Cultura y Políticas Culturales - aportes geoculturales

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La cultura y las políticas culturales, desde un horizonte pluridisciplinar en la América Profunda - aportes geoculturales 1 Fayga Moreira y Juan Brizuela Universidade Federal da Bahia UFBA ¿Y por qué no creamos el mundo de vuelta? (R. Kusch) Resumen Desde distintas miradas y caminos del pensar, el objetivo del presente artículo es ensayar una aproximación a la cuestión de la cultura y las políticas culturales desde un horizonte pluridisciplinar y un pensamiento geocultural, colocándonos como sujetos culturales de la América Latina. Ante la complejidad de las comunidades contemporáneas, resulta difícil sostener que una visión disciplinar (monolítica) pueda comprender, con algún grado de “acierto”, los distintos fenómenos culturales y políticos actuales. Para realizar lo antedicho, son recuperados los caminos del pensar del argentino Rodolfo Kusch y del brasileño Milton Santos, ante todo, así como algunas de las diferentes corrientes del pensamiento de-colonial, en el marco del proyecto colonialidad-modernidad, trazado en nuestramérica. Entendemos que una perspectiva geocultural puede considerar, de un modo mandálico, espiralado y abierto, al sujeto, el suelo, el símbolo y el territorio para poder, desde enfoques pluridisciplinares y pluriculturales, intentar poner en juego un pensamiento vivo, emotivo, gravitado y profundo, entendiendo que el pensamiento desarraigado y des-gravitado fundamentó la implementación de las políticas culturales en América Latina, que tomaron como referencia una noción de cultura y de sujeto cultural formulada en otros contextos y, por tanto, desconectada de los problemas, particularidades y tensiones propias del territorio y los mundos que constituyen la América Profunda. A modo de introducción El presente artículo ensaya una aproximación a la cuestión de la cultura y las políticas culturales, desde enfoques pluridisciplinares y pluriculturales. Pues, ante y entre la complejidad de las comunidades contemporáneas, resulta difícil sostener que una visión disciplinar (monolítica) pueda comprender, con algún grado de “acierto”, los distintos fenómenos culturales y políticos actuales. Tras lo cual, recuperamos los aportes de la geocultura, así como argumentamos a favor de una perspectiva pluridisciplinar, en torno del 1 Agradecemos la colaboración fundamental de Cora Paulizzi (UNSa) y de José Tasat (UNTREF) en la elaboración de este texto.

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Cultura y Políticas Culturales - aportes geoculturales

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  • La cultura y las polticas culturales, desde un horizonte pluridisciplinar en

    la Amrica Profunda - aportes geoculturales1

    Fayga Moreira y Juan Brizuela

    Universidade Federal da Bahia UFBA

    Y por qu no creamos el mundo de vuelta?

    (R. Kusch)

    Resumen

    Desde distintas miradas y caminos del pensar, el objetivo del presente artculo es ensayar una

    aproximacin a la cuestin de la cultura y las polticas culturales desde un horizonte

    pluridisciplinar y un pensamiento geocultural, colocndonos como sujetos culturales de la

    Amrica Latina. Ante la complejidad de las comunidades contemporneas, resulta difcil

    sostener que una visin disciplinar (monoltica) pueda comprender, con algn grado de

    acierto, los distintos fenmenos culturales y polticos actuales. Para realizar lo antedicho, son recuperados los caminos del pensar del argentino Rodolfo Kusch y del brasileo Milton

    Santos, ante todo, as como algunas de las diferentes corrientes del pensamiento de-colonial,

    en el marco del proyecto colonialidad-modernidad, trazado en nuestramrica. Entendemos

    que una perspectiva geocultural puede considerar, de un modo mandlico, espiralado y

    abierto, al sujeto, el suelo, el smbolo y el territorio para poder, desde enfoques

    pluridisciplinares y pluriculturales, intentar poner en juego un pensamiento vivo, emotivo,

    gravitado y profundo, entendiendo que el pensamiento desarraigado y des-gravitado

    fundament la implementacin de las polticas culturales en Amrica Latina, que tomaron

    como referencia una nocin de cultura y de sujeto cultural formulada en otros contextos y, por

    tanto, desconectada de los problemas, particularidades y tensiones propias del territorio y los

    mundos que constituyen la Amrica Profunda.

    A modo de introduccin

    El presente artculo ensaya una aproximacin a la cuestin de la cultura y las polticas

    culturales, desde enfoques pluridisciplinares y pluriculturales. Pues, ante y entre la

    complejidad de las comunidades contemporneas, resulta difcil sostener que una visin

    disciplinar (monoltica) pueda comprender, con algn grado de acierto, los distintos

    fenmenos culturales y polticos actuales. Tras lo cual, recuperamos los aportes de la

    geocultura, as como argumentamos a favor de una perspectiva pluridisciplinar, en torno del

    1 Agradecemos la colaboracin fundamental de Cora Paulizzi (UNSa) y de Jos Tasat (UNTREF) en la

    elaboracin de este texto.

  • estudio de estos fenmenos y aconteceres.

    Para realizar lo antedicho son recuperados los caminos del pensar de los estudiosos

    latinoamericanos Rodolfo Kusch y Milton Santos, ante todo, as como algunas de las

    diferentes corrientes del pensamiento de-colonial, en el marco del proyecto colonialidad-

    modernidad, trazado en nuestra Amrica.

    El pensador argentino, Rodolfo Kusch, realiza aportes considerables en torno de cuestiones

    como la cultura, el sujeto cultural, el suelo, el smbolo, la vida, el saber, el pensar, la poltica,

    el pueblo, entre otros. A partir de esto Kusch propone re-tornar a un pensamiento total,

    gravitado y profundo. Mientras que Santos realiza aportes en torno de la cuestin del

    territorio, comprendido como espacio geogrfico vivo y en constante proceso de re-invencin,

    tambin con la intencin de re-crear la totalidad globalizada y des-humanizada.

    En este sentido, de un modo espiralado y abierto, es posible poner en juego la integracin del

    suelo y el smbolo planteados por Kusch, con la de territorio sugerida por Santos. En tanto las

    dimensiones existenciales y ticas del vivir, segn Kusch, cobran molde y formas diferentes

    en territorios especficos, advenidos hbitat, es decir, domicilios existenciales, que no slo se

    reducen a suelos geogrficos empricos, si no a espacios comunes de amparo.

    De este modo, entonces, se trata de ensayar un pensamiento mandlico, que pretende enredar

    y dejar ser a las cuatro dimensiones del pensar geocultural propuesto: sujeto cultural, suelo,

    smbolo y territorio. En tanto, el sujeto cultural y pensante, encuentra arraigo en el suelo y

    emerge a travs del smbolo, mediante la instalacin de rdenes y sentidos, a partir de lo cual

    se moldean territorios advenidos habitables y co-construidos en comunidad.

    Para trazar un enfoque pluridisciplinar, en un mundo pluricultural, se parte del supuesto de

    que las disciplinas, tal cual se conocen, han sido instaladas, en clave Kuscheana, como

    despojos del hedor2. Puesto que, en la des-constitucin ejercida desde la-s colonia-s3 Kusch

    (2007) seala que ha dispuesto e instalado el aparecer de uno de los posibles modos de ser:

    el pulcro, ese que se estanca, se etiqueta, se afirma, se define, se clasifica, es alguien. En

    este sentido, entonces, las disciplinas y sus campos especficos de accin y direccin, se

    consideran espacios sectarios de saber, instalados en los mbitos acadmicos facultativos

    desde hace siglos bajo un rgimen decimonnico y rgido de fragmentacin de saberes, segn

    la mirada eurocntrica/occidental.

    2 Definicin enunciada por el Dr. Carlos Cullen, en las III Jornadas en torno del Pensamiento de Rodolfo

    Kusch. Honorable Senado de la Nacin, 6 y 7 de diciembre del 2012.

    3 Kusch refiere a la colonia espaola y a la liberal-republicana, como dos momentos histrico-epocales

    diferentes, en el proceso de disposicin del imperio.

  • Desde este enfoque, la intencin del presente artculo es ensayar la de-colonialidad del saber y

    el poder disciplinar monoltico y acadmico facultativo, en torno del campo de la cultura y las

    polticas culturales. Para lo cual, se parte del supuesto de que las redes de saber-poder se

    tejen, siguiendo a Castro Gmez (2007), de modo heterrquico4 y no jerrquico, entre

    diferentes niveles, lgicas y prcticas, a partir de las cuales desandar y des-hacer los saberes

    dispuestos, en las estructuras instituidas. Esto tambin implica de-colonizar al sujeto pensante,

    el cual tambin est siendo sujeto cultural, cuya fuente profunda y seminal del pensar y el

    saber resulta la vida cotidiana, que lo atraviesa y arraiga. Puesto que, el pensamiento

    desarraigado y des-gravitado fundament la implementacin hegemnica de las polticas

    culturales, en Amrica Latina, las cuales tomaron como referencia una nocin de cultura y de

    sujeto cultural formulada en otros contextos y, por tanto, desconectada de los problemas,

    particularidades y tensiones propias del territorio y los mundos que constituyen la Amrica

    Profunda.

    De este modo, en la puesta en prctica de un pensamiento geocultural, Kusch (2007) nos

    advierte que se trata de un pensar que pesa y, se encuentra atravesado de vida y emotividad,

    sin por eso tornarse irracional e ilgico, si no tejido entre lgicas diferentes. Pues, se trata de

    aciertos y no de certezas, ya que:

    El concepto de cultura comprende una totalidad. Todo es cultura en el sentido de que el individuo no termina con su piel, sino que se prolonga en sus costumbres, en

    sus instituciones, en sus utensilios. Cultura es una entidad vital () complementacin orgnica para el individuo () la totalidad de la cultura abarca un margen de irracionalidad del modo de ser, ya que es porque s () De modo que cultura implica por una parte la bsqueda de ser y por la otra la resignacin a

    estar (KUSCH, 2007, Ia. p. 170).

    1. El saber disciplinar y el despojo del hedor:

    La teora es lo dicho, hay que hacerse cargo de lo no dicho de lo dicho (Carlos Cullen)

    Acorde a lo antedicho, se propone reflexionar en torno de las disciplinas comprendidas como

    despojo del hedor (CULLEN, 2012). Al respecto, Kusch seala que el sector medio de la

    sociedad ha creado el Mito de la pulcritud, a travs de lo cual se remedia el hedor, y se

    expresa mediante el axioma: ...el vaho hediento es un signo que flota a travs de todo el

    4 Castro Gmez, recuperando el modo en que Foucault aborda el problema del colonialismo, a la luz de una

    teora del poder, ha llamado heterrquica, a la misma. En tanto, plantea la existencia de diferentes relaciones

    de poder encadenadas, que operan en distintos niveles de generalidad, con lgicas diferentes. CASTRO

    GOMEZ. S. Michel Foucault y la colonialidad del poder. Tbula Rasa. N.6: pp.153-172, enero-junio. ISSN

    1794-2489. Bogot Colombia, 2007.

  • altiplano como una de sus caractersticas primordiales. Y no es slo el hedor, si no en general,

    la molestia. As somos de pulcros, groseramente pulcros, en la misma medida como el indio

    es hediento (KUSCH, 1961).

    En este mundo, las disciplinas se han dispuesto como espacios sectarios del saber advenido

    universal y necesario. Instaladas en el juego de un pensamiento desgravitado y dirigidas al

    saber de objetos y sujetos objetivables, del ser y el hacer fundantes, en un mundo encorsetado

    y comprendido como el mejor de los mundos posibles.

    Esto ha sido posible en el acaecer de aquello que Quijano (2002) denomina colonialidad del

    saber, prctica impulsionada por la ciencia moderna y su hegemona epistemolgica, es

    decir, su auto-referencia como nica forma de acceso al conocimiento riguroso y, por tanto, la

    postulacin de sus cuestionamientos como los nicos vlidos:

    La produccin cientfica se considera, as, detentora de una verdad que abre las

    puertas para la comprensin real de los fenmenos sociales, por medio de

    procedimientos universalizables, abstractos y sistemticos. Esta pretensin

    universal de la ciencia moderna esconde algo importante: su localizacin. Esto

    quiere decir que la historia del conocimiento est marcada geo-histricamente, geo-polticamente y geo-culturalmente; tiene valor, color y lugar de origen (WALSH, 2004. s/p).

    De este modo, en el intento de re-tornar a la totalidad del hombre y el pensar atravesados de

    vida y, arraigados en la cotidianeidad, se trata, junto con Kusch, de considerar que nada es del

    todo hediento ni del todo pulcro. Puesto que, el todo no est siendo comprendido como una

    unidad sumatoria de partes complejas, si no como un espacio-tiempo mltiple y espiralado, en

    el cual los opuestos con-viven y emergen siendo, cada vez (KUSCH, 1961). En este

    sentido, entonces, se trata de poner en juego un pensamiento instalado en el encuentro entre lo

    lcido y lo no lcido, entre lo hediento y lo pulcro, es decir en: ...el topamiento con el solo

    hombre, en el encuentro con ese hombre total () pero en lo que realmente es hombre, como

    lcido y no lucido, en una totalidad que incluye lo claro y lo tenebroso, y siempre a nivel de

    una comunidad que supo asumir su sacrificio. (KUSCH, 2007, IIIc. p. 62-67).

    La intencin no es dar un salto hacia la irracionalidad, sino haca el pesar de un no pensar

    en Amrica, es decir un pensar olvidado, negado, atravesado de emotividad5 y vida. En este

    camino: conocer implica una apertura al mundo, y adems tomar en cuenta lo que ese mundo

    me ofrece como claro y distinto. Pero esto no tiene sentido si no hay una posicin previa de

    5 As dice Kusch: en esto del pensar en Amrica, recuperando lo popular e indgena se vincula con la meditacin y con lo emocional, con el corazn, en tanto recobrar un otro modo de existir () el pensar se vincula al tema de lo emocional () esto se vincula con la poltica () pues todo cobra diferentes sentidos en los diferentes culturas propias. Ver: KUSCH, 2000, IIIc. p. 156.

  • tipo emocional frente a ese dato, algo que lo totalice y que haga que entre a formar parte de

    mi horizonte existencial (KUSCH, 2007, IIb. p. 593). Se trata, entonces, de un pensar que

    pesa, sopesa y atraviesa, para desde ah poner en prctica la de-colonialidad del saber y de los

    sujetos pensantes (acadmicos, intelectuales, tcnicos y gestores culturales), los cuales

    tambin estn siendo sujetos culturales.

    Lo antedicho implica, segn Kusch, poner en juego un ejercicio geocultural del pensar, en

    tanto la geocultura: ...supone filosficamente lo fundante, por una parte, y lo deformante y

    corrupto, por la otra, respecto a cualquier pretensin de universalidad. O, ms bien, es la

    denuncia de la deformacin de una universalidad que pretende ser tal, pero tambin la

    posibilidad de una universalidad paradjicamente propia (KUSCH, 2007, IIIc. p. 258). As,

    se quiebra con el pensamiento universal y necesario, en tanto el absoluto es de-formado y

    cada cultura adviene universal para la comunidad, que la crea y re-crea. Puesto que, en torno

    de este pluriverso, Amrica es Pluricultural6.

    2. La cuestin del suelo, el smbolo y el territorio

    Soy gaucho y entindalo como mi lengua lo explica para m la tierra es chica y pudiera ser mayor

    (Martn Fierro)

    El despojo del hedor y el mito de la pulcritud, en el sentido planteado, no slo se reducen al

    campo del saber disciplinar, si no que, ponen en cuestin la escisin de la cultura, el suelo y el

    territorio, a la vez que repercuten, en torno del sujeto de pensamiento y del modo de

    construccin del mismo.

    Para comprender lo antedicho, es menester referir a nociones tales como las de cultura, suelo,

    smbolo y su relacin con el territorio. Segn Kusch (2007, IIIc), la cultura es comprendida:

    (...) como un modo peculiar de cultivo para hacer frente al contorno. La cultura es entonces un molde simblico para la instalacin de una vida. Este molde constituye

    el as llamado suelo. Pero el suelo no tiene cabida en filosofa, al menos manifiesta,

    pero incide por su ausencia. El suelo no hace a lo emprico comn el Ro de La

    Plata, si no a la funcin de moldear o, mejor dicho de deformar, y en el fondo de

    6 Kusch afirma: Amrica es pluricultural, a partir de un rodeo en torno de la relacin cultura, poca y tecnologa. Pues, tal afirmacin pretende poner en cuestin la universalidad que dispone un nico modo de

    comprender la cultura, generalmente, en el marco de la abstraccin, como entretenimiento o legado

    tradicional objetivado. Ante esto, Kusch pretende poner en juego un pensamiento que soporte la

    contradiccin, a partir de lo cual seala como cada cultura se universaliza como tal, para quienes forman y

    dan forma a la misma, en una comunidad y un tiempo histrico epocal especifico. Entonces, es posible referir

    a pluriversos vivos y abiertos, en torno de los cuales se trata, no slo de mltiples modos posibles de hacer y ser, segn leyes dispuestas, como nicas y mejores, si no plurales y diferentes modos de estar siendo

    semillas, que permitan el cultivo, enraizado en suelos comunes; a partir de los cuales advenir frutos, para all

    cados: nacer, madurar y morir. Ver: KUSCH. 2007. IIIc. p. 139-148.

  • corromper la intuicin de lo absoluto (KUSCH, 2007, IIIc. p. 257)7

    As, en sentido filosfico la deformacin, que moldea el absoluto, es la restitucin de un

    modelo real, que se modifica siempre para otros suelos. Parafraseando a Kusch, en sus

    referencias al suelo y el smbolo, uno es el ser de mi consistencia y el otro el estar en de ella

    y, el problema cultural sera el de conciliar los dos aspectos, el emergido y el sumergido. Pues,

    en el suelo, se encuentra el arraigo, y desde ah, que es un aqu es posible la emergencia, ya

    que: el suelo () se trata de un lastre en el sentido de tener los pies en el suelo, a modos

    de un punto de apoyo espiritual () que no es ni cosa, ni se toca, pero que pesa... (KUSCH,

    2007, IIIc. p.110).

    La gravidez es comprendida como un dictado/dictamen de la gran historia y encontrado en la

    intimidad, en esa pregunta por s mismo como simple ser viviente, despojado de toda

    figuracin, bienes y pretensiones. En este despojo, es posible crecer y ah encontrar e instalar

    el domicilio existencial para el cobijo.

    En este suelo y, desde l resulta la instalacin de universos simblicos, que al modo de cultura

    permiten despertar el ethos silenciado, oculto y sombro. Un smbolo es necesario para

    mediar, entre el desgarro del no ms que vivir y la posibilidad de estar siendo, ya que lo

    simblico tiene la impronta del encuentro, entre lo fasto y lo nefasto, lo determinado y lo

    indeterminado: por eso es el lugar donde se gesta la autenticidad de la existencia con el

    balbuceo de un logos acertado, pero con un fundamento que se olvida cotidianamente

    (KUSCH, 2007, IVd, p.8).

    Como ya ha sido sealado, este juego, entre la deformacin de lo absoluto y la suposicin de

    su presencia, como sostn, hace a la geocultura. Pues lo absoluto, que siempre se ha

    considerado nico y homogneo, se deforma y recrea en cada cultura, y eso hace al arraigo, al

    suelo, al domicilio y tambin al espacio geogrfico, que se torna habitable.

    En este sentido, a nivel metodolgico se da, segn Kusch, la unidad geocultural,

    comprendida como unidades estructurales que apelmazan lo geogrfico y lo cultural

    constituyendo una totalidad difcil de penetrar, a no ser que la misma unidad proporcione los

    medios para hacerlo. En tanto: ...la geografa hace al hbitat, y ste existencialmente al

    domicilio. La geografa comprende las rugosidades reales, como los accidentes de la tierra.

    Pero ese lado apunta a un modo de ser-ah, al para vivir, o sea al hbitat, al molde simblico

    en el cual se instala el ser (KUSCH, 2007, IIIc. p.257).

    7 El absoluto es puesto en jaque por Kusch, pues se ha considerado el supuesto mbito de la filosofa, el cual es

    deformado por el suelo, en su presencia impensable y su ausencia perceptible, para la filosofa.

  • En este horizonte vivencial, se trata de la globalidad del vivir mismo, puesto que: ... toda

    cultura tiene una alta cuota de universalidad, mejor dicho logra universalizarse fcilmente

    (KUSCH, 2007, IIIc. p.218). Esto permitira pensar la dimensin poltica del hedor emergido

    y tejido desde abajo, as como expandido de modo territorial regional, transfigurando los

    lmites establecidos por lo local, para poder recrear el vinculo global local y, como dira

    Santos, aproximarnos a la posibilidad de construir una otra globalizacin, capaz de restaurar

    al hombre/lo humano en su dignidad.

    A partir de lo antedicho, es posible establecer vnculos entre suelo, territorio y cultura. Para lo

    cual es menester recuperar al investigador bahiano Milton Santos, del nordeste brasileo,

    quien dedic una parte importante de su obra a analizar la sociedad, su cultura, poltica y

    economa, a partir del territorio y del espacio geogrfico. Pues, para Santos tambin se trataba

    de poder comprender la totalidad, y de ese modo recuperar y repensar, en este mundo

    globalizado, virtual y tcnico-cientfico-cosificado, los espacios geogrficos, en diferentes

    escalas y niveles de relacin.

    Maria Adlia Aparecida de Souza (2005), una de las voces ms autorizadas sobre el

    pensamiento Miltoniano, explica que el espacio geogrfico es una totalidad dinmica,

    producto de las mltiples totalizaciones a las que est sometido el proceso de la historia, a

    cada instante. Siguiendo el sistema miltoniano, argumenta que el territorio usado se constituye

    en una categora esencial para la elaboracin sobre el futuro. El uso del territorio se da por la

    dinmica de los lugares. El lugar es propuesto por Santos como el espacio del acontecer

    solidario. Estas solidaridades definen usos y generan valores de mltiples naturalezas:

    culturales, antropolgicos, econmicos, sociales, financieros, entre otros. Pero, concluye

    Souza, estas solidaridades presuponen co-existencias, luego, presuponen el espacio

    geogrfico.

    De este modo, un territorio no es algo dado8, si no que se logra en un proceso de construccin

    social y cultural de co-pertenencia e interrelacin viva y dinmica. Pues, se trata de espacios

    vividos por todos y no por algunos, segn disposiciones verticales de rdenes y sentidos.

    Resulta importante aqu la nocin de espacio banal, que Santos recupera de Franois Perroux

    (apud SOUZA, 2005), segn el autor, ms que nunca, esta nocin debe ser levantada en

    8 Para el autor brasileo, existe una diferencia entre el territorio en s y el territorio usado: O territrio em si, para mim, no um conceito. Ele s se torna um conceito utilizvel para a anlise social quando o

    consideramos a partir de seu uso, a partir do momento em que o pensamos juntamente com aqueles autores

    que dele se utilizam. SANTOS, M. Territrio e Sociedade: Entrevista com Milton Santos. So Paulo; Fundao Perseu Abramo, 2000. p. 22. En otro pasaje, afirma ...eu renunciei busca dessa distino entre espao e territrio. (...) Agora, a retificao que ando fazendo que no serve falar de territrio em si mesmo,

    mas de territrio usado, de modo a incluir todos os atores. SANTOS, M. 2000. p. 26.

  • oposicin a la que actualmente gana terreno en las disciplinares territoriales: ...As redes

    constituem uma realidade nova que, de alguma maneira, justifica a expresso verticalidade.

    Mas alm das redes, antes das redes, apesar das redes, depois das redes, com as redes, h o

    espao banal, o espao de todos, todo o espao, porque as redes constituem apenas uma parte

    do espao e o espao de alguns (SANTOS, 2005, p. 256).

    As, el territorio se torna habitat, en sentido Kuscheano, pues adviene habitable: o

    territrio so formas, mas o territrio usado so objetos e aes, sinnimo de espao humano,

    espao habitado (SANTOS, 2005, p. 255). Y, de este modo es posible comprender el espacio

    de existencia y de co-existencia, que no solo se reduce a lo real y concreto de la geografa, si

    no que se expande y extiende en una dimensin existencial y simblica, mientras encuentra a

    su raz en lo que hemos considerado el suelo, en trminos kuscheanos.

    Tambin Santos establece la posibilidad de volver a crear el mundo de vuelta, una vez

    advenido habitable, a partir de una re-creacin de la relacin entre lo global y lo local9:

    Trata-se, por tanto, de pensar sobre uma nova ordem mundial que relaciona o global e o local. A ordem global serve-se de uma populao esparsa de objetos

    regidos por essa lei nica que os constitui em sistema, caracterstica essencial do

    perodo tcnico cientfico e informacional, produtor de verticalidades. J a ordem

    local diz respeito a uma populao contgua de objetos, reunidos pelo territrio e,

    como territrio, regidos pela interao, pela contigidade, que Milton vai tambm

    denominar de horizontalidades (SOUZA, 2005, p. 254).

    En este sentido, ambos pensadores, des-andan el camino del pensar con el profundo afn,

    deseo y conviccin de que es menester humanizar el mundo y no a la inversa. Por tanto, la

    vinculacin entre el camino del pensar de Kusch y Santos, permite pensar la relacin entre

    cultura y territorio, a partir del cual poder poner en juego un enfoque pluridisciplinar, en torno

    de la cultura gravitada, situada, y creadora de sentidos. Pues, en un intento astuto de poner en

    dilogo a ambos pensadores, es posible sostener que, la cultura cobra forma y moldea el

    hbitat advenido territorio, deformando el absoluto, a partir de lo cual un espacio geogrfico

    se torna espacio comn de vida. El cual, cobra orden y sentido mediante usos y prcticas, que

    van dando forma al territorio vivido.

    Entonces, es posible comprender la cultura y las polticas, que con ella se entretejen, en

    relacin con el suelo y el territorio. Puesto que, acorde al balbuceo kuscheano, la cultura se

    manifiesta como estrategia para vivir, y en este sentido es poltica. Poltica profunda, ya que

    9 En este sentido son muy importantes los aportes del antroplogo colombiano Arturo Escobar, quien trabaja

    en torno de la nocin de glocalidad, tanto las cuestiones referidas al territorio, como a la vinculacin entre cultura y poltica. Ver: ESCOBAR, A. El final del salvaje. Naturaleza, Cultura y poltica en antropologa

    contempornea. Bogot. Ican. 1999. ESCOBAR. A. Ms all del tercer mundo Globalizacin y diferencia.

    Instituto colombiano de antropologa e Historia. Bogota. Colombia. 2005.

  • ha permitido el despertar de un ethos10

    , en palabras de Kusch: una cultura tiene en su

    esencia su razn de ser en algo que es muy profundo, y que consisten en una estrategia para

    vivir, que un pueblo esgrime con los signos de su cultura. Cultura es una poltica para vivir

    () si cultura es estrategia para vivir en un lugar y en un tiempo entonces tambin es poltica

    () ha de ser poltico en su sentido profundo... (KUSCH, 2007, IIIc. p.155-156).

    As y aqu es posible ensayar un pensamiento geocultural, entre el suelo y el cielo, en el

    moldeo de mundos advenidos habitables, en torno de los cuales resulta posible la

    territorialidad del ser, el pensar, el saber y el hacer de los sujetos culturales.

    3. El sujeto cultural y pensante: de-colonialidad del saber e

    interculturalidad

    A humanidade desterritorializada apenas um mito (Milton Santos)

    Acorde al camino recorrido se considera que, el sujeto pensante dispuesto, en los campos

    disciplinares del saber, tambin est siendo11

    un sujeto cultural. Siguiendo a Kusch, el sujeto

    cultural logra conciliar, de un modo abierto y espiralado, el suelo y el smbolo, podramos

    agregar en el territorio, a travs de la decisin cultural, que implica el encuentro con eso

    que nos hace comunes, y remite al simple hecho de estar vivos. En este sentido: ...para

    comprender una cultura es necesario el sujeto que ve el sentido, como tambin el que lo

    crea... (KUSCH, 2007, IIIc. p.172). As, parafraseando a Kusch, pensar remite a pesar lo

    que nos ocurre, podra decirse, no como algo externo que est ah (fuera de m), sino aqu,

    pa' adentro. Ante todo, porque nadie puede pensar ms all de sus propias vivencias,

    dolencias, ausencias, silencios, tragedias y sonrisas.

    Pues, se trata de comenzar a pensar la cultura en clave de pluriculturalidad, en tanto la cultura

    americana cobra diferentes moldes y universos de-formantes, en suelos comunes advenidos

    propios; abordando el saber, en clave pluridisciplinaria. Esto permite ensayar un encuentro de

    10 Ethos, es un trmino griego que remite, de un modo amplio, a los modos de ser, hacer, ser y sentir acaecidos

    en suelos especficos atravesados de temporalidades epocales.

    11 La frmula del estar-siendo implica la paradoja de lo humano mismo, donde el obrar apunta al es, pero dentro de lo que ya est dado, en lo impensable del estar. De ah lo gerundivo del es, la dinmica de la

    esencialidad de lo humano, se debe a la paradoja misma, segn la cual no hay determinacin posible, sino la

    circularidad de una reiteracin de lo impensable que adopta muchos modos de ser (KUSCH, 2007, IIIc. op. cit. p. 410). Esto implica comprender el estar siendo, como estructura existencial, pues se trata del estar, en donde el ser se da, con un carcter circunstancial y mvil.

  • saberes, decires, haceres, sentires y poderes, que tampoco se agotan en s mismos12

    .

    La dificultad aparece, sobre todo, cuando, ante el desgarro del hombre americano, se pone en

    evidencia el encuentro-des-encontrado entre culturas diferentes. Esto remite al vaco

    intercultural13

    del que habla Kusch, el cual tambin puede ser re-pensado a travs de las

    discusiones contemporaneidad en torno de la interculturalidad y la geopoltica, por su parte:

    ...la interculturalidad se presenta como una llave de lectura de la realidad latinoamericana y

    tambin como un proyecto poltico, en la medida en que su acepcin ms densa no se refiere

    al simple contacto o abertura entre culturas, sino a las condiciones de posibilidad de

    interaccin, asumiendo la complejidad y las tensiones subyacentes a esa dinmica

    (PARKER, 2007).

    A su vez, Daniel Mato (2009) destaca que la relacin entre culturas presupone distintas

    epistemes, entendidas como formas de interpretar las experiencias de vida, en tensin. La

    insistencia en esta dimensin de dilogo entre saberes es un aspecto fundante de la

    pluriculturalidad, que gana evidencia en vista del histrico que subalterniza los diversos

    conocimientos, que se inicia con la autoafirmacin de la ciencia como la forma ms rigurosa

    de interpretacin de los fenmenos y de su autoreferencia, como saber universal, en

    contrapunto con los dems saberes, considerados como particulares, saberes populares,

    saberes indgenas, otros.

    La idea de colonialidad del saber y de geopoltica del conocimiento sealan que nos

    orientamos por un conjunto de categoras de pensamiento concebidas en un contexto

    sociocultural diferente del nuestro. Conocimientos, stos, que no son des-localizados,

    desincorporados, como quieren su pretendida universalidad y abstraccin, sino tan

    particulares como los dems, lo que lleva a una necesidad de mirar-nos, de re-tornar hacia

    12 Pues, se trata de un enfoque seminal del pensar, en tanto: Una manzana cae porque se reintegra al suelo. Ha sido semilla, ha madurado y luego se ha desprendido del rbol, para reintegrarse al suelo. sta es una

    verdad y quiz la primera. Pero eso ocurre porque la realidad es un animal monstruoso, en donde todo lo que

    ocurre si que las leyes de la vida: nace, madura y muere. Por eso Newton que un mentiroso. Vio caer una

    manzana y crey descubrir las leyes de gravedad, Minti porque dijo que la realidad no es un animal si no un

    mecanismo. Pero en Amrica sabemos que l no tuvo razn. KUSCH, R. Amrica Profunda. Edit. Biblos. Bs. As. 1999. Pp: 161-62 En este sentido, la realidad no es entonces, desmontable, sus detalles no se

    conjugan de acuerdo con el criterio de causas y efecto sino con el de gestacin orgnica.

    13 El vaco cultural, resulta imposible de determinar por falta de smbolos: Esto hace, por ejemplo: que pueda haber entre el hbitat-paisaje de ambos un hbitat neutro, imposible de ser llenado. Hay, entonces, un

    lmite entre ambos, una tierra de nadie, un espacio intercultural que tiene una funcin determinante en la

    propuesta que el investigador hace, la de poder acercarse y comunicarse con el observado siquiera a los

    efectos de conocimiento.... KUSCH, R. 2000, IIIc, op cit. Pp. 212. As, este problema de comunicacin adviene un problema existencial, que abre a la inhabitabilidad, tanto de uno, como de otro de los sujetos. Esto

    podra ser salvado, en el ejercicio de la de-colonialidad del saber y el poder, esto es pudiendo transcender el vaco cultural, para lo cual es menester, parafraseando a Kusch, superar el modelo o la figura del imperio.

  • nuestras propias epistemes, y construir otras a partir de ellas. Esto, porque el pensamiento

    existe: ...em todos os lugares onde os diferentes povos e suas culturas se desenvolveram e,

    assim, so mltiplas as epistemes com seus muitos mundos de vida. H, assim, uma

    diversidade epistmica que comporta todo o patrimnio da humanidade acerca da vida, das

    guas, da terra, do fogo, do ar, dos homens (PORTO-GONALVES, 2005. p.19-20).

    Por tanto, en Amrica se trata de organizar un trayecto que va desde el cosmos, como

    organizador del caos original, a fin de que el hombre pueda vivir y no, parafraseando a Kusch,

    ...dejarse ilusionar con la civilizacin ficticia, sino por el contrario, reconocer su realidad

    viviente, desplegar, en lo demonaco y vegetal sus posibilidades, no vergonzantes, ni del

    hedor ni del diablo y, poder construir as, una Amrica madura, la que brota desde la barbarie,

    y no contra la barbarie. En el continente mestizo, como dice Kusch, entre la tensin de lo

    sagrado y lo profano, donde Occidente se refugia en la ciencia, el indgena, el campesino, el

    afrodescentiente, en Amrica, se refugia en otra saber-sabidura, en el umbral del hedor y la

    distancia amurallada de la pulcritud, mientras occidente se ampar en la culpa como

    organizador de la fe, Amrica antepone la conjura como posibilidad del estar siendo14

    .

    Por eso, nuestro acierto ensaya un enfoque pluridisciplinar de la cultura, no para codificar

    desde nuestro horizonte simblico-territorial, si no para ir abriendo y des-ocultando umbrales

    de sentidos compartidos en Amrica, entre senderos comunes, opuestos y con-vivientes.

    A modo de conclusin

    Un mundo donde quepan todos los mundos (Sub-comandante Marcos)

    El presente artculo ha ensayado una aproximacin a la cuestin de la cultura y las polticas

    culturales, desde un horizonte pluridisciplinar y un pensamiento geocultural, atravesados y

    arraigados, en el suelo y el territorio de la Amrica Profunda. Esto, no slo ha sido un intento

    de poner en dilogo las disciplinas entre s, sino tambin con otros saberes y experiencias

    vivos y vigentes, en las cuales son puestas en juego y en jaque diferentes modos de vida, de

    saber, de pensar, de decir o no decir, de hacer o dejar de hacer, de estar siendo.

    Ante todo, porque en torno de un pensar geocultural trazado por la germinacin y la madurez

    hacia el fruto, se trata de no desdoblar al sujeto cultural del sujeto que piensa, pues remite al

    mero estar en torno del sujeto total. A partir de aqu, se avista como la fuente de toda verdad y

    14 Ver: KUSCH, R. Obras Completas, Tomo Ia. La Seduccin de la Barbarie, 2007.

  • todo caos es la vida cotidiana, a partir de lo cual la cultura adviene siendo poltica profunda.

    Pues, se trata de estrategias para vivir, en tanto despertar de un ethos.

    Por tanto, la puesta en marcha de un enfoque pluridisciplinar y pluricultural requiere

    considerar las cuatro dimensiones del pensar: el sujeto pensante advenido cultural, el suelo, el

    smbolo y el territorio. En el caso del sujeto cultural, se considera que el pensar se atraviesa

    de vida y enraza en el corazn, mientras que en el suelo, que arraiga, es posible la

    germinacin y el fruto para ir instalando smbolos, que permitan el encuentro emergente entre

    el mero hecho de estar vivos y la posibilidad real del de amparo existencial, en un estar

    siendo. As, se va moldeando el absoluto, mientras se hace del hbitat o espacio geogrfico un

    territorio vivido y vivo, que cobra diferentes formas y modos polticos, sociales y

    econmicos, en torno de la comunidad.

    Pues, la geocultura concilia, de un modo mandlico, espiralado y abierto, al sujeto, el suelo, el

    smbolo y el territorio para poder, desde enfoques pluridisciplinares y pluriculturales, intentar

    crear el mundo de vuelta, cada vez. Esto implica, poner en juego un pensamiento vivo,

    emotivo, gravitado y profundo, ya que:

    No estamos en el mejor de los mundos, estamos en Amrica, entre polos opuestos,

    adentro y afuera de nosotros, sin historia esgrimida para maestros aplicados, ni

    funcionarios de organismos internacionales que necesitan dlares para reforzar su

    fe en la conciencia. Estamos como al principio, esperando algn verbo, que puede

    llamarse presupuesto o religin, da lo mismo. Pero estamos al comienzo, qu

    hacer? (KUSCH, R. 2007, IIIc, Pp. 76).

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    Disponible en: http://icci.nativeweb.org/boletin/60/walsh.html

    Sobre los autores:

    - Moreira, Fayga. Doctoranda del Programa Multidisciplinar de Posgrado en Cultura y Sociedad (Ps-cultura) de la Universidad Federal de Baha - UFBA, Brasil. Magster

    en Comunicacin y Cultura (UFRJ); gestora cultural.

    - Brizuela, Juan Ignacio. Gestor cultural e investigador del Centro de Estudios Multidisciplinares en Cultura (CULT) de la Universidad Federal de Baha - UFBA,

    Brasil. Doctorando del Ps-cultura, UFBA, Brasil.