilIo, una fuerza y una

presencia muy llamativas en los afios setenta y ochenta, y ha-

bien do comenzado a disminuir un poco su visibilidad y su pre-

sencia social en la ultima decada del siglo XX y en los primeros

afios de este milenio cronol6gico que recien hemos comenzado a

vivir. Y asl, aunque su papel en la historiograffa inglesa y en los

estudios hist6ricos del mundo occidental actual no es ya tan

fuerte como 1 0 fue haec algunos lustres, eso no imp ide e I hccho

de que esta segunda rarna 0 linea del polo britdnico, se haya

mantenido, no obstante, y hasra cl db de hoy, como un foro

siempre abierto a los mas nuevos y difercntcs dcsarrollos histo-

riogdficos producidos en la historiografla occidental, mantc-

como en su Iibro T ra ns ic io ne s d r la a nr ig il (( /a d a l f ill da li sm o , Ed. Siglo XXI ,

Madrid, 1980.

107. AI respecto vease el celebre debate ent re Perry Anderson y E.P. Thompson

que se ha plasmado en los rexros de E. P. Thompson, T Il ( p o vr rt y o f t br or y, Ed.

Mer lin Press, Londres, 1995 (I .ap rirne ra edicion es de 1978) y el libra de Perry

Anderson, T eor ia , p o lt ti ca r bistoria. Un debnr« c on E P . T ho mp so n, Ed. Siglo XXI,

Madrid, 1985 y "Diario de una relacion", en la revista £1 c ie lo po r a s al to , afio 3 ,

num.6,1993-1994.

15 7

 

niendose entonces tambien como referente imprescindible de

estos mismos estudios hist6ricos mas conternporaneos.

El tercer elemento 0 componente de este polo historiografico

fuerte existente en Gran Bretafia es el del grupo de la revista

His to ry Work shop, grupo que habiendose consolidado despues de

tambien crea el perfil espedfico de esta tercera corriente del polo

historiografico ingles, que sera un perfil de una historia muy

crftica del academicismo, de vocaci6n muy popular y que

desconHa de los marxismos precisamente acadernicos -10 que la

lleva a declararse mas "socialista"que propiamente marxista-, a

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de que la historia debe ser escrita por sus propios constructores y

protagonistas principales, es decir por las propias clases explo-

tadas y oprimidas que dla a df a reproducen a las sociedades. Ya

que si tambien y dentro de esta reproducci6n global de 10social,son elIos los que producen la riqueza social, mientras organizan

huelgas y movimientos sociales de protesta, los que rehacen y

manti enen al mundo cada dfa, igual que luchan contra el capi-

talismo y sufren sus embates, siendo adernds los que edifican

ciudades a la vez que tejen conciencias rebeldes y nuevas formas

de resistencia social, entonces son ellos los que estrictarnenre

hacen fa historia real a 10largo del tiempo. Y entonces, es logico

pedirles que si ellos hacen la verdadera historia sean tambien

elIos los que la reconstruyan intelectualmente, dodndola del

apoyo de su experiencia cotidiana y dirccta, y contdndola,

explicandola e interprerandola para nosotros desde esa misma

conexi6n que s610elios poseen con dicha historia real.

De ah f los celebres "talleres de historia" que dan nombre a la

revista, nacidos en parte de las experiencias inglesas de las escuc-

las de educaci6n para adultos, y en donde los historiadores "de

oficio", 0 acadernicos, 0 formados en las escuclas de historia, po-

nen su saber al servicio de los propios oprimidos, aporrdndolcs

sus herramientas intelectuales, para darles la voz y cl canal de

expresi6n que ellos nunca han tenido. Una experiencia inedira de

colaboraci6n entre hisroriadores "profesionales" y los propios

sujetos sociales e hisroricos, que no s610abre el espacio para cl

desarrollo amplio y masivo de la actual historia oral'", sino que

108. Va le la pena insistir en tonces en este origen, politico y de naturaleza muy

158

la vez que muy abierta y receptiva a todo posible movimiento so-

cial antisisternico, sea este feminista 0 ecologista, campesino,

local 0 urbano territorial, 10mismo que antinuclear, antirracista

o expresi6n de cualquier oposicion a determinada forma de dis-

criminaci6n social!",Una linea, entonces, que reivindica sobre todo la construcci6n

de la historia desde abajo hacia arriba (to b otto m u p) como dirdn

sus defensores, es decir desde las clases populares y los grandes

grupos sociales hacia la toralidad de 10 social, que sed la mas

sensible de todas, dentro de este polo britdnico, al sentido social

y politico de la propia prdcrica historica, funcionando a la vez co-

mo espacio de confrontaci6n y de difusi6n de toda historiograHa

vinculada a las luchas sociales anticapitalistas desplegadas en

cualquier pumo del plancta.

Tercera linea 0 rendcncia de esta hisroriografla britanica de

r adical. de los metodos y las pe rspectivas de la hisroria ora l. r cscatada en esta, su

primera ver tienre, como ese ensayo de darle l'OZ a los que nunca la han tcnido, y

de recupera r para la historia de l periodo mas contempodneo esos testimonios de

los propios proragonis ras, miernbros de las clases oprimidas , que han const ru ido

dir ec ta rncntc los hechos y los proceso s historicos funda rnentales, Rasgos que ,

coma cs bien sabido, se iran borrando y difuminando conforme esra rarna de la

hisroria oral gane difu sion y ex tension en d sena de la corporac ion de CIro. Pa ra

una primera vision panordrnica de las diversas corrienres presentes en esta historia

oral. cfr . d l ibra colcctivo La b i st ori a ora l. Ed. Centro Edi tor de America Lat ina.

Buenos Aires. 1991.

109. Hablarnos de los r rabajos de rodo d grupo lidereado por Raphae l Samue l.que lamcnrablemcnre no han sido suficientemenre traducidos al espafiol. Al

rc spcc ro cf r. los dos libros coordinados por Raphael Samue l. Hi st ori a popul ar y

t rorla social i sm, Ed. Crftica Gri jalbo, Barcelona. 1984. y V il la g ( l if t a n d l ab o r. Ed.

Routledge &Kegan Paul. Londrcs, 1982.

159

 

izquierda, a la cual tarnbien se ha incorporado, en un cierto mo-

mento, el historiador E. P . Thompson, quien muy probable-

mente sea el mas bri llante historiador ingles de todo el siglo XX.

Y ello no s610 porque en su biograHa personal y en su itinerario

intelectual el va a condensar esta sucesiva construcci6n de las tres

Hneas de este segundo polo fuerte de la historiografia, sino tam-

Criticando entonces los lIrnires de los modelos "macrohist6-

r icos", que tanta fuerza tuvieron en los afios cincuenta y sesenta,

y mostrando como fueron u ac id nd os e d e c on te ni do al abandonar

su Fuente nutricia que era el andlisis de 10 particular, los micro-

historiadores italianos van a defender este cambio de escala y re-

torno al nivel microhist6rico, pero no para renunciar al nivel de

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bien y sobre todo por la novedad y profundidad de su contribu-

ci6n historiografica especlfica'",

Un tercer polo fuerte de la historiografla conternpordnea es el

que conforma la compleja y elaborada perspectiva de la micro-

historia italiana, Una perspectiva que, alimentandose de los ricos

debates de la naciente historia social italiana desarrollada despues

del fin de la Segunda Guerra Mundial, y generada dentro de los

medios de la hisroriografia marxista y de izquierda de los afios se-

senta, va a irse consolidando y afirmando en los afios screnra, en

torno del equipo dirigente y constructor de la hoy celebre revista

Qua de rn i S to ri ci .

Perspectiva historiogrdfica microhist6rica, que sed entonces siem-

pre agudamente crftica, progresisra y atenta .11scnrido social y po-

lltico de la propia pdctica del historiador, cuyo miclco u horizonte

metodol6gico fundamental sed sin duda el de Ia promoci6n y de-

fensa del procedimiento del "cambio de cscala' como recurso de Ia

renovaci6n hisroriogrdfica, y en consecuencia, Ia recuperaci6n de la

dimension 0 "escala" microhisrorica como verdadero "Iugar de ex-

perimenracion" del trabajo historiogrdfico misrno'".

1 10 . S er fa d er na si ad o a m p lio en tr ar aquf en el e xa rn en d e e st a o br a f un da me nt al,

po r 1 0 cual rem itim os m ejor al lector a su lectura directa, Adernds de su obra mas

difundida y sin duda alguna m as irnportante, La fonnacion de la c la se o b re ra e n

Ing/aurra, Ed . Crfrica, Barcelona, 1989 (edicion en dos vohirnenes) puedc verse

rambien una lisra de sus principa les rrabajos en "E.P. Thompson: una selecci6n

b ib li og rd fic a" in clu id a en la r ev ista Historia social, num. 18, Valencia, 1994. Vease

tam bien el ensayo de Carlos I llades, "E . P. Thom pson 0924-1993)" en Esmdios

s ab re r l a r te sa na do u rb an a e n a s iglo XIX, E d. E I A ra ]o , M exi co , 1997.

Ill. Pa ra com pren der to da s las co mp lejas im plicacion es d e este p ro ced im ien to

1 60

10 general y la microhistoria, sino justarnente para enriquecerlo y

renovarlo, replantedndolo de nuevo desde esa experimentaci6n y

pasaje por los universos de la dimension microhist6rica. Con 10

cual, no s610 van a renovar radicalmente el modo de abordar la

vieja dialcctica entre 10general (que en un cierto scntido y en es-

te nivel abstracto podr famos cquiparar a 10macro) y 10particular

(en ese mismo senti do cquiparable a 10 micro), sino mas global-

mente todo un conjunto de prricticas y de perspectivas mctodo-

16gicas del cnrcro oficio de historiador,

Distancidndose cnronccs de la simple historia local 0 incluso

regional'!', y rccupcrando para la historia una cnorme y asorn-

m ic ro hist6 rico v ale la p en :l a cc rc ar se :I lo s p ri nc ip ale s tcx to s rnerodologicos de la

corricnre, D e e llo s ch em os solarncntc, Carlo Ginzburg, "Microhistorin: dos 0 tresCO S:lS que se de ella", en la revista Entrrpasados, mlm. 8, B uen os A ir es, 1995;

Giovanni Levi , "Sobr e m i croh is t or i a" , en el l ibro F o rm n s d r l ut cr r b is to ri a, Ed .

A lia nz n E dito ria l, M adrid , 1993; Y Edua rdo Grendi , " Mic ro ana lisi c sro ria

s o c i a l c " , ell 1 : 1 r c v is r a Ql l ar /r rn i S to ri ci , num, 35, 1977 Y "cRepel1S:lr 1 :1 micro-

historia!", ell rcvism Entrrpnsndos, nU11l. 10, Buenos Aires, 1996. Tarnbien

pucdcn verse algunas de las difercntcs inrcrprctncioncs que sc han hccho de esta

microhisroria e ll l os tcx l OS d e Anaclct PO llS y JUSIO Serna "EI o jo de la : lgU j3 : c de

que hablarnos cunndo hablam os de m icrohistoria?", en la rev isra Ayrr, nurn, 12,

Madrid, 1993 y rarnbien su libro Cdmo S( r sc ri be l a m ic ro bi st or ia . E n sa yo s ob re

Carl o Gi nz bu rg, E d. F ro nesi s, V ale nci a, 2000; jacques Revel "M icroandlisis y

co nstrucci6 n de 1 0 s oc ia l" , e n r cv is ta Emrr/,tlSar/os, num, 10, c it. y C 3r 10 S A nto ni o

A gu irre R ojas, Contribucldn a la bistoria r/r la microbistoria itnliana, Ed .

P ro hi sr or ia , R os ar io , 2003 c " I nvi r ac i on :I otra r ni cr oh is ro rla : l a m ic ro hi sr or la

i ra li an a" , e n r ev is ra Prohistoria, nU11l. 3, Rosario, 1999. Vale 1 :1 p en a v cr ta mb icn

rodo d dossier dcdicado jusram cnrc al tcm a de "La m icrohlsto ria ita liana" en estc

m ism o n ur ner o 3 de Probistorin.

112. Es por cso que consti ruye un erase error confimdir c st a c or np lc ja P OS IU r: l

16 1

 

brosa variedad de inspiraciones intelectuales, que abarcan entre

muchas otras, tanto los aportes de la antropologfa anglosajona

como las lecciones de la Escuela de Frankfurt, las ensefianzas de

Marc Bloch 0 Fernand Braudel, 0 los planteamientos del Institu-

to Warburg, esta microhistoria i taliana se opondra radical mente

a todas las variantes del postmodernismo dentro de la historia,

Junto a esta primera vertiente microhistorica, existe una segun-

da, representada sobre todo por los brillantes trabajos de Carlo

Ginzburg, y concentrada en el ambito de la historia cultural. Un

nuevo y muy original modelo para la historia cultural, que no solo

reivindica y asume radicalmente su intencion de construir dicha

historia de 1 0 cultural "desde el punto de vista de las vfctimas", es

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criticando tanto a Hayden White como a Michel de Certau,

entre otros, y confronrandolos a traves de las repetidas y agudas

crfticas realizadas por Carlo Ginzburg, Giovanni Levi 0 Eduardo

Grendi, entre otros,

Microhistoria italiana 0 tercer polo fuerte de la historiograffa

occidental actual, que desde su origen y sobre el horizonte

com partido del ya mencionado procedimiento del cambio de

escala y del descenso al nivel microhistorico, se ha desdoblado en

dos vertientes 0 ramas diversas, que a su vez se han concentrado

en campos terndticos tambien diferentes. Asl, una primera rama,

que incluye los trabajos de Eduardo Grendi, de Giovanni Levi,

de Simona Cerruti, 0 de Mauricio Gribaudi entre otros, se ha

desplegado mas en los terrenos de la historia econornica y social,

poniendo enfasis en el analisis exhaustivo e intensivo del universo

microhistorico, y recuperando para ello, por ejemplo, tanto la

"descripcion densa" de Clifford Geertz como el "network analysis"

de Frederik Barth'".

de la microhistoria italiana con la microhistoria mexicana de Luis Gonzalez, 0 con

la local his tory inglesa, 0 con la historia local espanola, 0 erc., erc., error sin embar-

go todavCa muy frecueme en cier tos medios histor iogri ficos poco inform ados de

los desarrollos de la historiografCa actual.

113. En este senrido, vale la pena consultar los libros de Eduardo Grendi, Storia

d i u na s to ri a lo ca le . L ' es pe ri en za li gu r( 1792-1992, Ed. Marsilio Edltori, Venecia,

1996 e Ibalbi. U na flm iglia gm ovm fta Spagna ( Im pero, Ed. Giulio Einaudi,Turln, 1997; Giovanni Levi, La berenc ia inmateria l , Ed. Nerea, Barcelona, 1990;

Simona Cerutti, La ville (f les metiers, Ed. EHESS, Pads, 1990 y Maurizio

Gribaudi, ltineraires ouuriers, Ed. EHESS, Pads, 1987, aunque la lisra podrla

a1argarse facilmente con los trabajos de Oswaldo Raggio, Franco Ramella, etc.

162

decir desde el punto de vista de las clases populares, oprimidas y

casi siempre silenciadas y marginadas, sino que tarnbien ha

explicitado el importante y hoy celebre "paradigma indiciario" que

subyace no solo al trabajo de los historiadores, sino tarnbien a la

labor de otras ciencias sociales e incluso de las ciencias medicas,

c?n todas sus complejas y enormes consecuencias episternolo-

glcas.

A la vez y para completar esta peculiar aproximacion micro-

historica al campo de la historia cultural, la misma ha desarrollado

tambien el metodo combinado morfologico-hisrorico, para de-

sembocar, mas recientemente, en la indagacion mas general de los

supuestos mismos de toda construccion cultural posible, y en

consecuencia, de los lfrnites y las implicaciones de los didlogos e

intercambios transculturales y multiculturales'".

Dos ramas 0 vertientes del trabajo microhisrorico Italiano, que

aunque sc han ido separando cada vez mas entre sf e incluso, en

el caso de sus representantes prlncipales, alejando un poco de la

propia revista men cion ada de los Qwtdern i S to r ic i, no dejan sin

embargo de ganar cada vez mas presencia e influencia en una

114. Estamos pensando, en este punto, en los agudos libros escri ros por Carlo

Ginzburg, entre los cuales podemos cirar E l q lw o y lo s gr ua no s, antes citado: Mitos,

emblemas, indicios, Ed. Gedisa, Barcelona, 1994 (libro en e I que se incluye su

excepcional ensayo sobre el paradigma indiciario): His to r ia noc tuma , Ed. Muchnik,

Barcelona, 1991; Occb ia c ci d i I (g n o, Ed. Felrrinelli, Milan, 1998 y Hi st ory . r e tbor ica n d p r oo f, Ed. Brandeis University Press. Hannover, 1999. Vease rarnbien nuestro

ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas, "EI queso y los gusanos: un modele de

andlisis crlrico para e I esrudio de las culruras subalternas", en la revisra Probistoria,

nurn. 6, Rosario, 2002.

163

 

buena cantidad de espacios de la historiograHa del mundo occi-

dental, espacios que todavfa hoy multiplican las traducciones de

sus principales obras, a la vez que incorporan cada vez mas sus

diversas lecciones y ensefianzas.

Finalmente, un cuarto polo fuerte de la historiograffa occiden-

tal actual 1 0 constituye el grupo del Fe rnand B raudel Cent er , de

Asf, y desde esta triple exigencia, toralizante, radicalmente his-

torica y profundamente crftica, cormin al marxismo y al "braude-

lianismo", la perspectiva del "analisis del sisterna-mundo" ha

comenzado por criticar frontalmente la implicira "unidad de

analisis" abrumadoramente asumida por la inmensa mayor!a de los

cientfficos sociales de todo el siglo XX, y que es la unidad de la

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la Sta te U niversity of N ew Y ork a t B ingh am ton, grupo liderado

por Immanuel Wallerstein y que ha desarrollado en los ultimos

seis lustros la hoy difundida perspectiva metodologica del "World-

System Analysis ': Un grupo cosmopolita y muy abierto, que haencontrado su foro de expresion fundamental, a la vez que su

mecanismo y lugar 0 espacio de concentracion principal en la

hoy importante revista titulada simplemente Review, una revista

que no es solo una revista de historia sino tarnbien muy decla-

rada y conscientemente una revista crltica de ciencias sociales en

general.Perspectiva rica y polernica, que habiendose inspirado doble-

mente en varias de las tradiciones tanto del marxismo original

como de ciertos marxismos del siglo XX, y tambien en las lee-

ciones esenciales del aporte contenido en las obras de Fernand

Braudel, ha reivindicado permanentemente la centralidad e

imprescindibilidad de construir analisis, desde perspectivas glo-

balizantes, con una clara densidad h istorica y desde la vision de

la la rga durac idn , y siempre ubicados en el horizonte de una

postura radicalmente crftica'".

115. Para una primera aproximaci6n a esta perspective del World-System

Analysis, cfr. el ensayo de Walter L. Goldf rank "Intellec tua l background of

Immanuel Wallerstein and his world-system" , en la revis ta M od em P ra xis , rnim,

7, Seul, 1988, texto que sin embargo ha quedado un poco rebasado dada su fecha

de e1aboraci6n original. Para una sCntesis predominantemente descriptiua delitine ra rio intelec tua l de Immanue l Walle rstein puede ver se e l Iibro de Orlando

Lentini, La scienza sociale storica di I mm a nu el W a ll er te in , Ed. FrancoAngcli,

Milan, 1998. Tarnbien puede verse el cornentario a su Iibro mas importante

escriro por Harriet Friedmann, titulado "Promethean Sociology" en el Iibro

164

"sociedad" 0 el "Estado" 0 "e l marco" nacionales,postulando que el

capitalismo es un sistema historico de vocacion planetaria, y que

en consecuencia la unica unidad de andlisis pertinente es y debe

ser la del sistema-rnundo capitalista concebido como entidad

unica y global'",

Requi re d r ea d in g . S oc io lo g y' s m o st i nj lu e nc ia l b o ok s, edir ado por Dan Clawson, Ed.

University of Massachuse tts Press, Amherts, 1998 y nuestro libro y ardculo,

Carlos Antonio Aguirre Rojas, I mmanue l Wa ll er st ei n. C r lt ic a d e l s is tema-mundo

capitallsta, Ed. Era, Mexico, 2003, y "Chiapas, America Latina y eI sistema-

mundo capiral isra' ', en e1libro colect ivo C h ia pas e n p e rs p ec ti va h ls td r ic a , Ed. EI

Viejo Topo, Barcelona, 2002. Igualmente y para una aproximaci6n mas directa es

recomendable ver los libros del propio Immanuel Wallerstein, E I modemo sistema-

mundial, tomos I, II, YI II, Ed. Siglo XXI , Mexico, 1979, 1984, Y 1998; tambien

D u pu is d el l ib er ali sm a, Ed. Siglo XXI, Mexico, 1996 y tarnbien I mp en sa r l as

c ienc ias soc ia les, Ed. Siglo XXI, Mexico, 1998.

116. Sobre este punto, que es quiza la contribuci6n mas importanre y original

de esra per spectiva de l andlisis de l sisr ema- rnundo, Immanuel Waller ste in ha

ins is tido reireradamenre. Veanse por ejemplo sus rextos "Hold the ti ll er f irm: on

method and the unit of analysis" en la revista C ompa r at iv e C iv il iz a ti on s R e vi ew ,

nurn. 30, Spring 1994; "World-System" en eI libro A d ic tio na ry of m arx ist

thought, 2a• edicion , Ed. Blackwel l, Oxford, 1991, "An agenda for world-sys tem

analysis", en eIlibro C ont en d in g A ppr oa c he s t o Wo rl d- Sy st em A nal ys is , Ed. Sage,

Beverly Hills, 1983, "World-System Analysis", en e1libro Encycl oped i a o f Po l it ica l

Economy, Ed. Routledge, Londres , 1999,0 los art fculos " (Desarro llo de la socie-

dad 0 desarrollo del sistema-rnundo]", "Sistemas hist6ricos como sistemas com-

plejos" y "Llarnado a un debate sobre el paradigma", esros t res ulr irnos inclu idos

en e1libro Impensar la s c ienc ias soc ia les, antes clrado, Las dos obras que mejor i lus-rran las implicaciones y la novedad derivada de esta tes is central de la perspectiva

del "world-sys tem analysi s" , son la obra de Immanuel Wallerstein, E I m od er n»

slstema-mundo, ya mencionado, y de Giovanni Arr ighi, E I la rg o s ig lo X X, Ed.

Akal, Madrid , 1999.

165

 

Criticando entonces ese "encerramiento" de las investigaciones

sobre 10 social, en los limitados horizontes de las fronteras nacio-

nales, esta perspectiva del andlisis del sisterna-mundo, va a sub-

rayar el hecho de que existe por encim~ y ~or debajo de cual-

quier dinamica nacional posible, una dman:uca glo~al y ~ucho

mas universal del sistema-mundo en su conjunto, dindmica que

posible sucesion en ese puesto hegemonico del sistema-mundo

actual. Decadencia hegemonies indetenible de los Estados Unidos,

que explica tarnbien el desesperado y terrible maccartismo plane-

tar io que hemos padecido en todo el mundo, despues de la tragedia

del 11 de septiembre de 2001.

Introduciendo entonces en sus analisis esra dimension mas uni-

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si es ignorada, va a falsear y a limitar necesariamente nuestros

analisis e interpretaciones.Con 10 cual, Immanuel Wallerstein, Giovanni Arrighi y todo

el grupo de los defensores de esta perspectiva, van a exi~irnosresituar siempre nuestras problernaticas dentro de un horizonte

planetario 0 serniplanetario, inrerrogandonos acerca de las cau-

sas y los elementos que, des de esa dinamica universal y global

del sistema-mundo en su toralidad, han influido de manera

decisiva para la generaci6n y modalidades de los ~en6menos mas

locales, 0 regionales, 0 nacionales que nosotros mtentamos ex-

plicar. .As! , Y entre muchos otros ejemplos que poddamos citar, sera

posible comprender los multiples movimientos de 1968 --es de-

cir todos esos movimientos de los afios de 1966 a 1969-, como

otras tantas expresiones de una verdadera y pro~nda "revoluc~6n

cultural" dentro del sistema-mundo en su conjunto, revolucion

que entonces y no casualmente va a repetir en prdcricamente

todo el planeta ciertos rasgos 0 trazos comunes, m.as alia. de las

evidentes diferencias y especificidades de su manifestacion en

cada lugar. .o rarnbien, y gracias a este enfoque planetario y global desde el

sistema-mundo como unidad de analisls, sera posible entender que

los Estados Unidos se encuentran ya en la fase de claro declive de su

poder hegem6nico planetario, repitiendo desde la crisis de 1972-73

la misma decadencia hegem6nica que vivio Holanda despues de

1689,0 Inglaterra despues de 1870, y que explica par que cada vez

mas los norteamericanos se baten en retirada en todo el mundo,

mientras Jap6n y Europa Occidental comienzan ya a disputarse su

166

versal de la dinarnica global del sistema-mundo, este cuarto polo

fuerte de la historiograHa occidental ha sido capaz de proponer

tanto una nueva explicacion de la historia entera del capitalisrno

moderno como tarnbien de los principales fen6menos y procesoshistoricos del siglo XX, desde elleninismo, la historia de la Union

Sovietica y el proyecto del "socialismo en un solo pats" hasta el ci-

clo de la hegernonfa estadounidense, la revolucion de 1968, el rol

de la OPEp, la cafda del muro de Berlin, las recientes guerras del

Golfo Persico y de Kosovo, 0 los sucesos del 11 de septiembre y de

la injusta invasion a Afganistan y a Irak, entre muchos otros te-

mas'",

Adernas, y llevando hasta el plano epistemologico dicho

cuestionamiento ya aludido de las "premisas no explicitadas"

de nuestras propias ciencias sociales contemporaneas, esta

perspectiva va a desmontar y criticar tam bien los supuestos de

la construcci6n de los actuales sistemas de los sabcres, de las

"culturas" y de las ciencias sociales, impugnando el modo

117. Para la explicaci6n mas detallada de todos estos imporrantes fenomenos ,

desde esta perspective de l wor ld-system ana lysis. el lector puede remitirse a los

l ibros de Immanuel Wal lers tein . T I lt c a pi ta li st w o rl d- ec o nom y, coedic i6n de

Cambr idge Univer sity Press y Editions de la Maison des Sciences de l'Hornme ,

Cambridge. 1979: The p oliti cs o f th r ioorld-economy, coedici6n Cambridge

Univers ity Press y Edi tions de la Maison des Sciences de l 'Hornrne, Cambridge.

1984 ; Geopo l it ic s and g rocu l tu rr . coedici6n Cambridge University Press y Editions

de la Maison des Sciences de l'Hornrne, Cambridge. 1991: Drsp li l s d e l l i be ra li smo,op. cit .; Utoplstica 0 la s opciones bistdricas d e! s ig / o XX I . Ed. Siglo XXI. Mexico.

1998: The end of thr world as wr know it. antes cirado, y el l ibro de Immanuel

Wallerstein y Terence K. Hopkins. T he a gr o f t ra ns it io n. T ra je ct or y o f t Il t w or ld -

systrm J 945-2025. tarnbien ya mencionado.

167

 

parcelado, cuadriculado y auton~m .izado ?e explic.aci6n de 1 0

social, creado y afirm ado en los ultirnos ciento trernta ~fios, y

frente al cual, esta perspectiva del w orld-system ana~ysis ;,a . a

defender la construcci6n de una nueva y m as cornpleja unidis-

ciplinariedadll8• • • • •

Cuarto polo fu erre de los estudios histo ricos d el m undo OCCI-

la p lu ra li da d y la d iv er si da d intrfnsecas d e n uestro p ro pio o ficio d e

historiador,

Adernds, y como hemos apunrado ya en parte, cuando nos

acercam os con m as cuidado al exam en de los cuarro polos fuer-

res q ue hem os resefiado, resulta claro que prdcticam enre rodos

e ll os e nfre nta n, c on s us p ec uli ar id ad es y d ife ren ci as e sp ed fic as, e l

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dental que cornpleta esta prim era parte del m apa global de esra

m ism a historiograHa actual. M apa que, sin em bargo, no puede

explicarse cabalm ente sin la consideraci6 n de su segunda parte,

constituida por lo s tres "poles ernergentes" qu e hoy desp untanta m b ie n en s u in te rio r.

***

Junto a los cuatro p olos fuertes q~e com pit~n hoy en el s en o .d e

la historiograH a occidental, rarnbien es posible dcrcctar vanes

polos "em erg en tes" que, si bien no poseen aun ni la fuerza, la

p res en cia , e l im p ac to y la d if us i6 n d e d ic ho s p olo ~ fu cr tc s, s { r:p re -

se nta n e n c am bio p ers pe ctiv as in rer esa ntc s q ue , Sl e n lo s p ro xi rn os

veinte 0 trein ta afio s co ntin ua n a firm dn do se y consoliddndose en

la m ism a lin ea q ue a ho ra h an esb oza do podrlan cn ro nccs, en el fu -

tu ro m ed ia te, terrn in ar co nv irticn do se q uizd en lo s n uev os p oles

fuertes 0 re fe re nte s o blig ad os d en tro d e lo s e stu dio s h isto ric os d el

mundo o c ci d en ta l.Y ello n o so lo p orq ue la v id a d e to da s la s co rrien tes y tcn dcn cia s

h is to rio gra fic as e s n ec esa ria me nte fin ita , s ~n o t~ mb ic n p or~ ue c on

la nueva situaci6n policentrica de la h istoriog rafla occidental

p osterio r a 1 96 8 se h a in ten sifica do y m ultip lica do en orm em en te

118. Sobre cste punto vease los I ibros de Immanuel Wallers tein Abrir la s rim-cias sociales e [mpe n sa r l as c ie n ci as s o ci nl es , ambos citados anteriormcnre. Se abre

aqul, una l inea de invest igaci6n que se encuent ra todav~a en proce~o. de dC~3rrollo

por par te de los propios representantcs de esta perspecnva del andlisis del sistema-

mundo.

16 8

en orm e y u rg en te p ro blem a d el relev o g en era cio na l. Y a lI {, y an a-

liza nd o co n seren id ad la s d istin ta s situ acio nes d e eso s v ario s p o-

lo s fu ertes , r esu lta c la ro q ue no son evidentes, ni m ucho m enos,

las figuras que habrd n de suceder a las personalid ad es q ue cons-truyeron y que dieron fuerza y brillo a esos m ism os polos histo-

rio grd fico s, q ue h oy sc exp resa n en la s m as im po rta ntcs rev ista s d e

historia del m undo occiden tal. (D6nde esrdn, claram cnre

u bic ab le s, lo s su ce so re s d e B er na rd L cp cti t, d e E ric Hobsbawm, de

Pe rr y Ander so n 0 de E . P . Tho mpson? (Y don de los heredero s

in relccrualcs de Eduardo G rendi, de G iovanni Levi, de Carlo

G in zb urg, de Im manu el W allerstein 0 de G iovanni A rrighi?

P orque si, en algun os cases, pero que son la minor ia , p od rl a a vc n-

turarsc una posible respuesra, tambicn es cicrto que dichos

hered eros y su cesores estrin lejos de haber ganado ya la legitim i-

dad in tclcctual y la fucrza instituclonal que les aseguren d icha

sucesi6n.

Y aunque es cicrro en general que c I p ro blem a n un ca a pa rece

m ds que alll dondc csrdn ya dadas las condiciones de su soluci6n

rarnbicn cs v crdad que una de las solucioncs posibles a cstas pre-

g un ta s sea , sirn plcm cn rc, la d e q ue ta l 0 cual polo fucrte de la h is-

tcrio gra fin a ctu al cn tra rd en d cca dcn cia y se a pa ga rd tra s la d csa -

p ar ic io n d e a lg un a 0 a lg u na s d e s us f ig u ra s m a s p rom in en ce s.

P or clio , rcsu lta irn po rta nrc tn mb icn rrara r d e u bica r eso s p ol o s

"erncrgcnrcs" de la actual hisroriografla occidental, que even-

tu alm cn re p od rlan to rn ar cl rclcvo de dichos polos fucrtcs en el

m em en to d e su d ec li ve p ar tic ula r.

A sl, un prim er polo im portance en vias de afirrnacion 1 0 cons-

tituye el polo de la n ueva h istoriografla rusa, que alim cntad a por

16 9

 

las ensenanzas de Marx, pero en ruptura con las simplificaciones

y vulgarizaciones del "marxismo sovietico" de los manuale~, se

ha desplegado sobre todo en el campo de la antropologla histo-

rica. Una historiografla que desde los afios cincuenta, yen po-

sici6n entonces heretica y marginal, se mantuvo siempre atenta a

los desarrollos de, entre otras, la corriente de los Annales -tradu-

matica a otras lenguas de dichos resultados historiograficos, este

polo ruso emergente de los estudios hist6ricos occidentales se

encuentra adem as sometido a los vaivenes de su propio contexto

inrnediato, es decir a los cambios todavfa hoy imprevisibles del

desrino inmediato y mediato de la propia Rusia.

Un segundo polo emergente de la historiograffa occidental 10

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ciendo al ruso, por ejemplo y ya en 1957, ellibro de Marc

Bloch, Ca ra ct er es o ri gi na le s d e l a b is to ri a r ur al f ra n c es a119_ y

que recuperando tambien entre otras las leccio~es d: lo~ tra-

bajos de Mijail Bajtin, se ha desarrolla~o con las l~V~~tlgaclOnesy los trabajos de auto res como Yuri Bessrnertinij 0 Aaron

Gurevich.Polo emergente de la historiografla actual, que s~ ha organi-

zado en torno a la publicaci6n regular del anuano Odysseus,

desde el cual se trata de promover tanto la actualizaci6n y reno-

vaci6n de la historiograffa rusa contemporanea como tarnbien

la consolidaci6n de una perspectiva propia y original dentro de

los estudios hist6ricos del mundo occidental!".Enfrentando entonces el problema de las dificulrades que im-

plica el hecho de que sus principales trabajos y su propia revisramas importante s610 son accesibles en ruso, y aun sin l~ fuer_zay

presencia necesarias para forzar 0 provocar la rraduccion siste-

119. Sobre esta temprana traducci6n rusa del libro de Marc Bloch, cfr. eI

ardculo de Fernand Braudel "Marc Bloch a l 'honneur", en la revisra Anna le s. E S C ,

a fio 14, mirn. I, Pads, 1959. En este mismo mirnero estd reproduc ida ra rnbien la

version en frances del prefacio que la profesora D. Lublinskaya hizo para esta

edici6n en ruso de llibro de Marc Bloch.120. Lo que explica, por ejernplo , su interesanre crlt ica y debate amistoso con

los "cuartos" Annales a los que antes hernos aludido. Sobre este punto, cfr. los

textos de Youri Bessmertn ij "Les Annales vues de Moscou" , en Anna le s. E S C , afio

47, num. 1, Pads, 1992 y rambien el deba te entre Your,i Bessm~~tnij, ~erna rd

Lepetit, y Jean Yves Grenier, "A proposito delle nuove Annales ,ya Clta~o y

rambien el texto de Aaron Gurievich, "Invitation au dia logue . Lettre aux histo-

riens francais", en la revista MS H . I nf on nat io n s, num. 64, Pads, 1990.

170

constituyen los representantes de la Neu e S oz ia l G es cb ic ht e ale-

mana. Porque es claro que aun ahora, en el afio 2004, la cultura

alemana, y con ella su hisroriografla, no ha terminado aiin de asi-

milar y procesar, supedndolos completarnente, los terriblesefectos del nazisrno, del holocausto y de la Segunda Guerra

Mundial. Yello no s610 en el sentido de explicar y de autoexpli-

carse c6mo un pals con la cultura, con el desarrollo y con la

fuerza de la Alemania de principios de siglo pudo engendrar tales

elementos de barbaric, sino tam bien en el senti do de reconsrruir,

dentro de la propia Alemania, esas ricas, profundas y muy ela-

boradas rradiciones intelecruales que tanto en 1..1historiografta

como en las ciencias sociales tuvieron todavfa vida hasra los mis-

mos alios trcinta de cstc siglo.

Inrnersa entonces, todavla, en esc forcejeo intelectual, y auncon la asignatura pcndicnrc de su superacion dcfinitiva, la hisro-

riografla alernana recicntc ha crnpczado, no obstante, a producir

intercsanres rrabajos, como por ejemplo los de 1..1dcnorninada

"historia conceptual", incursionando tarnblen desde sus propias

perspectivas en el vasto espacio de la historia social, y concre-

tando obras como las de Reinhart Kosclleck 0 Jurgen Kocka, en-

tre otros'".

121. Larnenrablernenre, -es hace muy poco tiernpo que han cornenzado a

traducirse mds sisrerndticamente los trabajos de esta nueva hisroria social alernana,sobre la cual pueden verse, Jurgen Kocka, Hi st ori a soci a ly conciencia hls tdrica, Ed.

Marcial Pons, Madrid, 2002 e H i st or ia S oc ia l C onc e pt », D e sa r ro ll o, P ro b lemas ,

Ed. Alfa, Barcelona. 1989, y de Reinhart Kosel leck, Fu tu r o pa sa do, Ed. Paidos,

Barcelona, 1993. L 'experience df lbistoire, Ed. EHESS-Gallimard-Le Seuil , Paris,

171

 

Una renovada historia germana, que al mismo tiempo que se

reenlaza con sus propias perspectivas filos6ficas nacionales y con

esa rica herencia anterior al nazismo que abarca a la Escuela de

Frankfurt, a Georg Simmel, a Max y Alfred Weber 0 a Norbert

Elfas, entre muchos otros, se ha abierto tambien al debate y a la re-

cuperaci6n crfrica de los aportes de la corriente de los Annales, de

occidentales mas contemporaneos, esta conformado por la cada

vez mas fuerte y difundida historia regional latinoamericana.

Una historiograHa que, igual que la civilizacion de America Lati-

na, es todavfa joven y pujante, y que reflejando la excepcional re-

levancia que la dimensi6n regional tiene en nuestro semi-

continente -en donde la formaci6n de naciones es mucho mas

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la microhistoria italiana, de la historia de la vida cotidiana 0 de la

historiograHa socialista britdnica, entre otras'".

Asl, si esta historiografla alemana lIeva a buen terrnino este

aggiornamento historiografico que ahora realiza, y si logra con-solidar la propuesta original que parece apuntar en algunos de

los trabajos antes mencionados, ella podrfa ser, en el futuro me-

diato, uno de los futuros polos fuertes de la historiografCa por

venir.

Finalmente, un tercer polo emergente de los estudios hist6ricos

tardfa que en Europa y en donde el peso y las rafces de las iden-

tidades regionales se han mantenido durante siglos-, ha sido

capaz de desarrollar de una manera muy creativa y original esta

misn:a rama de la historiograffa regional, que se refleja en lostrabajos que dentro de este campo se han ido concretando en

Mexico, en Brasil, en Cuba, en Peru 0 en Argentina durante los

ultimos siete lustros recien transcurridos.

Multiplicando cntonces una abundante producci6n, de alta

calidad, de estudios, monograffas y andlisis de casos regionales,

1 0 que le ha faltado a esta rica hisroriografla regional de Ame-

rica Latina ha sido teorizar y explicitar mas, en rerminos epis-

temolOgieos, cl conjunro de lecc iones genera les que se derivan de

esos multiples cstudios crnpfricos. A s C , y al no haber atin cons-

truido los modclos generales que dccantaran esas lecciones deorden mas global, impllciras en dicha producci6n monogdfica

y cmpfrica, In hisroriografla Iatinoamericana rccicnte no ha

podido aun franquear esc paso irnportanre que quizd podrta

hacerla pasar de polo "cmergcnte" a polo fuerte de la historio-

grafla actual, insertdndola de lIeno, y con su contribuci6n pro-

pia y original, en el debate historiogdfico mundial hoy en

curso de desarrollo.

Haciendo cntonccs gala de un cosmopclirismo rambien ex-

cepcional, que la ha mantcnido sicmpre abierra a la recupera-

ci6n de todos los aportes historiogdficos posibles, indcpen-dientemente de su lugar de origen, del idioma en que se

rransmirieran, 0 de Iiposicion 0 postura historiogdfica que

represenraran, csta historiograf(a de America Latina esboza ya en

este rasgo suyo de anrafio, uno de los trazos que deberdn

1 99 7, L os estratos d e l t iempa : e st ud io s s o br e fa historia, Ed Paid6s , Barcelona, 200 I ,

Aceleracldn, prognosis y secularizacidn, Ed. Pre- textos, Valencia , 2003, y junto con

Hans-Georg Gadamer, Historia y hermen/utica, Ed. Pa id6s, Barce lona , 1997.

Sobre esta hisroriografla alemana reciente vease rambien el articulo de Walther L.

Bernecker, "La his roriografla alemana recienre", en la revis ta Historia contem-

pordnea, nurn. 7 , 1992.

122. Por esta razon, no es pa ra nada una casua lidad la creciente traducc ion a l

aleman de los dife rente s trabajos de todas estas cor rienres, desde la corr iente

francesa de los Annales hasta los t rabajos de la his toriografla sociali sta bri rdnica,

pasando rarnbien por los de la microhistoria italiana y la historia radical

norteamericana. Y es ello 1 0 que explica, rambien , la difus i6n y acli rnaracion de

terminos que se han vuelto corrientes en el discurso historiogrdfico aleman reciente,

tales como los de Mtnta l it li t, Mi k rog ts ch ich tt , A l lt agrg t sch ichu 0 Gachichteswerk-

stdtten, AI respec to c fr. el libra de Marthla s Middell y Stef fen Samrnler, Alles

G no ord en e h at G es ch lc ht« . D ie s cb ul« d er A nn ale s in ih re n te xte n, antes c itado, y

tambien el l ibra de Alf LUdtke, H l st oi re d u quo ti di en , Ed. Maison des Sciences de

l 'Hornme, Pads , 1994 (yen especial, e l ardculo de Hans Medick "Miss ionaires enbateau? Les modes de connaissance ethnologiques: un defi 11l 'h is to ire sociale") y

rarnbien el ar ticulo de Michae l Wildt, "Los ta lle re s de historia en Alemania : un

andlisis al f inal de la posguerra alernana" , en la revis ra Tal ler d'hist l lr ia, nurn. 4,

Valencia, 1994.

172173

 

caracterizar toda la historiograHa occidental y mundial de este

tercer milenio cronologico que acaba de comenzar!".

* * *

Como 10 han recordado repetidamente, tanto Henri Pirenne

arriesgar nuestras herramientas y nuestros esfuerzos de historiador,

en esta tarea generadora e inventiva de edificaci6n de "nuestro mas

actual presente" y de nuestro mas anhelado futuro.

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como Fernand Braudel, la historia mas contempordnea plantea la

enorme dificultad de que, para el historiador del presente, resulta

muy complejo evaluar y discriminar cuales son los hechos, fe-

n6menos y procesos verdaderamente historicos -es decir car-gados de consecuencias e implicaciones relevantes hacia el fu-

turo-, separandolos de aquellos menos significativos y menos

importantes. Pero se trata s610 de una dificultad suplementaria,

que se agrega a todas aquellas que enfrenta el historiador en

cualquier otra epoca que estudie, y que por 10 t anto no dis culpa

ni justifica la muy difundida evasion de los seguidores de CHo

frente a ese presente candente.

Entonces, si bien resulta un poco mas diflcil diagnosticar y ex-

plicar al presente en terminos hist6ricos que interpretar y exa-

minar el pasado, tambien es cierto que, en compensaci6n, cuan-

do trabajamos sobre el presente trabajamos de manera mas viva y

directa con las Hneas de fuerza de una realidad que se despliega

frente a nuestros ojos, y sobre la que podemos incluso intervenir

de manera activa y creadora.

Por eso, si con Michelet, "creemos en el futuro porque nosotros

mismos participamos en su propia construcci6n", bien vale la pena

123. Para ahondar un poco en los rasgos gmrra/rs de esta historiografla

lat inoamericana reciente, vease el art lculo de Alan Knight "Lar inoamerica: un

balance hisroriografico", en la revista Historla y grafla, ruim, 10, 1998. Veanse

rarnbien nuestros art lculos, Carlos Anton io Aguirre Rojas, "La recepci6n de la

historiograffa francesa en America Latina. 1870-1968", "La recepcion del Metier

d'Historien de Marc Bloch en America Latina" y "Fernand Braude! y la historia de la

civilizacion latinoamericana", todos incluidos en ellibro Itinerarios dr fa historiografla

dr/ siglo x x . antes citado.

174 175

 

6 Lecciones episternologicas y rnetodologicas fundamentales de

la historiografla de los ult imos treinta y cinco afios, que tam bien

son ol lrnpicamente ignoradas por la mala historia positivista to-

davla dorninante en vastos espacios de las historiograffas nacio-

nales de todo el mundo, pero que, junto a los aportes y las lee-

ciones aun vivas de la historia marxista, y unidas tambien a las

LAS LECCIONES DE METODO DE LA

HISTORIOGRAFfA OCCIDENTAL MAsCONTEMPoRANEA

Page 87: Aguirre Rojas La Historiografia en El Siglo XX

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contribuciones desarrolladas por la corriente frances a de los

Annales del periodo de 1929 a 1968, constituyen la plataforma

imprescindible de los elementos formativos esenciales que, en la

situacion actual, debe poseer to do buen historiador genui-

namente crfrico, y que desee verdaderamente estar a la altura de

nuestra propia cpoca. Veamos entonces, brevemente, cuales son

estas lecciones de la historiografla de los ultimos siete lustros,

impulsadas y propuestas por esas corrientes nuevas 0 renovadas

que son los cuatro polos fuerres de la hisroriografia occidental y

tal vez mundial mas contcrnpordnea.

" .. .la contrahistoria ( ... ) sera el discurso de los que no poseen la

gloria 0 -habiendola perdido- se encuentran ahora en la

oscuridad y en cl silencio."

MICHEL FOUCAULT, Gen ea lo gl a d el r ac ismo, 1 9 76 .

Una vez que hemos esbozado, en grandes llncas, Ia configuracion

del mapa general de 1 0 que es la historiografla occidental actual,

definiendo tanto sus trazos comunes mas sobresalientes, como

tambien sus "poles fuertes" y sus posibles "polos ernergcntes", pue-

de ser uti l retornar a la consideracion de cudles han sido los aportes

espedficamente metodologicos que han sido desarrollados por esos

cuatro polos fuertes de la hisroriografla occidental, durante los

treinta y cinco afios posteriores a esa fundamental rcvolucioncultural mundial de 1968.

Y ello no solo para tener una idea mas cercaria de los perfiles

esenciales de estas corrientes hisroriogrdficas que, en tanto here-

deras directas de esa gran ruptura cultural de 1968, van a ser

tam bien las que elaboren y propongan los n ue uo s mod os de ejcr-

cer y de practicar la hisroria y la investigacion historica que son

hoy los mo do s d e u an gu ar dla todavfa vigentes dentro de los cstu-

dios historicos rnundiales, sino tarnbicn para precisar un poco

mas cudles son las principales formas, los model os y los horizontcs

de la manera en que hoy, en cl afio de 2004, se estudia, se investi-ga y se ensefia la hisroria por parte de los mejores y los mas

avanzados defensores de la historia gcnuinamcntc crltica de una

buena parte de todo cl plan eta.

* * *

Una primcra leccion que cs posible derivar de esta historiograHa

post-68 cstd asociada a los desarrollos mas recientes de la corriente

franccsa de los Annales, y en especial a 1 0 que podrfarnos

considerar su "cuarta gcneracion" 0 cuarto proyecto intelectual

fuerte, dcsplcgado desde 1989 y hasta hoy'". Porque es sabido que

dcspues de 1968, la corricnte de los Annales tuvo un viraje radical

respecto del tipo de historia que habfa impulsado entre 1929 y

1968, historia csta ultima cuyos perfiles y ensefianzas hemos de-

1 24. S obre csta cu arra gcn era cid n d e lo s A nna les, cfr. B ern ard L ep erir, " Les

A nn al es A u jo ur d'h ui ", e n Reuiao, vol, X VI II , n um . 2, B in gh am to n, 1 995 y CarlosA nton io A guirre R oja s, La escuela dt los A nnates. A ytr. hoy. m anana, Ed .

M on rc sin os, B ar ce lo na , 1 99 9: (D e c ste u lti mo lib ro c it ad o e xiste r am bie n u na v er-

s io n c n f ra nc es , L 'h is t oi re conqueran te . Un rrgard su r l 'h i s/ o r iog raph i t f ranca ise , Ed .

L 'H a rm a tt an , P a ri s, 2 00 0, q ue i nc lu yc u na a cr ua li za ci on d e l a B ib li og ra fl a f in al .)

176 177

 

sarrollado en otra parte'". Y entonces, entre 1968 y 1989, 1 0 que

los Annales hicieron fue dedicarse a la amorfa, ambigua y poco

consistente "historia de las mentalidades", historia que abord6

tanto problematicas y temas historicos bastante banales e inesen-

ciales, como unos pocos estudios dedicados a temas mas serios y

relevantes, pero que en conjunto se autodeclaro una historia

tantivisrno aurosuficienre de los estudios hist6ricos de las menta-

lidades -que en ocasiones ha llegado hasra cl idealisrno abierto

y confeso, como en la obra de Philippe Aries-, va en carnbio a

representar un verdadero esfuerzo de una historia otra vez mate-

rialista, y otra vez profundarnenre social de los fen6menos

culrurales'".

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historia sin linea directriz ni principios te6ricos, que aceptaba

absolutamente cualquier enfoque historico posible, con la unica

condicion de que abordara ese indefinido campo de las "mentali-

dades"!", Y resulta claro que desde el punto de vista de la historia

crftica muy poco puede ser rescatado del conjunto que abarca esa

historia de las mentalidades, desarrollada por la tercera genera-

cion de la corriente annalista.

En cambio, y es esta la primera lecci6n de esa historiografCa

francesa de los ultimos quince afios, resulta inrercsantc el nuevo

modelo de historia cultural que esta cuarra generaci6n de

Annales ha promovido, y que es c I modclo de una historia social

de las practicas culturales, tarnbien caractcrizado como una nue-

va historia cultural de 10 social. Una historia que, frente al subs-

125. A I r es pe ct o, a de rn ds d e n ue st ro l ib ro c it ad o e n l a n or a a nte ri or , c f r, r amb idn

C ar lo s A nt on io A g uir re R oj as , OsAn n al es ( a h is to ri og ra fl a f anma. T ra d ir or s c ri ti ca s

de Marc B lo ch a Michel Foucault , E d. U niv er sid ad d e M aring a, M aring », 2000,

Fernand Braudel un d die modernen SozialwimnJchajirn, Ed . L e ip zi g Un iv e rs it ae t

V e rl ag , L e ip z ig , 1999, T empo , Du ra s ao , Civiliza(ao. Percursos Braudrl ianos, Ed .

C orte z Ediro ra , Sa o P aulo . 2001 Y Braude! 0 Mundo t 0 Brasil, E d. C or te z

E di to ra , S ao P au lo . 2003.

126. Para fa c rftic a de csta histo ric de las m entalidadcs pucde v erse Ferna nd

B raudel, "A rnanera de co nclusio n" e n [a rev ista Cuadernos Politicos, num , 18,

Mexico, 1986, G. E. R. Lloyd. L a s mrntalidades y SII desenmascaramiento, Ed. S ig lo

XX I, M a dr id , 1996, Ca rl o G i nzbu rg , E l 1 ' 1 ( 1 0 Y l os g us an os , Ed . Mu ch ni ck ,

Barcelona, 1981. F ra nco is D o ss e, La bistoria en m~r;ajas, Ed . A l fo n s cI Magnanim,

Valencia, 1988, y Carlos Antonio Aguirre Rojas, "(Que es fa hisro ria de las

m en ra lid ad es ? A ug e y d cc li na ci on d e l in t cm a h is to ri og rd fi co ", e n c l l ib ro Itinrrarios

dt fa historiograjla de l siglo XX . E d. C en tr o J ua n M ar in ell o, L 1 H ab an a, 1999.

178

A s C , y asociada muy de ccrca a los rrabajos de Roger Chartier,

esta historia social de las pdcticas culturales nos propone ana-

lizar todo producto cultural como "prdctica", y por cnde, a partir

de las cond icione s ma ter ia l es espedficas de su producci6n, de suforma de existcncia, y dcspucs de su propia difusi6n y circula-

ci6n rcalcs. Por ejemplo, como en cI caso de l a h i sto ri a del libro,

que no s610 cstudia los co nt cn id o s i nr cl cc tu a lc s y los mensajes

culturalcs del mismo, sino tambicn sus modos de fabricacion, los

procesos de rrabajo de los cdiro rcs, la composici6n material

misrna de los rcxtos y su forma de p rc sc nra cio u d cn rro del

"objcro libra", igual que las difercnrcs formas de su lcctura y de

su rcccpcion, por parte de los muy diversos "ptiblicos" que 10

consumen y 10 utilizan en una cpoca dada. Es dccir, una hisroria

cultural que vista como cs a s lnr csi s de d ivc r sa s "p r. ic t ica s" es una

historia mil/tria/isla en c l rnc jo r scnrido de c src t crm ino .

Y r ar nb ic n una historia de l a c ul tu re que es profundamcnre

social, en l a r ncd id a en que rcstituyc Y r ca fi rm a c sa c on di ci on de

los producros y de las p r. ic ri ca s cul tu ra lc s, como resultados

s icmp rc d ir cc to s de l a p ro pi a ac tiuidar l so cia l. Es dccir, que tanto

una prdctica de lcctura dctcrminada como cicrto conjunto de

rcprcscnracioncs asurnidas, dctcrrninado comportamicnto cul-

tural de una clasc 0 grupo social, que una dctcrrninada rnoda-

127. S obre e stc pllnro cfr. R og er C harrier, E I m un do como rrprrsrntncidn,

Ed it or ia l Gedi sa , B a rc el on a. 1992: L ibros , l rc t uras y l rc t orr s en la rd,ld moderns,

A li an z« e di to ri al . M a dr id , 1993: Socirr/,f(l y r sc ri tu ra r n 1 1 1 r dar ! modrr na, Ed .

ln stitu ro M or a. M ex ic o, 1995: y Al l bon] tit lit fl!'1iu. E di to ri al A lh in M ic he l,

Paris, 1998.

179

 

lida d d e co nstru cci6n d el d iscu rso , so n to da s d istin ta s m an ifesta-

ciones cu ltu ra les qu e so n siem pre p ro du cid as, aco gid as y repro-

ducidas por una espedfica sociedad y en un cierto contexto

hist6rico , 10 que nos obliga entonces a partir siempre de ese

referen te so cial e h ist6 rico , p ara la exp lica cio n d e toda p rd ctic a 0

fen6meno cultural posible. Un nuevo modclo de historia cul-

d e c ie rt os mdrgenes d e lib erta d en su a cci6 n co tid ia na, elig ien do

constanternente entre diversas altcrnativas y m od ifica nd o co n su s

p ro pia s p rd cti ca s, a v ece s m en os y en otras ocasiones m ucho m as,

esas misrnas cstructuras socialcs q ue, sin duda, estableccn en cada

m om enta los lfmitcs co ncreto s de su accion.

De csra form a se restituyc un cnfoquc m ucho m as dindm ico y

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tu ra l, q ue si b ien se encu en tra t od av la e n p ro ce so d e c on str uc cio n,

y m as precisam ente en la via de desprenderse de su rnatriz ori-

g in aria , qu e fue esta h istoria d el lib ro y d e la lcctu ra, pa ra in tcn -

ta r co nv ertirse en u n m od elo mds general d e h is to ria c ultu ra l, p o-

drla ev en tu al m en te en el fu turo llcgar a p ro du ci r y a p ro po ne r

a lg un as p er sp ec ti va s i nte re sa nte s y u ti lc s p ar a l os h is to ri ad or es

crfticos conternpordneos.

Una segunda lecci6n, m ucho m as ccrcanam cntc vinculada a la

histo rio gra ffa d e esa cu arta g en era ci6 n d e lo s A nn alcs q ue h cm os

r ef er id o, e s la de la reiv in dicaci6 n d e u na historia social difercnrc,

focalizada en particular en rcconstruir, de nueva cucnta, la

c omp le ja d ia le cti ca e ntr e i nd iv id uo y c str uc tu ra s, 0 entre agences

so ciales, sca n ln div id ua lcs 0 colcctiv os, y lo s cntrarnndos 0

conrextos sociales mas globules dcntro de los cualcs elIos

d es plic ga n su a cc io n!". A sl, tratando de ir rnds a li a d e la s v is io ne s

esqucm dricas que, durance decadas, rcdujcron la accion de los

individuos y su rol social al d e sim ple s "ma ri on cra s" , u nil ar c-

ra lm en te d eterm in ad as en sus p osicio nes y en sus prdcticas po r

dichas cstructuras socialcs, estes cuartos A nnalcs proponen

v olv er a re va lo ra r cI papcl activo y constructiuo de eso s ag cn ccs

sociales, que no s610 crcan y dan cucrpo total a dichos cntra-

mados y estru ctu ras socia lcs co mo fru to d e su s a ccio ncs y de sus

in ter re la cio ne s, s in o q ue ra rn bic n d isf ru ra n, p erm an cn cc men ce ,

12 8. P ara e sre pro yec to de u na nu ev a h lsro ria so cia l, c fr. de B erna rd L ep ctir,

"La h is to ri a p re n e ls a ct or s s er lo sa rn en t] ", e n Man us c rl ts , n ur n. 1 4, B ar ce lo na ,

19 96 y e l l ib ro q ue c l c o ord in6 L e s fo rm r s d r l 'e x pr ri m ce . Un e au tr e h is to ir « s o ci al e,

E d. A lb in M ic he l, P ar is , 1 99 5.

180

mucho mas complejo de los agentes como crcadorcs y repro-

d ucto res de la s cstru ctu ra s, y de las cstructuras como marco

envolvcnte y como llmire de la acci6n de los agentcs, que sin

em ba rg o sc in tcrrcla cion an c in ccrin flu yen rcclp ro cam cn tc to do

el tic mp o; p ara tra ns fo rm arsc rnutuarncnrc, e so s c ua rto s Anna te s

son capaces de mostrar , no s610 c l c ar dc rc r c amb ia n tc y m6vil de

lo s d cterm in is mo s q ue la s cs tru ctu ra s cje rc cn s ob rc lo s a gcn ce s - y

qu e lcjo s de se r omniprc scn t cs , fatales y de un solo scntido clare,

so n rnds bien dctcrrninismos generales, tcndcncialcs y en ocasioncs

de v ar ie s s cn ti do s posibles-, sino tambien c l papcl sicm prc ac-

tiv o, d in .im ico y crcad or d e csos ag en res sob re la s cstru ctu ra s, a la s

quc no solo han c on stru id o c llo s m ism os en c l o ri gcn, sino a las

que rcproduccn todo cl ricmpo con su accion, y a las quc por 10

tanto pucdcn tambicn modiflcar, incluso radical y cornplc-

tarncntc, en cicrras co ndicio nes y en cicrtos mementos hisroricos

dctcrm inados 11'.

Se trara de otra historin s oc ia l, q ue supcrando tanto la vision

d e la csrru ctu ra o mniprcscn rc y todopodcrosa sobrc cl agcnre

pasivo Y purnrncnrc receptive, como tam bien la vcrricnrc

opucsca del agcncc c:tp:tz de todo y dcm iurgo de la cstructura y

del mundo, que concibe a dicha cstructura como rcducida a

m cro "rclon de fondo" subsidiario y m arginal, intcnra m as bien

rcconstituir esc com plejo va y vicnc, dcsdc c I individuo 0 dcsdc

cl grupo hacia cl contexte, y dcsdc cstc ultimo hacia los pri-

129. A I r es pe cto e fr. lle rn ard L ep er ir , emuf dr croqult, Sur /a connalsance

historique, E d. A lbin M ic he l. P aris, 1 999 , y "La I l r r ,: l duracion en e l p r esen te" en

d libro S rgl lndas [omadns l lraudr l iana t, E d. ln sr iu uo M o ra , M ex ic o, 1 99 5.

181

 

meros. Restitucion de esa compleja dialectica entre los sujetos

sociales y las situaciones 0medios de su acci6n, que ha permiti-

do corregir ciertas versiones deformadas de una historia objetivista

y estructuralista, que habfa reducido el papeI de los individuos, 0

de los agentes, 0 de los sujetos sociales, al de simples "portadores

de su condici6n de clase", 0 tam bien al de mera expresion de la

de dichas clases y grupos populares en relaci6n a su verdadera

condici6n de agentes de la dindmica social y del cambio social,

mientras que en otro caso avanza, mas bien, como el proyecto de

reintegrar la vo z y fa memoria de esos sectores populares en tanto

que Fuentes esenciales para la construccion del saber historico.

Pero rarnbien, en una tercera vertiente, respccto a fa eleccion de

fa situacion de esras clases mayorirarias como obseruatorio 0

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estructura, historia que prosper6 tanto dentro del marxismo

vulgar como fuera de el , antes de la importanre revoluci6n

cultural de 1968. Pero que, al replantearse en rerrninos de esta

dialectica de interinfluencias redprocas, permite abonar el desa-rrollo de una historia realmente crftica, que puede desarrollarse

dentro de todos los diversos campos de 1 0 hist6rico, para apli-

carse tanto ala historia cultural 0 ala historia econornica como a

la historia dernografica, polftica 0 social, entre otras,

* * *

La tercera lecci6n post-68 para una historiograffa crftica se

encuentra en cambio asociada a los desarrollos de las varias ten-

denciasysubgrupos que han sido g en er ic am e nr c c al if ic ad os

como la "historia marxista y socialista brirdnicas conternpo-

raneas"!", Y se trata de la propuesta, una vei mas, de reivindi-

caci6n de la historia social, pero aquf entcndida, en particular,

como el proceso multiple de recuperacidn del conjunto de las

clasespopulates y de los grupos oprimidos dcntro de l a h i sto ri a .

Recuperacion concebida en muy diferentes llncas y nivcles, que

en un caso se despliega, espedficamente, en el senti do del rescatc

130. Para un primer acercarnienro a esta historiografia socialisra bridnica puede

verse H.}. Kaye . Los his toriadom marxistas bri tdnicos, Ed. P r en s as Un i ve r si ra r ia s de

Zaragoza. Zaragoza. 1989 y The education of desire.Marxist and the writing of

history. Ed. Routledge. Nueva York . 1992. ade rnds de los mimeros 18 y 25 d'e la

revista Hi st ori a Soci a l. de Valencia . consagrados a Edward P. Thompson y a Eric

Hob sb aw rn , r es p ec t iv amen t e,

182

punto de partida del andlisis de la toralidad de 1 0 social, al defen-

der una historia construida to b otto m tip (desde abajo hacia

arriba), en la que el criterio de cstos sectorcs que son "los de aba-

jo", es el que define las formas de pcrccpcion y de andlisis del

grado, la in rcnsidad , las formas y cl curso concreto mismo de la

confrontaci6n y de fa lucha de clascs, en sus multiples desenlaces

y resultados posibles.

De cstc modo, una primcra variantc de cstc proceso multi-

facerico de rccupcracion de las clascs popularcs dcntro de la

h is to ri a, a va nz a en cl scntido de rcvalorar profundamente, una

vez mas, cl verdadero papel que han rc nid o c sa s c la sc s p op ula -

res y esos grupos oprimidos como rcalcs protagonistas y cons-

tructorcs del d ram a h is to ri co , Algo que, como es bien sabido,

ha sido originalmente planrcado y dcsarrollado por Marx, y

que estes h i stor iador cs bridnicos, ju sr am c nr c m ar xi sta s, van a

volver a rccordar y a rcplantcar con f uc rz a, f rc nr c a l a h is ro ri a

pos it iv ism i ng lc sa que ellos co rn barc n c in tc nta n superar. Y en-

tonccs, tendremos nucvarncntc, y a po ya da c in sp ira da en parte

en csra historia so cia lis m in glc sa , t od a una nueva y vigorosa ola

de trabajos concenrrados en rcconstruir las hisrorias de la clasc

obrcra, los itineraries y e I papcl de los movimientos cam pe-

sinos, las cxpericncias y las luchas de los rrabajadorcs, los cstu-

dios y los anal isis de los grupos marginalcs mds diversos, igual

que fa popularizacion de obras y ensayos sobre fa cultura po-

pular y la concicncia olircra, sobre las cosmovisiones carnpcsi-

nas y sobrc las forrnas de vcr y de concebir el mundo carne-

tcrfsticas de esos divcrsos grupos y scctorcs sociales rnarginalcs

183

 

y marginados ya mencionados, entre muchas otras'".

Vasto conjunto de perspectivas y de historias de todas las clases

sociales, y de los innumerables movimientos sociales, que

habiendo cobrado nuevo auge despues de 1968, se prolongan

hasta el df a de hoy como uno de los campos mas fertiles para el

ulterior desarrollo de las historiograflas crlticas de todo el pla-

neta.

Siguiendo entonces la idea de que la ciencia de la historia debe

"dar voz" a los oprimidos, y de que debe conseguir que todo el

mundo escuche dicha voz, al recupcrarla sistemdticamcnte den-

tro de los elementos del propio saber historico, esta historia

so cia lisra b rird nic a h a tratado de implernenrar los mecanismos

para rcscatar y reincorporar csa memoria de los verdadcros pro-

t ag on is ta s e scnc ia lc s de l a h i stor ia real, recurriendo para clio a la

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Una segunda variedad importante dentro de estos enfoques de

la historia socialista britdnica es la que se ha concentrado en pro-

poner el rescate directo de la voz y de la memoria de e sa s c la se s

populares como instrumento y Fuente para la construcci6n

misma del saber hist6rico. Pues si esta perspectiva afirrna que son

esas clases populares las que hacen la historia real, cntonccs 10

mas 16gico es que sean tarnbien elias las que escriban l a h i sto ri a y

las que elaboren los propios discursos historicos que intenran dar

cuenta de sus obras, de sus luchas, de sus acrividadcs y de sus pa-

peles y roles especfficos, dentro de los procesos so ci a les h i stor ico s

globales'",

131. N os rcferirnos a las obras de hisroriadores com o Rodney Hilton,

C hr is to ph er H il l 0 Eric H obsbaw rn, por m cncionar solo a algunos de los nilsconocidos. AI respecto, cfr. cl ensayo de Eric Hobsbawm, "EI grupo de

h isto ria do rc s d el P ar ti do C orn un isr a" , e n e l n um cr o y a re fe rid o d e: Hi st ori c Soci a l,

nurn, 2 5, V al en ci a, 1 99 6, e n d on de : se n ar ra n lo s o rlg e:n cs y p rim er as a cr iv id ad es

de los aurores de esta prim era variantc de: la hisroriograffa ma rx is ta q ue : aqu]

esramos refiriendo,

1 32 . H ab la rn os d e lo s t ra ba jo s d el g ru po lid er ad o p or R ap ha el S am ue l, e I grupo

d e l a r ev is ta Hi st ory Workshop. A I r es pe ct o c fr . l os l ib ro s c oo rd in ad os p or R a ph ae l

Samuel, Hi st ori a pop i ll a r y t eoria social i sm, Ed . Crfrica Gr i ja lbo, Barce lona , 1981,

y V il la g( l if t a nd la bo r, Ed . Ro u tl ed g e & Kc ga n P a ul , L on dr es , 1982. Tambien

su s artfculos, "V ei nt ic in co a li os d e r al lc re s d e h is to ri c e n G ra n B rc ta fi a" , e n Taller

d'historia, m ir n. 4 , V a le nc ia , 1 99 4, "D cs pr of es io na li za r l a h is ro ri a" (Entrevisra a

R . S am ue l), e nHi st ori a ora l,

E d. C en tr o E dito r d e A m er ic a L atin a, B ue no s A ir es,1 99 1, " (Q ue e s la h isr ori a so cia l? " e n Hi st ori a Soci a l, num, 1 0, V alen cia , 1 991 y

"La lectura de los signos" en Historia contempordnra, nu m. 7, B ilb ao , 1992.

T am bien e1libro del m ism o S am uel, T br at re s o f M r m or y, E d. V er so , L on dr cs -

N ue va Y or k, 1 99 6.

184

construccion y a la revalorizacion de las tecnicas de la historia

oral, a la vez que fundaba los celebres H is to ry Wo rk sh op s 0 "ra-

lIeres de historia" en los que, juntos y combinando sus habilida-

des y sus sabcrcs espedficos, los propios obreros, 0 los hnhitanrcs

de un barrio, 0 los proragonisras de un cicrto movimiento social,

o los campcsinos de una localidad, rrabajaban con los historia-

dorcs "profcsionales" 0 de oficio, para haccr y escribir, 0 para

rchaccr y para reescribir l a h i sr o ri a , de c sa c la sc , de es c barrio, de

esc movimiento 0 localidad particulates.

Una historia radical que, en ln m cd id a en que cst .i i nco rpo -

rando a los p ro p io s t ra b aj ad o rc s y s cc to rc s p o pu la rc s COIllO gene-

radorcs y consrructorcs del propio saber historico, sc lin abierro

cntonccs, de m anc ra a mp lia y muy r cc cp ti va , a l s cg ui rn ic nr o,

csrudio y rcgistro de pr.icticarncnrc todos los movimi cn ro s a nt is is -

rcmicos conrcmporancos, hacicndosc ceo sin cxccpcion tanto del

m ovim ic nro fc miu ista como del m ov im ic nto ob rcro , de los

movi rn ic nt os p ac if is ta s y antinuclcarcs 0 de los m ovim icruos cs-

tudiantilcs, de los movi rn ic nt os c ampcs in os 0 de los movimicn-

cos antirracistas, :tsi como de los movimientos indlgcnus, urba-

nos, tcrr itorialcs 0 locales rnds divcrsos.

Una t cr cc ra v e rs io n de c st a h isr oria , d cr iv ad a de la s do s ante-

riorcs, cs la de c on stru ir ro da h isro ria p osib lc como una "historia

d csd c a ba jo ", c s d cc ir como un a h is to ri a que aunt}uc se ocupe del

andlisis de las clascs dom inanrcs, () en o tr as o ca si on cs de la cu l-turn de l as e li te s, 0 dd papcl del Esrado 0 del mcrcado, 0 de la

nacion, 10 had s icmprc d csd e e st « obse rua to r io e spe cf ji co que es cl

del cmplazarnlcnto y la pcrspccriva de andlisis de csas mismas

185

 

clases populares , viendo a los Hderes desde el punto de vista de las

masas, 0 al Estado desde la sociedad civil, a la ve z que diagnostica a

la cultura dominante desde la cultura popular, y a los explotadores

y dominadores desde el punto de vista de sus vfctimas, desentra-

fiando los mecanismos del mercado desde la producci6n 0

construyendo la explicaci6n del fen6meno de la "nacion" desde el

punto de vista del ciudadano ordinario y com iin.

sujetos sociales cuyas visiones y percepciones especfficas han sido

c~si siempre ignoradas y ornitidas por los historiadores ante-

nores,

Por ultimo, una cuarta lfnea de dcrivacion importante de esta

perspectiva historiogrdfica es la de la reivindicaci6n del original

concepto de "cconornfa moral de la multirud". Concepro cste

ultimo que habiendo sido acufiado por eI historiador Edward P .

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Proponiendo entonces estudiar todo fen6meno hist6rico "des-

de abajo hacia arr iba" ( to b ott om tip ), esta historiografla socialista

britanica quiere descentrar sisterndticamente la tradicional

historia positivista tarnbien inglesa, siernpre estatoldtrica 0 ado-

radora del Estado, politicista, concentrada en los heroes y en

los grandes hombres, e ignorante de esas c1ases populares antes

mencionadas. Con 1 0 cual, tendremos por primera vez dcnrro

de los estudios hisroricos una pcrspectiva historiogdfica que

intenta construirse desde el propio pun to de vista de las claus

populares, desde los modos en que dichas clases somctidas han

sentido, vivido y percibido, de mancra concrcta, todo el conjunto

de los hechos y procesos hisroricos, desde los mas coridianos y

aparenternente triviales, hasta los mas cspccracularcs y llama-

tivos'".Lo que, evidentemente, se opone de mancra frontal a la an-

tigua concepcion positivism tradicional, que siernprc ha repro-

ducido sin crftica solo el punto de vista de los vcnccdorcs y de las

clases dominantes, Mientras que, en csta variantc de la historia

britdnica socialism, prccisarncnte de 1 0 que sc trata es de rccxarni-

nar todos los hechos, situacioncs y procesos de la hisroria desde

las cosmovisiones de los carnpesinos y de los obreros, de los

marginados y de los trabajadorcs, cs dccir, de todos aquellos

1 33 . N ue vo tip o d e h is ro ria c uy o p rin cip al re pre se nta nte e s, sin d ud a, E dw ar d

P . T ho mpso n. So bre sus trabajo s principales pue de v erse I:t l i sta b ib liogr ff ica

"E.P. Thompson: una seleccion bibliogdfica" en H i st or ic S oc ia l, l 1l ir ~. 1 8,

V a le nc ia , 1 99 4.

186

Thompson, nos proporciona una hcrrarnienta muy intercsanrc y

muy fecunda para la historia crftica de la lucha de clases y de los

movimientos populares'". Pues recorddndonos que csa lucha de

c1ases no existe solo en los momentos culrninantes 0 espectacu-lares de una rcvolucion, de una rcvuclra popular 0 de la Toma de

la Bastilla 0 del Palacio de Invierno, sino s iempre y permanen-

temente, cstc concepto se nos ofrece como cl esfuerzo de dar

cucnra 0 de captar de modo mas preciso cl mecanismo 0 ba-

r6metro que, en la scnsibilidad popular y dcsdc cl punto de vista

de las propias masas populates, regula y esrablccc en cada mo-

rncnro 1 0 que es tolerable y 1 0 que es intolerable, 1 0 que cs jusro c

injusto, 1 0 que aun pucdc accprarsc frcnrc a aqucllo que en

carnbio dcscncadcna la ira popular Y la indignacion y la sublcva-

cion general, mecanisme que en cada situacion histories par-ticular sc ha construido sicmprc dcsdc las tradicioncs, la historia,

las costurnbrcs y los singulares modos de vcr de cada grupo 0

clasc popular, en cada circunstancia y ticmpo hist6rico espc-

cfficos,

Una "cconornfa moral" de las clascs popularcs, que solo cs cap-

134. Sobrc estc imporrante y original concepro de "economla moral de la

m ultirud" puede verse de Edw ard P. Thompson, su libro rnds imporrante, La

[ omra ci J n , ,~ I, t c la s «o b r rr a e n [ n gt ur r ra , E d. C rf ti ca , B ar ce lo na , 1 91 19 ( 2 v ol s.) , y

ta mbitn su em lyo "L a e co no rnla 'm ora l' de la m ultirud en la I ng latc rrn del sig lo

X VI II " en e I libro Trad i ci dn, r ruur lra y c o nc ir nc ia d e r la sr , Ed. C rf ti ca , B a rc e lo n a,

1979. I gualm enre, v ale 1 :1 rena ver rarnblen su ensayo "La cconomfa moral

r ev is ad a" i nc lu id o e n e l l ih ro Co st um b r rs e n Com il n, E d. C rf ti ca , B ar ce lo na , 1 99 5,

junto a su libro T homp son . Ob ra E s rn ci al , E d. C rf ri ca , B ar ce lo na , 2 00 2.

187

 

tad a por su s lfderes mas autenticos y por sus portavoces mas

g en uin os, p ero q ue d eb e ser estu dia da , a na liza da y reco nstru id a

con cuidado por el buen h is to r ia dor enrico, si es que este desea

rea lm en te co mp ren der, d e rnanera concreta, fina y detallada, esa

lucha de clases y ese decurso social de la historia q ue intenta ex -

plicar. Y a que sin esa radio graffa cuidado sa de dich a "econornfa

moral de la multitud", sera muy diflcil entender por que un

y en com pren der los g randes y siem pre fundarnentales procesos

globales macrohistoricos!".

D e esre m odo, ya la vez qu e critican los lfrnites de los disrinros

m o de lo s " rn ac ro his to ric os " p re ce de nte s, q ue a l h ab er se a fir ma do

dentro de las ciencias sociales y la hisroriografla del sig lo X X,

fueron s imult dneamente uacidndose de contenido, al abandonar su

Fuente nutricia o rig in aria , q ue era y ha s ido s iemp re eI andlisis de

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rn otfn , u na rev uelta, u na in su rrecci6 n, 0 h as ta u na re vo lu ci6 n,

e st al la p re ci sam en te e n el momenta en que 1 0 hace y no antes ni

desp ues, y adem as p or que lo s desen laces de tod as esas rnanifes-

taciones populares y de la lucha de clases, han sido en parti-cu la r lo s q ue h an a co ntecid o y n o cu alesq uiera o tro s d iferen tes.

* * *

U na cu arta lecci6 n m eto do l6 gica im po rta nte d criv a en ca mb io

de las contribucio nes y desarrollos d e la corrientc italiana de la

microhistoria. U na p ersp ecriv a h isto rio grd fica n acid a d irccta -

mente de los im pactos de la revoluci6n cultu ral de 1968. qu e

recogiendo y superando a la vez todo cI conjunto de las tra-

dicio nes de la hisroria social iralian a posterior a 1945, va a irseestructurando durante los afios setcnta y ochenra alrededor de la

publicacion de la hoy conocida rcvista Q u ad ern i S to ric i. Asi,

m an ten ien do u na p osicio n cla ra y d efin id arn cn tc p ro gresisra y d e

i zq uie rd a, e ste g ru po d e h isto ria do re s c rf tic os d e o rig en ira li an o v a

a elaborar, en primer lugar y como una prirnera herram icnra

h eu rf st ic a d e la n u ev a h is to ri a c rf ti ca , cI proc edim ien to me todo ldg ic o

de l "cambia de e scala" , procedim icnto q ue al posrular la posibi-

lidad de m odificar la "escala" cspecffica en la qu e un pro blem a d e

historia es analizad o y resu elto , va en general a descm bocar en la

reiv indicaci6n de la recu peracion rccurrentc de la e sca la m i cr o-historica, 0 d el u niv erso d e d im en sio nes h isto rica s "m icro " co mo

el po sib le nuevo "lugar de expcrirn en racion" y de trabajo de los

h isto ria do res q ue, n o o bsta nte, co ntin ua n em pefia do s en exp lica r

188

lo s ca so s p ar tic ula re s y d e la s e xp cri cn ci as h isto ric as s in gu la re s,

los rn icrohisto riadores italian os van en carnbio a defender cste

carnbio de cscala y este retorn o sistcrndtico al nivcl m icrohis-

t6 rico , p ero n o p ara ren un cia r al nivel de 1 0 general y de lar na cr oh is to ri a - como sl h accn la m ayo rla d e lo s h isto riad ores

locales 0 regionales tradicionalcs y posirivisras-s-, si no ju sta -

m ente para rcnovarlo y enriquece rl o , rcplantcdndolo de m odo

m as complejo y elaborado, a partir de los resultados de csa ex -

pcrimcntacion y d e esc tra ba ]o rea liza do d en tro d e lo s u niv erso s

de l a c sc a la m i cr o hi sr or ic a .

Porque cI m iclco de csre procedim ien to m icroh isrorico y de

carnbio de cscala consiste prccisarncnrc en csta recuperacion

integral de esc drcu lo de v a y viene que constituyc a la dialcctica

c orn plc ja d e 10 rnacrohistorico 0 g en er al c on 10 microhisrorico 0

particular. R ccupcrncion que avanza to rnando una 0 algunas

h ip otcsis ccn tra lcs d e u n m od elo d e exp licaci6 n general 0 macro-

135 . P ara tcn cr u na p rim cra ide a grnmrl s ob rc e sr e p ro ye cto d e la microhistoria

iraliana cf r. n u est r o libro, Ca rl os An to n io Aguirre Rojas, Contribucidn 11111 bistoria

rtf la microl iistoria i ta liana, Ed . Pr oh i st o rin , Ro sar io , 2003. T amh ic n p uc dc n verse

Anaclct Pons y Justo Serna, "E I o jo de fa a g uj a: , de qlle hablamos cunndo hahlamos

de microhistorin!", en Ayrr, num, 12, M adrid , 1993, y Como J( r sc ri be I II

m i cr o bi st or la . E n sa y o s o br e C a rl o G in :: !J II% Ed . F r on c si s, V a le n ci a, 2 0 00 , jacques

Revel "Microandlisis y consrruccion de 1 0 social", en Entrrpllslldof, n um , 1 0, Buenos

A ire s, 19 96, B erna rd L cp erir, "A rch itec ture , g eo gra phic , his ro ire : u sag es de

I 'c ch cl lc " e n GrnrSt'S, nurn. 13, Puis, 1993, y C arlo s A nto nio A gu irre R oja s,

"I nv ira cio n a OITII mic ro hi sr or ia : l a m ic ro hi sr or ia i ta li an a" , en Transuerso, mim . I ,

M exic o, 2 001 . V ale la pe n a rc visa r rarnbicn c l d ossie r de dic ad o al tc ma de "La

m i cr o hi sr o ri a i ta li an a " e n Probistoria, mim, 3 , R o sa ri o, 1 99 9.

189

 

histdrico ya establecido 0 aceptado, para entonces "hacer descen-der" esta 0 estas hipotesis a una nueva escala, que es precisamente

la escala microhist6rica. Escala 0 universo micro, en el cual di-

chas hip6tesis generales seran puestas a prueba y verificadas,

sometiendo su capacidad explicativa a la prueba del caso singular

microhist6rico e1egido, el que a I servir de "test" 0 de "Iugar de

experirnentacion" de esas mismas hipotesis, va a terrninar siern-

puntual, acumulativa y finalmente intrascendente de hechos y

anecdotas locales 0 regionales correspondientes a esos diversos

microuniversos historicos, que aquf son considerados solo de

manera aislada y e n sl m ism os, descripciones que son tan comu-

nes y tan utilizadas por parte de la mala h i sto ri a po si ri vi st a ,

Una quinta lecci6n, r ambi en a so cia da a la r ni cr oh is ro ri a i ta li a-

na, y directarnente conecrada con eI procedimiento micro-

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pre modificdndolas, enriqueciendolas, complejizdndolas, y a

veces hasta refutandolas totalmente, para reforrnularlas de una

manera muy distinta, Y por 1 0 tanto abriendo siempre la posibi-

lidad y hasta la necesidad de retornar de nuevo a los niveles rna-crohistoricos 0 generales, desde los resultados del "cxperimcnto

microhistorico", para reproponer entonces nuevas hipotcsis

generales y nueuos modelos macrohistoricos, mas surilcs, mas

complejos y mas capaces de dar cucnta real de las distinras

. . hi 6' I II I d Dr.situaciones rst nco concretas a as que e os a u en .

Procedimiento microhist6rico del cambio de cscala que,

entonces, no es solo radical mente difercnte de l a t rad ic ional y

muy frecuentada historia local, 0 tambien de la propia historia

regional -y por ende, igualmente diuerso de la difundida

"rnicrohisroria rnexicana" de Luis Gonzalez y Gonzalcz-s-, sinotam bien de cualquier historia purarncnre anccdotica, de las

"cosas pequefias" 0 de los "espacios" 0 "problemas rcducidos"

dentro de la historia. E incluso, es un procedirnicnro que podrla,

precisamente, explotarse en el futuro para tratar de renouar csas

historias locales, regionales, 0 anccdoticas, que en su inmensa

mayorfa terrninan derivando justamcnte en la pura descripci6n

1 36. P ara p od er m ed ir la s c orn ple ja s im plica cio ne s d e e sre p ro ccd im ien ro

m ic ro his t6 ric o v ale l a p en a a ce rc ar se a lo s p ri nc ip ale s te xto s m eto do l6 gic os d e la

c or ri en te . D e e ll os , c ir er no s s ol am c nt e C a rl o G in zb ur g. "M ic ro hi st or ia : d os 0 rres

cosas q ue se d e ella ". a ntes cirado, G io va nn i L ev i. "Sobre microhisroria", en cI

libro Format dt hac er h l st o ri a , Ed . Alianza E di to ria l. M a dr id . 1 99 3. y Edoardo

Grendi, "Microanal is i e s toria sociale", en Q l l ad r rn i S t or ic i, nurn. 35, 1977 Y

" (Re p en s ar l a m i cr o hi st or ia ? ", e n Entrepasados, m i rn . 1 0, B u en os A ir es , 1 99 6.

19 0

historico que acabamos de explicar, es la de las posibilidadcs que

abrc, para c I buen hisroriador, c I andl is is e x bau st iu o e int en s iu o

de dicho universo microhistorico, Es decir, que al reducir la

cscala de andlisis y rornar como objcto de cstudio esc "Iugar de

cxpcrirncntacidn" que cs In localidad, 0 c l c as o, 0 eI individuo,

o la o bra 0 cl sector de c la sc c lcg ido , se haec posible llevar a ca-

bo un andl is is p r. ic ri camcnr c total. tanto de todos los docu-

rncnros, las fucnres, los rcsrirnonios y los elementos disponibles

dcnrro de esc microuniverso, como tambicn de los divcrsos y

multiples sentidos involucrados en las accioncs, las prdcticas, las

rclaciones y los proccsos dcsarrollados por csos pcrsonajcs, 0

comunidades, 0 situacioncs rnicrohisroricas invcstigadas,

Pucs a difcrcncia de los cstudios puramellte macrohistorlcos,

q u c n cc cs ar ia rn cn tc s cl cc ci on an uno 0unos pocos elementos de latotalidnd, a los que invcsrigan y analizan a traves de cases 0

ejemplos, 0 de situ ac io nc s rn ds 0 menos ilustrarivas y/ o rcprc-

scnrativas de las tcndcncias gmmrles. 1 0 cual cs toralrncntc perti-

nence, uril y ncccsario, -sicmpre Y cuando 110 se caiga en cI vicio

ya rncncionado de "vaciar" c I modclo general de sus references

cmpfricos y de tcrrninar irnponicndolo como mol de rCgidoy obli-

garorio de la cxpl icacion de las multiples rcalidadcs concretas-. c I

nndlisis de u n c aso m ic ro histo ric o p crm itc , en cambio, manrcncr

cl horlzontc exhaustive de agotflr prricricamcnre todos los

nivcles de la rcalidad, y todas las dimensiones y arisras de unasituacion, de una comunidad, 0 de un personaje hisrorico

cualquicra, rcconsriruycndo por cjcrnplo, la cntcra r et! { Ie r e-

laciones de un individuo a 1 0 largo de coda su vida. 0 tarnbicn el

19 1

 

mapa d e u in cu lo s, alianzas, m atrim onios y disputas de todas las

fam ilias de un pequefio pueblo, 0 tambien las form as de vida,

los espacios de ocupacion, la s expectativas fam iliares y los

cornportamientos culturales y politicos de una cierta clase

o b re ra d ete rm i na da , 0 tarnbien todos los contextos sociales

m ultiples de la redaccion y de la recepcion social de una ciertaobra inrelecrual, etc.!".

d ia to a lo s h isto ria do re s h ac ia el h orizo nte d e la h isto ria g lo ba l, y

ta mb ien h aci a el punto de vista de la totalidad, los que hem os ya

m e nc io na do y d es ar ro lla do anteriorrnente.

La u ltim a leccio n h asta a ho ra a po rta da p or la m icro histo ria ita -

liana, y que es la sexta leccion de la h isto rio gra fla p osterio r a

1968, es la de la im po rta ncia d e reco no cer, cu ltiv ar y aplicar cl

parad igma indiciario dentro de la historia'". Y ello , en g en era l.

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Al mismo tiernpo, y junto a este e stu dio q ue agora to da s la s di -

mensiones de la realidad m icro bajo examen, se hace posible

tarnbien un analisis m as intensiuo de los testimonies y de las

Fuentes diversas. U n andlisis que ubidndose ahora desde e Ipunto de vista del sentido d e los h echos historicos, intenta tam -

bien ago tar todos los sentidos im bricados dentro de cada pro-

b le ma h isr oric o, m u ltip li ca nd o la s p er sp ec tiv as d e in tc rro ga cio n

de dicho problema y los puntos de observacion d e lo s m ism os,

p ara trata r d e co nstru ir, tam bien dentro d e la h is to ri a, 1 0 qu e cl

a nrro po lo go C liffo rd G eerrz h a lla rn ad o "d cscrip cio nes d cn sas"

de los problem as. E s dccir , d es cr ip ci on es q ue sinretizan y combi-

nan en un solo esquem a explicative la s m uy divcrsas rnancras en

q ue la s itu ac io n 0 e l p r ob lema analizado h a s id o v is to , p cr ci bi do ,

y procesado, po r todos y cada uno de los actorcs y agcntcs so -ciales en el involucrados, Un a nd li si s e xh au st iv e y al m ismo

tiem po denso del "lugar rnicrohisrorico", que ace rca de inrnc-

137. L os e jc mplo s re fe rid os e n e l rc xto s on . ju nto a a lg un os tra ba jo s r nd s, lo s d e

Edoardo Grendi, S to ria d i u n a s to r ia l oc a le . L ' es pe r ie n za l igu r« /792-/992. Ed .

Marsilio Editor], Venecia, 1996 e Ib al bi . U n a f om ~ r, li a genoves« fra Spagna e

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EHE SS . P ar is . 1987 y S imona C er ut ti . La ville et Irs m/tiert, E d. E HE SS . P aris.1990. Para cl punto de la recupcracion de la tcorfa de la s rcdcs so cinle s, cfr.

M ichel B ertrand "D e la fam ilia a la red de so cia bilidad" en / ? r vi st a M r x ic a nn d r

Sociologta, afio LX I. mim. 2. 1999 Y c 1 lib ro c oo rd in ad o p or M au ric io G riba ud i,

Espaces , Temporalius, Stratifications. E d. E HE SS . P ar is . 19 98 .

192

pero tarnbien y m uy especialm cnte cuando nuestro objcto de

estudio es el conjunto de elementos y de rcalidadcs que

co rresp on den a l a h is to r ia d e la s clases populates, d e lo s g ru po s

sornetidos, de los "derrorados" succsivos en las difercntcs barallas

h isto rica s, y m as en g en era l d e to da s csas "v lctim as" d cn tro d e lo s

procesos historicos, cuya historia ha sido siempre silencinda,

om ir id a, r na rg in ad a, reprimida 0 h as ta c limi na da y borrada de

d i fe re n te s maner as .

Porque ha sido prccisamcnte en cl intcnto de rcconsrruir lo s

elem en to s q ue co mp on en l a c ul tu ra popular italiana y curopca

de l s ig lo XVI . pero no v ista y a na li za da d cs de e I punto de vista de

la s closes d om in an ce s. s in o viendo la dcsdc cl propio punro d e v is-

ta de c sa s m is rn as c la sc s p op ul arc s, c om o C arlo G ill7 .h urg ha ex-

plicitado es c p ar ad igms in dic ia rio . P ar ad ig rn a basado en cI des-c ifra mic nto d e c ic rto s indicios historicos, cuya c scnc ia c on si st c

en qu e c 1 h ls to ri ad or s c c ap ac itc y cntrcnc para se r C:1P;\7, de leer (

interpretar IOJ mtlltiples indicios quc. habimdo sob reu iu id o :1 lo s

p ro ceso s d e rcco difica cio u, filtro , d cfo rm aclo n, co uscrv acio n

1 3R . No s r cf er im o s :11importanre a rt fc ul o d e Ca rl o G imh ur g. " ln di ci os , I bC ct ·s

d e un p ar adig ma d e l nf cr en ci as i nd ic ia lc s" , en cI libro Mi to t, rm bl rmn s, in diciot,

Ed. G cdisa, Barcelona, 1994. articulo qlle es eI Illas irnpurraute texto de

m ero do lo gfa h is to ric a e sc rito e n lo s \\ltirn m trc in ra a no s. D e 1 m 1 1lI 'I lc iple sc co s

( Iu e s us cit o e st e a rt ic ul o, m cn ci on cm os s ol am en te cI d eb at e, e n c I ( lue plr tkip :l cIp ro pio C arlo G in zb urg . pu blic ado e n I: t revista Q l ll td (r n i d i Storla, nums. II . 12

Y 14. de los afios 19RO y 1991, 1 . :1 inrerv enclo n del m ism o G in7.huq: en cse

debate. esrd hora incluida bajo el titulo "lnrervencion sohrc e] plr:ldil~ma

i nd ic ia ri o" e n e1l ib ro Tentativas, E d. U ni ve rs id ad M ic ho ac an a, M o rc lia . 2003.

193

 

sesgada,. y reescritura de la historia por parte de las clases dorninan-

tes, permiten todavfa hoy acceder de manera directa a esos puntos

de vista y a esas cosmovisiones de la culrura popular, al modo de

huellas, sfntornas 0 trazos que, adecuadamente leldos e interpre-

tados, logran aun revelarnos esas realidades silenciadas y rnargina-

das sistematicamente que conforman esa misma cultura popular.

Y es que si partimos del hecho de que las c1ases populares no

la autorfa de un cuadro supuestamente an6nimo, entre otros.

Pues en todos estos casos se trata de saberes indiciarios, que a

partir de esos elementos s610 aparenternente secundarios 0 in-

significantes, que son los rastros dejados involuntariamente por

el culpable, 0 los actos fallidos del paciente, 0 las contradic-

ciones 0 lagunas presentes en la deposici6n de los tesrigos, 0 los

sfnrornas diversos de un enfermo, 0 tarnbien los modos re-

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saben leer ni escribir sino hasra fechas muy recientes, entonces

es comprensible que los testimonios y documentos sobre su

cultura sean en general escasos, y a veces hasta inexistentes. Y si

a ello afiadimos que la historia la hacen siempre los vencedores,entonces resulta evidente que 10 que ha llegado hasra nosotros,

cuando ha llegado, sobre esa cultura popular, son s610 y sobre

todo las visiones de las c1ases dominantes sobre dicha cultura

de las c1ases que ellos mismos han sornerido y explorado,

visiones que ademas de no comprender adecuadarnente dicha

cultura, la banalizan, deforman, y distorsionan, a traves de los

ineludibles filtros, interesados y nada imparciales, de su propia

posicion de c1ase hegem6nica. Por ello, 10 unico que ha llegado

hasta nosotros de esa cultura popular, eminenternente oral y

siempre negada y expulsada de la historia oficial, es ese con-junto de pequefios indicios, 0 rasgos y elementos aparentemente

insignificantes para cualquier mirada ordinaria, pero en realidad

profundamente reueladores y esclarecedores para la mirada aguda y

para el olfato especial mente entrenados del historiador crftico,

que ha cultivado esta busqueda de los indicios, y esta capacidad

de leerlos e interpretarlos adecuadamente,

Por eso, Carlo Ginzburg juega, para explicar este paradigma

indiciario, con la comparaci6n metaforica entre la actividad del

historiador, por un lado, y por el otro con toda una serie de

actividades que incluyen, por ejernplo, el trabajo del detective,o tarnbien la labor del psicoanalista, 0 la pesquisa de un juez,

as! como el diagn6stico de un buen medico, 0 la investigaci6n

del especialista de arte que es capaz de atribuir acertadamente

19 4

currentes y totalmente singulares de pintar una una, una oreja,

una zona del cabello 0 un pliegue del vestido, logran descubrir y

establecer esa realidad oculta y de d if lc il a cc eso, pero final mente

"atrapable" y descifrable por eI buen invcstigador 0 pcsquisa-

dor!"

Un saber indiciario que cs , tam bien, uno de los modos perma-

n en te s y m il en ar io s d el s ab er p op ul ar , del saber de e sa s m ism as

masas y clases populates, que aprchcndcn cl mundo por la vla

de la cxpericncia cotidiana y de la observacion atenta del cntor-

no circundante, Y por 10 tanto, tambi/n a partir de csa ca-

pacidad de leer los indicios y de i nt cr pr ct ar lo s a d ccu ad a rn cnt c,

como en el caso del saber de los cazadorcs, de los marincros, de

los carpinteros 0 de los curanderos y medicos populares.

Un saber apoyado en indicios que,. bien aprcndido y bien

aplicado, cs una herrarnicnta prcciosa tanto para el roseate de

todos csos temas dif!ciles y que sc "rcsistcn'' a darse f.1cilmente al

historiador -10 que haec que cl mal h is ro ri ad or p os it iv is ta ,

s implcmcnre los ignore, y pase de largo ollmpicarncnte frcntc a

ellos-, como, mds en general, para cl desarrollo rnds rico y

complejo de csa buena historia crftica, que reCllpera esos clcrnen-

1 39 . P ar a estas cornparacioncs rc aliz ad as p or C arlo G in zb ur g. c fr . El jll(Z Y (/

historindor, E d. M uc hn ik , B arc elo na . 1 99 3. Rnpport i di [ a rz a . S to r la , r et or ic a ,prOM. E d. P elrrin elli, M ilan , 200 0. W E I inquisidor co mo antropolog o", en

Trntatiuas, rec ie n c ira do , "R ev ise r la e vide ncia : el jue z y el his to ria do r" , en

Historias, nu m, 3 8. M exic o, 199 7 y Ca rl o G i nzb ur g y Ad ri an o P r os p er i. Gio ch ! d i

Pazienza, E d. E in au di, T ur (n . 1 97 5.

19 5

 

tos de la historia popular, pero siempre desde el propio punto de

vista de las vfctimas,

***

Una septirna lecci6n importante de la historiografla posterior

a la revoluci6n cultural de 1968 esta vinculada con el desarrollo

de la cada vez mas difundida perspectiva del "world-systems

durante los ultimos cinco siglos, es la un idad p lanetaria de l s is tema-

mundo cap it al is ta . Es decir, una propuesta metodo16gica que

afirma que, para poder explicar cualquier fen6meno social de la

his t ori a capitalista del ultimo medio milenio, es imperativo y

forzoso mostrar sus conexiones y vinculaciones con esa unidad de

referencia, siempre presente y siempre esencial e imprescindible en

terminos de una expIicaci6n adecuada, que es justamente el

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analysis" (del analisis de los sisremas-rnundo). Perspectiva que

habiendose desarrollado tambien a rafz de la ruptura de finales

de los afios sesenta en Estados Unidos ha ido difundiendose yganando popularidad en todo el mundo a 1 0 largo de los ulti-

mos seis lustros. Perspectiva crltica, que se reivindica tarnbien

como directamente inspirada en los trabajos de Marx, y cuyo

representante principal es Immanuel Wallerstein, que hoy es,

entre muchas otras cosas, director del conocido F er na nd B ra u-

d el C en te r de la Universidad de Binghamton. Centro Fernand

Braudel, que igualmente podrlamos considerar el espacio de

concentraci6n mas importante para la reproducci6n e irradia-

ci6n mundial de este mismo enfoque'",

As{, esa septirna lecci6n referida, es la que alude al paradigmaque afirma que la unidad de andlisis obligada para el exam en y

explicaci6n de cualquier fen6meno, hecho, 0 proceso acontecido

1 40 . P ara u n p rim er a ce rc am ie nt o a e sta p ers pe ctiv e d el W 'or ld - Sp um Ana ly s is ,

cfr. el ensayo de W alter L. Goldfrank "Paradigm Regained? The Rules O f

W a ll er st ei n' s W o rl d- Sy st em M e th od " e n l a r ev is ra e le cr ro ni ca J ou rn al o f W 'o rld -

Sy st ems Re sear ch , vol. X I, num . 2, 2000, en e I sitio http://csf.colorado.edu/jwsr,

H arriet F riedm ann, "Prom ethean Socio logy" en el I ibro Rrqllirrd reading,

S o ci ol og y 's m o s t i nf lum c ia l b o ok s , E d. U n iv er si ty o f M a ss ac hu se tt s P re ss , A rn he rt s,

1998, y nuestro Iibro , C arlos A ntonio A guirre R ojas, Immanuel W'allmuin:

Crltica dr l sistema-mundo capitalista, Ed. Era, M exico , 2003. Para una sfntesis

predominanremenre descriptiua d el i ti ne ra ri o i nt el ec tu al d e I mma nu el W a ll er st ei n

pu ed e v erse ta rn bie n el Iib ro d e O rla nd o L en tin i, La t ci en za s oc ia le s to ri ca d i

I mm a nu el W 'a /l md n, E d. F ra nc oA n ge li , M il an , 1 99 8.

19 6

\

.

sisterna-mundo capitalista en su totalidad.

Lo que implica entonces que, para esta perspectiva sean siem-

pre inadecuados y hasta encubridores de la realidad los .marcos

conceptuales que intentan encuadrar y explicar esos mismos fe-

n6menos sociales, desde el marco de la "naci6n", 0 del "Esrado",

o de la "sociedad", 0 de cualquiera de las combinaciones que deri-

van del acoplamiento de estos terrninos, como son el Estado-na-

ci6n, la sociedad nacional 0 la sociedad cstatal, Porque al afirmar

que e l v e rdadero marco en el que se desenvuclven todos los pro-

cesos capitalistas es el marco del s is re rna -r nundo sc rn ip lnnc ta r io 0

p la ne ta ri o, s cg un las epocas, 1 0 que se reivindica c s l a exi sr en ci a de

una dindmica global igualmente planetaria, que cstarfa siempre

actuante y siempre prcsente durante el ultimo medio milenio

transcurrido, y que serla la dindrnica tlltima y determinants del

conjunto de realidadcs, siruacioncs, sucesos y aconrccimicnros des-

plegados dentro de los lfrnircs de cstc mismo sistcma-rnundo ca-

pitalista'",{ . I dc" "d" "entonces, no se tratar a sImp cmcntc c surnar 0 c agregar

1 41 . S ob re e st e p un to , v ea ns e I mm an ue l W all ers te in , " Ho ld th e til le r f ir m: o n

m ethod and the unit of analysis" en Comparat ive C iv il iz a ti ons Rr l li r lv . num . 30,

S pr in g 1 99 4; "Wo rld -S yst em ", e n A d i ct io n ar y o f ma r xi st t ho u ,r .h t, 2 ". e di ci on , E d.

B la ck we ll, O xf or d, 1 99 1, " An a ge nd a f or w or ld -s ys te m a na ly sis ", e n Conunding

Approacbe« t o \ ,( ! o rl d -S ysum Ana ly s is , Ed . S age , B e ve rl y H i ll s, 1 983 . "Wo rl d-S ys temAna ly si s" , e n Encyclopedia of Political Economy, E d. R ou tled ge. L ond res, 1 99 9, e

Impensar la s ciencias sociales, an te s c it a do . P a ra a lg u na s impl ic a ci on e s d e e st a a s un c io n

d e l a u ni da d d e a na l i si s, e fr . n ue st ro l ib ro , C ar lo s A n to ni o A g ui rr e R o ja s. Immanuel

W 'a / kn t ri n : C r i ti ca dr l s i st rma-mundo capitalism, r ec ie n men c i on ad o .

19 7

 

lo s " fa cto r es e xte rn o s" , 0 e xtr an ac io na le s, a lo s " fa cto r es i nte rn os ",

nacionales 0 estatales, d e u na "so cied ad " d eterm in ada , 1 0 qu e

siem pre se hace tom ando a dichos facto res externos com o un m ero

com plem ento , m arginal y secundario , de esos factores internos,

sino m as bien de 1 0 que se trata es d e inuertir y de transformar radi-

calm ente nuestros m odos de explicacion y de interpretacion

ha bitu ales, reu bica nd o ta rn bien en el centro d e n ue stra s h ip 6te sis y

U na o cta va lec ci6 n, ta mb ien lig ad a a e sta p er sp ecti va d el a na lisi s

del sistem a-m undo, es la que se refiere a la n ec es id ad d e r ep en sa r

n uev am en te, d e m an er a crftica, la f orma de o rgan izac id n d el s is tema

de lo s sab er es bumano s en g en eral, y en p articu la r, la ep is teme hoy

vigente d en tro d el c on ju nto 0 u niv erso d e la s llarnadas ciencias so -

ciales. P orq ue r ec up era nd o e n es re p un to la ex ig en cia a nte s r ef er id a

de una historia verdaderarnenre globalizante 0 to ta liza nre, y

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d e n uestro s m od elos esa d in am ica su pra na cion al d e la s ten den cias

glob ales del sistem a-m undo, dindrnica que, solo en un segundo

m om en to , v a a esp ecifica rse y a concretarse en las diversas dindrni-

c as r eg io nal es , n a ci ona le s y l oc al es p a rt ic u la re s.R eubicaci6n de ese marco global del sisterna-rnundo, como

r ef er en te m as g en era l d e n ue stra s explicaciones, que entonces nos

o blig a a co rn en zar p or p reg un ra r si el p ro blem a 0 t ema i nv es ti gado

se ha d esp le ga do en u na z on a c en tra l, semipcriferica 0 pcrifdrica de

ese sisterna-m undo, y tam bien si ha aconrecido dentro de una fuse

ascendente 0 descendente, en p rim er lug ar, d el cid o K on dra ticv ,

pero tam bien y en segundo lugar, de los cidos hegem 6nicos de las

p ote nc ia s d el sisterna-mundo, yen tercer lugar, dcntro de que fasc,

etapa 0 m om enta tem poral dentro de la curva integral de vida del

sisterna-m undo en su conjunto . Preguntas que al se r r c spondidasnos dan ya, s eg un e st a p er sp ec ti va de l andlisis de l sisrcrna-mundo,

la s primeras coordenadas esenciales p ara la exp lica cio n co ncrcra d e

e se p ro blem a h is t6 ri co a na li za do !" .

1 42 . P ar a Ia e xp li ca ci on m :! s d et al la da d e e st es f en 6m e no s m en cl on ad os y de

otros conecrados co n ellos, desde esta perspectiva de l world-system analysis, el

lector puede rernitirse a lo s lib ro s d e I mm an ue l W a lle rs te in . The ( il p il ll ii sl wor ld -

economy, Coedicion C am bridg e U niv ers ity P res s/E ditio ns de fa M aison des

Sciences de l'H ornrne, Cam bridg e. 1979. The politic» of thr world-economy,

C oe dici6 n C am bridg e U niv ersity P res s/E ditio ns d e la M aiso n de s S cie nc es d el'H orn me , C am brid ge . 1 984 . Gropolili(s and grocultllrr, C o ed ic i6 n C am b ri dg e

U niv ersity P re ss/E ditio ns de la M aiso n de s S cie nc es de l'H orn rn e, C am bridg e,

1 9 9 1. T hr e ss en ti al W a ll rr rt ri n. E d. T he N ew P re ss. N ue va Y ork , 2 000 , E11".~'ldodr

la soclologla, la p ro mrs a d r la c i enc ia soc ia l , E d. N ue va S ocie dad , C ara ca s, 199 9,

198

j

proyecrdndola en particular hacia cl problem a de la historia de la

c on str uc ci 6n d e la s d iv er sa s d is ci pli na s 0 ciencias que hoy abordan

lo s d iferen tes ren glo nes d e 1 0 social hum ane en el tiem po , csrc

paradigrna d el w o rld -s ys tem a na ly si s va a c ritic ar ra dic alm en te la

actual conjiguracion discipl inar del estudio de 1 0 so cia l, q ue sig uc

en cerra ndo n uestra s rcflexio nes c in vestig acio nes d cn tro d e Ia ya

arcaica d iv isio n d e e sa s s up ue st as c ic nc ia s a ut on or na s y scparadas

que son la econom la, la antropologla, la ciencia polftica, la his-

to ria , la g eo gra fla , la so cio lo gfa , la p sic olo gf a 0 Ia lingtlfstica, en -

tre otras. En contra de cs ra pa rcc la c ion d el sab er so bre 1 0 social ,

cada v ez m as paralizante y cada vez mas l im i ta da , c st a p er sp cc ti va

va en carnbio a pugnar abicrtamcntc por "abrir las cicncias so-

ciales", para rcconsrruir una nueva y abarcariva "unidiscipli-

naricdad" para e l c st ud io de 1 0 s oc ia l, q ue fundada y apoyada en

una sola epjsremologfa global, sea capaz de cd if lca r 1 .1 " c icnci a

social-hisrorica" qu e d cb er d s us ti tu ir a e sa s a ct ua le s disciplinas

mcncionadas de 1 .1a nt ro po lo gfa , l a c co no rn fa , la c ie nc ia p ol lti ca ,

1.1historia 0 l a s oc io lo g la , e rc .! ".

Drspr ll s dr l l ibe ra l ismo , E d. S ig lo X XI . Mexico, 1996. Utopistica 0 l a s opci ones

h l st dri ras dr l s~ '{ l oXX I . E d. S ig lo X XI . M ~x ic o. 1 99 8, y C ono ce r r l mundo, s ab er r l

mundo: r lfi n t lr 1 0 aprrndido, E d. S ig le XX I . M e xi co , 2 00 1.

1 43 . S ob re e ste p un to . a de m:! s d e lo s lib ro s d e I mm an ue l W a lle rs te in Abrir la s

t ie n ci as s oc ia le s, I m pe n sa r l as c ie n ci as s o ci al et , y Conocer rl m u nd o, s ab " rl mundo:rl f in dr 1 0 aprendido, c ira do s a nte rio rm ente p ue de n v ers e ta mb ie n s us c nsa yo s

"La historia de las cienclas sociales", Ed. CI ICH - UN AM . M exico, 1997.

~(Hay que 'im pennr' las ciencias sociales del siglo X IX?" en Revista

lnternacional dr Ciencias Soda/no B ar ce lo na , 1 98 8. - EI fin d e la s c er rid ur nb re s

199

 

Revisando y cuestionando entonces de rafz las especfficas di-

visiones epistemol6gicas que fundan este esquema parcelado y

cuadriculado de las distintas disciplinas 0 ciencias sociales con-

temporaneas, esta perspectiva desarrollada en parte por Immanuel

Wallerstein, va a demostrar 1 0 esteril e insostenible de seguir in-

tentando separar el pasado del presente, 1 0 politico de 1 0 social y 1 0

social de 1 0 econ6mico, a s f como el estudio de las civilizaciones

mismo fundamento. Mientras que, por el contrario, desde la

perspectiva del anal isis del sisrema-mundo, de 1 0 que se trata es

justamente de deslegitimar y de e1iminar por completo dicho

fundamento de la division disciplinar, reconstruyendo desde la

base o tr o modo 0 episteme diferente para ese mismo estudio de 1 0

social, una episteme precisarnente unidisciplinaria para la com-

prensi6n y exam en de 1 0 social-humane en eI tiempo.

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5/10/2018 Aguirre Rojas La Historiografia en El Siglo XX - slidepdf.com

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europeas del de las supuestas culturas 0 civilizaciones no europeas.

Divisiones y separaciones que hoy se revelan como insostenibles y

como puramente artificiales, y que cada vez resultan mas pa-

ralizantes y restrictivas para la adecuada comprensi6n de 1 0 social,

siendo sin embargo el verdadero fundamento ultimo de la

justificaci6n de esta configuraci6n disciplinar actual mente vigente.

Divisiones que urge entonces criticar y eliminar, para abrir el paso

a la construcci6n de ese nuevo horizonte unidisciplinar en el ana-

lisis de 1 0 social, hacia el cual tienden de manera esponrdnea todas

las perspectivas y todas las corrientes mas innovadoras desarrolla-

das recientemente dentro de esas mismas ciencias sociales actua-

les.

Invitandonos entonces a repensar con seriedad estas premisas

no explicitadas de nuestro actual sistema de construccion de la

ciencia sobre 1 0 social, Immanuel Wallerstein explica cntonces

la actual crisis que vive esta episteme rodavla dorninantc, crisis

que no se resolved nunca, ni con la interdisciplinaricdad, ni con

la multidisciplinariedad, pero tampoco con la transdisciplina-

riedad 0 con la pluridisciplinariedad, las cuales siempre patten

finalmente del dato de respetar, sin criticarlo, ese mismo funda-

mento de la division en diferentes disciplinas, al que en c l fondo

consideran vdlido y legltimo, y del cual solo quieten paliar 0mo-

dificar sus "malas" consecuencias, pero sin transformar de rafz cse

Con 1 0 cual, la actual crisis que viven las ciencias sociales actuales

solo puede ser superada si abolimos cornplerarnente dicha

parcelacion en disciplinas, y si volvcmos a esas visiones unitarias y

unidisciplinares sobre 1 0 social que existieron, todavla, hasra la

primera mitad del siglo XIX, por ejernplo en el propio caso de

Karl Marx. Nueva visi6n unldisciplinaria en la que, por 1 0 dernds,

habrd que recuperar todo c l conjunto de las contribuciones irn-

portantes dcsarrolladas por cstas misrnas cicncias socialcs parccla-

das, en sus cicnto cincucnta afios de desarrollo en general. Una rc-

cuperacion compleja y sutil, en la que los aportes hasta hoy

desarrol lados, en particular por la historia, debcrdn ocupar un rol

central y de prirncra magnitud, al contribuir a esclarccer los

mecanisrnos tcmporalcs de la continuidad y del cambio, y mas en

general. todas las implicaciones y concxioncs de csos fcn6menos

sociales con csta dimension profunda y omniprcscnrc de la

tcmporalidad'".

•• •

en ciencias sociales", Ed. CI IC H - U NA M, M exico , 1999 y " So ci al S ci en ce s i n

the T wenty-first Century" en el sitio del C entro F ernand B randel, Seccion

' Pa pe rs ' e n http://fbc.bingh:lmton.edu.

144. En torno a esre com plejo d esa flo a ctu al p ara los cientlflcos so cia les

conrernpordneos, c fr . p o r ejemplo d libro de Boaventura d e So us a S ant os . T ow ar d a

new common tense, Ed . Routledge. Nueva Yor k. 1 99 5. y C a rl os A n to ni o A gu ir re

Rojas M La larga d ur ac i6 n: i n i ll o t em p or e et n un c" , e n d libro Ensayos Braudellanos,

M an ue l S u~ re z E di to r. R osa rio , 2 00 0. e l c ap ltu lo I V d el l ib ro F e ma nd B ra ud el yla s cimclas bumanas, E d. M on re sin os, B ar ce lo na , 1 99 6 (c uy a v er sio n e n a le ma n,

l ig er am e nt e r no di fi ca da , h er no s c it ad o a nt es ), y "Re pe n san do l a s c ie n ci as s oc ia l es

a c tu a le s: e l C:lSO d e lo s discu rsos hist6 rico s en la hisroria de la m od ern id ad " en el

libro ltinerariot dr 14 / , is lo r iograf la dr l s~~ /oXX . an tes menc ionado.

20 0 20 1

 

Estas son, brevemente resumidas, las principales lecciones que

nos aportan las mas importantes corrientes historiograficas hoy

vigentes y fundamentales dentro del panorama universal de los

estudios hist6ricos mas conternpordneos. Lecciones que consti-

tuyen, sin duda, las herramientas mas cotidianas y los referenres

mas usuales de los historiadores crlticos conternpordneos. Y es claro

que resulta abusivo, y finalmente hasta mentiroso, autodeno-

fNDICE

Page 100: Aguirre Rojas La Historiografia en El Siglo XX

5/10/2018 Aguirre Rojas La Historiografia en El Siglo XX - slidepdf.com

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minarse "historiador" si uno no conoce y domina, por 10men os, a

esta serie de autores, paradigmas y propuestas que, en su conjunto,

son ellegado mas reciente, y tambien las perspectivas todavla vivas

y vigentes, correspondientes a los modos mas actuales en que se

ejerce hoy ese apasionante oficio de la historia, dentro del cual

continua resonando con fuerza la pregunta acuciosa que Marc

Bloch se planteara a sf mismo hace ya mas de sesenta afios, y que

no ha perdido hoy nada de su vigencia y urgencia: <para que sirve

la historia? Cual nueva esfinge moderna, la diosa Cllo nos inte-

rroga aun con este diflcil enigma, al que sin duda s610 son capaces

de responder aquellos que conocen seriamente y que cultivan

sistematicamente la rama de la historia de la hisroriografla, y can

ella el estudio enrico de ese horizonte problemdtico fundamental

que es la historiografla del siglo veinte hist6rico.

20 2

• I

Introduccion 9

1. EI rol de la historiografla contcmpordnea

d cn tr o d e l os d is cu rs os h is rc ric os y l o s s a be r cs

s oc ia le s d e l a m o dc rn id ad 17

2 . L 1 p cr io diz ac io n d el itinerario de la

h isr or io gra fla c on te mp or dn ea e n c l

" la rg o s ig lo XX h is (( )r io g df ic o ": 1 8- i8 -( 20 25 ? 42

3. Los aponcs del marxismo a la hisroriografln

c rf ri ca d el siglo XX 81

4. Lo s cfecto s de 1968 so brc

l a h is to ri og ra fl a o c ci de nt al 10 5

5 . L 1 h is ro ri og r af la o c ci de nt al hoy.

E le rn cn ro s p ara u n b ala nc e g lo ba l 13 2

6. L 1s l ec cio ne s d el m e to do d e la h is to rio gr al la

occidcnral mds contemporanea 176