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ARISTÓTELES 1. INTRODUCCIÓN 1.1. CONTEXTO HISTÓRICO. Tras su derrota frente a Esparta en la guerra del Peloponeso (404 a.C.), Atenas nunca logró restablecer por completo su esplendor pasado, y la hegemonía del mundo helénico fue disputada por tres ciudades: Atenas, Esparta y Tebas. Macedonia, por aquella época, era un amplio territorio al norte del Egeo, cuya organización política no era la ciudad-estado, la polis griega, sino un reino unido fuertemente bajo el gobierno de Filipo II (360 a.C. aprox.). Filipo II aprovechó la falta de acuerdo entre las polis griegas para imponer su dominio sobre ellas con la intención de lograr la unidad de los griegos y vencer así definitivamente a los persas. Atenas y otras polis griegas declararon la guerra a Macedonia, pero fueron derrotadas en Queronea (338 a.C.) y sometidas a una paz bajo duras condiciones. En el 336 a.C. Filipo fue asesinado mientras preparaba la guerra contra los persas, y le sucedió en el trono su hijo, Alejandro Magno. Entre el final de la guerra del Peloponeso y la muerte de Filipo II, las polis griegas habían visto mermado su poder económico, su agricultura y comercio no alcanzaban el rendimiento de épocas pasadas, y se veían obligadas a pagar grandes sumas de dinero a mercenarios para protegerse (los ciudadanos no querían alistarse en el ejército). Un Estado más amplio, como Macedonia, estaba más preparado para afrontar los gastos, y se impuso a las polis griegas, que pasaron a su dominio. Bajo esta nueva situación, los filósofos y políticos intentaron reivindicar el papel de la polis y su importancia en la formación del individuo. 1.2. VIDA Y OBRA DE ARISTÓTELES. En estas circunstancias históricas, es muy importante destacar que Aristóteles no era ateniense, sino macedonio. Nació en el año 384 a.C. en Estagira (era considerado extranjero en Atenas y, por tanto, tenía menos derechos que los ciudadanos nacidos en Atenas). Su padre, Nicómaco, era médico de la corte de Amintas III, padre de Filipo y, por tanto, abuelo de 1

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ARISTÓTELES

1. INTRODUCCIÓN

1.1.CONTEXTO HISTÓRICO.

Tras su derrota frente a Esparta en la guerra del Peloponeso (404 a.C.), Atenas nunca logró restablecer por completo su esplendor pasado, y la hegemonía del mundo helénico fue disputada por tres ciudades: Atenas, Esparta y Tebas.

Macedonia, por aquella época, era un amplio territorio al norte del Egeo, cuya organización política no era la ciudad-estado, la polis griega, sino un reino unido fuertemente bajo el gobierno de Filipo II (360 a.C. aprox.). Filipo II aprovechó la falta de acuerdo entre las polis griegas para imponer su dominio sobre ellas con la intención de lograr la unidad de los griegos y vencer así definitivamente a los persas.

Atenas y otras polis griegas declararon la guerra a Macedonia, pero fueron derrotadas en Queronea (338 a.C.) y sometidas a una paz bajo duras condiciones. En el 336 a.C. Filipo fue asesinado mientras preparaba la guerra contra los persas, y le sucedió en el trono su hijo, Alejandro Magno.

Entre el final de la guerra del Peloponeso y la muerte de Filipo II, las polis griegas habían visto mermado su poder económico, su agricultura y comercio no alcanzaban el rendimiento de épocas pasadas, y se veían obligadas a pagar grandes sumas de dinero a mercenarios para protegerse (los ciudadanos no querían alistarse en el ejército). Un Estado más amplio, como Macedonia, estaba más preparado para afrontar los gastos, y se impuso a las polis griegas, que pasaron a su dominio. Bajo esta nueva situación, los filósofos y políticos intentaron reivindicar el papel de la polis y su importancia en la formación del individuo.

1.2.VIDA Y OBRA DE ARISTÓTELES.

En estas circunstancias históricas, es muy importante destacar que Aristóteles no era ateniense, sino macedonio. Nació en el año 384 a.C. en Estagira (era considerado extranjero en Atenas y, por tanto, tenía menos derechos que los ciudadanos nacidos en Atenas). Su padre, Nicómaco, era médico de la corte de Amintas III, padre de Filipo y, por tanto, abuelo de Alejandro Magno. Es posible que Aristóteles fuera iniciado en los conocimientos de medicina desde pequeño, y su interés por la observación y el saber científico, la biología, la zoología… son una constante a lo largo de su vida.

A los 17 años ingresó en la Academia platónica, y pronto adoptaría una postura crítica respecto al pensamiento de Platón, permaneciendo en esta escuela durante 20 años, hasta la muerte de su maestro, en el 347 a.C.

Tras la muerte de Platón viajó a Asia Menor y posteriormente a Lesbos (isla cercana a las costas de Jonia) junto a Teofrasto, donde investigó por dos años la zoología y biología marinas de la isla. En el 343, Filipo II de Macedonia llama a Aristóteles para que sea el tutor y educador de su hijo Alejandro, y permaneció en la corte hasta el 335 a.C., año en el que vuelve a Atenas y funda, con Teofrasto, el Liceo. No tenemos constancia de la influencia que pudo ejercer Aristóteles en Alejandro; su visión de la política era totalmente opuesta: para Aristóteles, la organización ideal se basaba en la polis griega, la ciudad que hacía posible los vínculos directos entre los ciudadanos y sus instituciones políticas, y Alejandro defendía el Estado universal, un gran imperio unido bajo el gobierno de un solo rey.

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El Liceo compitió durante años en Atenas con la Academia (fundada por Platón), reuniendo una vasta biblioteca y un gran número de seguidores (a diferencia de la Academia, gran parte de las clases del Liceo eran públicas y gratuitas). Los estudiantes del Liceo eran conocidos como los “peripatéticos” o paseantes, por su costumbre de pasear por el jardín de la escuela. En el Liceo no solo se teorizaba, sino que se seguían diversas investigaciones en los más variados ámbitos: biología, historia, política… En todas las investigaciones regía el principio aristotélico de fundamentar todo el conocimiento en la experiencia sensible (postura claramente antiplatónica).

Con la muerte de Alejandro, en el 323, se extendió en Atenas una reacción anti-macedonia, hecho que le supuso a Aristóteles enfrentarse a una acusación de impiedad. No estando en su ánimo repetir la aventura de Sócrates, Aristóteles se exilió a Calcis, en la isla de Eubea, donde murió en el 322.

Tras su muerte, Teofrasto se hizo cargo de la dirección del Liceo durante 36 años. Aristóteles lo nombró en su testamento como el tutor de sus hijos, y le legó su biblioteca y los originales de sus obras. Cuenta la tradición que Aristóteles le cedió sus obras a Teofrasto, el cual se las cedió a su vez a Neleo, quien las envió a casa de sus padres en Esquepsis sólidamente embaladas en cajas y con la orden de que las escondiesen en una cueva para evitar que fuesen requisadas con destino a la biblioteca de Pérgamo (todo esto son conjeturas).

Los escritos de Aristóteles se dividen en dos grupos:

-Escritos exotéricos: escritos en forma de diálogo (como los de Platón) y dirigidos al gran público; durante muchos años fueron los más conocidos, pero se perdieron, y tan solo han llegado hasta nosotros algunos fragmentos. Hay que tener presente que, en el mundo antiguo, la trasmisión de conocimientos se realizaba tradicionalmente de forma oral, y que la escritura no era tan valorada como lo es ahora. No es de extrañar que no se diesen tanto valor a los escritos, o que un autor no escribiese con la intención de “publicar” un libro. Al no existir la impresión, la difusión oral era considerada lo más útil, y la palabra escrita era menos valorada. De hecho, Platón apodaba a Aristóteles “el lector”, por su “extraña” (en aquella época) afición a la lectura. Platón y Aristóteles escribieron tratados en forma de “diálogo” manteniendo este espíritu que daba tanta importancia a la conversación en el intercambio y adquisición de conocimientos. Los tratados aristotélicos se han perdido en su práctica totalidad.

-Escritos esotéricos: que provienen de los apuntes tomados por sus alumnos y de los utilizados por el propio Aristóteles para orientar sus discusiones filosóficas. Contienen exposiciones de temas muy variados. Destacan seis tratados de Lógica, denominados “Órganon”; obras de Filosofía Natural, Física y Biología (“Sobre la generación y la corrupción”, “Las partes de los animales”, “De la respiración”, “De las plantas”, "Historias de los animales”…); catorce libros de Metafísica, y varios tratados de Ética y Política (“Ética a Nicómaco”, “Política”, un análisis de las numerosas constituciones de la polis de su época, etc.), y tratados sobre Retórica y Poética. Durante el siglo I a.C., Andrónico de Rodas, que por entonces dirigía el Liceo, clasificó estos escritos por temas y los editó, dándoles la estructura por los que los conocemos actualmente.

Del total de 170 obras que los catálogos antiguos recogían, sólo se han salvado 30, que vienen a ocupar unas 2.000 páginas impresas. Todas las obras publicadas en vida del propio Aristóteles, escritas para el público general en forma de diálogos, se han perdido. Y a pesar de eso, la influencia ejercida por Aristóteles en la Filosofía (la concepción del universo hasta la modernidad, la biología y la lógica hasta el siglo XIX, los conceptos metafísicos, su visión de la ética, de la política, su concepción empirista del conocimiento, la división entre entendimiento agente y paciente y su definición de la abstracción, etc., etc.) es tal que el mundo en el que vivimos y nuestra cultura serían totalmente diferentes si Aristóteles no hubiera existido.

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2. METAFÍSICA.

2.1.Crítica a la teoría platónica de las ideas. La metafísica de Aristóteles parte de una crítica a la división de la realidad que hizo Platón. Para Platón, la realidad está dividida en dos mundos: el mundo sensible (que, aunque es real, es imperfecto, porque está en constante cambio y movimiento, así que necesita un fundamento) y el mundo inteligible (que es perfecto e inmóvil, en él nada cambia, siempre existirá).

Para Aristóteles, esta división es innecesaria: la realidad puede explicarse perfectamente sin dividirla. Solo existe un mundo, y es el que percibimos por los sentidos y está en constante movimiento. Pero este mundo tiene dos “aspectos” que el ser humano puede captar de forma diferenciada:-Captamos, mediante los sentidos, formas, colores, tamaños… que cambian constantemente.-Captamos, mediante la razón, mediante la inteligencia, algo más que lo que percibimos por los sentidos: captamos la “esencia” de las cosas, comprendemos el concepto universal.Por ejemplo, los sentidos perciben una forma rectangular, verde, un tamaño mediano, etc., pero la razón comprende “una mesa”, y la “mesa” es un concepto universal.Por eso, dentro del mundo sensible que percibimos, hay una esencia inteligible, inmutable (que no cambia nunca), imperecedera (que no va a desaparecer). No es necesario dividir la realidad, porque lo sensible y lo inteligible no son dos mundos separados como decía Platón, sino dos formas de comprender, de captar este mundo: por los sentidos (lo que percibimos que está constantemente cambiando) y por la razón (las esencias universales e inmutables). Solo existe un mundo, y es sensible e inteligible a la vez.

2.2.La metafísica como ciencia del ser.

Aristóteles va a establecer por primera vez una definición exacta de la metafísica como estudio del ser (aunque no emplea el término “metafísica”).

Para Aristóteles, la metafísica es la ciencia que se ocupa de estudiar el ser en sí mismo, en tanto que ser. Las demás ciencias estudian regiones particulares del ser: la física estudia el ser como naturaleza, la matemática estudia el ser como número, la geometría lo estudia como figura, la biología como vida, etc. Todas estas ciencias estudian aspectos accidentales, es decir, no necesarios, del ser. Para Aristóteles, el que una piedra sea una piedra es secundario y accidental, pues podría ser otra cosa, pero necesariamente esa piedra posee ser. Todas las cosas que existen son diferentes (un gato, un libro, una piedra, una estrella…) y podemos estudiarlas desde diferentes puntos de vista (la biología, la literatura, la física, la astronomía…), pero todas comparten algo en común: la existencia, poseen realidad, poseen “ser”. Y porque es algo que todas las cosas que existen comparten, el ser es lo más universal y lo más importante que puede estudiarse. La ciencia que se ocupa de estudiar este aspecto fundamental y necesario de la realidad es la metafísica.

Aristóteles denomina a esta ciencia “filosofía primera”, pues analiza lo más fundamental de la realidad: la existencia, el ser. A las demás ciencias, que estudian aspectos secundarios de la realidad, Aristóteles las llama “filosofías segundas”. Todo intento de conocer la realidad debe comenzar definiendo en qué consiste esa realidad, ese ser (filosofía primera) para posteriormente analizar los aspectos concretos y secundarios de esta realidad (ciencias segundas).

Esta es una de las definiciones que Aristóteles da de esta “filosofía primera”:“Hay una ciencia que estudia lo que es en tanto que es y los atributos que por sí mismo le pertenecen”.

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2.3.El problema de la homonimia del ser.

¿Qué es el ser? El objeto de estudio de la metafísica es el ser, pretende explicar lo que es la realidad y por qué existe, por qué las cosas tienen existencia. Pero preguntarse así, sin más, qué es el ser, es algo muy abstracto y complicado, parece que “no hay por donde cogerlo”. “¿Qué es el ser?” es una pregunta muy abstracta y Aristóteles quiere respuestas concretas, no ambiguas. Por eso, para empezar a analizar qué es el ser, se pregunta “qué es eso a lo que llamamos ser”, a qué nos referimos cuando hablamos del ser, es decir: qué significado tiene la palabra ser.

Cuando hablamos, estamos constantemente utilizando la palabra ser (“soy” estudiante, “eres” muy simpático, hay que “ser” más responsable…) y, para Aristóteles, no siempre lo hacemos con el mismo significado (es un término “polisémico”, con varios significados). Concretamente, para Aristóteles, tiene cuatro significados diferentes. Pero la clave va a estar en darse cuenta de una cosa: el significado principal del ser podemos encontrarlo en el mismo lenguaje.

Los cuatro significados del ser:

-Ser como potencia y acto: ser algo en este momento o tener la posibilidad de serlo. Decimos que una cosa es algo o que puede llegar a serlo.-Ser como verdadero y como falso: cuando decimos que una cosa es algo, esto que decimos se corresponde con la realidad o no se corresponde.-Ser por accidente o por sí mismo: podemos expresar las propiedades accidentales o las propiedades esenciales de lo real. (ej. podemos decir que la mesa es verde o podemos decir que es una mesa).-Ser según las figuras de la predicación: las categorías. Este es, para Aristóteles, el significado principal y la clave para entender lo que es el ser. La clave para descubrir lo que es el ser está en la estructura del lenguaje.

Cuando hablamos o pensamos siempre nos referimos a la realidad: hablamos y pensamos sobre “algo”. Y nuestro lenguaje no es algo desestructurado (“mesa el encima boli está de la”) sino que tiene una estructura (“el boli está encima de la mesa”). Y esto es muy importante: con el lenguaje siempre nos referimos a la realidad, el lenguaje refleja la realidad, por lo que la estructura del lenguaje refleja siempre la estructura de la realidad. Y si queremos describir, saber, qué es la realidad, podemos empezar a buscar en la estructura del lenguaje.

El lenguaje siempre está estructurado de la misma manera: sujeto-predicado. Cuando hablamos, lo que hacemos es atribuir predicados a un sujeto. (ej. atribuimos a la mesa la cualidad de ser verde, “la mesa es verde

Lo importante es que el lenguaje siempre funciona así, atribuimos propiedades (predicados) a sujetos. Y lo hacemos de diferentes maneras: podemos decir que una mesa es verde, o que no es verde, o que podría serlo, o que todas las mesas son verdes… Es decir, al hacer oraciones, estas pueden ser afirmativas, negativas, universales, probables, etc. A estas diferentes formas de hacer oraciones, Aristóteles les llama las “figuras de la predicación”, las diferentes maneras de atribuir predicados a un sujeto (afirmando, negando, etc.): las Categorías.

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Esta es la estructura del lenguaje y, recordemos, puede reflejar la realidad, pero ¿cómo? Aristóteles se da cuenta de una cosa: cuando hablo, o cuando afirmo, afirmo “algo”, cuando niego, niego “algo”, cuando digo que algo es probable, me refiero a “algo”. Siempre, cuando hablo, mi lenguaje se refiere a “algo que existe”. Mi lenguaje me está enseñando una cosa: que cuando hablamos, lo hagamos sobre lo que lo hagamos, siempre nos referimos a “algo” concreto a lo que atribuimos existencia. (Aquí volvemos a ver la crítica de Aristóteles a Platón: el ser no es algo separado de este mundo, el ser son las cosas que existen y percibimos).

A este “algo que existe” Aristóteles va a llamarlo (en griego) ousía, y lo hemos traducido habitualmente por entidad, o sustancia. Siempre que hablamos, por tanto, nos referimos a algo que existe: a una entidad, a una sustancia.

El lenguaje siempre se refiere a algo que existe, a algo que atribuimos existencia, a una entidad o sustancia.Aristóteles lo dice así: el término “ser” tiene varios significados, pero esto no es un problema, pues todos se refieren a una misma cosa: todo lo que decimos, lo decimos o bien por ser sustancias o entidades (cosas que existen), o bien por ser negaciones de esta sustancia o entidad (decimos que algo no existe), o cualidades de esa sustancia (decimos que algo que existe tiene una cualidad, como ser verde) o privaciones (decimos que una sustancia o entidad no es, por ejemplo, verde), etc.

La clave para descubrir qué es la realidad es saber a qué nos referimos con esta sustancia o entidad, qué es esa cosa a la que siempre atribuimos existencia. Preguntarse por el ser no es buscar un fundamento externo en otro mundo, preguntarse por el ser equivale a preguntarse qué son las cosas que existen, las entidades.

Para Aristóteles, todo lo que existe es, ante todo, sustancia, entidad. Por eso la Metafísica es redefinida como la ciencia de la sustancia. Preguntarse por el ser equivale, por tanto, a preguntarse por la sustancia.

2.4.La sustancia y la Esencia Cuando hablamos, nos referimos a un objeto y, si lo señalamos, podemos decir lo que es. Por ejemplo, señalo cualquier cosa que exista a mí alrededor y puedo decir lo que es: señalo y digo “esto es una mesa”, “esto es un boli”, “esto es un folio”, etc. Todo lo que existe son sustancias o entidades, y cuando las defino siempre hago lo mismo, siempre lo hago de la misma manera: con un concepto universal.

Para Aristóteles, esta es la clave. Lo que define a un objeto no es su tamaño, su color, su forma, o cualquier cualidad secundaria que pueda ser modificada, porque lo que define a un objeto es ese concepto universal con el que digo lo que es: su esencia. Las cualidades secundarias pueden variar (la mesa ser pintada de rojo, las personas crecer…) pero las esencias no cambian nunca, las esencias son inmutables (la “mesa” es “mesa” aunque la pintes, y es más, aunque destruyas la mesa concreta, el concepto de “mesa” permanece inmutable).

Aunque Aristóteles haya rechazado la división de la realidad de Platón en dos mundos separados (sensible-inteligible), admite que dentro de la realidad que vemos, dentro de la realidad sensible que percibimos por los sentidos y que está en constante movimiento, hay un aspecto inteligible que es inmutable, eterno e imperecedero: las “esencias”. Solo existe una realidad y, dentro de ésta, dos aspectos diferenciados que podemos captar: por los sentidos, la realidad en movimiento y, por la razón, las esencias universales inmutables.

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La esencia es lo que permanece debajo de los cambios: puedo modificar el color de la mesa y que sea roja, o modificar su forma, y que sea redonda, o modificar su tamaño, pero a pesar de eso, sigue siendo una mesa.Por eso, Aristóteles define así la sustancia: “lo que era el ser” (en griego, “to ti ên einai”, utilizando el participio pasado del verbo ser). Es decir, lo que era el ser y sigue siendo, lo que era el ser y ha permanecido debajo de los cambios, lo que permanece, lo inmutable. Nosotros traducimos esto por “esencia”. La esencia es lo que utilizamos para definir un ser, porque consideramos que el objeto que señalamos es eso. La esencia es, por tanto, lo que es un ser, lo que lo define, y es universal e inmutable (no cambia, el concepto de mesa no cambia aunque la mesa concreta cambie).

Aristóteles considera que la sustancia o entidad posee varias características:

-Sustancia es aquello que existe por sí mismo y no necesita a nada más para existir . (ejemplo, una pelota azul: el color necesita una superficie para manifestarse, la forma redonda necesita un volumen, etc.)-Sustancia es aquello que subyace a los accidentes, a las cosas que existen por casualidad pero podrían no existir, y que necesitan de un soporte (tamaño, forma, color…): la sustancia es ese soporte. Frente a los accidentes, la sustancia es independiente, existe por sí misma, y no cambia, es inmutable.

2.5.Aristóteles, aunque critique la división de la realidad de Platón, supone una continuidad respecto a la metafísica anterior:

La filosofía siempre ha tendido a considerar que se necesita un fundamento para la realidad en constante movimiento, porque lo que cambia, si no tiene un fondo estable e inmóvil, puede no existir y no garantiza la consistencia del ser. El pensamiento griego, desde los presocrátricos, Parménides, etc., pasando por Platón, busca el fundamento de la realidad. Ese fundamento se supone estable e inmóvil, inmutable (a excepción de Heráclito, que consideraba que todo cambia -aunque este cambio estuviese guiado por un “logos” o razón oculta-). El pensamiento griego tiende a considerar el ser como presencia estable e inmóvil.

Para Platón, ese fundamento de la realidad eran las Ideas, esencias separadas de las cosas sensibles. Para Aristóteles, hay un fundamento inmóvil de la realidad tras todos los cambios y el movimiento, pero éste no está separado, sino que subyace a los cambios: es su esencia.

Para Aristóteles, este fundamento es la esencia: lo que una cosa hace que sea lo que es, lo que lo define, lo que permanece aunque cambien sus accidentes. (ejemplo: eres un niño y luego un adulto, te tiñes el pelo, engordas o adelgazas, físicamente cambias por completo, pero sigues siendo tú, porque tu esencia permanece bajo los cambios).

Aunque Aristóteles niegue que la realidad esté dividida en dos, que el verdadero ser sea algo externo al mundo que cambia y que percibimos (como defendían Parménides o Platón). Realmente, el mundo sigue dividido, pero “por dentro”. Para Aristóteles, el mundo que percibimos y que constantemente cambia posee una esencia inmutable y eterna. Dentro de las cosas, hay una esencia que no va a desaparecer nunca y que constituye el fundamento de la realidad. Aunque el mundo esté constantemente cambiando, estamos seguros de que no va a desaparecer, porque dentro de él están las esencias inmutables y eternas.

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2.6.La sustancia primera y la sustancia segunda.

El ser es la sustancia, que a su vez se concreta en la esencia inmóvil, inmutable y eterna, pero no separada, de los seres sensibles. Aristóteles diferencia dos formas de entender la sustancia: la sustancia primera y la sustancia segunda, que no son dos tipos de sustancia, sino dos formas de entender el concepto de sustancia, porque en la realidad solo existen los seres concretos y no las esencias separadas.

Sustancia primera: Podemos entender la sustancia como las cosas que existen, las cosas que tienen ser, por lo tanto, los individuos concretos, los seres que existen en el mundo (un pez, un bocadillo, un coche… son sustancias porque son individuos, son cosas que poseen existencia).

Sustancia segunda: También podemos entender la sustancia como lo que realmente define a ese ser que existe, como lo que hace que sea lo que es. Aristóteles entiende esta definición como el género y la especie (ejemplo: hombre = animal racional). La esencia de los seres (lo que los define) consiste en el género y la especie: el género y la especie siempre es universal e inmutable, por ejemplo, el concepto “hombre” como “animal racional” no define a un individuo concreto y cambia con él, sino que se refiere a todos los individuos de una clase –universal- y subyace a todos los cambios y aspectos particulares de éstos –inmutable-.

La sustancia segunda es la manera de entender el ser como esencia, como lo que determina lo que una cosa es, pero las sustancias segundas solo pueden existir dentro de un ser particular y concreto, dentro de una sustancia primera (no existen de forma separada en un mundo externo, como defendía Platón). Aristóteles definió la sustancia como la esencia universal de los seres (sustancia primera), pero en realidad las esencias, las sustancias primeras, no tienen existencia independiente de los seres sensibles, al contrario de lo que defendía Platón. Para Platón, las esencias tenían existencia separada en el mundo inteligible (el Bien ideal, la Justicia ideal…); para Aristóteles, solo existe lo que vemos, el único mundo es el que percibimos por los sentidos, y es plenamente real, posee verdadero ser.

El fundamento de que esta realidad en movimiento sea plenamente “ser”, a pesar de estar en constante cambio, es que en su interior existe una esencia universal e inmutable, la sustancia segunda. ¿Qué es el ser, por tanto? El ser son las cosas que existen (sustancias primeras) en cuyo interior está la esencia universal e inmutable que constituye, plenamente, su ser (sustancia segunda).

Para Aristóteles lo único que existe realmente son las sustancias primeras (los individuos concretos); la separación entre sustancias primeras – segundas es tan solo conceptual, no real, y su objetivo es diferenciar claramente la parte fundamental que constituye el ser de todo lo que existe.

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3. FÍSICA.

La Metafísica es la “Filosofía primera”, el estudio del ser en cuanto tal, los atributos esenciales del ser. Para Aristóteles, las demás ciencias estudian aspectos concretos del ser, no esenciales, como por ejemplo, ser como número (matemática), como figura (geometría), etc. La Física, a la que Aristóteles llama “filosofía segunda” tiene como objeto de estudio el ser como realidad sensible: la Naturaleza.

Para Platón, el conocimiento acerca del mundo sensible era la “opinión”, conocimiento útil pero no verdadero, ya que la ciencia solo puede tener como objeto realidades inmutables, por lo que el conocimiento verdadero tiene como objeto las ideas del mundo inteligible. Para Aristóteles, en cambio, es posible la ciencia acerca de la Naturaleza, ya que el mundo sensible es, al mismo tiempo, un mundo inteligible. Los seres naturales no son apariencias sino verdadera realidad, pues poseen una esencia inteligible, universal e inmutable (la forma): es posible la Ciencia del mundo sensible.

La naturaleza (physis) son todas las cosas que existen, y su principal característica es el movimiento. Aristóteles explica la composición de todos los seres naturales en su teoría hylemórfica.

3.1.Teoría hylemórfica (Composición de las sustancias primeras o seres concretos).

Para Aristóteles todo lo que existe es un individuo concreto y posee una composición hylemorfica (hylé: materia, morfé: forma). Esta división es conceptual, un instrumento que sirve para explicar la permanencia bajo los cambios en el mundo sensible, pero no existen de forma separada la materia y la forma. Todos los seres naturales están compuestos de materia y forma (ojo, existe un ser, el Theos o Motor inmóvil, que no es “natural” y está compuesto solo de forma).

-Materia:Es aquello de lo que están hechos los seres sensibles, el sustrato físico del que se componen los seres (ej. la arcilla de un jarrón).Su principal característica es la potencialidad, la capacidad de recibir una forma, de variar de forma y, por esto, posibilita el movimiento en el mundo sensible. (ej, la arcilla del jarrón puede modelarse y hacerse un plato, una figurita, un bote…)

Aristóteles diferencia entre:Materia prima: Es la materia privada de forma, la materia sin forma. Si quitamos a la materia la forma, ¿qué es?; si quitamos a la arcilla de un jarrón la “forma” de jarrón, ¿qué es?. La materia prima, al no tener forma, no es algo concreto. Si característica es ser pura potencialidad (como no es nada, tiene la posibilidad de ser cualquier cosa). Esta materia prima tan solo podemos concebirla, existe en teoría pero no realmente, pues todo lo que existe tiene que ser algo concreto, y para eso, necesita poseer una forma.Materia segunda: Es la materia ya “conformada”, es decir, que ya ha recibido una forma y por lo tanto existe como un ser concreto. (Ej. la madera de la que está hecha la mesa).

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-Forma:

Es aquello que una cosa es, lo que define lo que un ser es, (ejemplo, el hecho de ser una mesa), por lo que se identifica con su esencia, universal y permanente. Se identifica con las “ideas” platónicas, pero no posee existencia separada de los seres concretos sino que existe “dentro” de estos.

Su principal característica es ser algo en acto: todo ser que posee forma es algo concreto y determinado. Si posees la esencia de mesa, es porque eres una mesa. La forma determina lo que somos actualmente.

En la realidad no podemos separar en un ser su materia de su forma, pues si quitamos la forma de algo, deja de ser y por lo tanto de existir, y lo mismo ocurre si quitamos la materia. Por tanto, todo lo que existe está compuesto de materia (tiene la potencialidad de ser algo, ejemplo, una bellota puede ser en potencia una encina, pero también comida de jabalí) y forma (lo que es en acto en este instante, una bellota).

Aristóteles concibe la existencia de un ser que posea solo forma. Sin materia, carece de “potencialidad”, es decir, no tiene la capacidad de ser nada diferente; pero como forma, es “acto”, por lo que es algo concreto. ¿Cómo se explica esto? Este ser no puede cambiar porque ya lo es todo, es acto puro, pura forma sin materia, pura esencia sin potencialidad. Al no poseer los dos principios del movimiento (no tiene materia) y ser puro acto, no puede cambiar: es inmóvil.

Al ser puro acto, ya lo es todo, es la perfección absoluta del ser: es el Motor Inmóvil o Theos, que no cambia nunca y mueve a todos los seres por atracción hacia su perfección absoluta.

Concepción Teleológica de la realidad:

Aristóteles considera que todos los seres tienen la tendencia a actualizar sus potencialidades, a llevar a cabo lo que pueden llegar a ser. Todos los seres poseen un “Telos”, una finalidad, que consiste en desarrollar plenamente sus potencialidades (ejemplo: una bellota posee la potencialidad de ser encina; su “Telos” consiste en alcanzar su plenitud como encina).

Para Aristóteles, todos los seres tienden a un fin, por lo que tiene una concepción “ teleológica” de la realidad. Este fin es su pleno desarrollo: los seres alcanzan su plenitud cuando consiguen llegar a ser todo lo que pueden ser en potencia (es una tendencia no realizable, pues siempre poseerán potencialidad).

Esta finalidad es la causa de todo movimiento, pues si los seres ya hubiesen alcanzado su plenitud, ¿por qué iban a cambiar? El hecho de que los seres posean unas potencialidades “insatisfechas” los impulsa a desarrollarse plenamente, y provoca que toda la naturaleza esté en constante movimiento.

Teoría de las cuatro causas:

Aristóteles analiza las causas o principios explicativos de la naturaleza y del movimiento. “Causa” es el motivo por el que ocurren las cosas, es el principio del ser, aquello de lo cual depende su existencia, aquello por lo cual es lo que es. Para explicar la realidad es necesario, por tanto, que conozcamos sus causas. Las causas son:

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-Causa material: la materia de la que está compuesto todo ser. Ejemplo: en una estatua, el mármol, en un ser natural, como un hombre, su cuerpo.-Causa eficiente: la fuente del movimiento, el artífice o responsable de la existencia de un ser. Ej. en el caso de la estatua, el escultor; en el caso de un hombre, sus padres.-Causa formal: la esencia, forma, aquello que el objeto es (ej. el David de Miguel Ángel).-Causa final: objetivo o finalidad que persigue. En el ejemplo de la escultura, la finalidad sería la belleza; en el caso de un hombre, la causa de su existencia está en aquello que persigue: su pleno desarrollo.

Para Aristóteles, la más importante es la causa final, pues ésta es el objetivo y razón de todo ser y de todo cambio, e indica la dirección y sentido hacia la perfección del ser y la plena realización. Cuando nos planteamos el motivo principal de la existencia de un ser, la clave está en su finalidad: existimos porque perseguimos algo, porque tendemos hacia algo. Ej. si Miguel Ángel no hubiese perseguido crear una bella escultura, el David no existiría, aunque las otras causas estuviesen presentes. Por eso, la responsable de la existencia es la causa final.

EL MOVIMIENTO.

La principal característica de la Naturaleza es el movimiento. Aristóteles parte de la experiencia tangible y observable del cambio: cuando miramos la naturaleza sensible, lo que vemos es un mundo en constante cambio y movimiento, como ya apreció Heráclito. Esta evidencia llevó a Parménides, y después a Platón, a negar la realidad del mundo sensible, ya que las cosas que cambian no poseen un ser permanente y, en el fondo, no existen. Aristóteles va a resolver definitivamente el problema del movimiento de la realidad sensible.

Tipos de movimiento.

Aristóteles considera que hay varios tipos de movimiento:

-Cambio sustancial: consiste en la modificación de la esencia de un ser, de lo que lo define y constituye su forma. (Ejemplo, una bellota se transforma en encina).

-Cambio accidental: consiste en la modificación de los atributos accidentales, no esenciales, de una sustancia. Puede ser de tres tipos:

-De cantidad: aumento o disminución (ensanchar, adelgazar, crecer, disminuir…)-De cualidad: alteración de una propiedad (cambiar de color, aprender un idioma, pasar de estar triste a estar alegre…).-De lugar: movimiento local, cambio de posición (moverse de sitio).

Principios explicativos del movimiento.

Aristóteles parte de dos principios aparentemente contradictorios: por un lado afirma que “todo lo que se mueve es movido por otro” y, por otro, que “todos los seres naturales poseen en sí mismos los principios del movimiento y del reposo”. Esta contradicción que encontramos en la obra aristotélica es solo aparente:

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-“Todo lo que se mueve es movido por otro”: Es la primera formulación del principio de causalidad, y significa que todo lo que ocurre debe tener una causa que lo provoque, que nada ocurre porque sí espontáneamente, tampoco el movimiento. El movimiento en la naturaleza necesite de una causa primera que lo impulse, porque nada ocurre sin una causa. La causa primera de todo el cambio en la realidad es el “Motor inmóvil”, el ser que lo es todo, puro acto, la perfección absoluta, y todo lo que existe tiende a su perfección, a desarrollarse plenamente. La causa primera del movimiento es la tendencia que posee todo lo que existe a desarrollarse plenamente, a ser plenamente todo lo que puede llegar a ser. Nada se está quieto, todo se desarrolla (los árboles crecen, las personas envejecen…) porque tiende a esta finalidad última.

-“Todos los seres poseen en sí mismos los principios del movimiento y el cambio”: todos los seres naturales están compuestos de materia y de forma, y esto hace posible su movimiento. El cambio es algo intrínseco a todo ser, pues está compuesto de materia y forma, y a partir de estos dos elementos, Aristóteles explica cómo es posible el movimiento en la naturaleza.

Todo movimiento en un ser implica este proceso del movimiento:Forma ------------------------Privación de la forma -------------------Nueva forma

Principios explicativos:-Privación de la forma: Cuando se produce un cambio, un objeto deja de ser algo y pasa a ser otra cosa (ejemplo, de delgado a gordo, de ignorante a sabio, de niño a adulto, de bellota a encina…). Todo lo que se genera o cambia lo hace a partir de algo que tiene existencia previa, y que deja de serlo para ser otra cosa.-Forma alcanzada: Del mismo modo que deja de ser algo, pasa a ser una nueva cosa, alcanza una nueva forma que define lo que es.-Sujeto del cambio: Es el sustrato que soporta los cambios y que permanece subyacente bajo estos. En el caso de los cambios accidentales, es la sustancia la que permanece (ejemplo, cuando aprendo un idioma, mi esencia “incorpora” ese cambio), pero ¿qué sucede en los cambios sustanciales? Aristóteles considera que es la materia “prima” la que subyace bajo los cambios sustanciales. Esta materia es incognoscible y solo existe unida a una forma.

El movimiento consiste en un cambio en la forma (se pierde una y se adquiere otra) en el que permanece un sustrato subyacente.

El movimiento es posible porque los seres están compuestos de materia y de forma, es decir, que poseen en sí mismos los principios explicativos del cambio. Todos los seres poseen una materia, y por tanto, una potencia (la capacidad de llegar a ser algo) y una forma, es decir, son algo en acto (el hecho de ser algo concreto y determinado). Aristóteles define el movimiento como el paso de una potencia a un acto, o la actualización de una potencia. En todo movimiento, se adquiere una característica que estaba latente, que existía solo como posibilidad, y se actualiza, se lleva a cabo efectivamente (ej. Ser en potencia licenciado, para producir un cambio cualitativo hay que actualizar esa potencia, llevarla a cabo). Pero no todo puede llegar a ser cualquier cosa, sino tan solo en relación a la propia potencialidad (ej. Un niño no puede convertirse en gato).

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Mediante su explicación del movimiento, Aristóteles resuelve por fin el problema del ser-no ser en la realidad sensible. Recordad que para Parménides y Platón, el movimiento implicaba no-ser y suponía que la realidad sensible en constante movimiento no era verdadero ser. Aristóteles considera que el movimiento no implica el no-ser, sino que es un estado intermedio entre la potencia y el acto, entre lo que se puede llegar a ser y el serlo ya completamente. Bajo el movimiento subyace siempre un sustrato, (la sustancia o la materia prima, según sea el tipo de cambio), por lo que queda garantizada la permanencia y estabilidad del ser durante el movimiento.

El motor inmóvil:

Todo lo que se mueve es movido por otro, y toda la realidad está constantemente en movimiento; la causa de que la realidad esté siempre en un cambio perpetuo es el Theos. La idea del Theos surge de dos premisas aristotélicas:

-Todo lo que se mueve es movido por otro: ¿cuál es la causa del movimiento?-Todo tiende a desarrollarse plenamente, a una finalidad: ¿qué determina está finalidad a la que están sometidos todos los seres?

Aristóteles considera la existencia de un ser diferente a los seres naturales: el Theos, y lo define como la plenitud absoluta del ser. El Theos es pura esencia y no tiene materia. Recordad que esencia es lo que define a un ser, lo que hace que sea lo que es. Si el Theos es esencia pura, es todo lo que se puede llegar a ser, es todas las esencias, es todo lo que puede existir y todo lo que puede concebirse, lo es todo: es la plenitud del ser.

¿Por qué es la causa del movimiento?Para Aristóteles, la realidad está constantemente cambiando. Si dejo una planta en una mesa, la planta no se mantiene estática, por mucho que nos parezca que no se mueve, la planta está creciendo, o marchitándose, o floreciendo…, incluso nosotros mismos, aunque estemos quietos, estamos constantemente cambiando. La principal característica de la realidad es que “no se está quieta”, tiende a moverse, tiende a cambiar: tiende hacia su pleno desarrollo. Lo que impulsa a la realidad a cambiar es que todos los seres tienden a desarrollarse por completo, a ser todo lo que pueden llegar a ser (el gatito, a convertirse en un gato adulto; la bellota, a convertirse en encina…). Todo lo que existe tiene una fuerza dentro que le impulsa a ser aquello que podría ser, a desarrollar sus potencialidades.Si todo tiende a ser todo lo que puede llegar a ser, todo tiende hacia su perfección… y el Theos es todo lo que se puede llegar a ser, el Theos es la perfección total del ser. Por lo tanto, todo tiende hacia el Theos. El Theos, al ser esencia pura, encarna todo lo que los seres pueden ser, y atrae a todo ser hacia esa perfección, atrae a todo ser hacia sí, imprimiendo una fuerza a todo lo que existe que le impulsa a cambiar y a desarrollarse. El Theos impulsa a todo lo que existe por atracción, le imprime una fuerza y hace que todo cambie: lo mueve, pero el Theos, así mismo, no cambia, no se mueve, es inmóvil. El Theos es la causa final, determina la finalidad de todo lo que existe.

¿Por qué es inmóvil? Por dos motivos:

En primer lugar, el Theos, al ser la plenitud del ser, es todo lo que se puede llegar a ser, ya lo es todo. Es esencia pura, contiene todo lo que se puede ser, y si ya lo es todo… ¿a qué habría de cambiar? No puede cambiar porque ya contiene todo lo que se puede ser, no tiene ninguna potencialidad, no puede cambiar a nada más, ya lo es todo, es inmóvil.

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En segundo lugar, el Theos es esencia pura, no tiene materia. Para Aristóteles, en todos los seres, el cambio se produce sobre la materia (si una mesa se transforma en estanterías, en leña, o en otra cosa, el cambio se produce sobre su materia, la madera). Al no tener materia, no hay nada sobre lo que producir el cambio, no puede cambiar.

De este modo, el Theos es la causa primera de todo movimiento, y a su vez, es inmóvil: es el motor inmóvil, la plenitud del ser.

Cosmología aristotélica.

La cosmología aristotélica, que retomará Ptolomeo, será la que más influencia y huella histórica tendrá en el pensamiento medieval. Pertenece a las primeras fases del desarrollo de su pensamiento, y observamos en ella aún la influencia de Platón, pues divide el universo en dos regiones:

-Mundo sublunar: mundo físico terrestre, que se encuentra por debajo de la luna y que está compuesto por los cuatro elementos. En el mundo sublunar existen el movimiento y la corrupción, las cosas cambian y desaparecen, y se caracteriza por todas las formas posibles de movimiento.-Mundo supralunar: mundo celeste, que consiste en las esferas móviles que sostienen los astros y que está contenido dentro de una gran esfera que marca el límite del universo, la esfera de las estrellas fijas. El elemento del que está compuesto el mundo supra-lunar es el Éter, cuyo único movimiento es constante, eterno y circular en torno a la Tierra, no existiendo en él generación, corrupción o alteración alguna.

Los elementos tienen un lugar natural que les corresponde por su propia naturaleza; hacia ese lugar se desplazan naturalmente por movimiento rectilíneo ascendente (ej. fuego) o descendente (ej. tierra). En ese lugar reposan inmóviles espontáneamente si ningún agente exterior los perturba. La tierra permanece inmóvil en el centro del universo, y el “lugar natural” de la tierra es el centro; por ese motivo, todos los elementos compuestos de tierra caen, en virtud de su gravedad, buscando acercarse hacia ese centro (lo cual explica la caída de los graves y el movimiento de los proyectiles).La naturaleza del “Éter”, del que están compuestos los astros y todo el mundo supra-lunar, es un movimiento eterno, circular y uniforme (recordad de donde proviene este dogma del movimiento circular y uniforme: el círculo como figura geométrica que se asimila a la divinidad en los pitagóricos…)

La Tierra es una esfera inmóvil que se encuentra en el centro del universo y, alrededor de ella, incrustados en esferas concéntricas transparentes, giran los demás astros y planetas (compuestos de Éter), arrastrados por el giro de las esferas en que se encuentran y que están movidas por una serie de motores que deben su movimiento al último motor inmóvil, que actúa directamente sobre la última esfera, más allá de la cual ya no hay nada: la llamada “esfera de las estrellas fijas” (donde se suponía que las estrellas estaban incrustadas, fijadas, en esta esfera) que es movida directamente por el motor inmóvil, y que transmite su movimiento a todas las demás esferas y al mundo sublunar.

Para Aristóteles, el universo es continuo y no existe el vacío: es eterno, ha existido siempre, no ha sido creado y siempre existirá, y es finito (la idea de infinito es absurda para el pensamiento griego, todo lo que existe debe ocupar un espacio concreto delimitado). El espacio no es infinito, es el lugar que ocupan los seres que existen y está limitado (por la última esfera). El tiempo es la medida del movimiento, lo que marca el paso de la potencia al acto.

Toda la astronomía y la física medievales están basadas en esta concepción aristotélica del universo.

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4. ANTROPOLOGÍA.

-Concepción monista:Platón consideraba el hombre como la unión de cuerpo y alma, pero se trataba de una unión accidental, ya que el cuerpo era la “cárcel del alma” y se trataba de dos principios diferenciados y que podían tener una existencia separada (dualismo). Aristóteles defiende, en cambio, que el ser humano es una unión indisoluble, pues cuerpo y alma están unidos de forma natural, y no accidental, y son inseparables (monismo).

Según la teoría hylemórfica, todos los seres naturales están compuestos de materia y forma. Aristóteles traslada esta concepción al ser humana, de modo que el cuerpo es la parte material y el alma la parte formal:-Cuerpo: parte material, particular y en constante cambio.-Alma: parte formal, que constituye la esencia del ser humano, y como tal es universal e inmutable; es lo que define al ser humano, lo que es.

Al igual que no pueden existir la materia y la forma por separado, tampoco podrían existir de forma independiente el cuerpo y el alma. Por este motivo, cuando desapareciese el cuerpo, el alma no podría subsistir sin un soporte material y desaparecería. De este modo, Aristóteles defendería de forma consistente la mortalidad del alma humana, lo cual era inconcebible. Para escapar de esta concepción, Aristóteles introduce la idea de que el intelecto agente es una parte totalmente separada de la materia y que es capaz de existencia separada, de modo que perduraría tras la muerte.

El alma es la forma del cuerpo, y por tanto se identifica con ser en acto, con el hecho de existir actualmente. De este modo, por el hecho de poseer alma, se posee vida y existencia; el alma es el principio vital del ser humano, responsable de nuestra existencia (por eso, existimos por nosotros mismos y no requerimos del acto de la creación, lo cual chocará con los dogmas religiosos en el periodo medieval).

Como todo compuesto de materia y forma, el ser humano posee los principios que hacen posible el movimiento y el cambio. La materia (el cuerpo) soporta los cambios accidentales que se producen, mientras que la forma (el alma) permanece inmutable, una esencia que nos define y constituye lo que somos a lo largo de nuestra vida.

-Partes del alma:Para Aristóteles, las “partes” del alma se corresponden con las funciones vitales:

Vegetativa: cumple las funciones de nutrición y reproducción, común en todos los seres vivos, de modo que todos poseen esta parte del alma.

Sensitiva: común en todos los animales, que poseen las siguientes capacidades:

- Sensación: capacidad de percibir la realidad a través de los sentidos.

- Apetito: facultad de inclinarse hacia lo que es bueno y agradable y rechazar lo desagradable y perjudicial. Se identifica con el deseo no racional (no es la voluntad, pues ésta es racional).

- Locomoción: capacidad de trasladarse de un lugar a otro.

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Racional: propia y específica del ser humano, que a diferencia de los demás seres naturales posee estas facultades:

- Conocimiento intelectual: capacidad de alcanzar, mediante la abstracción que realiza el entendimiento agente, las formas o esencias de las cosas, formando así conceptos universales.

- Voluntad: es la capacidad de elegir entre varios modos alternativos de acción, e implica la libertad del ser humano. Aristóteles mantiene una concepción teleológica de todos los seres (persiguen una finalidad), y el fin viene impuesto por nuestra condición humana, no podemos elegirlo. Si podemos elegir, en cambio, los medios para lograr ese fin. En la libertad humana reside la responsabilidad moral: si el hombre es libre para elegir, es responsable de sus acciones.

5. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.

Para Aristóteles, el alma humana es como una tabla rasa, y antes de recibir alguna impresión sensible a través de los sentidos, no hay nada en ella. Cuando nacemos, nuestra mente está vacía, no hay ningún conocimiento previo, sino que todo lo adquirimos a través de la experiencia. Esta tesis contradice la teoría platónica de la reminiscencia (conocer es recordar).

Todo conocimiento comienza con los sentidos que, para Aristóteles, pueden ser externos (vista, oído…) o internos (memoria, fantasía… que no requieren la presencia inmediata del objeto para conocerlo; por ejemplo, podemos describir un objeto a alguien que no lo ha visto y éste forma una imagen de él en su imaginación).

Aristóteles es realista (como toda la filosofía antigua): considera que el entendimiento humano conoce la realidad tal y como es, y sin modificarla ni alterarla, es capaz de recoger y plasmar en la mente todo lo que le rodea de forma exacta.

Para conocer la realidad no hay que acceder, como pretendía Platón, a otro mundo diferente a este, pues el conocimiento tiene como objeto la realidad que nos rodea (que es a la vez sensible e inteligible). Es en la realidad sensible que captamos por los sentidos donde podemos encontrar, mediante el ejercicio del entendimiento, lo permanente y universal de las cosas, el conocimiento de las esencias.

Los grados del conocimiento.

A diferencia de Platón, Aristóteles considera que el conocimiento sensible es el origen y el principio de todo el conocimiento humano. Más aun, solo hay conocimiento intelectual en la medida en que hay conocimiento sensible, pues el entendimiento humano extrae lo universal a partir del conocimiento individual que alcanza por los sentidos.

-Conocimiento sensible:Es el conocimiento de lo individual y particular, y es lo primero que el hombre conoce (percibe un objeto por los sentidos). Aunque el conocimiento intelectual es prioritario y más importante, desde el punto de vista temporal, el conocimiento comienza con la experiencia sensible. El intelecto necesita partir de los datos de los sentidos, ya que sin ellos es como un papel en blanco (al contrario que para Platón). Sin los datos de los sentidos, la mente está completamente vacía y no podría conocer nada. Mediante el conocimiento sensible, la mente recoge y plasma la forma particular y concreta de un objeto, recogiendo su “huella” como en una tablilla de cera.

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-Conocimiento intelectual:A partir de las formas particulares y sensibles recogidas por la sensación, la inteligencia es capaz de llegar a las formas universales, es decir, a la esencia de las cosas.

Lo universal se extrae de lo particular mediante una operación que recibe el nombre de abstracción. Cuando el hombre capta un objeto a partir de los sentidos, se forma en su imaginación una imagen del mismo, en la que se recoge la singularidad de ese objeto: su materia, lo individual y concreto. Lo universal y esencial (la forma) el entendimiento no lo capta directamente, sino que mediante un esfuerzo es capaz de separar y extraer la forma (la esencia universal) de la materia. La parte del entendimiento que realiza esta operación es el entendimiento agente , y la parte que conoce y cobra consciencia de esta forma es el entendimiento paciente, que recoge esa imagen universal y conoce la forma.

El entendimiento agente es la capacidad de abstraer, a partir de las formas sensibles impresas en la mente, las formas inteligibles o conceptos universales. Se trata de una especie de puente entre lo sensible y lo inteligible. El entendimiento agente recibe las formas sensibles y establece comparaciones entre ellas, separando las diferencias individuales y quedándose solo con las características comunes, compartidas por todos (universales), dando lugar a formas universales que abarcan las anteriores (por ejemplo, de la captación de muchos perros concretos y diferentes, se llega a la forma universal de “Perro”).

Tras la abstracción, lo universal es proyectado sobre el objeto singular que, a su luz, es conocido de un modo más perfecto. (Al final, no conocemos un objeto individual, sino un concepto universal, ejemplo: una mesa, un libro…).

El entendimiento pasivo recoge los conceptos que le suministra en entendimiento agente y puede elaborar, a partir de estos, juicios y razonamientos, que constituyen el conocimiento humano. El entendimiento pasivo es capaz de unir y separar conceptos, establecer inferencias o deducciones, yprogresar así en el conocimiento. (ejemplo, todos los hombres son mortales, Sócrates es hombre, luego Sócrates es mortal).

El conocimiento intelectual se basa, pues, en el conocimiento sensible, que proporciona los “materiales” que van a servir para formar el conocimiento universal, pues éste se alcanza después de una compleja operación que la mente lleva a cabo (la abstracción).

La concepción aristotélica sobre las dos funciones del entendimiento (agente y paciente) tiene una gran influencia en la filosofía posterior, sobre todo durante el periodo medieval.

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6. ÉTICA.

LA ÉTICA PARA ARISTÓTELES:

Para Aristóteles, la Ética es una ciencia práctica, cuyo objetivo es establecer normas que orienten el comportamiento humano en el plano individual, mientras que la Política establece estas normas en el plano social. A diferencia de Platón, el hombre no debe buscar el Bien en sí para luego plasmarlo en su vida, sino que debe buscar las normas que orienten su comportamiento hacia la buena vida. Para Aristóteles, el bien humano equivale a la felicidad, pues el que obra bien es feliz. La ética aristotélica tiene como objetivo principal que el ser humano alcance la felicidad.

La ética aristotélica es una ética naturalista, pues su fundamento se encuentra en la naturaleza humana. Lo que debe ser (las normas de comportamiento) derivan del ser (de la naturaleza del ser humano). El comportamiento correcto es aquel en el que el hombre obra de acuerdo a lo que su naturaleza humana le exige. Por lo tanto, las normas morales no son convenciones según el parecer de cada cual, sino que son universales y necesarias, afectan a todos los hombres de igual manera.

ÉTICA TELEOLÓGICA: EL FIN Y EL BIEN.

El más importante escrito aristotélico dedicado al comportamiento de los hombres es la “Ética a Nicómaco”. Este conjunto de tratados fue titulado así posteriormente, pues Aristóteles indica en esta obra que el tema del que se está tratando es la Política (recordad que para la Filosofía Antigua la línea divisoria entre la ética y la política es muy difusa). La Ética comienza con estas palabras:“Todo arte y todo saber, igual que todo lo que hacemos y elegimos, parece tender a algún bien: por esto se ha dicho con razón que el bien es aquello hacia lo que todas las cosas tienden”.

Para Aristóteles, absolutamente todo lo que existe tiende hacia un fin, que es su bien. Lo que el ser humano persigue como fin es el bien de la persona, y constituye la realización y cumplimiento de todo lo que persigue.

La vida del ser humano está orientada hacia un fin, su plenitud, lo mejor para él, por eso el fin constituye la perfección del hombre, su plena realización. Este fin que persigue es lo que da sentido a todas sus acciones, que están orientadas a alcanzarlo. A Aristóteles no le importa tanto el fin en sí como el camino recorrido para alcanzarlo: lo importante no es alcanzar el fin, sino orientar toda nuestra vida hacia alcanzarlo, de modo que ésta será una vida buena.

El bien para Aristóteles no es un concepto abstracto y ontológico como para Platón, pues se trata de un bien práctico, que encontramos en el mismo obrar humano. El bien consiste en el cumplimiento de la finalidad de la vida humana, en alcanzar su absoluta plenitud y perfección, en desarrollarse plenamente.

Aristóteles diferencia entre:-Bienes relativos o útiles: cosas que se buscan no en sí mismas sino para conseguir otros bienes (ejemplo, el dinero).-Bien absoluto o supremo: fin último que el ser humano persigue en sí mismo, y constituye por tanto el objetivo final de la vida humana.

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ÉTICA EUDEMONOLÓGICA: LA FELICIDAD

Aristóteles analiza los bienes que el hombre persigue: la riqueza, el poder, el honor… y concluye que todos estos bienes están orientados a alcanzar un bien supremo: la felicidad. Toda la vida humana está orientada en último término a alcanzar la felicidad, y esta supone el fin y el bien de todo hombre.Aristóteles no quiere nociones abstractas en el ámbito de las ciencias teóricas, por eso centra su búsqueda en aspectos concretos capaces de orientar efectivamente la vida humana (a diferencia de Platón, cuyos conceptos son muy difíciles de concretar).

¿Qué es la felicidad? Para empezar, es el único bien que el hombre persigue en sí mismo, pero ¿en qué consiste concretamente? Aristóteles analiza que se entiende comúnmente por felicidad: el placer, el honor y la riqueza… Pero para Aristóteles, la felicidad del ser humano consiste en alcanzar su plenitud. Alcanzar la plenitud significa llegar a ser todo lo que uno puede ser, y para Aristóteles esto consiste en desarrollar por completo la esencia del ser humano, lo que le define.

Por lo tanto, ¿qué es lo que nos define como seres humanos y constituye nuestra esencia? Para descubrir lo que el ser humano DEBE perseguir, lo que debe guiar su comportamiento, antes debemos describir en qué consiste el ser humano, lo que ES; (ojo a esto: en el siglo XVIII, Hume criticará como la “falacia naturalista”, el salto indebido entre el “es” y el “debe”)

Lo que el ser humano es esencialmente, lo define y lo diferencia de los demás seres es la razón (función del alma específica del ser humano). La felicidad consiste por tanto en el pleno desarrollo de las facultades intelectuales. La actividad intelectual es el fin al que debe estar orientada toda la vida humana si quiere alcanzar su plenitud, su pleno desarrollo y, por tanto, su felicidad.

LA VIRTUD:

Al igual que para Sócrates y Platón, Aristóteles consideró que la virtud es algo que perfecciona al ser humano y lo pone en el camino de la vida plena (alcanzar su plenitud y, por tanto, su felicidad). Sin embargo, como en casi todo, ofreció explicaciones más precisas y concretas. La verdadera virtud es un hábito concreto, algo que se practica en la vida real, y no un equilibrio o concepto abstracto que no pueda ser practicado (critica la poca concreción de Platón).

La virtud es un hábito que, aunque se asiente sobre alguna capacidad natural humana, como la inteligencia, se obtiene por su constante repetición; la virtud es fruto de la deliberación, es una elección de la voluntad humana, que lo ejercita y así predispone al hombre a actuar de una manera determinada. La virtud consiste también en llevar una vida conforme a la finalidad suprema establecida. Aristóteles distinguía tres tipos de alma, cada una con su función, y al igual que para Platón, la virtud consiste en que cada parte del alma realice la función que le es propia, sobre todo la razón, cuya función es orientar la vida humana.

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Aristóteles diferencia entre dos tipos de virtudes:

-Virtudes dianoéticas: relacionadas directamente con la actividad racional, como la sabiduría, el arte (la técnica), la inteligencia, o la prudencia.

-Virtudes éticas o morales: Se refieren a la práctica y gracias a ellas las partes apetitivas del alma (los apetitos sensibles) y la voluntad, realizan bien sus actos. Son virtudes éticas, por ejemplo, la fortaleza (ánimo para resistir las dificultades y acometer los proyectos), la templanza (dominio de los deseos corporales), la justicia (capacidad de dar a cada uno lo que le corresponde), la amabilidad, el buen humor, la modestia, etc.

EL TÉRMINO MEDIO:

El ejercicio de la virtud conlleva la felicidad, y por esto Aristóteles concreta aún más en qué consiste esta práctica de la virtud en el comportamiento humano: la virtud es un hábito voluntario y ejercitado, que consiste en el comportamiento medio entre dos extremos opuestos o vicios , uno por exceso y otro por defecto. Por ejemplo, la generosidad es el justo medio entre la prodigalidad y la avaricia (todas las virtudes deben ser “moderadas”, ni en exceso ni en defecto: la amistad, el amor, la bondad, la modestia…)

Ejemplos: Virtud ExtremosValor ----------------------- temeridad y cobardía.Modestia ------------------fanfarronería y timidez.Templanza------------desenfreno e insensibilidad.

Para Aristóteles, el ser humano posee capacidad racional y voluntad, es lo que le diferencia de los demás seres vivos, y con estas facultades puede deliberar que es lo bueno y elegir libremente el perseguirlo, por eso el ser humano puede ser feliz o infeliz, puede vivir según la virtud pero también según el vicio (los extremos).

7. POLÍTICA.

CONCEPCIÓN POLÍTICA DEL SER HUMANO:

Como para todo el pensamiento griego, para Aristóteles el ser humano solo puede desarrollarse plenamente en sociedad, porque además de un ser racional y libre, el ser humano es un ser social por naturaleza, un “animal político”. Para Aristóteles, el que es capaz de vivir sin comunidad no es humano, sino sobrehumano o infrahumano: un dios o una bestia. En este sentido, la ciudad es “anterior” al ser humano, y es requisito que exista la sociedad para que seamos verdaderos seres humanos.

Esta característica no solo se manifiesta en el plano de la supervivencia sino en todo el ámbito vital: nuestras capacidades solo pueden desarrollarse plenamente mediante la vida colectiva. El ser humano no puede alcanzar la felicidad, la virtud, el fin ni el bien individualmente, sino que necesita de otros seres humanos.El motivo de que el ser humano sea un ser social es su capacidad para comunicarse mediante la palabra: el lenguaje, que abre el plano individual a la racionalidad compartida, fundamento de la vida social.

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Este carácter intrínsecamente social del ser humano se realiza a tres niveles:-La familia: constituida, para Aristóteles, por los cónyuges, sus hijos, nietos, esclavos y animales.-La aldea: el conjunto de familias que se agrupa por el beneficio que supone.-La polis: la agrupación más perfecta, lo suficientemente grande para poder autoabastecerse y no depender de nadie, y lo suficientemente pequeña para que los ciudadanos se conozcan y puedan establecerse auténticas relaciones; (para Aristóteles, en un Imperio o un gran reino, el individuo se desvincula de la ciudad, está perdido, no tiene ninguna referencia para desarrollarse y no puede ser feliz –recordad como choca esta concepción con los objetivos de Alejandro Magno, del que fue maestro-).

LA FINALIDAD DEL ESTADO: EL BIEN COMÚN.No toda asociación constituye una comunidad, no basta el vivir en el mismo lugar, sino que se requiere que los individuos persigan conjuntamente un mismo fin: el bien común. Este bien común es la realización de la vida feliz y virtuosa que analizaba en la ética. Pero esta vida feliz solo es patrimonio de los ciudadanos libres, varones, quedando excluidos las mujeres, los artesanos, los esclavos, los artesanos, los mercaderes y los labradores, que deben procurar los bienes a los magistrados y soldados para que estos se dediquen al estudio y la contemplación, no distrayéndose con preocupaciones económicas y laborales. Para la filosofía clásica (Platón y Aristóteles), la felicidad está solo al alcance de unos pocos (el bien no es tan “común” como pretenden).

LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO:El objetivo de todo gobierno es alcanzar la justicia, la paz y la estabilidad social, pues solo si se dan estas condiciones será posible alcanzar la plenitud y la felicidad. Aristóteles toma como punto de partida las diversas Constituciones de las ciudades-estado de su época, y plantea una clasificación de las formas de organización de la polis tomando como referencia si el gobierno procura el interés común o busca su propio interés. Cada una de estas clases se divide a su vez en tres formas de gobierno, o tres tipos de constitución: las buenas constituciones y las malas o desviadas

Al igual que para Platón, para Aristóteles la mejor forma de gobierno es aquella en la que gobiernan los mejores, los que son capaces de perseguir el bien común y no el propio bien particular. Frente a las formas de gobierno legítimas, están las formas de gobierno corruptas, en las que los gobernantes solo miran por sus propios intereses.

Según gobierne uno, varios o muchos, distingue entre tres tipos de gobierno legítimo y su correspondiente forma degradada o ilegítima:

-Monarquía: gobierno de uno solo que mira por el bien común – Forma degradada: Tiranía: gobierno de uno que busca su beneficio, con violencia y contra el pueblo.-Aristocracia: cuando gobiernan los mejores por el bien de todos – Forma degradada: Oligarquía: cuando gobierna un grupo en su propio beneficio, para su enriquecimiento y poder. -La República (Democracia moderada): el pueblo gobierna buscando el bien común, alcanzando el equilibrio entre los intereses de la aristocracia y los de los ciudadanos “llanos” (para Aristóteles, es la mejor forma de gobierno, a diferencia de Platón). – Forma degradada: Democracia extrema (en el sentido de demagogia): muchos buscan el poder para su propio beneficio.

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La Democracia moderada o "Politeia" es considerada por Aristóteles la mejor forma de gobierno, tomando como referencia la organización social de la ciudad-estado griega: una sociedad no excesivamente numerosa, con unas dimensiones relativamente reducidas, con una clase media mayoritaria (la distribución homogénea de la riqueza elimina las causas de casi todos los conflictos, aunque Aristóteles rechaza el “comunismo” platónico) y con autosuficiencia económica y militar, de modo que pueda atender a todas las necesidades de los ciudadanos, tanto básicas como de ocio y educativas. Las otras formas de gobierno son peores en relación a este tipo ideal de ciudad, pero serían adecuadas para sociedades más grandes, con mayores desigualdades, o más rurales y tradicionales, o menos complejas (una monarquía en un reino más grande, por ejemplo).

Aristóteles parte de su análisis de las distintas ciudades y sus constituciones, y considera que lo importante es observar la polis, sus características, para satisfacer sus necesidades particulares. Partiendo de las características concretas de cada sociedad, lo que determine la forma de gobierno no debe olvidar lo más importante: la búsqueda del bien común, y estar siempre atentos atentos al peligro de degeneración de su gobierno en una forma inadecuada (Tiranía, Oligarquía y Demagogia son inadecuadas en todo caso, sea como sea la sociedad).

LA LEY NATURAL:

Frente a los sofistas, que consideraban que lo bueno, justo, virtuoso… dependía de la concepción particular que tenía cada uno, Aristóteles sostiene (al igual que Sócrates y Platón) que las leyes que rigen el comportamiento humano deben ser universales (afectan a todos los hombres por igual) e inmutables (no cambian dependiendo de la comunidad en la que se vida, o de la opinión que tengan los gobernantes, etc.). El fundamento de esta univesalidad lo encuentra en la naturaleza humana:

Para Aristóteles, las leyes humanas son naturales, pues derivan de la propia naturaleza humana. La naturaleza humana define lo que es el ser humano y constituye su esencia que, como ya sabemos, es universal e inmutable. Por lo tanto, las leyes sociales derivan de lo que el hombre es, ahora y siempre, y son universales y eternas.

¿Qué características universales constituyen la esencia del ser humano? Lo que define y diferencia a los seres humanos de los demás seres es la razón y la voluntad. Solo el ser humano posee un alma racional, y esta característica específica es compartida por todos los hombres. Las leyes que deben gobernar la conducta humana derivan de esta racionalidad y, puesto que todos compartimos una misma racionalidad, todos deberemos compartir unas mismas normas.

Pero, ¿cómo concretamos estas características naturales en leyes universales válidas para todos? Partiendo de un análisis de la naturaleza humana. Así, Aristóteles considera que en la familia, lo natural son las relaciones hombre-mujer, padres-hijos y amos-esclavos, y que lo que se deduce de la naturaleza humana es la preeminencia del hombre sobre la mujer, de los padres sobre los hijos y del amo sobre los esclavos; (Aristóteles está reflejando aquí las condiciones reales de la sociedad ateniense de la época, aunque nos resulte ahora chocante, parte de la observación de la realidad de la organización social, y lo normal, lo “natural” eran estas desigualdades, que eran consideradas como imprescindibles para el buen funcionamiento de la polis). Por otra parte, respecto a la actividad económica, Aristóteles considera que la forma natural de enriquecimiento deriva de actividades tradicionales (el pastoreo, la pesca, la caza, la agricultura…). En cambio, el uso del dinero como forma de enriquecimiento es considerado por Aristóteles como “no natural”, así como los préstamos con intereses.

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