85 Aniversario de las ejecuciones de Sacco y Vanzetti

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Página1 La solidaridad asturiana contra las ejecuciones de Sacco y Vanzetti El 23 de agosto de este año, se cumplieron ochenta y cinco años de las ejecuciones en la silla eléctrica de los dos obreros anarquistas italianos Nicolás Sacco y Bartolomé Vanzetti, en el estado de Massachussetts. En 1920, y en primera instancia habían sido sentenciados a muerte, iniciándose una desesperada lucha por sus vidas, alegación tras alegación a lo largo de siete años, en los que se había levantado un verdadero clamor internacional pidiendo clemencia. También en Asturies se desarrolló una importante campaña de solidaridad, de la que damos a continuación detalle.

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Cuaderno especial en el 85º aniversario de las ejecuciones de Sacco y Vanzetti y la solidaridad asturiana editado por la Fundación Andreu Nin d'Asturies

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La solidaridad asturiana contra las ejecuciones de Sacco y Vanzetti

El 23 de agosto de este año, se cumplieron ochenta y cinco años de las ejecuciones en la silla eléctrica de los dos obreros anarquistas italianos Nicolás Sacco y Bartolomé Vanzetti, en el estado de Massachussetts. En 1920, y en primera instancia habían sido sentenciados a muerte, iniciándose una desesperada lucha por sus vidas, alegación tras alegación a lo largo de siete años, en los que se había levantado un verdadero clamor internacional pidiendo clemencia. También en Asturies se desarrolló una importante campaña de solidaridad, de la que damos a continuación detalle.

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La alarma ante la confirmación de la sentencia de muerte para Sacco y Vanzetti, la daba la primera plana de El Noreste del viernes 28 de abril de 1927, bajo el titular de “LA TRAGEDIA DE MASSACHUSSETTS. Nicolas Sacco y Bartolomé Vanzetti a la silla eléctrica”, para a renglón seguido decir: “Debe de pedirse el indulto el Primero de Mayo”. La noticia explicaba toda la persecución a la que habían sido sometidos aquellos dos anarquistas italianos, desde sus primeras detenciones en 1920, durante las huelgas en South Braintres (Massachussetts) acusados de ser los “agitadores”. Tras ser varias veces detenidos y otras tantas puestos en libertad por no encontrar cargos contra ellos, se produce el asalto a una fábrica de calzados, en el que muere el encargado de la nómina y un vigilante de seguridad. Nuevamente se les detiene, pero en esta ocasión sería el juez Webster Thayer quien habría de encargarse de la suerte de los dos obreros. Tras ser sometidos a un juicio con Jurado, el propio Thayer dicta la sentencia de muerte para ambos, iniciándose una desesperada lucha por sus vidas, alegación tras alegación a lo largo de siete años, en los que se había levantado un verdadero clamor internacional pidiendo clemencia. Todo había sido inútil.

El sábado 9 de abril 1927, se les leía a Sacco y Vanzetti la sentencia del Tribunal del Estado, que confirmaba la del juez Thayer, fijando la fecha de su ejecución para el domingo 9 de julio del año en curso. La noticia de El Noroeste se hacía eco de las palabras de ambos al recibir la sentencia. Cuando se le preguntó a Nicolas Sacco si tenía algo que decir contra la sentencia de muerte, dijo poniéndose en píe: “(...) Sí, señor (…) Nada tan cruel como este tribunal en la historia. Nunca he sabido, nunca he oído, ni siquiera he leído en la historia nada tan cruel como este tribunal. Después de siete años de persecución y de acusación, todavía nos consideran culpables (…) Mientras ustedes persiguen al pueblo, lo tiranizan y lo matan, nosotros pretendemos siempre educarlo (…) Usted sabe, juez Thayer, que no soy culpable; usted conoce toda mi vida, porque yo he estado aquí siete años, al cabo de los cuales, todavía nos sentencia a muerte (…) Vanzetti, es un hombre bueno, no obstante el juez Thayer lo ha sentenciado dos veces, aun sabiendo que es inocente. Como he dicho, el juez Thayer conoce mi vida y sabe que nunca, ni ayer, ni hoy, ni mañana, he sido culpable" (...)” La noticia continuaba recogiendo las palabras de Vanzetti, bajo el siguiente epígrafe: “VANZETTI TAMBIÉN PROCLAMA SU INOCENCIA”:

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“(...) Soy inocente, no solamente del crimen de Braintrese, sino también del de Bridgewater, por el cual he cumplido sentencia. Y no solamente soy inocente de los dos crímenes, sino que nunca robé, nunca maté y nunca derramé una gota de sangre (…) Ahora, en conclusión, debo decir que no solamente soy inocente, que nunca he cometido un crimen, porque ciertos pecados no son crímenes, sino que he pasado toda mi vida luchando para eliminar los delitos mismos que la ley y la moral oficiales condenarían, y también, los que éstas sancionan y santifican: la explotación y la opresión del hombre por el hombre. Y esa, y no otra, es la única razón de que yo esté aquí como un culpable y de que ustedes, dentro de unos minutos, puedan enviarme a la muerte. Un perro que hubiese matado unos pollos no habría sido declarado culpable por un Jurado norteamericano sólo con las pruebas que se han presentado contra nosotros. Hombres de inteligencia de todo el mundo, se puede decir que la flor de la intelectualidad europea, los mejores escritores y pensadores del viejo mundo, están con nosotros. Hemos probado que no puede haber en toda la tierra otro juez más lleno de prejuicios y más cruel que lo que usted ha sido contra nosotros. Y todavía nos niegan un nuevo juicio. Sabemos, y ustedes también lo saben, que han estado contra nosotros desde el principio, aun antes de vernos, sólo porque somos radicales, porque nos consideran enemigos de la institución social. Así fue muy fácil lograr un veredicto de culpabilidad. Fuimos juzgados durante una época que ha pasado ya a la historia, una época de histeria, de resentimientos y de odios contra los pueblos de nuestros principios, contra los extranjeros, contra los desertores; y me parece que ustedes han hecho todo lo posible para agitar aun más la pasión del Jurado y los prejuicios de este contra nosotros (...)”. Un par de días después, en el editorial de El Noroeste del 1º de Mayo, en un recuadro y en negrita, de nuevo se daba la voz de alarma ante la inminente ejecución de los dos anarquistas, una vez agotadas todas las vías de apelación: “(...) La fiesta del Primero de Mayo se instituyó como homenaje fervoroso a los ocho obreros que por defender la causa del Proletariado Mundial fueron electrocutados en Chicago en 1888. Por las mismas razones son condenados a la silla eléctrica, también en los Estados Unidos, en el Estado de Massachussetts los obreros italianos Sacco y Vanzetti. Todos los hombres liberales y todas las organizaciones obreras del mundo piden estos días el indulto de los obreros. El Noroeste recomienda a las

organizaciones obreras de Asturias que cumplan en este día con ese deber de Humanidad y Solidaridad. Que dirijan telegramas al Embajador de los Estados Unidos en Madrid, pidiéndole el indulto de Sacco y Vanzetti. Será esta la nota más noble de este Primero de Mayo”. Pues bien, el primer telegrama iba a salir de Mieres, y estaba firmado por Dioniso M. Blanco, Secretario General de La Obligada Sociedad de Obreros Panaderos de la localidad, que lo hacía en su nombre y en el del presidente Juan Cuenca, fechado el 30 de abril.

Al día siguiente, en el mitin del 1º de Mayo en Blimea, se toma la decisión de enviar un telegrama al Embajador de los EE. UU. pidiendo el indulto, al que se sumará la Asamblea de la Construcción de Gijón celebrada el día 8, con motivo del revés que estaba suponiendo para los obreros del sector, la masiva llegada de trabajadores de fuera contratados por los empresarios a menor salario de lo estipulado, como bien expresaba Emilio García -que ejerció de secretario en la Asamblea- en un artículo publicado en El Noroeste, ese mismo 8 de mayo. El Noroeste se convirtió en vocero de las expresiones de solidaridad con los anarquistas sentenciados a muerte. El 13 de mayo bajo el título de Pro Sacco y Vanzetti, se hace eco de otro telegrama del Comité Sindical del SUM, que decía así: “Embajador de Estados Unidos, Madrid. Rogamos haga llegar presidente Coolidge anhelos infinidad de trabajadores pro indulto Sacco Vanzetti.- El Comité”. Sus páginas recogieron dos artículos de Solano Palacio, un primero (15/05/1927, pag. 2) donde se daba amplia información sobre el caso y el proceso: El caso de Sacco y Vanzetti y otro en el que se informaba de la solidaridad internacional que se estaba desarrollando: Por la libertad de Sacco y Vanzzeti (26/05/27, pag 4)

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Solano Palacio, Avelino Gutiérrez Entrialgo y Loredo Aparicio se convirtieron en los elementos más activos y destacados en Asturias contra la ejecución de los dos anarquistas italianos. El domingo 29 de mayo, se desarrolla en primer mitin solidario en el Cine Froiladela de Turón, con la presencia en la tribuna de José García, Avelino Gutiérrez Entrialgo y, cerrando el acto, Loredo Aparicio con una dura intervención contra las organizaciones obreras (FSA y SOMA) “que dan la espalda a la solidaridad obrera internacional”. Ese mismo día, en su primera plana, El Noroeste se hacía eco del primer acto solidario en Asturias con una nota editorializada, muy favorable y que era en sí misma, una clara convocatoria. En su siguiente edición del martes 31, y como siempre en primera, publican una extensa nota del gran éxito del “numerosísimo acto”, recogiendo lo más significativo de las intervenciones del mitin... Y justo al lado, daba cuenta de que “Llaneza propone un aumento de media hora para la jornada de las minas”. En aquel primer acto público quedaba muy claro quienes iban a desarrollar la solidaridad con los anarquistas italianos y quienes se quedaban al margen, como bien denunciaba Loredo Aparicio en su intervención referida a los socialistas: “(…) Ni una voz han tenido esos elementos en pro de Sacco y Vanzetti, a pesar de ser la prensa liberal la que insistentemente se moviliza en defensa de esas dos víctimas. Mudos no están, pues sus voces se dejan oír de vez en cuando para entenderse con los enemigos de la clase trabajadora (Aplausos atronadores) las organizaciones obreras que no sienten los ideales redentores, no son otra cosa que núcleos al servicio de la burguesía dominadora (…)” El domingo siguiente (5 de junio) se celebra en el Salón Novedades de Mieres, un nuevo mitin organizado por la Sección de Obreros de Metalúrgicos de Mieres en el que participan como oradores Solano Palacio, Avelino González Entrialgo, el poeta madrileño Ernesto López Parra -fundador del “altruismo” y en gira por diversos Ateneos Obreros asturianos- y de “plato fuerte” cerrando el acto, intervino Loredo Aparicio. Siguiendo la crónica del martes de El Noroeste, el Salón Novedades estuvo "abarrotadísimo", como habría de estarlo también, el siguiente acto solidario del domingo 12 de junio, celebrado en el Teatro Vital Aza de Sama, a las tres de la tarde y no por la mañana como los anteriores.

La razón habría de explicarla en su presentación Julián Gómez Muñiz, quien recordó que por la mañana y en la plaza de Aguado se había celebrado otro acto solidario. A continuación tomó la palabra el dirigente anarcosindicalista Avelino González Entrialgo, que dio paso a Loredo Aparicio. La nota de El Noroeste en la que se anunciaba el acto, lo convocaba con decisión y orgullo:

“(…) La organización de este acto honra a Asturias. Es necesario arrancar a Sacco y Vanzetti de la silla eléctrica, a la que están condenados desde hace siete años, por un supuesto delito que no cometieron. La monstruosidad jurídica de que se hace víctima a estos hombres, ha impresionado al mundo civilizado. Recientemente el obispo de Massachussett solicitó del gobernador de este Estado la revisión del proceso de Sacco y Vanzetti, por creerlos inocentes (…)”

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Diversos sindicatos de ramo de la CNT, aprovecharon –cuando no impulsaron en esas fechas-, reuniones y asambleas desde las que mostrar su solidaridad con los dos anarquistas italianos. La Asamblea del Metal celebrada en el Teatro Pilar Duro, en La Felguera el martes 14 de julio, sería una de tantas. Desde ella se manda un telegrama al embajador en Madrid de los EE. UU., con el siguiente texto: “Trabajadores de La Felguera, reunidos en Asamblea General, piden la libertad de Sacco y Vanzetti, por ser de razón y justicia”. El domingo 19 de junio El Noroeste, en su nota de convocatoria, publica una pequeña reseña del mitin que se celebraría el mismo día en Moreda, resaltando su carácter “unitario”, ya que se espera que intervengan “entre otros” Avelino González Entrialgo (anarquista), Loredo Aparicio (comunista) y tal vez Teodomiro Menéndez (socialista). Al miércoles siguiente en la crónica de aquel acto celebrado en el Cine Ideal de Moreda, informaba -como era de suponer- que entre los oradores presentes no estaba Teodomiro Menéndez. Lo que si aparecía en la página siguiente era una dura decisión: “El comité ejecutivo del SOMA propone un aumento de jornada”. La ultima referencia en pro del indulto de Sacco y Vanzetti que encontramos en El Noroeste, verdadero propagandista de aquella noble causa, fue el miércoles 13 julio de aquel movido 1927.

En la tercera página recogía en una pequeña nota, el 10 de agosto como la posible fecha de las ejecuciones, a la vez que comunicaban la preparación de una manifestación internacional por el Comité pro indulto para el 31 de julio. La ejecución en la silla eléctrica de Nicolas Sacco y Bartolome Vanzetti, finalmente se produjo el martes 23 de agosto de 1927. La historia del Movimiento obrero está llena de desencuentros entre las diversas familias ideológicas que lo conforman. Pero también de personajes fronterizos que han intentado el acercamiento y la colaboración, tendiendo puentes, o acentuando lo que une y no lo que separa. La acción solidaria emprendida y desarrollada en Asturies contra las ejecuciones de Sacco y Vanzetti, por los anarcosindicalista Solano Palacio y Avelino González Entrialgo, junto al comunista antiestalinista Loredo Aparicio, sería una de ellas.

José María Loredo Aparicio (Sama de Langreo, 22 de agosto de 1897 - México DF, 18 de marzo de 1948) había sido presidente de las Juventudes Socialistas en 1920, y formó parte de la fracción “pro

tercera internacional” junto a Isidoro Acevedo, Amador Llaneza, José Calleja, Benjamín Escobar, Marcelino Magdalena, Lázaro García, entre otros y que acabaría con la fundación del Partido Comunista en Asturias. Fue el abogado principal del Sindicato Único de Mineros de Asturias de la CNT, y también del Sindicato de Labradores en Langreo. La deriva burocrática y autoritaria iniciada por Stalin, le acercó a las posiciones de Trotsky y de la Oposición de Izquierdas, como a otros fundadores del comunismo español (Andrade, Maurín, Nin, Gorkin, Esteban Bilbao, Sendón,...), formando el primer núcleo trotskista de Asturias: Bolcheviques del Nalón, cuando en 1926 fue expulsado del PCE junto a Matías Suárez Fierro y Eduardo Castro, hasta entonces Secretario Provincial del PCE. En la Comuna de 1934, fue el responsable de Abastos de la Alianza Obrera y formó parte del Primer Comité de Guerra formado en Oviedo en la madrugada del 18 de julio de 1936, siendo Secretario general del Consejo de Asturias y León (y "hombre de confianza" de Belarmino Tomás) hasta que fue nombrado secretario de la Embajada de España en México en el verano de 1937.

Tras estar como Cónsul honorario de México en Chile entre 1941 y 1945, regresó a México, donde continuó colaborando en diversos periódicos y revistas y publicó las obras Jovellanos, El general Prim en Méjico y La piedad de Franco. Falleció el 18 de mayo de 1948 en México DF al ser atropellado por un coche.

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Fernando Solano Palacio (Morcín 26 de agosto de 1887- Gijón 27 de octubre de 1974) era un destacado militante anarcosindicalista que de vuelta de su periplo latinoamericano en la década de los años diez, colaboró en publicaciones anarquistas como Tierra y Libertad, o La Revista Blanca. Hay varias obras suyas publicadas de poesía y novela, pero su obra más conocida fue una crónica de la Comuna Asturiana de 1934, titulada "La revolución de octubre. Quince días de comunismo libertario en Asturias". Tras la Guerra civil, se exilio en Chile como polizón en el famoso "Winnipeg", carguero fletado desde Francia por Pablo Neruda, para uso exclusivo de estalinistas. Allí continuó su militancia anarquista, hasta cumplir los 86 años en que volvió a morir en tierra asturiana.

Avelino González Entrialgo (Tremañes-Xixón 1898, Mérida-Venezuela 1977), daría sus primeros pasos en política, en el Partido Republicano Federal que acaudillaba Eladio Carreño. Comenzó su vida laboral a los 13 años y frecuentaba las sociedades y Ateneos obreros, donde contactó con líderes de la talla Pedro Sierra, o Eleuterio Quintanilla quien le ganaría para las filas del anarquismo. En la industria del vidrio coincide con el anarquista Acracio Bartolomé y en 1916 se le nombra delegado de Gijón al Congreso de los vidrieros españoles de la CNT celebrado en Barcelona. Durante la dictadura de Primo de Rivera, desarrolla una amplia actividad en Casas del Pueblo y en ateneos obreros. Forma parte de la FAI al principio de la República, aunque se alejaría de ella posteriormente. Estuvo preso tras las sublevaciones anarquistas de finales de 1933 y desde la cárcel de Oviedo, defiende la Alianza Obrera. En la revolución de 1934, es uno de los activistas más activos y “su contribución” desde Lloreda (Tremañes), sería

fundamental para aquel Gijón revolucionario pero desarmado. Formó parte del Comité Revolucionario de la CNT de Gijón y de la Comisión de Alianza junto a Horacio Argüelles y José María Martínez. Tras la Comuna de Octubre del 34, se oculta en Gijón hasta el mayo de 1935, consiguiendo escapar a París y a Bruselas, vía San Sebastián. Vuelve con la amnistía en 1936, y asiste al Congreso Confederal de Zaragoza. Forma parte del Comisión de la defensa en Gijón, y fue Secretario para la movilización en el Comité Guerra. Poco antes de acabar la guerra, formó parte de la Secretaría para los asuntos militares del Comité Nacional del Movimiento Libertario. Tras la derrota llega a Inglaterra desde donde se traslada a América viviendo a lo largo del tiempo en Argentina, Bolivia, Chile y Venezuela.