8. INDUSTRIAS CULTURALES en EL ECOSISTEMA DIGITAL - CORDEROS, ELEFANTES Y BUHONEROS. Las Políticas...

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CORDEROS, ELEFANTES Y BUHONEROS. Las políticas culturales como políticas de los sentidos: lectura, imágenes y cultura digital. 1 “Como ha demostrado José Emilio Burúcua, citando a San Gregorio Magno, “El divino discurso de la Sagrada Escritura es un río delgado y profundo a la vez, en el cual deambula un cordero y nada un elefante; duradera fue la percepción de la oposición entre la cultura de los “elefantes”, es decir, los sabios y letrados, que dominan el leer y el escribir, y la cultura de los corderos iletrados” (Roger Chartier citando a José Emilio Burúcua). Las historias de las políticas culturales y las políticas comunicativas tienen un desarrollo similar, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX. Su encuentro, que se da precisamente en el momento en que sus cauces cambian, se explica por la industrialización de la cultura, su mundialización, los cambios tecnológicos que influyeron en la comunicación, el auge de los medios y el avance de las nuevas tecnologías de la información. Sin embargo no se trató de un encuentro armonioso sino de una relación muy conflictiva. La cultura provenía de un mundo en que las artes tenían una hegemonía ganada y lo patrimonial un ascendiente que se concretaba en la canonización de lo monumental. Las artes significaban lo creativo y el patrimonio el cultivo de la tradición, las artes la afirmación de lo estético y lo patrimonial la magnificación de la historia, o por lo menos, su reconocimiento para la conservación de la memoria y la 1 VII ENECULT, Salvador de Bahía, 2011

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CORDEROS, ELEFANTES Y BUHONEROS. Las polticas culturales como polticas de los sentidos: lectura, imgenes y cultura digital.[footnoteRef:1] [1: VII ENECULT, Salvador de Baha, 2011]

Como ha demostrado Jos Emilio Burcua, citando a San Gregorio Magno, El divino discurso de la Sagrada Escritura es un ro delgado y profundo a la vez, en el cual deambula un cordero y nada un elefante; duradera fue la percepcin de la oposicin entre la cultura de los elefantes, es decir, los sabios y letrados, que dominan el leer y el escribir, y la cultura de los corderos iletrados (Roger Chartier citando a Jos Emilio Burcua).Las historias de las polticas culturales y las polticas comunicativas tienen un desarrollo similar, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX. Su encuentro, que se da precisamente en el momento en que sus cauces cambian, se explica por la industrializacin de la cultura, su mundializacin, los cambios tecnolgicos que influyeron en la comunicacin, el auge de los medios y el avance de las nuevas tecnologas de la informacin. Sin embargo no se trat de un encuentro armonioso sino de una relacin muy conflictiva. La cultura provena de un mundo en que las artes tenan una hegemona ganada y lo patrimonial un ascendiente que se concretaba en la canonizacin de lo monumental. Las artes significaban lo creativo y el patrimonio el cultivo de la tradicin, las artes la afirmacin de lo esttico y lo patrimonial la magnificacin de la historia, o por lo menos, su reconocimiento para la conservacin de la memoria y la construccin de la identidad nacional. Estos rdenes de la cultura fueron cediendo al ser posible que la creacin se dispusiera dentro de procesos industriales y su distribucin fuera estimulada por la comercializacin en los mercados. Lo que se fractur en ese momento fue precisamente lo que Walter Benjamin llam el aura, es decir, aquello que haca de la obra de arte una obra original, individual e irrepetible. Lo original estall en mil pedazos cuando pudo ser reproducido tcnicamente, convirtiendo en masivo y serial lo que antes era nico y diferenciado. No es que lo original desapareciera sino que cobrara otra manera de expresarse. En los das del aura, lo original estaba ligado a la nica versin, a la labor del creador y a su exhibicin a un pblico colectivo que la contemplaba precisamente como manifestacin inalterada de lo nico. En los das post aura, lo original forma parte de un proceso en que el creador o es una parte de un conjunto y sobre todo de unos procedimientos de ensamblaje colectivo, o participa en un momento inicial del proceso desapareciendo posteriormente para dejar su idea o su propuesta en manos de una mquina de produccin que acta de manera sistemtica siguiendo unos patrones industriales. Los guionistas de televisin, por ejemplo, se han transformado en equipos de creacin responsables de una parte de la narracin, pero sin el dominio total que tenan en las producciones de los aos 80 e inclusive de los 90. El productor general, una especie de gran gerente de la obra televisiva, ha sumido tareas que antes cumplan otros creativos, uniendo la gestin econmica con el desarrollo de la creacin. Tiene, a la vez, responsabilidades econmicas, administrativas y estticas. Las relaciones (conflictivas) entre polticas culturales y polticas comunicativasEn la era del aura, lo original era contemplado por un grupo de personas que nunca fueron las multitudes consumidoras de la poca post aura. Esta realidad diferencia a la apropiacin del arte con la de la televisin, la primera mucho ms reservada y circunscrita al espacio del museo o de la galera y la segunda ms accesible y domstica. La reproduccin permiti la masividad y sta, el crecimiento de las oportunidades del consumo. El museo se ha abierto a estas realidades y cada vez se concentra menos en s mismo para abrirse como un espacio polifuncional, as como las exposiciones buscan atraer otros pblicos, ya sea por sus temticas, sus curaduras o sus condiciones de espectculo.Pero donde hay encuentro suele haber distancias. Las primeras definiciones de las polticas culturales elaboradas por la UNESCO comprendieron que cultura y comunicacin se haban convertido en un signo de los nuevos tiempos y que un distanciamiento de los dos campos significara una especie de catstrofe simblica de grandes consecuencias. Lo que se entenda por cultura vena, por una parte, de una tradicin minoritaria, a la que pertenecan los educados y los ricos. En nuestros pases, ser culto en los aos 50, significaba pertenecer al pequeo grupo de los ilustrados, de los elefantes, ni siquiera de los que saban leer y escribir. Cultura se identificaba con conocimientos humansticos, ciertas prcticas como por ejemplo leer, viajar, hablar otras lenguas, algunas adscripciones familiares y de clase social muy precisas y un proceso comprobado de interiorizacin de normas. Es explicable la conmocin que se produjo despus de los 50, cuando la comprensin de la cultura empez a cambiar y se dejaron atrs las reglas de lo cannico y las multitudes analfabetas, pobres o sin tradicin, empezaron a resaltar sus propias manifestaciones culturales (las msicas, por ejemplo), a participar en aquellas en las que estaban excluidos (la lectura) o a intervenir activamente en prcticas culturales nuevas y masificadas (la televisin). Lo que operaba por distinciones jerrquicas cedi ante la creacin de zonas comunes de apropiacin y disfrute. Unos y otros se encontraban en el cine aunque no en todo el cine- en los deportes, o en la programacin de televisin. Pero las conmociones eran mucho ms profundas y paradjicamente acercaban y alejaban a las polticas culturales de las polticas comunicativas. Ya el cine haba dado el campanazo a fnales del siglo XIX y comienzos del XX, que se escuch mucho ms fuerte cuando en la dcada de los 30 apareci la radio y en la de los 50 la televisin. En pocos aos los medios de comunicacin crearon una industria poderosa, masiva y extendida territorialmente, pero sobre todo, muy influyente simblicamente. Con tanta rapidez como eficiencia, la empresa privada se ubic en el nuevo campo meditico, los anunciantes encontraron un mecanismo efectivo para lograr el consumo de sus productos y los gobiernos confirmaron el creciente poder poltico de los nuevos medios. Las empresas de medios adoptaron las transformaciones tecnolgicas, expandieron su cobertura, generaron grandes grupos corporativos y montaron redes transnacionales de produccin y distribucin de los productos comunicativos. El fenmeno comunicativo se haba convertido en un extraordinario fenmeno cultural. Y era cultura tanto por los productos que se empezaron a ver en las pantallas de la televisin o despus en la de los computadores, como por el significado de sus contenidos, las competencias y enciclopedia referencial que exigan, las combinaciones a veces exasperantes que hacan con las artes, la oralidad o las tradiciones, los cambios que introducan en las rutinas de la gente o las prcticas de apropiacin y de resignificacin que generaban en nios y jvenes, pobres y ricos, educados y analfabetos. Los bienes culturales de la poca del aura tambin cambiaron y muchas de ellos se conocieron a travs de los medios que inclusive los adoptaron como una dimensin fundamental de sus nuevas propuestas estticas.Sin embargo lo que estaba ocurriendo en la vida comunicativa y cultural de las sociedades no estaba pasando en la definicin de las polticas culturales. Tempranamente se cre una disociacin entre los procesos comunicativos y culturales y los procesos polticos en el entorno de la vida pblica. Este distanciamiento se explica por una diferencia de intereses que resalt el carcter empresarial, comercial y privado de los medios de comunicacin y el significado pblico de la cultura. En la gestin pblica se distingua entre la comunicacin que era fundamentalmente comercial y la cultura que se sublimaba y se alejaba de la contaminacin del dinero. A esta diferencia contribuyeron tambin artistas, intelectuales y gestores culturales. Muchas leyes de comunicacin discutieron ardientemente si se les conceda el estatus de servicio pblico a las acciones comunicativas, mientras que ninguna de cultura dud por un instante de su naturaleza pblica. Pero la disociacin tambin se fortaleci porque la comunicacin se adapt con mayor velocidad y consistencia a la modernizacin tecnolgica y se flexibiliz para articularse con otros procesos econmicos, ni comunicativos ni estrictamente culturales (los anuncios de televisin venden automviles o medicamentos y de esa manera la comunicacin es funcional a la industria automotriz y a la industria farmacutica). Nunca se dud del valor econmico de los bienes y servicios comunicativos, pero asociar a la cultura con el dinero se consider un anatema y una vulgar comercializacin de aquello que no era prosaico sino inefable. Los residuos romnticos sobre el arte permanecan en el lenguaje con que se hablaba de las diferencias entre comunicacin y cultura. En los primeros das de la televisin colombiana ya se discuta sobre si el nuevo medio era comercial o cultural y tambin en esos primeros das algunas de las primeras telenovelas fueron producidas por Colgate Palmolive, una empresa transnacional que utiliz los guiones de radionovelas que haban tenido mucho xito en Cuba, para generar las muestras iniciales del melodrama nacional. La intervencin en los aos 50 de los anunciantes y de las empresas de publicidad en la vida televisiva, demostr su clara percepcin de la televisin como un medio que estaba ms orientado por el mercado que por los intereses pblicos.A todo ello se agreg el papel que adopt el Estado en las comunicaciones y la creciente dificultad de las polticas pblicas para intervenir en campos en que los lmites ya estaban impuestos por el negocio y la industria. Las polticas comunicativas realmente funcionaron como polticas econmicas porque la comunicacin se convirti en un rea muy activa de negocios, que tena una capacidad de readaptarse permanentemente y de inventar nuevos nichos de mercado. Los mercados, originalmente nacionales, se convirtieron en transnacionales y los medios se transformaron en grupos mediticos que extendieron su campo de accin; unas dcadas despus, las empresas tecnolgicas intervienen en la creacin industrial de contenidos, los portafolios se diversifican y las modalidades de bienes comunicativos ha crecido en variedad y en cobertura. Todo ello ha conducido a que uno de los temas ms cruciales de las negociaciones de libre comercio sea el captulo de las comunicaciones, junto al de las industrias culturales y el de los derechos de autor. El liderazgo de los grandes asuntos comunicativos se descentr de la estructura estatal para trasladarse al mbito de las decisiones empresariales o al entorno de los organismos de comercio mundial. Las polticas comunicativas nacionales se concentraron en la asignacin de frecuencias, en los planes de conectividad social y en el balance de la intervencin privada a travs de unos cauces definidos por las leyes locales.La escisin de cultura y comunicacin en el entorno de las polticas pblicas, fue muy temprana y se produjo por muchas razones. Una fue la comprensin de los gobernantes y de los polticos sobre la cultura como un lujo o un gasto, dedicado fundamentalmente a lo patrimonial y las artes. Pero tambin la propia comprensin de intelectuales y artistas, muchos de los cuales se resistieron a considerar como cultura a los medios, sobre todo a la televisin y a productos como la telenovela, el videoclip o los programas de humor y an ms recientemente a las nuevas tecnologas.[footnoteRef:2] En el fondo lo que sostena esta apreciacin era la separacin tajante entre cultura culta, culturas populares y culturas masivas. Atrs parecen quedar tambin a veces ms cerca de lo que parece- escribe Enrique Bustamante, las visiones elitistas sobre la cultura legitimada y la cultura popular, la que apareca contaminada por la tcnica o mancillada por la industria y el capital. Aunque continan en vigor ideas que consideran a los medios de comunicacin, incluyendo ahora a internet como simples plataformas de promocin (publicidad) de la cultura, y no como el lugar central en el que se genera y re-produce la inmensa mayora de los contenidos simblicos que circulan en nuestras sociedades, de nuestros valores sociales compartidos[footnoteRef:3] La sectorializacin de la accin del Estado, coloc a un lado a la comunicacin, comprendida como medios de comunicacin, telecomunicaciones y nuevas tecnologas y en otro, a la cultura concebida como bellas artes, patrimonio y difusin cultural, muy al estilo de la arquitectura cultural francesa. La fragmentacin institucional de los medios en Colombia es un buen ejemplo de esta divisin territorial: an hoy, la prensa tiene que ver con el Ministerio del Interior-el ministerio de la poltica-, la radio con el Ministerio de Comunicaciones, la televisin con la Comisin Nacional de Televisin[footnoteRef:4] y la telefona celular e internet con el recin denominado Ministerio de las Tecnologas de la Informacin y la Comunicacin y la Comisin de Regulacin de las Telecomunicaciones. Se puede observar que se ha utilizado intencionalmente dos denominaciones para el mismo ministerio: una comunicaciones- fue reemplazada por tecnologas de la informacin y la comunicacin, que resalta ms crudamente el protagonismo de lo tecnolgico sobre lo comunicativo que en general no fue bien comprendido en la historia del Ministerio de Comunicaciones. Slo hasta la dcada de los 90, se cre dentro del Ministerio de Comunicaciones de Colombia una Direccin de Comunicacin social que atendera todo aquello que no formaba parte del ncleo duro de la institucin comunicacional constituido por los medios, las tecnologas y la conectividad. Ms que un simple asunto de nombres es una geografa comunicativa vinculada con una clara geografa poltica, que an hoy disputa los linderos de su poder. Por otra parte, parecera que la cultura conquista nuevos mbitos cuando se economiza, es decir, cuando se muestra como industria creativa, adopta modelos industriales y genera rentabilidad econmica y empleo. Como escribe Enrique Bustamante, La paradoja es que ahora, con tanta loa, a su peso econmico, la Cultura corre el riesgo de morir de xito. Y especialmente a los fines de este artculo, que si todo es Cultura, nada es cultura. Es decir que la cultura se diluye en la lucha econmica nacional y global, sin dejar hueco alguno a las autnticas polticas culturales: mantenimiento y ensanchamiento del dominio, el servicio, el espacio pblico; derecho colectivo de acceso a la cultura; intercambio equilibrado de bienes simblicos entre las culturas y los pueblos [footnoteRef:5] La entrada de la cultura en la economa puede ser un espejismo o una posibilidad. Si bien reconoce los lugares por donde transita lo simblico en la era postindustrial generando riqueza, productos, infraestructuras y circuitos comerciales, como tambin contenidos, prcticas y apropiaciones sociales y culturales, puede encerrar a las polticas en el reducto de lo autofinanciable, aquello por lo que el mercado responde. El espejismo puede ser an ms intenso en sociedades pobres, en que las decisiones de las polticas se toman de cara a presupuestos reducidos y necesidades crecientes o en que algunas expresiones culturales se exponen a la desproteccin porque no son comerciales. Por eso las polticas comunicativas deben consultar las trayectorias de los mercados, pero tambin los rumbos de la vida pblica de una sociedad. [2: Jess Martn Barbero y Germn Rey, Los ejercicios del ver. Hegemona audiovisual y ficcin televisiva, Barcelona: Gedisa, 1999.] [3: Enrique Bustamante, Industrias culturales y cooperacin iberoamericana en la era digital En: Pensamiento Iberoamericano, N 4, 2 poca, El poder de la diversidad cultural, Nstor Garca Canclini y Alfons Martinell (coordinadores), Fundacin Carolina, Madrid, 2009, pgina 75.] [4: La estructura de la televisin colombiana cambiar en los prximos meses y despus de 20 aos dejar de existir la Comisin Nacional de Televisin.] [5: Enrique Bustamante, Industrias culturales y cooperacin iberoamericana en la era digital En: Pensamiento Iberoamericano, N 4, 2 poca, El poder de la diversidad cultural, Nstor Garca Canclini y Alfons Martinell (coordinadores), Fundacin Carolina, Madrid, 2009, pgina 78.]

Los cambios en las comprensiones de los Estados y los gobiernos sobre la comunicacin y los medios, es otro aspecto importante del contexto de las polticas comunicativas, ya sea porque la comunicacin pas a ser una dimensin estratgica del gobierno por sus usos en el desarrollo de la imagen, el marketing poltico, la creacin y el seguimiento de la opinin pblica y el fortalecimiento de la interaccin directa y sin mediaciones entre los gobernantes y los ciudadanos. Pero tambin por el contraste conflictivo entre el poder fctico de los medios y los poderes institucionales de los legisladores, los jueces y el propio gobierno.Las transformaciones del escenario comunicativo, han sido decisivas para la reconfiguracin de las polticas comunicativas. La situacin de los medios tradicionales ha variado dramticamente hasta asomarlos al abismo de la insolvencia, aunque uno de los signos de las realidades comunicativas latinoamericanas es la gran concentracin de su propiedad y la alta convergencia y dominio de medios nacionales y regionales, lograda por los grandes grupos multimediales. Es probable que los tiempos de cada sean ms prolongados en las sociedades perifricas que en las centrales y que las adaptaciones sean ms factibles por las propias caractersticas de la crisis que durante aos han vivido y viven estos pases. Pero tambin porque los grados de concentracin de la propiedad son mucho ms altos y persistentes, las articulaciones con el poder poltico ms consolidadas y la movilidad educativa ms prometedora. Sin embargo, ms all de las razones temporales, las consecuencias en el paisaje meditico sern muy semejantes. Empresas espaolas, como Prisa y Planeta, han incursionado en las empresas mediticas latinoamericanas, tratando de encontrar aquellos nichos que les seran ms rentables en un corto y mediano plazo, como las redes de radio, los canales de televisin y la produccin de contenidos para la poblacin hispana de los Estados Unidos y una empresa como Telefnica, se pelea el mercado iberoamericano como una oportunidad para extender su oferta de tecnologas, pero tambin de contenidos simblicos.A lo anterior se agrega el desarrollo de nuevos medios, otras relaciones de los ciudadanos con la comunicacin y la multiplicacin de centros sociales de produccin de informacin. La transnacionalizacin de las empresas de comunicacin, el desarrollo de industrias mediticas locales y la convergencia de empresas de tecnologas y empresas de contenidos son, as mismo, elementos del contexto y campos de atencin de las polticas comunicativas de nueva generacin. Lentamente los ciudadanos comprenden que la comunicacin es un derecho que no solamente concierne a medios y periodistas y que la aplicacin de la ciudadana requiere de capacidad de interlocucin, reconocimiento comunicativo y posibilidad de interaccin entre ciudadanos o de stos con las diferentes agencias del Estado. El aumento de las necesidad de transparencia y rendicin de cuentas, la apertura de las instituciones estatales hacia la opcin de gobiernos en lnea y las movilizaciones sociales frente a la corrupcin, han colocado a la comunicacin en el centro de la gobernabilidad democrtica y la construccin de ciudadana poltica y cultural.Finalmente, se han cambiado los lugares de construccin y ejecucin de las polticas comunicativas. Las empresas tienen cada vez ms poder como interlocutores de los Estados, pero tambin como generadores de agenda. Si los primeros, por ejemplo, an tienen capacidad de tomar decisiones sobre la situacin tributaria de la industria editorial, las segundas definen lo que se lee movidos por los datos del mercado y las oportunidades de rentabilidad. Si los Estados tienen an la posibilidad de determinar la duracin de las frecuencias televisivas, las empresas disean los servicios que prestan y la programacin que transmiten. Los territorios no son tan francamente delineados puesto que los intereses privados actan al momento de definir las medidas fiscales o de precisar condiciones para la asignacin de licitaciones. Algunos aspectos de la decisin econmica an residen en los Estados, pero lo cultural de los contenidos es asunto fundamentalmente empresarial. A estos cambios de lugar los acompaa la redefinicin de los actores que participan en el diseo, el funcionamiento, la legitimidad y el seguimiento social de las polticas comunicativasEl NOMIC fue una de los ltimos proyectos que trat de organizar un orden mundial desde la institucionalidad internacional en el campo de la comunicacin y la cultura. Los vaivenes de las discusiones de Tnez dcadas despus, se produjeron en el marco de un orden que no fue el del NOMIC sino el de los mercados. Y la Convencin de la Diversidad Cultural fue un nuevo movimiento institucional y relativamente mundial sin la participacin de los Estados Unidos- para conjugar de manera mucho ms razonable para unos y menos competitiva para otros, las industrias culturales con el comercio, la creacin con sus significados pblicos. Sin embargo, la consolidacin del horizonte econmico de las industrias culturales es tal que cualquier cambio de la tendencia es muy difcil y tortuoso. Las polticas culturales no tuvieron la suficiente fuerza para ordenar lo que ya no era un movimiento sino un cataclismo. La industrializacin de la cultura y su combinacin con las estructuras mediticas hizo que la base econmica de los productos simblicos se aumentara exponencialmente, que ingresaran actores empresariales de todos los tamaos y que el carcter cultural de sus bienes facilitara que el pequeo fuego inicial se convirtiera en un enorme incendio.Lo diverso en el horizonte de lo nicoEl paradigma del reforzamiento econmico de las comunicaciones y su expansin global, unido a la fragilidad de las propuestas pblicas y los retrocesos de la intervencin y la capacidad de juego de los Estados nacionales, parece ser ya no slo un pensamiento nico, sino una realidad nica. Como lo han sealado hasta el cansancio los tericos de la globalizacin, la comunicacin es a la vez estmulo, pero tambin lugar de la construccin de sociedades-mundo. Y este doble carcter se concreta en el rumbo de las industrias culturales, las modalidades contemporneas de los acuerdos internacionales, especialmente de comercio, la institucionalidad econmica y comunicativa mundial y los procedimientos para tomar decisiones que afectan directamente a las realidades comunicativas. Sin embargo, en esta marisma de lo nico, se revelan espacios y motivos de diferencia. Por una parte, los efectos de las polticas de comunicacin son diferentes segn se ubiquen en sociedades desarrolladas o en sociedades perifricas y con altos ndices de pobreza y desigualdad. Por otra, la historia de las polticas comunicativas ha tenido desarrollos diversos que emparentan a los pases del Sur, y que an dentro de ellos, perfilan modos diferentes de resolucin y aplicacin. Pero la trama de la diferencia en torno a las polticas comunicativas es ms densa y compleja que lo que se encuentra en una observacin superficial de la membrana de lo nico. Hay procesos comunicativos vinculados con las realidades de Asia, frica o Amrica Latina, que son expresiones singulares de las maneras como los grupos sociales se manifiestan, intercambian y generan sentidos colectivamente compartidos, actores comunicativos que solo seran posibles en contextos especficos e inclusive experiencias de polticas que no se arredran frente a la supuesta realidad nica de las comunicaciones en el mundo.[footnoteRef:6] Los circuitos informales de la champeta en el Caribe colombiano o del huayno en Per, no son estrictamente nada que se parezca a los modos de circulacin formalizada de la msica; por el contrario, participan de flujos informales, vivenciales y hasta emocionales, que conectan directamente la creacin musical con las formas de festejo populares, pero tambin con una economa que no se resuelve en las grandes superficies de los hipermercados o en las lgicas industriales, sino en modos de circulacin apegados a los modos de vida y a la naturaleza de la fiesta, la religiosidad y el compadrazgo. Hay giras, cds, presentaciones en espacios abiertos, como sucede en la industria de la msica y hasta uso de las tecnologas digitales para la produccin de bienes culturales, pero son tan solo guios a las estrategias musicales globales, porque lo que hacen es entrelazarse con las estrategias populares de la celebracin y del consumo, con deconstrucciones-reconstrucciones de los procedimientos globales. En Amrica Latina son imprescindibles las polticas comunicativas abiertas a actores como las radios ciudadanas, los colectivos de creacin teatral, los grupos de mujeres o las asociaciones de hip-hoppers, que combinan economa y cultura en sus pequeos emprendimientos y que todos juntos conforman uno de los tejidos comunicativos ms activos, creativos e influyentes en la vida social de la regin.[footnoteRef:7] Y no es simplemente que la poltica se torne informalidad y simple particularidad frente a las polticas comunicativas de lo macro, de lo global, sino que en las realidades comunicativas de Amrica latina convergen lo industrial con lo artesanal, lo formal con lo informal, as como sucede con los tiempos en lo social o los consumos en la economa. En una bella fotografa de Francisco Mata en Mxico-Tenochtitlan, un nio juega con una pantalla interactiva mientras en el mismo plano de la visin, unos adultos llevan en andas la estatua sufriente de un Cristo rodeado de flores de plstico y en otra, la Muerte, la alegre pelona mexicana, con un hacha en la mano, asciende hacia el Zcalo por la boca de una salida de metro. Son figuraciones preciosas de nuestras mezclas simblicas, de nuestras polticas comunicativas mestizas. Inclusive en el campo industrial hay tensiones muy interesantes y sobre todo muy aleccionadoras del aporte de lo diverso frente a lo nico en Amrica Latina. Junto a las grandes editoriales nacionales se sostienen editoriales independientes, cuya diferencia no slo est en el tamao de su inversin y de su produccin, sino en el enfoque de sus catlogos, sus nichos de comercializacin, sus conexiones con la creacin y el pensamiento locales y el sentido del libro y la lectura en la sociedad. Marcan mucho menos en los cuadros de la rentabilidad que la industria formal de los libros dominada en buena parte por las empresas editoriales espaolas- pero ascienden cuando se trata de rescatar a los nuevos creadores o de facilitar la expresin del pensamiento social crtico, frente a las avalanchas de los best sellers y el xito fugaz de los libros de auto superacin. Junto a las estrategias globales de la creacin y la distribucin musical tan en crisis, estn los festivales de salsa o de hip hop promovidos por el inters pblico en Bogot, que hacen que Rock al parque sea, despus de 15 aos de funcionamiento continuo, el festival al aire libre ms importante del continente, no slo por las bandas nacionales e internacionales que presenta, por los das que dura, sino por la ciudad que posibilita y el encuentro que genera y por la animacin que produce en la generacin de msica en barrios pobres donde la protagonistas son, con lamentable frecuencia, la inseguridad o la exclusin.[footnoteRef:8] El cine latinoamericano ha vivido en medio de la crisis, a diferencia del de sociedades que logran estructurar una infraestructura de produccin importante, como las de Hollywood o la de la India. Pero a pesar de sus vicisitudes y de que sus resultados cuantitativos y comerciales no lo hagan tan relevante en el mapa mundial de la industria cinematogrfica, el cine latinoamericano ha sido clave como elemento de identidad social y de reconocimiento cultural. Carlos Monsivais escribi en Pedro Infante. Las leyes del querer, que La obsesin primordial de la industria flmica es unir las ganancias inmensas con la garanta de la felicidad de su pblico. A los responsables de la poca de oro les satisface sin medida el viaje del habla popular de la pantalla a los cuartos de vecindad, a los mercados, a las escuelasEl cine impulsa el conocimiento del pas por inventarse, de los ensueos o de los dramas con etiquetas nacionales y de las costumbres de algn modo parecidas a las existentesEl cine mexicano empea la vida (la taquilla) en el afn de incorporar y retener a las masas, y para competir con el cine norteamericano slo dispone del mtodo de los espejos: que los espectadores se reconozcan en estos dilogos y en estos rostros, que se expresen como sus correspondientes en la pantalla, que caminen o reaccionen como ellos.[footnoteRef:9] Y en este paisaje, Amrica Latina cuenta con algunas polticas comunicativas que resuenan diferente cuando se las compara con las polticas predominantes hoy en el mundo, as tambin participe de las sintonas nicas. Las polticas que entrelazan cultura con comunicacin tienen un reconocimiento conceptual que ha llevado a estructurar un pensamiento latinoamericano propio sobre esta relacin, en la obra de destacados investigadores de la regin de diferentes generaciones y cada vez se afianzan ms aquellas polticas que unen comunicacin, cultura y desarrollo en una perspectiva crtica. En Guatemala, se ha definido una poltica cultural que parte del reconocimiento de la diversidad cultural y tnica, en El Salvador, se promovi un movimiento participativo para la construccin de un plan nacional de cultura, en Chile, se han construido cartografas relacionadas con informes del desarrollo humano concentrados en la cultura como representacin e imaginacin de la convivencia, en Colombia, se habla de ciudadana cultural y se definen polticas de comunicacin y cultura para la inclusin y en Brasil, los puntos de cultura son iniciativas desarrolladas por la sociedad civil que se articulan a acciones que ya existen en la comunidad y que tienen en comn la transversalidad de la cultura y la gestin compartida entre el poder pblico y la comunidad. En sntesis: en la regin no hay que ofrecer muchos argumentos para confirmar la existencia de vnculos estrechos entre cultura y comunicacin, para resaltar el tejido cultural de muchas experiencias comunicativas, la confrontacin entre los diferentes niveles de la comunicacin-desde el ms formal e industrializado hasta el ms informal y popular-, para hacer evidentes las trabazones entre cultura, comunicacin y ciudad, las adaptaciones y fusiones realizados sobre medios tradicionales por actores comunicativos emergentes y la existencia de movimientos que intentan lograr una ciudadana cultural y comunicativa. Es decir, hay una realidad mvil de la comunicacin que se interpreta desde los dinamismos siempre activos de la cultura. [6: Para una profundizacin en este tema se puede consultar el informe en que particip el autor y que se titula, Trends in audiovisual markets. Perspectives from the South, UNESCO, Pars, 2008.] [7: Germn Rey, La insistencia en la metfora. Experiencias locales de cultura y desarrollo en Colombia En: Alfons Martinell (compilador), Fundacin Carolina, Madrid, 2010] [8: Germn Rey. Los sentidos despiertos. La cultura en Bogot, Bogot: Orquesta Filarmnica de Bogot, 2010.] [9: Carlos Monsivais, Pedro Infante. Las leyes del querer, Mxico: Aguilar, 2008, pginas 74-79.]

Hay una nueva generacin de polticas de comunicacin que estn asentadas en los cambios de comprensin del significado de las polticas pblicas, su articulacin con las polticas culturales, las variaciones de las comprensiones de los Estados y los gobiernos sobre la comunicacin y los medios, las transformaciones del escenario comunicativo, el desplazamiento de los lugares de construccin y ejecucin de las polticas comunicativas y la redefinicin de los actores que participan en el diseo, el funcionamiento, la legitimidad y el seguimiento social de las polticas comunicativas.Los lugares de creacin y circulacin de sentidos: lecturas, imgenes, nuevas tecnologasLas modificaciones de los sentidos en la sociedad estn ntimamente relacionadas con los cambios que viven la lectura, el mundo de las imgenes y las nuevas tecnologas. Es interesante, como lo subraya Roger Chartier, que precisamente antes del auge histrico de la lectura, se mantuvieron las formas de transmisin oral y visual de los saberes. La imitacin de los gestos, la escucha de las palabras, la adquisicin de un saber vehiculado por las imgenes constituyeron modalidades dominantes de los aprendizajes, no solamente de las conductas prcticas, sino de los conocimientos abstractos.[footnoteRef:10] Ahora, en tiempos en que lo visual vuelve a recobrar su importancia y lo digital a renovar las prcticas de lectura, sta se reconstruye en contextos que cambiaron. En Las tramas de la cultura insist en una suerte de estratificacin geolgica del consumo latinoamericano, que coloca en primer lugar, a la televisin, la radio y la msica y en otro estrato, mucho menos atractivo, los conciertos, las exposiciones de arte, las visitas a museos o el teatro. En el centro, la lectura es jalonada por arriba por la cultura mediatizada y por abajo por la cultura culta.[footnoteRef:11] [10: Roger Chartier, Aprender a leer, leer para aprender, www.lalectura.es/2008/chartier.pdf] [11: Germn Rey, las tramas de la cultura, Bogot: CAB, AECID, 2008.]

El movimiento de los lugares de creacin, circulacin y apropiacin de sentidos es uno de los signos que demuestra la transformacin de las polticas culturales. Hemos pasado del predominio de las polticas de las artes y el patrimonio, al surgimiento de polticas desde manifestaciones culturales emergentes, muchas de ellas relacionadas con los cambios en la comunicacin: la lectura, el mundo audiovisual y la cultura digital, que entran en conversacin con otras polticas culturales ms tradicionales. Es importante observar, que los nuevos habitantes de las polticas profundizan de otro modo y siglos despus, la dicotoma de los elefantes y los corderos, planteada por San Gregorio Magno. Porque las polticas de lectura, cultura digital y creacin audiovisual, se refieren menos a lo ilustrado y mucho ms a estticas y sensibilidades que son asumidas por grupos muy grandes de personas a travs de expresiones que colindan cultura y entretenimiento, cultura y mercados. Son polticas ms de corderos que de elefantes. La lectura es uno de esos lugares simblicos en que se perciben de modo ms vivo las transiciones culturales de una sociedad. Colombia comienza el siglo XX con altos porcentajes de analfabetismo y lo concluye con niveles de educacin ms generalizados y una de las industrias editoriales ms activas del continente. Y aunque la lectura haya crecido, las estadsticas nacionales ms recientes comprueban el descenso vertiginoso de la lectura de libros, el leve ascenso de la lectura de revistas y peridicos y el impactante crecimiento de la lectura en internet que se duplic en todo el pas y se triplic en Bogot. Los ms jvenes, los ms educados y los de mejores ingresos, son los que ms leen en internet; sin embargo, los navegantes son los que ms leen libros, los que le dedican ms horas a la lectura y los que tienen ms libros en su casa. No se puede deducir que la lectura en internet est expulsando a la lectura tradicional, sino ms bien que se da una complementariedad entre las diversas formas de lectura.Colombia ha hecho enormes esfuerzos econmicos, administrativos y de gestin en el campo de la lectura y las bibliotecas. Durante los ltimos ocho aos se ha tenido una poltica ms o menos consistente sobre el tema, se ha reformulado el papel de liderazgo de la Biblioteca Nacional, se han promovido redes pblicas de bibliotecas, se ha incorporado la lectura a los proyectos polticos nacionales y de las ciudades, se han construido y dotado un nmero muy importante de bibliotecas en todo el pas y se ha fortalecido la formacin de los bibliotecarios. Tambin se han introducido las bibliotecas en el mundo digital y se han mejorado sustancialmente las estadsticas y los anlisis sobre la situacin y desarrollo de la lectura en el pas. Desde las polticas se deben destacar algunas transiciones importantes en la lectura: en primer lugar, se ha pasado de un esfuerzo cuantitativo de creacin y dotacin de bibliotecas a una bsqueda de calidad de la lectura. En segundo lugar, el eje lectura-biblioteca se ha replanteado por el eje lectura-escritura, que sin desechar la biblioteca, pone su nfasis en los procesos que estn involucrados en un leer que es tambin posibilidad de expresin y narracin. En tercer lugar, se refuerza la complementariedad entre la lectura y otras manifestaciones culturales que forman parte del mapa de preferencias simblicas, como la msica y lo audiovisual y se abre un campo para la creacin de contenidos digitales. En cuarto lugar, se promueve el significado social de la biblioteca y el bibliotecario, y en sexto lugar, se incentiva la traduccin de autores colombianos a otros idiomas as como a las lenguas americanas nativas que se hablan en el territorio nacional.[footnoteRef:12] [12: En Colombia existen, en diverso grado de conservacin, 64 lenguas americanas nativas, dos lenguas creoles una de ascendencia hispana, nica en el mundo y otra de ascendencia inglesa y una lengua rom hablada por gitanos.]

En el territorio de las polticas culturales de las imgenes tambin han ocurrido cambios. Del catlogo de las imgenes artsticas se ha transitado hacia un mundo referencial mucho ms amplio de imgenes: la enciclopedia visual es hoy ms extensa, con imgenes mucho ms divergentes y contrastadas, percibidas a veces de manera vertiginosa. Son imgenes que se mezclan, que tienen procedencias y orgenes muy diversos, que poseen diversos soportes, ya no solamente fsicos, sino sobre todo electrnicos, que acompaan la vida cotidiana de todos y exigen un mapa de competencias mucho ms diverso y variado. Las imgenes, a su vez, se producen y circulan como parte de una industria de la creacin y hay una hegemona de los lugares, los sujetos, las instituciones de produccin de las imgenes, que incluso han promovido una oferta global de imgenes. Pero an as, crecen los sujetos y lugares de produccin y circulacin de otras imgenes. Imgenes locales, con narrativas propias, de resistencia, experimentales, irnicas, vinculadas a procesos sociales.La poltica de comunicacin-cultura, se organiza alrededor de la inclusin, la diversidad y la creacin y considera como sus niveles la informacin, la opinin, la expresin, la construccin de saberes y la movilizacin de la sociedad. Entre sus lneas de accin estn el fomento de la cultura digital (centrada en la creacin de contenidos), el fortalecimiento de las emisoras comunitarias y ciudadanas, el sistema de televisin pblica y el sector de la comunicacin comunitaria. La poltica cinematogrfica colombiana ha sido un ejemplo de la incidencia de una poltica integral en el desarrollo de un sector. Acrecent el promedio de los largometrajes, cre un fondo para la promocin del cine con recursos fiscales, impuls el desarrollo de una infraestructura cinematogrfica de mayor solidez, ha generado empleo, comenzado a encontrar inversionistas y formar pblicos. Se critica los bajos ndices de asistencia a las pelculas nacionales y la relacin entre montos de financiacin y resultados. La ley de cine fue un momento decisivo en el desarrollo de la cinematografa colombiana. Antes de la creacin de la ley 814 de 2003, el promedio de pelculas nacionales apenas llegaba a 3 por ao; esta cantidad se aument hasta 10 en el 2007, 13 en el 2008 y 12 en el 2009, un nmero que tiende a mantenerse en el 2010. Sobre el total de estrenos esto significa, sin embargo, un 5,6%. Evidentemente el cine que ven los colombianos es extranjero y fundamentalmente estadounidense. En el 2003, los espectadores de pelculas nacionales fueron 577,304, es decir, un 3,38% del total de espectadores de cine en el pas. En el 2007, fueron 2,373,658 espectadores (10,60%), en el 2008, 2,217,753 (10,02%), y en el 2009, 1,187,567, para un 4,29%. El total de espectadores de cine se ha incrementado en los ltimos aos pero desde el 2006, el nmero de espectadores colombianos ha disminuido sensiblemente. Del total de 214 pelculas estrenadas en Colombia durante el 2009, 136 fueron producidas en los Estados Unidos y tan solo 11 en Francia, 6 en el Reino Unido, 6 en Mxico o 3 en Italia. La pobre circulacin del cine latinoamericano en las pantallas nacionales es un fenmeno recurrente y que no tiende a cambiar. En la prctica pelculas de otros pases apenas se observan espordicamente en los festivales y las muestras de cine o en las pocas salas de cine y ensayo existentes en las grandes ciudades del pas. El promedio de salas de cine por 100.000 habitantes es de 1,2, la proporcin de municipios del pas con salas de cine 3,91% y las boletas vendidas por habitante, 0,84.[footnoteRef:13] [13: Anuario Estadstico 2009, Direccin de Cinematografa, Bogot: Ministerio de Cultura de Colombia, 2010.]

El Plan Audiovisual Nacional, est logrando incorporar a jvenes de sectores populares a la creacin audiovisual como un mecanismo de pertenencia y dilogo con otros y la poltica de emprendimiento e industrias culturales tiene tres grandes ejes: el de la gran industria cultural, el de las empresas culturales y el del emprendimiento cultural.[footnoteRef:14] Los estudios fluctan la contribucin de las industrias creativas al PIB colombiano entre el 1.8% que se encontr en la investigacin del Convenio Andrs Bello, hasta el 3.3% que se propuso en el estudio coordinado por la OMPI y la Direccin General de Derechos de Autor.[footnoteRef:15] La poltica de emprendimiento cultural combina la creacin del Consejo de Competitividad de las Industrias Culturales, que rene a los diferentes actores del sector, con la determinacin de un CONPES de industrias culturales que es una manera de definir lneas de accin concretas comprometidas con asignaciones presupuestales del Estado. Se propone visibilizar las industrias culturales como motor del desarrollo, frente a la institucionalidad del Estado, el sector privado y los organismos de cooperacin internacional y la sociedad civil en general, para promover la inversin. Pero tambin busca promover la investigacin y el conocimiento sobre las industrias culturales, fortalecer el sistema de formacin profesional para la creacin artstica y cultural, fomentar la asociatividad entre creadores, productores, gestores e intermediarios, impulsar canales alternativos de distribucin y circulacin que valoren la creacin local facilitando su acceso a mercados regionales e internacionales y construir un marco regulativo que impulse tanto los eslabones de la cadena productiva como las actividades transversales que le dan sustento.[footnoteRef:16] [14: Ministerio de Cultura de Colombia, Compendio de Polticas Culturales, Germn Rey (compilador), Bogot, 2010. Existe versin electrnica en www.mincultura.gov.co ] [15: Economa y cultura. Una aproximacin al impacto econmico de las industrias culturales en Colombia, Bogot: Convenio Andrs Bello y Ministerio de Cultura, 2001. La contribucin econmica de las industrias del derecho de autor y los derechos conexos en Colombia, Bogot: Organizacin Mundial de la propiedad intelectual y Direccin Nacional de Derechos de autor, 2008. ] [16: Compendio de Polticas Culturales, Poltica de emprendimiento e industrias culturales, Bogot: Ministerio de Cultura, 2010, pginas 566 y 567.]

Incorporadas a la vida cotidiana a travs del computador, internet, redes sociales, telefona mvil, etc, las NT empiezan a ser no simplemente un problema de industria como un problema de apropiacin e imaginacin de la vida social y simblica. Las NT desestabilizan las comprensiones y prcticas del espacio, el tiempo, la distancia, la conversacin, la escritura, la experimentacin de narrativa. Ms all del acceso y la conectividad lo que se pide a las polticas culturales en la promocin de la creacin de contenidos. Este grupo de polticas pblicas forman parte de la historia de encuentros y desencuentros entre polticas culturales y polticas comunicativas. Las de comunicacin-cultura nacen vinculadas con aquellas otras formas de comunicacin que las polticas comunicativas no encuadran ni dentro de las disposiciones sobre los grandes medios, ni sobre las telecomunicaciones, y que son las que han asegurado las mayores preocupaciones de los gobiernos y los legisladores: las radios comunitarias, los medios ciudadanos, la televisin cultural, la produccin de contenidos pblicos, la televisin infantil. Aquello que ha dejado a un lado el mercado y tambin la poltica tomada por los intereses privados y comerciales retorna a la esfera pblica de la mano de las polticas culturales, lo que por una parte es un avance pero tambin un riego. Avance porque la poltica cultural se hace cargo del significado pblico de la comunicacin, pero riesgo porque puede compartimentalizar el campo, dejando a un lado la oferta comercial y al otro los asuntos pblicos. La discusin sobre el sentido cultural del mundo meditico empresarial, que es adems el que tiene un impacto simblico mayor y ms generalizado, no es un desafo perdido, aunque hace aos fue ganado por la propuesta empresarial y de mercado.Hay otros significados de las polticas culturales como polticas de los sentidos. Todas ellas resaltan actores que permanecen invisibles en un entorno donde brillan las grandes empresas, el negocio del star system y la expansin del espectculo; al hacerlo enfatizan en procesos comunicativos que han encontrado circuitos desconocidos que penetran la vida social, actan en ella y la representan, subrayan la produccin de contenidos frente a la mquina de produccin meditica y reconocen que ms all del entretenimiento, las polticas de comunicacin como polticas culturales, deben permitir el reconocimiento social, la creatividad dentro de la diversidad y la competencia de otras perspectivas imaginarias. Aquellas que muchas veces no circulan en el mundo de los buhoneros y de los elefantes contemporneos.