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Germán Santana Henríquez (ed.), Plutarco y las artes. XI Simposio Internacional de la Sociedad Española
de Plutarquistas. Madrid, Ediciones Clásicas, 2013.
EL VEGETARIANISMO DE PLUTARCO Y SU PROYECCIÓN
EN LA CULTURA MODERNA: LA CANCIÓN “SARCOFAGIA”
DE FRANCO BATTIATO1
GABRIEL LAGUNA MARISCAL
Universidad de Córdoba
1. INTRODUCCIÓN
Se atribuye a Mahatma Gandhi (1869-1948) el siguiente pensamiento:
“La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera
en que ellos tratan a sus animales. Yo siento que el progreso espiritual requiere que
en algún momento dejemos de matar a nuestras criaturas hermanas para la satisfac-
ción de nuestros deseos corporales.”
En la misma línea, el filósofo Immanuel Kant (1724-1804) había establecido
en 1781 una correlación ética entre el trato dirigido por el hombre a los animales
y el trato dispensado a otros hombres: “El hombre ha de ejercitar su compasión
con los animales, pues aquel que se comporta cruelmente con ellos posee asimis-
mo un corazón endurecido para sus congéneres.”2 Tradicionalmente, un refrán
castellano nos recordaba la misma convicción: “Quien a las bestias hace mal, es
bestia cabal”. Este pensamiento, especialmente en la formulación de Gandhi, es
citado frecuentemente por los movimientos animalistas y sociedades protectoras
de animales3. Sin embargo, no es tan conocido que el pensamiento había sido
anticipado por algunos filósofos antiguos, como Pitágoras o Plutarco. Así, uno de
los argumentos que Plutarco escribe en su De esu carnium para abogar por el
respeto a los animales es: “En efecto, ¿quién podría agraviar a un ser humano si
se comporta de manera indulgente y filantrópica con criaturas de otras especie?”
(I.7. 996A)4 (traducción de J. Ramón Palerm, 2002, p. 387).
En el presente estudio analizaremos el alegato plutarquiano, en su tratado De
esu carnium, contra la práctica de ingerir carne animal. Plutarco se posiciona
——————————
1 Este trabajo se inscribe en el Proyecto de Investigación FFI2009-13368. 2 Citado por J. MOSTERÍN - J. RIECHMANN, 1995, p. 258. Para la postura de Kant sobre el tratamiento ético
debido a los animales, véase P. SINGER, 1999, p. 250. 3 Por ejemplo, por la P. A. A. S. Protectora de Animales Asociación Sunchales
(http://paasunchales.wordpress.com/2008/10/16/frases-famosas/) y la Unión Vegetariana Argentina, Boletín
Electrónico 1 (2001) (http://www.uva.org.ar/boletin01.html). 4 Traducción de V. RAMÓN PALERM, 2002, p. 387.
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nítidamente en la defensa a ultranza de los derechos de los animales. Consiguien-
temente, condena el consumo de carne y aboga por una dieta vegetariana. Situa-
remos la doctrina plutarquiana en el contexto de la corriente vegetariana que se
había desarrollado en la Antigüedad clásica, al menos desde Pitágoras. A su vez,
los argumentos de Plutarco en defensa del vegetarianismo y de los derechos de
los animales se convirtieron en una referencia frecuente para autores y movimien-
tos posteriores. Haremos algunas calas en la recepción y uso de los argumentos
expuestos por Plutarco en la cultura occidental moderna, incluyendo al mayor
adalid del movimiento de liberación animal (Peter Singer). La huella de Plutarco
también se deja notar en la cultura popular. El cantautor italiano Franco Battiato
grabó en 2005 una canción titulada “Sarcofagia”, que recogía el título griego y
varios motivos del tratado de Plutarco. Incluimos en este trabajo un análisis com-
parativo de la canción moderna y del tratado plutarquiano.
2. EL DE ESU CARNIUM DE PLUTARCO
Plutarco, como él mismo sugiere5, dedicó una serie de discursos filosóficos o
diatribas al denuesto de la ingesta de carne animal. Dos de estos discursos se han
conservado (993A-999b), incluidos dentro de las Moralia, con el título griego con-
junto de Περὶ σαρκοφαγίας y el latino (desde la edición bilingüe griego-latín de H.
Étienne de 1572) de De esu carnium6. Hoy se admite en general la autoría plutar-
quiana, porque es una temática abordada en varias otras obras del filósofo, como
enseguida veremos. No obstante, se puede aseverar con cierta seguridad que son
obra de juventud, especialmente por el obvio elemento retórico que presentan, lo
que revela cierta inmadurez poética7. Por otro lado, los dos discursos han sufrido
gravemente en la transmisión manuscrita: tienen lugares corruptos y obvias interpo-
laciones; además, el segundo discurso está truncado casi en su inicio.
El De esu carnium se engloba en un subgrupo de tratados morales plutarquianos
que reivindicaban la existencia de raciocinio en los animales, junto al De sollertia
animalium, Bruta animalia ratione uti8. En estas tres obras Plutarco argumenta, en
contra de los estoicos, que los animales también tienen raciocinio, además de sensi-
bilidad y de capacidad de sufrimiento, lo que los hace, en definitiva, acreedores a la
justicia, es decir, sujetos de derecho9. Esta concepción redunda en el imperativo
——————————
5 De esu carn. I.7.996D. 6 Pueden verse completos estudios de estos tratados en D. TSEKOURAKIS, 1987, L. INGLESE - G. SANTESE,
1999, pp. 7-127 (introducción); y V. RAMÓN PALERM – J. BERGUA CAVERO, 2002, pp. 371-376. 7 Este exceso de retoricismo se hace evidente, por ejemplo, en la sermocinatio puesta en boca del animal
sacrificado (De esu carn. I.4.994F) y del hombre primitivo (I.2.993D-994B). Para este defecto en los dos
tratados, véase V. RAMÓN PALERM, 2001, 211-219 y V. RAMÓN PALERM - J. BERGUA CAVERO, 2002, p. 374. 8 Para este grupo de obras véase L. INGLESE - G. SANTESE, 1999, pp. 10-14. 9 Sobre el antiestoicismo declarado de Plutarco, véase De esu carn. II.6.999A, así como el estudio de L.
INGLESE - G. SANTESE, 1999, pp. 51-61.
El vegetarianismo de Plutarco y su proyección en la música moderna: la canción Sarcofagia 413
ético de que el hombre respete a los animales, no les cause sufrimientos innecesa-
rios y, consiguientemente, se abstenga del consumo de su carne.
En contra de lo que pueda parecer a primera vista, el De esu carnium no es
primariamente una defensa del vegetarianismo. El tema principal de los dos dis-
cursos está en el título: es un denuesto del consumo de carne. De este tema prin-
cipal deriva, como consecuencia lógica, la apología del vegetarianismo. Previa-
mente, el denuesto de la dieta carnívora está fundamentado en una concepción
según la cual los animales tienen raciocinio y sensibilidad, y, por tanto, son titula-
res del derecho a su integridad física. Este hilo de argumentación lógica se mues-
tra gráficamente en el siguiente esquema:
DERECHOS DE LOS ANIMALES
DENUESTO DE LA INGESTA
DE CARNE
DEFENSA DEL VEGETARIANIS-
MO
Plutarco conocía bastante bien la tradición filosófica del vegetarianismo10
. Fi-
lósofos o escritores vegetarianos anteriores a él habían sido Pitágoras, Heráclito,
Empédocles, Jenócrates, Platón, Teofrasto, Ovidio y Séneca. De varios de estos
autores, y muy significadamente de Pitágoras, Plutarco recaba argumentos para
atacar la dieta carnívora y defender la vegetariana. Se ha investigado que los ar-
gumentos esgrimidos por Plutarco pueden englobarse en tres tipos principales11
:
1) Naturalista, higiénico y médico. El hombre no es un ser carnívoro por natu-
raleza. Consiguientemente, la ingesta de carne animal es una práctica antinatu-
ral, que daña el cuerpo y la mente.
2) Mítico-religioso. Según la creencia en la transmigración de almas (metem-
psícosis), las almas de otros seres humanos (y, específicamente, de parientes o
amigos) podrían haber entrado en los cuerpos de esos animales que son sacri-
ficados como alimento. Por ello debe uno abstenerse de consumir carne ani-
mal, ya que podría significar un acto de canibalismo. Plutarco menciona en
——————————
10 Para la tradición del vegetarianismo en el mundo antiguo y su proyección en el De esu carnium de
Plutarco, véanse J. HAUSSLEITER, 1935, L. INGLESE - G. SANTESE, 1999, pp. 61-80 y G. SANTESE, 2001. Para
el vegetarianismo en el joven Séneca, léase M. VON ALBRECHT , 2000, p. 229. 11 Estudiados por D. TSEKOURAKIS, 1987, pp. 379-391.
GABRIEL LAGUNA MARISCAL 414
varias ocasiones (I.1.993A, II.3.998A), en estos discursos, la figura de Pitágo-
ras como fundador de esta creencia.
3) Ético y filosófico. Si los animales son seres dotados de razón y de sensibili-
dad, la justicia debe extenderse también a ellos. Por tanto, sacrificar animales
para satisfacer la gula humana es una práctica inmoral. Por otro lado, un hom-
bre cabal debe sentir compasión y simpatía por los animales.
3. LA RECEPCIÓN DE LOS DISCURSOS DE ESU CARNIUM DE PLUTARCO
A continuación trazaremos algunas calas en la recepción, tanto negativa como
positiva, del tratado de Plutarco. Ya hemos apuntado cómo con la redacción del
De esu carnium Plutarco se inscribe en la corriente pitagórica y académica (pla-
tónica), al tiempo que se sitúa en oposición polémica a los estoicos. Era de espe-
rar que su obra suscitara interés entre los neoplatónicos y rechazo por parte de los
estoicos (o los pensadores de pensamiento afín).
Así fue, en efecto. Un siglo después de Plutarco el filósofo neoplatónico Porfi-
rio (232-304 d.C.) escribió el denso tratado De abstinentia ab esu animalium
(“De la abstinencia de comida de animales”), en cuatro libros12
. Porfirio usaba y
ampliaba varios de los argumentos de Plutarco. Otros tratados de Porfirio insisten
sobre el mismo tema (De non necandis ad epulandum animantibus) o revelan su
interés por Pitágoras, fundador del vegetarianismo (Vita Pythagorae), en la línea
del interés que había mostrado Plutarco por Pitágoras a la hora de recabar argu-
mentos para condenar el sacrificio de animales para el consumo humano. Los
tratados De esu carnium de Plutarco y De abstinentia de Porfirio son los dos
únicos libros antiguos, conservados, que tratan sistemáticamente la cuestión.
La doctrina cristiana, que implantó sustancialmente su ética durante toda la
Edad Media, sostenía que los hombres habían sido creados por Dios a su imagen
y semejanza, para ocupar la posición central del universo, y que todos los seres
del Universo, incluyendo los animales, habían sido creados al servicio instrumen-
tal del hombre: “Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.
Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los
animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el sue-
lo.»”(Gen. 1.26). La ética cristiana, por tanto, coincidía sustancialmente con la
teoría estoica y, congruentemente, se opuso a la postura de Plutarco13
.
En el Renacimiento, la consideración del hombre a propósito de los animales
no mejora14
. El hombre se siente el centro del Universo y la medida de todas las
cosas y, como tal, supedita el resto de los elementos de la naturaleza a sus intere-
ses. Tras la fase teocéntrica del Medievo, se impone la tarea de reivindicar la
dignidad e intereses del hombre, de modo que la dignidad de los animales ni se
——————————
12 Véase un estudio muy completo en D. A. DOMBROWSKI, 1987. 13 Sobre la ética cristiana en relación con los animales, véase P. SINGER, 1999, pp. 235-244. 14 Véase P. SINGER, 1999, pp. 245-248.
El vegetarianismo de Plutarco y su proyección en la música moderna: la canción Sarcofagia 415
plantea. Pico della Mirandola (1463-1494) reivindica en su Discurso sobre la
dignidad del hombre la primacía del hombre en el mundo y el derecho de cada
hombre particular a la diferencia y a la discrepancia frente a otros individuos
humanos. No atisba siquiera derecho alguno de los animales a ser dignamente
diferentes de los hombres.
Es cierto que en el Renacimiento del siglo XVI se edita el De esu carnium de
Plutarco, tanto en edición exenta, traducida al latín (1554), como formando parte
de las obras completas de Plutarco editadas por H. Étienne (1574)15
. Pero es muy
significativo que el médico y helenista flamenco Petrus Castellanus (Pieter van
Casteele: 1585-1632) publicara el libro Kreofagía sive de esu carnium Libri IV
(Amberes 1626), que en su título recordaba los discursos de Plutarco, pero que en
su contenido es una defensa sistemática de la dieta carnívora, en razón de su be-
neficio para la salud humana, en franca oposición al vegetarianismo abogado por
Plutarco en razón de criterios higienistas y médicos.
En el siglo XVIII documentamos los primeros movimientos sistemáticos de
reivindicación de los derechos de grupos humanos marginados (razas no blancas,
mujeres). En ese contexto se publicó un curioso de tratado de “defensa” irónica
de los derechos animales, obra del filósofo Thomas Taylor (1758-1835), quien
precisamente había traducido del griego al inglés el De abstinentia de Porfirio16
.
La historia es rocambolesca. Mary Wollstonecraft (1759-1797), más conocida
hoy como madre de Mary Shelley (la autora de Frankestein), publicó un opúsculo
considerado precursor del movimiento feminista: A Vindication of the Rights of
Woman (1792). Pues bien, en el mismo año apareció un libelo anónimo (aunque
hoy se conozca que es de Taylor) como respuesta, con el título de A Vindication
of the Rights of Brutes. En este opúsculo Taylor seguía una argumentación y es-
tructuras comparables a las del libro de Wollstonecraft (a quien menciona expre-
samente), no con el objetivo de reivindicar los derechos de los “brutos”, sino de
parodiar la obra de Wollstonecraft y de equiparar a las mujeres con las bestias:
viene a implicar que, si se conceden a las mujeres derechos, por la misma regla de
tres eventualmente los animales también se harían acreedores de los mismos.
Puesto que esto último es inconcebible en la mentalidad de Taylor y de sus lecto-
res, Taylor reduce al absurdo las intenciones feministas de Wollstonescraft.
La teoría de la evolución de las especies, expuesta por Charles Darwin (1809-
1882) en su libro El origen de las especies (1859), contribuyó decisivamente a
relativizar la posición del hombre. Ahora deja de ser una creación de Dios a su
semejanza (como en la Biblia judeo-cristiana) y el centro del Universo (como en el
Humanismo renacentista) para ser un animal más, descendiente de otras especies
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15 Plutarchi Chaeronei… liber de garrulitate, eiusdem De esu carnium orationes duae Ludoico Russardo
interprete, Lyon 1554; H. Stephanus, Plutarchi opera omnia, París 1574. 16 Sobre este episodio ignominioso, véanse P. SINGER, 1999, pp. 37-39, y D. A. DOMBROWSKI, 1987, p.
777.
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inferiores (como el “mono”) y surgido por evolución y selección natural. Por su-
puesto que Darwin fue también objeto de escarnio por parte de los pensadores tra-
dicionales y del gran público, quienes vinieron a elaborar otra reducción al absurdo:
no es que Darwin demostrara que el hombre descendía del mono, sino que su des-
cabellada teoría probaba que era él
(Darwin) quien descendía del mono17
:
El fundador teórico del moderno
movimiento animalista es el controver-
tido filósofo inglés Peter Singer, autor
del libro Animal liberation (publicado
en 1975, pero no editado en traducción
castellana hasta 1999). Singer parte de
la base de que tradicionalmente algu-
nos grupos humanos habían sido mar-
ginados y oprimidos, por razón de raza
o sexo (así, los negros o las mujeres).
Afortunadamente, ahora ya han conse-
guido la igualdad de derechos. El si-
guiente grupo de animales que deben
conseguir sus derechos son los anima-
les no humanos. Peter Singer sigue la
argumentación de Plutarco y de Porfi-
rio, y postula que los animales son
titulares de derechos, porque tienen capacidad de sentir y sufrir. Singer ataca la
posición del especismo, según el cual la especie humana tiene más derechos que
los animales no humanos, con la excusa de que tiene algunas cualidades de las
que los animales carecen, como la capacidad de raciocinio o una mayor inteligen-
cia, ausencia de pelo o el don del habla. Pero, según esta argumentación, no debe-
rían tener derechos los individuos humanos mudos, disminuidos psíquicos o,
llevando el tema al absurdo, peludos.
Se mueven en la misma línea de defensa de los derechos animales los movi-
mientos que rechazan el consumo de carne animal, que luchan por la prohibición de
la caza y de los festejos con animales o que se oponen a vestirse con pieles. La
asociación PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) tiene como lema
una frase que es prácticamente un resumen del De esu carnium de Plutarco: “Ani-
mals are not ours to eat, wear, experiment on, use for entertaiment, or abuse in any
way” (“Los animales no nos pertenecen para que los comamos, nos vistamos con
ellos, experimentemos con ellos, los usemos por diversión o abusemos de ellos de
——————————
17 Para la importancia de Darwin en el movimiento animalista, véase J. MOSTERIN, en J. MOSTERIN - J.
RIECHMANN, 1995, pp. 223-225.
El vegetarianismo de Plutarco y su proyección en la música moderna: la canción Sarcofagia 417
ninguna forma”)18
. PETA ha protagonizado desde su fundación en 1980 espectacu-
lares campañas contra el consumo de carne, identificando la carne de animales con
la carne humana (en cercanía con el argumento pitagórico de Plutarco). El sustrato
teórico de estos movimientos es deudor, directa o indirectamente, de Plutarco.
La moderna genética ha venido a reforzar la posición de Plutarco, cuando, por
ejemplo, explica que el hombre y el chimpancé comparten un 99% de su genoma.
Este parecido ha trascendido al saber popular y la publicidad, como muestra el
siguiente anuncio, en que se enfatiza la semejanza del hombre y del simio19
:
——————————
18 Puede verse el lema en el sitio web de PETA: http://www.peta.org/ 19 Revista Ling, Noviembre 2012, p. 3.
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4. LA CANCIÓN “SARCOFAGIA” DE FRANCO BATTIATO
Franco Battiato se inscribe en los movimientos de cultura popular que defien-
den derechos cívicos. Es un vegetariano militante y en el año 2005 compuso su
canción “Sarcofagia”, incluida en el álbum Ferro Battuto. Para la letra de esta
canción, el propio Franco Battiato reconoció en una entrevista que se había basa-
do en el tratado de Plutarco. He aquí la letra:
Fu nefasta e temibile l’età del tempo,
Di profonda e irrimediabile povertà,
Quando ancora non si distingueva l’aurora dal tramonto,
Quando l’aria della prima origine, mischiata a torbida
E instabile umidità, al fuoco dalla furia dei venti 5
Celava il cielo e gli astri.
Come può la vista sopportare l’uccisione di esseri
Che vengono sgozzati e fatti a pezzi?
Non ripugna il gusto berne gli umori e il sangue,
Le carni agli spiedi crude? 10
E c’era come un suono di vacche.
Non è mostruoso desiderare di cibarsi
Di un essere che ancora emette suoni?
Sopravvivono i riti di sarcofagia e canibalismo!
Proponemos la siguiente estructura:
1. Denuesto de la época primitiva en que surgió el consumo de carne (1-6)
2. Rechazo de la acción carnívora, por sentidos: (7-13)
a. La vista que soporta el espectáculo del sacrificio (7-8)
b. El gusto que soporta el sabor de sangre y carne (9-10)
c. El oído que soporta el sonido de los animales (11-13)
3. Conclusión: comer carne es una reliquia de ritos infames (14)
Las dos partes 1 y 2 tienen una extensión aproximadamente igual. La parte 1
sitúa el contexto. Fue una época primitiva e indigente en la que surgió el consumo
de carne animal. Escuchamos una descripción negativa de dicha época, con ras-
gos de primitivismo, pobreza y desorden. La parte 2 es un denuesto de la “sarco-
fagia”, desarrollado en forma de tres interrogaciones retóricas, que pasan revista a
tres sentidos: vista, gusto y oído.
La primera parte de la canción está basada en el Capítulo 2 del De esu car-
nium. Ahí Plutarco imposta la voz en forma de sermocinatio del hombre primiti-
vo, quien expone al hombre moderno que, en su época de carestía, los hombres
recurrieron al consumo de carne por extrema necesidad:
Noi, invece, ci accolse la piú nefasta e temibile età del tempo e della vita, gettandoci
in una profonda e irrimediabile povertà, fin dalla prima origine; l’aria –mischiat a
El vegetarianismo de Plutarco y su proyección en la música moderna: la canción Sarcofagia 419
torbida e instabile umidità, al fuoco e alla furia dei venti- ancora celava il cielo e gli
astri; (I.2.994D-E)20
La segunda parte de la canción sigue de cerca el Capítulo 1 del De esu car-
nium, donde Plutarco expone la ofensa que supone para los sentidos (del primer
hombre que inventó la práctica carnívora) el sacrificio de animales y la ingesta de
su carne:
Come poté la vista sopportare l’uccisione di esseri che venivano sgozzati, scorticati e
fatti a pezzi, come l’olfatto resse il fetore? Come una tale contaminazione non ri-
pugnò al gusto, nel toccare le piaghe di altri esseri viventi en nel bere gli umori e il
sangue di ferite letali?
“Le pelli strisciavano, le carni agli spiedi muggivano
cotte e crude, e c’era come un suono di vacche”
Questa non è che finzione, favola; tuttavia un simile pasto ‘e veramente mostruoso:
desiderare di cibarsi di un esser che ancora sta muggendo […] (I.1.993B-C) (trad. de
L. INGLESE - G. SANTESE, 1999, p. 131).
La tercera parte es una única frase de recapitulación: la ingesta de carne es re-
chazable, porque supone un vestigio de ritos ancestrales infames, dignos de ser
calificados como canibalismo. Esta alusión al canibalismo podría interpretarse
como un guiño subliminal a uno de los argumentos de Plutarco: el queronense
rechazaba el consumo de carne sobre la base de la creencia, de raigambre pitagó-
rica, en la transmigración de almas. Franco Battiato califica el consumo de carne
como “canibalismo”, por derivación lógica del argumento de Plutarco.
Aparte de esta posible alusión, resulta curioso que Battiato no recurra a nin-
guno de los argumentos principales esgrimidos por Plutarco en sus tratados. Por
otro lado, es llamativo que Battiato recabe inspiración exclusivamente de los
capítulos 1 y 2 del Discurso I de De esu carnium (el discurso I tiene 7 capitulos y
el II otros tantos). Es decir, que de los 14 capítulos de que constan los dos trata-
dos, Battiato solo se beneficia de los dos primeros. Parece, simplemente, que
Franco Battiato empezó a leer el tratado de Plutarco en una traducción italiana, y
anotó material de los dos capítulos iniciales para la letra de su canción, pero se
cansó pronto. Se ha hablado de varias modalidades de Tradición Clásica: directa,
indirecta, mediada, por poligénesis… Quizá podríamos añadir una modalidad
más, la perezosa y minimalista, que es a la que se acoge nuestro compositor. No
obstante, su canción es una manifestación más de la vigencia de la cultura clásica
en el mundo moderno occidental, e incluso en la cultura popular de masas (como
la canción pop), como medio para la reivindicación de causas sociopolíticas.
——————————
20 Traducción de L. INGLESE - G. SANTESE, 1999, p. 133. Proporcionamos esta traducción italiana para
hacer más evidente el paralelismo con la letra (en italiano) de la canción.
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