5313893 Mujeres en La Procuracion de Justicia

Colección Mujeres y Poder

Mujeres en la procuración de justicia

N u e v o L e ó n

RealizaciónReyna Ramírez Vázquez

Instituto Estatal de las Mujeres ∙ Nuevo León

Mujeres en la procuración de justicia. Nuevo León Colección Mujeres y Poder

Primera edición, marzo de 2008

Derechos reservados conforme a la Ley por:

© Instituto Estatal de las Mujeres de Nuevo León

Morelos 877 Ote., Barrio Antiguo, Tels.: (01 81) 2020 9773 al 76 y 8345 7771Monterrey, N.L., 64000

Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida o transmitida, mediante ningún sistema o método, electrónico o mecánico (incluyendo el fotocopiado, la grabación o cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de información), sin consentimiento por escrito de la institución responsable de la edición.

Impreso en México. Printed in México

CONSEJO DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA2007 - 2008

Carmen TouchéPresidenta

Graziella FulviVicepresidenta

Antonio Romero

Erwin von Nacher

Hiram de León

Lilia Luna

Linda Muñoz

Manuel Ribeiro

Margarita Dávalos

Mónica Rodríguez

JUNTA DE GOBIERNO

Lic. José Natividad González ParásGobernador Constitucional del Estado

Sra. Cristina Maiz de González ParásInvitada especial

Lic. Rodrigo Medina de la CruzSecretario General de Gobierno

Lic. Aldo Fasci ZuazuaSecretario de Seguridad Pública

Lic. Luis Carlos Treviño BerchelmannProcurador General de Justicia

Lic. Rubén Martínez DondéSecretario de Finanzas y Tesorero General

Dr. Reyes Tamez GuerraSecretario de Educación

Dr. Gilberto Montiel AmorosoSecretario de Salud

Ing. Alejandro Páez Aragón Secretario de Desarrollo Económico

Lic. Alejandra Rangel HinojosaPresidenta del Consejo de Desarrollo Social

Profra. Gabriela del Carmen Calles GonzálezDirectora General DIF Nuevo León

INSTITUTO ESTATAL DE LAS MUJERES ∙ NUEVO LEÓN

María Elena Chapa H.Presidenta Ejecutiva

María del Refugio ÁvilaSecretaria Ejecutiva

María del Consuelo ChapaDirectora Operativa de Programas

ÍNDICE

Mensaje del Gobernador

Presentación

Introducción

Ana Bertha González de León

Ana Luisa Guerra Rosales

Annel Flores Carrillo

Armida Ortiz Dueñas

Denisse Amalia Rodríguez Chaires

Diana Eugenia González Saldaña

Dinorah Hortensia Artemisa Rodríguez Chávez

Dulce Angélica Delgado Barrera

Ela de León Garza

Elena María López Betancourt

Elizabeth Altamirano Muñoz

Elvira González Rodríguez

Etna Zavelieva Mata García

Evangelina Alvarado González

Gabriela Ramírez Gamboa

Georgina Ríos Treviño

Gloria López Salinas

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Janet Maydaly Charles Muñoz

Julieta Hernández Pachuca

Karyna Esmeralda Rodríguez Bollaín y Goytia

Laura Alicia Cerda Ramírez

Laura Guadalupe Carrera Sauceda

Laura Inés Canales Figueroa

Laura Mónica Soto Sonora

Laura Olivo Mendoza

Laura Perla Córdova Rodríguez

Lucía Sánchez Ruiz

Margarita Estrada Quintero

Margarita González Ramírez

María de la Luz Hinojosa Vázquez

María de la Luz Rocha Gutiérrez

María del Carmen Rodríguez Castillo

María Elena Montalvo Estrada

María Isabel Morales Hernández

María Judith González Salinas

María Rosita Hernández Rodríguez

Martina Uribe Nájera

Mireya Miriam Hinojosa Martínez

Narda Gabriela Jiménez

Nelly Guadalupe Santana Gómez

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Ninfa Delia Domínguez Leal

Noelia Gutiérrez Ramos

Nohemí Maurois Hernández

Nora Vargas Limón

Norma Bioleta Tiscareño García

Norma Delia Torres Alanís

Norma Leticia Platas Gómez

Ofelia Cruz Limón

Rosa Elpidea Morales Adame

Roxana Carolina Méndez Amaya

Sandra Heres Cerón

Sandra Patricia Estrada Sánchez

Sanjuana Guadalupe Rodríguez Flores

Sanjuanita García Obregón

Thelma Jéssica Medrano Sánchez

Velia Beatriz Martínez Pérez

Violeta Guardiola Eufracio

Zaida Azucena Arreola Barrera

Zandra Aydeé Lozano Flores

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MENSAJE DEL GOBERNADOR

El ámbito de la procuración de justicia es, en la actualidad, un escenario complejo para todas las sociedades. El Gobierno de Nuevo León trabaja intensamente en acciones que den respuesta puntual a las necesidades de la ciudadanía con estricto apego al estado de derecho, con profesionalismo y sensibilidad.

Hemos impulsado reformas importantes como la aplicación de juicios orales, tema en el que nuestro Estado es pionero a nivel nacional, entre otras de igual relevancia. Para llevar a cabo esa tarea, se requiere de la vocación de servicio y el esfuerzo del Ministerio Público y otras áreas de la Procuraduría General de Justicia del Estado.

Por ello me es muy grato divulgar la trayectoria de las mujeres comprometidas con la procuración de justicia, que contribuyen, con su trabajo, a hacer del nuestro un Estado más justo y equitativo. Enhorabuena.

Lic. José Natividad González ParásGobernador Constitucional del Estado



PRESENTACIÓN

Dos tesis a las que frecuentemente recurre el Instituto, vinculadas a las mujeres, son la visibilidad y el reconocimiento. Es nuestro interés hacer visibles a las invisibles, darles voz a las silenciosas y reconocer sus tareas, pues estamos convencidas de que son hacedoras y forjadoras de avances sustantivos en la Entidad.

La colección Mujeres y Poder, publicada por el Instituto, continúa con este libro: Mujeres en la procuración de justicia, con los testimonios de 59 mujeres que trabajan en la Procuraduría General de Justicia del Estado de Nuevo León y que se han forjado un lugar con base en el esfuerzo.

Si alguna vez, teóricamente, hemos dicho que nos empeñamos el doble o el triple que los hombres para ocupar un lugar de trabajo donde seamos reconocidas y respetadas, la lectura de este libro nos dará la razón. Desde la pregunta del porqué se estudió la abogacía hasta los significados de ser agente del Ministerio Público, pasando por su historia personal, profesional, familiar y social es que se relatan las historias.

Es muy interesante leer cómo los padres, sobre todo las madres, estimulaban a sus hijas a estudiar, a ser mejores que ellos; leer anécdotas de la índole de su profesión que a muchas mujeres nos parecen difíciles o que nunca las haríamos y ver en ellas eficiencia, eficacia y reconocimiento. Leer cómo abordan el poder y la corrupción; admitir que las mujeres son menos corruptas nos hace recordar dos estudios: el del Banco Mundial que señala que a mayor tasa de participación femenina en el gobierno, menor corrupción y el del Centro IRIS de la Universidad de Maryland cuando concluye que con la participación de más mujeres en la vida pública habrá menos corrupción.

La condición de mujeres cambia las percepciones en el trabajo, pero de alguna manera tienen claro el cómo manejar el acoso, el hostigamiento, el riesgo, los retos, la familia y algo muy común: los compromisos y las responsabilidades de la función pública que realizan.

Pasión, disciplina y constancia, dice una de nuestras entrevistadas, son las variables permanentes. Así, las y los lectores encontrarán mujeres apasionadas con su tarea; algunas, muy serias y rígidas como conducta aprendida y una constancia persistente para cumplir horarios difíciles,


GOBIERNO DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN 1312 1312

estar disponibles para hacer su tarea las 24 horas del día y ratificar su voluntad infranqueable por la justicia.

Para el Consejo de Participación Ciudadana y la Junta de Gobierno es un gran gusto reconocer a todas y cada una de las que amablemente nos permitieron compartir sus experiencias y profundizar en sus historias y para darnos cuenta de la calidad humana manifiesta en los actos de procuración de la justicia, en muchos de los casos, con solidaridad de género.

Como integrante comprometido de la Junta de Gobierno, el Lic. Luis Carlos Treviño Berchelmann planteó el interés en destacar el trabajo de las mujeres colaboradoras de la Procuraduría General de Justicia en sus actividades como agentes del Ministerio Público, pues observa un alto desempeño profesional. Este reconocimiento es el libro que hoy se presenta.

Nuestro profundo agradecimiento a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) en Monterrey, por su patrocinio a la presente edición, y por contribuir al fortalecimiento de las acciones encaminadas a la procuración de justicia con perspectiva de género.

Las entrevistas llevaron varios meses en los que Reyna Ramírez, con su habilidad periodística, preguntó y coeditó, nuestro agradecimiento. A Guadalupe Elósegui, le reconocemos su trabajo como coordinadora editorial y revisora general y a María Antonia Herrera el gran número de transcripciones. De manera particular a Elvira González Rodríguez, María del Carmen Navarro, Karla Denisse Guzmán Machi y Juana María Lugo Espinosa, quienes desde la PGJ coordinaron la presencia de las abogadas para las reuniones.

Para el personal del Instituto es un agrado plasmar en estas historias de entrega y esfuerzo, el nuestro propio, por lo que hacemos para lograr el ejercicio pleno de los derechos, la equidad de género y el poder y liderazgo de las mujeres nuevoleonesas.

Muchas gracias.

Lic. María Elena Chapa H.Presidenta Ejecutiva

Instituto Estatal de las Mujeres

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INTRODUCCIÓN

En concordancia con nuestra Carta Magna, la Constitución Política del Estado de Nuevo León, promulgada en diciembre de 1917, a través de su Artículo 4o confiere a toda persona el derecho al trabajo digno y socialmente útil. No obstante, es hasta la segunda mitad del siglo pasado cuando las mujeres inician su migración gradual, de un modelo costumbrista que les deparaba funciones hogareñas y estudios de comercio, hacia la instrucción académica superior, la cual a pesar de la discriminación laboral y prejuicios de la época, permitió hacer valer esta garantía.

En virtud de la capacidad mostrada por las mujeres de nuestra comunidad y de estados vecinos y de su ánimo de superación, la presencia femenina se incrementó notablemente en las aulas de la Universidad de Nuevo León, dedicadas y consagradas al estudio de las Ciencias Jurídicas. El decreto emitido en diciembre de 1952 por el entonces Presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortines, el cual concedía derechos políticos a las mujeres, incrementó también su entusiasmo y empeño por competir para ocupar cargos relevantes en alguna estructura laboral pública o privada, donde hasta entonces sólo aspiraban a funciones administrativas o secretariales.

Es incuestionable la naturaleza de la mujer para denunciar injusticias en su entorno, su voluntad difícilmente corruptible, su trascendencia como madre de familia que señala al hijo desobediente, defiende al virtuoso y aboga por ambos ante el padre, en lo que sería quizá el más primitivo modelo de impartición de justicia, mucho antes incluso de la aparición del Derecho Romano, a pesar de ello su incursión en el ámbito jurídico demoró considerablemente.

Aunque sobresale el antecedente de la Lic. Gloria López Rodríguez, graduada en 1957 de la licenciatura de Derecho y Ciencias Jurídicas de la Universidad de Nuevo León, quien cuatro años antes participaba ya como escribiente en la Agencia del Ministerio Público No 2 con sede en Monterrey, es hacia el final de la década siguiente, en plena ebullición de los conflictos estudiantiles de 1968 que marcaron a toda una generación de jóvenes universitarios, cuando las mujeres definen con mayor solidez su participación en la Procuraduría de Justicia del Estado primordialmente como meritorias, denominación que recibían quienes, a la par de sus estudios de Derecho colaboraban sin goce de sueldo en



tareas de apoyo al Ministerio Público, labor que hoy conocemos como prácticas profesionales.Capacidad, disciplina, entereza y sensibilidad fueron la constante que apuntaló la incipiente intervención femenina en aspectos jurídicos, lo que influyó de manera determinante para avanzar en la entidad hacia un arquetipo de Justicia más humano y de mayor contacto con la gente, como lo demuestra el trabajo de la Lic. Ana Luisa Guerra Rosales, quien desarrollara el programa de Módulos de Orientación Social (MOS) que aún opera y ha incrementado su radio de acción, al constituir éste el primer escalón de la Procuraduría para atender en forma directa a la comunidad en áreas conflictivas, con asesoría profesional y alternativas de mediación encaminadas a detectar y resolver controversias antes que estas procedan al Ministerio Público.

El nombramiento de la Lic. Ninfa Delia Domínguez Leal como la primera mujer agente del Ministerio Público, como la primera fiscal investigadora en Nuevo León, sienta precedente. Han transcurrido casi 30 años de aquel acontecimiento, tiempo en el que su talento la ha llevado a ocupar los más diversos cargos: Directora de Seguridad Pública en Monterrey, Directora General de Policía y Tránsito en San Pedro Garza García, Directora General de Prevención y Readaptación Social del Estado y Presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, por citar algunos. Así quedó abierta la senda.

Actualmente la Procuraduría General de Justicia del Estado cuenta con 155 Agentes del Ministerio Público, de los cuales 59 son mujeres que ejercen funciones en materia penal, civil, familiar, etc., en tanto que el 35 por ciento del personal que labora en esta dependencia también son del género femenino, dato relevante a nivel nacional que modifica la perspectiva de una profesión antaño considerada para hombres, ya fuera desde el propio seno familiar o a personal criterio de aquellos maestros que recomendaban a sus alumnas quedarse en casa y aprender labores de hogar.

En principio fueron relegadas, limitadas, tal vez vulneradas en su amor propio, indudablemente acosadas y cuestionadas a cada instante por sus acciones y su forma de proceder, de vestir, de caminar; ante todo ello prevalecieron las mujeres demostrando que la equidad de género es la alternativa para aspirar hacia nuevos estadios en la procuración de justicia. En este sentido destacan sus aportaciones para la adecuación a la Constitución de Nuevo León promovida a partir de 2004 por el

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Gobernador José Natividad González Parás, a través de la Reforma al Marco Jurídico en Materia Penal, y que incorpora elementos que prolongan la acción del Estado para conocer y actuar ante nuevas figuras delictivas, a través del DELITO CONTRA LA SEGURIDAD DE LA COMUNIDAD y el EQUIPARABLE AL SECUESTRO, emanadas de la iniciativa de reforma en materia de combate al crimen, presentada en noviembre de 2006.

Especial mención merece también el establecimiento gradual de los Juicios Orales, así como la aplicación de los métodos alternos para la solución de conflictos en determinados procedimientos penales, donde un importante número de mujeres abogadas participa con firmeza para introducir a la Procuraduría en esta tendencia global de la que Nuevo León es pionero en el país, con mayor transparencia a los procesos y abreviándolos en forma significativa.

Finalmente recordemos que los antiguos conceptualizaban en la figura de una mujer a la diosa de la Justicia, cubiertos los ojos por la virtud de la imparcialidad, con una balanza en la mano izquierda para sopesar entre el bien y el mal, y armada la diestra con una espada para ejercer el castigo axiomático a los culpables.

Quizá por su ausencia física o porque partieron hacia otros derroteros en pos de nuevos retos, el presente libro prescinda involuntariamente de algunos nombres, sin embargo, el contenido se significa por exaltar su esencia y la riqueza de su legado. Las siguientes páginas recopilan a través de entrevistas directas realizadas por personal del Instituto Estatal de las Mujeres durante el primer semestre de 2007, las anécdotas, satisfacciones y penurias; el testimonio y los anhelos de un valioso grupo de mujeres que a su deber como hijas, esposas o madres, adicionaron también el ejercicio pleno de una vocación inquebrantable ante las adversidades, y dispuesto a preservar los valores que confirman el sentido humanista de la Justicia como signo de nuestro tiempo.

Mi reconocimiento a cada una de ellas.

Lic. Luis Carlos Treviño BerchelmannProcurador General de Justicia del Estado



Nació en la ciudad de Monterrey, N.L., el 9 de junio de 1968. Sus padres son Pedro González Nieto y Barbarita de León Sánchez, su padre, oriundo de Ramos Arizpe, Coahuila y su madre, originaria de Matehuala, San Luis Potosí. Tiene dos hermanas y un hermano. Actualmente está casada y tiene dos hijos: una niña y un niño.

Cursó la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Inició su carrera como meritoria en diversas agencias, pertenecientes a la Procuraduría de Justicia posteriormente, le dieron su plaza de escribiente.

Como delegada del Ministerio Público trabajó en diversos hospitales como: el Hospital Universitario, Hospital de Zona y en el Hospital Metropolitano. Actualmente ocupa el cargo de Agente del Ministerio Público con Especialidad en Juicios Orales, con sede en Monterrey.

ANA BERTHA GONZÁLEZ DE LEÓNAgente del Ministerio Público especializada

en Juicios Orales



¿Qué te motivó a elegir la profesión de abogada? Compártenos un poco tus anécdotas, tus experiencias…

La vocación la traía desde pequeña pues nunca me han gustado las injusticias. Creo que también, un poco, el ver a una tía que litigaba, pero en el Estado de México. Saber en lo que ella trabajaba me motivó.

¿Qué tan fácil o qué tan difícil fue estudiar esta carrera que socialmente, se creía una para hombres?

Yo creo que la generación en la que me tocó estudiar ya era más abierta, había más apertura pues existía un número mucho mayor de mujeres en la facultad. Ya no era la mayoría hombres, era más equilibrado y no me fue difícil.

¿Cómo llegaste a ser agente del Ministerio Público?

Haciendo carrera desde que estaba en la Universidad. Entré al servicio público cuando estaba en cuarto semestre de la carrera, y fue como meritoria. Empecé sin goce de sueldo y así duré dos años, luego ya me dieron la oportunidad de una plaza de escribiente, en la que estuve cerca de tres años. Posteriormente, vino la oportunidad de ser delegada del Ministerio Público, cargo en el que permanecí alrededor de 14 años. Fue en enero de 2006 cuando me ofrecieron la plaza como agente.

¿Qué ha significado para ti como mujer estar en el área de la procuración de justicia?

Ha sido muy importante, como mujer, ganarme el respeto de agentes, de vecinos, de familiares y de las personas a quienes he

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tenido que servir en algún momento o circunstancia.

Y al interior ¿cómo ha sido tu trayectoria?, ¿ha sido fácil o difícil?, ¿se dieron las condiciones idóneas para que entraras en este ámbito o estuvo lleno de obstáculos?

Digamos que ha sido fácil pues en un inicio yo no percibía sueldo, iba más que nada a aprender y cuando no tienes la plaza, eres bienvenida a trabajar y a aprender, pero cuando ya te van a dar una plaza la situación se empieza a complicar un poco más.

¿Por qué?

Para una plaza de agente del Ministerio Público digamos que ahí fue donde yo batallé más, donde me las vi un poco más difícil, ahí duré 14 años como delegada del Ministerio Público y me tardé más en llegar a ser agente.

¿Sientes que de alguna manera tardaste en llegar por el hecho de ser mujer?,¿que antepusieron a varones en el puesto antes que a ti?

No creo. Simple y sencillamente que no hay los recursos, que no se autorizan plazas, o que no hay jubilaciones, para los que están esperando que les llegue el puesto, esto tarda en llegar.

¿Siempre estuviste en el área metropolitana o te tocó servir en algún otro municipio?

Siempre estuve en el área metropolitana, en el área de hospitales. Colaboré en el Hospital Universitario, en el Hospital de Zona y en el Hospital Metropolitano.



¿Un área difícil, dura, fuerte?

Siempre me tocaron delegaciones muy pesadas, donde hay mucho trabajo y tratas con la gente muy de cerca, estás de cerca con el dolor que ellos viven cuando pierden un ser querido.

Es la parte dura pero al mismo tiempo, la más sensible…

Sí es muy difícil y al mismo tiempo muy sensible, te desgasta mucho ver cómo sufre la gente, sobre todo cuando les dan alguna mala noticia, de que su familiar ya falleció o van a reclamar el cuerpo, a veces no tenemos las palabras que los consuelen.

¿Es parte de tu labor dar las malas noticias?

No, eso le corresponde al médico. Pero sí hay ocasiones en que llegan preguntando por su familiar accidentado y una ya sabe que falleció, es muy difícil, sobre todo cuando las personas vienen de otros estados y solamente les avisan que sus familiares están accidentados y tienen que pasar las noches en el hospital.

Por ejemplo, en el Hospital Universitario, no olvidemos que está el anfiteatro, entonces pues si llegan ahí es porque tal vez el accidentado ya no alcanzó a llegar vivo al hospital y pasó directamente al anfiteatro, como el caso de una chica que su mamá venía de Tamaulipas buscándola y no sabía que ya había fallecido, y a veces no sabe una cómo decírselo, porque de antemano sabemos que va a sufrir terriblemente. Le explicas y la acompañas, le preguntas si viene algún otro familiar para que no reciba la noticia sola y para que alguien le acompañe a identificar el cuerpo.

Es triste y muy difícil, sin embargo, te queda la satisfacción de que

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atendiste a los familiares de las víctimas en todo lo posible y de la mejor manera, lo más humanamente posible y lo atiendes como quisieras que te atendieran a ti al momento en que atravesaras por una situación similar.

Cuando estabas como meritoria y te empezaron a mandar a los hospitales ¿no te limitaban tus jefes? que te dijeran: “lo administrativo nada más, que no vea sangre…”.

Siempre me tuvieron confianza y sabían que podía con la responsabilidad.

¿Nunca te impresionó?

De hecho, me mandaban a lo pesado, a lo duro, a lo rudo.

¿Porque sabían que no te impresionabas fácilmente?

Desde que era meritoria veía a las delegadas del Ministerio Público y admiraba su trabajo, que veían y daban fe de los muertos y no les daba miedo, de ellas aprendí, tenía curiosidad por aprender y comencé a asistir y ayudar los sábados, pues es cuando más accidentes viales lamentablemente ocurren y me quedaba toda la noche trabajando con ellas, para ver las inspecciones donde había personas fallecidas. Cuando a mí me tocó estar como delegada, sabía perfectamente lo que tenía que hacer.

¿Cuáles son los avances y lo retos que enfrentas día a día?

Pues en la actualidad he estado asignada poco tiempo a diferentes áreas pero a las áreas que me han mandado me he puesto a leer, a estudiar, a actualizarme, y eso significa todo un reto y en este año que llevo como fiscal, siento que he aprendido bastante.



¿Es muy competitivo el puesto donde estás?

Sí, definitivamente. Si ahora me dicen: vas a cubrir una controversia sobre convivencia de menores, a lo mejor nunca he estado, pero voy rápido con el juez, y pido el expediente y si tengo dudas, consulto con alguien que yo sepa que tiene más experiencia en esa área.

¿Consultas con colegas, con compañeras?

Sí. Hay esa retroalimentación.

Alguna anécdota que te haya conmovido, a lo largo de tus años de trayectoria, que te haya impactado y que nos quieras compartir.

Anécdotas hay muchas. Ahora recuerdo el caso de un señor de la tercera edad, ya muy grande, cuando yo estaba como delegada en el Hospital Universitario entregaba los cuerpos que llegaban al anfiteatro, entonces ese señor me llamó mucho la atención porque venía desde Veracruz con su hija, se veían sumamente humildes y venían con lo exacto para el pasaje de regreso. Él venía a ver a su hijo y le decía a su hija: “Yo sé que no tenemos dinero, pero quiero ir a ver a tu hermano, ya tengo un mes que lo sueño enfermo, vamos a verlo y estando con él, le pedimos prestado para regresarnos”. Resulta que el hijo tenía casi un mes de haber fallecido y su ex esposa, que vivía a una cuadra de distancia y sabía del deceso, no les avisó a los familiares ni nada.

¿Estaba enterada?

Sí, sí estaba enterada y el señor vino por su corazonada, ya que lo soñaba enfermo y lo quería ver; decían que el señor estaba muy inquieto, pero me impactó porque es gente muy humilde, muy

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pobre, con muchas necesidades, que no traían ni para comer, ni para regresarse.

Con el tiempo y la experiencia de tantos años de trabajar ahí, conoces a trabajadoras sociales y a los contactos necesarios para ver de qué manera puedes ayudar a las personas. En ese caso, hablé a Cáritas y fueron por ellos, se los llevaron a la Posada del Peregrino, les dieron techo y comida y se encargaron de ayudarles a trasladar el cuerpo a Veracruz, sí los apoyaron bastante, gracias a Dios, entonces esas son las satisfacciones de mi trabajo.

¿Cómo haces para no llevarte esa carga tan pesada a casa, a tu vida personal?, me imagino que debe ser difícil.

Sí lo es, pero cuando sales dices: borrón y cuenta nueva, a final del día llegas y ahí están los problemas y las situaciones de casa. Es como cuando sales de casa, no te llevas esos problemas al trabajo. Y en el trabajo, sabemos que los problemas nunca se van a acabar, siempre va a haber gente que tiene algún tipo de problema, de necesidad y el tiempo que tú estés ahí, haces lo que está en tus manos para ayudarlos y atenderlos y al llegar a casa, doy el cien por ciento a mis hijos y a mi esposo.

¿Te hablan a media noche para que vayas al hospital?

En este momento, ya no. Hubo otros tiempos en que tenía guardias de 24 por 48 horas, eran pesados, porque era trabajar las 24 horas de corrido y cuando salía, tenía 48 horas de descanso.

Cuando estuve en Violencia Familiar, donde permanecí unos siete meses aproximadamente, también es una área interesante, bonita, pero también llena de personas con muchos problemas, con bastantes necesidades, y ahí me tocaban turnos en los cuales



salía entre dos y tres de la mañana todos los días y a las ocho de la mañana ya estaba ahí, de nuevo, cumpliendo con las necesidades del servicio.

¿Consideras riesgoso tu oficio? ¿te has enfrentado a situaciones de peligro, de riesgo o de amenaza en el ejercicio de tu trabajo?

Bueno, en estos tiempos que estamos atravesando yo creo que todos tenemos cierto temor y corremos algo de riesgo, pero en lo personal nunca me he visto involucrada en un problema de esos, ni de peligro ni de amenazas.

¿No te ha tocado lidiar con personas insatisfechas con las decisiones, que se pongan agresivos, amenazantes?

No.

Y, ¿has enfrentado hechos de corrupción, de intentos de soborno?

No, nunca me he visto involucrada en hechos de esa naturaleza.

Te desenvuelves en un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder y cómo lo manejas?

Pues yo lo manejo para ayudar a la gente, por ejemplo el caso del señor que comenté; si embargo, (el cargo, el puesto) no me eleva, soy una persona como cualquier otra: como y duermo como los demás, no me siento diferente a los demás y al contrario, si tengo oportunidad para ayudar y si tengo el poder, lo utilizo para ayudar a las personas.

Con todos tus años de esfuerzo, experiencia y trayectoria, ¿qué

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les puedes transmitir a otras mujeres del área de la Procuración de Justicia?, ¿qué les podrías heredar a las jóvenes mujeres que van empezando?, ¿qué les aconsejarías?

Pues que le echen ganas, que trabajen, estudien, tengan tenacidad, y recuerden que quien persevera, alcanza y siempre tengan en mente que todo se puede.

¿Sientes que te costó mucho trabajo llegar hasta donde estás?

Sí, me ha costado bastante trabajo.

¿Y apoyarías a otras chicas en su carrera?

Desde luego que sí, a meritorias, escribientes... aunque en este momento, donde estoy no hay.

¿Crees que se puede crear un modelo de justicia con perspectiva de género?

Sí. Lo que pasa es que siento que ya está muy equilibrado, se puede decir que vamos al parejo, aunque todavía no en igualdad de circunstancias, pero ya casi tenemos las mismas oportunidades de sobresalir tanto mujeres como hombres en el área de la procuración de justicia.

Si te fijas ya hay directoras. Cuando yo empecé mi carrera aquí, esto era muy difícil, era poco probable que mujeres ocuparan puestos de dirección, incluso mujeres delegadas del Ministerio Público eran muy pocas y por lo regular las que había, era porque estaban solteras. Muchas veces te preguntaban: “Oye, ¿y te vas a casar, o te vas a embarazar?”, porque lo analizaban por el lado laboral, tomaban en cuenta el tiempo y la incapacidad que



sobrellevan los embarazos y veían quién iba a hacer las guardias y quién cubriría esos espacios.

Con el paso del tiempo, estas situaciones fueron desapareciendo. En la actualidad yo creo que la mayoría de las delegadas son mujeres, casadas y con hijos y las fiscales, ni se diga.

¿Era la época de los ochenta?

Yo entré en 1987 y eran muy pocas las mujeres fiscales, yo creo que serían algunas tres. Recuerdo a la licenciada Ninfa Delia y a la licenciada González.

¿Sentías que había cierta discriminación con las mujeres en esa época, que no las tomaban en cuenta como para hacerlas fiscales, o no las llamaban a ocupar puestos más altos?

Pues en la época que ingresé a la Procuraduría si se percibía cierta diferencia en cuanto a los ascensos. Los escribientes que eran tomados en cuenta para nombrarlos delegados, se consideraba más a los hombres; decían que las mujeres se incapacitaban, se casaban, tenían hijos y que era más difícil para ellas.

Con el paso del tiempo esta situación cambió y comenzó a haber apertura, comenzaron las oportunidades para las mujeres. En la actualidad, creo que hay más mujeres que ocupan las agencias del Ministerio Público, no sé con exactitud cómo anda la población (por género) en la Procuraduría pero ahora somos muchas las mujeres fiscales y mujeres que ocupan direcciones, entonces sí ha habido avance y apertura en ese sentido.

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¿Consideras que en algún momento eso condicionó a las mujeres como para que tomaran la decisión de no tener hijos o no casarse?

Posiblemente sí, porque las compañeras estaban muy dedicadas a su trabajo y querían salir adelante, alcanzar el éxito y sus metas profesionales, entonces eso implicaba hacer a un lado su vida personal, a postergar el matrimonio y la maternidad porque estaban muy dedicadas al trabajo y sabían que si se casaban, las posibilidades de sobresalir en el ambiente de la procuración de justicia serían menos.

¿Tú cómo te sientes? Yo me siento plena, me siento feliz, estoy casada, tengo hijos y soy profesionista. El trabajo es pesado, no es fácil, pero me siento plena, contenta y feliz.

¿Has conseguido un equilibrio?

Sí.

¿Algo más que quieras agregar?

Es todo, muchas gracias por su tiempo.

18 de junio de 2007.



Nació en San Pedro de las Colonias, Coahuila, en 1952. Sus padres son Francisco Guerra Olvera y Martha Rosales Rodríguez. Estudió la Licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Posee además dos Maestrías: una en Administración Pública y otra en Derecho Familiar, ambas por la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Formó parte de la primera generación del Programa Nacional de Mediadores que se realizó en nuestra entidad. También participó en el Congreso Mundial de Mediación, en Italia y en otros congresos nacionales. Dentro de su experiencia laboral está haber sido abogada en la Unidad de Conciliación de la Comisión Estatal de Arbitraje Médico en la Secretaría de Salud (2003-2004). Fue directora de Estudios y Asuntos Legislativos y Asesora y Coordinadora del proyecto de capacitación para la Implementación de la Mediación en el Estado (1999-2002). De 1996 a 1999 fue Asesora en la Dirección de Agentes del Ministerio Público Auxiliares del Procurador. Actualmente es Coordinadora Legislativa de la Coordinación de Asuntos Jurídicos y Normatividad de la Secretaría General de Gobierno del Estado, desde 2004.

ANA LUISA GUERRA ROSALES

Coordinadora Legislativa de la Coordinación de Asuntos Jurídicos y Normatividad



Platíquenos de su historia de vida, díganos cómo, siendo sus padres foráneos, llegó usted a Monterrey...

Ha sido toda una historia de familia: cuando tenía tres años de edad salí de San Pedro y nos fuimos a vivir a Michoacán. Allá cursé la primaria en un colegio de monjas y llegué a Monterrey a los 11 años de edad. Mi padre era originario de Pesquería, Nuevo León y quería regresar a su tierra.

Provengo de una familia muy unida e integrada por cinco varones y dos mujeres, de la que ocupo el quinto sitio. Soy hija sándwich, en medio de hermanos y mi hermana, por lo que me ha tocado la convivencia entres los mayores y los menores.

¿Qué definió su vocación e interés para ser abogada?

Desde chiquita me decían que iba a ser abogada porque hablaba mucho, aunque después se me quitó un poco.

¿Fue usted la primera abogada en su familia?

Sí, fui la primera abogada y eso me gustó.

Y la vocación ¿de dónde surge? ¿Vivió algún caso cercano, alguna injusticia?

Yo creo que no hubo algún caso o injusticia, fue más bien una situación familiar cuando hay crisis económicas y luego hubo un embarguito por ahí, y todo lo que implicaba el dolor familiar. Ahí comencé a pensar en el Derecho, en las leyes.

¿Tuvo el apoyo de sus padres? ¿no consideraban la abogacía una carrera para varones?

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Fíjese que sí. Mi papá nos decía que la única herencia que nos iba a dejar era el estudio, y él siempre nos apoyó para estudiar, todo su esfuerzo lo enfocó en eso y que estudiáramos lo que decidiéramos; el apoyo familiar siempre estaba presente.

¿Todos sus hermanos también estudiaron?

Sí. Creo que dentro de las cosas bondadosas que tengo están mi familia y su apoyo incondicional, siempre de aliento hacia la superación. Y yo hago lo mismo con mis sobrinos, los impulso y de alguna manera les marco el camino que me enseñaron mis padres: el estudiar y prepararse.

¿Alguno de ellos que le esté siguiendo los pasos?

Dentro de los sobrinos, hijos de primos sí, pero son familiares más retirados; de los familiares cercanos sigo siendo la única.

¿Cómo fue su llegada a la universidad, fácil o difícil? ¿Era una época de apertura para que las mujeres estudiaran una carrera como la abogacía?

La preparatoria la hice en Colegio Civil, (por cierto recién la visité y quedó preciosa) tengo muchos recuerdos de ese tiempo: a mí me tocó una etapa relativamente fácil, ingresé a la Facultad de Derecho, en ese tiempo éramos cinco mujeres en un grupo de 45 alumnos. Solamente éramos cinco las mujeres, pero eso sí, muy consentidas.

¿Consentidas por sus compañeros?

Sí, por los compañeros, no teníamos maestras, casi puros hombres. Sólo tuve una maestra mujer en toda la carrera.



¿Y el trato de los maestros, cómo era?, ¿les hacían comentarios sexistas, discriminatorios?

Había maestros que llegaban a comentar que las mujeres debían de estar en su casa, pero la verdad, cuando una tiene un proyecto de vida no hace caso a los comentarios, porque, si no, se queda en el camino. Optábamos por no ponerles atención a esos comentarios, pero también había muchos maestros que nos apoyaban y los compañeros, mis respetos, ellos nos apoyaban más. Creo que mucho está en nosotras, en lo que proyectamos o provocamos, ya sea entusiasmo, deseo de conocimiento, deseo de superación, yo creo que hay de todo, hay ojitos cerrados por ahí, pero creo que también, mucho depende como determina una su vida.

¿La vocación?

Nos cuesta más esfuerzo, eso sí, definitivamente.

¿Y cómo se inserta en el ámbito de la procuración de justicia?

Yo empecé primero de meritoria en el Poder Judicial, en mi tercer o cuarto semestre me tocó estar en un Juzgado Familiar con la licenciada Libertad Leal Zapata, que en paz descanse, una jueza que nos enseñó mucho, como mujer nos apoyó y entusiasmó a seguir y a prepararnos.

De las mujeres pioneras, supongo…

De las primeras mujeres, sí. Eran tres Juzgados Familiares en aquel tiempo, inclusive cargábamos nuestra máquina de escribir porque no había tantos recursos, entonces con las máquinas portátiles ahí íbamos y veníamos cargadas, sí le poníamos mucho empeño después seguí en Tribunal Superior de Justicia, después

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estuve en lo que era la Unidad de Reformas Administrativas, y ya de ahí pase a Procuraduría en lo que era la Sub Procuraduría Jurídica pero fue una evolución ya dentro de mi carrera en Gobierno del Estado.

¿Había mujeres en esa época trabajando y dedicándose de lleno en la Procuraduría?

En ese tiempo eran sólo la Sub Procuraduría Jurídica y la Sub Procuraduría del Ministerio Público, a mí me toca entrar a la Sub Procuraduría Jurídica. El licenciado Napoleón Cantú, quien era el Procurador en ese tiempo, traía el proyecto de crear los Módulos de Orientación Social, áreas de prevención y de atención directa a la comunidad en las áreas conflictivas, entonces me dio la responsabilidad de desarrollar ese proyecto y me tocó desde crear el diseño de los módulos, buscar los terrenos, ir a supervisar las obras, etcétera.

Comentaba ayer en una reunión que a mí me daba miedo subir a la (colonia) Independencia. Iba yo en un vochito con los vidrios cerrados aunque tuviera mucho calor, pero tenía que superar el miedo y hacer las cosas, teníamos que trabajar. Fue un trabajo que nos dejó muchas satisfacciones también, porque después empecé como Coordinadora de los Módulos de Orientación Social, así estuve como cinco años: desde elaborar proyectos, programas, contratar personal especializado como psicólogos, trabajadores sociales y delegados del Ministerio Público y posteriormente, desarrollar el proyecto de investigación y trabajar en la comunidad.

Todo un trabajal…

Fue un trabajal tremendo, pero con muchas satisfacción porque todavía existen.



¿Creó un buen equipo de trabajo?

Sí, ahí me apoyó mucho una mujer, porque iba por ahí la pregunta de hace rato; en el área del Ministerio Público sí había mujeres, no muchas pero sí había y muchas están todavía por ahí en el área, también contratamos a la primera psicóloga para los módulos, es una psicóloga muy empeñosa que tenía mucho afán de servicio a la comunidad. Desafortunadamente ella ya murió pero fue la primera psicóloga y mi mano derecha para impulsar el proyecto de los módulos.

¿Y cómo se llamaba?

María del Roble Carmona, ella puso muchísimo empeño y juntas caminamos para sacar todos los proyectos y los programas.

Estos módulos, me comenta que aún continúan, ¿serán los orígenes de las instancias familiares que existen actualmente?

Los Módulos de Orientación Social tenían diversas funciones, el objetivo era que hubiera un delegado del Ministerio Público para que atendieran directamente la problemática social. La intención es que atendieran los problemas entre comillas, menores, para hacer un filtro y evitar que llegaran al Ministerio Público porque, ya estaba saturado el trabajo en las delegaciones, era excesivo, había cosas que se podían arreglar ahí mismo, en la comunidad, con este proyecto se evitaba que la comunidad asistiera hasta Palacio de Justicia, les estábamos acercando de alguna forma el servicio y la atención a sus problemas.

¿Ése era el proyecto de investigación comunitario?

Así es, íbamos directamente a la comunidad, a las zonas

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conflictivas para evitar que todo eso trascendiera al Ministerio Público pero como un problema mayor tratábamos de hacer prevención. Se efectuaba prevención primaria como le llaman psicólogos y trabajadores sociales ahí en la comunidad, con los muchachos, con las señoras, se les brindaba también orientación en cuanto a aspectos de drogadicción, alcoholismo, integración familiar, escuelas para padres, actividades deportivas, etcétera.

¿Se coordinaban con otras instancias como el DIF u otras?

Hacíamos muchas coordinaciones. En esos tiempos se trabajaba muy bonito en equipo, muchas coordinaciones con Centros de Integración Juvenil donde remitíamos casos que se detectaban ahí en la comunidad, ellos nos apoyaban mucho; con el sector Salud llegamos a integrarnos muy bien, en nuestras instalaciones citábamos a la gente en situación difícil o con problemas de salud y ellos nos apoyaban, coordinaban y así canalizábamos y atendíamos diferentes problemáticas.

¿Y esto nada más se hizo en la colonia Independencia?

No, formamos seis módulos en ese tiempo y luego el séptimo fue en la colonia Independencia. El primero fue en Sierra Ventana.

¿Más conflictivo aún?

Sí pero ahí lo que nos costó trabajo fue que la comunidad diferenciara lo que era Seguridad Pública con el área de Procuraduría; tuvimos pláticas con los jefes de la comunidad quienes, una vez que entendieron nuestra labor, se portaron excelentes. De ahí continuamos con cinco módulos más, que fue en la colonia Independencia, en Valle Verde, en San Bernabé, en San Nicolás y en Guadalupe.



El que más nos dejó enseñanza desde un principio fue Sierra Ventana, porque pudimos darnos cuenta de que la gente, en su forma habitual de vida, ya estaba muy contaminada, muy hecha, y es difícil tratar de entrar a esas familias porque siempre existe el recelo a la autoridad. Nuestra gran satisfacción fue que logramos hacerlo; otro problema difícil fue entrar a las escuelas porque también dábamos pláticas, conferencias en las escuelas, hacíamos coordinación con la PGR aunque al principio hubo un poquito de resistencia por parte de los maestros.

Así fue al principio, ya después nos pedían, nos invitaban, pero la entrada ahí fue remar contra corriente. La palabra prevención, para mucha gente debía ser algo inmediato, con resultados inmediatos, entonces fue difícil para aplicar el proyecto; luchamos mucho contra eso y a la larga veíamos que en Nuevo León se mantuvo mucho tiempo el programa de prevención, y no hablamos de la acción nuestra, exclusivamente, hablamos de todas esas dependencias que hacían trabajo en conjunto.

¿Funcionó como una red?

Sí, exactamente como una red, un trabajo muy bonito. Creo que tuvo una duración de diez años, aproximadamente.

¿Y era usted la líder del equipo, la coordinadora general?

Empecé como coordinadora y ya después me dieron mi nombramiento de directora y luego me enteré que fui la primera directora hasta mucho tiempo después que me puse a hacer una investigacioncita sobre la Procuraduría y me di cuenta que yo había sido la primera mujer directora en la Procuraduría.

En el momento, ¿era inédito, histórico?

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Como que a veces una no tiene conciencia de eso, hasta pasados los años.

A nosotras nos interesa revalorarlo, porque son muy pocas las mujeres que han llegado a esos puestos y que están haciendo cosas importantes e interesantes de mencionar…

Sí, nos ha tocado trabajar en varios proyectos muy interesantes.

¿Que tan fácil o que tan difícil fue en su momento el desarrollo de su trabajo, tomando en cuenta que usted era el enlace entre los módulos y la Procuraduría? Tenía que estar en contacto con sus jefes, con sus compañeros, con el Procurador, ¿que tan fácil o difícil fue para usted como mujer, estar, permanecer e innovar?

Me parece que en ese momento se facilitaba mucho la creatividad porque había las condiciones idóneas, había permisividad a muchas cosas pues creábamos sin que hubiera nada de base o algo establecido, fue un esfuerzo muy grande. Cuando llegué a ese punto ya había recorrido varias fases en la Administración Pública y entonces tenía un poco de experiencia en esa materia, el que nos facilitaran los recursos para trabajar. Como había sido un proyecto inicial del Procurador, pues se facilitaron los recursos en cuanto al pago de la gente contratada, aunque eran sólo tres o cuatro personas por módulo: el delegado, el psicólogo, el trabajador social y la secretaria, había también una persona de intendencia.

Pensándolo bien, como que no había mucho reconocimiento a ese esfuerzo, se catalogaron los sueldos más bajos en ese sentido. En cuanto a que atendían a nuestro llamado si invitábamos al Procurador a algún evento especial que hacíamos, sí acudía, había respaldo en ese sentido. Siento que nos facilitó mucho la



tarea para que nuestra labor se viera en otras instancias y se viera como algo serio. Una de las metas que nos propusimos fue que no se politizara y lo logramos, por eso siempre nos vieron y obtuvimos reconocimiento de mayor seriedad, sabían que nuestro trabajo era institucional hecho con mucho esfuerzo, que tenía objetivos muy específicos. Siento que luchamos contra al propia sociedad y que tuvimos que remar contra la corriente.

Cómo era vista usted dentro de la Procuraduría: precursora, mujer, joven, inteligente, talentosa, creativa, ¿no se volvió esto a la postre una especie de dificultad en lugar de facilitar llegar con sus compañeros varones a puestos iguales? ¿No sintió discriminación o que le pusieran obstáculos en el camino, acoso, incluso?

Yo creo que no, sinceramente había más acoso de otras personas que nos veían trabajando ahí, jóvenes, que de los propios compañeros. Yo sinceramente hago un reconocimiento a mis compañeros, pues a mí siempre me tocó andar entre varones y claro que les ponía una línea, lo que a veces complicaban un poco la relación laboral; si teníamos un desayuno, los señores tenían que cuidar mucho su vocabulario al platicar, entonces lo que yo hacía era cumplir con la invitación, con la atención, o en el evento que estuviéramos, manejarme un poco más independiente porque pues también sentía que no les permitía ser ellos, entonces me estaba un ratito, cumplía y me retiraba.

Estoy segura que ellos siempre fueron respetuosos conmigo, si hubo por ahí alguna situación de incomodidad no me la hicieron saber; el acoso yo lo sentía más de personas externas que me veían como servidora pública, tenía que andar con tacto pues, desafortunadamente, luego dicen que quienes llegamos a tal

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o cual puesto, no es por mérito propio sino por alguna razón distinta al esfuerzo.

El prejuicio que existe para las mujeres…

Nos costaba más esfuerzo demostrar que estábamos trabajando. Creo que de toda la vida que he trabajado en Gobierno nunca he salido de trabajar a las tres de la tarde pues siempre, siempre, siempre, nos tocó trabajar de mañana, tarde y a veces noche.

Esa es una situación que les sucede sobre todo, particularmente a las mujeres conforme van ascendiendo en su escala o en su escalafón…

Sí pagué cuota en algunas cosas por la inexperiencia, que a veces que decían: “Tú párate casi, casi como edecán para que te conozcan y te vean”, ya después me di cuenta que no era la posición.

¿Qué ha significado para usted, como mujer, haber ingresado en este campo de investigaciones y de persecución de delitos?

No me ha tocado esa área, después estuve como Directora de Estudios y Asuntos Legislativos en la propia Procuraduría, entonces ahí me tocó otra faceta que era la investigación jurídica del estudio y participé en otro proyecto muy importante que fue lo de Métodos Alternos.

¿Cómo se dio ese cambio de puesto?

Cuando estaba yo en la Procuraduría comenzó la inquietud por los Métodos Alternos y en nuestro código de procedimientos ya teníamos regulado el arbitraje pero no la mediación, entonces el



Procurador me dijo que me empapara de información para ver qué proyecto podíamos sacar adelante sobre Métodos Alternos, exclusivamente en el área de mediación. Nos pusimos a trabajar en algún proyecto y en ese momento se estaba organizando el primer “Diplomado Nacional de Mediadores de la Secretaría de Seguridad” y me tocó ser ahora sí que juez en esa materia. Aquí creamos el proyecto, lo desarrollamos y aprovechando el área de módulos los capacitamos, pero invitamos a agentes del Ministerio Público a prepararse a personal del DIF y de otras instancias donde podía funcionar y para que se fuera conociendo el tema.

¿En qué consiste?

Los Métodos Alternos son métodos de solución de conflictos, quiere decir que las personas no tienen que ir al proceso judicial que es largo y a veces, costoso, entonces en la mediación por ejemplo se prepara al mediador como un facilitador de la comunicación que generalmente es donde hay mayor problema. El mediador tiene una preparación para que sea facilitador de esa tarea de comunicación y que ellos lleguen a su propio arreglo, eso se aplicaba perfecto en los módulos. Incluso, a nivel nacional, la Procuraduría de Justicia del Estado de Nuevo León fue la primera que tuvo los Centros de Métodos Alternos.

¿Esto era a través de los agentes del Ministerio Público o a través de los psicólogos?

Puede ser abogado, psicólogo, trabajador social, cualquier profesión, lo importante es la preparación y capacitación; trajimos los cursos y los proyectos a los módulos, los cuales, se adecuaron para tener esa opción de hacer la mediación y la conciliación, en lugar de que llegaran a un proceso judicial.

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Que no lleguen a las últimas consecuencias…

Las últimas consecuencias serían que llegaran a un convenio y lo arreglaran ahí, entre ellos, porque muchas veces los problemas de comunicación son los que más dificultan el proceso, comienzan con: “es que tú me dijiste… yo te dije”, etcétera, entonces el mediador trata de hacer un giro, una interpretación más positiva de las inquietudes que realmente tienen para poder ayudarlos a que logren un acuerdo y un arreglo.

No solamente sirven para los casos de divorcio…

Puede ser de todo: desde cuestiones familiares, cuestiones de vecinos, en materia penal, en materia civil, familiar, en todos se aplica. Ahí trabajé como pionera en el primer proyecto de Ley de Métodos Alternos en nuestro Estado y colaboré con la Facultad de Derecho para la primera maestría en Métodos Alternos. Fue la primera universidad que la tuvo a nivel nacional como maestría, porque los Métodos Alternos pueden abarcar la conciliación y la mediación, la conciliación un poquito diferente, a lo que hicimos en la Junta de Conciliación y Arbitraje, en el sentido de que ellos mismos resuelvan sus problemas y el arbitraje salga un poquito del contexto judicial.

A veces por el saturamiento de trabajo, son procesos muy largos, muy agotadores emocionalmente y costosos, entonces un proceso judicial puede durar de seis meses a un año. Con la mediación puede durar una semana.

¿Qué tanto impacto tuvo en la comunidad?

Está en desarrollo realmente, apenas se está midiendo su impacto. Al menos ya tenemos la Ley de Métodos Alternos, ya contamos



con una maestría, se está implementando en la Procuraduría del Estado, a nivel nacional ya muchos Tribunales Superiores de Justicia cuentan con el Centro de Métodos Alternos, aquí en Nuevo León tenemos un Centro de Métodos Alternos excelente, que está trabajando muy bien, entonces ya va caminando.

¿Qué representa para usted o qué le signifíca haber sido la precursora, la estratega de todo esto?

Bueno, la realidad es que fuimos varios los precursores, tal vez como mujer sí fui la primera junto a varios compañeros varones y fueron ellos quienes empezaron con la inquietud, yo me sumé como servidora pública y realmente fue muy satisfactorio. Es gratificante el poder hacer algo que verdaderamente sirva, funcione, me convencí de los métodos alternos cuando estuve en ese diplomado en Querétaro, llegamos todos como abogados, muy escépticos sobre si esto funcionaría o no. También lo probé en la Comisión Estatal de Arbitraje Médico, donde estuve como abogada en la Unidad de Conciliación y de 30 asuntos que me tocó atender, 28 se resolvieron por Métodos Alternos, entonces cada vez me convencía de que esto funcionaría.

¿Qué ha representado para usted, como mujer, ser precursora de tantas cuestiones que se han podido implementar a nivel estatal, a nivel de gobierno y a nivel de leyes y políticas?

Mucha satisfacción, porque me he desarrollado en un mundo generalmente de varones. El trabajo que nos convence es por el que luchamos y cuando consideramos que un proyecto es bueno y vale la pena, pues hacemos el enorme esfuerzo por realizarlo y que destaque. Es muy satisfactorio porque han sido cosas que han permanecido, que no han sido efímeras, que permanecen con el tiempo, yo creo que esa es la principal satisfacción profesional

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y personal para mí. Son ya 25 años de carrera.

A lo largo de estos 25 años ha vivido un sinfín de anécdotas y experiencias, cuéntenos alguna que le haya definido, que le haya marcado en su carrera o en lo personal, o que le haya conmovido.

Podemos señalar anécdotas de trabajo: había casos curiosos que llegaban y parecían cosa de risa pero eran formales, como el de una señora en uno de los módulos, llegaba con un puerquito; se lo prestaron para que lo cuidara, una vez que creció el animal y tuvo su cría por ahí, fue a reclamarlo y estaba el conflicto de a quién le pertenecía, claro que se resolvió entre ellas mismas y cositas así, que en un momento dado, se hubiera hecho muy grande el problema.

Organizamos muchas cosas que son dignas de recordarse, como los matrimonios colectivos, veíamos como la gente que tenía tantos años de vivir juntos se emocionaban de llegar a eso, de vestirse de blanco, de llevar sus flores, era muy emotivo. O las actividades de muchos jóvenes de la colonia Independencia por ejemplo, que nos ayudaban a arreglar el módulo; era la forma en que buscaban un acercamiento, nos veían como autoridad pero tejíamos un vínculo de comunicación y con esa permanencia y constancia, pues veías que tenían mucha necesidad de ser escuchados, de ser atendidos, tener alguien que los apoye y los valore con otra perspectiva, más allá del muchacho que anda en la calle.

Ellos nos apoyaban, nos cuidaban, era la época en que a me daba un poco de miedo ir, y con el paso del tiempo me sentía protegida con ellos, nos veíamos como familia, como verdaderos amigos que van haciendo camino. Demostraron que como todos, son



personas que con un poco de oportunidad y esfuerzo, se podía trabajar porque en realidad, fue un trabajo de equipo, no podía ser de otra manera... organizábamos por ejemplo un paseo entre todos, una vez al año con nuestros propios recursos.

¿De día de campo?

Nos íbamos a la presa, a China, hacíamos algo que fuera productivo. Como anécdota de esfuerzo, también recuerdo que tuvimos una reunión toda la gente de la Procuraduría con el Gobernador, y nos preguntaron qué queríamos, él enfatizó que fueran deseos para efectos de trabajo. Nosotros nos pusimos de acuerdo y decidimos que un microbús nos hacía falta para trasladar a los muchachos, así como una pequeña imprenta, pues había muchos documentos que reproducir para los trabajos en la comunidad. Yo creo que fuimos los únicos que presentamos peticiones reales de trabajo y nos los concedieron ese mismo día. Eso nos dio mucho entusiasmo y ganas de seguir capacitándonos y capacitar al grupo porque teníamos que trabajar en proyectos que debíamos aplicar en los módulos.

En algún momento de su trayectoria profesional, ¿llegó a considerar su oficio peligroso o riesgoso? ¿Enfrentó algún tipo de intimidación o ataque en el desempeño de su responsabilidad?

Sólo al principio, cuando me tocaba ir a los lugares donde se estaban creando los módulos y me tocaba andar sola, sí me daba miedo, verdaderamente sí me daba miedo.

Las zonas ya eran conflictivas en ese tiempo, pero fuera de eso yo creo que no trabajamos con miedo por la gente. Llegamos a arriesgarnos al organizar unas mini olimpiadas con muchachos de todos los módulos, estamos hablando de las zonas conflictivas de

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la Independencia, de San Bernabé, de Sierra Ventana, hacíamos mini olimpiadas deportivas de competencias de futbolito, los transportábamos y trabajábamos en mantenerlos ecuánimes, porque empezaba el partido y empezaban los pleitos. Pedíamos apoyo a la Procuraduría pero aún así, la labor que hacíamos era más como amigos de ellos pues nos funcionaba mejor. Siempre hubo respeto, sólo una sola vez hubo un conato de violencia donde después dije: “Dios mío, qué estaba haciendo”. Empezaron a pelearse pero no llegaron a las manos y yo en medio y siendo árbitro de eso, si era muchísimo esfuerzo y responsabilidad para las mini olimpiadas, por lo demás, intimidación y esas cosas no.

El área en que se ha desenvuelto podría considerarse como un ámbito de poder, ¿cuál ha sido su experiencia al tener acceso a ese poder y cómo lo ha manejado?

Si el poder va con la responsabilidad, eso es fundamental. Para mí el poder es relativo, porque el poder implica que estamos en una posición donde tenemos que tomar decisiones y esas decisiones pues van a repercutir, entonces, en eso enfoco el poder nada más. Como autoridad, pues lo empleo para la coordinación, para tener acceso a recursos, para ese tipo de cosas, pero otro tipo de poder yo no podría hacerlo valer .

¿Qué les puede transmitir a otras mujeres de su saber, de su experiencia adquirida en todos estos años en la Procuraduría?

Una de las cosas que he aprendido y disfrutado es transmitir, enseñar cosas, afectos, conocimientos a quien desee aprender. Durante mucho tiempo traté de enseñar pero la gente no quería escuchar; cada persona tiene sus razones y vive de acuerdo a su propia experiencia. Afortunadamente he podido apoyar a personas y a mí me han apoyado mucho, me siento agradecida.



Creo que lo importante, lo fundamental, es no esconder los pocos o muchos conocimientos que tienes; en cuanto a las vivencias en la Administración Pública, trato de transmitir o heredar todo lo que sé. Sabemos que la mujer es la peor enemiga de la mujer, pues tratemos de hacer esto a un lado y hagamos lo posible por proyectar lo mejor de nosotras y quien quiera recibir un poco de experiencia lo hará, yo encantada de la vida de poder compartirlo.

En mi familia yo creo que lo máximo ha sido el reconocimiento de mi propio padre, en un tiempo consideré que él me veía como competencia, por su formación, sus orígenes, sus tiempos, un señor de muchos años y perteneciente a una época diferente. Sin embargo, me hacía un reconocimiento al darme la carga de mi casa en muchos aspectos, entonces, bueno, esto habla de un reconocimiento y a la vez del orgullo que sentía; en mi familia gracias a Dios, nos enseñaron muchos principios y valores en los que la convivencia es fundamental y eso es lo que creo, hace falta en la sociedad: la convivencia.

¿Cree posible que se pueda crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género, usted que fue precursora y abrió brecha en muchos sentidos?

Yo creo en el Derecho. En la Facultad cuando inicié mi carrera éramos cinco alumnas por grupo, en la actualidad, la Facultad de Derecho tiene más del 50 por ciento de alumnas mujeres entonces, en ese sentido, estamos avanzando y hay mujeres muy, muy preparadas que a mí me toca conocer y muy estudiosas.

Creo que la propia Procuraduría está avanzando en ese sentido a nivel estatal y, aunque ya tiene directoras de área donde antes no existían, todavía falta que nombren a muchas mujeres

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de directoras, porque todavía no hay las suficientes. En lo que corresponde al Ministerio Público, es un área muy difícil, mis respetos verdaderamente porque es de las más difíciles dentro de la Administración Pública por todo lo que les toca vivir.

La mujer que llegue a dirigir ahí, deberá tener un verdadero conocimiento y amor por la materia penal y la materia familiar, por supuesto. Mi respeto a todos los agentes y las agentes del Ministerio Público porque es una labor ardua, están en el área de investigación donde se van desarrollando soluciones o se observan conflictos mayores. En esa área sí falta mucho apoyo a la mujer, tanto en la atención que deben recibir por parte de psicólogos cuando llegan con graves conflictos a denunciar, como a las mujeres que trabajan ahí. Se les debe apoyar porque son muchas las emociones que ahí se viven. Las mujeres que ahí laboran se multiplican, se dividen para atender la función pública, pero también para llegar a su casa y atender a sus hijos entonces, en ese sentido se les debería apoyar un poco más, ver la manera de cambiar las cosas.

En el Derecho se están cambiando otras, pienso que en esto se hacen cosas que aparentemente son para la mujer pero de repente no les beneficia, creo que se deben hacer los cambios pero de fondo, en la cuestión de salarios, porque me parece que a los varones les pagan más que a las mujeres. No sé porqué, todavía no lo entiendo pero tal vez se deba a que muchas de las políticas fueron creadas en un principio por hombres, y las mujeres vamos avanzando en esa área, y poquito a poco se van resolviendo cosas, aunque hace falta avanzar más, creo que debe existir una mayor cantidad de servidoras públicas con puestos directivos.



La felicitamos por esa trayectoria tan amplia, tan diversa, tan rica, le agradecemos que nos la comparta porque nos parece justo darle su lugar a cada una de ustedes que fueron precursoras y siguen en el quehacer diario, además deja muchas enseñanzas, muchas experiencias y esto lo queremos revalorar. Le agradecemos nuevamente su tiempo a esta entrevista, ¿algo más que quiera agregar?

Sí, hay que enfatizar que como servidoras públicas, como directoras o desde la posición que tengamos, siempre es un trabajo de equipo y es lo que debemos fomentar. Pensemos en ello a la hora de desarrollar proyectos, escuchemos las sugerencias de los que más saben y siempre hagan su mejor esfuerzo. Ojalá y estuvieran aquí muchas mujeres con las que me tocó colaborar porque es cierto que la mujer pone mucho empeño en su labor, hago un reconocimiento a todas y cada una de mis compañeras.

4 de julio de 2007.

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Nació el 13 de agosto de 1978 en Monterrey, N.L. Sus padres son Juan Antonio Flores Castillo y Guadalupe Carrillo Palacios. Es soltera y no tiene hijos. Estudió en la Facultad de Derecho y Ciencias Jurídicas, en el Centro de Estudios Universitarios, tiene además estudios de posgrado en la Facultad de Derecho y el Colegio de Criminología de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

En 2001 fue nombrada delegada del Ministerio Público y a principios del 2007 recibió su nombramiento como agente del Ministerio Público. Actualmente se desempeña como titular de la Agencia del Ministerio Público adscrita al Juzgado Primero de Preparación de lo Penal del Primer Distrito Judicial en el Estado. Asimismo ha tomado los diplomados en Derecho Civil en el Centro de Estudios Universitarios y un diplomado en Juicios Orales en la Facultad de Derecho de la UANL.

ANNEL FLORES CARRILLOAgente del Ministerio Público adscrita a

la Dirección General de Procesos y Amparos



Bienvenida, Annel, coméntanos, ¿qué te motivó a elegir la profesión de abogada?

Bueno, pues conocer el estudio de las leyes, me llamaba mucho la atención sobre todo para poder ayudar a la gente. Eso fue desde un principio, saber sobre los derechos de todos, las garantías que tenemos como ciudadanos. Me llamaba la atención desde la preparatoria, ahí fue cuando empecé a interesarme.

¿Hubo algún maestro que te haya motivado en la preparatoria?

No, yo sola, me llamaba la atención y decidí, desde la prepa, entrar a estudiar a la carrera de Derecho y Ciencias Jurídicas.

¿Había en tu familia algún abogado?

No.

¿Eres la primera abogada en tu familia?

Sí, la primera en mi familia, así es.

¿Qué ha representado para ti en tu entorno familiar y con tus padres?

Bueno, algo muy bonito, de hecho mi hermano y yo estudiamos al mismo tiempo…

¿La misma carrera?

Sí, pero ya él tomó otro rumbo; yo sí me incliné desde un principio, por el área penal. Para mi papá era algo muy importante, se sentía orgullosísimo de saber que estudié esta carrera, pues te comento

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que a él también le llamaba mucho la atención esta carrera. Él es comerciante, pero es muy estudioso de las leyes, le gusta mucho leer, tal vez por eso me enfoqué mucho sobre esta carrera.


En el año de 1998 entré de meritoria en una Agencia del Ministerio Público Investigadora y duré poco tiempo, unos ocho meses, me tuve que salir de ahí porque necesitaba percibir algunos ingresos, todavía estaba estudiando mi carrera. Cuando ya me faltaba como un año para terminar volví a entrar a la Agencia del Ministerio Público haciendo el servicio social, ahí fue cuando regresé, en 1999.

¿Dónde hiciste el servicio social?

En una Agencia del Ministerio Público Investigadora en Monterrey, cuando terminé me quedé como meritoria, ya después se me dio una oportunidad para escribiente, presenté los exámenes y me quedé. Posteriormente hubo oportunidades para delegada de Ministerio Público, presenté el examen, lo acredité y me quedé como delegada, y pues me fue interesando más el tema porque vas escalando posiciones, es muy bonito todo empezar desde abajo, porque lo vas construyendo por méritos propios. A inicios del 2007 se brindó la oportunidad para ser agente, presenté el examen y lo acredité, desde febrero de este año soy agente del Ministerio Público.

¿Llevas poco tiempo?

Sí, como agente sí tengo poco.

Lo cual no significa que no haya experiencia…



Pues sí, porque desde 1998 estoy como meritoria.

El hecho de ser mujer, ¿te ha representado un obstáculo en lo laboral o profesional, tomando en cuenta que se conocía que estas carreras eran para hombres?

No, la verdad no se me ha hecho difícil, al contrario, siento que hay muchas oportunidades ahora para la mujer, sobre todo en este ámbito.

Tus maestros de la Facultad, ¿no hacían bromas pesadas?, o tus primeros jefes, en torno a una mujer dentro del Ministerio Público…

Pues no, no recuerdo que me haya tocado algo así, al contrario me ha tocado un ambiente muy padre y porque ya hay más oportunidades para la mujer.

¿Qué representa para ti, como mujer, ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y de procuración de justicia?

Significa una responsabilidad muy importante, el hecho de poder ayudar a la sociedad, a la gente, a mis representados, es un orgullo y una satisfacción, algo muy bonito.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrentas en tu esfera de acción?

Sobre los avances hemos visto cómo se han ido modificando las leyes, ha habido muchas reformas, sobre todo en lo que es el área de procuración de justicia, como podemos ver ahora, en los Juicios Orales; es magnífico todo esto, saber que los procesos

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terminan en mucho más corto tiempo, ahora no necesitas traer a la gente con vueltas y de arriba para abajo. Esos avances han sido muy buenos para el área de procuración.

En cuanto a los retos pues, cada día nos obliga a prepararnos más para poder ayudar a la sociedad, a las personas y para conseguir el objetivo de ayudar a tus representados en todo porque, algunas veces, la gente llega contigo y no sabe de qué se trata, no le explican lo que debe hacer en cuanto a los problemas que trae, van todos desorientados y es un reto para mí cada día prepararme bien, constantemente.

¿A tu generación le tocó abrir las agencias especializadas?

Así es. Antes era más genérico y ahora ya hay especializaciones como el área de Justicia Familiar, de Delitos Sexuales, y está muy bien, porque se les brinda un trato más especializado al tipo de delitos, de casos.

¿Qué significa para ti tener en tus manos decisiones tan importantes como la libertad de una persona, o definir quién es presunto responsable, si existe o no un delito?

Es una responsabilidad muy importante para mí saber que está en mis manos ese tipo de situaciones, y un reto como te decía, porque debes prepararte constantemente pues es una responsabilidad muy grande y siento orgullo de hacerlo, de trabajar en esto que realmente me encanta hacer.

Supongo que tienes muchas anécdotas, ¿hay alguna que nos quieras compartir?

Muchas experiencias, una de las que recuerdo más es de cuando



yo estaba en una agencia adscrita como delegada y atendí el caso de un abandono de familia, acudió conmigo una señora con sus hijos, eran de bajos recursos y me tocó darle la pensión a ella, continuar con el proceso después de la consignación, aportar todas las pruebas necesarias y ver que al final se dictara una sentencia a favor de ella.

Fue muy satisfactorio el hecho de poder ayudar a la gente en asuntos tan delicados; quizá, como mujer, lo sientes más por la sensibilidad que poseemos, es un logro muy padre y así como eso, han sido muchos los casos, que me llenan de satisfacción.

Ahora que lo mencionas, ¿crees que haya diferencia en el trato hacia la víctima, que el AMP sea mujer u hombre? Por la manera como se percibe el asunto, como se lleva, la psicología, la sensibilidad…

Tal vez en ciertos delitos sí conviene que sea mujer quien los atienda, no quiero decir que porque sea un hombre vaya a tratar mal a las víctimas, pero en ciertos delitos o asuntos, como el de la familia o la violencia familiar o sexual, a veces es necesario que haya esa sensibilidad como mujer y ponerte más en el lugar de la víctima. Tal vez algunos hombres son un poco más fríos en ese aspecto, aunque también hay mujeres que lo son, pero sí creo necesario que ciertos delitos sean manejados por mujeres.

¿Consideras peligroso tu oficio?, ¿has sufrido algún tipo de ataque o intimidación en tu ejercicio profesional?

No lo considero peligroso porque siempre hay que tratar de apegarte a las leyes, de aplicar la ley correctamente, creo que si te vas por ese camino y haces las cosas bien, no tienes nada que temer. Y no creo que sea peligroso.

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¿Has enfrentado algún hecho de corrupción o intento de soborno?

No, no me ha tocado en lo personal.

El área en la que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cómo manejas el tener acceso a este poder?, ¿cuál ha sido tu experiencia?

No considero que sea un ámbito de poder, más bien considero que es una oportunidad para tener acceso a la aplicación de las leyes; esta es una oportunidad para apoyar a la sociedad, a tus representados, y debes manejarla de esa forma, apoyando a la gente. No lo veo como un poder, sino como una oportunidad de ayuda, de apoyo, a toda la gente que está involucrada en ciertos hechos, hablando del área de procuración de justicia.

¿Cómo transmitirles a otras mujeres tus conocimientos, tus experiencias adquiridas en todo este tiempo en la procuración de justicia?

Pues compartiéndoles mis experiencias como servidora pública, diciéndoles que tienen que prepararse, tomar decisiones sobre lo que quieran hacer y principalmente voluntad porque muchas veces quieren hacer las cosas, quieren llegar a ser alguien, pero si no tienen esa voluntad para superarse no lo van a conseguir.

También apoyando a las nuevas generaciones, compartiendo mis experiencias, pocas o muchas, para que las puedan aplicar si de algo les sirve; prepararse constantemente, deben leer mucho, algo que para mí es básico porque hay reformas en la legislación y es necesario siempre estar actualizados.



¿Consideras posible que se cree un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Sí lo creo posible pero, en lo personal, considero que no se debe enfocar a un género en específico, ya que la procuración de justicia no es exclusiva de un género. Como te mencionaba hay ciertas áreas en las que sí es necesaria la presencia de las mujeres, hay otras en las que debe haber varones, entonces sí lo creo posible, pero en lo personal no creo que sea bueno hacerlo de esa forma, lo ideal es trabajar en equipo mujeres y hombres.

¿Crees que hay mujeres lo suficientemente capaces, dentro de la procuración de justicia, para que tengamos otra Procuradora?

Claro que sí, hay muchas mujeres muy preparadas, con mucha experiencia en el área de procuración de justicia y sería bueno tener otra Procuradora mujer.

Te agradezco mucho tus respuestas y tu tiempo.

7 de mayo de 2007.

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Nació el 1 de junio de 1965, en San Pedro, Coahuila. Su madre es Gracia Dueñas Salas y su padre, Casimiro Ortiz Chávez. Es soltera y no tiene hijos. Es egresada de la carrera en Derecho por el Centro de Estudios Universitarios (1987). Se ha desempeñado como delegada del Ministerio Público adscrita a distintos hospitales de la localidad: Universitario, de Zona y Metropolitano, de 1992 a 1994, entre otros.

Posteriormente, como agente del Ministerio Público estuvo adscrita a la Visitaduría, a la Dirección de Agentes del Ministerio Público Auxiliares; al Juzgado Mixto de Primera Instancia en Linares; también como AMP Investigador en Guadalupe y Santa Catarina, de 1995 a 2003. En 2004 fue Directora de Policía en el municipio de Santa Catarina.Tiene estudios de posgrado en el Centro de Estudios Universitarios en el área de Administración y Relaciones Públicas. También inició estudios de posgrado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en el área de Derecho Penal.

ARMIDA ORTIZ DUEÑASAgente del Ministerio Público adscrita

al Juzgado Sexto Penal



Armida, bienvenida a esta entrevista, cuéntanos, ¿cuándo te viniste a vivir a Monterrey?

Yo llegué a vivir a Monterrey cuando tenía 14 años, precisamente con la intención de entrar a la escuela y tener otras oportunidades universitarias.

¿Cómo es que elegiste la carrera de abogacía?, ¿qué llamó tu atención?

A mí se me daba mucho el área de las Ciencias Sociales desde que era adolescente y me gustaba mucho explicar lo que iba aprendiendo, era buena estudiante, en química obtenía dieces. Hubo un momento en que dudaba entre estudiar ingeniería o alguna área social, pero tenía que ser una carrera que me permitiera estar en contacto con la gente, aunque por mi personalidad aguerrida no podía ser enfermera ni trabajadora social ni maestra, pues sabía que no me sentiría tan a gusto.

En realidad desde niña tuve la vocación para hacer algo ágil, algo más dinámico, porque así soy yo, como que más agresiva y me dije que la abogacía sería lo mío, ahí tendría contacto con la gente y la oportunidad de realizar mucho por ella, que a las mujeres se nos da bastante. Buscaba también algo que no chocara con mi temperamento, donde pudiera vivir, ganar dinero y mantenerme y me di cuenta que la abogacía reunía todos los requisitos, fue vocación realmente.

¿En tu familia ya había abogados o alguien a quien le siguieras los pasos?

No, ni un profesional, ni en hombres ni en mujeres. En mi familia ser abogado era de otro mundo.

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¿Fuiste la primera abogada?

Sí y abogada mujer; en realidad hubo un momento que hubo un choque cultural en mi familia, porque la niña, decían, era muy rebelde.

¿Tienes varios hermanos, hermanas?

Sí, seis hermanos hombres y dos mujeres.

¿Se les dificultaba estudiar por razón de ser mujeres?

No, en su momento creo que mi principal complicación tuvo que ver con mi temperamento, en el sentido de que mi padre era de la idea de que yo tuviera una pareja e hijos. No nos forzaba a nada, pero era una cuestión cultural y generacional, sus ideas, y pues yo no tenía la intención de seguirlas.

Cuando decidiste estudiar abogacía, ¿qué te dijeron?

Más bien, primero decidí trabajar para independizarme económicamente, para poder estudiar y tomar mis propias decisiones.

¿A qué edad empezaste a trabajar?

A los 16 años y a los 17 me independicé. Empecé en la (escuela) nocturna a estudiar Derecho y ahí hubo otro choque.

¿Llegaste sola a la ciudad?

No, con toda la familia: mis padres, mis hermanos y hermanas. De alguna manera todos traíamos el plan, cada quien en lo individual,



de materializar su proyecto de vida y el mío era, definitivamente, independizarme económicamente y tomar mis decisiones.

El estudiar, trabajar e independizarte tan chica, ¿te trajo conflictos familiares?

No conflictos familiares, más bien era el choque cultural, por ejemplo, cuando me inscribí en la preparatoria nocturna y le comenté a mi papá, me cuestionó: “¿Cómo que a la nocturna? ¡Vas a salir como a las once de la noche!”. Yo contestaba muy tajante que sí, y le decía: “Si el señor tiene dudas o alguien más tiene temor, que me sigan el paso, son bienvenidos”, y ese tipo de conflictos.

O cuando se requirió que yo tuviera un auto para poder hacer mi rutina de la escuela y el trabajo, de alguna manera mi papi me obstaculizaba, él tenía vehículos y yo le decía que me vendiera una camioneta y me decía que no, porque la necesitaba… y más tarde, se las regalaba a mis hermanos.

¿Se vuelve un reto para ti en ese momento, el estudiar y trabajar y remar contra la corriente?

No fue tanto así porque el proyecto ya estaba y tenía muy claro que si mi familia me apoyaba sería bueno, pero si no, yo seguiría y así se los externaba: voy a ser abogada con ustedes o sin ustedes.

¿Cómo llegas a ser agente del Ministerio Público?

Busqué la ocasión, la oportunidad: entré a trabajar a una empresa, estudié primero técnica de Contaduría y mientras trabajaba estudiaba Derecho en la nocturna; hice mis ahorros y llegó el

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momento en que dije: “bueno, voy a renunciar a mi empleo en la oficina y voy a sobrevivir el tiempo que sea necesario con mis ahorros hasta que logre una plaza en el área penal”.

Lo tenías muy bien definido…

Demasiado claro, de hecho pasaba yo por la casa de mis padres y recordaba mis días en la preparatoria, cuando se suscitó una fuga o una tentativa de fuga en el Penal, hubo muertos y heridos, helicópteros y cuanta cosa y pensaba: “Algún día yo voy a estar por ahí”. Siempre estuvo la idea en mi cabeza y busqué la oportunidad. En una ocasión, una compañera de la universidad me invitó a hacer méritos en el Palacio de Justicia y desde entonces, no hemos parado. Ya voy a cumplir 20 años ahí.

¿Recorriste todas las áreas?

Desde meritoria, donde duré un año, después me dieron la plaza como delegada del Ministerio Público, en la que duré como cinco años más, estuve adscrita a hospitales, recorrí las cárceles y en todo ese tiempo, estuve muy a gusto.

¿Estabas en el área dura?

Sí, de hecho, circunstancialmente, a pesar de que estaba muy chica, me tocó trabajar en el área más dura de la Procuraduría.

¿Cómo lo sobrellevaste, porque culturalmente se conoce éste como un mundo de hombres al que difícilmente las mujeres tenemos acceso?

El área era difícil; en aquellos tiempos el Ministerio Público no estaba concebido como lo está ahora. En aquellos años el poder



de los policías sobrepasaba al de los abogados, era muy fuerte la influencia política y jurídica y la voz de los policías estaba muy por encima del Ministerio Público. Estamos hablando del Ministerio Público regido por varones. Damas en aquellos años, recuerdo muy pocas, había un par de abogadas AMP, pero en cuestiones civil y familiar, dando asesorías en asuntos de divorcio y esas cosas.

Había una generación (de mujeres) adelante de mí, esas compañeras también empezaron en el área dura. Recuerdo que el cargo de agente del Ministerio Público lo mirábamos algo lejano y de pronto ¡pum!, recuerdo que llegó el licenciado Rogelio Palomino a quien, en una plática, le comentábamos que había muchas abogadas (mujeres), creo que él fue quien detonó que las mujeres tuviéramos entrada a ser titulares de las Agencias del Ministerio Público.

Me acuerdo que estábamos en el de Averiguaciones Previas y le dice a Ana María Pizaña: “¿Quiere ser investigadora?”. “Sí”. “Pues váyase, hay un secuestro en Cerralvo, resuélvalo”. Estábamos por ahí escuchando las demás compañeras y me dice: “¿Quiere ser jefe de una oficina?, hay muchos retos, no vas a estar cruzada de brazos, ¿puedes con el reto?”. Entonces pues ahí era donde todas íbamos a decidir si podíamos y queríamos o no, con todas sus consecuencias. Muchas dijimos que sí.

Antes de él ¿que obstáculos sentías, vivías discriminación?

Más bien, acoso sexual. No se me olvida que las mujeres estábamos totalmente cohibidas, todas muy claras en lo que queríamos y en buscar una oportunidad, éramos muchachitas de 19 años y con fuerte temperamento y no nos dejábamos. Ahora, 20 años después, nos volvemos a encontrar y la que era refunfuñona,

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sigue siendo refunfuñona, y la que era sociable sigue siendo sociable, pero todas muy claras en cuanto a lo que queríamos profesionalmente. Recuerdo que les decíamos a los varones de nuestra edad: “Oye, ¿cómo hago esto?! Y nos respondían: “No tengo oportunidad, no tengo tiempo, ahorita no te puedo explicar”, les preguntábamos sobre cómo hacer tal o cual trámite que nos encargaban y nos decían que no tenían tiempo.

¿Las obstaculizaron? ¿Había celo profesional?

Ellos no llegaban a ser groseros y no creo que tuvieran el poder para obstaculizarnos, simplemente sin ser groseros, no te permitían aprender, entonces el infalible “plan B”: en las tardes me quedaba a leer y a estudiar, comparaba, deducía y checaba, me decía que tal vez esta sería la única ocasión en que me involucraría en esos temas y nos equivocábamos todas. El único obstáculo de parte de ellos fue ése. De parte de los jefes, como sucede en todo el mundo, cuando les pedíamos su ayuda había algunos muy paternalistas, había otros que decían que así era el sistema o que tal vez no era nuestro momento. Pero había otros, francamente, acosadores sexuales.

¿Cómo le hacían en estos casos?

En mi caso, insisto, siempre he sido muy clara siempre en mis ideas y cuando me decían que si los podía ver fuera de la oficina, yo les decía: “Sí, cómo no, ¿dónde quieres que comamos?”, ellos insistían en que no hablaban de comer, sino de algo más… y les respondía que yo obtenía mis ingresos trabajando en la oficina, no de otra manera y que mis padres me mantenían.

¿Y cómo reaccionaban a eso?



Francamente frustrados, enojados, y yo con mucha entereza y satisfacción.

Al negarte, ¿te obstaculizaban el trabajo?

Bastante, hacían malas referencias de mí: que era rebelde y que no obedecía. Se daban el gusto de seguir mi trayectoria a donde fuera.

Eso era hostigamiento…

Sí, en lo personal sí lo padecí, y decían otras compañeras: “Pero ¿por qué tú?”. Supongo que fue una combinación de situaciones pues me veían chiquita de edad y físicamente, entonces pensaban que era una personita fragilita, una mujercita pequeñita, chaparrita, aparentemente frágil y les pacería un blanco fácil para el acoso, pero no contaban con que mi temperamento era fuerte.

¿Había manera de poner a estos acosadores en su lugar o lo dejaban pasar?

Es que es una fama pública, pero nadie lo quiere asumir.

Y no era considerado como delito…

En aquellos años no existía el delito de acoso sexual y una tenía que sobrellevarlo de alguna forma, ahí se reflejaba la educación y las reglas que te enseñan en tu casa, en tu hogar, pero sí te causan sinsabores; situaciones como ésas te ofenden enormemente, pero si tu base familiar es sólida, en el trabajo y en la vida vas a conseguir lo que quieras. Pero así como había personas desagradables, había funcionarios paternalistas que de alguna manera nos enseñaban a ser fuertes, en algún momento

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tuve mis dudas de seguir, de continuar o de irme, y nos hacían ver que el mundo era duro y que teníamos que sobrellevarlo si no, no teníamos el carácter para continuar ahí.

¿Esa era la enseñanza?

Tuve un jefe, un director con mucha experiencia, que me miraba con excelentes ojos profesionales y con gran calidad humana que siempre me aconsejó bien. Me decía: “Cuando no te duela lo que ves aquí, vete, porque quiere decir que ya perdiste la sensibilidad al dolor de las demás personas, que ya te deshumanizaste”.

¿En que año te nombran agente del Ministerio Público y en qué área?

Fue en 1994 y siempre he trabajado en el área penal.

¿Tuviste jefes proteccionistas, de los que no te mandaban a ver sangre porque eres mujer?

Eran especialones, porque por un lado bien que nos mandaban a dar fe de accidentados, veíamos cadáveres, etcétera, pero por otro lado, nos decían: “¿Puedes o no puedes?, ¿vas a llorar, vas a temblar?, ¿puedes o no puedes?”.

Yo lo veía como un reto no como un afrenta; era una oportunidad y dependía de nosotras si la tomábamos o la dejábamos. Yo en lo personal no quería seguir con el estigma de que las mujeres somos lloronas, de que somos sensibles, de que no tenemos control de nuestros impulsos, de que somos pura emoción. Yo les quería demostrar que además de todo eso, las mujeres también somos profesionales y que si veías una situación difícil, pues la víctima o los familiares de las víctimas no esperan verte llorar,



sino esperan que les ayudes a resolver sus problemas.

Muchos años después te enteras por Discovery Channel, que los hombres no son tan listos, que también tienen miedos y no les gusta ver cadáveres, todo eso lo intuías pero ahora estamos seguras: también hay hombres llorones.

¿Qué representa para ti, como mujer, haber ingresado al mundo de la investigación, de la persecución de delitos, de la procuración de justicia?

Para mí siempre ha sido una cuestión meramente profesional, es una forma de hacer lo que me gusta y además vivir decorosamente, dignamente. Es muy satisfactorio porque me doy cuenta que tengo la vocación desde los 12 años de edad; sabía que no podía pedir, estirar la mano y depender de alguien, no concebía mi vida así. A los 12 años cuestionaba todo, eso me ha ayudado mucho en mi profesión, pues me gusta averiguar, investigar y ser abogada del área penal es lo que quiero, y donde trabajo con mucha dignidad.

¿Cuáles son los retos que enfrentas en tu esfera de acción y los avances que observas?

El derecho es cambiante pues se va adecuando a la sociedad, se legisla constantemente y nosotros tenemos que estudiar y adecuarnos a los tiempos. El reto en aquellos años era aprender y donde me pusieran, ser competente. No me importaba si era a nivel de investigación, a nivel juzgado, o a nivel de estudio. De hecho, yo pasé por todas las áreas y todas las direcciones de la Procuraduría y conocí todas las áreas, desde la operativa, la de contacto con las víctimas, de asesoría legal y la de Agente de Visitaduría, en el Consejo Tutelar para Menores, cárceles,

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hospitales. Mi reto profesional en aquellos tiempos era pasar por todas las áreas para aprender y conocer.

Te das cuenta de que hay asuntos muy delicados en cuanto a delitos patrimoniales, en cuanto a violación, porque hay de violaciones a violaciones, el reto es diario porque no nada más en cuanto a la legislación, ahora estamos en cuestiones de narcotráfico, y dices ¿qué vamos a hacer?, en lo legal ya se está trabajando pero el reto diario es cambiante y hay mucha adrenalina que te produce cada día, cada caso. Yo bromeo y les digo a mis compañeros de trabajo que no necesitamos doparnos, con el café y la adrenalina diaria tenemos.

¿Algún caso, anécdota que recuerdes que te haya marcado, que te haya conmovido y que nos quieras compartir?

Yo vivo el día a día y para mí todas las personas son importantes, todos los casos son importantes, aun sabiendo que hay de robos de diez pesos o robos de miles y miles de millones de pesos. Así como vives cosas difíciles y fuertes, también vives cosas bonitas y humanas.

Recuerdo que cuando estuve en el Consejo Tutelar, con niños menores de edad, decía: “¿Cómo es posible que los adultos no podamos encausarlos bien, con nuestra limitaciones, pero darles cariño y orientación para que sean alguien en la vida?”. Aún con pocos recursos, pueden ser felices. Un caso me enterneció: Llegaron dos hermanitos que los habían agarrado robando. Era un niño y su hermanita y me puse a platicar con ellos, le preguntaba al niño ¿por qué robaste?, y como que no encontraba una respuesta le dije: “Estás bien bonito, deberías de portarte bien porque cuando seas adulto vas a ser un muchacho bien apuesto, y vas a tener una novia bien bonita que te va a querer



mucho, pero la oportunidad de ser feliz no va a llegar si no te portas bien”.

Al final salió libre, y a los pocos días regresó la hermana y quiso entrevistarse conmigo para decirme que estaba muy contenta y que me agradecía porque, gracias a mis palabras, su hermano se arreglaba todos los días y decía que se iba a portar bien para esperar a la novia que yo le dije que llegaría. En ese entonces yo tenía 22 años y me conmovió. La recuerdo con cariño porque en ese momento, descubrí el poder de las palabras.

¿En algún momento has considerado peligroso tu oficio? ¿Has enfrenado algún tipo de ataque o de intimidación en el ejercicio de tus responsabilidades?

Definitivamente, como servidor público existe el riesgo o la posibilidad de que alguien se enoje o moleste por nuestro trabajo. Directamente nunca he recibido una intimidación, pero no es un secreto lo que sucede en Nuevo León (inseguridad), eso del peligro es del conocimiento público. Si en cualquier momento me asignan una tarea donde tenga que tener contacto con ese tipo de delitos, definitivamente es posible que corra riesgos.

El área en la que te desenvuelves es un área de poder ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder? y ¿cómo lo manejas?

Me queda claro que desde el momento en que estamos en el área policiaca, la ley nos da poder, pero no debe ser un poder mal entendido. Lo que yo hago no es más que cumplir con las funciones que ésta nos concede y cumplir con mis obligaciones, si fuera más allá del poder que la ley me da, sé perfectamente que esto traerá consecuencias, para ello está la Comisión de Derechos

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Humanos. No creo que haya gente que lo asuma en nuestro ámbito como poder-poder, creo más bien en un concepto más profesional en el sentido de decir: Estoy ejerciendo la ley. Quien la traspase, se arriesga a perder toda su trayectoria profesional.

Ahora que mencionas lo de la trayectoria te pregunto, ¿qué les podrías heredar, enseñar, transmitir a otras mujeres que apenas comienzan, de tus 20 años de desempeño profesional?

Nunca he sido egoísta con lo poquito que sé, desde chica me gusta enseñar y en este caso, mis conocimientos en la Procuraduría ni se diga. Siempre he dicho que el pastel es enorme, que no pasa nada si a mi auxiliar de la oficina, o a mis ocho auxiliares de la oficina les comparto esa experiencia, lo hago con mucho gusto así con hombres y mujeres, yo no tengo complejos de distinguir entre hombres y mujeres, los trato por igual, los respeto mucho y les exijo lo mismo.

¿Consideras que en tu generación hay mujeres precursoras, que abrieron brecha?

Totalmente. A las de mi generación nos tocó ser precursoras como agentes del Ministerio Público, en todos los renglones, nos tocó por primera vez investigar, vimos a la primera mujer agente del Ministerio Público, la primera delegada que se fue a ver los cadáveres, etcétera.

Muy valioso sobre todo para este libro…

A la mujeres de 40 años y más, nos tocó ser las precursoras de muchas cosas en la procuración de justicia, yo les digo a las muchachas que se esfuercen mucho y hagan su luchita por ser mejores, porque de alguna manera ya tienen todo hecho, tienen



puesta la mesa, entonces no me queda más que exigirles que sean unas buenas abogadas.

Armida ¿has enfrentado hechos de corrupción en el desempeño de tu trabajo como servidora pública?

Siempre está latente la posibilidad de que alguien te aborde, no voy a negar que sí ha habido personas que se me han acercado pero yo creo que tienes tu escala de valores y les dices ¡no, gracias!, con todo y sus consecuencias, porque estamos hablando de que molestas a las personas que están involucradas en algún proceso y que, en ocasiones, tienen poder económico y poder político, pero sientas el precedente sobre tu personalidad porque todo el tiempo dices no, y si te vuelves a encontrar a esa persona, ya sabe que te debe respetar y que contigo no va a tener ningún entendimiento de ese tipo. Siento que me ha ido bastante bien en ese sentido, he sentado las bases de calidad en mi trabajo.

¿Crees posible que se pueda crear un modelo de justicia con perspectiva de género?

Yo creo que sí, cada vez se superan más las expectativas de lo que podemos hacer (las mujeres), creo que nos hemos ido superando y me da mucho gusto decirlo en la Procuraduría y en el Poder Judicial. Todavía hay quienes se sorprenden de ver mujeres jueces, mujeres agentes del Ministerio Público (somos demasiadas), ahora ya convivimos hombres y mujeres.

¿Antes no?

No, antes estábamos por debajo de los rangos, de las categorías, los AMP no hablan con los delegados, los delegados no se juntaban con los escribientes, y los escribientes maltratan a los meritorios

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y ahora no. Lo que sí es cierto es que no es fácil, las mismas mujeres obstaculizamos a las mujeres, se ha creado una leyenda urbana, ¡pero es cierto! es triste, pero es verdad.

¿Hay que buscar las empatías entre mujeres y no rivalizar?

Creo que es cuestión de aplicar la psicología. Hace unos días platicaba con una amiga psicóloga que me decía que todavía estamos viviendo una brecha generacional; mujeres de mi edad todavía traemos la lección de nuestras madres y nuestras abuelas que conseguían cosas a través de recursos como el chantaje sexual o las lágrimas y muchas mujeres todavía tienen esa educación, lamentablemente, y me atrevo a decir que muchas mujeres de mi generación, compañeras del Ministerio Público, chocamos por razón de conceptos generacionales.

Te agradecemos mucho esta plática tan interesante, ¿algo más con lo que quieras concluir?

Nada más decir que es un tema un tanto polémico, pero yo me siento muy contenta en el desempeño de mi trabajo, las expectativas que yo misma me planteé hace años no han estado equivocadas, las he ido cumpliendo y he obtenido muchísimas satisfacciones a pesar de los salarios, de los horarios tan pesados, de lo sufrido que puede llegar a ser este trabajo, pero difícilmente en otro oficio consigues como premio la adrenalina. Me veo cuando tenía 12 años y veo a aquella muchachita y me siento satisfecha con todo lo que he logrado.

Gracias por tus comentarios.




Nació en Monterrey, N.L., el 4 noviembre de 1980. Es hija de Rafael Rodríguez Lugo y Martha Chaires Muñiz, ambos, originarios de la entidad. Es soltera y no tiene hijos. Es egresada de la licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Inició su trayectoria laboral como meritoria en la Agencia del Ministerio Público Investigadora Número 2 del Segundo Distrito Judicial, en Guadalupe; también se desempeñó como escribiente en la Secretaría Particular del Procurador General de Justicia en el Estado.

Recibió su plaza de escribiente en 2001 y la asignaron a la Agencia del Ministerio Público Investigadora Número 5 del Primer Distrito Judicial. En 2004 fue nombrada delegada del Ministerio Público y asignada a la Dirección General de Averiguaciones Previas. En 2007 recibió su nombramiento de Agente del Ministerio Público Adscrita al Juzgado Segundo de Preparación de lo Penal del Primer Distrito Judicial, cargo que ocupa actualmente.

DENISSE AMALIA RODRÍGUEZ CHAIRES

Agente del Ministerio Público adscrita al Juzgado Segundo de Preparación Penal



¿Qué te motivó a elegir la profesión de abogada?

Pues el que se hagan respetar las leyes, la legislación y, sobre todo, las garantías individuales con las que contamos, que son muy importantes.

¿En qué momento te diste cuenta de que querías ser abogada? ¿en la primaria, en secundaria o en preparatoria?

Desde la primaria, fue durante el transcurso de la primaria.

¿Había o hay alguien en tu familia antes que tú, que fuera abogado y hayas querido seguir sus pasos?

Sí, varios familiares cercanos.

¿Y de ellos tomaste la idea?

Sí.

Platícanos de tu trayectoria desde que estabas en la Facultad hasta que llegas a ser agente del Ministerio Público, de todo ese camino recorrido…

Ok, bueno, cuando estaba yo en cuarto semestre de la carrera de Derecho inicié haciendo unas prácticas en una Agencia del Ministerio Público Investigador en el municipio de Guadalupe, esto fue en el año 2001, donde comencé haciendo prácticas.

Posteriormente hubo varias plazas vacantes para ocupar el puesto de escribiente, se me encargó una de ellas, así como a otros compañeros, eso fue en el 2001. Después, en el año de 2004, se lanzó una convocatoria para ocupar el puesto de delegado de

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Ministerio Público y participé en esa convocatoria presentando los exámenes correspondientes. Los acredité todos, al igual que otros compañeros. Una de esas plazas, fue la adscrita en la Dirección General de Control de Procesos, en la que fui aceptada y posteriormente en la Dirección General de Averiguaciones Previas, eso sucedió a inicios del 2007.

En este año, de igual manera se abrieron convocatorias para agente del Ministerio Público, participé en esa convocatoria, presenté los exámenes correspondientes, los acredité, y así, como a otros compañeros, se nos otorgó la plaza de agente del Ministerio Público.

O sea que, hasta el momento de esta entrevista,¿tienes apenas unos cuantos meses como Agente del Ministerio Público?

Así es.

Y esta experiencia, ¿te ha resultado fácil o difícil?

Pues como todo, ¿no? Creo que tengo una gran responsabilidad, y me he topado con ciertas situaciones, pero gracias a Dios todo ha salido muy bien y pues, preparándome para desempeñar muy bien mi trabajo, sobre todo tengo que estar preparada y actualizada, para desarrollar bien mi trabajo.

¿Qué representa para tí, como mujer, el ingresar en esta área de la Procuración de Justicia, de la persecución de delitos, de la investigación?

Bueno, en lo personal es una labor muy importante porque desde que inicié mis estudios de Derecho siempre me interesó lo que es el área penal, me interesaba formar parte del monopolio del



Ministerio Público y pues, como mujer, ha sido una gran satisfacción el llegar en estos momentos de mi vida a un Ministerio Público.

¿Alguna vez sentiste, cuando ingresaste en la Procuraduría, que era un mundo de hombres o que las mujeres tenían pocas posibilidades de ejercer ahí? ¿O ya le tocó una nueva generación, donde había más apertura?

No, sí había apertura hacia la mujer, incluso te das cuenta desde que estás en la escuela, a lo mejor antes se hablaba de que en la carrera de Derecho había más hombres, pero cuando yo ingresé me di cuenta de que sí éramos una gran cantidad de mujeres las que estábamos interesadas en esa carrera, y cuando empiezas a ejercer tu profesión nuevamente te das cuenta de que, efectivamente, la mujer ha ingresado en muchos campos.

Sin embargo, por ejemplo, a nivel de jefaturas, todavía los puestos de toma de decisión los siguen teniendo, en la Procuraduría, los varones…

Sí, algunos, se puede decir que la mayoría, pero también nos hemos dado cuenta de que la mujer también ha tenido grandes participaciones.

¿Nunca te sentiste discriminada por alguien al inicio de su trayectoria laboral?

No.

¿Cuáles son los avances y retos que enfrentas en tu esfera de acción?

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Bueno, en cuanto a avances, pues yo creo que en la actualidad podemos ver que en nuestro sistema penal local se han tipificado nuevas conductas y, sobre todo, ha habido un mejoramiento y una reforma muy grande en cuanto a lo que es el proceso penal, con ellos se ha logrado que en la actualidad contemos con la oralidad, dentro de esos procesos penales sí ha habido grandes avances.

En cuanto a los retos que para mí representan, pues, día a día tengo que estar preparada y actualizada en el desempeño de mi trabajo en cuanto a las reformas para poder así tener un buen desempeño y poder representar bien a la sociedad y a las víctimas del delito.

¿Qué significa el tener en tus manos tomar decisiones tan importantes como si existe o no un delito, definir quién es el presunto responsable o la libertad de una persona?

Pues más que nada es estar comprometida con la institución y con la sociedad en general, significa realizar una buena representación y velar por los intereses de las víctimas… significa un compromiso con la institución y con la sociedad cada día.

En tu trayectoria laboral profesional has vivido muchas anécdotas y experiencias… ¿Hay alguna que quisieras compartirnos? ¿alguna que te haya significado o te haya marcado?

Bueno, han sido varias experiencias de todo tipo, sobre todo satisfactorias. En mis inicios, como decía, siempre me ha llamado mucho la atención el área penal, cuando me dan la plaza de escribiente pues inicio con ciertas averiguaciones y en una de ellas me tocó iniciar una averiguación de una parte afectada, era una mujer de muy escasos recursos, ahí los hechos de los que se



dolía pues, más que nada, era que su patrimonio estaba siendo afectado.

Se inició la averiguación correspondiente, se recogieron todas las probanzas, se desahogaron todas las pruebas que se tenían que hacer, se practicó cuanta diligencia fuera necesaria. Al término de la integración de la indagatoria se consideró que, efectivamente, había un delito, entonces se ejercitó acción penal en contra del acusado en esa averiguación, un hombre. Se ejerció la correspondiente acción penal ante el juez competente, después ya la averiguación pasó al juzgado.

Posteriormente yo me entero, por la parte afectada que acude conmigo y me comenta que, efectivamente, se había ejecutado la orden de aprehensión en contra del acusado, que le habían dictado el auto de formal prisión, y que a ella ya le habían restituido su patrimonio, y yo estaba muy contenta de que ella haya recuperado (su patrimonio), fue una satisfacción muy grande para mí el haber participado en estos hechos que son muy satisfactorios para ellos y para mí también, se siente muy bonito cuando puedes ayudar a las personas.

Me imagino que, como ese caso, ha vivido otros tantos… Así es.

¿Consideras peligroso tu oficio? ¿Has enfrentado algún tipo de ataque o de intimidación, en el ejercicio de tu responsabilidad? ¿Te ha pasado que la parte que se turnó como responsable no quede satisfecha y se torne agresiva?

No me he topado con ningún caso, no considero en lo personal que mi trabajo sea peligroso, siempre he actuado bajo los principios

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y valores morales y, sobre todo, con estricto apego a Derecho. Yo siento que cuando actúas de una manera eficiente no estás expuesta a algún peligro.

Sin embargo, sabes que en algún momento dado se pudiera dar alguna situación de esa índole, ¿no?

A lo mejor una de las partes queda inconforme, aunque tú hayas actuado conforme a Derecho, sí, a lo mejor sí puede haber personas que sí queden inconformes, pero gracias a Dios no me ha tocado.

En el área en la que te desenvuelves en un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder y cómo lo manejas?

Yo no lo veo como poder, yo no siento que mi ámbito laboral esté marcado como un poder, creo que el desempeño de mi trabajo siempre lo he hecho imparcialmente, pero, sobre todo, cuidando y velando los intereses de mi representado.

¿Cómo te llevas con sus compañeras y compañeros de trabajo?

¡Excelente, gracias a Dios!, siempre me ha gustado formar parte de un buen equipo de trabajo, y ahora que estoy como tutelar, también me interesa mucho que formemos un buen equipo de trabajo. Me interesa la retroalimentación con compañeros y compañeras de trabajo.

Eres muy joven, sin embargo ya posees experiencia y anécdotas. ¿Qué les transmitirías a otras mujeres que vienen tras de ti, a estudiantes, meritorias que quieren llegar a ocupar puestos dentro de la procuración de justicia?



Bueno pues, primeramente, como lo dije antes, es un gran compromiso que uno tiene con la institución, con la sociedad, yo les recomendaría, si van a ingresar en este campo, que día a día se preparen en nuestro actual sistema penal que se ha ido reformando. Hay que estar al día, preparadas con lo que se vaya dando para no quedarnos atrás y deben estar al pendiente de lo que se vaya reformando, por eso les recomiendo mucho estudiar, para realizar un buen desempeño en nuestro trabajo.

A propósito de ese boom de muchas mujeres como agentes del Ministerio Público, ¿crees posible crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género? ¿Crees posible que nombren nuevamente Procuradora a una mujer?

Pues sí, es viable que pueda haber una mujer Procuradora y un modelo de procuración de justicia, no quiero decir que por el hecho de ser mujer u hombre va a ser mejor o peor. En cuanto a un modelo de procuración, yo creo que es independiente del género, siempre y cuando sea un modelo que trabaje en beneficio de la sociedad, que sea mejor, que se vaya actualizando, yo siento que siempre va a ser bueno ir creando, avanzando en los modelos de procuración de justicia, independientemente del género, pero también considero que las mujeres, hoy en día y desde hace un tiempo atrás, se están capacitando y estamos capacitadas para manejar la justicia en el Estado. En cuanto al modelo, pues siempre y cuando sea para mejorar, actualizar para avanzar, va a ser bueno.

Te agradezco mucho que hayas aceptado esta entrevista.

7 de mayo de 2007.

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Nació en Monterrey, N.L., el 10 de noviembre de 1970. Su madre es María Eugenia Saldaña Larralde y su padre, Jesús Hernando González Ancira. Actualmente tiene dos hijas pequeñas. Posee la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Nuevo León y la maestría en Ciencias Penales por la misma institución. Parte de su trayectoria incluye haber sido Jefa de Registro Criminal de la Dirección de Informática de la Procuraduría General de Justicia y como Jefa del Departamento Jurídico del Centro de Atención a Víctimas de Delito, a finales de los noventa. También litigó como socia del Despacho Treviño, González y Elizondo, S.C. de 1993 a 2002.

Fue secretaria de la Agencia del Ministerio Público Mixta de la Federación y del Fuero Común para la Atención de Delitos contra la Salud en el año de 2001. Coordinadora de la Zona Norte de la Dirección General de Operaciones Administrativas y de la Dirección de Adquisiciones y Servicios de la Oficialía Mayor del Gobierno del Estado de Nuevo León, en 2004 y 2005. Como agente del Ministerio Público se ha desempeñado desde el 2005 a la fecha. Actualmente tiene asignada la Agencia del Ministerio Público del Primer Distrito, Adscrito a los juzgados Civil y Familiar.

DIANA EUGENIA GONZÁLEZ SALDAÑA

Agente del Ministerio Público del Primer Distrito, adscrita a los juzgados Civil y Familiar




Básicamente lo podría dividir en tres partes: la primera de ella, toda la motivación completa que recibí, la más fuerte fue mi madre; la segunda te va a dar risa, pero fue mi capacidad de memoria. Yo me puedo devorar un libro al revés y al derecho, me encantan, los números no tanto. La última parte y no menos importante que las otras dos es la justicia. El saber defender, el saber defenderte, el saber encarar es muy importante para mí.

¿Hay abogadas o abogados en tu familia a quien siguieras en la carrera?

¿Sabes qué? soy la primera abogada en mi familia y con mucho orgullo te puedo decir que tengo 18 sobrinos carnales, seis de ellos ya están estudiando leyes, como siguiendo mis pasos.

¿Fue fácil o difícil para ti entrar en un mundo de hombres cuando ingresaste a la Facultad de Leyes? Fíjate que no. Bueno, sí, todavía en mi generación eran más hombres que mujeres en la Facultad, pero nunca me puse a pensar en eso. Yo creo que nosotras las mujeres tenemos mucho que dar y creo que podemos dar igual o más que los mismos hombres, sobre todo en la procuración y administración de justicia. Entonces no, la verdad nunca me fui por género, imagínate elegir una carrera por género, más que todo era por vocación.

Nunca tuve ninguna dificultad, varios de mis compañeros en ese entonces fueron muy amables, nos respetaban mucho, no hubo ningún incidente jamás en toda la carrera, gracias a Dios.

¿Cuáles fueron tus primeros pasos en la procuración de justicia?

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Cuéntanos ¿cómo llegas a ser agente del Ministerio Público?

Yo siempre quise serlo, pero dije: “Ay, no, el requisito es cinco años para ser agente. Debo dejar pasar tiempo y prepararme y todo”, desde siempre lo tuve muy claro, desde que salí de la carrera. Cuando terminé la Facultad estuve trabajando en un despacho, pero era más bien corporativo. Me gustaba mucho pero me llamaba más la atención ser agente…

¿Por qué? Para mí era algo así como poder tener en tus manos, palpar y poder defender directamente los intereses del Estado y que a final de cuentas es, ¿cómo te podría explicar?, el que te protege… para ti, para mí, para todos.

En ese tiempo me tuve que preparar, también en ese tiempo elegí la carrera de ser madre, de cuidar a mis hijas, nunca dejar de trabajar; eso, gracias a Dios, fue una de las cosas que me dio, ampliar mis conocimientos. Finalmente, llegó el momento: en 1999 presenté mi examen oral, sin embargo, por circunstancias del destino no entré a trabajar. Acredité el examen pero no se materializó, en ese entonces me habían asignado la Fiscalía de Asuntos Jurídicos Internacionales.

Pasó el tiempo, se dieron otras cosas, otras experiencias en otros campos de investigación jurídica y finalmente, en el 2005 quise volver a entrar y me dijeron: “Espérate tantito, tienes que volver a presentar”, y protesté: “¿Por qué si ya lo acredité?”.

“No, es que tienes que volver a presentar porque ahora el examen es escrito”. Lo presenté y aquí estoy, muy contenta por ese logro.



Por esto que nos cuentas podemos apreciar que has tenido que enfrentar varios retos, ¿qué ha significado esto para ti?

Lejos de ser un reto (porque no lo veía como tal) fueron más bien las ganas de querer estar, las ganas de querer trabajar, de echarle ganas a todo y sacar las cosas adelante; las ganas de ayudar a la gente y de hacer lo que a mí más me gusta, porque cuando haces lo que te gusta todo sale maravillosamente bien, no hay manera de que haya errores o que se susciten situaciones, ¡nada! Porque estás ahí, al pie del cañón, sabes lo que quieres y a dónde vas.

¿Cómo has compaginado la maternidad y el trabajo?

La maternidad y el trabajo… ¡híjole! ¿sabes qué? Mis hijas son súper conscientes, son súper maduras, son muy independientes, la vida misma las ha hecho así, porque son hijas de madre divorciada… me vi sola, el papá de las niñas como no convive con ellas, difícilmente las ve. La figura paterna que ven es la de mi actual pareja, que próximamente va a ser mi esposo, gracias a Dios, pero ha sido algo muy bonito porque me han apoyado bastante. Tengo gente alrededor que también me quiere, que me apoya y todos en su conjunto han hecho posible el poder alternar y el poder compaginar estas dos áreas tan importantes en mi vida.

¿Sin embargo te ha tocado ser madre y padre a la vez?

Sí y me encanta.

¿Qué representa para ti, como mujer, ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos, de la procuración de justicia? tomando en cuenta que hasta hace muy poco tiempo, era considerado como un campo sólo para hombres...

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Yo no me he encontrado, topado siquiera con envidias, ni de hombre a mujer ni al revés; nada de que: “No te enseño”, para nada. Yo me he sentido tan bien en mi vida y he tenido alrededor mío a gente tan valiosa de la que he aprendido muchísimo y eso me ha proporcionado una mejor calidad de vida en términos de justicia para la sociedad, para todos, y estoy aquí en este momento ofreciendo y dando un poco de lo mucho que a mí me han dado.

¿Te sientes orgullosa, exitosa y desarrollada profesionalmente?

Me siento realizadísima.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrentas en tu esfera de acción día a día?

En avances hubo uno muy importante y culminante que fueron los Juicios Orales pero reto no, al contrario, ha sido como que más fácil para todos, para mí ha sido muy fácil porque se administra justicia mucho más rápido: por nombrar un ejemplo los divorcios, antes duraban tres meses como mínimo resolver un divorcio voluntario, en la actualidad, en dos horas ya estás divorciado, ¡padrísimo!

Sí te das cuenta de muchos aspectos que a lo mejor cuando era escrito era distinto, como desde el calzado que usa la señora que dice no tener nada y trae puestos unos zapatos costosos, cosas que a veces los jueces no ven y que nosotras, como mujeres, sí observamos.

Se observan muchos detalles, sentimientos, quizá...

Puedes descubrir la verdad de las cosas: ves las actitudes, las



posiciones, la manera de sentarse, la manera de conducirse, te das cuenta de todo y entonces puedes decir con mayor facilidad si está diciendo o no la verdad. Claro, hay casos en los que el juez es perito de peritos, pero nosotras también. Por ejemplo, si estoy velando por los intereses de los menores que represento, soy una representante social, las cuestionas, les preguntas: “¿A ver, señora, ¿por qué no quiere dejar a su marido que vea a los niños?”.

Por ejemplo, en los juicios de convivencia, ahí te das cuenta si es por capricho, si es porque realmente en algún momento corren algún peligro o simplemente es rencor porque el señor fue y sustrajo a los niños, ahí es cuando te das cuenta de todo… lo palpas, es maravilloso para mí.

¿Qué significa el hecho de tener en tus manos decisiones importantes, trascendentales como el poder de convencer, de persuadir?

Si podemos persuadir, somos una parte sustancial dentro de todo procedimiento, y la verdad yo he tenido la suerte de trabajar con profesionales del derecho, como son los jueces con los que estoy adscrita, que me dan mi lugar, toman mucho en cuenta lo que les digo. Hemos trabajado en conjunto y logrado cosas maravillosas, por ejemplo, un juicio de convivencia de menores que ya tenía dos años de que sus padres peleaban la custodia y que no dejaban al otro ver a sus niños, después de dos años esto se resolvió en dos horas, el juez y yo nos juntamos y logramos un acuerdo entre ellos, esto fue maravilloso, cuando se encuentran personas para trabajar, cuando te sientes bien trabajando con alguien y haces equipo, logras cosas maravillosas.

¿Tú crees que tenga que ver en algo la mirada femenina en el

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desarrollo de tu trabajo? ¿que observes cosas distintas o le des otras lecturas a situaciones que tal vez un varón no vería?

Sí lo creo, incluso me lo han dicho: “Licenciada, usted ve cosas que nosotros, como hombres, no vemos o no notamos”. Muchas veces cuando me ha tocado participar dentro de las audiencias de juicios orales ya no hablo como fiscal, y lo recalco, sino como madre de familia y les digo: “Es necesario, señora, deje que el señor conviva más tiempo con sus hijos, a usted le conviene porque si trabaja toda la semana merece un descanso, ya no lo vea por el lado de usted, sino por el lado de los niños que también necesitan la figura paterna”. Le hago ver a la señora que le conviene aligerar su carga en cuanto a la responsabilidad de los hijos y su educación y que por rencor no ven más allá, les pido que hagan una retrospección de ellos mismos y funciona.

Te veo muy apasionada en tu área, ¿alguna anécdota que nos quisieras compartir? ¿algo que te haya movido o llamado mucho la atención?

En el 2005 estuve como fiscal de apoyo en el municipio de Villaldama como investigadora y adscrita pero, de repente, se fue el agente del Ministerio Público encargado, entonces me hablan y me dicen: “Diana, ¿te puedes hacer cargo de la agencia tú sola por una semana?”. Pues ahí sí que estaba bien difícil porque ves de todo: penal, civil, familiar y por un momento sí me dio preocupación, para que veas, eso sí fue un gran reto para mí.

¿Lograste sacarlo adelante?

Sí, gracias a Dios, siempre manteniendo el contacto con la gente de Monterrey, tomando en cuenta que Villaldama está a una hora y media de Monterrey, entonces, siempre manteniendo contacto



y apoyándome con mis jefes para sacar adelante el trabajo.

¿Y las satisfacciones?

Son enormes porque aparte de la carga de responsabilidades, tienes que aprender de todo y esforzarte más. Hasta me llevaba tarea a mi casa, actualmente todavía lo hago. Y en casa pues siempre han estado las otras responsabilidades de atender a las niñas, ver si todo está bien, si hicieron su tarea, si se bañaron, si se lavaron los dientes, etcétera.

¿Desarrollaste otras habilidades que no sabías que eras capaz?

Pues es que siempre lo he hecho, cuando estuve casada (por primera vez) prácticamente fui madre soltera, pues mi primer esposo casi nunca estaba, entonces, no fue una tarea fácil para mí, creo que tengo mucha suerte.

En lo laboral descubrí que sí se podía y que cada vez puedo con más; siento que cada día me gusta más esta profesión, que estoy enamorada de mi carrera, enamorada de mi profesión, enamorada de mi trabajo.

¿Alguna vez has considerado peligroso o arriesgado tu oficio? ¿has vivido alguna situación de intimidación?

Peligroso creo no, en el ramo donde estoy no. Tal vez si estuviera en el área penal, ahí no te diría que no, pero ahora que estoy en lo familiar no hay peligro ni ataques. Cuando estuve en Villaldama, la actitud de los abogados no era la óptima, pues en su papel como defensores de homicidas y violadores, veían que les estábamos tumbando todo y les estaba yo ganando, entonces empezaron los ataques y todo quedó registrado.

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Tenía en ese juzgado un buen secretario que era el que dirigía los interrogatorios, paraba de golpe a los abogados, les decía: “¿Sabes qué? condúcete con respeto o te voy aplicar las medidas de apremio”. Ni creas que me dejaba, hubo un momento en que uno de los abogados me atacó tanto y yo se lo devolvía (argucias legales) íbamos a la par cuando lo rebasé y me dice: “Licenciada, quiero hablar con usted”, me saca del juzgado, yo pensaba: “A ver si no me da unas cachetadas allá afuera”, yo desconfiaba. Me dijo: “Licenciada, yo no tengo nada en contra de usted, aquí adentro somos adversarios, pero, afuera, quiero ser su amigo”, me lo dijo en esos términos.

Como una forma de reconocimiento más que de descalificación, como suele sucederle a las mujeres exitosas. En algún momento ¿no sentiste discriminación por ser mujer y buena en tu trabajo?

No te puedo decir que no existan esos detalles, me ha tocado trabajar con gente muy buena, pero si existe esa situación, entonces yo creo que nosotras somos muy inteligentes, o debemos ser más inteligentes que ellos. Simplemente yo les saco la vuelta y le doy vuelta a la hoja, trato de superarlo.

Entonces, ¿discriminada nunca te has sentido?

No. Que te dejes es diferente.

¿De alguna manera existe y está latente?

Sí, totalmente.

En el área en que te desenvuelves es un área de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso al poder y cómo lo manejas?



Yo lo manejo con mucho respeto; el respeto abarca cosas, valores, admiración; lo manejo con mucho tacto e inteligencia, eso es lo que te puedo decir.

¿Cómo podrías transmitirles a otras mujeres todo el saber y toda la experiencia que has adquirido?

Con la enseñanza, compartiendo todo lo que sabes. Lo importante aquí es dejar huella, a mí me gusta transmitir todo lo que sé y me encanta y que me pregunten y se interesen, también he sido maestra y sé cómo explicar las cosas, darme a entender y cómo hacerle para que me entiendan, ése es el primer paso.

¿Trabajas mejor con hombres que con mujeres, o es igual?

Depende, yo trabajo bien con ambos géneros y me he sentido muchísimo mejor con lo hombres que con las mujeres, será que tal vez entre mujeres somos un poquito más celosas y envidiosas o más astutas, pero no tengo ningún problema el trabajar con los dos.

¿Te has enfrentado algún hecho de corrupción?

Afortunadamente no, nunca me han tratado de sobornar, nunca he visto que sobornen a nadie.

¿Crees posible crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género tomando en cuenta, como mencionas, que las mujeres miramos de otra manera las cosas?

Tenemos el ejemplo del estado de Chihuahua. Allá la Procuradora es la licenciada Patricia y tres de las seis Subprocuradoras creo que son mujeres y sí han marcado diferencia. Yo siento que en

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Nuevo León las mujeres tenemos que estar también arriba, al frente de puestos, porque tenemos mucho que dar, mucho que hacer y lejos de manejarnos con puras emociones, tenemos mucha intelectualidad; sobre todo somos muy dedicadas porque tenemos el sentido de la responsabilidad de servir hoy, mañana y todos los días, brindándonos siempre al cien por ciento en el trabajo, en la casa, con nosotras mismas, con el marido y con los hijos.

Diana, te agradecemos el tiempo y el interés de participar en esta charla. ¿Quisieras agregar algo?

Quiero decirles a mis compañeras que sigan luchando, si realmente están en esta profesión y en este trabajo, que luchen con todo lo que tienen por procurar una mejor justicia para todos, sobre todo para nuestro estado, para nuestros padres, por nuestros hijos y por la sociedad en general.

Muchas gracias.

Gracias a ustedes.

17 de abril de 2007.



Nació el 7 de julio de 1969 en Sabinas, Coahuila. Es hija de Romero Ismael Rodríguez García y Juanita Chávez Dávila. Tiene tres hermanas y un hermano. Actualmente es divorciada y tiene una hija. Es licenciada en Derecho y Ciencias Sociales, egresada de la Universidad Autónoma de Nuevo León. En su experiencia laboral está el haber sido meritoria de la Agencia del Ministerio Público Número 1 del Ramo Penal del Segundo Distrito Judicial en el Estado de Nuevo León; posteriormente se desempeñó como asesora jurídica en el Registro Público de la Propiedad y Comercio del Estado.

Fue abogada postulante especializada en Derecho Civil y Familiar de 1995 a 2002. Coordinadora Jurídica de la Dirección del Registro Civil del Estado de 2004 a 2006. Ha sido agente del Ministerio Público Adscrita a los Juzgados Sexto de lo Familiar Oral, Segundo Civil Oral, Cuarto Menor y Cuarto Civil. Actualmente, es agente del Ministerio Público adscrita a Juzgados Orales Familiar y Civil.

DINORAH HORTENSIA ARTEMISA RODRÍGUEZ CHÁVEZ

Agente del Ministerio Público adscrito a juzgados orales Familiares y Civiles



Bienvenida a esta entrevista, platícanos, ¿en qué momento decide tu familia venirse a vivir en Monterrey?

Me vine yo sola a estudiar.

¿Qué te motivó a elegir la carrera de abogada? ¿alguien que hayas visto en tu familia y que te motivara a seguir sus pasos? o ¿de dónde surge ese gusto?

Tengo familiares que son abogados, pero creo que la preparatoria hizo que me definiera: el asunto de un compañero que vivió una injusticia, pues al divorciarse sus padres me pareció muy injusto que se inclinara la balanza hacia el lado del padre, cuando eran cuatro hijos. Mi compañero de estudios tuvo que dejar la escuela para ponerse a trabajar y ayudar a sus otros hermanitos y al papá le cedieron parte de la casa y el acuerdo con la madre fue dejarle la casa. Él nos platicaba que su papá vivía ahí y tenía todas las comodidades, que les pasaba una cantidad mínima para pagar servicios y gastos, por lo que dejó de estudiar. Eso me pareció muy injusto y fue lo que me decidió. Cuando les preguntan a mis papás de donde surge mi interés por esta carrera, responden que desde chiquita siempre dije que iba a ser abogada, la verdad no lo recuerdo, pero ellos dicen que sí.

En la ciudad donde naciste, donde creciste, ¿no existe la carrera o por qué decidiste venir a Monterrey?

Existe una escuela como a unos cien kilómetros de distancia, en Saltillo, Coahuila, pero cuando me dieron la opción de ir a estudiar, elegí Monterrey. Fue una difícil decisión, porque somos una familia muy unida y siempre quise estar al lado de ellos. Pero en ese sentido, mi papi fue muy claro, me dijo que necesitaba pensar en mi futuro, en tener una carrera lo cual es muy importante

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en estos tiempos, porque nadie tenemos asegurada la vida. Me hizo ver que siempre iban a estar conmigo y que me daban su apoyo para que saliera adelante. Incluso me llegó a decir que si encontraba un buen hombre, me casara, que si me iba bien en el matrimonio pues qué bueno, pero si no, si me llegaba a ir mal, al tener una carrera no tendría que aguantar a una persona a mi lado que no me quisiera y podría valerme por mi misma. Ahora digo: ¡qué sabio es mi padre!, pues sí me casé y me divorcié y ahora veo que puedo salir adelante sola. ¿Tus padres te apoyaron incondicionalmente para que salieras a estudiar?

Los dos, de hecho, ahora que recuerdo, nunca nos preguntaron si queríamos estudiar, la pregunta que nos hicieron a todos mis hermanos fue: ¿qué vas a estudiar? No había opción, o estudiabas o estudiabas.

En tu casa, ¿fuiste la primera abogada?

En mi casa sí, aunque en la familia, hay tíos y primos que son abogados, hay muchos abogados en la familia.

¿Eres la primera mujer abogada?

Sí.

Cuéntanos, ¿te resultó fácil o difícil el llegar y adaptarte a una ciudad desconocida, sola, tan joven, inexperta, siendo mujer? Fue difícil pues definitivamente, me hacía falta mi familia. Cuando vienes así de una familia muy unida, es muy difícil, pero poco a poquito te vas adaptando, ves que las cosas no son tan difíciles,



te vas aclimatando; de hecho viajábamos con mucha frecuencia ellos para acá o yo iba a verlos allá. La familia venía a hacer compras aquí a Monterrey. No es mucha la distancia, se hacen como tres horas y media de camino y nos veíamos con frecuencia, venían de paseo, a ver familiares y hasta la fecha, nos visitan muy seguido a mi hija y a mí o nosotras vamos.

En la Facultad, ¿te tocó una época de pocas mujeres?

No, creo que la mayoría éramos mujeres. Soy de la generación 87-92 y ya fácilmente, el 60 por ciento o más éramos mujeres en la facultad.

Y los maestros ¿hacían comentarios sexistas o discriminatorios hacia las mujeres?

Los maestros bien, creo que un solo catedrático hizo un comentario de que las mujeres deberíamos irnos a casa, pero, de ahí en fuera, ninguno más hizo esa clase de comentarios. ¿Y cómo es que te integras a la procuración de justicia? ¿cómo llegas a ser agente del Ministerio Público?

Primero estuve en el Registro Público de la Propiedad, esto fue del ‘94 al ‘95, trabajé ahí en el Departamento Jurídico; después estuve litigando como abogada postulante y en el 2003, me nombraron Coordinadora Jurídica del Registro Civil del Estado, hasta octubre de ese año, y en noviembre (2003) entré a la Procuraduría de Justicia.

¿Qué fue lo que te llamó la atención de esta área?

Los juicios orales ya tenían tiempo de haberse iniciado pero era

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mucha mi curiosidad y siempre, tratando de ir a al vanguardia y apostándole a que esto es el futuro, busqué la manera de entrar, sabía que era el momento.

Y esta trayectoria, desde que sales de la Facultad hasta que entras a la Procuraduría ¿cómo fue? ¿fue fácil o difícil? tomando en cuenta de que todavía existe el prejuicio de que son áreas exclusivas de hombres. ¿Viviste algún tipo de situaciones extrañas como discriminación o acoso?

Son muy raras las personas o los varones que se hayan portado así. Más bien es con las mujeres con quienes sí he tenido un poquito más de conflicto, pues lamentablemente somos las mismas mujeres las que muchas veces no aceptamos como superior a otra mujer, es más fácil para algunas aceptar las órdenes o las indicaciones de hombres que de mujeres.

Sería cuestión de buscar las empatías…

Al pasar el tiempo, al platicar con ellas, al tener un contacto más cotidiano con ellas sí se puede pues somos iguales y si tratamos de comprendernos, sí resulta. Cuando llego a algún sitio nuevo a trabajar trato de buscar empatías en el conocimiento, pues habrá gente que sepa más que yo en ciertas áreas y puede ser que yo sepa más de otras, entonces pues tratar de emparejar, de ponerte al mismo nivel de ellas para que no sientan que vas a llegar a agredir. Porque todas son lindísimas al principio, pero después vienen los choques. Cuando me nombraron Coordinadora Jurídica, fui la primera mujer, pensaron que iba a ser distinto, pero no fue así: traté de hablar con ellas y de conocerlas más, lo importante es sentirte a gusto y querer tu trabajo y armar un buen equipo y apoyarnos.

Por parte de los varones, ¿nunca sentiste comentarios burlones



o sexistas o acoso?

Siempre me han dicho que la primera impresión que tienen de mí, cuando me conocen es que soy una mujer de carácter muy fuerte y me dicen que me tienen miedo, quizá eso haya influido para que nunca, ningún compañero, me haya dicho o insinuado nada.

¿A qué retos te enfrentas día a día y qué avances has encontrado en tu trabajo?

Retos… yo creo que todos los días tienes el de hacer bien las cosas, de analizar todo en lo que tengas que intervenir. Los logros son muy palpables, son el resultado al final de una audiencia, por ejemplo que la gente llega temerosa porque desconocen del trato que se les va a dar o desconocen del servicio profesional que se les va a brindar. Llegan nerviosos la primera vez que ven cámaras y micrófonos, pero se van tranquilizando; a la hora que intervenimos, se dan cuenta de que tienen derechos que no les hicieron ver los abogados, porque también son cosas nuevas para ellos. Los Juicios Orales representan un gran reto en la actualidad para resolver los casos con mayor rapidez y eficiencia.

Haciendo una retrospectiva de tu vida y carrera ¿qué significa para ti, en este momento como mujer, el haber ingresado o formar parte de la procuración de justicia?

Mira, como siempre me ha gustado mucho lo que es el servicio a la ciudadanía, en general, y me gusta la justicia, me encanta haber entrado, era algo que deseaba, es algo que me gusta mucho. Ver cómo se hacen las investigaciones, ver por la niñez; hay compañeras que me dicen: “No te metas tanto, vas a atraer problemas”. Pero yo pienso que es interesante arriesgarse, sobre

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todo por la gente, en algunas ocasiones cito a la gente, los veo y platico, ir más allá de los expedientes que nos toca analizar, para poder dar una opinión, ya sea favorable o no.

Hay quienes hasta ahí llegan, pero cuando ves los casos con un poquito más de interés, es mejor. Hay ocasiones que llega un abogado y me dice que le gustaría que recibiera tal caso, tal persona para que lo analice y vea de qué se trata. No se trata de recibir por recibir o de dar o no la razón, sino de estudiar los casos a profundidad y platicando con la gente aprendes a conocerla, a saber cuándo mienten o cuándo te dicen la verdad y esto te ayuda a tomar decisiones más justas.

Alguna anécdota que nos quieras compartir, de alguna situación que te haya conmovido o cambiado la vida o simplemente que recuerdes por alguna razón.. Hubo muchas anécdotas interesantes cuando estuve en Registro Civil: el salir a los municipios, particularmente al sur del Estado; el ir a Galeana, a Dr. Arroyo, a Mier y Noriega y a otros municipios que están todavía más retirados o a rancherías, y el tratar de ayudar a esa gente para que se registrara, personas entre 80 y 90 años de edad o más y que no tenían su papelería. Me tocó una persona de 102 años y es gente bien trabajada, curtida por la tierra, la ves fuerte a pesar de esa edad y sana y cuando llegas a decirles: “Aquí está su acta de nacimiento”…se les ruedan las lágrimas, te agradecen y te dicen: “Ya existo”, y que se le queden viendo al papel. ¡Uf!, esas son de las experiencias más bonitas, que hace que valgan la pena las cinco horas de trayecto en el autobús, de levantarse temprano, pues nada se compara con ir a ver y asesorar a tanta gente, pues les avisan a todas las rancherías y se juntan muchas personas. Es bien pesado, pero es algo que les admiro mucho. Llegan bien cansadas las muchachas y dicen:



“Licenciada, ¡ya vámonos!”. Y les pido paciencia, que se esperen un rato más a que lleguen más personas, que consideren que ellos vienen de lejos y muchas veces a pie, porque la regularización de papeles es cada año y vale la pena el esfuerzo.

De alguna manera ¿los sensibiliza?

Mucho, muchísimo, porque te das cuenta de las necesidades, situaciones como las de: “Vaya y compre las actas (para hacer determinado juicio), le cuesta un peso”, y que te digan que ni eso traen, pues sí es muy difícil, aprendes mucho de la vida y de la gente.

¿Consideras peligroso tu oficio? ¿Te has visto en alguna situación de riesgo o de intimidación?

Me dicen que me arriesgo, pero hasta ahora no, no me ha pasado nada de eso, gracias a Dios.

¿Y de alguna persona que no queda conforme con su resolución?

En dos ocasiones, ahora que estoy en la Procuraduría, me ha tocado que se ponen algo alterados los señores; uno, que no manifestaba el horario en cuanto a convivencia con su familia y yo le decía que lo estableciera y el juez también. Los dos estábamos en el estira y afloja con él, decía que no, y que no, le respondíamos que debía quedar estipulado y de pronto, ¡que nos dice que está amenazado de muerte!

Eso sucedió recientemente, entonces piensas y le dices: “Mira, no siempre vas a estar en ese empleo, Dios quiera y no te pase nada y más adelante, tendrás ese derecho, y tu familia también, tus

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hijos”, y lo convencimos para que quedara establecido. Le hicimos ver que si no lo establecía, probablemente su pareja volvería a contraer nupcias, a tener una familia y a él se le complicaría un poco más convivir con sus hijos, pero yo lo notaba molesto. Platiqué con él nuevamente, le pedí que no lo malinterpretara y le expliqué más razones. Más adelante lo platicamos con el juez, para que observara su situación psicológica, que es muy frecuente, sabemos que necesitan atención psicológica, tratamos de ayudar lo más posible y de sobrellevar las situaciones difíciles.

¿Y a casos de corrupción te has enfrentado?, ¿han intentado sobornarte?

Pues mira, sí hacen el intento pero les digo que yo no me arreglo así, les explico que ésa sería una solución momentánea y que les haría más daño en lugar de ayudarlos. Eso sucedía en el Registro Civil, donde te pedían que les corrigieras su papelería, les hacía ver que a la larga era peor y los convencía para que hicieran correctamente su trámite.

¿Qué les pudieras transmitir o heredar de tus experiencias laborales a otras mujeres que vienen atrás de ti, estudiantes, meritorias, escribientes?

Que se respeten, que den su lugar, que se preparen, porque es la única forma de llegar a donde ellas quieran, que se pongan metas y traten de cumplirlas, que realmente hagan valer su forma de pensar o lo que ellas quieran implantar en cuanto a logros y metas y que nunca dejen de prepararse.

¿Es lo mismo que les recomendarías o le transmitirías a tu hija?

Sí, en cualquier aspecto que ella decida la apoyaré, aunque dice



que abogada no va a ser.

¿Crees que se pueda crear un modelo de justicia con perspectiva de género?

Considero que no, desde el punto de vista de que habemos muchas mujeres y que, aunque sí se tiene la preparación, algunas son muy viscerales y se dejan llevar por sus emociones, por su sensibilidad y hay que aprender a controlar eso; aunque sí reconozco que hay muchísimas mujeres más preparadas, pero pienso que debe haber un equilibrio y para ello me encantaría que pudiéramos controlar lo emotivo.

Te agradecemos tu colaboración en esta entrevista, ¿algo que quieras agregar?

No, solamente agradecerles su tiempo y paciencia.


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Nació el 30 de diciembre de 1971, en Pachuca, Hidalgo. Tiene 20 años de radicar en Monterrey. Es hija de Jesús Delgado Valdés y Magdalena Barrera Martínez. Actualmente está casada y posee la custodia de su sobrino, a quien quiere como un hijo. Es egresada de la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Laboralmente se ha desempañado en varias Agencias del Ministerio Público pertenecientes a la Procuraduría General del Estado.

Su trabajo como delegada fue en la Dirección de Control de Procesos. Actualmente es pionera en la Agencia del Ministerio Público adscrita a Juicios Orales.

DULCE ANGÉLICA DELGADO BARRERA

Agente del Ministerio Público adscrita a Juicios Orales



¿Qué la motivó a elegir la carrera de abogada? ¿en qué etapa de su vida se decidió?

Yo creo que desde siempre, no recuerdo que haya dicho que quería ser otra cosa, desde que recuerde sé que quería estudiar Leyes.

¿Qué la motivaba: la injusticia, los programas de televisión?

Siempre me gustaban las películas sobre abogados, litigios y todo eso, me llamaban mucho la atención, yo creo que eso me motivó.

¿Tiene algún familiar que haya sido abogado, de quien haya seguido el ejemplo?

No, fui la única.

¿Usted fue la primera abogada en su familia?

Sí.

¿Tiene sobrinos o primos para quienes usted haya sido el ejemplo?

Hasta ahora no, mis hermanos son más chicos que yo, y todos estudiaron carreras diferentes.

¿Cuántos hermanos tiene?

Tengo dos hermanos y una hermana más chica.

Cuando estaba en la Facultad ¿fue difícil estudiar la carrera? ¿No

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sentía que entraba a un mundo de hombres a una carrera de hombres?

¡Yo nunca batallé!, de hecho yo creo que fui la primera generación donde la mayoría éramos mujeres, por ejemplo, de 38 alumnos de un grupo, cerca de 20 éramos mujeres.

Le tocó vivir el cambio generacional y cultural, que los maestros estaban más hechos a la idea…

Sí, yo creo que sí era el momento en que la mujer estaba, de plano, despuntando.

Su incursión en la Procuraduría de Justicia, ¿cómo fue? Me imagino que empezó como meritoria, delegada. Platíquenos un poco…

Amigas de la Facultad, tres amigas y yo, nos juntábamos a estudiar, ellas ingresaron antes que yo a la Procuraduría como meritorias, me empezaron a platicar y yo me dije: “Vamos a ver”. Pedí la oportunidad de entrar como meritoria, se me dio, y en enero de 1992 ingresé y hasta la fecha, sigo en la Procuraduría. Actualmente soy agente del Ministerio Público adscrita a los Juicios Orales.

Nos comentaba sobre su trayectoria en la Procuraduría…

Yo ingresé como meritoria en el año de 1992 como a principios de año, ese mismo año pero ya hacia finales, en octubre, me dieron mi plaza como escribiente, estuve en varias Agencias del Ministerio Público, y en el año 2001 me hicieron delegada del Ministerio Público. Finalmente, hace año y medio, me dieron el puesto de agente del Ministerio Público.



¿Tiene poco tiempo en el cargo de AMP?

Sí, un año y medio.

Y en la experiencia, en la práctica ¿cuántos años tiene de labor?

Cumplo 15 años en octubre en la Procuraduría.

¿Cómo fueron sus inicios?, ¿fue fácil o difícil?, ¿se sintió aceptada inmediatamente?

Yo creo que fue sencillo, como te digo, la oportunidad se me dio, me mandaron a una agencia, hice amistad con las personas que estaban ahí, tuve muchos cambios de agencia durante todos estos años, creo que le di vuelta a todas las agencias del Ministerio Público como escribiente, y en algunas pues, a veces sí, no te discriminan pero no te ven con confianza, es una cuestión de tiempo y de las ganas que le pongas.

Hice muchas amigas, muchos amigos, ahí conocí a mi esposo, así que en ese aspecto no me puedo sentir rechazada, había mucho compañerismo.

¿Qué representa para usted, como mujer, ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y de la procuración de justicia?

Yo creo que, más que como mujer… como profesionista es una gran carga, es una gran responsabilidad el representar al afectado ante el juzgado, tener que cuidar todos los aspectos para que se le haga una pronta y debida justicia, entonces es una gran responsabilidad.

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¿Cuáles son los avances y los retos que enfrenta día a día, en su área de trabajo?

Aprender siempre, saber que no todos los casos son iguales, aunque a todos se les llame lesiones u homicidios no todos son iguales, así que no porque ya tuve un asunto de lesiones el que sigue va a ser igual o va a ser lo mismo del asunto anterior o tratado igual, siempre hay que estar al pendiente de cubrir todas las necesidades.

Le tocó a usted la época de los cambios, la inclusión de los juicios orales… ¿Le parece un avance en la procuración de justicia?

Sí, definitivamente, de hecho, en juicios orales tengo todo lo que va a de este año. Tuve la suerte de que cuando todo esto se inició, estaba en una Dirección de Control de Procesos, donde me tocó ser espectadora de todos estos cambios.

En mi opinión, es un avance porque nos obliga a estar más al pendiente, a tener un trato más directo tanto como con el juzgado, como con las partes, los acusados… los afectados, sobre todo.

¿Les obliga a mantenerse actualizados de una forma constante?

Definitivamente, sí.

¿Qué significa para usted el hecho de tener en sus manos decisiones tan importantes como si existe un delito o no, o quién es el presunto responsable para determinar la libertad de una persona?

Yo creo que eso sí es responsabilidad para nosotros, pero somos adscritos al Juzgado, entonces ya queda en el juez



la responsabilidad de si dicta una sentencia absolutoria o condenatoria, si brinda la libertad o si lo deja detenido ahí. La responsabilidad sería de nosotros, aportar lo necesario para que si la persona es realmente responsable sea castigada por el delito que cometió.

¿Hay alguna anécdota que la haya impactado en su vida?

¡Ay, yo creo que son muchas! estuve más de cinco años en una agencia investigadora de homicidios; lo que sí puedo decir es la gran satisfacción que se siente cuando haces tu trabajo y la persona o el afectado te lo reconoce o se va con la satisfacción de que tal vez no le resolvimos su problema, tal vez no le dimos la solución que quería, pero se va contento de que lo que se trabajó, no quedó en nosotros; o que si sale todo favorable, como él quería, el agradecimiento… creo que no se puede ni describir la satisfacción, por eso estoy aquí.

Esa área de la que habla ha de ser de las impresionantes e impactantes de la procuración de justicia, puede considerarse como el área de hombres ¿las mujeres tienen las mismas oportunidades para ingresar a laborar ahí igual que los varones?

Siempre he dicho que un agente de Ministerio Público de Homicidios no sería mujer, no porque discriminen, sino… yo creo que por el tipo de personas o la forma como tienen que relacionarse.

Mi esposo actualmente es agente del Ministerio Público de Homicidios y yo creo que a mí no me gustaría estar en ese puesto, porque ya uno tiene familia, tiene hijos, tiene más responsabilidades, y no podría atender este trabajo como debería de ser.

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¿Por qué?

Porque es a toda hora y en todo lugar, le hablan a las dos, tres de la mañana: “Pasó esto, vente”, y se va y en ocasiones es de todo el día y ya no lo ves hasta la noche, porque ese trabajo le exige que esté cien por ciento, y para una, como mujer, no es fácil dejar a tu hijo encargado e ir a atender tu trabajo porque no vas a estar al cien por ciento ni ahí ni en tu casa atendiendo a tu hijo.

¿Y qué pasa con las solteras que no quieren casarse ni tener hijos?, ¿el puesto tampoco es adecuado para ellas?

Yo de soltera, bueno, estaba ahí y era cien por ciento disponibilidad, era escribiente, había más mujeres, y sí era de ir a la medianoche o a la hora que nos llamaran, íbamos a trabajar.

¿No tenía jefes que le dijeran no vaya para que no vea eso o aquello?

No, nunca. Fui a presenciar autopsias, a desenterrar cadáveres, todo ese tipo de asuntos. No puedo decir que me desmayaba, pero sí me impactaban, sin embargo, siempre estuve ahí, pasamos Navidad, noches de fin de año trabajando, pero sí es muy difícil ya cuando se es agente del Ministerio Público y tienes familia.

¿Considera riesgoso su oficio? ¿Ha sufrido algún ataque o intimidación en el ejercicio de sus funciones?

No, gracias a Dios, no. Creo que tiene que ver con el riesgo o la inseguridad que se vive actualmente, ¿cuántos no hemos sabido de gente ajena a la Procuraduría, a la que le ha tocado estar en el momento y el lugar equivocado? No creo que tenga que ver mi puesto o mi profesión.



Me refiero a que siempre tiene a las dos partes, y siempre queda una insatisfecha, que se llegue a tornar agresiva o grosera…

No, hasta la fecha no. Y me tocó, por ejemplo, tratar en homicidios con gente violenta, en robos, con personas que salían libres o los mandabas al penal y en tres semanas volvían a estar ahí, contigo, y los volvías a mandar el penal, y no… nunca tuve algún problema.

El área en la que se desenvuelve podría considerarse como un ámbito de poder… ¿Cuál ha sido su experiencia al tener acceso a este poder? ¿cómo lo maneja?

No, no creo que sea poder, definitivamente no creo tener algún tipo de poder ahí. Nunca lo he visto ni lo he sentido así.

¿Ha enfrentado o ha visto hechos de corrupción en su trabajo como servidora pública?

No he visto, pero me he enterado, porque nunca falta algún afectado que venga y diga que lo vivió, y no necesariamente en la Procuraduría.

Sucede que los afectados van a poner alguna denuncia y se encuentran con personas que les cobran o les quitan 300 pesos por ir y levantar el acta, cuando el servicio es gratuito, por el simple hecho de llegar al escritorio e informarle… de esas cosas sí me he enterado, pero no me ha tocado personalmente.

¿Qué hacen en estos casos?

Se les levanta la denuncia correspondiente y se les orienta a dónde pueden poner su queja.

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¿Cómo puede transmitirles a otras mujeres el saber adquirido en la procuración de justicia?

Primero recomendarles que les guste su carrera para que lo puedan hacer bien, les digo que existen dos formas de trabajar: hacer su trabajo porque les gusta o porque alguien se los está ordenando, pero la decisión final es de ellas. En lo personal siempre me ha gustado mi trabajo, y me gusta hacerlo antes de que vengan y me digan que lo haga de tal o cual manera, es lo que les recomendaría.

¿Cree posible crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

En el caso de si llegara otra Procuradora mujer, no creo que necesariamente tenga que ser una mujer, sólo que sea una persona que quiera hacer una verdadera procuración de justicia y que cuente con los elementos humanos y administrativos necesarios para conseguirlo, porque a veces no sólo el que quiera hacerlo es suficiente, debe tener las herramientas necesarias para poder lograrlo.

¿Algo más que quiera agregar a esta entrevista?

Darles las gracias por la invitación.

1 de junio de 2007.

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Nació en General Terán, N.L., el 13 de diciembre de 1940. Es hija de Malaquías de León de la Cerda y de Zoila Garza de León. Está casada y no tiene hijos. Estudió la licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Nuevo León de 1957 a 1962. Presentó su examen profesional en 1968.

Ha sido abogada postulante hasta la fecha y se ha desempeñado como maestra de Historia y Civismo a nivel secundaria de 1968 a 1970 en el Colegio Internacional de Monterrey. Por un par de meses, de abril a septiembre de 1993, fue Procuradora de la Defensa del Menor y la Familia y en 1995, fue suplente del Magistrado del Tribunal Estatal Electoral delegada del Ministerio Público. Recibió su nombramiento como agente del Ministerio Público en 1996.

Además ha sido Tesorera, Secretaria y Presidenta de la Asociación Nuevoleonesa de Abogadas y se ha dedicado a brindar asesoría jurídica gratuita. Actualmente se desempeña como agente del Ministerio Público adscrita a los Juzgados Civil y Familiar y Juicios Orales.

ELA DE LEÓN GARZAAgente del Ministerio Público Adscrita a los

Juzgados Civil y Familiar y Juicios Orales



Bienvenida, licenciada, platíquenos, ¿cómo se interesó por la carrera de abogacía?

Mi primaria la hice en General Terán, realmente no tenía idea de qué iba a seguir estudiando, pero conforme fui avanzando y entré en la secundaria me di cuenta que se me facilitaba mucho lo social, luego tuve la oportunidad de venirme a Monterrey a estudiar la preparatoria y se me siguió facilitando, por eso consideré que Derecho era mi carrera y la elegí. En mi tiempo era muy difícil, en primer lugar porque veníamos de un pueblo y en segundo, porque en mi generación habíamos dos mujeres nada más en la Facultad, muy difícil, porque compañeros teníamos 150 y nosotras éramos dos. En todos aspectos se nos dificultaba mucho.

En el seno familiar, ¿hubo apoyo para que estudiara esta carrera?

Conté con todo el apoyo de mis padres y mis ocho hermanos; pude venir a estudiar, no todos mis hermanos tuvieron las mismas oportunidades, pero eso sí, todos son bien trabajadores.

¿Fue la primera abogada en su familia?

Si, la primera mujer y la única. Ahora tengo varios sobrinos abogados.

Cuando entró a la Facultad y sólo eran dos mujeres, ¿cómo era el trato de los maestros, o de sus compañeros?

Realmente los maestros y compañeros nos trataban bien, pero en esos tiempos existía eso de separar a las mujeres de los hombres, no es como ahora, que todos se comunican con todos; en mi

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época no había mucha comunicación con los compañeros. Con el paso de los años nos juntamos y nos queremos mucho.

¿Cómo entró a la procuración de justicia?, ¿cómo llegó a ser agente del Ministerio Público?

Pues realmente cuando una tiene oportunidades, las aprovecha. En mi caso fui suplente de Magistrado del Tribunal Electoral y me dijeron que no me habían dado la magistratura porque no tenía el currículo necesario. Así que llegué a la Procuraduría al área Familiar y me gustó mucho. Ahí me inicié como delegada del Ministerio Público y cuando tenía alrededor de seis meses, me nombraron agente del Ministerio Público. Fue muy pronto, creo que porque ya estaba grandecita y tenía experiencia. Ya estaba grande cuando estudié la carrera. Cuando la terminé me puse a litigar y me dediqué al comercio por mucho tiempo, me estabilicé y, ya madura, entré en la Procuraduría. Son alrededor de 12 años y siempre en la misma área. Una vez me cambiaron cuatro meses al área Penal, para cubrir un Juzgado Supernumerario que tenía poco trabajo y para terminar unos trabajos penales pendientes, pero en cuanto terminé, me cambiaron de nuevo a lo Familiar.

¿Ha ido a los municipios?

No, siempre he estado en el área de Monterrey.

¿Qué representa para usted, como mujer, ingresar en el campo de la investigación y persecución de delitos y en la procuración de justicia?

Significa mucha responsabilidad, es un área muy interesante y muy importante y lo Familiar mucho más, porque los problemas



se deben tratar con más sensibilidad, a nosotras acá se nos facilita y los sacamos adelante.

¿Porqué cree se les facilita más a ustedes?

Por ser mujeres. En el área que estamos, sí se facilita más ser mujer. Eso no significa que el hombre no pueda, pero las mujeres somos más sensibles y generamos más confianza en las víctimas. Además, no digo que deban llegar a mi edad pero sí, entre más mayorcitas sean las agentes, van adquiriendo confianza y experiencia y toman más en cuenta tus opiniones y todo lo que les dices.

¿Considera peligroso su oficio?, ¿ha enfrentado intimidación en su desempeño profesional?

Sí, hay de todo. Nosotros defendemos a los menores, sus bienes, a los incapaces; el peligro ahí radica en tomar una mala determinación y afectar a alguna persona, pero detalles como amenazas y eso, no lo he vivido.

El área en que usted se desenvuelve es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido su experiencia al tener acceso a ese poder?, ¿cómo lo maneja?

No es un poder material. El poder significa tener la capacidad de ayudar a hombres, mujeres y niños, saberlo ejercer y para eso tienes que estar capacitado.

¿Cuáles son lo retos y los avances a los que se enfrenta día a día en su trabajo?

Siempre hay retos y hay avances, el último es la implantación

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de los Juicios Orales, afortunadamente nos tocó la experiencia de iniciarlos y pues el reto es sacarlos adelante, al igual que el Tribunal de Justicia. La Procuraduría está actuando lo mejor posible. El cambio fue estructural, las leyes no cambiaron, siguen siendo las mismas con sus reformas y modificaciones, pero lo que cuenta aquí es la experiencia de nosotras para que no se nos dificulte el desempeño.

De su experiencia adquirida, ¿que podría heredarles o transmitirles a otras mujeres?

Lo que les enseño y digo es que sigan los pasos de nosotras, que desempeñen su trabajo con la mayor responsabilidad que puedan, que traten de concientizar a las mujeres sobre todo en violencia familiar; que como madres, esposas, hijas, tenemos derechos y que aprendan a hacerlos valer.

¿Cree posible que se pueda crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Yo creo que no debe haber diferencias entre hombres y mujeres, solamente hay personas que desempeñan bien o mal su trabajo. Ojalá en lo sucesivo lleguen más mujeres que desempeñen bien su trabajo.

Muchas gracias, Ela, por esta conversación.

8 de junio de 2007.

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Nació en Monterrey, N.L., el 29 de mayo de 1970. Sus padres se llaman Manuel López Díaz y María Elena Betancourt (finada). Es casada y tiene dos hijos, una mujer y un varón. Es egresada de la licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Tomó el curso opcional a tesis Derecho Civil y se tituló en 1992. Hizo estudios de posgrado en la misma institución donde obtuvo la maestría en Derecho Penal en 2007.

Inició su trayectoria profesional como meritoria en la Agencia del Ministerio Público Civil y Familiar. Fue escribiente en el Juzgado Primero de lo Familiar y litigó en el Despacho Jurídico Cavazos Valerio y Asociados. En el año 2000 recibió su nombramiento de agente del Ministerio Público en la Agencia adscrita a Juzgados Civil y Familiar. Actualmente ejerce como agente del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Agentes del Ministerio Público Auxiliares del Procurador.

ELENA MARÍA LÓPEZ BETANCOURT

Agente del Ministerio Público Adscrita a la Dirección de AMP Auxiliares del Procurador



¿Qué la motivó a elegir la profesión de abogada?

La idea de ayudar a quienes se encuentran más vulnerables, a que no se cometan injusticias.

¿Cómo llegó a ser agente del Ministerio Público?

Por la claridad de querer ser una servidora pública y satisfacer, en la medida posible, desde el área que se nos asigne, la necesidad social, brindando una atención más humana y personalizada, con objetividad y entrega y aportando todo lo que permita un desarrollo y resolución más eficaz de cada asunto.

¿Qué representa para usted como mujer el ingresar al campo de la investigación y persecución de delitos y en la procuración de justicia?

Ampliar la visión en relación a lo que se requiere en la prevención del delito, la integración familiar y el adecuado desarrollo social. Al apreciar las bases de investigación, el ejercicio de la acción penal y en lo que culmina un proceso y se aplica la norma, se aprecia el crecimiento de los delitos y el constante avance criminal, pero mi perspectiva es prevenir conductas antisociales atacándolas desde la base, que no es otra que el seno familiar y la interacción de los miembros de la sociedad.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrenta en su esfera de acción?

Se tiene un aprendizaje diario al compartir opiniones con los demás y buscar solución a los conflictos que cotidianamente recibes, teniendo como cotidiano que el trabajo sea óptimo y cumpla con las expectativas y como labor social.

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¿Qué significa el hecho de tener en sus manos decisiones tan importantes tales como si existe o no un delito, quién es el presunto responsable o la libertad de una persona?

Significa la responsabilidad de cumplir con un análisis objetivo, minucioso y técnico, que satisfaga principios y lineamientos legales y lógicos para brindar cereza a la decisión y seguridad a la sociedad.

¿Qué significa el hecho de tener en sus manos decisiones tan trascendentes como si procede o no autorizar una adopción, un divorcio, una declaración de incapacidad o una autorización para enajenar bienes de menores de edad?

Se debe tener plena conciencia sobre el asunto, cuyo análisis amerita una positiva muy particular en cada caso, toda vez que repercute en un cambio radical para la vida no sólo de adoptantes y adoptado, sino en todo el círculo social y familiar que los envuelve, debiendo existir un control adecuado de la familia y sobre todo, del adoptado.

¿Puede compartir alguna anécdota o experiencia que le haya ocurrido en su desempeño profesional?

Habrá ocasiones en que encuentres obstáculos al emitir tus opiniones frente a intereses ajenos a tu labor, es aquí donde se debe demostrar que se puede actuar de manera correcta y colaborar con el cambio benéfico a la sociedad y una dignificación de la imagen del servidor público.

¿Considera peligroso su oficio ha enfrentado algún ataque o intimidación en el ejercicio de su responsabilidad?



No.

El área en que usted se desenvuelve es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido su experiencia al tener acceso a ese poder? y ¿cómo lo maneja?

Tienes acceso a expedientes que pueden resultar de importancia por cuestión económica, las partes involucradas, etcétera. Tienes el deber de revisarlo minuciosamente y actuar con imparcialidad.

¿Cómo puede transmitir a otras mujeres el saber adquirido en la procuración de la justicia?

Compartiendo experiencias, generando pláticas constructivas, actuando de manera positiva y congruente a lo que piensas.

¿Ha enfrentado hechos de corrupción en su desempeño como servidora pública?

No.


Sí.

9 de agosto de 2007.

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Nació en Monterrey, N.L., el 30 de julio de 1957. Sus padres son Marciano Altamirano Díaz y María Mercedes Muñoz Delgado, originarios, ambos, de la ciudad de Puebla. Elizabeth es la mayor de seis hermanos, Actualmente está casada y tiene una hija adulta, próxima a contraer nupcias.

Cursó la licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas por la Universidad Autónoma de Nuevo León. En esta misma institución inició la maestría en Derecho Penal, aunque la tiene inconclusa. Inició su trayectoria laboral como meritoria y escribiente en la Dirección de Averiguaciones Previas y fue delegada del Ministerio Público en varias agencias adscritas. En este momento es agente del Ministerio Público adscrita al Juzgado Segundo Penal, en Monterrey.

ELIZABETH ALTAMIRANO MUÑOZAgente del Ministerio Público adscrita

al Juzgado Segundo Penal



Bienvenida, Elizabeth, platícanos, ¿qué te motivó a elegir la profesión de abogada?, ¿fue lo que soñaste hacer desde niña?

Te vas a reír, pero hubo dos factores: uno, que quise hacer realidad un sueño de mi papá pues él era quien deseaba ser abogado y por otra parte, cuando yo era chiquita, veía un programa de televisión que me encantaba, Perry Mason, era en blanco y negro y me encantaba que fuera tan aguerrido.

Era el mundo de los abogados…

Era el mundo de los abogados, de los juicios, que claro que no son como los que llevábamos actualmente, pues el tradicional ya cambió. Aparte no me gustaban las injusticias, hasta la fecha no me gustan las injusticias, las cosas deben ser claras, deben ser justas.

¿Viviste alguna injusticia o la viste en alguna persona, algo que te haya marcado?

Si, mi papá tuvo un accidente vial cuando estábamos chiquillas y le echaron la culpa, siendo que él ni en cuenta, entonces, fue cuando me dije que sería abogada, pues pensaba que a mí no me harían ninguna injusticia, a mí no me la van hacer, de mí no se van a reír. Eso me marcó.

Y cuando decidiste estudiar la carrera, ¿tuviste el apoyo de tus padres?

No. Es increíble, no obstante que mi papá quería ser abogado, cuando yo entré a estudiar la carrera, él no quiso. Yo estudié la Preparatoria de Medicina y posteriormente, entré a la Facultad de Medicina en la que estuve escasos dos meses y medio. Pero

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enseguida supe que no era lo mío y hablé con mi mamá, ella sí me entendió y mi papá no, pues decía que ésta era una carrera de hombres. Al final aceptó, pero me pidió que estudiara bien la carrera y que la terminara, estaba condicionada.

¿Tenían ideas muy distintas sobre lo que era una mujer ejerciendo la abogacía?

Si, obviamente pensaban que era un ambiente de puros hombres y que te iban a decir cosas. Lo difícil al principio fue combinar las carreras, pues en esa época se usaba que en los últimos semestres de la preparatoria te dieran materias de la especialidad que tomarías, así que me las ví bien apuradas porque en la mañana hacía tercer semestre de bachillerato en Sociales, y en la tarde el cuarto semestre, para salir y entrar a tiempo a la licenciatura en Derecho.

¿Fue pesado?

Sí, pero terminé en seis meses. Cuando entré a estudiar la carrera mis compañeros ya estaban en primer año y me propuse graduarme con todos mis amigos, así que empecé a estudiar y a adelantar materias. Entré en septiembre de 1975 y terminé en 1979, era de cinco años pero yo la hice en cuatro. Al quinto año en el que se suponía debería estar terminando, ya estaba haciendo mi examen profesional.

¿Fuiste la primera abogada en tu casa?

Sí, de ahí siguieron mi hermana, quien actualmente es delegada del Ministerio Público y dos primas que han estudiado Derecho y han trabajado también en la misma institución. Nada más mi hija no quiso ser abogada, es licenciada en Educación.



¿Eres de la generación en la que pocas mujeres estudiaban una carrera profesional?

Supongo que sí, pues habíamos muy pocas mujeres. Me acuerdo que cuando entré, éramos 65 alumnos, 12 mujeres y 53 hombres.

¿Fue fácil o difícil? Ya que se consideraba una carrera para hombres, ¿era pesado el ambiente?

No, súper padre, porque incluso en la actualidad todavía tengo amigos de la carrera, son compañeros de trabajo, y los maestros que todavía viven, a Dios gracias, súper bien. Yo nunca vi nada raro o un mal trato o comentarios feos, era otra época.

Cuando entraste a trabajar a la Procuraduría, ¿no sentiste un ambiente paternalista, sobreprotector con ustedes las mujeres?

Sí, sí había cierta distinción, aunque reconozco que empecé tocando puertas, creo que eso sucedía cuando quieres empezar a despegar…

¿Por qué?

Pues empezaban los problemas por si eras casada, que por los hijos, que por la maternidad, era un impedimento en esas épocas. Cuando yo salgo de escribiente para cumplir como delegada, lo primero que me dijeron es que no querían embarazos y en caso de que hubiera, que les evitáramos la pena…

¿Eran condicionadas?

De alguna forma sí, pero realmente duró poco tiempo (para

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mí), pero conozco compañeras que se quedaron ahí, batallando mucho para ascender y, si ascendieron, tuvieron que hacer su vida personal a un ladito para profesionalmente despegar. Y lo entiendo, porque a mí me gusta mucho mi carrera, me gusta mi trabajo.

¿Cuántos años tienes de trayectoria?

Como 23 años, lo que pasa es que entré y luego me salí cuando me casé. Salí cuatro años y luego regresé, volví a salir tres años, regresé… y hasta la fecha.

¿Aprovechaste estas salidas para embarazarte?

Cuando me casé estuve fuera de la ciudad tres años por cuestiones laborales de mi esposo, cuando regresamos fue quise despegar en mi carrera y lo de los niños pues, no te lo decían pero no te tomaban en cuenta para promoverte a otros puestos. Ellos tuvieron la gran suerte de que yo tuviera problemas de salud y no encargara más familia, pero tengo compañeras que hicieron a un lado su vida personal por una carrera y, bueno, es cuestión de cada quién.

¿Y en qué momento se da el paso a ser agente del Ministerio Público?

Cuando estaba de coordinadora hubo un cambio de sexenio, entró nuevo personal, nuevos directores, con ideas diferentes; yo estuve como coordinadora de delegados un año y medio y a la llegada del nuevo equipo estuvieron viendo mi trabajo, cómo me desarrollaba y me ofrecieron otro puesto.

¿Te has sentido apoyada en el desempeño de tu trabajo por tus



jefes y tus compañeros? Sí, cuando me hicieron fiscal sí, muy apoyada. Obviamente es un cargo de mayor responsabilidad, claro que exigían y debía cumplir con todo lo que me pedían en el trabajo, pero conmigo sí se portaban bien y hasta la fecha, me siento apapachada por mis compañeros, son buenas personas.

En otra época quizá sucedían otras cosas, porque era otra forma de pensar, podría decirse que eran generaciones distintas, tenían otras ideas muy diferentes, ya de los 90 para acá, gracias a Dios, nos toman más en cuenta a las mujeres. Yo que tengo muchos años, me doy cuenta de que cuando empecé había unas diez delegadas, de fiscales otras diez y se me hacen muchas y de ahí para adelante se empezaron a respetar las maternidades.

¿Fue un cambio ideológico?

Había muchas cosas, pero se notó mucho el cambio.

¿Y en que área empezaste como fiscal?

Yo empecé en la Dirección de Averiguaciones Previas, en las investigadoras, pero ya tengo diez años de estar en las Agencias Adscritas, que no lo cambio, te juro… ¡es más, me resisto!, ya estoy arraigada.

¿Qué ha representado para ti como mujer ingresar a la investigación, al área de persecución de delitos y a la procuración de justicia?

Un reto que me gustó en sus inicios, demostrar que puedo, yo trabajo con la cabeza, con mi cerebro, no trabajo con otra cosa

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entonces siempre dije: “Si el hombre puede, ¿por qué yo no? ¿Cuál es la diferencia entre hombre y mujer?, son los genitales”, y ¡tan, tan!, así que fue un reto.

¿Estás orgullosa de lo que has conseguido?

Sí, súper, porque a pesar de ser mujer he logrado muchas cosas. Es más, yo podría estar en otro lugar, pero para mí ha sido muy importante como mujer desarrollar lo que quiero, lo que me gusta pero también lo ha sido mantener una familia, que no es fácil, ¡y menos en esta carrera, porque te amanece trabajando!

¿Es muy absorbente?

Sí, porque es descuidar tu casa, tus hijos, tu marido y tienes que partirte, aprender a dividirte, a administrar tus tiempos. Yo aprendí a trancazos, aprendí que si llego a mi trabajo me olvido de que soy la mamá o la esposa y me concentro en mi quehacer, todo eso ha sido difícil.

¿Cuáles son los principales retos y avances que enfrentas día a día en tu área de trabajo?

Ahora, que las leyes están cambiando continuamente. Si apenas compro un código, ya me lo están cambiando por otro con nuevas reformas, debemos estar actualizándonos, tienes que estar estudiando, tienes que estar viendo criterios continuamente y hay que tener en cuenta que viene una juventud atrás y viene arrasando con otros criterios, con otras opiniones, con otras ideas y tienes que estar al tanto, eso sí es un reto.

Has vivido muchas experiencias y debes tener muchas anécdotas,



compártenos alguna que recuerdes conmovedora o que te haya marcado…

Algo que a mí me marcó porque ahí conocí el miedo fue que, siendo delegada, en la década de los ‘90, fui a realizar una inspección a San Nicolás, no recuerdo la colonia, y resulta que al llegar al inmueble, estaba una casita, un cuartito en un terreno, empecé con el abogado a tomar nota, en eso llega un montón de gente y de alguna manera fui secuestrada por todos ellos.

¿Debido a qué, algún ilícito, algún fraude?

No, a un despojo de inmueble, entonces yo me quedé; entre unas 20 señoras me agarraron, me arrinconaron contra una pared y una camioneta y no me dejaron salir. El abogado con quien yo había ido a hacer esa inspección se quedó como en shock, en trance, como bobo. Le grité que le hablara a la policía para que me sacaran, porque sí me dio miedo. Justo en ese momento, entendí que no podía perder mi entereza aunque por dentro estuviera muerta de miedo, y el abogado diciendo que no se movería de ahí hasta que entregaran la casa, en fin, mucho ruido, mucho borlote…

¿Por qué fueron contra ti?

Porque pensaban que yo era la autoridad, en ese momento se estaba cumplimentando una orden que había dado el fiscal. Yo era delegada y dependía de él, total que mandaron traer a la policía, no recuerdo muy bien, pues tenía mucho miedo, la gente estaba gritando muy acelerada, reclamándole al abogado y a otras personas, hasta que veo que llega una unidad de policía y empiezan a hacerse de palabras con los ministeriales, de repente estoy parada, siento que me jalan y me dicen: “Vénganse”, y

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me sacaron casi a rastras. Yo preguntaba: “¿Quién es usted?” Y me decía: “No se preocupe, licenciada, venimos por usted”. Me sacaron a escondidas, me aventaron adentro de la unidad y me llevaron fuera de ahí. En ese momento sentí miedo, ya que me metieron a la unidad y me llevaron de regreso a mi oficina. Aunque estuve muy nerviosa y tuve que salir a caminar para calmarme, reconocí que era mi trabajo y mi jefe me llamó para decirme que no lo volviera a hacer.

Esta experiencia ¿te dejó alguna enseñanza?

Sí, que hay cosas que se te hace muy fácil hacerlas sin pensar en los riesgos. Aprendí que debo tomar mis precauciones. Algo bonito que me pasó fue cuando me hicieron fiscal, la verdad es que fue algo que me llegó sin pedirlo, pues ya tenía nueve años en los que no había podido ascender.

¿Consideras peligroso tu oficio?

Sí, hace unos diez años en un supermercado, en el departamento de carnes estábamos mi esposo, mi hija y yo, entonces ellos se fueron hacia un local y yo me quedé ahí, cuando vino un sujeto y me dijo: “¿Usted es la licenciada Betty Altamirano?”, le contesté: “Sí, ¿en qué le puedo servir?”. Me respondió que en nada, pero que yo le había desgraciado la vida, reclamó que por mi culpa había perdido a sus hijos y a su familia. Yo buscaba con la mirada a mi marido y a mi hija y no los veía, el señor seguía diciéndole a la mujer con quien iba: “Ella es, ella es, por su culpa”, la gente se me quedaba viendo. Entonces le dije: “Señor, se equivocaba de persona, me está confundiendo”. Le pedí de la manera más atenta que dejara de señalarme y que no me gritara y si tenía algo que tratar, fuera a mi oficina. Comenzó a seguirme hasta que encontré a mi esposo y le dije que el tipo me estaba molestando,



él le preguntó qué necesitaba. El hombre se dio media vuelta y se fue. Con mucha pena, no lo recuerdo, pero seguramente fue alguien a quien consigné, pero si se consigna, es por algo. Pero sí, creo que estamos expuestos en ocasiones, yo procuro ser muy honesta con mi trabajo, precisamente, para evitar ese tipo de problemas.

¿Se necesita temple, carácter?

Sí, porque este tipo de trabajo es el pan nuestro de cada día.

Elizabeth, ¿has enfrentado hechos de corrupción en tu desempeño como servidora pública?

No, fíjate que me ha tocado la buena suerte que no. A lo mejor con la cara que tengo, ni se acercan para pedir. Tal vez se limitan un poco si te ven mujer aunque, claro, depende de como tú te muestras desde el principio.

¿Y algún intento de arreglar las cosas, de soborno?

Sí, pero a mí ya me conocen, saben que soy muy derecha. También como que el área en la que estoy no se presta para eso, y aparte, que usamos uniforme y tenemos muchos años en la institución para andar con cosas de ese tipo. Gracias a Dios tengo mi expediente blanco y espero terminarlo así.

En el área en que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cómo ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder y cómo lo manejas?

Mi ámbito no es de poder, porque soy parte de un proceso, no soy autoridad. En determinado momento sí tengo ciertas ventajas

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sobre una defensa, pero eso es algo que a lo mejor la misma experiencia te lo da. Yo respeto mucho a la defensa, la entiendo, entiendo que son estrategias de trabajo y hay que respetarlas. Yo tengo mis propias estrategias de trabajo y sé como llevar cada procedimiento y sé que, más o menos, conforme vayas leyendo, sabes que técnica o que táctica vas a aplicar.. entonces, yo no lo considero poder.

¿Te has sentido poderosa en tu puesto?

No, fíjate que no… bueno, no en el sentido de manipular, pero de que me ha costado mi trabajo llegar hasta donde estoy, sí me ha costado. Siempre he sido muy consciente de que la silla en la que estoy es prestada, no es mía y si el día de mañana viene alguien más y te la pide, pues se la das, porque estos puestos así son. Además, hay que saber tratar a los demás, como te gustaría que te trataran a ti, eso he aprendido por lo mismo. A lo mejor tengo poder, pero no me quiero dar cuenta y no lo siento así.

¿Qué les podrías heredar o enseñar de toda tu experiencia adquirida a otras mujeres?

Primeramente que la vivan, que vivan su momento, que vivan su experiencia, que disfruten cada logro, que primero se fijen sus metas y cuando las logren, vívanlas, disfrútenlas y fórjense otras. Muchas de mis estudiantes en este momento ya son delegadas o fiscales y súper bien, y al menos siempre les he dicho: “Acuérdense que esto es momentáneo, estos trabajos son hermosos, padrísimos, pues me han dado mucho. Yo amo la institución, aquí he dejado 19 años de mi vida y no hagan enemigos, no le hagan a nadie algo que no quieran que le hagan a ustedes”.



¿Qué ha significado para ti el hecho de que recaiga en tus manos la libertad de una persona?

Ha sido difícil pues te tocan casos donde ves que el culpabilizado es inocente, o al revés y tienes que estudiar mucho, seguir tus procedimientos, checar uno y mil detalles para convencerme y convencer al juez. Tienes que aprender a leer muy bien a la gente y aplicar la psicología, la telequinesis y hasta el sexto sentido si es necesario, para llegar al fondo de las cosas y no cometer ninguna injusticia.

¿Crees posible que se pueda crear un modelo de justicia con perspectiva de género?

Se está empezando a hacer ya, inclusive ahora ya tenemos a una directora, a la licenciada Laura, muy buena compañera, fuimos compañeras de escritorio; ya hubo una Procuradora, la licenciada Álida Bonifaz, creo que ya empezamos a despuntar, vamos a batallar como mujeres pero ya empezamos. Se está viendo que hay mujeres coordinadoras, mujeres directoras, habemos muchas fiscales que hacemos lo mismo que hace un compañero, ya estamos abriendo camino y pienso que vamos muy bien.

Muchas gracias por tu tiempo, ¿algo que desees agregar?

Pues agradecerles, pienso que hay que revalorar nuestra labor y eso es un poco el objetivo del libro. Quiero darles las gracias por permitirme expresarme y que se ocupen de nosotras, las mujeres de la institución.


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Nació en la Hacienda La Muralla, en el municipio de Castaños, Coahuila, el 29 de octubre de 1947. Sus padres (finados) fueron Indalecio González González y María Cesárea Rodríguez Valdés. Es licenciada en Derecho y Ciencias Jurídicas por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Posee dos maestrías, una en Derecho Penal, en la Facultad de Derecho y Criminología y otra en Relaciones Industriales, en la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, ambas en la UANL.

Entre sus logros laborales se encuentran el haber sido Coordinadora de Protección a la Familia de la Dirección de Averiguaciones Previas de la PGJ; así como Coordinadora General de la Dirección de Servicios Periciales, también de la PGJ. Fue directora de formación, integración y vinculación con la sociedad civil de la Secretaría de Desarrollo Humano y del Trabajo de Gobierno del Estado. Fue también responsable de los Centros de Atención (CEAT) del Estado. Vocal secretaria de la Junta Ejecutiva Distrital del Octavo Distrito Electoral Federal del IFE. Jefa del departamento de Seguridad Privada de la Dirección General de Seguridad Pública en el Estado. Actualmente es Directora de Agentes del Ministerio Público en Asuntos Viales de la Procuraduría General de Justicia. En el área de la docencia ha sido catedrática de la Facultad de Derecho y Criminología de la Universidad Autónoma de Nuevo León, a nivel licenciatura y posgrado.

ELVIRA GONZÁLEZ RODRÍGUEZDirectora de Agentes del Ministerio Público en Asuntos Viales de la Procuraduría de Justicia




Lo que realmente me motivó fue la formación de mi carácter, hablando honestamente yo era de chica muy tímida, no quería seguir así y deseaba, para empezar, una profesión que formara mi carácter y por otro lado, por los comentarios que me hacían mis maestros desde la primaria que, debido a la inteligencia que ellos me veían, pues me orientaban hacia Leyes.

¿Esto significa que usted aprendió a conocerse y a hacerse preguntas desde temprana edad?

Así es, desde muy chica, quizá desde cuarto año de primaria comencé a darme cuenta de lo que quería…

¿Hay abogadas o abogados en su familia a quien usted siguiera en su carrera?

No, soy la primera mujer y la primera abogada en la familia. Actualmente tengo un sobrino, prácticamente es como mi hijo, quien siguió mi carrera.

¿Qué representó esto para su familia, sus padres?

Un orgullo para ellos, para ambos; en especial para mi madre, quien se dedicó a sacarnos adelante a toda la familia, a un total de ocho hermanos.

¿Fue fácil o difícil para usted entrar en un mundo de hombres cuando ingresó a la Facultad de Leyes?

La verdad sí fue difícil. Yo ingresé a la Facultad en 1965, éramos muy pocas mujeres en aquel tiempo, no como ahora que son

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la mayoría. Nos sentíamos muy sobreprotegidas, nos protegían bastante los compañeros varones y no permitían que nadie nos faltara al respeto, ni siquiera ellos mismos.

Me parecía un poquito más difícil en el sentido de los maestros. No puedo decir que fuera una aberración de ellos contra las mujeres que estudiaban esa carrera pero sí, no lo veían nada normal: “¿Cómo, usted, una mujer aquí, qué está haciendo?, deberían estar en la casa, deberían lavar, planchar y hacer los quehaceres del hogar y no estar aquí…”, es decir, nos tenían una cierta animadversión.

Así empecé mi carrera en la Facultad de Derecho pero, poco a poco, se fueron dando cuenta mis maestros de que realmente en la mujer también había capacidad, había mucha capacidad intelectual para salir adelante y para, en un momento dado, aplicar el carácter, el derecho y ¿porqué no? practicar con más sensibilidad.

¿Cuáles fueron sus primeros pasos en la procuración de justicia?

Precisamente terminé mis estudios en 1970, en 1972 ya estaba en esto. Fueron tiempos muy difíciles, con la guerrilla y la Liga 23 de Septiembre en aquel tiempo, me tocó observar todo lo de 1968 sin embargo, salimos adelante y empecé a litigar. Terminamos la carrera en 1970 y entre varios compañeros y una servidora abrimos un despacho, pero la verdad no podíamos con los honorarios, mientras no tuviésemos una persona ya titulada era difícil, desgraciadamente no era mucho el ingreso. Sin embargo, ahí empecé a litigar pues siempre me incliné por el Derecho Penal. Esto le llamó la atención a un juez, al licenciado Jesús Ayala Villarreal, que yo llegara a litigar, a pedir los expedientes, a hablar. Recuerdo que a fuerza (yo) quería que me prestaran



el expediente para leerlo, para ver lo que había ahí y le dije: “Señorita, quiero hablar con la cabeza, no con los pies”, esto le llamó mucho la atención al licenciado Ayala, me pidió algunos datos y posteriormente me localizó porque le gustaba mi temple, mi carácter.

¿Esas son las cualidades que le vio?

Así es, son cualidades que me comentaba vio en mí y, bueno, toqué muchas puertas e ingresé a la Procuraduría en 1972. Obviamente comencé desde abajo, primero como meritoria, ahora le llaman prácticas profesionales, luego fui escribiente, posteriormente en la década de los 80 me dieron mi cargo en la Oficialía de Partes y principalmente me inicié en lo que estoy ahora, en Asuntos Viales, estuve 13 años. Nunca me salí de Gobierno, el Procurador en aquel entonces, empezó a ver mi trabajo, se interesó y me llamó para otorgarme el puesto de agente del Ministerio Público.

¿En qué año fue?

En 1980.

¿Fue la primera mujer nombrada AMP?

No, la primera fue la licenciada Ninfa Delia Domínguez, posteriormente la primera agente del Ministerio Público en lo Civil y Familiar fue la licenciada Francisca, hermosísima persona. La licenciada Ninfa Delia fue la primera en lo Penal.

¿Son mujeres precursoras?

Así es.

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¿Qué representa esto para usted?

No fue fácil, pero representó un logro en mi carrera, representó una satisfacción muy grande profesionalmente.

¿Enfrentó situaciones de discriminación o sexismo en el ejercicio de su trabajo? ¿hubo dificultades en el terreno laboral por ser un ámbito tradicionalmente masculino o en su mayoría de varones?

Realmente discriminación no, nunca la tuve de parte de mis compañeros, de ninguna manera, al contrario, tuve el apoyo de ellos. No le llamaría obstáculos. Además, para mí fue bonito e interesante el camino. Definitivamente no fue fácil llegar hasta donde una está; recuerdo a mis colegas abogados, cuando iban a hacer un trámite, no era lo mismo tratar con un hombre que con una dama, en el sentido de que las damas son boleadas...

¿Qué significa eso?

Que no tienen lado por dónde llegarle, en términos coloquiales, no podían invitarnos a comer, a seguirle. “Las damas son muy boleadas”, decían, “no sabemos por dónde llegarle, cómo hacer un trato con ellas”, lo cual no se podía porque había mucha dedicación por parte de ellas y no necesitábamos nada de eso.

¿Y usted nota una diferencia en el trato hacia las víctimas, es decir, una diferencia entre atender una mujer o un varón?

Hay más sensibilidad en la mujer, sin embargo, no quiere decir que los varones no la tengan. Yo he sentido mucha calidad humana y mucho profesionalismo en el trato para la víctima en virtud de que también son seres humanos, tienen sus derechos y no podemos desconocerlos dando preferencias.



¿Cuáles son los avances que enfrenta día a día en su esfera de acción? Usted, que ha visto tantos cambios y tantas transformaciones y conoce todos los procesos. ¿Qué retos enfrenta?

Sí, definitivamente cuando yo inicié, ahí no se veían de todos los tipos de delitos, exclusivamente los de Asuntos Viales; posteriormente he ocupado otras áreas como la Coordinación de Protección a la Familia, la Coordinación de Servicios Periciales, la Coordinación General, etcétera. Efectivamente, el tiempo no se detiene, no permanece estático y obviamente ha habido muchos avances, por ejemplo en cuanto a la cibernética, estoy hablando de que se batallaba mucho antes, en aquel tiempo, porque en el momento de estar capturando se echaba a perder con papel carbón y táchale; el factor tiempo también era determinante, el tiempo para brindar el servicio al usuario era un poquito más retardado porque no teníamos el equipo de hoy, no había computadoras, todo era manual, sin embargo trataba de darle siempre el mejor servicio a la gente.

En cuanto a avances, actualmente tenemos muchos en materia de capacitación, es constante, tanto de valores éticos como capacitación del conocimiento del Derecho; desde los principios fundamentales de la Constitución y Juicios Orales hay muchísimo avance y en ese sentido, por ejemplo, en Nuevo León fuimos los pioneros de los Juicios Orales con lo de los delitos culposos, en fin, hay muchos avances y muchos retos.

¿Qué significa el hecho de tener en sus manos decisiones tan importantes como el si existe o no un delito o la libertad de una persona?

Significa una responsabilidad muy grande que a veces no es

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fácil tomar, sobre todo que a veces la gente no nos comprende, y no hablo de entendimiento, porque entendimiento todos lo tenemos, sino de comprensión, porque yo trato de entenderlos y de comprenderlos en su desesperación que se arregle rápido su asunto. Pero sí es una responsabilidad muchísimo muy grande, porque en nuestras manos está la libertad de una persona; para nosotros la libertad de una persona es lo más preciado y debemos reunir todos los elementos para integrar una indagatoria conforme a derecho, como debe de ser, entonces el tomar una decisión no es fácil.

Las leyes siempre se están actualizando, se están apegando más a la realidad y adaptándose a las circunstancias. También es muy importante que en la procuración de justicia nos demos cuenta de que existen lagunas en la ley, lo importante es que las detectemos, trabajemos en ellas y hagamos nuestras propuestas.

¿Podría compartir alguna experiencia que le sea significativa?

Claro que sí, he tenido varias anécdotas especiales, entre ellas y que dejan gran tristeza, están los accidentes viales. Ver a personas fallecidas cuesta, pero debemos hacer nuestro trabajo y seguir las políticas de cada Procurador, pues cada uno tiene su estilo, pero siempre le damos prioridad a los muertos; me parte el alma cuando se trata de niños, cuando se trata de ancianos, te duelen en el alma porque los ancianitos andan en la calle, cómo es posible, o lo niños que están empezando a vivir, eso es lo que más me lastima.

¿Qué se debe hacer para prevenir esas situaciones?

En esto de los accidentes de tránsito, para mí, la base de todo es la educación vial. Yo veo que por ahí nos falta mucho, que si



todos pusiéramos un poquito de nuestra parte, si conociéramos al menos las reglas básicas de la conducción de un vehículo en las vías locales urbanas, y no andar tan acelerados, tan desesperados por llegar, si nos tomáramos tiempo para salir las condiciones serían otras.

¿Considera peligroso su oficio? ¿ha enfrentado algún ataque o intimidación en el ejercicio de su responsabilidad?

Mira, lo que sucede es que no a todas las personas le gusta como se resuelve su caso y bueno, por ahí, en ocasiones te encuentras con personas resentidas pero no las considero ataque, sino producto de su desesperación. De repente no sabemos cómo se enteran de nuestros teléfonos y empiezan a hacer unas llamadas un poquito molestas, incómodas, pero siempre he tratado de prestarle atención a la gente, de invitarlos a platicar, que no se queden con una inquietud y trato de ser comprensiva.

¿Nunca se le han presentado situaciones difíciles, de agresión?

No, afortunadamente no.

En el área en que usted se desenvuelve es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido su experiencia al tener acceso a ese poder y cómo lo maneja?

¿Poder? ¿cuál?, el poder no lo tengo yo, ni nadie… el poder lo tiene el pueblo. Para mí eso es lo importante, los usuarios, ellos son en todo caso para mí quienes tienen el poder, yo solamente decido y resuelvo conforme a derecho, y mientras resuelvo conforme a derecho estoy contenta porque sé que no le he faltado a nadie, eso no va conmigo.

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¿Cómo puede transmitir su saber, sus conocimientos, sus sabiduría de todos esos años de experiencia a otras mujeres?

Bueno, ya lo he estado transmitiendo pues soy catedrática de la Universidad, ya voy para 31 años de dar clases a nivel de licenciatura y a nivel de posgrado; ahora acabo de participar con abogadas mujeres en una asesoría.

¿Se considera buena compañera de trabajo?

Sí, aunque soy bastante exigente; sin embargo, aflora la calidad de mando, exijo lo que tengo que exigir, para dar a los usuarios lo que necesitan, lo que merecen. Hay mucha convivencia, mucha calidad humana, procuro un ambiente sano y de buen trato y comunicación entre todos los compañeros de oficina.

¿Se ha enfrentado usted a hechos de corrupción en el desempeño de su cargo como servidora pública?

No, a lo largo de mi carrera dentro de la procuración de justicia, nunca.

¿Cree usted posible crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género? el Estado ya tuvo una Procuradora, actualmente en Chihuahua hay otra...

Tamaulipas también tuvo una, sí.

¿Considera usted que el hecho de que mujeres lleguen a este puesto le dan un sesgo distinto o marca una diferencia en la aplicación de la procuración de justicia?



Yo creo que no es tanto que marquen un sesgo sino que, definitivamente, cada persona tiene su estilo propio, sea hombre o mujer.

¿Para cuándo una próxima Procuradora en Nuevo León?

No sabría decirlo ni vaticinarlo, pero yo creo que no está muy lejos, ya la tuvimos la administración pasada y vienen mujeres muy preparadas empujando fuerte, hay capacidades y talentos.

Le agradecemos su colaboración en esta entrevista.

A ustedes.


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Nació el 25 de mayo de 1974, en Monterrey, N.L. Es hija de Javier Arturo Mata y María del Carmen Garza Guerra, originarios del mismo estado. Actualmente está casada y tiene dos hijos pequeños. Es licenciada en Ciencias Jurídicas, egresada de la Universidad Regiomontana con mención honorífica. Posee una maestría en Derecho Penal, que cursó en la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Ha tomado cursos y diplomados en Derecho Familiar y Juicios Orales; sobre modernización jurídica, repercusiones de las reformas al artículo 20 Constitucional y reformas en material penal y procesal penal, entre otros. En su experiencia laboral se encuentra el haber sido abogada postulante en la organización jurídica fiscal y contable Cisneros y Asociados. Posteriormente entró a colaborar en la Procuraduría de Justicia como agente del Ministerio Público adscrita a los Juzgados Civil y Familiar, después fue nombrada agente del Ministerio Público adscrita al Juzgado Séptimo Penal del Primer Distrito. Actualmente es agente del Ministerio Público especializada en Juicios Orales en Monterrey y San Nicolás.

ETNA ZAVELIEVA MATA GARCÍADirectora de Agentes del Ministerio Público en

Asuntos Vialesde la Procuraduría de Justicia



Bienvenida a esta entrevista, Etna, compártenos ¿qué te motivó a elegir la carrera de abogacía?

Creo que, principalmente porque me gusta ayudar a la gente. Me parece que también ése es uno de los requisitos que debe tener el servidor público. Yo veía que un abogado a veces podía ayudar a quien lo necesitara y por eso me decidí, aunque primero me llamó más la atención lo Familiar. Veía por ejemplo como un abogado era quien auxiliaba o ayudaba en la adopción de un niño o el que llevaba a cabo trámites para que los niños que se encontraban abandonados estuvieran en un lugar mejor, que fuera más seguro para ellos, eso fue lo que primeramente me llamó la atención.

Y esto ¿en qué momento lo descubres?, ¿cuando estabas chica, en la preparatoria?

Creo que fue más bien después de la preparatoria cuando me empezó a atraer eso, porque primero me llamaba a atención la carrera de Medicina.

¿Estudiaste algo de Medicina?

Sí, estuve un tiempo estudiando Medicina pero después me llamó la atención Leyes y fue cuando decidí cambiarme de carrera. Fueron como dos años los que estuve ahí.

En tu casa, ¿alguien más estudió abogacía?

En mi casa no, de hecho todos estudiaron algo alrededor de Medicina, eso fue lo que me motivó a estudiar Leyes, que mi mamá trabajaba en una farmacia y mi papá es médico, mi

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hermano actualmente está por terminar Medicina, mi hermana es dentista. Soy la única abogada en la familia.

¿Sorprendiste a tus padres con esa noticia que no estudiarías Medicina?

Sí, al principio sí, porque todos esperaban que fuera igual que todos ellos: una doctora.

¿Te pusieron obstáculos?

No, siempre hubo mucho apoyo por parte de mi familia.

¿Fue muy radical el cambio de Medicina a Leyes?

Fue un cambio radical en el sentido de lo que uno tiene que estudiar, pero no es un cambio tan radical en el sentido de que las dos (carreras) pertenecen a Ciencias y Humanidades entonces, creo que es el mismo espíritu de ayudar a la gente, tanto de una carrera como de la otra, y en donde en una se ve por la vida y en la otra se ve por la libertad y por los derechos de las personas.

¿En qué momento llegas a ser agente del Ministerio Público?, platícanos del camino recorrido...

Bueno, realmente fue una oportunidad que se presentó y en ese tiempo la aproveché. Estuve colaborando un tiempo en la Dirección de Control de Procesos y después de ahí resultó que había una plaza vacante para agente de Ministerio Público y al cabo de unos meses, fue que me dieron la plaza.

Fui meritoria pero ya trabajaba como abogada, porque ya no era estudiante y normalmente los meritorios son jóvenes que



están estudiando y que van a hacer eso, méritos, para tratar de conseguir una plaza como escribiente. En mi caso, yo ya tenía mi carrera terminada cuando iba a colaborar ahí, iba a aprender, no me pagaban pero iba a ayudar de todas maneras, y luego salió esa oportunidad y la aproveché.

No seguiste la secuencia que siguen normalmente todos, buscando puestos y ascendiendo de a poco...

Sí, por así decirlo, aunque sí me costó mucho trabajo y desvelos por el tiempo que estuve ahí trabajando sin que me pagaran nada, de igual forma me quedaba trabajando a veces desde las ocho o nueve de la mañana hasta las 13 ó 14 horas del siguiente día sin ir a la casa; a veces sí resultaba mucho sacrificio porque era poner todo lo que una tenía en ese momento para ir y sacar adelante el trabajo y tratar de ayudar a los demás.

Ésa es una gran escuela, una gran enseñanza, porque ayuda a visibilizar tu trabajo y ayuda a que, los que estén a tu lado se den cuenta del esfuerzo...

Sí, por eso comentaba que iba como meritoria y estuve haciendo méritos de todas maneras.

¿Cuánto tiempo llevas en la procuración de justicia?

Estoy por cumplir siete años.

Muy joven pero con experiencia...

Digamos que sí.

¿Siempre has estado en la misma área o has estado en otras?

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He estado en áreas distintas, estuve en la Dirección de Control de Procesos, donde veíamos la materia Familiar, en ese tiempo se acababan de hacer reformas al Código y sí me tocaba ver algunos asuntos, sobre todo de los niños abandonados, los niños que estaba ingresados en el DIF y había que hacerles ahí algunos juicios para que pudieran volver a tener la oportunidad de una nueva familia. Después de estar ahí en la Dirección, estuve adscrita a los Juzgados Familiares, de igual forma haciendo las intervenciones que tiene el Ministerio Público en los distintos expedientes, en materia Civil también, después adscrita a Juzgados Penales en Distritos en Monterrey y en San Nicolás y actualmente con los Juicios Orales.

¿Qué tan fácil o difícil fue para ti ingresar en un mundo que tradicionalmente se consideraría de hombres? ¿Has sentido apoyo u obstáculos o has sido discriminada en tu paso por esta área?

Yo creo que, gracias a Dios, me han tocado muy buenas experiencias. He tenido el apoyo de la gente que me rodea, tanto de mi familia como de mis compañeros, de las personas que han sido mis jefes inmediatos en distintos momentos. Y sentir discriminación… creo que no tanto, pero sí a lo mejor hace muchos años éste era un mundo donde solamente había hombres: los abogados, los jueces… yo creo que el porcentaje de mujeres ha subido bastante en todos lados, ahora va una persona a un juzgado y resulta que la jueza es mujer; las secretarias y escribientes, mujeres. A veces resulta que hay más mujeres que hombres en este medio.

¿Qué significa para ti estar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos, de la procuración de justicia?

Pues es un papel muy importante el que desempeñamos, sin



importar el género, hombre o mujer, yo creo que el trabajo que realizamos es algo muy importante para el estado, para la sociedad, e incluso también para una misma, como ciudadana.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrentas cotidianamente?

Los avances los tenemos día con día cada vez que nos levantamos y aprendemos algo nuevo; y los retos que tenemos, creo que de igual forma es el todos los días ir a trabajar y ser servidor público, es atender y servir a la gente todos los días con cada caso que se nos presenta y el reto que creo más importante es tratar de hacer siempre las cosas bien, no hacerlas nada más por hacer el trabajo, sino hacer lo mejor posible.

¿Qué significa el hecho de que tengas en tus manos decisiones tan trascendentes como si procede o no un adopción, un divorcio, una declaración de incapacidad, una autorización para enajenar bienes? todas estas especialidades, ¿qué significa para ti ese poder de decisión?

Bueno, en el área en que trabajo no se toman tantas decisiones. Ahora por ejemplo lo que me toca hacer es ser fiscal acusador dentro de un juicio oral y entonces ahí, muchas veces, debes tomar decisiones en el mismo momento y preparar el juicio, aunque se oiga de una manera absurda, pero como lo vemos en las películas de Estados Unidos donde se preparan los juicios y hablamos con las personas, hacemos labor de investigación; y tomar decisiones, en un momento dado pues resulta importante, porque ahí en ese momento estamos representando a la sociedad y a las personas que resultaron afectadas por un delito. En este caso me toca ver ahora en Juicios Orales lo concerniente a delitos, tenemos la responsabilidad y de nosotros depende mucho el tipo

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de pena que le darán al acusado, también revisamos si realmente se está haciendo justicia para la persona que resultó afectada por algún delito.

¿Alguna anécdota que nos quisieras compartir que te haya ocurrido y te parezca interesante?

Pues anécdotas hay muchas, pero una así, en particular… se me ocurren muchas. La verdad no puedo decir sólo una, porque ocurren muchas diariamente, pero de todas éstas que me ha tocado ver, todas tienen un común denominador que es la sensibilidad. A una le florece al momento de ver un asunto donde las personas que resultan afectadas no se pueden valer por sí mismas, como en el caso de los niños o de personas que tienen algún tipo de incapacidad y eso hace que una se sensibilice como ser humano y trata de ser mejor cada día en este tipo de casos que nos toca ver por nuestro trabajo.

¿Hay muchos casos de esa índole?

Sí, algunos.

Todos te han conmovido, te han sacudido…

Si, bueno, en cada lugar que me ha tocado estar también me ha tocado ver cosas distintas, por ejemplo: cuando estaba adscrita a los Juzgados Penales ver cómo depende de una el estar defendiendo a un niño que fue violado y que el violador lo tengas ahí frente a ti, tenemos que defender los derechos de ese niño, eso nos sensibiliza; cuando estaba en el área Familiar el ver todos los días los pleitos entre las parejas, verlos pelear y discutir donde los que más resultan afectados son sus propios hijos… a



veces no les interesa tanto eso, sino quién va a ganar o quién va a perder, eso también te pone a reflexionar en el trabajo que haces y como ser humano.

¿Cómo le haces para no llevarte toda esa carga emotiva a tu casa?

Yo creo que eso sí es muy difícil, gracias a Dios no me ha tocado estar demasiado tiempo viendo asuntos tan pesados, pero sí, emocionalmente a veces llegamos con esa carga a la casa, pensando en la noche cómo le vas a hacer al día siguiente para ayudar a esa persona o qué puedo hacer para sacar adelante su asunto.

¿Consideras peligroso tu oficio?, ¿has vivido alguna situación de intimidación o de riesgo en el ejercicio de tu trabajo?

Bueno, no considero que sea peligroso, no me ha tocado ningún caso de intimidación ni nada por el estilo, pero pudiera suceder en algún momento dado a cualquiera de nosotros que estamos en esto recibir algún tipo de intimidación, sobre todo porque somos quienes damos la cara ante el acusado, ante las personas, ante el juez y si el acusado que acude al Ministerio Público no está conforme con la resolución, puede que se altere.

¿Puede ponerse violento, en contra o voltearle a la gente?

Así es, porque realmente no sabemos cómo va a reaccionar el acusado, o si realmente estamos viendo un asunto donde resultó muy peligroso para cometer el delito y somos quienes lo tenemos que encarar, probablemente por eso resultaría peligroso en un momento dado. De alguna manera quien realiza la acusación es el Ministerio Público, que realmente es quien ejercita la acción

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penal en contra de una persona.

El ámbito donde te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder y cómo lo manejas?

Bueno, creo que es el poder de tomar una decisión, alguna determinación pero realmente no estamos en un ámbito de poder; al contrario, nosotros servimos a la sociedad, servimos al público, y el que tiene el poder es realmente el ciudadano, pues llegan y en caso de juicios orales o de los adscritos, las personas dicen: “¿Usted es quien me va a asesorar, usted es quien me va a decir?”, y ellos son los que nos piden que les informemos cómo va su caso, que les expliquemos. Nosotros estamos al servicio de esas personas y parte de nuestro trabajo es hacerles saber sus derechos.

¿Cómo puedes transmitir a otras mujeres tu saber adquirido en la procuración de justicia, sobre todo en las jóvenes que apenas empiezan u otras mujeres, en general?

Puede ser de diferentes maneras; una de ellas el convivir simplemente con otras mujeres y platicar lo que he aprendido, visto y escuchado; también a través de talleres, cursos o pláticas que me inviten a dar, así como también en mi trabajo, pues me toca ayudar a la gente y de alguna manera orientarla y decirle qué pueden hacer en un caso de maltrato, violencia o si son víctimas de un delito, en mi trabajo ésa es la función que desempeña un fiscal.

¿Has enfrentado hechos de corrupción en tu desempeño como servidora pública?



No me ha tocado vivirlos, pero obviamente nos hemos enterado todos los ciudadanos que existe corrupción, ya sea que nos enteramos por los medios de comunicación o por algún comentario. Sin embargo, en lo personal, no me ha tocado que traten de sobornarme o escuchar directamente que se lo digan a algún compañero.

¿Crees posible crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Posiblemente, ya que muchas veces los más vulnerables son las mujeres y los niños y a veces no se les da la atención total que se requiere, ya sea por exceso de trabajo, tiempo, etcétera y además que considero que las mujeres somos la mayoría de las veces más sensibles y comprensivas en casos como el maltrato infantil, por ejemplo, para dar la atención que se requiera a las víctimas.

Etna, gracias por brindarnos esta entrevista.


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Nació en Monterrey, N.L., el 13 de febrero de 1971. Sus padres son Francisco Alvarado Muñoz y Manuela González Martínez. Es soltera y no tiene hijos. Es egresada de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ha tomado varios cursos y diplomados entre los que se encuentran: Seminario sobre Ética, Valores y Derechos Humanos en la Procuración de Justicia; Curso Introductorio a Reformas en Materia Penal y Proceso Penal, y un Curso en Delitos Electorales.

Entre su experiencia laboral se encuentra el haber sido agente del Ministerio Público en Asuntos Viales Número 2 del Primer Distrito Judicial en el Estado y agente del Ministerio Público Investigador en Delitos Patrimoniales del Primer Distrito. Actualmente es agente del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Control de Procesos, pero se desempeña en la Agencia Especializada en Despojo de Inmuebles Número 2.

EVANGELINA ALVARADO GONZÁLEZ

Agente del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Control de Procesos

de la Procuraduría de Justicia



¿Qué te motivó a estudiar la profesión de abogada?

En cierta forma, creo que fue desde que estaba en la secundaria, ahí me marcaron unos comentarios que hacían unos compañeros porque decían que siempre estaba defendiéndolos, me insistían en que siempre los defendía, siempre que había un problema me hablaban porque, decían, trataba de poner las cosas en su lugar. Más adelante, por un comentario que me hacía mi papá decidí estudiar Leyes, pues sentía la necesidad de interactuar con las personas tratando de solucionarles sus problemas, claro, viéndolos desde un punto de vista realista, justo, tratando de ubicar a cada quién en su lugar, era una de forma de ayudar a la gente cuando tenía un problema o de intervenir para calmar las cosas. Eso me orilló a estudiar la carrera de Leyes.

¿Había algún abogado en tu familia o alguien a quien hubieras visto litigar, defender?

Absolutamente a nadie.

¿Fuiste la primera abogada en tu familia?

Así es.

¿Tienes hermanas, hermanos?

Sí, dos hermanas mayores que yo y un hermano menor que yo, somos cuatro y ninguno de ellos se inclinó a estudiar abogacía.

¿Cómo es que llegas a ser agente del Ministerio Público?

Bueno, cuando era estudiante tuve prácticas en un Juzgado Penal, ahí estuve alrededor de ocho meses aproximadamente y me gustó

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el trabajo. Luego empecé a acercarme a la Junta de Conciliación y Arbitraje, comencé como meritoria, es decir, comencé a trabajar como voluntaria, sin recibir paga, simplemente con la idea de aprender y auxiliar en las labores, para enriquecernos un poquito de los conocimientos jurídicos de cada área. En la Junta Local de Conciliación y Arbitraje duré aproximadamente un año laborando, posteriormente me dediqué nada más a estudiar los últimos semestres de la carrera y luego me fui a hacer mi servicio social a un despacho jurídico universitario que era gratuito.

En ese despacho me tocó hacer el servicio social durante seis meses que marca el reglamento de la Universidad, y precisamente fue ahí, en el Palacio de Justicia donde está ubicado el Despacho Jurídico de la Universidad donde tuve contacto con la gente del Ministerio Público que, obviamente, uno lo tiene de primera mano con los escribientes que había en aquel entonces. Cuando terminé mi servicio social me hicieron la invitación de que me fuera a una Agencia del Ministerio Público como meritoria, para aprender lo que ahí se hacía.

Yo quería abrirme camino por algún lugar, entonces decidí quedarme para ver qué pasaba y si me gustaba. Empecé en la Agencia del Ministerio Público Investigador Número 4 del Primer Distrito Judicial, en la que permanecí alrededor de seis meses.

¿Comenzaste, desde estudiante, a conocer los terrenos profesionales?

Siempre me encaminé por las dependencias de Gobierno.

¿Ha sido fácil o difícil como mujer abrirte camino?

Bueno pues estoy hablándote de 1994, cuando comencé de



meritoria en esa agencia, la verdad sí fue un poco difícil porque, para empezar, las plazas se pelean mucho pues hay pocas y tienes que demostrar o tienes que poner el doble de empeño en lo que haces para que se pueda reconocer tu esfuerzo y puedan tomarte en cuenta.

¿Es difícil que tomen en cuenta a las mujeres jóvenes?

En aquel entonces yo sentía que sí porque la mayoría de los escribientes eran hombres, los fiscales eran hombres, los directores eran hombres; no había ninguna mujer en altos puestos, entonces sí había más dominio del sexo masculino pero conforme pasa el tiempo, poco a poco esto ha ido cambiando, de tal forma que actualmente somos muchas mujeres fiscales. Incluso en administraciones pasadas, ha habido mujeres directoras y ya tuvimos una mujer Procuradora.

Han cambiado mucho las cosas en los últimos años, pero definitivamente, al principio de mi carrera sí fue difícil, porque en cierta forma te tienes que esforzar el doble para que te tomen en cuenta, demostrar que una también podía hacer el trabajo, pues intelectual o jurídica, incluso físicamente, te evaluaban. En una ocasión nos dijeron que nos quedáramos, porque solamente iban a ir los hombres, argumentando que se iban a desvelar y había que trabajar. Yo les respondía que también podía desvelarme, así era como nos ponían a prueba, a ver cuánto tiempo durábamos despiertas, trabajando en la máquina, interrogando gente.

¿Qué representa para ti, como mujer, ingresar al campo de la investigación, a la persecución de delitos?

Es una gran responsabilidad. Sabemos que en una investigación se tienen que tomar en cuenta muchos factores, muchos

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detalles, porque una buena investigación está llena de detalles, no podemos ver las cosas superficialmente, tenemos que llegar al fondo, entonces, obviamente lo tienes que ver con objetividad, tienes que buscar los más mínimos detalles que puedas para ayudar a resolver una cuestión.

En tu esfera de acción, ¿cuáles son los avances y lo retos que enfrentas día a día?

Pues siento que el avance que hemos visto es precisamente eso, que a lo largo de estos últimos años a las mujeres nos toman más en cuenta para desempeñar cargos más fuertes, no tan rezagados como quedarse en el escritorio, sino que ya nos toman más en cuenta para tomar decisiones importantes dentro de las mismas averiguaciones. Ahí es donde siento que hemos avanzando, demostrando que también podemos hacer lo mismo en la cuestión laboral que los hombres, y los retos precisamente ésos, pues no podemos decir “ya llegamos” y quedarnos sentadas, tenemos que seguir demostrando que podemos con eso y con más todavía.

¿Qué tanto buscas las oportunidades? ¿Es una cuestión de actitud, de personalidad?

Me ha tocado ver compañeras que, a lo mejor, sus metas son otras, como conseguir un trabajo, estar ahí y además construir una vida familiar, personal, tener hijos y entonces como que dicen: “Bueno, ahí me quedo”. A lo mejor una inconscientemente busca esos espacios, es cuestión de cada quién y lo que quiere en la vida.

¿Qué piensas de tener en tus manos decisiones tan importantes?



Insisto en el tema de la responsabilidad, porque tomar una decisión conlleva muchas cosas; debemos estar conscientes de cómo iniciamos un caso, de cómo lo desarrollamos y de tener todo el conocimiento para sacarlo adelante; muchas veces siento que nos vamos por la cuestión jurídica únicamente, pero también no podemos perder de vista las cuestiones personales de la gente que se nos acerca con el problema, ya sea víctima o indiciado, tenemos que tomar en cuenta todos los factores posibles. En ocasiones nos describen la situación de una forma y es de otra, pero jurídicamente tenemos que apegarnos a un marco, entonces, es una gran responsabilidad tomar una decisión, tenemos que ver muchos detalles, muchos factores.

¿Tú crees que la mirada de la mujer es distinta en este sentido a la del varón? por ejemplo, a la hora de hacerse cargo de un mismo caso, ¿las mujeres vemos distintos factores a ellos?

Yo siento que no se trata de la mirada de la mujer, sinceramente siento que es, más que nada, la mirada del ser humano, porque me han tocado compañeras mujeres que ¡mis respetos!, a lo mejor tienen otro carácter, no se fijan mucho en la cuestión de sensibilidad, pero también me ha tocado ver hombres que en un puesto actúan igual, no les importa el lado humano. Si sabemos que tenemos que actuar apegados a derecho, pero también no podemos dejar de ser sensibles ante ciertos hechos. Me ha tocado ver a hombres muy sensibles, así que pienso que no se trata de una cuestión de género, sino de un sentido humano.

¿Podrías compartirnos alguna anécdota que hayas vivido?

Bueno, sí, en una ocasión llegó un ex jefe mío a quien aprecio mucho, todavía está ahí, en aquel entonces era el titular del Juzgado Penal donde hacía mis prácticas. Él ya era titular de la

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fiscalía donde yo era escribiente y precisamente nos turnaron un asunto que era de relevancia y se estaba llevando nada más a los hombres a las diligencias, a otra compañera y a mí nos dejaba en la oficina para las cosas que se ofrecieran. Yo no dije nada durante tres días y al cuarto día le dije: “Oiga, licenciado, lo que pasa es que yo quiero saber por qué nada más se está llevando a los hombres a las diligencias. Porque si siente que no tenemos la misma capacidad, nosotras también podemos hacerlo”.

Me explicó que me conocía y sabía de mis capacidades, que eran iguales a las de los varones y que quizá, en un momento dado, le serviría mejor que ellos, pero que no nos llevaba porque estaban yendo a unos terrenos a quitar hierba y maleza. Se trataba de estarse subiendo a unos tráileres y bajando cosas, entonces todo ese esfuerzo físico no era propio para mí y mi compañera. Le creí un poco y seguí insistiendo, le dije que podía dejar los zapatos de tacón alto y ponerme unos tenis, que no tenía ningún inconveniente con eso, hasta que por fin, una vez nos llevó y nos tranquilizó en cierta forma, pero fue hasta que hice el reclamo que nos hicieron caso.

¿Consideras peligroso tu oficio?, ¿has enfrentado algún ataque o intimidación en el ejercicio de tu responsabilidad?

Hasta ahora no he sufrido de ninguna intimidación o una amenaza, pero de que es peligroso pues, probablemente; pudiera tener cierto riesgo, pero no lo considero así.

¿Alguna persona que esté fuera de sus cabales y de alguna manera ponga en riesgo la situación, la calma, en tu área de trabajo?

A lo largo de los años que tengo trabajando aquí en la Procuraduría General de Justicia, sí me ha tocado ver a muchas personas que



se salen un poco de su estado normal, quizás porque se alteran, pero se les trata de calmar con el diálogo, se les explica cómo son las cosas o cómo nos marca la Ley, se le explican sus derechos y sus obligaciones. Definitivamente sí hay gente que se altera, pero no al grado de sentirnos amenazados o intimidados con correr algún riesgo.

¿Que hacen en casos así?

En mi caso particular, normalmente tenemos compañeros que buscan el auxilio de los elementos de seguridad del edificio, en la mayoría de los casos siento que nos guiamos un poquito más por el diálogo y tratamos de calmar a la persona, de explicarle cuál es la situación de la averiguación previa o cuáles son las otras opciones que se puedan manejar dentro de la misma.

Además de la anécdota que nos comentaste antes, ¿has sentido que ponen límites por ser mujer para escalar puestos o para abrirte paso laboralmente?

Pues siento que sí, pero en años anteriores, actualmente hay mucha apertura para la mujer, nos toman mucho en cuenta. Quizá en años pasados si había un poquito de discriminación, nos creían quizá con menos capacidad y esto ha cambiado mucho.

¿A qué lo atribuyes?

Siento que se debe a la cultura que está imperando últimamente. La cultura del mexicano siempre va a ser así, pero creo que las influencias nos han llegado de otros países por medio de la tecnología nueva que ha penetrado en nuestra cultura, nos ha hecho a las mujeres que peleemos más por un lugar.

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En el área en que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder y como lo manejas?

Bueno, siento que efectivamente sí es un puesto de poder, cualquier persona que no esté muy compenetrada en nuestro ámbito va a decir: “¡Ah, bueno, es que es agente del Ministerio Público y tiene mucho poder!” pero no es así. Quizá es un poder de derecho, pero de hecho siento que no debe ser, o yo no lo tomo así. Al menos a mí me gusta tener mucha comunicación con mis compañeros, no me gusta cerrar la puerta y decir que luego lo atiendo, no. Se trata de tener la puerta abierta, de que pase la gente, de que me exponga sus problemas, sus opiniones y darle una solución. Trato de manejarlo, no verlo como que estoy por encima de los demás por el puesto que tengo… sí tengo un poder, pero lo tengo para ayudar.

Con tus subalternos, con tus compañeros, ¿cómo te llevas?

No me gusta imponerme por medio del trabajo, no me gusta decir o exigir solamente por ser la titular; hay que hacer el trabajo y las cosas bien, dialogando, para cumplir con las metas en el trabajo. Tenemos que venderles la idea de que trabajen en armonía, no puedo llegar y pedirles que se queden hasta las 10 de la noche aunque no tengamos a qué, porque habrá ocasiones que sí tengamos mucho trabajo y debamos quedarnos hasta altas horas de la noche e incluso sin dormir hasta el día siguiente, pero ahí será por cuestión de trabajo, no por maltratar al subalterno, siento que las cosas así no funcionan.

¿Cómo puedes transmitir a otras mujeres todo el saber, toda la experiencia que has adquirido, ya sean meritorias, escribientes?



Procuro platicar con ellas y si me lo permiten, pues recomendarles cosas. Si no como un desahogo de decirles: “Pasó esto o fíjate que hay otro, qué triste o hay que hacer esto”, se trata de llegar a opiniones que nos enriquezcan a todas.

¿Has enfrentado hechos de corrupción?

En lo particular no me ha tocado ver una situación así, aunque hemos escuchado de hechos de corrupción, lo que le llamábamos el cohecho, de algunos elementos de policías, pero te estoy hablando de años pasados, actualmente yo no manejo nada de esa área. Pero en años pasados, cuando era escribiente, a veces nos ponían a disposición a gente en ese sentido, estaban involucrados servidores públicos, elementos de seguridad, pero no en nuestro ámbito como empleados de la Procuraduría, ni en este momento.

¿Alguien que trate de sobornarlos?

Claro que sí, a lo mejor en unas dos ocasiones me ha tocado. Tengo poco en el Ministerio Público pero en estos tres años que llevo creo que en unas dos ocasiones ha llegado gente queriendo imponerse y conmigo no pasa esto. Incluso hay gente que de antemano sabe que conmigo no se debe meter, pues en ese sentido sí soy muy estricta.

¿Crees posible que se cree un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Es difícil la pregunta, en cierta forma vuelvo a lo mismo: no podemos trabajar con una sola forma de ver, ya sea hombre o mujer. Lo que necesitamos es que la persona que esté como Procurador tenga toda la capacidad y toda la disposición para

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llevar a cabo un buen desempeño en su trabajo, sin importar si es hombre o mujer, porque entonces estaríamos cayendo en la discriminación, yo siento que no se trata de eso. Es cierto, antes estaban las cosas al revés, todos en contra de la mujer pero no se trata tampoco de sobresalir por encima del hombre. Qué bueno que avanzamos pero no debemos imponer un género sobre otro.

Muchas gracias por acceder a esta entrevista.

Gracias a ti.


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Nació en Torreón, Coahuila, el 16 de abril de 1972. Sus padres son Gerardo Ramírez Gurrola y Gloria Gamboa Oliva. Es soltera y tiene una hija. Es egresada de la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

En su trayectoria profesional está el haber sido Inspectora de Notarías del Archivo General de Notarias; asistente jurídica de la Dirección de Copropiedades Rurales del Estado; defensora de oficio adscrita al área Penal y de Averiguaciones Previas y agente del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas y a la Dirección de Control de Procesos. Actualmente ocupa el cargo de agente del Ministerio Público adscrita al Juzgado Oral en Materia Civil y Familiar del Quinto Distrito Judicial en el Estado, en Cadereyta Jiménez, Nuevo León.

GABRIELA RAMÍREZ GAMBOAAgente del Ministerio Público adscrita al Juzgado

Oral en Materia Civil y Familiar del Quinto Distrito Judicial en el Estado




Totalmente mi carácter, eso ha impulsado mi carrera, soy una persona muy luchona, me gusta luchar no nada más por mí sino por toda la gente que está a mi alrededor, la gente que quiero, ¿verdad? Yo creo que la vocación la traigo desde el nacimiento, definitivamente.

¿Hay algún abogado en tu familia, alguien a quien le hayas seguido los pasos?

No, sin embargo el sueño de mi papá siempre fue ser abogado, y además con mi vocación, como que ya la traía muy arraigada. Influyó mucho el deseo de papá de haber sido abogado.

¿En qué época supiste que serías abogada?

Creo que desde que estaba en la secundaria tenía la intención de una carrera de Humanidades, ya fuera Psicología o Derecho, aunque creo que una carrera conlleva a la otra, me parece que de alguna manera están muy mezcladas.

Me imagino que la psicología la utilizan mucho en su trabajo…

Sí, sí, todos los días, constantemente.

Te cambiaste de Torreón a Monterrey solamente para estudiar una carrera que tradicionalmente era de hombres, ¿qué significó para ti en ese momento?

Sí que fue como un acto de rebeldía, porque en mi casa no se lo esperaban, no lo aceptaban, pero mi deseo de ser abogada era tan grande y había oído hablar muy bien de la Facultad de aquí,

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de Derecho, de Nuevo León. Tenía la oportunidad de que estaba aquí mi hermana, apoyándome por si deseaba venir, aproveché esa oportunidad, agarré mis maletas y me vine para acá.

Era una época en la que ya había más apertura, había más mujeres estudiando…

Sí, definitivamente. Yo creo que la población estudiantil era más femenil, éramos más mujeres que hombres.

¿Esto facilitó, digamos, tu entrada al mundo laboral?, Platícanos sobre tu trayectoria profesional…

Comoquiera sí es muy difícil, porque al principio te topas con la edad, yo fui abogada muy joven, a los 20 años, entonces, al lugar a donde iba a pedir trabajo me decían: “Estás muy chiquita”. No te la creen que fueras abogada a los 20 años.

La otra es que era mujer, definitivamente una piensa que ya no existe esa discriminación, pero la realidad es que sí existe. Piensan que las mujeres, a lo mejor, no tenemos los suficientes pantalones o el suficiente carácter como para entrarle a resolver problemas, a hacer todo tipo de cosas que se tratan en esta carrera. Yo inicié en el área Civil, posteriormente en el área Familiar, fui conociendo poco a poquito todas las ramas de mi carrera y ya terminé en el área Penal como defensora de oficio y actualmente, agente del Ministerio Público.

¿Cómo fueron tus inicios?

Inicié como recepcionista, pues necesitaba trabajar, después me dieron la oportunidad de ser Inspectora de Notarías, estábamos en lo que se llaman Inspecciones Especiales y Generales en todas



las Notarías del Estado. Ya después de ahí tuve oportunidad en la Dirección de Copropiedad Rural, como abogada en materia agraria, posteriormente estuvimos en un programa federal, anduvimos de gira por todos los municipios del estado.

Después, por ciertas circunstancias del destino, llegué a la Defensoría de Oficio, inicié en el área de procesos en un juzgado del área Penal y continué en Averiguaciones Previas. Ya son ya casi nueve años de ser defensora de oficio en el área de Averiguaciones Previas. Después se me da la oportunidad en la Procuraduría, me enteré que abrieron una convocatoria para presentar un examen para ser agente del Ministerio Público, tuvimos la oportunidad y, bendito Dios, estamos ahora aquí.

¿Cuánto tiempo tienes como agente del Ministerio Público?

Realmente muy poquito, lo que va del año.

Lo cual no significa que no tengas experiencia…

Lo que pasa es que como siempre estuvimos metidos en esto en el área de Averiguaciones Previas, la lucha del Ministerio Público por encontrar justicia, entonces sabemos cuál era la carrera de cada quien, ya para mí no fue algo nuevo, como que lo vas vislumbrando y se te hace algo muy conocido, ya tengo nueve años en esto.

¿Qué representa para ti como mujer, ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y de la procuración de justicia?

Primeramente, antes que nada, una satisfacción tremenda, yo creo que para mí, como abogada, el principal objetivo desde

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que empecé a estudiar hasta ahora, fue luchar contra el crimen, luchar contra el desequilibrio, la injusticia, la discriminación de las mujeres, la violencia, ¿qué más, no? Y una como abogada tiene esa oportunidad, y más ahora, en este puesto que ocupamos, todavía tenemos un campo más grande y le echamos ganas todos los días.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrentas diariamente?

Sobre los avances, actualmente puedo decir que hemos logrado que parejas que llegan al proceso de divorcio, pues, intentamos ablandarles un poquito el corazón, ¿verdad?, que piensen un poquito más en la familia, y logramos que nuevamente se vuelvan a unir y se olviden del divorcio. De hecho, ése es un reto bastante importante y es una satisfacción enorme, porque la tarea del Ministerio Público es, siempre, velar por los intereses de la sociedad, que es la familia.

¿Qué significa el hecho de tener en tus manos decisiones tan trascendentes, tales como si procede o no autorizar una elección, o un negocio, o una declaración, una incapacidad, una autorización?

Definitivamente es una gran responsabilidad, pero siempre velando el interés de la sociedad, de la familia, de los hijos, de los menores, es una gran responsabilidad.

¿Enfrentas situaciones difíciles?

Y todas diferentes. Dicen que todos los seres humanos somos diferentes, con problemas diferentes, la pareja formada por mujer y hombre tienen ideas diferentes, problemas diferentes …



nosotras estamos ahí más que nada, para tratar de equilibrar, de deshacer esa idea de romper con la familia.

¿Brindas un trato distinto por ser mujer? Un hombre, en un puesto similar, ¿posee la misma sensibilidad, ve los mismos detalles que una mujer?

No debería de ser porque la función es la misma para un hombre y para una mujer, sin embargo, tomando en cuenta que muchas veces nosotras vemos la situación desde el punto de vista de madres, pues es diferente a como lo ve el hombre, que hace las veces de padre de familia. Entonces toda nuestra manera de pensar, nuestra manera de actuar, va encaminada a lo que una hace, a lo que una vive todos los días, a lo que una quisiera ver como lo más perfecto o cercano a lo perfecto, y eso es lo que pretendo inculcarles a las personas.

¿Hay alguna anécdota que nos quieras compartir, algo que te haya emocionado, afectado, o marcado en tu carrera?

Mira, a lo mejor va a sonar un poquito antitético, pero a mí me late mucho el deseo de cambiar de bando (así le decimos a cuando eres defensora de oficio a ser Ministerio Público), en una ocasión, que tuve un asunto de violencia familiar en contra de una bebé de la edad de mi hija. Esto me afectó sobremanera porque vi la violencia, la saña con la que se había tratado a la bebé (en aquel tiempo mi hija tenía dos años y esa bebé tenía dos años apenas). La niña era golpeada, quemada, maltratada, no le daban de comer, la dejaban afuera, la niña no controlaba los esfínteres, entonces, platicando ahí con los indiciados, como defensora de oficio cumplí con mi función, pero al terminar la declaración me dije: “¡Ya no quiero ser defensora de oficio!”. Yo ya quería cambiar, porque es

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muy difícil, eso me marcó mucho para cambiar de bando y buscar la oportunidad, definitivamente.

Movió tus fibras más sensibles…

Yo sé que tienes que dejar tu vida a un lado, pero de alguna manera influye al tomar tus propias decisiones. O sea, tienes que meterle un poquito de todo y tienes que inmiscuirte en una situación para poder sacar un mejor resultado.

¿Consideras riesgoso tu oficio? ¿Te has enfrentado a algún tipo de situación difícil, de agresión o intimidación en el ejercicio de tus responsabilidades?

Sí, definitivamente. Cuando fui defensora de oficio siempre existe la parte afectada y no faltaba quién te amenazara, quién te gritara, quién te dijera “¿Por qué lo defiendes, si es un violador, si es un homicida, si es un golpeador de mujeres?” Porque, bueno, era mi función, una función que definitivamente pues la traía muy arraigada y una función muy querida, pero como dicen, es parte del show, parte de algo de todos los días… y aquí en el Ministerio Público pues no, definitivamente ya nuestra labor acá es más noble, ya no departes con personas que delinquen o que están acusadas de delitos, sino en cuestiones familiares y civiles.

¿Ahí utilizas esta parte de la psicología?

Así es, bueno, en cualquier rama, nosotros como abogados tenemos que aplicar mucho la psicología y el sentido común.

¿Cómo has sobrellevado las situaciones difíciles o a la gente que no está muy de acuerdo con las resoluciones?



Creo que depende de los años que una tiene… como que vas ganando experiencia, los casos a nivel público que ves todos los días te van formando el carácter y una fortaleza, que a veces volteas, te asustas y dices: “No soy la misma que era hace un año, ni dos, ni diez años”, te va templando mucho el carácter, te vas haciendo más fuerte y bueno, definitivamente, eso te ayuda a salvar todo tipo de situaciones.

De la Gabriela que empezó hace 10 años a la Gabriela de ahora, ¿te enfrentaste a cuestiones de discriminación laboral?

Sí, definitivamente.

¿Cómo lo fuiste sobrellevando?

Con mi carácter… me fui haciendo más fuerte, más valiente, ¿qué más puedo decir?

Con toda esta experiencia adquirida en estos años, y el ver que llegan más mujeres a estas áreas, ¿qué les podrías heredar de tus conocimientos?

Principalmente lo que trata una de inyectarles, cuando está enamorada de su carrera, es la pasión porque, cuando traes la pasión eres capaz de cualquier cosa. A las que vienen detrás decirles: “¿Sabes qué? ¡tienes carácter! échale ganas, si es que no puedes dedicarte a otra cosa, ¿no?”. Pero definitivamente, creo que los tiempos nos van haciendo más fuertes, más valientes.

¿Eres compartida con tus conocimientos?

Me gusta mucho compartir con las y los meritorios y escribientes,

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porque, como le digo, es una carrera tan bonita que es digna de presumirse, ¿verdad?

El área donde te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a ese poder? y ¿cómo lo manejas?

Pues de la manera más ecuánime. Creo que una sigue siendo la misma persona, nunca cambias... cuando llegas al poder, sigues siendo la misma persona aunque con más responsabilidades, y tienes que estar y comportarte de una manera más ecuánime. Siempre apegada a derecho, definitivamente.

¿Te has enfrentado a hechos de corrupción en tu desempeño como servidora pública?

Gracias a Dios, no.

Pero me imagino que por ahí se habrá visto casos de intento de soborno…

Pues he oído comentarios, pero realmente de forma personal, no.

¿Consideras posible crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Creo que ser feminista no significa que las mujeres podemos más, yo creo que es igual; entonces, el trabajo lo puede hacer bien un hombre como lo puede hacer una mujer, pero definitivamente para ese tipo de cargos, como los de la Procuraduría, se requiere de mucha experiencia, se requiere mucha toma de decisiones. Puede ser una mujer, puede ser un hombre, pero yo siempre he



pensado que la persona debe tener mucha experiencia porque, pues, ahora sí que los ciudadanos dependemos de las decisiones que tomen ellos.

Te doy las gracias por la paciencia y las respuestas para esta entrevista.

Muchas gracias por haberme invitado.

4 de mayo de 2007.

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Nació en Monterrey, N.L., el 27 de mayo de 1966. Sus padres son Georgina Treviño Valdez y Romualdo Ríos Rodríguez. Actualmente es divorciada y es mamá de una jovencita. Es licenciada en Derecho y Ciencias Jurídicas y posee la maestría en Derecho Penal, ambas por la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Laboralmente se ha desempeñado como meritoria en la Agencia Número 3 Investigadora en Monterrey y con plaza de escribiente, en la Dirección de Averiguaciones Previas. En esa misma Agencia fue delegada del Ministerio Público en la que estuvo 15 años. En el 2003 le dieron su nombramiento de Agente del Ministerio Público y se desempeñó en la Agencia Investigadora de la Dirección de Averiguaciones Previas, como agente del Ministerio Público en la Agencia de Delitos Sexuales y como agente del Ministerio Público en Justicia Familiar. Actualmente ocupa el puesto de agente del Ministerio Público Investigadora, asignada a Juárez, Nuevo León.

GEORGINA RÍOS TREVIÑOAgente del Ministerio Público Investigadora



Bienvenida, platíquenos ¿qué la llevó a elegir la carrera de abogada?

Pues desde pequeña escuchaba de qué se trataba cada carrera, me parece que fue cuando entré a la preparatoria… ahí me decidí por la cuestión del Derecho y leí mucho sobre lo que se trataba la carrera.

¿Algún familiar suyo había estudiado Leyes?

Familiares cercanos, no. Sí hay familiares, pero no son cercanos, no tuve contacto con ellos.

¿Fue la primera abogada de la familia?

Así es.

¿Hay alguien en su familia cercana que le esté siguiendo los pasos?

Sí, hay un sobrino que apenas va a entrar a la Facultad.

¿Cómo es que llegó a ser agente del Ministerio Público?

Desde que estaba estudiando entré como meritoria, después escribiente, luego delegada, y desde el 2003 soy agente del Ministerio Público.

¿Dónde empezó?

Mis prácticas fueron en la Agencia Número 3 Investigadora, en Monterrey, cuando me dieron la plaza fue en la Dirección de Averiguaciones Previas, ahí estuve dos o tres años, y

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posteriormente cuando me titulé, me dieron la plaza de delegada del Ministerio Público. Después estuve aproximadamente 15 años como delegada, hasta que me dieron la Agencia. Para eso tienes que presentar varios exámenes y un curso.

¿Antes era por nombramiento?

Así es, pero ahora hay que tomar un curso y los exámenes.

¿Contó con el apoyo de tu familia para estudiar esta carrera que tradicionalmente se creía que era sólo para hombres?, ¿fue fácil o difícil para used?

Sí conté con el apoyo, en mi casa nunca existió la división entre hombres y mujeres, de hecho, mi papá y mi mamá me impulsaban, más que nada, a que estudiara porque los más grandes de mi casa, mis hermanos, no tuvieron la oportunidad por razones económicas y cuando llegó mi momento me dijeron que estudiara lo que quisiera y me impulsaron.

¿Qué lugar ocupa entre sus hermanos?

Somos diez hijos y soy la séptima. Son seis hombres y cuatro mujeres.

Cuando entró a la Facultad, ¿fue algo sencillo? ¿batalló con maestros o con compañeros?

No, gracias a Dios no me tocó batallar.

Y en su ingreso a la Procuraduría, ¿cómo era el trato y el recibimiento de los jefes?



Pues desde que entré como meritoria me dieron un buen trato, se veía el interés en que aprendiera, aparte para que les ayudara. Obviamente que a los meritorios lo que nos interesa es aprender, apoyar y que nos apoyen. Creo que sí hubo un interés ahí, los compañeros que eran escribientes, en ese tiempo… sí, tuve respaldo para aprender.

¿Qué representa para usted, como mujer, ingresar en el campo de la investigación, de la persecusión de delitos y de procuración de justicia?

Pues ahí creo que fue muy importante, sobre todo, tener gran responsabilidad para (desempeñar) ese tipo de trabajo, creo que con capacidad y tenacidad se puede, ¿verdad?, lo que pasa es que ya nos tocó otra época en la que había más apertura.

¿Se sintió alguna vez discriminada o acosada?

Pues, como era estudiante sí veía que era la mayoría de los empleados eran hombres, sí lo pensé en el momento, pero conforme fui conociendo la práctica de la procuración, al contrario, fue un reto, y conforme fue pasando el tiempo me di cuenta de que en realidad cada vez más mujeres ingresaban a la carrera, y ahora hay más mujeres que hombres tanto en la licenciatura como en la Procuraduría, ya se invirtieron las cantidades de adscritas.

¿Qué significa tener en sus manos decisiones tan importantes como la libertad de una persona, o definir quién es presunto responsable, si existe o no un delito?

Es una gran responsabilidad, pero creo que con criterio y

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conocimientos no hay porqué tener miedo o porqué tener temor de alguna anomalía.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrenta cada dia?

Más que nada, la credibilidad de la gente, que haya transparencia en la misma procuración, yo creo que los principales retos son que la gente, cuando llegue, tenga la confianza que le vamos a resolver su problema.

¿A qué cree que se deba esto?

Pues a los antecedentes de la gente anterior, que en realidad yo pienso que sí se ve el cúmulo de averiguaciones y todo eso, pero creo que no le ponían mucha atención a las resoluciones, al tratar de conciliar a la gente, más bien era de resolver y ya.

En 21 años que lleva de trayectoria debe tener muchas anécdotas, ¿podría compartirnos alguna? En este momento la única que recuerdo es de cuando era delegada, allá por la Zona Norte, que fuimos a dar fe de un fallecido y la gente ni quería que entráramos a sacar el cadáver, hicieron ahí un altercado y comenzaron a aventar piedras; antes, los vehículos estaban en mal estado y no podíamos irnos, recuerdo que tuvimos que pedir apoyo, refuerzos y ya… eso es todo lo que recuerdo ahora.

A propósito del tema, ¿considera peligroso su oficio? ¿ha vivido algún acto de intimidación en el desempeño de su profesión?

Creo que la experiencia anterior ha sido la única que he tenido en cuanto a peligro, pero yo creo que cualquier carrera es



peligrosa cuando tratas, en este caso, expedientes; y que cuando hay dos personas involucradas, dos partes interesadas y no hay conciliación, uno va a salir afectado. Sí tiene una temor a las represalias, aún cuando nosotros estemos tomando la resoluciones que competen, que corresponden, pues no sabe una si las personas van a tomar represalias, pero mientras estés con la ley no hay de qué preocuparse. Hasta ahora no me han tocado cuestiones agresivas, gracias a Dios.

¿Se ha enfrentado a hechos de corrupción en su desempeño como servidora pública?

No, pienso que es por la misma cuestión de que somos mujeres, o no sé, como que les da más pena o temor a ofrecer, como que se inhiben un poco más, no buscan, entre comillas, negociar con las mujeres.

El ascenso en su carrera, ¿considera que ha sido fácil?

Yo pienso que ha sido difícil, porque fueron muchos años como delegada, 15 años para poder ascender. Sí que fueron difíciles.

¿Esto se deberá al hecho de ser mujer?

Creo que no, porque yo he compartido con compañeros que tuvieron el mismo problema, tanto hombres como mujeres, pienso que se debe a que hay mucha demanda y pocas plazas. Lo cierto es que se tardan demasiado en darnos la oportunidad.

Estuvo en las agencias de Violencia Familiar, en Homicidios cuando era delegada, ¿esas son consideradas como las áreas más densas, fuertes, pesadas?

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Más que nada, delicadas. En cualquier agencia tienen que ver todos los detalles, pero sobre todo en éstas, como son más delicadas, más vulnerables, sensibles…

¿Se preparan emocional o psicológicamente para brindar este tipo de ayuda?

Desde hace unos años para acá se han dado algunos cursos, pero cuando estuve en Violencia y en (Delitos) Sexuales, no me tocó. Pienso que falta más terapia o algo que ayude porque sí es cansado, y aparte una se va tomando los delitos sexuales o los de violencia, como muy en frío. Esto se debe, quizá a que los ves muy seguido entonces al momento de actuar los ves muy frío, pero en realidad sí hacen falta unas terapias o cursos.

¿No hacen equipo entre las agencias?

Ahí nada más trabajamos con psicólogos para hacer los dictámenes de las víctimas y de los indiciados, pero en cuanto al personal, no. Desconozco si ahora los estén llevando, pero en el tiempo en el que yo estuve, no.

El ámbito en el que se desenvuelve es un ámbito de poder, ¿cómo maneja el acceso al poder? ¿cuál ha sido su experiencia?

Pues yo no creo que sea poder, son atribuciones que la Constitución nos da, y las aplicamos en beneficio de la sociedad, en beneficio de quienes representamos.

¿Ha enfrentado obstáculos u otra forma de pensar en los municipios a diferencia del área metropolitana? (me refiero al trato que reciben las mujeres profesionistas)



En el municipio de Juárez no, todo está perfectamente bien, pero en los municipios más alejados hay gente con otras formas de pensar, otros criterios, de repente hay compañeras que me dicen: “Tuve que llegar a negociar con el jefe de la Policía y con el sacerdote”… imagínate en qué condiciones estarán las compañeras.

¿Qué les transmitiría a otras mujeres, sobre todo a las que van empezando, sobre sus conocimientos y experiencia laboral?

Pues principalmente que se preparen muy bien, porque para llegar aquí (Procuraduría) necesitan tener mucho conocimiento de las leyes, el Derecho y la Constitución, porque esta es una labor de mucha responsabilidad y para las decisiones que se toman es necesario estar muy bien preparadas.

¿Ha participado en los Juicios Orales ahora tan a la vanguardia?

Sí, en la maestría nos impartieron todo sobre los Juicios Orales, hemos tomado diversos cursos para introducirnos en el tema.

¿Siente que es muy competitivo el medio?

Pienso que sí, sobre todo ahora creo que hay muchísimos abogados y en el área de procuración creo que es bastante competido.

¿Considera posible que se cree un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

No sé, a lo mejor en otras áreas sí ha habido problemas entre el hecho de ser mujer y ser hombre, yo creo que aquí, hasta ahora, no he visto algún problema.

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Pienso que sí hay avance como estamos.

¿Se aplica la justicia con equidad?

Yo creo que sí.

¿Considera que se puedan aterrizar en Nuevo León todos estos acuerdos internacionales que México ha pactado, para evitar la discriminación de las mujeres?

Sí, pienso que sí, pues el Gobernador actual ha estado muy interesado en la cuestión de la equidad.

¿Algo más que quiera agregar?

No, solamente quiero agradecer la invitación.

6 de julio de 2007.

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Nació en Monterrey, N.L., el 19 de marzo de 1934. Su padre fue Pedro López Cepeda y su madre Jovita Salinas Cavazos de López Cepeda. Es viuda y tiene tres hijos: dos hijas y un hijo. La mayor es educadora, la que le sigue es licenciada en Ciencias de la Educación y su hijo es ingeniero mecánico. Tiene cinco nietos. Estudió en el Colegio Mexicano hasta la Preparatoria y en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Nuevo León. Se graduó en la licenciatura de Derecho y Ciencias Jurídicas en 1957.

De 1953 a 1954 fue escribiente en la Agencia del Ministerio Público Penal Número 2, ubicada en las Oficinas de Gobierno del Municipio de Monterrey. De 1979 a 1988 impartió la materia de Civismo a nivel Secundaria en el Colegio Mexicano A.C., y ocupó la presidencia del área de Ciencias Sociales de Colegios Particulares ante la Secretaría de Educación en el Estado. En 1988 se incorpora como delegada del Ministerio Público en el Módulo de Orientación Social Independencia. En 1991 es nombrada agente del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas de la Procuraduría General de Justicia del Estado y en la Dirección de Agentes del Ministerio Público Auxiliares al Procurador. De 1992 a la fecha es agente del Ministerio Público adscrita a los Juzgados Civil y Familiar y Juicios Orales.

GLORIA LÓPEZ SALINASAgente del Ministerio Público Adscrita a los

Juzgados Civil y Familiar y Juicios Orales



Bienvenida Gloria, cuéntenos, ¿qué la motivó a estudiar Derecho? Desde niña me inclinaba mucho a ayudar a los demás, así es que mi vocación, créalo o no, la tengo desde aproximadamente los ocho o nueve años de edad, nunca cejé hasta que lo conseguí.

¿Vio el ejemplo en alguna persona, hay abogados en su familia?

No, en ninguna, mi padre militó en la política.

¿A qué se dedicaba?

Él fue director de la Comisión de Seguridad en Coahuila, te estoy hablando de hace muchos años, yo inclusive soy hija póstuma pero tal vez por ahí venga algo. Mi mamá era comerciante.

¿Se sintió apoyada por su mamá para estudiar una carrera?, ¿en qué año estudió?

Yo soy de la generación 52-57 de la Facultad de Derecho.

¿Qué tan fácil o qué tan difícil fue para usted estudiar en esa época?

Fue un poco difícil en esa época, no estoy hablando que haya habido represión pero imagínate que yo toda mi vida fui educada en un colegio de religiosas, que era únicamente para señoritas y de repente entrar a una escuela mixta, no fue fácil. Estudié en el Colegio Mexicano hasta la preparatoria y de ahí pasé a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Nuevo León.

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No soy una persona de carácter difícil, no batallo para adaptarme, sin embargo, en esa época, éramos pocas las mujeres estudiantes; en los cinco años de la Facultad éramos como 36 mujeres, en mi grupo éramos nueve y fue la ocasión en que entramos más mujeres, a comparación con épocas anteriores. Teníamos mucho respeto por los compañeros, los maestros nos trataban igual que a ellos, no se estilaba mucho que estuviéramos juntos entre clase y clase, nosotras teníamos un cuarto que le decíamos “el salón de las damas” porque saliendo de clase, nos íbamos únicamente las mujeres a ese saloncito, hasta que daba comienzo la siguiente clase. Esto fue nada más en un primer momento, hasta que nos fuimos acostumbrando, particularmente yo, que venía de una escuela exclusiva de mujeres y no sabía convivir en una escuela mixta, como otras compañeras.

¿Esa idea del “salón de las damas”, provino de la dirección de la Facultad?

Así es.

¿Y qué hacían cuando estaban ahí?

Nos sentábamos a esperar que llegara el maestro.

¿Platicaban, comentaban sus cosas, perdían ahí un poco la rigidez del trato?

No, porque no se estilaba en ese tiempo. Ahí no entraban varones, inclusive ahí estaba el baño que nosotras utilizábamos. Esto sucedió en la casa vieja de Abasolo y Diego de Montemayor, en el Barrio Antiguo de Monterrey.



¿Los maestros no les hacían comentarios ofensivos o sexistas de que la carrera era para hombres, de que las mujeres deberían estar en sus casas?

¡No, qué esperanzas!, nos respetaban mucho, tanto sería que nosotras nos dábamos a respetar con nuestros compañeros y con los maestros… siempre fueron muy respetuosos.

Y de esas nueve compañeras, ¿cuántas se graduaron?

Originalmente entramos 11, pero se salieron dos y nos graduamos nueve. No faltaban las compañeras que desertaban, de una recuerdo que se fue de religiosa… fue una época muy bonita.


Yo fui escribiente cuando todavía era estudiante, estuve dos años nada más y me salí. Terminé la Facultad, luego me casé y ya no trabajé, al menos en nada relacionado con mi carrera. Unos años después comencé a dar clases de Civismo en el Colegio Mexicano, a jóvenes de secundaria. Fue hasta muchos años después que tuve la oportunidad de entrar a la Procuraduría General de Justicia como delegada del Ministerio Público, en un Módulo de Orientación Social que todavía existe en La Risca.

Una zona considerada de riesgo...

Claro, aunque te estoy hablando de que esto fue en 1988. El Módulo estaba en la calle Tamaulipas y Carlos Osuna, ahí estuve de delegada del Ministerio Público. Veíamos casos familiares y casos de daño en propiedad ajena, problemas con los vecinos… en fin, un trabajo muy bonito. Estuve aproximadamente tres años como delegada, a partir de 1990 me dieron el nombramiento de

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agente del Ministerio Público y siempre he estado en el área de lo Civil y en lo Familiar, que es la que más me gusta.

¿Cuánto tiempo pasó entre que salió de la Facultad e ingresó a la Procuraduría de Justicia?

Pues yo salí en 1957 y regresé en 1988, más de 30 años. Pero nunca estuve inactiva, primero, dedicada a mi familia y después, dando clases de Civismo, aunque ciertamente nunca litigué.

¿Por qué?

Ésa fue la condición que me puso mi mamá para dejarme estudiar: que nunca litigara, porque decía que no me quería ver en los juzgados, ni en cárceles y pues ¡ni modo!, yo quería ser abogada y tuve que aceptar las condiciones, primero estaba mi vocación de abogada.

¿Fue la primera abogada en su familia?

Si. Nada más tengo un hermano y es ingeniero químico.

¿Fue fácil o difícil para usted incorporarse al trabajo y ser de las pocas mujeres abogadas?

Pues mira, yo comencé a trabajar en esto cuando mis hijos estaban relativamente formados, ya crecidos. Recién graduada, como te decía, me casé, así era la época, después tuve a mis dos primeros hijos y luego 10 años y medio después tuve a mi última hija; cuando empecé a dar clases en un colegio mi hija estudiaba ahí, entonces se iba y regresaba conmigo, mi esposo trabajaba en una empresa privada en un grupo industrial y estaba todo el día fuera y no regresaba hasta en la tarde, además seguido lo



mandaban fuera de la ciudad. Para mí no fue difícil, pues tenía ayuda en casa.

¿En qué momento decidió retomar su carrera?

Nuestra generación de compañeros de la Facultad nos reunimos, desde hace muchos años, a almorzar todos los sábados en un restaurante. En una ocasión, uno de mis compañeros, que era Procurador, me preguntó qué era lo que hacía y también si me gustaría pertenecer a la Procuraduría. Sin pensarlo dos veces le dije que sí y, a partir de ese momento, tuve la oportunidad de regresar a mi profesión y ahí sigo, hasta la fecha. Entré como delegada, dos años después presentamos el examen para ser agente del Ministerio Público.

¿Qué representó para usted, como mujer, ingresar al área de la procuración de justicia?

Representó mucho: la realización como mujer, primero y luego como profesionista, porque yo terminé mi carrera.

¿Cuáles son los retos y los avances que enfrenta día a día en su esfera de acción?

En todos los casos que recibimos hay un reto, creo que el mayor que tenemos ahora en la Procuraduría es sacar adelante los juicios orales. Y a título personal, el reto es hacer mi trabajo lo mejor posible. Nuevo León es pionero en muchas cosas y el avance será sacar adelante los Juicios Orales; que la gente los utilice y sobre todo, que no les parezca que por ser tan rápidos no sirven. Un reto también está en usar la computadora. Yo soy antigua, pero me gusta lo moderno, la computadora la uso en mi trabajo y en mi casa también.

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¿Podría compartirnos alguna anécdota que le haya ocurrido en estos años de trayectoria?

Mira, no sé si lo sepas, pero en Nuevo León debemos estar muy orgullosos por ser el primer estado que implantó el juicio para que se aplicaran transfusiones de sangre a personas pertenecientes a los Testigos de Jehová, que no las permiten por cuestiones religiosas; yo fui la primera en participar en un juicio para que se aplicara una transfusión sanguínea, esto ocurrió en 1995. Fue todo un reto, porque no sabíamos lo que sucedería ni los problemas que íbamos a enfrentar con las personas que practican esta religión. Afortunadamente, después hubo más transfusiones y se fue haciendo algo más común. La primera vez sí tuve temor, porque no sabía la respuesta que íbamos a tener de los padres de hijos enfermos.

¿Cómo fue esto posible? fue un parteaguas en la historia de Nuevo León porque las creencias de los Testigos de Jehová son muy fuertes...

No permitían las transfusiones y siguen sin permitirlo, pero ahora se hacen porque hay un juicio de por medio. Ahora esto es más común, pero en ese tiempo tuve mucho temor.

¿De qué?

De la reacción de la gente, de los papás.

¿Considera que en su área de trabajo se corren riesgos, que pudiera ser peligrosa?

No, no creo, porque tratamos de que la gente salga conforme, aunque siempre habrá alguna persona que no lo esté, pero en eso



tenemos que trabajar. En lo personal disfruto mi trabajo porque es sabio, porque tratamos de que la gente pueda arreglar sus conflictos.

¿Qué significa para usted tener en sus manos decisiones tan importantes como la que nos acaba de relatar u otras como si se autoriza o no una adopción, si se permite o no un divorcio, o la declaración de incapacidad?

Es sumamente importante y de mucha responsabilidad, pienso que nosotras las mujeres somos más sensibles; ahora estamos puras mujeres en esa área, me parece lo más conveniente que han hecho, porque es mucha responsabilidad poder determinar y dar el visto bueno, procurando que sea lo más benéfico para los menores o bien cuando se trata de incapaces, debemos ver con mucho cuidado las autorizaciones, esto es de mucha responsabilidad.

El área en la que se desenvuelve es un ámbito de poder, ¿cómo maneja el tener acceso a este poder?, ¿cuál ha sido su experiencia?

Pues no creo que tengamos eso, simplemente cumplimos con el trabajo y lo hacemos lo mejor que podemos, no creo que haya poder.

¿Cómo transmitirles a otras mujeres sus conocimientos, sus experiencias adquiridas en todo este tiempo en la procuración de justicia?

Creo que lo más importante es el actuar, no el decir. Enseñar con el ejemplo: la responsabilidad, el amor al trabajo, el amor a lo que haces, eso es lo que les transmitiría.

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¿Se ha enfrentado usted a hechos de corrupción en el desempeño de su trabajo?

No, en nuestra área no hay eso. No sé en las demás, pero en la nuestra no. Es un área muy bonita, muy sensible. A mí nunca me ha tocado nada de eso.

¿Cree posible que se pueda crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Se ha probado que una mujer es muy capaz de muchas cosas, ya tuvimos a la licenciada Álida Bonifaz, que fue un ejemplo, hemos tenido ya una presidenta del Tribunal de Justicia, entonces creo que sí se puede, que las mujeres somos muy capaces y tenemos mucho que dar.

Gloria, le agradecemos su tiempo.

Gracias a ustedes, que se fijaron en nosotras para poder comentarles algo de nuestro diario vivir.

8 de junio de 2007.

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Nació el 15 de mayo de 1970 en Monterrey, N.L. Sus padres son Héctor Charles Olivares (finado) y María Muñoz González. Es la menor de siete mujeres y cuatro hombres. Es divorciada y tiene un niño pequeño. Es licenciada en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Posee una maestría en Derecho Penal en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la misma universidad.

En su experiencia laboral se encuentra el haber sido delegada del Ministerio Público adscrita al Hospital de Traumatología y Ortopedia Número 21 del IMSS y delegada del Ministerio Público Investigadora Número 2 del Segundo Distrito Judicial en el Estado. En el 2005 obtuvo su ascenso a agente del Ministerio Público adscrita a diversos lugares como la Dirección de Averiguaciones Previas de la PGJ; agente del Ministerio Público Investigadora en apoyo a la Agencia de Violencia Familiar y Maltrato al Menor y agente del Ministerio Público de apoyo a la Agencia Investigadora Número 2 del Segundo Distrito Judicial. Actualmente labora en la Agencia del Ministerio Público Número 5 de Justicia Familiar.

JANET MAYDALY CHARLES MUÑOZ

Agente del Ministerio Público Número 5 de Justicia Familiar



Buenas tardes, bienvenida, cuéntanos, ¿qué te motivó a elegir la carrera de abogada?

Fue en la preparatoria, donde dan orientación vocacional, una de las carreras que me llamaban la atención era Leyes, aunque también estaba la carrera de Arquitectura, pero ya se me había pasado la fecha para la inscripción y para no quedarme sin estudiar tomé la otra opción, que era la carrera de Leyes, entonces me inscribo, me gusta y definitivamente me quedo en Derecho.

¿Había algún abogado en la familia, alguien a quien hubieras seguido?

No, desde pequeña, de adolescente más bien empecé a ver las series de televisión, obviamente americanas, donde se daban diversos juicios orales, que ahora se están implementando en Nuevo León, pues los veía y me gustaban particularmente los casos que se exponen con el jurado y las audiencias, en fin, pensaba cuando era chica que tal vez yo podría hacer lo mismo, estar dentro de esa carrera y ayudar a la gente. Te das cuenta que realmente, estando en esto, sí puedes aportar un granito de arena y ayudar a la gente a resolver determinada situación.

¿Tuviste algún maestro o familiar que te apoyara?

Un maestro, en particular… fue hasta que empecé la carrera. Me gustó mucho la forma de trabajar de uno de mis ex jefes, el licenciado Arnoldo Pérez Porras, de ahí nació el gusto de estar dentro de la Procuraduría, de seguir la carrera, porque a mí me gustaba, veía unos casos… y era de ponerse a litigar. Ésa era mi idea desde un principio, pero ya adentro las cosas van cambiando, te vas perfilando a diferentes objetivos.

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¿Tus inicios en la facultad fueron fáciles o difíciles? Antes se creía que era una carrera de hombres…

Sí, de antemano así era, en ocasiones era fácil y en otras era difícil porque mi familia era muy numerosa, mis hermanos estudiaron preparatoria y tuvieron carreras técnicas, y yo cuando me decido a estudiar pues fue difícil económicamente pues mis papás nos mantenían a todos. Había ocasiones en que yo no podía comprar libros y había que sacarles copias, en el tercer semestre empecé a hacer prácticas, después me dieron una planta de escribiente, entonces yo misma, también, iba costeando mis pasajes y los estudios.

La carrera tiene la ventaja de que a muy temprana edad ya pueden a hacer prácticas, o ser meritorias…

De hecho, cuando yo empecé a hacer mis prácticas fue en el tercer semestre, entonces ya empecé como meritoria y ahí, posteriormente, me dieron la plaza de escribiente y hay que tener mucha responsabilidad porque recibes los casos que llegan a una mesa y hay que cumplir con tu trabajo.

Y en la práctica profesional laboral, siendo mujer y joven, ¿fue fácil o difícil?

Sí fue difícil, porque no sólo dentro del ámbito de la Procuraduría sino en las empresas, el prototipo de la mujer es para determinados puestos y para los puestos de mando, de jefe, casi siempre son ocupados por el sexo masculino. Entonces una se topa con situaciones de ese tipo pero creo que siempre había sido igual pues yo recuerdo, en mis inicios, había muy pocas mujeres fiscales. Ahora las cosas han cambiado, ya vemos que los puestos de mando en las Agencias Investigadoras o Especializadas, a



mujeres jefas. Inclusive ahora hay coordinadoras que antes no había, ya una mujer ha sido Procuradora, ya estamos viendo que constantemente la mujer va ocupando puestos de mayor jerarquía.

Tengo entendido de que en este momento, la mayoría de las Agencias del Ministerio Público recae en manos de mujeres…

Sí, la mayoría. Obviamente todavía faltan muchas cosas por hacer, porque hay agencias como las de homicidios que siguen dirigidas por hombres. Creo que una mujer también podría coordinarlas y cumplir con las expectativas que se espera de ellas.

¿Cómo es que llegaste a ser agente del Ministerio Público?

Después de ser meritoria y obtener la plaza de escribiente, estuve varios años así hasta que me llegó la oportunidad de ser delegada del Ministerio Público, y luego hasta que fui nombrada agente del Ministerio Público.

¿Cuántos años de trayectoria?

Más de 18 años.

Para ti, como mujer, ¿qué representa ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y de procuración de justicia?

Eso ha implicado para mí un reto y una responsabilidad muy importantes, porque ya, en nuestras manos, está el resolver la situación jurídica de tal o cual persona, ya sea hombre o mujer, y obviamente hay que ser imparcial al momento de integrar una averiguación.

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¿Cuáles son los avances y los retos en tu esfera de acción?

Los avances creo que en la Agencia en la que estoy pues… ayudar en la resolución de las situaciones de la gente que acude ante nosotros, en este caso lo que yo manejo es delito sexual, entonces siento que para mí es más responsabilidad porque llega gente muy afectada que está sufriendo, ya sea porque lo sufren directamente ellos o porque sufre algún familiar. El reto es poder brindarles un buen servicio, calidad en el menor tiempo posible. A veces no se puede porque uno tiene que ir viendo las pruebas, tengo que estar bien segura al momento de resolver una situación, porque el ejercitar acción penal a una persona tiene que ser porque ya tenemos todos los elementos y a esa persona se le puede condenar, no nada más de: “Voy a integrar la averiguación y resuelvo y ya”, pues está en juego la libertad de la persona.

Está en una de las áreas más difíciles, una de las áreas donde más se transgrede, se traspasa la integridad de la persona… ¿cómo enfrenta esas cuestiones, día a día?

Antes la agencia era especializada en Delitos Sexuales contra Menores de 12 años, obviamente que a mí, como madre y mujer, eso me impulsa a sacar adelante el trabajo… hay personas que se tienen que hacer duras de corazón para sobrellevar todas las situaciones.

¿Hay alguna anécdota que nos quiera compartir de las múltiples que ha visto y vivido? Pues anécdotas son muchas y algunas muy fuertes, la verdad. Pero creo que lo que más me llena y me deja satisfecha es cuando llegan y te dan un abrazo, lloran y te agradecen el hecho de



que les ayudes, que hayas resuelto su problema, porque lo más fácil es decir que las autoridades son corruptas… pero cuando se topa con gente que está al tanto de lo que les sucede, que está tratando de cumplir con el objetivo de procurar la justicia… en ese momento sientes una gran satisfacción cuando te dan las gracias.

En el área de Delitos Sexuales, ¿se marca alguna diferencia en la atención a una víctima, si es hombre o si es mujer quien atiende?

No es un trato especial pero sí es distinto, siento que muchas veces, no por el hecho de ser mujer, sino porque la mujer también sufre este tipo de situaciones, entonces como que se siente más en confianza o más segura (la víctima) por el hecho de que sea una mujer la que esté llevando a cabo la integración de la averiguación previa. No digo que los hombres no sean sensibles, pero siento que una mujer tiene más sensibilidad de tratar, de buscar la empatía para apoyarla.

¿Reciben ustedes actualización constante en esas áreas?

Sí, recibimos cursos, de hecho acabo de ir a uno al Instituto Estatal de las Mujeres. Nos sirve de mucho porque nosotros lo aplicamos dentro de nuestra área de trabajo. Este curso es reciente, pero sí, siento que nos faltan más actividades para estar avanzando día a día.

¿Consideras peligroso tu oficio? ¿Has enfrentado algún tipo de ataque o intimidación en el ejercicio de tu trabajo?

No, yo considero que no es peligroso. En lo particular no he recibido ningún tipo de intimidación, a veces sí hay quienes se

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molestan porque a veces no están de acuerdo con la resolución que una toma conforme a derecho.

Los inconformes ¿se han puesto agresivos o bruscos?

Sí, pero yo creo que ahí una tiene que ir buscando la manera de explicarle. Nosotras no podemos pasar encima de la ley, entonces hay que explicarles porque sería un abuso de autoridad si yo quisiera pasar por encima de la ellos o de la ley. Nos limitamos a lo que establecen nuestras propias leyes para resolver una averiguación.

El área en la que te desenvuelves podría decirse que es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder?, ¿cómo lo manejas?

Bueno, si lo manejáramos como un ámbito de poder, pues sería con una gran responsabilidad, el resolver o el tener en las manos la situación de una persona o el privarla de su libertad… dices: “Bueno, de cierta manera yo tengo el poder de resolverlo, y tengo que hacerlo de manera imparcial, agotando todas las averiguaciones, sabiendo que efectivamente esa persona puede ser responsable”, y actuar conforme a derecho.

¿Has enfrentado hechos de corrupción en tu trabajo como servidora pública?

Dentro de lo que es mi área, hasta el momento no. Sé que sí la hay porque sí existe, pero en lo particular, no me ha tocado. ¿Qué les puedes heredar o compartir a otras mujeres que vienen detrás de ti, de tu experiencia, conocimiento y trayectoria?



Pues yo les platico anécdotas de cómo empecé, les aconsejo: “No te dejes engañar, porque a veces los actos de corrupción empiezan con hacerte plática”, las van envolviendo y les digo que ellos nunca van a buscar el beneficio de una, sino el suyo propio. Así que, si quieren hacer carrera dentro de la Procuraduría, revisen bien su trabajo y sean responsables.

Yo creo que una va transmitiendo de acuerdo a la experiencia que va teniendo y platico con ellas va en lo individual o en colectivo, incluso, a veces convivo con mis escribientes, siempre hay comunicación, y no sólo en el ámbito laboral sino ya en cuestiones personales, entonces ya vas formando una relación de trabajo o de amistad, y se van transmitiendo de alguna u otra forma anécdotas o experiencias de acuerdo a la forma de ser de cada quien.


Bueno, nada es imposible, pero yo creo que, como señala nuestra Carta Magna, hay igualdad, entonces tanto hombres como mujeres somos iguales, creo que debe ser equitativo tanto para hombre como para mujer en caso, por ejemplo de ser nombrado Procurador o Procuradora. Si a una mujer le tocara estar dentro de la Procuraduría pues habría que analizarlo antes de responder, pero yo creo que debe ser parejo, no podemos por pasar encima de la Carta Magna.

Le agradecemos su tiempo para esta entrevista.

Gracias a ustedes por la invitación, espero que mis respuestas aporten algo.

24 de mayo de 2007.

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Nació en Saltillo, Coahuila, el 25 de diciembre de 1966. Sus padres son Luciano Hernández Arévalo, originario de Nuevo León y su mamá Dorilia Pachuca Fructuoso, originaria de Oaxaca. Es la tercera de seis hermanos. Actualmente está casada y tiene dos niños. Es licenciada en Derecho y Ciencias Jurídicas y posee una maestría en Derecho Penal, ambas por la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Su carrera la inició como meritoria en la Agencia del Ministerio Público Civil y Familiar, posteriormente recibió su plaza de escribiente y más adelante, su nombramiento de delegada del Ministerio Público, desempeñándose en el área Penal.

En 1996 recibió su nombramiento como agente del Ministerio Público. En la actualidad, Julieta Hernández Pachuca es agente del Ministerio Publico adscrita al Juzgado Cuarto Penal de Monterrey.

JULIETA HERNÁNDEZ PACHUCAAgente del Ministerio Público adscrita

al Juzgado Cuarto Penal



Hagamos un poquito de historia, cuéntanos ¿qué te motivó a elegir la profesión de abogada?

Pues siempre he sido muy aguerrida desde chiquilla, dice mi papá que siempre fui medio contestona y como mi papá es abogado, entonces de ahí traigo la formación. Me gustaba mucho estar ahí cuando él platicaba con un cliente. Siempre nos dio libertad para elegir la carrera que quisiéramos, ninguno de mis hermanos (hombres) optó por la abogacía y yo, antes de decidirme por Leyes, estudié la carrera de Químico Bacteriólogo.

¿Terminaste esa carrera?

Sí, me faltó titularme porque en ese momento decidí estudiar Derecho, me gustó más la carrera y desde segundo semestre de Leyes me metí de meritoria a una Agencia del Ministerio Público y me gustó.

De alguna manera, al conocer en casa el área, te hizo ver que era también parte de lo que te gustaría hacer…

Mi hermana mayor también estudió para abogada, no se ha titulado pero fue la primera que entró a estudiar Derecho. Ella ya estaba de escribiente en una Agencia del Ministerio Público Civil y Familiar y cuando yo pasé al segundo semestre de Leyes me llevó de meritoria a la Agencia. Fue por ella que me incliné por el área Penal, pues mi papá es laboralista.

¿Dónde trabajó tu papá?

Él siempre trabajó en su despacho particular.

¿Tu hermana continúo con la carrera?

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Sí ella la concluyó después se salió de la Procuraduría y se puso a litigar con mi papá, quería adquirir experiencia.

¿Alguna vez ejerciste como química farmacobióloga?

No, la verdad es que esa fue una vocación que me nació terminando la preparatoria y en ese entonces me llamó la atención todo lo que es la Medicina y ya cuando estaba por terminar la carrera, mi papá me decía que siguiera estudiando y terminé joven esa carrera, así que decidí meterme a Leyes.

¿Alguien más que esté siguiendo los pasos de ustedes en su familia en el área de derecho?

Sí, tengo dos primos que estudiaron más que nada por imitar o seguir a mi papá y por nosotras, que nos han visto estudiar; uno está por terminar la carrera de Leyes, además tengo dos hermanos más chicos que yo, el más chiquito estudió Leyes, está por terminar; el que sigue de mí es abogado, ya se tituló y es laboralista.

¿Prácticamente toda la familia?

A excepción de dos.

¿Qué fue lo que te llamó la atención de la abogacía? ¿cuál fue tu motivación si ya tenías una primera carrera?

Me gusta mucho defender a los demás, siempre fui muy defensora cuando había regaños en la casa, defender a mis hermanos… más que todo me gusta ayudar a la gente.




Pues como te decía, entré de meritoria y me tocó la suerte de tener en mi camino gente que me apoyó mucho, mi primer jefe fue quien me motivó a que yo siguiera incluso cuando entré de meritoria con él, el licenciado Jesús Martínez Ávila era el titular de la Agencia y me dijo cuando ingresé que hubo mucho cambio en mi actitud, en mi persona, porque era tímida, reservada, entonces no se imaginaban que tuviera el carácter para ser agente del Ministerio Público, pero él me motivó y me ayudó a ser un poquito más interesada en la materia.

¿Te dio el apoyo que necesitabas en ese momento?

Sí. Después estuve como escribiente que es el puesto que sigue y después estuve como delegada del Ministerio Público. Finalmente ahora tengo mi plaza como agente del Ministerio Público.

¿En qué año te dieron tu plaza?

Me dieron la plaza en 1996.


Voy a cumplir 15 años de estar en la Procuraduría.

Platícanos, ¿qué significa entrar al área de la procuración de justicia?

Pues desde el punto de vista personal es muy satisfactoria porque me ha enseñado a tener más perspectiva de las cosas, a interesarme más en los problemas de la comunidad, me permite hacer lo que me gusta que es ayudar a la gente, que muchas veces no tiene a su alcance apoyo o ayuda.

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¿Te resultó fácil o difícil el ingreso en un ámbito que tradicionalmente se considera de hombres?

Pues francamente no me resultó difícil, como te digo, me tocó la gran suerte de toparme con gente que tal vez vio en mi alguna cualidad y me apoyó lo suficiente cuando entré como meritoria, vio que tenía mucho interés por aprender y me ofrecieron la plaza de escribiente. Claro que depende mucho del interés que pongas a lo que estás realizando, tuve la suerte de que, además que me apoyaron, me enseñaron a no quitar el dedo del renglón para conseguir mis sueños. El jefe que tengo actualmente nos apoya mucho, nos ayuda en nuestras dudas, sabemos que tenemos las puertas abiertas con él.

¿Alguna vez sentiste que te obstaculizaran, que te discriminaran, que te mandaran a puestos o quehaceres en los que se ha encasillado a las mujeres?

Pues realmente no, creo que viví lo normal que se da en cualquier institución: el celo profesional, el que digan: “Es mujer y por qué va a poder más que yo”. Como te digo, veían que realmente ponía interés en aprender y que podía hacer las cosas aunque no fuera hombre, gracias a Dios, me daban mi lugar.

¿Siempre has estado en Monterrey o te han mandado a otros municipios?

He estado en Guadalupe y ahí batallé un poco por el hecho que estaban acostumbrados a trabajar siempre con agentes del Ministerio Público hombres, entonces teníamos que lidiar un poquito con los elementos de Policía y Policía Ministerial. Te veían mujer y joven y pues decían: “Aquí me la como”, pero ya cuando una demuestra que sí sabe y que no es tan fácil, como



que se va haciendo una de fama y se van dando cuenta de que no eres una inexperta ni una persona a la que puedan manipular o amedrentar, porque es clásico: “Soy hombre y ella mujer, ahorita le grito y la asusto”. Y no, no pasó así.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrentas día a día en tu esfera de acción?

Pues, retos, sacar adelante todos los procesos como deben de ser, que se hagan dentro del marco de la ley. Otro de mis retos es seguir escalando, si se puede, posiciones, porque tengo dos niños y me gustaría darles un buen ejemplo, a pesar de que gran parte del día no estoy con ellos, pero hacer algo que valga la pena y se sientan orgullosos de mí. Estoy sacrificando ahora, espero que valga la pena en un futuro.

Julieta, compártenos alguna experiencia o anécdota de las tantas que suponemos, te ha tocado vivir en estos 15 años de trayectoria…

Mira, la verdad es que a mí me conmueven mucho todos los casos que llegan, porque ningún caso es igual a otro, pero te puedo decir que todos los casos donde están involucrados menores maltratados o mujeres que desgraciadamente tienen un mínimo de preparación, porque me he dado cuenta que la ignorancia es un sinónimo de: “Abusa de mí”. Una de las cosas que más se me ha quedado grabada fue una ocasión que llegó una señora maltratada por el esposo, le quemó toda la cara, era algo muy impactante verla con su herida muy reciente, ella estaba sentada en la antesala esperando para perdonar al señor.

Yo estaba muy molesta, le decía: “Pero ¿cómo es posible que quiera otorgarle el perdón a esta persona que la agredió tanto?”. Y

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que no era la primera vez, pues anteriormente la había mandado al hospital porque la había picado con un cuchillo y ahora le había quemado el rostro, ¿cómo era posible que lo quisiera perdonar? y me respondió que era el único que la mantenía. “Señora, Dios le dio las manos para que usted salga adelante sola, un día su esposo la va a matar”. Ella me decía llorando que no tenía a nadie más, ahí es cuando te deja marcada porque te sientes impotente, por no hacerla entender que no es la única oportunidad que tiene. Otro caso fue de una violación a una menor, lo que más me impactó fue el valor de la niña de decir y confrontar a su agresor. Me admiró ver la valentía de una criatura frente a un adulto. La verdad es que todos los días aprendes algo nuevo, te das cuenta de que una a veces se queja por cosas tan insignificantes.

En un puesto como el tuyo, donde se atiende a víctimas de violencia, el que sea hombre o que sea mujer quien atiende, ¿marca una diferencia?

Digo que el sexo no tiene nada que ver, sino la sensibilidad que tenga cada persona, porque todos trabajamos diferente, ninguno trabaja igual a los compañeros, aunque habrá quienes son más o menos sensibilizados que los demás. Pero, por lo general, la experiencia que tengo es que la víctima cuando es mujer, se siente más segura que la persona que la atienda sea otra mujer. Igual los niños, sienten más protección cuando es mujer, la persona que los atiende, cuando es hombre.

Incluso la mayoría de mis compañeras de Justicia Familiar, del centro, son mujeres; por ese tipo de detalles, pues buscamos que la gente se sienta identificada.

¿Qué significa para ti el hecho de tener en tus manos decisiones



tan importantes como si existe o no un delito o la libertad de una persona?

Es una responsabilidad muy grande, aun y cuando no estoy en el área donde tome esas decisiones. De mí depende el que se demuestre el delito y la responsabilidad de la persona o que por el contrario, si me doy cuenta de que estamos procesando a alguien que no es responsable, también aclararlo, no se trata que el Ministerio Público sea la institución que únicamente acuse, sino llegar a la verdad; entonces es una responsabilidad enorme porque, por un error humano, un descuido o por falta de preparación, cometas un error gravísimo que ponga en juego la libertad de una persona o su salud, sí es algo muy delicado.

El área donde te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cómo ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder y cómo lo manejas?

Nunca he sentido, ni cuando fui investigadora, tener un poder. Más que todo, siempre lo he sentido como una responsabilidad, no como un poder. Manejarlo como poder es decir que tengo el poder de soltar a tal o cual persona y esa es una decisión de mucha responsabilidad que tienes que hacer de manera objetiva. Es una decisión que debes tomar solamente cuando estés bien segura porque, de otra forma, sería como jugar con la libertad de las personas y esto no es así.

Por otro lado, está la seguridad que le brindas a la gente que acude contigo a que la representes, pienso que el poder nunca lo he tomado como tal, yo cambiaría esa palabra.

¿Consideras riesgoso o peligroso tu trabajo? ¿te has enfrentado a

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algún acto de intimidación en el ejercicio de tu responsabilidad?

En algunos momentos sí, porque a pesar de que no soy de la idea de llamarle la atención si algún acusado te lanza alguna amenaza, prefiero hacer como que lo ignoro, porque en el fondo sí te preocupa, porque tienes familia y la mayoría de las veces te preocupas por ella. Hay cierta preocupación por las cosas que están pasando ahora (ejecuciones) y dices: “¿Si llega a pasar algo, valdrá la pena?”, pero me pongo a pensar en que estoy libre del pecado, entonces, procuro no tomarle mucha importancia porque en la mayoría de los casos nunca llega a trascender.

¿Has enfrentado hechos de corrupción como parte de tu desempeño como servidora pública?

Fíjate que me tocó una ocasión en la que, incluso, levanté un acta, porque una persona trató de sobornarme; como que no se lo esperaba y les extrañó mucho a mis superiores cuando les hice llegar el acta: “¿Estás segura?”, me decían, porque se trataba de una persona que se sentía con mucha influencia. Mis jefes me apoyaron y le dieron el cauce legal. A la persona se le detuvo y se le procesó, porque se demostró que había hecho mal... aquí te topas con gente de todo tipo.

Gracias, Julieta, por tu tiempo para esta entrevista.


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Nació en Monterrey, N.L., el 30 de mayo de 1968. Sus padres son Jesús Alberto Rodríguez Mendoza y María Eva Bollaín y Goytia Gallardo. Está casada y tiene una hija. Es egresada de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León de la que obtuvo su título de licenciada en 1990. En la misma institución educativa hizo estudios de posgrado, terminando la maestría en Derecho Penal en 2006.

Como parte de su experiencia laboral está el haber sido meritoria en la Agencia del Ministerio Público en Santa Catarina; escribiente en la AMP Adscrita al Juzgado Primero de lo Penal del Primer Distrito Judicial y delegada del Ministerio Público de la Dirección de Averiguaciones Previas. Fue nombrada agente del Ministerio Público Auxiliar del Procurador en 1999 y hasta la fecha. Entre sus actividades extracurriculares se encuentra el ser miembro activo del Bloque de Abogados de Nuevo León. Ha tomado cursos sobre las Reformas al artículo 20 Constitucional, de Actualización sobre la reforma procesal penal y de Equidad de género, entre otros.

KARYNA ESMERALDA RODRÍGUEZ BOLLAÍN Y GOYTIA

Agente del Ministerio Público Auxiliar del Procurador




El deseo de defender los derechos elementales de todo ser humano.


Mediante un examen de selección, ya que tuve la inquietud de regresar a la Procuraduría General de Justicia en el Estado, pues me había desempeñado como delegada del Ministerio Público, por lo cual acudí a realizar el examen para el puesto de agente del Ministerio Público.


Un gran logro, ya que me siento capacitada para desempeñar mi función, en la cual anteriormente por lo regular imperaba el sexo masculino.


El estado de derecho ha tenido un gran avance con la instauración de los Juicios Orales, empero, siento que en ese ámbito nos falta mucho por recorrer, toda vez que se trata de un nuevo sistema, por lo que es obvio que éste debe perfeccionarse, ya que, ante la práctica del mismo, resultan necesarias diversas reformas.


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Una gran responsabilidad, ya que debo ser objetiva ante los asuntos que me son encomendados, pues ello repercute en el bienestar social.

¿Considera peligroso su oficio? ¿ha enfrentado algún ataque o intimidación el ejercicio de su responsabilidad?

Sí, un poco, ya que las audiencias de segunda instancia, en su caso, se llevan a cabo ante la presencia de los sujetos activos y pasivos del delito, por lo que desconoces cómo vayan a reaccionar éstos, siendo destacable que en lo particular no he enfrentado ningún ataque o intimidación en el ejercicio de mi responsabilidad.

El área en que usted se desenvuelve es un ámbito de poder, ¿cómo lo maneja?

Es verdad, pero el poder siempre lo ejerzo bajo las normas legales, ya que aun y cuando uno tiene facultades, éstas se encuentran reguladas y nunca debes actuar fuera de la Ley.

¿Cómo puede transmitir a otras mujeres el saber adquirido en la procuración de justicia?

Por medio de pláticas y acercamiento a mis compañeras de trabajo.


No.




Sí, pues nuestras elementales garantías individuales establecen la igualdad.


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Nació en Monterrey, N.L., el 25 de febrero de 1967. Es hija de Andrés Cerda Aries y María Fernanda Ramírez Guillén. Actualmente está casada y tiene dos hijos varones. Cursó la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Nuevo León donde actualmente terminó la maestría en Derecho y Ciencias Penales.

Sus inicios laborales fueron en la Junta de Conciliación y Arbitraje, para después abrirse paso en una Agencia Investigadora Número 2 en Guadalupe, N.L. Fue delegada en áreas como hospitales, municipios, ministerial y Seguridad Pública del Estado.

Fue la primera agente del Ministerio Público mujer encargada del municipio de Montemorelos, N.L. Actualmente ocupa el puesto de agente del Ministerio Público Especializada en Juicios Orales.

LAURA ALICIA CERDA RAMÍREZAgente del Ministerio Público Especializada

en Juicios Orales




Primeramente porque existen abogados dentro de la familia y el verlos ejercitar ahí su función, tanto en Gobierno como en forma privada, fue lo que me motivó a decidir estudiar esa carrera.

¿Algún familiar o tu papá?

Es una tía y un tío político, que son abogados.

¿Trabajan dentro de la procuración de justicia?

Uno de ellos ya es jubilado, él trabajó en la Junta de Conciliación y Arbitraje.

¿Y detrás de ti vienen sobrinos, o tus propios hijos siguiendo tu ejemplo?

Puede ser que sí elijan también esta carrera. ¿Hay interés, inquietud?

Sí, sobre todo porque en mi núcleo familiar siempre he procurado que mis hijos sepan el ambiente en que me desenvuelvo, y la actividad que desarrollo para que también sepan la importancia de mi función y sepan comprender también el tiempo de distribución que se les dedica a ellos.

¿En qué momento de tu vida te diste cuenta de que te gustaba esta profesión, a temprana edad o en una etapa más madura?

Fue a temprana edad que veía a mis familiares ejercer su función y me interesaba mucho la actividad que desempeñaban. Desde el

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inicio de la carrera, veía a algunos compañeros en la facultad que iniciaban como meritorios, estaban en semestres más avanzados que yo, y debido a que yo tenía familiares dentro de Gobierno y los observaba desde chica, eso me motivó a empezar las prácticas desde mi segundo semestre de carrera, entré como meritoria y me involucré desde temprana edad en esto.

¿Qué tan fácil o qué tan difícil era para las mujeres en ese momento estudiar, tomando en cuenta que la carrera era de las consideradas para hombres? En lo personal no fue difícil para mí, pues cuando estudié Leyes, ya era un poco más marcada la presencia de mujeres, por decir, eran el 50 por ciento de la población, así que tuvimos una aceptación total, no teníamos ningún problema al respecto.

¿Y cómo fue tu entrada a la Procuraduría de Justicia?,¿cómo llegas a ser agente del Ministerio Publico?, platícanos esa trayectoria…

Primeramente empecé, como dije, de meritoria en la Junta de Conciliación y Arbitraje. Siguiendo los consejos de mis familiares de que no me estancara en una sola dependencia sino que conociera más áreas, posteriormente me inscribí para conocer el área penal, en el municipio de Guadalupe, en una Agencia Investigadora. En aquel entonces en las agencias investigadoras se conocían todos los delitos, no había todavía áreas de especialización.

Ahí empecé y al cabo de un año y medio me dieron la plaza de escribiente. En lo personal siempre he sido muy constante, entraba a las ocho de la mañana y me retiraba a las tres de la tarde, en ese entonces tenía la ventaja que estaba allá en Guadalupe, y nada más tomaba un camión para ir a la Universidad, entonces no había mucha dificultad en cuanto a horarios. Con mi plaza



de escribiente estuve un tiempo en Guadalupe en la Agencia Investigadora Número 2, en Palacio de Justicia en la Agencia Número 4, también como escribiente en San Pedro, en la agencia que se encuentra adscrita a Seguridad Pública del Estado. A una compañera y yo estuvimos en la apertura de esa dependencia. Posteriormente me dieron la plaza de delegada y empecé a cubrir delegaciones en diferentes áreas como los hospitales, municipios, ministerial, Seguridad Pública del Estado. Hace como ocho años hubo un Subprocurador que se tomó la tarea de checar todos los currículum y revisar la trayectoria que teníamos todas y fui una de las elegidas para la plaza de agente del Ministerio Público. Él personalmente nos entrevistaba y fui de las afortunadas. Con mi nombramiento de agente del Ministerio Público se me asignó la agencia en Montemorelos, Nuevo León.

¿Cuántos años tienes en el medio?

Tengo 20 años en Procuraduría.

¿Qué ha representado para ti, como mujer, ingresar al campo de la investigación de persecución de delitos y la procuración de justicia?

Ha representado mucho. Pienso que ésta es una de las carreras más importantes, particularmente en el área en la que estoy, pues nos hemos estado especializando en Juicios Orales. Creo que es cuando en realidad lo valoro, tanto en lo personal, como mujer, como profesional. Queda demostrada nuestra capacidad, la mujer hoy en día tiene todo para desenvolverse y triunfar. Es sabido que desde hace mucho tiempo se elige por default a un hombre para desempeñar ciertos puestos, sin saber o preguntarle muchas veces a una si quiere o si puede, porque de que tenemos la inquietud para cumplir tal o cual función, la tenemos.

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Mencionabas hace rato, tu primer cargo como agente fue en Montemorelos, platícanos un poco de las dificultades que tuviste al llegar ahí. Mencionabas ser pionera al abrir algunas agencias, después quedar en Montemorelos, ¿a qué dificultades te enfrentaste por el hecho de ser mujer?

Montemorelos es un municipio que tiene otra ideología, otra forma de pensar y esperaban ver a una persona mayor, a un hombre encargado de ese puesto. Al momento que llego empiezan las personas a acudir ahí a la Agencia, a pedir orientación o que se les explique como están sus expedientes y la primera reacción es cuestionar que soy mujer y joven. Pensaban que no los iba a atender o no iba a saber sobre mis funciones ni que les iba a solucionar sus problemas. Sí tienen una idiosincrasia muy marcada, pero afortunadamente, es gente noble. Estuve platicando con ellos y diciéndoles: “¡Primero conózcanme! primero pruébenme, y luego me dice si cumplo con sus expectativas como funcionaria, dénme la oportunidad de servirles”, al final las cosas salieron muy bien.

¿No te sentiste discriminada u obstaculizada en otras áreas, como los hospitales, por ser mujer?

Sí, un poco, sobre todo en el área de delegados itinerarios que estaban adscritos a la Policía Ministerial o Judicial, decían que no elegían a ninguna mujer, porque el turno era de 24 horas y cuando había trabajo había que ir a cualquier municipio o a cualquier colonia conflictiva a dar fe de la muerte de alguna persona, a dar fe de daños, a dar fe de alguna balacera y por eso no se elegían mujeres para esos puestos. Al paso del tiempo, una también se esfuerza por demostrarles que no por ser mujer no iba a cumplir esa función, les expliqué que no importaba la hora y acompañaba a los elementos de la Ministerial a desempeñar el trabajo. Actualmente somos muchas mujeres las que estamos



en el área de Procuraduría y todas desempeñamos la misma función.

Lo mismo ocurre en casos de embarazos; a las mujeres embarazadas las mandan a lugares donde hagan trabajo administrativo, como enviar oficios o contestar amparos y no es justo, ésa fue mi lucha contra ellos, no porque estés embarazada significa que no vas a poder ir a cualquier lugar y creo que la primera expectativa de una, en lo personal, como mujer al estar embarazada, es no demostrar ninguna debilidad, porque al momento de que ven a una mujer embarazada, la ven como sinónimo de debilidad, de enfermedad o de incapacidad.

Es una constante en la vida de las mujeres, tener que demostrar algo, cosas, constantemente…

Si, para que se le valore a una tiene que demostrar que es ordenada, que la labor que desempeña es cumplida y responsable, honesta y que nos gusta trabajar.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrentas en tu esfera de acción diaria?

Los retos son enfrentarte a una área nueva, que viene siendo la justicia de manera oral, ése es el reto día a día, porque no todas las personas creen en ese proyecto que ya se estableció y que ya esta aquí en nuestro estado, hay personas que creen que es un sistema que no va a funcionar y están muy ceñidos a la tradición anterior. No obstante que presenta dificultades y retrasos, el reto es convencer a la gente de que es un nuevo sistema que tiene demasiadas ventajas y que vamos a desempeñar el papel lo mejor posible.

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¿Qué significa para ti el hecho de tener en tus manos decisiones tan importantes como si existe un delito o no, quien es el presunto responsable o la libertad de una persona?

Es bien importante, aunque ahorita estoy el área de Oralidad, estuve siete u ocho años como agente del Ministerio Público y es algo muy importante, con mucha trascendencia. No se trata de poner una firma y ya, es todo un proceso: checar, revisar muy bien quien es el responsable de algún delito, si existe en realidad un delito o si está maquillado. En alguna ocasión platicaba con un médico y le decía: “Vaya, usted tiene en sus manos la vida de una persona, lo cual es muy importante”, y él me decía: “Pero usted tiene en sus manos la libertad de una persona, que también es sumamente importante”.

¿Tiene alguna anécdota que desee compartirnos?

Recuerdo que hubo un choque, iban dos amigos que se conocían desde la infancia, uno de los jóvenes conducía el vehículo que participó en el accidente vial y que ocasionó daños, lesiones y lamentablemente, la muerte de su compañero. Cuando avisamos a los familiares del fallecimiento, la madre del occiso nos dio una respuesta que me conmovió: “No me importa si hay un delito o si hay una penalidad, no solicito nada en contra del otro joven, déjenlo en libertad, porque es un accidente. Yo sé que ponen mucho interés sobre si andaban tomados o no, me consta que lo único que tomaron fue en mi casa, y fueron dos cervezas y no quiero que los medios ni nadie vaya a hacer de esto un escándalo ni que se vaya a incriminar a este joven con otras cosas que no son. A mí lo que me importa es desistirme y que él me acompañe al velorio de mi hijo, no quiero saber más”.

Son pocas las personas que uno se topa en la carrera que tengan



ese corazón y esa humanidad, de saber poner en la balanza la responsabilidad de cada quien. Esa anécdota la recuerdo muy bien.

¿Consideras peligroso tu oficio, te has enfrentado a algún ataque o intimidación en el ejercicio de tu responsabilidad?

Sí, es peligroso, pero depende del área en la que estés. Actualmente sabemos cómo está la violencia en Nuevo León, pero afortunadamente no he estado yo en ninguna área en donde implique mayor riesgo. Sabemos que todos de alguna manera estamos expuestos a la amenaza de algún inconforme, pero, afortunadamente, de ahí no pasa.

En el área en que la que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál es tu acceso a este poder y cómo lo manejas?

El poder siempre lo tienes en cualquier lugar en donde estés: poder ya sea administrativo, poder en cuanto a la libertad de una persona, poder en cuanto a la devolución de un vehículo, nada más hay que tener los pies sobre la tierra, ser lo más equitativo que se pueda, no empezar a soñar ni andar entre nubes haciendo cosas que no correspondan. Vaya, desempeñar nuestra función con profesionalismo y ver al poder como una función que como abogada, debes desempeñar apegada a la ley.

De tu experiencia y trayectoria, ¿qué podrías transmitirles o heredarles a otras mujeres que van empezando en la procuración de justicia?

Sobre todo a meritorias y escribientes que sean lo más profesionales que puedan, con su trabajo van a poder demostrar mil cosas y van a valorarlas. Que sepan trabajar para que nadie les ponga

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ningún pero y al instante que haya movimientos en el escalafón, van a ser tomadas en cuenta pero sólo si son responsables.

¿Te has enfrentado a hechos de corrupción en el desempeño de tu trabajo como servidora pública?

En lo personal no, en todas las áreas que he estado no me enfrentado a hechos así.

¿Crees posible que se pueda crear una procuración de justicia con perspectiva de género?

Sí como no, por ejemplo ya tuvimos una mujer Procuradora que marcó la diferencia. Cuando estuvo de procuradora la licenciada Álida Bonifaz, en lo particular, sentí un cambio muy marcado, significativo, pienso que sí hubo cosas muy benéficas tanto internas como para la sociedad en sí.

Hacia el interior se vio en la modernización de todas las instalaciones, fue demasiado marcada la diferencia, nosotros contábamos con instalaciones muy deficientes y creo que con ella se dignificaron los espacios.

Te agradezco tu tiempo dedicado a esta entrevista, ¿algo que quisieras agregar?

Nada más que la función de abogado es muy bonita, estoy muy satisfecha del logro que he tenido en la Procuraduría y ojalá que muchas mujeres se decidan por ser luchonas y lograr algo en este sentido.

7 de junio de 2007.

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Nació en Monterrey, N.L., el 12 de noviembre de 1966. Sus padres son José Guadalupe Carrera González y María Guadalupe Sauceda Ortega. Tiene dos hermanas y dos hermanos, es la mayor de los cinco. Actualmente está casada y tiene un hijo adolescente. Es licenciada en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Nuevo León, institución donde recientemente concluyó su maestría en Derecho Penal.

Ha tomado cursos en Investigación de Homicidios producidos por Arma de fuego; Introducción a reformas en materia Penal y Procesal Penal y diplomados en Técnicas de Investigación Criminal, entre otros. Se ha desempeñado como agente del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas; como agente del Ministerio Público Investigador del Segundo Distrito Judicial; y como agente del Ministerio Público Especializada en Juicios Orales. Actualmente labora como agente del Ministerio Público Investigador adscrita al Noveno Distrito Judicial en el municipio de Villaldama.

LAURA GUADALUPE CARRERA SAUCEDA

Agente del Ministerio Público Investigador adscrita al Noveno Distrito Judicial



Platícanos, ¿qué te motivó a elegir la carrera de abogada?

Mira, la carrera de abogada, la verdad, viene por rebote, porque yo inicialmente entré a la Facultad de Medicina, hice tres semestres ahí y no fue muy de mi agrado, me salí.

Luego, para no quedarme sin un estudio, vi a mi hermana que estudiaba Leyes y cómo preparaba sus clases, empecé a interesarme, entonces fue cuando tomé la decisión, presenté el examen y ahora aquí estoy.

¿Qué fue lo que te llamó la atención?

Me llamaron la atención muchas cosas como el Derecho Penal, defender a la gente, aunque ahora estoy del otro lado, acusando, pero era lo que me llamaba la atención en ese momento, porque sí veía alguna injusticia me daba por querer defender y eso fue lo que me llevó a estudiar Leyes.

Cuando entraste a la Facultad, ¿recibiste algún tipo de comentario por tratarse de una carrera tradicionalmente considerada de hombres?

Sí, de hecho había amistades que me decían: “¿Por qué te vas a meter a Leyes? Es carrera de hombres”. Yo respondía que estudiaba porque que me gustaba, había gente que de repente necesita una asesoría y no tiene recursos y no hay quién le dé un apoyo, y eso a mí me llamó la atención, ayudar a la gente en ese sentido.

¿Tus papás no te decían lo mismo?

Fíjate que no, mi papá siempre nos apoyó desde pequeñas,

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siempre nos decía que debíamos estudiar una carrera profesional, porque nos quería ver profesionistas. De ahí el interés, siempre tuvimos el respaldo de mi papá, él siempre detrás, y mi mamá le decía: “Pues que sean secretarias”, y papá: “No, no, no, ¿cómo que van a ser secretarias? Tienen que ser profesionistas”.


Yo llego a ser agente del Ministerio Público después de haber recorrido una carrera en la Procuraduría. Empecé de meritoria desde el segundo semestre de mi carrera, entré como meritoria a la Agencia adscrita en San Nicolás, con el licenciado Cruz González, quien me dio la oportunidad, un año después ya me habían dado la plaza de escribiente, fue rápido, donde me tardé mucho fue siendo escribiente, para ser delegada me tardé como cinco años.

Terminé la carrera y seguí siendo escribiente, después me cambiaron a la Dirección de Control de Procesos donde el licenciado Leodegario, quien en ese entonces era Director de Control de Procesos me impulsó, me enseñó a no desesperarme porque no había plazas. Anteriormente era más difícil que te concedieran una plaza, porque hasta que se desocupaba una te podían dar la oportunidad y no había tantas agencias.

Se han abierto muchos Ministerios Públicos, se ha ido especializando…

Bastantes, sí, y efectivamente empezaron a especializarse. Creo que fue la licenciada Ávila la que empezó con eso. Yo estuve ahí un rato, primero en Control de Procesos, luego me dan la oportunidad de ser delegada pero adscrita ahí, a la Dirección de Control de Procesos, posteriormente me cambiaron a la Dirección



de Averiguaciones Previas, y ahí fue que me dieron la oportunidad de ser agente de Ministerio Publico.

¿Cómo fue, por medio de un examen?

En el tiempo en el que yo estaba no había que presentar examen, era por nombramiento.

¿Dónde te dieron tu nombramiento?

Ahí, en la Adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas, estuve unos cinco meses aproximadamente, de ahí me fui de agente de Ministerio Público para abatir el rezago, en la Agencia Número 1 de Guadalupe, ahí estuve unos cuatro o cinco meses.

En 1998 me ascienden a agente del Ministerio Público Investigadora en el Segundo Distrito Judicial, en Guadalupe, y ahí estuve hasta 2002, casi cinco años.

Después me fui de apoyo a las labores del Ministerio Público de Santa Catarina, posteriormente regresé a Control de Procesos y ahí me nombran agente de Ministerio Público Adscrita al Juzgado Segundo Supernumerario, que también era para el abatimiento del rezago de los juzgados. En ese entonces se crearon dos Juzgados Supernumerarios en Monterrey, dos en Guadalupe.

En el 2004 me nombran agente del Ministerio Público Adscrita al Juzgado Sexto y ahí duro yo creo que como unos cinco días porque es cuando empiezan los cursos para la litigación de Juicios Orales, entonces a mí me mandaron al curso y me dan el nombramiento como Especializada en Juicios Orales.

¿Ya era más accesible para las mujeres, el ambiente laboral

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cuando ingresaste a la Procuraduría?

Sí, porque ahí en la Agencia donde yo estaba había muchas mujeres delegadas, que, si bien, a lo mejor estaban haciendo o protestando amparos u otras cosas, pero eran abogadas y tenían puesto de delegadas.

Nos interesa saber sobre dificultades o prejuicios.

A mí no me ha tocado, en lo personal… no sé si a alguna de mis compañeras, pero de hecho, yo siempre sentí mucho apoyo de parte de los directores y mis jefes. Pero sé de otras compañeras que no la pasaron tan bien, quizás las de otras generaciones que incluso hasta en la Facultad les decían cosas, pues eran contadas las mujeres que estudiaban ahí. Uno de mis jefes platicaba que en los tiempos de ellos si acaso había una mujer en cada grupo, y que eran grupos de 60, 70 personas y solamente una mujer. En mi experiencia, como te decía, estuve tres semestres en la Facultad de Medicina y creo que son más discriminadores ahí.

Recuerdo que me dieron clases doctores que eran muy discriminatorios, se la vivían diciendo a las mujeres: “¿Qué estás haciendo aquí? Tú vete a lavar platos”, “Esta carrera no es de mujeres, es de hombres”, y así por el estilo. Los maestros eran señores ya grandes, pero si me tocó ver más el rechazo en Medicina que en Leyes.

¿Qué representa para ti, como mujer, ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y de procuración de justicia?

Pues más que nada un reto bastante grande, porque tienes que lidiar con muchas cosas, sobre todo cuando ves que a veces la ley



no prevé todas las situaciones que una quisiera castigar, ese lado es bien difícil, porque a veces ves que te llega una persona con un problema determinado y desgraciadamente nuestra legislación no la prevé como un delito.

Cuando detectan esos vacíos en la ley, ¿qué hacen?

Hacemos propuestas, y pues así es como se ha llegado a la creación del delito de violencia familiar, pornografía infantil y todos esos casos.

¿Es común que los fiscales se interesen en promover esos cambios a la ley?

Sí, de hecho cuando se hacen las convocatorias se les llama a todos para que hagan sus propuestas y hay bastantes compañeros y compañeras que presentamos alguna propuesta.

¿Cuáles son los retos y avances que enfrenta en su día a día?

Los retos pues que con tantos cambios que ha tenido últimamente el Código, tienes que estar actualizándote, prácticamente a diario, porque a últimas fechas se ha estado reformando el Código muy seguido; entonces, no puedes quedarte con el que tenías hace cuatro o cinco meses, porque ya cambiaron los delitos y si te quedas con el anterior, vas a cometer un error en tu trabajo. No tienes más opción que actualizarte.

En cuanto a los avances, los Juicios Orales. En lo personal en Villaldama, donde estoy, soy investigadora adscrita a lo Penal y adscrita al Juzgado de Preparación, que es donde inician los Juicios Orales, y adscrita a lo Civil y Familiar, soy allá como “El milusos”.

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Es decir, ¿todo recae en tu persona?

Así es, y no nada más es Villaldama, tengo además Bustamante y Lampazos como Agente Investigadora y como Fiscal Adscrita tengo los municipios de Salinas y Anáhuac.

¿Vas de un municipio a otro?

No, porque en Sabinas y Anáhuac sí hay Agentes del Ministerio Público, lo que ellos consignan llega a juzgado y yo lo tengo que ver. A propósito de esto, ¿qué significa para ti el tener en tus manos decisiones tan importantes, como si existe o no un delito, quién es el responsable, o decidir la libertad de una persona?

Lo que nosotros tenemos que hacer es apoyarlos, de todo lo que nos da la ley, para poder dictaminar quién es o no responsable. Debemos estudiar, leer para que puedas en un momento determinado interpretar la ley, porque a veces no es nada más a como está escrito, hay que interpretar cuál fue el sentir del legislador cuando creó ese tipo delictivo y en qué aplica.

Es muy importante que realices el mayor número de diligencias posibles para poder determinar la presunta responsabilidad o no de la persona, porque no puedes hacerlo como se hacía antaño, que te basabas solamente en la confesión.

¿Hay alguna anécdota que nos quieras compartir, de las tantas que has vivido en tu trabajo?

Cuando yo estaba en Guadalupe detuvieron a una banda, no me acuerdo de los nombres pero recuerdo los apodos: era “La banda



de la hamburguesa”. Al señor Ginés le decían “El viejo orejón”, pero lo que realmente me dejó con la boca abierta fue la memoria que tenía ese señor.

Me detalló, delito por delito, con fechas, lugares y lujo de detalles lo que había hecho en los robos, algunos con violencia, algunos no y qué hizo con todas las cosas que robó. Me quedé impresionada con su memoria: “Ese día asaltamos este lugar, y para eso primero lo estuve viendo, checando las personas, ya cuando me daba cuenta cómo operaba íbamos a robar. Estudiaba el lugar, a veces con una semana tenía, a veces lo estudiaba un mes”.

Recuerdo que en ese tiempo en Guadalupe, meses atrás, habían encontrado un arma de fuego en el bote de basura de un banco… pues resulta que cuando lo estábamos interrogando, este señor, dijo: “Y la pistola que utilicé para asaltar tal lugar, la tiré en la basura de un banco tal, en tal mes”, ¡y era el arma que nosotros habíamos encontrado, de la que no sabíamos nada!

Después lo consignamos, pero sí le preguntamos qué hizo con tanto dinero y dijo: “Me lo gasté, me iba de viaje a Acapulco”.

¿Consideras riesgoso tu oficio? ¿Te has enfrentado a algún tipo de ataque o intimidación?

No me he enfrentado a algún tipo de ataque. Aunque no falta la persona que me diga: “Es que no sabes quién soy, te van a correr”. Sin embargo, a últimas fechas, por las situaciones que se han presentado (levantotes, secuestros, asesinatos), como que sí te entra un poquito la paranoia, de si ves un carro detrás del tuyo. Nunca me ha tocado algo así, y tengo mi conciencia tranquila pero ahora, yo creo que independientemente en lo que trabajes, con los últimos eventos que ha habido, todos nos sentimos un

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poquito a la defensiva y en alerta, pero por mi trabajo no, gracias a Dios, hasta ahora no se me ha presentado algo así.

¿Te has enfrentado a hechos de corrupción?

No, no me ha tocado, a lo mejor porque soy mujer, puede ser que por eso se detengan más, no me ha tocado ninguna persona que me diga: “Oiga, licenciada, ¿cómo le hacemos?”, porque incluso creo que a los compañeros (varones) los invitan mucho a cada rato, y a una no. Como que se inhiben cuando ven a una mujer o se cuidan más.

El área en la que te desenvuelves podría decirse que es un ámbito de poder, ¿cómo manejas el acceso a este poder? ¿Cuál ha sido tu experiencia?

Pues yo creo que no es poder, porque ahora los delitos están (tipificados) en el Código… nosotras tenemos que hacer todo tal y como viene en la ley, porque si no, tú estás cometiendo un delito; pero poder no, para nada siento que lo tenga.

¿Qué les recomendarías o heredarías a otras mujeres que van iniciando a propósito de tus conocimientos, trayectoria y experiencia?

En el ámbito del trabajo yo creo que, como es el jefe son los subordinados. Entonces creo que con mi actuar les voy a enseñar a ellas cómo deben conducirse y qué es lo que deben hacer, así me lo enseñaron los que fueron mis primeros jefes, con sus acciones me enseñaron lo que es la carrera en la Procuraduría, y lo bello que es ayudar a la gente. Pudiera decirles a las muchachas que no se crean que nada más con la pura práctica o saberse el Código al revés y al derecho ya lo tienes todo. No, deben estudiar



y actualizarse constantemente.

En lo personal me gusta platicar con las jovencitas si tienen algún problema, que lo revisen y analicen objetivamente, que se vean en este espejo y que traten de superarse.

¿Consideras posible que se pueda crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Creo que sí, todo es posible puesto que hay perspectiva de género, porque todavía tenemos algunos estigmas por ahí, debe poderse crear. Desde el hogar deben darse los cambios, que las mamás no traten diferente a las hijas que a los hijos.

Eso es algo que yo trato de inculcarle a mi hijo, que no porque sea hombre puede faltarle el respeto a la mujer, debe tener muy claro que hombres y mujeres somos iguales y tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones. Yo creo que debemos de retomar todas esas situaciones y ver que es lo más importante en una sociedad, para ser buenos ciudadanos.

Te agradecemos tu participación… ¿algo que quieras agregar?

Gracias a ustedes, por permitirme la oportunidad de explayarme un poco aquí.

5 de julio de 2007.

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Nació en Durango, Dgo., el 14 febrero de 1968. Es hija de Emilio Canales Cisneros y María Luisa Figueroa Pérez. Está divorciada y tiene una hija pequeña. Estudió la licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León (1984-1989), y está por concluir la maestría en Derecho Penal.

Inició como meritoria en el Juzgado Cuarto Menor Letrado de Monterrey y en la Procuraduría General de Justicia del Estado, en la Agencia del Ministerio Público Investigadora Número 2, en 1986. Fue escribiente en la misma agencia de 1987 a 1989. Recibió sus nombramientos como delegada del Ministerio Público en 1990, y como agente del Ministerio Público en 1993. Ha colaborando como fiscal adscrita a los Juzgados Primero, Segundo y Quinto de lo Penal. Fue titular de la Agencia Investigadora Número 3 del Primer Distrito Judicial, así como en la Agencia del Ministerio Público Investigadora Número 2.

En 2003 fue Subdirectora de Averiguaciones Previas “B”, asistiendo al titular en la supervisión de las agencias y delegaciones del Ministerio Público. En 2004 fue designada Directora General de Control de Procesos y Amparos. Actualmente es Directora de Agentes del Ministerio Público Auxiliares del C. Procurador, en la Procuraduría General de Justicia en el Estado.

LAURA INÉS CANALES FIGUEROADirectora de Agentes del Ministerio Público

Auxiliares del C. Procurador, en la Procuraduría General de Justicia en el Estado



¿Cuáles fueron los motivos que la llevaron a elegir la carrera de abogacía?

Yo creo que el deseo de servir a los demás, el tener entre los más altos valores la justicia, me entusiasma mucho la idea de la justicia y creo mucho en que es importante, que es básica, para que la convivencia entre la familia, la sociedad en general, sea lo mejor posible. Soy la primera abogada en la familia, no tuve alguna influencia cercana. Posteriormente, cuando estuve en la Facultad, e ingresé a la Procuraduría a hacer mis prácticas, por ahí del quinto semestre, entonces ahí ya le empiezo a tomar el sentido más práctico a esta carrera.

¿Desde cuándo se dio cuenta de que quería estudiar Derecho?

Yo creo que desde preparatoria, en algunas pláticas de Orientación Vocacional teníamos algunos maestros en la preparatoria de áreas no jurídicas, pero que sí tenían que ver con las Ciencias Sociales, que eran abogados, entonces ellos nos relataban, pues, algunas anécdotas de su vida profesional, y sí, de ahí empezó el interés por esta carrera.

Afortunadamente tuve siempre el apoyo incondicional de mis padres. Mi padre es una persona con escasa instrucción escolar, se dedicó a trabajar con ahínco y a enseñarnos que el trabajo da para vivir y para sacar adelante a una familia, a cinco hijos nos proporcionó los medios para obtener carrera profesional. De mi madre tuvimos el apoyo, ese empuje y esa visión que le agradezco, de ver que podríamos salir adelante por medio de la preparación académica, sobre todo para las mujeres, así nos lo hacía ver ella, pues en su época no había las oportunidades que tuvimos nosotros. Le agradezco mucho que ella siempre tuvo ese ahínco y nos permitiera ganarnos la vida de una manera más

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fácil, a lo mejor, que a muchas otras mujeres que tienen que dedicarse a trabajos más duros, más difíciles.

Mi padre trabajó la mayor parte de su vida en Estados Unidos, tuvo que hacer un esfuerzo muy grande porque, lógicamente, pasaba por indocumentado los primeros años. Posteriormente tuvo oportunidad de regularizar su estadía allá, pero los primeros años sí tuvieron que pasar muchas vicisitudes: mi hermano mayor varón y mi hermana, empezaron a estudiar en Monterrey, y luego, viendo que era difícil estar todos separados, hicieron lo posible porque todos viviéramos aquí. Desde luego que fueron años económicamente muy difíciles, afortunadamente entre ese empeño de mi padre, desde luego de mi madre, y los consecuentes esfuerzos y sacrificios que tuvieron que hacer, nos dieron a los cinco una carrera; incluso mi hermano mayor estudió en el Tecnológico de Monterrey, mi hermana es maestra, la siguiente es enfermera, yo soy la penúltima y la última es estilista. Desde luego que son grandes esfuerzos y sacrificios que siempre he valorado y he agradecido a mis padres.

¿Cómo fue trayectoria escolar? Le tocó una época en la que ya había más mujeres..

Sí, ya desde la preparatoria y luego en la Facultad, creo que ya éramos 50 por ciento de hombres y 50 por ciento de mujeres, ya empezaron a hablar los maestros de que incluso casi faltaba muy poco para que fuéramos mayoría las mujeres, porque en los maestros de esa época ya había esa conciencia y esa apertura, la verdad creo que estaban muy conscientes de ello, y como que sí se adaptaron a esa circunstancia, porque no podría yo hablar de que hicieran preferencias entre mujeres y hombres, creo que ellos trataban a cada uno conforme a las capacidades, las demás cualidades.



Hace unos momentos, antes de entrar de lleno a la conversación, me comentaba que su ingreso a lo laboral fue un poco distinto… ¿Cómo fue su entrada a la Procuraduría? ¿Hizo prácticas profesionales?

En la Autónoma de Nuevo León la mayoría de los maestros son funcionarios públicos, o bien abogados que ejercen el litigio, entonces todos ellos nos aconsejan desde los primeros semestres, el buscar alguna oficina, algún lugar en donde se pueda ver en la practica lo que ellos están diciendo en las aulas. Eso nos abre las puertas a muchas instituciones, porque los maestros son jueces, magistrados o agentes del Ministerio Público, entonces se nos despertaba el interés, decíamos: “Vamos a ver qué se maneja en el juzgado, en una agencia”, y ahí nos explicaban la importancia de que empezáramos a verlo desde que estábamos estudiando, porque luego venían los semestres finales, en los que había que decidir cuál área nos interesaba o nos gustaba más, o quizá ya haber logrado ya alguna posición laboral.

De esta manera inicié con mis prácticas en un Juzgado Cuarto Menor, pero en ese juzgado había muchos meritorios así se les llama a las personas cuando están haciendo sus prácticas y la oportunidad de practicar, de elaborar los escritos, de hacerlos a máquina, de redactarlos era muy poca, entonces optamos por la posibilidad de entrar a una Agencia del Ministerio Público investigadora, porque nos decían que ahí era menor el número de personas; es más pesado, por los horarios y por el tipo de trabajo que ahí se ve. Obtuvimos la oportunidad algunas compañeras y tu servidora de entrar a la Agencia Investigadora Número 2, y efectivamente ahí era mayor el volumen, mayor el horario que había que cubrir, y por tanto, mayor la oportunidad de practicar, de tomar declaraciones, de hacer escritos, que era la forma en que uno podía relacionar lo que estaba viendo en la Facultad con

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la práctica. Todo esto fue en Monterrey, a finales de 1986, por ahí empezamos, y sí, había más posibilidades porque era mucho menor el número de mujeres de las que hay actualmente.

Agentes del Ministerio Público, en ese entonces, eran, a lo mucho, tres…

A lo mucho unos tres o cuatro, de delegadas era también menor el número en comparación al de los hombres… no había tantas agentes del Ministerio Público, ha crecido el número de agencias por la consecuente necesidad del trabajo. Como meritoria haces todo lo inherente, como sacar copias y archivar los expedientes, pero también empezaba a aprender con una persona que era escribiente, que ya tenía una responsabilidad de manejar sus asuntos. Al cabo de ocho o nueve meses hubo una oportunidad, porque se salió una persona que tenía una plaza de escribiente y afortunadamente, como yo sí le había puesto mucho empeño en aprender, en desempeñarme como escribiente, me fue otorgada la plaza ahí mismo, en esa Agencia del Ministerio Público y a tener la responsabilidad del manejo de una mesa, de unas averiguaciones, lo que implicaba desde tomar declaraciones, hacer inspecciones fuera de la oficina, tener mayores responsabilidades, ¿verdad?, tomar declaraciones a las personas indiciadas en una averiguación y todo lo referido al manejo de una Agencia del Ministerio Público investigadora. Ahí estuve por espacio de unos dos años, y en ese tiempo había una agencia especializada en asuntos relevantes que estaba adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas, y comencé a apoyar al fiscal, que no tenía en ese tiempo auxiliar fijo, en algunas averiguaciones relevantes.

¿Para ese momento ya había terminado la carrera?

No, estaba apenas terminando la carrera, también había que



cumplir con las clases. Obviamente me tocó el cambio de horario, de cuatro a 10 de la noche y luego de seis a 10, era todo el dia, desde las ocho de la mañana hasta las tres y media en la agencia y luego ya el resto a la Facultad. Afortunadamente yo saqué mi kárdex en orden, todas la materias aprobadas siempre en primera oportunidad, entonces era el doble empeño, es decir, me gustaba mucho, me empezó a apasionar este trabajo en la Procuraduría, pero el principal objetivo lo tenía siempre claro, que era sacar mi carrera.

Terminé mis estudios, y significó un esfuerzo adicional, pero muy satisfactorio. De esta manera logré que se me considerara para cambiarme luego ya como escribiente adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas, habiendo concluido mis estudios pues tenía más tiempo disponible; entonces era más lo que podía dedicarme al trabajo, esto implicaba que además del trabajo como escribiente, cubriera algunas ausencias o vacaciones de los delegados del Ministerio Público. Los delegados del Ministerio Público trabajan 24 horas, descansan 48 y están adscritos a municipios, a los hospitales, a corporaciones policiacas, entonces había que cubrirlos con el mismo sueldo de escribiente por supuesto, pero era una manera de demostrar el interés de aprender a hacer el trabajo, porque lógicamente teníamos una persona que nos auxiliaba, nos indicaba qué hacer y era la responsable en todo caso del trabajo, pero fue una manera de aprender, de hacer… y luego me otorgaron la plaza de delegado de Ministerio Público, adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas. Fue en 1990.

¿Qué representa para usted, como mujer, ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y de procuración de justicia?

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Bueno, ha significado una gran satisfacción, una realización profesional desde luego, muy importante; puedo decir que he realizado plenamente mis aspiraciones profesionales, ha sido una gran responsabilidad también, un trabajo arduo, un trabajo pesado que tiene muchas aspectos positivos, porque podemos realizar el objetivo de servir a los demás, de ayudar a la gente, pero también ha significado muchos sacrificios en mi tiempo, en horarios, a veces exponiendo la salud y todo. Sobre todo, que es la mayor parte de nuestro trabajo y en la que he pasado gran parte de mi vida profesional, pues, al igual que los médicos, tengo contacto con situaciones o con circunstancias desagradables, duras, difíciles… veo a la gente sufrir, veo el dolor de cerca, verdaderas tragedias familiares, porque en una circunstancia en la que una persona comete un delito, no solamente él paga las consecuencias, esta persona tendrá su proceso y quizás será llevada a un centro penitenciario, pero también tienes a la víctima, sus familiares y a los del propio reo, que también viven circunstancias muy difíciles. Entonces sí, es un trabajo en el que, al igual que los médicos, veo lo más duro, lo más triste y difícil de la vida.

Una vez que empezó a trabajar, ¿se enfrentó a la discriminación o a comentarios machistas? ¿Tenía que estar demostrando cosas constantemente, por el hecho de ser mujer? ¿No llegaron a acosarla?

Bueno, yo creo que es innegable que existieron, existen o continuarán estas cuestiones inherentes al machismo, dondequiera va a haber gente con estos criterios. Afortunadamente, tuve la suerte de contar con el apoyo de fiscales varones que sabían valorar la capacidad, el desempeño, la honestidad, la responsabilidad con las que se desempeñaba el trabajo, y que esto en gran medida aliviaba un poco esas cuestiones que, desde



luego, existían. Claro que ya sabía de casos en los que se ejercía este tipo de discriminación o de acoso, personalmente nunca me tocó experimentarlo, por fortuna. Yo creo que fue el tener mis objetivos firmes, mi carácter se fue moldeando de acuerdo a la circunstancias, supe demostrar que el hecho de querer tener un puesto mayor o de ir ascendiendo en mi carrera tiene que ser en base a mis propios méritos, para poder desempeñar el trabajo con la independencia del género, y creo que eso me ayudó en la vida, desde luego, porque tengo fama de que: “Tienes un carácter… eres muy dura, eres difícil”. Sí, desde luego que pudiera decir que con eso sí tuve que lidiar, pero si eso me ayudó a evitar esas otras circunstancias, finalmente yo lo prefería. Pudiera decir que eso, de alguna manera sí lo viví, pero siempre tuve el apoyo de fiscales que sabían separar muy bien las cosas y que, desde luego, me brindaron su apoyo incondicional.

Es muy importante, sobre todo porque cuando las mujeres triunfan o son exitosas, se les tacha de agrias, frías y con otros adjetivos…

Cosas como: “¿De qué manera habrá obtenido el puesto?”, ¿verdad? (ríe), esto o lo otro… eso también es insoslayable, siempre hay esos comentarios, pero creo que es importante tomarlos en su justa medida, los refranes populares son muy sabios: “Las cosas tómalas de quien vienen”, “A palabras necias, oídos sordos”, (ríe), entonces, cuando toma uno las cosas de esa manera ya no le afectan tanto. No puedes decir que no molestan, desde luego que disgustan o incomodan porque, además, los comentarios se hacen a alguien que va y te los hace saber. Pues, bueno, yo creo que mientras tengas el objetivo bien claro, mientras estés tranquila, se va aprendiendo a no darle una importancia indebida a ese tipo de comentarios, desde luego que son desagradables.

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¿Cuántos años ha sido agente y en qué agencias?

En el año noventa me dieron el nombramiento de delegada del Ministerio Público, ahí hacía funciones en la Dirección de Averiguaciones Previas, tanto jurídicas como administrativas, y asistía en algunas de sus funciones a los directores, tanto como de Averiguaciones Previas como de Control de Procesos, entonces, de esa manera, demostrando también la capacidad, los conocimientos, el sentido de la responsabilidad y demás cualidades necesarias para continuar ascendiendo, en enero de 1993 me honran con el nombramiento de agente de Ministerio Público y me asignan a un juzgado penal, como adscrita al Juzgado Primero Penal, aquí estuve, en Monterrey. Siempre he estado en el área metropolitana. Me tocó la responsabilidad de los municipios ya como Subdirectora de Averiguaciones Previas, y luego como directora de Control de Procesos, pero como agente siempre me desempeñé en el área metropolitana.

¿Y cuántos años estuvo ahí?

Estuve en ese juzgado aproximadamente dos años, y luego me dieron la responsabilidad de una agencia investigadora en delitos sexuales, un trabajo, también, muy difícil, muy complejo, ahí estuve por espacio de un año aproximadamente. No tengo que comentarte que sí ha sido una de las etapas, no difíciles, porque el trabajo se sabe hacer, pero el trabajo más fuerte, más duro en cuanto al impacto de los asuntos que ahí se tienen que ver, asuntos de menores y de mayores. Ahorita ya hay una especialización en este tipo de asuntos, pero en ese tiempo veíamos las agresiones a menores, eso era lo que más nos impactaba, lo que más dolía.

Por ahí del ‘96, me hacen el encargo por aproximadamente tres semanas, de cubrir la titularidad de la Dirección de Averiguaciones



Previas: el entonces subprocurador tuvo necesidad de una persona, un fiscal que cubriera la Dirección de Averiguaciones Previas, porque a quien iba a designar como director estaba ocupada en una encomienda especial, entonces, por tres semanas estuve como encargada del despacho de la Dirección de Averiguaciones Previas, que esto a estas alturas de mi carrera significaba una satisfacción profesional y una responsabilidad muy importante. Era el licenciado José Prieto Rojas, Después de ahí me quedé algunos meses como adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas, y luego me dan el cambio como agente del Ministerio Público auxiliar del Procurador, donde permanecí por tres años y medio. Ya para entonces ya había cambios en la titularidad, con el licenciado Leonel Fernández Cavazos, quien estuvo durante algún tiempo al frente de la Procuraduría y después llegó el licenciado José Santos González Suárez; también me tocó estar un tiempo como agente auxiliar y directora con el licenciado Mariano Martínez Hernández, sí, casi siempre con jefes varones. Afortunadamente he contado con su apoyo, y también han sabido reconocer el desempeño y el deseo de servir.

¿Cómo llega al área donde está en la actualidad?

Después de tres años y medio de estar como agente de la Agencia del Ministerio Público Auxiliar del Procurador, a quien le agradezco nuevamente, después de estos tres años y medio me desempeñé como agente adscrita al Juzgado Quinto. De ahí me pasé a una Agencia Investigadora, la Número 3, en el año 1999, y luego a la Agencia Investigadora Número 2; después, nuevamente, fui adscrita a un Juzgado, al Segundo Penal, y luego a la Dirección de Control de Procesos, etapas que obviamente me sirvieron muchísimo para luego ascender al cargo de Subdirectora de Averiguaciones Previas, en el 2003, y al año siguiente obtuve el nombramiento de Directora General de Control de Procesos,

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que desempeñé por dos años, hasta septiembre del año pasado, cuando me nombraron Directora de Agentes del Ministerio Público Auxiliares del Procurador, puesto que actualmente desempeño.

De alguna manera usted ha sido precursora, ha estado en áreas que tradicionalmente han sido de hombres, en direcciones, subdirecciones… ¿qué ha significado esto para usted?

Bueno, una satisfacción profesional, una responsabilidad, finalmente, pero este trabajo siempre lo he visto con un sentido de responsabilidad muy grande. Creo que el hecho de que se me otorguen estas distinciones, nombramientos directivos, bueno, además de la responsabilidad de cumplir legal y profesionalmente con el trabajo, desde luego implican, haciendo un buen desempeño, que se abran las puertas para un mayor número de mujeres y en un futuro se siga considerando a aquellas que, por su perfil, por sus cualidades, merezcan un nombramiento de esta naturaleza. Ésta sí es una de las responsabilidades que tenemos las mujeres que accedemos a un puesto tan alto, como el de ser directora de área de una institución muy importante, en este caso, la Procuraduría.

Algunas fiscales entrevistadas se han expresado muy bien de usted. El reconocimiento también proviene de todos los niveles.

Afortunadamente, en 20 años de carrera me ha tocado estar también en diferentes áreas siempre viendo nuestro trabajo con ese sentido de servir a los demás y, desde luego, ayudar, facilitar el que a más mujeres y que más personas que así lo merezcan, porque han luchado, porque se han esforzado, porque tienen años trabajando para la institución, se les conceda, también, el derecho de ascender.



¿Cuáles son los retos y avances que enfrenta en su día a día?

Bueno, los retos… yo creo que, definitivamente, todo el progreso tiene muchas consecuencias, algunas benéficas, algunas no tanto. En nuestro trabajo yo creo que, aunque afortunadamente hemos estado mucho con la tecnología, computadoras, muchos recursos, por ejemplo, en el área de Servicios Periciales ahora se tienen pruebas con las que antes no se contaba. Cada vez es más exigente nuestro trabajo, cada vez tenemos mayores exigencias desde el punto de vista jurídico, desde el punto de vista social, ahora, por ejemplo, si me preguntas una diferencia entre el trabajo de hace 15 años y el de ahorita, es que ahora los Juzgados de Distrito son mucho más exigentes con nuestro trabajo, tiene uno que estar muy bien sustentado, independientemente de que tenga que ser así, también, porque es una obligación legal nuestra que el trabajo esté bien hecho, pero sí tenemos más exigencias del Juzgado de Distrito, de la Comisión de Derechos Humanos, de muchos aspectos, que anteriormente a lo mejor no eran tan exigentes. Creo que el reto es adecuarnos a los cambios, seguir estudiando todos los días, ir actualizándonos y adaptándonos a esos cambios; ahorita, por ejemplo, nos enfrentamos a las reformas muy importantes, muy benéficas para el Estado, porque para nosotros también significa ponernos a estudiar, a adecuar nuestro trabajo a estas reformas, eso es un reto y saber adaptarnos a esos cambios es muy importante.

Me imagino que ha de tener muchas anécdotas… ¿Hay alguna que nos quiera compartir, que haya significado mucho, en el desempeño de su trabajo?

Te puedo hablar de dos: una al inicio de mi carrera y otra, la más reciente. La del inicio de mi carrera es aquel huracán que hubo en el ‘88, el “Gilberto”, precisamente yo estaba en la Agencia

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Investigadora Número 2, estaba de turno en ese tiempo Héctor Arana y le tocaba atender todos los casos que acontecían, en esa semana, afortunadamente, nos tocó estar en turno, y fue una experiencia muy importante porque, nuestro trabajo tiene muchas cuestiones que la gente no conoce. En esos días nos tocó declarar a los sobrevivientes, nos desgarraban las circunstancias que ellos vivían, y cuando estaban esperando a que los rescataran, como vieron morir a mucha gente fue un desfile impresionante de familiares, de gente que buscaba desesperadamente algún cadáver.

A muchos no los encontraron, a muchos otros sí los llegaron a reconocer, fue muy difícil porque la Procuraduría no estaba preparada para atender un asunto de esta naturaleza, yo creo que Monterrey no lo esperaba. Fue un trabajo bastante arduo de semanas, de meses. Se tuvieron que conseguir en ese entonces varios camiones refrigerantes con algunas empresas que quisieron colaborar, había que hacer un trabajo objetivo y era muy triste, muy lamentable, escuchar a la gente con la desesperación de querer encontrar a ese familiar, tenía por lo menos un cadáver que ir a sepultar. Fue algo muy difícil, y al final nuestro trabajo incluyó, también, hasta darle cristiana sepultura a los cuerpos que, después de muchos meses no fueron reconocidos por nadie, no fueron reclamados, y entonces permanecieron en el Semefo, entonces se tuvo que pedir el apoyo de municipios, conseguimos un espacio en el panteón municipal y acudimos a levantar la diligencia de cómo se daba sepultura, cómo quedaban colocados los cuerpos… todo esto pues ya se guardó y formó parte de la averiguación, jamás fueron reclamadas esas personas. Entonces fueron cosas muy dramáticas, muy difíciles, una experiencia tremenda; estábamos, la mayoría de los escribientes iniciando nuestra carrera ahí en la Procuraduría. Afortunadamente el licenciado José Martínez Ávila, que en ese tiempo era titular de la Agencia Investigadora, era un fiscal de los que ya tenían



experiencia y conocimientos, sin embargo, para él también fue un trabajo difícil. No puedo dejar de mencionar que tuvimos en ese tiempo el deceso de elementos de la Policía Ministerial, dos de ellos eran quienes nos llevaban diariamente la papelería a las agencias investigadoras, también fallecieron… por ahí te diría que fue de las experiencias más impactantes de esta carrera.

Más recientemente, la participación en el caso Santoy Riveroll, uno de los casos más atroces que me ha tocado ver en esta carrera y que lamentablemente, los medios de comunicación han convertido en caso polémico; finalmente, con las actuaciones y lo que existe dentro del proceso no hay la menor duda en cuanto a este caso, pero también fue algo impactante trabajar en él, porque nada más el hecho de estar en contacto con esta brutal acción de una persona, de privar de la vida de esa forma a dos criaturas inocentes… pero bueno, hay que mantener comoquiera la objetividad y ecuanimidad, para poder hacer un trabajo profesional.

A veces el quehacer mediático, en lugar, de ayudar, ¿obstaculiza?

No en cuanto a esto, para hacer nosotros el trabajo no es un obstáculo. Yo creo que aquí, más que nada afectó en todo caso a la madre de estas víctimas y a la muchacha Érika, que también es víctima de este asunto. A nosotros nos toca tener el contacto directo con ellas, explicarles los pasos del proceso que se está haciendo, y obviamente que nos toca, también, recibir de primera mano los reclamos de ellas en el sentido de porqué están pasando eso, porqué le dan todo a la prensa, preguntan: “¿Por qué no podemos salir ya a ningún lado tranquilamente?”, creo que las más afectadas son ellas.

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¿Y cómo no llevarse esas cargas tan pesadas ustedes, día a día, estas situaciones, a sus casas? ¿cómo hacer para seguir con una vida “normal”?

Creo que resulta difícil, por la cuestión de que en nuestro trabajo no hay horario, somos funcionarios de 24 horas, muchas veces, aun terminando el horario de trabajo de oficina estamos pendientes del teléfono, no podemos estar incomunicados. Siempre, tenemos que estar localizables y muchas veces, también, es difícil decir: “Me voy a quedar en la oficina, ya no voy a pensar”, sí te quedas pensando, sí tienes que estar, a veces, buscando la manera: “¿Cómo le voy a hacer aquí?”, “¿qué pongo?”, “¿qué puedo hacer?”, creo que ésa es una parte muy criticada de nuestro trabajo.

¿Y la psicología?

Sí, es muy necesaria, a lo mejor a esto anteriormente no se le había dado tanta publicidad, en cuanto a que es muy necesaria… y es bueno para nosotros lo que sea terapéutico, hacer ejercicio, cualquier cosa que nos permita desconectarnos un poquito de este trabajo, de tanta presión.

¿Ha considerado alguna vez riesgoso su oficio? ¿Se ha enfrentado a algún tipo de ataque o violencia, en el ejercicio de sus funciones?

Considero que sí es de mucho riesgo, afortunadamente no he tenido que enfrentarlos personalmente, sí los hemos visto muy de cerca, desafortunadamente en los últimos tiempos nos ha tocado ver a compañeros perecer a manos de estos ataques, creo que el suyo es uno de los trabajos de mayor riesgo, pues es la institución a través de la cual el Estado ejerce sus facultades y obligaciones de reprimir las conductas delictivas, y en consecuencia pues sí



hay gente que luego toma las cosas en lo personal. Sí me han tocado procesos en los que sí hay reclamaciones de la gente: “¿Por qué acusa?”, y le contesto: “Porque es mi trabajo y porque hay pruebas suficientes”, desafortunadamente pues, es difícil, también, para los parientes, amigos, de las personas, tienen que aceptarlo y tomarlo de una manera que no sea personal, si buscan con quién desahogarse de eso que traen… creo que sí es un trabajo de mucho riesgo.

¿Se ha enfrentado a algún acto de corrupción o intento de soborno?

Personalmente no me ha tocado enfrentar eso… como te comentaba al inicio, se debe al hecho de desarrollar este carácter, esta forma de trabajar, que la gente y los abogados que litigan en el ambiente sepan que no hay forma de que lleguen o te convenzan de alguna manera. Afortunadamente creo que sí me he ahorrado este tipo de situaciones, es desde luego, insoslayable, como en cualquier ambiente, como en muchas partes, sí tiene cabida la corrupción. Yo creo que es más notorio a veces, cuando sucede en áreas como la nuestra, y desde luego que es algo muy criticable. Considero que una de las responsabilidades de un funcionario es, precisamente, impedir o evitar ese tipo de situaciones.

Como usted dice, se focaliza de repente, por los mismos medios…

Como si fuera privativo, esto depende de cada funcionario o del personal, es decir, yo no me presto, no lo hago y voy a impedir que quienes estén bajo mis órdenes lo hagan; tenemos que cuidar nosotros nuestra área y así permitir que esa imagen, esa idea de que sí existe, cambie, que la gente vea que no es así y esto se logra con el trato directo con la gente, es muy importante

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el tenerlo siempre. Por ejemplo, cuando era agente del Ministerio Público investigador, yo dependía directamente de los familiares del reo, les explicaba: “Hay que reparar el daño, es tal cantidad, porque así es tal presupuesto”, que rompió tantos vidrios, porque lesionó a la persona y hay que pagar gastos médicos, pero eso es todo lo que va a pagar, si quiere contratar un abogado particular, pues a va a cobrar más, ¿verdad?, está el (defensor) de oficio que no le va a cobrar, en fin, toda la información para impedir que el abogado le dijera tiene que pagar tanto de daños y tiene que, aparte, dar para el fiscal, creo que sí, es uno de los mayores retos cambiar esa imagen.

El suyo es un ámbito de poder. ¿Cómo maneja el acceso a este poder?, ¿cuál ha sido su experiencia?

Bueno yo creo que lo más importante es el cómo entendamos ese poder, como yo lo entiendo es como una oportunidad, como una posibilidad de servir a los demás, y además, también, desde luego es una realización profesional, pero siempre teniendo en cuenta cuál es el principal objetivo, cuál es el servicio que presta la Procuraduría, cuál es la mejor manera de prestarlo y, en ese sentido, digamos, adecuar ese poder que se nos encomienda, que se nos confiere, pero utilizándolo para ese objetivo, yo al menos así concibo el trabajo de la Procuraduría: servir a los demás. Entonces, en esa medida, lo entiendo como una gran responsabilidad, como una deferencia, como un gran honor, el que se me encomiende esta tarea, que sí, desde luego, sí tiene qué ver con el poder.

De alguna manera, en sus manos, en ocasiones, están las pruebas de la libertad de una persona, ¿qué le representa?

Sigue siendo una gran responsabilidad la libertad, pues es uno



de los dones más preciados, quizá el segundo después de la vida. En ese contexto yo creo que no puedes desligar el poder de la responsabilidad, el saber que si se va a actuar en contra de una persona que sea porque se tienen las pruebas suficientes, porque definitivamente esta persona así determinó delinquir, y si no existen esas pruebas y si no hay los razonamientos suficientes, pues también, en consecuencia, determinar que sí procede la libertad, porque sí es una responsabilidad muy grande.

¿Cómo transmitirles a otras mujeres, sobre todo a las que van empezando, sus conocimientos, sus experiencias? ¿Lo haría?

Yo creo que empezaríamos, por ejemplo, por los usuarios, por las víctimas, a las que tenemos que explicarles, orientarlas o indicarles a qué otras instancias pueden ellas acceder para que tengan la información necesaria para salir, no nada más de ese problema que tienen en ese momento, es decir: “Ahorita su marido está detenido porque la lesionó a usted”, pero me refiero a un problema mayor: “Esto se va a resolver porque usted está otorgando el perdón y él va a salir, pero no se acaba el problema ahí, tiene usted un problema de esta índole y tiene usted que ir a tal parte, a que le den la orientación, la atención psicológica que sea necesaria.

A los familiares de los reos a veces también hay que explicarles: “Su familiar está en tal situación porque cometió tal delito, tiene usted estas otras instancias para que acuda”, o bien: “¿Va a reparar el daño? Pues ahí no se acaba el problema, su familiar ya cometió el delito, quiere decir que requiere algún tratamiento para que no recurra a esas conductas”. Y luego también, en cuanto a los familiares, a los conocidos, que a veces no necesariamente es que tengan algún problema, claro que cuando lo tienen normalmente lo comentan: “Requerimos una orientación, ¿qué

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podemos hacer?”, y les decimos a dónde pueden ir para obtener información adicional y asistencia, que muchas veces pues puede ser psicológica o de otra índole.

Con las personas que apenas empiezan su carrera en la Procuraduría también me gusta tener contacto, es importante que sepan desde un principio lo que te comentaba hace rato, no tengo los datos estadísticos, pero sí creo que hay un número mayor de escribientes mujeres que de varones, y que no lo vean como una cuestión muy sencilla de: “Bueno, ya existen muchas fiscales, ya existen muchas delegadas, sí, es sencillo”. No, para esto tuvieron que cambiar muchas cosas. Yo creo que sí es de reconocerse que, si bien es cierto que en muchos ámbitos existe la mentalidad machista, creo que en la Procuraduría siempre ha existido esa apertura de los varones, ese reconocimiento a la capacidad de las mujeres, el saber utilizar esas cualidades que nosotras tenemos en particular. Pero sí me gusta mucho hablar con las muchachas que van empezando y pues, de alguna manera, que hagan conciencia de lo que es el trabajo en la Procuraduría, cómo se debe de hacer, cuál es el objetivo, es decir, no nada más es un lugar donde te vas a realizar en lo profesional, principalmente vas a servir a los demás.

¿Considera posible crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Yo creo que lo más importante es que se valore a la mujer, pero con independencia de género. Tiene estas cualidades, tiene esta capacidad, tiene estas habilidades que se pueden y se deben aprovechar. Creo en la equidad de género, es decir, una competitividad desde planos iguales, que no se piense en obtener un lugar o un puesto por la simple razón de obtenerlo. Creo que lo más importante en la manera en que se van hilvanando



posiciones en la Procuraduría es, precisamente, demostrando que se busca, que se pide, que se pelean por los conocimientos, por la capacidad, por la habilidad para desempeñar el trabajo, que no se ve disminuida por el género, al contrario, yo creo que se enriquece.

¿Cree que hay gente valiosa dentro de la Procuraduría, para que en un momento dado venga otra Procuradora mujer?

Yo creo que, afortunadamente, ya hay un clima o ya llegamos a este tiempo en el que sí sería factible que se tomara en cuenta a una mujer, que no se le negaría esa oportunidad o que no pudiéramos decir: “No puede acceder a ese puesto por su condición de mujer”. Afortunadamente, a lo mejor la Procuraduría es una de las instituciones que a lo largo de estos 20 años, se han conquistado muchas posiciones para mujeres que, efectivamente, antes eran consideradas más propias de hombres. Creo que a lo largo de todo este tiempo ha quedado demostrado que existe la capacidad de la mujer y que existe la apertura de los varones, para considerar que sí pueden ser contratadas para puestos de esa responsabilidad, de esa naturaleza.

Laura, le agradecemos mucho su presencia, su aportación para esta entrevista, ¿hay algo que desee agregar?

Restaría nada más decir que el trabajo, de la manera en que yo lo concibo durante estos 20 en la Procuraduría, es factible que lo desempeñe un varón o que lo desempeñe una mujer, siempre y cuando lo haga con la cabeza muy fría, con la mano derecha muy firme, pero que la izquierda siempre esté en el corazón.


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Nació en la ciudad de Torreón, Coahuila, el 6 de abril de 1964. Es hija de Ezequiel Soto Martínez y de Amparo Sonora García. En la actualidad está casada y tiene dos hijas. Laura Mónica estudió la Licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL, 1985-1990) y la Maestría con especialidad en Derecho Familiar.

Fue nombrada agente del Ministerio Público Investigador como titular en las siguientes adscripciones: agente de Ministerio Público Primero y Décimo tercero Familiar, Tercero y Quinto Familiar Oral, Quinto Civil, Cuarto Concurrente y Primero Menor Letrado; agente del Ministerio Público a Juzgados Civiles y Familiares del Primer Distrito Judicial del Estado; agente del Ministerio Público Mixta en Derecho de Familia; al Juzgado Séptimo Penal del Primer Distrito Judicial en el Estado; al Juzgado Primero Penal del Cuarto Distrito Judicial del Estado; al Juzgado Cuarto Penal del Tercer Distrito; al No. 2 Especializado en Atención a Menores y a la Dirección de Control de Procesos (1993-2006). Actualmente ocupa el cargo de agente del Ministerio Público adscrita a Juzgados Civil y Familiar.

LAURA MÓNICA SOTO SONORAAgente del Ministerio Público adscrita

a Juzgados Civiles y Familiares



Bienvenida, gracias por estar aquí, Laura, compártenos ¿qué te motivó a elegir la carrera de abogada?

Lo que yo quería hacer era ayudar a la gente, aplicar las normas y sobre todo, que pudieran defenderse, supieran sus derechos y pudieran tomar la decisión de lo que les convenía. Más que nada, que se aplicara la justicia.

¿En qué momento de tu vida te diste cuenta de tu interés en el Derecho?

Yo creo que en la secundaria. Cuando nos vinimos para Monterrey hubo una problemática familiar que me impidió entrar luego luego a estudiar en la Facultad. Me tuve que poner a estudiar el secretariado y ya estando ahí, afortunadamente Dios me puso en el camino y empecé a trabajar en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

¿Ahí empezaste a trabajar?

Sí, ahí eso me motivó más. Se me acomodó muy bien el estar trabajando ahí y al mismo tiempo poder estudiar. Mi mamá siempre quiso que lo hiciera, por la situación económica en ese momento no se podía, pero al trabajar en la Facultad aproveché la oportunidad de tener una beca como empleada. Mi mamá siempre estuvo de acuerdo conmigo y mi papá también, no tuve ninguna dificultad para entrar; tuve una vecina que era abogada, supe que ella dejó la carrera porque no le había gustado y dije: “A lo mejor yo sí puedo”. Antes de ingresar a la licenciatura, como ya estaba trabajando en la Facultad me fui como meritoria a un Juzgado Familiar, de ahí mi gusto por esa rama.

Quise conocer primero y saber si podía hacer la carrera.

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¿Cuánto tiempo antes de entrar a la carrera estuviste trabajando en la Facultad?

Tenía 18 años cuando entré a la Facultad a trabajar, cuando tenía 21 años inicié la carrera. En ese entonces éramos la misma cantidad de hombres y mujeres estudiando, todavía no se notaba la diferencia, pero yo creo que ahorita hay más mujeres que hombres.

¿Y tu entrada al Ministerio Público cómo se dio?

Yo aprovechaba la temporada de vacaciones para quedarme más tiempo, trataba de repartir mi horario en la Facultad, que en aquel tiempo era de seis horas por la tarde o la mañana y según el turno que tuviera, hacía otra actividad. Esto me permitía quedarme más tiempo, cuando tenía vacaciones, en los juzgados. Siempre consideré que si no llevaba prácticas iba a batallar al momento de salir; a veces me veía muy presionada, pero considero que fue la mejor decisión. Aparte tenía tiempo para hacerlo ya que cuando estás casada no puedes hacer muchas cosas, pero en ese entonces estaba soltera y tenía la manera de distribuir el tiempo en lo que yo quería hacer. Entré primero como meritoria, después como escribiente, luego como delegada, y después me pusieron un examen para proponerme como agente del Ministerio Público. Así fue mi trayectoria.

¿Estamos hablando de cuantos años?

De 15 años.

¿Siempre en la misma área?

He estado en el área de legislación; cuando se inició la Agencia



del Maltrato al Menor, que ahora viene siendo Violencia Familiar, en Juzgados Penales y ahora en los Familiares.

Cuando entraste a la Procuraduría ¿fue fácil o difícil?, tomando en cuenta que eras joven, estabas empezando, eres mujer…

Yo creo que eso no tuvo nada que ver, porque antes de que me dieran la plaza hubo compañeras a quienes les dieron plazas de delegadas y a otras, de agente. Incluso recuerdo que a mí me la dieron tomando el cuenta el tiempo que llevaba ahí pero, dificultades en cuanto a que sea mujer, no, tampoco. Tenía un jefe muy bueno en ese tiempo que me apoyó bastante. Como era también maestro en la Facultad, yo no tenía ningún problema, al contrario, estaba muy a gusto.

¿Has pensado en dar clases, también, en la Facultad?

Sí, de hecho estoy tratando de terminar la maestría para cambiar mi plaza de administrativo a docente, pero eso también va a depender de si me conviene o no, porque ahora hay ciertas medidas laborales, como que si ya tengo cierta antigüedad y quiero un cambio de plaza me van a dar más tiempo para la jubilación y a lo mejor no me va a convenir… no sé todavía realmente cómo está la situación.

¿Qué representa para ti, como mujer, pertenecer al campo de la investigación, de la procuración de justicia?

El tiempo que estuve fue un reto, me gustaba mucho el área de maltrato a menores, pero sí era difícil porque había que ver la situación, comprobar los delitos, asumir la responsabilidad de la persona y sobre todo, proteger mental y psicológicamente al niño. Era difícil tener que buscar con quién se quedaran los niños,

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porque aunque el DIF da muy buena atención, yo preferiría que se buscara a otra persona, a un familiar… era difícil, pero bonito porque se ayudaba mucho a los niños.

Es una de las áreas más sensibles, ¿cómo le hacen para no llevarse situaciones tan dolorosas a casa?

Pues a veces, aunque no quieras, se llevan, porque te quedas conque no les encontraste familiares (a los menores) y tuviste que dejarlos ingresados. A veces me llevaba conmigo a mi hija y me ayudaba mucho con los niños maltratados, haciéndoles compañía, platicando con ellos, tenemos televisión ahí y caricaturas para que se entretuvieran. Hacíamos eso para que no se desesperaran.

¿Qué edad tenía tu hija?

Tenía cuatro años.

Sé que todas ustedes tienen cantidad de anécdotas, ¿quieres compartir alguna que te haya movido en especial?

Es que ha habido varias, por ejemplo, algo que marcó mi experiencia fue mi desempeño cuando inicié en la Agencia, por lo que es el costo de violencia familiar; y la otra sería, yo creo, cuando inició el juicio oral, el primer juicio oral en materia Familiar me tocó a mí. Son dos experiencias en las que, sin querer, coincidió que actuara en esas dos partes. Como que van enlazadas una con otra, porque también aquí vemos cuestiones de niños. Es lo que puedo decirte, como una experiencia que me ha dejado huella.

Cuando se abrieron las especialidades, ¿te enviaron a esa agencia?



Sí. Es que en la agencia éramos dos titulares, las dos íbamos en calidad de agentes. Creo que a mis superiores les motivó que yo iniciara ahí porque mi compañera les mencionó que en la maestría yo había hecho un trabajo para metodología de la investigación y la maestra me sugirió que entrara en un concurso. Yo no quería hacerlo pero ella insistió, me dijo que la participación sería con seudónimo, me convenció y entré con el de Benito Juárez, a quien admiro mucho. En el concurso obtuve el tercer lugar con un tema relativo a legislación y menores. Quien era entonces el director de mi compañera se enteró del trabajo, y de ahí me mandó llamar para esa agencia.

¿En que consistió ese trabajo?

Precisamente hablaba de maltrato a menores en los aspectos jurídico, social y criminológico. En esa época trabajaba en Procuraduría, pero no estaba en el área Familiar todavía. De alguna manera he ido enlazando lo que es la investigación con el área Familiar.

¿Qué significa para ti el hecho de tener en tus manos decisiones como la situación de un menor?

En materia Familiar, nosotros no tenemos la facultad de decidir si es procedente o no, por ejemplo, una adopción; sin embargo, si dentro de un caso vemos que no es bueno para el menor que esté con esas personas, podemos interponer un recurso de apelación y apoyarnos en el 905 del Código de Procedimientos Civiles, por eso digo que no está en nuestra manos el decidir si es procedente o no una adopción.

Tienen una responsabilidad muy grande, ¿no?

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Sí, porque la obligación, tanto nuestra como la del juez, es proteger a los niños.

¿Consideras peligroso tu oficio?, ¿te has enfrentado a algún ataque o intimidación en el ejercicio de tus funciones?

Bueno, cuando estaba en la agencia de menores, sí. Hubo una averiguación que iniciamos cuando una menor fue ingresada en un albergue por su mamá, quien decía que ya no podía controlarla, pensando que ahí la iban a ayudar. Cuando quiso recuperar a su niña no se la quisieron entregar; tratamos de recuperarla, fuimos a requerirlos para que nos dieran a la niña, y nos quisieron agredir. Salimos corriendo porque no hubo otra opción, nada más iba un ministerial con nosotros, dos escribientes, la mamá de la niña y yo. Salimos rápido y evitamos una agresión, posteriormente llegó la ministerial con más gente y recuperaron a la niña.

En materia familiar, en una ocasión una abogada fue a intimidarme porque dentro de un divorcio voluntario el señor estaba marcando que iba a dar solamente 550 pesos de pensión alimenticia para tres niños, por quincena. En ese entonces, estaba el secretario presidiendo la audiencia y yo era agente del Ministerio Público; entre los dos logramos que le dieran más dinero a la señora, pues con esa cantidad no iba a completar. Días después, se suspende la audiencia, se les dice que lleguen a un acuerdo y que a la siguiente junta veríamos su decisión. Días antes de la segunda audiencia fue la abogada y me dijo que el señor le platicó que yo me había puesto como si fuera la esposa, que yo le estaba exigiendo más pensión. Me dijo la abogada: “Si no cambias tu decisión de pedirle tanto dinero al señor, voy a poner una queja en Visitaduría”, y le contesté: “Adelante, me vas a hacer un favor, van a ver mis jefes que estoy haciendo mi trabajo, que es proteger a los niños”, mi función era protegerlos para que les dieran una



pensión decorosa y ese señor tenía recursos para hacerlo pero la abogada no quería, porque alegaba que la señora había sido infiel.

Aún así, el señor tiene responsabilidades…

Así es, el día de la audiencia no sé la situación que hizo cambiar de opinión a la abogada o si el señor finalmente lo pensó bien. El día de la audiencia fue el señor y aplicó una pensión más adecuada, aparte de eso, un porcentaje de su aguinaldo, un porcentaje de sus ahorros y se comprometió a pagar la casa habitación donde iban a vivir los niños. Con el levantamiento de una queja en la Visitaduría, no me iban a intimidar. Me extrañó la actitud, sobre todo porque era mujer… yo creo que la abogada se dejó influir con el asunto del señor, de que su esposa andaba con otro y no vio lo de los menores, sino nada más las necesidades del señor, de ayudarlo como ella creía que debía ser.

Cuando hablamos de fiscales, suponemos que se desenvuelven en un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a ese poder y cómo lo manejas?

Yo creo que en las agencias familiares no tenemos un ámbito de poder, más bien estamos para ayudar a las personas a solucionar una problemática en materia familiar, no podemos hablar de que tengamos un poder.

¿Has enfrentado hechos de corrupción?

En el caso que te conté, se me quería intimidar nada más, pero de corrupción no, ninguno.

¿Crees que para estos casos se detienen un poquito más con las

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mujeres agentes del Ministerio Público?

Pues a lo mejor.

Toda tu experiencia adquirida en estos años, ¿cómo se la podrías transmitir a otras mujeres?

Haciéndoles saber sus derechos y las obligaciones que la ley otorga, a fin de que ellas puedan saber qué decisión pueden tomar para que logren lo que quieran hacer: separarse del señor, una denuncia por violencia o lo que requieran de asesoría.

A tus hijas ¿que les heredarías o que les transmitirías?

Bueno, los niños son muy listos, y más ahora que les platican en la escuela de sus derechos y también de sus obligaciones; ahora cada vez más saben a lo que tienen derecho. Ahí tienes a tus principales juezas.

¿Crees que se pueda crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Yo creo que no, porque la Constitución dice que los hombres y las mujeres somos iguales ante la ley. Se vería muy difícil que se pudiera presentar eso. Yo digo que sí hay equidad tanto para la mujer como para el hombre.

Laura, gracias por haber compartido tus reflexiones, ¿hay algo que quieras agregar?

Sólo agradecerles por haberme invitado a esta plática.


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Nació el 30 de julio de 1964, en Monterrey, N.L. Es hija de Francisco Olivo Torres y Eleuteria Mendoza Alcántar. Está casada en la actualidad. Es egresada de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (1991-1996), con maestría en Derecho Penal por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

Inició su carrera como meritoria en 1993, en la Agencia del Ministerio Público Investigadora de San Pedro Garza García, donde luego fue escribiente hasta 1998. De ahí pasó a la Dirección de Control de Procesos de la Procuraduría en 1999. Como delegada estuvo adscrita a las Agencias del MP en el Juzgado 6o de lo Penal y en el Hospital Metropolitano (2000); en las delegaciones del MP en Turno, en los municipios de San Pedro y Santa Catarina (2003) y en ese año también fue designada a la Dirección de Averiguaciones Previas de la PGJ en el Estado. Fue titular de la Agencia del Ministerio Público Conciliadora Número 9; de la Agencia del Ministerio Público Investigadora en Apodaca y de la Agencia Investigadora Número 6 del Primer Distrito Judicial (2004). Durante los dos años siguientes fue titular de la Agencia en Delitos Patrimoniales y en la actualidad encabeza la Agencia del Ministerio Público Número 1 en Delitos Patrimoniales, del Primer Distrito Judicial en el Estado.

LAURA OLIVO MENDOZAAgente del Ministerio Público No 1 en Delitos

Patrimoniales, del Primer Distrito Judicial en el Estado



Bienvenida Laura, dinos, ¿qué te motivó a elegir la carrera de abogada?

La de abogada fue mi segunda opción.

¿Cuál fue la primera?

Quería ser doctora, sin embargo, me atraía mucho conocer cómo se creaban las leyes… había leído, era una curiosidad y tenía ganas de aprender. Fue difícil al principio, pero eso fue, más que nada, lo que me llevó a ella y el deseo de ser profesionista.

¿En tu casa había el antecedente de que alguien fuera abogada o abogado?

Ninguno. Mis hermanos mayores no pudieron estudiar una carrera, estudiaron comercio. Yo fui la primera de la familia.

¿Por qué no te decidiste por la Medicina?

Realmente fue por mi mamá, yo era muy apegada a la casa, a la familia y mi mamá no quiso. Me dijo que la de médico era una profesión agotadora: “Conociéndote, vas a dejar hasta de comer, mejor busca otra opción”. La opción era ésta y como al principio los papás son quienes pagan, había que hacerlo. Son carreras bien distintas, pero realmente era lo que más me llamaba la atención en esa época, realmente no pensé en otra elección. Mi mamá trabajó con un abogado, pero ella no es profesionista. En esa época había una materia muy breve, de orientación, en la preparatoria y, más que por la de Medicina, preguntaba por la otra carrera.

¿En tu casa te apoyaron una vez que hiciste tu elección?

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Sí me apoyaron, quizá económicamente después no se pudo y tuvimos que trabajar mi hermana y yo, porque ella también es abogada. Pero realmente el apoyo se tuvo desde un principio, siempre lo he dicho y lo diré, que mis padres nos motivaron a tener una carrera: “Tú trabaja y trata de ser profesionista”, es lo que escuchaba todo el tiempo de mis padres.

Hace rato mencionabas que fue difícil ¿por qué lo consideras así?

Porque no había los medios económicos suficientes en mi familia; no se contaba con el trabajo como para que mi papá pudiera mantener a siete hijos y sus carreras. Los mayores no lo podían hacer, entonces ellos nos ayudaron a las menores. Hubo una época en que mi mamá dijo: “Hasta aquí te puedo ayudar, vamos a sentarnos a ver cómo le hacemos”, y empezamos a trabajar. Por ese lado fue difícil. Por lo demás, mi hermana y yo nos estuvimos apoyando, ella es mayor que yo, pero entró a estudiar la carrera un semestre después; ella era la que andaba tras las becas y luego llevamos de la mano la carrera juntas. Apoyo no faltó nunca: no hubo una palabra de desaliento, de reproche o que nos hicieran sentir que estábamos estudiando para nada. Al contrario, mi papá se sentía muy orgulloso, mi mamá no se diga y mis hermanos mayores, quienes no pudieron estudiar una carrera profesional, todavía más. Ahora cuando terminé la maestría, todos estaban bien emocionados. Realmente fue difícil sólo por lo económico.

Ya no te tocó la época en que los maestros mandaban a las mujeres a sus casas.

No, nunca me tocó eso de que “por ser mujer tú no”… jamás me he sentido así.



Para iniciar tu carrera en la procuración de justicia ¿empezaste como meritoria?

Empecé como meritoria en el tercer semestre de la carrera cuando unas amigas fueron al Palacio de Justicia, precisamente donde está ahora mi oficina. De las cuatro amigas que entramos, solamente dos nos quedamos en la Procuraduría hasta la fecha.

¿Tu recorrido en lo laboral ha sido sencillo o has enfrentado obstáculos?

Obstáculos, propiamente, no. Pero mira, ningún trabajo es fácil, todo trabajo requiere responsabilidad, coordinación, conocimiento, compromiso para seguir documentándose, estudiar. Creo que he ido llevando mi carrera en la Procuraduría como se debe hacer. Conforme fui estudiando, se me dio la oportunidad, en 1999, de ser delegada, aquí en el área metropolitana. De hecho, me tocó estar en una dirección; posteriormente me dieron la de agente, presentando los exámenes, acudiendo a las convocatorias y me imagino que por la carrera, pues ya son casi 14 años de estar en esto. Yo entré en el ‘93 y al año de ser meritoria me dieron la plaza de escribiente. Luego, de ser delegada en San Pedro me presenté a examen, pasé, me dieron la plaza y me mandaron adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas ahí estuve unos tres o cuatro meses antes de tener mi primera agencia.

¿Cuál fue tu primera Agencia?

La Conciliadora Número 9, en el Palacio de Justicia en Monterrey, ahí fue mi primera Agencia. Ahí duré como tres meses y me mandaron a Apodaca en noviembre de 2003. Luego me regresaron a Palacio en marzo del 2004, a una Agencia de lo Patrimonial y ahí duré dos años. Acaban de hacer rotación y en septiembre

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pasado me mandaron a la que estoy actualmente.

Platícanos, Laura ¿qué ha significado para ti como mujer haber ingresado al campo de la investigación, la persecución de delitos y la procuración de justicia?

¿Qué ha significado? Compromiso, mucho compromiso para con la sociedad. Y no como mujer, sino como ser humano, tenemos una responsabilidad enorme respecto a la toma de decisiones en este tema, obviamente siempre apoyadas por una averiguación previa que va a demostrar, al final de cuentas, si existe o no un delito. Tenemos que estar siempre apegadas a derecho en la averiguación, tenemos que obrar siempre conforme a la ley que nos rige. Es una responsabilidad enorme, significa para mí un gran compromiso.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrentas en la actualidad?

Avances… muchos, ¡muchos! desde cómo se plantean las reformas de ley, cómo avanza la sociedad en ese sentido, todo eso es bastante, igual que los retos.

Documentarme, eso sin duda, sin duda. Leyendo resuelvo, y para eso tuve que haber leído todos los textos que considere necesarios. No puedo resolver a la ligera, tenemos que documentar y fundamentar todo. El compromiso de ser mejor cada día es un reto para mí, el seguir estudiando, actualizándome, ésa es la palabra, porque cada reforma hay que conocerla aunque no sea del área que manejamos. Si hay reformas en violencia familiar tenemos que estar enteradas, en los juicios orales también. Y seguir avanzando, seguir estudiando, ése es un reto.



¿Es muy competitiva tu área?, ¿llega gente joven, con muchas capacidades?

Sí, hay mucha. Por ejemplo, ahora desde la Facultad se lleva una materia de Juicios Orales, nosotros nunca la llevamos ni sabíamos que existía; el idioma inglés es básico ahora para la Facultad, cuando a nosotros ni por aquí nos pasaba que tendríamos que llevarlo. Ahora quien está estudiando ya lleva el inglés… sí se ve competitivo el panorama.

En tus años de experiencia me imagino cuántas anécdotas has vivido, ¿quisieras compartir alguna que te haya movido, que haya definido tu trayectoria?

Anécdotas, por así llamarlas, quizá no. Es el trabajo diario, quizá, para mí desde que cubría guardias de 24 horas, tenía que acudir a ver y dar fe de un muerto, en clave 51, para suavizarlo un poquito más, hacer peripecias, saltando bardas para poder llegar al occiso… son mil cosas, realmente no podía hablar de una sola anécdota. ¿Algo que me haya motivado? Bastantes, cuando resuelves cosas: si estás en el área vial y entregas un vehiculo a un afectado, cómo te agradecen cuando haces bien tu labor o cuando la terminas. Quizá es la mejor anécdota que pueda platicarte, el sentir de la gente cuando realmente ve que has trabajado bien, cuando no viene predispuesta con: “A ver si me atienden en esta dependencia del Ministerio Público, porque no es 100 por ciento eficaz”. Reconozco que quizá haya gente así. En mi caso he tratado de ser más flexible, sensible… y cuando la gente se da cuenta de eso, mi mayor satisfacción es recibir un “gracias”. Quizá ésa sería mi anécdota de vida dentro de toda la trayectoria: las palabras de agradecimiento que se reciben de una persona usuaria satisfecha con nuestro trabajo. Es que particularizar sería bien difícil, pero hay de todo, al escribiente o

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al delegado que estamos ahí 24 horas, ¡nos pasa cada cosa!

Cuando te mandaban a dar fe de cadáveres, ¿no sentías que te evitaban hacerlo, por ser mujer?

No, y quizá fue así porque era la única mujer entre puros hombres, la única que tenía que hacer esa función. Nunca me limitaron, tenía buenos compañeros… y también, porque una marca su punto. Me tocó la época, cuando era delegada, en que no había otra mujer en el destacamento. Había puros hombres policías y una se tiene que hacer amiga de ellos, en el buen sentido de la palabra, porque al final de cuentas ellos son los que me cuidan, son los que traen la unidad, los que manejan… y porque nunca falta el agresivo, en el caso de algún familiar de un occiso, que no entienda que tenemos que descubrir el cuerpo. En ese aspecto los compañeros tratan de cuidarnos, pero de ahí a vernos limitadas, nunca. Nunca hubo un: “Usted váyase para allá, yo aquí soy más”, eso jamás. Discriminadas tampoco.

¿Y acosada?

No. En el acoso tiene que ver mucho el comportamiento de una. Y aquí quizá influya el carácter, yo soy muy seria en el trabajo.

¿Has considerado en algún momento riesgoso tu oficio? ¿has enfrentado algún tipo de intimidación o ataque?

Hasta ahora, no. Realmente no habido ningún ataque, así al grado de que alguien te agreda directamente, jamás. Me ha tocado ver a gente que se altera, pero agresivos contra mi persona, hasta ahorita, nadie.

¿Has enfrentado en alguna circunstancia algún tipo o hecho de



corrupción en tu desempeño como servidora pública?

No me ha tocado verlo y creo que la actitud de una misma hace que si alguien lo tiene en mente, se detenga.

¿Se detendrán más con las mujeres?

No creo. Yo digo que es la actitud, es tu manera de poner las cartas sobre la mesa: “Estoy haciendo mi trabajo y punto”, yo creo que es eso, la seriedad con la que una se conduce. Quizás son cuestiones que se hacían atrás, tiempo atrás. No, no me ha tocado vivirlo ni presenciarlo.

El área en la que te desenvuelves podríamos considerarlo como un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder y cómo lo manejas?

Poder, quizá se transforma la palabra poder en el sentido en que muchos lo consideran. Para mí, el que yo tengo realmente no podría llamarlo poder, porque hay reglamentos, leyes que establecen mi conducta como funcionaria pública, el poder que tengo está regulado. Tengo un poder, el poder de investigación: tomo decisiones de investigación, puedo decidir siempre y cuando una averiguación así lo conduzca, no es una decisión arbitraria y no son conductas que asuma nada más con decir: “Traigo un gafete y aquí yo mando”. Para nada, no debe ser así. El poder significa la capacidad para aplicar y para desempeñar con dignidad el cargo que representas.

¿Qué quisieras transmitirles a otras mujeres, de la experiencia adquirida en la procuración de justicia?

Transmitirles… pues, más que nada, que entiendan la calidad

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del funcionario, del prestador de un servicio público, porque ese concepto mucha gente lo tiene definido de una sola manera: corrupto burócrata. Lo que yo he logrado, al menos en mi familia, es hacerles entender el trabajo del funcionario; entender que no puedes juzgarlo a la ligera ni a través de los medios. He logrado que se entienda cómo es el trabajo que tenemos, cómo se aplica, cómo realmente se procura y administra la justicia; que entiendan bien quién, cómo y para qué se investiga un delito. Por supuesto, me gustaría que esto lo comparta también la gente que está cercana a mí, y las demás mujeres en la Procuraduría.

¿Crees que se puede crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Realmente yo creo que sí puede darse, sin dejar fuera lo que somos realmente como personas. Todos somos iguales y mientras yo sea profesionista y desempeñe mi labor, me estoy realizando en lo que soy y estoy satisfecha, esa misma oportunidad se le debe dar a todos.

Te agradecemos mucho, ¿hay algo que quieras agregar?

Espero que haya servido mi opinión, ha sido muy breve.

Al contrario te agradecemos mucho este ejercicio de reflexión, para conocer un poco más de cómo es tu trabajo.

Y de cómo lo percibe la sociedad en general. Gracias a ustedes por esta entrevista.


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Nació en Monterrey, N.L., el 29 de septiembre de 1974. Es hija de Carlos Salvador Córdova Rodríguez y Francisca Rodríguez Rodríguez. Estudió la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Nuevo León (1991-1996) y la maestría en Derecho Penal, en la misma institución.

Ingresó a la Procuraduría como meritoria en la Agencia del Ministerio Público Número 2 del Segundo Distrito Judicial en el Estado, 1992. En mayo de 1993 obtuvo la plaza de escribiente de la Agencia del Ministerio Público Investigador Número 2 del Primer Distrito Judicial y en esa función colaboró también en las Agencias del Ministerio Público en Asuntos Viales; en la Número 2 del Segundo Distrito Judicial; en el Tercer Distrito Judicial y en la Agencia adscrita a la Oficina del C. Procurador General de Justicia.

Ocupó el cargo de delegada del Ministerio Público adscrito a la oficina del C. Procurador, de 1999 a 2002. A partir de esa fecha obtiene su nombramiento como Agente del Ministerio Público adscrito al C. Procurador; luego en apoyo en San Pedro Garza García; en apoyo a delitos sexuales; en el tercer Distrito Judicial en Escobedo. Colabora como AMP para la Investigación y Persecución de Delitos relacionados con la Protección de la Familia (Delitos sexuales), (2004- 2006). Actualmente es Coordinadora de Agentes del Ministerio Público en Justicia para Adolescentes.

LAURA PERLA CÓRDOVA RODRÍGUEZ

Coordinadora de Agentes del Ministerio Público en Justicia para Adolescentes



Laura Perla, gracias por estar aquí en el Instituto, platícanos, ¿qué te motivó a elegir la abogacía?

Desde niña siempre quise ser abogada, en mi familia hay una abogada, una prima hermana, pero ella manejaba el Derecho Civil. A mí me gustaba mucho esto, como que me fui perfilando desde niña. Yo creo que el servicio público aparte lo trae uno en la sangre, me llamaba mucho la atención ser servidora pública.

¿Recibiste apoyo familiar, tus papás estaban conformes con tu elección?

Sí, estaban muy contentos y hubo mucho apoyo. Al principio mi papá como que se sacó de onda y dijo: “Son muchos hombres”. Como que tradicionalmente se veía que ésta era una carrera asociada con pantalón y corbata. Hasta el día de hoy me han apoyado con este trabajo que es tan extenuante, tan difícil, y lo siguen haciendo.

¿Tuviste obstáculos o fue sencillo tu paso por la carrera, hablando de compañeros o maestros?

Sí, yo creo que hay obstáculos y no estamos preparados culturalmente para que las mujeres nos desarrollemos en este ámbito profesional, recuerdo muy bien que cuando estaba en la Facultad era la única que trabajaba en la Procuraduría desde el primer semestre. Entonces mis compañeros pensaban: “Es carrera de hombres, ésta no va a lograrlo”, y pues ¡aquí estoy!

Son muchos obstáculos, te tropiezas con muchas cuestiones culturales, sobre todo el hombre no deja de pensar de una manera, aunque hay un dejo de modernidad como que siempre te quieren ver un poquito diferente, piensan que no tienes las

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mismas capacidades que ellos, pero tenemos más.

¿Crees que tienes que estar demostrando esas capacidades?

Fíjate que no, no es mi intención demostrarlas a nadie, absolutamente a nadie más que a mí misma, no me interesa esforzarme porque alguien más lo vea no, me esfuerzo por mí, por la ciudadanía, nada más ellos se tienen que dar cuenta solos.

Antes de ser coordinadora, fuiste agente del Ministerio Público, platícanos cómo ha sido tu trayectoria.

Yo inicié como meritoria en 1992, en la Agencia del Ministerio Público Número 2 en Guadalupe, N.L. Tenía muchas de ganas de estar ahí, como te dije me ha gustado mucho siempre ser servidora pública. Mi jefe se dio cuenta de que yo tenía muchas ganas de aprender porque en la agencia no había máquinas de escribir, mas eso no fue obstáculo, regresé a mi casa, tomé mi máquina de escribir y volví con ella a la agencia; era una de las que teníamos en la secundaria para mecanografía, con las letras tapadas. Así empecé, luego fui escribiente del Ministerio Público en muchas agencias en el Primero, Segundo y Tercer Distritos; en Asuntos Viales, como investigadora de apoyo. En 1997 o 98 me dieron mi nombramiento como delegada del Ministerio Público; en ese momento estaba cubriendo delegaciones de los hospitales, en el Metropolitano, el Universitario, el de Zona y hubo una oportunidad. Yo ya tenía tiempo cubriendo las delegaciones y aparte iba en las tardes a la Dirección de Control de Procesos y ahí ayudaba un poco en cuanto a las ordenes de aprehensión y cosas así, fui delegada del Ministerio Público. En el 2000 fui agente del Ministerio Público, primero adscrita en la oficina del Procurador y de ahí me fui de apoyo a San Pedro Garza García.



¿Y cuándo llegaste a ser coordinadora?

Estuve mucho tiempo en Delitos Sexuales en el Centro de Justicia Familiar, me involucré mucho en la coordinación de una muy buena amiga mía, Lety Platas, en la creación de su coordinación. Cuando a ella la hicieron coordinadora, yo ya no estaba en Delitos Sexuales, que es una área que traigo muy en el corazón, ya había estado en ella como agente del Ministerio Público y hubo un momento en que dije: “Hasta aquí, tengo que descontaminarme, mi mente tiene que ver otro tipo de asuntos”. Se me dio el cambio y me fui de investigadora al Municipio de Escobedo. Cuando a Lety Platas la hacen coordinadora, me regreso con ella a Delitos Sexuales y el año pasado el licenciado Alejandro Garza y Garza, Director General de Averiguaciones Previas, me pidió ayudarle para elegir el perfil del personal del Consejo Estatal de Menores. Hubo reformas constitucionales, estaban ordenando que los estados y la Federación crearan instituciones de impartición y procuración de justicia y de asistencia social especializadas en adolescentes. Empecé poniendo mi granito de arena en eso. Me fui involucrando hasta el 6 de septiembre, fecha en que me dijeron: “Eres coordinadora”.

Tanto la licenciada Platas como tú son precursoras en sus puestos, y por lo que mencionabas antes, que culturalmente a veces es más difícil para las mujeres, ¿hubo obstáculos por vencer?

Más bien los veo como retos. Todo esfuerzo lleva implícita una recompensa y creo que tanto a Lety como a mí, se nos ha dado por el esfuerzo puesto en el trabajo. Yo siempre les digo a mis compañeros que para ser servidor público hay que traerlo en la sangre, no cualquiera es servidor público pues tienes que darte, hay que dar el extra siempre. Creo que eso fue fundamental para que nuestros superiores hayan detectado que damos el extra y

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más. Llegar a ser una coordinadora es un gran honor, un gran reto y estoy sumamente contenta porque esta coordinación ha abierto puertas que jamás me imaginé que fuera a tocar: empezar a crear conciencia, a crear cultura, a crear los aspectos jurídicos de un nuevo sistema de justicia. Estoy muy complacida, muy a gusto en el área.

Es importante que te diga algo: creo que a veces nos ponemos piedritas en el camino las mismas mujeres, tristemente te lo digo, porque la mayoría de mis jefes han sido hombres y también he tenido muy buenas jefas, pero sí creo que entre mujeres es donde más se dan los obstáculos, algunas no quieren ver que triunfes o que eres mejor, ahí tenemos un grave problema.

Pero igual te diré que me ha tocado ir a eventos, por ejemplo, acabo de participar en una gira a la que fui invitada por UNICEF, en Europa y Latinoamérica, con varios expertos en juicios para adolescentes. Fue un mes de gira y tuvimos la oportunidad de platicar muchísimas cosas e intercambiar opiniones con otras personas. Me decían que Nuevo León está avanzado en muchos aspectos, ven a las mujeres de Nuevo León como unas profesionistas exitosas, muy dedicadas. Me gustó mucho encontrarme con buenos criterios, con comentarios de mucho respeto por parte de gente de la República y de otros países, hacia quienes participamos en esa gira, que en su mayoría éramos mujeres.

¿Qué significa para ti como mujer haber ingresado en este campo de la investigación, de la procuración de justicia? me hablabas de vocación, pero yo noto algo más.

¡Híjole!, es que significa muchas cosas. Creo que es hacer historia, crear cultura, es retomar aspectos fundamentales de género que



estaban totalmente olvidados o que no se quisieron explotar en algún momento. Creo que tenemos un trabajo muy difícil, estoy convencida de que para estar dentro de la Procuraduría hay que amar esto porque los obstáculos son muchos, pero me refiero a obstáculos legales, los de los jueces, la ley, el sistema jurídico actual… este momento es mucho muy importante porque estamos ante un cambio de sistema de justicia en México. Que me haya tocado estar aquí, es una bendición del cielo. Creo que si me hubiera tocado otro momento, no hubiera aprendido tanto.

¿Qué retos enfrentas y qué avances ves en tu esfera de acción?

Mira, los retos son muchos. Te comento que soy la coordinadora de un sistema nuevo de justicia y nadie me dijo cómo. Teníamos una ley que acatar, un mandato constitucional y gracias al Gobierno del Estado, al Procurador, a los sub procuradores, a los directores, me tocó enfrentar todo esto de crear, crear y crear modelos, manuales, estrategias jurídicas… y aquí estamos, desde el 12 de septiembre a la fecha.

Es muy poco tiempo, sin embargo, los logros han sido inmensos y creo que estamos en el camino correcto. Antes enfrentábamos un sistema de justicia para adolescentes tutelar, no había una política pública de rehabilitación, de reinserción o al menos no había la adecuada. Yo apuesto porque esto va a recuperar la seguridad del estado, a lo mejor no me va a tocar verlo en siete u ocho años pero vamos a recuperar la seguridad. Este modelo de justicia ha sido mucho de creación, de repente les comento que tengo ideas, muchas ideas sueltas para ir siguiendo un lineamiento. Estoy muy contenta con la labor en esa coordinación porque se está creando todo, pues no existía un procedimiento específico a nivel investigación, no existía un procedimiento a nivel proceso, no existía una especialización.

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Esto es muy importante porque tenemos nuestras leyes locales y las federales, nuestra Constitución… sin embargo, ésta me remite a las leyes internacionales y una vez que entras a las internacionales te das cuenta de que el mundo es inmenso en conocimientos y puedes ir aprendiendo cada vez más. Es ver que todos o gran parte de los países del mundo estamos en lo mismo, con los mismos problemas, los mismos conflictos y es saber cómo los resuelven en otras partes del mundo, cómo los puede enfrentar la República Mexicana y en específico, Nuevo León. La recompensa es muy grande porque en nueve meses hemos creado un sistema de justicia que va caminando; no digo que no tenga tropiezos, pero camina. Es un sistema de justicia nuevo que, la verdad, creo nos da esperanza para el futuro de la seguridad en el estado.

En este proceso, me imagino que tienes todo un equipo de trabajo...

Sí, hay mucha gente que me ayuda, muchísima gente. Tengo una asistente, una delegada del Ministerio Público, un escribiente: son dos delegadas, una de ellas es la que me da la metodología y planeación, la que me aterriza mis ideas, y además lo que me ha ido dando otra gente, expertos internacionales y del estado, junto con ellos voy armando mis ideas para poder sentar la realidad internacional del sistema jurídico de Nuevo León. También, psicólogos en los que me apoyo para tratar de hacer los estudios socioeducativos de los adolescentes; especialistas en la materia; muchos doctores en Derecho, una doctora de la UNAM, un magistrado de Costa Rica, hemos hecho un grupo que estamos en pro de este nuevo sistema de justicia, tratando de avanzar, tratando de que la República y mi estado avancen. Es muy interesante, ¡estoy enamorada del proceso!



Has vivido innumerables anécdotas en este trabajo, ¿hay alguna que a lo largo de tu desempeño te haya marcado especialmente?

Pues, la labor específica en las Agencias de Delitos Sexuales. Es que te vas llenando de anécdotas buenas todos los días: te quedas con el agradecimiento del ciudadano, te quedas con la de que arropaste a la víctima de un delito sexual. Son cosas que trascienden, yo digo que eso te lo llevas hasta el día que te mueras. Muchísimas experiencias con niñas que psicológicamente están pasando por una situación difícil, que son cobijadas por nosotros. Yo siempre he dicho que hay una labor en la que hay cosas que se cuantifican, pero las que se cualifican no las vemos, eso que no se ve es la labor más importante: el tiempo que se le invierte a una víctima de una agresión sexual para darle confianza, bienestar, para darle seguridad al enfrentar un procedimiento judicial, es lo más importante de la labor.

Como le llamamos en los términos de equidad de género, empoderarlas…

Es tan importante, porque te llevas tantos buenos deseos, tantas bendiciones. Tú marcas a esa persona y esa persona siempre te va a marcar a ti. Una vez yo tenía un asunto que resolver un 25 de diciembre, no me tocaba a mí, sino a una compañera que desgraciadamente no podía acudir, y con Lety Platas nos tocó vivir juntas una experiencia con una niña lindísima, una niña especial con una discapacidad por una enfermedad grave y aparte, abusada por un familiar. Fue arroparla, cobijarla un 25 de diciembre, trabajar con la niña, demostrarle que estábamos con ella, ver que no sintiera mal. La niña le hablaba a la tía y le decía: “Te voy a pasar a mi amiguita Perla”, fue impresionante, son muchas cosas que se lleva uno grabadas para siempre.

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Eso habla de calidad humana, tan necesaria dentro de la procuración de justicia.

Aquí creo que es indispensable, es indispensable. Una cosa es el Ministerio Público donde estamos procurando justicia, investigando un delito, fomentando que el ciudadano denuncie, y otra cosa diferente es que la ciudadanía llegue realmente a recibir lo que uno dice que le va a dar. Es muy importante que lo sienta. Qué horrendo es irte y decir: “no me hicieron caso”. Cuando vas a pedir un servicio, lo mínimo que esperas es que te reciban con buena cara, con una sonrisa y te digan claramente lo que tienes qué hacer, cuál es el lineamiento, qué se puede o no se puede, cuál es el procedimiento. Es lo que le pido a la gente con la que trabajo.

¿Consideras riesgoso tu oficio? ¿te has enfrentado algún tipo de intimidación o de agresión, en el desempeño de tu trabajo?

El riesgo que cualquier otra cosa pueda tener. Si acaso actualmente es un poquito más riesgoso al momento que te dan tu nombramiento de Agente del Ministerio Público, ya sabes a lo que te arriesgas y sabes que te puedes enfrentar con un ciudadano inconforme.

¿Has tenido en tus manos el poder de decidir, por ejemplo, la libertad de una persona?

Sí.

¿Qué ha significado este hecho para ti?

Mucho… significa que no me puedo equivocar, significa que está



en riesgo no sólo una persona, es una familia, es una sociedad que te va a reclamar. Significa que no hay margen de error en esto, que es una responsabilidad total.

Tu ámbito es de poder, ¿cómo lo manejas?

La verdad creo tener los pies muy en la tierra. Lo traduzco como servir a los demás, no concibo el poder de otra manera. Me ha tocado ver que lo mal utilizan, claro que sí existe eso, pero yo creo que el poder que he tenido como Ministerio Público y ahora como coordinadora, es poder ayudar al ciudadano, dar una buena atención… a lo mejor no la que ellos quieren que les beneficie, pero sí una buena atención, una buena investigación, llegar a la verdad real histórica del hecho que se está denunciando. Ése es el poder, dar un buen resultado es la única manera en que lo traduzco.

Con base en tus conocimientos adquiridos en la procuración de justicia ¿qué les transmitirías a las mujeres que van empezando en esta labor?

Yo les podría compartir que realmente la procuración de justicia, lo repito muchas veces porque realmente así lo siento, tienes que llevarla en la sangre. Al final del camino lo que te deja esto es un alma llena de satisfacciones. Mis amigas del Ministerio Público pensamos igual: que nos llevamos la satisfacción de haber hecho las cosas correctamente, de haber hecho una muy buena investigación o haber iniciado un proyecto tan importante como el Centro de Justicia Familiar. No hay límites, ésos nos los ponemos nosotras mismas, como te dije hace un momento. Es importante que exista una unión entre mujeres para poder enfrentar las piedras que pueda haber en el camino.

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¿Has enfrentado hechos de corrupción en tu función como servidora pública?

Personalmente, no. Yo creo que nunca falta alguien que quiera llegar a decirte: “Mira, haz esto por aquí”. Cuando una está actuando convencida de lo que hace, no va a haber soborno que te llegue.

¿Consideras que es más difícil intentar sobornar a una mujer que a un varón?, ¿se detienen más con las mujeres?

Puede ser, existe como quiera.

¿Crees posible que se pueda crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Es posible, somos muchas mujeres, estoy convencida de que sí es muy posible. Es muy importante estar vinculados ambos géneros, se necesita también una equidad completa, porque hay situaciones en los que para la mujer es muy difícil estar dentro del sistema de procuración de justicia, por necesidades propias, por atención a la casa, por atención a los hijos en las que son casadas. Se necesita mucho de la equidad en la vinculación entre ambos sexos.

¿Has sacrificado cosas por tu trabajo?

Sí, he sacrificado muchas cosas. A veces es tiempo, a veces una cuestión familiar, a veces tu vida personal, pero la satisfacción que da el saber que estoy sirviendo a mi ciudad, a mi país, lo vale todo.

Te agradecemos mucho que hayas compartido un poco de tu



vida en la procuración de justicia, ¿hay algo más que desees agregar?

Agradecerles todo el apoyo que nos ha dado el Instituto Estatal de las Mujeres, nos ha tocado trabajar muy de cerca con ustedes. Nos han ayudado mucho y a la ciudadanía también. En nuestro trabajo la calidez implica mucho y sobre todo, estás en una cosa tan fundamental que involucra a una víctima, a un probable responsable… llegar a la verdad es una tarea ardua, y muy importante, porque estamos hablando de vidas humanas. Una vez un director me dijo: “Ten presente que tu decisión es fundamental”. Nunca lo he olvidado, sé que tengo que hacer las cosas correctamente.

Muchísimas gracias y felicidades.

Muchas gracias a ustedes.


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Nació el 29 de noviembre de 1973 en Monterrey, Nuevo León. Es hija de Valentín Sánchez Pérez y Lucía Ruiz Valadez. Es Licenciada en Derecho por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León, institución educativa en la que recientemente cursó la Maestría en Derecho Penal.

En su experiencia laboral se encuentra el haber sido Coordinadora de Agentes del Ministerio Público Adscritos a Juzgados; agente del Ministerio Público Adscrita a la Dirección General de Control de Procesos y Amparos; AMP Adscrita a la Sub Dirección de Averiguaciones Previas. Inició como defensora de oficio adscrita a la Agencia del Ministerio Público Investigadora No. 1 y 2 del Cuarto Distrito Judicial en el Estado, entre otros cargos. En sus actividades extra curriculares está el ser miembro activo del Colegio de Ciencias Jurídicas de Nuevo León. Ha tomado varios cursos y diplomados como el Curso-Taller sobre las repercusiones de las reformas al artículo 20 Constitucional y el curso “El derecho de las mujeres nuevoleonesas a una vida sin violencia”. Actualmente es Coordinadora de Agentes del Ministerio Público Auxiliares del Procurador.

LUCÍA SÁNCHEZ RUIZCoordinadora de Agentes del Ministerio Público

Auxiliares del Procurador




El anhelo y deseo de ayudar a las personas más necesitadas en el ámbito de la justicia, hoy es un sueño hecho realidad.


Desde que inicié mi vida laboral, el deseo de superación ha sido constante, por eso aun cuando inicié en la Procuraduría durante un tiempo porque representaba una mejora, emigré a la Defensoría de Oficio; posteriormente se presentó la oportunidad de regresar a la Institución con el puesto de agente del Ministerio Público lo que definitivamente representaba un reto por la importancia de la labor, y en consecuencia, era un eslabón más en la cadena de superación, tomando la decisión en ese momento de regresar a la institución en la que inicié mi vida laboral. ¿Qué representa para usted como mujer, el ingresar al campo de la investigación y persecución de delitos y en la procuración de justicia?

Un reto muy grande y es además una gran responsabilidad porque de las decisiones que se toman depende uno de los bienes más preciados del ser humano, como lo es la libertad.


Los avances es la capacitación, la actualización continua, el desempeño diario del trabajo me permite estar día en las reformas a leyes, en la creación de tribunales y de nuevos procedimientos, los retos es la mejora continua para desempeñar con calidad y responsabilidad la función encomendada.

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¿Qué significa el hecho de tener en sus manos decisiones tan importantes tales como si existe o no un delito, quien es el presunto responsable, la libertad de una persona, etcétera?

Una gran responsabilidad, pues como lo dije anteriormente, uno de los derechos más importantes del ser humano, la libertad, depende de la decisión que se tome. En consecuencia el compromiso es mayúsculo, por lo que se tiene que actuar con objetividad, decisión y firmeza para evitar cometer injusticias.


Han sido muchas, afortunadamente la mayoría han sido satisfactorias, partiendo de la base del agradecimiento que te externan las personas afectadas de un delito cuando la representación ha sido efectiva al lograrse sus pretensiones, sin embargo, por otra parte, también suelen ser un poco desagradables cuando los pasivos del delito son menores de edad y el agravio cometido en su perjuicio es grave.


No. Gracias a Dios que me ha permitido en el periodo de catorce años de laborar en el ejercicio de mi profesión y que me ha permitido desempeñarme en diversas áreas que nunca he tenido experiencias desagradables que en algún momento haya influido en mí para desistir en el desempeño de la profesión.

El área en que usted se desenvuelve es un ámbito de poder ¿cómo lo maneja?



Pudiera decir que por el cargo que desempeño actualmente es una área con ámbito de poder, sin embargo, puedo afirmar que afortunadamente no he sufrido mucho del machismo que en otras épocas se veía, aun y cuando todavía existe, considero que cada vez el empuje que el género femenino ha tenido en la sociedad ha sido fundamental para poder sobresalir, he tratado de manejarlo siendo objetiva en el desempeño del encargo que actualmente tengo.


A través de pláticas, o en los momentos en que se brinda la atención por algún asunto en particular se aprovecha además para hacerles saber de los derechos que a su favor establecen las leyes.


No.


No, partiendo de la base que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece en su artículo 4 la igualdad entre el hombre y la mujer, entonces la creación de un modelo de procuración de justicia contravendría la Ley Suprema.


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Nació el 22 de febrero de 1967 en Silao, Guanajuato. Su papá es Aureliano Estrada Zamilpa quien es originario de Guanajuato y su mamá Gregoria Quintero Mendoza, de Monterrey. Es la tercera de cuatro hermanos. Actualmente está casada y tiene dos hijos varones. Cursó la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Nuevo León, institución en la que obtuvo la maestría en Derecho Penal.

Inició su carrera en 1985 como meritoria en la Agencia del Ministerio Público Adscrita al Juzgado Quinto; fue escribiente en la Agencia del Ministerio Público Adscrita a la Policía Judicial; fue Jueza Calificadora en Seguridad Pública del Estado; asesora jurídica en Seguridad Pública y Coordinadora de Jueces Calificadores en la misma institución. En 1990 y durante cinco años fue abogada litigante; en 1995 la nombraron delegada del Ministerio Público en la Procuraduría General de Justicia del Estado y estuvo en delegaciones como hospitales y Policía Ministerial. Actualmente es agente del Ministerio Público Conciliador, de Apoyo e Investigador.

MARGARITA ESTRADA QUINTEROAgente del Ministerio Público Conciliador,

de Apoyo e Investigador




Me motivó mi hermano mayor, quien también es abogado. Yo quería ser físico-matemática pero mi mamá me dijo que no habría áreas de trabajo para mí y la carrera que me podía dar era la de abogada, porque ya estaban en casa los libros que había usado mi hermano, entonces tomé esa decisión de estudiar Leyes. Cuando estás joven traes muchas ideas de hacer esto y lo otro, pero mi mamá de alguna forma guió mi vida, me dijo que me veía con demasiados dotes para ser abogada y la verdad, fue una carrera que me gustó mucho.

Mi hermano falleció hace tres años, era agente del Ministerio Público Federal, de hecho, una semana después que le otorgaron su cargo como subdelegado, falleció. También tengo otra hermana que es abogada y otro hermano que es maestro.

Mi mamá fue la que me impulsó y me dijo que esta carrera era lo mío, por mi carácter. A mí y a mi hermano mayor siempre nos apoyó bastante, pues mi mamá fue padre y madre al mismo tiempo.

Margarita, ¿cómo llegaste a ser agente del Ministerio Público?

Soy de la primera generación de AMP que presentó examen de oposición, fuimos como 380 abogados, de los cuales solamente pasamos diez y algunas otras plazas que ya estaban destinadas porque ya había abogados con anterioridad que la tenían.

Primero fui meritoria y después escribiente y cubrí mucho tiempo delegaciones, pero no me dieron la plaza de delegada en ese entonces y me fui al área de de Seguridad Bancaria y después pasé a Seguridad Pública del Estado. También fui asesora jurídica,

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jueza calificadora y coordinadora de los Calificadores, luego regresé a la Procuraduría.

Llegué directo a aplicar el examen y me dijeron que debía de esperar para que me llegara la plaza; me ofrecieron mientras una de delegada y la acepté; más tarde llegó el momento. Estuve en varios lugares, en la Policía Ministerial, en Guadalupe y en los hospitales. Estuve en la Agencia del Ministerio Público en la zona Norte, era una Agencia Conciliadora, más tarde la hicieron para detenidos.

¿Fue fácil o difícil para ti ingresar en un mundo considerado tradicionalmente para hombres? Yo no batallé para entrar a la Facultad, afortunadamente a mi me fue muy bien. En el trayecto de la carrera te topas con algún maestro que dice: “Las mujeres, a su casa”, pero afortunadamente fueron más los maestros buenos que me tocaron y motivaron a seguir y concluir.

Cuando fui escribiente en la Procuraduría, si batallábamos un poco con la persona que asignaba las plazas en ese entonces, yo me tardé un año o dos para obtenerla, como que decían: “Ahí hay un hombre y una mujer, se la doy al hombre aunque tenga menos tiempo porque con ellos se batalla menos, ellos tienen más oportunidad de quedarse hasta tarde”, por eso se decidían a darle las plazas a los hombres.

¿Era una forma de discriminarlas?

Sí, claro, porque decían que con las mujeres batallaban mucho por la cuestión de los permisos y que las mamás no las dejaban quedarse. Y es que en esta profesión, hay ocasiones en que



debemos quedarnos para ver las cuestiones de los detenidos y tiene que ser rápido y en el momento y los jefes no querían batallar hablándonos a mujeres a las 11 ó 12 de la noche porque según él, no nos iban a dejar; en cambio, con los hombres sí era más fácil esa situación.

Esa idea de ser más permisivos con los hombres que con las mujeres, no deja de ser un prejuicio…

Sí, claro, porque en mi caso, mi familia siempre me apoyó, podía disponer siempre de tiempo para ir a trabajar.

Recuerdo que otro motivo que nos decían para no llamar a mujeres era porque el agente del Ministerio Público no podía utilizar su léxico florido acostumbrado delante de nosotras, de hecho a mí me cambió a la Policía Ministerial, él decía: “Mujeres, ¡no!”

¿Ha cambiado esta situación o sigue igual?

Yo creo que con el paso del tiempo y como hemos luchado mucho para tener el lugar en la sociedad, porque ha habido mujeres muy valientes que han luchado por todas nosotras, los hombres tienen que entender que podemos desempeñar igual o mejor el papel que ellos hacen.

¿Procuran justicia de igual manera hombres que mujeres?

Fíjate que para mí ha sido muy importante observar que las mujeres tenemos la capacidad de llegar a la verdad de los hechos incluso con más intuición, detectamos si eso es verdad o es mentira, como que el hombre no es tan detallista. Sí, la intuición de la mujer es muy útil.

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Pero, me imagino que van más allá de la intuición…

Sí, por supuesto, yo llevé un curso de Técnica en Investigación y ahí recalcaban mucho cómo observar a las personas cuando mienten y cuando dicen la verdad. Por ejemplo, cuando dicen mentiras, voltean siempre para otra parte, esos son tips que nos daban y nosotras comentábamos que muchas veces, por intuición ya lo sabíamos.

¿Qué retos y qué avances enfrentas en tu esfera de acción diaria?

Pues ahora, los retos que tenemos todas las autoridades consiste en calmar un poco la delincuencia, porque está terrible. Ahí tenemos que poner todo nuestro esfuerzo y nuestro empeño para aplacar la delincuencia. En cuanto a los avances, pues las mujeres tenemos muchos en todos los ámbitos de trabajo pues ya tenemos más aceptación. Todas las mujeres ya pueden desempeñarse en casi todos los puestos y trabajos y hay menos discriminación. También como avance tenemos toda la tecnología puesta a disposición de la procuración de justicia, en las Agencias del Ministerio Público para trabajar con nuevas herramientas.

¿Qué significa para ti tener en tus manos decisiones tan importantes como si existe o no un delito, quién es el presunto responsable o la libertad de una persona?

Para empezar es una gran responsabilidad pues tenemos que analizar mucho y muy bien las situaciones, porque hay ocasiones que hay algún delito pero no tenemos suficiente material para solicitar el castigo del delincuente, a veces nos sentimos impotentes, pero es una gran responsabilidad.



¿Puedes compartir alguna anécdota o experiencia que te haya ocurrido en el desempeño de tu profesión?

Son muchas, pero recuerdo una ocasión, estaba en mis inicios de agente del Ministerio Público y hubo un paro de taxistas en la Zona Norte; estaba muy asustada porque como Calificadora sabía que había paros, pero no me había tocado vivir alguno. En esa ocasión estaban todos ahí reunidos, se suponía que no dejarían pasar a nadie pero yo pasé y tuve ocasión de hablar con los taxistas y decirles que tuvieran confianza, que veríamos la manera de arreglar su problema, que buscaríamos una solución. Sabía que normalmente eran personas muy agresivas y pensé que me dirían de cosas pero no, afortunadamente me tocó tratar con personas muy accesibles. Entonces ahí dije que no debía dejarme llevar por la apariencia pues, aunque la gente se vea mala, puedes tratar con ella.


Sí creo que es peligroso, recuerdo que en una ocasión fueron a disparar a mi casa, gracias a Dios no pasó nada, pero dieron de balazos en la puerta que es de forja gruesa y el calibre de la bala era 22, muy bajo afortunadamente, quedaron las balas incrustadas en la forja y no traspasaron. Nunca supimos quién fue y no nos pasó nada.

Un año y medio después iba en mi auto en compañía de mi hijo el más grande, transitábamos por un puente en Bernardo Reyes y de repente me dispararon. Iba en una unidad de Seguridad Pública en una avenida rápida, aún así nos dispararon. Yo pensé que la llanta había tronado y lo que hice fue intentar detenerme y un taxista me dijo: “¡Váyase, señora! Un muchacho le está

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disparando”, entonces volteo y no veo a nadie. Quería alcanzar al taxista para que me dijera cómo era el muchacho que disparaba, pero no lo alcancé. Igual no pasó nada, gracias a Dios, eso sucedió hace siete u ocho años.

¿Pusiste alguna denuncia?

No la puse porque me dio miedo, la verdad; igual y no sabía quién era el que disparaba ni porqué lo hacía, no tenía la menor idea, porque no tengo enemigos. Por eso sí considero riesgoso nuestro trabajo porque hay que recordar que tratamos con delincuentes, afortunadamente no pasó nada y no ha pasado nada.


No, probablemente porque en la Agencia somos mujeres, como que la gente se detiene un poquito más a tratar de ofrecerte, a tratar de realizar esos actos. A mí no me ha tocado.

El área en que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a ese poder?, ¿cómo lo manejas?

No creo que ser agente del Ministerio Público te da acceso al poder, no lo tienes. Yo en lo particular procuro no decir que soy agente más que cuando se requiere. La gente piensa que porque eres AMP tienes el poder en tus manos y no es así. Yo prefiero decir que soy Margarita Estrada.

¿Cómo puedes transmitir a otras mujeres el saber adquirido en la procuración de justicia?



Platicando con ellas, las trato de aconsejar, les platico todas mis anécdotas, me acerco... de hecho, cuando llegan escribientes o meritorias platico con ellas, trato de sentarme y explicarles cómo se hacen las cosas o lo que me ha sucedido en el pasado, si tienen dudas que me las planteen, en fin, que se acerquen a platicar conmigo, yo estoy en la mejor disposición.

Con respecto a mis colegas y compañeras agentes, también platico con ellas, nos hablamos y cotejamos sobre cómo le puedo hacer en tal asunto, o cómo le hice yo con tal detenido y así, si somos compartidas.


Yo creo que sí, todos hombres y mujeres merecemos una sociedad justa, equitativa y todos merecen una oportunidad para ser Procurador, o para coordinar y dirigir la Procuraduría, ya sea hombre o mujer, pues tenemos la misma inteligencia, capacidad y oportunidades.


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Nació en Villaldama, N.L., el 27 julio de 1963.

Es hija de Merced González Alvarado y Dionisia

Ramírez Ramírez. Está casada y tiene dos

hijas. Es licenciada en Criminología (1980-84),

y licenciada en Derecho (1982-87) egresada

de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales

de la Universidad Autónoma de Nuevo León

(UANL). Ha cursado múltiples diplomados,

cursos y seminarios de actualización en su

ramo, el más reciente, el “Diplomado en juicios

orales”, impartido por la UANL en 2007.

Su trayectoria profesional ha sido como

escribiente de la Agencia del Ministerio

Público adscita al Juzgado Tercero Penal en el

Primer Distrito Judicial del Estado (1985-86).

Posteriormente delegada del Ministerio Público

adscrita a la Dirección de Averiguaciones

Previas (1986-1988) en varios municipios. A

partir de 2006 ha sido Agente del Ministerio

Público en los Juzgados Sexto y Segundo de lo

Penal en el Primer Distrito Judicial. Actualmente

es titular de la Agencia del Ministerio Público

adscrita al Juzgado Segundo de lo Penal del

Tercer Distrito Judicial.

MARGARITA GONZÁLEZ RAMÍREZAgencia del Ministerio Público adscrita al Juzgado

Segundo de lo Penal del Tercer Distrito Judicial



Margarita, ¿qué la motivó a elegir la profesión de abogada?

Defender a la gente. Desde chiquita, en la primaria, la maestra Laura Acuña me decía: “¿Qué vas a estudiar?, tú eres aguerrida, me gustas para que seas abogada”. Y continué en la secundaria con esa línea.

¿Hay algún abogado en su familia que sea su ejemplo a seguir?

No, hay de todo, doctores, maestros, pero abogados sólo yo. Más recientemente otros familiares y una sobrina, Karla, que acaba de terminar la Facultad. En mi tiempo la Facultad era un mundo de hombres, había pocas mujeres, recuerdo que las que estudiamos en aquel tiempo todas terminamos, unas son catedráticas en la Facultad de Derecho.

¿No fue difícil hacerlo, habiendo pocas mujeres? Los compañeros, ¿cómo se comportaban?

Había un aire de compañerismo, nada de que “eres mujer”, no, no. A veces, bueno… algunos maestros, decían cosas como: “Usted ¿qué está haciendo aquí? Usted váyase”, comentarios de que las mujeres son para estar en la casa o para ser maestras, nunca se me va a olvidar.

Y cuando salió de la Facultad, ¿cómo llega al Ministerio Público?

Estuve haciendo mi servicio social en el Jurídico de la UANL, en ese tiempo estaba el licenciado Jesús Casillas, él me ayudó mucho, me ayudó con mis primeros pininos en materia federal. Él me enseñó. La verdad, es difícil, pero no imposible, ahí me inicié como escribiente en investigación de delitos. Después del servicio social estuve adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas,

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tenía la oportunidad ya que ahí estaban las averiguaciones, los estudios; primero viendo y luego, con el manejo de los expedientes o comentándolos con mi jefe superior, cuando se acordaba si se ejercitaba alguna acción penal o no, se concentraba en una dirección la mayoría de los expedientes. Siempre me ha gustado mucho la investigación.

¿Actualmente qué puesto ocupa?

Soy agente del Ministerio Público adscrita al Juzgado Penal en San Nicolás de los Garza. Llegué ahí con mucho esfuerzo, con mucha tenacidad, a veces con un poco de decepción. Tardé mucho en llegar, la verdad tengo poco de ser agente del MP, pero nunca me di por vencida.

¿A qué atribuye esa tardanza?

Yo siempre he sido muy directa para las cosas, no digo las cosas por ofender ni nada, pero si tú te defiendes en cierta manera, te dicen: “Esa mujer es un problema”. Esperé, fui delegada en muchos lados, me he ganado mi nombre, he tenido compañeros jóvenes, compañeros adultos… fue difícil, es una carrera difícil, pero el que persevera alcanza y aquí estoy, demostrando que puedo.

Por eso, precisamente, queríamos conocerlas a usted, a sus demás colegas y hacer este documento, por mujeres como usted sabemos que no les fue fácil llegar a donde están.

El hombre por lo general es bien machista, no puede ver que tú conozcas más o puedas más, pero claro, hay de todo, hay buenos compañeros también. Afortunadamente supe canalizar todo eso, gracias a Dios no me traumé (risas).



¿Qué representa para usted, como mujer, el hecho de ingresar en este campo de la persecución del delito y de la procuración de justicia?

Es algo muy importante, me gusta mucho. Representa para mí llegar a una verdad. Yo siempre he mantenido una línea: “Por ahí te vas a ir”, desde la escuela. Así me educaron mis padres y con mis hijos es igual. Yo no les puedo enseñar una cosa que no estoy practicando en la realidad, porque es difícil tener hijas y decir: “Soy esto”, cuando en realidad no lo eres… soy su amiga pero, a veces también aprieto, como mamá.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrenta en su carrera, en su quehacer?

Muy buena pregunta… todavía existe mucho machismo entre los compañeros, entre los abogados, te subestiman, creen que no puedes más que ellos porque son hombres. También me ha pasado que algunas compañeras son machistas hasta cierto punto, y pienso que debería haber más solidaridad. Mira, a mis hijas las educo así, mis hermanos están educados también así, y ellos educan a sus hijos así: no porque eres hombre no vas a lavar, a barrer… nada de “eso es exclusivamente para…”, no, a mí me encanta porque así nos educaron papá y mamá.

¿Qué significa para usted el hecho de tener que tomar decisiones importantes, tales como si existe o no un delito, quién es el presunto responsable o bien, la libertad de una persona?

Hace rato dije que significa para mí llegar a la verdad, la decisión que tomamos nosotros está apegada a la ley, para mí significa eso. Aquí no importa que si eres hombre o mujer o que si te he visto llorar, no, yo llego a hacer lo que tengo que hacer. A veces

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la gente te trata de manipular de una forma u otra, pero tienes que ver con claridad, todos formamos parte de una sociedad, aquí nosotros no representamos a un hombre o a una mujer, no: representamos a una sociedad, a una institución, yo creo mucho en ella, creo mucho en la institución, de veras.

Estaba pensando que en el caso de la ley no importa si es hombre o si es mujer, pero, por ejemplo, se me ocurre pensar que tal vez en el trato a las víctimas sí varía mucho en relación con el sexo… la lectura que le da a la persona, ¿cuál es? ¿cómo maneja la psicología?

Yo los dejo que hablen y luego veo qué es lo que voy a hablar. Pero no te creas, a veces te tocan mujeres bien aleccionadas… o sea que: “Después me tiene que hacer caso a mí, porque soy mujer”. Yo le explico siempre a la víctima:“Estamos ante este caso: pasa esto, puede pasar esto, puede pasar esto otro, así que necesito que me hable con la verdad”. Si te prestas a considerar a uno porque es hombre, en una mujer tienes también la apreciación… vaya, eso no debe ser, de que: “Al hombre le voy a dar este trato porque es hombre”, no.

Me refería a la mirada y al trato, por ejemplo, llega una víctima o un victimario, y al verla a usted piensen: “Ay no, es una mujer”.

Mmm… se cohíben, sí se cohíben, verdad que sí. Primero llegan viéndote a los ojos y puro “Sí”, “No”, cuando tú ves eso tienes que, precisamente, usar el mismo lenguaje que ellos, de tal forma que te entiendan: “Oiga, pasa esto, soy su representante, necesito que confíe en mí”, tienes que hacerle ver eso, hacerle sentir la confianza… sí, como que están a la defensiva, cuando les toca declarar, a veces siento que se sienten un poco indefensos, pero me ha tocado atender a otros hombres que piensan: “¡Qué



mujer!”, te lo dicen, y eso es bien bonito. De hecho, hoy en la mañana me habló un señor, me dijo: “Fui a buscarla hace 15 días, pero me dijeron que la habían cambiado, sólo para decirle que aquí estoy a sus órdenes y que fue un placer conocer a un mujerón como usted”, y te da gusto que alguien te lo diga, porque no todos te lo dicen.

Hay alguna anécdota que nos quiera compartir, que la haya marcado, que la haya fortalecido.

¿Sabes?, la mayor parte de las veces, como delegada, generalmente trabajaba más con hombres. Algunos al principio te gruñen, ¿verdad? Pero cuando se dan cuenta de cómo eres, se van derechito. Ahí, en el Ministerio, tengo elementos de Policía, escribientes y me da mucho gusto, de veras, se ve ese aprecio a pesar de que los he regañado,¿eh? Ahora, como agente de MP, eso me ha servido para fortalecerme, para estar activa hasta cierto punto, porque eres vulnerable. Me estaba haciendo muy vulnerable, eso no me gustaba porque sentía que estaba acusando gente. Me tocó una experiencia con una persona masculina porque no hice lo que él quería y se puso muy grosero, yo le dije: “No confunda, usted no es mi jefe, y si no me respeta hay una consecuencia, porque eso está mal”. Fue una experiencia muy, muy mala, me di cuenta de que era una persona machista, machista completamente, pero él también se dio cuenta de que no era por ahí. A pesar de eso, me gané el respeto y aquí estoy.

¿Ha sentido que sacrificaba algo para llegar hasta adonde está?

Cuando era delegada, con mi niña chiquita recién nacida, era lo que más me dolía; yo tenía que trabajar y tenía que estudiar, era difícil.

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¿Considera riesgoso su trabajo, o peligroso?

No, yo creo que es como cualquier oficio o trabajo… no sabes dónde realmente pueda haber peligro.

¿Ha habido algún tipo de amenaza, en el sentido de que llegue alguien a quien no le den la resolución que quiere,se ponga muy agresivo y usted tenga que tomar decisiones en ese momento?

¡Huy!, a veces las partes son así: “Si no haces lo que quiero, inmediatamente me quejo”.

Es, en cierta forma, ¿intimidación?

Ándale, pero, bueno… es cosa de todos los días.

¿Cómo lo soluciona?

Yo tengo un dicho muy claro: “Las cosas se toman de quien vienen”, claro, a veces las personas hacen corajes porque las cosas no son como ellas quisieran, y más cuando hay un interés de por medio.

Entonces, ¿ha sabido sobrellevar este tipo de situaciones con personas alteradas?

Bueno, sí, pero los problemas del trabajo se quedan en el trabajo.

¿Se ha sentido, a nivel laboral, discriminada por el hecho de ser mujer, o cuando empezaba con sus prácticas? He escuchado a colegas suyas decir que cuando hacían prácticas no las querían



llevar a cierto tipo de investigaciones: “no, para que no vea sangre”, y de pretexto en pretexto te van discriminando.

Como delegada he conocido de todo, la verdad que llegar a ser delegada ha sido difícil, muy difícil, ¡es que hay de todo!

¿Le negaron alguna vez la oportunidad de ir a la escena de un crimen?

No, no, nunca por el hecho de ser mujer. A mí siempre me ha gustado la investigación, yo quisiera que me pusieran de investigadora en Homicidios… quisiera ser directora en la Policía Judicial, en la Agencia Estatal de Investigaciones, aunque sí, creo que esos puestos son dados con más facilidad a los hombres. Pero yo sé que puedo y que tengo el conocimiento.

En el área en la que se desenvuelve, que no deja de ser un ámbito de poder, ¿cuál ha sido su experiencia, al tener acceso a ese poder?, ¿cómo lo maneja?

No es poder, es una facultad. Margarita, cuando sale de la agencia ya no es agente, es Margarita. Más que poder, es una facultad… a veces tienes que tomar una decisión porque se da la situación, vaya… pero el poder siempre es para hacer el bien… es que no es poder realmente, es una facultad, es una atribución.

¿Cómo son sus relaciones con sus compañeros de trabajo? ¿democrática, autoritaria, divertida, jerárquica, flexible?

A mí se me hace que soy la canasta, porque soy demasiado flexible, yo le dije a los muchachos: “Soy buena onda, cumplan con su trabajo, que no haya errores, que no nos cuesten los afectados, sobre todo que no nos cueste a nosotros”. Eso sí te digo, tienes

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que apretar, porque a veces se te acumula mucho trabajo. Una vez me dijo alguien: “Margarita, viera cómo la extraño… usted no es de las que voltea y nos ve así, con desplante”, y bueno, pues siempre está la educación.

¿Cómo se lleva con otras mujeres de su área?

Bien, no convivo mucho, yo voy a mi trabajo y también atiendo mi casa, pero cuando tengo oportunidad platico con ellas.

¿Cómo podría transmitir a otras mujeres toda la experiencia que ya adquirió?, sobre todo, ¿cómo las apoyaría, para que busquen puestos como el que usted ha logrado?

De hecho, ahorita tengo unos expedientes, me los acaban de presentar, los van a promover para ocupar otro puesto y yo les digo: “A ver, muchachos, si van a querer hacer esto, adelante… pero no me digan que van a dejar todo pendiente”, ¡y qué bueno! porque en verdad yo sí batallé mucho para llegar, pero nunca perdí la fe. Hubo un momento en que sí pensé en renunciar, porque sí te decepcionas… pero luego dije: “Yo sé lo que quiero y yo sé lo que soy”.

Pues ya tiene acumuladas experiencias de mucha utilidad…

Claro que sí, me ha servido mucho, yo esto muy agradecida con la vida, con Dios, porque tuve paciencia. En un momento dado estuve a punto de aventar todo, tuve serenidad, lo que yo les digo a las muchachas ahora es: “Si ustedes, después de cierto punto ven que no logran lo que quieren, ¡busquen! Ya son otra generación, no se queden como nosotros”. Son muy distintas generaciones.



¿Usted siente que lo que consiguió ha sido porque se lo han dado, o porque se lo ha buscado?

Porque me lo he ganado, no le debo nada a nadie. Un día que me dieron un nombramiento, un jefe me dijo: “Tú no le debes a nadie, esto es tuyo y nada más tuyo, esto es por ti”.

¿Está satisfecha?

¡Claro, claro!, y yo sé que es así.

¿Se ha enfrentado a hechos de corrupción en su área?

A mí, nunca… que yo me haya enfrentado ¡no, no! Porque te voy a decir algo: no me gustan las cosas que comprometan mi integridad como persona, por lo mismo yo tengo mi escuela: “¿Cuánto más me puedes ofrecer, que no tenga ya?”, así de plano. Así de fácil. Fíjate que me he ganado mi nombre a pulso y jamás haría eso.

¿Cree posible que se pueda crear un módulo de procuración de justicia con respecto a género?, ¿ya es el momento de que haya más mujeres procuradoras?

La verdad sí, pero que la que se escoja que sea muy capaz. Sí las hay, la Procuraduría tiene muy buenos elementos, en las adscritas hay unas muy buenas. Me gustaría ser directora, no sé, algo donde yo pueda mejorar muchas cosas, no es sueño, ¿eh? Yo eso lo veo, ayudar a mis superiores. Yo tengo un sueño, que me van a cambiar y que es para algo mejor.

Hablando del género, me gustaría que hubiera muchas mujeres preparadas. Que no tengan este puntito machista, porque hay

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mujeres machistas, ¿sí? Y que no sólo fuera para lograr puestos, sino porque es un bien para toda la sociedad… Es como cuando te preguntan: “¿Por qué votas por diferentes partidos?”, “Pues porque voy a votar por gente preparada”.

Le agradezco mucho, ¿algo más que desee agregar?.

¿Qué te puedo decir? Que las mujeres debemos seguir trabajando por el bien de nosotras mismas, de nuestras hijas, de la sociedad… Nada de que: “Tú vas a hacer esto porque eres mujer”, o “Aquél va a hacer esto porque es hombre”, no, podemos hacer muchas cosas, pero no nos ponemos…

Nadie nos las va a venir a imponer…

Así es… yo hago cosas que dicen que son para hombres.

A esas mujeres que hacen cosas de hombres, ahora se les llama precursoras.

¿Verdad que sí? Mi mamá me dice que soy fría, pero no, soy realista y práctica, no voy a vivir de mis sueños ni de la mentira. Me dijo una vez un jefe: “Margarita, no hable mal de las mujeres, porque usted viene de una”, le dije: “No, jefe, no hablo mal de la mujer”, y él siguió: “Porque mi madre es una señora mujer, nos educó a nueve, ¡y viera cómo nos educó! ¡Mi madre es un señorón!”. Si, pero nomás que no me voy a poner la venda en los ojos y decir: “Ay, pobrecita, es mujer”, y voy a arruinarle la vida a otro. Si a mí no me gusta una cosa y digo no, no volteo para atrás… no puedo hacer cosas que no me van a hacer feliz, para empezar. Tú debes ir haciendo el caminito de tu felicidad, hay gente que pasa por muchas cosas muy difíciles y dice: “Oh,



tengo miedo”. Fíjate que no, yo no tengo miedo, lo único que me preocupa es el futuro de mis hijas, quién las va a ver, son chicas todavía.

Que no esté usted para formarlas, ¿la mortifica?

Sí, que me dicen: “¿No tienes miedo que te vayan a…?”, ¡Oh, no!, no podemos darnos por vencidos.

Para concluir, ¿qué podría decirnos, en cuanto a la sensibilización en la procuración de justicia?

En el Poder Judicial, se están viviendo cosas, situaciones difíciles. Lo que se puede hacer es denunciar… pero para nosotros es muy reconfortante servir.


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Nació en Monterrey, N.L., el 21 de marzo de 1969. Sus padres son María de la Luz Vázquez Hinojosa y Jesús María Hinojosa Solís. Actualmente está casada y tiene un niño y una niña. Hizo la licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Asimismo, terminó recientemente la maestría en Derecho Penal, también en la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Inició su carrera profesional como meritoria en la Dirección General de Averiguaciones Previas. Más adelante, obtuvo la plaza de escribiente y colaboró en la Agencia del Ministerio Público Número 3 Investigadora, también estuvo en Control de Procesos. En 1995 recibió su nombramiento de agente del Ministerio Público colaborando en varias Agencias Adscritas a los Juzgados Civil y Familiar.

En la actualidad se desempeña como agente del Ministerio Público Adscrita a Juicios Civil y Familiar y Orales Familiares.

MARÍA DE LA LUZ HINOJOSA VÁZQUEZ

Agente del Ministerio Público Adscrita a Juicios Civil y Familiar y Orales Familiares



Bienvenida, María de la Luz, gracias por aceptar esta entrevista, cuéntanos un poco sobre los motivos que te llevaron a elegir la profesión de abogada…

Al momento de terminar la secundaria por ahí te hacen en tercer año un test, más o menos para ver cuáles son tus aptitudes, y en ese momento obtuve tres: decoración de interiores, abogacía y no recuerdo cual otro. Orgullosamente soy hija de un matrimonio que tuvo 12 hijos: siete mujeres y cinco hombres. Mi papá siempre llegaba del campo y decía que quería que una de sus hijas fuera abogada, ya había tres maestras entonces veía que nada más quedábamos dos: mi hermana menor y yo. Ella siempre dijo que quería ser arquitecta y pues me dije que le daría ese gusto a mi padre. Creo que sí fue lo mío, porque me gustó mucho.

En esa época en muy interesante tu anécdota ¿que tan fácil o que tan difícil era que una mujer acudiera a estudios aparentemente de hombres?

Yo creo que fue en la época en que más mujeres se estuvieron inscribiendo porque todavía generaciones atrás, eran muy pocas las mujeres que entraban, cuando ingresé a la Facultad de Derecho en el año 1986, ya había demasiadas mujeres y era algo normal. Ya estábamos en igualdad de circunstancias con los hombres.

¿Qué razones daba tu papá para pedir que sus hijas y no sus hijos varones fueran abogados, cuando tradicionalmente, es al revés?

La verdad es que él siempre nos inculcó el estudio, quería que estudiáramos y argumentaba que se había venido del campo precisamente para darnos el estudio. Fui la primera que nací aquí, en esta ciudad, ya de mis demás hermanos también se

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vinieron del campo a estudiar aquí. Él con su humilde trabajo nos sacó adelante a todos. Todos somos profesionistas y gracias a Dios con trabajo.

¿Has sido ejemplo para que alguien más en tu familia quiera ser abogado?

Tenemos sobrinos por parte de mi esposo, y una de mis hermanas que es maestra con licenciatura, posteriormente también hizo la carrera de abogada.


Ingresé a la Procuraduría en 1990 como meritoria en la entonces Dirección General de Averiguaciones Previas. Ahí, haciendo méritos, obtuve la plaza de escribiente, en enero del ‘91, fui dada de alta en nómina de la Procuraduría. Posteriormente fui escribiente en la Agencia del Ministerio Público Número 3 Investigadora, estuve por un tiempo pero luego me volvieron a llamar de la Dirección de Averiguaciones, y ahí es donde estuve apoyando a las agentes adscritas a la Dirección de Averiguaciones Previas y de Control de Procesos. En 1995, me dieron el nombramiento de agente del Ministerio Público y desde entonces estuve ahí, ya después solicité un cambio a algo más tranquilo porque era estar toda la noche y sábados y domingos, entonces, me dieron mi cambio a las agencias adscritas a los Juzgados Civiles y Familiares, afortunadamente los jueces me apoyaron bastante. He tenido que estudiar mucho y actualizarme constantemente.


Tengo 11 años.



¿Cómo fueron tus primeros años en la procuraduría? ¿fuiste bien recibida, aceptada por tus compañeros?

Depende mucho del área donde llegas. Yo llegué a la Dirección de Averiguaciones Previas como meritoria; me presentaron al licenciado Ramiro Ayala, era el Director de Averiguaciones Previas, muy buen hombre, que en paz descanse. Él era muy de alentarnos, llegaba muy temprano, nos invitaba a almorzar y luego ya nos ponía a trabajar. Siento que él dejó muy buen equipo de trabajo, con las compañeras nunca sentí nada raro, que se quisieran ir, que nos trataran mal, no, para nada.

¿Qué representa para ti, como mujer, ingresar al campo de la investigación, de la persecución de delitos y de la procuración de justicia?

Yo creo que va inmerso en el mismo trabajo según en el área donde nos ubiquen porque, ya sabes, se tratar de buscar siempre al responsable porque nuestro trabajo es estar protegiendo a la víctima, y en el área donde nos asignen poner todo lo que está a nuestro alcance, de mandar oficios, de la investigación.

¿Qué retos, qué avances enfrentas en tu esfera de acción diaria?

Ahora en el área donde estamos que es el área familiar, estar viendo lo que mejor convenga a los intereses de los menores, de los incapaces, y cuando estás ahí revisando, tratar de sacar lo más rápido que se pueda, es nuestro trabajo.

Estás en una de las áreas más sensibles, ¿cómo te sientes al estar ahí?

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Pues hasta ahora bien, me gusta espero que no me cambien pronto. ¿Puedes compartir alguna anécdota o experiencia que te haya ocurrido en el desempeño de tu trabajo?

Ahora con la reforma de Juicios Orales para mí es un orgullo platicar que, antes, eso era por escrito. Es un área que a lo mejor a varios compañeros no les gusta, en lo personal me gusta y llegué ahí sin pedirlo; si conoces o lees el procedimiento y luego ves que es oral, te descontrola un poco, hay muchos abogados que a lo mejor no conocen el trámite de juicio oral del divorcio, por ejemplo, del divorcio voluntario, la sumaria de alimentos y la convivencia, ahora se ha agilizado mucho y para mí sí se va a hacer historia con esto. Ya les podré decir a mis hijos: “¡Yo estuve ahí cuando se iniciaron los Juicios Orales!”.

¿Consideras peligroso tu oficio?, ¿has enfrentado algún tipo de ataque o de intimidación en el ejercicio de tus responsabilidades?

Donde estoy ahora, no.

¿Has enfrentado hechos de corrupción en tu desempeño como servidora pública? ¿algún intento de soborno?

No, la verdad que no. Ahí donde estamos no se dan este tipo de situaciones, no se presta para ello.

El área en la que te desenvuelves es una área de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder y cómo lo manejas?


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Considero que en el sitio donde estamos, no. Como titular de la Agencia del Ministerio Público tienes una responsabilidad, tienes que desempeñar tu trabajo lo mejor que se pueda, es una gran responsabilidad lo que firmas, entonces, más que de poder, donde estamos ahora es de una responsabilidad muy grande.


Pues me conocen y saben que soy dedicada en mi trabajo, así que les recomiendo que sean responsables y dedicadas en el suyo. De hecho, en donde estamos ya han salido muchas muchachas meritorias que ya tienen su plaza, eso habla de que son muy responsables de su trabajo.

¿Crees posible que se pueda crear un modelo de procuración justicia con perspectiva de género?

Pues yo siento que a lo mejor con la Procuradora que tuvimos, que fue mujer, me imagino que desempeñó un buen papel, como cualquier otro hombre y pues sí, creo que se puede crear un modelo pues siento que la mujer está más al pendiente y ha crecido mucho.

Te agradecemos tu presencia en esta entrevista.

8 de junio de 2007.



Nació en Monterrey, N.L., el 17 de diciembre de 1970. Es hija de Lino Rocha Macías y Beatriz Gutiérrez Ríos. Es soltera. Estudió la licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León (1988-1993).

Su trayectoria profesional comenzó al ingresar como meritoria a la Agencia del Ministerio Público Número 1, con el cargo de auxiliar a los escribientes en diversas diligencias, de 1991 a 1992. Posteriormente laboró como escribiente en la misma agencia. En 1992 fue nombrada delegada del Ministerio Público en el Centro de Justicia Familiar, encargada de recabar denuncias.

Actualmente, y desde septiembre de 2006, ocupa el cargo de agente del Ministerio Público en Justicia Familiar en Monterrey, N.L.

MARÍA DE LA LUZ ROCHA GUTIÉRREZ

Agente del Ministerio Público en Justicia Familiar en Monterrey, N.L.


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¿Qué la motivó a elegir la carrera de abogada?

Pues yo creo que desde que era chiquita, había una novela que se llamaba “La Rebelde”, yo tenía como cinco años, me gustaba bastante ver la novela, a la protagonista le habían robado un niño, yo veía a los licenciados actuar y le decía a mi mamá: “Mami, cuando sea grande voy a pelear así a los niños, voy a ser abogada”. Ella se reía. Conforme fue pasando el tiempo y llego a la preparatoria, tengo que decidir mi carrera. Me fui por Leyes, empecé a estudiar, y ya, se fue dando poco a poco.

¿Vio el ejemplo de algún abogado en su casa?

Nadie.

¿Es usted la primera abogada?

Sí, después uno de mis hermanos, de los más chicos, se acaba de recibir de abogado.

¿Cómo fueron sus inicios? Usted es muy joven, pero ¿no era la Facultad, en su época, una escuela considerada para varones?

Sí, había demasiados hombres, una sobrepoblación, y las mujeres ahí eran bien poquitas. Y en mis prácticas profesionales que empecé en sexto semestre, ya para salir de la Facultad, me dije: “Ya voy a salir de la carrera y no he trabajado, ¿en qué voy a trabajar?”. Como todas las niñas de la escuela iban al juzgado y yo no iba a ninguna parte, pensé que tenía que buscar. Me acuerdo mucho que fui ahí a pedir la oportunidad de ser meritoria. Me tuvieron dos días sentada ahí, de ocho a tres. “Hasta mañana te reciben”, me decían, y yo no entendía por qué. Luego el director, que era en ese entonces el licenciado



Palomino, preguntó quién era yo. Estaba toda asustada: “Pásale, porque te voy a entrevistar”, eso no era algo común, pero es que yo tenía muy buen kárdex, entonces me dice: “Te voy a mandar con uno de los mejores agentes”, que en ese entonces era el licenciado Pérez Torres. Duré ocho meses como meritoria. Después cuando me dieron plaza de escribiente fueron dos años y medio, y finalmente, como delegada fueron nueve años.

Cuando eres delegada te ponen en diferentes adscripciones, por ejemplo en un municipio o en un hospital. Yo estuve, la última, en Ocampo entre Cuauhtémoc y Garibaldi, ahí estuve casi ocho meses en la delegación de 24 horas, atendiendo a víctimas y canalizándolas con la denuncia, si había necesidad de proceder. Trabajaba 24 por 48 horas, eso fue lo último. Luego hubo un examen de selección, para agentes del Ministerio Público, éramos como 20 personas, aprobé el examen y se dio la oportunidad. Eso fue hace ocho meses, sí, llevo poco como agente del Ministerio Público.

¿Pero, en total, cuántos años de trayectoria lleva?

Quince este año, ya es bastantito .

¿Fue fácil o difícil, entrar en este mundo, tanto en lo académico como en lo laboral?

Cuando estuve en la Zona Norte de delegada me mandaron a los operativos y yo nunca había ido a uno. Eran puros hombres policías y pensaba: “¿Qué voy a hacer?”, ¡tenía pánico! Le pedí a mi compañero, que era hombre, “Gerardo, acompáñame por favor, para ir al operativo”. Pero yo no decía que no, porque pensaba: “Éstos van a ver que me rajo”, y no, así me la llevé cuando sentía pánico. Una vez me dijeron que hiciera una inspección, no sé qué



de unas pastillas y yo iba toda nerviosa, pero firme, fría, porque dije: “Se van a burlar de mí”, nunca les di el gusto, aunque por dentro me estuviera quebrando.

¿Y nunca hubo discriminación o comentarios chuscos?

No.

Para usted, ¿qué representa trabajar en la investigación y la persecución de delitos y de procuración de justicia?

Para mí es demasiada responsabilidad, de pronto te da el pánico cuando estás ahí, el primer día pero, poco a poco, adquieres seguridad y lo logras. Es mucha responsabilidad. Siempre y cuando seas honesta e imparcial, poco a poco se da el éxito, siempre apegada a la ley, a derecho.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrenta día a día?

Por el área en la que estoy es erradicar la violencia. Hay bastante violencia, es una lucha diaria, es un reto sentar a las dos partes y tratar de mediar. Es un reto, es desgaste, y dices: “Esta investigación lleva tanto de avance, pero podemos hacer algo, podemos hacer una suspensión, podemos mediar”, y eso es día a día, y más si estás de turno, pues te tocan diferentes casos y tienes que estar preparada para poder solucionarlos, y más porque la persona que pide ayuda pues, es una víctima, tengo que protegerla, ampararla y protegerla sobre todo.

¿Cómo le hace para no llevarse esa carga tan pesada a casa, de la responsabilidad, pero también, de la cuestión moral?

Se cruzan los sentimientos de pronto. Por ejemplo: un papá



le pega a una niña, pero ella lo quiere. Y te quedas así como diciendo: “¿Qué hago?”, pero tengo que protegerla también. Yo no me llevo a mi casa los problemas, me salgo de ahí, me olvido de todo, porque deveras es bien difícil, al principio es bien difícil el tratar de separar las cosas, pero poco a poco lo vas logrando.

¿Qué significa tener en sus manos decisiones tan importantes como las que tiene que tomar en su trabajo?

Pues es mucha responsabilidad, pero yo siempre trato de ser justa y humana, imparcial, honesta, siempre apegada a derecho. Uno va viendo las cosas y trata de equilibrarlas.

Me imagino que en su trayectoria debe haber muchas anécdotas… ¿Hay alguna que nos quiera compartir, que la haya marcado, o significado mucho, en el desempeño de su trabajo?

No, ninguna hasta ahorita, al menos no tan fuerte. Sí soy muy sensible con la gente, cada problema me preocupa igual. Yo conozco a la víctima y le digo: “¿Cómo se ha portado su esposo?”, pero ninguna anécdota ha llegado a tocarme, así, al grado que me estremezca.

Usted sale de la oficina y se olvida del mundo…

Mi hermanita me da terapia, de eso se encarga ella (ríe), tiene 16 años, cuando llego a casa me olvido de todo.

¿Considera riesgoso su trabajo?

No, nada de eso, hasta ahorita no, es una tarea muy tranquila, pero igual, no se descarta una mamá desesperada o un padre desesperado que se niegue a aceptar las resoluciones.



En el área donde está, tan difícil, ¿considera que el trato que se brinda a las personas que llegan es distinto al que daría un varón, en su mismo puesto?

No, yo creo que en la Procuraduría el personal está muy capacitado; claro, la mujer es más sensible, más delicada y el varón es más brusco, digamos, pero no deja de ser un profesional… y sí, la mujer es más sensible.

Sobre todo en situaciones tan delicadas como las que usted maneja, ¿no?

Por ejemplo, en un delito sexual es más fácil que la víctima declare con una mujer las intimidades del caso, que si le toma la declaración un hombre; sí va a decir cosas pero no todas, algunos detalles. Sí está bien que una mujer entreviste, que los declare.

¿Cómo maneja el poder que se desprende de su trabajo? ¿Cuál ha sido su experiencia en ese sentido?

Siempre he sido muy justa y siempre apegada a derecho, mi área no es de poder.

Si tuviera que transmitirles a otras mujeres sus conocimientos, ¿cómo las apoyaría, de todo esto que le ha dejado la Procuraduría?

Orientándolas en lo que tengan que hacer, protegiéndolas.

¿Cómo es su relación con otras mujeres de la Procuraduría, con otras agentes o con la gente con la que trabaja?

Bueno, la licenciada Norma Leticia Platas, que es la coordinadora



del Centro de Justicia, siempre procura que haya buena comunicación entre todas las fiscales. En cualquier duda que tengamos, ella nos apoya, hay muy buen ambiente de trabajo, y si yo le pido ayuda a una fiscal: “Oye, dame una checadita, ¿no?”, y ella misma, Norma Leticia, si hay alguna duda, la misma coordinadora se sienta, abandona todo lo demás y te atiende, te da tu lugar.

¿Cómo es su relación con otras chicas meritorias o escribientes?

Así como le platico, así soy siempre. Lo hago hasta con las víctimas, van y hablan conmigo los niños, yo no marco mi línea. Claro, cuando se trata de trabajo y tengo que exigir, saben que puedo ser la más exigente de todas, pero en lo laboral hay mucha comunicación, nos amamos como familia porque pasamos mucho tiempo aquí, somos como una familia. Algunos de mis compañeros dicen: “Desde que usted llegó aquí todos éramos amigos, pero no nos apreciábamos tanto como ahora”.

¿Se ha enfrentado a hechos de corrupción?

No, hasta ahorita no.

¿Cree que ya es tiempo de que vuelva a haber una mujer Procuradora en el estado?

Sí, porque eso habla bien de cómo vamos evolucionando, no quiero decir con esto que seamos todas feministas, pero sí, estaría bien.

¿Es posible que haya un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género? ¿Cree que en la procuración de justicia, varíe mucho la visión de un varón de la de una mujer?



Bueno, que haya una procuradora, gobernadora o presidenta, eso está muy bien. Pero en la procuración de justicia, creo que la Carta Magna está sobre todo. Hay que ver la igualdad de género, no hay que menospreciar ni a uno ni a otro género.

Agradecemos que haya estado aquí con nosotras, ¿hay algo que desee agregar?

Es todo, muchas gracias a ustedes.

23 de mayo de 2007



Nació en la ciudad de Monclova, Coahuila, el 16 de julio de 1959. Es hija de J. Inés Rodríguez de la Cruz y Candelaria Castillo de Rodríguez. Estudió la Licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León (1977-1982) y la Maestría con especialidad en Derecho Penal.

Su trayectoria profesional inició como meritoria en la Agencia del Ministerio Público adscrita al Juzgado Primero de 1979 a 1980; siguió como secretaria en la Agencia del Ministerio Público Investigadora Número 7 hasta 1982; posteriormente ejerció como escribiente en la Agencia del Ministerio Público Número 9 (1985). Fue delegada del Ministerio Público en la Dirección de Averiguaciones Previas; Hospital Metropolitano y Policía Judicial del Estado (1987). Delegada del Ministerio Público en Asuntos Viales; encargada de la Oficialía de Partes en Asuntos Viales; en la Agencia de Ministerio Público Número 8; y en la Subprocuraduría del Ministerio Público(1988-1995). Se desempeñó como AMP Investigador en Asuntos Viales del Tercer Distrito Judicial (1996-99); Investigador Número 2 en Asuntos Viales del Primer Distrito Judicial; Agente del Ministerio Público adscrita al Juzgado Séptimo Penal; en los Juzgados Familiares; Civiles y de Juicios Orales. Actualmente es agente de Ministerio Público adscrita al Juzgado Cuarto Penal en San Nicolás de los Garza, N.L.

MARÍA DEL CARMEN RODRÍGUEZ CASTILLO

Agente de Ministerio Público adscrita al Juzgado Cuarto Penal en

San Nicolás de los Garza, Nuevo León



Muchas gracias por estar aquí. María del Carmen, ¿qué te motivó a elegir la profesión de abogada?

Fue algo especial para mí. En la secundaria me eligieron como presidenta de la sociedad de alumnos, como que de alguna manera me agradó y por ahí me fui. Cuando entré a la preparatoria era muy popular y entonces creo que eso también me decidió a irme por la carrera

En tu familia ¿había algún abogado, alguien de ejemplo como para seguir sus pasos?

No, curiosamente yo soy la primera de mi familia. También otro detalle que se dio fue que varias de mis sobrinas, al ver que yo iba progresando pues a lo mejor dijeron: “Yo también me voy por esta carrera”, actualmente hay una que va a presentar su examen para ingresar a la carrera de Leyes. A mí me tocó una generación en la que predominábamos las mujeres. Muchas se fueron quedando en el camino, otras continuaron, pero mi generación realmente era muy numerosa y también de muchas mujeres.

O sea que esa creencia de que la carrera de Derecho era un mundo masculino ya no opera…

No, ya no.

Casi todas las mujeres que ingresaron a la Procuraduría comparten la misma historia, ¿fue igual en tu caso, entraste a hacer prácticas desde que eras estudiante?

Cuando estábamos en la Facultad había un maestro que nos daba clase. Cuando eres joven tienes la inquietud de conocer



lo que vas a hacer en el futuro, él era juez de lo Penal, así que nos invitó a ser meritorias en el Palacio de Justicia. Le dijimos que sí, nosotras estábamos ávidas de conocer el Derecho, y por eso entramos. Yo inicié en una agencia adscrita al Juzgado 1º Penal de Monterrey, ahí me aceptaron y se me facilitó mucho pues yo sabía taquimecanografía, algo muy difícil de encontrar en una persona que apenas acababa de iniciar el estudio. Eso le agradó a la persona con la que me llevaron, que era el agente del Ministerio Público. Si la memoria no me falla, fue en 1979. Continué mis estudios, se dio la oportunidad de que una plaza quedara vacante e inicié como secretaria. Vieron la disposición que tenía de aprender y me pusieron como escribiente varios años. Luego me nombraron delegada del Ministerio Público, y como tal, tenía que hacer una serie de recorridos, ya sea adscrita a un hospital o adscrita a Seguridad Pública, a la Dirección de Averiguaciones Previas o a la Dirección de Control de Procesos.

No había tantas especialidades en esa época, agencias especializadas… No, en ese momento no, eran normales y pocas, pero comoquiera ya se veía que iba haber mucho trabajo. Como delegada estuve cubriendo muchos puntos de la ciudad, trabajábamos 24 por 48 horas, es algo pesado, sin embargo, me apasionaba ir a las diligencias. En 1992 me salí de la Procuraduría para irme a la Secretaría General de Gobierno, porque hubo un momento en que pensé que no podría progresar, pasaba el tiempo y yo quería escalar. Entonces se ofreció otra oportunidad, otro puesto con mejor sueldo y me fui al Centro de Readaptación Social de Apodaca, Nuevo León. Fue una experiencia muy fuerte pero maravillosa. Pasé cinco años en esa área. Tengo experiencias muy emotivas y sorprendentes también, porque es un mundo aparte. Después de ahí en el ’95 hubo la oportunidad de regresarme



a Procuraduría pero ya como agente del Ministerio Público. Me dieron mi nombramiento el 16 de noviembre de 1996.

¿Y ya como Ministerio Público, cuál ha sido tu camino?

Hemos estado en diferentes agencias. Yo inicié como agente del Ministerio Público en Asuntos Viales en San Nicolás, posteriormente me mandaron también a Asuntos Viales a la Agencia Número 2 en Monterrey. Luego estuve colaborando en la Dirección de Averiguación Previas, hubo otro cambio a la Dirección de Control de Procesos, que es donde actualmente me desempeño. Pero ha sido una larga trayectoria, de acuerdo a las necesidades del lugar. Estuve como agente del Ministerio Público de lo Familiar; como agente del Ministerio Público Adscrito a lo Civil y su régimen como agente del Ministerio Público Familiar, claro que me fui desempeñando en lo Penal, pero me encantó la Familiar porque tienes la oportunidad de conocer asuntos de otra índole.

Después de estar como agente del Ministerio Público Familiar me regresan de nueva cuenta a la Dirección de Control de Procesos y ahí me nombran agente del Ministerio Público adscrito a los Juicios Orales, estuve muy poco tiempo en esa área, pero de ese punto me dieron el cambio a la Agencia Adscrita al Juzgado 7º Penal y posteriormente me mandaron a donde actualmente estoy adscrita, al Juzgado 4º.

¿Cuánto tiempo llevas en ese puesto?

Tengo como dos años y medio.

Y ¿cómo te sientes?

Muy a gusto, muy contenta, muy feliz.



¿Qué representa para ti como mujer ingresar al campo de la investigación, de la persecución de delitos, de la procuración de justicia?

Una gran responsabilidad, una gran responsabilidad, porque es poder aplicar los conocimientos, el saber que una persona depende de tu decisión cuando está detenida, entonces es una gran responsabilidad para mí.

¿Ha sido fácil tu trayectoria en el Ministerio Público?,¿las cosas se te han dado de manera sencilla o te las has ganado a pulso?

Yo tengo que agradecerle a una persona que me impulsó sin conocerme: el licenciado Héctor Méndez Cavazos, es una persona que me dio la oportunidad desde que yo inicié aquí en la Procuraduría, y gracias a su forma de desempeñarse, de desenvolverse, me hizo conocer esto más a fondo; realmente él fue la persona que me ayudó, pero eso no quiere decir que no haya llegado también por mérito propio, porque las cosas tampoco se dieron tan fácil. Tuve que esperar muchos años para llegar a donde estoy.

¿Qué retos enfrentas en tu esfera de acción diaria?

Cumplir cabalmente con esta encomienda, que es velar por los intereses de la víctima en los procesos penales; estar al pendiente de cómo va caminando el expediente, verificar lo que tenemos que aportar para que se consiga una sentencia condenatoria justa.

¿Has sentido que los retos en tu trayectoria se relacionan con el hecho de ser mujer? ¿hay algo en ese sentido que nos quieras compartir?



En ese aspecto nunca sufrí eso. Hubo un tiempo, pero te estoy hablando de cuando yo era escribiente, en que me llamaba la atención que uno de los jefes dijera que una mujer no podía ingresar a los puestos importantes por el hecho de ser mujer, más que nada por los embarazos, eso me extrañó, pero en aquel tiempo yo era escribiente y pensaba: “Yo soy soltera, no voy a tener ese problema”, pero nada más eso. En realidad nunca he sentido discriminación, si nos hemos desarrollado es precisamente por la oportunidad que tenemos de acercarnos, de conocer poco a poco lo que es el trabajo, por eso me fui por el área Penal.

¿Qué significa para ti el hecho tomar decisiones importantes, como si existe o no un delito, determinar una presunta responsabilidad o la libertad de una persona?

Lo mismo que te había contestado anteriormente, que representa una gran responsabilidad porque igual que tienes la función de investigar el delito, en la investigación puede resultar que esa persona detenida sea inocente o no necesariamente toda persona detenida tiene que ser culpable. Si por las averiguaciones que se integren al expediente se ve que una persona estaba acusada injustamente, ahí es donde estriba más el sentido de responsabilidad porque depende de ti la libertad de esa persona.

Nos gustaría que nos compartieras una anécdota que te haya definido o hecho reflexionar.

Es que tengo muchas. Una de la que me acuerdo es la primera vez que fui a dar fe de un muerto, eso siempre te impacta porque ver a una persona toda ensangrentada para nadie es grato. Yo iba muy nerviosa, en el lugar de los hechos había muchos periodistas a los que conocía desde que estuve en la Ministerial. Cuando llegué con la patrulla de Tránsito, por los nervios me iba riendo,



salude y salude. Como que no checaba mi actitud con lo que iba a realizar, pero todo era por mis nervios. De pronto reaccioné y pensé: “Vengo a dar fe de un cadáver, ¿qué tal si están los familiares?, no les va a parecer”. Traté de que se me borrara la sonrisa y seguí con mi trabajo, toda nerviosa. Otra de ellas, es el hecho de que hace poquito me tocó el asunto del maltrato de un niño. Yo estaba leyendo el expediente y me solté a llorar cuando vi las fotografías del niño todo lastimado. Me dio tristeza saber que la propia madre lo había agredido, eso me conmovió mucho.

De alguna manera tu profesión ha ido formando tu carácter, pero no te ha hecho insensible.

Sí, definitivamente.

¿Crees que reaccionan de distinta manera los agentes del Ministerio Público varones?, es decir, en la investigación o en la procuración de justicia, ¿tienen una forma distinta de percibir las cosas?

Yo creo que es igual, probablemente en lo único en que nos distinguimos nosotras es porque la mujer es más sensible y ante una situación como la que te explico, no pude contener mis lágrimas. Un hombre no iba a llorar al ver eso, probablemente le hubiera molestado, pero no iba a llorar como yo. No lo pude evitar.

El trato a las víctimas ¿será igual de varones y de mujeres?

Tampoco creo que sea así, porque hay compañeros que aunque sean hombres están muy conscientes de su responsabilidad, de su trabajo. No considero que sea marcada la diferencia, no.



¿Consideras peligroso tu oficio?, ¿ te has enfrentado algún tipo de ataque o intimidación?

Ataques, no. Intimidación a lo mejor, porque muchas de las veces en las agencias investigadoras por ejemplo, nos toca ver a las dos personas involucradas. Alguna de ellas tiene que salir molesta porque no se le da el fallo favorable a sus intereses en la averiguación, pero a la que sí, pues se va a ir bien contenta y no va a decir nada de la autoridad. En realidad yo no he recibido ningún ataque, hasta ahorita no.

Yo he tratado siempre de platicar con las personas antes de ejercer acción contra quienes resulten responsables: “Arregle, porque si no, los problemas se le van a ir más graves. Ahorita está en muy buen tiempo de platicar con la parte afectada para que de una vez se arregle este asunto y usted no pueda verse complicado más en su situación personal, no se vaya a someter a un proceso que le va a causar más molestias y finalmente, el único perjudicado va a ser usted”.

¿Tratas de conciliar a las partes?

Sí, me gusta mucho la conciliación. Otra vez me tocó un asunto de un señor cuyo hijo andaba robando partes de vehículos. Lamentablemente, cuando andaban en la persecución los policías el muchacho se metió en contra por la avenida Gonzalitos, andaba en una moto, provocó un accidente y se mató. El papá del occiso estaba muy afectado, todos los familiares del muchacho lo entendían, pero me llevaron al señor para ver si le podía explicar. Le dije: “Yo sé que para un padre no hay hijo malo aunque sea un asesino, el amor para sus hijos es el mismo. Usted no falló, su hijo equivocó el camino, porque todos sus demás hijos están bien y qué casualidad que él no.



Lamentablemente, son las malas amistades o la poca vigilancia, pero acuérdese que el seno familiar es muy importante para llevar adelante a la familia”. El señor finalmente se consoló en ese momento, pero era un dolor inmenso, hasta yo sentía que se me oprimía el corazón. El señor se fue más tranquilo y agradecido por la forma en que le había dicho las cosas, lamentablemente su hijo tuvo la culpa del accidente.

Procuras dar un trato humano…

Siempre. Es precisamente la sensibilidad lo que creo me ha funcionado y trato de conciliar, que no haya pleitos con las víctimas, porque son las personas a las que yo represento, procuro darles la información que requieren y la tranquilidad para que confíen.

A propósito de esto que me estás diciendo, el trabajo en que te desenvuelves es un ámbito de poder ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a ese poder?, tienes un puesto al que no fácilmente se llega, te ha costado mucho, tienes gente a tu cargo, eso te da un poder, ¿cómo lo manejas?

Yo no lo siento como poder, no lo veo como poder. Ahorita, por ejemplo, estoy como si fuera una abogada litigante, pero defiendo a las personas que forman la sociedad, yo no lo veo como poder simple y sencillamente me veo como una abogada que trata de hacer lo mejor posible su trabajo, para que la víctima salga favorecida.

¿Cómo te llevas con tus compañeros de trabajo?

Muy bien, gracias a Dios yo tengo 26 años de servicio y como me gusta mi trabajo trato de hacerlo lo mejor posible, no he tenido un problema con nadie. Trato de portarme lo mejor posible, como



yo tuve una trayectoria dentro del desarrollo para llegar hasta donde estoy, pienso que si a mí me trataron bien, yo también tengo que tratar bien. Aparte, es mi equipo, tengo gente muy capaz que le pone muchas ganas al trabajo.

¿Qué les heredarías de tus conocimientos, a otra mujeres que vienen detrás de ti?

Yo les diría que trataran de hacer lo mejor que puedan su trabajo, porque es una satisfacción que se van a llevar… siempre he pensado que si te portas bien, te va bien. Si ayudas, Dios te lo devuelve mil veces, la responsabilidad que tenemos en el trabajo es bastante, tenemos que transmitirles que es un puesto de gran responsabilidad, y que tienes que ponerle todas las ganas.

Sabemos que en Chihuahua hay una mujer Procuradora de Justicia, Nuevo León ya tuvo una. ¿Hay suficientes mujeres talentosas y capaces como para que siga habiendo Procuradoras en Nuevo León?

Yo creo que sí.

¿Por qué no las han impulsado?, ¿qué ha faltado, desde tu opinión?

Pues no es que no existamos mujeres inteligentes para llegar a un puesto de alto nivel, claro que las hay, pero no sé, simplemente las cosas no se han dado al 100 por ciento para ellas.

Sabemos que hay muchas mujeres en la Procuraduría, pero apenas hasta ahora están llegando a los puestos de toma de decisión a otros niveles, antes no se veía mucho eso.



Sí, de hecho yo creo que ahorita podemos decir que somos muchas agentes del Ministerio Público, nos da gusto que también seamos tomadas en cuenta.

Las están capacitando, guiando para puestos de mayor nivel, ¿lo ves muy factible?, ¿tienen el apoyo suficiente?

Yo digo por lo que me ha tocado vivir. No me siento relegada, al contrario, me siento tomada en cuenta. Mi superior jerárquico es una persona sumamente capaz, nos trata muy bien, nos da nuestro lugar y confía en que desarrollemos perfectamente la encomienda que tenemos de servir a la sociedad.

¿Algo más que quieras agregar?

Pues solamente el orgullo que siento de formar parte de la Procuraduría y del Ministerio Público. Me gusta mucho mi trabajo y el gusto que me da también es que cada vez incursionemos más las mujeres en el ámbito profesional.

Estoy gratamente sorprendida, cuando iniciamos la carrera empezamos desde meritorias y te puedo decir con orgullo que hay compañeras de mi generación que son magistradas actualmente, que son juezas; otras son exitosas abogadas, exitosas litigantes, en realidad me siento a gusto. A todo mundo le gusta progresar y llegar a un puesto de más alto nivel, nosotras estamos en el camino y esperamos que se nos dé la oportunidad.

Definitivamente que la experiencia tiene mucho que ver, porque la experiencia te da seguridad. Siempre vamos a aprender, nunca podemos decir que ya sabes todo, porque generalmente aprendes de un lado, aprendes de otro y esa experiencia es la que te va dando la oportunidad de ayudar a otra gente.



Muchísimas gracias por tus comentarios, te agradezco mucho que hayas aceptado conversar con nosotras.

Fue un gusto. Muchas gracias.




Nació el 5 de agosto de 1971 en Guadalupe, N.L. Actualmente está casada y tiene tres hijos: dos mujeres y un varón. Es licenciada en Derecho y Ciencias Jurídicas por la Universidad Autónoma de Nuevo León, instancia universitaria donde realizó su maestría con especialidad en Derecho Penal.

Inició su carrera profesional como meritoria en las Agencias del Ministerio Público en Asuntos Viales. Ha sido delegada del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas, cubriendo guardias en los hospitales Universitario y Metropolitano. También fue Adscrita a Asuntos Viales, Seguridad Pública de Estado, San Nicolás de los Garza, San Pedro Garza García y Policía Ministerial del Estado. Fue delegada del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Agentes del Ministerio Público Auxiliares del Procurador.

Actualmente se desempeña como Agente del Ministerio Público Auxiliar del Procurador General de Justicia.

MARÍA ELENA MONTALVO ESTRADA

Agente del Ministerio Público Auxiliar del Procurador General de Justicia.




Desde mi infancia nació en mí la inquietud por la abogacía, así como la necesidad de ayudar a la gente de escasos recursos que atravesaban por alguna experiencia legal y que se encontraban desprotegidas, sin apoyo alguno ante las autoridades.


Cuando estaba como estudiante del primer semestre de la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León, empecé como meritoria en las Agencias del Ministerio Público en Asuntos Viales, donde me di cuenta de las funciones y decidí hacer carrera ahí.

¿Qué representa para usted como mujer el ingresar al campo de la investigación, de la persecución de delitos y de la procuración de justicia?

Representa un gran orgullo y una gran responsabilidad, pues al pertenecer a una institución tan importante como lo es la Procuraduría General de Justicia del Estado, representamos a la sociedad y por lo tanto, debemos investigar y perseguir los delitos siempre en forma debida; así como brindar la oportuna protección a las víctimas y perseguir a los responsables del delito o delitos, actuando siempre de manera imparcial y apegados a derecho, para así lograr una procuración de justicia rápida y expedita, que indudablemente se verá reflejado en la sociedad en general.


Que constantemente nos estamos actualizando, debido a las



reformas que se han hecho no solamente a leyes y procedimientos, sino también porque se han creado nuevos tribunales para poder llevar a cabo con eficiencia y eficiencia la procuración de justicia, lo cual ha ayudado sobre manera, y el que la mayoría de quienes estamos a cargo de esta labor tan importante, hayamos obtenido el grado de maestría con especialidad en Derecho Penal, lo veo como otro gran avance.


Representa una responsabilidad muy grande, debido a que nuestra función es la de procuración de justicia, debemos buscar elementos de prueba suficientes para justificar tanto la existencia de algún delito, como la responsabilidad penal de alguna persona en su comisión lo cual, nos permite en todo caso, que se sancione correctamente a la persona que realmente perpetró el delito y así evitar las injusticias.


Las anécdotas o experiencias en el desempeño profesional han sido buenas, a través de ellas se aprende bastante y eso nos sirve para ir mejorando continuamente, así como a prever situaciones futuras.


No.



El área en que usted se desenvuelve es un ámbito de poder ¿cuál ha sido su experiencia al tener acceso a ese poder? y ¿cómo lo maneja?

No, lo veo así porque los proyectos que elaboramos, se hacen siempre de acuerdo con las facultades que la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justicia del Estado, su reglamento y el Código Penal y de Procedimientos Penales establecen: proyectos que determinan siempre el inicio de un acto de autoridad que culmina mediante la autorización y firma del C. Procurador General de Justicia.


En pláticas informales se procura enterarles de sus derechos mínimos establecidos en las diversas leyes.

¿Ha enfrentado hechos de corrupción en su desempeño como servidora publica?

No.


No, porque en un sentido filosófico y jurídico existe igualdad entre el hombre y la mujer, por lo que al establecerse alguna distinción de género, sería contrario a dichos principios.




María Isabel Morales Hernández nació en el Distrito Federal. Es hija de Pascual Morales Fernández e Isabel Hernández Miranda. Actualmente está casada y tiene dos hijos pequeños, una niña y un niño. Como parte de su formación académica, María Isabel es egresada de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Recientemente obtuvo en esa misma institución, su maestría en Derecho Penal.

Se desempeñó cuatro años como delegada del Ministerio Público en varias agencias. En 1999 recibió su nombramiento como agente del Ministerio Público y colaboró en la Agencia de San Nicolás por algún tiempo. En la actualidad ocupa el cargo de agente del Ministerio Público adscrita a las agencias de Justicia Familiar, en la Agencia Número 3, donde abordan el tema de la violencia familiar.

MARÍA ISABEL MORALES HERNÁNDEZ

Agente del Ministerio Público Adscrita a las agencias de Justicia Familiar



¿Qué te motivó a elegir la carrera de abogada? ¿Tenías algún familiar abogado?

Veníamos del Distrito Federal, éramos gente muy pobre, la verdad nadie fue profesionista. Yo fui la primera de la familia. Me llamó la atención porque me pareció que es una carrera muy justa … a veces hay mucha injusticia dentro de tu misma familia, entonces ésa fue una de las principales causas, y la negativa de mi padre.

¿A qué edad te decidiste?

Lo decidí cuando tenía como 12 años. Ya cuando comienzas a ver bien la realidad de la vida, obviamente sin el apoyo de mi padre, quien decía que no estudiara esa carrera: “¿Para qué estudias? Al rato te vas a casar, no la vas a terminar”, me insistía. Eso fue un aliciente, yo quería demostrarle que sí podía, que saldría adelante con su apoyo o sin él. Y se hizo sin su apoyo, realmente soy profesionista a pesar de mi padre.

¿Fue difícil para ti estudiar una carrera considerada para hombres?

Cuando entré a la Procuraduría fue como delegada, no fue fácil para mí, yo creo que a veces requieres de un empujoncito: de una amiga, de la secretaria de alguien importante, el conseguir una entrevista, que lean tu currículum, pero para mí no fue nada fácil. Tomando en cuenta que estaba recién egresada de la escuela, aunque ya tenía algo de experiencia porque había trabajado en varias áreas haciendo mis pininos. Pero si de algo siento orgullo es que empecé desde abajo, hice mi mayor esfuerzo, me devoré el Código, por no quedar mal, en fin, me considero una persona de mucho esfuerzo.



¿Cuántos años tienes de trayectoria laboral?

Tengo 12 años: ocho de agente del Ministerio Público y cuatro de delegada.

Para ti, como mujer, ¿qué representa ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y de procuración de justicia?

Para mí ha sido bien importante porque en el área donde estoy me cambió mucho la perspectiva de la vida, de la cuestión familiar. Es que a veces no puedes entender que la gente sea tan mala con su propia familia.

Y sobre lo que representa para mí, pues una gran responsabilidad. Como dice mi madre, es lo más importante, para mí y para toda la familia el hecho de que yo esté ahí, en la Procuraduría y saber que estás haciendo algo bueno por alguien, que realmente eres justa.

A lo mejor no puedes ser justo con todos, porque realmente nuestro trabajo siempre tiene alguien que gana y alguien que pierde, entonces procuramos ser lo más justos posible.

¿Te enfrentas a retos permanentemente?

Sí, yo creo que siempre, y en la oficina más por el hecho, primero, de ser mujer, y en segundo lugar que estés impartiendo o estemos viendo ese tipo de delitos. Me dicen: “Eres la clásica feminista, que estás a favor de la mujer”.

Realmente me considero una mujer totalmente imparcial y entre mis funciones está situarme en el medio, ni para un lado ni para



el otro, simple y sencillamente ver lo que hay en el expediente y en base a eso, darle el cauce correspondiente. A veces hay cosas que sí te pegan, que te duelen, que te afectan, pues es una de las áreas a las que me resistía entrar, sobre todo porque es muy complicado y te afecta mucho emocionalmente.

¿Cuáles son los avances que observas en tu esfera de acción?

Me parece que uno de los avances sería resolver inmediatamente los asuntos, no dejar el problema ahí, latente, sino tratar de resolvérselos a la brevedad posible, ¿por qué? De repente se nos olvida que mucha gente está detenida esperando un proceso y no hay mucha agilidad en eso, en lo personal soy de las personas que agotan la conciliación, porque al fin y al cabo el problema sigue, pero más vale que quede en algo, a que quede a la deriva. A veces no hay la disponibilidad de las partes y eso también lo complica.

¿Qué significa el hecho de tener en tus manos decisiones tan importantes como si existe o no un delito, quién es el presunto responsable, o la libertad de una persona?

Pues obviamente que es un logro, porque participas un poquito en la sociedad y aplicas la justicia, apegado a derecho, sin salirte de esa esfera, y para nosotros el acusado igual tiene garantías que debes respetar.

Afortunadamente, ahora, con la reforma a la ley ya tiene garantías la víctima, tenemos un área que apoya mucho tanto legal como emocionalmente, tenemos una área para que estén los niños… siento que ahora estamos avanzando, en el sentido de que hay igualdad para los dos lados. Realmente creo que todos los problemas se pueden solucionar, y más en la cuestión de la



familia, porque puedes llegar a mil instancias pero si no se ponen de acuerdo, nunca se va a resolver el problema. A veces nos dejan a nosotros que resolvamos todo.

¿Hay alguna anécdota que nos quieras compartir del desempeño de tu trabajo?

Sí hay una, tenía poquito en la Agencia, como seis meses. Como te explicaba, al principio me rehusaba a estar en esa área, a pesar de que pagan más por ser área especializada, mi poco interés se debía a la gravedad de los problemas que ahí se atienden.

Recuerdo el un asunto de un papá que golpeó a su hijo hasta matarlo, después lo tiró a un arroyo, entonces nos tocó la investigación y lo peor para mí, lo más feo, fue ¿dónde quedó la esposa?¿qué hizo por su hijo? Ella trabajaba de lunes a viernes en una casa y dejaba a su hijo con el marido. Regresaba el sábado por la mañana, tenía dos hijos con este hombre, quien ya le había fracturado las piernas a un bebé más chiquito, de dos años de edad. Nosotros lo consignamos, lo mandamos al penal, duró un mes ahí, ella fue y le otorgó el perdón. Salió y el DIF le retira a su niño, se lo llevan a Veracruz, entonces él regresa a la familia, pero hay otro niño de cuatro años, obviamente el problema iba a persistir porque él es un hombre violento y no iba a cambiar, y menos si no recibía atención o terapia. Para el pequeño todos los días era un martirio porque siempre lo golpeaba, hasta que lo mató. Es cuando te preguntas por la señora y dices ¿dónde está?, si ya sabes que golpeaba a los niños, ¿por qué se lo dejaste? ¿por qué no hiciste algo?

Ella era una mujer muy callada, llegamos a conocer el asunto después de 20 días, cuando llega el sábado a su casa, le pregunta al hombre por su hijo y el señor le dice que está perdido,



supuestamente se salía cada fin de semana a buscarlo, pero en el área donde ellos estaban era imposible que se perdiera. Después de 20 días reconoció que lo había matado y llevado al río. El caso se resolvió, lo condenaron a 40 años de cárcel.

¿Consideras peligroso tu oficio? ¿Has enfrentado algún tipo de ataque o intimidación?

No, aquí donde estoy actualmente no, en otra área sí, cuando estaba en la Agencia del Ministerio Público de San Nicolás sí llegaba gente más bravucona, afortunadamente nunca pasó nada y aquí no se han presentado situaciones de ataque o intimidación.

El área en la que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder?, ¿cómo lo manejas?

Pues sí es un área de poder, la verdad, pero a veces ni lo reflejas, ¿por qué? Porque te cuidas más, en el sentido de que esté bien hecho tu trabajo, porque el poder a veces es muy torpe y te mete en problemas. En ocasiones pareciera que la ley está casi en contra de los servidores públicos, tienes que ser más cuidadoso con tu trabajo, a veces ni cuenta te das que realmente tienes un poder, el único es el de tu firma, porque si decides darle la libertad a una persona, obviamente lo haces ajustada a la Ley.

¿Qué les transmitirías a otras mujeres del saber adquirido en la procuración de justicia?

Casi siempre he trabajado con hombres, soy de la idea de que las mujeres somos muy conflictivas cuando trabajamos juntas, siento que a veces es por recelo. Aunque sí tengo tres muchachas por una cuestión de la equidad.



Con ellas hay un excelente trato, procuro que no haya problemas, mucho menos distinciones. Aunque siento que puedo trabajar mejor con hombres, porque son más aguantadores en la cuestión de horarios de oficina.

¿Te has enfrentado a hechos de corrupción?

Claro, siempre ha existido eso y los intentos de soborno. La verdad que sí lo he visto, pero acá en la Agencia de Justicia Familiar es más difícil, no se da como en otras agencias. Yo he tratado de ser muy ecuánime, muy inteligente y pensar qué le vas a contestar, ¿por qué? Porque muchas veces te quieren ofrecer dinero a cambio de algo, y le dices: “Bueno, y ¿esto realmente puede resolver tu problema? No gastes dinero, lo vas a necesitar para resolver tu problema, no tiene caso”.

Más que nada hay que darles una explicación, porque la gente a veces es tonta al querer ofrecerte dinero, y entiendo que sea un acto de desesperación. También creo que realmente los hombres se detienen mucho al querer sobornar a una mujer o al quererla corromper, se detienen mucho. Pero lo principal es la pauta que tú les marques .


Pues se debe de dar, de verdad, sería muy bueno que hubiera más mujeres en puestos importantes porque ya hemos tenido a una Procuradora, a quien en lo personal admiro y agradezco que haya dignificado las oficinas de la Procuraduría, de todas las oficinas de las Agencias del Ministerio Público. Era muy estricta y podríamos no estar de acuerdo en cosas, pero le admiro cómo llevó las riendas de la Procuración de Justicia pues era muy



exigente, pero también ayudó a mucha gente; además, como mujer era muy persistente, de que se le metía algo a la cabeza lo llevaba a cabo como cualquier otro hombre y cuando debía ser ecuánime, lo era.

A pesar de eso, ahorita veo súper difícil que una mujer llegue nuevamente a la Procuraduría, por todas las cuestiones que estamos viviendo (inseguridad, crímenes, secuestros), ahorita está muy difícil la inseguridad en contra de los funcionarios y la verdad, no creo que una mujer quiera correr el riesgo de estar en el ojo del huracán.

Te agradecemos tu tiempo para esta entrevista… ¿Hay algo que desees agregar?

Nada más darles las gracias, que realmente piensen en nosotras, las mujeres de la procuración de justicia, realmente estamos trabajando por la justicia, es más, no conozco a una mujer que entre en la Procuraduría y no le guste.

30 de mayo de 2007.



Nació en Nuevo Laredo, Tamaulipas, el 16 de octubre de 1955. Es hija de Lucio González González y Catalina Salinas Guajardo. Tiene una hija. Estudió la licenciatura en Derecho en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León (1973-1978) y la maestría con especialidad en Derecho Penal, en la misma institución.

Su trayectoria profesional dio inicio cuando ingresó como meritoria en la Agencia del Ministerio Público Investigadora Número 3 de 1974 a 1978. Fue escribiente en la misma Agencia de 1979 a 1982 y en la Agencia de Asuntos Viales de 1982 a 1986. Obtuvo el nombramiento de delegada del Ministerio Público adscrita al Hospital Metropolitano (1987-89); en Asuntos Viales (1989-90); Hospital Civil (1990-91); Policía Judicial (1991-92) y Hospital de Zona (1992-96). Fue designada agente del Ministerio Público Conciliador Zona Sur (1997 a 2001); en Montemorelos, N.L. (2002) y en China, N.L. de 2002 a 2003, año en el que ocupa el cargo de Ministerio Público Administrador de la Unidad especializada en Robo de Vehículos, hasta la fecha.

MARÍA JUDITH GONZÁLEZ SALINAS

Agente del Ministerio Público Administrador de la Unidad especializada en Robo de Vehículos



Gracias por aceptar esta entrevista, díganos, ¿qué la motivó a estudiar la carrera de abogada?

El servicio a la comunidad, me llamó mucho la atención y los juicios. Prácticamente en mi casa no existía ningún abogado y mis padres me decían: “Tú vas a ser abogada”.

¿Ellos lo decidieron, o usted tomó la decisión?

Yo tomé la decisión cuando estaba en la preparatoria, por servir a la comunidad.

¿Es la primera abogada en su familia?

Sí.

¿Algún ejemplo a seguir cercano a usted?

No, nadie.

¿Y después de usted? ¿hay algún familiar que siga sus pasos?

Una sobrina, pero truncó la carrera.

En su época, ¿qué tan difícil o qué tan fácil era estudiar una carrera considerada “para hombres”?

Había pocas oportunidades para las mujeres, la verdad, la mayoría de las oportunidades era para hombres y sí, estaba difícil.

¿Llegó a reconsiderar seguir con la carrera?

Sí, porque había más oportunidades para los hombres, a quienes



siguen considerando el sostén de la familia. Les dan mejores oportunidades que a las mujeres.

¿A usted no le brindaron muchas oportunidades cuando era estudiante?

No muchas, en realidad duré cuatro años de auditora y tuve mi oportunidad hasta que alguno de mis compañeros se fue o lo ascendieron.


Inicié como meritoria cuando estaba en la carrera, ya después cuando casi culminaba mis estudios vino la plaza de escribiente en una agencia del Ministerio Público. Recuerdo que eran pocas la agencias, eran cuatro y en ellas se veían todos los delitos: sexuales, de robos, de homicidios, de todo. Eran pocas y no había especialidades, se manejaba todo en general.

Posteriormente, ocho años después, me dieron la oportunidad de ser delegada; para mí fue toda una experiencia porque trabajé sin sueldo. Me llegaron a decir que tomara la decisión de seguir (sin sueldo) o no. En aquel entonces el Hospital Metropolitano era de nueva creación y solicitaba una delegada del Ministerio Público, básicamente para ver si funcionaba. Ahí duré sola unos cuatro años, cubriendo varias áreas, todo lo que se necesitaba, de día o noche, a la hora que fuera.

Después se creó un proyecto de incluir a otro delegado, porque era demasiada la carga de trabajo. El hospital estaba creciendo y ya no bastaba con una sola persona pues había demasiados accidentes y había que dar fe de todo. Sin embargo, para mí fue una experiencia muy bonita, me gustó mucho la delegación.



¿Cuál era ese proyecto? ¿Le tocó hacer la planeación?

Me tocó hacer el proyecto, la planeación en relación a los índices de accidentes y de todo; lógicamente, era demasiada la carga de trabajo y se incrementaron las guardias.

Después del Metropolitano, ¿a dónde se fue?

Pues es que teníamos que cubrir muchas áreas en aquel entonces, tanto en el Hospital Metropolitano como en las delegaciones de Guadalupe, San Nicolás, San Pedro, el hospital de Zona, el Civil, etcétera

¿Qué representa para usted, como mujer, pertenecer al campo de la investigación, de la persecución de delitos y de la procuración de justicia?

Para mí es una gran responsabilidad estar en este medio, resolver situaciones; todo tenemos que hacerlo aplicando el Derecho y muchas veces la gente no se da cuenta de todo el compromiso que tenemos.

¿Usted considera que al momento en que da un servicio como mujer, lo aplica de una manera distinta, o con una mirada distinta a la de sus compañeros varones?

Claro, en el sentido de que quiero dar todo lo que esté de mi parte para que la persona se vaya satisfecha del servicio que le doy, brindarle todas las oportunidades, todas las explicaciones, una solución.

¿Y los compañeros varones?



Son más cortantes, no son como una: “Pásele, ¿en qué le puedo servir?”, ellos son más de: “Permítame, ¿sí me espera, por favor?”. No es lo mismo.

¿Cuáles son los retos o avances que enfrenta en su esfera de acción?

Ahorita, para mí, ha sido toda la tecnología, ¿verdad? Porque nosotros ahí manejamos diferentes sistemas que son control vehicular, la información del C4 (Centro de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo). Es una tecnología en la que uno tiene que ir avanzando, aprendiendo, porque si no, nos rebasa… para mí fue un reto, porque no es lo mismo, ya que no somos ingenieros en sistemas y tenemos que entrar a todo eso para las consultas.

Además pertenece a una generación que en su tiempo no tenía acceso a la computación…

Así es, nosotras empezamos en máquinas de escribir manuales, cuando llegó la primera máquina eléctrica, ¡estábamos felices!. Después nos dieron la computadora y nada más: “Pícale aquí, pícale acá, o no le piques aquí”.

¿Qué significa el hecho de tener en sus manos decisiones tan importantes, tales como si existe algún delito, quién es el presunto responsable, o la libertad de una persona?

Para mí significa una gran responsabilidad, ante la sociedad más que todo, o sea, se ajusta equitativamente con la persona, hasta llegar a la verdad… nada más.



Hablábamos de cuando usted estaba en la escuela, sentía que las oportunidades eran más para los varones, ¿sintió lo mismo cuando ingresó al área laboral?

Es como en todo, nada es fácil ¿verdad? Nos vamos enrolando, conociendo más a las personas, a los jefes, los vas identificando, sobre todo en el ámbito laboral. ¿Se les dan algunos privilegios a unos más que a otros?

Claro.

¿A qué se deberá?

Son criterios, o sea, gente que viene de fuera, gente recomendada.

¿Podría compartirnos una anécdota que haya vivido en el ejercicio de su trabajo?

Me pasó una anécdota antes de ser agente del Ministerio Público: para lograr ser delegada en el Ministerio Público teníamos que pedir guardias en el área que te correspondiera. Esa vez me tocó hacer guardias en el Hospital Universitario, teníamos que dar fe de un trenazo, vi varias personas muertas, mutiladas, para mí fue una impresión muy fuerte que siento que me marcó y me hizo más fuerte para el trabajo.

¿En algún momento de su vida se ha sentido discriminada laboralmente?

No, al contrario, yo era meritoria y los compañeros me decían: “Vamos, tenemos que ir al cerro, a hacer prácticas de emergencia”,



y ahí vamos... yo no sentí eso porque ya había trabajado con puros hombres, claro que me advertían y yo tomaba la decisión, esas cosas te ayudan a hacerte más fuerte.

¿Considera riesgoso o peligroso su oficio?, ¿ha enfrentado situaciones de intimidación?

En lo que tengo como agente del Ministerio Público nunca he sentido temor con relación a mi trabajo, yo trabajé mucho tiempo en la colonia Independencia, en una agencia Conciliadora, y los compañeros judiciales me preguntaban si no me daba miedo recorrer la colonia, claro, en un vehículo, ¿verdad? Y no, fíjate que no, no me da miedo porque siento que estoy actuando bien. No vamos a darles gusto a las dos partes… tiene que ganar uno.

¿Y cuando quienes pierden no quedan satisfechos, se ha sentido amenazada?

Son amenazas del tipo de: “La voy a denunciar en la Visitaduría” o “Voy a ir a equis canal de televisión”. Yo les digo que hagan lo que tengan qué hacer, que consulten con un abogado. Sí hay amenazas, intimidación, pero yo me siento muy tranquila con relación a mi trabajo.

El lugar en el que se desenvuelve es un ámbito de poder… ¿Cuál ha sido su experiencia, al tener acceso a este poder?, ¿cómo lo maneja?

Bueno, he sido jefa, pero ser jefa no significa tener poder, yo así lo considero, hay que saber mandar, pedir. Es un puesto en el que hay que servir a la comunidad, y no por eso te tienes que sentir más o menos, no hay más que servir a la comunidad.



¿La ha cambiado? Te hace fuerte, eso sí, te hace dura, por el ritmo de trabajo que tenemos.

¿Qué podría transmitirles a otras mujeres sobre su experiencia en la Procuraduría de Justicia?

Este conocimiento se transmitiría a las demás compañeras hablando, platicando, pero lamentablemente muchas no lo aceptan.

¿Consideraría posible crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Creo que sí, hay muchas posibilidades pues las mujeres somos más responsables y mejores administradoras. Sí, sí, hay muchas mujeres muy valiosas. Además, hay más agentes mujeres en la actualidad, en el Ministerio Público. También en puestos de decisión ya hay mujeres directoras y coordinadoras, en puestos que antes ocupaban los hombres.

¿Ha enfrentado hechos de corrupción en el ejercicio de su responsabilidad?, ¿la han querido sobornar?

Sí, pero definitivamente les dices que no es lo tuyo, que por ahí no va, que no es así y que piensen bien las cosas. Simplemente, donde yo estoy, se manejan costos en relación a las grúas y no falta quien me diga: “Licenciada, es demasiado la multa, mejor se lo doy a usted”. Lo enfrento diciéndole a la persona que ése no es el camino correcto, que por ahí no es, que revise bien lo que



van a hacer. Sí es común que se dé (el intento de soborno) en cualquier área, tratan de arreglarse de otra manera, pero siempre lo enfrentas dando la explicación de lo que se debe hacer.

Muchas gracias por su entrevista.




Nació en Monterrey, Nuevo León en 1962. Estudió en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde obtuvo su licenciatura en 1984. En 2004 inició sus estudios de posgrado y dos años después concluyó su maestría en Derecho Penal por la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Ha tomado diferentes cursos de actualización impartidos por el CECAL a Delegados y AMP, así como cursos impartidos por el Instituto de Formación Profesional. Inició su trayectoria profesional en 1981 como escribiente en la Dirección de Agentes Auxiliares del Procurador; en 1996 fue nombrada delegada del Ministerio Público en la misma Dirección. Su faceta de agente del Ministerio Público comenzó en el 2001 en la Dirección de Agentes Auxiliares del Procurador, donde labora actualmente.

MARÍA ROSITA HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ





La posibilidad de conocer el derecho en todos sus ámbitos, principalmente los derechos de las personas.


Una vez obtenido el título de licenciatura en Derecho, se acreditan una serie de exámenes que son aplicados.


El poder contribuir en lo posible al esclarecimiento de hechos (delitos) y conseguir la aplicación de las penalidades adecuadas en cada caso.


En la mejora continua, ya sea en lo personal o en equipo, puesto que la superación es el requisito para obtener buenos resultados.

¿Qué significa el hecho de tener en sus manos decisiones tan importantes tales como si existe o no un delito, quien es el presunto responsable o la libertad de una persona?

Significa el poder aplicar los conocimientos adquiridos en lo académico y en la experiencia diaria, en base a los hechos que son puestos al conocimiento.



¿Puede compartir alguna anécdota o experiencia que le haya ocurrido?

Únicamente que en algunos casos, ya sea el ofendido o el acusado, me culpen como empleada o titular de la fiscalía sobre la procedencia o improcedencia de la acción que ejercieron, cuando en la realidad de los hechos expuestos resulte casi imposible acreditar ese derecho y denoten su recelo.

¿Considera peligroso su oficio? ¿Ha enfrentado algún ataque o intimidación en el ejercicio de su responsabilidad?

No lo considero peligroso y en ningún momento me he enfrentado a algún ataque en el ámbito profesional.


Tratar de obtener la confianza de las personas ofendidas en algún delito, para ayudarlas de la mejor manera, sin demostrar de ninguna forma el poder que me es conferido de acuerdo al cargo que represento.

¿Cómo puede trasmitir a otras mujeres el saber adquirido en la procuración de justicia?

Comunicándoles los derechos a que son acreedoras en cada caso en particular.




No.


Si existe igualdad de derechos entre hombres y mujeres, de acuerdo a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en mi opinión la procuración de justicia también se considera con igualdad.




Nació en Monterrey, N. L., el 30 de enero de 1978. Sus padres son Alberto Uribe Hernández y Francisca Nájera Bernal. Su familia la integran tres hermanos y dos hermanas. Es soltera. Estudió la licenciatura en Derecho Penal y Ciencias Sociales en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL,1988-1993) y la maestría con especialidad en Derecho Penal.

Ingresó como escribiente en la Agencia del Ministerio Público en Asuntos Viales (1991-1993); luego en la Agencia Número 1 del Primer Distrito Judicial en el Estado (1993- 1996) y la Agencia del Ministerio Público Número 2 en Delitos Sexuales (1996-2001). Fue delegada del Ministerio Público adscrita a la Agencia del Ministerio Público Número 2 Especializada en Delitos Sexuales (2001-2002). Asimismo ha laborado como agente del Ministerio Público Investigadora en Apodaca (2002-03); como agente del Ministerio Público Especializada en Delitos Sexuales Contra Menores (2003-04); en la Agencia Número 9 Conciliadora durante el año 2004; y de ese año hasta el 2006 se desempeñó en la Agencia Número 1 en Justicia Familiar en Santa Catarina. Actualmente colabora en la Agencia Número 2 de Justicia Familiar de Delitos Sexuales.

MARTINA URIBE NÁJERAAgente del Ministerio Público de la Agencia

Número 2 de Justicia Familiar de Delitos Sexuales



Bienvenida, Martina, compártenos, ¿qué te llevó a elegir la profesión de abogada?

Bueno, en un principio mi decisión era ser profesionista, no quedarme con la preparatoria. Dentro de la preparatoria nos aplicaron un tipo de examen como orientación vocacional, me dijeron que áreas podría elegir y entre éstas estaban Trabajo Social, Comunicación y Derecho. Fue cuando me decidí por la abogacía.

¿Eres la primera abogada en tu familia?

Sí, mi hermana mayor es enfermera; la otra estudió computación, no recuerdo bien la carrera. Mis hermanos terminaron hasta la preparatoria y empezaron a trabajar. No hay ningún otro abogado.

¿Tus papás apoyaron tu vocación, tu elección de la carrera?

Sí, nunca tuve ningún problema en cuanto a eso con mis papás, decían que en lo que yo quisiera estudiar, ellos iban a estar conmigo. Me he encontrado con comentarios por parte de amigas que decían: “¿Para qué estudias, si te vas a casar?”. No, espérame tantito, no están por ahí mis planes, pero tampoco es mi prioridad. Lógicamente si se da, bienvenido y si no, pues también por algo ha de ser.

¿Estás contenta, satisfecha?, te ves muy orgullosa de tu trayectoria, ¿crees que podrías influir a alguien más de tu familia para estudiar lo mismo?

Bastante. Pienso que sí, lógicamente a veces en casa dicen: “Mira a tu tía”, pero ya depende mucho de qué es lo que quiere cada



quién para progresar, si quieres estancarte, si quieres estudiar y tienes que esforzarte.


Pues por puro esfuerzo. La verdad es de que ya tengo toda una carrera en la Procuraduría. Comencé como meritoria, no sé si ustedes conozcan de eso: haces tus funciones sin recibir ningún sueldo, por pura práctica, vas con el ánimo de aprender, de obtener conocimientos respecto a la carrera que estás estudiando.

¿En qué semestre ibas cuando entraste de meritoria?

Yo decidí en el quinto semestre comenzar como meritoria. Tenía como 19 años en ese entonces y en poco tiempo, tres meses, me dieron la plaza de escribiente, tuve mucha suerte. Lógicamente ven si te gusta, cómo te desempeñas; la mamá de la persona con la que yo estaba asignada enfermó de cáncer, tuvo que pedir una licencia para atenderla y yo, con los tres meses que tenía ahí, me hice cargo de lo que llamamos una mesa.

Mi plan era estar cierto tiempo en el Ministerio Público investigador y luego en una adscrita o en un juzgado y así abarcar varias áreas para aprender todo lo relacionado con los delitos. Pasó un mes y le dije al titular que me iba a un juzgado como meritoria. Me preguntó si no me interesaba una plaza y le dije que no era mi prioridad, pues mi papá decía que si empezaba a trabajar le iba a agarrar sabor al dinero y entonces ya no iba a estudiar. Él me dijo que si realmente uno quería estudiar iba a terminar. “No necesita trabajar o agarrar el pretexto de su papá, al contrario, véalo como beneficio porque a lo mejor le ayuda a su papá”, y efectivamente así fue, acepté la plaza, me independicé de mis padres y terminé mi carrera.



Tomé un curso para delegado del Ministerio Público, lo aprobé y apenas tenía un año como delegada cuando me mandaron a otro curso para formación de agentes del Ministerio Público, también lo aprobé y me dieron la plaza como agente. Actualmente tengo 16 años en esto. Comencé a los 20 años ya con plaza en Procuraduría, actualmente tengo cinco como agente, siempre en materia penal. Ahora estoy en el Centro de Justicia Familiar, me están asignando al área que conoce delitos sexuales.

¿Cuál es tu experiencia en esta área?

Duré ahí como cinco años de escribiente en delitos sexuales, un año de delegada ahí y luego me voy a otra área y regreso. Esta ya es mi tercera ocasión ahí.

Vas y vienes,¿a qué se debe?

Es una área muy pesada la de Delitos Sexuales, con mucha carga de trabajo desgraciadamente, creo que lo hacen para que me relaje un poquito de esa área, doy un respiro en otra área y regreso.

¿Lo hacen con todas o con todos?

No, lo han hecho conmigo, y la verdad me gusta, es una área donde estuve muchos años, la verdad sí me gusta. No sé, lo que pasa es que no ha de ser muy sano que permanezcas tanto tiempo continuamente en esa área, nadie me lo ha dicho, yo así lo interpreto. Cuando me dieron la plaza me fui a Apodaca en apoyo; vino un cambio y me mandaron a la Agencia de Delitos Sexuales por dos años. Después estuve en la Agencia Conciliadora y luego empezó la coordinación de la licenciada Leticia Platas, ella y yo somos compañeras de generación y necesitaba gente que



la ayudara, yo creo que tomó en cuenta mi experiencia, porque estaba todo el tiempo ahí, me preguntó si quería irme y le dije que sí.

El año pasado hubo rotación y me mandaron a Santa Catarina, también estuve a gusto pues a mí me gusta mucho mi trabajo, donde esté voy a hacer mi mayor esfuerzo y a tratar de dar mejor resultado. Ahora, en Justicia Familiar una fiscal se jubiló, la licenciada María de Lourdes Cerda Ramos y la agencia no tenía titular; me habló la licenciada Leti y me preguntó si quería regresar y acepté, no les digo que no; es que dondequiera aprendes, yo les digo a los escribientes que de todo se aprende, hasta de los errores.

¿Qué significa para ti como mujer estar en el campo de la procuración de justicia?

Yo creo que es, como persona, responsabilidad; pero a lo mejor como mujer pues demostrar que puedes ser igual o que desempeñas un trabajo igual o mejor que un hombre. El trabajo de la investigación y la persecución no es exclusivo de los hombres, contrario a lo que pueda pensarse. No sé cómo estén sus estadísticas, yo nunca he visto ninguna limitación o al menos en el tiempo que tengo en Procuraduría, ninguna limitación si se trata de una mujer. Nunca me he encontrado con eso.

Es la siguiente pregunta, ¿sentiste que te pusieron obstáculos en tu trabajo por el hecho de ser mujer, que no te mandaran a ciertas áreas más pesadas?

Yo nunca me he encontrado con eso, no sé si ellos lo tomen en cuenta, por ellos me refiero a mis superiores, pero nunca me he encontrado con una situación de ese tipo. Es que una tiene



que ser profesionista, en el área que te asignen vas a tener que realizar tu mayor esfuerzo y realizar tu trabajo lo mejor posible.

Y tampoco con los usuarios, yo no he notado la verdad que la gente se limite porque seas mujer o porque seas joven; eso depende de cada persona, lógicamente habrá sus excepciones pero si demuestras con tu trabajo que lo sabes hacer, lo que vas a encontrar es confianza, si haces bien tu trabajo eso es lo que va a dar como imagen. Si lo haces mal, lógicamente ya no es porque seas mujer o porque seas joven.

¿Siempre has estado en el área metropolitana?

Sí.

¿Nunca te han mandado a los municipios alejados?

No, nada más he estado en Apodaca, y como agente del Ministerio Público en Santa Catarina.

¿Cuáles son lo retos y los avances que enfrentas día a día en tu esfera de acción?

Los retos son nada más es demostrar que existe transparencia en el quehacer, en nuestra actividad; en que hay mucho compromiso y queremos hacer bien las cosas, eso es en razón de los usuarios. En lo personal, la idea no es quedarte donde estás, debes ir avanzando pero a veces esas cosas no dependen de uno, lógicamente, si te esfuerzas siempre vas a tener un buen resultado, no necesitas que alguien hable por ti, tu trabajo habla por ti y así tú eres la responsable de lo que adquieras. Yo lo único que deseo es hacer bien las cosas.



Nuestra entrevista generalmente se enriquece mucho con las experiencias o anécdotas que nos quieras compartir ¿alguna vivencia que hayas tenido dentro de la Procuraduría, en la faceta de agente que nos quisieras compartir?

No. Ya es cuestión de hablar de los asuntos que me han llegado, y no me parece. Son asuntos muy delicados, como he estado mucho tiempo en Delitos Sexuales. Por ejemplo, una vez me tocó el asunto de una niña Dawn, lógicamente te tienes que acercar mucho para que puedan tenerte la confianza. Sólo puedo comentarte su manera de expresarse, me tomó tal confianza que cuando llegaba a la oficina corría conmigo, estaba enorme, casi me tumbaba. Bueno, si esa persona que no está del todo bien percibió la confianza en nosotros ¡qué bueno!, eso significa que las personas que tienen mayor capacidad todavía pueden acceder mucho más, en este caso su mamá, podía tener la certeza de que estábamos haciendo lo posible por ayudar. Alguna otra anécdota, pues no.

¿Tratas de generarles confianza a los usuarios?

Sí. Mi compromiso es investigar si se está en presencia de un delito, si hay una persona responsable de ese delito se tiene que proceder legalmente. Las cosas no se pueden quedar así, nuestra obligación es investigar. Si estamos ante tales situaciones se tiene que proceder, muchas veces la gente se tarda para denunciar y tienes que explicarles que cuando se deja pasar el tiempo las cosas no son tan sencillas, sin embargo, el resultado puede darse de la manera que esperamos.

En el caso de mujeres que reciben maltrato, una estadística decía que tardaban en denunciarlo hasta diez años…



Yo no estoy en el área de violencia familiar, pero he visto casos donde tardan muchísimo tiempo en denunciar; muchas veces denuncian y luego se están arrepintiendo. Otras veces esperan resultados inmediatamente, a veces es un poco difícil hacerlo tan rápido, se hace porque es nuestro deber, pero le tienes que invertir un poco más de tiempo para obtener resultados.

¿Qué significa para ti el que puedas tener en tus manos el poder de decidir si existe o no un delito o un presunto responsable, o la libertad de una persona?

Lógicamente sabes que son cuestiones delicadas en las que no se pueden cometer errores, pero si tu actividad la realizas cumpliendo con lo que se prevé en el Código Penal o en las leyes, no tienes ningún problema. Las leyes son muy claras, no puedes hacer las cosas porque a ti se te antoja, tu actividad está regida por ellas, tienes que acatarlas y en base a eso vas a resolver lo que corresponde. Lo tienes que hacer profesionalmente y con responsabilidad, estamos hablando de la libertad de las personas y no lo puedes tomar a la ligera.

¿Consideras peligroso tu oficio?, en algún momento ¿te has enfrentado en alguna situación de riesgo o de intimidación en el ejercicio de tu trabajo?

Yo nunca me he sentido en un situación de riesgo, por ejemplo; ahora en Santa Catarina, donde estaba había muchos hechos violentos, por eso digo que si haces bien tu trabajo, no debe tener ningún problema, Pero siempre lo digo, cada cabeza es un mundo… como autoridad nunca vas a quedar bien con las dos partes, pero yo nunca he sentido ninguna intimidación y pues, el riesgo normal. Como autoridad siempre estás entre dos intereses



y lógicamente, son encontrados.

Yo no me he encontrado con eso, pero, por ejemplo en Santa Catarina —esto que te voy a decir lo pasaron en la televisión, no es ninguna novedad— hace como quince días, en el edificio de la Secretaría de Seguridad Pública en Santa Catarina hubo una llamada, supuestamente había una amenaza de bomba. Momentos antes había sucedido un percance en San Pedro, el riesgo es latente. Yo recuerdo que anteriormente también pasaba, no tanto como ahora, pero sí se dio, no falta la gente bromista.

El área en el que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál es tu experiencia al tener acceso a este poder y cómo lo manejas?

A lo mejor soy repetitiva, pero nada más con compromiso y responsabilidad. Si una persona va como usuaria y eres una servidora pública, tienes que prestarle la atención que ella debe recibir. Para poder entender la situación de esa persona, tienes que ponerte en sus zapatos. Si vas como usuaria a alguna otra dependencia de gobierno, ¿qué es lo que esperas?, esperas una buena atención, ¿verdad?, que te aclaren tus dudas, tus inquietudes. Ése es el compromiso, tienes que hacer tu trabajo y pensar como la otra persona para que también sepas lo que debes hacer, porque a nadie nos gusta llegar a una oficina y ver que no están haciendo su trabajo, que ahí te tienen esperando porque quien te debe atender está hablando por teléfono, maquillándose, almorzando. ¡Espérame tantito!, tu horario de labores lo tienes previamente establecido: si quieres almorzar, maquillarte, pues hazlo antes o después. Si hay personas esperando, debes atenderlas inmediatamente. Si utilizamos la empatía, vas a hacer bien tu trabajo, ése es el compromiso, yo no lo veo como poder.

Es muy interesante tu apreciación, porque no todo mundo tiene



la posibilidad o el interés de establecer esa empatía con la otra persona.

Hay gente que viene muy alterada. Me gustan mucho los cursos de calidad en el servicio, hace tiempo que no los veo pero ya los hubo en el área y cuando una persona llega, aunque no te la exija, se la tienes que dar. No puedo hablar por los demás, en mi caso trato de que mi personal tenga esta manera de pensar porque les digo que soy responsable de lo que hagan, tanto si lo hacen bien como si lo hacen mal. En esto me ha tocado personal muy responsable.

A propósito de tu personal, ¿que les heredarías de tu experiencia a las mujeres que van empezando como meritorias o también como practicantes?, ¿qué les sugerirías?

A quienes van empezando, que comprendan que hay que aprovechar el tiempo cuando van a hacer prácticas, tienen que adquirir conocimientos para un buen desempeño. Se aprende de las experiencias de las personas con las que trabajas, aprendes hasta de las personas que vienen ahí a la oficina, y lo más importante: el Derecho Penal es un área donde tienes que ir actualizándote, no puedes quedarte con lo que aprendiste en un principio. Mucho depende de la persona, si quieres aprender puedes superar al maestro. Cuando llegas a una oficina, porque vas iniciando tu carrera como meritoria o como escribiente, pues tienes que aprender de tu jefe inmediato, pero también yo estoy abierta a las sugerencias, porque a lo mejor si traes una buena idea y me lo haces saber, yo la aplico y si no, te digo porqué no aplica. Aprendes tú y aprendo yo.

¿Te retroalimentas de tus compañeras fiscales?



Sí, la verdad sí, como de las adscritas a los juzgados, ellas ven las investigaciones ya en el proceso, una vez que pasa por la averiguación previa, conocen de los criterios de los jueces y dices:“Este caso es parecido”, porque muchas veces, aunque parezcan iguales son diferentes. En mi criterio todos son distintos aun cuando se trate del mismo delito, sin embargo, saber cómo piensan los jueces es importante también.

Siempre habrá atenuantes o detalles en situaciones distintas unas de otras, ¿en tu desempeño como servidora pública en algún momento te has topado con corrupción?

La verdad, no. No puedo asegurar que existe porque no lo he vivido, lógicamente se escucha, pero en mi experiencia personal nunca he vivido la corrupción en ningún aspecto, ni para avanzar ni el desempaño de mi profesión.

¿Consideras posible que se pueda crear un modelo de justicia con perspectiva de género?

Yo creo que ya existe, la cuestión es llevarlo a cabo, que se vea, aplicarlo verdaderamente. La procuración de justicia está encaminada hacia toda persona, no es exclusiva de hombres o de mujeres. La cuestión es que realmente se lleve a cabo la práctica real, no la teoría. Yo no veo la necesidad, para mi gusto ya existe.

Te agradecemos mucho la presencia y que hayas querido colaborar.




Nació en Monterrey, N. L., el 24 de febrero de 1965. Es hija de Josué Hinojosa y María Demetria Martínez Rodríguez. Tiene dos hijos, un hombre y una mujer. Estudió la licenciatura en Derecho en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León (1981-1986) y la Maestría con especialidad en Ciencias Penales.

Comenzó su desarrollo profesional en la Procuraduría General de Justicia del Estado, institución donde ingresó como escribiente de la Agencia de Ministerio Público adscrita a la Subprocuraduría Jurídica Consultiva; posteriormente laboró en varias Agencias del Ministerio Público dependientes a la Subprocuraduría en el periodo de 1984 a 1986. Fue profesionista auxiliar en la Dirección de Control de Procesos de 1986 a 1988, y delegada del Ministerio Público asignada a la Dirección de Averiguaciones Previas de la Procuraduría General del Estado de 1988 a 1990. Se desempeñó como agente del Ministerio Público en los Módulos de Orientación Social de la Subprocuraduría Jurídica Consultiva, y fue asignada a diferentes Fiscalías dependientes de la misma. Actualmente ocupa el cargo de agente del Ministerio Público Número 1 en Justicia Familiar.

MIREYA MIRIAM HINOJOSA MARTÍNEZ

Agente del Ministerio Público Número 1 en Justicia Familiar



Bienvenida, Mireya. ¿Qué la motivó a elegir la carrera de abogada?, ¿vio algún ejemplo en su casa?

Que es una profesión muy bonita, muy noble, hay la oportunidad de hacer muchas cosas en beneficio de una misma, de la familia, de la sociedad. Mis padres tenían la costumbre de ver los noticieros en televisión, y uno se entera a veces de situaciones a las que trata de encontrar alguna explicación; vas creciendo con esa formación de ver los problemas sociales o personales, y tratas de encontrar una solución, una ayuda o hacer algo positivo por esa gente, por ese detalle o problema que recuerdas haber visto.

Estaba en preparatoria cuando me decidí, aun en la secundaria todavía no tenía definido si escoger el magisterio o alguna licenciatura en Derecho… ya en la preparatoria, con las materias de Orientación Vocacional tuve un poquito más de información de cada una de las facultades, de cada una de las materias, y lo que se requiere, ahí fue cuando me decidí por la Facultad de Derecho.

En la familia de mis padres no había profesionistas. La familia mía ahora lo es, pero en la de mis padres no tuvieron la oportunidad. Mi padre estudió ya grande, ya casado pudo estudiar la primaria, la secundaria, la preparatoria y una educación técnica, después consiguió un trabajo como empleado en el IMSS, ahí se jubiló. Mi madre quedó huérfana muy pequeña, no tenía quién viera por ella, hasta que se casó pudo estudiar. Falleció hace 32 años, cuando yo tenía nueve. Ella era de las menores, en ese entonces estudiaba para laboratorista, ya estaba en segundo semestre; de sus hermanos sólo uno estudió, el más chico, ella lo ayudó, es médico. Pero no hay más profesionistas, a algunos primos mi madre, igual, los estuvo apoyando. Cuando mi madre falleció ellos terminaron su Facultad. Realmente eso es lo que a veces te



motiva, tratar de ver por uno mismo y por la familia, tratar, de alguna manera, de estar un poco mejor.

¿Usted fue la primera abogada en su familia?

Sí, mis hermanos tienen otras profesiones… abogados, no. Somos siete hermanos, yo soy la penúltima.

Cuéntenos cómo fueron sus inicios, las etapas por las que fue pasando hasta llegar donde está.

Desde que estás estudiando, uno busca la manera de colocarse, de ir aprendiendo. Yo empecé en el Edificio Rayón, un edificio que albergaba despachos de abogados, incluso estaban algunos juzgados federales. En un despacho de abogados me dieron la oportunidad de ayudarles como recepcionista, y después uno de ellos me ayudó a entrar como meritoria en una Agencia del Ministerio Público.

Mi intención era quedarme unos seis meses en esa Agencia y luego irme a otra, a aprender alguna otra cosa en alguna área diferente, irme a la del Ministerio Público que se encarga del área Penal, del área Civil, de otro tipo de situaciones. Hay agencias que tienen asignadas diversas labores, estando en la Procuraduría como meritoria, fui viendo la posibilidad de estar unos seis meses en cada área para aprender otras cosas, pero afortunadamente no se me dio esa oportunidad, y digo afortunadamente porque si no, no estuviera ahora aquí. Quien era entonces Ministerio Público en esa agencia se fijó en mi trabajo, le gustó, y a los tres meses de estar ahí me ayudó a que me asignaran la plaza de escribiente, sólo que me enviaron a la Subprocuraduría Jurídica Consultiva.

Yo estaba en tercer semestre de la Facultad, tenía 17 años. Mi



padre me daba para el camión y con eso era suficiente para mí. Al poco tiempo a ese agente del Ministerio Público le dieron la oportunidad de ser Subprocurador del Ministerio Público, con su apoyo me cambié a las agencias del Ministerio Público adscritas a Juzgados, ahí estuve dos años. Después igualmente el director de Control de Procesos me dio la oportunidad, también tomó en cuenta mi trabajo y me llevó a ayudarle en la redacción de las conclusiones en los procesos. Aprendí mucho del área y de los procesos penales. A los dos años me dieron la plaza de delegada del Ministerio Público, pero ahí mismo.

Duré dos años en Control de Procesos y luego dos años más en la Dirección de Averiguaciones Previas; de ahí el director me hizo el cambio para otra área de la Subprocuraduría Jurídica Consultiva, en los módulos de orientación social. Allá tocó la oportunidad de que ya estaban en trámite las plazas para agente del Ministerio Público, a las seis personas que estaban encargadas como delegadas de los módulos se les iba a asignar la plaza de agente, yo creo que ahí fue por suerte más que por algún apoyo. El director de Averiguaciones Previas en ese entonces me dijo que no quería informármelo porque a lo mejor no me daban la plaza y no quería hacerme ilusiones. El 16 de junio de 1990 se me asignó la de agente de Ministerio Público.

Muy joven…

Sí, muy joven tuve la oportunidad de que se reconociera mi trabajo y se me tomara en cuenta. Creo que afortunadamente ahí empezó mi mayor desempeño en la Procuraduría, porque pude dirigir una Agencia del Ministerio Público y pude aprender muchas cosas que realmente no había tenido oportunidad de ver anteriormente. En el caso de mis padres, ellos estudiaban y trabajaban, no había manera de salir por ahí a actividades sociales con los vecinos, con



los amigos, ¿verdad?, salíamos un rato mientras ellos llegaban y estaban en casa, pero se turnaban para trabajar y estudiar, entonces era algo muy difícil. Realmente en cuestiones sociales estaba yo en ceros… ahí tuve la oportunidad, por obligación, por el trabajo, de convivir con mucha gente. Me tocó trabajar en Sierra Ventana, son 18 sectores, había un comité en el que nos apoyábamos y conviví con mucha gente de todo tipo.

¿Ya era entonces zona de riesgo?

Ya era zona de riesgo, sí, muy problemática, pero a la vez tratábamos de darles alguna orientación tanto psicológica, como social y jurídica a las personas. La trabajadora social y la psicóloga formaban grupos para orientación, íbamos a las escuelas a dar orientación jurídica también. En ese entonces yo dependía de la Subprocuraduría Jurídica Consultiva, en el área de orientación social había una coordinadora que nos marcaba los programas a seguir, pero como yo inicié en el área de investigación de la Procuraduría, si se requería, yo misma tomaba las denuncias en el módulo a las personas, en lugar de enviarlas al Palacio de Justicia. Iniciaba las averiguaciones, y nada más comunicaba a los jefes: “Tengo este asunto, voy a tomar la denuncia”. Y ellos, por el mismo tipo de asunto, me lo autorizaban, para evitar que fuera la gente a hacer tanta vuelta y tanto gasto en tiempo y en camiones.

Eran siete Módulos de Orientación Social ubicados en diversas áreas de la ciudad. Mis compañeros, a todo aquel que quería presentar una denuncia o querella, lo enviaban al Palacio de Justicia, y yo no. Si se requería hacer algún convenio, ahí mismo lo hacía, ya que estaba facultada por la plaza de agente del Ministerio Público. A lo mejor ellos desconocían un poquito más



esa área. En Sierra Ventana, es fecha que mucha gente aún me frecuenta, de repente me buscan para saludarme, o simplemente porque están agradecidos y esa es la satisfacción para mí. Ahí fui viendo la presión, el interés por adentrarme a esta área del Derecho Penal y ahí me quedé, no me fui al área Civil, al laboral, que era lo que pretendía en un principio. De alguna manera continué con esa labor, vi la oportunidad de ayudar más a la gente, de apoyar más a la sociedad.

Volviendo al inicio de su carrera, ¿era difícil para las mujeres, tanto en la universidad como en lo laboral?

Sí, simplemente, no había esa oportunidad que ahora se da. Cuando entré a la Facultad, en 1981, pude entrar sin obstáculos: la inscripción en rectoría, la inscripción en la Facultad, no había mayor requisito que la documentación, el kárdex completo, las materias pasadas. No hubo mayor problema, pero sí noté que no había tanta mujer estudiando. Empezaban en esa época, yo creo que unos dos años antes empezaron ya a tender más a la diversidad, pero en lo personal no tuve ningún problema.

Cuando estaba de escribiente en la Procuraduría recuerdo que eran sólo tres agentes del Ministerio Público mujeres, entonces cuando entré eran dos, a los dos años renunció una y se quedó una, pero después fueron asignando más plazas a mujeres.

Y en el campo laboral, ¿tampoco resultó difícil? ¿no le pusieron “piedritas en el camino”, por el hecho de ser mujer?

No, afortunadamente no, creo que ahí influyó bastante que las personas con las que me tocó trabajar desde un principio tenían y tienen una visión más amplia del trabajo. A ellos lo que les interesaba era el trabajo, sacarlo adelante… y la persona, sin



importarles si era hombre o si era mujer. Hubo una ocasión en que me asignaron a una Agencia del Ministerio Público adscrita a un Juzgado cuando era escribiente y no había nadie más. Por lo regular hay un escribiente, un delegado o agente que te está orientando, informando de lo que tienes que hacer, en mi caso había confianza con el subprocurador, el licenciado Héctor Arredondo Cano, porque fue mi primer jefe.

Con esa confianza que me dio, fui asignada a una Agencia de Ministerio Público adscrita al Juzgado Quinto Penal, pero también cambian al único escribiente que había ahí a otra área: “Ya me voy, aquí están todos los pedimentos, todas las pruebas, todas las conclusiones, te veo hasta mañana, si se te ofrece algo allá estoy, en la otra Agencia”. Era gente que yo no había visto, yo había estado en el área de Consejo Tutelar. Mi nuevo jefe también tenía dos meses, igual desconocía el área de la Procuraduría, y va con el subprocurador a decirle: “A la muchacha que me mandó no la quiero, porque no sabe hacer nada, ya le pregunté y nunca ha estado en ninguna agencia, viene del área de Consejo Tutelar y no sabe de procesos, no sabe de nada”. Mi jefe le dijo: “Dale 15 días, si en esos días no te resulta no le digas nada a los directores, no los molestes, vienes conmigo, yo te la cambio”. A los 15 días ya no volvió. Después me di cuenta, por una plática de ellos mismos (a la fecha sigue siendo muy amiga mía esa persona que entonces pedía mi cambio porque yo no sabía hacer nada), vio que realmente aprendimos mucho juntos y sacamos el trabajo desde el primer día, hasta el último.

Mireya, para usted, como mujer, ¿qué representa ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y de procuración de justicia?

Pienso que el estar en la investigación de delitos contribuye



bastante a esa satisfacción de las ideas que yo tenía desde chica, pues tengo la oportunidad de estar en la integración de una averiguación. Es una responsabilidad muy grande, porque tienes el patrimonio, la libertad, incluso, a veces, la vida de la gente en nuestras manos y ahí tienes que saber muy bien lo que estás haciendo y lo que vas a resolver para no dañar a la gente, para no cometer injusticias, para tratar de llegar a una buena resolución y, también, no acarrearse algún problema con los particulares, porque son dos partes contrarias las que intervienen. Lógicamente una va a tener la razón y la otra no, entonces tiene uno que estar muy atento a lo que está haciendo.


Avances hay muchos, desde que entré hace 23 años a la fecha, ha habido mucho avance, mucha modificación, mucha estrategia para la organización en la Procuraduría. Antes había máquinas de escribir, manuales, ahora ya todo el sistema está dentro de una red informática, están conectadas todas las áreas, hay bastante avance tecnológico; y en cuanto al personal también, porque se dan cursos de capacitación que hace 23 años no se daban, se asignan plazas, yo creo que ahorita más de la mitad de agentes del Ministerio Público son mujeres y cuando yo entré sólo eran dos.

Ahorita que menciona esto, ¿se estará aplicando una visión distinta o diferente por el hecho de que la mayoría sean mujeres, en la procuración de justicia?

A lo mejor no es propiamente distinta, sino que se ha ido tomando en cuenta a la mujer conforme va variando y cambiando la



situación social, porque antes tampoco había tanta abogada y tampoco había tanto agente del Ministerio Público (mujer), eran, cuando mucho, unos 23 agentes del Ministerio Público cuando yo entré. Había muy pocas agencias del Ministerio Público, una en cada cabecera distrital, y aquí eran solamente cuatro agencias investigadoras, entonces realmente se ha ido avanzando. Ya hay más abogadas, más mujeres que se interesan por la labor de investigación, antes era muy poca la gente que se acercaba a hacer alguna práctica… y por la cuestión económica no era para menos, buscaban alguna retribución por su trabajo. Hubo un tiempo en que se les estuvo dando un apoyo a los meritorios, pero era muy poco realmente. Creo que de un tiempo para acá, conforme avanzan la sociedad y la tecnología, la distribución de las labores se ha incrementado al contratar mujeres dentro de la Procuraduría, hay muchas más mujeres en otras profesiones, también.

Me imagino que ha de tener muchas anécdotas… ¿Hay alguna que nos quiera compartir, que la haya marcado o significado mucho en el desempeño de su trabajo?

¡Ah, bueno!, me acuerdo que hace años, cuando tenía plaza de profesionista (era una plaza mayor que la de escribiente, pero inferior a la de delegado, una plaza intermedia), estaba asignada a la Dirección de Control de Procesos como auxiliar del director. Por la televisión y el periódico me enteré de la detención de una mujer que había vendido a su hijo. En ese entonces el Código no contemplaba propiamente la venta de un hijo como delito. Había un delito, que era la sustracción de menores, pero no precisaba esa situación. Nada más que cuando vi el periódico saqué mi Código, empecé a revisar y me encontré un punto en el que sí era posible castigar a la persona.



Ese mediodía escuché que el director decía: “Déjala en libertad, no hay más qué hacer”. Cuando se desocupó, le dije;“¿Por qué la dejaron ir? El código dice que hay sanción”. Me dijo que no y le insistí: “Mi Código así lo señala”. Me contestó: “No es probable que sea un código especial para usted”, y le dije: “Si me da la oportunidad de ir por él, espéreme, ahorita regreso”. Y pues sí, era una reforma muy reciente que no estaba todavía en todos los códigos, el mío era una edición muy nueva. Al día siguiente salió la nota en el periódico, no sé quién lo diría, me llenó de satisfacción porque decía: “Por insistencia de secretaria, no dejan en libertad a vendedora de menor”, y ¡en letras grandes, a ocho columnas!, entonces, me acuerdo que los directores decían: “A ver, présteme su Código”, fue el que utilizaron para resolver el caso y consignar a esa mujer. No conservo el artículo de ese periódico, pero las escribientes, las demás compañeras lo traían por ahí, no lo conseguí, pero recuerdo mucho eso.

Me gustaba leer el Código, leer libros… mi jefe siempre se fijó en mi trabajo, pero a raíz de eso mucho más, y me llenaba de satisfacción que me preguntara: “Mireya, ¿en qué parte del código vendrá esto?”, y yo le contestaba: “Ah, en el artículo tal”, yo me lo sabía. El Código de ahora, sinceramente no, pero el de ese entonces me lo sabía de principio a fin, todos los artículos y de qué se trataba cada uno. Él siempre estaba muy al pendiente, tenía esa confianza en mi manera de comentar situaciones.

Llegó el momento en que me quedé pensando y me sorprendió que el licenciado creyera que yo sabía mucho y me preguntara cosas que desconocía, aunque de alguna manera les encontraba respuesta y rapidito me ponía a revisar, porque me daba mucha pena que me preguntara algo y checarlo en ese momento. Estaba en el último semestre, de la Procuraduría me iba a la Facultad y luego al servicio social, llegaba a casa a las once y media de la



noche y me ponía a revisar. A las cuatro y media de la mañana, otra vez, ¡vámonos!, a hacer lonche y a irte en camión. Era una vida muy acelerada, hasta la fecha, pero trataba yo de tener al día todo lo que llegara a la oficina, sacarlo ese mismo día para que no se me acumulara. A la vez también la información, me sentía presionada porque el director contaba mucho conmigo y con mi compañero para el trabajo diario.

Están ahí los retos, el estarse actualizando constantemente…

Sí, tiene uno que hacerlo.

Mireya, hablaba hace rato de que casi siempre, cuando resuelve alguna situación, algún dictamen, una persona está de acuerdo y otra no… ¿considera riesgoso su oficio?, ¿ha sufrido algún tipo de ataque, algún intento de intimidación?

Peligroso, no. Hasta la fecha no he tenido algún ataque o intimidación, yo creo que por lo mismo, que desde que uno entra va normando un criterio y haciéndose de cierto carácter. Me ha pasado en muchas ocasiones, simplemente con los escribientes, me cambian de agencia y ya los escribientes investigaron cómo soy, cómo trabajo.

¿Cómo maneja el poder que hay en su área? ¿Cuál ha sido su experiencia?

Sí es, hasta cierto punto, poder, sí tiene uno poder, cómo no. Afortunadamente, en mi caso, estoy muy consciente de mis inicios y de que estoy ahí por el apoyo de mucha gente… no de uno solo, de mucha gente, desde mi padre, que me dio la oportunidad de ir, porque yo andaba en camión a veces hasta muy tarde, pero siempre con su confianza y tratando de cuidarme, de no



dar problemas en casa ni en el trabajo; consciente de ver en mi trabajo la única carta de presentación, si no me desempeño bien, pues hasta ahí llegué. Porque si no tiene uno tranquilidad en el trabajo, no hay tampoco en la casa, y al revés. Todo lo que tenemos a nuestro alcance sí es un poder y es grande en ocasiones, pero depende de una el qué tan grande, qué tan bien o mal se desempeñe ese poder… cómo se utilice.

¿Ha enfrentado hechos de corrupción en su trabajo como servidora pública?

No me ha tocado. Yo creo que por lo mismo, la gente, los abogados, los litigantes, la van conociendo a una, saben qué tanto se puede lograr cuando es de cierta manera. Si acaso hay corrupción, conmigo no ha llegado ni ha habido quién me proponga hacer o dejar de hacer algo por unos pocos pesos… ¿Qué tanto pueden darle a una, que valga la pena exponer el trabajo, exponer a mis hijos? En mi caso yo no he vivido un caso de corrupción ni de cerca, ni lo he visto. De los jefes que he tenido, a todos ellos les he aprendido algo, a muchos les he aprendido la honestidad.

Hace un rato decía que no ha llegado sola a donde está, que ha tenido el apoyo de mucha gente… ¿Cómo es su relación con otras mujeres dentro del Ministerio Público, de la Procuraduría? Por ejemplo, con escribientes, meritorias, con otras agentes.

Mi relación con otras compañeras es realmente de trabajo, de mucho respeto, hay unas a las que en lo personal las he tratado más, incluso hay un lazo más estrecho con algunas de ellas, que han sido madrinas de mis hijos. Yo creo que en general la llevo bien con todas, el trato es de respeto, nunca me ha gustado ir más allá, nada de llevarme o entrar en cuestiones de bromas o situaciones en doble sentido, bromas pesadas, no, nada de eso.



El respeto es lo principal con escribientes, con el personal. He tenido escribientes hombres y mujeres, secretarias, y yo creo que ahí lo principal es respetar su trabajo, orientarles, que aprendan, darles la facilidad que a mí se me dio siempre, y tratar de que cuando se acuerden de una, lo hagan de buena manera.

Le ha costado trabajo llegar, años de trayectoria, ¿qué les puede “heredar” a las mujeres que vienen detrás de usted?

Creo que cada persona es muy diferente e independiente, habrá quien tenga el apoyo de familiares, amigos o padrinos… en el caso mío, sin conocer a nadie de adentro lo obtuve desde un principio, afortunadamente. A lo mejor, por el trabajo, por mi carácter y la ayuda de Dios, que es lo principal, ¿verdad? En el caso de las muchachas que están estudiando, siempre les pido que pongan atención a lo que están haciendo, el trabajo es muy importante pero la escuela también lo es. Mientras estén estudiando y estén conmigo, nunca van a tener el problema de llegar tarde a una clase o faltar porque están trabajando, lo principal es el estudio. Tienen la confianza de pedirme permiso para ir a alguna clase, a examen… simplemente, quien está estudiando ya sabe que nada más hasta las cinco y media lo quiero ahí. De ahí en adelante, a la escuela. Si tienen trabajo pendiente, en muchas ocasiones se lo dejan a algún escribiente o se dan prisa en hacerlo, simplemente les pido que pongan atención a lo que están haciendo, porque el kárdex es muy bonito cuando está limpio, pero cuando no llenamos los cuadritos asignados, después da vergüenza presentarlo para algún trabajo.

En el caso mío, tengo tres materias en segunda oportunidad porque no presenté, en cierta época que estuve ayudando en una campaña política a un diputado llegó el momento en que era mucho trabajo, las obligaciones de la casa no se acaban, el



quehacer, teníamos una campaña política; cuando está uno joven se le hace fácil, yo estaba en segundo semestre: “No estudié, no me sé nada, lo presento luego, en segunda oportunidad”, afortunadamente tuve una calificación pero se ve mal, me da vergüenza, y no lo entiende uno hasta que sale de Facultad, así que procuro que no caigan en esos errores, que traten de sacar sus materias con buena calificación, que traten de aprender y en el trabajo igual, que pongan atención a lo que están haciendo.

¿Considera posible que exista una procuración de justicia con perspectiva de género?

Yo creo que no es necesario. Sí es importante, pero no es a raíz de que estuvo la procuradora Bonifaz que se han dado estas oportunidades, desde antes ya se daban. Incluso la persona que me dio esa oportunidad que le comento, llegó a ser subprocurador del Ministerio Público, él fue el primero que impulsó a gente que tenía mucho tiempo esperando una plaza, que estaba de meritoria. Yo afortunadamente no batallé, a lo mejor porque llegué y ahí, sin conocerlo, él se fijó en mi trabajo, y en tres meses me consiguió esa plaza, pero había once meritorios atrás de mí. Tomó en cuenta nada más el trabajo, sin importar si eran hombres o mujeres, y el tiempo que tenían prestando el servicio gratuito a la Procuraduría. A lo mejor la Procuradora, con mayor apoyo del Gobernador de ese entonces, tuvo la oportunidad de abrir otras áreas porque incluso cuando estuve en la Subprocuraduría Consultiva, había unas diez y ahorita creo que hay más de 80 personas en esa área, ha crecido mucho.

¿Hay mujeres valiosas en la Procuraduría que se perfilen para ser procuradoras?

Sí, sí, cómo no. Muchas personas, incluso algunas ya están



jubilándose y se van con plaza de agente de Ministerio Público, pero hay otras que se han ido incluso como delegadas, también hay sido muy valiosas para la Procuraduría, no les llegó la oportunidad de ser agentes pero pasaron toda su vida ahí. Hay mucho por hacer, y yo creo que no hay necesidad de esperar a que haya otra Procuradora, deberían de considerarlas, y también a toda la nómina, ver el trabajo de cada uno, independientemente de que se tenga poco o mucho tiempo, fijarse en la labor, en lo que han desarrollado en su trabajo.

Le agradezco mucho su tiempo para esta entrevista, ¿hay algo más que desee agregar?

No, creo que ya es todo.

22 de mayo de 2007.



Nació el 25 de mayo de 1962 en Monterrey, Nuevo León. Sus padres son oriundos de Jalisco y su única hermana radica fuera de la ciudad. Actualmente está soltera y tiene un hijo adolescente.

Es licenciada en Derecho y Ciencias Jurídicas por la Universidad Autónoma de Nuevo León, institución donde recientemente culminó la maestría en Derecho Penal.

Inició su trayectoria profesional como escribiente en la Dirección de Averiguaciones Previas (1981-1985). Dedicó quince años de su vida a la Defensoría de Oficio, de 1985 a 2000. Se ha desempeñado como Agente del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Amparos (2000-2007). En 2007 la nombraron Coordinadora operativa adscrita a la Dirección de Amparos.

NARDA GABRIELA JIMÉNEZAgente del Ministerio Público

Adscrita a la Dirección de Amparos



Bienvenida, Narda, platícanos un poco de tu vida ¿cómo es que elegiste ser abogada?, ¿en qué momento de tu vida lo elegiste? ¿viste el ejemplo en algún familiar?

Surge en la preparatoria a consecuencia de los cursos de orientación vocacional y de los objetivos de las Facultades, entonces detecté que, dentro de mis habilidades aparecía la abogacía y fue lo que más me llamó la atención. También porque sentí que podía tener el carácter suficiente para desarrollarla.

¿Eres la primera abogada en la familia?

Sí, la primera mujer y la primera en la familia.

¿Fue difícil para adecuarte a la Facultad, tomando en cuenta que esa carrera era considerada para hombres?

Era una época diferente, aunque ya las mujeres habían ingresado a las escuelas. En la Facultad no hubo ningún problema al respecto de hecho, en ese tiempo las mujeres éramos el 35 o el 40 por ciento de la población.

¿Y el trato de los maestros?

Igual, yo nunca he sentido una discriminación en el aspecto de ser mujer ni en ningún otro caso, por ejemplo, soy madre soltera. ¿Cómo se da tu ingreso a la Procuraduría?

Cuando era estudiante estuve como meritoria y escribiente en la Procuraduría, fueron mis inicios aunque seguía con mis clases en la Facultad. Cuando me recibí, se presentó la oportunidad de entrar a la Defensoría de Oficio. Estuve 15 años ahí y posteriormente



ingresé a la Procuraduría, como agente del Ministerio Público, en la que estoy por cumplir siete años.

¿Cómo fue tu ingreso a la Procuración de Justicia? ¿fácil, o difícil?

La cuestión es que la Procuraduría es muy extensa, entonces hay muchas personas que piensan que como yo había empezado desde estudiante, de escribiente o meritoria, cuando se dan cuenta de que no tienes la misma trayectoria o no provienes de la misma área, no es tan fácil, pues sienten que estás usurpando un lugar que le correspondería a alguien más y encontré un poco de resistencia, ¡no importaba que viniera de otra área y que tuviera15 años de experiencia!.

¿Qué representa para ti, como mujer, haber ingresado al campo de la investigación y persecución de delitos y en la procuración de justicia?

Es algo más de presión, siento un poco más de presión y de responsabilidad a pesar que tenía una gran responsabilidad en la Defensoría pero, como estuve tanto tiempo, ya lo veía algo más común, más fácil, más digerible; entonces ingresar en otro campo es un reto y tienes que aprender otras cosas, ubicarte en otras cosas, que no era lo que desarrollaba en la Defensoría de Oficio.

¿Qué te motivó a dejar la defensoría e incorporarte a la procuración de justicia?

Creí necesario una superación personal, sentí un poco estancamiento dentro de la Defensoría, como que no había más allá dónde crecer y pues en la Procuraduría hay un poco más de



margen para desarrollarse, más posibilidades de alcanzar otras metas, cosa que no ocurría en la Defensoría.

Hablas de retos, ¿cuáles son los retos y los avances a los que te enfrentas día a día en tu esfera de acción?

Los retos son el que en la oficina donde me encuentro localizada no existan fallas jurídicas, porque el trabajo que desarrollo es estudiado por jueces de distrito, quienes determinan si tales o cuales actos son constitucionales o no, si están apegados a derecho o no, para que no existan problemas. En ese punto tratamos de que las cosas vayan de lo mejor planteado y ése es el reto, que exista una oficina con la que el Procurador y las diversas autoridades que se encuentran en la Procuraduría sientan la seguridad de que nuestro trabajo va a apoyar las actividades que desarrollan.

¿Puedes compartir alguna anécdota o experiencia que te haya ocurrido en tu desempeño profesional?

Como Ministerio Público el trabajo que desarrollo es mucho, tengo que leer todas las resoluciones del Poder Judicial Federal, y por no leer una resolución en una ocasión que se me presentó, ya había leído muchos papeles, no vi una donde nos pedían unos documentales y sí fue algo estresante porque una pequeña falla ahí es crucial. Como quiera, lo solucionamos y salió adelante. Lo que te puedo decir es que fue un reto el empezar de nuevo en la Procuraduría y creo que en este tiempo lo he sabido sacar adelante y llegar a mis metas y el saber que puedes ponerte una meta y luchar hasta conseguir llegar a ella.

¿En algún momento has considerado riesgoso o peligroso tu oficio?



Actualmente, corres riesgos en cualquier trabajo que desempeñes, ya ves cómo está la ciudad, creo definitivamente que cualquier actividad es riesgosa no nada más para nosotros como Ministerio Público; en lo personal, mi trabajo es más de estudio y no tengo un contacto físico directo con personas detenidas, denunciadas, acusadas, siento que por ese lado no corro ningún riesgo.

¿Has enfrentado hechos de corrupción como servidora pública en el desempeño de tu trabajo?

No, tampoco, porque como te decía en mi trabajo no tengo contacto con abogados, con detenidos, ni con ofendidos, ni nada de eso. Es más, nuestra oficina no es pública ni muy concurrida porque aquí vemos cuestiones internas de la Procuraduría.

El área en que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder? y ¿cómo lo manejas?

Tal vez una persona que ingresa de un lugar diverso o de alguna actividad diferente sí pudiera excederse o se llenaría de ego, pero cuando eres una persona que a lo largo de tu vida has desarrollando diversas actividades en relación a esta de la justicia, no te engolosinas, porque de una u otra manera has estado escalando posiciones y lo has digerido. Además creo que, independientemente del poder que tengas, es la personalidad, la disposición que tengas hacia la gente para manejar determinadas actividades, es decir, no por tener un puesto de poder vas a gritar o a maltratar. Se trata de no engolosinarse con el puesto.




No tengo gente a mi cargo, pero si la tuviera, les recomendaría que tengan metas y que traten de superarse; hay veces que las mujeres, no sé si por personalidad o ideología, se estancan y dicen: “Hasta aquí, éste es mi punto y hasta aquí llego”. Si son estudiantes, que terminen la carrera; si son profesionistas, que vean más allá. Lo importante es que sepan que lo pueden lograr, que no se estanquen.

¿Es importante que aspiren a otros puestos y que vayan abriendo camino? Es sorprendente cómo las mujeres nos hemos abierto caminos; lo vemos en la policía, en la ministerial, actualmente hay muchas mujeres en todos los campos y todos los cargos o puestos pueden ser cubiertos por ellas; sólo es cuestión de tomar la decisión de hacerlo, que no se subestimen ni se limiten, sino que vean más allá.

¿Crees posible que se pueda aplicar un modelo de Procuración de Justicia con perspectiva de género?

Lo que sucede es que ya las nuevas generaciones de mujeres no son sumisas, o los criterios que se tenían de no estudiar determinada carrera o dedicarse exclusivamente a tu esposo e hijos como que ya no va. La sociedad ha estado evolucionando en lo general y en igualdad y equidad de género. El mejor ejemplo es la Procuraduría, ahí no hay limitantes en ese aspecto, ni de trato, de no poder prosperar ni nada de eso. Actualmente la sociedad y el gobierno han evolucionado mucho en ese aspecto, y por ejemplo en cuestión de justicia existe un área especial sobre los asuntos de familia, hay un centro también para mujeres en cuestión de maltrato, en fin, hemos tenido avances importantes.



Lo interesante es que todas son mujeres, todas las que trabajan en esas áreas: la coordinadora y Ministerios Públicos son mujeres, de hecho hasta las escribientes, las delegadas, yo creo que un 80 o un 90 por ciento de esa área son mujeres.

Muchas gracias por compartirnos estos minutos y tus experiencias dentro de la procuración de justicia.

8 de julio de 2007.



Nació el 13 de septiembre de 1974. Es hija de Enrique Santana y María Guadalupe Gómez Arriaga. Es soltera, estudió la licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León (1990-1995) y la maestría con especialidad en Derecho Penal.

Ingresó como meritoria en la Agencia del Ministerio Público Investigadora en Averiguaciones Previas del Ramo Penal Número 5, en Monterrey, de 1992 a 1994. Fue escribiente en la misma Agencia, de 1994 a 1999 y delegada en el periodo de 1999 a 2002. Fue nombrada agente del Ministerio Público Investigador en 2002 como titular en las siguientes adscripciones: agente del Ministerio Público Investigadora Número 2 con residencia en Guadalupe y Agencia del Ministerio Público Investigadora Número 1 en Delitos Patrimoniales (De 2002 a 2007). Actualmente es titular de la Agencia del Ministerio Público Especializada en Delitos Cometidos contra la Industria e Instituciones Financieras.

NELLY GUADALUPE SANTANA GÓMEZ

Titular de la Agencia del Ministerio Público Especializada en Delitos Cometidos contra

la Industria e Instituciones Financieras



¿Qué fue lo que la motivó a elegir la profesión de abogada?

Bueno, pues yo creo que es una carera muy humanitaria. Desde muy chica me decían que tenía finta de abogada porque yo siempre trataba de defender mis intereses y a veces, también, los de los demás. También me empezó a motivar mucho cuando veía las películas extranjeras donde se realizaban los juicios orales, la forma en que se defendían las causas, me llamaba mucho la atención cómo se hacían las afirmaciones de cada una de las partes, y finalmente, pues, desde la preparatoria nos empezaron a dar la formación de qué era lo que se desarrollaba en cada una de las materias y me incliné por Leyes, porque creo que es muy humanitaria, aparte nos sirve mucho para el acontecer diario.

¿En su familia hay abogados, o alguien a usted haya admirado como para seguir sus pasos?

No, no tengo familiares abogados, ésta fue como la carrera frustrada de mi papá porque quiso y no pudo entrar a Leyes por diversas cuestiones, pero no tengo ningún antecedente, en eso soy la primera en la familia.


Ingresé a la Procuraduría en 1992. Y en el año 2002, o sea, 10 años después, llegué a ser agente del MP. Pasé por las etapas de meritoria, escribiente y delegada. Después vino una oportunidad para entrar a un proyecto de la Procuraduría, que ha sido el único, porque ya no volvió a pasar: por tres meses se llevó un curso para aspirantes al Ministerio Público y después de los exámenes acreditamos 20; llevamos un curso de tres meses, luego vino un examen final con sinodales y finalmente, la plaza en el Ministerio Público.



O sea, se hizo una evaluación…

Exactamente, sí, fue un proyecto único que se dio cuando estaba Aldo Fasci de Subprocurador, y ya no volvió a pasar, pero llevamos muy buena formación durante esos tres meses dedicados al estudio para llegar a ser agentes del Ministerio Público.

Entonces, ¿desde sus prácticas profesionales comenzó a interesarse en esto?

Sí, desde los 17 años, antes de ser mayor de edad, luego entré a la Facultad… siempre me ha llamado mucho la atención el área Penal. Entré a las agencias del Ministerio Público y seguí la carrera en la misma agencia donde me inicié como meritoria y escribiente, luego delegada y, finalmente, agente.

Insertarse en este ambiente, ¿no le resultó difícil?

No, para nada, comoquiera provengo de una generación donde la mujer sí ha empezado ya a incursionar muy fuerte en este campo profesional, entonces, desde que entré a la Facultad, los maestros nos decían que las mujeres íbamos ganando ya los pupitres de los salones… veías más de la mitad del salón de clase con mujeres. Yo creo que no ha sido tan difícil, tal vez, como una carrera como las de FIME (Facultad de Ingeniería Mécánica y Eléctrica) o las de Contaduría… ¡aparte somos muy aguerridas las mujeres! (risas).

¿Qué representa, para usted, como mujer, estar en el campo de la investigación y la procuración de justicia?

Pues una responsabilidad muy grande, demostrar día a día que las mujeres tenemos la capacidad de tomar decisiones. Lo que se



tenía reservado antes sólo para los hombres, ahora lo podemos desarrollar las mujeres… bueno, siempre lo hemos podido desarrollar, pero no se nos daba la oportunidad.

¿Siente que en su área trabaja distinto a los varones?

Sí, yo siento que la mujer es más sensible a los problemas de la gente, tiene más sensibilidad y más tacto con las personas. También es más justa, obvio que también hay hombres sensibles y todo, pero por la naturaleza de la propia mujer sí tenemos otra forma, también, de pensar y de actuar.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrenta?

Yo creo que darle la confianza a la gente, que la gente crea en la justicia; muchas veces no se presentan denuncias o no se ponen a denunciar un hecho porque dicen: “Pues no, no van a hacer nada”.

Yo creo que hay que demostrarle a la gente con hechos que sí hay justicia, y que, finalmente, aunque se gane o no una averiguación —porque, obvio, una parte va a perder y otra va a ganar— finalmente se va a resolver con justicia, se va a dar a cada quien lo que merece. Demostrarle a la gente que la Procuraduría está preocupada en la seguridad de la ciudadanía, y en resolver y no dejar en el camino los hechos.

Una cosa es creer en la procuración de justicia, y otra creer en las personas que lo hacen. Cuando llega una víctima de un delito y dice:“No, no quiero que me atienda una mujer”, ¿le ha tocado una situación así?

No, nunca he estado en el área de violencia familiar o delitos



sexuales, donde, a lo mejor, se pudiera dar más esta situación, siempre me he desarrollado más en la cuestión penal, pero más en el área de delitos patrimoniales, fraudes... eso es un poco diferente, porque el trato que tienes es más hacia los abogados, no hacia la víctima.

¿Qué ha significado para usted el tener en sus manos la toma de decisiones, o ser responsable de la libertad de una persona?

Pues igual, la cuestión de la responsabilidad, porque cuando una ejercita la acción penal en contra de un probable responsable, sabes que finalmente esa decisión tuya va a caer en las manos de un juez y él va a decir: “Bueno, sí, estoy en el mismo entendido que la fiscal, de que sí hubo un delito”. Y no únicamente la decisión que tomes va a perjudicar a una persona, sino también a la familia: no sólo afectas al individuo que es parte de una averiguación, sino también a la gente que está en su entorno social, es mucha responsabilidad.

Me imagino que el día les da oportunidad de reflexionar tantas cosas que viven, nos gustaría que nos compartiera una anécdota que la haya marcado, algo que haya cambiado su vida o su carácter…

Bueno, yo creo que no la he tenido tan fácil en mi carrera, en relación al tipo de asuntos que he manejado; siempre me han dado responsabilidades fuertes en asuntos de trascendencia económica, y por la gente que interviene en estos asuntos, como que he tenido retos diarios en la oficina. Siempre que pienso que ya se va a calmar viene otro nuevo y otro, pero eso me ha ayudado para ser alguien de decisiones, tomar más decisiones, entonces, en lo personal, eso me ha servido mucho. Cuando me ha tocado trabajar con gente de escasos recursos, la siento más



sensible, los siento más agradecidos con el servidor público. A veces una persona con el nivel social más elevado, más alto ni las gracias te da por alguna declaración que le hayas tomado… eso hace también que uno les dé mejor atención, la atención que se merece a la gente de escasos recursos. Todos somos iguales, pero ahí también hay diferencias.

Otras anécdotas se dan más en las agencias que manejan detenidos, porque llegan algunos que andan alcoholizados, no están en sus cinco sentidos. Por ejemplo, nos tocó atender una vez a una persona que llegó detenida porque otra la acusaba de daños a su vehículo, le había aventado una piedra al parabrisas. El detenido dijo que era porque había visto al diablo, pero lo motivaban, claro, los efectos de las drogas. Así pasa cuando se trata con detenidos; con nosotros, por tratarse de cuestiones patrimoniales de otra índole todo es con abogados, todo es muy serio, aquí las víctimas son las instituciones financieras, los bancos, las empresas.

¿Considera peligroso su oficio? ¿ha enfrentado algún ataque?

No, jamás, ni verbal ni físico. Verbal, que me amenacen, no. Yo creo que también depende de cómo se comporte una. Hay que concientizarlos, decirles en qué situación se encuentran dentro de una averiguación, porque como bien dicen, hablando se entiende la gente, para que finalmente ellos no vean como un factor sorpresa el resultado. A final de cuentas, si no resuelvo a su favor, van a tener los medios legales para combatir mi resolución, ¿no? Yo creo que también es parte de la comunicación que tengas con el cliente, que no se sienta sorprendido de lo que resolviste. Estoy tranquila por las decisiones que tomo; sí hay gente muy temperamental, pero no lo veo como que sea algo dirigido contra mí. Ya tenemos detectados a los abogados, sabemos su forma de



hablar o de ser, de manotear o de hablar fuerte. También, como ya tengo muchos años en esto, muchos abogados me conocen y saben cómo soy, y gracias a Dios no se me ha presentado esa situación.

En otras entrevistas, compañeras suyas han comentado de personas que se alteran más de la cuenta, y en ese momento tienen que tomar decisiones… ¿usted no?

Sí, es que también depende mucho del tipo de asuntos que manejan. La primera cara también que da una agencia del Ministerio Público a la víctima es el escribiente, es con él que tienen mucho contacto directo las víctimas, entonces, como que el que recibe siempre el primer “golpe” es el escribiente. Finalmente, cuando ya pasan con una o ya el escribiente lo pasa con el fiscal, para notificarle que la persona se ha alterado un poco y todo, a lo mejor eso les impone también el puesto de uno y como que se tranquiliza un poco, pero donde estoy yo, te digo, se dan poco este tipo de situaciones.

¿Alguna vez ha sentido discriminación, que la releguen?, ¿qué tan fácil o qué tan difícil ha sido estar en su puesto?

No, nada difícil, al contrario, yo siento que han reconocido el trabajo y el esfuerzo que he desempeñado, cuando me dieron el nombramiento de agente del Ministerio Público. Los jefes que actualmente tengo y los que siempre había tenido eran hombres, y pues me han reconocido el esfuerzo que siempre he puesto en mi trabajo. En lo personal, en mi experiencia, nunca me he sentido relegada, al contrario, me han dado muchas responsabilidades.

Esas responsabilidades, ¿se las han dado o siente que las ha buscado?



A lo mejor me las he buscado, por lo mismo, el tratar de demostrar siempre que puedo y que me gustan los retos. No me gustan las cosas tan fáciles, creo que sí me las he buscado, de repente digo: “Ya no puedo”, pero me dice la gente: “Es que tú misma has demostrado que puedes, por eso te siguen dando”. A lo mejor no se lo dan a otra persona, porque saben que tal vez no puede sacar adelante un asunto y te lo dan a ti porque saben que tú puedes… pero yo estoy que sí, tal vez sí me lo he buscado.

El área donde se desenvuelve es un ámbito de poder, ¿cuál es su experiencia al tener acceso a este poder? y ¿cómo lo maneja?

Con mis escribientes, con mi delegada, obvio, hay jerarquías en la oficina, pero siempre les doy la confianza de platicarles cualquier cosa que pasa, o sea, ser una líder, pero una con comunicación con la gente, porque finalmente no se puede sacar el trabajo sola, siempre vas a ocupar de otras personas. Y en cuanto al poder con la gente que acude conmigo, pues yo siento que poder también significa hacer lo que uno quiere bajo cualquier circunstancia, no siento que tenga tanto un poder, es una responsabilidad que tengo que aprender a delegar y canalizar de forma positiva.

Entonces, al interior, sus relaciones no son tanto verticales, son más horizontales, compartidas…

Sí, sí, soy una más del equipo de trabajo en mi oficina.

En este sentido, ¿cómo apoya o qué tanto transmite sus conocimientos o experiencias a otras mujeres?

Pues lo podría transmitir, en el sentido de decir que sí se puede, que todo lo que queramos hacer se puede con esfuerzo; a veces tenemos un poquito en stand by nuestro cerebro y no lo ponemos



a trabajar, pero hay que trabajar nuestra capacidad, nuestra capacidad es enorme. A veces, por las circunstancias económicas o familiares no lo desarrollas, pero todas tenemos una capacidad enorme que debemos desarrollar. Sí se puede, puedes llegar hasta donde quieras, también, con el hecho de no pisotear a los que están a tu lado… llegar con el esfuerzo de uno mismo, todo se puede lograr.

¿Se ha enfrentado a hechos de corrupción, a intentos de víctimas o victimarios que la hayan intentado sobornar?

Sí, sí, sí. No a diario, pero sí se da el caso, porque con los asuntos de que uno gana y el otro pierde, a veces hay intereses económicos y de muchos factores, es obvio que la gente va a ofrecerte cuestiones económicas a cambio de que dictes una resolución a su favor. Sí, sí, es algo que te puedes llegar a enfrentar, por las cuestiones que uno maneja.

¿Y cómo sobrelleva o resuelve algo así?

Pues creo que eso ya depende de la moralidad de cada quien, de su forma de pensar. Yo hablo por mí y creo que depende también mucho de la cuestión familiar, o sea, cómo hayas sido criado y qué valores tengas. Finalmente no puedes hacer algo a cambio de una cuestión económica, porque te puede costar tu trabajo. Si te gusta, aunque el sueldo no sea mucho, vas a querer mantener el trabajo, y después te puedes arrepentir, porque hasta podrías cometer un delito, eso depende de cada quién.

¿Cree posible la creación de un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género, quiero decir, que una mujer al frente de esa institución le puede dar un tono distinto?



Sí, sí se podría, por la sensibilidad de la mujer… con Aldo Fasci tuvimos a la licenciada Ávila, yo siento que con esa misma sensibilidad de la mujer habría que trascender en la procuración. Actualmente, aunque tengamos a un Procurador y a un Gobernador hombres, comoquiera se han visto cambios importantes, desde lo que fue la implementación del delito de violencia familiar hasta hacerlo un delito de oficio, que es algo muy importante.

Antes una mujer golpeada presentaba una denuncia y por temor a que su marido la siguiera golpeando, se desistía, o porque pensaba tal vez: “¿Quién me va a dar de comer?” o “Mejor que mi marido esté afuera del penal, a que esté aquí adentro”, pero por una parte la ley sí ha cambiado. En la propia Procuraduría tenemos la Dirección de Orientación Social, que también ha tenido programas para la igualdad entre hombre y mujer, entonces yo creo que se puede, independientemente de si tenemos un hombre o una mujer; eso implica mucho la voluntad de las personas, aunque tal vez sí trascendería mucho la sensibilidad de una mujer al frente. Hay mujeres muy valiosas, tal vez a lo mejor no completamente enfocadas a la procuración de justicia, de la gente conocida a nivel estatal o de la República, pero dentro de la propia Procuraduría hay mujeres que están trabajando para este puesto.

¿Hay algo más que desee agregar?

Pues agradecer la invitación a esta sesión de preguntas, a veces el trabajo nos agobia y también es bonito platicar de este tipo de experiencias, que van a ser palpables en un libro que va a trascender para después… Muchas gracias a usted, al Instituto.

18 de abril de 2007



Nació en Monterrey, N.L., el 28 de octubre de 1950. Es licenciada en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Nuevo León (1968-1973). Pertenece a diversos Comités y Consejos públicos, privados y académicos en los rubros de Derechos Humanos, Adopciones, Adicciones y de prevención y atención a la violencia familiar. Se ha desempeñado en la Presidencia y Vice Presidencia de la Zona Norte de la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Defensa y Protección de Derechos Humanos; Presidenta de la Asociación de Medicina Forense del Noreste, A.C. y Secretaria Técnica del Fomento Laboral Penitenciario, A.C. (FOLAPAC).

Su experiencia laboral incluye haber sido defensora de Oficio y Jefa de Departamento (1969 a 1979); Agente del Ministerio Público Investigador en Averiguaciones Previas (1979 a 1982); Directora de Seguridad Pública Municipal en Monterrey (1983-85); Directora General de Policía y Tránsito de San Pedro (1986-88); Directora de Prevención, Orientación Social y Reclusorio Municipal, (1989-92). En 1991 fue Directora de Jurídico del Municipio de Monterrey. En 1992 Directora General de Prevención y Readaptación Social del Estado, cargo que desempeñó hasta 1997. De 1997 a 2002 presidió la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Nuevo León. De 2002 y hasta 2004 fungió como Directora General de Prevención y Readaptación Social del Estado. De 2004 a la fecha es Directora General de Derechos Humanos de la Procuraduría General de Justicia del Estado.

NINFA DELIA DOMÍNGUEZ LEALDirectora General de Derechos Humanos de la

Procuraduría General de Justicia del Estado




Desde muy chica he sido enemiga de las injusticias, por eso de repente me meto en problemas, tratando de defender a alguna persona que me necesita, aunque no corresponda al trabajo o al desempeño de la función que en ese momento desarrolle, ¿por qué? porque pienso que un ser humano siempre debe estar en la disposición de ayudar al desvalido. A mí no me gustaba ver en el colegio cuando una niña le quitaba un dulce, un libro, un juguete a otra compañera, y más si veía que a quien se lo estaba quitando era inferior físicamente, o una delgadita frente a otra grande y fornida, eso es abuso. Con el transcurrir del tiempo, eso para mí no ha cambiado mucho.

¿A qué edad se dio cuenta de esa vocación?

Fue en la secundaria, cuando empecé a ver que ése era el camino ideal para hacer justicia con los que menos tienen, siempre me he orientado a la gente más necesitada. Cuando empecé a trabajar en la Defensoría de Oficio, en 1969, yo era estudiante todavía, y es el lugar, incluso actualmente, donde más se requieren los servicios de personas que vayan más allá de lo que es la labor, para que pueda llegar con rapidez y a la medida que deben llegar los actos de justicia.

Ahí estuve trabajando 10 años, en la Defensoría llegué a ser jefe de ese departamento en varias ocasiones, posteriormente, cuando llegó don Alfonso Martínez Domínguez, él me hizo el favor de nombrarme agente del Ministerio investigador, como la primera fiscal investigadora, y me acuerdo que me dijo antes de tomarme la protesta: “Si no puede, me avisa y la cambio a los Civiles” ¡No! ¿qué no iba a poder? ¡Imagínate! Yo ya traía la experiencia de 10 años trabajando en Palacio de Justicia, además



es el área y la materia que siempre me ha gustado. Yo llegué como fiscal investigadora a Ciudad Guadalupe, en la única Agencia que existía en ese entonces. Posteriormente hice otra Agencia, la Número 2, porque era demasiado el trabajo, llegó a ocuparla el licenciado Alejandro Garza y Garza, hijo del licenciado Garza Delgado. Estando ahí, iniciaron la campaña para las alcaldías; yo había hecho una buena amistad con el ingeniero Óscar Herrera, director de Obras Públicas en Guadalupe, con quien yo tenía que ver las cuestiones de los deslindes, porque era uno de los principales problemas en esa época, a finales de los setenta y principio de los ochenta, era la invasión de propiedades, pues tenía mucho que ver con el trabajo de Obras Públicas, e hice una muy buena relación con el ingeniero Herrera. Cuando él se viene como candidato a la alcaldía de Monterrey y triunfa, me invitó a colaborar con él como Directora de Seguridad Pública, y también, por primera ocasión, era una mujer quien desempeñaba ese cargo, eso fue en enero del 83. Obtuve una licencia en la Procuraduría para retirarme y poder desempeñar este cargo, conforme a la ley anterior del Issssteleón.

¿En su familia había abogados?

No, tengo un tío abogado, pero desafortunadamente nunca litigó.

Entonces podemos decir que usted fue la primera abogada en su familia, ¿verdad?

Sí, ya ejerciendo, sí.

En su época, ¿qué tan fácil era para una mujer ingresar al área de Derecho? Me refiero al apoyo familiar.



Eran las épocas en las que se pensaba que las mujeres estudiaban nada más mientras se casaban. No somos más de 30 mujeres, en mi generación de entre más de 250 alumnos, muy poquitas a comparación de ahora, que se está manejando ya el 52 por ciento. Antes eran muy pocas, los maestros eran más estrictos con nosotras, nos exigían más, había incluso maestros que nos decían que en lugar de estar ahí, en la Facultad, nos fuéramos a estudiar cocina, tratando de ofendernos.

Me imagino que esto motivaba más el orgullo, de usted, por ejemplo…

Más que el orgullo, nos daba mucho coraje que existieran esos bloqueos mentales por parte de profesionales del Derecho que se suponía que eran muy distinguidos y el Derecho siempre ha sido una de sus visiones y uno de sus caminos es la justicia, ¿cómo va a haber justicia donde no tratas igual a otro sexo? ¿qué les pasa? Era lo primero con lo que nosotras teníamos conflicto: “¿Qué le pasa al maestro?, ahora, ¿soy una mala alumna? No, soy la mejor, ¿qué le pasa?”.

¿Y eso sucedió cuando empezó su vida laboral?

Fíjate que no, Dios ha sido muy bueno conmigo, la vida ha sido hermosa y me tocó la suerte de llegar a trabajar a Gobierno, yo fui el primer lugar de mi generación. De estudiante yo ya era defensora de oficio, nunca fui meritoria ni escribiente, entré directo como defensora. Ahí permanecí, me recibí, continué en la Defensoría… soy generación 68-73. Lógicamente en la casa no querían que yo trabajara, y menos siendo hija única:“Tú estás estudiando para que aprendas, pero no para trabajar, no tienes necesidad de trabajar”, y yo decía: “Pero bueno, es que yo trabajo por necesidad, yo quiero saber, yo quiero ir”, y la



respuesta era “No, de ninguna manera, no es ambiente para ti”.Imagínate, yo hija única de una familia de la clase media media, muy tradicional, me llevaban y me traían de la Facultad, les daba pendiente porque según esto, estaba muy lejos entonces, de la casa de usted. Todavía sigo estando aquí, en el Barrio Antiguo, a media cuadra del Museo de Historia. Mi mamá nació ahí, enfrente de donde vivimos, ahí viven mis tías. Me acuerdo que empecé llore y llore para que me dieran permiso. Mamá y papá platicaron y dijeron: “Bueno, vamos a ver qué ambiente hay en ese lugar”, y fueron a ver qué pasaba en el Palacio de Justicia. Un mes completo estuvieron sentados en la banca viendo cómo se desarrollaba el trabajo, quiénes eran los abogados, qué ambiente prevalecía y, por fin, me quedé.

¿Qué vieron sus padres?

Mira, mi jefe era el licenciado Ezequiel de Puente, un señor muy serio, muy respetuoso, que fue mi maestro de Derecho Penal, conocido y reconocido por todos los abogados de la época; entonces él les dio la seguridad de que no había ningún problema, veía cómo trasladaban a los internos, que no hubiera faltas de respeto, y ellos accedieron. Posteriormente, a eso, yo nunca tuve problema por ser mujer, al contrario, se confiaban por ser mujer, los abogados sobre todo, ¡imagínate, eres muy joven y mujer!, pensaban que iban a poder ganarle a una defensa. Yo, con todo el tiempo y todas las ganas, en esa edad donde uno piensa que se come al mundo, era muy creída porque sí, buena estudiante, con muy buenas participaciones, muy chica, y ya era funcionaria pública…

Era muy joven, con talento, con capacidades, en un puesto, ¿no se volvía todo eso en su contra?



No, porque a mí todo eso me daba seguridad, en ese entonces, en los setenta, ganábamos 945 pesos mensuales los defensores de oficio. Yo no iba a trabajar por un sueldo, sino porque me gustaba, porque lo disfrutaba. En aquella época también se permitía que uno litigara no en el juzgado donde uno era defensor, también litigaba en materia federal, delitos contra la salud, tramitaba amparos, entonces ¡olvídate!, fue una época extraordinaria con mucho campo de acción. Seguí estudiando hasta terminar mi carrera y soy la primera alumna de mi generación que tuvo título profesional, me recibí 36 horas después de mi último examen semestral.

¿Antes no había cursos?

Antes no había el semestre que se hace ahora, ni había opción, presentábamos dos exámenes profesionales con cinco sinodales. Los presenté y los aprobé, por supuesto, y a litigar y a continuar trabajando.

¿Qué representó para usted, como mujer, ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y de procuración de justicia?

Yo ya había estado en el otro lado, el de los defensores, donde veíamos todos los vicios que corrían en la integración de una investigación, de una averiguación, y cómo podíamos salvar a nuestro defendido con ese tipo de errores, por las fechas, o por las detenciones donde se habían pasado los términos, muchos detalles. Llegué con una experiencia de 10 años atrás al Ministerio Público, eso facilitó mucho las cosas. No hay que dejar de agradecer el apoyo, porque pienso que un ser humano que no es agradecido no merece ese reconocimiento, a mí me ayudaron mucho en la Defensoría los consejos de mi jefe, el



licenciado Puente y acá, en la Procuraduría, del licenciado Ramiro Ayala Rodríguez, que era el director de Averiguaciones Previas, un señor muy bueno, humano, muy gentil y educado, al que siempre que se acercaba uno buscando consejos siempre estaba atento a escucharnos, a opinar, a apoyarnos en determinaciones, sobre todo cuando se trataba de delitos de despojo, donde había tanto líder metido, muchas veces no era legal el problema, sino político. Sus consejos siempre me sirvieron para no equivocarme, y con el área de seguridad, pues igual.

¿Le tocó ser precursora, innovar, crear, desarrollar cuestiones que estén todavía en práctica?

Sí, cómo no. Cuando llegué a la cárcel municipal de Monterrey, a Seguridad Pública Municipal, era una simple cárcel en muy malas condiciones, empezamos reconstruyendo ese lugar y fue cuando pusimos por primera ocasión jueces calificadores, que propuse fueran puras mujeres. Yo creo mucho en las mujeres, en su honestidad y en lo trabajadoras que son. Tenemos una mayor dedicación en el trabajo, ¿por qué?, porque siempre se nos exige más, nosotras no nada más trabajamos, damos un valor agregado a todo lo que hacemos para que nos tomen en cuenta y nos sigan brindando más oportunidades. Con un hombre no, eso se da por hecho. Nosotras tenemos que probar, y aunque tengas 40 años aquí, sigues probando todos los días. Contadoras, abogadas, juezas calificadoras eran las que tenían bajo su responsabilidad la libertad de una persona, el determinar la falta administrativa, o ya, cuando constituía un delito y la responsabilidad, la seguridad de la persona y de sus bienes, porque era algo que pasaba mucho, se perdía el dinero, sobre todo de los detenidos.

¿No estaba sistematizado?



No, para nada, absolutamente, entonces junto a ellas pusimos también médicos: “Aquí no entra una persona detenida si no es revisada por un médico, para conocer las condiciones en las que llega”, ¿por qué? Porque nos los pueden llevar ya muy maltratados, y me dicen que nosotros tenemos que cargar con esa responsabilidad, o bien podría ser una persona que padeciera de alguna enfermedad, y teníamos que continuar dándole un tratamiento, porque la obligación de toda persona que tiene bajo su responsabilidad a un detenido es mantenerle su seguridad física y mental. A mí no me importa si le pones 200 años de cárcel, él es mi responsabilidad y yo le voy a mantener en buenas condiciones.

También pasaba mucho que, como era una cárcel municipal donde se calificaban faltas al reglamento, nos llegaban personas bajo los efectos del alcohol, había que saber exactamente qué grado de alcoholización traían, en ocasiones era muy necesario ponerles suero porque les podía dar congestión alcohólica o se nos morían. Tengo el gusto y el orgullo, te lo digo sin falsas modestias, de que en mis tiempos jamás tuve un muerto en la cárcel municipal. Estuve en tres periodos diferentes, siempre en Monterrey, también fui la Directora General de Policía y Tránsito en San Pedro Garza García, cuando el alcalde era el licenciado Alejandro Chapa Salazar, del ‘86 al ‘88… Yo no tengo padrinos, sólo mi trabajo. De aquí me llevó el licenciado Chapa a trabajar con él, trabajando con él, conocí al licenciado Ruiz.

¿Ahí seguía solicitando permisos, en Procuraduría?

En la Procuraduría, sí. Me habían propuesto regresar cuando terminara en Seguridad Pública de Monterrey, como Juez de Letras, circunstancia que agradecí y que honré mucho. Le avisé al licenciado Chapa que no podía ser su colaboradora debido a



que me reintegraba al Gobierno del Estado, al Poder Judicial, y el licenciado Alejandro habló con el doctor Jorge Treviño, gobernador en ese entonces, y él tuvo a bien otorgarme una licencia de tres años, dada cada seis meses, para que yo pudiera trabajar en San Pedro Garza García. Lo mismo sucedió con el licenciado Sócrates Rizzo, hasta que llegó como gobernador y me dijo: “Ahora sí, Ninfa Delia, se regresa”, y me nombró Directora General de Prevención y Readaptación Social, directora de los dos penales que existían en ese entonces.

Posteriormente a eso me designan Presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, algo que también llamaba mucho la atención, el que a una Directora de Prevención, una área donde hay tantas violaciones a los derechos de las personas, se le nombrara Presidenta de una Comisión Estatal. Lo que pasa es que yo duré dos años y medio sin una recomendación ni de la Comisión Nacional ni de la Estatal porque, volvemos a lo mismo, si no, sería incongruente, ¿de qué se trata el trabajo en los penales? De darles dignidad a los que están adentro. A mí no me importa el delito que cometieron, porque para eso existe un poder que los ve y los sanciona, lo que me importa es ayudar a esa persona a que realmente se pueda readaptar y seguir en la sociedad. Mi trabajo no es violarle sus derechos ni maltratarlo ni dejarlo; mi trabajo es ayudarlo a que salga de la condición en la que estuvo, para que pueda realmente, en algún momento dado, continuar con su vida social, familiar y laboral.

Y después de ser la Presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, ¿permanece ahí?

Permanezco, porque el licenciado Fernando Canales, gobernador posteriormente, me ratifica por un periodo más de cuatro años, para terminar en el 2005. Pero en eso surge un problema, no



sé si se acuerde usted de unos motines que hubo en los dos reclusorios, en el mes de noviembre del 2002. Entonces me habla el gobernador y me pide que acudiéramos a ver esa problemática, le dije que sí, y desde la tarde ya andaba personal de la CEDH viendo lo que estaba sucediendo por allá, y el gobernador me dice: “No, licenciada, yo le agradecería mucho si usted pudiera ir, porque los internos quieren verla a usted, a los otros no les permiten entrar”. Por supuesto que acudí al lugar, estuve platicando con ellos de algunas cosas, solucionando el que pudieran entrar los custodios a los puntos de seguridad.

Posterior a eso recibí la invitación del gobernador para regresar a la Dirección General de Prevención, circunstancia que parece contradictoria si te pones a pensar quién es un presidente de una Comisión estatal y quién es un director de Prevención, pero no lo es, porque si soy congruente con mi pensamiento no me guía una posición de una presidencia, me guía el bienestar del gobernador.

Yo soy, desde que empecé mi vida laboral, miembro del Gobierno del Estado; lo que sé, lo mucho o lo poco que soy, es gracias al Gobierno; los éxitos, los triunfos, mi reconocimiento público lo tengo gracias al Gobierno del Estado. En ese momento se necesitaba que yo regresara, mi compromiso estaba ahí y no tuve empacho en hacerlo, faltaban 10 meses para que se terminara ese Gobierno, pero afortunadamente llega el licenciado Natividad González Parás y me hizo el honor de nombrarme Directora General de Derechos Humanos aquí en la Procuraduría, una área que no existía y que justamente se creó con la idea de permear el respeto a la dignidad de las personas en quienes aquí laboramos.

O sea que, de alguna manera, es como juntar áreas, Readaptación



con Derechos Humanos…

Sí.

Le ha tocado ser precursora en muchas ocasiones… ¿qué le significa esto?

Un reto, un compromiso muy grande, parece que no, pero es un peso muy fuerte, porque vuelvo a decir lo mismo: lo tenemos que hacer excelente, ¿por qué? Porque si no, les tapo el camino a las muchachas que vienen detrás de mí, a las jóvenes profesionistas.

A propósito de las jóvenes profesionistas, de todos sus conocimientos, de toda su sabiduría y experiencia, ¿qué les heredaría a las jóvenes que vienen?

Lo que yo le diría a toda la persona que ejerce y a todo servidor público, lo importante que es entregarse a ese servicio, el tratar de ponernos en el lugar de la otra persona, nos da tanta molestia ver cuando hay personas que se tardan dos o tres horas haciendo antesala con un servidor público y luego no las reciben, porque éste se tuvo que ir o inventó una junta porque esos: “son problemas de todos los días”. Para él es problema de todos los días, pero para los usuarios es el principal problema. Muchas veces tal vez no le solucionemos en ese momento a la persona pero, ¡qué importante es escucharla! Decirle: “Mire, en esta área no se resuelve, pero vaya a tal parte con tal persona”, o echar una llamadita: “Mire, va fulano de tal, tiene un problema en este sentido, a ver si lo pueden ayudar”, que le pongan interés para ayudar a la persona, hay gente que cuando acude a uno se gasta el dinero del desayuno en el camión o le rebajan el día de trabajo,



y luego ¡no la reciben! Pienso que se deben tomar en cuenta todas esas cosas. Nada más cuando no has visto la necesidad de la gente es cuando no le piensas, y yo he vivido en un mundo de mucha necesidad.

Sí, yo recuerdo a otras agentes del Ministerio Público decir: “Aquí no es el área, pero los escuchamos y los recibimos”.

Sí, sí, claro.

Es muy importante la calidez y la calidad moral…

Hay gente con la que yo no me puedo quedar sentada de este lado del escritorio, me tengo que pasar del otro lado para platicar con ella y se sienta mejor; hay gente a la que de repente tengo que abrazar, y hay a quien desde que la veo en la puerta le tengo que hablar de usted… uno aprende psicología, en el trabajo desarrollas cómo tratar a cada quien, pero lo que siempre será importante es atender a las personas como nos gustarla que nos atendieran a nosotros mismos. Fíjate lo que me pasa, Reyna, muy seguido: mi mamá compra mandado cada ocho días y yo la acompaño. Pues no salgo de la tienda sin dar, por lo menos, tres consultas: “¿Disculpe, usted es la licenciada Ninfa Delia, ¿verdad?”. “A sus órdenes”. “Licenciada, yo la conozco muy bien de la televisión, fíjese que una hermana mía…”, y te sueltan el problema, y tú: “Aquí está mi tarjeta, hable con tal persona, ella le puede ayudar”, “Ay, muchas gracias”. Allá voy a salchichonería:“¿La licenciada Ninfa Delia?”. “Sí”. “Oiga, licenciada, fíjese que mi esposo está detenido…”, y así, cuando menos tres veces. Eso es muy significativo, Reyna, que la gente te reconoce, sabe que si se acerca les vas a dar una ayuda. El servidor público debe ser muy sencillo y accesible, ya pasaron los tiempos de la arrogancia, de la distancia.



Hay una pregunta a propósito del área en la que se desenvuelve, se podría decir que es un ámbito de poder… ¿Cómo maneja el tener acceso a este poder? ¿Cuál ha sido su experiencia?

Yo te voy a decir, en agosto cumplo 38 años de servicio, siendo titular, como directora, donde he podido tener chofer nunca he tenido uno. Siempre manejo mis carros, procuro ser la persona más sencilla, llamar la atención lo menos posible, en parte por seguridad y en parte porque no me gusta. Tengo una cosa muy clara en la mente desde que llegué el primer día: “Ahorita estoy y a la tarde no”, entonces quiero, cuando me vaya, Reyna, encontrarte en la calle, que te dé gusto verme y que digas: “La fui a ver, tal vez no me ayudó, pero me escuchó”, o “me ayudó mucho”.

Me encuentro personas que me dicen: “¿No se acuerda de mí, licenciada?”. “De momento no. Disculpe”. “Es que hace 30 años que estuve en el penal, y usted hizo tal y tal por mí…”. ¡Cuando yo era defensora de oficio, fíjate!, cosas así. Eso es satisfacción, eso es lo que realmente vale y ése es realmente el poder. El poder no es ser déspota, no es estar con un séquito de cinco gentes ni es gritar; el poder no es decir maldiciones, ahora parece ser que decir malas palabras es poder. Poder es que la gente te quiera, te respete, que la gente te diga: “Licenciada, todos los días la tengo en mis oraciones”. ¿Con qué pagas eso? Eso es lo que a mí me da satisfacción, lo que en muchas ocasiones me ha ayudado a seguir luchando, porque golpes he tenido, por supuesto que sí, como todo mundo, y como todo mundo me enfrento en una jungla, donde tengo que ir luchando y decir: “Este lugar es mío”. Me lo merezco, no me lo regalaron, yo no llegué de casualidad, tengo treinta y tantos años trabajando, no tengo un padrino detrás de mí, todo ha sido producto de mucho esfuerzo por eso agradezco a todos mi jefes gobernadores la oportunidad que me dan de seguir



laborando en esto que tanto me apasiona.

¿El secreto está en la pasión?

Sí.

¿En algún momento ha considerado riesgoso su oficio?

Sí, por supuesto, ha sido y es riesgoso: he estado amenazada de muerte, he sido amenazada de secuestro, yo tengo nada más un hijo, pero ése es el precio que se tiene que pagar y no he demostrado miedo, de ninguna manera. Mientras uno no haga un compromiso con una persona en un acto de deshonestidad, uno no tiene por qué sentir que esa amenaza se puede cumplir.

Retomando esta parte de la procuración de justicia, ¿le tocó ser precursora como agente fiscal? ¿le tocó probar o iniciar proyectos ahí?

Sí, mira, antes no existían los formatos de “Archívese hasta nueva cuenta”, hicimos una serie de formatos por los volúmenes tan fuertes que manejábamos. De repente hay personas presentan una denuncia, empiezan y no la continúan o no te pueden probar que de las investigaciones no se desprende una responsabilidad para una persona determinada, y ahí se queda, en investigación. Todas esas cosas las solucionamos nosotros.

¿Otro tipo de sistematización?

Sí, sistematizando todavía más el trabajo, creamos algo como si fuera la Agencia Conciliatoria, se trabajaba de lunes a viernes, yo trabajaba los sábados y los domingos aparte con todos los problemas de orden familiar, ¿por qué? porque son los que más



tiempo te llevan, y entre semana es muy difícil dedicar dos o tres horas a una situación de esa naturaleza; entonces esos problemas nos los llevábamos para el sábado o para el domingo, y teníamos mucha oportunidad, en realidad, en conciliar a las personas que estaban en conflicto, esa también fue una de las cosas que nos dieron muy buenos rendimientos.

Le tocó la época en que había pocas agencias… ¿se fueron especializando, se fueron abriendo más?

Sí, bueno de investigación y adscritas ya estaban. El director de Averiguaciones Previas era el licenciado Ramiro Ayala; el de Fiscales Adscritos, el licenciado Rodolfo Presa Acosta, pero posteriormente a eso se fueron haciendo agencias especializadas, y han sido incluso, las agencias Conciliatorias, un gran éxito porque reducen tiempos y el tiempo es dinero, ¿verdad?

Y ahora, con los juicios orales, ¿también?

¡Sí, cómo no!, son una cosa hermosa, a mí me tocó la suerte de ser del primer equipo que se preparó en la Procuraduría para los juicios orales, cuando querían saber cuál era la reacción de quien tiene tanto tiempo haciendo esto ante un cambio, a los cambios debe estar uno siempre abierto cuando favorezca, y esto es sensacional.

Ya era, digamos, una fórmula probada en otros países, y Nuevo León es precursor ahora en México…

En la República Mexicana, sí. Está probada en muchos países, pero la hemos adaptado a la idiosincrasia nuestra, le hemos hecho algunas modificaciones y es por lo que ha tenido éxito; el principal éxito es, justamente, que hemos ido caminando poco



a poco, es muy difícil cuando de la noche a la mañana sacas de un procedimiento a otro a todo el sistema penal, y nos tocó saber, en otras explicaciones que nos dieron, que en algunos países no había tenido éxito o no había tenido una respuesta muy favorable, justamente por eso. Nosotros hemos ido despacio pero con mucha seguridad, haciendo las cosas lo mejor posible, y ahí vamos, modificando los códigos, haciendo los procedimientos y las cuestiones administrativas que sean necesarias. Es muy importante, un gran éxito.

Licenciada, ¿nunca le interesó ser procuradora, con toda esta experiencia que ya tiene?

En 1996, “soné” mucho para la Procuraduría junto con el licenciado Luis Santos de la Garza, pero lo fue el licenciado David Cantú. Sí, sí me llama la atención y todo lo que puedas considerar, pero no tuve la relación suficiente con el Ejecutivo del Estado en ese entonces, una posición de esa naturaleza es muy política, tiene que haber una línea muy directa con el Ejecutivo y, como te vuelvo a repetir, yo voy haciendo mis lazos de compromiso en el camino.

¿Considera que hay suficientes mujeres valiosas en la Procuraduría, para poder aspirar a un puesto importante?

¡Cómo no! Yo creo que en todos los puestos están muy bien preparadas, tenemos gente como la licenciada Canales, como muchísimas otras abogadas de la Procuraduría, gente muy capaz, muy trabajadora, honesta, que eso es lo que ahorita necesitamos tanto.

Quisiera seguir conversando con usted, pero no quiero abusar de su tiempo. ¿Algo más que desee agregar?



Me hiciste suspirar (risas), ¿por qué? Porque si es cierto que en muchas ocasiones la mujer ha estado muy marginada, todavía actualmente, con todo y las leyes que tenemos, batalla muchísimo para sacar adelante a su familia, desafortunadamente nos sigue pegando muy fuerte la dependencia económica. Muchas veces, siendo profesionistas, ellas dejan su profesión para atender a la familia, el marido continúa trabajando y luego le dice: “Tú que no haces nada”, y si es un marido sinvergüenza, pone a otras personas como propietarias de los negocios para que la esposa no tenga nada; una serie de circunstancias, de fraudes, que a una la desmoralizan mucho. Fíjate que yo tengo otra problemática, aparte de esa, que me preocupa en una forma muy fuerte: la de los adultos mayores.

Ahora tengo a un señor, al que no me corresponde atender, pero por supuesto que ando metida ayudando a don Bonifacio. Él tiene 94 años de edad y un hijo sinvergüenza. Resulta que compraron dos terrenos, el notario hizo la escritura del terreno del papá a nombre del hijo y viceversa, pero como el hijo vivía en el terreno que luego apareció a nombre del papá, dizque tiene la posesión. Don Bonifacio cuando recibió las escrituras de ese bien, loco de gusto las guardó y nunca las leyó, se dio cuenta cuando su hijo lo obligó a desocupar el inmueble “porque es de su propiedad”, ¡pero cómo! Ya fui a hablar con el notario, he hablado hasta con el presidente del Tribunal para que nos ayude, por una cuestión de justicia… pero, ¿que un hijo te haga eso? Ahorita está la nieta demandando al señor. ¡Ay, no, no! En la Defensoría de Oficio como siempre, la institución que yo conozco, reconozco y quiero mucho, me está ayudando una abogada, pero, ¿qué pasa?, ¿cómo es posible que podamos hacer eso con nuestros padres?

Si te fijas hay muchas personas adultas mayores abandonadas y de todos los estratos socioeconómicos, no te hablo nada más



de gente pobre, te hablo de todas partes. Creo que también es importante lanzar una campaña de atención, no es justo, no es posible. Un tema también que me llama mucho la atención así como los problemas de género son los problemas que vemos en el Consejo Tutelar o en el penal, ¿qué le reclamas, si el muchacho se desarrolló en ese ambiente?, ¿qué le reclamas, si la madre jamás le hizo caso o fue un niño muy maltratado y la mamá le pegaba, pues la criatura tenía la desgracia de tener la misma cara del papá? Te lo digo porque he escuchado muchas veces esa declaración de internas: “Platícame ¿por qué estás aquí? ¿por qué lo golpeabas?, ¿qué te hacía el niño?”. “Licenciado, el desgraciado tenía la misma cara del padre que me golpeaba tanto”. “Pero, razona, ¿él qué culpa tiene?”. “Pues sí, licenciada, pero ¿para qué la engaño?, por eso lo golpeaba y lo quemaba”… Vuelvo a lo mismo: ¿qué reclamas? es gente que también se desarrolló en un ambiente de ésos. Es cuando pienso que debemos hacer algo más allá, cada uno ir mejorando el ambiente donde nos toca trabajar. Las universidades, en lugar de traer a los muchachos del servicio social dispersos en muchísimas empresas y lugares, pues mejor que cada uno adopte una colonia, te puedo asegurar que cambiaríamos mucho. La gente necesita oportunidades, si pudiéramos tener todas las escuelas abiertas en el verano, comprometiéndose los padres de familia a apoyar en ellas. No hay dónde jueguen los muchachos, ése es otro problema, ¿no los quieres en la calle?, ¿dónde los quieres, si viven en casitas?, es increíble, Reyna, ¡hay casitas con recámaras de tres por tres metros!

El hacinamiento, la falta de oportunidades…

Y eso es en el mejor de los casos, entonces creo que todos debemos crear un gran programa para evitar todo este tipo de cosas, por medio del servicio social. Tengo el gusto de ser parte



del Consejo de la UR, de la Facultad de Derecho y he hecho la propuesta en dos ocasiones: mandar a todos los muchachos de la universidad a hacer un trabajo a una determinada colonia; no nos vamos a ir a otra, vamos a trabajar tres o cuatro años en esa colonia, vamos a ver el resultado, yo me comprometo, yo los coordino….

Le apasiona el servicio comunitario…

A mí me interesa realmente ver qué podríamos lograr haciendo ese trabajo. ¡Se necesita tanto la orientación de psicólogos!, en las escuelas públicas sólo hay uno por cada 10 escuelas, en la mejor de las circunstancias. Imagínate la cantidad de alumnos y cuánto podría dar una persona, o sea, necesitamos más de este tipo de cosas, y todo esto es Derecho. Te comentaba de mi hijo, tiene 26 años, estudió en la Facultad Libre de Derecho, pensé que iba a ser ingeniero como mi marido, y no, se fue a Derecho. A él le digo: “Es tan hermoso, Juan Ramón, esto tiene todas las ramas que te puedas imaginar: puedes ser abogado de empresas, fiscalista, penal, civil, familiar…”, y ahora con lo de las conciliaciones, se puede hacer muchísimo trabajo, y sobre todo trabajo comunitario, creo que yo nací para eso.

¿Hay alguien más en su familia que esté siguiendo sus pasos?

Nada más dos sobrinas: una se fue por el lado de la fotografía, y la otra siguió los pasos de Orlando, mi hermano, que está en el magisterio; mi hijo, en Derecho y yo, ¡encantada!, ya está litigando, viéndolo a él me veo yo así, reflejada.

Agradecemos mucho que nos haya dedicado este tiempo…

31 de julio de 2007.



Nació en Galeana, N..L, el 13 de diciembre de 1954. Actualmente está soltera y no tiene hijos. Estudió la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Nuevo León, institución educativa donde cursó recientemente su maestría en Derecho Penal. Ha tomado cursos sobre Medicina forense; Relaciones humanas; Actualización en Derecho Penal, la investigación, la justicia y las víctimas del delito; Derecho electoral y delitos electorales; y la Violencia doméstica y el papel de los Ministerio Públicos, entre muchos temas más.

Se ha desempeñado como escribiente en la Agencia del Ministerio Público adscrita a Asuntos Viales; como delegada del Ministerio Público en diferentes hospitales y corporaciones como: Hospital de Zona del IMSS, Metropolitano y Universitario, así como Policía Judicial, Seguridad Pública Municipal y municipios de San Pedro y Guadalupe, N.L. En 1996 fue nombrada agente del Ministerio Público asignada a una Agencia Investigadora adscrita a Seguridad Pública del Estado. Posteriormente fue agente del Ministerio Público Investigador en Asuntos Viales en el Primer Distrito Judicial en el Estado, donde se desempeña hasta la fecha.

NOELIA GUTIÉRREZ RAMOSAgente del Ministerio Público Investigador en

Asuntos Viales en el Primer Distrito Judicial



Bienvenida, Noelia, ¿qué la motivó a elegir la profesión de abogada?

Cuando una se encuentra en la secundaria me ubicaron en la materia que más me gustaba, en aras de ser una profesionista en un futuro. Luego seguí con la preparatoria y seguía inclinándome al área del Derecho. Terminé mi bachillerato y me fui derechito a la Facultad de Leyes porque esa era mi inquietud siempre.

¿Había abogados en su familia, alguien a quien usted le siguiera los pasos?

En mi familia no había abogados, yo fui la primera y eso me gustó. Mis padres me ayudaron mucho desde un principio y hasta que terminé la carrera.


Recuerdo que estaba en tercer semestre de la Facultad cuando tenía la inquietud por aprender algo más y con mis compañeras y un compañero, acudimos al Palacio de Justicia que era lo más cercano a la universidad, para realizar prácticas profesionales.

Teníamos otros compañeros que ya asistían al Juzgado Civil, otros iban a Agencias del Ministerio Público, iban como meritorios, pues así se les conocía a los practicantes profesionales. En aquel tiempo, mis compañeros y yo éramos meritorios. Recuerdo que me ubicaron en la Agencia Número 2 Investigadora, en el Palacio de Justicia y a mis demás compañeros los ubicaron en otras agencias, no estábamos juntos. Más tarde me gustó la tarea que se desempeñaba y ahí continué haciendo méritos, era pesado pero me gustaba: estaba en horario de siete a doce treinta de la tarde en la escuela, de ahí me iba a la Agencia donde atendía mis



tareas que consistían en orientar a las personas que llegaban y preguntaban por tal o cual Agencia. Para ese momento ya tenía más conocimiento del edificio, lo que me permitía orientar a la gente y sentía una gran satisfacción de hacerlo.

A mí no me pagaban, porque era meritoria, no estaba en nómina y así estuve dos años, mientras continuaban mis clases en la Facultad. Conforme pasaba el tiempo, me sentía más cerca de la licenciatura. Me seguía esforzando y haciendo méritos para que me tomaran en cuenta y me propusieran la planta de escribiente y llegó. En ese momento ya era responsable de una mesa, orientando y sirviendo al público. Después me nombran delegada del Ministerio Público y estuve en el Hospital 21 del Seguro Social, me tocaba recibir a los lesionados, casos legales, accidentados. Tuve muchas experiencias muy bonitas, la gente de ahí se portaba muy bien, hicimos muy buen equipo siempre, buscando la armonía.

Actualmente en la Agencia en la que me tienen asignada, la gente que trabaja conmigo ha creado un ambiente de armonía, ésa es la base.

¿Fue fácil o difícil estudiar una carrera que tradicionalmente se consideraba de hombres?

Para cuando yo llegué a la Facultad de Leyes me platicaban que las primeras generaciones de mujeres sí se las habían visto difíciles, pues eran muy pocas. Cuando yo ingresé sí había menos mujeres que hombres, pero no tan pocas con antes. Y no batallé ni con compañeros ni con maestros.

¿Qué representa para usted, como mujer, ingresar al campo de



la investigación y persecución de delitos y en la procuración de justicia?

Siento, y lo digo con mucho orgullo, que hay que empezar desde meritoria, yo me inicié desde abajo. Eso es muy bonito pues conoces varias áreas, a mí me tocó estar en muchas delegaciones, nos rolaban en municipios y es una gran satisfacción.

Su ingreso al mundo laboral, ¿fue fácil o difícil? ¿Se sintió alguna vez obstaculizada o discriminada por ser mujer?

En aquel tiempo estuve en la Policía Judicial y en Seguridad Pública y estar en esas áreas (llena de varones) nos ayudó mucho a aprender sobre el trato que debemos brindar a los ciudadanos, nos ayudó a saber orientar a la gente que llega desorientada sobre a cuál agencia debe dirigirse, eso me dejaba muy satisfecha.

Considero que para mí no fue fácil pero tampoco tan difícil, es decir, cuando traemos la vocación y la playera bien puesta lo único que buscamos es hacer bien las cosas y aprender. Tengo esa idea que, cuando se propone una las cosas, éstas salen y deben salir bien, sea hombre o sea mujer, lo importante es seguir el lineamiento que nos marcan nuestros Códigos, no salirnos del procedimiento. Tenemos que tomar en cuenta la Constitución.

¿Qué representa para usted el hecho de tener en sus manos decisiones tan importantes como si existe o no un delito, quién es el presunto responsable o la libertad de una persona?

Más que nada, hablamos de una carrera de mucha responsabilidad, al tiempo que nos asignan un puesto contraemos una gran responsabilidad, estamos concientes que se trata de eso, una gran responsabilidad que nos obliga a asistir a cualquier hora que nos



necesiten, así puede ser en la madrugada, o tener pocas horas de sueño o de plano, no dormir, porque hay términos Constitucionales que debemos atender y resolver oportunamente.

Aquí no existe el horario de ocho a tres y después me voy a mi casa, ¡no! aquí hay que continuar, conocer y manejar términos Constitucionales, desde el conocimiento de un delito, una averiguación que estemos integrando, y tenemos 48 horas para resolver el caso, porque si tienes detenida a una persona, no se le deben violar sus garantías constitucionales y también hay que velar por la víctima. Debemos estar al cien por ciento, todos en el mismo canal, bien sintonizados. Yo, como titular, debo estar al pendiente, nada de que lo dejo en manos de los escribientes y me voy, ¡no!, hay que estar al pendiente siempre.


Pues son tantas pero una que siempre recuerdo me sucedió cuando estaba inscrita al Ministerio Público de Escobedo, nos avisan de una persona fallecida por el Libramiento Noroeste y que debía acudir para dar fe de los hechos. Lo primero que vi al llegar fue un camión atravesado diagonalmente en la carretera y en ese momento llegó el Federal de Caminos y me preguntó si yo era la delegada que iba a dar fe, al responderle que sí, me cuestiona si en verdad iba preparada para ver el cuerpo, el cadáver.

Él me lo decía por ser mujer, porque era un campo abierto, de noche, en el monte y el cuerpo, pensando que me impresionaría por ser mujer. Claro que soy sensible y no voy a perder mi sensibilidad, sabía que se trababa de la vida de un ser humano pero, sin embargo, ante todo, debía cumplir con mi responsabilidad.



Sí es cierto, el cuerpo estaba muy maltratado, pero ¿por qué siempre preguntan si estás preparada por el simple hecho de ser mujer?, ante todo era una delegada, una profesional y por supuesto que iba preparada y lista para que no se me pasara ningún detalle, ningún requisito, que son muchos, debemos estar bien concentrados y no por eso voy a perder mi sensibilidad ni voy a perder detalle de los hechos.

¿Considera peligroso su oficio?, ¿ha enfrentado algún ataque o intimidación en el ejercicio de su responsabilidad?

No siento que dentro del área donde me desenvuelvo sea peligrosa, siempre he estado tranquila, gracias a Dios. No hay ningún detalle de esa naturaleza.

El área donde usted se desenvuelve es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido su experiencia al tener acceso a ese poder?, ¿cómo lo maneja?

No comulgo con la opinión de que sea poder. Siento que es un puesto pero no para darnos poder, es un puesto que debemos desempeñar de acuerdo a los lineamientos del Código de Procedimientos, pero tener un poder y decir lo voy a usar como quiera para hacer tal o cual pues no, no lo uso ni lo veo así. Más bien se trata de una responsabilidad, de un puesto que nos asignan y que al tomar protesta, juramos llevarlo dentro de los lineamientos que marca la ley.


Pues platicándoles que tienen que empezar desde el principio y luchar. Yo como mujer luché mucho, primero como estudiante



para terminar mi carrera; después para que me dieran mi plaza de escribiente; después luché por aprender, porque mi vida siempre era aprender; luché por aprender la integración de la averiguación previa, y por que se me tomara en cuenta para otros puestos más adelante. Porque ésa era mi idea: luchar por superarme.

Siento que me llegaron las oportunidades a su debido su tiempo. No me hubiese gustado que me dieran un puesto cuando no tenía la experiencia adecuada, cuando no tenía conocimiento. Creo que se me fueron dando conforme mi desenvolvimiento en la carrera profesional. A lo mejor no me hubiese gustado que me dieran un puesto de delegada cuando estaba en cuarto semestre de Facultad, pues prefería tener más conocimientos de la carrera antes de asumir una responsabilidad así.

Te comento que cuando me nombran delegada del Ministerio Público, estaba terminando la carrera, iba en el décimo semestre, eso me hizo seguir con los trámites para mi examen profesional, porque ya me sentía con la obligación de estar titulada.

Sentía que para poder ostentarme como delegada de una Agencia, a pesar de que tenía mi nombramiento firmado por el señor Procurador y ya me tenían mi asignatura, debía tener mi título. Era algo que necesitaba para mí, para mis padres, para la gente que había confiado en mí y para la propia Procuraduría.

Sobre la pregunta, sí me ha tocado transmitirle todo esto a los colaboradores de mi agencia; tengo dos hombres y dos mujeres jovencitas, y mi asistente, que es la delegada del Ministerio Público. Mis conocimientos, mi forma de ser, mis experiencias trato de transmitirlos y de hacer equipo con todos, pues tenemos que ser muy cuidadosos en el trabajo y siempre les digo a los



muchachos que verifiquen todo muy bien, que lo chequen, y no se basen en lo que se les ordene.

¿Ha enfrentado hechos de corrupción en su desempeño como servidora pública? En mi caso no me ha tocado ver ningún acto de esa naturaleza. De antemano sabemos que hay una penalidad y si nosotros impartimos justicia, ¿cómo vamos a solapar o a aceptar ese tipo de hechos? En lo particular me sentiría frustrada conmigo misma.

Y para terminar, ¿cree posible crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

¿Si podemos tener otra mujer procuradora? Lo que pasa es que siempre pensamos en masculino, que un hombre va a ser doctor, arquitecto, ingeniero y no que va ser arquitecta, ingeniera, doctora... y creo que así es en el Ministerio Público; se piensa que la figura masculina es la importante pero en los tiempos actuales, hay muchas muy preparadas y con estas entrevistas se van a dar cuenta de todas las que hay en la Procuraduría.

Yo veo a mis compañeros en la misma área que se prestan al diálogo con la gente que va a nosotros, no importa si son hombres o mujeres.

29 de marzo de 2007.



Nació en Monterrey, N.L., el 5 de octubre de 1967. Es hija de Gerardo Maurois Carmona y Rosalinda Hernández Ortegón. Es casada y tiene una hija. Estudió la licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas en la Universidad Autónoma de Nuevo León (1984-1989) y la maestría en Derecho Penal en la misma institución.

Su trayectoria profesional comenzó en 1988 cuando laboró como meritoria en el Juzgado Segundo Menor Letrado Primer Distrito Judicial; Agencia del Ministerio Público adscrita a los Penales del Segundo Distrito Judicial en el Estado y Agencia Investigadora Número 2 del primer Distrito Judicial. Fue escribiente en la Agencia Investigadora Número 2 del Primer Distrito Judicial; Agencia Investigadora Número 1 del Tercer Distrito Judicial y como Delegada del Ministerio Público en las siguientes adscripciones: Hospital Universitario; Hospital de Zona Número 21 del IMSS; Hospital Metropolitano; Seguridad Pública del Estado; Policía Judicial adscrita a las Agencias del Ministerio Público en Guadalupe, San Nicolás y en Asuntos Viales en Monterrey, Nuevo León. Asimismo fue Agente del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas y a la Dirección de Control de Procesos. Actualmente es Agente del Ministerio Público adscrita a los Juzgados Penal, Civil y Familiar del Quinto Distrito Judicial en el Estado, en Cadereyta Jiménez, N.L.

NOHEMÍ MAUROIS HERNÁNDEZAgente del Ministerio Público adscrita a los Juzgados Penal, Civil y Familiar

del Quinto Distrito Judicial



Nohemí, ¿qué la motivó a elegir la carrera de abogacía?

Primero que nada, el deseo de superación, y en segundo plano, pues me gusta todo lo que tenga que ver con las Ciencias Sociales, Humanidades, eso fue, principalmente.

¿Lo descubrió a temprana edad, se dio la vocación o fue por influencia de alguien? ¿En su familia hay algún abogado?

No, de hecho, cuando estaba en primaria, en secundaria, tenía la idea de ser maestra, pero en ese tiempo la carrera de maestro se había saturado mucho, cuando yo había entrado a la Normal, la Normal se cerraba. Como yo no quería perder tiempo ingresé a la preparatoria, estando en primer semestre se abrió la Normal, pero ya no quise dejar los estudios que llevaba, y ahí, en preparatoria, me di cuenta de que mi vocación se inclinaba hacia las Ciencias Sociales o Humanidades, carreras como Psicología, Ciencias de la Comunicación o Leyes… y me fui por la última.

¿Esto se debió a que algún maestro la motivó, o el plan de estudios le llamó la atención?

Sí, cuando estaba en preparatoria, nos llevaron a la Facultad de Derecho de la Uni, me gustó el plan de estudios, aparte de que materias como Ciencias Sociales e Historia siempre fueron muy de mi agrado, pero básicamente sí, me agradó el plan de estudios, las materias…

¿Se puede decir que usted es la primera abogada en su familia?

Sí.

Y después de usted, ¿hay alguien que le esté siguiendo los pasos?



Tengo un primo que es abogado y otro que está estudiando la carrera de Leyes.

De alguna manera, ¿usted les sirvió de ejemplo?

Probablemente, porque son menores que yo.

Me imagino que desde que salió de la Facultad, hasta el puesto que ocupa actualmente, hay una trayectoria amplia… ¿Cómo se fue dando hasta su llegada a la Agencia del Ministerio Público?

Mi trayectoria laboral la inicié antes de salir de la Facultad, cuando estaba en cuarto semestre ingresé como meritoria de un juzgado menor letrado, pero ahí estuve muy poquito tiempo, realmente estuve unos tres meses, más o menos. En ese mismo semestre, más o menos el quinto, en 1986, en diciembre, llegué como meritoria a la agencia adscrita de juzgados penales de Guadalupe, y ahí fue donde me inicié. Luego estuve en Monterrey, en otra Agencia del Ministerio Público, también como meritoria, en total estuve un año y medio de meritoria, después me dieron la plaza de escribiente, empecé a cubrir delegaciones del Ministerio Público en los hospitales, en los municipios, en Seguridad Pública, en la Policía Judicial, que ahora es la Agencia Estatal de Investigaciones, y al cabo de tres años como escribiente me dieron la plaza de delegada del Ministerio Público en diversas partes, estuve cinco años. Siendo delegada todavía, llegué a la Dirección de Averiguaciones Previas, ahí estuve un año, más o menos; como delegada estuve cinco. Luego ya me asignaron el puesto de fiscal en la Dirección de Averiguaciones Previas, en Control de Procesos, y después me dieron el cambio para allá.

¿Considera que era muy joven, cuando recibió el nombramiento de fiscal?



Yo recibí el nombramiento de fiscal hace once años, aproximadamente.Tenía 29 años.

¿Y cómo lo recibió?

Pues muy feliz, porque era una de mis metas, yo ingresé a la Procuraduría queriendo hacer carrera, prácticamente toda mi vida de abogada la he pasado ahí, tenía ya experiencia porque había cubierto guardias de 24 horas en las delegaciones, había estado en la agencia adscrita, en la agencia investigadora, yo sabía que era una gran responsabilidad, pero era una alegría.

En los años ochenta, cuando ingresó… ¿qué tan fácil era estudiar la carrera, siendo mujer?

Cuando yo ingresé a la Facultad de Derecho ya estaba la situación equilibrada, más o menos era un 55 (por ciento), comentaban los maestros que anteriormente había, no sé, 20 varones y tres o cuatro mujeres en los grupos, pero cuando entré ya éramos bastantes mujeres.

La mentalidad era mucho más amplia, ¿no había problemas ahí de discriminación, ni comentarios?

No, porque, de hecho, yo tenía y tengo amigas de mi generación que han sido muy sobresalientes, desde la época de estudiantes hasta lo profesional. Batallar en cuanto a discriminación no, pero en cuanto a tener que ir escalando poco a poco para llegar al lugar a donde me encuentro sí, porque me inicié desde que era estudiante.

Y esto, ¿a qué se lo atribuye, había mucha demanda?



Realmente la demanda era mucha, no se lo atribuyo tanto a que porque haya sido mujer… yo creo que, como siempre, dependía, a lo mejor, de tener conocidos dentro de Gobierno, o si no, de tratar de dar lo mejor, ¿verdad?, y de que se viera que teníamos deseos de servir.

Por su mismo desenvolvimiento en diferentes áreas, como comentaba hace un momento, en hospitales y en diferentes dependencias, ¿tampoco sintió diferencia de trato sólo por ser mujer? No, de hecho yo fui delegada de Asuntos Viales tres años y medio y vi muchos muertos, me tocó ver bastantes, me tocó ir a dar fe en situación donde, pues, a veces hasta era un poco riesgoso bajar hasta el lugar donde se encontraban.

Entonces, de alguna manera, eso le formó el carácter, ¿no?

Sí, de hecho sí.

¿Qué representa para usted, como mujer, el ingresar en este campo de la persecución de delitos y de la procuración de justicia?

Es, definitivamente, un logro profesional.

¿Qué retos y avances enfrenta en su esfera de acción diaria?

Yo creo que nuestro trabajo es un reto constante, el poder dar lo mejor, en atender a la gente en la forma debida, la gente, sobre todo en materia penal, llega con muchos problemas encima, a veces, con un dolor muy grande por la pérdida de algún ser querido, problemas porque le afectaron su patrimonio… entonces,



yo creo que a ese tipo de gente hay que darle la mejor atención, o sea, orientarlos y tratar de darles solución a sus problemas.

En el momento en el que atiende a estas víctimas, ¿el hecho de usted sea mujer, marcará alguna diferencia? Tal vez las prefieren a un varón, a lo mejor más pragmático, quizás menos sensible…

Yo creo que sí, no es cuestión de capacidad intelectual, yo creo que es cuestión de sensibilidad, las mujeres, y generalmente las que somos maduras, como que nos volvemos más sensibles, a veces somos capaces de defender de forma diferente a la que haría un varón, ellos tienden a ser más prácticos, más fríos, porque es parte de nuestra naturaleza el ser diferentes.

Hay que usar más la psicología, el sentido común, ver cómo viene la persona, darle una lectura rápida de si viene en estado de crisis…

Definitivamente, tratarlos con tacto, tratar de que no se agobien todavía más.

¿Qué significa para usted el tener en sus manos la toma de decisiones tan importantes, como decidir la libertad de una persona?

Bueno, ahorita en el ámbito donde me desempeño no realizo tales funciones, porque estoy adscrita, estoy adscrita también en lo Penal, pero como tal, yo no soy una autoridad, más bien soy representante de la sociedad, en este caso del ofendido, directamente. Ahí, más bien, esa función le corresponde al juez, pero pues, en algún momento dado, yo pienso que igual, como somos adscritos, podemos llegar a ser investigadores también, e implica una gran responsabilidad.



¿Cuántos años lleva en su trayectoria laboral, diez, quince?

Dentro de la Procuraduría tengo 19 años, como fiscal llevo once.

¿Habrá algo que nos quiera compartir, algo que la haya marcado? ¿Alguna anécdota?

Dentro del trabajo en el que nos desempeñamos tratamos con mucha gente, y hay un caso de un menor que sufrió quemaduras en el 97 por ciento de su cuerpo, una persona, una mujer, le arrojó gasolina y luego le prendió un cerillo. Batallamos para contactar a los familiares, bastante, porque este niño fue llevado luego luego a Galveston. Afortunadamente obtuvimos una sentencia condenatoria, no la pena que nosotros quisiéramos, pero se interpuso ahí el recurso de apelación, tratando de que esta persona tuviera una pena más alta y se consiguió la reparación del daño, el niño estuvo muy grave, cuando lo atendieron en forma inicial pensaban que iba a fallecer, pero la fortaleza de él sorprendió a los mismos familiares, incluso a los médicos. Duró como cuatro meses en cama, ahorita ya se está recuperando, tiene muchas secuelas, su madre me comentaba que le habían dicho: “Resígnese, porque el niño no va a vivir”, ella nunca perdió la fe, ahorita el niño ya camina, juega; no oye, perdió varios miembros de su cuerpo, tiene cicatrices en la cara y en todo el cuerpo, pero bueno, ahí va recuperándose. Este caso me marcó mucho porque se pone uno a pensar hasta dónde alcanza la maldad de la gente o qué hay en la gente para dañar a alguien así, a un niño de tres años.

Esto, de alguna manera, ¿la marcó en su trayectoria profesional?

Sí.



¿Cambió en algo su manera de ejercer su profesión?

Pues más que nada, tratar siempre de conseguir lo que sea más justo, que se respeten los derechos de las víctimas. Sabemos que el daño en sí es muy difícil de reparar, pero tratar de que estén lo mejor que se pueda.

¿Considera peligroso su oficio? No sé, tal vez haya habido alguien a quien no le haya gustado alguna resolución que usted haya tomado…

Hasta ahorita afortunadamente, no, no he tenido problemas de que alguien me haya intimidado, amenazado, probablemente sí implica algún riesgo, pero hasta ahorita no.

¿Ni en sus anteriores áreas de trabajo?

No.

Está en un área que se puede considerar un ámbito de poder… ¿Cómo maneja su experiencia, al tener acceso a este poder?

Yo no considero estar adentro de un ámbito de poder, sin embargo, creo que el poder debe ser utilizado, más que nada, para tratar de dar lo mejor, para tratar de que los problemas se solucionen de la mejor forma posible. Si son problemas que impliquen algún delito de carácter patrimonial, hay que ver si es posible lograr una conciliación, ¿por qué no?, algún arreglo… si son problemas ya más graves, pues tratar de que se repare el daño a la víctima.

¿Cómo se da la relación con sus compañeras de trabajo? ¿Comparte sus conocimientos, su experiencia, con otras mujeres que vienen detrás?



Sí, me gusta compartir con mis escribientes o con gente que ingresa también, he tenido compañeros que ingresaron después que yo y de repente piden alguna opinión, algún consejo, y sí, sí me gusta compartir.

¿Sí se da esa retroalimentación?

Sí, porque todos los casos son diferentes, ellos pueden tener una situación que yo no he visto... y a la inversa.

¿Qué recomendaría a las y los jóvenes que vienen tras sus pasos en esta profesión?

Yo les recomendaría que luchen por sus sueños, que luchen por lograr sus metas, que no se dejen vencer por los obstáculos.

Creo que ahorita la mujer la tiene más fácil, ¿no?

Sí, yo creo que sí, ya la mujer ha incursionado en muchos campos.

¿Considera posible que se cree un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

Yo creo que sí, pero así como hay mujeres muy capaces, también hay hombres muy capaces, sería cuestión de que la persona que llegara a este tipo de puestos tenga capacidad, tenga carácter, fortaleza, es necesario para que la ciudadanía se sienta segura.

¿Cree que hay mujeres lo suficientemente capaces, dentro de la procuración de justicia para que lleguen, ya, a ser procuradoras?



Yo creo que sí, hay muchas mujeres.

¿Se ha enfrentado a hechos de corrupción?

No, afortunadamente no.

Imagino que es inevitable verlos pasar, ¿no?

Yo siento que he oído comentarios, pero en forma directa no, afortunadamente.

¿Hay algo que quisiera agregar?

No, pues nada más, agradecerles el haberme invitado.

Gracias a usted por sus respuestas.

3 de mayo de 2007



Nació en Monterrey, N.L., hace 47 años. Estudió la licenciatura en Ciencias Jurídicas en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL, 1977- 1981) y la maestría en Ciencias Penales.

Inició como meritoria de la Agencia del Ministerio Público adscrita al Juzgado Tercero de lo Penal, del Primer Distrito Judicial en el periodo de 1977 a 1979. Posteriormente se desempeñó como escribiente de la Agencia del Ministerio Público adscrita al Juzgado Tercero de lo Penal, del Primer Distrito Judicial (1979-1982) Fue delegada del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Control de Procesos (1982-1985) y como Agente del Ministerio Público adscrita al Octavo Distrito Judicial en el Estado; adscrita al Quinto Distrito Judicial en el Estado; adscrita a los Juzgados Penales del Segundo Distrito Judicial en el Estado; Número 7 en Asuntos Viales; Auxiliar del C. Procurador; Especializado Número 2 en Delitos Sexuales; de 1982 a 2001. Desempeñó el cargo de Coordinador de Agentes del Ministerio Público (2001-2003) para posteriormente continuar como agente del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas (2003-2004) y como Coordinadora de Agentes del Ministerio Público especializados en Juicios Orales; adscritos a los Juzgados Civiles y Familiares y adscritos a Juzgados.

NORA VARGAS LIMÓNCoordinadora de Agentes del Ministerio Público

especializados en Juicios Orales adscritos a los Juzgados Civil y Familiar



Bienvenida, Nora, platícanos, ¿qué te motivó a elegir la abogacía?

Realmente no tengo muy presente cuál fue la razón, pero yo no pensaba ser abogada. A mí me gustaba mucho la carrera de Mecánica, cuando salí de la preparatoria fui a ver la Facultad de Ingeniería Mecánica en la Universidad y me quedé espantada, porque eran puros hombres. Al ir a pedir información, de inicio eso me incomodó y por otra parte, mi papá siempre había querido que cualquiera de nosotros estudiáramos Leyes, incluso hice la especialidad en la preparatoria y mi segunda opción era ésa. Pero vi que no me gustaba el ambiente en la Facultad de Ingeniería Mecánica y dije: “Bueno, me voy a estudiar Derecho”, así fue como entré.

No te pregunté, ¿eres la mayor o la menor de tus hermanos?

Soy de las más chicas.

¿Todos tus hermanos habían estudiado alguna carrera?

Mi hermana la mayor estudió la de Contador Público; la que le sigue estudió nada más secundaria, ya no quiso continuar; otra más es doctora, luego sigo yo y mi otra hermana tiene la carrera de secretariado y es maestra en educación primaria. Somos cinco mujeres y un hombre, mi hermano nada más estudió hasta la preparatoria.

Entonces no era raro, digamos, para tus papás, el hecho de que sus hijas decidieran estudiar.

¡Ah, no!, a nosotras no nos imponían nada. Mis papás eran muy comprensivos, te hacían ver cuáles eran las ventajas y las



desventajas de estudiar o no estudiar equis carrera y ya finalmente una tomaba la decisión. Tan así fue, que cuando me interesé en la mecánica yo le dije a mi papá: “Quiero estudiar esto”. Me argumentaba que era una carrera de hombres, y realmente no fue tanto que fuera para hombres, sino que me hacían sentir incómoda. Yo tenía 17 años cuando salí de la preparatoria, siempre estuve en el seno de la familia, no había muchas libertades y de pronto llegar a un área donde había puros hombres sí me impactó.

Incluso la misma situación la pasé en la Facultad de Derecho, en el salón en que yo estaba. Entrando a la Facultad me dije que quería practicar, pues no quería egresar y no saber nada. Fui al penal, anduve preguntando si me aceptaban para hacer ahí mis prácticas, como traía de la preparatoria conocimientos de comercio, me pusieron a hacer funciones de secretaria y no me importaba, lo que quería era estar relacionada con los asuntos. Entonces me metí a estudiar en la noche, y claro que en mi salón era pura gente mayor, el 90 por ciento eran hombres, habíamos dos o tres mujeres nada más, ellas eran maestras, traían ya otra profesión y te acogían bien porque eras la chiquita del salón, estuvo muy bien.

¿Qué era lo difícil de ese mundo, aparentemente de hombres, tanto en la Facultad como en tu trabajo en el penal?

Muy difícil porque todavía traíamos los estigmas de: “Esto es para los varones, esto no es para mujeres”; y en el trabajo, todavía más difícil, pues eran más las oportunidades que se les daba a los varones que a nosotras. A las mujeres se les decía: “Tú, para secretaria”, no podías aspirar a escribiente o ser delegada. En la escuela con los maestros era igual, visualizaban las clases para hombres. Eso se enfatizaba cuando los maestros, al momento



que uno quería responder y alzaba la voz o la mano, ¡nada! era al muchacho al que le daban ciertos privilegios: “Le voy a pasar los apuntes a fulanito de tal”, aunque tuviéramos más tiempo libre se los daban a fulanito de tal, sí veías ahí ciertas diferencias.

¿Cómo se fue dando tu ascenso profesional? ¿en qué momento llegas a ser agente del Ministerio Público?

Batallé al inicio, pero si tienes ganas de aprender, avanzas. Empecé en una Agencia adscrita y los compañeros que estaban ahí me apoyaron, pues yo sabía dictado, taquigrafía y mecanografía y me aprovecharon. Era tanta mi inquietud por aprender que terminaba el trabajo en la Agencia y me iba a ayudarles a los clientes del Juzgado para aprender de lo que trabajaban ahí también. Llegó un momento en que hasta el juez pensaba que era parte de su personal, porque me veía muy seguido. Todo fue a base de tesón para que me tomaran en cuenta, afortunadamente tuve buenos jefes que me veían ponerle empeño y que tenía disposición. Nunca les decía: “No puedo, o no tengo tiempo”.

¿Qué ha significado para ti como mujer, ingresar al campo de la investigación, de la persecución de delitos y de la procuración de justicia?

Pues todo eso implica mucha responsabilidad, y más ahorita, porque con tanta incidencia criminal la gente ya no cree, ya no tiene confianza en lo que hacemos; requieres más esfuerzo como servidor público para convencer de que lo que estás haciendo es para el bienestar de la sociedad. Perdimos mucha credibilidad con los procesos largos… son muchos factores los que influyen, mas debemos duplicar el esfuerzo, dar resultados, para tratar de que la gente nos crea, porque no nos cree…



¿Quieres contarnos cómo ha sido tu trayectoria profesional? empezaste de meritoria, escribiente, de delegada…

Yo entré de meritoria en el ’67, cuando ingresé a la Facultad. Tengo 28 de servicio en nómina y 30 en el ejercicio de la profesión.

Se dice fácil, pero es toda una vida, ¿cuando te nombraron agente, siempre estuviste en el área metropolitana?

No, cuando me nombraron agente del Ministerio Público creo que había dos o tres mujeres nada más y todas aquí, en el área metropolitana; las dos que había eran la licenciada Ninfa Delia, que estaba en Guadalupe, y la licenciada Socorro Martínez, que estaba en lo Civil y Familiar. Cuando me dio la oportunidad, el Procurador me llamó a su despacho y me dijo: “Hay la oportunidad de ser agente del Ministerio Público, te están recomendando los directores tanto el de Averiguaciones Previas como el de Control de Procesos, es una oportunidad que te estoy ofreciendo si la quieres tomar, pero no es aquí en el área metropolitana, ¿crees poder?, mira que es un trabajo así y así”. Y me empezó a explicar a grandes rasgos lo que iba a implicar todo eso: moverte de tu casa, salir más temprano, viajar…

¿A dónde te habían mandado?

A Cerralvo. Por supuesto que dije que sí, aunque pensé que entre más cerca fuera, mejor. Cuando me dieron el nombramiento y llegué allá, era otro mundo: la gente no estaba preparada para una mujer fiscal y mucho menos, joven. Me pasó algo muy curioso: Ahí siempre habían tenido un fiscal hombre. Llega entonces a verme una abogada que litigaba ahí con mucha frecuencia: “¿Usted es la fiscal?, es que yo me la imaginaba alta, grande y gorda, no me la imaginaba así... oiga, y usted, ¿hace lo mismo que un hombre?”,



me dijo. “Pues desde el punto de vista jurídico, sí”. Estaban con la mentalidad de que sólo hombres ¿verdad?, entonces me pareció así. Ya con el paso del tiempo hice una buena relación con ella, trabajaba en el Municipio.

Aparte de eso ¿ te pusieron algún tipo de obstáculos en Cerralvo cuando empezaste?

Creo que en ese tiempo los había en cualquier área a la que te hubieran mandado y más en los municipios, en los pueblos, porque el fiscal ahí es una parte no tan importante. Las decisiones o las opiniones del fiscal, las personas las consultaban con el alcalde y con el cura. Si el cura decía que estaban bien... Ahí la idea era platicar con el cura y el alcalde para estar todos en el mismo canal. Finalmente todos teníamos un objetivo en común, que era mantener la tranquilidad en el municipio. Sí fue una experiencia, pues de inicio me daba mucho miedo verme sola, tendría unos 24 o 25 años; era una experiencia fuerte para mí en ese momento, y más porque ese distrito en particular comprendía ocho municipios. Tratar con alcaldes diferentes, con gente de municipios y costumbres diferentes sí implicaba un reto, pero salí adelante con la ayuda de muchas personas. Estuve aproximadamente nueve meses en Cerralvo.

¿Tuviste alguna satisfacción?

Sí, porque al final de cuentas creo que fueron sólo los primeros 15 días, tres semanas, el ajuste normal de la desconfianza de la gente y ganártela de inicio, haciéndole saber que les podías resolver sus problemas aunque te veían joven. Ahí se manejan cuestiones civiles y familiares también, y para plantearte cuestiones personales, en ocasiones muy íntimas, decían: “¿cómo te lo voy a platicar a ti?”. Tenías que platicar mucho con ellos,



decirles: “Bueno, no me platiques ahorita, platica con el padre (el cura) y que él te diga”, pero el padre ya estaba platicando contigo, se decidían a hablar y ya.

Era difícil llegar a negociar, que al final de cuentas es lo que hiciste.

Sí, obviamente eran aquellos tiempos. Pero creo que el objetivo común fue el motivador para todos los alcaldes, no les convenía tener problemas en su municipio, al cura tampoco le gustaba que su gente anduviera ahí peleándose. Entonces fue entender que yo no me meto en la cuestión religiosa, voy a ver el aspecto jurídico… y todos felices y contentos en el aspecto moral. Yo fui la primera fiscal foránea.

¿Y en qué momento regresaste a Monterrey?

No regresé a Monterrey, me mandaron a Cadereyta. Ahí estuve seis meses, e igual, con el proceso de adaptación. Ahí ya batallaba con el Colegio de Abogados, batallaba con la prensa, pero finalmente sacaba adelante el trabajo. Luego me dijeron: “Ya estuviste allá, ahora vente para acá”, y de ahí, estuve en Guadalupe dos años y medio adscrita a dos juzgados penales.

Porque sabías sacar el trabajo adelante en ese entorno.

¡Pues quién sabe!, pero nunca me ha gustado decir que no, para mí el no saber significa: ponte a estudiar más, y lo que no sabes, lo aprendes.

Me estás dando pie a la siguiente pregunta: ¿cuáles son los retos y los avances que has visto en tu esfera de acción día a día?



Pues en cuanto a los retos está por ejemplo, que en el 2004, año en que el Estado empezó a introducir los juicios orales, yo estaba tranquilamente en la Dirección de Control de Procesos y me dijeron: “Te vas a hacer cargo de la Coordinación de Juicios Orales”, o sea, nos dieron una capacitación sobre la legislación de otros países y nos mandaron a trabajar en un mes. Tuvimos que empezar de cero. Empezamos a ver lo que pensamos debe hacerse en relación a la presentación de pruebas, cómo comparecer a las audiencias, hasta dónde teníamos las limitantes, etcétera. Sí fue un reto que conlleva una gran responsabilidad, no había a quién preguntarle porque era algo nuevo. Implicó mucho trabajo, mucho desgaste, pues era andar en todos los municipios del Estado. De repente nos íbamos a las audiencias a Doctor Arroyo, a veces salíamos a las seis de la mañana y regresábamos hasta las 10 de la noche. Fue muy bonito porque iniciamos una nueva etapa dentro del área jurídica… pero sí, todo eso implica mucha responsabilidad.

Si tuvieras que hacer una autocrítica desde que iniciaron con los Juicios Orales a la fecha, ¿qué evaluación les das? Cuando los iniciamos vinieron algunos capacitadores de Chile, Colombia y Costa Rica, ellos nos evaluaron y dijeron que habíamos avanzado lo que a ellos les había tomado un buen tiempo. Desde mi punto de vista, no nos enfocaron a lo que teníamos legislado, tuvimos que incursionar en lo nuestro con los pocos conocimientos de su legislación que empataba con la de aquí.

¿Fue un cambio brusco el de la Dirección de Control de Procesos a la Coordinación de Juicios Orales?

Yo no lo sentí tanto… no lo sentí tanto porque realmente el procedimiento oral es lo que siempre hacíamos, pero sin televisión



y sin micrófonos; solamente es más rápido en ciertas etapas, pero es lo que ya hacíamos. En una diligencia tú estás dictándole al escribiente, el testigo también le está dictando al escribiente, o sea, ¡todo es oral!, se plasma en un documento, pero todo es oral.

¿Y en cuanto al nivel de responsabilidades?

Tienes más responsabilidades en esa Coordinación, hay mucha responsabilidad cuando la quieres asumir como tal, porque es muy diferente el procedimiento. Lo que tenías escrito en la averiguación ya no te va a servir, ya no tienes con que si no le saco la información al testigo, si no le saco la información al perito, las constancias de la averiguación, ahí ya no tenemos la averiguación; entonces tienes que hacer más trabajo para poder darle más información al juez, y en un momento dado, tener la sentencia.

A nivel también de organización interna me imagino que no es lo mismo. Como coordinadora, ¿tienes más personal a tu cargo?

El problema es que cuando empezamos en esa coordinación no teníamos ni oficina, ni equipo. Trabajábamos en el auditorio de la Policía Ministerial; no llevábamos computadoras, los fiscales de ahí nos prestaban las suyas. No teníamos vehículo, teníamos uno muy usado para todo. También éramos muy pocos, sólo cinco fiscales y yo, no había secretaria ni escribiente, ser el fiscal era ser el escribiente. Trabajábamos con muchas necesidades, pero eso es lo importante de sacar el trabajo: lo que te cuesta es lo que valoras. A nosotros nos costó mucho trabajo sacar adelante ese proyecto.

Proyecto que ahora es punta de lanza, e incluso lo están viendo



como ejemplo para ponerlo en marcha en otros estados.

Eso para mí es una satisfacción, en su momento fue el saber que tienes que sacarlo y a ver cómo le haces ¡eso es mucha, mucha responsabilidad!

Platícanos alguna anécdota o experiencia en tu ramo, me imagino que a lo largo de 28 años alguna ha sido significativa o simbólica…

No se me viene a la mente ninguna, sólo esa situación tan particular que sucedió cuando llegué a Cerralvo, con la abogada que preguntó si yo hacía lo mismo que un hombre, y lo que le puntualicé, que en el aspecto jurídico sí… y era porque esperaban a otra persona en mi lugar.

Qué curioso ¿verdad?, me dices que esperaban a alguien más robusto, más alto, más grande, o sea, características varoniles. ¿Qué ha significado para ti el hecho de, no sé si ahora o en un momento dado, haber tenido en tus manos una decisión tan importante como si existe o no un delito, o determinar la libertad de una persona?

Como te he dicho, implica una enorme responsabilidad para mí el tener este puesto, esta función, porque una decisión que tomes va a afectar a una familia, va a afectar a una persona. Debes tomar decisiones con lo que tienes ahí, bien pensadas y ajustarte a lo que te dice el código. No podemos estar equivocándonos, hay que ser muy cautos en lo que estamos haciendo porque la trascendencia de la decisión que tomamos ¡claro que afecta! Y siempre que hago mi trabajo, también me pongo a pensar en tratar a la gente como me gustaría que me trataran. Es demasiado el estrés, por eso cuando tomas una decisión tienes que hacerlo



con toda la calma del mundo.

¿Consideras peligroso tu oficio, en algún momento te has enfrentado con algún tipo de intimidación en el ejercicio de tus responsabilidades?

Peligroso, no. Sí se han dado situaciones que depende de cómo las tomes. Cuando estaba en los municipios, obviamente siempre dejas inconforme a alguien y no falta quién te diga: “¡Ah, pero te vas a acordar de mí!”, o que hagan llamadas molestas a tu casa, a tu teléfono particular, pero uno va viendo a la gente y sabe qué clase de persona es; en ocasiones nada más es alguien que está ofuscado en ese momento y se le hace fácil amenazar, pero peligroso no es, yo no lo considero así. A veces son madres de familia que están molestas porque les tienes al hijo detenido… pero no, en ese momento nunca sentí que estuviera en peligro.

¿Y situaciones de haber enfrentado, por ejemplo, hechos de corrupción?

Pues nunca falta en la profesión el abogado que se quiera pasar de listo y te diga: “¿Podemos arreglar esto así y así?”, pero nada más le dices: “Te voy a levantar un acta y te voy a consignar por cohecho”, y se les quita la intención.

¿Considerarías que es más difícil, para quien lo intenta, “negociar” con las mujeres este tipo de situaciones?

A quienes he visto en estas situaciones ni se les dificultaba que fuera una mujer, dan por sentado que eres el Ministerio Público… seas hombre o mujer, el ofrecimiento es igual.

Entendemos que el área en que te desenvuelves es un ámbito de



poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder y cómo lo manejas?

Aquí lo importante es que debes estar consciente de que tu decisión de poder va a afectar a otras gentes, entonces hay que actuar con suma responsabilidad y ajustarte siempre al código, porque si no te ubicas va a llegar un momento en que la misma sociedad te lo va a reprochar. Yo no siento que es poder para mí: es servicio público. Sí tienes poder, pero debes asumir tu trabajo con responsabilidad y ver las consecuencias de lo que haces.

En base a tu experiencia y un poco recordando tus inicios, ¿qué les podrías transmitir a otras mujeres que apenas están empezando en la Procuraduría, de tus experiencias?

La carrera no es fácil, el servicio público no es fácil, menos para la mujer. Pero si algo te gusta y algo quieres, pues hay que salir adelante con responsabilidad y compromiso. En lo particular estoy aquí porque me gusta la función. Yo sé que si me salgo, trabajo por mi cuenta o me voy a trabajar a otra área, a lo mejor mi ingreso económico puede incrementarse, pero la satisfacción que obtengo en el servir a la gente de la forma en que lo hago, para mí eso es más importante. Siempre lo he hecho así, por eso es el desgaste. Entonces, lo que digo a las mujeres es que, si quieren ser servidoras públicas, tienen que buscar y buscar hasta que encuentren lo que realmente quieren hacer en esto.


Yo hace 28 años no lo visualizaba así, pero ahora si antes éramos tres fiscales y ahora hay mas de 60 fiscales mujeres, entonces sí hay muchas posibilidades. No creo que esté muy lejano el tiempo,



antes no se pensaba que fuera a haber una mujer directora, mucho menos una Procuradora. Hay que promocionarlas.

¿Podrías estar tú en una terna?

No, no… hay muchas compañeras que están muy capacitadas

Pues te agradecemos mucho haber aceptado esta entrevista. De verdad han sido enriquecedores las experiencias que has compartido. Felicidades por ser precursora en muchos sentidos.

Gracias a ustedes por la invitación.




Nació el 9 de febrero de 1974 en Santo Domingo, San Luís Potosí. Sus padres son José Tiscareño Díaz e Inocencia García Quiroz. Actualmente está casada y tiene tres hijos: dos mujeres y un hombre. Cursó la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Nuevo León. En esta misma institución estudió la maestría en Derecho Penal.

Inició su trayecto laboral como meritoria en el Poder Judicial del Estado. Posteriormente, se cambió a la Procuraduría de Justicia donde se desempeñó como escribiente y delegada del Ministerio Público en diversas agencias. Actualmente se desempeña como agente del Ministerio Público Adscrita a Juicios Orales, área en la que básicamente se ha especializado.

NORMA BIOLETA TISCAREÑO GARCÍA

Agente del Ministerio Público Adscrita a Juicios Orales



Norma, ¿qué te motivó a elegir la carrera de abogacía?, ¿en qué momento de tu vida sucedió esto?

Siempre me incliné por las Ciencias Sociales, desde chica me gustaban mucho los artículos que mencionan de la Constitución y conocer los derechos y las obligaciones que ahí se incluían, me llamaban la atención. Desde chica tenía la vocación.

¿Eres la primera abogada en la familia?

Sí, la primera abogada.


Llegué a la Procuraduría y a veces creo que por casualidad, mi intención era pertenecer al Poder Judicial del Estado. Estuve de meritoria ahí, sin embargo no existían plazas vacantes y se me dio la oportunidad en la Procuraduría, donde además de meritoria fui escribiente, delegada y finalmente, agente del Ministerio Público.

¿Cuántos años de trayectoria tienes?

Estamos hablando de 13 años de trayectoria.

¿Qué era lo que más te llamaba la atención?

El del Poder Judicial, básicamente es la misma labor de administración de justicia, nada más que en aquellos años, el Poder Judicial tenía mejor organización que la Procuraduría, un estudio más técnico, más jurídico, y se le daba mayor reconocimiento, por eso me inclinaba más por esa área.



Cuando te integras a la Procuraduría, ¿te tocó ver todos esos cambios de organización? Actualmente ¿estás satisfecha con tu trabajo o propondrías cambios si estuvieran en tus manos?

Siento que la Procuraduría ha hecho cambios muy buenos. Actualmente, lo nuevo en nuestro trabajo son los Juicios Orales y estoy muy satisfecha con lo que se ha logrado y con mi trabajo en particular.

Tengo entendido que el modelo de los Juicios Orales de Nuevo León se quiere implementar en otras ciudades en las que no existe, por su buen funcionamiento…

Así es, fuimos un modelo a seguir por otros Estados, pienso que nosotros lo copiamos de otros países analizando el bienestar del gobernado, revisando nuestro contexto y marco legal y ofreciendo una mejor administración de justicia. Tenemos mucho todavía por estudiar y tomar en cuenta.

Felicidades, porque está sucediendo en este momento, coincidiendo con ustedes y haciéndolos parte de la historia. ¿Qué representa para ti, como mujer, ingresar en el campo de la investigación y persecución de delitos y en la procuración de justicia?

Principalmente, como profesionista llegar y trabajar en lo que me gusta y que además me paguen por hacer lo que me gusta, es una satisfacción muy grande.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrentas en tu esfera de acción diaria?

El Derecho es muy cambiante, debes actualizarte constantemente, día con día; yo caracterizo a los Juicios Orales como revolucionarios



porque son cambiantes y te obligan a la constante actualización, debes mantenerte alerta de las reformas legales.

¿Ha sido difícil para ti ingresar en un campo que, originalmente, no hace muchos años, era considerado para hombres?

No, pienso que cuando yo llegué a este trabajo, la mujer ya se había abierto caminos muy grandes; yo no tuve ningún conflicto, al contrario siento que se nos ha dado mucho en materia de seguridad porque somos muy responsables. Cuando llegué, a la mujer se le consideraba muy responsable.

Actualmente, ¿consideras que hay un boom de mujeres dentro el Ministerio Público?

Así es, inclusive muchas áreas del Ministerio Público se le están designando a las mujeres de manera muy apropiada, con las condiciones propicias para que sean atendidas por mujeres.

¿A que se lo atribuyes?

Por ejemplo en el área de Delitos Sexuales, a la sensibilidad de las situaciones; en áreas Familiares de igual manera, a la imagen materna que posee la mujer.

Entonces ¿sí marca la diferencia el hecho de que las mujeres atiendan esos casos difíciles?

Sí porque somos más sensibles para esos puestos, y desde el punto de vista profesionista, se nos considera capaces para cualquiera de las áreas. Además es importante en la aceptación del público, de las víctimas que se sienten en confianza; si yo fuera un director y me tocara colocar a ciertos agentes del Ministerio



Público, sé que en un delito sexual, para las víctimas lo más sano es que las vea una mujer.

¿Qué significa el hecho de que tengas en tus manos decisiones tan importantes como si existe o no un delito, quién es el presunto responsable, o la libertad de una persona?

Me ha tocado decidir sobre la libertad de una persona y se me hace algo muy importante y de mucha responsabilidad, en esas situaciones se debe actuar con mucha objetividad y sobre todo, con mucho apego a la ley.

Nos gustaría que nos compartieras alguna anécdota, o alguna experiencia que has vivido en tu desempeño profesional…

De mi experiencia como agente del Ministerio Público he tratado de sensibilizarme mucho con la gente, en cada caso todos los involucrados son muy importantes; en cada caso he tratado de personalizar y esto me ha llevado a tomar decisiones con mucha responsabilidad y profesionalismo. Es muy satisfactorio cuando alguna persona se despide de mí, agradeciendo y diciendo que nunca los habían tratado tan bien, me han llegado a decir que no pensaban que existieran personas que los comprendieran y entendieran tan bien y que les ayudaran a solucionar sus problemas. Yo les digo que es mi obligación y trato de darles una explicación objetiva de lo que acontece, con toda la paciencia del mundo. Estoy muy contenta con el servicio que brindamos aquí.

¿Es un requisito una obligación de ustedes como agentes personalizar en cada caso?

Siento que es mi obligación, pero desconozco el trato de los demás, sobre todo me desconcierta cuando me dicen: “Nunca



me habían atendido como usted”. Yo simplemente cumplo con mi trabajo y a la vez recibo esa retroalimentación.

¿Consideras peligroso o riesgoso tu oficio?, ¿has enfrentado actos de intimidación en el ejercicio de tu responsabilidad?

Siento que elegí una profesión en la que se corren muchos riesgos, pero ahora sí que los riesgos están en todas partes. Específicamente mi responsabilidad no creo que tenga las cualidades para ser riesgosa.

¿Y la agresividad o enojo de algún inconforme?

Lo considero como parte de mi labor, estás expuesto al entrevistar personas de diferente carácter, pero de acuerdo al caso, tú misma marcas la pauta. Cuando entrevistas a las víctimas, a la gente, modulas la voz, les brindas confianza, es parte del trabajo tomar las medidas necesarias y prudentes para manejar la situación.

En el área en que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder?, ¿cómo lo manejas?

Realmente no considero un poder, soy una servidora pública donde tengo reglas, tengo obligaciones para hacer cumplir el trabajo, es cuestión nada más de llevarlas a la práctica.


Con enseñanza, con el ejemplo; con paciencia. He tenido personal a mi cargo que va empezando, entonces, las aconsejo, les explico, algo que conmigo nunca hicieron; les ayudo a resumir, les pido



que chequen, que revisen sus actividades con cuidado.¿Has enfrentado hechos de corrupción en el desempeño de tu trabajo?

No, no he escuchado ni me ha tocado presenciar hechos así, aunque siempre oyes comentarios de otras personas, eso es triste y lamentable.


Pienso que el modelo de procuración de justicia que se pueda crear, más que con perspectiva de género debe hacerse con perspectiva humana: un buen ser humano puede ser un buen Procurador, independientemente de si es hombre o mujer.

Te agradecemos esta entrevista, ¿algo más que querías agregar?

Solamente agradecer la oportunidad que tengo de ser escuchada, por la invitación que ustedes me hicieron.

1 de junio de 2007.



Nació en Montemorelos, N. L. , el 28 de junio de 1966. Sus padres son César Romeo Torres García y María Ilenia Alanís Martínez. Es egresada de la licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas del Centro de Estudios Universitarios, con maestría en Derecho Penal por la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Colaboró en la Procuraduría General de Justicia en el Estado como meritoria y escribiente de 1990 a 1992. Fue juez calificadora en la Dirección General de Policía y Tránsito de Escobedo de 1992-93. Ocupó la Subdirección jurídica de la Dirección de Promoción Social y Gestoría durante los dos años siguientes, para ingresar en 1995 a la Defensoría de Oficio, con diversas adscripciones tanto en las agencias del Ministerio Público investigadoras del ramo penal, como en los Juzgados Penales del Fuero Común. A partir de 2003 se ha desempeñado como fiscal de Averiguaciones Previas; en la Agencia del Ministerio Público Investigador adscrita a la Dirección de Seguridad Pública del Estado, y como agente del Ministerio Público Investigador Núero 3. En 2006, fue agente del Ministerio Público Investigador en Cadereyta Jiménez. Actualmente es agente del Ministerio Público especializado en Delitos Electorales y de Servidores Públicos.

NORMA DELIA TORRES ALANÍS

Agente del Ministerio Público especializado en Delitos Electorales y de Servidores Públicos



Norma, bienvenida al Instituto de las Mujeres, gracias por estar aquí. ¿Qué te motivó a elegir la abogacía? ¿descubriste esa vocación en algún grado anterior en la escuela o por algún ejemplo en casa? ¿hubo alguna otra cosa que te motivó?

Pues la verdad es que desde niña siempre tuve la inquietud, siempre me había gustado la carrera de Derecho; a lo mejor de niña no ubicaba muy bien cuál era la función, pero siempre mi manera de ser se inclinó mucho hacia esto.

¿Tenías algún familiar abogado?

No. Fui la primera abogada en la familia.

¿Fue fácil para ti insertarte en una carrera que tradicionalmente se consideraba para varones?

Considero que ya hace muchos años que estamos muy inmersas en la carrera, cuando la inicié ya era un buen número de mujeres las que estábamos en esto.

En tu familia, ¿tus papás te apoyaban para que estudiaras esta carrera?

Sí, mi mamá un poquito con el nervio, ya que es una persona de pueblo (somos de Montemorelos), es un poquito tradicionalista y siempre estaba con el temor, pero su apoyo lo tuve siempre.

¿Hay alguien en la familia que haya seguido tu ejemplo?

Mi hijo, que ya es abogado, tiene 23 años.




Empecé de meritoria en la Procuraduría en septiembre de 1990. Me dieron mi plaza de escribiente donde estuve dos años. Posteriormente fui juez calificador; la figura de juez calificador depende del Municipio, entonces tuve que renunciar al Gobierno del Estado, un año nada más. Posteriormente regresé como asesora jurídica a la Dirección de Promoción Social y Gestoría, a una subdirección jurídica con otros abogados. Luego hubo unos cambios en esa dirección y nos mandaron a los tres abogados que pertenecíamos a ese departamento a la Defensoría de Oficio, ahí estuve un poquito más de tiempo, como ocho años, y en el 2002 hice el curso de aspirantes a agente del Ministerio Público. Estamos hablando de una trayectoria que empecé en el ‘90, ya son 17 años.

¿Fue fácil ingresar a la práctica real, fuera de la Universidad?

Como que las cosas se llevaron a la par, fue un poco mas fácil. Eso es muy importante. La mujer y el hombre que deseen incursionar en la Procuraduría o en el Poder Judicial, es muy importante que lleven las cosas a la par: el estudio y la práctica, porque lo estás viendo en el aula y se te va haciendo algo cotidiano en la práctica; independientemente de que no te paguen o seas un meritorio, eso te ayuda mucho en la escuela, sientes más seguridad porque sabes cosas que tus compañeros, que únicamente son estudiantes, no conocen.

Se generan más inquietudes, más curiosidad, cuestionas más en clase…

Así es.

En tus inicios en este trabajo, ¿encontraste apoyo por parte de tus jefes, de tus compañeros?



Sí, siento que tuve mucho apoyo.

Te pregunto esto, porque han surgido comentarios de algunas de tus compañeras en cuanto a que por ser mujeres se les relegaba a cuestiones administrativas o no se les permitía arriesgarse a diligencias nocturnas o donde hubiera hechos de sangre, ¿no te sucedió a ti?

No, nunca.

¿Nunca te sentiste discriminada por ser mujer, dentro del área?

Hablando en general de toda la trayectoria, sí ha habido ocasiones, pero no con compañeros ni con jefes. A veces otras instancias con las que tienes que tratar son las que no te aceptan, pero en general…

¿Esas instancias forman parte del mismo sistema?

Del mismo sistema de procuración de justicia. Hablamos, por ejemplo, de directores de policía de los Municipios, hasta de los mismos alcaldes…

¿Te tocó trabajar en otros municipios cuando empezabas?

De hecho, ahora que se presentó mi cambio, vengo de Cadereyta.

¿Crees que eso es por una mentalidad distinta en municipios?

Y no es nada más Cadereyta, o sea, lo escuchas decir a compañeras donde se ha presentado mucho ese problema en algunos municipios.



Me lo han comentado y por eso te lo pregunto. Fuera del área metropolitana, como que no se espera que lleguen mujeres con talentos y capacidades.

Lo que no aceptan, creo yo, es recibir órdenes.

¿Cómo le hiciste con eso?, ¿aprendiste a tratarlos de otra manera?

Pues sí, sí hubo problemitas fuertes. Precisamente por eso pedí mi cambio: tuve problemas con el director de policía de Cadereyta. Se tuvo que iniciar una averiguación y solicitamos acción penal en su contra. Hasta donde sé, ya le dictaron auto de formal prisión por los tres delitos que lo consigné y está amparado, no sé si siga laborando, me imagino que sí. Tratamos de hacer lo posible porque las cosas fueran por buen camino, pero desgraciadamente no se pudo y tuvimos que proceder.

¿Qué representó para ti ingresar al campo de la investigación, de la persecución de delitos y la procuración de justicia?

Pues es algo muy bonito, yo siento que te tiene que gustar mucho para que le pongas empeño. Creo que toda persona que trabaje en esto debe estar enamorada del trabajo, no por un salario ni por otra cosa, sino porque te gusta… y entonces, las cosas salen bien.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrentas día a día en tu esfera de acción?

Siempre busco la superación, por ejemplo, el hecho de haber concluido la maestría creo que fue un reto, y ahora, un logro muy



importante en lo profesional, para mí.

¿Has participado en los juicios orales?

No, no me ha tocado.

Muchas de tus compañeras lo comentan como el siguiente reto, el siguiente paso.

Aprender es muy importante y tenemos que estar actualizándonos, no me ha tocado el juicio oral. Obviamente me gustaría tomar más cursos para, el día que me toque, desempeñar un buen papel.

En tu actividad me imagino que día a día viven muchas anécdotas, muchas experiencias, ¿hay alguna que haya significado algo importante, que nos quisieras compartir?

Sí, hay una que me sucedió como defensora de oficio. Fue un caso con un vendedor de chiles y ajos, que traía cargando su producto en bolsitas, en un círculo de alambre. Si mi memoria no me falla, porque esto ya tiene como seis o siete años, él iba con su hijo de nueve años al terminar su día de labores, y al estar esperando la ruta para trasladarse a su domicilio, se les acercó un pandillero a quererlos robar. El vendedor, en defensa de su integridad física y la de su hijo, hirió al pandillero con la navaja que pelaba los ajos. Quedaron detenidos ambos: el pandillero lesionado, con custodia en hospital por el delito de robo con violencia en grado de tentativa, y el señor por la lesiones que le había causado al asaltante. Hice las gestiones y obtuvimos la libertad del vendedor.

Fue una satisfacción muy grande porque era una persona muy humilde, mucho muy humilde y muy preocupada por su situación,



porque él había actuado en la defensa de su integridad y la de su hijo y logramos obtener su libertad alegando una legítima defensa. Fue algo que se me quedó muy marcado; el señor quedó muy agradecido y la familia del pandillero, pues, muy molesta, sí, pero fue una satisfacción. Con el tiempo esa familia tiene que entender que la actuación del muchacho no fue la correcta, y el señor quedó bastante agradecido. Nunca lo volví a ver, pero se me quedó muy grabada esa anécdota.

¿Qué significa para ti el hecho de tener que tomar decisiones tan importantes, tales como determinar si existe o no un delito, o que pongan en entredicho la libertad de una persona?

Es algo muy importante que hay que estudiar muy bien e integrar muy bien la averiguación, pero yo creo que actuando con objetividad y apegándose a derecho, no tiene que haber algún problema.

¿Consideras peligroso tu oficio?, ¿has enfrentado algún tipo de ataque o intimidación en el ejercicio de tu trabajo?

No, no, hasta ahorita no. Creo que sí estamos viviendo unos tiempos muy peligrosos todos, nosotros, la ciudadanía, estamos viviéndolo a la par. Tal vez la gente nos vea como más inmiscuidos en esto, pero yo creo que todos corremos un riesgo. Mas, si te gusta y sabes que alguien tiene que hacer el trabajo, pues adelante, y como ya dije, haciendo las cosas apegadas a derecho no tiene porqué haber un problema.

El caso de personas inconformes, agresivas, ¿te ha tocado vivirlo?

Sí, me ha tocado vivirlo, pero con el tiempo ellas entienden que



únicamente estamos haciendo nuestro trabajo.

¿Te has enfrentado a hechos de corrupción en tu desempeño como servidora pública, o con alguien que haya tratado de pagar, alguna situación de esa índole?

No. Tengo un carácter bien definido y creo que después de tantos años, los abogados te van conociendo y saben a qué se exponen si intentan algo así.

Si consideramos tu área como un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a ese poder y cómo lo manejas?

Es que no nos damos cuenta. Va pasando el tiempo, vas escalando y ya cuando tienes un poder, por decirlo de alguna manera, simplemente sabes que tienes que poner los pies sobre la tierra, ponerte a trabajar, actuar con objetividad apegada a derecho y no decir: “yo soy esto”. No, precisamente nos debemos al ciudadano. Se me quedó algo muy grabado que dijo el licenciado Gerardo Montes, el Subprocurador, cuando ingresé de nuevo a la Procuraduría. Me dieron mi nombramiento como agente del Ministerio Público el 1 de mayo del 2003, acabo de cumplir cuatro años. El licenciado Montes nos dijo: “Ustedes no tienen ningún compromiso conmigo ni con ningún jefe, su compromiso es con la sociedad y con la institución, nada más. Llegaron aquí solos, fueron seleccionados, cubrieron los requisitos y eso no se lo deben a nadie”.

¿Cómo puedes transmitir a otras mujeres el saber que has adquirido en la procuración de justicia?, y cuando hablo de otras, me refiero a las jóvenes que llegan a tu área como meritorias, escribientes…



Pues a las meritorias, primero tenemos que transmitirles el quitarse de la cabeza lo de que, por ser mujeres, no van a realizar ciertas actividades: si hay que ir a dar fe de un muerto a las dos de la mañana lo vas a hacer, y si no, dedícate a otra cosa. Aquí no hay diferencias, aquí no hay nada de si eres mujer u hombre. Si como mujeres estamos exigiendo un lugar, tenemos que demostrar que somos capaces de hacer exactamente lo mismo que ellos en el terreno de los hechos. Pero si nosotras mismas decimos: “No, ¿cómo voy a salir de mi casa a las tres de la mañana?”, ya te estás discriminando sola. Ahí es cuando el hombre no te respeta, ni las mismas mujeres te van a respetar. Eso es lo primero que hay que transmitirles a las meritorias.

Para hacer esto se necesita mucho carácter y sobre todo, que te guste, porque si empiezas a decir: “Estoy saliendo a la nueve de la noche, no tengo vida social, me hablan a las tres de la mañana para un caso”, ya con eso te das cuenta de que no te gusta.

Esto es como la vida de los médicos, no tienen un horario…

Así es. Si ya empiezas a sacar excusas, pues entonces búscate un trabajo donde entres a las ocho de la mañana y salgas a las tres de la tarde, porque desde que empezamos en esto te das cuenta de que tienes horario de entrada, pero no de salida.

¿Les recomendarías entonces pasión, disciplina, constancia?

Así es, antes que nada, te tiene que gustar. Yo nunca le dije a mi hijo que me gustaría que fuera abogado. Él es secretario, trabaja en el Juzgado de Distrito por decisión propia. Tal vez viendo el ejemplo le gustó, pero yo jamás le dije que lo fuera. Él decidió y le gusta mucho, nos entendemos perfectamente porque hablamos el mismo lenguaje. Él también se desvela mucho, llega a las once



o doce de la noche, es un apasionado también de su trabajo.

Aprendió de ti el compromiso…

Tal vez lo que le transmití es el amor, la entrega al trabajo, y se lo transmití inconscientemente.


Definitivamente, ya tuvimos una Procuradora mujer y yo creo que sí, sin discriminar al hombre creo que las mujeres somos un poco más ordenadas y más apasionadas.

¿Notaste diferencias cuando estuvo la procuradora?

Un poquito sí, un poco de apoyo, pero lo he visto más con directoras de la Defensoría que se inclinaban mucho hacia la mujer. La señora Procuradora fue más objetiva, y eso es importante, no se trata de que un jefe te aprecie más por ser mujer o por ser hombre, lo importante es por lo que tú hagas. Y mucho de eso depende de nosotras mismas, si empiezo a pedir permisos porque mi hijo se enfermó, sola me estoy discriminando y me van a hacer a un lado. Tienes que decir: “Si yo tomé este compromiso, tengo que solucionarlo” y estar bien consciente de que hay que tener a una persona que pueda estar al cuidado al cien por ciento de lo otro, para entregarte de lleno.

¿Es muy competitiva tu área?

Si. Definitivamente, hay que estarse actualizando.

¿Hay algo más que quieras agregar o comentar?



Una felicitación al Instituto de las Mujeres. Lo que conozco de esta institución es muy bonito, porque han apoyado mucho, mucho, a la mujer y al ciudadano que más lo necesita, con información, con apoyo, con asesorías. Una felicitación y estamos a sus órdenes.

Muchas gracias.




Nació en Monterrey, N.L. Estudió la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Nuevo León (1988- 1993) y la maestría con especialidad en Derecho Penal en la misma institución.

Su trayectoria profesional se ha desarrollado en la Procuraduría General de Justicia en el Estado, institución donde laboró como escribiente de la Dirección de Averiguaciones Previas; de la Agencia del Ministerio Público Número 1 del Primer Distrito Judicial en el Estado y adscrita a la Visitaduría General de Justicia en el Estado. Fue Delegada del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas y Agente del Ministerio Público Investigadora en Santiago, Nuevo León; Investigadora en el Municipio de Allende; adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas; en la Agencia Número 1 Especializada en Delitos Sexuales.

Asimismo obtuvo el cargo de Coordinadora de Agencias del Ministerio Público en Justicia Familiar.

NORMA LETICIA PLATAS GÓMEZCoordinadora de las Agencias del Ministerio Público

de Protección a la Familia



¿En qué momento tomó la decisión de ser abogada?, ¿qué la motivó?

Nada en particular. Cuando se tiene la edad de 16 años se tienen muchas opciones. En la preparatoria lo que recuerdo de aquel entonces es que acudía gente de las universidades a dar pláticas sobre los estudios para que eligiéramos los que más nos interesaban. Recuerdo que me interesaba mucho la Administración de Empresas. La última en presentarse fue la de Leyes, al momento en que supe en qué consistían esos programas y las materias, me llamó mucho la atención y acudí a esa Facultad.

¿Había algún abogado en su familia?

Ninguno, yo fui la primera, inclusive cuando le comenté a mi papá que iba a elegir la carrera de Derecho me dijo: “Por supuesto, ve, inscríbete ya”. Recibí mucho apoyo de él, en ningún momento hicieron que me inclinara hacia alguna carrera en particular, nada más hubo los típicos comentarios de la gente en el sentido de que la abogacía era para los hombres… eran detallitos, pero, afortunadamente, en mi casa tuve el apoyo de mis papás.

Cuando entró a la Facultad ¿no fue difícil para usted? ¿no era considerado también “un mundo de hombres”?

No, para nada, me tocó la época, no sé a qué se debió, había muchas mujeres. De esa generación me han comentado que fue de las más grandes y había tanto hombres como mujeres.

Le pregunto porque algunas compañeras suyas estuvieron en generaciones con muy pocas mujeres y escucharon comentarios desalentadores de parte de los maestros, ¿no tuvo este tipo de situaciones?



No, esos antecedentes los tenía la mayoría de la generación de mi época, que comentaba cómo se había notado el incremento en el ingreso entre mujeres y hombres, inclusive estaba rebasando el interés de la mujer por aprender Leyes, pero realmente no me tocó batallar o tener alguna dificultad.

¿Cómo llega a la procuración de justicia? Nos quiere compartir los inicios de su carrera…

Sí, en tercer semestre de la Facultad, a una compañera de generación que ya estaba haciendo lo que ahora llamamos prácticas y antes era trabajo meritorio en áreas de la Procuraduría, le pregunté que cómo se podría ingresar y ella me dijo que era fácil, había que llevar copia del kárdex y decirles que te interesaba conocer y aprender del área. Así fue como llegué a Averiguaciones Previas, con una persona que se dedicaba a recibir gente y acomodarla en las áreas donde faltaba para prácticas, y me dejó en la Dirección de Averiguaciones Previas.

Me acuerdo que vio mi kárdex y me dijo: “Tú te vas a quedar aquí, me vas a ayudar”, y ahí es como empecé en septiembre del ‘90 aproximadamente, y a los tres meses me dieron la plaza de escribiente. Significó mucho, que había logrado algo, porque ahí sí tuve, no la dificultad pero sí la preocupación de mi papá, de que fuera a descuidar los estudios por trabajar, sin embargo, traté de convencerlo y lo convencí rápidamente de que era algo relacionado con la carrera y que no lo iba a defraudar, se dio cuenta y hasta ahorita, gracias a Dios, me ha ido bien dentro de la Procuraduría. Empecé así, como meritoria. Fui escribiente, delegada del Ministerio Público y agente del Ministerio Público en diferentes áreas.

¿En cuáles?



Fui agente del Ministerio Público de Santiago, estuve un año y medio aproximadamente. En la Agencia del Ministerio Público de Allende fue donde noté un poquito la resistencia y no propiamente de los compañeros de la Procuraduría, sino externa, en el municipio las corporaciones policiacas dependen de la Presidencia y saber que una mujer llega a una área en que toma decisiones y ordena y dicta y pide, para algunos era muy difícil. Recuerdo que cuando llegué a Santiago y me presentaron al director, que ya era grande de edad, puso una expresión en su cara, como diciendo: “Y tú, ¿Por qué eres fiscal?”.

Me imagino que debió haber sido por ver en el cargo a una mujer y tan joven, ¿no?

Sí, me cuestionaba qué tanta experiencia tenía, las personas que habían ocupado esos puestos eran un poco mayores, entonces me sorprendió, y también lo de que si vas a poder o no hacer el trabajo.

Hay que estar demostrando eso constantemente …

Sí, ahí fue donde batallé un poquito y demostrar que sí sabía trabajar. Afortunadamente fue grande la enseñanza y el aprendizaje de esa ocasión. También en Allende me topé con lo mismo. Me da una satisfacción muy bonita porque es fecha que me encuentro o me visitan personas conocidas, que trabajaron ahí conmigo.

Digamos, que en lo laboral, han sido los pequeños retos…

Más que nada eso, retos, demostrarle a gente adulta y del sexo opuesto que podemos trabajar y tener las misma oportunidades,



pero para ellos era muy difícil el que una mujer les indicara, les pidiera o les ordenara.

¿Cambiaron su forma de tratar, de ver las cosas, al final de su periodo?

Siempre me trataron bien, pero sí sentía como que no lo aceptaban del todo bien, y sí, sí cambiaron mucho. Inclusive al despedirme de ellos, cuando ya me iba para otra área, me dijeron que habían aprendido mucho de mí, que lo que habían pensado estaba totalmente equivocado. Era sorprendente que una mujer tan joven, en un lugar tan difícil, pudiera trabajar así.

Ya después de ahí, de la Agencia del Ministerio Público de Allende, me cambiaron a la Dirección de Averiguaciones Previas. De ahí me fui a la Agencia de Maltrato al Menor. Afortunadamente para mí, estuve muy poco tiempo en esa agencia cubriendo la incapacidad de una compañera. Era una área que se me hacía muy difícil, por lo delicado de las cuestiones que se manejan, todo lo relacionado con la familia y el menor. Era delicado por esa situación, porque la legalidad la vas aprendiendo, pero te enfrentas a cosas dolorosas, pero también aprendí mucho. De ahí, de Violencia Familiar, me cambiaron a la Agencia Especializada en Delitos Sexuales, otra área más pesada todavía, ahí estuve aproximadamente dos años y medio, casi tres. Y de ahí me dieron la oportunidad, sin conocerme, de atender la Coordinación de las Agencias del Ministerio Público en Justicia Familiar.

Tengo entendido que son cargos que históricamente habían ocupado varones y a través de las entrevistas me he dado cuenta de que las coordinadoras ahora son mujeres, ¿representa esto también un reto para usted?



Pues sí, fue sorprendente porque no te lo esperas. Se ha notado más la apertura, hay coordinadoras, hay directoras en puestos que antes, sí, eran ocupados la mayoría por hombres.

¿Se ha marcado alguna diferencia en la manera de coordinar, de dirigir, a partir ahora que hay más mujeres en estas áreas?

La verdad creo que no. Son diferentes áreas y diferentes los asuntos que se manejan, diferentes especializaciones. En lo que se ha enfocado es la manera de ver y de coordinar a los fiscales, que siempre ha sido como con todos los demás: el respeto, eso es lo principal, el respeto al trabajo de cada uno de los agentes del Ministerio Público y el respeto a los coordinadores.

Siento que ha sido bueno porque se necesitan conocimientos tanto de los hombres como de las mujeres. El área que coordino es Justicia Familiar, todo lo relacionado con la familia, el delito de violencia familiar, que es el de más incidencia; en Delitos Sexuales es diferente la coordinación con los conocimientos que se tengan de esa materia, a las de un homicidio o al área de Patrimoniales, que es lo material, lo económico, y no se toca tanto la sensibilidad, los sentimientos ni la cuestión emocional.

Yo siento que cada coordinadora aporta algo, trabajando de acuerdo a las áreas. Afortunadamente, y gracias al señor Procurador, nuestra institución se ha especializado más y ha dado más oportunidad tanto a la gente joven como a las mujeres, de trabajar y demostrar que saben hacerlo.

Sí, a partir de las entrevistas con ustedes, me he enterado de especialidades y oportunidades. Para usted, como mujer, ¿qué representa ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y de procuración de justicia?



Un logro personal, laboral, profesional, que realmente no esperaba; una satisfacción bien grande cuando esa gente a la que has podido escuchar e indicarle el trámite que se va a hacer, se va dándote las gracias, es una satisfacción. En la vida personal, el ver que mis papás se sienten orgullosos de mí es una satisfacción, y en cuanto a los compañeros, te dicen que es bueno el trabajo que estás haciendo, que te apoyan, cada momento… y cuando por alguna cuestión personal te ven pensativa o cabizbaja, que te digan: “No te preocupes, aquí estamos”, todo eso yo lo he ido recibiendo con satisfacción, y he aprendido en mi casa, con mi familia, con la gente de mi trabajo, con la gente que atendemos, bastante.

¿Cuáles son los avances que ha visto y los retos que enfrenta en su ámbito de acción?

Pues reto es seguir trabajando hasta que nos lo permitan e irnos desempeñando lo mejor que se pueda; seguir dando lo poco o mucho de los conocimientos que he adquirido a base de enseñanza, desde mis superiores, que me han dado mucho, y finalmente, agradecer a ellos la confianza puesta en mi trabajo, en la función que ahorita estamos desempeñando. Afortunadamente no puedo hablar de dificultades, porque estaría mintiendo, yo siento que más que nada son retos cotidianos, seguirle marcando las metas y seguir siendo la persona que aprende todos los días para dar lo mejor de mí a la sociedad a la que sirvo.

¿Ascender más en la Procuraduría sería una meta?

Pues es que ahorita sí se puede hablar de metas porque he vivido… yo vengo desde meritoria, escribiente, delegada, agente del Ministerio Público, coordinadora, ¿por qué no? O sea, una



dirección… puede ser, no lo puedo descartar, me sería familiar (ríe).

Pues tal vez estamos hablando una nueva directora, o que se aviente a la grande, a ver si podemos tener otra procuradora. Me imagino que ha tenido infinidad de anécdotas, experiencias… ¿nos podría compartir una que le sea especial, algo que la haya marcado?

Pues, como te comentaba, fue algo que sí me marcó mucho, el haber trabajado con la mayoría de hombres. Fue algo que en la vida pensé fuera a enfrentar, y me fuera a dificultar, como en la agencia del Ministerio Público de Allende, que fue similar a lo que me pasó en Santiago, era más todavía la resistencia de los hombres de la corporación policiaca municipal, en el mismo sentido de que ¿cómo era posible que una mujer estuviera dando instrucciones?, y me llamó mucho la atención. El director había ordenado que no se diera seguimiento a ninguna de las cosas en las que yo solicitaba apoyo, decía que no tenía porqué hacerme caso, por el hecho de ser mujer. “Te estoy pidiendo las cosas, legalmente tu función es ésta y yo soy agente del Ministerio Público, no es una mujer la que te está pidiendo esto”, al grado de que tuve que decirle: “No sé qué tengas en contra de las mujeres o en particular conmigo, por qué eres así”, y luego lo reconoció: “Es que eres muy joven para estar en este puesto”, y le dije: “Bueno, eso no es culpa mía, mi esfuerzo me ha costado, he estudiado, me he preparado, creo que así como yo tengo la oportunidad, tú la tienes”. De esa plática también salió agradeciéndome, porque el día que nos presentaron se había ido con la impresión negativa de qué función iba yo a desempeñar ahí, si era muy joven. Esa fue una de las anécdotas que sí me marcaron y fue un reto.

¿Considera peligroso su oficio?, ¿ha enfrentado alguna intimidación?



Sí, es riesgoso por la misma función. En la investigación y persecución de los delitos, que hace la Procuraduría, siempre va a haber una parte que no va a estar a gusto con lo que el Ministerio Público resuelve. Desde ahí ya es un riesgo, sin embargo, nosotros cumplimos y marcamos o aplicamos lo que es la ley. Yo siempre trato de explicar a la gente: “Si se ejerce acción penal, no estás aquí por mí, sino por tus mismos actos”. Siempre he tratado de hacerles ver esa diferencia, porque la mayoría de las veces, la gente dice: “Por culpa del Ministerio Público me metieron a la cárcel”. “No, es por tu conducta y tu delito que pedimos se te sancione”. No podemos estar con el temor de que la gente te vaya a intimidar, afortunadamente hasta ahora no me ha tocado eso, tampoco puedo asegurar que no me toque, pero sí, sí es riesgoso.

A propósito de esto que menciona, ¿qué significa para usted el tener en sus manos decisiones tan trascendentes como la libertad de una persona, o decidir quién es presunto responsable?

Es una encomienda bien difícil, sin embargo hay que ser consciente y estar bien enterada de tus funciones, de la legalidad. Lo tuyo es la investigación y la persecución de los delitos, así que vas a hacer bien ese trabajo sin salirte de la legalidad. Yo siento que si cumples con eso, no debería haber ningún problema. No se me ha dificultado, siempre te tocan casos diferentes y todos tienen sus detalles y su particularidad, si analizas, ves el código y estás bien preparada en cuanto a eso, no te sales de esa legalidad.

Como servidora pública, ¿se ha enfrentado o ha visto actos de corrupción?

Desafortunadamente, sí nos han tocado abogados que tratan de sorprenderte o de probarte, y te sientes mal porque dices:



“Oye, ¿por qué estás llegando a eso, si yo lo único que he hecho es atenderte?”. Para mí es humillante como mujer, me molesta demasiado, y las veces que me ha tocado lo único que me dicen después, ya incómodos y rojos: “Discúlpame, no te quise ofender”, y les respondo: “Pues para mí sí es una ofensa, lo que yo le puedo servir es lo concerniente al trabajo que estamos realizando”. Es muy incómodo y humillante que te falten al respeto de esa forma. Y en segundo lugar, quienes se atreven a decirte eso, desafortunadamente son abogados, y piensas: “Por uno como usted, la llevan todos”.

Como abogada en el área de la procuración de justicia tiene que estar demostrando capacidad, ética…

En la Procuraduría me ha tocado trabajar con mucha gente… cuando inicié de meritoria, la visión que tenía era de que quien llegaba a ser agente de Ministerio Público tenía que ser grande de edad, tener mucha vida profesional, y me puse a pensar: “Si a mí me va a tocar vivir eso, bueno, yo no quiero quedarme aquí”. En ese entonces mi idea no era quedarme ahí estancada, sino conocer varias áreas: penal, laboral, civil. He trabajado como me han enseñado mis jefes, mis superiores, independientemente si eres joven o mayor, lo desempeñas. Si te gusta y tienes la enseñanza de jefes que tuvieron la atención de ayudarte a aprender, no es necesario que estés demostrando, sino simplemente que se vea el trabajo que estás haciendo. En mi caso particular, así lo he sentido, donde me ha tocado vivir experiencias negativas ha sido con gente externa a la Procuraduría.

¿Qué les podría heredar o compartir a las mujeres que vienen detrás de usted?

Soy muy exigente conmigo misma y en el trabajo también,



entonces trato a diario de que lo poco o mucho que ellas vean en mí, se los pueda transmitir. Si necesitan hablar, tengo siempre la mentalidad de si está en ti ayudar y de ti depende más gente, ¿por qué no apoyarla?, ¿por qué no asesorar? ¿Por qué no informar? Definitivamente insisto, si estamos ahí trabajando y nos gusta, lo vamos a desempeñar todavía mucho mejor, porque son satisfacciones diarias que te puedes llevar, con tus compañeros, con la gente a la que das tu servicio.

¿Cómo es su relación con otras mujeres, en otras áreas?

Bien, muy buena. Aprendes de toda la gente: compañeras, directoras, coordinadoras…

¿Considera posible que se cree un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género? Nuevo León ya tuvo una procuradora, Chihuahua actualmente tiene una. ¿Cree que eso daría una visión distinta a la procuración de justicia?

Yo considero que sí, creo que todos tenemos el derecho de sobresalir si nos lo proponemos. Es la decisión de cada quien, con experiencia y aprendizaje lo podemos lograr. Y de que hay mujeres preparadas, definitivamente, sí cambia la perspectiva del pensamiento de una mujer de un hombre, pues considero que cada quien tiene sus puntos de vista, sus ideas, sin embargo, en el momento en que ejerzan la función, pues hay que ver qué perspectiva tiene cada uno. Todas las mujeres tienen derecho a sobresalir, de ocupar un puesto importante.

Una última pregunta, ya para terminar: del área en la que se desenvuelve, se podría decir que es un ámbito de poder… ¿Cómo maneja el acceso a este poder?



Pues más que nada es estar consciente, no puedes perder la visión de dónde estás y lo que haces, ser objetiva en todo lo que hagas. Sin eso no habría igualdad, equidad, yo siento que, más que nada, hay que ser consciente y estar segura al 100 por ciento de todo lo que haces.

¿Hay algo más que quisiera agregar?

No, solamente darle al Instituto las gracias por esta invitación.

30 de mayo de 2007.



Nació el 11 de septiembre de 1971, en Loreto, Zacatecas. Es hija de Carmen Limón y Roberto Cruz Zapata. Estudió la licenciatura en Derecho en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León. En esta misma institución hizo sus estudios de posgrado, del cual obtuvo su grado de maestría en Derecho Penal. Sus inicios laborales fueron en 1991 cuando ingresó como meritoria a la Agencia del Ministerio Público Investigador Adscrita al Cuarto Distrito Judicial. Posteriormente recibió su cargo de escribiente (1992) en la Agencia del Ministerio Público Investigadora Número 2 en el Segundo Distrito Judicial y después, en la misma agencia, pero en el Primer Distrito Judicial. En 1996 se dedicó a litigar para la arrendadora Plan Comercial Marlo. En 1998 se incorpora como asistente jurídica adscrita a la oficina del Procurador y un año después, recibe su nombramiento como delegada del Ministerio Público adscrita a la oficina del Procurador. En 2001 es nombrada agente del Ministerio Público en una agencia de combate al rezago. Se ha desempeñado además, como agente del Ministerio Público adscrita a la agencia investigadora del Cuarto Distrito Judicial; como AMP adscrita a la Agencia Investigadora Número 1 del Segundo Distrito Judicial; y como agente del Ministerio Público Investigadora Número 10 especializada en Asentamientos Irregulares. Actualmente labora como agente del Ministerio Público Investigador del Fuero Común, adscrita a la Agencia Número 3 del Cuarto Distrito Judicial.

OFELIA CRUZ LIMÓNAgente del Ministerio Público Investigador

Adscrita al Cuarto Distrito Judicial



Bienvenida, Ofelia, gracias por venir. ¿Qué la motivó a elegir la profesión de abogada?

Servir y defender a gente inocente, gente que no se puede defender por su grado académico, por su ignorancia o, simplemente, que está sufriendo injusticias. Lo supe desde muy chica, cuando estaba en la secundaria, si no es que antes, en sexto de primaria. A mí me gustaba mucho lo que eran las Ciencias Sociales, el Derecho… no sé, en mi casa me dicen que cuando estaba chiquita hablaba mucho.

¿En su familia hay abogados?

No, yo soy la primera.

Platíquenos cómo fue su paso por la universidad. ¿Había muchas jóvenes en su misma carrera?

Cuando ingresé a la Facultad de Derecho había maestros que comentaban que de dónde nos habían corrido, porque más del 50 por ciento del grupo éramos mujeres. A mí no me tocó la época en que había muchos hombres, pero la observación que quiero hacer es que en la Facultad, en la época en que estudié, veía que éramos más mujeres, pero ahora que ya ejerzo la profesión, las que practican son jóvenes y las mayores como que se retiran. Creo que para los 40 años las mujeres que ejercen la carrera se retiran, en cambio, a un hombre lo ves a los 60 años todavía litigando.

Es un dato curioso…

Así es, porque en la carrera sí ves a muchas mujeres estudiando Derecho.



¿Cómo fue su paso de la Facultad a la práctica hasta llegar a ser agente del Ministerio Público? me gustaría que nos platicara cómo empezó.

Sí, de hecho, empecé a trabajar desde que terminé el segundo semestre de la carrera. Entré a trabajar como meritoria o practicante en la Agencia del Ministerio Público de San Pedro, gracias al entonces Procurador, licenciado Francisco Rivera Bedoya, a quien le fui a solicitar una oportunidad. Tenía yo 18 años, fui sola y recuerdo que hasta me molesté porque pasaron a otra persona que había llegado después que yo. Él me preguntó qué estudiaba, en qué semestre y dónde quería ser ubicada. Le dije “Mire, yo vivo en Santa Catarina, pero mándeme a San Pedro”, y él sólo dijo: “Ah, muy bien”. Me entregó una tarjeta suya y me mandó a la Dirección General de Averiguaciones Previas, ahí me preguntaron: “¿A dónde se quiere ir?”. “Le dije al Procurador que a San Pedro”. Cuando llegué ahí, ¡todos pensaban que era recomendada! Me trataron muy bien, porque decían: “Mira, la mandó el Procurador”. Entonces me dieron otra tarjeta, ahora del director de Averiguaciones Previas, para que fuera con el agente de Ministerios Públicos de ese tiempo, el licenciado Héctor Santos, quien me atendió porque vio la tarjeta. (risas).

¿Y le dio buen trato también?

Sí, de hecho había cinco escribientes y yo era la única meritoria. Pasó el tiempo, como un año, y solicité una plaza. Me la ofrecieron en Guadalupe, la única que había disponible estaba en aquel municipio. Finalmente me fui a la Agencia del Ministerio Público Número 2, en Guadalupe. Llegué como escribiente, un poquito desubicada, porque cuando eres meritoria no tienes tanta responsabilidad; te dan la plaza y te sueltan toda la responsabilidad, ver asuntos, tomar declaraciones, detenidos…



claro, siempre supervisada por el titular ¿verdad? Sentí mucha responsabilidad al pasar de meritoria a escribiente.

¿En qué semestre iba?

Estaba apenas en tercero, en la Facultad, pero soy muy inquieta y casi desde segundo, pensaba: “¿A dónde voy a llegar? ¿a dónde voy a ir?”. Algunos compañeros decían: “Yo ya voy a un despacho”, pero a mí no me gustaba mucho litigar. En Guadalupe estaba el licenciado Javier Suárez Tijerina como agente del Ministerio Público, era muy estricto, pero lo cambiaron pronto. Lo sustituyó el licenciado Benito Guerrero por un mes, y luego lo movieron a Monterrey. Le gustó mi desempeño y me invitó a irme con él a la Agencia del Ministerio Público Número 2 Investigadora, donde había más trabajo, asuntos más importantes, por el mismo distrito. Estuve con él hasta 1994.

Como para entonces ya tenía tiempo de escribiente y no me daban la plaza de delegada, que sería el paso a seguir, me puse a litigar. Estuve en el Plan Comercial Marlo, donde básicamente era cobranza judicial, juicios ejecutivos mercantiles, estuve poco tiempo ahí porque no me llamaba mucho la atención litigar. Volví a la Procuraduría, a la que había renunciado, y me dieron la plaza de escribiente que tenía. Me salí en enero de 1998, y en octubre de ese mismo año me invitó a trabajar nuevamente el licenciado Guerrero, que era asesor del Procurador; acepté y me desempeñé como asistente jurídica. Posteriormente me nombraron delegada del Ministerio Público, donde estuve poco tiempo también y en diciembre del 2000 me cambiaron la plaza, a la oficina del Procurador. En aquel tiempo el gobernador era Fernando Canales, quien tenía un programa llamado Línea Directa de atención ciudadana; a esas actividades iba el secretario del Gobernador, también tenía que estar presente la Procuraduría y



ahí me encargaban atender a los ciudadanos.

Entonces era una experiencia muy distinta…

Sí, recibía quejas de gente a la que no habían atendido bien. Yo veía el asunto y las posibles soluciones. Si no nos correspondía atenderlo, se le explicaba a la persona, pero si era competencia de la Procuraduría se canalizaba, o incluso, ahí mismo se le tomaba su denuncia. En ese tiempo también me hacía cargo de la correspondencia oficial del Procurador, oficios de otras procuradurías, desde felicitaciones, exhortos relativos a ciertos asuntos y también las colaboraciones con otros estados.Cuando hay órdenes de aprehensión se les da seguimiento, se les canaliza al Departamento de Aprehensiones y se lleva un oficio girado por el Procurador, donde se hace del conocimiento que vienen elementos de otros estados a complementar aquí una orden de aprehensión. Como ellos no tienen competencia, tienen que pedir la colaboración, el permiso de ingresar a tu estado con armas o equipo de otra Procuraduría.

Luego llegó la licenciada Álida Bonifaz como Procuradora, había mucho personal ahí y ella no quería más que dos secretarias. Después me asignaron a la Agencia del Ministerio Público que en aquel tiempo se llamaba Combate al Rezago, de averiguaciones que tenían uno o dos años de no haber concluido. Estuve ahí unos dos años y de ahí me trasladaron a la Agencia del Ministerio Público Número 1 de Guadalupe, en apoyo de un titular. En marzo del 2003 me designaron como titular del MP Investigador en García, ahí estuve hasta octubre del 2004, y posteriormente pasé en apoyo a la Agencia del Ministerio Público No. 1, de Guadalupe, donde permanecí hasta marzo de 2005. Ese mismo año me asignaron a la Agencia del Ministerio Público Especializada en Asentamientos Irregulares, en Monterrey, ahí estuve hasta septiembre del 2006,



resolviendo fraudes de fraccionadores y despojos de inmuebles, es la única agencia especializada en la que he estado. Me quedé ahí hasta septiembre de 2006 y ese mismo año me cambiaron a la Agencia del Ministerio Público No. 3 en Santa Catarina, en la que estoy actualmente de orientación general, salvo los que son especializados, como homicidios, delitos contra la familia.

Muchos cambios ¿verdad? Puede ser que su mismo carácter, su personalidad, le ha valido para estar en tantos lugares desplegando esas actividades. ¿No se ha sentido incómoda con tanta movilidad?

Realmente no, he durado en los lugares donde me han asignado, de repente hay factores múltiples que hacen que tengas mucho tiempo en un lugar, o de repente hay gente que sólo está algunos días o meses, pero no. En los lugares donde he sido titular, he estado dos, tres años. Cada lugar trae su propio conflicto: el municipio, los delitos, etcétera.

¿Qué ha sido, para usted, como mujer, ingresar al campo de la investigación del delito y la procuración de justicia?

Algo muy importante, cuando empecé, yo no veía a muchas mujeres en los Ministerios Públicos, sino como escribientes. Es importante que en la actualidad haya más mujeres en esto; es decir, la investigación, la persecución del delito ha dejado de ser exclusivamente para el hombre. Pero es una gran responsabilidad, he tenido que estar preparada. Hay que enfrentar situaciones, algunas no tan complicadas… pero si te lo planteas, todas tienen un grado legal que resolver, lo cual requiere atención, preparación académica, tener el conocimiento y el criterio para resolver una situación. En el área de Ministerios Públicos ya hay bastantes mujeres. Pienso que debemos estar igual de preparadas que ellos



o más. En el futuro quizás sea menos difícil para la mujer, pero cuando empiezas a entrar a un mundo que anteriormente era controlado por hombres, necesitas mucha preparación y carácter, porque de alguna forma éste empieza a ser también mundo de mujeres y eso no les gusta mucho a algunos.

¿Ha sentido algún tipo de discriminación?

No, no me ha tocado, pero eso no quiere decir que no exista, realmente he tenido la fortuna o la suerte de que no me haya pasado nada realmente desagradable, ¿sí? Hay áreas que se prestan, como el área meramente operativa, como las áreas del Ministerio Público en delitos contra la vida y la integridad física, porque es mucho andar en la calle, mucha de la investigación está fuera de la oficina. Esto no quiere decir que una mujer no pueda desempeñar esta función; están las agencias del Ministerio Público de robos, incluso hay áreas especializadas, luego un área general y luego ellos, incluso ahí había titulares mujeres. No digo que no puedas, sino que a lo mejor es muchísimo trabajo fuera de oficina y los superiores consideran que es más fácil para un hombre, pero no porque la mujer no pueda o por falta de preparación. Por otro lado hay áreas en las que siempre hay mujeres como titulares del Ministerio Público, como las de violencia familiar, las de justicia familiar o víctimas de delitos de índole sexual.

¿En esto, considera que hay una diferenciación en el trato hacia las víctimas, siendo agente mujer o agente hombre?

Pudiera ser… hay quienes consideran que un agente hombre en la Agencia de Justicia Familiar pudiera no tener la suficiente sensibilidad con la víctima; eso no quiere decir que no la tengan o no puedan estar ahí, pero se supone que por su misma naturaleza y condición, una mujer va a entender todavía más. En el caso



de delitos de índole sexual, muchas personas que trabajan ahí son mujeres, al igual que en las áreas de violencia familiar, y sienten que son más sensibles a la situación que se les está presentando. Otra circunstancia es que, como generalmente el victimario es masculino, la víctima no quiere ser atendida por otro hombre, no está en condiciones, de por sí ya está muy alterada psicológicamente y si pones un hombre a interrogarla, no te dice nada. Yo he visto esto en Nuevo León, pero me imagino que en otros estados se viven situaciones iguales. Las agentes del Ministerio Público también deben darle confianza a la víctima. La investigación tiene que seguir de todas formas, pero eso no significa que el hombre no pueda estar ahí, no pueda hacer el trabajo, o bien, no vaya a tener la sensibilidad que se requiere.

Ofelia, ¿cuáles son los avances o los retos que tiene enfrente?

Diariamente te enfrentas a asuntos nuevos, algunos se parecen, pero ninguno es igual a otro. Debes tener el conocimiento para sacarlo adelante, integrar la averiguación y cumplir con la función, que es la investigación y persecución de delitos. Luego consignas el asunto a un juez de lo penal, para girar una orden de detención y aprehensión del presunto responsable del delito. O bien puede ser que, muchas veces, cuando concluyes una averiguación te das cuenta de que no se cometió el delito que se estaba anunciando y hay inejercicio de la acción penal. Debes tener el conocimiento, el carácter para las situaciones, porque tenemos trato con ciudadanos de todo tipo: profesionistas, personas con escasa preparación académica, algunas que no saben leer ni escribir, y uno tiene que ver cómo nos va a entender, explicarle las pruebas. Hay ocasiones en las que incluso profesionistas, no te entienden si les escribes una demanda.

En términos generales la función es muy bonita. Hay retos, pero



básicamente, son cosas que debemos saber, como que de repente llega gente muy agresiva o alterada y tienes que explicarle. Hay que saber entender a la gente,atenderla y que se vaya contenta, lo que es difícil porque viene con problemas, ya sea como ofendida o denunciada. El reto es estar preparados para los asuntos que se nos planteen. Los humanos tenemos errores, pero si estamos en un proceso y cometemos un error, ¿qué pasa? puedes consignar a alguien inocente, o no consignar a una persona que sí cometió un delito. Aquí es muy importante la valoración de las pruebas, hay gente que se queja de fraude o de que su caso no avanza, y les digo: “Oiga, es que sin pruebas ¡no puedo hacer nada!”.

¿Qué significa para usted tomar esas decisiones tan importantes?

Es una responsabilidad grande y no nos podemos descuidar. Podemos equivocarnos porque somos humanos, aunque si nos equivocamos, dependiendo del grado del error, hay desde una sanción administrativa hasta una queja ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos y aparte de eso, tu destitución del cargo. Es una responsabilidad que puede traer consecuencias de por vida y tenemos sanciones fuertes, puede ser amonestación verbal, por escrito, inhabilitación por cierto tiempo, de por vida, y también una sanción penal.

Cuéntenos una anécdota que haya marcado su oficio o incluso hasta formado su carácter…

Algo que tal vez me hizo más fuerte de carácter fue cuando estuve en el Ministerio Público en García. Ahí tuve, por decirlo de alguna forma, un altercado con un ex alcalde que era muy violento. Llegaba gritando y diciendo cosas, muy arbitrario. Era época electoral, y él con 50 personas o hasta más, se ponía



afuera de la oficina a exigir: “Quiero esto, quiero lo otro”, alegando que en el turno pasado habían detenido a un conocido o familiar suyo. Él bien sabía cómo estaba la situación de la persona, pero como andaba recabando votos para la campaña, si consideraba que el hijo de quien lo estaba apoyando había sido detenido arbitrariamente, agarraba parejo. “Quiero que se me haga justicia, porque tal persona hace siete meses denunció un despojo de inmueble y usted no lo ha consignado”, y yo le decía:“Para empezar, usted no es el denunciante, no tengo la obligación de darle a usted un informe”. Me molestó durante unos tres meses, toda la época preelectoral. Lo hacía para ganar votos, por ejemplo, había muchos inmuebles solos, sin cercar; él iba, los ocupaba y le asignaba a cada persona su terreno. Luego nos llegaban los dueños con la denuncia: “Oiga, mire, nos están invadiendo”. Tenía a su gente bien aleccionada y decía: “Es que esta pobre gente no tiene dónde vivir”, él les cobraba por “defenderlos”, pero no era abogado ni nada, esa situación duró tres meses, dos o tres veces al día.

¿Cómo sobrellevó esta situación?

Aprendes a no caer en su juego, ¿verdad? porque luego terminas enojada. Ellos hacían todos los días lo mismo para ganar votos. Lo que hacíamos era dialogar, enfrentar la situación, no enojarnos, porque ellos eran los que nos gritaban toda clase de cosas a la policía, a la Procuraduría, y cuando llegaban los medios de comunicación, más gritaban. Si llegaba la policía y trataban de detenerlo, ese señor se rodeaba de señoras con niños para que no lo tocaran y alegaba entonces que se les estaba faltaba al respeto o agrediendo a las señoras. Al final tuvo problemas también, no pudo ser el candidato y el día de la elección, hizo un escándalo, dijo que todo era en contra suya.



¿Cambiaba él todas las versiones?

Sí, para su beneficio. Pero también me ha pasado en la Procuraduría. Es decir, realmente pareciera que esto nomás era en las películas de antes, pero sigue pasando hasta la fecha: el cacique que manipula al pueblo según sus intereses. Me ha tocado que dos o tres personas, de tantas que he tratado, dicen cosas de mí que no son ciertas; gente que dice muchas mentiras, pero pueden afectarte, que afirman: “La licenciada me dijo tal o cual situación”, sin ser verdad, alguna resolución o algo en relación a su caso; o tratan de desprestigiarte, por ser mujer te ponen en entredicho, alguien en público me insultó... pero bueno, sola no estoy. Es muy común que ese tipo de gente vaya acompañada.

Este descalificar, ¿es igual o diferente hacia hombres que hacia mujeres?

No, se da parejo, nomás que las conductas son diferentes. Nos pasa a todos, pero a las mujeres es más común que pretendan desprestigiarnos. Cierta vez un compañero me dijo que estaba muy indignado porque su jefe le pidió ir a su oficina. Cuando llegó, había una abogada ahí sentada; el jefe dijo a mi compañero: “Aquí está la licenciada X, dice que tú le hiciste una propuesta indecorosa”. Mi compañero se sorprendió y replicó: “¿Pero cuál, licenciada?, ¡por favor!”. Ella sostenía: “Cómo no, licenciado, acuérdese que usted me dijo tal y tal”. Mi compañero afirma que jamás hizo nada de eso, estaba terriblemente apenado, pero más sorprendido de esa situación. Mi amigo me cuenta que como la abogada siguió yendo, cada vez que ella entraba a su oficina o se acercaba a él, mi compañero le hablaba a una de sus asistentes para que estuviera presente, porque ella dice cosas que no son.

A los hombres les suceden más situaciones de ese tipo, que si



le faltó al respeto o que si: “Él me pidió algo a cambio de una resolución”.

¿Considera peligroso su oficio?, ¿ha enfrentado ataques en el ejercicio de su labor?

Si no físicos, psicológicos. Ese tipo de conductas es una forma de intimidarte, como diciendo: “Si no resuelves a mi favor…”, entonces, ¿cómo lo sobrelleva uno? Siempre pensé que si hacía las cosas bien no debía tener problemas, pero ya en el proceso me di cuenta. Si hay dos partes involucradas en un conflicto, al haber una resolución tengo que jalar a favor de uno, entonces, aunque yo actúe bien, normalmente tienes en contra a una de las partes. Pero, ¿qué pasa si llegas a fallar la resolución a favor del indiciado por todas las pruebas aportadas, y resulta que la “víctima” no tenía la razón?, que ésta no te dijo realmente las cosas como pasaron, te mintió o inventó… y ahora tienes al afectado en contra.

¿Se ha enfrentado a hechos de corrupción, como servidora pública? A lo mejor no directamente, pero ¿ha visto algún caso?

¿Te soy sincera? A mí no me ha tocado eso que, aparte, es un delito. En lo personal, no me ha tocado, por comentarios en el medio te dicen: “Es que es difícil que a una agente del Ministerio Público mujer le digan esas cosas”. Como que a los hombres se les facilita decirle esas cosas a otro, creo que la gente piensa que es más factible que un hombre caiga en ese tipo de cosas.

Sí se da cuenta de que está en un área de poder, ¿no?, ¿cómo lo maneja?



Tienes que estar muy centrada, tener madurez; es cierto que tienes poder, pero es algo temporal, y con las facultades o el poder que tenemos no es inteligente favorecer a alguien porque sea tu amigo, tu vecino. Esto es temporal, y si no lo manejas correctamente puedes crearte enemigos, incluso, si llegas a ser grosero o a sentirte superior, tal vez cambies de puesto y llegues a necesitar de esa misma gente. El poder tienes que dominarlo a base de ser humilde y sencilla, porque el poder sólo se te da a través de tus resoluciones. En la calle nadie te va a andar reconociendo como la agente del Ministerio Público. No, andas en la calle, y eres como cualquiera.

¿Cómo apoya a otras mujeres en su área?, ¿comparte su experiencia o conocimientos con ellas?

Sí, sí, claro, en mi oficina tengo tres escribientes y una delegada. Puras mujeres, me gusta mucho trabajar con ellas, pero también con hombres, para mí es igual. A mis asistentes siempre les doy tips, aunque son muy despiertas, ya tienen su carrera. Aún así, les acercas experiencias cuando te preguntan. Me gusta enseñar lo que sé, hasta donde sea posible.

¿Piensa que Nuevo León debe tener más mujeres titulares de la procuración de justicia?

Yo creo que sí, debe haber más mujeres titulares, ¿verdad? En cuanto a que aplique la justicia de manera distinta, no he notado mucha diferencia, realmente lo que es la función del Ministerio Público está establecida, no la puedes variar. El sentir es un poquito diferente, no digo que sea un hecho, pero la mujer tiende más al perfeccionismo, tenemos una idea de que las cosas mejoren siempre, que salgan perfectas, los hombres gustan que las cosas salgan bien, pero la mujer es perfeccionista, yo creo que



sí debería haber más mujeres. Comentábamos lo de la Facultad de Derecho, donde hay ya una proporción 50-50 de alumnos hombres y mujeres. En las agencias del Ministerio Público se ven muchas mujeres. Donde yo creo que se queda estancado es en los niveles altos, el problema empieza en los puestos de dirección. Por ejemplo, en la Facultad de Derecho, no ha habido directoras… yo no creo que sea por falta de la preparación de las mujeres. ¿Qué pasa, por qué no sigues? En la procuración de justicia no existe una limitante, habría que argumentar porqué no se está llegando a más, ¿verdad?

Y en cuestiones de índole corporativo o de índole privada, hablo de un abogado como de 60 años, quien me decía que él no había dejado trabajar a su esposa porque quería que ella se dedicara a cuidar de sus hijos, pero igual me hacía el comentario de que su nuera era una persona muy preparada, que en un dos por tres ascendió a puestos gerenciales en un banco y atendía clientes muy importantes. Se salió del banco porque le habían dicho que ya llegado a un nivel, que los puestos directivos eran para hombres, entonces ya no podía aspirar a más. A mí me ha tocado ir muchas veces con gente del Estado Mayor Presidencial, con el Presidente Fox, y en una ocasión le pregunté a un teniente: “¿Por qué no traen mujeres con las unidades del presidente?”, y me dice: “No, licenciada, porque se me hace que no le hacen caso en un evento”. Ahí hay que revisar la cuestión de las empresas y en lo que es la procuración de justicia, realmente no hay un motivo por el cual no puedan llegar… pero ¿por qué no están llegando a esos niveles, verdad?

Pero vamos a esto: el Gobierno del Estado no tiene Secretarias mujeres en los primeros niveles, sí hay instancias de Gobierno como Desarrollo Social, como el Instituto de las Mujeres, pero por ejemplo, hay Secretario de Salud, ¿por qué no nombrar a



una Secretaria de Salud? Estaba la Secretaria de Educación pero ya no, o sea, hay muy pocas, ¿por qué no estamos ingresando a esos niveles? O hablando de gobernadoras o de presidentas. Gobernadora la tiene Zacatecas; Chile tiene presidenta, igual que lo fue Violeta Chamorro, que estuvo en Nicaragua, ¿qué pasa?, ¿cuántos años nos faltan? Es idiosincrasia, porque preparación no falta, yo creo que es cultural.

Efectivamente, Ofelia. ¿Hay algo más que desee agregar?

No, eso es todo, muchas gracias por esta entrevista.




Nació en Monterrey, N.L., el 3 de mayo de 1974. Sus padres son Manuel Morales Rodríguez y Felipa Adame Fraire. Es egresada de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León de la que obtuvo su título en 1996. En esta misma institución obtuvo su grado de maestría en Derecho Penal, en 2006.

En su experiencia laboral está el haber colaborado en la Agencia del Ministerio Público adscrita al Juzgado Segundo de lo Penal del Primer Distrito Judicial del Estado como meritoria; también el haber colaborado en la Agencia del Ministerio Público adscrita al Juzgado Sexto de lo Penal del mismo distrito. Ya como delegada, ejerció en la Dirección de Control de Procesos de la Procuraduría de Justicia.

En 2004 obtuvo su nombramiento como agente del Ministerio Público en la Dirección de AMP Auxiliares del Procurador, donde labora hasta la fecha.

ROSA ELPIDEA MORALES ADAMEAgente del Ministerio Público Auxiliares

del Procurador




El prestar un servicio a la comunidad, ya que la gente tiene el concepto de que los abogados son lo peor que hay, por lo cual, al elegir la carrera fue con el propósito de desvirtuar un poco este concepto y demostrarles que realmente es una carrera muy bonita y la cual te puede dejar muchas satisfacciones si es bien enfocada.


Haciendo méritos y a base de disciplina; primeramente entré a la Procuraduría de Justicia en el Estado a prestar mi servicio social, posteriormente estuve como meritoria en diversas agencias, después de un tiempo se me ofrece la plaza de escribiente, desempeñándome cinco años en las agencias adscritas. Después se me brinda la oportunidad de colaborar en la Dirección de Control de Procesos en la cual estuve fungiendo como delegada del Ministerio Público realizando cuestiones administrativas, de ahí me cambiaron a la Dirección de Agentes Auxiliares donde estuve prestando mis servicios en el área de atención al público, alrededor de tres años. Posteriormente surge la oportunidad de ser agente del Ministerio Público.


Representa un reto muy importante, puesto que la Procuraduría de Justicia en el Estado estaba integrada en su mayoría por hombres, al ser un campo difícil, pues se pensaba que las mujeres no podían ingresar al campo de la investigación por considerarnos



el sexo débil y que no estamos preparadas para ver situaciones complicadas.


El estar aprendiendo día a día, pues es un área de estudio, que al estar cambiando las leyes constantemente, tienes que estar actualizada, para poder brindarle a la sociedad que representa la institución del Ministerio Público, un muy buen trabajo, defendiendo sus intereses.


Son cuestiones de mucha importancia, puesto que al no realizar bien la función que tienes encomendada, se puede dejar impunes conductas delictuosas y desprotegidas a las personas que sufren la lesión jurídica.


Desde luego que es peligroso el oficio que se desempaña. Afortunadamente nunca he sufrido un ataque o intimidación en el ejercicio de mi profesión.


Realmente nunca he utilizado ese poder, lo manejo pensando que



soy una persona que tiene un trabajo como cualquier otro y que el ser agente del Ministerio Público y trabajar para Gobierno del Estado, no me hace ni mejor ni peor que los demás.


Creo que es un poco difícil poder trasmitir los conocimientos adquiridos, puesto que lo aprendido es en base a la práctica. En la Facultad te enseñan a ser abogado, pero en general y en un área específica, tienes que ir aprendiendo cómo se realiza el trabajo y darse cuenta que no tiene nada qué ver con lo que te enseñan en la universidad.


Afortunadamente ninguno, posiblemente porque en el área en la que me encuentro no se tiene contacto con abogados, ni hay lugar a ese tipo de situaciones.


No.




Nació en Monterrey, N.L., el 14 de marzo de 1973. Sus padres son Manuel Méndez Reyes (finado) y Flavia Amaya Salas. Actualmente está casada y tiene dos hijas. Estudió la carrera en Derecho y Ciencias Jurídicas en la Universidad Autónoma de Nuevo León, en el año de 1996. Posteriormente cursó estudios de posgrado en la misma institución, obteniendo la maestría en Derecho Penal, en 2006.

Como parte de su experiencia profesional se encuentra el haber sido escribiente en actividades relativas a los Procedimientos Penales en Primera Instancia, en el Juzgado Segundo Penal de Segundo Distrito; fue asistente jurídica en la Contaduría Mayor de Hacienda del Congreso del Estado y secretaria fedatario en el Juzgado Penal de Primera Instancia del Quinto Distrito. Fue nombrada agente del Ministerio Público en 2001 y colaboró en la Dirección de Control de Procesos. Actualmente ocupa el cargo de agente del Ministerio Público Auxiliar del Procurador General de Justicia.

ROXANA CAROLINA MÉNDEZ AMAYA





Fue motivada por los deseos de unirme y contribuir con aquellos que luchan por la justicia en busca de la igualdad por un mundo mejor.


La inquietud de ser agente del Ministerio Público surgió de la misma finalidad de luchar por procurar la justicia; y llegué a hacerlo porque fui invitada en un proyecto que contemplaba cambiar la imagen de la procuración de justicia para cumplir con las exigencias de la sociedad, dados los tiempos modernos donde la delincuencia ha ido en aumento, así como las acciones de corrupción que las solapan.

¿Qué representa para usted, como mujer, el ingresar al campo de la investigación y persecución de delitos y en la procuración de justicia?

Representa un logro de la justicia de género.


Las constantes reformas a las legislaciones en el orden penal y los modelos para impartir justicia. Mis retos son el adquirir el conocimiento para desempeñar mi trabajo acorde con dichos cambios y en pro de que la sociedad satisfaga su petición de justicia.

¿Qué significa el hecho de tener en sus manos decisiones tan importantes tales como si existe o no un delito, quién es presunto responsable o la libertad de una persona?

Significa una gran responsabilidad de efectuar mi labor de manera eficiente, efectiva y sobre todo justa, legal y oportuna.

¿Puede compartir alguna anécdota o experiencia que le haya



ocurrido en su desempeño profesional?

Son infinidad las anécdotas que hacen la historia de este trabajo, y todo se debe a un equipo, pero es de gran satisfacción en mi especialidad, cuando presentas agravios en contra de una sentencia absolutoria, auto de libertad o negativa de orden de aprehensión por algún delito de violación, violencia familiar, homicidio, etcétera, en el que se trastoca enormemente a la víctima y su entorno familiar, y son declarados procedentes al extremo de revocarse esas determinaciones que resultaron ilegales y carentes de justicia.


Sí es peligroso este oficio, mas no he tenido ningún incidente de ataque o intimidación.


En la medida de mis atribuciones se cumple con responsabilidad el trabajo, estimo que el poder no se maneja al antojo del funcionario o servidor, sino de acuerdo a la responsabilidad y sólo debe emplearse para la lucha de la justicia, en pro del bien social de acuerdo a la normativa imperante en la materia.


A través de la comunicación que se tiene entre los mismos compañeros de trabajo y con otras personas fuera de ámbito laboral, además de cursos especiales que en su caso se lleguen a impartir.




No, no me ha tocado presenciar eso.


Sí, pero también creo firmemente en que debe concientizarse al género masculino en la equidad de género, y al sector femenino en ejercer sus derechos.




Nació en Monterrey, N.L., el 1 de julio de 1978. Estudió la carrera en Derecho en la Universidad Metropolitana de Monterrey. Recientemente terminó sus estudios de posgrado, obteniendo la maestría en Derecho Penal por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Es soltera. Se ha desempeñado como asesora jurídica en BBVA Bancomer, como abogada litigante en el Despacho Ulises Salazar y Asociados y estuvo de encargada de Documentación en la Oficina del Procurador.

Asimismo fue delegada del Ministerio Público adscrita a la Sub Procuraduría del Ministerio Público. Actualmente es agente del Ministerio Público y labora en la Dirección de la Agencia del Ministerio Público en Asuntos Viales adscrita a la Sub Procuraduría del Ministerio Público.

SANDRA HERES CERÓNAgente del Ministerio Público en Asuntos Viales




Desde que estaba en la secundaria sentí la vocación de estudiar Derecho, porque siempre veía que a la mujer casi no se le tomaba en cuenta, mis compañeras decían que iban a estudiar corte y confección o enfermería. Cuando yo comenté que iba a estudiar Leyes, inmediatamente me dijeron que eso era para hombres: “Te van a hacer garras ahí, porque a las mujeres no las quieren”. Me interesé mucho por la carrera para defender injusticias y sentirme orgullosa como mujer el poder hacerlo.


Terminé la carrera de Derecho, empecé a hacer prácticas profesionales en despachos para conocimiento las áreas de interés y una amiga me comentó que estaban solicitando una secretaria en un despacho y acepté, más que nada para familiarizarme con el mundo de la abogacía, tener relación con el mundo de abogados.

Ya en el despacho surge la posibilidad de trabajar para Gobierno del Estado. Ingresé directamente a la oficina de la Procuradora, en áreas administrativas e inmediatamente se me dio la oportunidad como secretaria. Primero quise ser secretaria para conocerlo todo, adquirir madurez en el desempeño de mi trabajo. Ahora estoy en el área de Asuntos Viales del Ministerio Público.

¿Qué representa para ti, como mujer, ingresar al campo de la investigación y persecución de delitos y de la procuración de justicia?

Primeramente mucho orgullo porque se me dio la oportunidad y precisamente en el área de Viales solamente somos dos mujeres,



todos los demás son varones. De repente, al principio sí fue mucha presión porque eran puros hombres, pero ahora me siento muy bien, muy satisfecha de mi trabajo. Sucede que llega gente a las oficinas a tratar un asunto, me ven mujer y se detienen tantito, hay quienes de plano sí me llegan a decir que prefieren platicar con un hombre, les digo que soy la encargada y tienen que tratar conmigo y se rehúsan mucho a tratar con mujeres, porque no sienten la confianza para expresarse.


Sí hay muchos avances porque se nos da la oportunidad a las mujeres y ahora los hombres se tienen que acostumbrar a tratar con nosotras en estos puestos. En la actualidad las mujeres tienen mejores puestos y los varones tienen que enfrentarlo y aceptarlo.

Cuando llega alguna persona a tratar un asunto y ven que eres mujer y no quieren exponer su caso, ¿qué haces?

Pues siendo natural y aplicando mis conocimientos, les brindo el mejor servicio y la confianza, pongo todo de mí y de lo que es el área jurídica, al final, depende de ellos si quieren que los atienda o no, pero casi siempre termino ofreciéndoles el servicio.

Yo trabajo igual, ofrezco una atención igual sean hombres o mujeres, porque son víctimas los que llegar a solicitar el servicio.

Actualmente estoy en el área conciliadora, en la Agencia del



Transporte Urbano, en atención a víctimas de accidentes viales y llegan personas afectadas tanto de pasajeros de camiones como de otros y trato de ayudar a pasajeros para que no se vayan impunes. La agencia de transporte urbano es de puros caballeros porque está llena de transportistas y empresarios, puros hombres y de repente al ver mujeres, pues no confían. Hasta el momento no he tenido ningún problema pero si se sienten barreras.

En la dirección también hay una mujer y le tienen respeto, pero más respeto le tienen a la figura jurídica.

¿Qué significa el hecho de tener en tus manos decisiones tan importantes tales como si existe o no un delito, quién es el presunto responsable o la libertad de una persona?

En lo laboral me siento una persona orgullosa de lo que he llegado a ser, todavía quiero llegar a escalar otras posiciones, quizá más adelante, me agrada ese mando o poder para determinar o resolver alguna situación jurídica y seguir creciendo.

Las leyes ahora se ejercen en igualdad de circunstancias tanto para hombres como para mujeres, no hay diferencias y se aplica igual.


Suceden muchas cosas, algo curioso es que, por ejemplo, salgo al baño y no falta quien diga cosas (piropos o comentarios pícaros) sin embargo, su actitud cambia cuando ven que soy agente y los tengo que atender... o que me consideran muy chica para el puesto, pero luego me ven con más respeto a la hora de actuar.




Sí lo considero peligroso, pero hasta ahora, gracias a Dios, no me ha ocurrido nada. Es riesgoso porque, aunque complicada la pregunta, por el hecho de tener poder, te quieran comprar para hacer tal o cual cosa y si no lo haces, pues te pasa esto o lo otro. La verdad a mí nunca me ha pasado pero si lo he visto con frecuencia.

En lo personal, y en el ejercicio de mi trabajo, siempre trato de conciliar las dos partes involucradas, que la responsable diga ayúdame en esto o sino, te puede pasar esto.

Tengo dos años como agente del Ministerio Público, lo he sentido difícil y con mucha responsabilidad, pues hay quien me considera muy chica para el puesto, tomando en cuenta que tengo 27 años y ya soy agente del Ministerio Público, cuando hay mujeres que hasta que cumplen los 35 empiezan a ser consideradas. Se escuchan muchos comentarios al respecto, se malinterpretan y desconocen los sacrificios que tiene una que pasar para llegar hasta donde está y trabajar muy duro.

En ese sentido se siente la hostilidad y la discriminación, porque la gente no piensa en lo que te cuesta ascender y hay personas que tienen mucho tiempo en su área sin poder subir de nivel.

El área en la que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a ese poder? y ¿cómo lo manejas?

Con mucho cuidado, así como está la situación, la verdad le pienso para decir dónde trabajo, con tanta inseguridad que ha habido.



El poder lo manejo en lo laboral, nunca fuera de él, no me siento autoridad fuera de la oficina. En cuanto a género, todos somos iguales hombres y mujeres y el desempeño honesto es lo que nos destaca a unos de otros.


Con mucho gusto, les diría que se atrevieran. En lo personal no me gusta ser egoísta y les diría que aprendieran lo más que puedan, si está en mis manos ayudar a una persona, pues adelante, si alguna experiencia mía le puede servir a otra persona la comparto con mucho gusto. Siempre estoy disponible para ayudar.


No me ha tocado y lo digo sinceramente. Hasta ahora no me han querido corromper, pero sí lo he visto en otras personas. Creo que la diferencia de género lo propicia y que es más fácil con los hombres.


Siento que la Procuraduría está muy masculina, que hay mucho hombre, siento que si en la Procuraduría hubiera más mujeres, podría ser más sensible, metiéndole tantito corazón, pues somos más sensibles y detallistas en ciertas cosas y los hombres no. No escuchan tanto como nosotras y el trato es más humanitario por parte de las mujeres, pero no es porque los hombres no quieran sino tal vez porque así los enseñaron o así es su naturaleza.



Las mujeres somos más sensibles y si llega una persona en un estado difícil pues tratas de ayudarla y escucharla, si no conoce el área pues brindas seguridad y confianza, le explicas todo y el hombre no, es más práctico. Hay personas que vienen a hacer sus trámites después de algún accidente y llegan traumatizados y no saben a dónde acudir y hay que darles información y no conocen o no saben qué hacer como víctimas y llegan esperando que les resuelvan su caso. En este sentido el trato de una mujer creo que es más sensible.

Sería importante que les enseñaran a los hombres a ser menos machistas, que acepten que sus mujeres ganen más o tengan mejores puestos, porque hace falta que sean más abiertos. He visto muchos divorcios por estas causas, ellos no toleran que sus mujeres ganen más o tengan mejor puesto.

En la Procuraduría hay más mujeres que hombres, por ejemplo en Delitos Sexuales, y ya está cambiando con el trato más humano. Tiene muchos hombres y sería interesante que hubiera más mujeres en el desempeño de la justicia y de la procuraduría y se sensibilizara más el área.

Gracias por la entrevista.




Nació en Guadalupe, N.L. en 1972. Su papá se llama Crescencio Estrada Mehave y es originario de San Luis Potosí y su mamá es Juanita Sánchez Rodríguez, originaria de Coahuila. Tiene dos hermanos y una hermana, siendo la mayor de todos. Actualmente está casada y tiene tres hijos: unos gemelos varones y una niña.

Posee la licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Recientemente concluyó la maestría en Derecho Penal que también realizó en la misma universidad. Actualmente trabaja como Agente del Ministerio Público Investigador en el municipio de San Pedro Garza García, N.L.

SANDRA PATRICIA ESTRADA SÁNCHEZ

Agente del Ministerio Público Investigador



¿Que te motivó a elegir la carrera de abogada?, ¿en qué etapa de tu vida surgió el interés? Platícanos…

Fue algo extraño porque siempre decía que estudiaría para doctora pero estando en la preparatoria me hicieron un test en la materia de orientación vocacional, para conocer nuestras habilidades y salió que tenía aptitudes para administrador de empresas y contadora. Tenía una prima que era delegada del Ministerio Publico, María del Rosario Estrada; éramos muy cercanas, en vacaciones me invitaba a acompañarla a la oficina, veía todo lo que hacía y cómo se desarrollaba en su trabajo. Sentía mucha admiración por ella y su carrera me llamó mucho más la atención, me movió la forma en como llevaban la procuración de justicia y al final, fue por eso que me decidí .

¿Cómo lo tomaron en tu casa tus padres?, ¿lo consideraron una carrera propia de hombres?

No, en ese sentido mi papá siempre me decía que estudiara lo que quisiera, siempre me motivó a estudiar, a prepararme porque decía que era la mejor herencia que iba a dejarnos.

¿El ambiente en la Facultad cómo lo sentiste?, ¿te resultó normal, sencillo, o era un ambiente exclusivo de hombres?

Tuve muy buenas compañeras y compañeros, y maestros también. Además ya habíamos demasiadas mujeres como estudiantes, para mí fue algo muy normal.

¿Cómo llegaste a la Procuraduría?

Cuando inicié mis clases en la Facultad de Derecho, mi prima me recomendó que hiciera méritos, me explicaba como estaba



la situación en la Procuraduría y desde muy joven (tenía 17 años cuando empecé) entré como meritoria; empezaba a ver cómo se hacía y porqué lo hacían: informes, escritos, cosas menores o fáciles.

Empecé en la delegación del Ministerio Público que estaba en la Policía Ministerial, en Venustiano Carranza y Espinosa.

¿Fue fácil o difícil para ti, tomando en cuenta tu corta edad y falta de experiencia? ¿trataron de intimidarte alguna vez?

Eso sí lo he notado porque ahora que tengo un escribiente joven a mi lado, veo como son los abogados y la gente y cómo lo tratan. La verdad en aquél tiempo no se veía mal que una muchachita tomara la denuncia, tal vez notaban que era pequeña de edad pero por lo regular siempre estaba el delegado, y al final estaba ahí, ayudando, haciendo méritos.


Después de haber recorrido varias agencias como escribiente, me dan la oportunidad de llegar a San Pedro, como delegada adscrita a la Agencia, fue en el ‘98. Ahí me empiezo a empapar de lo que eran las averiguaciones previas y comencé a tener otras funciones donde tenía que leer y estudiar para integrar los documentos. Posteriormente se presentó la oportunidad de presentar unos exámenes para ocupar puesto de fiscal, los presenté y pasé, fue todo un cambio para mí. Estuve en una Agencia de Delitos Electorales, duré cerca de un año y después me mandaron a la Agencia de San Pedro, ya como fiscal.

Después estuve en una Agencia Adscrita por muy corto tiempo y me enviaron a una Agencia Conciliadora. Ahí me encantó la



función de conciliación, pero posteriormente tuve que irme a una Agencia Investigadora en Escobedo, y de Escobedo a Guadalupe, y de Guadalupe me regresaron a San Pedro, justo donde empecé como fiscal.

¿Qué ha representado para ti, como mujer, ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y la procuración de justicia?

Es algo muy importante, lo considero como un granito de arena que me tocó poner para servir a mi sociedad.

Cuando entraste en la procuración de justicia, ¿fue fácil o fue difícil?, ¿te encontraste con obstáculos o con el apoyo de tus compañeros?

Siento que no ha sido fácil, más bien todo es difícil porque tienes que invertir tiempo, esfuerzo, hacer méritos, administrar tiempo, energías y dinero para el camión, comer cualquier cosa como “conchitas” y cositas así. Pero lo que se refiere al apoyo de compañeros, me tocó por lo regular estar con compañeros hombres que nos enseñaron a trabajar, nos explicaban cómo se hacían las cosas y cualquier duda y nos daban esperanza de que pronto recibiríamos la plaza.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrentas, en tu esfera de acción?

Mi política muy personal es de avanzar día a día en lo que se pueda, no quedarme quieta, no parar, avanzar lo más que pueda en el campo profesional, estudiar día a día, ver los asuntos que se presentan, porque así tienes la oportunidad de conocer todos los asuntos que nos llegan, que parecerían iguales pero nunca



ningún caso es igual o el mismo a otro, podrán ser iguales en ciertos aspectos pero hay algo que varía, algo que te hace dudar y definitivamente, tienes que revisar muy bien, buscarle, y ése es el avance, el estudiar permanentemente.

¿Actualización?

Actualización, exactamente. Y retos, pues son muchos, yo me veo encaminada a ser mejor, a ser más productiva, a desarrollar más mi espíritu de servidora, porque lo tienes... esos son retos, son metas para mí.

¿Puedes compartir alguna anécdota o experiencia que te haya pasado en tu desempeño profesional?

Hay muchas, algunas muy lamentables y otras satisfactorias. En una ocasión estaban dos señores de edad avanzada y tenían problemas entre sus nietos, quienes se echaban uno a otro por unas camionetas y sus lugares de estacionamiento. Tal vez esta situación sea considerada como un acto de molestia pero para los señores mayores debía existir una ley para ese delito, pues la situación se tornaba muy molesta, muy incómoda para ellos y decidieron acudir al Ministerio Público, tenían miedo de que llegaran los nietos a los golpes. Estaban desesperados, pues ellos (los señores mayores) se reunían todos los días a tomar café en un sitio muy concurrido cuando se llegó el problema con los nietos. Esto ocasionó una cierta tensión en su grupo de amigos porque se separaron y tomaron partido.

Contrataron abogados y les dije que llevaría a cabo una audiencia conciliatoria. Fue algo muy raro porque llegaron los afectados (los nietos) y empecé a platicar con ellos y les hice ver la situación incómoda y desagradable. Ninguno de los dos quería dar su brazo



a torcer y los hice pensar y reflexionar. Después llegaron los abuelos y a hablar con ellos también, les quería hacer entender que la situación era de los nietos y que no debía afectar en su amistad. Efectivamente los hice aterrizar porque ya andaban un poco fuera de órbita, ya iban con resentimientos.

Mi satisfacción fue muy grande porque se resolvió el problema, aunque los señores mayores ya no querían ir a tomar café juntos. Pasaron dos semanas y todavía seguía platicando con ellos, haciéndoles ver que no debían acabar con una amistad de tantos años. Al final se logró una buena conciliación entre todas las personas involucradas y ellos reanudaron su amistad y volvieron a tomar café juntos.

Es decir, no te limitas únicamente a los asuntos legales sino que aportas tu dosis de calidad humana…

El sentido humano, efectivamente, porque hay asuntos que lo ameritan, te dan esa oportunidad y no la puedes desaprovechar porque el caso no es resolver el asunto, sino que las personas estén satisfechas con tu actuación.

¿Qué significa el hecho de que tengas en tus manos decisiones tan importantes como si existe o no un delito, quién es un presunto responsable o la libertad de una persona?

Significa mucho, lo veo como una responsabilidad muy grande, muy importante y lo único que te queda es aplicar todos tus conocimientos allí, estudiar el caso realmente, ver con los ojos del derecho para resolver situaciones importantes y difíciles de la mejor manera.

¿Consideras peligroso tu oficio?, ¿has enfrentado algún ataque o



intimidación en el ejercicio de tu responsabilidad?

No es riesgoso, no he recibido gracias a Dios ningún ataque, o situación difícil. Siempre habrá personas inconformes con alguna resolución pero procuro sentarme con ellas y explicarles la resolución anteponiendo la ley. Yo también tengo límites, les digo lo que el Código establece y busco que lo entiendan.

¿Has enfrenado hechos de corrupción en tu desempeño como servidora pública?

No. Todo depende ti, de tu función, de cómo te vean. Llega un momento en que has hecho carrera en la Procuraduría y te conoce la gente, ya sabe cómo te conduces.

El área en la que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder?, ¿cómo lo manejas?

Pues no lo veo como poder sino como un servicio, lo veo como una servidora pública que resuelve conflictos y se apega a la Ley. Hay situaciones que sabes que están en tus manos, lo único que trato es de actuar con conciencia, porque sé que en ese momento tengo ese poder de decidir y estoy facultada para hacerlo, por muy difícil que sea, voy a resolver este problema.

¿Cómo puedes transmitir a otras mujeres el saber que has adquirido en la procuración de justicia?

Hay muchas cosas que una aprende en la procuración de justicia, no nada más es un trabajo, es una escuela en la que aprendes tanto de asuntos como de los compañeros, de gente que va y te platica, de situaciones que se viven ahí y estos aprendizajes,



los transmites de una u otra manera inclusive, como madre de familia, les explicas, les enseñas a otras madres a que cuiden a sus hijos para que no caigan en robos, asaltos u otros crímenes o situaciones lamentables.

Trato también de transmitir eso a amigas, vecinas, mamás de los compañeros de mis hijos, para que estén alertas y con ellos. Es un sinfín de experiencias las que puedes transmitir.

¿Crees posible que se pueda crear un modelo de procuración de justicia con perspectiva de de género?

Sí es posible, tan es posible que siento que se está trabajando en ello, ya podemos hablar de que existe equidad.

Te agradecemos que hayas estado aquí en esta serie de entrevistas.

3 de julio de 2007.



Nació el 14 de agosto de 1965, en Monterrey, N.L. Sus padres son Ramón Rodríguez Hernández (finado) y Rosa Guadalupe Flores Fuentes (finada). Actualmente es soltera. Estudió la licenciatura en Derecho y Ciencias Jurídicas en la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Inició su carrera como meritoria de la Agencia del Ministerio Público Número 1 del Primer Distrito Judicial del Estado, posteriormente fue escribiente en diversas AMP y por un tiempo, fue litigante. En 1995 recibió su nombramiento de delegada del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas. Como delegada estuvo comisionada al Archivo General del Estado, fue adscrita al Hospital de Zona Número 21 del IMSS y adscrita al Cuarto Distrito Judicial. En 2004 fue nombrada agente del Ministerio Público adscrita al Juzgado Quinto Penal. Actualmente se desempeña como agente del Ministerio Público Número 4 de Justicia Familiar, en Monterrey.

SANJUANA GUADALUPE RODRÍGUEZ FLORES

Agente del Ministerio Público Número 4 de Justicia Familiar




Tal vez en el momento en el que terminas la preparatoria empiezas a ver en qué carrera vas a incursionar. En aquel tiempo la preparatoria tenía especialidades en el cuarto semestre, se dividía en diversas áreas, yo entré al área de Derecho, de abogados, porque quería resolver asuntos legales, quería resolver los problemas o al menos, aprender a resolverlos desde el punto de vista legal.

Posteriormente empecé la Universidad, terminé mi carrera e ingresé a la Procuraduría. Realicé mi servicio social en marzo del ‘89, seis meses estuve ahí después me retiré y regresé de meritoria en marzo del ‘90, desde entonces ahí estoy, en la Procuraduría… en el ‘91 me dieron la plaza de escribiente.

¿Había alguien en su familia que fuera abogado, a quien usted siguiera el ejemplo?

No, todos son contadores.

¿Fue la primera abogada de su familia?

Sí.

En la época ¿fue fácil o difícil ingresar a la Facultad de Derecho?, ¿era una escuela exclusiva de varones?

No, para nada.

¿Alguna vez sufrió comentarios incómodos o desagradables de parte de compañeros, maestros, colegas…?



No, se me hace que todo eso ya había pasado cuando ingresé a la Facultad.

Me decía que fue meritoria, posteriormente, escribiente…

Escribiente, luego delegada, secretaria y agente del Ministerio Público.

¿En qué momento le dieron el nombramiento de AMP?

Me lo dieron en diciembre del 2004, es decir, llevo poco tiempo.

¿Cuántos años de experiencia tiene?

Alrededor de 17 años.

¿Toda su trayectoria profesional se ha desenvuelto en la Procuraduría?

Sí, la verdad es que gusta mucho mi trabajo, tratar de orientar a la gente cuando llega a tu escritorio y te comenta el asunto que lo lleva ahí, muchos llegan con desesperación, con necesidad de ser escuchados, gente que llega alterada y le dedicas un poco de tiempo, tratas de dar solución a su problema y ves que se va tranquila cuando le diste una orientación, es una gran satisfacción para mí poder orientarla.

Para usted, como mujer, ¿qué representa ingresar en el campo de la investigación, persecución de delitos y procuración de justicia?

Para mí es algo muy importante, tengo toda mi carrera hecha en la Procuraduría, es mucha responsabilidad todos los asuntos que



llegan a tus manos. También son demasiadas satisfacciones las que me ha dejado, muchas reformas que ha habido al Código y que no estaban cuando inicié, que tienes que estar constantemente estudiando, checando las reformas que día a día surgen… no sé, son demasiadas satisfacciones que he tenido, muchos logros… orientar a la gente me gusta mucho.

¿Cuáles son los avances y los retos que enfrenta en su día a día?

Son demasiados los retos que enfrentas, los asuntos que tienes que resolver o integrar, debes esmerarte por integrar bien el expediente, hacer la averiguación correcta, o ver de qué manera puedes ayudar a la gente, son demasiados asuntos los que tienes en tus manos. Tu responsabilidad es resolver, que todos se vayan contentos, pero es imposible que las víctimas, las personas indiciadas, los involucrados en una averiguación previa, se vayan satisfechos con el trabajo que uno desempeña, entonces tienes que hablar con una parte y con la otra, decirles, explicarles… son demasiados retos día a día.

¿Qué significa el tener en sus manos decisiones tan importantes como si existe o no un delito, quién es el presunto responsable, o la libertad de una persona?

La libertad de la persona es algo muy difícil, pero tenemos que aplicar la Ley conforme a lo que establece el Código Penal de Nuevo León, la Constitución, es lo que tenemos que hacer, conforme a la Ley resolver la situación jurídica, si hay delito tienes que consignar a la persona; si no hay delito, tienes que hacer la averiguación previa.

¿Hay alguna anécdota que nos quiera compartir?



Son demasiadas, simplemente el hecho de atender a una persona, orientarla, que esa persona se vaya tranquila después que estaba tan molesta o angustiada por el problema que tenía ya es una satisfacción para ti.

Ahora que estoy en la Agencia de Violencia Familiar son demasiados los asuntos que atiendes, las anécdotas que vivimos a diario, en la semana. Es difícil tratar y orientar a toda la gente, los involucrados, detenidos o víctimas, tratar que no se vuelva a repetir en esa pareja; sí tienes mucho trabajo pero también muchas satisfacciones, hacer que la gente entienda que tal o cual situación no se debe volver a repetir y explicarles las consecuencias.

A las mujeres que sufren violencia les decimos que no vuelvan a permitir que les pongan la mano encima, pues no es correcto, y no por el daño físico, sino por el daño psicológico.

¿Considera peligroso su oficio?, ¿se ha enfrentado a algún tipo de intimidación o ataque?

No, en lo personal no, pero no niego que puede existir, se puede dar. Alguna persona que se vaya inconforme con la resolución que dictaste, puede ser que cometa algún tipo de represalia hacia ti, pero en mi persona no ha ocurrido.

El área en la que se desenvuelve es un ámbito de poder, ¿cómo maneja el acceso a este poder? y ¿cuál ha sido su experiencia?

Pues para mí no es un área de poder, estoy muy consciente de la profesión que tenemos, puede ser que la gente así lo vea: “¡Ah, es una agente del Ministerio Público, lo máximo!”, o “¡Tiene mucho poder!”. En lo personal, no trato de decir tengo poder, sólo



soy una persona, un ser humano con virtudes, con cualidades, pero no lo veo como un poder, no lo veo así.

¿Cómo lo ve?

Es una profesión, es una carrera, es un cargo que tengo actualmente como agente del Ministerio Público, es más yo creo que el poder te lo asigna la gente pero, la verdad, a mí no me gusta llevarlo así.

¿Ha enfrentado hechos de corrupción, en su trabajo como servidora pública?

En lo personal, no; puede existir, pero en lo personal no lo he vivido.

Si tuviera que transmitirles a otras mujeres todo su caudal de conocimientos que le ha dejado la Procuraduría, ¿qué les diría?

Les daría consejos sobre lo que he vivido, lo que he recorrido en la Procuraduría, explicarles todo lo que esté a mi alcance para que ellas aprendan, y cuando se requiera, estar con ellas diciéndoles, explicándoles, para que vayan aprendiendo.

Muchas están bien jóvenes, las escribientes por ejemplo, ven los temas de violencia muy fácil; yo no lo veo así, será por la experiencia que tienes, ves los casos y les comentas: “Es que puede pasar esto, puede pasar lo otro, si no solucionamos esto”…, me gusta explicarles, orientarles, hablarles.

¿Hay diferencia en el trato de una víctima, si los atiende una mujer o un hombre?



Pienso que no, pero tal vez la mujer sí se identifica más con la mujer, por ejemplo, en las áreas de Delitos Sexuales creo que cuando es una menor, se le dificulta hablar con un hombre al explicarle lo que le sucedió, pues deben ganarse la confianza de esas personas, estamos hablando de un delito de índole sexual y son menores de edad.

En el área de la violencia, donde estoy, trato de hablar con las víctimas, tal vez se identifican por ser mujer, pero podría ser igual con un hombre, nada más que la mujer a veces no quiere hablar tanto, yo trato de hacerlos hablar, decirles: “¿Porqué está aquí? ¿Porqué está detenido?”, y contestan que por un problema familiar, y pregunto: “Todos los que están aquí son por problemas familiares, ¿cuál es su problema familiar?” y no quieren responder, quizá por malos entendidos con su pareja. Les pido que se sienten en una mesa a platicar, a ver en qué están fallando y tratar de solucionar su problema, arreglarlo y si no se puede, pues ver si lo más conveniente es la separación, tanto de un concubinato como de un matrimonio, sin necesidad de llegar a los golpes o la violencia, ya sea física o mental, buscando que hablen los que no quieren hablar ya sean hombres o mujeres, igual los escucho.

Los hombres que llegan, ¿sienten confianza o se intimidan?

Me han tocado señores que son así, bien posesivos, hasta contestan agresivos, la verdad, y se los he dicho: “Oiga, si se comporta aquí así, ¿cómo se comportará en su casa?”, y lo que les estás explicando no les entra, ya que son señores a la antigüita, porque no les entra lo que les dices y tratas de explicarles de la mejor manera.

¿Le han tocado casos de hombres violentados?



Son pocos, pero claro que sí los hay.

¿Cree posible que se cree un modelo de procuración de justicia con perspectiva de género?

No, no creo, tanto el hombre como la mujer están capacitados para hacer bien su trabajo de impartición de justicia, una piensa que nos entienden más, como que te identificas más con la mujer, pero creo que es lo mismo para hombre y para mujer, pero no sé, ese concepto que tenemos… simplemente vas a consultar y buscas a una mujer, que te da más confianza que un hombre.

Le agradecemos su tiempo para esta entrevista.

22 de mayo de 2007.



Nació en Monterrey, N.L. el 28 de Agosto de 1972. Sus padres son Jesús Manuel García Robledo y María Guillermina Obregón Reyes. Actualmente es soltera. Es licenciada en Derecho y Ciencias Sociales egresada del Centro de Estudios Universitarios. Recientemente concluyó sus estudios de posgrado obteniendo el título de maestría en Derecho Penal por la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Se ha desempeñado como meritoria en la Agencia del Ministerio Público adscrita al Juzgado Quinto de lo Penal del Primer Distrito; fue Escribiente de la AMP adscrita al Juzgado Segundo de lo Penal del Tercer Distrito Judicial. Fue nombrada delegada del Ministerio Público en el año 2000 desempeñándose en la Dirección de Averiguaciones Previas de la Procuraduría General de Justicia del Estado. Recibió su nombramiento como agente del Ministerio Público en el 2001, desempeñándose en la Dirección de Control de Procesos de la Procuraduría de Justicia. Desde el 2002 colabora como AMP de la Dirección de Agentes del Ministerio Público Auxiliares del Procurador.

SANJUANITA GARCÍA OBREGÓNAgente del Ministerio Público Auxiliar

del Procurador




El defender los derechos de la sociedad.


En la procuración de justicia se tienen que seguir diferentes pasos para llegar a ser agente del Ministerio Público, como lo son en primera instancia ser meritoria, posteriormente escribiente y delegada y de acuerdo a la práctica y conocimiento en la materia, se llega a ser Ministerio Público.

¿Qué representa para usted, como mujer, ingresar al campo de la investigación y persecución de delitos y en la procuración de justicia?

Significa un reto muy importante puesto que se representan los derechos de la sociedad.


Los avances han sido muy importantes puesto que estamos en frecuentes cambios en la procuración de justicia, como lo es en la actualidad la implementación de los juicios orales.

¿Qué significa el hecho de tener en sus manos decisiones tan importantes tales como si existe o no un delito, quien es el presunto responsable o la libertad de una persona?

Una responsabilidad muy grande puesto que no sólo se representa a la sociedad en sus derechos, sino a la libertad de la misma.




No, sin embargo, no somos ajenos a los diversos ataques que han sufrido otros compañeros en cumplimiento de su deber.


El poder de la procuración de justicia representa el brindar a la sociedad una mayor facilidad de ser escuchados y de hacer valer sus derechos. Lo anterior en virtud de que somos servidores públicos y que estamos al servicio de la sociedad.


Se puede transmitir por medio de conferencias y a la persona que tiene la carrera en la rama de la abogacía sería muy importante su participación en las diversas áreas de la Procuraduría General de Justicia en el Estado, en donde se pueden adquirir los conocimientos necesarios para la procuración de justicia.


No.


Creo que sí es posible, sin embargo, considero que la procuración



de justicia, de acuerdo a nuestro marco de legalidad, es de igualdad para todos, siendo muy importante la decisión de las mujeres de hacer valer sus derechos.




Nació en Monterrey, N.L. el 18 de diciembre de 1970. Su mamá se llama Manuela Sánchez y su padre, Gerardo Medrano Martínez. Es la segunda hermana de cuatro mujeres. Actualmente está casada y no tiene hijos. Es egresada de la facultad de Derecho y Criminología de la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde obtuvo su título de licenciada. En esta misma institución educativa inició su maestría en Derecho Penal.

Como agente del Ministerio Público ha colaborado en la Dirección General de Control de Procesos y Amparos, en la AMP adscrita al Juzgado Quinto de lo Familiar; en la AMP adscrita al Juzgado Primero de lo Penal y en la AMP adscrita al Juzgado Tercero de lo Penal y Preparación Penal del Cuarto Distrito Judicial.

THELMA JÉSSICA MEDRANO SÁNCHEZ

Agente del Ministerio Público Adscrita al Juzgado Tercero de lo Penal



Thelma, platícanos ¿qué te motivó a elegir la carrera de abogada?

En mi caso fue por mi papá, quien es abogado, actualmente está jubilado de Gobierno del Estado. Él fue agente del Ministerio Público por 39 años, entonces desde niña siempre en las vacaciones lo acompañaba a la oficina. Siempre le preguntaba por todo lo que ahí se hacía, me acercaba a las rejas a ver a los detenidos y preguntaba sobre lo que habían hecho. Siempre me incliné por esa carrera, pero todo fue por iniciativa de él, porque lo veía trabajar.

¿Qué pensabas cuando de chica, veías todos esos casos?

Siempre los veía y conforme fui creciendo, escuchaba que mi papá ayudaba a la gente de las injusticias que se cometían, creo que todo eso fue lo que me motivó para escoger la misma carrera, porque desde niña siempre lo observaba y tengo una relación muy cercana con mi padre por todo eso que vivimos y pues mira, vine a seguir la carrera de él dentro de la Procuraduría.

¿Alguna otra hermana que haya estudiado para abogada?

Sí, también la mayor estudió Derecho, pero ella se especializó en la cuestión empresarial, aunque ahora está dedicada a su familia, gracias a Dios puede dedicarle su vida a sus hijos y ya no ejerce.

¿Eres la única que sigue los pasos de tu padre?

Así es, estoy siguiendo su carrera.




Mi papá no estaba muy de acuerdo en que yo entrara a la Procuraduría pues quizá pensando que no era un ambiente propicio para mí, él hubiera querido que yo ejerciera a lo mejor en el área Civil, Familiar, pero yo quería entrar a la Procuraduría. En una ocasión me dijo que si quería, podía empezar con un amigo del que era Subprocurador y empecé desde meritoria, pensando que tal vez, poco a poco, me iba a ir desengañando y ya no me gustaría pero no, ¡me apasionó más! Después fui escribiente y luego delegada.

¿Estabas en los últimos semestres de la carrera?

Ya había concluido mi carrera cuando entré a la Procuraduría como meritoria. Tenía como seis meses que haber terminado de estudiar la carrera y fue cuando empecé, como todos, haciendo méritos hasta llegar a ser agente de Ministerio Público después de varios años de trabajo.

¿Fue fácil o fue difícil tu inicio?, ¿te enfrentaste a obstáculos, te sentiste en algún momento discriminada o que trataran de protegerte, de cuidarte por ser mujer?

No yo creo que las cosas llegan cuando tienen qué llegar. Tal vez mucha gente subió antes que yo, muchos hombres o lo mejor algunas otras mujeres pero siempre esperé mi turno, mi oportunidad para demostrarles que podía hacer el trabajo, que cualquier cosa que hicieran los hombres, yo también podía hacerlo. Gracias a Dios no tuve ningún problema, a lo mejor sí se tardó un tiempo en llegar mi plaza pero sabía que llegaría en el momento oportuno; así fue como llegué a tener la plaza de agente del Ministerio Público.

Desde chica tenías la noción de las injusticias, de la libertad.



¿Qué representa para ti, como mujer, ingresar al campo de la investigación y la persecución de delitos y de la procuración de justicia?

Desde niña siempre escuchaba las pláticas entre mi papá y mi mamá, a lo mejor no entendía las palabras de mi padre, pero si desde chiquita siempre tuve el interés. Y pues para mí, como mujer, es un orgullo realmente formar parte de la Procuraduría, poder desempeñarme dentro de la misma es también un reto, de querer hacer las cosas siempre lo mejor posible para el bienestar de la comunidad y el bienestar propio.

Ahora que hablas de retos, ¿cuáles son lo retos y avances que enfrentas día a día en tu área de trabajo?

El reto ahora, por ejemplo, es el inicio de los Juicios Orales en el Estado, algo completamente desconocido. Esto para mi es un reto, el poder aprender cómo se van a manejar esos juicios, porque parece que es lo mismo el procedimiento tradicional pero la realidad es que es algo completamente distinto, algo nuevo para todos y los avances son eso, que estamos modernizándonos completamente.

¿Esto los obliga a ustedes a la actualización?

Siempre debemos estar leyendo las modificaciones al Código, tenerlo a la mano para ver las reformas eso es un reto y un avance.

¿Qué significa el hecho que tengas en tus manos decisiones tan importantes como si existe o no un delito, quién es el presunto responsable o la libertad de una persona?



La función que yo desempeño dentro de la Procuraduría es muy distinta porque los Ministerios Públicos Investigadores efectivamente tienen en sus manos el decidir si tal persona cometió o no un delito. Cuando lo consignan, yo entro a formar parte de esas investigaciones, represento los intereses de los afectados y es el juez quien tiene el poder de decir si es culpable o no; en este caso yo represento a todos los afectados, que los Ministerios Públicos consideran que vienen como afectados, los turnan a un juzgado Penal y entonces entra la función del Ministerio Público adscrito.

Sin embargo, tienes en tus manos, la palabra de la persona, su confianza, ¿qué significa esto para ti?

Pues un logro, un orgullo el poder representar los intereses de los afectados de la sociedad, es lo que hacemos en las (agencias) adscritas. En ocasiones represento tanto a niños que han sido ultrajados, que han sido violados, que han sido maltratados, como a personas adultas que han sufrido en su patrimonio, robos, o igual en su persona o que también han sido maltratados. A mí me gusta representarlos, ayudarlos, escucharlos, eso me encanta, me apasiona estar de este lado de la Procuraduría. Nunca he sido investigadora, no sé realmente si me vaya a gustar o no, pero ahora hablando del trabajo que desempeño, me encanta poder luchar por los intereses de los afectados y demostrárselo al juez.

Estás en una de las áreas más sensibles de la Procuraduría…

Realmente es así. En San Pedro, municipio en el que estoy, hay un alto índice de violencia familiar, creo que es uno de los municipios con los más altos índices pues nos llega gente de Santa Catarina y Villa de García, zonas de alta violencia, entonces, para mí es



bonito brindarles una palabra de aliento, ayudarles y pedirles que confíen en nosotros. Hay personas que me piden que no reciba dinero del abogado del otro bando. Yo les digo que no trabajo así, que yo percibo un salario por hacer mi trabajo y además por dignidad propia, no lo haría. Me pongo la camiseta de la Procuraduría y le pongo más empeño a mi trabajo.

¿Te has enfrentado hechos de corrupción en tu desempeño como servidora pública?

No, realmente puedo decir que hasta el momento no he vivido ningún acto de corrupción dentro de la Procuraduría.


Algo que me marcó y que luché por demostrarle al juez la culpabilidad de una persona, lo recuerdo muy bien porque fue el caso del homicidio de una mujer, una muchacha muy jovencita que tenía 19 años. Ella siempre ocultó su embarazo pues era casada y ya tenía dos hijos, iba a ser su tercer hijo, pero era producto de una relación extramarital. Conoció a una persona, se enamoró y se embarazó. Pero con el esposo no había querido tener intimidad, lo rechazaba y cuando ella se dio cuenta de que estaba embarazada decidió ocultarlo, se fajaba para que no se le notara. Todo esto se desprende del expediente.

Al momento de dar a luz se vienen las complicaciones, lo tiene en su habitación, corta el cordón umbilical con las tijeras y en una cobija lo envuelve, lo dobla y lo mete en una bolsa de plástico, sale del domicilio y lo tira en el bote de la basura. Todo lo demás es muy desagradable porque la acusaron de homicidio y ella argumenta que el bebé nació muerto. Todavía estamos con ese



expediente pero me ha dejado sumamente impactada.

Cambiando un poco el tema, ¿consideras riesgoso o peligroso tu oficio?, ¿te has enfrentado algún tipo de intimidación o ataque en el ejercicio de tu responsabilidad?

Yo sí lo considero peligroso, más ahora en la época actual con tanta violencia, con tantos homicidios que se dan en las calles, que matan a la gente por nada, aunado a que se han agregado a nuestro Código Penal delitos para quienes andan en la delincuencia organizada; considero peligroso tratar con esas personas aunque, soy Ministerio Público y es mi trabajo y tengo que desempeñarlo, pero en lo personal si lo considero peligroso.

¿Has recibido algún tipo de intimidación?

No, ninguna hasta ahora. Me dicen los policías que cuando trasladan a los reos, fulano o sutano les preguntan quién soy yo, porque el día que salgan me va a ir mal.

Son amenazas, ¿no te da miedo?

Claro que sí me da miedo que los policías me estén diciendo lo que manifiestan esas personas, pero yo cumplo con mi trabajo.


Les transmitiría mis vivencias, todo lo que yo he aprendido en torno a la Procuraduría, las invitaría a que vengan a mi oficina si quieren aprender. A la gente que trabaja conmigo la llevo a las diligencias para que vean y conozcan si les gustará seguir con la



carrera en la procuración de justicia.


Pues pienso que tanto el hombre como la mujer tienen las mismas posibilidades de desempeñar un puesto dentro de la Procuraduría de Justicia. Ya tuvimos la experiencia de la licenciada Álida Bonifaz como la primera Procuradora mujer y dejó en claro que las mujeres podemos lograr y desempeñar el trabajo exactamente igual que lo hace un hombre.

Te agradezco la entrevista.

Muchas gracias a ustedes.




Nació el 30 de abril de 1970, en Monterrey, N.L. Es hija de Beatriz Pérez Macías y Pedro Martínez Carrillo, oriundos de San Luis Potosí. Tiene dos hermanos varones, mayores que ella. Está casada, tiene un hijo y está embarazada al momento de la entrevista. Es licenciada en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Nuevo León, institución donde recientemente terminó la maestría en Derecho con especialidad Penal.

Inició su carrera como meritoria de la agencia del Ministerio Público número 3 del Primer Distrito Judicial; fue escribiente adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas, entre otras actividades. Fue delegada del Ministerio Público adscrita al Hospital Metropolitano y a la Policía Judicial del Estado, así como delegada del Ministerio Público adscrita a la zona sur de Seguridad Pública del Estado, entre muchas otras asignaciones. Actualmente es agente del Ministerio Público Investigador de la Dirección de Averiguaciones Previas de la Procuraduría General de Justicia en el Estado, adscrita a la Agencia del Ministerio Público Número 1 del Tercer Distrito Judicial, en San Nicolás de los Garza, N.L.

VELIA BEATRIZ MARTÍNEZ PÉREZAgente del Ministerio Público Investigador de la

Dirección de Averiguaciones Previas adscrita a la Agencia Número 1 del Tercer Distrito Judicial



Platícanos un poco, ¿qué te motivó a elegir la carrera de abogada?

Pues yo creo que en la vida cotidiana de todas las personas pues, hasta cierto punto, estamos ligados a lo que es, más que todo, la cuestión de la abogacía… no necesariamente que una tenga la inquietud por pertenecer a la carrera, sino que a veces se nos presentan situaciones relacionadas con las cuestiones legales.

¿Ya había alguien en tu familia que fuera abogado? O ¿eres la primera en la familia?

Bueno, soy la primera en mi casa, aunque sí tengo un tío que estuvo relacionado con la función pública.

¿Qué motivó que estudiaras esta carrera?

En la preparatoria tuve la inquietud de saber, de conocer lo que es la aplicación de la ley, más que todo, de conocer los derechos, las cuestiones legales a las que está una ligada como persona.

Mencionabas hace un momento que por situaciones que a veces la llevan a una… ¿viviste alguna situación de ese tipo?

No precisamente, pero creo que a veces la gente que está cerca a una, como amistades, viven situaciones de ese tipo y no saben cuál es el trámite, cuál es el procedimiento y simplemente lo vemos a diario en la televisión. Creo que así es como nació mi inquietud.

¿Cómo llegaste a ser agente del Ministerio Público?, ¿pasaste por todas las etapas?



Así es. Cuando estaba estudiando en la Facultad de Derecho de la UANL, me di cuenta que es muy diferente la teoría, que la práctica, que la aplicación, ahí nace la inquietud.

También los mismos catedráticos de la Facultad nos motivan a acercarnos a lo que son las dependencias públicas, para tratar de ver cómo son los procedimientos de cerca, porque ellos siempre manejaban muy diferente la teoría y la práctica; entonces, inicié mis prácticas aún antes de terminar mi carrera, mi servicio social lo pedí en una dependencia, en un juzgado o en una Agencia del Ministerio Público, donde se ve lo que es la integración en una averiguación o, en su caso, ya en un proceso judicial.

¿Ya tenías planes de entrar a la Procuraduría?

No hasta ese momento, más que todo me inclinaba por la cuestión Penal y ahí es donde quería empezar; inicié mi trámite y me dieron la oportunidad en un Juzgado Penal como practicante profesional, en el año de 1990.

Hace 17 años…

Sí, ahí inicié mi servicio social y empecé a conocer el procedimiento, en el Juzgado Quinto Penal de Monterrey, el primer Distrito, posteriormente fui meritoria en la Procuraduría pues quería conocer cómo se integraba una averiguación previa. Estuve de meritoria en la Agencia del Ministerio Público Investigadora Número 3 en el Palacio de Justicia, del Primer Distrito Judicial del Estado. De ahí me voy adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas como escribiente.

¿Cuántos años estuviste de escribiente?



Del ‘91 al ‘94, tres años. Posteriormente se presenta la oportunidad y me ascienden a delegada de Ministerio Público, en una Agencia Investigadora a cargo de una mesa e integrando averiguaciones. Ahí duré un año, y después me asignaron a la Agencia del Ministerio Público Número 5 en Monterrey que dependía de la Dirección de Averiguaciones Previas.

También estuve en el Hospital Metropolitano adscrita y luego, nuevamente me asignan a la Dirección de Averiguaciones Previas, realizando funciones propias de la dirección.

¿Funciones administrativas?

Sí, pero también lo sabemos hacer, cuando se requiere o se ordene.

¿Y en qué año te nombran agente?

En el 2002 hay una convocatoria, exámenes teóricos y prácticos, paso por una serie de exámenes, entrevistas con los superiores, entrega de currículo y me eligen como candidata para nombrarme agente del Ministerio Público.

Inicialmente me asignan como apoyo en una Agencia del Ministerio Público Investigador, en la Agencia Número 2, en San Nicolás. Posteriormente me asignan como encargada de un despacho de la Agencia del Ministerio Público Número 1 en Santa Catarina, tres meses. Posteriormente me asignan como titular de esa Agencia, la 1, me quedo hasta el 2003, y después me asignaron a la Agencia del Ministerio Público Investigadora número 3 de Monterrey, me cambian de adscripción como titular a esa Agencia. En el 2003 me dieron el nombramiento como agente del Ministerio Público.



En toda esa larga trayectoria que llevas, ¿qué tan fácil o difícil ha sido, como mujer, ingresar a este “mundo de hombres”? ¿No te pusieron obstáculos?

Gracias a Dios no, en mi familia siempre he contado con el apoyo de mis padres y mis hermanos, eso ha sido lo que nos ha impulsado y nos ha dado fuerzas para seguir adelante y en lo laboral pues, no siento que haya habido alguna dificultad, todo lo contrario, creo que hay muchas otros factores que se atraviesan como las cuestiones de índole económica.

Afortunadamente yo fui relacionando mis estudios con lo laboral, y cuando terminé mi carrera pude seguir trabajando. Es difícil, siempre va a haber ciertas cuestiones, tal vez no trabas, pero tenemos que aprender a hacer nuestro trabajo lo mejor que se pueda.

Para ti, como mujer, ¿qué representa ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y de la procuración de justicia?

Pues creo que es bien importante, las generaciones van cambiando, todo ha ido cambiando, y es increíble que estemos ahí y nos haya tocado vivirlo, esta etapa en la que las mujeres hemos incursionado… yo creo que ya no ha sido tan difícil para una como lo que les sucedió a compañeras anteriores, que vienen de otras generaciones y en las que todavía había ciertas limitantes, ciertos cuestionamientos. Lo importante es realizar tu trabajo lo mejor posible y echarle para adelante, porque yo creo que en ambos géneros es igual.




Me parece que al crecer la población van creciendo los problemas y los retos, los índices delictivos, veo ahora que las actividades delictivas van cambiando, ahora hacen uso hasta de la tecnología, se hacen más sofisticadas y para una ése es el reto, tratar de resolver esas cuestiones y llegar al esclarecimiento de todos esos delitos, realizar las investigaciones y, en su momento, poder proceder en contra de quien resulte responsable.

¿Qué significa para ti tener en tus manos decisiones tan importantes como la libertad de una persona, quién es presunto responsable, o si existe o no un delito?

Son cuestiones importantes y de mucha responsabilidad. En lo personal lo veo como la parte más seria de mi trabajo, que tienes que realizar con mucha atención porque están implicadas muchas cosas: la libertad de una persona, el privar a alguien de su libertad sin que sea responsable de un delito, hay que analizar todo lo que son las constancias que te entregan para, en un momento dado, poder tomar la resolución de acuerdo a Derecho y de la mejor manera.

¿Consideras riesgoso o peligroso tu oficio?, ¿has enfrentado algún tipode ataque o intimidación en el desempeño de tu trabajo?

Hasta ahora no ha habido ningún tipo de intimidación, pero sí me ha tocado que a veces, como en toda averiguación, siempre hay una parte afectada, una parte presunta, entonces siempre una de las partes va a quedar inconforme de la resolución y sí, me ha tocado que a veces lo ven como algo personal y no debe ser así. En mi experiencia, siempre trato de explicarles que únicamente estoy haciendo mi trabajo y la determinación que tome, no será personal sino con base en lo visto en el expediente. Me ha tocado



que una o dos personas lo manejan como cuestión personal y siempre tratan de proceder, pero no ha pasado de ahí.

¿Has enfrentado hechos de corrupción en tu trabajo como servidora pública?

Pues sí, una en particular, pero lo he sabido llevar con profesionalismo y siempre trato de aclararlo, de decirles cuál es mi función, mi trabajo por el que recibo un salario, y que ningún ofrecimiento va a cambiar una resolución, no conmigo.

¿Siempre has trabajado en el área metropolitana o has estado en otros municipios?

Pues lo más retirado que he estado ha sido como delegada, en Apodaca, del ‘96 al ‘99 y fue una experiencia muy bonita porque en ese tiempo, la gente me veía con más confianza, creo que en virtud precisamente de ser mujer, como que la gente se acercaba más a una y pues a mí me gusta platicar con los usuarios.

Es muy interesante porque en ese tiempo la mujer incursionaba más en este ámbito, pertenezco a una generación (de mujeres) que no la ha visto difícil, porque ya estaba más presente en todas las áreas, en todos los niveles.

¿A qué se dedica tu esposo?

Está dentro del medio, es agente de la Policía Ministerial, es licenciado en Criminología.

Conoce tus horarios y el mundo en que te mueves…

Así es, nos apoyamos mucho pues ambos estamos dentro del



mismo medio. En caso de que yo tenga trabajo, él se encarga de cuidar y atender al niño, me apoya en eso y también así será con el que viene en camino.

El área en la que te desenvuelves, podría decirse que es un ámbito de poder, ¿cómo manejas el acceso a este poder?, ¿cuál ha sido tu experiencia?

Siento que no es cuestión de poder, sino un empleo como cualquier otro, claro, con mucha mayor responsabilidad por tener bajo nuestra decisión o resolución, cuestiones de libertad y de justicia, pero más que todo, lo veo como una responsabilidad. Creo que aquí estamos haciendo una función como autoridad administrativa, con base en la investigación y las constancias.

¿Qué podrías transmitirles a otras mujeres sobre el conocimiento adquirido en la Procuraduría?

Que es una carrera muy bonita, con muchas experiencias laborales, con demasiadas cosas que ni siquiera te imaginabas que pudieran existir y que deberían de saber. Es satisfactorio ver cómo pudiste determinar una resolución en la cual aquella persona que había cometido tal o cual delito, está detenida o va a pagar por su delito. Hasta cierto punto es riesgoso, por la gran responsabilidad que tenemos, pero siempre debemos hacer las cosas lo mejor posible y apegarse a la ley… ser justa, honesta, para sentirse tranquila y satisfecha.


Pienso que no, que siga como hasta ahora; la mujer ha incursionado dentro de lo que es la procuración de justicia y ambos géneros



tenemos las mismas oportunidades, la misma capacidad, creo que simple y sencillamente con el hecho de que hagamos nuestra función con responsabilidad lo mejor que se pueda, bastaría para hacerse una excelente procuración de justicia.

Le agradecemos que haya asistido a esta entrevista.




Nació el 25 de febrero de 1981 en San Nicolás de los Garza, N.L. Es hija de Isidro Guardiola Santoy y Hermelinda Eufracio Cerda. Actualmente es soltera y no tiene hijos. Estudió la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Nuevo León, misma institución en la que obtuvo recientemente su grado de maestría en Derecho Penal.

Su trayectoria en la Procuraduría fue como meritoria en la Agencia del Ministerio Público Investigadora en Averiguaciones Previas del Ramo Penal; posteriormente fue escribiente en la AMP en la Subdirección de Averiguaciones Previas B de la PGJ. Como delegada se desempeñó en la Agencia del Ministerio Público Adscrita al Juzgado Segundo Supernumerario del Primer Distrito Judicial. Como agente del Ministerio Público ha colaborado en la AMP Investigadora en Violencia Familiar y Atención al Menor y en la Agencia del Ministerio Público Conciliadora Número 9 del Primer Distrito Judicial en el Estado, entre otras instancias. Actualmente es agente del Ministerio Público Adscrita al Juzgado Quinto de lo Penal del Primer Distrito.

VIOLETA GUARDIOLA EUFRACIOAgente del Ministerio Público adscrita al Juzgado

Quinto de lo Penal del Primer Distrito




Pues la inquietud de elegir una profesión en la que pudiera servir a la comunidad.

¿En qué etapa de tu vida supiste que serías abogada?

Creo que fue en la preparatoria, cuando más se desarrollan las aptitudes, cuando más tiendes a tener características de una profesión, ideas, cosas que percibes para elegir una carrera.

¿Viste el ejemplo en tu familia?

No, en mi familia la mayoría son solteras, están en preparatoria, son técnicas o no tienen profesión, pero no hay alguna persona cercana que tuviera esa carrera.

¿Fuiste la primera abogada en su familia?

Así es.

¿Qué significó esto para tus papás y para ti misma?

Pues un orgullo para mi familia, fui la primera en la generación de toda mi familia en ser titulada, profesionista sobre todo. Mi papá siempre me ha apoyado, al igual que mi mamá, para ellos tener una hija profesionista es motivo de orgullo. ¿Cómo llegaste a ser agente del Ministerio Público? Platícanos de tu trayectoria…

En segundo semestre de la Facultad tuve la inquietud de desarrollar la carrera, busqué primero la oportunidad en los Juzgados Civiles



y Familiares y en las áreas que yo consideraba como menos complicadas; lamentablemente nadie me dio la oportunidad y me fui a los Juzgados Penales y ahí, en una Agencia del Ministerio Público, tuve la oportunidad de comenzar.

¿Y cómo te sentiste en el área Penal?

Me sentí muy bien, comencé como meritoria, duré dos años en el apoyo a la Agencia y después se dio la oportunidad de ser escribiente, más adelante tuve oportunidad para ser delegada. Fue en la etapa donde te pedían exámenes, estudios, trabajos, un poco pesado pero gracias a Dios, todo bien. Más tarde nuevamente tuve otra oportunidad para presentar examen para Ministerio Público… y aquí estoy.

¿Cuánto tiempo tienes como agente del Ministerio Público?

Dos años.

¿Cómo te has sentido en ese cargo? ¿Lo has sentido fácil o difícil?

Un poquito difícil, lo que pasa es que tengo un sentido de responsabilidad muy grande.

¿Qué representa para ti, como mujer, ingresar en el campo de la investigación, de la persecución de delitos y de la procuración de justicia?

Mucha responsabilidad, como te decía, más que cualquier otra cosa debes tomar muchas decisiones y saber si son las correctas o no; posees la sensibilidad como mujer dentro de un ámbito difícil, debes aprender a respetar los derechos de las personas,



no importa si son hombres o si son mujeres, todos tienen derechos como ciudadanos, como personas; en fin lo he sentido un poquito difícil, pero gracias a Dios, hasta ahora, lo he podido sacar adelante.

¿Fue difícil para ti, como mujer, ingresar a este medio considerado de varones?

No, yo creo que no, en el tiempo en que me ha tocado desempeñarme en la Procuraduría se han dado las mismas oportunidades, tanto para hombres como para mujeres.

¿Te pusieron obstáculos cuando fuiste meritoria?

No, incluso a veces me quedaba a trabajar hasta la madrugada y jamás me cerraron las puertas, iba sábados y domingos en la etapa de los turnos, nunca me han hecho sentir mal por el hecho de ser mujer.


Pues los retos son los procesos que nosotros manejamos. Cada uno de los procesos tiene su importancia, debemos sacarlos adelante en tiempos y con eficacia.

¿Y los avances?

Seguir estudiando, creo que eso es lo importante, nunca dejar de estudiar, de aprender pues las leyes constantemente van cambiando de acuerdo a la sociedad y a las necesidades de la comunidad, es tan importante que por eso se han hecho las reformas a las leyes.



¿Qué significa para ti tener en tus manos decisiones tan importantes como la libertad de una persona, definir quién es presunto responsable y si existe o no un delito?

Significa mucha responsabilidad, más que cualquier otra cosa para mí.

¿Puedes compartirnos alguna anécdota o experiencia que te haya ocurrido en tu desempeño profesional?

Yo creo que la mejor experiencia que he tenido ha sido el desempeñarme como agente del Ministerio Público, en el área de Justicia Familiar.

¿Existe algún caso, en particular, del que quisieras platicarnos?

El área de niños golpeados significa una experiencia muy dura, en cuestión de sensibilidad; debes tomar decisiones y de pronto, se castiga al agresor que resulta el padre preferido. Piensas que vas a dejar a niños sin padre, o en ocasiones que las mamás llevan al penal a los hijos a visitar al padre, piensas que ésa no es la calidad de vida que desearías que tuvieran.

Los exponen…

Exactamente, son situaciones muy tristes, muy difíciles, siento que marcan su infancia, que no tienen la infancia que deberían tener.


Creo que siempre hay riesgos, pues siempre va a haber alguien



inconforme, una parte que no va a estar contenta con la decisión que tomaste, pero no lo considero peligroso; conforme pasa el tiempo entiendo la crítica, pero todo es parte de mi trabajo, no hay nada personal, tratas de hablar con la gente, hacerles saber porqué tomas la decisión, porqué decides dejarlos en libertad…

¿Cómo manejas la agresividad, en ese sentido?

En una ocasión en Justicia Familiar, llegó una mujer muy agresiva y pues nada más debes tener paciencia, no alterarte ni ponerte en la postura de: “Soy agente del Ministerio Público”, simplemente ver cuál es el problema y tratar de explicarle de buena manera.

El área en la que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a ese poder?, ¿cómo lo manejas?

Como te decía, creo que no es un ámbito de poder, creo que es un ámbito de mucha responsabilidad, de tomar decisiones a veces muy difíciles, de saber si lo dejas en libertad, si lo internas en el penal… el tener, vaya, ese poder en tus manos, pero vista como una responsabilidad muy grande.

¿Te has enfrentado a algún acto de corrupción? ¿a algún intento de soborno?

No, en mi caso no ha habido.

¿Cómo puedes transmitirles a otras mujeres el saber adquirido en la procuración de justicia?

En base a pláticas, comentarios, sugerencias, comentar mis experiencias dentro de la Procuraduría. De hecho, tengo una buena



relación con mis meritorias, porque a pesar que las han asignado a otras áreas, me siguen hablando y consultando uno que otro problemita a nivel personal, porque me tienen confianza.

Perteneces a una generación de agentes del Ministerio Público muy jóvenes, ¿has sentido apoyo de mujeres con más experiencia?,

Nos han apoyado mucho las que saben y tienen más tiempo aquí, lo que creo que sucede es que nosotras tenemos carrera en la procuración de justicia, veníamos con plazas desde que éramos meritorias, entonces eso nos ha ayudado mucho; hemos trabajado con las fiscales y nos conocen, nos han tratado y hemos tenido, hasta cierto punto, una amistad y una relación un poco más fuerte entonces, se ha dado la oportunidad de conocernos profesionalmente. Y discriminación no, no lo he sentido.


No con perspectiva, sí es posible un modelo de justicia, pero no creo que con perspectiva de género, simplemente el apoyo como comunidad y como compañeros de trabajo, sin necesidad de crear diferencias entre hombres y mujeres. Quizá sí sea posible crearlo, pero bien enfocado.

Te agradecemos tu participación en esta entrevista, ¿quieres agregar algo?

Al contrario, muchas gracias a Instituto de las Mujeres por darme la oportunidad de estar aquí.

7 de mayo de 2007.



Nació el 15 de agosto de 1972, en Monterrey, N.L. Actualmente está casada y tiene una hija. Es licenciada en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Nuevo León. En esta misma institución obtuvo su grado de maestría en Derecho Penal, en el 2006.

Ha tomado cursos de especialización en Derecho Penal y Amparo, en Derecho Procesal Penal y en Juicios Orales. Es miembro del Colegio de Jurisprudencia del Estado. Laboralmente se ha desempeñado como escribiente del Juzgado Segundo Menor Letrado en Monterrey y del Juzgado Quinto Penal, donde también fue secretaria en funciones. Fue abogada postulante en López Navarro y Asociados, SC. En 2002 recibe su nombramiento como agente del Ministerio Público Investigadora en Escobedo. En 2006 la asignaron agente del Ministerio Público Especializada en Juicios Orales.

En 2007 es asignada agente del Ministerio Público adscrita al Juzgado Primero Penal en el municipio de San Nicolás de los Garza, N.L.

ZAIDA AZUCENA ARREOLA BARRERA

Agente del Ministerio Público Adscrita al Juzgado Primero Penal



¿Qué te motivó a estudiar la profesión de abogada?

Fue muy interesante porque cuando era joven había tres carreras que me llamaban la atención: una era Contaduría pública, la otra Economía y la tercera fue Derecho. Dentro de mí sobresalía más el espíritu de servicio, me gustaba mucho poder ayudar a alguien o ver que no se cometiera una injusticia, fue por eso que me incliné por el Derecho y entré a la Facultad.

¿Fue fácil o difícil para ti, como mujer, ingresar a una carrera considerada de hombres?

Gracias a Dios no fue difícil. Me tocó una época en que la mujer dentro va rebasando ya inclusive al hombre en la carrera de Derecho, porque ahora vemos que hay mucho personal femenino tanto en las áreas del Poder Judicial, como de la Procuraduría; sí se ve mucha la diferencia de cómo, cada vez, hay más mujeres, incluyendo la Facultad. Me tocó ver a muchas compañeras que íbamos a la par.


Tenía carrera del servicio público desde que estaba estudiando. En esta carrera el 80 por ciento es la práctica, entonces, se me dio la oportunidad de trabajar desde que era estudiante en los juzgados Civiles, Penales y Familiares; llegué a ser escribiente, secretaria en funciones y abogada litigante. En una ocasión salió una convocatoria pública para ser agente del Ministerio Público, un curso de especialización profesional, en ese momento era abogada litigante, pero tenía la cosquilla de volver al servicio público, así que empecé con mis trámites y realicé un curso intensivo de tres meses, que consistía en estudiar y presentar exámenes y estar casi todo el día. Gracias a Dios fui pasando uno



a uno los exámenes, las etapas, al final creo que fui una de las pocas seleccionadas.

¿De los finalistas, cuántas eran mujeres?

Éramos un grupo de 21 personas inicialmente, de las cuales, nada más quedamos ocho. De mujeres quedamos tres o cuatro, al final fuimos cuatro mujeres y cuatro hombres.

¿Y ahí fue donde quedaste adscrita como agente?

Sí, ahí me dieron la oportunidad y me asignaron como agente del Ministerio Público adscrita a la Dirección de Averiguaciones Previas y estuve como titular en San Nicolás de los Garza. Posteriormente estuve en el municipio de Escobedo, empezando este año (2007), estuve en la Agencia Especializada en Juicios Orales y ahora egresamos las adscritas al Control de Procesos en San Nicolás de los Garza.


De experiencia profesional dentro de Procuraduría son cuatro años y medio, pero de experiencia en el área Penal, creo que desde que yo estaba estudiando.

¿Qué representa para ti, como mujer, ingresar al campo de la investigación y la persecución de delitos y en la procuración de justicia?

Es mucha responsabilidad, pero es algo muy padre porque debes tener tus cinco sentidos bien puestos en tu trabajo, porque no estás tratando con dinero ni con cuestiones materiales de construcción, ni ventas ni nada, aquí va de por medio la libertad



de las personas, la seguridad jurídica de las víctimas, es un trabajo donde tienes tus cinco sentidos y tus pies bien puestos sobre la tierra para sacar adelante tu trabajo lo más apegado a derecho.

También representa mucho el ser mujer y estar aquí adentro ya que en otras épocas, rara vez se conocía a una mujer fiscal, que sí las había pero en menor cantidad, ahora nos notamos más porque ¡ya somos más en número!, lo que implica una gran responsabilidad.

¿Cuáles son los retos que enfrentas en tu esfera de acción o en tu área de trabajo?

Pues son muchos retos pero, principalmente, hacer nuestro trabajo con calidad, calidad en la administración y procuración de la justicia, son los retos. Anteriormente había un volumen exagerado de trabajo y se hacía con la cantidad mínima de personal, no se le daba la calidad que requería a una investigación de un proceso o de una averiguación previa.

Ahora, hay más personal técnico en investigación, entonces, el reto ahora es hacer un trabajo con calidad, hacer un trabajo lo mejor posible. El reto también está cuando te ponen a cargo de cualquier tipo de Agencia, ya sea Investigadora o adscrita a un Juzgado, que lleves el pleno control de la misma, del personal que tienes asignado, de los órganos auxiliares que dependen del Ministerio Público, y sobre todo, que las investigaciones o los procesos que tengas a tu cargo se realicen apegados a derecho y evitar cometer algún tipo de ilegalidad o irregularidad.

¿Qué significa para ti, tener en tus manos decisiones tan importantes como definir si hay un delito o no, quien es el



presunto responsable o la libertad de una persona?

Como te decía, siempre debemos tener los cinco sentidos bien puestos en el trabajo, porque no estamos tratando con cosas materiales, se trata de personas, está de por medio siempre su libertad, sobe todo los derechos de las víctimas, su seguridad y brindar la certeza legal. Los errores no se pueden permitir en esta área, aunque sabemos que somos humanos pero aún así, no debes cometer un error y si lo hay, tratar de corregirlo porque son situaciones muy delicadas. Gracias a Dios, en lo que a mí me ha tocado como agente investigadora, tengo la satisfacción de llevar varios procesos adelante en los que sí ha habido relevancia y gracias a Dios, he logrado sacarlos adelante.


Anécdotas son muchísimas. Hay quienes piensan que las fiscales somos muy duras, pero en verdad hay situaciones que te mueven el corazón, que te llegan y una de ellas es la enorme satisfacción que te deja el haber servido a los demás con tu trabajo; cuando ves que alguien te da las gracias y no un regalo sino, simplemente te dan las manos agradeciéndote y más cuando es gente humilde que casi quiere besarte la mano, ahí es donde observas el resultado de tu trabajo... esas cosas no se olvidan.

En alguna ocasión hubo unas personas procesadas por robo, le habían robado el aguinaldo a una persona en plena época navideña, y desafortunadamente para el Estado, habían sido policías. Era una noche previa a Navidad, una situación que si nos pegó porque suponíamos que la familia se quedaría sin recibir sus regalos, sin su cena, por culpa de alguien que viene y te quita tu dinero. En esa ocasión yo empezaba a ejercer mis funciones



como fiscal, se detuvo a las personas, se les procesó y restituyó a la familia inmediatamente su dinero. Fue muy satisfactorio ver la cara de los agraviados, esas cosas no se te olvidan nunca, pues además de alegría, me fortalece como persona el ayudar a otras.

¿Situaciones difíciles a las que te hayas enfrentado?

No, no creo haber pasado por una situación difícil, hay situaciones a veces estresantes porque nosotros contamos con términos (códigos, leyes) para poder sacar adelante las investigaciones o los procesos; a veces te estresan, a veces no tienes tiempo ni de dormir o ir a casa; en una ocasión en la que estuve trabajando 48 horas, no pude ir a la graduación de kínder de mi hija. Me pudo mucho no poder llevarla a peinar, no quedarme con ella en la graduación y regresarme otra vez a la oficina sin llevarla a comer o a festejar por mi trabajo, pero lo importante fue que el trabajo salió adelante y mi hija me comprendió. Tuvimos tiempo después para festejar, pero son situaciones que te duelen en tu aspecto personal porque son cosas que a lo mejor no regresan. Pero lo importante era cumplir con la responsabilidad que tienes encomendada en esos momentos como agente fiscal y no te puedes hacer para atrás; a pesar de todo, te sientes muy satisfecha por haber cumplido con tu trabajo.

¿Consideras peligroso tu oficio?, ¿has enfrentado algún tipo de ataque o intimidación en el ejercicio de tu responsabilidad?

Afortunadamente, nunca me ha tocado una situación así.

¿Y algún tipo discriminación por ser mujer?

Creo que no. Se me hace que ahora es al contrario porque las



mujeres fiscales estamos creciendo mucho en número, y antes todas las mujeres del Tercer Distrito, todas las agencias del área metropolitana estaban ocupadas por mujeres. Creo que los preocupados ahora son los hombres porque ya estamos aquí, acaparando el campo de acción. Me ha tocado vivir una época en la que la mujer va creciendo, va hacia arriba.

El área en la que te desenvuelves es un ámbito de poder, ¿cuál ha sido tu experiencia al tener acceso a este poder? y ¿cómo lo manejas?

Mira, no lo tomo como poder porque, te repito, todos los puestos públicos son de servicio, todos los servidores públicos en el ámbito que nos pongas, debemos tener bien puesto en la cabeza que venimos a servir a los demás. Para mí no es poder, es mando; sí lo tienes y debes saber cómo y a quién mandar, pero para saber mandar debes saber obedecer porque no somos jefas, tenemos superiores a quienes rendimos cuentas y que también nos jalan las orejas si nos portamos mal o cometemos un error.

Nunca lo he sentido como poder y con respecto al mando, sí debes tener bien claro cómo saber mandar porque tienes a tu alrededor gente que depende de ti, como auxiliares de la justicia, personal, escribientes y debes saber cómo dirigirte a todos y a cada uno de ellos para que el trabajo funcione bien y salga adelante el proceso; si no sabes mandar, vienen las pugnas, las peleas, los pleitos y se hace un caos.

¿Qué les podrías trasmitir a otras mujeres del saber que has adquirido en la procuración de justicia?

Que no tengan miedo entrar a trabajar en la impartición de



justicia, pues es muy bonito el poder servir, sobre todo que les guste, porque aquí antes que nada debe gustarte tu carrera para que la puedas ejercer con responsabilidad.

¿Te has enfrentado a hechos de corrupción en el desempeño del servicio público?

Realmente a muy pocos, como el que te comenté de los policías, pero son muy pocos.

¿Has aprendido algo a otras mujeres que tienen más tiempo en el Ministerio Público?

Claro que sí, hay compañeras que son muy capaces, tanto compañeras mayores como menores (de edad). Creo que en nuestra carrera no hay quién sepa todo sobre el Derecho, y más el nuestro, que es bien cambiante; constantemente debes renovar tus conocimientos y soy de la idea que entre nosotras podemos compartir experiencias, criterios, conocimientos, no ser de mente cerrada sino transmitir a las que vienen y aprender de las que ya están, conocer sus opiniones, sus resoluciones para beneficio de todos y de la comunidad.

Te agradecemos tu tiempo para esta entrevista, ¿algo que quieras agregar?

Solamente agradecerles por haberme invitado.




Nació en Monterrey, N.L., el 9 de mayo de 1965. Sus padres son Genaro Lozano Pompa, originario de Cerralvo, N.L. y Zulema Flores de Lozano, originaria de Veracruz. Tiene tres hermanas y un hermano. Actualmente está casada y tiene dos hijos, un niño y una niña. Es maestra normalista, egresada primero de la Normal Básica y posteriormente de la Normal Superior. Más adelante estudió la licenciatura en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Recientemente terminó sus estudios de posgrado, obteniendo la maestría en Derecho Penal.

Actualmente se desempeña como agente del Ministerio Público Adscrita al Juzgado Primero de San Pedro Garza García, del Cuarto Distrito Judicial. Y por las noches, es maestra de la Secundaria Nocturna para jóvenes con problemas, en la Escuela “Ignacio Zaragoza”, en el municipio de Guadalupe, N.L.

ZANDRA AYDEÉ LOZANO FLORESAgente del Ministerio Público Adscrita

al Juzgado Primero



Zandra, platícanos, ¿qué te motivó a elegir la carrera de abogada?

Primeramente estaba muy inclinada a ser maestra, es algo que siempre me gustó y realicé pero, viendo a mi papá, quien es abogado, preferí estudiar la carrera de Derecho pues siempre me dijo que me apoyaría y ayudaría.

¿Trabajaba en algún juzgado?

Mi papá trabajaba en el Poder Judicial y me dijo que me ayudaría a entrar. Me gustó la opción al principio porque lo quería como currículo para el puntaje de maestra, pero ya con el transcurso del tiempo, la carrera me gustó mucho y comencé a ir al Juzgado a ver gente, lo cual me pareció muy interesante y terminé inclinándome más por la abogacía. Antes de terminar la carrera estuve trabajando en Seguridad Pública del Estado, era pesado pues mi horario era de siete de la noche a siete de la mañana. Me gustaba bastante, no importaba que estuviera cansada yo quería seguir. Este año cumplo 19 años en la Procuraduría…

¿Simultáneamente ejercías como maestra?

En un principio me gustaba más ser maestra y luego lo fui combinando y no me desagradó; al contrario, me gustaba tener las dos cosas y hasta la fecha lo sigo haciendo.

Era pesado, supongo…

Sí es un poco pesado porque ya la familia te requiere, pero cuando te gusta, haces todo lo posible y sacas fuerzas para atender la familia y salir adelante con los dos trabajos, que me apasionan.



¿En qué momento llegas a ser agente del Ministerio Público?

Desde abajo, igual que todo mundo. Primero estuve de Juez Calificador en Seguridad Pública del Estado, y viendo el trabajo de una compañera delegada del Ministerio Público, me llamó la atención lo que hacía; pensé que era momento de un cambio y después tuve la oportunidad y fui delegada del Ministerio Público y se me facilitó un poco más, pues me mandaron a Seguridad Pública del Estado. Un año y medio después se me da la oportunidad de ser agente del Ministerio Público y me fui a Cadereyta como plaza principal. Allá estuve cinco años.

Cuando estudiaste Derecho, una carrera considerada de hombres, ¿fuiste cuestionada y criticada o sentiste apoyo y comprensión?

Bueno, me han criticado un poquito pero, más bien, porque dicen que trabajo mucho, que me mato trabajando, primero en la Agencia y luego como maestra. Pero lo que pasa es que las satisfacciones que una va teniendo son muchas y ahora que tengo hijos quiero ponerles un buen ejemplo, que de verdad cuando alguien quiere algo y tiene ganas de hacer las cosas, todo sale. Yo me siento bien satisfecha, además me enseña a valorar el tiempo que les dedico a mis niños, lo aprovechamos bastante bien.

De todas tus hermanas y hermano, ¿fuiste la única que siguió los pasos de tu padre? No, mi hermana mayor también es abogada y se dedicó a la Defensoría de Oficio y es maestra también. En la actualidad decidió dejar Derecho para dedicarse a sus niños, aunque sigue trabajando como maestra. También mi hermano estudió para abogado y estuvo trabajando en la Junta de Conciliación, ahora tiene un puesto administrativo en la Secretaría de Educación y



por el momento no ejerce la carrera.

Cuando te mandaron a Cadereyta, ¿tuviste dificultades por el hecho de ser mujer y llegar a un municipio a ejercer?

Sí tuve dificultades, porque cuando empecé había más abogados hombres y, de pronto, llega una mujer y comienza el cuestionamiento de cómo se va a portar como agente, de si será buena o será competitiva. Sí me vi en la dificultad, porque como que se identifican más con los hombres y ciertos detallitos quizá sin importancia, pero que a mí no se me escapaban. En fin, al principio se me dificultaba por la convivencia, ya que ellos no estaban acostumbrados a trabajar con una mujer, pero poco a poco lo van comprendiendo. Ahí estuve cinco años y se dieron cuenta de la honestidad y el respeto en mi trato y en mi trabajo; funcionó muy bien aunque al principio no me daban información, me negaban las cosas, batallé porque no tenía oficina y prácticamente la improvisé... en fin, varias cosas.

¿Te sentiste discriminada, relegada?

Ahí pasó un año antes de que las cosas funcionaran bien, se dieron cuenta que estaba trabajando, que era cumplida y todo. Ahora me doy cuenta que ha evolucionado y cambiado todo.

¿Fuiste precursora, de las primeras en ir a los municipios?

Sí, exactamente porque ahí no había Ministerio Público Adscrito a Juzgado y a mí me mandaron por primera vez.

Después de esa experiencia, supongo que para otras mujeres fue un poco más fácil llegar…



Después de mí siguieron llegando hombres, aunque actualmente está una mujer que también ya duró unos cinco años.

Lamentablemente una como mujer tiene que estar demostrando permanentemente cosas: que puede, que es competitiva, que tiene los talentos, que tiene la capacidad…

Sí es difícil la lucha y más en pueblos o lugares alejados, porque prácticamente los abogados son hombres. En el Colegio de Abogados eran puros hombres, no había mujeres ni nada, entonces al llegar una mujer como agente, te ven raro.

Estamos hablando de casi 20 años de trayectoria, tendrás muchas cosas qué aportar todavía…

Y lo que nos falta por dar. Ahora la Procuraduría nos ayudó, nos motivó a especializarnos en materia Penal entonces, ahora hay que dar más y rendir un poco más. Estar más disponibles en tiempo y dedicación, donde se ocupe ahí estamos.

¿Qué retos y qué avances enfrentas en tu esfera diaria de trabajo?

Pues lo retos diarios tienen que ver con que el proceso salga adelante y con la sentencia condenatoria que se le haga justicia a los afectados. La satisfacción que tenemos es que llegan con temor, preguntando ¿cuánto cobran? y les explicamos que no hay cobro, que pueden ir día tras día y se les atenderá por igual, se van bien agradecidos y se les ve la cara de alegría, son gente que no tienen dinero y pues, haz de cuenta que les quitas un peso de encima. El agradecimiento que te dan es bien sincero.

¿Puedes compartir alguna anécdota o experiencia que te haya



ocurrido en tu desempeño profesional?

Recuerdo un caso en San Nicolás, era una muchachita de 15 años a la que violaron y mataron, fue un proceso muy pesado y ahora lo recuerdo porque la mamá de uno de los acusados (eran dos), sí me intimidaba y me decía: “Acuérdate de que tienes hijas, igual que yo”. Me lo mencionaba constantemente en las diligencias mientras me apretaba el brazo. Sí, a veces tratan de intimidarte, llegaba a casa y le contaba a mi esposo, quien me apoyaba y decía que siguiera adelante con el proceso y que no me preocupara, que redoblaríamos los cuidados de nuestros hijos. Sí tenía un poco de preocupación porque a veces haces confianza con las personas que están al cargo, pero tomábamos los debidos cuidados pues la amenaza era constante. Afortunadamente no pasó nada, todo salió bien y entiendes que era una madre preocupada por su hijo. Es fecha que no se me olvida, pero la vida sigue, tenemos que salir adelante y no me voy a dejar intimidar por nadie. Al contrario, hicieron algo malo y debemos cumplir con nuestro trabajo y no flaquear.

¿Consideras peligroso tu oficio?

Sí, claro que sí es peligroso el trabajo que llevamos porque son delincuentes que no sabemos realmente cómo van a reaccionar o sus familiares. En el caso de las amenazas, si están latentes y como al acusado se le dice que quien acusa es el Ministerio Público, entonces nos ven como el enemigo.

El área en que te desarrollas es un ámbito de poder, ¿cómo ha sido tu experiencia al tener el acceso a este poder?, ¿cómo lo manejas?



Pues prácticamente no tenemos poder, es otra área distinta y formamos parte del proceso. Realmente autoridad no tenemos, es completamente distinto, manejas el proceso como una representación de la víctima, entonces el poder se refiere más que todo al área de investigación de los Agentes del Ministerio Público.


A los compañeros les digo que traten siempre de salir adelante, que vean lo satisfactorio del trabajo, decirles continuamente que se preparen; les doy aliento para que vivan las situaciones y las sientan, que se pongan la camiseta del afectado, que vivan su dolor para poder ayudarlos.


No, y yo creo que con una mujer se detienen más. Los abogados varones ven a las mujeres como un tope, no saben cómo negociar. No, no me ha tocado una situación de esas. Me han invitado a comer pero les digo que no, que todo lo que tengan que decirme lo platiquemos en la oficina entonces ya saben que no acepto ni una soda. Pero así es en todas partes, te quieren invitar a comer “para ver si así nos la ganamos”, pero no, conmigo no funciona así.


Podría ser que sí, claro, aquí adentro vemos que hay compañeras muy capaces, que ya somos casi la mayoría y hay mucha gente



preparada, estudiando, hay mujeres que tienen doctorado entonces, ¿por qué no?, se pueden lograr cambios hasta llegar a tener otra Procuradora mujer.

Te agradecemos, Zandra, tu participación.


Coordinación editorial

Guadalupe Elósegui M.

Coordinadora de Comunicación y Difusión

Realización de entrevistas, corrección y coedición

Reyna Ramírez Vázquez

Transcripción

Antonia Herrera, Norma Cuéllar, Reyna Ramírez.

Diseño y formación

Margarita Flores

En portada:

María, de Pablo O’Higgins. Acuarela sobre papel, 59 X 42 cm. Colección de María

O’Higgins. 1969

Pablo O’HigginsNació en Salt Lake City, Estados Unidos, en 1904. Estudió en la Academia de Artes de Rusia y luego viajó a México, cuyas expresiones artísticas le subyugaron. Fue integrante de la generación de grandes muralistas al lado de Diego Rivera, José Clemente Orozco, Juan O’Gorman y Rufino Tamayo. Colaboró con Rivera en los murales de la Secretaría de Educación Pública y de la Escuela de Agricultura de Chapingo.Fue miembro fundador de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), en 1934 y, del Taller de Gráfica Popular (TGP). El gobierno mexicano le concedió la nacionalidad con carácter honorífico en 1961, por sus trascendentales aportaciones a la educación y al arte de nuestro país.

Entre sus obras murales destacan La lucha obrera, obra que realizó junto a Leopoldo Méndez y Alfredo Zalce; Boda indígena, Paisaje tarahumara y Dios del fuego. En 1971 obtuvo el Premio Elías Sourasky. Pablo O’Higgins murió en julio de 1983, por decisión del artista, fue sepultado en Rayones, N.L., lugar de nacimiento de su esposa, la abogada María de Jesús de la Fuente, presidenta de la Fundación Pablo y María O’Higgins, a quien agradecemos su autorización para reproducir en la presente portada una obra de su colección.

Mujeres en la procuración de justiciaNuevo León

Se terminó de imprimir en el mes de marzo de 2008, en los talleres de:

Impresos Tecnográficos, S.A de C.V.

El tiraje consta de 1,000 ejemplaresmás sobrantes para reposición.

5313893 Mujeres en La Procuracion de Justicia

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