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43 Seguidores del Maestro 43 Seguidores del Maestro 10 El llamado macedonio 4 Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que ha- bían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen. 5 Así que las iglesias eran confir- madas en la fe, y aumentaban en número cada día. 6 Y atravesando Frigia y la provin- cia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la pa- labra en Asia; 7 y cuando llegaron a Misia, inten- taron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. 8 Y pasando junto a Misia, descen- dieron a Troas. 9 Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio es- taba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. 10 Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos lla- maba para que les anunciásemos el evangelio. 11 Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; 12 y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estu- vimos en aquella ciudad algunos días. 13 Y un día de reposo salimos fue- ra de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentán- donos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. 14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo de- cía. 15 Y cuando fue bautizada, y su fa- milia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos. Hechos 16:4-15 Es imperativo obedecer a Dios, respondiendo a Su llamado a evangeli- zar. «Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos» (Hechos 16:9). La lección en resumen 44 Seguidores del Maestro 44 Seguidores del Maestro «...Pasa a Macedonia, y ayúdanos» (Hechos 16:9). Este es el llamado en general que el mundo le hace al pueblo de Dios. En cada vida des- perdiciada, en cada alma que pe- rece y en cada acto de rebeldía se deja escuchar dicho llamamiento. La primera noción del pecado sobre la conciencia humana lo originó, y sigue latente hasta este mismo mo- mento. ¿No lo ha escuchado usted dentro de su propio corazón? A la necesidad que la humanidad perdida tiene, Dios responde con misericordia. La Biblia refleja esto de la siguiente manera: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él» (Juan 3:16, 17). «En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él» (1 Juan 4:9). ¡Alabado sea Dios por Su gracia para con los pecadores! El estudio presente da a conocer el aspecto salvador de Dios en el que usa a los hijos Suyos para que vayan a otros ciudades, regiones o países llevando el mensaje de Jesucristo. Como aquel varón de Macedonia, todo ser humano necesita la ayuda de los que ya conocemos a Jesucristo. Ayudemos a comunicar el evangelio con los demás. El llamamiento del Espíritu Santo El llamado que Dios hace para que testifiquemos es claro y específico. El llamado fue claro para el líder de Dios, el apóstol Pablo: «Pasa» . (Los líderes de hoy día también deben atender al llamado que el Espíritu desea hacerles para que sepan dirigir a los demás por el camino en que Dios quiere que vayan.) El lugar fue específico: «a Macedonia» . El propósito fue claro: «ayúdanos» . El llamamiento era para servir, no donde Pablo quería, sino donde Dios deseaba. Sin duda que Dios vio la disposición de obediencia de aquellos mensajeros Suyos. No era la primera vez que el após- tol Pablo había escuchado el llamado de Dios. Pablo ya sabía sintonizar la frecuencia de su espíritu con la del Espíritu de Dios dado que, unos seis años antes, Dios había llamado al apóstol de la siguiente forma: «...en la iglesia que estaba en Antioquía... dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo (Pablo) para la obra a que los he llamado» (Hechos 13:1, 2). Notemos que Dios le había hecho a Pablo un llamamiento general desde hacía varios años y, puesto que Pablo tenía el deseo de seguir la guía del Espíritu Santo, Dios le hizo el llamado específico que vemos en esta lección. Es importante que aprendamos a oír la voz del Espíritu Santo y que le seamos obedientes. No se desanime al ver que su trabajo para el Señor no progresa. El Espíritu Santo guía cerrando algunas Lecturas bíblicas lunes: Mateo 28:18-2 martes: Marcos 16:1-20 miércoles: Lucas 24:46-49 jueves: Juan 20:19-21 viernes: Hechos 1:7-11 sábado: Romanos 1:9-13 Meditación devocional ¿Cómo es que oirán? Romanos 10:11-15

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43Seguidores del Maestro 43Seguidores del Maestro

10El llamado macedonio

4 Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que ha-bían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen.5 Así que las iglesias eran confir-madas en la fe, y aumentaban en número cada día.6 Y atravesando Frigia y la provin-cia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la pa-labra en Asia;7 y cuando llegaron a Misia, inten-taron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió.8 Y pasando junto a Misia, descen-dieron a Troas.9 Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio es-taba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos.10 Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos lla-maba para que les anunciásemos el evangelio.

11 Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis;12 y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estu-vimos en aquella ciudad algunos días.13 Y un día de reposo salimos fue-ra de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentán-donos, hablamos a las mujeres que se habían reunido.14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo de-cía.15 Y cuando fue bautizada, y su fa-milia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.

Hechos 16:4-15

Es imperativo obedecer a Dios, respondiendo a Su llamado a evangeli-zar. «Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos» (Hechos 16:9).

La lección en resumen

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«...Pasa a Macedonia, y ayúdanos» (Hechos 16:9). Este es el llamado en general que el mundo le hace al pueblo de Dios. En cada vida des-perdiciada, en cada alma que pe-rece y en cada acto de rebeldía se deja escuchar dicho llamamiento. La primera noción del pecado sobre la conciencia humana lo originó, y sigue latente hasta este mismo mo-mento. ¿No lo ha escuchado usted dentro de su propio corazón?

A la necesidad que la humanidad perdida tiene, Dios responde con misericordia. La Biblia refleja esto de la siguiente manera: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él» (Juan 3:16, 17). «En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él» (1 Juan 4:9). ¡Alabado sea Dios por Su gracia para con los pecadores!

El estudio presente da a conocer el aspecto salvador de Dios en el que usa a los hijos Suyos para que vayan a otros ciudades, regiones o países llevando el mensaje de Jesucristo. Como aquel varón de Macedonia, todo ser humano necesita la ayuda de los que ya conocemos a Jesucristo. Ayudemos a comunicar el evangelio con los demás.

El llamamiento del Espíritu Santo

El llamado que Dios hace para que testifiquemos es claro y específico. El llamado fue claro para el líder de Dios, el apóstol Pablo: «Pasa». (Los líderes de hoy día también deben atender al llamado que el Espíritu desea hacerles

para que sepan dirigir a los demás por el camino en que Dios quiere que vayan.) El lugar fue específico: «a Macedonia». El propósito fue claro: «ayúdanos». El llamamiento era para servir, no donde Pablo quería, sino donde Dios deseaba. Sin duda que Dios vio la disposición de obediencia de aquellos mensajeros Suyos.

No era la primera vez que el após-tol Pablo había escuchado el llamado de Dios. Pablo ya sabía sintonizar la frecuencia de su espíritu con la del Espíritu de Dios dado que, unos seis años antes, Dios había llamado al apóstol de la siguiente forma: «...en la iglesia que estaba en Antioquía...dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo (Pablo) para la obra a que los he llamado» (Hechos 13:1, 2). Notemos que Dios le había hecho a Pablo un llamamiento general desde hacía varios años y, puesto que Pablo tenía el deseo de seguir la guía del Espíritu Santo, Dios le hizo el llamado específico que vemos en esta lección. Es importante que aprendamos a oír la voz del Espíritu Santo y que le seamos obedientes.

No se desanime al ver que su trabajo para el Señor no progresa. El Espíritu Santo guía cerrando algunas

Lecturas bíblicas

lunes: Mateo 28:18-2martes: Marcos 16:1-20miércoles: Lucas 24:46-49jueves: Juan 20:19-21viernes: Hechos 1:7-11sábado: Romanos 1:9-13

Meditación devocional ¿Cómo es que oirán? Romanos 10:11-15

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puertas y abriendo otras. Sea paciente y espere la dirección que a Su tiempo el Señor le dará a su vida.

El apóstol Pablo y su grupo misionero llegaron a Listra, situada hacia el centro de la parte sur del Asia Menor. Después viajaron por Frigia y Galacia para visitar y fortalecer a las iglesias establecidas en el primer viaje misionero. De allí quisieron ir directamente hacia el poniente, a la provincia del Asia, pero el Espíritu Santo se lo prohibió. Entonces Pablo dirigió la expedición rumbo al noroeste, permitiéndoles el Espíritu Santo llegar a Misia. Queriendo Pablo llevar el evangelio al oriente del Asia Menor, se preparó para ir a Bitinia, mas el Espíritu les prohibió también ir a ese lugar.

En medio de perplejidad, el grupo se dirigió hacia la costa del Mar Mediterráneo, por la orilla poniente de Asia Menor y llegó a la ciudad de Troas. Fue allí donde Pablo tuvo la visión del varón macedonio que hacía la invitación para que el apóstol del Señor atravesara el mar y fuera a Macedonia a ayudar con el evangelio de salvación. Atravesar el Mar Mediterráneo significaba riesgo, cansancio y costo material, pero Pablo y sus compañeros, sabiendo que la visión provenía del Espíritu Santo, se prepararon al instante para responder al llamado. La puerta se había abierto.

Un llamamiento especifico

La voluntad de Dios es específica y requiere una obediencia inmediata y completa. También, para conocer la voluntad de Dios, uno tiene que sentir la obligación solemne de hacerla. Esa es la impresión que nos dan Pablo y su grupo en el siguiente pasaje: «Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia,

dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio…venimos con rumbo directo a Samotracia…a Neapolis…a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia. ...Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido» (Hechos 16:10-13).

Estimado creyente, no tema la voluntad de Dios. Lo mejor que pueda suceder en su vida es que la voluntad de Dios sea hecha totalmente en usted.

Fueron muchas las bendiciones que resultaron de la obediencia de Pablo al ir a Macedonia. Veámoslas: (1) El médico amado, Lucas, se unió al grupo misionero para proveer el auxilio físico necesario así como el de carácter espiritual. (2) Una gran cosecha de almas aguardaba en Macedonia y Acaya al ser expuesto el evangelio. (3) La iglesia que se fundó en Filipos fue de todas las iglesias la que más respaldó la obra misionera de Pablo (Filipenses 4:10-19). (4) De muchas formas el Espíritu Santo mos-tró Su aprobación para el ministerio efectuado en toda Macedonia. (5) La ciudad de Filipos vino a ser un centro evangelístico con un alcance muy amplio. (6) Los santos de otros países fueron bendecidos por las ofrendas generosas de los creyentes de Filipos (2 Corintios 8:1-5). Nada de esto habría sucedido si Pablo no hubiera seguido la guía del Espíritu Santo.

Un llamamiento con frutos

El llamado macedonio significaba dejar un continente (Asia Menor) para entrar a otro (Europa). El viaje sería largo y costoso, pero esto era lo de menos; lo que importaba era

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obedecer las instrucciones dadas por Dios.

Las primeras personas de Macedonia que escucharon el evan-gelio fueron mujeres, de las cuales Lidia, la primera en convertirse al Señor, fue una comerciante que escuchó atentamente el mensaje predicado. Lidia no sólo le abrió su corazón a Cristo, sino que también abrió su hogar a los siervos de Dios. Qué bendición era para el grupo misionero posar en la casa de la primera mujer de Macedonia salvada por Cristo.

Pero esto sería tan sólo el co-mienzo. Multitudes de personas aceptaron a Cristo como su Salvador al ser predicado el evangelio por toda Europa. Y de Europa, el evangelio sería llevado a otros países del mundo, inclusive al otro lado del mundo, a las Américas.

Dios desea que el mensaje sal-vador del evangelio se proclame por todo el mundo. Todos los creyentes han sido llamados a ser Sus testigos. Unos testifican por medio de la predicación; otros, como maestros; unos como misioneros, etc. Usted debe determinar donde el Espíritu Santo lo está guiando para servir.

Si el apóstol Pablo no hubiera obedecido al llamado del Espíritu Santo, quizás nunca habría llevado el evangelio a Europa. Si el empuje del evangelio hubiera ido hacia el oriente, las naciones cristianas tal vez habrían

sido India, China y Japón. Gracias a Dios, el grupo misionero (compuesto por Pablo, Silas, Timoteo y Lucas) obedeció al llamado del Señor y el evangelio cruzó a Europa, a las gran-des ciudades gentiles como: Filipos, Tesalónica, Corinto y Roma.

Si usted es creyente, la obediencia de Pablo le ha afectado directamente. Desde Europa, el evangelio cruzó el Atlántico y llegó a su país y a su pueblo o ciudad. ¡Gracias a Dios por el llamado macedonio! Estemos atentos a nuestro propio llamado macedonio.

Preguntas

1. ¿Cuáles eran los nombres de al-gunas ciudades antiguas en las que Pablo predicó?

2. ¿En cuál ciudad estaba Pablo cuando tuvo una visión?

3. ¿Qué ocurrió en la visión de Pablo?

4. ¿A cuál ciudad de Europa (Macedonia) llegó Pablo prime-ro?

5. ¿Cuáles son algunas bendiciones que resultaron de la obediencia de Pablo?

6. ¿Quién fue la primera persona en Filipos que se convirtió a Jesucristo? ¿A qué se dedicaba?