Abril Rebelde 10 años

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Presentamos este trabajo especial del Correo del Orinoco sobre los sucesos del 11, 12 y 13 de abril de 2002, fechas en las que la derecha venezolana asestó un Golpe de Estado contra el presidente Constitucional Hugo Chávez, rescatado horas después por el valor de dignos militares y del pueblo.

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2 Miércoles 11 de Abril de 2012

Aristóbulo Istúriz: Desde el alto Gobierno no se ordenó reprimir la marcha opositora

El presidente Cháveznunca renunció

T/ Vanessa DaviesF/ Héctor LozanoCaracas

Lo del 11 de abril de 2002 fue un golpe de Estado, y yo creo que fue una traición

gigantesca al presidente Chávez por parte de compañeros de la Fuerza Armada. El de Manuel Rosendo es un caso emblemático de traición. Creo que todo esto fue un proceso muy previo al 11 de abril. Las leyes Habilitantes, por ejemplo, fueron un deto-nante importante, aun cuando todo el mundo recuerda solo lo de Pdvsa, cuando el Presidente decidió dar ese paso al control soberano de la industria petro-lera. Yo recuerdo que hubo un Consejo de Ministros, y el Pre-sidente dijo: “Mira, no se puede gobernar a este país sin contro-lar a Pdvsa. Sería una traición a nuestro pueblo gobernar a este país, que otros nos controlen a Pdvsa y que nosotros no tenga-mos los recursos para respon-derle al pueblo”.

Sé que uno de los ministros en ese momento (Luis Miquilena) le dijo: “Tú tomas esa decisión y te van a tumbar”. El Presidente le contestó: “Bueno, que nos tum-ben, pero esta es una decisión que hay que tomar”.

Yo creo que el 11 de abril de 2002 hubo varios golpes; creo que hubo un golpe militar en primer término; hubo un golpe petrolero, un golpe financiero, porque cuando los conspirado-res decidieron sacar los dólares del país goteados, en una sema-na nos bajaron las reservas in-ternacionales a 7 mil millones de dólares y prácticamente no

había ni cómo pagar nómina; estábamos casi tumbados sin disparar un tiro por no tener cómo hacer frente a eso.

Sin embargo, el cambio en la directiva de Pdvsa aceleró el golpe de Estado, porque les dio mucha fuerza internacional a los conspiradores. Pero creo que era inevitable; el golpe se hubiese dado, pero a lo mejor se hubiese dado más tarde.

Las leyes Habilitantes fue-ron la raíz, el despegue de un proceso que ya era indetenible. Los gobiernos de la Cuarta Re-pública lograban su estabilidad haciéndole concesiones a la oligarquía, nombrando minis-tros. Pero el Presidente, al no ceder, ya producía un despegue de ellos, y ellos no le iban a ga-rantizar la estabilidad o iban a conspirar contra la estabilidad del Gobierno.

Además, Pdvsa era un Esta-do dentro de otro Estado. Pdvsa en la Cuarta República estuvo dirigida por las grandes multi-nacionales; claro, venezolanos que eran preparados, forma-dos y al mismo tiempo algunas veces eran hasta funcionarios de esas empresas multina-cionales petroleras. El Presi-dente tomó una decisión muy clara de cambiar la directiva de la industria, y lo compartió con nosotros en el Consejo de Ministros. El Presidente dijo: “Mira, aquí nos vamos a jugar Rosalinda con dado, coroto y todo”. El Mandatario afirmó preferir que lo tumbaran an-tes que traicionar al pueblo. Prácticamente nos alertó al decirnos: “Amárrense los pan-talones, ajústense el cinturón

Miraflores”, yo sentí que los ino-centes eran los que venían mar-chando, que eso estaba dirigido desde otro lado. Por eso monta-mos una especie de búnker ese día para monitorear la marcha en la Vicepresidencia. Hay que recordar que todos los días pre-vios al 11 de abril, la gente nues-tra se estaba concentrando en el Palacio Miraflores.

La idea era que tuviésemos la tarima frente a Miraflores para tener la avenida Urdaneta llena de gente que impidiera que ellos llegaran a Miraflores si toma-ban la decisión de hacerlo. Pen-sábamos que eso podía disuadir a quienes venían. José Vicente Rangel hizo un gran esfuerzo para evitar la violencia, y habló con algunos de los dirigentes de la oposición; llamó a varios, y les dijo: “Miren, tienen que tener cuidado porque esa sería una confrontación muy seria y po-dría haber muertos”. Había en el seno de la oposición alguna gen-te que coincidía en que eso podía ocurrir, pero yo creo que eso ya estaba decidido. Ya hoy yo creo que nadie tiene dudas de que era un plan de conspiración que se venía trabajando en el seno de la Fuerza Armada; que era un plan premeditado y estaba todo bien medido y bien calculado. Ellos

Políticos y militares traicionaron al Mandatario, sostiene el actual primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, entonces ministro de Educación, en un relato contado en primera persona. “Si los héroes de Puente Llaguno no aparecen, los muertos hubiesen sido muchos más”, aseguró

porque vamos a entrar en una zona de tormenta”.

En ese momento se produjo un deslinde de mucha gente. Además de los militares hubo traiciones en otro sector; yo creo que en el sector político también hubo una traición, que se produ-jo dosificada.

POSICIÓN INGENUAEl 11 de abril de 2002 no pen-

samos que los opositores po-dían llegar hasta Miraflores; nos convencimos el mismo día. Creo que fue una posición muy ingenua. Yo me di cuenta de que era un golpe de Estado cuando ellos decidieron venirse a Mira-flores. Cuando vi el título de ese día de una edición extraordina-ria del diario El Nacional, que decía “La batalla final será en

Chávez nos informó

su decisión: “Que me

secuestren, que me

hagan preso y que le

expliquen al mundo cómo

a un Presidente electo ellos

lo han secuestrado”

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Miércoles 11 de Abril de 2012 3sabían que la gente que apoyaba al Presidente iba a tener rodeado el Palacio de Miraflores, y que si ellos venían se les preparaba el escenario para que los franco-tiradores actuaran y mataran gente del lado de nosotros y gente del lado de ellos, para así acusar a Chávez de ordenar masacrar a la gente; eso internacionalmen-te crearía unas condiciones de aislamiento de Venezuela, y al mismo tiempo fortalecería a los traidores en el seno de la Fuerza Armada para debilitar el respal-do al Presidente.

NUNCA SE ORDENÓ REPRIMIRDesde el alto Gobierno nunca

se dio la orden de reprimir la marcha opositora. Nosotros es-tábamos en la tarima agitando con música, y desde la tarima vimos caer a la gente, vimos los disparos.

La marcha de oposición no llegó a encontrarse con nuestra gente; en la avenida Baralt la

le dispararon a la gente que es-taba disparando desde los edifi-cios, y a una parte de la Policía Metropolitana que estaba dispa-rando contra los bolivarianos.

La transmisión del Presiden-te, en la tarde del 11-A, fue pos-terior a los hechos de Llaguno. Todavía allí había confusión sobre la lealtad o no de algún sector militar. Ya sabíamos, por ejemplo, que quien tenía que mover a la Guardia Na-cional no la movió; ya ahí se sabían muchas cosas. Sin em-bargo, el Presidente decidió di-rigirse a la nación y los medios partieron la pantalla; es decir, eso formaba parte de un plan y comenzaba ya la campaña de que el Presidente había ordena-do los disparos.

También aparecieron milita-res declarando en la televisión

actuación fue de los francotira-dores y de la Policía Metropoli-tana. Ellos estaban matando a nuestra gente, era nuestra gente la que estaba recibiendo plomo.

Algunos de los francotirado-res fueron capturados y estuvie-ron detenidos en Miraflores esa noche, y cuando se llevaron al Presidente y nos fuimos detrás de él, allí quedaron esos franco-tiradores; después, nadie supo de ellos.

El 11 de abril una avanzada de la marcha de la oposición se me-tió por detrás del Liceo Fermín Toro. Lo que definitivamente los corrió fue una avanzada de pue-blo que bajó del 23 de Enero y entró por la avenida Sucre y por El Calvario. Yo vi a Guaicaipuro Lameda (expresidente de Pdvsa) y a otra gente en la reja de Mira-flores, intentando pasar al Pala-cio. Si los héroes de Puente Lla-guno no aparecen, los muertos hubiesen sido muchos más. Los compañeros de Puente Llaguno

de forma descarada. Nos dimos cuenta de que era un golpe de Estado, y se súper comprobó cuando decidimos declararle al canal 8, ya en la tardecita, y sa-caron al 8 al canal del aire.

TRES OPCIONESLas ministras y los ministros

ya sabíamos del chantaje, la pre-sión por parte de los militares golpistas que estaban pidiendo la renuncia del Presidente. Re-cuerdo que hubo una comunica-ción del general Néstor González González, y hasta dijo que daba cinco minutos de plazo para que el Presidente firmara. Nosotros nos reunimos con el Presidente y nos dijo que la situación era difícil, que había un golpe de Estado y que de verdad había traiciones; que prácticamente estábamos tumbados.

La gran presión sobre el Pre-sidente para que renunciara era terrible; ahí llamó la Iglesia, des-de Fuerte Tiuna, del Ministerio de la Defensa. Llamaban y lla-maban, pero el Presidente nunca renunció. Decir que renunció era parte del plan; yo creo que lo de la renuncia del Presidente estaba incluido para justificar el gol-pe de Estado, porque no podían ellos hacer preso al Presidente, decir que había un vacío y nom-brar un Gobierno sustituto.

Chávez dijo tener tres opcio-nes: resistir en Miraflores con el pueblo, pero era como un suicidio porque los golpistas decían que iban a bombardear; trasladar el Gobierno a Aragua, donde se mantenía leal el ge-neral Raúl Baduel; y que lo se-cuestraran. Después se dio una ronda de discusión sobre esas tres ideas, y cada uno fue opi-nando; yo me cuadré con la posi-ción de José Vicente de resistir. Después, Chávez nos informó su decisión: “Que me secuestren, que me hagan preso y que le expliquen al mundo cómo a un Presidente electo ellos lo han secuestrado”. El Presidente dijo: “Ustedes traten de preservarse, que nuestro pueblo no se va a quedar tranquilo, y conduzcan a ese pueblo”. El Jefe del Estado tomó la decisión más sabia, y esa decisión es lo que a Chávez le ha dado mucha fuerza, le ha dado fuerza a este proceso revolucio-nario: la confianza en el pueblo. Chávez confió en el pueblo.

La censuraque aplicó RCTV

El 12 de abril de 2002 en la te-levisión se decía que a mí se me buscaba junto con Freddy Bernal, vivo o muerto, y lo repetían y lo repetían. Decían que yo no apare-cía, que me estaban solicitando, y yo estaba en mi casa. Me fui a Radio Caracas Televisión, hablé con Eladio Lares (un alto ejecuti-vo) y le pregunté por qué ponían eso, si yo estaba allí. Él prometió resolverlo, pero yo veía que no

pasaba nada sino que seguían repitiendo la misma cosa. Llamé, y me dijeron “tienes que hablar con la gente de información”. Hablé con el jefe de información; ahí conocí a Andrés Izarra (hoy ministro de Comunicación). Él me respondió: “Aquí es una dic-tadura, aquí me están poniendo a que saque cosas y no me de-jan sacar nada”. Yo llamé a Radio Caracas Radio incluso, pedí mi derecho a réplica, y en lo que dije que Chávez no renunció, que era un golpe de Estado, ¡plás! Me sa-caron del aire”.

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4 Miércoles 11 de Abril de 2012

Eddi Ramírez: Carmona tomó una decisión que no tenía apoyo político ni militar

El paro petroleroconvocado el 4 de abril de 2002 desencadenó los hechos del 11-A

T/ Manuel LópezF/ Héctor RattiaCaracas

Eddi Ramírez, expresidente de Palmaven, está convenci-do de que si los altos ejecu-

tivos de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) no hubieran promovi-do el paro de la industria para el 4 de abril de 2002, la marcha multitudinaria de la oposición realizada siete días después, que terminó en las inmediaciones del Palacio de Miraflores, no hu-biera sido tal.

Su criterio es que el verda-dero paro petrolero fue el 4 de abril de 2002. “En diciembre de ese año se trató de un paro cívico al que nosotros nos su-

mamos voluntariamente, no hubo ninguna convocatoria de parte de la alta gerencia de la industria. El paro petrolero lo convocamos el 4 de abril. Lo acataron algunas unidades, sobre todo la parte adminis-trativa. No queríamos parar la producción, ni la refina-ción. Nosotros nunca caímos en la política, más bien la gen-te nos reclamaba que estába-mos en un mundo aparte. Pero consideramos que ponerle las manos a Pdvsa y politizarla iba a ser el principio del fin de la industria”.

“Logramos que alrededor del grupo que defendía la meritocra-cia concurrieran el movimiento de protesta de la sociedad civil, los partidos políticos, la CTV y Fedecámaras. Asumimos esa responsabilidad, pero no sabía-mos de los hechos que se desenca-denarían posteriormente”, recal-có el expresidente de Palmaven, entrevistado por el Correo del Orinoco, al recordar los hechos de hace 10 años.

lo despidió el domingo 7 de abril de 2002. Palmaven es una filial de Pdvsa encargada de los pro-gramas de responsabilidad so-cial de la industria estatal.

Ramírez, que no tiene filia-ción con el actual presidente de la petrolera, considera que el 11 de abril de 2002 comenzó el 25 de febrero de ese año, cuando los 24 altos ejecutivos de la industria publicaron un remitido que se llamó Salvaguardemos a Pdvsa, en el que defendían el concepto de meritocracia por encima de las decisiones del Gobierno Bo-livariano.

-¿Por qué publicaron el re-mitido?

-En ese mes el presidente Hugo Chávez designó a Gastón Parra Luzardo como presidente de Pdvsa. Nosotros nunca objeta-mos el nombramiento, a pesar de que no tenía ninguna expe-riencia gerencial. Era profesor universitario muy respetado, anclado en la década de los 60, pero es una potestad del Primer Mandatario designarlo, así como designó también como directo-res externos a Carlos Mendoza Potellá, muy conocido también, y a Rafael Ramírez Carreño.

MERITOCRACIA POR ENCIMA DE TODO

-Gobiernos anteriores ha-bían nombrado directores que no venían de la indus-tria.

-Sí, Gustavo Roosen y Andrés Sosa Pietri fueron nombrados presidentes de la industria y ve-nían de afuera. Lo que sí objeta-mos fue el nombramiento de los cinco directores internos que venían de nuestras filas: eran buenos profesionales, pero no tenían suficientes méritos para ser directores, salvo que estaban muy identificados con el proceso revolucionario. Eso nos pareció que violaba la meritocracia.

-¿Ustedes pusieron la me-ritocracia por encima de la potestad del Jefe del Estado de nombrar la directiva de la industria?

-Para llegar a ser director en la industria era necesario cum-plir con una serie de etapas. Es responsabilidad de tus supervi-sores identificar potencialida-des. Hay obreros y motorizados que llegaron a ser directores. Si tenías un potencial muy alto, aceleraban tu formación para escalar posiciones más rápido. Eso era la meritocracia en Pdvsa, que consistía en las evaluaciones anuales; cada dos

El expresidente de Palmaven, filial de Pdvsa, aseguró que desconocía que la multitudinaria marcha de la oposición terminaría en el Palacio de Miraflores y provocaría el golpe de Estado

Pedro Carmona, presidente de Fedecámaras, “tomó una de-cisión que no tenía apoyo políti-co ni militar; por eso la Fuerza Armada lo sacó y puso de nue-vo a (Hugo) Chávez. El pueblo comienza a reaccionar después del 11 de abril, porque cuadros militares y políticos de Chávez comienzan a impulsar la movi-lización popular hacia los cuar-teles y Miraflores”.

Eddie Ramírez fue uno de los altos ejecutivos de Pdvsa que se opusieron a que el Gobierno Bolivariano liderado por Hugo Chávez asumiera el control de Pdvsa, tal como le corresponde al Jefe del Estado venezolano. “Defendíamos la meritocracia”, respondió con insistencia, aun-que negó que hubiera participa-do deliberadamente en un com-plot para derrocar al Presidente y mucho menos que siguiera las directrices del expresidente de Pdvsa, Luis Giusti, uno de los artífices de la apertura petro-lera en el segundo Gobierno de Rafael Caldera (años 90).

Ramírez participó en la mar-cha que comenzó en el Parque del Este, llegó a Chuao y conti-nuó hacia las inmediaciones del Palacio de Miraflores. También fue uno de los más activos pro-motores del paro convocado por los gerentes de la industria pe-trolera ese 4 de abril, razón por la que el mismo presidente Chávez

“Los trabajadores petroleros

no tuvimos arte ni parte

en los hechos posteriores.

Nosotros no estuvimos

en Miraflores, ni firmamos

actas, ni sabíamos

lo que estaba pasando.

El 12 (de abril) regresamos

a nuestro trabajo para volver

a la normalidad”

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años se revisaba este potencial. Lógicamente, el nombramiento de la junta directiva es potestad del Presidente de la República. Siempre había en la terna que se presentaba gente más cer-cana al Gobierno del momento, pero eso no interfería con el manejo de las empresas.

-¿Ese es su caso?-Entré como director técni-

co en Palmaven. Necesitaban a alguien con experiencia am-biental y que fuera ingeniero agrónomo. Consideraron que mis credenciales se correspon-dían con el cargo. Pasaron dos presidentes y después me as-cendieron a ese cargo. No podía pretender otro puesto en la in-dustria. Los ascensos eran muy estrictos. Tal es así que una vez Chávez visitó Pdvsa, creo que estaba Guaicaipuro Lameda o Héctor Ciavaldini como presi-dente, y confesó que creía en la meritocracia porque se parecía

había generado un conflicto que no iba a parar si no les pedía la renuncia a esas personas.

-Eso hubiera significado la desautorización del Presiden-te de la República.

-Claro, por eso el Gobierno se negó. Nosotros hablamos con esos compañeros y le pedimos que renunciaran para evitar un conflicto, pero también rechaza-ron nuestra propuesta. Después vinieron una serie de conver-saciones que no terminaron en nada, y tomamos la determina-ción de que si tocaban a alguno de los nuestros, nos parábamos; hecho que sucedió cuando jubi-laron a dos altos gerentes: el de Asuntos Públicos y el de Asun-tos Legales. El 4 de abril decidi-mos pararnos. Ese fue el verda-dero paro petrolero.

UN AMBIENTE FAVORABLE-¿Se plantearon medir fuer-

zas con el Gobierno?-Jamás se planteó en esos tér-

minos. Nunca pensamos que las cosas llegarían a donde lle-garon. Fueron decisiones más emotivas que otra cosa. Cuan-do conocimos los nombres de la nueva junta directiva, que ve-nían de un nivel inferior, decidi-mos reaccionar y publicamos el remitido firmado por los 24 altos gerentes.

-¿Qué los llevó a pensar que la huelga tendría éxito?

-En aquel entonces visuali-zamos que Chávez necesitaba dos cosas para sostener la Re-volución: las armas y el dinero, la Fuerza Armada Nacional y Pdvsa. El Presidente tenía un índice de popularidad de 35%, mucho más bajo que el de aho-ra. Empezó el paro y buscamos el apoyo de la sociedad civil. La calle estaba recalentada por el rechazo de las leyes habilitan-tes. Hubo un movimiento muy exitoso que promovió la Asam-blea de Educación que se deno-minó Con mis hijos no te metas. Había un ambiente favorable para que la gente respaldara el movimiento.

-La gente siempre consideró a quienes trabajan en la in-dustria petrolera como unos privilegiados.

-En absoluto. Después de la nacionalización, en 1975, se ha-bía realizado un esfuerzo muy bonito para recuperar la indus-tria, en el que participaron los partidos políticos y diversos sectores de la sociedad, sin nin-gún trauma. Las transnacio-nales dejaron a la industria en

al ascenso en el caso de los mi-litares. Son organizaciones ma-nejadas por seres humanos y tienen sus fallas, no me parece que sean perfectas, pero funcio-naban. Nos rebelamos porque el presidente Chávez no respetó la trayectoria para nombrar a los directores internos.

-¿Por esa razón se enfrenta-ron al Presidente?

-Sí. Los directores internos tie-nen el manejo del día a día. Nos pareció que los nombramientos rompían la meritocracia y que era el principio de la politiza-ción de Pdvsa. El comunicado expresaba esas inquietudes. Empezamos con el lema ‘mérito sí, política no’. Comenzamos a protestar en los semáforos, con pancartas. Después estableci-mos un diálogo con el presidente Gastón Parra. Era una persona muy educada y respetuosa. Le planteamos que el nombramien-to de esos directores internos

mal estado, con unas reservas de apenas 18 mil millones de barriles y unos equipos total-mente depreciados, porque no hicieron inversiones al prever lo que se avecinaba. En el año 2002, Pdvsa era la segunda pe-trolera del mundo. Teníamos programas de responsabilidad social que llevaba adelante Palmaven, no para atender a la gente de la ciudad, sino del en-torno donde se realizaban las operaciones de la industria.

Ramírez explicó que todas las empresas hoy deben tener pro-gramas sociales, pero “su ma-yor responsabilidad es darle di-videndos al accionista”; aunque reconoce que los gobiernos no le dieron a ese dinero el mejor uso, aseguró que “no era culpa de la corporación petrolera”.

-¿Fue inédito que una direc-tiva de Pdvsa participara en una huelga?

-Lo fue, porque nosotros no éramos políticos ni teníamos unas condiciones económicas excepcionales; a pesar de lo que piensa la gente, las remunera-ciones de la industria nunca fue-ron marcadoras. Eran buenas, estábamos en el percentil 75 de los mejores sueldos del país. Eso quiere decir que solo había 25% por encima de nosotros. Estábamos muy satisfechos con nuestras condiciones socioeco-nómicas; sencillamente no acep-tábamos que la empresa se fuera a politizar.

-¿Cómo consiguieron el apo-yo de la sociedad civil?

-Hubo muchas marchas y pro-testas, pero se habían calmado. No hubo mayor cosa. Nosotros nos comenzamos a congregar en Chuao, la denominamos la pla-za de la Meritocracia. La gente se nos acercaba y nos decía que nos iban a apoyar porque había que salir de Chávez, ja,ja,ja... Lo digo con toda franqueza. La relación de los petroleros con la sociedad siempre ha sido de amor-odio.

SE LES FUE DE LAS MANOS-¿Se mantuvo el paro para

salir de Chávez?-Esa no era nuestra intención;

queríamos que el Presidente rectificara y mantuviera la me-ritocracia en Pdvsa. El día 7, el Presidente despidió a siete de no-sotros por televisión, lo anunció con un pito. Ante estos hechos, el día 9 de abril conseguimos el apoyo de Fedecámaras y de la CTV. Carlos Ortega (CTV) y Pedro Carmona (Fedecámaras) anunciaron que se sumaban al paro. Nosotros fuimos quienes lo comenzamos. El movimiento del 11 de abril lo desencadenamos los trabajadores petroleros. El 10 se prolongó el paro, aunque nos costó un poco porque algunos líderes sindicales pensaban que no era conveniente, pero el am-biente estaba para que se diera.

Ramírez aseguró que se de-cidieron a convocar la marcha porque estaban dadas las con-diciones. “Inicialmente el 11 de abril la manifestación partió desde el Parque del Este hasta Chuao. Eso se desbordó. Miles de venezolanas y venezolanos asistimos a esa convocatoria”.

-¿Por qué se decidió seguir a Miraflores?

-Alguna gente criticó esa deci-sión. Te puedo decir que no le dije a nadie que fuera, pero sí fui a Miraflores a pedirle la renuncia al Presidente de la República.

-¿Fue una acción deliberada para salir del Presidente?

-Te repito, a algunos les pare-ció una insensatez marchar a Miraflores. Creo que la insen-satez la cometió el Presidente al convocar a sus seguidores a defender a Miraflores, cuando él tenía la Guardia Presidencial para su resguardo. Esa mani-festación se pudo detener el día 10 de abril, si el Primer Man-datario hubiera anunciado la renuncia en pleno de la junta di-rectiva de Pdvsa que le presentó

“Lo que puedo decir es que vi cuando disparaban

desde la avenida Baralt hacia Puente Llaguno;

no vi a ningún manifestante disparando. No me explicó

por qué el presidente Chávez no mandó a tomar

los edificios adyacentes que formaban parte de la zona

de seguridad. Si lo hizo, no fueron acatadas sus órdenes.

Tampoco mandó a detener la marcha en la autopista

Francisco Fajardo”

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Gastón Parra Luzardo ese día. La marcha se hubiera desinfla-do bastante, pero Chávez quería el conflicto y por eso guardó la carta de dimisión del tren ejecu-tivo de Pdvsa nombrado por él.

Ramírez contó que llegó “a dos cuadras de Miraflores” acompa-ñado por su esposa; estuvo “muy cerca de donde cayó la primera víctima”. Ante el pánico que causó el hecho, “decidimos reti-rarnos de la avenida Baralt ha-cia El Silencio. Estuvimos cerca de dos horas ahí hasta que volvi-mos a nuestra casa”.

-¿Fueron informados del desarrollo de los aconteci-mientos?

-En absoluto. En el sitio había mucha confusión. Nos informa-mos por lo que transmitían los medios de comunicación cuando llegamos a casa. Lamentable-mente el 11 de abril murieron 11 personas: 9 identificadas con el Gobierno, una con la oposición y otra que no se pudo identifi-car. Lo que puedo decir es que vi cuando disparaban desde la ave-nida Baralt hacia Puente Llagu-no; no vi a ningún manifestante disparando. No me explico por qué el presidente Chávez no mandó a tomar los edificios ad-yacentes que formaban parte de la zona de seguridad. Si lo hizo, no fueron acatadas sus órdenes. Tampoco mandó a detener la marcha en la autopista Francis-co Fajardo. Hubiera puesto dos tanquetas y no hubiéramos pa-sado, como lo hicieron cuando se reunió el grupo G-18 en el Teatro Teresa Carreño: ahí no nos deja-

mos arte ni parte en los hechos posteriores. Nosotros no estu-vimos en Miraflores, ni firma-mos actas, ni sabíamos lo que estaba pasando. El 12 (de abril) regresamos a nuestro trabajo para volver a la normalidad. Realizamos un acto ecuméni-co en Chuao para pedir por la paz y la reconciliación. Cuando Chávez regresó el 14 de abril nos pidió perdón y aceptó que se ex-tralimitó en los despidos y nos reincorporó a nuestros cargos. En octubre (2002) me tocaba la jubilación, y entregué el car-go de presidente de Palmaven mediante un acto formal. Pero cuando se produjo el paro di unas declaraciones apoyándolo, y me quitaron la jubilación y me despidieron públicamente.

ron pasar cuando queríamos ha-blar con el presidente Lula.

-¿Por qué cree que el Go-bierno no impidió que la mar-cha llegara tan cerca de Mi-raflores?

-El Presidente lo dijo el 14 o 15 de enero de 2004 en su mensaje a la Asamblea Nacional: “Yo pro-voqué la crisis cuando agarré el pito y comencé a despedir gente. La crisis era necesaria”. El res-ponsable de los sucesos del 11 de abril fue Hugo Chávez.

UNA GESTA CÍVICA-Ese día se desencadenó un

golpe de Estado contra el Pre-sidente.

-Lo que sucedió ese día fue una gran gesta cívica. Los tra-bajadores petroleros no tuvi-

-¿La meritocracia se convir-tió en un arma política contra el presidente Chávez?

-La reacción de los gerentes de Pdvsa contra las decisiones del Presidente tiene sus anteceden-tes en la campaña de despresti-gio que se venía gestando meses antes en contra de quienes diri-gíamos la industria. Una de las cosas que se decía era que tenía-mos sueldos obscenos, lo cual no es cierto, como le expliqué. Había muchas instituciones que tenían mejores sistema de jubi-lación. También se habló mucho de “las colitas” en los aviones de la industria. No te niego que pu-dieran haber excesos, pero eso no era lo generalizado. Sin em-bargo, se trató de hacer ver así, y nosotros reaccionamos contra la arbitrariedad política.

-Testimonios audiovisuales y documentos demostraron que el golpe fue un plan bien orquestado. ¿Conocían uste-des de la conspiración?

-Sorprendió a mucha gente que se venía gestando algo en paralelo, salvo a los organismos de inteligencia del Estado, su-pongo. La percepción que tengo es que, a la par del movimiento de la sociedad civil que no tenía nada que ver con lo que sucedió el 12 de abril, había un grupo de militares que estaba conspiran-do, le pidió la renuncia a Chávez. Hay diferencias entre ellos. Po-nen la torta. Para completar, sa-lió Carmona con ese decreto que no le gustó a casi nadie y por eso volvió el Presidente.

-El Primer Mandatario, al reasumir la Presidencia, lla-mó al diálogo, y ustedes se reintegran a sus puestos. No pasaron nueve meses y esta-lló el paro de diciembre. ¿Qué pasó?

-Después de todos esos hechos nombraron a Alí Rodríguez como presidente de Pdvsa, y se comenzó a realizar un movi-miento de personal que no se co-rrespondía con el desarrollo de carrera. Lo peor fue el nombra-miento en Previsión y Control de Pérdidas del teniente coronel Gustavo Pérez Isa. Comenzamos a sentir un cierto acoso y pre-sión. Notamos que la empresa se estaba politizando de manera gradual. Por otra parte, un sec-tor de la sociedad civil presiona-ba para que nosotros participá-ramos en el paro.

Eddi Ramírez explicó que el planteamiento de quienes pre-paraban la huelga general era que ellos habían presionado

para que a los petroleros los re-integraran en los cargos, y aho-ra les tocaba incorporarse a las protestas para la salida del Pre-sidente. “Tanto Alberto Quirós Corradi, Juan Fernández y mi persona escribimos artículos diciendo que no nos metieran en la pugna política. Sin embargo, cada vez que había una marcha nosotros participamos fuera del horario de trabajo. A pesar de esto, salieron artículos y carte-les en contra de nosotros, en los que nos llamaban cobardes y de todo. La presión fue muy gran-de, pero ningún trabajador de Pdvsa convocó el paro del 2 de diciembre, aunque estaba cons-tituida Gente del Petróleo como organización”, relató.

El paro de diciembre lo convo-caron, según la versión de Ramí-rez, todos los partidos políticos que estaban en la Coordinadora Democrática, la CTV y Fedecá-maras. “Se sumaron muchos trabajadores de la industria por voluntad propia. Pero el 2 de di-ciembre en la noche mucha gente sabía que el paro había fracasa-do. Solamente cuando Alí Rodrí-guez militarizó las instalaciones, llamó a los grupos paramilitares a los portones para impedir la entrada a una parte del personal el 4 de diciembre, cambió a los ge-rentes de distrito y estableció un plan de contingencia paralelo al de la industria, se radicalizaron las protestas el 6 de diciembre y se paralizó la actividad petrole-ra. Pero esa es otra historia”.

Gente del Petróleo

Eddie Ramírez es coordinador general de Gente de Petróleo una organización formada por siete al-tos ejecutivos de la industria que fueron despedidos cuatro días antes del 11 de abril de 2002.

El ingeniero agrónomo fue el primero de los despedidos el 7 de abril de 2002, por su oposi-ción a las políticas del gobierno del presidente Hugo Chávez. Re-cordó que el Primer Mandatario lo despidió sonando un pito, al igual que a los altos ejecutivos Rafael Gallegos, Manuel Barreto Hernáiz, Eugenio Montoro, Juan Fernández, Mercedes Montero y Horacio Medina.

Después del golpe de Estado del 11 de abril de 2002, retornó a la presidencia de Palmaven, pero su permanencia fue corta, pues menos de un año después (marzo de 2003) fue despedido nuevamente, pese a que ya había sido aprobada su jubilación.

En octubre de 2004 publicó el libro Ni un paso atrás, obra en la que defiende su actuación y la de sus compañeros de causa. Des-de 2005 es el coordinador nacio-nal de la Asociación Civil Gente del Petróleo, una organización que fue creada después de abril de 2002.

En 2009 publicó otro libro ti-tulado La indoblegable sociedad venezolana, en el que narra otros hechos de ese proceso que sa-cudió la historia venezolana.

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Miércoles 11 de Abril de 2012 7Estaba trajeado de negro, al estilo de los grupos comando

Desde Miraflores se detectó el 11-Ala presencia de un francotirador

T y F/ Luis Tovías BaciaoValencia

Una de las coincidencias poco frecuentes en el mundo ocurrió al me-

diodía del 11 de abril de 2002 sobre el techo del Palacio de Miraflores: un francotirador y un contrafrancotirador, desde sus miras, se apuntaron du-rante varios segundos.

El entonces comandante de la compañía Lanceros del Re-gimiento Guardia de Honor, teniente de navío Edward Cen-teno Mass, yacía al lado del contrafrancotirador de apelli-do Rosales que estaba bajo su mando y quien solo operaba en los dispositivos de seguridad del presidente Hugo Chávez.

“Mi teniente de navío, el francotirador nos observa des-de un edificio” ubicado al nor-te de Miraflores, le dijo. “Nos estamos viendo los dos”, espe-cificó Rosales a Centeno Mass. Agregó que del otro lado de la mira lo avistaba un hombre trajeado de negro, al estilo de un grupo comando.

Los angustiantes segundos culminaron cuando la figura azabache corrió y no fue visto

más por el cuidador del recin-to presidencial. Centeno Mass, enseguida, se abrió paso entre el tumulto.

En el interior de Miraflores se disponía de un sistema de seguridad mínimo. Al infor-mar a sus superiores, Centeno Mass sugirió una rápida su-pervisión en el área. Con dili-gencia, un helicóptero pasó a vuelo rasante; sin embargo, no quedaron rastros del misterio-so sujeto.

“Dentro de mi compañía contaba con un pelotón de con-trafrancotiradores. En aquel momento se pudo escuchar unas marchas que venían des-de el este de Caracas. También había mucha gente reunida frente al palacio en defensa del comandante Hugo Chávez”, recordó el oficial.

En dichas condiciones las compañías del Regimiento se hallaban en situación de aler-ta. Diez años después, Centeno Mass asevera que la suma de hechos extraños registrados ese día corrobora la existencia de francotiradores a sueldo.

¿El francotirador no podía ser parte de la Disip, o de la Guardia de Honor? “No era nuestro”, sentenció Centeno Mass. “Si hubiera sido de la Disip, el hombre no hubiese salido disparando. Y por par-te nuestra, no había órdenes de tomar las alturas de los al-rededores; ya que el hecho de que estuviesen las personas marchando no representa-ba ninguna amenaza directa contra el Presidente. Tampoco habían intenciones de que el Comandante saliera. El dis-positivo nuestro se activa solo para el momento de la salida del Mandatario”.

Según el efectivo castren-se, en el sitio donde se divisó al individuo vestido de negro había un ángulo de disparo hacia el lugar donde cayó la primera persona muerta de esa jornada.

PELIGRO LATENTEA eso de las 5:00 pm del 11

de abril, el jefe del regimiento

salido de vacaciones. Hizo la pregunta para ver si alguien se entusiasmaba ese 12 de abril”, narró.

Molina Tamayo, además, preparaba el terreno para la inminente instalación del go-bierno de facto. Nunca pudo colocarse cerca de sus colegas de Miraflores.

De la reunión salieron Mo-rao y el teniente coronel Celso Canelones, comandante del batallón de seguridad presi-dencial, entre otros. Al llegar de nuevo al regimiento, las tropas se hallaban amotina-das. Morao hizo un llamado a la calma.

SE REVOLVIÓ LA CALLEEl 13 de abril se restauraron

las líneas telefónicas, inefi-caces durante las últimas 24 horas. En la mañana, Morao reunió a sus hombres y mu-jeres. Les dio cuenta sobre lo que sucedía en la Brigada de Paracaidistas de Maracay: se formó una rebelión contra el gobierno de facto.

En ese momento se decidió tomar el palacio. A las 8:00 am, el jefe del Regimiento Guardia de Honor ordenó comunicar el plan a los comandantes de compañía, con la disposición de apresar a los opositores ins-talados en el interior del recin-to, lo cual se llevaría a cabo de forma disimulada.

A las 11:30 am se aplicó lo convenido. Centeno Mass in-gresó con su compañía por los túneles para llegar a Miraflo-res. Fueron los primeros en cruzar la línea hacia el punto donde los golpistas se encon-traban. En total, se activaron dos compañías, es decir, unos 150 hombres en la operación.

Los comandantes agilizaron la distribución en los alrede-dores de las instalaciones. Se reforzaron las entradas, las garitas. Los ministros de Car-mona fueron detenidos. Las fuerzas leales rodearon a los golpistas y “les hicimos saber que nuestras armas no apun-taban al pueblo, sino a ellos; no podían oponer resistencia”, destacó Centeno Mass. Car-mona escapó por una de las puertas.

“La verdad, en esos días se demostró cuán dañinos pue-den ser los medios de comuni-cación contra la democracia”, recuerda el hoy capitán de fra-gata y comandante de la base naval de Turiamo.

El 12 de abril de 2002 “me encontraba en la alcabala del Palacio, y vi cuando salió el Presidente. En aquella confusión le preguntaron al Mandatario cuándo regresaría, y él contestó: ‘es que no nos hemos ido’. Esta frase es el ‘por ahora’ de abril”, comparó el para entonces teniente de navío Edward Centeno Mass

Guardia de Honor, Jesús Mo-rao, reunió a sus subalternos con el propósito de aclararles que los acontecimientos re-cientes formaban parte de un golpe de Estado. Expuso que probablemente se activaría una fase militar del golpe: “El que no esté convencido de lo que está haciendo agradezco que me lo diga ahorita para que se vaya a su casa”. Nadie abandonó la plaza.

Centeno Mass contempló con indignación la salida de Chávez rumbo a Fuerte Tiu-na, en la madrugada del 12 de abril.

“Me encontraba en la alca-bala del Palacio, y vi cuando salió el Presidente. En aquella confusión le preguntaron al Mandatario cuándo regresa-ría, y él contestó: ‘Es que no nos hemos ido’. Esta frase es el ‘por ahora’ de abril de 2002”, comparó Centeno Mass.

El 12 de abril en la tarde, los soldados dispuestos en las ga-ritas de Miraflores expresaron que no montarían más guar-dia. La gente del 23 de Enero que pasaba por las adyacen-cias gritaba por qué habían entregado al Presidente. “Los muchachos, entonces, nos ha-cían la misma pregunta a no-sotros”, contó Centeno Mass.

El teniente Rosales reprochó que desde la televisión se acusa-ra a priori a los francotiradores del Palacio de matar a marchis-tas. La esposa de Rosales sabía que él se acantonaba en la uni-dad de contrafrancotiradores. Ella le preguntó por qué le ha-bía disparado al pueblo. “¿Y tú crees que yo soy capaz de dispa-rarles a personas indefensas?”, le reprochó Rosales.

Poco antes de la autojura-mentación de Carmona Estan-ga, el contralmirante Carlos Molina Tamayo solicitó una reunión con los oficiales en funciones dentro del palacio. Trataba de liderar la asonada. La cara de Molina Tamayo a las 5:00 pm denotaba intimi-dación. “Creo que lo más in-teresante que pudo hacer fue preguntar quiénes no habían

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8 Miércoles 11 de Abril de 2012

El 12 de abril los diputados revolucionarios se prepararon para la resistencia

Iris Varelauno de los francotiradores del 11-Atenía un carné de la policía de Chacao

T/ Alex CarmonaF/ María Isabel BatistaCaracas

Iris Varela, actual ministra del Poder Popular del Servicio Pe-nitenciario, era diputada de la

Asamblea Nacional (AN) cuando ocurrió el golpe de Estado del 11 de abril de 2002.

Cuando se enteró que la mar-cha de la oposición fue desvia-da al Palacio de Miraflores, su itinerario de trabajo cambió en segundos.

Los acontecimientos fueron más importantes que las reunio-nes que tenía previstas con el embajador de México, para ana-lizar las alternativas de merca-do en Latinoamérica.

En minutos, sus objetivos de trabajo cambiaron. Para la di-putada era el momento de estar

con el pueblo en la avenida Ur-daneta, al frente del Palacio de Miraflores.

“Cuando nos avisaron que querían desviar la marcha a Miraflores, pensamos que pre-tendían asaltar el Palacio. Eran como las 11:00 am, y salí al Pala-cio para estar en la avenida con la gente que hacía vigilia por los pronunciamientos que se habían dado antes”, explicó Varela.

El alzamiento de los militares Pedro Soto (febrero) y Carlos Molina Tamayo (9 de abril) fue-ron los acontecimientos previos que le confirmaron a Varela y al diputado Luis Tascón que lo que ellos habían anunciado cuatro meses antes se estaba haciendo realidad: un golpe de Estado en Venezuela.

DÍAS LARGOS“Nosotros manejamos una

especie de manual de golpe de Estado desde diciembre de 2001. Fuimos por distintos lugares del país alertando sobre la situa-ción”, agregó. Pero una cosa es decirlo, y otra es vivirlo.

Desde la tarima ubicada frente a Miraflores, la parlamentaria vio ese 11 de abril cómo varios

y con los ojos llorosos empecé a analizar todo lo que estaba suce-diendo”, acotó Varela.

En algún momento pensó que se había acabado todo, pero el instinto de seguir luchando por la Revolución hizo que entrara a Miraflores a reunirse con sus colegas. Antes, presenció cómo algunos revolucionarios aposta-dos en la tarima consiguieron a uno de los francotiradores; ella le salvó la vida.

“Lo salvé para que no lo ma-taran y para que sirviera como prueba de lo que estaba hacien-do. El tipo tenía un carné de una compañía que pertenecía a Isaac Pérez Recao, además de otro de la Policía de Chacao (el alcalde era el dirigente opositor Leopol-do López). Le dieron asistencia médica en el Palacio de Miraflo-res. Lástima que el gobierno de facto, al otro día, le consiguió la libertad”, acotó.

Una larga noche esperó a Va-rela. Estaba en Miraflores cuan-do fueron a buscar a Chávez. Al rememorar el momento, todavía brotan el terror y la tristeza.

“Cuando Manuel Rosendo pasó frente a mí, le dije: ‘general, usted es un traidor’. Todavía re-cuerdo todas las informaciones que le di con respecto a un posi-ble golpe de Estado”, recordó.

En las investigaciones pre-vias que hizo con Tascón en-contró que algunas personas del Gobierno traicionarían a la Revolución. Meses después, Luis Miquilena (Ministro de Interior) y Alfredo Peña (alcal-de metropolitano) fueron los primeros en aliarse a los opo-sitores que quisieron tomar el poder.

“Cuando meses antes decía-mos que había gente que se iba a voltear, no nos creían; por eso, al vivir todo lo que sucedió el 11 y 12 de abril, sentimos mucha impotencia, ya que sabíamos la fortaleza que el Presidente tenía y no poder evitar su caída era demasiado fuerte para no-sotros”, especificó Varela.

El 12 de abril fue el día de ma-yor impotencia. Mientras el gru-po opositor proclamaba a Pedro Carmona como presidente de facto, Varela y otros diputados se escondieron en una casa ubi-cada en Prados del Este.

La estrategia de instalar la Asamblea Nacional en Maracay fue una de las principales ideas, pese a que ese día comenzó la persecución contra ellas y ellos.

-¿El 12 de abril usted se sin-tió perseguida?

“Cuando Manuel Rosendo pasó frente a mí, le dije: ‘general, usted es un traidor’. Todavía recuerdo todas las informaciones que le di con respecto a un posible golpe de Estado”, recordó la hoy ministra del Servicio Penitenciario

revolucionarios se lanzaron al piso para esquivar los disparos que les hacían, desde la avenida Baralt, varios funcionarios de la Policía Metropolitana.

Varela también fue testigo del caos que se desató con los heridos, víctimas de los franco-tiradores que estaban en zonas estratégicas: en edificios adya-centes a Puente Llaguno. Por ello, le indignó que los medios de comunicación presentes en el lu-gar de los hechos no registraran lo que sus ojos veían.

“En las azoteas de los edificios aledaños a esa zona estaban los francotiradores y los canales de televisión no fueron capaces de girar sus cámaras para en-focarlos. También había fran-cotiradores en las ‘ballenas’ y ‘rinocerontes’ de la Policía Me-tropolitana (PM). Después, quie-nes estaban en la ‘ballena’ apa-recieron ejecutados y la excusa fue que se suicidaron”, explicó Varela, quien no aportó más de-talles sobre esta denuncia.

Horas de angustia vivió la actual ministra, quien como ca-beza de la multitud que resguar-daba Miraflores recibió una llamada al final de la tarde que hizo que se derrumbara a un lado de la tarima.

IMPACTO“Me llamó Cilia Flores y me

dijo que me bajara, porque es-tábamos frente a un golpe de Estado. El presidente Chávez nos había mandado a decir que nos resguardáramos. Me senté,

“Quédate tranquila, porque

nos van a matar. Te está

buscando un tal Lucas

para matarte’. Después me

enteré de que ese Lucas era

un seudónimo que usaban

quienes nos querían matar.

Ellos venían por nosotros”

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Miércoles 11 de Abril de 2012 9

-Un vecino me dijo que no me apareciera porque me estaban buscando hasta con linterna. En la Carlota escribieron en un muro nuestros nombres y les co-locaron velones negros.

-Al ver que el presidente Chávez salía del poder, ¿qué pensaron hacer las diputa-das y los diputados revolu-cionarios?

-Estábamos organizando la resistencia para desconocer el nuevo gobierno y denunciar el secuestro del Presidente. Desi-rée Santos me llevó a la casa de un familiar. El 12 de abril bajamos al Palacio Legislati-vo. Vi que estaban todos los periodistas, pero ninguno nos preguntó algo. Ellos ya estaban complacidos con el cambio de gobierno, sobre todo a raíz de la lectura de Napoleón Bravo, quien dijo que el Comandante había renunciado.

nos dio a nosotros más ideas, y pensamos instalar la Asamblea en Maracay, porque ellos habían tomado el Palacio. Fue cuando anunciaron una cadena para leer el decreto de Carmona. Allí nos desmoralizamos.

-¿Qué hicieron en ese mo-mento?

-Ya en el Palacio Legislativo, yo salí a pelear con los guar-dias, porque ante el golpe de Estado les recordaba que ellos habían jurado defender la Constitución, y les preguntaba: “¿Ustedes se van a calar eso?”. No me hicieron caso, y en esas Pedro Carreño me agarró y me

-¿Cuál fue el primer paso de su nuevo plan?

-Comenzamos a llamar a los demás diputados para instalar la Asamblea, pero era complica-do por ser viernes; las sesiones eran martes y jueves. No se po-día, porque algunos estaban in-volucrados y otros se fueron al interior; para mi asombro, algu-nos de los nuestros no querían, y hasta nos dijeron que “ya esta-ba todo perdido”. Sin embargo, los que estábamos “resteados” nos mantuvimos en Caracas, y de hecho, después conservamos la mayoría de las curules en la AN.

-¿Ustedes eran los únicos que se movían en ese mo-mento?

-No. Fíjate que por televisión vimos el pronunciamiento del fiscal Isaías Rodríguez, cuando dijo que era un golpe de Estado y luego le quitaron la señal. Eso

dijo: “Quédate tranquila, por-que nos van a matar. Te está buscando un tal Lucas para matarte”. Después me enteré de que ese Lucas era un seudó-nimo que usaban quienes nos querían matar. Ellos venían por nosotros.

-¿Se fueron a Maracay?-Entré en el carro de Rodolfo

Gutiérrez, un diputado de Cara-bobo, y me acosté en el asiento trasero para que no me vieran. Llegamos a una casa por Pra-dos del Este. Allí empezamos a hacer contactos con la prensa internacional. Eso fue todo el 12 de abril. No dormimos.

El rostrode los golpistas

-¿Qué hicieron el 13 de abril?-Intentamos irnos a Maracay y

Juan Barreto se fue a Miraflores, porque allí se empezó a instalar la gente. Cuando iba por la alcabala 3, en Fuerte Tiuna, nos paramos. La gente me sacó del carro. Lo que hice fue darles calma, por-que creían que nos habían ma-tado. La gente me preguntó por todos. Una persona me exhibió como si fuese un trofeo.

-¿En ese momento usted deci-dió quedarse en Fuerte Tiuna o se llevó a la gente a Miraflores?

-No, me quedé allí con ellos a esperar qué sucedía. Al rato se me

acercó un soldado con una hoja y me entregó un papel. Me dijo: “Le voy a entregar esto, pero no lo pue-de leer hasta que yo me vaya y no puede decir que soy yo el que lo en-tregó, porque me pueden matar”.

-¿Qué decía el papel?-Era la inspección que le hizo

la Fiscalía Militar al cuerpo de Chávez, para hacer constar que estaba bien. Eso se lo hicieron en Fuerte Tiuna. Debajo del nombre y firma de la fiscal militar, decía: Chávez “manifestó a esta fiscal que ‘no he renunciado”. Eso se lo leí a la gente. Enseguida el pueblo cayó en cuenta de la realidad.

-¿Ese episodio fue como una especie de inicio del retorno del Comandante?

-Prácticamente, porque de allí salí a llevar al general Rafael

Arrieta a Venezolana de Televi-sión (VTV ), para que hiciera un llamado a la tranquilidad y expli-cara que habíamos controlado ciertas unidades militares. Al llegar a Miraflores escuchamos la algarabía de la gente afuera. Adentro vimos la otra cara: la de los golpistas.

-Pudieron arremeter contra ellos. ¿Por qué no lo hicieron?

-Porque nosotros no somos fascistas como ellos. Nuestra na-turaleza no es esa; de hecho, el Fiscal General les garantizó sus derechos, pese a que antes anda-ban con mucha prepotencia. Ellos pensaban que les iba a pasar lo mismo que nos iban a hacer a nosotros. Nada de eso pasó, por-que estamos por encima de esa miseria.

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10 Miércoles 11 de Abril de 2012

El secretario general del organismo recordó que no firmaron el decreto de Carmona

Manuel CovaLa CTV no tenía un plan para tumbar a Chávez

El dirigente sindical venía de participar en el proceso electo-ral para elegir a las autorida-des de esa organización sindi-cal, realizado en noviembre de 2001, cuando fue elegido secre-tario general; su compañero de partido (Acción Democrática), Carlos Ortega, obtuvo la presi-dencia de la confederación.

El secretario general de la CTV se estrenó en esas lides al participar en una huelga gene-ral que fue convocada por los altos ejecutivos de la industria petrolera días previos al golpe de Estado del 11 de abril de 2002, y a la que la dirigencia cetevista decidió plegarse.

Después de 10 años, Cova hizo un alto en sus funciones de secre-tario general de la confederación para reflexionar -desde su oficina en el edificio José Vargas- sobre lo sucedido en aquellos aciagos días. “El ambiente que se perci-bía en el país los días previos al 11 de abril de 2002 era muy conflic-tivo, estaba muy caldeado. Había muchas movilizaciones del lado opositor y del lado del Gobierno. La polarización era muy marca-da en torno a las posiciones de ambos polos”.

Manuel Cova y Carlos Ortega hicieron una llave inseparable

T/ Manuel LópezF/ Loel HenríquezCaracas

“Si usted quiere que con-sultemos a los venezo-lanos, bienvenida sea

su idea, vamos a referéndum para que esos compatriotas di-gan si están de acuerdo con la políticas que usted ha puesto en práctica en Venezuela, que han empobrecido mucho más al pueblo”. Esas palabras fueron transmitidas por los medios de comunicación nacional duran-te una rueda de prensa ofrecida el 7 de marzo de 2002 por Ma-nuel Cova, secretario general de la opositora Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).

en esos días hasta la huelga ge-neral de diciembre de 2002. Ellos eran los máximos dirigentes de la CTV, organización laboral que representaba los intereses de los viejos partidos que gobernaron a Venezuela entre 1958 y 1998.

-¿Cómo eran las relaciones de la CTV con autoridades del Gobierno?

-El Gobierno del presidente Chávez se inició con una polí-tica muy poco proclive a las or-ganizaciones sindicales existen-tes. Hubo mucha confrontación con la dirigencia laboral del momento. En la propia Asam-blea Nacional Constituyente se promovieron iniciativas para eliminar la CTV y las otras cen-trales sindicales. Inclusive se llegó a proponer en la sección de disposiciones transitorias de la Constituyente que se aprobara un decreto en el que se elimi-naba las organizaciones labo-rales existentes de ese entonces. Aparte de eso se promovió, a solicitud del Presidente de la Re-pública, un referendo sindical que contraviene lo que establece la Constitución y los convenios internacionales de que el Estado no debe inmiscuirse en los asun-tos internos de los sindicatos. El diálogo social que reclamába-

do los altos ejecutivos de Pe-tróleos de Venezuela (Pdvsa)?

-El tema de acompañar a los petroleros en sus reclamos por su derecho al trabajo, la meri-tocracia, el cumplimiento del contrato colectivo, el rechazo a las presiones por sus posiciones políticas. Respaldamos esas exi-gencias contractuales y legales como corresponde a una organi-zación sindical.

-¿Qué puntos trataron en ese encuentro con los petro-leros?

-No me acuerdo, pero te puedo decir que no eran reclamos de la alta gerencia solamente, sino de obreros y empleados que espe-raban por el cumplimiento del contrato colectivo. Eso fue lo que se discutió en el comité ejecutivo de la CTV, y lo que llevó a la con-federación a respaldar en la ca-lle el reclamo que públicamente plantearon esos trabajadores.

-¿Se propuso en algún mo-mento llegar a Miraflores el 11 de abril?

-La CTV se planteó, como la mayoría de los que participaron en la movilización de ese día y los anteriores, que fuera una marcha pacífica. Por supuesto, aspiraba a que estuviera muy concurrida para presionar el diálogo y, de esta manera, evi-tar la imposición de políticas arbitrarias desde Miraflores. Lo que queríamos es que los cambios fueran dándose por la vía de un consenso que per-mitiera resolver los problemas que estaban haciendo crisis en Venezuela.

-Había dirigentes que no estuvieron de acuerdo con la posición asumida por la di-rección de la confederación. ¿Fue eso cierto?

-La veces que la CTV discutió la conflictividad de ese momen-to, lo hizo desde la perspectiva de los reclamos de los trabaja-dores. Nunca discutimos a lo interno del comité ejecutivo la participación por razones de re-vancha política, sino motivados por buscar una solución a los problemas, como lo indicaban las encuestas en ese momento. La mayoría no estaba de acuer-do con la gestión del Gobierno y consideraba que no se les aten-dían sus reclamos.

-¿La CTV no participó en el plan de confrontación con el Gobierno?

-Una estrategia para acompa-ñar a los trabajadores en sus re-clamos, para que se discutieran los contratos colectivos, los de-

El 12 de abril de 2002, en el Palacio de Miraflores, “había sectores que no estaban ganados para buscar una salida constitucional a la crisis”, admitió el dirigente sindical opositor

mos nunca fue parte de la agen-da del Gobierno. Eso dificultó las relaciones.

-Ante la falta de diálogo, ¿la CTV planteó la confron-tación?

-Lo que quise decir es que des-de el Gobierno se promovieron iniciativas que no propiciaban el diálogo y, además de eso, se adoptaron decisiones que invo-lucraban al movimiento sindi-cal sin que se hubiesen debatido estos temas. Obviamente ese era su proceder, no solo porque estuviera involucrada la CTV, sino porque se correspondía con su política. Estamos hablando hoy día de otras centrales que coinciden con el proyecto polí-tico del presidente Chávez y, sin embargo, tampoco se consulta con esas organizaciones. El diá-logo social no es una política de Gobierno.

-¿La CTV se planteó propi-narle una derrota política al presidente Chávez?

-Nunca se propuso ese objeti-vo. Lo que queríamos era abrir espacios para discutir los temas que involucraban a los trabaja-dores: el salario, la seguridad social, la libertad sindical. Los documentos de entonces lo de-muestran. En diversos escena-rios se plantearon de manera reiterada.

EN APOYO A LA MERITOCRACIA-¿Por qué se decidió unirse

al paro que habían convoca-

“Fue un hecho público

y notorio que mucha gente

planteaba como salida

la renuncia del Presidente

de la República.

Sin embargo, había

personas que no estábamos

en esa política. Lo que

demandábamos era

la apertura de espacios

para buscar soluciones por

la vía del diálogo”

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Miércoles 11 de Abril de 2012 11rechos de la gente. Ese fue nues-tro planteamiento.

-Pero después desembocó en la solicitud de la renun-cia del Presidente de manera compulsiva y arbitraria.

- Los hechos demostraron que la CTV no estaba en ese plan.

-¿Llegó usted hasta las in-mediaciones de Miraflores en la marcha del 11 de abril de 2002?

-Llegué hasta el centro, cerca de las torres. Regresé porque se estaba promoviendo una re-unión en la que se requería mi presencia.

-¿De qué reunión se trata-ba?

-Fue para tratar temas sindi-cales.

-¿Se comentó una posible salida de Chávez de la Presi-dencia?

-Fue un hecho público y noto-rio que mucha gente planteaba como salida la renuncia del Pre-sidente de la República. Sin em-bargo, había personas que no es-tábamos en esa política. Lo que demandábamos era la apertura de espacios para buscar solucio-nes por la vía del diálogo.

-¿Habla personalmente o por la CTV?

-Hablo personalmente, e in-clusive fue lo que discutió la confederación. La mayoría del cetevismo consideraba que lo que estaba planteado era lograr la apertura de las puertas del diálogo. La CTV no acompañó el pronunciamiento de los mi-litares, ni firmó el decreto de Carmona, y eso es público y no-torio.

-¿Qué papel jugó la CTV esa noche del 11 de abril?

-Por mi parte mantuve con-tactos con mucha gente, como me imagino estaba la mayoría de los venezolanos.

-¿Y el 12 de abril?-Había una gente que quería

hablar conmigo y Carlos Orte-ga. Él se había ido para su pue-blo (San Cristóbal) y decidí ir a Miraflores ese viernes en la mañana a exponer mi punto de vista. Sobre lo que me plantea-ron, dije que esa no era la vía para resolver la crisis, sino la que establece la Constitución, y después me retiré.

-¿Percibió mucho entusias-mo en Miraflores?

-Nosotros fuimos sorprendi-dos por la manera como se des-encadenaron los hechos, al igual que la mayoría de la gente que marchó el día anterior. Cuando el presidente Chávez ganó las

-Los que se fueron de la con-federación sostienen que, des-pués del 14 de abril, la CTV se debilitó aún más, y que a par-tir de 2003 se convirtió en un cascarón vacío. ¿Qué opinión le merece ese comentario?

-Creo que los sindicatos son siempre de oposición frente a los gobiernos y a los empresarios. Cuando no se asume ese rol, se equivocan y fracasan. Si alguna cosa se debe reivindicar es que somos de oposición. Nosotros aprendimos mucho de ese con-flicto en el país. Lo principal es que la confrontación por la con-frontación no es el camino. El diálogo es una vía mucho más eficaz y eficiente. A lo mejor es más largo, pero lo prefiero al de la imposición.

-¿Después de abril, cree que el Gobierno subestimó la capacidad de choque de la CTV?

-En el libro Habla el coman-dante de Agustín Blanco Muñoz, se dice que antes de ser Presiden-te, Chávez planteó entre sus ob-jetivos destruir la CTV y al mo-vimiento sindical venezolano. Eso lo ratifica, como te dije, en la Constituyente, que al final no aprobaron por la presión nacio-nal e internacional. Posterior-mente, la convocatoria era para un referendo sindical, una cosa insólita. Eso habló muy mal del Gobierno. Para el Presidente los sindicatos tienen que ser parte de la Revolución.

-¿Cómo explica que muchos trabajadores se fueron de la CTV para formar organiza-ciones que apoyan a la Revo-lución?

-La CTV tenía problemas an-tes de llegar Chávez al poder. Mucho antes se discutía si el es-quema se correspondía con esos tiempos. Se plantearon cambios con los que se reforzara la auto-nomía de los sindicatos frente a los partidos, frente a los gobier-nos y a los empresarios. Venía-mos de un esquema en el que la relación sindicato-partido permaneció por mucho tiem-po; quizá eso se facilitó porque, a diferencia de Europa y otros países de América Latina, las organizaciones laborales en Ve-nezuela fueron promovidas y constituidas desde los partidos. En muchos países fue al revés; los sindicatos promovieron la formación de partidos políticos. Por eso es que en nuestro país la influencia de los partidos marca la vida política de los sindicatos. Ese esquema se agotó hace tiem-

elecciones, los que estaban al frente de la CTV en ese momen-to le dirigieron una carta en la que saludaban su triunfo electo-ral, le deseaban el mayor de los éxitos y se ponían a su disposi-ción para iniciar un diálogo des-tinado a buscar soluciones para resolver los problemas del país. Se intentaron reuniones, pero no fue posible. A pesar de eso nunca planteamos ni celebra-mos un escenario como el que se nos planteó ese 12 de abril en la mañana.

-Cuando salió de esa re-unión en Miraflores el 12 de abril, ¿sospechaba que venía un gobierno de facto?

-Estaba convencido de que había sectores que no estaban ganados para buscar una sali-da constitucional a la crisis. No solo fue la marcha la que preci-pitó esos acontecimientos, sino el anuncio del jefe de la Fuerza Armada, el general Lucas Rin-cón en ese entonces, cuando dijo que al Presidente se le había so-licitado la renuncia y que él la había aceptado. Eso generó un escenario de vacío de poder, por la falta del Presidente, al que ha-bía que buscarle una solución.

-¿Participó la CTV en esas deliberaciones para buscarle una solución al supuesto va-cío de poder?

-No participamos en esas deli-beraciones, ni las apoyamos.

SE COMETIERON ERRORES-¿Qué comentario le merece

el giro que dieron los acon-tecimientos el 13 de abril cuando el pueblo reclamó la presencia de Chávez en Mira-flores?

-Demostró que no había un plan bien pensado, y si lo había, lo desconocíamos.

-Al ser restituido en la Pri-mera Magistratura, el presi-dente Chávez habló de diálo-go. ¿Participaron ustedes?

-El Gobierno planteó que fue-ra alguien de la CTV, pero no a nombre de ella. Nunca fuimos convocados. En el fondo el presi-dente Chávez, te reitero, no cree en los sindicatos, ni siquiera se ha reunido con Unete. La única vez que vi al Primer Mandata-rio participar en una reunión con los sindicatos fue cuando la Central Bolivariana Socialista apoyó que él legislara vía Habi-litante una nueva ley del traba-jo. En ese encuentro, además, crearon una organización que nació de manos del patrón más importante del país.

po y no fuimos capaces de enten-derlo y cambiarlo.

-La huelga de diciembre prefiguraba un escenario sin Chávez.

-Acuérdate de que yo esta-ba en la mesa de negociación y acuerdo. Desde ahí hice muchos esfuerzos para alcanzar una so-lución política a la crisis y evi-tar una mayor confrontación. Cuando se planteó el tema del paro buscamos un acuerdo para evitarlo, y lo alcanzamos con miembros del Gobierno en esa mesa; el facilitador era Hiram Gaviria. Recuerdo que estuvi-mos hasta las 5:00 am el 30 de noviembre. La representación del Gobierno salió de ahí con el compromiso de que nos re-uniríamos a las 11:00 am para anunciarlo al país. Sosteníamos que si lográbamos un pronun-ciamiento, eso frenaría el paro que algunos sectores estaban promoviendo.

-¿A qué acuerdos llegaron?-Por ejemplo, que los milita-

res regresaran a sus cuarteles. Que discutiéramos una fecha para buscarle una salida elec-toral a la crisis, y que los man-dos de la policía fueran civiles. El entonces Vicepresidente y el actual Canciller, entre los que recuerdo, se manifestaron de acuerdo, pero cuando llegaron a Miraflores ese día no vali-daron ese acuerdo. Por eso el presidente Chávez reconoció en una presentación de memoria y cuenta en la Asamblea Nacio-nal que él había estimulado el paro. Pero además te digo que cuando se discutió el tema en el comité ejecutivo, más de 90% de

los miembros estuvimos en des-acuerdo con el paro indefinido. Lo que pasó fue que los hechos se precipitaron porque nosotros no llevamos propuestas concre-tas, porque las había parado el Primer Mandatario.

-¿Carlos Ortega, presidente de la CTV, fue uno de los pro-motores del paro?

-La motivación principal de Carlos (Ortega), hasta donde sé, era que se discutieran las nue-vas convenciones colectivas. Siempre ha sido un hombre de diálogo y de acuerdo.

-¿Los acontecimientos del año 2002 aceleraron el debi-litamiento de la central sin-dical?

-La CTV pagó un precio muy alto por su participación en esa confrontación política. Hubo muchos compañeros que no es-taban de acuerdo con esa con-frontación. Es importante reco-nocer que cometimos errores.

-¿Desaparecerá la CTV?-El Presidente se ha plantea-

do muchos objetivos; lamenta-blemente para él, no todos los ha alcanzado. Uno de ellos fue destruir la CTV. Marcos Pérez Jiménez se planteó el mismo objetivo, creó una central pa-ralela y no logró su cometido. No creo que la central socialis-ta se pueda catalogar de mayo-ritaria hoy. Lo que veo es una dispersión muy grande, y con ella una gran debilidad. Ojalá la unidad se pueda lograr en torno a la confederación, y si no es posible, espero que sea producto de la discusión con gente vinculada al Gobierno incluida.

Se mantiene al frentede la confederación

Después de los convulsionados meses de 2002, Manuel Cova no las ha tenido todas consigo. En di-ciembre de 2006 el Comité Ejecu-tivo Nacional (CEN) de Acción De-mocrática decidió retirarlo de sus filas. No fue el único; también se excluyó al dirigente Alfonso Mar-quina, ahora de Un Nuevo Tiempo.

La directiva de AD anunció el pase al Tribunal Disciplinario del secretario general de la Con-federación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Manuel Cova, y la suspensión de sus cargos de buena parte del buró sindical.

En un encuentro que duró seis horas, reseñó la prensa el 11 de

diciembre de 2006, la directiva adeca desempolvó los estatutos de la organización “en aras de mantener la disciplina interna”, y tomó las resoluciones debido al respaldo de ese grupo de di-rigentes a la candidatura de Ma-nuel Rosales.

Un total de 17 dirigentes del buró sindical -entre ellos su se-cretario nacional Luis Berrote-rán, Rafael Villarroel, José Elías Torres, Pedro Natera y Manuel Cova- fueron suspendidos de sus cargos.

El dirigente sindical, a pesar de todos esos traspiés, todavía se mantiene en la secretaría general de la CTV. Cova ha prometido un proceso electoral para renovar la directiva de la confederación.

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12 Miércoles 11 de Abril de 2012

A los hombres se les incautaron, entre otras cosas, armas cortas y documentación falsa

Presuntos asesinosdel 11 de abril también dispararondesde el Hotel Ausonia

T/ Várvara Rangel HillF/ Héctor Rattia-Joel Aranguren-Archivo CO Caracas

Algunos de los presuntos res-ponsables de las víctimas mortales y de las personas

heridas en el centro de Caracas el 11 de abril de 2002, pudieran estar entre los siete hombres ar-mados que fueron detenidos ese día en la habitación 809, del piso 8 del Hotel Ausonia, ubicado entre las esquinas de Bolero y Pineda.

A los hombres se les incauta-ron armas cortas, documenta-

ción falsa, envases con restos de un poderoso explosivo, tres teléfonos móviles y otros ob-jetos. En la azotea del hotel se recolectaron cartuchos de fusil calibre 7,62 y de pistolas 9 mi-límetros, precisa un informe de la Comisión Especial de la Asamblea Nacional encargada de canalizar los recursos des-tinados al auxilio de las afecta-das, los afectados y familiares de las víctimas del 11 al 14 de abril de 2002.

Los detenidos identificados con nacionalidad venezolana fueron Jesús Arturo Meneses Quintero, para ese entonces de 19 años de edad; Jorge Meneses Quintero de 18 años; Nelson Enrique Rosales, Roberto Fran-cisco Mcknight y Franklin Ma-nuel Rodríguez, estos últimos de 30 años de edad cada uno.

En el grupo de los arrestados también se encontraban Jhon Carlos Muñoz Garzón, de 28 años de edad, quien portaba un pasaporte colombiano y un individuo que presentó una cé-dula a nombre de Roger Lugo Miquelena, que luego se deter-minó que no le pertenecía.

“Estos hombres desapare-cieron, más nunca supimos de ellos. A lo mejor se fueron de Ve-nezuela o estarán enconchados”, opinó el diputado Darío Vivas, quien presidió la mencionada comisión.

Según el legislador, el 11 de abril hubo una combinación en-tre los francotiradores de los ho-teles Edén y Ausonia, y la Policía Metropolitana, para emboscar al pueblo en Puente Llaguno. Además, asesinaron o hirieron a personas en puntos cercanos como las esquinas La Pedrera, La Bolsa y Capitolio.

EN OTRA ESQUINAEl diputado recalcó que en el

Hotel Edén también se determi-nó la presencia de francotirado-res y a uno de ellos, “un gordo, sin camisa, que estaba puyado (herido)” lo montaron en la tari-ma que estaba frente al Palacio de Miraflores. “Pero le salvamos

Según un informe de la Asamblea Nacional, las averiguaciones del caso no continuaron porque tras la detención de los supuestos criminales, una jueza de control del Circuito Judicial Penal del área metropolitana de Caracas los puso en libertad sin restricciones a las pocas horas. Para el diputado Darío Vivas, los francotiradores y la Policía Metropolitana emboscaron al pueblo en Puente Llaguno y otros puntos del centro de la capital

El informe del Parlamento describe que después del arres-to, los hombres fueron entrega-dos al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Crimina-lísticas y por instancia de los fiscales del Ministerio Público 74 y 2, Raquel Gásperi Arellano y Alí Marquina, respectivamen-te, se practicaron las experticias balísticas, químicas y hematoló-gicas, las cuales determinaron que cuatro de los detenidos re-sultaron positivos a la prueba de deflagración de pólvora.

Los interrogatorios y las in-vestigaciones a los detenidos -se-ñala el informe de la Comisión Especial- no se pudieron realizar “porque el tribunal 14 de Control de Primera Instancia del Circui-to Judicial Penal del área metro-politana de Caracas, a cargo de la juez accidental, Norma Ceiba Torres, los puso en libertad sin restricciones, a las pocas horas de haber sido detenidos”.

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Miércoles 11 de Abril de 2012 13

la vida a ese tipo. Era un franco-tirador”, añadió.

-¿Iban a linchar a este hom-bre?

-Sí, lo sacamos de la tarima y los mandamos a Miraflores a él y a cuatro más. Al tipo que esta-ba herido -la última vez que supe de él- lo llevaron en una camilla al dispensario del Palacio, dete-nido por la Guardia de Honor, porque no había nada, no había Estado de derecho. Luego de eso no supe más.

Durante todo el 11 de abril y hasta altas horas de la noche, Vivas permaneció en la tarima ubicada frente al Palacio de Mi-raflores: “Ese día había sesión y fue suspendida. Pero esa tari-ma estaba instalada desde el 8 de abril” para acompañar a los grupos de civiles que pernocta-ban allí en apoyo al Presidente.

Recordó que el 11 de abril ha-bía una carpa con paramédicos en el estacionamiento del Pala-cio Blanco y con los heridos que llegaron a ese sitio primario de asistencia, fue que se dio cuenta de que habían francotiradores en los alrededores.

“Ahí mismo, a un trabajador del Palacio Blanco, no recuerdo su nombre, lo hirieron con un tiro por la espalda”, detalló.

-¿Usted vio toda la masacre de Puente Llaguno?

-Estaba muy lejos. Lo que veíamos era cuando los traían (a muertos y heridos) y como los sacaban en ambulancias

y salimos al aire: estuve ahí. Luego me fui a Miraflores, sa-bíamos que venía el Presidente, que los soldados resguardaban su vida.

INCRÉDULOHace una década, Vivas nun-

ca sospechó que la derecha ins-tauraría un gobierno de facto: “No me cabía en la cabeza que pudiera suceder un golpe de Estado ni que estuviese mon-

para los hospitales. Se oían los tiros y se veía cómo la gente se abría. Mi voz aparece en una película por ahí, que dice cuan-do nos están disparando, que nos estaban matando y que des-pejaran el puente, que habían francotiradores y que tuvieran cuidado.

Vivas aseguró que efectivos de la Guardia Nacional resguarda-ron a las personas que se encon-traban en la avenida Urdaneta y evitaron focos de violencia. “Luego abandonaron”, acotó.

-¿El pueblo se quedó?-Hasta que se llevaron a

Chávez. La tarima se comen-zó a tumbar después de que el Comandante se fue y apagaron las luces del Palacio. Nosotros salimos por la Puerta N°1 y ha-bía mucha gente en la calle pi-diéndonos explicaciones de qué pasaba.

-¿Luego se enconchó?-No, de 11 para 12 amanecimos

en la calle, recorriendo la ciu-dad, esperando información.

-¿Con quién andaba?-Con varios diputados: Luis

Díaz Laplace, Asdrúbal Salazar, Andrés Giussepe y un compañe-ro que trabaja aquí (en la Asam-blea), Dixon Núñez, que fue el que me llevó el carro para que me fuera. Dimos vueltas por Ca-racas y después llevé a cada uno a su casa.

El 12 de abril, después de ha-cer un primer contacto con su familia, Darío Vivas se fue a Maracay, donde se reunió con representantes del Movimien-to Quinta República del estado Aragua.

-¿Por qué se fue para allá?-Me fui en la tarde. Me ha-

bían dicho que hubo represión en la Alcabala 3 de Fuerte Tiu-na, una represión de la Policía Metropolitana, así que me fui a la resistencia en Aragua. Es-tuve esa noche, en la mañana nos reunimos en una casa con la gente del partido y me habló Pedro Carreño para que me vi-niera rápido para Caracas, que había que meterse en los cuar-teles. Me vine el 13 hasta Fuerte Tiuna, donde faltaba un sonido y quedé con el general Carneiro y el entonces coronel Pantoja, en buscar un camión de sonido. Pasé por el 23 de enero y esta-ba encendido. Me llamó Juan Barreto y me dijo que me fuera al canal 8, que se había retoma-do y me fui para allá. En VTV estaban Juan Barreto, Jesús Romero Anselmi, Vladimir Vi-llegas, María Cristina Iglesias

tado todo ese aparataje. Nunca llegué a creer que la oposición venezolana fuera capaz de ge-nerar ese clima de violencia y asesinar a su propio pueblo”.

Y 10 años después el dipu-tado por el Partido Socialis-ta Unido de Venezuela ahora comparte en el hemiciclo las comisiones con protagonistas del golpe.

“He ahí el respeto al Estado de derecho y a las instituciones. El respeto a la voluntad popu-lar, porque fueron candidatos y salieron electos. Nosotros res-petamos la voluntad popular aunque sabemos que ellos fue-ron los responsables directos de ese golpe. Ahí está Enrique Mendoza, que cerró el canal 8. Ahí están muchos de los que firmaron el decreto de (Pedro) Carmona y acabaron con la Constitución”, reconoció.

Hotel Ausonia

Hotel Edén

543 afectadosUn total de 543 personas re-

sultaron afectadas por el golpe de hace 10 años, según un infor-me de la Comisión Especial de la Asamblea Nacional encargada de canalizar los recursos desti-nados al auxilio de las afectadas, los afectados y familiares de las víctimas del 11 al 14 de abril de 2002.

El informe que recoge las ac-ciones de la comisión entre el 1º de enero y el 15 de agosto de 2003, detalla que los hechos de abril ocasionaron la muerte de 24 personas y heridas a otras 33. Además 350 comercios fueron saqueados, con pérdi-das que superaron los 30 mi-llones de bolívares y 2.141 em-pleadas y empleados quedaron cesantes.

Esta comisión especial estu-vo integrada por los diputados de la Revolución Darío Vivas, Imad Saab Saab, Tarek William Saab, Adel El Zabayar Samara y Desireé Santos Amaral. Tam-bién por los parlamentarios de la derecha Wilfredo Febres, Carlos Casanova, Nelson Au-gusto Ventura y María Gabriela Mayaudón.

“Estos hombres

desaparecieron, más nunca

supimos de ellos. A lo mejor

se fueron de Venezuela

o estarán enconchados”,

opinó el diputado

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14 Miércoles 11 de Abril de 2012

Considera que Pérez Recao y Molina Tamayo sí tenían un plan

Amalio BelmonteNadie puede negar que el 11-A hubo una asonada militar

T/ Nancy MastronardiF/ Héctor RattiaCaracas

Ese día nadie leyó los manua-les sobre golpes de Estado. No había quien liderara el

golpe de Estado y nadie sabía qué hacer con el presidente de la República, Hugo Chávez, y con el poder, que es peor. Así lo expresó el secretario general de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Amalio Bel-monte, quien para el 11 de abril de 2002 era profesor e integran-te del Consejo Universitario de esa casa de estudios.

Para Belmonte, quien partici-pó en la marcha de la oposición que llegó hasta el Palacio de Miraflores, en Caracas, el tema del 11-A es complicado porque es muy dicotómico. “Se ha divi-dido en dos: los que apoyan al Gobierno Bolivariano sostie-nen que el 11 de abril de 2002 se llevó a cabo un golpe de Estado; y los que adversan al Ejecutivo, sobre todo los sectores más ra-dicales, afirman que ese día se registró un vacío de poder”.

Esa noche del 11 fue tan mal planificada, a juicio del sociólo-go, que los militares no sabían qué hacer. “Para ser militares, que tienen un sentido del or-den, de la disciplina y una je-rarquía”, evidenciaron una ab-soluta falta de planificación. El comandante general del Ejérci-to de ese entonces, Efraín Vás-quez Velasco, “no hallaba qué hacer”, recordó Belmonte.

MANUAL DE UN GOLPEEl clásico golpe de Estado se

define con tiempo, explicó el profesor, en entrevista exclusi-va con el Correo del Orinoco. Antes de ejecutar una acción de ese tipo se decide quién en-cabezará y conformará la junta militar o de gobierno. Para el 11-A no se sabía quien ocuparía la silla presidencial, y tampoco existía una junta de gobierno.

El docente manifestó que no hay coherencia en los pro-nunciamientos que realizaron altos funcionarios de la Fuer-za Armada en contra de Hugo Chávez los días previos y du-rante la asonada militar.

importa quién la haga, tie-ne un objetivo y tiene una intención. “Todo dirigente manipula;,todo. Desde el Papa hasta Fidel Castro. Todo diri-gente tiene el don de la mani-pulación”, refirió Belmonte, en relación con los organizadores de la marcha del 11-A.

ANTES DEL 11-AEl secretario general de la

UCV señaló que en el país exis-tía “una descomposición so-cial que llegó a su punto más alto el 11 de abril, y que agarró por sorpresa a todo el mundo”, salvo a un pequeño grupo que sí esperaba una ruptura del poder, pero “cuyo nivel de in-cidencia en la Fuerza Armada era muy poca, porque no mane-jaba la organización”.

“El propio Carmona sabía y no sabía que iba a ser el Presi-dente de la República. Los polí-ticos venezolanos y los que es-taban manifestando no sabían que Carmona iba a ser el Jefe de Estado de Venezuela”, aña-dió Belmonte.

Recordó: “Yo creo que hubo de todo allí. Hubo una combi-nación de factores. Yo recuer-do mucho el 10 de diciembre de 2001 (cuando hubo un paro convocado por Fedecámaras). Yo observé que había un debi-litamiento del poder; ese día el Presidente de la República hizo un acto en La Carlota y a mí me sorprendió muchísi-mo que en pleno acto, en los alrededores de la base aérea, hubo un cacerolazo impresio-nante”.

Belmonte estaba en esa acti-vidad presidencial. Era profe-sor en las escuelas de la Fuerza Armada y señaló que en ese acto percibió una sensación de rechazo hacia el Presidente en esa zona de Caracas.

También destacó que otro de los desencadenantes del 11-A fue la aprobación de 47 leyes habilitantes por parte del Man-datario Nacional. A su juicio, esta medida no era necesaria porque Chávez contaba con mayoría plena en la Asamblea Nacional. Las decisiones pre-sidenciales generaron incomo-didad en ciertos sectores de la sociedad, especialmente en el empresarial.

En fin, Belmonte señaló que sí hubo una asonada militar el 11-A; “eso no lo puede negar na-die”, ratificó, pero no un clási-co golpe, porque si no, hubiera triunfado.

Según el sociólogo y actual secretario general de la Universidad Central de Venezuela, fue el general Néstor González González quien decidió que el Jefe del Estado no fuera sacado del país

“Entonces se produjo en Fuerte Tiuna, el 11 de abril en la noche, una reunión en la que se evidenció que ahí nadie sabía para dónde iba; hasta (el general de división del Ejército) Néstor González González se incorporó a la reunión y fue quien decidió que el Jefe del Estado” se queda-ra en el país y no lo llevaran a otra nación. Belmonte aseveró que un golpe militar organizado saca al presidente de la Repúbli-ca del país, tiene el gabinete ya definido y al nuevo Mandatario, “y ahí no había nada de eso”.

En definitiva, sentenció: “El 11-A hubo una asonada militar que pidió la renuncia del Presi-dente de la República, pero no un golpe clásico. Yo creo que hubo influencia civil”.

PARA DONDE IBAQuienes sí sabían para don-

de iba la cosa y tenían un mí-nimo de organización eran el contralmirante Carlos Molina Tamayo, hoy prófugo de la jus-ticia venezolana y exiliado en El Salvador; y el ciudadano y empresario Isaac Pérez Recao, aseguró Belmonte. “Yo creo que ese señor Pérez Recao y Molina Tamayo sí sabían para donde iba la cosa. Tamayo y Recao se unieron y sí hubo un mínimo de organización”, ratificó.

“Yo creo que había gente pre-parando algo, entre ellos, aquel señor Pérez Recao, que nadie co-nocía y al que nunca nadie lo ha entrevistado, por cierto, y aquel contralmirante Molina Tama-yo. Allí había algo organizado”.

“La mayoría de los oficiales que participaron el 11-A fueron alumnos míos; conozco bastan-te ese medio, y pregunté. Ellos me dicen que era tanto el des-barajuste que la noche del 11 de abril los militares no hallaban qué hacer”, ratificó Belmonte.

“TODA CONVOCATORIA TIENE UN OBJETIVO”

Amalio Belmonte marchó ese día con la oposición. Sobre la movilización, dice que observó una emotividad difícil de expli-car, una emotividad extraña. “Después de que la gente está en la calle es muy difícil regre-sarla a su casa”, agregó.

Según Belmonte, no fue plani-ficado el recorrido hasta Mira-flores. A su parecer, se trató de una movilización espontánea. “No se calculó que la marcha llegaría a Miraflores”, reiteró.

Ahora bien, también indi-có que toda convocatoria, no

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Miércoles 11 de Abril de 2012 15Aseguró que la PM fue “el chivo expiatorio”

Iván Simonovis“Yo solo soy otra víctima del 11 de abril”

T/ Douglas BolívarF/ www.ivansimonovis.comCaracas

-Del 11 de abril, ¿cree que usted es otra de las víctimas? Si lo

fuera, ¿de quién? -Yo solo soy otra víctima del

11 de abril. Cuando las reali-dades sociales son conflictivas definitivamente influencian el destino de un país, de esa for-ma canalizan y destruyen la vida de sus ciudadanos. En mi caso influenció y destruyó mi vida y las de las personas que más amo.

“A nosotros se nos atribuye la responsabilidad de la muerte de dos personas y una veinte-na de heridos, pero ese fatídico día hubo 19 muertes y más de 100 heridos. En otras palabras, ¿quiénes son entonces los res-ponsables de las muertes de los otros 17 asesinados y de más de 80 heridos?”, se preguntó el comisario, ya sentenciado por esos hechos de violencia.

-¿De qué se declara com-pletamente inocente con res-pecto a su actuación del 11 de abril? ¿De qué se arrepiente?

-No me declaro inocente, soy inocente. La Fiscalía me acu-só de dar órdenes y de haber

entregado armas de fuego a los funcionarios de la Policía Metropolitana, una acusación que da risa, por decir lo menos. ¿Alguien se puede imaginar a un ministro de Justicia en un cuarto entregando armas a diestra y siniestra a personas que además no conoce?

Según Simonovis, “de hecho, la casi centena de funcionarios que declararon en el juicio, in-cluyendo los acusados, mani-festaron que jamás en su vida me habían visto en persona; solo en la fotografía de la cade-na de mando en sus respectivas comisarías. Ninguna de las acusaciones pudo ser demos-trada por la Fiscalía durante el juicio. A la prueba me remito: 3 años, 4 meses de juicio, 265 ex-perticias, 5.700 fotografías, 196 testimonios y 45 expertos no lo-graron demostrar mi responsa-bilidad en los hechos del 11-A”.

A su juicio, ese día cumplió con su deber. “Agoté todos los medios para coordinar con el Gobierno central el apoyo que, era obvio, necesitábamos para controlar la situación en el centro de la capital, pero el ré-gimen sigilosamente se ocultó y por omisión fue cómplice de los asesinatos y heridos de ese día”.

pudo dejar constancia de que las imágenes proyectadas en los videos peritados fueran ori-ginales, y se evacuaron videos cuya procedencia originaria se desconoce”.

Simonovis sentenció que no hubo ninguna experticia balís-tica que demostrara que funcio-narios de la PM sean responsa-bles de lesiones y fallecimientos. “Las pruebas técnicas, por el contrario, nos exculpan, como indicó la fiscal Haifa Aissami al admitir en sala de juicio: ‘El Ministerio Público no ha nega-do que no pudo individualizar el resultado con respecto a los acusados…’. Es decir, no pudo demostrar nuestra responsabi-lidad en los hechos del 11-A”.

CABALLO SIN ARREAR-¿En qué momento, qué

circunstancias de ese día le hicieron comprender que al-gunos personajes tenían obje-tivos no confesos con respecto a la marcha de la oposición?

-Yo no puedo hablar de que “algunos personajes tenían objetivos no confesos con respecto a la marcha”. Sería irresponsable de mi parte aseverar algo así. Lo que sí te puedo asegurar es que si yo hubiese investigado sí sabría si todo eso tenía “objetivos no confesos” o si fue espon-tánea la movilización de las personas que se encontraban en Chuao. El problema es que eso jamás se investigó; sim-plemente se culpó a un grupo de personas que, per se, ter-minaron siendo culpables sí o sí. Pero una investigación seria, transparente y honesta jamás la hubo.

El exfuncionario evalúa que el 11-A “sucedieron muchas cosas, demasiadas, al mismo tiempo. El estupor social que estallaba como una olla de pre-sión; la industria petrolera que hacía todo lo que podía por de-fenderse y un alcalde metropo-litano (Alfredo Peña) que se dio cuenta de que no podía arrear el caballo de la política en el cual se había montado; la mis-ma política que por años había atacado y criticado”.

Mantiene su tesis de que de-fensores del Gobierno Nacional atacaron a la oposición. “Fi-nalmente, el estruendo de los disparos, muertos y heridos, como en una guerra, doblegó a los ingenuos y desarmados que participaron en la marcha”, sostuvo.

Mediante su esposa, María del Pilar Pertiñez, el entonces secretario de seguridad de la Alcaldía Metropolitana –hoy tras las rejas sentenciado por esos hechos de violencia– ofreció al Correo del Orinoco su versión del golpe de Estado del 11-A

DEFIENDE A LA PM-¿Cuánto comparte con

aquellos que afirman que la Policía Metropolitana fue utilizada como instrumento de grupos que tenían planes conspirativos?

-No sé quién dice eso. Lo que sí pienso es que fue el chivo expiatorio; había que culpar a alguien y las baterías las en-filaron a la PM. La PM el 11 de abril salvó vidas, no causó muertes.

De acuerdo con Simonovis, los llamados “pistoleros de Puente Llaguno” (así bautiza-dos por las corporaciones me-diáticas) “se encargaron de ha-cer el trabajo sucio de emboscar la marcha que venía de Chuao. Se permitió y avaló la creación de una subclase social: la del crimen, para sembrar terror y amedrentar a quemarropa a cada uno de los venezolanos”.

-¿Qué evaluación hace del 12 y 13 de abril? ¿Considera que se ejecutó un golpe de Estado? ¿Dónde y qué hizo usted el 12 y 13 de abril?

-No tengo nada que evaluar del 12 y 13; yo estaba en mi ofi-cina trabajando. Y del golpe de Estado, yo vi a Lucas Rincón anunciar al país que el Pre-sidente de la República había renunciado; por otra parte, el TSJ, cuando aún había magis-trados serios, sentenció que el 11-A hubo un vacío de poder. ¿Qué más hay que aclarar?

-¿Cree que el 11, 12 y 13 ac-tuaron francotiradores en el centro de Caracas?

-Me referiré al 11 abril. En este sentido, es bueno que se sepa que en la mitad de las ins-pecciones oculares no se encon-traron evidencias de interés cri-minalístico que nos vincularan con los hechos investigados. En la mayoría de las inspecciones oculares no pudo afirmarse que la evidencia recolectada se correspondiera con los hechos ocurridos el 11 de abril de 2002.

El lugar donde se practicaron las inspecciones “no se encon-traba preservado para la fecha en que fue realizada la misma. La experta en microanálisis no

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16 Miércoles 11 de Abril de 2012

“Saqué mi arma al ver el dolor del pueblo”, aseguró el exconcejal metropolitano

Richard PeñalverActuamos para defender la integridad del presidente Hugo Chávez

T/ D’yahana MoralesF/ Héctor LozanoCaracas

Hace 10 años el país fue esce-nario de un golpe de Estado contra el presidente de la

República, Hugo Rafael Chávez Frías. La tarde del 11 de abril de 2002, el pueblo chavista y el opo-sitor salió a las calles. El país -y las pantallas de las televisoras privadas- se dividió en dos.

En las cercanías del Palacio de Miraflores los grupos no dudaron: un sector apostaba por la salida del Jefe del Esta-do y otro, defendió con las ar-mas la Revolución Bolivariana. En este último bloque se ubicó el concejal metropolitano Ri-chard Peñalver, bautizado por las corporaciones mediáticas como uno de los “pistoleros de

Puente Llaguno”. Hoy asegu-ra que no dudaría en defender nuevamente la Revolución Bo-livariana y al presidente Hugo Chávez.

-¿Cómo recuerda el 11 de abril de 2002?

-Ese fue un día para de-mostrar el compromiso y el amor por la Revolución. Una cosa es contar la historia, y otra, haberla vivido. Ese día me marcó para el resto de mi vida; estableció un antes y un después. Fue una batalla librada de la que salimos vic-toriosos.

-¿El enfrentamiento en las calles caraqueñas y el inten-to de golpe se gestó con ante-rioridad, o fue un hecho es-pontáneo que surgió ese día?

-Nosotros tuvimos proble-mas fuertes desde aproxima-damente tres días antes. Re-cuerdo cómo el 10 de abril hubo heridos en Chuao, y bandas ar-madas de Acción Democrática (AD) me hicieron una especie de emboscada en la esquina de Pajaritos. Fueron días difíciles para la Revolución.

-“Fui hasta ese lugar porque en las cercanías había una ta-rima colocada desde el 8 de abril. Era un lugar creado para contrarrestar las acciones de la llamada ‘Gente del Petroleo’, que se mantenía en vigilia en Chuao y adelantaba el paro. En ese sitio escuchábamos música revolucionaria y debatíamos sobre política hasta altas horas de la noche. Cuando los que es-tábamos allí reunidos supimos de la marcha, decidimos man-tenernos en pie de lucha y ro-dilla en tierra. Acordamos no permitir que sacaran al Presi-dente, y decidimos hacer lo que fuera necesario. Sabíamos que la marcha no llegaría de ma-nera pacífica, sino a linchar al presidente Hugo Chávez”.

“Las y los camaradas que estábamos allí reunidos toma-mos lápices labiales y nos hi-cimos marcas en las mejillas. Nos colocamos dos rayas en cada cachete. Fue una manera de identificar a quienes éramos del mismo grupo”.

-¿Cómo llegó el arma de fuego hasta las manos de Ri-chard Peñalver?

-Yo tenía una pistola en la cintura. Era un arma con porte completamente legal. No pensé nunca que tendría que desen-fundarla. Pero el momento lle-gó y fue necesario.

“Comencé a caminar para ver qué estaba pasando. Cuando es-tuve frente al Banco Central de Venezuela (BCV) me comí algo, y llegaron unas personas a pe-dirme ayuda. Se me acercaron varias señoras y contaron que veían gente caer herida. Me grita-ban y clamaban que hiciera algo. Cuando llegué a Puente Llaguno, ante mis ojos vi una escena dan-tesca. Me percaté de que, efecti-vamente, había personas heridas y que los vehículos antimotines de la Policía Metropolitana (PM) se desplazaban por la avenida Ba-ralt. Los francotiradores estaban en el Hotel Edén y una terraza”.

“Cuando llegué al sitio, que-de impresionado. No podía dis-tinguir de dónde venían los dis-paros. Fue cuando decidí sacar mi arma de fuego”.

-¿Qué le hizo desenfundar el arma?

-Saqué mi arma al ver el do-lor del pueblo. Me sentí mal e impotente al ver a la gente caer herida. Mis asistentes comen-zaron a prestar ayuda a los le-sionados. No era un juego; eran impactos de bala que estaban haciendo un daño real. El do-

El 11 de abril de 2002 “me marcó para el resto de mi vida; estableció un antes y un después. Fue una batalla librada de la que salimos victoriosos”, aseveró

El 11-A la oposición estaba en Chuao, e hizo un llamado para marchar hacia el Palacio de Miraflores, rememoró. “Cuan-do eso pasó, supe que las cosas no terminarían bien. Fue una acción montada por militares, políticos, medios de comuni-cación privados, la cúpula de la Iglesia y otros sectores de la derecha del país. Fue un hecho planificado y financiado desde el imperio norteamericano”.

-¿Dónde estaba esa tarde? ¿Cómo llegó hasta Puente Llaguno?

-Nosotros salimos de la nada. No estábamos organizados. Nuestra aparición fue completa-mente espontánea. Salimos a de-fender la identidad del proyecto bolivariano y la integridad del presidente Hugo Chávez. No pen-sé en nada más. Como líder de la Revolución que era y que sigo siendo, era mi deber, mi compro-miso. Tenía que estar allí.

“HACER LO QUE FUERA NECESARIO”

Peñalver indica que se halla-ba en la plaza Miranda cuando la marcha opositora del 11-A es-taba cerca del Palacio de Mira-flores. “Subí hasta ese lugar en el jeep que tenía como concejal metropolitano. Es más, me es-tacioné justo debajo de Puente Llaguno. El vehículo resultó con un impacto de bala en una de sus puertas”, indicó.

“Fue una acción montada

por militares, políticos,

medios de comunicación

privados, la cúpula

de la Iglesia y otros sectores

de la derecha del país.

Fue un hecho planificado

y financiado desde el

imperio norteamericano”

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Miércoles 11 de Abril de 2012 17

lor me impulsó, el momento me llevó. No dudaría en defender nuevamente a la Revolución Bolivariana y al presidente Hugo Chávez. No me tembla-ría el pulso para velar por la integridad de cualquier vene-zolana o venezolano. Yo nunca lo he negado. Si me volviera a encontrar en un momento tan difícil como ese, yo defendería de nuevo a mi pueblo con lo que tenga en las manos.

“No me arrepiento de nada”, reiteró. “Por el contrario, le doy gracias a Dios que me colocó en ese momento en el Puente Llaguno. La gente nunca pensó que iban a lle-gar personas armadas y fran-cotiradores hasta ese punto de la ciudad. Ellos salieron a respaldar al presidente Hugo Chávez de manera pacífica, y se encontraron con un baño de sangre. Yo tomé mi arma y disparé en repetidas oportuni-dades. Mi objetivo fue siempre defender al pueblo”.

DÍAS INTENSOS-¿Qué pasó después?-Cuando salí de Puente Lla-

guno me fui solo. A los pocos minutos mi nombre era men-cionado en todos los medios de comunicación privados del país. La foto en la que salgo disparando le dio la vuelta al mundo. Me buscaban por todas

partes. Influyó el hecho de ser un personaje público y conoci-do. Me fui hasta Fuerte Tiuna para conocer detalles sobre el estado del Presidente. Allí me conseguí con un nutrido gru-po de camaradas. Tomamos un altavoz y nos turnábamos para aupar al pueblo allí con-centrado. Les pedíamos fuerza y aguante.

-¿Cuándo supo que el pre-sidente Hugo Chávez estaba sano y salvo?

-El 13 de abril al mediodía supe que el presidente Hugo Chávez había sido rescatado. Cuando me enteré que ya esta-ba de regreso en Caracas, opté por esconderme.

Fueron momentos inten-sos. Hubo miedo, no lo voy a negar. Era un miedo solo superable por la adrenalina que corría por mis venas. No me daba tiempo de pensar en nada. Mi único objetivo era salvar a la gente y esperar por el regreso del presidente Chávez. Fueron dos días in-tensos; inolvidables y difíci-les de contar.

-¿Cómo fue su entrega a las autoridades?

-Después de que supe que el Presidente estaba bien, me fui. El 8 de mayo me entregué. Lo hice por decisión propia; entre otras cosas, por la an-gustia de saberme perseguido

y pensar que podían hacerle daño a mi familia. Me habían dicho que me querían asesi-nar. Me informaron de que las autoridades aliadas de la derecha querían simular un episodio de fuga para quitar-me la vida. Me coordinaron una entrevista con una perio-dista desde la clandestinidad. Allí di mi versión de los he-chos, y abogué por la inocen-cia de quienes esa tarde dis-paramos desde allí. Llegué a la sede del actual Cuerpo de Investigaciones Científicas. Penales y Criminalísticas (Cicpc) en la avenida Urdane-ta. Estuve privado de libertad durante 1 año y 4 meses.

-¿Cómo quisiera que lo re-cordaran?

-Más que recordarme a mí, quisiera que los venezolanos y las venezolanas no olviden nunca este proceso revolucio-nario. Que recuerden siempre por todo lo que hemos tenido que pasar para lograr la con-solidación de este proyecto po-lítico.

Yo haría un llamado para que las nuevas generaciones estudiasen estos capítulos de la historia reciente de Venezuela. Que no se pasen por alto estos acontecimientos, que sin lugar a dudas dejaron una huella en la memoria de todos los habi-tantes del país.

Respeto como revolucionario

Richard Peñalver pide que se le respete como revolucio-nario. “No es algo que yo haya dicho, sino que el mismo pue-blo asegura. Yo puse en riesgo mi vida por la vida de los de-más ese 11 de abril. No lo hice esperando que me lo agrade-cieran. Era mi deber, pero en el fondo soy humano y esperaba un poco de reconocimiento”, sentenció.

El presidente Chávez le agra-deció su intervención desde Puente Llaguno el día del gol-pe de Estado. Peñalver precisó que eso para él es suficiente, pero no quiere quedarse al margen del proceso boliva-riano y socialista; consideró que a pesar de tener muchos años de militancia y haber de-mostrado su compromiso, ha sido minimizado como líder popular.

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18 Miércoles 11 de Abril de 2012

Aseguró que vio la movilización desde su casa

Pablo Medina:El Carmonazo fue contra el puebloque marchó el 11-A

T/ Nancy MastronardiF/ Luis Franco-Archivo COCaracas

Pablo Medina, quien el 11 de abril de 2002 era secre-tario general del partido

Patria Para Todos (PPT), con-sidera que el régimen de facto de Pedro Carmona Estanga, en-tonces presidente de Fedecáma-ras, fue contra la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y contra la oposición que marchó ese día desde el este de Caracas hacia el centro de la ciudad. La marcha llegó a

Miraflores de manera natural, expresó Medina. Sin embargo, reconoció que algunos líderes de esta movilización, a quienes no mencionó, sí querían traspa-sar los límites de la caminata y arribar a Miraflores, donde una multitud respaldaba al Go-bierno Bolivariano y manifes-taba pacíficamente.

El dirigente opositor comentó que no marchó el 11-A, que vio la movilización desde un televisor en su casa. “Yo me quedé viendo todo; a esa hora tú veías la mag-nitud, una cosa que venía de to-dos lados”.

11-A: DE TODO EN 47 HORASEl 11 de abril es un aconteci-

miento en la historia de la hu-manidad, en el que en 47 horas pasó de todo; “una cosa increí-ble; es algo asombroso, porque el 11-A, a mi juicio, hubo de todo. Primero, un intento de autogol-pe; segundo, el golpe del general Lucas Rincón; tercero, el golpe de Carmona. Después se res-

ciones, “decidió por la vía del autogolpe confrontar a todos los sectores que le hacían oposición y establecer el Estado de excep-ción para poder gobernar”.

El vocero político rememoró uno de los acontecimientos del año 2001: el Mandatario pidió una ley Habilitante, “la cual no era necesaria porque tenía ma-yoría en el Parlamento”. Men-cionó que por esta vía “Chávez lanzó 47 leyes”.

Agregó: “Prácticamente im-puso (el Presidente), sin ningu-na discusión, sin ningún debate, las 47 leyes. Eso, evidentemente, provocó una reacción de Fedecá-maras que desembocó en el paro de diciembre del año 2001”.

Dijo estar convencido de que el Jefe del Estado “estaba provo-cando el autogolpe, por toda esta situación”. Incluso, Medina re-firió que en un discurso del año 2004 en la Asamblea Nacional, el Presidente supuestamente admitió haber provocado esos acontecimientos. “Él dice, esto es textual: ‘Yo provoqué la crisis del 11 de abril, cuando yo despe-dí a los gerentes (de Pdvsa) con un pito, yo estaba provocando la crisis; cuando yo coloqué a Parra Luzardo frente a Pdvsa, yo estaba provocando la crisis”, agregó Pablo Medina.

El dirigente opositor comparó la posición del comandante Hugo Chávez con la del expresidente Carlos Andrés Pérez. “Quien provocó los acontecimientos del 27 de febrero de 1989 (El Caraca-zo) fue Carlos Andrés Pérez. Yo lo investigué, yo era diputado, fueron cosas planificadas para arrinconar al pueblo e imponer el miedo, a fin de poder aplicar las políticas del Fondo Moneta-rio Internacional”, expresó.

Los organizadores de la protesta también tenían planes para tomar el poder, sostuvo el dirigente opositor

tableció el hilo constitucional cuando la Asamblea Nacional (AN) designó a Diosdado Cabe-llo como presidente encargado; ese fue un acto constitucional, el único acto constitucional que hubo en ese momento”, dijo Me-dina, en entrevista exclusiva con el Correo del Orinoco.

Incluso, aseveró, que el re-greso de Chávez no fue un acto constitucional, porque el Presi-dente encargado ya había sido designado. “Chávez renunció. Yo escribí el libro Quién mató a Da-nilo Anderson, y en el libro está la declaración de Lucas Rincón ante la Fiscalía General de la República, y Lucas Rincón afir-mó que Hugo Chávez renunció, y que a él (Rincón) nadie lo pre-sionó para informar esa noche sobre la renuncia. Lucas Rincón es uno de los que pidió al Presi-dente que renunciara”, aseguró el excandidato presidencial de la MUD.

OTRA VERSIÓN:EL AUTOGOLPE

Medina consideró que el Pre-sidente planificó un autogolpe, “porque él (Chávez) siempre ha querido gobernar bajo el Esta-do de excepción, porque en ese momento (11-A) él necesitaba go-bernar por encima de todos los factores de poder”.

El Poder Judicial, por ejem-plo, “no estaba controlado por Hugo Chávez”, afirmó. “La ma-yoría de los alcaldes y goberna-dores estaban en contra; en la Asamblea Nacional sí tenía ma-yoría; tenía en contra a la Igle-sia, a los poderes económicos, a los trabajadores”.

Medina añadió que el Jefe del Estado, en lugar de resolver la oposición a través de negocia-

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Miércoles 11 de Abril de 2012 19

Pablo Medina sostuvo que la firma del decreto de Carmona fue el tercer golpe de Estado del 11-A.

Más de 300 personas aplau-dieron y suscribieron el do-cumento que, de un golpe, terminaba con los poderes constituidos.

Ellos se sumaron a última hora (al golpe de Estado)”.

Según Medina, los organi-zadores de la marcha del 11-A también tenían planes de to-mar el poder. Entre los princi-pales participantes destacan Enrique Mendoza, exgoberna-dor del estado Miranda; Guai-caipuro Lameda, expresidente de Pdvsa; Carlos Ortega, ex-presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), y especialmente Pedro Carmona Estanga, quien el 12 de abril de 2002 se juramentó a sí mismo.

CONTRA EL PRESIDENTE CONSTITUCIONAL

Para Pablo Medina es un gru-po mixto el que organizó el golpe de Estado contra el presidente constitucional de la República, Hugo Chávez. “Este grupo tomó tanta fuerza que, al final, el ge-neral Rosendo, entre otros, no estuvo de acuerdo con el auto-golpe y con el Plan Ávila”.

Medina indicó que el general Lucas Rincón, ministro de la Defensa para esa fecha, quiso aprovechar las circunstancias. “Fíjate que él (Rincón) elaboró un discurso como Presidente encargado; yo tengo un amigo, no voy a decir quién, que leyó el discurso que tenía Lucas Rin-cón preparado para esa noche del 11-A. Él (Rincón) permitió que la manifestación de la oposi-ción llegara a Miraflores, él era el encargado de la zona”.

Sentenció: “Lucas Rincón actuó, pretendió quedarse con el poder y no pudo porque se dio cuenta de que no tenía el control de la Fuerza Armada, porque ya el control estaba en manos de Manuel Rosendo y del general Efraín Vásquez Ve-lasco, del sector institucional.

EL RETORNO DE HUGO CHÁVEZChávez “no esperaba regre-

sar”, aseguró el excandidato presidencial de la MUD. Medina sostiene que “Chávez renunció, se fue a La Orchila y allá hizo y firmó la carta de abandono del cargo. En el momento cuando la van a pasar en limpio, y él

la iba a firmar, llegó el helicóp-tero y se lo llevó para Miraflo-res”, apuntó Medina. Esta es su versión de los hechos. Además, dijo no creer que había órdenes de matar al Presidente. El tes-timonio de múltiples testigos contradice la versión del exse-cretario del PPT.

“Lucas Rincón actuó,

pretendió quedarse con

el poder y no pudo porque

se dio cuenta de que no

tenía el control de la Fuerza

Armada, porque ya el control

estaba en manos de Manuel

Rosendo y del general

Efraín Vásquez Velasco,

del sector institucional”

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20 Miércoles 11 de Abril de 2012

El 11-A esta policía actuó como fuerza de choque de unos mil manifestantes enardecidos

El fotógrafo Jorge Recioacusa a la PM del balazo que lo dejó en silla de ruedas

T/ Carlos OrtizF/ http://lalibreriamediatica.files.wordpress.com

Caracas

A pocos metros de Puente Llaguno, hacia el norte de la avenida Baralt –en sen-

tido contrario a los disparos de la Policía Metropolitana (PM)– un pinchazo en la espalda hizo detenerse al fotógrafo indepen-diente Jorge Recio. Sus piernas se ablandaron y su cuerpo se desplomó sobre ellas. “Desde el primer momento supe lo que me había pasado; que me ha-bían dado y me habían tocado la columna. Lo supe porque no podía mover las piernas” Trató de reptar para ponerse a salvo, pero aunque no podía, un río de brazos lo elevó del suelo. Varios

hombres corrieron a socorrer-lo, y no se detuvieron hasta llevarlo al Hospital José María Vargas, en Cotiza.

La resolución del pueblo que lo ayudó ni la inmediata in-tervención de los cirujanos del Vargas pudieron evitar que per-diera para siempre la facultad de caminar. Nunca tuvo dudas de que la bala que lo alcanzó provino de un arma disparada por algún agente de la PM; en-tre otras razones, porque eran los uniformados de esa fuerza los únicos que dispararon con-tra la gente que trataba de de-fender el Palacio de Miraflores. Así lo ha sostenido siempre, y así lo reafirmó en una entrevis-ta vía correo electrónico con el Correo del Orinoco.

Recio es categórico y escueto al momento de señalar a quie-nes considera responsables de la masacre de Puente Llaguno y de la razia de los días 12 y 13 de abril de 2002: “Las élites eco-nómicas”. Y junto a esas élites ubica como protagonistas a los

centro de la ciudad. Habré lle-gado poco antes de las 2:00 pm a Cotiza, donde me estacioné, y bajé a pie hasta Puente Lla-guno y sus alrededores, donde permanecí toda la tarde. El desenlace ya se conoce”.

LOS MEDIOS Y LA INSTIGACIÓN“Es importante recordar que

toda esa violencia fue in cres-

Jorge Recio con la periodista Marialcira Matute, moderadora del programa La Librería Mediática

El reportero gráfico enfatizó que todas las manifestaciones opositoras fueron agresivas. Acusó a Isaac Pérez Recao de ser “una expresión grotesca de la violencia que ejercen las élites económicas en Venezuela sobre el resto de sus compatriotas y sobre quien se interponga en su camino”

medios de información priva-dos. A 10 años del golpe de Es-tado de 2002, su recuento de los hechos toma la forma de una cruda reflexión sobre lo que calificó como una jornada que desnudó la “violencia que las élites económicas venezolanas ejercen desde siempre contra el resto de la gente”.

MARCHAS Y ODIO DE CLASEJorge Recio llevaba tiempo

siguiendo desde adentro las marchas y concentraciones antichavistas convocadas por la alianza Fedecámaras-Gente del Petróleo-CTV. Pero el 11 de abril de 2002 prefirió quedarse en casa, “hastiado de la vulga-ridad” que las caracterizaba:

“En Altamira, en La Caso-na, en Pdvsa, la vulgaridad de esas manifestaciones era evi-dente en el desprecio cada vez más evidente y estridente hacia las clases populares”. Esa vul-garidad se traducía, según re-memora, en consignas no solo contra el presidente Chávez, sino contra “las propias masas populares”, a las que reducían a “estereotipos groseros”. Al igual que entonces, su juicio al respecto es lapidario:

“Esas marchas fueron todas violentas. Creo que ese ha sido un tema suficientemente deba-tido, y hoy día no debe haber ni un venezolano que, después de vivir esos días, niegue la vio-lencia de aquellas manifesta-ciones, ni que asegure que eran pacíficas, como no sea alguno de esos enajenados que aún quedan en la oposición”.

Por eso, el 11-A ya no qui-so salir; creía que ya no tenía nada que descubrir en medio de la marea que gritaba “Chávez, vete ya”.

“Cansado un poco de la vul-garidad y de los estereotipos de quienes se reunían en Pdvsa-Chuao, ese día seguí la marcha por televisión. Pero cuando Or-lando Urdaneta, Enrique Men-doza y Carlos Ortega lograron que la manifestación rompiera los límites legales y amenaza-ron con llegar a Miraflores, cogí mi vehículo y me dirigí al

“Sobreviví gracias a los defensores de Puente Llaguno”

Jorge Recio recuerda que, pese a lo numerosa que era la marcha que se dirigía hacia Miraflores, fue poca la gente que se desvió hacia Puente Llaguno: “No sé cuánta gente quedaba a la altura de la avenida Bolivar, hay que recor-dar que eran 11 kilómetros, pero a dos cuadras de Puente Llaguno no creo que llegaran a mil”.

-Hasta dónde recuerda, ¿la PM logró avanzar hasta el Puen-te Llaguno?

-Hasta una cuadra de Puente Llaguno, pero apenas lograron hacerlo unos pocos y apoyados por los blindados, “la ballena” y “el rinoceronte”.

-¿Cómo le hizo frente a la PM el pueblo que resistía?

-Era una resistencia muy preca-ria, más basada en el número que en armas que pudieran enfrentarse a las armas de guerra que, sin nin-gún intento por ocultarlas, estaba usando la Policía Metropolitana. Creo que las armas más gruesas que usó el chavismo son las que usaron los llamados “Defensores de Puente Llaguno”, porque al cabo de algunos años y atando cabos, comprendí que fue gracias a ellos que pudieron sacarme con vida de la balacera. Quisiera ren-dirles tributo.

-¿Usted vio caer a otras perso-nas?

-Sí, vi morir asesinado de un ba-lazo en la cabeza a un joven frente a mí, del otro lado de la calle. Re-cuerdo que mi indignación contra la PM fue infinita..

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Miércoles 11 de Abril de 2012 21cendo después de un hecho desencadenado por Fedecáma-ras y la CTV: la huelga general empresarial, en diciembre de 2001. El 9 de diciembre Fedecá-maras, como instrumento de terrorismo económico de las élites venezolanas, y la CTV como su fiel lacayo, declararon la guerra contra el Gobierno Nacional y contra los derechos y los intereses populares. A partir de ese momento, todo fue parte de un desenlace preme-ditado, que se concretó el 11 de abril de 2002 cuando se dieron las condiciones para ejercer la violencia criminal y tomar el poder”.

Esta reflexión le da pie a Jor-ge Recio para exponer su visión de la actuación de las empresas privadas de comunicación en el golpe de Estado. Para él, los medios no solo sirvieron como caja de resonancia del mensaje de quienes activaron el golpe, sino que también recurrieron a la violencia:

“Especial capítulo merece la violencia ejercida aquellos días por las empresas de comunica-ción como instrumento de esas élites económicas cuyos intere-ses no son, ni de lejos, los inte-reses del pueblo. Es posible que el pueblo venezolano, y muchos periodistas, hayan hecho ya un juicio popular a esos medios que mintieron, manipularon y conspiraron aquellos días, pero creo que estaría bien rea-lizar un trabajo que pusiera or-den e hiciera transparentes las actuaciones específicas de los medios que de una u otra forma participaron en ese golpe con-tra el pueblo”.

El tiempo también le ha per-mitido ver a Jorge Recio “lo que yo creo que fue un punto de inflexión: la manifestación del 23 de enero de 2002, cuan-do se permitió que opositores y chavistas se vieran las caras en el centro de Caracas, en la plaza O’Leary y sus alrede-dores. Ahí, ese día de violen-cia contenida, a pocos pasos de la sede del poder político, los conspiradores midieron fuerzas, y se dieron cuenta de que tenían masa crítica enar-decida suficiente para llevar a cabo sus planes; solo había que provocar, desencadenar el momento. Y a esto se pres-tó la elitista gerencia de Pdv-sa cuando se rebeló contra las órdenes y los intereses del Go-bierno Nacional los días pre-vios al golpe”.

sión grotesca de la violencia que ejercen las élites económicas en Venezuela sobre el resto de sus compatriotas y sobre quien se interponga en su camino. Si uno tiene en cuenta que él fi-nanció la logística del golpe, y hasta la seguridad personal de Carmona; y si uno se pasea por el hecho de que en la requisa de su casa -después de recuperar-se el poder y el orden constitu-cional- se encontró un búnker, polígono de tiro, uniformes y credenciales de los cuerpos de seguridad y un arsenal de ar-mas tremendo, queda en evi-dencia lo que él representa”.

“Otro personaje que, des-de otro flanco de las élites, protagonizó la violencia, fue Alfredo Peña, para entonces alcalde metropolitano. No de-ben olvidarse sus declaracio-nes de rabiosa confrontación contra quienes le habían dado su confianza, el Presidente y el pueblo caraqueño chavista y no chavista que le votó; sus políticas represivas contra las clases populares; su importado plan Bratton; su política de to-lerancia cero y, finalmente, su cobarde e indispensable apoyo al golpe de Estado, a través de una Policía Metropolitana usa-da con la fiereza y la crueldad cultivada desde hacía décadas. Este hecho hace aún más in-fame, si eso es posible, la trai-ción de Alfredo Peña y su saña contra el propio pueblo venezo-lano. Obsérvese que aquí tam-bién privan la diferencia y el odio de clase”, sintetizó.

LA SAÑA Y SUS ROSTROSAdemás de su oficio de fotó-

grafo, Jorge Recio se destacó en sus estudios de Filosofía en la Universidad Central de Ve-nezuela, donde fue preparador académico. Desde hace años vive en Barcelona, España, y hace esfuerzos por divulgar lo que vivió el día del golpe, que lo sorprendió sin haber escrito su trabajo de grado. Quizá por eso su reflexión se expresa en des-carnadas imágenes, no exentas de simbolismo. Ante la pregun-ta sobre qué “vio” el 11-A, prefi-rió retratar a algunos persona-jes que en su opinión expresan el fondo del asunto:

“Lo que yo vi ese día tam-bién creo que ha sido bastan-te divulgado: que la Policía Metropolitana actuó como fuerza de choque de unos mil (si acaso, y según mis fotogra-fías) manifestantes enarde-cidos que pretendían llegar a Miraflores, muy convencidos, con el insólito y descabellado objetivo de sacar al presidente Chávez de su cargo. Me gus-taría dejar claro que, incluso mis fotografías, podrían ser una manipulación de la in-formación, porque esa es la naturaleza de la imagen: ser una ilusión de realidad; no tendrían ningún peso sin mi propio testimonio y las foto-grafías, videos y testimonios de decenas de venezolanos que, como yo, estábamos inte-resados en saber y documen-tar en primera persona lo que ocurría en nuestro país, y a quienes estaré siempre unido, honrado y agradecido”.

Hecho ese comentario, Recio retoma lo que considera esen-cial: el odio de clase de quienes dieron el golpe:

“La violencia tenía múlti-ples manifestaciones: desde las infames declaraciones de Fedecámaras y la Conferencia Episcopal, hasta las groseras amenazas de Carlos Ortega y Orlando Urdaneta (por men-cionar dos) subidos a la costosa tarima que montaron frente a Pdvsa-Chuao los días previos al golpe del 11 de abril: ‘¡Vamos a Miraflores a sacar de ahí a ese traidor’, recuerdo que vo-ciferaba Ortega, con todos los medios técnicos y refrigerios que le proporcionaba un sinies-tro personaje que ha logrado que no se hable gran cosa de él: Isaac Pérez Recao”.

En la figura de Pérez Recao, Recio encuentra “una expre-

Recio condena ese odio y rei-vindica otro tipo de sentimien-to para las revolucionarias y los revolucionarios:

“Por la poca información que manejo, tengo entendido que hoy día Peña es un hombre en muy mal estado de salud, por lo que comprendería que, en un acto de magnanimidad, el Estado venezolano haya dejado de perseguirlo para llevarlo a la justicia por sus crímenes. Soy de quienes piensan que el cami-no al socialismo del siglo XXI es

el de la magnanimidad, como tantas veces nos lo ha demos-trado el Presidente; no siempre bien comprendido por todos”.

El fotógrafo insistió en la ne-cesidad de que el periodismo de investigación, sin explotar el morbo en lo más mínimo, “le ponga carne y hueso a muchos de estos oscuros personajes claves del golpe de Estado, de manera de dar luz y hacer más transparente lo que ocurrió tras bambalinas aquellos días de abril”.

Pocos días después de haber sido herido, ya recluido en la clínica Santa Sofía, Jorge Recio tenía la certeza de que había sido la PM la que le disparó. Después, en un video y en una entrevista, dijo que unos policías lo señala-ron directamente. Incluso, tiem-po después, se percató de que los había fotografiado cuando lo señalaban. Hoy, piensa que ello pudo haber sido fortuito: “No era muy seguro tomar fotografías esos días, en ningún sentido. Si me señalaban o no como objeti-vo, no pasa de ser una especula-ción. Y si así fue, se debe a que se percataron de mi actividad. Aunque debo aclarar siempre que no soy periodista, hay que recordar que no fui el único con cámara herido de bala”.

Sobre la fotografía en la que lo señalan los PM, Recio dijo que

“la mostré en los juicios sobre el 11 de abril en Maracay, pero debo decirte que también tengo otra donde aparecen unos cha-vistas señalándome, como te dije no era muy seguro tomar fotografías en esos días”.

-¿Qué pasó después? ¿Intentó alguna acción legal? ¿Que se in-vestigara su caso, por ejemplo?

-Participé de las acciones lega-les emprendidas por la Asociación de Víctimas (de Puente Llaguno) y declaré como testigo por esta causa en el juicio que se llevó a cabo en Maracay, muy digna y valientemente llevado por la jueza del caso. Quiero agradecer a todos mis compañeros y compañeras de la asociación su solidaridad y comprensión incondicional, la de los abogados y abogadas, las fiscales. Lo hago sin mencionar a nadie para no olvidar a nadie.

“No era muy segurotomar fotografías en esos días”

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22 Miércoles 11 de Abril de 2012

La PM se abrió paso disparando por la avenida Baralt el 11-A, acusó

Nicolás Rivera y su familia fueron torturadospor el régimen de facto de Carmona Estanga

T/ D’yahana MoralesF/ Héctor Lozano-Archivo COCaracas

Nicolás Rivera tenía tan solo 25 años de edad cuando ocurrió el golpe

de Estado contra el presidente Hugo Chávez, el 11 de abril del año 2002. Pero a pesar de su ju-ventud, tuvo la determinación para actuar.

Rivera rememoró que en 2002 laboraba con el colectivo Radio Perola 92,5 FM. Era una estación radial que funcionaba de manera ilegal, sin ningún tipo de permisología. Era un dial que estaba desocupado “y lo tomamos para transmitir. Además, no existía en el país el reglamento para medios de co-municación alternativos”.

La compra de los equipos se concretó después de una colec-ta realizada entre las y los mili-tantes que estarían al frente del proyecto. Cada uno puso lo que pudo, y así compraron el trans-misor, de apenas 25 vatios.

Recordó que en Radio Pero-la se inició un operativo espe-cial desde el 9 de abril de ese año. Narró que, debido al paro petrolero convocado por sec-tores de la derecha, los comu-nicadores alternativos toma-ron los micrófonos de manera ininterrumpida.

“Fueron varios días en los que la programación nunca cayó. Teníamos consignas que repetíamos a cada rato. Recuerdo una, particularmen-te: ‘Ni paro, ni golpe: todo el poder para el pueblo’. Radio Perola se convirtió en una referencia. Los movimientos sociales, colectivos, taxistas, trabajadores y educadores se hicieron eco de nuestro lema”, comentó.

Rivera, paralelamente, man-tenía reuniones para afinar

Un grupo se fue a Puente Lla-guno, otro a la plaza Bolívar y un tercero a la avenida Baralt. Comentó que los planes origi-nales cambiaron en la misma medida en que transcurrieron los acontecimientos en el país. Rememoró haber escuchado disparos y ver personas caer en plena vía pública. En ese momento infirió que la his-toria sería otra. “Cada quien asumió el rol de la historia que le correspondió. Yo tomé el mío”, confió.

Rivera, quien tenía un arma con porte legal (que llevaba consigo desde una semana antes del 11-A), la desenfundó cuando se supo en el medio de la balacera y del caos. “Fue un enfrentamiento contra la Policía Metropolitana (PM). Recuerdo que los uniformados iban por el medio de la avenida Baralt a bordo de los vehículos antimotines. Se abrían paso disparando. Poco les impor-taba si herían a alguna niña o niño, o le quitaban la vida a alguna persona que estuviera por el lugar. Ellos eran la pun-ta de lanza que impulsaba el golpe de Estado”, precisó.

Reiteró que no disparó para atacar a nadie, sino para repe-ler los balazos. Señaló que su intención fue, siempre, defen-der a quienes estaban en las cercanías de Puente Llaguno. “Recuerdo que hasta cantamos victoria, porque logramos que no irrumpieran en el Palacio de Miraflores. Creíamos que habíamos ganado; en ese mo-mento no sabíamos qué estaba pasando realmente. Algunas personas se retiraron a sus ca-sas, y otras nos quedamos en las cercanías”, añadió.

UNO DE LOS MÁS BUSCADOSRivera se fue a su casa. A la

medianoche supo que sobre él pesaba una solicitud policial; se enteró, no por ser requerido por un organismo de seguri-dad, sino a través de los medios de comunicación social. Los medios privados usaron su ros-tro para justificar las muertes ocurridas esa tarde; lo tilda-ron de “pistolero”, lo señalaron como supuesto enviado por el presidente Hugo Chávez para disparar y atacar.

“Yo estaba en las cercanías de Antímano cuando me cap-turaron. Fue en la madruga-da del 13 de abril. Un grupo compuesto por más de 35 fun-cionarios de la PTJ (policía

“A consecuencia de la golpiza que recibí, resulté con varias costillas fracturadas, hematomas múltiples y una fisura en el cráneo”, relató el comunicador

estrategias y coordinar accio-nes a fin de enfrentar el plan de desestabilización de la oposi-ción. En los encuentros partici-paban representantes de la po-lítica nacional, militares leales y líderes comunitarios.

“De una u otra forma ma-nejábamos información de la candela que se estaba gestan-do. Sabíamos que algo malo y turbio estaba siendo prepara-do por la gente de la derecha. Sabíamos que iba a llegar el momento de demostrar nues-tra lealtad. Ese día fue el 11 de abril”, comentó.

En la mañana del 11 de abril, hicieron un “receso” en la emi-sora. Contó que las comuni-cadoras y los comunicadores fueron hasta sus casas para bañarse, comer algo más que las canillas con mortadela que les habían acompañado duran-te los días anteriores y descan-sar un poco. Habían quedado en reencontrase después del mediodía.

Cuando retornaron a la sede de Radio Perola, organizaron una suerte de operativo espe-cial. Cada uno de los comunica-dores alternativos se desplazó hasta un punto del centro de la ciudad.

“Cada uno se comprometió en transmitir, vía teléfono ce-lular, los reportes sobre lo que sucedía. En la emisora se que-dó un operador, quien sería el encargado de sacar los pases al aire”, sentenció.

La salsa al poderNombre: NicolásApellido: RiveraEdad: 35 añosProfesión: Periodista egresado de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV)Actividad actual: Moderador del programa radial Sólo Salsa, transmitido por la emisora de la Asamblea Nacional de lunes a viernes

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Miércoles 11 de Abril de 2012 23

científica, hoy Cuerpo de In-vestigaciones Científicas, Pe-nales y Criminalísticas) me ro-deó y apresó. Gracias a Dios no corrí, porque tengo entendido que querían asesinarme para después hablar de presunta ley de fuga”.

Nicolás Rivera fue llevado hasta un lugar desconocido. Le taparon los ojos con una ca-pucha. Fue torturado durante cuatro largas horas. Luego de ese tiempo, los funcionarios policiales se trasladaron has-ta su residencia. Su vivienda fue allanada, y sus padres, arrestados.

“Fue un episodio que solo quien pasa por él, lo conoce.

tura. El joven se encomendó a Dios y esperó lo peor.

“Mis padres me decían: ‘Ni-colás, ayúdame’, y mi angustia crecía a cada momento. Los po-licías me preguntaban sobre la ubicación de Freddy Bernal, y yo no sabía. Ni siquiera lo co-nocía para ese momento. Yo no pensaba en nada; solo recuerdo el dolor de la imagen de mis pa-dres siendo golpeados. A conse-cuencia de la golpiza que reci-bí, resulté con varias costillas fracturadas, hematomas múlti-ples y una fisura en el cráneo”, enumeró.

Hubo tortura física y psicoló-gica. Llegaron a orinarme en la cara. Además, esposaron y golpearon a mis padres frente a mí. A mis hijos también les pe-garon. Fue una escena horrible y desesperante. Las y los poli-cías me preguntaban sobre el paradero de ciertos personajes políticos, pero yo no sabía dón-de estaban”, expresó.

Rivera describió que sus pa-dres fueron obligados a arrodi-llarse, y recibieron cachetadas y patadas. Contó que cuando sus padres eran golpeados, los policías le hacían preguntas de las cuales desconocía las res-puestas. Su casa estuvo rodea-da por policías durante la tor-

Después de ese episodio, Ri-vera fue trasladado por la co-misión policial hasta la sede de la policía científica ubicada en la avenida Urdaneta. Allí se encontró con Rafael Cabri-ces y Henry Atencio. “Eramos mal llamados ‘los pistoleros de Puente Llaguno’. Para un sector de la sociedad nosotros somos asesinos y responsables de un sinnúmero de muertes. Aseguran que por nuestra cul-pa los comisarios de la Policía Metropolitana Henry Vivas, Iván Simonovis y Lázaro Fore-ro están tras las rejas. La ver-dad es que ellos son los reales culpables materiales de la ma-tanza que se dio el 11 de abril del 2002”, aseveró.

Después de las diligencias realizadas por varios de sus ca-maradas, Nicolás Rivera salió en libertad el 14 de abril de 2002. A las dos semanas fue apresado de nuevo, y duró un año priva-do de libertad en la sede de la policía científica en El Rosal; en el internado judicial de Los Teques y en la antigua sede de la Dirección General Sectorial de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip).

“NO NOS RENDIMOS”“Nunca me arrepentiré de

haber defendido a mi país. Ja-más me arrepentiré de haber metido el pecho por mis cama-radas, por la gente del pueblo y por la Revolución Boliva-riana. Ese día nos probamos. Todos quienes manteníamos

un discurso sobre trabajo so-cial, movimientos culturales y políticos ese día demostra-mos de qué estábamos hechos. Quienes no nos doblamos y no nos rendimos fuimos puestos a prueba. De ello nunca me arre-pentiré. Dios me dé vida para defender la patria y la Revolu-ción las veces que sean necesa-rias”, manifestó.

Rivera aseguró que, desde cualquier trinchera, permane-cerá rodilla en tierra. Consideró necesario recordar lo que pasó en el país, no solo el 11 de abril de 2002, sino los días anteriores. A su juicio, ese mes cambió el curso de la historia del país.

“El Presidente fue secuestra-do ese día. Gracias a la gesta heroica del pueblo se logró que regresara. El temple de mu-chas mujeres y hombres con-tribuyó al retorno victorioso. Los dirigentes políticos que se mantuvieron en pie de lucha y garantizaron el hilo constitu-cional también merecen respe-to. Fue una victoria de Vene-zuela”, argumentó.

Rivera considera que, 10 años después, en el país se vive en una constante defensa del pro-ceso revolucionario. En ese contexto, evaluó que el Sistema Nacional de Medios Públicos (SNMP) necesita fortalecerse.

“Somos protagonistas de esta historia. Vamos juntos a apor-tar ideas y ayudar a su conso-lidación. Sigamos adelante, va-mos a integrarnos y a luchar de la mano”, convocó.

Page 24: Abril Rebelde 10 años

24 Miércoles 11 de Abril de 2012