4. iglesia y economía

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190 CÓMO LA IGLESIA CONSTRUYÓ LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL

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que padecieron los indígenas americanos en la época del Descubrí-miento. Y el modo de envolverlo es que el encuentro entre dos cuí-turas distintas proporcionó una ocasión especialmente oportunapara que los moralista s pudieran discutir y desarrollar los principios'fundamentales que deben presidir la relación entre los gobiernos.Estos hombres recibieron el gran apoyo del arduo análisis moral .llevado a cabo por los teólogos católicos que enseñaban en las uni-versidades espafiolas.V Tal como atinadarnente concluye Hanke:«Los ideales que algunos españoles intentaron aplicar en el NuevoMundo jamás perderán su esplendor mientras los hombres sigancreyendo que todos los pueblos tienen derecho a la vida, que existenmétodos justos para regular las relaciones entre los pueblos y quetodos los pueblos del mundo comparten la misma esencta huma-na>~8. El mundo occidental se ha identificado durante siglos conestas ideas que proceden directamente del mejor pensamiento cató-lico. He aquí otro de los pilares de la civilización occidental cons-truidos por la Iglesia católica.

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37 Véase C. Brown, «Oíd World v, New: Cuiture Shock 1II 1492», Pemnsuta,Harvard, septiembre 1992, p. 11.

38 Lewis Hanke. Tbe Spanisb Struggle [or [ustice, op. at., pp. 178-179.

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Capitulo 8

Iqiesia y economía

Predicación de Bernardino de Siena en la plaza, Ansano di Pietro (s. XV). Ensus prédicas, a las que las gentes acudían en masa, San Bernardino de Sienaexpuso la teoría del valor subjetivo, que anticipa las modernas teorías eco-nómicas. (Museo de la Ópera del Duomo, Siena).

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La historia del pensamiento económico comienza esencial-mente con Adam Smith y otros pensadores del siglo XVIII.Los católicos, en especial los más hostiles a la economía de

mercado, tienden a identificar generalmente los principios económi-cos modernos con los pensadores de la Ilustración. Sin embargo, yaen la Edad Media y en épocas posteriores los escolásticos compren-dieron y teorizaron sobre la libre economía en términos que a lapostre resuitarían sumamente fructíferos para el desarrollo del pen-samiento económico en Occidente. La economía moderna es portanto otra de las áreas de importancia en las que la mfluencia católi-ca se ha visto hasta hace poco oscurecida o pasada por alto, aunquelo CIerto es que hoy empieza a reconocerse a los católicos como fun-dadores de la economía moderna.

joseph Schumpeter, uno de los grandes economistas del siglo xx,rmdió tributo a las aportaciones de los últimos escolásticos en His-tory 01 Economic Analysis (954). «Fueron ellos» -asegura-;«quienes merecen más que nadie el título de "fundadores de la eco-nomía científíca"»Á. Este reconocimiento académico a un capítulolamentablemente ignorado en la historia del pensamiento econórru-

1 Joseph A Schumpeter, History of Economu: Anatysts, Oxford UnrversitvPress, Nueva York. 1954, p. 97.

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194 CÓMO LA IGLESIA CONSmUYO LA CIVILlZACrON OCCIDENTAL

co fue emulado en el transcurso del siglo XX por otros eruditos deprestigio como Rayrnond de Roover, Marjorie Grace-HutchmsonyAlejandro Chafuen.!

Otro destacado economista del siglo XX, Murray N. Rothbard,'dedicó amplia atención en su aclamada historta del pensamientoeconómico a las reflexiones de los escolásticos, que culminaron enla Escuela austriaca de economía, un Importante centro del pensa-miento económico desarrollado a finales del siglo XIX y aún en fun-cionamiento. La Escuela austríaca cuenta en su haber con un ilustreelenco de econormstas, entre los que figuran Carl Menger, Eugenvon Bohm-Bawerk, o Ludwig von Mises. F. A. Hayek, distinguidomiembro de esta institución, obtuvo el Prernro Nobel de economíaen 1974.

Antes de examinar el trabajo de los últimos escolásticos debemosconsiderar las contribuciones a menudo ignoradas en este terrenode eruditos católicos aún más tempranos. Jean Buridan (1300-1358),rector de la Universidad de París, aportó importantes novedades ala moderna teoría del dinero. En lugar de percibir el dinero comoun producto artificial, fruto de la intervención del Estado. Buridandemostró que éste afloraba libre y espontáneamente en el mercado,pnmero como un bien de utilidad y más tarde como medio de mter-cambio. Dicho de otro modo, el dinero no emergió por decreto gu-

2 Véase Ravrnond de Roover, «The Concept of theJustPrice: Theory and Eco-normc Policv»,Journat of Economtc History 18,1958, pp, 418-434; ídem, Business,Baneing, and Eco~omle Tbougbt In Late Medieval and Eariy Modern Europe: Setec-ted Studies of Raymond de Roover, Julius Kirshner ed., Unrversity of Chicago Press,Chicago, 1974, pp. 306-345; Alejandro A_Chafuen, Faith and Liberty: Tbe Econo-mtc Thought 01 tbe Late Scbolasucs, Lexíngton, Lanham, Md., 2003; Marjone Gri-ce-Hutchínson, The Scboot pf Salamanca: Readings in Spanisb Monetary Tbeory,1544-1605, Clarendon Press, Oxford, 1952; ídem, Earty Economic Thought InSpain, 1177-1740, George Allen & Unwin, Londres. 1978; [Ed. española: El tensa-miento econámtco en España 1177-1740, Crítica, Barcelona. 1982); joseph Schum-peter, History of Economtc Anaiysu, op.at.; Murray N. Rothbard, An Austnan Pers-pecuue on the History o/ Economtc Tbougbt, vol. 1, Economic Tbougbt Betore AdamSmitb, Edward Elgar, Hants, Inglaterra, 1995, pp, 99-133.

IGLESIA y ECONOMIA 195

bernarnental SInOque surgió del proceso de mtercambio voluntano,que se SImplificó extraordinariamente con la adopción de un InS-

trumento útil y ampliamente deseado.'A este instrumento útil y ampliamente deseado, sea como fuere,

debe asignársele primero un valor, en orden a satisfacer sus necesi-dades no monetanas. Del mismo modo, para que su función mone-taria sea efectiva, debe poseer ciertas características importantes.Debe ser fácilmente transportable y divisible, además de duradero,y alcanzar un alto valor por peso unitario, de tal modo que inclusoen pequeñas cantidades valga 10 suficiente para facilitar práctica-mente cualquier transacción. «En este sentido -escribe un especia-lista- es Buridan quien inició la clasificación de las cualidades mo-netanas de los productos, rmciando así el primer capítulo de losmanuales sobre dinero y banca hasta finales de la era del patrón oroen la década de 1930»4

Nicolás Oresme (1325-1382), discípulo de Buridan, realizó sigru-ficatIvas aportaciones a la teoría monetaria. Oresrne, un erudito yexperto matemático, astrónomo y físico, escribió Un tratado sobreel origen, la naturaleza, las leyes y las alteraaones del dinero, califica-do como «un hito de la ciencra monetaria [y]' un modelo que no fuesuperado en muchos siglos y continúa sin serio en ciertos aspectos».A Oresme se le ha llamado «el padre fundador de ia economía mo-netaria»>.

Oresme estableció por primera vez el principio que más tarde sedaría a conocer como Ley de Gresham, según la cual cuando dosmonedas coexisten en el seno de la misma economía y el gobierno

; Murray N. Rothbard, Economtc Thought Before Adam Smith. op.at., pp. 73-74.Ludwig von Mises, ei gran economista del siglo xx, demostró que fue ase comonació el dinero.

4 Ibídem, p. 74; véase también Thomas E. Woods, Jr., Tbe Cburcb and tbeMarket: A Cathotic Defense of tbe Free Economy, Lexington, Lanharn, Md:, 2005,pp.87-89,93.

5 jorg Guido Hülsmann, «Nicholas Oresme and the Fírst Monetarv Treatise»,8 de mayo, 2004. http://www.mises.org/fullstory.aspx?controi:=1516.

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196 CÓMO LA IGLESIA CONSTRUYÓ LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL

establece un valor para ambas distinto del que pueden alcanzar enel mercado libre, la moneda artificialrnente sobrevalorada por 'elgobierno terminará por expulsar a la otra de la circulación, Por estarazón Oresme sostenía que «si el valor legal fijo de las monedas di.fiere del valor de mercado de los metales, la moneda subvaloradadesaparece por completo de la circulación, mientras que la sobre- .valorada se convierte en úmca»>,

(' . 'Supongamos que las dos monedas son el oro y la plata, y q~~l'dieciséis antiguas onzas de plata equivalen a una antígua onza deoro, Supongamos a continuación que el gobierno establece unaparidad legal de 15:1, de tal modo que la gente necesita quinceonzas de plata y una de oro, como si su valor fuese el mísmo, Estaproporción sobrevalora la plata, pues de acuerdo con el valor de .mercado de ambos metales, son necesarias dieciséis monedas deplata para Igualar el valor de una moneda de oro, Sin embargo,con esta paridad 15:1, el gobierno está diciendo a la gente quepuede pagar sus deudas con monedas de oro de acuerdo con unaproporción de sólo quince monedas de plata por cada moneda deoro, en lugar de las dieciséis de plata por una de oro que exige elvalor de mercado. En consecuencia, la gente empieza a huir deloro para efectuar todos sus pagos en plata, El efecto sería el mis-mo que si el gobierno declarase hoy que tres cuartos de dólarequivalen a un billete de un dólar, La gente dejaría inmediatamen-te de utilizar el dólar para hacer todos sus pagos en 105 tres cuartos[artiíiciaímente sobrevalorados, y los billetes de un dólar desapare- \Ícerían de la circulación.·· J~- .

Oresme comprendió igualmente los perrucrosos efectos de la in-flación. La pérdida de valor de la unidad monetaria decretada porel gobierno no hace ningún bien, según explicó Oresme, pues inter-fiere en el comercio y produce un aumento de precios global. Ade-más, enriquece al gobierno a expensas de los ciudadanos, Oresme

6 Murray N. Rorhbard, Economic Thought Be/ore Adam Smith, op.ctt. p. 76.

IGLESIA y ECONOM1A 197

proponía idealmente que el gobierno no intervimese en absoluto enel SIstema monetario."

Los últirnos escolásticos compartían el interés de Oresme por laeconomía monetaria. Percibieron claras relaciones de causa-efectoen el funcionamiento de la economía, tras observar la importanteinflación que se produjo en España en el siglo XVI como resultadodel flUJOde metales preciosos llegados del Nuevo Mundo. Trasapreciar que la mayor cantidad de monedas en circulación condujoa un declive del poder adquisitivo del dinero, llegaron a la conclu-sión más general -una ley económica, por así decir-, de que elaumento de cualquier producto en la circulación tenderá a provocarun descenso en su precio, De acuerdo con lo que algunos especialis-tas han descrito como la primera formulación de la teoría cuantitati-va del dinero, uno de los últimos escolásticos, el teólogo Martín deAzpilcueta (1493-1586) escribió:

En los países en los que existe una gran escasez de dinero, el resto delos bienes vendibles y aun la mano de obra de los hombres, se ofre-cen por menos que en otros donde el dinero es abundante. Así, laexperiencia nos ha enseñado que en Francia, donde el dinero es másescaso que en España, el pan, el vino, la ropa y el trabajo valen mu-cho menos. E incluso en España, en épocas en las que el dinero eramás escaso, los bienes y el trabajo se ofrecfan por mucho menos quedespués del descubrimiento de América, que inundó el país de oroy plata. La razón de que esto ocurra es que el dinero valemás dondey cuando escasea que donde y cuando abunda, Que la escasez de di-nero rebaje el precio de otros productos tiene su origen en Ía circuns-tancra de que al aumentar excesivamente [de valor] otras cosas pare-cen inferiores, tal como un hombre de escasa estatura puesto juntoa un hombre alto parece más bajo que si lo vemos junto a un hombrede su misma estatura.f

7 Jorg GuidoHülsrnann, OP.Clt.8 AlejandroChafuen,op.at., p, 62.

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198 CÓMO LA IGLESIA CONSTRUYO LA CIVILIZACION OCCIDENTAL":.'

'¡Igualmente destacabíe en el campo de la teoría económica es el tra-bajo de Thomas de Vio. el cardenal Cayetano (1468-1534). El car-denal Cayetano fue una influyente personalidad que, entre otras co-sas, debatió con Martín Lutero, el fundador del protestantismo. aquien derrotó en una discusión sobre la autoridad papal. Luterorechazaba la idea de que los versículos de Mateo 16. 18, donde secuenta que Cristo entrega las llaves del reino de los cielos al apóstolPedro, significasen que los sucesores de Pedro debían imponer susenseñanzas y su autoridad disciplinaria en todo el mundo cristiano.Cayetano demostró, sin embargo, que un versículo similar del Ann-guo Testamento, Isaías 22, 22, recurría al rnrsmo simbolismo de lallave y que ésta era allí un signo de la autoridad que habría detransrnitirse a los sucesores.?

En su tratado De Cambiis (1499). donde se defendía el mercado decambio desde un punto de vista moral, Cayetano señalaba asimismoque el valor del dinero «en el presente» podía verse afectado por lasexpectativas del mercado «en el futuro». Así. el valor del dinero en unmomento dado puede verse afectado cuando se prevén acontecimien-tos perturbadores y nocivos, desde una mala cosecha hasta una gue-rra, o cuando se esperan variaciones en [as reservas monetanas. Eneste sentido, nos dice Murray Rothbard, «puede considerarse al car-denal Cayetano, un príncipe de la Iglesia del siglo XVI. como el fun-dador de la teoría de las expectativas económicasv'"

Entre los principios económicos más trascendentales que surgie-ron y maduraron con ayuda de los últimos escolásticos, así como desus inmediatos predecesores, destaca la teoría del valor subjetivo.Parcialmente inspirada en sus propios análisis, además de en loscomentarios que San Agustín hace en La ciudad de Dios, estos pen-sadores católicos sostenían que el valor no residía en factores objeti-

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9 Para una visión global de la ímagínería bíblica. yen particular de Mateo16, 18, un pasaje frecuentemente contestado, véase Stanlev L.] aki, Tbe Keys of tbeKingdom: A Tool's Witness to Trutb, Franciscan HeraldPress, Chicago, Ill .. 1986.

10 Murray N. Rothbard, op.cu., pp. 100-101.

IGLESIA Y ECONOMÍA 199

vos, como el coste de producción o la cantidad de trabajo necesario.sino en la valoración subjetiva de los individuos. Cualquier teoríaque atribuyes e valor a factores obJetIVOScomo el trabajo o los costesde producción era por tanto deficiente.

El fraile franciscano Pierre de]ean Olíví 0248-1298) fue el pri-mero en postular una teoría del valor basada en la utilidad subjetiva.Argumentaba que. en términos económicos, el valor de un productoes el resuitado de la valoración subjetiva que los individuos hacen desu utilidad o del deseo gue despierta en ellos. El «precio justo» nopodía por tanto calcularse sobre la base de factores objetivos comola mano de obra u otros costes de producción. El precio justo resul-taba de la relación entre vendedores y compradores en el mercado,donde la apreciación subjetiva de los bienes por parte de los indivi-duos se ponía de manifiesto cuando éstos los compraban o se abste-nían de comprados a determinados precios.'! Un siglo y medio mástarde, San Bernardino de Siena, uno de los grandes pensadores dela economía en la Edad Media, adoptó literalmente la teoría del va-lor subjetivo de OliviY ¿Quién habría podido adivinar que la teoríaeconómica del valor correcto se originó a partir de las reflexiones deun fraile franctscano del siglo XIII?

Los últimos escolásticos se adhirieron a la misma postura. LuisSaravia de ia Calle lo expresaba así en el siglo XVI:

Quienes miden el precio Justo en función del trabajo, íos costes. el ríes-go en el que incurre la persona que comercializao produce la mercan-cía y los gastos de transporte [...] cometen un grave error. y aún más lohacen quienes permiten un beneficio seguro del qwnce o el diez porciento. Porque el precio justo es resultado de la abundancia o la escasezde bienes.mercancías y dinero L..] no de los costes, el trabajo o el nes-ga. Si tuviéramos que considerar el trabajo y el riesgo para asignar unprecio Justo,ningún comerciante sufriría Jamáspérdida alguna. ru en-trarían en liza la abundancia o la escasez de bienes y dinero. Los pre-

11 Ibídem, pp. 60-61.12 Ibídem,p. 62.

200 CÓMO LA IGLESIA CONSTRUYO LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL

cios no se fijan comúnmente sobre la base de los costes. ¿Por qué ha devaler más un cargamento de lino traído a alto precio desde Bretaña portierra que otro transportado más barato por mar? ¿Por qué un libro es-crito a mano debe valer más que uno impreso, cuando este último esmejor, aun cuando cueste menos producirlo? Al precio Justo no se llegacalculando los gastos sino el aprecio común. U

El cardenal jesuita Juan de Lugo (1583-1660) concurrió con su pro-pro argumento en favor del valor subjetivo:

El precio fluctúa no por la perfección intrínseca y sustancial de losartículos -pues los ratones son más perfectos que el trigo ysm embar-go valen menos- sino por su utilidad con respecto a ia necesidad hu-mana, y en tai caso sólo por aprecio; las joyas son en ia casa mucho me-nos útiles que el trigo y sin embargo su precio es mucho más elevado.y hemos de considerar no sólo el aprecio de hombres prudentes, sinotambién ei de los imprudentes, cuando en un iugar los hay en númerosuficiente. Los VieJOSobjetos de hierro y alfarería, que nada valen paranosotros, alcanzan entre los Japoneses un alto precio, en virtud de suantigüedad, El aprecio común, aun cuando sea insensato, eleva el pre-cío natural de los productos, pues su precio es resultado de la estimaque suscitan. El precio natural se eleva ante la abundancia de dinero ycompradores y desciende en caso contrano.l"

Luis de Molina, otro jesuita, declaró en térrnmos similares:

El precio Justo de las mercancías no se fija según la utilidad que elhombre les concede, como si, caetens paribus, la naturaleza y la necesi-dad del uso que se les da determinasen la cuantía del precio ... El preciodepende del valor que cada individuo atribuye a la mercancía. Esto ex-plica por qué el precio justo de una peria, cuyo uso es únicamente or-

13 Murray N. Rothbard, «New Light on the Prehistorv of the Austrian Schooí»,en Tbe Foundattons oiModern Austnan Economics, Edwm G. Dolan ed., Sheed &Ward, Kansas Citv, 1976, p. 55.

J4 Alejandro Chafuen, op. at., pp. 84-85.

IGLESIA YECONOMfA 201

narnental, es superior al de una gran cantidad de grano, VIDa, carne,pan o caballos, si bien la utilidad de estos artículos (que también sonde naturaleza más noble) es superior a la de la perla. A partir de ahípodemos concluir que el precio justo de una perla depende del valorque CIertos hombres han querido asignarle como objeto de decora-'; 15--~ '~;J ~

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\ Carl Menger, cuyos Pnnaptes of Economzcs (1871) tuvieron una pro- \funda tnfluencia en el desarrollo de la economía moderna {y a quiense ha Identificado con la tradición tornista-anstotélicalts, explicómuy bien las irnplicaciones del vaior subjetivo. Supongamos que eltabaco dejase repentmamente de cumplir una función útil para losseres humanos, que nadie lo deseara o lo necesitase en absoluto.Imaginemos, además, una máquina exclusivamente diseñada paraprocesar el tabaco e inservible para otro fin. La consecuencia delcambio en los gustos públicos, que de pronto se apartan por com-pleto del tabaco -la pérdida de uso-valor del tabaco, como diríaMenger-, es que el valor de la máquina cae igualmente a cero. Así,el valor del tabaco no resulta de sus costes de producción. Deacuerdo con la teoría del valor subjetrvo, 10 que más se acerca a laverdad es Justamente lo contrano. Los factores de producción em-pleados en el procesamiento del tabaco extraen «su propio valor»del valor subjetivo que los consumidores otorgan al tabaco, el pro-ducto final para cuya producción se emplean estos factores.l?

La teoría del valor subjetivo, esencial para la economía, nada tic-! ne que ver con el antropocentrismo m con el relativismo moral.i..·.·__ ..

15 Ibídern, p. 84.16 «Se entiende mejor a Carl Menger en el contexto dei neoescolasricismoans-

totélico del SIglO XVIII». Samuel Bostaph, «The Methodenstreit», en Tbe ElgarCompanton to Austnan Economtcs, Peter J. Boettke ed., Edward Elgar, Chel-tenham, RU, 1994, p. 460_

17 Carl Menger, Pnnctptes of Economtcs, Libertarían Press, Grave City, 1994,pp. 64-66. [Ed. española: Prtnctptos de economía política. Unión Editorial, SL. Ma-drid, 1997].

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202 CÓMO LA IGLESIA CONSTRUYÓ LA CIVrUZACrÓN OCCIDENTAL

... ""¡': La economía trabaja con datos y contempla las consecuencias de} .•'"la elección humana, Para comprender y explicar las elecciones de 'la .gente tal vez haya que recurrir a los valores que profesa, (Ni quédecir tiene que esto no implica la aprobación de estos valores), Enel caso descrito por Menger, equivale sencillamente a una conclu-sión de sentido común: si la gente no valora el objeto A, tampococoncederá valor alguno a los factores específicamente diseñados pa-ra la producción de A.

La teoría del valor subjetivo supone además una refutación direc-ta de la teoría del valor del trabajo, más estrechamente asociada con .Karl Marx. Marx no creía en la moral objetiva pero sí que a los bie-nes económicos podía asignárseles valores objetivos. El valor eco-nórnico objetivo se basaba en el número de horas de trabajo invern-das en la producción de determinado artículo. Ahora bien, estateoría no sostiene que el mero hecho del trabajo transforme autorná-ticamenre el producto resultante en un producto valioso. Por eso nodecía que SI yo me pasara el día pegando latas de cerveza vacías, elfruto de mi trabajo sería tpso Jacto valioso. M~rx admitía que las co-sas se consideraban valiosas únicamente cuando los mdividuos lesatribuían un uso-valor. Pero, una vez los individuos habían atribuidoun uso-valor a un producto, el valor de éste quedaba determinadopor el número de horas de trabajo necesarias para su producción. (De-jaremos a un lado algunos de los problemas más inmediatos que estateoría suscita, entre otras su Incapacidad para explicar el aumentodel valor de las obras de ID1 artista a raíz de su muerte; Ciertamenteno media trabajo adicional de ningún tipo entre el momento de ter-minación de la obra y el momento de la muerte del artista, de ahíque la teoría del trabajo parezca incapaz de explicar este fenómenotan común).

De la teoría del valor del trabajo procede la idea marxtsta de quelos trabajadores en una economía libre vivían «explotados», pues sibien su esfuerzo era la fuente de todo valor, los salarios que recibían

i no reflejaban plenamente dicho esfuerzo. Los beneficios que se em- .( bolsaba el empresario eran completamente inmerecidos, en opíniónJ1,./·

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IGLESIA y ECONOMfA 203

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I de Marx, y equivalían a una deducción injusta de 10 que legítima- ¡'mente correspondía a los trabajadores.

No es nuestra intención ofrecer aquí una refutación sistemáticade las ideas marxistas, aunque con ayuda de los últimos escolásticospodemos comprender al menos el principal error de la teoría delvalor del trabajo. (Otros argumentos, incluidos en las notas, puedenexplicar por qué las ideas de Marx acerca de la explotación en eltrabajo eran esencialmente desatinadasl.tf Marx no se equivocabaal observar una relación entre el valor de un producto y el valor deltrabajo realizado para su producción; ambos fenómenos se hallan amenudo estrechamente relacionados. Su error estriba en que invirtiólos términos de la relación causal. El valor de un producto no es elresultado del trabajo Invertido en su fabricación. Es el trabajo el queobtiene su valor de la estima que los consumidores conceden alproducto final.

Así, cuando San Bemardino de Siena y los escolásticos del siglo XVIdefendieron la teoría del valor subjetivo, estaban planteando unconcepto económico fundamental, antictpando implícitamente unode los mayores errores económicos del período moderno y refután-dolo de paso. Incluso Adam Smith, el mayor defensor del libre mer-cado y la libre economía, se mostraba ambiguo en su exposición dela teoría del valor, hasta el punto de causar la impresión de que elvalor de los productos tenía su origen en el trabajo invertido en sufabricación. Rothbard ha llegado a sugerir que la teoría del valor deltrabajo formulada por Smith en el siglo XVIII alimentó la teoría deMarx un siglo más tarde, y que la profesión del economista -porno hablar del mundo en su conjunto- habría salido mucho mejor

( parada si el pensamiento económico se hubiese mantenido fiel a la\-- ,~..•_, .•.•

18 Para una refutación directa de Marx véase elolvidado clásico de Eugen vonBohrn-Bawerk, Kart Mar« and tbe Clase 01 His Systes», TF Unwin, Londres, 1898.[Ed. española: La conclusión del sistema marxtano, Unión Editorial, Madrid, 2000J.Una réplica aún más contundente V esencial, donde se presenta la postura de Marxcomo un craso error (v que por Cierto no postula la teoría del valor subjetrvo), pue-de hallarse en George Reisman, CaPllalúm, Jameson Books, Ottawa, Ill., 1996.

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204 CÓMO LA IGLESIA CONSTRUYÓ ~A CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL

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'. teoría del valor expuesta por los importantes pensadores católicos/oa los que aquí nos hemos referido. Los economistas italianos y fran-ceses, influidos por los escolásticos, adoptaron ampliamente la posr-:cíón correcta; fueron los bntánicos qwenes lamentablemente se des-

, viaron hacia Iíneas de pensamiento que a la postre culminaron en 1. Marx. _.....,)

Cuando hablamos de la influencia del pensamiento católico enla economía no podemos onutir a Emil Kauder, Kauder es autor deextensos trabajos en los que se proponía dilucidar, entre otras cues-nones, por qué la (correcta) teoría del valor subjetrvo se desarrollóy floreció en países de tradición católica, mientras que la (errada)teoría del valor del trabajo fue tan influyente en los países protestan-tes. Le intrigaba averiguar por qué los pensadores británicos se in-clinaban tanto hacia la segunda, mientras que en Francia y en Italiase seguía la línea de la primera,

En A History ofMargznat Utitíty Theory (1965), Kauder apunta-ba que la respuesta podía hallarse en la importancia que un protes-tante de excepcional inteligencia como Calvino atribuía al trabajo.El trabajo, cualquiera que fuese su naturaleza, gozaba del respaldodivino y se consideraba una de las principales vías para que el hom-bre pudiera glorificar a Dios. Esta idea llevó a los pensadores pro-testantes a subrayar el trabajo como elemento determinante delvalor. «Cualquier filósofo o economista social influido por el calvi-nismo -explicaba Kauder- se sentirá tentado de ensalzar la im-portancia del trabajo en su tratado económico o social, y no haymejor manera de hacerlo que combinando el trabajo con la teoríadel valor, que ha sido tradicionalmente la base de todo sistema eco-nómico. De este modo el valor se convierte en valor del trabajo»19.

Según Kauder esta postura se observa incluso en pensadores comoJohn Locke y Adam Smith, en cuyos escritos el trabajo ocupa unaposición destacada y cuyas Visiones eran en gran medida deístas an-

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19 Emil Kauder, A History o/Margmal Utitity Tbeory, Prínceton UmversitvPress, Prínceton, 1965, p. 5.

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tes que protestantes.é" Estos hombres asimilaron las ideas calvinistasque dominaban en su medio cultural. Smith, por ejemplo, siempresimpatizó con el presbiteriantsmo (que no era sino el calvinismoorganizado), pese a su alejamiento de la ortodoxia, lo que acasopueda explicar por qué ponía el acento en el trabajo como factordeterminante del valor." _

Los países católicos, profundamente influidos por el pensa-miento anstotélico y tomista, no sentían la misma atracción potla teoría del valor del trabajo. Para Aristóteles y Santo Tomás laactividad económica tenía su origen en el placer y la felicidad, deahí que sus objetivos fueran profundamente subjetivos, pues pla-cer y felicidad no eran estados cuantificables cuya intensidad pu-diera articularse con precisión, y además variaban de una personaa otra. La teoría del valor subjetivo se ciñe a esta premisa, tal comola noche sucede al día. «Si el placer es, en cierto sentido. el pro-pósito de la economía ~escríbió Kauder- entonces, de acuerdocon el concepto aristotélico de causa final, "todos los principiosde la economía, incluido el de valor, deben denvar de este objetivo"

20 Es frecuente malinterpretar a Locke en este punto, de ahí que valga lapena señalar que Locke no creía en la teoría del valor del trabajo. Sus enseñanzasse referian a la tusncia de ia adquisición inicial en un mundo de bienes que noson propiedad de nadie. Locke afirmaba que en un estado natural, donde muypocos de los bienes son propiedad privada de los individuos, si es que alguno loes, es Iícito que alguien reivindique como propio un bien o un trozo de tierra SIen ello aplica su trabajo: 51 desbroza un campo, por ejemplo, o si coge una manozana de un árbol. El eJerCICIOdel trabajo proporciona al individuo un derechomoral sobre el bien al que aplica su trabajo. Una vez un bien pasa a ser prople·dad privada, ia aplicación del trabajo deja de ser necesaria. Los bienes privadosson propiedad legítima de sus propietarios cuando se han adquirido directamen-te de la naturaleza, como ya se ha visto, o mediante la compra o ia donación vo-luntaria de su legítimo propietario. Nada de esto guarda relación alguna con laasignación de «valor» a los bienes sobre la base del trabajo inverrido en su fabri-cación; lo que preocupa a Locke es relvmdicar la legitimidad jurídica y moralsobre la propiedad de los bienes adquiridos en estado natural sobre la base dela inversión nucial de trabajo para ello realizada.

21 Emil Kauder, op.at., pp. 5·6.

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206 CÓMO LA IGLESIA CONSTRUYÓ LA CIVILIZACION OCCIDENTAL

De acuerdo con el modelo aristotélico y torrusta, el valor tiene lafunción de mostrar cuánto placer pueden proporcionar los bieneseconónucoss-=,

Dicho de otro modo, la importancia que los caívmistas atribuíanal trabajo llevóa los pensadores protestantes a convertido en factordeterminante de su teoría sobre el valor de las mercancías. ¿Cuántotrabajo se ha invertido en su elaboración? La visión predommanteen los países católicos, que identificaba la felicidad como objetivode la actividad económica, se inclinaba a buscar la fuente del valoren la valoración subjetiva de cada individuo, que es quien decidecuánto placer le proporcionará determinado artículo.

Es imposible demostrar esta teoría, si bien Kauder ofrece prue-bas sugerentes de que los pensadores protestantes y católicos de laépoca teman un conocrrmento incipiente acerca de! origen de sudesacuerdo en 10 tocante al valor económico. Lo cierto es, srn em-bargo, que los pensadores católicos, merced a su propra tradiciónintelectual, llegaron a la conclusión correcta respecto de la naturale-za del trabajo, mientras que los protestantes se equivocaron am-pliamente.

El hallazgo habría sido interesante aun cuando los pensadorescatólicos hubieran dado por azar con estos importantes principioseconómicos y los hubiesen dejado languidecer sin iníluir en sus su-cesores. Pese a todo, resultó que las ideas económicas de los últimosescolásticos tuvieron una honda influencia y 'que las pruebas nospermiten seguir el rastro de esta tradición a 10 largo de los siglos.

El holandés protestante Hugo Grotius, conocido por sus aporta-ciones a la teoria del Derecho Internacional, Citó expresamente a losúltimos escolásticos en el siglo XVII y adoptó buena parte de superspectiva económica. La influencia escolástica persiste también enel siglo XVII en la obra de eminentes jesuitas como el padre Leonardo

22 Ibídem, p. 9. Comillas añadidas.

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Lessio y el padre Juan de Lugo.23 Un siglo más tarde esta mismaInfluencia se observa en Italia con el abad Ferdinando Galiam, aquien se cita en ocasiones como creador de las ideas de abundanciay escasez como factores determinantes del precío.s" (Lo mismo cabedecir de Antonio Genovesi, contemporáneo de Galiani, en quien seaprecia la huella del pensamiento escolástico). «Los conceptos deutilidad. escasez y aprecio público se difundieron en Francia a partirde Galiani» -escribe Rothbard->, «ya finales del siglo XVIII cala-ron en el abad Éuenne Bonnot de Condillac (1714-1780) y en otrogran abad como RobertJacques Turgot (1727-1781) ... Muy influidospor los escolásticos se mostraron asimismo Francois Quesnay (1694-1774) y los fisiócratas franceses, a quienes se ha considerado losfundadores de la ciencia económicas-".

En su libro Fazth and Liberey: Tbe Economtc Tbought 01tbe LateScbolastics (2003), Alejandro Chafuen muestra con abundantesejemplos cómo estos pensadores de los siglos XVI y XVII no sólocomprendieron y desarrollaron principios económicos fundamenta-les, sino que defendieron también la libertad económica y el libremercado. Estos pensadores se anticiparon al mejor pensamientoeconómico de siglos posteriores en cuestión de precios, salarios,dinero y teoría del valor. Los hrstonadores del pensamiento econó-mico son cada vez más conscientes de la aportación de los últimosescolásticos a la economía, otro ejemplo de innovación católica bien

23 El escolasticismo llegó 9. ser despreciado tanto pOI' los protestantes como porlos racionalistas, de ahí que en ocasiones desapareciese cualquier referencia explíci-ta ai trabajo de los últimos escolésticos en los trabajos de algunos.de sus sucesores.Los historradores del pensamientopueden, sm embargo, reconstruir la influenciade los escolásticos gracias a que incluso sus enemigos los Citaban expresamente.Vé:ase Murray N. Rothbard, «New Light on the Prehistorv of the Austnan School»,pp. 65-67.

24 Tengo una gran deuda con Murray N. Rorhbsrd, «New Light on the Prehis-torv of Austnan School», en 10 relativo a la míluencra del pensamiento de ios últi-mos escolásncos.

25 Ibídern, p. 66.

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208 CÓMO LA IGLESIA CONSmUYÓ LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL

conocido por los especialistas que, en general, no ha llegado a di:fundirse entre el público común,26 De ahí que sea absurdo afirmar,como algunos han hecho, que la Idea del libre mercado surgió en elSIgÍOXVITI en un medio anticatólico fanático. Esta tradición contabacon dos siglos de anugüedad cuando se publicó la Enciclopediafrancesa, vtolenramente anticatólica, donde se repetía el análisis es-colástico sobre la determinación del precio.27

26 En Thomas E. Woods, Tbe Chureh and tbc Markct: A Catboiic Defense aj tbeFree Economy, op.at., se recogen mis propias aportaciones al pensamiento de losúltimos escolásncos.

27 Murray N. Rothbard, op.at., p. 67.

Capitulo 9

Cómo (a caridad catélica cam6ió ei mundo

Monjes atendiendo a los enfermos (s, XIII), Los monasterios se convirtierondurante siglos en ios únicos dispensadores de cuidados médicos de Europa.(Biblioteca de El Escorial. Art Archive/Dagli Orti),