A miguel hernández
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“A Miguel Hernández” Como nube que el campo desarrolla y acaba en huracán que solivianta la dormida paz donde amamanta tu poesía hecha jugo de cebolla nos llueve sobre el alma, nos arrolla, nos completa de versos la garganta y es rayo que no cesa porque canta en la misma palabra que la apoya. Aquel niño yuntero que en su día regara con sudor la yerma tierra y los cañones mudos de la guerra se hicieron carne y hueso en tu poesía. Y hay un algodón en cada herida del cuchillo de amor de tu palabra y un hilo que impide que se abra y derrame la sangre contenida en tu verbo soberbio como el llanto que gime por las calles de Orihuela libertad en las ventanas donde cela tu lira que es tan poco para tanto. Viniste a enraizar el sentimiento de amor, justicia y paz sobre La Tierra esculpiendo tus versos a cincel en la piel horizontal del monumento de la tumba que cavó la fría guerra en Alicante, espléndido Miguel. Antonio Peláez Torres
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“A Miguel Hernández”Como nube que el campo desarrollay acaba en huracán que soliviantala dormida paz donde amamanta
tu poesía hecha jugo de cebollanos llueve sobre el alma, nos arrolla,nos completa de versos la gargantay es rayo que no cesa porque cantaen la misma palabra que la apoya.
Aquel niño yuntero que en su díaregara con sudor la yerma tierray los cañones mudos de la guerra
se hicieron carne y hueso en tu poesía.
Y hay un algodón en cada heridadel cuchillo de amor de tu palabray un hilo que impide que se abray derrame la sangre contenida
en tu verbo soberbio como el llantoque gime por las calles de Orihuelalibertad en las ventanas donde celatu lira que es tan poco para tanto.
Viniste a enraizar el sentimientode amor, justicia y paz sobre La Tierra
esculpiendo tus versos a cincelen la piel horizontal del monumentode la tumba que cavó la fría guerra
en Alicante, espléndido Miguel.
Antonio Peláez Torres
