5 construcción de una identidad mestiza
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HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES
MÓDULO 2 Eje temático: Raíces históricas de Chile Unidad: Construcción de una identidad mestiza
¿Quiénes somos?
¿Cuál es el origen de tu pueblo o ciudad? ¿Qué historias se cuentan de las personas que vivieron en tu pueblo en los antiguos tiempos de la Conquista y la Colonia? ¿Quiénes participaron en la construcción de los edificios o lugares
patrimoniales de tu zona? ¿Cómo era el paisaje que te rodea antes de la llegada de los españoles o inmigrantes europeos posteriores a la conquista de
Chile? Si observas el paisaje que te rodea, tu casa, tu barrio, la plaza de tu ciudad, tu escuela y los alrededores de tu localidad, podrás encontrar rastros de un
pasado histórico rico en detalles que hacen tu zona diferente a las demás. Seguramente ese paisaje es el resultado de numerosas experiencias humanas
que han intervenido en su formación. En tiempos pasados, hombres y mujeres protagonizaron vivencias que se materializan en el presente a través de las cosas que te rodean; paisajes
urbanos y rurales, edificios, calles y plazas. Lugares que, en definitiva, conforman el patrimonio cultural e histórico del lugar en que vives.
Te proponemos que salgas a recorrer el paisaje que rodea tu casa o liceo y descubras esos laberintos que guardan las historias y experiencias de tus antepasados, protagonistas de tu propia memoria. Observa los detalles de las
cosas, el plano de tu ciudad, del pueblo, el edificio de la iglesia, las costumbres culinarias de tu familia, los nombres de los lugares, las historias y
leyendas de los “antiguos”, etc. Este eje temático se organiza en torno a dos grandes temas: las culturas originarias de Chile y América, y el sistema social, político, económico y
cultural instalado por los europeos en nuestro país a partir del proceso de Conquista.
Un aspecto importante a considerar en este eje es el referido al progresivo proceso de mestizaje cultural que resultó del encuentro entre los indígenas y
los españoles. Este importante proceso formador de nuestra identidad, seguramente está presente en el paisaje que te rodea; en la forma urbana de tu pueblo o ciudad, en la iglesia, en detalles de la plaza, en recetas de platos
tradicionales, en las leyendas que se cuentan en las reuniones con los más ancianos, en los nombres de los lugares a los cuales vas en los días de
descanso, etc.
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La tirana es un ejemplo vivo del mestizaje cultural entre los españoles y
los diferentes pueblos originarios del mundo altiplánico. La idea es que puedas analizar y reflexionar acerca de dicho proceso y su
papel dentro del surgimiento de lo que se ha llamado la “Identidad Chilena”. Al respecto existen una serie de interesantes reflexiones que se han
elaborado desde distintas áreas de las ciencias sociales como la antropología, la sociología, la psicología, la estética, etc. En la bibliografía que te entregamos al final podrás encontrar algunos de estos estudios, que
te ayudarán a complementar tus conocimientos.
El primer punto de este eje temático se refiere a las grandes civilizaciones
precolombinas, a saber, los Mayas, los Aztecas, y los Incas, todos ellos abordados desde el punto de vista de sus formas básicas de organización social, económica y política. La idea es que puedas conocer y
analizar los elementos culturales que hemos heredado de ellos y que forman parte de nuestra identidad continental.
En este punto se sugiere conocer los aportes del imperio incásico a las diversas culturas precolombinas chilenas que formaron parte de él, como por ejemplo, los Atacameños y los Diaguitas, en la zona norte de Chile.
Por otra parte, es importante que conozcas la variedad de formas de vida y de organización social de los pueblos que habitaban este territorio a la llegada de
los españoles, analizando los ricos aportes que hicieron en la formación de nuestra identidad cultural, sin olvidar su presencia actual en nuestro país y su aporte a la diversidad cultural que hoy forma parte de nuestro patrimonio
cultural. Para indagar acerca de las distintas etnias actuales puedes visitar el sitio www.conadi.cl/, donde se muestran diversos ámbitos de sus actividades
en la actualidad.
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El segundo punto de los contenidos se refiere al proceso de conquista de Chile,
considerando los propósitos de los conquistadores, características de la empresa de conquista y los efectos que dicho encuentro tuvo para los
pueblos que habitaban estas tierras. Es importante que sepas cómo fue ocupado el territorio nacional por los españoles, observando la fundación de las distintas ciudades, las formas de la guerra de Arauco y los esfuerzos de las
huestes hispanas por reconocer, explorar, e integrar al imperio español este paisaje natural y humano.
En el tercer aspecto de este eje temático se trabaja con las relaciones establecidas entre los conquistadores y los conquistados en nuestro territorio nacional. Se pretende que puedas conocer y analizar los distintos ámbitos en
que se llevaron a cabo estas relaciones, como por ejemplo, el sincretismo cultural, el mestizaje humano y cultural y, por último, las formas de resistencia
que utilizó el pueblo mapuche en la defensa de sus territorios y de sus intereses. Es importante que puedas poner en la perspectiva histórica estos fenómenos,
en el sentido de que muchos de estos procesos históricos aún están vivos en nuestra cultura, como por ejemplo, los esfuerzos del pueblo mapuche para que
se respeten sus tradiciones e intereses históricos. En la cuarta sección de este eje temático se trabaja con los principales legados o herencias que nos dejaron los españoles. En otras palabras, los distintos
elementos culturales que nos marcaron como comunidad humana, a saber: el lenguaje, la religión, formas de entender el mundo, maneras de relacionarnos
entre nosotros mismos, etc. Además, se busca que conozcas las principales características de las distintas organizaciones políticas Y sociales que heredamos de los españoles, y cómo se fueron instalando en nuestras diversas
formas de organización local y nacional.
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Las tres grandes civilizaciones precolombinas LOS MAYAS LOS AZTECAS LOS INCAS
Habitaban en la Península
de Yucatán, Belice y parte
de los territorios que en la
actualidad ocupan
Guatemala y Honduras.
A medida que fue
disminuyendo el poder de
los olmecas (hacia el 400
a.C.), fueron en aumento
los asentamientos en las
montañas del interior y,
poco antes del comienzo de
la era cristiana, la primera
ciudad del México
precolombino había
alcanzado dimensiones
urbanas en Teotihuacán, en
el valle de México. Desde
el 450 hasta el 600
Teotihuacán dominó la
Meseta Central,
comerciando con Monte
Albán y con los reinos
mayas que habían surgido
en el suroeste de México.
Teotihuacán ocupaba unos
21 km2 con bloques de
viviendas de varios pisos,
mercados, multitud de
pequeños talleres
templos sobre plataformas
y palacios cubiertos de
murales.
A la llegada de los
españoles las fronteras del
imperio cubrían más de
5.000 kilómetros de largo,
ocupando los actuales
territorios de Ecuador, Perú
y Bolivia, el sur de
Colombia, el norte de
Argentina y hasta el río
Maipo en Chile.
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Sociedad jerarquizada, cuya
máxima autoridad era el
halach uinic, “el verdadero
hombre” con carácter
hereditario, dotado de
plenos poderes limitados
solo por un consejo asesor,
formado por los ah cuch
caboob.
Estas dos instancias
gobiernan la Ciudad-Estado
que designaban a los jefes
principales de otras
poblaciones aliadas a la
suya llamados batabob, que
cumplían funciones civiles,
religiosas y militares.
Luego estaban los
sacerdotes, los funcionarios
de mayor importancia, los
artesanos y los mercaderes.
Finalmente, en la base de la
pirámide social, el
campesino, el cultivador de
maíz que, en tiempos de
guerra se transformaba en
soldado, y en tiempos de
paz trabajaba en la
construcción de los grandes
templos. Junto a los
campesinos estaban los
numerosos esclavos
obtenidos como botín de
guerra.
Estaba formada por tres
clases sociales bien
diferenciadas:
1. La nobleza no
hereditaria cuya figura
dominante era el rey que
era elegido entre los hijos o
sobrinos del último
monarca.
2. Los funcionarios
medios que eran los
comerciantes con una gran
influencia en la vida
azteca ya que viajaban por
todo el territorio
intercambiando los
productos y trayendo
relatos sobre la forma
de vida y riquezas de
otras tribus. Los jefes
militares se encargaban de
las funciones de policía,
adiestraban a las tropas
para las guerras religiosas
y recibían como
recompensa el usufructo
de las tierras y servidores.
Los artesanos altamente
calificados formaban
también parte de este
estrato.
3. Los campesinos eran el
grupo mayoritario de la
sociedad azteca.
Estaba formada por clases
sociales bien diferenciadas:
1. La nobleza hereditaria
con el Inca en primer lugar
como emperador y máximo
jefe. Se consideraba a sí
mismo descendiente
directo del dios Sol, el dios
supremo. La esposa
principal del Inca era la
coya, elegida entre sus
hermanas para asegurar la
“pureza” y divinidad de sus
descendientes.
Alrededor del Inca, como
parte de la clase dirigente
estaban los nobles por
nacimiento, quienes eran
miembros de su familia,
entendida en su sentido
más amplio, y los antiguos
jefes de los pueblos
asimilados al imperio.
2. Los funcionarios
medios, clase que estaba
conformada por distintos
grupos y era
fundamentalmente una
clase urbana.
3. Los campesinos eran
la clase social más
amplia. Estaban agrupados
en comunidades llamadas
ayllu, que eran el núcleo
social y político del mundo
andino desde antes de la
dominación de los incas.
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Chile Prehispánico. La enorme diversidad geográfica del actual territorio chileno fue habitada por
numerosos pueblos, desarrollándose distintas culturas con distintas formas de adaptación a este territorio.
Las comunidades originarias del Norte Grande de Chile En el sector costero de esta zona habitaba una comunidad llamada los
changos, quienes usaban canoas y balsas de tres palos hechas con cuero de lobo marino infladas. Para hacer sus balsas, cortaban la cabeza y las extremidades del animal y cosían las aberturas con agujas de cactus y con
tendones del mismo animal. En la parte de la cabeza introducían una caña, por la cual inflaban el cuerpo hasta que del lobo se llenaba de aire. Cazaban
ballenas y toninas que consuman en la salida de las quebradas que llegaban al mar con agua dulce. Eran pescadores y recolectores.
Los atacameños habitaban los oasis cercanos al salar de Atacama, los cursos medios e inferiores del río Loa, la zona costera hasta la altura de Taltal y la
zona entre este punto y la cordillera andina. Mantuvieron vínculos con Tiahuanaco y alcanzaron notables avances en su estructura social, económica y cultural. Construyeron fortalezas o pucaras, de influencia incaica, tales como
Lasana y Quitor. Sus casas eran de piedra con techo de ramas, la cocina estaba cerca de la bodega y del corral, donde tenían llamas y alpacas. La lana
de estos animales era usada para elaborar telas y frazadas, la carne para el consumo, el cuero para fabricar sandalias y el estiércol lo usaban como combustible y como abono. Practicaban la agricultura en las laderas de las
quebradas y cerros con un sistema de regadío artificial. Este tipo de cultivo ha sido denominado intensivo, ya que en poco espacio lograban un alto
rendimiento gracias al uso de sofisticadas técnicas agrícolas. Cultivaban maíz, frijoles, calabazas, ajíes, papas, quínoa. Hablaban kunza, lengua que ha desaparecido en la actualidad. Creían en una
vida después de la muerte, enterraban a los cadáveres envueltos en telas y con sus bienes personales. Por las condiciones climáticas del lugar
momificaban sus cuerpos. Esto ha permitido a los investigadores e investigadoras obtener mayor información sobre su sistema de creencias, ya
que por la salinidad y sequedad del suelo se han conservado en muy buenas condiciones. Al parecer, changos y atacameños tuvieron contacto comercial. Esta suposición
se basa en los restos de grano que se han encontrado en los lugares habitados por los changos y en los restos de pescado hallados en los lugares donde
habitaban los atacameños, en el altiplano del Norte grande.
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Las comunidades originarias de los Valles Transversales
Los diaguitas habitaron en los valles transversales que se ubican entre
Copiapó y Santiago. Valles fértiles y llenos de pequeños cultivos, que, mediante inteligentes sistemas de regadío, hicieron de este pueblo una de las culturas más importantes del Norte Chico.
Su producción agrícola era la misma de los otros pueblos del norte y se ocupaban también de la actividad ganadera, llevando a los animales desde la
cordillera hacia la costa en busca de pastos estacionales. En estos traslados cazaban guanacos y hacían charqui con su carne. Estas comunidades humanas estuvieron bajo la influencia de los incas, lo que
se nota al conocer los sistemas de riego y las técnicas que utilizaron en la fabricación de cerámica.
Fueron expertos ceramistas que decoraban con negro y blanco sobre fondos rojos. Además de las piezas de uso doméstico, fabricaban artículos de uso ceremonial, de los cuales el más conocido es el jarro pato.
Construyeron sus casas con barro y vegetales, su vestimenta con telas de algodón y lana, y usaban el cuero de sus animales para fabricar sus sandalias.
Hablaban el kakán, lengua desaparecida debido al mestizaje con la población española. Cada valle de esta zona era un señorío independiente y la unidad entre ellos se nota solo en algunas de sus costumbres y tradiciones. Cada valle
se dividía en sectores: de "arriba" y de "abajo", pero, en caso de tener que defender su territorio, se unían en bloque.
Los mapuche Desde el río Aconcagua hasta la parte norte de la isla de Chiloé habitaba el
grupo étnico más numeroso de Chile: los mapuche o “gente de la tierra”. No conformaron un solo pueblo, ya que estaban divididos en numerosos linajes.
Distribuidos en este amplio espacio tenían en Común la lengua -el mapudungún-, el sistema de creencias y algunas costumbres. A la llegada de los españoles, la población era aproximadamente de un millón
de habitantes, lo que nos permite suponer que el territorio estaba densamente poblado con un nomadismo mínimo y ordenado y que había una cantidad de
recursos suficientes para su subsistencia. Además debían contar con algún tipo de organización social, que les permitiera su funcionamiento.
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Los mapuche tenían una serie de conocimientos técnicos sobre la agricultura,
practicaban la pesca, la caza y la recolección de frutos. Su nivel de desarrollo puede denominarse como proto-agrario, esto significa que conocían la
reproducción de ciertas especies vegetales, pero que no habían desarrollado todavía una agricultura propiamente tal.
Las bandas canoeras del extreno austral
Los Chonos son los canoeros del sur de Chiloé. Su organización social básica era la familia. Se movilizaban entre los canales desde el seno de Reloncaví, por
el norte, hasta el golfo de Penas, por el sur. Esta zona posee una geografía disgregada, llena de pequeñas islas, fiordos y
canales. La temperatura es baja y aumentan las lluvias a medida que se avanza hacia la Isla grande de Chiloé. Abunda la fauna marina, con especies
tales como las toninas o el delfín chileno. En las islas son numerosas las manadas de lobos marinos, focas y pingüinos.
Al llegar a las costas de lo que hoy se conoce como Estrecho de Magallanes, nos encontramos con grupos humanos que navegaban pescando y cazando
fauna del mar. Estos fueron los llamados kaweshkar o alacalufes y los yámanas o yaganes, quienes compartían costumbres y modos de vida. Los kaweshkar se ubicaban en los canales al norte del Estrecho de Magallanes.
Los cazadores de Tierra del Fuego
También en esta zona, pero en la Isla Grande de Tierra del Fuego, vivían los selknam u onas, hábiles cazadores de guanacos y animales marinos que
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también recolectaban frutos silvestres y raíces.
Para tener una mayor información de los pueblos indígenas de la actualidad puedes revisar el “Informe de la comisión Verdad Histórica y nuevo trato de los
pueblos indígenas” en: www.gobierno.cl/verdadhistorica/presentacion
La conquista española A fines del siglo XV, España y Portugal inician viajes de exploración para poder
establecer contacto directo con el Oriente. Los antecedentes para esta expansión se relacionan con el corte de las rutas de acceso a China, debido a
la invasión de Constantinopla –centro de intercambio entre el Oriente y Europa-, por parte de los turcos otomanos. Por otra parte España, el mismo año que Colón llegó a América, se unificaba
en torno a la monarquía de los reyes católicos, quienes realizaban la unificación de los viejos reinos españoles.
Otro elemento a considerar es el nuevo espíritu que se respiraba en Europa, que revitalizaba la acción humana, dando valor a la iniciativa individual. Es lo que se ha llamado el espíritu renacentista.
El antiguo contacto con los árabes había implicado que la marina europea
integrara a su práctica de navegación técnicas como el uso del timón, la vela arábiga y el uso de instrumentos de orientación, que ayudaron a los marineros a navegar mar adentro, perdiendo de vista la costa. Esto les permitió realizar
viajes de mayor alcance. Todos estos elementos integrados entre sí conformaron el contexto en el cual
se desarrollaron los viajes y descubrimientos realizados por los portugueses y los españoles durante los siglos XV y XVI. La creciente actividad comercial iniciada en Europa a partir del siglo XI,
fortaleciendo los contactos entre Europa y Oriente, les permitió a estados como España y Portugal darse cuenta de la necesidad de buscar rutas alternativas
para comerciar de manera directa. De tal modo, comenzaron a explorar el océano Atlántico y es en este contexto que surge el primer viaje de Colón. Al alba del 12 de Octubre de 1492, el
marinero Rodrigo de Triana observó por primera vez la figura de una de las tantas islas del Caribe, que conforman el continente americano. Este fue el
punto de partida para que numerosos exploradores y aventureros se arriesgaran a nuevas empresas, motivados por el afán de fama y riqueza.
Cada nuevo territorio donde se establecían los españoles era una base para planificar una nueva expedición. Desde Panamá salió la expedición de Francisco Pizarro, quien conquistó Perú.
A su vez, desde allí se planificó la expedición hacia el territorio chileno. Los costos de estas expediciones estaban a cargo de los conquistadores, pero
se hacían en nombre de los reyes de España, quienes habían recibido estos territorios como una donación del Papa Alejandro VI, con el objetivo de conquistar y evangelizar a sus habitantes.
Los reyes establecían los territorios a conquistar por parte de cada expedición
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a través de documentos que recibían el nombre de capitulaciones. Estos
acuerdos eran contratos legales, donde se establecían las obligaciones, derechos y deberes del conquistador y de los reyes.
El “descubrimiento” y la conquista de Chile En Julio de 1535, salieron del Cuzco Almagro y sus hombres rumbo al sur. La
caravana llegó a Tupiza, donde descansaron alrededor de dos meses preparando el resto de la expedición. Luego continuaron a Chicoana y desde
allí atravesaron la cordillera de los Andes rumbo a "Chili". El paso de la cordillera fue desastroso, testigos de la época señalaron que a muchos soldados se les congelaron los pies y a otros se les desprendían los
dedos al sacarse las botas. Los mayores sufrimientos recayeron sobre los nativos que caminaban descalzos. El camino quedó plagado de cadáveres de
indígenas muertos de frío. El 21 de Marzo de 1536 Almagro llegó al valle de "Copayapo", hoy denominado Copiapó, la capital de la tercera región de nuestro país. Luego avanzaron hacia el sur para instalarse en el valle del
Aconcagua. Desde allí, Almagro y sus hombres salieron a buscar las riquezas que los indígenas habían asegurado que existían. Sin embargo, una de las
expediciones que iba al mando de Gómez de Alvarado se enfrentó por primera vez con el pueblo mapuche, cerca del río Itata, en la batalla de Reinohuelen. Finalmente Almagro regresó a Perú y su expedición no prosperó.
Luego de la muerte de Almagro, en abril de 1539, Pedro de Valdivia era
nombrado por Pizarro Teniente Gobernador de Chile. De inmediato el conquistador levantó bandera de enganche en la plaza mayor del Cuzco para inscribir a los que deseaban partir junto a él en esta nueva empresa de
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conquista.
A mediados del mes de Diciembre de 1540, Valdivia estaba en el Valle del río "Mapuchu", hoy el lugar que ocupa Santiago, la ciudad capital de Chile.
El primer campamento de los españoles se levantó en dicho territorio y, al mismo tiempo, Valdivia organizaba grupos de reconocimiento del lugar y establecía relaciones con los picunches, habitantes del valle, quienes
aparentemente tenían una actitud pacífica. Valdivia decidió fundar Santiago en medio de un pequeño terreno rodeado por
dos brazos del Mapocho y a los pies del cerro que los indígenas llamaban "Huelén" y que hoy conocemos como Santa Lucía. Este lugar le pareció perfecto para sus intenciones; era protegido, tenía agua suficiente para los
cultivos, tenía un pequeño cerro que permitía la vigilancia de todo el valle, y además, gozaba de un clima muy parecido al de España, lo que gustó mucho a
Valdivia y a sus hombres.
Descripción exacta, breve y completa del Nuevo Mundo y Perú es el nombre de esta carta realizada en 1554 por el cosmógrafo Jean Bellére. Por
primera vez se denomina Chile a un extenso territorio. Se muestra la
extensión de la Cordillera de los Andes.
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Los pueblos originarios, totalmente descontentos con la conquista
española, comenzaron a atacar las zonas en que los españoles sacaban oro y mantenían sus chacras: atacaron Con-Con y, en septiembre de
1541, Michimalonko organizó un fuerte ataque a la ciudad de Santiago, donde los españoles fueron derrotados y la pequeña aldea, fundada algunos meses atrás, completamente destruida.
La institucionalidad española en Chile y América
La administración se realiza a través de organismos con sede en España y otros con sede en América. Entre los primeros podemos destacar:
El Consejo de Indias: Con funciones judiciales, administrativas y legislativas.
La Casa de Contratación: Con funciones económicas, control del monopolio comercial. Existían cuatro puertos americanos que podían comerciar con España, todos en Centro-América: Veracruz, Cartagena, Porto Bello y La
Habana. Para mantener el monopolio comercial, un solo puerto español se encargó de recibir y mandar productos a América: Sevilla.
Los siguientes constituyen los principales organismos de administración radicados en América:
Los Virreinatos fueron la división político administrativa más importante de América. El virreinato de Nueva España, correspondiente a México, y el
virreinato del Perú fueron los dos creados en el siglo XVI. El Virrey es la máxima autoridad en el virreinato. Era el representante directo del rey y tenía atribuciones jurídicas y ejecutivas.
La Real Audiencia era el máximo Tribunal de Justicia en América. También
tiene atribuciones ejecutivas. Normalmente existían en cada virreinato y en algunas ocasiones en las gobernaciones.
El Gobernador estaba a cargo de una Gobernación, la que a su vez pertenecía a un virreinato. El Gobernador dependía del virrey y tenía funciones
gubernativas, militares y económicas.
El Capitán General era un cargo similar al del Gobernador, pero enfatizando su función militar. Estaba a cargo de las Capitanías Generales: zonas militares que contaban con ejércitos regulares a cargo del control y vigilancia de
territorios en conflicto bélico. Chile fue, por el conflicto con los mapuches, declarado Capitanía General.
El Corregidor tenía funciones gubernativas en el ámbito provincial.
El Cabildo, gobierno local, asume la administración de la ciudad,
representando a los vecinos y asumiendo funciones judiciales, administrativas,
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políticas y económicas.
Territorialmente, América fue dividida al principio en dos virreinatos: el de
Nueva España, en la zona del actual México (abarcaba todas las tierras al norte de Panamá) y el virreinato del Perú (las tierras al sur de Panamá). Este último virreinato fue subdividido durante el siglo XVIII por los reyes Borbones, ya que
era demasiado grande y se hacía muy difícil su administración. En 1717 se crea el virreinato de Nueva Granada (actual Colombia, Ecuador, Panamá y
Venezuela) y en 1776 el del Río de la Plata (actuales Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia). Chile siguió dependiendo del Perú.
La guerra de Arauco
Los primeros encuentros entre los conquistadores y los pueblos originarios no fueron fáciles. Desde luego las primeras reacciones de los “dueños de casa” fueron de sorpresa y temor, por lo que protegieron sus tierras como pudieron.
Al cruzar el río Itata, los hispanos se encontraron con una fuerte resistencia y
las ciudades y fuertes que construían eran constantemente atacados. Ciudades, como fue el caso de Concepción y de fuertes que se ubicaban más al sur, tales como La Imperial, Tucapel y Cañete.
Casi todos los años, desde Santiago, se organizaban grupos de ataque español
que, pasado el invierno, se desplazaban hacia la Araucanía para intentar entrar en la zona poblada por los mapuche.
El interés de los hispanos era, especialmente, la mano de obra para sus actividades mineras y agrícolas, pero, además, el oro que se explotaba en
Villarrica y en las cercanías del fuerte de Tucapel, por lo que los ataques eran de uno u otro bando.
El conflicto, durante las últimas décadas del siglo XVI, fue un proceso constante en el tiempo, pero con algunas interrupciones. En tanto prolongación
de la Conquista, los conquistadores procuraron mantener las ciudades que habían fundado y mantener a los pueblos originarios sometidos a su dominio,
mientras que estos defendían tenazmente su territorio y procuraban destruir los fuertes y las ciudades.
La Encomienda: el trabajo gratuito de los indígenas
Desde el siglo XVI y prácticamente durante todo el período colonial, la encomienda fue una institución económica y social de gran trascendencia. El fundamento de la encomienda descansaba en el tributo que los indios, como
súbditos de la corona, debían pagarle al rey. Al encomendero se le entregaba el usufructo que una determinada comunidad
indígena debía pagar. Este pago podía ser en trabajo o en especies, pero lo
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habitual fue que realizaran el trabajo, con lo cual terminó constituyéndose en
una especie de esclavitud encubierta. El encomendero, por su parte, estaba obligado a defenderla.
Además de la encomienda de indios, existía otro beneficio que era entregado como premio a los conquistadores. Se denominaba merced de tierra y
consistía en una cierta cantidad de tierra que se le entregaba al conquistador en premio por sus servicios. Merced de tierra recibieron, por ejemplo, la
mayoría de los oficiales de la hueste de Valdivia. Algunos especialistas sostienen que este sería el inicio de la propiedad rural española en Chile.
La Colonia
En Chile, este período se sitúa entre principios del siglo XVII y principios del siglo XIX. En esta fase se fue asentando una sociedad nueva y se afianzó la institucionalidad del reino, delimitándose una frontera en el río Biobío, donde
por siglos convivieron de manera pacífica, bélica y alternada españoles y mapuches. Esta zona fronteriza se convirtió en un área de particular mestizaje,
donde se fundieron tradiciones españolas e indígenas. El primer gobernador de la colonia es Alonso de Ribera, quien llega a nuestro
país en 1601 y que, al contactarse con la situación local, se da cuenta de que no se puede seguir combatiendo con las milicias vecinales, sino que es
necesario organizar un ejército permanente. Para tal efecto pide autorización al rey, quien ordenó –en 1604– enviar, desde las cajas reales de Perú, un real situado para poder pagarles a los 1.500 hombres que conforman este ejército.
Considera, además, un esfuerzo inútil fundar ciudades y fuertes dentro del territorio mapuche y propone establecer una línea fronteriza fortificada.
La economía chilena de la época se organizó, por una parte, en torno al desarrollo de las riquezas mineras del virreinato del Perú, cuyo símbolo fue
Potosí. Chile enviaba mulas para el transporte y productos como cereales, frutas secas, vino, aguardiente, telas, ponchos, frazadas, lona, cuerdas,
maderas, cueros, vellones, charqui y sebo como materia prima para elaborar velas y jabón.
El Norte Chico fue el centro de la minería del cobre que se enviaba a España y regresaba convertido en bronce o en cañones.
A fines del siglo XVII, la producción de trigo adquirió importancia, sobre todo
en la exportación al Perú, pues los cultivos de este país se vieron afectados primero con un terremoto que destruyó las instalaciones de las haciendas y las obras de regadío de los distritos productores de cereales cercanos a Lima y,
luego, con la plaga del polvillo negro que arruinó las cosechas por varios años.
Se cultivó trigo en la zona central del país y en regiones como La Serena y
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Concepción.
Con el dinero que se obtenía de la exportación se compraba a los comerciantes
limeños azúcar, cacao, tabaco y también las manufacturas españolas y europeas como papel, hierro, géneros, quincallería, alhajas, espejos, muebles y armas, que consumían los grupos más adinerados de la población.
Así –a medida que transcurre el siglo XVII–, las faenas agropecuarias van
teniendo mayor importancia, ya que anteriormente el papel principal lo había ocupado la explotación minera. La tenencia de la tierra es cada vez más importante, pues entrega no solamente bienestar material, sino también poder
político y prestigio social.
La mano de obra, luego del enorme descenso sufrido por la población de los pueblos originarios, se obtenía alquilándola a los encomenderos o contratando también a nativos libres, cuyos derechos estaban estipulados en un documento
llamado asiento de indios. Se recurrió también a la compra de esclavos, que se obtenían por medio de los prisioneros de guerra, la compra de siervos negros,
cuya presencia había aumentado considerablemente en las primeras décadas del siglo XVII, y a los mestizos, que se habían convertido en peones asalariados.
La moneda casi desapareció, pues los yacimientos de oro y de plata explotados
en Copiapó no pudieron sustituir a los lavaderos de oro perdidos en el sur. Se dificultaron las transacciones externas y la circulación interna, por lo que se utilizó el trueque. La escasa moneda que circulaba era la que se acuñaba en
Perú. Frente a esta situación, la corona ordenó que el situado se enviara en dinero. Los intereses que giraban a su alrededor hicieron que sus remesas se
demoraran haciendo más complicada la economía chilena. La manifestación artística del mestizaje en este siglo fue el barroco con
inspiración religiosa. En Chile se construyeron espléndidos templos, pero se ha conservado solamente el de San Francisco en Santiago, cuya edificación se
comenzó en el siglo XVI (en el sitio educativo “Mira tú”, puedes recorrer de forma entretenida esta iglesia). Se destacó el peruano Juan Zapaca Inga, que
fue el único que firmó sus obras. También la crónica siguió siendo el género literario preferido y sus temas principales eran fundamentalmente las prolongadas guerras de conquista. Una obra que puede destacarse en este
período fue la Historia General del Reino de Chile, Flandes Indiano del jesuita Diego de Rosales, quien recorrió todo el país y logró hacer un acabado
cuadro de la vida chilena de su tiempo.
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Sitios sugeridos
Para profundizar en algunos de los temas que se desarrollan en este eje temático, te sugerimos visitar los siguientes sitios web:
www.memoriachilena.cl/. Para temas referidos a biografías de personajes históricos, textos de historia, documentos de épocas pasadas, fotografías antiguas, etc.
www.educarchile.cl/. Aquí, en nuestro portal, puedes ingresar a una completa cronología histórica de Chile.
www.conadi.cl/. En este sitio encontrarás diversas informaciones referidas a los pueblos originarios chilenos en la actualidad.
Bibliografía Si deseas profundizar a través de lectura de textos históricos puedes revisar
los siguientes: Barros Arana, Diego (1884). Historia general de Chile. Bengoa, José (1985). Historia del Pueblo Mapuche. Ediciones Sur, Santiago.
Cavieres, Eduardo y Salinas, René (1991). Amor, sexo y matrimonio en Chile tradicional. Universidad Católica de Valparaíso, Instituto de Historia,
Valparaíso. De Ramón, Armando (1992). Santiago de Chile (1541-1991) Historia de una sociedad urbana. Editorial MAPFRE. Madrid.
De Rosales, Diego (1988). Historia general del Reyno de Chile. Editorial Universitaria, Santiago.
De Vivar, Jerónimo (1991). Crónica y relación copiosa y verdadera de los reynos de Chile. Editorial Universitaria Santiago. Godoy, Hernán (1971). La estructura social de Chile. Editorial Universitaria,
Santiago. Godoy, Hernán (1976). El carácter chileno. Editorial Universitaria, Santiago.
Góngora, Mario (1960).Origen de los inquilinos de Chile central. Universidad de Chile, Santiago. Hidalgo, Jorge y otros (ed.) (1989 y 1996). Culturas de Chile, vol 1 y 2.
Editorial Andrés Bello, Santiago. Izquierdo, Gonzalo (1990). Historia de Chile. Editorial Andrés Bello, 3 tomos,
Santiago. Jara, Álvaro (1971). Guerra y sociedad en Chile. Editorial Universitaria,
Santiago. Mellafe, Rolando (1986). Historia social de Chile y América: sugerencias y aproximaciones. Editorial Universitaria, Santiago.
Montecino, Sonia (1991). Madres y Huachos. Alegorías del mestizaje chileno. Editorial Cuarto Propio Cedem, Santiago.
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