AGUASirracional, un joven dio muerte a dos compañeros y dejó heridos a otros 15. Este caso es uno...

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¡Muerte en la Escuela!La seguidilla de hechos de sangre ocurri-dos en varias escuelas norteamericanasamerita una reflexión sobre sus causas.(p.3)

Excusas que suelen darsepara no seguir a Cristo“He pecado demasiado como para que Diosme perdone.” ¿Es ésta la suya? (p.5)

En el vientre del gran pezLa figura del profeta Jonás nos muestra uninteresante aspecto del sacrificio del SeñorJesucristo (p.6)

El Tribunal de CristoLa idea de un juicio no despierta simpatíasen nadie, tampoco entre los cristianos. Sinembargo, he aquí lo que nos espera. (p.7)

¡Dame este Monte!Aunque toda su generación cayó en eldesierto, Caleb entró a poseer lo mejor (ymás difícil) de la Buena Tierra. (p.9)

Venciendo las dificultadesCuando oramos, hay tres clases de dificul-tades que nos producen desaliento. Sepacómo enfrentarlas y vencerlas. (p.11)

Hacia la práctica de la oraciónUna enseñanza básica y eminentementepráctica sobre la oración. (p.14)

La oración de autoridadLa oración de autoridad, en que no se pide,sino se manda, tiene una importancia capi-tal para enfrentar ciertos problemas. (p.16)

24 principios sobre la oraciónUna síntesis de preciosas verdades apren-didas en el fuego del crisol por destacadoshombres de Dios. (p.19)

En la escuela de la oraciónLos testimonios de cómo tres siervos deDios vencieron los obstáculos paraadentrarse en la oración, hasta alcanzar labendición de Dios en sus ministerios. (p.21)

Desde el corazónTestimonios de cómo los vencedores hanluchado y vencido en oración. (p.23)

Oraron y fueron oídosUn ramillete de preciosas respuestas deDios a la oración de sus siervos y siervas.(p.24)

El amor nunca deja de serCuando en el matrimonio muere el amorromántico, emerge el amor de Dios, que“nunca deja de ser”.. (p.26)

“Me alejé de Dios”Un mensaje para los jóvenes creyentes quese han alejado de Dios. (p.28)

Una semana entre los lamasUna maravillosa obra de Dios más allá delas fronteras de lo conocido, donde el amorde Dios llegó a conmover los cimientos deuna religión milenaria. (p.32)

ADEMÁS:Para Meditar 18Citas Escogidas 20Escudriñad las Escrituras 30Cosas viejas y cosas nuevas 31Recortes de la Web 34Bocadillos de la Mesa del Rey 35Cartas de nuestros lectores 35

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lguien ha dicho que la posición más segura para que los cristianos avancen, esde rodillas. Por supuesto, las rodillas aquí son una metáfora de la oración, no deun sacrificio corporal.

La entrada de Israel en Canaán consistió en una serie de victorias paratomar la Buena Tierra, Tierra que, simbólicamente, representa nuestra herencia en Cristo,la cual es Cristo mismo, en su multitud de gloriosas facetas. En el contexto de la toma deposesión de Canaán, la figura de Caleb es paradigmática. Es la figura del creyente que sesobrepone al tiempo, a la edad, a los sufrimientos, para levantarse en fe –cual veterano deguerra, no retirado aún a sus cuarteles – y reclamar las promesas de Dios.

La victoria que Caleb obtuvo por las armas ante los hijos de Anac es representación denuestra victoria por medio de la oración. La toma de Quiriat-Arba es para nosotros la ob-tención de la victoria en nuestras más variadas dificultades y vicisitudes cotidianas. Preci-samos mirar el ejemplo de Caleb y arremeter contra nuestros enemigos, premunidos de estaarma irresistible que es la oración.

Así que, en este sentido, un cristiano —y también la iglesia toda– avanza de rodillas. Sino tenemos es porque no pedimos. Si no tenemos es porque no oramos.

En este número hemos dedicado nuestras principales páginas al importante asunto dela oración. ¡Cuánta riqueza encontramos cuando buscamos en la Santa Palabra, o en ellegado de los cristianos que nos precedieron! Las páginas nos parecieron pocas y pequeñaspara contener tanta riqueza.

Por eso, al cerrar esta edición, nos queda la sensación de que apenas tocamos los bordesde un tema que es mucho más rico y profundo. Dejaremos, pues, inconclusa la tarea parauna ocasión más feliz, cuando nuestra experiencia y conocimiento de Dios sean mayores, ycuando podamos sacar aún mejores tesoros de los escondidos veneros de Dios.

Entretanto, cojamos con mano agradecida lo que Dios ha querido mostrarnos. Guarde-mos esta enseñanza en nuestro corazón, y, sobre todo, adentrémonos en el camino deleitosoy fructífero de la oración. Busquemos las ocasiones más propicias, creemos las instanciasmás adecuadas, y ejercitémonos en este hermoso diálogo con el Padre. En breve, sin duda,iremos viendo cómo las cosas cambian: cómo las circunstancias se ordenan, cómo nuestramente experimenta una renovación y nuestro espíritu se fortalece.

¡En breve veremos la gloria de Dios!

AvAvAvAvAvanzando de ranzando de ranzando de ranzando de ranzando de rodillodillodillodillodillasasasasas

Fotografía de portada: «Copihue, flor nacional».Cerro Ñielol, Temuco - Región de la Araucanía - Chile (Autor: Mario Contreras T.)

sta vez fue el Colegio Santana HighSchool, una escuela secundaria demás de 1.900 alumnos, en SanDiego, California. Un estudiante

de 15 años entró a clases con un arma escon-dida en su chaqueta y comenzó a disparar. Untestigo afirma que mientras lo hacía, se reíaestrepitosamente.

Según la prensa, este tiroteo es uno de losmás graves que se han registrado en los últi-mos dos años, por el número de personas quehan resultado muertas o heridas. Pero esto noes alentador como parece, porque los demáscasos fueron igualmente sangrientos. AndrewGolden, de sólo 11 años, y Mitchell Johnson,de 13, iniciaron la serie con su tristemente cé-lebre matanza de Jonesboro, Arkansas.Michael Carneal mató a tres compañeros enPaducah, en 1997. Ese mismo año, LukeWoodham mató a tres compañeros e hirió aotros siete en Pearl, Mississipi. Poco después,Kip Kinkel, de 15 años mató a sus padres ydisparó contra 24 compañeros de escuela enmayo de 1998.

El más dramáticoPero el más dramático hecho de sangre al

interior de un colegio ocurrió el martes 20 deabril de 1999 en la ciudad de Littleton, Colo-rado (Estados Unidos) y merece una atenciónespecial. Aquella fue una tragedia que conmo-vió al mundo entero. Dos adolescentes –EricHarris y Dylan Klebold–, armados con fusilesy explosivos, irrumpieron en la EscuelaColumbine –su propia escuela– y dieronmuerte a 12 alumnos y un profesor, y dejaron23 estudiantes heridos. Al final, se suicidaron.

¿Explicaciones?Al parecer, habría sido un acto de vengan-

za contra algunos destacados deportistas quelos habrían ridiculizado. ¿Pero es eso todo?La historia tiene más ribetes.

Ellos provenían de hogares aparentementenormales; sus padres eran, uno aviador, elotro, un geólogo millonario. Sin embargo, elperfil psicológico de ambos tiene varias aris-tas: ambos eran jugadores compulsivos devideojuegos violentos como “Doom”, seguido-res obsesivos del cineasta Oliver Stone, y desu película “Asesinos por naturaleza”; ambosintegraban una oscura mafia juvenil, y erandecididos activistas pro-nazis con una idola-tría por Hitler (la fecha escogida para la ma-sacre era el aniversario del nacimiento deHitler), que acostumbraban a intimidar en ale-mán a sus compañeros. Ambos eran depor-tistas frustrados, decididos a vengarse de susaventajados compañeros y agregar a ellos otracantidad de inocentes.

Ambos habían sido arrestados más de unaño antes por robar artículos electrónicos, ysometidos a un programa de rehabilitaciónpara jóvenes desviados que los liberó con elo-giosos comentarios: “Eric es un muchachobrillante que probablemente triunfe en lavida”; “Dylan es un muchacho brillante conun gran potencial”– informaron autoridadesdel programa. Al darles de alta, se les prohi-bió portar armas o explosivos, sin embargo,el día de la matanza, la policía tuvo proble-mas para desactivar las 30 bombas hechas consegmentos de cañería o tanques de gas pro-pano que plantaron en la escuela para asegu-rar la máxima carnicería posible. ¿Armas?

Usaron nada menos que cuatro, de alto po-der, dos escopetas y dos rifles semiauto-máticos.

Ya desde algún tiempo antes, varios alum-nos sabían de su carácter violento. Una vezhabían intimidado a un compañero con unapistola; en otra oportunidad habían confec-cionado un video donde simulaban matar avarios compañeros.

La escena de aquel martes en la escuelaColumbine fue dantesca. Los dos asesinos sepasearon por diversas dependencias del cole-gio sembrando muerte a diestra y siniestra,con frialdad, odio y risotadas sarcásticas. Eranverdaderos embajadores del infierno. “Eracomo una guerra” – dijo un testigo. Al sonidode las balas, se agregaban los gritos de terrorde estudiantes y profesores, el ulular de lasalarmas de incendio y de los cristales al rom-perse.

Una maraña de hipótesis¿Dónde han de hallarse las causas de tales

tragedias, y de la configuración sicológica detales protagonistas? Las causas son múltiplesy variadas, y se resisten a un análisis superfi-cial; más bien hay que entresacarlas de entreuna maraña de hipótesis.

¿De dónde sacaron los conocimientos téc-nicos y la fría estrategia utilizada? Las sospe-chas sindican a ciertas páginas de Internetinstigadoras de odio violentista, a Hollywoodcon su mercancía del crimen (“Die Hard”,“Natural killers”, “Matrix”) y a los videojuegos,que tornan plausible la peor matanza; o bien,al fácil acceso a las armas que tienen los ciu-dadanos comunes en ciertos estados norte-

ENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDADADADADADAGUASVIVAS 3

¡Muerte en la escuela!Recientemente, una nueva tragedia enlutó una escuela en Estados Unidos. En un arranque de furiairracional, un joven dio muerte a dos compañeros y dejó heridos a otros 15. Este caso es uno más deuna larga historia de sangre que ha teñido varios colegios norteamericanos en los últimos años. Ytambién nos remonta a la mayor tragedia de este tipo, el de la escuela Columbine en 1999, donde 15personas murieron y 23 quedaron heridas. Esta seguidilla de hechos de sangre amerita una reflexión,porque sus móviles no obedecen a un mero arrebato juvenil, sino a causas más profundas, enquistadasen el seno de las familias y de la sociedad.

FOTOS: www.TheDailyCamera.com

americanos.Sin embargo, en la sociedad misma hay

una curiosidad malsana –macabra– por loespeluznante y atroz. Los medios de comuni-cación de masas profitan a costa de tragediascomo ésta, y la sociedad los avala, porque sucuriosidad alienta la fiera lucha en los ‘peoplemeter’.

El analista Steven Levy plantea, en la re-vista Newsweek, lo siguiente: “Lo que nos que-da es un círculo vicioso donde hasta el exa-men de un desastre refuerza la cultura obse-sionada por la violencia que puede haber ayu-dado a provocarla. ¿Cómo se pueden arran-car los hilos de la violencia de una sociedadcuando esas hebras están tan profundamen-te arraigadas dentro de nuestro carácter?”

¿Qué dice la ciencia?En el artículo “Jóvenes que matan”, de la

citada revista, la periodista Sharon Begleyplantea una nueva hipótesis que la ciencia haelaborado respecto de las raíces de la violen-cia. La hipótesis en cuestión no es nueva. Se-gún ella “Se necesita de un ambiente particu-lar junto con una biología particular para con-vertir a un niño en asesino.”

Un niño que sufre crisis de maltrato y mie-do por parte de los padres experimenta cam-bios físicos en el cerebro, según afirma el doc-tor Bruce Perry, de la Escuela de Medicina deBaylor, tornándolo, o bien muy vulnerable alas reacciones violentas (es el caso del agre-sor impulsivo), o bien insensible emocio-nalmente (el caso del agresor antisocial). Haytambién algunas patologías cerebrales queinducirían –según esta hipótesis– a la violen-cia, como las lesiones del lóbulo frontal, del“giro congulado”, o de la corteza prefrontal.

Pero el ambiente también es decisivo. Se-gún esta misma hipótesis, el cerebro poseemuchas ‘páginas en blanco’, en el que se gra-ban con el lenguaje de la neuroquímica desdelos primeros momentos de la infancia. Lasdiferentes reacciones de los padres producencerebros diferentes y, por tanto, conductasdiferentes.

Otras explicacionesEn este fatídico hecho de Littleton, hay un

episodio altamente significativo. Según unsobreviviente, Harris y Klebold decidían alazar quiénes de sus compañeros debían se-guir con vida y quiénes debían morir. Mien-tras echaban suertes reían, y luego dispara-ban. Repentinamente, ellos obligaron a doschicas que tenían como rehenes a respondera la pregunta: “¿Creen en Dios?”. Cuando ellasdijeron: “Sí”, les dispararon a quemarropa.

Este singular episodio es, aparentementesecundario en todo el conjunto de elementosque rodearon la masacre, pero no lo es a lahora de buscar explicaciones de fondo.

Las razones biológicas, familiares y socia-les pueden arrojar alguna luz a la hora de es-clarecer este intrincado caso. Sin embargo,definitivamente no son suficientes para expli-car una conducta a tal grado demente y pato-lógica. Hay otras causas que es preciso anali-zar también.

Y es que hay oscuras fuerzas que se mue-ven por toda la tierra y que siembran confu-sión y caos en la humanidad. Éstas no se ven,ciertamente, pero sus efectos son evidentes.Ellas operan en el corazón de los hombres ysiembran el odio, la violencia y la irracionali-dad. A cada tanto, encuentran hombres omujeres especialmente vulnerables y los uti-lizan para llenar de estupor al mundo entero.

Los jóvenes son especialmente propensosa la operación de estas fuerzas. Ellos no tie-nen experiencia, son impulsivos e idealistas.En sus sueños se confunden a veces la reali-dad y la fantasía. Un juego aparentementeinofensivo seguido tantas veces en la pantallade un computador, de pronto se transformaen una espantosa realidad sin que aparente-mente se hayan visto los límites.

Quien comanda estas fuerzas malévolas esSatanás el diablo, padre de mentira, ladrón,engañador y homicida. Su mayor éxito lo ob-tiene entre aquellos que han vuelto las espal-das a Dios, y especialmente en sus indefensoshijos. Éstos se han criado sin ninguna defen-sa espiritual. Los padres han tenido tiempopara alcanzar sus propias metas, sin jamástomar en cuenta a Dios. De este modo, Sata-nás ha encontrado vía libre para operar.

“¿Por qué no salvaste a los mucha-chos?”

Pocos días después de la matanza deLittleton, apareció en un periódico de Esta-dos Unidos la siguiente inserción:

“Amado Dios: ¿Por qué no salvaste a losmuchachos de la escuela de Littleton? Aten-tamente, un estudiante.”

“Amado estudiante: No me dejan entraren las escuelas. Atentamente, Dios.”

Esto, aunque parezca una explicación re-tórica, está muy cerca de la verdad. Los jóve-nes asesinos –y aún más, la escuela toda, y lasociedad en la cual ella está inserta– dejaronfuera de su corazón a Dios. Y estando así, sincobertura ni defensa, las fuerzas malignas seabalanzaron sobre ella y la abrasaron.

“Si Jehová no edificare la casa, en vanotrabajan los que la edifican; si Jehová noguardare la ciudad, en vano vela la guardia”– dice un Salmo. (127:1). Muchos hoy traba-jan en edificar su casa; muchos guardas ve-lan hoy sobre la ciudad (como velaron inútil-mente sobre aquella escuela en Littleton),pero sus servicios son inútiles. Sólo Dios edi-fica de verdad. Sólo Dios guarda del Destruc-tor.

La sociedad puede tomar sus resguardos,la familia puede tener una impecable armo-nía, y la configuración psicobiológica del hom-bre puede estar perfectamente en orden, peroaun así puede ocurrir cualquiera de estos díasun descalabro que herirá a la precavida so-ciedad, destruirá la armónica familia y ani-quilará a ese hombre tan equilibrado. ¿Quécausas hallaremos? Allí no hay una explica-ción racional que responda satisfactoriamentea todas las interrogantes. Allí hay, simplemen-te, una fuerza irresistible, que, en un momentode locura descompuso el orden, y se llevó lapaz. Allí entraron las fuerzas malignas ydesestabilizaron la precaria firmeza del hom-bre.

El hombre no es libre, aunque alardee deserlo. El hombre realiza, con dolor, muchascosas que no quisiera hacer, como si una fuer-za superior le atenazara la voluntad y la cau-tivara el corazón. Las palabras del Señor Je-sús resuenan con una categórica veracidad:“De cierto, de cierto os digo, que todo aquelque hace pecado, esclavo es del pecado.” Perotambién Él mismo dijo: “Si el Hijo os libertare,seréis verdaderamente libres” (Juan8:34,36).

Escondedero y RefugioCuando el profeta Isaías describió antici-

padamente al Rey-Mesías, a Jesucristo, elHijo de Dios, dijo de Él: “Y será aquel varóncomo escondedero contra el viento, y comorefugio contra el turbión; como arroyos deaguas en tierra de sequedad, como sombrade gran peñasco en tierra calurosa.”(Is.32:2). Lamentablemente, son pocos losque le tienen a Él como Escondedero y comoRefugio.

Son más los que le han desechado, y le hantenido por un simple mortal. Son más los quehan discutido la veracidad de su registro his-tórico. Muchos de ellos discuten hoy si en ver-dad vivió. Ellos voluntariamente ignoran queÉl vive hoy, y que es el Señor en el cielo y en latierra. Por eso, en el día malo, ellos son arra-sados. Ellos arrojaron de sí a Aquel que es elverdadero Dios y la vida eterna. (1ª Juan 5:20b). ¿Cuál es su condición?

¿Está usted en condiciones de decir –in-cluyendo a su esposa y a sus hijos– “Dios esnuestro amparo y fortaleza, nuestro prontoauxilio en las tribulaciones. Por tanto, no te-meremos, aunque la tierra sea removida”?(Salmo 46:1). ¿Puede mirar el futuro con con-fianza? Si mañana se abalanza el Destructorsobre usted, o sobre su hijo o hija, ¿están us-tedes a buen recaudo?

Este es un asunto de la mayor importan-cia, y es preciso que lo resuelva hoy.

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AGUASVIVAS4 ENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDADADADADAD

Si usted comete un pecado chico,bastará con un Dios chico para que le perdone.Si usted comete un pecado grande, necesitará de un Dios grande para que le perdone.Si usted ha pecado poco, bastará un poco de amor para cubrir sus pecados.Pero si usted ha pecado mucho,se necesitará de mucho amor para ser perdonado.Usted está acostumbrado a medir tanto el pecado como el perdón con reglas y parámetros humanos.

En la tierra las cosas se estilan así:Si usted le ofenden poco, usted puede perdonar;Pero si a usted la han ofendido mucho,

usted no perdonará.Usted perdona o deja de perdonar según la estrechez de su corazón.

¡Con Dios es muy diferente!Dios perdona según la medida de su amor,Y esa medida es muy grande.

En realidad, el amor de Dios no tiene medida.No puedes subir arriba de él,tampoco puedes ir fuera de él.Dios perdona conforme a la generosidad de su corazón.Ahora bien, hay algo más.Dios es santo. Puro. Perfecto.Dios no acepta, no tolera el pecado.¿Cómo es que lo perdona?Aquí hay algo que usted debe saber.Dios perdona el pecado, porque su Hijo murió para

expiarlo.El perdón se basa en el derramamiento de Su sangre.Su pecado fue castigado,

sancionado, quitado de en medio.

Cuando usted confiesa su pecado,Dios lo perdona sobre la base de la expiación que hizo

Cristo en la cruz.

EVEVEVEVEVANGELIOANGELIOANGELIOANGELIOANGELIOAGUASVIVAS 5

¿Es ésta la suya?

Excusas

CRISTOque suelen darse para no seguir a

Sus pecados(sus muchos pecados; sus terribles pecados)fueron puestos por Dios sobre la persona de su Hijo

en la cruz,por eso Él sufrió tan angustiosamente,por eso Jesús fue abandonado por el Padre allí.El estaba cargando la multitud de pecados suyos,

los míos y los de todo el mundo.Si usted confiesa sus pecados,y cree que Cristo hizo expiación por ellos en la cruz,entonces será perdonado.Entonces gozará de la paz de Dios.

De manera que hay dos cosas fundamentales que usted debe saber, y que cuentan a favor suyo:Dios le ama sostenida y fielmente.Y ese amor hizo posible que Cristo muriera en la cruz por usted.El amor de Dios,y el derramamiento de la sangre de Cristo,son dos grandes expresiones –las más grandes–de favor hacia usted.Usted cuenta con la obra de Dios a su favor,¿la despreciará?Hoy puede ser libre del agobio de sus pecadosAhora puede quitarse la mochila que pesa sobre sus

hombros.No hay pecados demasiado grandes,no hay pecados que Dios no pueda perdonar,

¿Por qué?Porque el amor de Dios es inmensurable,y porque la sangre de Cristo tiene el más alto precio.

Confiese, crea, y sea salvo, ¡ahora mismo!

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He pecado demasiado como para que Dios me perdone

n hombre co-rre nerviosopor las callesdel puerto de

Jope, que está sobre el ex-tremo oriental del Medite-rráneo. Él quiere tomar elprimer barco que le puedallevar lejos, lo más lejosposible. Ojalá lo llevara alotro extremo del mar, aEspaña.

Al llegar al muelle, en-cuentra el barco que nece-sita. Así que, sin más dila-ción, paga el pasaje, y seembarca. Por fin, ha logra-do escapar. La voz de Diosya no le incomodará más.

¿De quién se trata? Setrata de Jonás, el profetasde Dios, que huye para no tener que ir aNínive, esa ciudad pagana, a predicar el men-saje que Dios le ha encomendado.

La travesía por el mar parece normal eincluso placentera, hasta que se desata unaviolenta tempestad. Los marineros están des-concertados. Nunca habían vivido algo así.Ellos invocan cada uno a sus dioses, pero latempestad no amaina.

De pronto, alguno pregunta cuál será lacausa de tan gran mal. Al echar suertes, éstacae sobre Jonás. Jonás reconoce que es porsu culpa que les ha sobrevenido esto, y sugie-re que lo echen al mar para salvar la embar-cación. Tras denodados esfuerzos por salvarla nave, los hombres no tienen otra alternati-va. Jonás es lanzado al mar.

El mar ahora está quieto. La embarcaciónse salva, pero ahora el problema lo tiene

Jonás. Las aguas del mar amenazan sobrepa-sarlo, entonces Dios tiene misericordia y or-dena a un pez que se lo trague.

Jonás está en el vientre del gran pez. Sien-te que la muerte pende sobre su cabeza. Laangustia lo envuelve. Las algas se le enredanen su cuerpo. El abismo –las profundidadesinsondables del mar– le rodean y amenazan.¡Cuán largas son las horas! No es un día nidos. No es una noche ni dos. Son tres largosdías con sus noches. Siente que está encerra-do en una cárcel bajo crueles cerrojos.

Pero allí, Jonás invoca el nombre del Se-ñor, y éste manda al pez, quien lo vomita, sinun rasguño, en tierra.

El Señor Jesucristo usa a este profetacomo ejemplo de lo que habría de ser su muer-te. Tal como Jonás estuvo en el vientre delgran pez tres días y tres noches, él habría de

estar en el corazón de latierra tres días y tres no-ches.

Si revisamos la his-toria del profeta, pode-mos hallar una alegoríadel por qué de su muer-te. Más allá de su esta-día en el corazón de latierra, podemos ver quefue necesario que Cris-to muriera para que losjuicios de Dios sobre elhombre fueran quita-dos.

Fue necesario queCristo fuera lanzado alas aguas de la muertepara que se aquietara elmar embravecido. Esraro hallar en Jonás el

desinterés por su propia vida, al ofrecerla parala salvación de esos hombres. Es sumamenteextraño en un profeta tan desobediente. Loque sucede es que Jonás es usado por Dios eneste episodio para mostrarnos la hermosa ac-titud de entrega del Señor Jesús por nosotros.Así como Jonás ofreció su vida por la de esoshombres, así el Señor Jesucristo fue a la muer-te por todos nosotros.

No obstante, hay una diferencia funda-mental. Jonás fue lanzado al mar en castigopor su desobediencia. En cambio, Cristo fuea la muerte en castigo por nuestra desobedien-cia. Jonás vivió sólo las angustias de la muer-te; en cambio el Señor padeció la muerte deverdad. ¿No es maravilloso? Él murió por us-ted y por mí, para que nosotros alcanzásemosvida eterna.

AGUASVIVAS6 EVEVEVEVEVANGELIOANGELIOANGELIOANGELIOANGELIO

En el vientredel gran pez

“Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra tresdías y tres noches.” (Mateo 12:40).

EL TRIBUNALDE CRISTO

El Tribunal de Cristo será una rendición de cuentas, de todos los creyentes, ante la presenciadel Señor Jesucristo, como Juez, sobre la base de las obras, a fin de recompensar a cada cualpor el servicio prestado al Señor. Este juicio no es para verificar si merecemos el cielo o elinfierno. Todos los comparecientes allí son salvos. Es un juicio a creyentes lavados y justificadospor la sangre de Jesús.

a misma naturaleza nos enseñaque lo bueno debe ser premiadoy que lo malo debe ser castigado.Así también lo es en el plano es-

piritual. La desobediencia, la mala voluntad,la negligencia, el egoísmo, el desamor, la car-nalidad, el medrar la Palabra, las malas obras,son dignas de castigo; en cambio, la obedien-cia, la buena voluntad, la diligencia, el servi-cio de amor, la obra de fe, el amor al Señor, laespiritualidad, el guardar la Palabra, la leal-tad, las buenas obras, necesariamente debenser premiadas.

Es justo que así sea. No puede ser que lomalo tenga el mismo fin que lo bueno.

El fuego equivale a juicio (1ª Cor.3:13-15)En este pasaje tenemos el juicio a los cre-

yentes en el Tribunal de Cristo. Aquí, el fuegoequivale a juicio. No es un juicio a personas,sino a las obras de las personas. Se calificanlas obras según los materiales: oro, plata, pie-dras preciosas y madera heno y hojarasca. Esfácil ver que unos son materiales duraderos ylos otros perecederos; unos resisten el fuego-juicio y los otros se queman ante el fuego-jui-cio; unos son pesados y los otros livianos; Así,el fuego prueba las obras de las personas.

Queda demostrado que aquellos creyen-tes que se presentaron con madera, heno yhojarasca, pierden su recompensa, pero no susalvación; tal vez ni una de sus obras fue apro-bada, pero fueron salvos por la sola fe, aun-que “así como por fuego”; pero los otros, soncreyentes cuyas obras fueron halladas en ala-banza.

Los creyentes han de tener claro que lasalvación es sólo por Cristo, sólo por fe y sólopor gracia; además, la certeza de ella se ob-tiene aquí, ahora y no cuando se presenten alTribunal.

La figura de LotLos creyentes salvados así como por fue-

go están representados en Lot, el sobrino de

Abraham (Gén.19:1-29). Lot es prototipo delos cristianos que viven allegados al mundo;un poco en Dios y un poco afuera.

El hecho de que Lot estaba sentado a lapuerta de la ciudad, implica que había esca-lado posición en esa ciudad, llegando a tenerun puesto de autoridad. (Sin embargo, deAbraham se dice “por la fe habitó como ex-tranjero morando en tiendas”, Heb.11:9). Lot“afligía cada día su alma justa” (2ª Ped.2:8),lo que indica que no gozaba de una comunióndiaria con el Señor.

Cuando Dios va a destruir la ciudad, lecomunica a su siervo Abraham sus pensa-mientos; en cambio a Lot le envía mensaje-ros. El hecho de que los mensajeros no quie-ren entrar en la casa de Lot, implica el pobregrado de comunión que tenía con Dios. Laforma como los ángeles responden a Lot esuna manera de condenar la posición que te-nía en la ciudad. Que Dios salvara a Lot sedebe a la relación estrecha que tenía conAbraham.

Dios no puede simpatizar con el corazónmundano de los que, como Lot, se establecenen medio de la corrupción de este mundo.Ellos caminan a medias, y serán salvos asícomo por fuego. Ellos perderán la recompen-sa de reinar aquí en la tierra por mil años connuestro amado rey y Salvador Jesucristo.

Los creyentes infieles¿Habrá castigo para los creyentes infieles

en el Tribunal de Cristo? ¿Qué tipo de sancio-nes recibirán los creyentes negligentes? ¿Per-derán, acaso, en ese momento la salvación?¿Qué sentido tiene el hecho de afligir las al-mas de los creyentes ya salvados exigiéndolesuna rendición de cuentas?

Para unos cuantos creyentes irresponsa-bles con su servicio al Señor, éste será un díade lloro y crujir de dientes. Los castigos serántemporales y no eternos; ellos no serán halla-dos merecedores de reinar con Cristo milaños. No verán la Gloria del Mesías Rey.

Para ser salvos, todos éramos ineptos;pero para reinar con Cristo hay que ser apto.“Ninguno que poniendo su mano en el ara-do, mira hacia atrás, es apto para el reinode Dios” (Lc.9:62). “ ... Gracias al Padre quenos hizo aptos para participar de la heren-cia de los santos en luz...y nos ha trasladadoal reino de su amado Hijo” (Col.1:12-13).

En este momento tenemos las arras denuestra herencia, pero viene el día en que re-cibiremos la totalidad de la herencia y paraeso necesitamos ser fieles a la carrera en laque Dios nos puso: “ ... Golpeo mi cuerpo, ylo pongo en servidumbre, no sea que habien-do sido heraldo para otros, yo mismo vengaa ser eliminado” (1 Cor. 9:27). ¿Eliminado dequé? ¿de la salvación? ¡No! De reinar con Cris-to en el milenio y quedarse, en cambio, en lastinieblas de afuera, como el siervo que escon-dió el talento durante todo el tiempo que Cris-to estuvo ausente.

Recién al final del milenio, éstos que es-tuvieron fuera serán incluidos con los vence-dores de la fe para entrar juntos a la eterni-dad. Los mil años que estarán separados delSeñor les servirá para purificar sus almas an-tes de reinar eternamente con Él.

Debemos aspirar a ser galardonadosEs lícito aspirar ser galardonado: “He aquí

yo vengo pronto, y mi galardón conmigo,para recompensar a cada uno según sea suobra (Ap. 22:12). Pablo amaba ese premio;luchaba y combatía para lograrlo. Tal comoCristo tenía delante de Él un gozo, el cual erala iglesia, por el cual fue capaz de sufrir la cruzy el oprobio (“Verá el fruto de la aflicción desu alma y quedará satisfecho”, Is.53:11), delmismo modo, Pablo tenía un gozo puesto de-lante, una meta: el “premio del supremo lla-mamiento de Dios en Cristo Jesús“ (Fil.3:14).Esa meta no era, obviamente, la salvación,sino reinar con Cristo en el milenio. Es unajusta y lícita aspiración el ser “guardadoirreprensible para la venida de nuestro Se-

MIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROAGUASVIVAS 7

AGUASVIVAS8 MIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTURO

ñor Jesucristo” (1 Ts.5:23), y entrar así en elreino.

Una preparación para el reinoEl Tribunal de Cristo servirá para afligir

las almas de los santos antes de que entren agozarse con Él. Esto tiene un símbolo en el“Día de expiación” y “Conmemoración al sonde trompeta”, ambas fiestas de santa convo-cación para Israel, mencionadas en el capítu-lo 23 de Levítico. Esta fiesta mira profé-ticamente el futuro de Israel seguida por elmandamiento de: “Afligiréis vuestras almas”.Esto se cumplirá cuando este pueblo muestresu arrepentimiento de haber rechazado alMesías, previo a la “Fiesta de las cabañas”, queson figura del milenio.

Es similar, entonces, al hecho de que laiglesia deba ser juzgada antes de pasar a rei-nar con Cristo en el milenio.

El JuezEl Señor Jesucristo, personalmente, pre-

sidirá este juicio, pues “el Padre todo juiciodio al Hijo” (Jn.5:22). La sentencia que pro-nunciará el Señor, será indiscutida e inapela-ble. Se considerarán todos los hechos, pala-bras, pensamientos, pecados de hecho y pe-cados de omisión. Habrá lugar para el másprofundo examen. Mas no temáis, amados deDios, porque el mismo que será nuestro Juez,es también nuestro amado Salvador.

El juicio allí estará lleno del amor restau-rador y purificador, pues nos espera un futu-ro glorioso al lado de nuestro Rey, y hemosde recibir, necesariamente, una preparaciónpara estar junto a Él. Todas las pruebas quehemos pasado aquí en el desierto de este mun-do, han sido también una preparación paraadministrar justicia y ejercer el reinado conÉl allí. “... Si sufrimos, reinaremos con él” (1ªTim.2:12 a).

Necesariamente habrá una medida dedolor por aquellos que pierdan su recompen-sa; pero habrá gozo por los que serán premia-dos. “Porque todos compareceremos ante eltribunal de Cristo... de manera que cada unode nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Rom.14:10-12).

Los creyentes serán escrutados en lo másíntimo de su corazón respecto de lo que hi-cieron con su cuerpo, dones, palabras, pen-samientos y anhelos del corazón. Las parábo-las de los talentos y de las minas, son unamanera de advertir lo que será este juicio.Jesús, el que tiene ojos como llama de fuego,penetrará con su mirada hasta lo más recón-dito del corazón y sopesará lo oculto y másescondido del alma: “... Sabrán que yo soy elque escudriña la mente y el corazón “ ( Ap.2:23).

El Señor enfrentará a cada siervo para quedé cuenta de su mayordomía. Las parábolas

de los mayordomos nos relatan lo que seráese momento. Si cada cristiano vive pensan-do que no se pertenece, necesariamente de-penderá del Señor; pero si no es así, lo másprobable que tomará su vida para sí y hará deella lo que quiera. Esto será sancionado en elTribunal (2 Cor.5:14-15).

¿Qué hizo usted con el talento? ¿qué hizocon las minas? Los que recibieron premios porhaber administrado las minas, reinarán so-bre tantas ciudades como minas hayan gana-do. En la parábola de las minas (Luc.19:11-27), Jesús habló de un señor que se fue lejospara recibir un reino heredado y volver; y dejóa sus siervos el cuidado de sus bienes. Mien-tras iba y volvía, debían negociar, multiplicarlos bienes. Esto es lo que hemos estado ha-ciendo cuando en nosotros mismos se repro-duce el carácter de Cristo y colaboramos paraque se forme en otros. Es una manera, la máshermosa, de multiplicar los bienes del Señor.

¡Qué gozo se siente al servir a Cristo!Cuánto más será aquel día cuando recibamoslos premios por la misión cumplida. Allí na-die tendrá celo de los méritos de otros, ni en-vidias por los premios de otros. Aquélla seráuna comunión gloriosa y santa.

Sanciones y recompensasEn el Tribunal habrá sanciones. Para evi-

tar ser sancionado, es bueno y saludable juz-garse cada día. Dios mira el corazón de laspersonas; si Él ve que tu corazón es recto, quelo traes humillado cada día ante Él, Dios con-siderará aquello.

En el Tribunal habrá recompensas y pre-mios. “... Si permaneciere la obra de algu-no... recibirá recompensa” (1Cor. 3:14). Sinembargo, ningún creyente tiene derecho aexigir ser recompensado, porque “cuandohubiereis hecho todo lo que os he mandado,decid: siervos inútiles somos, porque lo quedebíamos hacer...” (Lc. 17:10). Si alguna gra-cia tuvimos en realizar obras para Dios, elmérito es de Él, porque sin El nada podemoshacer. “... ¿Qué tienes que no hayas recibi-do? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías comosi no lo hubieras recibido?” (1 Cor.4:7).

Hemos aprendido a gloriarnos en Cristo,y no desmedidamente, como si por nuestroempeño y habilidad hubiésemos hecho algo.¡No! la gloria es de Dios. David dijo: “...¿Quiénsoy yo y quién es mi pueblo, para que pudié-semos ofrecer de nuestra voluntad cosas se-mejantes? Pues todo es tuyo y de lo recibidode tu mano te damos“ (1 Crónicas 29:14).

Pero de todas maneras, lo que por dere-cho no nos corresponde, Dios nos lo otorgapor gracia. “Cosas que ojo no vio, ni han su-bido en corazón de hombre, son las que Diosha preparado para los que le aman”. En aqueldía, como en un gran estadio y delante de to-dos los santos espectadores, escucharás tu

nombre resonar por la potente voz de un án-gel que te llamará al proscenio, y entonces ladulce voz de tu Salvador y Rey, te dirá: “Bien,buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel,sobre mucho te pondré; entra en el gozo detu Señor” (Mat. 25:23). Mayor será la gloriacuando seas coronado por las propias manosdel Señor Jesucristo, y tengas el gozo de echartus coronas a los pies de Aquel que ofreció lasuya por ti y por mí, cuando se humilló al en-carnarse.

Las coronasAllí se entregarán diversos tipos de coro-

nas. La corona incorruptible, para el cristia-no que se guardó de los placeres carnales y seabstuvo de participar de los deleites que lopudiesen corromper (1 Cor.9:25). Corona degozo, para el cristiano que multiplicó su fe alllevar a otros a los pies de Cristo (1 Tes.2:19).Corona de gloria, para los pastores que sir-vieron con fidelidad al Señor (1Ped. 5:2-4).Corona de justicia, para los creyentes queamaron la venida del Señor (2 Tim.4:8). Ycorona de vida, para los que amaron al Señor(Ap. 2:10). Cuando el Señor Jesucristo se di-rige a la iglesia en Filadelfia, le recomiendaque tenga cuidado “ ...para que ninguno tometu corona” (Ap.3:11).

Una iglesia gloriosaEn el tribunal de Cristo se quemarán to-

das las obras y aspectos de nuestro carácterque ofendan a la santidad de Dios. Entoncesse cumplirá la palabra profética de Efesios5:25-27: “... A fin de presentársela a sí mis-mo, una iglesia gloriosa, que no tuviese man-cha ni arruga ni cosa semejante, sino quefuese santa y sin mancha”. La iglesia ha sidolavada de sus manchas por la preciosa sangrede Cristo, por la Palabra revelada a los após-toles y profetas, y, finalmente – en el Tribu-nal de Cristo– por la destrucción de las malasobras realizadas durante la carrera en el ser-vicio a su Señor.

El Señor no obtiene la iglesia gloriosa aquíabajo, sino que la obtiene del Tribunal. Enaquella reunión de miríadas de miríadas desantos se producirá una alabanza grandiosapara el Cordero que con su Sangre lavó nues-tros pecados y nos justificó.

Después que el último de los vencedoresde la fe sea coronado en el Tribunal de Cristo;y luego que se haya hecho la separación entrelos que tienen coronas y los que no la tienen,y el último de los distinguidos sea vestido delino fino, entonces se llevará a efecto esa gran-diosa celebración que esperan los cielos: lasbodas del Cordero.

Temamos nosotros ante la inminencia detales hechos. j

Una escena en Gilgal

a escena ocurre en Gilgal, en ple-na Tierra Prometida. Allí se en-trevistan dos gigantes espiritua-les de la Antigüedad: Caleb y

Josué. La cita ha despertado gran expectación.Es fácil imaginarse el silencio y la admiraciónde todos los testigos, tanto de los que rodeana Josué como de los que acompañan a Caleb,los hijos de Judá.

El relato bíblico no registra palabra algu-na de Josué. Es Caleb tiene toma la palabra.Ellos se conocen de mucho tiempo. Estuvie-ron en Egipto en su juventud; eran parte delpueblo esclavo. Fueron testigos presencialesde las diez plagas, y vivieron toda la gloria deléxodo. Ellos también participaron de todas lasdesgracias del peregrinaje de cuarenta añospor el desierto. Allí vieron caer uno por uno alos que habían pecado contra Dios.

De todos los mayores de veinte años quesalieron de Egipto, ellos eran los únicos so-brevivientes. Para la congregación de Israelen aquellos días, Josué y Caleb eran, sin duda,dos héroes vivientes.

El episodio de Cades-Barnea

La primera alusión que hace Caleb es a lapalabra de Jehová, dicha en Cades-Barnea.(14:6). Como sabemos, el episodio de Cades-Barnea fue fatal para Israel. Allí estaban en laposición perfecta para acometer la toma deposesión. No darían rodeo alguno. Todo es-taba perfectamente ordenado. Sin embargo,el informe de los diez espías hizo desfallecerel corazón del pueblo. Ellos temieron en granmanera, desconfiaron del poder y la fidelidadde Aquel que los había librado de Egipto, quelos había guardado y alimentado en el desier-to, y se hundieron en la desesperación.

Dios entonces se enoja (“se irrita”) por

cuanto no le creyeron “a pesar de todas lasseñales que había hecho en medio de ellos”(Núm.14:11). Gracias a la poderosa (y ejem-plar) intercesión de Moisés, no fueron destrui-dos de inmediato (Núm.14:13-19); sin embar-go, Dios jura: “Ninguno de los que me hanirritado verá la tierra. Pero mi siervo Caleb,por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidióir en pos de mí, yo le meteré en la tierra don-de entró, y su descendencia la tendrá porposesión.” (Núm.14:20-24).

Triste y fatal fue el destino de los incrédu-los. Ellos sólo tuvieron ojos para las dificulta-des y problemas. El incrédulo es pesimista enesencia. Muchos cristianos hoy en día tam-bién lo son. No se puede contar con ellos paranada, y sus palabras desalientan a otros másdébiles, paralizando así el caminar del pue-blo de Dios. (Que el Señor tenga de nosotros

misericordia y nos libre de un espíritu tan te-nebroso). Pero Dios había tomado nota de losfieles, y desde el cielo había dado testimonioa favor de ellos. “Mi siervo Caleb ... decidió iren pos de mí ...” ¡Que el Señor multiplique losCaleb en este día! Josué también fue testigode aquella dramática experiencia. También élfue fiel, por eso Jehová lo designó a él comosucesor de Moisés. Hasta ahora había guiadoal pueblo exitosamente en la toma de pose-sión de la Tierra Prometida.

El secreto del vigor

Josué oye en silencio a su amado consiervoque viene a él con humildad reconociendo suautoridad. Es probable que Josué le haya ob-servado con lágrimas. Hace poco Dios habíahablado con él diciéndole: “Tú eres ya viejo,de edad avanzada ...”, y ahora tiene frente aél al gran Caleb. Parece que los años no hanpasado por él; se ve tan fuerte, tan lúcido, tanaferrado a la promesa que Jehová había he-cho a su favor cuarenta y cinco años antes.

Hoy viene con toda la dignidad de un cre-yente a cobrar su promesa.

El secreto de la vitalidad de Caleb es ha-ber cumplido siguiendo a “Jehová su Dios”.Ahora testifica a favor de Dios: “Jehová meha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta ycinco años.” Esto es atribuir toda la gloria alSeñor: “Si estoy vivo, si estoy sano y vigoroso,todo se lo debo al que me sostiene.” Así tam-bién es en esta dispensación: quien vive enCristo y por Cristo (Fil.1:21; Gál.2:20) está fir-me y estará firme y constante, creciendo en laobra del Señor siempre (1ª Cor.15:58), y avan-zando también hacia la medida de la estaturade la plenitud de Cristo. (Ef.4:13).

¡Precioso ejemplo de Caleb! Y oportunopara los que servimos al Señor en estos pos-treros días, en medio de esta generación ma-

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 9

¡Dame este monte!Caleb es uno de los dos espías fieles que creyó que Dios era poderoso para introducir a Israelen la Tierra Prometida, como había dicho. Aunque toda su generación cayó en el desierto,Caleb se mantuvo en pie porque había recibido la promesa de entrar en Canaán y tomarposesión de su herencia. Tras largos cuarenta y cinco años, —y cuando ya parecía que lohabía olvidado– se presenta ante Josué para recordar la promesa de Dios y exigir su cumpli-miento.

“Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-Barnea, tocante a ti y a mí ... Yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios ...Jehová me ha hecho vivir estos cuarenta y cinco años ... Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió ... Dame, pues, ahoraeste monte ...” (Josué 14:6-14)

AGUASVIVAS10 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

ligna y apóstata, donde abundan los deserto-res, los que defraudan, los que niegan con sushechos la fe que predican, los que causan tro-piezos a los pequeños. Tenemos que apren-der de un vencedor como Caleb. Hombrescomo éste no abundan en este día, éstos sue-len ser los sobrevivientes de una generaciónfracasada.

Pero Dios está levantando en este tiempouna nueva generación de creyentes, hombresfieles en Cristo, sanos en la fe, que tienen enel Señor todas sus fuerzas ... que, aunque pa-san los años, se ven cada vez más firmes, másresueltos, más comprometidos con el Señor ycon su reino.

Caleb continúa: “Cual era mi fuerza en-tonces, tal es ahora mi fuerza para la gue-rra, y para salir y para entrar ...” (Jos.14:1).Esto tiene una perfecta aplicación espiritualpara quienes vivimos hoy en la preciosa fe delHijo de Dios. No hay razón para irse debili-tando con el paso del tiempo. Si permanece-mos en el Señor, estaremos firmes y daremosmucho fruto. El Señor nos llevará de triunfoen triunfo. Con todos los recursos del NuevoPacto podemos vivir por el Espíritu y sertransformados de gloria en gloria en su mis-ma imagen (2ª Corintios 3:18). ¡Así quierevernos el Señor!

“Dame este monte”

Ahora Caleb viene a hacer efectiva la pro-mesa que lo “asió por dentro” (Fil.3:12).“Dame, pues, ahora este monte ...” – dice. Esemonte es habitado por los anaceos y tiene ciu-dades grandes y amuralladas. A Caleb se lepodría haber asignado por gracia, cual vete-rano de guerra, la mejor llanura de Canaán,los valles más fructíferos, regados por losmejores arroyos. Sin embargo, él dice: “Dameeste monte”. Es el más difícil de todos.

Los anaceos habían sido vistos como gi-gantes por sus hermanos incrédulos(Núm.13:32-33). Por eso, ellos habían sidoderrotados aun antes de ir a la guerra. Calebobtuvo la victoria en medio de aquella incre-dulidad. Allí su fe brilló más que el oro afina-do: “No seáis rebeldes contra Jehová – leshabía dicho–, ni temáis al pueblo de esta tie-rra (los gigantes) porque nosotros los come-remos como pan; su amparo se ha apartadode ellos y con nosotros está Jehová; no lostemáis.” Y antes también había dicho: “SiJehová se agradare de nosotros, él nos lle-vará a esta tierra y nos la entregará.”

¡Bien Caleb, así se ganan las batallas de lafe, antes que ocurran, pues si Dios es por no-sotros, ¿quién contra nosotros?!

Al pedir “Este monte” el nombre del Se-ñor sería santificado y glorificado, pues que-daría consignado para todas las generaciones

futuras la veracidad de sus promesas, porqueJehová no es hombre para que mienta. Calebentraría a tomar posesión de aquella mismaciudad cuyos habitantes habían atemorizadotanto a sus incrédulos hermanos.

“Este monte” representa aquella dificul-tad más grande, la valla más alta, el problemaque parece imposible de solucionar. “Dameprecisamente este monte”, constituye un grandesafío para todo creyente, para que echemano a todos sus recursos (que no son po-cos), a Dios mismo.

¡Creamos, hermanos, confiemos en nues-tro bendito Dios y Padre! ¡Él nos dará “estemonte”!

Seguir a Dios cumplidamente

Así fue cómo Hebrón vino a ser heredadde Caleb, “por cuanto había seguido cumpli-damente a Jehová su Dios.” ¿Qué significaesto? Significa que no podemos seguir al Se-ñor en algunas cosas y fallar en otras, porqueeso nos retrasa o nos anula. El Señor nos per-mita ser fieles en todo, y agradarle en todo.Fallar en esto haría ineficaz nuestro testimo-nio.

Es ilegítimo esperar el respaldo del Señora nuestro servicio o a nuestras oraciones ba-sándonos en aquellas cosas que estamos cum-pliendo ante el Señor (equivaldría a descan-sar en nuestra justicia propia), mientras se-guimos infieles e inconsecuentes en muchasotras áreas de nuestra vida. Para poseer todala herencia que Dios nos ha dado en CristoJesús, hemos de ser cual Caleb: “Seguir cum-plidamente a Jehová nuestro Dios”. Esto eslo que el Espíritu nos enseña en Colosenses1:10: “Para que andéis como es digno del Se-ñor, agradándole en todo, llevando fruto en

toda buena obra, y creciendo en el conoci-miento de Dios.”

De Dios y para Dios

Caleb echó a los gigantes anaceos y pose-yó Hebrón 1 (Cerca de esta ciudad estaba lacueva de Macpela, donde Abraham había se-pultado a Sara –Génesis 23:2,19). Pero, lue-go que obtuvo Hebrón, ¿qué hizo con su he-redad? ¿La disfrutó solo? No; sino que la en-tregó gustosamente a los levitas para que fue-ra una ciudad de refugio, adonde pudiera huirel culpable y no muriera. ¡Hebrón vino a seruna ciudad para aquellos que no tenían he-rencia en la tierra “porque el sacerdocio deJehová es la heredad de ellos.”! (Jos.18:7).

Lo que obtuvo de Jehová, lo entregó paraJehová (Jos. 21:8-13). Esto mismo hizo Anacuando recibió a Samuel como respuesta a suoración. Esto es el evangelio. Este es el espíri-tu de la cruz de Cristo. Esto es lo que hará tam-bién el Señor Jesucristo cuando haya supri-mido todo dominio: entregará el reino a Diosel Padre.

Cuando usted ora, ¿sólo busca su propiobien? ¿Busca sólo su deleite? (Stgo.4:3). No,que no sea así. Antes bien, busquemos la glo-ria de nuestro bendito Dios en todo cuantoemprendamos.

Tomemos, pues, “este monte” y luegoofrezcámoslo a Dios para sea de bendición asus amados hijos.

La lección de Caleb

La figura y la fe de Caleb nos habla pro-fundamente.

Cuando hay muchos que quedan tendidosen el camino y que desfallecen por el temor.Cuando toda una generación de cristianosparece abandonar la carrera, y conformarsecon dar vueltas en el desierto, Caleb nos invi-ta a ser fieles a la visión del principio, a co-brar las promesas de Dios, y a tomar la here-dad que Dios nos ha dado.

Los viejos creyentes no tienen por qué sersoldados débiles. Al contrario, la experienciaen el caminar de la fe y la comprobación de lefidelidad de Dios añaden un valor adicional atodo su bagaje, que se traduce en un andarpermanente en victoria.

Mientras la palabra de Caleb “¡Dame estemonte!” resuena aún en nuestros oídos, pidá-mosle al Señor (nuestro Josué) la porción denuestra herencia, en tanto despojamos a loshijos de Anac de nuestro propio territorio.

Que así sea.

1 “Hebrón” significa “comunión”.

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 11

LAS PERSONASa primera dificultad tiene que vercon las personas por las cualesoramos. Si ellos son libres paradecidir su destino, y si han deci-

do seguir un destino lejos de Dios, ¿de quévale que oremos si Dios no puede alterarlo?Si ellos han decidido no buscar a Dios, tenien-do libre albedrío, ¿cómo podría alguien –nisiquiera Dios– torcer esa voluntad libre? Sien-do así, por demás es que oremos. Nunca reci-biremos respuesta a la oración.

La idea del hombre como un ser libre, po-seedor de un libre albedrío, es bastante débilen las Escrituras, y no tiene la misma fuerzaque la soberanía de Dios, según la cual Diosno sólo gobierna en el universo, sino tambiénen el corazón de los hombres.

Dios gobierna sobre el corazón de losreyes

Si miramos las Escrituras veremos a Diosmuchas veces disponiendo del corazón delhombre con la libertad que sólo el Dios todo-poderoso puede hacer. ¿Consultó Dios a Fa-raón para ver si quería desempeñar el papelde “duro” frente a Moisés? La Escritura dice,simplemente, que Dios endureció su corazón.(Romanos 9:16-18). ¿Preguntó Dios a Ciro siél quería favorecer a los israelitas para quereconstruyeran el templo en Jerusalén? LaEscritura dice que Dios “despertó el espíritude Ciro” para que promoviese la causa de losisraelitas (Esdras 1:1). ¿Consultó Dios aNabucodonosor si deseaba ser convertido enbestia? Pero Dios lo hizo (Daniel 4:31-37).

Estos tres reyes representan toda la gran-deza y la soberbia humanas. ¿No eran ellos,en sus respectivas épocas, los soberanos delos imperios más grandes? ¿No tenían un po-der incontrarrestable? Sin embargo, Dios –que gobierna en el universo– gobernaba tam-

beza y a aceptar, simplemente, los designiosde Dios.

La soberanía de Dios alcanza también elcorazón de los hombres en cuanto a la elec-ción. El Señor Jesús, en dos ocasiones, y aunen tres, enseñó claramente acerca de la elec-ción de Dios. “Ninguno puede venir a mí, siel Padre que me envió no le trajere ...” (Juan6:44). “Todo lo que Padre me da, vendrá amí, y al que a mí viene, no le echo fuera.”(Juan 6:37). (Ver también Juan 6:39 y 6:65).Pablo dice claramente en Efesios: “ ... habien-do sido predestinados conforme al propósitodel que hace todas las cosas según el desig-nio de su voluntad ...” (1:11).

Es el Padre quien decide quiénes vienen aCristo. Sabiendo esto, el Señor Jesús oró di-ciendo: “Yo ruego por ellos; no ruego por elmundo, sino por los que me diste; porquetuyos son.” (Juan 17:9).

Esto que vamos diciendo no es un asuntomeramente doctrinal, ni pretende defenderninguna doctrina en particular.1 Lo que inte-resa en esta exposición es ver cómo el correc-to entendimiento de esta verdad puede pro-ducir un importante vuelco en nuestra acti-tud cuando oramos.

Dios puede con ellosSi vemos a Dios impotente frente a la li-

bertad del hombre, frente a la dureza y sober-bia humanas, entonces, ¿de qué vale que gol-peemos su puerta pidiendo por la salvaciónde los hombres rebeldes? Dios no podrá conellos.

Sin embargo, esto no es así. Cuando Diosdice: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis;llamad y se os abrirá. Porque todo aquel quepide, recibe; y el que busca, halla; y al quellama, se le abrirá” (Mateo 7:7-8), está afir-mando tácitamente que Él puede hacer todoaquello que pedimos, buscamos o por lo cual

bién sobre sus corazones.La soberanía de Dios se expresó claramen-

te en estos reyes en el pasado. ¿Será así tam-bién en el futuro? Apocalipsis 17 nos dice quediez reyes asolarán a Babilonia, “porque Diosha puesto en sus corazones el ejecutar lo queél quiso ...” (v.17). Eso no ha sucedido aún: esuna profecía. Pero sabemos que se cumplirá,porque Dios lo ha dicho, no importa la gran-deza o la oposición que estos reyes pudieranhacer a Dios. ¿Qué sucede hoy? ¿Tiene Diosgobierno sobre el corazón de los hombres?

Dios gobierna para favorecer aFiladelfia

En Apocalipsis 3:7 dice: “Esto dice el San-to, el Verdadero, el que tiene la llave de Da-vid, el que abre y ninguno cierra, y cierra yninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí,he puesto delante de ti una puerta abierta, lacual nadie puede cerrar ...” Dios aquí mues-tra otra vez su absoluta soberanía en su de-signio sobre los hombres. La iglesia enFiladelfia ha recibido la gracia de tener el fa-vor de Dios para realizar su obra, y nadie se lepuede oponer.

Libertad del hombre vs. soberanía deDios

Cuando el apóstol Pablo, en dos pasajesde la epístola de Romanos, toca el asunto dela libertad del hombre versus la soberanía deDios no concluye el razonamiento de maneralógica (con lógica humana). (3:3-9 y 9:11-21).Por momentos parece que va a conceder larazón al hombre; sin embargo, concluye brus-camente rompiendo el razonamiento y exal-tando la soberanía de Dios: “Mas antes, ohhombre, ¿quién eres tú, para que alterquescon Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que loformó: ¿Por qué me has hecho así?” (9:20).El apóstol invita al hombre a inclinar su ca-

VenciendoVenciendoVenciendoVenciendoVenciendolas dificultadeslas dificultadeslas dificultadeslas dificultadeslas dificultades

Cuando oramos, hay tres tipos de problemas que nos producen desaliento: primero, las perso-nas y circunstancias que se nos oponen; segundo, el enemigo que se muestra tan poderoso; ytercero, nosotros mismos, cuya ineficacia en la oración nos resulta tan patente. ¿Qué hare-mos? Para gozo y aliento de los creyentes, y para escándalo de los incrédulos, podemos afir-mar que Dios es soberano y que nada resiste a su voluntad. Si logramos tocar el corazón deDios, Él hará lo que pedimos, sin importar quién o qué se oponga.

tuvo ordenado para el cumplimiento de susdesignios.

En BabiloniaIsrael es esclavo en Babilonia. Han pasa-

do ya setenta años, y la mayor parte del pue-blo se ha acostumbrado a vivir allí. Muchostienen un buen pasar. La servidumbre no esgravosa como lo fue en Egipto. ¿Cómo puedeDios cumplir su designio de sacar a su pueblode Babilonia, cuando ni siquiera colabora aello el deseo de los mismos esclavos?

Cumplido el tiempo, Dios se suscita a unhombre como Daniel para que, en la mismacorte babilónica, ore a Dios, y así Dios puedamover su mano a favor de su pueblo. Dios sus-cita también a Ciro, y despierta el espíritu delos jefes de las casas paternas y de todo hom-bre que Dios elige para ir a Jerusalén. Su de-signio otra vez se cumple, porque Él mismoha ordenado las circunstancias para tal fin.

Pero esto no es así sólo con los grandesimperios del pasado. También lo es en lo pe-queño, en la menuda circunstancia domésti-ca.

Burlándose de Herodes (1ª parte)En Mateo capítulos 1 y 2, Dios ordena las

circunstancias de una manera muy simple,mediante los sueños. Mediante un sueño, Dioshabló a José para que no repudiara a María(1:20); de la misma manera Dios habló a losmagos para que no volviesen a Herodes conun informe que habría perjudicado a Jesús(2:12); por un sueño habló a José para quehuyera a Egipto (2:13); mediante otro sueñohabló a José en Egipto para que volviera, por-que ya no había peligro para ellos (2:19-20);y, finalmente, mediante otro sueño Dios le dijoa José que no fuera a Judea, sino a Galilea(2:22). ¡Cinco sueños dados en el momentopreciso y con la instrucción adecuada orde-naron el corazón de José y burlaron la malé-vola intención de Herodes respecto de su fa-milia!

Burlándose de Herodes (2ª parte)Herodes (Agripa, nieto del anterior) mete

a Pedro, el apóstol, en la cárcel. Jacobo ha sido

AGUASVIVAS12 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

llamamos.Por la oración vamos al Padre y pedimos

que él toque a los hombres y los convierta. QueÉl derribe a los Nabucodonosores, a losFaraones y a los Ciros de este día y haga conellos su voluntad. Pediremos por quienes elPadre ha puesto en nuestro corazón, e insisti-remos hasta que Él nos conceda lo que pedi-mos. Pediremos también que Él manifieste alos que ha escogido, para que procedan ya alarrepentimiento.

Muchos de ellos, siendo escogidos, estántodavía en tinieblas, enredados en sus peca-dos. Muchos de ellos están sufriendo en elmundo, sin paz y sin esperanza. Ellos no sal-drán de allí si nosotros no oramos. Ellos nopodrán resistir la mano de Dios, pero esamano no se moverá si nosotros no oramos.¡Que el Señor nos dé su gracia para orar y paraque ellos vengan a la fe! ¡Este es el día de sal-vación!

LAS CIRCUNSTANCIAS¿Son las circunstancias tan hostiles que

desalientan nuestro corazón? ¿Se oponen lascircunstancias a nuestra oración? ¿Podrá Diosreordenarlas para que cooperen con su volun-tad?

Cuando miramos las Escrituras, vemos aDios burlándose de las circunstancias adver-sas y ordenándolas a su amaño cuando ellasse oponen a sus designios.

En EgiptoEl pueblo de Dios es esclavo en Egipto. La

grandeza del imperio se sustenta en la manode obra de los esclavos judíos. Dios envía unmensaje a Faraón diciéndole que deje ir a supueblo para adorar en el desierto. ¿Será elFaraón tan iluso para dejar ir tan fácilmentea sus esclavos? ¿Y si no regresan?

Dios había hablado, pero ¿no era Egiptola máxima potencia mundial en ese momen-to? ¿Quién podía oponerse a Faraón?

Faraón era poderoso, pero Dios es Todo-poderoso. Dios ordenó las circunstancias, hizodesencadenarse los eventos uno tras otro, conla fuerza incontenible de los hechos divinos,hasta que la resistencia se rompió y todo es-

martirizado y la amenaza se cierne sobre Pe-dro. ¿Será sacrificado igualmente? Pedro es-taba sujeto con cadenas y custodiado por cua-tro piquetes de cuatro soldados cada uno. Unapesada puerta de hierro era un inexpugnablebastión para cualquiera que quisiera libertar-le. Sin embargo, Pedro fue liberado.

Dios movió a sus ángeles y los guardiasfueron burlados. ¿Qué ocurrió? Dios actuó enrespuesta a la oración de la iglesia (Hechos12:5), sin solicitarle permiso a Herodes ni alalguacil de la cárcel.

Filipos, y no Asia o BitiniaPablo hace la obra de Dios como apóstol.

Dirigido por el Espíritu Santo, llega a Filipos.Allí necesita una “cabeza de playa” para ini-ciar su obra. Pablo acude cerca del río, dondesolían orar, y hablan a las mujeres que se ha-bían reunidos. Allí está Lidia, la vendedora depúrpura, ella cree y les hospeda. Allí surge laiglesia en Filipos. ¿Encuentros fortuitos?¿Cómo había llegado Pablo a Filipos?

Pablo había querido ir a Asia, pero el Es-píritu Santo se lo había prohibido. Luego, ha-bía intentado ir a Bitinia, pero hallaron la mis-ma negativa del Espíritu. Entonces sucede lavisión del varón macedonio, y Pablo se dirigea Macedonia. La primera ciudad de esa pro-vincia era Filipos. ¿Por qué el Espíritu les en-vía a Macedonia y no a Asia o Bitinia? Porqueél había preparado las circunstancias en Ma-cedonia y no en Asia o Bitinia. En Filipos, Diostenía a Lidia, al carcelero, y muchos otros paraque recibiesen la palabra. Dios había ordena-do las circunstancias para que Pablo hicieseallí la obra. Los corazones de los que habíande creer estaban preparados para la fe.

EL ENEMIGOMuchas veces nuestro corazón desfallece

cuando vemos que nuestro enemigo es tanpoderoso. Parece que nada ni nadie puedeoponérsele. Sin embargo, tenemos que decla-rar que está vencido. ¡Que Jesús le venció deuna vez y para siempre en la Cruz!

Su derrota fue anunciada en el huertoLa derrota del enemigo fue anunciada muy

tempranamente, en el mismo huerto de Edén.La maldición a la serpiente en Edén es la pri-mera alusión a la derrota del diablo: “Y pon-dré enemistad entre ti y la mujer, y entre tusimiente y la simiente suya; ésta te herirá enla cabeza, y tú le herirás en el calcañar.”(Gén.3:15). Aquí se habla de dos heridas. Unaes la que le infligiría Satanás al Señor Jesús, yla otra, la que le infligiría el Señor Jesús a Sa-tanás. El Señor Jesús recibiría la herida en eltalón, pero Satanás la recibiría en la cabeza.Una herida en la cabeza es, evidentemente,mayor que una herida en el talón.

Consumada en la CruzLa herida del Señor Jesús fue la exposi-

ción al vitupero y a la crucifixión. Pero la he-rida de Satanás fue su derrota y destruccióneternas por esa misma crucifixión de Jesucris-to en la cruz. Esta fue la herida en la cabeza.“Así que, por cuanto los hijos participaron decarne y sangre, él (Cristo) participó de lomismo, para destruir por medio de la muer-te al que tenía el imperio de la muerte, estoes, al diablo.” (Hebreos 2:14). También fue laderrota de todos los demás poderes inferna-les. Pablo enseña en Colosenses: “Y despojan-do a los principados y a las potestades, losexhibió públicamente, triunfando sobre ellosen la cruz” (2:15). (La expresión “exhibir” aquídebe entenderse como “exponer a vergüenzapública”).

Tipificada en el Antiguo TestamentoEn el Antiguo Testamento hay dos figuras

o tipos claramente ilustrativos de la derrotade Satanás. En ambos casos la victoria delpueblo de Dios despierta un júbilo desbordan-te, con canciones y danzas.

La primera es la derrota de Faraón deEgipto en el Mar Rojo.(Exodo cap.14). El pue-blo cantó: “(Jehová) echó en el mar los ca-rros de Faraón y su ejército; y sus capitanesescogidos fueron hundidos en el Mar Rojo.Los abismos los cubrieron; descendieron a lasprofundidades como piedra” (Exodo 15:4-5).

La segunda es la derrota de Goliat en ma-nos de David (1 Samuel cap.17). Las mujeresde Israel cantaban y danzaban con este cánti-co: “Saúl hirió a sus miles, y David a sus diezmiles.” (1 Samuel 18:7).

¿Cómo no se alegrará el pueblo de Dios porla derrota del enemigo de Dios y enemigosuyo?

La amplia victoria del Señor JesúsCuando el Señor Jesús comenzó su minis-

terio derrotó a Satanás en el desierto (Mateo4:1-11). Fue la primera vez que un hombrevencía a Satanás en un encuentro frontal. Erala venganza por la derrota del primer hom-bre, Adán, en el huerto. Este segundo Hom-bre venció a Satanás, aunque estaba en peor

condición que aquél, pues llevaba cuarentadías sin comer.

En esta ocasión, el Señor Jesús ató al hom-bre fuerte (Mateo 12:29), y desde entoncescomenzó a arrebatarle los hombres que teníacautivos. Hoy en día, los hijos de Dios tene-mos que pedirle al Señor Jesús que le vuelva aatar, que le quite sus armas, para que noso-tros podamos repartirnos el botín (Lucas11:21-22). Aun más, nosotros mismos –comoiglesia– podemos atarle, porque hemos reci-bido autoridad para hacerlo (Mateo 18:18).

Un enemigo vulnerableDe manera que no tenemos un enemigo

invulnerable. Al contrario, él tiene una heridamortal en la cabeza, y su fin es su destruccióntotal. Por un poco de tiempo tiene todavía al-gún ámbito en el que puede moverse, pero élestá siempre restringido y controlado pornuestro Dios, y por las oraciones de su pue-blo. Todavía el Señor se sirve de Él para nues-tro bien, por eso le permite actuar. Pero la ora-ción del pueblo de Dios es absolutamente efec-tiva contra él, y debemos de ejercerla con dili-gencia y exhaustividad, abarcando todas lasáreas en que él parece estar interesado en es-torbar la voluntad de Dios.

Hay que persistirCuando Daniel oró, hubo fuerzas enemi-

gas que impidieron la llegada de la respuestapor algún tiempo, pero eso no impidió que lle-gara. (Daniel 10:12-14). Sí ayudó a que Da-niel se ejercitara en la oración y en la pacien-cia.

La respuesta a la petición de la viuda(Lucas 18:1-8) fue mantenida en suspenso poralgún tiempo, pero finalmente le fue concedi-da cabalmente. Así también será con nosotros.“Y dijo el Señor: Oíd lo que dice el juez injus-to. ¿Y acaso Dios no defenderá la causa desus escogidos, que claman a él día y noche,aunque dilate largo tiempo acerca de ellos?”(vv.6-7). 2

Así, pues, aun la oposición de Satanás pue-de favorecernos, si persistimos hasta conse-guir el fin de la oración, porque, de paso, noshabremos despojado de la pereza y habremos

ganado en paciencia. “... A fin de que no oshagáis perezosos, sino imitadores de aque-llos que por la fe y la paciencia heredan laspromesas.” (Hebreos 6:12).

NOSOTROSUn tercer tipo de problemas lo ofrecemos

nosotros mismos. Muchos de nosotros somospusilánimes para orar debido a que nos mira-mos a nosotros mismos más que a Dios. Nues-tra incredulidad, nuestra falta de ejercicio ynuestra inconstancia parecen escollosinsalvables y pueden más que las santas pro-mesas de Dios, a la hora de enfrentar esteasunto.

Siendo así, no vemos lo que el Padre hahecho al ofrecernos en Cristo, de pura gracia,todas las cosas (Rom.8:32), ni las promesasciertísimas del Señor Jesús de darnos todo loque le pidamos (Juan 14:13; 1ª Juan 5:14-15).Tampoco vemos la preciosa obra del EspírituSanto a nuestro favor para ayudarnos en nues-tra debilidad, intercediendo por nosotros congemidos indecibles (Romanos 8:26).

Nada de esto es asumido cuando el cora-zón está lleno de incredulidad y pereza. PeroDios nos habla a tiempo para que desperte-mos a la fe y a la diligencia, para que cobre-mos las promesas de Dios y obtengamos lo quepedimos.

Santiago dice: “No tenéis lo que deseáis,porque no pedís.” (4:2 b). El Señor dice: “Pe-did ... buscad ... llamad.”

¿Qué diremos? ¿Hay algún impedimentoinsalvable? ¿Hay algún voluntad que se opon-ga al deseo de Dios? Si tocamos el corazón deDios, alineando nuestra voluntad a la suya, ydecide concedernos lo que pedimos, no habráninguna voluntad u obstáculo en el mundo quepueda impedir que recibamos lo que Dios hadecidido darnos.

1 No aceptamos ser involucrados en la larga ytriste disputa entre calvinistas y arminianos. No so-mos teólogos, así que, permítasenos creer a la Pa-labra sola, por encima de estas largas y bizantinasdiscusiones teológicas.

2 Biblia Versión Moderna de H.B. Pratt.

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 13

Un moderno ZaqueoYo, Allan Harangui, alias Waniek Harangui, Apartado postal 40380, Nairobi, me he consagrado al Señor Jesucristo, y debo ende-

rezar todos mis entuertos. Si tengo con usted alguna deuda, o le he hecho algún daño personal, o a alguna de las siguientescompañías de las cuales he sido director o socio: GUARANTEED SERVICES LTD., WATERPUMPS ELECTRICAL, y GENERAL CO. SALESAND SERVICES, tenga la bondad de ponerse en contacto conmigo o con mis representantes: J.K. Kibicho y Compañía, Abogados,Apartado Postal 7317, Nairobi, para pagarle. Cualquier cantidad adeudada será cancelada sin discusión. QUE DIOS Y SU HIJOJESUCRISTO SEAN GLORIFICADOS”

(Anuncio aparecido en el diario «The East African Standard» de Nairobi (Kenia), citado por R. Kent Hughes en Disciplinas de un hombre piadoso)

Un derecho básicoos creyentes tienen un derechobásico mientras están en la tie-rra hoy y es que sus oracionessean contestadas. Cuando la per-

sona es regenerada, Dios le concede el dere-cho de pedir y de recibir respuesta. En Juan16 dice que Dios responde cuando le pedimosen el nombre del Señor, para que nuestro gozosea cumplido; y si oramos sin cesar, nuestravida cristiana estará llena de gozo.

Si oramos sin cesar y Dios no nos contes-ta o si hemos sido cristianos por años y Dios aduras penas nos escucha o nunca nos respon-de, algo muy serio está pasando. Si hemos sidocreyentes por tres o cinco años sin recibir res-puesta a nuestra oración, somos cristianosextremadamente ineficaces. Aunque somoshijos de Dios, nuestras oraciones no son res-pondidas. Esto jamás debe suceder.

Todo creyente debe recibir de Dios res-puesta a sus oraciones, pues tal experienciaes básica. Si Dios no nos ha contestado la ora-ción por mucho tiempo, esto indica que algose ha interpuesto entre Él y nosotros.

Nos gustaría preguntarle a cada creyente:¿Ha aprendido usted a orar? ¿Ha contestadoDios su oración? Estamos equivocados si de-jamos oraciones sin respuesta, porque las ora-ciones no son palabras al viento, puesto quese ofrecen para ser contestadas. Si usted hacreído en Dios, Él debe contestarle.

La oración puede considerarse el temamás profundo y a la vez el más sencillo. Estan insondable que algunos nunca han oradocomo es debido a pesar de haber oído acercade la oración toda su vida. Muchos hijos deDios tienen el sentir de que jamás aprendie-ron a orar. Sin embargo, la oración es algo tansencillo que tan pronto una persona cree enel Señor puede empezar a orar, y sus oracio-nes son contestadas. Si usted tiene un buencomienzo en su vida cristiana, siempre reci-birá respuesta a sus oraciones.

Condiciones para que Dios nos contes-te

PedirTodas nuestras oraciones deben ser peti-

ciones genuinas delante de Dios. Después deque un hermano fue salvo, oraba todos los díashasta que un día una hermana le preguntó:“¿Ha escuchado Dios alguna vez tu oración?”Esto lo sorprendió, pues para él la oración erasimplemente oración, y no veía razón parapreocuparse si era contestada o no. Desdeentonces, cada vez que oraba, le pedía a Diosque contestara su oración. Empezó a hacermemoria de cuántas oraciones no habían sido

respondidas, y descubrió que sus oracioneseran vagas y sin meta.

Si oramos sin esperar respuesta, como sifuese un ritual, no obtendremos respuesta. ElSeñor dice: “Pedid, y se os dará; buscad, yhallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mt.7:7). Élquiere saber lo que uno quiere y pideespecíficamente. Sólo así Él se lo podrá dar.Esto es lo significa “Buscad” y “Llamad”. Sisu padre le pide cierta medicina, usted va a lafarmacia y pide el medicamento exacto. Si nohemos recibido algo de Dios es porque no pe-dimos específicamente. El obstáculo está denuestro lado, no en el de Dios.

El creyente debe aprender a orar con unobjetivo concreto. “No tenéis, porque no pe-dís” (Stgo.4:2). Muchos oran sin pedir. Nodebemos levantarnos en la reuniones a orarpor 20 minutos o media hora sin saber ni loque decimos ni lo que queremos. Debemosaprender a ser específicos en la oración y sa-ber cuándo Dios contesta nuestra oraciones ycuándo no.

No pedir malHay una segunda condición al orar y es

que no debemos pedir mal. “Pedís, y no reci-bís, porque pedís mal” (Stgo.4:3). No debe-mos orar sin dirección y sin control, ni pedirmal o descuidadamente ni pedir cosas inne-cesarias o que agraden a nuestra carne, ya quesi lo hacemos, nuestras oraciones serán va-nas.

Pedir mal significa solicitar más de lo queuno necesita o puede contener. Si uno se ha-lla en una necesidad seria, está bien que pidaa Dios que la resuelva, pero si no tiene ningu-na necesidad, y pide cosas a Dios, está pidien-do mal. Sólo se debe pedir de acuerdo con lacapacidad y necesidad de cada uno.

AGUASVIVAS14 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

Hacia la prácticaHacia la prácticaHacia la prácticaHacia la prácticaHacia la prácticade la oraciónde la oraciónde la oraciónde la oraciónde la oración

El ejercicio eficaz de la oración requiere del cumplimiento de ciertos requisitos tanto espiritua-les como prácticos. Todo creyente debe atenderlos desde el principio de la vida cristiana; si losdescuida, corre el riesgo de no llevar fruto. He aquí una enseñanza básica y eminentementepráctica sobre la oración.

Quitar de en medio los pecados.Algunos no reciben respuesta a sus ora-

ciones debido a que algún pecado se interpo-ne entre ellos y Dios. El salmo 66:18 dice: “Sien mi corazón hubiese yo mirado a la iniqui-dad, el Señor no me habría escuchado.” Siuna persona está consciente de ciertos peca-dos y no está dispuesta a dejarlos, el Señor nole contestará las oraciones que haga. El Se-ñor puede compadecerse de nuestra debili-dad, pero no permitirá que abriguemos ini-quidad en nuestro corazón.

En Proverbios 28:13 dice: “El que encu-bre sus pecados no prosperará; mas el quelos confiesa y se aparta alcanzará misericor-dia.” Uno debe confesar los pecados y tam-bién pedir al Señor ser librado de ellos.

CreerPor el lado positivo, la condición indispen-

sable para que nuestra oración halle respues-ta es la fe, ya que sin ésta la oración es inefi-caz. “Todo cuanto pidiereis en oración, creedque lo recibisteis ya, y lo tendréis”(Mr.11:24.V.M.). Aquí no dice: “Creed que lorecibiréis”, sino “que lo recibisteis ya”. Creeres tener la certeza de que Dios ya respondiónuestra oración, y no la convicción de queDios responderá nuestra oración. La fe genui-na se expresa con la expresión hecho está, ycon agradecer a Dios por haber respondidonuestra oración.

En el evangelio de Marcos encontramosalgunos ejemplos de fe. Vemos en él tres ex-presiones que aluden de modo especial a laoración.

a) El poder del Señor: Dios puede. EnMarcos 9:21-23 se ve el caso de un padre queintercede por su hijo enfermo, quien le diceal Señor: “Si puedes hacer algo ... ayúdanos”.El Señor le respondió con sus mismas pala-bras: “Si puedes creer, al que cree todo lo esposible.” El asunto no dependía de si el Señorpodía, sino de si el hombre creía. Cuando elhombres está en dificultades, duda mucho yse le hace difícil creer en el poder de Dios. ElSeñor Jesús reprendió al padre por dudar delpoder de Dios. Cuando los hijos de Dios orandeben decir: “¡Señor, tú puedes!” En nuestraoración necesitamos saber que “Dios puede”y que nada es imposible para el Señor.

b) La voluntad de Dios: Dios quiere. EnMarcos 1:41 el Señor dice a un leproso: “Quie-ro, sé limpio.” Aquí nos planteamos la inte-rrogante de si Dios desea hacer algo, no si Élpuede. Si Dios no desea sanar, la grandeza desu poder no tendrá efecto en nosotros.

La primera pregunta que hay que haceres si Dios puede, y la segunda es si El quiere.En este caso, el Señor, lleno de compasión,tocó al leproso (la lepra era una enfermedadinmunda según la ley de Moisés) y lo sanó.

“Dios puede” y también “Dios quiere”.c) La acción del Señor: Dios la realizó. En

Marcos 11:24 dice que Dios ya efectuó algo.La fe no es creer que Dios puede hacer algo yque lo hará, sino creer que Él ya lo hizo. Cuan-do la fe es perfecta, no sólo dirá “Dios puede”y “Dios quiere”, sino también “Dios ya lo hizo”.

Los creyentes deben aprender a orar endos etapas. En la primera deben orar hastarecibir la promesa, la palabra específica deDios para ellos. Todas las oraciones comien-zan por pedirle al Señor algo y pueden conti-nuar por un período de quizás tres o cincoaños. Es necesario seguir pidiendo. Algunasoraciones son contestadas inmediatamente,mientras que otras se tardan años, y es en-tonces cuando se debe perseverar. La segun-da etapa se extiende desde el momento en quese recibe la promesa, la palabra específica deDios, hasta que la promesa se cumple. En estasegunda etapa no se pide, sino que se ofrecealabanza, hasta que la palabra se haya cum-plido. Este es el secreto de la oración.

En la primera etapa uno avanza en la ora-ción desde no tener nada hasta recibir fe, y enla segunda uno avanza en la alabanza desdeque recibe la fe hasta palpar la realidad de lopedido.

Si hacemos esto, recibiremos lo que pedi-mos, y la oración será una herramienta pode-rosa en nuestras manos.

Perseverar en el pedirOtro aspecto que requiere mucha atención

en cuanto a la oración es que debemos perse-verar y nunca desmayar (Lc. 18:1). Ya que al-gunas oraciones requieren perseverancia, de-bemos orar hasta que la oración agote al Se-ñor y lo obligue a contestar. En Marcos 11 senos dice que debemos orar hasta que tenga-mos fe, y en Lucas 18 se nos dice que debe-mos pedir al Señor hasta que Él se vea obliga-do a contestar. Estas dos clases de fe son dife-rentes, pero no son contradictorias.

Muchas oraciones son oraciones sin sus-tancia. Una persona puede orar por uno o dosdías, pero después de tres meses se olvida porcompleto del asunto; otros piden algo una vezy no lo solicitan por segunda vez, lo cual mues-tra que no están interesados en recibir lo quepiden. Cuente las veces que ha hecho la mis-ma oración más de dos, tres, cinco o diez ve-ces. Si usted ya olvidó sus oraciones, ¿cómopuede esperar que Dios las recuerde? Si us-ted no tiene interés en cierta petición, ¿cómopuede esperar que a Dios le interese escuchar?La verdad es que usted no tiene el deseo derecibir lo que está pidiendo. Una persona ora-rá persistentemente sólo si tiene una verda-dera necesidad, y sólo cuando es presionadopor circunstancias difíciles. En tales casos, esapersona perseverará por mucho tiempo, y nodejará de orar. Le dirá al Señor: “¡Señor! No

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 15

dejaré de orar hasta que me respondas.”Si usted quiere pedir algo y verdadera-

mente lo desea, debe molestar a Dios y pedir-le con insistencia hasta que lo oiga. Al haceresto, Dios no tiene otra alternativa que con-testarle, ya que usted lo ha forzado a actuar.

La práctica de la oraciónCada creyente debe hacer una libreta de

oración cada año para anotar en ella sus ora-ciones, como si se tratara de un libro de con-tabilidad. Cada página debe tener cuatro co-lumnas. En la primera anotará la fecha en lacual empezó a orar por algo; en la segunda, elobjeto por el cual ora; en la tercera, la fechaen la cual recibe respuesta a la oración; y enla cuarta, debe dejar constancia de la mane-ra en que Dios contestó la oración. Entonces,el creyente se dará cuenta cuántas cosas hapedido, cuántas el Señor ha respondido, ycuántas están pendientes.

La ventaja de anotar toda esta informa-ción en un solo cuaderno es que nos muestrasi Dios contesta nuestras oraciones o no, por-que cuando Dios se detiene, debe de haberalguna razón para que esto suceda.

Es bueno que los creyentes tengan celo alservir al Señor, pero tal servicio es inútil sisus oraciones no reciben respuesta.

En cierta ocasión un hermano anotó losnombres de 140 personas y oró pidiendo quefuesen salvas. Algunas personas fueron sal-vas el mismo día. Después de año y medio,sólo dos de ellas no habían sido salvas. Estees un excelente modelo para nosotros.

Respecto de la oración, usted no puede sernegligente por ningún motivo. Debe apren-der desde el principio a ser estricto en esteasunto y debe ser serio ante Dios. Una vez quecomience, no se detenga hasta que obtenga larespuesta.

Al usar su cuaderno de oración, note quealgunas oraciones necesitan oración continua,y otras sólo una vez a la semana. Este horariodepende del número de peticiones que tengaanotadas en el libro. Igual que los hombresorganizan su agenda de actividades, tambiénnosotros debemos administrar nuestro tiem-po de oración.

Las oraciones en que pide luz, vida y gra-cia y dones para la iglesia, son oraciones quese dirigen a temas generales, no es necesarioclasificarlas con nuestras oraciones específi-cas. Debemos orar diariamente por estasgrandes cosas.

Cuando un hombre cree en el Señor, debeaprender a orar sin cesar. Debe aprender bienla lección de la oración antes de tener un co-nocimiento profundo de Dios y llevar fruto enabundancia.

W. Nee (extracto)

n las Escrituras encontramosmuchísimas oraciones que serealizaron en las más variadasformas, circunstancias y lugares.

Moisés oró frente al mar, acosado por una si-tuación imposible; Elías oró en la cumbre deun cerro ante millares de espectadores; Jonásoró desde el vientre de un pez; Jesús lo hizoen lugares desiertos de noche y de día; y Pa-blo desde un barco en medio de una tormen-ta.

Entre todas ellas, existen tres tipos de ora-ción claramente diferenciadas: La oración pe-nitente, la oración intercesora y la oración deautoridad. En la oración penitente el peca-dor se arrepiente de sus pecados y pide per-dón a Dios; si es un creyente que ha caído enpecado, se vuelve a Dios, humillado y arre-pentido, suplicando ser restaurado en la co-munión con Dios y su pueblo. La oración deintercesión, por su parte, es aquella oraciónsacerdotal en la que nos ganamos en la bre-cha, entre Dios y los hombres necesitados; pe-dimos a favor de otros, traemos a Dios a loshombres y a los hombres a Dios, desde nues-tra posición “en Cristo”.

La oración de autoridad, por su parte, esaquella en que la petición se transforma enuna orden, que no se dirige tanto a Dios cuan-to al objeto que está estorbando adelante. Esel ejercicio de la autoridad de Dios para atar ydesatar.

A este último tipo de oración quisiéramosreferirnos brevemente.

Atar y Desatar“... A quienes remitiereis los pecados, les

son remitidos; y a quienes se los retuviereis,les son retenidos” (Jn. 20:23). “... Todo lo que

atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todolo que desatéis en la tierra, será desatado enel cielo” (Mt.16:19; 18:18).

El texto de Juan coincide con los de Mateoy se trata de la disciplina en el cuerpo de Cris-to. Aquí se trata de la autoridad concedida alos apóstoles, primeramente, y luego a los quepresiden en la iglesia local. A los ancianos leses dada la responsabilidad de incluir o ex-cluir de la comunión de los creyentes a los queandan desordenadamente. La misma autori-dad se le concede a los delegados apostólicos:“Al hombre que cause divisiones, después deuna y otra amonestación deséchalo”(Tito3:10).

En tal caso, el abrir o cerrar la comunióna los hermanos, es un acto de atar y desatar;se ata a los que causan divisiones y sostienenherejías; se desata a los que –arrepentidos–vienen buscando hacer la voluntad de Dios.Los hermanos que presiden en el Señor, lue-go de tener el testimonio del Espíritu Santo,ejercen autoridad espiritual a través de la ora-ción, la cual absuelve del pecado y restaura lacomunión en el cuerpo de Cristo.

La ministración del perdón no es prerro-gativa exclusiva de los ancianos o delegadosapostólicos: cualquier hermano o hermanamaduros en la fe, están en condiciones de ab-solver de culpas al que se arrepiente, pero serequiere que ese acto de restauración sea ob-servado por el cuerpo y aprobado por los her-manos responsables del gobierno de la igle-sia.

Cuando la iglesia discierne que algo no esde Dios, acude al trono de Dios para atar unasituación que evidentemente es contraria a lavoluntad de Dios en la tierra. Dios oirá estaoración, y esa acción quedará detenida en loscielos.

Muchas veces tenemos que desatar a cris-tianos que han sido afectados por falsas doc-trinas de hombres o doctrinas de demonios,sectas heréticas que han bloqueado la mentede tantos creyentes. En estos casos, la oraciónde autoridad es sumamente efectiva.

Atamos lo que no es de Dios y desatamoslo que es de Dios. Atamos al diablo y a los de-monios y a todo hombre que actúe de partede Satanás. Resistimos las fuerzas del malig-no con oraciones que, cual flechas de arque-ros, dan con certeza en el blanco. Acomete-mos contra toda oposición enemiga, sea de lacarne, del mundo o de Satanás. Todo lo queno es de Dios hay que derribarlo. Cual icono-clastas nos levantamos para destruir los alta-res de los ídolos. No se trata de derribar imá-genes físicas, pues ellas son insignificantes:se trata de derribar los ídolos que hay en elcorazón de los hombres, tales como la sensua-lidad o la avaricia.

Toda disciplina ejercida de parte de Diosa través de los hermanos que presiden en laiglesia local, ha de tener el sentido último derescatar del error al que se ha extraviado. Pa-blo dijo a los que presidían en Corinto: “Re-unidos vosotros y mi espíritu, con el poderde nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entre-gado a Satanás para destrucción de la car-ne, a fin de que el espíritu sea salvo en el díadel Señor Jesús” (1Cor.5:4-5). Este hombre,al ser excluido de la comunión de los santos,quedó a la intemperie espiritual. Sin embar-go, la disciplina cumplió su fin, que era la re-habilitación del hermano. En la segunda epís-tola a los Corintios 2:6 señala lo siguiente: “Lebasta a tal persona esta reprensión hecha pormuchos; así que al contrario, vosotros másbien debéis perdonarle y consolarle, para queno sea consumido de demasiada tristeza. Por

AGUASVIVAS16 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

La Oración de

AUTORIDAD

Muchas clases de oración se ofrecen delante de Dios, y todas ellas ocupan un importantelugar en la vida cristiana. Sin embargo, la oración de autoridad, en la cual no se pide, sino semanda, tiene una importancia capital, especialmente para enfrentar ciertos problemas queproceden de la carne, del enemigo y del mundo.

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 17

lo cual os ruego que confirméis el amor paracon él... y al que vosotros perdonáis, yo tam-bién; porque también yo lo he perdonado”.Indudablemente este párrafo se refiere al mis-mo hombre que había sido disciplinado.

Muchas veces al disciplinar a un herma-no tendremos que llorar por él y con él; puesno somos jueces de los hermanos. Sin embar-go, hemos de guardar la santidad de la casade Dios, considerándonos a nosotros mismos,pues también podríamos ser tentados, y ex-traviarnos.

Derribar y Edificar“... He aquí que como el barro en la mano

del alfarero, así sois vosotros en mi mano ,oh casa de Israel. En un instante hablaré con-tra pueblos y contra reinos, para arrancar,y derribar y destruir. Pero si esos pueblos seconvirtieren de su maldad contra la cual ha-blé, yo me arrepentiré del mal que había pen-sado hacerles, y en un instante hablaré de lagente y del reino, para edificar y para plan-tar” (Jer.18:6-9).

La obra de Dios es la formación de Cristoen nosotros. Dios trabaja para conseguir loque Él mismo se propuso en la eternidad pa-sada. Para conseguir esto, necesariamente, Éltiene que derribar para luego edificar. Tieneque derribar la entereza de nuestra alma, latestarudez, la obstinación, la rebeldía, el en-simismamiento ...; en definitiva, el egocentris-mo de nuestra naturaleza. En la medida quevamos siendo derribados de nosotros mismos,vamos siendo incrementados del carácter deCristo.

Dios usará nuestros fracasos para derri-barnos ... ¡benditos fracasos! La defección denuestra alma es muy grande, así que tenemosque aprender a despreciar nuestro carácter, arenunciar al amor desmedido por nosotros.La cultura humanista nos dice: “¡Tú puedes!¡Anímate... levántate! En tus propias fuer-zas, a partir de ti mismo ...”. El Señor, en cam-bio, nos dice: “... Sin mí, nada puedes hacer”.Pablo también nos dice: “... Todo lo puedo enCristo que me fortalece”. Nuestra edificaciónes en Cristo, por lo cual hemos de ser resta-dos de todo lo nuestro, a fin de que se pro-duzca el milagro de esta metamorfosis: el serconformados a la imagen de Cristo.

¡Cuánto podríamos avanzar en el desarro-llo como creyentes si tan sólo orásemos paraderribar lo que es de la carne! Los que tienenrevelación de Dios, saben que Él edifica des-truyendo primero.

Los cristianos inmaduros querrán evitarlos sufrimientos, como aquel hombre que ob-servaba un gusano de mariposa envuelto ensu capullo. Él veía con qué dificultad la mari-posa luchaba para zafarse de aquella cárcel,entonces quiso ayudarla, rompiendo cuidado-

samente el capullo. Infelizmente, aquella ma-riposa quedó atrofiada y jamás pudo volar.

El sufrimiento, las dificultades, las prue-bas en la vida, son necesarias para nuestro de-sarrollo, y cuando nosotros o alguien quiereevitarlas, nos causa un grave daño. Usted pue-de ayudar orando para derribar la vida delalma, aunque esto le traiga una cuota de do-lor, pero será una manera eficaz de que loscreyentes levanten sus alas espirituales.

Conocida es la anécdota de un joven mi-nistro que fue donde un anciano pastor, paraque le bendijese y orase por él para que tuvie-se más paciencia. El anciano puso las manossobre su cabeza y levantó esta oración: “¡Se-ñor, te ruego que envíes más aflicciones so-bre este tu siervo!”. Es obvio que ese ancianoconocía el principio de Dios en cuanto a de-rribar para luego edificar. Pablo nos dice: “...Aunque este nuestro hombre exterior se vadesgastando, el interior no obstante se renue-va de día en día” (2Cor.4:16).

Montes y Valles“Todo valle sea alzado, y bájese todo mon-

te y collado y lo torcido se enderece, y lo ás-pero se allane” (Is.40:4); “... Si tuviereis fecomo un grano de mostaza, diréis a este mon-te: Pásate de aquí para allá, y se pasará; ynada os será imposible” (Mat.17:20); “Enton-ces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas amí? Di a los hijos de Israel que marchen”(Ex.14:15).

Los montes representan a las personasgrandes en sí mismas, y los valles a los queson pequeñas en sí mismas. ¡Cuántos hom-bres llenos de sí mismos suelen estar al frentede la obra de Dios! Estos deberían ser baja-dos ... ¿cómo? Por la oración de autoridad.Oremos para que Dios levante a los que le re-presentan a Él y baje a los que se levantan ensí mismos.

Dios quiere levantar su iglesia gloriosa yno líderes particulares. Hoy abundan los mi-nisterios de hombres carismáticos que bri-llan por sus dones. Pero los dones no justifi-can nuestras deficiencias como siervos deDios. Dios no está interesado en levantarhombres, sino su iglesia. Y en la iglesia abun-dan los valles, los pequeñitos que tienen ape-nas un talento. A éstos Dios quiere alzarlos.Él quiere que tengan un lugar en la casa espi-ritual; quiere que todos estos le sirvan; quelos de muchos talentos den lugar a los que tie-nen menos talentos. Que los montes sean ba-jados y los valles alzados.

Las dificultadesEn otro sentido, los montes representan

las dificultades que se nos presentan en la vidadiaria. El creyente maduro sabe distinguir dedónde le viene la aflicción. Las pruebas vie-

nen de Dios, los problemas los ocasionamosnosotros y las trampas o estratagemas nos vie-nen del maligno. Ante esto hemos de discer-nir cuál es la fuente de cada aflicción. ¿Lasocasionamos nosotros? Arrepintámonos y pi-damos perdón a Dios reconciliándonos con Él.Si la prueba viene de Dios, pidamos fortalezapara soportar, y que la paz del Señor sea sufi-ciente para pasar esos momentos de muerte.Ahora bien, si las aflicciones vienen de partede Satanás, es hora de echar mano a la ora-ción de autoridad para mover esas montañasde problemas, diciéndoles: “¡Desarraigaos!¡Apartaos de mí! ¡Fuera de aquí!”.

Cuando Moisés y el pueblo de Israel estu-vieron frente al mar Rojo, y el ejército de Fa-raón acechaba desde la retaguardia, Moisésfue impelido a orar en busca de socorro. Enese momento, Dios le dice: “¿Por qué clamasa mí? Di al pueblo que marche.” No era unmomento apropiado para hincarse de rodi-llas y pedir, sino para echar mano de la ora-ción de autoridad y hablarle a la dificultad queestaba al frente. Así, muchas veces nos vere-mos rodeados de opresiones del enemigo; seráel momento de usar el poder de la palabra paradeshacerlas.

Las Armas de Nuestra Milicia“Porque las armas de nuestra milicia no

son carnales , sino poderosas en Dios parala destrucción de fortalezas, derribando ar-gumentos y toda altivez que se levanta con-tra el conocimiento de Dios, y llevando cau-tivo todo pensamiento a la obediencia a Cris-to” (2 Cor.10:45).

La oración de autoridad cuenta con un ar-senal espiritual tremendamente poderoso. Deacuerdo a este texto, la mayor dificultad estáen nuestra propia naturaleza carnal. El peorenemigo que tengo, soy yo mismo. Toda la ar-tillería va dirigida contra mí mismo. Se levan-tan fortalezas mentales de todo tipo; a vecespara dudar, otras, para maquinar situacionescontrarias al conocimiento de Dios; y otras endonde la mente se introduce en la obra de Dioscomo queriendo ayudarle.

La mente es como un vientre maternodonde se concibe la maldad, a causa de la con-cupiscencia del corazón: “He aquí, el impíoconcibió maldad, se preñó de iniquidad, y dioa luz engaño” (Sal.7:14). Todo el proceso dedar a luz un bebé, se da en el impío que prestasu mente para encubar y dar a luz el pecado.Es lo que dice Santiago: “... Cada uno es ten-tado, cuando de su propia concupiscencia esatraído y seducido. Entonces la concupiscen-cia, después que ha concebido , da a luz elpecado; y el pecado siendo consumado, da aluz la muerte” (1:13-14). ¿Se da cuenta, cuángrande enemigo tenemos dentro de nosotrosmismos? Pero gracias a Dios por las armas

AGUASVIVAS18 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

espirituales con que Él nos ha capacitado parahacerle frente.

La oración de autoridad es la más pode-rosa y efectiva arma contra la enemistad ha-cia Dios que se levanta en nuestra mente.¡Querido hermano: di la palabra! Un poco defe, mueve montañas y las traslada al mar. Noes cualquier palabra mágica, sino la palabrade fe, la cual nos ha sido dada por la revela-ción de Jesucristo, por su vida y por su Espí-ritu que está en nosotros.

¿Cómo es que nuestra mente se vuelveenemiga de Dios? Es por causa de nuestrasdebilidades. Muchas veces no nos damos nicuenta cómo el enemigo de Dios y de nues-tras almas, Satanás el diablo, se introduce con

sutiles estratagemas, y con engaños, y lograinfiltrar pensamientos en nuestra cabeza; ynosotros no lo percibimos o bien somos ne-gligentes en rechazarlos. ¡Dios nos socorra!La mente es una ciudadela que hemos de de-fender y guardar para Dios. Es vulnerable ydócil al llamado del enemigo.

Pero cuando el creyente maduro ha cono-cido el daño causado por el enemigo, y, al oírla voz de Dios, prorrumpe con voz de guerre-ro, atando al enemigo, y rompiendo sus cade-nas con oraciones de autoridad, nacidas deuna fe revelada, por la palabra de Dios, el cre-yente lo expulsa de su mente y se purifica paraDios. Y si no lo logra por sí mismo, entoncesacude al cuerpo para ser socorrido, y abrirá

su corazón, confesará su pecado. Esto darálugar al triunfo de la luz sobre las tinieblas.Así, la oración de autoridad esgrimida contrael enemigo será eficaz para cortar con todaoposición.

Notemos, entonces, cuán importante es laoración de autoridad por lo que abarca: La dis-ciplina en la iglesia, la resistencia de toda fuer-za del enemigo, el derribamiento de las difi-cultades, la edificación de los hermanos y lapurificación de la mente.

Dada la importancia de este tipo de ora-ción, prestémosle la debida atención, tanto enlo personal como concertados con otros her-manos.

“Para aprender a orar, hay que orar. La única manera decomprender las profundidades de la oración, es orando,no leyendo acerca de ella en los libros. Llegamos a las altu-ras más inalcanzables orando, no escuchando sermones.La única forma de aprender a orar es orando de rodillas,humillados y quebrantados. Es una habilidad que se desa-rrolla a través de la experiencia. Aprenderla es como do-minar un oficio. Como aprendices, debemos dedicarnos aella. Es indispensable el deseo genuino, la práctica, laplaneación y el tiempo, para llegar a ser especialistas enella.”

Dick Eastman, en No es un camino fácil

“Jesús nunca enseñó a sus discípulos a predicar; solamenteles enseña a orar. No hablaba mucho de lo que se necesita-ba para predicar bien; pero habló mucho de orar bien. Sabercómo hablar a Dios, es más que saber cómo hablar a loshombres No el tener poder con los hombres, pero el tenerpoder con Dios, esa es la primera y principal cosa.”

Andrew Murray: Con Cristo en la Escuela de la Oración

“Tu parte en la oración intercesora no es debatirte acercade cómo interceder, sino emplear las circunstancias dia-rias y las personas que Dios pone a tu alrededor en Suprovidencia para presentarlas delante de Su trono, y dejarque el Espíritu en ti tenga la oportunidad de interceder porellas. De esta manera, Dios alcanza el mundo a través desus santos.”

Oswald Chambers: En pos de lo Supremo

“Derrama el deseo de tu corazón delante de Dios, y esperaen silencio delante de Él. Siempre deja un tiempo en silen-cio al orar, no sea que el Padre celestial quiera revelarte suvoluntad. Ven al Padre como un hijo indefenso, herido pordiversas caídas, destituido de la fortaleza, para permane-cer en pie, o del poder para limpiarte a ti mismo.”

Madame Guyon: Experimentando a Dios a través de la oración

“Lo que la iglesia necesita hoy día, no es más o mejor me-canismo, no nuevas organizaciones o más y modernosmétodos, sino hombres a quienes el Espíritu Santo puedausar; hombres de oración, hombres poderosos en oración.El Espíritu Santo no fluye a través de los métodos, sino através de los hombres. El no desciende sobre los mecanis-mos, sino sobre los hombres. El no unge planes, sino hom-bres, hombres de oración.”

E.M. Bounds: El predicador y la oración

“Muchas oraciones carecen de sinceridad. Muchos pidencosas que en realidad no desean. Muchas mujeres estánorando por la conversión de sus esposos, la que en reali-dad no anhelan. Creen que lo desean, pero si comprendie-ran lo que significa, cómo necesitaría una revolución com-pleta en sus métodos de negocios, y cómo por consiguienteacortaría sus ingresos y que sería preciso cambiar por com-pleto su modo de vivir, la petición verdadera de su corazónsería, si hubiera sinceridad para con Dios: “Oh Dios, noconviertas a mi esposo. No deseo su conversión a un costotan grande.”

R.A. Torrey: Cómo orar

“La oración abre, por así decirlo, el corazón de Dios, y pormedio de ella, el alma, aun estando vacía, se llena. Por laoración, el cristiano puede, también, abrir su corazón aDios como lo haría con un amigo, y obtener de Él un reno-vado testimonio de Su amistad.”

Juan Bunyan: La Oración

“El poder de la oración es tan fuerte y tan móvil que todo loque tenemos que hacer cuando oramos es señalar la per-sona o la cosa a la que deseamos se aplique el poder, y Él,el Señor de ese poder, lo dirigirá al lugar deseado.”

Olan Hallesby, en La oración

PARA MEDITAR

La oración no comienza en el hombre,sino en Dios. El hombre no sabe orar; por

tanto, lo primero que hemos de pedirle a Dioses que Él nos enseñe a orar y que ponga ennuestro corazón el deseo por las cosas que Élquiere hacer. La oración que comienza en elhombre, como un mero deseo o propósito hu-mano, termina antes de comenzar, o aborta apoco andar.

La oración debe estar impregnada de ala-banza y adoración. Así, damos a Dios el

lugar que le corresponde, reconociendo supoder y soberanía sobre nosotros, su amor,su fidelidad y sus maravillosos dones de amor.Así también despojamos al ego de su lugar yponemos la mirada en el Señor.

Para obtener cosas mediante la oraciónes preciso conocer la voluntad de Dios res-

pecto a todas las cosas. Si no conocemos lavoluntad de Dios respecto a un determinadoasunto estaremos pidiendo en un sentidoequivocado, y Dios no nos concederá porqueno estaremos orando conforme a su voluntad.

Con todo, pudiera ser que Dios contestealguna oración que no se originó en Él.

Entonces, dicha respuesta, que no procede desu voluntad perfecta, traerá consigo castigo ydesdicha (Salmo 106:15).

Para conocer la voluntad de Dios debe-mos dejar que su Espíritu nos permita pe-

netrar en su voluntad, en sus pensamientos ydeseos, y su propósito, hasta que ellos se con-vierten en nuestra voluntad, en nuestro pen-samiento y, consecuentemente, en nuestraoración. Esta oración es de gran valor. Si de-jamos que el Señor imprima en nosotros loque Él desea hacer, podremos interceder congemidos, y habrá una verdadera oración deintercesión.

El pueblo de Dios tiene que orar antes queDios se mueva y obre. Dios no se moverá

antes que su pueblo lo haga. La voluntad y el

poder de Dios se pueden comparar con unalocomotora. Siendo una máquina de gran po-tencia, no puede avanzar a menos que tengavías por las cuales hacerlo. Las oraciones po-nen las vías para que Dios pueda obrar. Laoración prepara el camino para que Dios ac-túe.

La oración no cambia lo que Dios ha de-terminado, pero la falta de oración pue-

de limitar a Dios. La oración no puede obli-gar a Dios a hacer lo que Él no quiere hacer.Sin embargo, muchas cosas que Dios quierehacer no las puede hacer, porque el pueblo deDios no coopera con Dios orando para que Élpueda hacerlas. La falta de oración pone res-tricciones a Dios y retrasa su obra. Si no to-mamos la responsabilidad de la oración, es-tamos impidiendo el cumplimiento de la vo-luntad de Dios.

En el universo hay tres voluntades: la vo-luntad de Dios, la voluntad de Satanás y

la voluntad del hombre. Dios no destruirá aSatanás por sí mismo, sino que busca tener lavoluntad del hombre unida a la suya, para,por medio de él, destruir a Satanás. Así que,cada vez que oremos, necesitamos ver estostres aspectos: a) A quién estamos orando(Dios); b) conocer a aquel por quien oramos(el hombre); y c) saber contra quién oramos(Satanás). Nuestra oración se dirige a Dios, afavor de los hombres, y contra Satanás.

Cuando oramos conforme a la voluntadde Dios, nuestra oración revolverá el in-

fierno y afectará a Satanás. Éste atacará conla intención de que nuestra oración cese; obien pone obstáculos para que la oración seadetenida en los aires (Daniel 10:1-21). Por eso,debemos identificar sus tretas y clamar a Diospor venganza, pidiéndole, según sea el caso,que Él lo maldiga (Génesis 3:14), que lo hagacallar (Marcos 1:25), que lo ate (Mateo 12:29),que deshaga sus obras (1 Juan 3:8), que lo re-prenda (Judas 9); que lo quite de delante denosotros (Mateo 16:23); que nos libre de él

(Mateo 6:13), y que lo avergüence una vez más(Colosenses 2:15). Muchas veces será necesa-rio arremeter con fuerza contra Satanás, re-chazando el hostigamiento permanente querealiza sobre nosotros.

Dios desea que muchos sacerdotesacompañen al gran Sumo Sacerdote en

su obra intercesora La más noble oración esla que se hace a favor de otros, por lo que re-quiere de hombres que hayan sido ennoble-cidos para realizarla. Hablar a los hombresacerca de Dios es una gran cosa, pero hablara Dios acerca de los hombres es más grandeaún.

La oración es la clave de todo ministe-rio cristiano. Lo que no hace el colegio,

la teología, los libros y la erudición lo hace laoración en la formación de un verdadero mi-nistro. Un ministro que no empapa su men-saje en oración puede complacer el intelecto,pero no producirá ningún fruto espiritual per-durable.

La oración no es un ejercicio para serrealizado descuidadamente y con pre-

mura. Más vale no orar que orar a la rápida,como un mero ejercicio para tranquilizar laconciencia. Mucho tiempo empleado con Dioses el secreto de toda oración de éxito.

Las más de las veces habrá la necesi-dad de sostener una oración con per-

severancia. Aunque la fe es primordial pararecibir las cosas que pedimos, la paciencia essu complemento. Aprendamos a concederletiempo a Dios. En esa espera se nos irán ad-hiriendo otros dones que ni siquiera había-mos pedido.

La oración no es sólo la instancia parapedirle cosas a Dios o para agradecer-

le. Es también el tiempo que le concedemos aDios para que nos transforme, y nos deje im-pregnados de divinidad.

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 19

principios

La oración es la más poderosa herramienta concedida a los hijos de Dios. Sin embargo, mu-chos ignoran cuáles son los principios que la rigen y que la hacen efectiva. He aquí una síntesisde preciosas verdades, aprendidos en el fuego del crisol por destacados hombres de Dios, yque hoy están a nuestra disposición para nuestro uso y provecho.

sobre la oración

Quienes no apartan tiempo para orar,no oran; y quien no acude a la cámara

secreta para estar a solas con Dios no oraráeficazmente (Mateo 6:6).

Hay oraciones generales y tambiénoraciones específicas. Hagamos ora-

ciones generales, pero hagamos también ora-ciones específicas. Hacer una oración gene-ral cuando se requiere una oración específicaes dejar muchos claros a Satanás para que élnos ataque. Debemos cuidar todos los deta-lles de una cierta cosa y así cerrar todo porti-llo al diablo.

Toda vez que sintamos una urgenciapara orar, oremos, aunque no haya-

mos planeado de antemano hacerlo en esemomento. Esto indica que hay un asunto enla voluntad de Dios que requiere nuestra ora-ción. Si no oramos, sentiremos un ahogo in-terno y Dios no nos podrá ocupar; si oramos,la oración será algo suave y gustoso, y Diosvolverá a confiar en nuestra oración. Si nosentimos jamás esta urgencia, hemos perdi-do la comunión con Dios y Él ya no puedeusarnos en su trabajo.

Si la carga de oración en el corazón sevuelve demasiado pesada y no pode-

mos aliviarla con la mera oración, entonces

debemos ayunar. Al orar con ayuno, la cargase alivia y desaparece.

El principio de orar tres veces (Mateo26:44); 2ª Corintios 12:8) no significa

necesariamente orar tres veces, sino orarsostenidamente las veces que sea necesario,hasta obtener una respuesta del Señor. Cuan-do esto ocurre, la carga que la provocó des-aparece y alcanzamos la paz del Señor tocan-te al asunto por el cual hemos orado.

Después de orar, es preciso velar y ob-servar cuidadosamente todos los cam-

bios que se producen como resultado de nues-tra oración. Ello nos permitirá reorientar laoración, redoblar su intensidad, o bien dargracias por la respuesta, según sea el caso.

Aparte de la oración personal, está laoración colectiva, que es la oración de

la iglesia. En muchas cosas, la oración perso-nal es insuficiente; entonces se hace necesa-rio que la iglesia ore. La porción de Cristo esmás grande cuando los creyentes se reúnenen el nombre del Señor que en cada indivi-duo en particular.

Para la iglesia local, la oración no essólo una opción, sino que es su tra-

bajo más importante, su ministerio funda-

AGUASVIVAS20 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

mental. Si falla en esto, no surtiráefecto lo mucho que pueda hacer.

Según Mateo 18:18-20, la iglesia (represen-tado en los “dos o tres”) gobierna el cielo. Loque ella decide, Dios lo hace. Esto es real cuan-do la iglesia local ha alcanzado una plena ar-monía con el Espíritu Santo, de manera queallí se conoce y se expresa perfectamente lavoluntad de Dios. Cuanto mayor sea la capa-cidad de oración de la iglesia, más alcance ten-drá la obra de Dios, y más expresión su vo-luntad. En la medida que la iglesia ore porgrandes cosas, Dios podrá hacerlas.

La oración de autoridad, a diferenciade las demás, va en una dirección

opuesta, es decir, no de abajo hacia arriba,sino de arriba hacia abajo. Esto significa queel creyente se afirma en la posición celestialque Dios le ha dado en Cristo –una posiciónde victoria– y utiliza la autoridad para atar ydesatar, para resistir las obras de Satanás or-denando que se cumpla lo que Dios ha orde-nado, o bien para ordenar a los montes quese muevan (Marcos 11:23). Esta oración no sedirige a Dios, sino desde el trono de Dios, don-de el creyente está sentado juntamente conCristo.

j

“A Dios le gusta tanto la oración importuna, que sin ellano nos dará mucha bendición.”

Adoniram Judson

“El cielo está demasiado ocupado para atender oracionesfrías.”

E.M. Bounds

“Las cosas alcanzadas por oración tienen pocas espinas, lamaldición de ellas ha sido quitada.”

Thomas Goodwin

“La oración es el pequeño nervio que mueve el músculodel Omnipotente.”

C.H. Spurgeon

“La manera más segura y rápida de poner a una iglesiasobre sus pies, es ponerla sobre sus rodillas.

Anónimo (Tomado de la Web cristiana)

“El hombre que más se inclina en la presencia de Dios, es

el que más firme está en la presencia del pecado.”Anónimo (Tomado de la Web cristiana)

“No podemos ser blandos en nuestra vida cristiana;tenemos que ser soldados.”

Ian Thomas

“El diablo es como un buen mercader de vacas, que le da lavuelta a la vaca y conoce todos sus puntos flacos.”

Corrie Ten Boom

“Mucho del ruido que hacemos es un sustituto del poder.El ruido no es poder.”

Kathryn Kuhlman

“Satán se ríe de nuestros esfuerzos, se burla de nuestraprudencia, pero tiembla cuando oramos.”

Anónimo

“La oración es un alma que se descubre ante Dios.”Phillip Brooks

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oraciónoraciónoraciónoraciónoración

J. Sidlow Baxter / El problema estáadentro

sa mañana, el pastor J. SidlowBaxter, parado frente a su escri-torio abarrotado de correspon-dencia, miró su reloj. Sintió la vozdel Espíritu Santo que lo llama-

ba a orar; pero, al mismo tiempo, escuchó otravocecita aterciopelada que le decía que fuerapráctico y respondiera la correspondencia;que aceptara el hecho de que él no era del“grupo de los espirituales”, y que sólo unospocos podían serlo.

Estas últimas palabras le dolieron comouna puñalada. No podía soportar el pensa-miento de que eso fuera cierto.

Recordó cuando entró al ministerio dis-puesto a ser un auténtico hombre de oración.Sin embargo, no había transcurrido muchotiempo sin que sus responsabilidades admi-nistrativas cada vez mayores, lo hubieran lle-vado a poner a un lado la oración. Además,comenzó a acostumbrarse a eso, inventadoexcusas para sí mismo.

Ahora estaba horrorizado de su capacidadde justificar su falta en cuanto al mismísimofundamento de su vitalidad y poder espiritualcomo pastor. Entonces, escudriñó sincera-mente su corazón y encontró que había en supersona una parte que no quería orar y otraque sí lo deseaba. La parte que no quería eransus sentimientos; la parte que sí lo deseabaeran su intelecto y su voluntad. Este análisisle allanó el camino a la victoria.

Entonces decidió enfrentarse a su Volun-tad, dirigiéndole una pregunta directa:

—Voluntad, ¿estás preparada para unahora de oración?

La Voluntad respondió:—Lo estoy, y de veras lo estoy si tú lo es-

tás.Así, Voluntad y él se dieron el brazo y se

dispusieron a orar. De inmediato todos lossentimientos comenzaron a tirar hacia su ladoy a protestar.

—Nosotros no queremos orar.

Baxter notó que Voluntad titubeó un poco,así que le preguntó:

—¿Podrás aguantar, Voluntad?—Sí – le dijo —, si tú puedes, yo puedo.Entonces Voluntad dio un paso y se pu-

sieron a orar, haciendo frente a esos senti-mientos serpenteantes y turbulentos que ha-bía en ellos. Fue una lucha sin cuartel. En cier-to momento, cuando Voluntad y él estaban enmedio de una intercesión fervorosa, se diocuenta repentinamente de que uno de esostraicioneros sentimientos había tendido unatrampa a su imaginación y se había escapadoal campo de golf; y entonces hizo todo lo quepudo para traer de vuelta al travieso bribón.Un poco más tarde, se dio cuenta de que otrode los sentimientos se había escabullido conalgunos pensamientos desprevenidos, y esta-ba en el púlpito, dos días antes de la fecha,¡predicando un sermón que aún no había ter-minado de preparar!

Al final de esa hora, si alguien le hubiesepreguntado a Baxter si lo pasó bien, habríatenido que responderle: “No. Ha sido una lu-cha agotadora contra unos sentimientos con-tradictorios y una imaginación perezosa, deprincipio a fin.”

Y lo que es más, esa batalla con los senti-mientos continuó por dos o tres semanas más.¿Lo pasó bien durante sus oraciones diarias?No. A veces le parecía como si los cielos fue-ran de plomo; como si Dios estuviera dema-siado distante para oír; como si el Señor Je-sús estuviera extrañamente reservado; y comosi la oración no sirviera de nada.

Sin embargo, algo estaba sucediendo. Enprimer lugar, Voluntad y él le enseñaron, deveras, a los sentimientos, que eran completa-mente independientes de ellos. Además, unamañana, más o menos dos semanas despuésde haber comenzado la lucha, precisamentecuando Voluntad y él se disponían a pasar otroperíodo de oración, alcanzó a oír por casuali-dad que uno de los sentimientos le secreteabaa otro:

—Vamos, chico, no vale la pena perder

más tiempo oponiéndonos. No van a ceder.Esa mañana, por primera vez, a pesar de

que los sentimientos aún no se mostraban co-operadores del todo, por lo menos se queda-ron quietos, lo cual les permitió a Voluntad ya él seguir con sus oraciones sin ninguna dis-tracción.

¿Saben qué pasó un par de semanas des-pués? Durante uno de los períodos de oración,cuando Voluntad y Baxter no se preocupabanen lo más mínimo de los sentimientos, unode los más vigorosos se presentó repentina-mente y gritó: “¡Aleluya!”

A lo cual, todos los demás sentimientos ex-clamaron: “¡Amén!”

Y por primera vez Baxter sintió que la to-talidad de su ser –intelecto, voluntad y senti-mientos– se unió en una operación coordina-da de oración.”

(Tomado de R. Kent Hughes:Disciplinas de un hombre piadoso)

David Wilkerson / Cita a medianocheDavid Wilkerson era un próspero pastor

en una congregación de Philipsburg, EstadosUnidos. Hacía poco más de un año había lle-gado a hacerse cargo de ella, y ya la membresíase había quintuplicado. Junto a su esposa,había trabajado con ahínco, y podían estarsatisfechos. ¡Pero Wilkerson no lo estaba! Alcontrario, comenzaba a experimentar ciertaclase de descontento espiritual.

Un día que no olvidará (9 de febrero de1958) se produjo un cambio radical en su vida.

Esa noche se hallaba frente al televisor mi-rando un programa de medianoche. Su espo-sa y sus pequeñas hijas, se hallaban dormi-das. La historia que se desarrollaba frente aél la había visto incontables veces, con peque-ñas variaciones. De pronto, perdió todo inte-rés en ella, así que apagó el televisor y se le-vantó. Fue a su despacho y se sentó en la sillagiratoria:

—¿Cuánto tiempo me paso todas las no-ches mirando esa pantalla?– se preguntó —.Por lo menos dos horas. ¿Qué pasaría, Señor,

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 21

La teoría sobre la oración suele ser vasta yespléndida; sobre ella se han escritos cien-

tos de excelentes libros; sin embargo, lapráctica de ella presenta algunos obstácu-

los que hay que vencer. He aquí los testi-monios de cómo tres siervos de Dios ven-

cieron esos inconvenientes, y lograronejercitarse en la oración hasta alcanzarla bendición de Dios en sus ministerios.

AGUASVIVAS22 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

si vendiera mi televisor y pasara ese tiempoorando?–. (Era el único de la familia que mi-raba televisión).

La idea le resultó emocionante. “Substi-tuye la televisión por la oración y verás lo queocurre,” se dijo.

De inmediato acudieron a su mente obje-ciones. Por la noche estaba cansado. Necesi-taba relajar sus nervios y cambiar el ritmo.La televisión es parte de la cultura social; noes bueno que un ministro se aísle de aquelloque la gente ve y que es tema de conversa-ción.

Se levantó de la silla, apagó las luces y separó junto a la ventana mirando las colinasbañadas por la luz de la luna. Luego le pidióuna señal al Señor, una señal que estaba des-tinada a cambiar su vida. Impuso a Dios unacondición difícil, según le parecía, puesto queen realidad no quería dejar la televisión.

—Jesús – dijo – necesito ayuda para deci-dirme, de manera que he aquí lo que te pido.Voy a poner un aviso en el diario ofreciendoun venta mi televisor. Si tú apoyas la idea, hazque un comprador aparezca de inmediato.Que aparezca dentro de una hora ... no; den-tro de media hora de haber salido el diario ala calle.

Cuando le habló a su esposa respecto desu decisión a la mañana siguiente, ella no pa-reció impresionada

—Media hora– exclamó –. Me parece, Da-vid Wilkerson, que en realidad no quieresorar.

A la hora convenida, toda la familia esta-ba sentada en torno al teléfono, y con los ojosfijos en un gran reloj que estaba a su lado. Alos 29 minutos sonó el teléfono.

—¿Tiene un televisor para la venta? – lepreguntó un hombre al otro lado de la línea.

—Sí, es un RCA, en buenas condiciones,con pantalla de cuarenta y ocho centímetros.Lo compré hace dos años.

—¿Cuánto quiere?—Cien dólares – le dijo Wilkerson rápi-

damente. (Ni había pensado cuánto pedirhasta ese momento).

—Trato hecho –dijo el hombre– téngalolisto en quince minutos. Llevaré conmigo eldinero.

Desde entonces la vida de DavidWilkerson no fue la misma. Todos los días amedianoche, en vez de hacer girar botones yperillas, entraba en su despacho, y, cerrada lapuerta, comenzaba a orar. Al principio lashoras parecían marchar lentamente y se po-nía intranquilo. Luego aprendió a integrar lalectura sistemática de la Biblia con su vida deoración. Y aprendió lo importante que es es-tablecer el equilibrio entre la oración que pidey la oración de alabanza. Aquella práctica si-tuaba la vida en una perspectiva distinta.

Así fue cómo aquella noche de 1958 mar-

có el comienzo de una larga y fructífera histo-ria en la vida de David Wilkerson. Poco des-pués se trasladó a Nueva York, donde fundóel Centro de Rehabilitación “Teen Challenge”,que ha conducido a centenares de jóvenesdrogadictos al Señor Jesucristo, entre ellos elconocido predicador Nicky Cruz.

El hábito de orar a la medianoche lo haconservado Wilkerson a través de los años. Esla hora de la comunión íntima con Dios –queespera con ansias– y que ha sido motivo deinspiración y guía constante en su ministe-rio.

(Adaptado de La cruz y el puñal,de David Wilkerson)

Don Basham / Encuentros de madru-gada

Hacía un año y medio que Don Bashampastoreaba esa congregación en Sharon.Hasta entonces, todo había sido una hermosaluna de miel, pero ahora estaban surgiendolos primeros problemas.

Antes de Sharon había tenido tres añosexitosos en una congregación en Toronto(Canadá). Dios había respondido muchasoraciones y había hecho muchos milagros allí.Sin embargo, ahora, junto con la llegada delos problemas en Sharon le había sobrevenidola noticia de la trágica muerte de la esposa deuno de los líderes de su ex-congregación deToronto, afectada por una severa epilepsia.Aunque tenía razones a su favor, Don sentíaque alguna responsabilidad espiritual él teníapor aquella desgracia. Esto le había sumidouna depresión, y en una fuerte sensación deterror que de tiempo en tiempo le sobrevenía.

Las reuniones de las iglesia perdieron paraél todo atractivo, y su vida pastoral se vioreducida a una insoportable rutina. Comoescape a todo ello, se refugió en el televisor, yespecialmente en las películas de aviación, queeran sus favoritas.

Un miércoles, poco antes de dirigirse alculto de oración, encendió el televisor para verlas noticias de las 19,00 hrs. En realidad, loque quería saber era qué película darían esanoche. Precisamente era una de sus favoritas,de modo que pensó en acortar la reunión paraestar de vuelta a las 21,00. Mientras corríaaceleradamente en su auto para iniciar lareunión a la hora, tuvo un fuerte remor-dimiento, así que detuvo el auto en un costadode la calle para pedirle perdón al Señor por loque estaba maquinando. Dejaría que las cosassiguieran su curso normal.

Esa noche, al llegar a casa, tuvo un fuerteimpulso de orar, para dejar zanjado delantedel Señor un asunto. Se fue al living, y sequedó meditando sobre los problemas que loaquejaban y sobre el escape que él habíainventado.

De pronto, miró al televisor y le pareció

que era como un Buda rechoncho y presun-tuoso que lo miraba con su gran ojo apagado.

—Pero Señor – exclamó en voz alta – latelevisión no es el problema. ¡El problema soyyo, Señor! Así no sirvo para nada, ¡ayúdame,por favor!

Entonces sintió una profunda paz, y supoque el Señor estaba con él en esa lucha. Aunmás, supo que el problema ya estabasolucionado. Entonces dijo:

—¡Al diablo con la televisión!Sintió que había renunciado a algo, pero

también sentía que debía dar un segundo paso.Un paso positivo de fe.

—Voy a levantarme a las cinco de lamañana todos los días. Voy a pasar dos horascontigo, Señor.

Cuando el despertador sonó a la mañanasiguiente, se desprendió con dificultad de lassábanas, y se dirigió a la planta baja que, en laoscuridad, no lucía nada de atractiva.Encendió la lámpara que había junto al sillóny se sentó con la Biblia. El sueño lo vencía. Aduras penas se mantuvo despierto las doshoras.

Los días siguientes fueron igualmentemalos. Le contaba levantarse lo mismo que elprimer día. Estuvo a punto de renunciar, perouna obstinada firmeza le hacía continuar.

Cuando avanzaba la segunda semanacomenzó a abrirse una brecha. Al cabo de unosdoce días la sala parecía que le daba unabienvenida. Experimentaba la serenatranquilidad de que allá en lo Alto alguien ve-laba y aprobaba su lucha por deshacerse deesa depresión. Su espíritu comenzó aresponder a esa nueva rutina, y el silencio dela madrugada empezó a resultarle placentero.Aunque todavía le costaba salir de la cama, unavez en pie y vestido se sentía deseoso deempezar a orar. Sentía que estar en lapresencia de Dios alimentaba su espíritusediento tal como los rayos del sol nutren lasplantas.

Más de alguna vez tuvo una firme opo-sición del enemigo, pero había comprobadovez tras vez el poder del nombre de Jesucristopara repeler sus ataques.

Exteriormente, también las cosascomenzaron a cambiar. Poco a poco, su pre-dicación recuperó su antigua fuerza,desaparecieron los dolores de cabeza. Prontocomenzó a ver que Dios obraba de nuevo ensu ministerio.

Tres meses después ya estaban sucediendoalgunas cosas que le asombraron y que ledemostraban que Dios le estaba guiando enun sentido definido. Este fue el comienzo deun poderoso ministerio de liberación, que hatraído bendición a incontables personas.

(Tomado de Líbranos del Mal,de Don Basham)

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 23

“Todas nuestras bibliotecas y estudios sonmera vacuidad comparadas con nuestras cá-maras de oración. Nuestro tiempo de ayuno yoración en el Tabernáculo han sido, verdade-ramente, días grandes; nunca las puertas delcielo han sido mantenidas más abiertas; nues-tro corazón nunca se ha sentido más cerca dela Gloria celestial.”

C.H. Spurgeon

“El tiempo de trabajo no es obstáculo paraque esté orando; y en medio del ruido y albo-roto de mi cocina, mientras varias personasestán al mismo tiempo pidiendo diferentescosas, estoy en comunión con Dios con unatranquilidad tan grande como si estuviera derodillas.”

El Hermano Lorenzo (1605-1691), en Lapráctica de la presencia de Dios

“Yo juzgo que mi oración es más que eldiablo mismo; si ella fuera de otra manera, aLutero le habría sucedido peor mucho antesde esto. Sin embargo, los hombres no ven niconocen las grandes maravillas o milagros queDios lleva a cabo en mi beneficio. Si descui-dara la oración, por un solo día, perdería unagran parte del fuego de la fe.”

Martín Lutero

“En mis accesos de agonía espiritual, hetenido fuertes tentaciones de rendirme y nobuscar más al Señor; pero habiéndome hechoentender cuán grandes peca-dores eran aque-llos de quienes Él ha tenido misericordia, ycuán grandes eran sus promesas a los peca-dores; y que no era al que estaba sano, sino alenfermo; no al justo, sino al pecador; no alque está lleno, sino al que está vacío, a quie-nes comunicaba Su gracia y Su misericordia,esto, por medio de la ayuda de su Santo Espí-ritu, hizo que me adhiriese a Él, que me apo-yara en Él, y que al mismo tiempo clamara,aunque de momento no envió respuesta. ¡Queel Señor ayude a todo este pueblo pobre, ten-tado y afligido, a hacer lo mismo, y a perseve-

rar, aunque tenga que esperar mucho tiem-po!”

Juan Bunyan, en La oración

“La causa principal de mi flaqueza y faltade frutos es debido a una explicable pesadezpara orar. Yo puedo escribir, o leer, o conver-sar, u oír con un corazón listo; pero la oraciónes más espiritual e interior que cualquiera deestas cosas, y cuanto más espiritual sea el de-ber, tanto más es apto mi corazón a desviarsede él. Oración, y paciencia, y fe, nunca se frus-tran. Yo he aprendido, hace mucho tiempo,que si debía de ser un ministro, fe y oracióndebían hacerme tal. Cuando encuentro mi co-razón en actitud y libertad para orar, todo lodemás, comparativa-mente, es fácil.”

Richard Newton

“Yo debo orar antes de que haya visto aalguien. A menudo, cuando yo duermo mu-cho, o me reúno con otros temprano, es a lasonce o doce que yo principio mi oración se-creta. Este es un perverso sistema. No es con-forme a las Sagradas Escrituras. Cristo se le-vantó antes que amaneciera y se fue a un lu-gar solitario. David dice: “De mañana me pre-sentaré a ti”, “de mañana oirás mi voz”. Laoración de familia pierde mucho de su podery dulzura, y yo no puedo hacer bien a los quevienen a buscarlo de mí. La conciencia se sien-te culpable, el alma sin alimento, la lámparano está arreglada. Entonces, cuando estoy enla oración secreta, el alma, a menudo, estáfuera de tono. Siento que es mucho mejorprincipiar con Dios – ver su faz primero, de-jar a mi alma acercársele antes de acercarmea otro.”

Robert Murray McCheyne

“El Espíritu Santo parecía recorrerme encuerpo y alma; e inmediatamente me encon-traba revestido de tal poder de lo alto que unaspocas palabras que dejara caer aquí y allá aciertos individuos hacían que éstos se convir-

tieran inmediatamente. Mis palabras pare-cían clavarse, como flechas armadas de púas,en el alma de los hombres. Eran cortantescomo una espada, y quebrantaban el corazóncual martillo ... Algunas veces me sentía va-cío de este poder en gran medida. Llevaba acabo una visita y me daba cuenta de que noproducía ninguna impresión salvadora; y lomismo pasaba con mis exhortaciones y ple-garias. Entonces apartaba un día para ayu-nar y orar en privado ... y después de humi-llarme y clamar pidiendo ayuda, el poder vol-vía sobre mí con toda su frescura: esta ha sidola experiencia de mi vida.”

Charles G. Finney

“Cuando comencé el trabajo para los huér-fanos, mi principal objeto fue la gloria de Dios,queriendo dar una demostración práctica delo que se puede hacer simple-mente por me-dio de la oración y la fe, para así beneficiar laiglesia en general, y conducir a un mundo des-cuidado a contemplar la realidad de las cosasde Dios, haciéndoles ver en esta obra, que elDios viviente es aún, como lo fue 4000 añosatrás, el Dios viviente.

Este, mi propósito ha sido abundante-mente honrado. Multitudes de pecadores hansido así convertidos, multitudes de los hijosde Dios en todas partes del mundo han sidobeneficiados por esta obra. Todo esto me con-duce a seguir trabajando más y más, para asítraer mayor gloria al Nombre del Señor. Quese dirijan las miradas hacia Él, que Él sea en-salzado, admirado, que en Él se confíe, queen Él se apoye en todo tiempo. Este es mi pro-pósito en este servicio, para que pueda versecuánto, un pobre hombre, simplemente con-fiando en Dios, puede efectuar por la oración:y para que así otros hijos de Dios sean condu-cidos a efectuar la obra de Dios dependiendode Él, y que el pueblo de Dios sea conducido aconfiar más y más en Él.”

George Müller

Desde el corazónTestimonios de cómo los vencedores han luchado y vencido en oración

Algunos vencedores del lejano pasadoi fuésemos a los registros de lahistoria de la iglesia, hallaríamosmuchos nombres eminentes. Po-dríamos confeccionar una larga

lista de vencedores que han dejado una estelade bendición detrás de sí. Mencionarlos a to-dos sería imposible aquí. Pero he aquí algu-nos testimonios de cómo sus oraciones fue-ron contestadas

David Brainerd (1718-1747) vivió apenas29 años, pero su breve vida es un ejemplo delpoder de la oración. Cuando sintió el llamadopara servir a Dios entre los “pieles rojas” nor-teamericanos comenzó a prepararse en inten-sa oración. En su Diario hay relatos como éste:“Muy temprano en la mañana me retiré parala floresta y se me concedió fervor para rogarpor el progreso del reino de Cristo en el mun-do. Al mediodía aún combatía, en oración aDios, y sentía el poder del amor divino en laintercesión.” Más adelante dice: “El Señor mepermitió agonizar en oración hasta quedarcon la ropa empapada de sudor, a pesar deencontrarme en la sombra ... Me sentía másafligido por los pecadores que por los hijos deDios. Sin embargo, anhelaba dedicar mi vidaclamando por ambos.”

Después de varios días y noches, Brainerdcomenzó a ver los resultados: a su predica-ción cientos de indios se convirtieron, siendoconducidos al Señor con grandes demostra-ciones de arrepentimiento. La historia de suvida inspiró a otros destacados cristianos,como Carey y McCheyne, que siguieron suspasos.

Jorge Müller (1805-1898) es un ejemplode lo que la oración de fe puede conseguir.Durante décadas sostuvo un Orfanato que ali-mentaba a más de mil huérfanos diariamen-te, sin tener una fuente sistemática de recur-sos. A su muerte, casi veinte mil huérfanoshabían sido atendidos, ¡sólo con respuestasa sus oraciones! Müller acostumbraba llevar

un libro, en cuyas páginas registraba sus pe-ticiones, con las fechas respectivas, y al ladoopuesto, las fechas en que recibía las respues-tas.

Charles G. Finney, cuyo ministerio diocomo resultado cientos de miles de conver-siones, era un poderoso hombre de oración.El contaba con muchos que pedían por suministerio. Cuando viajaba de un lugar a otro,lo hacía en compañía de dos ancianos cono-cidos como el padre Clery y el padre Nah.Mientras Finney predicaba, ellos persevera-ban en oración con lágrimas y lamentos, enun sótano cercano.

Charles H. Spurgeon (1834-1892) es, talvez, el más grande de los predicadores del si-glo XIX. El atribuye su éxito a la oración queofrecían a favor de él y de los concurrentes asus reuniones los feligreses de su congrega-ción mientras él predicaba. El solía decir: “Enla sala que está allí abajo (del auditorio), hay300 creyentes que saben orar. Todas las ve-ces que yo predico, ellos se reúnen allí parasustentarme las manos, orando y suplicandoininterrumpidamente. En la sala que está de-bajo de nuestros pies es donde la explicacióndel misterio de esas bendiciones.” Gracias aesas oraciones, el testimonio de la gracia deDios se sostuvo firmemente en Londres pormás de cinco décadas.

Evan Roberts, el minero galés de fines delsiglo XIX oró desde los 13 años por unavisitación de Dios. En ello participaron tam-bién otra veintena de jóvenes aun menoresque Roberts. Como fruto de ellos, vino un de-rramamiento tal del Espíritu Santo que mu-chos lo llamaron “El Pentecostés más grandeque Pentecostés.” (1904-1905).

La vida del pequeño principado británicocambió radicalmente. Las cárceles no recibie-ron más delincuentes, las cantinas cerraron,los eventos mundanos ya no tenían asisten-tes, y por todo el principado jóvenes de 16 a18 años predicaban el evangelio con gran po-

der. Por las casas y las calles se reunían niñosa interceder por las gentes, quienes se volvíanal Señor por miles. Se estima en unos 100.000los convertidos en esa gran visitación de Dios.¿Cómo comenzó todo? En las rodillas de ungrupo de jóvenes creyentes, que oraron y sesantificaron para Dios.

El evangelista Duncan Campbell fue testi-go del asombroso despertar en las islasHébridas, conocido como el “Despertar deLewis” iniciado por dos mujeres ancianas. En-tre 1949 y 1953 se convirtieron comunidadesenteras. Mucha gente se entregaba al Señor sú-bitamente en las casas y aun en las calles. Losbares se cerraban por falta de clientes; los cul-tos duraban hasta altas horas de la noche. 1

Mucho se podría decir del extraordinariodon de oración conferido al joven africanoSamuel Morris (1872-1893) cuyo ejemplo en-ciende el corazón de quienes han leído acercade su vida. ¡Y cuánto se podría decir de lasrespuestas a las oraciones de evangelistascomo D.L. Moody y Billy Graham con sus ver-daderos “escuadrones de oración”! Ellos co-secharon miles de almas para Dios.

Ninguna oración se pierdePero hay testimonios más cercanos. Mu-

chos de ellos no han tenido la trascendenciapública que aquellos, pero son igualmente de-mostraciones de la fidelidad de Dios y de laverdad de su Palabra.

Corrie Ten Boom, la valerosa cristiana quesobrevivió a los campos de concentración,cuenta que apenas conoció al Señor, siendouna niña, solía orar, junto a su madre y suhermana, por toda su barrio. Detrás de su casahabía una calle con muchas tabernas, y siem-pre veía gente ebria. Ella solía concluir todassus oraciones con la siguiente pregunta:

—Señor, ¿salvarás a toda la gente de la ca-lle Smeede?

Cuando llegó a la edad de ochenta años,recibió respuesta a esa antigua oración de

AGUASVIVAS24 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

y fueron oídosSi se escribiese un libro que contuviera los testimonios de respuestas a las oraciones del

pueblo de Dios éste debería tener millares de páginas, y, sin duda, ocuparía un lugar muyespecial en el corazón de los creyentes. ¡Cuánta misericordia Dios ha ejercido a favor de supueblo! ¡Cuánta respuesta trajo profundo consuelo al corazón y paz al alma! ¡Cuántas lágri-mas se derramaron de gozo por una respuesta oportuna, largamente esperada! Gracias aDios que muchos de esos testimonios están escritos, y ellos nos hablan.

He aquí una pequeña muestra, para la gloria de Dios.

Oraron...

niña. Después de hablar por un programa dela televisión irlandesa, una señora le escribió:“Mi esposo se interesó mucho al saber queusted había vivido en Holanda. Estuvo habi-tando muy cerca de usted, porque vivía en lacalle Smeede, y ahora él sabe que Jesús es suSalvador”.

En esas oraciones infantiles, solían orartambién por los alumnos de su hermana, queera profesora. Una vez, siendo ya ella ancia-na, fue un anciano a verla, y le contó que élhabía tenido como profesora a una “señoritaTen Boom”. Ella le contó que se trataba de suhermana, que ya había muerto. EntoncesCorrie tuvo oportunidad de compartirle delSeñor y conducirlo a los pies de Cristo. ¡Diosusó a aquella niña que había orado por élmuchos años atrás para conducirlo al Señorahora!

Corrie suele decir: “Nosotros oramos pornuestros seres queridos, y luego el acusador,el diablo, dice: “Deja de orar por este hijo, oesposo, o hija, o hermano, porque ya llevasdemasiado tiempo orando por él. Y como ves,Dios no responde.” Pero el diablo es un men-tiroso. No hay ninguna oración que se pier-da. Todas estas oraciones están en el cielo, yalguna vez veremos su resultado de algunamanera.”

Oraciones de alto vueloEl conferencista y escritor cristiano Derek

Prince confiesa haber sentido, desde su con-versión, una carga especial de orar por los go-bernantes y líderes de las naciones. Tomandocomo base 1ª Timoteo 2:1-2, cree que una delas principales responsabilidades de la igle-sia es orar por los gobiernos locales, y por lamarcha de los asuntos mundiales.

Hijo de un oficial de ejército inglés, se con-virtió al Señor en los cuarteles del ejército bri-tánico, en 1941. Poco después se hallabaenrolado en el ejército en el norte de Africa.Allí tomó parte en la desastrosa retirada, lamás larga en la historia del ejército británico,que retrocedió por 1390 kilómetros, desde laplaza de Trípoli hasta las puertas de El Cairo.Aunque era nuevo en la fe, sintió la imperiosanecesidad de orar por las tristes condicionesen que se hallaba el ejército. Los oficiales eranególatras, irresponsables y no tenían el valorsuficiente para encarar una guerra. Allí en eldesierto, el Señor le dio la siguiente oración:“Señor, danos líderes de tal categoría que re-dunden para tu gloria, dándonos la victoria através de ellos”, Esta oración la sostuvo coninsistencia, y reforzada con ayunos semana-les.

Sorprendentemente, Winston Churchillcambió poco después al comandante en jefedel Oriente Medio y nombró en su lugar aBernard Montgomery. Éste general, de unafe profunda y gran disciplina, en tres meses

revolucionó el ejército, restauró el liderazgoy la confianza, y ganó la primera gran bata-lla de la victoria aliada, la batalla de ElAlamein.

Dos o tres días después de la victoria,Prince supo por la radio lo que había ocurri-do tras bastidores. La noche antes de la bata-lla, Montgomery había convocado a sus ofi-ciales y a todos sus hombres, para decirles:“Pidámosle al Señor, poderoso en batallas,que nos dé la victoria.” Prince sintió entoncesque Dios le hablaba muy quietamente en suespíritu: “Esta es mi respuesta a tu oración.”

Prince cree que muchas de las oracionesque Dios ha puesto en su corazón han dirigi-do los asuntos mundiales. En la década del60, por ejemplo, Dios puso en su corazón lasiguiente oración: “Señor, intervén en losasuntos de las naciones”. Poco después ocu-rrió el asesinato de John Kennedy, y se intro-dujeron cambios sustanciales en la atmósfe-ra de la política americana. Algunos años des-pués, comenzó a orar sistemáticamente porel gobierno de los Estados Unidos: “Señor,levanta a los rectos y haz caer a los malos”.Prince tiene la convicción que esa oración tuvoque ver con el caso Watergate, y con la caídadel presidente Richard Nixon.

En efecto, luego de este suceso, recibió unallamada de un amigo, que había compartidocon él las oraciones por el gobierno de los Es-tados Unidos, en que le decía: “HermanoPrince, te hago responsable por lo que estáocurriendo en Washington.”

Prince contestó lacónicamente, comobuen inglés: “Acepto encantado la responsa-bilidad.” 2

Salvación a distanciaWesley L. Duewel, quien fuera 25 años

misionero en la India cuenta que mientrasoraba el 12 de diciembre de 1939 por el des-enlace de la Segunda Guerra Mundial, sintióuna carga especial por determinada situación.El Graf Spee, un buque mercante alemán quehabía sido transformado en “acorazado enminiatura”, estaba hundiendo muchos car-gueros con considerables pérdidas de vidashumanas. Aquella noche del 12 de diciembre,el misionero Duewel sintió la autoridad espe-cial de Dios y le pidió que interviniera. Al díasiguiente, los noticieros de radio anunciabanque el Graf Spee había sido acosado hasta elpuerto de Montevideo, en Uruguay, y variosdías después era sacado de dicho puerto y ba-rrenado. Ninguna vida se perdió, salvo la delcomandante, quien eligió hundirse con sunave. Probablemente –concluye Duewel– elSeñor puso aquella misma carga de interce-sión en muchos otros corazones, pero experi-menté el gozo de saber que Dios me había lla-mado a velar y había contestado especí-ficamente esa oración.” 3

La oración de una madreHulda Andrus tenía un hijo aviador com-

batiendo en la Segunda Guerra Mundial. Unanoche se despertó con la sensación de que eralanzada al vacío. Entonces se apoderó unacarga de oración y en su congoja, clamó a Dios,hasta que la carga desapareció. Más tarde seenteró de que el avión de su hijo había sidoabatido en territorio japonés y que en el mo-mento exacto en que el avión caía envuelto enllamas, Dios la había alertado para que orasepor él.

Más tarde, supo que los japoneses iban aejecutar a los prisioneros, pero al orar en esesentido, le pareció que le decían: “Sus ánge-les lo guardan”. La carga se fue de ella. De loscuatro capturados en esa ocasión, fusilaron atres, y dejaron vivo a Jacob DeShazer, su hijo.El Señor no sólo lo salvó de la muerte, sinoque salvó su alma y lo llamó a predicar en Ja-pón después de la Guerra.

La oración de un padreCierto director de la Sociedad Misionera

Oriental tenía un hijo que se había vuelto almundo después de haber sido un misionero.El joven había abandonado su campo de mi-sión y tomado un trabajo secular, permane-ciendo lejos del Señor. Durante varios meses,el director llevó una profunda carga de ora-ción por su hijo, hasta que un día, la carga sehizo tan pesada para él, estando en una jor-nada lejos de casa, se apartó en oración y ayu-no encerrado en una habitación. Por la tarde,alguien llamó a su puerta para comunicarleque tenía una llamada de larga distancia. Elpadre acudió al aparato, y lo primero que oyófue:

—¡Papá, he vuelto al Señor! 4

Evitando una ejecuciónEn 1949, un grupo de antiguos misione-

ros se reunía en Adelaida (Australia) paraorar. Cierto día sintieron carga especial deorar por Hayden Mensalp, misionero en laChina. Intercedieron largamente, hasta quetodos ellos experimentaron una sensación depaz y de alivio.

Años, después, cuando Mensalp fue a Aus-tralia, los misioneros le preguntaron sirecodaba alguna situación extraordinaria ensu vida por aquel entonces. Hayden les contóque aquel mismo día y hora en que ellos ha-bían orado por él había estado a punto de serfusilados por los comunistas. Cuando ya ibana dar la orden de “¡Fuego!”, había irrumpidoen el lugar un oficial de mayor graduación quedetuvo la ejecución. 1

Dieciséis ángelesEn 1960, durante el levantamiento de los

Mau Mau en Kenya, una noche los misione-

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(Continúa en la página 31)

ios nos ama; nosotros somos sushijos, y Él, como Padre, es el pri-mer preocupado por el estado denuestro matrimonio. Él desea so-

corrernos. Proverbios 13:18 dice: “Pobreza yvergüenza tendrá el que menosprecia el con-sejo; mas el que guarda la corrección recibi-rá honra.” Muchos hijos de Dios pasan porpobrezas y vergüenzas tan sólo por no poneroído atento al consejo del Señor.

Cuando hablamos de matrimonio en laiglesia, estamos hablando de la unión de dospersonas que tienen a Cristo en su corazón, yque, por tanto, han pasado de muerte a vida.Estos hombres y mujeres tienen al Señor Je-sucristo como su Señor y su vida. Entonces,se puede esperar de ellos que, a medida queel tiempo transcurre, mayor habrá sido lasiembra para el espíritu que para la carne.

Si el abordar el tema matrimonial, no po-demos apelar a la fe y a la experiencia del cre-yente, entonces nos encontraríamos en el pla-no de la carne y de la sangre, y deberíamosacudir a un profesional que nos asista con losrecursos de la ciencia humana; pero los quesomos de Dios, apelamos a sus recursos, yasea al trono de la gracia (Heb.4:16) o a la vidaeterna que llevamos dentro (1ª Timoteo 6:12).

El amor de Dios vs. nuestro amor

“El amor es sufrido, es benigno; el amorno tiene envidia, el amor no es jactancioso,no se envanece; no hace nada indebido, nobusca lo suyo, no se irrita, no guarda ren-cor; no se goza de la injusticia, mas se gozade la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todolo espera, todo lo soporta. El amor nuncadejar de ser ...” (1ª Cor.13:4-8).

Aquí está descrito el amor ‘ágape’, el amorde Dios, el que nunca deja de ser. ¿Estará este

amor muy lejos de nosotros? Romanos 5:5dice: “El amor de Dios ha sido derramado ennuestros corazones por el Espíritu Santo quenos fue dado.” “Derramado” implica abun-dancia. Este es un hecho divino en el corazóndel creyente. ¿Qué se puede esperar de un es-poso y una esposa, que son hijos de Dios, re-dimidos por la sangre preciosa del Cordero,en quienes habita el Espíritu Santo, el cual losconduce y los regula? Convengamos en quenuestro Dios no nos ha dado sólo unos cuan-tos mandamientos para nuestra conducta,sino que primeramente nos ha capacitado yvivificado por medio de su Santo Espíritu(Gál.4:6; Rom.8:9-11).

Recordemos por un momento aquel amorque se encendió en nosotros cuando nos en-contramos con la persona que creímos que lle-naba todas nuestras expectativas. ¡Oh, quéprecioso es cuando llega el amor! Entoncesnada nos importaba; no tuvimos ojos paranada ni nadie más; nos llenamos de sueños¡hallamos al hombre (o la mujer) ideal! Vi-nieron cartas, citas, regalos, etc. ... ¡preciosaexperiencia!

Ahora bien, aquel amor juvenil, apasiona-do, ciego, ¿se compara (o se asemeja) con elamor de 1ª Corintios 13? ¿Era sufrido, sinenvidia, sin rencor, capaz de sufrirlo y sopor-tarlo todo? Evidentemente, no.

Muchos nos han confesado dramática-mente: “Se me acabó el amor ...” “Las cosasno se dieron como yo pensaba ...” “Ya no la(lo) quiero” ... Si somos honestos, debemosreconocer que esto le ocurre a la gran mayo-ría de los matrimonios, tanto cristianos comono cristianos. Por tanto, que los mundanosse divorcien resulta comprensible. Difícilmen-te aceptarán el sufrimiento, rápidamente pen-sarán en “rehacer sus vidas”. Ellos no tienenal Señor en sus corazones y no tienen contem-

plado obedecer a Dios en ningún punto; paraellos la ceremonia religiosa no fue más queun trámite, un evento social para el ‘glamour’... En cambio, para un esposo o esposa cre-yente, no está contemplado el abandonar ja-más a la mujer de su juventud (Prov.5:18-19).Es una ingenuidad pensar en un matrimoniosin sufrimientos y/o conflictos de distinta es-pecie. El que se casa debe estar prevenido ypreparado para soportar y ser soportado enmuchas (o muchísimas) cosas.

Un hombre en la carne (Rom.8:6-8;Gál.5:19-21) es absolutamente impotente parasoportarlo o sufrirlo todo; sólo buscará suautosatisfacción. Es hedonista en esencia.Pero hablando entre hombres y mujeres quetienen viva y presente en sus corazones la rea-lidad del “amor que nunca deja de ser”, notemeremos, pues cuando el inmaduro amorsentimental juvenil comienza a disminuir has-ta morir, se levantará poderoso y firme el “otroamor”, el de 1ª Corintios 13.

Entonces vas a valorar y amar a tu mujer,porque el Señor mismo te dirá: “Marido, amaa tu mujer: El que ama a su mujer a sí mis-mo se ama.” (Ef.5:25-28). No se puede pre-tender amar al Señor y ser despreciativo conla esposa. No puedo (o no podemos) amar alSeñor, respetarlo, honrarlo, serle fiel, y noserlo con mi esposa (o con mi esposo). ¿Po-demos ver que hay una gran solidez cuandollegamos a la persona y obra de nuestro Se-ñor Jesucristo?

Nosotros con facilidad aplicamos el eter-no amor de Dios a la salvación de los pecado-res, a nuestra afiliación eterna al ser libradosdel infierno, y al participar de su gloria en elcielo. ¿Por qué no aplicarlo al matrimonio?¿O acaso 1ª Corintios 13 no es aplicable a mimatrimonio?

AGUASVIVAS26 FFFFFAMILIAAMILIAAMILIAAMILIAAMILIA

El amornunca deja de ser

Muchos nos han confesado dramáticamente: “Se me acabó el amor ...”, “Las cosas no sedieron como yo pensaba ...”, “Ya no la (lo) quiero” ... Si somos honestos, debemos reconocerque esto le ocurre a la gran mayoría de los matrimonios, tanto cristianos como no cristianos. Sinembargo, los cristianos tenemos una ventaja: tras la muerte del amor romántico, carnal, quese mueve al vaivén de los sentimientos y emociones, emerge el amor de Dios, que ha sidoderramado en nuestros corazones, y que ‘nunca de dejar de ser’.

FFFFFAMILIAAMILIAAMILIAAMILIAAMILIAAGUASVIVAS 27

Hermanos, nosotros tenemos tal amor,como ya dijimos, derramado en nuestros co-razones. Nosotros proclamamos con gozo enmedio de la asamblea de los santos: “La rocade mi corazón y mi porción es Dios parasiempre.” (Sal.73:26). Entonces, digamostambién: “La roca de mi matrimonio es Diospara siempre” ... Esto es verdad, porque yano somos más dos. Hemos venido a ser unasola carne, y lo que es verdad para uno, tam-bién lo es para con quien soy uno. ¡Dios, elbendito Dios y Padre de nuestro Señor Jesu-cristo sostiene y sustenta nuestro matrimo-nio!

Hermanos, contrario a cuanto personajepúblico piense, nosotros concebimos el ma-trimonio para toda la vida. A medida que evo-lucione la presente sociedad donde nos hatocado vivir, creemos que el matrimonio que-dará –finalmente– circunscrito a los creyen-tes. Que el mundo haga o piense lo que quie-ra; los santos, nos santificaremos todavía(Apoc.22:11).

Una aplicación para el matrimonio(Efesios 4:17-32)

Consideremos ahora la palabra de Efesios4:17-32 aplicada a la vida matrimonial: Ya notenemos el entendimiento entenebrecido, yano se concibe la dureza en nuestro corazón.Hemos sido alumbrados por el Señor para queahora se refleje la vida de Cristo en nosotros;es tiempo que se manifieste cuanto hemosaprendido en Él y con Él.

¿En verdad le hemos oído, y hemos sidopor Él enseñados? (vers.4:21). Si no es así,entonces no nos extrañemos por tantos fra-casos. Nada podemos esperar del “viejo hom-bre” (4:22), pero todo podemos esperarlo del“nuevo hombre” (4:24), que es Cristo en no-sotros (Col.1:27). Si esta palabra es aplicablea la iglesia en general, ¿cuánto más lo será almatrimonio, donde verdaderamente somosmiembros el uno del otro? (4:25).

Hay una “ira legítima”, un enojo repenti-no, a causa de cualquier situación de la vidacotidiana, que no es pecado. El Señor nos ponelímite: “No se ponga el sol” para que estas“iras” no se acumulen hasta reventar en unconflicto mayor.

“Ni deis lugar al diablo”. Aquí se trata deabrir una puerta el enemigo de todo lo que esde Dios. El Señor nos perdone por cuantasveces hemos dado lugar al diablo. Por esto lle-gan aquellos enojos, rabias y enemistades; lasacusaciones mutuas se multiplican, se traen

a la memoria muchas cosas que la sangre delSeñor ya pagó y sepultó. Esto es absolutamen-te ilegal e ilegítimo. Satanás se siente de algu-na manera autorizado: “Ustedes desobedecie-ron, me dieron lugar”. Él no traerá ternura nicomprensión; viene a romper la paz, a turbar,a llenarnos de amargura y dolor. En la iglesiavelamos por no darle espacio al enemigo. Losque ministran o presiden luchan porque nose les ceda terreno alguno. Pero, hermanos,la vida de la iglesia no termina en la reuniónde los creyentes; no tenemos una vida matri-monial y otra eclesiástica. Llegamos al hogarcon nuestra esposa, que es también nuestrahermana en Cristo. Ya hay dos reunidos ensu Nombre: el Señor está aquí (Mateo 18:20).No demos, entonces, lugar al que viene paradestruir. Vamos a la perfección como iglesia,pero también como matrimonio (Hebreos6:1).

La voluntad del Señor es que seamossustentadores de nuestro hogar (4:28), y queno sólo se suplan nuestras necesidades, sinoque tengamos aun para bendecir a otros. Nonos conformemos hasta que esto se cumplaen nosotros, y que haya recursos para los másnecesitados y para apoyar la obra de Dios.

Nuestras palabras pueden edificar o con-taminar a quienes nos escuchan. No osaría-mos hablar palabras corrompidas en la igle-sia. Tampoco tengo licencia para ser descui-dado en el hablar cuando llego a mi casa. Eneste sentido, no somos libres; somos esclavosde Jesucristo para vivir siempre en Él y paraÉl. (Col.3:17).

No contristéis al Espíritu Santo

Otra palabra para meditar: “Y no con-tristéis al Espíritu Santo de Dios ...” (4:30).¿Cómo está, cómo se siente esta bendita Per-sona entre nosotros, en mi vida matrimonial?Se trata del Espíritu del Dios vivo, el que ledio vida a la iglesia el día de Pentecostés, elque hizo maravillas con los primeros apósto-les, el que fortalece con poder en el hombreinterior, nuestro Consolador, quien nos con-duce a todas las riquezas de Cristo, para po-seerlas y disfrutarlas.

¡Qué tremendo es esto, hermanos! Quesiendo tan poderoso el Consolador nosotrosle contristemos y aun lo apaguemos con nues-tras carnalidades! Dios no nos hizo autóma-tas, Él espera que nos rindamos, que demosnuestra anuencia a su gobierno y autoridad,y que, al mismo tiempo, juzguemos la bajeza,la vileza de nuestro corazón (“Miserable de

mí”, Rom.7:24). Dios nos dio su Espíritu parahonra, gloria, hermosura, poder y victoria,pero nuestra vanidad y soberbia natural locontrista. “Perdónanos, Señor, por habertecontristado; por toda ofensa y desobedienciacontra el consejo de tu Santo Espíritu dentrode nosotros.”

¿Conoce usted, hermano, la libertad delEspíritu dentro de Ud.? ¡Cómo nos inspira yfortalece! ¿Conoce usted una reunión de igle-sia llena de gloria, esas que deseamos que noterminen. El Espíritu Santo gobierna todo¡Qué glorioso! Entonces, no lo contristemosmás. Que pueda desplegar toda su gracia parahacernos crecer y avanzar, así en el matrimo-nio habrá cada vez menos amarguras, enojos,griterías, etc. Todos estos estorbos habránsido violentamente quitados (4:31) de los co-razones que ahora están aprendiendo a vivirllenos del Espíritu Santo.

Esta sección de Efesios termina con unaexhortación a la benignidad, a la misericor-dia y al perdón (4:32). Aplicado al matrimo-nio, esto es un fuerte golpe al ‘machismo’ y ala prepotencia de muchos maridos. Estas co-sas le parecerán a muchos cosa de‘debiluchos’. Pero los creyentes, los que sonde Cristo, los que viven en el Señor, son capa-ces de humillarse y pedir perdón cuantas ve-ces sea necesario, cada vez que tengamos tes-timonio de haber herido o defraudado a nues-tra esposa o familia. Esta actitud les dará con-fianza, y serán así testigos del trabajo del Se-ñor en el corazón del que se humilla. Sólo elcarnal, el soberbio, no se humillará nunca ...

¡Amados, que nuestro matrimonio seacomo una ofrenda de olor fragante! (Ef.5:1-2).

AGUASVIVAS28 JÓVENESJÓVENESJÓVENESJÓVENESJÓVENES

sta carta la recibimos el 10 de di-ciembre pasado. Por esos mismosdías recibimos otro e-mail de unjoven que nos decía: “He dejado

de asistir a mi congregación; quiero pedir queme lleven en sus oraciones.” ¿Qué está pasan-do con los jóvenes creyentes?

Si pudiéramos hacernos oír por ti, que nosescribiste, o por ti, que estás en una situaciónsimilar, te diríamos con todas nuestras fuer-zas: “¡Estás en un grave peligro! ¡Vuélvete alSeñor, inmediatamente!”. Sin embargo, nues-tro grito, por desesperado que fuese, no lo-graría infundir el temor que se debe tener anteun peligro así; a lo más haría que nos creye-ses locos.

Pero, ¿qué harías tú frente a un hombreciego que camina derecho hacia un precipi-cio? ¿qué harías tú ante un automovilista quecorre, en una noche oscura de temporal, endirección a un puente cortado? El peligro queenfrenta un joven creyente que se ha alejadode Dios no es menor; al contrario.

No se trata simplemente de que alejándo-te de Dios pierdes el gozo y la paz, sino se tra-ta de que estás en peligro de perder tu vida.

Cuidado con los ‘rápidos’¿Conoces los rápidos? Hay en Chile, a

unos cien kilómetros de Temuco, unos famo-sos rápidos, los rápidos del río Trancura.Muchos turistas vienen de todo el mundo adisfrutar la emoción de lanzarse en unas pe-queñas embarcaciones por una corrienteavasalladora, evadiendo a duras penas las ro-cas y el peligro de volcamiento. La emoción

es fuerte, y quienes las buscan, sin duda quelas encuentran allí. Sin embargo, estos rápi-dos no revisten mayor peligro, porque losparticipantes llevan puestos los equipos deemergencia, y porque al final de la ruta estánlas aguas del lago Villarrica, mansas y tibias,que reciben a los excitados aventureros.

La corriente del mundo es –especialmen-te para ti que eres joven– como un rápido. Teofrece fuertes emociones y está muy ‘en laonda’. Sin embargo, a diferencia de los rápi-dos del Trancura, la corriente del mundo notiene resguardos para un cristiano, no hay allíchalecos salvavidas, ni hay un remanso al fi-nal del camino. Los ‘rápidos’ de la corrientedel mundo tienen un final abrupto y violento,más parecido al de las cataratas del Niágaraque a las del río Trancura.

Tú no caes como sobre una alfombra, sino¡ay! te estrellas violentamente sobre las rocas,en las puertas mismas del infierno.

El peligro de perder la vida¿Por qué hemos dicho que si te apartas de

Dios estás en peligro de perder tu vida? Lajuventud es, amado joven creyente, la edadde las grandes decisiones. Lo que tú elijas aho-ra te seguirá para toda tu vida. Sea en el pla-no sentimental, sea en el plano laboral. En casitodo lo que hagas cuando seas adulto, estarásdeterminado por lo que hiciste (o no hiciste)cuando eras joven.

He aquí una cosa asombrosa: a la inexpe-riencia de la juventud, la vida le exige la sabi-duría de la vejez para la toma de decisionesatinadas. ¿Quién aconsejará en ese momen-to? ¿Los padres? No, y aunque lo hicieran, sila sabiduría no está en el corazón del joven,los padres poco podrán hacer para suplirla.Los consejos de los padres, por sabios quesean, no hallarán eco en el joven a menos quedentro de él esté la Sabiduría. ¿Aconsejaránlos pastores? Si el joven está lejos de Dios nobuscará el consejo de un pastor. Su círculo deamigos le parecerá mejor que el más sabioconsejero, aunque su fin sea la muerte mis-ma.

Si eliges mal la esposa (o el esposo); si eli-

ges mal tu profesión, y después quisieras ser-vir al Señor, encontrarías un estorbo difícil desuperar. La única posibilidad de no equivo-carte en estos importantes asuntos es volvién-dote al Señor (antes de que sea tarde) paraque Él sea tu sabiduría. Hemos conocido jó-venes que amaban al Señor y tempranamen-te quisieron servirle; sin embargo, fueron es-torbados más tarde, en forma permanente,por una esposa incrédula o por un trabajo as-fixiante.

La oveja y el cerdoPero hay otro peligro, no menos grave que

el anterior: Es la vuelta al pecado y a la in-mundicia.

Cuando un hombre se acerca a Dios se ale-ja del pecado, pero cuando se aleja de Dios seacerca peligrosamente al pecado. Siendo unhijo de Dios, y habiendo conocido la santidad,se ve envuelto en las costumbres de los queno conocen a Dios. ¿Cuál será allí su satisfac-ción? Allí se sentirá muy desdichado. Unaoveja y un cerdo reaccionan de manera dife-rente en el fango. Un cerdo que se mete en élgruñe de satisfacción y se enoja si intentansacarlo. Una oveja, en cambio, no va a estarfeliz allí, porque no está en su elemento. Va aluchar hasta que logre salir de él.

Un joven lejos de Dios está muy próximoa caer en el barro, a ensuciar sus ropas. Allíno va a disfrutar del sucio placer mundano,porque el Espíritu Santo le redargüirá. No estábien con Dios, pero tampoco estará bien en elmundo.

Su suerte será muy desdichada mientrasno vuelva a Dios.

Lo que se siembra, se siegaLas Escrituras afirman: “No os engañéis;

Dios no puede ser burlado: pues todo lo queel hombre sembrare, eso también segará.”(Gál.6:7). La juventud es una época de siem-bra. Muchos pecados cometidos en la juven-tud tienen su cosecha de muerte el resto de lavida. Un hijo concebido en la soltería, un ac-cidente físico, un exceso moral, etc, todo elloes una siembra que traerá inevitablemente

“Me alejé de Dios”“Somos hermanos de Temuco (Chile), y hemos leído todas vuestras

revistas. Queríamos hacerles una sugerencia: ¿Podrían poner una pa-labra para los jóvenes que creen en Dios, pero se han alejado de suscaminos?”.

JÓVENESJÓVENESJÓVENESJÓVENESJÓVENESAGUASVIVAS 29

una cosecha.Muchos traumas sicológicos que llevan los

adultos son el efecto de una dura experienciajuvenil, de un pecado largamente acariciado.Sin embargo, tú puedes sembrar también unabuena semilla. La sensatez, la cordura y la sa-biduría de Dios pueden guiarte eficazmentepara no errar el camino. Tu vida adulta pue-de tener la paz y el reposo que dan las deci-siones sabiamente tomadas cuando tú estásen paz con Dios.

Advertencia e invitación¿Cuál es, entonces, la palabra para los jó-

venes que creen en Dios, pero se han alejadode sus caminos? Es, fundamentalmente, unapalabra de advertencia.

Pero no es sólo eso. Es también una pala-bra de invitación.

La Palabra de Dios dice: “Buscad a Diosmientras puede ser hallado, llamadle en tan-to que está cercano” (Is. 55:6). Y también dice:“Acerquémonos confiadamente al trono de lagracia, para alcanzar misericordia y hallargracia para el oportuno socorro” (Heb.4:16).En otro lugar dice: “Acerquémonos con cora-

zón sincero ...” (Heb.10:22).Tú no necesitas hacer méritos antes de

acercarte a Dios. Dios sabe que tú no puedesmejorarte a ti mismo, ni tampoco acercarte aél cuando tu corazón está frío y duro.

Pero le puedes hablar sinceramente y de-cir lo que realmente sientes. Dile que has pe-cado, que no puedes contigo mismo, que si Élno te ayuda, estarás perdido. Dile sin rodeostodo lo que pasa en tu vida y pídele ayuda. Lasangre de Jesucristo está a tu favor, y el Abo-gado que tienes en los cielos defenderá tu cau-sa. (1ª Juan 2:1).

Si lo haces con sinceridad, recibirás soco-rro. Dios es tan misericordioso y fiel a su Pa-labra, que la única manera de no ser ayudadoes no pidiendo ayuda.

Con todo, recuerda: Si dejas fuera de tuvida a Dios, entonces las consecuencias pue-den ser muy trágicas, y sobre todo, perderásla seguridad, el gozo y la paz que sólo Diospuede dar.

Un siervo de Dios, C.H. Spurgeon dijo: “Sino estás buscando al Señor, el diablo te estábuscando a ti.” Y el diablo, que vino para hur-tar, matar y destruir, no te busca para hacer-

te bien. El Señor Jesús, sin embargo, vino paradarte vida, y vida en abundancia. (Juan10:10).

El Salmo 91:1: dice: “El que habita al abri-go del Altísimo morará bajo la sombra delOmnipotente”. ¿Estás tú bajo el alero de Dioso estás a la intemperie, expuesto a todos lospeligros?

Tú sabes que Dios te ama. Esto es una ver-dad preciosa para ti, ¿verdad? Sin embargo,si tú le has vuelto la espalda, ¿cómo podrá Éldefenderte? Si no te quieres poner bajo el abri-go del Altísimo, ¿cómo morarás bajo su som-bra?

De ti depende el lugar donde estar. Que elSeñor te conceda la gracia para buscar refu-gio en el Señor Jesucristo.

Deseamos que tú, cuando seas adulto,puedas decir con el rey David:

“Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi es-peranza, seguridad mía desde mi juventud.En ti he sido sustentado desde el vientre; delas entrañas de mi madre tú fuiste el que mesacó; de ti será siempre mi alabanza.” (Sal-mo 71:5-6).

Amén.

Un burlador burladoMientras atravesaba el Atlántico en un barco hace muchos años,

a F.B. Meyer, maestro de la Biblia y escritor, le pidieron que sedirigiera a los pasajeros. Un agnóstico escuchó el mensaje de Meyersobre la respuesta a la oración, y le dijo a un amigo “No creo ni unapalabra de eso.”

Más tarde, ese mismo día, el agnóstico fue a escuchar a Meyerhablar a otro grupo de pasajeros. Pero antes de ir a la reunión sepuso dos naranjas en los bolsillos. De camino a la reunión, pasópor el lado de una ancianita que se había dormido en una silla de lacubierta. Tenía los brazos extendidos y las manos bien abiertas, asíque de chiste, el hombre decidió ponerle las naranjas en las pal-mas de las manos. Después de la reunión, vio a la mujer comién-dose alegremente una de las frutas.

—Parece que disfruta mucha esa naranja – le dijo con una son-risa.

—Sí, señor – contestó ella –. Mi Padre es muy bueno conmigo.—¿Qué quiere decir? – insistió el agnóstico.Ella le explicó:—Hace varios días que tengo mareos. Le estaba pidiendo a

Dios que de alguna manera me mandara una naranja. Me quedédormida mientras oraba. Cuando desperté, me di cuenta que mehabía mandado, no una, sino dos naranjas.

El agnóstico se quedó sorprendido de la inesperada confirma-ción de la charla de Meyer sobre la respuesta a la oración. Poste-riormente, él también creó en Cristo.

Henry G. Bosch, en Nuestro Pan Diario, Vol. V.

Un capitán asombrado—Capitán – dijo Jorge Müller, tocándole el hombro –, vine a

decirle que yo tengo que estar en Quebec el sábado por la tarde —.

—Hoy es miércoles ... ¡Imposible! – dijo el Capitán. Su miradasiguió, cansada, pero atenta, tratando de penetrar el espeso cercode la neblina. Hacía 22 horas que permanecía atento al curso de lanavegación sin alejarse del puente de mando.

—Pues bien — le dijo Müller —, si su navío no puede llevarme,Dios encontrará otro medio de transporte. Durante cincuenta y

siete años, nunca dejé de estar en el lugar y a la hora que mehabía comprometido.

—Tendría muchísimo placer en ayudarlo, pero ¿qué puedo ha-cer? No hay medios – dijo el Capitán.

Entonces Müller hizo algo insólito. Le dijo al Capitán, a boca dejarro:

—Entremos aquí para orar.El Capitán miró a aquel hombre y se dijo para sí: “¡¿De qué

casa de locos se habrá escapado éste?!” Nunca había oído hablarde una cosa semejante. Para disimular el desconcierto, el Capitándijo:

—Señor Müller, ¿ve usted cómo está de espesa esta neblina?—No; mis ojos no están viendo la neblina, sino que están vien-

do al Dios vivo – le contestó Müller —, el cual gobierna todas lascircunstancias de mi vida.

Entonces, cayó de rodillas y oró en la forma más simple. ElCapitán pensó: “Esa es una oración como la de un niño que notiene más de ocho o nueve años.”

—Oh, Señor – dijo Müller —, si es tu voluntad, retira esa nebli-na en cinco minutos. Tú sabes que me he comprometido a estar enQuebec el sábado. Creo que esa es tu voluntad.

Cuando acabó, el Capitán también hizo ademán de orar, peroMüller le puso la mano encima y le dijo:

—No; no lo haga. Primero, usted no cree que Dios lo haría, y,segundo, yo creo que Él ya lo hizo. No hay ninguna necesidad deque usted ore con el mismo fin.

El Capitán lo miró extrañado.—Capitán –prosiguió Müller— conozco a mi Señor desde hace

57 años, y no ha habido un solo día en que yo no haya tenidoaudiencia con el Rey. Levántese, Capitán, abra la puerta y veráque la neblina ya desapareció.

El Capitán se levantó, y, al mirar vio, en efecto, que la neblinahabía desaparecido.

El sábado por la tarde, Jorge Müller estaba en Quebec, como éllo deseaba.

Adaptado de: Orlando Boyer: Biografías de grandes cristianos

Maravillas de la oración contestada

AGUASVIVAS30 BIBLIABIBLIABIBLIABIBLIABIBLIA

“La Biblia no podrá nunca ser un libro vivo hasta que no reconozcamos que Dios hablaen el universo. La Biblia es el resultado del continuo hablar de Dios. Creo que un nuevomundo surgirá de la actual tiniebla religiosa cuando nos acerquemos a la Biblia con la ideade que no es sólo un libro que una vez ha hablado, sino uno que habla todavía.”

A.W. Tozer, en La búsqueda de Dios

“Si el lector entiende muy poco de la Palabra de Dios, debería leerla mucho; pues elEspíritu explica la Palabra por la Palabra. Y si goza poco en la lectura de la Palabra, esa esjustamente la razón por qué la debe leer mucho; pues la frecuente lectura de las Escriturasdesarrolla un deleite en ellos, de manera que, mientras las leemos, más deseamos leerlas.”

George Müller, citado en Con Cristo en la escuela de la oración, por A. Murray

Apuntes a la lectura del Nuevo TestamentoAcusacionesEn Lucas 23:2,5 y 14 aparecen varias acusaciones que se le hicieron al Señor Jesús: Pervier-te a la nación, prohíbe dar tributo a César, se atribuye la condición de rey, alborota al puebloy lo perturba. De Pablo, el orador Tértulo dijo que era “una plaga, y promotor de sediciones”(Hechos 24:5). ¿Qué se dice de nosotros? Tal vez tengan buena opinión. Tal vez delante denuestro nombre, pongan un título honroso, y tal vez nos guste lucirlo. Sin embargo, el Señordijo que: “Porque no sois del mundo, por eso el mundo os aborrece.” (Jn.15:19). Tal vez debaser ésta una gran causa de preocupación para nosotros: por qué no se cumple en muchos denosotros esta palabra.

¿Jesús nazareno o Hijo de David? (Lucas 18:35-43)Cuando el ciego de Jericó preguntó cuál era la causa de tanta agitación en la ciudad, ledijeron que pasaba Jesús nazareno. Ésta era una respuesta sencilla y correcta. Sin embargo,cuando el ciego alza la voz para llamar la atención de Jesús, dice: “¡Jesús, Hijo de David ...!”¿Tiene esto algún significado? Sí lo tiene. Al decir “Hijo de David” está haciendo referencia aun hecho singularmente: está reconociendo que Jesús es el Cristo, el Ungido, el Rey prome-tido. ¿Quién podría llevar ese título de nobleza, que unía a Jesús con el mayor rey de Israel?Sólo el Cristo. Así que, en esa sola expresión hay una diferencia notable. Decir que Jesús esel nazareno es una cosa, pero decir que es el Hijo de David es otra muy distinta

A otros, pero no a sí mismo (Lucas 23:35)En la cruz, los gobernantes decían de Jesús, en tono de mofa: “A otros salvó; sálvese a símismo.” Efectivamente, él salvó a otros, pero no se salvó a sí mismo. Y ese es el secreto dela victoria de Cristo, y es también el secreto de la victoria cristiana. Los que siguen a Cristoaceptan la muerte para que otros vivan.

En manos de pecadores (Lucas 24:7)Jesús dijo de sí mismo que era necesario que fuera entregado en manos de hombres pecado-res y morir. ¡Terrible cosa es caer en manos de pecadores! David, luego de su pecado en lodel censo, recibió de Dios la opción de elegir entre tres castigos, uno de los cuales era “caeren manos de hombres”. Por supuesto, David, que conocía al hombre, eligió otro castigo, noéste. ¡Sin embargo, el Hijo de Dios no tuvo esa opción!

¿Un profeta o el Cristo? (Lucas 24:19, 26-27)Los discípulos que iban a Emaús esa tarde, recordaron con elogios a Jesús, dijeron que “fuevarón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo”. Sinembargo, ¿es eso todo lo habían aprendido en sus tres años y medio de andar con Él? Decirque era un profeta, por muchos epítetos favorables que agregaran, no llenaba la medida.Cuando Jesús les habla, les demuestra, en cambio, que Él es el Cristo anunciado en Moisés,los profetas y todas las Escrituras. ¡Sin duda, una gran diferencia!

VEINTIUNA PREGUNTAS SOBRE LA

VIDA DE

MOISÉS

1. ¿Quiénes fueron sus padres?2. ¿Qué rasgo destaca la Escritura deellos? (Heb.11:23)3. ¿Por qué le llamaron Moisés? ¿Quésignifica la palabra “Moisés”?4. En el discurso de Esteban (Hechos 7)se resume la vida de Moisés en grandesperíodos de cuarenta años. Señálelos.5. Cuando Moisés creció rehusó llamar-se hijo de la hija de Faraón. ¿Qué otrotítulo prefirió? (Hech. 7:23)6. ¿Por qué despreció Moisés los hono-res y la riqueza de Egipto?7. ¿Qué antecedentes de Moisés en lacorte de Faraón se entregan enHech.7:22?8. Antes de su estada en el desierto deMadián, Moisés tenía buena opinión desí mismo. ¿Cuál era? (Hech.7:25)9. Antes y después de Madián, Moiséspresenta varios rasgos contradictorios.¿Podría mencionar tres?10. ¿Quién fue la esposa y quiénes loshijos de Moisés?11. ¿Qué gran enseñanza recibió Moisésde su suegro?12. ¿En qué episodio de su vida quedademostrada su gran mansedumbre?13. Mencione un hecho que coloca aMoisés por encima de otros profetas encuanto a su intimidad con Dios.14. ¿Cuál fue su conducta frente a losrebeldes en el desierto?15. ¿Cuál fue la causa de que Moisés nopudiera entrar en Canaán?16. Mencione dos episodios en que Moi-sés haya ejercido una ejemplar interce-sión a favor de Israel.17. ¿A qué dos grandes reyes vencióIsrael bajo la dirección de Moisés?18. ¿En qué libro de la Biblia está conte-nido el último gran discurso de Moisés?19. ¿Qué hermosa experiencia tuvo Moi-sés en la cumbre del Pisga?20. ¿En qué circunstancias murió Moi-sés? ¿A qué edad?21. ¿Qué elogio contiene la Escrituradespués de su muerte? (Deut.34:10-12)

“Escudriñad las Escrituras,porque ellas dan testimonio de mí”

BIBLIABIBLIABIBLIABIBLIABIBLIAAGUASVIVAS 31

Cosas Viejas Cosas Nuevas

IGUALES PERO DISTINTOS

En la Biblia encontramos dos hombres del mismo linaje, pero demuy diversa condición. Ellos son Caleb y Nabal.

En 1 Samuel 25:3 se nos dice que Nabal “era hombre duro y demalas obras; y era del linaje de Caleb.” Nabal significa “insensato”, y suesposa, en cierta ocasión, dijo de él: “Él se llama Nabal , y la insensatezestá con él”. Tal insensatez la usó contra David, por lo cual, “diez díasdespués, Jehová hirió a Nabal, y murió.” (25:38). Pero, curiosamente,la Biblia nos declara que “era del linaje de Caleb”. ¿Quién fue Caleb?

Caleb fue uno de los hombres más prominentes de Israel. Su nom-bre se asocia con la fe, con la valentía y la longevidad. Fue uno de losdoce espías enviados por Moisés a la Tierra Prometida, pero fue uno delos dos (el otro fue Josué), que dio un informe positivo. Fue quien dijo,de los enemigos de Dios “porque más podremos nosotros que ellos”, y“nosotros los comeremos como a pan”. Fue él quien recibió la promesade Dios de introducirlo en la Tierra, y de que su descendencia la tendríapor posesión. Fue Caleb, quien, una vez en Canaán, siendo de edad deochenta y cinco años, se presentó ante Josué para reclamar la promesade Dios. Entonces, una vez autorizado por Josué, subió a Hebrón y“echó de allí a los tres hijos de Anac, a Sesai, Ahimán y Talmai, hijos deAnac”. Y conste que éstos varones no eran unos cananeos cualesquiera.Eran gigantes. Pero Caleb había dicho a Josué. “Quizá Jehová estaráconmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho”. Y lo hizo, porque Jehoválo había dicho.

¿De este hombre era descendiente Nabal? Pues, lo era.

Ambos eran de un solo carácter, de una línea. Eran hombres fieros,dispuestos a todo. Caleb, en su lucha contra los anaceos, y Nadal, en suoposición a David. Uno fue un hombre de fe, ejemplo de los creyentesde hoy, conquistador y vencedor. El otro, un hombre insensato, de malproceder, cuyo camino fue la muerte.

Humanamente, ambos tenían el mismo origen, similares caracte-res, pero uno fue tocado por la gracia y el otro no. ¡Qué misterio másgrande el alma humana, y la elección de Dios!

DADLES VOSOTROS DE COMER

La gente ha seguido al Señor desde las ciudades hasta eldesierto. El Señor ha cautivado su corazón con sus palabras degracia. Ellos están felices. Se han olvidado hasta de comer.

Entonces, los discípulos se acercan al Señor y le sugierenque despida a la multitud, para que vayan a comprar de comer.Pero el Señor les dice: “Dadles vosotros de comer.” (Mateo 14:16).

Por supuesto, ellos no saben cómo hacerlo. Ellos sólo teníancinco panes y dos peces, pero el Señor no quería que la gentefuera a buscar de comer en otro lado. Ellos debían alimentarles.

Sabemos cómo termina la escena en aquel desierto. La mul-titud fue saciada, y con lo que sobró llenaron doce cestas llenas.El pan fue repartido por las manos del Maestro, pero pasó por lasde los discípulos hasta llegar a la multitud.

Allí estaba el hambre del cuerpo agotado por las caminatas yla espera silenciosa en torno del Maestro. Hoy está el hambre delalma insatisfecha, de la angustia que ha cavado un hoyo profun-do en el corazón. Está la desesperanza que invita al suicidio; lasequedad del alma atormentada por el peso de la culpa; atemo-rizada por el mañana incierto, o por la inclemencia de un mundohostil. Está el desconcierto del que ha sido defraudado, o aban-donado por sus seres más queridos; está el fracasado, el endeu-dado con la sociedad. Ellos no han tenido un solo día de verdade-ro solaz, no conocen la paz de espíritu; ellos no saben de los ríosde gozo, de la dicha del perdón, del sabor de la gracia, ellos nohan comido nunca del fruto apacible de justicia. ¡Ellos tienenhambre!

“Dadles vosotros de comer” dice aún el Maestro. ¿Dónde es-táis, profetas del Dios altísimo? ¿Evangelistas, maestros, ungi-dos por el Espíritu Santo? Habéis sido saciados ya, favorecidoscon los dones del Cielo y con los poderes del siglo venidero. ¿Quéesperáis para abrir vuestra boca en fe? Vuestra mesa está abas-tecida, ricos manjares hay en ella. ¿No daréis un mendrugo alpordiosero que toca vuestra puerta?

Todo escriba docto en el reino de los cielos saca de su tesoro ...

y...

ros Matt y Lora Higgens volvían a Nairobiatravesando el corazón del territorio de aque-lla sangrienta tribu, cuando el vehículo en queviajaban se averió. Trataron de reparar el au-tomóvil en la oscuridad, pero no pudieronhacerlo andar. Decidieron descansar, inspi-rados en el Salmo 4:8: “En paz me acostaré,y asimismo dormiré; porque sólo Tú, Jehová,me haces vivir confiado.” Por la mañana lo-graron arreglar el automóvil y seguir su viajesin inconvenientes.

Pocas semanas después, de vuelta en Es-

tados Unidos, supieron que un miembro delos Mau Mau había confesado que aquellanoche tres hombres rodearon el coche de losmisioneros para matarlos, pero al ver a dieci-séis hombres que rodeaban al coche, huyerondespavoridos. ¿Dieciséis hombres? Un ami-go de los Higgens, Clay Brent, les preguntódías después si se habían encontrado en peli-gro recientemente, y les contó que el 23 demarzo Dios le había dado una pesada cargade intercesión por ellos, por lo cual llamó alos hombres de la iglesia, y dieciséis de ellosse reunieron y oraron hasta que dicha cargadesapareció. 2

¡Sea bendito el Señor nuestro Dios, que oyey responde! ¡Permita el Señor que se encien-da el corazón, que se doblen las rodillas desu pueblo para que su gloria se siga viendotambién en esta generación!

1 Id.. p. 70-71.2 Íd., p. 71-721 Wesley L. Duewel: Cambie el mundo a través dela oración, Betania, p. 124.2 En Entre dos fuegos, de Ole Anthony, p.108 yss.3 Citado en Wesley L. Duewel, op. cit., p.67.4 Id., p. 68.

(Viene de la página 25)

esde hace mucho los esperába-mos para que nos hablen de eseDios que ama – dijo con un ex-traño acento el lama tibetano,

mientras hacía ademanes corteses a los mi-sioneros para que le siguieran.

El corazón de la misionera Gladys Aylwardcomenzó a palpitar aceleradamente. Habíaestado por más de una década en la China, yestaba habituada a que Dios le deparara sor-presas, pero pocas veces había tenido un en-cuentro más extraño. Miró con estupor al an-ciano doctor Huang, que le acompañaba, peroél estaba tan sorprendido como ella.

Por ahora no había mucho que hacer nien qué pensar, excepto seguir al monje por elsendero que les señalaba. Al llegar a la cúspi-de de la colina vieron una escena que les qui-tó el aliento. En un entorno de una exuberan-te vegetación se levantaba un edificio impo-nente y majestuoso: Era un lamasario.

Al franquear la enorme puerta, la peque-ña misionera no pudo dejar de pensar: Ya es-tamos adentro, pero ¿volveremos a salir al-guna vez?. Un grupo de lamas les saludó consuma cortesía y les condujo a una habitación,mientras otros llegaban con agua, almohadasy platillos con exquisitos manjares.

“Esto parece un sueño” – pensó GladysAylward.

Una pequeña camarera inglesaGladys Aylward había sentido temprana-

mente el deseo de viajar a China para ayudara la evangelización de ese gran país. A pocode convertirse a Cristo había solicitado el in-greso en una sociedad misionera, pero fue re-chazada por sus bajas calificaciones. Sin em-bargo, su deseo fue tan fuerte que decidió via-jar sola, después de orar intensamente y dehallar en las Escrituras suficientes señales quele guiaban en tal sentido.

Su anhelo se vio confirmado cuando supoque una anciana misionera en China –JeannieLawson, de 73 años– estaba orando para que

Dios le enviase una persona joven que pudie-ra continuar la obra que ella realizaba, puespresentía que su partida estaba cercana.Cuando Gladys lo supo, dijo simplemente:

—Muy bien, esa persona soy yo.Después de muchas peripecias en un lar-

go viaje en tren y luego a lomo de mula, llegóa Yang-Cheng sana y salva.

Allí colaboró primero con JeannieLawson, y la sucedió en su obra, después dela muerte de ella. Cuando ya su situación setornaba insostenible en ese lugar, el Señor leproveyó un empleo en el gobierno regional,que le permitió recorrer toda esa vasta región¡predicando el evangelio con toda libertad!

En años posteriores había sentido la di-rección de Dios para formar un rústicoorfanatorio, en el cual había sustentado a másde cien niños abandonados, además de mu-chos heridos que la guerra iba dejando, no sóloentre los chinos sino también entre sus ene-migos.

Pero ahora, ¿cómo había llegado ella has-ta aquí?

El poder de la oraciónHacía no muchos días atrás, mientras ser-

vía con unos misioneros ingleses enFenghsien, fue invitada a hablar sobre la obramisionera en una conferencia de jóvenes. Setrataba de un grupo de entusiastas cristianosque habían tenido que huir por la guerra, yque ahora la buscaban oportunidad de ins-truirse para servir al Señor.

Sin embargo, cuando las conferencias yacomenzaban, Gladys enfermó otra vez, y nopudo participar en ellas. Debió guardar camapor tres semanas. Un día, mientras estaba allítendida, escuchó murmullos en el cuarto con-tiguo. Se levantó silenciosamente, y vio quehabía un grupo de estudiantes que oraban entorno a un mapa por los lugares que al azariban apuntando con el dedo. Esto lo hicieronpor varios días.

Ellos no podían ir a esos lugares, ¡pero sí

AGUASVIVAS32 TESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIO

podían orar para que Dios enviara a quienestuviera en condiciones de hacerlo!

Gladys sintió que ella debía ir.Y, en efecto, lo hizo. Durante varios días

recorrió aldeas, predicando. Los cristianosque allí había la recibían alborozados. Sin em-bargo, cuando llegó a la última aldea del dis-trito y manifestó su deseo de ir más allá, to-dos le aconsejaron que no siguiera.

—Este es el final. Más adelante no haynada – le dijeron.

—Pero el mundo no termina ahí como loafirman ustedes –respondió la intrépida mi-sionera–. Debo seguir más adelante. Para esohe venido.

Después de mucho porfiar logró que unhermano, el doctor Huang, la acompañara porcinco días. Así que emprendieron la marcha.Los cinco días se prolongaron a nueve, en loscuales compartían con todos los que encon-traban a su paso. En esos lugares nunca sehabía predicado a Jesucristo.

Al décimo día llegaron al pie de una mon-taña y no vieron en todo el día una sola alma.¿Dónde pernoctarían? Gladys se sintió turba-da. Entonces, oraron. Ella, por su necesidad,y él porque el Señor les pusiera alguien pordelante a quien compartirle de Jesús.

Luego, ya más confiados, comenzaron acantar. Su voz retumbaba en las paredes de lamontaña. De pronto, el doctor Huang dio unsalto: había visto un hombre. Se acercó a élpresuroso, y vio que era nada menos que ¡unsacerdote lama tibetano!

Una extraña reunión de evangelizaciónAhora ellos se encontraban disfrutando la

hospitalidad del lamasario.Luego del afectuoso recibimiento, y cuan-

do ya se aprestaban a descansar, dos hombresllamaron a la puerta y les invitaron a que lessiguieran. Fueron conducidos a través demuchos patios hasta que por fin llegaron a unomuy grande, en el cual habían 500 cojines he-chos de hojas de cocotero alineados en un có-

PROEZAS DE LA FE

Una semana entre los lamasUna extraña semana, la más extraña en la vida de la misionera

Gladys Aylward, la pasó en las montañas de China, en un templotibetano ... Una aventura de fe propiciada por la oración de un grupode jóvenes creyentes ... Una maravillosa obra de Dios más allá de lasfronteras de lo conocido, donde el amor de Dios llegó a conmover loscimientos de una religión milenaria.

TESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOAGUASVIVAS 33

modo semicírculo. Sobre cada uno de ellos seencontraba sentado un lama con sus manospiadosamente cruzadas y su cabeza inclina-da.

En el centro había dos cojines vacíos, yhasta allí fueron conducidos. Gladys estabadesconcertada. ¿Qué esperan que hagamos?,pensó con cierto nerviosismo.

El doctor Huang le dijo, entonces, al oído:—Nosotros tomaremos la iniciativa. Pón-

gase a cantar.—Pero, ¿qué canto?—Lo que usted quiera – le dijo el doctor

Huang.Con voz muy temblorosa, Gladys comen-

zó a cantar un himno en chino.Un silencio sepulcral siguió al canto. En-

tonces, el doctor Huang comenzó a hablar.Les contó acerca del Niño que nació en unpesebre en Belén; luego les habló del Salva-dor que murió en la cruz.

—Ahora cante usted otra vez – dijo. Demodo que Gladys cantó. Luego habló y volvióa cantar. Habló en seguida el doctor Huang.Y luego, ella cantó y habló de nuevo.

Los quinientos lamas permanecían impa-sibles sentados sobre sus cojines. Los misio-neros no podían ver sus rostros, pero ¿por quéno decían algo para dar por terminada la re-unión?

Gladys estaba agotadísima.—Dentro de un instante me voy a caer de

este cojín – le susurró al doctor Huang.—Entonces ya podemos terminar – dijo

éste. Y salieron. Más tarde supieron que comovisitantes ellos tenían la iniciativa para mo-verse. Las reglas de cortesía exigían que elauditorio permaneciera quieto mientras ellosestuviesen sentados.

Al poco rato, cuando Gladys se aprestabaa acostarse, llamaron a su puerta. Era dossacerdotes que esperaban cortésmente.

—Señora, ¿está usted demasiado cansadapara hablarnos más? – preguntaron humil-demente.

Entraron, escucharon con mucha aten-ción, y luego se marcharon. Minutos despuésllegaron otros dos, y así sucesivamente todala noche. Siempre hacían la misma pregunta:

—¿Quiere explicarnos cómo y por quémurió? ¿Podría decirme por qué me pudoamar?

Estos hombres jamás dudaron de que Diosfuese el creador del mundo; jamás dudarondel hecho del nacimiento virginal; jamás ob-jetaron los milagros. Para ellos fue la maravi-lla del amor de Dios lo que les obsesionaba.La historia de la muerte de Cristo en el Calva-rio llenaba sus mentes de temor y reverencia.

A la mañana siguiente, Gladys supo quetambién el doctor Huang había sido visitadolo mismo que ella.

Durante una semana, los monjes, apenas

estaban libres de sus obligaciones, acudían ahacer preguntas. La noche previa a su parti-da del lamasario, Gladys fue invitada parapresentarse ante el gran lama, a quien hastaentonces no había visto.

Éste era un hombre bien parecido, queestaba sentado en un hermoso cojín, y rodea-do de un séquito de servidores.

Después de tocar varios temas, la misio-nera se atrevió a hacerle la pregunta que lecomía la lengua:

—¿Por qué me dejó entrar a su lamasario,siendo yo una mujer extranjera? ¿Por qué medejó hablar ante sus sacerdotes?

La respuesta del gran lama llenó de asom-bro a Gladys Aylward.

El Dios que ama“Es una larga historia – comenzó el gran

lama. Por acá en nuestras laderas crece unahierba llamada regaliz, que mis lamas reco-gen y venden en las ciudades. Cierta vez quelos hombres vendían hierba en una aldea vie-ron a un hombre que agitaba un papel en sumano y gritaba:

—¿Quién quiere uno? La salvación es gra-tis y no cuesta nada. El que cree puede sersalvo y vivir para siempre. Si usted quiere sa-ber más acerca de esto venga al salón del evan-gelio.

“Los lamas, completamente pasmados detal doctrina, tomaron el folleto y lo trajeron allamasario. Fue entonces cuando me dieron elfolleto, ahora gastado y hecho pedazos, pega-do en la pared. Véalo usted”

La misionera lo vio, y se dio cuenta queera un folleto común y corriente, que citabael pasaje de Juan 3:16: “Porque de tal mane-ra amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijounigénito, para que todo aquel que en él cree,no se pierda, mas tenga vida eterna.” Eso fuetodo, pero de ahí concluyeron que en algunaparte había “un Dios que amaba”. Todos loleyeron y lo volvieron a leer o se lo leyeron aotros.

“—Al año siguiente– continuó el granlama– , cuando nuestros hombres llevaron lahierba a las ciudades, se les ordenó investigardónde vivía ‘el Dios que amaba’, pero por cin-co años no lograron saber más.

Entonces, el hombre que primero recibióel folleto juró que no regresaría hasta no sa-ber más acerca de este Dios. Acompañado deotros lamas, siguieron su camino hasta quellegaron a Len Chow. Allí vieron en la calle aun hombre de porte distinguido y le hicieronla pregunta acostumbrada:

— ¿Puede usted informarnos dónde viveel Dios que ama?

—Oh sí – contestó él. – Váyanse ustedespor esa calle hasta llegar a una gran entradacon tres signos sobre ella: Fe, Esperanza yAmor. Allí le hablarán acerca de ese Dios.

“Gozosos llegaron a la pequeña casa de laMisión al Interior de la China e hicieron lamisma pregunta a un evangelista chino. El lesdijo todo lo que pudo, y les regaló a cada unouna copia de los Evangelios.

“Ansiosos regresaron al lamasario y leí-mos los relatos de Mateo, Marcos, Lucas yJuan. Creímos todo lo que contenían los evan-gelios, aunque por supuesto muchas cosas nolas pudimos entender. Pero un versículo nospareció de importancia especial. Cristo habíadicho: “Id por todo el mundo y predicad elevangelio”. Entonces, sencillamente alguientenía que venir a decirme más acerca de estemaravilloso Dios. Todo lo que teníamos quehacer era esperar, y cuando Dios mandara unmensajero, estar listos para recibirlo.

“Esperamos tres años más. Entonces doslamas, que recogían palitos allá en la falda delcerro, escucharon que alguien cantaba. ‘Es-tos son los mensajeros que estamos esperan-do’, dijeron. Sólo las gentes que conocen aDios cantan.

“Mientras uno regresó para decirnos quenos preparáramos para recibir a nuestros lar-gamente esperados huéspedes, el otro se fuea encontrarlos junto a la falda del cerro.”

Fruto para la eternidadPoco después de esto, el lamasario fue

destruido por los comunistas, y los 500 lamasfueron arrojados de allí. ¿Qué fue de ellos?Después de lo que los misioneros vivieron allí,ellos no tienen ninguna duda de que muchosde ellos recibieron la salvación. Dios habíapreparado el terreno; el doctor Huang y lapequeña misionera podían sentirse agradeci-dos porque Dios los había usado como men-sajeros. Sin embargo, sólo en la eternidad elloshabrán de saber el verdadero resultado de esa,la más extraña semana jamás vivida.

(Adaptado de La pequeña mujer en la China,por Gladys Aylward)

1850, pensó quedarse en casa. ¿Quién iría a laiglesia en medio de semejante nevazón?.

Pero cambió de parecer. Después de todoera un diácono. Y si los diáconos no iban ¿Quiénlo haría?. De modo que se calzó las botas, sepuso el sombrero y su capa, y caminó las seismillas hasta el templo. No fue el único miem-bro que consideró la posibilidad de quedarseen casa. Es más, fue uno de los pocos que asis-tieron. Sólo había trece personas presentes:Doce miembros y un visitante.

Incluso el pastor estaba atrapado por lanieve. Alguien sugirió que volviesen a casa, peroEgglen no aceptó esa posibilidad. Habían lle-gado hasta allí, así que tendrían una reunión.Además, había una visita, un niño de treceaños. Pero ¿quién predicaría?

Egglen era el único diácono. Así que le tocóa él. Así que lo hizo. Su sermón sólo duró diezminutos. Daba vueltas y divagaba y al hacerun esfuerzo por destacar varios puntos, noremarcó ninguno en especial. Pero al final, undenuedo poco común se apoderó del hombre.Levantó sus ojos y miró directo al muchacho yle presentó un desafío:

— Joven, mira a Jesús. ¡Mira! ¡Mira! ¡Mira!

¿Produjo algún cambio ese desafío?. Per-mitan que el muchacho, después que fue unhombre, conteste:

—Sí, miré, y allí mismo se disipó la nubeque estaba sobre mi corazón, las tinieblas sealejaron y en ese momento vi el sol.

¿El nombre de ese muchacho? Pues, Char-les Haddon Spurgeon, el que fueraconocido hasta en nuestros días como «El prín-cipe de los predicadores».

¿Supo Egglen lo que hizo? No. ¿Los mo-mentos históricos se reconocen como talescuando suceden?. Ya sabes la res-puesta a esapregunta. (Si no, una visita al pesebre te re-frescará la memoria). Rara vez vemos a la his-toria cuando se genera y casi nunca reconoce-mos a los héroes. Y mejor así, pues si estuvié-semos enterados de alguno de los dos, proba-blemente arruinaríamos a ambos. Pero seríabueno que mantuviésemos los ojos abiertos.Es posible que el Spurgeon de mañana estécortando tu césped, y el «héroe» que loinspira podría estar más cerca de lo que te ima-ginas. Podría estar en tu espejo.

hhtp://laiglesia.cjb.net

Las cosas no son siempre lo que pare-cen

Dos ángeles viajeros se pararon para pa-sar la noche en el hogar de una familia muyadinerada. La familia era ruda y no quiso per-mitirle a los ángeles que se quedaran en lahabitación de huéspedes de la mansión. En vezde eso le dieron un espacio pequeño en el fríosótano de la casa. A medida que ellos prepara-ban sus camas en el duro piso, el ángel másviejo vio un hueco en la pared y lo reparó. Cuan-do el ángel más joven preguntó: “¿Por qué?”,el Ángel más viejo le respondió: «Las Cosas nosiempre son lo que parecen.»

La siguiente noche, el par de ángeles vinoa descansar en la casa de un señor y una se-ñora, muy pobres, pero muy hospitalarios. Des-pués de compartir su poca comida que teníanles invitaron a que durmieran en su propiacama. Cuando amaneció, al siguiente día, losángeles encontraron a sus huéspedes bañadosen lágrimas. La única vaca que tenían, cuyaleche había sido su sostén, yacía muerta en elcampo. El ángel más joven estaba furioso ypreguntó al ángel más viejo: “¿Cómo pudistepermitir que esto hubiera pasado? El primerhombre lo tenía todo, sin embargo tú lo ayu-daste; la segunda familia tenía muy poco, peroestaba dispuesta a compartirlo todo, y tú per-mitiste que la vaca muriera.

–Las cosas no siempre son lo que parecen»–le replicó el ángel más viejo–. Cuando está-bamos en aquel sótano de la inmensa man-sión, yo noté que había oro almacenado enaquel hueco de la pared. Debido a que el pro-pietario era avaro y no dispuesto a compartirsu buena fortuna, yo sellé el hueco, de maneratal que nunca lo encontraría. Luego, anochemientras dormíamos en la cama de la familiapobre, el ángel de la muerte vino en busca dela esposa del agricultor. Y yo le di a la vaca ensu lugar. Las cosas no siempre son lo que pa-recen. Algunas veces, eso es exactamente loque pasa cuando las cosas no salen como unoespera que salgan. Si tú tienes fe, solamentenecesitas confiar en que cualesquiera que fue-ran las cosas que vengan, serán siempre paratu ventaja. Y podrías no saber esto hasta unpoco más tarde .

Norberto Elio Brunat, [email protected]

No distraigas la atenciónCuando Leonardo Da Vinci pin-

tó su «Última Cena», le pidió laopinión a un amigo. Éste empezó aelogiar la obra maestra y ponderó,especialmente, la copa de vino en

la mano del Señor. Cuando el amigo comentóesto, Leonardo borró la copa, diciendo: «Nadadeberá distraer la atención hacia el Señor».

Recordemos que somos solamente siervosde Jesús, y como tales, lo mejor que podemos

hacer para ayudarle... es «no estorbarle». Osea, no interponernos entre los demás y Jesús,dejándonos de lado para que quien lo merecesea el centro de atención.

Arturo Quiros Lépiz, [email protected]

El niño y el patoHabía un pequeño niño visi-

tando a sus abuelos en su gran-ja. El tenia una honda (resortera)con la que jugaba todo el día.Practicaba con ella en el bosque

pero nunca daba en el blanco. Un poco desilu-sionado, regresó a casa para la cena. Al acer-carse a casa, divisó al pato mascota de la abue-la. Sin poder contenerse, tomó su honda y lepegó al pato en la cabeza y lo mató.

Estaba triste y espantado, así que escon-dió el cadáver del pato en el bosque. Pero sedio cuenta que su hermana Lucrecia lo estabaobservando. Sin embargo, ella no dijo nada.Después de comer, la abuela dijo: «Lucrecia,acompáñame a lavar los platos.» Pero Lucreciadijo: «Abuela, Pedro me dijo que hoy queríaayudarte en la cocina, ¿no es cierto, Pedro?”. Yle susurró al oído: «¿Recuerdas lo del pato?»Entonces, sin decir nada, Pedro lavó los platos.

Al día siguiente, el abuelo preguntó a losniños si querían ir de pesca, y la abuela dijo:«Lo siento; pero Lucrecia debe ayudarme apreparar la comida.» Lucrecia, con una sonrisadijo: «Yo sí puedo ir, porque Pedro me dijo quea él le gustaría ayudar.» ¿Verdad Pedro? Y consu mirada le dijo: «¿Recuerdas lo del pato?».Entonces Lucrecia fue a pescar y Pedro se que-dó.

Transcurridos muchos días en que Pedroestaba haciendo sus propias tareas y las deLucrecia, finalmente él no pudo más. Fue don-de la abuela y le confesó que había matado alpato. Ella se arrodilló, le dio un gran abrazo yle dijo: «Amorcito, yo ya lo sabía. Estuve para-da en la ventana y lo vi todo, pero porque teamo te perdoné. Lo que me preguntaba erahasta cuándo permitirías que Lucrecia te tengacomo esclavo.»

¿Hasta cuándo permitirás que tus pecadossin confesar te mantengan esclavo? Hoy pue-des gozar de la gloriosa libertad de los hijos deDios.

www.selah.com.ar

No menosprecies tu obraJohn Egglen nunca había pre-

dicado un sermón en su vida. Ja-más. No es que no quisiera hacer-lo, sólo que nunca tuvo la necesi-dad de ello. Pero una mañana lohizo. La nieve cubría de blanco su

ciudad, Colchester, Inglaterra. Cuando se des-pertó esa mañana de domingo de enero de

AGUASVIVAS34 MISCELÁNEAMISCELÁNEAMISCELÁNEAMISCELÁNEAMISCELÁNEA

Recortes de la WRecortes de la WRecortes de la WRecortes de la WRecortes de la WebebebebebHISTORIAS-ANÉCDOTAS-PARÁBOLAS-MORALEJAS-HISTORIAS-ANÉCDOTAS-PARÁBOLAS-MORALEJAS

Bocadillos de la Mesa del Rey

LA EMOCIÓN DE UN ANCIANO

CCCCCARTARTARTARTARTASASASASASAGUASVIVAS 35

El anciano encorvado se acerca a María, la madre de Jesús.Sus rodillas tiemblan, no sólo por sus años, sino más que nadapor le emoción. Allí, en brazos de esa joven mujer, está Aquélque ha estado esperando tanto.

Dios le había prometido que vería este día. Sus días se fue-ron alargando sobre la tierra por esta sola razón. Y ahora letiene aquí, al alcance de la mano.

Es tan sólo un pequeño niño, igual a muchos otros que havisto. Pero el mirarlo con los ojos de la fe, su mirada trasciendeel tiempo y el espacio. Este es el Eterno, Adonai, el Creador ySustentador de todas las cosas. Abraham corrió delante de Élpara servirlo; Moisés tembló en su presencia; Josué se quitó elcalzado de sus pies ... Ahora, hacía poco, Elizabet había gritadode gozo, llena del Espíritu, y la criatura de su vientre había sal-tado dentro de ella. ¿No era éste el Santo de Israel?

Entonces lo pide a su madre, y lo toma en sus brazos. Sucorazón se conmueve, la barbilla tiembla, el brillo de sus ojoses tal, que la madre teme que se le caiga de los brazos.

Sus labios se abren con emoción. Su garganta, débil, apenasdeja escapar, en un hilillo de voz unas pocas palabras:

“Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tupalabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has pre-parado en presencia de todos los pueblos ...”

Una esperanza tanto tiempo acariciada que se cumple depronto, con la sencillez de las cosas cotidianas, es como parano creerla. Pero estaba allí, Dios había sido muy claro en lasseñales que le había dado. Esa mujer joven, ese hombre, y elniño.

Tras esas palabras, todo el gozo que podía caber en su cora-zón debe de haber inundado su carne ya vieja, vivificándola. Nohubiese querido entregarlo, sino seguir abrazando esemontoncito de carne acariciada entre sus ropas ajadas. Luego,al salir del templo, más de alguno debió de oírle musitar, a supaso, como en locura senil, mientras recorría plácidamente elcamino a casa:

“¡He visto a mi Señor ... oh, ... he visto a mi Señor ...!

Lucas 2:25-32

CARTASDE NUESTROS LECTORES

Re-enviando para otrosDeseo agradecerle por sus envíos. Estoy

leyendo «Jacob o el ocaso de la energía natu-ral» luego de leer el artículo sobre Job, y sus-pendí la lectura para agradecerle me haya en-viado estos artículos que son de tanta bendi-ción. También los estoy re-enviando cuando veoque pueden ser apreciados. Que nuestro granDios les siga bendiciendo y usando para su glo-ria y para bendición de muchos. Nuevamente,muchas gracias.

Vartán MamigoniánMontevideo, Uruguay

Desde Puerto RicoSaludos cordiales desde Puerto Rico. Nues-

tra oración es que la bendición de Dios, que esla que enriquece y no añade tristeza con ella,sea con ustedes, sus familias, y hermanos delMinisterio. Acabamos de recibir las revistas quenos enviaron, ahora mismo mi esposo las estáleyendo. Muchísimas gracias por enviarlas, sonde gran consuelo y bendición a nuestras vidas.

Silverio y Aimee Robles.Villa Carolina, Puerto Rico

Para enfrentar las dificultadesQuiero que sepan que las ediciones que he

recibido han sido de GRAN BENDICION, no séque otra forma le puedo dar a las palabras paraque pueda entender lo que ha significado«Aguas Vivas» para mi, para los líderes de laiglesia a la que asisto, para mi mamá, para loshermanos que nos rodean. Realmente nos hanpreparado para vivir lo que hemos vivido losúltimos dos meses.

Cuán necesaria es la palabra de Dios y de

qué manera tan específica Dios nos ha habladoa través de las ediciones que me han enviado yque, a su vez, hago partícipes a todos los quepuedo mediante la impresión de los artículosque también me los envía por el internet. Mu-chas, muchas gracias de verdad.

Espero y estoy segura que Dios está obran-do en su vida inmensamente. Oro por ustedesy sus familias para que Dios les guíe en su jus-ticia y para la gloria de Su nombre.

Magaly Bellido TelloLima, Perú

Un testimonioMuchas gracias por la revista, la verdad es

que ha sido de bendición a mi vida. Me gustanmucho los temas. Les animo a seguir adelantecon esos mensajes alentadores para nuestravida. Quiero contarles que un día llegué a mitrabajo muy cargada con muchos problemasen casa, económicos y de trabajo, pero leí unode sus estudios y levantó mi espíritu y me ani-mó a seguir adelante. Así como yo, pienso quecada persona a quien llega esta revista ten-drán un testimonio.

Adelante, ya que el Señor les usa para ha-blar a nuestras vidas. Que el Señor les Bendi-ga.

Mirna Mayorga de RodríguezGuatemala, Guatemala

Escritos de Madame GuyonLes agradecemos el envío de vuestras re-

vistas. La verdad, no sorprendió gratamente elcontenido, la diagramación, y la impresión dela misma. Seguramente estaremos compartien-do vuestro sitio web con otros siervos del Se-ñor aquí en América que seguramente tambiénles será de bendición.

Compartimos vuestra visión y nos sorpren-dieron gratamente los extractos de los escritosde Madame Guyon. Sigan en esta línea puesto

que la Iglesia de hoy necesita volver a las fuen-tes eternas de comunión con Dios, puesto quees a Sus pies donde podemos ser renovadoscada día.

Les saludamos muy afectuosamente de-seando que El les prospere y dirija en cada unosde vuestros pasos. Suyos en Cristo.

Eddie & Anna Argüelles«Light for the Nations» Hispanic Ministries

Kathleen (FL), Estados Unidos

No más pretextosDefinitivamente, vuestra revista ha sido de

mucha bendición, los artículos son muy intere-santes. Hay una sección que siempre me sacu-de, se llama «Excusas que suelen darse parano seguir a Cristo». Por ello, debo estar agra-decido a Dios, ya q los está utilizando a uste-des para poner en mis manos dicha revista.Como verán, grande es la fidelidad de nuestroSeñor. Yo necesito bastante oración. Mi vida noanda muy bien que digamos, he pasado pormomentos muy difíciles, pero estoy en las ma-nos de Jesús, y él no dejará que caiga.

Tengo una lista muy grande oración, que acontinuación les comparto. Gracias por su pa-ciencia y espero que no busque yo más pre-textos para no seguir a Cristo.

César Galarreta PomianoLima, Perú

Para estudiantes creyentesTengo 11 años, y quiero felicitarlos por esta

tan buena revista que han sacado a través deChile y el mundo. Esta revista es muy buenapara lectores de cualquier edad o problema, y,además, trae un espacio especial para los es-tudiantes creyentes. Que Dios los bendiga siem-pre.

Johanna Bernt FernándezTemuco, Chile

Por razones de espacio, las cartas han sido resumidas. Su publicación ha sido autorizada por sus autores.Toda bendición procede de Dios; por tanto, toda la gloria es para Dios.

¡Así, como Cristo oraba!¡Así, como Cristo oraba!¡Así, como Cristo oraba!¡Así, como Cristo oraba!¡Así, como Cristo oraba! (Mr (Mr (Mr (Mr (Mr.1:35; 6:45-46; Luc.3:21-22; 9:28-29; 18:1,7-8).1:35; 6:45-46; Luc.3:21-22; 9:28-29; 18:1,7-8).1:35; 6:45-46; Luc.3:21-22; 9:28-29; 18:1,7-8).1:35; 6:45-46; Luc.3:21-22; 9:28-29; 18:1,7-8).1:35; 6:45-46; Luc.3:21-22; 9:28-29; 18:1,7-8)

lejado del tumultoen algún lugar desierto,

sobre un monte muy temprano,ora Cristo por nosotros.La oración es su estrategiacontra la impiedad del malo.Su poder, su fortaleza,el terreno irreductibledonde, a solas con el Padre,intercede por nosotros.En la noche o de mañanafrente a Dios en lo secreto,una brecha abrió hasta el cielo:¡ora Cristo por nosotros!¡Como Cristo, así la iglesiaora y ruega por los hombressin cesar, hasta que Él vuelva!Por el vil y el vengativo;

por los montes arraigados;por las furias del altivo;por la suerte del impío;por el duro que resisterecibir de Dios la gracia:Salvación, justicia, vida.Alejado del tumultoora Cristo por nosotros:Cierra boca de leones,quita piedras, rompe escollos,nos allana la calzada,sólo quiere que los hombresse conviertan al Caminode la vida que, de arriba,Dios propone a sus criaturas.¡Alejado del tumulto,y hasta el día de su reino,ora Cristo por nosotros!

Claudio Ramírez LanciénClaudio Ramírez LanciénClaudio Ramírez LanciénClaudio Ramírez LanciénClaudio Ramírez Lancién