14-Consideraciones Sobre El Pasado Indio

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169 Breves Contribuciones del I.E.G. - Nº 24 - Año 2013 - ISSN 0326-9574 - ISSN 2250-4176 (on line) CONSIDERACIONES SOBRE EL PASADO INDIO EN MANOGASTA, SANTIAGO DEL ESTERO: UNA APROXIMACIÓN INTERDISCIPLINAR AL OBJETO DE ESTUDIO * CARLOS ALBERTO BONETTI - [email protected] Laboratorio de Antropología de la FHCSyS. Universidad Nacional de Santiago del Estero. Recibido 18/06/13, Aceptado 31/07/13 Resumen Este trabajo tiene por objeto explorar el pasado indígena de la localidad santiagueña de Manogasta tomando como eje la composición, distribución y dispersión poblacional en un período amplio que va desde la etapa precolombina hasta el siglo XIX. El recorte temporal responde al criterio central de la investigación: centrarnos en el “indio” como sujeto histó- rico y al mismo tiempo como resultado de una construcción social. Este amplio estrato nos permite plantear tres grandes etapas en torno a la conformación de este sujeto: una prehis- pánica en referencia a las culturas agro-alfareras, otra colonial donde se manifiesta lo que podemos denominar como “proceso de indianización” y una poscolonial situada en el siglo XIX con un proceso inverso de “desindianización” y conversión en términos étnicos, sociales y jurídicos de esa masa poblacional. En este sentido, tomamos un estudio de * Agradezco las sugerencias y comentarios de Judith Farberman y Luis Garay. Un agradecimiento especial a los manogasteños: Alcíbides, Margarita, la familia Orozco, Coronel, a Matilde de Higueras y a toda la población. Muy especialmente a Jeremías y Melisa que siempre me dan la chance.

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Texto sobre el pasado indio en Manogasta, provincia de Santiago del Estero.

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    CONSIDERACIONES SOBRE EL PASADOINDIO EN MANOGASTA, SANTIAGO DEL

    ESTERO: UNA APROXIMACININTERDISCIPLINAR AL OBJETO DE

    ESTUDIO*

    CARLOS ALBERTO BONETTI - [email protected] de Antropologa de la FHCSyS.

    Universidad Nacional de Santiago del Estero.

    Recibido 18/06/13, Aceptado 31/07/13

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    Este trabajo tiene por objeto explorar el pasado indgenade la localidad santiaguea de Manogasta tomando comoeje la composicin, distribucin y dispersin poblacional enun perodo amplio que va desde la etapa precolombina hastael siglo XIX. El recorte temporal responde al criterio centralde la investigacin: centrarnos en el indio como sujeto hist-rico y al mismo tiempo como resultado de una construccinsocial. Este amplio estrato nos permite plantear tres grandesetapas en torno a la conformacin de este sujeto: una prehis-pnica en referencia a las culturas agro-alfareras, otracolonial donde se manifiesta lo que podemos denominarcomo proceso de indianizacin y una poscolonial situadaen el siglo XIX con un proceso inverso de desindianizaciny conversin en trminos tnicos, sociales y jurdicos de esamasa poblacional. En este sentido, tomamos un estudio de

    * Agradezco las sugerencias y comentarios de Judith Farberman y LuisGaray. Un agradecimiento especial a los manogasteos: Alcbides,Margarita, la familia Orozco, Coronel, a Matilde de Higueras y a toda lapoblacin. Muy especialmente a Jeremas y Melisa que siempre me danla chance.

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    caso, para evidenciar un proceso ms general en el territorio de Santiago delEstero.

    En el aspecto metodolgico nos valimos de recoleccin y anlisis de fuentesdocumentales como padrones de los pueblos de indios, antecedentes de inves-tigaciones arqueolgicas acompaados de relatos de informantes. De este modoel presente trabajo consiste en una primera aproximacin en la articulacin deperspectivas histricas, arqueolgicas y etnogrficas para abordar la construcciny deconstruccin de lo indio.

    Palabras clave: Indio, Manogasta, poblacin, desindianizacin, estrategias

    CONSIDERATIONS RELATING TO THE INDIAN PAST IN MANOGASTA,

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    t

    SANTIAGO DEL ESTERO: AN INTERDISCIPLINARY APPROACH TO THEOBJECT OF STUDY.

    This work seeks to explore the indigenous past of the Santiago del Esterostown named Manogasta, taking as a central theme of analysis, the composition,distribution and dispersion of the population in an extended period of time, goingfrom the pre-columbian era up to the nineteenth century. The timeframedemarcation responds to a central criteria of this research: focus on the Indianas a historical subject and at the same time as a result of a social construction.

    This broad stratum allows us to propose three major stages about theconformation of this subject: a prehispanic one, in reference to the agro-ceramiccultures, another colonial where there is what might be termed as a process ofindianizacion and a last post-colonial located in the nineteenth century with areverse process of desindianizacion and a conversion of this population in ethnic,social and legal terms. In this respect, we take a case study to demonstrate amore general process in Santiago del Esteros territory.

    In the methodological aspect we backed up on the analysis of a collection ofdocumentary sources such as indian registers of inhabitant, precedent archaeologicalresearch, as well as informants accounts. This way, the present study consists in anapproximation into the articulation of historical, archeological and ethnographicperspectives to approach to the construction and deconstruction of the Indian.

    Keywords: Indian, Manogasta, Population, Desindianizacion, Strategy

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    IntroduccinManogasta es un viejo poblado ubicado a seis leguas de la capital santiaguea

    de acuerdo a la medicin de los conquistadores, actualmente unos 28 Kilmetrosla separan de ella. Su mencin en crnicas tempranas se remonta a los primerosaos de la conquista y colonizacin de esta regin, comprendida bajo la jurisdic-cin colonial de la Gobernacin del Tucumn. Los Manogastas, denominacinimpuesta a sus pobladores, fueron explotados y sometidos al rgimen de enco-mienda, convirtindose en los primeros tiempos conjuntamente con Soconcho enuno de los ms grandes repartimientos de indios del actual norte argentino, tal esas que fue motivo de disputas judiciales y sangrientas entre los conquistadores.En este sentido, el presente trabajo tiene por objeto explorar el pasado indgenade esta localidad tomando como eje la composicin, distribucin y dispersinpoblacional en un perodo amplio que va desde la etapa precolombina hasta elsiglo XIX. El recorte temporal responde al criterio central de la investigacin: cen-trarnos en el indio como sujeto histrico y al mismo tiempo como resultado deuna construccin social. Este amplio estrato nos permite plantear tres grandesetapas en torno a la conformacin de este sujeto: una prehispnica en referenciaa las culturas agro-alfareras, otra colonial donde se manifiesta lo que podemosdenominar como proceso de indianizacin y una poscolonial situada en el sigloXIX con un proceso inverso de desindianizacin y conversin en trminos tnicos,sociales y jurdicos de esa masa poblacional. En este sentido, tomamos un estu-dio de caso, para evidenciar un proceso ms general en el territorio de Santiagodel Estero, por lo cual miraremos lo micro a travs de lo macro y viceversa comoperspectiva de indagacin y tratando de aproximarnos a una primera articulacinentre lo arqueolgico, lo histrico y lo etnogrfico a fin de analizar la construcciny deconstruccin de lo indio.

    Tejas, botones y metales. Indicios arqueolgicos de lo indioEsta localidad constituye una zona poco explorada arqueolgicamente. En

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    tal sentido, no encontramos investigaciones especficas y exhaustivas que hayancontemplado algn tipo de excavacin, lo que se complementa con el relato de lospobladores que no recuerdan (o por lo menos no mencionan cuando nos referi-mos a elementos arqueolgicos) la presencia de especialistas. Las referenciascon las que contamos parecen vincularse ms bien con materiales que conservanlos museos a travs de donaciones o sondeos superficiales que se realizaronhace ya muchos aos, entre los cuales podemos mencionar la identificacin desitios por parte del Dr. Argaarz como lo expresa Eduardo Casanova (1940):

    el Dr. Argaars ha tenido la gentileza de llevarme al yacimientoconocido con el nombre de Pozo Verde que ya tiene otros localiza-dos, y que, segn me inform son: Cheej en el Departamento de SanMartn, Manogasta en el Departamento de Silpica (Casanova1940:178).

    Otras referencias la encontramos en Wagner y Righetti (1946), Lorandi (1978),Grosso (2008) y Angiorama y Taboada (2010). Estos ltimos, en una investigacinsobre la presencia de metales, textiles y cermica que puedan vincular a los habi-tantes de la llanura santiaguea con el Tawantinsuyu, refieren al hallazgo de unsolo objeto de metal (colonial) en las zonas del ro Dulce correspondiente aManogasta segn las investigaciones de Wagner y Righetti.

    Por su parte Lorandi (1978) sostiene que en ciertos sitios como Oloma Baja-da en el ro Salado los fragmentos de cermica Sunchituyoj y Averas1 estn aso-ciados en los mismos montculos lo que evidencia la coexistencia de ambas cultu-ras, y apunta que en otras zonas como Icao (Salado) o Manogasta la culturaAveras parece haber sido el nico complejo cermico. La presencia de este tipo

    1 Los Wagner clasifican la cermica en dos grandes grupos: la Rama A y B, y la considerancomo contemporneas atribuyndoles gran antigedad. Por su parte, Reichlen remota y modificala teora de los Wagner. Denomina como Mercedes al hallazgo de un nuevo complejo cermicotemprano, la Rama A la denomina Averas identificada como la ms tarda y la Rama B comoSunchituyoj de un perodo medio.

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    es muy significativa en la zona de Manogasta y en tal sentido Grosso (2008) sea-la que la cermica encontrada en general es de color rojo de ambas caras y semi-pulida, cermica que es llamada como tejuela o tejas por los pobladores2. Porotro lado hace mencin a la gran cantidad de torteros de diferente tamao y est-tica.

    Estas breves referencias arqueolgicas no nos dicen demasiado sobre elpasado prehispnico manogasteo, ms all de la presencia casi nica de mate-rial correspondiente a la cultura denominada como Averas del perodo tardoprehispnico (1200-1500 d. C. aproximadamente) y su extensin a comienzos delcolonial. La forma de vida de los grupos que fabricaron esa cermica en esecontexto queda en las sombras y en algunas circunstancias el trabajo arqueolgi-co se reduce al estudio esttico de la cermica y los fechados radiocarbnicoscorrespondientes.

    En tal sentido y ante la ausencia de investigaciones profundas en el terreno,a travs de un sondeo de recoleccin superficial pudimos sumar algunas eviden-cias. En este sentido vale aclarar que no es el propsito arribar a conclusiones enlo arqueolgico puesto que slo se trata de brindar un panorama general de losvestigios de las culturas agro-alfareras y otros elementos de orden colonial en-contrados.

    Pudimos observar que la mayor parte de la cermica corresponde al llamadotipo Averas conjuntamente con restos de cermica Sunchituyoj de acuerdo a laesttica y fabricacin de los materiales en ausencia de fechados radiocarbnicos.Su presencia evidencia la predominancia de la ocupacin prehispnica tarda deesta zona, donde los restos identificados (no estn fechados) podran correspon-der tambin a los comienzos de la etapa colonial. Por otro lado es tpica la presen-cia de torteros para hilar, o llamados botones por los pobladores, decorados conincisiones geomtricas. En este sentido el interrogante que nos genera es el por-qu de la ocupacin tarda, y vinculado a esto la cantidad de poblacin durante los

    2 En gran parte de la mesopotamia santiaguea los lugareos se refieren a tejuelas o tejascuando encuentran fragmentos cermicos.

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    primeros tiempos de la conquista e incluso el origen de estos habitantes ya quelas desnaturalizaciones eran una prctica corriente que nos plantea ciertas dudassobre el carcter nativo de los manogastas como refieren las fuentes tempranasde la colonia.

    El sitio en el que realizamos un pequeo pozo de sondeo de 40 cm. se en-cuentra dentro de una finca propiedad de un vecino cuya familia estuvo asentadahistricamente en Manogasta. Seleccionamos el lugar de muestreo por poseervariados fragmentos de cermica y huesos quemados en la superficie. Al proce-der en la excavacin se encontr junto a los huesos tierra quemada, lo que evi-dencia la presencia de un fogn cuya temporalidad es difcil de establecer peroinferimos que posee una cierta antigedad, a partir de que en esa parte del terre-no no hubo asentamientos por lo menos en el siglo XX como menciona el propie-tario. A una profundidad de 30 cm. se encontr una cuenta de collar de cristaltrabajada, en la que se observan pequeos rombos a su alrededor. El descubri-miento de ese elemento nos permite inferir, con cierta precaucin, la presencia deun asentamiento colonial o del siglo XIX, sobre todo si consideramos que la anti-gua capilla de la colonia se encontraba al decir de los pobladores en la zonacercana a la excavacin y la cuenta podra tratarse de una parte de un rosario. Porsupuesto que constituye una primera hiptesis que debe ser probada a partir de laprofundizacin en el trabajo de campo arqueolgico. Muchos de los materialesencontrados por los mismos pobladores corresponden a la etapa colonial, particu-larmente el hallazgo de una especie de cofre de cermica en forma de horno quecontena en su interior un botn de bronce con un escudo de armas en el medio.Tambin nos relatan de tenedores y otros utensilios de plata de origen hispano. Lamayor parte de estos materiales se encontraron en cercanas del antiguo trazadodel pueblo, donde est la capilla construida hacia fines del siglo XIX y el camposanto, a sus alrededores restos de cermica y otros objetos emergen por condi-ciones climatolgicas a la superficie. En este sentido, es importante sealar queuna zona montuosa (deforestada en el 2010) al frente de la capilla, es sealadapor los pobladores como el lugar donde se encontraban las tolderas de los in-dios. Los relatos y la evidencia arqueolgica coinciden con un documento catastral

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    del siglo XIX que ubica en ese espacio, hoy librado a la siembra, parte del viejotrazado del pueblo de indios como lo veremos ms adelante.

    Esta breve resea en lo arqueolgico nos permite contar con algunos aspec-tos en relacin al tipo de objetos encontrados, su posible adscripcin cultural, laevidente ocupacin prehispnica tarda y la significativa cantidad de materialescoloniales. De todas maneras la ausencia de estudios y fechados para determinarcon mayor exactitud la antigedad de estos elementos expresa una deuda para laarqueologa santiaguea.

    A continuacin nos ocuparemos del poblado indgena colonial a travs delanlisis de fuentes documentales, principalmente de los siglos XVIII y XIX. Esnecesario advertir que la perspectiva etnohistrica en la cual nos centraremosdebera estar necesariamente ligada a la arqueolgica de modo de establecercontinuidades y cambios en el proceso que atravesaron estas sociedades, tareapendiente y sumamente dificultosa por la ausencia de documentacin temprana yla falta de estudios que articulen ambas perspectivas.

    El indio como construccin colonial. La colonizacin en tierrassantiagueas

    En Santiago del Estero, como en otras regiones del Tucumn, la conquista yposterior colonizacin del territorio estuvo signada por conflictos entre los mismosconquistadores y todo tipo de violencias (desde lo fsico a lo simblico) hacia lapoblacin nativa. Este proceso colonizador gener as una dinmica poblacionalde gran magnitud en el Tucumn (migraciones, desnaturalizaciones forzadas, etc.)que se caracteriz hasta finales del siglo XVI por la inestabilidad poltica, productode la disputa de los intereses que representaban a los diversos sectores que com-ponan la empresa de la conquista, en su intento por organizar y consolidar elespacio dominado. Esta situacin provoc en un primer momento una gran dis-persin en la poblacin nativa, algunos huyeron hacia zonas an no sometidascomo el Gran Chaco Gualamba, mientras que otros fueron trasladados hacia lasnuevas zonas conquistadas y un nmero significativo fue vendido como mano deobra esclava en las minas del Alto Per, lo que determin un movimiento migrato-

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    rio forzado de gran importancia (Togo, Garay, Bonetti 2009). En lo que respecta alas tierras santiagueas, las primeras crnicas nos hablan de grandes poblados3.Esta densidad demogrfica, segn estimaciones de Pucci (1998), alcanzara ha-cia fines del siglo XVI a 125.000 habitantes ubicados en la cercana de los dos ros(el Dulce y el Salado) que atraviesan la provincia y para el total de la Gobernacindel Tucumn entre 400 y 500 mil. Esta cifra disminuir estrepitosamente en lossiglos siguientes.

    Hacia fines del siglo XVI y principios del XVII, el avance de la conquistaprodujo la desnaturalizacin de poblaciones enteras que fueron llevadas a otrosterritorios para someterse al rgimen de encomienda. De las expediciones milita-res al Chaco y los Valles Calchaques se nutrieron las encomiendas santiagueasque ya contaban con parcialidades locales lo que gener una importante mezclatnica. De este modo la encomienda constitua el principal recurso econmico ennuestro territorio, as lo atestigua Sotelo de Narvez4 en sus crnicas de fines delsiglo XVI cuando se refiere a la presencia de 48 vecinos encomenderos que sesirven de aproximadamente 12.000 indios. El podero de estos encomenderosresida en su vinculacin con el poder poltico y militar ya que muchos de ellos sedesempeaban como funcionarios o tenan incidencias polticas en la jurisdiccin,es as que el jesuita Barzana y otros miembros de la compaa de Jess fueronexpulsados del territorio hacia fines del siglo XVI por haber denunciado el tratohostil que reciban los indios encomendados (Lozano 1755).

    La explotacin, sumado a las epidemias y la ambicin de encomenderos ypobleros contribuy a una drstica disminucin de la poblacin (Pucci, 1998). Estesistema se mantuvo durante mucho tiempo, y a pesar de legislaciones que inten-taban prohibir el servicio personal y establecan la conversin de las encomien-das en pueblos de indios, el poder de los feudatarios y la falta de control se tradu-can en la continuidad de la sobreexplotacin de la mano de obra indgena y en su

    3 Diego Fernndez en su obra Primera parte de la historia del Per nos relata la presencia degrandes poblados cercanos a las 1.000 casas por sus calles.

    4 Descripcin publicada en 1583 en Relacin de meritos y servicios.

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    cada demogrfica.

    De las encomiendas a los Pueblos de IndiosAnte esta situacin, el Oidor de la Audiencia de Charcas Francisco de Alfaro

    redact un cuerpo de ordenanzas (1611 y 1612) que tena por objetivo regular larelacin entre el espaol encomendero y el indio a los fines de evitar la desapari-cin de la fuerza de trabajo y culminar con este sistema. Esta legislacin tuvo suantecedente en las ordenanzas de Abreu que fueron fuertemente cuestionadas yaque institucionalizaban esta prctica.

    De este modo se contemplaba la creacin de pueblos de indios como unaforma superadora del sistema encomendil. Ubicados a lo largo de la mesopotamiase constituyeron a la usanza espaola con una plaza central y una capilla (quefavorezca a la evangelizacin), una base territorial y una estructura de gobiernomnimo en base al sistema toledano (Farberman 2002).

    Estas polticas dirigidas a la poblacin nativa estuvieron sustentadas a tra-vs de la simplificacin de la multiplicidad tnica y cultural, como herramienta paraconsolidar y ampliar el dominio sobre el territorio. En este sentido podemos hablarde un proceso de indianizacin entendido como la estrategia de reduccin de lacomplejidad tnica, la que se inicia a partir del siglo XVI y se consolida durante losdos siguientes. La unificacin de la diversidad tnica como estrategia de domina-cin, termina absorbiendo las diferencias y la creacin de una nueva identidadhegemnica a travs del genrico indio. La aparicin de esta denominacin en-cubre a las diversas vertientes tnicas prehispnicas, e implica el surgimientode un nuevo rasgo tnico as como de pautas de organizacin econmica, polticay social (Togo, Garay, Bonetti 2009). Y a pesar de que las crnicas tempranas delos conquistadores hacen referencia a grupos tnicos presentes en el territoriocomo los Tonocots, Lules, Indams, Sanavirones, entre otros, durante el perodocolonial se manifest, como dijimos, un claro proceso de indianizacin.

    Para el siglo XVIII e incluso parte del XVII no se hace referencia a las diferen-cias tnicas, si no solo a su condicin de indio, y en todo caso a la pertenencia a

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    alguna de las parcialidades que llevaban como nombre el apellido5 de sus caci-ques. Ser indio ya no representaba una condicin tnica, sino ms bien social yjurdica.

    Manogasta, Soconcho, Lindongasta, Guaagasta, fueron algunos de estospueblos donde se impusieron estructuras de organizacin poltico-social occiden-tales mezcladas con algunos componentes prehispnicos, como lo fueron lasautoridades representadas en un cacique. La pervivencia de estos poblados has-ta los primeros tiempos del siglo XIX han suscitado algunas hiptesis que se nucleanen torno a ciertas estrategias empleadas, como ser las redes de parentesco quedeterminaran linajes asociados al poder, permitiendo la subsistencia de estospueblos6.

    Poblacin y tributo en el pueblo de ManogastaManogasta se constituy, junto a Soconcho, como encomienda del goberna-

    dor Nuez del Prado a mediados del siglo XVI, y fueron estos pueblos el sostn dela economa de los gobernadores en funcin de la produccin de textiles para suposterior venta al Potos y Chile, as como en otras formas de tributar a travs delservicio personal (Garavaglia 2005). Segn Garavaglia (2005) entre 1558 y 1560pasaron a depender de la Real Corona y a partir de las ordenanzas de Alfaro(1611) se convirtieron en pueblos de indios. Antes de tributar para la corona sedio una prctica denominada como saca de indios hacia el Potos, lo que deter-min una de las primeras causas de desestructuracin de estas poblaciones. Esteautor seala que en los dos pueblos existan 11 parcialidades con no ms de 800habitantes y con un 15% de tributarios ausentes hacia 1584. Esta explotacin dela mano de obra indgena y la reduccin de la poblacin por sta y otras causas,

    5 Aquello que denominamos apellido indio fue en realidad una imposicin por parte del espaolcon el motivo de organizar a la poblacin nativa de acuerdo a esquemas occidentales defiliacin y parentesco. Como se puede observar en la documentacin histrica, los nombres,denominaciones o marcas tnicas de los habitantes prehispnicos fueron utilizados en muchoscasos para definirlos como apellidos que sobreviven en la actualidad.

    6 Ver Togo, Garay y Bonetti (2009), Farberman (2001).

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    se vuelve palpable si comparamos esta informacin temprana con la documenta-cin del siglo XVIII.

    Los padrones existentes en los archivos de la provincia pertenecen a steperodo y principios del XIX y junto a otros documentos constituyen las escasasfuentes de informacin que disponemos. Para el siglo XVIII contamos con lospadrones de 1714, 1739, 1782, 1786 y el ltimo empadronamiento realizado en lajurisdiccin santiaguea de 1807. Si bien estos huecos temporales constituyen unobstculo para un anlisis demogrfico de la poblacin de manera continua en losperodos que poseemos documentacin, nos permiten describir al menos aspec-tos del poblado manogasteo.

    Debemos considerar que Manogasta, como dijimos anteriormente, fue unode los pueblos pertenecientes a la Corona y por lo tanto estaba subordinado a unadministrador como intermediario del rey a diferencia de otros pueblos que perte-necan al rgimen privado de encomienda a cargo del encomendero. La informa-cin que brindan los padrones nos permiten realizar una caracterizacin demo-grfica, el tipo de autoridades presentes y parcialmente las dems categorizacionessocio-tnicas.

    Demogrficamente constitua uno de los pueblos con menor cantidad depoblacin a lo largo de estos siglos, en 1714 contaba con 56 habitantes registra-dos de los cules 12 se encontraban ausentes, algunos con sus respectivas fami-lias. Estos nmeros muestran un descenso poblacional, que al parecer fue degran magnitud si consideramos que en un principio era una encomienda del Go-bernador, con varias parcialidades y de gran importancia para la economa. La-mentablemente la ausencia de documentacin temprana no nos permite analizareste fenmeno, pero la saca de indios ha sido una de las causas ms importan-tes como dijimos, y si bien pas de manos privadas a ser del rey, la poblacin semantuvo estable hasta finales de ese siglo donde su declive se acenta.

    Para 1714 el pueblo contaba con la autoridad de un Cacique y de una pobla-cin registrada en funcin de las categoras fiscales de acuerdo a su capacidadtributaria. Si la poblacin india era medida de acuerdo a su fuerza de trabajo en

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    relacin con los tributarios (indios tasa) Manogasta parece haber sido un pueblosin demasiados aportes a las arcas reales a diferencia de Soconcho que segn elpadrn de 1717 posea una mayor cantidad de tributarios y parcialidades. Menosde la mitad de la poblacin son registrados como tributarios presentes, con unimportante nmero de tributarios ausentes y sin condicin. En cuanto a las autori-dades, estaba representado por el Cacique Don Cristobal Velisan y su hijo Josephcomo sucesor del cacicazgo.

    En 1739, se profundiza el declive de los tributarios y de ausentes (Reserva-dos, sin identificacin tributaria y tnica, etc.) entre los que se encuentra el Caci-que Velisan, segn el empadronador, muerto en Buenos Aires. Para ese ao elpueblo se encontraba sin autoridad y con un total de 69 habitantes.

    En los empadronamientos posteriores de 1782 y 1786, sobre todo en steltimo, se cambiaron las formas de empadronar de acuerdo a las ReformasBorbnicas a travs de la Instruccin Metdica dictada por Escobedo y Alarcn en1784 donde estableci un esquema formal de censo (Marino, 1998). Ante lanecesidad de llevar adelante un control ms exhaustivo de la economa y losingresos fiscales, se hizo prioritario, en el caso de los pueblos de indios, reajustarel esquema de registro de sus poblaciones a travs de nuevas categoras censalesque permitiesen evaluar de modo ms preciso la capacidad tributaria de estascomunidades. En Manogasta observamos que entre 1782 y 1807 la poblacin semantiene relativamente estable, con un bajo porcentaje en el ltimo ao. Y si bienla nueva legislacin ajust las formas de registro con el propsito de aumentar eltributo, ste pueblo no alter su demografa y el nivel de ausentismo segua sien-do de gran importancia, a diferencia del pueblo vecino de Tuama donde se evi-dencia un crecimiento significativo, con la diferencia que ste ltimo era una enco-mienda privada. Para el ltimo registro de 1807 la poblacin manogastea consti-tua una de las ms bajas con respecto a la totalidad de pueblos existentes en eseao, junto al pueblo destruido de Mamblache y Asingasta. En las postrimeras dela colonia los pueblos comienzan a desestructurarse por diversos motivos lo queocasionar, un tiempo despus, su desaparicin y los cambios en las condicionesde sus pobladores.

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    El ocaso de los pueblos de indios: remate y transformacin de lacondicin socio-tnica de los pobladores

    Hacia fines del XVIII, como dijimos anteriormente, gran parte de las enco-miendas privadas comienzan a pasar a manos de la Corona y en tal sentido seobserva un giro en las polticas de ocupacin y distribucin de las tierras, ascomo en las categoras empleadas para definir a la poblacin que las habitaba.Para los primeros tiempos de la etapa independiente las autoridades santiagueasproponan el arrendamiento de esas tierras (1816) a los agregados pero con lasupuesta proteccin de los indios de tasa, lo que se tradujo en contradicciones yaque en la prctica no se cumpla (Fraberman, 2008). Esto constituy el antece-dente de la subasta de los pueblos en 1818 donde se produjo el despojo de algu-nos y la conversin de otros como agregados a esas tierras. En este sentidoFarberman (2008) cita un documento de 1818 donde el prroco de Matar (uno delos pueblos ms nutridos de la jurisdiccin) sostiene que los indios no quierensujetarse a los compradores y que no dudaran en mudarse7, tal argumento llevaa observar que gran parte de los apellidos indgenas de ese pueblo desaparecenen fuentes posteriores.

    A partir de estos hechos, comienza un proceso de "desindianizacin" comoproducto de las nuevas polticas que imprimen un cambio a las relaciones deproduccin econmica e identitaria que conlleva la aparicin de nuevos actores yescenarios, el indio reaparece bajo la milicia como soldado en la defensa de lafrontera (si bien esto comenz ms temprano), como pen subordinado a losnuevos propietarios de la tierra o bien, simplemente, como habitante de la campa-a. Si bien contamos con escasa documentacin sobre la respuesta india a esteproceso que involucra como aspecto crucial la subasta de los pueblos, podemosadvertir algunos puntos centrales que se vinculan con la exclusin de elementosindgenas en la incipiente Nacin Argentina y las formas de caracterizaciones dela poblacin atravesadas por cambios y continuidades en la mesopotamia santia-guea y especficamente en Manogasta.

    7 Citado por Judith Farberman. Archivo Histrico de la Provincia, Asuntos Generales.

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    Estrategias de desindianizacinEs comn escuchar en la poblacin rural de la provincia que los indios estn

    muertos, que desaparecieron hace mucho tiempo sin razn conocida y que slosobreviven en la materialidad de los cementerios de indios que los lugareosencuentran en las zonas aledaas donde residen. Esta afirmacin nos lleva a lossiguientes interrogantes: Qu factores determinaron en la construccin de estasubjetividad? Porqu existe un divorcio de los pobladores con ese pasado? Elplanteo de Jos Luis Grosso nos puede ayudar al respecto. Grosso (2001) sostie-ne que la hegemona nacional, en los intentos de construccin del Estado-Nacin,estableci las pautas para la homogeneizacin de la ciudadana simplificando lasdiferencias de las identidades provinciales y convirtindolas en matices imper-fectos del modelo porteo-cntrico (Grosso 2001: 3). En la exclusin de elemen-tos indgenas y negros se erigi la incipiente Nacin que busc los mecanismosnecesarios para construir un relato histrico sobre ese pasado reciente en pos deuna ciudadana blanca y con rasgos europeos. Este ejercicio del poder a travsdel sistema educativo as como de normativas explcitas e implcitas foment laidea de que los indios son de un pasado lejano ya extinto y que slo sobrevivenresabios de l, lo que nos lleva a pensar en la invisibilizacin pero tambin en lasestrategias sociales identitarias.

    El poder ejercido para persuadir a las mayoras populares que el pasadoindio est muerto, se relaciona con procesos que se vinculan con la desindiani-zacin de los propios sujetos, a travs de las grietas de la estratificacin colonialen relacin a las estrategias de blanqueamiento y, por otro lado, a la forma deestablecer la ciudadana ya en el siglo XIX que supone dispositivos sutiles a tra-vs de prcticas discursivas y no discursivas, que, como sostiene Foucault (1992),forman parte de la vigilancia ejercida por diversos mecanismos que van desde lasnormas hasta las disposiciones espaciales.

    En lo referente a la estratificacin de la colonia donde el indgena ocupabarelativamente junto a otras castas uno de los estratos ms inferiores, se caracte-rizaba por su rigidez y escasa posibilidad de movilidad social (ascenso), sin em-

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    bargo existan resquicios donde algunos sectores subalternos conseguan un ciertoblanqueamiento social aunque sea a partir del cambio de categora socio-tnica.Este fenmeno lo podemos advertir en el perodo tardo desconociendo su carc-ter anterior. De este modo, la migracin o mejor dicho la huda de los pueblos paraevitar el pago del tributo hacia otras zonas del pas como la campaa de BuenosAires, favoreci la conversin identitaria de estos pobladores en trminos de peo-nes de estancia perdiendo as el apelativo de indio. En lo que respecta a estefenmeno, Castro Olaeta (2006) detecta ms tempranamente en el pueblo deQuilino (Crdoba) que las estancias permitieron el inicio de un proceso de trans-formacin del indio en pen o bien campesinizandolo (Farberman 2006). Farberman(1998) observa que a los santiagueos los registran bajo dos categoras labora-les: jornaleros y labradores y que algunos Partidos de Buenos Aires como Lobospodan constituirse como un espacio relativo para el blanqueamiento, aunque erala geografa de frontera la ms propicia para esta transformacin. Otros destinosmigratorios, ya en la jurisdiccin santiaguea, es la zona comprendida bajo elCurato de Sumampa hacia el sur de Santiago, distanciada de los pueblos de in-dios y con una poblacin en su mayora registrada como espaola, pero tambincompuesta por mestizos, afrodescendientes y algunos indgenas.

    Es as que estos espacios alejados de la vigilancia colonial permitan el cam-bio de categora y evidencian resquebrajamientos en el control de la estratifica-cin ya que muchos indios de tasa se ausentaban de los pueblos empleando estaestrategia que demuestra la negacin de lo indio y la posibilidad de obtener otracondicin. Caso similar se produce con los soldados. Si bien muchos de ellospertenecan a castas libres tambin suponemos que los indios accedan a esteoficio a partir de la portacin de apellidos de esa procedencia.

    En este perodo tardo de la colonia, el indio comienza a emplear algunasestrategias para desindianizarse a partir de la migracin, el cambio de categoratnica, estrategias matrimoniales para la descendencia libre que les posibilita fran-quear los controles jurdicos y sociales.

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    Polticas de desindianizacinEn el siglo XIX se produjeron una serie de cambios con respecto a la relacin

    y percepcin que tenan las nuevas elites acerca de las poblaciones indgenas yque confluy en lo que Grosso (2008) a travs de Nandy (1983) y Chaterje (1993)denomina como episteme nacional, que segn este autor:

    indica un modo de percepcin imperceptible para s mismo, un es-quema perceptivo que establece silenciosamente un orden del ver y delconcebir, con sus discursos y conjuntos tecnolgicos especficos estaepisteme hacen posible el modelo de ciudadana nacional: ciudad/de-sierto, civilizacin/barbarie (Grosso 2008:23).

    Es as que la construccin del Estado-Nacin se realiz en base a este pro-yecto epistmico que signific la persecucin de aquellos indios ubicados en laspoblaciones rurales de Buenos Aires, Cuyo y Sur, y los que se encontraban en elChaco Gualamba que hacan sus entradas a localidades del Noroeste comoSantiago del Estero y Salta. Por otro lado, aquellos sometidos en la colonia debie-ron transformar su representacin identitaria para no quedar excluidos de la nue-va Nacin que impona el nuevo modelo de ciudadana.

    En este sentido, las polticas de desindianizacin sostenidas por las elitesgobernantes fueron el eje para la expansin territorial de las fronteras interiores ygeneraron, paralelamente, una hegemona a travs de la homogeneizacin de lasidentidades, as las incipientes identidades provinciales fueron sepultando la di-versidad de castas. En nuestro caso el santiagueo como sujeto portador deuna nueva identidad a partir de la negacin de lo indio y lo negro. De estamanera el discurso oficial demarcaba que el pasado indio estaba muerto.

    A lo largo de este siglo, Santiago fue receptor de viajeros extranjeros dediversa ndole: investigadores, comerciantes, inversionistas, exploradores, etc.especialmente de Inglaterra y Francia. Sus descripciones sobre la mesopotamia yla frontera santiaguea nos acercan a la situacin del indio y de lo que denomi-

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    naban los resabios de ese pasado. El Ingls Thomas Page (1855) en su estadaen Matar a mediados de siglo, en cercanas del ro Salado y frontera del brbarodesierto chaqueo, observaba que este pueblo era uno de los ms afectados porlos malones provenientes del otro lado del Salado y que el fortn del Bracho cons-titua la defensa de la zona, en su relato se destaca:

    pasamos en nuestra travesa del Bracho, algunas tierras excelen-tes cultivadas con trigo y maz, pero muchos de los ranchos estabanabandonados, hallndose sus dueos escondidos en los montes, don-de se haban refugiado despus del ltimo ataque de los indios (Page1855)

    Por su parte Amadeo Jaques (1856) tambin hace referencia a la presenciade indios en la otra banda de este ro, especficamente de una tribu que denomi-na Montaraces con la cual particip de un enfrentamiento en su visita a la zonadel Salado para observar la navegabilidad del mismo. Junto al Gobernador y asoldados pudieron sofocar el maln y all resalta la capacidad y la audacia de lossoldados santiagueos, refirindose al pasado indgena de estas milicias de acuer-do a ciertas prcticas y rasgos fenotpicos, pero siempre haciendo alusin a unpasado lejano.

    Es as, que estos viajeros no mencionaban en sus memorias la presenciaindgena en los lmites de la geografa santiaguea de ese entonces, slo recono-can una descendencia ya lejana por la mezcla, y la categora de indio slo eraempleada para definir aquellas poblaciones an no conquistadas del desiertochaqueo. Sus parientes santiagueos ya civilizados estaban categorizados comohabitantes de la campaa, jornaleros, peones, o como soldados a partir de ladefensa de la frontera, pero su identidad como indio ya no era considerada.Asimismo el intelectual santiagueo Alejandro Gancedo (1886) hacia fines de si-glo refuerza esta concepcin al situar a los indios como animales salvajes en lacategora de mamferos bimanos: Esta especie la forman los indios del Chacosu nmero es ya reducido (Gancedo, 1886: 43).

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    En definitiva lo que estas memorias y relatos nos muestran es la desapari-cin del indio de la escena santiaguea, aceptndose en todo caso una des-cendencia lejana y despojada del salvajismo y la barbarie propia de aquellosque todava resistan del otro lado de la frontera. Esta negacin, tambin nosplantea la problemtica de las fuentes histricas que marginan al indio del dis-curso oficial pero que, quizs, se contradicen con las memorias y las categorassociales para definir a sujetos y prcticas como indios/as. Esto es muy difcil decomprobar, pero lo cierto es que desde la esfera oficial se impone un imaginarioque se encarga de extirpar elementos nativos donde prevalece su muerte o des-aparicin en pos de una nueva identidad provincial: los santiagueos.

    Manogasta en el siglo XIX: poblacin y tierraPodemos aproximarnos a las caractersticas de la poblacin manogastea

    en el siglo XIX a partir del Censo Nacional de 18958, ya que el censo anterior de1869 no distingue especficamente esta localidad por encontrarse integrada alDepartamento Silpica lo cual nos dificulta su descripcin y anlisis. La poblacincensada es de un total de 369 individuos repartidos en 60 familias, una poblacinsignificativamente mayor a la que observamos en los padrones del siglo XVIII.

    Lo que debemos sealar de los censos nacionales de este siglo a diferenciade los padrones de los pueblos de indios, es que stos se sujetan a ciertas varia-bles homogneas que no permiten agregados u observaciones por parte delcensista y sobre todo a su carcter general al no recortar solo una parte de lapoblacin. Ms all de esta aclaracin lo que nos muestra este registro son cier-tos cambios y continuidades con respecto a la poblacin indgena del pueblo colo-nial y si bien pas mucho agua debajo del puente en ese lapso, algunas caracte-rsticas nos parecen interesantes destacar. En primer lugar aquellos apellidos delarga data que nos permite identificar la descendencia de estos pobladores. Losapellidos que predominan son: Surez, Concha, Ardiles, Castillo, Pereyra, Coro-nel, Gerz, Corbaln, Roldn, Saganas, Alagastino y Loto. Lo curioso es que en

    8 www.familysearch.org

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    su mayora estos apellidos son propios del pueblo de Tuama segn el ltimo em-padronamiento de indios de 1807, mientras que los propios de Manogasta sonArdiles y Sajanea que creemos se transform en Saganas para ese perodo, ascomo Surez que aparece como Jurez en Tuama. De esa manera los apellidosindios de la colonia como Prin, Belysan no se registran en este censo. Ahorabien, cul es la causa de la aparicin de apellidos del pueblo vecino de Tuama (4km. de distancia) en Manogasta? Este interrogante puede tener su respuesta enla ruptura de la vieja configuracin geogrfica de los pueblos coloniales, sumadoa los avatares de ro Dulce cuyo cauce cambi en varias ocasiones dejando en unmisma margen a los pueblos de Manogasta y Tuama, entre otros, a partir de lasinundaciones que afect principalmente al segundo, durante la colonia el pueblode Tuama quedaba al otro lado del ro, al este de Manogasta. La inundacin de1825 (Grosso 2008) dej esta nueva geografa, desplazando a muchos de suspobladores hacia Manogasta con un grave problema de faltante de agua para suscultivos como consecuencia de que el nuevo cauce lleg hasta tierras salitrosas loque inutiliz este recurso (Grosso, 2008). En 1897 el cauce vuelve hacia el este loque deja un brazo seco del ro que actualmente divide estas localidades.

    Como se observa, existe en gran medida una continuidad de los apellidosindios y otros que se agregan. Otro rasgo importante que se desprende del cen-so es la profesin, oficio o medio de vida, es as que entre las mujeres se consig-nan los trabajos de costurera, lavandera, planchadora, sirvienta y telera que sonlos que se destacan, mientras slo se registra una maestra, en cuanto a los hom-bres prevalecen los de criador y agricultor y en menor medida de labrador y carre-ro. Algunos de estos oficios nos muestran ciertas continuidades como el de teleraya que el producto del telar serva para el pago del tributo indgena durante lacolonia, en el caso de sirvienta nos habla de la presencia de familias pudientesque no aparecen como tales en los censos, quizs ocultas bajo ciertos oficioscomo el de agricultor ya que por lo que sabemos exista una estancia en el lugar.En cuanto al hombre, la agricultura y la cra de ganado prevalecen, seguramentecomo parte de una economa de subsistencia ya que eran las pocas actividades

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    econmicas que el contexto ecolgico y social9 les ofreca, ocupaciones que con-tinan en gran medida en el presente.

    Tabla 1. Oficios/ocupaciones de la Localidad de Manogasta segn censo de 1895

    Fuente: Censo Nacional de 1895

    En lo que respecta a la posesin de las tierras y su distribucin, una mensuradel ao 188210 nos permite observar a grandes rasgos la ubicacin del antiguopueblo de indios. En este documento se describe un historial de los ttulos colin-dantes con el terreno Manogasta cuyo propietario en 1815 era Pedro J. Alcortaque dispona de 3/4 de leguas de dos terrenos llamados La Isla de Manogasta yManogasta que fueron parte del antiguo pueblo de indios como lo expresa estamensura, adems hace referencia al mojn de la capilla vieja que divida steltimo, cabecera de la antigua estancia, y parte de lo que fue antiguamente el

    9 El nivel socio-educativo era significativamente bajo, puesto que en la categora sabe leer yescribir y va a la escuela en su mayora la respuesta es no.

    10 Archivo de la Direccin de Catastro de Santiago del Estero. Folio 151.

    Oficios 1895 Agricultor 30 Carpintero 3 Costurera 77 Lavandera 2 Planchadora 3 Criador 39 Sirvienta 2 Carrero 9 Telera 32 Comerciante 1 Labrador 1 Maestra 4

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    pueblo. Por otro lado, los relatos de los actuales habitantes nos sealan que haciael frente de la capilla actual (que data aprox. de 1889) y a hacia el noreste seencontraba la toldera de indios cercana tambin a la vieja capilla colonial deconstruccin precaria. Los datos del agrimensor del siglo XIX hablan de esa anti-gua capilla que serva de mojn para dividir estos dos terrenos. El terreno queestaba mensurando el agrimensor era el de Manogasta propiedad en ese aode Jos Luna que comprenda 1802 metros de frente al naciente por 2165 metrosde fondo hacia el oeste, es decir una porcin de gran magnitud que haba sidoparte de esos tres cuartos de legua perteneciente al poblado indgena colonial y sitomamos esa medicin de ms de un kilmetro de sur a norte corresponde con eltrazado actual, por lo que el asiento de la poblacin coincide con esa parte delpueblo colonial donde el punto de referencia es la capilla actual.

    Reflexiones finales

    Nuestro ambicioso planteo de las tres etapas que nos propusimos analizarnos posicion en una perspectiva diacrnica de un tiempo largo como dira Braudel(1991), donde pudimos indagar, principalmente, la construccin y deconstruccindel indio en un contexto ms amplio que tiene como escenario a la provinciapero tambin a las polticas nacionales. De esta manera, dimos cuenta de la ocu-pacin prehispnica (con ciertas deficiencias e incertidumbre por los escasas fuen-tes en esta zona, pero que sirvieron para contextualizar nuestro trabajo) y de losotros dos perodos: en primer lugar analizando el impacto de la conquista y coloni-zacin en tierras santiagueas y los diversos elementos que se conjugaron en elproceso de indianizacin, considerando la dinmica socio-demogrfica de la po-blacin de Manogasta durante el siglo XVIII a travs de los padrones y las catego-ras socio-fiscales utilizadas para el registro. En este sentido, nuestro aporte prin-cipal reside, quizs, en brindar elementos para comprender las estrategias o tc-ticas empleadas entre las cuales destacamos las migraciones, o mejor dicho losescapes de los pueblos, para aparecer bajo otra condicin tnica y fiscal en espa-cios que permitan, por su lejana, un blanqueamiento social evitando as, entreotros aspectos, el pago del tributo. Por otra parte, la premisa de indios muertos

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    consecuencia de un proceso de desindianizacin de las identidades rurales quese comenz a imponer en el siglo XIX, tambin forma parte de nuestro anlisis,que se vincula con las polticas que tienen como punto la constitucin del EstadoNacional y las formas de imponer un modelo hegemnico de ciudadana con lafinalidad de extirpar del territorio todo aquello que no cumpliera con ese imagina-rio de homogeneidad. Creemos que esto provoc conjuntamente con el procesode blanqueamiento y la desestructuracin de los pueblos de indios, una negacindel indio y su pasado que se observa en los discursos de Manogasta y en gene-ral del contexto provincial, ms all del proceso de reetnizacin actual que no esobjeto de nuestro estudio.

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