«Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. El les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco». Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se conmovieron sus entrañas, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato» (Mc 6,30-34).

Un rebaño para apacentar

«Que el Señor, el Dios que anima a todo viviente, ponga al frente de esta comunidad a un hombre que la guíe en todos sus pasos y al que ellos obedezcan en todo. Así la comunidad del Señor no estará COMO UNA OVEJA SIN PASTOR.El Señor respondió a Moisés: «Toma a Josué, hijo de Nun, que es un hombre animado por el espíritu, e impone tu mano sobre él. Luego lo presentarás al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad, para transmitirle tus órdenes en presencia de ellos, y le comunicarás una parte de tu autoridad, a fin de que toda la comunidad de los israelitas le preste obediencia» (Nm 27,16-20).

La comprobación de Jesús, que sucede en el DESIERTO, evoca la escena de la sucesión de Moisés, que pide a Dios un guía para Israel, una vez que él ya no esté:

DOMINGO XVI – Tiempo ordinario Como ovejas sin pastor

Moisés apeló a las «entrañas» de Dios, que «se estremecen» por su pueblo, y no puede menos que compadecerse de él.

«¿Es un hijo tan caro para mí Efraím, o niño tan mimado, que tras haberme dado tanto que hablar, tenga que recordarlo todavía? Pues, en efecto, se han conmovido mis entrañas por él; ternura hacia él no ha de faltarme - oráculo de YHWH -» (cf. Jer 31,20).

Dios responde con un guía llamado, JOSUÉ [JESÚS según el texto griego de Nm 27,18].

IESOUS

YESHUA (Yehoshúa)

«YHWH es la Salvación»

«Le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21).

Las entrañas de misericordia de nuestro Dios

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En el Evangelio es a Jesús a quien «se conmovieron sus entrañas» por la necesidad de la gente. Pero contrasta la percepción que tiene él y la que tienen sus discípulos sobre esa necesidad .

«Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se conmovieron sus entrañas, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato» (Mc 6,34).

Más allá de la satisfacción de los discípulos

Jesús advierte que necesitan un guía y responde «enseñándoles largo rato» (Mc 6,34)

Los discípulos consideran que necesitan ir a comer y lo mejor es «DESPEDIR a la gente, para que vaya a las poblaciones cercanas a comprar algo para comer» (6,36).

Jesús estima que aún no ha terminado de acompañar a la multitud que lo buscó, y presenta otros planes para sus discípulos. Los invita a involucrarse:

«Denles de comer ustedes mismos» (6,37).

De ese modo todos los que hasta ese momento no habían comido, Jesús, los discípulos (6,31) y la gente (6,36), compartirán juntos el pan «hasta saciarse» (6,42).

Jesús amplió con su solicitud de PASTOR el horizonte de los discípulos, ya satisfechos por «todo lo que habían hecho y enseñado» (6,30).

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