29 domingo ordinario - B

12
Servir: la genuina vocación 29º domingo ordinario - B

Transcript of 29 domingo ordinario - B

Servir: la genuina vocación29º domingo ordinario - B

Se le acercaron

Santiago y Juan, los

hijos de Zebedeo,

diciendo: queremos que

nos hagas lo que

vamos a pedirte. Les

dijo él: ¿Qué queréis?

Respondieron:

Concédenos sentarnos

en tu gloria, el uno a

tu derecha y el otro a

tu izquierda.

Marcos 10, 17-30

Los Zebedeos eran dos hermanos impetuosos. Los hijos del trueno, los apodaban sus compañeros. Su fuerza interior

también los hacía muy cercanos a su maestro. En esta ocasión, piden a Jesús un cierto privilegio.

Concédenos sentarnos a tu derecha y a tu izquierda. Quieren estar cerca de él, desean tener relevancia y gozar de su preferencia. ¡Esto es tan humano! El afán de ser primero y buscar reconocimiento está arraigado en nuestra naturaleza.

Jesús, como buen educador, responde.

Primero quiere saber si serán capaces de

comprometerse y de llegar al límite del amor,

como él mismo. ¿Os atreveréis a sacrificarlo todo, hasta la muerte?

Ellos responden sin vacilar: sí, podemos. Y

así fue, años más tarde…

Pero Jesús va más allá. Ante la respuesta airada de los demás discípulos, les da otra lección de humildad. Quien quiera ser grande, sea servidor de todos. Aquí hay un concepto radical del ser humano. El hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino a servir y a dar su vida.

No se entiende un apostolado, una misión, cualquier tarea en el seno de la Iglesia, sin ese espíritu de entrega, de

anteponer el bien de los demás al interés propio.

Ante los ojos de Dios destaca aquel que sirve más, sin pretender ser el mayor, ni el más importante, ni el más

reconocido o el preferido de nadie. El servicio es la auténtica vocación de todo cristiano.

Aprendamos a pedir. Cuantas veces pedimos a Dios cosas erradas. Nuestro pensamiento no coincide con la lógica divina y muchas veces pedimos movidos por el ansia de poder, por

la vanidad o algún deseo que no nos hace crecer.

Dios sabe exactamente qué necesitamos para vivir en plenitud. Por eso no siempre responde

cuando nuestras peticiones son imprudentes o poco acertadas. En cambio, si rezamos con confianza, nos dará lo que realmente nos hará crecer en el amor.

¿Cuáles son nuestras motivaciones más profundas? No persigamos ganar méritos.

Dios da a quien quiere y como quiere. El Reino de los cielos se construye trabajando

con entera libertad de corazón.

Textos: Joaquín Iglesias Aranda

http://homilias.blogspot.com