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El fuego de Mohamed El fuego de Mohamed Vida y muerte del hombre que revolucionó Túnez Vida y muerte del hombre que revolucionó Túnez La madre y una hermana de Mohamed Bouazizi sostienen un cartel con una foto de este y el lema de “mártir”. Foto: Peter Beaumont / The Guardian Domingo EL PAÍS 23.01.11 Domingo EL PAÍS 23.01.11

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ElfuegodeMohamed ElfuegodeMohamed VidaymuertedelhombrequerevolucionóTúnez VidaymuertedelhombrequerevolucionóTúnez ELPAÍS 23.01.11 ELPAÍS 23.01.11 LamadreyunahermanadeMohamedBouazizisostienenuncartelconunafotodeesteyellemade“mártir”.Foto:PeterBeaumont/TheGuardian Saliódeledificio,compró unbidóndegasolinade cincolitrosysequemó vivoantedospolicíasque sequedaronmirando ELFUEGODEMOHAMED PorJUANMIGUELMUÑOZ UnretratodeMohamedBouazizi,elhombrequesequemóalobonzo. Foto:AP 2 ELPAÍSDOMINGO23.01.11

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El fuego de MohamedEl fuego de MohamedVida y muerte del hombre que revolucionó TúnezVida y muerte del hombre que revolucionó Túnez

La madre y una hermana de Mohamed Bouazizi sostienen un cartel con una foto de este y el lema de “mártir”. Foto: Peter Beaumont / The Guardian

Domingo EL PAÍS 23.01.11Domingo EL PAÍS 23.01.11

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La llamaque incendió

Por JUAN MIGUEL MUÑOZ

Mohamed Bouazizi soña-ba con comprarse unacamioneta y ampliar elnegocio, pero nuncacon convertirse en unhéroe nacional. Él era,

simplemente, un vendedor de fruta. Desdemuy pequeño, su vida había sido esa: com-prar fruta y verduras y arrastrarlas en uncarrito hasta la plaza principal de SidiBouzid, una ciudad perdida en el mapa deTúnez. El destino le escogió, sin embargo, yel 17 de diciembre, desesperado, frustrado,sin horizontes, se echó encima un bidón degasolina y se prendió fuego. Así empezótodo. Así estalló la revuelta popular que haderribado la dictadura de Zine el AbidineBen Ali y ha cambiado de golpe el mapapolítico de Túnez, en menos de un mestrepidante de movilizaciones y aconteci-mientos. Y quién sabe si también el porve-nir de algún otro país. No ha sido sin cos-tes. Mohamed Bouazizi murió abrasado enel hospital de Sfax, el 4 de enero, y su fami-lia todavía no ha recibido una ayuda espe-cial, solo el consuelo de ver que su muerteno ha sido en vano. Mohamed vivía en elbarrio de Hainur, donde todavía se ven ca-sas de adobe y el asfaltado se difumina po-co a poco entre descampados repletos de

bolsas de basura. La casa de Mohamed,que perdió a su padre a los tres años, es deuna planta, con tres pequeñas habitacio-nes, baño y cocina. Y en ella viven ochopersonas. Con él eran nueve.

“Era una persona muy tranquila y son-riente a la que le gustaba ser vendedor. Sededicaba a ello desde los 10 años para darde comer a la familia. Estudiaba y trabajabaal mismo tiempo, pero nunca terminó elbachillerato. Aportaba dinero para que suhermana Leila pudiera estudiar en la uni-versidad, en Monastir. Nadie más tiene em-pleo en la familia. Por la noche comprabala mercancía que vendía al día siguiente.Algunas jornadas ganaba 10 o 15 dinares[ocho euros]. A menudo, menos”, relata Sa-mia, hermanastra de 19 años.

La familia Bouazizi, tan pobre como ricaen buenos modales, no tiene ni para invitar

a un té. Mohamed, que dejó una deuda de150 euros, el dinero que empleó en adqui-rir la última mercancía, tenía dos herma-nos –Salem, de 30 años, y Leila, de 24— ycuatro hermanastros. Su madre, Manubia,de 55 años, tuvo cuatro hijos más con Am-mar: Samia, de 19; Basma, de 16; Karim, de14, y el pequeño Ziad, de 8 años. Todoscomparten la vivienda.

Mohamed había abandonado el colegioa los 19 años y solicitó su ingreso en elEjército, pero fue rechazado. Muchas veceslos policías le robaban el género. Otras lodesparramaban por el suelo y tenía quesalir corriendo. Nada extraño en el Túnezrural, habituado a la rampante corrupciónpolicial, a la exigencia de mordidas, al abu-so de poder, a la prepotencia de los agentesy al miedo que causaban entre los 40.000vecinos de la ciudad. Un día de Ramadán,el pasado verano, le tiraron una vez más elcarrito y sufrió una crisis nerviosa. Huboque llevarle al hospital. “Yo nunca sospe-ché que esto podía ocurrir”, cuenta Samia.Mohamed siempre sonreía. Parecía feliz.

“A las 8.30 del 17 de diciembre salió decasa. Como siempre. La policía le pidió di-nero para permitirle que siguiera vendien-do, pero él se negó a dárselo, como todoslos días. Le intentaron arrebatar la balanza.Y Feida, una funcionaria municipal, le diouna bofetada”, relata esta estudiante, altacomo todas sus hermanas, subrayando el

nombre de esa mujer. Un hecho, el tortazo,que no puede ser desdeñado, porque en lasconservadoras sociedades árabes, ser humi-llado por una mujer supone una terribleofensa para un hombre. “Dos policías legolpearon las piernas”, continúa Samia.“Nadie le ayudó. Feida insultó al padrastrode Mohamed cuando este fue a recuperarsu mercancía al Ayuntamiento, y se volvióa encontrar con la funcionaria, que le cerróla puerta. Mohamed dijo que iba a quejarseal Palacio de Gobierno, y la mujer se burlóde él. ¿Quien iba a hacer caso a un donnadie. Salió del edificio, compró un bidónde gasolina de cinco litros y se quemó vivodelante de dos policías. Creo que llegó apensar que no tenía ninguna esperanza”.

Mohamed Bouazizi falleció por las que-maduras el 4 de enero, a los 26 años, unasemana después de que el presidente BenAli se acercara a visitarle al hospital de Sfax—110 kilómetros al este de Sidi Bouzid— yse dejara retratar a su lado. Un cuerpo iner-te, una momia completamente vendada.Ignoraba Bouazizi el testamento que lega-ba a Túnez y a los demás países árabes.Una deflagración enorme, un cataclismopolítico que ha puesto Túnez patas arriba yha desatado una oleada de suicidios a lobonzo en el Magreb y otros países musul-manes.

Era un hombre entregado en cuerpo yalma a sus parientes al que ni siquiera le

g

TúnezTúnezEl presidente Ben Alí visita al joven Mohamed AlBouazizi, ingresado en el hospital de Ben Arous,

tras quemarse a lo bonzo el pasado 17 dediciembre. Falleció el 5 de enero. Foto: Efe

La inmolación del vendedor de frutasMohamed Bouazizi el pasado 17 dediciembre en la olvidada ciudad tunecinade Sidi Bouzid, desató la revuelta popularque acabó con el dictador. Bouazizi esahora un héroe. Esta es su historia

Un retrato de Mohamed Bouazizi, el hombre que se quemó a lo bonzo. Foto: AP

Salió del edificio, compróun bidón de gasolina decinco litros y se quemóvivo ante dos policías quese quedaron mirando

Desde el mismo día enque Mohamed se inmoló,la policía reprimió todoconato de protesta ensu ciudad, Sidi Bouzid

EL FUEGO DE MOHAMED

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La llamaque incendió

Por JUAN MIGUEL MUÑOZ

Mohamed Bouazizi soña-ba con comprarse unacamioneta y ampliar elnegocio, pero nuncacon convertirse en unhéroe nacional. Él era,

simplemente, un vendedor de fruta. Desdemuy pequeño, su vida había sido esa: com-prar fruta y verduras y arrastrarlas en uncarrito hasta la plaza principal de SidiBouzid, una ciudad perdida en el mapa deTúnez. El destino le escogió, sin embargo, yel 17 de diciembre, desesperado, frustrado,sin horizontes, se echó encima un bidón degasolina y se prendió fuego. Así empezótodo. Así estalló la revuelta popular que haderribado la dictadura de Zine el AbidineBen Ali y ha cambiado de golpe el mapapolítico de Túnez, en menos de un mestrepidante de movilizaciones y aconteci-mientos. Y quién sabe si también el porve-nir de algún otro país. No ha sido sin cos-tes. Mohamed Bouazizi murió abrasado enel hospital de Sfax, el 4 de enero, y su fami-lia todavía no ha recibido una ayuda espe-cial, solo el consuelo de ver que su muerteno ha sido en vano. Mohamed vivía en elbarrio de Hainur, donde todavía se ven ca-sas de adobe y el asfaltado se difumina po-co a poco entre descampados repletos de

bolsas de basura. La casa de Mohamed,que perdió a su padre a los tres años, es deuna planta, con tres pequeñas habitacio-nes, baño y cocina. Y en ella viven ochopersonas. Con él eran nueve.

“Era una persona muy tranquila y son-riente a la que le gustaba ser vendedor. Sededicaba a ello desde los 10 años para darde comer a la familia. Estudiaba y trabajabaal mismo tiempo, pero nunca terminó elbachillerato. Aportaba dinero para que suhermana Leila pudiera estudiar en la uni-versidad, en Monastir. Nadie más tiene em-pleo en la familia. Por la noche comprabala mercancía que vendía al día siguiente.Algunas jornadas ganaba 10 o 15 dinares[ocho euros]. A menudo, menos”, relata Sa-mia, hermanastra de 19 años.

La familia Bouazizi, tan pobre como ricaen buenos modales, no tiene ni para invitar

a un té. Mohamed, que dejó una deuda de150 euros, el dinero que empleó en adqui-rir la última mercancía, tenía dos herma-nos –Salem, de 30 años, y Leila, de 24— ycuatro hermanastros. Su madre, Manubia,de 55 años, tuvo cuatro hijos más con Am-mar: Samia, de 19; Basma, de 16; Karim, de14, y el pequeño Ziad, de 8 años. Todoscomparten la vivienda.

Mohamed había abandonado el colegioa los 19 años y solicitó su ingreso en elEjército, pero fue rechazado. Muchas veceslos policías le robaban el género. Otras lodesparramaban por el suelo y tenía quesalir corriendo. Nada extraño en el Túnezrural, habituado a la rampante corrupciónpolicial, a la exigencia de mordidas, al abu-so de poder, a la prepotencia de los agentesy al miedo que causaban entre los 40.000vecinos de la ciudad. Un día de Ramadán,el pasado verano, le tiraron una vez más elcarrito y sufrió una crisis nerviosa. Huboque llevarle al hospital. “Yo nunca sospe-ché que esto podía ocurrir”, cuenta Samia.Mohamed siempre sonreía. Parecía feliz.

“A las 8.30 del 17 de diciembre salió decasa. Como siempre. La policía le pidió di-nero para permitirle que siguiera vendien-do, pero él se negó a dárselo, como todoslos días. Le intentaron arrebatar la balanza.Y Feida, una funcionaria municipal, le diouna bofetada”, relata esta estudiante, altacomo todas sus hermanas, subrayando el

nombre de esa mujer. Un hecho, el tortazo,que no puede ser desdeñado, porque en lasconservadoras sociedades árabes, ser humi-llado por una mujer supone una terribleofensa para un hombre. “Dos policías legolpearon las piernas”, continúa Samia.“Nadie le ayudó. Feida insultó al padrastrode Mohamed cuando este fue a recuperarsu mercancía al Ayuntamiento, y se volvióa encontrar con la funcionaria, que le cerróla puerta. Mohamed dijo que iba a quejarseal Palacio de Gobierno, y la mujer se burlóde él. ¿Quien iba a hacer caso a un donnadie. Salió del edificio, compró un bidónde gasolina de cinco litros y se quemó vivodelante de dos policías. Creo que llegó apensar que no tenía ninguna esperanza”.

Mohamed Bouazizi falleció por las que-maduras el 4 de enero, a los 26 años, unasemana después de que el presidente BenAli se acercara a visitarle al hospital de Sfax—110 kilómetros al este de Sidi Bouzid— yse dejara retratar a su lado. Un cuerpo iner-te, una momia completamente vendada.Ignoraba Bouazizi el testamento que lega-ba a Túnez y a los demás países árabes.Una deflagración enorme, un cataclismopolítico que ha puesto Túnez patas arriba yha desatado una oleada de suicidios a lobonzo en el Magreb y otros países musul-manes.

Era un hombre entregado en cuerpo yalma a sus parientes al que ni siquiera le

gustaba el pasatiempo que causa furor encualquier país árabe. “No le gustaba el fút-bol”, recuerda Ramzi, primo del fallecido,considerado ya un mártir de la patria. “Erainteligente, y a veces me leía textos en ára-be culto que yo no entendía”, explica Ra-mzi. Pero no tenía estudios superiores.“Nos sorprendió mucho cuando leímosque era licenciado en Informática”, comen-ta Asma, una vecina de Hainur. “Sí estudia-ba algo de inglés, francés, alemán e infor-mática, pero por su cuenta”, corrobora Sa-mia. “Ahora no tenemos dinero para com-prar comida. Nadie del Gobierno nos hallamado, ni nadie del municipio. No hayjusticia, alguien tiene que ayudarnos”, diceen voz baja Samia, que intenta consolarse:“Tras la muerte de Mohamed parece quepuede llegar la libertad. Gracias a él, muchagente sonríe un poco más cada día porquese ha ido el dictador”.

Sidi Bouzid era una ciudad propicia pa-ra un estallido de esta envergadura. Perohay muchas más así en Túnez. Como haydocenas de miles de desesperados bouazi-zis. Azmouni Attia, dirigente en la ciudaddel opositor Partido Democrático Progresis-ta, explica: “En Sidi Bouzid, los campesinosya venían exigiendo que se arreglaran pro-blemas de transporte y de acceso a los cam-pos de cultivo y que se asfaltaran algunoscaminos. También hubo manifestacionesdelante de la central lechera porque había

retrasos en el pago de salarios. Las protes-tas venían de lejos, pero eran aplastadaspor la policía. Se hablaba constantementede la represión, pero el miedo era atroz. ElReagrupamiento Constitucional Democrá-tico (CRD), el partido de Ben Ali, se transfor-mó en parte del aparato policial. Quien sequejaba era denunciado”. “Nada más cono-cerse el suceso”, prosigue, “la gente hizouna sentada delante del edificio del Gobier-no regional. Fui al hospital y solo le vi lacara quemada. Respiraba muy mal”.

El régimen todavía tenía aliento y nadiesospechaba lo que sucedería menos de unmes más tarde. Desde el mismo día en queMohamed se inmoló, la policía reprimiócualquier conato de protesta en SidiBouzid. Pero era tarde. En cuestión de ho-ras, miles de tunecinos se alzaron contra elGobierno en Kasrine y en Gafsa, capital deuna cuenca minera que en 2008 vivió gra-ves disturbios. Las manifestaciones esta-ban prohibidas, pero la odiada dictaduratampoco quería impedir que la multitudsaliera a las calles cuando Israel lanzó laguerra contra Gaza en diciembre de aquelaño. “Los manifestantes aprovechaban quepodían gritar para hacer juegos de palabrasen los que arremetían contra el RCD”, re-cuerda Attia.

La mancha de aceite se extendió en muypoco tiempo a Thala, Douz, Tozeur… Perola capital aún permanecía en calma. Y Ben

Ali todavía se creía a salvo cuando visitó, el28 de diciembre, a Bouazizi postrado en lacama. Mientras, los tunecinos se entrega-ban a Internet y a Facebook —censurado amenudo y, en una ocasión tiempo atrás,durante cinco meses— para convocar ma-nifestaciones. Sin Internet, sin Facebook ysin Al Jazeera, la revolución habría sido im-posible, coincide todo el mundo. Fathi Cha-mkhi, profesor de geografía y miembro dela Liga Tunecina de Derechos Humanos, seexplaya sobre el origen de la rebelión. “Esuna revolución social y democrática. Es de-mocrática porque hay reivindicaciones con-cernientes a las libertades políticas, y socialporque existen demandas económicas y la-borales. Hay una acumulación de hechosdurante 23 años, a lo que se suma la crisismundial de 2008. El régimen siempre decíaque a Túnez no le afectaría y que pronto

todo volvería a su cauce. Pero Túnez estabaseriamente afectado. Además, hay otros ele-mentos que no son materiales. Estaba muyextendido el sentimiento de humillación yde injusticia. Conforme la vida cotidiana seiba haciendo más difícil, la gente observa-ba la opulencia en que vivía la familia presi-dencial. Era insultante, sobre todo, la acti-tud arrogante de los Ben Ali. Observabas aquien te estaba robando y además te pe-dían caridad. Mirabas la televisión y reci-bías una bofetada. La revuelta nace de lafrustración. Aunque no hubiera sucedidoen aquel momento, habría terminado ocu-rriendo”. El descaro del déspota y su cama-rilla —la familia Trabelsi, apellido de solte-ra de Leila Ben Ali, la peluquera con la queel mandatario contrajo matrimonio en se-gundas nupcias, y las familias Mabrouk yZarrouk— alcanzaba cotas insoportables.Saquearon el patrimonio nacional, se apo-deraron fraudulentamente de empresas,concesiones de telefonía, de grandes super-ficies comerciales, de concesionarios de au-tomóviles, de compañías aéreas, de canalesde radio y televisión, de bancos...

El 11 de enero, el Gobierno comenzó amostrar señales de nerviosismo cuandoBen Ali destituyó al ministro del Interior,Rafik Belhaj Kacem, y ordenó el cierre deuniversidades y escuelas. No se autorizabaque las personas formaran grupos de más

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TúnezTúnezEl presidente Ben Alí visita al joven Mohamed AlBouazizi, ingresado en el hospital de Ben Arous,

tras quemarse a lo bonzo el pasado 17 dediciembre. Falleció el 5 de enero. Foto: Efe

La inmolación del vendedor de frutasMohamed Bouazizi el pasado 17 dediciembre en la olvidada ciudad tunecinade Sidi Bouzid, desató la revuelta popularque acabó con el dictador. Bouazizi esahora un héroe. Esta es su historia

Un retrato de Mohamed Bouazizi, el hombre que se quemó a lo bonzo. Foto: AP

Salió del edificio, compróun bidón de gasolina decinco litros y se quemóvivo ante dos policías quese quedaron mirando

Desde el mismo día enque Mohamed se inmoló,la policía reprimió todoconato de protesta ensu ciudad, Sidi Bouzid

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de tres o cuatro personas, y uno no podíadetenerse en la calle. Se trataba por todoslos medios, los de siempre, de que la revuel-ta no se instalara en la capital. Porque esoson palabras mayores. Pero fue en vano. Aldía siguiente, en la capital y sus suburbios,donde residen alrededor de dos de los oncemillones de tunecinos, la revolución dejóde ser cosa de desharrapados, de campesi-nos y de obreros empobrecidos, aún más,por la crisis global de 2008. A ella se unie-ron hombres y mujeres de toda condición,abogados, blogueros, artistas, arquitectos,las élites intelectuales y amas de casa, estu-diantes y raperos. Como el que cantó: “Pre-sidente, tu pueblo está muerto”. Fue deteni-do y golpeado en comisaría.

Las clases medias y muchos de los máspudientes —con estudios universitarios, li-cenciados en la parisiense Sorbona— tam-bién se pusieron en pie para de-mandar libertades políticas y civi-les, y la instauración de un régi-men democrático. Porque en Tú-nez, donde no escasea la gentecon formación académica, el siste-ma educativo fue una prioridadpara el padre de la patria HabibBurguiba, que rigió el país duran-te tres décadas, desde que Túnezobtuvo la independencia de Fran-cia en 1956. También lo fue, almenos en sus primeros años degobierno, para Ben Ali. El analfa-betismo es tan reducido como mi-núscula ha sido la capacidad de laoposición, perseguida sin tregua,para organizarse.

Por eso la Intifada tunecina fueespontánea, porque todo sindica-to u organización estaba someti-do al férreo escrutinio del régi-men. “Soy profesor de español enla Universidad y sé perfectamentequiénes son los supuestos estu-diantes que elaboran informes pa-ra el Gobierno. Tenemos que te-ner mucho cuidado con lo que de-cimos en clase”, contaba el juevesKamel Sahli. Era un país dondelos chivatos se enseñoreaban,donde pronunciar el nombre deBen Ali sin alabarle acarreaba con-tratiempos o penas de prisión.Muchos jóvenes le llamaban El Cantante oEminem, por esa pose de artista que sereflejaba en varias de sus omnipresentesfotografías.

Tres días antes de su fuga a Arabia Sau-dí, la avenida de Habib Burguiba de la capi-tal parecía un enorme cuartel. Vestían depaisano, pero los policías, por docenas encada rincón, vigilaban todo movimiento.Desde el 12 de enero, los tunecinos durmie-ron poco. En las ciudades del sur, los fran-cotiradores causaban estragos desde el 17de diciembre. La gente caía bajo las balas,pero ya nada les disuadía de salir a la calle.Habían perdido el miedo. En la capital, lasprotestas proliferaban y los eslóganes serepetían. “Pan, agua, y no Ben Ali”, “Lalibertad se consigue con sangre”, “Policíaasesina”, “Túnez libre”, “Ben Ali, fuera”,“No queremos un presidente para toda lavida”. “El ministro del Interior es un terro-rista”, “Ben Ali, cobarde”, “Bouazizi dejóun mensaje: no queremos a los Trabelsi”.

“Ya no tenemos miedo”. “Ben Ali, asesino”,chillaban catedráticos y profesores a la carade los policías, en el campus de Al Manar.

El dictador estaba ya desesperado y con-tra las cuerdas. El jefe del Ejército, RachidAmmar, le había espetado ese día: “Estásacabado”. Pero el presidente —que destitu-yó a Ammar, aunque tras la partida del tira-no volvió al mando— aún se resistía. Habíaprometido dos días antes que crearía300.000 puestos de trabajo en dos años yque las fuerzas de seguridad no dispararíancontra los civiles. Y a la población le entróla risa. Compareció el día 13 por la nochepara anunciar que no se presentaría a lareelección en 2014, y que reduciría el pre-cio del pan, la leche y el azúcar. Y los tuneci-nos reaccionaron con sarcasmo: “Que subael precio del pan, pero Ben Ali, a la horca”.

Y llegó el día decisivo, el que dará nom-bre a plazas y avenidas, el 14 de enero. Esa

jornada, y por primera vez en 23 años, losimanes no pidieron, al llamar a la oración,que Alá preserve la salud de Ben Ali y sufamilia. Por la mañana se habían citado losmanifestantes, a las nueve de la mañana,ante la sede de la Unión General de Trabaja-dores, en una pequeña plaza en pleno cora-zón de la ciudad. Eran unos pocos cientos.El joven empresario Yousef Farhat comen-taba: “O Ben Ali se va o dispararán. Notiene otra opción”.

Marcharon hacia la avenida de HabibBurguiba, donde aguardaba un cordón poli-cial. La muchedumbre empezó a cantar elhimno nacional, del que Ben Ali eliminóaños atrás una estrofa alusiva a la revolu-ción y al combate. Minutos después, lospolicías se apartaron. Andando deprisa, setoparon con otra fila de antidisturbios másnutrida, y un funcionario, megáfono en ma-no, trató de convencer a la masa para quese detuviera. En vano. Los uniformados denegro cedieron el paso y mientras cientos

de personas se sumaban al grupo, llegaronante la sede del Ministerio del Interior. Ahíse plantaron durante seis horas. La emo-ción y el ímpetu de los 10.000 manifestan-tes lo dominaban todo. Muchos quedaronafónicos. Llevaban fotos de Mohamed AliHammi y Habib Ashur, héroes de la inde-pendencia, y varios también de MohamedBouazizi. “Si Ben Ali no se va, bloqueare-mos el país”, aseguraban. “23 años de dicta-dura no se borran con palabras”. Se rom-pían periódicos para tirar papelitos al aire.“¿Dónde está Francia, campeona de los de-rechos humanos?”, se preguntaban. El am-biente era festivo.

A las 14.38 acabó la fiesta. Un bote dehumo impactó en la multitud. Todo el mun-do salió despavorido. Los disturbios se ex-tendieron por el centro de la capital duran-te horas. Pero el régimen ya había muerto.La revolución blanda había defenestrado lo

que algunos califican de “monarquía repu-blicana”. Sin duda, ya hacía algunas horasque Ben Ali y sus secuaces hacían las male-tas. El piloto de Tunis Air Mohamed BenKilani se negó a despegar si dos hermanosde Leila Trabelsi embarcaban en un vueloque precedió al de Ben Ali, y se convirtiópoco menos que en héroe nacional. A lasseis de la tarde, un avión despegaba delaeropuerto internacional de Cartago. El pa-ladín de la lucha contra el islamismo —mi-les de miembros del partido En Nahda (Re-nacimiento) fueron perseguidos con saña,asesinados o partieron al exilio desde quehace 20 años fue ilegalizado el movimientofundamentalista—, el represor de los comu-nistas y de todo disidente, a los que se des-pojaba de su empleo, escapaba hacia Ara-bia Saudí.

Tras la huida del presidente, el caos seinstauró en Túnez. Convertidos en mato-

nes, miembros de la guardia presi-dencial y de la policía intentaronsembrar la anarquía a tiro limpio.Los más pobres también se die-ron al saqueo de supermercados ycon especial saña de las mansio-nes de los Trabelsi y los Ben Ali. ElEjército, adorado por el pueblo, seocupó de restaurar el orden, altiempo que la policía se esfuma-ba. 78 personas han muerto hastaahora en la revolución.

Los grandes carteles con la figu-ra del dictador fueron quemadosy arrancados de sus soportes y elRCD iba camino de la disolución.Y ahora se habla de liberación depresos políticos; de una comisiónindependiente para investigar lacorrupción; de libertades políti-cas; de libertad de prensa, des-pués de años de medios de comu-nicación secuestrados por el apa-rato de poder; de reformas demo-cráticas y constitucionales; de laorganización de elecciones; de ladesaparición de detenidos quenunca han regresado a sus hoga-res; de la ley 404 —promulgadapara censurar Internet—; de la ne-cesidad de restablecer la calma pa-ra reanimar el turismo y la inver-sión extranjera, vitales para elpaís...

“Todo empezó aquí, en Sidi Bouzid, co-mo podía haber comenzado en cualquierciudad de Túnez. Ahora buscamos un futu-ro para quienes han muerto en esta revuel-ta”, dice Saad Kaddusi, un joven profesorque, por la noche y al calor de una hoguera,vigila en compañía de una docena de hom-bres, en un enorme descampado, para quelos esbirros de Ben Ali no hagan de las su-yas. Algunos sueltan sus palos para mostrarsus heridas o la sangre todavía impregnadaen la ropa. El monumento al 7 de noviem-bre, fecha del golpe de Estado que alzó aBen Ali al poder, ha sido profanado conpintura roja. Una profanación más quebienvenida. La avenida de Habib Burguibade Sidi Bouzid está repleta de pintadas conel nuevo nombre con que los vecinos quie-ren bautizar la calle. Los 11 millones detunecinos y gran parte del mundo árabenunca le olvidarán. Feida, la funcionaria, seequivocaba. Mohamed Bouazizi ya es al-guien. O

EL 13 DE ENERO, LOS TUNECINOS no daban crédito a lo que veíansus ojos y escuchaban sus oídos. Zine el Abidine Ben Ali, elcorrupto presidente que huiría 24 horas después, se presentabacomo un ser humano falible. Porque el “líder”, “el iluminado”, “elarquitecto del cambio”, “el combatiente supremo”, “el salvador”,“el sol que brilla sobre los tunecinos”, “la ambición que nutre alpueblo” –tal como era definido por los sumisos canales detelevisión y demás medios de comunicación—, admitía que susasesores le habían engañado. No daban crédito los tunecinos. Sellegaba a decir, al mencionar su nombre, que “la paz esté con él”,una frase que en el mundo musulmán se pronuncia al aludir ohablar del profeta Mahoma. Las cosechas abundantes o el triunfoen la Copa África de 2004 se debían, según juzgaba la prensa, a“la iluminación del presidente”. “Le otorgaban cualidades de unadivinidad. Ben Ali nunca admitía una equivocación. Además, veía elfuturo. Hablaba como si fuera un ser eterno”, comenta Fathi

Chamkhi, profesor y activista de derechos humanos.El 7 de noviembre de 1987, Ben Ali –que prometió en su arranqueque solo gobernaría el país durante dos mandatos de cinco años—derrocó en un golpe de Estado incruento a Habib Burguiba, dandoinicio a sus 23 años, dos meses y una semana de tiranía. Y laconmemoración de esa jornada se convirtió en un espectáculo, aveces grotesco. Todo el mundo colocaba una foto de Ben Ali ensus ventanas o terrazas. O largas tiras de tela de color morado—su color preferido o el de su esposa, no está claro— quecolgaban de los balcones con su efigie. Era una jornada dederroche de recursos para gloria del dictador. Una buena parte delpresupuesto de los municipios se destinaba a que todo estuvierainmaculado en ese aniversario, en el que se celebraban conciertos,se iluminaban las calles con bombillas —muchas de ellas moradas,por supuesto— y se inundaban con flores plazas y calles. Algunosaños se organizaron desfiles o multitudinarios actos en estadios en

los que la gente formaba figuras y dibujos en las gradas.Y el 7 se transformó en un número casi mágico. La ERTT, laempresa de radio y televisión, se rebautizó con el nombre de TV7;la compañía aérea de vuelos nacionales, Nouvel Air, pasó allamarse 7Air. Y claro está, qué mejor fecha para inaugurar unanueva emisora o canal de televisión que el 7 de noviembre. Así lohicieron las empresas regionales de radio de Tataouine, Gafsa yKef, además de Radio Culture o el Canal 21 de televisión.A partir de ahora comenzarán a conocerse detalles del modo deproceder de los Ben Ali y los Trabelsi, apellido de su esposa. Ya seha denunciado que se fletaban aviones porque a algún miembrodel clan familiar le agradan los helados de una determinada tiendade Saint Tropez (Francia), y ayer se repartían fotocopias de lafactura de agua bimestral de Hayet, la hermana del ex presidente.5,3 dinares en el recibo de mayo de 2009. Un ciudadano mediopaga 35. Y no para regar jardines o llenar piscinas.

Un hombre besa a un soldado durante una manifestación contra el partido liderado por Ben Ali el pasado día 20. Foto: AFP

El iluminado, el 7 y el morado

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La Intifada tunecina fueespontánea, porque todosindicato u organizaciónestaba sometido al férreoescrutinio del régimen

Tres días antes de la fugade Ben Ali a Arabia Saudí,la avenida de HabibBurguiba de la capitalparecía un enorme cuartel

Una joven enarbola un bolso con la inscripción Viva Túnez libre durante una manifestación celebrada el 15 de enero en París. Foto: Franck Prevel / Getty Images

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de tres o cuatro personas, y uno no podíadetenerse en la calle. Se trataba por todoslos medios, los de siempre, de que la revuel-ta no se instalara en la capital. Porque esoson palabras mayores. Pero fue en vano. Aldía siguiente, en la capital y sus suburbios,donde residen alrededor de dos de los oncemillones de tunecinos, la revolución dejóde ser cosa de desharrapados, de campesi-nos y de obreros empobrecidos, aún más,por la crisis global de 2008. A ella se unie-ron hombres y mujeres de toda condición,abogados, blogueros, artistas, arquitectos,las élites intelectuales y amas de casa, estu-diantes y raperos. Como el que cantó: “Pre-sidente, tu pueblo está muerto”. Fue deteni-do y golpeado en comisaría.

Las clases medias y muchos de los máspudientes —con estudios universitarios, li-cenciados en la parisiense Sorbona— tam-bién se pusieron en pie para de-mandar libertades políticas y civi-les, y la instauración de un régi-men democrático. Porque en Tú-nez, donde no escasea la gentecon formación académica, el siste-ma educativo fue una prioridadpara el padre de la patria HabibBurguiba, que rigió el país duran-te tres décadas, desde que Túnezobtuvo la independencia de Fran-cia en 1956. También lo fue, almenos en sus primeros años degobierno, para Ben Ali. El analfa-betismo es tan reducido como mi-núscula ha sido la capacidad de laoposición, perseguida sin tregua,para organizarse.

Por eso la Intifada tunecina fueespontánea, porque todo sindica-to u organización estaba someti-do al férreo escrutinio del régi-men. “Soy profesor de español enla Universidad y sé perfectamentequiénes son los supuestos estu-diantes que elaboran informes pa-ra el Gobierno. Tenemos que te-ner mucho cuidado con lo que de-cimos en clase”, contaba el juevesKamel Sahli. Era un país dondelos chivatos se enseñoreaban,donde pronunciar el nombre deBen Ali sin alabarle acarreaba con-tratiempos o penas de prisión.Muchos jóvenes le llamaban El Cantante oEminem, por esa pose de artista que sereflejaba en varias de sus omnipresentesfotografías.

Tres días antes de su fuga a Arabia Sau-dí, la avenida de Habib Burguiba de la capi-tal parecía un enorme cuartel. Vestían depaisano, pero los policías, por docenas encada rincón, vigilaban todo movimiento.Desde el 12 de enero, los tunecinos durmie-ron poco. En las ciudades del sur, los fran-cotiradores causaban estragos desde el 17de diciembre. La gente caía bajo las balas,pero ya nada les disuadía de salir a la calle.Habían perdido el miedo. En la capital, lasprotestas proliferaban y los eslóganes serepetían. “Pan, agua, y no Ben Ali”, “Lalibertad se consigue con sangre”, “Policíaasesina”, “Túnez libre”, “Ben Ali, fuera”,“No queremos un presidente para toda lavida”. “El ministro del Interior es un terro-rista”, “Ben Ali, cobarde”, “Bouazizi dejóun mensaje: no queremos a los Trabelsi”.

“Ya no tenemos miedo”. “Ben Ali, asesino”,chillaban catedráticos y profesores a la carade los policías, en el campus de Al Manar.

El dictador estaba ya desesperado y con-tra las cuerdas. El jefe del Ejército, RachidAmmar, le había espetado ese día: “Estásacabado”. Pero el presidente —que destitu-yó a Ammar, aunque tras la partida del tira-no volvió al mando— aún se resistía. Habíaprometido dos días antes que crearía300.000 puestos de trabajo en dos años yque las fuerzas de seguridad no dispararíancontra los civiles. Y a la población le entróla risa. Compareció el día 13 por la nochepara anunciar que no se presentaría a lareelección en 2014, y que reduciría el pre-cio del pan, la leche y el azúcar. Y los tuneci-nos reaccionaron con sarcasmo: “Que subael precio del pan, pero Ben Ali, a la horca”.

Y llegó el día decisivo, el que dará nom-bre a plazas y avenidas, el 14 de enero. Esa

jornada, y por primera vez en 23 años, losimanes no pidieron, al llamar a la oración,que Alá preserve la salud de Ben Ali y sufamilia. Por la mañana se habían citado losmanifestantes, a las nueve de la mañana,ante la sede de la Unión General de Trabaja-dores, en una pequeña plaza en pleno cora-zón de la ciudad. Eran unos pocos cientos.El joven empresario Yousef Farhat comen-taba: “O Ben Ali se va o dispararán. Notiene otra opción”.

Marcharon hacia la avenida de HabibBurguiba, donde aguardaba un cordón poli-cial. La muchedumbre empezó a cantar elhimno nacional, del que Ben Ali eliminóaños atrás una estrofa alusiva a la revolu-ción y al combate. Minutos después, lospolicías se apartaron. Andando deprisa, setoparon con otra fila de antidisturbios másnutrida, y un funcionario, megáfono en ma-no, trató de convencer a la masa para quese detuviera. En vano. Los uniformados denegro cedieron el paso y mientras cientos

de personas se sumaban al grupo, llegaronante la sede del Ministerio del Interior. Ahíse plantaron durante seis horas. La emo-ción y el ímpetu de los 10.000 manifestan-tes lo dominaban todo. Muchos quedaronafónicos. Llevaban fotos de Mohamed AliHammi y Habib Ashur, héroes de la inde-pendencia, y varios también de MohamedBouazizi. “Si Ben Ali no se va, bloqueare-mos el país”, aseguraban. “23 años de dicta-dura no se borran con palabras”. Se rom-pían periódicos para tirar papelitos al aire.“¿Dónde está Francia, campeona de los de-rechos humanos?”, se preguntaban. El am-biente era festivo.

A las 14.38 acabó la fiesta. Un bote dehumo impactó en la multitud. Todo el mun-do salió despavorido. Los disturbios se ex-tendieron por el centro de la capital duran-te horas. Pero el régimen ya había muerto.La revolución blanda había defenestrado lo

que algunos califican de “monarquía repu-blicana”. Sin duda, ya hacía algunas horasque Ben Ali y sus secuaces hacían las male-tas. El piloto de Tunis Air Mohamed BenKilani se negó a despegar si dos hermanosde Leila Trabelsi embarcaban en un vueloque precedió al de Ben Ali, y se convirtiópoco menos que en héroe nacional. A lasseis de la tarde, un avión despegaba delaeropuerto internacional de Cartago. El pa-ladín de la lucha contra el islamismo —mi-les de miembros del partido En Nahda (Re-nacimiento) fueron perseguidos con saña,asesinados o partieron al exilio desde quehace 20 años fue ilegalizado el movimientofundamentalista—, el represor de los comu-nistas y de todo disidente, a los que se des-pojaba de su empleo, escapaba hacia Ara-bia Saudí.

Tras la huida del presidente, el caos seinstauró en Túnez. Convertidos en mato-

nes, miembros de la guardia presi-dencial y de la policía intentaronsembrar la anarquía a tiro limpio.Los más pobres también se die-ron al saqueo de supermercados ycon especial saña de las mansio-nes de los Trabelsi y los Ben Ali. ElEjército, adorado por el pueblo, seocupó de restaurar el orden, altiempo que la policía se esfuma-ba. 78 personas han muerto hastaahora en la revolución.

Los grandes carteles con la figu-ra del dictador fueron quemadosy arrancados de sus soportes y elRCD iba camino de la disolución.Y ahora se habla de liberación depresos políticos; de una comisiónindependiente para investigar lacorrupción; de libertades políti-cas; de libertad de prensa, des-pués de años de medios de comu-nicación secuestrados por el apa-rato de poder; de reformas demo-cráticas y constitucionales; de laorganización de elecciones; de ladesaparición de detenidos quenunca han regresado a sus hoga-res; de la ley 404 —promulgadapara censurar Internet—; de la ne-cesidad de restablecer la calma pa-ra reanimar el turismo y la inver-sión extranjera, vitales para elpaís...

“Todo empezó aquí, en Sidi Bouzid, co-mo podía haber comenzado en cualquierciudad de Túnez. Ahora buscamos un futu-ro para quienes han muerto en esta revuel-ta”, dice Saad Kaddusi, un joven profesorque, por la noche y al calor de una hoguera,vigila en compañía de una docena de hom-bres, en un enorme descampado, para quelos esbirros de Ben Ali no hagan de las su-yas. Algunos sueltan sus palos para mostrarsus heridas o la sangre todavía impregnadaen la ropa. El monumento al 7 de noviem-bre, fecha del golpe de Estado que alzó aBen Ali al poder, ha sido profanado conpintura roja. Una profanación más quebienvenida. La avenida de Habib Burguibade Sidi Bouzid está repleta de pintadas conel nuevo nombre con que los vecinos quie-ren bautizar la calle. Los 11 millones detunecinos y gran parte del mundo árabenunca le olvidarán. Feida, la funcionaria, seequivocaba. Mohamed Bouazizi ya es al-guien. O

EL 13 DE ENERO, LOS TUNECINOS no daban crédito a lo que veíansus ojos y escuchaban sus oídos. Zine el Abidine Ben Ali, elcorrupto presidente que huiría 24 horas después, se presentabacomo un ser humano falible. Porque el “líder”, “el iluminado”, “elarquitecto del cambio”, “el combatiente supremo”, “el salvador”,“el sol que brilla sobre los tunecinos”, “la ambición que nutre alpueblo” –tal como era definido por los sumisos canales detelevisión y demás medios de comunicación—, admitía que susasesores le habían engañado. No daban crédito los tunecinos. Sellegaba a decir, al mencionar su nombre, que “la paz esté con él”,una frase que en el mundo musulmán se pronuncia al aludir ohablar del profeta Mahoma. Las cosechas abundantes o el triunfoen la Copa África de 2004 se debían, según juzgaba la prensa, a“la iluminación del presidente”. “Le otorgaban cualidades de unadivinidad. Ben Ali nunca admitía una equivocación. Además, veía elfuturo. Hablaba como si fuera un ser eterno”, comenta Fathi

Chamkhi, profesor y activista de derechos humanos.El 7 de noviembre de 1987, Ben Ali –que prometió en su arranqueque solo gobernaría el país durante dos mandatos de cinco años—derrocó en un golpe de Estado incruento a Habib Burguiba, dandoinicio a sus 23 años, dos meses y una semana de tiranía. Y laconmemoración de esa jornada se convirtió en un espectáculo, aveces grotesco. Todo el mundo colocaba una foto de Ben Ali ensus ventanas o terrazas. O largas tiras de tela de color morado—su color preferido o el de su esposa, no está claro— quecolgaban de los balcones con su efigie. Era una jornada dederroche de recursos para gloria del dictador. Una buena parte delpresupuesto de los municipios se destinaba a que todo estuvierainmaculado en ese aniversario, en el que se celebraban conciertos,se iluminaban las calles con bombillas —muchas de ellas moradas,por supuesto— y se inundaban con flores plazas y calles. Algunosaños se organizaron desfiles o multitudinarios actos en estadios en

los que la gente formaba figuras y dibujos en las gradas.Y el 7 se transformó en un número casi mágico. La ERTT, laempresa de radio y televisión, se rebautizó con el nombre de TV7;la compañía aérea de vuelos nacionales, Nouvel Air, pasó allamarse 7Air. Y claro está, qué mejor fecha para inaugurar unanueva emisora o canal de televisión que el 7 de noviembre. Así lohicieron las empresas regionales de radio de Tataouine, Gafsa yKef, además de Radio Culture o el Canal 21 de televisión.A partir de ahora comenzarán a conocerse detalles del modo deproceder de los Ben Ali y los Trabelsi, apellido de su esposa. Ya seha denunciado que se fletaban aviones porque a algún miembrodel clan familiar le agradan los helados de una determinada tiendade Saint Tropez (Francia), y ayer se repartían fotocopias de lafactura de agua bimestral de Hayet, la hermana del ex presidente.5,3 dinares en el recibo de mayo de 2009. Un ciudadano mediopaga 35. Y no para regar jardines o llenar piscinas.

Un hombre besa a un soldado durante una manifestación contra el partido liderado por Ben Ali el pasado día 20. Foto: AFP

El iluminado, el 7 y el morado

Viene de la página 3

La Intifada tunecina fueespontánea, porque todosindicato u organizaciónestaba sometido al férreoescrutinio del régimen

Tres días antes de la fugade Ben Ali a Arabia Saudí,la avenida de HabibBurguiba de la capitalparecía un enorme cuartel

Una joven enarbola un bolso con la inscripción Viva Túnez libre durante una manifestación celebrada el 15 de enero en París. Foto: Franck Prevel / Getty Images

EL FUEGO DE MOHAMED

EL PAÍS DOMINGO 23.01.11 5

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Por MIGUEL MORA

Las 389 páginas del sumariodel caso Ruby, la joven marro-quí de 18 años que según laFiscalía de Milán se prostitu-yó al menos una decena deveces en casa del primer mi-

nistro italiano, Silvio Berlusconi, ofrecenun sórdido relato de serie B, un melancóli-co catálogo de derrotas humanas y menti-ras políticas. Nadie ríe, nadie goza, nadieparece disfrutar realmente en las 17 no-ches de bunga bunga (el código privadode la casa para decir orgía) organizadas enArcore durante 2010. Son páginas, y fies-tas, mucho más tenebrosas que morbosas.Aunque la mecánica prosa judicial no dejaun resquicio a la compasión ni ala filosofía, el texto filtrado estasemana por la prensa italiana re-vela toda la misoginia y el narci-sismo, toda la oscuridad y el abu-so de poder (político y, sobre to-do, económico) que se puedaimaginar.

Describe un ambiente prosti-bulario, triste y “turbador”, co-mo lo han definido el presidentede la República, los obispos y elVaticano. Los 389 folios se resu-men en dos acusaciones que po-drían suponer hasta 15 años decárcel para Silvio Berlusconi(prostitución de menores agrava-da y abuso del cargo de primerministro), y en una imputaciónmás, por el primer delito, parasus presuntos (y desfallecidos)proxenetas.

Pero, más allá de los posiblescrímenes, el último escándalodel magnate de 74 años ha vuel-to a revelar la inmensa soledaddel hombre más poderoso de Ita-lia. El simpático político aparecesimplemente como un ancianoque se niega a asumir que lo es.

Según señaló hace ya dosaños su ex mujer, Verónica Lario, Berlusco-ni ha envejecido mal, le gusta estar rodea-do de “vírgenes ofrecidas al dragón”, secomporta como “un emperador” y “comoun hombre que estuviera enfermo”.

Además de eso, el sumario lo dibujacomo un político que abusa de su poderante la policía de Milán por miedo a que lajoven Ruby desvele que ha estado en sucasa cuando era menor, y como un primerministro muy vulnerable ante sus decenasde visitadoras ocasionales, sometido a per-manente riesgo de chantaje, y que mientey obliga a mentir a los demás.

Los detalles del caso instruido por lareputada fiscal Ilda Boccassini (Nápoles,1949), una investigadora implacable, ami-ga del asesinado juez Giovanni Falcone yconocida como Ilda la Roja supondrían elepitafio político para cualquier dirigente.

Todo el caso está marcado por una desi-gualdad brutal, y doble. La del dinero, elúnico objetivo de las muchachas, y la gene-

racional: casi 50 años. Por eso todo en elsumario suena forzado, y tiene poco quever con el talante “elegante, digno y relaja-do” que según Berlusconi preside sus fies-tas.

Lo más tremendo del sumario es vercómo los padres y los hermanos animan alas chicas a prostituirse. Cuando algunade ellas se queja de lo duro que es compla-cer, la familia le empuja a seguir, a ser“simpáticas” con el capo.

El hermano de una de las chicas, Rober-ta, le aconseja al teléfono en clave antes deuna noche anunciada: “Mira, tú le das losdatos que no tenías la última vez. Rápida,con la cara tan tranquila y luego, mira,amor… Nos resuelves tantos problemas atodos, a mamma, a ti y a mí”.

A veces, las chicas llaman a casa para

contar cómo les ha ido. Un día, la madrede una joven, llamada Francesca, le diceorgullosa a su otra hija, Elena: “¡Francescaha recibido un brazalete de oro con undiamantito y la letra F grabada!”.

Todos luchan y maquinan para sacar lamejor tajada. Según La Repubblica, su-mando las diversas partidas de gasto in-cluidas en el sumario, Berlusconi desem-bolsó 2,5 millones en apenas unos meses

para sufragar sus fiestas de Arcore (casisiempre en metálico, según los fiscales,por lo que no parece descartable un ulte-rior delito fiscal).

La inmensa riqueza del sultán, dueño deun imperio mediático, editorial, bancario,inmobiliario y financiero que vale 9.000 mi-llones de dólares, según la revista Forbes,indica que la cifra son solo migajas para él.

La historia es tan increíble que pareceuna serie escrita por un cocainómano quehubiera mezclado La Celestina, ElDecamerón y El Buscón añadiendo unoscameos de Berlusconi y Putin. De hecho,el primer ministro ruso también pasó porla Villa San Martino una de las noches deautos, la del 25 de abril, día de la libera-ción de Italia del fascismo.

Hay tres acusados de proxenetismo quese desviven para que el jefe vea con-sumadas sus fantasías, pero casisiempre hablan de dinero y se loreparten con avidez, ante la indife-rencia del gélido secretario que pa-ga en nombre del jefe. Como es na-tural, las prostitutas y velinas delserrallo no se quedan a la zaga.

Los pinchazos telefónicos indi-can que, durante el día, las 15 o 20meretrices habituales en la dachaintentan meter la cabeza en algúnprograma de televisión de Media-set, o fantasean con chantajes y ro-bos, o llaman a Giovanni Spinelli,el contable encargado de repartirlos billetes de 500 euros y de abo-nar las facturas y el alquiler de losapartamentos.

Para mayor comodidad, 14 deellas residían en el mismo edificio,en la vía Olgettina, 65, al lado delhospital de San Raffaelle, en Mila-no 2, el barrio levantado por Berlus-coni en los años setenta con dinerocuyo origen nadie ha sido capaz dedeterminar. (Todas fueron desalo-jadas el pasado jueves por el admi-nistrador del condominio porque“daban mala imagen”).

Casi todas son pobres y jovencí-simas. Las hay italianas, magrebíes, rusas,eslavas, caribeñas, de las favelas. Y todasse ven obligadas a luchar cada noche porhacerse un hueco entre las dos o tres elegi-das que, siempre según el relato de la fisca-lía, suben hasta la cama para recibir así los7.000 euros de rigor. Las que no subíansolo recibían 2.000. Muchas veces, las chi-cas piden ayuda (“necesito hacer caja ya”,dice una) a los tres atrabiliarios personajesque las seleccionaban y acarreaban hastala villa. El trío de reclutadores está forma-do por Emilio Fede, de 79 años, que desdehace décadas presenta el telediario del Ca-nal 4; Lele Mora, un agente del espectácu-lo del imperio televisivo berlusconianoque presume de fascista y lleva Camicianera como politono de su teléfono móvil.Y Nicole Minetti, diputada regional del Go-bierno de Lombardía, a sus 25 años, y an-tes higienista dental en el San Raffaelle. Lajoven atendió a Berlusconi tras la agresiónsufrida por este hace un año en la plaza

del Duomo, y luego fue promovida a dipu-tada gracias al acuerdo alcanzado por elprimer ministro y el gobernador lombar-do, Roberto Formigoni (miembro de Co-munión y Liberación).

Los tres están acusados de inducción ala prostitución de menores y adultos. Lostres niegan, como Berlusconi, ser culpables.Minetti, además, se ha negado a dimitir desu puesto de diputada, y ha recibido el apo-

yo de Formigoni: “Quien esté libre de peca-do, que tire la primera piedra”, ha dicho él.

El personaje más trágico, y no porquesea del todo una niña inocente, sino porser víctima de la trata de menores, el cuer-

po del delito, la testigo decisiva y la únicacoprotagonista de la historia (los otros sonsecundarios o comparsas), se llama Kari-ma el Maghoud, alias Ruby. Esta bailarinamarroquí de 18 años tenía, según los fisca-les, 17 años (o 16, según una de sus múlti-ples versiones) cuando visitó la dacha deBerlusconi, al menos ocho veces, entre fe-brero y mayo de 2010. Por lo demás, suhistoria vital (y sexual) es una enorme con-fusión. No podía ser de otra forma. Por unlado, ella reconoce que tiene propensión a“vivir en una realidad inventada”. Porotro, la fiscalía sostiene que Berlusconi ledijo, al descubrirse el pastel, que “se hicie-ra la loca, que contara tonterías” y, sobretodo, que “no dijera a nadie nunca quehabía recibido a menores en su casa”.

Los investigadores afirman que la mu-chacha decidió escapar de la miserablecasa de sus padres, campesinos emigra-dos desde Marruecos hasta Lettojani, unpueblo de Sicilia cercano a Messina, ani-mada por Emilio Fede. El periodista, queya presentó en 2008 a Berlusconi a la jo-ven napolitana Noemi Letizia, relaciónque motivó el divorcio de Lario, descubrióa Ruby en un concurso de belleza celebra-do en Taormina en 2009, y esa misma no-che aseguró en público (la frase está en la

instrucción) que ayudaría, afirmó, “en to-do lo que pueda a esta chica de 13 añosque ha perdido a sus padres”.

La frase contenía dos o quizá tres men-tiras. Ruby no tenía 13, sino 16 años, y noera huerfanita. Se fue a Milán, Fede la lle-vó a casa de Berlusconi, se convirtió en lafavorita, apuntó sus teléfonos privados enel móvil y, de vez en cuando, como faltabatrabajo en Arcore, pasaba algunas tempo-radas en centros de acogida de menores.

Hasta que un día, el 27 de mayo pasa-do, Ruby fue arrestada por la policía, acu-sada de haber robado dinero y unas joyasa otra prostituta. Cuando estaba en la jefa-tura central, afirman los magistrados, unaconocida brasileña que también tenía el

móvil de Berlusconi le llamó para advertir-le. Pasada la medianoche, este tuvo unaocurrencia que iba a acabar revelándoseun error fatal: llamó a la comisaría y le dijoal jefe de servicio que la chica, que nollevaba documentos, era “pariente o sobri-na de Hosni Mubarak” y debía ser “confia-da a la consejera de presidencia Minetti”,que iba a pasar a buscarla.

La llamada, que está grabada, es una delas principales pruebas de los dos delitosatribuidos a Berlusconi, porque no solorevela la supuesta concusión, sino que in-dica que ya sabía que Ruby era menor.Nadie usa la expresión “confiar a alguiena” (affidare) para referirse a un mayor deedad. Irónicamente, esa fue la única ver-dad de todo lo que dijo. Ni la chica erapariente ni sobrina del presidente de Egip-to, ni Minetti era consejera de la presiden-cia del Gobierno, ni la chica fue “confia-da” a la ex higienista dental. Se entiendeque, cuando el Gobierno de Berlusconi ga-nó la votación de la moción de censura enel Parlamento el 14 de diciembre, los poli-cías que pinchaban su teléfono oyeran aRuby gritar: “¡Mientras él siga, yo como!”.

El cóctel de pillaje, explotación, sexomercantil y degradación femenina es, aho-ra, un asunto político de primera magni-tud. Las mentiras y la manipulación hancruzado esta vez la raya roja. La imagendel país está por los suelos. La oposiciónen bloque exige su dimisión, los católicosde su partido también, y el Vaticano estátan asustado por la brutta figura hechapor su fiel aliado que no sabe qué hacerpara resolver el problema.

Frente a quienes le aconsejan defender-se en los tribunales para ayudar a recompo-ner el prestigio de las instituciones, Berlus-coni ha elegido el camino contrario: enro-carse, reunir a su gabinete de guerra mediá-tico y familiar (periodistas y directores delos tres canales de Mediaset, jefes de Mon-dadori, sus hijos Marina y Piersilvio), y lan-zar un feroz contragolpe deslegitimando a

los fiscales que “han violado gravemente laConstitución y deben ser castigados”.

La inmunidad, el viejo sueño de Berlus-coni, es ahora su único anhelo. Mientrasuna parte de Italia asiste entre resignada ydivertida al penúltimo escándalo, muchísi-mos italianos están indignados, y los intelec-tuales y muchas mujeres se han remangadoy tratan de recuperar la dignidad perdida.

Ante el hombre que ha regido los desti-nos del país en los últimos 20 años, laoposición aparece débil como siempre. Pe-ro Ruby ha suscitado un problema muygrave. La división en el seno de la Iglesiaitaliana es cada vez más aguda. Berlusconiestá rompiendo en dos bloques a los católi-cos. La curia y los movimientos laicos co-mo Comunión y Liberación (CL) y el OpusDei, muy poderosos en el sistema político,mediático y financiero, y muy cercanos alGobierno, pesan mucho en las tomas deposición públicas de la Iglesia. Pero losobispos de provincias y las bases ya nopueden más. Y se supone que el Papa, eltrentino Joseph Ratzinger, no debe de es-tar muy contento.

Hasta ahora, el debate lo ha marcado elteólogo afín al Opus Dei Vittorio Messori,asiduo del programa Porta a Porta de Bru-no Vespa, que ha dicho en una entrevistapublicada en Il Giornale con el vaticanistaAndrea Tornielli, de CL, que es “mejor unputero que hace buenas leyes que un nota-ble catolicísimo que promulga normas con-trarias a la Iglesia”. Pero, como ha dicho elcardenal Tarcisio Bertone, la Santa Sede“tiene sus canales”. Ahora falta por ver sihan sido activados o si la Iglesia participaen una nueva huida hacia delante.O

En la foto de la izquierda, la joven marroquí Ruby.Sobre estas líneas, Emilio Fede (arriba) y LeleMora. Fotos: AP / Getty Images

La fiesta dondenadie reíaEl escándalo de las orgías destapado por la fiscalía de Milán ponea Silvio Berlusconi en el precipicio. La disyuntiva parece definitiva:dimitir o aferrarse al cargo. Él ha elegido la segunda opción

“¡Mientras él siga, yocomo!”, oyeron los policíasgritar a la joven cuando elGobierno ganó la votaciónde la moción de censura

La diputada Nicole Minetti hace unos días en Lombardía. Foto: Reuters

Berlusconi desembolsó2,5 millones de eurosen apenas unos mesespara sufragar susfiestas de Arcore

LOS ESCÁNDALOS DE BERLUSCONI

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Por MIGUEL MORA

Las 389 páginas del sumariodel caso Ruby, la joven marro-quí de 18 años que según laFiscalía de Milán se prostitu-yó al menos una decena deveces en casa del primer mi-

nistro italiano, Silvio Berlusconi, ofrecenun sórdido relato de serie B, un melancóli-co catálogo de derrotas humanas y menti-ras políticas. Nadie ríe, nadie goza, nadieparece disfrutar realmente en las 17 no-ches de bunga bunga (el código privadode la casa para decir orgía) organizadas enArcore durante 2010. Son páginas, y fies-tas, mucho más tenebrosas que morbosas.Aunque la mecánica prosa judicial no dejaun resquicio a la compasión ni ala filosofía, el texto filtrado estasemana por la prensa italiana re-vela toda la misoginia y el narci-sismo, toda la oscuridad y el abu-so de poder (político y, sobre to-do, económico) que se puedaimaginar.

Describe un ambiente prosti-bulario, triste y “turbador”, co-mo lo han definido el presidentede la República, los obispos y elVaticano. Los 389 folios se resu-men en dos acusaciones que po-drían suponer hasta 15 años decárcel para Silvio Berlusconi(prostitución de menores agrava-da y abuso del cargo de primerministro), y en una imputaciónmás, por el primer delito, parasus presuntos (y desfallecidos)proxenetas.

Pero, más allá de los posiblescrímenes, el último escándalodel magnate de 74 años ha vuel-to a revelar la inmensa soledaddel hombre más poderoso de Ita-lia. El simpático político aparecesimplemente como un ancianoque se niega a asumir que lo es.

Según señaló hace ya dosaños su ex mujer, Verónica Lario, Berlusco-ni ha envejecido mal, le gusta estar rodea-do de “vírgenes ofrecidas al dragón”, secomporta como “un emperador” y “comoun hombre que estuviera enfermo”.

Además de eso, el sumario lo dibujacomo un político que abusa de su poderante la policía de Milán por miedo a que lajoven Ruby desvele que ha estado en sucasa cuando era menor, y como un primerministro muy vulnerable ante sus decenasde visitadoras ocasionales, sometido a per-manente riesgo de chantaje, y que mientey obliga a mentir a los demás.

Los detalles del caso instruido por lareputada fiscal Ilda Boccassini (Nápoles,1949), una investigadora implacable, ami-ga del asesinado juez Giovanni Falcone yconocida como Ilda la Roja supondrían elepitafio político para cualquier dirigente.

Todo el caso está marcado por una desi-gualdad brutal, y doble. La del dinero, elúnico objetivo de las muchachas, y la gene-

racional: casi 50 años. Por eso todo en elsumario suena forzado, y tiene poco quever con el talante “elegante, digno y relaja-do” que según Berlusconi preside sus fies-tas.

Lo más tremendo del sumario es vercómo los padres y los hermanos animan alas chicas a prostituirse. Cuando algunade ellas se queja de lo duro que es compla-cer, la familia le empuja a seguir, a ser“simpáticas” con el capo.

El hermano de una de las chicas, Rober-ta, le aconseja al teléfono en clave antes deuna noche anunciada: “Mira, tú le das losdatos que no tenías la última vez. Rápida,con la cara tan tranquila y luego, mira,amor… Nos resuelves tantos problemas atodos, a mamma, a ti y a mí”.

A veces, las chicas llaman a casa para

contar cómo les ha ido. Un día, la madrede una joven, llamada Francesca, le diceorgullosa a su otra hija, Elena: “¡Francescaha recibido un brazalete de oro con undiamantito y la letra F grabada!”.

Todos luchan y maquinan para sacar lamejor tajada. Según La Repubblica, su-mando las diversas partidas de gasto in-cluidas en el sumario, Berlusconi desem-bolsó 2,5 millones en apenas unos meses

para sufragar sus fiestas de Arcore (casisiempre en metálico, según los fiscales,por lo que no parece descartable un ulte-rior delito fiscal).

La inmensa riqueza del sultán, dueño deun imperio mediático, editorial, bancario,inmobiliario y financiero que vale 9.000 mi-llones de dólares, según la revista Forbes,indica que la cifra son solo migajas para él.

La historia es tan increíble que pareceuna serie escrita por un cocainómano quehubiera mezclado La Celestina, ElDecamerón y El Buscón añadiendo unoscameos de Berlusconi y Putin. De hecho,el primer ministro ruso también pasó porla Villa San Martino una de las noches deautos, la del 25 de abril, día de la libera-ción de Italia del fascismo.

Hay tres acusados de proxenetismo quese desviven para que el jefe vea con-sumadas sus fantasías, pero casisiempre hablan de dinero y se loreparten con avidez, ante la indife-rencia del gélido secretario que pa-ga en nombre del jefe. Como es na-tural, las prostitutas y velinas delserrallo no se quedan a la zaga.

Los pinchazos telefónicos indi-can que, durante el día, las 15 o 20meretrices habituales en la dachaintentan meter la cabeza en algúnprograma de televisión de Media-set, o fantasean con chantajes y ro-bos, o llaman a Giovanni Spinelli,el contable encargado de repartirlos billetes de 500 euros y de abo-nar las facturas y el alquiler de losapartamentos.

Para mayor comodidad, 14 deellas residían en el mismo edificio,en la vía Olgettina, 65, al lado delhospital de San Raffaelle, en Mila-no 2, el barrio levantado por Berlus-coni en los años setenta con dinerocuyo origen nadie ha sido capaz dedeterminar. (Todas fueron desalo-jadas el pasado jueves por el admi-nistrador del condominio porque“daban mala imagen”).

Casi todas son pobres y jovencí-simas. Las hay italianas, magrebíes, rusas,eslavas, caribeñas, de las favelas. Y todasse ven obligadas a luchar cada noche porhacerse un hueco entre las dos o tres elegi-das que, siempre según el relato de la fisca-lía, suben hasta la cama para recibir así los7.000 euros de rigor. Las que no subíansolo recibían 2.000. Muchas veces, las chi-cas piden ayuda (“necesito hacer caja ya”,dice una) a los tres atrabiliarios personajesque las seleccionaban y acarreaban hastala villa. El trío de reclutadores está forma-do por Emilio Fede, de 79 años, que desdehace décadas presenta el telediario del Ca-nal 4; Lele Mora, un agente del espectácu-lo del imperio televisivo berlusconianoque presume de fascista y lleva Camicianera como politono de su teléfono móvil.Y Nicole Minetti, diputada regional del Go-bierno de Lombardía, a sus 25 años, y an-tes higienista dental en el San Raffaelle. Lajoven atendió a Berlusconi tras la agresiónsufrida por este hace un año en la plaza

del Duomo, y luego fue promovida a dipu-tada gracias al acuerdo alcanzado por elprimer ministro y el gobernador lombar-do, Roberto Formigoni (miembro de Co-munión y Liberación).

Los tres están acusados de inducción ala prostitución de menores y adultos. Lostres niegan, como Berlusconi, ser culpables.Minetti, además, se ha negado a dimitir desu puesto de diputada, y ha recibido el apo-

yo de Formigoni: “Quien esté libre de peca-do, que tire la primera piedra”, ha dicho él.

El personaje más trágico, y no porquesea del todo una niña inocente, sino porser víctima de la trata de menores, el cuer-

po del delito, la testigo decisiva y la únicacoprotagonista de la historia (los otros sonsecundarios o comparsas), se llama Kari-ma el Maghoud, alias Ruby. Esta bailarinamarroquí de 18 años tenía, según los fisca-les, 17 años (o 16, según una de sus múlti-ples versiones) cuando visitó la dacha deBerlusconi, al menos ocho veces, entre fe-brero y mayo de 2010. Por lo demás, suhistoria vital (y sexual) es una enorme con-fusión. No podía ser de otra forma. Por unlado, ella reconoce que tiene propensión a“vivir en una realidad inventada”. Porotro, la fiscalía sostiene que Berlusconi ledijo, al descubrirse el pastel, que “se hicie-ra la loca, que contara tonterías” y, sobretodo, que “no dijera a nadie nunca quehabía recibido a menores en su casa”.

Los investigadores afirman que la mu-chacha decidió escapar de la miserablecasa de sus padres, campesinos emigra-dos desde Marruecos hasta Lettojani, unpueblo de Sicilia cercano a Messina, ani-mada por Emilio Fede. El periodista, queya presentó en 2008 a Berlusconi a la jo-ven napolitana Noemi Letizia, relaciónque motivó el divorcio de Lario, descubrióa Ruby en un concurso de belleza celebra-do en Taormina en 2009, y esa misma no-che aseguró en público (la frase está en la

instrucción) que ayudaría, afirmó, “en to-do lo que pueda a esta chica de 13 añosque ha perdido a sus padres”.

La frase contenía dos o quizá tres men-tiras. Ruby no tenía 13, sino 16 años, y noera huerfanita. Se fue a Milán, Fede la lle-vó a casa de Berlusconi, se convirtió en lafavorita, apuntó sus teléfonos privados enel móvil y, de vez en cuando, como faltabatrabajo en Arcore, pasaba algunas tempo-radas en centros de acogida de menores.

Hasta que un día, el 27 de mayo pasa-do, Ruby fue arrestada por la policía, acu-sada de haber robado dinero y unas joyasa otra prostituta. Cuando estaba en la jefa-tura central, afirman los magistrados, unaconocida brasileña que también tenía el

móvil de Berlusconi le llamó para advertir-le. Pasada la medianoche, este tuvo unaocurrencia que iba a acabar revelándoseun error fatal: llamó a la comisaría y le dijoal jefe de servicio que la chica, que nollevaba documentos, era “pariente o sobri-na de Hosni Mubarak” y debía ser “confia-da a la consejera de presidencia Minetti”,que iba a pasar a buscarla.

La llamada, que está grabada, es una delas principales pruebas de los dos delitosatribuidos a Berlusconi, porque no solorevela la supuesta concusión, sino que in-dica que ya sabía que Ruby era menor.Nadie usa la expresión “confiar a alguiena” (affidare) para referirse a un mayor deedad. Irónicamente, esa fue la única ver-dad de todo lo que dijo. Ni la chica erapariente ni sobrina del presidente de Egip-to, ni Minetti era consejera de la presiden-cia del Gobierno, ni la chica fue “confia-da” a la ex higienista dental. Se entiendeque, cuando el Gobierno de Berlusconi ga-nó la votación de la moción de censura enel Parlamento el 14 de diciembre, los poli-cías que pinchaban su teléfono oyeran aRuby gritar: “¡Mientras él siga, yo como!”.

El cóctel de pillaje, explotación, sexomercantil y degradación femenina es, aho-ra, un asunto político de primera magni-tud. Las mentiras y la manipulación hancruzado esta vez la raya roja. La imagendel país está por los suelos. La oposiciónen bloque exige su dimisión, los católicosde su partido también, y el Vaticano estátan asustado por la brutta figura hechapor su fiel aliado que no sabe qué hacerpara resolver el problema.

Frente a quienes le aconsejan defender-se en los tribunales para ayudar a recompo-ner el prestigio de las instituciones, Berlus-coni ha elegido el camino contrario: enro-carse, reunir a su gabinete de guerra mediá-tico y familiar (periodistas y directores delos tres canales de Mediaset, jefes de Mon-dadori, sus hijos Marina y Piersilvio), y lan-zar un feroz contragolpe deslegitimando a

los fiscales que “han violado gravemente laConstitución y deben ser castigados”.

La inmunidad, el viejo sueño de Berlus-coni, es ahora su único anhelo. Mientrasuna parte de Italia asiste entre resignada ydivertida al penúltimo escándalo, muchísi-mos italianos están indignados, y los intelec-tuales y muchas mujeres se han remangadoy tratan de recuperar la dignidad perdida.

Ante el hombre que ha regido los desti-nos del país en los últimos 20 años, laoposición aparece débil como siempre. Pe-ro Ruby ha suscitado un problema muygrave. La división en el seno de la Iglesiaitaliana es cada vez más aguda. Berlusconiestá rompiendo en dos bloques a los católi-cos. La curia y los movimientos laicos co-mo Comunión y Liberación (CL) y el OpusDei, muy poderosos en el sistema político,mediático y financiero, y muy cercanos alGobierno, pesan mucho en las tomas deposición públicas de la Iglesia. Pero losobispos de provincias y las bases ya nopueden más. Y se supone que el Papa, eltrentino Joseph Ratzinger, no debe de es-tar muy contento.

Hasta ahora, el debate lo ha marcado elteólogo afín al Opus Dei Vittorio Messori,asiduo del programa Porta a Porta de Bru-no Vespa, que ha dicho en una entrevistapublicada en Il Giornale con el vaticanistaAndrea Tornielli, de CL, que es “mejor unputero que hace buenas leyes que un nota-ble catolicísimo que promulga normas con-trarias a la Iglesia”. Pero, como ha dicho elcardenal Tarcisio Bertone, la Santa Sede“tiene sus canales”. Ahora falta por ver sihan sido activados o si la Iglesia participaen una nueva huida hacia delante.O

En la foto de la izquierda, la joven marroquí Ruby.Sobre estas líneas, Emilio Fede (arriba) y LeleMora. Fotos: AP / Getty Images

La fiesta dondenadie reíaEl escándalo de las orgías destapado por la fiscalía de Milán ponea Silvio Berlusconi en el precipicio. La disyuntiva parece definitiva:dimitir o aferrarse al cargo. Él ha elegido la segunda opción

“¡Mientras él siga, yocomo!”, oyeron los policíasgritar a la joven cuando elGobierno ganó la votaciónde la moción de censura

La diputada Nicole Minetti hace unos días en Lombardía. Foto: Reuters

Berlusconi desembolsó2,5 millones de eurosen apenas unos mesespara sufragar susfiestas de Arcore

LOS ESCÁNDALOS DE BERLUSCONI

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PARTICIPANTE EN LAS FIESTAS DE BERLUSCONI, ESTA DOMINICANA DE 27 AÑOS,

SE PROCLAMA ADMIRADORA DEL PRIMER MINISTRO Y NIEGA LAS ACUSACIONES.

“LO DEL BUNGA-BUNGA ES SOLO UN CHISTE”, SOSTIENE

Por M. M.

E l viernes por la mañana, Marys-thell García Polanco llamó a laredacción de EL PAÍS para ofre-cer una entrevista. Dijo que que-

ría limpiar su “buen nombre”, que habríaquedado manchado por la investigaciónjudicial conocido como caso Ruby.

Después de que su abogado respondaal teléfono, García Polanco exculpa a Ber-lusconi de la acusación de prostituciónde menores, y sin desviarse ni un milíme-tro de la versión del magnate, preparadapor sus defensores a lo largo de variasreuniones, según marca la ley, con lostestigos del escándalo, dibuja unas fiestasde Arcore “elegantes y normales” y defineal magnate como “un hombre bueno,que sabe escuchar y aconseja yayuda a los demás sin pedir nadaa cambio”.

Dominicana, de 27 años, llegóa Italia en 1997 con una tía suya(“no me trajo él”, bromea), y cuen-ta que en estos años ha trabajadocomo modelo para Dolce & Gabba-na, Roberto Cavalli y la marca dejoyas Sterling. En televisión ha si-do meteorina (chica del tiempo),con Emilio Fede (uno de los acusa-dos de inducción a la prostitu-ción), y velina (azafata) en otrosprogramas de Mediaset como Co-lorado Café, Sexy Car Wash y Lapupa e il secchione (la muñeca y elempollón).

La joven belleza mulata, de 176centímetros de altura y 54 kilos,suena simpática y locuaz, afirmaque “Ruby engañó a todos al decirsu edad” y desmiente que Berlus-coni sea adicto al sexo: “Deberíaser un extraterrestre para hacertanto sexo como dicen a los 75años [son 74] y habiendo tenidoproblemas de próstata”.

Además, no descarta, igual quelas otras concursantes, que sea ellala dama blanca, la hipotética no-via-coartada del primer ministropublicitada en un videomensajepor el propio político. “Sé que tie-ne una relación, y quizá sea extran-jera”, dice. ¿Es usted? “Eso no losé”.

Pregunta. Así que, contra loque dice el sumario, no es ustedprostituta…

Respuesta. No, mire, yo soymodelo. Estuve en las fiestas por-que Berlusconi es una personaque admiro y respeto, igual que élme respeta a mí. Y me ha ayudadomucho sin pedir nada cambio.

P. ¿Cómo le conoció?R. Tengo una hija de cinco

años, soy madre soltera, y le cono-cí hace dos años en una fiesta delMilan en San Siro. Me presenté yme dijo que era muy bella y queestaba muy bronceada. Me hizo elmismo chiste que hizo con Oba-

ma. Luego me llamó varias veces y fui acenar a su casa, le pedí ayuda y me la dioporque es una persona muy buena.

P. ¿En esas cenas había bunga bunga,sexo duro, o eran veladas elegantes?

R. Lo del bunga bunga es solo un chisteque cuenta Berlusconi sobre un político(Romano Prodi, el ex primer ministro). Sedice que es una discoteca privada, pero esun chiste. Son fiestas normales. Yo trabajoen su empresa y es un placer ir a verle, esun primer ministro. No sucede nada ma-lo. Y a mí, que tengo en casa una niña deseis años, han venido a registrarme la casaa las seis de la mañana. Pero no hallaronnada. Dicen que encontraron drogas y va-rios cuchillos en mi coche, pero no es cier-to.

P. ¿Vive usted con el resto de las chicas,en Via Olggetina, en Milano 2?

R. Sí. Trabajaba en Colorado Café y logrababan cerca de aquí, así que me veníabien. Está cerca del trabajo y del colegiode la niña. Vivo con mi hija y con el tato,un señor que cuida a mi hija.

P. ¿Y se paga usted el alquiler?R. Lo pago yo, aunque es verdad que

he recibido ayuda de Berlusconi; es la úni-ca persona a la que puedo pedírsela. Con-fío en él, le cuento las cosas de mis exnovios, hablamos, me desahogo…

P. ¿Es cierto que la comunidad les hapedido que abandonen el edificio?

R. Sí, nos han dado ocho días para ir-nos, pero mi abogado ha mandado un es-crito para impedirlo. Como he dicho, nohemos hecho nada malo, no somos delin-cuentes, yo no soy la bala que mató aKennedy, y pagamos el alquiler.

P. ¿Cuántas veces ha estado en Arcore?R. Más de cinco veces.P. ¿La llevaban Lele Mora, Emilio Fede

o Nicole Minetti?R. Me llamaba él directamente. Nos co-

nocemos bien desde hace dos años.P. ¿Había menores en las fiestas?R. Ruby, cuando llegó, dijo que tenía

24 años. Nos mintió a todos. Dijo que sumamá era una cantante egipcia y su padreun brasileño. Yo hablé con ella un poco ydijo que era diplomada en estética. Esteti-cien.

P. ¿Eso era el 14 de febrero? ¿Volvió averla otras veces?

R. La vi un par de veces más. Quería serel centro de atención y me contó que lamaltrataron de pequeña. No sé cuántasveces más fue, no siempre coincidíamoslas mismas chicas.

P. ¿El día que estaba Putin estaba ustedtambién?

R. No, yo no estaba.P. ¿Cree que Berlusconi tiene adicción

al sexo como sugirió su esposa?R. No lo digo por defender al presiden-

te, pero a los 75 años, y habiendo tenidoproblemas de próstata y de salud, no creoque pueda hacer todas las cosas que sedicen. Ni Superman en las películas hacíael amor. Tendría que venir de otro plane-ta, ser un extraterrestre.

P. ¿Así que no había prostitutas en lacasa?

R. Ruby no dijo que lo fuera. Si ahoradicen que lo son… Cuando yoestaba allí ninguna lo era. Íba-mos elegantes, eso sí, a mí meadmira por mi elegancia, siem-pre me lo dice.

P. Así que don Silvio es unsanto…

R. No sé, está soltero, ya loha dicho él, y ha dicho tambiénque tiene una persona…

P. Sí, a sus amigos les dijoque es Alfonso Signorini (un pe-riodista de Mediaset).

R. Ja, ja, ja, es un gran bro-mista.

P. ¿Usted sabe quién es esapersona?

R. No puedo decirlo, lo tieneque decir él. Quizá una extranje-ra…

P. ¿Usted?R. No lo sé…P. ¿Cree que todo esto es una

persecución de los jueces?R. Un poco sí, pero no creo

que puedan con él. No es unapersona que se deja vencer fácil-mente, es demasiado fuerte.

P. Y bastante rico.R. Dicen que nos daba mu-

cho dinero. Si fuera así, tendría-mos alguna propiedad, algo, yno han encontrado nada. ¿Dón-de está el dinero? Yo declaro elIVA y han controlado mis cuen-tas. Parece que tenía el Bancode Italia en casa. Pero si noso-tras no tenemos nada, ¿quiéntiene razón?

P. Pero a usted le ayudó.R. Me ayudó en mi trabajo y

con los hospitales para mi hija.P. ¿La recomendó en Media-

set?R. Yo hago de velina (azafa-

ta), no necesitas hablar. Tengobuen cuerpo y una cara bonita.Mire mis fotos. No necesitabapedirle eso. Lo hice yo sola. Meayudó con una canción que hehecho, en la producción, en laletra, me ayudó a escribirla y medio consejos. Ha escrito más de200 canciones… OLa dominicana Marysthell García Polanco, en una foto sacada de su página web.

J

MARYSTHELL GARCÍA POLANCOMODELO, HABITUAL DE LAS FIESTAS DE ARCORE

“Ruby dijo que tenía 24 años.Nos mintió a todos”

A

“He recibido ayudade Berlusconi. Confío enél, le cuento las cosas demis ex novios, hablamos,me desahogo…”

LOS ESCÁNDALOS DE BERLUSCONI

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Por ÁLVARO DE CÓZAR

Una noche de noviembre de1987, una tremenda explo-sión despertó a JacobAkeck Deng en su choza deDuk Padiet, junto al Niloblanco, en el sur de Sudán.

Los insurgentes habían llegado armadoscon machetes y fusiles y estaban quemán-dolo todo. Jacob, de siete años, gritó elnombre de su madre y de sus hermanas,pero nadie le respondió. El humo se espesa-ba en el bosque. Su sobrino Monyroor, sie-te años mayor que él, le dijo: “Vamos, pe-queño tío, es hora de irse. Cúbrete la bocay la nariz”. Jacob buscó una vez más a sumadre. Monyroor insistió: “Vamos, debe-mos irnos ahora”. Los dos niños se adentra-ron en el bosque y ya no pararon de correr.

Años antes, en 1983, había comenzadola segunda guerra civil en Sudán. El norte,árabe y musulmán, y el sur, negro y cristia-no y animista, se enfrentaban nuevamentetras 11 escasos años de paz. Las incursio-nes de las tribus del norte en los pueblosde la frontera habían llenado de sangre losmachetes. Unos 27.000 niños hicieron lomismo que Jacob: correr y escapar. Mu-chos de estos niños perdidos, como se lesha llamado, que habían emprendido la hui-da, acabaron en campos de refugiados enEtiopía para pasar luego a ciudades de Esta-dos Unidos, Australia o Canadá. Otros tan-tos murieron en el viaje. Jacob fue de losque sobrevivieron y ahora ha regresado aSudán del Sur. Como miles de sureños,votó por el sí en el referéndum de secesióndel pasado 9 de enero. Su plan es montaruna escuela en ese nuevo país que surgirá.

Volvamos a la escapada de Jacob y Mo-nyroor. Este había pasado un mes solo enel bosque para prepararse para la edadadulta y hacer crecer su coraje. A su regre-so había traído la cola de un león y variascicatrices en el cuerpo. Era lógico, pues,

que tanto Jacob como otros niños que seles habían ido sumando en el camino si-guieran a Monyroor como un líder. Estuvie-ron cuatro meses andando. Huyeron de lasbestias y de los soldados enemigos, sufrie-ron hambre y sed. “En una ocasión”, re-cuerda Jacob, “teníamos que cruzar un ríopara poder llegar a Etiopía. Uno de los chi-cos se lanzó al agua y un cocodrilo se aba-lanzó sobre él. Lo partió en dos. Me impre-sionó ver cómo el cocodrilo se divertía conél. Los demás habíamos visto cómo el aguase llenaba de sangre, pero sabíamos queno había otra alternativa que cruzar el río anado. ‘Bueno’, pensé, ‘quizá no sea todavíatu momento’. Me metí en el agua y lleguéhasta la otra orilla”.

Cuando llegaron a Etiopía, las cosas nofueron mucho mejor. No había casas, nohabía infraestructuras, nada. El grupo deJacob estaba formado por unos 30 niños.Algunos de ellos empezaron a tener enfer-medades mentales. Se comportaban comoanimales. Se subían a los árboles y comíanhojas, salían corriendo gritando el nombrede las vacas o de su madre, se tiraban alagua y desaparecían o se metían en la selvapara no volver a salir.

“La gente de los pueblos cercanos empe-zó a considerarlos como fantasmas. Les lla-maban los niños del bosque. A algunos losmataron ellos”. “Creo que no pasé por esoporque siempre tuve mi alma despierta yporque mi madre me había dado esperan-za. Siempre pensaba que no había llegadomi momento”.

La guerra estalló en Etiopía en 1991 yJacob tuvo que volver a salir corriendo. “Mi-rábamos a los pollos. Si estos empezaban acorrer, sabíamos que había que ponerse enmarcha porque eso significaba que volvíanlos ataques”. Con el apoyo de las tropas delMovimiento de Liberación de la Gente deSudán (SPLM, en sus siglas en inglés), losniños regresaron a Sudán del Sur, donde laguerra continuaba. En una ocasión bebie-ron agua de un tanque contaminado con

diésel y cayeron enfermos. Tras cinco sema-nas en su país de origen, reemprendieron lamarcha, esta vez hacia la frontera con Ke-nia. Llegaron con los pies destrozados y losmetieron en otro campamento de refugia-dos. Allí les daban clases bajo un árbol; pe-ro con la poca comida que recibían, a Jacobse le hacía difícil concentrarse. “Yo quería ira la escuela, así que decidí cruzar la fronte-ra otra vez. Cambié mis ropas por tabaco yluego el tabaco por cabras. Regresé a Kenia

con las cabras y las vendí. El dinero mepermitió empezar en una escuela de ver-dad y luego me ayudaron algunas personasde Naciones Unidas, como Joaquina Rodrí-guez. Es como mi madre, una española queme permitió seguir yendo a clases”.

Un buen día de 1999, Jacob vio su nom-bre escrito en un tablón de la escuela. Erauna lista de los niños que serían acogidos endistintas ciudades de Estados Unidos. “Cla-ro, me puse muy contento, pero duró poco,porque resultó que otro niño que no estabaen la lista se había hecho pasar por mí. Unavez más pensé que no era mi momento”.

El suyo no llegó hasta 2003. Jacob era yaun adulto al que se le ofrecía la oportunidadde viajar a Canadá y estudiar en la Universi-dad. Con su mujer, Jenty, otra niña refugia-da, partieron hacia Nueva Escocia. “Cuan-do llegué, estuve atontado durante dos se-manas. Todo estaba allí. En el campo nosabías nada sobre el día de mañana, peroallí todo estaba programado. Te levantabas,te duchabas, un autobús venía a recogerte.Y al día siguiente era igual. Me di cuenta deque yo solo había existido, pero no habíavivido. Empecé a sentirme culpable por lagente que dejaba atrás. Supongo que eso enparte es lo que me ha hecho volver”.

Jacob ha regresado a casa con su ONG,Wadeng Wings of Hope (www.wadeng.org), para construir una escuela. Cuandose reencontró con sus hermanas, una deellas casi se desmaya. Todo el mundo pen-saba que estaba muerto. Se escribió un li-bro sobre sus andanzas, A hare in the ele-phant trunk (Una liebre en la trompa delelefante) y su historia ha sido mil vecesrecontada en el pueblo a los niños. “Creoque los países occidentales han consegui-do lo que tienen gracias a la educación.Ahora hemos tenido un referéndum y pron-to seremos un país nuevo e independiente.Eso está muy bien, pero creo que ahoradebemos centrarnos en dar esperanzas aeste pueblo. Y eso se consigue gracias a laeducación. Ese debe ser nuestro plan B”. O

El regreso de Jacob AkeckDurante la guerra civil de Sudán, 27.000 niños huyeron de las bombas y los machetes buscandorefugio. Uno de ellos ha regresado ahora para ayudar a construir su país. Esta es su historia

L

Jacob Akeck Deng, uno de los 27.000 niños perdidos durante la guerra civil de Sudán, en un poblado de Juba. Foto: Álvaro de Cózar

M

Juba

Jartum

EGIPTO

LIBIA

REP. DEM.DEL CONGO

UGANDAKENIA

ETIOPÍA

CH

AD

REP.CENTRO

AFRICANA

SUDÁN

SUDÁNDEL SUR

ABYEI

DARFUR

RíoN

ilo

MarRojo

300 km

EL PAÍS

Nuevafrontera

Algunos niños comíanhojas y se metían en laselva para no volver. Lagente de los pueblos losconsideraba fantasmas

EL FUTURO DE SUDÁN

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Se marcha el magoSteve Jobs, el hombre que revolucionó el ordenador personal con los Mac, el cine deanimación con Pixar, la música con el iPod, los móviles con el iPhone, y pretende cambiarlos medios de comunicación con el iPad, se retira forzado por una grave enfermedad

Por LOLA GALÁN

Desde el lugar desconocidodonde cuida de su maltre-cha salud, Steve Jobs, co-fundador de Apple en 1976,habrá visto con alivio cómoha soportado la empresa el

terremoto de su partida y su sustitucióntemporal por su lugarteniente Tim Cook.Las cosas, de momento, van viento en po-pa para Apple, que en abril pasado superóa su eterno rival, Microsoft, y se colocócomo la segunda compañía del mundopor capitalización bursátil, con un valor de232.000 millones de euros, solo por detrásdel gigante petrolero Exxon. Y todo graciasa Jobs. Expulsado de la que era su casa en1985 y repescado en 1997, en poco más dediez años ha conseguido el milagro: colo-car a Apple en la cima y hacer de ella unade las empresas punteras del mundo eninnovación. Un logro más de esta especiede rey Midas moderno que solo cobra undólar simbólico al año, y ha convertido enoro casi todo lo que ha tocado.

Jobs tiene el don de anticiparse a los de-seos de los consumidores. Lo ha conseguidocon los ordenadores iMac, con el iPod, conel iPhone, con el iPad, productos que hanconformado la fisonomía de nuestro mun-do. La gente, cree, no está en condiciones desaber cuál será el siguiente producto estre-lla. Por eso le gusta la frase de Henry Ford, elhombre que hizo del automóvil un produc-to de consumo masivo: “Si les hubiera pre-guntado a mis clientes lo que querían, mehabrían dicho: ‘un caballo más rápido”.

Budista, vegetariano —aunque cometambién pescado—, con fama de autoritarioe intratable, casado y padre de cuatro hijos— a la mayor, fruto de una relación juveniltardó meses en reconocerla—, Jobs ha esta-do marcado desde el principio por un desti-no especial. Nacido en San Francisco, enfebrero de 1955, sus padres, dos jóvenes li-cenciados de la Universidad de Wisconsin,decidieron darle en adopción. Su madre, se-gún contaría el propio Jobs muchos añosdespués, había localizado a un matrimoniode abogados de buena posición para entre-garles a la criatura, pero a última hora lorechazaron porque querían una niña. Seabrió pasó entonces una solución de urgen-cia, la de los Jobs, los segundos en la lista deaspirantes al bebé, un matrimonio de Moun-tain View, una pequeña ciudad en el área dela bahía de San Francisco (California). Nopuede decirse que fuera la mejor manera dellegar al mundo, pero el pequeño Steve PaulJobs tardó en enterarse de estos detalles.

En algún momento de su vida, sin embar-go, el asunto debió de obsesionarle lo sufi-ciente como para contratar a un detectiveprivado para que localizara a su madre bioló-gica. Resultó ser Joanne Simpson, especialis-ta en terapia del lenguaje que finalmente sehabía casado con el padre de Steve, Abdul-fattah Jandali, sirio de religión musulmana,poco después de entregarle a él en adop-ción. La pareja duró apenas cuatro años,tiempo en el que nació una hija, MonnaSimpson, una escritora famosa en EstadosUnidos. Todo un culebrón que contribuyóseguramente a construir la personalidad her-mética y exigente del jefe de Apple.

¿Vivió Jobs el episodio como el primer

rechazo de su vida? Es imposible saberlo. EnEstados Unidos no son infrecuentes los vien-tres de alquiler, ni este tipo de acuerdos pa-ra evitar el recurso al aborto en casos deembarazos indeseados. Pero no era lo másfrecuente en los años cincuenta. Lo únicoclaro es que las relaciones de la señora Simp-son con su hijo se reanudaron, ya que fueinvitada a la boda de Steve, oficiada por sugurú budista, en 1991. El padre, en cambio,ha sido borrado de la memoria del patrónApple. Los Jobs, la pareja que le crió, erangente normal de clase obrera, con pocos es-tudios, que prometieron gastar sus ahorrosen dar al niño una buena educación. Des-pués de asistir a la escuela de Cupertino(California), pasó al Reed College de Port-land (Oregón).

Inconformista y autodidacta por natura-leza, dejó los estudios a los seis meses deiniciarlos, pero siguió yendo a algunas cla-ses. No faltaba a las de caligrafía, mientrasmalvivía recuperando latas vacías de Coca-Cola y disfrutando de la caridad de los come-

dores de los Hare Krishna. Jobs pertenece auna generación que se entregó a los ídolosde sus hermanos mayores: devoto de BobDylan y de los Beatles, tuvo, años después,una relación con la cantante Joan Baez. Amediados de los setenta viajó a la India enbusca de la paz interior. Experimentó con elLSD y volvió convertido al budismo. Sin ha-ber perdido un ápice del talento y el sentidopráctico que le llevarían a crear Apple, conla ayuda de su amigo Steve Wozniak, en elgaraje de su casa, en 1976.

El éxito temprano, y los tremendos en-frentamientos después en el seno de Apple,las dificultades para competir con los siste-mas operativos de Microsoft, que les ganóinicialmente la partida, forjaron el carácterde Jobs. Un tipo trabajador, entregado conpasión a su empresa, acostumbrado a con-trolar todas las variables de su vida. Buscarel propio camino, seguir los propios crite-rios, vivir de acuerdo con lo que uno real-mente piensa de las cosas, ese es su ideario.En junio de 2005 aconsejó a los estudiantesde Stanford recién licenciados: “No os dejéisatrapar por los dogmas, que es vivir con elresultado del razonamiento de otros. No de-

jéis que el ruido de las opiniones ajenas aho-gue vuestra voz interior, Y, lo más importan-te, tened el coraje de seguir vuestros impul-sos y vuestra intuición. Porque de algunamanera son los que saben lo que queréisser. Lo demás es secundario”.

El consejo no parece fácil de seguir, peroa Jobs le ha llevado a la cima y le ha converti-do en una de las personas más reverencia-das y temidas de Silicon Valley. Como haexplicado Jean-Louis Gasse, ejecutivo quetrabajó un tiempo a sus órdenes, “las demo-cracias no crean productos estupendos, senecesita un tirano competente para eso”. Ylos productos de Apple lo son. La firma de lamanzana ha conquistado no solo un merca-do, sino una legión de admiradores. En no-viembre pasado, Christie’s subastó el pri-mer ordenador —el Apple I— salido del gara-je de la casa de Jobs, en 1976. Lo compró unitaliano, por casi 160.000 euros, para incor-porarlo a un museo de Apple.

Es verdad que el mito estuvo a punto deperecer en los años noventa, tras una serie

de fracasos de la firma de Cupertino, conproductos lanzados al mercado que no obtu-vieron éxito. Pero entonces llegó la salva-ción. Appel compró Next, una empresa deordenadores puntera creada por Jobs en losaños de exilio aunque no especialmente ren-table, y con ella regresó el antiguo jefe. Lanoticia no fue celebrada por todos. Muchosempleados se echaron a temblar. La leyendadice que coincidir con Jobs un mal día en elascensor puede significar un despido fulmi-nante. Él no lo niega del todo. En unas decla-raciones a la revista Fortune, hace casi tresaños, explicaba: “Mi trabajo no es ser untipo fácil con la gente, sino procurar quemejoren. Mi tarea es unir las diferentes pie-zas de la compañía, despejar los obstáculosdel camino y conseguir el dinero para losproyectos clave”. No todas las ideas genialessalen de su cabeza, pero Jobs es el que esco-ge qué proyectos desarrollar y el que da for-ma definitiva al producto resultante. Su crite-rio, aseguran empleados y ex empleados, esvital.

Otra cosa es lidiar a diario con un tipo desus características, que vive por y paraApple, según confesión propia. “Solo le pido

a la gente que se enamore de la empresa”,ha dicho más de una vez. Él es el primerenamorado de su criatura, sobre la que ejer-ce un férreo control.

Dicen que Jobs no se siente un mero ge-nio, un gurú cultural, sino un verdadero ar-tista. Su nombre figura en más de un cente-nar de patentes de la firma, y la estética esuna de sus mayores preocupaciones. Entiempos criticó a Microsoft duramente, notanto por la calidad de sus productos comopor “su fealdad”. En Apple, la belleza ha sidosiempre una parte del todo. Desde el Macin-tosh, uno de los primeros ordenadores per-sonales que llegó a los consumidores, en1984, hasta el más moderno iMac, un orde-nador de mesa que solo consta de teclado ypantalla. “El sistema operativo tiene sus difi-cultades, pero se entiende admirablementecon cualquier aparato que le conectes, cáma-ra de fotos, de vídeo, iPod”, dice una usuariaque compró un iMac hace un par de años alprecio, ciertamente no económico, de 1.000euros. Estética y funcionalidad se conjugantambién en el iPod, el iPad y en el exitosísi-mo iPhone. ¿Por qué entró Appel en el terre-no de la telefonía móvil? “Todos detestába-mos nuestros teléfonos móviles, todos tenía-mos quejas”, dijo Jobs por toda respuesta.

Steve Jobs es un hombre directo, acos-tumbrado a mandar, sin pelos en la lenguani tiempo para complacencias. Cuando enoctubre de 2003, durante un chequeo rutina-rio, los médicos le descubrieron un tumoren el páncreas, decidió tomar el tema bajosu control. Inicialmente, un tumor de pán-creas es algo bastante serio, pero una biop-sia reveló que el suyo era de un tipo muchomenos agresivo y perfectamente operable.Pero Job dijo no. No se operaría y buscaríaotra alternativa, quizá de medicina holística.Mientras decidía qué hacer mantuvo unadieta especial. Pero las cosas no funciona-ron, y nueve meses después, un tiempoenormemente largo para este tipo de dolen-cias, se operó en el hospital universitario deStanford, en San Francisco.

Aunque la intervención fue un éxito, yJobs reapareció en público aparentementerecuperado, la enfermedad no estaba venci-da. Su aspecto empeoró alarmantemente afinales de 2008. En enero de 2009 fue someti-do a un trasplante de hígado en un hospitalde Tennessee. De nuevo empleó solo unosmeses en recuperarse, pero su salud volvió adeteriorarse a mediados del año pasado.Jobs se había convertido en una figura es-quelética, con el rostro completamente con-sumido. Finalmente, el lunes 17 de enero sehizo público su mensaje electrónico envia-do a los empleados de Apple donde, enunos pocos párrafos, anunciaba una nuevabaja médica, sin fecha de regreso.

La enfermedad, al contrario que su traba-jo, escapa a su control. Aunque nadie habledel tema y el propio Jobs subraye su dere-cho a la privacidad, inversores y periodistasse han lanzado a hacer toda clase de especu-laciones. Hace unos tres años, preguntadopor la sucesión, Jobs respondió con sensa-tez. “Si algo me ocurre, no será una fiesta,pero hay mucha gente capaz en Apple parasucederme”. A corto y medio plazo puedeque sí. Las dudas se plantean más a largoplazo.

La identificación de Jobs con Apple estal que, según las malas lenguas, controladesde el diseño de las sillas hasta la empre-

s

Budista, vegetariano,con fama de autoritario,Jobs fue entregadoen adopción por sumadre nada más nacer

A los seis meses deiniciar los estudios en elReed College de Oregón,los abandonó. Solo iba aclase de caligrafía

Jobs en los inicios de Apple en 1977. Foto: Getty

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LA ENFERMEDAD DE UN GENIO

10 EL PAÍS DOMINGO 23.01.11

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Se marcha el magoSteve Jobs, el hombre que revolucionó el ordenador personal con los Mac, el cine deanimación con Pixar, la música con el iPod, los móviles con el iPhone, y pretende cambiarlos medios de comunicación con el iPad, se retira forzado por una grave enfermedad

Por LOLA GALÁN

Desde el lugar desconocidodonde cuida de su maltre-cha salud, Steve Jobs, co-fundador de Apple en 1976,habrá visto con alivio cómoha soportado la empresa el

terremoto de su partida y su sustitucióntemporal por su lugarteniente Tim Cook.Las cosas, de momento, van viento en po-pa para Apple, que en abril pasado superóa su eterno rival, Microsoft, y se colocócomo la segunda compañía del mundopor capitalización bursátil, con un valor de232.000 millones de euros, solo por detrásdel gigante petrolero Exxon. Y todo graciasa Jobs. Expulsado de la que era su casa en1985 y repescado en 1997, en poco más dediez años ha conseguido el milagro: colo-car a Apple en la cima y hacer de ella unade las empresas punteras del mundo eninnovación. Un logro más de esta especiede rey Midas moderno que solo cobra undólar simbólico al año, y ha convertido enoro casi todo lo que ha tocado.

Jobs tiene el don de anticiparse a los de-seos de los consumidores. Lo ha conseguidocon los ordenadores iMac, con el iPod, conel iPhone, con el iPad, productos que hanconformado la fisonomía de nuestro mun-do. La gente, cree, no está en condiciones desaber cuál será el siguiente producto estre-lla. Por eso le gusta la frase de Henry Ford, elhombre que hizo del automóvil un produc-to de consumo masivo: “Si les hubiera pre-guntado a mis clientes lo que querían, mehabrían dicho: ‘un caballo más rápido”.

Budista, vegetariano —aunque cometambién pescado—, con fama de autoritarioe intratable, casado y padre de cuatro hijos— a la mayor, fruto de una relación juveniltardó meses en reconocerla—, Jobs ha esta-do marcado desde el principio por un desti-no especial. Nacido en San Francisco, enfebrero de 1955, sus padres, dos jóvenes li-cenciados de la Universidad de Wisconsin,decidieron darle en adopción. Su madre, se-gún contaría el propio Jobs muchos añosdespués, había localizado a un matrimoniode abogados de buena posición para entre-garles a la criatura, pero a última hora lorechazaron porque querían una niña. Seabrió pasó entonces una solución de urgen-cia, la de los Jobs, los segundos en la lista deaspirantes al bebé, un matrimonio de Moun-tain View, una pequeña ciudad en el área dela bahía de San Francisco (California). Nopuede decirse que fuera la mejor manera dellegar al mundo, pero el pequeño Steve PaulJobs tardó en enterarse de estos detalles.

En algún momento de su vida, sin embar-go, el asunto debió de obsesionarle lo sufi-ciente como para contratar a un detectiveprivado para que localizara a su madre bioló-gica. Resultó ser Joanne Simpson, especialis-ta en terapia del lenguaje que finalmente sehabía casado con el padre de Steve, Abdul-fattah Jandali, sirio de religión musulmana,poco después de entregarle a él en adop-ción. La pareja duró apenas cuatro años,tiempo en el que nació una hija, MonnaSimpson, una escritora famosa en EstadosUnidos. Todo un culebrón que contribuyóseguramente a construir la personalidad her-mética y exigente del jefe de Apple.

¿Vivió Jobs el episodio como el primer

rechazo de su vida? Es imposible saberlo. EnEstados Unidos no son infrecuentes los vien-tres de alquiler, ni este tipo de acuerdos pa-ra evitar el recurso al aborto en casos deembarazos indeseados. Pero no era lo másfrecuente en los años cincuenta. Lo únicoclaro es que las relaciones de la señora Simp-son con su hijo se reanudaron, ya que fueinvitada a la boda de Steve, oficiada por sugurú budista, en 1991. El padre, en cambio,ha sido borrado de la memoria del patrónApple. Los Jobs, la pareja que le crió, erangente normal de clase obrera, con pocos es-tudios, que prometieron gastar sus ahorrosen dar al niño una buena educación. Des-pués de asistir a la escuela de Cupertino(California), pasó al Reed College de Port-land (Oregón).

Inconformista y autodidacta por natura-leza, dejó los estudios a los seis meses deiniciarlos, pero siguió yendo a algunas cla-ses. No faltaba a las de caligrafía, mientrasmalvivía recuperando latas vacías de Coca-Cola y disfrutando de la caridad de los come-

dores de los Hare Krishna. Jobs pertenece auna generación que se entregó a los ídolosde sus hermanos mayores: devoto de BobDylan y de los Beatles, tuvo, años después,una relación con la cantante Joan Baez. Amediados de los setenta viajó a la India enbusca de la paz interior. Experimentó con elLSD y volvió convertido al budismo. Sin ha-ber perdido un ápice del talento y el sentidopráctico que le llevarían a crear Apple, conla ayuda de su amigo Steve Wozniak, en elgaraje de su casa, en 1976.

El éxito temprano, y los tremendos en-frentamientos después en el seno de Apple,las dificultades para competir con los siste-mas operativos de Microsoft, que les ganóinicialmente la partida, forjaron el carácterde Jobs. Un tipo trabajador, entregado conpasión a su empresa, acostumbrado a con-trolar todas las variables de su vida. Buscarel propio camino, seguir los propios crite-rios, vivir de acuerdo con lo que uno real-mente piensa de las cosas, ese es su ideario.En junio de 2005 aconsejó a los estudiantesde Stanford recién licenciados: “No os dejéisatrapar por los dogmas, que es vivir con elresultado del razonamiento de otros. No de-

jéis que el ruido de las opiniones ajenas aho-gue vuestra voz interior, Y, lo más importan-te, tened el coraje de seguir vuestros impul-sos y vuestra intuición. Porque de algunamanera son los que saben lo que queréisser. Lo demás es secundario”.

El consejo no parece fácil de seguir, peroa Jobs le ha llevado a la cima y le ha converti-do en una de las personas más reverencia-das y temidas de Silicon Valley. Como haexplicado Jean-Louis Gasse, ejecutivo quetrabajó un tiempo a sus órdenes, “las demo-cracias no crean productos estupendos, senecesita un tirano competente para eso”. Ylos productos de Apple lo son. La firma de lamanzana ha conquistado no solo un merca-do, sino una legión de admiradores. En no-viembre pasado, Christie’s subastó el pri-mer ordenador —el Apple I— salido del gara-je de la casa de Jobs, en 1976. Lo compró unitaliano, por casi 160.000 euros, para incor-porarlo a un museo de Apple.

Es verdad que el mito estuvo a punto deperecer en los años noventa, tras una serie

de fracasos de la firma de Cupertino, conproductos lanzados al mercado que no obtu-vieron éxito. Pero entonces llegó la salva-ción. Appel compró Next, una empresa deordenadores puntera creada por Jobs en losaños de exilio aunque no especialmente ren-table, y con ella regresó el antiguo jefe. Lanoticia no fue celebrada por todos. Muchosempleados se echaron a temblar. La leyendadice que coincidir con Jobs un mal día en elascensor puede significar un despido fulmi-nante. Él no lo niega del todo. En unas decla-raciones a la revista Fortune, hace casi tresaños, explicaba: “Mi trabajo no es ser untipo fácil con la gente, sino procurar quemejoren. Mi tarea es unir las diferentes pie-zas de la compañía, despejar los obstáculosdel camino y conseguir el dinero para losproyectos clave”. No todas las ideas genialessalen de su cabeza, pero Jobs es el que esco-ge qué proyectos desarrollar y el que da for-ma definitiva al producto resultante. Su crite-rio, aseguran empleados y ex empleados, esvital.

Otra cosa es lidiar a diario con un tipo desus características, que vive por y paraApple, según confesión propia. “Solo le pido

a la gente que se enamore de la empresa”,ha dicho más de una vez. Él es el primerenamorado de su criatura, sobre la que ejer-ce un férreo control.

Dicen que Jobs no se siente un mero ge-nio, un gurú cultural, sino un verdadero ar-tista. Su nombre figura en más de un cente-nar de patentes de la firma, y la estética esuna de sus mayores preocupaciones. Entiempos criticó a Microsoft duramente, notanto por la calidad de sus productos comopor “su fealdad”. En Apple, la belleza ha sidosiempre una parte del todo. Desde el Macin-tosh, uno de los primeros ordenadores per-sonales que llegó a los consumidores, en1984, hasta el más moderno iMac, un orde-nador de mesa que solo consta de teclado ypantalla. “El sistema operativo tiene sus difi-cultades, pero se entiende admirablementecon cualquier aparato que le conectes, cáma-ra de fotos, de vídeo, iPod”, dice una usuariaque compró un iMac hace un par de años alprecio, ciertamente no económico, de 1.000euros. Estética y funcionalidad se conjugantambién en el iPod, el iPad y en el exitosísi-mo iPhone. ¿Por qué entró Appel en el terre-no de la telefonía móvil? “Todos detestába-mos nuestros teléfonos móviles, todos tenía-mos quejas”, dijo Jobs por toda respuesta.

Steve Jobs es un hombre directo, acos-tumbrado a mandar, sin pelos en la lenguani tiempo para complacencias. Cuando enoctubre de 2003, durante un chequeo rutina-rio, los médicos le descubrieron un tumoren el páncreas, decidió tomar el tema bajosu control. Inicialmente, un tumor de pán-creas es algo bastante serio, pero una biop-sia reveló que el suyo era de un tipo muchomenos agresivo y perfectamente operable.Pero Job dijo no. No se operaría y buscaríaotra alternativa, quizá de medicina holística.Mientras decidía qué hacer mantuvo unadieta especial. Pero las cosas no funciona-ron, y nueve meses después, un tiempoenormemente largo para este tipo de dolen-cias, se operó en el hospital universitario deStanford, en San Francisco.

Aunque la intervención fue un éxito, yJobs reapareció en público aparentementerecuperado, la enfermedad no estaba venci-da. Su aspecto empeoró alarmantemente afinales de 2008. En enero de 2009 fue someti-do a un trasplante de hígado en un hospitalde Tennessee. De nuevo empleó solo unosmeses en recuperarse, pero su salud volvió adeteriorarse a mediados del año pasado.Jobs se había convertido en una figura es-quelética, con el rostro completamente con-sumido. Finalmente, el lunes 17 de enero sehizo público su mensaje electrónico envia-do a los empleados de Apple donde, enunos pocos párrafos, anunciaba una nuevabaja médica, sin fecha de regreso.

La enfermedad, al contrario que su traba-jo, escapa a su control. Aunque nadie habledel tema y el propio Jobs subraye su dere-cho a la privacidad, inversores y periodistasse han lanzado a hacer toda clase de especu-laciones. Hace unos tres años, preguntadopor la sucesión, Jobs respondió con sensa-tez. “Si algo me ocurre, no será una fiesta,pero hay mucha gente capaz en Apple parasucederme”. A corto y medio plazo puedeque sí. Las dudas se plantean más a largoplazo.

La identificación de Jobs con Apple estal que, según las malas lenguas, controladesde el diseño de las sillas hasta la empre-

sa que se contrata para llevar la cafetería.Él hace las reglas. También en su vida

privada. Conduce un Mercedes sin placas y,según Fortune, a veces aparca en los espa-cios para minusválidos. Vive en una granmansión, pero no profesa especial amor alos objetos, salvo a los juguetes informáticosque crea su compañía. Hace años adoptó ununiforme que se adapta a sus gustos y suestética. Una camiseta de manga larga y cue-llo alto, invariablemente negra, jeans azulesy zapatillas deportivas. Tras las gafas demontura ligera brillan unos ojos intensos ydominantes. Jobs es uno de los mitos vivien-tes de Silicon Valley, un lugar donde crecíanárboles frutales hace unas décadas, y dondedespuntan ahora las primeras compañíasde Internet del mundo, empresas punterascomo Google o Facebook.

Es legendaria su rivalidad con Bill Gates,fundador de Microsoft, una especie de per-sonalización de la batalla entre las dos em-presas. Prácticamente coetáneos (Jobs na-ció en febrero de 1955, y Gates, en octubrede ese año), sus orígenes y su vida no pue-den divergir más. Gates nació en un hogaracomodado de Seattle, estudió en la Univer-sidad de Harvard (aunque nunca terminósus estudios) y ha desarrollado una segundapersonalidad como gran filántropo. Jobs cre-ció en un hogar trabajador en California, fueal Reed College de Portland, dejó los estu-dios a los seis meses, y cortó el grifo a lasdonaciones caritativas nada más regresar aApple. Ambos son grandes triunfadores, pe-ro solo Jobs ha sido elevado a la categoría desemidiós, con su culto y sus adoradores, porsus dotes de visionario y los conocimientostecnológicos que ha demostrado. Y, al con-trario que la de Gates, su carrera ha registra-do inusuales retrocesos. Tras el éxito inicialde Apple, a los 26 años era millonario y por-tada de la revista Times. Pero a los 30 años,Jobs se vio de patitas en la calle por incompa-tibilidad manifiesta con la persona que élmismo había contratado para guiar los desti-nos de Apple, el antiguo jefe de Pepsi Cola

John Sculley. ¿Por qué? Diferencias de crite-rio. En su libro de memorias, Sculley le com-para con una especie de Trotski. Un tipomesiánico, un purista que persigue la perfec-ción más allá de los límites razonables. PeroSculley cayó, y Jobs volvió al puesto de man-do cargado de ideas.

Años después reconocería que, pese a laamargura del momento, aquel despido fuecrucial en su carrera. “Dio paso a la etapamás creativa de mi vida”. Una etapa en laque fundó la empresa Next, se casó con Lau-rene Powell y dio vida a Pixar, su incursiónen el mundo del cine de animación por orde-nador, que cosechó éxitos clamorosos conToy story o Buscando a Nemo y que fue,finalmente, adquirida por Disney.

La enfermedad ha truncado, de momen-to, esa espectacular carrera. Para alguienacostumbrado a decidir y a llevar el timónde una gran empresa debe de ser muy durorendirse a la evidencia de que lo más impor-tante, su salud, es un tema incontrolable,que se escapa a sus dotes de intuición, a susfirmes creencias budistas. A todo. Y devuel-ve a esta deidad de Silicon Valley a la contin-gente y frágil condición de mortal.O

Budista, vegetariano,con fama de autoritario,Jobs fue entregadoen adopción por sumadre nada más nacer

A los seis meses deiniciar los estudios en elReed College de Oregón,los abandonó. Solo iba aclase de caligrafía

Jobs en los inicios de Apple en 1977. Foto: Getty

La rivalidad entre Jobs yGates es legendaria. Sondos líderes coetáneos,pero sus orígenes y susvidas divergen enormente

“Si me ocurre algo noserá una fiesta, pero enApple hay gente capazpara sucederme” dijoJobs hace tres años

Steve Jobs, consejero delegado de Apple, en una conferencia de prensa, en septiembre pasado, en San Francisco. Foto:Afp/Ryan Anson

LA ENFERMEDAD DE UN GENIO

EL PAÍS DOMINGO 23.01.11 11

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Murcia entra en erupciónLos recortes a funcionarios provocan manifestaciones nunca vistas en la región. Unaeconomía basada en el ladrillo se ha desplomado: del pleno empleo en 2008 al 24% de paroen tiempo récord. Valcárcel contraataca con una fórmula milagrosa: viene la Paramount

Por LUIS GÓMEZ

Nada hacía presagiar el 22de diciembre pasado queMurcia iba a estallar enconflicto. Mucho menosen medio de las navida-des. Era el día de la lotería

de Navidad. No había caído en la región,pero esa noche el presidente Ramón Valcár-cel debía recoger en la Cámara de Comerciode la capital el premio al político del añoconcedido por la cadena SER. Era uno másde tantos reconocimientos para quien se va-nagloriaba de ser un plusmarquista de lapolítica nacional a fuerza de superar, elec-ción tras elección, sus resultados electora-

les. Valcárcel había gobernado Murcia bajouna paz social que duraba 15 años a fuerzade firmar numerosos acuerdos con los sindi-catos. Pero aquella noche, a las afueras de laCámara de Comercio, cientos de personasse manifestaron espontáneamente con la in-tención de aguarle la fiesta. Era la primeravez que sucedía algo así.

No fue un episodio aislado. Cinco mani-festaciones se sucedieron desde entonces,una tras otra, cada vez más numerosas, has-ta llegar a alcanzar las 40.000 personas. Hu-bo manifestantes que llegaron a lanzar hue-vos a la fachada del edificio donde resideValcárcel, hubo zarandeos con algún conse-jero y altos cargos en otros puntos de laciudad. Portavoces de los sindicatos recono-cen haberse visto sorprendidos por la magni-

tud del movimiento durante estas semanas,máxime teniendo en cuenta que los protago-nistas eran funcionarios autonómicos, el co-lectivo más favorecido por la paz social deValcárcel. Casi cada día, se registran asam-bleas o pequeños actos de protesta en hospi-tales y colegios de la región. Detrás de estatensión que afecta a los funcionarios hay unpaquete de medidas aprobado sin discusiónen el parlamento regional que afecta a sussalarios y derechos laborales, pero tambiénuna realidad económica muy severa. La bur-buja murciana ha estallado. Y lo ha hechocon más virulencia que en otras partes delpaís. Como dice un sindicalista: “A más ladri-llo, más crisis”. Y Murcia era el paradigmadel ladrillo. Eso es lo que ha pasado.

La economía murciana se ha desploma-

do. Los récords electorales de Valcárcel hanido paralelos a los datos de crecimiento eco-nómico de la región, que se acercó a unasituación de pleno empleo técnico en elaño 2008, una realidad muy diferente del23,6% de paro con el que Valcárcel habíacomenzado su mandato allá por 1996. Mur-cia ha crecido más que ninguna otra regiónde España a una media del 3,9% entre 2000y 2005. Ha sido una locomotora cuyo motorestaba impulsado por un crecimiento expo-nencial de la actividad inmobiliaria: 300convenios urbanísticos se han firmado enMurcia en los años dorados, con una previ-sión de viviendas para 800.000 personas.Murcia aspiraba a ser la Florida europea,siguiendo el guión marcado por la empresaque mejor simbolizaba este impulso, Pola-

ris World: viviendas con campo de golf bajoel sol del Mediterráneo. Y el agua, tan esca-sa siempre, no iba a ser un problema.

Con este horizonte de ensueño, Valcár-cel firmó el 24 de julio de 2006 con la patro-nal y los sindicatos un plan estratégico de-nominado Horizonte 2007-2013, cuyopreámbulo anunciaba textualmente que“los cambios que va a experimentar la Re-gión de Murcia durante los próximos años—digamos que durante los próximos vein-te— previsiblemente van a ser mayores quelos que se han vivido durante los últimosochenta”. El plan, redactado en un tonotriunfalista, aseguraba que la región conta-ría “con un modelo de desarrollo económi-co que proporcionará empleo de calidadpara todos; empleo estable y con unas ade-cuadas remuneraciones; empleo cualifica-do, que ofrecerá oportunidades de progre-so y que facilita a trabajadores y trabajado-ras mantener sus cualificaciones actualiza-das a lo largo de toda su vida laboral”. Unanota de prensa posterior significaba que elConsejo Económico y Social nacional “ala-bó nuestro plan estratégico, nombrándoloen su memoria anual de 2007 como una delas pocas hojas de ruta de una región enEspaña”.

Esa hoja de ruta ya no sirve. El plenoempleo desapareció y la tasa de paro ame-naza con superar el 25% (23,95% en el ter-cer trimestre de 2010). Murcia ha pasado deliderar las alzas a liderar las caídas en el

crecimiento del PIB. En números redondos,Murcia ha vivido el trance de contar con100 nuevos parados cada día. Y su tasa deabandono escolar en el año 2009 (37,3%)superaba con creces la media española(31,2%). En dos años, Murcia se ha converti-do en el espejo de la crisis. Y en el paradig-ma también de las consecuencias de unaeconomía excesivamente dependiente delladrillo: hay más de 35.000 viviendas sinvender. Según el Consejo Económico y So-cial de la Región de Murcia, se iniciaron43.776 viviendas en 2004 y solo 4.931 en2009. El lado oscuro del urbanismo tieneotra estadística: 23 de los 45 municipiosmurcianos han sufrido casos de corrup-ción.

“Es la primera vez que veo que la crisises grave de verdad”, afirma el abogado labo-ralista Antonio Checa, uno de los más repu-tados de la región. También de los más ex-perimentados. “Tenga en cuenta que ya su-frí la crisis de 1982, la de los años noventa.Ahora mismo, no veo empresas de verdad.Casi no quedan trabajadores por despedir.No hay alternativas al empleo, lo que mejorha funcionado ha sido el sector agroalimen-tario, pero a costa de esperar a que haga fríoen Europa para que se puedan exportarmás lechugas y hortalizas. La construcciónse llevó todo. Apenas quedan cuatro empre-sas emblemáticas en Murcia”. Un conjuntode profesionales desencantados de la iz-quierda oficial y agrupados en una asocia-ción denominada Foro Ciudadano acabade editar un libro titulado El otro estado dela región, cuya principal conclusión es la deque el boom económico ha empobrecido lapolítica regional y no ha conseguido hacerdespegar a Murcia de la cola del desarrollohumano en España.

El causante de este varapalo es la excesi-va exposición al sector inmobiliario. Y enello coinciden las fuentes consultadas entresindicatos y empresarios, a excepción delos políticos del Gobierno regional, que nohan accedido a ser entrevistados. No es unfenómeno único en España, pero sí relevan-te, del cual nadie quiere sentirse responsa-ble, por mucho que portavoces sindicales yempresariales manifiesten que lo avisaronen su tiempo. Las patronales y las centralessindicales firmaron pacto tras pacto con Val-cárcel. Hubo convenios con resultados frus-trantes. Cuando Repsol se propuso haceruna gran inversión en su planta de Cartage-na se citó la cifra mágica de 5.000 nuevosempleos. “Nos encontramos”, reconoce unportavoz sindical, “con que como conse-cuencia del fracaso escolar y la baja calidaddel empleo en la construcción, no teníamosjóvenes suficientemente formados para sa-tisfacer esa demanda de empleo”. Se impro-visaron cursos de formación, auspiciadospor el Gobierno. Resultado final: más de500 trabajadores portugueses fueron contra-tados para la planta.

“No se diversificó el crecimiento”, diceun alto cargo de una organización empresa-rial. “Ni siquiera se apostó decididamentepor una agricultura especializada”. De he-cho, algunos empresarios agrícolas termina-ron cayendo en la tentación de diversificarsus negocios y acudir también al sector in-mobiliario, y esas decisiones les están cos-tando ahora el cierre. “El problema”, conti-núa este dirigente, “es que el sector inmobi-liario ocupó todos los cauces, tentó al sec-tor político y tomó posesión del poder eco-nómico. Si miramos a los presidentes de lastres Cámaras de Comercio que hay en Mur-cia (Murcia, Cartagena y Lorca) todos proce-den del sector de la construcción. Lo mis-mo sucede en la patronal. De tal maneraque no se escucharon otras voces. Esa es-tructura dificultó que se emprendiera elcambio de modelo productivo. Y así, cuan-do se ha planteado la posibilidad de invertiren parques tecnológicos, o cuando se hablade otros proyectos como palacios de congre-sos, observamos cómo el interés de algunosse limita simplemente a la construcción delparque, no a lo que tiene que venir des-pués”.

Ese panorama crítico no tuvo su reflejoen las calles. Murcia podía estar en crisis,pero la paz social seguía vigente. De hecho,la convocatoria de huelga general el pasado29 de septiembre apenas tuvo incidencia enla región. Meses después, el 21 de diciem-bre pasado, Valcárcel presentó los presu-

puestos de la región para el año 2011 enplena calma y con los sindicatos en silencioa pesar de anunciar un recorte de 300 millo-nes de euros. Pero ese mismo día, el PartidoPopular presentaba en el registro de laAsamblea una proposición de ley de medi-das extraordinarias que suponía un nuevorecorte presupuestario que afectaba a deter-minadas partidas, pero sobre todo a los fun-cionarios: se les aumentaba su horario detrabajo, se les recortaban las horas extra yse les quitaba de un plumazo el comple-mento del 25% para bajas por enfermedad,de tal manera que quien causara baja solopercibiría el 75% de su remuneración bruta.Fuera las 35 horas semanales y todos losacuerdos firmados con los sindicatos, aquienes no se les comunicó esta medida, aligual que a los restantes partidos. Valcárcelno estuvo presente en ese pleno. “Se hatenido que ir en contra de su voluntad”,explicó un portavoz, “porque tiene una reu-nión en Madrid para defender el tomate dela Región de Murcia. Ha intentado cambiarla reunión, pero no se lo ha consentido laministra de Agricultura, Rosa Aguilar”.

Entonces, saltó la chispa.El primer aviso llegó al día siguiente, la

noche del 22 de diciembre, cuando se le ibaa entregar a Valcárcel el premio de la cade-na SER. Cientos de funcionarios le espera-ban con malas caras. “Nadie sabe muy biencómo se fraguó aquella respuesta”, recono-ce José Antonio Pujante, coordinador de Iz-quierda Unida-Los Verdes en la Región deMurcia. “Hay que tener en cuenta que elfuncionariado es un colectivo generalmen-te bien informado y tiene una capacidadmás alta que otros para moverse en redessociales. Los sindicatos eran ajenos a esta

movilización. Todos nos vimos sorprendi-dos”. Tres días después, cuando la proposi-ción de ley iba ser votaba en la asamblearegional, que tiene su sede en Cartagena, seprodujo otra movilización. Un portavoz deCC OO reconoce que avisó, vía sms, “a nues-tros afiliados, principalmente a los libera-dos”. “Pensábamos”, reconoce, “que acudi-rían no más de 100 personas para haceralgo de ruido”. Fue más de un millar.

Así hasta sumar seis manifestaciones enapenas tres semanas, algo nunca visto enMurcia. Con la tensión en aumento, la no-che del sábado, Alberto Cruz, el consejerode Cultura, sufrió una agresión cerca de sudomicilio que le obligó a ser hospitalizadocon un fuerte golpe en el rostro. Aquellaagresión provocó una escalada de tensiónque afectó a la cúpula del Partido Popularen Madrid. Se relacionó la agresión con lasmanifestaciones, con los partidos de iz-quierda, con los antisistema... Valcárcel lle-gó a manifestar en un canal de televisiónque su hija sería “la próxima víctima”. Seacusó al Gobierno socialista de no habergarantizado la seguridad de los altos cargosmurcianos. La verdad de aquel suceso no seconoce todavía. La investigación policial si-gue su curso, un detenido ha salido en liber-tad, y las últimas hipótesis se centran en elentorno privado del consejero.

El consejero, un hombre controvertidomuy dado a organizar grandes eventos, ha-bía sido coprotagonista de un proyecto que

podía a sacar a Murcia de la crisis. Dadoque el plan estratégico parecía haber queda-do definitivamente obsoleto, dado que elGobierno de Murcia solo podía presentarmedidas de austeridad, Valcárcel, comootros gobernantes en otros tiempos, no seresistió a la tentación de sacar de la chisterauna solución milagrosa que sacara a Mur-cia de la crisis económica.

En el mes de febrero hizo un viaje a Du-bai acompañado de Alberto Cruz. Y a suregreso ambos anunciaron que se había al-canzado un acuerdo según el cual la Para-mount instalaría un parque y unos estudioscinematográficos en Murcia. Cruz ejercióde maestro de ceremonias del producto yno se cortó un pelo. “Este acuerdo permiti-rá”, dijo, “que Murcia salga de golpe de lacrisis económica, casi como un avance de15 años en el crecimiento económico nacio-nal”. “Habrá películas”, insistió Cruz, “quese rodarán íntegramente en estos estudios ycuyo estreno tendrá lugar en Murcia”. Cruzapuntó algún detalle más de lo que estabapor venir: “Habrá una recreación del hundi-miento del Titanic”. Para reforzar este anun-cio en medio del hundimiento de Murcia,no se ahorró cifras: tres millones de turistas,20.000 puestos de trabajo directos. Cruz sedaba un plazo de un año para firmar loscontratos.

El efecto Paramount duró un tiempo. Enseptiembre de 2010, un comunicado de laoficina de esta compañía en Madrid anun-ciaba que “la compañía no participará en lainversión”. Sin embargo, ni Cruz ni Valcár-cel estaban dispuestos a dejar que se hun-diera el proyecto.

Una mañana, Valcárcel citó en su despa-cho a los dos líderes de la oposición, PedroSaura (PSOE) y José Antonio Pujante (IU).Les pidió que no se opusieran al proyecto yque no especularan sobre el mismo paraevitar que, a su vez, no hubiera desaprensi-vos que quisieran hacer su agosto con laventa de los terrenos donde se iba a ubicarel parque temático.

Durante este tiempo, nadie ha criticadoel proyecto. Se supo que la Paramount acep-taba la realización del parque, pero en cali-dad de asesoramiento y licencias (es decir,lejos de invertir, cobraría por ello), y se for-maba una sociedad conjunta entre el Go-bierno de Murcia y la empresa SantaMónica Financial Services para comprar losterrenos y buscar inversores. Tampoco hu-bo críticas por el hecho de que Jesús Sam-per, el presidente de Santa Mónica, fueraimputado el pasado mes en la OperaciónUmbra, un nuevo caso de corrupción urba-nística. No parecía el mejor compañero deviaje para esta aventura.

“Nadie se cree el proyecto, pero nadie seatreve a criticarlo”, sostiene un empresario.Y el proyecto Paramount sigue su curso has-ta el punto de que el lugar elegido para sufutura ubicación estará en la localidad deAlhama. No es casualidad esta ubicaciónporque Alhama es probablemente el muni-cipio con más millones de metros cuadra-dos recalificados. Alhama fue protagonistaen 2006 de un hecho que atrajo la atenciónnacional: una joven concejala del PP, Tere-sa Gutiérrez, se rebeló y votó en contra deuna enorme recalificación de terrenos (másde cuatro millones de metros cuadrados)que favorecía a Polaris World para edificarun macroproyecto.

Teresa fue expulsada del partido. Larecalificación se hizo, pero buena parte delos terrenos se los quedaron los bancos por-que Polaris World atraviesa dificultades. EnAlhama gobiernan PSOE y PP, que se repar-ten la alcaldía cada dos años. Y Teresa sepresentó como cabeza de lista en un nuevopartido (Unión Centrista Liberal) a las elec-ciones de 2007. Obtuvo 195 votos. Hoy re-chaza hacer entrevistas y manifiesta habersufrido una pesadilla que no ha terminado.Alhama es otra representación de lo queestá pasando en Murcia.

El proyecto Paramount sigue su cursosin discusión. El jueves estaba prevista unademostración en Madrid, durante la feriadel turismo (Fitur). Por razones no explica-das, no se produjo. En Murcia, mientrastanto, se prepara la manifestación del próxi-mo día 26: los asistentes irán de negro y convelas. Pero Valcárcel presiona para que cam-bien el itinerario y la protesta no circule porenfrente de su casa, en la Gran Vía. O

Funcionariosmurcianos semanifiestan por las callesdel centro de la capital, el pasado día 12, en protestapor los recortes. A la protesta se unieron todos lossindicatos de la región. Foto: Pedro Valeros

Según el ConsejoEconómico y Social, delas 43.776 viviendasiniciadas en 2004 se hapasado a 4.931 en 2009

El lado oscuro delurbanismo tiene otraestadística: 23 de los 45municipios han sufridocasos de corrupción

CONFLICTIVIDAD SOCIAL

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Murcia entra en erupciónLos recortes a funcionarios provocan manifestaciones nunca vistas en la región. Unaeconomía basada en el ladrillo se ha desplomado: del pleno empleo en 2008 al 24% de paroen tiempo récord. Valcárcel contraataca con una fórmula milagrosa: viene la Paramount

Por LUIS GÓMEZ

Nada hacía presagiar el 22de diciembre pasado queMurcia iba a estallar enconflicto. Mucho menosen medio de las navida-des. Era el día de la lotería

de Navidad. No había caído en la región,pero esa noche el presidente Ramón Valcár-cel debía recoger en la Cámara de Comerciode la capital el premio al político del añoconcedido por la cadena SER. Era uno másde tantos reconocimientos para quien se va-nagloriaba de ser un plusmarquista de lapolítica nacional a fuerza de superar, elec-ción tras elección, sus resultados electora-

les. Valcárcel había gobernado Murcia bajouna paz social que duraba 15 años a fuerzade firmar numerosos acuerdos con los sindi-catos. Pero aquella noche, a las afueras de laCámara de Comercio, cientos de personasse manifestaron espontáneamente con la in-tención de aguarle la fiesta. Era la primeravez que sucedía algo así.

No fue un episodio aislado. Cinco mani-festaciones se sucedieron desde entonces,una tras otra, cada vez más numerosas, has-ta llegar a alcanzar las 40.000 personas. Hu-bo manifestantes que llegaron a lanzar hue-vos a la fachada del edificio donde resideValcárcel, hubo zarandeos con algún conse-jero y altos cargos en otros puntos de laciudad. Portavoces de los sindicatos recono-cen haberse visto sorprendidos por la magni-

tud del movimiento durante estas semanas,máxime teniendo en cuenta que los protago-nistas eran funcionarios autonómicos, el co-lectivo más favorecido por la paz social deValcárcel. Casi cada día, se registran asam-bleas o pequeños actos de protesta en hospi-tales y colegios de la región. Detrás de estatensión que afecta a los funcionarios hay unpaquete de medidas aprobado sin discusiónen el parlamento regional que afecta a sussalarios y derechos laborales, pero tambiénuna realidad económica muy severa. La bur-buja murciana ha estallado. Y lo ha hechocon más virulencia que en otras partes delpaís. Como dice un sindicalista: “A más ladri-llo, más crisis”. Y Murcia era el paradigmadel ladrillo. Eso es lo que ha pasado.

La economía murciana se ha desploma-

do. Los récords electorales de Valcárcel hanido paralelos a los datos de crecimiento eco-nómico de la región, que se acercó a unasituación de pleno empleo técnico en elaño 2008, una realidad muy diferente del23,6% de paro con el que Valcárcel habíacomenzado su mandato allá por 1996. Mur-cia ha crecido más que ninguna otra regiónde España a una media del 3,9% entre 2000y 2005. Ha sido una locomotora cuyo motorestaba impulsado por un crecimiento expo-nencial de la actividad inmobiliaria: 300convenios urbanísticos se han firmado enMurcia en los años dorados, con una previ-sión de viviendas para 800.000 personas.Murcia aspiraba a ser la Florida europea,siguiendo el guión marcado por la empresaque mejor simbolizaba este impulso, Pola-

ris World: viviendas con campo de golf bajoel sol del Mediterráneo. Y el agua, tan esca-sa siempre, no iba a ser un problema.

Con este horizonte de ensueño, Valcár-cel firmó el 24 de julio de 2006 con la patro-nal y los sindicatos un plan estratégico de-nominado Horizonte 2007-2013, cuyopreámbulo anunciaba textualmente que“los cambios que va a experimentar la Re-gión de Murcia durante los próximos años—digamos que durante los próximos vein-te— previsiblemente van a ser mayores quelos que se han vivido durante los últimosochenta”. El plan, redactado en un tonotriunfalista, aseguraba que la región conta-ría “con un modelo de desarrollo económi-co que proporcionará empleo de calidadpara todos; empleo estable y con unas ade-cuadas remuneraciones; empleo cualifica-do, que ofrecerá oportunidades de progre-so y que facilita a trabajadores y trabajado-ras mantener sus cualificaciones actualiza-das a lo largo de toda su vida laboral”. Unanota de prensa posterior significaba que elConsejo Económico y Social nacional “ala-bó nuestro plan estratégico, nombrándoloen su memoria anual de 2007 como una delas pocas hojas de ruta de una región enEspaña”.

Esa hoja de ruta ya no sirve. El plenoempleo desapareció y la tasa de paro ame-naza con superar el 25% (23,95% en el ter-cer trimestre de 2010). Murcia ha pasado deliderar las alzas a liderar las caídas en el

crecimiento del PIB. En números redondos,Murcia ha vivido el trance de contar con100 nuevos parados cada día. Y su tasa deabandono escolar en el año 2009 (37,3%)superaba con creces la media española(31,2%). En dos años, Murcia se ha converti-do en el espejo de la crisis. Y en el paradig-ma también de las consecuencias de unaeconomía excesivamente dependiente delladrillo: hay más de 35.000 viviendas sinvender. Según el Consejo Económico y So-cial de la Región de Murcia, se iniciaron43.776 viviendas en 2004 y solo 4.931 en2009. El lado oscuro del urbanismo tieneotra estadística: 23 de los 45 municipiosmurcianos han sufrido casos de corrup-ción.

“Es la primera vez que veo que la crisises grave de verdad”, afirma el abogado labo-ralista Antonio Checa, uno de los más repu-tados de la región. También de los más ex-perimentados. “Tenga en cuenta que ya su-frí la crisis de 1982, la de los años noventa.Ahora mismo, no veo empresas de verdad.Casi no quedan trabajadores por despedir.No hay alternativas al empleo, lo que mejorha funcionado ha sido el sector agroalimen-tario, pero a costa de esperar a que haga fríoen Europa para que se puedan exportarmás lechugas y hortalizas. La construcciónse llevó todo. Apenas quedan cuatro empre-sas emblemáticas en Murcia”. Un conjuntode profesionales desencantados de la iz-quierda oficial y agrupados en una asocia-ción denominada Foro Ciudadano acabade editar un libro titulado El otro estado dela región, cuya principal conclusión es la deque el boom económico ha empobrecido lapolítica regional y no ha conseguido hacerdespegar a Murcia de la cola del desarrollohumano en España.

El causante de este varapalo es la excesi-va exposición al sector inmobiliario. Y enello coinciden las fuentes consultadas entresindicatos y empresarios, a excepción delos políticos del Gobierno regional, que nohan accedido a ser entrevistados. No es unfenómeno único en España, pero sí relevan-te, del cual nadie quiere sentirse responsa-ble, por mucho que portavoces sindicales yempresariales manifiesten que lo avisaronen su tiempo. Las patronales y las centralessindicales firmaron pacto tras pacto con Val-cárcel. Hubo convenios con resultados frus-trantes. Cuando Repsol se propuso haceruna gran inversión en su planta de Cartage-na se citó la cifra mágica de 5.000 nuevosempleos. “Nos encontramos”, reconoce unportavoz sindical, “con que como conse-cuencia del fracaso escolar y la baja calidaddel empleo en la construcción, no teníamosjóvenes suficientemente formados para sa-tisfacer esa demanda de empleo”. Se impro-visaron cursos de formación, auspiciadospor el Gobierno. Resultado final: más de500 trabajadores portugueses fueron contra-tados para la planta.

“No se diversificó el crecimiento”, diceun alto cargo de una organización empresa-rial. “Ni siquiera se apostó decididamentepor una agricultura especializada”. De he-cho, algunos empresarios agrícolas termina-ron cayendo en la tentación de diversificarsus negocios y acudir también al sector in-mobiliario, y esas decisiones les están cos-tando ahora el cierre. “El problema”, conti-núa este dirigente, “es que el sector inmobi-liario ocupó todos los cauces, tentó al sec-tor político y tomó posesión del poder eco-nómico. Si miramos a los presidentes de lastres Cámaras de Comercio que hay en Mur-cia (Murcia, Cartagena y Lorca) todos proce-den del sector de la construcción. Lo mis-mo sucede en la patronal. De tal maneraque no se escucharon otras voces. Esa es-tructura dificultó que se emprendiera elcambio de modelo productivo. Y así, cuan-do se ha planteado la posibilidad de invertiren parques tecnológicos, o cuando se hablade otros proyectos como palacios de congre-sos, observamos cómo el interés de algunosse limita simplemente a la construcción delparque, no a lo que tiene que venir des-pués”.

Ese panorama crítico no tuvo su reflejoen las calles. Murcia podía estar en crisis,pero la paz social seguía vigente. De hecho,la convocatoria de huelga general el pasado29 de septiembre apenas tuvo incidencia enla región. Meses después, el 21 de diciem-bre pasado, Valcárcel presentó los presu-

puestos de la región para el año 2011 enplena calma y con los sindicatos en silencioa pesar de anunciar un recorte de 300 millo-nes de euros. Pero ese mismo día, el PartidoPopular presentaba en el registro de laAsamblea una proposición de ley de medi-das extraordinarias que suponía un nuevorecorte presupuestario que afectaba a deter-minadas partidas, pero sobre todo a los fun-cionarios: se les aumentaba su horario detrabajo, se les recortaban las horas extra yse les quitaba de un plumazo el comple-mento del 25% para bajas por enfermedad,de tal manera que quien causara baja solopercibiría el 75% de su remuneración bruta.Fuera las 35 horas semanales y todos losacuerdos firmados con los sindicatos, aquienes no se les comunicó esta medida, aligual que a los restantes partidos. Valcárcelno estuvo presente en ese pleno. “Se hatenido que ir en contra de su voluntad”,explicó un portavoz, “porque tiene una reu-nión en Madrid para defender el tomate dela Región de Murcia. Ha intentado cambiarla reunión, pero no se lo ha consentido laministra de Agricultura, Rosa Aguilar”.

Entonces, saltó la chispa.El primer aviso llegó al día siguiente, la

noche del 22 de diciembre, cuando se le ibaa entregar a Valcárcel el premio de la cade-na SER. Cientos de funcionarios le espera-ban con malas caras. “Nadie sabe muy biencómo se fraguó aquella respuesta”, recono-ce José Antonio Pujante, coordinador de Iz-quierda Unida-Los Verdes en la Región deMurcia. “Hay que tener en cuenta que elfuncionariado es un colectivo generalmen-te bien informado y tiene una capacidadmás alta que otros para moverse en redessociales. Los sindicatos eran ajenos a esta

movilización. Todos nos vimos sorprendi-dos”. Tres días después, cuando la proposi-ción de ley iba ser votaba en la asamblearegional, que tiene su sede en Cartagena, seprodujo otra movilización. Un portavoz deCC OO reconoce que avisó, vía sms, “a nues-tros afiliados, principalmente a los libera-dos”. “Pensábamos”, reconoce, “que acudi-rían no más de 100 personas para haceralgo de ruido”. Fue más de un millar.

Así hasta sumar seis manifestaciones enapenas tres semanas, algo nunca visto enMurcia. Con la tensión en aumento, la no-che del sábado, Alberto Cruz, el consejerode Cultura, sufrió una agresión cerca de sudomicilio que le obligó a ser hospitalizadocon un fuerte golpe en el rostro. Aquellaagresión provocó una escalada de tensiónque afectó a la cúpula del Partido Popularen Madrid. Se relacionó la agresión con lasmanifestaciones, con los partidos de iz-quierda, con los antisistema... Valcárcel lle-gó a manifestar en un canal de televisiónque su hija sería “la próxima víctima”. Seacusó al Gobierno socialista de no habergarantizado la seguridad de los altos cargosmurcianos. La verdad de aquel suceso no seconoce todavía. La investigación policial si-gue su curso, un detenido ha salido en liber-tad, y las últimas hipótesis se centran en elentorno privado del consejero.

El consejero, un hombre controvertidomuy dado a organizar grandes eventos, ha-bía sido coprotagonista de un proyecto que

podía a sacar a Murcia de la crisis. Dadoque el plan estratégico parecía haber queda-do definitivamente obsoleto, dado que elGobierno de Murcia solo podía presentarmedidas de austeridad, Valcárcel, comootros gobernantes en otros tiempos, no seresistió a la tentación de sacar de la chisterauna solución milagrosa que sacara a Mur-cia de la crisis económica.

En el mes de febrero hizo un viaje a Du-bai acompañado de Alberto Cruz. Y a suregreso ambos anunciaron que se había al-canzado un acuerdo según el cual la Para-mount instalaría un parque y unos estudioscinematográficos en Murcia. Cruz ejercióde maestro de ceremonias del producto yno se cortó un pelo. “Este acuerdo permiti-rá”, dijo, “que Murcia salga de golpe de lacrisis económica, casi como un avance de15 años en el crecimiento económico nacio-nal”. “Habrá películas”, insistió Cruz, “quese rodarán íntegramente en estos estudios ycuyo estreno tendrá lugar en Murcia”. Cruzapuntó algún detalle más de lo que estabapor venir: “Habrá una recreación del hundi-miento del Titanic”. Para reforzar este anun-cio en medio del hundimiento de Murcia,no se ahorró cifras: tres millones de turistas,20.000 puestos de trabajo directos. Cruz sedaba un plazo de un año para firmar loscontratos.

El efecto Paramount duró un tiempo. Enseptiembre de 2010, un comunicado de laoficina de esta compañía en Madrid anun-ciaba que “la compañía no participará en lainversión”. Sin embargo, ni Cruz ni Valcár-cel estaban dispuestos a dejar que se hun-diera el proyecto.

Una mañana, Valcárcel citó en su despa-cho a los dos líderes de la oposición, PedroSaura (PSOE) y José Antonio Pujante (IU).Les pidió que no se opusieran al proyecto yque no especularan sobre el mismo paraevitar que, a su vez, no hubiera desaprensi-vos que quisieran hacer su agosto con laventa de los terrenos donde se iba a ubicarel parque temático.

Durante este tiempo, nadie ha criticadoel proyecto. Se supo que la Paramount acep-taba la realización del parque, pero en cali-dad de asesoramiento y licencias (es decir,lejos de invertir, cobraría por ello), y se for-maba una sociedad conjunta entre el Go-bierno de Murcia y la empresa SantaMónica Financial Services para comprar losterrenos y buscar inversores. Tampoco hu-bo críticas por el hecho de que Jesús Sam-per, el presidente de Santa Mónica, fueraimputado el pasado mes en la OperaciónUmbra, un nuevo caso de corrupción urba-nística. No parecía el mejor compañero deviaje para esta aventura.

“Nadie se cree el proyecto, pero nadie seatreve a criticarlo”, sostiene un empresario.Y el proyecto Paramount sigue su curso has-ta el punto de que el lugar elegido para sufutura ubicación estará en la localidad deAlhama. No es casualidad esta ubicaciónporque Alhama es probablemente el muni-cipio con más millones de metros cuadra-dos recalificados. Alhama fue protagonistaen 2006 de un hecho que atrajo la atenciónnacional: una joven concejala del PP, Tere-sa Gutiérrez, se rebeló y votó en contra deuna enorme recalificación de terrenos (másde cuatro millones de metros cuadrados)que favorecía a Polaris World para edificarun macroproyecto.

Teresa fue expulsada del partido. Larecalificación se hizo, pero buena parte delos terrenos se los quedaron los bancos por-que Polaris World atraviesa dificultades. EnAlhama gobiernan PSOE y PP, que se repar-ten la alcaldía cada dos años. Y Teresa sepresentó como cabeza de lista en un nuevopartido (Unión Centrista Liberal) a las elec-ciones de 2007. Obtuvo 195 votos. Hoy re-chaza hacer entrevistas y manifiesta habersufrido una pesadilla que no ha terminado.Alhama es otra representación de lo queestá pasando en Murcia.

El proyecto Paramount sigue su cursosin discusión. El jueves estaba prevista unademostración en Madrid, durante la feriadel turismo (Fitur). Por razones no explica-das, no se produjo. En Murcia, mientrastanto, se prepara la manifestación del próxi-mo día 26: los asistentes irán de negro y convelas. Pero Valcárcel presiona para que cam-bien el itinerario y la protesta no circule porenfrente de su casa, en la Gran Vía. O

Funcionariosmurcianos semanifiestan por las callesdel centro de la capital, el pasado día 12, en protestapor los recortes. A la protesta se unieron todos lossindicatos de la región. Foto: Pedro Valeros

Según el ConsejoEconómico y Social, delas 43.776 viviendasiniciadas en 2004 se hapasado a 4.931 en 2009

El lado oscuro delurbanismo tiene otraestadística: 23 de los 45municipios han sufridocasos de corrupción

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Un grupo de manifestantes canta canciones nacionalistas, mientras muestra pancartas con ‘RCD, fuera’ o ‘Túnez estará mejor sin RCD,’ en la capital del país, el 19 de enero de 2011. Foto: AP

1. AlegríaQué maravilla, ese momento siempre asom-broso en el que un poder que creíamoseterno vacila, se resquebraja, se desplomacomo un castillo de arena. ¿Que si el Ejérci-to precipitó las cosas? ¿Que si el generalRachid Ammar empujó a Ben Alí hacia elavión? Seguramente. Pero ya casi ni mere-cía la pena. Pues, aunque cuente con losmejores generales del mundo y con la poli-cía más cruel —o, como diría la señoraAlliot-Marie, la más eficaz del planeta—,ningún Estado aguanta el tipo ante un pue-blo que, un buen día, decide que ya basta, yse solidariza con un pequeño comerciantede Sidi Bouzid que se ha inmolado pren-diéndose fuego. Valor. El poder de la gran-deza y el heroísmo. Una vez más, la fuerzade los tiranos residía solo en la debilidad delos tiranizados. A un pueblo que ha perdidoel miedo no hay despotismo que se le resis-ta —lo sabíamos desde La Boétie y los tune-cinos nos lo han recordado ahora—. Veinti-trés días de manifestaciones contra veinti-trés años de terror: no es un milagro, comodicen algunos; es lógico; es la mecánica delas cosas; es tan hermoso como el más pu-ro, el más implacable mecanismo.

2. Una insurrección árabePues sí. ¿Recuerdan a los que decían quealgunos pueblos están hechos para la rebe-lión y otros no? ¿Recuerdan a esos apósto-les del choque de civilizaciones para quie-nes la idea de un país musulmán —y enparticular, árabe— abierto a los derechoshumanos era una contradicción en los tér-minos? Hoy se han cubierto de gloria. Ya noparecen tan listos, esos adalides del diferen-cialismo que nos acusaban de atribuir a lospaíses musulmanes unos ideales que lesson ajenos. Lo que nos ha enseñado el pue-

blo tunecino es que, pese a esos racistas,los principios democráticos son universa-les. Y es que, pese a esos derrotistas, pormucho que se los reprima, sofoque o aplas-te, por mucho que se desanime o se diezmea sus defensores, esos principios son inven-cibles. Hoy, Túnez. Mañana, la Libia de Ga-dafi, la Siria de la familia Assad y, tal vez, elIrán de Ahmadineyad. Hacía falta muchodesprecio para no ver en esa región delmundo nada más que pueblos de lacayosabandonados a su exótico letargo. Ha sidonecesaria la tranquila intrepidez del pueblotunecino para que empecemos a hacer oí-dos sordos, o eso espero, a un prejuicio delque no sabría decir si es más estúpido queinsultante, o viceversa.

3. El motor de esta revoluciónno ha sido el proletariadoEs evidente. No han sido ni los nuevos po-bres ni los pobres de siempre. Ni siquierahan sido solamente esas famosas clases me-dias cargadas de diplomas que se sentíantraicionadas por Ben Alí. No. Han sido losinternautas. Los usuarios de Twitter, Facebo-ok, YouTube, etcétera. Han sido esos hom-bres y mujeres que, provistos de un smar-tphone, recorrían las calles de Túnez parafilmar la represión y la insurrección. Hansido los Anonymous, ese grupo de hackers alque ha apoyado mi revista, La Règle du Jeu,y que, cuando comprendieron que la ciber-policía iba a reducir a la nada ese espacio deciberresistencia, atacaron las webs oficialesdel régimen y bloquearon la maquinaria es-tatal. Una revolución dentro de la revolu-ción. Ayer se tomaban las televisiones. An-teayer, los palacios de invierno. Se acerca eltiempo de una e-revolución, la primera ensu especie, y la juventud tunecina acaba dedarle carta de naturaleza. También por eso,

por haber llevado a tal punto de excelenciaesta nueva forma de resistencia, gracias.

4. Hay revoluciones y revoluciones,por supuestoY como los franceses sabemos por experien-cia, detrás de un 1789 siempre puede perfi-larse un 1793. ¿Ocurrirá lo mismo en Tú-nez? ¿Veremos cómo el perfume del jazmíncede al hedor de la intolerancia o, peor aún,al del islamismo radical que Ben Alí preten-día contener? Todo es posible, por supues-to. Y los milicianos favorables al régimenderrocado que, en el momento en que escri-bo, aún recorren la capital intentando sem-brar el terror son capaces de cualquier pro-vocación. Pero lo que impresiona por aho-

ra es la madurez de los insurgentes. La mo-deración de sus consignas. La calma con laque hacen frente, en los barrios, a los gru-pos organizados. Y en cuanto al líder delHizb Ennahda, exiliado en Londres, bastacon leer las tímidas declaraciones que hahecho desde la huida de Ben Alí para com-prender que está lejos de convertirse en unnuevo Jomeini. Entonces, ¿por qué no re-nunciar a nuestras ideas preconcebidas,también en este caso? ¿Por qué no dejarsellevar por el acontecimiento y por la lecciónde democracia árabe, por ahora inequívo-ca, que está dando Túnez?

5. Una última palabra sobre el extrañoreflejo de la comunidad internacionalY en particular de Francia. Habrá quien di-ga que estamos acostumbrados. Pero aunasí... Una ministra de Asuntos Exterioresque ofrece la experiencia de las fuerzas deseguridad francesas a una dictadura agoni-zante... Esa misma ministra que, preten-diendo excusarse, concede una entrevistaal Journal du Dimanche en la que mencio-na tres veces su voluntad de “no injerencia”en los asuntos del pueblo tunecino... Y elElíseo, que en un comunicado difundido elsábado dice haber “tomado medidas” para“bloquear administrativamente” los “fon-dos tunecinos” de Ben Alí en Francia...¿Qué significa esto? ¿Se sabía que existíantales fondos? ¿Se sabía que Ben Alí estabasaqueando su país? ¿Y esperan a que pierdael poder para decirlo? Esto es algo peor queun reflejo, es una confesión. Y una confe-sión que dice mucho de la moral que puedellegar a dirigir la política exterior de un granpaís. Un mangante en el poder es un amigo.Cuando la ciudadanía lo derroca, entoncessí, duro con el bandido. OTraducción de José Luis Sánchez-Silva.

Lecciones tunecinasTúnez le ha dado a la comunidad internacional una lección de democracia por la madurez de los

insurgentes, la moderación de sus consignas y la calma con la que se enfrenta a los grupos organizadosPor Bernard-Henri Lévy

Los tunecinos nos hanrecordado que a unpueblo que ha perdido elmiedo no hay despotismoque se le resista

¿Se sabía que Ben Aliestaba saqueandosu país? ¿Y esperana que pierda el poderpara decirlo?

OPINIÓN

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DESDE QUE EL MUNDO es mundo, los niñosque soñaban con ser escritores eran losrarillos. Una rareza que no se aprecia-ba, porque ya se encargaban esos niñosfantasiosos de que nadie descubriera sudiferencia. En este aspecto las cosas nohan cambiado. Tú preguntas en una cla-se, “¿a alguien le gusta escribir?”, y lascriaturas bajarán la cabeza como si hu-bieras preguntado quién se masturba oalgo parecido. Tal vez un alumno deci-da romper la tensión señalando a unacompañera, “ésta escribe poesías”, y lomás probable es que la pobreenmudezca, deseando que suscompañeros se olviden prontode su tara. El niño que escribees el rarillo. La niña, la rarilla.Porque en la niñez la destrezapara la acción tienen muchomás prestigio que las dotes re-flexivas. Algunos maestros mehan dicho que hay niños queaspiran a ser zánganos de GranHermano. En fin, cada genera-ción ha dado su camada de zán-ganos, ahora, además, tienenprograma en la tele. Pero quie-ro creer que siguen respondien-do a un primitivo impulso heroi-co que les hace querer curar,ganar carreras, salvar vidas, pi-lotar aviones, vencer a un ene-migo, perseguir al malo. Y todoeso con un uniforme, si es posi-ble. La otra noche, por esos re-galos inesperados que te conce-de la vida, me vi viajando en unmicrobús con seis bomberos deHuelva y un niño. Íbamos a laentrega de premios del progra-ma El público lee, que de mane-ra tan inteligente presenta Je-sús Vigorra. Los bomberos reci-bían el premio por su labor derescate en catástrofes y el niño,Manuel Camacho, el que se leotorgaba a la película Entre lo-bos. Manolillo, como así lo lla-maba su madre, iba fascinado,como el niño Jesús entre losdoctores, preguntándoles portsunamis, terremotos y derrum-bamientos. Quería saber con de-talle cómo era eso de salvar aotros niños como él, de diezaños, o a uno mucho más chicode Haití que él había visto en latele, un niño con una enterezade adulto que, después de queel perro de rescate hubiera seña-lado el lugar exacto donde había sidosepultado, esperaba paciente a que losbomberos procedieran a desescombrarel lugar y devolverlo a la vida. Yo cerra-ba los ojos y me dejaba llevar por lasvoces: la del niño Manuel, excitado porestar entre hombres que salvan niños;las de los bomberos, que iban contes-tando con la buena disposición de quie-nes aman su oficio y disfrutan contán-dolo. Los niños adoran a los bomberos.Las mujeres, por otras razones, tam-bién. Con el tiempo supe que los gaysadoraban a los bomberos por las mis-mas razones que las mujeres. En reali-dad, la curiosidad hacia los equipos derescate es general, porque qué pocosson los adultos que finalmente hacenrealidad los sueños heroicos que tuvie-ron de niños. Una vez que todas lasmuchachas de la fiesta se hicieron fotoscon ellos, me acerqué. Lo bueno de te-ner esta página, de haber cumplido el

deseo secreto de la niña rarilla que fui,es que tengo la excusa perfecta paracolarme en las vidas ajenas, y así, de lamisma manera que había hecho Mano-lillo en el microbús, me colé en el corroformado por Luis Felipe, Antonio Zuni-no, Javier, Florentino y Antonio Bande-ra. Cinco hombres que se sentían unpoco extraños dentro de su uniformede fiesta: americana azul con botonesdorados. Sobre la inmensa espalda deuno de ellos colgaban largas rastas que,en las horas de faena, enrolla dentro delcasco de bombero. A diario cumplenun trabajo más o menos monótono, pe-ro se movilizan en cuanto ocurre unacatástrofe al otro lado del mundo y, de-pendiendo de los donativos que reci-ban para correr con los gastos del viaje,ponen en marcha un destacamento ma-

yor o menor. Dedicaron el premio aesos perros que cumplen un papel fun-damental en la tarea. Educados paraamar al ser humano, esos animales, noimporta su raza, son capaces de dejarsela vida con tal de señalar un punto don-de perciben la presencia de un enterra-do vivo. Hace tiempo se les entrenabapremiándoles con comida, más tarde sedescubrió que la recompensa afectivales incentiva aún más que la golosina.No dejan que sus perros tengan malasexperiencias con humanos, porque elsecreto de su entrega en el rescate estáen que piensen que todo humano essiempre un amigo. Cada bombero con-vive con su perro. El grado de colabora-ción entre ellos es tal que pronunciaronel nombre de todas sus mascotas. Estosólo puede parecer pueril a quienes no

sean capaces de calibrar hasta qué pun-to es posible la camaradería entre unanimal y un hombre o no se detengan apensar que el resultado de esa cuidado-sa convivencia es la salvación de un serhumano. Estos hombres viajan a distin-tos países para entrenar a otros bombe-ros en su especialidad de rescate. EnHaití colaboraron con colegas perua-nos. Salvaron a veinte personas. La ideaes que cuanto más cerca de la tragediahaya bomberos expertos más se acortaun tiempo que puede ser fatal en la vidade un sepultado. Uno de los bomberosme pidió que me hiciera una foto conél. Para mi novia, dijo, que te sigue. Y yopensé, el tiempo diluye las diferencias:aquí está uno de aquellos niños de ac-ción que persiguió el sueño de ser heroi-co, y aquí, una de esas rarillas que que-ría escribir. Ellos, los audaces, actúan;nosotros, los medrosos, contamos suhistoria. O

Manolillo y los bomberos

Elvira LindoMI LENGUA ES la lengua española. ¿Orgullo? Megustan mucho todas las lenguas, y la española esuna lengua fantástica; ahora bien, si no la apren-demos bien, si no la decimos bien, si no la usa-mos bien, ¿para qué sirve? La lengua es como lamano: la das en señal de amistad o la arrojas enseñal de insulto o de pelea. Así que tampoco hayque hacer demasiado ruido con el orgullo queuno siente cuando habla de su lengua. La lenguaes según como la uses.

Ahora bien, me gusta la lengua española, lade Cervantes y la de Fernando Vallejo, la deUnamuno y la de Caballero Bonald. Pero tam-bién me gustan la lengua inglesa y la lenguafrancesa, el italiano me parece un idioma apasio-nante, y me gusta escuchar cómo hablan el cata-lán los catalanes, cómo hablan el gallego los quetienen la dicha de hablar en ese idioma, y meencanta el sonido del euskera sobre todo desdeque escuché cantar a Mikel Laboa.

Ahora ha surgido —¡otra vez!— la polémicade las lenguas en España. Los que hicieron laConstitución creyeron que habían resuelto elasunto; pero el asunto es un grumo que prospe-ra de vez en cuando en la mente nacionalistaespañola. De modo que germina, se manifiesta,vuelve a la carga diciendo que está muy bienque haya varias lenguas estatales, pero...

Este es el país del pero. Muchas personas delas que no tienen mala intención lo usan simple-mente para que no las confundan. Dicen: “Ado-ro las lenguas vasca, catalana, gallega, pero sitenemos el español para comunicarnos en lavida común, ¿qué hacemos recurriendo a idio-

mas que solo se hablan en determinados lugaresdel Estado?”. Por esa regla de tres, o de cuatro,un día solo se hablará inglés, el más común delos idiomas, en el Parlamento Europeo o en lasNaciones Unidas.

A mí me ha sorprendido mucho, entre loslugares comunes que he escuchado estos díasacerca del uso de las lenguas estatales en elSenado, lo que tuvo a bien decir el presidentedel Congreso, José Bono. Él, dijo, tiene una opi-nión sobre el asunto, pero se la reserva. Se po-dría imaginar que esa opinión es, en este mo-mento, la del presidente de las Cortes, que repre-senta de manera singular el respeto por lo que laConstitución manda. Y la Constitución mandaque en su vida privada Bono puede decir ocho yochenta, pero desde esa estatura pública en laque le ha puesto la soberanía popular tiene quedecir que tiene una opinión y que esta no difierede la que obliga la Carta Magna.

Otro asunto que me ha causado cierta sorpre-sa en esta retahíla de insultos a las lenguas quehe escuchado estos días es cómo se ha reducidotodo al coste del pinganillo que deben usar susseñorías para atender lo que digan quienes ha-blan en catalán, en vasco o en euskera en la AltaCámara. ¿Es, de veras, ese un problema, o seráparte del pero nacional, que prospera siempreque amanece este asunto de las lenguas?

Este es un país rico en sensibilidades, enliteratura, y es rico en lenguas. No entiendomuy bien por qué se quiere limitar esta rique-za; por qué, además, existe esa tendencia a laburla que ya hubo en otras épocas y que siguecayendo como una ofensa hacia los que hablancomo Cunqueiro, como Laboa o como Pla. [email protected]

Juan Cruz

Las lenguas, pero...

Sesión del Senado con traductores. Foto: Luis Sevillano

DON DE GENTES

Un miembro de Bomberos Unidos da de beber a su perro en el aeropuerto de Barajas, en Madrid. Foto: AP

Hay niños que aspirana ser zánganos de ‘GranHermano’. Esta camadade zánganos hasta tieneprograma en la tele

El resultado de lacamaradería entre unanimal y un hombrepuede ser la salvaciónde un ser humano

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Josep Ramoneda

MIENTRAS ALGUNA PRENSA internacional pro-mete reconocimiento a Zapatero si hacelas reformas que la ortodoxia considera ne-cesarias y después se retira; mientras el pre-sidente asume el papel de reformador conel mismo entusiasmo con que en otrostiempos defendía lo contrario; mientras losciudadanos reiteran en las encuestas deopinión su desconfianza hacia el presiden-te para salir de la crisis y dicen claramenteal PSOE que o Zapatero se va o se van aacordar toda la vida del resultado de laspróximas elecciones; mientras la impoten-cia de Batasuna para doblegar la voluntadmilitar de ETA llena de melancolía el paisa-je vasco, revive el debate sobre el Estadoautonómico.

Por una vez, el nacionalismo catalán yla derecha nacionalista española (el PSOEintenta aguantar con un pie a cada lado)coinciden en un punto: el Estado de lasautonomías está agotado, es inviable en lopolítico y en lo económico. Por supuesto,llegan a esta conclusión por caminos distin-tos y con fines distintos. Pero el Estadoautonómico es un problema. Aznar, en suempeño en marcarle la agenda a MarianoRajoy, lanzó la primera piedra desde laFAES con una propuesta de cierre del mo-delo. Ahora, con la coartada de la crisis,vuelve a insistir. El PP le sigue. Y el PSOE seapunta para señalar a las autonomías co-mo culpables del déficit público.

En Cataluña, la sensación de impassedel Estado autonómico está muy extendidadesde hace tiempo y la corroboró definiti-vamente la sentencia del Tribunal Constitu-cional que rebañó considerablemente el Es-tatut. Desde las distintas familias del catala-nismo se entendió que la elasticidad delEstado, que había permitido ir sorteandotensiones durante 30 años, ya no daba másde sí. De modo que las proclamas restaura-doras de la derecha se viven como una se-gunda vuelta del ajuste que inició el tribu-nal. Lejos de las promesas de Zapatero derecuperar lo perdido por otras vías, cundela idea de que el Constitucional preparó elterreno para que después la política entra-ra a saco. Y el PP ha apretado el acelerador.

La hegemonía ideológica de los merca-dos y todo lo que emana de ellos es tanfuerte que cualquier argumento que apelea la austeridad tiene recorrido y resignadaaceptación ciudadana. Presentar las auto-nomías como portadoras genéticas del des-pilfarro es un recurso demagógico que pue-de ser eficaz para despertar los eternos rece-los contra las autonomías con conciencianacional, la catalana principalmente.

La llamada de Aznar a la restauraciónde España ha coincidido con el estreno enlos plenos del Senado de los pinganillos detraducción de las otras lenguas del Estado.Los agobios económicos del país han servi-do al populismo de la derecha para ridiculi-zar una práctica que molesta por el carác-ter simbólico de reconocimiento de unpaís plurilingüe. Rajoy ha llegado a decirque es propio de un país anormal. Si elpresidente del PP se toma la molestia delistar los países en que se dan este tipo deprácticas, no le será tan fácil emitir un jui-

cio sobre lo que es normal y lo que es pato-lógico. Y si hay países con pluralidad lin-güística en los que no se usa el pinganillo,es porque se da por supuesto que no hacefalta: todos conocen todas las lenguas ofi-ciales del Estado. Si nos ponemos a ridiculi-zar el uso de los símbolos identitarios, em-pecemos por la inmensa bandera españolade la plaza de Colón o por la pintorescaprocesión por toda España de una repro-ducción de la Copa del Mundo de fútbol.

La oleada restauradora propiciada porel PP viene como anillo al dedo al Gobiernocatalán. Es el acompañamiento ideal de lapolítica de austeridad que ha puesto enmarcha. Un nuevo encontronazo con Ma-drid es la mejor manera de mantener lasbanderas en alto sin necesidad de dar unsolo paso adelante. Nos estrangulan y enci-ma nos quieren hacer pasar por culpables.Hay aquí alimento ideológico para el nacio-nalismo catalán para varias temporadas,mientras como buen Gobierno conserva-dor cumple religiosamente todas las obliga-ciones económicas que se le imponen. Esinevitable la sensación de ya visto, de eter-na repetición del mismo espectáculo.

Se ha querido reducir a la nación cata-lana a una nación cultural sin que desdeCataluña se haya podido o sabido hacerentender su condición de nación política.Si esta realidad no se reconoce, difícilmen-te puede haber un diálogo franco. Simple-mente el Estado de las autonomías serácada día más insostenible, porque obligaa igualar entidades hechas de materialesdiversos. Es su error de origen. Y tarde otemprano habrá que corregirlo. ¿Restaura-ción, ruptura o pacto? El PP ya ha optado.¿Hay restauración sin ruptura? O

ES BIEN SABIDO QUE LA DEMOCRACIA como siste-ma político y como forma de vida excluyeel recurso a la fuerza para dirimir la luchasobre el poder y para resolver los conflic-tos entre los ciudadanos respecto a suspretensiones enfrentadas. El concepto deviolencia ilegítima no reduce su ámbitosemántico a la aplicación directa e inme-diata de la coerción física. La voz que orde-na disparar a un inocente hace un usoperformativo del lenguaje que le conviertetambién en responsable de la acción per-petrada. Pero la inducción directa de uncrimen, equiparada por los códigos pena-les con la autoría, exige pruebas y no sepresta a las metáforas. Así, las irresponsa-bles tentativas de establecer una relacióncausal entre el PSOE y la brutal paliza da-da la semana pasada a Pedro AlbertoCruz, consejero de Cultura y Turismo dela comunidad murciana, gobernada por elPP, se hallan tan fuera de razón como laseventuales acusaciones que enlazasenatentados contra las sedes socialistas coninstrucciones anteriormente dadas por lospopulares.

El género paranoico de las imputacio-nes inverosímiles (cuyo modelo podríanser el incendio del Reichstag o las teoríasconspirativas sobre el atentado del 11-M)alimenta una variante diferente, pero co-nexa, de las relaciones entre la palabra y la

violencia: el lenguaje del odio, que trans-forma verbalmente a los adversarios enenemigos y termina por convertir la menti-ra en verdad. Las fronteras entre la reali-dad virtual creada por el discurso del odioy el despliegue efectivo de la violencia polí-tica atribuible a su difusión social son im-precisas y borrosas. ¿Qué influencia ejer-cen las palabras incendiarias lanzadas poragitadores de mitin, periodistas y tertulia-nos con el propósito de dividir a la huma-nidad entre buenos y malos (a los tibios,Dios los vomitará de su boca)? AntonioMuñoz Molina recrea en su admirable no-vela La noche de los tiempos el papel de-sempeñado por el asfixiante clima de laprimavera de 1936 en el estallido de laGuerra Civil. La experiencia de varias déca-das de azote terrorista en el País Vascotambién arroja tristes lecciones sobre elpeligro de jugar con el fuego de la retórica.

Los arbitristas planes del presidente Za-patero y de sus consejeros para dar la vuel-ta como a un calcetín al mapa de la comu-nicación en España, con el propósito dereforzar el pluralismo y de abrir el espec-tro audiovisual, han producido el efectoperverso de ampliar el espacio monocor-de dedicado a la intolerancia, el sectaris-mo y el odio, confirmando así que el infier-no está empedrado con las buenas inten-ciones de sus torpes soladores. Los extre-mos se tocan: en el caso de que la ultraiz-quierda y la ultraderecha terminaran porocupar un lugar central en las páginas desucesos, cabe temer que la espiral de laviolencia política pueda convertirse en untornado si los dos grandes partidos delcentro-derecha y del centro-izquierda noasumen la responsabilidad de concertarsepara deslegitimarla y para impedirla.O

LA COLUMNA

La restauración autonómica

Javier Pradera

El lenguage del odio

CAJERO AUTOMÁTICO por El Roto

La agresión a unconsejero del PP de lacomunidad murcianasuscita un debate sobrela violencia política

La residencia oficial

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Lluís Bassets

EL 43,6% DE LOS JÓVENES españoles de entre 18 y 25 años ni estudiani trabaja. Es decir, ni está recibiendo formación ni está adqui-riendo experiencia laboral, y nada hace suponer que esa situa-ción pueda cambiar en los próximos meses. Según los últimosdatos de la Unión Europea, el paro juvenil se mantendrá enEspaña durante todo este año por encima del 40%, un porcenta-je muy superior a la media de la UE (20,7%) y al de paísesteóricamente cercanos, como Italia (28,9%), Portugal (22,3%),Polonia (24,9%) o Francia (24,9%).

Nadie tiene la solución, nos quejamos unos y otros comoplañideras. Es mentira. Hay soluciones, relativas, quizá parcia-les, seguramente fragmentarias o imper-fectas. Por supuesto que nadie tiene cer-tezas ni soluciones radicales, pero un43% de paro juvenil es una catástrofe,algo insoportable, una enfermedad queno se puede afrontar desde la parálisis ola mera aceptación.

No es posible que esta sociedad seaincapaz de expresar su enfado y de obli-gar a los partidos políticos, los empresa-rios y los sindicatos a encontrar fórmu-las que permitan atajar este desastre. Elmundo, la propia UE, está lleno de ini-ciativas que estudiar, ejemplos a los quemirar. El PP y la CEOE se equivocan sicreen que negando su colaboración para encontrar remediosque no sean los del siglo XIX hundirán al Gobierno socialista yreducirán aún más el disminuido poder sindical. Quizá alcan-cen el poder dentro de año y medio, pero se encontrarán anteuna sociedad en un estado todavía más grave que el actual, enla que una parte de esa población juvenil ya habrá quedadodefinitivamente excluida. Lo mismo se podría aplicar, en otrosentido, a los sindicatos y a los propios socialistas. Existe, odebería existir, una cosa que se llama el interés común, y nadaes más urgente hoy día para España que encaminar al mayornúmero posible de esos jóvenes hacia nuevos circuitos deformación o de trabajo.

Bertrand Russell (de cuya muerte se cumple esta semana el41º aniversario) aseguraba que lo más importante para los sereshumanos es que nos enseñen a vivir sin certezas, pero sindejarnos paralizar por la indecisión. La parálisis es hoy enEspaña la peor de las enfermedades. Los ciudadanos debería-mos ya estar hartos de que, en la inmensa mayoría de los casos,todo lo que se nos propone y se nos exige, todo lo que se nospresenta como imprescindible cambio, sea en el fondo unasimple tapadera de ideas antiguas, una cansina retahíla deaburridas cosas, quizá de épocas recientes, pero que no tienenmucho que ver con la auténticamente nueva realidad de hoy. A

nuestro lado, otras sociedades están reac-cionando de manera más sana, con másdeseos de auténtica innovación, de expe-rimentación y de cambio real.

¿Para qué repetir los errores antiguoshabiendo tantos errores nuevos que co-meter? La ironía de Bertrand Russell estáplenamente vigente: a cambio de tantosacrificio como se nos exige, lo menosque deberíamos pedir es que nos sugie-ran “errores nuevos”, propuestas quecontengan un mínimo de estímulo e ins-piración. Para un sector importante de laciudadanía adulta sería mucho más fácilafrontar la crisis si existiera la convicción

de que ese esfuerzo permitirá realmente ayudar a las generacio-nes más jóvenes, que son las que están sufriendo, increíblemen-te calladas y apáticas, el golpe más brutal de esta feroz crisis.

Por ejemplo, lo malo (o, mejor dicho, lo peor) no es que lajubilación se pueda retrasar a los 67 años, o que las pensionessufran algún recorte (remedios tan antiguos como el aire demontaña para curar la tuberculosis), sino que todo eso se pre-tende realizar como si fuera una formidable innovación y sinque nadie sea capaz de explicar cuál es el nuevo horizonte. Y,sobre todo, si se piensa experimentar algún día en el campo delos antibióticos. [email protected]

LA HORA DE LA DEMOCRACIA ha sonado en elmundo árabe, pero los europeos apenasnos hemos enterado. Ahí están los comu-nicados, huecos como sonajeros, con lasalharacas de rigor de Gobiernos e institu-ciones europeas por la revolución demo-crática que ha echado del poder al sátrapay ladrón Ben Alí, debidamente refugiadobajo las chilabas de los déspotas saudíes.Mientras están en el poder, todos son ami-gos e incluso hermanos y primos de nues-tros presidentes de repúblicas y nuestrosmonarcas constitucionales. El caso es es-pecialmente vergonzoso para los tres paí-ses más imbricados e implicados en el nor-te de África, pero es una responsabilidadque a todos alcanza, empezando por elgran patrono de esta política que ha sidoEstados Unidos, con su estrecha relaciónestratégica con Arabia Saudí, el país quepor su riqueza, su actitud proselitista y supoder militar más se aproxima al papelque la Unión Soviética realizaba en rela-ción al bloque comunista.

Nada se ha hecho históricamente paraayudar a estos países a alcanzar la libertad.Menos todavía las últimas semanas de re-vuelta popular, con la excepción honorablede la diplomacia de Hillary Clinton y Ba-rack Obama, a la que cabe atribuir ademásel mérito de los despachos de Wikileaks enla denuncia de la cleptocracia derrocada.Pero lo peor es la actitud de los países veci-

nos y de la Unión Europea, una vez expulsa-do el dictador y su familia, empezando porla Francia de Sarkozy, ejemplo ignominio-so de hipocresía en las relaciones interna-cionales, que ha venido apoyando al dicta-dor hasta última hora. A los europeos noparece importarnos en absoluto la libertadde los países árabes, y nos estamos hun-diendo en la indiferencia y el escepticismoen vez de volcarnos, Gobiernos, institucio-nes y sociedades civiles, en la solidaridad yla ayuda a los tunecinos, en la vigilancia alas provocaciones de los regímenes vecinosy en la movilización de nuestra diplomaciapara favorecer esta primavera árabe.

La revolución tunecina interpela directa-mente a la inexistente política exterior de laUnión Europea y, sobre todo, a su política

mediterránea. Todo lo que se ha hecho des-de que terminó la guerra fría se ha reveladoinsuficiente o directamente erróneo, guia-do por un afán de estabilidad al que todose ha sacrificado. Basta recordar las estrate-gias desplegadas frente a la Unión Soviéti-ca hasta que prendió la revolución demo-crática de 1989 para percibirnos de los erro-res cometidos voluntariamente con los ára-bes. El mérito es ahora entero de los tuneci-nos. Nada nos deben a los europeos. Perolos europeos estamos en deuda con los pue-blos árabes, que merecen la libertad comotodos los pueblos. De la revolución tuneci-na debiera salir, al menos, una nueva exi-gencia a los Gobiernos para que levanten ellistón de los derechos humanos en sus rela-ciones con el resto del mundo. O

A MEDIADOS DE LOS NOVENTA, recién llegado aFomento del Trabajo Nacional (FTN), JoanRosell envió por Navidad a sus conocidosun libro: Capitalismo, de Arthur Seldon, pre-sidente del Institute of Economic Affairs,uno de los think tanks más cercanos al that-cherismo. El texto es una glorificación sinmatices del sistema capitalista que, siguien-do la estela de lo que fue la tesis del fin de lahistoria, se había alzado, al fin, con la victo-ria. “El capitalismo no pide defensa, sinoalabanza”, se dice, y se defiende que paraque las cosas funcionen “el objetivo no de-be ser el Estado limitado, basado en el im-preciso principio de las funciones propiasdel Gobierno, sino el Estado mínimo”.

Enviar un obsequio así solo podía signifi-car que Rosell, que venía de unas posicio-nes antaño más “fraguistas”, avalaba enton-ces los contenidos ultraliberales de Capita-lismo y era partidario del minimalismo pú-blico en la economía. En 2010, poco antesde ser elegido presidente de la Confedera-ción Española de Organizaciones Empresa-riales (CEOE), Rosell publicó un libro encolaboración con Joaquín Trigo, un excelen-te economista proveniente también de lasfilas de FTN: ¿Y después de la crisis, qué?(Deusto). Siendo tan reciente, sus ideas pue-

den servir para iluminar el pensamiento delnuevo patrón de patronos, en relación auna coyuntura que se caracteriza porque nosolo no se ha crecido, sino que se ha idohacia atrás.

Hay un párrafo que podría explicar lasdiferencias en los énfasis entre aquella ha-giografía que Rosell avaló en 1995 y lo queahora defiende: todo el mundo tiene dere-cho a cambiar de opinión, especialmentecuando este mundo ha dado varios saltosmortales en poco tiempo. No pasa nada;que nadie tenga miedo por haberse equivo-cado mucho y por mucho tiempo. Nadiepodía prever lo que sucedería. Ahora es difí-cil reivindicar el Estado mínimo, ya que losproblemas están en uno y otro lado, en losimpuestos y en el gasto, en “el mercadocomo en el Estado”, en la deficiente regula-ción y el exceso burocrático de lo públicocomo de lo privado.

Rosell enumera las reformas que hayque hacer (educativa, laboral, el sistema tri-butario y legal, justicia, mejora de la eficaciade las Administraciones públicas y el Estadode las autonomías, energía, tecnología, lasanidad y gasto público), pero no incluye lafinanciera, que es la prioridad de nuestrosdías. Sobre las pensiones destaca que existecasi un millón de pensionistas por invali-dez, “lo cual es absolutamente imposibleporque el país no sale de una guerra ni hasoportado una catástrofe reciente”, luegoexiste una bolsa de fraude pagada y consen-tida por todos a cargo de los impuestos.

Pero el eje del libro está en su apuesta,muy vehemente, de la necesidad de ungran pacto social entre todos los grupossociales, entre el sector público y el priva-do, ya que no habrá dinero para todo nipara todos, y habrá de consensuarse unaausteridad compartida. Esta opinión esti-mula la posibilidad de que ahora puedallegarse a algo. Veremos. O

TORMENTAS PERFECTAS

¿Vamos a dejar solos a los árabes?

Joaquín Estefanía

Qué piensa Joan Rosell

PUNTO DE OBSERVACIÓN Por Soledad Gallego-Díaz

Busquemos errores nuevos

Un 43% de paro juveniles una catástrofe, unaenfermedad que no sepuede afrontar desde laparálisis o la aceptación

El nuevo patrón depatronos es partidariode un pacto social entrelo público y lo privado,sobre la austeridad

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CRUCIGRAMA Por Eduardo Delgado

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HHoorriizzoonnttaalleess:: 11.. Intrigas y romances palaciegos en un bellísi-mo filme de Zhang Yimou, ambientado en la China del siglo X(seis palabras, separadas por un cuadro, seguido del 21 ver-tical) / 22.. La salsa del fútbol. Instrumento musical de viento,semejante a la dulzaina. No lo deja un tapón. La virtud queconduce indefectiblemente a Claudia / 33.. Círculo no vicioso.Transferir los derechos. Se asegura un club de que un juga-dor propio no pueda fichar por otros, lo... Conquistó un paísel ejército invasor, lo... / 44.. Sergio, rey del spaghetti western,director de cine italiano. Destiérrele al extranjero por ver tan-to deporte en la tele. Hacer polvo / 55.. El misterio de la imagendistorsionada. Majestuoso posesivo. Río gallego. Sucesióncreciente de acontecimientos / 66.. Las fronteras de Tíbet. Deusar y tirar. Artículo de playa. “No se acuerda el cura de cuan-do fue...”. Laver, ex tenista australiano / 77.. El artista que optópor otro final. Hace falta guita para comprarlas y arte paratocarlas. De todo, un poco / 88.. Parcialidad en que se divideuna comunidad indígena chilena, cuyos componentes suelenser de un linaje. Carcome la envidia. El puerto danés dondeestá el castillo de Kronborg, el de Hamlet / 99.. La dicha de es-tar triste, según Victor Hugo. Reincide en pasados vicios. Éstay no más, santo Tomás / 1100.. Acucia el tiempo. Música y bailepopular del Estado mexicano de Jalisco. Superior de un mo-nasterio / 1111.. Asuntos sometidos a litigio judicial. Plantío deolorosas flores / 1122.. Amperio. Puntazos suspensivos. Radas,calas. Lo último que se le dice al difunto.

VVeerrttiiccaalleess:: 11.. Embarcación de dos palos, pese a que empiezamarcando. Más próximo a nosotros, más... / 22.. El plumaje delloro. Se endeudó, se... / 33.. Moros y cristianos se verán las ca-ras allí en abril. Tan joven, tan joven... como el “viejo profe-sor” / 44.. Unió el marino con un grillete dos trozos de cadena,la... / 55.. Aparato que convierte las señales digitales en analó-gicas para su transmisión, o a la inversa. Ondeó la bandera alviento / 66.. Escribió La mujer de la arena el novelista japonés“_” Kobo. Nombre de diversas especies de pájaros de la fa-milia de los Páridos / 77.. El título nobiliario de Byron. Actinio.Sea muy perspicaz, las “_” al vuelo / 88.. Castígueles, “_” sumerecido. Propagarse una noticia con aceptación, tener...Con las manos en la masa, “_” fraganti / 99.. Una flacucha. Obranumerada de compositor (voz latina). Buenos árboles de som-bra, de tronco robusto / 1100.. Plaza de toros. Se avinagrase,se... / 1111.. Palillo roto. Formaron y aclararon las púas de lospeines con la recura / 1122.. Locutorio para dirigirse al Altísimo.Así no, boca abajo / 1133.. Nitrógeno. De sobra hay en la tetera.Repite. El semicírculo / 1144.. Carruaje con capota de vaqueta.Árbol haciendo el pino / 1155.. No se fija, no se “_” cuenta. Co-munican dos mares / 1166.. Erbio. Habláis mucho y sin sustan-cia / 1177.. Sobresaliese un edificio entre los demás. Antes demediodía / 1188.. La bebida espiritosa número 43. La condicio-nal. El imam fundador del chiismo / 1199.. El dedo que prefiere elárbitro. Ser todo carísimo, estar por las... / 2200.. Aglomerada, lamasa... de ciclistas / 2211.. Véase 1 horizontal.

CRUCIGRAMA BLANCO Por Mambrino

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Como en el sudoku, rellene las casillas con los númerosdel 1 al 9, de modo que no se repitan en la misma fila ocolumna, ni en el cuadrado de 9 casillas. En el Tredoku,

las líneas de los cuadrados de 9 casillas pueden ser rec-tas o curvas. Siga la dirección de cada línea en buscade pistas.

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En el killer se si-guen las reglasdel sudoku, peroen vez de colo-carse algunosnúmeros inicia-les se agrupancasillas por me-dio de una líneapunteada y seda la suma deestas. El objeti-vo, como siem-pre, es comple-tar los númerosdel tablero. Nose puede repe-tir un númerodentro de las lí-neas punteadas.

Las reglas del juego son las si-guientes: debe colocar los dígitosdel 1 al 6, sin repetirse, en cadafila y cada columna del cuadrado.En éste aparecen bloques remar-cados por una línea gruesa, y encada uno de ellos hay un númerojunto al símbolo de suma, resta,multiplicación o división. Este dí-gito es el resultado, en cada caso,de sumar, restar, multiplicar o di-vidir los números contenidos enel bloque. Averigüe el número decada casilla.

DIS

T.EN

EXC

LUSI

VAEN

ESP

AÑA:

WW

W.C

REAT

IVES

ERVI

CES

.ES

HHoorriizzoonnttaalleess:: 11.. Exportadores de petróleo / 22.. Sospéchome /33.. Vacío profundo del precipicio / 44.. Máquinas de compresión /55.. Personalidad del jugador / 66.. Padre de Felipe II. Tercio deDCIII / 77.. Ponga en tierra al viajero. Mirar desde una posiciónelevada / 88.. Dejad clavado. Ave de presa / 99.. Donde aprendenlos enfants. Ración de chocolate / 1100.. VIP del Capitolio. Removi-das del cargo / 1111.. ¡Ahora ya me queda claro! / 1122.. Bandido ado-lescente del Lejano Oeste / 1133.. Ofrecí asistencia. Infructuosos /1144.. Sensación de modorra. Competidor del Golf / 1155.. ONG eco-logista. Masticaban los familiares de Geronimo Stilton.VVeerrttiiccaalleess:: 11.. Acompañantes de copas y puros. Fundamenta suteoría / 22.. Pequeña cantidad. Aparato con auriculares / 33.. Vena-blo taurino.”_” de Vega, clásico del teatro barroco español /44.. Fiel a su amo. Ciudad natal de Antoine de Saint-Exupéry /55.. Quid “_” quo (uno por otro). Fuera a menos / 66.. Colocaros loscordones. X o Y, en un gráfico / 77.. Acto de desobediencia. Sa-car de un peligro inminente / 88.. Sucesor de Obote en Uganda.Alternativa al biberón. Nariz desmesurada / 99.. Bruce Spring-teen, con The. Dad demasiado de comer. Zeus de los incas /1100.. Heroína de Jane Austen. Viste los pies. Pimiento rojo deshi-dratado / 1111.. Grandes templos de Aragón. Te plantarías allí. Seinsolentan.

Pasatiempos

18 EL PAÍS DOMINGO 23.01.11

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TTRREEDDOOKKUU

SSUUDDOOKKUU KKIILLLLEERRKKEENNKKEENN

SOLUCIONES

AA.. Cambiasen de pluma las aves ....................................................................................

BB.. Bizarría y buen aire, especialmente en el movimiento del cuerpo ..........................

CC.. Firmes, sin duda ni contradicción (Fem.) ....................................................................

DD.. Que tienen miel o son parecidas a ella en sus propiedades ....................................

EE.. Poca o ninguna importancia de algo ..........................................................................

FF.. Orden en que antiguamente formaba un escuadrón, presentando por todos la-dos al enemigo lanzas o picas ....................................................................................

GG.. No quieren o no aceptan algo......................................................................................

HH.. Conserva en la memoria algo ......................................................................................

II.. Que se producen sin cultivo o sin cuidados del hombre (Fem.)................................

JJ.. Que tienen color oscuro por haber estado al fuego o a la intemperie ....................

KK.. Traslación de un lugar a otro........................................................................................

LL.. Raudal de leche que viene a los pechos de las hembras cuando dan de mamar ....

MM.. Remolino que forman las aguas al chocar con un obstáculo ..................................

NN.. Contradijese, rebatiese, impugnase con argumentos lo que otros dicen ..............

OO.. Almohadilla que sirve para clavar en ella alfileres o agujas ....................................

DAMERO MALDITO Por Virginia Montes

AUTODEFINIDO Por Tarkus

MMOORRSSEECCRREEÓÓ UUNNOO

OOPPCCIIÓÓNNAALL TTIINNTTOO

PPEERRMMIITTAANN

RREEYYAAVVAARRIICCIIOOSSOO

MMOOMMEENNTTOOOOCCEEÁÁNNIICCOO

CCOOCCHHEEFFAAMMIILLIIAARR

ÉÉXXIITTOO DDEENNIINNTTEENNDDOO

MMOONNÁÁSSTTIICCOO

CCOONNTTRRAARRIIOODDEE MMAAXXIIEESSCCUUEELLAADDEE UUSSAA

MMIINNEERRAALLFFÉÉRRRRIICCOOGGRRUUPPOO

MMUUSSIICCAALL

PPRRÁÁCCTTII--CCAAMMEENNTTEEMMOONNAARRCCAADDEE MMOOSSCCÚÚ

HHEENNDDII--DDUURRAASS

PPOOSSEEÁÁIISS

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EELLEECCTTRROO--DDOOMMÉÉSSTTIICCOO

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HHOORRRROO--RROOSSAA

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AADDUUAANNAASS

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SSAALLUUDDOODDEELL

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SSUUFFIIJJOODDEE

SSHHUUSSHHII((??))

......LLOONNGGAA,,

VVIITTAABBRREEVVIISS

PPIICCOO DDEEMMOONNTTAAÑÑAA

AACCOOMMOODDAANN

CCRRUUCCIIGGRRAAMMAABBLLAANNCCOO(Los lcorresponden a las casillas negras).HHoorriizzoonnttaalleess:: 11. lLa maldición de la flor dorada l/ 22..Gol lOboe lOír lCar-dinal / 33..O lCederlos lAta l lOcupó / 44..Leone lDepórtele lMoler /55..Enigma lSu lEo lEspiral l/ 66..Tt lr lLa lSacristán lRod / 77..ArtíficelGuitarras lTo / 88..lAíllo lCorroe lElsinor / 99.. lMelancolía lRecae lUna / 1100.. Apremia lMariachi lAbad / 1111..Contenciosos lRosaleda / 1122..A lOOOlEnsenadas lMisa l.VVeerrttiiccaalleess:: 11..lGoleta l lAcá / 22..Lo lEntrampó l/ 33..Alcoi lTierno / 44..llEngrilletó / 55..Módem lFlameó / 66..Abe lAlionín l/ 77..Lord lAc lCace /88..Deles lEco lIn / 99..I lOpus lOlmos / 1100..Coso lAgriase / 1111..II lRecura-ron / 1122..Oratorio lísA / 1133..N lTé lItera lD / 1144.. lCalesa lecrA / 1155..Da lEstrechos / 1166..Er llParláis l/ 1177..lDominase lAM/ 1188..Licor lSi lAlí /1199..Anular lNubes / 2200.. lApelotonada / 2211.. Véase 1 horizontal.CCRRUUCCIIGGRRAAMMAAHHoorriizzoonnttaalleess:: 11.. Árabes/ 22..Témome/ 33..Abismo/ 44..Prensas/ 55..Rol/ 66..Carlos I.CCI/ 77..Apee. Otear/ 88..Fijad. Neblí/ 99..École. Taza/ 1100..Sen. Cesadas/ 1111..Ajá/1122.. Billy el Niño/ 1133..Apoyé. Vanos/ 1144..Sopor. Astra/ 1155..Adena. Roían. VVeerrttiiccaalleess:: 11..Cafés. Basa/ 22..Ápice. Ipod/ 33..Rejón. Lope/ 44..Leal. Lyon/ 55..Pro.Decayera/ 66..Ataros. Eje/ 77..Rebelión. Salvar/ 88.. Amín. Teta. Naso/ 99..Boss. Ce-bad. Inti/ 1100..Emma. Calza. Ñora/ 1111..Seos. Irías. Osan. AAUUTTOODDEEFFIINNIIDDOOHHoorriizzoonnttaalleess:: 22.. Rosado. Plomiza. Ítem/ 33..Dejen. Resinas. Mena/ 44..Midas. Sao.Tiritando/ 55..Game Boy. Ungir/ 66..Monacal. Clan. Ají/ 77..Ratas. Ira. IAE/ 88..Wok.Rizo. Fea. Ssss/ 99..Par. Daryl Hannah/ 1100..Rabinos. Oler. Curaba/ 1111..Cumbre.Dalí. Elevar/ 1122..Colocan. Aspa. Lakers. VVeerrttiiccaalleess:: 22..Código. Opaco/ 33..Sedán. Kabul/ 44..Bajamar. Rimó/ 55..Desecar.NBC/ 66..Don. Batidora/ 77..Solazasen/ 88..Spray. Sor/ 99..Leo. Yoda/ 1100..Tos. Ollas/1111..MIT. Help/ 1122..Mini. Faria/ 1133..Zar. Líen/ 1144..Casi. Arancel/ 1155..Tuna. Aula/1166..Timan. Shrek/ 1177..Tengáis. Ave/ 1188.. Rendijas. Bar/ 1199..Maoríes. Ars. DDAAMMEERROO MMAALLDDIITTOO“Cuerpos en fiebre se unen solo a oscuras, / cuando ahogan cortinas y antifa-ces / la pasión que de piel a piel llamea. / El amor fue en Madrid. Sutil tijera / deescarcha...”. Leídas verticalmente las iniciales de las palabras obtenidas conlas definiciones dadas, deben decir: P. Gimferrer: Larra.

MMAARRMMIITTAASS

LLÍÍDDEERRJJEEDDII

RREESSPPUUEESSTTAAAALL HHUUMMOODDIICCAAPPRRIIOOEENN CCAASSAA

AAPPRREECCIIAARREELL

PPEERRFFUUMMEE

SSAALLVVAADDOORRSSUURRRREEAA--

LLIISSTTAA

––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––82 3 93 117 61 128 104 33 17 71––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––43 32 64 85 55 106 75 115 125––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––83 21 127 96 51 1 30 63 40 109––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––95 121 80 50 10 24 110 36 68––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––59 2 49 69 87 11 38 26 120

––– ––– ––– ––– –––100 22 66 112 45––– ––– ––– ––– ––– ––– –––118 90 41 73 53 81 9––– ––– ––– ––– ––– ––– –––4 15 114 78 92 102 122––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––84 16 5 27 37 111 65 56 74 94 123––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––31 62 72 99 20 89 52 108 42 7––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––113 47 124 70 103 39 29 58 6 19––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––119 77 25 54 129 105 35 14 91––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––126 101 13 44 86 60 116 76––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––48 8 98 18 57 67 28 79––– ––– ––– ––– ––– ––– –––88 34 12 97 107 46 23

PPLLAAGGAA DDEEHHAAMMEELLIINNCCAAPPIITTAALLAAFFGGAANNAA

MMAANNDDAAMMÁÁSSMMAAFFIIOOSSOO

DDEESSHHII--DDRRAATTAARR

EESSTTÁÁNNDDAARRDDEELL HHOOYYOOPPAASSTTOORREESS

JJUUDDÍÍOOSS

BBUUCCLLEE

HHIIZZOOVVEERRSSOOSS

AACCTTRRIIZZDDEE LLAA FFOOTTOO

TTVVAAMMEERRIICCAANNAA

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SSAARRTTÉÉNNCCÓÓNNCCAAVVAAAASSIIÁÁTTIICCAA

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CCHHIILLEEPPIICCAANNTTEE

DDEETTAALLLLEEDDEE LLAALLIISSTTAA

GGRRIISSÁÁCCEEAA

IIMMPPUUEESSTTOODDEE EESSPP..OOGGRROOVVEERRDDEE

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14

15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26

27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39

40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53

54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66

67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79

80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91

92 93 94 95 96 97 98 99 100 101 102 103

104 105 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117

118 119 120 121 122 123 124 125 126 127 128 129

C E A H I K J N G D E O M L

H I A N K J C F O D L E

I N K C J B A

,O L D I E K

C G J B M F O K N E D C J G

L B I N K E M A J C B I F

N D E K A J G I B M L H N

D G A C I B M E O J G L

.H A I D C O N J F M H K

A L B O J

.C D I F K H B M A

G L E D H I K B M C A L

...

PASATIEMPOS

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