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    Los padres en la escuela preescolar Clientes o cooperadores?

    en Cuadernos de Pedagoga, nm. 282, julio-agosto, Barcelona, Praxis, pp. 35-39. [La consulta se realiz en elCD ROM 25 aos contigo. Cuadernos de Pedagoga 1975-2000.]

    Arnaiz Sancho, Viven

    1. la familia como comunidad de prcticas o escenario sociocultural de actividades

    Empezar con una ancdota que, aunque ocasional, me parece suficientemente ilustrativa: los maestros deuna pequea escuela se han reunido para intentar analizar cmo actuar frente a unos padres que habanhecho lo que parte del profesorado consideraba un gran agravio manifestar abiertamente su desacuerdocon respecto a algunas formas educativas.

    Nada ms iniciado el anlisis de la situacin, se ha evidenciado la necesidad de clarificar un matiz que creoconstitua el quidde la cuestin, el conflicto naca de una expresin desafortunada e impertinente por eltono acusatorio empleado por los padres, que se amparaban en una concepcin demasiado desfasada dela educacin, o constitua la exteriorizacin de las dificultades experimentadas por esos mismos padres,que se expresaban as con ansiedad y tensin, lanzando una serie de crticas contra un profesor o una

    profesora en concreto.Los argumentos en uno u otro sentido, surgan en funcin de si el anlisis de la situacin se realizaba,sobre todo, desde la sensibilidad herida y la dignidad ofendida, o si se recurra a esquemas sistmicos odinmicos, expresando la conveniencia de no provocar una escalada de enfrentamientos y proponiendo undilogo clarificador.

    Mejor an. En la reunin se trataba de adoptar una serie de posturas en funcin de las actitudes previas,relacionadas con el papel que se concede o reconoce a los padres y madres desde la escuela.

    No me atrevera a calificar un tipo de anlisis ms lcito que otro puesto que se trata de personas adultassin ningn contrato teraputico ni educativo; nadie est obligado a realizar una lectura ms all de loestrictamente manifestado.

    Cada uno tiene derecho a adoptar una determinada postura en una temtica que la legislacin no explcitay, sobre todo, en un mbito que la formacin de los padres en la escuela preescolar Clientes ocooperadores? enseantes ha descuidado Pero ms all de la libertad de opcin, se encuentra lainteligencia de uno u otro posicionamiento. Y ello es cuanto intentar analizar.

    Aunque se trata solamente de una simple ancdota, creo que puede servir para sintetizar una serie deactitudes que a menudo surgen de manera previa a cualquier razonamiento, y que definen ciertosposicionamientos que marcan la dinmica de las relaciones establecidas con los padres y madres: paraunos, constituyen elementos amenazantes para la dinmica escolar y para su propia autoestima, mientrasque para otros se trata de interlocutores con quienes compartir, en alguna medida, el proyecto y lasilusiones en las que se sustenta cualquier realidad educativa.

    Cuando los padres son vividos como elementos extraos

    Quienes sienten a los padres como un desafo se ocuparn con esmero, de marcar los lmites: los recibencon un listado de normas y obligaciones para que todo est claro desde el primer da, y as los padressabrn qu deben hacer.Asimismo, presuponen, en mayor o menor grado, la incapacidad de stos paraentender y valorar los objetivos y recursos educativos, y consideran que su papel debe ser el decumplidores de las normas acordadas por el centro.

    En el plano educativo, se les suele encomendar el rol de comparsas de las actividades escolares: queayuden o recuerden a los nios que deben llevar a la escuela tal o cual material, incluso quizs laconveniencia de que vayan vestidos con este o aquel color, y por qu no? que repasen en casa lostemas tratados en la escuela. Cuando hablan de adaptacin, suelen explicar que los nios debenacostumbrarse, y no es raro que lloren unos das (no caen en la cuenta de que, as pasan semanasentristecidos, aunque tambin es posible culpar a los padres de haberles habituado a sus ternuras).

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    Las reuniones de este tipo son meramente informativas. El docente de turno habla para informar a lospadres de una serie de objetivos y de la trascendencia que posee este hbito o aquella rutina y, sobre todo,advierte de los riesgos de mimarlos o consentirlos, porque estropean la labor que se realiza en laescuela.

    Frecuentemente, se suele agrupar a todos los padres del ciclo en una sola reunin, o como mximo poredades, evitando los riesgos de colocar a un solo docente frente a un grupo de padres y madres.

    Es difcil detectar esta mentalidad limitadora del papel de los padres en los momentos de la entrada y salida

    de la escuela, porque suelen tener prcticamente vedado el acceso a los espacios de las aulas e incluso asus alrededores. All es fcil ver, ms encogido que sentado, al preescolar al que tardan en recoger, solo ycon la mirada fija en la puerta... Incluso el tabln de anuncios suele ser bastante explcito al respecto:avisos y normas se reparten el espacio.

    Estas rutinas de exclusin slo son alteradas ocasionalmente en las fechas sealadas por las fiestastradicionales: la Independencia de Mxico, la Revolucin y las fiestas de primavera. Entonces surge porunas horas, la posibilidad de compartir espacios, msicas que, por inslitas y masificadas, se vuelvendesconcertantes. Es fcil ver salir al alumnado en esas ocasiones con un gran lbum, logrado tras das ydas de ahnco y tesn, rellenando, pinchando, emparejando...

    Asimismo, se utilizan con frecuencia los conflictos o dificultades que presentan, en uno u otro momento, losnios y nias, como argumentos para convenir fcilmente el abandono, el desinters, el desacierto o la

    sobreproteccin con que los progenitores atienden a sus hijos.Cuando los padres y madres ocupan el papel de clientes

    Slo ocurre en dos circunstancias:

    En las escuelas cuya supervivencia depende de las aportaciones de los padres, en abiertacompetencia con otras ofertas de la zona.

    En los centros que aun teniendo lo econmico resuelto, el profesorado no ha establecido una seriede criterios para evaluar su profesionalidad, y busca en los padres y madres el reconocimiento queno han logrado mediante su autoevaluacin.

    Los padres y madres no se convierten entonces en elementos a los cuales mantener al margen, sino, entodo caso, en clientes a los que hay que mantener satisfechos o pequeos jueces a los que se ha de

    demostrar no s cuntas cosas, y se les informa de unas normas importantes que luego pocas veces secumplen.

    Si en el caso anterior las entrevistasmuy ocasionales servan para explicar a los padres cuntas lagunaspresentaban todava sus hijos, en esta situacin se les explica a diario a los clientes que est muy bien, ycome mucho, todo ello ilustrado con alguna travesura protagonizada por l o ella , que har sentirsatisfecho al padre o a la madre. Suele dotarse tambin el ambiente de la escuela de decoracin WaltDisney (nunca logro averiguar si se trata de animales humanizados o humanos animalizados).

    No se importuna a los padres con reuniones, y se suele asegurar un buen servicio a las necesidades dela familia, ofreciendo un horario largo, largusimo, superior al asignado para los alumnos de Bachillerato.

    Cuando la familia o el canguro va a recoger al nio o nia, lo suele encontrar perfectamente peinado, y losltimos aspavientos y gesticulaciones de la educadora logran dibujarle una sonrisa para el reencuentro.

    Cualquier duda expresada queda despejada por el profesional con un yo creo que est avanzando, o conun es muy pequeo todava!... Hay que darle tiempo. Asimismo, un Eso... mejor la directora! sueleser la solucin a cualquier situacin, duda, o comentario. Por qu el cliente parece quedar ms satisfechosi habla con el jefe?

    El gran engao compartido entre los que cuidan a los padres como clientes y los que los mantienen araya para que no interfieran en el funcionamiento de la escuela consiste en creer que todos los padres soniguales. Claro que eso no es nuevo, porque tambin suelen actuar dentro del centro, como si todos losnios fueran iguales, sin reconocer la existencia de una diversidad entre ellos que se debe en todo casorespetar.

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    Los marcos de colaboracin en la Educacin Preescolar

    Lo descrito hasta el momento, aunque existe, no corresponde a las caractersticas con las que se perfilahabitualmente la relacin establecida entre padres, madres, escuelas y docentes en la EducacinPreescolar. Los planteamientos y sentidos de las relaciones con los padres y madres han idoevolucionando a la par que las propuestas didcticas, dotndolas de coherencia e incorporando,progresivamente, un discurso de colaboracin cada vez ms estructurado, hasta el punto de que estacooperacin se ha convertido en uno de los ejes que define la calidad educativa en esta etapa. El primerelemento caracterstico de esta colaboracin es la diversidad y espontaneidad, su tono habitualmente

    afectuoso y su carcter estructurante.

    Como es evidente, en cualquier relacin rica, priman los elementos que caracterizan a los interlocutores:los padres, madres y docentes se suelen mostrar tal cual son. La proximidad y cotidianeidad vandespejando tapujos y distancias, hasta hacer, a menudo, que la relacin adquiera un tono afectuoso, sinllegar a la oera.

    Las profesoras ellas son mayora observan los altibajos detectando los indicios de preocupaciones yalegras de los progenitores, y saben hacerlos emerger con sutileza aprendida. Convirtindose en unarelacin estructurante para los padres y rica para las necesidades de la escuela.

    Sorprendera a cualquier extrao descubrir la importancia que adquieren, especialmente para las madres,estas relaciones, as como su principal caracterstica: el aporte de seguridad.

    Har una breve incursin en este tema: todos cuantos han conocido la experiencia de la paternidad o lamaternidad, sea como estudiosos o como protagonistas, saben que las angustias, incertezas, dudas,desconciertos, agobios, prdidas de ritmo y referentes personales acompaan a la alegra y pasin con lasque se viven los primeros aos de vida de los hijos. Esta experiencia supone la adopcin de roles,funciones, necesidades y dimensiones hasta ese momento desconocidos, y para los que no se tienenreferencias directas ni respuestas organizadas.

    Adems, en un principio, a menudo intentan compatibilizarse con una vida social y profesional rica e inclusocomprometida, que a menudo llega a colapsar el propio equilibrio personal. Es en esta dinmica en la quelos nuevos padres buscan referencias que les ayuden a reubicarse y a comprender los fenmenos queobservan en sus pequeos, e incluso, necesitan validar las decisiones tomadas, contrastando susopiniones con personas a las que puedan considerar ms expertas en la temtica que les ocupa.

    El lugar espontneo en el que tenan lugar estas dinmicas, era siempre el mbito familiar: el papeldesempeado por las abuelas como expertas en determinados problemas relacionados con la crianza o larelacin establecida con los hermanos o hermanas mayores. A falta de este medio familiar o dereconocimiento de estas capacidades, a menudo los padres y madres noveles recurran a personas msexperimentadas de su entorno social, con las que se compartan mayores coincidencias ideolgicas.

    El hecho de la distancia que la vida urbana impone en las relaciones familiares, la progresiva desaparicinde comunidades o grupos de pertenencia que hace unos aos agrupaban a las jvenes parejas, o lafrecuente ausencia de otros padres y madres en situacin de crianza entre los allegados por la cada vezmayor escasez de nacimientos, acaban dejando a los padres y madres, de los ms pequeos, en unasituacin de cierta soledad o aislamiento en lo que respecta a esta funcin educadora.

    A menudo, en este contexto, a travs de la relacin establecida con el resto de padres y madres de la

    escuela y, sobre todo, con la maestra de los nios, se teje un marco de referencia en el que los padres sesienten acogidos recprocamente, y donde buscan y plasman sus necesidades y respuestas.

    Nadie sabe hasta qu punto esta estructura relacional espontnea, se transforma en disipadora deangustias cuando aparecen sospechas o certezas respecto a la existencia de algn trastorno, sea somticoo psquico, en el nio o nia. Slo este aspecto ya justificara por s mismo un amplio dosier explicativo.

    Pero ello slo se produce cuando las actitudes relacionales, marcadas por el profesorado con los padres,constituyen un marco y contexto de referencia a partir del cual se tejen todas las dems. Es fcil identificarestas dinmicas en los momentos de la entrada y salida de la escuela, escuchando las conversacionesentre los adultos, que no por cortas resultan menos significativas de la importancia que poseen para los

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    interlocutores. Sabiamente escuchadas y devueltas por las profesoras, cumplen para la mayora unafuncin de encubierta pero slida escuela de padres y madres.

    Desde esta experiencia de espacio y tiempo compartidos entre los padres en el propio centro, algunasprofesoras han incitado a compartir, asimismo, espacios domsticos, surgiendo y facilitando que unos niosinviten a otros, previo acuerdo de las familias, a comer y jugar en su propia casa, en un encuentro que casisiempre resulta rico para el invitado y el anfitrin, porque lleva a descubrir mbitos y posibilidades ocultas.Los aos en los que hemos llevado a la prctica esta propuesta, ha generado una dinmica rica, creativa,que ha favorecido la independencia de los pequeos y ha propiciado una cordialidad inusual en las

    relaciones establecidas entre compaeros.

    Slo resta aadir al respecto que los docentes han tenido que realizar una labor de autoformacin en estesentido, para mover con inteligencia y perspicacia las ideas y demandas que se ponen en juego.

    Informacin y evaluacin

    En esta dinmica no cabe la unidireccionalidad de la informacin de la escuela a la familia, sino queadquiere toda su riqueza la reciprocidad en la que las familias y los centros se convierten en informadores yevaluadores de los hechos y procesos que se producen, sin perderse por ello la riqueza de perspectivas deque dispone el personal por su formacin y experiencia.

    Estos procesos de reciprocidad de informacin adquieren una extraordinaria riqueza por variados motivos:por un lado, son de una ayuda inestimable para el profesorado, para poder entender los balbuceantes

    comentarios que realizan los nios, con un lenguaje que a veces no facilita su comprensin si el educador yel padre no disponen de informacin complementaria, en la cual ubicar la expresin incompleta que el nioha articulado mediante el lenguaje; por otro lado, la realidad del nio a estas edades es tan cambiante yapasionada que el educador necesita disponer de informacin puntual y continuada para poder comprenderen su justo sentido las reacciones o motivaciones que el pequeo vive.

    Este respeto por lo cotidiano y el valor educativo de compartir las pequeas ancdotas, se evidencia en lasescuelas cuando respetan y animan a los adultos en los momentos de la llegada y la salida de la escuela,para que compartan con sus hijos las explicaciones que in situ el alumno da, mostrando o proponiendobreves secuencias de cuentos o juegos que ha descubierto ese da. Para el nio y la nia no se trata dealgo caprichoso, sienten sencillamente la necesidad de validarlo con sus padres.

    As, sea por la relacin establecida entre los adultos, o por la posibilidad ofrecida a padres e hijos de

    compartir pequeas secuencias de juegos, o por que se realiza un reposo de lo realizado, los momentosde la entrada y salida del plantel escolar, se convierten en ejes de esta calidad de participacin yenriquecimiento recproco.

    Y esta calidad relacional empapada de mutua aceptacin, cala en el nio hasta convertirle emocionalmenteen mucho ms accesible y seguro en el contexto escolar.

    Pero no quiero detenerme slo en los aspectos ms cotidianos, porque la prctica de colaboracin entrepadres y docentes en esta etapa, ha generado un creativo marco de reflexin del que sealar algunosejemplos:

    La primera entrevista previa a la escolarizacin, en la que padres y maestros entablan un dilogoserio para disear lo que sern los primeros pasos de todos, y se toman en consideracin losdiferentes factores que definen las necesidades, las caractersticas peculiares, los ritmos y las

    distintas estrategias que se van a seguir.

    La celebracin de una serie de entrevistas, por lo menos anuales entre ambos padres y laprofesora, en las que se analizan los procesos que se encuentran en juego con una miradareflexiva, centrada no slo en la adquisicin de los aprendizajes ms tpicamente escolares; estetipo de entrevistas se han de concertar, en cualquier momento del curso, en que sea oportuno osimplemente posible, sin buscar slo su justificacin en la elaboracin del informe final o en laaparicin de una serie de problemas que las convierte en urgentes.

    La prctica de estas entrevistas en grupos reducidos de padres, lo que les facilita el establecimientode comunicaciones reflexivas entre ellos, a la vez que les lleva a descubrirse como interlocutores

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    con intereses compartidos y enriquecedores, dado que perciben que las diferentes temticas vividasinicialmente como absolutamente peculiares, son compartidas por otros padres y madres.

    La realizacin de informes en los que los padres tienen asignado un espacio para consignar susconstataciones, con respecto a la evolucin de los nios y nias, o para poner de manifiestodiferentes estrategias, necesidades o propuestas.

    La escuela como lugar de referencia para integracin de las diversidades

    No es posible pasar por alto la funcin sociabilizadora que tiene asignada la escuela, no slo como espacio

    de aprendizaje y anlisis de la vida en un grupo de iguales, sino tambin, como lugar en el que el niobusca el sentido y la validacin colectiva de sus significados personales y familiares. En efecto, es ascomo el nio valida o no sus estructuras de valores de significados sociales, en lo relativo a los rolessexuales, la agresividad, la dominancia, la pertenencia a colectivos marginales o la adaptacin de sudiversidad. La escuela cumple esta misin en dos dimensiones. Por un lado, en referencia directa al propioalumno, facilitndole el acceso a los smbolos colectivos de validacin y resignificacin que le harnconfirmar sus referentes iniciales.

    Por otro, le abrirn interrogantes o dudas, a veces muy creativas, que le conducirn a resolver estasdivergencias y, en ocasiones, le aportarn modificaciones y crticas al medio familiar. As, no es raro orcmo los padres o madres explican las crticas expresadas por sus hijos en casa, ante ciertas costumbresmachistas o antiecolgicas, o a raz de algunos dficits detectados en el cuidado de la salud.

    Resulta inimaginable el potencial transformador que posee la vida en grupo, as como la presininstitucional que el nio percibe en el contexto escolar en relacin a los aspectos a los que me estoyrefiriendo. Por ello es preciso que la escuela le ayude y colabore con los padres en la construccin deformas no beligerantes pero s clarificantes, para allanarle el camino de confrontacin actitudinal y evitaras, las ansiedades que se generan entre los nios cuando se hallan en medio de un enfrentamiento.

    Por otro lado, al reconocer la dignidad y diversidad de los padres, sus caractersticas personales, sociales,religiosas o culturales, los nios se mostrarn especialmente atentos a cul es el espacio social que seconcede a sus mayores, en el primer marco institucional en el que ambos participan.

    Aunque creo que resulta suficiente claro a qu me estoy refiriendo, pondr algunos ejemplos por si quedaalguna duda al respecto: familias monoparentales, padres divorciados. Los nios han podido vivir, hastaeste momento, en el mundo mgico familiar en el que estos conflictos no se evidenciaban, y ser, para

    padres e hijos, el primer lugar en el que habr que encarar estas realidades.

    La presencia e incorporacin de sus smbolos o costumbres en el marco escolar y el respeto evidenciadopor el profesorado, constituir, para muchos nios y nias, el indicador de las posibilidades que se lesabren o, por el contrario, la confirmacin de la barrera infranqueable que se presenta ante ellos.

    No debera ser preciso recordar ahora, que algunos de los objetivos educativos en los que se apoya estaetapa, tienen que ver con la construccin de una imagen ajustada y positiva. Los factores a los quealudimos anteriormente, constituyen algunos de los referentes para lograrlo, y nacen justamente de estasactitudes y procesos elaborados en relacin a los padres.

    Y a los maestros y maestras quin les ayuda?

    Hace escasas jornadas, al final de un largo dilogo sobre diversos aspectos, en el que se apelaba a la

    capacidad y responsabilidad del profesorado, una de las presentes suspir con nfasis, para acabarexclamando con una espontaneidad convincente: De acuerdo. Todo est muy bien y es necesario... Peroa m, quin me ayudar?.

    Me hago solidario con dicha exclamacin, y reclamo esa ayuda en forma de reconocimiento de la tareaesencial que desempean en la educacin y que a menudo los claustros ignoran, cuando no dificultanla formacin, los recursos personales y la liberacin de exigencias administrativas; todo ello convierte enfructfero el tiempo del que se dispone en forma de asesoramiento para afrontar retos, porque, ciertamente,las tareas que se han de llevar a cabo no siempre son sencillas ni fciles.