Actualidades Arqueológicas N° 17 y 18

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Pág. 1 REAM PUBLICACIÓN BIMESTRAL MARZO-JUNIO 1998 AÑO 03, NUMEROS 17-18 CTUALIDADES RQUEOLÓGICAS DISTRIBUCION GRATUITA EN EL PAIS Y EL EXTRANJERO REVISTA DE ESTUDIANTES DE ARQUEOLOGÍA EN MÉXICO UNA CABEZA DE ANCIANO PROCEDENTE DE LA MIXTECA BAJA Iván Rivera y Oscar Neill Escuela Nacional de Antropología e Historia C on motivo de una exposición temporal arqueo- lógica en San Pedro y San Pablo Tequistepec, Oax. varios vecinos de estas y otras comunidades, reúnen materiales arqueológicos que han sido encontrados en los campos de cultivo de la región. La muestra arqueológica se realiza todos los años y coincide con la celebración del segundo viernes de cuaresma en la citada población, el evento es organizado por la comu- nidad en el marco de una exposición cultural y artesanal en la región de las Mixteca Baja. Actualmente el museo comunitario de Tequistepec exhibe objetos de manufacturas prehispánica que han sido donados por los habitantes del pueblo. Entre los materiales que se expusieron en la muestra de 1996, destaca la represen- tación en cerámica de una cabeza de anciano que, según su dueño, procede de la cercanías de la agencia municipal de San Francisco Guapanapan, población ubicada sobre la carretera federal 125, a 8 kilómetros al noreste de Tequixtepec (fotos 1 y 2). Esta cabeza debió per- tenecer originalmente a una urna semejante a aquellas encontradas en la zona arqueológica de Cerro de las Minas, en Huajuapan de León, y que han sido descubiertas en contextos funerarios (Winter 1994). La cabeza en cuestión mide aproximadamente 15 cm de alto por 13 cm de ancho así que la figura completa del personaje debió medir cerca de unos 40 cm de alto y, con en base a comparaciones con otras esculturas de la región, debió tener una posición sédente (fig.1). La figura está hecha en base a un barro de color naranja con desgrasantes de mica; tanto por el tipo de cerámica como por el estilo de la escultura, podemos asegurar que esta efigie debió de haber sido elaborada durante el periodo Clásico, durante el apogeo de los centros Ñuiñes de la Mixteca Baja, entre los años 400 a 800 d. C. El rostro marcado por las arrugas en las mejillas y alrededor de los ojos, junto con el marcado prognatismo, son rasgos caracte- rísticos de las representaciones de ancianos en la imaginería oaxaqueña (figs. 2a y 2b). El personaje lleva una diadema, orejeras y conserva restos de un Figura 1. Reconstrucción hipotética del cuerpo completo RESUMEN: En una exposición temporal de San Pedro y San Pablo Tequistepec, se expuso una cabeza de anciano; aquí se analiza lo que representa la iconografía de su tocado, tanto en la región de Oaxaca como en el resto de Mesoamérica. ABSTRACT: At a temporal exhibit in San Pedro and San Pablo Tequistepec one of the pieces was the head of an old man. The iconogra- phy on the headdress is analyzed both in terms of what it represents in the Oaxaca region and throughout Mesoamerica.

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REAMPUBLICACIÓN BIMESTRALMARZO-JUNIO 1998 AÑO 03, NUMEROS 17-18

CTUALIDADES RQUEOLÓGICAS

DISTRIBUCION GRATUITA EN EL PAIS Y EL EXTRANJERO

REVISTA DE ESTUDIANTES DE ARQUEOLOGÍA EN MÉXICO

UNA CABEZA DE ANCIANO PROCEDENTE DE LA MIXTECA BAJA

Iván Rivera y Oscar NeillEscuela Nacional de Antropología e Historia

Con motivo de una exposición temporal arqueo-lógica en San Pedro y San Pablo Tequistepec, Oax. varios vecinos de estas y otras comunidades,reúnen materiales arqueológicos que han sido

encontrados en los campos de cultivo de la región. Lamuestra arqueológica se realiza todos los años y coincidecon la celebración del segundo viernes de cuaresma en lacitada población, el evento es organizado por la comu-nidad en el marco de una exposición cultural y artesanalen la región de las Mixteca Baja. Actualmenteel museo comunitario de Tequistepec exhibeobjetos de manufacturas prehispánica quehan sido donados por los habitantes delpueblo.

Entre los materiales que se expusieronen la muestra de 1996, destaca la represen-tación en cerámica de una cabeza deanciano que, según su dueño, procede dela cercanías de la agencia municipal deSan Francisco Guapanapan, poblaciónubicada sobre la carretera federal 125, a8 kilómetros al noreste de Tequixtepec(fotos 1 y 2). Esta cabeza debió per-tenecer originalmente a una urnasemejante a aquellas encontradas en lazona arqueológica de Cerro de las Minas,

en Huajuapan de León, y que han sido descubiertas en contextosfunerarios (Winter 1994).

La cabeza en cuestión mide aproximadamente15 cm de alto por 13 cm de ancho así que la figuracompleta del personaje debió medir cerca de unos40 cm de alto y, con en base a comparaciones conotras esculturas de la región, debió tener unaposición sédente (fig.1). La figura está hecha en

base a un barro de color naranja condesgrasantes de mica; tanto por el tipo decerámica como por el estilo de la escultura,podemos asegurar que esta efigie debióde haber sido elaborada durante elperiodo Clásico, durante el apogeo delos centros Ñuiñes de la Mixteca Baja,entre los años 400 a 800 d. C.

El rostro marcado por lasarrugas en las mejillas y alrededor

de los ojos, junto con el marcadoprognatismo, son rasgos caracte-rísticos de las representacionesde ancianos en la imagineríaoaxaqueña (figs. 2a y 2b). Elpersonaje lleva una diadema,orejeras y conserva restos de un

Figura 1. Reconstrucción hipotética del cuerpo completo

RESUMEN:En una exposición temporal de San Pedro y San Pablo Tequistepec, se expuso una cabeza de anciano; aquí se analiza loque representa la iconografía de su tocado, tanto en la región de Oaxaca como en el resto de Mesoamérica.

ABSTRACT:At a temporal exhibit in San Pedro and San Pablo Tequistepec one of the pieces was the head of an old man. The iconogra-phy on the headdress is analyzed both in terms of what it represents in the Oaxaca region and throughout Mesoamerica.

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Foto 1. Cabeza vista de frente Foto 2. Vista de perfil

Figura 2a. Representaciones de ancianos en la iconografíaoaxaqueña: Anciano pintado en los muros de la tumba 105 de Monte

Albán (Caso y Bernal: 211)

Figura 2b. Representaciones de ancianos en la iconografíaoaxaqueña: Como portador del año entre los zapotecas (Urcid

1992:82, fig.16)

collar del cual sólo quedan algunas aplicaciones del pastillaje.

Esta urna comparte atributos con otras efigies y esculturas dela Mixteca Baja, uno de ellos es la diadema que porta en su cabeza,un elemento similar aparece en algunas “cabecitas colosales” delárea de Acatlán de Osorio, Puebla (fig.3); la diferencia estriba enque estas últimas son esculturas sin un cuerpo propiamente dicho,además de que algunas parecen haber funcionado como vasijasantropomorfas, posiblemente relacionadas con el culto a ladecapitación (Moser 1977). La ausencia de volutas en el tocado enla urna de Huapanapan también marca una diferencia con las urnasde Huajuapan de León.

La diadema que porta el personaje es semejante a otrasrepresentaciones en figurillas del valle de Oaxaca, clasificadasdentro del grupo de “deidades con tocado compuesto de una banda

horizontal” y que son fechadas dentro de la época III-A de MonteAlbán (Boss 1966 442) (fig. 4), lo que confirma que la urna deHuapanapan fue fabricada durante el periodo Clásico.

Al ser una deidad importante del panteón mesoamericano noes de extrañar que la efigie del dios viejo aparezca en otras partesde la Mixteca como Huajuapan, Acatlán y la región de Coixtlahuaca.Es interesante señalar su aparición recurrente en la Mixteca Bajay asociada a tumbas y entierros. Al encontrarse en contextosfunerarios, posiblemente se trate de una advocación del dios delfuego, que dentro de sus múltiples advocaciones, aparece encalidad de señor del fuego del mundo de los muertos, o MictlanXiuhtecuhtli en náhuatl (López Austin 1985:275).

El dios viejo se representa continuamente en la Mixteca Baja,aunque no es la única deidad que aparece en la región durante el

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Figura 4. Figurilla de la colección del Museo de Historia Natural enNew York, no. de catálogo 30/6968. De Boss 1966: figura 407

Figura 5. Urna 1 de Huapanapan, de Caso y Bernal 1952,figura 196

Figura 3. Cabecitas colosales de Acatlán, de Moser 1977:figura 5b y 6a

periodo clásico. También hay versiones del dios de la lluviazapoteco Cocijo o Dzahui en mixteco-, del Ave del pico Ancho ydel dios Jaguar. En algunos ejemplares se encuentran glifos delcalendario Ñuiñe, así como también otros diseños icnográficosque representan urnas, corrientes de agua, máscaras bucales,mutilación dentaria, entre otros.

No es la primera vez que se reportan urnas provenientes deSan Francisco Huapanapan, por lo que designamos como “urna 3”a la que hemos descrito líneas arriba. Alfonso Caso e IgnacioBernal (1956:196) ilustraron dos urnas que provienen de estapoblación y que Moser designa como “urna 1 y urna 2”.

La “urna 1” de Huapanapan está acompañada de un moño enel tocado y una nariguera con forma escalonada, que recuerdaaquellas que aparecen en los braceros teotihuacanos. Caso yBernal, relacionaron la urna con los atributos del dios “5 F” o 5búho que aparece representado frecuentemente en la región de losvalles centrales de Oaxaca (fig. 5).

Notamos que la urna 1 se asemeja más a la urna 3 quedescribimos; ambas tienen un tamaño semejante, carecen devolutas, presentan orejeras y tienen una diadema compuesta por unmoño. Difieren un poco de las urnas de la región de Huajuapan deLeón que llevan un bracero en la cabeza decorado por volutas o poruna greca escalonada.

También de Huapanapan es una urna que Caso y Bernal (op. cit.p. 203) designan como la representación del “dios con tocado de ave”.Moser la nombra “urna 2” de Huapanapan. Por el estilo y ladecoración este objeto puede corresponder a la fase Ñudee de laMixteca Baja, que cronológicamente se ubica entre el año 400 a. C.y 200/300 d. C. Ignacio Bernal ya proponía, con base en materialescerámicos, una ocupación desde la época Monte Albán I en Huapanapan(ver mapa en Bernal 1949).

Además de las urnas mencionadas hay un par de figurillas queparecen corresponder al periodo Ñuiñe y que son ilustradas por JohnPaddock (1966 198, fig. 232), quien las adquirió en Huapanapan porlos años sesenta.

Aunque hay varios sitios grandes en los alrededores deHuapanapan, como el Cerro Levantado y la Huizachera, no esposible establecer por el momento el lugar donde se elaborabanestos objetos. Pero dada la posición de Huapanapan, adyacente alaluvión del río Majada Grande, es factible suponer que cerca de lacomunidad se encuentran los yacimientos del barro con el cual seelaboraron tanto la cerámica como las vasijas efigies.

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BOSS, Frank1966 THE CERAMIC SCULPTURES FROM AN-

CIENT OAXACA.Barnes and Co. Nex York yLondres.

BERNAL, Ignacio1949 DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LAS

CULTURA DE MONTE ALBÁN. en Méxicoantiguo, tomo VII. pp.209-216. Sociedadalemana mexicanista. México.

CAO, Alfonso e Ignacio Bernal1952 URNAS DE OAXACA. Memorias del INAH

núm. 2. México.

LOPEZ AUSTIN, Alfredo1985 EL DIOS ENMASCARADO DEL FUEGO.

Anales de Antropología, 22. pp. 251-285. IIA-UNAM.

MOSER, Christopher L.1977. THE HEAD-EFFIGIES OF THE MIXTECA

BAJA. en: Katunob. Vol. X. núm 2. pp. 1-18

1976 ÑUIÑE WRITING AND ICONOGRAPHY OFTHE MIXTECA BAJA. Vanderbit UniversityPublications in Antropology. Nashville,Tennesee.

PADDOCK, John1966 Oaxaca in Ancient Mesoamerica. en: Ancient

Oaxaca. Paddock edit. pp.83-242. Stanford Uni-versity Press.

1974 More ñuiñe materials. Boletín de estudiosoaxaqueños. Núm. 28. Museo Frissel de ArteZapoteca, Mitla, Oaxaca. México.

URCID, Javier1992 La tumba 5 del Cerro de la Campana,

Suchilquitongo, Oaxaca, México: un análisisepigráfico. Arqueología 2a. época. Núm. 8.pp.73-445. INAH. México.

WINTER, Marcus1994 The Mixtecas Prior to the Late Postclassic. en:

Mixteca Puebla, discoveries and research inMesoamerican Art and Archeology. pp.201-221. Labyrinthos.

BIBLIOGRAFÍA

II JORNADAS CIENTÍFICAS SOBRE EL VIDRIO EN LA ARQUEOLOGÍAUNIVERSIDAD TECNOLÓGICA NACIONAL, FACULTAD REGIONAL ROSARIO, ARGENTINA

MUNICIPALIDAD DE ROSARIO, ARGENTINAABRIL 1999

A partir del primer encuentro efectuado en Berazategui se decidió realizar otro en la ciudad de Rosario, previstopara abril de 1999. La Propuesta es abierta a distintas disciplinas relacionadas con todos los aspectos del vidrio.

INSCRIPCIONES E INFORMESEnviar trabajos a: Lic. Soccorso Volpe. E. Zeballos 1341-2000 Rosario. Tel/Fax: (041) 484909–482404 int. 33

Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Rosario. E-mail: [email protected] (Presentar los trabajosen disquette de 3.5 procesador de texto Word Perfect 5.1 en adelante.) Fecha límite de entrega 01-02-99

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TLAPICALTEPEQUELindero y cuña occidental del imperio mexica en territorio tarasco

José Hernández RiveroCentro INAH del Edo. de México

La Relación Geográfica de Temascaltepec del año de 1580,referiere lo siguiente: “y Texupilco tiene otra fuerza, quees otro risco muy alto de peña tajada, que se llamaTlapi(tz)altepeque, que asímismo les servía de fuerte y

defensa contra los mismos indios tarascos. Y con ser tierra caliente,en lo alto de él hay muchos pinos y es tierra fría, y es casi inexpug-nable” (Acuña 1986:152).

Otra referencia, de fecha anterior fue localizada por CardosoSantín, en el archivo parroquial del lugar (información personal)*alude la existencia de lapoblación de Tlapicalte-peque, señala: “Santiagotrapizaltepec esta cincoleguas de San Pedro Teju-pilco al hueste y nueve leguasde Texcaltitlan su cabeceraal mismo rumbo. Tiene 30indios tributarios y otrastantas casas, viven de alqui-larse y sembrar sus semen-teras de maíz (1569 AlonsoMorales)”.

La existencia de estelugar prácticamente ha que-dado borrada de la memoríacolectiva de los actualespobladores de esta región. Sinembargo, dada la existenciade un documento que refiereel litigio de tierras en el año de 1722 (AGN Tierras Vol. 2594 Exp. 3fojas 32), entre el dueño de las haciendas de San Martín contra losdueños de la hacienda de Bejucos, logramos detectar la ubicación delsitio referido en las fuentes documentales con el nombre deTlapicaltepeque. Este antiguo poblado, ahora convertido en un sitioarqueológico, puede ser fundamental para entender, en términosgenerales, la función y naturaleza de la frontera tarasco-mexica, (temaque ya hemos tratado con mayor amplitud en otra parte, HernándezRivero:1994) así como para comprender, la protección militar que ahí

se sostenía para resguardar las salinas de Ixtapan (actualmente SanMiguel Ixtapan), de la antigua jurisdicción de Tejupilco.

La localización de este asentamiento, se debió a las actividadesde conservación del patrimonio arqueológico en peligro de destrucción,que realiza el Centro INAH en el Estado de México, en puntosextremadamente alejados y de difícil acceso, donde se encuentransitios que son fácilmente vulnerables a los saqueos, algunos, que deellos, detectados por nosotros en varios lugares del SW de la entidad.

EL LITIGIO DETIERRAS DE LOS

AÑOS DE 1722-1723

El documento citadoanteriormente, recuperadopor el A.G.N., se refiere alproceso seguido por el ca-pitán Bernabé Antonio de laCueva Navarro, alguacil oalcalde mayor del Real deMinas de Temascaltepec ydueño de la Hacienda de SanMartín, contra los hermanosAlonso y Nicolás Benítez deAriza, dueños de la Haci-enda de Bejucos, que segúnsu queja, lo despojaron desus tierras e indios tributarios,por lo que pide a la RealAudiencia de la Nueva

España, el amparo y la restitución de dichos bienes, deslindandoademás los terrenos en disputa.

Durante el proceso, es notorio el establecimiento de los linderos,los cuales en los diferentes autos legales seguidos, son corroboradoslos distintos nombres utilizados, así como su ubicación y orientaciones:“...del puerto nombrado Tlapisaltepeque y mirando al norte por el ríoque atraviesa que llaman de los guayabos hasta la punta de este dichorío con el de istapa y este deslinda las tierras que hoy posen

Vista general oriente del "Cerro de la Nariz". Puede apreciarse el aspecto de"alto y puntiagudo" que refiere la fuente de 1722-1723

RESUMENTlapicaltepeque, es un sitio prehispánico del periodo Posclásico, localizado en una región, cuyos accidentes geográficos, permitieron que este lugarse convirtiera en frontera occidental del dominio mexica, punto estratégico del control de sal. En este artículo se revisan las fuentes documentalesque señalan la ubicación del sitio, en contraste con los resultados de su investigación arqueológica.

ABSTRACTTlapicaltepeque is a Posclassic site located in a geographically abrupt region which allowed this site to become the western frontier of the Aztecdomain, a strategic point in the control of salt production and movement. This article compares historical sources and archaeological data with regardto the location of the site.

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Alonso y Nicolás Benítez de Ariza quedando del dicho río a la partedel poniente y desde la punta siguiendo el rumbo del oriente por lacorriente del dicho río de istapa se viene a encontrar el puerto quellaman del júmate donde esta un árbol que le llaman así, y en esteparaje dicho río deslinda de estas tierras las de los naturales del pueblode Acamuchitlan, que quedan al oriente, y las del dicho Don Bernabéal poniente entre los dos ríos como ha referido...” (id. 7r y 8v).

En varias partes de este texto, se menciona a Tlapisaltepequecomo el lindero de varias tierras. En diferentes puntos del litigio, sedescribe también la forma que tuvo el poblado, así como su paraje:“...pueblo antiguo despoblado...” (id. 10r); o bien que: “...estas tierrasque corresponden a la hacienda de San Martín perteneciente a dichoDon Bernabé Antonio de la Cueva y le consta que en ella se comprendentodas las de estos puertos, que se deslinda desde un cerro alto,puntiagudo, a manera de chafa con el título de Tlapisaltepeque que esal pie de la sierra de Chinacantla, donde se encuentra la que llaman demungía y la divide una cañada o barranca por donde binen parte delagua que ababa de norte a sur y forma el río que llaman de los guayabos...”(id. 11r).

El proceso de litigio, mencionado en este documento, tambiénseñala, que cuando se realizó la inspección física a los linderos dedichas tierras, se hizo una consulta directa a los indios de la haciendade San Martín, para que en calidad de testigos, reconocieran al señorque debían entregar el tributo. El visitador comisionado para inspeccionareste caso fue el Teniente Don. Josephe de Cabrera de la vecinajurisdicción de Sultepec, quien por cierto, menciona, que él mismohabía sido afectado por ese problema. Sobre dichas visitas, DonBernabé de la Cueva, se refirió al lugar de la siguiente manera: “...y deaquí se paso a una loma onde me mostraron unas ruinas del puebloantiguo que dixeron nombrarse tlapicaltepeque, y con cuyo título secomprenden todos estos praxes que signa desde esta dicha sierra demungía...” (id. 14r).

ANTECEDENTES SOBRE PROPUESTAS DE LAUBICACIÓN DE TLAPICALTEPEQUE

Dos son los antecedentes que podemos mencionar sobre elparticular, nos referimos a la propuesta que sobre su localizaciónefectuó, en primer lugar Cardoso Satín (Hernández 1994:79,80) quienidentifica al sitio con el lugar conocido como “Piedra Grande”, cerroque se localiza junto al poblado de Luvianos y que forma parte de lasestribaciones del lado norte de la Sierra Nanchititla. Dicho autormenciona que la frontera tarasco-mexica se establece en la falda nortede esta sierra, la cual corre de este a oeste hasta la región dePungarancho.

Otro autor, a quien también se ha preocupado sobre este problema,es Limón Boyce quien, en una conferencia intitulada “Panoramasobre la arqueología de San Miguel Ixtapan” (1997), señaló que laubicación de Tlapiclatepeque, se encontraba en el lugar actualmenteconocido como “Peña de la Muñeca”. En su conferencia, no mencionócaracterísticas particulares del sitio, aunque, si comentó la presenciade amurallamientos establecidos en partes angostas de la sierra,aspecto que le permitió definir el topónimo de Tlapicaltepeque, bajoel significado literal de: “cerro angosto”.

Otra posibilidad acerca del significado de Tlapicaltepeque,probablemente se relacione con los “tlapixques” esto es, los guardianes,cuidadores, mayordomos o vigilantes militares de las casa de dardosdel imperio mexica (Simeón 1984:639). De ser correcta nuestraapreciación, su significado literal, desprendido de las diferentes raícescomponen el vocablo Tlapixqui (plural Tlapixque), que entoncespodría ser “Las casas en el (los) cerro (s) de los vigilantes”. El contextodel sitio permite considerar este planteamiento.

LA CORRELACIÓN ENTRE LAS FUENTES HISTÓRICASY LA ARQUEOLOGÍA: EL CASO DE TLAPICALTEPEQUE

A partir de las referencias geográficas, aportadas por el documentodel litigio de tierras, nos dimos a la tarea de localizar el lugar quemenciona como "Tlapisaltepeque", ya que observamos que losantecedentes sobre su ubicación exacta diferían notablemente, sobretodo, si consideramos que el tamaño del área resulta muy grande, yaque la sierra Nanchititla por sí misma, es una de las de mayor extensióndel Estado de México. Nuestro estudio se realizó entorno al “Cerro LaNariz” (véase foto 1), en la parte extrema oriente de la sierra Nanchititla.

El sitio que detectamos, consiste en una serie de montículos dediversos tamaños ubicados en el interior y exterior de trincheras omurallas, ubicadas hacia el lado poniente, las cuales desafortu-nadamente, se encuentran muy destruidas, pues en los años 70 fueronutilizadas como bancos de material de construcción para edificarcasas en la vecina población de Luvianos. Los montículos al parecerimportantes, se encuentran al interior de las murallas, su importanciaposiblemente rádica en su ubicación estratégica y como punto de vigíadel área. Un pequeño camino ubicado en la falda NE complementaal lugar, así como la presencia de numerosas terrazas de cultivo quesiguen los márgenes de la sierra en sentido ascendente, realizadas conla finalidad de aprovechar al máximo la humedad. Todos estoselementos en su conjunto, permiten observar la gran cantidad detrabajo invertido para trasformar el entorno natural, consistente enafloramientos rocosos de gran tamaño.

En cuanto al valor estratégico de Tlapicaltepeque, sin duda ellugar donde se encuentra refleja la visión que se tuvo para efectos decontrol y de observación (por lo menos), de la población enemigacircundante, ya que desde este sitio, lo mismo se pueden observarpuntos tan altos como son; el cerro el Cacique que se localiza enZitácuaro, o el Nevado de Toluca, la Peña de la Muñeca, sierra de laGoleta, cerro La Animas, sierra de San Vicente, o las mismasestribaciones norte y sur de la sierra Nanchititla. Los puntos bajos delentorno por consiguiente se encuentran a su merced visual ya que lomismo podemos apreciar en puntos como los pueblos de Luvianos,Zacazonapan, los del área circundante, el mismo Tejupilco, o bien losde Tepehuastitlán.

En suma, al igual que en el caso de Oztuma en Guerrero, cuandouno se encuentra aposentado en estos lugares, no existe ninguna duda,de que se tuvo un conocimiento geográfico del área y que fue utilizadoal máximo para efectos de dominio, en la defensa y control táctico, locual sugiere que para que la plaza pudiera ser dominada, resultabaprácticamente “inexpugnable” como lo señalan las fuentes, o bien, eradifícil de ser flanqueado, de tal manera que al igual que Oztuma,

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(como lo menciona Armillas cuando analizó el valor militar de dichafortaleza 1942:173), todo lo tiene: agua, área de caza, áreas de cultivoy comunicación directa. Pot otra parte, podemos afirmar queTlapicaltepeque nunca estuvo aislado, sino que mantenía relación conotros sitios, como los ubicados en: “Peña de la Muñeca” que LimónBoyce cita, o de las de la sierra la Goleta que hemos analizado en otrolugar (Hernández 1994).

EL SITIO DE TLAPICALTEPEQUE Y SU IMPORTANCIACOMO PUNTO INTEGRANTE DE LA FRONTERA

TARASCO-MEXICA

La posibilidad de que Tlapicaltepeque haya sido en la épocaprehispánica, un sitio estratégico de defensa y protección de lassalinas del actual San Miguel Ixtapa, Tejupilco, fue una de lasinterrogantes que originalmente nos planteamos durante nuestratemporada de trabajos en 1986 en esta zona arqueológica (Hernándezy Serrano:1988). Desde ese entonces, cuestionábamos que no eraposible que las salinas (que se encontraban en contexto de fuertesproblemas fronterizos con los tarascos), estuviesen sin protecciónalguna, sobre todo porque el vecino lugar de Alahuixtlan, tambiénproductor importante de sal, se encontraba resguardado por unafortaleza, la cual, de acuerdo con las Relaciones Geográficas, sirviópara que los mexicas se defendieran de los ataques tarascos (Del Pasoy Troncoso 1979:110). Asunto que ya hemos tratado en otro lugar(Hernández 1994: 134-136; 209-212).

Las sal se empleó como suministro de primera necesidad, sucomercialización, sin embargo fue utilizada para sostener alianzas ypara el sostenimiento de la frontera tarasca (aspecto que también yahemos abordado, Hernández 1995), La sal fue un importante productoestratégico que requirió de un fuerte control administrativo y militar,por lo cual existe la posibilidad de que Tlapicaltepeque, haya tenidouna función importante en el cuidado de su traslado y resguardo. Estafue una de las razones principales de (mientras nuestro programa deconservación de patrimonio arqueológico lo permitiera), conocer sulocalización, que gracias a la complementariedad entre las fuenteshistóricas y la verificación directa de campo, bien ha sido posible.**

El valor estratégico de la ubicación de Tlapicaltepeque (que hasta1994 en el trabajo citado no pudimos precisar), nos permite establecerahora con cierta seguridad, que se trató de un puesto importante demando para la defensa y protección de las salinas de Ixtapan, por locual se trataba de un sistema mayor, o más complejo de lo quepodríamos haber pensado anteriormente, pues no se limitan a un solopunto sino a una serie de lugares de los cuales falta todavía investigarlos sitios intermedios de apoyo que seguramente existieron. En otrosentido, también este lugar nos permite ver claramente como ladelimitación territorial mexica, desde Oztuma hasta aquí se define enforma concreta al seguir el relieve topográfico, particularmente depuntos altos de las sierras del cuaternario, que en esta zona delimitansus derrames sobre áreas geológicas de mayor antigüedad, perosiempre de acuerdo a un patrón establecido, en donde los recursoscomo la sal. El cobre, o el aislamiento de ciertas provincias tributariasfueron determinantes (véase mapa).

La investigación en Tlapicaltepeque plantea nuevasinterrogantes que en el futuro deberán ser tratadas, el caso de lalocalización de Tlapicaltepeque no es la excepción. Nos referimos aque si bien, el sector comprendido entre este punto y Oztuma seencuentra más o menos definido; como contraparte no lo está el ladonorte de la sierra Nanchititla, lo cual permite pensar en la posibilidadplanteada por Cardoso Santín, de que tal vez, la frontera tengacontinuación por el lado norte de la sierra y que por lo tanto,encontraremos puntos vigía o de contención por el lado mexica. Eneste tenor, por ejemplo, el cerro de Santa Rosa o también conocidocomo; El Encanto, muestra amurallamientos en contra de algún lugarde la Sierra Nanchititla que debemos localizar. La naturaleza yfunción de ellos probablemente encontrarían en esta hipótesis suexplicación.

Otro aspecto de las mismas interrogantes planteadas a futuro, esel del sector Nanchititla-Santo Tomás de los Plátanos, del que aún noestablecemos, cual fue su relación con la sierra El Pinal, donde selocalizan puntos vigías en ciertos salientes conocidos como “PueblosViejos”, o bien de la existencia de sitios a manera de “garitas” quecontrolaban el acceso hacia ella en los “filos” o “puestos” como es elcaso de Colorines o de Tacuitapan. En este mismo sentido conocemospuntos de probable filiación tarasca, como son: El Potrerillo o lafortaleza del cerro; El Sombreo de Zacazonapan, aunque no sabemossi éstos corresponden temporalmente con el momento del desarrolloy tensión de la frontera tarasco-mexica. La referencia aportada por laRelación Geográfica de Temazcaltepec, al referirse a su pobladosujeto, Texcaltitlan, como sitio guarnición establecido en defensacontra los tarascos (Acuña 1986: 152), consideramos se localiza fueradel área de conflicto por lo que no tiene razón de ser dicha declaración,pero que es menester contrastarla, porque tal vez se trate de un lugarestablecido en un momento muy temprano de la disputa.

Una última reflexión acerca de la naturaleza estratégico-geográficadel lugar, son las guarniciones militares que generalmente se localizanen los puntos altos, debido a que fueron la estancia prolongada, en laque debían permanecer integrantes de la sociedad mexica y/o de susaliados locales. Es plausible, que en estos lugares, debieron haberseimplementado, tal como sucedió en otros puntos del imperio mexica,ciertas prácticas religiosas con la finalidad de mantener una filiaciónétnica. El culto a dioses como Tlaloc, es una posibilidad, debido a laabundancia de agua en las serranías, así como otros eventos que sedesarrollaban con mayor frecuencia. Este es un tema potencial dignode estudio, al que sin duda en un futuro próximo deberemos dirigirnuestra atención, independientemente del valor estratégico-militarque tuvieron estos asentamientos. Como podrá advertirse, aún faltamucho por investigar al respecto.

BIBLIOGRAFÍA

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1979 Relaciones de Alahuixttlán, Acapetlahuaya, Oztuma e Ixtapapp.100-117

HERNÁNDEZ RIVERO, José y SERRANO GONZALEZ, Jorge.1988 RECONOCIMIENTO Y EXCAVACIÓN EN EL SITIO

DE SAN MIGUEL IXTAPAN, TEJUPILCO, ESTADO DEMÉXICO. Por el proyecto arqueológico de rescate de la maquetaprehispánica. Informe al Consejo de Arqueología del INAH. 2vols. Méx. Méx.

HERNÁNDEZ RIVERO, José.1994 ARQUEOLOGÍA DE LA FRONTERA TARASCO

MEXICA. CONFORMACIÓN ESTRATEGIA YTÁCTICAS DE CONTROL ESTATAL. Tesis ENAH.México.

1995 La producción salina en el sur-suroeste del Estado de Méxicoy norte de Guerrero. en: La sal en México. Universidad deColima -CNCA. pp. 75-112 México.

LIMON BOYCE, Morrison.1997 Panorama sobre la arqueología de San Miguel Ixtapan.

Conferencia dictada para la inauguración de la exposicióntemporal: San Miguel Ixtapan, un sitio salinero. Museo Re-gional de Antropología, Toluca, México.

SIMEON, Remi.1984 DICCIONARIO DE LA LENGUA NAHUATL O

MEXICANA. Siglo XXI Eds. México.TEMASCALTEPEC Po.

1722-23 Autos seguidos por el Cap. Bernabé Antonio de la CuevaNavarro, alguacil mayor de esta jurisdicción, dueño de lahacienda nombrada de San Martín, contra Alonso y NlcolásBenítez de Ariza, sobre términos del arroyo El Guayabal yJumate, y la de Talpisatepeque. A. G. N. Tierras V. 2594. Exp3, fojas 32.

NOTAS* Agradecemos la amabilidad del prof. Alfredo Cardoso Santín, cronistatitular del municipio de Tejupilco, quien nos proporcionó la informaciónreferida. Además de que al igual que nosotros, siempre se mantuvo atentoa la búsqueda y localización exacta de Tlapicaltepeque.

** El autor agradece al Ing. José Luis Arroyo Pedraza, cronista municipaltitular de Zacazonapan, quien además de compartir la aventura de lalocalización del lugar, recibimos de él, toda clase de apoyos y seguridada nuestra integridad física para lograr el acceso al sitio, el cual seencuentra en una zona con fuertes conflictos de índole diverso. Sin suayuda, así como la de los Sres. Evencio y Antonio Martínez Benítez,seguramente este texto, no se hubiera redactado.

Aspecto general de la frontera tarasco-mexica de acuerdo a la propuesta dediversos autores y la de este estudio en laque se integra la reciente información deTlapicaltepeque (Hernández 1998). Puedeobservarse claramente como la línea dedelimitación territorial penetra en estepunto hacia territorio tarasco.

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NECROLOGÍA

JOHN PADDOCK (1918-1998)

Iván Rivera

Escuela Nacional de Antropología e Historia

El pasado mes de enero falleció uno de lospioneros de la arqueologÍa oaxaqueña: JohnPaddock. Nacido el 1de junio de 1918 enClinton, Iowa, E.U.

John Paddock Gibs, realizóestudios superiores en Antro-pologÍa en la Universidad delSuroeste de California. Pos-teriomente, en 1951, se tras-ladó a México y cursó estudiosde antropología y arqueologíaen el Mexico City College, siendoalumno de Ignacio Bernal, Wig-berto Jiménez Moreno, PabloMartÍnez del Río, Alfonso Casoy Eduardo Noguera, entre otros.Aparte de sus estudios en an-tropología y arqueología, du-rante los primeros años deestancia en México, se dedicó aescribir crónicas musicalespara el periódico THE NEWS;ya desde antes de su llegada aMéxico, Paddock había for-mado parte de un conjuntomusical de jazz en California,E.U. lo que le facilitó comentarlos espectáculos que se pre-sentaban en el Palacio de BellasArtes, con la Orquesta Sin-fónica Nacional que dirigía Carlos Chávez, además de losespectáculos coreográficos de Miguel Covarrubias.

La trayectoria académica de Paddock refleja su calidadprofesional y el constante interés por temas tan variados,dentro de la antropología como la arqueología, laetnografía, los estudios de antiviolencia, la etnohistoria yla antropología psicológica. Su primer contacto con laarqueologÍa oaxaqueña la obtuvo en 1952, cuando formóparte del equipo del Mexico City Collegue (MCC) querealizaba excavaciones en Tamazulapan, en la Mixteca

Alta. En ese entonces el Dr. Ignacio Bernal, además de serjefe de la sección de AntropologÍa del MCC, dirigía lostrabajos de exploración en Tamazulapan Viejo y otros

sitios de Oaxaca. Bernal debióde percatarse de la capacidadintelectual de Paddock, ya queposteriormente lo nombró suasistente en las excavaciones enYagul y al ser comisionado Bernala la representación mexicana enla UNESCO, ocupó el cargo deInstructor Titular y Jefe delDepartamento del MCC, cargoque desempeñó desde 1953hasta 1967.

Paddock siempre admiró asus maestros mexicanos: AlfonsoCaso e Ignacio Bernal. La guíade ambos lo marcó no sólo en eltema de la arqueología oaxa-queña, sino también en el rigorde la investigación y la disciplinacientífica. Paddock admiró yrespetó a sus colegas mexicanos,que junto con él formaron parte,en los años 50, de una nuevageneración de arqueólogosmesoamericanos, que vendríana ser pioneros en muchas áreas

de investigación.

Dirigiendo junto con Bernal las exploraciones enYagul, un sitio con ocupación principalmente Posclásicaen el Valle de Oaxaca, descubrió una buena parte de lasección monumental de la antigua comunidad, queaclaraban varios aspectos de la última ocupaciónprehispánica en el Valle. De manera paralela a lostrabajos de excavación, elaboró junto con otros miembrosdel MCC la serie Mesoamerican Notes, donde daba aconocer los resultados de las exploraciones

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tanto de los sitios de Oaxaca, como también deinvestigaciones de otros alumnos del MCC. Esta serie depublicaciones sigue saliendo a la luz con el título de NotasMesoamericanas , editado por el Departamento deAntropologÍa de la Universidad de las Américas en Puebla;en la serie dirigida inicialmente por Paddock colaboraronestudiantes que eventualmente desarrollarían importantesproyectos de investigación en Oaxaca y otras partes deMesoamérica, como Donald Brockington, ChristopherMoser, William Folan, Gareth Lowe entre otros.

Trabajando en Yagul, conoció a Román Piña Chan y aErvin R. Frisell, éste último era un abogado estadounidenseque vivía en Oaxaca y que poseía una importante colecciónde piezas prehispánicas oaxaqueñas, principalmente de laregión de los Valles Centrales, la Mixteca y el Itsmo, queincluían urnas, figurillas, vasijas completas de cerámica,escultura, lápidas grabadas, huesos labrados y otrosimportantes objetos. Paddock organizó la colección depiezas y posteriormente, cuando el Museo pasó a ser partede la Universidad de las Américas, ocupó el cargo dedirector del Museo Frisell de Arte Zapoteca, ubicado enMitla, cargo que ejerció hasta el 14 de septiembre de 1989.

Aunque siempre tuvo a su mando algún puestoadministrativo, nunca dejó de ejercer clases enuniversidades, así como desarrollar investigaciones en elcampo o en el gabinete. Como experto en la arqueologÍaoaxaqueña, entre los años 1963 y 1964 fue asesor técnico,junto con Ignacio Bernal, en la planeación, diseño ymontaje de la sala de arqueología de Oaxaca del MuseoNacional de Antropología, que en ese entonces se encontrabaen construcción. También fue director del Instituto deEstudios Oaxaqueños de la Universidad de las Américas;con este cargo llevó a la imprenta la serie “Boletín deEstudios Oaxaqueños”, producida por el mismo Institutoy el Museo Frisell. Estas publicaciones son importantes, yaque en sus páginas se expusieron las investigaciones encurso, tanto de Paddock como de sus colegas o alumnos enOaxaca. La calidad de los boletines, tanto en los temastratados, los textos y la fotografía —muchas de ellastomadas por el propio Paddock—, muestra el rigor con elque Paddock ejercía el papel de editor del Boletín.

Sin embargo, la publicación que consagra a Paddocken la literatura arqueológica oaxaqueña es Ancient Oaxaca,libro publicado en 1966, con textos de Alfonso Caso,Wilberto Jiménez Moreno, Ignacio Bernal, Charles Wicke,Donald Robertson, Howard Leigh y Howard Cline. El libroes un buen resumen de lo que se conocía hacia los añossesenta sobre la arqueología de Oaxaca; el artículo dePaddock sobre “Oaxaca en la Antigua Mesoamerica”, queincluye cerca de 300 fotografías, sigue siendo punto dereferencia para los interesados en Oaxaca. Además detemas específicos sobre etnohistoria y arqueología, códices,

historia mesoamericana e iconografÍa, los textos incluyenexcelentes fotografías e ilustraciones de sitios comoMonte Albán, Yagul, Mitla, cerámica, urnas, figurillas,lápidas, códices, etc. En Ancient Oaxaca se incluyentemas que fueron una novedad en su momento, uno deestos trataba sobre la región de la Mixteca Baja quePaddock nombró como región ñuiñe, una palabramixteca que significa “tierra caliente”. Ya desde 1965Paddock había dado a conocer un estilo distintivo quese distribuía principalmente entre las poblaciones deHuajuapan y Acatlán, pero es en Ancient Oaxaca dondese ilustra por primera vez una buena parte de laspiedras grabadas de Miltepec, Tequixtepec,Huapanapan, Huajuapan y otros pueblos, así comootros objetos pertenecientes al estilo ñuiñe comofigurillas, cabecitas colosales, la cerámica y la urna deHuajuapan. La eventual excavación de rescate querealizara Paddock en el Cerro de las Minas, en 1968,confirmaría su idea sobre una expresión regionaldistintiva durante el periodo Clásico en la Mixteca Baja.

El interés de Paddock no sólo se centró en la regiónoaxaqueña, sino también en el desarrollo de otrasculturas mesoamericanas, en especial, en el papel deTeotihuacan y de Monte Albán con el resto deMesoamérica. Una tesis que Paddock sostuvo desde1966, en parte propuesta originalmente por JiménezMoreno mucho antes, trataba sobre el papel de losmixtecos en la formación de Teotihuacan. Elplanteamiento sugería que los mixtecos fueran uno delos grupos importantes en la planeación y auge de estaciudad y que a la caída de la metrópoli los mixtecos seestablecerían, después de una serie de correrías por laCosta del Golfo y Puebla, en la sección poniente delestado de Oaxaca.

En 1966 Paddock, dirige las excavaciones en el“barrio oaxaqueño” de Teotihuacan, un sector que reciénhabían descubierto los arqueólogos del TeotihuacanMapping Project, durante un recorrido de superficie, yque mostraba una concentración importante de materialcerámico de filiación oaxaqueña. Las excavacionesiniciales de Paddock y Evelyn Rattray, que seríancontinuadas en años posteriores, con los trabajos deJuan Vidarte y Michael Spence, revelaron cerámica,figurillas, urnas, una lápida con glifos zapotecos, ademásde patrones residenciales y mortuorios que señalabanque en la sección oeste de Teotihuacan se estableció unenclave zapoteco, tal vez procedente de Monte Albán, yque llegó a convivir con los grupos teotihuacanos haciael año 200 d.C. Paddock fue cauto en la cronología delbarrio zapoteco y no compartió necesariamente la opiniónde otros investigadores, que afirmaban la coexistencia deteotihuacanos y zapotecos por un periodo de más de 400años en la metrópoli.

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Sin embargo, la problemática de la arqueologÍa en losValles Centrales acaparó la atención de Paddock,especialmente sobre lo sucedido en la parte final de laocupación de Monte Albán y otros sitios del “PeriodoUrbano Medio”, designación que Paddock adoptó en vezdel término generalmente usado como Clásico. Como yahabía excavado en Yagul, pensó en otro sitio que permitieraconocer lo sucedido al final de la etapa IIIB y parte de laetapa IV. Para ello realizó varias temporadas de excavaciónen un sitio en el Valle de Tlacolula, contemporáneo aMonte Albán. Las investigaciones de Paddock mostraronque Lambityeco, como también se nombra al lugar,había sido un sitio productor de sal en la épocaprehispánica y que contaba con edificios ceremoniales yhabitacionales, con tumbas y tableros decorados conefigies de gobernantes y dioses hechos en estuco. Laexcavación de Lambityeco, aportó valiosos datos sobre laorganización social de esta comunidad del Valle, queeventualmente, podía ser comparada con el gran sitio deMonte Albán.

Viviendo en Oaxaca, Paddock se interesó en el estudiode las comunidades modernas de los Valles Centrales yporciones vecinas, en especial sobre el comportamientono violento que tenían los habitantes de estas poblaciones.Le llamaba la atención como se resolvían los conflictosdentro y entre las comunidades; producto de susinvestigaciones son varios artículos publicados en revistasde sociología y antropología. Sus estudios fueron apoyadoscon ayuda económica de la Fundación Ford y la NationalEndowment for the Humanities de los Estados Unidos.

Una vez jubilado del Departamento de Antropologíade la Universidad de las Américas, durante los añosochenta, se dedicó al estudio de las fuentes etnohistóricasy en especial al análisis de mapas y documentos colonialesdel Valle de Oaxaca, textos que mencionan a los caciquesindígenas de Macuilxochitl en el siglo XVI y que mostrabanlos nexos de estos grupos con las dinastías de gobernantesde la región Mixteca. Esta investigación confirmó lapresencia mixteca hacia el periodo Posclásico en losValles Centrales y reafirmó el planteamiento, expuestoprimero por Alfonso Caso y posteriomente por IgnacioBernal, de una ocupación mixteca, misma que se puedeobservar en los hallazgos de la tumba 7 de Monte Albány en las tumbas de Zaachila.

También de esta etapa se dedicó a la difusión de laarqueologÍa oaxaqueña por diversos medios, para ellopublicó decenas de artículos en revistas como Yucunitzáy en los diarios Noticias y El Imparcial de la ciudad deOaxaca. Su cariño a Oaxaca y a su gente lo llevó aefectuar conferencias y pláticas sobre arqueología yotros temas tanto en la ciudad de Oaxaca, como encolegios y casas de la cultura de ciudades pequeñas de

la Mixteca y otras partes del estado. Tuvo unespecial cariño e interés en Huajuapan de León y otraspoblaciones de la Mixteca Baja; en Huajuapan formó,junto con un grupo de entusiastas mixtecos, el Centro deEstudios de la Cultura Mixteca (CECUM). También tradujodel inglés algunos artículos sobre arqueologÍa oaxaqueñaescritos en los años sesenta, a los cuales incluía varioscomentarios. La Casa de la Cultura Oaxaqueña le publicóvarios ensayos sobre temas de arqueología y otros en unaserie titulada “Agua Quemada”.

Aunque poseía una fuerte personalidad, siempremostró interés y respeto con otros puntos de vista diferentesal suyo. Sus alumnos y estudiantes vieron en Paddock alguía y maestro poseedor de una mente enciclopédica yque lo mismo hablaba de arqueología que de las corrientescientíficas, la metafísica o la filosofía. Durante sus últimosaños se dedicó a la catalogación de su inmenso archivofotográfico, con más de 200,000 negativos, así comoordenar su archivo personal de mapas, notas de campo ycorrespondencia, además de preparar una segunda partede Ancient Oaxaca.

John Paddock fue miembro activo de asociaciones deantropólogos y arqueológos tanto en México como en elextranjero. Fue un miembro de la Sociedad Mexicana deAntropologÍa, donde presentó varios trabajos sobre Oaxacay Teotihuacan, la Society for American Archaeology, laInternational Society for Research on Agression, la Ameri-can Society for Ethnohistory, la Society for PsychologicalAnthropology, miembro fundador del Centro de Estudiosde la Cultura Mixteca, asesor editorial de la Casa de laCultura Oaxaqueña, asesor editorial y coordinador deArqueologÍa de la revista Yucunitzá.

Lamentamos la pérdida de este gran investigador yque, junto con Alfonso Caso e Ignacio Bernal, dejó unaprofunda huella en la arqueología oaxaqueña. Descanseen paz.

ALGUNAS DE LAS OBRAS MAS IMPORTANTES DEJOHN PADDOCK:

FOWLER, WILLIAM y JOHN PADDOCK.1975 Nexos Teotihuacan-Monte Albán vistos en la cerámica. en XIII

Mesa Redonda, Sociedad Mexicana de AntropologÍa, vol. 2. pp.163-177. Jalapa.

PADDOCK, JOHN (edit.).1953 Excavations in the Mixteca Alta. Mesoamerican Notes # 3

Department of Antropology. Mexico City Collegue.

1966 Ancient Oaxaca. Stanford University Press.

PADDOCK, JOHN1955 The First Three Season at Yagul, Mesoamerican Notes no. 4.

pp. 25-48. Department of Antropology. Mexico City Collegue.

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Revista de Estudiantes de Arqueología en México

ENAH-UADY-UDLA-UNAM-UV AÑO 03, NÚMEROS 17-18, 1998

1955 Some Observations, Mesoamerican Notes no. 4. pp. 80-90.Department of Anthropology, Mexico City Collegue.

1957 The 1956 Season at Yagul, Mesoamerican Notes no. 5. pp. 13-35. Department of Anthropology, Mexico City Collegue.

1958 Comments on Some Problems of Oaxaca Archeology. BoletÍnde Estudios Oaxaqueños no. 4. Centro de Estudios Regionales,Oaxaca.

1958 MCC Field Workers Have Busiest Season Ever at 1958 Yaguldig. BoletÍn de Estudios Oaxaqueños no. 5. Centro de EstudiosRegionales, Oaxaca.

1959 Tomorrow in Ancient Mesoamerica Texas Quarterly 2, (1). pp.78-98.

1960 Exploración en Yagul, Oaxaca. Revista mexicana de estudiosantropológicos, no. 16. Sociedad Mexicana de AntropologÍa.México.

1961 A Neglected Viewpoint on Humanity and Science in Archaeol-ogy. en Homenaje a Pablo MartÍnez del RÍo. Editado por IgnacioBernal, Jorge GurrÍa, Santiago Genovés y Luis Aveleyra Arroyode Anda. pp. 325-335. INAH. México.

1964 La etnohistoria mixteca y Monte Albán V, en Actas y Memoriasdel XXXV Congreso Internacional de Americanistas. 1962.tomo 1, pp. 461-478. México.

1965 Western Mesoamerica, en Current Research, American Antiq-uity vol. 31, number 1, july, pp. 133-136.

1966 Oaxaca in Ancient Mesoamerica. en: Ancient Oaxaca. Paddockedit. pp.83-242. Stanford University Press.

1966 Mixtec Ethnohistory and Monte Albán V. en: Ancient Oaxaca.Paddock edit. pp.367-385. Stanford University Press.

1966 Monte Albán: ¿sede de imperio? Revista Mexicana de EstudiosAntropológicos. Tomo 20. pp. 117-146.

1967 Current Research: Western Mesoamerica, American Anti-quity, vol. 32, num. 3. pp. 422-427.

1967 El esplendor de los mixtecas. Culturas de Oaxaca no. 4. MuseoNacional de AntropologÍa. INAH-SEP.

1967 La historia zapoteca. Historia prehispánica no. 3. MuseoNacional de AntropologÍa. INAH-SEP.

1968 Current Research: Western Mesoamerica, American Antiq-uity, vol. 33, num. 1. pp. 122-128.

1968 Una tumba en Ñuyoo, Huajuapan de León, Oaxaca. en: BoletínINAH. 1a. época. no. 33, pp.51-54. México.

1970 A beginning in the Ñuiñe, salvage excavations at Ñuyoo,Huajuapan. Boletín de estudios oaxaqueños no. 26. MuseoFrissel de Arte Zapoteca, Mitla, Oaxaca, México.

1970 A tretapod metate from the Chinantla. Boletín de EstudiosOaxaqueños. no. 30. Museo Frissel de Arte Zapoteca. Mitla,Oaxaca.

1970 Radiocarbon Dates of Monte Albán l - V. Boletín de EstudiosOaxaqueños. no. 33, pp. 14-15. Museo Frissel de Arte Zapoteca.Mitla, Oaxaca.

1972 Religión antigua oaxaqueña: ensayo y lección. en Religión enMesoamérica. XII Mesa redonda de la Sociedad Mexicana deAntropologÍa. Editado por Jaime Litvak y NoemÍ Castillo. México.

pp.247-268

1972 El ocaso del Clásico en Teotihuacan XI Mesa redonda, pp. 141-147. Sociedad Mexicana de AntropologÍa.

1972 Distribución de rasgos teotihuacanos en Mesoamérica. enTeotihuacan XI mesa redonda. pp. 223-239. Sociedad Mexicanade AntropologÍa.

1972 Relación de la sección sobre extensión de la culturateotihuacana. en Teotihuacan XI mesa redonda. pp. 325-327.Sociedad Mexicana de AntropologÍa.

1974 More ñuiñe materials. Boletín de estudios oaxaqueños. núm28. Museo Frissel de Arte Zapoteca, Mitla, Oaxaca, México.

1975 Studies on Antiviolent and ëNormal communitiesen Aggressive Behavior, no. 1. pp. 217-233.

1976 ArqueologÍa de la Mixteca. en: Los señoríos y estadosmilitaristas. Serie México: panorama histórico y cultural. no. 9.pp. 299-325. INAH.

1976 Values in an antiviolent community. Humanitas, vol. 12,numero 2.

1978 The Middle Classic Period in Oaxaca. en Middle ClassicMesoamerica: AD 400-700. Paztory editor. pp.45-62 ColumbiaUniversity Press. New York.

1980 Mixteca-Puebla style in the Valley of Oaxaca, en Aspects of theMixteca-Puebla style and Mixtec and Central Mexican Culturein Southern Mesoamerica. editado por J.S. H. Brown y E.W.Andrews V. Occasional Papers no. 4. pp. 3-6, Middle AmericanResearch Institute, Tulane University, New Orleans.

1983 Yagul during Monte Albán I. en The Cloud People, Flanneryand Marcus edit. pp. 98-99. Academic Press. New York.

1983 The Oaxaca Barrio at Teotihuacan. en The Cloud People,Flannery and Marcus edit. pp. 170-175. Academic Press. NewYork.

1983 Lambityeco en The Cloud People, Flannery and Marcus edit.pp. 197-204. Academic Press. New York.

1983 The rise of the Ñuiñe centers in the Mixteca Baja. en The CloudPeople, Flannery and Marcus edit. pp. 208-211. AcademicPress. New York.

1983 “Mixtec Impact on the Posclassic Valley of Oaxaca”, en TheCloud People, Flannery and Marcus edit. pp. 272-277. Aca-demic Press. New York

1983 Comments on the Lienzos of Huilotepec and Guevea en TheCloud People, Flannery and Marcus edit. pp. 308-313. Aca-demic Press. New York.

1983 Lord 5 Flowers Family: Rulers of Zaachila and Cuilapan.Vanderbilt University Publications in Antropology no. 29.Nasville, Tennessee.

1984 Semblanza del doctor Ignacio Bernal en Ignacio Bernal,imagen y obra escogida. pp. 13-16. Colección México y laUNAM. Dirección General de Proyectos Académicos; Centro deEstudios sobre la Universidad. UNAM. México.

1985 Tezcatlipoca in Oaxaca, Etnohistory no. 32. pp. 4. E.U.

1985 Painted Architecture and Sculpture in Ancient Oaxaca. PaintedArchitecture and Polychrome Monumental Sculpture inMesoamerica. Elizabeth Hill Boone editor. Dumbarton OaksResearch Library and Collection. Washington, D.C.

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ACTUALIDADES ARQUEOLOGICAS

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1986 Reflexiones en torno a la tumba 7 de Monte Albán, cincuentaaños después de su descubrimiento en Cuadernos deArquitectura Mesoamericana, no. 7. pp. 3-8. División de Estudiosde Postgrado-Facultad de Arquitectura. UNAM. México.

1986 Alfonso Caso (1896-1970) Un apunte. en: Cuadernos deArquitectura Mesoamericana. no. 7. pp.82-83. División deEstudios de Postgrado-Facultad de Arquitectura. UNAM. México.

1987 La perspectiva desde Monte Albán. en: El auge y la caida delClásico en el México Central. J.B. Mountjoy y D.L. Brockingtoneditores. pp.21-36. UNAM. México.

1987 Cholula en Mesoamérica Notas Mesoamericanas no. 10. pp.21-70. Universidad de las Américas-Puebla.

1989 Oaxaqueños de antes. Oaxaca antiguo A.C. Casa de la culturaoaxaqueña. Oaxaca.

1990 Un milenario oaxaqueño. Casa de la cultura oaxaqueña.Oaxaca.

1992-93 Cholula de vidas varias. en Notas Mesoamericanas no. 14.

pp.3-18 Universidad de las Americas-Puebla.

1994 Eso de Ñuiñe. en Agenda cultural, semanario dominical deldiario Noticias, 16 de enero, Oaxaca, Oaxaca.

1994 Mixteca-Puebla in this times Mixteca-Puebla: Discoveries andResearch in Mesoamerican Art and Archaeology editado porH.B. Nicholson y E.Quiñones Keber. pp. 1-6. Labyrintos.

1994 A Codex Style Vessel from Nochixtlan, Oaxaca. Caciques andTheir People, a Volume in Honor of Ronald Spores. Editado porJoyce Marcus y Judith Francis Zeitlin. Museum of Antropology,University of Michigan. Ann Arbor.

PADDOCK, JOHN, JOSEPH R. MOGOR and MICHAEL D. LIND.1968 Lambityeco Tomb 2. BoletÍn de estudios oaxaqueños. no. 25.

Museo Frissell de Arte Zapoteca y Universidad de las AmericasA.C.

PADDOCK, JOHN y JAVIER URCID.1993 Oaxaqueños en Alemania. en Agenda cultural, semanario

dominical del diario Noticias, 7 de noviembre Oaxaca, Oaxaca.

CALVIN AND HOBBES

Por WATTERSON

PROFESORES INVESTIGADORES Y ESTUDIANTES INTERESADOSEN LA PREHISTORIA DE MEXICO

P R E S E N T E S

Por este conducto nos dirigirnos a ustedes, para extenderles una cordial invitación para formar parte delrecientemente creado Grupo Interdisciplinario de Prehistoria (GIP), que es una agrupación dedicada al estudio de

los periódos conocidos como “prehistóricos “ de nuestro país. Por el momento el GIP está interesado en estudiantes de diferentes especialidades de la Escuela Nacional deAntropología e Historia, sin embargo la intención es despertar el interés de personas de distintas disciplinas para

formar un grupo de trabajo dispuesto a enfrentar el estudio de etapas tempranas del desarrollo cultural enMéxico.

Esperando contar con su participación, apoyo y difusión nos despedimos, poniéndonos a sus órdenes en losTels. 01 (5)8399740 / 01(5)8392474 y en la cuenta de correo electrónico [email protected], con local en elLaboratorio de Paleoetnozoología de la ENAH con dirección en Periférico sur y Zapote s/n col. Isidro Fabela,

Delegación Tlalpan, México, Distrito Federal.

A T E N T A M E N T EAlinne P. Lara Galicia

Coordinadora

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LA OSTEOLOGÍA ANTROPOLÓGICA EN LA UNAM

Liliana Torres SandersInstituto de Investigaciones Antropológicas

INVESTIGACIONES

Uno de los principales objetivos para la antropología hasido tratar de reconstruir la vida de los pueblos antiguos,esto ha implicado comprender la relación entre gruposhumanos, cultura y medio ambiente a través del tiempo.

Es así como distintas disciplinasantropológicas, entre ellas laarqueología y la antropologíafísica, buscan información sobrelas actividades, formas de viday el medio que rodeaba a nues-tros antepasados.

La osteología antropoló-gica, es decir, el estudio de lascolecciones de huesos humanosantiguos y recientes desde unenfoque poblacional y cultural,ha sido una de las ramas mástrabajadas por los antropólogosfísicos mexicanos. El marco deestudio ha sido el poblamientoantiguo del país, el origen y lasrelaciones biológicas de losgrupos portadores de las grandesculturas del México prehispánico, pretendiendo conocer suscaracterísticas físicas y su estructura genética, entre otras cosas (foto 1).

En cuanto al conocimiento de las condiciones de vida generalesde estas poblaciones desaparecidas, se retoman elementos teóricos ymetodológicos básicos para conjuntar la información del estudiodetallado de las colecciones esqueléticas y materiales asociados,considerándolas como el reflejo del grupo social que los produjodentro de un determinado sistema cultural y una particular interrelaciónde factores genéticos y ambientales.

Se abordan entonces, desde los estudios osteológicos, temascomo el tipo físico de poblaciones del pasado, condiciones de salud,actividades y formas de vida, distancias biológicas por afinidadessegún rasgos anatómicos entre dos o más poblaciones y datospaleodemográficos.

Para realizar dichos estudios la antropología física

cuenta con una serie de técnicas como la osteometría (medición de losdistintos segmentos óseos) y la osteoscopía o morfoscopía (observaciónde formas y variaciones anatómicas). Las que si bien, en un principiotenían como única finalidad la simple descripción de las formas, ahora

son parte de estudios másamplios y se complementancon nuevas técnicas radio-lógicas, químicas y micros-cópicas, que buscan un cono-cimiento más integral de lavida antigua (foto 2).

Actualmente es posibleproporcionar datos más com-pletos sobre restos esque-léticos gracias a métodos másprecisos para el estableci-miento de edad, el sexo y undiagnóstico más seguro depatologías (enfermedades),nutrición y niveles de acti-vidad física (Ubelaker 1989:131). Con esto el antropólogofísico puede corroborar hipó-

tesis basadas en la evidencia cultural, o establecer interpretacionesinterdisciplinarias con arqueólogos, paleontólogos o con cualquierotro especialista en culturas del pasado.

Esta reciente tendencia a integrar los datos de los distintosestudios en restos esqueléticos con la información de arqueólogossobre patrones de asentamiento, costumbres mortuorias, actividadesde subsistencia y otros patrones de comportamiento es lo que se hadado en llamar un “análisis osteobiográfico”. En cuanto abibliografía son y serán muchos los trabajos sobre interpretacionesbioculturales de poblaciones antiguas.

Su validez depende de la sofisticación de las investigacionesarqueológicas, la calidad de la excavación y los métodos aplicados alos restos humanos según el grupo poblacional al que pertenecen.

Indudablemente para poder realizar interpretaciones de forma yfunción de los sistemas osteológicos de organismos extintos es

Foto 1.Cráneo masculino, vista frontal

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Foto 3. Laboratorio de osteología del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM

Foto 2 Medición de huesos largos

necesario contar con conocimientos de anatomía, fisiologíay tener una aguda sensibilidad a fuerzas no genéticas afectandoal fenómeno (Iscan y Kennedy 1990:2).

El antropólogo físico especializado en el análisis delaboratorio debe integrar además de los estudios diagenéticoslos cambios que pueden ocurrir en el esqueleto por el medioen el que se encontró el entierro o por el tiempo de deposiciónconsiderar las diferencias que se presentan entre gruposhumanos o entre el tamaño estadístico de las muestras, tratandoa su vez de minimizar los errores con una inteligente selecciónde técnicas y una cuidadosa interpretación de los datos.

Dentro del Instituto de Investigaciones Antropológicas el estudiode las poblaciones antiguas es parte fundamental del trabajoantropológico. El hallazgo tanto de los restos materiales (inmuebles,cerámica, lítica, concha, etc..) como de restos humanos de cada una delas culturas, permite entre antropólogos formar interpretaciones enbase al análisis de esta evidencia.

La información obtenida en campo mediante excavaciones esfundamental y los hallazgos de entierros humanos deben ser correc-tamente registrados, levantados y empacados con sumo cuidado. Estohace posible llevar a cabo la segunda etapa de la investigación, que serefiere a obtener de estos materiales ya en laboratorio, toda la infor-mación que ellos nos pue-dan proporcionar por medio de este análisisosteológico, detallado del que hemos ha-blado líneas arriba (foto 3).

Es así como mediante esta labor detectivesca, el antropólogofísico pregunta al grupo de restos humanos: ¿Cómo vivían? ¿Cuáleseran sus hábitos? ¿A qué se dedicaban? ¿De qué se enfermaba su

comunidad.? ¿Con qué recursos nutricionales contaban? etc. Y de estamanera tener en cada etapa del estudio antropológico una visión máscompleta de nuestros antepasados.

Referencias Bibliográficas.

ISCAN Mehmet Yasar y Kennedy Kenneth A.R.1990 Reconstruction of life from the skeleton. Alan R. Liss New

York, U.S.A.

UBELAKER, Douglas.1989 Human skeletal Remains, excavation, analysis,

interpretation. Manuals on Archeology 2. Taraxacum USA.

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INVESTIGACIONES

REPORTE PRELIMINAR DE UN RESCATE EN LA MESA,CUICATLAN, OAXACA

Raúl A. Quiroz Ruíz, Nadia Velez Saldaña,Adán Meléndez García Luis M. Gamboa Cabezas

Escuela Nacional de Antropología e Historia

Con motivo de la práctica de campo de la materia deTécnicas II, impartida por Raúl Matadamas y el adjuntoLuis M. Gamboa de la ENAH, se realizó una excavaciónde rescate en el sitio de la Mesa, en el Municipio de

Cuicatlán, Oaxaca.

Los objetivos generales de la excavación fueron, la obtenciónde una secuencia estratigráfica, correlacionada con los datoscerámicos y arquitectónicos, para de esta manera generar unapropuesta cronológica tentativa del sitio de estudio. La excavaciónse hizo extensiva con el propósito de definir los elementosarqueológicos presentes en una estructura previamente localizada.El resultado de la excavación fue la detección de una unidaddoméstica, que se definió según los siguientes indicadores: unaestructura arquitectónica, el hallazgo de pozos, entierros, hornos ybasureros; y relacionar la unidad doméstica con el grupo domésticopara inferir áreas de actividad, estrato social, sus transformacionesy carácter social.

Se realizaron dos pozos de sondeo con el propósito de obteneruna secuencia estratigráfica y cerámica para su posterior correlación.Un reporte somero sobre la cerámica obtenida permitió proponerque la unidad habitacional excavada corresponde al PosclásicoTardío y que presenta relaciones con otras regiones e incluso conotras áreas. Las formas predominantes corresponden a cerámicapolicromas como cajetes con soporte de serpientes, de siluetacompuesta, cajete con soportes cilíndricos o cónicos, patojos ysahumadores; la mayoría se identificó como materiales de influenciamixteca.

El material lítico estuvo compuesto por navajas prismáticas ypiedras de molienda, en el caso de las navajas prismáticas, sufrecuencia fue menor que la de cerámica. De acuerdo a lo que seobservó es posible que la obsidiana provenga del Altiplano central.

En uno de los pozos se localizaron dos entierros, uno de elloscorresponde a un entierro individual primario de un niño colocadoen forma directa en una oquedad hecha sobre el piso, en formaextendida en decúbito dorsal. El segundo se descubrió por abajodel enlajado, se encontró depositado en forma directa en unaoquedad y cubierto por las lajas, este corresponde a un entierroprimario en forma extendida en decúbito dorsal, de un adulto. Laoquedad fue hecha sobre una capa de cascajo de gravilla ycubierto por tierra y un piso de gravilla, al que se adoso un murocolado de tierra.

Lo que se pudo observar en las excavaciones fue una unidadhabitacional con patio y cuartos, que presenta por lo menos dosetapas constructivas. la primera que correspondería con elmomento de auge del sitio la Mesa y que podría asociarse a lasestructuras principales como sería un Juego de Pelota. La unidadhabitacional se caracterizó por un patio con columnas circularesque acceden a cuartos que se encontraban estucados y pintados encolor rojo; el segundo momento está representado por lasuperposición de pisos y construcción de muros adosados sobrelos pisos originales.

Existen dos etapas constructivas, las cuales se caracterizanpor un sólo momento de ocupación. En la primera se construyó unconjunto habitacional estucado y pintado de rojo, con muros demampostería, lo cual refleja que sus ocupantes fueron de unaclase social de alto rango. En la segunda etapa se superponen lospisos y muros colados, indicando que hubo ampliaciones ymodificaciones en los espacios, que quizás tuvo alguna relacióncon las necesidades de sus moradores.

La superposición de pisos y de muros adosados sobre lospisos del primer evento constructivo permiten sugerir que hayuna discontinuidad breve en la cual llegan nuevos grupos consistemas constructivos que difiere de los originales.

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Reseñas

ENTIERROS HUMANOS DE MONTE ALBÁN: DOSESTUDIOS

Winter, Marcus (coordinador). Proyecto especial Monte Albán.INAH. Oaxaca. México. 1995. 247 pp.

Dentro de la arqueología de Mesoamérica, Monte Albánse ha caracterizado por ser un sitio donde los hallazgosde tumbas y entierros son frecuentes. Dependiendodel estado de conservación y la época que se trate, se

incluyen junto con los individuos ofrendas, entre las que sedestacan las urnas y una gran variedad de objetos de barro, conchay hueso.

Desde los trabajos de Caso en los treintas se han registrado másde 100 tumbas y entierros. Sin embargo, esta información se hadado en varios reportes y trabajos, de manera que es necesarioconsultar dos o tres publicaciones al respecto. Es por ello que elreciente trabajo realizado por M. Winter y colaboradores esbienvenido ya que ofrece un cuerpo de datos sobre los entierrosencontrados en la antigua ciudad zapoteca. En dos trabajos sesistematiza la información de los entierros encontrados entre 1972y 1994

El primero de ellos, “Entierros humanos en un área residencialde Monte Albán: temporadas 1972-1973.” corresponde a ladescripción de los hallazgos en las excavaciones realizadas bajo ladirección de Marcus Winter en una terraza al noroeste de la PlazaCentral del sitio. La investigación inicial consistía en el estudio depatrones residenciales en las terrazas, así como del inicio de laocupación temprana en la ciudad; asimismo se tenía contempladoobtener datos que permitieran obtener una secuencia más refinadaa través de la cerámica. La excavación arrojó diversos materiales:cerámica, concha, lítica, entre otros. En varias publicaciones se hadifundido lo encontrado en las terrazas, por ejemplo: hornos parala elaboración de cerámica, trepanaciones en individuos y patronesresidenciales. El estudio de los entierros complementa lainformación.

Los entierros encontrados datan de diversas épocas de ocupación,lo que permite reconocer el patrón funerario que existía en laciudad desde Monte Albán I hasta Monte Albán V. Se pudocontextualizar los diferentes tipos de residencia en relación a laclase socioeconómica de los individuos inhumados. El nivel socialde los individuos se observa también por medio de los objetosofrendados. Este trabajo muestra a cada uno de los 29 entierros y4 tumbas con su respectiva ubicación, tipo de tratamiento mortuorio,contexto, posición, orientación, características físicas y ofrenda.

Mención especial reciben las ilustraciones de la loza tempranade Monte Albán; aunque el estudio de Caso, Bernal y Acostamuestra una enorme cantidad de formas cerámicas de las diferentesetapas de la ciudad, en la publicación de entierros se señalanalgunas formas interesantes.

Este es sin duda un aporte substancial de las investigacionesrealizadas en los setentas, ya que hasta ahora sólo se conocía unaversión inédita en inglés. Esperamos que en el futuro sean dadosa conocer otros resultados de las excavaciones en las terrazashabitacionales.

En el segundo trabajo “Entierros humanos del proyecto especialMonte Albán 1992-94” Cira Martínez López, Marcus Winter yPedro Antonio Juárez nos describen cada uno de los entierrosencontrados durante el Proyecto Especial. Se incluyen datos sobrela ubicación, posición, cronología, ofrenda, estado de conservación,patología observada y contexto con estructuras. Además se incluyenilustraciones de algunos objetos depositados como ofrenda: urnas,cerámica, concha, etc.

Aunque las tumbas encontradas durante las exploracionesmerecerán otro trabajo, en la introducción de la obra se marca enun mapa la ubicación de algunas de estas, descubiertas por Casoy sus colaboradores. Winter menciona que este plano se encuentraen los archivos del INAH, es posible que se trate del mapaelaborado por Pedro Armillas a petición de Caso durante los añoscuarenta.

La crítica de los autores sobre la representatividad del númerode habitantes y el número de individuos enterrados en la ciudad esinteresante, aunque se debería de tomar en cuenta las diferentesalteraciones que ha tenido el registro arqueológico desde la épocaMonte Albán I. Como los mismos autores señalan, es difícilencontrar contextos tempranos dentro de las ocupaciones deMonte Albán IIIB-IV. Esto último pudo haber causado ladestrucción de numerosos entierros tempranos. Sin embargo,debemos de reconocer que hasta la fecha no se ha definido unarelación concreta entre el número de habitantes, el número deunidades habitacionales y el número de entierros detectados encada fase de ocupación de la ciudad.

Finalmente debemos señalar que los entierros son estudiados anivel descriptivo; faltarían por realizar trabajos sobrepaleonutrición, patología, etc., lo cual incrementaría nuestroconocimiento sobre la vida antigua en Monte Albán.

Iván Rivera.Escuela Nacional de Antropología e Historia

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Noticias

SE DESCIFRA UNA NUEVA COLUMNA DE TEXTO EPIGRÁFICO DE LAESTELA 1 DE LA MOJARRA

E l 11 de julio de 1997 John S. Justenson y TerrenceKaufman dieron a conocer en la revista SCIENCE quehabían transcrito e interpretado la nueva columna deglifos, descubierta en noviembre de 1995, de la Estela 1 de

la Mojarra.

Hay que recordar que la citada estela se trasladó al Museo deAntropología de Xalapa en noviembrede 1986 procedente de la congre-gación de La Mojarra, municipio deAlvarado, Veracruz. A estemonumento se le conocía popu-larmente como “El Indio” por loshabitantes de los poblados vecinos.Su recuperación, de los márgenesdel río Acula, y posterior publicaciónrevolucionaron las teorías sobre lossistemas de escritura mesoame-ricana y se le considera como una delas manifestaciones escritas másantiguas y completas de América.

Sus primeras interpretacionesfueron todo un reto ya que se carece,a diferencia del Viejo Mundo, de textosbilingües para interpretar sistemas deescritura diferentes a los conocidos.Fue importante que se haya trabajadoen un equipo formado por un lingüistay un arqueólogo y que se utilizaron lastécnicas de la glotocronología, la com-putación y los aspectos iconográficos.

Se tuvo que reconstruir una lenguaantigua de la familia mixe-zoqueana: elproto-zoque; y usando diferentes mé-todos de inferencia y comparando con elsistema de escritura maya se pudointerpretar gran parte del texto.

Así se fueron resolviendo los primerosproblemas: las fechas grabadas marcaneventos ocurridos en los años 143 y 156 d.C.que la ubican a finales del Formativo del Surde Veracruz. El texto, de 22 columnas de glifos, es“ una especie de “propaganda política” del Preclásico Tardío quetrata del arribo al poder del personaje representado. El texto se

refiere a la guerra, la actividad ritual, los eventos

astronómicos y los aniversarios calendáricos. Tales temas anticipanperfectamente el contenido de las imágenes e inscripciones delárea maya y otras regiones de Mesoamérica del Periodo Clásico”.Tales como los glifos de La Ventilla, el sistema de escritura zapotecao la escritura ñuiñe, así como la tradición istmica de Izapa.

Los avances en la investigación de estos autores se han dado aconocer en tres breves publicaciones: el estado del

desciframiento hasta diciembre de 1992se resumió en Science 259, 1703

(1993); hasta enero de 1994 fueparcialmente descrita en la revistaArqueología 8 (1992) 1996; y hastadiciembre de 1996, en Science 277,207 (1997).

A pesar de todos los avancesen las interpretaciones ha existidouna polémica sobre la autenticidadde la estela basada principalmenteen: el atuendo del personaje; lasdiferentes técnicas usadas en latalla; la inscripción en una parteexfoliada y una supuesta fecha 15serpiente, ya que hay quienesextrapolan y dan a estos glifos laequivalencia de un día dentro delcalendario. No dejan la posibilidadde que se trate de un mes, es decir,de una de las 18 veintenas. Hay querecordarles que un glifo similar lopresenta la estela MA VGE-2,descubierta apenas en 1992 enMonte Albán, aunque ésta ya es delClásico.

Por dicha polémica los directoresdel Museo la habían dejado en la

bodega. Hasta noviembre de 1995 sepuso en exhibición por orden de la

nueva directora del Museo. Mientras laestela se estaba preparando para

mostrarla al público, el geólogo F. Muñiz yel arqueólogo Sergio Vásques descubrieron los

restos de una columna erosionada de glifos en el canto izquierdodel monumento.

En junio y octubre de 1996 y enero de 1997 Justenson y Kaufman

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examinaron y registraron la columna de glifos usando luz rasantedurante la noche.

El resultado fue la casi completa recuperación de la columnafinal del texto del monumento. Por su posición, al ser la final deltexto, la columna se designó con la letra “V” (hay que recordar quelas 21 columnas anteriores se designaron con las letras del alfabeto).

En la columna “V” parecen existir 30 grupos de signos que senumeraron del 1 al 30; cuatro de los grupos legibles contienen 2signos cada uno. Los signos de la columna “V” ya fueroninterpretados con el trabajo de desciframiento previo. No obstante,esta fue una prueba para el método de desciframiento aplicadopor los autores. Además ellos son honestos al admitir que dado elestado del conocimiento del lenguaje epi-olmeca, existenalternativas para el desciframiento de algunas frases.

No quisieramos terminar esta nota sin comentar el entorno delmonumento, el sitio en el que se localizó.

Afortunadamente el Dr. Richard Diehl coordinó un proyecto juntocon arqueólogos mexicanos de la U.V. y el Laboratorio deProspección del Instituto de Investigaciones Antropológicas de laUNAM coordinado por el Dr, Luis Barba en el sitio de La Mojarra. Enuna temporada se pudo obtener el mapa topográfico del sitio y sehicieron algunas excavaciones para ubicarlo cronológicamente.También se excavaron algunas de las anomalías magnéticas. Losinvestigadores comentan en una reciente obra que hay evidencias

LA DISTRIBUCIÓN DE LA CERÁMICA DE FASE COYO-TLATELCO EN EL VALLE DE TEOTIHUACAN. GamboaCabezas, Luis Manuel. 1998. Dirección: Mtro. Raúl Ernesto GarcíaChavez

Este trabajo de tesis surge apartir de la necesidad de integrar lainformación obtenida de salvamento y rescate arqueológico realizadodurante el Proyecto Especial 1992-94 a cargo del arqueólogo RubénCabrera y del Proyecto Drenaje Sanitario, San Juan Teotihuacan1993-95.

Uno de los objetivos principales de este trabajo es la integraciónde los datos para tratar de entender el proceso de decaimiento deTeotihuacan y la configuración de las sociedades del Epiclásico, en elValle de Teotihuacan, a través de varios indicadores como lacerámica, el sistema de enterramiento, la arquitectura y la lítica.

Para el caso de la cerámica del periodo Epiclásico, es importantemencionar varios de los trabajos realizados previamente en Teotihuacanque han configurado el cuerpo de ideas actuales (Lineé 1942, Armillas1950, Sejournné 1956, Millon 1961, Piña Chan 1963, entre otros). Lapresencia constante del material de la fase Coyotlatelco durante lasexcavaciones de salvamento y rescate, fueron significativas paracontinuar con el trabajo relacionado con el tema en el área. Por lo tantose decidió realizar esta tesis con el objetivo de contrastar algunashipótesis propuestas de este periodo específico del Valle de Teotihuacan

y enmarcado de acuerdo a los nuevos conocimientos

derivados de recientes excavaciones en la Cuenca de México.

Los datos arqueológicos relevantes, derivados de las presentesexcavaciones son:

a) La cerámica: Uno de los temas que trata la literatura existente,es un momento transicional entre el Clásico y Epiclásico, propuestaque puede ser evaluada con los nuevos datos que se presentan, ya quela cerámica de fase Coyotlatelco recuperada en las excavaciones tienediseños y formas diferentes a las reconocidas en Teotihuacan.

b) La Arquitectura: En las excavaciones se descubrieron restosarquitectónicos algunos en buen estado de conservación, y es a partirde la distribución cerámica que se han podido fechar tentativamenteestos, con lo que se pretende inferir patrones o contextos recurrentes(ofrendas, entierros, otros).

c) Los entierros: Es interesante señalar que hay evidencias deentierros en donde se recuperaron materiales completos de la faseCoyotlatelco asociados a estos.

El objetivo principal de esta investigación es presentar los datosrecuperados en los trabajos mencionados, en tres niveles de estudio(artefacto, estructura y sitio). Siendo significativo en este sentido unestudio espacial de los materiales, a través de mapas de distribución,lo que nos configura un corpus de datos con los que se puedencontrastar las hipótesis precedentes sobre las sociedades que vivieronen el área de Teotihuacan durante la fase Coyotlatelco.

de dos lapsos de ocupación en el sitio. El primero va desde el iniciodel Preclásico Tardío (300 a.C.) hasta el Clásico (600 d.C.). La estelaposiblemente se asocia con esta fase.

El segundo indica una ocupación inciada durante el Epiclásicohasta el 1200 d.C. Algunas anomalías magnéticas resultaron serhornos donde se producía cerámica y son semejantes a losencontrados en Comoapan y Matacapan por Christopher Pool, enel Proyecto de Los Tuxtlas.

Ojalá y también se publique próximamente un estudio sobre laintegración del sitio en el paisaje. Se ha escuchado comentar aSergio Vásques que el sitio está en una “ruta de corrientespendulantes”. Explica que al estar en una zona de manglar, recibela influencia marina y cada día se recibe el efecto de las dosmareas (bajamar y pleamar). Esta última, algunas veces dirige lacorriente río arriba. Vásques argumenta que esta fluctuaciónpendulante pudo aprovecharse para el transporte y esto explicaríael patrón de asentamiento de una serie de pequeños puertosfluviales intermedios.

Sin duda los estudios en esta zona de Mesoamérica seránimportantes ya que se tendrá que explicar, entre otras cosas, laevolución de este sistema de escritura y su relación con la civilizaciónolmeca que habitó esta área algunos siglos antes.

Olaf Jaime Riveron